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REVISTA HISTORIA NAVAL INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVAL ARMADA ESPAÑOLA AñoX Núm. 36

Nº 36 1992 - Biblioteca Virtual de Defensa

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REVISTA

HISTORIA NAVAL

INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAÑOLA

AñoX Núm. 36

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INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVAL

ARMADA ESPAÑOLA

REVISTA

DE

HISTORIA NAVAL

AñoX 1992 Núm. 36

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REVISTA DE HISTORIA NAVAL

CONSEJO RECTOR:

Presidente: Director del Instituto de Historia y Cultura Naval, José Ignacio González-Aller Hierro, contralmirante.

Vicepresidentey Director: José Cervera Pery, coronel auditor de la Armada.

Vocales: Secretario general del Instituto de Historia y Cultura Naval, JuanAntonio Viscasillas Rodríguez.Toubes.

Redacción: María Vigón Tabar, Lola Higueras Rodríguez, Luisa Martín-Merás,Hugo O’Donnell y Duque de Estrada, Isabel Hernández Sant.

Administración: Ovidio García Ramos, comandante de Intendencia de la Armada,Cristina Sánchez de Neyra Espuch.

DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN:

Instituto de Historia y Cultura NavalJuan de Mena, 1, 2. plta.28071 Madrid (España).

IMPRIME:

Servicio de Publicaciones de la Armada.

Publicación trimestral: primer trimestre 1992.Precio del ejemplar suelto: 650 pta5.

Suscripción anual:

España y Portugal: 2.600 ptas.Resto del mundo: 30 $ USA.

Depósito legal: M. 16.854-1983.ISSN-0212-467X.NIPO: 098-92-007-7.

Printed in Spain.

CUBIERTA: Logotipo del Instituto de Historia y Cultura Naval.

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SUMARIO

Págs.

NOTA EDITORIAL• 5

La dimensión humana colombina en la obra del profesor Taviani,por José Cervera Pery. 7

Lascampañas navales de las guerras médicas (1), por Julio AlbertFerrero11

Sob,e las fuerzas navales sutiles españolas en los siglos xviii y xix,por Carlos Martínez-Valverde31

Reflexiones en torno a la situación de la Armada Española hacia1898, por Antonio Téllez Molina 55

Naos españolas en el Pacífico, por Amancio Landín Carrasco 69

Revivir la Hispanidad, por José Luis Tato81

Documento87

La Estrategia Naval en la Historia: Principios estratégicos establecidoshace dos milenios, por F. Fernando de Bordejé y Morencos .. 93

Noticias Generales, por Dolores Higueras Rodríguez101

La Historia Marítima en el Mundo, por Luisa Martín Merás 105

Recensiones107

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COLABORAN EN ESTE NÚMERO

José Cervera Pery es coronel auditor y periodista. Diplomado en Tecnología de la Informacióny en Derecho Internacional. Miembro de la Real Academia de la Historia y autor de una seriede libros de Historia Naval. Conferenciante y articulista, en la actualidad es jefe del Departamento de Cultura del Instituto de Historia y Cultura Naval, y jefe del Servicio Histórico delCuartel General de la Armada. Actual director de la REVISTA DE HISTORIA NAVAL.

Julio Albert Ferrero es vicealmirante de la Armada en situación de reserva. Especialista entemas estratégicos, ha publicado numerosos trabajos en la Revista General de Marina, siendoigualmente colaborador de la REvIsTA DE HISTORIA NAVAL. Es presidente de la Asociación deEstudios del Mar.

Carlos Martínez-Valverde es contralmirante de la Armada. Prolífico autor, sus aportaciones ala Historia Marítima española, tanto en la Revista General de Marina, como en la REVISTA DE

HISTORIA NAVAL, son sobradamente conocidas. Ha presentado, asimismo, trabajos, tanto detamas históricos como de actualidad, en diversas publicaciones de índole especializada, colaborando también en la elaboración de la Enciclopedia General del Mar. No es posible dejar demencionar también su faceta como ameno conferenciante.

Antonio Téllez Molina es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Complutense deMadrid y profesor agregado de Bachillerato. Su trabajo se centra en el estudio de la política enEspaña a principios de siglo, concretamente en el desastre de Cuba. Ha realizado varias publicaciones en revistas especializadas.

Amancio Landín Carrasco, doctor en Derecho, coronel auditor de la Armada (r), miembrocorrespondiente de la Real Academia Gallega y de la Real Academia de la Historia, vocal dela Junta del Patronato del Museo Naval y miembro de honor de la Asociación Española de Estudios del Pacífico,es autor, entre otras obras, de las tituladas Vida y viajes de Pedro Sarmientode Gamboa (1945), Mourelle de la Rúa, explorador del Pacífico (1971 y 1978), Islario españoldel Pacífico (1984), Miscelánea marinera (1984), Galicia yios descubrimientos oceánicos (1991),Descubrimientos españoles en el Mar del Sur, en colaboración (1991), y España en el mar.Padrón de descubridores (1992).

José Luis Tato Tejedor, capitán de navío, ha sido director de la Revista General de Marinadurante los cuatro últimos años y anteriormente fue subdirector de la misma. Actualmente, ensituación de retiro, forma parte de los Seminarios de Relaciones Internacionales del InstitutoEspañol de Estudios Estratégicos (CESEDEN). Estos temas, relativos a política internacional,estrategia general y naval e historia, constituyen una constante en sus aportaciones a diversaspublicaciones especializadas en dichas materias. Asimismo, es miembro de la AsociaciónAtlántica Española y de la Fundación Humanismo y Democracia.

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NOTA EDITORIAL

No por anunciado fue menos esperado. 1992, con toda la carga emocionalque conlleva, está ya entre nosotros, y la REvisTA DE HISTORIA NAVAL, queen modo alguno podía ser ajena al acontecimiento, quiere unirse a la serie deconmemoraciones que lo enmarcan como uno de los fastos más trascendentesde la última década del siglo.

Entre las aportaciones históricas que han de dotar a la conmemoración delV Centenario del Descubrimiento, figura en lugar destacado la obra del senador, vicepresidente del Senado de la República italiana, honorable profésorPablo Emilio Taviani, uno de los más profundos tratadistas del tema colombino, a lo largo de una dilatada y admirable producción editorial. La REvIsTA

DE HISTORIA NAVAL se complace en dar testimonio de ello, rindiéndoleunmerecido homenaje con el estudio introductorio que abre las páginas de esténúmero. Tributo merecido al ilustre hispanista de la nación latina, que tantoha contribuido a estrechar los vínculos culturalesy. afectivos con nuestro país.

Aunque el tema del Descubrimiento y sus connotaciones hábrán de estarmuy presente en toda la planificación del año, y que en este número tienentambién su presencia en los trabajos de Amancio Landín y José,Luis Tato,con tanta experiencia histórica acumulada, otras facetas del comportamientonaval tan diverso como enjundioso, en su talante historiográfico, dej&n también su impronta. Así, los estudios de los almirantes Albert F rero y Martínez-Valverde, sobre las campañas navales de las guerras médicas; y las fuer:zas sutiles españolas en los siglos XVIII y XIX, temas, si alejados en el tiempo,unidos por el nexo común del protagonismo naval. Junto a ellos, AntonioTéllez Molina nos traslada al escenario del 98, cuya revisión histórica es también un reto pendiente.

Una nuevt sección se incorpora también con el año: «La estrategia navalen la Historia», en la que la experta pluma del contralmirante Bordejé nossitúa, con indiscutible autoridad, ante una serie de reflexiones que irán matizando aspectos esenciales de esta importante ciencia en relación con la actitudnaval ante la Historia, y de la que el hasta hace poco tiempo director del Instituto de Historia y Cultura Naval es un conocedor a fondo.

Completan el número las secciones habituales de Documento, NoticiasGenerales y la Historia Marítima en el mundo, que junto a las Recensionesofrecen desde el escaparate del 92 la rotunda convicción de que aún haymucho que decir.

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LA DIMENSIÓN HUMANA COLOMBINAEN LA OBRA DEL PROFESOR TAVIANI

(Una reflexión en su homenaje)

José CERVERA PERYDirector de la REvIsTA DE HISTORIA NAVAL

Escribir todavía hoy sobre Colón y el descubrimiento entraña grave riesgos si no se tiene la necesaria sensibilidad y firme convicción para hacerlo,porque pocas figuras existen en la historia de la humanidad tan fascinante,profunda y enigmática, y que más controversias o apasionadas polémicashayan suscitado que la del almirante de la Mar Océana. Su personalidad, tanrica en matices, no se verá sin embargo ensombrecida por el aporte de sudimensión humana, de la que no se saben demasiadas cosas. La falta de pruebas documentales de gran parte de sus actuaciones sigue constituyendo unreto histórico al que se enfrentan historiadores e investigadores. Es importante y plausible que persona de tan innegable solvencia y autoridad como ladel profesor Paolo Emilio Taviani trate de profundizar con dos excelentesaportaciones, en el desvelo de los grandes y pequeños misterios que la vida detan eminente como controvertido navegante sigue ofreciendo.

Quizá todo el problema de la concepción ypreparación del viaje colombinomerecería ser nuevamente sometido a examen. Con esta frase, tomada del geógrafo italiano Roberto Almagia, abre su espléndido libro el honorable doctorPaolo Emilio Taviani, vicepresidente del Senado de la República italiana yprofesor de Historia Económica de la Universidad de Génova. Y no creo quenadie pueda mostrarse en desacuerdo con esta reflexión que el citado profesor establece en sus páginas introductorias. Se trata de un hecho evidente quemerece la pena destacar con la profundidad y buen tino con que lo hace, y quele permite una objetiva valoración de su alcance, ya que el mérito inicial consiste esencialmente en haber tenido el coraje suficiente para situar a Colón ensu exacta dimensión humana, naturalmente complicada y pluriforme de porsí, pero donde la claridad expositiva constituye el factor primordial de unsugestivo tratamiento, enriquecido con un amplio repertorio de apéndicesdocumentales que acreditan la identidad del trabajo desplegado en los archivos.

Para el profesor Taviani no existe la menor duda de que efectivamenteCristóbal Colón nació en Génova —y con ello confirma los testimonios deilustres historiadores, entre los que de modo destacado sitúa a don AntonioBallesteros Beretta—. En este sentido se muestra profundamente dogmático,y considera que todas las especulaciones que han surgido en torno al lugar desu nacimiento son consecuencia directa del exagerado nacionalismo de lossiglos xix y xx. No es menos cierto que Colón y los suyos trataron siempre deocultar el lugar de su origen, procurando con ello quizá evitar el conocimiento

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JOSÉ CERVERA PERY

de su modesta estirpe. El propio almirante y su hijo Hernando pusieron todoslos medios para que el enigma quedara sin descifrar, pero dando al mismotiempo las pistas para que otros las siguieran. Hoy el hecho de su nacimientoparece cuestión fuera de toda duda.

La personalidad colombina ha sido permanentemente estudiada desde susorígenes, pero el tema no se muestra agotado ni mucho menos. Quizá seaAndrés Bernáldez, el cura de Los Palacios, el que mayores datos nos suministre sobre la misma. Así como Pedro Mártír de Anglería nunca menciona susconversaciones con el descubridor, Bernaldez, por haberlo tenido de huésped, se ocupa detenidamente de trazar el personaje, ya que nada menos quecatorce capítulos de su historia de los Reyes Católicos, Don Fernando y DoñaIsabel, están dedicados a Cristóbal Colón y a su empresa. Su comienzo ya evidencia el respeto que le impone su figura. En el nombre de Dios Todopoderoso. Hubo un hombre de tierra de Génova, mercader de libros de estampas quetrataba en esta tierra de Andalucía, que llamaron Cristóbal Colón, hombre demuy alto ingenio sin saber muchas letras, muy discreto en el arte de la cosmografía y en .el repartir del mundo. Estas observaciones son muy valiosas porvenir de persona que convivió con el biografiado, y que denotan que Colón noera el hombre de cultura notable como a veces ha querido presentarse por susapologistas.

De aquí posiblemente surja la idea colombina del descubrimiento, fraguada en una curiosa mezcla de verdad y error. De Marco Polo y de la ImagoMundi, de Pedro de Aylli, obtiene la certeza de que la distancia de España—desde donde por fin va a proyectar su gran aventura— a la India no es muygrande. El mapamundi de Toscanelli y su derrotero sugería inequívocamenteque la ruta occidental hacia la China y el camino de las especies no era muylargo y bastante seguro. Algunos pasajes bíblicos, y además los versos deSéneca de que el mar descubrirá mundos nuevos y no será Thule la última tierrale influirán de modo decisivo. Ciertamente no por sus estudios (pues no es uninvestigador ni demostrado científico), sino por lecturas improvisadas, con lafe del autodidacta, absorbió Colón la impronta de su tenacidad, rasgo esencial de su carácter, de una firme personalidad presente a lo largo de sus viajesy aún después de ellos.

El retrato que Colón hace de sí mismo revela que lejos de ser un temerarioirresponsable era un navegante muy experto. Todo lo que fasta hoy se navega—afirma— lo he andado. Trato y conversación he tenido con gente sabia... Enla marinería me hizo nuestro Señor abundoso; de astrología lo que abastaba,y así de Geometría y Aritmética y engenio en el ánima y manos para dibujar lasesferas...; me abrió Dios nuestro Señor el entendimiento con.mano palpable aque era hacedero navegar de aquí a las Indias y me abrió la voluntad para la ejecución dello. Ya sabemos que el cura de Los Palacios lo describe como unhombre de alto ingenio y muy diestro en Cosmografía. Por tanto los conocimientos de Colón eran bastante superiores a los cosmógrafos de su época,pero aún así no pudo deshacer el error —el más fecundo error, como ha sidocalificado por Hanke— acerca de la proximidad relativa entre las costas occidentales de Europa y las orientales de la India.

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LA DIMENSIÓN HUMANA COLOMBINA EN LA OBRA DEL PROFESOR TAVIANI

Colón se extravía a veces por su inconformismo, fogoso e incapaz de freno, en cuyo ánimo aparecen y chocan multitud de ideas y proyectos, no siempre acertados o armónicos; una amalgama ciertamente confusa de grandesverdades y grandes errores, que lo definen y afirman desde su dimensiónhumana. El hombre por el que tanto se interesa el profesor Taviani sin despojarlo de su ropaje romántico, porque Colón es ante todo un soñador, un espíritu genial que vio más allá de donde pudieron ver sus contemporáneos. Así,la vida del genio está contada siempre desde el ángulo humano, sin que pierdanunca su condición de hombre; sin olvidar que en el hombre existe tambiénlo equivocado y arbitrario.

Hay un Colón metafísico, que es el que exige acaso más esfuerzo de comprensión.y que es el Colón de los contrastes; el que vive profundamente ilusionado por culminar la ruta de las Indias y del amargor de verse incomprendidoo tachado de iluso. Ese Colón atormentado que parece quedar cubierto porel enigma que va desde la historia a la leyenda, y que tan mal ha sido tratadopor Madariaga cuando lo califica de hombre misterioso, despótico, ambiciosoy de una avaricia sórdida. Sin embargo, si de una vez para siempre se deseacomprender el genio colombino, con todas sus contradicciones, es preciso nodescolocarlo de la Europa de su tiempo ni, pór supuesto, desplazarlo de suvigorosa condición humana, sensibilizada y dinamizada precisamente atravésdel enigma de su vida. Colón habría de ser, por tanto, un gran europeo, enuna Europa que entonces se llamaba la Cristiandad. Un europeo modernopor sus contactos, sus proyectos y sus relaciones con el entorno continental,y algo quizá por su formación y su integración mental en el destino de una ideaeuropea concebida en su totalidad. Porque la Europa que intuye Colón no esya la Europa única a la manera carolingia o medieval, sino que ha de perfilarse a través de su Estados nacionales. Fue un europeo por la’gran aventurade su vida y por las ciudades de su formación profesional o experiencia náutica. Vive en la convicción de que ha de proyectar Europa —todavía no’ sabe sia través de Inglaterra, Francia, Portugal o España— más allá de sí misma,pero este europeo, de espíritu universal, vivirá sin embargo a lo largo de suexistencia una situación cargada de paradojas. Su vida estará marcada por lasnuevas experiencias, y por un cúmulo de insatisfacciones que habrán de dejarhonda huella en los rasgos de su personalidad. Consultando sus relaciones,testamento y otros documentos de su pertenencia se advierten las constantéscontradicciones. Nada traspasa el misterio, ni ofrece las menores luces parasu aclaración, porque todo Colón es una hipótesis colosal que desconcierta yaturde; unahipótesis abierta a todas las suposiciones y a todas las conveniencias, con una realidad firme en su vida: España y el descubrimiento.

Cabría preguntarse si es más importante, por tanto, estudiar la fisonomíahumana que la dimensión estrictamente histórica de Cristóbal Colón. Para elprofesor Taviani ambos conceptos gozan de la misma importancia. Quiendetenidamente penetre en elfondo de sus planteamientos llegará a la conclusión de que es difícil separar la personalidad humana, en sus ricas facetas aveces antagónicas, de la proyección histórica del descubridor. Con Colón la

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geografía emprende un camino con perspectivas completamente inéditas,pero su drama humano es la pasión del poder. Es, por tanto, una gran figurahistórica, con una conjunción de hechos y circunstancias que la sitúan en unplano muy por encima de sus propias señas de identidad. Puede pensarse queColón haya sido desmitificado por el propio correr del tiempo, en que sonescasas las figuras que se mantienen enhiestas y que no sucumben al juicio crítico de las generaciones que se suceden. Colón, sin embargo, supera cualquier circunstancia coyuntural y su figura sigue popularizada hasta extremosnotoriamente increíbles. Se trataba de hacer algo nuevo, diferente, en la historia de la navegación; algo que de alguna manera transformase el espíritucientífico y geográfico de la época, y lo logró con creces. La pervivencia delpersonaje, a veces, va más allá de su obra, pero la trascendencia de la mismadiluye en otras la proyección de su autor. Es una compleja situación, de la queno siempre puede salirse airoso.

Hago estas reflexiones después de la lectura de los dos magníficos estudiosde Paolo Emilio Taviani, Cristóbal Colón, genio del mar y Cristóbal Colón:génesis del gran descubrimiento, una doble y substancial aportación quedebiera cerrar para siempre los oscuros horizontes de la incomprensión. Elmito de Colombo, la leyenda y la patria, su origen genovés en los análisisdocumentales, la familia, la casa, el origen genovés de su cultura, el hombreColombo, protagonista del gran acontecimiento...; facetas todas al encuentrodel personaje, que en Taviani adquieren un talante altamente revelador. Laimpresión que se obtiene tras la lectura es la de contar con una nueva perspectiva de la dimensión humana colombina a través de un estudio enjundioso queacumula un esfuerzo de años, concretado en el incesante acopio de documentos y en el dominio de una técnica narrativa, ágil, directa e irreprochable ensu claridad expositiva. Con afirmaciones bien sostenidas y conclusiones convincentes. El concepto europeo de la figura colombina, a salvo de sus distintasconfrontaciones con los reyes de su tiempo, hasta que encuentra el firmeapoyo de los Reyes Católicos, son aspectos enaltecedores de un esfuerzo queratifica en su calidad y demuestra en su planteamiento, y en el valioso aportedocumental que lo enriquece, el talante meritorio de su ilustre autor.

Como ha escrito López Ibor, el hombre se pasa la vida tratando de entenderse a sí mismo, y la historia de la humanidad surge desde el gran intento delhombre de realizarse, es decir, de entenderse cabalmente. Colón posiblemente terminó entendiéndose, aunque no lo supiera, y consiguió a la postreese halo de gloria a la que sólo llegan loshombres fuertes que saben de dolores, fracasos y frustraciones. Y en la vida de Colón, y su dimensión humana,tan magníficamente trazada por el profesor Taviani, hay más luces que sombras, pese a quien pese.

Es indudable que Cristóbal Colón, genio del mar, lúcido y visionario, descubrió América, pero no supo o no quiso descubrirse a sí mismo. En doslibros impecables, el honorable profesor Paolo Emilio Taviani sí descubre alhombre junto a su circunstancia...

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LAS CAMPAÑAS NAVALESDE LAS GUERRAS MÉDICAS (1)

Julio ALBERT FERRERÓVicealmirante (r)

Introducción

Desde el comienzo del siglo VII a. C. el mar Egeo, una vez eliminada lacompetencia fenicia, se había convertido en un lago griego. Hasta fines delsiglo VI a. C. impera la aristocracia. La posesión de una cultura y de una lengua hacía a los griegos dintinguirse de los bárbaros. El desarrollo del comercio borró las diferencias entre los habitantes de las distintas regiones, creandouna comunidad étnica y lingüística.

La lucha con los persas fue en defensa de una unidad cultural que se aseguraba a través de la lengua.

Las ciudades griegas en la costa occidental de Asia Menor (Mileto, Efeso,Focea) constituían una cabeza de puente en territorio bárbaro, limitando conel territorio de Siria. El espíritu aventurero griego, unido a las desigualdadespolíticas y sociales, produjo una fuerte emigración que se difundió por todala cuenca mediterránea. Grecia, que desde el siglo VIII a. C. constituía unaunidad geopolítica, desarrolló, gracias a sus colonias, un intenso comerciomarítimo favorecido por la existencia de sus costas-recortadas, por sus innumerables islas y dificultado por las difíciles rutas terrestres.

Los griegos crearon un sistema monetario completo, que ejerció graninfluencia en la sociedad helénica.

El choque entre helenos y bárbaros, conocido ordinariamente como lasguerras médicas, proporcionó a Grecia la conciencia de su unidad.

Antecedentes históricos

Existen en la historia de Persia dos períodos perfectamente delimitados:el primero de crecimiento hasta la confrontación con Grecia y el segundo, deconstante decadencia. El forjador de la grandeza persa fue Ciro el Grande,nacido en el año 580 a. C., dotado de una gran inteligencia política y de un singular talento militar. Realizó una brillante campaña militar durante seis años,ampliando las fronteras del imperio hasta el Mar de Aral y la India. TomóBabilonia, consiguió el acceso a las fronteras de Egipto, que conquistó su hijoCambises. El verdadero constructor de la unidad del Imperio fue Darío, quellegó a ocupar las tierras comprendidas entre la India y el Mediterráneo y consiguió transformar las masas armadas en un ejército organizado. Persia consideró la posesión de las ciudades griegas de Jonia como etapas parauna posterior conquista de tierras europeas con el propósito de llegar hasta el Danubio.

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JULIO ALBERT FERRERO

Conquistó Asia Menor, incluyendo las colonias griegas que bordeaban el MarEgeo. Darío, después de extender los límites del Imperio hasta el río Indo,cruzó el Bósforo e invadió Tracia. Al parecer se desplegó hacia el norte llegando a las bocas del Danubio, pero esta expedición no tuvo el éxito esperadoaunque consiguió el dominio de la parte meridional de Tracia. En general,esta campaña no contribuyó a incrementar el prestigio persa.

No está claro todavía qué fue lo que indujo a Darío a extender sus dominios por Europa. Parece, no obstante, probable que tanto los habitanteslibres de Tracia como los griegos simpatizaban con los griegos de la parteOriental del Egeo y del noroeste del Asia Menor bajo dominio persa, por loque Darío consideraba la necesidad de conquistar la península balcánica parapreservar la paz en la parte occidental de Asia Menor.

Debido al poco éxito alcanzado en la expedición al Danubio, algunas ciudades griegas del Bósforo, como Bizancio, Calcedonia y Antandro se sublevaron, consiguiendo Darío la pacificación de la zona y la conquista de Tracia.Como consecuencia, los marinos jónicos se vieron aislados del Mar Negro,con lo que disminuyó su comercio. En estas circunstancias estalló la revueltade Jonia en el año 499 a. C., que contó con el apoyo de Atenas y Eretria queenviaron buques de refuerzo y que terminó en el año 494 a. C. en la que laflota jónica fue destruida en la bahía de Lade. La ciudad de Mileto fue tomadaal asalto, sometiéndose rápidamente las demás ciudades jónicas. La flotapersa procedió a explotar el éxito de esta victoria conquistando las islas-estado del Mar Egeo. Esta revuelta fue la causa de la invasión persa, que sorprendió a las ciudades griegas con sus acostumbradas discordias.

En estas circunstancias, Darío envió a su yerno Mardonio, como comandante en Jefe de las fuerzas terrestres y navales, a restablecer el dominiosobre Tracia y a castigar a los griegos en la primavera del año 492 en un nuevointento de presionar sobre Europa. Se enviaron grandes refuerzos desde lacapital persa Susa hacia el Oeste. Las operaciones tuvieron éxito tanto enMacedonia como en la Tracia meridional restableciéndose la autoridad persa,pero después de la conquista su flota fue destruida por un temporal en elMonte Athos, extremo oriental de la triple península Calcídica, por lo que laexpedición posteriormente no prosperó. A pesar de esto, Darío no desistió decastigar a Atenas y Eretria por su ayuda a la revuelta jónica y procedió a modificar el plan de operaciones, ante la experiencia adquirida en la lucha contrala revuelta jónica y ante las dificultades encontradas por Mardonio en el movimiento combinado del Ejército y de la Marina a través de Macedonia.

Planes de campaña persa contra los griegos en el año 490 a. C.

Las dificultades aludidas, que Mardonio encontró a lo largo de la extendida derrota entre el Helesponto (Dardanelos) y Grecia aconsejaba establecer una derrota más corta a través del Mar Egeo desde la isla de Samos aEubea, apoyándose en las numerosas islas del Egeo. Sin embargo esta ruta

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marítima, a pesar de su poca extensión, hacía prohibitiva una expedición degran envergadura dado la limitada capacidad de carga y de transporte de losbuques de aquella época. Se necesitaba reponer abastecimientos con frecuencia y un gran consumo de agua. En consecuencia, Darío decidió limitar susobjetivos: Atenas y Eretria, por su ayuda inicial a las revueltas jónicas, auncuando sus miras eran las de conseguir una base avanzada en el Atica para suposterior conquista de toda Grecia.

El Ejército y la flota persa se concentraron en Cilicia, en la costa sur deAsia Menor, bajo el mando de Datis que reemplazó a Mardonio. AunqueHerodoto no señaló el número de hombres, sino sólo el de buques, 600 trieras, puede estimarse en un total de.72.000 hombres, dados los datos de que sedispone sobre la capacidad de estos buques, del orden de 120 hombres encada uno. Este número era de capitán a paje e incluía las tropas de desembarco. Algunos historiadores fijan en 4.000 hombres los que participaron en labatalla terrestre. En cualquier caso no se trataba de una operación de granenvergadura.

Aun cuando las batallas decisivas, tanto en tierra como por mar, transcurrieron durante la segunda expedición bajo el mando de Jerjes. Estas primeras, bajo el mando de Datis, sirvieron para obtener un mayor conocimientodel armamento, del potencial y de las tácticas enemigas.

Batalla de Maratón

La flota, con el Ejército a bordo, salió de Cilicia a finales de julio de 1490a. C. en demanda de la isla de Samos, perteneciente al archipiélago de lasEsporadas, en Jonia. Desde Samos se dirigió a la isla de Naxos, donde quemaron la ciudad (sus habitantes huyeron a las montañas) ,tomaron rehenes y tropas de las islas en su ruta hacia la ciudad Eretria, primer objetivo de la expedición, en la isla de Eubea. Esta ciudad, conocedora de la invasión, había solicitado ayuda a Atenas, que hizo lo que pudo aunque su ayuda fue modesta.Los persas encontraron resistencia y después de seis días tomaron la ciudadmediante un acto de traición, cometiendo pillajes y convirtiendo en esclavosa sus habitantes.

Después de una corta estancia, los persas cruzaron al estrecho de Euripohacia la bahía de Maratón, en un punto de la costa de Atica a 25 millas de Eretria y a una distancia de 26 millas por tierra y a 60 millas por mar de Atenas.El punto de desembarco era una playa de unas 5 millas de longitud, orientadadel nordeste al suroeste, protegida del nordeste por el monte Cynosura quese adentraba en la mar más de una milla. Desde la playa se extiende una llanura tierra adentro entre 1,5 y 2 millas, dividida por un torrente y limitada aambos lados por tierras pantanosas. Dos caminos conducían a Atenas, el másdirecto atravesaba unos montes que le hacían impracticable a la caballería, elotro, por el contrario, bordeaba la costa y resutaba muy apto para la caballería. Las planicies próximas a Atenas eran muy aptas para la acción de la caba

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hería, pero presentaban el inconveniente de que su proximidad a la ciudadhacía peligrosa la reacción ateniense ante el desembarco persa. La situaciónpolítica en Atenas proporcionaba una adecuada explicación de las cáusas deldesembarco en la bahía de Maratón, puesto que existía una fuerte división enlos partidos políticos. El partido Autocrático, liderado por Milcíades, eraantipersa; el partido Democrático deseaba que Hipias recobrase el control dela ciudad con la ayuda de los persas. El objeto probable de los persas aldesembarcar en Maratón no fue el dar la batalla allí precisamente, sino el dehacer salir de Atenas a su guarnición, mientras ellos podían esperar en Maratón el tiempo necesario para que una acción traicionera resolviera la situacióny en el caso de que la guarnición griega de Atenas llegase a Maratón. Así dispondrían de una mayor oportunidad para conspirar en la ciudad. En ambossupuestos, tanto si se producía la batalla como si no, parte desu ejército conla flota podría dirigirsea Atenas, que distaba sólo 60 millas, mientras que elresto podía contener al ejército griego allí en Maratón.

Previamente, los atenienses habían acordado una ayuda de Esparta. Conforme a ello, al tener noticias de la caída de Eretria, enviaron un mensajeropara conseguir la prestación acordada. Este volvió inmediatamente anunciando que por razones religiosas los espartanos tenían que esperar hasta laluna llena. Llegaron a Atenas el 1.° de septiembre. Los ateniensesse enteraron del desembarco el día 10. La fuerza ateniense estaba mandada por elpolemarca Calímaco. El más destacado de los generales atenienses era Milciades y es probable que su prestigio afectase a las decisiones del Consejo deGuerra. Aunque no se conoce con certeza la cantidad de las fuerzas atenienses, diversas consideraciones llevan a pensar que se trataba de 7.000 u 8.000hombres, frente a la estimación de unos 10.000 persas que desembarcaron enMaratón.

Cuando las fuerzas atenienses se desplazaban por la carretera interiordirecta pensaron en que se iban a. encontrar con los persas, que contrariamente permanecían estáticos en el llano junto a la playá en la que habíañdesembarcado de sus buques, fondeados en las proximidades de la playa. Losatenienses ocuparon las alturas, suposición era predominante. Los persas nopodían atacar, no quedándoles más alternativa que desplazarse por lacarretera de la costa, muy apta para la caballería o reembarco. Debió existir unacomunicación con Atenas, de modo que quedaron enterados que los espartanos iniciaron un movimiento sobre el día 8 deseptiembre después de la lunallena. El tiempo transcurría sin que en Atenas ocurriese nada, lo que obligabaa los persas a iniciar una acción decisiva antes de la llegada de los refuerzosespartanos, en consecuencia, es probable, aunque Herodoto no lo especifica,que los persas embarcasen parte del ejército con toda la caballería para dingirse directamente a Atenas, mientras el resto permanecía en posición paramantener al ejército ateniense fuera de la ciudad.

Es probable que el ejército persa permaneciese al nordeste del lecho deltorrente, entre éste y la zona pantanosa, con los buques próximos al promontorio de Cynosura para protegerse de los vientos de componente norte y nor

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deste. Esta situación les proporcionaba suficiente espacio de maniobra, tantopara la infantería como para la caballería, y su proximidad a los buques conlas popas hacia tierra les proporcionaba una posibilidad de reembarque anteun caso de emergencia. La parte de las fuerzas que debía contener a los griegos se desplazó hacia una posición en la orilla derecha del torrente Charadrapara poder tomar la carretera de la costa, al propio tiempo que se aproximabaal enemigo. Esta decisión se llevó a cabo el 9 de septiembre.

A la llegada a Maratón, los generales atenienses celebraron un Consejo deGuerra que dió como resultado la decisión de Calímaco urgido por Milcíadesde presentar batalla, si bien ésta debía esperar a la llegada de los refuerzos deEsparta. Se decidió que la batalla fuese conducida por Milcíades, que eralíder de su partido, un distinguido político y soldado, aunqué Calímaco norenunció a ocupar su puesto de honor como comandante en Jefe, en el queperdió la vida cuando perseguía al enemigo.

Al salir para Atenas la flota persa con la caballería y con las fuerzas del aladerecha a bordo, el resto avanzó paralelamente a la playa, con los buquessobre la playa a retaguardia dispuestos para el reembarque de las tropas.

La táctica persa consistía en atacar con armas por el centro y envolver. Enesta ocasión no contaban con la caballería, por lo que probablemente lesobligó a alargar la línea de batalla. Por parte griega, su táctica consistía en lacarga frontal con el combate cercano con lanzas y su punto débil radiçabaenlos flancos. Sin embargo, Milcíades reforzó los flancos evitando el envolvimiento persa, a expensas de debilitar el centro, y extendió la longitud de sulínea de combate.

La vista del embarque de la mitad del ejército persa, mientras que la otraala formaba cerca de la carretera de la playa, era claramente la ocasión queMilcíades esperaba, descendiendo el ejército ateniense de las colinas, formando a una milla de distancia frente a las fuerzas persas y avanzando lentamente hasta una distancia algo mayor del alcance de las flechas, parando yajustando la línea y al estar preparados se movieron con rápidez probablemente a través de la zona de fuego, con las lanzas en formación cerrada. Labatalla fue larga y encarnizada. El débil centro griego no fue lo suficientemente fuerte para arrollar a los arqueros persas, la élite del ejército, que también llevaban espadas crtas para el combate cuerpo a cuerpo. Por el contrario, el centro persa fue lo sufiencientemente fuerte para romper la débil líneagriega y siguieron hacia las colinas. Pero las dos pesadas alas atenienses envolvieron, arrollando las alas persas y cargando sobre el centro. En esta nuevaintentona los griegos debieron estar más cercanos a la playa que el enemigo,pero no se interpusieron.

En esta segunda fase, la acción resultó completamente favorable a losgriegos, que destruyeron el centro persa, persiguiendo a los enemigos hastala playa y apoderándose de los barcos, en los que los fugitivos trataban deescapar.

Los buques que se escaparon con las fuerzas derrotadas se dirigieron a laisla Aegilia a 8 millas de Maratón, donde habían confinado a los cautivos de

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Eretria, embarcándolos con el botín, siguieron a las otras fuerzas embarcadas, doblaron el cabo Sunion hacia la bahía de Phalenus, frente a Atenas.

Las fuerzas victoriosas griegas volvieron a Atenas con rapidez y acamparon en las colinas del puerto. Los espartanos salieron en luna llena y efectuaron la marcha sobre Atenas, a 140 millas en 83 días. Llegaron antes de lo esperado, horas después del retorno del ejército ateniense. Sin duda alguna supresencia contribuyó a disuadir a los persas, que después de una breve estancia en la bahía de Phalenus en espera de la incorporación de la segunda diviSión de la flota que traía a los cautivos de Eretria y a las fuerzas persas derrotadas, salieron para Asia.

Las pérdidas totales fueron 192 griegos y 6.400 persas; la lucha más durafue en el intento de apoderarse de los buques.

Los cautivos de Eretria fueron bien tratados y se establecieron en tierrascedidas cerca de Susa. La toma de Eretria supuso un pequeño triunfo paraDarío, cuya derrota minó el prestigio persa necesario para el mantenimientodel Imperio, por eso era indispensable un nuevo intento de conquista sobreGrecia.

El resultado de esta batalla no fue importante, aunque ha sido magnificado en la Historia, sin embargo, se ha descrito porque en los primeros tiempos la guerra naval consistía principalmente en unos desembarcos anfibios yseguidos de incursiones para conseguir botines y saqueo en los territorios enemigos. También conviene resaltar que las tácticas de la guerra terrestre teníansu aplicación en la guerra naval. La batalla de Maratón enseñó a los griegosel éxito de las lanzas sobre las flechas y la evitación del envolvimiento.

Preparación para la nueva campaña

El nuevo intento de conquista de Grecia requería mucho tiempo, la organización del Imperio exigía la movilización de tribus que suplementasen alejército regular. En el año 486 a. C. estalló la sublevación de Egipto, en el 485

• murió Darío, sustituyéndole su hijo Jerjes que concluyó la revuelta en el 484y previa consulta con su Consejo decidió iniciar los preparativos de una nuevacampaña contra Grecia, de acuerdo con los deseos de su padre, que duraronunos tres años. Se acumularon provisiones y municiones a lo largo de la líneade marcha en Tracia y Macedonia, se construyó un canal a través de la península de Athos para evitar su rodeo en caso de mal tiempo. Este canal, de 30metros de ancho y de 1,20 de fondo, con una longitud de 1,5 millas era, segúnHerodoto, la demostración de una ostentación más que una necesidad. Dadala gran entidad de la fuerza expedicionaria, imposible de transportarla pormar, se decidió cruzar los Dardanelos y marchar cruzando Tracia y Macedonia, bajo dominio persa, y llegar a Grecia desde el norte. Durante esta marchaa lo largo de la costa, el enorme ejército persa se suministraría de los depósitos previamente establecidos en Tracia y Macedonia y también de los buquesmercantes que transportaban suministros desde las bases en las costas de AsiaMenor, Siria y Egipto. Estos buques mercantes contaban con la protección ycobertura de la flota de combate.

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Este plan requería una gran cooperación entre la flota y las fuerzas de tierra, ya que el ejército era demasiado numeroso para obtener un apoyo logístico adecuado con los suministros locales y una derrota naval supondría uncorte en las líneas de comunicación con las bases persas. Las fuerzas persaspueden estimarse en 180.000 soldados y 130.000 hombres a flote, además delas dotaciones de los buques mercantes, en total unos 350.000 hombres.

Marcha del ejército persa

En el otoño del año 481 a. C., el ejército persa, que había sido movilizadoen Capadocia, empezó a desplazarse hacia Sardes, la capital de Lidia, en elAsia Menor occidental y en la primavera del año 480 a. C. estaba preparadopara iniciar la campaña contra Grecia. Los contingentes navales procedentesde las satrapías marítimas se fueron concentrando en la entrada de los Dardanelos. Sobre el 15 de abril, el ejército partió de Sardes y después de un mesllegó al Llano de Troya, sobre los Dardanelos, a pocas millas de distancia delos dos puentes de pontones, cada uno se componía de 300 embarcacionespara soportarlos enormes cables sobre los que se había construído la calzada.Aquí Jerjes empleó un mes en revistar al Ejército y a la Armada, comenzandosu avance sobre Tracia el 15 de junio. Al estar a unas 80 millas de los puentes,el Rey Jerjes detuvo la marcha en la boca del río Maritza para contar el ejército, terminando por lo tanto su organización. Herodoto fija en 1.700.000hombres, cifra que parece exagerada como ya se ha indicado anteriormente.Esta parada sirvió para varar los buques de la flota, limpiar fondos y carenar-los, en Maritza la flota fue revistada de nuevo y quedó organizada en cuatrograndes escuadrones. Según Herodoto, se componía de 1.027 buques de guerra procedentes de Asia y 120 se incorporaron desde Tracia, después de lainvasión 3.000 transportes y embarcaciones pequeña. Este último númeropodría ser una cifra aproximada. Cada uno de los escuadrones se componíade unos 300 buques e iban bajo mandos persas, que eran hermanos del rey ypríncipes del Imperio.

Cada buque contaba con un destacamento persa, además de su dotaciónde origen provincial. Se trataba de una fuerza persa y, por tanto, sus mandosse verían inclinados a luchar empleando la táctica persa, es decir, utilizandoarmas arrojadizas, de las que disponía la mitad de la flota, y envolviendo losflancos enemigos.

Desde el río Maritza el ejército se dirigió a Salónica, parte de sus efectivoscruzaron las montañas y la mayor parte se desplazaron por la costa. La flotapasó por el canal construido en la península Athos, incorporando buqueslocales y tropas en el camino, llegando a Salónica antes que el Ejército, distribuyéndose a lo largo de la costa hasta el río Varda. Jerjes, a su llegada a Salónica, embarcó en un buque de Sidón escoltado por la flota y se dirigió haciael Sur hasta unas 40 millas de la desembocadura del río Peneo, en el valle deTempe, de importancia militar. Durante este viaje del rey, una división delEjército se dedicó a abrir un camino a través de las montañas hacia Tesalia.

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Las cosechas recientes estaban al alcance en este rico país. A mediados deagosto el cuerpo principal del Ejército se había desplazado al menos por dosrutas hacia una nueva etapa de su avance, que le llevaba a entrar en contactocon la línea de defensa griega.

Preparativos griegos

Durante los años anteriores a la expedición de Jerjes, la política de Atenasestaba bajo el dominio del demócrata Temístocles, que se había instalado enel poder a la caída de Milcíades, y que estaba convencido de que la derrotapersa de Maratón no terminó con las intenciones persas de conquista. Temístocles transformó a Atenas en una potencia marítima al emplear los ingresosprocedentes de los filones auríferos de Lausión en la creación de una gran flota. En toda Grecia se había creado un mito como consecuencia de la victoriade Maratón, por lo que se subestimaba el poderío militar persa. Cuando lainvasión parecía inminente él convocó una conferencia de estados griegos enel istmo de Corinto para establecer el plan de resistencia. Se hicieron los planes generales. Resultaba deseable el dejar al enemigo el menor territorioposible. Por esa razón, el establecimiento de una línea de defensa en el norteresultaba preferible con el fin de hacer participar al mayor número de defénsores. Por otra parte, se consideraba que dada la gran entidad de las fuerzaspersas el istmo de Corinto era el único lugar donde se podía contener al enemigo. Por esta razón los pueblos del Peloponeso, entre los que se encontrabael ejército profesional de Esparta, querían atrincherarse en el istmo y presentar batalla allí. Por el contrario, los estados del centro y del norte de Greciapreferían, para salvar sus tierras y ciudades, el mantenimiento de una posición defensiva en el norte. Independientemente de la línea de acción que sedecidiese, era necesaria apoyarla con la flota, pues de otro modo la flota enemiga podría conducir a su Ejército a la retaguardia griega y hacer insosteniblesu posición seleccionada.

No parece que los espartanos, que eran los mejores soldados de Grecia,pero de miras estrechas, comprendieran completamente la importancia de ladefensa del territorio griego en el caso de que la flota griega fracasase en uncoñtacto éon la persa. Temístocles convenció a los aliados para utilizar flotacombinada griega, e insistir en establecer la línea de defensa en el norte. Laflota persa cubría los movimientos de los buques logísticos, por tanto unaderrota de aquella flota causaría la retirada del Ejército al faltarle su apoyologístico.

Cuando los persas llegaron a los Dardanelos, Tesalia convocó al Consejoen el istmo para pedir ayuda. Los griegos decidieron tratar de retener a Tesalia mediante la defensa del paso de Tempe, a 60 millas al sur de Salónica, yenviaron 10.000 hombres, equipados con armamento pesado, por mar hastael canal Euripo (entre la isla de Eubea y el territorio continental). Desembarcaron en el glofo de Volo, desde allí marcharon á Tempe, donde acamparon

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y se les incorporó la caballería de Tesalia. Es probable que después de su llegada supieran la existencia de otras rutas, además del paso de Tempe a travésde las montañas y por esto sus posiciones podían ser sobrepasadas. La expedición volvió al istmo de donde había partido y Tesalia, viendo que por sí solanada podía hacer contra los invasores, envió tierra y agua a Jerjes, en Salónica, en señal de sumisión.

La posición Termópilas-Artemisio

Después de regresar la expedición de Tempe, el Consejo de los Aliadosescogió el paso de las Termópilas como el sitio adecuado para contener lainvasión. Se trataba del único camino practicable a un ejército invasor parapenetrar en Grecia central, en varias ocasiones y en siglos posteriores se hacomprobado que ese era un punto clave. Además su situación geográfica permitía la cooperación eficaz de la flota con el Ejército durante el paso.

Las Termópilas era una posición excelente para una acción conjuntadefensiva por tierra y por mar. Está a la entrada de la Grecia central sobre lacosta en el golfo de Malian. Una cadena de montañas impide el paso, dejandosólo un paso estrecho de menos de 15 metros entre el mar y la montaña. Elgolfo se abre en el canal de Euripo entre la isla de Eubea y la costa griega. Laparte norte de esta isla ofrecía a los griegos la base necesaria para la flota yuna ensenada segura ante un ataque terrestre.

Mientras la flota pudiese permanecer en la zona de Artemisio, en la partenorte de Euripo, la numerosa caballería persa no podía actuar ventajosamente contra el ejército griego en las Termópilas, ya que sólo podía llevar acabo un ataque sobre un frente de 15 metros. La retirada de la flota supondríael abandono del paso, ya que el numeroso ejército persa podría lanzarse pormar directamente contra el flanco y las líneas de aprovisionamiento. La decisión de mantener la línea Termópilas-Artemisio se tomó después de una grandisputa.

Los estados del Peloponeso fueron persuadidos con dificultad de que ladefensa del istmo requería la presencia de las fuerzas atenienses con el restode la flota para prohibir el libre uso del mar por el enemigo.

Finalmente se convencieron de que para contar con la ayuda de la flotaateniense en la defensa de la línea final en el istmo debían establecer una líneade defensa en el norte, para salvar a Grecia central. Por esta concesiónEsparta exigió el mando combinado en el mar y en tierra. El comandante enjefe de la flota aliada fue el espartano Eurybiades, el de las fuerzas de tierrafue el Rey de Esparta, Leónidas, y se decidió mantener la línea de defensa enel Norte.

Iniciación de la campaña

Como se ha indiciado anteriormente, una división persa salió de Tesalónica poco después del 1 de agosto para abrir camino a través de las montañas

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hacia las llanuras de Tesalia. Estas noticias llegaron a los cinco días al istmo,por lo que las fuerzas combinadas aliadas se dirigieron hacia el Norte el día 11llegando a sus posiciones sobre el 18. Leónidas partió del istmo con 3.000hombres de la Liga del Peloponeso, con armamento pesado, que incluía a 300espartanos y algunas tropas con armamento ligero. Se les incorporaron unos2.000 hombres con armamento pesado procedentes de la Grecia central.Tomaron posiciones en el paso estrecho de las Termópilas sobre la costa yestablecieron en el pueblo de Albenoi, a retaguardia la base logística, dondelos buques de transporte podían llegar mientras la flota aliada estuviese enArtemisio.

La flota aliada, compuesta por 271 trieras y7 penteras de 13 estados griegos en coordinación con el Ejército, llegó a Artemisio a unas 40 millas al Estedel paso.

Los montes, en el campo del ejército griego, permitían avistar el canal de

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Euripo hasta Artemisio y las señales de humo durante el buen tiempo permitían el enlace entre ambas fuerzas.

Artemisio estaba frente a la entrada del golfo de Volo, cuyo uso sería muydeseado por el enemigo. A la llegada de la flota griega a Artemisio, Euribíades envió a tres buques en misión de búsqueda hacia el enemigo; se basaronen la isla de Skiathus.

Al propio tiempo se tomaron medidas a la entrada de los estrechos convigías y señales desde la isla de Skiathus, que resultaba visible desde la zonade la flota, avistándose la costa del promontorio de Magnesia y de todos losbuques que se aproximaban. Está claro que los del Peloponeso no teníanganas de establecer la primera línea de defensa fuera del istmo. Por el contrario, los atenienses eran partidarios de la ventaja estratégica que ofrecía lalínea de defensa del Norte. En este conflicto diplomático es probable que losespartanos no estuvieran dispuestos a defender los estados centrales con elejército del Peloponeso. Ellos prometieron el envío de refuerzos al Norte después de los grandes festivales que estaban celebrando, pero a pesar de laspeticiones de Leónidas nunca los enviaron.

Probablemente Esparta jugaba un doble juego. Envió a su Rey con los 300hombres de élite como precio por haberse asegurado el mando de la flota y delejército. Sin duda esperaba que las selectas tropas que había mandado inducirían a los estados centrales a enviar levas completas y completarían los cuadros con mercenarios. No cabe pensarque el Consejo de Esparta quisieradeliberadamente sacrificar a su propio Rey en las Termópilas.

Aun en el caso de que la flota fuese derrotada, las señales de humos y losbuques desplegados podían proporcionar a Leónidas suficiente preaviso y enel peor de los casos podrían huir por las montañas sin dar la oportunidad a unapersecución organizada.

Sobre el 13 de agosto, el ejército persa salió de Tesalónica camino de lasTermópilas. El ala derecha se dirigió hacia el Oeste, a 40 millas de la costa, yluego avanzó directamente hacia el golfo de Malian y las Termópilas, dondellegó el 26 de agosto, pero el ala izquierda, en la que iba el Rey Jerjes, protegida por mar, cruzó el paso de Tempe, girando paralelamente a la costa haciala ciudad de Lorissa y luego a Halus, en el golfo de Volo, donde estableciócontacto con la flota y probablemente se aprovisionó.

La flota persa destacó un escuadrón de reconocimiento, compuesto por 10buques, para explorar el canal Euripo. Este escuadrón encontró a los tresbuques exploradores griegos, eliminándolos, forzando a varar a uno de ellosen la desembocadura del Peneo, capturándolo, aunque la dotación escapópor tierra. Los otros restantes fueron cazados al Sur y capturados a la vista delos vigías griegos en la isla de Skiathos, que informaron del incidente porseñales de humo a la flota.

Los buques de reconocimiento persas prosiguieron su avance, penetrandoen el canal Artemisio, en donde tres de ellos se perdieron en la entrada de lasRocas de Myrmex. Once días después de la salida del ejército, la flota llegóal cabo Sepias, fondeando al día siguiente,el 25 de agosto, en 8 líneas a lo

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largo del promontorio de Magnesia por falta de espacio en las playas. Ademásde las 1.324 trieras irían probablemente algunos cientos de transportes, formando convoy para el apoyo logístico del ejército en las Termópilas. Durantela noche se levantó un fuerte temporal de levante que produjo grandes daños.Muchos buques no pudieron salir a la mar y se perdieron en tierra. La mayorparte de los buques se salvaron alvararlos sobre las playas a los primeros síntomas de temporal, según la costumbre de la época. Según Herodoto se perdieron 400 trieras y un número indeterminado de transportes. Estas cifrasparecen algo exageradas.

La flota griega no sufrió daño alguno por la tormenta. Herodoto dice queal ser capturados los tres buques en las costas de Magnesia, los griegos se alarmaron tanto que abandonaron su posición en Artemisio, pero esto tambiénparece poco probable ya que tenían una posición clave que habían ocupadodeliberadamente y parece extraño que la abandonasen sólo por la pérdida de3 buques. Pero no cabe duda que el temporal barrió el canal de Euripo y losbuques que no estuviesen varados buscasen refugio, que para los vientos delevante ofrecían abrigo la ensenada de Oreus, a dos o tres millas del canalArtemisio, pero pudo ocurrir que algunos buques pasasen de largo por lasTermópilas, dando lugar a que se informase como abandono de Artemisio.No obstante, como ya se ha indicado, la flota griega no sufrió daño alguno.

La tormentea duró tres días, durante los cuales las dotaciones persas enlas playas se dedicaron a salvar sus efectos o hicieron defensas alrededor desus buques, varados en las playas para protegerse de los habitantes. Los griegos conocieron el desastre de los persas por sus vigías de las montañas. Eltiempo, en la mañana del día 29 de agosto, amainó y laflota persa prosiguiósu movimiento.

Cuando los persas se apercibieron de la presencia de la flota griega enArtemisio, los almirantes resolvieron enviar un escuadrón que diese la vueltapor Eubea, subiese por el canal de Euripo y así evitase la retirada del enemigo. Parece que tanto en estrategia como en táctica los persas eran partidariosdel envolvimiento. De acuerdo con esto, el grueso principal rodeó el caboSepias y después de un viaje de 25 a 30 millas fondeó en Aphete, en el golfode Volo, mientras se destacaron 200 trieras que navegaron lejos de la islaEubea, circunnavegándola.

La flota griega volvió a ocupar su posición en Artemisio este mismo día yaparentemente no avistaron los movimientos del enemigo. A finales del día,una división retrasada, compuesta por 15 buques, rodeó el cabo Sepias y porerror no siguió a la flota en su fondeadero, avistaron a la flota griega y arrumbaron hacia ella, siendo capturados antes de que pudieran retirarse.

Batalla naval de Artemisio

• El día siguiente, el 30 dé agosto, fue descanso para los persas én Aphete,los almirantes inspeccionaron los buques y mientras, esperaban que el escuadrón destacado ocupase su posición. Un buceador griego, Scillos, que traba

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jaba en los naufragios en Sepias, se escapó e informó a los mandos griegos deldesastre y especialmente del viaje del escuadrón de circunnavegación. Comoconsecuencia de estas noticias se convocó un Consejo, que decidió dirigirsehacia el sur esa noche y atacar al escuadrón destacado persa alrededor deEubea. Este plan fue pronto abandonado, dejando al ejército griego en lasTermópilas preparado para atacar por tierra y por mar. Se trataba de sacarventaja a la dispersión de fuerzas del enemigo, que estaba desplegado envarias bahías en el golfo de Volo. Era posible que los buques de combate estuviesen en la parte oeste y que los transportes estuviesen adentrados en el golfopara suministrar a la parte oriental del Ejército que pasó con Jerjes por la ciudad de Halus.

El plan griego consistía en emplear toda su flota contra un enemigo dividido. Los griegos cruzaron los estrechos, a unas 8 millas de distancia, buscandouna acción por la tarde con la esperanza de que el combate terminase en lanoche y antes que el enemigo pudiese concentrar sus 900 buques contra los271 griegos.

La táctica griega consistía en buscar el combate cercano mediante el abordaje y la lucha de las armaduras metálicas con las lanzas de 2,5 metros y lossables cortos de los griegos, que aventajarían a los escudos de lino acolchadode los arqueros persas. Los persas salieron con plena confianza y contendieron con los griegos sucesivamente. Al principio, los griegos tuvieron ventajacapturando 30 barcos, pero al aumentar el número de buques hostiles formaron los griegos en círculo con las proas hacia fuera, los persas los rodearonesperando una victoria fácil pero la formación circular griega evitaba el envolvimiento, es decir, que no presentaba flancos a los persas, ya que los costadosy las popas de cada buque griego estaba protegido por un buque vecino y deeste modo la superioridad numérica de los persas no suponía ventaja algunaexcepto para relevo de las dotaciones exhaustas.

Después de los primeros éxitos de los griegos, el creciente número de losenemigos consiguió igualar el resultado del combate, que se interrumpió conla llegada de la noche.

Ambas flotas volvieron a sus zonas, dejando sorprendidos a los persas,que no habían conseguido nada. A su vez, los griegos tampoco tenían motivospara estar satisfechos. Habían comprobado que buque contra buque, y lancero griego contra arquero persa, los griegos resultaban superiores, pero labravura del enemigo y su elevado número hacía, a pesar de la superioridad delas armas griegas, la lucha desigual. La noche les había salvado y el escuadrónpersa que rodeaba Eubea evitaría el próximo día una huida hacia el Sur.

El día 31 de agosto llegó a Artemisio, procedente de Atica, un escuadróngriego compuesto por 53 buques y al mismo tiempo llegaron noticias de la pérdida del escuadrón que rodeaba Eubea frente a Hollows a causa de una fuertetormenta. Esta noticia cambió la situación y animó a los aliados, decidiendorepetir la acción del día anterior, saliendo de día tarde, lanzando un ataque yretirada bajo el amparo de la noche. El escuadrón persa de Cilicia, compuestopor 100 buques, ocupaba una posición avanzada, los griegos cayeron sobre

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ellos hundiendo varios buques; este combate no llegó a ser una acción generalizada y la flota regresó a Artemisio cuando llegó la noche.

El tercer día, eli de septiembre, los persas no esperaron a ser atacadoscomo anteriormente, salieron a mediodía y cruzaron la posición griega en laplaya del sur, donde los griegos estaban esperándoles. De nuevo, como el primer día, los persas desplegaron en una formación en forma de media luna enun intento de envolver al enemigo. Es dudoso que obtuviesen éxito en esteintento. Los griegos probablemente apoyarían sus flancos sobre la costa demodo que el enemigo no tuviese suficiente espacio para pasar por dentro yatacar desde la retaguardia.

Según Herodoto, los persas, en un desesperado intento, presionarondemasiado en la lucha, de tal modo que los buques actuaron desordenadamente, interfiriéndo entre ellos y a pesar de que no cedieron en la lucha consideraron una desgracia no haber vencido a un enemigo tan inferior.

Los griegos sufrieron muchas bajas, tanto en buques como en hombres,pero las pérdidas persas fueron todavía mayores. La acción no fue decisiva yambos bandos, terminado el combate, regresaron a sus fondeaderos. Lamitad de los buques atenienses quedaron averiados.

Como lección táctica de estos tres días de combate, puede obtenerse elque la superioridad individual de los griegos no fue suficiente para superar laventaja numérica persa.

Los griegos no pudieron vencer, en mar abierto, porque estuvieron abrumados por la posibilidad de quedar envueltos. Además, la gran superioridadnumérica de los persas indudablemente permitió los relevos en la lucha. Elesfuerzo de la batalla fue exhaustivo, tanto para los combatientes como paralos remeros.

Batalla de las Termópilas

El ejército persa llegó el 26 de agosto, como se ha indicado anteriormente,a su posición frentea los griegos en el paso, ocupando la llanura de Malian.Su aproximación a las Termópilas provocó la alarma entre los griegos y Leónidas envió mensajeros al istmo solicitando refuerzos al ejército principal quepermanecía allí, que nunca se le enviaron.

Jerjes esperó durante cuatro días, creyendo que los griegos abandonaríansu posición sin lucha. Mientras tanto se le incorporó la retaguardia del ejércitoy probablemente aprovechó este retraso para establecer contacto con su flota, que llegó el día 29 al golfo de Volo a sólo 3 días de marcha para los carrosdel ejército.

El día 30 de agosto los persas atacaron la posición enemiga en el viejomuro construido por los focenses en el paso de las Termópilas. Aunque suprincipal arma era el arco, atacaron con lanzas cortas y puñales. A pesar delos refuerzos, el ataque fue duro, no hicieron mella en los griegos a pesar delas pérdidas sufridas. FinalmenteJerjes envió a los denominados inmortales

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de su guardia personal, que fracasaron sin conseguir avance alguno y así finalizó el día.

La disciplina de combate griega fue francamente buena, no se limitó a ladefensa, sino al contraataque para retirarse y hacer que los persas alcanzaranlas partes estrechas del paso y atacarles de nuevo cuando estuviesen apiñadosallí.

Al día siguiente, el 31 de agosto, los persas atacaron de nuevo, creyendoque el corto número de los enemigos estarían incapacitados por los heridos yel cansancio, pero el día no les trajo mejor suerte y de nuevo se retiraron sinéxito.

Leónidas envió a 1.000 soldados focenses a los altos de un desfiladero queestaba a unas 17 millas sobre una garganta, con paredes verticales y en la quesólo se podía pasar en una sola fila, estaba a unos 1.000 metros de altura, bloqueando la fuerza que intentase pasar por la garganta y, por tanto, impidiéndole luchar en el paso.

La situación era grave para los persas. Los griegos habían infringido el díaanterior pérdidas a la flota y habían destrozado a los buques de Cilicia ese día.

El ejército persa necesitaba suministros y el retraso de la flota en su rutahacia el sur exigía que hiciese rápidamente su difícil intento. En caso de éxito,destacaría fuerzas a Calcis para amenazar las líneas logísticas de la flota griega, lo que provocaría su retirada inmediata. Por eso Jerjes decidió enviar coneste objeto los 10.000 inmortales, auténticas tropas de élite según Herodoto.

Comenzaron en la obscurecida y alcanzaron el difícil paso durante lanoche, llegando a las proximidades del campo de los defensores focenses enlas luces del día 1 de septiembre. Estas no habían establecido puestos avanzados y la salida del enemigo estaba oculta por un robledal, pero el ruido de laspisadas alarmaron a los focenses, que corrieron a tomar las armas mientrasaparecía el enemigo, que abrió un duro fuego de flechas contra los defensores, que se retiraron rápidamente hacia el lado montañoso, permaneciendoallá pero dejando el camino abierto que conducía al mar y a la retaguardia dela posición principal griega.

Mientras tanto los fugitivos informaron a Leónidas que el enemigo habíaconsiguido alcanzar la parte alta del paso. Este escogió 1.400 hombres, entreellos los 300 espartanos de élite, manteniéndose en posición frente al enemigo, enviando el resto de sus fuerzas a retaguardia y aunque se informó queéstas se enviaron para salvarlo de un sacrificio, parece más probable que fuesen enviados rápidamente para que desde las montañas contendiesen con lospersas en el paso del bosque, en donde 2.500 hombres decididos podían detener el avance de un enemigo más numeroso. Sea cual fuere la intención deLeónidas, este destacamento no se encontró con el enemigo.

Sobre las 11 de la manaña, Jerjes inició el avance. Hasta ese momento losgriegos habían mantenido su posición en el muro, pero a partir de entoncessalieron hacia la parte más estrecha del paso. En esta ocasión la batalla tuvolugar fuera de la parte estrecha; numerosos persas cayeron. Los comandantespermanecían detrás de las compañías, con látigos en sus manos, urgiendo

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LAS CAMPAÑAS NAVALES DE LAS GUERRAS MÉDICAS (1)

continuamente a avanzar a sus hombres. Muchos de ellos cayeron al agua y seahogaron, y todavía un número mayor murió pisoteado por sus propios camaradas. Los griegos, descuidando su seguridad y desesperados, ya que sabíanque una vez que el enemigo cruzase las montañas su destrucción estaba próxima, luchaban con gran furia y valor. Las lanzas de la mayor parte hechaspedazos y con sus sables cortaban las filas persas y aquí, durante la lucha, cayóLeónidas luchando bravamente junto con otros famosos espartanos, cayerontambién persas famosos entre ellos los hijos de Darío, hermanos del rey Jerjes. Los griegos se retrasáron hasta la parte más estrecha del paso, retirándosedetrás del muro, apostándose en una colina donde formaron un solo cuerpo,con excepción de las fuerzas de Tebas. Aquí se defendieron hasta el final,resistiendo con manos y dientes, hasta que los persas, que en parte habíanpresionado en el muro, les atacaron frontalmente rodeándolos también desdecada lado, abrumando y enterrando a los restantes bajo una lluvia de flechas.

Este fue el desarrollo de una de las batallas más cálebres de la antigüedad.Es interesante la analogía de sus características tácticas a las del combatenaval del mismo día en Artemisio. El coraje fue idéntico en los dos bandos,las armas griegas fueron superiores pero la desproporción numérica fuemayor que la que pudo hacer la superioridad en armas. En la lucha en el mar,con una ventaja de tres a uno, la contienda finalizó por agotamiento y mutuoconsentimiento, pero en el paso no hubo relevos en el frente de los griegoscomo lo tuvieron los persas. Para éstos hubo al principio mayor matanza,pero finalizó cuando los griegos se agotaron. La lucha en tierra se prolongóporque los griegos obligaron al enemigo a actuar de un modo desfavorable asus armas. El esfuerzo habitual persa era rodear al enemigo y abrir fuego conballestería. Pero aquí el camino era estrecho; por una parte la empinada montaña y por la otra, la del sendero, la profundidad del agua. Al parecer laballestería fue relativamente ineficaz en un ataque estrictamente frontal. Losgriegos efectuaban los relevos en el frente de lucha con hombres agotados;por el contrario, los persas, a pesar de las bajas, contaban con refuerzos inagotables.

La apertura del paso no pudo ser seguida por un avance inmediato delejército persa, que no pudo moverse hasta que los buques logísticos llegasencon los víveres. No se comprende que los persas no enviasen los mercantes.alas Termópilas, a la retaguardia de los buques de guerra, mientras sosteníanla lucha contra los griegos el tercer día.

Conclusión

La expedición persa del rey Darío en el año 490 a. C, primera campañade las Guerras Médicas, constituyó un fracaso al no lograr la misión: la deconquistar una base avanzada eñ el Atica para una posterior conquista deGrecia.

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JULIO ALBERT FERRERO

La batalla de Maratón no fue decisiva, minó el prestigio del Imperio persay su resultado fue magnificado por los griegos. En ella se impuso el genio militar de Milcíades al conseguir envolver a las fuerzas persas con un éxito espectacular (6.400 bajas persas frente a 194 bajas griegas).

La batalla de Maratón fue una operación anfibia en la que no se consolidóla cabeza de playa, lo que dió lugar a la fase de reembarco en retirada.

La marcha persa del rey Jerjes en el año 481 a. C., correspondiente a lasegunda campaña de las Guerras Médicas, constituyó una operación conjuntaen la que la flota persa realizó un apoyo logístico de gran complejidad, además de proporcionar al Ejército una adecuada cobertura estratégica y táctica.

La batalla naval de Artemisio, a pesar de la superioridad numérica debuques persas (en proporción de 3 a 1), correspondió a una situación de dominio del mar en disputa. Los griegos llevaron la iniciativa, aplicando el principio de concentración sobre una fuerza naval enemiga dividida. La tácticanaval griega consistió en buscar el combate mediante el abordaje y el establecimiento de formaciones compactas circulares, que evitaban el envolvimientopersa, fundamento de la táctica naval de los persas.

Aun cuando las pérdidas persas fueron mayores, la superioridad tácticagriega no fue suficiente para superar la ventaja numérica persa. La batalla terminó por agotamiento de ambos bandos sin resultado decisivo. No obstante,sirvió a los griegos para adaptar su doctrina táctica en las futuras confrontaciones, como fue la batalla naval de Salamina, objeto de nuestro próximo artículo.

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SOBRE LAS FUERZAS NAVALESSUTILES ESPAÑOLAS EN LOS

SIGLOS XVIII Y XIXCarlos MARTÍNEZ-VALVERDE

Contralmirante

Generalidades

Siempre fueron utilizadas eficazmenteen la guerra marítima las embarcacionespequeñas, menores, convenientementearmadas según la misión que habían dedesempeñar, operando con mayor omenor protección, a veces sin ninguna, delos buques mayores propios. Siempre lopequeño ha pasado más desapercibido delenemigo hasta el momento del contacto,permitiendo un mayor acercamiento alobjetivo para herirlo con mayor contundencia. Esas embarcaciones, manejadas con audacia, podían tambiénmeterse por sitios de paso imposible para las mayores y también navegar poraguas más someras. Eran, pues, más sutiles y de ahí que fuesen así llamadas.

Las embarcaciones menores de los buques con gente armada sirvieronsiempre, incluso antes del empleo de la artillería en la mar, para atacar al contrario al abordaje de diferentes maneras, simultaneando su acción algunasveces con la sostenida por los buques peleando borda con borda. Cuando segeneralizó el empleo de la artillería en la mar, entonces, esas embarcaciones—fuerza sutil, vamos a ir llamándola así— fueron aumentando las ocasionesde su empleo. Así, en los tiempos que consideramos tomaron gran auge.Unas veces se aprovecharon, artillándolas, embarcaciones de los puertos yaexistentes para otros usos; otras se construyeron especialmente para esafuerza sutil, que iba revelándose tan eficaz especialmente en ataques nocturnos; así surgieron las lanchas cañoneras ideadas por Barceló para el ataque aGibraltar; otras veces se artillaron las lanchas de los mismos buques (empleadas para el barqueo con tierra y para remolcarlos a remo en momentos de calma). En esto último fueron vanguardistas los españoles, dando lugar a lo quelos franceses llamaron flotilles a l’espagnole. Y éstas —veremos— entusiasmaron a sus mandos con ocasión de ser nuestros aliados, en Brest y Boulogne.

De ser cañoneras las lanchas, armadas de cañones de tiro rasante, pasarona armarse también con obuses, armas de tiro curvo, permitiendo así batir al•enemigo tras obstáculos: sus propias obras defensivas en tierra o los malecones de las dársenas de los puertos, gran defensa para sus cascos. Las cañoneras y las obuseras fueron grandes elementos tanto en la defensiva como en la

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SOBRELASFUERZASNAVALESSUTILES ESPAÑOLAS, ENLOSSIGLOSXVJ11YX!X

ofensiva, en la defensiva permitiendo las acciones ofensivas de que siempreaquélla debe surtirse, esto es contra buques enemigos, mas también permitieron el apoyo cercano a las fuerzas de un ejército propio operando junto a lacosta u ofendiendo al del enemigo operando en dichas condiciones.

Bien patente es que las fuerzas sutiles, especialmente las móviles, tuvieronuna limitación de utilización debido a su tamaño y al estado de la mar. Conésta agitada, la puntería no se hacía bien debido a su poca estabilidad de plataforma. El mal estado de la mar podía hacer imposible, incluso, la utilizaciónde las embarcaciones pequeñas. En el historial de estas fuerzas se registrannumerosos naufragios. Se habló antes de fuerzas sutiles móviles; constituíanéstas el mayor volumen pero pueden incluirse en estas fuerzas pequeños pontones y barcazas, artillados, que fondeados se emplearon en las defensas depuertos formando conjunto operativo con las unidades móviles.

Podemos considerar que entre las fuerzas sutiles hubo gran variedad deembarcaciones; salvo las que vimos fijas (las menos), todas tenían que teneruna buena facultad de maniobra y poder ser empleados los remos para su propulsión. No obstante, también se empleaban las velas cuando el viento y lascircunstancias tácticas lo permitían. Una vez que en el siglo xix se empleó elvapor, hubo muchas embarcaciones, pequeños cañoneros, movidas por él.

Aunque n se pueda poner un límite rígido en el tamaño de las embárcaciones de fuerza sutil podemos considerar como las mayores, por lo generallos faluchos, armados con uno o dos cañones; éstos de 12 a 24 libras. Los obuses eran de un calibre de hasta de 20 cm., disparando proyectiles explosivoslas más de las veces. Las embarcaciones más adecuadas para el empleosutileran las lanchas, y no muy grandes, de ahí el éxito que tuvieron las de losbuques cuando las armó Mazarredo con cañones de a 24, cuandó fueronempleadas en Cádiz (1797) y en Brest y en Cherburgo (1799).

A veces las fuerzas sutiles tuvieron adjuntos buques para su inmediatoapoyo, bergantines o goletas; a veces formaron conjunto con fragatas, elloocurriría con frecuencia durante nuestra guerra de la Independencia, en suacción contra las fuerzas francesas ocupando las costas de la Península.

Fue norma muy frecuente que en las fuerzas sutiles se batiesen codo a codotropas del Ejército y de la Armada. Esta ponía, naturalmente, la marinería,también soldados, y el mando de las flotillas y de la mayor parte de las unidades.

En el historial que sigue quedarán ampliados los conceptos expuestosanteriormente (1).

(1) Por el momento recogemos un resumen: la definición de fuerzas sutiles expuesta en elDiccionario Marítimo Español (Lorenzo-Murga-Ferreiro), de 1864 (aún había fuerzas sutilesclasificadas como tales): escuadra sutil es el conjunto de barcos chicos, de vapor o de remos, armados para la defensa de algún puerto y de sus costas inmediatas o para favorecer las operacionesmilitares que se practican; (armados para o reunidos para...).

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SOBRE LASFUERZASNA VALESSUTILES ESPAÑOLAS, ENLOSSIGLOSXVIIIyXIX

PROCESO DE EMPLEO

Túnez, Gibraltar, Argel...

En uno de los grabados de la obra Civitatis Orbis Terrarum, en el qúe serepresenta Túnez, escoge un momento de su historia: el ataque de los turcos(1574).

Estos combaten la fortificada Goleta y avanzan sobre Túnez; en la lagunase aprecian lanchas cañoneras españolas que baten el flanco de los enemigosque marchan sobre Túnez y al parecer les hacen dar un gran rodeo al hacerque se aparten de la orilla por su fuego batido. Este empleo (si fué así) puedetenerse por vanguardista. Cuando toma auge el empleo de las lanchas cañoneras es en tiempos de Barceló. Este era ya brigadier de la Real Armada,tenía el mando de las fuerzas navales que por mar atacaban Gibraltar, mientras que por tierra lo hacía Martín Alvarez de Sotomayor, Conde de Colomera. Barceló concibió el ataque por mar y elbloqueo marítimo llevando laparte principal en ambas lanchas cañoneras. Corría el año 1779. Ideó unaslanchas con propulsión a vela y remo (14 por banda), con ca.ñón dea 24 sobrecureña de marina. Sus dimensiones eran 56 pies de quilla, 18 de mangamáxima y 6 de puntal. Iban protegidas por un parapeto que se alzaba dos piessobre la borda, forrado de corcho, susceptible de ser alzado o abatido. Después ideó otras más perfeccionadas y protegidas con forro de hierro, el casco,que llegaba más abajo de la línea de flotación; por encima de ella era parapetoque se inclinaba ligeramente hacia adentro para que resbalasen los proyectiles en los posibles impactos. Dice el capitán Sayer, comentarista inglés delsitio, que estas lanchas, una vez puestas en servicio (las de una y otrá clase)noche tras noche enviaban sus proyectiles por todos lados de la plaza..., primeramente las baterías de la defensa trataron de deshacerse de las cañoñ eras disparando al resplandor de su fuego; después se advirtió que se gastaban inútilmente las municiones (2).

Barceló armó algunas lanchas con obuses y llegó a reunir 40 cañoneras y20 obuseras. Una vez relevado Sotomayor por el Duqüe de Crillóñ, elGobierno, no éste, decidió el ataque por baterías flotantes con resultadonefasto debido a su incendio. Durante aquél las cañoneras cubrieron los intervalos entre baterías formadas a sus flancos, complementaron su fuego, y prestaron auxilios importantes cuando aquéllas fueron incendiadas por efecto delas balas rojas disparadas por la plaza. Las obuseras formaron una segundalínea.

(2) Dice el capitán Sayer que las cañoneras de Barceló al principio causaron risa, mas notranscurrió mucho tiempo en que se reconociera que constituían el enemigo más temible (de losque por mar atacaban). Hay constancia de la eficacia de 13 ataques intensos con lanchas entrelos meses de abril a noviembre de 1781. El ataque de las flotantes fue en septiembre del añosiguiente. Lástima fue que no se siguiese con los procedimientos de Barceló en vez de seguir losde Monsieur d’Arçon, que fueron desastrosos.

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Las lanchas de Barceló perduraron, tomando parte en otras acciones deguerra posteriores; se les denominaron de fuerza (3).

Y continuó el empleo de fuerzas sutiles, previamente organizadas en todaocasión de combate contra objetivos enemigos situados en una costa. Hubodos ocasiones de importancia regidas precisamente por Barceló. Fueron losbombardeos de castigo sobre Argel, por su actuación pirática contra nuestranavegación y contra nuestras costas (1783 y 1784).

Barceló, en estas ocasiones, manda una escuadra con pocos buques mayores: 4 navíos, 4 fragatas y 12 jabeques; como buques de tamaño menor (medios), 3 bergantines, 3 balandras y 4 brulotes. Como fuerzas sutiles un falucho, 19 lanchas cañoneras, 22 obuseras y 10 embarcaciones de abordaje. Lascañoneras y las obuseras eran las embarcaciones dedicadas a desarrollar elesfuerzo principal en el bombardeo, acercándose cuanto más posible a losobjetivos. Se arrojaron sobre la ciudad 7.000 proyectiles en el primer bombardeo.

En la segunda expedición las cosas estuvieron más difíciles, pues los argelinos dispusieron una fuerza sutil que impidiese el acercamiento de la nuestra.Barceló dirigía sus fuerzas a la brava, recorriendo las líneas en una falúa. Estafue alcanzada por un proyectil enemigo y el general estuvo a punto de perecer, salvado ya cuando estaba en el agua. A pesar de todo fueron arrojadossobre la ciudad y sus defensas más de 20.000 proyectiles.

Y llegamos al clímax del empleo de las lanchas. Puede considerarse aquélel que se alcanza en la bahía de Cádiz, en contra de los ingleses (4).

Cádiz (1797)

Manda la escuadra española el general Mazarredo, la mantiene en situación de bloqueo, el que desarrolla la escuadra británica del almirante Jervis.Mazarredo apresta una abundante fuerza sutil. A la reunida en el puerto (entre la que hay lanchas de fuerza de las de Barceló), une las lanchas, artilladas,de los navíos y de las fragatas. El capitán de fragata D. Francisco de Moynaera el autor del proyecto. Mazarredo lo mejoró aumentando el calibre de loscañones. De Moyna los proponía de a 12 y él los aumentó a que fuesen de a24. Los comandantes acogieron el proyecto con entusiasmo y una vez preparadas las lanchas tomaron el mando directo de las flotillas (integradas por las

(3) El fervor que el pueblo sentía por Barceló se plasmaba en canciones, una es la tan conocida: Si el Rey de España —tuviese cuatro como Barceló— Gibraltar fuera de España, que de losingleses no.

(4) Pasamos algo por alto la situación de Rosas (1785), en la que Gravina apoya a las fuerzasde nuestro Ejército acosadas por los convencionistas franceses. Las lanchas de la escuadra española son más bien empleadas (muy bien y con gran riesgo) en el barqueo de aprovisionamientoy en la evacuación final. En el manejo de estas embarcaciones se distingue el teniente de navíoD. Antonio Miralles, que veremos actuando después en Brest y en Boulogne, siendo admiraciónde los franceses, entonces nuestros aliados.

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SOBRE LAS FUERZAS NAVALES SUTILES ESPAÑOLAS, EN LOS SIGLOS XVIII y XIX

Combate entre embarcaciones de fuerza sutil española y británica, en Cádiz (1797). Nelson, enpersona, manda a los ingleses, embarcado en un bote de su escuadra. La lancha española quepresentá el dibujante es de mayor porte.

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de los buques y las del puerto), los generales subordiñados: Gravina, Villavicencio, el brigadier Escaño (mayor general) y el capitán de navío Valdés (5).

Se reunieron 167 unidades de fuerza sutil repartidas del siguiente modo:34 lanchas de navío con cañón de a 24; 10 lanchas de fuerza (como las de Barceló); 12 barcos de puerto con cañón; 4 lanchas bombarderas, de puerto; 64lanchas y botes, de abordaje; 31 botes, de servicio; y 8 tartanas, con cañón yhornillo para bala roja. El espíritu de las dotaciones era muy elevado. Estafuerza era la que iba a ejercer la ofensiva, dentro de la situación defensiva aque estaba sometida la escuadra y también la ciudad de Cádiz y su puerto. Elfervor popular recogía el entusiasmo. Se cantaba:

¿De qué sirve a los inglesestener fragatas ligerassi saben que Mazarredotiene lanchas cañoneras?

Abundaron los combates. Los ingleses hicieron dos tentativas de bombardeo de la ciudad .-En realidad sí hubo bombardeo, aunque rechazados los atacantes.

El primero de estos ataques tuvo lugar en la noche del 3 de julio. La torrede Tavira señaló el movimiento de un dogger y de una lancha bombardera(traídos de Gibraltar). Se hizo desde el norte. El general Gravina y el brigadier Escaño (mayor general de la Escuadra) salieron con las lanchas alencuentro de los baréos. La flotilla de la Caleta, mandada por el teniente denavío Irigoyen, se había adelantado, y antes de que le llegasen las órdeneshabía salido a batir uñ navío enemigo (había de mantenerse un frente rectilíneo en la reacción). Al adelantarse cayó en una celada: gran número de lanchas y botes armados le esperaban, tapados por la punta de San Sebastián. Irigoyen se batió bravamente; tuvo muertos y heridos en abundancia antes deque las dos lanchas que llevaba fuesen tomadas al abordaje. Nelson en persona conducía a los enemigos y se batía a brazo partido (6). Mientras, más aleste, las cosas iban bien; los elementos bombarderos enemigos fueron puestos en franca huida perseguidos por Gravina y por Escaño, tan sólo habíapodido disparar 16 bombas sin causar grandes efectos en Cádiz.

El segundo ataque de bombardeo tuvo lugar en la noche del día 5, también de julio. Fue lanzando esta vez desde el sur, más o menos, las bombardas(dos) frente a Torre Gorda. Le hizo frente el general Villavicencio con lan-

(5) Dón Cayetano.—Los apostaderos se establecieron: En Rota, en la Caleta, en el Puertode Santa María y en Sancti Petri. Se practicó un canal para dar salida a las de la Caleta al Mardel Sur (mas no en los primeros momentos).

(6) Caballerescamente Nelson devolvió a los oficiales prisioneros (que estaban heridos)con una misiva dirigida a Mazarredo. recomendándoles por el valor demostrado en el combate.De él mismo dijo: perhaps my personal courage was more conspicuous than any otherpart of mylife. Ello dice mucho de la calidad de los oponentes, los nuestros. Una lucha hand in hand withswords.

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SOBRE LAS FUERZAS NAVALES SUTILES ESPAÑOLAS. EN LOS SIGLOS XVIII y XIX

chas que desde la Caleta hubieron de dar la vuelta a San Sebastián y a suextensión de bajos. Cuando puso en retirada a las bombardas enemigas éstasya habían disparado 19 bombas, de las cuales 8 cayeron en Cádiz. En realidadnuestras lanchas ya estaban un poco afuera, apoyadas por unos bergantines,

Mazarredo. Comandante General de la Escuadra del Océano (1797). Fue gran impulsor de susfuerzas sutiles. Ordenó la substitución de los cañones de las lanchas de navíos y fragatas, de a12 libras por otros de a 24.

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pero hubieron de dar un gran rodeo. Para evitarlo, en caso de repetición, sehizo el canal de paso en el istmo que a San Sebastián conduce.

De estos combates y todos los demás, que fueron muy numerosos y costaron a los enemigos dos navíos, una fragata y numerosas embarcaciones menores, da puntual cuenta Escaño en los diarios de Mayoría de la Escuadra. Insistir nosotros sobre ellos alargaría mucho esta exposición, aunque los nuestrosmucho lo merecen, pero tomemos de Escaño: En todo el tiempo que duró elbloqueo no se presentó ocasión de hacer daño al enemigo, en que no tomaseparte la fuerza sutil; y es muy recomendable el celo y actividad con que sirvieron todos los empleados en ella. Esta fuerza hizo que el bloqueo fuese muyabierto y que no impidiese la navegación de cabotaje. Defendieron tambiénlas fuerzas sutiles a los buques de la escuadra en situación en que no era aconsejable que éstos saliesen a enfrentarse con la escuadra enemiga, superior eneficacia, por múltiples razones de peso, cuya exposición alargaría tambiénmucho los límites de este trabajo (7).

El bloqueo de Cádiz y de la escuadra de Mazarredo se levantó cuando seacercó la francesa del almirante Bruix y pasó al Mediterráneo. La inglesa,bloqueadora, la siguió y a continuación pasó a dicho mar la de Mazarredo.Bruix no iba con la firme determinación de conseguir la batalla naval, másbien iba, en una amplia maniobra estratégica, a amenazar a Nápoles, aMenorca; a levantar el bloqueo de Egipto posterior a la batalla de Abouquir.

La escuadra de Mazarredo encontró muy malos tiempos, que le hicieronentrar en Cartagena a reparar averías. Al fin también entró en dicho puertola,de Bruix y se constituyó una de esas grandes escuadras combinadas; comola que con Córdoba había limpiado de ingleses el canal de la Mancha, comola que posteriormente había de batirse en Trafalgar.

El Gobierno fráncés consiguió del Rey de España que la escuadra delOcéano, la de Mazarredo, siguiese a la de Bruix a Brest para estar dispuestaspara apoyar una posible expedición a Irlanda. Esta después se cambiaría porla amenaza de un supuesto desembarco en Inglaterra. Ya había en Rochefortuna escuadra española, que había partido desde el Ferrol, con tropas previstas para el proyecto de la invasión de Irlanda (8). Al desistirse del proyectohabía quedado bloqueada. La escuadra combinada había de levantar ese bloqueo. La idea era que la de Mazarredo regresase a España con ella, pero nohabía de ser así. Habrían de transcurrir más de dos añós antes de que ellosucediese (algunos buques pasarían secuestrados —así se dij o— más de tres).Sométidos los nuestros a los intereses de Napoleón Bonaparte, que imponíasu voluntad sobre el Directorio y sobre el Rey de España.

(7) Escasez de dotaciones, estado de los buques y de sus-repuestos... podemos avanzar...Hubo que desarmar algunas unidades por su pésimo estado.

(8) Una escuadra pequeña, compuesta por 5 navíos y una fragata; con un grupo de buquesde transporte que llevaba una división de tropas mandada por el teniente general D. GonzaloO’Farrel, de origen irlandés, así como cierta parte de sus soldados. Esta escuadra fue bombardeada; hizo al fin una salida, dirigiéndose a Brest para unirse con el resto de las fuerzas, la escuadra combinada; pero al ver bloqueado aquel puerto se dirigió al Ferrol, a donde llegó (octubre,

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SOBRE LAS FUERZAS NAVALES SUTILES ESPA ÑOLAS, EN LOS SIGLOS X VIII y Xix

•Brest; Boulogne

La escuadra combinada franco-española, después de una corta estancia enCádiz, compuesta de 32 navíos, fondeó al fin eñ Brest (agosto de 1799).Mazarredo se trasladó a París para limar diferencias con Napoleón (no habriade volver a Brest). Quedó al mando de la escuadra española el general Federico Gravina. Pronto los ingleses establecieron el bloqueo de aquel puerto.Era muy importante su aprovisionamiento por mar por el mal estado de loscaminos y por el bloqueo terrestre mantenido por los realistas vendeanos.dravina pronto pensó en la constitución de fuerzas sutiles que hiciesen posibleel comercio de cabotaje, como se había conseguido en Cádiz. Contaba con unjefe de gran valía para esas fuerzas, ya acreditado en Rosas yen Cádiz, el capitán de fragata Antonio Miralles. Las lanchas de los buques seguían aún preparadas con las correderas para montar los cañones. Se va a organizar lo quelos franceses llamaron floti//es a i’espagnole.

Ya se tenía la experiencia de Cádiz. Existía un código de señales muycompleto, que permitía comunicarse a las unidades de la fuerza sutil entre sí,y también con los buques mayores y lasbaterías de costa. Nose había perdidola destreza en la maniobra para que el esfuerzo pudiese ser conjunto. Cuandovenían a Brest generales del Ejército se les hacía una exhibición. Listas parala acción, se apostaron dos escuadrillas una a cada lado del Goulet de entrada,en las ensenadasde Le Conquet al norte y dé Camaret, al sur... Al fin tuvieroñ las lanchas de Miralles su bautismo de fuego, actuando ya con ellas algunas unidades francesas. Dio motivo a aquél la llegada de un barco danés, quelos ingleses se apresuraron a interceptar con un cutter bien armado (con 8cañones). Miralles le hizo frente con sus lanchas. Acudió un bergantín inglés,que sirvió muy poco al cutter; ambos fueron puestos en retirada por el fuegode las lanchas españolas y francesas. Estas regresar9n triúnfantes, con eldanés, asu apostadero de Camaret. Cuarenta y ocho horas después fue informado Miralles de estar atacando los ingleses a un convoy, que seesperaba enBrest con ansiedad. Acudió presuroso, y había sido tan grande el castigo delcombate’ anterior que los enemigos se retiraron dejando pasar el convoy. Losingleses, que también habían aprendido la lección de Cádiz, ármaron también fuerzas ligeras, como antes quedó mostrado, para evitar la navegaciónde cabotaje de los de Brest. Hemos visto que su medida no tuvo éxito para queel bloqueo fuese verdaderamente eficaz.

El contralmirante francés De La Touche Treville se entusiasmó con losprimeros éxitos de Miralles y empezó á pedir al Directorio que se montaseny armasen lanchas precisamente «a l’espagnole»; aunque el ministro Forfaitapoyó su demanda no se construyeron; dícese que el Primer Cónsul se mostraba excéptico. Los ingleses, sin embargo, tuvieron algún éxito con su fuerzasutil atacando a Belle Isle y apresando a una barca francesa, pero ello no fuedentro de la acción posible de Miralles (9).

(9) Los ingleses se apoderaron de una gran lancha francesa, armada con dos’ cañones dea24, frente a Lorient, tras heroica resistencia. Frente a Brest, en la ensenada de Çamaret, tomaron al abordaje con botes una corbeta francesa que esperaba viento favorable para salir marafuera.

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SOBRELASFUERZASNA VALESSUT!LES ESPAÑOLAS, EN LOS SIGLOSXVIIIyXIX.

- Latouche Treville siguiócon su entusiasmo por los es-pañoles y se llevó a Mirallesmuy al norte, hasta meterse enel peligroso canal Du Four,entre la isla de Ouessant y lacosta, con un raz de marea muy fuerte. Las lanchas de

- Miralles quedaron a gran altura en lo que a lo marinero se

. refiere.Nombrado La Touche jefe

de las fuerzas navales que se. preparaban para el desem

barco —supuesto— sobre In-.glaterra, consiguió llevarse aMiralles a Boulogne, posiblebase de partida para el refe

— rido ataque anfibio. Un éxitoresonante de nuéstro capitánde fragata fuelevantar el blo

. queo de Calais, en dónde estaban detenidas unidades francesas destinadas a Boulogne: seis bergantines, una caño

nera y otras tres grandes lan chas. Pese al despliegue decuarenta unidades enemigas, combinando sabiamente el viento, la marea y el fuego,

E consiguió Miralles llevar a Boulogne a los barcos blo. queados en Calais sin sufrir los

. suyos la menor avería y sus dotaciones la menor herida.

1 No pódía quedar sin res puesta la acción de Miralles, y

Nelson, mandando una fuerza- de 30 unidades diversas, mu

chas de ellas de carácter sutil,atacó a la flotilla de Boulogne, compuesta de buques planos, de transporte, y bergantines

- cañoneros, hundiendo dos de los primeros y uno de los ber

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gantines. Los atacados se replegaron sobre las defensas del puerto y Nelsonfondeó a corta distancia de la boca, continuando el fuego de sus buques singrandes resultados. Doce días más tarde (16 de agosto) Nelson volvió al ataque. Miralles en esta ocasión mandaba siete bergantines obuseros y algunaslanchas cañoneras. Los atacantes consiguieron apoderarse de una de esas lanchas, pero a costa de grandes pérdidas, muy superiores a las que sufrieron losdefensores. Se consideró fracasado el ataque desarrollado por Nelson con el•ardor que le era característico.

Era octubre (1801) cuando se firmaba en Londres un armisticio y despuésvino la paz de Amiens (marzo de 1802).

Las hazañas de las fuerzas sutiles españolas fueron muy celebradas enFrancia y en España. Miralles fue ascendido a capitán de navío en recompensade sus servicios extraordinarios en Brest y en Boulogne.

En estos años se emplearon las lanchas cañoneras en diferentes ocasiones.Podemos citar en la victoriosa defensa de Puerto Rico (1797) contra el ataquede los ingleses. Se distinguieron 12 lanchas cañoneras en conjunción con otroselementos más estáticos, que también fueron fuerza sutil como fueron pontones artillados. Los enemigos fueron duramente rechazados.

En la defensa del Ferrol contra los británicos (1800), las cañoneras guardan la entrada de la ría y sus recovecos. Aquélla no es forzada, pero su fuegoes muy eficaz en la defensa del castillo de San Felipe, de las lomas que lorodean, cuando la fortaleza es atacada por la gola, después de los combatesde Balón y de Brión.

Guerra de la Independencia

En esta contienda actúan, en gran volumen, las fuerzas sutiles. La acciónde la Marina es grande, no en vano es una guerra de Península (10) como lallaman los ingleses, con un gran sentido, de lo importante que es el mar paraderrotar a los franceses en España.

Los napoleónicos ocupan durante largo tiempo grandes extensiones de lacosta de la Península. Sus posiciones son atacadas constantemente por fuerzas sutiles. Un módulo de ataque suele ser una flotilla defiwrza sutil españolaapoyada por una fragata, que generalmente es británica (hay escasez de españolas) (11). Los franceses, en esta lucha, también arman pequeñas embarcaciones corsarias; contra ellas también desarolla su acción la fuerza sutil. Estoocurre en la costa malagueña y también en la cantábrica, en donde los franceses desean establecer en Santoña una especie de Gibraltar francés. En todaesta clase de guerra la fuerza sutil no solamente lucha con los enemigos, sino

(10) Los portugueses la denominan (utilizando el plural) «Guerras Peninsulares».(11) A veces hay fragatas españolas en estos grupos: la Diana, la Magdalena. Los ingleses

también arman unidades de fuerza sutil, con el honroso deseo de la Royal Navy de concurrir delmodo más arriesgado y batir de cerca al enemigo. Ello es consecuencia del espíritu combativonelsoniano.

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contra los peligros de la mar. Padecen sus hombres grandes riesgos y se producen a lo largo de la guerra numerosos naufragios. Las fuerzas sutiles españolas se aferran a su misión en todo tiempo por malo que sea; tal ocurre enTarifa donde las cañoneras apoyan la defensa que de esta plaza hacen nuestras tropas. Naufragan un falucho, una obusera y un escampavía. El tenientede navío Parra recibe un oficio muy laudatorio del general Copons (12).

En la defensa de la fortaleza marítima gaditana (marítima por estar tanapoyada en todos sentidos desde el mar), se pone de manifiesto de un modoextraordinario la acción de las fuerzas sutiles. Actúan en la bahía y en loscaños de la gran extensión salinera. Actúan también en los flancos marítimosde la fortaleza, en golpes de mano y en expediciones mayores, como es la queen marzo de 1811 se hace para desde Algeciras y Tarifa venir a atacar de revésa las líneas que los franceses tienen establecidas ante Cádiz y la Isla de León(batalla de Chiclana). En la bahía actúa una flotilla de 46 embarcaciones,mandada por el teniente general de la Armada Cayetano Valdés, y otra de 54,para operar en los caños, mandada por el jefe de Escuadra Juan de DiosTopete (13). Las lanchas cañoneras y obuseras actúan como una artilleríaautopropulsada, llegando por los caños muy cerca de las posiciones enemigas,las cañoneras las baten con tiros rasantes y las obuseras con tiro curvo... Losfranceses construyen también sus embarcaciones en Sanlúcar y logran meterlas en la bahía. Se produce un gran combate, en que son derrotadas, fracasando con ello su proyecto de hacer un desembarco en el istmo.

En las fuerzas sutiles se baten codo a codo fuerzas de Marina y del Ejército; el mando de las flotillas y de la mayor parte de las unidades es de oficialesde la Armada...

Es tan grande el número de acciones que merecerían mencionarse quedebemos hacer casi punto final, pero antes hay que hacer constar que precisamente se iniciaron las hostilidades en esta guerra con la rendición en Cádiz dela escuadra francesa del almirante Rosily (14 de junio de 1808); y en esta victoria tan importante es decisiva la acción de las fuerzas sutiles, especialmentela flotilla mandada por Francisco Mourelle, la escuadra francésa se habíasituado de modo que los buques españoles y las baterías de tierra no la batíaneficazmente. Y támbién es difícil, aun con esto, hacer el punto final de todala guerra en lo que a fuerzas sutiles se refiere. Tenemos que remitir al lector a

(12) Ha contribuido usted eficazmente con las fuerzas sutiles de su cargo a la defensa de estaplaza, y por ella se excedió a la posibilidad de permanecer en este apostadero (y por ello sufre losnaufragios).

(13) Hay variaciones de mandos y de efectivos a lo largo del bloqueo, pero para dar unaidea de la clase de embarcaciones podemos mencionar las que en cierto momento constituían(mayo de 1810) la flotilla de los caños: 29 cañoneras, 13 obuseras, 2 falúas, 1 lancha, 1 bombo,10 botes y 2 faluchos. Dos cañoneras y 2 obuseras estaban tripuladas por ingleses. La mayor cantidad de tripulantes eran de Marina, pero había también 269 soldados del Ejército. Había 1.076marineros y 101 artilleros de brigadas de Marina.

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un libro especializado en la acción de la Marina en la guerra de la Independencia (14).

Cuando los cien mil hijos de San Luis (1823)

Al establecerse los del Duque de Angulema frente a Cádiz, pronto se reanudó la actividad de las fuerzas sutiles de 1810, de cuando Soult; esta vez, esverdad, con un menor número de unidades por parte de la defensa (liberalescon Fernando VII retenido). Los atacantes, realistas también, volvieron aconstruir lanchas en Sanlúcar, aunque no los peniches de transporte sino

(14) No puedo hurtarme al impulso y dejar de citar, a modo de dos estampas honrosas, laacción de las fuerzas sutiles: Una, las cañoneras combatiendo como cuerpo a cuerpo con la caballería francesa en los combates del Puente Sampayo. (junio 1809), al tratar aquélla de vadear elrío Verdugo, en su desembocadura, aprovechando la marea baja. Otra, la odisea de la dotacióndel cañonero Estrago, cuando naufragado éste durante la Expedición Cántabra (octubre, 1810),cerca de Santoña, consigue llegar al Ferrol, atravesando todo aquel abrupto país ocupado por losenemigos, pasando grandes penalidades y peligros.

Zonas de combate: (1) Donde Gravina batió a los atacantes (Cádiz. 1797) con las ftierzas sutilesde la escuadra. (2) Zona en que cayó en una emboscada de los enemigos, ocultos tras San Sebastián, la flotilla de lanchas del apostadero de la Caleta. (3) Zona en que los enemigos fueron batidos en su tentativa de ataque desde el Sur (altura de Torre Gorda).

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cañoneras. Angulema dio el mando de ellas a dos españoles: al brigadier dela Real Armada Diego Butrón y al capitán de navío Angel Michelena, que yase había distinguido en el Plata en el mando de las fuerzas sutiles. El dominiodel mar era esta vez de los atacantes; sus buques bombardearon el castillo deSancti Petri y lo tomaron. Se produjo también el de Cádiz, desde dentro de labahía, con buques y con fuerzas sutiles, éstas en primer término. Salieron alcontraataque las de la defensa y se desarrolló un combate a corta distancia,que no pudo evitar el bombardeo (septiembre 1823) debido al apoyo que tenían los atacantes de sus buques mayores mandados por el almirante Duperré.

Sabido es el triunfo al fin de los realistas. Era gobernador militar y políticoen Cádiz Cayetano Valdés (con gran experiencia sobre las fuerzas sutiles),uno de los más notables héroes de su época.

En las guerras de independencia americanas

En ellas hay una amplia gama de utilización de fuerzas sutiles, tanto porparte de los realistas como de los insurgentes, patriotas. Los realistas son eneste caso los defensores del dominio de la Metrópoli, de España.

La lucha en el mar se produce con pequeñas escuadras de buques mayores, de muy váriadas clases y procedencias. Hay acciones en lugares de pocofondo, contra objetivos terrestres; en ellas son de gran aplicación las fuerzassutiles. De los barcos mayores rara vez se ven navíos, la mayor parte de lasveces son fragatas; como dijimos, fuerzas heterogéneas, complementados losbuques por unidades más pequeñas, de fuerza sutil, aquéllos con muchósmandos extranjeros.

En el Plata, con poco fondo, especialmente en su orilla sur, Liniers,cuando en 1806 atacaron los ingleses Buenos Aires, mandaba una escuadrillade fuerza sutil apostada en la ensenada de Barragán, ya era capitán de návíoy mandaba también el pequeño fuerte que allí había, ello le valió para noestar incluido en la capitulación de la capital. Antes había mandado otra flotilla con base en Montevideo. Cuando pasó a esta capital para pedir el mandode las fuerzas que habían de reconquistar Buénos Aires, mandaba la flotillaallí establecida el capitán de fragata Juan Gutiérrez de la Concha. En sus barcos pasaron los nuestros a la orilla opuesta, desembarcando en las Conchas(Tigre). Considerando que los hombres eran más útiles en tierra se disolvió laflotilla, pasando a mandar Gutiérrez de la Concha el batallón de Marina quese formó. Más tarde se constituyó de nuevo aquélla. Pese al nuevo ataque delaño siguiente, los ingleses fueron expulsados al fin de aquellos territorios deBuenos Aires y de Montevideo.

Sublevados los porteños y fusilados por los insurgentes Liniers y Concha(1810), se reaccionó contra aquéllos desde Montevideo yel capitán de navíoMichelea bombardeó Buenos Aires con una pequeña escuadrilla, en la quehabía fuerzas sutiles que al poderse acercar más a los objetivos fueron las quecausaron un mayor efecto. El teniente de navío Primo de Rivera, desembarcando, destruyó baterías.

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También las había en la escuadrilla de Jacinto Romarate cuando se batióen el río Uruguay, poniendo en franca retirada a los barcos insurgentes. Unosdías después derrotó a los que encóntró en el Arroyo de la China (1814). Semantuvo la flotilla en diferentes fondeaderos; al capitular, Montevideo fueincluida en lá capitulación. De Romarate decía Brown, jefe de las fuerzas insurgentes argentinas, que era el enemigo más bravo que había conocido (15).

Se sucedieron las operaciones a lo largo de las costas de América del Sury aún más al norte, atacando los insurgentes todos los puertos que se mantienen por el Rey. Actúan en ellos y en sus cercanías las fuerzas sutiles organizadas para su defensa. Los atacantes las organizan no pocas veces. En el Pacífico son atacados Chiloé, Talcahuano, Guayaquil, Callao. En este últimopuerto hay una buena fuerza sutil organizada según las órdenes del VirreyPezuela (1817). Con ella tiene que entenderse Lord Cochrane en sus ataques.Es jefe de la escuadra de Chile; es audaz hasta la saciedad y tiene imaginación.Muestra mucho la bandera española, y sus hombres gritan «Viva el Rey!»,para despistar a los defensores. En su segundo ataque (1820) engaña a la artillería de éstos haciendo las señales de reconocimiento convenidas con los neutrales. Con una fuerza sutil, organizada con las embarcaciones menores de susbuques, fuerza la defensa de las cañoneras realistas; atraviesan un barraje yse apoderan de la fragata Esmeralda, que está dentro del puerto.

En aguas del Atlántico, ante las costas de Tierra Firme (Colombia y Venezuela).y en sus senos, también toman parte importante en las operaciones lasfuerzas sutiles. Una de las ocasiones es cuando el general Morillo toma Cartagena de Indias (1815), que estaba en poder de los insurgentes patriotas. En lagran .bahía actúan las cañoneras.

En aquellas aguas se bate el capitán de navío Laborde, que manda la exigua escuadrilla que se pudo reunir. Primero actuará desde Puerto Cabello ySanta Marta; más adelante tendrá que hacerlo desde La Habana. Pese a suséxitos que en la mar abierta tiene, en la laguna de Maracaibo sufre un granrevés; precisamente lo sufren sus fuerzas sutiles, lanchas artilladas que son lasfiecheras del país, de muy poco calado y con propulsión por canaletes. Losbarcos mayores tuvieron que quedarse fuera; no tenían, pues, las sutiles suapoyo; tampoco se lo dieron las fuerzas del ejército del general Morales. Dentro había una gran cantidad de otras flecheras enemigas. Corría el año 1823.

Guerras carlistas. África, 1860

Cuando empiezan las primeras (1833) actúan en el Cantábrico fuerzassutiles. En un principio los buques mayores eran muy escasos. Hubo que irconstituyendo una pequeña escuadra. Actúan de uno y otro lado; como había

(15) Romarate era un oficial de Marina de los más entusiastasdel cónibáte a lamás cortadistancia que fuese posible; se había distinguido en ello enmuchas qcaiones, una formandoparte del Batallon Real de Marina que tomo parte en la victoriosa defensa de Buenos Airesmandadó por Gutiérrez de la Concha. ‘T

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ocurrido en la guerra de la Independencia, las trincaduras, grandes lanchasartilladas, complementada su acción con las de menor tamaño, los escampavías, que les sirven de exploradoras y registran todas las calas de la costa. Unacoordinación eficaz.

Corre el año 1837 cuando el capitán de fragata Armero manda el apostadero de fuerzas sutiles del Nervión. Por sus relevantes méritos, además de sercondecorado con la Cruz Laureada de San Fernando, le confiere la Reina eltítulo de Marqués del Nervión. En las costas del Mediterráneo este jefe manda, después, las fuerzas navales ligeras. Hay actividad de fuerzas sutiles, concierta intensidad, en las cercanías de la desembocadura del Ebro.

En la última de las guerras carli stas vuelve la actividad a las costas del Cantábrico. En 1875 opera allí una escuadrilla de buques mayores yfuerzas sutilescañoneras, faluchos y trincaduras. El jefe de toda esta fuerza, Victoriano Sánchez Barcáiztegui, muere a bordo del buque de su insignia, el vapor Colón,navegando frente a Motrico, por el impacto que recibe aquél de los disparosde la artillería carlista de la costa.

En la guerra de Africa de 1860 se produce uno de los ejemplos de mayorapoyo que un ejército ha tenido de una escuadra. Esta tiene una fuerza sutilformada por 16 cañoneras y4 faluchos. En la batalla de Tetuán, penetran esasembarcaciones río Martín arriba apoyando con sus fuegos el avance de lastropas. El apoyo es muy eficaz y el entusiasmo de los comandantes es tal queuna vez que los disparos ya son imprecisos por la distancia, ante el avance delas guerrillas, piden esos comandantes al general en jefe ir con sus dotacionesa combatir junto a aquéllas. Agradecido aquél rechaza el ofrecimiento, yaque en el transcurso de la batalla pueden ser de nuevo útiles las cañoneras consus fuegos. Las embarcaciones menores de la escuadra trabajan intensamenteen el abastecimiento de las tropas desde el mar (16). También en el desembarco de las columnas que toman parte en la batalla de los Castillejos, mandadas por el capitán de fragata Lobo.

Filipinas

Por las características del archipiélago, con más de 7.000 islas, con multitud de canales y varios mares interiores, las fuerzas sutiles tenían que ser dela mayor eficacia. La acción de los piratas moros, de Mindanao y de Joló principalmente, hizo necesario que se constituyese una Marina llamada corsaria,defensiva, que tomó a su cargo el Gobernador General de las islas (17).

Se creó un cuerpo especial para tripular esa fuerza, con grados militares,sirviendo la parte profesional marinera con marinos mercantes. Los barcos

(16) En el primer bote que abordó la playa, después del temporal que tuvo a las tropas sinvíveres, Campamento de/hambre, desembarcó, con riesgo, el general Bustillo, jefe de la FuerzaNaval.

(17) Estaba tan compenetrado el pueblo con su escuadra protectora que, habiendo unaclase de buque de aquélla llamado barangay, también se decía Cabeza de Barangay al pequeñogobernador del poblado de que se tratase.

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SOBRE LAS FUERZASNA VALES SUTILES ESPAÑOLAS, ENLOSSIGLOSXVIIIy XIX

son pequeños y maniobreros, como son los de los piratas. Toda esta organización se fue perfeccionando a lo largo del siglo XVIII. A principios delxix seestablece en Filipinas un apostadero de la Marina Real, para funcionar concierta autonomía bajo el mando del Gobernador General. Hay una vueltaatrás. Al fin pasa toda la Marina a pertenecer al gran apostadero de la Real.En realidad hay varios apostaderos, pero todos bajo el mando del Generalcomandante de ella. La Marina corsaria pasa a ser sutil (parte sutil de laMarina Real). Esta pasa a tener otras unidades que también se titulan sutiles,y es que lo son; los apostaderos extendidos por las islas, mandados por jefesde la Marina Real, se titulan de fuerzas sutiles. Empieza a haber bajo el mandode aquellos barcos pequeños, que no son propiamente dicho del país, lasfalúas, de remo y vela, artilladas con una sola pieza de pequeño calibre. Amediados del siglo van siendo sustituidas por pequeños cañoneros, clasificados como fuerza sutil en los Estados de fuerza de los Estados Generales de laArmada (18). Estos barcos, con algunas goletas, llevan el peso de la accióncontra los piratas. Puede decirse que éstos son dominados por las fuerzas sutiles. Hay también buques mayores, hasta pequeños cruceros (denominaciónexagerada); va a verse cuando tengan que contender contra la escuadra norteamericana del comodoro Dewey. La fuerza sutil repartida en los apostaderos propios de su clase quedó indemne después de aquel desigual combate dela bahía de Manila, el de Cavite (1898). Los americanos hubieron de batir alos piratas también con algún género de fuerza sutil suya.

En Cuba las fuerzas sutiles hubieron de luchar contra las embarcacionesfilibusteras, llamadas así las que traían armas y refuerzos para los insurrectos.

A modo de colofón. En la actualidad

La denominaciónfuerzas sutiles fue difuminándose: Pasó ala Historia. Sinembargo, su función subsiste. En el proceso de desaparición del vocablo seincluyó a veces a barcos pequeños que no lo eran, tales como remolcadores yembarcaciones de apoyo a la fuerza, o de tren naval de los arsenales. No loeran: las fuerzas sutiles fueron eminentemente de combate.

La función subsiste, como dije. Hay elementos navales y aeronavales queson de pequeño tamaño, rápidos, maniobreros, propicia su táctica en quepasen lo más desapercibido posible. Y son muy variados, y de todoslos tamaños; rozando a veces por él el salirse (por grande) de lo que parece ser característica de lo sutil. Y en las unidades modernas (relativamente modernas) lashay no rápidas, como fueron los beneméritos bous del Cantábrico utilizadospor ambos antagonistas en 1936-39. ¡Siempre la variedad! Lo flexible. Haylanchas torpederas y cañoneras rápidas ¿cabe algo que merezca más que ellasel calificativo de sutil? Hay lanchas antisubmarinas de defensa de puertos.

(18) En 1860 había 18 cañoneros (unos con un cañón, otros con dos). Con ellos se reemplazaban las falúas, con casco de gran lancha y una treintena de hombres de tripulación.

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Un moderno p�rulero rápido. Una unidad naval de las que podíamos comprender en la denominación «FuerzaSutiI» si ésta aún se emplease.

Hay elementos daglto (los italianos los incorporaron a la fuerza «X-MAS»,ésto es, de lanchas). Hay patrulleros rápidos (36 nudos), con armas tan contundentes como son los riisiles (19). Hay otros más lentos y mayores.

Los submarinos pequeños y maniobreros están dentro de lo sutil ¿No es deesa táctica peculiar el ataque a Scapaflow por De Prien? Más sutil que los elementos aeronavales no los hay. Naturalmente, según la clase y ocasión necesitan elementos de apoyo no sutilesi. ¿Pues qué podemos decir de un ataque abuques con lanchas rápidas neumáticas armadas de bazookas?

También son fuerza sutil a la moderna los elementos minadores ofensivosy también los dragaminas, especialmente operando en una fuerza avanzada,preparando, p. e., una operación anfibia. El modo de operar al estilo de lasanti guas fuerzas sutiles subsiste, ¡sí!, aunque la denominación haya desaparecido(20).

(19) Por ejemplo, los nuestros del tipo Barceló , de 134 toneladas y 36 nudos de velocidad.(20) Para una correcta consideración de lo que son las fuerzas sutiles en la actualidad, se

recomienda ver los anuarios Fighting Ships. En ellos, los patrulleros con flotación en colchón deaire.

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SOBRE LAS FUERZAS NAVALES SUTILES ESPAÑOLAS, ÉN LOS SIGLOS XVIIIy XIX

No nos queda más que rendir homenaje de admiración a los nuestros, queponiendo de manifiesto las mejores cualidades mariñeras y militares llevarona las fuerzas sutiles a combatir de cerca a los enemigos; y con grandes peligrosde mar. Con su conducta son ejemplo de los que les han de seguir en ese estilode guerra naval, aunque el cómo hacerlo varíe de acuerdo con la modernización de los elementos de que se dispone —ellos y los enemigós.

Los hombres cuya acción he presentado en este trabajo merecen el reconocimiento y la admiración de sus conciudadanos, de los de ahora y de los quehayan de seguir en la trayectoria naval española en el Mundo.

BIBLIOGRAFÍA

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REFLEXIONES EN TORNOA LA SITUACIÓN

DE LA ARMADA ESPAÑOLAHACIA 1898

Antonio TÉLLEZ MOLINA

Uno de los principales problemas en la interpretación del enfrentamientohispano-norteamericano de 1898, que tan indeleble huella dejó en la realidadespañola, es, sin duda alguna, la clara tendencia a la simplificación del mismo.

Una interpretación simplista que suele reducir el conflicto a un enfrentamiento naval, jalonado por dos incontestables derrotas —Cavite (1 de mayo•de 1898) y Santiago de Cuba (3 de julio de 1898)— totalmente predecibles,por otra parte, a la vista de la superioridad naval de Estados Unidos frente aEspaña. Tradicionalmente se ha venido reduciendo casi a un enfrentamientoentre flamantes acorazados de acero y viejos y carcomidos buques de madera.

Ha sido este reduccionismo simplista el que ha provocado que en la lectura del Desastre del 98» se hayan querido buscar causas específicamenteespañolas, normalmente tendentes a buscar al responsable o responsables dehaber avocado a una total indefensión naval a la España de finales del siglo xix.

Es desde esta desordenada y virulenta búsqueda de responsabilismo, queestalló ya en los días inmediatos a la total destrucción de las escuadras de losalmirantes Montojo y Cervera, desde donde arrancan los enfrentamientos,acusaciones malintencionadas, e incluso desafecciones inmutables, entre elpoder político —e incluso, por extensión el sistema liberal—, los estamentosmilitares y la opinión pública. Las acusaciones cruzadas serán de todas lasnaturalezas y abrirán un profiindo foso de incomprensión difícilmente franqueable y que estará presente en toda la reciente historia española. Y es queel desconocimiento, o el planteamiento maximalista y maniqueo de la historiaespañola es muchas veces el origen de profundas incomprensiones, y de tozudas convicciones irreconciliables; a las que, por otro lado, parecemos tan proclives los españoles.

Para entender el alcance y significado del conflicto y en última instancia,la situación de la Marina de Guerra española a la altura de 1898, hay que abordar el problema en su doble vertiente: en la de la especificidad del caso español y en el de la contextualización de nuestro Desastre del 98 en el ámbitointernacional en el que se produjo. Evidentemente ambos niveles de interpretación son inseparables y es precisamente cuando se atiende sólo a uno deellos, cuando se facilita una visión distorsionada de la realidad.

Conviene, pues, partir de la contextualización del Desastre del 98 español,en lo que genéricamente se ha llamado la época del imperialismo (1870-19 14),

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A. TÉLLEZ MOLINA

siendo ésta, asu vez, el resultado de un proceso, si no iniciado, sí aceleradohistóricamente a partir de mediados del XIX; y que pronto va a suponer unaaplicación de las teorías del darwinismo social a las relaciones entre razas ynaciones, convirtiendo el poderío militar en instrumento decisivo de la política exterior. Y hay que recordar que esta idea estaba en las mentes de losdirectores políticos del mómento, como queda patente en el discurso ante elCongreso deD. Antonio Cánovas del Castillo, pronunciado el 7 de julio de1891 —siete años antes de la precipitación del conflicto—, en el que venía aafirmar quela mejor política exterior sólo se puede desarrollar con un paísfuertemente armado (1).

Si a esto le añadimos la orientación preferentemente ultramarina de esteimperialismo colonial, no cabe duda que, dentro de la valoración del poderíomilitar de una nación, jugaba un papel esencial la Marina de Guerra. Estoexplica que uno, de los capítulos preferentes de todas las potencias, en supreocupación armamentista, se orientara al ámbito naval, de tal manera queno sería exagerado decir que los buques de guerra se van a convertir en losestandartes del poderío militar e industrial de los Estados.

Pues bien, aun partiendo del hecho de que todas las naciones perseguíanun único objetivo, cual era la consecución de una Armada poderosa, los planteamientos seguidos en sus reflexiones distaron mucho de alcanzar criteriosde unidad, llegándose a entablar grandes discusiones que acabaron enfrentando a los seguidores de una u otra política naval. Estas disensiones no sonexplicables sólo por confrontaciones exclusivamente en el plano estratégico,,hay que tener en cuenta que nos encontramos en un período de profundas yrápidas innovaciones de carácter técnico, que acabaron, creando un caos difícilmente asimilable incluso para los expertos estrategas navales de la época.

La propia dinámica de la carrera armamentista creaba un ritmo trepidanteen las continuas innovaciones técnicas, que provocaba diseños que aparecíancomo innovádores y casi definitivos, y que, sin embargo, en pocos años quedaban obsoletos. Se puede decir que desde el siglo xvii hasta mediadosdel XIX, el progreso en los diseños de los barcos de guerra había sido ínfimoy lento; lo que hacía que los planteamientos estratégicos de los combatesnavales apeñas hubieran variado. Será ahora, a mediados del xix, cuando serompa aceleradamente con la tradición y se cree una enorme confusión tantotécnica como’ logística y estratégica.

El uso del vapor como fuerza motriz —que planteará el problema de lanecesidad de puntos de escala.y avituallamiento para carbonear y hacer aguadas—, la aparición de cascos metálicos, primero de hierro y luego de acero—:-que plantearán lá necesidad de conjugar valores de velocidad y autonomíacon valores de defensa y tonelaje—, los avances en armas de artillería —cadavez más potentes,, de mayor alcance, precisión y poder destructivo—, la preocupación porlos elementos defensivos —que abrirán un vivo debate sobre la

(1) Recogido en la obra de Fernández Almagro, Melchor: Política naval de la Españamoderna y contemporánea. Madrid. Instituto de Estudios Políticos, 1946, pág. 184.

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REFLEXIONES EN TORNO A LA SITUACIÓN DE LA ARMADA ESPAÑOLA...

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localización de las corazas, entre las líneas de flotación yio las torres artille-ras—, la utilización de nuevas armas —minas y torpedos—...; creaban lanecesidad de planteamiento de nuevas tácticas y estrategias de combate.Todo esto provocó un fuerte desconcierto y disparidad de criterios en técnicosy marinos sobre qué buques habrían de ser los más adecuados y eficaces antelas nuevas situaciones creadas.

Será, pues, a la sombra de estos importantes avances técnicos e industriales, el momento en el que se van a desarrollar toda una amplia gama de posibilidades que van a complicar enormemente la clasificación de los buques,surgiendo problemas en la fijación de los límites de unos y otros tipos debuques, que muchas veces van a provocar complejos solapamientos técnicosy operativos. Van a aparecer nuevos barcos con capacidades operativas sorprendentes para la época, que provocarán el surgimiento de nuevos planteamientos estratégicos de combate, pero que a su vez provocarán el surgimientode nuevos operativos que anulen las supuestas veleidades de los anteriores yque muchas veces obliguen al replanteamiento estratégico e incluso al reciclaje o reconversión de planes navales que aparecían como definitivos. Comopodemos imaginar, el seguimiento de este ritmo enloquecido en la carreraarmamentista estaba reservado exclusivamente a aquellos Estados que porsus capacidades financieras e industriales no tuvieran grandes problemas paraacometer en pocos años el abandono o el replanteamiento de toda una política naval preestablecida.

Llegados a este punto, convendría hacer un breve repaso del panorama deposibilidadestipológicas de buques existentes en la época inmediata al conflicto, que nos dará una clara idea del alcance de la problemática que venimosplanteando. Tratando de simplificar el panorama hay que apuntar la existencia de las siguientes posibilidades: acorazados, cruceros acorazados, crucerosprotegidos, cruceros no protegidos, cañoneros, torpederos, cañoneros-torpederos, destructores o cazatorpederos.

Como gráficamente planteaba el almirante Carrero Blanco al abordar elproblema de la determinación de un buque de guerra, éste es el resultado dela combinación de cinco factores determinantes: el armamento, la protección, la velocidad, las condiciones evolutivas y la autonomía (2).

Fue la conjugación y combinación de estos elementos en sus distintas posibilidades, la que dio lugar a la coexistencia de los diversos efectivos, antescitados, y no siempre claramente delimitados y definidos. Esto creaba auténticos problemas a la hora de clasificar los diferentes efectivos navales a unasu otras categorías; algo fácilmente contrastable si comparamos los EstadosGenerales de la Armada en España de 1898 y 1900, como más adelante veremos. Además, en el caso español, la clasificación vigente a la altura de 1898,que provenía del Decreto Real de 15 de agosto de 1895, inspirado por elentonces ministro de Marina, D. José María Beránger y Ruiz de Apodaca,venía a dificultar todavía más el problema de la clasificación de los buques,

(2) Carrero Blanco, Luis: España y el mar. Tomo 1: El mar en la guerra yen la paz. Hastala segunda guerra mundial. 3. Ed. rey. Madrid. Instituto de Estudios Políticos, 1962, pág. 75.

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propiciando la desfiguración de la realidad de la Armada, al conjugar no muyacertadamente criterios de desplazamiento y protección. Esta misma idea hallevado a algunos autores a replantearse la causa del profundo desconocimiento de la realidad de la Armada en los años inmediatos al conflicto; así,entre otros, podemos recoger las palabras de Juan B. Robert, que en ese sentido apuntaban: . . . no toda la culpa la tuvo la prensa. En ciertos estados oficiales de nuestro material naval flotante se elevaban los cañoneros, casi inofensivos, a la categoría de cruceros de segunda clase y a los cruceros protegidos deltipo “Oquendo” a acorazados de segunda (3).

Tampoco en los años inmediatos al conflicto parecía estar muy claramentedetermináda la efectividad operativa en combate de los distintos buques, loque hacía que se sacaran consecuencias inmediatas de los diferentes enfrentamientos navales acaecidos en esos años y que a través de esas lecturas se montasen nuevas estrategias y, por tanto, nuevos planteamientos en los programas navales. En este sentido puede ser relevante recordar el impacto que pródujo en la opinión de los expertos navales de la época, el enfrentamientoentre la escuadra china del almirante Chio Ting —formada por dos flamantesacorazados— y la escuadra japonesa del almirante Ito —formada por tresbuques protegidos—, desarrollada en 1894 frente a la desembocadura del ríoYalú; y que como reconoce el almirante Carrero Blanco, produjo uña supervaloración del crucero protegido frente al acorazado, llegándose incluso a pensar que la masa de fuego y la velocidad eran preferibles a la coraza, conlo quelos cruceros protegidos se pusieron de moda (4).

Para venir a complicar más el panorama naval del momento hay que teneren cuenta que es en estos años cuando de entre las diferentes tendencias estratégicas y constructivas, que pretendían vertebrar las nuevas políticas navales,acabaron imponiéndose dos orientaciones totalmente contrarias a las que seirán adhiriendo unós y otros Estados. De una parte, y frente al planteamientotradicional, basado en la existencia de grandes navíos oceánicos, va a surgirun planteamiento totalmente revolucionario o cuando menos novedosorepresentado por la denominada Jeune Ecole francesa, apadrinada por elalmirante Aube. Su teoría se basaba en la necesidad de controlar las costasfrancesas ante un posible ataque de acorazados británicós, siendo encargadaésta misión a unos nuevos y pequeños buques —los torpederos—, que basaban su eficacia en la velocidad, la sorpresa y el podér destructivo de estospequeños microbios que podrían acabar con el mastodonte acorazado. Seaportaba en su favor que la construcción de los torpederos era mucho másrápida y bárata que la de los grandes buques acorazados; incluso sé quiso veren ellos una orientación más popular y democrática frente a la aristocráticapresencia del acorazado. Se llegó a apuntar incluso que los torpederos permitirían llevar la táctica de la guerra de guerrillas al mar. Junto a los torpederos,

(3) Robert, Juan B.: «La prensa periódica y la Marina en 1898». REvIsTA GENERAL DEMARINA, mayo 1948, pág. 579.

(4) Carrero Blanco, Luis: Op. cit., pág. 184.

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encargados del acoso costero de los acorazados, la Jeune École opaba poruna política de cruceros.

Como se puede ver, sobre todo, se trataba de ofrécer una posibilidad deenfrentamiento naval a las potencias menos ricas y con armadas inferiores; alfin y al cabo el espíritu que animaba la idea se resume en el lema de más barcos por menos dinero, y’ realmente, así planteado, tenía su atractivo. Estohizo que muchas potencias optaran por este tipo de planteamiento. Sinembargo, pronto —inicio de la década de los 90—se empezó a producir, si noun abandono, sí una clara reorientación de las teorías de la joven escuela francesa. Y es que los torpederos mostraron en seguida sus debilidades: escasaresistencia de sus cascos, poco aptos para operar en una mar movida, condiciones para su tripulación poco menos que infernales... y pocas posibilidadesde hacer freñte a las innovaciones que los acorazados presentaron precisamente para hacerles frente.

Así que la mayor parte de las flotas que habían seguido estas teorías,reconsideraron su postura a fines de los 80 y principios de los 90 y se orientaron a la construcción decidida de acorazados; adhiriéndose, por tanto, a lasideas, mucho más tradicionales, de una de las figuras más populares dentro delos estudios de fuerzas navales de la época: el capitán de la US Navy, AlfredT. Mahan, decidido defensor de los grandes poderosos buques acorazados.

De todas formas, el debate y la transición o elección de una u otracorriente naval, no fue en modo alguno inmediato y definitivo; así, por ejemplo, los británicos se movieron con cierta flexibilidad centrándose especialmente en una política de cruceros y acorazados, pero no olvidando los nuevosbuques (torpederos, cazatorpederos, cañoneros-torpederos...); los francesesoptaron claramente por su Jeune Ecole, pero sin descuidar definitivamente laconstrucción de grandes buques, que a partir de los años 90 fueron decisivos;los EE. UU. siguieron un camino similar al de Francia, pero con una mayorcapacidad de afrontar la construcción, siempre muy costosa, de acorazados.España siguió un camino similar al de EE. UU. y Francia, aunque, y debidoen gran medida a sus limitaciones financieras, la reorientación de la políticanaval y estratégica fue mucho más lenta, coincidiendo ésta con los críticosacontecimientos de 1898, que sorprendieron a la Armada española gravemente desprotegida. Esta evolución queda puesta de manifiesto si analizamoslos datos aportados por Agustín Ramón Rodríguez González, sobre el incremento de las flotas mundiales entre 1870 y 1900 (5). De sus datos se puedeextraer la incontestable conclusión de que España llega a Ja altura de 1900 conun número muy inferior de buques a los presentados por las Armadas de GranBretaña (271), Francia (255) o Estados Unidos (84); frente a los que sólopodíamos oponer 20. Además, sectorialmente las deficiencias son más notables:

— Acorazados: frente a los 30 de Gran Bretaña, los 12 de Francia, los 18de EE. UU., España no cuenta con ninguno.

(5) Véase su obra Política naval de la Restauración (1875-1898). Madrid. Ed. San Martín.1988, pág. 87.

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— Cruceros acorazados: frente a los 20 de Gran Bretaña, los 15 de Francia y los dos de EE. UU., sólo contábamos con uno.

— Cruceros protegidos: frente a los 63 de Gran Bretaña, los 19 de Franciay los 17 de EE. UU., España cuenta con tres.

— Destructores: frente a los 112 de Gran Bretaña, los 12 de Francia y los20 de EE. UU., España contaba con seis.

Con estos datos queda claro que las dos primeras potencias navales, GranBretaña y Francia, están a una considerable distancia de EE. UU. y España;pero también es palpable que se está asistiendo a una enorme capacidad constructiva, en el ámbito naval, de los EE. UU. que coincide con su clara determinación expansionista a nivel mundial.

Sin embargo, y sin despreciar en absoluto estos datos cuantitativos, esimportante hacer un esfuerzo por huir de lecturas fáciles al enjuiciar el estadode la Armada española en los últimos años del siglo XIX. En primer lugar, creoque para abordar el problema adecuadamente, habría que huir de una visiónobsesionada por recuentos numéricos de efectivos navales y sustituirla porotra que se centrara más en reflexiones de índole cualitativa, o lo que es lomismo, afrontar un análisis pormenorizado de la situación real de operatividad y eficacia de los distintos buques, que por otro lado facilitaría la correctaclasificación de cada uno de ellos a las distintas categorías existentes en aquellos años.

La urgente necesidad de aclarar la situación real de la Armada, no tantodesde un punto de vista cuantitativo como desde uno cualitativo —que es unade las claves para entender el desconocimiento que dé la misma se tenía a laaltura de 1898—, se pone claramente de manifiesto en cuanto abordamos el.problema del análisis comparativo de las escuadras española y estadounidense; Son múltiples los recuentos de ambas Armadas con los que contamós,desde los realizados en los años inmediatos al conflicto, hasta los que posteriormente han ido elaborando los distintos estudiosos del mismo. Y ló queprimero llama la atención de los mismos, es que en la mayoría de los casos noson coincidentes en sus recuentos; fenómeno que tiene su explicación en ladiferente clasificación que de los buques hacen unos y otros. Si hacemos unbreve repaso por algunos de estos análisis, podemos comenzar por los planteados por el almirante D. Pascual Cervera y Topete, y por el entonces ministro de Marina, D. Segismundo Bermejo y Melero (6). Para el almirante Cervera, como se desprende de su estudio comparativo enviado al ministro Bermejo, en un reservado del 25 de febrero de 1898, el enfrentamiento quedabaplanteado en los siguientes términos:

— Acorazados: cuatro españoles frente a cinco estadounidenses.— Cruceros acorazados: un español frente a dos estadounidenses.— Crucéros protegidos: tres españoles frente a 12 estadounidenses.

(6) Ambos recogidos en la obra de D. Pascual Cervera y Topete: Guerra hispano-americana. Colección de documentos referentes a la Escuadra de Operaciones Antillanas. El Ferrol.Imprenta de «El Correo Gallego», 1899.

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Por su parte, el ministro Bermejo realizaba su propio recuento, que envióal almirante Cervera en un reservado el 4 de marzo de 1898, en el que disentíade los datos del almirante al reducir a cuatro los acorazados estadounidensesy a ninguno los cruceros protegidos estadounidenses.

Los datos aportados por el mayor Kunz (7), del Ejército alemán, quedaban planteados en los siguientes términos:

— Acorazados de primera clase: un español frente a cuatro estadounidenses.

— Acorazados de segunda clase: siete españoles frente a un estadounidense.

— Cruceros acorazados: ninguno español frente a dos estadounidenses.— Cruceros protegidos: cinco españoles frente a 13 estadounidenses.— Torpederos: 14 españoles frente a cinco estadounidenses.— Cazatorpederos: 14 españoles frente a cuatro estadounidenses.

Lo importante de estas disensiones es apuntar el hecho de que no sólo seprodujeron en aquellos años próximos al conflicto, sino que han perdurado enlos análisis realizados muy posteriormente, como se desprende de las cifrasaportadas por investigadores más recientes. Basta aproximarse a las obras,entre otras, de autores como Ricardo Cerezo Martínez (8), como el ya citadoAgustín Ramón Rodríguez González, o los datos aportados, en el curso delciclo de conferencias desarrolladas en las todavía recientes V Jornadas deHistoria Marítima, a cargo del Instituto de Historia y Cultura Naval, porAntonio de la Vega, en su trabajo Programas y efectivos ñavales españoles ynorteamericanos (1865-1898) (9). En todos ellos, y son sólo un ejemplo, podemos observar un considerable baile de cifras en el recuento de efectivos, quevuelven a ser resultado de las diferentes clasificaciones realizadas por unos yotros, así como de la diferente inclusión en una u otra categoría de los distintos buques.

Si esto sucede en las interpretaciones realizadas a toro pasado por investigadores recientes, es fácil imaginar el total desconcierto imperante en los analistas de la época. Y es que ni siquiera en los recuentos oficiales parece estarclaramente definida la clasificación de los buques. Veamos, por ejemplo, elasombroso proceso de reclasificación de buques que se deduce del análisis delos Estados Generales de la Armada de los años 1898 y 1900 —consecutivosambos, ya que no se llegó a realizar el Estado General de la Armada correspondiente al año 1899—. Lo primero que llama la atención al comparar

(7) De su obra Guerra España-Estados Unidos 1898. Barcelona. Imprenta Vd. D. Casanovas, 1909.

(8) Entre otras, su Armada española siglo xx. Madrid. Ediciones Poniente, 1983. 0 suartículo «Tercer decenio de la Revista General de Marina (1887-1906). 1-lacia el Desastre».REVISTA GENERAL DE MARINA. Tomo 192, marzo 1977.

(9) Su conferencia se puede consultar en Cuadernos Monográficos del Instituto de Historiay Cultura Naval, núm. 8. Madrid, 1990.

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ambos Estados Generales es la enorme diferencia cuantitativa de buques deuno a otro. Si en el de 1898 se pueden contabilizar 165 unidades, en el de 1900sólo se alcanza la cifra de 57. Pero mayores son los cambios, si cabe, si entramos en apreciaciones cualitativas de los buques; es claro que se asiste a unatotal recalificación de buques, apuntándose una clara tendencia al descensode categoría de los mismos:

— Los dos acorazados de primera clase de 1898, en 1900 pasan a un acorazado de segunda clase (Pelayo) y a un crucero protegido de primeraclase (Carlos y).

— Los nueve acorazados de segunda clase de 1898, en 1900 tres pasan aser considerados cruceros protegidos de primera clase (Princesa deAsturias, Cardenal Cisneros, Cataluña), dos pasan a la categoría deguardacostas acorazados (Numancia y Vitoria), y cuatro se pierden enel combate de Santiago de Cuba (Infanta María Teresa, AlmiranteOquendo, Cristóbal Colón y Vizcaya).

— Los tres cruceros protegidos de primera clase de 1898, pasan en 1900 aser considerados cruceros protegidos de segunda clase (Alfonso XIHLepanto y Reina Regente).

— Los cuatro cruceros protegidos de segunda clase de 1898, en 1900pasan a dos cruceros protegidos de tercera clase (Marqués de la Ensenada, Río de la Plata), y dos se pierden en el combate de Cavite (Islade Cuba, Isla Luzón).

— Los cuatro cruceros no protegidos de primera clase de 1898, no vuelven aaparecér en 1900.

— Los nueve cruceros no protegidos de segunda clase de 1898, en 1900tres pasan a cruceros no protegidos de tercera (Infanta Isabel, Isabel 11y Conde Venadito), y seis desaparecen (Velasco, Antonio Ulloa, Juande Austria, Marqués de la Victoria, Alvaro de Bazán y María de Molina).

— Los cinco cruceros no protegidos de tercera de 1898, en 1900 dos pasana ser considerados cañoneros de primera clase (Magallanes y GeneralConcha); dos desaparecen en Cavite (General Lezo y Marqués de Duero), y uno estaba en el apostadero de Filipinas en el momento del combate (Elcano).

—. De siete cazatorpedos o destructores con que se contaba en 1898, trasel hundimiento de Santiago de Cuba de dos de ellos (Plutón y Furor),se pasa a cinco en 1900.

— Cinco cañoneros de primera clase en 1898, pasan a cuatro en 1900.— Veinticinco cañoneros de segunda clase en 1898, pasan a dos en 1900.— Cuarenta cañoneros de tercera clase en 1898, pasan a dos en 1900.— Catorce cañoneros-torpederos en 1898, pasan a ocho en 1900.— Por último, apuntar que los torpederos de primera y segunda clase

mantienen el número de efectivos (cuatro de primera y nueve desegunda) en ambos Estados Generales.

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Dicho esto, y retomando el hilo conductor del planteamiento que venimosrealizando, creo que se puede apuntar la idea de que una de las causas fundamentales para explicar la compleja percepción de la situación de la Armadaespañola a finales del xix viene dada, por un lado, por el propio confusionismo existente a nivel internacional del ámbito naval, y, por otro, por elexcesivo valor dado a los recuentos de carácter cuantitativo de los efectivosnavales existentes.

Olvidar premisas de esta naturaleza, son las que se han llevado normalmente a realizar un análisis si no distorsionado, sí distorsionante de la realidad naval del Desastre del 98; y, por tanto, han creado la necesidad quasipatológica de la búsqueda de un responsable identificable y normalmenteautoexculpatorio de los sucesos. Las víctimas más al uso han sido tradicionalmente, o la propia Marina de Guerra española, o los rectores pólíticos delmomento, o la prensa de la época, o la supuesta indiferencia del pueblo español en su globalidad. Esto, como apuntábamos al principio, ha creado a su vezrecelos, enfrentamientos, incomprensiones..., y me atrevería a decir que fundamentalmente ha creado un profundó desconocimiento y a veces incomunicación entre los presuntos implicados. Hora es ya, cuando se va a cumplirpronto el primer centenario de los acontecimientos, de abordar el problemadesde una reflexión abierta, sosegada y dialogante.

Ante todo es esencial asumir, como punto de partida, que si se quiere buscar a un responsable realmente ajustado a la realidad, sin duda alguna habríaque plantear la existencia de una responsabilidad colectiva, y sobre tododeberíamos hablar más de una falta de adecuación estructural y coyuntural dela realidad española, a finales del siglo pasado, al contexto de tin imperialismoagresivo imperante. En este sentido, la piedra de toque gira, una vez más enla historia española, en torno a la importante crisis crónica de las capacidadeseconómicas, financieras e industriales, que abocaron a España a lo largo delsiglo xix, como resultado de la trayectoria histórica iniciada a finales del XVI,a situarse en la encrucijada de una decadente potencia media europea, ignorada cuando no manejada al antojo de los intereses de las grandes potenciasmundiales del momento.

No quiero decir con esto que se deban obviar los múltiples errores cometidos por los diseñadores de la política naval española, tanto políticós comomilitares; desde una falta de adecuación de la realidad naval a los intereses ynecesidades de una política de Estado, no siempre coherente en sus prioridades (10), pasando por los sucesivos fracasos de los distintos planes de renovación de la Armada española, entre los que cabe destacar el del contralmirante

(10) Ya entonces Joaquín Sánchez de Toca había planteado la necesidad de conjugarambas, en sus propias palabras: Para la guerra marítima moderna no cabe resolver por apriorismos abstractos cuál ha de ser el armamento naval. La Armada, todavía más que el Ejército, necesita ajustarse a una razón de Estado. Una escuadra no adecuada a la acción política que la naciónpretende ejercitar o desproporcionada con ella es inútil, y, tal vez, en lugar de ser una fuerza,represente una impotencia. Véase de su De/poder naval en España y su política económica parala nacionalidad ibero-americana. (2.a Edición.) Madrid. Editorial Naval, 1986. página VI.

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Durán de 1880; el del vicealmirante Pavía de 1883; el del contralmiranteAntequera de 1884; el proyecto Moret de 1885; el del contralmirante Beránger de 1886; el del contralmirante Rodríguez Arias, que dio lugar a la Ley deEscuadra de 1887; o el del entonces ya vicealmirante Beránger —ahora ministro de Marina con los conservadores, ya que en 1885 lo fue con los liberales—de 1896; hasta los propios errores tácticos cometidos durante el conflicto bélico, que contaron con la aprobación de las más altas jerarquías de la Marinamilitar del momento, como se puso de relieve en la Junta de Generales de laArmada, celebrada en Madrid el 23 de abril de 1898, bajo la presidencia delentonces ministro de Marina, contralmirante D. Segismundo Bermejo yMerelo.

Por otro lado, tampoco parece que los estrategas navales estadounidensesestuvieran muy seguros de su superioridad naval, ya que en el planteamientomismo del conflicto mostraron algo más que cautela sobre su posible desenlace; seguramente también obsesionados por recuentos cuantitativos de losefectivos navales españoles. Y es que planteado el conflicto en términos cuantitativos no parecía estar muy claro de qué lado se inclinaría la victoria, comoapunta Agustín Ramón Rodríguez González: Para muchos observadores en1898, incluso neutrales, las perspectivas potencias de ambas escuadras y, portanto, la predicción del posible vencedor, distaban de estar claras.

Incluso revistas especializadas del prestigio de The Engineer o Engineeringbritánicas, dudaban en aventurar un pronóstico sobre el enfrentamiento (11).

Todo parecía quedar reducido a un enfrentamiento entre las dos tendencias navales predominantes en la época, de un lado los seguidores de Mahan,de otro los de las teorías de la Jeune Ecole. Sin embargo, y debido sobre todoa la falta de operatividad real de los efectivos españoles —insistiendo, portanto, en una inferioridad cualitativa y no cuantitatiya—, los combates seplantearon como si de dos potencias seguidoras de las teorías de Mahan setratara. Y evidentemente el resultado no pudo ser más «desastroso».

Para terminar, podríamos decir que al fin y al cabo el problema de fondoen el debate naval finisecular español radicaba en la difícil conjugación de unapolítica naval adecuada, con una deprimente situación económica, financierae industrial; con la que era poco menos que imposible resistir la presión de ladinámica y agresiva situación naval internacional; y no ya sólo para mantenerla continua renovación de las estrategias navales, sino ni tan siquiera paramantener operativa la adscripción a una política naval determinada. Creoque ni aún en el caso hipotético de que se hubiese desarrollado una política,acertada coyunturalmente, de construcción de acorazados se hubiese solventado el problema colonial español; si acaso solamente se hubiese aplazado.Porque después de semejante esfuerzo económico, dudo mucho que las capacidades productivas españolas hubiesen podido hacer frente a la revoluciónque en el plano naval supuso la aparición de los dreadnought en 1905; futurible contrastable si tenemos en cuenta que a la altura de 1918, Estados Unidos

(11) Rodríguez González, A. R.: Op. cit., pág. 475.

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contaba con 17 acorazados tipo dreadnought, mientras España cuenta contres, que en palabras del almirante Carrero Blanco: .fueron en realidad unos“dreadnoughts” de bolsillo, de una aplicación muy problemática, ya que eranmás lentos, menos armados y con menor protección que cualquier otro similarde su tiempo (12).

Como he tratado de plantear a lo largo del artículo, creo que el problemadel análisis del estado de la Armada española hacia 1898 es profundo y complejo, ya que en él debemos incluir reflexiones técnicas y estratégicas deíndole naval, tanto desde una óptica puntual, como desde la trayectoria évolutiva de las distintas políticas navales, abarcando tanto aspectos cuantitativos como, y especialmente, cualitativos, pero aunando éstas con reflexionestendentes a situar la realidad económica, política y social española, en el contexto de la realidad política internacional, que la circunscribe y mediatiza deforma determinante.

(12) Carrero Blanco, L.: Op. cit., págs. 327 y 328.

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NAOS ESPAÑOLASEN EL PACÍFICO

Amancio LANDÍN CARRASCO

En reciente reunión, celebrada en el Museo Naval, se ha presentado la flamante obra en tres volúmenes de gran formato«Descubrimientos españoles en el Mar del Sur’, de la que sonautores varios oficiales de la Artnada española. La importancia y hondura de este trabajo, editado gracias al mecenazgode la Fundación Banesto, explican que hayamos pedido a sudirector las siguientes líneas, en las que se sintetiza su contenido.

Dos razones principales aconsejaron la elaboración de esta obra. El hechode que muchos navegantes extranjeros, al pasar por aguas ya conocidas de losespañoles, se creyesen descubridores de islas ya registradas y las bautizasencon nuevos topónimos, unido en alguna ocasión a la malicia ajena o a la desidia propia, sembró una confusión histórica no excesivamente fácil de aclarar.Por otra parte, hemos querido con esta tarea contribuir a la conmemoracióndel V Centenario del Descubrimiento de América; porque Colón tropezó conun continente que él no buscaba (murió convencido de haber hallado tierrasasiáticas), y sólo los viajes transpacíficos del siglo xvi consuman los designioscolombinos y descubren lo que hasta entonces era la cara oculta del planeta.

Para conocer con la posible exactitud los hallazgos españoles en el Mar del,Sur era necesaria una reconstrucción de las derrotas náuticas de nuestrosexpedicionarios, y ello exigía un equipo de expertos en navegación. De ahíque, salvo el director de la obra (con el escueto bagaje de tres libros sobrenuestros descubrimientos en aquel océano), el resto de los autores fuesenmiembros del Cuerpo General de la Armada. He aquí sus nombres por ordenalfabético: capitán de corbeta Roberto Barreiro-Meiro Fernández, capitánde fragata Alfredo Cominges Bárcena, capitán de navío Juan Génova Sotil,capitán de navío Fernando Guillén Salvetti (t) capitán de navío GonzaloMolíns Sáenz-Díez, capitán de corbeta José M. Rodríguez Urzáiz (l) capitán de navío Mario Romero de Pazos, capitán de navío Luis Sánchez Masiá,almirante Carlos Vila Miranda y capitán de navío Juan A. Viscasillas Rodríguez-Toubes.

En modo alguno podemos silenciar los meritorios trabajos de historiadores que trataron de poner luz en la historia del Mar del Sur, si bien en la generalidad de los casos centraban su labor en un personaje o en determinadosgrupos insulares, aunque haya habido autores que abarcaron panoramas demayor amplitud (Burney, Sharp, Prieto, Spate). De sus precisiones y estimaciones nos hemos servido, y a ellos, como a otros que ahondaron muy seria

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A. LANDÍN CARRASCO

mente en el tema, debemos nuestro reconocimiento (Navarrete, Brand, Corney, Dairymple, Kelly, Medina, Zaragoza, Beltrán y Rózpide, Coello,Ferreiro, etc.).

Las diferencias interpretativas de los grandes viajes, entre profesionalesde la Historia, nacían muchas veces de un defectuoso enfoque por falta de criterios náuticos, El conocimiento del aparejo, la maniobra, la declinaciónmagnética, los regímenes de vientos y corrientes, la velocidad del buque, losverdaderos rumbos y distancias navegadas, la interpretación cartográfica y deotros detalles que conciernen a la derrota real, resultaban indispensables parallevar a cabo una identificación fiable. Además, el trabajo no pretendía unenfoque limitado a un sector o un navegante, sino una proyección total, propósito justificativo de un trabajo en equipo, que en este caso exigió siete añosy medio de investigación, discusión y redacción.

El organismo promotor que acogió nuestra propuesta fue el Instituto deHistoria y Cultura Naval, y la sede diaria y vespertina de la tarea, amén deubre bibliográfica y documental, sería el madrileño y entrañable MuseoNaval.

Tras una breve presentación de S.M. el Rey, que honra a la obra y a susautores, en la que Don Juan Carlos no oculta su satisfacción al encabezar untrabajo de esta naturaleza, la Introducción trata de dibujar una panorámicasobre la importancia de la empresa descubridora de España, los porqués dela formidable irrupción marítima y la vida en las naos descubridoras. Entrequienes han discurrido sobre las razones de la vehemencia expansiva de lospueblos ibéricos, meréce recordarse el pensamiento de Claudio SánchezAlbornoz, para quien los siglos de Reconquista fueron la clave de nuestra historia. Sólo España consiguió expulsar al Islam, arraigado en multitud de tierras, desde el Atlántico hasta la India; y esa victoria final nos libró de hallarnos hoy en el nivel social y político de los pueblos islámicos. Si los musulmanes no hubiesen conquistado España en el siglo viii, los españoles no habríanconquistado América en el xvi. Para el citado historiador, la aventura descubridora es consecuencia de la forja de un talante a lo largo de muchos siglosde lucha contra el invasor; la afirmación de nuestras características ancestrales es la que, faltos en 1492 de un adversario a quien combatir, nos empuja ala conquista de otros mundós.

Entre quienes extreman sus posiciones, al optar por los motivos espirituales o el afán de riquezas o dominación, están hombres eclécticos como Francisco López de Gómara o el cronista cortesiano Bernal Díaz del Castillo, queconjugan el servicio de Dios y del rey con la honra y provecho que todos loshombres comunmente buscamos. Pero tampoco han de olvidarse la curiosidad humana, el deseo de saber y conocer, la sed de aventuras y hasta la posibilidad de que, en el substrato psicológico del hombre peninsular, quedasenhuellas muy profundas de los pueblos invasores y dominadores, cuya sangrese mezcló con la nuestra. Característica esencial de celtas, iberos, visigodos,árabes y judíos era el nomadismo, el erratismo, el gusto por los grandes desplazamientos, un modo de existencia que probablemente no fue ajeno alfenómeno expansivo iniciado cuando apenas alboreaba el siglo xvi.

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NAOS ESPAÑOLAS EN EL PACÍFICO

Un capítulo inicial, antes de afrontar los primeros viajes, se dedica a dilucidar lo que podríamos llamar las claves náuticas de la obra; en él se discurre,en términos divulgadores, sobre los tipos de barcos, tonelaje,.dimensiones ymateriales de los buques, funciones de cada hombre a bordo, navegación costera y de estima, universo geocéntrico y heliocéntrico, tablas náuticas, latitudy longitud, carta de marear, medida de las distancias, instrumentos parahallar la altura de los astros, aguja magnética, declinación, medida del tiempo, sondas, oceanografía, meteorología, credibilidad de los datos náuticos yerrores en la situación astronómica.

Cada uno de los veinte capítulos siguientes estudia otros tantos grandesviajes al Mar del Sur, y la generalidad de ellos contienen epígrafes sobre losantecedentes de la expedición y sus motivos, los documentos preparatorios(capitulaciones, instrucciones, etc.), los buques y hombres participantes, unapunte biográfico del protagonista, las fuentes documentales en que se fundamenta el análisis, las particularidades de la campaña marítima y, finalmente,una valoración de los resultados obtenidos.

Primeros viajes

La primera y más importante expedición transpacífica es la de Hernandode Magallanes, que con cinco naves parte de Sanlúcar de Barrameda el 20 deseptiembre de 1519. Después de una dramática estancia en el puerto de SanJulián, en la actual Patagonia argentina, hallará la ansiadísima.vía entre losdos grandes océanos y llegará a las Filipinas, donde, en lucha contratos isleños de Mactán, perderá la vida el promotor de la gran jornada. Desde lasMolucas, y a las órdenes de Elcano, la nao Victoria podrá coronar la primeracircunnavegación del globo.

El mero hallazgo del estrecho de Magallanes hubiera bastado para inmortalizar el nombre del náuta portugués; pero, además, se constribuyó entoncesdecisivamente al conocimiento del planeta. Amén de cruzar el mayor océanodel mundo, las naos descubren las islas Desventuradas (para nosotros, lasactuales Fakahina y Flint), las Ladrones o Marianas y el archipiélago de SanLázaro o Filipinas. La epopeya de Elcano, en su comprometida navegaciónhacia España, también dio como resultado el descubrimiento de la isla deAmsterdam, en el Indico; y; en cuanto al balance político, baste recordar quea partir de entonces entra la civilización europea en el ámbito del Pacífico, losespañoles abren caminos para su asentamiento secular en las Carolinas,Marianas y Filipinas, la isla de Luzón será medio siglo después el centrocomercial y cultural de una encrucijada de pueblos y razas y, por último, elarte de navegar experimenta tras aquella ardua prueba un adelantamientoinnegable.

El viaje magallánico es el origen de otro intento digno de reseña. Cuandosólo quedaban a flote dos de las cinco naves iniciales, una de ellas, la Trinidadsufre una grave avería que te impide hacer el regreso con la Victoria. Repara

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dos los daños de aquella nao en la moluqueña isla de Tidore, Espinosa intentael regreso a través del Pacífico. Se hace a la mar el 6 de abril de 1522 y, después de avistar las islas más septentrionales de las Marianas, navega al norteen busca de vientos propicios para alcanzar Nueva España. Cuando sobrepasantos 40° de latitud Norte, sin ver tierra alguna, padecen los expedicionariosun temporal tan desatado que se ven forzados a abandonar su empeño y aregresar por la misma vía de las Marianas. Obligado por las circunstancias, enlugar de buscar el surgidero amigo de Tidore, tuvo Espinosa que fondear enla cercana Ternate, plaza fuerte de los portugueses afincados en las Molucas.De los 50 hombres que habían partido hacía medio año, sólo 18 volvían convida; más de la mitad habían dejado sus huesos en la mar, aparte de tres tripulantes desertados en las Marianas.

La dura campaña de la Trinidad dio los siguientes frutos: descubrimientosde varias islas al norte y nordeste de Halmahera, como Doi, Rau y Morotai;hallazgo de la isla de Sonsorol, en las Carolinas occidentales o Palaos; el probable avistamiento de nuevas islas en la zona de las actuales Ngulu, Yap, Ulithi, Fais y Sorol; el descubrimiento de la isla de Agrihan, o quizá de la Asunción, en el trayecto de ida, y de la isla de Maug, en el de vuelta, todas en lasMarianas; finalmente, fue el burgalés Espisa, en su intento de afrontar el tornaviaje (sólo resuelto más de cuarenta años después), el primer europeo quenavegó en el Pacífico por los 40° septentrionales.

Después del regreso de Elcano se organiza un nuevo viaje a las islas de laEspeciería, último que en el siglo xvi partirá desde la metrópoli al Pacífico.El capitán general será García Jofre de Loaísa y entre sus subordinados figurarán dos hombres que pasaron a la historia de las empresas náuticas: JuanSebastián de Elcano, que va a perder la vida a lo largo de la expedición, y unmuchacho llamado Andrés de Urdaneta. Desde el puerto de La Coruña, el 24de julio de 1525 zarpa una flota de siete naves y 450 hombres, a las órdenes delcaballero Loaísa. Sólo una de ellas, la capitana Santa María de la Victoria, llegaría al destino propuesto.

Una nueva isla, nada más, hallaron los náutas, la de Taongi, en el archipiélago de las Marshall, pero los conocimientos prácticos de los pilotos parecen hoy punto menos que imposibles. La nao San Lesmes, antes de perderseen el Pacífico, descubrió posiblemente el extremo meridional de América delSur; la Sancti Spiritus naufragó en el Magallanes, y el patache Santiago, extraviado a la salida del último estrecho, hizo por vez primera la navegación desdela boca occidental del Magallanes a la contracosta de Nueva España.

De Saavedra a Ortiz de Retes

La travesía del Atlántico, con su obligado aprovisionamiento en Canarias, la invernada en fondeaderos hoy brasileños o argentinos, la dura navegación hasta embocar el paso magallánico, las jornadas por el inhóspito estrechoy la larga marcha por el Mar del Sur hasta encontrar vientos favorables del

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hemisferio norte para hacer el camino a poniente, eran quebrantos fácilmenteevitables si las naos zarpaban de Nueva España. Ello explica que se organizasela empresa de Saavedra, con salida en un puerto novohispano.

Alvaro de Saavedra Cerón, primo de Hernán Cortés y por orden de éste,al mando de dos naos y un bergantín, se hace a la mar desde el mejicanoZihuatanejo el 31 de octubre de 1527. La pequeña flotilla baja inicialmente enlatitud hasta que, sobre los 12° septentrionales, arrumba decididamente aloeste, hasta tocar en la filipina Mindanao, para seguir luego a las Molucas.Aquí, con alegría incontenible, se abrazan los españoles de Saavedra y lossupervivientes de la expedición de Loaísa, ahora, tras la muerte de jefes sucesivos, al mando de Hernando de la Torre.

Tras la involuntaria separación de sus otras naves, Saavedra, con su capitana Florida, inicia el regreso por el Pacífico. Parte desde la moluqueñaTidore el 12 de junio de 1528, pero torna al punto de salida sin lograr su empeño, para insistir nuevamente el 3 de mayo del año siguiente. En esta campañaperderá la vida Saavedra y quedará frustrada su pretensión inicial; pero suempresa no fue del todo estéril: las observaciones geográficas, etnográficas ymeteorológicas de sus cronistas fueron muy útiles para exploraciones posterióres; las naves de Saavedra, a lo largo de susvarios proyectos, descubrieronlos grupos insulares de Namonuito y Faraulep, ambos en las Carolinas, al surde la cadena de las Marianas; una isla entre Halmahera y Nueva Guinea, lade Supiori-Biak, en el grupo Schouten y, probablemente, las de Satawal,Pulusuk, Puluwat y el conjunto madrepórico de Hall, en la zona central de lasCarolinas.

El viaje de Hernando de Grijalva fue absolutámentenoVeleScó grandescalmas, temporales despiadados, hambre, sed, motín contra el capitán ymuerte de éste, pérdida del único buque, luchas con salvajes isleños y un largocautiverio de los contados supervivientes. Con la sola nao Santiago, Grijalvaatravesó todo el Pacífico, desde el puerto peruano de Paita (1537) hasta eloccidente neoguineano, sin hallar tierra alguna. Pese a la penuria de testimonios originales, puede afirmarse que nuestro hombre erró por las zonas másdesiertas del océano, mientras sus hombres morían de inanición o de escorbuto, y él mismo terminó su vida a manos del contramaestre Miguel Noble.

La Santiago rompió quizá todas las marcas de permanencia en la mar sinescalas ni avistamientos, entre ocho y diez meses, y navegó una distanciaequivalente a la mitad del diámetro de la tierra. Sus descubrimientos se limitaron quizá a la isla de Mapia y al más incierto de Japen, ambas cércanas a lacosta norteña de Nueva Guinea. Con todo, y aunque se conociese vagamentela existencia de esta última gran isla, fueron ellos los primeros europeos quepusieron en ella sus pies.

El capitán general de una nueva expedición al Mar del Sur será el malagueño Ruy López de Villalobos. Llevaba consigo seis naves, en las queembarcaron cerca de 400 hombres, hechas a la vela desde el puerto mejicanode la Navidad, el 1 de noviembre de 1542, para tocar sobre Mindanao. Laestancia aquí de nuestros navegantes fue penosísima, combatidos por el ham

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bre y los indígenas, por lo que Villalobos buscaría el refugio de las Molucas,aún a riesgo de turbar la soberanía portuguesa que allí se ejercía. Las calamidades, e incluso las disensiones internas sucedidas en la Especiería, rematadas con la muerte del propio Villalobos en la isla de Amboina (donde tuvo elconsuelo de ser atendido en los últimos momentos por San Francisco Javier,que misionaba por aquellas latitudes), darían lugar a dos intentos de repasarel Pacífico con la nao San Juan, de los que enseguida nos ocuparemos.

Resultado del viaje de Villalobos fueron los descubrimientos de la islaClarión, en el archipiélago de Revillagigedo; la de Wotje, en las Marshallorientales; el grupo insular de Kwajalein, en la zona central del mismo archipiélago, y las islas de Fais y de Yap en las Carolinas occidentales. El escasorendimiento de esta empresa y la hostilidad de los filipinos meridionales haráque la próxima campaña hacia las islas de poniente no se acometa, con Legazpi, hasta pasados veinte años.

El viaje de Bernardo de la Torre, nueva tentativa de regreso al continenteamericano, es directa derivación de la empresa de Villalobos. Se inició la travesía desde la isla de Sarangani (al sur de Mindanao), con la pequeña nao SanJuan, de 60 toneladas, el 4 de agosto de 1543. Sus versiones originales no concuerdan del todo, y aún se contradicen abiertamente. Al parecer, las tierrasdescubiertas por los hombres de la San Juan fueron: un arrecife anotadodesde 1945 en las cartas actuales, que los españoles llamaron Abreojos; quizáel arrecife Arakane; quizá la isla de Parece Vela, también llamada OkinoTori; quizá las islas de Sarigán, Anatahan o Saipán, en las Marianas; el grupoinsular de Volcano o Kazan Rettó, y concretamente sus islas de Kita IwoJima, Iwo Jima y Minami Iwo Jima; la isla Chichi Jima Retó, más el grupoinsular de Bonin, también llamado por los japoneses Ogasawara Gunto;quizá el avistamiento de las islas de Farallón de Pájaros, Medinilla y Tinián,igualmente en las Marianas, y, finalmente, fue La Torre, a nuestro entender,el primer navegante europeo que inauguró la travesía del estrecho de SanBernardino, entre las islas filipinas de Samar y Luzón.

El nuevo intento de volver con la nao San Juan hasta la costa americanaserá protagonizado por Iñigo Ortiz de Retes. Visto el fracaso de la tentativaanterior por aguas septentrionales, ahora habría que arrumbar a latitudes delhemisferio austral. La nao largó el trapo en la isla de Tidore el 16 de mayo de1545. Avistó Ortiz la isla de Talao y de allí puso proa al sudeste, hasta reconocer las alturas de la isla grande, es decir, Nueva Guinea. Siguen los españolesa longo de esta tierra, que les impide ganar latitudes más meridionales, ycuando habían barajado más de la mitad norteña de la gran isla, los vientos seoponen a su avance hacia levante y, en el último tercio de agosto de 1545, seven forzados a regresar a las Molucas.

Durante la campaña de Retes se descubrieron las islas de Noemfoor y deMios Noem, en el archipiélago occidental de Schouten; la isla de Koeroedoe,entre Japen y Nueva Guinea; la desembocadura del río Mamberamo, en lamisma isla grande; las islas de Liki y Armo, en el grupillo de Kumanba; las deInsumoar, Jamna y Masi-Masi, en el grupo de Wakdé; el grupo insular de

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Podena, Jarsun y Anus; las islas de Tenanye, Valif, Kairuru y Unei, a levantede las anteriores; punta Lapar, en tierra firme neoguineana; islas de Vokeo,Koil, Blupblup, Kadovar y Bam, del grupo Schouten oriental; islas de Wululuy Aua, al oeste del grupo Ninigo; punta Murugue, islilla de Besar y rada deAtaipe, en la costa de Nueva Guinea, y las islas de Awin y Sumasuma, en elcitado grupo Ninigo.

La nebulosa de las Hawaii

El primer avistamiento del archipiélago hawaiano ha venido anotándoseen el haber del navegante inglés James Cook, en el curso del último de susgrandes viajes. Pero hay razones objetivas para revisar esa atribución. Desdemediados del siglo XVI, en gran número de mapas o cartas náuticas, entre lascostas de California y el conjunto de las Marianas, sobre los-20° de latitudNorte, se representa un grupo de islas, más o menos desplazadas al este o aloeste, que parece corresponder a las Hawaii, único archipiélago situado haciaesa altura sobre la línea ecuatorial. Los topónimos que rotulan tales islas enlas viejas cartas, si bien con alguna variante, son tan rotundamente españolescomo los Monjes, la Vecina o la Desgraciada.

¿A qué obedeció tan reiterada representación? A esa pregunta y otrasrelacionadas con ella trata de dar respuesta el libro objeto de esta sinopsis. Noexisten pruebas rotundas para radicalizar cualquier posición en favor o encontra de un temprano avistamiento español de las Hawaii, pero la abundancia de iñdicios que inclinan a pensar en un predescubrimiento hispánico recomiendan una seria reflexión. Prescindiendo de argumentos de no fácil verificación (hábitos culturales, tradición de antiguos visitantes, etc.), la aparicióndel grupo de los Monjes en la cartografía clásica se remonta, según averiguación inédita de los autores, a una carta de Sancho Gutiérrez de 1551 (hoy enla Biblioteca Imperial de Viena), y se repite muchas docenas de veces en cartas posteriores; sean o no españolas. Cuando Cook era un niño de seis años,González Cabrera situaba los Monjes en la latitud de las Hawaii.

Podría opinarse que las naos ibéricas nunca estuvieron en ese archipiélago, pero a su paso por otras islas supieron de su existencia y lo llevaron a suscartas; un argumento sólo válidosi se precisase la posición de las islas en quehabitaban los infórmantes. Aparte de las graves dificultades de intercomunicación en el Mar del Sur, hemos de insistir en la coincidencia entre la latitudde las Hawaii y las recogidas en aquellas cartas, así como el notable aislamiento del archipiélago en cuestión, separado de cualquier tierra próxima pormuchos centenares de millas. En todo caso habría que desechar la isla deWake y el grupo de las Marquesas, cuyos descubrimientos (1568 y 1595) fueron posteriores a la irrupción cartográfica de los Monjes.

Sin lugar para extendernos demasiado, recordemos una de las tesis mássostenidas: Juan Gaitán descúbrió las Hawaii en 1542. Pero la campaña iniciada ese año en Méjicó nola mandaba Gaitán, sino Ruy López de Villalobos;

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y, pese a cuanto se diga, Gaitán no era piloto, sino un marinero experto. Porotra parte, la derrota de Villalobos pasó muy al sur de las Hawaii más meridionales. Otros autores, aún defendiendo el protagonismo de Gaitán, se inclinan por 1555 como el año de su descubrimiento. La opinión, que quizá debasu origen a un desatinado informe oficial español del siglo XIX, puede rechazarse sin el menor dolor de conciencia. En primer lugar, porque la carta enque aparecen tales islas con nombres españoles es de 1551, y en segundo término, porque Gaitán, con otros compañeros de infortunio, había regresadode las Molucas por la ví a africana y estaba de vuelta en Lisboa en 1548.

Si, pese a la escasez de pruebas contundentes, hubiese que elaborar unahipótesis capaz de armonizar los datos cartográficos con la realidad históricaconocida, podría pensarse en el ya reseñado viaje de Bernardo de la Torre(1543), con la fallida pretensión de regresar a Nueva España. Las contradicciones, imprecisiones y lagunas de las fuentes directas hacen imposible unareconstrucción minuciosa de esa derrota. Y aunque los cuatro distintos relatos, parcos y hasta confusos, no apuntan el hallazgo de los Monjes, tampocoestán cerrados a una posibilidad semejante.

Cook adoptó una interesada cautela en torno a un posible predescubrimiento, y no hay duda de que llevaba consigo una completísima informaciónsobre anteriores campañas en el Mar del Sur. Es evidente, por otra parte, quesi desde Tahití quiso, como afirmó, dirigirse a la Alta California, en vez dearrumbar al nornordeste, puso proa al norte a lo largo de más de mil millas,hasta dar con las islas de los Monjes, que las viejas cartas pintaban en aquellazona.

El camino de vuelta

La campaña siguiente, encomendada al guipuzcoano Miguel López deLegazpi, lleva, entre otras miras, el reconocimiento de nuevas tierras, laamistad con los naturales, la compra de especias, el establecimiento de poblaciones españolas, el rescate de náufragos de anteriores viajes y, por supuesto,la averiguación del retorno al Nuevo Mundo. El 17 de noviembre de 1564salió Legazpi del puerto de la Navidad, con dos naos, dos pataches y una fragatilla a su cargo. Concluyó la travesía en la filipina Samar, para llegar luegoa Cebú, después de pasar por las proximidades de Homonhon, Manicani,Dinagat, Leyte, Limasawa, el norte de Mindanao, Bohol, Pamalicán, Siquijor y Negros. En Cebú fundó el jefe de la expedición la Villa de San Miguel,primera capital española en el archipiélago, desde donde proseguiría la conquista del resto de las islas. Resultado de su campaña fueron los descubrimientos de la isla de Mejit, el atolón de Ailuk y la pequeña Jemo, en la cadenaRatak del archipiélago de las Marshall; el atolón de Wotho, en la cadenaRalik del mismo conjunto, y el atolón de Ujelang, el más occidental de lasMarshall.

Magallanes fue el fecundador de la presencia española en Filipinas, peroLegazpi tuvo a su cargo la gestación de tal realidad, contribuyendo decisiva

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mente al afianzamiento de la cultura europea en el sudeste asiático. Cuandollegaron a Filipinas las naos del talludo guipuzcoano, el archipiélago era unparadigma de desconexión política. Entre muchos de sus régulos existía unantagonismo activo; por el contrario, el país que España dejó a fines del sigloXIX era un conjunto de islas vertebradas por una conciencia nacional, de laque fueron expresión los distintos movimientos independentistas.

Uno de los pataches de Legazpi, el San Lucas, capitaneado por Alonso deArellano, diez días después de la salida del puerto de la Navidad, se separódefinitivamente del resto de la flota. Secundado por su piloto Lope Martín,hizo Arellano un(viaje redondo que merece especial referencia. Sin entrar enla intencionalidad de la separación, la derrota del San Lucas hacia Filipinasfue impecable. Tocó en las Marshall, las Carolinas y las Palaos, avistó islasdesconocidas, barajó el sur de Mindanao, subió hasta Samar y desde aquí inició un retorno que, por vez primera, terminó en las costas de Nueva España.Hizo, pues, el tornaviaje un par de meses antes de que lo consumase Urdaneta.

La campaña más o menos ortodoxa de Arellano dio estos resultados: descubrimientos de las islas de Likiep y Lib, en las Marshall; de las islas de Minto,Truk, Pulap, Sorol y Ngulu, en las Carolinas; probable hallazgo de la japonesa Sumisu Jima, y la primera travesía conocida del Pacífico, de ponienté alevante. En resumen, una durísima navegación en un patache de 40 toneladas, aunque el hallazgo del tornaviaje pudo debersea la información quecapitán y piloto habían recibido de fray Andrés de Urdaneta;

Con el fin de desvelar la derrota de vuelta, Legazpi despachó desde Cebúa la nao San Pedro, de la que nombró capitán a su nieto Felipe de Salcedo, deapenas dieciocho años, que habría de aceptar las instrucciones náuticas delfraile agustino. La San Pedro largó el trapo el 1 de junio de 1565 para buscar,por el estrecho de San Bernardino, la salida franca al Pacífico. Suben sushombres hasta los 39° 30’. Norte y, después de tresmeses largos de mar y trasrecalar en la Alta California, fondean en Acapulco.

Si hay muchos historiadores que dan a Urdaneta la primacía del tornaviaje, ello se debe a que la relación de Arellano no aportó datos náuticos quepudieran allanar los viajes de vuelta posteriores; por el contrario, los hombresde la San Pedro registraron constantes y minuciosas observaciones, decisivaspara ulteriores empresas. Sólo a partir de la travesía de Urdaneta, a quien sçatribuye el descubrimiento de la circulación de los vientos en el anticiclón delPacífico, se conoce con seguridad la vía que iba a posibilitar la permanenciaespañola en Filipinas.

Colofón de los viajes ahora reseñados es la dramática aventura del galeónSan Jerónimo, prólogo de la derrota oceánica que unirá durante cientos deaños a Manila con Acapulco. Llevaba a bordo 130 almas y ostentab.a sumando Pedro Sánchez Pericón, si bien es su piloto, el mulato Lope Martín,quien por su aviesa actitud atraerá la atención del lector. Partió el San Jerónimo de Acapulco en mayo de 1566 y llegó a tierra filipina cinco meses mástarde, tras descubrir la isla de Erikub y el grupillo madrepórico de Ujae, en

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las Marshall. En el transcurso de este viaje fueron eliminados, entre otros, elcapitán, el piloto y el sargento mayor; su relato es una sucesión de truculencias y desdichas.

Mendaña, Quirós y Torres

Las posibilidades de nuevos hallazgos se habían reducido mucho en elhemisferio norte; por eso ahora se va a tentar la fortuna bajo lalínea equinoccial. Si los puertos de Nueva España seguirán sosteniendo la comunicación yel comercio con las provincias filipinas, la base de nuevas exploraciones setraslada al virreinato peruano. Pero los intentos de regreso por esta vía sureña, desde los de Saavedra y Retes hastalos de Thompson yMourelle, demostrarán que la vuelta, a tenor de los vientos reinantes, sólo podía hacerse porlatitudes mucho más australes.

El primero de estos viajes lleva por capitán general a Alvaro de Mendaña,un joven de 25 años amparado en la experiencia del cosmógrafo Pedro Sarmiento de Gamboa. Las dos naos se hicieron a la mar en El Callao, el 19 denoviembre de 1567, con 160 personas a bordo, y no tornarían a tierra americana hasta mediados de 1568. Su fruto más espectacular fue el hallazgo delarchipiélago melanesio de Salomón, al que debe sumarse el de los bajos deRoncador y las islas de Nui, Maloelap-Aur y Wake. Fue el primer viajeredondo al Pacífico meridional, y sus sabrosísimas crónicas (Sarmiento era unnarrador excelente) aportaron datos de gran valor para antropólogos, etnólogos y naturalistas. Aunque lo intentaron varias veces, los navegantes europeos tardaron dos siglos en dar de nuevo con las Salomón (Bougainville en1768 y Surville en 1769).

Mendaña ansiaba llevar a cabo un asentamiento en las Salomón; perohasta casi 30 años después no pudo iniciar una nueva campaña, que iba a costarle la vida. Con dos naos, una galeota y una fragatilla salió de El Callao enabril de 1595; le acompañaban unas 370 personas, algunas en calidad depobladores de nuevas fundaciones, lo que explica que embarcase la esposadel capitán general, Isabel Barreto; como piloto mayor iba el portuguésPedro Fernández de Quirós, que alcanzaría celebridad al cabo de un decenio.Dos años y medio después llegáría doña Isabel con la capitana al puerto deAcapulco.

Mendaña no encontró las Salomón, pero después de descubrir los archipiélagos de las Marquesas y de Santa Cruz, don Alvaro pasó a mejor vida conotros muchos de sus hombres, incluidos 183 que se fueron al fondo del océanoen el naufragio de la almirante. La Barreto sucedió a su marido como gobernadora, y optó por pedir a Quirós que la condujese a Filipinas, donde consolósu viudez casándose con don Fernando de Castro.

Pedro Fernández de Quirós capitaneó dos naos y un patache que, con 130hombres de mar y guerra, partieron de El Callao en diciembre de 1605. También él pretendía fundar en las Salomón y tampoco daría con ellas, pero des

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cubrió en cambio el archipiélago de Nuevas Hébridas o Vanuatu. En la islaprincipal de este grupo, Espíritu Santo, ocurrirían cosas pintorescas y desdichadas, como la poco esclarecida desaparición del mismo Quirós y su capitana, que emprendió el regreso a Nueva España por encima del ecuador.

Luis Váez de Torres, almirante de la expedición; se había quedado solo enEspíritu Santo, con la nao almiranta y el patache. Entre otras personas leacompañaba el capitán entretenido Diego de Prado y Tovar, autor de unainteresantísima crónica del viaje que desde allí iban a iniciar. Torres, arrumbado a poniente en procura de las Molucas y Filipinas, anotaría en su haberlogros tan importantes como el hallazgo del estrecho que hoy lleva su nombre, el primer’ avistamiento documentado del continente australiano, ladeterminación de la insularidad de Nueva Guinea con el descubrimiento de sucosta meiidionaly la llegada a los archipiélagos malayos, que constituían sumeta. No sin razón, el historiador Ernest Y. Hamy calificó esta interesantecampaña como la más atrevida y mejor manejada que han llevado a cabo losespañoles en las ignoradas aguas del gran océano Pacífico.

Otros hallazgos

Hemos agotado el espacio de que disponíamos para informar sobreel contenido de la obra Descubrimientos españoles en el Mar del Sur, Discúlpesenosque citemos, al menos, los nombres de otros navegantes que al servicio deEspaña hallaron nuevas islas en el Pacífico.

El soriano fray Tomás de Berlanga, obispo de Panamá, descubrió accidentalmente las islas de los Galápagos (1535). El piloto cartagenero Juan Fernández halló el grupo que lleva su nombre, como también las islas de SanFélix y San Ambrosio (1574), y aún se afirma que dio don Nueva Zelanda. Elcapitán de fragata Domingo de Boenechea y su segundo, el teniente de navíoTomás de Gayangos, hallaron las islas de Haraiki, Tatakoto, Tekokoto,Hikueru, Faaite-Tahanea, Motutunga,.Amanu y Makatea, en el archipiélagode Tuamotu, y la isla de Raivavae, en el grupo de las Tubuai o Australes(1772-1775). Felipe Thompson, al mando de una fragata española, avistó porvez primera las islas de Arriaga, Anda, Armadores, Helen, Ngatik y el bajode Oroluk (1773). El alférez de navío Francisco Mourelle de la Rúa, en unalarga y penosa travesía del Mar del Sur, fue el primero que vio las islas deFonualei, Late, Vavao (en el archipiélago de Tonga), Niutao, Nanumea yLakenu, en el conjunto de las Ellice (1781). La isla mal llamada de Sala yGómez fue descubierta por el piloto José Salas Valdés (1793) y situada contoda precisión por el también piloto José Manuel Gómez (1805). El capitánde navío Miguel Zapiaín avistó por vez primera la isla de Midway (1799). Elcapitán mercante Juan Bautista Monteverde hizo el último descubrimientoespañol en aquel océano, el grupillo carolino de Nukuoro (1806).

Los índices finales de la referida obra son tan necesarios para el investigador como útiles para el simple lector. El primero registra, por orden cronoló’

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gico, el contenido y procedencia de varios centenares de documentos menejados por los autores; el bibliográfico reseña unas 650 obras impresas consultadas para la elaboración del trabajo, y en el índice analítico se ofrecen alrededor de 4.600 voces, con cerca de 17.000 referencias a las páginas correspondientes.

El propósito esencial de esta labor se centró en la puntualización de lasderrotas náuticas y de los verdaderos hallazgos españoles en el Pacífico. Deesta forma, se quiso contribuir a la conmemoración del V Centenario trayendo a la luz todo el valor de nuestra expansión oceánica, que fue más alládel Nuevo Mundo. En algún modo, los autores fueron instrumento para laexaltación de la justicia y de la verdad históricas.

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REVIVIR LA HISPANIDADJosé Luis TATO

El Mensaje Real

A lo largo de la profusa preparación de la conmemoración del V Céntenario del Descubrimiento de América se han hecho muchas cosas y, por ejemplo, uno de los aspectos más positivos en esta preparación ha sido el acometerarduas empresas de recapitulación histórica de lo que significó el Descubrimiento en los momentos de producirse y en las consecuencias que de tal hechocapital se derivaron.

Pero como es constante histórica en nuestros quehaceres de cualquierorden —y el ánálisis de la Historia no iba a ser una excepción— se ha llegadoa maximalismos en los extremos opuestos, desde un pretender encerrar alDescubrimiento con las siete llaves del sepulcro del Cid hasta ponerlo excesivamente por encima de los hechos realizados por la mano del hombre o deDios. Es, indudablemente, algo congénito con nuestra idiosincrasia, mezcla,de humildad y orgullo en proporciones variables, y según sea esta relación dela una con el otro, así serán los resultados, como ocurre en el caso presente,que va desde un falso complejo doloso a una desorbitadagrandilocuencia,muy por encima de la realidad. Por este motivo, y en temas trascendentescomo es el del Descubrimiento, se crea un confusionismo para el cuidadanomedio y no especialista en ello, que no sabe a qué carta quedarse, pues su cultura de bachiller, silo tiene, o de asignatura universitaria que aprobó depasada por no ser su contenido de valor para sus aspiraciones y tendenciasprofesionales, no dejaron en él conceptos lo suficientemente claros, enmarcados en sus auténticas coordenadas.

En estos últimos años se ha repetido con mucha frecuencia este confusionismo —o lo que es lo mismo, la carencia de ideas claras— en diversos enfoques de nuestra vida nacional en todos sus órdenes, y hemos de dar gracias aDios por el Rey que tenemos, pues siempre ha sido Su Majestad quien enmomentos o situaciones críticas, tanto de hecho como de concepto, ha puestoel dedo en la llaga ordenando nuestras ideas en su justa medida con sus palabras adecuadas, certeras y sin ambigüedades.

En esta ocasión, un párrafo-de su mensaje navideño de 1991 ha definidoexactamente el concepto de Descubrimiento. Una vez más el Rey, siempre elRey, nos ha mostrado la verdad irrebatible de los hechos. Nos permitimosreproducir íntegramente las palabras regias que con su habitual precisión ymagisterio ha situado en su lugar exacto lo que es el Descubrimiento y todasu filosofía histórica y política.

Dijo así Su Majestad el Rey Don Juan Carlos 1 al referirse a este hecho,gestado y realizado por España:

«En 1992_cónmemoramos el V Centenario del Descubrimiento del NuevoMundo. Será la celebración de un acontecimiento que se debe juzgar situán

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JOSÉ LUÍS TATO

dolo a todos los efectos en la época en que se produjo, con si.is costumbres y sugrado de civilización, sin complejos de culpabilidad ni tintes sombríos.

Para recoger su grandeza y sus enseñanzas, hagamos nosotros el descubrimiento auténtico y sincero de nuestra España de hoy. Sólo así seremos dignosherederos de los aciertos de/pasado y sabremos evitar sus errores.

Como españoles nos sentimos estrechamente unidos a los países hermanosde América. Su Navidad es nuestra Navidad. Y deseamos que no haya entreellos un solo pueblo sin paz y justicia, una sola persona sin dignidad, ni un soloniño sin mañana. Con el año 1992 os invito a la colaboración en los actos de laExposición Universal de Sevilla, los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Capitalidad Cultural de Europa, en Madrid. »

La Hispanidad

En este último párrafo transcrito, las frases Nos sentimos estrechamenteunidos a los países hermanos de América. Su Navidad es nuestra Navidad, nostraen a la mente un lazo espiritual de unión que tiene, a nuestro juicio personal, su manifestación en el amplio contenido del término Hispanidad, esevocablo tan denostado las más de las veces, y tan exageradamente ensalzadoen otras ocasiones. Porque la Hispanidad es como un aroma característico yespecífico, como un entramado inmaterial, pero existente, identificable eindestructible como lo es el espíritu, y las cosas del espíritu se plasman enforma de sentimientos que caracterizan a nuestras acciones y a nuestra voluntad que, muchas veces sin adivinar cómo, se ve impelida a actuar de acuerdocon las peculiaridades de ese aroma y de ese entramado.

¿Y cómo es ese espíritu que denominamos Hispanidad? Algunos pensadores, independientemente de sus ideologías de todo tipo, llevan la definición general de lo que es espíritu y de sus límites por los senderos del raciocinio, y distinguen, en cuanto a límites, tres clases: los espíritus que no tienenprincipio ni fin, los que tienen principio pero no tienen fin, y, por último,aquellos que tienen tanto principio como fin.

La Hispanidad es el fruto de la civilización genuinamente española, conun principio —el Descubrimiento— pero sin fin, y con una entidad incorpórea que no admite parangón, ni remotamente, con ninguna otra concepcióncivilizadora de ninguna otra nación, porque la obra de España no es ni ruinani polvo, y como muy bien decía Ramiro de Maeztu en su Defensa de la Hispanidad, es como una flecha caída a mitad del camino que espera el brazo quela recoja y la lance al blanco. La Hispanidad nació al mismo tiempo que ladoctrina de la gracia, propugnada por el padre Vitoria ya en Trento, que fueinfundida en el Consejo de Indias, con lo que engendró en cierto modo eseespíritu hispánico.

Algo conviene aclarar aquí, y es que la Hispanidad carece de toda connotación étnica, ya que nosotros nunca hemos dado importancia alguna ni a lasangre ni al color de la piel, y por ello, pensamos, la Hispanidad encierra unas

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características muy especiales y concretas dado su carácter peculiar de no serprivativa de una tierra, sino de muchas y diversas con unas raíces de esenciay naturaleza hispánicas, por lo que al pervivir esta multiplicidad de tierras onaciones, hace escudo definitorio y de unión de una comunidad permanente.

Dinámica de la Hispanidad

Por ello, y dada su esencia exclusivamente espiritual, como heÑos señalado, la idea de Hispanidad responde a un acto de voluntad de los individuos,creando al mismo tiempo una responsabilidad colectiva de las nacionalidadesconstitutivas o integrantes del conjunto, que precisamente por esta contextura espiritual sólo puede tener carácter metafórico, por lo que la idea de Hispanidad supone el imaginar una especie de alma colectiva dotada de conciencia propia, y el significado de alma en esta acepción entra de lleno en la ideade Herder, contenida en su obra Ideas de la Filosofía de la Historia de laHumanidad, y según la cual, la salud y la duración de un ente, espiritual omaterial, no depende del punto de su más elevada cultura, sino de un equilibrio prudente o feliz de sus fuerzas vivas operantes. Cuanto más profundo sehalle su centro de gravedad en estos esfuerzos vitales, tanto más firme y duradero será. Y estas fuerzas vivas operantes —generadoras de una dinámica—son las que debemos intentar poner de nuevo en actividad en un régimen operativo que se mantenga siempre en su medida cabal para evitar distorsionesdel significado de las enseñanzas del camino de la Historia, ya que el pasadonos aguarda para crear el porvenir; el fundamento del futuro está en el presente, que existe y es real precisamente por el pasado, que sí ha tenido lugar.

Utilicemos, pues, su trayectoria a título de magisterio para garantizar queel futuro también existirá de acuerdo con la configuración honesta cuyosparámetros están tomados del análisis también honesto. Que no nos ocurraque el porvenir o futuro perdido lo volvamos a encontrar en el pasado. Laherramienta más útil para todo este proceso lo constituye el camino de la Historia. Seamos consecuentes con ella.

El camino de la Historia

La mar —océanos y mares— ha constituido el camino de la Historia deEspaña, y para hablar con propiedad de nuestro pasado hay que pensar conmentalidad naval.

El almirante Álvarez-Arenas, en su libro Del mar en la Historia de España, señala muy acertadamente, en nuestra opinión, que hay que hablar coninterés, objetividad y entusiasmo de nuestra Historia. Hay que leerse y nosimplemente leer, pues el reflexivo, como su propio nombre indica —inde

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pendientemente de las definiciones gramaticales—, es un elemento sustanciale inherente a cualquier acto de reflexión. Así pues, la reflexión o meditaciónde nuestra Historia ha de referjrse necesariamente a lo naval, a la mar, a lamar propia de España y a la oceánica que hizo suya con sus gestas, y estameditación consiste en un estudio de los varios vectores que la integran, y enlos momentos actuales conmemorativos del V Centenario del Descubrimiento de América —y como consecuencia, de la génesis a través del tiempode la Hispanidad— habrá que ver si podremos orientar sus trayectorias y sentidos sobre un objetivo de notoria relevancia que permita en todo instantehacer fértil el camino histórico.

También es curioso señalar, de acuerdo con el almirante Álvarez-Arenasen su obra citada, el tremendo condicionamiento de nuestro factor geográfico, rodeado de mar, que podría habernos aislado pero que fue superado porel poder del espíritu abierto, emprendedor y generoso de nuestros ReyesCatólicos, que rompieron el cerco de continentalidad, generando así, sinsaberlo en aquellos momentos, pero movidos por la inspiración, la Hispanidad por razón de la proyección de nuestras gentes sobre el elemento o factormar, al establecer una embrionaria política naval por el simple hecho deenviar a tres carabelas a través de las aguas del océano tenebroso para desentrañar su misterio.

También hay que reconocer que algo de azar jugó su papel en el orto dela Hispanidad, ocurrido todo ello, además, en una conjugación dé circunstancias favorables, en una conjugación clave de la Historia, en la coincidencia dela unidad española, o como afirma Julián Marías, en unos momentos en queCastilla se hizo España. Con todo ello, nuestra geografía se cumplió en sí misma, creándose a modo de una lanzadera cuyos rayos dinámicos salieron disparados hacia Occidente, hacia la barreras irreales en donde se escondía unmundo desconocido. A partir de entonces la mar entró definitivamente ennuestro quehacer, naciendo la Hispanidad, que tuvo su auge y mayor esplendor durante la empresa éolonizadora, y también su declive al sernos negadala utilización de nuestras líneas marítimas de comunicaciones. La Hispanidadentonces se quedó como sangre estancada al no tener venas ni arterias pordonde discurrir.

Y no queremos en esta actualidad brillante de una conmemoración pentacentenaria que ese declive continúe su camino hacia la desaparición, hacia lanada, hacia su fin, porque estamos convencidos, como hemos dicho anteriormente, que la Hispanidad tuvo principio pero no tiene fin, siempre y cuandoasí nos lo propongamos, mediante una actualización del dinamismo que ladebe animar a partir de ahora. La Hispanidad, hoy día, ha de asentarse enunas nuevas coordenadas de actuación, pero sin perder tampoco ni un ápicede su carga espiritual que es, como siempre ha sido, eminentemente aglutinante entre España y sus legados Iberoamericanos e Iberoasiáticos. La geografía actual sigue viva, en el sentido hispánico, con los nombres epañoles quejalonan continentes, territorios e islas a çscala planetaria.

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Revivir la Hispanidad

Entonces, si queremos y nos proponemos honradamente q.ue ese espíritudenominado Hispanidad no tenga fin, hemos de tratar de revivirlo, es decir,traer de nuevo a la vida lo que parecía muerto. Ello no resulta tan difícil comopudiera parecer a primera vista, pues, aunque latente, la Hispanidad sigueviviendo a pesar del tiempo y’ sobre todo, de las dificultades y zancadillas originadas no ya sólo por terceros de toda índole, sino también, y es triste reconocerlo, con la ayuda, consciente o no, de nosotros mismos. ¡Cuánto se hadicho y cuánto se ha mentido a través de todos los canales de comunicación yde entendimiento! ¿Qué ocurre, pues? ¿Es que llevamos cinco siglos, que yaestá bien, modelando una historia pletórica de vacíos, ordenadá por la retórica y en connivencia con la farsa que decimos combatir? ¿Por qué queremosser tan soberbios? ¿Pretendemos acaso enmendar la plana a los honestos historiadores que se han volcado durante siglos en el dato exacto? Hagamos unacto de humildad partiendo de los humildes, porque cuántas buenas gentes,en ambas orillas de los mares y océanos, sienten en sus almas ese aleteo ingrávido de la Hispanidad, y no olvidemos que, en definitivas cuentas, la mayoríaabsoluta de nuestro mundo está formada por esas buenas genfes, de seres sencillos que probablemente y sin darse cuenta de ello son portadores de la verdad limpia y pura. Para ellos es sencillo comprender la fenomenología delDescubrimiento aunque no sepan explicarlo en ese lenguaje que no sé por quéllamamos culto, pero lo entienden y, sobre todo, lo practican. En cambio,para los que estamos convencidós de nuestra erudición y nuestra posesión dela verdad, tanto el Descubrimiento como la conquista, la colonización, la cristianización, el criollismo, el mestizaje, el todo, en fin, como acertadamenteexpresa J. J. Armas Marcelo en un lúcido artículo publicado en el «ABC», deMadrid, constituye un a modo de zigzagueo histórico de difícil coniprensióno interpretación lo mismo en su totálidad como en su filosofía. Pero esto, precisamente, debe de ser el desafío de suprimir los malentendidos del ayer y delos que todavía están en nosotros, envueltos o protegidos en un fanal de eseorgullo improcedente, o de esa también impropia y excesiva humildad, elementos ambos, orgullo y humildad, componentes de nuestra idiosincrasia,como hemos dicho al principio. Mezclemos ambos ingredientes en la proporción adecuada para abrir o reabrir los caminos del futuro de ahora mismo queconducen a la concordia y a la objetividad, porque la Historia no se puedemanipular y menos aún ignorar.

Es preciso, pues, revivir la Hispanidad, sacar a la luz de nuevo ese espíritude entendimiento y cooperación mutua, lo cual no quiere decir que lo utilicemos como salvoconducto para todo tipo de relación entre los pueblos que llevan indeleble el sello ibérico, sino como lecho o cauce por el que transite laarmonía y la comprensión, la buena voluntad, que es el motor de la amistady de la unión. Tenemos para ello a nuestró favor al pueblo llano, que sí loentiende y lo hace suyo. Con ello, creemos sinceramente que no será tarea

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demasiado ardua el revivir el espíritu de la Hispanidad, el más sólido lazo, apesar de ser espíritu, que une a tantos pueblos con España, respetuosamentedenominada como Madre Patria allende los mares. Y ése será nuestro mejor«modus operandi», el de la madre que tiene a sus hijas emancipadas y fuerade casa, pero unidas por un espíritu y un amor mutuo imperdurable, porencima siempre del rugir de la Historia.

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DOCUMENTO

UN RELATO INÉDITO SOBRE EL COMBATEDE TRAFALGAR

El documento que publicamos es la copia de época de una carta inédita deun personaje anónimo que escribe desde Cádiz a un amigo suyo, también desconocido. La carta original debió escribirse hacia el 26 de octubre de 1805 yla información procede, evidentemente, tanto de los relatos recogidos entrelos supervivientes del combate como de la observación personal. Curiosamente, cinco días después de la acción, en Cádiz, se desconocía la noticia dela muerte de Nelson.

(Colección GONZÁLEZ-ALLER.)

Sin haber acabado de salir de este puerto, la escuadra combinada se encontró con la enemiga, compuesta de 28 navíos, sobre el cabo de Trafalgar, que esa boca del Estrecho; a las diez de Ja mañana se hallaban las dos, combinada einglesa, a tiro de cañón. La nuestra y francesa, en una línea con muy pocointervalo de buque a buque, lo que llaman línea cerrada. Los ingleses, quetenían el barlovento, formaron tres divisiones y en pelotones cayeron hastacerca de los nuestros, donde cada división se formó para cortar nuestra líneaen trozos. El almirante Collinwood, haciendo cabeza de su escuadrón, se dirigió a la popa del Santa Ana y recibió el fuego de nuestros navíos sin tirar untiro, hasta que estuvo entre popa del Santa Ana y proa del Fogoso, en cuya posición tiró una descarga cerrada al Santa Ana, al que desguarnió mucho. Dichoalmirante siguió a ponerse a estribor del Santa Ana y la popa ocupó el navíoinglés que le seguía, otro se le puso por babor y entre los tres, en pocos momentos, desarbolaron y derrotaron completamente al Santa Ana. El general Alava,con varias heridas, se mantuvo hasta que un astillazo en la frente le derribó sinsentido y lo retiraron abajo para darle la extremaunción; al comandante dedicho navío (Gardoqui) le pasó el muslo una bala de metralla y también lo retiraron; después de tener sobre 400 hombres entre heridos y muertos se rindióel dicho navío. Al general Villeneuve le atacaron en la misma forma con otradivisión, dicen al mando de Nelson, y le rindieron desarbolado, etc., igualmente; dicho general francés, sano, pasó prisionero al navío inglés Marte, que loamarinó. Después atacaron al navío Trinidad y lo rindieron mocho como losotros.

El general francés Magon murió en la acción, y el navío Algeciras, quemandaba, se rindió desarbolado y destruido enteramente habiendo perdidosobre 400 hombres. Del general francés Dumanoir nada sabemos positivo;dicen que escapó hacia el Mediterráneo con tres o cuatro navíos. El combate

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DOCUMENTO

acabó a las tres de la tarde, a cuyo tiempo los ingleses tenían apresados (segúndicen) 14 navíos, casi todos desarbolados de todos palos. El general Gravina,al fin de la acción, estaba rodeado de tres o cuatro navíos ingleses y sin fuerzapara resistir, herido él en un brazo, Escaño, en un pie, etc., y fuera del combatela mitad de la tripulación. Un navío francés y el San Justo lo sacaron de aquelapuro y una fragata francesa lo remolcó. Después del día del combate (lunes)han continuado los vientos por el SES (sic) y SSO y aún sigue el temporal. Losingleses, con nuestras presas desmochadas y muchos de sus navíos desmantelados, cruzan y están fondeados a la vista de Cádiz por no poder salir del Saco yhemos visto y observado por días.

Martes al amanecer, seis navíos españoles: Príncipe, Rayo, Asís, Leandro,Justo, Montañés; nueve franceses: Plutón, Héroe, y cinco fragatas y dos bergantines franceses fondeados enfrente de Rota; tres navíos sin palos haciaTorregorda pidiendo auxilio. Los ingleses, cerca, en número de 24 buques,muchos desmantelados.

Miércoles al amanecer, fondeados enfrente de Rota y canal los 18 buques deayer entre San Sebastián y las Puercas; el Bucentauro, perdido y pidiendosocorro; se recogió la gente con trabajo, entre ellos 80 ingleses que lo habíanmarinado. El Aquiles se voló.

El Santa Ana y Neptuno, cerca de San Sebastián (castillo de esta plaza), sinpalos y en bandolas, de vuelta de fuera hacia los ingleses que estaban a dosleguas remolcando los navíos San Juan y Bahama.

A las diez de la mañana se hicieron a la vela las fragatas francesas y variosnavíos españoles y franceses, entre ellos el Rayo, y recogieron los navíos SantaAna y Neptuno, que fondearon a la boca de bahía; se retiraron todos menos elRayo, que anocheció a dos leguas al Oeste.

Jueves al amanecer, se vieron en la costa entre Rota y el Puerto de SantaMaría varados y perdidos los navíos Asís y Neptuno, yel Rayo, desarbolado,en poder de los ingleses a distancia de cinco leguas al Oeste. Entraron en bahía,excepto el Santa Ana, otro navío español y un francés que están en la canalhacia las Puercas. Un navío francés se mantiene fondeado hacia Torregordapidiendo auxilio, que no se le puede dar por el temporal. Los ingleses, con suspresas, se divisaron en la tarde hasta número de 37.

Viernes: amaneció el tiempo de temporal y agua. Al Rayo dicen lo han quemado los ingleses, y éstos se descubren entre la cerrazón. Sigue el temporalfuerte, de modo que los ingleses no pueden llevar sus presas, ye! navío que ayerpedía auxilio (el Águila) acaba de entrar en bahía remolcado.

Por mucho que hayan padecido los ingleses en este combate, que sin dudaha sido el más tenaz y sangriento que han visto los mares, lo cierto es queNelson ha conseguido destruir las nacientes escuadras combinadas de Francia y España.

Otro general francés, que venía a tomar el mando de la escuadra, llegó ayery se ha encontrado con estas noticias tan trágicas, que sólo puede escribirlas oquien sea tan cruel como los combatientes, o quien desee complacer de todosmodos a sus ausentes amigos...

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PRINCIPIOS ESTRATÉGICOSESTABLECIDOS HACE

DOS MILENIOS

F. Fernando de BORDEJÉ MORENCOSContralmirante

Cuando se dice que en la vida humana no hay nada nuevo ni definitivo, nose hace más que afirmar una realidad. Es ¡oque sucede con unos Tratados delArte de la Guerra, concebidos en su mayor parte por unos estrategas chinos,entre los siglos iv y iii antes de J. C.

De los escritos a que nos referimos, la Europa de ¡a Alta Edad Media apenas pudo tener conocimiento sino a través de las irrupciones mongólicas. Masdesde entonces y pese al apasionamiento con que el Mundo Occidental acogiólas revelaciones de Marco Polo, a fines del siglo xiii, no se sabe que nadiediera a conocer la existencia de esos y otros notables escritos.

Hubo que esperar a que un jesuita, el padre Joseph Marie Amyot, fueraenviado en 1740 a China, donde consiguió captarse la estimación y confianzadel emperador Kien-Long. El activo jesuita, que moriría en Pekín en 1793,publicó una larga serie de obras y trabajos, editados tanto en la citada cápitalchina como en París, entre los que precisamente se destaca la obra aparecidaen 1772, impresa en la editorial parisiense Didot, aún subsistente, con eltítulo Arte militar de los chinos o recopilación de los antiguoi tratados sobre laguerra, publicación de la que posteriormente se hicieron otras ediciones,entre ellas la de 1782, que parece interesó a Napoleón.

En la obra del padre Amyot, según se advertía en su misma portada, sehacía constar que esos tratados, que fueron siete, habían sido compuestosantes de la Era cristiana por varios generales, cuyos nombres qúedaron marcados en la historia militar del Imperio, quienes debieron servir a las dinástíasde los siglos iv y III antes de J. C.

Algún autor moderno, de los pocos que se han ocupado del tema, los califica, más qúe de patriotas o nacionalistas, de estrategas profesionales a sueldode quienes mejor pudieran recompensarles. Dichos estrategas dieron su propio nombre a sus respectivas doctrinas, de las cuales el padre Amyot no tradujo sino una reducida parte, por haberse perdido las demás, pérdida muylastimosa si se atiende al considerable valor de los escritos conservados.

Durante el siglo XIX, la divulgación de esos tratados debió ser muy escasa,ya que solamente se tiene noticia de la publicación en Italia, a nombre de SunZu, de un pequeño libro titulado L’Arte della Guerra, pero, según el capitánde navío nórteamericano Richard O. Patterson, las milenarias doctrinas chinas fueron conocidas por oficiales americanos y europeos que frecuentaronaquellas tierras, entre ellos el famóso general inglés Gordon. No obstante,.

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FERNANDO DE BORDEJÉ Y MORENCOS

hasta 1908 los viejos postulados no fueron vertidos al inglés, siendo el capitánE. F. Calthrop quien los tradujo y reveló en un pequeño volumen de 119 páginas.

Pero la publicación más completa y divulgada, dentro del escaso interésque hasta nuestra época merecieron las referidas doctrinas, se debe alteniente coronel francés Chollet, que en 1922 editó en París un volumen titulado L’Art militaire dans l’antiquité chinoise, en el que revisaba las traducciones del padre Amyot y agrupaba, por conceptos, las sentencias de los diversosautores, en lugar de exponerlas separadamente como aquél lo había hecho.

Sin embargo, hasta 1927 los referidos estudios atraían a los profesionalesmás bien por curiosidad que por una real vigencia de su contenido, siendo elprestigioso escritor y militar inglés Lidell Hart quien advirtió la importanciade las prescripciones contenidas en tan arcaicos textos. No obstante, habríade esperarse largos años para que las teorías de los maestros chinos adquirieran plena vigencia, lo que se logrará gracias a Mao cuando fundamente sobreellas sus ideas de acción revolucionaria.

El primer autor en importancia y quizá, si atendemos a las veces que hasido citado, el más conocido en Occidente es Sun-Tse, cuyo tratado parece hade interpretarse como Reglas sobre el arte militar, de las que solamente seconocen 13 capítulos de los 82 que en principio componían la obra original.Este estratega se cree que vivió en el siglo iii anterior a nuestra Era.

A Sun-Tse sigue en importancia Wu-Tzu, conocido igualmente como OuTse, contemporáneo de aquél. El padre Amyot afirma que los chinos colocaban a estos dos autores a la misma altura que Confucio, aunque en diferentesesferas. De la obra de Wu-Tzu únicamente se poseen seis capítulos. -— - -

Continúa luego un tercer escritor, llamado Se-Ma-Jang Kin, quien vivióbajo la dinastía de los Tchéou, anterior a J. C. Su nombre es comúnmenteabreviado y conocido como Se-Ma, de quien nos han llegado seis capítulos desu trabajo Reglas del arte militar, que, con los 60 artículos que quedaron delotro libro Lou Tao, atribuido a Liu-Vang, aun de época anterior, componenlos textos traducidos que hoy están a nuestro alcance.

De los restantes autores y tratados, el padre Amyot no dio sino referencias, por las que se sabe que la obra de uno de ellos titulada Ven Toui estabaexpuesta en forma de preguntas y respuestas, figurando entre los interrogadores el emperador Tai-Tsong, de la dinastía Tang. El mismo comentaristaafirma que el libro llamado Goei Leao Tsé era, asimismo, dialogado y comprendía 24 artículos poco extensos, mientras que el denominado San Lio sedividía en tres partes y fue compuesto por Hoang-Che Kong, bajo la dinastíade los Tsin, siempre unos y otros viviendo antes de la Era cristiana.

Breves comentarios de las doctrinas.

Entre los axiomas de los viejos tratadistas aparecen conceptos bastantediversos, aunque en su conjunto componen una doctrina militar dotada de uncarácter racional, serio y hasta moral, con cierto fondo de prudencia.

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PRINCIPIOS ESTRATÉGICOS ESTABLECIDOS HACE DOS MILENIOS

Es de destacar en tales principios un profundo conocimiento del hombre,ya aislado o en un grupo y, consecuentemente, la apreciación de los lazos queligan al individuo con la colectividad. De ahí que preconicen la necesidad dedesarrollar y utilizar las aptitudes individuales y generales, no para promoverlos intereses particulares de unos y otros, sino los del grupo, lo que les conduce a establecer ese gran principio de todos los tiempos de que la fuerza deun pueblo reside en la unidad de sentimientos y de acción.

Podría decirse, en suma, que los suspicaces tratadistas chinos consideraron el arte de la guerra desde un punto de vista exclusivamente psicológico,analizando como decisivos los factores de ese orden, por encima de otras consideraciones. De ahí que no se detengan a explicar ningún detalle específicode la organización ni del armamento, es decir, de lo que en nuestro tiempoaumenta la complejidad de las ideas, aunque no por ello deja de observarseen todo el conjunto una constante preocupación por aplicar al esfuerzo bélicotodo cuanto pueda conducir a positivos resultados.

En cuanto a sus ideas sobre movilización, efectivos y logística, tampoco seaproximan a las nuestras, pero hay que tener presente que esos factoresdependen y varían según la época y los medios, siendo precisamente la ausencia casi completa de tales consideraciones lo que da a esas doctrinas un aire deactualidad.

A cambio, si atendemos a lo que en ellas se expresá sobre las cicunstanciasy caracteres con que las fuerzas y elementos han de ser utilizados, se llega ala convicción de que algunas condiciones, como las de la libertad de acción,economía de fuerzas, iniciativa, control y sorpresa, no han cesado de imponerse en todo tiempo y lugar, desde la antigüedad a los días presentes.

En principio, las concisas máximas y sentencias con las que se exponen tanadmirables teorías pueden parecer oscurecidas e inaplicables a las últimasguerras. Mas si se les confronta detenidamente y se aplican a los recientesconflictos, como los de Corea, Argelia o el Vietnan, se apreciara su oportunidad y la afinidad de sus procedimientos, que coinciden, enlo posible, con losconceptos sostenidos sobre la conducción de las guerras de liberación y revolucionarias en el campo operativo, a ejemplo de Mao y Giap, que en esas doctrinas milenarias encontraron la guía de su estrategia y sus más patentes enseñanzas.

En rigor, no puede decirse que los antiguos estrategas chinos dieran preferencia a unos conceptos sobre otros, pues supieron conjugarlos y adaptarlosa su especial indiosincrasia, aunque no por ello dejaron de tener siempre presente que desde la maniobra a la seguridad, todos los principios son meroscoadyuvantes delfin buscado, esto es, del objetivo que, entonces como ahora,fue siempre el principo fundamental.

Muy acertadamente, no confundieron ese fin con los actualmente considerados como objetivos físicos que, sin embargo, para la estrategia españolay francesa del siglo xviii constituían los fines esenciales de sus campañas,como eran las conquistas territoriales o espacios geográficos. Tampoco consi

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FERNANDO DE BORDEJÉ Y MORENCOS

deraron como tales la destrucción de las fuerzas armadas enemigas, que parala estrategia del siglo xix y parte del xx constituía el designio capital.

Su gran mérito reside en el hecho de que se adelantaron muchos siglos enel desarrollo del mencionado principio, al advertir que el único fin u objetivoa que debía tender la guerra era no solamente anular la voluntad de lucha delenemigo, idea a la que tímidamente y sin grandes resultados se aplicó elesfuerzo aéreo aliado durante la segunda guerra mundial, sino el de obligar aasimilar a la suya la voluntad del adversario, eminente postulado adivinadopor Carlos Marx, aplicado por Lenin y elevado por Mao y Giap a su más altovalor, con sus doctrinas y métodos de guerra revolucionaria.

De ahí proviene que en ese tipo de guerra no se reconozca, fuera de aquél,otra clase de objetivos físicos, ni tampoco los ofensivos y defensivos, pues sien algún momento así lo puede parecer, se trata únicamente de movimientosclaramente diferenciados, que actuarán como uno u otro signo según operende acuerdo con las directivas de una común estrategia ofensiva, como fue elcaso de los partisanos rusos en la última fase de la segunda guerra mundial, oen acciones subversivas sobre las retaguardias enemigas, en apoyo tambiénde una común estrategia, en este caso defensiva, tal como lo desmostraron losresistentes yugoslavos y franceses en el citado período, lo que, en suma,refuerza la particularidad de esa clase de guerra.

Encaminados a ese fin, los estrategas de la antigüedad china formularonuna serie de reglas y normas, que hoy llamaríamos de acción psicológica, conel único objeto de debilitar la moral del adversario antes de emprender cualquier acción decisiva. Muy de acuerdo con las características de su raza, preconizaron ya las ideas de minar, desgastar, reducir por la astucia y envolverpor el engaño los obstáculos, antes de emplear la violencia para quebrantar laresistencia del contrario, acudiendo únicamente a ella si las circunstancias yla relación de fuerzaslo perniitieran y si la ocasióñ les era en todo caso propicia.

Como meros coadyuvantes para lograr ese objetivo revolucionario y en elterreno puramente operativo, la selección de los que hoy llamaríamos objetivos físicos, puntos sobre los que la maniobra se enfoca, depende del momento, aunque, como los citados autores destacan en sus escritos, una vez escogidos, todos los esfuerzos deben aplicarse, directa o indirectamente, a conseguirlos, a menos que un cambio de la situación requiera una nueva estimacióny, con ella, el señalamiento de nuevos fines u objetivos.

Para alcanzar éstos, dichos estrategas aplicaron el concepto de maniobra,concebida muy ortodoxamente para esa clase de guerra, ligándola íntimamente con la movilidad y la dispersión, sin olvidar que la primera es más bienun concepto táctico, en tanto que las otras son principios estratégicos. Estaaseveración está hoy fuera de toda duda, según demostró la Marina norteamericana durante la segunda guerra mundial en el Pacífico, en donde graciasa su poder aéreo embarcado logró una gran movilidad para proyectarse sobreconsiderables espacios estratégicos.

De ahí que, para la mentalidad de los viejos autores, la guerra estática y

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PRINCIPIOS ESTRATÉGICOS ESTABLECIDOS HACE DOS MILENIOS

el concepto de frente continuo aparecido en la primera guerra mundial fueraninimaginables, surgiendo, por el contrario, en sus máximas, las ventajas ofrecidas por la rápidez de movimientos, en la que, según dicen, descansan lasgrandes posibilidades de la infiltración en profundidad en los dispositivosenemigos. Esto es, ni más ni menos, que los modernos postulados de la guerrarevolucionaria, seguidos por el Vietcong en su año lunar de 1968, cuando, através de los espacios vacíos producidos por las características de la lucha enzonas muy abruptas y de espesa vegatación, les fue fácil la infiltración masiva,que en las primeras semanas sembró la confusión e impidió a las fuerzas américanas ejercer el dominio de las ciudades sudvietnamitas.

En dicho punto, sus ideas son idénticas a las formuladas por Mao, puescuando aquéllos preconizan que las operaciones deben tender a ganar lasretaguardias para atacar los puntos donde se encuentre menor resistencia, nohacen más que establecer el mismo postulado que el citado líder chino calificócomo guerra sin frente.

Concebida así por ellos la maniobra, dichos estrategas preconizan igualmente la necesidad de conseguir la iniciativa, al objeto de crearse unas situaciones favorables que les permitan explotar su acción y aplicar momentáneamente la superioridad de sus esfuerzos. A ese fin, recomiendan dividir y dispersar al enemigo aplicando, si es preciso, en toda su pureza el arte de la subversión.

Sin embargo, en la guerra que ellos auspician, la superioridad no debeconfundirse ni asociarse a los actuales principios de la concentración. ‘Si entérminos clásicos la concentración prevé la utilización de una masa humana yde medios en el momentoy lugar adecuados, en aquel tipo de guerra solamente será aconsejable cuando el adversario se encuentre dividido y debilitado, pues, en resumen, lo que debe pretenderse en todo momento es mantenerbajo cualquier circunstancia el reconocido principio de la economía defuerzas.

A ese respecto, los estrategas chinos se muestran muy circunspectos, puestemiendo por su seguridad aconsejan rehuir todo ataque frontal que les puedaresultar desfavorable, desde el punto de vista de su conveniencia y prestigio.

Pero esa obsesión suya por economizar fuerzas, que no parece hallarsemuy de acuerdo con la mentalidad oriental, demostrada sucesivamente en losconflictos de Corea o del Vietnan, se traduce por un constante esfuerzo porlograr unos efectos de dispersión y diversión, aunque quizá no adivinen enellos el peligro que puede entrañar la primera y el aspecto negativo de lasegunda.

No obstante, estiman que con tales efectos, aparte de asegurar su propiamaniobra, obtienen una amplia libertad de acción en sus móvimientos, lo quejustamente coincide con lo afirmado por Marx en su artículo España revoucionaria, aparecido en 1854 en el «New York Daily Tribune», que aconsejaba: estar en todas las partes y no estar en ninguna, llevando siempre consigo laspropias bases. Todo esto condujo a dichos estrategas a prescribir la descentra

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lización en la conducción de las operaciones, idea que, por otra parte, esactualmente aplicada por todas las guerrillas del mundo.

Llegados a este punto, creemos es interesante observar la profunda diferencia en este aspecto existente en la puesta en práctica de un mismo principio, según se trate de guerra regular o revolucionaria. En la primera, tanto sila maniobra tiene lugar en guerra de movimientos o de desgaste, la victoriaexige la superioridad material y moral, esto es, la concentración en el tiempoyen el espacio. Por el contrario, en la guerra revolucionaria, al no existir realmente campos de batalla, no hay choque en el amplio sentido de la palabra,reduciéndose las acciones a un pequeño, pero incesante, número de combates, que significa la dispersión en el espacio y en el tiempo. Así, concentración, por un lado, y dispersión, por otro, son los rasgos diferentes entre ambasestrategias, lo que conduce a dos conceptos distintos que son: centralizacióny descentralización, que en ambos casos alcanzarán a las fuerzas, comunicaciones y logística.

Continuando con nuestras consideraciones sobre los tan mentados estrategas chinos, se aprecia que, aunque prudentes, conservadores y calculadores, prevén, sin embargo, que el ataque concede siempre la iniciativa y conella se logra la libertad de acción. Estas ideas fueron igualmente entrevistaspor Marx, cuando en otro artículo, publicado en el «New York Times» en1852, titulado Revolución y contrarevolución, escribía: La defensa es lamuerte en lucha revolucionaria; el ataque es la mejor defensa; atacar y retirarsepara no estar nunca inactivos; si en e/aspecto global de una guerra revolucionaria los movimientos pueden ser estratégicamente defensivos, la táctica debe sersiempre ofensiva.

Pero también advierten que el mantenimiento de un espíritu ofensivo aultranza puede apartar del fin real, idea muy precisa, pues no hay que olvidarque un espíritu tal puede inducir al enemigo a concehtrarse, favoreciéndoleinvoluntariamente al permitirle de esta forma simplificar sus problemas deabastecimientos, comunicaciones y de seguridad.

Esas consideraciones con respecto al espíritu ofensivo a ultranza fueron,asimismo,entrevistas por Lawrence de Arabia, quien se percató del peligroque entrañaba, como lo demuestra cuando en su libro Los siete pilares de lasabiduría afirmaba que los ataques a ultranza y la prosecución de una acciónmás de lo debido permitirá al enemigo cambiar sus dispositivos y hacerlesentonces frente llevaría a romper con una regla fundamental, como es la de noofrecer nunca un objetivo al adversario.

Como palpable y reciente confirmación de esas palabras puede señalarsela resistencia ofrecida por el Vietcong en la ciudadela de 1-fue, en 1968, cuyadefensa durante numerosas semanas permitió a las fuerzas norteamericanasno solamente recuperarla, sino causarle numerosas bajas.

Como era de esperar, los sagaces maestros del Celeste Imperio abordaron, naturalmente, lo referente a las características del mando, es decir, deese otro gran principio del control o cooperación que, como vemos, estabatambién presente en sus mentes.

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Es curioso observar su estimación de la necesidad de que, por su competencia profesional y sus dotes personales, el jefe logre el respeto y la obediencia de sus subordinados. Asimismo, para conseguir la victoria es preciso queel mando establezca adecuadamente una ponderada-asignación de responsabilidades y de autoridad en los diversos escalones de la jerarquía, así como lanecesidad de educar al combatiente y adiestrarlo,no solamente para obtenerun cierto nivel de eficacia individual o de grupo, sino para llegar a una espontánea unidad de esfuerzos, confianza y moral.

En verdad, estos capítulos son todo un tratado de pscología humana, arteprimordial de toda acción revolucionaria. Pero lo verdaderamente curioso esque los estrategas profesionales, surgidos durante el siglo XIX y principios delxx, no conceptuaron las ideas de guerra revolucionaria y subversiva más quecomo unos principios sin valor, a los que no había de concederse importancia.De ahí que las contiendas armadas siguieran inspirándose en los moldes clásicos, sin dar cabida a otros preceptos que progresivamente se irían imponiendo, para que en el porvenir todas las guerras fueran adquiriendo un ciertocarácter revolucionario, si bien habría de esperarse a Lenin y después a Maopara incluirlos con carácter real en el arte o teoría de la guerra.

Actualización de los antiguos textos.

Sin detenernos a considerar el siglo xix, en el que la filosofía de Clausewitz dominó por completo, sí es conveniente efectuar ciertas consideracionessobre su impacto en el xx.

Pese a las publicaciones antes mencionadas de Calthrop en l9O8.y de Choilet en 1922, el olvido de los estrategas chinos de la antigüedad acaso proseguiría si, como ya hemos referido, en 1927 el conocido estratega británico LidellHart no hubiera formulado unas singulares teorías que hicieron volver, porfin, los ojos hacia los remotos tratadistas.

En verdad, no se sabe con certeza si Lidell Hart conoció ono dichas obras,ni tampoco si llegó a captar en el momento sus posibilidades. Pero de loqueno puede dudarse es de que las teorías de este estratega inglés sobre el envolvimiento o la estrategia de aproximación indirecta, aunque más bien aplicadasa maniobras clásicas, como algunas de las desarrolladas en la segunda guerramundial, coinciden con el principio de Sun-Tse de que el arte supremo de laguerra consiste en vencer al enemigo sin combatir.

También es digno de recordar cómo las teorías del almirante inglés Fishery, principalmente, del mariscal francés Foch sobre el total aniquilamiento deladversario mediante la batalla decisiva fueron contempladas por los citadostratadistas chinos.

El mariscal Foch hubiera quedado harto sorprendido si hubiera conocidoaquellos axiomas de Sun-Tse sobre la brevedad de la guerra. y los de Se-Masobre la batalla decisiva, formulados veinticuatro siglos antes, según los cuales quienes ganen cinco victorias quedarán exhaustos; los que alcancen cuatro

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se empobrecerán; los que, a su vez, vencieren tres veces obtendrán ya ciertodominio, en tanto que los que logren dos victorias fundarán un reino y los vencedores de una sola ganarán un Imperio. Teorías apoyadas y complementadaspor Se-Ma, al proclamar que un ejércitofuertey bien disciplinado no debe perder su tiempo en escaramuzas ni combates menores, que no conducen a nadadecisivo, sino que deben provocar cuanto antes una batalla que asegure unavictoria comp/eta.

Durante la segunda guerra mundial, un agitador hasta entonces casi desconocido, Mao Tse Tung, estableció el postulado de que el objetivo final deuna guerra era anular por todos los medios la voluntad de combatir del enemigo, demostrándose como, en sus detalles, las teorías predicadas por Maocoincidían perfectamente con los dictámenes de Sun-Tse, Wu-Tzu y Se-Ma.

En otro aspecto, dichos tratadistas, al exponer sus ideas sobre la situación,explicaban que en la guerra la política mejor ha de ser la de conquistar intactoel Estado enemigo, para lo cual habrá de derrotarse a los contrarios por mediode maniobras y sin entrar en combate, es decir, ganando sucesivas ventajas sinhacer uso de las armas y debilitándolos por todos los medios lícitos o ilícitos,justos o injustos y, si fuera necesario, con la tiranía y la venganza. Pues bien,principios idénticos a los contenidos en la trilogía doctrinal de Mao, que noexponemos por ser muy difundida y alargar, sin duda, este trabajo, pero queprueba en las fuentes en que pudo inspirarse.

Otra muestra de que una de las fuentes más importantes del pensamientode Mao Tse Tung radica en las doctrinas de sus lejanos antecesores, la constituyen evidentemente sus obras militares, como la Guerra de guerrillas, endonde aparecen unas máximas idénticas para ser aplicadas a las colectividades, con la misma validez que debieron serlo hace 2.400 años.

Gracias, sin duda, a Mao, los escritos de los milenarios estrategas vienensiendo más atendidos en artículos y trabajos profesionales, mereciendo destacarse la recopilación y comentarios del general norteamericano Samuel B.Griffith de algunas de las partes de las referidas obras.

No podemos extendernos más, cual quisiéramos, en exponer y criticar ladiversidad de prescripciones que los generales de aquellas milenarias dinastías expusieron en los reducidos textos que nos son conocidos.

Mas lo hasta aquí examinado hará comprender, según creemos, tanto lainménsa curiosidadque provocan como la admiración que sus postulados ymáximas merecen.

La vida guarda infinitas sorpresas, y no es la menor la coincidencia de talesbimilenarios principios con los que en esta misma hora se sustentan y se practican.

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NOTICIAS GENERALES

CONGRESOS Y SIMPOSIOS

1991-noviembre, 1992-mayo. Madrid (España).

1 Ciclo de Conferencias: España y América en el V Centenario:La Real Asociación de Amigos de los Museos Militares ha programado,durante los meses de noviembre de 1991 a mayo de 1992, una serie de conferencias que bajo el amplio epígrafe de España y el V Centenario estánteniendo lugar en el Servicio Histórico Militar a razón de una cada mes.Para más información, dirigirse a la sede de dicha Asociación en Mártiresde Alcalá, 9.

1992-enero, 24-26. Oxford (Gran Bretaña).

Conferencia «El mundo en expansión: Un contexto para Colón».Tratará los aspectos arqueológicos, históricos y sociales del mundo desdela Prehistoria hasta los viajes de descubrimiento en el siglo xv.Para más información, dirigirse a la Secretaría de Arqueología e HistoriaLocal, OUDCE, RewleyHouse, 1, Wellington Square, Oxford OX1 2JA.

1992-febrero, 17-21. Barcelona (España).

Conferencia sobre «La Cartografía italiana».Organizada por la Sección de la Cartoteca de Cataluña, del Instituto Cartográfico de Cataluña, y el Departamento de Geografía de la UniversidadAutónoma de Barcelona, tendrá lugar el tercer curso del ciclo de conferencias sobre la Historia de la Cartografía. El ciclo consta de seis seminariosde periodicidad anual. En 1990 se celebró el titulado «Introducción General a la Historia de la Cartografía». En 1991 tuvo lugar él segundo sobre«La Cartografía de la Península Ibérica y su extensión al continente americano». En años sucesivos se tratará de la Cartografía de los Países Bájos,La Cartografía francesa y La Cartografía británica. Los textos de las conferencias ya dictadas están a la venta en: Negociat de Vendes i DistribucióCartográfica, Balmes, 211. 08006 Barcelona.

1992-marzo, 26-28. Madrid (España).

VIII Jornadas de Historia Marítima.Seminario sobre: «El almirante Lobo: dimensión humana y proyecciónhistórica». El Instituto de Historia y Cultura Naval de Madrid y la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de San Fernando (Cádiz)han organizado este seminario, en torno a la interesante figura del marino

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NOTICIAS GEÑERA LES

gaditano don Miguel Lobo y Malagamba. Las conferencias tendrán lugaren la Biblioteca Lobo, en el Ayuntamiento de San Fernando. Para másinformación, dirigirse a: Instituto de Historia y Cultura Naval. Juan deMena, 1. 28071 Madrid o Fundación Municipal de Cultura y delegacióndel Instituto de Historia y Cultura Naval de la Zona Marítima del Estrecho. Gravina, 20. San Fernando (Cádiz).

1992-abril, 6-8. Birmingham (Gran Bretaña).

Arqueología en Britania 92.La VI Conferencia sobre Arqueología, organizada por el Instituto deArqueología, está abierta a todos los interesados en estos temas, aunqueno sean miembros del citado instituto. Para más información, dirigirse a:IFA, Metallurgy and Minerals Building. Universidad de Birmingham.Birmingham BiS 2TT.

1992-junio, 12-14. Sadefjord (Noruega).

Simposio sobre «Historia de la caza de ballenas».Para más información, dirigirse a: Whaling History Symposium, Sandefjormuseene; Museumgaten, 39. 3200 Sandefjord.

1992-julio, 8-15. Gijón (España).

Curso de Extensión Universitaria. «El mar de Gijón: Arqueología Sumergida», que se desarrollará en la Cátedra Jovellanos de Extensión Universitaria.Bajo la dirección de José Adolfo Rodríguez Asensio, del Departamentode Historia y Artes de la Universidad de Oviedo, se ha organizado estecurso diseñado en dos bloques en los que se pretende aunar la teoría y lapráctica de la Arqueología subacuática. Para participar en él es imprescindible la acreditación de la titulación de buceo, así como la tarjeta federativa del año en curso. Plazas limitadas. Inscripción: Vicerrectorado deExtensión Universitaria. Universidad de Oviedo.

1992-agosto, 4-6. Kotka (Finlandia).

Conferencia de la Asociación para la Historia del Mar del Norte.Para más información sobre esta conferencia, que se celebra cada tresaños, dirigirse a: Dr. Yrjó Kaukiainen. Departamento de Historia Económica y Social. Universidad de Helsinki. Alesksanterinkatu, 7. 00100 Helsinki (Finlandia).

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NOTICIAS GENERALES

1992-septiembre, 21-24. York (Gran Bretaña).

Conferencia sobre la Europa Medieval.Esta conferencia general tendrá una parte dedicada a la historia marítimamedieval del continente europeo. Para más información, dirigirse a: Martin Carver. Departamento de Arqueología. Universidad de York. York,Y01 1JZ.

1992-septiembre, 28-octubre, 2. Barcelona (España).

VIII Conferencia del Grupo de Cartotecarios Europeos. Temas: «Promoción y Difusión de Materiales Cartográficos» y «Retroconversión de cátálogos».El Grupo de Cartotecarios Europeos es una sección de LIBER (Ligue desBibliotheques Europeennes de Recherche), que celebra sus reunionescada dos años sobre temas específicos del personal que trabaja en bibliotecas especializadas. Este año se celebrará en Barcelona, en la Facultad deGeología de la Universidad de Barcelona. Aunque la conferencia está restringida para cartotecarios, los interesados pueden dirigirse al SecretarioGeneral, Jan Smits, Koninklijke Bibliotheek, Sectie Kartografie, Room0269. P. O. Box 90.407, 2509 LK’s-Gravenhage, The Netherlands.

EXPOSICIONES

1992-febrero, 24. Córdoba (España).

Exposición: «Córdoba, Cartografía y sus aplicaciones; Historia y actualidad».Organizada por la Diputación de Córdoba, la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía y el Instituto GeográficoNacional, se ha inaugurado la mencionada exposición en el Palacio de laMerced, de Córdoba, sobre técnicas cartográficas actuales e historia delos planos de la ciudad.

1992-febrero, 26 a mayo, 8. New York (USA).

«Mapas, Cartas, Globos: Cinco Siglos de Exploración.» The HispanicSociety of New York, en colaboración con el Ministerio de Cultura deEspaña, ha organizado esta interesante exposición de sus fondos geográficos para conmemorar el V Centenario de la llegada de Colón aAmérica.Simultáneamente se ofrecerá un ciclo de conferencias sobre la temática dela exposición.

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NOTICIAS GENERA LES

Para más información, dirigirse a: Sandra Sider. The Hispanic Societyof America. Broadway between 155 and 156 Streets. New York, NewYork 10.032.

1992-marzo, 13 a mayo, 31. Toledo (España).1992-julio, 2 a septiembre, 30. Innsbruck (Austria).

«Reyes y Mecenas. Los Reyes Católicos, Maximiliano 1 y los inicios de laCasa de Austria en España.»

Organizada por el Centro Nacional de Exposiciones, del Ministerio deCultura, se inaugura el 12 de marzo en el Museo de Santa Cruz, de Toledo, y en julio pasará al castillo de Ambras, en Innsbruck. Las 340 piezasque componen la exposición ilustran el paso de la Edad Media al Renacimiento e informan de que tanto los Reyes Católicos como Maximiliano deAustria figuran entre los primeros coleccionistas modernos.

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LA HISTORIA MARÍTIMAEN EL MUNDO

Luisa MARTÍN-MERAS

The Hispanic Society of America

Esta sociedad fue fundada en 1904 con el fin de recoger y presentar alpúblico, en un museo y en una biblioteca especializada, la cultura de los pueblos hispánicos. El fundador fue el magnate Archer Milton Huntington(1870-1955) quien en 1908 adquirió el actual edificio, abriéndose al público enenero del año siguiente.

Elmuseo contiene magníficos ejemplos de las artes decorativas realizadasen la Península Ibérica desde la Prehistoria hasta el presente. Entre otrosvaliosos ejemplos podemos citar una estatua de la diosa Diana, del siglo uantes de Cristo, encontrada en España; una arqueta hispano-árabe, tallada enmarfil del siglo xi; la reproducción de un claustro renacentista español, bargueños y toda clase de muebles que ilustran las diversas tendencias del artesuntuario español.

Pero es en el capítulo de la pintura donde se ha recogido mayor númerode obras de arte; están representados allí Morales, El Greco, Goya, Sorolla,Bastida, etc.

La biblioteca, regida por un patronato, contiene miles de manuscritos ycerca de 200.000 volúmenes y es un importante centro de investigación paralos estudiosos del arte, historia y literatura de España y Portugal. La secciónde Cartografía es una parte muy importante de la biblioteca; estos fondos fueron adquiridos en Europa en la primera parte del siglo por el fundador de laHispanic Society. Entre tantos tesoros, podemos citar un portulano delmallorquín Petrus Roselli de 1468, dos atlas de Joan Martínez, de aproximadamente 1562, un maravilloso atlas portugués, anónimo, de circa 1584 conclara influencia de Luis Texeira, cartógrafo famoso por la ornamentación desus mapas.

De los seguidores de la escuela mallorquina que emigraron a italia en elsiglo xvii se conserva un portulano del Mediterráneo de Plácido Caloiro eOliva y otro del Mediterráneo occidental de Gian Battista Cavallini de 1637.

Pero quizá el más famoso mapa que alberga la rica colección de la Hispanic Society of America sea un gran padrón real o carta universal de Juan Vespucci, sobrino de Américo Vespucci, que trabajó en la Casa de Contrataciónde Sevilla. El mapa está firmado en Sevilla en 1526 y muestra, de una formamuy perfecta, el mundo conocido hasta entonces.

En la sección se pueden encontrar también magníficos globos terrestres ycelestes. Allí se exhibe uno de los dos únicos globos que existen del cartógrafoholandés Willem Blaeu de c. 1617; un globo de 1619 de Isaac Habrech y otrode Vicenzo Coronelli de 1696, mostrando las expediciones de Cortés, Ulloa,

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LUISA MARTÍN-MERÁS

Alarcón, Cabrillo, Guzmán y Drake, son buenos ejemplos del valor científicode la colección cartográfica de la sociedad. El museo está abierto de martes asábados, de 10 a 4.30; domingos, de 1 a 4. La biblioteca está abierta de martesa viernes, de 1 a 4.15, sábados, de 10 a 4.15 y cierra en agosto.

La dirección es Audubon Terrace, Broadway between 155 and 156Streets. New York, New York 10032.

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RECENSIONES

SCHEINA, ROBERT.L.: Iberoamérica. Una historia naval 1810-1 987. EditorialSan Martín, S. L. Madrid, 1991. 454 páginas.

La Editorial San Martín continúa con este libro la dirección emprendida,hace largos años, de divulgarla historia naval, labor por Jaque debemos que-dar agradecidos a sus directores.

El libro trata con minuciosidad y calidad expositiva la formación de lasmarinas iberoamericanas desde su independencia a principios del siglo xix ysu evolución casi hasta los momentos actuales, incluyendo la guerra de lasMalvinas. Se analizan no sólo las doctrinas de utilización y el material, carrerade armamentos, etc., sino también las distintas actuaciones en política internacional y las no menos importantes en política interior. A lo largo de laspáginas se evidencia la tantas veces olvidada premisa que cada Armada es unagente de la política exterior del país o, como dice el autor en la primera líneade la introducción, una marina no es más que un instrumento del poder de unanación.

Scheina nos ofrece el producto de un trabajo densísimo de investigación,con multitud de datos, situaciones y personajes, no en vano son muchos lospaíses tratados, aunque algunos de ellos tengan o hayan tenido escasa importancia militar naval.

Iberoamérica. Una historia naval, consta de una introducción, 15 capítulos, 19 apéndices y una extensa bibliografía. Los títulos de los capítulos sonlos siguientes: 1) Las guerras de la independencia 1810-24. 2) Definiciones delas nuevas naciones. 3) La evolución de dos importantes marinas iberoamericanas (Argentina y Chile). 4) La intervención política durante la época delcañón y la ¡ancha. 5) La carrera del «Dreadnought». 6) Primera guerra mundial. 7) Motines. 8) Guerras fluviales en e/siglo xx. 9) La época de las misiones navales extranjeras. 10) Segunda guerra mundial. 11) Auge y declive de lainfluencia norteamericana. 12) Infantería de Marina y Aviación Naval. 13)Intervención política durante la época de la Infantería de Marina y la AviaciónNaval. 14) La crisis de las Malvinas. Marzo-abril 1982. 15) La guerra de lasMalvinas. Mayo-junio 1982. El prólogo se debe a la pluma del jefe del Servicio Histórico delInstituto de Historia y Cultura Naval, D. José Cervera Pery.

Robert L. Scheina es un profundo conocedor de las marinas iberoamericanas, sobre las que ya ha publicado numerosos libros y artículos en revistasde tanto prestigio como Proceedings y Mariner’s Mirror.

Por todo lo anterior, el libro, al tratar un tema poco conocido y sobre elque se ha escrito escasamente, es de indispensable lectura para los interesados en las marinas militares; como único punto oscuro se puede decir que enfuturas ediciones se debería mejorar la traducción.

Antonio DE LA VEGA

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RECENSIONES

RAHN PHILLIPs, Carla. Seis galeones para el Rey de España. La DefensaImperial a principios del siglo xvii. Alianza Editorial. Madrid, 1991.392 páginas.

Según narra la autora de este libro en el prólogo del mismo, el origen deltrabajo se encuentra en la revisión de una carpeta existente en la bibliotecaJames Ford Bell, de la Universidad de Minnesota; en ella se describíán seisgaleones construidos para el Rey de España durante los años 1625-28, por elarmador bilbaíno Martín de Arana.

Interesada por el tema, Carla R. Phillips se trasladó a España y, en losconocidos Archivos de Simancas, Museo Naval y de Indias reconstruyó lasvicisitudes completas de dichos barcos por América, Mediterráneo y Mar delNorte; bástenos decir que uno de ellos, el San Felipe, se perdió en la célebrebatalla de Las Dunas, en la costa inglesa de Kent, el 21 de octubre de 1639,cuando el almirante Oquendo se batió con el holandés Tromp. Los nombresde los restantes galeones fueron: Nuestra Señora de Begoña, Nuestra Señorade los Tres Reyes, San Sebastián, San Juan Bautista y Santiago.

El libro se puede calificar de excelente y perfecto. Se relatan los pormenores de su construcción, las características de los galeones, dimensiones, velas,capacidades, sus inventarios completos, costo y, por si ello no fuera bastante,se relata cómo eran las dotaciones, su vida a bordo, alimentación, etc. Lascitas a nuestros siempre presentes Guillén, Fernández Duro, Navarrete yAlcalá-Zamora son constantes. Una vez más, un historiador anglosajón haquedado fascinado por la historia de España, recordemos a Brenan, Thompson y, sobre todo, a Elliot, aunque quizá quedaron fascinados por nuestrariqueza documental.

La obra consta de nueve capítulos, tres apéndices, secciones de archivosy abreviaturas, bibliografía (de 16 págs.) e índice analítico. Se publican además 32 mapas e ilustraciones y 16 tablas. Los capítulos se titulan: 1) Desafíoy ruptura. 2) La construcción naval española y el contrato de Martín de Arana. 3) La construcción de los seis galeones de Arana. 4) Cálculo de costes.5) Preparativos para la flota de las Indias de 1629. 6) Mandos y dotaciones.7) La vida bordo. 8. La lucha por las Indias (1 629-1 635). 9. La lucha por lasupervivencia (1635-1640). Los apéndices son: A) Inventarios de los seisgaleones. B) Algunos pesos, medidas y monedas en uso en la España del siglo xvii, y C) Tablas.

Por todo lo anterior, se trata de un texto que debe existir en la bibliotecade todos aquellos a los que les apasione la historia marítima.

Antonio DE LA VEGA

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RECENSIONES

JACOBS, Els M.: In Pursuit of Pepper and Tea. The story of the Dutch EastIndia Company. Netherlands Maritime Museum, Amsterdam/WalburgPers. Zutphen, 1991.

A la búsqueda de la pimienta y el té. La historia de la Compañía holandesade las Indias Orientales. En los siglos xvi y xvii la Compañía holandesa de lasIndias Orientales era la mayor compañía comercial y de navegación del mundo, con una flota de un centenar dé buques, miles de empleados, unos 30 establecimientos en Asia y seis divisiones en la República holandesa, cada una delas cuales tenía sus propias oficinas, almacenes y astilleros. Esta obra nosrelata la historia de esta empresa multinacional, desde su fundación en 1602hasta su disolución en 1799. El viaje de un buque mercante de las rutas dejasIndias sirve de lazo conductor de esta historia, que está organizada en tornoa ocho temas, organización de la compañía, construcción de los barcos, elpatrón y su tripulación, dinero y comodidades europeas, la ruta hacia Asia,asentamientos en Asia, productos asiáticos; la flota de retorno.

Prácticamente todos los modelos de barcos, pinturas, dibujos y otros objetos que ilustran esta obra forman parte de la colección del Museo Marítimoholandés en Amsterdam y se exhiben en la sala de la Compañía.

La obra, aunque de carácter divulgativo, dadas las fuentes documentalesy el rigor, científico empleados en su realización, presenta un esclarecedorpanorama de la historia de esta compañía comercial y constituye un útil instrumento de referencia sobre estos temas. Es de destacar la cuidadosa selección de las ilustraciones y la esmerada edición, que le confieren una fácil’yagradable lectura.

María VIGÓN

CAPDEPÓN TORRES, Alfonso, J.: La Psicología Militar en, España,. según susdocuméntos (datos para una historia). Tomo II. Armada. Ministerio deDefensa. Secretaría General Técnica. D. L. 1990. 672 páginas.

Esta obra forma parte de un tratado en cuatro tomos que abarcan el estudio de la psicología militar en los Ejércitos de Tierra, Aire, Ministerio deDefensa y el que actualmente nos ocupa dedicado a la Armada.

Tal y como nos indica el autor en su introducción general, la obra consisteen una exposición ordenada de datos sobre la psicología militar en España,para que el lector estudie, analice, interprete y extraiga las conclusiones queestime pertinentes, ya que conviene precisar que se asienta sobre una estructura documental en la que los fragmentos de mayor interés se transcriben literalmente, limitándose el autor a presentar una introducción o síntesis de losdocumentos.

La organización de la Armada y el material disponible, una vez seleccionado, clasificado y ordenado, es la consecuencia lógica de las tres partes en

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RECENSIONES

que la obra está dividida. En la primera parte se expone el proceso general dela psicología militar en la Armada, en cuanto sus antecedentes, primerasexperiencias, proyectos, primeras organizaciones, estructuras, creaciones,etc. En la segunda parte se describen las aplicaciones concretas en temasmonográficos a sectores delimitados, como los cursos impartidos, la Escuelade Guerra Naval o la IMECAR. La tercera recoge el despliegue orgánico,actividades y proceso de desarrollo de la psicología militar dentro de lasZonas Marítimas en sus primeros y segundos escalones.

Obra fundamental para el estudio de la psicología militar, ya que es la primera vez que se realiza un estudio documental de este tipo.

María VIGÓN

110 Núm. 36

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así como las citas literales, para indicar el empleo de la cursiva enimprenta.

Las notas a pie de página se reservarán exclusivamente para datosy referencias directamente relacionados. con el texto. Se redactarán enla forma más sintética posible y se presentarán en una hoja aparte connumeración correlativa.

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