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1 Murari, Luciana, Natureza e cultura no Brasil (1870-1922), São Paulo, Alameda, 2009. Introducción (pp. 15-47) 1 . Parodiando el famoso remoque cosmopolita de Lord Beaconsfield, según el cual en todo el mundo sólo existían Londres y París, y el resto era paisaje, el cronista Mateus de Albuquerque transportó la misma idea a la realidad brasilera del siglo XX: “en el Brasil fuera de Rio y São Paulo, todo lo demás es paisaje…” 2 . Lord Beaconsfiel y Mateus de Albuquerque atribuían el término “paisaje”, por eliminación, a los espacios que, en sus universos de referencia se oponían a los centros urbanos cosmopolitas como Londres y París, o Rio de Janeiro y São Paulo 3 . Calificar un espacio como “paisaje” significaba definirlo a partir del dominio de la naturaleza sobre los signos de la civilización, del poder, de la técnica y de la modernidad. Mateus de Albuquerque escribiría posteriormente un texto en el cual demostraba, al contrario de este mirar apático en dirección a lo que quedaba al margen de la civilización moderna, un profundo interés por aquel “todo lo demás” que englobaba, en verdad, la mayor parte del territorio y de la población brasileros: la naturaleza salvaje, el mundo rural, los territorios incultos, las fronteras de la civilización. En su balance de la segunda década republicana, el cronista definía la situación brasilera a partir del contraste entre dos realidades que se mostraban cada vez más distanciadas en el conjunto de la vida nacional: el movimiento ruidoso de actualización de los incipientes centros urbanos, especialmente de la capital de la República, [que] se contraponía al inmenso desierto que aún se extendía por gran parte del territorio y que no había sido tocado por las manos de la civilización. […] En suma, el aparente avance que se observaba a medida que la inestabilidad de los primeros años del régimen republicano había sido controlada, acompañado por la adopción de algunos símbolos de la vida moderna por las clases urbanas, no alcanzaba las “cuestiones vitales de la actualidad brasilera”, que en la visión del autor residían en una profunda reorganización de la vida nacional, a partir de la 1 Traducido por Lina Marcela González Gómez, docente del Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, como lectura para trabajo en clase, en el curso de Geografía del primer y segundo semestre de 2014. Las notas de pie de página se traducen cuando se consideran absolutamente necesarias para la comprensión del texto o para el conocimiento bibliográfico. De lo contrario, se señalan con […]. 2 […]. 3 […].

Murari, Luciana, Naturaleza y Cultura en El Brasil

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una revisin de los conceptos de civilizacion y naturaleza en el brasil de fines del siglo XIX

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    Murari, Luciana, Natureza e cultura no Brasil (1870-1922), So Paulo, Alameda,

    2009.

    Introduccin (pp. 15-47)1.

    Parodiando el famoso remoque cosmopolita de Lord Beaconsfield, segn el cual

    en todo el mundo slo existan Londres y Pars, y el resto era paisaje, el cronista

    Mateus de Albuquerque transport la misma idea a la realidad brasilera del siglo

    XX: en el Brasil fuera de Rio y So Paulo, todo lo dems es paisaje2. Lord

    Beaconsfiel y Mateus de Albuquerque atribuan el trmino paisaje, por

    eliminacin, a los espacios que, en sus universos de referencia se oponan a los

    centros urbanos cosmopolitas como Londres y Pars, o Rio de Janeiro y So

    Paulo3. Calificar un espacio como paisaje significaba definirlo a partir del dominio

    de la naturaleza sobre los signos de la civilizacin, del poder, de la tcnica y de la

    modernidad.

    Mateus de Albuquerque escribira posteriormente un texto en el cual demostraba,

    al contrario de este mirar aptico en direccin a lo que quedaba al margen de la

    civilizacin moderna, un profundo inters por aquel todo lo dems que

    englobaba, en verdad, la mayor parte del territorio y de la poblacin brasileros: la

    naturaleza salvaje, el mundo rural, los territorios incultos, las fronteras de la

    civilizacin. En su balance de la segunda dcada republicana, el cronista defina la

    situacin brasilera a partir del contraste entre dos realidades que se mostraban

    cada vez ms distanciadas en el conjunto de la vida nacional: el movimiento

    ruidoso de actualizacin de los incipientes centros urbanos, especialmente de la

    capital de la Repblica, [que] se contrapona al inmenso desierto que an se

    extenda por gran parte del territorio y que no haba sido tocado por las manos de

    la civilizacin.

    []

    En suma, el aparente avance que se observaba a medida que la inestabilidad de

    los primeros aos del rgimen republicano haba sido controlada, acompaado por

    la adopcin de algunos smbolos de la vida moderna por las clases urbanas, no

    alcanzaba las cuestiones vitales de la actualidad brasilera, que en la visin del

    autor residan en una profunda reorganizacin de la vida nacional, a partir de la

    1 Traducido por Lina Marcela Gonzlez Gmez, docente del Departamento de Historia de la

    Facultad de Ciencias Humanas y Econmicas de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medelln, como lectura para trabajo en clase, en el curso de Geografa del primer y segundo semestre de 2014. Las notas de pie de pgina se traducen cuando se consideran absolutamente necesarias para la comprensin del texto o para el conocimiento bibliogrfico. De lo contrario, se sealan con [].

    2 [].

    3 [].

  • 2

    incorporacin de la modernidad por el interior brasilero, an aislado en relacin al

    amplio movimiento internacional de intensificacin, sin precedentes, de las

    actividades productivas, avance tecnolgico, racionalizacin de la vida social e

    incremento de la riqueza material. Estas cuestiones surgan en el momento en que

    la mirada se desviaba de los rumbos asumidos por la embrionaria modernizacin

    brasilera posterior a 1870 y buscaba no las transformaciones, a veces frenticas e

    ilusorias, sino las incmodas permanencias, no el progreso tcnico sino la vida

    primitiva de las comunidades tradicionales, no la industria o el mercado, sino la

    agricultura y las necesidades de subsistencia, no los centros urbanos, sino las

    regiones rurales y salvajes del territorio. Una modernidad que no haba an

    siquiera establecido los principios de control del hombre sobre la naturaleza por

    medio de la tcnica su verdadero emblema- pareca un simple cambio de vestido.

    Por el contrario, la naturaleza dominaba an la mayor parte del territorio, alejada

    del proyecto modernizante que incendiaba las mentes de los intelectuales del pas.

    Las cuestiones apuntadas por el cronista, se definan a partir de las relaciones de

    la sociedad brasilera con los ambientes naturales y con su correlato e inseparable

    mundo rural: la reorganizacin de la vida agrcola del pas, [del modo de proveer

    su propia poblacin y de] realizar sus potencialidades agrcolas; la colonizacin de

    los territorios an desrticos, la exploracin de las riquezas naturales con miras a

    la promocin de la riqueza material; el establecimiento del orden en un amplio

    territorio an al margen de la legalidad y entregado a la barbarie en resumen, lo

    que el autor denomina la conquista del serto, y que puede ser entendido

    ampliamente como el dominio de la nacionalidad sobre la naturaleza y el territorio

    brasileros, el inmenso desierto interior an vaco de hombres, como las regiones

    salvajes, y de progreso, como las reas rurales.

    Estas cuestiones eran, sin duda, tan pertinentes al universo de la modernizacin

    como a la industrializacin y a la vida urbana, sus smbolos ms inmediatos. Lo

    moderno se construa sobre sus antpodas, espacios anticuados en el tiempo

    contemporneo, aunque persistentes, vistos como asustadoramente violentos,

    indomables y misteriosos: esas vastas y rudas zonas sertanejas, surcadas

    brbaramente por los instintos, medio infantiles, medio feroces, de una sub-raza

    expuesta a la miseria, propensa al crimen. Someter el vaco de los desiertos y el

    arcaico mundo rural representaba la posibilidad de verdadera superacin de la

    herencia colonial, pasado oscuro, esttico y tradicional cuya continuidad en aquel

    momento progresista pareca simplemente fantasmagrica. La abolicin de la

    esclavitud era la seal ms ntida de que los tiempos eran otros, pero en la visin

    del cronista nada haba sido aun debidamente puesto en el lugar de aquel pasado,

    remanente an en los sertes aislados y en sus poblaciones errantes.

  • 3

    En este contexto, Mateus de Albuquerque observaba la necesidad de asumir el

    mando sobre la naturaleza y, consecuentemente, sobre las poblaciones dispersas

    abrigadas por el medio rural y salvaje, convirtindolas a los propsitos de

    perfeccionamiento de la sociedad brasilera, dentro del proceso de desarrollo de

    las fuerzas productivas observado en el mundo capitalista que se tornaba

    crecientemente interconectado, y en el cual, entretanto, las diferencias entre las

    economas capitalistas centrales y las regiones a su margen se tornaban cada vez

    ms evidentes. Estas mismas diferencias parecan expresarse de modo agudo

    dentro del propio territorio nacional: la convivencia de un universo urbano

    modernizado y cosmopolita con los vastos sertes pobres, primitivos e

    inexplorados, pareca un contra sentido. El discurso de Albuquerque supone el

    contraste entre ese ncleo moderno, limitado y superficial, y el mundo rural y

    salvaje dominado an por las fuerzas de la naturaleza, donde se esconda una

    verdad nacional precariamente disfrazada bajo capas de internacionalismo e

    indiferencia por parte de la lite brasilera. Cabra, por tanto, restaurar o crear una

    unidad fundamentada en el dominio de la naturaleza y del territorio, proyecto

    intelectual esbozado por el cronista en lneas rpidas, pero incisivas.

    Este discurso fue diversas veces formulado por los intelectuales brasileros de la

    poca. Por eso tomamos como tema la relacin entre hombre y naturaleza en el

    pas, desde el punto de vista de aquellos que, a partir de la dcada de 1870,

    volvan crecientemente a sus regiones rurales y naturales, en busca de un Brasil

    profundo, que caba comprender, asimilar al movimiento de la historia, a la cultura

    y a la sociedad brasileras. Se buscaba al mismo tiempo, operar transformaciones

    intensas en la vida del pas, a partir de la efectiva incorporacin de la totalidad del

    territorio a la institucionalidad del Estado nacional, a la moderna demanda de la

    subordinacin de la naturaleza a la cultura. Se propona una nueva conquista de la

    tierra y de sus riquezas naturales y el primer paso para ello sera reescribir la

    historia de la colonizacin como proceso de ocupacin e insercin del hombre en

    el medio. Estas demandas no posean slo un sentido propiamente econmico: la

    naturaleza vista como fuente de riqueza y materia bruta a ser trabajada, espacio a

    ser domado y poblado, sino tambin un sentido simblico la naturaleza como

    universo sensorial, manantial de vida y de identidad, fuerza de resistencia a ser

    sometida por la accin humana, paisajes que constituan el escenario de la

    experiencia, de la memoria social y de la construccin de una imagen del Brasil

    para s mismo y para el mundo. Esos dos abordajes son en realidad indisociables,

    y como tal se presentaban para los observadores de la vida brasilera de las

    primeras dcadas de modernizacin, como se hace ntido en el discurso

    movilizador de Albuquerque. Partiendo de la temtica de la relacin entre hombre

    y naturaleza en la produccin intelectual brasilera a partir de 1870, pretendemos

    comprender su insercin en los proyectos y en las representaciones de la

    usuarioResaltado

  • 4

    nacionalidad, por medio de discursos y narrativas dirigidas al medio fsico salvaje y

    a las regiones que se encontraban al margen del proceso de actualizacin iniciado

    en el pas.

    Al contrario del incipiente escenario tcnico-industrial brasilero, la naturaleza,

    espacio por excelencia de la imaginacin romntica de la nacionalidad, deca

    mucho al respecto de los impases de la modernizacin en el pas. Una expectativa

    de modernidad direccionaba este mirar hacia los ambientes salvajes y rurales, a

    los cuales aplicaba su particular percepcin del mundo fsico, del tiempo y del

    espacio, ms all de deseos y de proyectos de transformacin. Conquistar un

    lugar de honra en el mejoramiento de las civilizaciones acabadas o decadentes,

    en la expresin de Mateus de Albuquerque, era la aspiracin de la emergente lite

    urbana brasilera en las primeras dcadas del siglo XX, simbolizando la

    ascendencia cultural que los pases a la vanguardia del desarrollo capitalista

    ejercan sobre las sociedades [que les eran seguidoras], cuyas lites manifestaban

    ardiente entusiasmo por el triunfo tecnolgico, cientfico y cultural de la

    modernidad, a la cual ansiaban ser incorporadas. En la segunda mitad del siglo

    XIX, el crecimiento econmico del mundo capitalista adquiri una intensidad hasta

    entonces indita, bajo el impulso de la expansin de la actividad industrial en los

    Estados Unidos y en los principales pases europeos, y de las recientes

    innovaciones tecnolgicas en los sectores de transporte y de comunicacin, que

    posibilitaron la incorporacin de nuevos espacios a la dinmica del capitalismo y la

    aceleracin del ritmo de los intercambios, con la correspondiente ampliacin de los

    mercados para la economa industrial en ascenso, [y para] integrar todo el planeta,

    progresivamente, al sistema capitalista. La extensin de los ferrocarriles, la

    ampliacin de la red de cables telegrficos, la urbanizacin creciente, y la

    migracin en escala indita hacan parte de este conjunto de transformaciones

    definidas por una palabra clave: el progreso a veces indistinto de un trmino

    correlato de sentido fundamentalmente cultural, la civilizacin4.

    Hasta las dos ltimas dcadas del siglo XIX, la triunfante sociedad burguesa se

    guiaba por los principios del liberalismo y del individualismo, de la competencia sin

    restricciones en la iniciativa privada representada por un gran nmero de

    pequeas y medianas empresas. Fue este un perodo de notable hegemona

    europea en el contexto mundial. Entre 1873 y 1896, sin embargo, la poltica

    econmica liberal pas por una convulsin sin precedentes, dado que sus

    principales fundamentos venan siendo cuestionados en funcin de los problemas

    concernientes a la dinmica capitalista en aquel momento. Se trataba de una crisis

    4 La autora cita aqu los siguientes textos: Hobsbawn, Eric, A era do capital: 1845-1875 [] y A era

    dos imprios: 1875-1914 [] y Sevcenko, Nicolau (org), Histria da vida privada no Brasil, vol. 3, Introduo.

  • 5

    de superproduccin que desequilibraba la economa mundial, una vez que la

    tecnologa de la fabricacin en gran escala ultrapasaba la capacidad de absorcin

    de los productos por los mercados, o sea, el aumento excepcional de la capacidad

    productiva en la industria no encontraba correspondencia en el crecimiento de la

    demanda. Se inauguraba, as, la era del capitalismo monopolista, marcado por la

    intervencin gubernamental en el control de la sociedad y en la regulacin de la

    vida econmica, por la adopcin de medidas neomercantilistas, por el control

    monopolista de los mercados por un conjunto limitado de productores, por la

    limitacin de la libertad de competencia y del libre comercio, por la aglomeracin

    industrial, con el surgimiento de grandes unidades fabriles, a travs de

    procedimientos de concentracin de capitales. La centralizacin de los recursos y

    el proteccionismo, frecuentemente vinieron a agravar la crisis y traer mayor

    incertidumbre al mercado y a los inversionistas.

    Simultneamente, el crecimiento demogrfico en los pases centrales del

    capitalismo estimulaba la produccin en masa para el consumo interno, no

    siempre en la necesaria proporcin, cuando la competencia exacerbada entre las

    economas industriales, derivada de la necesidad de garantizar los lucros,

    agravaba las rivalidades polticas en torno de la conquista formal o no- de nuevos

    territorios y reas de influencia, que proporcionasen la expansin de mercados y la

    inversin de capitales excedentes. El elevado nmero de falencias en los pases

    centrales estimul las aplicaciones en los mercados externos, en particular en los

    pases perifricos, donde frecuentemente los inversionistas reciban alguna forma

    de garanta gubernamental. Ms all de eso, la mayor escala de produccin, los

    nuevos patrones de la industria y la urbanizacin creciente demandaban gran

    volumen de insumos industriales, mayor mercado de consumo y mayor oferta de

    gneros para el abastecimiento de los centros urbanos, lo que dividi el mundo,

    grosso modo, entre los pases productores de materias primas y los pases

    industrializados5.

    Este proceso promovi la unificacin de los mercados capitalistas a nivel mundial,

    correlativa a la expansin de la presencia directa o indirecta de los pases

    centrales en el resto del mundo. El nuevo imperialismo cre modalidades inditas

    de integracin a la economa capitalista de regiones perifricas en el contexto

    mundial. Dependientes de su asimilacin a los pases centrales que dictaban la

    ideologa de la modernizacin, con sus respectivos patrones tecnolgicos y

    culturales, estas regiones ingresaban ms intensamente en un proceso de

    occidentalizacin. Aunque marginales en el conjunto del capitalismo internacional,

    los pases no industrializados estaban, sin embargo, decididamente insertados en

    este sistema global, destinados a ser las zonas de dependencia de los pases

    5 La autora cita de nuevo las obras anteriores.

  • 6

    avanzados, mientras su atraso tecnolgico acentuaba su subordinacin

    econmica y poltica. El impacto de este proceso sobre las sociedades

    tradicionales y agrcolas de estos pases as como sobre las regiones no

    modernizadas de los propios pases centrales- pareca simplemente oprimente6.

    La inquietud causada por el imperialismo y la influencia ejercida por las corrientes

    ideolgicas a l relacionadas, se tornaron, en el Brasil de despus de 1870, en

    temas mayores de la vida intelectual del pas. Para los pases perifricos en el

    sistema econmico mundial, la expansin sin precedentes del capitalismo tuvo

    consecuencias decisivas. La fuga de capitales europeos para mercados externos

    formados por regiones insertadas en el dominio capitalista, o por ex colonias poco

    desarrolladas cuyos gobiernos eran muchas veces dependientes del flujo de

    capitales extranjeros, respondi a una necesidad de estabilizacin y de expansin

    de las inversiones. Tales inversiones asumiran frecuentemente la forma de

    emprstitos gubernamentales para obras pblicas con garanta de intereses, para

    la realizacin de obras de infraestructura de transporte y comunicacin. El

    principal ramo de inversin era, en aquel momento, la construccin de vas

    frreas, que unan las regiones de extraccin o produccin agrcola a un puerto

    que las enviaba para la industria o para el mercado consumidor urbano;

    consecuentemente, se inverta tambin en la marina mercante y en mejoras de la

    estructura portuaria, sumados a la expansin de las lneas telegrficas que

    permitan regularizar los flujos de informacin, y las mejoras urbanas, que

    dependan ampliamente de equipamientos y personal importado de los pases

    centrales. La exportacin de capital y de equipamientos, resultante de la reduccin

    de las inversiones internas en las sociedades avanzadas, fortaleci el proceso de

    constitucin de una economa capitalista global. No haba, sin embargo, alteracin

    significativa en la divisin internacional del trabajo de ah la referencia de Mateus

    de Albuquerque a

    Nuestros proclamados destinos de pueblo agrcola que necesita antes que todo cuidar de su alimentacin, aunque se diga que la agricultura limita la inteligencia, al paso que la industria la desarrolla.

    En una economa dirigida a la exportacin de productos primarios, las prioridades

    no recaan, ciertamente, sobre el abastecimiento del mercado interno7. Se inscribe

    el modelo de perfeccionamiento civilizacional vinculado a la industria, no a la

    agricultura lo mismo que gran parte de los pases capitalistas [con] predominio

    6 La autora cita de nuevo las obras anteriores.

    7 La autora cita aqu los siguientes textos: Saliba, Elias Thom, Ideologia liberal e oligarquia

    paulista: a atuao e as ideias de Cincinato Braga, 1891-1930 [...] y Sevcenko, Nicolau, Literatura como misso: tenses sociais e criao cultural na Primeira Repblica [...].

  • 7

    rural, la modernidad estaba innegablemente asociada a la actividad industrial y a

    la vida urbana8.

    En la Amrica Ibrica como un todo, el desarrollo econmico observado en este

    perodo se caracteriz por su orientacin al mercado externo, a partir de la

    exportacin de productos primarios. El ao del trmino de la Guerra del Paraguay

    y de la divulgacin del manifiesto del Partido Republicano, 1870, es generalmente

    tenido como el marco inicial del proceso de modernizacin en el Brasil. A partid de

    ah, se perciba la confluencia de diversos elementos que apuntaban a la

    transformacin de la estructura social y econmica del pas. Frente a la percepcin

    de un mundo en transformacin, el ritmo del tiempo pareca haberse acelerado,

    pues al final, como seal Machado de Assis, no hay duda que los relojes,

    despus de la muerte de Lpez, andan mucho ms de prisa9.

    En su conjunto, ese flujo de transformaciones caminaba en el sentido de promover

    la integracin progresiva del Brasil a la economa internacional en su fase

    imperialista. La contrapartida de los emprstitos externos contrados para la

    estabilizacin financiara y la adopcin de medidas modernizantes fue el empleo de

    una poltica conservadora, orientada a la constitucin de un Estado actualizado de

    acuerdo con los moldes europeos. La demanda por su actuacin ms decisiva

    sobre la sociedad llev a un crecimiento sin precedentes de la injerencia del poder

    pblico central en el pas, con la ampliacin de la burocracia y de su esfera de

    actuacin. En el ao de 1871, el proceso de extincin de la esclavitud era

    impulsado por la promulgacin de la Ley del Vientre Libre, cuando Rio Branco

    daba inicio a su gobierno reformista, que trat algunas de las cuestiones ms

    apremiantes del pas, de la organizacin del trabajo al sistema judicial, de las

    relaciones entre la Iglesia y el Estado, al reclutamiento militar y a la reorganizacin

    del sistema de pesos y medidas. La oposicin al sistema monrquico, tenido como

    sinnimo de atraso en un mundo dominado por la ideologa progresista, se

    fortaleca gradualmente, cuando el movimiento por la extincin de la esclavitud

    movilizaba las fuerzas renovadoras de la sociedad10.

    Desde el punto de vista de la organizacin social brasilera, la trasformacin ms

    notable del perodo fue la lenta y progresiva extincin del elemento servil que, con

    todos sus defectos, su pecado de origen y su conservacin imposible, constitua la

    nica fuerza de trabajo organizada que poseamos, en la visin de Mateus de

    Albuquerque. La inmigracin extranjera, ms significativamente entre 1884 y 1920,

    se mostr una solucin provisoria y precaria para el problema del mercado de

    trabajo en el campo, y tambin para la colonizacin del territorio, alterando

    8 [].

    9 [].

    10 [].

  • 8

    profundamente la composicin de la poblacin, en especial en el sudeste y en los

    estados sureos, con implicaciones directas en el fortalecimiento del movimiento

    obrero de tonalidades anarco-sindicalistas, particularmente en So Paulo. La

    repblica vio acelerar el ritmo de esas transformaciones. En sus primeros aos,

    aproximadamente hasta la mitad de la primera dcada del siglo XX, el rgimen

    republicano pas por una fase de inestabilidad y de lucha intensiva por el

    reposicionamiento de los poderes econmico y poltico. De ah en adelante, el

    ascendente conservadurismo, se hizo acompaar por la defensa de los principios

    normativos de la economa liberal, aunque muchas veces tomados tan solo como

    principios, y mezclados con concepciones sociolgicas y cientficas poco

    coherentes con el liberalismo clsico.

    La modernizacin brasilera posterior a 1870 no debe, por tanto, ser limitada a su

    smbolo ms aparente, la remodelacin urbana que transform el paisaje de la

    capital del pas, Rio de Janeiro, a la cual aludi Mateus de Albuquerque. ste era

    ciertamente el aspecto ms visible de la belle poque tropical11, dejando muchas

    marcas y numerosos testimonios entre los intelectuales brasileros de aquel

    tiempo. Ese proceso, beneficiario del aporte ms intenso de capitales extranjeros

    en el pas, tuvo como uno de sus ejes principales el proyecto de una nueva

    organizacin del espacio brasilero, iniciado durante el Imperio e intensificado en el

    perodo republicano, ejemplarmente a travs de la construccin de lneas

    telegrficas que interconectaban el interior brasilero al centro poltico. Otros

    ejemplos son la implantacin de nuevas lneas ferroviarias que mejoraran las

    condiciones de transporte del centro a las dems regiones, el perfeccionamiento y

    reequipamiento del ejrcito, la expansin de la capacidad administrativa del

    Estado principalmente en el sentido de apropiamiento de la capacidad de control

    y gerenciamiento del territorio a partir del centro poltico. Las innovaciones

    tcnicas ms visibles eran tributarias del ingreso de capital extranjero y de la

    economa de exportacin de caf, sobre todo, pero tambin de caucho y cacao-,

    la construccin de ferrovas, el perfeccionamiento de la marina mercante, las

    reformas portuarias y la instalacin de servicios urbanos12

    .

    La emergencia de un nuevo horizonte tcnico en las mayores ciudades brasileras,

    tributaria de este proceso, permiti a Flora Sussekind definir la produccin cultural

    en el perodo entre el final de la dcada de 1880 y la dcada de 1920 a partir de

    su confrontacin e interaccin como un paisaje tecno-industrial en formacin13.

    Esto se dara, segn la autora, por medio de la representacin explcita de los

    11

    La autora cita aqu a Needell, Jeffrey, Belle poque tropical: sociedade e cultura de elite no Rio de Janeiro na virada do sculo [...] 12

    []. 13

    La autora cita aqu a Sussekind, Flora, Cinematgrafo de letras: literatura, tcnica e modernizao no Brasil [...].

  • 9

    nuevos medios de transporte y de comunicacin en la publicidad y en la imprenta,

    y de la apropiacin de sus tcnicas, y la incorporacin de los procedimientos del

    cine, de la fotografa y de la publicidad en la escritura literaria.

    No obstante, sabemos que muy claros eran los lmites de esta renovacin

    tecnolgica, as como estrechos eran los espacios de la modernizacin productiva

    y de la constitucin de un Estado moderno en el Brasil. A pesar de la expansin

    econmica, sus beneficios sociales se mostraban tan limitados como los canales

    de participacin poltica y los vas de acceso a las oportunidades, monopolizadas

    por grupos limitados, muchos de ellos emergentes del desorden y de la

    especulacin que caracterizaron la reorganizacin de las lites durante los

    primeros aos de la Repblica, en sustitucin a las tradicionales lites del Imperio.

    De hecho, la sustentacin del sistema poltico se mantena sujeta a procesos

    tradicionales de cooptacin poltica enraizados en el interior del pas14.

    Por tanto, muchas eran las seales de que este cambio de ropaje operado por la

    emergente lite urbana no era suficiente para disfrazar el inmenso hiato entre el

    cosmopolitismo de las clases arribistas beneficiarias del nuevo rgimen y la

    realidad del Brasil de los interiores aislados y primitivos y de las periferias urbanas

    alejadas de la participacin en el sistema poltico. La Revolta da Vacina15, la

    precaria situacin sanitaria de las poblaciones pobres, el bandidaje en el nordeste,

    la guerra do Contestado16 y sobretodo la guerra de Canudos17 dramticamente

    introducida en la conciencia nacional por la narrativa de Euclides da Cunha en Os

    Sertes- eran apenas algunas seales de que, si bien una pequea parte del pas

    ingresaba en la honda modernizadora posibilitada por la expansin del capitalismo 14

    []. 15

    La Revuelta de la Vacuna: revuelta popular ocurrida entre el 10 y el 16 de noviembre de 1904 en la ciudad de Ro de Janeiro, en la que la poblacin protestaba contra el plan de remodelacin urbana y saneamiento adelantado por el presidente Rodrigues Alves (1902-1906), y, particularmente, contra la campaa de vacunacin obligatoria contra la viruela (nota LMGG). 16

    Guerra del Contestado: considerada la guerra ms grandes en la historia contempornea del Brasil, es un conflicto armado que se present en la regin sur del pas entre 1912 y 1916, en un territorio disputado entre los estados de Santa Catarina y Paran, en la que, con miras a la construccin de un ferrocarril, fueron desalojados campesinos sin tierra que habitaban all desde finales del siglo XIX (nota LMGG). Sobre ese proceso se puede consultar, por ejemplo: Guilherme Mota, Carlos y Adriana Lpez, Historia de Brasil una interpretacin, Espaa, Universidad de Salamanca, 2009; Girbal-Blacha, Noem y Sonia Mendoa (coord.), Cuestiones agrarias en Argentina y Brasil, Buenos Aires, Prometeo Universidad Nacional de Quilmes, 2007. 17

    Guerra de los Canudos: movimiento popular con contenido religioso ocurrido entre 1893 y 1897, en la comunidad de Canudos, provincia de Baha, en el serto brasilero, en el que el lder espiritual o predicador mstico Antonio Conselheiro vehicul un movimiento opositor a la Repblica. Al igual que la Guerra del contestado, este movimiento se da en el marco de la instauracin de la Repblica y el creciente empobrecimiento del territorio interior del Brasil y su poblacin campesina. Sobre ese proceso se puede consultar, por ejemplo: Guilherme Mota, Carlos y Adriana Lpez, Historia de Brasil una interpretacin, Espaa, Universidad de Salamanca, 2009. Una versin literaria del tema se encuentra en Vargas Llosa, Mario, La guerra del fin del mundo [1981], Bogot, Santillana, 2006. (nota LMGG).

  • 10

    internacional, ms substanciales eran el atraso, la ignorancia y las condiciones

    precarias en que vivan sumergidas las poblaciones pobres. Violencia,

    supersticin, arcasmo, obscurantismo, inercia y resistencia al cambio eran las

    definiciones ms corrientes al respecto de la mayor parte del pas: o sea, lo

    opuesto a la racionalidad, al progresismo y al orden que deberan guiar los rumbos

    de un Brasil que iba a avanzar.

    Como observ Albuquerque, es realmente necesario relativizar las realizaciones

    de aquella hora progresista: aunque la modernizacin posterior a 1870 haba

    promovido formas inditas de integracin del territorio y de mejora en los sistemas

    de transporte y comunicacin, las necesidades fundamentales del pas

    continuaban en su mayor parte desatendidas: la alimentacin de la poblacin, la

    organizacin de la esfera del trabajo, la colonizacin del interior del territorio, la

    racionalizacin y la normatizacin de la vida en sociedad. Al mismo tiempo, en las

    vastas y rudas zonas sertanejas se localizaba una verdad brasilera que el

    cronista contrast dolorosamente con los rumbos alienantes adoptados por la lite.

    Algunos raros [pioneros] de la [ruda] intelectualidad nacional, sin embargo,

    miraron hacia estas realidades marginalizadas por el poder poltico y por el an

    incipiente progreso econmico brasilero, haciendo de la naturaleza su imaginario,

    del serto su origen, de la tierra su madre y madrastra, del desierto el escenario

    an en blanco de su visionarismo futurista, estos son los temas aqu discutidos.

    A travs de una interpretacin de la experiencia rusa, Marshall Berman desarroll

    un paradigma analtico bastante significativo para el anlisis del caso brasilero,

    cuando son puestas en cuestin las experiencias y sensibilidades ligadas al

    proceso modernizador. Segn l, de la tercera dcada del siglo XIX hasta la

    revolucin de 1917, la cultura rusa reflexion sobre lo que dejaba de acontecer,

    sobre los avances de la civilizacin occidental que no llegaban plenamente hasta

    ella. La angustia del atraso y el deseo de desarrollo econmico y social fueron sus

    temas centrales, y pueden ser tomados como la forma arquetpica de lo que el

    autor define como el modernismo del subdesarrollo18. Segn l, la historia del

    arte moderno se polariz entre el modernismo de los pases a la vanguardia del

    capitalismo, directamente vinculado a la modernizacin social y poltica y a la

    aceleracin de las fuerzas productivas, y un modernismo que surgi en las

    sociedades seguidoras justamente a partir de la percepcin de la ausencia o de

    la precariedad de las transformaciones sociales, teniendo los pases avanzados

    como referencia para la vida intelectual, social y econmica. El modernismo ruso

    se fundament en la imagen del descomps entre la riqueza de la experiencia

    urbana y las condiciones inciertas de la vida econmica, entre el estmulo a la

    subjetividad y el precario reconocimiento jurdico-poltico de los derechos de los

    18

    La autora cita aqu a Berman, Marshall, Tudo que slido desmancha no ar [...].

  • 11

    individuos, entre la amplitud de las posibilidades de comunicacin en el espacio de

    la ciudad y las restricciones a la libertad de manifestacin.

    Como demostr Berman, para el tercer Mundo, que experiment la modernizacin

    de modo precario y desarticulado, el modernismo ruso puede ser tomado como un

    ejemplo, pues se fundament, sobre todo, en la utopa y en el deseo de

    transformacin, en conflicto con una realidad distpica, contra la cual el artista y el

    intelectual se debatan en sus fantasas, espejismos y sueos. No fue por

    casualidad que Mateus de Albuquerque evoc la vaga semblanza de las

    creaciones maravillosas y frgiles de Catalina de Rusia para definir la obra de

    maquillaje del paisaje de Rio de Janeiro operada en los primeros aos de la

    Repblica: la emperatriz rusa forj fastuosas obras de embellecimiento de San

    Petersburgo, de acuerdo con variados modelos arquitectnicos occidentales, que

    transformaran la ciudad en un palco para la vida poltica, lanzada por la cultura al

    dominio del espectculo. Para el cronista brasilero, haba un profundo contraste

    entre esta imagen de actualizacin y el deseo de una modernidad que condujese a

    la atencin de lo que l calificaba como las necesidades fundamentales del pas.

    Se opona por tanto, al proyecto de una efectiva modernizacin y a las incipientes

    tentativas de cambio de ropaje con que la lite brasilera daba una apariencia de

    actualidad a la capital poltica del pas.

    En este punto, debe ser recordada la importante revaluacin de la vida intelectual

    brasilera entre el final del siglo XIX y el inicio del siglo XX realizada por Francisco

    Foot Hardman. Como demuestra el autor, el dilema cultural brasilero en el cambio

    al siglo XX se defini como un profundo examen de la cuestin nacional operado

    por dos formas virtualmente antitticas de abordaje. La primera de ellas miraba

    hacia el futuro, depositando la ms absoluta y entusiasta confianza en el poder de

    la tcnica como instrumento de actualizacin de la sociedad brasilera. La segunda

    busc inventar el pasado repensando la experiencia de la colonizacin y los

    problemas fundamentales de la formacin brasilera. Esas tendencias fueron

    condensadas en dos polos que el autor denomin, respectivamente, eufrico-

    diurno-iluminista, y melanclico-nocturno-romntico, en torno de los cuales

    oscilaron las creaciones esencialmente hbridas del tiempo y que fundaron la

    modernidad en la cultura brasilera. Por un lado, la utopa futurista de la

    regeneracin de la sociedad por intermedio de la ciencia nivelara el pas a la

    vanguardia de la civilizacin occidental. Por otro, la resistencia contra la sociedad

    urbana e industrial y el romntico retorno al pasado daran acceso a las legtimas

    fuentes de la identidad individual y nacional. Aunque algunas obras pueden ser

    tomadas como encarnaciones ms o menos exactas de estas lneas, antes de

  • 12

    constituir dos movimientos estancados, ellas se combinaron, interpenetrndose,

    tornando, como defini el autor, romntica la utopa y pasadista el mesianismo19.

    Ahora, el modernismo surgi, en las ltimas dcadas del siglo XIX, justamente

    como una sntesis de dos grandes movimientos estticos e intelectuales

    decimonnicos, el realismo y el romanticismo. En relacin al romanticismo, el arte

    moderno radicaliz y torn ms conflictivas sus experiencias con la subjetividad y

    la perspectiva individual, la bsqueda identitaria, la reelaboracin del pasado y la

    profundizacin de la experiencia. Estos elementos fueron fundidos al espritu

    realista en su indagacin acerca de la realidad moderna, su confrontacin con la

    moralidad burguesa, su exploracin de la vivencia contempornea y su percepcin

    del desarrollo esttico, histrico y sicolgico de la poca. El arte modernista se

    encarg de amalgamar la intuicin romntica avivada por el simbolismo a la

    inteligencia crtica iluminista, naciendo de la acumulacin de diversas escuelas y

    estticas muchas veces contrarias unas a otras, que acabaron por cruzarse y

    sobreponerse, dando origen a diversas lneas y tradiciones modernistas. En vista

    de esto, no se puede definir ste como un movimiento de pndulo

    objetividad/subjetividad, y s como una sobreposicin sin precedentes de ambas

    categoras, expuestas a un ritmo de transformacin incesante en que ninguna de

    ellas pareca capaz de expresar lo real. Se fundan violentamente subjetividad y

    objetividad, intelecto y emocin, irracionalidad y razn20.

    Otro aspecto fundamental a ser considerad, es la constitucin del modernismo

    como arte de la modernizacin, una profunda indagacin del lenguaje frente a la

    catica vida urbana, a la incertidumbre y la inestabilidad, al industrialismo, a la

    ruptura de los vnculos comunitarios, a la vivencia de la impersonalidad, sumada a

    las mltiples posibilidades de la vida subjetiva y a la rpida sucesin de estmulos

    sensoriales: la multiplicidad de la experiencia moderna superaba la capacidad de

    la mente de representarla en los moldes habituales. As como las relaciones entre

    el artista y la sociedad se haban tornado tensas y complejas, y era evidente la

    crisis entre arte e historia, el modernismo se mostr como la conciencia artstica

    del proceso modernizador, representando por eso tanto la continua innovacin y

    profundizacin de la experiencia como el lenguaje, cuanto la alienacin y el

    nihilismo frente al opresivo mundo modernizado. As, el modernismo del siglo XIX

    y de los inicios del siglo XX, se caracteriz por la atraccin y entusiasmo por la

    modernidad, y simultneamente por su crtica y su negacin: su faceta tecnolgica

    y la ampliacin de la experiencia del tiempo y el espacio despertaban euforia, pero

    su expresin social y poltica era frecuentemente atemorizante. Bajo la presin de

    19

    La autora cita aqu a Hardman, Francisco Foot, Antigos modernistas, In: Novaes, Aduato (org), Tempo e Histria []. 20

    La autora cita aqu a Bradbury, Malcom y James McFarlane (org), Modernismo: guia geral [...].

  • 13

    las fuerzas sociales, se creaban demandas psquicas e intelectuales nuevas, y se

    deshaca la nocin de conciencia como una esfera estable y fija. Una vez que era

    cuestionado el lenguaje como un mero instrumento de expresin de lo real, se

    enfatizaba la subjetividad del observador, abriendo el camino para la emergencia

    de la nocin modernista de la multiplicidad de las perspectivas posibles sobre el

    mismo objeto21. Es en este sentido amplio que podemos asociar la produccin

    intelectual aqu estudiada a la emergencia de un sentido de modernidad en la

    cultura brasilera.

    Hardman trae an otra observacin de esencial importancia: el estrechamiento de

    la perspectiva crtica e historiogrfica causado por la homogenizacin de los

    sentidos del modernismo en el Brasil, relacionada con la adopcin generalizada de

    los criterios y valores establecidos por el movimiento artstico de 1922.

    Excesivamente sometida a una idea de vanguardia, se impuso una visin de

    modernismo que limit el significado de algunos procesos culturales que venan

    siendo creados en el Brasil por lo menos desde 1870. El primer resultado de eso

    ha sido, demostr el autor, la desconsideracin de un vasto y significativo conjunto

    de manifestaciones sociales y culturales que escapaban al mbito del modernismo

    oficial de 1922. La seal ms patente de eso es la creacin del trmino pre-

    modernismo, evidentemente anacrnico, utilizado para caracterizar el movimiento

    literario brasilero entre 1890 y 1922, que ya extrapolaba los patrones del realismo-

    naturalismo pero que no encontr caracterizacin adecuada, habiendo sido

    desconsiderada su importancia para la implantacin de un sentido de modernidad

    en la cultura brasileira22.

    Otra consecuencia de este modelo asimilado por la historiografa literaria brasilera

    ha sido, contina Hardman, la imposicin de una visin restrictiva del

    internacionalismo en la cultura brasilera, limitada a la absorcin de movimientos

    estticos y al contacto entre intelectuales, ignorando el significativo intercambio de

    ideas y la simultaneidad de cambios culturales, experiencias bien establecidas en

    la vida cultural brasilera antes de 1922. Ms all de eso, qued reducido el

    modernismo a un componente esttico, condicionado estrictamente al lenguaje de

    las vanguardias, en flagrante desconsideracin de otras dimensiones

    fundamentales de la trayectoria modernista, bastante evidentes cuando se

    observa el proceso cultural brasilero desde el punto de vista de las

    transformaciones en la percepcin del tiempo y el espacio, de la representacin de

    la multiplicidad de las realidades en conflicto en el espacio nacional, en la

    percepcin de la ruptura y de la inestabilidad, sin contar con su comunicacin con

    21

    La autora cita aqu a Bradbury y McFarlane y a Berman, ya citados. 22

    La autora cita aqu a Hardman, ya citado.

  • 14

    las estticas fundadoras del lenguaje modernista el decadentismo y el

    simbolismo.

    Al moverse, de forma caractersticamente moderna entre un polo romntico y un

    polo iluminista, la cultura brasilera lidiaba con el imperativo de producir nuevas

    representaciones del espacio, virtualmente escindido entre, por un lado, el lugar

    de la ruina, los resquicios del pasado y los paisajes nostlgicos de formacin de la

    identidad y, por otro, los ambientes civilizados donde eran ya visibles las

    transformaciones impresas por la modernidad o, ms an, los espacios

    civilizables, en los cuales se proyectaba la utopa cientfico-tecnolgica que

    sincronizara el pas con el avance capitalista internacional. La emergencia de los

    naturalismos en la dcada de 1870 haba afinado la cultura brasilera con la

    racionalidad de la modernizacin, de manera que el crtico literario Jos Verssimo

    pudo definir el movimiento intelectual de su generacin como modernismo23. El

    alboroto vivenciado por la generacin de 1870 define el deseo de actualizacin

    que pasaba a guiar la lite brasilera, dando origen a una cultura que tematiz el

    cruzamiento de temporalidades al interior de la realidad del pas.

    La representacin de los espacios no tocados por la civilizacin y donde el hombre

    tena an que enfrentar la naturaleza es tomada en este trabajo como una

    dimensin central de la reconstruccin de la imagen del Brasil en su profundidad,

    ms all de aquello que la crnica de Mateus de Albuquerque defini como un

    cambiar de toilette: localidades aisladas, regiones de naturaleza virgen,

    comunidades tradicionales viviendo en estrecha dependencia en relacin al

    ambiente natural, territorios desrticos e inexplorados, paisajes sentimentales, un

    Brasil extraamente distante que el transporte ferroviario ayudaba a aproximar a la

    lite urbana brasilera. Estos espacios se tornaron tanto en escenarios y

    personajes de ficcin romanesca, como en temtica sociolgica, objeto de

    investigacin y de exploracin, algo que caba conocer, registrar, inventariar, en

    funcin de la amenaza destructiva del progreso inevitable, o como territorio y

    materia prima para la construccin del futuro prspero que los visionarios del

    progreso esperaban.

    Por tanto, haciendo convivir futurismos y pasadismos, utopas y ruinas, la literatura

    brasilera engendr, a partir de finales del siglo XIX, un discurso

    caractersticamente moderno, discurso por naturaleza inestable y en continua

    redefinicin, fundamentado justamente en el cruce entre la subjetividad romntica

    y la razn iluminista. Recurdese tambin que uno de los trazos decisivos para el

    establecimiento de la modernidad fue la afirmacin de un pasado cultural: haber

    sido antiguo se mostr un elemento absolutamente necesario para llegar a ser

    23

    [...].

  • 15

    moderno, pues una larga tradicin nacional era tenida como una verdadera

    condicin para que las modernas culturas literarias se estableciesen en el

    presente. Las culturas tradicionales se volvieron temas privilegiados en la medida

    en que se mostraban capaces de crear identificaciones populares o nacionales

    dotadas de un prestigio simblico que slo el pasado era capaz de proveer24. El

    modernismo, cosmopolita por naturaleza25, desarroll de esta forma, una conexin

    profunda con el nacionalismo, el primitivismo y los movimientos folclricos, con los

    cuales frecuentemente se cruz26.

    La literatura y el pensamiento social brasilero del perodo entre el final del siglo

    XIX y el inicio del siglo XX fueron, por tanto, marcados por esta ambigedad

    fundamental entre el futurismo progresista y una cierta nostalgia que parta en

    busca de una potica de la ancestralidad y de la tradicin, de los espacios salvajes

    o arruinados por el tiempo. Los discursos y narrativas de aquel momento

    asimilaron esa dualidad, demostr Hardman, como temtica y como esttica,

    representando la violenta emergencia de la cultura y de la materialidad modernas,

    en choque con el mundo tradicional, aislado en relacin al movimiento ms amplio,

    que recibi la modernidad como una radical ruptura de su experiencia comunitaria.

    As mismo, al interior de la cultura moderna, los espacios no civilizados, se

    tornaron intrnsecamente poticos y romnticos, tanto en la lentitud de su ritmo

    vital, en su inmemoriabilidad, su apego a la tradicin y a lo trascendente, como en

    su violencia, su barbarie trgica que les confiri un aura legendaria.

    En la literatura del final del siglo XIX se tornaron recurrentes la imaginera, el

    embate contra el desierto, el fantasma de la decadencia, la violencia de la

    confrontacin entre culturas participantes de distintas temporalidades, que

    emergan como percepcin de los obstculos que se oponan a la constitucin de

    la temporalidad histrica propia al establecimiento de la identidad nacional. La

    visin que emerge de la realidad brasilera a partir del final del siglo XIX es

    esencialmente moderna, en la percepcin de la fragmentacin de la realidad y en

    la sensacin de vivir en dos mundos simultneamente que, como observ

    Berman27, es caracterstica de la experiencia de la modernidad en el siglo XIX,

    profundamente marcada por la tecnologa y su impacto sobre la percepcin del

    espacio y del tiempo, y por el cuestionamiento del lenguaje en su capacidad de

    expresin de la verdad.

    24

    La autora cita aqu a Berman, ya citado. 25

    [...]. 26

    [...]. 27

    La autora cita aqu a Berman, ya citado.

  • 16

    Dejo aqu esta pgina con el fin de recordarme que el azar tambin es magistrado de mentiras. Un hombre que comienza mintiendo disfrazada o descaradamente, acaba muchas veces correcto y sincero.

    Machado de Assis, Memorial de Aires, 1908

    Focalizando un momento de acentuada percepcin del cambio histrico entre la

    intelectualidad brasileira, este trabajo intenta promover la revisin de algunos

    clsicos del pensamiento social y de la literatura del pas. Al lado de esos clsicos,

    que siempre se abren a nuevas perspectivas, la investigacin del tema busc

    recuperar obras que, a pesar de no haber sobrevivido al juicio del tiempo,

    expresan sentimientos y percepciones consideras significativas para el acceso al

    universo mental de la poca en estudio. A veces, estas obras fueron tan fieles a

    los modelos cientficos y estticos de su tiempo que se tornaron prcticamente

    ilegibles para el lector actual. Ms all de esto, algunos de los autores ms

    prolficos y difundidos de la poca estn hoy prcticamente olvidados, en cuanto

    sus obras, algunas de ellas de notable mrito esttico e interpretativo, fueron

    relegadas a un pasado distante y ms o menos excntrico, prctica que, creemos,

    est relacionada con el establecimiento de un modelo cultural que seleccion una

    literatura que debera hacer parte de la historia, excluyendo automticamente la

    restante.

    Utilizamos como referencias temporales de este trabajo el ao de 1870, marco

    generalmente aceptado para definir el proceso de modernizacin productiva e

    intelectual del pas, y el ao de 1922, que corresponde a la emergencia del

    modernismo semanista en So Paulo, en el sentido de promover el estudio de

    obras y autores no pertenecientes al mbito de aquel movimiento y an poco

    valorizados por la historia cultural brasilera. Los estudios sociales, la historiografa

    y las narrativas de viaje y de exploraciones sern aqu trabajadas

    simultneamente con la literatura, que no slo posea un status privilegiado entre

    la intelectualidad brasilera juristas, cientistas, mdicos e ingenieros eran tambin

    prosadores y poetas sino que posea una inaudita continuidad con los estudios

    cientficos y tcnicos y con el anlisis sociolgico, coherentemente con aquel

    rasgo de negacin del imaginario y privilegio de la observacin que muchos

    crticos toman como esencia de la literatura brasilera del romanticismo al

    realismo28. Pretendiendo adoptar una visin global de los fenmenos intelectuales,

    trataremos la prosa de ficcin y neo ficcin, la crtica literaria, la historiografa y el

    ensayismo poltico y social como fuentes para el estudio de un amplio movimiento

    cultural que apuntaba tanto al diagnstico del presente y a la imaginacin del

    futuro, como a la interpretacin de la historia brasilera.

    28

    [...].

  • 17

    A travs de esta y de otras dimensiones que se mezclaban en el panorama cultura

    brasilero, no sin conflictos y sin contradicciones, pensamos encontrar en la

    literatura y en el pensamiento social de la poca en cuestin, manifestaciones de

    un proceso cultural que puede ser definido como modernismo, entendido, como lo

    hace Nstor Garca Canclini, como la manera como las lites intelectuales

    incorporaron el sentido de cruce de distintas temporalidades histricas, y

    elaboraron a partir de eso, una concepcin global de la cultura29. El deseo de

    modernizacin era, en ese panorama, la principal temtica de la intelectualidad

    brasilera, obstaculizada [en] los posibles mecanismos de intervencin social por la

    limitacin de los medios de produccin y difusin cultural, pero dotada de

    instrumentos intelectuales propios a la afirmacin de una conciencia de lo

    moderno e interesada en reflexionar con profundidad sobre las dimensiones

    conflictuantes y contradictorias de la realidad brasilera. El camino de la

    modernizacin es un doble proceso de absorcin de avances del capitalismo y de

    la tcnica, conjuntamente con el restablecimiento de vnculos con la tradicin. En

    un pas como el Brasil, el reconocimiento del valor de la tradicin, aunque

    incorporado al proceso de la cultura del final del siglo XIX, choc en la obsesin

    por el atraso que concentr las miradas en un repertorio de ausencias en relacin

    al modelo, e impidi la plena toma de conciencia de su patrimonio humano y

    natural30.

    Como observ Eliana de Freitas Dutra, la demanda civilizadora caracterstica de la

    intelectualidad brasilera del perodo, es tanto de naturaleza cultural como poltica,

    pues al mismo tiempo en que establece patrones valorativos a los cuales se

    someten conductas y proyectos, impone directrices polticas determinadas por una

    visin jerrquica del cuerpo social. De esta manera, las representaciones

    simblicas construidas a partir de un horizonte de expectativas de modernizacin,

    autorizan la configuracin de espacios de poder, vehiculando estrategias de

    prevalencia cultural y poltica. A su vez, el pensamiento hegemnico movilizador e

    impositivo entonces establecido, se torna portador de las representaciones de la

    identidad nacional, que a partir de una concepcin de la formacin histrica, de la

    gnesis humana, y del espacio geogrfico, sobre todo, construye un programa de

    actualizacin de la realidad brasilera frente al modelo europeo31. Salta a la vista el

    carcter polticamente conservador de la mayor parte de la produccin intelectual

    del periodo, lo que no nos impide observar su naturaleza modernizante. La

    intelectualidad brasilera supo abogar por transformaciones productivas e

    infraestructurales en nombre del progreso tcnico, al mismo tiempo rechazando, 29

    La autora cita aqu a Garca Canclini, Nstor, Culturas hbridas: estratgias para entrar e sair na modernidade [...]. 30

    La autora cita aqu a Garcia dos Santos, Laymert, Tecnocincia e cultura: ensaios sobre o tempo presente [...]. 31

    La autora cita aqu a Dutra, Eliana, Rebeldes literrios da Repblica [].

  • 18

    las ms de las veces, cambios sociales profundos que condujesen a una efectiva

    incorporacin del pueblo al proceso poltico.

    Tomamos como presupuesto bsico de este trabajo la idea de que las

    representaciones producidas por una cultura estn en constante intercambio y

    responden por medio de lenguajes distintos a problemas comunes, siendo as

    posible trabajar conjuntamente con la literatura de ficcin y de neo ficcin, la crtica

    literaria, la historiografa y los estudios sociales, como elementos comunicantes en

    el proceso de formacin de imgenes, proyectos e interpretaciones del Brasil.

    Para el anlisis de la produccin intelectual brasilera del perodo, consideramos

    necesario reconstituir los sustratos intelectuales esquemas tericos y principios

    metodolgicos, doctrinas, conceptos y estticas que la fundamentaron y que

    modelaron su abordaje de los objetos. Los tericos darwinistas y deterministas,

    por ejemplo, encontraron en el Brasil notables discpulos, lo que demuestra la

    necesidad de comprender su lenguaje, sus trminos y su visin del mundo, y de

    analizar las condiciones de su adaptacin, movilizacin y uso segn los dilemas

    propios de la vida brasilera. Como modelos de inteligibilidad, las escuelas

    europeas de pensamiento y creacin tuvieron, en el Brasil posterior a 1870,

    notable repercusin y prestigio, confiriendo a la emergente lite intelectual

    modelos que mostraran su actualizacin. En la era del imperialismo, con todo, el

    Brasil se encontraba en la frgil posicin de los pases sometidos a la injerencia

    indirecta de las potencias mundiales, especialmente a Inglaterra, en cuanto su

    condicin de pas tropical y mestizo lo condenaba, de acuerdo con las doctrinas

    cientficas en vigencia, a una posicin subalterna.

    Elias Thom Saliba explicit esta problemtica, al observar que el acentuado

    inters por la cuestin de la identidad nacional, o sea, por la particularidad de la

    condicin local, posea, simultneamente, un sentido universalizante, en la

    bsqueda de la sincronizacin del Brasil con las sociedades avanzadas, lo que se

    expresaba en el ansia cosmopolita que invada el imaginario de las lites. Esto

    presupona la incorporacin al modelo cognitivo vigente entre la intelectualidad

    brasilera, de las corrientes intelectuales naturalistas y evolucionistas,

    equipamiento intelectual que acababa, al implantar ideolgicamente la

    superioridad de la cultura europea, por sealar la inviabilidad del Brasil como

    nacin. La acentuada heterogeneidad social, la herencia esclavista, la paradjica

    convivencia del paradigma moderno y de culturas arcaicas, la precariedad del

    sistema poltico-institucional, la propia dificultad de reconocerse como pueblo,

    tornaban dramtica esta percepcin del abismo entre el deseo de modernidad y el

    Brasil real que esos intelectuales buscaban identificar, describir y, sobre todo,

    transformar. La representacin de la naturaleza instancia simblica de origen y

    patrimonio material a ser incorporado al esfuerzo de modernizacin refleja, tanto

  • 19

    como el humor, este dilema colectivo de representacin del pas, frente a un real

    contradictorio que difcilmente podra convertirse en la imagen de cohesin, unidad

    e identidad construida por el lenguaje nacionalista32.

    Esta coyuntura era profundamente inquietante para la lite brasilera, que se

    consideraba afn intelectual y espiritualmente con la sensibilidad y el pensamiento

    europeos. De ah su postura de superioridad y aislamiento subyacente a gran

    parte de su discurso en relacin al mundo de alteridad representado por los

    espacios incultos, el medio rural, los desiertos, los bosques, los sertes y sus

    igualmente brbaros habitantes33. La dualidad cada vez ms exacerbada entre

    los pases centrales de la economa capitalista y las regiones perifricas, a causa

    del crecientemente integrado mercado mundial, fue usualmente remitida a una

    escisin considerable entre el intelectual y el pueblo, tantas veces condenado por

    una inferioridad intrnseca que adquira ms frecuentemente la mscara del

    estigma racial, era ntidamente social y cultural. Eso no impidi, y, por el contrario,

    acab contribuyendo para que el pensamiento brasilero demostrase un inters

    particular por la observacin de los inquietantes dominios de lo inculto,

    demarcando con nitidez su perspectiva de distanciamiento intelectual, histrico,

    temporal y social con relacin a ellos.

    Adoptando la literatura como fuente histrica y como objeto de investigacin,

    debemos intentar, como Pascale Casanova, la sugerencia de abandonar el

    preconcepto crtico del aislamiento del texto literario, que imposibilita considerar su

    pertenencia al conjunto de una cultura, su dilogo y su insercin en debates

    estticos y programticos a los cuales l responde. Es esta necesaria inscripcin

    del texto en su tiempo, en la concepcin del autor, que establece la verdadera

    originalidad de una obra literaria. Para reconocerla, se hace necesario, por tanto,

    adoptar un punto de vista radicalmente diverso de aquel que la aborda a partir de

    un presupuesto de aislamiento sin para eso buscar su significacin en otro lugar

    o fuera del texto. Este es comparado a una figura cuyo desorden aparente

    pertenece a una conformacin compleja necesaria para la comprensin de la obra

    en s, constituida por un orden literario internacional que crea, difunde y da

    sustento a escuelas, programas y estilos. Tan importante como reconocer la

    participacin de la literatura en un ambiente intelectual ms amplio que le

    proporciona referencias temticas y estticas fundamentales, es comprender

    cmo los propios recursos de la narrativa responden a grandes dramas humanos y

    sociales, y, as, a representaciones de la realidad tal cual esta es percibida e

    interpretada por los productores del arte y del conocimiento34. Esto se da a travs

    32

    La autora cita aqu a Saliba, Elias Thom, Razes do riso []. 33

    [...]. 34

    La autora cita aqu a Casanova, Pasacle, La repblica mondiale des lettres []

  • 20

    de la manipulacin del propio lenguaje literario, de la fabulacin de los personajes,

    de la imaginacin y de sus conflictos, de la concepcin de la trama como

    encadenamiento de hechos dotados de una determinada lgica y sentido, y de la

    representacin del espacio por medio de tcnicas de descripcin.

    Ms all de eso, la relacin entre historia y ficcin sobrepasa la cuestin del

    compromiso con la verdad como marca de la especificidad de la escritura

    histrica, tal cual intent Machado de Assis en su Memorial de Aires, al atribuir al

    azar la frontera entre la verdad y la mentira, la realidad y la ficcin: Dejo aqu esta

    pgina con el fin nico de recordarme que el azar tambin es magistrado de

    mentiras. Un hombre que comienza mintiendo disfrazada o descaradamente,

    acaba muchas veces correcto y sincero35. Tanto la narrativa histrica como la

    ficcional tienen por origen el mito, como defini Paul Ricoeur. Ambas son formas

    de lenguaje que operan la sntesis y la recapitulacin de una trayectoria humana, a

    travs de procesos de seleccin y de organizacin que dependen antes que todo

    de los recursos del lenguaje y de la imaginacin de una historia, que para el

    historiador obedece a su intencin de escribir algo conforme a la verdad del

    pasado. En todas las culturas, la narrativa es una forma simblica a travs de la

    cual la experiencia del tiempo es pensada, de manera que el desorden de las

    posibilidades del movimiento y del desarrollo encuentra un orden, expresado por

    una trama en que las acciones humanas son introducidas, tornndose de esta

    forma posible organizar un mundo inestable y de experiencias discontinuas.

    Historia y ficcin son formas narrativas que buscan establecer una armona y un

    equilibrio de categoras diversas del tiempo36.

    Aunque ficticia, la obra literaria posee un efecto de real. La idea de irrealidad

    asimilada a las proyecciones ficcionales debe, por tanto, ser revisada, pues la

    ficcin ejerce un papel de revelacin y de transformacin de la experiencia

    cotidiana. Ella es reveladora, al exponer lo que est encubierto, pero que se

    representa en el centro de la praxis individual; es transformadora, una vez que

    interpretar una vida es sealar las posibilidades de su cambio. El descubrimiento y

    la invencin ocupan aqu el mismo espacio, porque la subjetividad no puede ser

    separada de las narrativas que la constituyen y que impiden que ella se reduzca a

    s misma. Ms all de eso, el proceso de lectura supone un pacto entre autor y

    lector, a travs del cual se establece que los acontecimientos relatados son parte

    del pasado de la voz narrativa y, a medida que la literatura es trasmitida al

    contexto de la actividad de lectura y del proceso de identificacin que ella opera,

    se definen las mediaciones de lo verosmil presente en el mundo de la obra y de

    la narrativa, escenificando comportamientos que el lector reconoce, identifica y es

    35

    [...] 36

    La autora cita aqu a Ricoer, Paul, Tempo e narrativa [].

  • 21

    capaz de imaginar. La significacin de la literatura no est, por consiguiente, en

    ella misma, sino en las posibilidades de interpretacin de su interaccin con lo

    real37.

    En la definicin de Ricoeur, la ficcin es casi histrica, tanto como la historia es

    casi ficticia38. La ficcin se asemeja a la historia, ya que los hechos no-reales que

    ella narra son, para la voz narrativa, hechos pasados, como aquellos que son

    objeto de la historiografa. Luego, la ficcin, casi histrica, confiere al pasado que

    ella narra la fuerza evocativa de una gran obra histrica. Este sentido casi histrico

    de la ficcin afirma el sentido casi ficcional del pasado histrico. La fabulacin de

    una intriga, que se mezcla a la historia, permite revelar posibilidades ocultas que

    no se concretizan, creando una visin retrospectiva del pasado efectivo en que

    este es imaginado de acuerdo con sus reales potencialidades. Discurso ficcional y

    discurso histrico se fundamentan, en sntesis, en el deseo de representar a

    travs del lenguaje hechos que poseen sentido de lo verosmil, una forma de

    similitud con la realidad. Historiador y ficcionista presentan los hechos como si

    ellos hubiesen realmente ocurrido, de acuerdo con lo que la narrativa figura y con

    lo que produce en ambas un efecto de realidad, pues la produccin de un idea de

    lo real, o sea, una representacin verosmil, es una condicin comn a la historia y

    a la ficcin literaria. En este punto, la ficcin encuentra su verosimilitud y su

    libertad en relacin a la prueba documental. Ms all de esto, tanto la narrativa

    ficcional como la histrica responden a una demanda social por representaciones

    imaginarias que actan en el sentido de la constitucin de la identidad de los

    individuos y de la sociedad, y ejercen una funcin mediadora en la asimilacin de

    lo nuevo39.

    En el discurso ficcional y no ficcional, un tema como la representacin de la

    naturaleza por la intelectualidad brasilera, entre las ltimas dcadas del siglo XIX y

    las primeras del siglo XX, tiene como una de sus peculiaridades el hecho de

    moverse con bastante fluidez entre el dominio de lo imaginario y el dominio de la

    vida material: las definiciones acerca de la relacin del hombre y de la sociedad en

    el Brasil con la naturaleza, el territorio, el medio, bases concretas del desarrollo de

    sus fuerzas productivas, se dan lado a lado de la representacin de las fuentes de

    su identidad universo fsico y sensorial, espacio de la memoria e imagen de

    pertinencia a la tierra. Por un lado, el proceso de perfeccionamiento tecnolgico y

    de expansin capitalista internacional, relacionado a la revolucin tecnolgica,

    demandaba una intensa y ms variada exploracin de recursos naturales y de las

    fuentes de energa, cuyo alcance ms que nunca extrapolaba las fronteras de los

    37

    dem. 38

    dem. 39

    La autora cita aqu a Leenhardt, Jacques, A construo do imaginrio pessoal e social atravs da histria e da literatura [...].

  • 22

    pases centrales. Este proceso se expres para la intelectualidad brasilera del

    perodo, en un ansia de actualizacin transpuesta en proyectos y utopas, en una

    conciencia aguda de las temporalidades sobrepuestas en la realidad nacional, y

    en una irrestricta admiracin por la tcnica como medio de liberacin del hombre

    frente a las limitaciones dictadas por la naturaleza.

    Por otro lado, el mundo natural est indeleblemente impreso en la percepcin

    humana, siendo capaz de movilizar una compleja moldura de mitos,

    significaciones, imgenes y recuerdos, que se afirman como un sustrato cultural

    que es fuente de un sentido de trascendencia y medio de acceso a la

    ancestralidad. Las imgenes y manifestaciones de la naturaleza estn

    relacionadas a una nocin de lo que es sagrado, una vez que, como demostr

    Simon Schama, la cultura humana incorpor a s la naturaleza como una

    verdadera obsesin, elaborando a partir de ella una tradicin mtica de gran

    riqueza, profundidad y complejidad, expresa en formas de culto que no se limitan a

    las culturas primitivas, y con las cuales el hombre moderno an convive. Cultura y

    naturaleza no se excluyen, en la medida en que, como fuente de smbolos y

    escenario de la memoria, el mundo natural est decisivamente inserto en el deseo

    del hombre, y asume, en cada momento histrico y en cada cultura, significados

    particulares cuya operacionalidad y movilizacin pueden ser revelados por el

    anlisis histrico. Los mitos de la naturaleza poseen, demostr el autor, una

    permanencia tan larga y tan sorprendente como su capacidad rpida de

    adecuacin a circunstancias especficas, y a instituciones que estn an bastante

    presentes en la vida moderna. Observar los mitos esenciales de la naturaleza

    como fuentes de identidad y permanencia no significa, por otro lado, negar que los

    espacios naturales tengan el poder de representar tambin los ms exacerbados

    conflictos y los ms violentos dramas sociales40.

    En la visin de Schama, la bsqueda de la rusticidad y de la fuerza primitiva de la

    naturaleza que viven dentro de cada ser humano ilustra, de esta forma, los

    vnculos indisolubles entre hombre y mundo natural, a contracorriente de las

    economas y de las sociedades capitalistas, alimentadas por la exploracin y por

    el control de los elementos de la naturaleza. A partir del siglo XIX, adquiri cada

    vez mayor repercusin en la cultura occidental el dilema entre el uso de los

    espacios y de los recursos naturales para el desarrollo y la continuidad de las

    sociedades modernas, y la creciente sensibilidad y reverencia para con las

    plantas, los animales y los lugares salvajes. Segn Keith Thomas41, esta

    sensibilidad emergi desde por lo menos el inicio del siglo XVIII, e hizo que el

    presupuesto modernizador de la imposicin del dominio del hombre sobre la

    40

    La autora cita aqu a Schama, Simon, Paisagem e memria [...]. 41

    La autora cita aqu a Thomas, Keith, O homem e o mundo natural [...].

  • 23

    naturaleza pasase a sufrir cuestionamientos cada vez ms intensos, creando una

    divisin de la conciencia moderna entre las demandas del mundo capitalista y una

    nocin de la necesidad de proteccin, conservacin y equilibrio entre el hombre y

    el medio natural, nocin que en el siglo XIX ya se encontraba bien difundida en los

    pases avanzados.

    El imaginario nacionalista incorpor est fuerza simblica de la naturaleza,

    especialmente porque fue capaz de elegir paisajes construcciones imaginarias de

    concepcin pictrica- que se tornaran en su propia expresin visual, elevados a la

    condicin de grandes smbolos colectivos. El paisaje no es slo una

    representacin, sino que es tambin la forma como somos capaces de percibir la

    naturaleza, como una referencia de constancia, duracin y pertenencia bastante

    adecuada para la afirmacin de la continuidad y del culto a la historia empotrados

    en la mitologa nacionalista. El escenario natural puede, en este sentido, ser visto

    como un objeto de memoria, que permite que el pasado gane contornos fsicos

    que ayuden a localizar y movilizar los recuerdos42. La naturaleza fue, por eso,

    adoptada como elemento del imaginario nacional, borrando el carcter reciente de

    la formacin de los Estados modernos en favor de la afirmacin de un destino

    mtico representado por la conformacin fsica de la nacin, sus escenarios y sus

    accidentes geogrficos43. El espacio natural su estudio, su elaboracin en el

    imaginario social y su representacin en la forma de paisajes adquiri, por tanto,

    gran importancia para la consolidacin del nacionalismo, tanto en la forma de

    conocimiento geogrfico, poderoso recurso para su legitimacin y fundamentacin

    social e histrica, como en la creacin de imgenes de la naturaleza identificadas

    con la fisionoma de la nacin44. Estos escenarios fueron alternativamente

    definidos por la cultura como smbolos de fuerzas y sentimientos diversos:

    exuberancia, bucolismo, temor, armona, arrojo, simplicidad, melancola,

    herosmo, orden, tranquilidad, desafo, trascendencia, misterio, son algunos de los

    sentidos que los paisajes fueron llamados a asumir, imprimiendo a circunstancias

    sociales e histricas especficas un sentido natural, por tanto incuestionable, ajeno

    a la historia, a la poltica, a la modernidad.

    42

    [...] 43

    La autora cita aqu a Magnoli, Demtrio, O corpo da Ptria [...]. 44

    La autora explica aqu que esta relacin entre la base natural y la nacionalidad encuentra correspondencia directa en la formacin de moderno conocimiento geogrfico. La geografa moderna se estableci en el mbito de la afirmacin de los estados nacionales europeos, habiendo el discurso geogrfico representado un papel central en la afirmacin del sentimiento de nacin y en la diseminacin de la idea de que la identidad nacional se fundaba en una dimensin espacial. Fue as establecida una correspondencia directa entre la dominacin estatal y la autoidentificacin de los individuos, que pasaron a referenciarse con una comunidad de intereses constituida por el propio Estado, en que lo nacional surga integrado y unificado a contenidos sociales y naturales. En el perodo de su sistematizacin como disciplina cientfica autnoma, la geografa se relacion profundamente con los procesos de disputa por el control de territorios. Moraes, Antnio, A dimenso territorial nas formaes sociais latino-americanas [...].

  • 24

    El nacionalismo, que encontr en la naturaleza una de las fuentes ms prolficas

    para la formacin de un imaginario de lo sagrado y de lo ancestral y, al mismo

    tiempo, arraigadas nociones de territorio y frontera, ocup en la vida cultural del

    siglo XIX una importancia singular, en correspondencia con la poltica imperialista

    que mova las naciones ms avanzadas a la bsqueda de nuevos espacios.

    Edward W. Said llam la atencin sobre el verdadero campo de lucha en que se

    convirtieron la geografa y las imgenes espaciales en la era del imperialismo, una

    vez que la tierra era el propio objeto de conquista45. La posesin del territorio era

    la mayor obsesin del tiempo y, en un pas como el Brasil, sometido al indirect rule

    de los pases centrales, dio origen a dos ideas bastante recurrentes en el

    pensamiento social. La primera, es la conciencia de la frgil condicin de las

    regiones desrticas, lo que creaba el imperativo de extender la institucionalidad

    nacional sobre el conjunto del territorio, cuya integridad deba defenderse a partir

    de su ocupacin efectiva, dada la inestabilidad de las fronteras. De ah emerge la

    nocin de colonizacin que defini mucho del discurso de la poca. Al mismo

    tiempo, se deseaba la incorporacin de la totalidad del territorio por la cultura. El

    imaginario brasilero encontrara las fuentes de la identidad nacional justamente en

    los espacios an no tocados por la mano destructiva del progreso sobre los

    espacios tradicionales. Las ambigedades que de ah derivan son patentes: la

    construccin del futuro depende de una reapropiacin del pasado, a travs de la

    asimilacin de la tradicin a la propia cultura moderna. Por tanto, la lucha por la

    geografa que caracteriz la era de los imperios no se restringi a la estrategia

    defensiva de control del territorio, sino que abarc la creacin de su propia auto-

    imagen, pues al lado de la lucha por el territorio estaba la lucha por la cultura. La

    representacin de la naturaleza por la intelectualidad brasilera posterior a 1870,

    construy paisajes que asumieron significados esenciales en un momento en que

    eran elaborados proyectos de transformacin, dependientes, en buena parte, del

    conocimiento de la base geogrfica de la nacionalidad, del inventario de sus

    recursos y de su incorporacin a la cultura por medio de representaciones del

    espacio y de la naturaleza. De esa lucha por la geografa hizo tambin parte el

    establecimiento de relaciones entre la historia la formacin, el presente el

    diagnstico y la direccin del futuro la utopa, que se pretenda imprimir al pas.

    Eso demuestra la importancia de cuestionar el nfasis en la constitucin temporal

    del argumento y en la estructura del romance, y abarcar simultneamente la

    esfera geogrfica y espacial, de la cual depende el ordenamiento de informaciones

    primarias para la construccin de la trama segn las convenciones narrativas en

    vigor, tal como propone Said46. La notable conciencia espacial de la cultura

    brasilera de la poca est ciertamente relacionada a la nocin cada vez ms

    45

    La autora cita aqu a Said, Edward, Cultura e imperialismo [] 46

    dem.

  • 25

    corriente de las dualidades esenciales del pas, asimiladas a la heterogeneidad del

    espacio nacional de que da ejemplo el registro al mismo tiempo irnico,

    melanclico y estupefacto de Mateus de Albuquerque. Por otro lado, la afirmacin

    de la autoridad europea en pases como el Brasil se sirvi de un sistema de ideas

    en que los territorios perifricos de la economa capitalista eran concebidos segn

    su supuesta inferioridad geogrfica, racial y, luego, cultural y segn sus

    condiciones de produccin de insumos primarios, recepcin de inversiones y

    atencin de la demanda de mercados consumidores. La penetracin del

    conocimiento cientfico europeo en esos pases demuestra la necesidad de

    entender la posicin de su cultura en relacin a la cultura europea, en la cual ellos

    buscaron instrumentos, tantas veces perversos, para la definicin de su identidad.

    Las dimensiones asumidas por el trmino naturaleza en este trabajo apuntan a

    cuestionamientos diferentes y visiones del mundo distintas y muchas veces

    contradictorias entre s, pero que acaban por cruzarse y confundirse: instancia de

    lo sagrado, modelo de conocimiento, medio fsico, espacio de la barbaries,

    territorio a ser conquistado y colonizado, fronteras a ser definidas, ambiente de

    lucha por la sobrevivencia, espacio extico de los trpicos, fuente de riqueza en la

    forma de materias primas y terrenos, paisaje natural y rural, lugar de lo simblico y

    de los sensorial, espacio mltiple de la modernidad en su expansin continua que

    acorta las distancias y trasgrede la experiencia del tiempo. Esas dimensiones no

    caben dentro de categoras fijas, no obedecen a las fronteras entre teoras,

    escuelas o doctrinas, ni tampoco las anulan, nutrindose de sus conceptos y de

    sus visiones de mundo.

    El primer captulo de este trabajo tiene como problemtica el establecimiento de

    relaciones entre la naturaleza y las concepciones de nacionalidad en las obras de

    autores representativos del universo cultural brasileiro posterior a 1870. Esos

    autores encontraron en la naturaleza fuentes de interpretacin de la singularidad

    nacional, trazos constituyentes del carcter brasileiro y de la formacin de su

    sensibilidad, prefiguraciones de su destino poltico, diagnsticos de la realidad,

    expresiones de la historia y de la formacin cultural del pas. Utilizando obras de la

    literatura, de la historiografa, de la crtica literaria y del ensayismo poltico-social,

    intentamos encontrar el sentido de la idea de naturaleza en los estudios sobre la

    formacin y la esencia brasileira. Su referencial terico central es una nocin

    determinista de la ascendencia de las condiciones geogrficas clima, relieve,

    fertilidad del suelo, vegetacin, fenmenos atmosfricos como agentes

    responsables del establecimiento de las condiciones de sobrevivencia humana y

    como modeladores de las mentalidades. Al mismo tiempo, se consideraba que la

    conciencia era decisivamente formada por la imagen impresa por el mundo

    natural, despertando temor o resignacin, proveyendo condiciones ms o menos

  • 26

    facilitadas de alimentacin y abrigo, protegiendo o amenazando al hombre. La

    forma de la naturaleza habra sido, por tanto, generadora del carcter de los

    individuos, de las colectividades y, en ltima instancia, de las naciones.

    El segundo captulo tiene como tema las representaciones del conflicto entre el

    hombre y la naturaleza en el Brasil. El captulo anterior demostraba cmo la

    relacin de la sociedad brasileira con su base natural adquiri, las ms de las

    veces, un sentido negativo, expresando un conflicto inexorable entre los

    emprendimientos humanos y las condiciones del medio natural, dotadas de una

    ascendencia sobre el hombre que acabara por imponer serias limitaciones a la

    expansin de la civilizacin en el Brasil. En este captulo son estudiados los dos

    sentidos de la conflictiva relacin de la sociedad con el ambiente en el pas: la

    accin destructiva de la naturaleza en relacin con los designios humanos y la

    accin destructiva del hombre en relacin a la naturaleza. Se trata, esencialmente,

    de recuperar por la va de la literatura y del pensamiento social la representacin

    del establecimiento de la civilizacin a partir de la ocupacin de la tierra por las

    actividades sociales y econmicas. En este sentido, el acto inaugural, la fundacin

    de una comunidad humana en el territorio, es un acto de destruccin,

    generalmente por el fuego, personaje central y extremadamente asiduo en la

    literatura brasileira de la poca. Al mismo tiempo, se consideraba que la

    naturaleza tambin se mostraba cruel para el hombre en el Brasil, como

    demostraran, ejemplarmente, la literatura de la sequa y la literatura amaznica.

    Ese captulo tiene como referencia terica el darwinismo social, visin de mundo

    fundamentada en el conflicto entre los grupos sociales y el ambiente, y como

    lenguaje el naturalismo, que transform la indagacin sobre la naturaleza

    entendida como ambiente y como condicin esencial del hombre en un tema

    central. La realidad del medio rural brasilero fue escudriada por una literatura que

    explcitamente intentaba describir, analizar, teatralizar y, as, denunciar la violencia

    y la precariedad de las condiciones de vida y de los procesos productivos en el

    campo. Las representaciones de la naturaleza centradas en el conflicto y en la

    violencia son el tema de este captulo.

    El tercer captulo partir de una visin diametralmente opuesta de la vida rural,

    que convivi en la literatura y en el pensamiento social de la poca con la imagen

    de la lucha por la sobrevivencia contra la naturaleza hostil, analizada en el captulo

    anterior. En esta etapa, las temticas fundamentales son los sentimientos

    asociados al paisaje y al mundo rural, espacio en que la relacin hombre-

    naturaleza se da de forma ms inmediata realidad mltiple en la inmensidad del

    territorio nacional, aunque traducida, de forma amplia, por el trmino serto. En

    cuanto el captulo anterior busca recuperar el proceso de establecimiento de la

    presencia humana en la naturaleza, este captulo se concentra en el mundo rural

  • 27

    ya constituido, y en su transcripcin literaria, o sea, en los significados que l

    adquiri a los ojos de una lite intelectual urbanizada que lo observaba de lejos, y

    de acuerdo con una perspectiva, por lo menos, ambigua. El sustrato romntico

    que estableci los fundamentos del imaginario nacional con base en la

    observacin del paisaje y de las costumbres, percibi la vida en el campo a partir

    de categoras como el exilio, la nostalgia de los paisajes familiares, la memoria de

    la infancia, la formacin de la subjetividad, el simbolismo de los elementos de la

    naturaleza en su capacidad de revelacin identitaria. Creemos que este proceso

    est fundamentado, en la creacin de paisajes como imgenes del mundo natural

    en su permanencia, capaces de transmitir la sensacin de enraizamiento propia al

    sentimiento nacional y que, frente a un tiempo en aceleracin, se tornaba en el

    retrato del pasado en el presente, a ser suplantado o juiciosamente escenificado

    para su conservacin en la cultura, en la forma de paisajes-reliquias de un tiempo

    muerto que se negaba, no obstante, a desvanecerse de momento. En un contexto

    de modernizacin, ese mundo rural era percibido no tanto a partir de la distancia

    espacial, sino de la distancia temporal: su atraso lo condenaba a la destruccin

    inminente, de ah la necesidad de su conservacin y creacin en la memoria. La

    lamentacin del paisaje perdido, tanto por ser natural como por ser natal inclusive

    para la nacionalidad- define el sentimiento del serto en la vida brasileira, dividido

    entre la afirmacin de su papel de revelador de la autenticidad perdida y la

    condena de su obsolescencia. La emergencia de la literatura regionalista, gnero

    prolfico a partir de los ltimos aos del siglo XIX, se alimenta de una bsqueda de

    lo popular, de lo tradicional y de lo regional que no era, sin embargo, menos

    moderna, representando una demanda por la autenticidad de la cultura local como

    respuesta a la urbanizacin, a la desagregacin social y a la cosmopolitizacin.

    Las referencias conceptuales de este captulo son el imaginario romntico y sus

    formas fin-de-sicle.

    Espacio del conflicto y de la destruccin, refugio a las atribulaciones de la

    modernidad, depositario de la autenticidad nacional, el universo de la naturaleza

    fue tambin profundamente tocado por la modernizacin y por los deseos y

    sueos que ella sembr en las mentes entusiastas de la intelectualidad brasileira.

    Los consecuentes cambios en la percepcin de la naturaleza se expresaron en

    proyectos de transformacin de la actividad productiva, en el sentido de la

    armonizacin y de la superacin de los conflictos, en la utilizacin de los recursos

    modernos para la eliminacin de obstculos naturales hasta entonces invencibles,

    y en programas redentores dirigidos a un cambio radical de la sociedad a partir del

    campo. La confianza en la tecnologa y la perspectiva evolucionista modelaban el

    abordaje de la naturaleza, implantando una mirada transformadora y visionaria,

    que observaba cada elemento del mundo natural como una potencialidad de

    riqueza, desde que la tcnica interfiriese y lo convirtiese en energa y materia

  • 28

    prima. Otro resultado de esa modernizacin del mirar brasileiro en direccin a la

    naturaleza, es la emergencia de la perspectiva turstica, que se insinuaba en la

    curiosidad por paisajes pintorescos del territorio en la bsqueda de placer esttico,

    de sensaciones fuertes, de la imagen de lo ilimitado sumados a la velocidad y al

    confort de la vida moderna. Ese captulo tiene, por tanto, como base, textos

    dirigidos a la proyeccin del futuro, el mesianismo social, la prctica turstica y los

    pronsticos de una visin en que el conflicto con la naturaleza y la lamentacin por

    el pasado del antiguo mundo rural pudiesen ser de una vez enterrados.