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IlI NUESTROS COMPETIDORES EN EL MERCADO. MUNDIAL DE LA NARANJA EI éxito de Sagristfi y los sugestivos beneficios que proporcionara la exportación de naranjas, incrementaron las plantaciones y el comercio del dorado fruto, hasta el punto de que, por esa producción ttpica, éramos princi- palmente conocidos en Europa. Y las españoles vivtamos confiados creyendo que el Jardín de las Hespérides era patrimonio exclusivo nuestro, hasta que la realidad nos ha hecho ver que otros pueblos, osados y diligent^s. para satisfacer su propia apetencia primero, y un afán de lucro después, han repetido la hazaña de fiércules, robñndonos las mitológicas manzanas de oro. Esos pueblos Jóvenes y fuertes, que no padecen la ru- tina ancestral, que disponen de la Mecánica y de la Qui• mica al servicio de !a Agronomfa, han tomado de nuestra producción y nuestra historia lo selecto y positivo, y nos hacen sensible y dura competencia en el mereado mun- dfal. Pasaron aquellos tiempos felices en que nuestras na- ranjas eran las únicas conocidas y consumidas en Europa;. aquellos tiempos en que nuestros frutos, todavta verdes, faltos de sazón; al arribar, tras de cinco meses de priva- ción, eran adquiridos con largueaa y con voracidad consu• midos. Ahoca, durante todo el año, hay naranJes en las fruterfas europeas; ya no podemos precipitarnos a remi- tir primerizos y deficientes frutos, porque, al Ilegar, han de sufrir la comparación con los selectos y sugestivos de otras procedencias, que, en la plenitud de su cosecha, dejan malparados a los nuestro^.

NUESTROS COMPETIDORES EN EL MERCADO. MUNDIAL DE LA NARANJA€¦ · MUNDIAL DE LA NARANJA EI éxito de Sagristfi y los sugestivos beneficios que proporcionara la exportación de naranjas,

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    NUESTROS COMPETIDORES EN EL MERCADO.MUNDIAL DE LA NARANJA

    EI éxito de Sagristfi y los sugestivos beneficios queproporcionara la exportación de naranjas, incrementaronlas plantaciones y el comercio del dorado fruto, hasta elpunto de que, por esa producción ttpica, éramos princi-palmente conocidos en Europa. Y las españoles vivtamosconfiados creyendo que el Jardín de las Hespérides erapatrimonio exclusivo nuestro, hasta que la realidad nos hahecho ver que otros pueblos, osados y diligent^s. parasatisfacer su propia apetencia primero, y un afán de lucrodespués, han repetido la hazaña de fiércules, robñndonoslas mitológicas manzanas de oro.

    Esos pueblos Jóvenes y fuertes, que no padecen la ru-tina ancestral, que disponen de la Mecánica y de la Qui•mica al servicio de !a Agronomfa, han tomado de nuestraproducción y nuestra historia lo selecto y positivo, y noshacen sensible y dura competencia en el mereado mun-dfal. Pasaron aquellos tiempos felices en que nuestras na-ranjas eran las únicas conocidas y consumidas en Europa;.aquellos tiempos en que nuestros frutos, todavta verdes,faltos de sazón; al arribar, tras de cinco meses de priva-ción, eran adquiridos con largueaa y con voracidad consu•midos. Ahoca, durante todo el año, hay naranJes en lasfruterfas europeas; ya no podemos precipitarnos a remi-tir primerizos y deficientes frutos, porque, al Ilegar, hande sufrir la comparación con los selectos y sugestivos deotras procedencias, que, en la plenitud de su cosecha,dejan malparados a los nuestro^.

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    Si no queremos ser arrollados en la lucha comercisl,babremos de abandonar nuestras costumbres y organiza-ción deficiente y anticuada, para adaptarnos a la realidad.

    Vamas a exponer someramente la organización de !osnuevos paises naranjeros, su producción y su comercio,ya que es factor decisivo, en ia dura lucha de la compe-tencia, conocer la posición del adversarío.

    EI factor esencial para ia existencie de un cultivo esel clima, y éste viene determinado por la latitud geográ-fica y la altura sobre el nivel del mar. Es clésico el afo-rismu de Ciasparin: rLa misma lierra que sólo producemaderas en Suecia, produce cereales en ei norte de Fran-cia, viña en el mediodia y ollvos y narañjos en ei iitorairnediterr3neo.^ ^

    EI naranjo vegeta entre lns 30-40° de latitud geogr>3^fica. Examinando el mapamundi, observamos que en e)hemisferio boreal, ademds de Espaita, están en dicha si-tuación: zoeas de Argelia, Trtpoli, Italia, Grecia, Pales-tina, Siria, norte de lndia, China, Japón, Portugal, Azo-res, Antitias y Estados Unidos, y en ei hemisferio aus-trai , las regiones meridionales de Africa, Australia,Brasil, Uruguay, Argentina y Chiie.

    La producción norteamericana.

    Comencemos ei examen por íos Estados Unidos.Fueran dos frailes franciscanos españoles quienes in-

    trodujeron et naranjo en América, divulgando su cultivoen las escuelas de horticultura que fundaron las primerasmisiones. Primero el va!enciano Gálvez, y después, elmallarquin Junipero Serra. Este es el iníciador del naran-jal en California, y tan intensa fué su labor social y eco•nómica, a más de la evangélica, que en 1891 le fué erigi-aa un monumenta, rematado por su estatua, en la capital,la ciudad de San Francisco.

    Los agrios m8s esttmados en América son de origen

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    netamente español, modificados por ei medio y la selec-ción, pues el naranjo es el frutai que más y más prontoucusa las variaciones del cielo y suelo en que vive. Másyue por recordar el origen, por atender a la competencia,los yanquis aplican a sus variedades de agrios calificati•vos relacionados con el fruto españo{.

    Los dos frutos americanos que parecen deslumbrarahora al citricultor espaAol son: la voluminosa naranja^Wáshington Navelr, que Ilega a pesar 600 gramos porfruto, y el «Pomelo^ ► . ^n el Riverside (California), rodea-do por verja de hierro y adornado por conmemorativa lá-pida, aparece uno de los dos ejemplares de esa variedadde naranjas, plantado en 1873 por primera vez, proceden•te de Bahia (Brasil), adonde fuera anteriormente ilevadapor los portugueses en época en que Portugal era un tro-zo de solar español. EI pomelo no es fruta conocida deahora: abundaba ya en 1713, aunque su desarrollo comer•cial sea tan reciente. Se le Ilamó también «naranja de ra-cimo^, y fué introducido en La Florida, al descubrirla, porlos españoles que acaudillaba Ponce de León.

    ss•

    La explotación agrtcola y el labrador norteamericanoson muy distintos a los nuestros. Ferri•Pissani describeaquélla en gráficas frases: «Lo primero que se observa enla campiifa es ia diferencia de paisaje: campos idénticos,donde los cultivos se suceden sin variación. EI árbol, etseto, la encruciJada... todo es repetido. Es la fábricaagrfcola. Nada hay allf que no sea nuevo, práctico, utili-zable. NI siquiera un viejo y derruído muro en que puedanprender la hiedra y el recuerdo.! «Es un paisaje sin alma^,termina diclendo Pissani.

    La hacienda americana tiene poco de pintoresca; lasplantaciones son regu{ares y extensas, en contraste connuestra propiedad, tan dividida. Es frecuente el caso de

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    que pertenezcan a Compañías anónimas de cuantioso ca-pital, como, por ejemplo, la flnca ^Limoneira=, de SantaPaula (California), con más de 200 Ha. de agr'tos, y cuyopresupuesto de gastos para combatir las heladas ascendlóén el año de instalación a más de 90.000 dólares.' El labrador aquel no (Ieva ta afición heredada que alos nuestros caracteriza. Colono improvisado, terrate-niente sin solera, está exento de la rutina perjudicial ycaracterfstlca de los del Viejo Mundo, y explota el suelocon estrecho concepto Industrial, orientándose, aseso-rándose de los expertos, aprovechando los descubrimien-^tos que la técntca y la exper'rencia le aconsejan.

    Tomamos los sigutentes datos del Bureau of Foreingand Domestic Commerce y del Californian Coopera-tion Crop-reporting Servrce, ambas entidades oficiales:

    Hay en los Estados Unidos 120.000 Ha., con 32 millo-nes de árboles del grupo de los agrios. t.a plantaclón sehace más clara: 'l66 firboies por hectárea (23/30 por ta-hulla ó 20;'24 por hanegada). Se eligen las variedades enstandard. De las- plantaciones en plena producción hay:53 por 100 de Wáshington Navet, 45 por 100 de ValenciaLate o tardias y 2 por IOJ de otras variedades. En lasplanteciones jóvenes se observa: 32 por 100 de Navelo tempranás, 67 por 100 de Valencia y 1 por 100 de lasdemás.

    El 95 poc 100 de la producción corresponde a Ftoriday California. Entre las dos produjeron en t9^ 34,5 mi-Ilones de cajas Standard, con peso de 32,55 kilos cadauna, y bastantes de ellas con 150 frutos selectos, y11,33 kilos de peso solamente.

    Las operaciones de cultivo se realizan, en lo posible,por medios mecénicos: io exige la escasez da mano deobra. Es caractertstico el caso que describe Pissani: Ungranjero tenia por único jornalero a un negro, viejo artis•ta de café•concierto,y cuandotas necesidades deta ex•plotación lo requerían, la prísibn central de Maryland ie

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    prestaba dos penados, que se reintegraban a sus celdascuando su cometido en la granja habfa terminado. Y aunhay más: los granjeros vecinos pretendieron conquistar yarrebatarle el criado negro.• Como en tiempos de la da-cadencia romana. según cuenta Tax Weber, en que losgrandes terratenientes se dedicaban ai robo de hombres,apostando saiteadores en los caminos al acecho de obre-ros que trasladaban a la fueraa a sus campos despo-biadoa.

    Según datos de la •Californian Citrus League^, cu-yos soclos reunen 6.500 Ha. de naranjal, el coste de prq-ducción de arroba de fruto en los años 1H24 y 1925 fué e{siguiente:

    Peaetas. Pesetae.

    Mano de obra y cultivo ................. 0,86 1,1tA$ua para riegos ....................... U.27 0,38Abonos. . ... .. ........... 0,53 O,ritiFumigación ylucha contra plagas........ 0,24 0,33Protección contra heladas ............... O,p4 0,07Impuestos .............................. 0,16 0,3tSeguros ............................... 0,01 0,01Bntretenimiento y amortización de edifi;

    cios y materiaf... . ........... 0,22 0,21Gaetos generatea dei e^ricultor... ....... 0,06 0,0TIdem de administracidn social........... 0,07 0,11

    2,56 3,48

    El examen detenido de cada una de las partidas deesta cuenta, en parangón con nuestros usos y costum-bres, nos llevarta demasiado lejos; pero hemos de obser-var que allt la lucha contra las plagas y las heladas sonoperaciones tan corrientes como los riegos.

    La luoha ooatra tas plagas.

    En Callfornia, la lucha contra las plagas y parásitosdel árbol no se hace como aqui, particular y esporádica-mente.

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    EI estar asociados permite a aquellos naranjeros unaacción mancomunada, apoyada por ei Estado. Sirva deejemplo lo ocurrido hace unos meses con la ^mosca blan-ca del naranjoA, procedente del Japón, que se ha des-arrollado produciendo sensible estrago en los departa-mentos de Sacramento y^ti►arysvílte. En la úitima legisla-tura se votaron 40.(:OJ dólares, qc2e con otros tantosaportados por los cultivadores interesados, se están dedi-cando a una activisima campaña de extinción de esta nue-va y grave amenaza que pese sobre la cítricultura norte-americana.

    Combatir Is ^gangrena de los citrusy y otras dos pla-gas importadbs también del Japón costó a los yanquis

    ^quince millones de dólares. La fumigación cianhídricafué un hecho práctico en tos Estados Unidos.

    Se desinfectan departamentos enteros, esparciendolos insecticidas desde aeroplanos.

    EI aspecto más nuevo para la generalidad de los na-ranjeros españoies de la acción en California contra lasplagas del naranjo es la lucha entre los mismos parásitos,y aunque su descubrimiento no haya sido patrimonio deaquellos entomólogos y agrónomos, hay que reconocerque son los que más han hecho por su aplicación y dese.rrallo.

    Si los insectos rfitŭFagosb ( los que se alimentan deplantas) evolucionaran y se multiplicaran sin obstáculosproporcionalmente a su poder prolífico, desaparecerfanen poco tíempo las especíes vegetales que embellecen laTierra y prestan utilidad al hombre. Pero la Naturaleza,previsora, regula las proparciones de área y número deparásítos, para que resulte compatible su exístencia conla de las plantas.

    Aparte de otros factores, procura la lucha por la vidaentre los mismos insectos, de ahf la existencia de fitófa-gos y de predatores o parásitos de parásitos. La hembrapredatora pica los huevecilios del fttófago, y luego, en ei

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    interior de la larva de éste, aparecen los embriones o lar-vas de aquella especie, los que poco a poco roen el inte•riar de la larva, y aun de la crisálida, hasta dejar solamen•te la cuticula.

    La época de puesta de los insectos predatores sueleser más corta que la de los fitófagos, por lo que se em-plean compíementariamente los medios artifíciales de lu-cha: pnlverizaciones, etc.; en cambio, es común entre lospredatores la ^poliembrionia^, es decir, que de cada hue-veciílo depositado por la hembra salen hasta cien embrío•nes o larvas. Es curioso ei método de setección de ambosinaectos: se recogen larvas del parásito, infestadas por elpredator correspondiente, dentro de recipientes de mallemuy fina, para que puedan salir exclusivamente las larva ŝdet segundo, que son de menor tamaño.

    EI procedimiento que viene si$uiéndose para imptentaresta lucha entre parásitos consiste en introducir erc catiazona de cultivo del Globo donde no haya plaga determi-nada muestra de los parásitos perjudiciales y útifes, paraestudiar la acción entre ellos; si el úti! no prospera rápi•damente, será porque no le convenga el medio o porque, asn vez, sufra el ataque de otro parásito, porque existenéstos que pudieran líamarse hiperparAsitos.

    La eoecinelia de Australia acabó con la cochinilla ne-gra de América. Ciertos hongos, /saria y Botritis, sonparfsitos de ios ^l^clolontha (gusano blanco y pardo, cuan-do larvas). Hay ácaros, ardcnidos y microhimenópterosamigos y colaboradores del agricu{tor.

    Actuatmente se ensayan con éxito, que augura satis-factorio porvenir, las aspersiones con cultivos de bacte•Has parásitas de diversas plagas.

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    Lo que sabemos hasta hoy sabre fas hsladasy medios para atenuar sus efectos.

    ^Qué causa produce las heladas? Para contestar a estapregunta resulta necesario un ligero resumen geofísíco.

    El Sol, nuestro manantiai único de calor, envía susrayos a ia Tierra, dándole vida. EI aire atmosférico esdiatérmano, es dectr, deja pasar la mayor parte del calorsolar que recibe directamente; pero no lo es respecko delcelor obscuro, o sea aquet que la superficie terrestre re-fleja, irradia, devuelve hacia las capas siderales, cuyatemperatura en la región exterior a la atmósfera terrestrese calcula en 213° bajo cero.

    Es un hecho afortunado, pues, que ias capas inferio-res de la atmósfera retengan durante y después de la^horas de sol el calor obscuro que irradia la superficie delGtobo.

    Acabamos de decir rcapas atmosféricass; este con-cepto es ya tan del dominio público, que no hebremos dedetenernos,para la mejor comprenstbn de nuestras modes•tas explicaciones, máF que en el hecho consiguiente, tam•bién de sobra conocído, de que dichas ca^as, a medida deque por su contacto con ia tierra adquieren más calor, secaldean y ascienden en la atmósfera, siendo reemplaza-des por otras mSs frías.

    Si la Tierra estuviese quieta y su superficie fuera ho-mogénea y lisa, en la zona tórrida se producirfan corrien•tes aéreas ascendentes, siendo reemplazado el aire de lascapas bajas por otro procedente de las zonas frfas, io queobligaría a las primeras a oríentarse hacía tos polos, yasí el cicio.

    Pero la Tierra no esté quieta. Gíra, y en su rotación,desvta y arrastra a la corriente aérea teórica. Par otraparte, calent8ndose los mares menos que las tierras, seorigfnan corrientes de aquéllos a éstas. Ambos hechos, y

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    por o que al hemisferio boreal se refiere, producen lascorrientes dei noroeste y la atlántica, que al chocar con!as tierras europeas, originan a su vez los vientos domi-nantes en nuestras regiones: el noroeste, norte y nor•este. Cada pats tiene, adem^s, corrientes particularesque dependen de centros de caldeo o enfriamiento y delas depresiones barométricas,

    La inclinación de{ eje de la Tierra y el movimiento detraslación alrededor del Sol originan las estaciones y ha-ctn que un mismo lugar terrestre reciba desiguales cen-tidades de calor durante el año. La diferente altura apa-rente del Sol en verano e invierno produce análogos efec-tos. También la cantidad de calor reci bida depende delnúmero de horas de sol.

    Todo lo anteriormente señalado representa causas ge•nerales para la variación de temperatura de un lugar. Vea-nros ahora las causas particulares.

    La altitud y relieve del terreno influyen en la tempe-ratura de1 mismo. Cuando el suelo es horizontal, el airefrfo, mas denso, se acumula en la superficie. En ciertasocasiones y lugares se ha apreciedo entre la superficie yla capa de aire que envuelve las copas de los árbolea di-ferencias de temperatura que alcanzan varios grados.

    Si el suelo es inclinado y ofrece depresiones y relie-ves, la capa de aire frto se desliza y desciende por laacción de la gravedad; la corriente de alre frto se pliegaal terreno y se detiene en las depresiones; por eso en losvalles la temperatura baja més y los estragos de la hela-da resultan mayores; la agitación del aire y la direcciónde Ios vientos frios modifican considerabiemente ia si-tuación calortfica de una localidad. Esto explica lo ocu-rrido durante la pasada helada en los pueblos de Beniajány Torreagiiera, por su diferente situación respecto alFuerto (Murcia).

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    AI actuar el frfo sobre un árbol, lo refrigera más etala parte baja del tronco, y a1 mismo tiempo en las puntac,por ser en ellas más fuerte la irradiación.

    Acción de la helada sobre las partes leñosas. Ai co-menzar 1a helada se contraen las capas períféricas, com-primen a las interiores y estalian en ios puntos débiles,originando grietas y venteaduras, que, aunque tienden acerrarse en el rcámbium^ o zona generatriz por un a modode parche natural, como la región aiterada resulta máshúmeda y ofrece menor resistencia, arraigan ios hongos ybacterias; además tienden a abrirse en tas nuevas heladasque puedan sobrevenir. A1 suceder el deshieio, ias capasexteriores se dilatan irregularmente y originan huecos en•tre ellas, por desprendimientos o despegues.

    Las partes jugosas, como las yemas y brotes, se en-negrecen y marchitan; las hojas se abarquiilan y caen. Secreyó mucho tiempo que por la helada se congelaba ia sa-via, y af aumentar de volumen rompia los vasos y tejidos,sobrevintendo }a gangrena. EI error de esta suposiciónquedó patente con la senciila y elocuente demostraciónde .` ,̂chacht: si se toma un trozo de patata heíada, naturalo artificiosamente, y se estruja entre los dedos, brotaagua solamente y no se notan ni trazas de almidón; sI losvasos y tejidos hubiesen sufrido fractura, es evidente quebrotarian jugos, y, además, si !as cosas sucediesen comose supuso, ^cómo explícar que volviera tan rápida y fúcit-mente ta vitalidad en los casos de lento deshielo?

    En cuanto a los efectos de la hetada, con relacián aifruto, se ha observado que el naranjo se hiela más y máspronto cuando está movido y cargado de fruto, porqueentonces es mayor la cantidad de agua que circula por él;ejerce tel influencia la dosís de agaa, que tos mismos gra-nos de trigo secos, que resisten temperaturas de 8t,° bajcrcero, sin helarse, humedecldos, se hielan a los pocos gra-dos bajo cero.

    Los tres elementos de la célula sufren grandes trans-

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    formaciones. La membrana se hace muy permeabte; etprotoplasma plerde la mayor cantidad de su agua; éstaatraviesa la membrana y se acumula en los meatos o hue-cos intercelulares, donde cristaliza, y aunque aumenta devolumen, no perjudica a las membranas, porque éstas con-servan cierta elasticidad. Es preciso que los corpúsculosde hielo se hagan demasiado grandes, para que de ^fueraadentro^ rompan los paréaquimas.

    Las demás elementos del protoptasma sufren transfor-maciones quimicas que producen extrañas y complejoscompuestos, que tienen sabor amargo. EI núcieo tambiéneufre deshidratación, y sus restantes elementas se agru-pan de manera caracteristica en un círculo ecuatarfa(rameado hacia fos polos.

    Si la helada no es demasiado fuerte y dura pocas ho-ras, y, sobre todo, si el deshielo es lento, el 6rbol sufrepoco, y aun puede resístir más de una helada. Pero si so•breviene un dia de sol espléndida, e1 rápido deshielo con-siguiente representará la pérdida del fruto, ya que elagua desplazada al exterior de la célufa, antes de recom-binarse con los restantes elemenlos del protoplasma, re-

    -suftará evaporada.Cuando, después de una helada, suba la temperatura

    ambiente, si se contempla al trasluz, será fácii ver salircomo una neblina del fruto helado y soleado. Si se oprimecon la mano dicho fruto, se verá brotar una verdaderanube de gatitas de agua y aceite esencial. Cuando estoocurre, el fruto est9 perdido.

    •..

    EI fruto helado presenta los siguientes caracteres ex•^ternos: en algunos sitios de la corteza se observan peque-ttas manchas de tono distinto, formadas por las celdiltasque contenian la esencia, fa cual, al salir de ellas por^exudación y evaporarse, produce un exceso de aroma en

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    ias huertos de naranjos, inmediatameate después de iahelada. Aquellas ceidilias, desprovistas de esencia, seapelotonan, hunden y endurecen, originando lo que vul-garmente se Ilama «escarchado'. La aparición de estasmanchas abunda más en la parte del fruto orientada alnorte, y, si bien es conseçuencia general de la helada,afrece algunas excepciones. También suelen aparecerclertas manchas de humedad, que favorecen el desarrollodei ^moho negro»,

    EI interior del fruto ltelado presenta los slguientescaracteres: at abrir el fruto se observa que los gajos sedesprenden fácilmente y abunda ei jugo fuera de las cel-dillas interiores del gajo. En las inmediaciones del pe-dúnculo, se observan zonas húmedas én las paredes deios gajos, y en éstas también aparecen unas manchitasblancas, debidas a los cristales de «hesperidina^ (len-dreado).

    El fruto helado, además, pierde peso, como dijimosantes,por el agua trasvasada y evaporada,y,según losdtas trar.scurridos, se observa ef interi or seco y acorcha-do y la piel más gruesa. Esto le diierencía de( fruto sano,el cual, a los pocos días de estar separado del árbol,adelgaza su piel y el jugo se conserva intacto.

    La naranja helada adquiere generalmente un saboramargo, debido a la alteración del protoplasma celular,que suele desaparecer a los pocos dias; aunque el frutor.esulte comesttbie pierde aroma y sabor.

    Los frutos agrios sufren más intensamente la hetada,por el siguiente orden: limones, pomelos, naranjas duices,mandarinas y naranjas agrias.

    Los caracteres señalados resultan diffciles de apre•ciar en los momentos consiguientes a la helada, pues re-quieren para su especificación plazos mínimas de tres adiez dias, y aun estu, relativamente.

    La seleccíón del fruto sano en época de hetadas esverdaderamente difícil y comprometída para ei productor

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    o comerciante. Los recolectores prácticos se fijan en ladiferente situacián del fruto en el árbol, pues, según quese halle al lado norte, en las puntas, en las faldas o en elinterior del árbol, los efectos sufridos serán muy diferen-tes; al perder peso el fruto helado, se observa menor ten-sión en la rama que lo sostier^e.

    La selección deberá hacerse cuidadosamente en el al-macén de confección. Aparte de la acción personal, seemplean, casi generalmente en Norteamérica, diversosprocedimientos pseudo^automáticos.

    Numerosos productores de naranja de la región mur-ciana tuvieron la atención de consultarnos acerca de)método por flotación, ensayado en el puerto de Valencia,para separar et fruto helado del que reuniera condicionespara embarque. Vamos a exponer algunos detalles sobreeste asunto, para prevenir seguros desencantos, toda vezque la información relativa a dicho experimento pecabade excesivamente optimista.

    Este método, Ilamado del ^peso especifico=, fué em•pleado primeramente por los americanos. Teóricamentees sencillfsimo. Si las naranjas sanas tienen una densidadmedia de 0,82, y las heladas, a medida que transcurrenlos dfas, pierden jugo y se hacen más ligeras, es evidenteque, si se introducen mezcladas en un liquido cuyo pesoespscffico sea algo menor que el normal de la naranja, ,resultará que la fruta sana caerá inmediatamente al fondodel recipiente, y la helada, según lo esté más o menos,quedará en la superficie o flotard entre dos aguas.

    Los americanos emplearon primeramente como Ifqui-dos seleccionadores mezclas de petróleo y aceites des-tilados del mismo; pero las abandonaron en seguida, a.pe •sar de que resultaban bastante prácticas, porque el frutoadquirfa el olor característico de la mezcla y no era po-sible eliminarlo por completo.

    Mr. Lefferts, de Redlastds, construyó un aparato quedespertó halagiieñas esperanzas. Conslstta en una cuba,

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    de capacidad adecuada, conteniendo una mezcla de aguay alcohol desnaturalizado (como se hizo en Valencia), deun peso espectftco proporcional al del fruto, determinad,^como sf; dijo antes, y de unos 75 centfinetros de espesaro profundidad de líquido. Una correa sin fin conducia elfruto a la cuba y otras correas análogas, hábilmente dis^puestas, separaban las naranjas que flotaban de las quecaían alfondo.

    Los resultados no fueron tan felices como se esperaba.La solución variaba rápidamente de densidad por el aguuque absorbfa de la fruta, por el polvo o suciedad que éstadesprendia, y aun por evaporación del alcohol.

    Cualquiera de nuestros iectores puede ensayar fácil-mente el procedímiento como se realizó en Valencia: enuna vasija con agua, en la que ésta alcance unos 2? cen•.timetros de altura, por lo menos, introdúzcanse una o másnaranjas, de la^ que, por su peso, dureza, color, etc.,quepa la seguctdad de que están sanas. Añádase entoncesal agua, alcohol desnaturalicado, hasta observar que di•chas naranjas van al fondo. Sáquense y corten las naran•jas, para convencerse de que no están heladas. Si en lamezcla Itquida se introducen naranJas sospechosas, seobservará que 1as sanas descienden al fondo y las otras no.

    EI éxito del ensayo, sin embargo, será blen efimero yestará supe^litado a diversas causas: calidad o varíedadde {os frutos, estado de madurez, procedencia, si el árbolrecibió más o rnenos riegos, etc.

    En Valencia, realmente, sólo se habló unas horas delexperin,ento antedicho, pues diversos productores y ex^portadores aportaron lotes de fruto para su selección, yse observó varias veces que las naranjas que se hundierony calificaron de buenas resultaron heladas al partirlas ylas que flotaron no lo estaban.

    A pesar de estos defectos y contratiempos, creemosque debería ensayarse el procedimieeto. aplicdndolo anaranJas del mismo huerto o procedencia, y de la mis-r ►a

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    veríedad y tamaños adecuados. En los Estados Untdos sesigue empleando para seleccionar limones, porque estefruto parece más a propósito para la selección por flota-ción y porque los aparatos basados en el empleo del aguasólo permiten operar con naranjas o frutos de forma es-férica.

    Estos últimos aparatos, que se han generalizado bas-tante, consisten en una cuba ovalada, dentro de la cualcircuia agua a bastante veiocidad, por la acción de unagitador. Las naranjas que se someten a selección lleganconducidas por un plano inclinado móvil y caen al aguadesde unos 30 cm. de altura; al caer se hunden más o me-nos; tas heiadas saien inmediatamente a la superficíe, sonarrastradas por la éorríente y extraidas a continuación;el fruto sano farda más en subir, y en ese momento esseparado por unas bandejas de tela metálica que lo depo-sitan en unos distrihuidores, de los que, mediante correassin fin, pasan a los calibradores, que hacen la selecciónpor tamaños.

    Nada se ha ensayado en España en este sentido, y se•ría muy interesante probar el procedimiento.

    La lucha contra las hefadas es asunto de intensa y do-lorosa actuaiidad, aunque arranque de tiempos muy anti-guos. Los griegos y cartagineses empleaban las nubes ar-tificiales de humo para proteger varios cultivos . Hacedos mil años escribta Plinio en su h+istoriu Ncttural,íibro XVIII: ^cuando temáis la helada, quemad en loscampos sarmientos, montones de paja, l^ierbas o malezas;el humo sera3 buen preservativo^.

    Los españoles que conquistaron el Perú observaronque ios incas, cuando temtan la helada, quemaban estiér-col, para formar una rlube, que cubrfa los cultivos. Toda-vía persiste esta práctica en el alto Perú.

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    En 1890 se empleaba con éxito en Aicira y Carcagen-te al método Giner Aliño, que consistía en abrir hoyosde media vara-unos treinta distribuídos por hectárea -,^rellenos con una mezcla de alquitrán y cáscara de arroz,paja desmenuaada o serrin húmedo y recubiertos cor ► pajao hierbas secas, a las que se prendia fuego en momento^oportur.o.

    Esto mismo se ha praçticado varias veces en el medio•dia de Italia, aplicado tambíén al cultivu de los agrios.

    En Alsacia y Lorena se empleó este procedimiento^ara salvar de la helada a los viñedos y frutales. Peromejoraron la previsión: distributdos en sitios estratégi-cos, había unos puestos o garitas provistos de termóme•tros de mínima y capaces para albergár a un vigilante, e)cual, Ilegado el momento de peligro, avisaba mediante untimbre al Ayuntamiento inmediato, desde donde, por pre-gones, cohetes o toques de campanas, se avisaba a losvecinos para que salieran a encender las hogueras.

    La Escueia Nacional de Agricultura de Montpellierempleó con éxito el termómetro avisador de Fournier:cuando la temperatura descendia al grado peligroso, secerraba automáticamente un circuito eléctrico y sonabaun timbre. Esto era por 1880.

    Por aquella fecha se ensayó el aparato automático deLestelle, que consta de un termómetro de minima pareci-do al anterior, pero que, además de relacionarse con eltimbre avi^ador, actúa sobre un mecanismo, especie deencendedor automático, que simultáneamente, y por elpaso de la corriente por una resistencia, inflama peque-a'las cantidades de piroxltIna, que encienden los corres-,pondientes focos de humo.

    M. Lestout, de Burdeos, fué el primero en emplearpor entonces. ca!ortferos parecidos a los que ahura esta;nen boga.

    En los Estados Unidos se combaten las heladas, por•44e inexorablemente se presentan todos ius, i.wiernos.

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    Tienen alti en su abono dos ventajas: una, el instinto decooperación, que une a todos los fruticultores y hace quela lucha sea general o casi general; otra, el bajo preciode los aceites pesados que emplean para combustible.

    Todas las zonas fruteras están cruzadas por una redde teléfonos y de pequeñas estaciones meteorológicas, yen las noches que amenaza helar, los empleados de la co•rrespondiente as^ciación recorren en automóvii o moto-cicleta la dicha red y telefonean constantemente a ia Cen-tral la temperatura, humedad, intensidad y direccián de^Viento. En las oficinas centrales se sitúa en el mapa de lat^egión la olá de frío y se avisa por teléfono a los agricul-tores, para que enciendan ios caloríferos.

    En Rivers)de (Californla), y por el año 1898, comenza-ron a emplearse las ^estufas caldeadoras•, que consistianen cestos de alambre grueso, en los que se quemaba car-bón. Dieron aceptabie resuitado.

    En 19U5 empezó ei uso de las estufas de aceites pesa-dos. Se empieó primero la estufa con chimenea baja, queproduefa mucho humo y hollfn; después, la estufa conchimenea alta, que daba menos humo y más caior.

    En 1817 estaba en crlsis ei método de las estufas. Losequipos eran insuficientes; los termómetros, inexactos; elpersonal encargado se aficionó demasiado a^dormir^, et•cétera, etc. Pero como las hetadas se sucedian impisca-bles, se desarrolió el afán inventivo, tan caracteristico delos norteamericanos, fomentado por la esplendidez conque los citricultores acogtan cada nuevo aparato.

    EI Weather Bureau (Ofícína del Tiempo), de Los An-geles, ha hecho púbticos los resultados del ensayo de losprincipales aparatos que se vendfan para aquel fin. Loaexpondremos someramente, porque ni por su manera deactuar, ni por su rendimiento y precíos,son adaptablesen nuestras comarcas narenjeras.

    Teniendo en cuenta de que, por ls irradiación noctur-na, las capas de aire contiguas al suelo eran más frfas que

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    1as superiores, cada inventor dedicó su esfuerzc a cons-truir una máquina que produjera la mezcla de dichascapas.

    La primera máquina consistta en un ventilador rudí-mentario, de aspas de dos metres de largas, colocado ho-rizontalmente a cinco metros del suelo y accionado porun motor de gasolina, que le obiigaba a girar a razón decien vueltas por minuto; fracasó en su propósito de obli- •gar a bajar et atre menos frfo que estaba por encirna delos a3rboles.

    Otra máquina consistia en un fuelie centrífugo quedescargaba en un ancho tubo vertical; este tubo era gira-torio; su extremo superior, provisto de un codo, resulta-ba elevado cinco metros sobre el suelo, y al girar, des-cargaba aire calentado, horizontalmente en todas direc-ciones. Fué otro fracaso.

    Otra instalación más complicada, y que obtuvo pasaje-ro éxito, consistia en un enorme tubo de palastro de 10 ,metros de altura, conectado por abajo a un aspirador deun metro de diámetro, accionado por un motor de 40 ca-balios; el tubo se calentaba por los gases de un hogar de^etróleo. Ai funcionar la ínstaiación, el aire de la capasuperior era aspirado, calentado a su paso por el tubo ydistributdo janto ai suelo. Se consiguió elevar la tempera-^tura del aire en ?° C.; pero el volumen de aire descargadoera tan pequeño en relación con la superficie del huerto yse elevaba tan rápidamente, que pronto se desengañaronlos experimentadores.

    Otra instalación reemplazó a ésta. Era compfetamentede acero y se montb sobre fuerte cimiento de hormigón.En la parte superior, a]2 metros, habfa una hélice deaeroplano, mantada en un eje vertical accionado por unmotor de 120 cabalios que la hacia girar a razón de 700 re-voluciones por minuto; abaJo habta un potente hogar de^etróteo, que calentaba no sólo eí aire aspirado haciaabajo, sino también unos tubos en parte perforados, por

  • los que circulaba agua, que era lanzada pulverizada y'rnezclada con el aire calentado. La temperatura se elevb4° C. en un circuio de 40 metros de radio alrededor dela máquina, por lo que su efecto no compensaba el enor-me gasto de adquisición y funcionamiento.

    La última de las mSquinas ensayadas fué costeada poruna asociación de productores. con fondos ilimitados.Consistfa en un tubo de gran diámetro instalado vertical-mente y de manera que sobresalf8 todo él por encima de•los árboles; su extremo superior, provisto de codos, re-sultaba a 11 metros de altura. Abajo habta un hogar, y losproductos de la combustión, impulsados por una hélice,resultaban dirigidos al tubo, y por el extremo superior deéste se repartían horizontalmente sobre los árboles. Losconstructores garantizaban que cada aparato protegerfa=unas 50 hanegadas o 90 tahullas. Se hicieron varios ensa•yos con éxito dudoso, hasta que una noche de helada, apesar del aparato,los Srboles perdieron hasta las hojas.Esta tentativa costó más de 100.000 dólares.

    Se han ensayado también aparatos rociadores forma-dos por tubos verticales, Ilevando en distintas direccionesy alturas pulverizadores de agua que dejaban caer a modade finisima 1luvia sobre los árboles. Tenfan el inconvenien•te de que acababa formándose una capa dt' hielo qire^comprometía la resistencia del árbol.

    Se ensayó la rcalefacción central^. EI combustible se•quemaba en un horno de grandes dimensíones, y los gases-calentados se distribufan, mediante tubos, por entre los-árboles.

    Se probó (no es broma) el cubrir los árboles corrtoldos.

    A la hora presente sigue siendo la estufa el único medioreiativamente eficaz y préctico para proteger los huertoscontra el excesivo perjuicio de la helada, y a él han vueltolos citricultores californianos, empleando con preferencia'los hornillos de chimerea baja o altura media para producir^

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    nubes de humo, aunque el hollín que se deposita sobre losfrutos cause molestias y perjuicios. Aun en los EstadosUnidos se considera este método incómodo y costoso;esos inconvenientes resultan acrecentados al aplicarlo anuestros naranjales. Allf y aquf se persiste en buscar otroprocedimiento que resulte verdaderamente satisfactorio.

    Entre los medíos racíonales propuestos y sujetos a es-tudio figura uno original y que pudiera alcanzar transcen•dencia. Lo ha ideado el culto ingeniero valenciano D. Cle-mente Cerdá, quien he terminado con éxito las primerasexperiencias.

    Consiste el procedimiento en someter los frutos en elárbol a una pulverización con cierta substancia grasa,que, envolviéndolos con delgada e invisible capa, los pre-serva de los efectos del frío. Dicha cubíerta grasa esarrastrada por la primera liuvie, sin dejar olor ni residuo.

    El Sr. Cerdá colocó naranja, preparada con los ingre-dientes de la putverización, en una cámara frigorífica;las sometió a 15° bajo cero, y el resultado fué satisfacto•rio: el fruto quedó indemne. Si no resultan comprometidasias funciones vitales del fruto así tratado, este método es-pañol representa una heiagiieña perspectiva.

    Como la eficacia del procedimiento para combatir lashetadas radica en la generalidad de sa empieo, pues estúdemostrado que el esfuerzo de unos cuantos agricultore^progresivos, salvo contadísimos casos,se pierde inútilmen-te, y a veces en beneficio del colindante que nada hayahecho, para el caso de una acción común pudieran ensa-yarse, en especial para su estudio económico, los proce-dimientos emplealos durante la guerra europea por am-bas beligerantes para facilitar la retirada u ocultar movi-míentos al adversario mediante ia formación de nubes dehumo de gran extensión.

    Si en pocos minutos conseguía formarse una barrerade humo que alcanzaba 20 kilómetros y permitía escapara una escuadra como la alemana en la batalta de f utlandia,

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    con la misma Facilidad podrian formarse esas nubes fumá-genas en términos municipales enteros.

    La substancia fumtgena principalmente empleada enla guerra era una mezcla de clorhidrina sulfúrica y anhi-drido sulfúrico, que, en contacto del aire y por la accióndel vapor de agua, da rápidamente humos b^anquecinosmuy densos. También se emplearon para dichas mezclas

    cloruros de titano, estaño, arsénico, humos de anhidridofosfárico, etc., etc.

    Los fumígeros generalmente empleados eran aparatosparecidos a barquilleras provistos de asas laterales parafacifitar el transporte a mano. Llevaban dentro un depósi-to de tela metálica con asas, donde se coloca cal viva, yencima de él va una esfera metálica perforada en uno 0más sectores, donde se cotoca ia mezcla ácida, que sepuede verter sobre la cal por la acción de una manivelaque hace girar a la esfera sobre su eje horizontal. AI caerla mezcla sobre la cal viva, el calor de reacción producela evaporación y consiguiente formación de humos. Seforman nubes ^de un kilómetro y 100 metros de altura.

    Se ensayó combatir las heladas con bengalas fumóge-nas, empleando 25 por hectárea, colocadas en Itnea per-pendicu{sr af viento; duraba la combustión seís a ochominutos, y los efectos, una media hora, por lo que resul-taron insuficientes.

    Hemos tratado de estos medios a sabiendas de que,por el esfuerzo económico y material que requieren, re-sultan impracticables en nuestras zonas citrícolas. Nocreemos asequible tampoco ninguna fórmula de los pom-posamente Ilamados seguros contra la helada. A nuestroentender, acaso lo único practicable fuera la creación deun impuesto equivalente a un pequeño tanto por cientodel valor asignado a la cosecha, proporcional al peligrode helada que corrfera cada huerto, por su topografta ovariedad cultivada, y que representase un fondo de pre-visión o reserva, que, empleado equitativamente, atenuara

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    o compensara el perjuicio económico del propietario dela cosecha.

    EI egotsmo de los más expuestos a sufrir heladas, de-cididos partidarios del seguro o de cualquiera otra formade compensación que se invente, y el de los privilegiadosposeedores de huertos que no se hielan o apenas sufrende tales meteoros, quedará refrenado con la mayor cuan-tia del tributo para los primeros y con la compensación,que representará para los segundos el vender a mejorprecio, ya que 1a depreciacfón dei fruto helado beneficiala demanda del que quedó sano.

    Laa cooperatlvaa norteamer(canaa.

    Al llegar el momento de negociar el fruto, pudiera de-círse que desaparece la independencia del agricultor nor-teamerico, para ser reemplazada por la organizacióncooperativa.

    Pedir a un productor de fruta - como dice Villalcázar-que atienda a sus campos, a sus labores, que luche conlas pl,agas, que realíce la recolección y envase y atíendaa la venta y cobro de su cosecha, que e3tudie métodospara mejorar sus cultivos en cantidad y calidad de fruto,que estudie los mercados y esté al tanto de lo que hacenlos demás patses productores..., es una tonterfa o un im-posible, pues equivale a pedirle que sea al mismo tiempoagricultor, organizador, comerciante, financiero, ingenie-ro y diplomátíco.

    EI productor de fruta de California no es más que eso:productor de fruta; pero est^ afiliado a una cooperativade productores que se encarga de hacer todo lo demás,manumitiéndole de acaparadores y convirtiendo a sus so-cios en los verdaderos dueños del mercado.

    Las cooperativas californianas surgieron ante la nece-sidad de completar la carga de los trenes, para evitar de-moras en tan largos recorridos. En 1835 se constituyó la

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    primera: la •CaliFornian Fruit Union^, con 250.000 dóla-res de capital, formado a razón de un dólar por acre denaranjal.

    Los principios fueron difíciles, pero mejoraron, y ob-tenían sobreprecios que pasaban de dos dólares por caja;hasta que, en 1893, la poca habilidad de sus directores (einegocio se habia hecho grande, para sus dotes de compe-tencia y organización), la mala fe de muchos asociados.qne vendtan clandestinamente lo selecto (esas irreguleri-dades no son patrimonio exclusivo de los nuestros), la ac-ción disolvente de los antiguos acaparadores, nunca resig-nados a dejar perder su pingUe negocio; las rivalidadespersonales y poco tacto de los directores, originaron ladisolución.

    En 1898, la crisis volvió a ser tan aguda, que, reunidosnuevamente. formaron la •Californian Fruit Growers Ex-change^, que vive hoy espléndidamente, siendo el nexo 0centro de diferentes asociaciones regionales o locales,por et cual realizan los servicios de información y ventas.Tiene oficinas en los principales mercados y una perfectainspección de las expediciones, prestando un servicio con•tinuo de información respecto a los demás Estados pro-ductores, para valuar los efectos de la concurrencia.

    En Colorado existe la •Grand Juntion Fruit GrowersAssociation=, en la que cada miembro envasa su fruto yseñala las cajas con su nombre y número. Cuando el com-prador justifica que se le ha vendido un género deFectuoso, la Asociación se encarga de que el productor corres-pondiente indemnice al comprador. Dicha Asociación pagatécnicos que enseñan a sus afiliados a aplicar los mejo-res métodos de cultivo, regar, sulfatar, abonar, injertar,prevenir heladas, modeios de embalajes, etc.

    La «Florida Citrus ExchangeA controla un tercio de laproducción, por lo que hay muchos disidentes y otrascooperativas que se hacen competencia. Mucho fruto seconsigna a casas de comisión, sufriendo los productorea

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    azares y gastos parecidos a los nuestros. A pesar de quetienen mejor fruta, sus cajas se venden en Nueva York apoco más de la mitad del precio de las de California. AIprincipio arrancaban el fruto dei árbof E tirón y lo enva-saban en barriles, sin distinción de clase, tamaño, madu•rez, etc., con lo que se llegaba a perder casi la mitad.Durante tas heladas dei presente año, se acordó sus-pender temporalmente los envios a los centros consumi•dores-como aquí habtamos hecho antes-; pero los disi-dentes, que sólo se obligaron de palabra, compraron fratadaliada, a bajo precio, la exportaron dta y noche y des-moratizeron los mercados. Eso obiigó a intervenir a loaproductores de California, que gestionan açtuaimente láunión entre todos y 18 adopción en la Florida de sus mé-todos de venta.

    Para estimular la perfección en el cultivo y dar garan•tfa al consumldor, tanto en California cumo en Fiurida+existen reglamentos oficiales, cuya ejecución está con•fiada a las Cámaras de Comercio y Sociedades de culti•vadores más prestigiosas, y en los cuales se estabiecennormas y escalas de condiciones de los agrios. Tomandocomo base el 100, se adjerdleswrp^e^s según sus cualida•des: tamaño, aspecto. cantidad de jugo, espesor de car•teza, semillas, dulzor, acídez y aroma.

    Se constituyen Comités mixtos que examinan ios fru=tos presentados por los productores, dictaminando conarreglo a las escalas mencionadas y entregando certifica•dos, díplomas y premíos en metá(tco.

    La Inspección oficial del Departamento de Agricultu^ra de los Estados Unidos aplica con gran rigor la ley Ila•mada de Alimentos y Drogas, considerando adulteradoslos agrios, aparte de los que no reunan ias condicionescorrientes para ei consumo, cuando el envase contenga15 por 100 ó más de fruta, que, cortada y examinada,ofrezca, por lo menos, 20 por l0U de pulpa seca.

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    La confecclón y el comarclo norteamericanos.

    La caracterfstica de las cooperativas caiifornianas esla aplicación a la agricultura de los métodos de la granindustria y del comercio moderno. Empleandu medios me-cánicos reducen la mano de obra a las operaciones indis-pensables y ahori•an tiempo, con la consiguiente econo-mia. Su principal ventaja esta; representada por la orga-nización de ventas. Hey una cuidadosa selección delpersonal director, y lo m^smo éste que los agentes, estánespiéndidamente pagados. Se uniforman tos tipos preferi•dos por los consumidores, y al simplificar operaciones yventas, quedan suprimidos numerosos pequeños fraudes.

    La cooperativa de productores de California está so-metida a una reglamentación especial. que determina laépoca en que las naranjas deberán ser recogidas, a fin deque no se malogre el fruto, y fija otra serie de particula•res relativos a los agrios. Dicha organización controlamás del 95 por 100 de las naranjas de California, desde larecolección, peso, selección, embalaje, etc., ha^ta sucarga en los vagones especiales, destino, y todas ias ope-raciones bancarias relativas a préstamos, crédltos, co-bros y reparto del dinero entre los productores. Inspec-ciona, además, !a propaganda, tan intensa y eficaz, quedificllmente puede substraerse a ella el consumidor; mag-níficos y sugestivos anuncios en periódicos y revistas,avisos relativos a las condiciones alimenticias de la na-ranja (especialmente con relación a las vltaminas que con-tiene), usos y aplicaciones, etc.

    La confección de la naranja española es algo único,pintoresco, caracterizado por el empleo de múltiplesagentes personales, que realizan la más perfecta labor delas que aparecen en ios mercados consumidores. Por ellomismo, el dinero extranjero que nos proporciona el aro-

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    mático y ácido fruto produce el bienestar de cientos demiles de hogares.

    Pero en los Estados Unidos, la carencia de mano deobra obliga a una organización ccmpletamente distinta.La recolección de la fruta es realizadapor equipos espe-cializados, cuyos individuos, subidos en escaleras y pro-vistos de guantes de algodón blancos y gruesos, separanel fruto de la rama con alicates especiales, los depositanprimero en unas bolsas que Ilevan colgadas, y de éstas acestos o cajas, que son transportadas en camfones al al-macén Inmediato.

    EI almacén confeccionador aparece, a juzgar por losartefactos que contiene, como una verdadera fábrica. Enél comienzan las operaciones, cayendo las naranjas en ca-nalones, por los que circula agua a bastante velocidad.La fruta es en elles seleccionada por tamaños, queda des-pojada del polvo y suciedad, y la ^helada• o que por otracausa no hubiese tllenado^ ► flota y es recogida por unoselevadores, que ia conducen a otro departamento, dondese utiliza con fines industriales, pues el género defectuo-so nunca aparece en los mercados, porque sólo sirve paradepreciar al selecto.

    Aguas abajo es recogida la fruta fina por unos cepillosgiratorios, que la limpian, secan, pulen y conducen auto-.rnátlcamente a unas correas sin fin, que rep,rsan la clasi-ficación por tamat^os. Una máquina las recoge al salir delclasificador, las pesa o cuents,..serlala con las marcas so-ciales--^Sunkist^ y«Redball^, que son garantía de cali•dad-a las clases extras, y conduce, por cadenas guarne-cidas de alvéotos de fieltro y caucho, a la m8quina empa-peladora.

    En ésta, el papel prucede de una bobina, y es impresoy cortado por la misma m^quina en la forma conveniente.El fruto queda sostenido entre un •sommier^ ► de fieltrofijo y un émbolo de caucho, y en una sola operación se

  • _^g^

    revuetve el papef recubriendo completamente a la naran-ja. Se regula la máquina para cada tamaño de fruto. Paradar idea de la suavidad con que traba}a este aparato, bas-te decir que con él se pueden embalar huevos.

    EI tipo de máquina que conocemos-las hay más mo-dernas-envolvfa 7`l naranjas por minuto, lo que represen•ta 90.000 frutos en diez horas de trabajo. Los frutos sonColocados automáticamente en las caJas, que automética-mente también son cerradas y clavadas. fnmediatamentese Ilevan las cajas a las cámaras de refrigeración.

    Las enormes distancias que separan a los cenlros pro-ductores de los núcleos de consumo, y el atravesar en eltrayecto extensos desiertos y zonas de calor, ha obliga-do a procurar la conservación del fruto, con el consiguien-te estudio de la fisiopatologfa de la naranja separada delBrbol.

    La situación priuilegiada de España en el mapa na-ran)ero nos ha evitado hasta ahora el tener que intensifi•car tal estudio para nuestros frutos. No ocurre asf paralos agricuftores de California, ^I Cabo y Australia. Losdos últimos, para transportar sus frutos a los mercadoseuropeos, han de cruzar el Ecuador; por eso sus asocia-ciones costean ampliamente estos estudios experimen-tales.

    Excepto la banana, que madura mejor separada del, árbol y conserusda en determinadas condiciones de am-biente, los dsmás frutos completan su desarroiio y Ilegan^ maduracibn perfect.a en el mismo árbol que los produJo.El fruto sano y maduro no muere de modo inmediato, y^unque sus órganos funcionan a expensas de la savia quereciben, van consumiéndose por inanición, como otro serv,isientie cualquiera.

    Pero si el fruto está separado ya del árbol, respira aqxpensas de sus elementos acumúladas, perdiendo agua yanhidrida carbónlco;el desprendimiento de este gas midela postmaduración, y se ha observado que es diez veces

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    más lento a 2° que a 25°. De aqut la conveniencia de en-friar la fruta, que se conservará todavía mejor si, antesde embalarla, se tuvo cuidado de dejarla resudar o=pur-gar», como por aquf suele decirse. La fruta está purgadacuando el pedúnculo se separa fácilmente con ta uña.

    La refrigeración húmeda detiene la acción de los hon-gos que siempre se encuentran en la superficie del fruto,y que por las inevitables y no siempre apreciables lesio-nes en la corteza, producidas durante la recolección y elacarreo, favorecen el desarrollo del Rmoho azuly. Deberecordarse que el frio no cura; los hongos, ante la accióndel frfo, esporulan hacia el interior, en espera de recupe-rar vivacidad aún más intensa cuando sobrevengan condi•ciones adecuadas.

    En España aun no sabemos el estrago que estas inva-siones criptogámicas producen en los géneros en camino;sólo nos hemos dado cuenta de sus efectos los que noshemos dediczdo al aprovechamiento industrial de los fru^tos inferiores o de desecho. Existen, aunque no muy gran-des, en Australia y EI Cabo, pero son de considerableimportancia en Florida y Caiifornia, por lo que en dichasregiones resulta indispensable el cepillado mecánico y larefrigeración. Gracias a ello, pueden conservarse los fru-tos hasta tres meses, con merma de ]0 a 15 por 100 porpérdidas de peso y frutos averiados.

    Esa refrigeración requiere grandes y costosas instala-ciones, sólo asequibles a potentes empresas distribufdo•ras o cooperativas de productores. Los vagones tambiénvan refrigerados; tienen triple capacidad de carga que losnuestros y la temperatura se regula automáticamente,para que, si desciende la exterior, ei fruto no se hiele, ysi sube, no renazcan las criptógamas. EI fruto va coloca-do en capas de 30 centimetros sobre pisos de listones.Tienen también disposic;iones especiales para la carga yderrame, y otro detalle interesante: las Compañfas de Fe-r.rocarriles son las encargadas de vigilar los reguladores

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    de temperatura y responden de las avertas que por esta

    csusa se produzcan.«..

    Así como en nuestra naranja dulce aimperial y Granode oro., el fruto sazonado conserva todavia el color ver-de, observaban en los Estados Unidos que la •ValenciaLate. tenta mejor color en diciembre, estando agria, queen verano, cuando maduraba. Algo parecido ocurrta conla ^Satsuma^ y otras variedades tempranas.

    La casualidad seguramente, tal vez una ocasión detrabajo nacturno extraordinario, enseñó que, colocandolas naranjas o limones en habitacfones cerradas donde ar•diesen incompletamente lámpar'as de petróleo, en un plazode tres a cinco dtas, cambiaba el color verde de la corte-za en otro anaranjado o amarillo, francamente aceptabie.

    Este hecho, que primero se atribuyfi a la luz, viósedespués que era debido a los gases de ^a combustión, ysucesivas investigaciones que industrializaron el proce-dimiento descubríeron que el etileno, mezclado con eiaire en proporción de 1/1 000 Ot10 en volumen, producfaiguales efectos; y éstos eran mejores si la proporción os-cilaba entre 1(5.000 y 1 J`L0.000.

    El procedimiento resultaba limpio y sin peligro de in-cendio. La explicación del fenómeno es sencilla: el etile-no intensifica la respiración del fruto y por eso resultatan necesariu el oxigeno del aire.

    Para dar cuenta del incremento que adquirió la prác-tica de este coloreado artificial, baste decir que en Cali-fornia, Florfda y Alabama* Ilegaron a funcionar, en 1922,unas cien mi{ cámaras, donde se encerraban los frutos yse les sometfa a 18 acción de una corriente de aire conetileno, gas que era suminfstrado por las fábricas, en bo-tellas de presión, como las empleadas en el transporte delanhidrido carbónico.

    En.Alabama ltegaron a tratarse asi dos tercios de la

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    cosecha • Se hicieron transacciones de hasta 10.000 cajastratadas de este modo, que proporcionaron uno y dos dó •lares de sobrepreclo por caja.

    Pero el Gobierno americano recientemente ha decla-rado ^fraude. este procedimiento, porque la maduraciónrro corresponde al aspecto exterlor, y, por consecuencia,ha tenido que dejar de emplearse.

    La exportación de los Estados Unidos es: de unos dosmiilones de cajas al Cunadá; en 1925 enviaron 31.000 ca-jas a[nglaterra y 223 000 en 192ti; menores cantidades aFltipinas, Japón, China, Austreiia, Cuba, Terranova, Mé-jico, Perú, Madera, Azores y Holanda.. Esto revela lapotente fuerza expansiva de esa nación, que hoy andapreocupade, porque, como nosotros, tiene exceso de pro-ducción, y que més adelante, cuando disponga de las nue-vas plantaciones que se anuncian, constituirá una amena-za formidable en ios mercados de Europa. í.a naranja deCalifornia aparece en los mercados europeos desde fina•les de enero hasta últimos de juiio.

    Constantemente se habia entre ia opinión naranJeraespañola de la organizacíón yanqui. Es enorme su pro•ducción; iguala a la nuestra; pero como su consuma inte-rior es de 75 naranjas por habitante y año, resulta que el90 por 100 de la cosecha se dedica al mercado interior, y,por tanto, las caracteri^ticas de su organización de ventasson diferentes de las nuestras, toda vez que nuestro co-mercio es inverso, es decir, m8s de exportación que deconsumo.

    Los Estados Unidos no deben ser para nosotros uxmodeio que copIar, tal cual es, sino fuente coplosa de ex-periencias, para estudiarlas y, seleccionándolas, tomacaóio io que cónstituya una real y pasitiva conveniencia.

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  • Otroa peiaes productorea.

    Africa del Sur. Tomamos los datos del Board of Tra-de joarnal. En 1907, exportaba tres mil cajas, y, en 1925,un millón. Dentro de quince años podrán exportar diezmillones, pues ei área de cultivo y la producción, crecende modo gigantesco. Se cultivan casí exclusivamente, lasvarledades Wáshington navel, Valencia Late y Jaffa.

    E! 95 por 100 de los productores están agrupados epla ^South Airican Fruit Exchanger. Pagan 5 chelines portonelada de fruta embarcada y un impuesto de 1 chelin y4 peniques para la inspección del Gobierno. Hay en lospuertos una Comislón que inspecciona las condícfones dela fruta y del embarque. Por tener que cruzar la zonaecuatorial, sus barcos son frigortficos. La cosecha empie•za en abril, y la época de auge es de j ulio a septielnbre;afortunadamente no colncide con las nuestras, aunque de-precía los envios de nuestra prlmera temporada, si no vanen sazón, pues su naranja aparece en Europa a principiode mayo y se prolonga hasta finales de noviembre.

    En Australia, según el Ojflcial Year Book oj theCommonwea/th of Ausiralia, hay más de 14.000 hectá-reas plantadas de agrios y se producen 150.000 toneladasde frutos, de los que la séptima parte son limones. Existela ^Victorian Centra! Citrus Associationr, que intervieneen la adquisícíón de materiales de confección, apoyafinancieramsnte las ventas e inspecciona no sólo la ex-portación, sino tambíén Ias mereados consumidores. Sucosecha llega a Europa a rnediados de junio y se prolon-ga hasta fin de noviembre.

    En Aalestina y Srria se producen 2,5 millones de ca-jas de 144J250 frutas, en proporcibn creciente, pues el pa-sado año aumentb la plantación en más de 500 hectáreas.EI naranjo de Jaffa no es de mucha fructificación, y,cuando madura el fruto, hay tendencia en la pulpa a se-

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    pararse de la corteza, lo que explica su flacidez externa.Hay tres cooperativas que atienden a la•explotación, peroprincipalmente a la ordenación de los embarques y ventasen los mercados consi^midores. Existen Comisiones ins-pectoras en los puertos, con facultades para abrir las ca-jas y desechar las que no reúnan las condiciones señala-das respecto a color, tamaño, ^anidad, etc., etc.

    La naranJa de Jaffa es un serio competidor para nos-otros en los mercados ingleses, no sólo porque arriba enlas mismas fechas que la nuestra -mediados de noviem•bre a mediados de mayo-, sino también por la tendenciade la metrópoli a favorecer la producción de sus dominiosy protectarados.

    Italia es el competidor europeo que tenemos. Susplantaciones de agrios alcanzan ]08.400 hectáreas. Sonmayores que las nuestras, pero su producción es menor:por término medio, 740 000 toneladas, de las que 2/3 sonlimones, por lo que eJerce casí monopolio mundial de esteagrío. Su sítuación y su adelanto en ia organización ferro-viaria le favorece en 1os merĉados de Austria. Checoes-lovaquia, Balkanes, Polonia y Rusia. A pesar de que sufruta está exenta de impuestos lnteriores, de pagar lacaja 1,50 iiras desde cualquier punto a la f'rontera y Ilegarsus vagones precintados hasta los mercados del norte,los vencemos en Francía, Bélgica, Alemania, Dinamarca,{nglaterra, Noruega, Sueeia, Holanda y Suiza.

    En Argeliu hay 6.OOfl hectáreas de agrios, que produ-^cen ]0.000 toneladas de fruto, que adquiere la metrópoli,dando toda clase de facilidades a los productores.

    Las lndras occidentales producen pequeña cantidadde agrios -naranja, llmón y lima-, que consume exclusi.vamente la Gran B-retaña. La mayor parte de la produc•ciór, Ilega en forma da Jugos concentrados a los indus-triales y comerciantes íngleses.