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galería guatibiri gonzález 1003, rio piedras, puerto rico 25 de noviembre - 8 de diciembre 2009 NELSON SAMBOLÍN grabados a Poe

nelson sambolín grabados a poe - ENCUENTRO… AL … · El nombre se extiende con las extremidades incoloras del sonar ... el niño dotado vio a la Virgen del Carmen ... del funeral,

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galería guatibirigonzález 1003, rio piedras, puerto rico25 de noviembre - 8 de diciembre 2009

nelson sambolíngrabados a poe

nelson sambolín/Grabados a poe

Desde tiempos pretéritos, imagen y palabra han caminado juntas por el sublimesendero del arte, sea para ilustrar, explicar o complementarse mutuamente ante la vista del espectador. muchos escritores han tratado de interpretar el contenido oculto en diver-sas obras de arte; y viceversa: múltiples artistas han ilustrado famosas obras literarias. estos doce Grabados a poe del reconocido artista y profesor universitario, nelson sambolín, no encajan en ninguna de las categorías anteriores; más bien constituyen un diálogo con la obra en prosa y personalidad literaria del genial escri-tor y poeta edgar allen poe, como homenaje en su bicentenario.

originalmente, estos Grabados a poe fueron realizados en computadora para ‘ilustrar’ el libro obra en prosa de edgar allen poe, traducido por Julio Cortázar, recientemente presentado en la Feria Internacional del libro en Guadalajara, méxico. posteriormente, con la valiosa colaboración del joven artista y maestro grabador, omar Velázquez, los mismos fueron llevados al grabado en linóleo sobre papel hosho. Luego, Sambolín debió identificar en la obra narrativa de Poe aquellos pasajes que mejor evocan el contenido de cada grabado, para incluirlos junto a la imagen en blanco y negro, como resultan los mejores cuentos del narrador.

no es, sin embargo, su primer junte con la obra de un escritor, pues siempre ha intimado con la poesía desde su oficio de imaginero. Anteriormente, lo hizo con la obra del poeta edwin Reyes, bordes para una ciudad, donde se estableció un autentico diálogo entre artista y escritor, que lo llevó a ser un interlocutor, más que ilustrador. pero en esta ocasión, tal labor creativa ha intensificado su pasión por la literatura y su admiración por los artistas de la palabra, dada su profunda identificación y solidaridad con el trabajo de poe.

por eso se adentró en su dramática prosa para gozársela y sufrírsela, hasta voltear su mirada hacia el hombre de carne y hueso, ya para él, su querido ‘eddie’, y luego establecer esa distancia prudente, tan necesaria para intentar desde allá abajo, desde la soledad de un pedazo de papel en blanco, una nueva mirada a la obra de poe. o como diría el propio nelson sambolín: “Una mirada que se deje de cuentos y vaya como navaja nueva, al grano, es decir, a la poesía”…

Que sea, pues, la propia imagen del artista y el verbo del poeta en estas doce obras de arte, como las doce estaciones de camino al Gólgota, una invitación a compartir momentos dramáticos (y hasta felices) en la tormentosa vida de edgar allen poe.

Josean Ramos/galería guatibiri

Permitidme que por el momento me llame a mí mismo William Wilson

NELSON SAMBOLÍN Y EDGAR ALLAN POE sonido y sentido Por: Ángel Darío Carrero*

I.The breeze –the breath of God- is still…**

Sambolín. De entrada me atrae el nombre de tres sílabas acentuado en aguda. Como trampolín. Tabla elástica para saltar al vacío del agua o del aire. Comodín. Carta escondida que se puede aplicar a cualquier suerte favorable. Sinfín no se ajusta al oído ni al artista que aún no tiene rostro, sólo nombre. Sinfín muere antes de tiempo, abruptamente. No brinda espacio a la pirueta verbal. A la infinidad le falta una sílaba, tal vez la materia imprescindible de la creación: la sílaba de la finitud. Sinfín arrítmico, mas generosidad de lo inútil que nos permite seguir avanzando en la búsqueda. Nelson Sambolín. No results were found. Es el resultado en el glosario telemático. Y dice bien. El ser es irreductible. No somos información acumulada, sino trampolín, comodín, huella abierta en el movimiento interminable. Sinfín.

II.From childhood’s hours I have not been

As others were—I have not seenas others saw…

El nombre se extiende con las extremidades incoloras del sonar triádico, pero no es suficiente, le falta el rostro. El rostro, la desnudez solícita. Ya no es cuestión de sumarnos al cronos ajustado a la melodía lúdica e intrépida: falta la mirada. El inconsciente que respira debajo de las teclas del nombre carece de tiempo. Es otro o la suma del tiempo: kairós interior. No funcionan los testamentos genealógicos. Sería aludir al tiempo perdido. Sambolín viene, pero no pro-viene de Italia. La sangre no recoge la huella caprichosa del don, que es la sustancia del rostro. “Al que tenga se le dará y al que no tenga se le quitará aún lo que cree tener” (Lc 8, 18). No hay iluminación tras lo dicho, pero así es la refracción en la cuna de las reparticiones. No hay justificaciones lógicas que expliquen la metáfora del don derramado. Es gracia. Nadie en la familia… Nada en el barrio... Nada de nada... Cero posibilidad de mímesis o retórica acomodaticia. La máscara ama lo profundo (Nietzsche). El rostro no es la cara. ¿De dónde salió este muchacho? Pero el don es ahí: como lagaña en los ángulos de la abertura ocular; como saliva curada en la comisura de los labios; como el olor natural del cuerpo, que también hiede; como cutícula que sube por la planicie oblonga de las uñas; o como las uñas mismas, que como prolepsis o escatología incipiente, siguen creciendo horas después de la muerte. Tenemos y somos el don en el desliz del desprendimiento. ¿Retrato de Sambolín hecho por E. A. Poe? Es posible que ronde con su nube de cuervos. Ha sido invitado.

III.Leave my loneliness unbroken

Don ejemplar en el espacio inesperado. El Coquí, Salinas. El batracio no funge aquí como símbolo nacional (aunque la Nación lo agita por dentro como un sorbeto batidor en el café renuente al endulzamiento), sino como lugar de la austeridad superada por los afectos insuperables. Contexto solitario donde el pie deja de ser plano, para ser historia curva; y la columna inclinada se vuelve erguida y sobre dos piernas para el ejercicio incómodo de la libertad; y la mudez y el nerviosismo de las señas disparan la paradoja del lenguaje; y los fantasmas y sueños, lejos de alejarse, se convierten en figuras vivas que nos miran directamente a los ojos, como aquel primer lienzo regalado por un marinero en el que el niño dotado vio a la Virgen del Carmen y la plasmó y, desde entonces,un balcón familiar todavía protege al homo viator. Hijo de la pobreza, hijo de carpintero feliz e hijo de la marea equívoca, no hace

El tulípero en la isla de Sullivan

falta preguntar porqué hará carteles de protesta y celebración, de posicionamiento y de invitación, de provocación y seducción. No es sólo cuestión de saber, sino de sabor antiguo que compromete todo el ser y el ser entero. El sabio sabor de El Coquí. Sambolín. Monaguillo aventajado del padre Delfín Vecilla de las Heras y chiringuero de línea dura.

IV.There is a two-fold Silence -sea and shore-

Body and soul. One dwells in lonely places…

El sol desaparece, pero la noche no se ha instalado aún. Este entretiempo es la patria del artista salinense. Descendiente de la sal. Sal de la tierra, él mismo. O saliniano, porque contempla el mar para hallar la imagen por siempre debida. Los brazos del mar se atisban, desde el ojo subido al asta contemplativa, como un espejo de quietud. Pero es traición. El agua rompe con furia contra el islote lejano mientras acá, bajo los pies, luce quieta como un plato servido sin sustancia. Vengativa allí, plácida por acá, obsesiva y resignada, espuma y espejo inmóvil. Un ave –no tenemos el nombre en la distancia de la abstracción- se eleva y se lanza contra el agua paradójica como una flecha lanzada desde el no-lugar. Es absorbido por la piel acuosa. Las raíces del universo (el aire, el agua, la tierra…) se convocan en el movimiento decidido o involuntario del ave marítima. El fuego -la raíz faltante- se enciende como un lucero en las entrañas del artista que contempla el desvanecimiento. Esa quietud del agua, que en la otra orilla golpea con violencia no disimulada, irradia una luz particular, la luz del Caribe, que no es ni siquiera la del Atlántico. La luz no debería ser juzgada en singular. Decimos las musas, no la musa. “La luz es paz”, produjo Pedro Salinas desde su lugar. La luz es paz y violencia. Como el ave sin nombre, como Empédocles, el artista se lanza al Etna de una superficie noble, con su odio y su amor reunidos en la esperanza de un horizonte nuevo. Que un paisaje es belleza sin dueño posible al tiempo que territorio para subastas entrenadas.

V.The waves have now redder glow

The hours are breathing faint and low

Lo primero no es la idea, el yo educado (o mal educado) que asigna títulos fijos sobre un espacio neutro. Es el espacio, el tamaño y la forma quienes salen al encuentro del pordiosero de signos. El tú de las cosas simples toca a la puerta a la hora imprecisa. El tú seductor que el artista reconoce cuando es humilde, cuando es humus, cuando es tierra y se arrastra pidiendo permiso como un gusano; o se descalza para no profanar el misterio del fuego que danza unos instantes frente a él. Con todo, el pánico se instalará en el taller. El grito del horror original, el coro de las risas insensibles en la memoria. El artista también es figura de barro. Pero el dios del terror es también el único dios que ha muerto: Pan. El artista lo intuye. Espera el paso lento del cortejo fúnebre. Mientras tanto la música viene en su auxilio. No es la luz, sino las luces. No es la musa, sino las musas. No es el arte, sino las artes. Sambolín. Artista que escucha una sola clase de música: la buena. Vivaldi: si el lienzo está oscuramente blanco y reactivo. Héctor Lavoe: cuando el pincel se ha independizado del temor foráneo, cuando se dispara el soneo y la creación fluye. La orina se acumula en la vejiga del gusto. “El Gran Pan ha muerto”. Pero volverá. Es hora de ir al baño.

VI.And the cloud that took the form

(When the rest of Heaven was blue) of a demon in my view

Volverá porque lo que despeja finalmente el camino, aunque no se sepa, no es la paciencia, ni la humildad, ni la muerte de Pan -que son imprescindibles- sino el dolor registrado: más fuerte que toda batalla por venir. Sambolín ya tiene rostro. El dolor que nos

Tomados de la mano, durante quince años erramos Eleonora y yo

hace fuertes en la debilidad o nos arrastra consigo al ocaso sin mostrarnos la otra orilla. Dos rostros posibles. La cruz como tram-polín del resucitado o comodín de la frutración desfavorable. El dolor pretende esculpir la cara para hacerle un rostro al nombre. Hacer de la herida el rostro identitario. Sambolín comparte los amigos de Poe, pero no sus enemigos: el azar y lo incomprensible (Baudelaire). No niega, mas no se somete: elige dar rostro a la herida.“Soy el menor de seis hermanos. Había uno más joven que yo. Tenía dieciocho años y yo diecinueve en aquel momento. Murió en un accidente de tránsito. Fue un golpe muy duro. El día del funeral, cuando iba saliendo de la iglesia, te juro que ya no quería vivir. Yo no sabía qué iba a ser de mí, estaba perdido. Sabía que después de salir del cementerio ya no tendría más a mi hermano. Yo iba repitiendo por el camino que no quería vivir más, que no quería seguir viviendo, que no, que no... Entonces un buen amigo mío me dijo: «o te callas o te meto una bofetá». Y me callé y seguí viviendo”.

VII.And thus thy memory is to me

Like some enchanted far-off isleIn some tumultuos sea

Sambolín se acerca al otro hermanado por la vía de la pérdida y de la obsesión artística, pero no del dogma del sentimiento trágico. El otro aquí tiene un nombre suturado. Primero fue rostro perdido en la itinerancia histriónica y luego adquirió un nombre que se fue alterando: Edgar Allan Poe. En el principio fue, pues, el abandono. El puente isabelino que une a Edgar de Poe es falso. Hay un “río de silencio” de por medio, el puente es cosmético y, con todo, debe sostener la vida. Afirmará que es más importante el sonido que el sentido, el nombre que el rostro. Poe es muy diestro para el nado, pero ahogará el ritmo con sustancias paliativas que sólo aumentan el dolor hasta lo irremediable. Dos seres tocados por las artes se cruzan fuera del tiempo sobre la cresta del océano tumultuoso. Se dan la mano en un viaje que podría haber proseguido en pocos minutos, pero que se ha detenido para hacernos partícipes del quiebre irrefrenable del destino.Sambolín no cae en la compasión fácil –nevermore- a lo Auden: ¡Pobre Poe! Transmuta el dolor en el claroscuro de la belleza, encuentra la ternura en el desorden onírico. No es un solitario cuervo lo que lo seduce, tampoco el extremo de la palomita blanca de la paz domesticada, sino una bandada de mozambiques metiches, de changos comilones, que se multiplican por todas partes (en la luna, en el rostro, en el portal, en el espejo, en la maleza…) repitiendo: Evermore. El mismo número de sílabas. A la postre no todo es cuestión de sonido, también de sentido.

Trampa Trampolino Trampolín Cómodo Comodino ComodínSin fin Senza fine SinfínSambo Sambolino Sambolín

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------*Ángel Darío Carrero es el Custodio de los Franciscanos del Caribe. Ensayista, poeta, periodista, conferenciante invitado a nivel internac-ional sobre temas de literatura, mística y compromiso social. Autor de Llama del agua, Ed. Trotta, Madrid 2001; Perseguido por la luz, Ed. Trotta,Madrid 2008; de la edición crítica del Canto de la locura de Francisco Matos Paoli, Ed. Terranova, San Juan 2005. Es columnista habitual del periódico El Nuevo Día, donde posee una sección titulada Peregrino y forastero, de entrevistas y reportajes.**Todos los epígrafes son, evidentemente, de Edgar Allan Poe.

Grabados

01. Catalepsia02. El retrato oval 03. El tulípero en la isla de Sullivan04. Eddie y Plutón05. Lo llamábamos “El Rio de Silencio”06. Permitídme que por el momento me llame a mí mismo William Wilson07. Pero las promesas de Eleonora no cayeron en el olvido08. Tomados de la mano, durante quince años erramos Eleonora y yo09. Y de improviso levantóse la luna através de la fina niebla espectral y su color era carmesí10. ¡Aquellas grandes, aquellas brillantes, aquellas divinas pupilas!11. La negrura de la noche absoluta, el silencio como un mar abrumador12. La belleza de Eleonora era la de los serafines, pero ena una doncella natural e inocente, como la breve vida que había llevadoentre las flores

gracias, rubén, josean, omar, wili, yeimar, todos.