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165 La neurología de la conducta es un campo relativamente nuevo en el dominio de las neurociencias y tiene como objetivo principal estudiar las modificaciones que en la conducta humana producen lesiones cerebrales bien definidas en cuanto a localización y tamaño. Es de justicia señalar a Franz Gall (1758-1828), el fundador de la frenología, como el primero, en la época moderna, en afirmar que era posible relacionar los rasgos psicológicos de la persona con determinadas variaciones en la configuración del cerebro las cuales, podían evidenciarse palpando la superficie craneana. La frenología se desacreditó rápidamente y la postura locali- zacionista no contó con el apoyo de la comunidad científica. Como lo señala Lord Adrian (1), hasta 1860 se pensaba que la corteza cerebral estaba formada por células uniformes que actuaban conjuntamente y se concebía al cerebro como un todo amorfo; esta fecha, 1860, puede considerarse determinante porque fue en ese año cuando Broca estudió, desde el punto de vista clínico y anatomopatológico, dos pacientes con hemiplejía derecha e imposibilidad para hablar; en ambos pacientes la autopsia demostró una lesión en el lóbulo frontal izquierdo, lugar donde Broca colocó el centro del lenguaje. Algunos años después, en 1876, el neurólogo alemán Carl Wernicke describió una alteración diferente del lenguaje en pacientes con lesiones en el área donde convergen los lóbulos parietal y tempo- ral: el nuevo tipo de afasia consistía en un deterioro de la comprensión Neurología de la conducta Dr. Julio Borges Iturriza

Neurología de La Conducta. Borges

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Neurología de la conducta

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  • La conducta humana. Neurologa del comportamiento

    Borges Iturriza J 165

    La neurologa de la conducta es un campo relativamente nuevoen el dominio de las neurociencias y tiene como objetivo principalestudiar las modificaciones que en la conducta humana producenlesiones cerebrales bien definidas en cuanto a localizacin y tamao.

    Es de justicia sealar a Franz Gall (1758-1828), el fundador dela frenologa, como el primero, en la poca moderna, en afirmar queera posible relacionar los rasgos psicolgicos de la persona condeterminadas variaciones en la configuracin del cerebro las cuales,podan evidenciarse palpando la superficie craneana.

    La frenologa se desacredit rpidamente y la postura locali-zacionista no cont con el apoyo de la comunidad cientfica. Como loseala Lord Adrian (1), hasta 1860 se pensaba que la corteza cerebralestaba formada por clulas uniformes que actuaban conjuntamente yse conceba al cerebro como un todo amorfo; esta fecha, 1860, puedeconsiderarse determinante porque fue en ese ao cuando Broca estudi,desde el punto de vista clnico y anatomopatolgico, dos pacientes conhemipleja derecha e imposibilidad para hablar; en ambos pacientes laautopsia demostr una lesin en el lbulo frontal izquierdo, lugardonde Broca coloc el centro del lenguaje.

    Algunos aos despus, en 1876, el neurlogo alemn CarlWernicke describi una alteracin diferente del lenguaje en pacientescon lesiones en el rea donde convergen los lbulos parietal y tempo-ral: el nuevo tipo de afasia consista en un deterioro de la comprensin

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    ms que de la expresin del lenguaje. La demostracin de que ciertaslesiones cerebrales eran capaces de producir trastornos del lenguajede diferentes tipos, afianz la idea de que era posible relacionaralteraciones de las funciones cerebrales con lesiones situadas endeterminadas reas y alent a los investigadores a tratar de identificarnuevas reas corticales relacionables con otras funciones cognitivas.

    A lo largo del siglo XIX se mantuvo la controversia entre losdefensores de la teora localizacionista, iniciada por Gall, y susopositores, quienes defendan el concepto segn el cual el cerebrofuncionaba como una entidad nica. Charcot, gran defensor de lateora localizacionista afirmaba en una de sus conferencias en 1875:El cerebro no es un rgano homogneo indivisible, sino ms bien ungrupo o si ustedes lo prefieren una confederacin compuesta por ciertonmero de diferentes rganos, cada uno con diferentes propiedades ofunciones (2).

    Fue ms adelante, al establecer Ramn y Cajal (1852-1914) elconcepto de neurona como unidad funcional, cuando se inici realmentela neurofisiologa moderna e hizo posible que Sherrington precisara laestructura de la sinapsis; nos parece justo recordar en este momentoalgunas palabras del maestro espaol No existen las redes nerviosasque algunos sabios, basndose en observaciones incompletas habanimaginado entre las clulas; stas representan verdaderas unidadesindependientes o neuronas, para servirnos de la expresin sugeridapor Waldeyer y cada centro nervioso no es otra cosa que el resultadode la superposicin o articulacin, segn reglas invariables, de ungran nmero de unidades nerviosas (3).

    La definicin de estos conceptos bsicos le confirieron a laneurologa de la conducta una base cientfica ms firme y marcaronuna nueva etapa en la cual la especialidad logr importantes avances,algunos de los cuales intentaremos destacar en un breve recorridohistrico.

    As, al final de la dcada de los cuarenta, Magound y col. (4) sededican al estudio de la fisiologa de la formacin reticular, bienconocida por los neuroanatomistas pero cuya participacin en el

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    funcionamiento cerebral permaneca casi desconocida. Estosinvestigadores demostraron la relacin de la formacin reticular confunciones cognitivas tan importantes como la reaccin de alerta, laatencin, los ciclos de vigilia y sueo y los cambios normales ypatolgicos del nivel de conciencia.

    Pocos aos despus se produjo otro hito en el avance de laneurologa de la conducta como fueron las investigaciones llevada acabo por la Dra. Brenda Milner en Montreal (5) que forjaron la base delos conocimientos que hoy tenemos acerca de la memoria. A unpaciente conocido desde entonces por sus iniciales H M, en un intentode mejorar su epilepsia muy severa, le fue removido, quirrgicamente,la parte media de ambos lbulos temporales. Luego de la intervencin,las exploraciones llevadas a cabo por la Dra. Milner pusieron enevidencia que H M haba perdido su capacidad de aprendizaje a pesarde que sus otras funciones intelectuales no haban sido afectadas; eldefecto fundamental era la imposibilidad de almacenar la informacinrecin adquirida y poder consolidarla como memoria a largo plazo. Apartir de entonces los estudios anatomoclnicos han demostrado que lamemoria no puede localizarse en una sola estructura sino que dependede una red formada por mltiples componentes: el hipocampo procesala informacin recin adquirida y puede conservarla durante un tiempolimitado (memoria primaria), pero para su almacenamiento a largoplazo deber ser transferida a otras reas corticales (memoria secundariao consolidada).

    La forma en que los recuerdos son almacenados, es decir, tratarde explicar la denominada memoria consolidada, constituy unproblema de especial relevancia para los psiclogos del siglo XIX,especficamente cuando trataban de dar un sostn material a cadapercepcin y a cada idea. Vale la pena citar in extenso el siguientepasaje de Ebbinghaus: Supongamos que la representacin del perrotenga su asiento en un sitio, y la del len en otro. Dnde estar el dela representacin del carnvoro de que ambos participan, as como lasrepresentaciones de las numerosas especies de perros y de determinadosperros que conozco, como igualmente el de los dems carnvoros? O

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    bien Dnde estar la representacin del mamfero, del vertebrado odel animal en general? Dnde la del ladrido que es particular delperro, pero que puede imitar el hombre? Dnde el de la representacindel blanco que encontramos en ciertos perros, pero pertenece tambina las nubes, a la nieve y a los lirios? La concepcin de agrupamientosde clulas que albergan representaciones aisladas no puede darrespuesta a estas preguntas (6).

    Fue necesario que transcurrieran muchos aos para que lasinvestigaciones de los neurocientficos de las dcadas de los setenta ylos ochenta, especialmemte las de A. Damasio (7) permitieranestablecer algunos hechos que facilitaran la comprensin del problema.Hoy da se acepta que los objetos como tales no estn representados enla corteza en un sitio determinado. Se ha demostrado que las diversasfacetas que constituyen el objeto: la forma, la textura, el color, el olor,el movimiento, etc. son procesadas en diferentes reas corticales ydebern integrarse para que pueda ser posible identificar al objetocomo un todo. Esta organizacin implica la activacin simultnea yarmoniosa de mltiples reas corticales. Para ilustrar este conceptoDamasio da el siguiente ejemplo: la imagen de una taza de caf evocarepresentaciones visuales y tactiles de su forma, color, textura ytemperatura, al mismo tiempo la imagen del olor y el sabor del caf,e inclusive la imagen motora del movimiento de llevar la taza a loslabios. Todas estas representaciones son reproducidas en regionesseparadas del cerebro, pero su reconstruccin ocurre simultneamente.Lo que no conocemos porque probablemente no existe, es el reacortical donde esta reconstruccin se produce.

    Algunos aos antes de los trabajos de la Dra. Milner, en elmismo Instituto Neurolgico de Montreal, el Dr. Wilder Penfield (8),aprovechando su labor quirrgica en el tratamiento de los pacientesepilpticos, llev a cabo una serie de investigaciones de gran valor enel campo de la neurologa de la conducta. Penfield pudo demostrar,por primera vez, la produccin de procesos mentales por la estimulacindirecta de la corteza cerebral; en estas ocasiones, al estimular el lbulotemporal el paciente refera coherentemente, como vivencias

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    inmediatas, experiencias del pasado. En palabras del propio PenfieldLa corteza temporal juega un papel activo en la interpretacin quecada individuo hace de su experiencia presente. Al estimularle,algunas veces (el paciente) evoca experiencias pasadas y otras pro-duce un cambio en la interpretacin de la experiencia presente. Msadelante agrega Existe en el cerebro un registro neuronal de lasexperiencias pasadas que preservan las percepciones previas delindividuo con sorprendentes detalles.

    Otra regin cuyo estudio ha despertado especial inters por suestrecha relacin con la vida mental y conductual de la persona es lacorteza prefrontal, situada por delante de las reas motoras del lbulofrontal; se ha demostrado que tiene especial relevancia en elcomportamiento social del individuo e interviene, esencialmente, enel juicio y en la toma de decisiones. Adems, como hecho relevantedebe sealarse que la corteza prefrontal forma parte de la red neuronalque relaciona las funciones intelectuales con la vida emocional y quedetermina el insoslayable trasfondo emocional que matiza siempre lavida intelectual.

    En pacientes que han sufrido lesiones circunscritas a estas reasse ha comprobado un claro deterioro de la habilidad para planificar elfuturo, poco respeto por las reglas usuales del comportamiento ensociedad y una marcada dificultad para tomar las decisiones msadecuadas en el medio que le toca actuar. A pesar de este severotrastorno conductual, las pruebas que estudian la inteligencia nomuestran alteraciones significativas que expliquen el comportamientoanmalo.

    El lbulo frontal interviene, tambin, en un tipo especial dememoria que se ha denominado memoria de trabajo. Los pacientescon lesiones en las reas asociativas prefrontales presentan grandificultad para utilizar la informacin que les permita un adecuadomanejo de las situaciones cotidianas. La corteza prefrontal actuaracomo un intermediario entre la memoria y la accin; la funcinprimordial del hipocampo es procesar la informacin nueva, mientrasque la corteza prefrontal es esencial para activar las memorias

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    almacenadas y hacerlas utilizables cuando las circunstancias lorequieran.

    Llegados a este punto sera sencillo reafirmar lo dicho alanteriormente y sealar que el objetivo principal de la neurologa dela conducta es el estudio de las modificaciones que en la conductahumana producen las lesiones cerebrales. Sin embargo, cuando seprofundiza un poco ms en el anlisis, colocndose en la perspectivaadecuada, puede afirmarse que la neurologa de la conducta es uncamino cuyo final, su verdadera meta, es tratar de resolver el problemasiempre presente de la relacin mente-cerebro.

    De acuerdo con David Chalmers (9), cuando un investigador seimpone como objetivo el estudio de la mente, enfrenta dos tipos deproblemas: el primero de ellos, que Chalmers denomina el problemafcil, corresponde a lo que hasta ahora hemos tratado de hacer, esdecir, analizar las diversas funciones mentales en relacin con lasdiversas estructuras cerebrales. Si este problema, con toda sucomplejidad, se considera como el problema fcil, pueden estimarselas dificultades que presenta el otro y el cual se refiere a la relacinmente/cerebro que ha sido y contina siendo uno de los problemas msimportantes, probablemente el ms importante, de los que enfrenta elhombre.

    El problema bsico, en palabras de Eccles (10), puede plantearseas: Cmo es que ciertos patrones de actividad neuronal de la cortezacerebral pueden producir una experiencia consciente?

    Algunos han llegado a pensar que esta pregunta no puede sercontestada con los mtodos que dispone la ciencia hoy da y, solamenteuna completa innovacin del pensamiento cientfico, permitircomprender la relacin mente-cerebro. En el momento presente sloes posible afirmar que los fenmenos neuronales son necesarios paraque se produzca la experiencia consciente pero, en realidad, somosincapaces de asegurar que estos fenmenos constituyan la condicinsuficiente que explique nuestra actividad mental.

    Estas consideraciones tienen relacin con un problemaespecialmente complejo como es el que se refiere al yo como sujeto

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    de experiencia. Solamente podemos asomarnos a l. Un dobleaspecto debe ser considerado: por una parte, para que una experienciaconsciente se produzca es necesario que exista una red neuronalestable la cual constituye por s, la base de la individualidad, de lopropio y permanente de cada quien, pero por otra parte, y al mismotiempo, esta estructura neuronal debe poseer la plasticidad requeridaque permita el proceso del aprendizaje que ocurre ininterrumpidamentea lo largo de toda la vida.

    Al considerar el aspecto biolgico de la conducta, es importantesealar, que los genes y las protenas por ellos producidas son indis-pensables para establecer el patrn de conexiones entre las neuronas,factor determinante del funcionamiento de las redes neuronales; siaceptamos que la conducta es mediada por estas estructuras cerebrales,en cuya formacin y organizacin intervienen los genes, es lgicopensar que la conducta est influenciada por factores genticos queintervienen tanto en el establecimiento de los circuitos neuronalescomo en la produccin de las enzimas que controlan la sntesis de losneurotransmisores.

    La importancia de los factores genticos en una serie de trastornosconductuales ha sido probada. Sin embargo, no debe exagerarse lamagnitud de lo que se ha denominado el determinante neurogenticoporque ha sido demostrado que factores no genticos, extrnsecos oambientales, juegan un papel decisivo para hacer posible que unadeterminada enfermedad llegue a desarrollarse. La opinin de lamayora de los geneticistas est a favor de que los genes y los factoresambientales interactan en forma muy compleja, tanto en condicionespatolgicas como en condiciones normales (11).

    Un hecho importante de recalcar es que la relacin entre lamente y el cerebro es mutua, es decir, la actividad mental influye ypuede modificar la fisiologa cerebral. Con el fin de demostrar lasmodificaciones que puede sufrir el cerebro como consecuencia de lainfluencia de los factores socio-culturales, el Prof. Castro-Caldas ycol. realizaron una valiosa investigacin; el ttulo del trabajo, publicadoen la revista Brain en 1998, resume la tesis que se trataba de demostrar:

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    El cerebro iletrado. Aprender a leer durante la niez influye en laorganizacin funcional del cerebro adulto.

    El trabajo consisti en seleccionar dos grupos de mujeres: unasanalfabetas sin ninguna escolaridad; las otras alfabetizadas con unmnimo de 4 aos de escolaridad. A todas, se les prctico PETmientras repetan dos series de palabras: una serie formada por palabrasusuales, es decir, palabras con significado conocido y la otra serieformada por palabras carentes de sentido.

    Cuando se trataba de repetir palabras con sentido, los dos gruposse comportaban iguales y se activaban las mismas reas cerebrales;cuando se trataba de repetir palabras sin sentido las analfabetascometan errores en un nmero significativamente mayor que lasmujeres alfabetizadas y adems las reas cerebrales activadas erandiferentes. Se demostraba que el aprendizaje del lenguaje escrito enla niez cambiaba la anatoma funcional del cerebro y sugera que engeneral, la adquisicin de una habilidad cognitiva puede modificarotras funciones cognitivas.

    Es indudable que la posibilidad de aprender y de modificar lasredes neuronales a medida que aprendemos no es una cualidad exclusivadel hombre sino que es compartida con los animales; no obstante, laposibilidad de objetivar los conocimientos y convertirlos en cultura,es un atributo exclusivamente humano. Pareciera que la evolucin dela raza humana ms que de cambios orgnicos dependiera de lacapacidad de adquirir y procesar informacin. Es en este sentido queKarl Popper (12) desarrolla el concepto de herencia cultural quesignificara un cambio radical en la evolucin y que hara posible elperfeccionamiento del hombre como especie.

    Ya para terminar, como clnico que permanece en contactodiario con los pacientes, me siento obligado a hacer algunas considera-ciones: desde esta perspectiva llama la atencin la actitud quepodramos denominar deshumanizada que muchos neurocientficosasumen cuando investigan las bases biolgicas de la conciencia y delos procesos mentales; pareciera que fuera ms satisfactorio sealar loque nos acerca a los animales que resaltar nuestras caractersticas

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    propiamente humanas. En este sentido merecen ser recordadas laspalabras de Pavlov cuando afirmaba: El lugar incomparablementeelevado que el hombre ocupa en la escala animal lo excluye del restode la comunidad animal (13).

    Tratando de interpretar lo expresado por Pavlov, viene al casoenfatizar que la conducta humana tiene caractersticas que le sonpropias; entre otras podemos sealar que el hombre, a diferencia de losotros seres vivos, tiene conciencia de s mismo; en segundo lugar, quela conducta humana no es simplemente adaptativa sino que el hombre,utilizando su inteligencia cualitativamente distinta a la del animal,ms que adaptarse al medio lo modifica y lo transforma; es decir, adiferencia del animal que siempre persistir esclavo, el hombre con suinventiva, trata incesantemente de crear las mejores condiciones quele permitan, hasta donde sea posible, lograr su independencia delmedio ambiente.

    Y en este mismo sentido, quisiera concluir repitiendo las palabrascon las que cerraba mi trabajo de Incorporacin a la Academia y conello, intento enfatizar las ideas que acabo de exponer; deca entonces,que tomando el significado etimolgico de la palabra poesa, como esel de creacin o accin creadora, podemos comprender cabalmente loexpresado por Hlderlig (14) en un verso memorable que resume lairreductible condicin humana; en palabras de Hlderling: Potica-mente habita el hombre la tierra.

    REFERENCIAS

    1. Benson F. The history on the behavior neurology. Neurol Clin.l993;11:1-8.

    2. Goetz CG. Battle of the titans: Charcot and Brown-Sequard on cerebrallocalization. Neurology. 2000;54:1840-1847.

    3. Ramn y Cajal S. Elementos de histologa normal. Madrid: TipografaArtstica; 1926.

    4. Magound HW. The waking brain. Springfield Ill. Charles C. Thomas

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    Publisher, l960.

    5. Gazzaniza MS Handbook of bahavioral neurology. Nueva York-Londres:Plenum Press; 1979.

    6. Roustan D. Lecciones de psicologa. Buenos Aires: Editorial Poblet;1945.

    7. Damasio A, Damasio H. Brain and language. Sci Am. 1992;267:78-87.

    8. Penfield W. Neurological basis of behavior. Nueva York-Londres: J &Churchill Ltd; 1958.

    9. Chalmers DJ. The puzzle of conscious experience. Sci Am. 1995;270:62-68.

    10. Eccles JC. Facing reality. New York- Berlin: Springer-Verlag; 1970.

    11. Plomin R, Owen MJ, McGuffin P. The genetic basis on complex humanbehaviors. Science. 1994;264:1733-1739.

    12. Citado por Eccles (10).13. Chauvin R. Del animal al hombre. La aventura humana. Caracas: Salvat

    Editores Venezolana, S.A.; 1957.

    14. Marina JA. Teora de la inteligencia creadora. Barcelona, Espaa:Editorial Anagarma; 1993.