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Notas sobre quatrevingt-treize 1.1. El editor Michel Lévy publicó Quatrevingt-treize en febrero de 1874. Víctor Hugo, escritor consagrado y hombre p ŭblico admirado y discutido en París, querido en Francia, acababa de cumplir setenta y dos arios. 1.2. Los manuales de Historia literaria incluyen a Quatre- vingt-treize en el grupo de las novelas históricas. Aunque no dudamos de la justeza de esta clasificación, hemos de subra- yar que en 1874 el apogeo de ' la gran novela histórica ya ha- bía pasado. En 1874 eran conocidas del p ŭblico europeo obras como la Vie de Jésus de Renan, La Cité antique de Fustel de Coulanges, la Philosophie de L'Art de Taine, Mme. Bovary de Flaubert, etc. Se desvanecía, pues, la efervescencia romántica, despuntaba el naturalismo narrativo y una oleada de positivis- mo pretencioso parecía invadirlo todo. Luckács explica con claridad en su libro sobre la Novela Histórica que cuando el pueblo —el pueblo anónimo, la ma- sa— tomó conciencia de su protagonismo y cuando, simultá- neamente, él desarrollo industrial determinó la Prepotencia económica y política de la burguesía capitalista, floreció la gran novela histórica en su forma clásica. La clase ascendente canta y cuenta su epopeya exaltando los rasgos progresistas de cualquier sociedad en cualquier época. Este es, en ŭltimo término el contenido de las populares obras de Walter Scott.

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Notas sobre quatrevingt-treize

1.1. El editor Michel Lévy publicó Quatrevingt-treize enfebrero de 1874. Víctor Hugo, escritor consagrado y hombrepŭblico admirado y discutido en París, querido en Francia,acababa de cumplir setenta y dos arios.

1.2. Los manuales de Historia literaria incluyen a Quatre-vingt-treize en el grupo de las novelas históricas. Aunque nodudamos de la justeza de esta clasificación, hemos de subra-yar que en 1874 el apogeo de ' la gran novela histórica ya ha-bía pasado. En 1874 eran conocidas del p ŭblico europeo obrascomo la Vie de Jésus de Renan, La Cité antique de Fustel deCoulanges, la Philosophie de L'Art de Taine, Mme. Bovary deFlaubert, etc. Se desvanecía, pues, la efervescencia romántica,despuntaba el naturalismo narrativo y una oleada de positivis-mo pretencioso parecía invadirlo todo.

Luckács explica con claridad en su libro sobre la NovelaHistórica que cuando el pueblo —el pueblo anónimo, la ma-sa— tomó conciencia de su protagonismo y cuando, simultá-neamente, él desarrollo industrial determinó la Prepotenciaeconómica y política de la burguesía capitalista, floreció lagran novela histórica en su forma clásica. La clase ascendentecanta y cuenta su epopeya exaltando los rasgos progresistasde cualquier sociedad en cualquier época. Este es, en ŭltimotérmino el contenido de las populares obras de Walter Scott.

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1.3. Mientras que el Capitalismo no alcance un nivel su-perior de desarrollo, no sólo cuantitativo, que ocasione unaelevación de las tensiones revolucionarias, la cultura burgue-sa asume con plenos derechos el papel de libertadora de cual-quier tipo de opresión. La burguesia está objetivamente a lacabeza de las fuerzas progresistas que procuran aplastar lasŭltimas madrigueras del feudalismo reaccionario y legitimista.Los intelectuales tienen el ánimo suficiente para .sacar a laluz los conflictos profundos que subyacen en su medio social.Vigny, Lamartine, y Victor Hugo son buenos ejemplos de lite-ratos filantrópicamente protestatarios.

1.4. Hugo tuvo una idea muy elevada de la función socialdel escritor: Le poéte —escribe en el Prefacio de las NuevasOdas— doit marcher devant les peuples comme une lumiére.Telle est la mission du génie. Les élus sont les sentinelles lais-sées par le Seigneur .sur les tours de Jérusalem et qui ne 'setairont ni jour ni nuit.

Y en Feuilles d'Automme insiste:

.La Terre me disait: PoéteLe Ciel me répondait: Prophéte.

- La Fonction du Poéte se explica muy bellamente en estosvérsos de Les Rayons•et ies Ombres:

Le poéte en des jours impiesVient préparer des jours meilleuresC'est lui qui sur toutes le tétes,En tout temps, pareil aux pmphétesDe sa main, ou tout p •ut tenir,Doit, qu'on l'insulte ou qu'on le loueComme une torche qu'on secoue,Faire flamboyer l'avenir.

El papel de poeta-profeta desemperiado por Hugo con serie-dad solemne hizo decir a Cocteau que «Victor Hugo era un locoque se creia Victor Hugo». Toda su obra, no obstante, persiguefines moralizantes:

J'ai dans le livre, avec.le drame, en prose, en vers.Plaidé pour les petits et pour les misérables

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Suppliant lés hereux et les inexorable.s.J'ai réhabilité le bouffon l'histrion,Tous les damnés humaines Triboulet, Marion,Le laquais,le forgat et la prostituée...Je me suis incliné sur tóut ce qui chancelle,Tendre, et j'ai demandé la gráce universelle.

Dans le livre, en pro•e, en vers... La sincera preocupacrónque el autor de Chátiments siente por los damnés es el hilo ro-jo que recorre oculto toda la corderia de su obra.

Realista en el ario 18, constitucional en el 24, hberal en el28, socializante en el 30, demócrata en el 49, republicano mástarde, Hugo evolŭcionó sin detenerse a lo largo de su carrerabiográfica y literaria progresando en armonía con la sensibili-dad de su tiempo. Certeramente pudo decir de él Leconte deL'Isle que «había encarnado la agitada conciencia de su siglo».

1.5. Después de 1848 la postura de los intelectuales burgue-ses involuciona. El liberalismo, cristalizado ya en fórmulasconstitucionales y partidistas, se bate a la defensiva •fortifican-do su campo porque extramuros de la legalidad liberal se cier-ne la nube de la Revolución. Protagonizada por los «condena-dos de la Tierra» esta revolución pretende quebrantar los pila-res más sólidamente cimentados de aquella legalidad. El libera-lismo ha dejado de ser un programa para la Humanidad enteray se ha convertido en una estrecha mentalidad de clase, mos-trando su faceta fundamentalmente antidemocrática. En con-secuencia, el universo de la Cultura se diversifica y al lado dela cultura .burguesa aparece una cultura revolucionaria que de-nuncia y desmitifica la ideología de la clase dominante. La si-tuación, empero, se .complica: el desarrollo de la produccióncapitalista, al mismo tiempo que engendra el antagonismo entreestas dos clases, es causa de que las capas pequerio-burguesasy los nŭcleos reaccionario-románticos supervivientes se opon-gan al gran capitalismo invocando de nuevo los principios de-mocráticos, circunstancia ésta que 'Marx diagnosticó precoz-mente en el Manifiesto de 1847. La transferencia de esta com-plejidad estructural al plano literario se marrifiesta con fre-cuencia en el agnosticismo (duda infecunda), o en el escepticis-mo (ausencia de compromiso) que aquejan a los escritores de

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la segunda mitad del siglo. Revístese esta duda, unas veces enropajes esteticistas —dandysmo, arte por el arte—, otras adop-ta acentos jeremíacos y desgarradores, y otras abriga sus pre-juicios bajo la capa ,de una elegante ironía distanciadora. (<1Có-mo no recordar aquí a Anatole France?). Consecuencia tam-bién de la escisión del universo cultural es, en literatura, larenuncia a reflejar una «totalidad» social. El escritor concentrasu atención en fragmentos muy bien acotados de la realidadque le circunda, eludiendo los riesgos de una visión amplia yprofunda que desvelaría los peligros que amenazaban a la cla-se dominante. Los auténticos conflictos se enmascaran baio laforma de conflictos entre individuos o entre intereses y debe-res. La ideología vigente preparó un arsenal ,de abstracciones(morales, estéticas, políticas) a las que se atribuyó una validezuniversal, constituyendo por tanto una norma referencial inf a-lible. El campo de la novela se parceló en abundantes subge-neros: novela de aventuras, psicológica, policíaca, de costum-bres, .histórica, etc., lo que refleja el instintivo temor a lasrepresentaciones «totales» de la realidad social y de la dinámi-ca de las fuerzas en presencia. Las condiciones materiales quedeterminan el comportamiento de los hombres y de los gruposse condensaron igualmente en categorías pseudometafísicasinmutables y eternas; así el «medio» o la «raza» que fueronpara Taine las claves de una Filosofía. de la Historia. Abstrac-

. ción hecha de las condiciones reales, los individuos se convir-tieron a su vez en puras abstracciones.

1.6. Hugo comenzó a escribir Quatrevingt-treize en diciem-

bre de 1872; Louise ,Michel acaba de ser juzgada y muchos

communards habían sido fusilados. Aunque la brutalidad reac-cionaria acampaba en París, Hugo se mantuvo fiel a sus ju-veniles compromisos humanitarios y progresistas, y en laselecciones de este mismo ario fue derrotado por considerárse-

le souteneur d'une bande d'assassins. La .Comuna, empapada

de viejo jacobinismo, sin duda reverdeció el entusiasmo delpoeta por los protagonistas del 93, cuando ya la historiogra-fía conspicua prefería dedicar su atención a las conquistasliberales del 89. Hugo tuvo sin embargo el vigor suficiente pa-ra narrar la epopeya de la Convención, ofreciéndonos un tar-

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dío fruto de novela histórica que posee la lozanía de las mássazonadas obras del periodo clásico.

2.1. Prescindiremos de cuanto se refiere a los aspectosformales de Quatreving-treize; • bástenos recordar que sus re-cursos estilísticos encajan plenamente en los usuales moldesrománticos: Ampulosidad, retoricismo asentado sobre brillan-tes contrastes, sorprendente riqueza descriptiva, cuyos valorescoloristas patentizan la poderosa sensibilidad visual y narra-tiva de Víctor Hugo, léxico superabundante, etc.

2.2. El argumento se organiza con arreglo a un perfectoesquema tripartito:

I. En Mer: El personaje central es el Marqués de Lantenac.II. A . París: La figura-eje es Cimourdain.

III. En Vendée: Se articula sobre Gauvain e incluye el des-enlace.

Cada uno de estos personajes encarna claramente unaLantenac la del Antiguo Régimen, Cimourdain la de •la

Convención, y Gauvain la pureza ideal del espíritu revolucio-nario.

El argumento debe entenderse no sólo como relato nove-lístico (conflictos individuales entre Lantenac-. Cimourdain-Gau-vain) •sino además y principalmente en su dimensión histó-rica. Precisamente por ello es Quatrevingt-treize una novelahistórica.

Conviene además destacar el decisivo papel que juegan enel desarrollo •de la trama los elementos azarosos o casuales,particularidad ésta que aŭn siendo comŭn a casi toda la nove-lística romántica, adquiere significación especial en la obrade Hugo.

2.3. El aristócrata Lantenac, l homme à femmes devenuhamme de guerre, carismático jefe de la guerra insurreccional

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vendeana, es valeroso e inflexible. 11 doit étre terrible, y, enefecto los capítulos IV, V y VI nos muestran cómo es su modode proceder; con maestría insuperable describe Hugo el epi-sodio del carión que, rotas sus amarras, está a punto de hacerzozobrar la embarcación en la que Lantenac viaja hacia laVendée. El marinero cuya negligencia ocasionó tan peligrosoaccidente logra sujetar de nuevo la pieza. El marqués, quepresenció su heroico compórtamiento, le condecora primero, ya renglón'seguido ordena: maintenant qu'on fusille cet homme.Así sc revela el especial sentido de la justicia que representaLantenac y que es, en definitiva, la justicia del Absolutismobasada sobre una concepción teológica del Poder. La justiciaentendida de este modo actŭa por medio de sus ejecutorescomo una fuerza de la naturaleza que castiga o premia, y eneste caso castiga y premia sin incurrir en contradicción. Lan-tenac sentencia con sencillez:, Le courage doit étre récompen-sé et la négligeance doit étre punie. La conducta se descompo-ne en actos puntiformes, independientes, permitiendo que elmecanismo delito-sanción funcione automáticamente. CuandoGauvain y Cimourdain (zntagonistas de Lantenac) se encuen-tren en situaciones análogas serán presa de un intenso force-jeo entre la idea del deber y las reclamaciones de sus senti-mientos. En tanto que la moral de los convencionales quierebasarse en principios humanos y racionales, la de Lantenac seremite a una instancia sobrehumana y trascendente; el eje-cutor de la Justicia queda en este caso, absuelto ante su con-ciencia y ante la de su grupo. En cambio, Gauvain y Cimour-dain no encontrarán solución satisfactoria a sus problemas.

2.4. Magnífica es la descripción del París revolucionarioque abre la segunda parte de la novela y sirve de telón de fon-do a la figura de Cimourdain. El personaje es presentado enforma directa: 11 avait été prétre, ce qui est grave... Cimour-dain était plein de vertus mais qui brillaient dans les téné-bres... cet homme étudiait sans cesse, ce qui l'aidait á portersa chasteté, mais rien de plus dangereux qu'un tel refoulement.Atinada observación que suscribiría cualquier psicólogo denuestros días. Cimourdain es inflexible en sus convicciones re-volŭcionarias; c'etait un impeccable qui se croit infaillible. Per-sonne ne l'avait vu pleurer... 11 était l'effrayant homme juste,

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2.5. Gauvain no es objeto de un retrato tan preciso. Ex-noble, capitán afortunado, elegante en sus modales, refinadoen sus sentimientos, queda envuelto en una intencionada ne-bulosidad durante muchos capítulos. Hemos - •de aguardar aldesenlace para conocer la hondura de Gauvain. Es claro querepresenta la elevación del ideal revolucionario a •regiones deabsoluta pureza; así como Lantenac simboliza el Pasado yCimourdain el Presente, Gauvain parece simbolizar la esperan-za en un Futuro venturoso. Los tres personajes están unidospor vínculos anteriores al conflicto social en el que se encuen-tran mezclados, lo que incrementa las resonancias dramáticasdel relato; Gauvain es pariente de Lantenac, y Cimourdain ha-bía sido preceptor de Gauvain. .Los lazos de la sangre y los la-zos afectivos actuarán, pues, como una fuerza exterior a laideología encarnada en cada uno de ellos.

2.6. Aunque los personajes secundarios son muy simplesy bastante tópicos intervienen decisivamente en el desarrollode la trama y en la solución dramática del desenlace.

Michelle Fléchard es la ŭnica figura femenina de la novela.(Anotemos que en Quatrevingt-treize no hay ningŭn enredo•amoroso). Michelle es la madre que, ajena a cuanto sucede asu alrededor, padece las infinitas calamidades de la guerra, ybusca instintivamente la supervivencia de sus tres pequeriascriaturas. Los nirios desempeñan un papel pasivo, aunque seanel motivo ocasional •del desenlace. El eterno primitivismo delsentimiento maternal y la intemporal inocencia de los niriosse contraponen a las complicadas luchas de los hombres. In-tencionada antitesis entre Naturaleza e Historia muchas vecesexplotada política y literariamente.

Halmalo, penumbroso y providencial aliado de Lantenac, elmendigo Tellmarch y el sargento Radoub, versión popular delas selectas virtudes de iCimourdain y Gauvain, cierran la nó-mina de las dramatis personae.

2.7. En la lejanía del horizonte argumental y en relaciónindirecta con el relato, aparecen las grandes figuras históricasde la Revolución. La presentación de Danton, Marat y Robes-pierre es epigramática: 11 y avait devant Danton un verre et

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une bouteille de vin couverte de poussiére, rappelant la chopede biére de Luther, devant Marat une tasse de café, devant Ro-bespierre des papiers. La conversación que mantienen en elcabaret de la rue Paon constituye un fragmento antológico enel que Hugo demuestra su extraordinaria capacidad evocadora y su talento «arqueológico» para construir una escena degran verosimilitud histórica v psicológica.

TI I

3.1. Hugo no llega a comprender el porqué de la insurrec-ción vendeana. A la manera de Ratzel o de Ellen ChurchillSemple, piensa que el hombre del «bocage» es un trozo delsuelo hŭmedo, boscoso y sombrío sobre el que habita: l'áme

de la terre• passe dans l'homme. Bajo la superficie de los con-flictos políticos se oculta algo más profundo: Pays, Patrie, cesdeux mots résument totne la guerre de la Vendée; querelle del'idée locale contre l'idée universelle; paysan contre patriote...l'absurdité en rut, batissant contre la lumiére un garde-fou deténébres. Y ariade: La configuration du sol conseille a l'hommebeaucoup d'actions. Elle est complice plus qu'on ne croit...pourrait presque dire y a des lieux scélérats.

• Idée locale- Idée universelle, paysan- patriote, ténébres- -miére. etc. Esta serie ,de oposiciones se condensa en la ya men-cionada entre Naturaleza e Historia. Fiel a sí misma, conserva-dora, la Naturaleza repite ciclicamente y de acuerdo con suspropias leyes inmutables los mismos tipos; en cambio vemosen la Historia la trayectoria recta que descri•e la razón hu-mana. Allí reinan lo material y concreto, aquí lo espiritual yabstracto. Allí la servidumbre a fuerzas sobrehumanas, aquíla razón y el progreso.

Jue Burke quien transformó esta antitesis en dilema? Es-to poco importa; es el caso que el pensamiento europeo seescindió entre ambos términos y que Hugo apostó por lo apa-rentemente racional.

3.2. Pero los dilernas no están en la realidad, sino en la

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imagen - que nos formamos de ella. La proposición de seriesantitéticas, implicando una adhesión y un rechazo correlativo,o bien es fruto de un pueril afán de simplificación, o bien loes de una deliberada esquematización dualista tendente, la ma-yoría de las veces, a conseguir objetivos prácticos (políticos,económicos). Sabido es que los términos del dilema se recla-man mutuamente y que se encuentran en una relación de in-terdependencia conceptual que debe llevar a su superación ló-gica. Cuando no ocurre así, el pensamiento detiene su discur-so, se inmoviliza y entra en contradicción con la realidadabismándose en el solipsismo, la mala conciencia o la hipocre-sía. Esto fue, lo que en líneas muy generales, le aconteció ala ideología dominante del siglo XIX. El racionalismo pujantedel período de las Luces derivó hacia un creciente irraciona-lismo, cuyas muestras filosóficas y literarias son hoy suficien-temente conocidas.

3.3. El aspecto externo de la Convención es descrito conun lujo de detalles que roza el eruditismo. Los personajes queen ella intervinieron están caracterizados aguda y brevemente;el clima febril del 93 es evocado con un garbo literario admi-rable. Prescindiendo, no obstante, de esta brillante faceta des-criptiva, la Convención, que seriala el momento álgido del pro-ceso revolucionario, es para Hugo le point culminant de l'his-toire... sous un échafaud de barbarie se construit un templede civilisation. El Terror se interpreta como el precio obliga-do del progreso: catastrophes climatériques qui dévastent etvivifient la civilisation. Y en nombre del progreso la Revolu-ción queda moralmente justificada.

Aŭn siendo esto claro, hemos de subrayar que entre pro-gresb y revolución hay una relación necesaria. La Revoluciónes una explosión trágica y grandiosa, dolorosa y sangrienta,une forme de phénomene inmament qui nous presse de totttesparts et que nous appelonS . la Nécessité. Y Hugo ariade: Impu-ter la révolution - aux hammes c'est imputer la marée auxflots... elle est en réalité la résultante des événements. Lesévénements dépensent, les hommes payent. Les événements dic-tent, les hommes signent. Le 14 juillet est •signé Camille Des-moulins, le 10 aoilt est signé Danton, le 2 septembre est signé

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•Marat, le 21 septembre est signé Grégoire, le 21 janvier estsigné Robespierre; mais Desmoulins, Danton, Marat, Grégoireet Robespierre ne sont que des greffiers. Le rédacteur énorme

•et sinistre de ces grandes páges a un nom, Dieu, et un ma.sque,Destin.

3.4. Estas afirmaciones tienen interés especial para nos-otros porque descubren los límites del pensamiento de .VíctorHugo. Quatrevingt-treize es en algunos aspectos una apologíade la Revolución, pero la Revolución es, a su vez, une actionde. l'Inconnu. Un Dios incognoscible, énorme et •sinistre, queno es el Dios-Providencia de la tradición cristiana, ni el Dios-Naturaleza de. los ilustrados, .desencadena inexplicablementelos acontecimientos. Las grandes •convulsiones históricas sontan extra-humanas como los desmesurados cataclismos geo-lógicos. Imposible entender el sentido de las determinacio-nes del Destino. Ni el curso de la vida individual, ni el dela Historia Universal son comprensibles: ambos son igual-

•mente irracionales. En este sentido es ilustrativo el desenlacede la novela: Lantenac, que hubiera podido evadirse, prefierecomprometer su vida por salvar la de los nirios de MichelleFléchard. Gauvain valora de tal modo la altruista acción de suantagonista que le permite escapar, lo que es irnperdonabledesde el punto de vista revolucionario. Cimourdain se ve obli-gado a juzgarle y a condenarle a muerte. En el mismo mo-mento en la cuchilla de la guillotina caía sobre Gauvain. Ci-mourdain se disparaba un tiro en el corazón.

3.5. Poco importa que la colisión entre las exigencias deldeber y los sentimientos humanitarios sea un simple artificiodramático, puesto que para cualquier lector es realmente po-sible. Conviene fijarse, sin embargo, en el hecho de que el con-flicto se produzca y se trate como objeto novelable, porqueello seriala una importante limitación en la concepción delmundo moral. Este —al igual que la Cultura•en su conjunto--se halla escindido y, en consecuencia, el deber moral no coin-cide con el deber a secas. Hay una antitesis no superable ra-cionalmente. El Humanismo •democrático que Hugo profesó,se debatía en esta misma contradicción: La clase dominanteno podía mantene- su preeminencia sin ejercer una violencia

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sistemática y, al mismo tiempo, exaltaba unos ideales de fra-ternidad, libertad, respeto a la vida, etc., a los que presuponíavalidez atemporal. Las desencarnadas abstracciones de la mo-ral al uso ocultaban tras su monumentalidad impresionantelos verdaderos conflictos de una sociedad en fase de expan-sión imperialista.

3.6. En un discurso, apología del 10 de agosto, Robespie-rre dijo: «No se puede querer una Revolución sin Revolución».Perogrullada aparente que expresa una verdad inolvidable ydigna de meditación. Los valores morales del Humanismo de-mocrático son materiales de acarreo procedentes de etapasanteriores. Si la Revolución no es —como piensa Hugo— un•cataclismo originado por fuerzas cósmicas, ha de tener su jus-tificación en el emperio de construir un mundo armónico ycoherente, siendo para ello necesaria la creación dc unas nue-vas bases de moralidad. 0 lo que es lo mismo: no se puedenpretender cambios radicales utilizando el código moral de lasociedad a la que se trata de subvertir. Si esta mixtificaciónacontece, la Revolución se contradice v sobreviene un Termi-dor que es algo así como el San Martín de las Revoluciones.

3.7. El pistoletazo de Cimourdain a la vez que pone puntofinal a la novela, desvela de • uevo la ambigiiedad del pensa-miento político de Hugo, y en general •la del llamado Humanis-mo democrático. El desenlace de Quatrevingt-treize es desalen-tador: el ŭnico superviviente es el reaccionario marqués deLantenac; ni Gauvain, ni Cimourdain estuvieron a la altura desu concreta misión, porque Au-dessus de l'absolu revolution-naire il y a l'absolu humain. Este enunciado no sólo resumelas hondas cavilaciones de Gauvain, que le movieron finalmen-te a libertar a Lantenac, sino que establece la tesis capital dela novela, haciendo explicable la razón del desenlace. .1:211éhemos de entender, pues, por absoluto revolucionario y porabsoluto humano?. Absoluto significa en este caso aquello queno es ni puéde ser condicionado, que no depende de cosa al-guna ni guarda relación de subordinación con cualquier otrotérmino. El absoluto revolucionario es la singularización dela totalidad de exigencias sin cuya presencia el concepto derevolución se volvería incomprensible. Y lo mismo hemos dedecir del absoluto humano. Así resulta que por absoluto en-

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tendemos aquello que hace que una cosa —la revolución, lohumano— sea lo que es, y que se nos ofrezca tal como es, enestado de máxima pureza y plenitud. Aceptándolo nos some-temos al imperio de su totalidad sin posibles atenuaciones ovaguedades. Hemos de identificar la exigencia objetiva del ab--soluto con la exigencia del deber moral y, en consecuencia,podemos transcribir así la frase de Gauvain: «Por encima deldeber moral revolucionario está el deber moral humano. Este«por encima» no indica una simple relación de subordinaciónlógica, sino que adopta, una vez más, la forma de un dilema.Gauvain explícitamente, Cimourdain con la trágica confesiónmuda que todo suicidio lleva implícita, afirman la primacíadel absoluto humano. Por ello, Quatrevingt-treize no es —a pe-sar de lo que incesantemente se repite— una defensa de laConvención; es, por el contrario, una apasion'ada exaltaciónde los valores abstractos que parecen encarnarse en una abs-tracta esencia humana, siempre igual a sí misma. Así pues, ladesaparición de Gauvain y de Cimourdain —figura ésta en laque se adivinan los rasgos de Saint-Just— es la versión nove-lística del fracaso histórico de la Convención. Aquel gigantes-co esfuerzo por fundar un orden social basado en una inexo-rable virtud legal y moral dio paso, como es sabido, a la reac-ción termidoriana, al Directorio, al Consulado y al Imperio, ala Restauración de los Borbones, a Napoleón le Petit, a M.Thiers y la represión de la Comuna. Fiel a la verdad de los he-chos confiesa Hugo este fracaso, y Quatrevingt-treize registrapuntualmente el desconcertante final de aquel grandioso in-tento: Plus tard, a la ville tragique succéda la ville cynique...Aprés le 9 thermidor, Paris fut gaie, d'une gaité égarée. Unejoie malsaine déborda. A la frénésie de mourir succéda la fré-nésie de vivre... La reaction était joviale et féroce.

3.8. Lanson, enjuiciando globalmente la obra de Hugo,escribe: V.Hugo éprouve fortement les problémes qu'il médi-te. Aprés tout c'est un poéte, non pas un philosophe. Son affai-re n'est pas d'apporter des idées claires, des formules exactes,des solutions sCtres. 11 suffit qu'il tienne la curiosité en éveilsur de grands problémes, qu'il entretienne des doutes, des in-quiétudes, des désirs. Une idée abstraitement insuffisante peutdéterminer un sentiment efficace. Et vc . ilci par ou l'oeuvre de V.

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Hugo est excellente et superieure: à defaut d'idées nettes il ades tendences énergiques, et il agite en nous certaines angois-ses sociales et métaphysiques.

Estas acertadas apreciaciones son perfectamente aplicablesa Quantrevingt-treize. En la novela hay ambigiiedades, antite-sis y contradicciones que nosotros hemos procurado subrayaren estas notas. No obstante, el pensamiento de Hugo, podero-so y genialmente primitivo, interpreta el episodio revolucio-nario como un destello luminoso en medio de las tinieblas.Las sombras, la noche, la oscuridad son para el poeta la vi-sualización de lo negativo y de lo malo; la humanidad, quevive condenada —como el hombre de la caverna platónica-a moverse entre sombras viejas, recobró s ŭbitamente la espe-ranza de alcanzar, por fin, la luz, el bien de la justicia. Que laaparición del bien fuese tan fugaz como un relámpago, esalgo que nadie podrá imputar a Hugo. El novelista y poetapresintió que la Revolución hubiera podido ser redentora,y así lo hizo constar en Quatrevingt-treize: De ce chaos d'om-bre et de cette tumultueuse fuite de nuage, sortaient d in-menses rayons de lumiére paralléles attx lois éternelles. Vic-tor Hugo ,aunque Gauvain y Cimourdain pereciesen, no pier-de la esperanza y ariade: Rayons restés sur l'horizon, visi-bles tst jamais dans le ciel des peuples et qui sont l'un la justi-ce, l'autre la tolérance, l'autre la bonté, l'autre la raison, l'au-tre la vérité, l'autre l'amour. El poeta profeta, maniqueo y vi-sionario, es, pues, optimista. La lucha cósmica entre el Bieny el Mal —«trágico sollozo de la Historia»— está decidida. Loshombres acabarán por entrar —como entró Lantenac— en elseno de la Humanidad, comprendiendo que misteriosamentereŭnen en su «yo» a la Humanidad entera. Nuestro destinono es la Libertad egoísta, ni la Igualdad interesada; nuestrodestino es la Fraternidad, la identidad universal: Je sauveraiJudas si j'étais Jésus Christ.

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