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Autor Lenin. Trabajo sobre la cuestion democratica de la cuestion nacional.
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NotasCrticassobre la Cuestin NacionalV.I.LeninIndice:Los liberales y los demcratas y la cuestin de los idiomas
La "cultura nacional"
El espantajo nacionalista de la "asimilacin"
La "autonoma cultural-nacional"
La igualdad de derechos
Es evidente- que la cuestin nacional ha pasado a ocupar hoy un
lugar destacado entre las cuestiones de la vida social de Rusia.
Tanto el nacionalismo militante de la reac'" cin comoel paso del
liberalismo contrarrevolucionario burgus al nacionalismo (sobre
todo al nacionalismo gran ruso, y tambin al nacionalismo polaco,
hebreo, ucraniano, etc.) y, por ltimo, el aumento de las
vacilaciones nacionalistas entre diversos socialdemcratas
"nacionales" (es decir, no grandes rusos), rayano en la infraccin
del'programa del Partido, nos obligan absolutamente a prestar ms
atencin que hasta ahora al problema nacional. .
El presente artculo persigue un fin especial: examinar en su
conjunto precisamente estas vacilaciones programticas de los
marxistas, y de los que se dicen marxistas, en cuanto se refiere a
la cuestin nacional. En el N 29 de Svernaya Pravda2 (5 de
septiembre de 1913, artculo Los liberales y los demcratas y la
cuestin de los idiomas)'~ tuve ocasin de referirme al oportunismo
de los liberales en el problema nacional. El peridico oportunista
hebreo Zeit3 arremeti contra este artculo mo en otro del seor F.
Libman. Por su parte, el seor Lev Yurkvich, oportunista ucraniano,
critica el programa nacional de los marxistas de Rusia Dzvin4
(1913, N 7-8).
" Vase V. I. Lenin. Obras Completas, 5a ed. en ruso, t. 23,
pgs. 423-426. (N. de la Edit.) ,
Ambos autores tocan tantas cuestiones, que para contestarles tendr
que referirme a los ms diversos aspectos de nuestro tema. Y me
parece que lo mejor ser empezar por reproducir el artculo publicado
en Svemaya Pravda.
Los liberales y los demcratas y la cuestin de los idiomas
Los peridicos se han referido en repetidas ocasiones al informe del
gobernador general del Cucaso, que no se distingue por su
uItrarreaccionarismo tpico de las "centurias negras"5 sino por su
tmido "liberalismo.". Entre otras cosas, el gobernador general se
pronuncia contralarusificacin artificialde los pueblos no rusos. En
el Cucaso, los imposelementos de nacionalidades no rusas procuran
ensear el ruso a sus hijos, como ocurre, por ejemplo, en las
escuelas confesionales armenias, donde la enseanza del ruso no es
obligatoria.
Al sealar esto, Rsskoie Slovo6 (N 198), uno de los peridicos
liberales ms difundidos en Rusia, llega a la acertada conclusin de
que la hostilidad al idioma ruso en nuestro pas "se debe
exclusivamente" a su implantacin "artificial" (debera haber dicho,
por la fuerza).
"No hay por qu preocuparse de la suerte del idioma ruso -dice el
peridico-o El mismo se ganar el reconocimiento en toda Rusia" Y
esto es justo, pues las necesidades del intercambio econmico
obligarn siempre a las nacionalidades que viven en un mismo Estado
(mientras quieran vivir juntas) a aprender el idioma de la mayora.
Cuanto ms democrtico sea el rgimen existente en Rusia, tanto mayor,
ms rpido y ms amplio ser el desarrollo del capitalismo y tanto ms
imperiosamente impulsarn las necesidades del intercambio econmico a
las distintas nacionalidades a estudiar el idioma ms cmodo para las
relaciones comerciales comunes.
Pero el peridico liberal se apresura a refutarse a s mismo y a
demostrar su inconsecuencia liberal.
"Es poco probable -dice- que haya alguien incluso entre los
adversarios de la rusificacin, dispuesto a negar que en un Estado
tan inmenso como Rusia debe existir un idioma comn para todo el pas
y que eseidiomaslo puede ser el ruso"
La lgica anda de cabeza! La pequea Suiza no sale perdiendo, sino
que gana, por el hecho de que en ella, en vez de un idioma nico
para todo el pas, existan nada menos que tres idiomas: el alemn, el
francs y el italiano. El 70% de los habitantes son alemanes (en
Rusia, el 43% son grandes rusos), el 22% franceses (en Rusia..J el
17% son ucranianos) yel 7% italianos (en Rusia, el 6% son polacos y
el 4,5% bielorrusos). Y si los italianos de Suiza hablan con
frecuencia el francs en el Parlamento comn, no lo hacen obligados
por una brbara ley policaca (inexistente en dicho pas), sino
sencillamente porque los ciudadanos civilizados de un Estado
democrtico prefieren ellos mismos el idioma comprensible para la
mayora. El idioma francs no inspira odio a los italianos porque es
el idioma de una nacin libre y civilizada, porque es un idioma que
ningunarepugnante medida policaca impone.
Por qu, pues, la "inmensa" Rusia, mucho ms heterognea y
terriblemente atrasada, ha de frenar su desarrollo manteniendo
privilegios de cualquier ndole para uno de los idiomas? No ser al
contrario, seores liberales? No deber Rusia, si es que quiere
alcanzar a Europa, acabar cuanto antes y de la manera ms resuelta y
completa con toda clase de privilegios?
Si desaparecen todos los privilegios, si se deja de imponer uno de
los idiomas, todos los eslavos aprendern rpida y fcilmente a
entenderse entre ellos y no les asustar la "horrible" idea de que
enel Parlamento comn hayan de pronunciarse discursos en
lenguasdistintas. Las propias necesidades del intercambio econmico
determinarn cul ha de ser la lengua de ese pas cuyo conocimiento
convenga a la mayora en inters de las relaciones comerciales. Y
esta determinacin ser tanto ms firme por cuanto la aceptar
voluntariamente la poblacin de las distintas naciones, y ser tanto
ms rpida y tanto ms extensa cuanto ms consecuente sea la democracia
y ms rpido, en virtud de ello, el desarrollo del capitalismo.Los
liberales abordan la cuestin de losidiomas, lo mismo que todas las
cuestiones polticas, como mercachifles hipcritas, tendiendo una
mano (abiertamente) a la democracia y la otra (por la espalda) a
los feudales y los policas. Estamos en contra de los privilegios!,
gritan los' liberales, mientras que, por la espalda, regatean con
lo' feudales y obtienen de ellos este o el otro privilegio.
As es todo nacionalismo liberal-burgus, lo mismo el gran ruso (el peor de todos por su carcter de imposicin violenta y por su parentesco con los seores Purishkvich) que el polaco, el hebreo, el ucraniano, el georgiano o cualquier otro. Tanto en Austria como en Rusia, lo que en realidad hace la burguesa de todas las naciones bajo la consigna de "cultura nacional" es dividir a los obreros, debilitar la democracia y chalanear con los feudales la venta de los derechos y la libertad del pueblo.
La consigna de la democracia obrera no es la "cultura nacional", sino la cultura internacional de la democracia y del movimiento obrero mundial. La burguesapuede dedicarse a engaar al pueblo con toda clase de programas nacionales "positivos". El obrero consciente le responder: slo hay una solucin del problema nacional (en cuanto es posible, en general, resolver este problema en el mundo del capitalismo,en el mundo del lucro, de las discordias y de la explotacin) y esa solucin es la democracia consecuente.
Pruebas: Suiza, pas de vieja cultura, en Europa Occidental y
Finlandia, pas de joven cultura, en Europa Oriental.
El programa nacional de la democracia obrera exige: ningn
privilegio para cualquier nacin o idioma; solucin absolutamente
libre y democrtica del problema de la autodeterminacin poltica de
las naciones, es decir, de su separacin como Estado; promulgacin de
una ley general para todo el pas, declarando ilegal y sin efecto
toda medida (de los zemstvos7, municipios urbanos, comunidades,
etc., etc.) que establezca cualquier privilegio para una de las
naciones y menoscabe la igualdad de derechos de las naciones o los
derechos de una minora nacional; cualquier ciudadano del Estado
tiene derecho a exigir la revocacin de tal medida por
anticonstitucional y que se castigue como delincuentes a cuantos
traten de llevarla a la prctica ..
A los enconos nacionales de los distintos partidos burgueses en
torno a las cuestiones del idioma,etc., la democracia obrera opone
la reivindicacin de unidad incondicional y fusin completa de
losobreros de todas las nacionalidades en todas las organizaciones
obreras: profesionales, cooperativistas, de consumo, culturales y
dems como contrapeso a todo nacionalismo burgus. Slo esa unidad y
esa fusin pueden salvaguardar la democracia, los intereses de los
obreros frente al capital -que tiene ya un carcter internacional y
lo tendr ms cadada- y los intereses del desarrollo de la humanidad
hacia un nuevo rgimen de vida, libre de todo privilegio y de toda
explotacin.
2. La "cultura nacional"Como habr visto el lector, el artculo de
Svernaya Pravda muestra con un ejemplo -el idioma comn para todo el
Estado- la inconsecuencia y el oportunismo de la burguesa liberal,
que en la cuestin nacional tiende la mano a los feudales y a los
policas. Todo el mundo puede darse cuenta de que la burguesa
liberal acta en el problema del idiomacomn para todo el Estado con
la misma deslealtad, hipocresa y torpeza (incluso desde el punto de
vista de los intereses del liberalismo) que en numerosos problemas
anlogos.
Qu se deduce de todo esto? Se deduce que cualquier nacionalismo
liberal-burgus lleva la mayor corrupcin a los medios obreros y
ocasiona un enorme perjuicio a la causa de la libertad y a la lucha
de clase proletaria. Y esto es tanto ms peligroso por cuanto la
tendencia burguesa (y feudal-burguesa) se encubre con la consigna
de "cultura nacional". Los ultrarreaccionarios y clericales, y tras
ellos los burgueses de todas las naciones, hacen sus retrgrados y
sucios negocios en nombre de la cultura nacional (gran rusa,
polaca, hebrea, ucraniana, etc.).
Tal es la realidad de la vidanacional de nuestros das si se la
aborda desde el punto de vista marxista, es decir, desde el punto
de vista de la lucha de clases, si se comparan las consignas con
los intereses y con la poltica de las clases y no con los
"principios generales", las declamaciones y las frases carentes de
contenido.
La consigna de cultura nacional es una supercheraburguesa (y a
menudo tambin ultrarreaccionaria y clerical). Nuestra consigna es
la cultura internacional de 1 democracia y del movimiento obrero
mundial.
El bundista Libman se lanza aqu al combate y m anonada con el
siguiente pasaje demoledor:
"Todo el que conozca, por poco que sea, el problema nacional, sabe
que la cultura internacional no es una cultura innacional (sin
forma nacional); una cultura innacional que no sea rusa, ni hebrea,
ni polaca, sino cultura a secas, ser un absurdo; las ideas
internacionales s610 pueden prender en la clase obrera precisamente
cuando son adaptadas al idioma que habla el obrero y a las
condiciones nacionales concretasen que vive; el obrero no debe
permanecer indiferente ante la situaci6n y el desarrollo de su
cultura nacional, pues nica y exclusivamente a travs de ella
obtiene la posibilidad de participar en "la cultura internacional
de la democracia y del movimiento obrero mundial." Estoes conocido
desde hace tiempo, pero V. 1. no quiere saber nada de ello ...
"
Meditad bien sobre este tpico razonamiento bundista, destinado, ni
poco ni mucho, a echar por tierra la tesis marxista expuesta por m.
Con un aire imponente de suficiencia, el seor bundista, como
"conocedor del problema nacional", nos ofrece en calidad de verdad.
"hace tiempo conocidas" los habituales conceptos burgueses.
En efecto, estimado bundista, la cultura internacional no es
innacional. Nadieha afirmado lo contrario. Nadie ha propugnado una
cultura "a secas", que no sea ni polaca, ni hebrea, ni rusa, ctc.,
de modo que su vana palabrera no es ms que un intento de distraer
la atencin del lector y velar la esencia del problema con un
estruendo verbal.
En cada cultura nacional existen, aunque no estn desarrollados,
elementos de cultura democrtica y socialista, pues en cada nacin
hay una masa trabajadora y explotada, cuyas condiciones de vida
engendran inevitablemente una ideologa democrtica y socialista.
Pero en cada nacin existe asimismo una cultura burguesa (y, adems,
en la mayora de los casos, ultrarreaccionaria y clerical), y no
simplemente en forma de "elementos", sino como cultura dominante.
Por eso, la "cultura nacional" engeneral es la cultura de los
terratenientes, de los curas y de la burguesa. El bundista relega a
la sombra y "vela" con su palabrera huera esta verdad bsica,
elemental para un marxista, con lo cual, de hecho, en lugar de
revelar y ex plicar el abismoque separa las clases, lo oculta a los
ojos del lector. En realidad, el bundista se expresa aqu como un
burgus, cuyos intereses todos reclaman que se difunda la fe en una
cultura nacional por encima de las clases.
Al lanzar la consigna de "cultura internacional de la democracia
y del movimiento obrero mundial", tomamos de cada cultura nacional
slo sus elementos democrticos y socialistas, y los tomamos nica y
exclusivamente como contrapeso a la cultura burguesa y al
nacionalismo burgus de cada nacin. Ningn demcrata, y con mayor razn
ningn marxista, niega la igualdad de derechos de los idiomas o la
necesidad de polemizar en el idioma propio con la burguesa "propia"
y de propagar las ideas anticlericales o antiburguesas entre los
campesinos y los pequeos burgueses "propios". Esto es axiomtico,
pero con estas verdades indiscutibles el bundista vela lo
discutible, es decir, el verdadero quid de la cuestin y la cuestin
consiste en si es admisible que los marxistas lancen directa o
indirectamente la consigna de cultura nacional o si, en oposicin a
sta, deben sin falta predicar en todos los idiomas, "adaptndose" a
todas las particularidades locales y nacionales, la consigna del
internacionalismo de los obreros.
Lo que determina el significado de la consigna de "cultura
nacional" no son las promesas o los buenos propsitos de tal o cual
intelectualillo de "interpretarla" "como vehculo de la cultura
internacional".Considerar as las cosas equivaldra a caer en un
subjetivismo pueril. Elsignificado de la consigna de cultura
nacional lo determina la correlacin objetiva entre todas las clases
del pas dado y de todos los pases del mundo. La cultura nacional de
la burguesa es un hecho (con la particularidad, repito, de que la
burguesase confabula en todas partes con los terratenientes y los
curas). El nacionalismo militante de la burguesa, que embrutece,
engaa y divide a los obreros para hacerles ir a remolque de los
burgueses, es el hecho fundamental de nuestra poca.
Quien quieraservir al proletariado deber unir a los obreros de
todas las naciones, luchando invariablemente contra el nacionalismo
burgus, tanto contra el "propio" como contra el ajeno. Quien
defiende la consigna de la cultura nacional no tiene cabida entre
los marxistas, s lugar est entre los filisteos nacionalistas.
Tomemos un ejemplo concreto. Acaso puede un marxista gran ruso
aceptar la consigna de la cultura nacional. gran rusa? No. Esa
persona debera ser incluida entre lo~ nacionalistas y no entre los
marxistas. Nuestro deber e~ luchar contra la cultura nacional
dominante, ultrarreaccionaria y burguesa, de los grandes rusos,
desarrollando exclusivamente en un espritu internacional y en
estrechsima alianza con los obreros de otros pases los grmene
queexisten tambin en la historia de nuestro movimiento democrtico y
obrero. Lo que debemos hacer es luchar contra nuestros propios
terratenientes y burgueses grandes rusos, contra su "cultura",
luchar en aras del internacionalismo, "adaptndonos" a las
particularidades de los Purishkvich y los Struve. Eso es lo que se
debe hacer, y no predicar ni admitir la consigna de cultura
nacional.
Lo mismo podemos decir de la nacin hebrea, la ms oprimida y
perseguida. La cultura nacional hebrea es una consigna delos
rabinos y de los burgueses, es una consigna de nuestros enemigos.
Pero en la cultura hebrea y en toda la historia del pueblo hebreo
hay tambin otros elementos. De los diez millones y medio de hebreos
que existen en el mundo, poco ms de la mitad viven en Galitzia y en
Rusia, pases atrasados y semisalvajes, donde los hebreos son
mantenidos por la fuerza en una situacin de casta. La otra mitad
vive en el mundo civilizado, donde los hebreos no estn aislados
como casta. All se han manifestado contoda evidencia los grandes
rasgos progresistas, de significacin mundial, de la cultura hebrea:
su internacionalismo y su capacidad de hacerse eco de los
movimientos avanzados de la poca (el tanto por ciento de hebreos
que participan en los movimientos democrticos y proletarios es, en
todas partes, superior a su porcentaje general en la
poblacin).
Quien lanza directa o indirectamente la consigna de "cultura
nacional" hebrea es (por muy buenas que sean sus intenciones) un
enemigo del proletariado, un partidario de cuanto hay de viejo y de
castaen el pueblo hebreo, es un cmplice de los rabinos y de los
burgueses. Por el contrario, los hebreos marxistas que se funden en
las organizaciones marxistas internacionales con los obreros rusos,
1ituanos, ucranianos, etc., aportando su bolo (en ruso y en hebreo)
a la creacin de la cultura internacional del movimiento obrero,
continan -a despecho del separatismo del Bund las mejores
tradiciones del pueblo hebreo luchando contra la consigna de
"cultura nacional".
Nacionalismo burgus e internacionalismo proletario: tales son las
dos consignas antagnicas irreconciliables, que corresponden a los
dos grandes campos de clase del mundo capitalista y expresan dos
polticas (es ms, dos concepciones) en el problema nacional. Al
defender la consigna de cultura nacional y edificar sobre ella todo
un plan y el programa prctico de la llamada "autonoma
culturalnacional", los bundistas actan de hecho como vehculos del
nacionalismo burgus en las filas obreras.
3. El espantajo nacionalista de la "asimilacin"
El problema de la asimilacin, es decir, la prdida de las
particularidades nacionales y el paso a otra nacin, nos permite
mostrar con toda claridad las consecuencias de las vacilaciones
nacionalistas de los bundistas y de cuantos piensan como
ellos.
El seor Libman, que transmite y repite con exactitud los
argumentos, o mejor dicho, los mtodos habituales de los bundistas,
califica de "vieja Patraa asimiladora" la reivindicacin de unir y
fundir a los obreros de todas las nacionalidades del Estado en
organizaciones obreras nicas (vase ms arriba el final del artculo
reproducido de Svernaya Pravda).
"Por consiguiente -dice el seor F. Libman refirindose a la
conclusin del artculo de Svernaya Pravda-, si le preguntamos a un
obrero a qu nacionalidad pertenece, tendr que contestamos: soy
socialdemcrata".
Nuestro bundista considera esto como el colmo de la ingeniosidad.
Pero, de hecho, l mismo se desenmascara definitivamente con
semejantes agudezas y con su gritero acerca de la "asimilacin",
dirigidos contra una consigna consecuentemente democrtica y
marxista.
El capitalismo en desarrollo conoce dos tendencias histricas en la
cuestin nacional. La primera consiste en el despertar de la vida
nacional y de los movimientos nacionales, en la lucha contra toda
opresin nacional, en la creacin de Estados nacionales. La segunda
es el desarrollo y la multiplicacin de vnculos de todas clases
entre las naciones, el derrumbamiento de las barrerasnacionales, la
formacin de la unidad internacional del capital, de la vida
econmica en general, de la poltica, de la ciencia, etc.
Ambas tendencias son una ley universal del capitalismo. La primera
predomina en los comienzos desudesarrollo, la segunda distingue al
capitalismo maduro, que marcha hacia su transformacin en sociedad
socialista. El programa nacional de los marxistas tiene en cuenta
ambas tendencias, defendiendo, en primer lugar, la igualdad de
derechos de las naciones y de los idiomas(y tambin el derecho de
las naciones a la autodeterminacin, de lo cual hablaremos ms
adelante) y considerando inadmisible la existencia de cualesquiera
privilegios en este aspecto, y en segundo lugar, propugnando el
principio del internacionalismo y lalucha implacable para evitar
que el proletariado se contamine de nacionalismo burgus, aun del ms
sutil.
y nosotros preguntamos: a qu se refiere nuestro bundista cuando
clama al cielo contra la "asimilacin"? No puede referirse a la
violenciaejercida contra las naciones ni a los privilegios de una
de ellas, porque aqu nada tiene que ver la palabra "asimilacin";
porque todos los marxistas, tanto individualmente como formando un
todo nico oficial, han condenado de manera muy concreta e inequvoca
la menor manifestacin de violencia, opresin o desigualdad nacional;
porque, finalmente, en el artculo de Svernaya Pravda, contra el que
arremete nuestro bundista, tambin queda expresada de la manera ms
categrica esta idea propia de todo marxista.
No, aqu no valen subterfugios. El seor Libman condena la
"asimilacin" no entendiendo por talla violencia, ni la desigualdad,
ni los privilegios. Pero, queda algo real en el concepto
"asimilacin" si excluimos toda violencia y toda
desigualdad?
S, desde luego. Queda la tendencia histrica universal del
capitalismo a romper las barreras nacionales, a borrar las
diferencias nacionales, a llevar las naciones a la asimilacin,
tendencia que cada decenio se manifiesta con mayor pujanza y
constituye uno de los ms poderosos motore& de la transformacin
del capitalismo en socialismo.
No es marxista, y ni siquiera demcrata, quien no acepta ni defiende
la igualdad de derechos de las naciones y de los idiomas, quien no
lucha contra toda opresino desigualdad nacional. Esto es indudable.
Pero es igualmente indudable que el pseudomarxista que pone de
vuelta y media a los marxistas de otra nacin, acusndoles de
"asimiladores", es de hecho un simple filisteo nacionalista. A esta
poco digna categora de personas pertenecen todos lo~ bundistas y
(como veremos ahora mismo) los socialnaciona1istas ucranianos, como
los seores L. Y urkvich, Dontsov y compaa.
Para demostrar con ejemplos concretos hasta qu punto son
reaccionarias las concepcionesde estos filisteos nacionalistas
aportar datos de tres clases.
Los que ms gritan contra el espritu "asimilador" de los
marxistas ortodoxos rusos son losnacionalistas hebreos de Rusia y
entre ellos, sobre todo, los bundistas, Sin embargo, como
puedeverse por los datos citados ms arriba, de los diez millones y
medio de judos que hay en el mundo, cerca de la mitad vive en pases
civilizados, en condiciones de mxima "asimilacin", mientras que
unicamente los hebreos de Rusia y Galitzia, seres infelices,
atrasados, carentes de derechos y oprimidos por los Purishkvich
(rusos y polacos) viven en condiciones de mnima "asimilacin", de
mximo aislamiento, que llega incluso a las "zonas de
asentamiento"9, a la "norma porcentual"10 y dems delicias
purishkevichianas.
En el mundo civilizado los judos no constituyen una nacin; aqu es
donde ms se han asimilado -dicen C. Kautsky y O. Bauer. Los hebreos
de Galitzia y de Rusia no constituyen una nacin; aqu,
desgraciadamente (y no por culpa de ellos,sino por culpa de los
Purishkvich), siguen siendo una casta. Tal es la opinin
indiscutible de personas que conocen indiscutiblemente la historia
del pueblo hebreo y que tienen en cuenta los hechos que acabamos de
citar.
Qu nos dicen estos hechos? Nosdicen que slo pueden clamar contra la
"asimilacin" los filisteos reacciona rios hebreos, que pretenden
hacer marchar hacia atrs la historia y obligarla a ir no de las
condiciones de Rusia y Galitzia a las de Pars y Nueva York, sino al
revs.
Contrala asimilacin nunca han clamado los mejores hombres del
pueblo hebreo, famosos en la historia de todo el mundo, al que
dieron jefes de vanguardia de la democracia y el socialismo. Contra
la asimilacin slo claman los piadosos contempladores de la
"trasera" hebrea.
Podemos formamos una idea aproximada de la medida en que se realiza
en general el proceso de asimilacin de las naciones, en las
modernas condiciones del capitalismo avanzado, por los datos que
nos ofrece, por ejemplo, la emigracin a losEstados Unidos. En los
diez aos que van de 1891 a 1900, Europa envi a aquel pas 3.700.000
personas, y en los nueve aos comprendidos entre 1901 a 1909
emigraron 7.200.000 personas. El censo de 1900 registra en los
Estados Unidos ms de diez millones de extranjeros. El Estado de
Nueva York -que segn ese mismo censo contaba con ms de 78.000
austracos, 136.000 ingleses, 20.000 franceses, 480.000 alemanes,
37.000 hngaros, 425.000 irlandeses, 182.000 italianos, 70.000
polacos, 166.000 originarios deRusia (en su mayora judos), 43.000
suecos, etc.- semeja un molino en el que se van triturando las
diferencias nacionales. Y lo que ocurre en Nueva York en enorme
escala, en escala internacional, ocurre tambin en cada gran ciudad
o poblado fabril.
Quien no est hundido en los prejuicios nacionalistas no podr
dejar de ver en este proceso de asimilacin de las naciones por el
capitalismo un grandioso progreso histrico, una destruccin
delanquilosamiento nacional de los rincones perdidos,
principalmente en los pases atrasados como Rusia.
Ved lo que ocurre en Rusia, ved cmo se portan los gran rusos con
los ucranianos. Como es natural, cualquier dem6crata, sin hablar ya
de los marxistas, luchar resueltamente contra la terrible
humillacin del puebloucraniano y reivindicar para l la plena
igualdad de derechos. Pero dbilitar los vnculos y la alianza
existentes hoy da, en el marco de un mismo Estado, entre el
proletariado ucraniano y el gran ruso sera traicionar abiertamente
al socialismo y equivaldra a seguir una poltica estpida, incluso
desde el punto de vista de los "objetivos nacionales" burgueses de
los ucranianos.
El seor Lev Yurkvich, que tambin se hace pasar por "marxista"
(pobre de Marx!), nos ofrece un ejemplo de esa estpidapoltica. En
1906 -dice el seor Yurkvich-, Sokolovski (Basok) y Lukashvich
(Tuchapski) afirmaban que el proletariado ucraniano est
completamente rusificado y que no necesita una organizacin aparte.
Sin tratar siquiera de aportar un solo dato referente al fondo de
la cuestin, el seor Y urkvich arremete con este motivo contra
Sokolovski y Lukashvich y lanza histricos aullidos -en el estilo
del ms bajo, obtuso y reaccionario nacionalismo-, acusndoles de
"pasividad nacional, de apostasia nacional, de haber escindido(!)a
los marxistas ucranianos", etc. A pesar del "incremento de la
conciencia nacional ucraniana entre los obreros", tenemos ahora una
minora de obreros con "conciencia nacional", mientras que la mayora
-segn afirma el seorYurkvich- "se encuentra an bajo la influencia
de la cultura rusa". Y nuestro deber -exclama el filisteo
nacionalista- "no es seguir, sino llevar tras de nosotros a las
masas, descubrir para ellas los objetivos nacionales"
(HaU;HOHaJIbHY cnpaBY) (Dzvin,pg. 89).
Todo este razonamiento del seor Yurkvich es un razonamiento
nacionalista burgus de la primera a la ltima lnea. Pero incluso
desde el punto de vista de los nacionalistas burgueses, algunos de
los cuales quieren la plena igualdad de derechos y la autonoma de
Ucrania, mientras que otros reclaman la formacin de un Estado
ucraniano independiente, este razonamiento no resiste la crtica. El
enemigo de las aspiraciones redentoras de los ucranianos es la
clase de los terratenientes gran rusos ypolacos, as como tambin la
burguesa de ambas naciones, Cul es la fuerza social capaz de hacer
frente a estas clases? El primer decenio del siglo XX nos ofrece la
respuesta real: esa fuerza es nicamente la clase obrera, que lleva
tras s al campesinado democrtico. En su afn de dividir y debilitar,
en consecuencia, la nica fuerza verdaderamente democrtica -con cuyo
triunfo quedara descartada la opresin nacional-, el seor Yurkvich
no slo traiciona los intereses de la democracia en general,sino
tambin los de Ucrania, su patria. Si los proletarios gran rusos y
ucranianos actan unidos, la libertad de Ucrania es posible; sin esa
unin no se puede hablar siquiera de libertad.
Pero los marxistas no se contentan con el punto de vista
nacionalista burgus. Hace ya varios deceniosque se ha definido con
toda claridad el ms rpido desarrollo econmico del Sur, es decir, de
Ucrania, que atrae decenas y centenares de miles de campesinos, y
obreros de la Gran Rusia a las haciendas capitalistas, a las minas
y a las ciudades. En este sentido, la "asimilacin" del proletariado
gran ruso y ucraniano es un hecho indudable. Y este hecho es
indiscutiblemente progresivo. El capitalismo va sustituyendo al
mujik gran ruso o ucraniano, torpe, anquilosado, sedentario y
cerril, por el inquieto proletario cuyas condiciones de vida van
rompiendo la limitacin especficamente nacional, lo mismo la gran
rusa que la ucraniana. Supongamos que con el tiempo se establezca
entre la Gran Rusia y Ucrania una frontera estatal: tambin en este
caso el carcter histricamente progresivo de la "asimilacin" de los
obreros rusos y ucranianos ser indudable, como lo es el proceso de
molturacin de las naciones que se est realizando en Norteamrica.
Cuanto ms libres sean Ucrania y la Gran Rusia, ms rpido y ms amplio
ser el desarrollo del capitalismo, el cual, a su vez, atraer con ms
fuerza hacia las ciudades, las minas y las fbricas, desde todas las
regiones del Estado y desde todos los Estados vecinos (en el caso
de que Rusia y Ucrania resulten ser dos Estados vecinos), a obreros
de todas las naciones.
Cuando el seor Y urkvich sacrifica los intereses del contacto, la
fusin y la asimilacin del f}roletariado de dos naciones en aras de
un xito momentneo de los objetivos nacionales ucranianos, se porta
como un autntico burgus, y adems como un burgus miope, torpe y de
cortos alcances, es decir, como un filisteo. Primero los objetivos
nacionales, despus los objetivos proletarios, dicen los
nacionalistas burgueses, a los que hacen coro los Y urkvich, los
Dontsov y dems marxistas de pacotilla. Los objetivos proletarios
ante todo, decimos nosotros, porque stos no slo aseguran los
intereses constantes y vitales del trabajo, as como los intereses
de la humanidad, sino tambin los intereses de la democracia, y sin
democracia no se puede concebir una Ucrania autnoma ni
independiente.
18 Por ltimo, en el razonamiento del seor Yurkvich, tan
extraordinariamente rico en perlas nacionalistas, debemos sealar
adems lo siguiente. Una minora de obreros ucranianos -dice- tiene
conciencia nacional, mientras que "la mayora se encuentra an bajo
la influencia de la cultura rusa" (6iJIbwicTb nepe6YBae lll.e ni.u
BnJIHBOM pocii1cbKol KYJIbTYPli).
Cuando se tratadel proletariado, esta oposicin de la cultura
ucraniana en conjunto a la cultura gran rusa tomada tambin en
conjunto, equivale a la ms desvergonzada traicin a los intereses
del proletariado en beneficio del nacionalismo burgus.
En cada nacin moderna -decimos nosotros a todos los
socialnacionalistas- hay dos naciones. En cada cultura nacional hay
dos culturas. Hay la cultura gran rusa de los Purishkvich, de los
Guchkov y de los Struve, pero tambin hay la cultura gran rusa
caracterizada por los nombres de Chernishevski yPlejnov. Tambin hay
dos culturas como stas entre los ucranianos, lo mismo que en
Alemania, en Francia, en Inglaterra, entre los hebreos, etc. Si la
mayora de los obreros ucranianos experimenta la influencia de la
cultura gran rusa,sabemos perfectamente que, aliado de las ideas de
la cultura clerical y burguesa gran rusa, ejercen tambin su
influencia sobre ellos las ideas de la democracia y de la
socialdemocracia gran rusas. Al luchar contra el primer tipo de
"cultura", el marxista ucraniano destacar siempre la otra cultura y
dir a los obreros de su nacionalidad: "debemos buscar, utilizar y
consolidar con todas nuestras fuerzas cualquier oportunidad de
mantener contacto con los obreros conscientes rusos, con su
literatura ycon sus ideas, pues as lo exigen los intereses vitales
del movimiento obrero tanto ucraniano como gran ruso".
Si el marxista ucraniano se deja arrastrar por su odio,
absolutamente legtimo y natural, a los opresores gran rusos, hasta
el extremo de hacer extensiva aunque slo sea una partcula de ese
odio, aunque slo sea su apartamiento, a la cultura proletaria y a
la causa proletaria de los obreros gran rusos, ese marxista se habr
deslizado a la charca del nacionalismo burgus. Del mismo modo el
marxista gran ruso se deslizar a la charca del nacionalismo no slo
burgus, sino tambin ultrarreaccionario, si olvida, aunque sea por
un instante, la reivindicacin de la plena igualdad de derechos para
los ucranianos o el deJ Techo de stos a constituir unEstado
independiente ..
Los obreros gran rusos y ucranianos deben defender juntos,
estrechamente unidos y fundidos (mientras vivan en el mismo Estado)
en una sola organizacin, la cultura general o internacional del
movimiento proletario, mostrando absoluta tolerancia en cuanto a la
cuestin del idioma en que ha de realizarse la propaganda y en
cuanto a la necesidad de tener presentes en esta propaganda las
particularidades puramente locales o puramente nacionales. Tal es
la exigencia incondicional delmarxismo. Cualquier prdica a favor de
la separacin de los obreros de una nacin con respecto a los de
otra, cualquier ataque contra la "asimilacin" marxista, cualquier
intento de oponer en las cuestiones relativas al proletariado una
cultura nacionalen conjunto a otra cultura nacional supuestamente
nica, etc., es nacionalismo burgus, contra el que se debe llevar a
cabo una lucha implacable.
4. La "autonoma cultural-nacional"
El problema de la consigna "cultura nacional" tiene enorme
importanciapara los marxistas, no slo porque determina el contenido
ideolgico de toda nuestra propaganda y agitacin en torno a la
cuestin nacional a diferencia de la propaganda burguesa, sino
tambin porque todo el programa de la tan decantada autonoma
cultural-nacional se basa en esta consigna.
El principal defecto de este programa en el terreno de los
principios es su afn de poner en prctica el nacionalismo ms sutil,
ms absoluto y ms acabado. Segn la esencia de este programa, cada
ciudadano se inscribe en talo cual nacin y cada nacin constituye
una entidad jurdica con derechoa imponer cargas fiscales
obligatorias a los miembros de la misma, con su parlamento nacional
(Dieta) y con sus "secretarios de Estado" (ministros)
nacionales.
Esta idea, en su aplicacin a la cuestin nacional, se asemeja a la
idea de Proudhon, en su aplicacin al capitalismo. No se trata de
destruir el capitalismo y su base, la produccin mercantil, sino de
limpiar esa base de abusos, excrecencias, etc.; no se trata de
abolir el intercambio y el valor de cambio, sino, por el contrario,
de "constituirlo", de hacerlo universal, absoluto, "justo", libre
de oscilaciones, de crisis y de abusos. Esta es la idea de
Proudhon.
Tan pequeoburgueses como Proudhon, con su teora que absolutiza y
eleva a la categora de perla de la creacin el intercambio y la
produccin mercantil, son la teora y el programa de la "autonoma
cultural-nacional", que absolutizan y elevan a la categora de perla
de la creacin el nacionalismo burgus, al que "depuran" de
violencias, injusticias, dc.
El marxismo no transige con el nacionalismo, por muy "justo",
"limpito", sutil y civilizado que ste sea. En lugar de todo
nacionalismo, el marxismo propugna el internacionalismo, la fusin
de todas lasnaciones en esa unidad superior, que se va
desarrollando ante nuestros ojos con cada kilmetro de va frrea, con
cada trust internacional y con cada unin obrera (internacional por
su actividad econmica, y tambin por sus ideas y
aspiraciones).
El principio de la nacionalidad es histricamente inevitable en la
sociedad burguesa, y, teniendo presente la existencia de esta
sociedad, el marxista reconoce plenamente la legitimidad histrica
de los movimientos nacionales. Pero, para que este reconocimiento
no se transforme en una apologa del nacionalismo, es preciso que se
limite rigurosa y exclusivamente a los elementos progresivos de
tales movimientos, con el fin de que no contribuya a enturbiar la
conciencia del proletariado con la ideologa burguesa.
Es progresivo el despertar de las masas despus del letargo feudal;
es progresiva su lucha contra toda opresin nacional, su lucha por
la soberana del pueblo, por la soberana nacional. De aqu, la
obligacin incondicional para todo marxista de defender la
democracia ms resueIta y ms consecuente en todos los aspectos de la
cuestin nacional. Es sta una tarea fundamentalmente negativa. Pero
ms all de este lmite el proletariado no puede apoyar el
nacionalismo, pues ms all empieza la actividad "positiva" de la
burguesa en su afn de consolidar el nacionalismo.
La liquidacin de toda opresin feudal, de toda opresin de las
naciones y de todo privilegio para una de las naciones o para uno
de los idiomas es una obligacin indiscutible delproletariado como
fuerza democrtica; en ello residen los intereses indiscutibles de
la lucha de clase del proletariado, velada yfrenada por las
querellas nacionales. Pero apoyar el nacionalismo burgus ms all de
estos lmites, firmemente establecidosy encuadrados en un
determinado marco histrico significa traicionar al proletariado y
pasarse al Iado de la burguesa. Existe aqut un lmite, a menudo muy
sutil, del que se olvidan por completo los socialnacionalistas
ucranianos y los del Bund.
S,indiscutiblemente debemos luchar contra toda opresin nacional.
No, indiscutiblemente no debemos luchar por cualquier desarrollo
nacional, por la "cultura nacional" en general. El desarrollo
econmico de la sociedad capitalista nos muestra en todo el mundo
ejemplos de movimientos nacionales que no han llegado a
desarrollarse plenamente, ejemplos de grandes naciones formadas a
partir de varias pequeas o en detrimento de algunas pequeas
naciones, ejemplos de asimilacin de naciones. El principio por que
se rige el nacionalismo burgus es el desarrollo de la nacionalidad
en general; de aqu el carcter exclusivo del nacionalismo burgus, de
aqu las estriles querellas nacionales. El proletariado, en cambio,
no slo no asume la defensa del desarrollo nacional de cada nacin,
sino que, por el contrario, pone en guardia a las masas contra
semejantes ilusiones, defiende la libertad ms completa del
intercambio econmico capitalista y celebra cualquier asimilacin de
las naciones, excepto la que se realiza por la fuerza o se basa en
privilegios.
Afianzar el nacionalismo en una esfera concreta y delimitada "en
justicia", "constituir" el nacionalismo, separar firme y slidamente
a las naciones entre s mediante una institucin especial de Estado:
tal esla base ideolgica y el contenido de la autonoma
cultural-nacional. Es sta una idea burguesa y falsa hasta la mdula.
El proletariado no puede apoyar ningn afianzamiento del
nacionalismo; por el contrario, apoya todo lo que contribuye a
borrar las diferencias nacionales y a derribar las barreras
nacionales, todo lo que sirve para estrechar ms y ms los vnculos
entre las nacionalidades, todo lo que con duce a la fusin de las
naciones. Obrar de otro modo equivaldra a pasarse al lado del
reaccionario filistesmo nacionalista.
Cuando los socialdemcratas austracos discutieron en su Congreso de
Briinn (1899)11 el proyecto de autonoma cultural-nacional, no se
prest atencin a la valoracin terica de dicho proyecto. Pero
conviene sealar que contra dicho programa se expusieron dos
argumentos: 1) ,que conducira al reforzamiento del clericalismo; 2)
que "tendra por consecuencia perpetuar el chovinismo' y llevarlo a
cada pequea comunidad y a cada pequeo grupo" (pg. 92 del texto
alemn de las actas oficiales del Congreso de Briinn. Existe una
traduccin al ruso publicada por el partido nacionalista judo
"PSOJ"12).
No cabe duda de que la "cultura nacional" en la acepcin
corriente de esta palabra, es decir, en 10 que se refiere a las
escuelas, etc., se encuentra hoy da, en todos los pases del mundo,
sometida a la influencia predominante de los . clericales y de los
chovinistas burgueses. Cuando los bundistas dicen,defendiendo la
autonoma "cultural-nacional", que la constitucin de las naciones
depurar la lucha de clases en el interior de las mismas de toda
consideracin extraa, incurren en una sofistera manifiesta y
ridcula. En toda sociedad capitalista, cualquier lucha seria de
clases se lleva a cabo ante todo en el terreno econmico y poltico.
Separar de aqu la cuestion de las escuelas es, en primer trmino,
una utopa absurda, pues no es posible desligar la escuela (lo mismo
que la "cultura nacional" en general) de la economa y de la
poltica; y, en segundo trmino, la vida econmica y poltica de los
pases capitalistas es precisamente la que obliga a cada paso a
derribar los absurdos y anticuados prejuicios y barreras
nacionales, mientras que la separacin de la enseanza escolar, etc.,
conservara, acentuara y agudizara precisamente el clericalismo
"puro" y el chovinismo burgus "puro".
En las sociedades annimas tenemos juntos y completamente fundidos a
capitalistas de diferentes naciones. En las fbricas trabajan juntos
obreros de diferentes naciones. En toda cuestinpoltica realmente
seria y realmente profunda los agrupamientos se realizan por clases
y no por naciones. "Segregar del dominio del Estado" los
asuntos escolares, dc., para entregarlos a las naciones representa
precisamente un intento de separar de laeconoma, que funde a las
naciones, l esfera ms ideolgica -valga la expresin- de la vida
social, en la que mejor se da la cultura nacional "pura" o el
cultivo nacional del clericalismo y del chovinismo.Llevado a la
prctica, el plan de autonoma "extraterritorial" (es decir, no
ligado al territorio en que vive tal o cual nacin) o
"cultural-nacional" slo significara una cosa: dividir la enseanza
escolar por nacionalidades, es decir, establecer curias nacionales
en la enseanza escolar. Bastar con imaginarse claramente esta
verdadera esencia del clebre plan bundista para comprender todo su
contenido reaccionario, incluso desde el punto de vista de la
democracia, sin hablar ya del punto de vista de la lucha de clase
del proletariado por el socialismo.
Un solo ejemplo y un solo proyecto de "nacionalizacin" de la
enseanza escolar bastarn para mostrar con toda claridad el fondo de
la cuestin. En toda la vida de los Estados Unidos de Norteamrica
persiste hasta hoy da la divisin de los Estados en norteos y
sureos. En los primeros observamos las mayores tradiciones de
libertad y de lucha contra los esclavistas; en los segundos, las
mayores tradiciones de esclavitud, con restos de la persecucin de
los negros, oprimidos econmicamente, vejadosculturalmente (el
analfabetismo entre los negros llega al 44% y entre los blancos al
6%), etc. Pues bien, en los Estados del Norte los negros estudian
con los blancos en la mismas escuelas. En el Sur existen escuelas
especiales -"nacionales" o raciales, como se prefiera- para los
negros. Al parecer, es ste el nico ejemplo de "nacionalizacin" de
las escuelas en la prctica.
En el Este de Europa existe un pas donde hasta hoy da son posibles
asuntos como el de Beilis13, donde los hebreos se ven condenados
por los Purishkvich a vivir en una situacin peor que la de
losnegros. En este pas ha aparecido recientemente en el ministerio
un proyecto de. nacionalizacin de la escuela hebrea. Por fortuna,
es difcil que esta utopa reaccionaria sea llevada ala prctica, lo
mismo que la utopa de los pequeos burgueses austracos, que
desesperados de ver lograda una democracia consecuente, y
terminadas las querellas nacionales, inventaron estuches para las
naciones en lo que se refiere a la enseanza escolar, con el fin de
evitar que stas puedan pelearse por el reparto de las escuelas ...
, pero puedan "constituirse" para perpetuar las querellas entre las
distintas "culturas nacionales".
En Austria, la autonoma cultural-nacional sigue siendo en gran
medida una fantasa de literatos, a la que no toman en serio los
propios socialdemcratas austracos. En cambio en Rusia la han
aceptado en su programa todos los partidos burgueses hebreos y
algunos elementos pequeoburgueses y oportunistas de distintas
naciones, como, por ejemplo, el Bund, los liquidadores14
caucasianos y la conferencia de partidos nacionales de tendencia
populista de izquierda de Rusia. (Esta conferencia -observemos
entre parntesis- se celebr en 1907, Y sus resoluciones fueron
aprobadascon la abstencin de los socialrevolucionarios rusos y de
los socialpatriotas del PSP15. La abstencin es un mtodo sumamente
caracterstico de los socialrevolucionarios y pesepistas para
expresar su actitud ante una importantfsima cuestin de principiodel
programa nacional!)
En Austria es precisamente atto Bauer, el principal terico de la
"autonoma cultural-nacional", quien ha dedicado un captulo especial
de su libro a demostrar la imposibilidad de aplicar este programa a
los judos. En Rusia son precisamente todos los partidos burgueses
hebreos -y su remedador, el Bund- quienes han aceptado este
programa::'. Qu significa esto? Esto significa que la ':. Se
comprende que los bundistas suelan negar con extraordinaria pasi6n
que todos los partidos burgueses hebreos hayan aceptado la
"autonoma cultural-nacional": este hecho demuestra demasiado a las
claras el verdadero papel del Bund.
Cuando uno de los bundistas -el seor Manin- trat6 de repetir en
Luch esta negaci6n, fue totalmente desenmascarado por N. Skop (Vase
Prosveschenie, nm. S.) Pero cuando el seor Lev Yurkvich cita en
Dzvin (1913, nms. 7-8, pg. 92) la siguiente frase del artculo de N.
Sk. publicado en Proveschenie (nm. S, pg. 78): "Los bundistas
vienen defendiendo desde hacetiempo, con todos los grupos y
partidos burgueses hebreos, la autonoma cultural-nacional", y
tergiversa esta cita, eliminando de ella la palabra "bundistas" y
sustituyendo las palabras "autonoma cultural-nacional" por
"derechos nacionales", i s6lo nos queda abrimos de brazos!! El seor
Lev Yurkvich no es so1o un nacionalista, no slo muestra una
ignorancia asombrosa en cuanto a la historia de los socialdemcratas
y su programa, sino que tambin es un autntico falsificador de citas
para mayor gloriadel Bund. Mal andan los asuntos del Bund y de los
Yurkvich historia ha puesto al descubierto en la prctica poltica de
otro Estado lo absurdo de las fantasas de Bauer, exactamente como
losbernsteinianos rusos (Struve, TugnBaranovski, Berdiev y compaa)
pusieron al descubierto, con su rpida evolucin del marxismo al
liberalismo, el verdadero contenido ideolgico de la bernsteiniada16
alemana.
Ni los socialdemcratas austracos ni los de Rusia han admitido en su
programa la autonoma "cultural-naciona!". Pero los partidos
burgueses judos del pas ms atrasado y una serie de grupos
pseudosocialistas pequeoburgueses la aceptaron para llevar al seno
de la clase obrera, en forma refinada, las ideas del nacionalismo
burgus. El hecho es de por sbien elocuente.
Ya que hemos tenido que referirnos al programa nacional de los
austracos, no podemos por menos de restablecer la verdad, con
frecuencja desfigurada por los bundistas. En el Congreso de Brunn
se expuso un programa puro de "autonoma cultural-nacional". Fue el
programa de la socialdemocracia sudeslava, cuyo 2 dice: "Cada
pueblo que vive en Austria forma, independientemente del territorio
que ocupen sus miembros, un grupo que administra con plena autonoma
sus propios asuntos nacionales (de idioma y culturales)". Este
programa no slo fue defendido por Kristan sino tambin por el
influyente Ellenbogen. Pero el programa fue retirado, pues no hubo
ni una sola persona que votase por l. Se aprob un programa
territorialista, es decir, unprograma por el que no se crea ningn
grupo nacional "independientemente del territorio que ocupen los
miembros de la nacin".
El 3 del programa aprobado dice: "Las regiones autnomas de una
misma nacin forman en conjunto una unin nacional nica, queresuelve
sus asuntos nacionales de manera completamente autnoma" (cfr.
Prosveschenie, 1913, nm. 4, pg. 28). Evidentemente, tambin este
programa de compromiso es un programa incorrecto. Lo aclararemos
con un ejemplo. La comunidad de colones alemanesde la provincia de
Sartov, ms los alemanes del arrabal obrero de Riga o de Lodz, ms el
poblado alemn de las afueras de Petersburgo, etc., 'constituyen la
"unin nacional nica" de los alemanes en Rusia. Es evidente que los
socialdemcratas no pueden exigir tal cosa ni afianzar tal unin, a
pesar' de que, como es natural, no niegan en absoluto la libertad
de realizar toda clase de uniones, incluida la unin de cualesquiera
comunidades de cualquier nacionalidad dentro de un determinado
Estado. Pero dedicarse a separar, por una ley del Estado, a los
alemanes, etc., de los distintos lugares y de las diferentes clases
de Rusia, para agruparlos en una unin nacional alemana nica, es
algo que slo pueden hacer los curas, los burgueses, los pequeos
burgueses yquien se quiera, menos los socialdemcratas.
5. La igualdad de derechos
de las naciones y los derechos de las minoras nacionales
El mtodo ms socorrido de los oportunistas de Rusia al discutir la
cuestin nacional es el de remitirse al ejemplo de Austria. En mi
artculo publicado en Svernaya Pravd (nm. 10 de Prosveschenie,pgs.
96-98), contra el que arremeten los oportunistas (el seor Semkovski
en N vaya Rabchaya Gazeta17 y el seor Libman en Zeit), afirmo que
slo hay una solucin' de la cuestin nacional -en la medida en que es
posible, en' general, una solucin de esta cuestin en el mundo del
capitalismo-, y que esta solucin es la democracia consecuente. Como
confirmacin de mis palabras me remite al ejemplo de Suiza, entre
otros pases.
Este ejemplo no agrada a los dos oportunistas arriba mencionados,
quienes tratan de refutarlo o de reducir su ". Vase en este folleto
las pgs. 6-9. (N. de la Edit.) significacin. Kautsky, vean ustedes,
afirma que Suiza es una excepcin, que Suiza cuenta con una
descentralizacin muy especial, con una historia muy especial, con
condiciones geogrficas muy especiales, la distribucin de la
poblacin que habla distintos idiomas es sumamente original, etc.,
etc.
Pero todo esto no son ms que tentativas de eludir el fondo de la
discusin. Suiza constituye, naturalmente, una excepcin en el
sentido de que no es un Estado nacional indiviso. Pero esa misma
excepcin (o atraso, aade Kautsky) la tenemos en Austria y Rusia. En
Suiza, naturalmente, las peculiaresy originales condiciones
histricas y de vida han sido las que aseguraron al pas una
d~mocracia ",!s amplia que en la mayora de los pases europeos
vecinos.
Pero, qu tiene que ver aqu todo esto, cuando de lo que se trata es
de presentar un modeloque debe ser imitado? En las actuales
condiciones, los pases que cuentan con talo cual institucin basada
en principios consecuentemente democrticos constituyen en el mundo
una excepcin. Acaso representa un obstculo para que nosotros
defendamos ennuestro programa la democracia consecuente en todas
las instituciones?
La particularidad de Suiza reside en su historia, en sus
condiciones geogrficas, etc. La particularidad de Rusia reside en
la fuerza de su proletariado, sin precedentes en la poca delas
revoluciones burguesas, y en el terrible atraso general del pas,
que impone objetivamente la necesidad de avanzar con excepcional
rapidez y decisin bajo la amenaza de toda clase de adversidades y
reveses.
Nosotros elaboramos el programa nacional desde el punto de vista
del proletariado. Ahora bien, desde cundo se recomienda tomar como
ejemplo los modelos peores en lugar de los mejores?
En todo caso, no es indudable e indiscutible que bajo el
capitalismo la paz nacional se ha conseguido (en la medida en que,
en general, puede conseguirse) nicamente en los pases que cuentan
con una democracia consecuente?
y puesto que esto es indudable, la obstinacin de los oportunistas
por remitirse al ejemplo de Austriaen vez de tomar el de Suiza
representa un mtodo muy propio de los demcratas
constitucionalistas18, pues stos siempre se dedican a copiar las
peores constituciones europeas en lugar de las mejores.
En Suiza existen tres idiomas oficiales, pero durante los
referndums los proyectos de leyse imprimen en cinco idiomas, es
decir, en los tres oficiales y en dos dialectos 'romances". Segn el
censo de 1900, de los 3.315.443 habitantes con que cuenta Suiza,
38.651 hablan esto~ dos dialectos, o sea, poco mas del uno por
ciento. En el ejrcito los oficiales y suboficiales "cuentan con
absoluta libertad para dirigirse a los soldados en su idioma
materno", En los cantones de Va1ais y Los Grisones (cada uno con
poco ms de cien mil habitantes), ambos dialectos gozan de plena
igualdad de derechos':'.
y nosotros preguntamos: debemos propugnar y defender esta
experiencia viva de un pas avanzado o tomar de los austracos
fantasas como la "autonoma extraterritorial", que no ha sido
experimentada en ninguna parte del mundo (y que los mismos
austracos an no han aceptado)?
Propugnar esta fantasa equivale a propugnar la divisin de la
enseanza escolar por nacionalidades, es decir, algo evidentemente
perjudicial. Pero la experiencia de Suiza nos muestra que en la
prctica se puede asegurar yse ha asegurado la mxima (de un modo
relativo) paz nacional con una democracia consecuente (siempre de
un modo relativo) de todo el Estado.
"En Suiza -dicen los que han estudiado este problema- no existe la
cuestin nacional en el sentido que se le daen Europa Oriental.
Incluso esta expresin (cuestin nacional) es all desconocida, ..
Suiza ha dejado muy atrs, all por los aos 1797-1803, las luchas
enrre las nacionalidades"':'"',
Esto significa que la poca de la gran revolucin francesa, que
hadado la solucin ms democrtica a los problemas inmediatos
relacionados con el paso del feudalismo
. " Vase Rene Henry. La Suiisse et la question des langues ("Suiza
y la cuestin de los idiomas"), Berna, 1907. (N. de la Edit.)
."" Vase Ed. Blocher.Die Nationalitiiten in der Schweiz ("Las
nacionalidades en Suiza"), Berlin, 1910. (N. de la Edit.)
al capitalismo, ha sabido "resolver" tambin, de pasac y entre otras
cosas, la cuestin nacional.
Que traten ahora los Semkovski, los Libman y dem sel'iores
oportunistas de afirmar que esta solucin "exclusi vamente suiza" no
es ajJlicable a cualquier distrito o in cluso a una parte de
cualquier distrito de Rusia, donde pa ra tan slo 200.000 habitantes
existen dos dialectos habla dos por cuarenta mil ciudadanos, cuyo
deseo es gozar el su tierra de plena igualdad de derechos en cuanto
al idioma!
La propaganda de la absoluta igualdad de derecho~ para las naciones
y para los idiomas distingue en ca~a nacin nicamente a los
elementos consecuentemente democrticos (es decir, nicamente a
10& proletarios), unificndolos no por su nacionalidad, sino por
su afn de profundas y serias mejoras del rgimen general del Estado.
Por el contrario, a pesar de las buenas intenciones de algunos
individuos o grupos, lapropaganda de la "autonoma
cultural-nacional" separa las naciones y acerca de hecho a los
obreros de una nacin a su burguesa (todos los partidos burgueses
hebreos aceptan esta "autonoma culturalnacional").
La salvaguardia de los derechos de las minoras nacionales se halla
ntimamente vinculada al principio de la plena igualdad de derechos.
En mi artculo publicado en Svernaya Pravda, este principio queda
expresado casi en la misma forma en que ms tarde habra de
formularse de manera oficial y ms exacta en la resolucin de la
conferencia de los marxistas 19. Esta resolucin reclama que "se
incluya en la Constitucin una ley fundamental que invalide
cualquier privilegio concedido a una de las naciones y cualquier
atentado contra los derechos delas minoras nacionales" .
El seor Libman intenta burlarse de esta formulacin, y pregunta:
"Cmo vamos a saber en qu consisten los derechos de las minoras
nacionales? Comprenden estos derechos el de tener "su programa"en
las escuelas nacionales? Cun numerosa debe ser una minora nacional
para tener derecho a poseer jueces y funcionarios propios y
escuelas en el idioma nacional? El seor Libman quiere deducir de
estas preguntas la necesidad de un programa nacional
"positivo".
30
En realidad, estas preguntas muestran a las claras el ontrabando
reaccionario que introduce nuestro bundista so capa de discusiones
sobre particularidades y pequeos detalles.
"Su propio programa" en su propia escuela nacional!. .. Los
marxistas, estimado socialnacionalista, tienen un programa escolar
general, que reclama, por ejemplo, una escuela absolutamente laica.
Desde el punto de vista de los marxistas, en un Estado democrtico
no es admisible, nunca ni en ningn caso, apartarse de esteprograma
general (la poblacin local es la que determina las materias
"locales", los idiomas, etc. que han de completar ese programa). En
cambio, el principio de "retirar de la incumbencia del Estado" la
enseanza escolar para entregarla a las nacionessignifica que
nosotros, los obreros, permitimos que las "naciones" de nuestro
Estado democrtico gasten el dinero del pueblo en escuelas
clericales! Sin l mismo darse cuenta, el seor Libman ha puesto en
evidencia el carcter reaccionario de la "autonoma
cultural-nacional"!
"Cun numerosa debe ser una minora nacional?"
Esto no lo establece ni siquiera el programa austraco, que tanto
agrada a los bundistas. Este programa dice (con ms concisin y menos
claridad que nosotros): "Los derechos de lasminoras nacionales son
garantizados por una ley especial que debe ser promulgada por el
Parlamento imperial" (4 delprograma de Brunn).
Por qu nadie la ha emprendido con los socialdemcratas austracos,
preguntndoles cul es esa ley, cules son los derechos que debe
garantizar y a qu minora ha de garantizrselos?
Porque cualquier persona razonable comprende la inoportunidad y la
imposibilidad de que un programa determine cuestiones de detalle.
El programa slo establece los principios fundamentales. En el caso
presente el principio fundamental aparece sobreentendido en el
programa austraco y claramente expresado en las decisiones de la
ltima conferencia de los marxistas de Rusia. Este principio
proclama: ningn privilegio nacional y ningunadesigualdad
nacional.
Para aclarar este problema al bundista, pondremos un ejemplo
concreto. Segn el censo escolar del 18 de enero de 1911, las
escuelas primarias de la ciudad de San Peters burgo, pertenecientes
al ministerio de "Instruccin" P blica, contaban con 48.076 alumnos.
Entre ellos haba 39\ hebreos, es decir, menos de un uno por ciento.
Haba, add ms, 2 rumanos, 1 georgiano, 3 armenios, etc20 Se pued
elaborar un programa nacional "positivo" que abarqm toda esa
diversidad de relaciones y condiciones? (Por Id dems, como se
comprende, San Petersburgo no es, ni mucho menos, la ciudad de
:rp.ayor "abigarramiento" nacio'!i nal de Rusia.) Creo que ni
siquiera unos especialistas en "sutilezas" nacionales como los
bundistas sern capaces de elaborar tal programa.
En cambio, si la Constitucin del Estado cuenta con una ley
fundamental que invalida toda medida que atente contra los derechos
de la minora, cualquier ciudadano puede exigir que sea anulada una
disposicin que prohiba, por ejemplo, se tomen a cuenta del Estado
profesores especiales de lengua hebrea, historia hebrea, etc., o
que niegue un local oficial para dar clases a los nios hebreos,
armenios, rumanos o incluso a un solo nio georgiano. En todo caso,
no es pedir un imposible exigirque sean satisfechos todos los'
deseos justos y razonables de las minoras nacionales a base de la
igualdad de derechos, ni nadie dir que la propaganda de la igualdad
de derechos sea perjudicial. Por el contrario, la propaganda de que
se divida la enseanza escolar por naciones, la propaganda, por
ejemplo, en favor de una escuela hebrea especial para los nios
hebreos de San Petersburgo sera indudablemente una propaganda
perjudicial, mientras que la creacin de escuelas nacionales para
toda minora nacional, para uno, dos o tres nios, sera
verdaderamente imposible.
Tampoco es posible que ninguna ley general del Estado determine las
condiciones que ha de reunir una minora nacional para tener derecho
a escuelas especiales o a maestros especialesde asignaturas
complementarias, etc.
Por el contrario, la ley general del Estado sobre la igualdad de
derechos puede muy bien serpuntualizada y desarrollada en leyes
complementarias especiales y en disposiciones de las Dietas
regionales, de los municipios urbanos, zemstvos, comunidades,
etc.
6. Centralizacin y autonoma
El seor Libman dice en sus objeciones:
"Tomad en nuestro pas a Lituania, el territorio del Bltico,
Polonia, V olinia, el Sur de Rusia, etc. En todas partes
encontraris una poblacin mixta. No hay ciudad donde no exista una
gran minora nacional. Por muy lejos que se lleve la
descentralizacin, en las distintas localidades (sobre todo en los
municipios urbanos) siempre se encontrarn distintas nacionalidades
juntas; y es precisamente la democracia la que pone a la minora
nacional en manos de la mayora nacional. Pero, como es sabido, V.
I. est en contra de tal organizacin federal del Estado y de tal
descentralizacin infinita, como las que encontramos en la
Confederacin Helvtica. Por qu, pues, cita el ejemplo de
Suiza?"
Ya he explicado ms arriba por qu cito el ejemplo de Suiza.
Igualmente he explicado que el problema de las garantas a los
derechos de las minoras nacionales slo puede ser resuelto
promulgando una ley general en un Estado consecuentemente
democrtico y firmemente atenido al principio de la igualdad de
derechos. Pero en el pasaje que acabamos de transcribir el Sr.
Libman repite una de las objeciones (u observaciones escpticas) ms
en boga (y ms falsas) de cuantas se suelen hacer contra el programa
nacional de los marxistas, y que por eso merece ser analizada
Los marxistas, como es natural, estn en contra de la federacin y la
descentralizacin, por el simple motivo de que el capitalismo exige
parasu desarrollo Estados que sean lo ms extensos y lo ms
centralizados. En igualdad de las dems condiciones, el proletariado
consciente abogar siempre por un Estado ms grande. Luchar siempre
contra el particularismo medieval, aplaudir siempre la ms estrecha
cohesin econmica de grandes territorios, en los que se pueda
desarrollar ampliamente la lucha del proletariado contra la
burguesa.
El extenso y rpido desarrollo que el capitalismo imprime a las
fuerzas productivas reclama grandes territoriosunidos y agrupados
en un Estado, nico en el que -destruyendo todas las viejas barreras
medievales, estamentales, estrechamente locales, de pequeas
nacionalidades, religiosas, etc.- puede cohesionarse la clase
burguesa, y con ella su inevitable antpoda, la clase
proletaria
En otro lugar'~ hablaremos del derecho de las naciones a la
autodeterminacin, es decir, a separarse y constituir Estados
nacionales independientes. Pero en tanto y por cuanto diferentes
naciones siguen constituyendo un Estado nico, los marxistas no
propugnarn en ningn caso el principio federal ni la
descentralizacin. El gran Estado centralizado representa un enorme
progreso histrico desde elfraccionamiento medieval hacia la futura
unidad socialista de todo el mundo, y no hay ni puede haber ms
camino hacia el socialismo que el que pasa por tal Estado
(indisolublemente ligado al capitalismo.)
Pero no se debe olvidar en modo alguno que al defender el
centralismo defendemos exclusivamente el centralismo democrtico. A
este respecto, todo filistesmo en general y el filistesmo
nacionalista (incluido el difunto Dragomnov) han embrollado de tal
modo la cuestin que nos vemos obligados a volver sobre ella una y
otra vez para desembrollar la.
El centralismo democrtico no slono descarta la autonoma local, es
decir, la autonoma de las regiones, que se distinguen por sus
especiales condiciones econmicas y de vida, por nna especial
composicin nacional de la poblacin, etc., ,ino que, por el
contrario, reclama imperiosamente una y otra. En nuestro pas
confunden a cada paso el centralismo con las arbitrariedades y la
burocracia. La historia de Rusia tena que originar, naturalmente,
tal confusin, pero, a pesar de todo, un marxista no puede incurrir
en ella de ninguna manera.
Lo ms fcil ser explicarlo con un ejemplo concreto.
En su extenso artculo La cuestin nacional y la autonoma*~ Rosa
Luxemburgo comete, entre muchos errores divertidos (de los que
hablaremos ms adelante), el error particularmente divertido de
intentar limitar exclusivamente a Polonia la reivindicacin de la
autonoma.
Pero veamos en primer lugar cmo define la autonomia.
" Vase V. 1. Lenin. Obras Completas, 5a ed. en ruso, t. 25, pgs.
255-320. (N. de la Edit.)
,'~. Przeglad Socialdemokratyzny ("Revista Socialdemcrata"),
Cracovia, 1908 y 1909.
Rosa Luxemburgo reconoce -y como marxista est obligada desde luego
a reconocerlo- que todas las cuestiones econmicas y polticas de
mayor importancia y ms fundamentales para la sociedad capitalista
nodeben ser en modo alguno administradas por las Dietas autnomas de
las distintas regiones, sino ser de la competencia exclusiva de un
parlamento central y general para todo el Estado. Figuran entre
estas cuestiones: la poltica arancelaria, la legislacin comercial e
industrial, las vas y los medios de comunicacin (ferrocarriles,
correos, telgrafos, telfonos, etc.), el ejrcito, el sistema fiscal,
el derecho civi},=' y penal, los principios generales de la
enseanza escolar (como la ley de una escuela exclusivamente laica,
de la enseanza general, del programa mnimo, de la organizacin
democrtica de la escuela, etc.), la legislacin sobre la proteccin
del trabajo, sobre las libertades polticas (derecho de asociacin),
etc., etc.
Incumben a lasDietas autnomas -sobre la base de la legislacin
general del Estado- las cuestiones de significacin puramente local,
puramente regional o puramente nacional. Al desarrollar tambin esta
idea con gran -por no decir con excesiva- minuciosidad, Rosa
Luxemburgo indica, por ejemplo, la construccin de ferrocarriles de
importancia local (nm. 12, pg. 149), las carreteras locales (nms.
14-15, pg. 376), etc.
Es del todo evidente que no se puede concebir un Estado moderno
verdaderamente democrtico que no conceda semejante autonoma a toda
regin con peculiaridades econmicas y de vida en cierto grado
substancial es, con una poblacin de determinada composicin
nacional, etc. El principio del centralismo, indispensable para el
desarrollo capitalista, lejosde verse socavado por tal autonoma
(local y regional), por el contrario, gracias a ella precisamente
es puesto en prctica de un modo democrtico y no burocrtico. Sin esa
autonoma, que facilita la concentracin de los capitales, el
desarrollo de lasfuerzas productivas y la cohesin de la burguesa y
del proletariado en todo el pas, sera imposible, o por lo menos se
. En el desarrollo de su idea Rosa Luxemburgo llega hasta los
detalles, recordando, por ejemplo -y con toda razn-, las leyes del
divorcio (nm. 12, pg. 162 de la citada revista).
Vera muy entorpecido el amplio, rpido y libre desarrollo del
capitalismo, pues la ingerencia burocrtica en las cuestiones
puramente locales (regionales, nacionales, etc.) es, en general,
uno de los mayores obstculos para el desarrollo econmico y poltico
y, en particular, uno de los obstculos que se oponen al centralismo
en las cuestiones serias, grandes y fundamentales.
Por eso es difcil evitar una sonrisa al ver cmo nuestra
imponderable Rosa Luxemburgo se afana por demostrar, muy en serio y
en trminos "estrictamente marxistas", que la reivindicacin de la
autonoma slo es aplicable a Polonia y nicamente a ttulo de
excepcin! Aqu, claro est, no hay ni asomo de patriotismo
"parroquial", aquno hay ms que consideraciones "serias" ... en lo
que respecta, por ejemplo, a Lituania.
Rosa Luxemburgo toma cuatro provincias: Vilna, Kovno, Grodno y
Suvalki, tratando de convencer a sus lectores (y de convencerse
ella misma) de que es en ellas dondeviven "sobre todo" los
lituanos; adems, sumando las poblaciones de estas provincias,
obtiene un porcentaje de lituanos equivalente al 23% de la
poblacin, y si a ellos se suman los samatas se obtiene un 31%, es
decir, menos de la tercera parte de la poblacin total. La
conclusin, claro est, es que la idea de la autonoma de Lituania es
una idea "arbitraria y artificiosa" (nm. 10, pg. 807).
El lector que est al tanto de los conocidos defectos de la
estadstica oficial de Rusia, descubrir inmediatamente el error de
Rosa Luxemburgo. Qu necesidad tena de tomar la provincia de Grodno,
donde los lituanos constituyen tan slo un 0,2% -dos dcimas por
cientode la poblacin? Qu necesidad tena de tomar toda la provincia
de Vilna, y no nicamente eldistrito de Troki, en el que los
lituanos constituyen la mayora de la poblacin? Qu necesidad tena de
tomar toda la provincia de Suvalki, fijando el nmero de lituanos en
el 52% de su poblacin, en lugar de tomar los distritos lituanos, es
decir, cincode los siete con que cuenta la provincia, donde los
lituanos constituyen el 72%de la poblacin?
Es ridculo hablar de las condiciones y exigencias del capitalismo
moderno y utilizar una divisin administrativa de 'Rusia que no es
"moderna" ni "capitalista", sino medieval, feudal y
burocrtico-fiscal, y utilizarla, por aadidura, en su forma ms burda
(provincias en lugar de distritos). Est claro como la luz del da
que no se puede hablar de llevar a cabo en Rusia una reforma local
de alguna importanciasin abolir esa divisin y sustituirla por otra
realmente "moderna" y que responda de verdad a las exigencias del
capitalismo y no a las del fisco, ni a las de la burocracia, de la
rutina, de los terratenientes y de los curas, con la particularidad
de queentre las exigencias modernas del capitalismo figurar
indudablemente la de la mxima homogeneidad nacional de la poblacin,
pues la nacionalidad, la identidad de idioma es un importante
factor para la plena conquista del mercado interior y para la
libertad completa del intercambio econmico.
Cosa curiosa, este error patente de Rosa Luxemburgo lo repite el
bundista Medem, quien no desea demostrar las particularidades
"exclusivas" de Polonia, sino la inutilidad del principio de la
autonoma nacional-territorial (los bundistas abogan por, la
autonoma nacional-extraterritoria1!). Nuestros bundistas y nuestros
liquidadores van recogiendo por el mundo todos los errores y todas
las vacilaciones oportunistas de los socialdemcratas de diferentes
pases y de distintas naciones, incorporando obligatoriamente a su
bagaje lo peor de la socialdemocracia mundial. Con los recortes de
los escritos bundistas y liquidacionistas se podra formar un
ejemplar museo socialdemcrata del mal gusto.
La autonoma regional -razona en tono doctoral Medem- sirve para la
regin o para el "territorio", pero no para la comarca lituana,
estoniana, etc., con una poblacin que oscila entre uno y dos
millones de habitantes y una extensin equivalente a la de una
provincia. "No sera una autonoma, sino un simple zemstvo ... Sobre
la base de este zemstvo habra que edificar la verdadera autonoma"".
y el autor condena la "destruccin" de las viejas provincias y de
los viejos distritos':'.
Pero lo que en realidad "destruye"y mutila las condiciones del
capitalismo moderno es el mantenimiento ". V. Medem. Contribucin al
Planteamiento de la cuestin nacional en Rusia, "Vestllik Evropy,"
1912, nms. 8 y 9.
36 de una divisin administrativa fiscal propia del feudalismo de
laEdad Media. Slo unas personas imbuidas del espritu de esta
divisin pueden hablar, "con aire grave de peritos en la materia",
de una oposicin entre el "zemstvo" y la "autonoma", preocupndose de
que, en forma estereotipada, la "autonoma" sea para lasregiones
grandes y el zemstvo para las pequeas. El capitalismo moderno no
reclama en absoluto esas formas estereotipadas de carcter
burocrtico. Por qu no ha de haber comarcas nacionales autnomas con
una poblacin de medio milln de habitantes o incluso de 50.000? Por
qu esas comarcas no han de poder unirse en las formas ms diversas
con comarcas vecinas dedistintas . dimensiones para constituir un
"territorio" autnomo nico, si tal unin es conveniente y necesaria
para el intercambio econmico? Todo esto lo guarda en secreto el
bundista Medem.
Advirtamos que el programa nacional de Briinn de los
socialdemcratas se coloca por entero en el terreno de la autonoma
nacional territorial al proponer la divisin de Austria en comarcas
"nacionalmente delimitadas" "en lugar de los territorios histricos
de la Corona" (2 del programa de Briinn). Nosotros no habramos
llegado tan lejos. No cabe duda de que la composicin nacional
homognea de la poblacin es uno de los factores ms propicios paraun
intercambio econmico libre, amplio y verdaderamente moderno. No
cabe duda de que ni un solo marxista -e incluso ni un solo demcrata
resuelto- se pondr a defender los territorios austracos de la
Corona ni las provincias o los distritos rusos (muymalos, aunque no
tanto como los territorios austracos de la Corona), como tampoco
discutir la necesidad de sustituir estas divisiones caducas por
otras que respondan en 10 posible a la composicin nacional de la\
poblacin. No cabe duda, por ltimo, de que para acabar con toda
opresin nacional tiene gran importancia la organizacin de comarcas
autnomas, aun las ms pequeas, de composicin nacional homognea, en
torno a las cuales podran "gravitar" y con las que podran
establecer todo gnero derelaciones y uniones libres los miembros de
esa nacionalidad que se encuentren dispersos por el pas e incluso
por el mundo. Todo esto es in discutible, y slo puede oponerse a
ello quien adopte un punto de vista empedernidamente
burocrtico.
Ahora bien,la composicin nacional de la poblacin es uno de los
factores econmicos ms importantes, pero no el nico ni el ms
importante. Las ciudades, por ejemplo, desempean un papel econmico
importantsimo bajo el capitalismo, y en todas partes - en
Polonia,en Lituania, en Ucrania, en la Gran Rusia, etc.- se
distinguen por una composicin nacional que alcanza la mxima
heterogeneidad. Sera absurdo e imposible separar por
consideraciones "nacionales" a las ciudades de las aldeas y
comarcas que desde el punto de vista econmico gravitan alrededor de
ellas. Por eso los marxistas no deben atenerse ntegra y
exclusivamente al principio "nacional-territorialista" .
Mucho ms acertada que la solucin austraca es la solucin
propuesta por la ltima conferencia de los marxistas de Rusia, la
cual present sobre esta cuestin la tesis siguiente:
"es necesaria ... una amplia autonoma regional" (no slo para
Polonia, naturalmente, sino para todas las regiones de Rusia) "y
una autonoma administrativa local plenamente democrtica al
determinarse los lmites de las regiones con mayor o menor autonoma"
(que no han de ser las fronteras de las actuales provincias,
distritos, etc.), "sino a base de la apreciacin por la propia
poblacin local de las condiciones econmicas y de vida, de la
composicin nacional de la poblacin, etc.""
La composicin nacional de la poblacin figura aqu al lado de otras
condiciones (en primer trmino las econmicas, luego las condiciones
de vida, etc.) que deben servir de base al establecimiento denuevas
fronteras, en consonancia con el capitalismo moderno y no con el
bu"ocratismo y el asiatismo. La poblacin local es la nica que puede
"apreciar" con la mxima exactitud todas estas condiciones, y sobre
esta apreciacin deber basarse el parlamento central del Estado al
establecer las fronteras de las regiones autnomas y determinar los
lmites de la competencia de las dietas autnomas.
~, Vase V. 1. Lenin. Obras Completas, 5a ed. en ruso. t. 24, pg.
58. (N. de la Edit.)
An nos queda por examinar la cuestin del derecho de las naciones a
la autodeterminacin. En este terreno, toda una coleccin de
oportunistas de todas las nacionalidades -el liquidador Semkovski,
el bundista Libman, el socialnacionalista ucraniano Lev Y urkvich-
se dedicaron a ','popularizar" los errores de Rosa Luxemburgo. El
prximo artculo lo dedicaremos a este problema21, tan embrollado por
toda esa "coleccin".
Traducido segn el texto de las Obms ComPletas de V. 1. Lenin, 5a
ed. en ruso, t. 24pgs. 118-150
Escrito en octubre-diciembre de 1913.
Publicado ese mismo' ao en los nms. 10, 11 Y 12 de la revista
Prosveschenie.
Firmado: V. L/N
1 El artculo de Lenin Notas crticas sobre la cuestin nacional fue
escrito entre octubre ydiciembre de 1913 y publicado ese mismo ao
en los nms. 10, 11 Y 12 de la revista bolchevique legal
Prosveschenie ("La ilustracin").
En el verano de 1913, antes de escribir el artculo, Lenin dio en
las ciudades suizas de Zurich, Ginebra, Lausana yBerna varias
conferencias sobre el problema nacional. .
En el otoo del mismo ao present un extenso informe sobre el
problema nacional en la reunin del CC del POSDR con los cuadros del
partido, celebrada en Pornino. En ella se aprob una resolucinacerca
del informe, escrita por Lenin. Despues de la Conferencia, Lenin
empez a preparar el artculo Notas crticas sobre la cuestin
nacional.-3 .
2 Svernaya Pravda ("La. Verdad del Norte"): uno de los ttulos con
que apa~eci el diario legal bolch~vique Pravda.-5 3Zeit ("Tiempo"):
semanario, rgano del Bund. Se public en Petersburgo, en hebreo,
desde el 20 de diciembre de 1912 (2 de enero de 1913) hasta el 5
(18) de mayo de 1914.-5
4 Dzvin ("La Campana"): revista mensual nacionalista de tendencia
menchevique; se edit legalmente en ucraniano, en Klev, desde enero
de 1913 hasta mediados de 1914, apareciendosolamente 18 nmeros. Dej
de existir al empezar la guerra imperialista mundial.
5 "Centurias negras": bandas monrquicas organizadas por la polida
zarista para luchar contra el movimiento revolucionario. Las
"centurias ngras" _ asesinaban a los revolucionarios, atentaban
contra los intelectuales progresistas y realizaban pogromos
antisemitas.-6
6 Rsskoie Slovo ("La Palabra Rusa"): diario, empez a publicarse en
1895, en Mosc (el nmero 1, de prueba, sali en 1894), editado por
Sitin. Aunque formalmente no era rgano de ningn partido, Rsskoie
Slovo defenda los intereses de la burguesa rusa desde posiciones
liberales moderadas. Publicaba amplia informacin; fue el primer
peridico de Rusia con corresponsales propios en todas las grandes
ciudades del pas y en muchas capitales del extranjero.Rsskoie Slovo
fue suspendido en noviembre de 1917 por publicar
informacionesantisoviticas calumniosas. Desde enero de 1918 se
public con los ttulos de Nvoe Slovo ("La Palabra Nueva") y Nashe
Slovo ("Nuestra Palabra"), pero en julio del mismo ao fue
suspendido definitivamente.
7 Zemstvo: sedicente administracin autnoma local encabezada por la
nobleza en las provincias centrales de la Rusia zarista. Los
zemstvos fueron creados en 1864. Sus atribuciones se circunscriban
a los asuntos administrativos puramente locales (construccin de
hospitales y caminos, estadstica, seguros, etc.). Controlaban su
actividad los gobernadores y el ministro del Interior, que podan
dejar en suspenso cualquier acuerdo que no fuese del agrado del
gobierno.-
8 Bund (Unin General Obrera Hebrea de Lituania, Polonia y Rusia):
fue organizado en 1897 y agrupaba principalmente a elementos
semiproletarios, a artesanos hebreos de las regiones occidentales
de Rusia. El Bund era un vehculo del nacionalismo y del separatismo
en el movimiento obrero de Rusia.
9 "Zonas de asentamiento": en la Rusia zarista, territorio fuera
del cual no tenan derecho a residir los hebreos.-
10 En la Rusia zarista estaba limitado el porcentaje de hebreos que
podan ser admitidos como funcionarios del Estado y como estudiantes
en los establecimientos oficiales de enseanza sencundaria y
superior.-
11 Se alude al Congreso del Partido Socialdemcrata Austrfac.o que
se celebr en la ciudad de Briinn (Austria) del 24 al 29 de
septiembre de 1899. En su orden del da figuraba como punto central
el problema nacional. En el Congreso se presentaron dos proyectos
de resolucin, que expresaban puntos de vista diferentes: 1) la
resolucin del CC del Partido, que defenda, en general, la autonoma
territorial de las naciones, y 2) la resolucin del Comit del
Partido SocialdemcrataSudeslavo, que propugnaba la autonoma
cultural-nacional extraterritorial.
El Congreso rechaz por unanimidad el programa de autonoma
cultural-nacional y aprob unaresolucin de transicin que reconoca la
autonoma nacional en los lmites del Estado austrfaco.-23
12 PSOJ (Partido Socialista Obrero Judo): organizacin nacionalista
pequeoburguesa fundada en 1906. El programa del PSOJ se basaba en
la reivindicacin de autonoma nacional de los hebreos: creacin de
parlamentos (Dietas) hebreos extraterritoriales facultados para
resolver los problemas referentes al rgimen poltico de los hebreos
en Rusia. El PSOJ era una organizacin afn a los eseristas y luch
juntamente con ellos contra el POSDR.-23
13 El asunto Beilis: proceso provocador urdido por el gobierno
zarista contra el hebreo Beilis en 1913, en Kev. Beilis fue acusado
falsamente de haber asesinado con fines rituales al nio cristiano
Yuschinski (en realidad, los asesinos eran elementos de las
centurias negras). Al montar este proceso,el gobierno zarista
pretenda atizar el antisemitismo y provocar pogromos contra los
hebreos para apartar a las masas del creciente movimiento
revolucionario. El proceso caus gran excitacin en la opinin pblica.
En varias ciudades se celebraron manifestaciones obreras de
protesta y Beilis fue absuelto.-
14 Liquidadores: partidarios de una corriente - oportunista
predominante en el menchevismo durante el perodo de reaccin que
sigui a la derrota de la revolucin de 1905-1907. Los
liquidadoresexigan la disoluciqn del partido revolucionario
clandestino del proletariado y la creacin, en su lugar, de un
partido oportunista que actuase legalmente bajo el rgimen
zarista.
15 PSP: Partido Socialista Polaco (Polska Partia
Socjalistyczna).
Partido nacionalista reformista pequeoburgus, fundado en
1892.-25
16 Bernsteiniada (o bernsteinianismo): corriente oportunista,
hostil al marxismo, que surgi a fines del siglo XIX en la
socialdemocracia alemana e internacional. Debe su denominacin al
nombre deEduardo Bernstein, el representante ms franco de las
corrientes oportunistas de derecha en el Partido Socialdemcrata
Alemn.-
1.7 Nvaya Rabchaya Gazeta ("Nuevo Peridico Obrero"): diario de los
mencheviques liquidadores; se public en Petersburgo desde agosto de
1913 hasta enero de 1914.-27
18 Demcratas-constitucionalistas: miembros del Partido Demcrata
Constitucionalista, partido principal de la burguesa
liberal-monrquica de Rusia, fundado en octubre de 1905. Para engaar
a las masas trabajadoras, los demcratas-constitucionalistas se
dieron la. falsa denominacin de "partido de la libertad popular,"
pero, en realidad, no iban ms all de la reivindicacin de monar-'
qua constitucional. Triunfante la Revolucin Socialista de Octubre
losdemcratas-constitucionalistas actuaron como enemigos
irrconciliables del Poder sovitico y participaron en todas las
acciones contrarrevolucionarias armadas y en las campaas de los in
tervenci onistas. -
19 Lenin alude a la reunin del CC del POSDR conlos cuadros del
partido celebrada en Pornino (no lejos de Cracovia), del 23 de
septiembre al 1 de octubre (6-14 de octubre) de 1913, y
denominada"del verano" o "de Agosto" por motivos de conspiracin. La
resolucin sobre el problema nacional a que se refiere Lenin fue
escrita por l (vase V. 1. Lenin. Obras, 4" ed. en ruso, t. 19, pgs.
384-386).-30
20 Lenin tom estos datos del resumen estadstico Censo de un da de
las escuelas primarias del Imperio, efectuado el 18 de enero de
1911. Fascculo 1,2" parte. Distrito escolar de San Petersburgo.
Provincias de Arjnguelsk, Vlogda, Nvgorod, Olonets, Pskov y San
Petersburgo. San Petersburgo, 1913, pg. 72-32.
21 Lenin se refiere a la obra, concebida por l, Sobre el derecho de
las naciones a la autodeterminacin. La escribi entre febrero y mayo
de 1914, publicndose de abril a junio del mismo ao en los nms. 4, 5
Y 6 de la revista Prosvechenie ("La IlustraCIOn ).-40
INDICE DE NOMBRES
Bauer, Otto, (1882-1938): lder socialdemcrata austraco yde la II
Internacional; uno de los autores de la teora nacionalista burguesa
de la "autonoma cultural-nacional". - 15, 25.
Berdiev, N. (1874-1948): filsofo reaccionario, idealista y mstico.
- 26.
Chernishevski, N. (1828-1889): gran demcrata revolucionario ruso,
filsofo materialista, hombre de ciencia, crtico y escritor. -
19.
Dontsov, D.: nacionalista ucraniano. - 15, 18.
Dragomnov, M. (1841-1895): historiador, etngrafo y publicista
ucraniano; dirigente destacado del ala moderada del movimiento de
liberacin nacional ucraniano, propugnaba la autonoma
cultural-nacional. - 34.
Ellenbogen, Guillermo (n. 1863): lder socialdemcrata revisionista.
- 26.
Guchkov, A. (1862-1936): gran capitalista ruso, monrquico,
representante de la burguesa comercial e industrial. - 19.
Kautsky, Carlos (1854-1938): uno de los lderes de la
socialdemocracia alemana y de la II Internacional; marxista al
principio y, ms tarde, renegado del marxismo e idelogo del
centrismo. Despus de la Revolucin Socialistade Octubre combati
pblicamente la revolucin proletaria, la dictadura del proletariado
y el poder sovitico. - 15, 28.
Kristian, Etbin (1867-1953): poltico, escritor y periodista
esloveno. - 26.
Libman, F. (Gersh, P. M.) (n. 1882): militante destacado del Bund.
- 5, 10, 13-14, 27, 30,33,40.
Lukashvich (7 uchapski), .
(1869-1922): colaborador de diversas publicaciones socialdemcratas;
despus del II Congreso del POSDR (1903) se adhiri a los
bolcheviques, pero se separ6 de ellos en los aos de reaccin
(1907-1910). - 17.
Luxemburgo, Rosa (1871-1919):. destacada dirigente del movimiento
obrero mundial y de la IIInternacional, figur6 entre los fundadores
del Partido Comunista de Alemania. - 34-37, 40.
Manin, S.: militante del Bund. - 25.
Medem, V.(1879-1923): uno de los lderes del Bund. - 37-38.
Plejnov, j. (1856-1918): figura eminente del movimiento obrero ruso
e internacional, primer propagandista del marxismo en Rusia. -
19.
Proudhon, Pedro Jos (18091865): publicista, economista y socilogo,
idelogo de la pequea burguesa, uno de los fundadores del
anarquismo. - 20-21.
Purishkvich, V. (1820-1920): gran terrateniente, monrquico,
ultrarreaccionario furibundo.8, 12, 15, 19, 24.
Semkovski, seudnimo literario de
S. Bronstein (n. 1882):socialdemcrata ruso, menchevique. - 27, 30,
40.
Sokolovski (Bsok) seudnimo de M. Melenevski (n. 1878): nacionalista
pequeo burgus ucraniano. - 17.
Struve, P. (1870-1944): representante destacado del "marxismo
legal"; con posterioridad, miembro del CC del Partido Demcrata
Constitucionalista. -12, 19,26.
T ugn-Baranovski, M. (1865-
1919): economista burgus, representante destacado del marxismo
legal". - 26.
Yurkvich, L., seudnimo de Ribalk (1885-1918): nacionalista burgus
ucraniano, oportunista. -5. 15. 17-19.25.40.