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MV SAVGE BY FIN CUSTOMS

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MV Savage by FIN Custom, perteneciente al nº 217 de BIKER ZONE.

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Lo que abarcamos con la palabra custom es tan amplio, y en ocasiones

tan desconocido, que conviene mirar bien esta moto para contextualizarla

y darle sentido. No se ha buscado la perfección en la pintura, ni en el

pulido de las llantas o el acabado del chasis, pero ¡si ni tan sólo se han

montado dos estriberas iguales...! aunque jamás lo dirías.

Lo que abarcamos con la palabra custom es tan amplio, y en ocasiones

tan desconocido, que conviene mirar bien esta moto para contextualizarla

y darle sentido. No se ha buscado la perfección en la pintura, ni en el

pulido de las llantas o el acabado del chasis, pero ¡si ni tan sólo se han

montado dos estriberas iguales...! aunque jamás lo dirías.

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¡Si el Conde Giovanni Agusta levantara la cabeza! Él, tan firme defensor de lo tradicional, que sufrió en su propio Scudetto, la decisión de Giacomo Agostini de pasarse a Yamaha... ¿qué pensaría al ver esta moto con motor Suzuki y que nos recuerda a la del piloto más laureado de la historia? Esta hubiera sido una opción fácil, sen-cillamente documentarse y copiar un diseño tan popular en su época. Pocas motocicletas a lo largo de la historia han levantado tanta pasión en los circuitos como las MV Agus-ta, pero en este caso el parecido empieza en el colín... y acaba en él.El motivo para recordar estas vene-rables motocicletas italianas, no es otro que la última construcción que Fin Customs ha realizado partiendo de una Suzuki LS 650 Savage, una motocicleta que, en el fondo, ya conocían. En realidad los ingenieros de Suzuki adaptaron el primer mo-tor monocilíndrico que encontraron en los estantes en un chasis de estilo custom, que permitiera mon-tar doble amortiguador trasero, estriberas adelantadas, asiento bajo y por supuesto con cromados... muchos cromados... lo que hace unos años llamábamos, invariable-mente, custom. Pues ese motor, modificado a conveniencia, para entregar sólo 31 CV a 5.400 rpm, recordemos que es un 650 cc, es el encargado de mover a la ahora MV Savage. El motivo, o los motivos, por el cual se ha producido el pare-cido con las exitosas MV Agusta es

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un misterio. Hasta el punto de que incluso oímos comentarios de per-sonas que se acercaron, durante la sesión de fotos, que intentaban averiguar de qué moto se trataba y mencionaban (un poco a distan-cia y con la boca pequeña) que era una MV Agusta. Y es lo que nos ha invitado a que así fuera. ¿quiénes somos nosotros para dudar de la sabiduría popular?

EN APARIENCIAEn la MV Savage se han cuidado los detalles para que su acabado fuera, precisamente ese, una apa-rente dejadez en los detalles. Por ello las llantas han sido deficien-temente tratadas, o debería decir ¿premeditadamente tratadas?. El motivo es que la intención de Eloy es que pareciera una motocicleta que ha rodado en circuito, ha su-frido los malos tragos que los pi-lotos someten a sus motos en aras de conseguir buenos resultados en las carreras, y después... ha caído en manos de un restaurador, no demasiado cuidadoso, y sencilla-mente la ha matriculado, adaptado un faro, luces y, para darla a cono-cer y conseguir venderla, circula con ella a diario. El depósito y toma de combusti-ble es el de la Kawasaki KZ 400, una de las primeras motos de la fábrica de Kobe en Japón que lle-gó a España, vía EE.UU. lo que se conoce como las Kawasaki ame-ricanas. Pero el trabajo grabado,

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con la cifra 59, es obra de Eloy, un pequeño recordatorio del club motorista, integrado por rockers a bordo de sus rápidas cafe racers, más conocido del mundo. Las es-triberas, ya lo hemos mencionado, no son iguales, pero un excelente trabajo en los reenvíos –incluso ali-gerando su peso-, consiguen que ese detalle pase desapercibido. Numerosos orificios, destinados a la eliminación de peso se reparte, desde las tapas laterales, bajo el asiento, a la chapa que oculta el piñón de salida del motor y el cu-bre cadena, operaciones que eran, son, muy habituales cuando una motocicleta se utiliza en competi-ción. El escape es un Supertrapp. Los amortiguadores son uno de esos premios que se entregan en algunos Bike Show, es decir, renta-bilizan el trabajo siguiente con los beneficios obtenidos del anterior. La frenada posterior es por tam-bor, un simple leva que ahora no sufrirá del temible “fadding” que en ese tipo de frenos hacía inútil confiar en él cuando se calentaba. Para evitarlo Iván ha instalado una toma de aire fresco encauzada directamente hacia el forro interior del buje, lugar en el que se apoya la mordaza y ha realizado una pequeña apertura, de salida infe-rior, que permite, con el giro de la rueda, evacuar el aire caliente.

La transmisión es la misma que en la Savage de serie, es decir, correa dentada, por lo que también con-serva la polea original, así como la llanta, la misma montada en su día en la factoría de Hamamatsu, sien-do la delantera de 19 pulgadas y la trasera ¡de 15 pulgadas!, con gomas

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de 100 delante y 140 detrás.Aunque algunos no lo creerán, el manillar es el original... pero ha sido cortado, ahora es un dos pie-zas, y girado, para que el pilot... perdón, conductor, pueda adquirir la posición más aerodinámica posi-ble. Encarando las torres el asunto del manillar ha quedado bien re-suelto. Esconderse detrás de la es-cueta cúpula no resulta fácil pues es una motocicleta, lo habitual en el mundo de la competición sobre asfalto, para conductores de talla pequeña. La unión al faro –con óptica amarilla- de la cúpula se ha realizado con estaño, de ahí el

bonito acabado conseguido. Y tras este se encuentra el velocímetro, personalmente preferiría un reloj tacómetro, pero no se trata de una moto de carreras antigua, aunque pudiera parecerlo. De hecho la matrícula lateral es la de una vieja Lube, que nadie se lleve a engaño, pero por supuesto está dotada de luz de posición e incluso de catadióptrico. En cuanto al motor ha sido convenientemente tratado, pintando el cilindro y puliendo la culata, con la toma del filtro del aire orientada hacia adelante. Este propulsor se caracteriza por ser “cuadrado”, me explico, tiene exactamente la misma cifra, 94 mm, tanto en diámetro como en carrera. Esta estructura aporta motores que gustan de girar alto de vueltas. Si el diámetro es me-

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nor que la carrera se denominan “carrera larga”, propulsores tran-quilos aptos para ruteras, que no es el caso. Si en cambio es mayor la cifra del diámetro que la de la carrera, se trata de motores “su-per cuadrados” aptos para compe-tición y de aspiraciones deporti-vas. La Savage, y por ende, la MV Savage se encuentra en el término medio. Menos mal que es una custom, aunque aquello de que las custom son motos tranquilas es un bulo que, algunos. aún creen. De hecho, ¿por qué demo-nios va a llevar un motor de corte tranquilo, cuatro válvulas por cilindro? Las palancas de freno y embrague han recibido, una “cura de adelgazamiento”, eliminando la bola de su extremo, y afinando las aristas, un trabajo meticuloso cuyo resultado habla por sí sólo. Llegados a esta parte hay que mencionar la piel de los puños, la misma que cubre el asiento, el co-lín y los protectores laterales del depósito. Es piel genuina, material noble que cada vez resulta más difícil, por no decir imposible, en-contrar en las motocicletas actua-les, salvo honrosas excepciones. Como la piel de las chaquetas de los arriesgados miembros del Club 59. Seguro que esta moto, pequeña, sencilla, austera, que ha recibido un importante recorte de peso, sería de su agrado.