FEBRERO/MAYO 2008

X I V T E M P O R A D A D EG R A N D E S C O N C I E R T O S D E

SALA MOZART••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

PALACIO DE CONGRESOS ZARAGOZAAUDITORIO

martes 15 de abril • 20,15 horas

NES CHAMBER ORCHESTRADMITRY SITKOVETSKY DIRECTOR/VIOLÍN

BELLA DAVIDOVICH PIANO

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La New European Strings (NES) es una orquesta de cámara fundada por

el violinista Dmitry Sitkovetsky, que combina las cualidades de la escue-

la rusa, como el dominio técnico y la intensidad en la ejecución musi-

cal, con las mejores tradiciones de música de cámara, así como un com-

pleto conocimiento de varios estilos musicales, marcas de la escuela de

la música occidental.

La NES se formó en mayo de 1990, cuando veinte instrumentistas de

cuerda de diez países europeos se unieron por primera vez en el Festi-

val de Música de Korsholm (Finlandia), donde fueron orquesta en resi-

dencia durante tres años. También estuvieron durante dos años en el

Festival de Umea (Suecia), y cinco años como orquesta residente del

Festival Internacional de Música de Seattle (EE. UU.). De nuevo, ha sido

la orquesta en residencia de otro festival, como el Festival Tuscan Sun

en Cortona, desde su creación en 2003, y ha regresado por aclamación

popular a las cuatro ediciones siguientes. Ha participado en numerosos

festivales, como los de Schleswig-Holstein, Festival Menuhin en Gstaad,

Festival de Piano de la Roque d’Anthéron, Stavanger en Noruega, Pablo

Casals en Prades y Klangbogen en Viena, así como en los Festivales de

NES CHAMBER ORCHESTRA

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Mallorca y Menorca, y las Jornadas de Piano Ciudad de Oviedo. Duran-

te la temporada de invierno, la NES toca en los teatros más importantes

de Europa, como el Musikverein y Konzerthaus en Viena, Gasteig y Her-

kulessaal en Múnich, Köln Philharmonie, Musikhalle de Hamburgo, Lie-

derhalle de Stuttgart, Concertgebouw de Ámsterdam, Museo del Louvre

de París, Auditorio Nacional de Música en Madrid y Barbican de Londres.

En abril de 2005 realizó una gira en EE. UU. que les llevó a dieciocho

ciudades, desde el Carnegie Hall de Nueva York hasta San Francisco y

de Seattle a Houston, Filadelfia y Atlanta. Entre los solistas que han

actuado con la NES cabe mencionar a Barbara Hendricks, John Brow-

ning, Bella Davidovich, Evgeny Kissin, Yuri Bashmet, Gerard Caussé,

David Geringas, Lynn Harrell, Truls Mørk, Boris Pergamenschikov,

Vadim Repin, Constantine Lifschitz, Evelyn Glennie, Sergei Nakariakov,

Julian Rachlin y Bobby McFerrin. Además, en 1993 la Orquesta actuó en

un programa documental sobre Dmitry Sitkovetsky para el South Bank

Show de Inglaterra, que siguió a la NES en su gira con Martha Argerich,

desde Finlandia hasta la Filarmónica de San Petersburgo.

En la actualidad, tiene en repertorio más de veinticinco transcripciones

de obras, que van desde Bach hasta Wolf, Shostakovich y Schnittke. La

transcripción hecha por Dmitry Sitkovetsky de las «Variaciones Goldberg»

de Bach para orquesta de cuerda, grabada en CD para Warner Classics

Nonesuch, tuvo una fantástica acogida por parte del público y la crítica.

Se situó en el Top 10 de los Clásicos de la Revista Billboard durante

muchas semanas, desde que salió en EE. UU. En primavera de 2005 salió

su última grabación con Shostakovich y Stravinski para Hanssler Clas-

sics. La pasada temporada, y con motivo del 75º aniversario del compo-

sitor Rodion Shchedrin, ofreció un concierto dedicado íntegramente a las

obras de este compositor.

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DMITRY SITKOVETSKY DIRECTOR/VIOLÍN

Dmitry Sitkovetsky disfruta de una magnífica carrera internacional. Nació

en Baku (Azerbayán) y creció en Moscú, donde estudió en el Conser-

vatorio. En 1977 emigró al oeste para continuar sus estudios en la Jui-

lliard School de Nueva York, y dos años más tarde ganó el Primer Pre-

mio del Concurso Fritz Kreisler en Viena. Como violinista ha tocado con

las principales orquestas del mundo, como la Filarmónica de Berlín,

Leipzig Gewandhaus, Sinfónica de Londres, Philharmonia, Sinfónica

NHK, Chicago, Filadelfia, Los Ángeles, Filarmónica de Nueva York y Cle-

veland. Asimismo, ha actuado en los Festivales de Salzburgo, Lucerna,

Edimburgo, Verbier, Estambul y Georges Enescu, y es también uno de

los artistas fundadores del Festival Tuscan Sun desde 2003. Fue Director

Titular de la Orquesta del Úlster, y desde 2003 es Director Musical de la

Orquesta Sinfónica de Greensboro en EE. UU. y Principal Director Invi-

tado de la Orquesta del Estado de Rusia. Ha dirigido la Filarmónica de

Londres, Royal Philharmonic, Sinfónica de la BBC, Sinfónicas de San

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Francisco, St Louis, Seattle, Milwaukee, Santa Cecilia y Ensemble

Orquestal de París. Sitkovetsky es el fundador de la Orquesta de Cáma-

ra New European Strings (NES), y en marzo de 2006 fue nombrado Artis-

ta Residente de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León.

Desde su magnífica transcripción de las «Variaciones Goldberg» de Bach

para trío de cuerdas, hace veinte años, ha transcrito obras de Haydn,

Beethoven, Brahms, Dohnányi, Bartók, Tchaikovski, Shostakovich, Stra-

vinski y Schnittke, mayoritariamente para orquesta de cuerdas. Desde

1985 es miembro de la ASCAP (Sociedad Americana de Compositores,

Autores y Editores) y sus transcripciones son publicadas por Doblinger,

Sikorski y Schirmer. Posee una amplia discografía que incluye los prin-

cipales conciertos para violín, así como numerosas obras de música de

cámara y orquestal como director. A finales de ese año salió para el sello

Hänsler Edition los tríos de Shostakovich y Mieczyslaw Weinberg con

David Geringas y Jasha Zemtsov. Posteriormente, ha grabado sonatas de

Mozart con Antonio Pappano al piano. En los últimos años, sus cedés

con obras de violín y piano de Rodion Shchedrin, con el compositor al

piano, reflejan creciente relación con la música contemporánea. Estrenó

el concierto para violín de John Casken, escrito para Sitkovetsky (1995)

y Krzystof Meyer (2000), e interpreta a menudo obras de Dutilleux, Pen-

derecki, Schnittke, Pärt y Vasks. En el verano de 2005 interpretó dos de

las obras principales de John Corigliano –su segunda sinfonía– y el «Vio-

lín Rojo» como solista/director. En la última temporada dirigió a la Royal

Philharmonic, Ensemble Orquestal de París, Nacional de Lille, Orquesta

del Festival de Verbier y fue solista con la Concertgebouw, Cincinnati,

Berlin Komische Oper, Orquesta SWR y Orquesta Südwestdeutsche

Philharmonie.

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BELLA DAVIDOVICH PIANO

Este concierto forma parte de una gira en donde Bella Davidovich actua-

rá en cinco ciudades españolas, celebrando su 80º cumpleaños, junto a

su hijo el violinista y director Dmitry Sitkovetsky. Nacida en 1928 en

Baku (Azerbayán), empezó sus estudios de Piano a los 6 años. A los 18

ingresó en el Conservatorio de Moscú, donde estudió con Konstantin

Igumnov y Jakov Flier, y en 1949 ganó el Primer Premio en el Concur-

so Chopin de Varsovia. Ha tocado con los mejores directores y orques-

tas mundiales en su larga y celebrada carrera musical. Colaboró como

solista en 28 temporadas consecutivas con la Orquesta Filarmónica de

Leningrado y ha sido profesora del Conservatorio de Moscú durante die-

ciséis años. Emigró a Occidente hace ya tres décadas, y con la Peres-

troika se convirtió en el primer músico soviético en el exilio que recibió

una invitación oficial para actuar de nuevo en su país. Su debut ameri-

cano en el Carnegie Hall en 1979, con un éxito sin precedentes, abrió un

importante capítulo en su carrera. Ha tocado con Bychkov, Conlon, Doh-

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nányi, Dutoit, Eschenbach, Järvi, Jansons, Kondrashin, Lazarev, Leppard,

Marriner, Muti, Ormandy, Oistrahk, Rostropovich, Sanderling, Temirka-

nov, Shostakovich, Slatkin, Svetlanov, Tennstedt, Fedoseyev, Tilson

Thomas, Waart, Weller y Zinman.

En las últimas temporadas, Bella Davidovich ha actuado con la Filarmó-

nica de Róterdam, Sinfónica de Islandia, Sinfónica de Radio Stuttgart,

Filarmónica de Oslo, Orquesta del Úlster, Filarmónica de San Petersbur-

go, Orquesta Nacional de Escocia, Orquesta del Concertgebouw, Real

Filarmónica de Liverpool y Orquesta Nacional del Loira. Ofrece habi-

tualmente conciertos de cámara junto a Dmitry Sitkoversky y David

Geringas, y ha actuado varias veces en el Festival de Salzburgo. Celebró

su 75º aniversario en agosto de 2003, con dos conciertos junto a Dmitry

Sitkovetsky y otros artistas en la sala de la Concertgebouw en Ámster-

dam, donde es muy querida, y dio un recital en Madrid en el Ciclo de

Grandes Pianistas de Scherzo.

En la temporada 2005/2006 actuó en España con la Orquesta Nacional

de España, Orquesta Sinfónica de Barcelona y Sinfónica de Bilbao y en

Alemania participó en el Festival de la Semana Europea de Passau y en

el Festival de Música de Rheingau.

Bella Davidovich es invitada regularmente como miembro del jurado de

los concursos de piano más importantes como el Reina Elisabeth de Bru-

selas, Chopin de Varsovia y Clara-Haskil de Ginebra. Considerada una

gran pedagoga, enseña en la Juilliard School de Nueva York y ha gra-

bado para las compañías discográficas Philips, Orfeo y Novalis.

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PRIMEROS VIOLINESAlexander Sitkovetsky

(concertino)Semjon Meerson

Yoko FujitaYuri PisarevskyGrazia Raimondi

Georg Liener

SEGUNDOS VIOLINESJennifer MoreauDaniel Garlitsky

Eugene TichindeleanuGudrun VerkamptBranislava Pavlovic

Eric Ramme

VIOLASMikhail ZemtzovAurélie EntringerMarc Charpentier

Igor BobylevVitali Sitkovetsky

VIOLONCELLOSLuigi Piovano

Sergey SudzilovskyMarius Díaz

Mimi Sunnerstam

CONTRABAJOSBoris Kozlov

Zazaret Kurkchian

COMPONENTES

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F. J. HAYDN: DOBLE CONCIERTO PARA PIANO Y VIOLÍN EN FA,

HOB. XVIII:6

Frente a su inmenso y trascendental corpus sinfónico, el repertorio

concertante ocupa un lugar relativamente menor en la producción

musical de Franz Joseph Haydn. La mayoría de sus conciertos con

solista constituyen obras juveniles, composiciones de circunstancia

destinadas, en su mayoría, a resaltar el virtuosismo de los miembros

de la capilla de la corte de los Esterhazy, como el violinista Luigi

Tomasini o el cellista Anton Kraft.

Algunos de estos conciertos se han revelado, con el paso de los años,

de autoría dudosa y otros se dan hoy por perdidos. De ahí que esta

parcela, en absoluto menor pero sí menos trascendente y de un

alcance estético más limitado, se sitúe en un segundo plano en el

conjunto del asombroso legado compositivo haydniano.

Además de diversos conciertos para violín, violoncello, trompa, trom-

peta y lira organizzata, el grueso de esta desconocida producción

corresponde a las páginas destinadas por Haydn al teclado (clave,

órgano o pianoforte). Entre los once conciertos para tecla agrupados

en el epígrafe XVIII del catálogo Hoboken destacan siete de ellos,

destinados en origen para ser interpretados con órgano. Son los

números 1, 2, 5, 6, 7, 8 y 10, si bien el séptimo constituye un arreglo

del Trío para clave, violín y violoncello n.º 6 Hob. XV:40 y nada

demuestra que lo realizara Haydn.

Fechados en torno a 1756, poseen todos ellos un encanto melódico

y una elegancia incuestionables, si bien su carácter de obras de tran-

sición les aleja de la emotiva expresividad del Sturm und Drang que

el músico de Rohrau dedicará a otros ensayos sinfónicos de mayor

calado.

El Concierto en Fa mayor, Hob. XVIII:6 es, en realidad, un doble con-

cierto para teclado y violín. Con un discreto acompañamiento enco-

mendado a las cuerdas, sus tres movimientos (Allegro moderato, Lar-

COMENTARIOS AL PROGRAMA

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go y Presto) obedecen al tradicional esquema tripartito, con un tono

de conversación ligera en las secciones extremas suspendido por el

sencillo lirismo de la intermedia. En el chispeante movimiento final,

el más breve de toda la partitura, parecen anunciarse ya los minue-

tos de la Sinfonía n.º 21 y Eine kleine Nachtmusik, páginas mozar-

tianas fechadas respectivamente en 1764 y 1787.

B. BARTÓK: DIVERTIMENTO PARA ORQUESTA DE CUERDAS, SZ. 113

Tres de las más extraordinarias creaciones bartókianas deben su naci-

miento a la iniciativa del director de orquesta y mecenas suizo Paul

Sacher. Tras el clamoroso estreno, en enero de 1937, de la Música

para cuerdas, percusión y celesta y la composición, ese mismo año,

de la no menos trascendental Sonata para dos pianos y percusión,

Béla Bartók pudo escribir, amparado en el aislamiento y la tranquili-

dad de la suntuosa residencia que el matrimonio Sacher poseía en

Saanen, la tercera entrega de esta crucial trilogía.

Así, en el verano de 1939 y en apenas dos semanas de febril traba-

jo, el músico húngaro compone su Divertimento para orquesta de

cuerdas, obra dedicada a la Orquesta de Cámara de Basilea que, bajo

la dirección del propio Sacher, la estrenará un año más tarde, el 11

de junio de 1940. Ajena a la amenazante atmósfera bélica que esta-

ba a punto de cernirse sobre Europa, la nueva obra bartókiana recu-

pera en su clima distendido y amable, el tono y la escritura del anti-

guo concerto grosso a la vez que confirma la evolución de la escritura

de su autor, posterior a la citada Sonata para dos pianos y percusión,

en pos de un estilo de mayor énfasis melódico, más cercano –en su

solo aparente simplicidad– a los ideales del barroco y del neoclasi-

cismo vienés.

El Divertimento sería, en definitiva, el primer fruto de este nuevo

período estilístico; si el título alude a la música clásica vienesa, la

estructura formal tripartita remite indudablemente a los modelos

barrocos. El primer movimiento, marcado Allegro non troppo, nutre

su forma de sonata de acentos magiares, pasajes solistas y fórmulas

ornamentales que proporcionan luces y sombras a un discurso cuya

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energía y dinamismo se subraya mediante abundantes cambios de

tempo y ritmos sincopados.

El Molto adagio central destaca por su carácter opresivo y sombrío,

fúnebre incluso por momentos. En palabras de Bartók, el movimien-

to adopta una forma que sigue «aproximadamente el esquema

A-B-A». La parte A comienza con un tema que recuerda al del primer

movimiento de la Música para cuerdas, percusión y celesta mientras

que la sección B evoca el motivo de «nenia» o canto fúnebre del ter-

cer movimiento de la obra citada, para transformarse gradualmente,

según Péteri, en «una visión de pesadilla».

En forma de rondó, el Allegro assai final, algo más breve que los movi-

mientos anteriores, presenta una estructura perfectamente simétrica

centrada en una doble fuga. El vívido colorido instrumental, el atracti-

vo carácter rústico y danzante heredado de Haydn y el virtuosismo de

la escritura, subrayado por la cadencia del violín solista al estilo zínga-

ro y el episodio en «pizzicato-polka» que precede a la fulgurante coda,

prestan un atractivo y encanto irresistibles a esta admirable página.

S. RACHMANINOV: VOCALISE OP. 34 N.º 14

En el universo sonoro de Rachmaninov el terreno vocal –y, dentro

de éste, el de la canción de concierto– ocupa un lugar ciertamente

privilegiado. Entre 1890 y 1926 casi un centenar de páginas para voz

y piano testimonian el amor del músico ruso por este repertorio en

el que los ejemplos –algo anteriores en el tiempo– de Tchaikovski,

Mussorgski y Rimski-Korsakov pueden considerarse como sus

influencias más relevantes.

Además de numerosas piezas aisladas, el grueso de esta cuantiosa

producción se agrupa en torno a siete colecciones, sus Opus 4, 8, 14,

21, 26, 34 y 38, integradas cada una de ellas por un número de can-

ciones que oscila entre seis y quince. Las Catorce Romanzas que

componen el Opus 34 fueron escritas en 1912, entre los pianísticos

Études-tableaux Op. 33 de 1911 y la cantata Las Campanas Op. 35,

inspirada en Balmont, dos años posterior.

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Puchkin, el citado Balmont y otros poetas de menor trascendencia

como Korinfski, Khomiakov, Maikov, Polonski, Tiutchev y Fet pres-

tan su inspiración literaria a este conjunto de canciones en el que,

curiosamente, la pieza cuya popularidad eclipsaría al resto de la serie

es la única que carece de texto. Revisada en 1915, Vocalise, la deci-

mocuarta y última pieza del ciclo, fue dedicada por su autor a la can-

tante Antonina Nejdanova.

Se trata de una encantadora miniatura vocal sin palabras que presenta

a la voz humana como puro instrumento, cuyo melismático e ininte-

rrumpido flujo melódico, un punto arcaizante, se adecuaba con espe-

cial fidelidad al luminoso timbre de soprano coloratura de su dedica-

taria. No obstante, la ausencia de texto y la seducción inmediata de su

melodía han contribuido a favorecer el nacimiento de innumerables

transcripciones instrumentales, tanto de cámara como orquestales –una

de ellas debida al propio compositor– o con diversos instrumentos

solistas (violín, violoncello, clarinete) sin traicionar, en esencia, el deli-

cado arabesco orientalizante de su nostálgica línea vocal.

M. GLINKA: GRAN SEXTETO PARA PIANO Y CUERDAS EN MI BEMOL

MAYOR

Los espectáculos líricos contemplados en La Scala de Milán y, en par-

ticular, el descubrimiento de las óperas de Bellini y Donizetti, cuyos

roles protagonistas corrían a cargo de cantantes hoy legendarios

como Giuditta Pasta y Giovanni Rubini, encontraron reflejo en la

obra de Glinka durante la estancia que el compositor ruso efectuó

por tierra italianas entre 1830 y 1834. La Serenata sobre temas de

«Anna Bolena» y el Divertimento sobre «La Sonnambula», en los que

Glinka transforma con habilidad la cantinela vocal en escritura ins-

trumental, forman parte de la tetralogía de obras fechadas en 1832 a

las que se suman el Trío patético y, sobre todo, el Gran Sexteto en

Mi bemol mayor, la página de mayor extensión y, sin duda, la más

ambiciosa de su relativamente reducido legado camerístico.

Concluido en octubre de 1832 y publicado por Ricordi un año más

tarde, el Sexteto para piano y cuerdas de Glinka gozó tanto del bene-

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plácito de Balakirev –que lo consideró, a raíz de su primera edición

crítica rusa en 1881, «el mejor de los sextetos»– como de Melgunov,

crítico y amigo del compositor, para quien la obra «reunía en un todo

homogéneo las diferentes cualidades de la música de la época: el bri-

llo, la melodía y la ciencia del contrapunto».

Un brillante fortissimo en acordes alternados entre piano y cuerdas

inaugura el Allegro inicial, el movimiento más desarrollado de la

obra, que edifica su tradicional esquema de sonata sobre dos temas:

de carácter contemplativo el primero, expuesto por el piano y luego

por el violín, y de acentos más viriles el segundo, subrayado por el

cálido timbre del violonchelo. La escritura ligera y ornamentada del

piano domina el discurso de esta página brillante, especialmente en

su arrebatada coda, de encendido virtuosismo en la escritura del

teclado, que Glinka destinó a los poderosos recursos interpretativos

de la pianista De Filippi.

Un clima de serena ensoñación inunda el Andante central, una sere-

nata con ecos de barcarola cuyo motivo expone el piano. La orna-

mentada línea melódica –primero en el teclado, luego retomada por

las cuerdas– alía la vocalidad belcantista italianizante con la cantine-

la rusa. Al episodio intermedio, muy emotivo en su exaltada sensua-

lidad, sucede el regreso del calmado tema de barcarola inicial que se

encadena, sin solución de continuidad, al Finale: Allegro con spirito

conclusivo. Movimiento luminoso, enérgico y contrastado, alimenta-

do por tres temas: rítmico y vigoroso el primero, muy operístico el

segundo y festivo y danzante el último, de inequívoco aroma ruso.

Juan Manuel Viana

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F. J. HAYDN

Doble concierto para violín y piano en FaHob. XVIII:6Allegro moderato

LargoPresto

B. BARTÓK

Divertimento para orquesta de cuerdas Sz.113 (1939)

Allegro non troppoMolto adagioAllegro assai

S. RACHMANINOV

Vocalise n.º 14, Op. 34 (transcripción para cuerdas de D. Sitkovetsky)

M. GLINKA

Gran Sexteto para piano y cuerdas en Mi bemol

(versión para piano y orquesta de cuerdas) AllegroAndante

Finale: Allegro con spirito

SEGUNDA PARTE

PRIMERA PARTE

NES CHAMBER ORCHESTRADMITRY SITKOVETSKY DIRECTOR/VIOLÍN

BELLA DAVIDOVICH PIANO

PROGRAMA

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