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Niveles de procesamiento: Un marco para la investigación sobre la memoria (*) Fergus 1. M Crol* y Robert S. Lockhart Universidad de Toronto Durante la última década los modelos de la memoria humana han estado domina- dos por el concepto de la existencia de «almacenes» y de la transferencia de infor- mación entre ellos. Un criterio fundamen- tal para distinguir a unos almacenes de otros ha sido el de sus diferentes caracte- rísticas de retención. De esta forma, las propiedades temporales de la información almacenada han jugado un doble papel: además de constituir el fenómeno básico que había que explicar se utilizaban para generar los constructos teóricos en térmi- nos de los cuales se formulaba la explica- ción. Esta aparente circularidad se evitaba mediante la especificación de otras propie- dades adicionales de los almacenes (como su capacidad y características de codifica- ción), con lo que se les caracterizaba con independencia de los fenómenos que ha- bía que explicar. Los constmctos así for- mulados se han utilizado para dar cuenta de los datos recogidos en diversos paradig- mas y condiciones experimentales. El con- cepto esencial en que se basan tales expli- caciones es la noción de que la informa- ción se transfiere de un almacén a otro, y los modelos de transferencia de un alma- cén a otro deben diferenciarse, por lo me- nos relativamente, de otras explicaciones que asocian diversas características de re- tención con los cambios cualitativos que tienen lugar en el código de la memoria. En este artículo vamos a hacer tres co- sas: a) examinar las razones que hay para proponer modelos en términos de múlti- ples almacenes; b) cuestionar si son ade- cuados o no; c) proponer un marco alter- nativo en términos de niveles de procesa- miento. Mantenemos que el trazo de la memoria puede entenderse como un sub- producto del análisis perceptivo y que su persistencia constituye una función positi- va de la profundidad con la que se ana- liza el estímulo. Los estímulos también pueden retenerse durante intervalos de tiempo breves, a través de un procesamien- to continuado a una profundidad constan- te. Estos puntos de vista ofrecen un nuevo camino para interpretar los datos existen- tes y proporcionan un marco heurístico para posteriores investigaciones. Los modelos multialmacén Alegatos a su favor Cuando se considera al hombre como un procesador de la información (Miller, () Con autorización del autor y editor. Tomado de Journal of Verbal Learning and Verbal Behavior. 11, 671-684 (1972). Copgright (1972) by Academic Press. Reprinted by permission. Estudios de Psicología n.° 2-1980

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Niveles de procesamiento:Un marco para la investigaciónsobre la memoria (*)Fergus 1. M Crol* y Robert S. LockhartUniversidad de Toronto

Durante la última década los modelos dela memoria humana han estado domina-dos por el concepto de la existencia de«almacenes» y de la transferencia de infor-mación entre ellos. Un criterio fundamen-tal para distinguir a unos almacenes deotros ha sido el de sus diferentes caracte-rísticas de retención. De esta forma, laspropiedades temporales de la informaciónalmacenada han jugado un doble papel:además de constituir el fenómeno básicoque había que explicar se utilizaban paragenerar los constructos teóricos en térmi-nos de los cuales se formulaba la explica-ción. Esta aparente circularidad se evitabamediante la especificación de otras propie-dades adicionales de los almacenes (comosu capacidad y características de codifica-ción), con lo que se les caracterizaba conindependencia de los fenómenos que ha-bía que explicar. Los constmctos así for-mulados se han utilizado para dar cuentade los datos recogidos en diversos paradig-mas y condiciones experimentales. El con-cepto esencial en que se basan tales expli-caciones es la noción de que la informa-ción se transfiere de un almacén a otro, ylos modelos de transferencia de un alma-cén a otro deben diferenciarse, por lo me-

nos relativamente, de otras explicacionesque asocian diversas características de re-tención con los cambios cualitativos quetienen lugar en el código de la memoria.

En este artículo vamos a hacer tres co-sas: a) examinar las razones que hay paraproponer modelos en términos de múlti-ples almacenes; b) cuestionar si son ade-cuados o no; c) proponer un marco alter-nativo en términos de niveles de procesa-miento. Mantenemos que el trazo de lamemoria puede entenderse como un sub-producto del análisis perceptivo y que supersistencia constituye una función positi-va de la profundidad con la que se ana-liza el estímulo. Los estímulos tambiénpueden retenerse durante intervalos detiempo breves, a través de un procesamien-to continuado a una profundidad constan-te. Estos puntos de vista ofrecen un nuevocamino para interpretar los datos existen-tes y proporcionan un marco heurísticopara posteriores investigaciones.

Los modelos multialmacénAlegatos a su favor

Cuando se considera al hombre comoun procesador de la información (Miller,

() Con autorización del autor y editor. Tomado de Journal of Verbal Learning and Verbal Behavior. 11,671-684 (1972).

Copgright (1972) by Academic Press. Reprinted by permission.

Estudios de Psicología n.° 2-1980

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94 Estudios1956; Broadbent, 1958) parece necesarioproponer la existencia de «mecanismos demantenimiento» o «almacenes de memoria»en varios puntos del sistema. Por ejemplo,Broadbent (1958), basándose en sus estu-dios sobre escucha dicótica, propuso quela información debe mantenerse de formatransitoria antes de entrar en un canal deprocesamiento de capacidad limitada. Lositems podrían mantenerse en esa memoriaa corto plazo repasándolos, después de haber-los percibido, en ese mismo sistema transi-torio de almacenamiento. De ahí la infor-mación se transferiría a un almacén a lar-go plazo, de carácter más permanente, enel que podría retenerse. Waugh y Nor-man (1965), Peterson (1966), Atkinson yShiffrin (1968) han desarrollado y amplia-do las ideas de Broadbent. De acuerdocon el modelo más extendido (Murdock,1967) se acepta ahora ampliamente que lamemoria puede clasificarse en tres nivelesde almacenamiento: los almacenes senso-riales, la memoria a corto .plazo (MCP) yla memoria a largo plazo (MLP). Puestoque ha habido cierta ambigüedad en elmodo de utilizar los términos en este área,seguiremos la convención de utilizar lassiglas MCP y MLP para referirnos a situa-ciones experimentales, y los términos «al-macén a corto plazo» (ACP) y «almacén alargo plazo» (ALP) para designar los dossistemas de almacenamiento a los que nosestamos refiriendo.

Los estímulos pueden entrar en los al-macenes sensoriales prescindiendo de queel sujeto los preste o no atención; es decir,los almacenes sensoriales son «prearenti-vos» (Neisser, 1967). El imput se represen-ta de una forma bastante literal y puedeser tachado por otros imputs que provengande la misma modalidad (Neisser, 1967;Crowder y Morton, 1969); otros rasgos quedistinguen a los registradores sensorialesde los almacenes posteriores son su natura-leza específica en cuanto a la modalidadsensorial, la capacidad relativamente gran-de de esos almacenes y la breve duraciónde sus contenidos.

El hecho de atender al material del re-gistrador sensorial equivale a sacarlo de ély transferido al ACP. En este, los itemsverbales se codifican de forma fonémica(Schulman, 1971) o en términos lingüísti-cos audioverbales (Atkinson y Shiffrin,1968). Además el ACP se distingue de lasmemorias sensoriales por el carácter limita-do de su capacidad (Miller, 1956; Broad-bent, 1958) y por el hecho de que la in-formación se pierde principalmente a tra-vés de un proceso de desplazamiento(Waugh y Norman, 1965), así como porel hecho de que la velocidad de olvido delACP es más lenta: 5-20 segundos frente a1/4-2 segundos, que son las estimacionespara el almacén sensorial. Aunque la ma-yor parte de las investigaciones se han cen-trado en el ACP verbal, hay pruebas deque también puede mantenerse una in-formación «representacional», más literaldurante un corto plazo (Posner, 1967),aunque la relación entre esos almacenes demodalidad específica y el ACP verbal aúnno está clara.

Las diferencias entre el ACP y el ALPestán bien estudiadas. Mientras que elACP tiene una capacidad limitada, el ALPno tiene límite conocido; los items verba-les suelen codificarse con arreglo a un for-mato fonético en el ACP, mientras queen el ALP se codifican sobre todo en tér-minos de sus rasgos semánticos (Baddeley,1966); el olvido del ACP se completa en20 segundos o menos, mientras que elolvido del ALP es muy lento o el materialno se olvida en absoluto (Shifrrin y Atkin-son, 1969). En el paradigma de recuerdolibre, suele pensarse que los últimos items'se recuperan del ACP y los primeros delALP; ahora sabemos que hay diversas va-riables que afectan a uno de estos compo-nentes de recuperación sin afectar al otro(Glanzer, 1972). Los estudios clínicos (Mil-ner, 1970; Warrington, 1971) proporcio-nan también pruebas persuasivas de la di-cotomía ACP/ALP. Los rasgos que distin-guen a los tres niveles de almacenamientose resumen en el cuadro 1.

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Estudios 95CUADRO 1

DIFERENCIAS COMUNMENTE ACEPTADAS ENTRE LOS TRES ESTADIOS DEMEMORIA VERBAL

RasgoRegistradoresSensoriales

Almacén a cortoplazo

Almacén a largoplazo

Entrada de la Preatentiva Requiere atención Reciclajeinformación Atención continuada RepeticiónFormato de la Copia literal Reciclaje Organizacióninformación del imput Fonémico

Probablemente visual Sobre todo semánticoPosiblemente semántico Algo auditivo y visual

Capacidad Grande Pequeña Sin límite conocidoPérdida de lainformación

Deterioro Posiblemente deterioro Posiblemente no hay pér-didaPérdida de accesibilidadpor interferencia

Duración deltrazo

1/4-2 segundos Hasta 30 segundos Minutos a arios

Recuperación Lectura en vozalta

Probablementeautomática

Señales de recuperación

Iteras en la concienciaSeñales temporalesfoné micas

Posiblemente proceso debúsqueda

No es difícil de entender la atraccióndel enfoque de las «cajas». Estos modelosmultialmacén son aparentemente específi-cos y concretos; la información fluye porvías bien reguladas entre los almacenes cu-yas características resultan atractivamenteintuitivas; pueden provocarse mediante unexperimento sus propiedades y describirseconductual o matemáticamente. Parece quelo único que queda es especificar las pro-piedades de cada componente de una for-ma más precisa y elaborar las funciones detransferencia con más exactitud.

A pesar de estos puntos a su favor, losalmacenes resultan menos tangibles cuan-do se examinan con más detalle las prue-bas a favor de los modelos multialmacén.El papel cada vez más importante de los«procesos de control» en las formulacionesmás recientes (Atkinson y Shiffrin, 1971)constituye una señal de alarma. En la pró-

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xima sección vamos a reconsiderar de unaforma más crítica la validez de las nocio-nes de estos modelos.

Alegatos en contra

Ha habido críticos que han formuladoobjeciones generales contra el enfoquemultialmacén (Melton, 1963; Murdock,1972). Otros han criticado ciertos aspectosde la formulación. Por ejemplo, Tulving yPatterson (1968) criticaron la noción deque la información se transfiere de un al-macén a otro. De forma similar, Shallice yWarrington (1970) presentaron pruebascontrarias a la idea de que la informacióndebe «pasar» necesariamente a través delACP para entrar en el ALP.

Según nuestro punto de vista, los crite-rios recogidos en la sección anterior no

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96 Estudiosconstituyen un fundamento satisfactoriopara distinguir entre almacenes separados.Vamos a considerar la validez de las prue-bas en que se basa el modelo multialma-cén con referencia a los conceptos de ca-pacidad y codificación y finalmente de lapropia función de retención.

Capacidad

Aunque la noción de la limitación decapacidad ha constituido un rasgo funda-mental del enfoque en términos de flujode información, y especialmente una ca-racterística del ACP en los modelos mul-tialmacén, aún sigue siendo un tanto os-cura la naturaleza exacta de esta limitaciónde capacidad. En concreto, no está claro silo limitado es la capacidad de procesamien-to, la de almacenamiento, o si se piensaque la limitación se aplica a alguna ince-racción entre ambas. Planteado en térmi-nos de la analogía del computador, en laque se basan los modelos del flujo de lainformación, el problema es el de si la li-mitación se refiere a la capacidad de alma-cenamiento de un registrador de memoriao a la velocidad con que el procesador pue-de efectuar ciertas operaciones. La nociónde canal de capacidad limitada (Broad-bent, 1958) parece hacer hincapié en lasegunda interpretación, mientras que enlos modelos posteriores de la memoria,como el de Waugh y Norman (1965) se fa-vorece aparentemente la interpretación entérminos de una limitación del almacena-miento. Miller (1956) hace las dos inter-pretaciones, pero no establece explícita-mente la relación entre ellas.

Los intentos de medir la capacidad delACP se han inclinado hacia la interpreta-ción en términos de almacenamiento y hanconsiderado que el número de items cons-tituye una escala de medida apropiada.Estos intentos han proporcionado toda unagama de valores. Por ejemplo, las estima-, ciones más recientes del tamaño de lamemoria primaria (Baddeley, 1970; Mur-

dock, 1972) han brindado valores que os-cilan entre dos y cuatro palabras. Sin em-bargo, las medidas de la amplitud de me-moria (que se dice que reflejan la capaci-dad limitada del almacén de memoria acorto plazo), se sitúan, característicamente,entre cinco y nueve items, dependiendode que los items en cuestión sean pala-bras, letras o dígitos (Crannell y Parrich,1957). Finalmente, cuando las palabras deuna prueba de amplitud forman una ora-ción, los sujetos (aún de menor edad) pue-den reproducir cadenas de hasta 20 pala-bras (Craik y Masani, 1969). De modoque, si la capacidad constituye una carac-terística crítica de la forma de operar dela MCP, el modelo en términos de «alma-cén» tiene que explicar por qué se danesta gama tan amplia de estimaciones dela capacidad.

La explicación más aceptada de esta va-riación es la de que la capacidad está li-mitada en términos de «chunks» y que,dependiendo de la significación del ma-terial, podrán recodificarse pocos o mu-chos items en un «chunki. Aparte de ladificultad de definir el «chunk» con inde-pendencia de sus consecuencias sobre lamemoria, este punto de vista implica unaconcepción bastante flexible de la MCPcomo un compartimento de almacenamien-to que puede aceptar una gran variedadde códigos, que van de los rasgos físicosmás simples a los semánticos más comple-jos.

Desde el punto de vista de este artículo,el concepto de capacidad debe entenderseen términos de una limitación de procesa-miento. Pensamos que las limitaciones dealmacenamiento son consecuencia directade esta limitación más fundamental.

Codificación

Trabajando con un material verbal, Con-rad (1964) y Baddley (1966) proporciona-ron una base plausible para distinguir en-tre ACP y ALP. Sacaron la conclusión de

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Estudios 97que la información de la MCP se atiene aun código acústico, mientras que el códigodel ALP sería predominantemente se-mántico. Sin embargo, las investigacionesposteriores han difuminado esta distinción.En primer lugar, se ha demostrado que lacodificación del ACP puede ser o bienacústica o articulatoria (Levy, 1971; Peter-son y Johnson, 1971). En segundo lugar,en artículos recientes Kroll y sus colabo-radores (ICroll et 1970) han demos-trado que, incluso con material verbal, elACP puede ser, en ocasiones, visual. Apa-rente. mente, el ACP puede aceptar diver-sos tipos de códigos físicos.

¿Puede mantener también el ACP in-formación semántica? La persistencia depruebas contradictorias indica que o bienesta cuestión se ha formulado inapropia-damente o bien la respuesta depende delparadigma que se utiliza. Cuando se to-man en consideración los paradigmas tra-dicionales del ACP la respuesta pareceser que «no» (Kintsch y Buschke, 1969;Craik y Levy, 1970), aunque Shulman(1970, 1972) ha presentado recientementepruebas muy considerables a favor de laexistencia de un ACP de carácter semán-tico. Aunque originalmente parecía que eltipo de codificación constituía una buenabase para la distinción entre memoria acorto plazo y memoria a largo plazo, estadistinción ya no parece satisfactoria. Losdefensores de la concepción de términosde almacenes múltiples argumentarían queel código del ACP es flexible, pero conesta postura eliminarían una de las carac-terísticas importantes que permiten distin-guir entre uno y otro almacén.

Nosotros argüimos que la cuestión delcódigo puede formularse más apropiada-mente en términos de las exigencias deprocesamiento impuestas por el paradigmaexperimental y por el material que hayque recordar. In ciertos paradigmas y condeterminados materiales, el código acústi-co puede ser más adecuado o el único

posible. En otras circunstancias, el proce-samiento a nivel semántico puede ser, almismo tiempo, posible y ventajoso.

Características del olvido

Parece que una condición mínima paradiferenciar los almacenes de memoria entérminos de sus características en cuanto alolvido es la de que la función de retenciónsea invariante para diversos paradigmas ycondiciones experimentales. Aunque estainvarianza no se ha comprobado rigurosa-mente, hay casos en que está claro que nose da. Vamos a poner dos ejemplos. Pri-mero, en los modelos en términos de es-tados finitos de aprendizaje de pares aso-ciados, el estado que suele identificarsecon el ACP muestra características de ol-vido. que son diferentes de las que se es-tablecen para el ACP en otros paradigmas(Kintsch, 1970, pág. 206). En el primercaso, la retención del ACP se mantieneaun cuando haya 20 items intervinientes,mientras que en los paradigmas de recuer-do libre y de prueba (Waugh y Norman,1965) la información se pierde mucho másrápidamente. Y un segundo ejemplo: laduración del trazo de la memoria, en elcaso de estímulos visuales, parece depen-der del material y del paradigma. SegúnNeisser (1967), el icón permanece duranteun segundo o menos. Posner (1969) y suscolaboradores han encontrado pruebas depersistencia del icón visual durante 1.5 se-gundos, mientras que otros estudios re-cientes de Murdock (1971), Phillips y Bad-deley (1971) y Kroll et al (1971 han brinda-do estimaciones de 6, 10 y 25 segundos, res- •pectivamente. Las estimaciones son aúnmayores en el caso de la memoria de re-conocimiento de dibujos (Shepard, 1967;Haber, 1970). Reconocemos dibujos, ca-ras, canciones y voces después de largosperíodos de tiempo, luego está claro quetenemos una memoria a largo plazo de in-formaciones no verbales relativamente lite-rales. De modo que resulta difícil estable-

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98 Estudioscer una línea divisoria clara entre una «me-moria sensorial» y una memoria «gráfi-ca> o «representacional».

Nosotros defenderemos que la retencióndepende de determinados aspectos del pa-radigma como el tiempo de estudio, lacantidad de material presentado y la for-ma de prueba, y también de que el sujetohaya desarrollado más o menos sistemaspara analizar y enriquecer determinadostipos de estímulos; es decir, de la familia-ridad, compatibilidad y significación delmaterial.

Aunque creemos que la formulaciónmultialmacén es insatisfactoria cuando seconsidera en términos de capacidad, codi-ficación y características del olvido, es evi-dente que hay ciertos resultados básicosque debe incorporar cualquier modelo. Pa-rece cierto que los estímulos se codificande diversas maneras en el sistema de me-moria: una palabra puede codificarse endistintos momentos en términos de susrasgos visuales, fonémicos o semánticos,de sus asociaciones verbales o de unaimagen. Parece que las representacionescodificadas de distintas maneras persistendurante períodos de tiempo diferentes. Elfenómeno de la existencia de una limita-ción de la capacidad en ciertos puntos delsistema parece suficientemente real, por loque debe tomarse en consideración. Final-mente, habría que señalar también el pa-pel de los procesos perceptivos, atenciona-les y de repaso.

Una forma de enfrentarse con las incon-sistencias del tipo de las que hemos des-crito consiste en proponer más almacenes(ver Morton, 1970; Sperling, 1970). Sinembargo, nosotros pensamos que resultamás útil dirigir la atención a las propiasoperaciones de codificación y tomar enconsideración la propuesta de que las tasasdel olvido están en función del tipo decodificación y de la profundidad de ésta.Este punto de vista es el que se desarrollaen la sección siguiente.

NIVELES DE PROCESAMIENTO

Muchas teorías actuales concuerdan enque la percepción implica un análisis rá-pido de los estímulos a varios niveles oestadios (Selridge y Neisser, 1960; Treis-man, 1964; Sutherland, 1968). En los pri-meros estadios se realiza el análisis de de-terminadas características físicas o sensoria-les corno las líneas, los ángulos, el brillo,el tono y la sonoridad, mientras que losestdios finales se relacionan más con lacomparación entre input y las abstraccio-nes almacenadas a partir del aprendiza-je pasado. Es decir: en los últimos esta-dios se realiza el reconocimiento de pa-trones y la extracción del significado.Solemos referirnos a esta concepción deuna serie o jerarquía de estadios de proce-samiento hablando de «profundidad deprocesamiento», en que una mayor «pro-fundidad» implica un mayor grado de aná-lisis semántico o cognitivo. Después deque el estímulo ha sido reconocido, puedeprocesarse más por enriquecimiento o aso-ciación. Por ejemplo, después de que unapalabra ha sido reconocida, ésta puedeevocar asociaciones, imágenes o historiasbasadas en la experiencia pasada del suje-to con esa palabra. Esa «codificación por ela-boración» (Tulving y Madigan, 1970) no selimita al material verbal. Nosotros defende-mos que en el análisis perceptivo de los so-nidos, datos visuales, olores, etc., se danniveles similares de procesamiento. El aná-lisis procede a traves de una serie de esta-dios sensoriales, hasta los niveles relacio-nados con la comparación o reconocimien-to del estímulo y, finalmente, hasta losestadios semántico-asociativos de enrique-cimiento del estímulo.

Uno de los resultados de este análisisperceptivo es el trazo de la memoria. Así,ciertos rasgos de éste, como sus caracterís-ticas de codificación y su persistencia, sur-gen esencialmente como subproductos delprocesamiento perceptivo (Morton, 1970).Específicamente sugerimos que la persis-

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Estudios 99tencia del trazo es una función de la pro-fundidad del análisis, y los 'niveles másprofundos de análisis se asocian con trazos.más elaborados, más persistentes y más in-tensos. Como normalmente al organismole preocupa sólo la extracción del significa-do de los estímulos, resulta ventajoso al-macenar los productos de ese análisis pro-fundo, pero normalmente no hay necesi-dad de almacenar los productos de losanálisis preliminares. Es perfectamente po-sible dibujar un cuadro alrededor de estosprimeros análisis y llamarlos «memoria sen-sorial» y otro alrededor de los análisis in-termedios denominándolo «memoria a cor-to plazo», pero con este procedimientosimplificamos excesivamente las cosas yevadimos los problemas más significativos.

Aunque ciertas operaciones analíticasdeben preceder a otras, muchas pruebasrecientes indican que percibimos a un ni-vel significativo más profundo, antes depercibir los resultados de otros análisis ló-gicamente previos (MacNamara, 1972; Sa-vin y Bever, 1970). No es que se dé unaelaboración del código en una jerarquíainvariante de pasos, y ello parece especial-mente cierto en lo que se refiere a losestadios últimos de procesamiento. En estesentido describiríamos mejor las cosas ha-blando de «amplitud» de codificación, pe-ro mantendremos el término «profundi-dad», dado que transmite el sentido denuestra argumentación.

Los estímulos muy familiares y significa-tivos son compatibles, por definición, conlas estructuras cognitivas existentes. Talesestímulos (por ejemplo, los dibujos y ora-ciones) se procesarán a un nivel profundomás rápidamente que los estímulos menossignificativos, y se retendrán mejor queéstos. Así, la rapidez del análisis no predi-ce necesariamente la retención. La reten-ción está en función de la profundidad yhay varios factores que determinan la pro-fundidad con que se procesa un estímulo,entre ellos la cantidad de atención que sele dedica, su compatibilidad con las es-

tructuras analizadoras y el tiempo disponi-ble para el procesamiento.

Por tanto, nosotros preferimos concebirla memoria como vinculada a los nivelesde procesamiento perceptivo. Aunque es-tos niveles puedan agruparse en estadios(análisis sensorial, reconocimiento de pa-trones y elaboración del estímulo, porejemplo) es más útil concebir los nivelesde procesamiento como un continuo deanálisis. Así, la memoria también se consi-dera como un continuo que va de losproductos transitorios de los análisis senso-riales a los muy duraderos de las opera-ciones semántico-asociativas. Sin embargo,superpuesto a este sistema básico de me-•mona hay otra forma posible de retenerlos estímulos: haciendo circular la infor-mación, una y otra vez, a un cierto nivelde procesamiento. Según nuestro puntode vista, ciertas descripciones como «aten-ción continuada a ciertos aspectos del es-tímulo», «mantener los items en la con-ciencia», «retener los items en el «rehear-sal buffer» y «retención de los items en lamemoria primaria» se refieren todos ellosal mismo concepto de mantener la infor-mación a un cierto nivel de procesamien-to. Para mantener una cierta continuidadcon la terminología existente, utilizaremosel término «memoria primaria» (M.P.) pa-ra referirnos a esta operación, aunque hayque señalar que nuestro uso del términoes más restringido de lo que suele serlo.

Apoyamos la noción -de Moray (1967)de que hay un procesador central de capa-cidad limitada que puede emplearse devarias formas distintas. Si esta capacidadde procesamiento se utiliza para mantenerla información a un solo nivel, apareceríanlos fenómenos de la memoria a corto pla-zo. El propio procesador es neutral conrespecto a las características de codifica-ción: el código observado de M.P. depen-derá de la modalidad de procesamientocon la que opera el procesador. Además,aunque la capacidad limitada está en fun-ción del propio procesador, el número deitems mantenidos dependerá del nivel al

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100 Estudiosque está operando. A niveles más pro-fundos el sujeto puede utilizar más lasreglas aprendidas y el conocimiento pa-sado; así podrá manejar más eficiente-mente el material y retenerlo mejor.Aparentemente es muy variable la facili-dad con que puede mantenerse la infor-mación en la MP a diversos niveles. Pareceque ciertos tipos- de información (por ejem-plo, los rasgos fonémicos de las palabras)son particularmente fáciles de mantener,mientras que otros (como los análisis vi-suales preliminares, el «icón») son aparen-temente imposibles.

El rasgo esencial de la retención de laMP es el hecho de que aún se están proce-sando o atendiendo ciertos aspectos delmaterial. De modo que nuestra noción dela MP es sinónima a la de James (1890),puesto que los items de la MP se mantie-nen aún en la conciencia. Cuando se dejade prestar atención al item, la informaciónse pierde a la tasa propia de su nivel deprocesamiento, las tasas serán más lentascuando los niveles de análisis han sidomás profundos.

La retención de la memoria es, por tan-to, equivalente a un procesamiento conti-nuado, pero este tipo de procesamientosimplemente prolonga la alta accesibilidadde un determinado item sin llevar, porello, a la formación de un trazo de memo-ria más permanente. Este procesamientode tipo I (es decir, la repetición de losanálisis que ya se han llevado a cabo) pue-de continuarse con el procesamiento detipo II, que implica un análisis más pro-fundo del estímulo. Sólo este segundo ti-po de repaso producirá un aumento dela ejecución de la memoria. En tanto encuanto el sujeto utilice un procesamientode tipo II, su memoria mejorará a medidaque aumente su tiempo total de estudio,pero cuando realiza un procesamiento detipo I deja de ser aplicable la «hipótesisdel tiempo total» (ver Cooper y Panite,1967). Stoff y Eagle (1971) han recogidohallazgos que son acordes con esta suge-rencia.

En resumen, sugerimos que el trazo dela memoria se describe mejor en términosde la profundidad de procesamiento o gra-do de elaboración del estímulo. Los aná-lisis más profundos producen trazos máspersistentes. Aunque la información pue-da mantenerse en la MP, ese mantenimien-to no mejora, por sí mismo, la retenciónsubsiguiente; cuando se deja de prestaratención la información se pierde a unatasa que depende esencialmente del nivelde análisis.

REEXAMEN DE LOS DATOSEXISTENTES

Aprendizaje incidental

Cuando los trazos de la memoria se con-sideran un producto de una cierta formade procesamiento, gran parte de la litera-tura sobre aprendizaje incidental adquiereuna nueva significación. Hay varias revi-siones de esta literatura (Postman, 1964;McLaughlin, 1965) y no trataremos de serexhaustivos. Una característica importan-te del paradigma de aprendizaje inci-dental es que el sujeto procesa el materialde una forma compatible con la tareaorientadora, o que está determinada porésta. Por eso, la comparación de la reten-ción en distintas tareas orientadoras pro-porciona una medida relativamente purade las consecuencias, en la memoria, dediversas actividades de procesamiento.

Según el punto de vista que mantene-mos en este artículo, y de acuerdo conPostman (1964), la instrucción explícita deque aprendan un material facilita la eje-cución de los sujetos sólo cuando les llevaa procesar el material de forma más efec-tiva que la que tuvieran en la situaciónincidental, dependiendo de las instruccio-nes de orientación. Así, el aprendizaje encondiciones incidentales puede ser superioral que se da en condiciones intencionales,cuando la tarea de orientación es apropia-da y la estrategia intencional inapropiada.

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Estudios 101Desde el punto de vista de este artículo,

entonces lo que resultaría interesante seríaestudiar sistemáticamente la retención con-secuente a diversas tareas de orientación,más que comparar el aprendizaje inciden-tal con el intencional. En condiciones in-cidentales, el experimentador tiene controlsobre el procesamiento que el sujeto apli-ca al material, cosa que no ocurre cuandonos limitamos a instruir al sujeto para queaprenda y éste utiliza una estrategia de co-dificación desconocida.

Vamos a considerar varios ejemplos queilustran este punto. Tresselt y Mayzner(1960) probaron el recuerdo libre despuésde un aprendizaje incidental, con tres ta-reas de orientación diferentes: tachar voca-les, copiar las palabras y juzgar hasta quépunto era cada palabra un ejemplo delconcepto «económico». En la última con-dición, el número de palabras recordadasera cuatro veces mayor que en la primeray dos veces mayor que en la segunda.Hyde y Jenkins (1969) y Johnston y Jen-kins (1971) han obtenido resultados simi-lares, utilizando el paradigma de recuerdolibre. Los experimentos de Jenkins y suscolaboradores demostraron que con listasde pares de palabras muy asociadas, elrecuerdo libre y la organización resultantede una tarea de orientación que requeríael empleo de las palabras como unidadessemánticas era equivalente al de un grupode control intencional cuyos sujetos no re-cibían ninguna tarea incidental, pero, encambio, eran relativamente superiores aun grupo que realizaba un aprendizajeincidental y cuya tarea suponía tratar lapalabra estructuralmente (comprobar. sihabía ciertas letras o estimar el núme-ro de letras de cada palabra). Estos resul-tados son consistentes con los de Mandler(1967), que demostró que el aprendizajeincidental durante la categorización deunas palabras provocaba un nivel seme-jante de recuerdo que el de un grupoque realizaba la misma actividad, pero cu-yos miembros sabían que se iba a compro-bar su memoria.

Los experimentos en que se ha estudia-do el aprendizaje incidental de oraciones(Bobrow y Bower, 1919; Rosemberg ySchiller, 1971 han demostrado que el re-cuerdo después de una tarea de orienta-ción que exigía el procesamiento de laoración a un nivel semántico era substan-cialmente superior al recuerdo de palabrasde oraciones expuestas de forma equiva-lente, pero que no se procesaban semánti-camente.

Schulmam (1971) hizo a sus sujetos quebuscaran en una lista ciertas palabras cla-ve definidas estructuralmente (por ejem-plo, palabras con la letra A) o semántica-mente (por ejemplo, palabras que denota-ran algo vivo). Después de realizar estatarea de búsqueda, se pasaban a los suje-tos una prueba inesperada de memoria dereconocimiento. La ejecución era significa-tivamente superiqr en las condiciones enque la clave se definía semánticamente queen aquellás en que se definía estructural-mente, aunque el tiempo de trabajo concada palabra era aproximadamente el mis-mo en uno y otro caso.

Estos resultados apoyan la conclusióngeneral de que el rendimiento de la me-moria constituye una función positiva delnivel de procesamiento exigido por la ta-rea de orientación. Sin embargo, más alláde un cierto estadio, la forma de procesa-miento óptima dependerá de las exigenciasde recuperación o de utilización de trazoen la prueba subsiguiente de memoria.Existen pruebas claras, en la literatura so-bre aprendizaje incidental, que demuestranque el valor relativo de las distintas tareasde orientación no es el mismo para todaslas pruebas de memoria.

Esta conclusión se ve apoyada cuando secomparan los distintos efectos de las tareasde orientación en el reconocimiento y elrecuerdo. Eagle y Leitér (1964) encontraronque el recuerdo libre en una situación deaprendizaje intencional sin estorbos erasuperior al de un grupo incidental y al deotro grupo intencional en -que los sujetostambién tenían que realizar su tarea de

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102 Estudiosorientación; sin embargo, en estas dos si-tuaciones el rendimiento en una pruebade reconocimiento era superior. Este resul-tado no plantea dificultades si suponemosque el procesamiento óptimo no es el mis-mo en una y otra prueba de memoria. Enel expetimento de Eagler y Leiter (1964) latarea de orientación implicaba, casi conseguridad, un cierto grado de análisis se-mántico, pero podría haber servido paraimpedir el procesamiento de elaboraciónnecesario para acceder posteriormente a lainformación almacenada. Por otra parte,esa codificación de elaboración podría es-torbar a la discriminación posterior entre laspalabras clave y los distractores relaciona-dos asociativamente, que se utilizaron enese experimento. Dornbush y Winnick(1967) y Estes y Da Polito (1967) han en-contrado resultados que son coherentes coneste tipo de análisis.

Todas las tareas de orientación utiliza-das por Wicker y Bernstein (1969) en suestudio sobre aprendizaje incidental depares asociados requerían un análisis a ni-vel semántico, pero no facilitaban la eje-cución subsiguiente al mismo nivel. Cuan-do la tarea de orientación exigía la pro-ducción de respuestas mediadoras, la eje-cución era igual que la que se daba en elaprendizaje intencional sin estorbos y su-perior a la que se daba cuando la tarea deorientación consistía en evaluar lo agrada-bles que resultaban las palabras. En el re-cuerdo libre de un solo ensayo, esta últi-ma tarea de orientación produce una eje-cución igual a la que se da en el aprendi-zaje intencional (Hyde y Jenkins, 1969).Las mismas tareas de orientación no pa-recen tener efectos equivalentes en distin-tos paradigmas. Es importante acentuar laexistencia de una interacción entre la co-dificación inicial y las operaciones subsi-guientes de recuerdo. Aunque la distin-ción entre la disponibilidad y accesibilidad(Tulving y Pearlstone, 1966) es útil, laefectividad de una señal de recuperacióndepende de su compatibilidad con la co-dificación inicial del item o, más en gene-

ral, de hasta qué punto la situación derecuperación reinstala el contexto deaprendizaje.

Atención selectiva y almacén sensorial

Moray (1969) demostró que las palabraspresentadas por el canal no atendido enuna prueba de escucha dicótica no eranreconocidas en una prueba posterior dememoria. De forma similar, Neisser (1964)ha demostrado que los items que no ser-vían de clave en una tarea de búsquedavisual no dejaban efectos recognoscibles.De forma que cuando los estímulos sólo seanalizan parcialmente, o se procesan sóloa niveles periféricos su registro en la me-moria es extremadamente fugaz. Treismem(1964) lo demostró claramente. Cuando sepresentaban a ambos oídos —dicóticamen-te— un mismo párrafo de prosa, de talmanera que había una diferencia tempo-ral entre el momento en que los mismossonidos llegaban a uno y otro oído y eraanterior el del oído no atendido, la di-ferencia temporal entre uno y otro mensa-je tenía que reducirse hasta 1.5 segundospara que los sujetos se diesen cuenta deque los dos mensajes eran idénticos. Sinembargo, cuando era anterior el mensajedel oído atendido (sombreado) los sujetosnotaban la semejanza con un retraso me-dio de 4.5 segundos entre uno y otro men-saje. Así, aunque los sujetos no tratabande recordar el material en ninguno de loscasos, el hecho de que el procesamientoexigido por el sombreado fuera mayor erasuficiente para triplicar la duración del tra-zo de memoria. Treisman también encon-tró que la significación del material (hablainvertida v.s. habla normal y palabras alazar v.s. prosa) afectaba al intervalo tem-poral necesario para el reconocimiento,pero sólo cuando el canal atendido era elprimero por el que se transmitía el men-saje. Cuando el mensaje era rechazado des-pués de los primeros análisis, la significa-ción no jugaba ningún papel, pero cuan-

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Estudios 103do se atendía al mensaje los materialessignificativos podían procesarse más y, portanto, podían retenerse durante más tiem-po. Las tres estimaciones de la persistenciade la memoria en estos experimentos (1.5segundos para el material no atendido, 3segundos para el habla invertida atendiday las cadenas atendidas de palabras al azary 5 segundos para la prosa atendida) pue-den atribuirse al funcionamiento de alma-cenes diferentes, pero es más razonable,según nuestro punto de vista, proponerque - la persistencia está en función delnivel de procesamiento.

No vamos a revisar más estudios con elmismo detalle, pero debemos señalar quelos resultados y las conclusiones de muchosotros investigadores en el área de la me-moria sensorial pueden acomodarse tam-bién a este cuadro. Neisser (1967, pági-na 33) concluía que «las exposiciones máslargas producen icones más perdurables».Los estudios de Norman (1969), Glucks-berg y Cowen (1970) y Peterson y Kroe-ner (1964) pueden interpretarse en el senti-do de que demuestran que el material ver-bal no atendido se pierde en pocos segun-dos.

Massaro (1970) sugirió que la memoriade un item se relaciona directamente conla cantidad de procesamiento perceptivode dicho item, afirmación que se sitúa,evidentemente, en la misma línea que laspropuestas aquí presentadas, si bien susargumentos posteriores (Massaro, 1970)según los cuales la memoria ecoica dura,inevitablemente, sólo 250 milisegundos,son probablemente generalizaciones exce-sivas. A partir de un experimento de reco-nocimiento de dibujos, Shaffer y Shiffrinsacaron la conclusión de que «quizá seamás fructífero considerar que el punto devista más acorde con la parsimonia es elde .que sólo hay una memoria visual a cor-to plazo. Esta memoria visual a corto pla-zo decae rápidamente cuando el contenidoinformativo del campo visual es alto y másdespacio cuando se reduce mucho el con-tenido informativo» (Shaffer y Shiffrin,

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1972, pág. 295). En lo fundamental, estepunto de vista es similar al nuestro, aun-que nosotros añadiríamos que ese continuoabarca también a la retención a largo pla-zo. A ello añadiríamos que lo que deter-mina la tasa de desvanecimiento del trazoes el nivel de procesamiento, más que elcontenido informativo.

La distinción ACPIALP

El fenómeno de un mecanismo de man-tenimiento de capacidad limitada en lamemoria (Miller, 1956; Broadbent, 1958)se sitúa en este cuadro conceptual supo-niendo que hay un procesador central fle-xible que puede desplegarse en uno deentre varios niveles y con arreglo a una di-mensión de codificación entre varias, y queeste procesador central sólo puede manejarun número limitado de items en un deter-minado momento. Es decir, los items semantienen en la conciencia o en la memo-ria primaria manteniendo su repaso a uncierto nivel fijo de procesamiento. La na-turaleza de los items dependerá de la di-mensión de codificación y del nivel endicha dimensión. A niveles más profundosel sujeto puede hacer más uso de las es-tructuras cognitivas aprendidas, de modoque el item se irá 'haciendo más complejoy semántico. La profundidad con la queopera la memoria primaria dependerá dela utilidad que tenga para el sujeto el se-guir procesando a ese nivel y también delo susceptible que sea el material de unprocesamiento más profundo. Así, si la ta-rea del sujeto consiste simplemente en re-producir pocas palabras unos segundos des-pués de leerlas, no necesita mantenerlasa un nivel más profundo que el del análi-sis fonémico. Pero si las palabras constitu-yen una oración significativa, entonces soncompatibles con estructuras aprendidas másprofundas y pueden manejarse. unidadesmayores. Parece que la memoria primariamaneja, en cualquier nivel, unidades o «pa-quetes» más que información (ver Kintsch,

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104 Estudios1970, págs. 175-181). Es decir, repasamosun sonido, una letra, una palabra, unaidea o una imagen del mismo modo quepercibimos objetos y no constelaciones deatributos.

-Como señalábamos antes, una distinciónque suele hacerse entre los almacenes dememoria es la que se basa en sus diferen-tes características de codificación; se diceque el ACP es predominantemente acústi-co (o articulatorio), mientras que el ALPes, sobre todo, semántico. Según la argu-mentación que aquí mantenemos, los erro-res acústicos sólo serán predomiantes entanto en cuanto no se haya llevado a caboel análisis a un nivel semántico. Hay almenos tres factores que pueden influir enque el procesamiento no alcance ese nivel:la naturaleza del material, la limitación dela capacidad de procesamiento disponibley las exigencias de la tarea. Muchos de losdatos sobre las confusiones acústicas en lamemoria a corto plazo se basan en mate-riales como letras y dígitos que tienen rela-tivamente poco contenido semántico. Es-tos materiales, por su propia naturaleza,tienden a limitar el procesamiento a unnivel estructural de análisis, por lo no re-sulta sorprendente que den lugar a erroresde naturaleza estructural. ESCQS errores pue-den darse también con los materiales sig-nificativos cuando la capacidad de proce-samiento se desvía a una tarea irrelevante(Eagle y Ortoff, 1967).

Otra serie de resultados relevantes parala distinción entre ACP y ALP es la de losque demuestran que en el recuerdo librelas variables como la tasa de presentacióny la frecuencia de las palabras afectan a laretención a largo plazo, pero no a la re-tención a corto plazo (Glanzer, 1972).Nuestra interpretación de estos resultadoses que, al aumentar la tasa de presentacióno utilizar palabras que no son familiares, seinhibe o impide el procesamiento que serealiza a los niveles necesarios para apoyar laretención a largo plazo, pero ello no afectaa las operaciones de codificación del tipode las que son adecuadas para la retención

a corto plazo. De esta interpretación sesigue que el hecho de desviar la capacidadde procesamiento, como se hace en los ex-perimentos de Eagle y Ortoff (1967) de-•berá dar como resultado un decrementomayor de la retención a largo plazo. quede la retención a corto plazo y, en reali-dad existen pruebas que demuestran queeso es lo que ocurre (Murdock, 1965; Sil-verstein y Glanzer, 1971).

Por el contrario, las manipulaciones queinfluyen en el procesamiento a un nivelestructural tendrán efectos transitorios, pe-ro no efectos a largo plazo. Las diferenciasde modalidad (Murdock, 1966) proporcio-nan un ejemplo claro. Finalmente, las ma-nipulaciones que induzcan un procesa-miento más profundo o más elaborado de-berán facilitar el recuerdo a largo plazo.Pensamos que la hipótesis de la variabili-dad de codificación, tal como se ha uti-lizado para explicar el efecto de espacia-ción en el recuerdo libre (Madigan, 1965;Melton, 1970), debe entenderse en estostérminos.

La curva de posición serial

Los efectos de posición serial han cons-tituido una fuente de evidencia funda-mental para establecer la distinción entreACP y ALP (ver Broadbent, 1971, págs.354-361; Kintsch, 1970, págs. 53-162). Enel recuerdo libre se supone que el efectode recencia refleja el «out-put» del ACPmientras que los items previos se recupe-ran del ALP (Glanzer y Cunitz, 1966). Sehan propuesto varias explicaciones teóricasdel efecto de primacía, pero quizá la másplausible sea la de que los items inicialesreciben más repaso, por lo que se regis-tran mejor en el ALP (Atkinson y Shiffrin,1968; Bruce y Papay, 1970). Nosotros es-tamos de acuerdo con estas conclusiones.Como el sujeto sabe que , debe dejar deatender a los items iniciales para percibir yreciclar los posteriores, somete a esos itemsa un procesamiento de tipo II; es decir, a

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Estudios 105un procesamiento semántico más profun-do. Sin embargo, los items finales de lalista pueden sobrevivir con una - codifica-ción fonémica, que da lugar a un recuerdoinmediato excelente (puesto que aún seestán procesando en la memoria primaria),pero éste se borra por la necesidad de pro-cesar material interpolado. De hecho, silos items finales se han procesado con me-nos profundidad que los iniciales, la for-mulación en términos de niveles de proce-samiento predeciría que en un intento pos-terior de recuerdo, los items finales seránlos que menos se recuerdan de toda lalista. El descubrimiento de la recencia ne-gativa (Craik, 1970) apoya esta predicción.Una explicación alternativa de la recencianegativa es la de que los items recientes serecuerdan porque se repasaron menos ve-ces que los .primeros (Rundus, 1971). Sinembargo, los estudios recientes de Jacobyy Bartz (1972), Watkins (1972) y Craik(1972) han demostrado que lo que deter-mina el recuerdo subsiguiente de los últi-mos items de una lista es el tipo de proce-samiento más que la cantidad de éste.

En el aprendizaje serial, los sujetos de-ben retener los primeros items para poderpor lo menos, comenzar correctamente surecuerdo. El gran aumento del efecto deprimacía es, entonces, atribuible —por lomenos en parte— a la retención en la me-moria primaria. Además, el que los suje-tos también codifiquen los items inicialesa un nivel más profundo depende, proba-blemente, del material y de la tarea. Uti-lizando un ritmo de presentación relativa-mente lento (2.5 segundos) y empleandopalabras como estímulos, con presentaciónvisual, Palmer y Ornstein (1971) encon-traron que el hecho de interpolar una ta-rea sólo eliminaba parcialmente el efectode primacía. Sin embargo, Baddeley (1968)presentó auditivamente dígitos a un ritmode 1 por segundo y encontró que se elimi-naba completamente el efecto de primacíadebido a la necesidad de efectuar otra ta-rea.

Efectos de repetición y de repaso

Una sugerencia que se deduce de estaformulación es que el procesamiento detipo I no contribuye a incrementar la me-moria del estímulo: cuando la atención sedirige a otra cosa, el trazo se pierde alritmo propio del nivel más profundo alque se ha analizado. Así, el concepto deprocesamiento se ha dividido en dos: unprocesamiento de tipo I, o del mismo ni-vel y un procesamiento de tipo II que im-plica un análisis posterior, más profundo,del estímulo y produce un trazo más du-radero. De forma similar, los efectos de larepetición de la presentación dependen deque el estímulo repetido sea simplementeprocesado al mismo nivel o se codifiquede forma diferente en las presentacionesposteriores. Existen pruebas de que la re-petición de un item codificado a un solonivel sensorial, ya sea la audición (Moray,1959; Norman, 1969) o la visión (Turvey,1967) no produce un incremento del ren-dimiento de la memoria.

Tulving (1967) ha demostrado tambiénque la repetición sin intención de apren-der no facilita el aprendizaje. La explica-ción que da Tulving de este hecho en tér-minos de la organización interitems nopuede diferenciarse claramente de una ex-plicación en términos de niveles de proce-samiento. De forma similar, Glanzer yMeinzer (1967) han demostrado que la re-petición explícita de los items en el recuer-do libre es una estrategia menos efectivaque la que normalmente utilizan los suje-tos. Aunque tanto Waugh y Norman(1965), como Atkinson y Shiffrin (1968),han sugerido que el repaso tiene la do-ble función de mantener la información

• en la memoria primaria y transferirla a lamemoria secundaria, los experimentos deTulving (1966) y Glanzer y Meinzer (1967)demostraron que ello no tiene por qué serasí necesariamente. Así, el que el repasofortalezca el trazo o simplemente pospon-

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106 Estudiosga el olvido depende de lo que el sujetohaga con su repaso. Sólo el aumento deprofundidad del procesamiento produciráun incremento de la memoria.

COMENTARIOS FINALES

Nuestra explicación de la memoria entérminos de niveles de procesamiento tie-ne muchas cosas en común con otras variasformulaciones recientes. Cermak (1971),por ejemplo, ha bosquejado un marco teó-rico muy similar al nuestro. Las teorías dela codificación de atributos, de orientaciónperceptiva, como las de Bower (1967) yNorman y Rumelhart (1970) son muy afi-nes a este enfoque, como lo es la de Pos-ner (1969), que propone la existencia deestadios de procesamientos y asocia carac-terísticas diferentes a cada estadio.

Si se considera que el trazo de la me-moria constituye un subproducto del aná-lisis perceptivo, un objetivo importante dela investigación futura será el de especifi-car las consecuencias que tienen sobre lamemoria los distintos tipos de operacionesperceptivas. Ya hemos sugerido que lacomparación entre distintas tareas de orien-tación en el paradigma de aprendizaje inci-dental, constituye un método con el que elexperimentador puede tener un controlmás directo sobre las operaciones de codi-ficación que efectúan los sujetos. Como losanálisis más profundos suelen implicar un

tiempo más dilatado de procesamiento,sería muy importante discriminar entre lainfluencia de variables como el tiempo deprocesamiento y la cantidad de esfuerzo y lade la profundidad como tal. Por ejemplo,el tiempo puede ser un correlato de la me-moria en tanto en cuanto sea necesariopara procesar a un cierto nivel, pero esposible que el tiempo «de más» que sededica a un simple repaso de la informa-ción, después de alcanzar ésta su nivel óp-timo, no prediga la perdurabilidad deltrazo.

Nuestro enfoque no constituye una teo-ría de la memoria. Más bien proporcionaun marco conceptual —una serie de actitu-des orientadoras— con arreglo al cual po-dría proceder la investigación sobre la me-moria. Aunque los modelos en términosde almacenes múltiples han ejercido unafunción útil, creemos que muchas veces sehan tomado en un sentido demasiado li-teral y que esta formulación que presenta-mos .se presta a formularse preguntas másfructíferas. Evidentemente, nuestra posi-ción es especulativa y no está completa, nimucho menos. Hemos considerado la me-moria sólo desde el punto de vista del«input» o polo de la codificación; no he-mos tratado de especificar cómo se dife-rencian unos items de otros, cómo se agru-pan y organizan ni cómo se recuperan delsistema. Aunque nuestra posición no pre-supone ningún enfoque específico de estosprocesos, proporciona un marco apropiadopara su comprensión.

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