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 1 Contribuci ones Científicas y Tecnológicas, Area Ambiente Nº 129, noviembre 2001 1 Este Artícu lo e s pa rte de l a In v estigac n Dicy t 2000,  La pr ee xi st en ci a co mo te ma pr oy ec tu al . * Arquit ecto. Mag. en Artes, Acamico Esc. de Arquitectura Universi dad de Santi ago de Chile CRONOS, EL ARQUITECTO 1  In te rf er en ci a de l a Me mo ri a y la s Pr ee xi st en ci as e n la Obra de Arquitectura.  Aldo Hidalgo Hermosilla* CRONOS, THE ARCHITECT interference of memory and pre-existence in architectural work  ABSTR ACT De la experiencia arquitectónica del siglo XX hemos heredado la idea de tabula rasa. Detrás de este concepto se oculta la creencia, o la ingenuidad, de pensar q ue es posibl e comenzar todo de nuevo; partir de cero. Entre las consecuencias de la difusión de esta idea, está el robustecimiento de una noción de  pr oy ec to c om o ej ercic io d e  pr ef ig urac ión del futuro estado de cosas. Comandado teleológicamente por un pensamiento apriorístico, el producto arquitectónico de esta noción es el de una obra cerrada, finita, no disponible a transformaciones en el tiempo, así como lo es un monumento o un objeto de desin g. The opening to new horizons of understanding and development of the architectural work, implies the revelation, in each case, of the outlining but at the same time unseen action of the time, the memory and the pre-existence. W e propose, in this essay , an interpretation of this action in some examples of key architectural works.  Key w ord s:  Time, ruins, memory  RES UME N La apertura a nuevos horizontes de comprensión y producción de la obra de arquitectura, supone diluci dar, en cada caso, la acción formadora, pero a su vez inadvertida del tiempo, la memoria y las preexistencias. Proponemos, en este escrito, una interpretación de esta acción en algunas obras emblemáticas.  Pal abr as cl ave s:  Tiempo, ruinas, memoria, fenómenos, hermenéutica.  Ac ci ón de l Ti em po en la Arquitectura

Nro. 2 Hermosilla Aldo Hidalgo

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CRONOS, EL ARQUITECTO 1Interferencia de la Memoria y las Preexistencias en la Obra de Arquitectura. Aldo Hidalgo Hermosilla* RESUMENLa apertura a nuevos horizontes de comprensin y produccin de la obra de arquitectura, supone dilucidar, en cada caso, la accin formadora, pero a su vez inadvertida del tiempo, la memoria y las preexistencias. Proponemos, en este escrito, una interpretacin de esta accin en algunas obras emblemticas. Palabras claves: Tiempo, ruinas, memoria, fenmenos, hermenutica.

CRONOS, THE ARCHITECT interference of memory and pre-existence in architectural work ABSTRACTThe opening to new horizons of understanding and development of the architectural work, implies the revelation, in each case, of the outlining but at the same time unseen action of the time, the memory and the pre-existence. We propose, in this essay, an interpretation of this action in some examples of key architectural works. Key words: Time, ruins, memory De la experiencia arquitectnica del siglo XX hemos heredado la idea de tabula rasa. Detrs de este concepto se oculta la creencia, o la ingenuidad, de pensar que es posible comenzar todo de nuevo; partir de cero. Entre las consecuencias de la difusin de esta idea, est el robustecimiento de una nocin de proyecto como ejercicio de prefiguracin del futuro estado de cosas. Comandado teleolgicamente por un pensamiento apriorstico, el producto arquitectnico de esta nocin es el de una obra cerrada, finita, no disponible a transformaciones en el tiempo, as como lo es un monumento o un objeto de desing.Accin del Tiempo en la Arquitectura 1 * Este Artculo es parte de la Investigacin Dicyt 2000, La preexistencia como tema proyectual. Arquitecto. Mag. en Artes, Acadmico Esc. de Arquitectura Universidad de Santiago de ChileContribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001 1

Sin embargo, una mirada ms amplia a la historia de la arquitectura y un estudio pormenorizado de algunas experiencias pasadas, nos revelan la persistencia en el tiempo de otra concepcin de proyecto en la que se encarna un proceso de ideacin menos absoluto y un modo de produccin menos definitivo. En ambas acciones, pensar y producir, leemos la incorporacin del tiempo, una apertura al cambio y una aceptacin de las transformaciones. En este caso, la obra no parece ser el resultado fsico de una intuicin prefigurada, sino el logro transitorio de un estado de la estructura. Representa solo una fase temporal de un proceso de desarrollo constante e indeterminado, como es, la construccin de la obra en el tiempo. Algunas de estas obras han atravesado diversos perodos histricos, muchos arquitectos han intervenido a lo largo de los siglos de su construccin. Cada uno incorporando la visin y la tecnologa de su poca pero, fundamentalmente, considerando y dando continuidad a lo que la propia estructura ofreca. Nada nos asegura que esas obras no sigan transformndose en el futuro. La proyeccin de la obra en el tiempo, arrojada al destino de sus propias posibilidades, potencia su sentido cultural disponindose ella misma como testimonio y evidencia de los momentos que le dieron forma. Su historia entonces, es la de su factura y la de su cambiante contexto. Por eso se presenta articulada, compleja, polismica. La distancia temporal entre los elementos de su estructura espacio-tectnica, intensifican su significacin original. Adems, intervenir crticamente, renueva los usos, revitaliza la estructura de sustentacin que garantiza el traspaso de su propia temporalidad. Por ltimo, al aceptar la interferencia de los fenmenos atmosfricos o la incorporacin de recursos locales; piedras, ladrillos o tierra, toma el aspecto del lugar; construyendo un paisaje de dilogo con la cultura de los habitantes. Estos valores, arrojados por el proyecto arquitectnico como experiencia emprica, parecen necesarios para vitalizar la visin arquitectnica actual, agotada, por su carcter abstracto y determinista. No proponemos, en lo que sigue, dilucidar instrumentos, operaciones y efectos de este modo de produccin arquitectnica.

1.

LA OBRA COMO MEMORIA. LA VILLA ADRIANA

La Villa que Adriano construy en Tivoli en el siglo II d. C., es una de las magnficas residencias construidas por los emperadores romanos en torno al Mediterrneo. En esta lista encontramos: las Villas de Augusto y Tiberio en Capri, las de Nern en Anzio y Subiaco, la de Domiziano en Albano, la Villa Armerina, construida por Diocleziano, en Sicilia o la Laurenziana de Plinio el Joven. En todas ellas se detecta un factor comn. Son una coleccin de edificios reunidos para rememorar el mundo vivido e imaginado por sus creadores. Hoy, estas obras se encuentran en condicin de ruinas, lo que no excluye el hecho de que continen otorgndole un sentido al fascinante paisaje. En efecto, estas originales estructuras, fundidas con el ambiente nativo, parecen ser naturaleza construida. La Villa de Tivoli, 2 es el escenario en donde los elementos arquitectnicos, los motivos espaciales, o simplemente el paisaje, evocan la memoria de otras obras y localidades. Las mismas que el Emperador Adriano conoci en las prolongadas expediciones realizadas a lo largo y ancho del Imperio, y que luego, a su regreso las reconstruy en Tivoli. Segn su bigrafo Espartiano, transformndolas, para hacerlas ms romanas.22

Cfr. W.L. Mac Donald y J. A. Pinto Villa Adriana. (trad. it. Electa Editrice Miln 1997)Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001

Edificios atenienses como el Liceo o la Academia traen lo helenstico a Roma. Un estanque recuerda el puerto egipcio de Canopo y el canal que lo liga al delta del Nilo. Bibliotecas griegas o latinas renen los manuscritos coleccionados desde la niez por Adriano. Copias de las Caritides del Erecteion enmarcan un estanque de dciles aguas. Estos fueron los objetos amados por Adriano. Su deseo es hacerlos convivir junto al Pecile, a la Piazza dOro, a la Sala dei Pilastri Dorici o al Teatro Marittimo. Posiblemente fue la celebracin de los ritos de un helenstico Oriente, como sugiere Ch. Moore,3 la actividad que se realizaba en las grandiosas salas. Las columnatas, las cpulas y el agua pudieron ser parte de la representacin de un simbolismo celestial o de fertilidad. En toda la Villa se detecta la presencia del agua como metfora del escurrir del tiempo. Tambin como estructura y limite espacial, sea a travs de tranquilos remansos, hermosas cascadas o, como en el Teatro Marittimo, como un ancho pozo que circunscribe y protege el lugar de la soledad del emperador. Un centro aislado y abierto al cielo (fig.1). La compleja geometra que controla el lugar, crea inesperados ejes visuales y recorridos que Fig 1:Vista del Teatro Marittimo, Villa motivan el paseo. En medio de este Adriana. deambular, sin propsitos, la visin y el sonido del agua contribuyen a dar un sentido temporal a los desplazamientos. El mundo rico y diverso de espacio y tiempo que rememora los viajes y la vida del emperador, construyen la idea de una arquitectura de la memoria. Pero no slo porque posibilit la reconstruccin con numerosos fragmentos e ideas recogidos por el emperador en un viaje hacia el pasado, sino porque adems, revela el pasado en nuestro presente, en el lugar y en el tiempo preciso donde nos encontramos. En medio de la diaria tarea de invencin de nuevas tcnicas constructivas, el pragmatismo caracterstico del pueblo romano se aboc a la construccin de edificios destinados al placer, a la contemplacin y a la rememoracin. Ms tarde, la Villa misma se transform en memoria. En la obra de Piranesi, 4 quien dibuj las oscuras ruinas; termas, cpulas, bvedas y celdas sofocadas por un intenso follaje. O para Le Corbusier, Yourcenar, Kahn y para cada uno de quienes la visitan.

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Charles Moore, G. Allen. Dimensiones de la arquitectura. (trad. cast.. Edit. G. Gili, Barcelona 1978. pp.89-104. Gianbattista Piranesi, (1720-1778) arquitecto veneciano famoso por sus grabados de ruinas romanas.Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001 3

2.

RESTOS COMO MATERIAL DE CONSTRUCCIN

Fig 2: Roma. Restos como material de construccin. Casa Crescenzi.

Fig 3: Roma.

Fig 4: Roma.

En los largos siglos transcurridos desde la construccin de la Villa Adriana, hasta los memorables das de Alberti, Brunelleschi o Leonardo -iniciadores del estudio de las ruinas-, se produce un paulatino despoblamiento de las ciudades y el abandono de las estructuras construidas quedando expuestas a destrucciones y saqueos. No obstante, la naciente Iglesia Catlica contribuir a darle vida y continuidad a algunos edificios romanos. Sabemos que en el siglo IV d. C. en el perodo de Constantino, algunas iglesias como la de San Giovanni Laterano en Roma, ocupaban espacios basilicales preexistentes. A lo largo de este perodo, conocido como Paleocristiano, junto al uso de baslicas, se proyectarn edificios de planta central para mausoleos o baptisterios. Tambin esta idea provena de edificios romanos como del Mausoleo de Augusto, de Adriano o de la tumba de Cecilia Metella; imponente cilindro de travertino ubicada en plena va Appia. Sin embargo, el edificio ms caracterstico ser la baslica. Basada en un tpico edificio romano en donde se administraba la justicia y se trataban los negocios, consista en una planta cuadrangular, dividida en tres o cinco naves,5 lo que result conveniente para el nuevo uso litrgico. Durante todo este tiempo los edificios fueron saqueados. En el mejor de los casos para reutilizar sus estructuras, asignndoles nuevos usos. Desde luego era la oportunidad de ocupar, sin conocer su verdadero valor, las columnas de prfido o los labrados capiteles abandonados en cualquier lugar (figs.2, 3,4). En el peor de los casos, los edificios fueron usados como canteras de donde extraer el mrmol y convertirlo en polvo para estucos. 6 En esa poca, la arquitectura estaba condicionada por la falta de recursos y la escasa tecnologa. Si las construcciones demoraban en ser levantadas era porque la construccin, dependiente de esos recursos, se detena en cualquier momento del desarrollo del edificio. La imagen del edificio terminado no era un logro a toda costa, entre otras cosas porque no se conocan los medios proyectivos

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X. Barral I Altet. La Alta Edad Media, Colonia, 1998 p.16-18 Jacques Heers. La vita quotidiana nella Roma pontificia. (trad.it. Rizzoli Libri Milano, 1988).Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001

Fig 5: Modelo de excavacin arqueolgica, en una catedral medieval, Ginebra.

Fig 6: Fachada Catedral de Spoleto.

Fig 7: Detalle del frontn.

de representacin. Tal es el caso de la cpula de Santa Mara dei Fiori, la que no se pudo realizar hasta cuando Brunelleschi ide su clebre solucin. Durante muchos aos el tambor realizado por Arnolfo di Cambio, no fue cubierto. La reutilizacin de elementos existentes era natural en el hacer constructivo. El avance y completamiento de la obra era producto de las sucesivas intervenciones sobre las primeras estructuras. (fig. 5). Imaginemos las numerosas obras sin terminar, las fachadas sin revestir, as como es frecuente encontrar en la arquitectura romnica o medieval. Paradjicamente este estado inconcluso, circunstancial en el cual quedaban las obras, ha sido reivindicado en diversos momentos histricos, especialmente por el espritu del Romanticismo de donde naci el pintoresco. Estilo reconocido por su efecto inmediato; por la apariencia no terminada de su volumetra, por el enlace entre sus componentes y el paisaje o por el claroscuro atmosfrico de la totalidad. No obstante, en los textos de historia de la arquitectura se evita analizar o dilucidar los alcances de este peculiar modo de comprender la arquitectura. La caracterstica fundamental de esta visin es aquella de poner al Tiempo como el mximo constructor. En cambio el proceso de produccin de la obra de arquitectura ha sido descrito, tradicionalmente, desde la materia o desde el espacio y se ha legitimado encontrando justificacin en una probable visin de la obra por parte de su autor. En este perodo, contrariamente, no existe tal visin. Lo que s existe es un trabajo en que lo intelectivo se pliega a lo emprico. Un buen ejemplo de esta modalidad no controlada de proyecto arquitectnico, entre muchos, es la fachada del Duomo de Spoleto (fig. 6). La catedral, de origen romnico, tard alrededor de quinientos aos en ser terminada. El edificio original tena una baja fachada decorada con cinco pequeos rosetones. En el del centro se ubicaron los smbolos de los Evangelistas (fig. 7). La ampliacin en altura, comenz en 1198, y se prolong hasta fines del siglo XIII. El prtico renacentista, fue agregado hacia el ao1500 (fig 8). El campanario data, probablemente, del 1200. En su construccin se utilizaron bloques de piedra que provenan de edificios antiguos, fragmentos de inscripciones y otros materiales de edad romana. La decoracin del interior fue terminada en 1644.5

Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001

Este modo de produccin, como trabajo mancomunado de varias generaciones de constructores, tomar una expresin diferente a partir de los dibujos de reconstruccin renacentista de artistas como Francesco di Giorgio, Antonio da Sangallo o Pirro Ligorio, la imagen y el significado de las ruinas comienzan una segunda vida pese al hecho que, en la Roma del Quattrocento, se destruy mucho ms de cuanto se construyera. 7 En 1420, a la vuelta del papado de Avignon, la ciudad de Roma se presenta reducida a ruinas, a menudo irreconocible. Pocos edificios haban conservado su apariencia y uso original. Las estrechas calles ofrecan la visin de un aglomerado de construcciones mal hechas y en precario estado. Sin embargo, desde ese momento la inteligencia humanista comienza su trabajo de lectura de las ruinas. Ser un gran nmero de artistas los que viajarn a Roma a aprender del pasado. Entre ellos Len Battista Alberti. 8

3.Fig 8: Detalle del prtico renacentista

ALBERTI RESTAURADOR

En Rimini, costa oriental italiana, Alberti, tiene la oportunidad de poner en prctica la leccin del pasado e intervenir modernamente en una estructura preexistente. Alberti fue llamado a resolver un problema presentado por la fachada del templo Malatestiano. Segn P. Murray, este es el primer caso en el cual viene dada una solucin clsica9 a la fachada de una iglesia cristiana; es decir, una nave central alta acompaada de naves laterales ms bajas, cubierta con un techo a dos aguas. No conocemos su proyecto, slo la imagen de la medalla realizada en 1450, por Matteo dei Pasti constructor de la intervencin, nos da la idea de lo que Alberti deseaba realizar. La obra, como se presenta hoy, denuncia el estado inconcluso en el que la dej Alberti. Comprendiendo perfectamente cul era su tarea, Alberti tom de la antigedad romana el motivo de arco de triunfo, citando uno existente en Rimini10 y aplicndolo a la fachada de la iglesia, queriendo simbolizar con ello el triunfo sobre la muerte. La operacin de Alberti es la de envolver la preexistencia gtica, con una cscara estilsticamente diversa (fig. 9, 10). Los dos lados mayores de la iglesia Fig 9:TemploMalatestiano, medieval los trabaj con libertad, construyendo un gran planta. muro con arcos romanos para ocultar los antiguos muros. Alberti pens en colocar los sarcfagos de los mandantes, Segismundo e Isolda, debajo de los arcos laterales, ocupando el espesor del muro, hecho que finalmente no lleg a realizarse. Sin embargo, en los muros de los costados, debajo de los arcos de medio punto, se encuentran los sarcfagos de hombres ilustres decorados con inscripciones romanas. Es decir, Alberti envuelve la fachada con un panten de hroes, 11 retomando una tradicin medieval de dar sepultura bajo los arcos de las paredes.7 8 9 10 116

J. Heers. Op.cit., p. 204 Leone Battista Alberti (1404-1472). Peter Murray. L , architettura del Rinascimiento italiano. Editori Laterza, Bari 1992 p. 51 Franco Borsi. Leone Battista Alberti, Opera completa. Electa Editrici, Milano 1973 p. 98 P. Murray. Op.cit., p.52Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001

En 1458, en Florencia, se inicia la construccin de la fachada de Santa Mara Novella. El proyecto realizado por el mismo Alberti, estaba condicionado por algunos fragmentos del viejo edificio preexistente. Se trataba de sarcfagos y portales gticos los que Alberti ensambl con exactitud, incorporndolos a su composicin renacentista. Hoy, cualquiera que observa la fachada notar su carcter unitario, pese a la discontinuidad entre los efectos clasicistas y gticos y la disonancia entre la autonoma de la fachada y el resto del edificio. La rigurosa matriz proporcional, el uso de un mismo tipo de mrmol, permite entender la coexistencia entre una estructura antigua y una intervencin nueva. En Santa Mara Novella, el problema de Alberti fue similar al planteado en Rimini. Tambin exista una iglesia medieval a la que haba que agregar una fachada. Pero en el caso de Florencia, la operacin de ocultamiento del antiguo edificio a travs de una envolvente marmrea era difcil, pues algunas partes de la Fig 10: Fachada Actual. fachada seguan en pie y no se las poda destruir. Para Alberti, fue necesario conciliar sus propias ideas con las tumbas gticas, con las puertas de los costados bajo los arcos ojivales, como tambin con la gran ventana circular del centro. Para evitar que los elementos agregados, las columnas, el frontn, el tico y las volutas, hubiesen quedado como elementos independientes, Alberti recurri al uso de las proporciones que haba estudiado en los edificios clsicos. Con estos cocientes, toda la fachada puede inscribirse en un cuadrado. Un cuadrado menor, cuyo lado es igual a la mitad del cuadrado mayor, define la relacin de ambos pisos. El primero de ellos, puede Fig. 11: Fachada S. Mara dividirse en otros dos cuadrados, en tanto que el Novella, estudios superior se halla comprendido dentro de uno solo. proporcionales. En otras palabras: la fachada completa se halla relacionada con sus partes en proporcin de 1: 2 (fig. 11). Paradjicamente, la intervencin moderna de Alberti consiste en aplicar un concepto de armona sobre la preexistencia gtica. Concepto deducido de la euritmia clsica, que garantiza la correspondencia entre las partes.

4.

LA BASLICA PALLADIANA.

Otro de los personajes que viajaron a Roma a la bsqueda de la leccin de las ruinas fue Andrea Palladio, 12 quien lo hace por primera vez en 1547. Antes haba recibido su primer encargo pblico. Construir una loggia de dos pisos en torno al Palazzo della Ragione, tambin llamado Baslica. Este edificio, contiene la gran Sala en la que se reuna el Consejo del Quinientos; rgano de administracin de Vicenza.

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Andrea di Pietro della Gondola (1508-1580).Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001 7

Fig 12: Fachada Palladiana

Fig 13: Planta: al interior la estructura preexistente, al borde la nueva fachada.

Fig 14: Esquina. Se observa el uso de distintas Serlianas para ajustar la intervencin a la estructura gtica.

La construccin proyectada en 1546, fue terminada slo en 1617. Hecho que reflejaba el modo en el que se vena construyendo este edificio, por episodios y cambiando de estados peridicamente. Palladio, por razones que no conocemos, ignora estos eventos en sus Quattro libri .13 All donde menciona la Baslica, idealiza el proyecto, eliminando las dificultades que, contrariamente, son los motivos que le otorgan el inters a este magnfico edificio ubicado en plena Piazza dei Signori. Como Alberti, en el templo Malatestiano, Palladio se encuentra con la tarea de construir una nueva fachada para reemplazar la loggia que circundaba el ncleo de la preexistencia. En el primer nivel exista un grupo de bodegas medievales y en el segundo, la grandiosa Sala. La estructura que disea el maestro vicentino, es un enorme frente construido con piedras de una localidad cercana. Es una envolvente que circunda tres de los costados del edificio existente y a la que asigna una doble funcin. Construir el sistema de sustentacin del edificio y darle una carcter a la piazza configurndola como un recinto. La superficie lograda por Palladio, rica en claroscuros, permite disimular la forma irregular o trapezoidal de la planta y, simultneamente, ocultar el ncleo originario (fig. 12,13,14). Prcticamente todas las elecciones que toma Palladio deben confrontarse con la preexistencia. La altura de los pisos, el nmero de las arcadas y el espesor de las macizas columnas de las esquinas. Estas ltimas engloban, probablemente, los restos del antiguo prtico medieval. Tambin es posible que las bvedas del prtico del primer piso sean parte del edificio antiguo. La intervencin palladiana da cuenta de su polidrica personalidad como arquitecto. Es un conocedor de las tcnicas del pasado y un gran innovador e inventor de inditos recursos arquitectnicos. Muchos ejemplos de estas operaciones de intervencin en viejas estructuras se producirn en los prximos tres siglos. Por ejemplo, Borromini volver a estudiar la Villa Adriana as como la arquitectura medieval. Sern los recursos extrados de la historia, de las estructuras preexistentes, los medios proyectuales del maestro barroco. El valor

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I Quattro libri dellarchitettura, publicado en 1570.Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001

cultural, arquitectnico y espacial de San Ivo alla Sapienza o de Santa Agnese, no se explicara si no consideramos el inters de Borromini por la incorporacin efectiva de los restos materiales dejados por sus predecesores.

5.

RUINAS, PAISAJE Y EL MEDITERRNEO.

A partir del siglo XVIII una renovada conciencia surge por las ruinas. De Winckelmann a Goethe, la atmsfera del setecientos est matizada por los viajes al Mediterrneo por parte de pintores, escritores llevados por un nuevo inters arqueolgico. Conjuntamente, arquitectos franceses miden y dibujan los templos dricos de Paestum en Npoles y se comienzan las excavaciones de Herculano y Pompeya. La presencia de los restos extrados asume alusiones evocativas y literarias, interpretndose como parte del paisaje. Diramos ms, construyendo la idea de paisaje. De aqu aflora la idea de una arquitectura naturalizada, como se observa en el ciclo de grabados de Piranesi en donde representa la Villa Adriana invadida por una impenetrable vegetacin. O aquella de una naturaleza construida, como emerge en las pinturas de C. Lorrain o N. Pousin. En estas representaciones, la ruina representa la metfora que interpreta la actitud melanclica del hombre que opone resistencia a la idea de imposibilidad del pasado, de su prdida. La pintura de C. David Friedrich o la poesa de Hlderlin son certeras en expresar esa atmsfera. El inters por las ruinas plantea, en el siglo XIX, la necesidad de definir el modo de intervenir en ellas. Este fue un debate en donde se opusieron dos pensamientos. El de Viollet le Duc,14 quien sostuvo la idea de restauracin, defendiendo la idea de intervencin radical sobre la obra. Inclusive, segn sus palabras, llevndola a un estado de integridad que quiz no tuvo en precedencia. Y el pensamiento de John Ruskin, 15 defensor de la conservacin, quien sostiene que cualquier modificacin de la preexistencia inevitablemente conducira a la corrupcin de los valores de lo heredado. Sin querer discutir los valores y desvalores de una u otra posicin a nosotros interesa, sin embargo, capturar la atmsfera e individualizar el espritu que encontraron los viajeros en su visita a las ruinas, a inicios del siglo XX. El viaje a los pases del Mediterrneo era la etapa obligada en la formacin espiritual de artistas, escritores, poetas y arquitectos europeos. 16 Acaso por la atraccin que le provocaban las ruinas clsicas, griegas, romanas, o por los sorprendentes parajes en los que se localizan, los asombrados visitantes tuvieron la visin del pasado como presente y el pensamiento de que el arte de todos los tiempos deba medirse con la armona que emanaba de las ruinas en esos lugares. Los arquitectos, por su parte, descubrieron el lenguaje racional y econmico con que los habitantes de los hermosos pueblos que rodean el mtico mar, resuelven su habitar. Vida al aire libre en consonancia con el clima, blancos muros de apacibles proporciones, patios y terrazas abiertos al azul del cielo, en dilogo preciso con el paisaje imponente. Desde cuando se reinventa ese clsico paisaje, los arquitectos de la modernidad, creyeron en la armona y belleza como la consecuencia natural de una visin comprehensiva de lo necesario y lo esencial. La ausencia de decoracin, los volmenes puros, las formas simblicas de los cnones aritmticos de la divina proporcin, caracterizan el carcter mediterrneo de esa arquitectura. Segn esto, el orden y las leyes abstractas de la matemtica, ponen en consonancia al hombre con las leyes universales despertando en l emociones y resonancias profundas.14 15 16 Eugne Emmanuel Viollet-Le-Duc (1814-1879). Arquitecto y terico francs John Ruskin (1819 - 1900) Arquitecto y terico ingls. B. Gravagnuolo. II mito mediterraneo nell architettura contemporanea, Electa, Napoli, 1994Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001 9

6.

RACIONALISMO Y PASADO: EL ESPRITU DE LE CORBUSIER

La historia ha descrito esta poca junto a los inicios del racionalismo en la arquitectura. No obstante, no debemos confundir las motivaciones y las bsquedas de orden espiritual radicada en el nimo de sus primeros protagonistas, con las derivaciones ms tecnocrticas con las que se reconoce el racionalismo hoy en da. Efectivamente, la obra de esos primeros creadores deja entrever contenidos que van ms all de una supuesta experimentacin con la forma o con la tecnologa. De esa vital experiencia mediterrnea, aflorar una visin del habitar y del construir apoyada slidamente en las observaciones de la arquitectura menor, de las ruinas y de los pequeos poblados. Basta sealar aqu la obra y el pensamiento de Le Corbusier, expresado en su libro Vers une architecture.17 Este influyente texto, publicado en 1923, caus una gran repercusin entre los arquitectos. Por su parte, la crtica defini los contenidos como la potica del movimiento moderno. En las pginas de esa fundamental obra, a veces utilizado malamente para justificar todo tipo de decisiones, incluso las que empobrecen la arquitectura, est la clave para comprender cmo la construccin de un mito, el pasado, es capaz de construir el presente. La composicin grfica del libro, renovadora, desde luego, mezcla el texto con un abundante material grfico. Obras de la antigedad, as como modernas, sirven al maestro suizo para argumentar su postura, la que oscila entre una actitud renovadora, que observa la actualidad y lo nuevo y otra, en la que comprende la leccin del pasado. El gusto de Le Corbusier por lo Moderno se expresa en sus comentarios sobre las mquinas, nuevas y relumbrantes: barcos, aviones, y automviles. La perfeccin de la mquina representaba un referente que la nueva arquitectura deba seguir, as como lo fue el Partenn para la arquitectura del Neoclasicismo. Su rechazo e indignacin contra las Academias y los estilos, tambin es sntoma de esa aficin. Su aceptacin del pasado es elocuente en esas pginas. As lo confirman sus dibujos de obras visitadas y sus textos. Mencin aparte mereceran sus tempranos viajes a los lugares de la cultura de la arquitectura. La visita a la Cartuja de Ema, en Galluzzo, tendr mas de una consecuencia en sus convicciones tericas y en sus obras. Sin embargo no simpatiza con los romanos, los llama brbaros porque no supieron apreciar el Drico, sino el Corintio; decorado y sin medida. Valora, no obstante, su inventiva constructiva y su unidad de procedimientos. En un clebre dibujo de la Roma antigua, Le Corbusier observa los valores plsticos y volumtricos que subyacen en los monumentos, un lenguaje esencial de formas elementales; cilindros, prismas y cubos bajo la luz. Aludiendo claramente a las ideas de Czanne. Este libro ha sido un verdadero manifiesto para la Nueva Arquitectura. Escrito despus del lrico episodio de su viaje a Oriente, el arquitecto no deja de mencionar lo que ha comprendido en tal odisea. Narra su experiencia en edificios y lugares concretos del pasado: Estambul, la Acrpolis, Villa Adriana o Pompeya. RefirindoseFig 15: La Villa Adriana y Ronchamp, dib. de Le Corbusier 1710

Le Corbusier. Hacia una arquitectura (trad. cast. Edic. Apstrofe, Barcelona, 1998 pp. 161-183).Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001

a cada uno de estos lugares, seala el sentido de los elementos arquitectnicos, los efectos en el lenguaje arquitectnico y en el paisaje. Dado su escaso inters por una visin arqueolgica sobre las ruinas, se detiene ms bien ante lo que l llam la sensacin a r q u i t e c t n i c a 18 e s d e c i r , l a e x p e r i e n c i a fenomenolgica de la arquitectura; el efecto de los muros, los suelos, la luz y el espacio en el ser humano. Le Corbusier, visit la Villa Adriana en 1910, los sugestivos dibujos de sus cuadernos de viaje, revelan su particular lectura y coloquio con este extraordinario episodio de la historia. En ellos, destaca la colocacin de la villa en el paisaje, valorando sus ruinas por su relacin con el horizonte y las montaas; Despus de cuarenta aos de haberlos realizado, Le Corbusier reciclar uno de esos dibujos. Aquel del semicilndrico bside del Serapeum, el cual le servir para inventar una torre o chimenea solar con la que atrapar la luz en una de las capillas de la singular iglesia de Ronchamp (fig. 15). Sin dar explicaciones de estos contactos con la historia, Le Corbusier confa al pasado la clave de su Fig 16: Villa Stein, Le Corbusier. potica. Mis ideas revolucionarias, deca, estn en la historia, en toda poca y en todos los pases. 19 Su gran aprecio por lo Mediterrneo, reino de formas y de luz, como lo llamaba, le regala alegras esenciales: aire, sonido, luz. Tambin su muerte, ocurrida en Cap. Martn, lo liga a sus aguas. Si bien ya hemos mencionado los contactos de Le Corbusier con la Villa Adriana, recordaremos aqu otras relaciones del maestro suizo con el pasado. Nos referimos a las sealadas por el crtico ingls C. Rowe hace ya treinta aos. Rowe en su libro The mathematics of the ideal villa and other essays, 20 describe el vnculo que hermana la Villa Stein de Le Corbusier con la Villa Malcontenta de Palladio. Estos dos edificios son, en apariencia, enteramente diferentes pero considerando el hecho que ambos son bloques, le permite a Rowe elaborar algunas hiptesis de traspasos posibles. Como se observa en los dibujos que acompaan el texto (fig. 16,17), sern las unidades de medidas, los intervalos espaciales, los vnculos entre estas dos obras, alejadas casi cuatro siglos. Para explicarnos Fig 17: Villa Malcontenta, Palladio. estos alcances no debemos olvidar el inters en la18 19 20 Le Corbusier. Op.cit., p.174 Le Corbusier. Precisiones. Edit. Poseidon, Barcelona, 1978. p.120 Colin Rowe. Manierismo y Arquitectura Moderna. (trad. cast. Edit. G. Gili, Barcelona1999).Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001 11

armona musical y en la matemtica que profesaba Palladio, ni los estudios de Le Corbusier para crear su sistema de medidas, El Modulor, basado en cnones proporcionales.

7.

LAS FUENTES DE TERRAGNI.

En este mismo orden de relacin con el pasado, el ejemplo del arquitecto Giuseppe Terragni21 puede ser elocuente. En 1933 particip en el Congreso de la Arquitectura Moderna (CIAM) a bordo de la nave Patris II, en crucero de Marsella a Atenas. En el puente de la nave, en donde se realizaban las reuniones, Terragni encontr a Le Corbusier, uno de sus principales referentes. Este arquitecto italiano adhiri plenamente a los postulados de la modernidad. Su obra refleja la misma tensin detectada ya en Borromini o Le Corbusier. Aquella que hace oscilar la subjetividad del creador hacia una libre expresin tendiente a dar una respuesta concreta y local y, por otra parte, hacia un inevitable apego a una tradicin con la que se debe hacer cuentas en cada momento. El lazo que une las obras de Terragni con el pasado, o bien la leccin que ste desprende del mundo antiguo es, segn sus propias palabras, la seccin urea. En 1938, el director de la Academia Real de Brera, propuso al gobierno italiano la necesidad de crear en Roma un Danteum. Un museo biblioteca para celebrar la memoria del poeta toscano Dante Alighieri. El edificio deba ser realizado antes del 1942, ao de la Exposicin Universal de Roma. El encargo fue confiado a Giuseppe Terragni. En tal ocasin, puesto que el edificio lo deba localizar cerca del Foro, Terragni debi estudiar las ruinas romanas. En sus estudios, observa las caractersticas especficas de escala, configuracin y relaciones geomtricas de los grandes monumentos romanos. Thomas Schumacher, en su libro Terragni e il Danteum 22 ilustra la relacin entre la Baslica de Massenzio, ubicada en el Foro romano y el Danteum. Las observaciones de Schumacher, apoyadas en frases de Terragni y en dibujos analticos propios, apuntan a observar la coincidencia en las proporciones de ambos edificios (fig. 18). Tomando como base la planta de la Baslica, un rectngulo ureo de gran tamao, Schumacher demuestra la coincidencia entre Fig 18 : Baslica de Massenzio (romana) el largo del Danteum, con el ancho de la Baslica.23 y el Danteum. Sobreposicin. La planta del Danteum ocupa prcticamente un tercio del edificio romano. A Terragni le gustaba precisar que las proporciones y las dimensiones del Danteum haban sido derivadas de ese famoso edificio. Las fuentes histricas de Terragni pueden ser numerosas. Tambin la Villa Stein de Le Corbusier por su esquema proporcional coincide con la del Danteum, aunque sus medidas difieran rotundamente. Estos procedimientos proporcionales fueron usados intensamente en Asiria, en Egipto, en Grecia y ciertamente en Roma; no debemos extraarnos, entonces, del

21 22 2312

Giuseppe Terragni (1904-1943) Arquitecto italiano. Thomas Schumacher. Terragni e il Danteum, Officina Edizioni, Roma 1980. T. Schumacher. Op.cit., pp.29-30Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001

hecho, de que Terragni haya pensado que ese era su modo de dar continuidad a la historia y al mismo tiempo poner sus propias obras en esa lnea de continuidad junto al templo de Karnak en Egipto o del Palacio de Sargn en Siria.

8.

LECTURA DE LA PREEXISTENCIA: EL APORTE DE SCARPA

Desde los aos 40, en adelante, asoma la personalidad y la obra del ms grande de los arquitectos italianos del novecientos; Carlo Scarpa.24 Innovador en el diseo de objetos de vidrio en Murano, Scarpa se mantiene alejado de la arquitectura durante la mitad de su vida. Si bien su obra no es extensa, en ella expresa una extraordinaria capacidad de proyectar nuevas intervenciones en antiguos contextos. Quiz haya sido su cultura veneciana, deudora del refinamiento bizantino o, precisamente, los ejercicios de diseo en un material delicado como el vidrio, las experiencias que marcaron su sensibilidad y maestra para considerar el Tiempo como hacedor de su obra. Scarpa concilia opuestos, lo nuevo con lo viejo, la obra y su contexto, la obra y sus partes. Todos tiempos diversos que la obra acumula y contiene. Su mayor contribucin se expresa en la readecuacin de viejas estructuras para nuevos usos. En estos trabajos Scarpa demuestra su competencia para leer textos visuales25 tanto en el mbito arquitectnico preexistente, en los materiales nuevos o viejos, o en las obras de arte en el caso de los museos. Ser Carlo Scarpa, junto a un pequeo grupo de arquitectos, Albini y B.B.P.R, (Banfi, Belgiojoso, Peressutti y Rogers), los pioneros en Italia, en rehabilitar edificios antiguos, desarrollando una actitud que hoy denominamos hermenutica. Es decir, una actitud de detencin reflexiva frente a las condiciones especficas del contexto y de la preexistencia arquitectnica. Una actitud identificada con la lectura interpretativa de los recursos existentes para definir las posibilidades proyectuales de un proyecto y su desarrollo. En ese plano, la creatividad y la invencin estarn enmarcadas en el estrecho margen de esas condiciones. Esta actitud pensativa y creadora distingue a esa generacin de arquitectos. Su capacidad crtica y de lectura les permitir reutilizar las viejas estructuras incorporando y creando nuevas articulaciones y nuevas atmsferas espaciales. La intervencin, en esas condiciones, es potenciada con la construccin de sintonas, resonancias, contrastes y ecos entre el edificio original y la intervencin nueva (figs 19,20). Esta relacin crtica de restauracin, de incorporacin de lo nuevo en lo viejo, teje una compleja trama de interferencias y potenciamientos recprocos, permite evadir el diseo determinista o deductivo. Imposibilita la prefiguracin y obliga a plantearse el proyecto no slo desde la dimensin espacial, sino tambin, de modo fundamental, desde la dimensin temporal. El proyecto, con ello, crear un vnculo con la historia de la preexistencia y la relacin nuevo-viejo se evidenciar como una dialctica difcil de escindir. El desarrollo de estas ideas, en torno a ncleos preexistentes, por parte de Scarpa, apela a un antiguo modo de construir. Como hemos visto, el estudio minucioso de los edificios existentes revela los diversos estratos de la composicin, las diversas manos que lo construyeron, los diversos tiempos que la obra ha incorporado. Entonces, proyectar sobre una estructura con memoria necesariamente hace cambiar la nocin de proyecto tradicional. La idea de proyecto pierde as su carcter absoluto y el proceso de diseo se transforma en una cadena de lectura de condiciones y de decisiones sucesivas.24 25 Cf. Francesco Dal Co y G. Mazzariol. Carlo Scarpa 1906-1978. Electa Editrice, Milano1987. Cf. Sergio Los. Carlo Scarpa. Benedikt Taschen. Colonia 1994. p. 36.Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001 13

Para Scarpa la conduccin y control de estas lecturas, sea de la preexistencia o del contexto fsico y cultural, est radicada en el dibujo. La realizacin tcnica, en cambio, la confa a la articulacin entre los diversos materiales de construccin, expresin inequvoca de la cultura local, de la tradicin del lugar y tambin de las posibilidades del mundo de hoy. Respecto de la atmsfera espacial lograda en sus intervenciones, podramos pensar que es producto de la influencia ejercida por del racionalismo, por las vanguardias, por la idea de pureza que en conjunto imponen una atmsfera metafsica al espacio intervenido; atmsfera de vacos, donde cada elemento arquitectnico, suelo, muro, viga, columna, se alzan en el silencio en el que estn inmersos. Esta es, por lo dems, la atmsfera enrarecida por lo antiguo y lo nuevo, observado en el museo Castelvecchio en Verona (fig.21). En la dcada de los aos cincuenta muchos edificios antiguos fueron reconvertidos. Las preexistencias fueron restauradas con el fin especfico de destinarlas a museos. La Fig.19:Castelvecchio. valoracin de la estructura original del edificio, contemplaba la Verona. incorporacin de nuevos elementos, especialmente aqullos ligados a las particularidades de las obras expuestas y de su fruicin. Con esto, la controversia entre lo antiguo y lo nuevo se convirti en un motivo central del diseo. De esa tensin se recabaron propuestas materiales, espaciales, tericas y conceptuales. En esta nocin del pensar y el hacer arquitectnico, que trasciende la idea tradicional de proyecto, radica el verdadero aporte de la experiencia italiana de esos aos.

9.

LA RUINA COMO FENMENO: EL TRABAJO DE KAHN

La crtica de arquitectura ha sealado al arquitecto Louis Kahn26 como la figura que se opuso al impulso del Internacional Fig 20: Montaje escultura Cangrande.Castelvecchio. Style a mitad del siglo XX, restableciendo a travs de su obra, Verona. los vnculos de la arquitectura con el pasado. Como era normal a inicios de siglo, tambin Kahn viaj a los lugares de la gran arquitectura; Egipto, Grecia, Roma de esos lugares extrajo lecciones fundamentales para su obra, que tambin remite a arquitecturas romnicas, medievales e incluso orientales. Esto ltimo, lo observamos en el notable trabajo de Dacca, en donde su arquitectura debi adecuarse y responder a la fuerte presencia de los elementos naturales: agua, luz, viento. Si bien su obra se puede relacionar con la arquitectura romana en general es posiblemente la Villa Adriana su lugar permanente de reflexin. No investigaremos nosotros si el arquitecto L. Kahn se sinti persuadido en primer lugar por los grabados piranesianos de la Villa, por el libro sobre Adriano de Fig 21: Galera de Yourcenar o por su estada en Roma como becario de la Academia Esculturas,Castelvecchio. Americana en 1950.2614

Christian Norberg Schulz. Louis Kahn, Idea e imagine. Officina Edizioni, Roma 1980. p.7Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001

La arquitectura que en ellas se evoca, no es aqulla historicista, reconstructiva, sino la de los arcos rebajados, de los dinteles y del ladrillo en ruinas tal como se observan hoy. Kahn se dej seducir por el color de estos ladrillos, por su especial disposicin en el muro, por la complejidad volumtrica de los conjuntos. (fig.22). Louis Kahn, como Le Corbusier, observar el mundo de figuras geomtricas y articulaciones de la arquitectura romana, pero, contrariamente al maestro suizo, no las interpretar como figuras abstractas, sino como hechos poticos y constructivos posibles de reproponer. Un buen ejemplo es el museo Kimbell, cuya relacin con una estructura pompeyana resulta evidente (figs. 23, 24). Las ruinas, son para Kahn, momentos existenciales petrificados, de su lectura deriva una potica sobre el origen de la obra. Poseedor de una infinita vocacin reflexiva, Kahn, evocando y teniendo presente la arquitectura del pasado, ha desafiado a los arquitectos de la actualidad recreando en su obra importantes tareas que se cumplan anteriormente con la arquitectura. Por ejemplo, la arquitectura era expresin de un especifico habitar. Reflejaba el carcter existencial de una cultura, o bien, creaba lugares considerando y poniendo en evidencia los fenmenos fsicos y atmosfricos, por ltimo, responda a una idea y a una condicin de diseo. Kahn, como el filsofo M. Heidegger,27 se preguntaba por la historicidad del ser de la obra como un momento de comprensin de su esencia. Para Kahn, la respuesta a esa pregunta es el origen de la obra; en su lenguaje; la forma. Finalmente, Tambin en Kahn, como en Scarpa, vemos Fig 22: Ahmedabad, una actitud hermenutica, es decir, una visin del proceso de edificio de las aulas diseo interpretado como una accin de comprensin y dilucidacin de un especfico tema, o institucin y no como una simple solucin a los mismos.

10.Fig 23: Kimbell art Museum Texas

EL RETORNO DE LO REPRIMIDO, EL PASADO.

Fig 24: Pompeya

En la Bienal de Venezia de 1980, se realiza la 1 Muestra Internacional de Arquitectura denominada La Presenza del Passato.28 Su director, el arquitecto Paolo Portoghesi, escribe un sugestivo artculo en el catlogo de la muestra titulado, irnicamente, El fin del prohibicionismo.29 En este escrito, Portoghesi conjetura un supuesto fin de la tabula rasa en la arquitectura y aboga por la concrecin de un fenmeno; la presencia del pasado. El primer sntoma de esta presencia, afirma Portoghesi, se habra sentido treinta aos antes con el cambio de ruta experimentado por los maestros de la arquitectura moderna en sus propias propuestas. Tales esfuerzos, seala Portoghesi,

27 28 29

Esta relacin ha sido estudiada por C. Norberg Schulz. Op.cit., pp.14-3029 Paolo Portoghesi. La presenza de passato. Electa Editrice, Milano 1980 P. Portoghesi. Op.cit., pp.9-14Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001 15

se vieron realizados definitiva y radicalmente a fines de los aos setenta en momentos en que se revalorizaron las ms diversas estructuras preexistentes. Barrios, calles o pueblos completos fueron tratados como objeto museal. Al mismo tiempo, se reeditaron tratados y libros de autores olvidados, y se intent volver a las tcnicas de proyectacin y de dibujo convencional. Para Portoghesi, la idea promovida por la modernidad de desembarazarse de la tradicin, proclamando su obsolescencia, no fue sino solo una ilusin, ya que tanto la idea de institucin como las convenciones, son inherentes al ser humano puesto que habitan la mente y su memoria. Esta condicin humana, dice Portoghesi, se apoya en cosas reales y en lo heredado. De all aflora la presencia del pasado que continuamente renueva y mantiene vivas las tradiciones e instituciones. A partir de los aos sesenta, desde distintos sectores de la arquitectura se proponen instrumentos para vitalizar el proyecto moderno, en crisis desde las ltimas convenciones de los CIAM. Entre las voces estar la de los Smithson, De Carlo, Van Eijck o de Jane Jacobs. Sin embargo, quienes proveyeron a la teora y a la crtica de nociones concretas para enfrentar la compleja y provocadora situacin de la arquitectura fueron Robert Venturi en Estados Unidos y Aldo Rossi en Italia. En efecto, estos arquitectos son los autores de dos de los libros ms emblemticos de los aos sesenta. Venturi escribe Complejidad y Contradiccin en la Arquitectura,30 y Rossi, La Arquitectura de la Ciudad.31 Ambos libros, basndose en datos y ejemplos concretos extrados de la historia, postulan, cada uno a su manera, la idea de una arquitectura producida por el dilogo entre la permanencia y la transformacin histrica; entre el reuso de las estructuras preexistentes y la consideracin de dimensiones existenciales. El tiempo y la memoria se enuncian como eslabones de la cultura que otorgan continuidad y cambio en los valores, en el sentido y la significacin de la arquitectura misma. Hoy, en plena poca de la globalizacin, parece urgente complementar nuestra inevitable modernidad integrando estos valores que se producen en el encuentro entre esa modernidad y la cultura local y sus tcnicas. Por esto no se pretende una vuelta nostlgica a la historia, sino la creacin de instrumentos y operaciones que posibiliten plantear una alternativa proyectual a la arquitectura de la actualidad, la cual parece haberse desviado de su principal objetivo, como es, la creacin de un hbitat reconocible, trascendente, en consonancia con el medio, sus habitantes y su economa. Segn datos recientes, un 70% de los encargos arquitectnicos en Estados unidos estn vinculados a la readecuacin de viejas estructuras. Proponemos entonces la consideracin de lo existente como el principal recurso, la observacin de las propias condiciones para legitimar la accin proyectual, el reconocimiento de los vestigios, de las huellas de fenmenos fsicos y astronmicos para recuperar e intervenir estructuras para dar vida a las obras del futuro. Con esta operacin las obras no slo prolongan su vida en el tiempo, sino que se aprovecha la energa desplegada en el pasado, se potencia el uso de los generosos espacios existentes con nuevas tecnologas, impregnndoles as, el propio tiempo. Concebir la arquitectura de ese modo es concebirla como construccin en el tiempo y, a su vez, como experiencia de su gnesis en acto. Ello legitima la obra con valores ms reales y menos abstractos. La fruicin prctica por su parte, modo habitual de recepcin de la obra, debe potenciarse a travs de una obra renovada, inclusiva, referida a lo cotidiano pero, especialmente, abierta a un eventual cambio y trascendencia.30 3116

Robert Venturi.Complejidad y Contradiccin en la arq. (trad. cast. G. Gili Barcelona 1972). Aldo Rossi. La arquitectura de la ciudad. (trad.cast. G. Gili. Barcelona 1981).Contribuciones Cientficas y Tecnolgicas, Area Ambiente N 129, noviembre 2001