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Imprimir Nuestra verdad y nuestra tierra: el Tomelloso recobrado Francisco Javier Navarro | Periódico de Castilla-La Mancha | 17 de Marzo de 2015 Todo pueblo se justifica ante la historia por la verdad que descubre y en la que se siente encajado. Verdad que ordena los pensamientos y marca los caminos de una generación, un cauce para la vida, una fuente de la que emana la palabra. Esta conquista de la verdad que un pueblo arranca al universo le crea una soledad y a su vez supone un lugar desde el que diferenciarse. Escribir, hablar, es defender esa soledad y ese peculio. El escritor escuda esta soledad pues solo en y desde ella se encuentra. Esta diferenciación que producen las raíces generadoras de la verdad queda defendida por la palabra. Y es esta palabra, súbita, instantánea, la que nos permite liberarnos del hachazo de los tiempos. Es la palabra originaria de nuestra verdad la que permite alzar el grito al cielo. Pero no lo olvidemos: siempre vence el tiempo. El hombre pasa y la palabra queda enterrada con su dueño. Nadie gana a la vida. De esta derrota íntima y humana surge la necesidad de escribir. Toda la gloria humana viene de este lado, de esta conquista de la eternidad que supone la palabra fijada en tinta. Salvando a las palabras de su enterramiento con el hombre, de su momentaneidad, crea cada pueblo su verdad. Así la voz de un pueblo entero se alza hasta ese cielo de lo inmortal que llamamos historia. Aquello que no puede ser hablado se plasma de repente en la escritura. La verdad queda así protegida del fugaz paso del tiempo. Si algo caracteriza el habla es que a la palabra hablada “se la lleva el tiempo.” Y es por esto mismo por lo que las grandes verdades no pueden decirse hablando, y porque no pueden decirse deben ser escritas. Todo libro es un martillear al tiempo, un olvidar aquello de que “todo pasa y todo llega.” Así dice José López Martínez: “Partir, / andar por los caminos/ que nosotros pensamos cada día, / porque pensar es caminar al fondo/ del mundo que nos puebla y nos impulsa…/ Ir hacia la verdad/ atravesando el silencio/ de las noches oscuras de la vida…” Es en este caminar de espaldas yendo hacia la verdad, atravesando las noches de la vida, en el que nos embarcamos ahora con los únicos utensilios de la memoria.

Nuestra verdad y nuestra tierra: el Tomelloso recobrado

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Artículo sobre Tomelloso y su historia.

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    Nuestra verdad y nuestra tierra: el Tomelloso recobrado

    Francisco Javier Navarro |

    Peridico de Castilla-La Mancha | 17 de Marzo de 2015

    Todo pueblo se justifica ante la historia por la verdad que descubre y en la que se siente

    encajado. Verdad que ordena los pensamientos y marca los caminos de una generacin,

    un cauce para la vida, una fuente de la que emana la palabra. Esta conquista de la

    verdad que un pueblo arranca al universo le crea una soledad y a su vez supone un lugar

    desde el que diferenciarse.

    Escribir, hablar, es defender esa soledad y ese peculio. El escritor escuda esta soledad

    pues solo en y desde ella se encuentra. Esta diferenciacin que producen las races

    generadoras de la verdad queda defendida por la palabra. Y es esta palabra, sbita,

    instantnea, la que nos permite liberarnos del hachazo de los tiempos. Es la palabra

    originaria de nuestra verdad la que permite alzar el grito al cielo. Pero no lo olvidemos:

    siempre vence el tiempo. El hombre pasa y la palabra queda enterrada con su dueo.

    Nadie gana a la vida. De esta derrota ntima y humana surge la necesidad de escribir.

    Toda la gloria humana viene de este lado, de esta conquista de la eternidad que supone

    la palabra fijada en tinta. Salvando a las palabras de su enterramiento con el hombre, de

    su momentaneidad, crea cada pueblo su verdad. As la voz de un pueblo entero se alza

    hasta ese cielo de lo inmortal que llamamos historia. Aquello que no puede ser hablado

    se plasma de repente en la escritura. La verdad queda as protegida del fugaz paso del

    tiempo. Si algo caracteriza el habla es que a la palabra hablada se la lleva el tiempo. Y

    es por esto mismo por lo que las grandes verdades no pueden decirse hablando, y

    porque no pueden decirse deben ser escritas. Todo libro es un martillear al tiempo, un

    olvidar aquello de que todo pasa y todo llega. As dice Jos Lpez Martnez: Partir, /

    andar por los caminos/ que nosotros pensamos cada da, / porque pensar es caminar al

    fondo/ del mundo que nos puebla y nos impulsa/ Ir hacia la verdad/ atravesando el

    silencio/ de las noches oscuras de la vida Es en este caminar de espaldas yendo hacia

    la verdad, atravesando las noches de la vida, en el que nos embarcamos ahora con los

    nicos utensilios de la memoria.

  • En este rato, que voy a pasar yo con ustedes y ustedes conmigo, en ntima

    comunicacin, nuestra pregunta ser Qu forma tiene nuestra soledad? Cul ser

    nuestra verdad?

    Flix Grande (Flamenclogo, poeta y crtico espaol)

    Una imagen: las sirenas suenan en Mrida y la gente corre despavorida a refugiarse de

    los bombardeos. Silban las sirenas de nuevo y el cielo deja de escupir fuego. Una mujer

    encuentra camino de su casa un cadver de alguien que no ha llegado a tiempo a

    refugiarse. Aquel cadver yaca cabeza abajo y con l se hermanaban miles de cuerpos

    sin vida que yacan, bajo el sol o la lluvia, en cualquier calle annima de Espaa.

    Cuerpos fraternos, cada uno con su nombre, pero todos unidos en la rendicin que

    supone la muerte. Mi madre estuvo loca, estuvo completamente loca, ella saba, su

    corazn saba, su cerebro saba, que su marido estaba a mucha distancia de Mrida, en

    una trinchera republicana, sin embargo se inclin a darle la vuelta al cadver de una

    calle de Mrida porque tuvo el terror de que fuera su marido. No lo era y mi madre me

    cont que llor de compasin y de alegra.

    Fue apenas un ao antes de su muerte cuando Flix Grande, con la cabeza enterrada en

    las canas que sobre su vida sembraron los aos recordaba esta imagen, que por otra

    parte nunca haba olvidado, y que una vez le cont su madre, aquella mujer que llor

    una tarde al resol de las calles de Mrida. Su vida se le caa encima y rememoraba

    tambin al abuelo Palancas que mientras vivi se aliment con lo que su destino le

    pona sobre el plato. Gachas manchegas las ms veces.. El abuelo, aquel tomellosero

    que vivi siendo ejemplo y muri sin saber que lo era. El abuelo Palancas, en cuya

    carne se refleja toda la esencia del mgico Tomelloso del pasado y en cuyo talante

    siempre reluca una especie de conformidad con la vida, pag el regalo de su vida con

    un plazo de agradecimiento diario, sabiendo que era casual y finito como todos los

    seres, y ese conocimiento radical acab siendo la plataforma de sus sosiego y el

    alimento de su tolerancia.

  • El abuelo Palancas posea la gentileza y la sencillez que tiene todo aquello que se

    entrega a la vida sin reservas. Y son esta franqueza y campechana las que hacen que el

    abuelo Palancas sea nuestro abuelo, el abuelo de cualquier tomellosero, el antepasado de

    una generacin entera, el remoto eco familiar de tiempos atvicos. Nuestro abuelo, que

    afront la empresa del vivir con denodada alegra, que destin su adolescencia a ganarse

    el jornal, a aprender el oficio de vinatero, a beber con la prudencia que da la tradicin,

    es -este nuestro abuelo- la estampa de una forma de vida. Y es de su Tomelloso, aquel

    de los caminos de tierra, aquel pueblo con el semblante embrutecido por los tiempos,

    del que surgi la palabra y la imagen, nuestra verdad. Fueron aquellas tierras

    parturientas las que dieron a luz a lo mejor de las letras manchegas. Y es que hay veces

    en que un ser humano sufre tanto que si no se apoya en la pared de un poesa puede caer

    al suelo.

    Pero aquel abuelo muri, y con l un Tomelloso entero que, con los odos atronados por

    el ruido de los caones de la guerra y con los cuerpos hermanos enterrados en cualquier

    terruo de esta nuestra Espaa, tuvo la necesidad de alzar la voz desde las entraas de

    aquel rinconcito perdido de La Mancha. Y el grito se alz muy alto, y las artes, que

    plasmaron aquel grito nos dejaron el sabor agridulce que dejan todas las cosas que estn

    hechas para ser tomadas en serio. As exclamaba Flix Grande: todo mi oficio se

    reduce a buscar sin piedad ni descanso la frmula con que poder vociferar socorro y que

    parezca que es el siglo quien est aullando esa maravillosa palabra.

    Entre el tremebundo panorama de aqul Tomelloso surgi el fuego originario de la

    palabra. Eladio Cabaero, Flix Grande, Garca Pavn, Dionisio Caas y muchos otros,

    hijos y descendientes de aquella muerte del abuelo, de aquel tiempo que muchos aos

    despus rememora Eladio Cabaero:

    Ah tiempo recordable, sombra izada/ como un mal sueo en nuestra juventud, / todo

    ha sido verdad? Qu gran sospecha/ nuestra vida pasada all en el pueblo: / sus fiestas

    de guardar, sus romeras; / () / el pueblo con gamberros por las calles, / gamberros

    como hermanos, cariosos, / bromistas del petardo y de los dichos/ gordos y hasta

    poticos a veces.

    Y aqu estamos nosotros: recordando a los que nos dieron voz y de los que somos hijos,

    intentando barruntar entre el jaleo aquel grito ntimo de nuestro pueblo para localizar en

    su eco nuestra verdad. sta, al igual quizs que toda verdad, tiene al horror por madre.

    Al horror de la guerra en algunos casos, pero tambin a un horror ms silencioso; el de

    la memoria de lo perdido, de lo ya inalcanzable, de aquel pueblo del abuelo diluido en el

    mar de los tiempos.

    Para indagar en estos temas tenemos la gran oportunidad de hablar con Rubn Jos

    Prez Redondo, profesor en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y experto en este

    fenmeno social que es la literatura (y el arte en general) en Tomelloso, fenmeno en el

    que hemos de rastrear la huellas de nuestra verdad y las races de lo que somos. Rubn

    Jos nos confiesa que los dos ltimos libros que ha ledo de un autor tomellosero son

  • Lugar de Dionisio Caas y otro Brasas de la memoria de Jos Lpez Martnez. Su tesis

    doctoral lleva el nombre de Sociologa de la literatura: un estudio de la creacin

    literaria en Tomelloso.

    Francisco Garca Pavn (Escritor y crtico literario)

    Debemos ahora; de nuevo; yo con ustedes y ustedes conmigo, hacer un esfuerzo.

    Escapamos de este gritero de la ciudad y nos transportamos a aquel Tomelloso de hace

    algunos aos. Aquel Tomelloso que Garca Pavn denominaba la Atenas de La

    Mancha. As, dice Rubn Jos: toda la geografa manchega, en general, tiene una

    gentica artstica que tiende fuertemente a la letra. Puede que tenga que ver con

    reminiscencias de la obra maestra de Cervantes unidas al ingenio nato del manchego.

    Sin embargo Tomelloso, en relacin a su nivel poblacional, es un caso singular por la

    gran cantidad de pintores y escritores que tiene, ya sean estos ms talentosos o menos, o

    tengan ms dedicacin o menos a cada una de las artes. Denominar a Tomelloso como

    la Atenas de La Mancha no es ms que una metfora muy bien trada que simboliza la

    grandeza artstica del pueblo. T puedes tener una cosecha excepcional, pero si no

    vuelves a sembrar no volver a salir nada. En Tomelloso se han labrado estos dos

    elementos culturales de una manera extraordinaria para que sigan brotando.

    Escuchamos ahora una voz. Nos habla directamente Garca Pavn (Esta es mi tierra-

    Tomelloso, documental emitido en el ao 83). Tomelloso es un pueblo de origen muy

    peculiar. Casi todos los pueblos nacen con una justificacin. Nacen, yo que s,

    producto de un poblado primitivo, al lado de una iglesia, de un convento, de un ro, de

    alguna fuente de riqueza. Tomelloso sin embargo naci en una de las tierras que menos

    justifica que all se iniciase un pueblo. Tomelloso naci adems en una tierra pobre, en

    un someral, como dicen aqu, en una tierra con muy poco suelo, poco productiva, con el

    rio ms prximo el Guadiana, bastante lejano. No hay nadie que se explique por qu

    naci aqu Tomelloso.

  • Estamos all: en tierra de pedruscos, de viento solanero y campo inagotable. En esa

    ciudad que era Tomelloso, asentada entre llanuras infinitas, ese pueblo que rene la

    esencia del pueblo manchego. En la llanura, azotada por el calor, emergen como plantas

    sin raz los bombos, que construidos de la manera ms elemental, colocando piedra

    sobre piedra, dan cobijo al campesino que trabaja en el inmenso ocano que es el campo

    manchego.

    Fotografa de la antigua Plaza de Tomelloso

    La vendimia: motor de vida tomellosera y madre del trabajo y la ocupacin en

    Tomelloso, recuerdan el enorme madrugn para trabajar, la plaza del pueblo plagada de

    temporeros andaluces y manchegos que ofrecen su ser ms ntimo: el trabajo. Es esta

    misma plaza, en la que an hoy se ve a los ancianos, esos hombres inmarcesibles y con

    las costillas dobladas por los aos, charlando sobre los temas ms importantes del

    mundo, adquiriendo ese saber que no figura en los libros de ni ninguna estantera, ese

    conocimiento profundsimo de la vida y de las cosas que da el haberlas tratado cara a

    cara. Toda aquella sabidura que se reuna en diminutas pero eternas frases. Fue tambin

    aquella plaza la que un 14 de Abril recibi a la Repblica con el corazn en alto y la

    esperanza abierta. Garca Pavn recuerda el da que termina la triste Guerra Civil

    nuestra y entonces ocurre algo inaudito y es que en vez de haber un cambio de

    ayuntamiento sangriento o feroz como hubo en tanto sitios, el llamado alcalde rojo

    entreg la vara al alcalde reciente, al nuevo alcalde del franquismo y todo el mundo lo

    presenci con una naturalidad tremenda.

    Es de estas calles polvorientas, de estos campos desamparados, de aquella plaza siempre

    hogarea, es, repito, en este ambiente casi hiertico, en el que surgi la generacin de

    oro de las letras tomelloseras.

  • Antonio Lpez Torres (Pintor realista espaol)

    Pero no solo las letras se hicieron un hueco. Otra voz. Un hombre de larga barba blanca

    amparado por un sombrero del sol inmisericorde nos habla. No es otro que Antonio

    Lpez Torres: mi iniciacin en la pintura empez en edad muy temprana, en la escuela

    primaria ya dibujaba y entonces pues cuando el maestro se dio cuenta de mi vocacin

    pues me dejaba los sbados por la tarde que no haba clases, pues me dejaba

    dibujar. Yo siempre dibujaba del natural. () Mi padre deseaba que yo aprendiera las

    labores del campo y a los doce aos me quitaron de la escuela y me llevaron a trabajar

    al campo. All aprend el oficio del campesino, al mismo tiempo mi padre me dejaba, a

    ratos, estando en el mismo campo, al capataz le deca que me dejara pintar, y

    aprovechaba la hora de descanso en el campo para salirme a pintar, pintaba pues, que se

    yo; gaanes, la ganadera

    Es este Tomelloso narrado y puesto al desnudo en su esencia por esta generacin en el

    que debemos nosotros, hijos de nuestro tiempo, y hurfanos, por tanto, de cualquier

    otro, buscar nuestra verdad. Es orillando este ensarte de imgenes como podemos hallar

    un sentido. Es solo mediante la consecucin de esta ineludible tarea como podremos

    hallarnos a nosotros mismos. Y es este deseo de re-unin de todas las piezas el que lleva

    a Rubn Jos a emprender la tarea de su tesis doctoral, es este re-hacer un puzle el

    motor de su investigacin y as contesta a nuestra pregunta de qu lleva a un pacense a

    interesarse por un pueblo como Tomelloso y a cules son sus conclusiones: pues, para

    hacerlo muy grfico, es como si de repente te encuentras con las piezas de un puzle y

    alguien tiene la capacidad de unir esas piezas para construir algo, para dotar de

    significado una realidad que sin organizar, por separado, no tendra demasiado sentido.

    Fundamentalmente la conclusin a la que llego es que Tomelloso cuenta con una

    ingente cantidad de piezas artsticas que sin vertebrar se quedaran en la nada.

    Quines fueron los que supieron hilvanar esa realidad individual en una realidad

    social? Pues los intelectuales; los Martnez Ramrez, los Garca Pavn, los Lpez

  • Martnez, los Grande o los Cabaero entre otros en la literatura y los Lpez Torres, Los

    Carretero, los Lpez Garca entre otros en la pintura. Son verdaderos adalides de la

    institucionalizacin del arte tomellosano. En la literatura el crear unos premios literarios

    fue fundamental para la construccin de un puzle con sentido, reforzando y

    alimentando de esta manera el surgimiento de nuevas piezas para el arte. Estos

    intelectuales supieron guiar el talento hacia la construccin social de una realidad

    literaria que exista pero que haba que estructurar para que se reafirmase y no se

    perdiera en el transcurso del tiempo y para ello se realizan diversas acciones.

    Y es que como afirma Rubn Jos no hay mejor promocin para el pueblo que poner

    un tomellosero en algn punto geogrfico del mundo; el orgullo a su tierra, el intenso

    sentido de pertenencia grupal y la capacidad de persuasin hacen del tomellosero el ms

    eficaz medio de transmisin de todo su acervo cultural.

    Es mediante la observacin del campo, mediante el olor a uva de la vendimia, mediante

    ese estar en la plaza y sentirse como en el saln de casa como el tomellosero se

    encuentra a s mismo en su soledad, en aquello que le es peculiar. Es esta una soledad

    compartida que diferencia a Tomelloso de cualquier otro pueblo del mundo. Queda

    alumbrada as esa la soledad de la que habamos partido; queda alumbrada mediante el

    recuerdo del olor de la uva, de la sensacin de estar en la plaza, el jaleo de las risotadas

    de los nios en las calles, esas calles que albergaron la niez de muchos. Es mediante

    este reconocerse donde uno nunca ha estado mediante el cual encontramos aquello que

    hemos llamado nuestra verdad y nuestro peculio.

    Rubn Jos afirma: el ser humano es un ser social y a la vez es un homo simbolicus y

    cualquier tipo de arte es un smbolo que nos sirve para afianzar nuestros usos, valores,

    formas de pensar y sentir, en definitiva nos sirve para consolidar nuestra cultura. Y la

    cultura es muy importante porque, entre otras cosas, sirve para mitigar el vaco y la

    incertidumbre en la que el ser humano se encontrara en soledad. Es la puesta en comn

    de sentimientos e ideas de una colectividad dada. Es por eso que el entorno social es

    absolutamente primario. Por lo tanto, con respecto a lo que me preguntas he de decir

    que est claro que de forma individual las personas pueden trasladar sus ideas,

    pensamientos o sentimientos al papel, pero si eso no se pone en comn sera

    simplemente un hecho residual. Muchos pueblos cuentan con algn vecino que destaca

    en algo, pero si se queda en eso no se puede hablar de fenmeno social. En Tomelloso,

    refirindonos al caso concreto de la literatura, el fenmeno cristaliza por la labor

    comunitaria de los que escriben. Hubo una poca en la que un importante nmero de

    agricultores tomelloseros escribieron, y narraron los acontecimientos ms importantes

    que se daban en Tomelloso.

    Es entonces, en nuestras letras y nuestra pintura en las que reflejamos nuestra soledad

    constitutiva. Es en este desnudarse en el que todos nos descubrimos como estando

    juntos. Es aquel campesino de rostro adusto y con la espalda abrazada por el sol el que

    siente la necesidad de compartir su soledad, su estar en medio del campo como quien es

    lanzado de repente al mundo.

  • De este modo indica Rubn Jos: as escriban sobre la vida rural, las fatalidades, el

    trabajo en el campo o la fe religiosa. Es una importante pgina en la construccin de una

    cultura que se va levantando poco a poco. Que alguien supiera vertebrar esa aficin de

    una manera ms social, creando premios literarios, fomentando los recitales o

    representaciones teatrales y dems eventos permiten que las acciones particulares se

    colectivicen y se genere un fenmeno social que de otra manera hubiese sido difcil de

    dar.

    Volvemos a decirlo: es mediante la plasmacin de esta soledad sentida en el campo

    mediante la cual conseguimos dejar de estar solos, o mejor dicho, hallamos lo que nos

    diferencia y seguimos estando solos, pero en una soledad ya compartida. Escribir o

    pintar significa entonces poder ser con los dems, compartir nuestro ser con la

    comunidad. Solo as, hemos dicho, podemos olvidar nuestra constitutiva soledad. Y este

    escapar de nuestra soledad es siempre singular y genuino. No hay dos vas de escapa

    iguales.

    Preguntamos a Rubn Jos por lo propio de las letras tomelloseras, de la singularidad de

    esta nuestra va de escape: en Tomelloso hay diversos estilos y temticas derivados de

    su lgico proceso evolutivo. Pero una de sus grandes seas de identidad y referente

    tiene que ver con una literatura arropada bajo el manto del terruo que se caracteriza

    fundamentalmente por una exaltacin de la cultura propia, una utilizacin de motivos y

    personajes inspirados en el pueblo y un sentimiento preferencial de lo rural frente a la

    realidad urbana. Esto lo podemos ver no slo en Cabaero o Garca Pavn, sino en El

    Obrero, en Torres Grueso, Castellanos, Madrigal o Rosado entre otros. El terruo hoy se

    ha ido difuminando poco a poco fagocitado por el proceso de globalizacin en el que

    nos encontramos inmersos. No me puedo quedar con un escritor en concreto; me quedo

    con todos porque cada uno aporta algo diferente y maravilloso: por supuesto Eladio,

    Pavn, Flix, los Lpez Martnez, Dionisio, pero tambin poemas de Pozo Madrid,

    Carretero, Moreno Daz, Garca Bols, Cepeda, Rosado, Madrigal... Son tantos y tan

    maravillosos y diversos que no me puedo quedar con uno solo.

    Es mirando a su alrededor como, el tomellosero que todos somos, puede construir su

    cultura y su identidad. Es en medio del campo y de la ardiente tierra de nuestro campo

    inmenso, donde el campesino o el pastor se sienten parte del mundo, sienten aquello

    como suyo, se identifica con la tierra. En ella est su ser.

    Regresamos. Todo aquello ha pasado: la edad de oro de las letras tomelloseras pas,

    pero puede llegar otra. Actualmente hay una generacin de escritores jvenes con

    mucho talento que tienen mucho que decir en el panorama literario como Manuel

    Moreno Daz o Jos Pozo Madrid, que adems han visto reconocido sus talentos en

    premios importantes del pas. El papel de la literatura en el Tomelloso actual debe ser el

    de continuidad con la progresin, el de seguir sembrando para seguir cosechando. No

    hay que temer a los cambios, slo hay que encauzarlos bien e interiorizarlos. Hoy las

    posibilidades son ingentes porque pese a lo que dicen muchos agoreros no es cierto que

    se lea menos. Se lee mucho ms, lo que pasa es que los soportes son diversos (ya no es

  • un nico soporte tradicional) y los motivos muy variados. Simplemente hay que dar con

    la tecla para canalizar todo esto.

    Se diluyen las voces de Garca Pavn y de Antonio Lpez y volvemos a nuestra

    realidad. Tomelloso ya no tiene aquellas calles y los maestros han cado. Esa edad

    dorada no es ya la nuestra. No tenemos ms que libros, papeles y pinturas comidas a

    bocados por el tiempo. Y por eso nos encontramos as; desarraigados de nuestra tierra y

    sin poder ver con claridad nuestro suelo nutricio. Pero una verdad ha salido a relucir; es

    mediante la memoria, mediante ese caminar hacia atrs, como nos encontramos all en

    un tiempo que no es el nuestro. Quizs esto es lo caracterstico del ser humano: que

    puede hallarse mediante la imaginacin y la memoria all donde no est. Y es que si

    queremos conocer la planta hemos de encontrar su semilla. Eso hemos hecho: encontrar

    la simiente de nuestro ser ms ntimo y localizar el suelo que nos soporta. Quizs no nos

    quede de aquel tiempo ms que el olor de las uvas en la vendimia y lo inmortal de las

    letras y pinturas. Pero estamos en otro punto; hemos hallado lo peculiar y genuino de

    nuestra soledad. Y podemos decir as: somos tomelloseros, y con ello, saber lo que

    decimos.

    Puede ver este artculo en la siguitente direccin http://www.periodicoclm.es/opinion/francisco-javier-

    navarro/nuestra-verdad-y-nuestra-tierra-tomelloso-recobrado/20150317130257000695.html

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