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Bogotá D.C.-Colombia ISSN: 2145-9177 Febrero - mayo de 2012

N°8 La ciudad en la noche

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Bogotá D.C.-ColombiaISSN: 2145-9177Febrero - mayo de 2012

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Consejo editorialP. José Antonio Balanguera Cepeda, O.P. Rector GeneralP. Pedro José Díaz, O.P. Vicerrector AcadémicoP. Luis Francisco Sastoque Poveda, O.P. Vicerrector Administrativo y Financiero GeneralCarlos Mario Alzate Montes, O.P. Vicerrector General de Universidad Abierta y a Distancia -VUADP. Jorge Ferdinando Rodríguez, O.P. Decano de DivisiónOmar Parra Rozo Director Unidad de Investigación y PosgradosFray Javier Hincapié Ardila Director Departamento de Publicaciones

Comité FundadoresLiliana Silva BelloGiovana Rojas MoraPaula Pinilla OrduzMauricio Poveda PinedaCarlos Laverde RodríguezConstanza Gómez Gavilán

Coordinador EditorialLizeth Alarcón

Comité EditorialLizeth Alarcón Stephanía BurbanoCarlos VelásquezLaura SalgadoLuisa Gutiérrez

Comité CientíficoCamilo CastiblancoLuisa Gutiérrez

Concepto gráfico e ilustracionesJavier Leonardo Trujillo Trujillo

ImpresiónUniversidad Santo TomásDepartamento de PublicacionesBogotá D.C., Colombia2012

Las ideas aquí expresadas son de exclusiva responsabilidad de los autores

ISSN: 2145-9177

[email protected]@hotmail.com

Libertad de las ideas

No. 8

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Revista MOVIMIENTO

4 Editorial

Estudiantes en Movimiento8 Comportamiento cinésico del cuerpo-ritual en la fiesta del Aquelarre de la Nacional [Tatiana Rodríguez] 12 Sobre el estilo de vida nocturno en los bares de la ciudad [Héctor Pérez Enciso]

Profesional invitado en Movimiento18 En la noche todos los gatos son pardos [Juan Camilo Ruiz]

Mundo en Movimiento26 El Florida [Jessica Piedras]

»

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La ciudad en la noche

Opinión en Movimiento30 El monstruo nocturno de la irracionalidad humana [Ana Cristina Sotelo]32 La noche y el enfoque de lo clandestino [Brayan Ramírez Ramos]34 Noche de fútbol [Esperanza Milena Torres]

Construcción estudiantil en Movimiento 38 Día y noche en la ciudad contemporánea [Guillermo Páez Morales]42 La rumba [Sebastian Ried Luci]43 Los sujetos, la calle y la noche en Barranquilla [William Andrés Álvarez]

Expresión en Movimiento48 El embrujo de la indescifrable de la noche [Juan Alexis Parada]49 Noche urbana [Rausán Arenas]51 Noches [Nanffy Giseth Barbosa]52 Nocturna y soledad [Karym Lorena Calle]53 Nocturno [Rafael Reyes Colobón]54 Solo si [Camilo Duica Zambrano] 55 Conversaciones [Camilo Duica Zambrano]56 La luna roja [Luisa Consuelo Gutiérrez]57 Fotografías [Laura Lozano Flórez] [Movimiento Obrero Estudiantil Campesino]

61 Cultura en Movimiento

64 Para estar en Movimiento

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Revista MOVIMIENTO

»» El octavo número de la Revista Movimiento, nace en medio de un

sentimiento de nostalgia por un equipo editorial que se va y la emoción de un nuevo equipo que asume este proyecto lleno de nuevas ideas y entusiasmo, con muchas ganas de seguir en Mo-vimiento, contribuyendo desde nuestro rol como estudiantes a la

producción y difusión de conocimiento, promoviendo lazos interinstituciona-les y reafirmándose como un canal de comunicación entre diferentes escuelas y formas de pensamiento.

En este espacio reflexionaremos sobre la noche y las diferentes situaciones que se desarrollan en ella a través de experiencias contadas por diferentes autores y ejercicios investigativos con los que se hace evidente el cambio que sufre la vida cotidiana cuando el sol se aparta y la luna con su breve luz recae sobre ella, cambios probablemente a causa a los aires de clandestinidad con los que la ciudad se inunda cuando la noche dibuja sus sombras sobre el asfalto de las calles.

La ciudad es un tema recurrente e interesante en la sociología, la noche al contrario pareciera ser un tema del que poco se habla en nuestra disciplina. Esta última es un escenario de cambios, es el otro lado de la moneda, de la manera de ver al mundo, la ciudad es una de día y otra de noche, sus actividades varían, algunos estudian o trabajan mientras otros duermen y descansan, es sinónimo de diversión, de lujuria, de placer, en muchos casos de inseguridad, maldad, clandestinidad y miedo. A través de la historia, mitos y leyendas han alimentado el imaginario de la noche, triste, fría e inerte para algunos, o en movimiento, alegre, de distracción, entusiasmo sensualidad y locura para otros, bajo cualquier ángulo sigue siendo un paraíso que encierra misterios y nuevas formas de compren-der estructuras sociales casi que inexploradas hasta el día de hoy.

Es por ese interés creciente en el tema y los encantos que guarda, que éste número pretende con-tribuir a crear un panorama más amplio de miradas en torno a la noche, centrándose en un contexto específico y símbolo de la modernidad como las ciudades que se transforman, se visten de romanti-cismo, de sensualidad a su llegada, al igual que sus situaciones, lugares, hechos, roles e interacciones. De esta manera el octavo número de la revista resulta de los aportes de sociólogos en formación y profesionales de las ciencias humanas que encontraron en la noche una temática para aplicar con-ceptos, brindar opiniones, centrarse en estudios de caso, construir arte, evocar inspiración.

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La ciudad en la noche

En la primera sección dedicada a los estudiantes en movi-miento, una socióloga de la Universidad Santo Tomás emprende un viaje sobre la significación del cuerpo en la noche para un caso particular como el aquelarre, al tiempo que un sociólogo de la Universidad Nacional presenta un recorrido conceptual so-bre las formas de consumo y su asociación con clases sociales particulares en la noche de la ciudad. Allí aparece la necesidad de considerar las percepciones sobre inseguridad y los factores que influyen en la construcción de estos imaginarios, para esto, un sociólogo de la Universidad Santo Tomás y Magíster en Cien-cias de la Comunicación de la Universidad de la Frontera en Chile profundiza en aspectos de gran relevancia para entender esta formas de ver a la noche con sus mitos, leyendas y temores.

Mientras tanto, una socióloga de la Universidad de Nariño y Magíster en Ciencias de la Comunicación de Puerto Rico deja a un lado la idea de la noche como escenario de consumo y dife-rencia, en cambio se concentra en una práctica particular para los colombianos: el futbol y su participación en la noche nos per-mite encontrar una nueva mirada a su alrededor. Entre otras, el día y la noche en la ciudad contemporánea permite una identifi-cación clara de la significación de la noche y sus fuertes inciden-cias en los cambios, imaginarios y miradas que se construyen con su llegada, este análisis parte de considerar al mundo actual como un mundo urbanizado, análisis a cargo de un miembro del cuerpo docente de la Facultad de Sociología de la Universidad Santo Tomás.

Finalmente queda la invitación abierta para encerrarse en las maravillas de la poesía, de los milagros de las palabras, sus bon-dades y obsequios que permitieron centrarse en la noche como punto de inspiración, de la luna, su encanto, la sensualidad, el

embrujo y la soledad que juntos conforman una sección dedica-da a un ejercicio de expresión.

Así pues, el número que tienen en sus manos está dedicado a la noche, a sus hijos ocultos, a los amantes de la oscuridad, a todos los seres que encuentran en ella el escenario perfecto para sacar a la luz sus temores, sus ideas, sus palabras y por qué no, hasta sus vestimentas más atrevidas. Está dedicado a todos aquellos que se atreven a asegurar que su vida comienza cuando el sol se oculta como seres nocturnos, hijos de la oscuridad; a la luna y a la oscuridad que todo lo callan, lo guardan y lo escon-den. Esperamos que disfruten cada una de las páginas que están más adelante, construidas con el esfuerzo de cada estudiante, profesional, autor de los productos que esperan ser leídos y cuyo único objetivo es aportar a la construcción y reproducción de saberes por los que lucha esta publicación.

Comité Editorial Revista Movimiento.

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Revista MOVIMIENTO - - - Estudiantes en Movimiento

Tatiana Rodríguez GuerreroSociología - VIII semestre Universidad Santo Tomás

» ¿Qué ocurre? y ¿cómo ocurrió para ellos? son los cuestionamientos principales que nos acercan a preguntarnos ¿Cómo ha-cer una lectura semiótica e iconográfica del cuerpo en la fiesta del Aquelarre de la

Nacional? De forma que nos importa conocer la acción en términos de los protagonistas para acer-carnos y decodificar la estructura conceptual del lenguaje de gestos en la fiesta.

La Agencia Humana es nuestro interés, que deriva de la ex-periencia individual y la interacción social como las bases de la acción y recreación del orden social; donde la realidad, aunque dada, es interpretada por los sujetos que imprimen un significa-do subjetivo al mundo coherente; de manera que la realidad es subjetiva y por tal múltiple poniendo a nuestro alcance las ex-presiones y mensajes del cuerpo inseparables del contexto que producen los interlocutores en la fiesta.

El cuerpo sirve de herramienta para una comunicación efecti-va, que se manifiesta y expresa los capitales que posee, posibili-tándole interlocutar con los otros cuerpos al objetivar la subjeti-vidad humana1 en el movimiento corporal, dándole un uso tanto instrumental como significativo a la acción en el sistema de mo-vimientos corporales pautados y de diversos grupos de artefac-tos materiales en el que el cuerpo es un mediador que expresa la subjetividad aquí y ahora. La conciencia se nos muestra como

1 Berger y Luckmann. La construcción de la realidad social. Amorrortu. 2003.

intencional, siempre apunta y se dirige a objetos2. Por tanto para decodificar el lenguaje cinésico es necesario incluir un sistema de signos. Los emblemas se pueden traducir, como un gesto de todo bien; los ilustradores van acompañados del lenguaje ver-bal; las muestras de afecto; los reguladores, regulan el habla y escucha; y los adaptadores se refieren al esfuerzo de adaptación a un ambiente social. De este ultimo deviene una tipología de gestos que pueden ser autodirigidos (personales), heterodiri-gidos (interpersonales) y dirigidos a objetos (funcionales)3. Los adaptadores dirigidos a objetos por tal ilustran y orientan esta investigación para procurar evidenciar las intencionalidades y producción de subjetividad de los individuos en la fiesta del Aquelarre, leyendo las relaciones “Aquí y Ahora” como el foco de atención e interés en la fiesta del Aquelarre4 que imprimen lo que hago por el sentido pragmático del mundo intersubjeti-vo, posibilitando así la interacción y comunicación no gestual en una zona limitada de significado que es la fiesta-ritual.

El cuerpo tiene una connotación histórica que nos ofrece un contexto para hacer un análisis del discurso de la imagen del cuerpo, encontrar su relación como instrumento de fiesta y el lenguaje que denota como forma social en los rituales. Pero para entender la practica teatral y ritual del cuerpo nos hemos

2 Ibíd. P. 36

3 Desarrollo de expresividad corporal. Inde Publicaciones. Zaragoza: 1999.

4 Me refiero a la fiesta del Aquelarre como una zona limitada de signi-ficado puesto que se sustrae de los intereses y tensión de la conciencia ordinaria de la vida cotidiana.

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La ciudad en la noche

de ceñir a Epicuro donde entran en rivalidad el placer y el do-lor en el que el equilibrio perfecto es la tranquilidad del cuerpo (Aporía) y la imperturbabilidad del espíritu, por tanto el cuerpo es el vehículo transmisor de las sensaciones del alma.

El cuerpo es el calificativo que se le da a la materia animal, el cuerpo humano por tanto es el singular animal adjetivo: el animal racional, simbólico, religioso, que habla, que piensa5... Ahora que, la palabra cuerpo es tanto general como singular, se tiene un mismo y distinto cuerpo que sugiere parte del de-sarrollo personal, sino su totalidad orquestada por los procesos físicos y mentales como un mismo dispositivo.

Por su parte, el gesto es un artificio estético: simbólico, fingi-do, representativo, en el que se objetivizan los acuerdos, que son todo el equipo ético y epistemológico que refieren el accio-nar del cuerpo. “En epistemología se llama a verdad la confor-midad entre juicio y realidad, mientras que en ética y política es el afianzamiento en sí mismo (lealtad); en cambio en el arte la verdad significa tanto como lealtad al material manipulado6. Por tanto, para la investigación es irrelevante dar a los gestos una explicación causal, más bien nos interesa hallar el sentido y valor que tienen para la comunicación no verbal; para este motivo es interesante estudiar y comprender el accionar y reaccionar del cuerpo en la fiesta, especificando nuestro interés en el accionar en cuanto es un acto consensuado.

ETNOGRAFÍA. 29 DE OCTUBRE DE 2010. UNIVERSIDAD NACIONAL

Los cuerpos, previo a la entrada se agitan a la expectativa del posible ingreso, que se rumora muy complicado desde tem-pranas horas del día. La entrada por la carrera 30 con 45 fue imposible pues no estaban dejando entrar, así que se rodea la universidad en dirección a la entrada de la 26, dado que nos comunicaron que también era imposible la entrada de la 53; lo cual dispone a un mar de gentes que se dirigen en una oleada y a la espera de cualquier descuido para poder ingresar.

La entrada es exitosa y sin requisas; a la expectativa de en-contrar estados alterados en los cuerpos aun estos se muestran impávidos y el supuesto está en que no ha habido un encuentro visual con el evento y por tal no se manifiestan gestualmente las personas; los acuerdos son epistemológicos y éticos, de forma que son el razonamiento y la postura moral de los individuos

5 GERVILLA, Enrique. Valores del cuerpo educando. Ed. Herder. Bar-celona. 2000.

6 FLUSSER, Vilém. LOS GESTOS. Fenomenología y Comunicación. Ed. Herder. Barcelona. 1994. P. 15

que se estiliza en los gestos7, a la entrada estos acordamientos estéticos no son visibles por lo que esperamos que ya en la pla-yita observemos cómo es la entrada de un cuerpo al evento del Aquelarre; concluyendo así, que los encuentros visuales son ne-cesarios para las muestras de afecto.

En los acordamientos los cuerpos están autodirigidos, hete-rodirigidos y dirigidos a objetos, es decir en función de dichos objetos8, la falta de alcohol es posiblemente un factor alienan-te que aun no hace de los cuerpos objeto de expresión festiva; aunque hay mucha gente el evento del Aquelarre no se mani-fiesta, la tensión y atención están dispersas de forma que hay muchos cuerpos que al parecer no integran el evento.

En frente a la playita se ha dispuesto una tarima para efectuar el Show de talentos de la Nacional, un cordón de seda distancia al publico del escenario en el que las gentes se encuentran en torno a este y disponen su atención. Mas, las explicaciones cau-sales son insuficientes para comprender el gesto, “el gesto es un movimiento del cuerpo o de un instrumento unido a él, para el que no se da ninguna explicación satisfactoria. Y defino asimis-mo lo de satisfactorio: es un discurso en el punto, que no necesi-ta de ninguna discusión ulterior”9, por tanto la comprensión de los gestos alude al conocimiento de las causas últimas del cuer-po, el para qué, sentido y valor. La inmersión a la fiesta demues-tra que es utópico un acercamiento a la semiología10 del cuerpo sin hacer uso del habla para que sea posible una interlocución de los cuerpos. El lenguaje está conformado por comunicación verbal y no verbal que constituyen en conjunto la posibilidad de una comunicación efectiva.

Adentrándose en la playita hay carpas instaladas y fogatas, o por lo menos en el encendido de esta, en el que todos se distri-buyen tareas para prender el fuego, además de carpas dispues-tas por la naturaleza, plásticos sobre las ramas de los arboles, un Woodstock pequeñito. Los cuerpos echados sobre el prado, relajados, con las rodillas dobladas, las manos sobre el pasto, en posición de mariposa, en torno al fuego y las carpas, pero sobretodo en torno a la música, pues todos prestan su atención al escenario.

7 FLUSSER, Vilém. LOS GESTOS. Fenomenología y Comunicación. Ed. Herder. Barcelona. 1994

8 Desarrollo de expresividad corporal. Inde Publicaciones. Zaragoza: 1999

9 FLUSSER, Vilém. LOS GESTOS. Fenomenología y Comunicación. Ed. Herder. Barcelona. 1994. P. 8

10 Es el estudio de los signos que son motivados, los carentes de inten-ción comunicativa, los asistemáticos, los que se expresan en la dimensión el espacio, los formados por elementos continuos, los signos no articu-lados o de simple articulación. OCEANO UNO COLOR. Océano grupo editorial. Barcelona: 1998

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Revista MOVIMIENTO - - - Estudiantes en Movimiento

Junto a la playita, al costado norte, los malabaristas se han tomado el prado hace ya un buen tiempo, un espacio de artis-tas circenses ya legitimado; hoy se encuentran en este mismo espacio que tiene su propio evento musical, una compañía im-provisada de gaitas y tambores haciendo dos espacios distintos, por la atención y tensión de estos. Hay trago, la influencia de psicoactivos como la marihuana y sus derivados y cigarrillo.

Los gestos se pueden medir desde las extremidades, lo facial y la postura; tenemos como tipologías: emblemas, ilustradores, muestras de afecto, reguladores y adaptadores11, donde este úl-timo es nuestro objeto de estudio en tanto que son un esfuerzo de adaptación a la situación de la fiesta donde son: autodirigi-dos, heterodirigidos y dirigidos a objetos que son funcionales. En este aspecto dado que nos encontramos en torno al chorro es bueno cuestionarnos por la dirección de la relación de objetos. El chorro está en función de nosotros o nosotros en función del chorro.

LA MÚSICA DE LA TIERRITA DE UNO

En el transcurso de la noche la música popular abre la muestra de talentos, luego con la música andina los cuerpos responden fuertemente y encuentran afinidades, cuerpos diferentes sufren choques emocionales con la música, las personas y los colores de los trajes tradicionales que exponen los músicos de la tarima, de forma que responden a la misma. Empieza el baile, en un sal-to de uno-dos, en parejas o grupos que comprenden la relación de la música por la vaina del folklor, el hecho de ser colombiano baña la fiesta ritual del Aquelarre donde el papel identitario ma-nifiesta las relaciones de poder del cuerpo dejando en claro el fin de la situación de la fiesta que es el encuentro festivo de los cuerpos en interlocución.

Cerca a la entrada de la 30 con 45 hay un parche de metaleros, Slayer entra en la escena de forma que los cuerpos se disponen para el conocido pogo o si no es posible el cabeceo que permi-ten el disfrute de la música. Hay hombres y mujeres en el centro de la pista dispuesta para el metal, empieza el pogo como un movimiento constante en la pista de choque entre los cuerpos, fuerza que también es manifiesta en el cabeceo, giros de 360º y azotes hacia el suelo que van al compas de la música; existen también en este encuentro el uso de sustancias como Cripy, Co-rinto y Whisky, rotando todas las sustancias para el consumo y disfrute. De forma que es el Aquelarre un espacio de fiesta para los universitarios de la ciudad que varían en gustos musicales y donde no existe la posible molestia de la Policía para eliminar y reprimir las manifestaciones de los jóvenes.

11 Desarrollo de expresividad corporal. Inde Publicaciones. Zaragoza: 1999

Han recogido la tarima y ahora es momento para entrar nue-vamente a la playita y leer las nuevas dinámicas que se desarro-llan ya que se ha eliminado el escenario como elemento único distractor del evento del Aquelarre. Un grupo de hombres con-voca la maratón de desnudos, como en un juego de prendas, los hombres se despojan de todo y en los bóxers piden la entrada de una niña, pero todos muy mirones, nadie entra en juego, pe-chos de hombres, piernas, brazos, manos, pies.

Acá hay muchos encuentros de miradas esperando que al-guien sea capaz de desnudarse pero nadie lo hace. Entonces empiezan a correr seis sujetos en bóxer hasta la facultad de En-fermería vociferando ¡AQUELARRE! y se devuelven al centro de la playita al punto de partida. Ya luego de unos buenos minutos, al centro de la playa nuevamente se escucha ¡MUJERES!, ¡MU-CHA ROPA!, ¡UNA VIEJA!, pero nada aun, intentan convencer a varias niñas hasta que se acer-can a una que se encuentra con su novio y la hacen despojarse de su ropa o por lo menos ella accede y se quita la camisa y sostén dejando al aire sus pechos, siempre mira a su novio y le sonríe mientras van cayendo sus ropas, le da un beso, levanta sus brazos y salen a correr nuevamente, al centro de la playita; acaba la maratón.

Más gaitas y tambores hacen que los cuerpos se muevan a este ritmo, todos ya dispuestos en torno a las carpas sustraen sus vivencias al fuego y focalizan su lugar de descanso. Ya al otro día, aun hay fogatas encendidas para los despistados que la noche los cogió por sorpresa y jamás esperaron quedarse, y el resto de la gente en sus carpas aun refugiándose del frio de la mañana y agotados por los excesos de la noche anterior.

Es muy difícil decodificar el discurso de la imagen del cuerpo, mas aun cuando el mensaje tiene una gran carga de informa-ción, pues su vinculo con la fiesta lo complejiza aun mas hacien-do difusa la lectura de su relación como instrumento de fiesta y el lenguaje que denota en los rituales.

Pero en efecto, este grupo de personas se reúnen porque tienen algo en común, que es una identidad compartida mani-festada en la celebración. Esta situación permite trasgredir las normas de la vida cotidiana en un tiempo y espacio definido y dispuesto en el que la fiesta es el tiempo de la gratuidad, del ex-ceso, del olvido y de la recuperación12. El capital de los cuerpos en fiesta constituye la identidad de los grupos.

12 MARTINEZ MONTOYA, Josetxu. La fiesta, rito de celebración de las identidades.

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La ciudad en la noche

BIBLIOGRAFÍA

GERVILLA, Enrique. Valores del cuerpo educando. Ed. Herder. Barcelona. 2000.

FLUSSER, Vilém. LOS GESTOS. Fenomenología y Comunica-ción. Ed. Herder. Barcelona. 1994

Desarrollo de expresividad corporal. Inde Publicaciones. Zara-goza: 1999

GEBER, Rosana. La Etnografía. Ed. Norma. Bo-gotá: 2001

OCEANO UNO COLOR. Océano grupo edito-rial. Barcelona: 1998

MARTINEZ MONTOYA, Josetxu. La fiesta, rito de celebración de las identidades.

BERGER Y LUCKMANN. La construcción de la realidad social. Amorrortu. 2003.

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Revista MOVIMIENTO - - - Estudiantes en Movimiento

Héctor Pérez EncisoSociología - Universidad Nacional de [email protected]

“Amo la noche con pasión. La amo, como uno ama a su país o a su amante, con un amor instintivo, profundo, invencible. La amo con todos mis sentidos, con mis ojos que la ven, con mi olfato que la

respira, con mis oídos, que escuchan su silencio, con toda mi carne que las tinieblas acarician”

Fragmento de La Noche. Guy de Maupassantt, 1887

» Resumen: La noche es un paraíso de consumo, los diferentes sujetos ha-bitantes de la ciudad tienden a ver en ella un escenario que arroja múl-tiples posibilidades de acuerdo a su

posición en la estructura social. Para otros implica un espacio de trabajo, una herramienta

para ganar dinero y sobrevivir, y en medio, aquellos que la ven como el momento para descansar, para recargar baterías y es-perar el nuevo día. Pero dormir, trabajar o consumir y la for-ma en que se ejecutan estas acciones, están condicionadas por la tenencia o no de un capital económico y cultural, asociado en gran medida a capitales simbólicos y sociales que permiten la reproducción de este tipo de prácticas, a lo que se asocia el imaginario de determinados días de la semana como aptos o no para ciertas prácticas. Este artículo busca aproximarse a las di-ferentes prácticas de consumo que llevan a cabo los habitantes urbanos, centrándose especialmente en sus lógicas consumistas y su ubicación en el espacio de la ciudad tomando como pun-to de partida el concepto de habitus y enclasamiento de Pierre Bourdieu. ¿Qué hacen? ¿Cómo lo hacen? y ¿Dónde lo hacen? Son preguntas que intentaremos abordar en estas líneas.

Palabras clave: consumo, prácticas de clase, habitus, estilo de vida.

LA CIUDAD Y LOS ESTILOS DE VIDA

El estilo de vida es un concepto que suele aplicarse de forma abstracta como equivalente a la forma en que se entiende la vida y el quehacer de los sujetos en el mundo social con todas las esferas que lo componen, implica un entendimiento que va más allá de la simple y particular concepción de la realidad y se asocia a un carácter individual pero en cierta medida con-dicionado por habitus de clase que se expresa en todos o en cualquiera de los ámbitos del comportamiento, trabajo, tiem-po libre, sexo, tecnología, recreación, fundamentalmente en las costumbres, prácticas y formas de consumo llevadas al lienzo en el mundo de la vida cotidiana.

Un estilo de vida se refleja en la vivienda y su composición, en su ubicación en la ciudad, en la relación con los objetos, la po-sesión de bienes, el entorno y con las relaciones interpersonales que de ella se tejen. El surgimiento de las ciudades ha permitido el desarrollo de una serie de categorías básicas que permiten su análisis tomándola como una estructura social donde se desa-rrollan relaciones particulares entendidas como urbanas. Desde la perspectiva clásica de la sociología, la ciudad se concibe como sociedad, punto diferencial de las agrupaciones rurales conside-radas como comunidades.

Recurriendo a términos formulados por Max Weber (1944), las primeras se caracterizan por una mayor diferenciación social,

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una división del trabajo mucho más amplia, interacciones de tipo secundario mucho más frecuentes, un desarrollado sistema de leyes y una mayor diferenciación entre clases sociales. En térmi-nos contemporáneos, Castells (2000: 95) tiende a hablar de una cultura urbana caracterizada por un cierto sistema de valores, normas y relaciones sociales que poseen una especificidad his-tórica y una lógica propia de organización y de transformación. A esto, Néstor García Canclini (1997) añade que la heterogeneidad y diversidad socio-cultural son factores que caracterizan las ciu-dades, pero al mismo tiempo hacen más complicado su estudio.

La cultura urbana, es un concepto especialmente interesante pero complejo de analizar. Castells menciona elementos como la segmentación de los papeles, la multiplicidad de las pertenen-cias y la primacía de relaciones a través de asociaciones especí-ficas, Simmel incluso llega a hablar de una crisis de la personali-dad provocada por el fenómeno urbano.

Esta cultura da lugar al estilo de vida en la ciudad, relacionado como todos los fenómenos urbanos, a un complejo sistema de relaciones y prácticas, un estilo asociado que se caracteriza y tiende a diferenciar a sus habitantes, según su tenencia o no de capitales. A partir de aquí, la noche se concibe como un espacio de tiempo abierto para la diferenciación entre clases a partir de sus prácticas de consumo y de apropiación de bienes, de estar en la ciudad, recorrerla y habitarla.

HABITUS, GUSTOS Y PRÁCTICAS NOCTURNAS

Existen tres conceptos que se deben considerar a la hora de hablar de estilos de vida, habitus, gusto y prácticas culturales, el habitus funciona en tanto sistema de disposición duradera, como estructura estructurante, como principio generador y es-tructurador de prácticas y representaciones, se puede catalogar como el principio generador de prácticas y formas de consumo asociadas a una clase. En términos de Alonso (N/R) “las prácticas de consumo en tanto que prácticas, y las representaciones que de ellas tienen los individuos, son, a priori, susceptibles de de-velar un enfoque en términos de habitus, si se admite, al menos provisionalmente, que estas prácticas y sus representaciones son solo, en el mejor de los casos, casos particulares que reve-lan, en lo que no le es específico, el mismo enfoque que toda otra práctica o representación”.

Mientras tanto, el gusto es aquel que determina un estilo de vida en especial y está determinado por un conjunto de prácti-cas culturales que son producto de un habitus de clase. Enton-ces, como dirá Pierre Bourdieu (1989), el gusto, los estilos de vida y las prácticas culturales influyen de una manera directa en la naturaleza de los bienes consumidos y la manera de con-sumirlos.

El gusto es un factor enclasante. Así idealmente hablando, para las clases altas la forma prima sobre la función mientras que para las clases populares la función prima sobre la forma, y de esta manera, siempre el consumidor contribuye a producir. Cada bar en la ciudad está diseñado para un público en especial, aquí entra a jugar lo que Jean Baudrillard (1969) tiende a lla-mar la dualidad valor/signo, algunos grupos tienden a consumir productos por la marca más que por su contenido lo que para Bourdieu se traduciría en forma sobre función. Por lo mismo las prácticas nocturnas de este tipo de grupos están severamente marcadas por un instinto de consumo de marca, quizá no en to-dos los casos pero a esta lógica obedecen muchos de los ima-ginarios que se tienen. Estas conductas son sólo la fiel muestra de un habitus de clase, “de gustos y colores no se discute: no porque todos los gustos estén en la naturaleza, sino porque cada gusto se siente fundado por naturaleza- y casi lo está-, al ser habitus” (Bourdieu, 1989: 54).

Al analizar a cada grupo de sujetos que visitan determinado lugar, debemos suponer un conocimiento similar sobre diver-sos bienes de consumo, rasgo que los lleva a ocupar un lugar en el campo, este conocimiento contribuye a formar las bases del enclasamiento, que significa adoptar los patrones de conducta, cultura y gustos de una clase para incrustarse en ellos, buscar legitimidad y aceptación social. De esta forma, lo estilos de vida se definen como productos sistemáticos de los habitus que, per-cibidos en sus mutuas relaciones según los esquemas de este concepto, elaboran sistemas de signos socialmente calificados, como distinguidos o vulgares: estilos de vida asociados a clases sociales. De esta forma, cada clase construye una identidad so-cial que se define y reafirma en la diferencia. “Las prácticas de un mismo agente, y más ampliamente, las prácticas de todos los agentes de una misma clase, deben la afinidad de su estilo que hace de cada una de ellas una metáfora de cualquiera de las demás, al hecho de que son producto de unas transferencias de un campo a otro de los mismos esquemas de acción” (Bourdieu, 1989: 172).

Así como en la comida, en el bar y el licor que se consume, puede primar calidad sobre cantidad, calidad sobre función o viceversa, todo es relativo a un gusto fundado y a la posibili-dad de acceder a determinados tipos de capital, cultural, social o económico. “No existe nada incluso en el campo del gusto primario que no se organice según la oposición fundamental, con la antítesis entre la cantidad y la calidad, la gran comilona y los platos delicados, la materia y las maneras, la substancia y la forma” (Bourdieu, 1989: 176). Muy seguramente, personas de clases populares durante la noche tienden a buscar un valor módico en los bienes que consumirán evitando pensar en mar-cas diferentes a las que su clase legitima como propias. Por eso

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sí analizamos el costo de la cerveza en bares ubicados en zonas cuya estratificación es 1 ó 2, localidades como Ciudad Bolívar o Bosa, con el de lugares con estratificaciones 5 ó 6, el costo es notablemente menor, un costo fundando en la medida en que clases particulares que habitan estas calles están agrupadas por capitales económicos similares lo que los lleva a reproducir esti-los de vida semejantes.

CLASE SOCIAL, CAPITAL Y CONSUMO

Recurriendo a términos fundamentales de la teoría de Bour-dieu (1989), la posición en una clase está fuertemente ligada con cuatro tipos de capital, el capital económico entre los que el di-nero ocupa un lugar preeminente por su papel equivalente uni-versal, el capital cultural entre los cuales los diplomas escolares y universitarios han cobrado una importancia creciente, el capi-tal social cuyos recursos primordiales consisten en la capacidad de movilizar en provecho propio redes de re-laciones sociales más o menos extensas. Cualquiera de estos tres tipos puede bajo ciertas condiciones convertir-se en un capital simbólico (Bou-rdieu, 1980) que consiste en ciertas propiedades que no se pueden tocar, inherentes a la naturaleza del agente.

En esta medida la noche vista como un espacio abier-to para diferentes activida-des, tiende a tomar un sentido característico de acuerdo al su-jeto involucrado y su pertenencia a una clase social en particular. Perso-nas con capitales culturales y económicos significativamente altos, seguramente ven en la noche un espacio de prácticas de consumo caracterizadas por lugares ubicados privilegiadamente en la ciudad, escenario no exclusivamente de diversión y recreación sino de negocios y tra-bajo en muchos casos. Esto no implica sin embargo, que todos actúen bajo estas líneas de conductas consumistas.

El gusto y ciertos tipos de gustos se convierten en factores enclasantes; los estilos de vida son fieles ejemplos de factores de este tipo. Como se dijo en líneas anteriores, es fundamental entender como el gusto está asociado a unas prácticas cultu-rales que son propias de una clase en particular, por tanto es más que interesante constatar como las personas que viven en determinados lugares con determinada estratificación socio-económica obedecen a prácticas culturales y gustos similares,

que muy seguramente se caracterizan por capitales culturales y económicas semejantes.

Bogotá contiene marcados patrones de segregación que con-vierten a la mayoría de los lugares, aplicando el principio de vio-lencia simbólica, en aptos para una clase en especial. El imagina-rio que se tiene es que las clases altas tienden a pasar su tiempo nocturno libre dedicado a la recreación, en las zonas ubicadas en el norte de la ciudad, aunque es una idea que tiende a dejar algunas consideraciones de lado, como aquella donde la ciudad informal también existe en estos costados del espacio urbano. El parque de la 93 es por excelencia un centro de entretenimien-to, donde está ubicado un gran número de los bares más costo-sos de la capital.

Es interesante analizar cómo no cualquier persona tiene acce-so a todo espacio en la ciudad; cada sitio, cada zona tiene una característica en especial, un estrato que lo convierte en fijado

para una clase particularmente, puesto que entre clase y clase los ingresos difieren notablemente (capi-

tal cultural), y estos a su vez, son un factor fundamental para seleccionar el lugar

a frecuentar en la noche; el dinero en gran medida funciona como

coaccionante de los estilos de vida de los seres humanos.

Por lo tanto, a la hora de ha-blar de personas que frecuen-tan un mismo bar, es normal ver que son sitios caracteriza-

dos para determinados sujetos, con cierto capital económico,

mayor o menor de acuerdo a su ubicación en la ciudad y la calidad

de los productos que distribuye. De allí en adelante, ya no veremos al conjunto de

bares como lugares de distracción nocturna exclu-sivamente, sino como una fiel representación de la posición so-cioeconómica de los individuos, pues esta influye de forma muy evidente en la construcción de capitales, social y simbólico.

Entonces bajo estas características básicas de consumo entre clases, podremos analizar cómo la infraestructura y la ubicación de los bares más costosos tienden a estar estratégicamente ba-sados en una lógica de consumo que va más allá de los simples productos, que incluye los adornos, el piso, el techo, la manera de atender al público y la calidad del servicio. En esa medida un trabajo bastante interesante acuñado con el estilo particular de consumo entre clases, radicaría en una micro-sociología o feno-menología de los bares, acuñando términos de Alfred Schütz.

Los visitantes de cada establecimiento pueden ser vistos como

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actores sociales, pues su línea de razonamiento señala que, aun-que actuando libremente, sus acciones estarán sujetas a ciertas regularidades, que se manifiestan en la naturalización de los pa-trones por los que se distribuyen y representan los distintos gru-pos sociales, tal como lo señala Alonso (N/R). Cada movimiento de los actores puede ser visto como originado en un interés es-pecial, aquí podremos encontrar dos tipos de acciones relacio-nadas con las formas de consumo y las prácticas de clase, por un lado, aquel sujeto que necesita reafirmar su posición actuando de determinada manera y consumiendo bajo ciertas lógicas, con el único fin de reafirmar socialmente su pertenencia a una clase social o un grupo particular, por otro lado aquel que actúa con el fin de mantener su capital simbólico y social intacto, sin necesi-dad de demostrar su pertenencia, pues es un acto que más que movido por intereses es movido por un habitus.

Siguiendo con los patrones que señala Bourdieu (1989) en los que la importancia de la forma y la función varía entre clase so-cial, suena pertinente hablar de cómo el individuo involucrado tiende a seleccionar un bar para frecuentar en la noche, con una determinada ubicación que lo condiciona respondiendo a unas lógicas de consumo establecidas por un mismo habitus. No es común ver personas de clases altas ingiriendo alcohol con indi-viduos de clase baja, y es que cada uno por su estilo de vida en particular, se acomoda a sus condiciones de subsistencia y pone en marcha un estilo de vida que se acomode a sus condiciones, por lo mismo, como el acumulado de capital entre estas dos cla-ses es divergente, cada uno se agrupa en zonas respectivamente apartadas unas de otras. Para las clases altas, como la forma pri-ma sobre la función, no es necesario solo pensar en el objetivo particular de tomar un trago sino en los demás beneficios que trae consigo el estar allí, como la variedad de la zona, la segu-ridad o la posibilidad de acceder rápidamente a otros lugares. Mientras que para las clases populares, como la función prima sobre la forma, es normal escuchar hablar de bares no recono-cidos socialmente en el esquema macro-social, que se ubican generalmente en zonas habituales sin contenidos simbólicos o llamativos para las clases altas, caracterizados –quizá- por ba-jos costos y una infraestructura estilísticamente no tan pensada como sucede con los ubicados en las zonas exclusivas de Bogotá.

COMENTARIOS FINALES

“Las prácticas individuales de consumo y la conciencia indi-vidual de necesidad se organizan en función de las condiciones generales de la producción, entre las cuales la reproducción de la fuerza de trabajo y el capital económico están presentes y ple-namente operativas” (Alonso: N/R). De acuerdo a la posición en el mercado laboral y en los medios de producción, lugar en el

que cada día el papel de la educación cobra mayor importancia, las lógicas y prácticas de consumo adquieren un valor, una posi-ción y un grado.

De esta forma, de acuerdo al capital económico de los actores sociales y a las posibilidades de acceder a determinados cam-pos, cada sujeto teje una forma de consumir, de ver al mundo y de estar en él, buscando siempre la comodidad, que resulta más sencilla de alcanzar para algunos que para otros y, es a partir de allí, que las formas de consumo se convierten en uno de los principios generadores de la segregación urbana y de la ubica-ción estratégicamente socio-espacial de bares en la ciudad, pues ubicarse en determinada zona del espacio urbano trae consigo una serie de intereses basados en el consumo de las clases y la forma de aprovechar su tiempo libre.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alonso, L. E. (N/R) El estructuralismo genético y los estilos de vida: Consumo, Distinción y Capital Simbólico en la obra de Pie-rre Bourdieu. España: Universidad de Navarra. [Consultado en línea]

Baudrillard, J. (1969) El sistema de los objetos. México: Siglo Veintiuno Editores.

Bourdieu, P. (1980) El Sentido Práctico. París: Editorial De Mi-nuit.

Bourdieu, P. (1989) La Distinción. París: Taurus Editorial.Castells, M. (2000) La Cuestión Urbana. México: Siglo Veintiu-

no Editores.García Canclini, N. (1997). Culturas urbanas de fin de siglo: la

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Weber, M. (1944) Economía y sociedad. México: Fondo de Cul-tura Económica.

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Juan Camilo Ruiz SalazarSociólogo - Universidad Santo TomásMagíster en Ciencias de la Comunicación - Universidad de La Frontera (Temuco – Chile)

Hay gente que no ladra,Pero te exprime el alma.

Hay gente que te odia,Pero te lame las manos.

(Caifanes)

»INTRODUCCIÓN

En alguna ocasión un político colom-biano sin tapujos logro acomodar las palabras correctas, reales y sinceras. Tal vez por ocasión única, señaló “en la noche el que es ladrón es ladrón y

no se encuentra sentado con su corbata tras un escritorio gerenciando de día, en la noche las chi-cas que son prostitutas son prostitutas y no están asistiendo a clases en prestigiosas universidades, en la noche el borracho es borracho y no un líder o dirigente de alguna empresa nacional, en defini-tiva durante la noche todos somos y mostramos nuestros verdaderos seres”.

Desde entonces la noche me atrapó, me dejó encantado con sus luces opacas y las miradas ocultas de aquellos que la transi-tamos. Pocos ocupan la ciudad en la noche, tal vez será el miedo a que surjan sus verdaderos seres, el reconocerse y verse frente al espejo como un demonio, o un ángel, o simplemente como un humano, que goza de ser quien es, sin respeto y sin fronteras, es de las cosas que jamás nos recomendaron en la vida y por lo tanto de las más complejas de afrontar.

Por que el temor a la noche? Por que las ciudades se desocu-pan en la noche, dejando espacio sólo a los vagabundos que re-corren bares, esquinas, parques y “se sollan” el espacio vacío de

los demás ciudadanos? No basta con respondernos que estamos cansados y la noche es el tiempo de dormir. Algo sucede cuando no encontramos las excusas para salir a caminar por chapinero en la noche, algo sucede cuando el centro de Bogotá no cuen-ta con visitantes. Algo sucede, nuestra ciudad se convierte en el espacio de los fantasmas, los miedos, las inseguridades, de nuestros mitos y leyendas.

Acaso no son éstas las que nos impiden habitar la calle en la noche? No son las historias que nos narran los medios, los ami-gos y los familiares? Cuantos escuchamos los mitos y leyendas de nuestra ciudad, siempre comenzando con el “dato” que esto le sucedió al primo de mi amigo, al familiar del amigo de mi yer-no? Y al final una historia digna de “tales from the cript” o “the twilight zone” terminan por entregarnos informes sobre lo que pasa en la noche de mi ciudad mientras duermo seguro en una cama caliente encerrado en mi casa.

No se trata de ninguna forma de afirmar de forma reiterativa o exclusiva que la inseguridad de las ciudades se base en los mi-tos y leyendas, o que no ocupemos nuestras ciudades nocturnas por este echo exclusivo, pero si es preciso reconocer, que si tie-nen una gran influencia en la construcción de nuestras percep-ciones de (in)seguridad nocturna urbana, motivos por los cuales nuestros familiares señalarán el riesgo de salir en la noche y por supuesto, la necesidad de estar constantemente informando nuestra ubicación y el tratar de estar en un solo lugar, además de no hablar ni recibir ofrendas amistosas de extraños.

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LOS MITOS Y LEYENDAS CLÁSICOS

Antes de comenzar un análisis de los mitos y leyendas que permean nuestras percepciones de (in)seguridad en la ciudad, es preciso recordar algunos de los mitos y leyendas más difun-didos de la ciudad, que se narran de oído a oído en bares, salas y parques.

Quién no escucho en Bogotá la historia del muchacho que co-noce una mujer en un bar que resulta ser el amor de su vida, durante una noche tienen las mejores conversaciones y mo-mentos imaginables, para luego encontrarse en una despedida rutinaria, donde ella se queda con la chaqueta del muchacho, quien al día siguiente se entera que ella esta muerta al buscar recoger su chaqueta olvidada la noche anterior, y como cierre, al ir a corroborar la historia al cementerio encuentra su chaqueta reposando sobre la lapida de su amor más puro. A esta historia he decidido titularla como “la muerte te visita”.

Otro de las narraciones clásicas en la ciudad podría llamarse “Bienvenido al Club”, donde una mujer seduce a un hombre en un bar de la ciudad, después de varios tragos y momentos de intenso placer se dirigen a un motel para consumar la noche, al despertar el hombre se encuentra sólo en la cama, al buscar sus pertenencias se da cuenta que pese a la ausencia de aquella hermosa mujer el no ha sido víctima de un robo, sin embargo el terror toma lugar cuando al entrar al baño encuentra un men-saje en el espejo con lápiz labial que señala – bienvenido al club del sida - .

Una tercera historia que recorre los bares y los oídos de las personas en la ciudad también comienza y tiene lugar en un bar. Se trata de algo que podríamos llamar “Que no te roben el cuer-po”, donde después de varios tragos y tras conocer a una mujer, el joven se dirige a un motel con ella para completar la noche, al día siguiente amanece en una casa abandonada en el sur de la ciudad, dormido y con mucho dolor de cabeza, en una tina llena de hielo y a la mano un celular viejo y una nota que dice – gracias por su donación de riñón – el joven aterrado se mira el costado y encuentra que tiene una cicatriz nueva. La nota no sólo da las gracias también informa que – use el teléfono para llamar una ambulancia, pues usted requiere servicios médico de urgencia, de no ser atendido en las próximas tres horas morirá -. De esta historia también existen variantes como el robo de corneas a niños que son robados en centros comerciales y sus partes son extraídas en un baño del mismo lugar, para luego de-jarlos tirados en un espacio del mismo centro comercial.

Rescatemos un último mito de la ciudad, se trata del joven que tras un atraco es llevado a un hospital, lugar donde le niegan la atención por no tener el carnet de afiliación a salud, el joven víctima de varias puñaladas debe ser pasado de un hospital a

otro hasta que muere en una ambulancia. Al día siguiente el sui-cidio de un médico de gran prestigio sacude la comunidad de la salud en el país - el motivo según la carta suicida - en la noche anterior negó la atención de emergencia a un joven por no tener ningún tipo de afiliación a salud, ese joven era su hijo.

LA CIUDAD Y LOS MIEDOS

El miedo debe ser asumido como un sentimiento que nace siempre con respecto al riesgo que puede generar otro sobre el sujeto mismo, sin desconocer el miedo que se genera frente a eventos naturales o catastróficos. Al hablar del miedo se puede plantear que “es sabido que los miedos no constituyen un sen-timiento meramente cuantificable ni una problemática a abor-dar aisladamente sino que se integran a una compleja trama de experiencias de la condición humana” (Entel 29), motivo por el cual es preciso realzar que si bien el miedo es un sentimiento o pasión humana “tiene una base biológica que permite experi-mentarlo y sentirlo pero es ante todo cultural el detonante que lo activa” (Niño 2002).

Así que al comprender que el miedo tiene dos caras, por un lado el fisiológico medible y cuantificable mediante sus repre-sentaciones biológicas en nuestros cuerpos, y por el otro, los factores detonantes del mismo, que son efecto de construccio-nes sociales, detonantes que culturalmente responden a nece-sidades o mecanismos de control, tanto para procesos positi-vos como negativos al interior del cuerpo social. Ahora bien, las construcciones que se realizan en torno al miedo por lo general parte de posturas de comparación/negación, de otras personas, roles o espacios.

Es importante resaltar que como efecto de la postura anterior (el miedo al otro), el rol de la identidad y la consolidación del mismo es de vital importancia en la construcción de los miedos en los territorios, en la medida que estos y la territorialidad na-cen como efecto de la identificación con ella. Así entonces es im-portante resaltar los procesos identitarios de las comunidades, pues es en ellos donde se materializan los miedos, es decir, pen-sar la identidad es un proceso ligado a los miedos y los procesos de territorialización, la identidad será entonces en está lógica el dispositivo detonante de los miedos al habitar un territorio determinado.

los miedos pueden ser organizados y leídos a través de proce-sos de sistematización y organización de acuerdo a parámetros como el origen y sentido del mismo, de allí el importante cruce del miedo con aspectos como el espacio, el tiempo, territorio, distinción social, espacio público político y organización social. Parámetros que además permiten la identificación de diferentes referentes de la construcción de las identidades.

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A. Miedos Íntimos

Se trata aquí de miedos que surgen a partir de la construcción de la identidad y el reconocimiento en el otro del riesgo. Otro que transgrede los principales rasgos de la identidad construida, ya se trate del extranjero, el “outsider”, o el diferente.

Por tratarse de un miedo que surge desde la consolidación de la identidad de los individuos en los campos sociales, uno de los principales rasgos del miedo íntimo es que se configura, mate-rializa y personifica en otro ser humano, consolidando rasgos y configurando personajes sujetos del miedo.

1. Personales

En el campo de los miedos íntimos, se consolidan una serie de personas, roles o imaginarios en los cuales se configura el miedo personal en la consolidación de la identidad; se trata por ejemplo de personajes como: El pandillero, El barra brava, El dis-tinto, EL que piensa diferente, El zurdo, El autoritario, La policía, El adicto y Algunos grupos de jóvenes como los Punk.

En algunos estudios realizados sobre el miedo intimo a nivel personal, se suelen relacionar imágenes de hombres, es el caso del trabajo realizado por Alicia Entel, en otros aspectos como los trabajos sobre mensajes mediáticos realizados por Canclini se llega a relaciones similares, Miquel Rodrigo Alcina también real-za el valor de ciertos prototipos de personajes hombres donde se instala el miedo o la prevención.

Las mujeres por tanto en muchos espacios no son las cau-santes de la construcción o percepción de miedos en el campo personal intimo, no obstante, al revisar los mitos y leyendas de la ciudad la perspectiva es totalmente diferente, se trata por lo general de mujeres hermosas quienes materializan las acciones causantes del miedo. Esto será retomado más adelante.

2. Sociales

Igual que en el caso anterior, se relaciona con la consolidación de la identidad de los sujetos en los campos sociales, pero en este caso el riesgo no surge de “los diferentes”, proviene enton-ces de los pares, se trata de los miedos a quedar por debajo de los vecinos, ya sea en capacitación laboral, educativa o econó-mica: se trata de “perder la carrera de la vida” en cuanto al éxito frente a la comunidad.

B. Miedos Institucionales

Estos miedos se relacionan más con el concepto de seguridad, el cual es comprendido como uno de los principales factores que permitieron consolidar el Estado Moderno, pues implica la sen-sación de “cero riesgo social” (Delumeau).

Lo anterior implica que en este caso el miedo encuentra su origen en las instituciones, ya no se trata de un miedo humano, se podría decir incluso que se trata de un miedo estructural, que nace y se materializa en los sistemas, estructuras e instituciones que rigen el orden social, o al menos en las que se supone se

Calle nocturna (fragmento). Otoño Zuzume - [email protected]

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sustenta la misma. Por lo anterior se trata de la inseguridad al futuro.

Al igual que en los casos íntimos, puede encontrarse situacio-nes donde se reconoce el origen del miedo, ya sea en una insti-tución o cualquier otro cuerpo del campo social, sin embargo en ocasiones no es posible materializar el origen del miedo, de allí las siguientes distinciones:

1. Visible

Son los miedos generados por las acciones de determinadas instituciones sociales que llevan a la consolidación, principal-mente, de la exclusión social de ciertos sectores de la población. Por ejemplo, el miedo a que algún ministerio cambie las reglas laborales, dejando en riesgo a las personas de no tener la misma posibilidad de adquisición. Como efecto de este miedo se gene-rarán además miedos íntimos sociales.

Es decir, se trata de miedos en los cuales es posible definir y encontrar la materialización del origen u principio del riesgo que está produciendo el miedo.

2. Invisible

Se trata según lo que se ha señalado, de miedos que se gene-ran por las estructuras sociales que no pueden ser fácilmente re-conocidas, o sea, no es posible materializar el origen del riesgo. Por ejemplo, el miedo a que la economía sufra una reducción de nuevo, se sabe cuál es el riesgo pero no los motivos o razones por las cuales puede suceder determinado fenómeno.

De todos los tipos de miedos presentados es este tal vez el más complejo, en la medida que si bien repercute en los demás miedos, no nace del proceso de identificación personal sino es el efecto de los procesos organizativos que determinan los órde-nes sociales de determinado grupo humano.

Las tipologías anteriores pueden llegar a leerse dejando de lado una importante esfera del ser humano: el territorio que ocupa. Los miedos en sus diversos rasgos, orígenes o efectos cobran un valor en el territorio, en especial aquellos que son íntimos, pues la territorialidad (del barrio, por ejemplo) se cons-truye y fortalece entorno a la identificación y distinción del otro, conformando así fronteras sociales, físicas, económicas, etc. (Entel 80).

Igualmente los miedos institucionales tienen sus efectos so-bre los territorios, en especial las formas en que comienzan “a construir memoria”: recorrer las ciudades siempre es recordar sucesos, eventos, personajes, y por que no, también los mitos y las leyendas, donde su impronta a quedado registrada de diver-sas maneras. La ciudad como espacio tiene una memoria que se consolida, en parte, debido a las dinámicas del miedo.

Así entonces los miedos marcan un dentro y un fuera donde el territorio ocupado puede ser fuente de seguridad y resguardo, marcando la anterior dinámica especialmente en espacios como el barrio (Entel 85-86). Sin embargo se plantea que con el paso del tiempo y el desarrollo de la historia (además de las dinámi-cas grupales) los espacios de seguridad y resguardo son cada vez más pequeños: así se pasó del barrio a la casa, del vivir el espa-cio barrial a desocuparlo y vivir el encierro de la tranquilidad del hogar (Entel 88-90).

Como efecto de lo anterior el espacio público y político cada vez es menos ocupado, menos usado, hecho que lleva a analizar la ciudadanía y el rol de ésta frente al miedo. Así de “todos los te-mores posibles, sólo se evidencia el miedo a los otros humanos; y otra, que tiende a identificar el amplio horizonte de la emoción miedo con la inseguridad” (Entel 96). De las nociones de miedo, se pasa a la repetición de lo igual.

Lo anterior quiere decir que se pasó de la búsqueda de un fu-turo tranquilo y estable, expresado en la mayoría de utopías que pensaron la ciudad (como lo es la Falange y la escrita por Tomás Moro), al mito de la perspectiva tecnócrata basada en la planea-ción. Se continúa con una serie de mitos que solo trasladan los orígenes y sentidos del miedo, pero siguen siendo orientadas en un mismo fin, el sentido de la vida social.

El sentido de los miedos observados hasta el momento se en-cuentra en contravía con la consolidación de la ciudadanía, pues ésta requiere una libertad que siempre es acotada/limitada por el sentimiento de temor. Así se asegura en cierta medida la obe-diencia de la población que en caso de reaccionar encontrará un nuevo cauce a una obediencia institucional que sitúa su aporía en la rememoranza o “beatitud” de los tiempos pasados y “me-jores”.

FUNCIONES SEMIÓTICAS PARA EL MIEDO EN LA CIUDAD

Un signo es “el lugar del encuentro de elementos mutuamente independientes, procedentes de dos sistemas diferentes y aso-ciados por una correlación codificadora. Hablando con propie-dad, no existen signos, sino funciones semióticas” (Eco 84). Las relaciones a las cuales hace referencia Eco es a los sistemas que permiten la consolidación de código. Se trata de los sistemas sintáctico, semántico y comportamental1. Así entonces, a forma de ejercicio práctico, se establecerá a continuación una matriz donde se relacionan los diversos sistemas con las tipologías de miedo presentadas anteriormente.

1 Eco no usa el término comportamental, éste ha sido acuñado por los responsables de este paper.

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Lo relevante del anterior esquema de sistematización de los tipos de miedo que se han trabajado para este ejercicio, es que al tener en cuenta la función semiótica de los mismos es posible analizar los tipos de mitos rescatados en este artículo según su función social.

Es decir todos los mitos estén cruzados por miedos íntimos - personales, donde se consolida para nuestro caso una mirada perversa de las mujeres, pues al mirar los relatos en la mayoría de los casos se repite aquella fórmula bíblica de Eva comiendo la manzana, las mujeres en nuestros casos han sido los personajes en las narraciones que llevan a los jóvenes o diferentes hombres a momentos de horror por perder un riñón, tener sida o el caer enamorados de una muerta. Se trata por tanto del reconocer en las mujeres bellas que se acercan a los hombres sin motivo o excusa clara, el temor o incertidumbre sobre sus posibles y reales motivos.

El resultado de los mitos que generan miedos íntimos-perso-nales es indiscutiblemente propenden por el encierro no sólo en términos del territorio, “el retorno al huevo/hogar” sino tam-bién el de las personas con las que se relaciona el ser humano. Sólo se puede confiar en aquellas personas que son recomenda-das o conocidas de los conocidos. De lo contrario es otro factor de desarrollo de riesgos

Pero ¿qué podemos decir de los miedos íntimos-sociales?, recordemos que los miedos no actúan de forma exclusiva bajo un solo tipo de miedo, por el contrario suelen lograr relacionar-se con diversos niveles y tener por tanto, diversos efectos en el cuerpo social. Así entonces no sólo se produce un miedo en la mujer desde la lógica íntimo-personal, sino que además tam-bién tiene un nivel íntimo-social, pues el miedo se da frente al hecho y sus efectos.

Los mitos que se rescatan tienen todos un nivel de efectos so-bre las acciones de las y los sujetos, son los posibles resultados que tengan sobre quien recae el mito, por ejemplo la exclusión por ser portador del sida, o las limitantes de no contar con un riñón, o el afectar la vida de una persona cercana por no respon-der de forma adecuada frente al riesgo de la vida, como en el ejemplo del médico suicida.

Se trata por tanto ya no sólo de encerrarse en el hogar si no también de buscar los menores cambios posibles en todos los factores constitutivos, desde la psiquis hasta el cuerpo. El resul-tado de los mitos entonces en nuestra ciudad, es el resguardarse en los barrios y lugares cerrados además de no confiar en nadie que no sea del circulo de confianza cercano. De allí que no cru-cemos más allá de una mirada fugitiva en los andenes, y esa mirada es más fugaz en cuanto más noche se torna el día.

Tipología de miedoSistema

Sintáctico Semántico Comportamental

Íntimos

Personales

Procesos que rigen la consoli-dación de la identidad de un individuo en un sistema social determinado.

Presencia de otros, extran-jeros que ponen en riesgo la identidad de los individuos al interior de un contexto.

Promover el encierro en es-pacios de resguardo (hogar) u organización de la comuni-dad para hacer frente a los nuevos/diferentes.

Sociales

Procesos que rigen la consoli-dación de la identidad de un individuo en un sistema social determinado.

Presencia de cambios en los pares con los cuales se con-figura la identidad y comien-zan procesos de exclusión.

Búsqueda de procesos o mecanismos que permitan igualar al par y frenar los procesos de exclusión.

Institucionales

Visibles

Procesos que consolidan el orden social y pueden ge-nerar una afectación directa en el estilo de vida de los individuos.

Cambios en las estructuras sociales que provienen de un lugar identificado del sistema social e influyen en el estilo de vida de los individuos.

Exigencia de cambio en las instituciones que generan el cambio o sometimiento a los intereses que persiguen los cambios.

Invisibles

Reglas que consolidan el or-den social y pueden generar una afectación directa en el estilo de vida de los indivi-duos.

Cambios en las estructuras sociales que provienen de un lugar no identificado del sistema social e influyen en el estilo de vida de los individuos.

Altas posibilidades de some-timiento por la imposibilidad de reconocer el origen de la ruptura del sistema y en ella la presencia del miedo.

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Frente a los miedos institucionales es de gran valor un punto, por lo general se trata en los mitos de procesos invisibles, no se trata de la identificación de las instituciones que hacen parte o que dan lugar al riesgo productor del miedo. Por el contrario son invisibles, se trata – por ejemplo - de procesos económicos internacionales que demandan de órganos vitales, de allí que en los bares nos droguen para robar los riñones, pero por más que lo desee no podré identificar el origen del proceso, similar el quedar contagiado con el sida, ¿cuál es el origen institucional de este tipo de casos?.

En últimas, el no poder reconocer el origen institucional no nos priva de poder analizar los beneficios que si tienen estos mi-tos para el orden social. Pero además se trata del mantenimien-to y consolidación de criterios de vida o valores que correspon-den a sectores o grupos sociales, por lo tanto podría afirmarse que estos mitos y leyendas cumplen con el fin de mantener en ciertos espacios el respeto a determinados criterios de vida mí-nimos, que a su vez consolidan el deber ser de la vida social. El corromper los procesos sociales nos lleva al caos, a la muerte del sistema como lo conocemos.

A FORMA DE CIERRE

Las ciudades son habitadas por los fantasmas en las noches, pues son ellos quienes se atreven a romper con las leyes mora-les impuestas por grupos definidos. Son quienes materializan los mitos y leyendas, son quienes las viven y padecen, al ser fantas-mas tienen la propiedad de aparecer y desaparecer de acuer-do con los requerimientos del narrador, tal como lo hacen en este escrito, donde los fantasmas terminan convirtiéndose en la excusa para comprender los mecanismos de control de nuestra sociedad, al menos uno de ellos, el miedo materializado en los mitos y leyendas de la noche en la ciudad.

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Ella baila. Él le habla al oído. Otro dice qué mujer sigue en la pista.

La noche como certera vigilante, la cantina como único capullo de la ciudad. Ella sigue bailando con un desconocido y cualquie-ra, le dice cosas que ella olvida, inclusive ni escucha, la música se difunde con las luces opacas. Llega otro hombre, observa, otra mujer atiende la mesa, él pasa su mano por sus nalgas semides-cubiertas, ella sonríe, él la acaricia, ella va por un trago y él la invita, platican de nada para eliminar la soledad plasmada en los ojos de todos. Llega otro, sólo observa, toma un trago, no acepta a ninguna mujer en su mesa, sólo calla, llora en silencio y calla.

Otra ella toma un trago y cruza las piernas, las muestra como su mejor trofeo. La música sigue, murmura en los oídos de to-dos, pasa por las mesas llenas de alcohol y de pesadumbre.

Llegan más al bar dentro de la noche, las mujeres atienden al desierto plasmado en los cuerpos de todos. El rojo grita. En los baños se escucha el susurro de hombres y mujeres citadinos. En la barra hombres que aúllan por su destierro y su melancolía acallada, vociferan su nada y ésta sale por debajo de los poros para atropellar a los comensales. La música continúa, la nada es todo, el llanto de todos se une e inunda el capullo rojizo.

Ella deja de bailar, se sienta, calla, sonríe con otro él y éste la invita a bailar, le canta al oído su nostalgia, ella sonríe, no escu-

1 El bar Florida, está en el centro de la ciudad de México.

chó, pero sigue bailando. No reconocen la soledad del otro, sólo la tocan sin ser vistos.

La droga circula sutilmente por la cápsula, el alcohol invade las venas y las neuronas electrizantes de todos. El cantinero habla, sigue la plática del desterrado y del que vocifera, sirve un trago y otro y otro más. Llegan los amantes, bailan, las luces juegan por la pista, la música sigue y hace bailar a los sueños de algunos. Varios hablan y otros callan, otros llueven y moribundos andan con su trago en mano. En los baños la rutina vive, llegan se su-ben la falda, se bajan los calzones, se sientan, la orina cae, el papel hace lo suyo, se levantan, los calzones regresan a su lugar, la falda cae, poco, pero cae…

Regresan a la esfera rojiza en medio de la noche, los perros ladran, pocos coches se escuchan, el sonido de la media luna se esfuma, algunos ellos salen, fuman, ríen, regresan; ellas es-peran…

»

Jessica PiedrasMéxico D.F.

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» En lo cotidiano de los días chocamos con seres sonrientes indiferentes y en resumen de ánimos variados, las horas monstruosas del ritmo de vida acelerado penetran en el trato con

otros individuos que parecen abstraídos de una realidad distante, de ese mundo lúgubre que no da cabeza para pensar en otra cosa diferente al sus-tento diario y a las variadas necesidades o placeres económicos.

Todas las personas que integramos a nuestra cotidianeidad (vecinos, amigos, familia, empleados etc.) cada vez conviven sin compartir su bienestar; pues la competencia moderna nos ins-cribe cruelmente y sin más opción en el lóbrego vivir humano. Pero al llegar la noche todos se despojan de sus mascaras, y la luna se vuelve testigo y confidente del hombre sonriente que está a punto de llorar, oye las quejas sobre las hipocresías que por adulación hacemos en el día, la frustración de los doctos incapaces de vivir; y es que la explicación es simple ya que todo lo que aparentamos se acaba en el instante en el que cae el atar-decer.

Todos nuestros roles se minimizan dejando que llegue a su máxima expresión la potencia de la doble moralidad humana, es en esas devastadores noches en las que los individuos de-

jan de ser parte del teatro diurno y aparece en el panorama el monstruo de la personalidad del animal racional… En la calle sale el adorable esposo, padre y amigo que corre en busca de algún travesti o infante para satisfacer su hedonismo insensato. También se ve en esta noche alguna prostituta llorar por ser mal remunera.

Es bonito escuchar hablar a todos esos humanistas y filán-tropos balbucear esto o aquello. Pero la realidad es más fuerte que el mundo de palabras, tratados y leyes humanas; se escapa de cualquier cálculo racional y por ende se hace compleja la in-terpretación de la misma, ya que detrás de todo lo humano hay un sentimiento irracional incuantificable. Somos efímeros, pero capaces de crear todo un mundo soportado en la dicotomía de nuestro instinto y la ilustración. ¿Realmente en que hemos evo-lucionado? Si mi existencia me vuelve extranjera de los otros es por involución. ¿El esnobismo moderno no es el mismo de hace años?, ¿Qué es evolución?...

Quizá la masacre a nuestros iguales, la indiferencia, frugalidad y todo nuestro mundo moderno, den explicación de lo incontro-lable que resulta nuestra animalidad… Y que puedo hacer si ven-drán más noches como estas, en las que me siento desespera-damente sola y también grito mis quejas. Amada noche llévame al ensueño del olvido y con eso duermo algunas frustraciones de mi humanismo inconforme.

Ana Cristina Sotelo ManriqueSociología - IV semestre - Universidad Santo Tomá[email protected]

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» Antes que nada cabe preguntarse ¿Qué puede pasar de noche que no pueda pasar de dia? aun si hubiese algo que no pudiese pasar de noche ¿es esto base suficiente para enta-

blar una relación entre noche y clandestinidad? sin embargo he de aclarar que pienso que tales relaciones no existen mas alla de la mente de las personas que tienen una imagen cuando no ne-gativa, indeterminada de la noche, pero tratare de demostrar que esta no es la pregunta que debemos hacernos sino ¿Por qué debería preguntarme esto primero?

LO CLANDESTINO, LO URBANO Y LO NOCTURNO

Puede pensarse placida y erróneamente en lo nocturno como la antípoda de lo diurno, tal representación de la ciudad y de lo urbano se ve fundada medianamente por creer que la ciudad, sus habitantes y actividades son susceptibles a cambios simila-res a los mediados ambientalmente, como los de los animales, se puede asemejar dicho cambio biológico a uno productivo, cuando se cumple con una determinada cuota de trabajo (ex-ceptuando claro a quienes trabajan mas de un turno) se descan-sa, a lo que la sociedad atañe, simplemente nos encontramos inactivos laboralmente, sin embargo, la ciudad en función de su propia autonomía no se detiene en la noche.

Lo verdaderamente interesante es como se admite el desco-nocimiento del “mundo nocturno” tanto asi que se ha hecho

parte del noticiero matutino1 incluso bien pueda que no haya ra-zón para que nuestro conocimiento de los acontecimientos noc-turnos sea relevante, pero es nuestro preciso desconocimiento de dichos eventos en el que radica la relevancia hacia tales.

Lo clandestino no significa que se presenten cosas que solo pueden pasar de noche, puede significar que solo se presentan cosas que pueden pasar de día pero que llamarían la atención de las personas, sea por los motivos que fuesen, la actitud ini-cial de curiosidad, impresión o juicio ante dichos eventos sería reemplazado por una reacción subjetiva, desde pasar por des-apercibido hasta oponerse a un evento que considere indecente u ofensivo.

Sin embargo, se podría decir que en gran medida la idea de un nexo entre lo nocturno y lo clandestino, puede fundarse en verdad en la ausencia de quienes piensan así en dicho ambiente y en determinado momento, es decir lo desconocido pasar a ser lo incomprendido, lo desconocido no puede tacharse de inexis-tente, por lo tanto es clandestino o al menos dudoso, desde el punto de vista de la “cotidianidad diurna” tales hechos, no pue-den ser examinados más que teóricamente, a falta de evidencia o de información fiable de los hecho que mantienen a la ciudad despierta.

EL DÍA, LA NOCHE Y LA INTER-COTIDIANIDAD

Mucho de lo que puede decirse de lo que pasa en la noche es dicho por aquellos que creen comprender que pasa de dia, la lle-gada de la noche, puede representar un cambio de relación con

1 Independientemente de la veracidad del contenido.

Brayan Ramírez RamosSociología - III semestre - Universidad Santo Tomá[email protected]

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el ambiente, es decir, la relación que sostienen con el ambiente quienes trabajan de día (debería de ser, por salud) es dormir, pero quienes a su vez trabajan o tienen una conducta ante la que no hay cordialidad en el día, sin embargo lo cotidiano no parece ser únicamente lo conocido y que sea sistemático o no se repite en un patrón en un determinado tiempo, por ejemplo: el inicio de servicio de transmilenio empieza a las 5 de la mañana y finaliza a las 11 (claro que esta cotidianidad es producto de una norma del servicio), cabe anotar que lo cotidiano también parece condicionar lo concebible como posible en un ambiente conocido en todas las situaciones no imaginadas, por ejemplo: se ignora que no pasa lo mismo en la mañana que en la noche en el mismo lugar.

No es raro que se tenga a la noche como propiciadora de peli-gros, debido a que la noche carece de lo conocido diurnamente o incrementa las posibilidades de un acontecimiento no desea-do como ser robado, atropellado, asesinado o secuestrado, es precisamente en estos momentos cuando el ciudadano se ve desprovisto de toda protección que no puede procurarse a si mismo, entonces es cuando se ve que dicha protección no es más que una “protección social teórica” la cual solo actúa den-tro de la cabeza de dicha persona, pues es ante todo “teórica” antes que tenga oportunidad de ponerse a prueba.

En tanto la noche pueda asociarse a lo desconocido o a lo clandestino se puede llegar a completar las divagaciones de cualquier tipo en esta área con cualquier contenido, incluso uno ridículo, tanto así que si bien la noche puede propiciar un peli-gro (¿ante qué?) es difícil hacer cualquier tipo de inferencia con

respecto a la información que podemos adquirir de los eventos nocturnos, desde la experiencia (concreta pero difícil de inter-pretar correctamente) hasta los rumores (en los cuales una ver-dad por pequeña que sea, no es más que una parte o momento de todas las mentiras imaginable) pero cabe aclarar que si bien lo primero nos proporciona información empírica, no por tal es científica, por lo tanto lo numero de los casos individuales, no proporcionan una base solida entre la relación entre el peligro y la noche, mientras los segundo por obvias razones.

Sin embargo “lo nocturno” ofrece en realidad un campo de actividades y negocios que no es accesible en el dia debido a que la mayoría de las personas laboran de día, ya que la noche no es simplemente lo contrario al día, es en realidad un tiempo que propicia las actividades a las cuales los ciudadanos pueden realizar en un entorno apropiado e incluso sociable para sus ac-tividades (de nuevo, excepto quienes trabajan más de un turno o laboran de noche) en las que destacan las fiestas, dependien-do del día que sea de la semana o de la proximidad de una fes-tividad.

Por último cabe destacar que la visión de la noche parece in-fluir la visión de lo diurno y viceversa, así que antes de intentar convertir un objeto de estudio sociológico en uno de orden psi-cológico, hay que decir que debido a la información que la socie-dad y las experiencias individuales que esta propicia, el criterio psicológico que forma la sociedad de la noche con la informa-ción que recibimos de ella es en verdad la pregunta que requiere más que este ensayo para ser resuelta.

Calle noche (fragmento). Otoño Zuzume - [email protected]

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» Desnuda la noche, corre por el pavi-mento, como la sangre de una he-rida abierta, los coches acelerados de la ciudad. Es pegajoso el aire de esta época, salado y denso casi ne-

gro. Entre el bullicio de los carros, se cola el hom-bre de la esquina hablando por su celular, la mujer que suelta una carcajada tenebrosa como en una película de terror, un par de niños que se chupan su propio dedo mientras babea un lado de sus me-jillas; ahí se dibuja la calle encendida de vida, de colores de soledad, apedreada por la competencia de los ruidos.

Todo el mugre, todo el polvo, todo el sudor embadurnado con finas colonias y altos tacones ocurren en la Avenida Isla Verde de Puerto Rico, sin ser su exclusividad, esta concurrida calle nocturna es un pequeño escenario de teatro, como otras tantas calles rosa en las ciudades de cualquier lugar del mundo. En esa calle se abre la función temprano; como a las siete de la noche llegan sus primeros actores en carros de diferentes marcas y co-lores, aparece en escena el alboroto de feromonas rondando las próximas conquistas, sellando amoríos taciturnos, noches de “ perreo” o cervezas saladas por el sabor de la piel.

Ahí alcanza todo como en una caja de pandora: el desgaste voluntario, un baile erótico con la muerte que se zambulle de los bolsillos y se zarandea en las manos resbalosas de grandes uñas diseñadas, las caderas apretadas, los ojos oscuros y oscurecidos

con el rímel y la sombra, las cejas depiladas, las bocas pintore-teadas de semáforo invertido.

En esa concurrida calle se topan las alcapurrias, el mofongo, el sushi, las pizzerías y las hamburguesas, dialoga la grasa en dife-rentes idiomas y formatos, se encuentra la obesidad caminando por el privilegiado andén, los complejos vomitados sobre vesti-dos siempre nuevos, las rupturas personales con la capacidad de amar el propio cuerpo. Todo, encuentro y desencuentro, alcanza en el trozo urbano de esa avenida donde Puerto Rico siempre es turístico, pero sobre todo donde casi siempre es de noche.

Como un nido de nostalgia, esa noche uno de los pequeños bares sirvió de hospedaje para presenciar la pesadez de la dis-tancia; una pantalla de computador, las paredes azuladas y rojas con un tendido blanco y un proyector fueron suficientes, para citar a Colombia, el país de la lejanía. Salieron los acentos regio-nales de gala, las malas palabras, los chistes pesados y las empa-nadas llenas de sabor y egolatría. Todo era un símbolo nacional en ese pequeño lugar: las cervezas, el aguardiente, la música; mientras en la pantalla se transmitía el partido de la selección Colombia contra la selección de Argentina en la Copa América.

Relucía el amarillo en las camisetas tricolor, como luces de bengala anunciaban la frontera haciéndose presente, un “yo pertenezco” exagerado que ponía a relucir la necesidad de sen-tirse en casa. La añoranza al lugar de origen estaba discutiendo con el rugoso presente, Colombia era esa noche la excusa para engordar, para emborracharse, para tenderle un engaño a la so-ledad.

Esperanza Milena Torres MadroñeroSociología - Universidad de NariñoM.A en Comunicación - Universidad de Puerto [email protected]

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La categoría del “extranjero” surge como una vertiente del proyecto moderno, donde el Estado y por ende la figura de la ciudad, se privilegian como modos deseados, deseables y es-perados de organización social y política. La construcción de la identidad colectiva no se liga únicamente al factor territorial, el encuentro entre los dos equipos de futbol y la necesidad de ha-cerle bulla al nombre de una nación, llevó esa noche a Colom-bia a codearse como una realidad subjetiva, aprendida, añorada pero sobre todo mediatizada.

La colonia colombiana en Puerto Rico, habita sin rostro, como un sujeto más, se escabulle en el anonimato que se desnuda de vez en cuando, como en ese concurrido escenario. Esa noche

hicieron su aparición, como luces de bengala, las camisetas para crear un puente imaginario con el lugar del retorno, que algunos recuerdan como Colombia.

La figura del extranjero existía ahí, apareció como un intento de demarcación, ajeno a los debates políticos y fronterizos de su nación de origen, se dio cita en un bar puertorriqueño, con el pegamento del empatado marcador del partido de futbol. En plena Avenida Isla Verde, con las paredes azuladas casi purpuras y otras vestidas de colorete rojo, se encontró la arrugada bande-ra, convocó a unos cuantos colombianos, bullosos, solitarios y narcisistas, pero sobre todo extraños creyéndose, por los noven-ta minutos que duró el partido, la ilusión de tener un rostro.

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Guillermo Páez MoralesSociólogo - Universidad Santo Tomá[email protected]

» PRESENTACIÓN

El mundo contemporáneo es un mun-do urbano. Las ciudades de diferentes regiones mundiales, recen a ritmos sostenidos, siendo su crecimiento más importante en los países del hemisfe-

rio sur, esperándose que para el año 2025, entre las 25 y 30 ciudades más grandes del mundo están lo-calizadas en este hemisferio y con la característica de tener una población prioritariamente joven y por estar en una situación de pobreza desconocida en los países del hemisferio norte (Dureau, Otros, 2002: xxvii).

Muchas de estas ciudades, incluso las localizadas en el hemis-ferio sur, pueden colocarse en la categoría de ciudades globales, ciudades que evidentemente desarrollan en su seno los elemen-tos que caracterizan a la sociedad posmoderna. Estas ciudades globales implican, para su comprensión y manejo no solo unos enormes retos sino que representan para la Sociología un cam-bio básico ya que desde sus inicios, con la aparición y desarrollo de lo conocido como el período de la modernidad, esta ciencia había tomado a la ciudad como el “espacio estratégico para la formulación de los grandes temas” por ella formulados (Sassen, S., 2007: 128).

Sin entrar al análisis de estos temas, motivo de interés para la sociología contemporánea dado el cambio de los paradig-mas conceptuales, nos centramos en una visión rápida de dos aspectos relacionados con las metrópolis en el momento actual y el caso de la dinámica de una ciudad como Bogotá, analizada en dos momentos: el día y la noche, para tratar de da una respuesta a la provocadora convocatoria hecha por los estudiantes de nuestra Facultad de Sociología a través de su Revista Movimiento.

LA CIUDAD GLOBAL

Hoy, lo global está caracterizado por ser una instancia que su-pera o neutraliza el territorio, en donde dice Sassen (2007:13) se presenta la “localización de lo global y la desnacionalización de los nacional”, lo cual implica la pérdida de una categoría que fue central en el análisis de los social como era el concepto de Estado-Nación, concepto fundante de los análisis sociológicos. Eta ciudad global está definida por su conexión con otras ciuda-des especialmente en su interrelación en el espacio de la globa-lización del componente económico.

Vale la pena detenernos unos instantes en el concepto de glo-balización. El término implica el resultado de una serie de pro-cesos históricos que han llevado a producir unas “formas de aso-ciación social que se extienden a través de la tierra” (Giddens, a., 1995: 561), sin que lo anterior represente un proceso de

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crecimiento de la unidad mundial; es más bien, en palabras del mismo autor, “un reordenamiento del tiempo y la distancia de la vida social. Nuestra vida social, en otras palabras, está cada vez más influida por acontecimientos que sucedes muy lejos de los contextos sociales en los que llevamos a cabo nuestras activida-des cotidianas” (Giddens, a., 1995: 561) o en términos de Zig-munt Bauman (2004: 23) “a los fines prácticos, sean lo que sean, nos encontramos todos muy cerca, y por cierto íntimamente, los unos con los otros”.

Durante el ancien regime, el soberano no intervenía en la vida de las comunidades sino para apropiarse de parte de lo produ-cido en ellas. La Revolución Francesa vino a cambiar la situación dando lugar a la integración de la sociedad con carácter supra-local, el nuevo Estado que implementó un poder político para dominar la sociedad. Esta situación duró hasta el fin del siglo XX cuando aparece la nueva sociedad global y la consiguiente pérdida de importancia de los Estados Nacionales aunque ello no implique la desaparición de los mismos, sino al contrario, su participación necesaria par a la formación de los sistemas globa-les (Sassen, 2007: 25).

Dentro de este proceso de mundialización, destaquemos al-gunos elementos que utilizaremos en nuestro análisis: lo eco-nómico, las nuevas tecnologías de la información y las comuni-caciones que han acortado el tiempo y las distancias, creando además nuevos imaginarios sociales, nuevas necesidades y ex-pectativas a nivel local y mundial y produciendo a su vez una mayor vulnerabilidad en personas, comunidades y naciones.

Los principales elementos de la globalización se reflejan en la ciudad, la cual se presenta como un territorio complejo en la cual estos elementos se realizan y concretan. La ciudad es hoy el punto de encuentro entre lo nacional y lo regional. En las ciu-dades globales (Savitch, H,V.,2002) se concentran los servicios financieros y profesionales. Es allí donde se toman las más gran-des decisiones que mueven al mundo, donde concentra la infor-mación para la inversión, donde están las mejores oportunida-des de empleo en sus diferentes niveles y donde se dirige gran parte de la producción económica. En ellas además se producen los flujos informativos que pueden superar límites territoriales.

No todo sin embargo es positivo con la globalización: las des-igualdades en algunos sectores de la población y en algunas re-giones se han incrementado. Grandes porciones de población urbana en América Latina continúan siendo pobres: 30% de la población urbana es pobre (Savitch, H.V., 2002) frente a un sector de población muy rico; migraciones tanto internas como internas han llevado a rupturas familiares y del tejido social; enfrentamientos poblacionales por diferencias culturales, pro-duciéndose pérdidas culturales en algunos casos y reafirmación propia en otros; creación de expectativas e imaginarios inalcan-

zables para sectores de la población a raves de los flujos infor-mativos lo cual crea frustraciones.

Una ciudad como Bogotá, presenta muchos de los elementos analizados. En ella se encuentran las características de ciudad metropolitana que implica el término: concentraciones urbanas dispares, heterogéneas y complejas (Dubersson, A. En Dureau, 2002: xxiii), gran extensión territorial, migraciones nacionales como externas, desigualdades socioeconómicas entre sus habi-tantes, amplia movilidad geográfica interurbana, usos de espa-cios y tiempos diferenciados.

En los años cuarenta, la ciudad comienza una etapa de gran crecimiento demo gráfico y territorial causado principalmente por la llegada a ella de corrientes de inmigrantes nacionales que buscan en ella seguridad, empleo, mejoras del nivel de vida, crecimiento poblacional que cambiará en los años 1970 cuan-do el crecimiento por migración comienza a disminuir1 y siendo reemplazado por la expansión de la ciudad acosta de la absor-ción de sectores que hasta entonces no pertenecían al área ur-bana (municipios vecinos)2. Al producirse estos fenómenos, se va presentar una gran movilidad intraurbana de su población; en la década de los años noventa, los espacios urbanos ocupados comienzan a densificarse y la vivienda se convierte en un fac-tor importante para el habitante urbano que busca poseerla en propiedad, más cuando ahora es planificada y de construcción duradera.

Los principios de los años 1990 llevan a que se presente un “despertar del caos” en la ciudad por varias razones (Lulle en Dureau, Otros, 2000: 242 – 23):

◊ Acentuación del deterioro del centro,◊ Densificación de las zonas periféricas,◊ Consolidación de estos sectores periféricos,◊ Ubicación de la población urbana en municipios vecinos y

en ocasiones en terrenos no aptos (zonas de declive, inun-dables, etc.).

◊ Deterioro de la red vial y de la infraestructura y de los ser-vicios

◊ Saturación del sistema de transporte.

Los anteriores elementos, son decisivos en la determinación de las dinámicas de vida en la ciudad.

1 Para el caso de Bogotá, en 1979 un 49% de su población era inmigran-te; esta cifra había descendido en el año 1990 a 22%, con un saldo en su población de 58.928 personas en el año 2005 (DANE. Estudios pos-censales, n.7. Proyecciones nacionales y departamentales de población, 2005 – 2020. p. 18

2 El área metropolitana de la ciudad de Bogotá abarca el área del Dis-trito Capital más 17 municipios del Departamento de Cundinamarca.

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DINÁMICAS URBANAS DIA – NOCHE

La dinámica y el ritmo de movimiento en las ciudades varía se-gún el horario que se considere (día – noche). Durante el día, la ciudad manifiesta unas dinámicas propias, más activas y visibles que las de las horas de la noche.

La ciudad tradicional tenía su dinámica concentrada en el es-pacio central e histórico. Hoy en día, aunque el centro continúa siendo el espacio simbólico de localización de los órganos de poder, donde se simbolizan aspectos relevantes de la historia y el desarrollo de la sociedad nacional y urbana, su actividad se restringe principalmente al horario diurno, aunque algunas acti-vidades esperan la noche en el centro urbano para desarrollarse plenamente.

Programas de revitalización y reordenamiento del centro ur-bano has hecho regresar a población que buscaba evitar los in-convenientes de áreas densamente pobladas y en decaimiento. Durante el día podría decirse la ciudad tiene un movimiento cen-trípeto de actividades, desplazamiento de población, actividad de servicios y de negocios, actividad que hace que el transporte confluya principalmente hacia allí, dejando casi en reposo las áreas periféricas.

En las áreas centrales por su misma dinámica se producen flu-jos de información, negocios tanto en lo nacional como en lo internacional, es el lugar de acogida de una población flotante urbana y extranjera; se desarrollan símbolos que son referencia para la ciudad, se conserva la memoria de los acontecimientos pasados. En el centro urbano, por el volumen de tráfico y de po-blación circulante, los niveles de contaminación (visual, sonora, desperdicios, etc.) son más graves y más notorios.

Al acercarse la noche, el ritmo de la ciudad cambia producién-dose un movimiento centrípeto. Una gran cantidad de población urbana busca ahora salir de las áreas centrales (no sólo el cen-tro histórico ya que la ciudades presentan varios “centros”) para buscar en la noche el descanso y la vida más privada e íntima. La vivienda, localizada como decíamos cada vez más en zonas periféricas, representa la concreción del deseo de poseer un es-pacio propio (para cifras de 1980 eran propietarios en Bogotá 48% de los hogares con menos recursos, 52% de los hogares de ingresos medios y 73% de los hogares con altos ingresos) (Du-reau, 2000:100). Estas viviendas localizadas en zonas periféricas tiene además la característica de estar generalmente ubicada en sectores cerrados (conjuntos) lo que satisface igualmente la necesidad de sentirse seguro ante la percibida como creciente inseguridad urbana, de tener la posibilidad de crear vínculos comunitarios con residentes del sector lo que facilita la comu-nicación y el intercambio ante el creciente anonimato. Las redes sociales vecinales complementan y refuerzan las redes familia-

res que en nuestro caso continúan siendo un elemento valioso en la vida corriente.

Una serie de servicios hacen atractivas estos sectores perifé-ricos: centros comerciales, recreación en parques y áreas próxi-mas, bibliotecas, cines, campos deportivos, etc., no solo prestan un gran servicio a la comunidad sino que sirven para otorgar status a los sectores al tiempo que los valorizan. Aunque con menor ritmo, la periferia se mueve durante el día más que en la noche.

La noche cambia el ritmo del centro urbano. Al caer a tarde, la ciudad presenta un movimiento centrífugo. La población sale de la ciudad para buscar sus lugares de vivienda y reposo en donde muchas nuevas localizaciones urbanas se localizan en la periferia convirtiendo estas ciudades en ciudades dormitorio. El tráfico se incentiva buscando rumbos externos a la ciudad. En la noche los barrios periféricos toman un nuevo ritmo de actividad así esta sea por pocas horas. Los fines de semana y los días pre-vios a los descansos no laborales, los lugares lúdicos toman en los barrios periféricos un gran ritmo que continúa en los centros comerciales el trajín del último día de la semana. Luces, música, actividad, son ahora los lugares no solo permitidos sino de atrac-ción hasta altas horas de la noche o primeras de la madrugada. El ambiente tranquilo y reposado de la semana es ahora un am-biente de actividad.

Si el ritmo de la ciudad en la periferia se vuelve activo en la noche previa a los días de descanso, especialmente, en el cen-tro urbano la noche abre sus brazos para diferentes actividades, muchas de ellas amparadas en el anonimato de la noche. Calles centrales especialmente, albergan en la noche actividades que durante el día pasan desapercibidas o al menos no son tan no-torias: prostitución callejera, población recicladora que aprove-cha el momento en el que hogares, industria y especialmente el comercio sacan a la calle los residuos de su actividad cotidiana, aparición de una creciente población estudiantil que aprovecha las horas fuera del horario laboral para adelantar su preparación académica, población del área de servicios que busca atender a una clientela que busca en la noche su recreación (cines, tea-tros, bares, espectáculos).

La noche en la ciudad, benéfica para la actividad de algunos por ser el horario esforzado para el trabajo de otros (policías, vigilantes, trabajadores nocturnos, transportadores, vendedo-res etc.), es para otros el tiempo más difícil para otros, pues la ciudad nocturna es un ámbito hostil. Es el caso de los niños en la calle y de la calle que no tienen un albergue seguro y cómo-do para pasar la noche, cuando las condiciones climáticas son extremas, donde el peligro acecha permanentemente y donde la seguridad está amenazada en cada rincón. Mientras parte de la población descansa en la noche, otra parte trabaja o sufre los

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rigores del ambiente, del clima y de la inseguridad que alberga la noche. La noche es además el espacio donde actividades anómi-cas, marginales, no toleradas desarrollan su actividad. Su ritmo es frenético y normalmente agobiante.

Los imaginarios de la ciudad cambian para sus pobladores se-gún sea el día o la noche. El comienzo de un nuevo día implica para un sector de población, recoger los desechos de la noche para que la ciudad, de día, vuelva a comenzar su actividad.

El reto para los sociólogos, encargados de diagnosticar, anali-zar, planificar y resolver las complejas realidades de la socieda-des posmodernas, reflejadas en gran medida en las ciudades, es grande, mucho más cuando los paradigmas en los cuales se basaron estas ciencias, han cambiado rápidamente. Prepararnos para asumir estos retos, no solo es eso, un reto, sino una obli-gación.

BIBLIOGRAFÍA CITADA

BAUMAN, Zygmunt. (2004) La sociedad sitiada. Buenos Aires, F.C.E.

DANE. Estudios poscensales, n.7. Proyecciones nacionales y departamentales de población, 2005 – 2020. (2005). Bogotá.

DUREAU, F.; DUPONT, V.; LEVIERE, E.; LEVY,E.;LULLE,T. (2002) Metrópolis en movimiento. Una comparación internacional. Bo-gotá, Alfaomega.

DUVERSSON, ALAIN. “Una puesta en perspectiva comparada de 19 metrópolis”. (2000) En: DUREAU, F.; Otros. Citado.

GIDDENS, ANTHONY. (1995) Sociología. Madrid, Alianza Edi-torial.

LULLE, Thierry. (2002) “Bogotá, los costos del laissez – faire”. En: DUREAU, F.; Otros. Citado.

SAVITCH, H. V. “las novedades de la mundialización y sus re-percusiones en las ciudades” (2002) En: Revista Internacional de Ciencias Sociales, n. 172.

SASSEN, Saskia. Una sociología de la globalización. (2007) Buenos Aires, Katz Editores. Fotografías de Laura Lozano Flores - [email protected]

II semestre - Publicidad - Universidad Jorge Tadeo Lozano

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Revista MOVIMIENTO - - - Construcción Estudiantil en Movimiento

Sebastian Ried Luci

» La rumba actual de los y las jóvenes presentan una serie de característi-cas rituales que se manifiestan en tres grande escenarios: El primero, es una serie de correlatos corporales (modos

de vestir, de hablar y de moverse entre otras que los diferencia del resto) que son únicos y que se presentan en cada una de ellas.

EL segundo, Al interior de la rumba las formas de relación e intercambio social entre los y las jóvenes son ‘sobrepasadas’ por encuentros con baja presencia de las instituciones de control (moral, religioso, legal). Y por último sus participantes reconocen en ellos la posibilidad de construcción de identidad personal/colectiva y un carácter sagrado que trasciende la individualidad en un ‘nosotros’ suprarelacional, en un ‘nosotros’ más allá del mero intercambio social. Esto estaría permitiendo a los jóvenes constituirse en la rumba como un “sujeto social”, una forma de participación y de “ser” y “estar” sin recriminaciones y discrimi-naciones en el contexto de una situación social que los niega al reducirlos a problema o a la discriminación. Es posible entonces plantear que la Rumba es como un ejercicio de auto observación de los jóvenes, un entre paréntesis que los libera de otras eti-quetas: la de estudiante o trabajador, revolucionario, idealista y vulnerable. Así el rito de la rumba se nos aparece como un lugar en que se puede ser en encuentro con otros iguales a mí.

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» La calle no es solamente un lugar de tránsito, o un lugar en que la econo-mía se distribuye. En la calle se tejen relaciones de toda clase entre signifi-cados y lenguajes, “un espacio públi-

co no es, como un medio, solamente un espacio de chisme y cotilleo, es un espacio de rumores, es decir, de formas desterritorializadas del chisme”2, diría Saac Joseph respecto del papel del ciudadano en la urbe.

Los individuos a cada paso construyen su trayecto, su ser, su habitus “como formula generadora que permite justificar si-multáneamente las practicas y los productos enclasables, y los juicios, a su vez enclasados, que constituyen estas prácticas y estas obras en un sistema de signos distintivo”3. Tanto el len-guaje, como el manejo de objetos simbólicos, reconstruyen, destruyen, reestructuran los imaginarios sociales, y, sobre todo, redimensionan al sujeto en movimiento, ese que debe y tiene que transitar en la jungla de símbolos.

Hay lugares en Barranquilla en donde la contemplación no deja de ser indispensable, se disfruta del caminar, desvanecen

1 BENJAMIN, WALTER. Libro de los Pasajes. Ediciones a Akal, 2005, pág. 422.

2 JOSEPH, SAAC. El Transeúnte y el Espacio Urbano. Barcelona, Gedi-sa editorial, 2000, p. 44.

3 BOURDIEU, PIERRE. La Distinción. Criterios y bases sociales del gusto. Barcelona, Taurus, 1998, p. 170.

los intereses dionisiacos del placer del embriague o el éxtasis de la belleza porque el imaginario social no lo concibe de ese modo. En los andenes del Prado, justamente donde se encuen-tra el boulevard de los fundadores, el movimiento social es ava-sallador y constante hasta el final de la hora laboral, después las calles se iluminan con la soledad de los otros, de los margi-nados nocturnos que la ocupan, ocupando los elegantes pasos estructurados de la sociedad diurna, incluso los automóviles son reemplazados por carretillas recicladoras usando desordenada-mente la vía. Estos son los desclasados, aquellos que disfrutan y viven la noche como si fuera la última, son sujetos autónomos desligados de la dominación de la ciudad moderna, aprovechan-do los residuos globales, y como hacen parte de la informalidad, su economía es aventurera. La ciudad en la noche, les produce las mercancías necesarias para sus bienes de consumo, un apro-vechamiento constante de los residuos urbanos.

Son un colectivo errante que resinifican la ciudad local y que en la globalización, incluso, en las ciudades desarrolladas del primer mundo también se producen, el fondo es el mismo, lo di-ferente es la forma. En las acciones de los desclasados no existe ningún interés por la contemplación pasiva de la arquitectura, ni de la utilidad del espacio, ni su desarrollo, ni su historia; el fin manifiesto de los desclasados urbanos, es la supervivencia de la condición histórico social del espacio estructurante, como también, la consecución de un estilo de vida out sider desligado de la aculturación tradicional de los valores sociales, asimilando un discurso Boudelairiano sobre el arte que se eleva en la calle y se distingue del otro, de aquel que lo mira con desprecio cuan-do el desclasado manipula su basura queriendo encontrar algo

La embriaguez se apodera de quien ha caminado largo tiempo Por las calles si ninguna meta. Su marcha gana con cada paso

Una violencia creciente; la tentación que suponen tiendas, bares Y mujeres sonrientes disminuye cada vez más, volviendo irresis-

tibles el magnetismo de la próxima esquina, de una musa de folla-je a lo lejos, del nombre de una calle.

Walter Benjamin1

William Andrés Álvarez ÁlvarezSociólogo - Universidad del Atlántico

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que reciclar para poder mover su economía aventurera, ese otro que siendo dominado y teniendo los recursos excedentes para la movilización urbana, no disfruta tanto de la calle como el otro. Y es precisamente el poema Aureola Perdida de Baudelaire el que retrata los encuentros de la vida moderna de un ciudadano, que podríamos llamar común, con el extraño marginal de la urbe.

¡Cómo! ¡Usted, amigo mío! ¡aquí! ¡Usted, en un lugar de perdi-ción! ¡Usted, el bebedor de quintaesencia! ¡usted, el que come am-brosía! ¡Verdaderamente, hay de qué sorprenderse! -Amigo mío, ya sabe cuánto me aterrorizan los coches y los caballos. Hace un momento, mientras cruzaba apresuradamente el bulevar, dando saltos en medio del barro, a través de ese caos movedizo en el que la muerte asoma por todas partes a la vez, en un movimiento brus-co, se me cayó la aureola de la cabeza y fue a parar en el fango del asfalto. No tuve el valor de recogerla. Pensé que sería menos des-agradable perder mis insignias que hacerme romper los huesos. Y además, pensé que no hay mal que por bien no venga. Ahora puedo pasear de incognito, cometer viles acciones, codearme con los canallas, como los simples mortales. Y ¡ya me tiene aquí, igual que usted, como puede ver! -Al menos, podría poner un anuncio o reclamarla al comisario de policía. -¡Pues no! Aquí me encuen-tro a gusto. Usted es el único que me ha reconocido. Además, la dignidad aburre. Luego pienso con alegría que algún mal poeta lo recogerá y se la encasquetará descaradamente. Hacer feliz a al-guien, ¡qué delicia! ¡y sobre todo alguien que me hará reír! ¡Pienso en X. o en Z! ¿Se lo imagina? ¡Qué divertido va a ser!4.

En lo anterior se distinguen dos posiciones sociales, la que está en acuerdo con la indignidad, -la dignidad aburre- dijo el poeta, o, el marginal, que significa el desacuerdo con los valo-res estructurales del otro, que le dice, -Al menos, podría poner un anuncio o reclamarla al comisario de policía-, justificando al poder, y los ordenes regulares de la clase a la que pertenece, sosteniendo y reproduciendo los juicios distintivos de un habitus diferenciado, -¡Pues no!- contestó, sosteniendo su posición, el arte se eleva en la calle enriqueciendo su espíritu.

Los artistas son un ejemplo grafico de la riqueza que cada calle, de todo lo que puede generar en un sujeto ese encanto, de todo lo que un sujeto puede crear en la libertad de la ciudad. Estos desclasados, a los cuales hago referencia, comparten similitudes con los artistas, porque en su propósito de supervivencia viven el ahora, desechando el pasado en la búsqueda por la erradica-ción del hambre con la embriaguez de la noche, y las drogas que consumen, porque para su cultura, al igual que lo artistas, por ejemplo, los poetas malditos; el consumo de alcohol y drogas era justificable por su labor creativa y de existencia, que luego se consagro como; la poesía negra, simbólica, y el surrealismo de mediados y finales del siglo XIX. “Por supuesto, como fuente de placer. Debemos conocer las drogas, probar las drogas; producir buenas drogas, que induzcan placeres intensos. El puritanismo

4 BAUDELAIRE, CHARLES-PIERRE. Pequeños poemas en prosa. Edi-torial Ecaria literaria, 1987, p 18.

que reina en relación con las drogas -un puritanismo que obliga a estar a favor o en contra- es un craso error. Las drogas son par-te integrante de nuestra cultura: igual que existe buena y mala música, hay buenas y malas drogas. E igual que sería estúpido decir que estamos contra la música, es estúpido decir que esta-mos contra las drogas”5, dice Foucault reivindicando su uso en la historia de la civilización occidental, y, en el ahora, visibilizando su poder en el placer.

Los desclasados también lo hacen, pero para éstos, su uso, no solo es placentero, como lo ha señalado Freud mucho an-tes, diferenciándose de Foucault, “no solo se les debe el placer inmediato, sino también una muy anhelada medida de indepen-dencia frente al mundo exterior. Los hombres saben que con ese «quitapenas» siempre podrán escapar al peso de la reali-dad. También se sabe que es precisamente esta cualidad de los estupefacientes la que entraña su peligro y su nocividad”6. Freud parte desde el psicoanálisis para analizar el sujeto, pero se que-da corto en el tiempo, porque el sujeto, a la par que la sociedad, se transforma constantemente, y su diversidad se amplia como una baraja de naipes, “la tendencia es hacia la aparición de for-mas y condiciones de existencia individualizadas que impulsan a

5 Articulo virtual. Sexo, Poder y Gobierno de la Identidad. Entrevista a Michel Foucault. Enlace; http://www.hartza.com/fuckault.htm.

6 SIGMUND, FREUD. El Malestar en la Cultura. Barcelona, Alianza Editorial, 1988, P. 22.

Fotografía personal de William Andrés ÁlvarezPlano nocturno calle de la Media Luna, Cartagena

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las personas – en nombre de su propia supervivencia material – a transformarse en el centro de su propia planificación y conduc-ta de vida […] De hecho, uno debe optar y cambiar su identidad social y a la vez aceptar el riesgo que esto implica […] El indivi-duo en si mismo se transforma en la unidad reproductiva de lo social en el mundo vital”7, nos dice Ulrich Beck, lo que significa que cada sujeto es sujeto de su construcción en un determinado campo (entendamos campo como una categoría la cual deter-mina un lugar especifico de análisis, en este caso, la ciudad) en el que sus agentes sociales, es decir, los individuos, como los desclasados, y, los enclasados, reproducen su habitus según las condiciones que los llevan por libre elección, o, elección de su grupo social a legitimar, reproducir y perpetuar; “es decir que, estando “adaptadas” a una clase particular de condiciones de existencia caracterizadas por un grado determinado de distancia a la necesidad, las “morales” y las “estéticas” de clase están in-separablemente situadas las unas con respecto a las otras según su criterio del grado de trivialidad o de distinción, y que todas las “elecciones” que los mismos producen se encuentras así au-tomáticamente asociadas a una posición distinta, luego efectua-das por un valor distintivo”8, valores que aparentemente en el imaginario cultural de determinada ciudad (Barranquilla) difie-ren, pero que en la mayoría, la idea de la calle produce nauseas, se excluye inmediatamente, se le invisibiliza reduciéndosele el miedo que resulta el límite de la marginalidad sin que se tenga conocimiento de este mundo de la vida.

Ese valor, en las calles de la Barranquilla contemporánea, se llama: simulación. No obstante las condiciones sociales de un grupo, clase social; “el mundo aparente tiene más visos de reali-dad que la misma realidad”9, el jugar con la imagen proyectada socialmente, sostiene simbólicamente la confrontación con lo que no se quiere ser, su opuesto social, lo que resulta en un con-flicto de luchas de carácter simbólico, en palabras de Bourdieu, violencias simbólicas.

“El simulacro nunca es aquello que oculta la verdad – es la verdad lo que oculta que no hay verdad alguna. El simulacro es cierto”10. El boulevard del Prado, las calles del norte de Barran-quilla, son una miscelánea de encuentros, cotilleos, chismes, acciones e interacciones constructoras de la identidad calleje-ra, rodea las esquinas compartiendo y trasmitiendo la cultura heredada, compleja, diversa y global. Y la apropiación de estas mismas complejidades, por sujetos, al igual, complejos, diversos

7 BAUMAN, ZIGMUND. Modernidad Liquida. México, Fondo de Cul-tura Económica, 2000, p. 144.

8 BOURDIEU, P. Op. cit., p. 243.

9 BAUDRILLARD, JEAN. Simulacro y Simulación. Kairós, 2005, p. 25.

10 Ibíd., p. 33

y globales. “La posibilidad de que existan sujetos y sean reco-nocidos es cada vez más limitada a campos imaginarios: el cine, las telenovelas, las biografías de divos y deportistas. La fascina-ción generada por sus aventuras heroicas o melodramáticas, así como por noticiarios que informan de acontecimientos políticos como si fueran dramas pasionales o familiares, parece respon-der a la necesidad de los consumidores de encontrar algún sitio donde haya sujetos que importan, padecen y actúan”11, pero no nos hace falta acudir a los recursos descritos para excitar los sentidos, basta moverse en la jungla de símbolos nocturno, es en este espacio en que las sombras de lo social, monstruos en el sentido foucaultiano, nos develan los vacios que la vida trivial urbana desvanece en su fugacidad efímera, desvaída de la viva-cidad que ofrecen estos cuerpos marginados.

11 GARCÍA CANCLINI, NESTOR. Diferentes, Desiguales y Desconec-tados. Barcelona, Gedisa editorial, 2005, p. 147-148.

Fotografía de Laura Lozano Flores - [email protected] semestre - Publicidad - Universidad Jorge Tadeo Lozano

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Jhony Micxao

Agobiados por el control de los es-quemas de nuestra sociedad absur-da y caótica, los amantes dejan sa-lir a flote el libérrimo deseo de los cuerpos encarcelados por la luz del

día; sólo la noche con su embrujo indescifrable da cabida al desenfreno y al éxtasis de los enamora-dos.

Muchos le temen y quieren ser sus detractores, otros la apro-vechan como señuelo para atrapar a los más intrépidos y recón-ditos anhelos. Otros prefieren entregarse a ella y como encegue-cidos por su encanto deciden succionar sus mágicos secretos. La luz del día los delata, la oscuridad de la noche los apasiona, los embruja y los apresa.

En la noche, los más racionales y discípulos del pensamiento fallecen, pues no pueden controlar un estado donde sólo el caos reina, donde lo que único sensato es reconocer la indigencia ante ella. Basta con ver que las fauces de la noche colman las expectativas de los enamorados y acallan los suspiros de los más opulentos.

Cuál sátira a la vida, cuál decisión inicua, cuál bolero falaz, cuál peligro inminente, así se manifiesta la noche en los incrédulos, en los que vacilan, en aquellos que inmersos en la vanagloria, optan por la desesperanza.

La noche es desbordante, testigo de infidencias y desengaños, es enigmática, esconde en su vientre los más recónditos secre-tos, es sensual, porque en ella, la pasión se erige con el deseo.

Hay de aquellos que denigran de la noche, suerte de parías

tendrán, sólo los que esperan , sin esperar, sólo los que entonan un himno de solidaridad con ella prevalecerán cuando los ánge-les negros hijos de la oscuridad y nietos de la noche se apoderen de este mundo inmundo, de este mundo apocalíptico.

Suenen ya las trompetas, que las cicatrices se borren, que los amantes ardan en deseo, que los aventureros se encaminen por el sendero de la perdición, que los sujetos aboguen por su alma, pues la noche como juez y parte ha instalado su tribunal, empie-cen las pesquisas inquisitorias y la caza de brujas, porque hoy, la indiferencia, la insensatez y la soberbia serán desterradas de la humanidad.

Pero que es la perdición sino la honestidad de nuestros actos, en la noche tenemos la posibilidad de desnudarnos, de mostrar-nos tal como somos, sin-cera, sin disfraces, sin máscaras.

Oh, noche, hija del caos, nieta de Urano, hermana de Gaia, apiádate y sed mi consejera cuando desfallezca ante los avatares de la hipocresía.

»

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La ciudad en la noche

Rausán Arenas

La ciudad apaga sus parpadosmientras la luz del ocasose pasea por los perfiles de los edificioslas montañas son pagodas de miseriay las gentes apiñadas en el transportemeditan sobre el instante trascurridomientras buscan el refugio en su trinchera. Lo oscuro se apodera de los rincones anónimosen la esquina un hombre arma su porroquizás pretenda anestesiar su angustiaevadir su hambre y su tristeza. Una prostituta adolescentebusca entre su armarioel traje que lucirá en la madrugadamientras esculca en los cajonespiensa en la esquina diariaen donde parqueara su erótico cuerpopara vender su gemidoy seguir siendoel paño de lágrimas de los desventurados. Un ladrón esperacomo hiena agazapadasu victima de turnosus ojos atentosel puñal brillando entre las sombras.

»

“Bogotá,prostituta del más sucio de los burdelestodos los dias me levanto y me acuesto contigo”

Aldemar González

Un hombre borrachose ha pasado un semáforose aferra al timón de su auto estrellado en un posteuna mujer agoniza entre las ruedasaturdido cree que aun conduce su bólido de muerte. Aprovechando la oscuridad de la calleuna mujer flaca y de mirada perdidadeja abandonado un talego negroadentro el cadaver de su hijoaun adoloridacamina sin rumbo y lentamentese pierde en la penumbrapensando en el peso de su desición. La secretaria y su jefese disponen a finalizar su cotidiano encuentromiran a todos ladosluego timbran en el motelentran en silenciosus cuerpos se desnudanse entrelazan se besanel tiempo se diluyey el olor a placerse mezcla con el blanco de las sabanascon el sudor de sus cuerpos.

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El medico en su turnove correr el reloj piensa en los heridos que vendránen la sangre que corre como un rioen la gente que brota como sangreen el color apasionado que tiene la muerteque todas las noches le mira a los ojos. El frio de la madrugadapenetrando los huesos de los noctambuloscarcomiendo el alma en la pesadilla conciente del insomio.

¿Cuántas historias nacen cuando muere el día?¿Cuantas historias terminan en un hospitalmientras la ciudad parece dormir?el espejo de la noche nos muestraque la angustia es tan eternacomo la noche que siempre retornacomo la soledad del hombrecomo la mueca de espantode una ciudad con un futuro tan sombriocomo tenebroso palpitar de la oscuridad.

Fotografía de Laura Lozano Flores - [email protected]. II semestre - Publicidad - Universidad Jorge Tadeo Lozano

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La ciudad en la noche

Nanffy Giseth Barbosa Tovar

» Caminando por estas calles solas y desiertasAcompañada de ti acobijada por tus brazosMire el firmamento por breves instantesMe dejo congelada, extasiada de innumerables sensacionesQue acompañaron mis recuerdos de aquellas nochesLluviosas, quizás tristes por el frio…Que fueron perfectas para imaginar, un ambiente bohemio, o porque no muy locoDonde las calles grises se convertían en calles multicolores,Llenas de chocolate, y algodón de azúcar, de aviones de papelQue desplegaron sus alas para pasar el tiempo con el vientoBarcos que se estrellaron en la nada llenos de pompas de jabón, Cirqueros de muchas partes del mundo que trajeron transformaciónNoches que llenaron de sonrisas las caras de los niños cuando jugabanNoches donde la gente fumaba el humo al lado del camino mientras todo pasabaNoches que fueron bellas para un beso, un abrazo,Noches donde me encontré a mi misma cerca de la ventana de mi cuarto, Noches que dibuje el cuerpo de una mujer con las estrellasNoches que vi con el corazón y toque con el alma…Noches llenas de alegría y algarabíaNoches que me recorrían y me abrazaban cada vez que mis parpados se agotabanNoches que me hicieron feliz, y convirtieron mis miedos en esperanzaNoches donde la brisa de la muerte enamorada que rondaba fue tímidaNoches que acaricie, escuche, camine y llore,Noches donde me transporte a lugares donde la magia se hizo cómpliceNoches donde mis sueños fueron realesNoches que me hicieron grande, humilde donde creció mi espíritu.Noches que solo quedan en mis recuerdos vagabundosNoches que me marcaron, me atraparonNoches que no volverán, que sigo buscando, que son fugitivas Noches que me convirtieron en un lobo amante de ellas transformándomeNoches, Oh gloriosas Noches…que no retornaránSin embargo de nuevo caigo en su oscura trampaLlevándome a un país de las maravillasY adentrándome a los profundos cráteres de esa luna que siempre me mira…Noches...

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Karym Lorena Calle Londoño

» Otra noche sin dormir, un día mas de sueño, solo en el dormitar del día, escondida del sol que odio y los afanes del ser productivo, solo en ese espacio que se abre cuan-

do duermo, en el día puedo estar junto a su lejana presencia y ensoñar que está, que se siente su calor de gélido abrazo, de moreno cuerpo, de no estar, de vivir en otra vida, solo en sueños inmateriali-zables se materializa su impasible figura de hierro, de no latir el corazón, de imitar mis labios cual espejo sin ser yo, sin ser parte mía y aun así mo-verse en las entrañas, levanta frente a mí la mano contraria y me abraza con ese amor mío, con mi amor mío que no siente, espejo total, porque sus acciones son reflejo de mis sentimientos, pero lo que hay en frente de mi no siente, no es real, lo he creado yo, es amarme a mi misma y odiarme por hacerlo, es tomar la soledad, materializarla en ilusión, arrancársela a el vacío y tatuarla al interior de los parpados y un cerrar los ojos para sentir que está cerca.

Es agradable ver la muerte de la noche tras los velos de las cortinas polvorientas

En la noche, reposan los cuerpos, mientras las almas recaen en mundos paralelos.

En la noche, se abren mis ojos y la oscuridad es luz para este ser hambriento, vivo/muerto, yaciente de juventud.

En la noche, Nix pare a Morfeo y descansa en los parpados de los vencidos por el día.

En la noche, Lilith, diosa eterna de la noche, reivindicación fe-menina, primera mujer ingobernable, abre sus ojos de lechuza sigilosa y despereza sus alas inclinadas de divinidad tachada de diabólica por la razón del bien malvado, de esos que la enviaron al inframundo ella y a sus hijos, sus hijos los perversos, los sádi-

cos, los que no tienen lugar en el día ni a la diestra de Ra. y quizá lo mejor fue ese exilio para librarla de la risa estridente, el amor fingido y la mentira diaria.

En la noche, mi ser obscuro, engendra letras y da a luz oracio-nes que solo tienen lógica en mi cerebro, para mi razón irracio-nal.

En la noche, mi soledad no está sola, yo la acompaño y no vol-veré a permitir que el amor ilusorio me arrebate de las manos tan fiel compañía, no dejare que venga ningún sol a matar mi obscuridad, no esta vez, esta vez no.

No necesite compañía al nacer/morir, mucho menos al morir/vivir y no la necesitare al morir/vivir.

Ahora los dejo, pues ha muerto una vez más la noche y al morir una parte mía ha muerto, por ahora iré a ensoñar que soy feliz y que mi alma, si existe, escapa momentáneamente de la cárcel de cuero y huesos que le han impuesto.

Buen día......

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La ciudad en la noche

Ladridos de perros quiebran el sielncio de una noche cálida, mientras la luz de la luna engalana de sombras las callesque en este momento recorren anónimos en busca de un nombreque les otorgue la licencia para existir,El ebrio dibuja su linea zigzajeante y al mismo tiemporecuerda el camino que lo lleve de regreso a sus penas olvidadas.Historias viajan en el viento nocturno esperandoa que la inmortalidad las atrape...De pronto, un vacío, vuelve el silencio, no hay historias,no hay penas, no hay sombras, hay existencia...El vacío de este personaje ausente...

Rafael Reyes ColobónArquitecto - Universidad Francisco de Paula Santander (Cúcuta)[email protected]

»

Fotografías de Laura Lozano Flores - [email protected]. II semestre - Publicidad - Universidad Jorge Tadeo Lozano

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Camilo Duica ZambranoSociología - VII semestre - Universidad Santo Tomás

» Si solo pudiera acariciar tu cuerpo antes de pasar a la otra vida y seguirjuzgado por los pecados de mi ignorancia, si solo me pudiese convertir en elguardian de tus sueños y velar por ellos en las noches de frio, si solo pudiese componer en el firmamento la melodia que describa m dolor y angustia, mi infinito amor y mi limitada cordura, si solo el mundo se callara y mepermitiera oir tus pasos cada ves que te acercas a mi, si solo pudiese reconstruir la creacion, la haria a tu gusto, la llevaria en mi bolsillo llenode infinito en donde cabe un universo y la esperanza de que seas mia porla eternidad.Es inevitable sentir el manto oscuro de la soledad. Sentir el miedo acariciarmi rosstro y tornalo en dudas, suena el cielo estruendosamente y solo me queda un enorme vacio en mi alma, como si me hubiese sido negado el seguir viviendo,solo me acompañan las lágrimas en esta noche tan parpadeante, solo sipronunciaras palabras de amor sabria que estoy vivo, trato de hablar tu idioma pero aun no se como hablar ante la diosa de la vida y la muerte, solo sihablaras conmigo podriamos intentar caminar hacia el infinito, tengo laesperanza de que la vida me tiene una gran sorpresa y esa es estar a tu lado por toa la eternidad, solo si renuncias a tu divinidad, mi vida es especial desde que te fijaste en mi, no resistiría otra depresión.

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Camilo Duica ZambranoSociología - VII semestre - Universidad Santo Tomás

Ya luchar contra la corriente sería al-go innecesario ahora solo me queda apartarme con un silencio continuo y ofensivo sería una forma de retro-ceder con algo de honor y orgullo,

que mas me queda por decir?Si todo se lo lleva el viento, habitare en donde jamás serán

bienvenidos en mi mente, palabras parafraseadas con dagas vo-ladoras que hieren el viento, no queda más por decir solo que jamás el viento lograra explicar que fue lo que sucedió y cuales fueron esas razones, si me equivoco seré yo quien lo haga, y sus intereses en mi no serán de mi agrado, no se entrometan en lo que ya el viento se ha llevado, mi última sonrisa será por com-placer placeres mundanos solo eso, así que no piensen que es producida por un afecto inexistente, fue genial arrancar de mi la tranquilidad vana que solía expresar y que ahora se convierte en ira espacial.

Que mas se puede decir, si ahora los volcanes del universo confluyen en una explosión sideral que consume mi felicidad y la extingue, palabras de amor me quedan muchas y todas van hacia ti, llantos de desespero que atan mi vida al suelo, mis lagri-mas sacian la sed de inmortales rocas inerte y vivas.

Como deseo que llueva esta noche fría para mi rostro se man-tenga seco libre de dolor exterior, la lluvia se convierte en mi llanto y me permite vivir en eterna tranquilidad superficial.

»

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Luisa Consuelo Gutiérrez CorredorSociología - V semestre - Universidad Santo Tomás

» Era una noche como cualquier otra; ocultos tras un arbusto dos amantes se besaban, algunos perros ladraba, las mamás acomodaban las almoha-das de los niños & besándoles la frente

auguraban para ellos la mejor de las noches; todo estaba tranquilo, el sonido ronco del jazz salía de la puerta de un bar, dos extraños de gabán nego-ciaban en una esquina, una pareja de ancianos ca-minaba de la mano debajo de una luna de color rojo granate, sí, la luna estaba roja; no sé si estaba roja de vergüenza o roja de ira, no sé por qué nadie se daba cuenta de su particularidad esa noche.

Quizá ella quería atención, quizá paso el día entero bebien-do vino tinto para verse así, para ahogar en él las penas que le

producían los maltratos que tenía que ver, los abusos, las malas palabras, etc.

La noche siguió avanzando sin que nadie notara lo único dife-rente que había en ella, tuvieron que pasar horas & horas para que alguien notara el color rojo de la luna; un niño, que fuera de su cama veía a los mendigos resguardarse del frío con cajas de cartón fue quien lo descubrió.

Tras su descubrimiento corrió despavorido a los brazos de su madre que antes de preguntar que lo agobiaba le lanzo un par de palmadas al rostro & lo envió de regreso a la cama, en medio del llanto al asustado pequeño no le quedo más remedio que regresar a la cama solo & confundido, enviar a la luna roja al mundo de los sueños & coronarla así su reina.

Noche tras noche el pequeño miraba la luna en busca de su cara roja, cara que jamás encontró. Al crecer el pequeño, la bús-queda ceso & la luna roja olvidada quedó.

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Laura Lozano FloresPublicidad - II semestre - Universidad Jorge Tadeo [email protected]

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Laura Lozano FloresPublicidad - II semestre - Universidad Jorge Tadeo [email protected]

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Movimiento Obrero Estudiantil Campesino

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EXPOSICIONES - EVENTOS

EN BOGOTÁ

¡¡¡ ASISTA HOY !!!

TALLERES - FUNCIONES

CONVOCATORIAS

PELÍCULAS - CONCIERTOS

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Revista MOVIMIENTO - - - Cultura en Movimiento

Actividades

La Universidad Distrital Francisco José de Caldas yEl Taller de “J”ormación Estudiantil Raíces TJER invitan al seminario La Filosofía del poder, el control y los miedos

“La Cárcel”17 de noviembre al 1º de diciembre de 2010

Lugar: Auditorio Sabio Caldas, Universidad Distrital (Carrera 8 # 40 - 62)

Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia (ACAC) invita a la conferencia Creatividad: hechos y metáforas - por Gunter Trapp

12 de noviembre de 2010Lugar: Biblioteca Luis Ángel Arango

XIV Congreso de la SociedadIberoamericana de Gráfica Digital

17 al 19 de noviembre de 2010Lugar: Auditorio Lleras - Universidad de los Andes

La Fundación Gilberto Álzate Avendañocon el apoyo de la Biblioteca Luis Ángel Arango, invitan a la charla

La escritura del arte Coloquio errata # 2 17 y 18 de noviembre de 2010

Lugar: Biblioteca Luis Ángel Arango - Centro de Eventos

El Movimiento Nacional de Víctimas deCrímenes de Estado invita a la conferencia

Genodicio y democracia19 y 20 de noviembre de 2010

Lugar: Auditorio ACJ-YMCA (Carrera 16A # 28B - 33 - Teusaquillo)

Por el reconocimiento político y social del campesinado Encuentro por el reconocimiento de los

derechos campesinos en Inzá15 y 16 de noviembre de 2010

Lugar: Inzá - Cauca

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La ciudad en la noche

Exposiciones

Ensamblando la Nación.Cartografía y política en la historia de Colombia

Curaduría: Mauricio Nieto, Sebastián Díaz y Santiago Muñoz27 de agosto al 18 de diciembre de 2010

Lugar: Casa de la Moneda

Colección filatélica. ESTAMPA, ESTAMPAR, ESTAMPILLA, una exposición entre filatelia y bicentenario

1º de agosto de al 31 de diciembre de 2010Lugar: Biblioteca Luis Ángel Arango - Medellín

Huellas y memorias de la guerra: resistencias de las mujeres en el Caribe colombiano

Curaduría: Cristina Lleras Acosta1º de octubre de 2010 al 30 de enero de 2011

Lugar: Biblioteca Luis Ángel Arango - Hemeroteca

Sensacional de diseño mexicano Colectivo formado por Juan Carlos Mena, Déborah Holtz y Óscar Reyes

1º de septiembre al 15 de noviembre de 2010 Lugar: Biblioteca Luis Ángel Arango

Colección Ganitsky GuberekTres décadas de Arte Moderno (1960-1990)

13 de septiembre al 27 de noviembre de 2010Lugar: Biblioteca Luis Ángel Arango - Manizales

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Revista MOVIMIENTO

P a r a e s t a r e n

o r i e n t a c i ó n p a r a a u t o r e s

Movimiento es una revista de estudiantes de la Facultad de Sociología de la Universi-dad Santo Tomás. Está abierta a estudiantes que deseen dar a conocer sus trabajos con aspectos relacionados con la Sociología. Asimismo, es un medio de expresión estética para los autores y un canal de difusión de eventos académicos y culturales, siguiendo para ello las siguientes normas:

1. Los trabajos destinados a ser publicados deben ser artículos originales y repre-sentar un aporte a la investigación y el análisis desde la mirada sociológica que permita entender, interpretar y analizar la compleja realidad social.

2. Los textos deben ser presentados en tamaño carta, en letra Arial, 12 puntos, con 1.5 espacios, y su extensión no debe sobrepasar las 3 cuartillas. Debe agregarse archivo magnético del documento en Word e incluir cuadros, gráficas, tablas y anexos, si el artículo los tiene.

3. Las imágenes deben entregarse en formato JPEG, con reducción dpi de 300, con mínimo 6 cm.

4. Los cuadros, gráficos o figuras deberán aparecer numerados de manera continua e indicando en el texto el lugar en que deben aparecer o si deben figurar como anexos.

5. En su aspecto formal, los trabajos deberán contar con las normas establecidas por ICONTEC para la publicación de trabajos científicos. La forma de citar referencias a pie de página y en la bibliografía deberán conservar las siguientes reglas:

a. Libros: APELLIDOS, Nombres. Título del libro. Número de edición (ed.), Nombre Apellido del traductor (tr.). Ciudad donde se editó. Año de edición.

b. Revistas: APELLIDOS, Nombres. Título del artículo. En: Título de la revista, volu-men (vol.). Año de edición, número (n.), lugar de publicación: años de publica-ción, páginas (pp.).

c. Páginas electrónicas: APELLIDOS, Nombre. (E-mail del autor). Título del trabajo o nombre del sitio web (dirección electrónica completa con http). DD/MM/AA de creación o última actualización, última consulta: MM/AA.

6. Al final del trabajo debe incluirse la lista de referencias bibliográficas ordenadas alfabéticamente.

7. Los originales enviados a la revista estudiantil Movimiento no serán devueltos y el Comité Editorial está en la libertad de escoger los materiales a ser publicados. La corrección de pruebas del material a publicar será cotejada con el original, respetando el estilo utilizado por el autor o los autores.

8. Las ideas expresadas en los artículos serán responsabilidad de cada autor. 9. Los trabajos deberán remitirse a: [email protected].

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