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NICOLÁS ABBAGNANO HISTORIA DE LA FILOSOFÍA Volumen 1 HUNAB KU PROYECTO BAKTUN

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N I C O L S A B B A G N A N O

HISTORIA DE LA

FILOSOFAVolumen 1

H U N A B K U

P R O Y E C T O B A K T U N

NICOLS ABBAGNANO

HISTORIA DE LA

FILOSOFAVolumen 1

Filosofa antigua - Filosofa patrstica

Filosofa escolstica

Traduccin de

JUAN ESTELRICH

yJ. PREZ BALLESTAR

HORA, S.A.BARCELONA

Versin espaola de la lt ima edicin italianade la STORIA DELLA FILOSOFA, de NicolsAbbagnano, publicado por UTET (Unione i-pografico-Editrice Torinese).

1.a Edicin, 1956. Montaner y SimnReimpresin, 1962. Montaner y SimnReimpresin, 1968. Montaner y Simn2.a Edicin ampliada, 1975. Montaner y SimnReimpresin, 1978. Montaner y Simn3.a Edicin, 1982. Hora, S.A.Reimpresin, 1985. Hora, S.A.Reimpresin, 1990. Hora, S.A.4.a Edicin, 1994. Hora, S.A.

Esta obra ha sido impresa sobre papel reciclado.

Reservados todos los derechos. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida,almacenada en un sistema de informtica o transmitida de cualquier forma o por cual-quier medio electrnico, mecnico, fotocopia, grabacin u otros mtodos sin previo yexpreso permiso del propietario del copyright.

1994, Hora, S.A.Castellnou, 37 - 08017 Barcelona

Depsito legal: B-24.676-1994ISBN: 84-85950-06-2 (obra completa).ISBN: 84-85950-03-8 (volumen 1).

Impresin: Tesys, S.A.Manso 15-17 - 08015 BarcelonaImpreso en Espaa - Printed in Spain

N D I C E D E M A T E R I A S

PREFACIO A LA TERCERA EDICIN ITALIANA

La tercera edicin de esta obra ha sido enteramente revisada, en base a lasnotables contribuciones aportadas por los estudios ms recientes, y debida-mente puesta al da en aquellos aspectos que lo han hecho necesario.

Se ha puesto una particular atencin en el apartado referente a la filosofacontempornea, en el cual se ha tratado de delinear las directrices y los pro-blemas claves. Los problemas que actualmente aparecen con mayor inters,son aquellos que se presentan en el punto de encuentro de disciplinas cient-ficas diversas, puesto que alrededor a este punto pivotan todas las dems: elproblema del hombre, su relacin con el mundo y la sociedad en la que con-vive, su destino futuro. Es en torno a estos problemas que la presente edi-cin, como en las precedentes, mantiene su mximo inters.

Para las notas bibliogrficas, se ha mantenido un sobrio criterio de selec-cin, para evitar un exceso de pesadez en la obra. No obstante los estudiososque deseen profundizar en los temas, encontrarn en base a las indicacionessuministradas, las fuentes de informacin sobre los autores de mayor inters.

Miln, 1974 N.A.

PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIN ITALIANA

La segunda edicin de esta obra constituye una actualizacin y puesta alda de la primera a base de textos o documentos ltimamente publicados, denuevas investigaciones historiogrficas y de nuevas orientaciones de crticahistrica y metodolgica. Las partes que han experimentado mayoresrevisiones o ampliaciones son las concercientes a la lgica y a la metodologade las ciencias, la tica y la poltica. En efecto, las investigacioneshistoriogrficas contemporneas se dirigen preferentemente a estos campos,de acuerdo con los intereses que estimulan hoy la investigacin filosfica. Laexigencia de tener en cuenta los nuevos datos historiograficos y de presentartodo el conjunto de una manera ordenada y clara ha producido aqu y alloportunos replanteamientos o desplazamientos de los autores tratados, deconformidad con ciertas constantes conceptuales que se han demostrado,ms activas e incluso decisivas en la determinacin del desarrollo de laeficacia histrica de los sistemas filosficos. Naturalmente, las mayoresmodificaciones se han producido al tratar de la filosofa contempornea conobjeto de ofrecer un cuadro sinttico de conjunto sobre la investigacin ysobre la variedad de las corrientes que hoy se discuten y de los problemas entorno a los cuales se centran las discusiones polmicas en el interior de cadacorriente.

Pero la estructura de la obra, sus requisitos esenciales, los planteamientosy criterios interpretativos fundamentales no han sufrido modificacionessustanciales por haber conservado toda su validez. En cuanto a las notasbibliogrficas, puestas tambin al da, se ha conservado el carcterpuramente funcional de seleccin orientadora para la investigacinbibliogrfica:

Doy las gracias a todos los que me han enviado sus sugerencias yconsejos y, sobre todo, a los amigos con quienes he discutido algunosaspectos del tratado. A tres de ellos, a los que he recurrido con mayorfrecuencia, Pietro Rossi, Pietro Chiodi y Cario A. Viano, me es muygrato expresarles pblicamente mi gratitud.

Turn, 1963 N.A.

PREFACIO A LA PRIMERA EDICIN ITALIANA

Esta Historia de la filosofa trata de mostrar la esencial humanidad de losfilsofos. Todava subsiste hoy el prejuicio de que la filosofa se afana entorno a problemas que no tienen la ms mnima relacin con la existenciahumana y de que se mantiene encerrada en una esfera lejana e inaccesible ala que no llegan las aspiraciones ni las necesidades de los hombres. Y junto aeste prejuicio est el otro de que la historia de la filosofa es un panoramadesconcertante de opiniones que se amontonan y se contraponen, privadasde un hilo conductor que sirva de orientacin para los problemas de la vida.Estos prejuicios son indudablemente confirmados por aquellas tendenciasfilosficas que, por su inclinacin a un tecnicismo equvoco, han pretendidoreducir la filosofa a una ciencia particular slo accesible a unos pocos y hanignorado as su valor universal para los hombres. Se trata, sin embargo, deprejuicios injustos, basados sobre falsas apariencias y sobre eldesconocimiento de aquello que condena. Esta obra trata de mostrar talinjusticia.

El punto de partida es la conviccin de que nada que sea humano es ajenoa la filosofa y, ms an, de que sta es el hombre mismo, en cuanto seplantea el problema de s mismo y busca las razones y el fundamento de supropio ser. La esencial conexin entre filosofa y hombre es la primera basede la investigacin historiogrfica emprendida en este libro. Sobre tal base,este trabajo toma en consideracin la investigacin que desde hace veintisissiglos han emprendido los hombres de Occidente acerca del propio ser y delpropio destino. A travs de luchas y conquistas, dispersiones y regresiones,esa investigacin ha llegado a acumular un tesoro de experiencias vitales, quees oportuno redescubrir y resucitar de entre los ropajes doctrinales que muyfrecuentemente lo ocultan en vez de manifestarlo. Pues la historia de lafilosofa es profundamente distinta de la de la ciencia. Las teoras pasadas yabandonadas ya no tienen significado vital alguno para la ciencia; las que sontodava vlidas forman parte de su cuerpo vivo y no es preciso recurrir a lahistoria para conocerlas y asimilarlas. Por el contrario, en filosofa laconsideracin histrica es fundamental; una filosofa del pasado, si ha sidoverdadera filosofa, no es un error abandonado y muerto, sino una fuentepermanente de enseanza y de vida. En ella se ha encarnado y expresado lapersona del filsofo, no slo en lo que le era ms propio, en la singularidadde la experiencia de su pensamiento y de su vida, sino en sus relaciones con

V I I I PREFACIO

los otros y con el mundo en que vivi. Y debemos recurrir a la persona pararedescubrir el sentido vital de toda doctrina. En cada una debemosdeterminar el centro hacia el que gravitaban las inquietudes fundamentalesdel filsofo, que es a la vez el centro de su personalidad de hombre y depensador. Hemos de resucitar ante nosotros mismos a cada filsofo en surealidad de persona histrica para percibir claramente, a travs de laoscuridad de olvidos seculares o deformaciones tradicionales, su palabraautntica que an puede servirnos de orientacin y de gua.

Por eso en esta obra no se presentarn sistemas o problemassustancializados y considerados como realidades independientes; sino figuraso personas vivas, hacindolas surgir de la lgica de la investigacin en quequisieron expresarse y consideradas en sus relaciones con otras figuras ypersonas. La historia de la filosofa no es ni un reino de doctrinasimpersonales que se suceden desordenadamente o se concatenandialcticamente, ni la esfera de accin de problemas eternos, de los cualessean manifestaciones contingentes las doctrinas singulares. Es un entramadode relaciones humanas, que se mueven en el plano de una disciplina comnde investigacin y, as, trascienden los aspectos contingentes oinsignificantes, para asentarse en los que son esenciales y constitutivos.Revela la solidaridad fundamental de los esfuerzos que tienden a aclarartanto como sea posible la condicin y el destino del hombre; solidaridad quese expresa tanto en la afinidad de las doctrinas como en su oposicin, en suacuerdo tanto como en su enfrentamiento polmico. La historia de lafilosofa reproduce en la tcnica de sus investigaciones rigurosamentedisciplinadas el mismo intento que est en la base y es el motor de cualquierrelacin humana: comprenderse y comprender. Y lo reproduce con lasmismas vicisitudes de xitos y de desengaos, de ilusiones que resurgen y declaridades orientadoras, y de esperanzas siempre renacidas.

La disparidad y la oposicin entre las doctrinas pierde as su carcterdesconcertante. El hombre ha explorado y explora todos los caminos paracomprenderse a s mismo, a los dems y al mundo. Ha acertado y acierta enello ms o menos. Pero debe y deber siempre renovar sus intentos, de loscuales depende su dignidad de hombre. Y no puede renovarlos sinorecurriendo al pasado y obteniendo de la historia la ayuda que los demspueden proporcionarle para el futuro.

Por ello, no se encontrarn en esta obra crticas extrnsecas, quepretendan destacar los errores de los filsofos. La pretensin de impartirlecciones de filosofa a los filsofos es tan ridicula como la de hacer de unadeterminada filosofa el criterio y la norma para juzgar a las otras. Cadaverdadero filsofo es un maestro o compaero de investigacin, cuya voznos llega debilitada por el tiempo, pero puede tener para nosotros, para losproblemas que ahora nos ocupan, una importancia decisiva. Es precisodisponerse a la investigacin con sinceridad y humildad. No podemosalcanzar, sin la ayuda que nos prestan los filsofos del pasado, la solucin delos problemas de los cuales depende nuestra existencia individual ycolectiva. Debemos por tanto, plantear histricamente tales problemas; y enel intento de entender el autntico mensaje de Platn o de Aristteles, deSan Agustn o de Kant y de cuantos, pequeos o grandes, han sabidotambin expresar una experiencia humana fundamental, hemos de ver el

PREFACIO IX

intento mismo de aclarar y solucionar nuestros problemas. El problema delo que nosotros somos y debemos ser es fundamentalmente idntico al de loque fueron y quisieron ser, en su sustancia humana, los filsofos del pasado.La separacin de estos dos problemas priva al filosofar de su alimento y a lahistoria de la filosofa de su importancia vital. La unidad de ambosproblemas garantiza la eficacia y el mpetu del filosofar y fundamenta elvalor de la historiografa filosfica. La historia de la filosofa establece comouna soldadura entre el pasado y el porvenir de la filosofa, soldadura que esla esencial historicidad de la filosofa.

Mas precisamente por eso, la preocupacin por la objetividad, la cautelacrtica, la investigacin paciente de los textos, la fidelidad a las intencionesexpresas de los filsofos no son en la historiografa filosfica merossntomas de renuncia a la inquietud teortica, sino las ms seguras pruebasde seriedad en la empresa teortica. Pues quien espera de la investigacinhistrica una ayuda efectiva, quien ve en los filsofos del pasado maestros ycompaeros de investigacin, no tiene inters en alterar su fisonoma,enmascarar su doctrina, ocultar sus rasgos fundamentales. Por el contrario,siente el mximo inters por reconocer su verdadera faz, de la misma maneraque quien emprende un viaje difcil tiene inters por conocer la verdaderanaturaleza del que le sirve de gua. Cualquier ilusin o engao en este asuntoes fatal. La seriedad de la investigacin condiciona y demuestra el empeoteortico.

Es evidente, desde este punto de vista, que no puede esperarse queencontremos en la historia de la filosofa un progreso continuo, laformacin gradual de un cuerpo nico y universal de verdad. Un progresocomo el que se verifica en las ciencias particulares, que una vez asentadas ensus bases se acrecientan gradualmente por la adicin de contribucionesaisladas, no puede hallarse en la filosofa; pues en ella no hay verdadesobjetivas e impersonales que puedan sumarse e integrarse en un cuerponico, sino personas que dialogan de su destino; y las doctrinas no son sinoexpresiones de ese dilogo ininterrumpido, preguntas y respuestas que aveces se provocan unas a.otras a travs de los siglos: La ms alta personalidadfilosfica de todos los tiempos, el ateniense Platn, ha expresado en lamisma forma literaria de sus obras el dilogo la verdadera naturaleza delfilosofar.

Por otra parte, en la historia de la filosofa tampoco se da una mera-sucesin desordenada de opiniones que se amontonen y destruyanmutuamente. Los problemas sobre que versa el incesante dialogar de losfilsofos tienen su propia lgica, que es la misma disciplina a que losfilsofos someten libremente su investigacin: de modo que ciertascorrientes consiguen dominar un perodo o una poca histrica, por habersido capaces de iluminar ms vivamente algn problema fundamental.Adquieren as una impersonalidad aparente que hace de ellos patrimoniocomn de generaciones enteras de filsofos (pinsese en el agustinismo o elaristotelismo dentro de la escolstica), luego decaen y se ocultan, pero laverdadera personalidad del filsofo no lo hace nunca sino que todos puedeny deben recurrir a ella para recibir su luz.

La historia de la filosofa encierra as una extraa paradoja. Puede decirseque no hay doctrina filosfica que no haya sido criticada, negada,

PREFACIO

impugnada y destruida por la crtica filosfica. Pero quin osara sostenerque la supresin definitiva de uno solo de los grandes filsofos antiguos omodernos no representara un empobrecimiento irremediable para todos loshombres? Lo que ocurre es que el valor de una filosofa no se mide a razndel quantum de verdad objetiva que contenga, sino slo a razn de sucapacidad para servir como punto de referencia (aunque slo sea polmico)para cada intento de comprenderse a s mismos y al mundo. Cuando Kantreconoce a Hume el mrito de haberlo despertado del "sueo dogmtico" yde haberlo encaminado al criticismo, formula de la manera ms directa yevidente la relacin de libre interdependencia que abarca conjuntamente atodos los filsofos de la historia. Una filosofa no tiene valor en cuantosuscita el acuerdo formal de un cierto nmero de personas sobredeterminadas teoras, sino slo en tanto que suscita e inspira en los demsuna indagacin que lleve a cada uno a hallar su propio camino, del mismomodo que en ella lo encontr su autor. El mayor ejemplo de ello es todavael de Platn y Scrates: durante toda su vida trat Platn de realizar el idealde la figura y de la enseanza de Scrates, salindose, cuando era necesario,ms all de la envoltura doctrinal en que estaban encerradas; y as la mselevada y bella filosofa naci de un repetido acto de fidelidad histrica.

Todo esto excluye el que se pueda ver en la historia de la filosofasolamente desorden o superposicin de opiniones; pero excluye tambin elque se pueda ver en ella un orden necesario concatenado dialcticamente, atravs del cual la sucesin cronolgica de las doctrinas equivalga al desarrolloracional de momentos ideales que constituyan una verdad nica quecomparezca en toda su plenitud al final del proceso. La concepcinhegeliana hace de la filosofa el proceso infalible de formacin de unafilosofa determinada. As elimina la libertad de la investigacin filosfica,que tiene como condicin la realidad histrica de la persona que investiga;niega la problematicidad de la historia misma y la convierte en un ciclocerrado, sin porvenir. De este modo resultan totalmente perdidos loselementos que constituyen la vitalidad de la filosofa.

En realidad la historia de la filosofa es una historia temporal y, portanto, problemtica; no est hecha de doctrinas o momentos ideales, sinopor hombres solidarizados por una investigacin comn. No se trata de quecada doctrina sucesiva en el orden del tiempo sea, por eso slo, msverdadera que las precedentes. Se corre el nesgo de perder u olvidarenseanzas vitales, como frecuentemente ha sucedido y sucede an; de ahque se deba rebuscar incesantemente su autntico significado.

A ese deber responde, dentro de los lmites que se me han concedido,la presente obra. Quiera el lector entenderla y juzgarla con ese espritu.

Turn, 1946 N.A.

PROLOGO DEL TRADUCTOR A LA PRIMERA EDICIN ESPAOLA

La "Historia de la Filosofa" del profesor Abbagnano es la historia deunas determinadas doctrinas profesadas por unos determinados hombres enel transcurso de la historia de nuestro mundo occidental; implica undeterminado concepto de la filosofa y un determinado concepto de lahistoria de las ideas.

Cmo puede definirse esta filosofa y esta su historia?Entre las cuarenta y cinco mil pginas, la mayor parte inditas, que se

conservan en los archivos Husserl, de la Universidad de Lovaina, figura una,recientemente publicada, cuya traduccin puede darse ms o menos as: "Lafilosofa es una idea unitaria de una tarea que se transmiteintersubjetivamente en el curso de la historia; esta idea penetr en la historiaeuropea gracias a una fundacin originaria de ciertos primeros filsofos,hombres que los primeros concibieron esta original filosofa e hicieron de larealizacin de la misma su propia vocacin. Con esto nace un nuevo tipooriginal de vocacin, desde luego prcticamente intil para el sentidocomn, pero, al igual que las dems profesiones... ligado en susmanifestaciones a los propios tiempos y, como aquellas profesiones,floreciendo en la socialidad y de generacin en generacin. Su transmisin seproduce con la idea de intencionalidad, la cual mantiene su unidad en elcurso de la historia, independientemente de su mutacin..."

Esta definicin viene a dar una respuesta a las objeciones respecto a laposibilidad de la historia de la filosofa y a la peticin de su necesariauniversalidad.

Se cumple en esta definicin la exigencia de toda historia, que supone unobjeto unitario, permanente a travs del tiempo. Existe, de hecho, unarealidad filosfica, ms o menos aislable de la realidad total, prosiguiendo degeneracin en generacin una carrera relativamente autnoma. La filosofaaparece como una fuerza vital permanente, una "operado" especfica delhombre (ha dicho Dempf), una expresin genuina de su especie, como lareligin, el arte, el derecho, la ciencia. Otros, como Jaspers, considerarnesta historia como el instante nico y grandioso en que el hombre hatomado conciencia de s mismo, instante que se llena de una discusininterminable en que se manifiestan las fuerzas en conflicto, los problemasaparentemente insolubles, las ms altas creaciones y los ms peregrinosextravos, la verdad profunda y un torbellino de errores. No puede decirse,

XII PROLOGO DEL TRADUCTOR

en verdad, que esta historia ponga de manifiesto una determinadacontinuidad espiritual, pero s que manifiesta la continuidad de la obra delespritu. Todo pasa como si esta historia fuese la de una vasta encuesta sobreel contenido del pensamiento humano, encuesta reemprendida sin cesar ysin cesar ampliada. La encuesta revela las esencias a la inteligencia, aldefinirlas. E incluso ocurre (lo ha sealado Gouhier) que, cualquiera que seala poca o la forma de la civilizacin de que depende, el filsofo seencuentra en presencia de las ideas como ante esencias necesarias cuyocontenido escapa al libre albedro de su voluntad.

La peticin de universalidad es otra cuestin insoslayable. Si el estudio dela historia de la filosofa tiene por objeto revelarnos cmo la filosofa se hamanifestado en el plano de la historia de la entera humanidad, en lascondiciones sociales y polticas y en las situaciones personales ms diversas,es evidente que tal estudio debiera ser universal. Keyserling se esforz, porejemplo, con gran provecho para s mismo, en asimilar las filosofasorientales. Se estudian hoy a fondo aquellas complejas pocas filosficas,sobre todo las de la India y la China, de donde ha nacido la nueva disciplinadel comparatismo filosfico. No llegar a sostener que el prejuiciooccidental falsea todas las historias europeas de la filosofa y nos hace ajenosa los valores orientales. Pero es un hecho que, en la actual situacin delmundo, conviene tener presentes estos valores. De todos modos, una historiade la filosofa circunscrita al mundo occidental, est plenamentejustificada; dentro de su variedad, posee una unidad temtica indiscutible.

La legitimidad de la historia de la filosofa, se pone en tela de juicioperidicamente. Este es un aspecto ms, entre muchos, de la actual situacinde la conciencia histrica, de esa falsa paz en que vivimos, de esa sensacinde desequilibrio y de angustia, consecuencia de las contradicciones en que sedebate nuestro tiempo. Y como hemos declarado que todo est en crisis,naturalmente tambin est en crisis la historia de la filosofa, la cual seinterroga sobre su propia significacin y tericamente no se atreve a estarsegura de su posibilidad. Por lo tanto no es de extraar que la historia de lafilosofa se funde, en nuestros das, al mismo tiempo, en un ciertodesencanto y en un humanismo ms modesto y eficaz, como el quepreconiza y practica Abbagnano. A los ojos de la crtica, todos los puntos devista resultan arbitrarios; todos falsean la realidad. Queda, a fin de cuentas,el hecho de que el problema filosfico no puede resolverse para siempre; queadmite slo soluciones temporales y sucesivas. Nos conformamos, pues, conuna historia de la filosofa que aparezca como el tesoro de la sabiduralentamente acumulada. La ambicin del historiador se limita, enconsecuencia, a determinar con toda exactitud el testimonio de cadafilsofo, a restablecer lo que ha dicho y a aclarar lo que ha querido decir.

Pero, ante la pretensin de la historia objetiva, nos asaltan nuevasdecepciones. La historia de la historiografa filosfica echa por los sueloscualquier pretensin a la objetividad. Gusdorf ha analizado los renovadoserrores a que conduce la pretensin de la historia objetiva: el error escpticoproducido por la exigencia crtica, el error del eclecticismo, el error delpositivismo, aunque sea verdad tambin que la historia de una poca esinseparable de la exposicin de las grandes creaciones doctrinales que en ellavieron el da.

PROLOGO DEL TRADUCTOR XIII

Una doctrina es algo ms que un simple acontecimiento del pasado. No essolamente algo fijo, constituido y aparecido en una fecha determinada. Hayen ella algo ms. Hay en cada doctrina una especie de llamada; cada unaposee un principio interno de duracin; se ofrece a todos los espritus yconstituye un bien comn; est olvidada, dirase muerta, y es capaz derenacer provocando verdaderas revoluciones. En mis estudios sobre elespritu de los renacimientos, he sealado, como motivo fundamental de losmismos, esta capacidad, de las ideas del pasado, de fertilizar y vivificar elpresente con insospechadas e imprevisibles fecundaciones.

La historia de la filosofa se ha concebido a menudo como ciencia y se halegitimado bajo forma de progreso. Para ello fue necesario introducir enfilosofa la nocin cientfica de "verdades adquiridas" y fundar su progresoen el orden de adquisicin de tales verdades. Pero es evidente que se trata depuras ficciones, desmentidas por los hechos. Estos atestiguan que enfilosofa no hay propiamente "verdades adquiridas", para siempre, que nadaescapa a una perpetua revisin, que no puede afirmarse ningn progreso, porlo menos cuando se trata de cada sistema considerado en s.

De conformidad con esto, Abbagnano afirma que la historia de lafilosofa es profundamente distinta de la de la ciencia. Esta, en efecto, notiene nada que ver con su historia: estando constituida por verdadesintemporales, se sita fuera del tiempo. En cambio, la historia de la filosofano es, como hemos visto, una disciplina perfectamente definida yuniversalmente aceptada en sus mtodos y en sus fines. Por eso, la historiade la filosofa no puede describirse "sub specie aeterni", como si una idea,una vez desgajada, como si una doctrina, una vez formulada, pudiesenconsiderarse como definitivamente adquiridas. Ocurre, adems, que unadoctrina no es slo verdadera o falsa; puede ser tambin ms o menos biencomprendida, expresada o transmitida. El pensamiento filosfico circula enel interior de las culturas humanas, y participa de su transitoriedad.

Afirma tambin Abbagnano que no se puede esperar el encuentro, en lahistoria de la filosofa, de un progreso continuo, como el que se verifica enlas ciencias particulares. Como residuos de temas hegelianos, se mantiene,todava hoy, a modo de postulado tcito de algunas historias de la filosofa,la nocin de un pensamiento substancial desarrollndose en el tiempo y msall del tiempo, acompaada de la idea de un progreso o por lo menos deuna continuidad en lo inteligible. Por su propia naturaleza, la historia de laciencia no puede ser ms que la historia de un progreso. No puede serlo, encambio, la historia de la filosofa, la cual enfoca un conjunto de doctrinasque conservan todas ellas una relacin posible con una verdad no adquirida,que no est nunca dada, permaneciendo siempre como objetivo de labsqueda. Pero, adems, como ha escrito el profesor Marrou, la historia nosrevela, con sorpresa, que el tiempo no es slo un factor de progreso; lo estambin de regresin y de decadencia; cualquier doctrina sufre el riesgo, alcorrer del tiempo, de perderse, de deformarse, de desconocerse, deempobrecerse, de olvidarse.

Lo nico que puede observarse, con ciertos visos de fenmeno evolutivo,en la historia de la filosofa, son determinados encadenamientos, como, porejemplo, entre Scrates, Platn y Aristteles; pero tales series se prestan aerror, en cuanto el lector o el historiador se imaginan que el pensador ltimo

XIV PROLOGO DEL TRADUCTOR

conserva y supera la verdad encontrada por sus predecesores. No ocurre as.La significacin misma de la filosofa exige que esta se realice toda entera encada filsofo. Por esto resulta absurdo querer subordinar a los filsofosentre s y convertirlos en peldaos de una ascensin continua.

La historia de la filosofa se parece ms bien a la del arte, por el hecho deque sus ms altas obras son irreemplazables y nicas. Y gracias precisamentea que la historia de la filosofa es distinta de la ciencia, gracias precisamentea la indestructibilidad de las filosofas, viene a resultar de hecho, elinstrumento principal de la iniciacin filosfica y un manantial permanentede inspiracin.

En suma: la historia, y en ella la de la filosofa, no es, por s misma, uninstrumento de verdad: es un factor de cultura.

Lo que se nos da es la bsqueda de la verdad. En ningn momento se nosofrece la verdad en ltima lectura, pero en cada momento se insina suinminencia.

El historiador nos abre la va que conduce a los tesoros del pasado. Sutarea consiste en restituir las intenciones olvidadas. El pasado est siemprepor redescubrir, en funcin de la serie de presentes que van manifestndoseen el curso del tiempo. Por esto, como he escrito hace ya muchos aos, cadapoca posee una visin distinta de la Antigedad y saca valores distintos desu investigacin y de su reflexin sobre lo antiguo. En fin, siendo la culturapresencia del hombre y fidelidad a todo lo que es humano, el historiador, ensu tarea, se manifiesta como mantenedor de cultura.

Tal vez lo ms apreciable de la Historia de Abbagnano sea que se hayaconcebido, por el contrario, con el propsito de mostrar la esencialhumanidad de los filsofos frente al prejuicio de que la filosofa se preocupapor problemas que no tienen la menor relacin con la existencia humana;con lo cual, la historia de la filosofa aparece como un tejido de relacioneshumanas, trabndose en el plano de una comn disciplina de investigacin.En efecto: la actividad particular que es la filosofa, no puede aislarsesatisfactoriamente del ejercicio total del pensamiento. Y el pensamientoconcreto est soldado a la afirmacin plena del hombre en el mundo. Elpensamiento va unido a la existencia; no constituye por s mismo un ordenautnomo de existencia. No comprendemos las formas que el pensamientoha tomado en el curso de la historia, si no es colocndolas en el mundo enque nacieron y en el destino de los hombres que las crearon. Esas filosofas,esas doctrinas, esas verdades, esos errores, fueron, no slo formulados, sinovividos, por hombres de carne y hueso, insertos en una determinada poca,en un determinado ambiente, en una determinada tradicin.

Como sostuve hace ms de veinte aos en mi libro "Fnix o l'esperitde renaixena", todo presente modifica el pasado. En consecuencia, nosabemos lo que el pasado nos reserva en el porvenir. Tal vez la nicaleccin que suministra la historia, la nica que verdaderamente estable-ce, sea sta: que el porvenir no est nunca enteramente prefigurado enel pasado. La fertilidad creativa del espritu puede ser causa de ciertostemores, pero justifica, desde luego, las esperanzas ms optimistas. Na-die descubrir el sentido nico de la historia, porque este sentido se estformando a cada momento. A cada momento es posible que surja algonuevo, algo insospechado, para renovar al mundo.

J. ESTELRICH

PARTE PRIMERA

FILOSOFA ANTIGUA

CAPITULO I

ORGENES Y CARCTER DE LA FILOSOFA GRIEGA

1. PRETENDIDO ORIGEN ORIENTAL

Una tradicin que se remonta a los filsofos judaicos de Alejandra (sigloI antes de J.C.) afirma que la filosofa griega procede de Oriente. Losprincipales filsofos griegos habran tomado de doctrinas hebraicas, egipcias,babilnicas e indias, no slo sus descubrimientos cientficos sino tambinsus concepciones filosficas ms personales. Esta opinin se fue difundiendocada vez ms durante los siglos siguientes; culmin en la opinin delneopitagrico Numenio, que lleg a llamar a Platn "Moiss en versintica"; y de l pas a los escritores cristianos.

Sin embargo, tal opinin no tiene fundamento alguno en testimonios msantiguos. Es cierto que se habla de viajes de varios filsofos a Oriente,especialmente a Egipto. A Egipto habra ido Pitgoras; Demcrito, aOriente; a Egipto, Platn. Mas el propio Platn (Rep., IV, 435e) contrapone

- el espritu cientfico de los griegos al afn de lucro, propio de egipcios yfenicios; y as excluye del modo ms claro la posibilidad de que en lasconcepciones de esos pueblos se haya podido o se pueda hallar inspiracinpara la filosofa. Por otra parte, las indicaciones cronolgicas de que sedispone acerca de las doctrinas filosficas y religiosas orientales son tanvagas que ha de considerarse imposible establecer la prioridad cronolgica detales doctrinas sobre las griegas correspondientes.

Ms verosmil parece a primera vista la procedencia oriental de la cienciagriega. Segn Herodoto, la geometra habra nacido en Egipto a causa de lanecesidad de medir la tierra y distribuirla entre sus propietarios despus delas peridicas inundaciones del Nilo. Segn otras tradiciones, la astronomahabra surgido entre los babilonios y la aritmtica tambin en Egipto. Perolos babilonios cultivaban la astronoma como consecuencia de sus creenciasastrolgicas, o sea a fin de poder predecir el destino de los hombres; y lageometra y la aritmtica conservaron entre los egipcios su carcter prctico,completamente distinto del especulativo y cientfico de que estas doctrinasse revistieron entre los griegos.

En realidad, aquella tradicin, tan tardamente nacida en la historia de lafilosofa griega, fue sugerida, en una edad dominada por el inters religioso,por la creencia de que los pueblos orientales estaban en posesin de unasabidura originaria y por el deseo de vincular a tal sabidura las principalesmanifestaciones del pensamiento griego. La observacin decisiva que espreciso hacer a este respecto es que, aunque quedara demostrada la

4 FILOSOFA ANTIGUA

procedencia oriental de algunas doctrinas de la Grecia antigua, ello noimplicara todava el origen de la filosofa griega. La sabidura oriental esesencialmente religiosa: es patrimonio de una casta sacerdotal cuya nicapreocupacin es la de defenderla y transmitirla en toda su pureza. El nicofundamento de la sabidura oriental es la tradicin. La filosofa griega es,por el contrario, investigacin. Nace de un acto fundamental de libertadfrente a la tradicin, las costumbres y cualquier creencia aceptada como tal.Su fundamento consiste en que el hombre no posee la sabidura sino quedebe buscarla: no es sofa sino filosofa, amor a la sabidura, indagacindirecta para rastrear la verdad ms all de las costumbres, de las tradicionesy de las apariencias. Con esto el problema mismo de la relacin entre lafilosofa griega y la cultura oriental pierde todo su significado. El hecho deque el pueblo griego haya obtenido de los pueblos orientales, con quienesmantena relaciones e intercambios comerciales seculares, nociones ydescubrimientos que estos pueblos conservaban en su tradicin religiosa ohaban hallado impelidos por las necesidades de la vida, es algo que, aunquese admita a la luz de los pocos e inseguros datos que poseemos, no arrebata alos griegos el mrito de su originalidad. En efecto, la filosofa no es enGrecia, como en Oriente, el patrimonio o el privilegio de una castaprivilegiada. Segn los griegos, cualquier hombre puede filosofar porque elhombre es "animal racional" y su racionabilidad significa la posibilidad debuscar la verdad de forma autnoma. Las palabras con que comienza laMetafsica de Aristteles: "Todos los hombres tienden por naturaleza alsaber" expresan bien este concepto, ya que "tienden" quiere decir que noslo lo desean sino que pueden conseguirlo. Adems, y como consecuenciade ello, la filosofa griega es investigacin racional, es decir, autnoma, queno se apoya en una verdad ya manifiesta o revelada sino slo en la fuerza dela razn, a la que reconoce como su nica gua. Su trmino polmico eshabitualmente la opinin corriente, la tradicin, el mito, ms all de loscuales trata ella de avanzar; y cuando llega a una confirmacin de latradicin, esta confirmacin deriva su valor nicamente de la fuerza racionaldel discurso filosfico.

2. FILOSOFA: NOMBRE Y CONCEPTO

Estos caracteres son propios de todas las manifestaciones de la filosofagriega y se hallan comprendidos en la misma etimologa de la palabra quesignifica "amor de la sabidura". Sin embargo, esta palabra aparecerelativamente tarde. Segn una tradicin muy conocida, recogida en lasTusculanas de Cicern (V, 6), Pitgoras habra sido el primero en usar lapalabra filosofa en su significado especfico. Comparaba la vida a lasgrandes fiestas de Olimpia adonde algunos acuden por negocios, otros paraparticipar en las competiciones, otros para divertirse, y en fin algunos slopara ver lo que ocurre; estos ltimos son los filsofos. Aqu se subraya ladiferencia entre la contemplacin desinteresada y el ajetreo de los demshombres. Pero este relato de Cicern se deriva de un escrito de HerclidesPntico (Diog. L., Proemium, 12) y pretende simplemente acentuar elcarcter contemplativo que el mismo Aristteles consider como propio de

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la filosofa. En esta sabidura se haban inspirado los Siete Sabios que, sinembargo, fueron llamados "sofistas" como tambin se llamaba "sofista" aPitgoras. No en el sentido de la contemplacin sino en otro ms deinvestigacin desinteresada empleado por Herodoto cuando hace decir al reyCreso dirigindose a Soln (Herodoto, I, 20): "He odo hablar de los viajesque filosofando has emprendido para ver muchos pases"; y lo mismoTucdides cuando (II, 40) hace decir a Pericles de s mismo y de losatenienses: "Nosotros amamos lo bello con sencillez y filosofamos sintimidez". El filosofar sin timidez expresa la autonoma de la investigacinracional en que consiste la filosofa.

Tanto en estos ejemplos como en su uso sucesivo, la palabra filosofaimplica dos significados. El primero y ms general es el de la investigacinautnoma o racional, cualquiera que sea su campo de desarrollo; en estesentido todas las ciencias forman parte de la filosofa. El segundosignificado, ms especfico, expresa una investigacin particular que encierto modo es fundamental para las dems, aunque no las contiene en s.Los dos significados se hallan unidos en el dicho de Herclito (fr. 35 Diels):"Es necesario que los hombres filsofos sean buenos indagadores (istoras) demuchas cosas."

Este doble significado se encuentra claramente en Platn que usa eltrmino para indicar la geometra, la msica las otras disciplinas delmismo tipo especialmente en su funcin educativa (Teet., 143 d; Tim.,88 c); y por otra parte contrapone la filosofa a la sofa, a la sabiduraque es propia de la divinidad, y tambin a la doxa, a la opinin a quese atiene quien no se preocupa de buscar el ser verdadero (Fedr., 278d; Rep., 480 a). La misma duplicidad se encuentra en Aristteles, parael que la filosofa es, como filosofa primera, la ciencia del ser encuanto ser; pero comprende adems las otras ciencias teorticas, lamatemtica y la fsica, y la misma tica (Et. Nic., I, 4, 1096 b, 31).

Esta duplicidad de significado revela mejor que cualquier otra cosa elsignificado originario y autntico que los griegos atribuan a la palabra.Est ya incluido en su etimologa y es el de investigacin. Cada cienciao disciplina humana no puede ser sino investigacin v, como tal,filosofa. Pero, adems es filosofa en sentido eminente y propio lainvestigacin que es consciente de s misma, la que se plantea elproblema mismo del investigar y as aclara su propio valor respecto a laexistencia humana. Si cualquier ciencia es investigacin como talfilosofa, en sentido propio tcnico la filosofa es solamente elproblema de la investigacin y de su valor para el hombre. La aparenteduplicidad que el concepto de filosofa conserva incluso en lospensadores griegos ms rigurosos, como Aristteles, no lo convierte enequvoco, sino que expresa de la mejor manera posible - el significadooriginario del trmino. Por eso, cuando en el perodo postaristotlico sepierde la conciencia de los valores teorticos, la filosofa conservatodava su significado de indagacin. Para los estoicos es el esfuerzo(epitedeusis) hacia la sabidura (Sexto Emp., Adv. Math., IX, 13); paralos epicreos es la actividad (enrgeia) que proporciona la vida feliz

, (Ib., XI, 169). Todava se reconoce aqu a la filosofa comoinvestigacin esforzada, fundamental para el hombre.

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3. PRINCIPIOS DE LA FILOSOFA GRIEGA: LOS MITLOGOS, LOS MISTERIOS,LOS SIETE SABIOS, LOS POETAS

Los inicios de la filosofa griega se encuentran en la propia Grecia: en losprimeros indicios de que la filosofa como tal (o sea como investigacin) seempieza a manifestar en las cosmologas mticas de los poetas, en lasdoctrinas de los misterios, en las sentencias de los Siete Sabios y sobre todoen la reflexin eticopoltica de los poetas.

El ms antiguo documento de cosmologa mtica entre los griegos es laTeogonia de Hesodo en la que ciertamente confluyen antiguas tradiciones.El propio Aristteles (Met., 1, 4; 984 b, 29) dice que Hesodo fueprobablemente el primero que busc el principio de las cosas al decir: "loprimero de todo fue el caos, despus fue la tierra del amplio seno... y elamor que resplandece entre los dioses inmortales" (Teog., 166 sigs.). Es denaturaleza filosfica este problema acerca del estado originario de que hansurgido las cosas y de la fuerza que las ha producido. Pero aunque elproblema sea filosfico, la respuesta es mtica. El caos o abismo bostezante,la tierra, el amor, etc., estn personificados en entidades mticas.

Despus de Hesodo, el primer poeta cuya cosmologa se conoce esFercides de Siro, contemporneo de Anaximandro, probablemente nacidohacia el ao 600-596 antes de J. C. Dice que antes de cualquier cosa yeternamente existan Zeus, Cronos y Ctonos. Ctonos era la tierra, Cronos eltiempo, Zeus el cielo. Zeus transformado en Eros, o sea en amor, procede ala construccin del mundo. En este mito aparece por primera vez ladistincin entre la materia y la fuerza organizadora del mundo.

Una ulterior afirmacin de la exigencia filosfica se nota en la religin delos misterios difundidos por Grecia a principios del siglo VI antes de J.C.Pertenecieron a esta religin el culto a Dionisos, procedente de Tracia, elculto a Demter cuyos misterios se celebraban en Eleusis y especialmente elorfismo. Tambin el orfismo se dedicaba al culto de Dionisos, pero atribuaa una revelacin el origen de la autoridad religiosa y estaba organizado encomunidad. Dicha revelacin corresponda al tracio Orfeo que habadescendido al Hades; el fin de los ritos celebrados por la comunidadconsista en purificar el alma de los iniciados para sustraerla a la "rueda delos nacimientos", es decir, a la transmigracin por los cuerpos de otros seresvivos. La enseanza fundamental que contiene el orfismo es el concepto dela ciencia y en general de la actividad del pensamiento como camino de vida,o sea como una investigacin que conduce a la verdadera vida del hombre.De este mismo modo deba despus entender y practicar la filosofa Platn,que en el Fedn se vincula explcitamente a las creencias rficas.

Junto al primer centelleo de la filosofa en la cosmologa mtica y en losmisterios est la primera manifestacin de la reflexin moral en la leyendade los Siete Sabios. Hay diversas enumeraciones de los mismos entre losescritores antiguos, pero cuatro de ellos, Tales, Biantes, Pitaco y Soln estncomprendidos en todas las listas. Platn, que los enumer primero, aadeClebulo, Misn y Quiln a esos cuatro (Prot., 343 a). Se les atribuanagudezas y sentencias morales (Concete a ti mismo, De nada demasiado, Esdifcil ser bueno, etc.) que pertenecen a la sabidura prctica popular, peropreludian ya la verdadera y propia indagacin sobre la conducta del hombre.

ORGENES Y CARCTER DE LA FILOSOFA GRIEGA 7

No es casualidad que el primero de los Siete Sabios, Tales, sea tambin elprimer representante verdadero y propio de la filosofa griega.

Pero el clima en que pudo nacer y florecer la filosofa griega fuepreparado por la poesa. La reflexin moral de los poetas elabor en Greciaaquellos conceptos fundamentales que haban de servir a los filsofos para lainterpretacin del mundo. El concepto de una ley que da unidad al mundohumano se encuentra por primera vez en Homero. La Odisea est totalmentedominada por la fe en una ley de justicia, de la cual los dioses son custodiosy garantes, ley que determina en los acontecimientos humanos un ordenprovidencial, gracias al que el justo triunfa y el injusto es castigado. EnHesodo esta ley se personifica en Dike, hija de Zeus, que est sentada juntoa su padre y vela para que sean castigados los hombres que comenteninjusticias. La infraccin a esta ley aparece en el mismo Hesodo comoarrogancia (hybris) debida al desenfreno de las pasiones y en general afuerzas irracionales: as la califica el propio Hesodo (Obras y das 252 sigs.,267 sigs.) y tambin Arquloco (fr. 36, 84), Mimnermo (fr. 9, 10) y Teognis(vv. 40, 44, 291, 543, 1103). Soln afirma con gran energa la infalibilidaddel castigo que aflige a quien infringe la norma de la justicia, sbrela cual seasienta la vida social: incluso cuando el culpable se sustrae al castigo, sterecae infaliblemente sobre sus descendientes. El aparente desorden de losacontecimientos humanos, gracias al cual la Moira o fortuna parece herirtambin a los inocentes, se justifica, segn Soln (fr. 34), por la necesidadde encerrar dentro de justos lmites a los inmoderados deseos humanos y dealejar al hombre de cualquier exceso. As que la ley de justicia es tambinnorma de mesura, y Soln expresa en un fragmento famoso (fr. 16) laconviccin moral ms arraigada en los griegos: "La cosa ms difcil de todases alcanzar la invisible medida de la sabidura, la nica que encierra en s loslmites de todas las cosas". Finalmente, Esquilo es el profeta religioso deesta ley universal de justicia, cuyo triunfo trata de expresar su tragedia. As,antes de que la filosofa descubriese y justificase la unidad de la leysubyacente en la dispersa multiplicidad de los fenmenos naturales, lapoesa griega haba descubierto y justificado la unidad de la ley inmanenteen los aparentemente desordenados y mudables acontecimientos de la vidasocial humana. Como veremos, la especulacin de los primeros fsicos no hahecho ms que buscar en el mundo de la naturaleza aquella misma unidadnormativa, que los poetas haban rastreado en el mundo de los hombres.

4. LAS ESCUELAS FILOSFICAS

Desde sus comienzos la investigacin filosfica fue en Grecia unainvestigacin colectiva. Una escuela no reuna a sus adeptos slo a causa delas exigencias de una enseanza regular: no es probable que tal enseanzahaya existido en las escuelas filosficas de la Grecia antigua antes deAristteles. Los discpulos de una escuela se llamaban "compaeros"(etairoi). Se reunan para vivir una "vida comn" y establecan entre s nosolamente una solidaridad de pensamiento sino de costumbres y de vida enun intercambio continuo de dudas, de dificultades y de investigaciones. El

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caso de la escuela pitagrica, que fue no slo una escuela filosfica sinotambin una asociacin religiosa y poltica, es ciertamente excepcional; ypor otra parte este carcter del pitagorismo fue precisamente ms unadebilidad que una fuerza. Por el contrario, todas las grandes personalidadesde la filosofa griega son los fundadores de una escuela que es un centro deinvestigacin; la obra de las personalidades menores viene a sumarse a ladoctrina fundamental y contribuye a formar el patrimonio comn de laescuela.

Se ha dudado de que los filsofos de Mileto formasen escuela; a esterespecto est el testimonio explcito de Teofrasto que habla deAnaximandro como "conciudadano y compaero (etairos)" de Tales. Platnmismo nos habla de los heraclitanos (Teet., 179 e) y de los anaxagorianos(Crat., 409 b); y en el Sofista (242 d) el forastero elata habla de su escuelacomo todava existente en Elea. La academia platnica tuvo despus unahistoria de nueve siglos.

Este carcter de la filosofa griega no es accidental. La investigacinfilosfica no encerraba, segn los griegos, al individuo en s mismo; exigams bien una confluencia de esfuerzos, una comunicacin incesante entrelos hombres que hacan de ella fin fundamental de su vida y determinaba asuna solidaridad firme y efectiva entre aquellos que se dedicaban en ella.

De aqu procede el inters constante de los filsofos griegos por lapoltica, o sea por la vida social. La tradicin nos ha transmitido la noticiade este inters incluso respecto a aquellos de cuya vida no nos proporcionams que escasos datos. Tales, Anaximandro y Pitgoras fueron polticos. Secuenta de Parmnides que dio leyes a su ciudad y de Zenn que perecivctima del intento de librar a sus conciudadanos de un tirano. Empdoclesrestaur la democracia en Agrigento; Arquitas fue jefe de estado y Melisoalmirante. La inquietud poltica ejerci despus, como veremos, una funcinpredominante en la especulacin de Platn.

5. PERIODOS DE LA FILOSOFA GRIEGA

Su mismo carcter de investigacin autnoma, en que el individuo estcomprometido como tal y de la cual puede y debe esperar elperfeccionamiento de su personalidad, hace difcil dividir en perodos elcurso de la filosofa griega. Sin embargo, la organizacin de la investigacinpor escuelas y las relaciones necesariamente establecidas entre las escuelascontemporneas que, aunque polemicen, se baten sobre un terreno comn,consienten la distincin, en el curso de la filosofa griega, de cierto nmerode perodos, determinado cada uno por su planteamiento del problemafundamental de la investigacin. Si se considera el problema sobre el quellega sucesivamente a gravitar la investigacin, se pueden distinguir cincoperodos: cosmolgico, antropolgico, ontolgico, tico y religioso.

1. El perodo cosmolgico, que comprende las escuelas presocrticas,con excepcin de los sofistas, est dominado por el problema de descubrir launidad que garantiza el orden del mundo y la posibilidad del conocimientohumano.

2. El perodo antropolgico, que comprende a los sofistas y a Scrates,

ORGENES Y CARCTER DE LA FILOSOFA GRIEGA 9

est dominado por el problema de hallar la unidad del hombre en s mismoy respecto a los dems hombres, como fundamento y posibilidad de laformacin del individuo y de la armona de la vida en sociedad.

3. El perodo ontolgico, que comprende a Platn y a Aristteles, se vedominado por el problema de rastrear en la relacin entre el hombre y el serla condicin y la posibilidad del valor del hombre como tal y de la validezdel ser como tal. Este perodo, que es el de la plena madurez delpensamiento griego, replantea en sntesis los problemas de los dos perodosprecedentes.

4. El perodo tico, que abarca al estoicismo, al epicureismo, alescepticismo y al eclecticismo, se centra en el problema de la conductahumana y est caracterizado por la disminucin de la conciencia del valorteortico de la investigacin.

5. El perodo religioso, que comprende las escuelas neoplatnicas y susafines, est dominado por el problema de encontrar el camino de la reunindel hombre con Dios, considerndolo como nico camino de salvacin.

Estos perodos no representan divisiones cronolgicas rgidas: no sirvenms que para dar un cuadro de conjunto y recapitulacin del nacimiento,desarrollo y decadencia de las investigaciones filosficas en la Greciaantigua.

6. FUENTES DE LA FILOSOFA GRIEGA

Las fuentes de la filosofa griega estn constituidas: I. Por las obras y losfragmentos de los filsofos. Platn es el primero del que se nos hanconservado las obras completas. Tenemos muchas obras de Aristteles. Detodos los dems slo nos han llegado fragmentos ms o menos extensos. II.Por los testimonios de escritores posteriores.

Las obras fundamentales en que se encuentran tales testimonios son lassiguientes:

a) Respecto a la filosofa presocrtica son preciosos los indiciosconservados en las obras de Platn y de Aristteles. En particular Aristtelesnos ha legado en el primer libro de la Metafsica el primer ensayo dehistoriografa filosfica. Adems son muy frecuentes en todos sus escritoslas referencias a otras doctrinas.

b) Los doxgrafos, o sea los escritores pertenecientes al perodo tardode la filosofa griega que han referido las opiniones de varios filsofos. Elprimero de tales doxgrafos, que es tambin la fuente de casi todos losdems, es Teofrasto, autor de las Opiniones fsicas, de quien se haconservado un captulo y otros fragmentos en el Comentario de Simplicio(siglo VI despus de J.C.) a la Fsica de Aristteles.

Otras doxografas importantes son: los Placita philosophorum atribuidosa Plutarco y las glogas fsicas de Juan Estobeo (siglo V despus de J.C.).Probablemente (como ha demostrado Diels) ambos beban en una fuentecomn: los Placita de Aecio derivados indirectamente, es decir, de segundamano, de las Opiniones de Teofrasto.

Otro doxgrafo es Cicern, que en sus obras expone doctrinas de muchosfilsofos griegos, aunque todas conocidas de segunda y tercera mano.

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La doxografa ms importante para la biografa de los filsofos es elprimer libro de la Refutacin de todas las herejas de Hiplito (siglo I I Idespus de J.C.) , que empez atribuyndose falsamente a Orgenes con elt tu lo Philosophoumena. La obra de Digenes Laercio (siglo III despus deJ.C.) Vidas y doctrinas de los filsofos, en diez libros y conservada entera, esde fundamental importancia para la historia del pensamiento griego. Es unahistoria de las distintas escuelas filosficas, segn el mtodo de las llamadasSucesiones (diadochai) que ya haba sido practicado por Socin deAlejandra (siglo II antes de J.C.) y otros cuyas obras han resultadoperdidas. La obra de Digenes Laercio contiene dos doxografas distintas:una biogrfica y anecdtica y otra expositiva. La parte biogrfica es unconjunto de ancdotas y de noticias acumuladas al azar; mas a pesar de estocontiene informaciones preciosas.

Por lo que respecta a la cronologa, su fundador fue Eratstenes de Cirene(siglo III antes de J.C.), pero sus Cronografas fueron suplantadas por laversin en trmetros ymbicos que de ellas hizo Apolodoro de Atenas (haciael 140 antes de J.C.) con el ttulo de Crnica. El tiempo de cada filsofo seindica mediante su acm o florecimiento, que se hace coincidiraproximadamente con los 40 aos; y las otras fechas se calculan porreferencia a esta l t ima.

Finalmente se aprovechan otras indicaciones de las obras de los escritoresque han discutido crticamente las doctrinas de los filsofos griegos. AsPlutarco en su polmica contra el estoicismo y el epicureismo nos da unaexposicin de tales doctrinas. Sexto Emprico apoya su escepticismo en lacr i t ica de los sistemas dogmticos. Y los escritores cristianos de los primerossiglos al combatir la filosofa pagana nos proporcionan otras indicaciones envi r tud de las cuales nos han llegado fragmentos y testimonios preciosos deobras perdidas. Otras indicaciones se obtienen de los comentarios de Procloy de Simplicio a Platn y a Aristteles, de las Noches ticas de Aulo Gelio(hacia el 1 50 despus de J .C.) de Ateneo (hacia el 200 despus de J.C.) y deEliano (hacia el 200 despus de J .C.) .

BIBLIOGRAFA

1. Sobre el pretendido origen oriental de la filosofa griega: Zeller, Philosophie der Griechen,cap. 2; Gomperz, Griecbiscbe Denker, I, cap. 1-3, trad, franc., p. 103 sigs.; Burnet, Early GreekPbilosopby, in t r . X-XII . trad, franc. con el ttulo Aurore de la Phil. grecque, p. 17 sigs. (En estevolumen se citar a Zeller segn la 6a edic. revisada por Nestle; y a Gomperz y Burnet por lastraducciones francesas indicadas.) Para otras indicaciones bibliogrficas vase la larga nota aadida porMondolfo a su traduccin italiana de la ob. cit. de Zeller, Florencia, 1932, vol. I, p. 63-99.

3. Los fragmentos de los mitlogos, los rficos y los Siete Sabios estn recogidos en Diels,Fragmente der Vorsohratiker, 5a edic., 1934, vol. I; Snell, Leben und Meinungen der Sieben Weisen,Munich, 1943; Kern, Orpbicorum fragmenta, Berln, 1922; Olivieri, Lamellae aureae orphicae, Bonn,1915; Id., Civilta greca nell' Italia meridionale. Napoles, 1931; Orpbei Hymni editados por. GuillermoQuandt, Berln, 1941.

Sobre la contribucin de la poesa a la elaboracin de los conceptos morales fundamentales: MaxWundt, Gescb. der griech. E th i k , Liepzig, 1908, vol. 1, cap. 1-2; Jaeger, Paideia, trad, cast., Mxico,1946, libro I; Snell, Die Entdeckung des Geistes,. trad, ital., La cultura greca e le origini del pensieroeuropeo, Turn, 1951

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5. Sobre las divisiones de la filosofa griega, vanse las indicaciones bibliogrficas de la nota deMondolfo a Zeller, vol. I, p. 375-384.

6. Fragmentos. Mullach, Fragmenta philosophorum graecorum, 3 vol., Pars, 1860, 1867,1881; Diels, Poetarum philosophorum fragmenta, Berln, 1901. Los fragmentos de los presocrticos:Diels, Die Fragmente der Vorsokratiker, 5a edic. a cargo de Kranz, Berln, 1934; Dal Pra, Lastoriografia filosofica antica, Miln, 1950.

Los doxgrafos han sido recogidos y comentados por Diels, Doxographi graeci, Berln, 1879, quecontiene las obras o los fragmentos de obras de Aecio (Plutarco-Estobeo), Ario Ddimo, Teofrasto,Cicern (libro I del De natura deorum), Filodemo, Hiplito, Plutarco, Epifanio, Galeno, Hermias.

Sobre las fuentes de la filosofa griega: Ueberweg-Praechter, Phil. der Altertums, Berln, 1926, 4;Mondolfo en Zeller, vol I, p. 25-33.

CAPITULO II

LA ESCUELA JNICA

7. CARACTERES DE LA FILOSOFA PRESOCRATICA

La filosofa presocrtica est dominada por el problema cosmolgicohasta los sofistas. No excluye al hombre de sus consideraciones; pero ve enl solamente una parte o un elemento de la naturaleza y no el centro de unproblema especfico. Para los presocrticos, los mismos principios queexplican la constitucin del mundo fsico explican tambin la del hombre.Les es ajeno el reconocimiento de los caracteres especficos de la existenciahumana y, por eso, les es ajeno el problema de lo que es el hombre en susubjetividad como principio autnomo de la investigacin. Es tarea de lafilosofa presocrtica rastrear y reconocer, ms all de las apariencias mltiplesy continuamente mudables de la naturaleza, la unidad que hace de sta unmundo: la nica sustancia que constituye su ser, la ley nica que regula sudevenir. La sustancia es para los presocrticos la materia de que todas las cosasse componen; pero es tambin la fuerza que explica su composicin, sunacimiento y su muerte, su perpetua mutacin. Es su principio no slo en elsentido de que explica su origen sino tambin y sobre todo en el sentido de quehace inteligible y reunifica aquella multiplicidad y mutabilidad de las cosas queparece, a primera vista, tan rebelde a cualquier consideracin unitaria. De ahse desprende el carcter activo y dinmico que la naturaleza, la fysis, tiene paralos presocrticos: no es una sustancia inmvil, sino la sustancia como principiode accin y de inteligibilidad de todo lo que es mltiple y deviene. De estoderiva tambin el llamado hilozosmo de los presocrticos: la conviccinimplcita de que la sustancia corprea primordial encierra en s misma unafuerza que la hace moverse y vivir.

La filosofa presocrtica, a pesar de la simplicidad del tema de suespeculacin y del grosero materialismo de muchas de sus concepciones, haconquistado por primera vez la posibilidad especulativa de concebir lanaturaleza como un mundo y establecido como base de tal posibilidad a lasustancia, entendida como principio del ser y del devenir. Es un hechoindudable que esas conquistas se refieren exclusivamente al mundo fsico;pero es igualmente indudable que comportan, al menos implcitamente,otras tantas conquistas referentes al mundo propio del hombre, su vidainterior. El hombre no puede emprender una indagacin del mundo comoobjetividad, sin que se le clarifique su subjetividad, el reconocimiento delmundo como lo otro respecto a uno mismo est condicionado por elreconocimiento de s mismo como yo; y viceversa. El hombre no puede ir enbusca de la unidad de los fenmenos externos, si no es sensible al valor de la

LA ESCUELA JNICA 13

unidad de su vida interior y de sus relaciones con los otros hombres. Elhombre no puede reconocer que una sustancia constituya el ser y elprincipio de las cosas externas sino en cuanto reconozca tambin el ser y lasustancia de su existencia individual y colectiva. La investigacin que seencamina al mundo objetivo est necesariamente conexionada con la delmundo propio del hombre. Esta conexin resulta clara en Herclito. Planteael problema del mundo fsico unificndolo esencialmente con el problemadel yo; y cada conquista en el primero de estos campos le parececondicionada por la investigacin dirigida a s mismo: "Yo me he indagado am mismo" (fr. 101, Diels). Aparte Herclito, sin embargo, el problema aque intencionadamente se dirige la investigacin de los presocrticos es elcosmolgico: todo lo que la investigacin dirigida a este problema implicaen el hombre y para el hombre queda sin expresar y corresponder ponerloen claro al siguiente perodo d la filosofa griega.

Los caracteres de cada filosofa son determinados por la naturaleza de susproblemas; y no cabe duda de que el problema predominante en la filosofapresocrtica es el cosmolgico. La tesis propuesta por ciertos crticosmodernos (en contraposicin polmica con la de Zeller sobre el carctermeramente naturalista de la filosofa presocrtica) acerca de la inspiracinmstica de tal filosofa, inspiracin de la cual procedera su tendencia aconsiderar antropomrficamente el universo fsico, se funda en afinidadesarbitrarias carentes de base histrica. Por otra parte, esta tesis se origina enla ltima fase de la filosofa griega que, por su inspiracin religiosa, trata defundarse en una sabidura revelada y garantizada por la tradicin; yprecisamente saca de esta fase los testimonios sobre los cuales se funda laproporcin de verosimilitud que posee. Pero es notorio que losneopitagricos, neoplatnicos, etc., fabricaban los testimonios que habande servir para fundamentar el carcter religioso-tradicional de sus doctrinas.Es imposible hacer gravitar toda la consideracin de la filosofa griega sobrelos presupuestos aceptados por ellos: especialmente cuando el mayor mritode los primeros filsofos griegos ha sido el de haber aislado un problemaespecfico determinado, el del mundo, saliendo de la confusin catica deproblemas y de exigencias que se entrecruzan en las primerasmanifestaciones filosficas de los poetas y de los profetas ms antiguos. Lospensadores presocrticos verificaron por primera vez aquella reduccin de lanaturaleza a objetividad, que es condicin primaria de toda consideracincientfica de la naturaleza; reduccin que es precisamente lo ms opuesto ala confusin entre la naturaleza y el hombre, propia del misticismo antiguo.Es un hecho indudable (como se ha dicho) que la investigacin naturalistaimplica el sentido de la subjetividad espiritual o contribuye a formarlo; maseste hecho no se debe a una influencia religiosa sobre la filosofa sino quems bien es inherente al mismo filosofar; es un nexo que los problemasestablecen en la vida misma de los filsofos que los debaten.

8. TALES

El fundador de la escuela jnica es Tales de Mileto, contemporneo deSoln y de Creso. Su acm, o sea su florecimiento se sita hacia el ao 585

14 FILOSOFA ANTIGUA

antes de J. C., de ah que su nacimiento deba remontarse al 624-23; sumuerte se hace coincidir con el 546-45.

Tales fue poltico, astrnomo, matemtico y fsico adems de filsofo.Como poltico impuls a los griegos de Jonia, como relata Herodoto (I,170), a unirse en un estado federal con capital en Teos. Como astrnomopredijo un eclipse solar (probablemente el del 28 de marzo del 585 antes deJ. C.). Como matemtico estableci varios teoremas de geometra. Comofsico descubri las propiedades del imn. De su fama de sabiocontinuamente absorto en la especulacin da testimonio la ancdota referidapor Platn (Teet., 174 e) de que, observando el cielo se cay en un pozo,cosa que provoc la risa de una sirvienta tracia. Otra ancdota contada porAristteles (Pol., I, 11, 1259 a) tiende, por el contrario, a destacar suhabilidad como hombre de negocios: previendo una abundantsima cosechade aceitunas, arrend todos los molinos de la comarca y los subarrendluego a un precio mucho ms alto a sus mismos propietarios. Se trataprobablemente de ancdotas espreas referidas de Tales ms como smboloy encarnacin del sabio que como persona concreta. Pues la ltima de ellas(como observa el propio Aristteles) trata de demostrar que la ciencia no esintil, sino que ordinariamente los cientficos no la usan (como podran)para enriquecerse.

No parece que haya dejado escritos filosficos. Debemos a Aristteles elconocimiento de su doctrina fundamental (Met., I, 3, 983 b, 20): "Talesdice que el principio es el agua, por la cual afirmaba tambin que la tierra sesostiene sobre el agua; quiz sus razones fueran el ver que el alimento detodas las cosas es hmedo y que lo clido se engendra y vive en la humedad;pues aquello de que todo se engendra es el principio de todo. Por eso siguitales conjeturas y tambin porque las semillas de todas las cosas son denaturaleza hmeda y el agua es para lo hmedo el principio de sunaturaleza." Aristteles observa que esta creencia es antiqusima; Homeroha cantado a Ocano y Tetis como principios de la generacin. As pues,Aristteles slo presenta un argumento como propio de Tales: el de que latierra se sostiene sobre el agua: el agua es aqu sustancia en el ms simple delos significados, como lo que est debajo (subiectum) y sostiene. El otroargumento (la generacin de lo hmedo) es aducido solo como probable;quizs es una conjetura de Aristteles. Tales crea unida al agua una fuerzaactiva, vivificante y transformadora: tal vez en este sentido deca que "todoest lleno de dioses" y que el imn tiene alma porque atrae al hierro.

9. ANAXIMANDRO

Conciudadano y contemporneo de Tales, Anaximandro naci en el610-9 (tena 64 aos cuando descubri la oblicuidad del Zodaco en el547-46). Tambin fue poltico y astrnomo. Es el primer autor de escritosfilosficos de Grecia; su obra en prosa Acerca de la naturaleza seala unaetapa notable de la especulacin cosmolgica entre los jonios. Us porprimera vez el nombre de principio (arch) para referirse a la sustancianica; y encontr tal principio no en el agua o en el aire o en otro elementodeterminado, sino en el infinito (peiron) o sea en la cantidad infinita de

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materia, de la cual se originan todas las cosas y en la cual todas se disuelven,cuando termina el ciclo que tienen impuesto por una ley necesaria. Esteprincipio infinito abraza y gobierna a todas las cosas; por su parte esinmortal e indestructible y, por lo tanto, divino. No lo concibe como unamezcla (migma) de los distintos elementos en la cual est cada unocomprendido con sus cualidades peculiares, sino ms bien como materia enque an no se han diferenciado los elementos y que, as, adems de infinitaes indefinida (ariston) (Diels, A 9 a).

Estas precisiones constituyen ya un enriquecimiento y un desarrollo de lacosmologa de Tales. En primer lugar, el carcter indeterminado de lasustancia primordial, no identificada con ninguno de los elementoscorpreos, a la vez que permite comprender mejor la derivacin de stoscomo otras tantas especificaciones y determinaciones de aqulla, la priva detodo carcter de verdadera y propia corporeidad, convirtindola en una puramasa cuantitativa o espacial. Estando de hecho ligada la corporeidad alcarcter determinado de los elementos particulares, el peiron no puededistinguirse de ellos sino por estar privado de las determinaciones queconstituyen la corporeidad sensible de los mismos y, as, porque se reduce alinfinito espacial. Aunque no pueda encontrarse en Anaximandro elconcepto de espacio incorpreo, la indeterminacin del peiron, al reducirloa la espacialidad, lo convierte necesariamente en un cuerpo determinadosolamente por su magnitud espacial. Tal magnitud es infinita y, como tal, loabarca y lo gobierna todo (Diels, A 15). Estas determinaciones y sobre todola primera, hacen del peiron una realidad distinta del mundo ytrascendente: lo que abarca est siempre fuera y ms all de lo que resultaabarcado, aunque en relacin con ello. As pues, el principio queAnaximandro establece como sustancia originaria merece el nombre de"divino". Las propias exigencias de la explicacin naturalista conducen aAnaximandro a una primera elaboracin filosfica de lo trascendente y lodivino, sustrayndolo por primera vez a la supersticin y al mito. Mas elinfinito es tambin lo que gobierna al mundo: no es, pues, slo la sustanciasino tambin la ley del mundo.

Anaximandro es el primero en plantearse el problema del proceso a travsdel cual las cosas se derivan de la sustancia primordial. Tal proceso es laseparacin. La sustancia infinita est animada por un movimiento eterno, envirtud del cual se separan de ella los contrarios: clido y fro, seco yhmedo, etc. Por medio de esta separacin se engendran infinitos mundos,que se suceden segn un ciclo eterno. Cada uno de ellos tiene sealado eltiempo de su nacimiento, de su duracin y de su fin. "Todos los seres debenpagarse unos a otros la pena de su injusticia segn el orden del tiempo" (fr.1, Diels). Aqu la ley de justicia que Soln consideraba predominante en elmundo humano, ley que castiga la prevaricacin y la prepotencia, seconvierte en ley csmica, ley que regula el nacimiento y la muerte de losmundos. Pero cul es la injusticia que todos los seres cometen y que todosdeben expiar? Evidentemente, se debe a la constitucin misma y, as, alnacimiento de los seres, ya que ninguno de ellos puede evitarla, as como nopuede sustraerse a la pena. El nacimiento es, como se ha visto, la separacinde los seres de la sustancia infinita. Evidentemente, tal separacin equivale ala rotura de la unidad, que es propia del inf ini to; es la infiltracin de la

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diversidad, y por tanto del contraste, donde haba homogeneidad yarmona. Pues con la separacin se determina la condicin propia de losseres finitos: mltiples, distintos y opuestos entre s, inevitablementedestinados, por ello, a expiar con la muerte su propio nacimiento y a volvera la unidad.

A pesar de los siglos y de la escasez de las noticias que nos han llegado,todava podemos darnos cuenta, por estos vestigios, de la grandeza de lapersonalidad filosfica de Anaximandro. Fundament la unidad del mundono slo en la de su sustancia, sino tambin en la unidad de la ley que logobierna. Y en esta ley no ha visto una necesidad ciega, sino una norma dejusticia. La unidad del problema cosmolgico con el humano est aqulatente: Herclito la sacar a la luz del da.

Mientras tanto, la misma naturaleza de la sustancia primordial conduce aAnaximandro a admitir una infinidad de mundos. Se ha visto que infinitosmundos se suceden segn un ciclo eterno; mas son los mundos tambininfinitos contemporneamente en el espacio o slo sucesivamente en eltiempo? Un testimonio de Aecio cuenta a Anaximandro entre los queadmiten innumerables mundos que circundan por todos lados el quenosotros habitamos; y hay un testimonio anlogo en Simplicio, que ponejunto a Anaximandro a Leucipo, Demcrito y Epicuro (Diels, A 17).Cicern (De nat. deor., I, 10, 25), copiando a Filodemo, autor de un tratadosobre la religin hallado en Herculano, dice: "Era opinin de Anaximandroque hay divinidades que nacen, crecen y mueren a largos intervalos y quetales divinidades son mundos innumerables." En realidad es difcil negar queAnaximandro haya admitido una infinidad de mundos en el espacio. Puestoque, si el infinito abarca todos los mundos, debe pensarse que, con ello, noslo alcanza ms all de un nico mundo sino tambin de otros y otros ms.Solamente en relacin con infinitos mundos puede concebirse la infinitud dela sustancia primordial, que lo abraza y trasciende todo.

Anaximandro tuvo un modo original de considerar la forma de la tierra:es un cilindro que gravita en medio del mundo sin sostenerse en ningn sitioporque, hallndose a igual distancia de todas partes, no es empujado amoverse por ninguna de ellas. Respecto a los hombres, no se trata de seresoriginarios de la naturaleza. En efecto, no pueden alimentarse por s mismosy, por tanto, no hubieran podido sobrevivir, si desde el comienzo hubierannacido tal como nacen ahora. Han debido, pues, originarse a partir de otrosanimales. Nacieron dentro de los peces y despus de haber sido alimentados,al ser ya capaces de protegerse por s mismos, fueron expulsados y pisarontierra. Teoras extraas y primitivas que, sin embargo, muestran de lamanera ms decisiva la exigencia de hallar una explicacin puramentenaturalista del mundo y la de atenerse a los datos de la experiencia.

10. ANAXIMENES

Anaximenes de Mileto, ms joven que Anaximandro y quiz discpulosuyo, floreci hacia el 546-45 y muri hacia el 528-25 (63.a Olimpiada). Aligual que Tales, reconoce como principio una materia determinada, que es elaire; pero a esta materia atribuye los caracteres del principio de

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Anaximandro: la infinitud y el movimiento perpetuo. Tambin vea en elaire la fuerza que anima el mundo: "Tal como nuestra alma, que es aire, nossostiene, as el soplo y el aire circundan al mundo entero" (fr. 2, Diels). Elmundo es como un gigantesco animal que respira: y su aliento es su vida ysu alma. Del aire nacen todas las cosas que hay, que fueron y que sern,incluso los dioses y las cosas divinas. El aire es principio de movimiento y detoda mutacin. Anaximenes llega a decirnos incluso de qu modo el airedetermina la transformacin de las cosas: se trata del doble proceso de lararefaccin y de la condensacin. Al enrarecerse, el aire se vuelve fuego; alcondensarse se hace viento, despus nube y, volvindose a condensar, agua,tierra y luego piedra. Tambin el calor y el fro se deben al mismo proceso:la condensacin produce el fro, la rarefaccin, el calor.

Como Anaximandro, Anaximenes admite el devenir cclico del mundo; deah su disolucin peridica en el principio originario y su peridicaregeneracin a partir del mismo.

Posteriormente la doctrina de Anaximenes fue sostenida por Digenes deApolonia, contemporneo de Anaxgoras. La accin que Anaxgorasatribua a la inteligencia la atribuy Digenes al aire, que todo lo penetra ycomo alma y soplo (pneuma) crea la vida, el movimiento y el pensamientoen los animales. Por eso, segn Digenes, el aire es increado, luminoso,inteligente, lo ordena y domina todo.

11. HERCLITO

La especulacin de los jonios culmina en la doctrina de Herclito, que porprimera vez aborda el problema mismo de la investigacin y del hombre quela emprende. Herclito de Efeso perteneci a una familia noble de su ciudad,fue contemporneo de Parmnides y, como l, floreci hacia el 504-01 antesde J. C. Es autor de una obra en prosa que fue despus conocida con elacostumbrado ttulo Acerca de la naturaleza, constituida por aforismos ysentencias breves y tajantes, no siempre claras, que le valieron elsobrenombre de "oscuro".

El punto de partida de Herclito es la comprobacin del incesante devenirde las cosas. El mundo es un flujo perpetuo: "No es posible meterse dosveces en el mismo ro ni tocar dos veces una sustancia mortal en el mismoestado; a causa de la velocidad del movimiento todo se dispersa y serecompone de nuevo, todo viene y va" (fr. 91, Diels). La sustancia que seaprincipio del mundo debe explicar el incesante devenir de ste con su propiay extrema movilidad; Herclito la identifica con el fuego. Pero puede decirseque en su doctrina el fuego pierde todo carcter corpreo: es un principioactivo, inteligente y creador. "Este mundo, que es el mismo para todos, noha sido creado por ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que fuesiempre, es y ser fuego eternamente vivo que se enciende segn un ordenregular y se apaga segn un orden regular" (fr. 30, Diels). As que el cambioes un salir del fuego o un retorno al mismo. "Con el fuego se intercambiantodas las cosas y el fuego se intercambia con todas ellas, as como el oro seintercambia con las mercancas y las mercancas con el oro" (fr. 90, Diels).

La afirmacin de que "este mundo" es eterno y de que la mutacin es un

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intercambio incesante con el fuego, excluyen evidentemente el concepto,que los estoicos atribuyeron a Herclito, de una conflagracin universal,mediante la cual todas las cosas retornaran al fuego primitivo. En efecto, elincesante intercambio entre las cosas y el fuego implica que no todo sereduzca al fuego, as como el intercambio entre las mercancas y el oroimplica que no todo se reduce al oro.

Pero estos fundamentos de una teora de la naturaleza son presentadospor Herclito como resultado de una sabidura difcil de adquirir e ignoradapor la mayor parte de los hombres. En las palabras iniciales de su libro,Herclito se lamentaba de que los hombres, a pesar de haber escuchado allogos, la voz de la razn, se olvidan de ella tanto en las palabras como en lasobras de modo que no saben lo que hacen despiertos, de la misma maneraque no saben lo que hacen dormidos (fr. 1, Diels). A lo largo de toda la obrase mantena una polmica contra la sabidura aparente de quien sabemuchas cosas pero no comprende ninguna: a tal sabidura se opone lainvestigacin de los filsofos, que se dirige efectivamente a mltiples objetos(fr. 35, Diels), pero los reduce todos a una unidad (fr. 41, Diels). Herclitoes verdaderamente el filsofo de la investigacin. En l alcanza por primeravez la investigacin filosfica conciencia de su naturaleza y de sus supuestos.No en vano el mismo trmino filosofa es usado y explicado por l en susentido propio ( 2). Segn Herclito, la misma naturaleza exige lainvestigacin: en efecto, a ella "le gusta ocultarse" (fr. 123, Diels). A lainvestigacin se le abre el ms vasto de los horizontes: "Si no esperas nohallars lo inesperado, que es inaccesible y no se puede encontrar" (fr. 18,Diels). Mas no se oculta la dificultad y el riesgo de la investigacin: "Losbuscadores de oro excavan mucha tierra, pero encuentran poco" (fr. 22,Diels). Se detiene especialmente en las condiciones que la hacen posible. Laprimera consiste en que el hombre se observe a s mismo: "Yo me heinvestigado a m mismo", dice (fr. 101, Diels). La investigacin dirigida almundo natural est condicionada por la luz que el hombre pueda lanzarsobre su propio ser. La investigacin interior descubre profundidadesinfinitas: " No encontrars los confines del alma, su razn es tanto msprofunda cuanto ms te adentres en ella" (fr. 45, Diels). La investigacininterior abre al hombre sucesivas zonas de profundidad, que nunca seagotan: la razn, la ley ltima del yo, aparece continuamente ms all, enuna profundidad cada vez ms lejana y al mismo tiempo cada vez msntima. Pero esta razn, que es la ley del alma, es adems ley universal. Lasegunda y fundamental condicin de la investigacin es la comunicacinentre los hombres. El pensamiento es comn a todos, segn Herclito (fr.113, Diels). "Es preciso seguir lo que es comn a todos, porque lo que escomn es general" (fr. 2, Diels). "Quien quiera hablar inteligentemente debesacar fuerza de lo que es comn a todos, como la ciudad saca fuerza de laley y ms an. Ya que todas las leyes humanas se alimentan de una nica leydivina y sta domina todo lo que quiere, es suficiente para todo y todo losupera" (fr. 114, Diels). As pues, el hombre no slo debe dirigir lainvestigacin hacia s mismo, sino tambin y con el mismo impulso, aaquello que lo vincula a los dems: el logos que constituye la esencia msprofunda del nombre individual es tambin lo que une a los hombres entres en una comunidad de naturaleza. Este logos es como la ley para la ciudad,

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es l mismo la ley, ley suprema que lo rige todo: el hombre individual, lacomunidad de los hombres y la naturaleza exterior. No es solamente laracionalidad sino el ser mismo del mundo: as es como se manifiesta entodas las facetas de la investigacin. Herclito plantea constantemente a!hombre la alternativa de estar despierto o dormir: entre el abrirse, mediantela investigacin, a la comunicacin interhumana, que le descubre laautntica realidad del mundo objetivo; y el encerrarse en su propio pensaraislado, en un mundo ficticio que no tiene comunicacin con los dems (fr.2, 34, 73, 89). El sueo es el aislamiento del individuo, su incapacidad paracomprenderse a s mismo, a los dems y al mundo. La vigilia es lainvestigacin atenta que no se limita a las apariencias, que consigue larealidad de la conciencia, la comunicacin con los dems y la sustancia delmundo en la nica ley (logos) que lo rige todo. Tal alternativa establece elvalor decisivo que la investigacin tiene para el hombre. No es slopensamiento (noesis) sino sabidura para la vida (fronesis); determina eltemperamento del hombre, el ethos, que es su destino mismo (fr. 119).

Pero Herclito ha determinado tambin cul es esa ley cuyo significadodebe aclarar y profundizar la investigacin. Este fue el gran descubrimientode Herclito ya a juicio de los antiguos; as lo atestigua Filn (Rer. Div.Her., 43): "Lo que resulta de dos contrarios es uno; y si lo uno se divide, sedestacan los contrarios. No es ste el principio con que, por cuantojustamente afirman los griegos, su grande y celebrrimo Herclitoencabezaba su filosofa, el principio que la resume toda y del cual sevanagloriaba como de un nuevo descubrimiento? " As pues, el grandescubrimiento de Herclito es que la unidad del principio creador no es unaunidad idntica ni excluye la lucha, la discordia, la oposicin. Para entenderla ley suprema del ser, el logos que lo constituye y gobierna, es preciso unirlo completo y lo incompleto, lo concorde y lo discorde, lo armnico y lodisonante (fr. 10), y darse cuenta de que la unidad surge de todos losopuestos y de ella salen todos stos. "La misma cosa son lo vivo y lomuerto, lo despierto y lo dormido, lo joven y lo viejo: ya que cada uno deestos opuestos, al cambiar, es el otro y, a su vez, este otro es, al cambiar,aqul" (fr. 88). De la misma manera que en la circunferencia cada punto es ala vez principio y fin, tal como el mismo camino puede ser recorrido haciaarriba y hacia abajo (fr. 103, 60), as todo contraste supone una unidad queconstituye el significado vital y racional del contraste mismo. "Lo que esopuesto une y lo que diverge unifica". "La lucha es la norma del mundo y laguerra es la comn progenitura y seora de todas las cosas". En estasafirmaciones se encierra la enseanza fundamental de Herclito, aquellaenseanza mediante la cual sostuvo que los hombres no pueden elevarse sinotras una larga investigacin. "Los hombres no saben cmo lo discordeconcuerda consigo mismo: armona de tensiones opuestas, como las del arcoy de la lira" (fr. 51). Al modo en que las cuerdas del arco y las de la lira setienden para reunir y apretar unas con otras las extremidades opuestas, as launidad de la sustancia primordial vincula con el logos a los opuestos sinidentificarlos, sino ms bien oponindolos. La armona no es para Herclitola sntesis de los opuestos, la conciliacin y anulacin de su oposicin; sino

que es la unidad que subyace precisamente a la oposicin y la hace posible,Homero, que haba dicho: "Ojal pueda la discordia desaparecer entre los

20 FILOSOFA ANTIGUA

dioses y entre los hombres", contesta Herclito: "Homero no se percata deque ruega por la destruccin del universo; si su plegaria fuera escuchada,pereceran todas las cosas" (Diels, A 22). La tensin es una unidad (es decir,una relacin) que slo puede darse entre las cosas opuestas en tanto queopuestas. La conciliacin, la sntesis la anulara. Segn Herclito, la unidadpropia del mundo es una tensin de este gnero: no anula, ni concilla, nisupera el contraste, sino que lo hace ser y lo hace entender como contraste.Hegel vio en Herclito al fundador de la dialctica y afirm que no habaproposicin de Herclito que no la hubiese acogido l en su lgica(Geschichte der Phil., ed. Gockler, 1, p. 343). Pero Hegel haba interpretadola doctrina heraclitea de la tensin entre los opuestos como conciliacin oarmona de los opuestos mismos. Segn Herclito, los opuestos estnciertamente unidos, pero no conciliados: su estado permanente es la guerra.Segn Hegel, los opuestos se concillan de continuo y su conciliacin estambin su "verdad". Herclito no es un filsofo optimista que considera(como Hegel) la realidad en paz consigo misma. Es un filsofo de tendenciaamarga y pesimista (por algo la tradicin lo representaba como "lloroso":Hiplito, Refut., I, 4; Sneca, De ira, I I , 10, 5, etc.) que tiene por sueo oilusin ignorar la lucha y la discordia de que estn constituidas y en la queviven todas las cosas.

BIBLIOGRAFA

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edic., 1913, De Vogel, Greek Philosophy, Leiden, 1950; Kafka, Die Vorsokratiker, Munich, 1921;Schuhl, Essai sur la formation de la pense grecque, Pars, 1934; Cherniss, Aristotle's Criticism ofPresocratic Philosophy, Baltimore, 1935; Rey, La jeunesse de la science grecque, Pars, 1933; Covotti,I pre-socratici, Napoles, 1934; Maddalena, Sulla cosmologia inica da Tlete ad Eraclito,Padua, 1940.La interpretacin mstica de la filosofa presocrtica ha sido sostenida por Carlo Joel, Der Ursprungder Naturpbilosophie aus dem Geiste der Mystik, Jena, 1903; Id., Geschichte der antiken Philosophie,I, Tubinga, 1921. Son particularmente importantes: Stenzel, Die Metaphysik des Altertums, Munich,1931; Jaeger, Paideia, trad, castellana, Mxico; Id., The Theology of the Early Greek Philosopbers,trad, castellana, Fondo de Cultura Econmica, Mxico; Gigon, Der Ursprung der GriechischenPhilosophie. Von Hesiod bis Parmnides, Basilea, 1945; G, S. Kirk-J. E. Raven, The PresocraticPhilophers. A Critical History with a Selection of Texts, Cambridge, 1957.

8. Los fragmentos de Tales en Diels, cap. 11; Zeller-Nestle, I, 333 sigs.;Gomperz, I, 52, sigs.,Burnet, 37 sigs.

9. Los fragmentos de Anaximandro en Diels, cap. 12; Zeller-Nestle, I, 270 sigs.; Gomperz, 1,55 sigs.; Burnet, 52 sigs.; Diels, en "Neue Jahrbucher", 1923, 65-76; Heidel, en "Classical Philology",1912; C. Kahn, A. and the Origins of Greek Cosmology, New York, 1960.

10. Los fragmentos de Anaximenes en Diels, cap. 13; Zeller-Nestle, I, 315 sigs.; Gomperz, I62 sigs.; Burnet, 76 sigs.

Los fragmentos de Digenes en Diels, cap. 64; Zeller-Nestle, I, 338 sigs.; Gomperz, I, 390 sigs.;Burnet, 406 sigs.

11. Los fragmentos de Herclito en Diels, cap. 22; Zeller-Nestle, I, 783 sigs.; Gomperz, I, 66sigs.; Burnet, 145 sigs.; Stenzel, artculo en la Enciclopedia Pauly-Wissowa-Kroll; Walzer, Eraclito(fragmentos y trad, ital.), Florencia, 1939. Una interpretacin en sentido existencialista-heideggerianoes la de Brecht, Heraklit, Heidelberg, 1936. Un Herclito cristianizante es el presentado porMazzantini, Herclitus, Turn, 1944; Kirk, Fire in the Cosmological Speculations of Heracleitus,Minneapolis, 1940; Heraclitus: The Cosmic Fragments, 1954; Rauschenberger, Parmnides undHeraklit, Heidelberg, 1941; Diller, Weltbild und Sprache im Heraklitismus en "Neue Bild der Antike",1942; A. Jeannire, La pense d'Hraclite d'Ephese, Pars, 1959; H. Quiring, H., Berln, 1959; P. H.Wheelwright, H., Princeton, 1959.

CAPITULO III

LA ESCUELA PITAGRICA

12. PITGORAS

La tradicin ha complicado con tantos elementos legendarios la figura dePitgoras, que resulta difcil disearla en su realidad histrica. Lasindicaciones de Aristteles se limitan a pocas y simples doctrinas, referidasen la mayora de los casos no a Pitgoras, sino en general a los pitagricos; ysi la tradicin se acrecienta a medida que se aleja en el tiempo del Pitgorashistrico, esto es signo evidente de que se enriquece con elementoslegendarios y ficticios, que poco o nada tienen de histrico.

Hijo de Mnesarco, Pitgoras naci en Samos, probablemente en el 571-70,fue a Italia en el 532-31 y muri en el 497-96 a. de J. C. Se dice que fuediscpulo de Fercides de Siro y de Anaximandro y que viaj por Egipto y porlos pases de Oriente. Lo que hay de cierto es que de Samos emigr a la MagnaGrecia y se domicili en Crotona, en donde fund una escuela que fue tambinasociacin religiosa y poltica. La leyenda representa a Pitgoras como profetay obrador de milagros; su doctrina le habra sido transmitida directamente porsu dios protector, Apolo, por boca de la sacerdotisa de Delfos, Temistoclea(Aristxeno, en Diog. Laer., V I I I , 21).

Es muy probable que Pitgoras no haya escrito nada. Aristteles, en efecto,no conoce ningn escrito suyo; y la afirmacin de Jmblico (Vida de Pit., 199)de que los escritos de los primeros pitagricos hasta Filolao se habranconservado como secreto de la escuela, no tiene valor ms que como prueba delhecho de que an ms tarde no se posean escritos autnticos de pitagricosanteriores a Filolao. Esto sentado, es muy difcil dilucidar en el pitagorismo laparte que corresponde a su fundador. Slo una doctrina se le puede atribuircon absoluta certidumbre: la de la supervivencia del alma despus de la muertey su transmigracin a otros cuerpos. Segn esta doctrina, que Platn (Gorg.,493 a) se apropi, el cuerpo es una crcel para el alma, que la divinidad naencerrado ah como castigo. Mientras el alma se encuentra en el cuerpo, tienenecesidad del mismo, pues slo por medio de ste puede sentir; pero cuandoest fuera de l, vive una vida incorprea en un mundo superior. El alma vuelvea esa vida, si se purifica durante la vida corprea; en caso contrario, vuelvedespus de la muerte a la cadena de las transmigraciones.

13. LA ESCUELA DE PITGORAS

La escuela de Pitgoras fue una asociacin religiosa y poltica, ademas defilosfica. Parece que la admisin en la sociedad estuvo subordinada a pruebas

22 FILOSOFA ANTIGUA

rigurosas y a la observancia de un silencio de varios aos. Era necesarioabstenerse de ciertos alimentos (carne, habas) y observar el celibato.Adems, en los grados ms altos de los pitagricos vivan en completacomunidad de bienes. Pero hay poco fundamento histrico para todas estasnoticias. Muy probablemente el pitagorismo fue una de tantas sectas quecelebraban misterios a cuyos iniciados se impona una cierta disciplina yciertas reglas de abstinencia, que no deban ser pesadas. El carcter polticode la secta determin su ruina. Contra el gobierno aristocrtico, tradicionalen las ciudades griegas de Italia meridional, al cual prestaban su apoyo lospitagricos, se produjo un movimiento democrtico que provocrevoluciones y tumultos. Los pitagricos fueron objeto de persecucin: lassedes de su escuela fueron incendiadas, ellos mismos fueron muertos ohuyeron; y slo tiempo despus los desterrados pudieron volver a la patria.Es probable que Pitgoras se viese precisamente obligado por talesmovimientos insurreccionales, a dejar Crotona para irse a Metaponto.

Despus de la dispersin de las comunidades itlicas se tiene noticia defilsofos pitagricos fuera de la Magna Grecia. El primero es Filolao,contemporneo de Scrates y Demcrito, qu vivi en Tebas en los ltimosdecenios del siglo V. En el mismo perodo sita Platn a Timeo de Locris,de quien no estamos seguros siquiera de que sea un personaje histrico. Enla segunda mitad del siglo IV, el pitagorismo alcanz nueva importanciapoltica, gra