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Nacionalismo y creacion de yugoslavia desde el imperio austrohungaro
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Índice
Introducción……………………………………………………………….2
1. El imperio austrohúngaro………………………………………5
1.1 Antecedentes de la creación del imperio austrohúngaro.....5
1.2 Gobierno y Política……………………………………………..8
1.3 Economía……………………………………………………….11
1.4 Composición étnica …………………………………………...12
2. Yugoslavia antes y después de la guerra mundial……....…15
2.1 Guerras Balcánicas………………………………………………16
2.1.1. Primera Guerra Balcánica……………………………..16
2.1.2 Segunda Guerra Balcánica……………………………..17
3. Separación de Austria-Hungría…………………………………18
3.1 Territorios del nuevo país…………………………………………19
3.2 Diversidad y retos de la nueva nación…………………………..20
Bibliografía………………………………………………………………….22
1
Introducción
La situación conflictiva en los Balcanes se originó con una rivalidad
que comenzó el milenio antepasado. En la Edad Media la península
Balcánica se convirtió en una zona fronteriza entre los Imperios
Austrohúngaro y Otomano; que encontraban sus fronteras en la actual
República de Bosnia, sembrando así la semilla de odio racial que se
alimentaría de la inexorable rivalidad entre los pueblos eslavos,
recordemos que los croatas son mayoritariamente católicos, los
serbios ortodoxos y los bosnios musulmanes.
Siendo siempre una zona conflictiva, fue aquí donde se inició la
Primera Guerra Mundial tras el asesinato del archiduque Francisco
Fernando, heredero de la corona austrohúngara en la ciudad de
Sarajevo, capital bosnia. Al término de la guerra se fundó Yugoslavia,
que significa: país de eslavos del sur; por el rey Aleksandar
Karagoergevich, el 1 de diciembre de 1918.
El conflicto geopolítico al que se enfrentó la monarquía yugoslava fue
el enfrentamiento entre dos formas de ordenamiento social:
centralismo serbio y confederalismo croata. El predominio del
centralismo serbio provocó el descontento de los demás grupos
étnicos que no deseaban vivir bajo el ideario pan serbio; es decir, bajo
el dominio de la Gran Serbia, súbditos de un rey serbio, con una
capital serbia (Belgrado), gobernados por primeros ministros serbios,
etc.
2
El rey Aleksandar I intentó resolver el conflicto a través de un proyecto
político basado en el nacionalismo yugoslavo, promulgó una
constitución en 1931 e instauró un parlamento bicameral, además
dividió el territorio en nueve regiones. Su proyecto político fracaso y el
rey fue asesinado en Marsella el 9 de octubre de octubre de 1934.
Le sucedió en el trono su hijo Pedro II, que era muy pequeño para
gobernar el país así que el hermano de Aleksandar, Pavle se volvió
regente del país, con la inestabilidad política de ese momento se gestó
un grupo ultra nacionalista, separatista y pro fascista croata liderado
por Ante Pavlevic, a partir de entonces la política exterior yugoslava
tomó una carácter fascista.
Como consecuencia, durante la Segunda Guerra Mundial, Yugoslavia
se unió a los países del Eje, excepto por una pequeña minoría serbia
que al notar la inminente caída alemana, creció y lucho contra el
nazismo. Este pequeño grupo estuvo encabezado por Josip Broz Tito,
un dirigente de orígenes multiétnicos que a posteriori se reflejarían en
lo que fue Yugoslavia.
Tito ha sido el único dirigente que desde 1945 hasta su muerte en
1980, logró unificar, aunque de manera somera a Yugoslavia
imponiendo un régimen socialista que al romper con los soviéticos se
volvió disidente. Las facciones raciales mantuvieron siempre un talante
hostil entre sí, que durante el mandato de Tito fue encubierto más no
extinto.
3
El modelo yugoslavo de autogestión socialista propuesto por Tito
proponía una amplia descentralización de Belgrado, que trazó las
bases de un futuro federalismo yugoslavo.
Los primeros síntomas de la desintegración yugoslava comenzaron
durante los años setenta con una crisis económica que hundió al país
y dio paso al resurgimiento de los nacionalismos históricos existentes
en la zona, que a la par con la crisis desembocó en la polarización de
las posturas de las repúblicas más importantes: Serbia y Croacia.
Como consecuencia la federación perdió cohesión, autoridad interna y
prestigio internacional. El mismo Tito promulgó una constitución en
1974 e instauró una nueva estructura para el poder ejecutivo; un
sistema rotativo conformado por el presidente de la república y por la
presidencia colegiada compuesta por nueve personas: un presidente
por cada república y provincia autónoma 3 más el Secretaria General
de la Liga Comunista yugoslava. Este cambio significó la transición de
la federación a una confederación.
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1. El imperio austrohúngaro
Fue un Estado europeo creado en 1867 tras el Compromiso
austrohúngaro, que reconocía al Reino de Hungría como una entidad
autónoma dentro del Imperio austríaco, a partir de ese momento
denominado Imperio austrohúngaro. En 1914 tenía una extensión de
675.936 km² y contaba con 52.799.000 habitantes y era considerado
como una de las grandes potencias en el marco internacional.
Lo que era el Imperio austrohúngaro se reparte actualmente en trece
Estados europeos: Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia,
Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina y las regiones de Voivodina
y el Banato Occidental en Serbia, Bocas de Kotor en Montenegro,
Trentino-Alto Adigio y Trieste en Italia, Transilvania, el Banato Oriental
y Bucovina en Rumanía, la parte occidental de Galitzia y Silesia en
Polonia y la parte oriental de Galitzia y la Rutenia Transcarpática en
Ucrania.
1.1 Antecedentes de la creación del imperio austrohúngaro
El Reino de Hungría, creado en el año 1000, se convirtió en una
potencia en Europa. Sin embargo, los constantes ataques de losturcos
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otomanos lo debilitaron a lo largo de los siglos XIV y XV. Tras la
muerte, en 1526, de Luis II de Hungría en la batalla de Mohács contra
los turcos otomanos, el trono del reino de Hungría quedó vacante y
una serie de disputas se sucedieron. Elemperador
germánico Fernando I de Habsburgo trató de pactar con el voivoda
húngaro Juan I Szapolyai de Transilvania, quien también era contrario
al rey de Hungría, coronado tras la batalla de Mohács. Dicho acuerdo
no lograría mantenerse en el tiempo y finalmente Hungría quedaría
separada en tres partes: una como el reino húngaro, gobernada por
los Habsburgo; otra como elVilayato de Buda después de la ocupación
otomana en 1541, gobernada por los turcos; y desde 1570, la tercera
como el Principado húngaro de Transilvania, que era vasallo de los
otomanos.
Dicha separación del reino de Hungría se mantuvo entonces a lo largo
de casi siglo y medio de constantes batallas entre germanos, húngaros
y turcos. En el Principado de Transilvania se protegió y se cultivó
la cultura húngara, mientras que en los territorios húngaros ocupados
por los turcos apenas existían pobladores. La mayoría había emigrado
buscando un sitio más apropiado para el cultivo y para vivir, que no
estuviese bajo influencia turca. Los territorios húngaros bajo Dominio
de los Habsburgo continuaron poblados y manteniendo su cultura,
aunque con el tiempo fueron adoptando ciertos rasgos germánicos.
Esta división también definió la confesión religiosa de los pobladores
de dichas zonas. Los húngaros de Transilvania eran en su gran
mayoría protestantes; los de los territorios turcos católicos y
protestantes, mas no adoptaron la religión musulmana; y los de los
territorios bajo control germánico eran fervientemente católicos. Esta
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pugna religiosa resultó un arma perfecta para los príncipes húngaros
de Transilvania como Esteban Bocskai y Gabriel Bethlen, quienes
buscaban reunificar el reino, conduciendo así varias guerras de
independencia contra los emperadores germánicos. Sin embargo,
todos sus intentos resultaron en fracaso y después de la tentativa de
los turcos en 1683 de invadir Viena, la Liga Santa se dispuso a
expulsar definitivamente a los otomanos de los territorios húngaros.
De esta manera, en 1686 el emperador germánico y rey
húngaro Leopoldo I de Habsburgo, junto a su comandante el
príncipeEugenio de Saboya, reconquistaron la ciudad de Buda.
Después de esta victoria continuaron presionando a los ejércitos
turcos fuera del reino, hasta que finalmente lo abandonaron en 1691.
A partir de este momento todo el territorio húngaro, incluyendo
Transilvania, estuvo bajo control del Sacro Imperio Romano
Germánico, lo cual generó una serie de guerras de carácter
independentista en dicho territorio.
El príncipe húngaro Emérico Thököly condujo una revuelta a gran
escala en contra del emperador germánico y rey húngaro Leopoldo I,
la cual fue sofocada alrededor de 1690 y lo obligaría a emigrar a
territorio otomano, donde falleció en 1705. Posteriormente su
hijastro, Francisco II Rákóczi también príncipe húngaro de
Transilvania, condujo una guerra entre 1703 y 1711, que se vería
sofocada por Leopoldo I, y tras su muerte en 1705 por su hijo José I
de Habsburgo.
Tras dichos intentos independentistas Hungría se mantuvo sin
conflictos durante más de un siglo, permaneciendo como parte del
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nuevo Imperio austríaco que surgió tras la caída del Sacro Imperio
Romano Germánico en 1805. Hungría se alzó nuevamente durante
la revolución en los Estados alemanes en 1848, surgiendo la
llamada Revolución húngara de 1848, en la cual se enalteció el
nacionalismo y la independencia de los Estados europeos y el rechazo
al poder austríaco de los Habsburgo. De esta forma, el 25 de
marzo de 1848 las calles de Buda se llenaron de gente, poetas e
intelectuales, políticos y militares que protestaban contra el emperador
austríaco Francisco José I. Las revueltas húngaras fueron sofocadas
gracias a la intervención del Zar ruso, que acudió en ayuda del
emperador austríaco, poniendo nuevamente orden en la nación
húngara.
El fracaso de la revolución desencadenó una serie de ejecuciones de
generales y dignatarios húngaros que se habían sublevado contra los
austríacos. Tras la Guerra Austro-Prusiana de (1866), donde el
Imperio fue derrotado junto a Baviera por Prusia, Austria perdió la
posibilidad de convertirse en el eje que articulase la unificación
alemana y su papel central lo ocupó definitivamente el Reino prusiano.
Fue este un momento de debilidad idóneo para las aspiraciones
autonomistas húngaras, y los dignatarios de aquel Reino lo
aprovecharon enviando una comitiva encabezada por Francisco Deák,
la cual le exigiría a Francisco José el establecimiento de un
Parlamento en Hungría, junto a más facilidades, libertades y
autonomía. De esta forma, en 1867, ante la amenaza de una nueva
sublevación húngara, el emperador austríaco firmó el tratado conocido
como el Compromiso y con ello surgiría la monarquía dual
austrohúngara. Fue también el asentamiento definitivo de la política de
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los Habsburgo, que ya desde el siglo XVIII tendía a prestar más
atención e importancia a sus dominios directos, que se extendían por
Hungría, Bohemia, Moravia y otras regiones del este de Europa en
lugar de los distintos Estados alemanes.
1.2 Gobierno y Política
El jefe del Estado era el Emperador, de la familia de los Habsburgo,
que era a su vez jefe de los dos Estados, Emperador de Austria y Rey
de Hungría; esto motivaba que en territorios de la corona de Austria el
gobierno fuese denominado "real imperial" en señal de la identificación
del monarca austriaco como rey y emperador simultáneamente. En
Hungría esta denominación no fue fácilmente aceptada, requiriendo el
gobierno de Budapest que el monarca fuera designado
separadamente como "emperador" y "rey" atendiendo a que Hungría
tenía oficialmente el rango de reino; por ello la administración utilizaba
el término "K.u.K." para designar los asuntos de todo el imperio.
En los 51 años que duró la monarquía dual tuvo dos soberanos.
Francisco José I de Habsburgo-Lorena (desde 1867 hasta 1916).
Carlos I de Habsburgo-Lorena (desde 1916 hasta 1918).
La esposa del Emperador recibía el título de Emperatriz y ostentaba la
representación del Estado del mismo modo que una Reina o Primera
Dama. Las dos emperatrices que tuvo Austria-Hungría fueron:
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Isabel de Wittelsbach, más conocida como Sissi (desde 1867
hasta 1898).
Zita de Borbón-Parma (desde 1916 hasta 1918).
El heredero al trono era el Archiduque de Austria. Los herederos
fueron:
Rodolfo de Habsburgo (desde 1867 hasta 1889).
Francisco Fernando de Habsburgo (desde 1896 hasta 1914).
Carlos I (desde 1914 hasta 1916)
Otto (desde 1916 hasta 1918). Fin del imperio.
Respecto a la participación de la población en el gobierno del imperio,
Austria propició un régimen parlamentario a partir de las reformas de
1860, 1862 y 1867, que reconocieron las libertades religiosas, de
pensamiento y de asociación. Se creó un parlamento bicameral o
Reichsrat (cámara de diputados y cámara alta). Entre 1861 y 1897 se
mantuvo el sufragio censitario e indirecto a través de cuatro curias de
las que estaban excluidos los trabajadores. En 1897 el canciller
imperial, conde Badeni, creó una 5ª curia para representar a los
trabajadores, pero hubo que esperar a 1907 para que se concediera el
sufragio universal y directo a los austriacos, lo que redundó en los
grandes partidos de masas (socialcristianos, socialdemócratas y
pangermanistas).
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En Hungría, por el contrario, se mantuvo una política rígida y
centralista de marginalización de las minorías (eslovacos, ucranianos,
serbios y rumanos) que quedaban sujetas a la autoridad del gobierno
de Budapest (exceptuando de estas políticas a las minorías de croatas
y germanos, protegidos expresamente por el Compromiso de 1867).
La extensa nobleza húngara consiguió retener en sus manos los
poderes ejecutivo y el legislativo gracias a un sufragio censitario muy
restrictivo y a un fuerte autoritarismo que mantuvo sumisa a la
mayoritaria población rural húngara, mientras restringía la participación
política de las minorías a unos cuantos aristócratas rumanos y
eslovacos, en tanto que ucranianos y serbios sólo tenían asegurado su
poder político a nivel municipal y local. El poder de la nobleza húngara
se basaba en el control de la tierra que, hasta la revolución de 1848,
les pertenecía por completo.
1.3 Economía
La economía austrohúngara cambió profundamente durante la época
de la monarquía dual. El progreso tecnológico aceleró la
industrialización y el crecimiento de las ciudades. Ante el desarrollo del
capitalismo, las antiguas instituciones feudales comenzaron a
desaparecer. El crecimiento económico se centró en un principio en
Viena y su entorno, en las regiones alpinas y en Bohemia. Durante los
últimos años del siglo XIX el crecimiento económico se extendió
también a la llanura húngara y las regiones de los Cárpatos. Al estallar
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la Gran Guerra la economía austrohúngara era la 5ª economía
europea y la 6ª mundial por su PNB, ocupando los mismos puestos
respecto a su potencia industrial y comercial.
Dentro del Imperio las regiones occidentales estaban más
desarrolladas que las orientales. Como muestra del rápido crecimiento
económico, el PNB per cápita se incrementó a un ritmo de 1,45%
anual entre 1870 y 1913. Un nivel de crecimiento comparable al de
otros países como el Reino Unido (1,00%), Francia (1,06%) o el
Imperio alemán (1,51%).
Aun así, la economía de Austria-Hungría en su conjunto se encontraba
todavía por detrás de las de otras potencias ya que había comenzado
más tarde su modernización. Así, el Reino Unido tenía un PNB un
70% superior al austrohúngaro y el Imperio Alemán un 100%. Por otro
lado había importantes diferencias de nivel económico entre las
distintas regiones (Bohemia o Austria mantenían niveles de desarrollo
económico y social equivalentes a los de Alemania o Francia, mientras
que Transilvania, Galitzia o Bosnia-Herzegovina mantenían una gran
similitud con los situaciones balcánicas o rusas.
El ferrocarril se extendió rápidamente en todo el territorio
austrohúngaro. Anteriormente, en 1841, el Imperio austríaco había
desarrollado una red de ferrocarriles en las regiones occidentales, con
centro en Viena. Poco después y con intención de aprovecharlo
militarmente, el gobierno invirtió fuertemente en el ferrocarril,
construyendo líneas de tren hacia Bratislava, Budapest, Praga,
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Cracovia, Graz, Liubliana y Venecia. En 1854 Austria disponía ya de
2.000 km de vías férreas de las que un 70% eran propiedad del
Estado. Desde ese momento el gobierno comenzó a vender gran parte
de las líneas a la iniciativa privada para recuperar sus inversiones y
poder pagar los costes provocados por la Revolución de 1848 y la
Guerra de Crimea.
Desde 1854 hasta 1879 la iniciativa privada se ocupó de la
construcción de nuevas vías. En Austria, con 7.952 km nuevos de
líneas, y en Hungría, con 5.839 km, se conseguía de esta forma
cohesionar la economía austrohúngara, al menos en lo que hacía
referencia al transporte.
Después de 1879, el gobierno austrohúngaro comenzó a racionalizar
la red ferroviaria, principalmente a causa del freno en el crecimiento
económico durante la depresión mundial de la década de 1870. Entre
1879 y 1900 se construyeron más de 25.000 km nuevos de vías en
todo el Imperio, llegando el ferrocarril a las regiones más orientales. En
1914 la red ferroviaria llegó a tener más de 43.000 km (la 3ª de
Europa).
1.4 Composición étnica
Si algo caracterizaba al Imperio austrohúngaro era la gran variedad de
grupos étnicos que lo componían, debido a la diversidad lingüística,
cultural y religiosa (15 nacionalidades con 12 lenguas y 7 confesiones
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religiosas). Los grupos mayoritarios eran el austro-germánico (23,9%),
de lengua alemana, y el magiar (20%), de lengua húngara, y la religión
estatal era la católica, además de la predominante.
Los eslavos eran el tercer grupo en número, si bien se dividían
lingüísticamente en 6 idiomas (polaco, checo, eslovaco, ucraniano,
esloveno y serbocroata) y 8 etnias, alguna de ellas de religión
musulmana (bosniacos o bosnios). Por otra parte existían pueblos
latinos, fundamentalmente italianos y rumanos, y también judíos, estos
concentrados en las grandes ciudades y en la región de Galitzia, de
lengua alemana, húngara o yiddish.
De todas estas nacionalidades, cinco eran las denominadas
“históricas” por haber constituido en el pasado los antiguos Estados
que formaron la monarquía y por considerarse que se encontraban en
una fase de mayor evolución política y social. Esta consideración tenía
como consecuencia el reconocimiento de derechos políticos históricos
y la autorización para el uso de la propia lengua en la administración y
la enseñanza. Austroalemanes, húngaros, polacos, croatas y checos
gozaban en diverso grado de privilegios políticos, administrativos y/o
culturales que les eran negados a los otros pueblos del imperio.
Por regiones, los austríacos de lengua alemana eran mayoría en
Austria, Carintia, Estiria, Salzburgo, Silesia, Tirol y Vorarlberg,
habiendo fuertes minorías germanas en Bohemia (36,8%), Moravia
(27,6%), Hungría (10,4%), Transilvania (8,7%), Bucovina (21,4%) y
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Carniola (5,3%). Los húngaros poblaban la llanura del Danubio y
Transilvania (34,8%).
Los eslavos y latinos se distribuían por las márgenes del Imperio. Los
checos habitaban Bohemia y Moravia; los polacos Galitzia occidental;
los ucranianos Galitzia oriental y Lodomeria, así como el norte de
Bucovina y el sector transilvano de Maramureş; los rumanos la mayor
parte de Transilvania (55%), las partes orientales del Banato y del este
de la llanura Panónica, así como la mitad sur de la Bucovina; los
croatas y serbios habitaban Croacia-Eslavonia, Bosnia-Herzegovina,
Dalmacia y Rijeka (Fiume en italiano), y gran parte de Istria; los
eslovacos lo que hoy es Eslovaquia (alta Hungría); los eslovenos
Carniola y en menor medida Estiria y Carintia; y los italianos y otros
latinos el sur del Tirol (actual Trentino) y las ciudades de Gorizia, Istria
y Trieste (Küstenland).
2. Yugoslavia antes y después de la guerra mundial
A fines del S XIX el imperio otomano (turco) estaba en decadencia.
Sus dominios en la zona europea reclamaban por su independencia.
Así lo había conseguido Grecia, mientras que serbia tenía relativa
autonomía. Pero tanto croatas, albaneses, bosnios, herzegovinos,
montenegrinos y eslovenos (pueblos eslavos), como los búlgaros
(mongólicos), y rumanos (arios) tenían ese interés común de
15
independencia a pesar de sus disidencias. De esa manera, los
Balcanes eran el caldo de cultivo para las explosiones revolucionarias.
Pero como si esto fuera poco, había dos potencias que se creían con
derechos de intervenir: Rusia, proyectaba bajo su condición de nación
eslava, extenderse sobre los Balcanes eslavos, conformando así un
paneslavismo. Por su parte, Austria, sostenía estas mismas
ambiciones pangermánicas sobre el territorio extendido hasta
Constantinopla.
Después de una reprimenda Otomana contra sublevados búlgaros,
Rusia decidió intervenir, que fue lo que llevó a que se realizara un
congreso en Berlín (1878), que determinó lo siguiente:
Serbia, Montenegro y Rumania lograron su total independencia.
Bosnia, Bulgaria y Herzegovina continuaron bajo Imperio Turco, pero
con relativa autonomía: Bulgaria bajo tutela rusa, las demás austríaca.
Albania y Macedonia siguieron en manos de Turquía.
Esto empeoró la situación, las diferencias se tornaron difíciles de
manejar, la autonomía relativa era complicada de digerir en las
naciones eslavas y encima Serbia quería mostrarse líder de los
Balcanes.
Esto llevó a Bosnia y Herzegovina (tutela de Austria) a levantarse
contra Turquía en 1908. Si bien lograron su cometido, Austria mandó a
16
su ejército y la redujo. Es decir, pasaron de dominio turco a austriaco,
y eso cambió los planes para los eslavos.
2.1 Guerras Balcanicas
2.1.1. Primera Guerra Balcánica:
En 1912, después de una matanza de cristianos en Macedonia, llevó a
que Serbia, acompañada luego por Grecia, Bulgaria y Montenegro,
arremetieron contra los turcos, arrinconándolos hasta Constantinopla.
Con esto, Albania resultó independiente y Macedonia, repartida entre
los vencedores.
2.1.2 Segunda Guerra Balcánica:
Bulgaria, alentada por Austria, no se mostró conforme con el reparto
de Macedonia y cargó contra Serbia. El resto de los eslavos, apoyaron
a Serbia y lograron expulsarlo. Además de eso, Serbia extendió aun
más sus fronteras a costa de Bulgaria. Austria quiso colaborar con
Bulgaria, pero disuadida por Alemania no lo hizo por temor a la
intervención de Rusia.
Vivian también eslavos en Austria-Hungría, pero el no reconocimiento
de autonomía fue la chispa de la Primera Guerra Mundial. Serbia y sus
aliados estuvieron en el bando de la entente. Turquía y Bulgaria, en el
opuesto.
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Después del triunfo de la entente en la Guerra Mundial, los eslavos del
sur (Serbia, Croacia, Eslovenia, Montenegro, Macedonia, Bosnia y
Herzegovina) se agruparon para formar Yugoslavia. Mientras tanto, la
derrota de Bulgaria la obligó a correr sus fronteras en provecho de sus
vecinos Rumania y Grecia, países ajenos a la Yugoslavia.
3. Separación de Austria-Hungría
Tras la disolución del Imperio austrohúngaro, la idea de crear una
nación para los eslavos en los Balcanes cobró impulso y apoyo de la
comunidad internacional. El 16 de octubre de 1918 se formó el
Consejo Nacional de eslovenos, croatas y serbios en Zagreb,
agrupando a los partidos eslavos del sur de Austria-Hungría. El 16
18
rechazaba la propuesta del emperador Carlos de solucionar el
problema eslavo dentro del Estado dual austrohúngaro.
El 29 de octubre de 1918 se estableció el Estado de los Eslovenos,
Croatas y Serbios, cuyo objetivo era englobar todos los territorios con
población eslava que el Imperio Austrohúngaro había dominado.
Incluso los austrófilos chovinistas croatas del Partido Puro por los
Derechos votaron a favor.
La situación era de emergencia: miles de desertores recorrían la
región, tropas italianas desembarcaron en Dalmacia y traspasaron las
fronteras definidas en el Tratado de Londres y la situación social, con
un campesinado descontento, un proletariado desempleado, una clase
media empobrecida y una divisa en bancarrota, auguraba una
situación revolucionaria. Desde Split y otros lugares de Dalmacia se
urgió al comité de Zagreb a solicitar la ayuda inmediata del Ejército
serbio para proteger a los croatas.
No obstante, los serbios de la Voivodina y la Syrmia se opusieron al
nuevo Estado, y unieron sus territorios al Reino de Serbia. Se
rompieron relaciones con Austria-Hungría. La Triple Entente no
reconoció este Estado, sobre todo por la presión italiana, y los
territorios fueron tratados como enemigos y ocupados en parte por
Italia.
Bosnia-Hercegovina tampoco respaldó el nuevo Estado, uniéndose
directamente con Serbia.
El comité comenzó a tomar decisiones de emergencia, sin
participación del Parlamento.
19
3.1 Territorios del nuevo país
El nuevo reino fue formado a partir de los antiguos Estados
independientes monárquicos del Reino de Serbia y el Reino de
Montenegro, así como también una cantidad sustancial de territorio
que antiguamente había formado parte del Imperio austrohúngaro. Las
tierras de Austria-Hungría que formaron el nuevo estado incluían
Croacia-Eslavonia y Voivodina de la parte húngara del imperio;
Carniola, parte de Estiria y la mayor parte de Dalmacia del lado
austriaco, además de la provincia imperial de Bosnia-Herzegovina,
que se había gobernado conjuntamente por las dos mitades del
imperio.
Un plebiscito se llevó a cabo en la provincia de Carintia, que optó por
seguir en Austria.
La Conferencia de Paz de París, incapaz de resolver las disputas italo-
yugoslavas, traspasó el problema a ambos Gobiernos, que tras
negociar firmaron el Tratado de Rapallo que fijaba las fronteras en
Istria y Dalmacia.21 El puerto dálmata de Zadar y unas cuantas islas
dálmatas fueron otorgadas a Italia.
La ciudad de Rijeka (en italiano: Fiume) fue declarada ciudad-estado
libre, pero pronto fue ocupada y anexada en 1924 por Italia.
Las tensiones en la frontera con Italia continuaron, con los italianos
reclamando más áreas de la costa dálmata y Yugoslavia reclamando
por su parte la península de Istria, parte de la antigua provincia costera
20
austríaca que había sido anexada a Italia, pero que contenía una
población considerable de croatas y eslovenos.
3.2 Diversidad y retos de la nueva nación
El nuevo país contaba con abundantes minorías, alrededor de dos
millones de personas en 1921. Tampoco era uniforme en religión:
según el censo de 1921, un 48,7 % de la población era cristiana
ortodoxa, un 37.5 cristiana católica y un 11,2 % musulmana. La
religión coincidía a menudo con la nacionalidad: la mayoría de los
croatas y eslovenos eran católicos, mientras que los serbios y
macedonios solían ser ortodoxos. Existían regiones, como Bosnia o
Voivodina, de gran mezcla cultural. Existían además notables
diferencias culturales (dos alfabetos), de desarrollo y sociales entre las
distintas regiones. La proporción de analfabetos también mostraba
grandes variaciones según las regiones: mientras que el 83,8 % de los
macedonios lo era en 1921, en Eslovenia este porcentaje se reducía al
8,8 % de la población.
Por otra parte, todas las regiones contaban con predominio de la
población rural, que suponía el 78,9 % de la población en 1921. El
desarrollo agrícola era asimismo en las regiones del centro y del sur
del país. El desarrollo industrial era mayor en las regiones
anteriormente austrohúngaras; estas concentraban dos tercios de la
industria nacional. La parte central y meridional del nuevo reino era la
más pobre. En todo el país, apenas el 9,9 % de la población trabajaba
en la industria en 1921.
21
Las líneas férreas apenas contaban con 9300 km en 1922, y su
disposición indicaba la historia de las diversas regiones, ya que
conectaban con los antiguos centros de poder de las potencias
desaparecidas en la guerra mundial (Viena, Budapest o Estambul). No
existía comunicación férrea entre las diversas regiones yugoslavas.
Las carreteras tenían 41 000 km de longitud, pero eran de diversas
calidades; diversas regiones, como la de los Alpes Dináricos, contaban
con tan malas comunicaciones que el principal medio de transporte
eran las yuntas de bueyes. Las comunicaciones entre la costa y el
interior eran prácticamente inexistentes. El carácter escarpado de
buena parte del país y la falta de fondos para acometer grandes las
grandes obras públicas necesarias para que mejorasen las
comunicaciones impidieron el cambio de la situación.
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