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...que vayan o no vayan a Daytona al final no importa: lo que si es cierto es que

realizaron la moto justa para participar en la próxima Battle of Twins...

Texto> Frida / Fotos> Paolo Grana

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La Night Ride nace de un sueño con los ojos abiertos hecho por un par de muy buenos amigos, que habitan cerca de Roma. Para su diversión solían montar y des-montar motos en el tiempo libre, ciclomotores incluso, al principio, hasta el descubrimiento de los bicilíndricos Harley-Davidson que de pronto les conquistó el cora-zón a los dos. Cosimo y Simone llegaron a un punto en el que -con la complicidad, hay que decirlo, de unas cuantas cervezas toma-das en compañía, y al ver unos cuantos videos sobre las carreras durante la Bike Week– decidieron pasar de la teoría a la práctica. Hasta aquel momento habían ju-gado como dos niños después del colegio: ahora querían ponerse a prueba de verdad con sus capaci-dades y su creatividad de adultos (aunque siempre permaneciendo niños por dentro).

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Aquí veis el resultado: la moto ideal, nacida para correr en el circuito International Speedway de Daytona. Una mezcla atrevida, con el corazón de una Harley y una librea entre una clásica depor-tiva y una café racer. Sin embargo, ambos estuvieron de acuerdo desde el principio: “aunque no vayamos nunca a Daytona…¿qué pasa? Al menos ¡tenemos la moto lista para ir!”Ninguno sabe si en ausencia de estas cervezas y de estos videos, hubieran encontrado tan fácil la ayuda de un par de amigos para acabar su aventura con un indu-dable éxito. De hecho, Orlando cuidó del acabado de pintura,

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Alex (que normalmente trabaja en un concesionario Harley de Roma como mecánico jefe) se encargó de armar prácticamente las piezas nacidas del sueño de los dos ami-gos, y Luca (que siempre trabaja en este ambientillo) se apañó como pudo para conseguir las partes previstas para modificar la parte trasera del chasis y la ci-clística, que completaron la pre-paración. Aunque lo primero que hicieron Cosimo y Simone fue, claro, procurarse la moto de serie ¡sobre la que trabajar! Una Sports-ter 1200cc del año 2000, que, para empezar, desmontaron hasta la medula pues esto es…¡lo que mejor saben hacer! Luego conti-nuaron pintando el chasis de un gris particular, que da en matices un marrón metalizado, y sucesi-vamente, con la eliminación de lo superfluo, realizando primero un depósito de aceite a medida, que encajaron justo dentro del chasis; la batería incluso fue desplazada, y ahora se encuentra bajo el muy esbelto colín artesanal (realizado por los dos juntos). Otra sustitu-ción fue la del depósito: el actual es de una Aermacchi, encontrado en una de estas ferias de motos clásicas de segunda mano, mien-

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tras que realizaron de la nada un semi-carenado con forma de burbuja, muy impactante gracias también al acabado de pintura y cuya función, nos garantizó Cosi-mo después de haber probado la Night Ride en pista y en carretera, es exactamente la que se necesita para una moto con este destino “ideal”. Curioso el efecto de la luz de serie, que asomándose apenas del carenado mencionado, en toda su pequeñez proporciona al morro cierto carácter agresivo, potenciado también por las dos líneas negras que cruzan la moto en toda su longitud.El motor sufrió muy pocas modi-ficaciones: el carburador ahora es un Mikuni con difusor de 42 mm y filtro del aire a trompeta; le cambiaron la centralita, y pusie-ron un escape artesanal 2 en 1, con silenciador Marley, que por cierto contribuye en dar aún más mala leche al monstruo. Por lo

demás: las botellas de la horqui-lla original las pusieron al revés; embrague y transmisión son las de serie, con la secundaria por correa. El depósito Aermacchi necesitó de una modificación para adaptarlo a los enganches origina-rios de la Sporty. Y por supuesto la dotaron de un par de sencillos semi-manillares, con unos puños anti-deslizamiento que provenían del trial. ¡Ah! En cuanto a los dos espejos ausentes, vease en la fase: eliminación de lo superfluo, más arriba (“y es que la hice para correr en Daytona, agente… allí no sirven para nada los espe-jos…”). Y mientras los mandos al manillar son de Grimeca, para los otros sirve un poco más de

paciencia: Cosimo tiene todavía programado realizar un par de reposapiés retrasados, imprescin-dibles en la Night Ride, aunque estos que tiene ahora son tam-bién artesanales. Elección insólita, se nota la diversidad de dibujo entre los dos neumáticos. En efec-to, el delantero, con llanta de 19”, resulta ser un Avon Speedmaster (con freno de dos discos y pinza con 4 pistones), mientras que el trasero, con llanta de 16”, es un

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Pirelli Route 66 (con un solo disco y pinza siempre con 4 pistoncitos).Por fin, la experimentación, el sueño hecho realidad, se demostró una buena moto, resultado de es-tas atentas modificaciones al cha-sis y en la ciclística: el motor res-ponde magníficamente tanto a bajo régimen como en aceleración, pues la rueda delantera, según nuestros amigotes, parece que sugiere al piloto el hacer caballitos. Cosimo no tiene dudas: ningún problema para la Night Ride en adelantar en un pis pas a una Ducati Supersport 750, basta con escuchar su zum-bido poderoso que promete unas carreras inolvidables, dejando por supuesto asombrado a cualquier público. Venga, chavales, ¿porqué c… no vais?.. Eso: a Daytona, si Dios quiere.