2
POE fA como i no otro " (Final de texto , pág. 33); " e abatió la condena de embrar luz 1 en lo labios de lo muerto 1 a í 1 ¿hacia dónde? 1 ¿para iempre? ' (Final de texto, pág. 41); y, entre otro , "¿hacia dónde deriva e te de tierro perpetuo? (Final de texto, g. 45) . De atmósfera opre iva, cargada de ortilegio in ospechados, lo tex- to De la incesante partida tienen en común el énfa is sobre la incomuni- cación y la angu tia, u huyentes se de plazan a lo largo de un monólo- go del cual el poeta no pretende distraerlo , y má bien prefiere via- jar con ello en su loca longitud de onda. A í, el relato poético de Mauricio Contreras pre ta mucha atención a las imágene y al lengua- je que con una delgadez barroca , aunque e to uene contradictorio, va traduciendo íurore individuale , acrificio telúricos, de afíos confu- os, grito de hambre y muerte, que el poeta, por medio del de enfreno de la palabra, narra con dinami mo y audacia. GU ILL - RMO L1 ERO Mo TE guill ermolin ero@gmai l. com Nadie es alguien Las hipóte is de Nadie Juan Manuel Roca olección de Poesía, niver idad acional de Colombia, Bogotá, 2005, 129 págs . Con el poemario Las hipóte is de adie, Juan Manuel Roca (Mede- llín , 1946) recibió el premio nacio- nal de poe ía Mini terio de Cultura, en u versión de 2004 , y la edición impresa que aquí re eñamos e una publicación exclusiva para la olec- ción de Po e ía de la niver idad acional de Colombia. Juan Manuel Roca ya había ob- tenido ante distinto premio (en poesía y otro géneros literario ), en [2r6] un récord que podría hacer pen ara mucho que, ademá de poeta, qui- zá ea también un di ciplinado y con- uetudinario concursante. Pero no es así, y a quiene hemos visto con ate n- ción la evolución de u lenguaje, e - tilo y pen amiento po ético , nos con ta y sabemo , y podemo afir- marlo con de envoltura, que ello dis- ta mucho de la verdad. De hecho, Las hipótesi de adie on la con- creción de una ob esiva a lu ión del poeta, a la que, después de muchos año de moldearla con soslayados instantes en el interior de sus demá obras, le cierra la puerta para clau- surarla por fin como intimidad, ha- ciéndola protagoni ta en una natu- ral re pon abilidad de arti ta, como e la de a urnir y exorcizar u pro- pia expectacione y u e pectro per onale . En efecto, en e te libro Juan Manuel echa partido de lo que en su madurez creativa e ya de ab- soluta e indiscutible autenticidad. Me explico con un ejemplo: si en las obras anteriores la ombra de sus recurrentes fanta ma literario (Vallejo, Trakl, Dylan Thoma , Rimbaud, ... ) hacían u aparicione prestándole a lo ver o de Roca alguna e tructura corpórea (obvio que de carácter formal) y giros ver- bale que en u mom e nto bien obrecreó, en e ta obra, por el con- trario , de tale personajes apenas rondan u sombra y lo hacen ólo para er mentado de de la ubjeti- vidad y lo cognitivo del poeta: aho- ra Juan Manuel no imita u trazo , ino, por el contrario, con lo uyo , le hace a ello retrato de nostal- gia, silueta que nunca antes adie había concebido. ¿Pero, ademá de lo mentado retrato literario - u pariente e téticos- , quién e adie? Nadie e la ingravidez, lo noble, lo frágil, lo intangible. también el flanco camuflado y la corre pon diente ima- gen virtual que todo cuerpo ico po ee. El olvido y no la in idio a pre encia de lo recuerdo . La ruina que habla de una ca a y no la ca a di imulando u aniquilación. Tam- poco la música, ino u largo il en- cio . unca la illa, ino el acío de quien e tuvo allí entado. Ante que la mujer, u líquida condición de huidiz a. Má que la noche, el brillo de la luna en lo montículo . Trene que pe an por la carga de su mi ste- rio y no a causa de sus hi erro yace- ro . Pero también el "otro" y la ló- gica presencia de sus temas de siempr e: los espejo , la noche ... y, por upuesto , el monólo go, que Juan Manuel Roca deja a su personajes comune y corrientes, entre lo cua- les el poeta elige lo más avieso en su actitud de oficiante de lo raro, y lo hace quizá para desenvolver soli- loquio ficticios: fo sl· ,.,,o.. k J. i'w¡u. r 1)1\ f'"j(• it El chatarrero: Me acecha el metal. Los resortes de un catre de hospital yacen como víscera de un animal veni- do de otro mundo . Herradura sin caballo, cadenas sin preso, flo- recen en el Reino de Nadie. [. .. ] [De: Monólogo del chatarrero, pág. 45] El iracundo: [. .. ] E la ira, Mi desbocada ira Que viene blandiendo sus [e padas. [De: Canción del iracundo, pág. roo] El con tructor de ruina : [. . .] Un hombre levanta la fachada [de u casa como quien amputa la lejanía. [. .. ] [De: on ejos del con tructor de ruinas , pág. 67] BOLlT(N CULTURAL\ BIBLIOGRÁFICO, \'OL . ÚM. JI•J2 , :2006 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. POE fA como i no otro " (Final de texto , pág. 33): " e abatió la condena de embrar luz / en lo labios de lo muerto / a Í / ¿hacia dónde? / ¿para iempre? ' (Fina l de texto, pág. 41); y, entre otro , "¿hacia dónde deriva e te de ti erro perpetuo? (Final de t e.xto , pág. 45) . De atmó fera opre iva, cargada de ortilegio in ospechados, lo tex- to De la incesante partida tienen en común el énfa is sobre la incomuni- cación y la angu tia, u huye ntes se de plaza n a lo largo de un monólo- go del cual el poeta no pr ete nde distraerlo , y má bien prefiere via- jar con ello en u loca longitud de onda . A í, el relato poético de Mauricio ontreras pre ta mucha atención a las imágene y al lengua- je que con una delgadez barroca , aunque e to uene contradictorio, va traduciendo rurore in dividuale , acrificio telúrico , de afíos confu- o , grito de hambre y muerte, que el poeta, por medio del de enfreno de la palabra, narra con dinami mo y audacia. GU IL LE RM O LI ERO Mo TE guill ermolinero@ gmail . com Nadie es alguien Las hipóte is de Nadie Juan Manuel Roca ol ección de Poe ía, nive r ¡dad acional de Colombi a, Bogotá, 20 05 , 129 págs. Con el poemario Las hipóte is de adie, Ju an Manu el Roca (Mede- lI ín, 1946) recibió el premio nacio- nal de poe ía Mini terio de Cultura, en u versión de 2004 , y la e di ción impresa que aquí re eñamo e una publica ci ón exclusiva para la olec- ción de P oe ía de la niver idad acional de olombi a. Juan Manuel Roca ya había ob- tenido ante d is tinto premio (en po esía yo tro géneros literario ), en [216] un récord que podría hacer pen ar a mucho que, ademá de poeta, qui- zá ea también un di ciplinado y con- uetudinario concursante. Pero no es aSÍ, y a quiene hemos visto con aten- ción la evolución de u lenguaje, e - tilo y pen amiento poético, nos con ta y sabemo , y podemo afir- marlo con de envoltura, que ello dis- ta mucho de la verdad. De hecho, Las hipótesis de odie on la con- creción de una ob esiva a lu ión del poeta, a la que, de pués de muchos año de moldearla con soslayados instante en el interior de u demá obras, le cierra la puerta para clau- urarla por fin como intimidad, ha- ciéndola protagoni ta en una nat u- ral re pon abilidad de arti ta, como e la de a urnir y exorcizar u pro- pia expectacione y u e pectro per onale . En efecto, en e te libro Juan Manuel echa partido de lo que en u madurez creativa e ya de ab- oluta e indiscutible autenticida d. Me explico con un ejemplo: si e n las obras anteriore la ombra de sus recurrentes fanta ma lit erario (Vallejo , Trak l, D ylan Thoma , Rimbaud,... ) hacían u aparicione prestándole a lo ver o de Roca alguna e tructura corpórea (obvio que de carácter formal) y giro ver- bale que en u momento bien obrecreó, en e ta obra , por el con- trario , de tale personaje apenas rondan u ombra y lo hacen ólo para er mentado de de la ubjeti- vidad y lo cognitivo del poeta : aho- ra Juan Manuel no imita u trazo , ino, por el contrario, con lo uyo , le hace a ello retrato de nostal- gia , silueta que nunca ant es adie había concebido. ¿P ero, ademá de lo mentado retrato literario -s u pari e nte e téticos- , quién e adie? adie e la ingravidez, lo noble, lo frágil , lo intangibl e. también el flanco camuflado y la corre pondiente ima- gen virtual qu e todo cuerpo ico po ee . El olvido y no la in idio a pre encia de lo recuerdo . La ruina que habla de una ca a y no la ca a di imulando u aniquilación. Tam- poco la música, ino u largo il en- cio. unca la illa, ino el acío de quien estuvo allí e nt ado. Ante que la mujer, u líquida condición de huidiza. Má que la noche, el brillo de la luna en los montículo . Trene que pe an por la carga de su mi ste- rio y no a causa de su hierro yace- ros. Pero también el "otro" y la ló- gica pr esencia de sus tema de iempre: los es pejo , la noche ... y, por upue to, el monólogo , que Juan Manuel Roca deja a su personajes comune y corrientes, entre lo cua- les el poeta e lige lo más avieso en su actitud de oficiante de lo raro, y lo hace quizá para desenvolver so li- loq uio ficticios: f.s ,1 , ... 0.. .. k IJI\ !'"lt- it El chatarrero: Me acecha el metal. Los resortes de un catre de hospital yacen como víscera de un animal veni- do de otro mundo . Herradura sin caballo, cadenas sin preso, flo- recen en el Reino de Nadie. f. .. ] [De: Monólogo del chatarrero , pág. 45] El iracundo: f. .. ] E la ira, Mi de bocada ira Que viene blandiendo sus [e podas. [D e: anción del iracundo, pág. 100] El con tructor de ruina : f. . .] Un hombre levanta la fachada [de u casa como quien amputa la lejanía. f. . .] [De: on ejo del con tructor de ruina , pág. 67] BOLI:T(N CULTU R AL \ B IBL I OG FI CO. \'OL . 43 . ÚM. 71 - 72 , :2006 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

Nadie es alguien - core.ac.uk · guill ermolin [email protected] Nadie es alguien Las hipóte is de Nadie Juan Manuel Roca olección de Poe ía, niver ¡dad aci onal de C l mbia, Bogotá

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POE fA

como i no otro " (Final de texto , pág. 33); " e abatió la condena de embrar luz 1 en lo labios de lo

muerto 1 a í 1 ¿hacia dónde? 1 ¿para iempre? ' (Final de texto, pág. 41);

y, entre otro , "¿hacia dónde deriva e te de tierro perpetuo? (Final de texto, pág. 45) .

De atmósfera opre iva, cargada de ortilegio in ospechados, lo tex­to De la incesante partida tienen en común el énfa is sobre la incomuni­cación y la angu tia , u huyentes se de plazan a lo largo de un monólo­go del cual el poeta no pretende distraerlo , y má bien prefiere via­jar con ello en su loca longitud de onda. A í, el relato poético de Mauricio Contreras pre ta mucha atención a las imágene y al lengua­je que con una delgadez barroca , aunque e to uene contradictorio, va traduciendo íurore individuale , acrificio telúricos, de afíos confu­os, grito de hambre y muerte, que

el poeta, por medio del de enfreno de la palabra, narra con dinami mo y audacia.

G U ILL - RMO

L1 ERO M o TE

[email protected]

Nadie es alguien

Las hipóte is de Nadie Juan Manuel Roca

olección de Poesía, niver idad acional de Colombia, Bogotá, 2005,

129 págs.

Con el poemario Las hipóte is de adie, Juan Manuel Roca (Mede­

llín , 1946) recibió el premio nacio­nal de poe ía Mini terio de Cultura, en u versión de 2004, y la edición impresa que aquí re eñamos e una publicación exclusiva para la olec­ción de Poe ía de la niver idad

acional de Colombia. Juan Manuel Roca ya había ob­

tenido ante distinto premio (en poesía y otro géneros literario ), en

[2r6]

un récord que podría hacer pen ara mucho que, ademá de poeta, qui­zá ea también un di ciplinado y con­uetudinario concursante. Pero no es

así, y a quiene hemos visto con aten­ción la evolución de u lenguaje, e -tilo y pen amiento poé tico , nos con ta y sabemo , y podemo afir­marlo con de envoltura, que ello dis­ta mucho de la verdad. De hecho, Las hipótesi de adie on la con­creción de una ob esiva alu ión del poeta, a la que, después de muchos año de moldearla con soslayados instantes en el interior de sus demá obras, le cierra la puerta para clau­surarla por fin como intimidad, ha­ciéndola protagoni ta en una natu­ral re pon abilidad de arti ta, como e la de a urnir y exorcizar u pro­pia expectacione y u e pectro per onale . En efecto, en e te libro Juan Manuel echa partido de lo que en su madurez creativa e ya de ab­soluta e indiscutible autenticidad. Me explico con un ejemplo: si en las obras anteriores la ombra de sus recurrentes fanta ma literario (Vallejo, Trakl, Dylan Thoma , Rimbaud, ... ) hacían u aparicione prestándole a lo ver o de Roca alguna e tructura corpórea (obvio que de carácter formal) y giros ver­bale que en u mom e nto bien obrecreó, en e ta obra, por el con­

trario , de tale personajes apenas rondan u sombra y lo hacen ólo para er mentado de de la ubjeti­vidad y lo cognitivo del poeta: aho­ra Juan Manuel no imita u trazo , ino, por el contrario, con lo uyo ,

le hace a ello retrato de nostal­gia, silueta que nunca antes adie había concebido.

¿Pero, ademá de lo mentado retrato literario - u pariente e téticos-, quién e adie? Nadie e la ingravidez, lo noble, lo frágil, lo intangible. también el flanco camuflado y la corre pon diente ima­gen virtual que todo cuerpo fí ico po ee. El olvido y no la in idio a pre encia de lo recuerdo . La ruina que habla de una ca a y no la ca a di imulando u aniquilación. Tam­poco la música, ino u largo ilen­cio . unca la illa, ino el acío de quien e tuvo allí entado. Ante que

la mujer, u líquida condición de huidiza. Má que la noche, el brillo de la luna en lo montículo . Trene que pe an por la carga de su miste­rio y no a causa de sus hierro yace­ro . Pero también el "otro" y la ló­gica presencia de sus temas de siempre: los espejo , la noche ... y, por upuesto , el monólogo, que Juan

Manuel Roca deja a su personajes comune y corrientes, entre lo cua­les el poeta elige lo más avieso en su actitud de oficiante de lo raro, y lo hace quizá para desenvolver soli­loquio ficticios:

fosl· ,¡ ,.,,o.. ._w.claf~ k J. i'w¡u. r

1)1\ f'"j(• i t

El chatarrero:

Me acecha el metal. Los resortes de un catre de hospital yacen como víscera de un animal veni­do de otro mundo. Herradura sin caballo, cadenas sin preso, flo­recen en el Reino de Nadie. [. .. ] [De: Monólogo del chatarrero, pág. 45]

El iracundo:

[. .. ] E la ira, Mi desbocada ira Que viene blandiendo sus

[e padas. [De: Canción del iracundo , pág. roo]

El con tructor de ruina :

[. . .] Un hombre levanta la fachada

[de u casa como quien amputa la lejanía. [. .. ] [De: on ejos del con tructor de ruinas , pág. 67]

BOLlT(N CULTURAL\ BIBLIOGRÁFICO, \'OL . ~3. ÚM. JI•J2 , :2006

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

POE f A

como i no otro " (Final de texto , pág. 33): " e abatió la condena de embrar luz / en lo labios de lo

muerto / a Í / ¿hacia dónde? / ¿para iempre? ' (Final de texto , pág. 41);

y, entre otro , "¿hacia dónde deriva e te de ti erro perpetuo? (Final de te.xto , pág. 45) .

De atmó fera opre iva, cargada de ortilegio in ospechados, lo tex­to De la incesante partida tienen en común el énfa is sobre la incomuni­cación y la angu tia , u huyentes se de plaza n a lo largo de un monólo­go del cual el poeta no pretende distraerlo , y má bien prefiere via­jar con ello en u loca longitud de onda . A í , e l relato poético de Mauricio ontreras pre ta mucha atención a las imágene y al lengua­je que con una delgadez barroca , aunque e to uene contradictorio, va traduciendo rurore individ uale , acrificio telúrico , de afíos confu­o , grito de hambre y muerte, que

el poeta, por medio del de enfreno de la palabra, narra con dinami mo y audacia.

G U IL LE RM O

LI E R O M o T E

[email protected]

Nadie es alguien

Las hipóte is de Nadie Juan Manuel Roca

olección de Poe ía, niver ¡dad acional de Colombia, Bogotá, 20 05 ,

129 págs.

Con el poemario Las hipóte is de adie, Juan Manuel Roca (Mede­

lIín, 1946) recibió el premio nacio­nal de poe ía Mini terio de Cultura, en u versión de 2004, y la edición impresa que aquí re eñamo e una publicación exclusiva para la olec­ción de Poe ía de la niver idad

acional de olombia. Juan Manuel Roca ya había ob­

tenido ante distinto premio (en poesía yotro géneros literario ), en

[216]

un récord que podría hacer pen ar a mucho que, ademá de poeta, qui­zá ea también un di ciplinado y con­uetudinario concursante. Pero no es

aSÍ, y a quiene hemos visto con aten­ción la evolución de u lenguaje, e -tilo y pen amiento poético, nos con ta y sabemo , y podemo afir­marlo con de envoltura, que ello dis­ta mucho de la verdad. De hecho, Las hipótesis de odie on la con­creción de una ob esiva alu ión del poeta, a la que, de pués de muchos año de moldearla con soslayados instante en el interior de u demá obras, le cierra la puerta para clau-urarla por fin como intimidad, ha­

ciéndola protagoni ta en una natu­ral re pon abilidad de arti ta, como e la de a urnir y exorcizar u pro­pia expectacione y u e pectro per onale . En efecto, en e te libro Juan Manuel echa partido de lo que en u madurez creativa e ya de ab-oluta e indiscutible autenticidad.

Me explico con un ejemplo: si en las obras anteriore la ombra de sus recurrentes fanta ma literario (Vallejo , Trakl, D ylan Thoma , Rimbaud, ... ) hacían u aparicione prestándole a lo ver o de Roca alguna e tructura corpórea (obvio que de carácter formal) y giro ver­bale que en u momento bien obrecreó, en e ta obra, por el con­

trario , de tale personaje apenas rondan u ombra y lo hacen ólo para er mentado de de la ubjeti­vidad y lo cognitivo del poeta: aho­ra Juan Manuel no imita u trazo , ino, por el contrario, con lo uyo ,

le hace a ello retrato de nostal­gia , silueta que nunca antes adie había concebido.

¿Pero, ademá de lo mentado retrato literario -su pariente e té ticos-, quién e adie? adie e la ingravidez, lo noble, lo frágil , lo intangible. también el flanco camuflado y la corre pondiente ima­gen virtual que todo cuerpo fí ico po ee. E l olvido y no la in idio a pre encia de lo recuerdo . La ruina que habla de una ca a y no la ca a di imulando u aniqui lación. Tam­poco la música, ino u largo ilen­cio. unca la illa , ino el acío de quien estuvo allí entado. Ante que

la mujer, u líquida condición de huidiza. Má que la noche, el brillo de la luna en los montículo . Trene que pe an por la carga de su miste­rio y no a causa de su hierro yace­ros. Pero también el "otro" y la ló­gica presencia de sus tema de iempre: los espejo , la noche ... y, por upue to , el monólogo, que Juan

Manuel Roca deja a su personajes comune y corrientes, entre lo cua­les el poeta elige lo más avieso en su actitud de oficiante de lo raro, y lo hace quizá para desenvolver soli­loq uio ficticios:

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.. (.J" cI.(~ k J."~CJ. r IJI\ !'"lt- i t

E l chatarrero:

Me acecha el metal. Los resortes de un catre de hospital yacen como víscera de un animal veni­do de otro mundo. Herradura sin caballo, cadenas sin preso, flo­recen en el Reino de Nadie. f. .. ] [De: Monólogo del chatarrero , pág. 45]

El iracundo:

f. .. ] E la ira, Mi de bocada ira Que viene blandiendo sus

[e podas. [D e: anción del iracundo , pág. 100]

El con tructor de ruina :

f. . .] Un hombre levanta la fachada

[de u casa como quien amputa la lejanía. f. . .] [De: on ejo del con tructor de ruina , pág. 67]

BOLI:T(N CULTU R AL \ B IBL I OG RÁ FI CO. \'OL . 43 . ÚM. 71 - 72 , :2006

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

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RE

El pintor:

[. .. ] Pronto borraré mi crepu cular

[figura del óleo, -Emperador de mi cuerpo-y sabrán que es de la misma

[materia La ausencia de un hombre o de

[un caballo. [De: Testamento del pintor chino, pág. 53]

En fin , exi tencias todas, que de no haber sido raptada de su inefable condición por Roca, de eguro Na­die lo habría hecho por él.

La agudeza y efectividad de Juan Manuel Roca en la construcción de metáforas , imágenes , relaciones imbióticas, etc. , hacen de él un in­

agotable surtidor de ideas, hasta el punto de que algunos de sus poemas no son sino eso: impulsos de contun­dente creatividad que in apagar e corno ocurrencia (línea o ver o) dan paso a otra de la misma intensidad y efectos. Y ello e visible en la forma de enumeración característica de al­

gunos de su textos -y en cada uno de sus apartes- que precisamente nos permiten afirmar lo dicho, como es el caso del poema Tertulia de som­bras, citado a continuación, el cual constituye a mi juicio una sarta de ideas poéticas, semejando, cada una de estas ensartada ocurrencias, un poema completo al estilo de los pro­ducidos por ciertos vates de nuestro medio que e inspiran con esfuerzo para dar a luz "poemas breves" , "haikús", "epigramas" y/o "poemillas de pelo corto":

TERTULIA DE SOMBRAS Pregona el anunciador: señoras

[y señores, la sombra del trapecista buscará en el aire

[la sombra del trapecio.

Disparan los cazadore : la [sombra de la lanza hiende

la sombra clelleoparclo.

Advierten lo jardinero : la [sombra del rastrillo quisiera

sembrar la sombra de una flor.

Lo afirma el timonel: la sombra [ele la bandera trapea en

la ombra del buque.

Dan fe los sepulcureros: la [sombra del tiempo, señora

del zarpazo, tiene escondida su [guadaña.

Sospechan los ancianos: la [sombra ele aclie acaso se

oculte en la ele Alguien.

Lo piensa el prisionero: las [sombra ele las rejas malgastan

el sol. [pág. 44]

De la misma manera e te poema e también ejemplo de cómo Roca -semejante a un rey Midas- con­vierte al instante a cuanto objeto, co a, animal o er, haya rozado con su pluma, en niebla o nube, en som­bra o aparición, en vacío o ausencia, y tal vez lo haga apoyado en e ta justificación: "No es que el tiempo meno precie las obras del hombre o que no epa discernir entre la nada y la belleza, pero es u juego llenar el mundo de vacíos". Por esta mis­ma vía , Juan Manuel Roca ha elimi­nado cualquier alu ión al mundo nombrado tradicionalmente en la poesía, cuyo paisaje no tiene vida por fuera de la materia compacta. De una vela encendida, por ejemplo, aprecian la armonía de su forma y el volumen , pero nunca perciben el calor que de ella se despuende. En

BOLETfN CULTU RAL Y BIBLIOGRÁFICO , VOL . 43 , NÚM . 71 • 72 , '2006

la poesía hace ya mucho rato que no valen nada la repre entacione , ni lo calco denotativos de la realidad, y hoy, y en la poe ía de Roca, tal re­presentación se parece mucho a la valoración que el he rmético Eu­genio Montale hacía de lo pobre e logiando al limón: "Lo pobres también tienen u porción de rique­za, y e el olor de lo limone ".

ÜUILL RMO

LI E RO M o TES

[email protected]

Sugiere pero no profundiza

Sole rotos Miryam Alicia endoya Guzmán Ediciones ociedad de la Imaginación, Bogotá, 2003, ro9 págs.

Ca i iempre la poesía hecha por mujere está limitada a lo tema del ero ti mo y de la confesión íntima, un marco e trecho que a pe arde todo igue siendo la referencia para cen­

tenare de creadora . Claro, existen la excepcione , y una de ella e la autora del pre ente libro. A pesar de la urna brevedad que la caracteri­za, deja entrever la adqui ición e interiorización de un lenguaje (el lenguaje como a unto de interven­ción creadora), intención de conce­derle má atención a la invención forma l y verbal que a lo tema . o olvidemo que la co tumbre de fijar en las mujeres un tono y una repre-entación en su e critura, diferente

de la de los hombre , e el rezago de un feminismo tra nochado que e preocupa excl usivamente por la nociones de género y no por lo ar­gumento de calidad, profundidad y trascendencia. Afirmo lo anterior porque la autora de Soles rotos pro­viene de la promoción que realizan ciertos encuentro de poe ía de mu­jeres, evento cuyo principal valor e el de constituir e como un fenó­meno ociológico, re petable in -

[ 217]

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

RE

El pintor:

[.oo] Pronto borraré mi crepuscular

[figura del óleo, -Emperador de mi cuerpo-y sabrán que e de la misma

[materia La ausencia de un hombre o de

[un cabal/o. [De: Testamento del pintor chino, pág. 53]

En fin , exi tencias todas, que de no haber sido raptada de su inefable condición por Roca, de eguro Na­die lo habría hecho por él.

La agudeza y efectividad de Juan Manuel Roca en la construcción de metáforas , imágenes , relaciones imbióticas, etc. , hacen de él un in­

agotable surtidor de ideas, hasta el punto de que algunos de sus poemas no son sino e o: impulsos de contun­dente creatividad que in apagar e como ocurrencia (línea o ver o) dan paso a otra de la misma intensidad y efectos. Y ello e visible en la forma de enumeración característica de al­gunos de u textos -yen cada uno de sus apartes- que preci amente nos permiten afirmar lo dicho, como es el caso del poema Tertulia de som­bras, citado a continuación, el cual constituye a mi juicio una sarta de ideas poéticas, semejando, cada una de estas ensartada ocurrencias, un poema completo al estilo de los pro­ducidos por ciertos vates de nuestro medio que e inspiran con esfuerzo para dar a luz "poemas breves" , "haikús", "epigramas" y/o "poemillas de pelo corto":

TERTULIA DE SOMBRAS Pregona el anunciador: señoras

[y señores, la sombra del trapecista buscará en el aire

[la sombra del trapecio.

Disparan los cazadore : la [sombra de la lanza hiende

la sombra del leopardo.

Advierten lo jardinero : la [sombra del rastrillo quisiera

sembrar la sombra de una flor.

Lo afirma el timonel: la sombra [de la bandera trapea en

la sombra del buque.

Dan fe los sepulturero : la [sombra del tiempo, señora

del zarpazo, tiene escondida u [guadaña.

So pechan lo anciano: la [sombra de adie acaso se

oculte en la de Alguien.

Lo piensa el pri ionero: la [sombras de las rejas malgastan

el sol. [pág. 44]

De la misma manera e te poema e también ejemplo de cómo Roca -semejante a un rey Midas- con­vierte al instante a cuanto objeto, ca a, animal o er, haya rozado con su pluma, en niebla o nube, en om­bra o aparición, en vacío o ausencia, y tal vez lo haga apoyado en e ta justificación: "No es que el tiempo meno precie la obras del hombre o que no epa discernir entre la nada y la belleza, pero es u juego llenar el mundo de vacíos". Por esta mis­ma vía , Juan Manuel Roca ha elimi­nado cualquier alu ión al mundo nombrado tradicionalmente en la poesía, cuyo paisaje no tiene vida por fuera de la materia compacta. De una vela encendida, por ejemplo, aprecian la armonía de su forma y el volumen, pero nunca perciben el calor que de ella se despliende. En

SOLEd"" CULTU RAL Y BIBL I OGRÁF I CO . VOL . 4 3 . NÚM . 71.12, '2006

la poe ía hace ya mucho rato que no valen nada la repre entacione , ni lo calco denotativos de la realidad, y hoy, y en la poe ía de Roca, tal re­presentación se parece mucho a la valoración que el hermético Eu­genio Montale hacía de lo pobre elogiando al limón : "Lo pobres también tienen u porción de rique­za, y e el olor de lo Emane ".

G U ILL RM O

LI E RO M o T S

guillermolinero@gmai l.com

Sugiere pero no profundiza

Sole rotos Miryam Alicia endoya Guzmán Ediciones ociedad de la Imaginación, Bogotá, 2003, I09 pág.

Ca i iempre la poesía hecha por mujere está limitada a lo tema del ero ti mo y de la confesión íntima, un marco e trecho que a pe ar de todo igue siendo la referencia para cen­

tenare de creadora . Claro, existen la excepcione , y una de ella e la autora del pre ente libro. A pesar de la urna brevedad que la caracteri­za , deja entrever la adqui ición e interiorización de un lenguaje (el lenguaje como a unto de interven­ción creadora), intención de conce­derle má atención a la invención formal y verbal que a lo tema . o olvidemo que la ca tumbre de fijar en las mujere un tono y una repre-entación en u e critura, diferente

de la de los hombre , e el rezago de un femini mo tra nochado que e preocupa exclusivamente por la nociones de género y no por lo ar­gumento de calidad, profundidad y trascendencia. Afirmo lo anterior porque la autora de Soles rotos pro­viene de la promoción que realiza n ciertos encuentro de poe ía de mu­jeres, evento cuyo principal va lor e el de con tituir e como un fenó­meno ociológico, re petable in-

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