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44 Boletín de las Cofradías FORMACIÓN NAVIDAD, INICIO DE LA PASCUA DEL SEÑOR L os dos polos o núcleos del año litúrgico, en torno a los cuales gira y se desarrolla todo el misterio de Cristo, son la solemni- dad de la Pascua (con su ciclo completo, anual y semanal: el domingo, el tiempo de cuaresma y el tiempo pascual); y la solemnidad de la Na- vidad o manifestación del Señor (con el tiempo de adviento y la Epifanía). Apartir de estos dos núcleos centrales se explícita y sobre todo se hace operante en la comunidad cristiana lodo el misterio de Cristo, a lo largo del año litúrgi- co. Pero habitualmente se da un claro desequi- librio entre estos dos núcleos o polos al con- centrarse mucha mayor atención e interés en la celebración de la Navidad que en la celebración de la Pascua. Para san León ambas tiestas son inseparables y la Navidad hay que considerarla como el inicio de la Pascua. La teología litúrgi- ca ve en Navidad y en Pascua dos momentos o aspectos del único misterio de Cristo. Nadie sabe con certeza el día exacto er que nació Jesús de Nazaret. San Pablo observa que "al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer" (Gal 4,4); Juan Pa- blo II apunta en la Tertio millennio adveniente que la historiografía protana, pendiente de acon- tecimientos más clamorosos y de personajes más importantes no le dedica al nacimiento de Cris- to sino fugaces aunque significativas alusiones (cf TMA 5). Sólo podemos afirmar que este acontecimiento trascendental de la historia de la humanidad ocurrió en las afueras de la aldea de Belén y que sus padres fueron María y José. El primer testimonio escrito que se conoce de la tiesta de Navidad (o natividad del Señor) es el Cronógrafo filocaliano. del año 354; pero como este calendario se compuso en el 336. la tiesta debe haberse originado, con mucha probabili- dad, alrededor de esta última fecha. La fiesta pasa de Occidente a Oriente: en el 375 se cele- bra en Antioquía. en el 380 en Constantinopla, en el 430 en Alejandría. La solemnidad de la Navidad se cele 1 ira en un día fijo: el 25 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno, o sea. en la noche más larga del año, momento en que los días comien- zan a ser paulatinamente más largos y, para los paganos tiesta del nacimiento del Sol. La Pas- Luis Fernando Álvarez González, SDB cua, en cambio, viene celebrada en una lecha móvil y vinculada a la primavera; nótese, ade- más, que el contenido fundamental de la Navi- dad es: la manifestación o venida del Señor en la humildad de nuestra carne; y obsérvese, fi- nalmente, queesta solemnidad reviste un cu. e ter apologético de contra fiesta del Sol. La Navidad, en definitiva, es la proclamación festiva y litúrgica de la definición dogmática His- tológica del concilio de Nicea (325) y de Calce- donia (431 )• Sobre el origen de la Navidad existen eos explicaciones que merecen ser destacadas: 1. La explicación llamada patrística de la Na- vidad, que recoge y repite la versión dada por San Agustín: [esús -argumenta el obispo de I li- pona- habría sido concebido en el mismo día y en el mismo mes en el que luego murió, es de- cir, el 25 de marzo, fiesta de la Anunciación. Ló- gicamente la techa de su nacimiento tendría que ser nueve meses después, o sea el 25 de diciem- bre. Esta explicación -teológica que no históri- ca- vincula felizmente la Navidad a la Pascua y pudiera estar en la base de la popular y anti- gua costumbre -hoy ya desaparecida- de felici- tar la Navidad con la expresión "Felices Pas cuas". O sea. la Navidad es vista, desde esta perspectiva, como el memorial de la Pascua con- siderada en sus comienzos, es decir, como pre- sencia del misterio pascual de Cristo, que asu- miendo nuestra carne, la transforma cor su muerte-resurrección. 2. La explicación histórica. Según esta expli- cación la Navidad se habría originado en Occi- dente por la cristianización de la fiesta pagana romana del Natalis Invicti, o sea. el nacimiento del Sol. que vence la tiniebla y la obscuridad. En efecto, a partir del solsticio de invierno los días comienzan a ser más largos (es decir empieza a haber más luz). |uan el Bautista, en electo, hijo de Zacarías e Isabel, la prima de María, procla- maba refiriéndose a Jesús: "espreciso que i'.l crez- ca y (¡ue yo disminuya" (Jn 3.30). Por eso la fiesta litúrgica de la natividad del precursor se fija el 24 de junio, en torno al solsticio de serano, en la noche más corta del año solar y momento en que los días comienzan a decrecer. La aplicación del simbolismo del sol a Cristo resucitado se fun-

NAVIDAD, INICIO DE LA PASCUA DEL SEÑOR · de adviento y la Epifanía). A partir de estos dos ... este calendario se compuso en el 336. la tiesta debe haberse originado, con mucha

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44 Boletín de las CofradíasFORMACIÓN

NAVIDAD, INICIO DE LA PASCUA DEL SEÑOR

Los dos polos o núcleos del año litúrgico,en torno a los cuales gira y se desarrollatodo el misterio de Cristo, son la solemni-

dad de la Pascua (con su ciclo completo, anualy semanal: el domingo, el tiempo de cuaresmay el tiempo pascual); y la solemnidad de la Na-vidad o manifestación del Señor (con el tiempode adviento y la Epifanía). A partir de estos dosnúcleos centrales se explícita y sobre todo sehace operante en la comunidad cristiana lodoel misterio de Cristo, a lo largo del año litúrgi-co. Pero habitualmente se da un claro desequi-librio entre estos dos núcleos o polos al con-centrarse mucha mayor atención e interés en lacelebración de la Navidad que en la celebraciónde la Pascua. Para san León ambas tiestas soninseparables y la Navidad hay que considerarlacomo el inicio de la Pascua. La teología litúrgi-ca ve en Navidad y en Pascua dos momentos oaspectos del único misterio de Cristo.

Nadie sabe con certeza el día exacto er quenació Jesús de Nazaret. San Pablo observa que"al llegar la plenitud de los tiempos, envió Diosa su Hijo, nacido de mujer" (Gal 4,4); Juan Pa-blo II apunta en la Tertio millennio advenienteque la historiografía protana, pendiente de acon-tecimientos más clamorosos y de personajes másimportantes no le dedica al nacimiento de Cris-to sino fugaces aunque significativas alusiones(cf TMA 5). Sólo podemos afirmar que esteacontecimiento trascendental de la historia de lahumanidad ocurrió en las afueras de la aldea deBelén y que sus padres fueron María y José. Elprimer testimonio escrito que se conoce de latiesta de Navidad (o natividad del Señor) es elCronógrafo filocaliano. del año 354; pero comoeste calendario se compuso en el 336. la tiestadebe haberse originado, con mucha probabili-dad, alrededor de esta última fecha. La fiestapasa de Occidente a Oriente: en el 375 se cele-bra en Antioquía. en el 380 en Constantinopla,en el 430 en Alejandría.

La solemnidad de la Navidad se cele1 ira enun día fijo: el 25 de diciembre, coincidiendo conel solsticio de invierno, o sea. en la noche máslarga del año, momento en que los días comien-zan a ser paulatinamente más largos y, para lospaganos tiesta del nacimiento del Sol. La Pas-

Luis Fernando Álvarez González, SDB

cua, en cambio, viene celebrada en una lechamóvil y vinculada a la primavera; nótese, ade-más, que el contenido fundamental de la Navi-dad es: la manifestación o venida del Señor enla humildad de nuestra carne; y obsérvese, fi-nalmente, que esta solemnidad reviste un cu. eter apologético de contra fiesta del Sol.

La Navidad, en definitiva, es la proclamaciónfestiva y litúrgica de la definición dogmática His-tológica del concilio de Nicea (325) y de Calce-donia (431 )•

Sobre el origen de la Navidad existen eosexplicaciones que merecen ser destacadas:

1. La explicación llamada patrística de la Na-vidad, que recoge y repite la versión dada porSan Agustín: [esús -argumenta el obispo de I li-pona- habría sido concebido en el mismo día yen el mismo mes en el que luego murió, es de-cir, el 25 de marzo, fiesta de la Anunciación. Ló-gicamente la techa de su nacimiento tendría queser nueve meses después, o sea el 25 de diciem-bre. Esta explicación -teológica que no históri-ca- vincula felizmente la Navidad a la Pascua ypudiera estar en la base de la popular y anti-gua costumbre -hoy ya desaparecida- de felici-tar la Navidad con la expresión "Felices Pascuas". O sea. la Navidad es vista, desde estaperspectiva, como el memorial de la Pascua con-siderada en sus comienzos, es decir, como pre-sencia del misterio pascual de Cristo, que asu-miendo nuestra carne, la transforma cor sumuerte-resurrección.

2. La explicación histórica. Según esta expli-cación la Navidad se habría originado en Occi-dente por la cristianización de la fiesta paganaromana del Natalis Invicti, o sea. el nacimientodel Sol. que vence la tiniebla y la obscuridad. Enefecto, a partir del solsticio de invierno los díascomienzan a ser más largos (es decir empieza ahaber más luz). |uan el Bautista, en electo, hijode Zacarías e Isabel, la prima de María, procla-maba refiriéndose a Jesús: "espreciso que i'.l crez-ca y (¡ue yo disminuya" (Jn 3.30). Por eso la fiestalitúrgica de la natividad del precursor se fija el24 de junio, en torno al solsticio de serano, enla noche más corta del año solar y momento enque los días comienzan a decrecer. La aplicacióndel simbolismo del sol a Cristo resucitado se fun-

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damenta en la Escritura (Sal 18,5-7. Mal 3.20. Le1,78) y explica la antigua costumbre cristiana deorar vueltos hacia el Oriente, punto del horizon-te por donde se levanta el astro rey. Cristo, ade-más, es la luz del mundo, la luz de las gentes(cf Prefacio I de Navidad).

La teología de la celebración de la Navidades preciso elaborarla, por tanto, desde el datohistórico, según el cual esta fiesta no constituyeel aniversario cronológico del nacimiento deCristo. La teología ha de orientarse, más bien,hacia la dirección de la manifestación de Jesu-cristo como Salvador: esta manifestación, enefecto, tiene su origen o inicio en el nacimien-to de Cristo como hombre, pero no sera plenahasta su muerte-resurrección-ascensión-efusióndel Espíritu; y no culminará hasta su segundavenida, gloriosa, al final de los tiempos.

De acuerdo con este (Jato debemos elabo-rar la teología de la Navidad y Epifanía "con-templando el nacimiento del Señor como unaacontecimiento plenamente conjugado con laPascua y la Parusía".

Pero la solemnidad de Navidad no es idén-tica a la solemnidad principal de la Pascua: esdecir, aunque exista un único sacramento de sal-Nación, que es el misterio de Cristo, tal sacra-mento o misterio se celebra en sus diversos as-pectos. A este respecto, el Leccionario de Navi-dad nos muestra, con meridiana claridad, el as-pecto del misterio de la salvación que se cele-bra en esta fiesta: la manifestación del Señor, enla visibilidad de nuestra y -a partir de entonces-su carne, para salvarnos. (Jomo dice la lecturade la carta de Tito, que se proclama en la eu-caristía de medianoche: "Ha aparecido la Bon-dad de Dios y su Amor al hombre" (Tt 3,4).

Esta manifestación del Amor y de la Bondaddel Padre se percibe en la encarnación del hom-bre Jesús con estos rasgos:

1. El amor y la bondad de un Dios que eli-ge libremente ser uno de nosotros para siem-pre en el hombre [esús.

2. Un amor en el que se revela el profundorespeto que siente el Padre por todo ser huma-no.

3. Un amor que desvela la dignidad de lospobres y la predilección de Dios por ellos; osea. un amor que opta por los pobres y por lapobreza como método liberador.

4. LIn amor que se constituye en el núcleode la Buena Noticia del evangelio: "Os anuncio

Nacimiento, Martínez Montañés, Monasterio deSania (Jara

una gran alegría: Ha nacido el Salvador."El contenido teológico de la Navidad o ma-

nifestación del Señor se ha ido filtrando en losmoldes de algunas costumbres que deseo recor-dar:

- El canto solemne del himno del Gloria.Hasta el siglo X este canto estuvo reservado alobispo en esta noche. A partir de entonces elGloria únicamente se cantaba en esta noche bue-na, una de las cuatro noches más importantesde la historia la noche de la creación, la de lasalida de Egipto (Éxodo) y la de la Pascua. Klhimno está inspirado en Le 2,14.

- I.a costumbre -que se atribuye a un abadde Cluny- de celebrar tres eucaristías. La euca-ristía de medianoche (la llamada misa del gallo,que sin embargo no es la misa principal), la dela aurora y la eucaristía del día.

- El anodi larse en la recitación del Credo alprenunciar las palabras "ypor obra del EspírituSanto se encarnó de María, la Virgen, y se hizohombre".

- La construcción, en el hogar o en la igle-sia, del nacimiento o Belén, costumbre que ini-ció san Francisco de Asís. El nacimiento atraeel interés del pueblo cristiano hacia la realidad

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Pintura mural. Rafael Rodríguez Hernández,Basílica de la Macarena,

de la naturaleza humana de Jesús; pero pi ededesdibujar, en ocasiones, el significado últimode Navidad como fiesta ele la victoria de Cristo-Sol sobre las tinieblas, si se insiste más de lacuenta en la pobreza de Jesús y su kenosis. Con-centrarse en los detalles del hecho histórico tieneel riesgo de desplazar a LUÍ segundo plano elmisterio. Sin embargo el Belén continúa siendoun importante instrumento pastoral y catequéti-CO, sobre todo si no olvida la dimensión pas-cual que posee el hecho transcendental de na-cimiento de Cristo en la historia de la salvación.

- El árbol de Navidad, considerado frecuen-temente como un signo pagano, parece que tuvoen los países nórdicos un origen cristiano.

I lay vestigios de su relación con una anti-gua fiesta de Adán y Eva celebrada ya en el si-glo XVI en Alemania el 24 de diciembre. Se que-ría ver en él el árbol del paraíso (Gn 2,9 y .^.ll)ele cuyas ramas colgaban frutos simbólicos. Mástárele se colocará en la guía una estrella y em-pieza a significar la luz que acompaña el naci-miento elel Mesías y nuevo Adán, Jesús. Frecuen-temente se construye bajo el árbol un pequeñonacimiento (el misterio), subrayándose así la re-lación entre el árbol -como reconstrucción delparáis;) terrenal- y el misterio de la Pascua que

se comienza ya a celebrar en Navidad.- El canto o la proclamación de la calenda.

que se hace antes ele la misa del gallo y sirvepara conectar la Encarnación del Señor con lahistoria de la salvación.

- El intercambio ele clones (cf la oración s >-bre las ofrendas de la misa de medianoche) oaguinaldos que se ofrecen entre sí las personasen estas fiesta. Santa Klaus (Nicolás) o PapáNoel, o los Reyes Magos. Muy en lo hondo deesta costumbre late el mensaje de la solidaridady del compartir que trae consigo la Encarnacióndel Señor.

El ciclo de la Navidad o misterio de la ma-nifestación del Señor se completa con la octa-va ele Navidad o solemnidad de Santa MaríaMadre ele Dios, seguramente la primera fiestamariana en Occidente. Primitivamente el día oc-tavo se celebraba a la Virgen Santa María comoMadre del Redentor. Sucesivamente el día oc-tavo celebró la circuncisión del Señor (así elMisal de Trento de 1570). En la reforma de 1969retorna a ser la solemnidad de Santa María \ a-dre ele Dios (substituyendo al 11 de octubre:maternidad de María, creada en 1931 por PíoXII. para conmemorar el concilio ele Efeso). lostres días siguientes se dedican a tres fiestas en-trañables para la piedad popular: el diácono Es-teban (26 de diciembre), san Juan Evangelista(27 de diciembre) y los santos Inocentes (2!-!ele diciembre). Tal vez. hubiera podido ser unabuena idea trasladar a este momento la solem-nidad de San José, a fin ele enmarcarla en suciclo natural y extraerla del tiempo de cuares-ma.

La Navidad ele 1999 será la última antes delJubileo del 2000; nada mejor para celebrarlacomo se debe que meditar en estos chas aque-llas p a l a b r a s d e c o n c i l i o Vat icano II: "la Iglesiacree que Cristo, muerto y resucitado por lodos.da al hombre luz y fuerzas por su Espíritu, paraque pueda responder a su máxima vocación; y(¡ue no ha sido dado a los hombres bajo el celoningún otro nombre en el que huya que sallar-se. Igualmente, cree que la clare, el centro • elfin de toda la historia humana se encuentra ensu Señor y Maestro. Afirma además la Iglesia(¡ue. en lodos los cambios, subsisten muchas co-sas que no cambian y que tiene su fundamentoúltimo en Cristo, que es el mismo ayer, hoy y porlos siglos." (Gaudium el S¡>es 10).

¡felices Pascuas!