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Entre la primera y la segunda vuelta 3 ntre la primera y la segunda VUELTA I No queda más que seguir rumiando sobre las preguntas que aparecieron con los resultados electorales del 9 de abril (muy distintas de las que trajeron las elecciones del 2001): ¿Cuánto peso han tenido en el triunfo de Humala el nacionalismo, el militarismo, la mano dura o el hecho de ser outsider ? ¿Cómo entender cada uno de estos “ismos” a estas alturas? II Una primera mirada a la nueva composición del Congreso. III Mucha información para que usted saque sus propias conclusiones y pronósticos. IV Opiniones distintas del IDL, no en tono de pronunciamiento público sino como parte del debate.

ntre la primera y la segunda VUELTAidl.org.pe/idlrev/revistas/176/3-8.pdf · 2018. 2. 22. · Matilde Ureta: En alguna medida, estamos en un ámbito prácti-camente emocional todo

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  • Entre la primera y la segunda vuelta 3

    ntre la primera y la segundaVUELTA

    INo queda más que seguir rumiando sobre las preguntas que aparecieron con los resultados electorales del 9 de abril (muy distintas de las que trajeron las elecciones del 2001): ¿Cuánto peso han tenido en el triunfo de Humala el nacionalismo, el militarismo, la mano dura o el hecho de ser outsider? ¿Cómo entender cada uno de estos “ismos” a estas alturas?IIUna primera mirada a la nueva composición del Congreso. III Mucha información para que usted saque sus propias conclusiones y pronósticos. IV Opiniones distintas del IDL, no en tono de pronunciamiento público sino como parte del debate.

  • nº 176 mayo 20064

    Voto emocional

    Ángel Páez: En la primera vuelta se ha dicho que el gran porcen-taje del voto por Ollanta Humala ha sido emotivo y los otros re-fl exivos. Pero en la segunda vuelta hay una paradoja: los que no quieren votar por Humala van a emitir un voto de rechazo —es decir, también emotivo— esta vez a favor de Alan García.Matilde Ureta: En alguna medida, estamos en un ámbito prácti-camente emocional todo el tiempo: en la primera, en la segunda o en la tercera vuelta. Y es lógico, porque si todos sospechamos de todos, quién va a leer un programa político y creer en él. Es sustan-tivo el elemento de sospecha y, por lo tanto, también el elemento primordialmente emocional.Ángel Páez: Resulta paradójico porque este proceso electoral ha sido inusual respecto de los anteriores, por tres cosas fundamen-tales. Primero, porque se han puesto en juego normas legales: la Ley de Partidos Políticos, la ley de registro de organizaciones po-líticas, el control y fi scalización de los fondos, la famosa hoja de vida de los candidatos, cosa que no había ocurrido nunca antes en la historia del país. Estos componentes normativos son el resulta-do, obviamente, de todas las experiencias perversas de la práctica política de la época de Fujimori y Montesinos.Con estas medidas iba a haber una suerte de obstáculo para que no se repitieran estas perversidades, pero ha sucedido lo contrario: hubo fujimoristas y montesinistas en casi todas las listas. A es-

    Nos reunimos con la psicoanalista Matilde Ureta de Caplansky, la historiadora María Emma Manarelli y el periodista Ángel Páez para leer e interpretar los resultados de la primera vuelta del proceso electoral. Durante la conversación surgieron vetas e hipótesis originales que sin duda enriquecen el debate. La importancia del tema de género, por ejemplo —sobre todo, el temor de los peruanos a que las mujeres sean autoridades públicas—, y la percepción del Estado como representación de un clan. Por ideele estuvimos Ernesto de la Jara, Isaías Rojas y Rocío Silva Santisteban, esta última encargada de su edición.

    Segunda vuelta

    EL MAL MENOR Las dos opciones y

    CONVERSATORIO

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    tas alturas, haber estado vinculado de alguna manera a casos de corrupción del montesinismo ya no es un estigma, ya no representa un obstáculo para llegar a la política.Emma Manarelli: Quisiera regresar a cuestionarnos qué es un voto emocional. Yo pensé que Lourdes Flo-res iba a conseguir muchos menos votos, que Humala iba a lograr más y que Alan García no iba a aparecer tanto. Ahora, lo ocurrido me parece insólito.

    Imposible una mujer como autoridad públicaEmma Manarelli: Creo que Alan García ha pasado a la segunda vuelta debido a una profunda difi cultad del electorado para reconocer a las mujeres como autori-dad pública. En un país en el que las mujeres policías son escupidas y cacheteadas por el cobrador de mi-cro, donde hay una violencia doméstica más alta que en cualquier país de la región, es imposible que una mujer sea respetada como autoridad pública. Para mí pasa a segundo plano que sea la candadita de los ricos. La gente ha dicho: “El único que se puede enfrentar a Ollanta Humala es Alan García; Lourdes no le va a ganar”.ideele: ¿Crees que el asunto de género ha sido un ele-mento decisivo y fundamental?Emma Manarelli: No pienso en causas determinan-tes, pero sí me parece que es un elemento importante y que no solamente explica eso, sino un montón de cosas más.ideele: ¿A pesar de las cifras de las encuestas?Emma Manarelli: Una cosa es la fantasía, elucubrar, refl exionar, pero luego vas palpando la realidad y esta se va alejando de las posibilidades.

    El Estado peruano es clánico y domésticoEmma Manarelli: Hay sospechas frente al Estado porque no es una institución pública sino doméstica. Como una familia: los parientes tienen sospechas del hermano, de la mamá; a quién prefi ere, las rivalida-des. La desconfi anza se debe a que no hay institucio-nes, sino básicamente fi guras tutelares.Ángel Páez: Pero si había temor en la ciudadanía por darle el poder a una mujer, ¿cómo se explica entonces el medio millón de votos por Keiko Fujimori?Emma Manarelli: Porque postula para congresista y no para la Presidencia. Y fi nalmente Keiko es la hija, mientras que Lourdes no es ni madre ni esposa ni nada. Incluso en un país en el que los vínculos de pa-rentesco no están disociados realmente del Estado y

    del poder político a varios niveles, Keiko Fujimori está asociada a un clan. Mucha gente ve a Fujimori, toda-vía, como la representación del orden, y se lo exculpa porque “no sabía” lo que realmente hacía Montesinos. Finalmente el clan perdona, perdona al hermano, per-dona al otro, a no ser que se maten entre ellos. Creo que por ahí va la cosa: por el clan y la relación tutelar del parentesco.Matilde Ureta: Hubo un momento cuando se tuvo la fantasía de que en el Perú podía ser posible una Presi-denta mujer igual que la de Chile. Pero nuestra candi-data tenía un handicap: no era madre.Emma Manarelli: Como si los presidentes fueran madres…Matilde Ureta: Por otro lado, el voto por Keiko era el voto por el padre, como el voto por Luciana León obe-deció a su aspecto físico: una chica muy bonita pero a la que si se la deja hablar quince minutos seguidos no puede articular ningún análisis. ¡Para qué va a hablar: una bonita se luce! En cambio Lourdes, gorda, soltera, no madre, potencialmente virgen o lesbiana, tiene que hablar, bajar, sudar, subir, correr. Es una mujer que ha hecho lo que esperan los varones que hagamos; es decir, todo.

    Caída y resurrección de la plana mayorideele: No debe sorprendernos el grado tan profundo de penetración de la cultura militar en la cultura po-lítica peruana. Recordemos que hemos estado sujetos casi veinte años a regímenes de excepción, con una fuerte presencia militar, particularmente en las zonas de la sierra andina donde se desató la violencia.Ángel Páez: El militarismo no ha sido eliminado; es una tradición que se mantiene, y la encarnación de ese militarismo es Ollanta Humala. Cuando termina la dictadura militar de Velasco y Morales Bermúdez el militarismo sobrevive, pervive y se desarrolla debido a la lucha contra la subversión. Hay que recordar que el primer Ministro del Interior del Gobierno de Belaun-de era un civil, y que fue sacado para poner a un gene-ral. En el Gobierno de Alan García, cuando se crea el Ministerio de Defensa, son generales los que asumen esta cartera. Toledo hace lo mismo: los tres primeros años los ministros de Defensa fueron civiles, pero lue-go pasa al retiro al general Chiabra para que asuma el Ministerio de Defensa, y ahora está otro general.Por cierto, los militares no solo han recuperado capa-cidad de decisión, sino también el manejo de una gran cantidad de dinero. Toledo asumió el poder el 28 de julio del 2001 diciendo que no íbamos a destinar pre-

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    supuesto para adquisición de armamento, pero en el 2005 constituyó un Fondo de Defensa Nacional por veinte años y le asignó 2.500 millones de dólares. Es obvia la recuperación de este militarismo que se man-tiene por el fracaso de la democracia de Toledo, con, evi-dentemente, alguna responsabilidad de la sociedad civil.Emma Manarelli: En algún momento asocié la apa-rición de Humala en la escena política, un personaje más o menos insólito, como contraposición a lo que sucedió con la caída de la plana mayor del Ejército.Ángel Páez: Cinco comandantes generales de las Fuerzas Armadas están presos ahora…Emma Manarelli: Exacto. Nunca antes había pasado eso. Y luego aparece alguien como Humala. ¿No será un estertor, un manotazo de ahogado, una reacción ante esta situación?Matilde Ureta: Tu sospecha me parece que se sostiene. Emma Manarelli: Son dos eventos inéditos. Ahora nos enteramos de ese Fondo impresionante.Ángel Páez: ¿Se imaginan este Fondo en manos de un militar nacionalista?

    El mal menorideele: ¿Creen que hay una relación entre militarismo-patriotismo y nacionalismo? La población no necesa-riamente establece esta relación, sobre todo en zonas donde el abuso de los militares fue frecuente. Lo que hace Humala es juntar un discurso radical de derecha con uno de izquierda. Nuestra pequeña primavera de-mocrática nos duró dos años y medio, tiempo breve para una ilusión de los civiles controlando la cuestión militar. Hoy Humala moviliza, despierta esa imagina-ción que está circulando con el discurso nacionalista, que trata de explicar la situación de exclusión, de po-breza, de miseria de mucha gente, principalmente en el campo andino.Matilde Ureta: Hasta qué punto los procesos identifi-catorios que las masas pueden sufrir no han funciona-do también; es decir, la presencia de un mestizo como Humala ha podido calar también por la posibilidad de identificar alguien que “me represente”. Confieso, con toda sencillez, que no tengo cómo entender que Hu-

    mala haya sacado una votación tan alta en zonas como Ayacucho o Madre Mía. Tampoco puedo entender a Carlos Tapia diciendo que él es humalista porque va a llevar las propuestas de la Comisión de la Verdad al programa del Partido Nacionalista. Ni a Humala, que dice “yo soy un buen soldado”, y sabemos que está absolutamente en contra de un juicio a los militares. Un comisionado de la CVR puesto al servicio de Hu-mala públicamente y haciéndole propaganda, es un contrasentido.ideele: Se ha dicho que Alan García y Ollanta Humala son percibidos como el mal menor por dos sectores di-ferentes de la sociedad. ¿Cuáles serían sus razones?Ángel Páez: La gente piensa que Alan García ha co-metido tantos errores, ha hecho tan mal las cosas, que ya no las puede hacer peor. En el caso de Ollanta Hu-mala se añora orden y tranquilidad, aun cuando en ese afán se vaya a matar veinte personas, pues habrá un millón que van a estar tranquilas.Matilde Ureta: Yo creo que Humala podría estar representando en el imaginario no al outsider propia-mente dicho, sino a alguien nuevo que va a cambiar las cosas. Él se ha encargado de decirlo en su discurso: “Si en ocho meses he armado un partido, imagínen-se ustedes lo que vamos a hacer con el país en cinco años”. A su favor se encuentra el factor étnico, y un discurso completamente gaseoso que dice de todo y no dice nada.En el caso de García, lo que la mayoría de la gente repite es que algo debe de haber aprendido, no se puede creer que sea tan bruto. Y, por último, tiene las ventajas de lo conocido. Es una paradoja lo que planteo, porque si bien es cierto lo desconocido es un valor, lo conocido también es un elemento valorado por la población.Emma Manarelli: Hay gente que está contra Hu-mala porque detestan lo autoritario. Pensé: la gente está rechazando las actitudes paternalistas, vertica-les, una reivindicación por la libertad. Eso es saluda-ble y, a su vez, otras personas sostienen que “por lo menos Alan García es un demócrata”. Los que están votando por Ollanta no votan por el cambio, porque finalmente un soldado es lo que han conocido cinco generaciones atrás.Matilde Ureta: Lo que está flotando en todas las ca-bezas es el hecho de que Humala representa, en alguna

    La gente piensa que Alan García ha hecho tan mal las cosas que ya no las puede hacer peor. Con Ollanta Humala se añora orden y tranquilidad, aun cuando en ese afán se vaya a matar veinte personas.

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    medida, a los militares. Creo que la gente piensa que es más fácil frenar a los apristas que a los militares.Emma Manarelli: El problema es que, como sociedad civil, ¿con qué contamos para parar a cualquiera?

    En el dolor... víctimasideele: ¿Consideran que un amplio sector se identifi ca con Humala como víctima?Ángel Páez: Él trabaja mucho su perfi l de víctima: víctima de los medios, de la CADE, del Jurado Nacio-nal de Elecciones. Por eso la gente de derecha le dice “el llorón”. Pero para la gente que está votando por él, es lo contrario.ideele: Pero ¿no sería un contrasentido un militar llorón?Matilde Ureta: En la entrevista que le hicimos a Hu-mala en RPP él aludió a lo de víctima. Le pregunté: “Usted se ha referido a esta etapa electoral como una cloaca, ¿No tiene usted miedo de embarrarse?”. Y me contestó: “Si ya estoy embarrado. ¿No ve usted cómo me atacan?: que si me he robado la mochila de Feliciano, que si he hecho esto. Yo soy una víctima…”.Emma Manarelli: ¿Y lo hará espontáneamente o por indicaciones de sus asesores?Matilde Ureta: Me parece que le dan la cartilla y él la aprende de memoria. Cuando fue a RPP estaba menos parametrado.Ángel Páez: Otro elemento que él maneja como parte de su perfi l es la cuestión étnica. Sin embargo, Huma-la sabe perfectamente que funciona más afuera que adentro. Lo digo por experiencia. Durante la cobertu-

    ra del proceso electoral algunos jefes de prensa de dia-rios extranjeros en los que colaboro me preguntaban: “¿Cómo está el candidato indígena Ollanta Humala?”. Yo argumentaba que Humala no es indígena, que nació en un barrio de Lima y vivió siempre en un lugar pri-vilegiado. Pero la gente de El País, Clarín, New York Ti-mes, de La Tercera, todos lo tienen como una persona con ese origen.ideele: ¿Y cómo percibe lo étnico la población, esto es, hacia dentro?Ángel Páez: A Ollanta Humala lo han vestido hasta de inca. A Lourdes Flores de nada, hasta donde yo sé: simplemente era su sombrerito y punto. No podían ponerla de diosa inca.Matilde Ureta: Pero es un mestizo…Ángel Páez: De acuerdo…Matilde Ureta: Aunque haya vivido en Surco, en San Isidro, es un mestizo. Y García es un mestizo “más blan-queado”, tipo abogado, por llamarlo de alguna manera.

    Ni por la patria, menos por la plataideele: ¿Cuáles son las señales que ustedes ven en am-bos candidatos que, de alguna manera, garanticen lo que se percibe de ellos como “mal menor”? Y ¿cuáles son las señales que alertan sobre la imposibilidad de que cumplan con esas expectativas?Ángel Páez: La propuesta de Ollanta Humala es au-toritaria; es más, luego de los resultados electorales creo que hay una nueva aceptación del autoritarismo: si eventualmente Humala llega al poder, va a tener un auditorio que va a aceptar la mano dura, el deseo de

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    Matilde Ureta de CaplanskyNadine es atractiva, jovencita, articulada, muy inteli-

    gente… Pero me parece que ella es más autoritaria

    que él. Humala viene de una familia muy disfuncional.

    Por eso creo que la idea de clan acerca de la que hemos

    conversado es central. Es importante para seguir pen-

    sando en interpretaciones a partir de esta idea.

    Humala camina de la manito de su mujer a todas partes,

    lo que me parece sumamente tierno pero, al mismo

    tiempo, revela inseguridad. Esto no quiere decir que

    un hombre seguro no pueda llevar a su pareja de la

    mano y abrazarla. Pero hay algo en él que no me cuaja

    psicológicamente. Me parece que es una persona que

    tiene un déficit afectivo bastante visible, con un cierto

    sentimiento paranoide de ser atacado, de no ser que-

    rido. Ustedes saben que la paranoia y la melancolía

    viven en la misma casa, pero en cuartos distintos; son

    vecinos, se pueden pasar de un cuarto al otro. Un día

    puedes sentirte abandonado y triste, completamente

    victimizado, y a la siguiente vez perseguido. De alguna

    manera el paranoide es el melancólico que prefiere

    estar mal acompañado que solo.

    Ángel Páez En el 2001 el Comando Conjunto de las Fuerzas Arma-

    das hizo un estudio sobre probabilidades de subver-

    sión después de la guerra de SL y el MRTA. Concluía

    que el marxismo ya no podía dirigir una asonada de

    índole popular y que la población menesterosa, que

    sufría falta de representación o exclusión social, iba

    a buscar un liderazgo que le permitiera romper con

    toda la tradición política de la cual estaba desilusio-

    nada. Estos sectores se iban a identificar con un líder

    carismático que pusiese por delante sus prioridades;

    por ejemplo, luchar contra los ricos, romper con los

    políticos tradicionales y buscar un tipo de represen-

    tación más concreta.

    Creo que Ollanta Humala, que también era de In-teligencia, ha leído esta evaluación del Comando

    Conjunto, porque ha capturado todo lo que el informe

    menciona y lo ha convertido en su discurso. Me da

    la impresión, incluso, de que materializa lo que fue

    el famoso Plan Verde: lograr captar la esperanza de

    esos sectores empobrecidos y articular una forma de

    gobierno popular según los tradicionales lineamien-

    tos del binomio Pueblo-Fuerza Armada.

    orden expresado como nacionalismo; exigirán revisar los contratos, aumentar los impuestos: temas que estaban en agenda hace mucho tiempo y que no eran resueltos.Matilde Ureta: Tengo la impresión de que Humala básicamente es un gran improvisado, y de que su posi-bilidad de gobernar se sustenta en dos o tres técnicos que en realidad no son malos, son gente capaz, pero en número insuficiente para gobernar este complejo país. Y en el caso de Alan, creo que va a tener dos ti-pos de dificultades: problemas serios en esa oscilación entre las presiones de su partido, del cual va a tratar de prescindir, y las pocas posibilidades que tendrá de llamar a aquellos que quieran colaborar con él. Perso-nas como, digamos, Pilar Mazzetti, como paradigma de gente joven y capaz, no querrán trabajar al lado de García. No creo que haya muchas personas que estén dispuestas a jugarse por él y por la patria.Emma Manarelli: Ni, menos, por la plata… El país es un desafío enorme. Pero ¿cuánto habrán prometido am-bos candidatos y a cuánta gente? ¡Cuánto favor tendrán que pagar, cuánta clientela habrán creado a su alrededor en estos meses! Esta es una de las grandes limitaciones.

    Todo nacionalismo se desvanece en el aireideele: Humala sostiene que su nacionalismo se centra en defender los intereses de la nación. ¿Es eso real-mente el nacionalismo, o su definición es deliberada-mente gaseosa?Ángel Páez: Lo peligroso es que, bajo ese concepto, podemos decir: hagamos la guerra con Chile por los intereses nacionales, compremos 500 millones de dó-lares en tanques para preservar la seguridad nacional. El nacionalismo de Humala es un gran paraguas por debajo del cual puede pasar cualquier cosa. Y se resu-me así: “El que no me apoya no es nacionalista; si no nos apoyas, estás contra nosotros”.Emma Manarelli: Asociar nacionalismo con milita-rismo es un chantaje, una forma perversa de plantear las cosas. Porque, finalmente, lo militar es lo jerárqui-co: es la obediencia, es el sometimiento, es no tener una opinión distinta, y, por último, también implica la exclusión de las mujeres.Matilde Ureta: Lo que dices es en general cierto, no lo dudo; aunque haya algunas mujeres dentro, se trata de una institución básicamente masculina.ideele: ¿La cruz y la espada siguen siendo los principa-les instrumentos disciplinadores en el Perú?Emma Manarelli: Los militares y la jerarquía ecle-siástica son instituciones que se parecen mucho: ex-cluyen a las mujeres, son verticales, no hay posibilida-des de cuestionar el dogma ni lo que dicen, además de estar organizados sobre la tutela patriarcal doméstica. ¿Quién cuestiona al padre en el Perú?, ¿cómo se plan-tea esa relación patriarcal? Tú eres hijo porque yo te engendré, te crié, así que cállate.