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Carlos Rocha – [email protected] - 1 - Papá, ¿Porqué no me disciplinaste? 1 Sam.1 - 4 1 de Samuel narra la transición de los jueces a los reyes, es el eslabón que une el libro de jueces con 1 de Reyes. Cubre los años 1105 a 1010 a.C. finales del periodo de los jueces cuando Israel era un grupo de tribus relacionadas entre sí y comenzó el periodo de los reyes caracterizado por un reino unificado, gobernado por un rey. Los primeros cuatro capítulos presentan el lamentable estado espiritual de Israel: la idolatría y la religiosidad habían reemplazado la franca y sincera adoración 1 ; quienes debían impartir justicia, no solo no lo hacían sino que se habían corrompido 2 ; el sacerdocio estaba en su mas bajo nivel moral 3 . Como consecuencia del pecado, la presencia de Dios fue retirada 4 . Pero también se evidencia la gracia de Dios, a través de un hombre piadoso que dedicó su vida y esfuerzos a restaurar la nación a una verdadera y santa adoración; ese hombre fue Samuel 5 . Ha tenido a bien el Espíritu Santo, para nuestra propia edificación y crecimiento, dejarnos estas dos historias 6 : el nacimiento, dedicación, formación y llamamiento de Samuel, quien se constituyó en una luz de gracia en medio de la corrupción moral y espiritual del pueblo de Israel 7 y de otro lado, el impío e inmoral comportamiento de dos sacerdotes de Israel: Ofni y Finees, hijos del sumo sacerdote Elí, quien se caracterizó por su descuidado compromiso con la formación de sus dos hijos. Concluye el pasaje con la dolorosa expresión en 1Sa.4:22: ”Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios”. El retiro de la presencia de Dios, de un pueblo impío, inmoral, pecador. Uno de los protagonistas es el sumo sacerdote Elí, su historia podría ser la de cualquiera de los aquí reunidos. Este hombre fue llamado a servir a Dios, de dos maneras privilegiadas: primero como “papá” y segundo como juez y sumo sacerdote de Israel 8 . 1 1Sa.7:3-4 2 1Sa.8:2-3 3 1Sa.2:12-17; 22-26 4 1Sa.4:3-7:2 5 1Sa.12:23 6 1Sa.1-4 7 1Sa.1:1–2:11; 2:18-21; 2:26; 3:1-21 8 1Sa.1—4;14:3; 1Re.2:27

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Las trágicas consecuencias de no ejercer autoridad y disciplina bíblicas sobre nuesttros hijos

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Papá, ¿Porqué no me disciplinaste? 1 Sam.1 - 4

1 de Samuel narra la transición de los jueces a los reyes, es el eslabón que une el libro de jueces con 1 de Reyes. Cubre los años 1105 a 1010 a.C. finales del periodo de los jueces cuando Israel era un grupo de tribus relacionadas entre sí y comenzó el periodo de los reyes caracterizado por un reino unificado, gobernado por un rey. Los primeros cuatro capítulos presentan el lamentable estado espiritual de Israel: la idolatría y la religiosidad habían reemplazado la franca y sincera adoración1; quienes debían impartir justicia, no solo no lo hacían sino que se habían corrompido2; el sacerdocio estaba en su mas bajo nivel moral3. Como consecuencia del pecado, la presencia de Dios fue retirada4. Pero también se evidencia la gracia de Dios, a través de un hombre piadoso que dedicó su vida y esfuerzos a restaurar la nación a una verdadera y santa adoración; ese hombre fue Samuel5. Ha tenido a bien el Espíritu Santo, para nuestra propia edificación y crecimiento, dejarnos estas dos historias6: el nacimiento, dedicación, formación y llamamiento de Samuel, quien se constituyó en una luz de gracia en medio de la corrupción moral y espiritual del pueblo de Israel7 y de otro lado, el impío e inmoral comportamiento de dos sacerdotes de Israel: Ofni y Finees, hijos del sumo sacerdote Elí, quien se caracterizó por su descuidado compromiso con la formación de sus dos hijos. Concluye el pasaje con la dolorosa expresión en 1Sa.4:22: ”Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios”. El retiro de la presencia de Dios, de un pueblo impío, inmoral, pecador. Uno de los protagonistas es el sumo sacerdote Elí, su historia podría ser la de cualquiera de los aquí reunidos. Este hombre fue llamado a servir a Dios, de dos maneras privilegiadas: primero como “papá” y segundo como juez y sumo sacerdote de Israel8.

1 1Sa.7:3-4 2 1Sa.8:2-3 3 1Sa.2:12-17; 22-26 4 1Sa.4:3-7:2 5 1Sa.12:23 6 1Sa.1-4 7 1Sa.1:1–2:11; 2:18-21; 2:26; 3:1-21 8 1Sa.1—4;14:3; 1Re.2:27

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Cada uno de nosotros, ha sido llamado a servir a Dios de varias maneras, quienes somos papás, mamás, hemos recibido un muy especial llamamiento. Como juez y sumo sacerdote, Elí estaba encargado de escuchar, mediar y decidir en asuntos civiles9 y a la vez era el mas alto dignatario religioso; representaba al pueblo, confesaba sus pecados delante de Dios, y hacía expiación por todos los pecados de Israel una vez al año 10, en razón de esas funciones le correspondió participar en la dedicación de Ana, de su hijo Samuel y velar por el crecimiento y servicio de este a Jehová, 1Sa 2:11:

“Y Elcana se volvió a su casa en Ramá; y el niño ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí”.

Una de sus más importantes funciones era la de enseñar la ley, por lo que debía conocerla muy bien, naturalmente el carácter del sacerdote debía evidenciarse por una incuestionable santidad. Elí cumplió sus obligaciones sacerdotales, cuentan las Escrituras que actuó con celo al creer que Ana estaba ebria, y por esa razón le reconvino: 1Sa.1:12-14:

“Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino”.

Pero inmediatamente conoció la realidad de la situación, le bendijo, Vs.15-17:

“Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho”.

Elí estuvo presente cuando Ana, en pago por su promesa, ofreció un becerro y dedicó al pequeño Samuel para que sirviera a Dios toda su vida y cuidó de Samuel mientras este servía en el templo de Jehová. 1Sa.1:24-28:

“Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la

9 Ex.21:22; Dt.16:18. 10 Lv.16:11-22-.

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casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño. Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí. Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová”.

Elí tuvo la sabiduría y el buen criterio para guiar a Samuel cuando fue llamado por el Señor 1Sa.3:1-10:

“El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia. Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver, Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada, Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí. Y corriendo luego a Elí, dijo: Heme aquí, ¿Para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y él se volvió y se acostó. Y Jehová volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel, vino a Elí y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada. Jehová, pues, llamó la tercera vez a Samuel. Y él se levantó y vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven. Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar. Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye.

Elí se inquietó por las palabras de Jehová a Samuel, pero una vez que las conoció, pese a ser muy desconsoladoras, se sometió a la soberanía y voluntad de Dios, 1Sa.3:16-18:

“Llamando, pues, Elí a Samuel, le dijo: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí. Y Elí dijo: ¿Qué es la palabra que te habló? Te ruego que no me la encubras; así te haga Dios y aun te añada, si me encubrieres palabra de todo lo que habló contigo. Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada. Entonces él dijo: Jehová es; haga lo que bien le pareciere”.

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Eli tuvo gran angustia, hasta la muerte, cuando el arca del pacto de Jehová fue llevada a la guerra, 1Sa 4:18:

Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla al lado de la puerta, y se desnucó y murió; porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel cuarenta años.

Eli cumplió sus obligaciones sacerdotales, pero las cumplió a medias, NO las cumplió fielmente, y algo mas grave, su desempeño como papá, fue un verdadero fracaso, Elí fue un verdadero fiasco como papá. Elí no ejerció bíblicamente la autoridad que Dios le dio como sacerdote y menos como papá; por ejemplo, uno de los enormes pecados de Israel, fue usar el arca del pacto como amuleto para la guerra, en medio de ese caos de autoridad y de principios bíblicos de vida, el pueblo de Israel viéndose derrotado por los filisteos, en vez de acudir a Dios para buscar su voluntad, en vez de arrepentirse de su pecado, acudió al arca y la usó como un amuleto; 1Sa. 4:3:

“Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos”.

No se ve a un Elí oponiéndose firmemente a tal exabrupto, que terminó en que el arca fue capturada por los filisteos, quienes también la tenían por amuleto. Elí tampoco usó bíblicamente la autoridad que Dios le dio como “papá” para educar a sus hijos. Hermano cristiano, tu y yo, si somos “papás”, hemos recibido de Dios la autoridad y los elementos para ejercer autoridad bíblica sobre nuestros hijos, por lo tanto somos responsables de ejercerla conforme a la voluntad de Dios, vamos a ver como Elí se negó reiteradamente a ejercer autoridad bíblica sobre sus hijos y vamos a ver las consecuencias de su negligencia.

NOTA: Jóvenes: no crean que si sus padres fallan en el ejercicio de la autoridad bíblica, tal falla les excusa a ustedes y les autoriza a practicar el pecado, ustedes son responsables delante de Dios y de sus padres y deben obedecer, si sus padres llegaran a fallar en el ejercicio de la autoridad, ustedes deben orar por ellos, hacérselo notar “respetuosamente” y someterse, pero mucho mas que eso, ustedes tienen las Escrituras y son

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responsables delante de Dios, ustedes están llamados a vivir una vida santa, una vida para Dios, aun si sus padres llegaran a fallar en el ejercicio de la autoridad y educación.

Elí no ejercía autoridad, no la ejerció para detener al pueblo en su empeño de usar el arca como amuleto en la guerra, no la tuvo para guiar a sus hijos, quien fuera sacerdote de Israel, lo fue sin ejercer autoridad y eso se reflejó en sus dos hijos Ofni y Finees quienes también eran sacerdotes. El pecado de estos dos hijos fue tremendo, la Biblia dice en 1Sa.2:12 que los hijos del sumo sacerdote eran hombres impíos y que no tenían conocimiento de Jehová. El término impío en el hebreo es sinónimo de injusto, malo, malvado, perverso, pestilente, ¿se imagina usted a una persona cuya alma tiene olor pestilente, olor a muerte? Eso es lo que dicen las Escrituras de los hijos de Eli. Aquel que es impío tiene deseos malvados, desafía las leyes de Dios, ¡¡ desafía la persona de Dios !!, se rebela contra las demandas de Dios, así eran los hijos del sumo sacerdote. La obra de salvación solamente es de Dios, todo aquel que no ha sido objeto de la gracia de Dios es un “impío” su alma tiene olor pestilente, olor a muerte delante de Dios. Nuestros hijos, como cualquier otro ser humano, han nacido muertos en delitos y pecado11, han sido concebidos en maldad12, son impíos. Tu y yo necesitamos, urgentemente clamar de rodillas delante de Dios, permanentemente clamar a Dios, implorando por su obra salvadora en nuestros hijos. Esta realidad debe enfocarnos en el objetivo mas importante que hemos de buscar en el ejercicio de nuestra autoridad y educación de nuestros hijos: Predicarles a Cristo. Ofni y Finees eran impíos y no tenían conocimiento de Jehová13, esta frase es muy diciente: “no tenían conocimiento”, es decir, Elí no se tomó el tiempo, ni se esforzó suficientemente en la enseñanza de la ley a sus hijos, -Claro a partir de cierta edad es responsabilidad de cada persona- queda en el aire una cierta sensación de que no solamente no tomó tiempo cada día, desde su mismo nacimiento, para enseñarles, sino que tampoco sus hijos vieron en él, el testimonio del día a día sometido a la voluntad de Dios. Ofni y Finees aparentemente ayudaban a su padre, pero realmente abusaban de su condición de sacerdotes, 1Sa.2:12-16:

Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová. Y era costumbre de los sacerdotes con el pueblo, que

11 Ef.2:1 12 Smo.51:5 13 1Sam.2:12

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cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras se cocía la carne, trayendo en su mano un garfio de tres dientes, y lo metía en el perol, en la olla, en el caldero o en la marmita; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían con todo israelita que venía a Silo. Asimismo, antes de quemar la grosura, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que asar para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda. Y si el hombre le respondía: Quemen la grosura primero, y después toma tanto como quieras; él respondía: No, sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la fuerza.

“No satisfechos con las porciones especificadas de los sacrificios que se daban a los sacerdotes14 tomaban para sí toda la carne que podían sacar de la marmita con un garfio de tres pinchos . . . La Ley ordenaba que la grosura del animal dado en sacrificio tenía que ser quemada sobre el altar para el Señor15. En contraste, los hijos de Elí exigían que los adoradores les dieran la carne cruda, incluyendo la grasa”.16 Y amenazaban con el uso de la fuerza si quien ofrecía sacrificio se negaba, dice 1Sa.2:17:

“Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová.”

El pecado de estos impíos era tal, que su mala fama se había extendido a todo el pueblo, Vs.22, “todo Israel”, Vs. 24 “el pueblo de Jehová” le hacía saber a Elí el terrible pecado de sus hijos, que había llegado a tal punto y descaro que “dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión”; Ofni y Finees habían copiado de los cananeos, la perversa costumbre de la prostitución religiosa, Mas adelante en los versículos 22 al 25 dice:

“Pero Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes. No, hijos míos, porque no es buena fama la

14 Dt.18:3 Y este será el derecho de los sacerdotes de parte del pueblo, de los que ofrecieren en sacrificio buey o cordero: darán al sacerdote la espaldilla, las quijadas y el cuajar. 15 Lv.7:31 Y la grosura la hará arder el sacerdote en el altar, mas el pecho será de Aarón y de sus hijos. 16 MacArthur John; La Biblia de Estudio MacArthur; Ed. Portavoz; USA; 2004, pag.353

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que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová. Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová había resuelto hacerlos morir.”

Elí, era sacerdote, pero además era papá, Elí tenía la autoridad y el conocimiento para encausar a sus hijos y para disciplinarlos por su pecado, pero no lo hizo a tiempo y ahí están las consecuencias. Elí habló con sus hijos acerca de las malas acciones que estaban cometiendo, pero no con la necesaria energía y autoridad para impedir que deshonraran al Señor. La responsabilidad de mantener al pueblo de Dios ante Él residía en la casa sacerdotal, de ahí lo enorme del pecado de los jóvenes, y la gran responsabilidad de Elí por su negligencia. Dice Lv.21:9:

"Y la hija del sacerdote, si comenzare a fornicar, a su padre deshonra; quemada será al fuego".

De manera muy especial, los hijos de los sacerdotes, debían vivir en santidad, en caso de inmoralidad sexual, el castigo común era el apedreamiento17 pero en el caso de los hijos de los sacerdotes el castigo era “ser quemado al fuego”, es decir, en sometimiento a la Palabra de Dios, que Elí conocía muy bien, por cuanto uno de sus deberes era enseñarla, Elí debió llevar a sus inmorales hijos a juicio y muy a su pesar, entregarlos para ser quemados en el fuego, evidentemente no lo hizo, fue permisivo, indiferente y tolerante con el pecado. Teniendo conocimiento sobre el grave pecado de sus hijos, debió detenerlos en su proceder pecaminoso, pero no lo hizo. Otra de las funciones del sumo sacerdote, la mas importante, era confesar todos los pecados de Israel, hacer expiación18, sin duda, cada año, al momento de confesar sobre la cabeza del macho cabrío, Elí debió tener en mente los pecados de sus hijos; pero no hizo nada, permitió que siguieran en sus impíos comportamientos. Elí fue infiel en sus responsabilidades sacerdotales y paternales, ante tal forma de vida, que deshonraba el nombre de Dios, Dios que es grande en misericordia, pero que no tendrá por inocente al malvado, decidió disciplinar a aquellos impíos hijos, a aquel negligente padre y a toda aquella idólatra nación. Y note hermano como las Escrituras permiten ver que aun a pesar de la advertencia que Dios le hizo a Elí, este

17 Dt.22:21 18 Lv.16:11-19; 20-22

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no solo no ejerció autoridad, sino que no se arrepintió de su pecado, porque mi querido hermano, no ejercer la autoridad dada por Dios, es pecado. Elí oía lo que sus hijos hacían19, el pueblo le hacía conocer los malos procederes de sus hijos20, tenía conciencia de que sus hijos hacían pecar al pueblo de Jehová21 pero no pasó de una ligera amonestación. A partir de 1Sa.2:27 se cuenta como vino un varón de Dios a Elí y le dijo: “Así ha dicho Jehová. . . ” y le manifestó el enojo de Dios, 1Sa 2:29:

¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?

Note como Dios a través del varón resalta el grave pecado de Elí: "has honrado a tus hijos más que a mí" y a continuación anuncia las consecuencias, la disciplina, 1Sa2:31: la casa de Elí será cortada, Vs.32, humillada; Vs.33, su descendencia sufrirá grandemente y morirá tempranamente y si quedare alguno, Vs.36, padecerá hambre y será humillado. Y como acostumbra a hacerlo Dios, para que no quede duda, sentenció en 1Sa 2:34:

Y te será por señal esto que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Finees: ambos morirán en un día.

Si usted continua leyendo atentamente notará que no hay manifestación alguna de arrepentimiento de Elí, ante tan tremendo anunció: tu casa será destruida y tus hijos “ambos morirán en un día” no se ve a Elí hablando, exhortando a sus hijos y note la gracia de Dios, en el llamamiento de Samuel, Dios repite el anuncio a Eli y bueno Elí se somete a la soberanía de Dios, pero ¿dónde está el amor de Elí por sus hijos? No se le ve llamándoles, advirtiéndoles del juicio de Dios, nada de eso, ¡¡ que tragedia !! ¿Qué haría usted papá ante tal anuncio? Quiero llamar su atención a lo siguiente, este pasaje de las Escrituras concluye en el versículo 22 del capítulo 4:

Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios.

19 1Sa.2:22 20 1Sa.2:23 21 1Sa.2:24

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Es decir, la presencia de Dios fue retirada de Israel, esa es una disciplina terrible y obedeció al grave pecado de Israel, cuyo resumen vimos en los últimos capítulos de jueces, recuerde la historia de Micaía, los hombres de Dan y el levita y la concubina, recuerde la situación en que se encontraba sumergida Israel, Jue.21:25:

En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.

Pero ha querido Dios llamar la atención sobre un muy grave pecado, volvamos a 1Sa.3:11-14:

Y Jehová dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos. Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin. Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado. Por tanto, yo he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas.

¿Nota el gravísimo pecado de este negligente papá?

“por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado”.

Cualesquiera que hayan sido las razones de Eli, él no cumplió su deber paterno de ejercer autoridad y disciplina sobre sus hijos, Elí podría excusarse en que les amaba tanto que no quería causarles sufrimiento, o podría excusarse en que tenía tanto trabajo que no le quedaba tiempo, o podría excusarse en que en medio de tanta corrupción que les rodeaba de nada valdrían sus esfuerzos, cualquiera que fuera la excusa, Elí no cumplió sus obligaciones y condujo a sus hijos a muerte. Dios le advirtió varias veces, a través de un varón22 señaló claramente su pecado: “has honrado a tus hijos más que a mi”23; a través de Samuel: “porque sus hijos han blasfemado a Dios, y el no los ha estorbado”24, a través del pueblo que se quejaba ante él.

22 1Sa.2:27 23 1Sa.2:29 24 1Sa.3:13

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Dios es Dios de gracia y misericordia, pero también lo es de justicia y no permitirá que su nombre sea blasfemado, Dios cumplió su palabra, 1Sa.4:17-18:

“Y el mensajero respondió diciendo: Israel huyó delante de los filisteos, y también fue hecha gran mortandad en el pueblo; y también tus dos hijos, Ofni y Finees, fueron muertos, y el arca de Dios ha sido tomada. Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla al lado de la puerta, y se desnucó y murió; porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel cuarenta años”.

En un mismo día murieron estos impíos de cuya impiedad, por negligencia, su propio padre fue cómplice y fue retirada de Israel la presencia de Dios, son varias las razones que Dios tuvo para retirar su presencia, pero él ha querido llamar la atención de manera especial al pecado de no ejercer autoridad bíblica sobre los hijos, es una advertencia para el creyente de todos los tiempos, estamos llamados a cumplir nuestro deber como padres, a ejercer autoridad y disciplina bíblica sobre nuestros hijos para que se conviertan a Dios, se aparten de pecado y vivan para su gloria. Bibliografía

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