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Hoja Vocacional AMBIENTACIÓN: Comenzamos este Año Jubilar convencidas de que: Dios está enamorado de nuestra pequeñez, su misericordia no tiene fin, tal y como nos los dice el Papa Francisco. Según él: la misericordia es como una caricia, como el abrazo de un padre que da consuelo y seguridad a su hijo. “El Señor es misericordioso y grande en el amor”. Dios ha elegido a su pueblo “no porque fuera grande o poderoso”, sino “porque era el más pequeño de todos, el más miserable de todos”. Dios se enamora de nuestra pequeñez Dios “se ha enamorado de esta miseria, se ha enamorado precisamente de esta pequeñez”. “Yo te tomo la mano derecha, quédate tranquila, no temas”: “El Señor quiere tomar sobre sí nuestras debilidades, nuestros pecados, nuestros cansancios. Jesús cuántas veces hacía sentir esto y después: ‘Venid a mí, todos los que estáis fatigados, agobiados, y yo os daré descanso. Yo soy el Señor tu Dios, que te tengo por la derecha, no temas pe- queña, no temas. Yo te daré fuerza. Dame todo y yo te perdonaré, te daré paz”. Que la misericordia de Dios nos haga más misericordiosas con los demás. Dejémonos acariciar por la Misericordia de Dios. “ Más vale exceder en “ Más vale exceder en misericoia que en justi- misericoia que en justi- cia”. cia”. SAN BENITO MEN- Para ser testigos de Su Misericordia. Microsoft 24 enero Nº:1 Puntos de interés especial: Destaque brevemente un punto de interés. Destaque brevemente un punto de interés. Destaque brevemente un punto de interés. Destaque brevemente un punto de interés. Hoja Vocacional “ Más vale exceder en Misericordia que en justicia ” SAN BENITO MENNI

Nº:1 Hoja Vocacional - Hermanas Hospitalarias · 2016-05-24 · “El Señor es misericordioso y grande en el amor”. Dios ha elegido a su pueblo “no porque ... tu Reino de amor,

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Hoja Vocacional

AMBIENTACIÓN:

Comenzamos este Año Jubilar convencidas de que: Dios está enamorado de nuestra pequeñez, su misericordia no tiene fin, tal y como nos los dice el Papa Francisco.

Según él: la misericordia es como una caricia, como el abrazo de un padre que da consuelo y seguridad a su hijo.

“El Señor es misericordioso y grande en el amor”. Dios ha elegido a su pueblo “no porque fuera grande o poderoso”, sino “porque era el más pequeño de todos, el más miserable de todos”.

Dios se enamora de nuestra pequeñez

Dios “se ha enamorado de esta miseria, se ha enamorado precisamente de esta pequeñez”.

“Yo te tomo la mano derecha, quédate tranquila, no temas”:

“El Señor quiere tomar sobre sí nuestras debilidades, nuestros pecados, nuestros cansancios.

Jesús cuántas veces hacía sentir esto y después: ‘Venid a mí, todos los que estáis fatigados, agobiados, y yo os daré descanso. Yo soy el Señor tu Dios, que te tengo por la derecha, no temas pe-queña, no temas. Yo te daré fuerza. Dame todo y yo te perdonaré, te daré paz”.

Que la misericordia de Dios nos haga

más misericordiosas con los demás.

Dejémonos acariciar por la Misericordia de Dios.

“ Más vale exceder en “ Más vale exceder en

misericoia que en justi-misericoia que en justi-

cia”. cia”.

SAN BENITO MEN-

Para ser testigos de Su Misericordia.

Microsoft

24 enero

Nº:1

Puntos de interés

especial: Destaque brevemente un punto de interés.

Destaque brevemente un punto de interés.

Destaque brevemente un punto de interés.

Destaque brevemente un punto de interés.

Hoja Vocacional

“ Más vale exceder en Misericordia que en justicia ”

SAN BENITO MENNI

Página 2 Hoja Vocac iona l Nº:1

PARÁBOLA del BUEN SAMARITANO ( Lucas 10, 25-37 )

En esto se levantó un jurista y le preguntó para ponerlo a prueba: - Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar vida definitiva? Él le dijo: - ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo es eso que recitas? Éste contestó: - “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo” (Dt 6,5; Lv 19,18). Él le dijo: - Bien contestado. Haz eso y tendrás vida. Pero el otro, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: - Y ¿quién es mi prójimo? Tomando pie de la pregunta, dijo Jesús: - Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y lo asaltaron unos bandidos; lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon dejándolo medio muerto. 31 Coincidió que bajaba un sacerdote por aquel camino; al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. 32 Lo mismo hizo un clérigo que llegó a aquel sitio; al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. 33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, al verlo, se conmovió, 34 se acercó a él y le vendó las heridas echándoles aceite y vino; luego lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más te lo pagaré a la vuelta”. ¿Qué te parece? ¿Cuál de estos tres se hizo prójimo del que cayó en manos de los bandidos? El jurista contestó: - El que tuvo compasión de él. Jesús le dijo:

- Pues anda, haz tú lo mismo.

MEDITACIÓN:

Saber “mirar - acoger ” de manera atenta y responsable a la persona que sufre. Esta mirada

acogedora, misericordiosa, traducida en “acción hospitalaria” nos puede liberar del egoísmo y

la indiferencia ante quien sufre. Al mismo tiempo, “conmovernos” y dejar que su sufrimiento

nos duela también a nosotras.

Lo decisivo es reaccionar y “acercarnos” al que sufre, no para preguntarnos si tengo o no algu-

na obligación de ayudarle, sino para descubrir de cerca que es un ser necesitado que nos está

llamando. Nuestra actuación concreta nos revelará nuestra calidad humana, hospitalaria.

El samaritano del relato no se siente obligado a cumplir un determinado código religioso o mo-

ral. Sencillamente, responde a la situación del herido inventando toda clase de gestos prácticos

orientados a aliviar su sufrimiento y restaurar su vida y su dignidad. Jesús concluye con estas

palabras. “Vete y haz tú lo mismo”.

Nosotras, por nuestro carisma somos llamadas a ser testigos de que el Cristo compasivo y

misericordioso del Evangelio permanece vivo entre los hombres. Const. 5

Título del artículo interior

Salmo de un Corazón Misericordioso - Hospitalario

Quiero vivir Jesús Hospitalario,

Configurándome contigo paso a paso,

llenar mi corazón de los mismos sentimientos que el tuyo:

Humildad, mansedumbre, servicio, abnegación;

Quiero pensar, amar y desear en unión con tu corazón.

De tal manera que mi consagración

Me capacite para amar del mismo modo

Que el del Corazón de Jesús.

Quiero vivir y dar vida,

Me llamas, me invitas a formar parte

De la familia hospitalaria

Que ha brotado y sigue hoy brotando

Del Corazón de Jesús.

Eres tú el centro de mi comunidad,

el que nos impulsa a vivir

en un solo corazón y en una sola alma

al estilo de María Josefa, María Angustias

y de las primeras hermanas.

Quiero ser Buena Noticia, puerta siempre abierta

Donde florezca la fraternidad.

Quiero entregar mi vida

Y consagrarme, siguiendo las huellas de Jesús

Virgen, pobre obediente

En el Carisma hospitalario.

Quiero vivir la consagración

De tal manera que desde la mañana hasta la noche

Y de la noche hasta la mañana,

Todos los movimientos de mi corazón

Estén dirigidos al Señor.

Caminando siempre en su presencia

para vivir a plenitud la consagración y la misión de caridad.

Página 3 Hoja Vocac iona l Nº:1

Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo,

y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él.

Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.

Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de

la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena del

buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a

Pedro luego de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón

arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como

propia la palabra que dijiste a la samaritana:

¡Si conocieras el don de Dios!

Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que

manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y

la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea

el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.

Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos

de debilidad para que sientan sincera compasión por los

que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que

quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado,

amado y perdonado por Dios.

Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su

unción para que el Jubileo de la

Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo,

llevar la Buena Nueva a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros y

oprimidos y restituir la vista a los ciegos.

Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el

Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Oración del Jubileo de la Misericordia

Padre Nuestro de la Misericordia

Padre misericordioso Que estás en todos los enfermos, y especialmente en, los enfermos mentales.

Santificado seas por la aceptación con alegría de su enfermedad de muchos de ellos.

Venga sobre cada uno y también sobre los que estamos a su lado: Hermanas, colaboradores, familia-res, voluntarios, tu Reino de amor, de misericordia, de compasión.

Que se haga tu voluntad en la tierra, en cada centro, en cada sala, en toda la comunidad hospitalaria.

A todos los que les acompañamos y ayudamos, danos cada día la alegría del servicio desinteresado y alegre.

Y perdona todas las veces que no hemos sido ternura, sanación y misericordia para ellos.

Y no nos dejes caer en la tentación del desaliento, del cansancio, de la rutina, del no querer estar hoy en la vanguardia para responder a los que necesitan de nuestro servicio.

Líbranos Señor, de todo mal. Amén.