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NORA CIERRA LA PUERTA de Daniel de La O
1.
Nora observa la hoja en blanco sobre la mesa.
Tres actores cambian de posición en forma mecánica.
Actor 1 se queda atrás de la puerta y toca.
Nora escribe.
ACTOR 1: Actor 1 dos puntos. Perdóneme tanto, señora, pero tuvimos un
accidente hace apenas un rato...
Tocan otra vez. Nora deja de escribir, se aproxima a la puerta.
NORA: Nora dos puntos. No puedo ayudarle.
ACTOR 1: Actor 1. ¡Entienda! Hay una persona muy lastimada, ¡necesito que me
deje entrar ahora!
NORA: Nora. No. No lo creo. Discúlpeme.
2
ACTOR 1: Actor 1. Señora, tiene toda la razón en desconfiar de los extraños, pero
se lo ruego, ¡se lo ruego!, déjeme pasar, le juro que esto no es un truco o una
mentira, necesitamos su ayuda...
NORA: Nora. Entiendo. Hay una caseta a dos cuadras de aquí, a unos pasos...
(Pausa) y una clínica a tres... tres cuadras por la avenida y...
ACTOR 1: ¡Hija de la chingada!
NORA: ¿Perdón...?
ACTOR 1: ¡Es usted una pinche hija de puta...! (Golpea la puerta) ¡Ábrame!
NORA: Mire, ya le dije que...
ACTOR 1: ¡Ábrame! ¡Mi hijo se está muriendo! ¡Necesita ayuda y usted no hace
nada...!
NORA: No puedo hacer nada.
ACTOR 1: ¡No, no le creo! ¡Abra ahora mismo!
NORA: No puedo hacer nada. Estoy trabajando.
3
ACTOR 1: ¿Trabajando? ¿Un niño se muere y usted está trabajando?
NORA: No voy a abrir.
ACTOR 1: Al menos llame a la policía. Dígales que ocurrió un accidente, dígales
que necesitamos una ambulancia.
NORA: ¿Qué... qué dice que sucedió?
ACTOR 1: ¿Quiere explicaciones? ¡Quiere explicaciones! ¡Explicaciones!
NORA: Vaya a la caseta. Está a dos cuadras. No voy a abrir, no importa lo que me
diga o quién diablos se esté muriendo. Mi trabajo...
ACTOR 1: Usted; usted no puede ser tan dura...
NORA: ¿Cómo sé si dice la verdad?
ACTOR 1: ¿No sabe si estoy mintiendo?
NORA: No.
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ACTOR 1: ¿Entonces por qué no abre? Si no está segura... entonces por qué...
(Pausa) ¡Está bien! No puedo seguir perdiendo el tiempo con usted. ¡Que Dios la
perdone!
NORA: ¿Que Dios me perdone...?
ACTOR 1: Entiendo que no quiera abrir, sí, entiendo, afuera hay muchos locos
que buscan violar a las mujeres; en serio que la entiendo...
NORA: Aunque me diga eso, yo...
ACTOR 1: La calle es asesina, mata niños, viola madres, viola y mata en
instantes, con sólo poner un pie en ella... ¿No se lo dijeron sus padres?
NORA: Sí.
ACTOR 1: (Llora) Yo y mi mujer se lo explicamos a mi hijo, no me escuchó y ahora
se está desangrando sobre la calle, no hay nada que hacer, ¿usted cree...? (Se
aleja) ¡¿verdad que no hay nada que hacer...?! ¿verdad...?
NORA: No pierda más tiempo conmigo, corra a la caseta... ¡¿Me escucha?!
¿Hola...? (Pausa) ¡Hola! ¿Está todavía ahí...? Respóndame, diga algo... no voy a
abrirle... ¡Respóndame!
5
Nora hace el intento de regresar a la mesa.
Actor 2 se coloca frente a ella.
NORA: Déjame pasar.
ACTOR 2: ¿Has dormido bien?
NORA: ¿Bien?
ACTOR 2: ¿Qué escribes?
NORA: Otra obra de teatro.
ACTOR 2: Ah. (Pausa) Y...
NORA: ¿Me dejas pasar?
ACTOR 2: Bueno. (Nora regresa a su mesa y sigue escribiendo.) ¿Y sobre qué
trata?
NORA: Aún no lo sé.
ACTOR 2: ¿Pero de qué va a tratar?
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NORA: Aún no lo sé. Sólo sé que comienza con un hombre que pide auxilio pero
nadie lo ayuda.
ACTOR 2: Ah. ¿Y yo qué tengo que ver en la obra?
NORA: ¿Tú?
ACTOR 2: Sí, yo.
NORA: Tú, nada. Tú sólo vienes de vez en cuando a interrumpirme, eres como un
bebé hambriento.
ACTOR 2: Pues aliméntame.
NORA: Cállate.
ACTOR 2: ¿Que me calle?
NORA: Si pudiera matarte lo haría. Te lo juro.
ACTOR 2: ¿Has comido algo?
NORA: No.
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ACTOR 2: Deberías comer.
NORA: No tengo hambre.
ACTOR 2: ¿Cómo es posible? Las personas tienen que comer para vivir.
NORA: No. Las personas tienen que comer para sobrevivir.
Pausa.
ACTOR 2: ¿Por qué no mejor escribes una obra sobre algo más interesante? ¡Un
rey, por ejemplo!
Actor 3 cambia posición y se transforma.
ACTOR 3: Actor 3 dos puntos, ¡las tardes siempre son así!, cuando yo, su
majestad serenísima les brinda un momento o dos para contemplar mi belleza y la
forma inesperada que tengo de causarles placer... Ah, esta mirada mía es la llave
con la que pueden salir de la casa del olvido y así, finalmente, ser felices...
ACTOR 1: (Reverencia) Señor...
ACTOR 3: Dime, lacayo.
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ACTOR 1: (Reverencia) Señor...
ACTOR 3: Sí, sí, sí. Dime, dime ya, anda.
ACTOR 1: (Reverencia) Señor...
ACTOR 3: Dime, siervo, gato, esclavo de mis deseos.
ACTOR 1: (Reverencia) Mi señor...
ACTOR 3: ¡Habla, animal!
ACTOR 1: Hay noticias de la frontera norte.
ACTOR 3: ¿Qué dicen?
ACTOR 1: La Reina de las Rocas ha decidido que la belleza y carisma de mi
señor no bastan para aceptar su propuesta de matrimonio.
ACTOR 3: Ah, vaya, ¡qué franqueza!
ACTOR 1: Ciertamente, milord.
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ACTOR 3: Pues entonces no nos queda otra que hablar con la Reina de los
Océanos del Sur.
ACTOR 1: Ah, su excelencia. Ése es otro problema.
ACTOR 3: ¡¿Problema?!
ACTOR 1: Sí, su majestad. Verá, para la Reina de las Rocas, su propuesta de
matrimonio y declaración de amor ha sido considerada más bien como un insulto.
ACTOR 3: ¡Un insulto! Que YO le declare mi amor... ¡¿lo considera un insulto?!
ACTOR 1: Oh, sí, ciertamente. Usted le causa tal asco que el mero hecho de que
pensara, oh mi señor, de que usted siquiera se considerara digno de ella, le ha
parecido un horrible insulto y, por lo mismo, nos ha declarado la guerra.
ACTOR 3: ¡Por mi vida! ¿La guerra?
ACTOR 1: Así es. Y eso no es todo, su excelentísima y portentosa gracia divina,
luz del cielo, oráculo de las lagunas, alma de todas las fiestas, arroz de todos los
moles...
ACTOR 3: ¡YA! Continúa... dices que hay más.
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ACTOR 1: Sí. (Reverencia) Mi señor...
ACTOR 3: ¡Carajo, ya dime qué más pasa!
ACTOR 1: La Reina de las Rocas le ha escrito a la Reina de los Océanos del Sur
y ésta se ha enterado de todo. Y, aunque ella también siente por usted el más
profundo de los ascos y desprecio, le ha parecido una auténtica afrenta el que no
la haya elegido primero.
ACTOR 3: ¿Cómo? Pero si la hubiera elegido primero ella...
ACTOR 1: Rechazado y guerra.
ACTOR 3: Pero puesto que la elegí como segunda... entonces...
ACTOR 1: Guerra.
ACTOR 3: Sí, mi señor... Además, me temo que las dos lo consideran a usted
medio... ya sabe.
ACTOR 1: ¡¿Qué?!
ACTOR 3: Sí, sí, milord. Es por la ropa, la capa, los aretes, el cabello y su gusto
exagerado por el maquillaje también. Por eso dicen que usted es...
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ACTOR 1: ¡Ah, la envidia!
Nora se carcajea. Se sienta, abre una libreta y escribe otra vez.
ACTOR 2: Riiiing... Riiing... ¡Riiiiiiiiiiiing!
NORA: ¿Hola? (Sigue escribiendo)
ACTOR 2: ¿Hola, hija, cómo sigues?
NORA: Sola.
ACTOR 2: ¿No has sabido nada de él?
NORA: No, nada. No creo que vuelva a saber nada.
ACTOR 2: ¡Ay, hija! Qué tristeza...
NORA: ¿Tristeza?
ACTOR 2: Ay, hija, sí. Estás sola. Ya eres bastante vieja. Y nunca tuviste hijos.
¡Cómo me hubiera gustado que tuvieras aunque sea uno! Me habría encantado
tener...
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NORA: Mamá.
ACTOR 2: Sí, hija.
NORA: Cállate.
ACTOR 2: ¡Nora!
NORA: No es verdad. Sí tuve uno pero lo perdí.
ACTOR 2: ¡Hija! Nunca me lo dijiste.
NORA: Te lo dije. Lo conociste, lo amaste, estuvo en tus brazos, jugaste con él un
día antes de que muriera, pero ya no te acuerdas. No te acuerdas de muchas
cosas.
ACTOR 2: Hija, ¿de qué hablas?
NORA: De mi hijo.
ACTOR 2: ¿Tuviste un hijo...? ¿En serio? ¡Qué alegría!
NORA: Mamá. Tengo que dejarte. Prometo que voy a ir a visitarte este fin de
semana o el otro... (Silencio) Mamá... ¿Mamá...?
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ACTOR 2: ¿Quién habla...? ¿Quién eres?
Nora se levanta y va hacia la puerta. Va a abrir pero se detiene.
Regresa a la mesa y escribe en la libreta.
ACTOR 1: Actor uno camina lejos de la puerta, Actor tres en el suelo trata de
limpiar sus lagrimas con su ropa. Actor uno, dos puntos, yo no puedo ir. No puedo,
hazlo tú.
ACTOR 3: ¿Yo? ¿Quieres... quieres que yo vaya sola?
ACTOR 1: Hay que hacer el amor. Ven. ¡Ven!
ACTOR 3: ¿Qué? Ahora, ¡¿para qué?!
ACTOR 1: No sé. Ven, lo necesitamos. Dame un beso.
ACTOR 3: No.
ACTOR 1: ¡Carajo, dame un beso!
ACTOR 3: No. (Actor 1 quiere acercarse y besar a Actor 3) ¡NO! ¡Está muerto!
¿Qué quieres?
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ACTOR 1: ¿Qué...? ¿Cómo que...? Quiero hacerte el amor.
ACTOR 3: No. Yo sé lo que quieres.
ACTOR 1: Ah, vaya, sabes lo que quiero. ¿Sabes lo que quiero?
ACTOR 3: Quieres embarazarme... ¿verdad? ¡Sí, eso quieres! Desde ayer estás
con que hagamos el amor... Ni siquiera lo hemos enterrado... pero tú quieres
embarazarme... ¿Eso quieres? ¿Un reemplazo?
ACTOR 1: ¿Qué te pasa? ¡De dónde sacas eso! ¡Estás loca! Siempre lo estuviste.
Yo creí que podía ayudarte y por eso nunca he respondido cuando te pones así;
nunca quise decirte la verdad: La verdad es que estás loca.
Pausa.
Nora deja de escribir y observa a los actores desde su lugar.
Ellos la miran de vuelta. Se sonríen. Nora empieza a escribir otra
vez.
ACTOR 3: Ah, muy bien. Ahora entiendo. Estoy loca. Mejor callada, ¿no? Calladita
se ve más bonita.
ACTOR 1: ¿Ves? No puedes escuchar. ¡Es más! Es como si ni siquiera estuvieras
aquí. Siempre lo mismo...
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ACTOR 3: Siempre he estado...
ACTOR 1: Siempre sentada en alguna otra parte, mirándonos como la
espectadora de una función de teatro. ¿Alguna vez has estado aquí, conmigo?
ACTOR 3: ¡Siempre he estado y NUNCA te has dado cuenta!
Nora cierra libreta con violencia.
Actor 3 se queda en silencio.
NORA: ¿Por qué me soltaste la mano? En esos momentos en que debimos estar
juntos, me soltaste la mano y me dejaste sola. (Pausa) Está bien. Siempre he
estado sola.
ACTOR 1: ¿Escuchaste algo de lo que dije...? (Pausa) Lo único que he querido,
desde que te conocí, desde que me dijiste lo que te pasó, es hacerte feliz, hacerte
sentir felicidad sin límites. Pero eso no es posible con alguien como tú. Tú no
puedes sentir felicidad. Estás incapacitada para sentirla. Estás hecha polvo por
dentro. Y yo soy un idiota tratando de amar al polvo. Me doy por vencido. (Camina
hacia la puerta) Quédate. Voy yo solo. Voy a hacer lo que tiene que hacer un
padre cuando hay que enterrar a un hijo, voy a hacer los trámites para enterrarlo
con dignidad y, también... (Pausa) ¡Por Dios! Soy un imbécil, ¡mírame!, míranos...,
además de todo, me has transformado en un imbécil... ¿Hay algo de dignidad en
enterrar a mi hijo así? ¿Luego de algo así? Dignidad... (Sale)
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Nora se levanta de la mesa. Arroja la pluma. Actor 3 se sienta en su
lugar, recoge la pluma y empieza a escribir en la libreta.
NORA: ...hay veces en que siento que finalmente voy a morir. ¿Por qué no tomas
un bote entero lleno de píldoras, por qué no le pones algo especial al café?, tal vez
si lo intentas, si sólo lo intentas una vez, sería más rápido... Anoche tuve un
sueño tan extraño... abríamos tu caja y tú estabas vivo, te mirábamos salir de la
caja, así como si nada. Y yo me preguntaba: ¿Cómo sobrevivió todo ese tiempo
sin agua y sin comida? Estabas vivo y yo me preguntaba cómo habías sobrevivido
todo este tiempo bajo la tierra... Tenías una sonrisa como cuando... En el sueño
estabas de vuelta en nuestras vidas. Tus manitas. Traías regalos, hermosos
regalos que sólo Dios sabe de dónde habías sacado... Me abrazaste y me dijiste
con un beso: todo está bien, estoy bien, ya nada me duele, nada, estoy bien y soy
feliz y estoy bien, soy feliz, soy feliz, soy feliz... (Pausa) Me parte el alma, me
duele que no puedo recordar tu rostro; pasan los días y ya casi no te recuerdo
porque no quiero recordarte. Me duele que no me importe...
ACTOR 2: ¡¿Quieres jugar?!
NORA: No.
Pausa.
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ACTOR 2: En la noche cuando duermes, me gusta soñar que soy un domador de
leones.
NORA: ¿Y luego?
ACTOR 2: Me pongo a domar leones.
NORA: ¿Y son grandes?
ACTOR 2: ¡Oh, sí! Y naranjas.
NORA: ¿Naranjas? ¿Son color naranja?
ACTOR 2: No, tonta, también me gusta domar naranjas. ¡Es broma! Cuando les
da la luz de la luna son naranjas pero cuando el cielo está nublado me gusta
verlos color morado.
NORA: ¿Y qué hacen los leones?
ACTOR 2: Bueno, se levantan, ¡frooh!, hacen: ¡Froooh! Y luego tragan saliva y se
rascan la espalda los unos a los otros.
NORA: ¿Me abrazas?
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ACTOR 2: ¡Oh, sí, claro!
NORA: ¿Y los leones qué comen?
ACTOR 2: ¡Comen cangrejos que saltan del lago de la Pequeña hermanita!
NORA: No. Ellos comen gente.
ACTOR 2: ¡Cómo crees! Ellos nunca comen gente. Ellos sólo comen cangrejos.
NORA: ¡Pero no hay cangrejos en el lago de la Pequeña hermanita! Todos fueron
pescados, ¿no te acuerdas?
ACTOR 2: ¡Ah, es cierto! (Pausa) ¿Jugamos?
NORA: ¿A qué?
ACTOR 2: A lo que jugábamos cuando queríamos olvidarnos del Brujo
Rinoceronte. ¿Te acuerdas...?
NORA: Sí.
ACTOR 2: ¡VA! Yo digo la frase con una palabra de más y tú la acomodas...
¿Lista?
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NORA: Sí.
ACTOR 2: Hay... Ella... Sonrisas... Siempre... En... Francia...
NORA: En ella siempre hay sonrisas.
ACTOR 2: ¡Muy bien! Segunda ¿ok? (Pausa) Es... Borrador... Música... Tu...
Hermosa...
NORA: ¡Tu música es hermosa!
ACTOR 2: ¡Última! ¿Va? Fuego... Felicidad... Los... De... Adoro... ¡Orgasmos!
NORA: Adoro... los orgasmos... de felicidad.
ACTOR 2: ¿Segura?
NORA: ¿De fuego...?
ACTOR 2: Mejor, ¿no?
NORA: Esos más bien los extraño...
ACTOR 2: Tal vez si comieras algo...
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NORA: ¡No! No sigas.
Pausa.
ACTOR 2: ¿Por qué no te masturbas?
NORA: Pues sí, ¿verdad? A veces lo hago, doblo la pierna y pongo mi talón así...
y luego me siento sobre el. Entonces me muevo. Mira... Me muevo sobre esta
parte del talón y... es delicioso. Qué delicia...
ACTOR 2: ¿Te acuerdas?
NORA: Sí... Era yo tan pequeña. Pero mamá de cualquier manera me mandó para
allá sola. ¿Lo crees? Yo viajando a ese país. Me dejó sola con él. Todo ese
tiempo. Y aunque luego le rogué que me dejara regresar, no le importó, yo tenía
que ser una buena hija.
ACTOR 2: Yo no quería estar ahí. Recuerdo como luego de un gran esfuerzo logré
salirme de tu cuerpo y viajé flotando hasta una esquina.
NORA: Él me dejó sola en la habitación y aunque la cama estaba fría, yo me
sentía muuuy cómoda. Era mi nueva camita. Pero luego él entró durante la noche
y entonces comenzó todo aquello.
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ACTOR 2: Luego de que terminó esa primera vez, se metió al baño, con la puerta
abierta, claro; yo podía verme, y vi que no era más que una niñita agarrando sus
calzoncitos, con las manos aferrada a ellos como si con eso fuera posible detener
lo que iba a seguir sucediendo. Qué niña tan tonta...
Actor 1 desde la oscuridad.
ACTOR 1: Nunca he amado a nadie como a ti. Eres el amor de mi vida.
NORA: Eso ya terminó.
ACTOR 1: No. Nunca. Mira, te traje flores. Son las que te gustan, como las que
crecían cerca del lago. ¿Recuerdas?
NORA: Imbécil.
ACTOR 1: ¡Nora! ¡RESPETO!
NORA: ¿Por qué? Eres sólo un hombre. Uno más.
ACTOR 1: No. Yo soy el único. El primero. El más importante.
NORA: ¿En verdad eso crees...?
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ACTOR 1: Sí.
NORA: ¿Ves...? Eres un hombre igual a cualquier otro.
ACTOR 1: Nora, nosotros...
NORA: No, no hay nosotros. Todos estamos solos. La muerte nos lo recuerda
siempre, al final nos lo recuerda...
ACTOR 1: Siempre supe que eras brillante. Desde niña lo veía en tus ojos, algo en
ellos me llenaba de terror. Ahora, eres una mujer fantástica...
NORA: ¿Fantástica para coger?
ACTOR 1: No era una cuestión de sexo. Era una cuestión de pureza. Nuestro
amor...
NORA: ¿Qué pasa? ¿Vas a llorar? No. Ya no creo en milagros.
Pausa.
ACTOR 1: ¿Y tu madre?
NORA: Sigue olvidando. Pronto no nos recordará a ninguno de los dos.
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ACTOR 1: ¿Qué es ese brillo? ¿Sonríes? ¿Te da gusto?
NORA: No. Alivio... Quiere decir que no me extrañará.
ACTOR 1: Entiendo.
NORA: ¿Por qué no te vas? Todo terminó cuando cumplí los quince. Además, ya
era muy vieja para ti.
ACTOR 1: No. Eres preciosa, tan inteligente. Y tu imaginación... Dios, ¿de dónde
sacas tantas cosas? ¿Cómo se te ocurre todo eso? Nunca lo entendí. Es como
con las muñecas ésas que te regalé. Un día entré a tu cuarto y te sorprendí
jugando con ellas, pero era muy extraño lo que hacías. Sí, las hacías hablar con
diferentes voces y estaban contando una historia, ¿verdad? Yo pregunté ¿a qué
juegas? ¿Qué están haciendo? Anda, dime, preciosa. Y tú me contestaste...
NORA: No son muñecas, son actores. No es un juego. Es una obra de teatro.
Actor 3 se levanta y corre tras la puerta. Toca insistentemente.
Nora no responde. Actor 3 vuelve a insistir. Nora no responde.
Se sienta y abre otra libreta.
Oscuro.
24
2.
Actores 1, 2 y 3 están sentados en la mesa. Nora está de rodillas en el
centro del escenario; las libretas que estaban sobre la mesa, ahora
están en el suelo a su alrededor, abiertas. Decenas de hojas de
papel arrancadas y esparcidas. Nora tiene unas en la mano; empieza
a leerlas.
ACTOR 1: ¡Te juro por dios que voy a arrancarte el cogote y a metértelo por la
nalga...! Te lo juro, porque te lo juro. (Pausa) ¡Dime dónde lo pusiste!
ACTOR 2: No le pegues a la mesa que la vas a echar a perder...
ACTOR 1: ¿Por qué lo agarrast...?
ACTOR 2: (Interrumpe) ¡Que no le pegues a la mesa!
ACTOR 1: ¡Por qué lo agarraste!
ACTOR 3: Por la nalga. (Ríe)
ACTOR 2: ¡Yo no agarré nada! Nada, pues.
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ACTOR 1: Tan bonito que estaba, recién desplumado, jugoso, listo para atiborrarlo
de salchichas, para cubrirlo con sal, para envolverlo en hojas de plátano y
cocinarlo en la tierra, jugoso, jugoso, jugoso como lo hacía mamita.
ACTOR 3: (Repite) Tengo hambre, tengo hambre, ¡tengo hambre...!
¡Tengo hambre!
ACTOR 1: ¡Acostúmbrate!
ACTOR 2: No le hables así a éste. (Pausa) Acuérdate que está imbécil...
ACTOR 1: Seguramente te lo comiste, puta egoísta.
ACTOR 3: Puta... (Ríe)
ACTOR 2: Al menos no estoy afuera del garito pidiendo propinas a cambio de
chupadas de...
ACTOR 1: ¿Chupadas, chupadas...? ¡Chupadas!
ACTOR 3: De verga. (Ríe)
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ACTOR 1: Limpio zapatos. Limpio zapatos, es trabajo honesto, un oficio decente y
generoso que trae comida a la mesa. La mesa. (Pausa) Alguien debía cuidarlos a
ustedes. Ustedes.
ACTOR 3: ¡Mamita! (Llora) ¡Es nochebuena y no está mamita!
ACTOR 1: ¡Ya viste, eh! ¿Lo estás viendo? ¡Ya lo viste, eh! ¿Sí? ¿Lo estás
viendo?
ACTOR 2: ¿Y a mí qué me dices, pues?
ACTOR 3: Sin mamita. ¿Por qué me dejaste solito...? Solito, solitos...
ACTOR 1: ¡¿Dónde está el guajolote que le chingué al vecino?!
ACTOR 2: Yo qué sé.
ACTOR 1: ¿Y te lo tragaste tú sola, verdad...? (Pausa) ¿O te lo metiste por el
coño, verdad? ¿Y no nos quisiste dar nada, verdad?
ACTOR 2: (Llora) ¡Eres un idiota!
ACTOR 1: ¿Qué te pasa, tú? (Pausa) ¿Qué te pasa, tú? (Pausa) ¡Qué te pasa, tú!
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ACTOR 2: Que yo sé por qué me acusas a mí, no acusas a estos, me acusas a
mí...
ACTOR 1: ¿Ah, sí? ¿Ah, poco sí?
ACTOR 2: Sí... ¡me acusas porque soy negra!
ACTOR 3: ¿Negra...? ¡Negra!
ACTOR 2: Sí, prieta. Prieta como un fríjol y ustedes me ven en menos porque son
güeros. Rubios, rubios como ángeles de porcelana.
Los otros ríen a carcajadas.
ACTOR 1: ¿Y te robaste el guajolote porque eres negra...? ¡No te acuso porque
seas negra! ¡Negra! ¡Te acuso porque eres una pinche rata! ¡Rata!
ACTOR 3: Rata negra... (Ríe)
ACTOR 2: ¡Y por qué no le preguntas a ésta que está tan callada!
NORA: (Desde el suelo) Ustedes hablan mucho de mamita, pero yo no la quise
nada. (Reacción de los demás) Nos trataba como pendejos, nos hablaba como
28
pendejos y nos chingaba como perros. (Reacción de los demás) Para ella no
éramos más que sus tentáculos, le salíamos de los costados, de las costillas...
ACTOR 2: ¡Estás bien loca, tú!
ACTOR 1: Óyeme, óyeme, niña, eso no se dice, niña. ¿Verdad? ¿Verdad? Hay
respeto. Eso no se dice porque está mal y no somos unos pendejos, hay respeto,
¿verdad?, no, no se dice eso que dijiste hace rato cuando lo dijiste.
NORA: ¡Mamita se ha de estar pudriendo en el desierto! Y si llegó al otro lado,
pues yo creo que ya le valimos...
ACTOR 3: Madre.
ACTOR 2: ¡Mira ésta! Es como las sanguijuelas, mientras más caminas más se te
entierran. ¡Y más te sacan la sangre!
ACTOR 1: ¿Qué caso le haces? ¡Qué caso le haces!
Pausa.
ACTOR 2: Sanguijuela.
NORA: ¡Marrana...! (Duda) ¡Negra!
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ACTOR 2: (Grita)
ACTOR 1: Pues mira que ahora que te veo bien... (a Actor 2) qué fea estás, tú,
eh... de veras... Sí, estás más fea que una rodilla de elefante, pues.
ACTOR 2: ¿Ah, sí? Pues este yo, este yo, este yo... (Llora) ¿Para qué me dices
eso? Todas las noches rezo para que a la mañana siguiente me levante hermosa,
bella y bonita.
NORA: ¡Ja! Dios no cumple antojos ni endereza jorobados.
ACTOR 2: ¡Cállate la boca!
ACTOR 3: Elefante... (Ríe)
ACTOR 1: ¡Ruegos de puta vieja ni a la pata ni a la oreja!
ACTOR 2: Te voy a matar, te voy a matar como mataron a papá.
ACTOR 1: ¡A dónde está el pinche guajolote! ¿A dónde te lo llevaste?
ACTOR 2: Te vas a morir envenenado, envenenado con hongos, como mataron a
papá...
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NORA: ¡Yaaaaaa! ¡No saben respetar! ¡Deben respetar a su madre!
¡RESPETARLA! (Pausa) ¡No! No me gustan...
Centra su atención en una libreta que es iluminada en otra parte
el escenario. Va hacia ella, la levanta, la abre y lee.
NORA: Estoy de regreso. (Pausa) Sí, mejor que sea una madre regresando tras
una larga ausencia; una poeta y, en lugar de tres hijos, que sean solamente dos:
la hija y su hermano... (Con la pluma corrige algo en el texto)
Actor 3 se coloca tras la puerta; Actores 2 y 1, en su posición.
NORA: Estoy de regreso. (Cierra la libreta) Es como si hubiera realizado un viaje
pero sin recuerdos del mismo. ¿Me recuerdan? Juntos otra vez. Hay ocasiones en
que los viajes sólo tienen como consecuencia el olvido. El olvido es una forma de
poesía. Un arte en sí mismo. ¿Me olvidaron? ¿Cómo fue que me olvidaron? Es lo
que sucede a las personas que no están. Son olvidadas. Nadie las recuerda
porque en el fondo retener la imagen clara de otra persona es imposible. De una
madre se esperaría mucho más, muchísimo más... ¿En verdad supusieron que
una mujer como yo habría de tirarse a la nada, a la inutilidad? No iba a
desperdiciarme, ni siquiera por ustedes... Yo no me impongo al destino. Debía
hacer algo de mí, algo que me permitiera tener bien claro mi propósito. Saber que
quiero. Encontrarme. Para eso, por eso tenía que renunciar, renunciar sin
condiciones, hacerlo sin remordimiento. De otra manera, lo que yo dijera, lo que yo
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pensara o propusiera sería irrelevante. Un desperdicio... Pero ahora estoy de
regreso.
ACTOR 2: No te hemos olvidado, madre. Es un placer tenerte de vuelta. Es un
placer que hayas regresado. Te adoramos, madre.
NORA: Cierto. ¿Y tú? ¿No dices nada de verme?
ACTOR 1: No.
NORA: Eres insolente.
ACTOR 1: No entiendo qué es ser insolente.
NORA: Me avergüenzas. No hablaré más contigo. Hija, creo que podemos obtener
algo muy bueno de esta oportunidad.
ACTOR 2: ¿Algo bueno? ¿En verdad lo crees?
NORA: Por supuesto. Lo que sea por el amor de mis hijos. Mis amados hijos.
Todos mis hijos.
ACTOR 2: Te fuiste más de quince años, madre. Es mucho tiempo.
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NORA: ¿En verdad? ¿Han sido quince años? No soy buena llevando el tiempo.
Nunca me ha importado demasiado. El tiempo.
ACTOR 2: Todo este tiempo yo me he encargado de mi hermano. Él es como el
hijo que no tuve... Un pobre diablo, un miserable.
NORA: ¿No tuviste hijos? ¡Vaya, fuiste mucho más inteligente que yo!
Pausa.
ACTOR 2: La última postal que mandaste decía que ibas a cruzar la frontera.
¿Qué pasó? ¿Lo lograste, madre?
NORA: ¡Claro que lo logré! Mi sueño siempre fue ser poeta en Nueva York, lejos
de aquí. Lo más lejos de este lugar de mierda, tercermundista y sin esperanza.
Lejos de la perrada.
ACTOR 2: Vaya... ¿Llegaste a Nueva York?
NORA: No, nunca llegué tan lejos.
ACTOR 2: ¡¿Nunca?! Pero, entonces, ¿qué hiciste?
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NORA: Hija, la vida da muchas vueltas... Para cruzar, tuve que rentarme como
mula... (Actor 1 ríe)
ACTOR 2: ¡Tú cállate!
NORA: Me hicieron que, digo, mejor entiéndelo ahora, digo, así es la vida de los
artistas: ellos me ordenaron que me tragara ocho condones rellenos... ya sabes...
ACTOR 2: ¡Qué locura!
NORA: Sí, pero lo más difícil fue sacarlos, sacarlos luego. Fue muy doloroso.
Aunque ya había logrado pasar... Traté de ir a Nueva York pero no me dejaron.
Ellos...
ACTOR 2: No te... No entiendo. ¡Oh, madre, cuánto te admiro por tu valor!
NORA: Me dijeron que tendría que hacer diez viajes antes de pagar mi deuda. Mi
sueño era tan grande que no me detuvo el dolor ni el asco ni las violaciones...
ACTOR 2: Madre... Eso es imposible.
NORA: Sí que lo era. Hay quienes se mueren para el octavo viaje; para ese
entonces, el estómago está tan lastimado que es inevitable que los ácidos rompan
uno de los condones.
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ACTOR 2: No puede ser. ¿Tantas veces?
NORA: Nadie lo creía. Aunque te diré que hasta me daba cierto orgullo... Llegué al
décimo viaje. Yo entre todas. La mejor. ¡La mejor mula de todas! Era libre. Lo era.
Finalmente cumpliría mi sueño de ver la estatua de la Libertad. De escribirle un
segundo poema, mejor que el que le escribió Lazarus.
Actor 1 ríe otra vez con más fuerza.
ACTOR 2: ¡Cállate!
ACTOR 1: Mula...
NORA: Déjalo. ¿Qué puede entender él? (Pausa) Justo en ese viaje empecé a
escupir sangre; me atraparon. Apenas y lograron sacarlos todos a tiempo. Estuve
en el hospital por un largo rato, luego en la cárcel. Una de mis compañeras había
llegado hasta New York, me dijo que tan pronto saliera iba a regresar a su
“ciudad”. Había nacido en Tula pero ella consideraba New York su verdadera
“ciudad”. April me dijo: If that’s really what you want I can take your poem to the
statue, I’ll leave it there. I guess no one will notice nor care... Me condenaron por
varios cargos de tráfico, por cada viaje. Apelé a cada uno, yo.
ACTOR 2: Quince años...
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NORA: Más o menos. Te digo que no llevo la cuenta que no me fijo en el tiempo
desde hace años.
ACTOR 1: Mamá. Eres muy pendeja, mamá. Muy, pero muy pendeja.
Nora se pone de rodillas. Revisa otros papeles, busca entre
ellos una escena perdida. Toma uno de ellos y lee en silencio.
Actor 2 se coloca atrás de ella y lee en voz alta.
ACTOR 2: Mi querida Nora... Ah, querida estúpida, soy yo, o sea, tú. Tú, pendeja
entre las pendejas, y te escribo para revelarte lo siguiente: El amor es un artilugio
diseñado por la naturaleza para mantenerte a merced de tus instintos, para
someterte al yugo de tu maternidad y hacer que la toleres hasta la muerte... Éste
es socialmente aceptado o más bien tolerado por su capacidad para producir
grandes cantidades de dinero y, claro está, por su utilidad para reunir las fortunas
de dos familias... (Pausa) Love versus Money, Money wins every time...
Actor 3 inserta la llave en la puerta y la abre. Entra. Actores 1 y 2
corren a los extremos del escenario. Actor 3 ve a Nora, se acerca y
trata de ayudarla, ella no lo permite. Nora se aleja de Actor 3.
ACTOR 3: Nadie ha sabido nada de ti en días. (Pausa) Entro y te veo ahí en el
suelo y no sé por qué pero me haces pensar en una muñeca rota. Nora... ¡Nora!
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NORA: ¿Cómo...?
ACTOR 3: ¿Cómo entré...? Todavía tengo la llave. ¡No me preguntes para qué la
conservo!
NORA: Por favor ponla en la mesa. No quiero que la tengas.
Pausa. Actor 3 la pone en la mesa.
ACTOR 3: Listo.
NORA: Así de fácil, ¿no?
ACTOR 3: Así de fácil.
NORA: Tú... siempre eres todo a medias. ¿Vienes a qué?
ACTOR 3: Todavía no sé.
NORA: Puro gris. Eso eres. ¿A salvarme?, pero no te importa nada. En realidad
no te importa, por favor. ¿Y si tan pronto te largues me parto la cabeza en dos?
¿Qué vas a hacer?
ACTOR 3: Supongo que nada.
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NORA: ¿Acaso te interesa?
ACTOR 3: Nora, hace mucho que no me importan tus dramas... Perdón,
melodramas, no quiero ofender a la dramaturga. Es como si poco a poco hubiera
creado defensas en mi cuerpo para ellos, para ti. Nada. Soy inmune.
NORA: ¿Inmune? ¿Qué, soy una enfermedad?
ACTOR 3: Algo así. Nora. Más bien como una infección.
NORA: Ja, qué cabrón. Por eso me encantas. Vamos a coger.
ACTOR 3: ¿Coger?
NORA: Sí, quítame la ropa, quiero que me la arranques. ¿Te ríes?
ACTOR 3: (Ríe) No me jodas, de veras estás pirada. No me chingues. Además,
mírate. Eres un hueso.
NORA: ¿Y luego? ¿No te gustó así? Siempre dijiste que me preferías delgada.
ACTOR 3: ¿Hace cuánto que no comes? ¿Eh? No te había visto así de delgada
desde que te pedí que te casaras conmigo.
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NORA: En el kiosco, fue una tarde linda, medio lluviosa.
ACTOR 3: Sí, en ese mismo lugar. No recuerdo si llovía o no.
NORA: ¿Te parece que adelgacé mucho en esos días?
ACTOR 3: ¿Qué? Por favor Nora, casi desapareciste en el aire. De no habernos
casado, eso que te pasaba, lo que sea que era, te hubiera matado.
NORA: Exageras. Sólo estaba nerviosa. Nerviosa por la boda.
ACTOR 3: Sí, claro, ansiosa. Ándale, ven. Te voy a hacer un sándwich.
NORA: ¿Un sándwich?
ACTOR 3: Ándale, vamos a la cocina.
NORA: ¿Regresas luego de todo este tiempo para hacerme un sándwich?
ACTOR 3: Sí, vamos. Tienes que comer algo. ¿Tienes jamón?
NORA: ¿Quieres hacerme un sándwich... de jamón?
ACTOR 3: Ven, vamos.
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NORA: No. Pobre de ti. Eres un hombre sin nada adentro, sin... ¡Aaah! Mejor
lárgate.
ACTOR 3: Ven.
NORA: ¡No quiero un puto sándwich! (Pausa) Lárgate. Vete.
ACTOR 3: Se me olvidaba. Tú no necesitas de nadie.
NORA: Tienes...
ACTOR 3: Tienes... tienes tus plumas, tus papeles, tus obras de teatro.
NORA: ...tus ondas.
ACTOR 3: Somos todos los demás los pendejos a los que nos importan este tipo
de cosas como el comer o estar vivos, ¿no?
NORA: ¿Ya?
ACTOR 3: Tú no necesitas nada.
NORA: ¿Ya? ¿Termino “tu” melodrama? Vete.
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ACTOR 3: Bueno, supongo que no queda nada.
NORA: ¿Nada, mi vida? No mames. Pero si ya estabas psicoanalizándome bien
chido.
ACTOR 3: No vine a pelear, Nora.
NORA: A ver, señor psicólogo, ¿qué te parece esto?
ACTOR 3: ¿Qué, qué cosa?
NORA: Opino que todo lo que dices y me has dicho a lo largo de los años es, de
hecho, un razonamiento primitivo y pendejo según el cual, una vez que yo acepte
que estoy mal en todo lo que siento y creo, por fin estaré bien; entonces cosas
buenas le pasaran a las personas buenas y cosas malas a las personas malas
restableciéndose el orden en el universo; por tanto, según esa tesis tuya, todo lo
que debía pasar, pese a que nunca pasó, habrá de repararse mágicamente como
si sí hubiera ocurrido luego de unas palabras muy lindas basadas en obviedades
baratas iguales a las de cualquier librito del VIPS. Todo gracias a que yo, la
enferma, me doy cuenta de mis problemas, ¿cierto?
Pausa.
ACTOR 3: Sí. Estás en lo correcto.
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NORA: Claro que lo estoy.
ACTOR 3: Nada de eso que se supone debía pasar, pasó. Al menos no pasó para
mí. No hay una casa con una esposa bella y un hijo bello que...
NORA: ¿Nuestro hijo?
ACTOR 3: Ni siquiera puedo decir que he venido a rescatar a la princesa o nada.
No queda nada para rescatar, Nora.
NORA: Pues si eso quieres pensar, supongo que sí, no queda nada.
ACTOR 3: ¿Alguna vez te pedí que fueras eso?
NORA: ¿Qué?
ACTOR 3: La esposa de... Eso.
NORA: Sí, lo hiciste muchas veces.
ACTOR 3: No sé de dónde saqué esa idea tan estúpida. No sé de dónde saqué
que eso podía pasar con nosotros.
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NORA: Tampoco yo. Supongo que lo viste en alguna película o fue por las fotos
que tienes de tus padres. Me las mostrabas a cada rato como si fueran un molde a
seguir. Algo a lo que debía acoplarme.
ACTOR 3: Tal vez fue así. No lo había pensado de esa forma.
NORA: Siempre te dije que me dejaras, que te buscaras a la conveniente. A la que
sí hubiera podido ser todo eso. Ella, no yo.
ACTOR 3: Sí, recuerdo bien tu idea ésa. Tu teoría acerca de: La conveniente.
(Pausa) Esas fotos, ya las había olvidado.
NORA: Son ventanas de un mundo muerto.
ACTOR 3: Ahora lo sé.
NORA: ¿Ahora? Vaya, qué bien.
ACTOR 3: Sí, no tengo dudas al respecto.
NORA: Claro que no. Lo sabes bien, ¿en serio crees que hay algo verdadero en
todas esas imágenes? No puede ser que sigas fantaseando con ese mundo
imaginario. Es infantil.
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ACTOR 3: También tú creíste en ellas.
NORA: No.
ACTOR 3: Tus ojos lo delataban; era algo muy por encima de tus aires de
intelectual, de tus éxitos como escritora.
NORA: No. ¡Jamás!
ACTOR 3: Sí, lo hiciste. En esa imagen infantil eras una mujer completa. Nora, no
pudiste aceptarlo. No lo hiciste, ¿cómo ibas a hacerlo? Menos cuando lo único que
te importa es... es esto... (Levanta un par de papeles)
NORA: ¿Y por qué no habrían de importarme? ¿Te parece cualquier cosa?
ACTOR 3: Por supuesto que no. Eres admirable.
NORA: ¿Pero qué? (Pausa) Mis obras están en todas partes. Se han montado en
varios países. Son mis creaciones. Mías. Todo el tiempo recibo invitaciones para
congresos y...
ACTOR 3: ¿Qué eres en realidad? ¿Papel, palabras?
NORA: Yo...
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ACTOR 3: Míralos. Son tus verdaderos hijos, Nora. Nunca el nuestro sino estas
páginas, esto es lo que de veras ha salido de tus entrañas. No mi pequeño. Ten
tus bebés.
NORA: ¡No!
ACTOR 3: Tenlos. Ponlos en tus brazos. Arrúllalos como nunca arrullaste al mío.
NORA: Por favor, Osvaldo. ¡No fue así!
ACTOR 3: Ése no importaba, mi pequeño no podía competir con esto, ¡¿qué
mierdas importaba lo que le sucediera a ese trozo de carne?! Salió a la calle para
jugar mientras tú escribías. Ni siquiera te diste cuenta en un principio. ¡¿O sí?!
¿Cómo ibas a hacerlo? Tú, al pendiente de tus verdaderos hijos, mientras él...
NORA: Me pidió permiso. Me preguntó, quería que lo acompañara afuera... ni
siquiera recuerdo qué quería hacer.
ACTOR 3: Le pedí ayuda a los vecinos, pero nadie quiso abrirme. Una mujer
incluso me mandó a la caseta, me dijo que buscara ayuda en otra parte.
NORA: Me pidió permiso. Le dije que sí, que estaba bien. Ahora voy, no. no,
adelántate, creo que eso le dije.
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ACTOR 3: Nora, por todos los cielos. ¿Acaso no te das cuenta? Querías
deshacerte de él, que ya no te molestara. Es así de sencillo.
NORA: Jamás deseé que le pasara algo. Estás en un error. Era imposible
concentrarme con él ahí, haciendo ruido, me dije, que salga un rato, pensé, que
salga y deje de molestar, así podré terminar mi obra. Pero jamás quise que le
sucediera nada.
ACTOR 3: ¿Qué puedo decirte, Nora? Te he odiado.
NORA: Sí, había esperado tanto a que me buscaras de nuevo.
ACTOR 3: Te he odiado tanto, tanto como te admiré. (Pausa) No puedo
perdonarte porque aun y después de todo este tiempo, luego de buscar excusas
para ti, no puedo hacerlo. Sé que fue tu culpa lo que le pasó a Henri.
NORA: Henrik.
ACTOR 3: Puta madre. Nunca me gustó. Sabes lo que pienso de esos nombres
presuntuosos. (Ríe) ¿Te acuerdas de cuánto peleamos porque yo quería que se
llamara Enrique? Sencillamente, Enrique o Henri, pero no, tú querías que se
llamara como tu autor favorito.
NORA: Bueno, las cosas pasan y ya.
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ACTOR 3: ¿Las cosas pasan? No puedes ser tan dura. No es posible.
NORA: ¿Crees que la gente me recordará por mi hijo?
ACTOR 3: ¿Qué importa eso? ¡Carajo, Nora!
NORA: La gente me recordará por mis textos. De ellos harán ensayos, los
discutirán en universidades, y claro, no faltará alguien que tratará de achacarlo
todo a lo que pasó con Henrik. Eso es lo que él significará en mi historia.
ACTOR 3: ¿Eso significará tu vida? ¡Qué jodida!
NORA: Sí. Qué bueno que has venido porque gracias a ti se están abriendo mis
ojos. Nací mujer pero no significa que soy madre. No lo soy sólo por haber nacido
con una matriz en mi cuerpo.
ACTOR 3: Hablas así por dolor.
NORA: No.
ACTOR 3: ¿No?
NORA: No.
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ACTOR 3: ¿Es ésa tu gran revelación?
NORA: Sí.
ACTOR 3: Nora, esto es parte de quien eres. Eres... Entiendo lo que dices,
aunque...
NORA: Vete. Ya no quiero seguir hablando contigo.
ACTOR 3: Hablas así por lo que pasó con tu papá. Te jodió la cabeza, te la jodió
en serio.
NORA: ¿Qué dices? No mames. ¿Estás loco? (Pausa) ¿O sea que pienso así por
lo que sucedió con mi papá?
ACTOR 3: Sí.
NORA: ¿De otra forma sería imposible entender, aceptar que una mujer decida
renunciar al destino de convertirse en madre?
ACTOR 3: Tiene que ser la respuesta.
NORA: Tuvo que haberme pasado algo para que yo optara por esa libertad,
¿verdad?
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ACTOR 3: Sí. Así es.
NORA: No soy yo, son mis traumas. Perfecto. Gracias por el insight. Ya puedes
irte.
ACTOR 3: ¡Nora, escucha lo que dices!
NORA: Sé lo que digo. He vivido muchas cosas igual que cualquier otra. Sé lo que
digo y no estoy loca por tomar la decisión de ser egoísta. Nadie lo cuestionaría si
fuera un hombre, sería algo entendible, cuestionable, pero algo que en el fondo no
le sorprendería a nadie.
ACTOR 3: Nora, todavía te amo.
NORA: ¿Me amas?
ACTOR 3: Sí. Tiene que existir una solución a todo esto. Una solución para
nosotros.
NORA: ¿Una solución? ¿Amor entre nosotros?
ACTOR 3: Algo. Nuestro amor. No sé, podríamos luchar por nosotros.
NORA: ¿Nosotros?
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ACTOR 3: Aún existe, qué otra cosa puedo decirte. Aún existe.
NORA: ¿Amor? Te odio tanto por eso.
ACTOR 3: Me odias.
NORA: Odio que hayas sido capaz de usar esas palabras todo el tiempo. Te amo.
TE AMO. Las usaste por años, cada vez que nos despedíamos o sólo porque se
te daba la gana, eso me hizo odiarte. Odiarlas. Les quitaste importancia.
ACTOR 3: Nora, yo...
NORA: ¡Lo dijiste tanto y tantas veces que perdió significado! Se volvió un sonido
sordo, me daba lo mismo si decías ¡blaaah! ¿Qué más importaba otro “Te amo”?
Se transformó en lenguaje automático, como decir “gracias” o “buenas tardes” al
cajero del supermercado. NADA. En eso transformaste lo que debía ser sublime.
Inolvidable. Decir “te amo” debía ser una excepción. No una regla. No puedo creer
lo irresponsable que eres. Irresponsable. Maldito irresponsable.
ACTOR 3: Bueno sí. Tal vez fui irresponsable. Tal vez no puse suficiente atención
a lo que decía, pero cuando lo decía era cierto.
NORA: ¿Vas a bajar la cabeza tan fácilmente? Siempre has sido un cobarde.
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ACTOR 3: Ahora vas a insultarme.
NORA: No es insulto. Es una observación educada. Una descripción objetiva.
ACTOR 3: Claro, muy objetiva.
NORA: Sí. Les temes a las mujeres.
ACTOR 3: ¿Un cobarde?
NORA: ¡Tienes miedo a que me enoje y por eso agachas la cabeza todo el tiempo!
¡Cobarde! ¿Quieres que lo repita? ¡COBARDE!
Pausa.
ACTOR 3: Nora...
NORA: ¿Qué?
ACTOR 3: ¿Ya se te olvidó, Nora?
NORA: ¿Qué cosa?
ACTOR 3: Que me he hecho inmune a tus dramas.
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NORA: ¿Ah, sí? ¿Inmune? Claro, seguro.
ACTOR 3: Sí. Tan inmune soy, que no estoy aquí. Nunca vine, nunca entré por
esa puerta porque jamás me llevé las llaves. No me interesaba regresar o volver a
verte. Seguramente me pidieron que viniera a buscarte, pero no lo hice, no lo haré
porque me da lo mismo si vives o mueres aquí. Y es por eso que has tenido que
crear toda esta conversación larga e inútil usando a uno de tus muñecos para
decirme eso que nunca pudiste decirme, al menos no en mi cara, y para
escucharme decir lo que no te atreverías a escuchar si en realidad estuviera
hablando contigo.
NORA: ¿Qué?
ACTOR 3: Ya no me importa lo que hiciste. No me importa que estés muriendo de
hambre. Simplemente, no me importas.
Actor 3 se queda inmóvil, en blanco como si no hubiera
nadie adentro de su cuerpo. Nora se acerca a Actor 3, lo
toca, lo empuja, lo golpea. Actor 3 no responde, es un
objeto sin vida. Nora regresa a la mesa. Se sienta a escribir.
Actor 1 cambia de posición, se agacha y esconde su rostro.
Actor 2 se acerca sonriente con una pelota en la mano.
ACTOR 2: Mamá.
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NORA: Sí, Henrik.
Nora continúa escribiendo.
ACTOR 2: Mamá... ¡Mamá!
NORA: ¿Qué pasa?
ACTOR 2: Quiero jugar.
NORA: Pues juega.
ACTOR 2: Quiero jugar afuera.
NORA: No, no puedes jugar solo.
Nora continúa escribiendo.
ACTOR 2: ¿Dónde está mi papá?
NORA: ¿Te digo un secreto? (Actor 2 asiente) Salió para comprarte un regalo...
En un rato regresa, espéralo. Dijo que no se tardaba.
ACTOR 2: No. Quiero jugar, juega conmigo.
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NORA: No puedo, estoy trabajando, mi vida.
ACTOR 2: Anda, mamá. ¡Mamá! ¿Por qué no puedes?
NORA: Estoy escribiendo, mi vida.
ACTOR 2: Pero nunca juegas conmigo. Por favor, ¿jugamos? ¡Mamá!
NORA: Sí, está bien, mi cielo. Vamos, de todas formas no se me ocurre nada para
este final. ¿A qué quieres jugar?
ACTOR 2: ¡A la pelota!
NORA: Vamos entonces.
Nora se levanta y camina de la mano con Actor 2 hacia la puerta.
La abre.
ACTOR 2: Mamá, ¿qué es un final?
NORA: Es cuando se acaba la historia, algo se revela o alguien toma una
decisión, es la acción que finalmente le da sentido a todo lo que sucedió.
¿Entiendes?
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ACTOR 2: No.
NORA: ¿Recuerdas la película de ayer? El ogro y la ogra son felices juntos, y
hacen una fiesta con sus amigos. Los malos se fueron, todo está bien, no hace
falta saber más. ¿Te acuerdas?
ACTOR 2: Sí.
NORA: ¿Entiendes?
ACTOR 2: No.
NORA: Bueno, vamos afuera a jugar.
ACTOR 2: ¿Por qué se acaba?
NORA: ¿Qué cosa?
ACTOR 2: La película. ¿Por qué se acaban las historias?
NORA: ¿Por qué?
ACTOR 2: No entiendo, mamá.
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Pausa. Actor 1 se levanta.
NORA: Tienes razón. (Suelta la mano de Actor 2) Tienes toda la razón, mi cielo.
¡Mi vida eres un genio! (Se sienta para seguir escribiendo)
ACTOR 2: Mamá... mamá... ¿vamos? ¡Mamá, vamos afuera a jugar!
NORA: Adelántate, Henrik, ahora te alcanzo. (Actor 1 camina hacia el público)
Una hoja más. Un poco más y la obra estará lista...
ACTOR 1: Henrik sale con la pelota. Nora deja de escribir, se levanta y camina
hacia la puerta; se detiene frente a ella. Nora cierra la puerta.
Oscuro final.