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Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
Nuevas perspectivas del estudio del trabajo
Versión extendida revista la Maquila N°3 Libro del Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT)
Dirección
Avenida Ignacio Carrera Pinto 1045, Ñuñoa
Director responsable
Nicolás Álvarez
Comité Editorial
Diego Álvarez
Nicolás Álvarez
Aline Bravo
Brian Montenegro
Diseño
Vicente López Magnet
Joaquín Arrosamena
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
3
Índice
Editorial
Presentación Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT) Comité Editorial Tareas del GEIT Comité Editorial Registro de huelgas Comité Editorial Estructura de la revista Comité Editorial
Entrevistas y reflexión
Entrevista a Andrés Giordano: situación actual del sindicalismo en Chile Brian Montenegro Balance general sobre la Reforma Laboral Alejandro Castillo y Vanny Catalán
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
Artículos e investigación
Consideraciones teóricas sobre la centralidad del trabajo: breve síntesis del debate sobre el fin del trabajo desde América Latina Felipe Ruiz Bruzzone y Catherine Agüero Espinace
Dinámica del empleo y las relaciones laborales en la Argentina. 2003-2013 Gabriela Pontoni, Sonia Filipetto y David Trajtemberg.
Propuesta de un marco teórico y analítico para estudiar la huelga laboral en Chile Nicolás Ratto
Duas ou três coisas que eu sei dela (a clase criativa) Leonardo Mello e Silva O empreendedorismo na atividade jornalística: relatos de uma pesquisa em andamento (Brasil) Leonardo Mello e Silva y Michelle R. Oliveira
Soluciones simples para problemas complejos: Comercio informal y política pública en el casco histórico de Santiago Martín Montes Marín
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
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Editorial
Presentación del Grupo de Estudios
Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT)
El trabajo como actividad humana tiene una incuestionable
condición: es parte de la realización de las personas e incide en todos
los espacios de la vida en sociedad. Desde los aspectos más cotidianos,
se vuelve a justificar repetitivamente esta frase. ¿Qué sería de nuestras
vidas sin el trabajador de locomoción colectiva que nos recoge en
nuestros barrios?, ¿qué sería de nosotros sin aquellos trabajadores del
cobre que generan la riqueza para Chile? o, ¿qué serían los demás sin
nuestro trabajo?
En la coyuntura en que se está escribiendo esta revista, dichas
afirmaciones y preguntas quedan bastante bien ajustadas. La situación
de protestas de pescadores en Chiloé, las diferentes huelgas, paros,
marchas, o protestas protagonizadas por trabajadores que se
registraron entre 2015-2016, y además del marco de la Reforma
Laboral -a todas luces mal conducida por la Nueva Mayoría y sus
respectivas discusiones parlamentarias- sigue autoexplicando esta
importancia social del trabajo y el carácter político que tiene este en la
construcción de la sociedad chilena.
Esta riqueza de aspectos que nos provee el mundo del trabajo,
es imperativa su integración por quienes estudian la sociedad en las
distintas esferas del conocimiento, sobretodo debiera ser tomado con
relevancia con el carácter crítico que caracteriza a las Ciencias Sociales,
posicionando la temática en su entera centralidad. Esa es la tarea que se
propuso y tomó el Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo
(GEIT), es decir, volver a incorporar como central el estudio del trabajo
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
en una época en que su relevancia pareciera relativizarse, y en donde
sus estudiosos más conservadores ya proclaman su desaparición.
Para que tal propósito se cumpliese, el GEIT abordó dos
objetivos principales desde los espacios en que podemos incidir: (1)
posicionar el estudio del trabajo en la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de Chile, pues habían escasas iniciativas estudiantiles con
este carácter, y si existían, no estaban relacionadas entre sí; (2) desde
los integrantes del GEIT, llevar a cabo tareas concretas con respecto al
estudio del trabajo, que es de lo que tratará el siguiente apartado.
Tareas del GEIT
En los casi dos años de vida del GEIT se han asumido diversas
tareas y prioridades que han intentado siempre apuntar al
cumplimiento de los objetivos planteados, e incentivar la formación
intelectual y política en torno a los ejes fundamentales del estudio
laboral. En ello, los trabajos que hemos realizado han buscado no sólo
volver a posicionar el trabajo como temática de estudio en las ciencias
sociales, sino que volver a plantearse la importancia de orientar el
conocimiento producido a la posibilidad de un mundo distinto.
Precisamente una de las tareas fundamentales que ha asumido
el GEIT es la que el lector tiene en sus manos, nuestra revista semestral
La Maquila, que –con éste- ya van tres números, y prontamente se
realizará la publicación de su primer libro para fines de este año. Todos
los números de La Maquila consisten en una revista impresa con
artículos breves y resúmenes de investigaciones y ensayos de más larga
extensión, mientras que ediciones completas –editadas como libro-
pueden encontrarse en la página oficial del GEIT con las versiones
extendidas de los textos presentes en la revista. El primero de nuestros
libros llamado Panorámica del trabajo en el Chile neoliberal (versión
extendida de la Maquila) logró ganar el Fondo Rector Juvenal
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
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Hernández que permitirá una pronta edición oficial en la Editorial
Universitaria.
En esta misma línea de desarrollo de pensamiento e
investigaciones de carácter crítico, como GEIT comprendemos la
necesidad de articularnos con quienes están llevando a cabo de estos
esfuerzos similares en paralelo al de nosotros. Por este motivo somos
parte de la Red CECH (Centros de Estudios ContraHegemónicos), que
agrupa a diversos centros de pensamiento crítico que buscan generar
colaboraciones en términos de difusión de actividades y articular
posibles trabajos en conjunto, próximamente se realizará un encuentro
de estos diversos centros del cual surgirá una agenda anual de
actividades.
Buscando el desarrollo de una obra precisamente contra-
hegemónica al pensamiento que se impone en el neoliberalismo
avanzado de Chile, el GEIT ya ha llevado a cabo diversos proyectos de
producción teórica e investigativa. Además de La Maquila, miembros del
grupo han llevado a cabo sistematizaciones sindicales que pretenden
relatar las experiencias de movilizaciones que organizaciones de
trabajadores han realizado, siempre con el propósito de generar un
conocimiento válido y útil de su propia experiencia sindical, de manera
que constituya un insumo propicio para futuras situaciones de
movilización. El lector también puede encontrar estos y otros
documentos elaborados por miembros del GEIT en su página oficial.
Así pues, una de las tareas que nos hemos planteado es
precisamente dar cuenta de las movilizaciones sindicales, y en especial
las huelgas, entendidas como el principal método de presión y forma de
ejercer una fuerza política colectiva de los trabajadores. Es por ello, que
una de las tareas de este número de La Maquila consiste en dar cuenta
de algunas de las huelgas más destacadas del año 2015, buscando su
rescate como experiencia política a tener en cuenta en futuras
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
manifestaciones, lo que es parte de un esfuerzo para que quede registro
de ellas.
Registro de huelgas
Como se señaló anteriormente se presentarán a continuación un
registro de huelgas ocurridas durante el año 2015 en Chile. Esto no
pretende ser un panorama exhaustivo, sino que se busca destacar
algunas movilizaciones significativas por distintos aspectos, ya sea por
el uso original que se le dio al espacio público, la duración del conflicto,
los logros obtenidos, el nivel de radicalidad, etc.
A pesar de que el Código Laboral chileno sólo incluye la huelga
como un derecho para trabajadores que se encuentren en un proceso de
negociación colectiva legal, en términos prácticos son las huelgas
ilegales las que convocan a un número mucho mayor que las huelgas
legales. Aunque se estima que se realizan el mismo número de huelgas
legales e ilegales en el país, se determinó que durante el año 2014 las
huelgas ilegales movilizaron 13 veces más trabajadores que las huelgas
legales1. Esta diferencia, en parte, tiene que ver con las definiciones de
huelga legal e ilegal y la perspectiva jurídico-laboral de la normativa,
pero también debe entenderse como muestra del interés de los
trabajadores en la lucha que no puede ser dimensionado en base al
registro oficial.
Sobre esta distinción jurídica establecida por el Plan Laboral de
José Piñera, pensamos que los medios de comunicación hegemónicos y
los Gobiernos de la Concertación la han utilizado tendenciosamente
para deslegitimar la lucha de los trabajadores que no cumplen con los
requisitos legales -considerablemente restrictivos2- para realizar una
1 “Informe Anual de Huelgas Laborales Año 2014”, Observatorio de huelgas laborales, Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social. Disponible online. 2 Por ejemplo, para el año 2014 se estima que en la Región Metropolitana tan
sólo un 55,5% de los asalariados tenían derecho a huelga dentro del marco
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
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huelga. Por lo que, el punto de vista al cual adherimos es entender la
huelga y las movilizaciones de trabajadores como un derecho
fundamental del hombre y la mujer, que no puede hacer distinciones
entre legal/ilegal, pues la disputa por mejores condiciones laborales
debe ser en el plano de los derechos irrenunciables.
Esta postura también debe ser desarrollada en las Ciencias
Sociales, que debe dar por superadas aquellas disposiciones
hegemónicas del pensamiento y pensar fuera de ellas. Con esto
queremos decir que las corrientes críticas no pueden seguir legitimando
lógicas propias de una constitución creada en dictadura que está lejos
de asegurar la huelga como un derecho.
Desde aquella vertiente de análisis, es pertinente decir que las
huelgas del 2015 que aquí recabamos -y que en el próximo párrafo se
dará cuenta de ellas- no cumplen con este criterio de legalidad/no
legalidad, sino que más bien se centran en torno a otros ejes, tales como
la visualización y difusión innovadora que tuvieron, así como el uso de
espacios públicos utilizados para ello, entre otros. No es un orden
cronológico lo que estructura el sentido de este registro, sino más bien
articularlo respecto a sectores movilizados y sentidos dados a la huelga.
Destacamos en primer lugar la huelga de los trabajadores de la
construcción del pique del metro Cal y Canto que tuvo lugar en junio de
2015. En ella se protestaba en gran medida por condiciones dignas de
trabajo y mejoras en la seguridad laboral. Aunque lo que hizo explotar el
conflicto fue la situación del consorcio mexicano español CCL3, que no
indemnizó al metro por demoras en las obras, por lo que los
legal actual, siendo una situación aún más adversa para trabajadores de otras regiones, con tan sólo un 40,2%. Véase: Boccardo, Moya y Allende (2015). ¿Una nueva cuestión laboral en Chile? Apuntes para abrir el debate. Cuadernos de Coyuntura de Nodo XXI, N°7.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
trabajadores no recibieron sueldos. La imagen colectiva que la
ciudadanía maneja de dicha movilización fue sobre la situación de los
trabajadores subiendo en una grúa el auto del jefe, en donde la consigna
fue "el jefe no se va hasta que escuche las demandas de sus
trabajadores". Lo interesante de esta huelga es el uso del espacio
público de un modo original para difundir sus problemáticas, sin
solapar obviamente el lado no tan lúdico de la misma: la huelga de
hambre de 2 trabajadores. Rodolfo Ahumada (34) y Javier Vilches (55)
estuvieron más de 20 días sin comer, luego de 33 días de comenzada la
huelga, frente a la nula respuesta a las demandas por parte de los
empleadores.
Las huelgas de los sindicatos del Metro no son aisladas. En
noviembre del mismo año (2015) se realizó otra huelga, esta vez de los
trabajadores de la línea 1, los cuales estaban a cargo de la mantención
de los trenes más modernos. Al igual que la huelga en Cal y Canto, los
trabajadores tuvieron un conflicto con su respectiva empresa
subcontratista llamada CAF Chile.
51 operarios se fueron a huelga legal tras no llegar a acuerdo en la
negociación colectiva, cuyas demandas eran la igualdad de salarios por
la misma función (denunciaban la existencia de 6 escalafones de
salarios sin justificación) y el pago de días extras (domingos), cuyo no
cumplimiento se acarreaba de hace 36 meses. Lo interesante de esta
huelga fue la relación de los huelguistas con la ciudadanía. Se realizó
una campaña en relación al precio del pasaje, señalando que el costo de
este era excesivo, a lo que se sumó una declaración que daba excusas y
pedía solidaridad a los usuarios, lo cual generó un gran apoyo en la
población.
Dentro del sector del transporte público también hubo
movilizaciones por parte de trabajadores del transantiago, destacando
específicamente el caso de la empresa Alsacia en octubre del 2015. Los
trabajadores demandaban respetar la ley en relación al pago de los
tiempos de descansos, y exigían condiciones mínimas de seguridad e
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
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higiene. La huelga duró 12 días y no estuvo exenta de conflictos
violentos con fuerzas policiales (barricadas, detenciones, etc.) debido a
que las empresas realizaban planes de contingencia que eran resistidos
por los trabajadores.
Como evidencia del poder de la organización sindical, el
Sindicato de Trabajadores Starbucks Coffee Chile, por primera vez
después de 6 años de existencia, cierra un acuerdo en el marco de una
negociación colectiva en mayo del 2015. Las demandas principales eran
el derecho a la colación y el reajuste de sueldo base de acuerdo al IPC,
llegado a un acuerdo con la empresa de aumento del sueldo base en 15
mil pesos líquidos, reparación económica por pérdida de patrimonio
sindical luego de años de prácticas antisindicales (700.000 pesos
mensuales) y, por último, se acordó la conformación de una mesa
mediada por un tercero imparcial para resolver problemáticas
laborales. Dentro del marco legal restrictivo y el carácter multinacional
de la empresa en cuestión, ésta huelga sirve de antecedente para
evidenciar la actividad sindical de rubros que salen del estereotipo
clásico de sindicalismo -asociado a los sectores estratégicos y el sector
público- cuyos trabajadores cuestionan las condiciones laborales que les
presentan las grandes cadenas.
Otra gran cadena que sufrió la huelga de sus trabajadores fue
Supermercado Jumbo, en abril del año 2015. El Sindicato Nacional de
Trabajadores de Jumbo, con cerca de 2000 afiliados, se mantuvo
paralizado durante 9 días de huelga, siendo iniciada en medio de la
negociación colectiva. La demanda era un 9% de reajuste en el sueldo,
mientras que la empresa ofrecía un 2,7% (por debajo de lo obtenido
durante la negociación del 2012), con lo que llegaron a un acuerdo final
de reajuste en un 5% del sueldo más un bono de término de conflicto de
entre 40 y 50 mil pesos. Sin embargo, es cuestionable la ganancia pues
se aplicó la medida de descontar en cuotas los días no trabajados a los
trabajadores que paralizaron, con lo que el mismo presidente del
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
sindicato señaló que “el patrón gana una vez más”3. A pesar de que las
caracterizaciones de las empresas difieren enormemente, es evidente la
similitud de las demandas, que son principal o únicamente de tipo
económico.
Finalmente, es necesario destacar el paro de profesores que se
efectuó durante los meses de junio y julio del 2015 en protesta a la
Reforma de Carrera Docente, donde la principal demanda era el retiro
de este proyecto y la construcción de uno nuevo con la participación de
los profesores. Esto es interesante en tanto no es una demanda
meramente económica, sino que va más allá en las condiciones laborales
(número de niños en sala, 50/50 en horas lectivas y no lectivas, el modo
en que se evalúan los profesores, criterios para acceder a mayores
salarios). Otra particularidad notable es la duración extensa de la huelga
(57 días), lo que fue acompañado de grandes movilizaciones (más de
100.000 personas en las calles) y una articulación efectiva con otros
actores como son los estudiantes secundarios y universitarios. Tal nivel
de movilización se dio enmarcado en una disidencia entre las bases y el
Colegio de Profesores - personificado por su presidente Jaime Gajardo-,
pues las posturas ante el proyecto de Carrera Docente diferían,
permeadas por los intereses políticos de la institucionalidad.
Al dar cuenta del carácter general de estas distintas huelgas
realizadas durante el año 2015, es posible observar que en la mayoría
de sus demandas y propuestas reside un carácter fundamentalmente
económico. A su vez, una posible orientación política del proyecto se
halla acotada a coyunturas específicas de un momento de discusión en
el país, o bien como derivación de discusiones internas de la empresa. Al
notar los elementos propios del marco legal en el que se mueve la acción
sindical, no es de sorprender que constantemente orienten el conflicto
hacia las discusiones de carácter interno, y no se encuentre en ellos una
disposición hacia la construcción de la discusión política total. La
3 “El acuerdo que puso fin a la huelga de los trabajadores de Jumbo”, Radio
Cooperativa, 16 de abril de 2015. Disponible online en www.cooperativa.cl
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
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despolitización de la clase trabajadora como resultado de los procesos
sociohistóricos asociados al giro neoliberal chileno –y su consecuente
marco legal en el mundo del trabajo, el Plan Laboral- han llevado a este
panorama general, que ciertamente la Reforma Laboral no sólo no logra
contribuir a mejorar, sino que plantea diversos retrocesos para un
panorama escenario adverso al sindicalismo chileno.
La necesidad de que la movilización de los trabajadores devenga
en una forma efectiva de exigencia y demanda política –no sólo ya al
espacio de la disputa interna, acotada al espacio de la empresa- explica
la apuesta del GEIT, en la cual la trasformación social debe
necesariamente pasar también por la articulación del conflicto social en
la esfera del trabajo. Al no hallar el espacio regulador adecuado dentro
del marco legal para la construcción de una política sindical del conflicto
como tal, se hace más necesaria que nunca la movilización y la
formación de una conciencia crítica en torno al mundo de trabajo.
Estructura de la revista El presente número de La Maquila se divide en cuatro grandes
secciones que intentar guiar su lectura. Primeramente, la que forma
parte de lo que el lector ya está observando en este momento, la
Editorial, que –como ya se habrá observado- incluye algunos de los ejes
y tareas fundamentales del GEIT, además de un breve registro de
algunas de las principales huelgas del año 2015.
Una segunda sección la constituyen las Entrevistas y reflexión, en
la cual presentamos un breve análisis general del proyecto de Reforma
Laboral que actualmente se discute, una entrevista al abogado y asesor
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
sindical Juan Vergara, y una segunda entrevista dirigida ahora al
presidente del sindicato nacional de Starbucks Andrés Giordano. Todos
estos elementos confluyen temáticamente en el esfuerzo general del
GEIT y las organizaciones sindicales de fortalecer la articulación de los
trabajadores y cómo canalizar sus conflictos y movimientos.
En tercer lugar, se encuentra el grueso de la revista, la sección
Artículos e investigación, constituido por los diversos aportes y trabajos
que los autores de los artículos, ensayos e investigaciones empíricas han
contribuido a la construcción de este número de La Maquila. A
continuación, se realizará una pequeña presentación de cada texto con
el fin de resumir el contenido específico de cada uno de ellos.
Felipe Ruiz -estudiante de Sociología de la Universidad de Chile y
miembro del GEIT- y Catherine Agüero –estudiante de Sociología de la
Universidad de Chile y practicante en el área de desarrollo humano del
PNUD en Chile- nos presentan en Consideraciones teóricas sobre la
centralidad del trabajo: breve síntesis del debate sobre el fin del trabajo
desde América Latina las teorías fundamentales que se han desarrollado
para comprender el trabajo desde América Latina en las últimas
décadas, logrando discutir con las posturas elaboradas desde las
nociones del “fin del trabajo”. Se presenta como un artículo pertinente
para introducirse en los estudios contemporáneos del trabajo, y
entender que su centralidad para la comprensión de lo social no se ha
terminado, sino que transformado.
Los autores Gabriela Pontoni, Sonia Filipetto y David
Trajtemberg, todos de nacionalidad argentina, realizaron la
investigación que lleva por título Dinámica del empleo y las relaciones
laborales en la Argentina que tiene por objetivo dar cuenta de cómo, el
contexto económico y político de la Argentina reciente (2003-20013)
determina las relaciones laborales dentro del país. Se expone desde el
año en que Néstor Kirchner empezó su mandato, también comenzó el
período conocido por los autores como de "convertibilidad", que tenía
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
15
como característica el aumento de la demanda interna por la
redistribución salarial, la revitalización de los sindicatos y la
formalización laboral. Del mismo modo, se expone que cuando este
sistema productivo "colapsa" en la desaceleración del 2008, a la vez
aumentan las tensiones laborales, por lo que los autores plantean seguir
con el proyecto de formalización del empleo y redistribución salarial
como la comenzada en el año 2003.
El artículo titulado Propuesta de un marco teórico y analítico
para estudiar la huelga laboral en Chile de Nicolás Ratto -estudiante de
Sociología de la Universidad de Chile-, presenta de manera simple y
esquemática una nueva forma de estudiar movilizaciones de
trabajadores, en específico las huelgas laborales en Chile. Este trabajo,
dispone de una serie de recomendaciones (nueve específicamente)
sobre qué elementos observar a la hora de sistematizar teórica y
analíticamente una huelga laboral en Chile. Siempre dando énfasis en las
asociaciones de los trabajadores y sus esfuerzos por generar una
orgánica que devenga en consecuencias sociopolíticas. El presente
artículo, tiene una evidente carga política que, de modo coloquial, está
"del lado de los trabajadores".
Otro de los aportes internacionales que este número de la
revista cuenta, se incluye el realizado por el doctor en Sociología y
académico de la Universidade de São Paulo, Leonardo Mella e Silva. El
profesor Silva nos aporta un valioso texto -Duas ou três coisas que eu sei
dela (a clase criativa)4- en el cual se aproxima a las discusiones
contemporáneas acerca de una de las formas que el trabajo ha ido
adquiriendo en las últimas décadas, específicamente el que lleva a cabo
la llamada clase creativa, en base al término acuñado por la obra de
Richard Florida. El presente texto permite llegar a comprender
4 “Dos o tres cosas que sé de la clase creativa”
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
determinadas lógicas que adquiere el trabajo en el neoliberalismo, y la
necesidad de ampliar la óptica de análisis respecto a su funcionamiento.
Silva contribuye con un segundo artículo a este número de La
Maquila, esta vez en co-autoría con Michelle R. Oliveira, doctora en
Comunicación, y profesora de Periodismo y Comunicación en la
Faculdade Casper Líbero. El texto - O empreendedorismo na atividade
jornalística: relatos de uma pesquisa em andamento5-, logra
complementar y profundizar en varias problemáticas ya planteadas en
el primer artículo de Silva respecto al trabajo de la clase creativa.
Observamos aquí el fenómeno del espíritu empresarial –como discurso y
práctica coherente del empresariado- que se impone a los empleados en
las dinámicas neoliberales del trabajo, aquí en el caso específico de las
labores ligadas a la escritura periodística. Es posible observar cómo la
imposición de este espíritu en los trabajadores acarrea determinadas
consecuencias que derivan en una precarización de su actividad,
logrando configurar un acercamiento a una teoría del trabajo
profesional (en este caso del periodismo) precarizado.
Finaliza nuestra tercera sección con el artículo que nos entrega
Martín Montes Marín -licenciado en Ciencias Sociales, Sociólogo de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, y estudiante de Magíster en
Desarrollo Urbano en la misma institución-, Soluciones simples para
problemas complejos: Comercio informal y política pública en el casco
histórico de Santiago. En él el autor plantea diversas problematizaciones
a tener en cuenta respecto al trabajo informal, específicamente en el
espacio del comercio informal desarrollado en Santiago. El autor logra
presentarnos concretamente los conflictos alrededor del desarrollo de
estas labores, y cómo la perspectiva planteada desde las políticas
públicas en las últimas décadas ha devenido en errores de comprensión
del fenómeno que han terminado por impedir su eficacia, e incluso
resultar perjudiciales para los trabajadores del comercio informal.
5 “El espíritu empresarial en la actividad periodística: relatos de una
investigación en curso”
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
17
Para terminar nuestro tercer número de La Maquila dejamos a
los lectores cordialmente invitados a participar y estar atentos al cuarto
número de la revista, dejando abierta la convocatoria para aportar en La
Maquila a publicar durante el segundo semestre de este 2016. Los
términos formales para la participación de aquellos que estén
interesados se encuentran en la cuarta sección de la revista, Anexos.
Dando por finalizada esta primera sección introductoria,
instamos al lector a adentrarse en las páginas presentes, interesarse y
formarse en las temáticas aquí planteadas. Ciertamente –dada la
adversa situación que viven hoy los estudios laborales- no son muchas
las instancias en las cuales este tipo de conocimiento puede producirse
y ampliarse a todos aquellos que estén interesados en él. Para ellos, y
los que vengan, se abre esta pequeña ventana desde la cual el GEIT ha
dirigido parte de sus esfuerzos.
Equipo Editorial de La Maquila N°3
Mayo, 2016.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
Entrevista a Andrés Giordano6: situación
actual del sindicalismo en Chile. Por Brian Montenegro
Entrevistado (Andrés Giordano): Desde ahora A.
Entrevistador (Brian Montenegro): Desde ahora E.
E: Como dirigente joven y tu experiencia en la participación
activa dentro del sindicato y las huelgas llevadas a cabo por este en
los últimos años ¿Cuáles crees que son las principales trabas del
sindicalismo hoy en día en Chile?, ¿Cuáles son las tareas del
sindicalismo hoy?
A: Lo primero es entender que nuestro sindicalismo es heredero
jurídico y cultural de la dictadura, por lo tanto, está concebido en
modelo restringido de acción, con trabajadores con rasgos
mayoritariamente individualistas y poco politizados. La normativa
vigente confina a nuestras organizaciones a pequeños espacios de
acción dentro de las empresas y no garantiza ninguno de los pilares de
la libertad sindical: esto es, derecho a sindicalizarse sin represalias o
temor a ellas, negociación colectiva fructífera frutos y de buena fe, y
derecho a huelga efectivo. Ahora bien, aun así, el movimiento sindical
también tiene fallas congénitas que afectan radicalmente su
representatividad y participación en la sociedad, de las que no se ha
hecho cargo desde el retorno a la democracia. Por ejemplo, existe un
tema discursivo, por sobre todo en la forma, que ya no es coherente con
la nueva identidad del trabajador. Los simbolismos tradicionales del
sindicalismo, sus consignas, su lenguaje, su actuar en muchas
circunstancias, incluso sus colores, no generan adherencia en la clase
trabajadora. Y uno debe hacerse responsable de ello, si pretende tener
un rol unificador y pedagógico; no podemos pretender imponer los
dogmas de antaño a esta nueva cultura de trabajadores. Si queremos
6 Presidente del Sindicato de Starbucks Coffee Chile.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
19
recuperar la conciencia de clase, si queremos que los trabajadores se
reconozcan como tales, debemos partir por entender qué esperan ellos;
sino, vamos a seguir representando única y exclusivamente a los
ideologizados, o a los más preparados políticamente, o a los de
determinada tendencia o partido. En mi perspectiva, el sindicalismo no
está para eso, tiene que ir mucho más allá. Y esto no quiere decir ser
amarillo o hacer sindicalismo encerradito empresa, por el contrario,
debemos saber romper ese vicio, saber tener mentalidad de sindicato de
rama, fomentar solidariamente la organización en otros sectores o
empresas y saber construir lenguajes, códigos, propuestas, nuevas
formas de comunicación y luchas que representen, que puedan
traducirse en victorias, para evitar seguir siendo ese sindicalismo
anacrónico que no puede comunicar, que no propone, que es
meramente reactivo y que tiene la moral baja porque, a veces no gana y
otras veces pierde.
Por otro lado, está la pérdida de autonomía de algunas
organizaciones sindicales que no han sabido diferenciar entre la política
sindical y la política partidista. Los resultados están a la vista,
organizaciones y centrales fragmentadas, reformas pro-empresariales,
sindicalismo de consenso e inmovilizado al servicio de los partidos y los
gobiernos. La CUT es el ejemplo más dramático, pero no el único.
E: ¿En qué temas del trabajo es necesario avanzar para
obtener mejores condiciones laborales en Chile?, ¿Qué temas
esenciales debería reunir una reforma para lograrlo? ¿Cuáles no?
A: En lo que respecta a legislar, es necesario acabar con el legado
de la dictadura, tanto en el sentido constitucional como específicamente
laboral. Existe un consenso amplio en el mundo sindical y académico en
que el pilar fundamental del Plan Laboral de Piñera es la negociación de
empresa, por lo que cualquier transformación real del modelo no puede
obviar la discusión sobre la negociación por rama, que no sólo es la
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
única forma de garantizar el derecho de negociación colectiva a todos
los trabajadores, sino que además representa una forma de
redistribución de la riqueza que ha tenido positivos impactos en la
equidad de países como Uruguay, para evitar citar los clásicos ejemplos
europeos. Y bueno, por supuesto, el derecho a huelga efectivo y en
cualquier circunstancia que afecte a los trabajadores. Con ello, todo lo
demás se puede ir solucionando en el trayecto mediante la unidad
sindical y el poder que podrían recuperar los trabajadores mediante
estas transformaciones. No existe otra forma de emparejar la cancha.
Ahora, lo laboral no es sólo sindical. Otro pilar del modelo
dictatorial son las AFP y en eso ya se han venido realizando grandes
esfuerzos en los últimos años. La coordinadora NO + AFP es el mejor
ejemplo de una iniciativa sindical de largo aliento y que ha sabido
congregar a otros actores también. Este tipo de campañas son
necesarias para levantar al sindicalismo como una forma de hacerse
cargo del tipo de sociedad que queremos.
E: En ese sentido y desde tu conocimiento sobre el tema,
¿Cuál crees que es el estado de la lucha actual del sindicalismo en
Chile, en específico en el sector de servicios? y, ¿Qué desafíos crees
que tiene el llamado “nuevo sindicalismo” en el escenario de la
reforma laboral impulsada por el gobierno?
A: Parte de esto ya lo dije en la primera pregunta. El desafío del
sindicalismo tiene relación con saber reinventarse, con volver a
posicionarse como una estructura que es necesaria para el trabajador,
pero que además le resulte familiar, cotidiana, educativa y atractiva. La
reforma sólo va a poder dejarse atrás en la medida que logremos
transformar el sindicalismo en una energía movilizadora, eligiendo
batallas que nos permitan construir una verdadera correlación de
fuerzas capaz de desencadenar las transformaciones que los y las
trabajadores necesitan. Ello no va a ocurrir de la mano de la clase
política ni de los operadores de los partidos que hoy dominan el
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
21
sindicalismo “oficial”, sino de aquellos sindicatos de bases con
autonomía y vocación sindical.
En ese sentido, para el sector de servicios, se requiere aprender
de las experiencias existentes y tratar, desde ellas, de replicarlas en
otros lados. Siendo quizás el sector de la economía que más crecimiento
proporcional ha experimentado en los últimos años, con capital
mayoritariamente desde las multinacionales y trabajos precarios, existe
un enorme desafío que implica grandes esfuerzos de organización y
educación. En el caso de la comida rápida, existen dificultades que van
desde la inexperiencia laboral e inmadurez política de los trabajadores
jóvenes o la propia rotación de la industria, hasta los prejuicios
culturales que la sociedad nos impone sobre este tipo de trabajos. Sin
embargo, este tipo de luchas pueden llegar a definir el nuevo
sindicalismo, y de paso romper muchos mitos.
E: Entiendo que ustedes están afiliados a la Central Unitaria
de Trabajadores, ¿cuál es su posición respecto de esta, y cómo
evalúan su rol frente a la reforma? En caso de no coincidir con esta
¿cuál crees que debiese ser el rol de una organización intersindical
que reúna a los trabajadores?
A: Lamentablemente, la CUT jugó un rol nefasto. Creo que es
válido presumir que los partidos políticos pueden ser bienvenidos por
el sindicalismo cuando quiero apoyar las luchas de los trabajadores,
pero en ese orden: partidos al servicio del movimiento sindical, no al
revés. Y es que cada entidad debe mantener su propia autonomía.
La tradición chilena tiende a quitarle dicho carácter autónomo a
las organizaciones sociales, necesita involucrar el partido, y las lógicas
entre partidos y movimientos son muchas veces contradictorias. En este
caso, la CUT funcionó como un apéndice del gobierno, lo que es evidente
al comparar su actuar ante el Gobierno de Bachelet vs lo que se hizo
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
durante el Gobierno de Piñera. Los intereses de las trabajadoras y los
trabajadores son únicos, sin importar el gobierno que esté de turno, y
cualquier central que no sepa dibujar ese límite va a fracasar. Sin esto,
es imposible que exista unidad en el movimiento sindical, lo que resulta
especialmente nefasto, dada la coherencia de los gremios empresariales.
La derecha, el gobierno y la CUT, son todos igualmente
responsables de esta reforma laboral; proyecto que ya nadie puede en
su sano juicio defender, pero que debió haber sido criticado desde su
presentación el 29 de diciembre del 2014.
No va a ocurrir, pero a mi juicio, la dirigencia actual de la CUT
debe hacer los mea culpa correspondientes, es la única oportunidad que
tiene de salvarse como estructura. Debe desprenderse de la descarada
influencia del PS y el PC, debe democratizarse y transparentarse. Sino,
su existencia va a ser un fenómeno meramente nominal.
E: Luego de la última huelga que tuvieron en el sindicato de
Starbucks, que en general, resultó exitosa para los trabajadores del
sindicato. ¿Cómo crees que esto se ve traducido en las prácticas
que tiene Starbucks como empresa con sus trabajadores
sindicalizados?, ¿Es distintivo entre sindicalizados y no
sindicalizados?, ¿y entre ustedes mismos? ¿Es difícil ser líder
sindical en Chile?
A: Ser dirigente sindical es una tarea un tanto masoquista,
requiere mucha energía, mucho tiempo, mucha paciencia y tolerancia a
la frustración. Quienes estamos verdaderamente comprometidos con
esto, lo hacemos conscientes de ello, de que es una tarea que no
termina, de que es una forma de pensarse a uno mismo en relación a sus
pares.
Nuestro sindicato, hoy, luego de varios pequeños y medianos
triunfos, ha terminado con muchas prácticas discriminatorias, o al
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
23
menos estas se han reducido. Quiero creer que lo estamos haciendo
bien, pero queda mucho trabajo por hacer para erradicar el legítimo
temor de los trabajadores a organizarse. La historia no miente y lo
cierto es que nuestro sindicato tiene muchos objetivos que, en gran
medida, se oponen al lucro de Starbucks. Por eso, no podemos
contentarnos con esta relativa tranquilidad: cambiar la política de una
compañía multinacional que opera en todo el mundo requiere un
trabajo constante, una observancia y capacidad de reacción que pueda
garantizar cierta estabilidad para los socios del sindicato.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
Balance general sobre la Reforma Laboral
Por Alejandro Castillo y Vanny Catalán
La discusión en torno al proyecto de Reforma Laboral está
zanjada y, por cierto, es mucho lo que se puede decir al respecto. En el
anterior artículo sobre la Reforma Laboral hemos analizado
críticamente el rol asumido por las organizaciones empresariales y el
gobierno a propósito de su tramitación y discusión pública. Por su parte,
los empresarios agrupados en organizaciones como la Corporación de
Producción y Comercio (CPC) tuvieron un notable éxito en demonizar el
proyecto de reforma, de manera de evitar toda discusión crítica por
parte de las organizaciones sociales del mundo del trabajo. De alguna
manera, el hecho de que los empresarios se mostrasen disconformes
con la reforma podía significar que ésta efectivamente contuviera
avances para los trabajadores. Por otro lado, el gobierno, empecinado
en “sacar adelante” la Reforma, mantuvo un discurso con retórica
progresista e incluso, a propósito del fallo del Tribunal Constitucional,
mantuvo una posición crítica frente a los sectores de derecha que
impugnaban la constitucionalidad de ciertos aspectos de la reforma. Así
entonces, el gobierno logró proyectar la imagen de una Reforma
“arruinada” por los sectores más conservadores de la derecha política.
¿Y qué ocurre en el mundo del trabajo? En base al seguimiento
de la discusión pública que hemos realizado como grupo de estudios,
sostenemos que la posición ambigua de la Central Única de
Trabajadores (CUT) -que comenzó alentando la Reforma para luego
retractarse en algunos puntos- terminó dando señales equívocas para
los trabajadores. Probablemente nadie había leído el proyecto pero se
suponía que si la CUT, principal referente multisindical en Chile,
apoyaba el proceso, la Reforma debía constituir un avance7. ¿Por qué la
7 ] Existe una serie de organizaciones del mundo del trabajo que fueron críticas
del proyecto de reforma desde un comienzo, como es el caso de la
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
25
CUT mantuvo tal posición ambigua? Queda pendiente analizar aspectos
como su composición y representatividad (compuesta en gran parte por
trabajadores del sector público), así como la afiliación política de sus
principales dirigentes (pertenecientes fundamentalmente a partidos de
la Nueva Mayoría) para comprender la posición de la multisindical y los
roles que pudiese asumir en el futuro.
¿Finalmente cuál es el balance general de la Reforma Laboral?
Como equipo del GEIT sostenemos que la reforma no sólo es
insuficiente, sino que además constituye un retroceso para el mundo del
trabajo, en la medida en que sigue concibiendo al trabajador como
“capital humano” y no como sujeto de derechos. Podríamos decir que la
adaptabilidad sindical -elemento introducido por la Reforma- que
permite negociar jornadas laborales más extensas de las existentes,
puede resultar letal en el marco de una legislación actual que clausura la
negociación ramal. Esto, considerando, además, que el derecho a huelga
señalado en la reforma no es efectivo (dado el reemplazo vía
adecuaciones necesarias) e incluso la posibilidad de constituir
sindicatos se termina por cerrar –particularmente en el caso de las
PYMES- debido al requisito irrealizable de que el sindicato deba agrupar
a, al menos, ocho trabajadores con un 50% de representación en la
empresa.
Dicho lo anterior, como GEIT hemos realizado una entrevista
Juan Vergara8 para así profundizar en algunos pormenores técnicos de
la Reforma, además de un análisis político del rol de la CUT en este
Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) y varias federaciones y organizaciones muchas de las cuales están agrupadas en torno al incipiente Comité de Iniciativa por la Unidad Sindical (CIUS). 8 Juan es abogado laboralista, asesor de sindicatos de la Banca, Comercio,
Servicios Básicos, Construcción, Salud y Educación y promotor del blog Pro Sindical.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
proceso, elementos que podrían entregarnos explicaciones del por qué
este proyecto constituye un retroceso para los trabajadores en su
conjunto.
Entrevista a Juan Vergara9
G: Desde el punto de vista de sus contenidos, ¿cuál es el
balance que harías acerca de la Reforma Laboral?
J: Es indudable que, en su estado actual (la Reforma), es un
retroceso para los trabajadores. El proyecto contiene una serie de
concesiones al empresariado, como "pactos de adaptabilidad" (jornadas
de hasta 12 horas diarias, eliminación del tope de 2 horas extras,
trabajar 7 días corridos, sacar de la jornada de trabajo el tiempo de aseo
y cambio de vestuario), aumento de quórum para constituir sindicatos
en empresas de hasta 50 trabajadores, exigencia de quórum para poder
negociar, obligación de los sindicatos de proporcionar "servicios
mínimos" durante la huelga, validación de diversas formas de
reemplazo interno (cambios de turnos y adecuaciones necesarias para
los trabajadores que no están en el sindicato), retrasar de 3 a 5 días la
fecha de inicio de una huelga ya aprobada, suspensión de la negociación
colectiva por decisión judicial (incentivo a las empresas para judicializar
y presionar a los sindicatos), hipótesis en que se impide incluso iniciar
la negociación colectiva, otorgar a las empresas la posibilidad que
recurran a jueces para que decreten el término de una huelga y la
correspondiente reanudación de faenas, impedir que el sindicato y su
directorio entren a la empresa durante una huelga (incluso si tienen su
oficina en ella), eliminación de la garantía de pago mínimo de 75% a los
trabajadores no sindicalizados en caso de extensión de beneficios,
eliminación del derecho del trabajador de optar por el pago de
indemnizaciones adicionales en caso de despido antisindical, aumento
9 De aquí en adelante: G (GEIT) y J (Juan Vergara).
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
27
de quórum para elegir delegados sindicales en sindicatos interempresa,
entre otras.
G: Y más allá de los aspectos negativos que mencionas,
¿consideras que existen avances en alguna materia, por más
mínimos que sean?
J: En el estado actual del proyecto (después de la sentencia del
Tribunal Constitucional), podemos enunciar como "avance" la reducción
de la duración máxima de los contratos colectivos de 4 a 3 años, que la
extensión de beneficios a trabajadores no sindicalizados requiera un
consentimiento del sindicato, eliminación de la exigencia de quórum
para hacer efectiva la huelga, la obligación de incorporar mujeres en las
directivas sindicales y comisiones negociadoras dependiendo del
porcentaje de socias de la organización, simplificar la norma sobre
oportunidad para presentar proyecto, la obligación del empleador de
proporcionar planilla de remuneraciones de socios del sindicato si el
Estatuto así lo dispone, incorporar a la negociación colectiva a las
personas que se sindicalicen hasta 5 días después de presentado el
proyecto, sancionar como práctica antisindical el traslado de
trabajadores de un recinto a otro.
G: Con respecto al fallo del Tribunal Constitucional, se ha
mencionado la extensión parcial de beneficios a los nuevos
sindicalizados y la inconstitucionalidad de la titularidad sindical
como dos aspectos que terminarían por sepultar la Reforma. A tu
juicio, ¿qué tan significativo es el fallo con respecto a lo que ya se
estipulaba anteriormente en la reforma?
J: Antes del fallo del tribunal constitucional el proyecto ya era
regresivo en derechos para los trabajadores. Lo relevante es que el
Tribunal Constitucional elimina "avances" para los trabajadores que
venían de algún modo a compensar la cantidad y gravedad de los
"retrocesos". Sin aquellos, estos últimos son incomprensibles
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
G: ¿Cuál es tu opinión acerca del rol que ha tenido la Central
Única de Trabajadores en este proceso?
J: El apoyo de la Central ha sido clave para que el gobierno
impulsara el proyecto. El problema es que la directiva de la Central
"celebró" el proyecto sin conocer su texto y a los días, cuando
comenzamos a advertir la cantidad de retrocesos que contenía, se vio
obligada a comenzar a cuestionarlo y exigir públicamente por su
enmienda. El problema es que, aún a sabiendas que el proyecto es un
claro retroceso para los trabajadores, la Directiva de la Central todavía
no exige el retiro del proyecto. Parece que, entre que no haya ley o que
haya una mala, prefieren una mala.
G: Finalmente, en base a tu experiencia como asesor
sindical, ¿qué estrategias o tácticas le recomendarías a los
dirigentes sindicales para hacer frente a esta Reforma Laboral
adversa? ¿Y cómo se podría proyectar un movimiento sindical con
potencial transformador en este nuevo escenario?
J: Lo relevante es que los dirigentes tomen conciencia de
algunas cosas: primero, que los cambios requieren de una activa
participación de todos los dirigentes sindicales, especialmente de los
dirigentes "de base", y que no pueden continuar "delegando" dicha
responsabilidad en otros dirigentes ni en representantes políticos ni en
autoridades, ningún "iluminado" les resolverá el problema; segundo,
que se organicen a partir de una crítica común de la reforma generando
las confianzas necesarias para proyectar un trabajo conjunto de más
largo plazo; y tercero, que dicha organización tenga un
direccionamiento político cuya centralidad esté en el mundo del trabajo.
G: Muchas gracias por tu tiempo.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
29
Consideraciones teóricas sobre la centralidad
del trabajo
Por Felipe Ruiz Bruzzone y
Catherine Agüero Espinace
Mediante el presente ensayo pretendemos aportar con una
breve síntesis sobre algunas reflexiones teóricas que se han realizado
desde América Latina, que buscan discutir la perspectiva pesimista de la
intelectualidad occidental en relación al trabajo como categoría analítica
válida para ser objeto de estudio de la sociología.
Basándonos fundamentalmente en una selección de
elaboraciones de tres autores latinoamericanos - Enrique De La Garza
(México), Ricardo Antunes (Brasil) y Julio Cesar Neffa (Argentina) -
buscaremos explicar sintéticamente: el desarrollo que el concepto de
trabajo ha tenido en el pensamiento social occidental, las
transformaciones que ha sufrido la sociología del trabajo en América
Latina, las principales tesis sobre el fin del trabajo, elaboradas desde el
pensamiento social occidental, fundamentalmente desde Europa y
Norteamérica, así como las principales críticas a éstas, elaboradas por
los autores latinoamericanos antes mencionados. Cerraremos esta
reflexión considerando algunos ejes de estudio tanto teóricos como
empíricos, que valdría la pena considerar para el desarrollo de los
estudios laborales en América Latina y Chile.
Vale aclarar que la intención de este trabajo no pasa por la
completitud académica; sin dudas es incompleto ya que su intención es
otra: poder elaborar un texto que sea útil para quienes recién se
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
insertan en el debate teórico en torno al trabajo y los estudios laborales
en las ciencias sociales.10
Desarrollo del concepto de trabajo en el pensamiento social
occidental
En términos generales, es posible señalar que el concepto de
trabajo ha variado a lo largo de la historia del pensamiento social del
siglo XX, en estrecha relación con las transformaciones históricas que
circunscriben al fenómeno, condicionadas por la correlación de fuerzas
entre actores y clases sociales, que buscan establecer un sentido
hegemónico del mismo (De La Garza, 2000).
Una primera cuestión teórica que creemos preciso establecer
tiene que ver con el carácter dual del concepto de trabajo, toda vez que
refiere tanto a una actividad que tiene dimensiones objetivas – de
intermediación con la naturaleza, de transformación del ser humano y
de creación de vínculos sociales – como subjetivas – englobando
fenómenos referidos a identidades, sentidos y visiones de mundo
(Antunes, 2000; De La Garza, 2000).
Sin embargo, se hace necesario proponer una revisión histórica.
Para caracterizar el desarrollo del concepto en la teoría social
occidental, autores como Enrique De la Garza proponen distinguir
cuatro grandes períodos de su desarrollo intelectual: el primero refiere
al predominio de la teoría económica clásica, desde la revolución
industrial hasta la segunda mitad del siglo XIX en el lapso de 1750-1850,
período en el cual – sobre todo por el desarrollo de la economía política
– el trabajo fue un concepto central en la teoría social, entendido como
creador de valor. Un segundo período abarca desde finales del siglo XIX
hasta la crisis de 1929, caracterizado por el giro marginalista en la
10 En coherencia con tal intención, el texto que presentamos es una versión ligeramente modificada de una parte importante del cuadernillo de formación número 1 del Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo, titulado Observaciones para el estudio del Trabajo en América Latina (en el marco del neoliberalismo), elaborado por Felipe Ruiz durante Enero del presente año.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
31
economía, el énfasis en el intercambio, la consideración del ser humano
como actor racional y el rechazo a la centralidad del trabajo como eje de
la generación de valor. Un tercer período abarca desde la década de
1930 hasta la década de 1960, etapa en la cual debido al declive de la
economía neoclásica y el auge del pensamiento económico de
orientación keynesiana, el trabajo volvió a situarse con importancia en
términos analíticos, así como en el plano ideológico como un actor social
validado y con presencia institucionalizada (De La Garza, 2000).
Finalmente un cuarto periodo, que va desde la década de 1970,
cuando empieza el giro neoliberal a escala global, hasta la actualidad;
aquí se pueden identificar dos grandes corrientes en relación al
problema del trabajo, marcadas por el debilitamiento del concepto
luego del resurgimiento del pensamiento neoclásico. Por un lado, se
afirma que debido a ciertas transformaciones económicas y a la derrota
histórica del sindicalismo, el trabajo ya no constituiría una categoría
central en la explicación de los procesos de cambio social reciente. Por
otro lado, se encuentran tesis que diagnostican una disminución de la
centralidad del trabajo como ámbito de lo social, ya sea porque la
tercerización y el desarrollo tecnológico harían disminuir al trabajo
como actividad humana, o porque debido a la fuerte segmentación,
fragmentación y heterogenización del campo laboral, sería inviable la
emergencia de identidades colectivas desde tal aspecto de la vida en
común (De La Garza, 2000).
Detallando algo más el cuarto período mencionado, es posible
señalar tres elementos que han influido en el declive de la valoración
académica respecto a la importancia del trabajo en la sociedad, tanto en
sus aspectos objetivos como subjetivos: el neoliberalismo como
formación social alternativa al keynesianismo y como ideología
hegemónica, la reestructuración productiva y de los mercados laborales
que provocaron una fuerte heterogeneización, complejización y
fragmentación del trabajo en relación a los períodos previos (Antunes,
2000), así como el declive de las ideologías relacionadas con el
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
movimiento obrero – en sus variantes comunista, socialista o
socialdemócrata – debido a una crisis del trabajo en el plano subjetivo y
de representación colectiva, fenómeno en el cual puede englobarse
también la crisis que en algunas partes del mundo afecta a los sindicatos
(Antunes, 2000; De La Garza, 2000a).
Breve contextualización de la sociología del trabajo en América
Latina
En relación al desarrollo de la sociología del trabajo en América
Latina es preciso anotar que – en coherencia con los argumentos recién
planteados - también sus enfoques teóricos y temas de investigación
han variado de manera histórica. Sus orígenes en la región se sitúan en
la década de 1960, y en tal momento se mantuvo subordinada a la
sociología del desarrollo, a las orientaciones teóricas del estructural
funcionalismo y al concepto límite de la modernización (Garretón,
2014). Desde tales perspectivas se buscó estudiar las problemáticas de
la industrialización tardía, con énfasis en temáticas como la
marginalidad laboral urbana, la caracterización de la subjetividad
(conciencia) obrera, la relación entre movimiento obrero y partidos
políticos, la emergencia y problemáticas de la sindicalización y la
perpetuación de vínculos laborales de tipo tradicional producto de la
acción estatal y empresarial. En un primer momento, esta orientación
contribuyó a la caracterización de una serie de procesos históricos
analizados desde la negatividad: describiéndolos como carencia de
vínculos sociales de tipo moderno, propios de las sociedades
desarrolladas, norteamericanas o europeas (Zapata, 1986; Abramo &
Montero, 1995).
Posteriormente, y como ha sido señalado en diversos estudios
(De Sierra, Garretón, Murmis, & Trindade, 2007; Garretón, 2014),
durante la década de 1970 la temática central de las ciencias sociales en
América Latina gira en torno al dualismo dictadura-democracia, siendo
centrales para la sociología en general y la sociología del trabajo en
específico, las reflexiones sobre las posibilidades de superación de los
regímenes dictatoriales y la posibilidad de reconstitución del actor
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
33
laboral como fuerza social de orientación democrática, en oposición a
las dictaduras (Zapata, 1986; Abramo & Montero, 1995).
Luego, en la década de 1980 y teniendo como telón de fondo los
procesos de globalización neoliberal y de reestructuración productiva,
el foco de estudio se vuelca sobre la unidad de la empresa y los procesos
de trabajo, siendo central el binomio analítico de la
dominación/resistencia, como marco teórico que exploraba la respuesta
de la clase obrera como actor colectivo frente a los procesos de
reconversión productiva y flexibilización laboral; asimismo cobraron
relevancia enfoques como el de la competitividad sistémica y la
segmentación de los mercados laborales, girando la óptica hacia el
estudio del empleo y los fenómenos de exclusión social, informalidad y
precarización (Zapata, 1986; Abramo & Montero, 1995).
De tal forma, se observa una trayectoria de la disciplina en
América Latina en la que se evidencia una importante transformación,
desde perspectivas de investigación que tenían como principal objetivo
determinar la lejanía o cercanía de las sociedades latinoamericanas
respecto a las sociedades industrializadas (en relación a las
características del trabajo, la industria y la relación entre actores
sociales y políticos), hacia la especificidad que toman en la región los
procesos de reorganización de la producción, en los cuales el conflicto
juega un papel central (Abramo & Montero, 1995).
Presentación de las tesis sobre el fin del trabajo
Como ya fue anotado en el primer apartado, desde la década de
1970 en adelante y sobre todo a partir de la década de 1980,
emergieron diferentes posturas intelectuales que buscaron afirmar la
escasa centralidad analítica e histórico-social que tendría el trabajo, en
el marco de las tendencias contemporáneas de transformación
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
neoliberal de las economías y las sociedades occidentales.11 Autores
como Enrique De La Garza (2000a; 2001) y Julio Neffa (2001) han
buscado sintetizar tales argumentos en cuatro grandes tesis,
relacionadas lógicamente entre sí, que desde diferentes ópticas buscan
argumentar a favor del fin del trabajo:
La primera plantea un declive de la importancia del trabajo en
un sentido subjetivo-político. Debido a la heterogenización y
fragmentación del mundo del trabajo, a la disminución del peso relativo
del trabajo industrial en detrimento del sector servicios en algunos
países del primer mundo, así como por la expansión de formas de
empleo precario y el incremento del desempleo estructural en algunas
partes del globo, habría un debilitamiento de la constitución de
identidad y subjetividad en torno a la actividad laboral, lo que conlleva a
una imposibilidad de constituir sujetos y actores colectivos desde el
mundo del trabajo12.
La segunda tesis está relacionada con la anterior pero tiene un
sentido más sociológico. El trabajo dejaría de tener un rol central en el
conjunto de las relaciones sociales, toda vez que los ámbitos sociales
ajenos a esta actividad tendrían más importancia relativa, siendo tales
11 Dado que escapa tanto en extensión como en contenido, para este ensayo solo mencionaremos los principales autores y trabajos señalados en la bibliografía revisada. En el sentido mencionado destacan autores como Alain Touraine en La Sociedad Post-industrial (1969), André Gorz en Adiós al Proletariado (1980), Claus Offe en La Sociedad del trabajo. Problemas estructurales y perspectivas de futuro (1984), Jeremy Rifkin en The End of Work. The Decline of the Global Labor Force and the Dawn of the Post-Market Era (1995), Dominique Meda en Le travail. Une valeur en voie de disparition (1995) entre otros. 12 Aquí se encuentra la propuesta de René Sainsaulieu acerca de la identidad en el trabajo, en L'entreprise, une affaire de societé (1990). Con respecto al proceso de aumento del trabajo precario y flexible, consultar a André Gorz en Sortir de la societé salariale (1994) y Miserias del presente, riquezas de lo posible (1997). Además de la tesis de Robert Castel y la metamorfosis de la sociedad salarial, en Les métamorphoses de la question social. Une chronologie du salariat (1995).
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
35
espacios donde se juega la constitución de identidades sociales, sobre
todo el mundo del consumo. Es una propuesta fuertemente relacionada
con la interpretación post moderna de la fragmentación de la
experiencia colectiva-social, de la cultura y las identidades, cuestión que
explicaría la ausencia tanto de sujetos sociales hegemónicos como de
discursos o proyectos políticos con pretensión de totalidad, y por tanto
la imposibilidad de la emergencia de sujetos históricos desde el mundo
laboral13.
La tercera tesis se apoya en algunas tendencias de la economía
global en la actualidad, remarcando la importancia que hoy tiene el
capital financiero, los mecanismos de acumulación vía especulación y el
impacto de las nuevas tecnologías de la información y las
comunicaciones en el ámbito de la producción. Desde tal diagnóstico se
deduce que el trabajo vivo ya no contribuye como antes al proceso de
producción de valor, por tanto se augura su declive y pérdida de
centralidad en tanto actividad económica y social14.
La cuarta tesis está relacionada con un diagnóstico de índole
netamente política. La crisis del trabajo se relaciona con la derrota del
actor sindical en el marco de la reestructuración productiva y
13 Revisar la perspectiva de Jürgen Habermas acerca de la pérdida de la utopía de la “sociedad del trabajo”, en The New conservatism: cultural criticism and the
historian debate (1989). También revisar las propuesta de reconocimiento de la
existencia de diversas esferas de la “plena actividad”, y la perspectiva del sobre-
trabajo en las siguientes autoras: Hannah Arendt en La condition de l'homme moderne (1988), Dominique Meda en Travail, emploi, activité; des redefinitions
en cours (1998), Dominique Meda & Juliet Schoor en Travail une révolution a
venir (1996) y Juliet Schoor en The overworked american. The unexpected
decline of leisure (1991).
14 Al respecto también es posible consultar el texto de Jeremy Rifkin antes mencionado y el texto de Claus Offe en El pleno empleo ¿Una cuestión mal planteada? (1996).
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
globalización neoliberal de la economía. Este fenómeno habría tenido
consecuencias principalmente en el balance de poder entre capital y
trabajo, con consecuencias nefastas para este último, lo que marcaría el
fin del trabajo como eje de disputa y construcción política, y la necesaria
búsqueda de actores y sujetos sociales al margen de las relaciones
laborales15.
Refutación teórica y empírica de las tesis del fin del trabajo, desde
América Latina
La primera tesis planteada presenta, según De La Garza
estructuralista (2000a; 2001) un fuerte determinismo estructuralista,
toda vez que asume una correspondencia estrecha entre una posición
en el mercado laboral y un desarrollo consecuente de la subjetividad de
los individuos. Además, tanto este autor como Antunes plantean que la
heterogeneidad de la clase trabajadora no sería una novedad, sino más
bien una constante a lo largo de toda la historia del movimiento obrero,
por lo que centrar su crisis en tal aspecto no tendría consistencia
histórica ni teórica (Antunes, 2013; De La Garza, 2000a). Se trata
entonces de asumir el desafío científico de explorar la (posible) relación
entre transformaciones del empleo y la (potencial) emergencia y
constitución de identidades y subjetividades.
Respecto a la segunda tesis, se plantea que también asume un
argumento apriorístico, que sería el de la actual desarticulación del
15 Sobre las consecuencias de estos fenómenos, en términos de un cambio de modalidad contractual de los trabajadores, desde un contrato tradicional a uno de actividades flexibles, revisar: J. Boissonnant en Rapport de la Commision: Le travail dans vingt ans (1995), Michel Godet en Le grand mensonge (1995) y François Gaudu en Du statut de l'emploi au statut de l'actif (1995). Dentro de la bibliografía revisada se la propuesta de Alain Supiot con el paso de la protección social a una ciudadanía social, en Critique du droit du travail (1994) y en Au delà de l´emploi, Transformations du travail et devenir du droit du travail en Europe (1998).
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
37
mundo del trabajo respecto a otras esferas de la vida social, en relación
a un tiempo pretérito (Antunes, 2003). Contra ello, parece posible
asumir una perspectiva analítica no totalitaria, que considere que las
trayectorias sociales están marcadas por una articulación relativa entre
esferas (dentro de las cuales está presente en intensidades diferentes la
esfera laboral), y que por tanto la constitución de subjetividad no es ni
coherente ni necesaria, sino contingente, y producto de relaciones y
mediaciones sociales. De acuerdo a esto, si bien el mundo del trabajo
podría hoy no ser el más relevante para la experiencia social, asumir
que no importa para ella, resulta tan espurio como afirmar a priori la
vigencia de su importancia: se trata más bien de un campo de
investigación abierto en el cual hay que determinar su nivel de
importancia. Incluso, ante las estrategias desplegadas por la empresa
toyotista y aquellas propuesta desde el new management, parece
arriesgado decir que la subjetividad ha dejado de ser relevante en el
ámbito de lo laboral, toda vez que se trata de dispositivos de control que
buscan que el trabajador interiorice los valores de la empresa, tanto en
su vida dentro de la unidad productiva como fuera de ella (De La Garza,
2000; 2001).
La tercera tesis ejercería una operación analítica que caería en la
falacia de la generalización de un argumento particular, desconociendo
que si bien el capital financiero y las tecnologías de la información ha
cobrado creciente importancia, una parte importante de la inversión
sigue siendo productiva, y desde la óptica de la satisfacción de las
necesidades humanas, así como del funcionamiento de la economía,
sigue siendo central la producción e intercambio de bienes y servicios
cuyo substrato material es ineludible (De La Garza, 2000a; 2001;
Antunes, 2013). E incluso ante la aparición de nuevas actividades o
nichos económicos, referidos como el “tercer sector de la economía
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
social”, se tiene que para ejecutar este tipo de labor se necesita de
trabajadores y operarios calificados (Neffa, 2001).16
La cuarta tesis plantea una visión finalista de la historia del
movimiento sindical. Si bien se asiste a un escenario donde ciertamente
éste ha perdido influencia, tal cuestión no tendría por qué llevar a
sepultar analíticamente la conflictividad social a nivel del trabajo, toda
vez que su declive tampoco ha sido universal (De La Garza, 2000a;
2001). Incluso pueden señalarse eventos históricos de movilización
social de gran envergadura, articulados principalmente en torno a la
lucha contra la precarización y flexibilidad del trabajo, que refutarían
históricamente esta tesis sobre el fin del trabajo como sustrato de
articulación de sujetos sociales (Antunes, 2000, pág. 93).
Ahora bien, estas consideraciones críticas de tipo analítico
también tienen un correlato empírico, destacado por los autores que
han sido considerados en este ensayo.
Más acá de las tesis sobre el fin del trabajo, el empleo asalariado
seguiría siendo una constante a escala global, aunque se diversifica,
flexibiliza y precariza. Sin duda que tales cambios han transformado la
experiencia laboral, pero dado que su constatación se basa en la
universalización de información parcial y no sistemática, que sólo relata
algunas tendencias globales sin situar el fenómeno a escala
internacional, “(…) sería aventurado afirmar a priori que esta
transformaciones no tienen impactos subjetivos y en las identidades”
(De La Garza, 2000, pág. 20).
16 A este respecto es posible revisar las tesis del Centro de Jóvenes Dirigentes de Francia, quienes reivindican el valor del trabajo, en Construire le travail de demain (1994). Así como la perspectiva de autores marxistas contemporáneos tales como: Jacques, Bidet & Jacques Texier en La crise du travail (1995) y J. M. Vincent en La legende du travail (1996); quiénes valorizan el rol del trabajo como carácter antropológico en el hombre y constitutivo de su subjetividad a través de la producción de valor. Semejante postura tienen los textos y tesis presentadas por Jean Marie Harribey en El fin del trabajo: de la ilusión al objetivo (2001), en Temps de travail et travail du temps (1996) y en Travail, emploi, activité: essai de clarification de quelques concepts (1998).
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
39
Desde tal óptica, De La Garza y Antunes plantean que los
fenómenos que funcionarían como elemento explicativo de las teorías
sobre el fin del trabajo no serían tan universales como han sido
planteados: considerado de manera global – según datos construidos
por la OIT – la caída del peso relativo del empleo asalariado se ha dado
sólo en algunas regiones (como Europa), mientras que en otras se ha
mantenido igual o ha incrementado, de la misma forma se comporta el
fenómeno del tiempo de trabajo; por otro lado, el auto empleo no ha
crecido de manera explosiva ni universal; en relación al empleo
industrial, es posible afirmar que este ha disminuido en América del
norte y en Europa, pero ha aumentado en Asia y en algunos países de
América Latina; el aumento del trabajo técnico y administrativo
tampoco ha sido homogéneo, aumentando en Asia pero manteniéndose
en Europa y cambiando de modo marginal en América del Norte;
asimismo, el declive del sindicalismo no parece ser una tendencia
universal, toda vez que las tasas de sindicalización aumentan o
disminuyen de manera relativa en diversas partes del globo sin caer de
modo drástico (De La Garza, 2000; 2001; Antunes, 2000). Por otra parte
Neffa (2001) concuerda con estas evidencias, agregando que el
desempleo de los países de OCDE debería explicarse entonces porque la
tasa de crecimiento de la PEA es superior a la del empleo. Además,
existe un crecimiento de las actividades de producción externalizadas y
tercerizadas, de la subcontratación, del trabajo a domicilio, etc., donde
se llevan a cabo buena parte de las actividades materiales y de servicio a
las firmas, que anteriormente eran desarrolladas en el seno de las
empresas industriales.
En síntesis, no habría evidencia empírica que sustente la idea de
que el trabajo asalariado ha dejado de ser importante (Antunes, 2000),
toda vez que se constata la prolongación de múltiples formas de trabajo
precarizado (Antunes, 2013; De La Garza, 2000a). Por otro lado,
tampoco se puede afirmar que el declive del empleo en el sector
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
industrial es una tendencia indiscutible a escala mundial, junto con el
aumento del trabajo especializado y de servicios.
Tales consideraciones, tanto analíticas como empíricas,
problematizan el carácter eurocéntrico de las propuestas teóricas y e
hablan de una globalización con tendencias homogéneas, augurando el
fin del trabajo en las sociedades mediante la consideración aislada de
fenómenos particulares que están ocurriendo solamente en Europa o
América del Norte (principalmente Estados Unidos), mientras que casi
dos tercios de la fuerza de trabajo se sitúa en el Tercer mundo
(incluyendo a China), en el cual todas las tendencias apuntadas toman
un despliegue particularizado (Antunes, 2000; De La Garza, 2000a;
2001).
Entonces… ¿fin o más bien transformación del trabajo?
De manera general es posible señalar que las tesis planteadas a
favor del fin o crisis del trabajo en la constitución de la sociedad remiten
al problema teórico de la delimitación del concepto mismo de trabajo
(De la Garza, 2001). Considerando tanto el curso histórico del concepto
que, como vimos en el primer apartado, estaría marcado por un último
período de vigencia analítica en el período 1930-1960, como las
transformaciones históricas recientes, podemos afirmar que lo que ha
primado en términos conceptuales hasta antes de la globalización
capitalista de corte neoliberal, era una concepción bastante estrecha del
término, reduciéndolo – gracias a la influencia de la economía
neoclásica y su énfasis en el empleo – al trabajo asalariado.
Si bien resulta certero diagnosticar que existen nuevas formas
de constitución de la actividad laboral luego de la década de 1970 hasta
la actualidad, ello pareciera indicar más bien una transformación
histórica en relación al concepto de trabajo concebido por el
pensamiento social occidental, a partir del tercer ciclo histórico
mencionado, de auge del Keynesianismo y posterior hegemonía del
pensamiento neoliberal. En tal medida, la extensión de formas precarias
y flexibles de trabajo parece anunciar el fin del concepto de trabajo
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
41
acuñado en tales realidades históricas, pero que incluso han sido
“normales” en el mundo no desarrollado (De La Garza, 2000a). Se
trataría más bien de la crisis de un marco teórico propio de las
sociedades industriales, que se basaba en los principios de la sociedad
salarial, con una fuerte organización, regulación y protección social
respecto al trabajo, en cuyos marcos no estarían consideradas formas de
trabajo que en el Tercer mundo siempre han existido.
Por otra parte, la tesis sobre la dilución del trabajo como eje
estructurante de sentido busca seguir aplicando un esquema de
investigación en el cual la unidad de análisis se circunscribía a la
fábrica-empresa y al tiempo de trabajo, cuando en la actualidad tal
esquema se transforma gracias a la desconcentración productiva y la
reterritorialización de la fuerza de trabajo. De acuerdo a esto, se plantea
que es imposible que la subjetividad pueda llegar a constituirse en el
ámbito laboral, cuando podría afirmarse que a lo largo de toda la
historia humana el trabajo – en tanto relación social – se ha imbricado
de formas e intensidades variables con otros aspectos de la vida
humana, desconocidos desde tales perspectivas teóricas: lo novedoso
entonces, no parece serlo tanto.
En tal sentido, es preciso considerar que el campo analítico de la
sociología del trabajo no opera en un vacío social, sino que se ve
tensionado por las formas intelectuales dominantes, cuestión histórica
que clausura la posibilidad de conocer otras realidades o considerar la
importancia de fenómenos que se desarrollan en otras latitudes y
contextos.
Como conclusión teórica, vale la pena destacar que “(…) frente a
la historia compleja del concepto de trabajo es mejor reivindicar su
contenido multidimensional, reconociendo también sus determinantes
históricas y sociales. Además que el trabajo no es sólo el industrial, ni el
asalariado, que se mezcla con la etnia y el género y que sigue teniendo
sus vínculos con el no trabajo, que no es sólo el trabajo del obrero sino
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
en todos los niveles organizacionales.” (De La Garza, 2000, pág. 22) A
ello debe sumarse que parece dificultoso asumir que podría existir
sociedad humana alguna que prescindiera del trabajo en un sentido
concreto, como actividad creadora de cosas útiles que además impacta
en las relaciones entre las personas: vale la pena entonces reconsiderar
el estatuto ontológico del trabajo, como actividad constitutiva de
cualquier realidad social (Antunes, 2003).
A modo de conclusión: propuestas teóricas y ejes de investigación
Luego de las consideraciones que ya hemos planteado, nos
parece importante cerrar esta argumentación señalando algunas
propuestas teóricas y de investigación planteadas por los autores
considerados.
En primer lugar destacamos la revitalización, propuesta por
Antunes, de la distinción entre trabajo concreto y trabajo abstracto
planteada por Marx, toda vez que las múltiples, heterogéneas y
discontinuas formas combinadas de actividad laboral siguen afirmando
la centralidad – para una sociedad basada en la producción de
mercancías – del trabajo colectivo en tanto fundamento constitutivo de
las sociedades humanas (Antunes, 2000). Se trata además de una noción
que permite afirmar que más allá del término del trabajo en su
dimensión enajenada o abstracta (subsumido a la lógica del capital) en
la constitución de una posible sociedad post capitalista, el trabajo en su
dimensión concreta siempre seguirá existiendo.
En estrecha relación con este planteamiento, Antunes propone
una ampliación del concepto de clase trabajadora (Antunes, 2000;
2013). Propone el concepto de clase-que-vive-del-trabajo como una
noción ampliada de clase trabajadora que busca superar la condición de
trabajador referida de modo exclusivo al proletariado industrial, y que
engloba a todas y todos quienes venden su fuerza de trabajo a cambio
de un salario, considerando no sólo a los trabajadores
manuales/industriales, sino también a los asalariados del sector
servicios, al proletariado rural y al proletariado precarizado, part-time,
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
43
tercerizado o subcontratado, informal, etc., además de los desempleados
o subempleados producto de las dinámicas de reestructuración
productiva neoliberal (Antunes, 2013, pág. 94).
En tal marco, cobran importancia dos conceptos que permiten
caracterizar las transformaciones recientes del mundo del trabajo en un
doble proceso, concomitante y contradictorio: por un lado, se asiste a
una desproletarización relativa del trabajo industrial en los países del
capitalismo avanzado. Mientras que por otro, a una subproletarización
del trabajo – extensión del trabajo parcial, precario, informal,
flexibilizado – especialmente en aquellas sociedades ubicadas en la
periferia del sistema capitalista mundial (Antunes, 2000).
Por otro lado, y teniendo en cuenta que el capitalismo neoliberal
ha avanzado mercantilizando diversos ámbitos de la sociedad (Harvey,
2007), llegando incluso al ámbito de la reproducción de la vida por
fuera del mundo del trabajo, resulta preciso considerar la propuesta de
De La Garza acerca de ampliar aquello que se entiende como actividad
productiva, considerando fenómenos que hasta ahora se ha considerado
como trabajo reproductivo al margen de la actividad laboral (De la
Garza, 2001). El trabajo doméstico, las nuevas pautas de consumo y la
estrecha relación entre goce y generación de patrones sociales de
producción y mercantilización, constituyen fenómenos a considerar en
esta ampliación del marco analítico, así como la delimitación histórica
cultural sobre lo que es y lo que no es trabajo, en términos de su
localización territorial y extensión temporal (De la Garza, 2001)17.
De tal modo, considerando la extensión del sector terciario, cabe
apuntar la extensión de la inmaterialidad en el trabajo (actividades
donde se sintetizan en un mismo acto las lógicas de producción,
17 Acerca de esta propuesta revisar: Guy Aznar; Alain Caille; Jean Louis Laville; Jacques Robin; Roger Sue en Vers une activité plurielle, un travail, une activité, un revenu pour tous (1995) y el trabajo de Alain Lipietz en Le travail en sablier (1996).
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
circulación y consumo), lo que obliga a pensarlo no sólo como una
actividad que debe tener como producto un elemento material. De la
misma forma, es preciso considerar el impacto de la actividad de trabajo
– sea material o inmaterial – en la constitución de subjetividad: las
formas de relación mediata o inmediata en la actividad laboral, con la
respectiva emergencia de una comunidad simbólica, más o menos
fuerte, arraigada o no en cuestiones materiales (De la Garza, 2001).
En términos de perspectivas empíricas de investigación,
resultará preciso enfatizar el estudio - de manera situada y con
perspectiva global - de las nuevas tendencias del trabajo: la
feminización de la fuerza laboral y la fuerte división sexual, geográfica y
racial de los diversos recursos y posiciones de poder involucrados en los
procesos de trabajo; el fenómeno de la desproletarización como
reducción relativa del trabajo fabril, especializado y de largo plazo; la
extensión del subproletariado mediante el trabajo precario tanto en el
sector secundario como terciario de las economías; la tercerización que
han experimentado diversas economías; la transnacionalización del
capital y la reterritorialización de la fuerza de trabajo. Como correlato
de estos focos de investigación también vale la pena considerar los
desafíos que esta heterogenización, complejización y fragmentación de
la fuerza de trabajo impone a la organización colectiva-sindical, así
como aquellos atisbos de estrategias de revitalización sindical efectiva
desplegados en dichos contextos (Antunes, 2013; De la Garza, 2001).
Estamos entonces ante un desafío intelectual que abarca tanto
una dimensión teórica como de investigación empírica, en el que
resultará central reivindicar la importancia de la investigación en torno
al tema; si bien proponemos considerar que el trabajo sigue siendo una
actividad común a toda sociedad humana, su importancia en términos
de constitución de identidad y de sujetos históricos no puede sino ser
objeto de investigación y disputa política. En tal medida la actividad
intelectual en torno al trabajo también debe ser capaz de impugnar
aquellas perspectivas que buscan cancelar la importancia del trabajo,
naturalizando y fetichizando una vez más al orden social capitalista.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
45
Esto pues el neoliberalismo ha creado una nueva “cuestión
social”, donde las promesas de las nuevas tecnologías, el trabajo
especializado y flexible, o el trabajo con sentido, no han sido cumplidas
sino para una estrecha minoría de la población, mientras una amplia
mayoría sufre los efectos de un flexibilidad precarizante, en un contexto
donde además debe sumarse el reflujo del sindicalismo y un Estado
neoliberal que no interviene con una perspectiva de protección social ni
de redistribución de la riqueza. Proponemos entonces considerar que la
globalización neoliberal es un proceso histórico-político, y por tanto
reversible y no necesario, que además se expresa de manera
heterogénea y particularizada (De la Garza, 2001).
En este contexto, no se debe excluir la posibilidad del estudio de
la potencialidad disruptiva del conflicto social originado desde el mundo
del trabajo. Si bien esto “(…) no excluye ni suprime otras formas
importantes de rebeldía y contestación, (…) viviendo en una sociedad
que produce mercancías, valores de cambio, las revueltas del trabajo
tienen un estatuto de centralidad.” (Antunes, 2000, pág. 91).
Se ha planteado también que en aquellos segmentos más
precarizados (y quizá no centrales, económicamente) de la clase-que-
vive-de-su-trabajo, se encontraría una mayor distancia tanto objetiva
como subjetiva respecto al capital, por lo que desde allí podrían
emerger acciones más osadas, pues se trataría de segmentos de la clase
trabajadora que no tendrían nada que perder (Antunes, 2013). Tal
afirmación puede ser relativizada por la historia, toda vez que en un
país exportador como Chile los segmentos de trabajadores precarizados
– tercerizados, subcontratados - de los sectores económicamente más
importantes (cobre, puertos, forestal) sí son estratégicos
materialmente; sin embargo, se destaca que la predisposición a la
conflictividad ha logrado emerger en tales espacios precisamente
debido a tal precarización material, que impacta fuertemente en la
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
identidad social, posibilitando una conflictividad de alto impacto para la
historia reciente.18
Es por ello que el estudio de la acción y organización colectiva en
el mundo del trabajo, sus características, límites y desafíos, así como su
articulación con otras formas y espacios de lucha, también configuran
otro eje de análisis relevante para el futuro de la investigación laboral. 19
Esto pues la crisis intelectual en torno al trabajo, no es más que el
síntoma de una época; como lo dice Enrique De La Garza: “La
declinación del trabajo es sobre todo por la marginación de los
trabajadores y sus organizaciones; es una crisis de deslegitimación. Su
pérdida de centralidad no la ha substituido la simple fragmentación
posmoderna sino otra centralidad: la del capital y la del empresario
como sujeto” (De la Garza, 2001, pág. 26).
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18 Para un claro ejemplo de este asunto, remitimos al lector al documental Conflicto de los subcontratistas y Codelco (Correa & Trejo, 2013c); un enlace al material se encuentra en el apartado bibliográfico.
19 “Los trabajadores no solo producen sino que viven en otros espacios, urbanos o rurales. (…) Estos espacios no están de manera natural articulados en la realidad, pero pueden llegar a articularse. Algunos de ellos pueden abordarse desde la acción local, pero otros necesitarán de la conversión de las organizaciones de los trabajadores en fuerzas políticas y (…) hacer uso creativo de los medios de comunicación, nacionales e internacionales, creando y recreando símbolos y discursos en un nuevo lenguaje seductor“ (De la Garza, 2001, pág. 30).
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
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Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
49
Dinámica del empleo y las relaciones
laborales en la Argentina. 2003-2013
Por Gabriela Pontoni, Sonia Filipetto y David Trajtemberg.
El propósito de este trabajo es analizar la evolución de algunos
indicadores macroeconómicos claves de la economía argentina, de su
mercado de trabajo y del sistema de relaciones industriales durante los
años 2003-2013, de modo de establecer los avances y desafíos que
afronta el país de cara al futuro.
Desde 2003, la Argentina ha iniciado un proceso de rápido
crecimiento de su PIB, proceso que paralelamente estuvo acompañado
por la generación de nuevos puestos de trabajo formal, alentó la
recuperación del salario real mediante un fuerte impulso de la
negociación colectiva, favoreciendo al mismo tiempo, una mejor
distribución del ingreso. Sin embargo, la crisis internacional de los años
2008-2009 llevó a un estancamiento del crecimiento del empleo,
desequilibrios en la balanza de pagos y conflictos en el escenario socio-
laboral que pusieron sobre relieve la importancia del fortalecimiento de
las instituciones del mercado de trabajo y los cambios en su estructura
económica para sostener el bienestar general de la clase trabajadora, así
como el nivel y distribución de los ingresos.
Bajo estas circunstancias, el artículo reflexiona acerca de la
evolución de los indicadores macroeconómicos clave de la economía,
del mercado de trabajo y del sistema de relaciones laborales durante el
período estudiado. Metodológicamente, se analizaron diversas fuentes
disponibles de información cuantitativa a la luz de los debates presentes
en la literatura especializada en la temática.
Se concluye que, como primer paso, la Argentina necesita
superar los límites impuestos por la restricción externa si lo que se
busca es diversificar la matriz productiva y paralelamente, profundizar
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
los procesos que pos 2003 mostraron una mejora de la calidad de vida
de la clase trabajadora.
Introducción
La experiencia neoliberal en Argentina registró su momento de
máxima expresión en la última década del siglo pasado cuando en el
plano económico se implementó una caja de conversión de la moneda
local respecto al dólar (convertibilidad), se abrió la economía en el
frente externo y se desregularon los mercados. Estos procesos
resultaron inconsistentes con el sostenimiento de un tipo de cambio fijo,
en tanto, la convertibilidad requería del ingreso de divisas para hacer
frente a la demanda derivada de la compra de insumos y bienes finales
importados, la remisión de utilidades de las compañías transnacionales
y el pago de la deuda externa. Para afrontar estas necesidades del
modelo, el financiamiento se obtuvo de la venta de las empresas
públicas (transporte, energía, agua, etc.) y en la medida que esta fuente
de financiamiento se agotaba se privilegió el acceso al crédito vía
organismos multilaterales de crédito. Así, a través de entidades como el
Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial, el país recibía
fuertes condicionamientos que se traducían en planes de reducción del
gasto público, menor injerencia del Estado en la economía y el traslado
al sector privado de tareas propias de la gestión pública.
La inconsistencia del plan económico quedó plasmada en la
necesidad del gobierno de recurrir al financiamiento externo para
sostener todas las fuentes de demanda de divisas sin reformular el plan
económico trazado. En el plano político y social, estas medidas
incrementaron la desocupación, la precarización y la pobreza,
deteriorando las condiciones sociales de gran parte de la población y
deslegitimando a los gobiernos. En efecto, hacia fines de 2001, la fuerte
devaluación de la moneda local puso fin al régimen de convertibilidad,
dejando caer al 20% de la población económicamente activa (PEA) en el
desempleo, a la mitad de los asalariados inmersos en puestos de trabajo
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
51
sin cobertura de la seguridad social y a la misma proporción sumergida
en la pobreza.
Con la llegada al gobierno de Néstor Kirchner (mayo de 2003) se
pasó a un enfoque de administración del tipo de cambio, acompañado
de una activa política de ingresos dirigida a los asalariados, los jubilados
y los excluidos del régimen contributivo de la seguridad social.
Paulatinamente, el Estado recuperó los activos estratégicos privatizados
en la década previa (Aerolíneas Argentinas, Yacimientos Petrolíferos
Fiscales (YPF), las Aseguradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones
(AFJP), etc.). Por otra parte, se emprende una ambiciosa política de
desendeudamiento con los acreedores externos, reestructurando la
deuda declarada en “default” en 2002. En otras palabras, el Estado
recupera centralidad en el manejo de la economía, circunstancias que le
permitieron administrar algunas variables clave. Sin embargo, esto no
impedirá que se vuelvan a manifestar problemas estructurales de la
economía local, los cuales actuarán como limitantes para impulsar un
proceso de crecimiento continuo de la producción y del empleo. En tal
sentido, la literatura consultada coincide en que el desarrollo de la
economía argentina durante el período 2003-2013 puede subdividirse
en dos subperíodos. El primero, que abarca los años 2003-2008, mostró
un incremento de la producción interna a una tasa acumulativa de 8,4%
interanual, un abultado superávit fiscal e inflación moderada. En
cambio, el segundo período, 2008-2013, presenta un incremento
promedio del PIB a una tasa acumulativa anual del 5%, cierto deterioro
fiscal y niveles de inflación más elevados (Schorr y Wainer, 2014).
En este escenario, el artículo analiza las tendencias observadas
respecto a la dinámica del empleo y las relaciones laborales (RRLL) en
el período 2003-2013, etapa en la que se conjugan la recuperación del
Estado en la administración de ciertas variables clave de la economía
con la revitalización de las organizaciones sindicales. En línea con estas
tendencias, indagamos cuáles son los condicionantes para sostener el
proceso de formalización del empleo iniciado en 2003, acompañado de
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
reducción del desempleo y redistribución del ingreso, considerando su
correlato en el desempeño de las RRLL.
Para dar respuesta a estos interrogantes, el artículo se divide en
tres secciones. En la primera, se analizan los elementos clave de la
dinámica macroeconómica local, buscando dar cuenta de los avances y
límites que atraviesan no sólo el desarrollo del mercado de trabajo, sino
también el de las RRLL. En la segunda sección, abordaremos el estudio
de las principales características del mercado de trabajo, para luego
establecer los lineamientos que caracterizaron el desempeño de las
RRLL en nuestro país. Finalmente, se presentan las conclusiones del
estudio.
1. Escenario macroeconómico del período a estudiar
Los años posteriores a la devaluación del 2002 fueron escenario
de profundas transformaciones que han generado un extenso debate
acerca de los rasgos (y límites) que signan la dinámica socio-económica
del período denominado "post convertibilidad". Es en este sentido que
nuestro análisis busca aportar algunas claves interpretativas.
El fin al esquema de la convertibilidad, significó el inicio de una
nueva etapa signada por una mejora en los indicadores
macroeconómicos −principalmente del PIB y el empleo−. A diferencia de
los años noventa, ésta estuvo acompañada de crecientes niveles de
inclusión. El funcionamiento de la economía doméstica fue motorizado
por sectores productivos (en especial, el industrial), un proceso virtuoso
de sustitución de importaciones y el incremento de exportaciones
manufactureras (Ortiz y Schor, 2007).
Ahora bien, al preguntarnos cuáles fueron los factores sobre los
que se apoyó este proceso, encontramos cierto consenso en la literatura
especializada que indica que el tipo de cambio real alto, los bajos costos
laborales post devaluación y un fuerte nivel de capacidad instalada
ociosa, contribuyeron a la recuperación de la actividad en los años
posteriores a 2002 (CENDA, 2010). No obstante, la sola conjunción de
estos factores no fue suficiente para impulsar el empleo, sino que
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
53
también fue necesario que el incremento en la demanda de bienes
transables compensara la contracción originada por la pérdida del
poder de compra local, producto de la devaluación de la moneda
(Kostzer, 2007). En tal sentido, para amortiguar los efectos de la
devaluación y dinamizar la demanda interna, se implementaron
programas de transferencias de ingresos, se brindó la posibilidad de
acceso masivo a una jubilación mínima20 y se acordaron subas
salariales.
Como anticipamos, entre 2003 y 2007 se destaca el rol de la
industria manufacturera, tanto en términos de creación de empleo como
por su efecto multiplicador sobre el resto de las actividades. Así, la
producción de bienes desplazó al sector terciario, que si bien se
expandió lo hizo a una tasa relativamente menor (Santarcángelo y
Perrone, 2013). Una situación similar se verifica con la construcción,
que también generó empleo a la vez que desarrolló encadenamientos
hacia otras ramas, dando impulso a la actividad en otros sectores. Junto
a estos procesos, se registró una marcada recuperación de la inversión
permitiendo ampliar el horizonte productivo, más allá del agotamiento
de la capacidad instalada heredada.
Por su parte, el sector agrario experimentó un ciclo de
crecimiento e internacionalización que cobró fuerza con la aparición en
escena de nuevos jugadores en la economía global (China e India, entre
otros). La evolución alcista de los precios internacionales de los
principales productos exportables (soja, principalmente) incentivó la
expansión de la frontera agraria, generando un fuerte superávit en
cuenta corriente de la balanza de pagos, lo que contribuyó al
crecimiento del nivel de reservas internacionales en el Banco Central.
Aprovechando este contexto favorable, el gobierno encaró una política
de reducción de la deuda pública en moneda extranjera, ligada al
20 Tales como la Prestación Anticipada por Desempleo y el Programa de Inclusión Previsional.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
producto y las exportaciones, aspectos que generaron profundos
debates académicos en cuanto a la intensidad que adoptaron las
transformaciones.
En esta línea, podemos identificar dos grandes puntos de vista
en el debate académico. Resumidamente, uno de ellos reconoce que
desde mediados de 2002 la Argentina experimentó un proceso de
recuperación económica con crecimiento de la producción industrial,
aunque no se registraron cambios estructurales en su matriz
productiva, por el contrario, su sistema de producción aún se asienta en
la elaboración de productos de mediana o baja complejidad tecnológica,
manteniéndose la heterogeneidad estructural (Fernandez Bugna y
Porta, 2008). En coincidencia con este diagnóstico, Azpiazu y Schorr
(2010) destacan además que el perfil de especialización internacional
continúa estructurado en torno a ventajas comparativas ligadas a los
recursos naturales. En la misma línea, Ortiz y Schorr (2007)
argumentan que si bien la industria se ha expandido, también se
incrementó considerablemente las compras al exterior.
En contraste, Calcagno, et al (2007), así como Narodowski y
Panigo (2010), coinciden en que la economía Argentina además de estar
mostrar signos de recuperación, comenzó a transformar su modelo de
desarrollo. Las medidas adoptadas y sus resultados muestran el
abandono del histórico patrón de acumulación de raíz rentístico y
financiero, para comenzar a aplicar un esquema que combinó la
producción real de bienes y servicios con un enfoque de inclusión social.
Si bien este debate dista de encontrarse cerrado y trasciende los
límites de este artículo, es interesante rescatar de ellos algunos
elementos para caracterizar al período bajo estudio. En términos
generales, existe consenso en la literatura de que la "post-
convertibilidad" no es un proceso homogéneo, por lo que suelen
identificarse dos etapas que resultan de utilidad para nuestro trabajo.
La primera se extiende entre 2003 y 2007. Comprende el primer
impacto de la recuperación posterior a la crisis de 2001-2002, hasta el
momento en el que comienzan a evidenciarse los primeros signos de
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
55
desaceleración que se agudizan con la crisis internacional de 2008-2009
(Roitter, et al, 2013). Este lustro se caracterizó por el crecimiento de la
economía a tasas relativamente elevadas (8% anual), en el que se operó
sin problemas de capacidad instalada y creció significativamente la
inversión. Además, la presencia de superávits “gemelos” (fiscal y en la
cuenta corriente del balance de pagos) configuró un elemento central
para la estabilidad del modelo. Frenkel y Rapetti (2007) sostienen que
tal robustez de las cuentas públicas y externas resultó un rasgo
novedoso respecto a la historia económica local. Es preciso recordar que
ésta ha encontrado, estructural e históricamente, límites a su
crecimiento debido a la insuficiencia de divisas, lo que ha generado una
alta volatilidad en su dinámica de crecimiento y ciclos de stop & go.
La segunda etapa del período estudiado se abre a partir de la
crisis internacional de los años 2008-2009, momento en el que se
registra: una caída de las exportaciones, una reducción de las tasas de
crecimiento y un repliegue de la actividad económica debido a las
modificaciones del tipo de cambio. Desde entonces, la inflación de dos
dígitos representa un fenómeno instalado, convirtiéndose en una de las
principales causas de mayores tensiones en la puja por la redistribución
del ingreso.
Hacia 2011, comienzan a aparecer indicadores no tan favorables
en términos de variación de reservas internacionales, aspecto que afecta
el balance de pagos y se convierte en el eje del debate económico. Pese a
las nuevas condiciones internas y externas, recientemente la economía
argentina tendió a reproducir su viejo patrón estructural de
crecimiento: las importaciones crecieron a una tasa media que superó la
del incremento de las exportaciones, mostrando cierto deterioro
persistente del saldo comercial (Amico, et al, 2012). Sin embargo, la
dinámica del comercio exterior no es el único componente del balance
de pagos que explica estas tendencias, sino que para completar el
análisis debemos incorporar la evolución tanto de la cuenta de rentas de
inversión como la cuenta capital. En este sentido, aparecen problemas
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
vinculados no sólo a la remisión de utilidades y dividendos (Abeles, et
al, 2013) sino también a la fuga de capitales (Gaggero, et al, 2013). Éstos
pasan a constituirse en elementos cruciales de la restricción externa que
condicionaron el crecimiento y la generación de empleo. Dicho
escenario plantea nuevos desafíos (e interrogantes) respecto al modo
en que este tipo de restricción externa podría convertirse en un
condicionante de la economía local para profundizar (o al menos,
sostener) los procesos de formalización del empleo, reducción del
desempleo e incremento del salario real iniciados en la primera etapa
del período bajo estudio, y cuál sería su corolario en el desempeño de
las RRLL.
2. Dinámica del mercado de trabajo entre 2003 y 2013
El desempleo se convierte para la Argentina en un problema a
resolver recién en los años '90, cuando su tasa supera el 20% y se
mantiene así hasta inicios del nuevo siglo. Este rasgo del mercado
laboral resulta novedoso en la historia contemporánea del país, pues
hasta entonces la demanda de trabajo garantizaba la absorción del
crecimiento vegetativo de la población y los flujos netos positivos de
migrantes. Incluso en fases negativas de los ciclos económicos, el sector
informal actuaba como refugio de los desocupados. En cambio, a la
salida de la convertibilidad, el desempleo se agudizó y la producción
cayó un 11%, aspectos que reflejaban la gravedad de la crisis.
En este complejo escenario, la nueva gestión de gobierno
iniciada en 2003 emprende una política centrada en la redistribución
del ingreso para recuperar el consumo, la inversión y el empleo.
Primero, adopta una intervención directa en el mercado de trabajo a
través del otorgamiento de incrementos salariales de suma fija para el
sector privado. Segundo, se implementaron políticas sociales (como el
plan jefes y jefas de hogar, el seguro de capacitación y empleo, etc.) que
incluían transferencias monetarias para amortiguar los efectos de la
desocupación. Tercero, la política neoliberal expulsó a un significativo
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
57
número de personas del mercado de trabajo formal, limitando luego su
acceso a la seguridad social. Para atenuar las secuelas de dicho proceso,
se implementó una moratoria previsional a fin de compensar estas
situaciones.
El incipiente repunte del mercado interno, impulsado por la
política de ingresos que empezaba a rendir sus frutos y estabilizar las
variables macroeconómicas centrales, promovió la creación de puestos
de trabajo. Esta dinámica fue más significativa durante 2003 y 2004,
dado que la elasticidad empleo-producto registrada en esos años se
acercó a la unidad para desde entonces estabilizarse en niveles mucho
más bajos. En este sentido, entre 2010 y 2011 la tasa de crecimiento del
empleo se recupera, aunque a un ritmo diferente al que mostró
previamente. De hecho, en los dos últimos años de la década analizada,
el empleo aumenta a la misma tasa que el crecimiento vegetativo de la
población, por lo que se detiene el importante proceso de reducción del
desempleo, cuya tasa se ubica en el rango del 7% desde fines de 2010
hasta 2013.
En suma, durante el período estudiado la dinámica del empleo
ha mostrado una evolución positiva como así también la expansión de la
cantidad de personas ocupadas, tanto en términos absolutos como en
relación al tamaño de la población. También se verifica un cambio
sustancial en la estructura de la ocupación que tendrá consecuencias a
los fines del funcionamiento del sistema de RRLL.
2.1 Cambio hacia la formalización del empleo
El período analizado muestra una importante reconfiguración de
la composición de la estructura del empleo en los principales
aglomerados urbanos del país, producto de dos factores: uno, el
crecimiento de la participación del empleo asalariado en el total de la
ocupación; otro, la pérdida del peso del empleo asalariado no registrado
-es decir, sin cobertura de la seguridad social-. No obstante estas
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
tendencias, la secuencia seguida por cada categoría profesional muestra
en cada subperíodo un comportamiento dispar.
En efecto, hasta fines de 2007, el empleo asalariado revela un
crecimiento mayor al de todas las categorías profesionales. En cambio,
desde 2008 esta relación se debilita y si bien en algunos trimestres se
repone la tendencia antes señalada, ésta deja de tener la claridad que
mostró en los primeros años del ciclo. De hecho, en el tercer trimestre
de 2003 la participación del empleo asalariado urbano representaba en
la ocupación total un 72%; este porcentaje ascendió paulatina y
constantemente hasta fines de 2007, alcanzando el 76%. Desde
entonces, alternó subas y bajas, situando esta participación en torno al
75% - 77% hacia finales del ciclo.
Con todo, la metamorfosis de la estructura del empleo se
produce principalmente dentro del empleo asalariado. Su rasgo central
es la menor incidencia del empleo no registrado (que en 2002
representaba cerca del 50% de la PEA). En efecto, durante los primeros
años del período contemplado, el empleo no registrado constituye la
categoría más dinámica del mercado de trabajo. Si bien entre 2003 y
2004 dicha categoría se expande más rápidamente que el total de la
ocupación, posteriormente (2005- principios de 2008), esta situación se
revierte debido a que el empleo registrado aumenta a un ritmo mayor
que el no registrado. Entre 2009 y 2013, este último indicador alternó
lapsos de crecimiento (8 trimestres) con momentos de destrucción neta
(9 trimestres), señalando la coexistencia de creación con destrucción de
empleo no registrado, situación que ha frenado su retroceso.
En resumidas cuentas, la creación de puestos de trabajo asalariado
registrado ha sido la característica central del período, lo cual ha
generado una mayor incorporación de los asalariados bajo la protección
de las instituciones de la seguridad social.
3. Desarrollo de las relaciones laborales en la Argentina
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
59
La recomposición de los principales indicadores
macroeconómicos y su corolario en el mercado de trabajo mostró una
dinámica positiva del empleo que ha recolocado al trabajo como factor
de inclusión social. Dichos procesos fueron acompañados de cambios
significativos en materia de políticas laborales, destacándose: la
actualización y reinstitucionalización del salario mínimo vital y móvil,
instrumento que recobró su función histórica de fijar un piso salarial
que favoreciera a los trabajadores con menores ingresos; la sanción en
2004 de la ley de “ordenamiento laboral” (LOL), nº 25.877, operó como
herramienta normalizadora de las RRLL tras la flexibilización
experimentada durante la década previa. Este cuerpo normativo redujo
la extensión del período de prueba, incrementó las sumas
indemnizatorias por despido de trabajadores con poca antigüedad en
sus empleos, recuperando así los elementos históricos del modelo
“paradigmático de negociación colectiva” y el control estatal en la
aplicación de las normas laborales que regulan las condiciones de
empleo y trabajo (MTEySS, 2010). En este mismo sentido, en 2014 la
sanción de la ley para la “promoción del trabajo registrado y prevención
del fraude laboral” (Nº 26.940), buscó profundizar estos cambios
estimulando la contratación laboral mediante la reducción temporal de
las contribuciones patronales a la seguridad social y así prevenir el
fraude laboral.
En este escenario, la negociación colectiva mostró una dinámica
diferenciada entre los sub-períodos analizados. Cuantitativamente, se
observa (gráfico I) un incremento constante en el número de convenios
colectivos de trabajo (CCT) y acuerdos21 firmados entre los años 2003 y
2010, proceso que contrasta con el promedio de 200 negociaciones
21 La distinción entre CCT y acuerdos refiere a la instrumentación de las negociaciones colectivas en la Argentina. Los CCT establecen la regulación de las RRLL en determinado sector económico o empresa, mientras que los acuerdos los modifican parcialmente.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
anuales registradas en la década previa (Palomino y Trajtemberg 2006;
CENDA 2010).
Durante los mandatos de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2011;
2012-2015), el ritmo de negociaciones creció sostenidamente,
mostrando un pico máximo de 2038 acuerdos y convenios pautados
colectivamente en 2010, lo que sugiere que las posibles consecuencias
negativas de la crisis económica internacional de los años 2008 y 2009
no frenaron la dinámica positiva de las paritarias. Esto responde por un
lado, a las políticas estatales que buscaron amortiguar los efectos
adversos de la crisis sobre los trabajadores -como por ejemplo el
Programa de Recuperación Productiva (REPRO)22-; por el otro, a las
propias estrategias sindicales. Éstas no sólo salvaguardaron el empleo
(como sucedió en otros momentos de crisis), sino que también
protegieron el nivel de salarios.
Gráfico I. Acuerdos y convenios colectivos negociados (2003-2013)
22 El REPRO buscó amortiguar los efectos de la crisis a través del pago de una suma fija mensual por un plazo de hasta 12 meses, de modo de completar el sueldo de los trabajadores.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
61
Fuente: Elaboración propia (2015) en base a datos suministrados por la Dirección de Estudios de Relaciones de Trabajo (DERT), Subsecretaría de Programación Técnica y Estudios Laborales (SSPTyEL) del MTEySS (en adelante, DERT-SPTyEL-MTEySS)
Desde 2011, se registra un descenso paulatino del ritmo de
negociaciones aunque se sostienen las unidades de negociación más
significativas, manteniéndose una alta cobertura de asalariados
registrados23. Esto puede leerse como una novedad para el sistema de
RRLL argentino, acostumbrado a cortes abruptos de los procedimientos
tripartitos de determinación colectiva de salarios ante síntomas de
aparición de crisis en el balance de pagos. En tal sentido, Brodersohn
(1977), analizando los procesos de crecimiento e inflación
correspondientes a la etapa de industrialización sustitutiva de
importaciones en la Argentina, sostenía que
“agotadas las posibilidades del sector externo no
quedaba otra alternativa en el corto plazo que
cambiar la estructura de precios relativos para que a
través de una caída en el salario real y un aumento en
el tipo de cambio real24 se lograse el equilibrio
externo como resultado de una caída en el nivel o
ritmo de crecimiento del PBI” (Brodersohn, 1977: 5).
23 Cabe señalar que en la Argentina la negociación colectiva sectorial posee cobertura amplia, es decir, se aplica a todos trabajadores, estén o no afiliados al sindicato que suscribe el CCT o acuerdo. 24 Estas devaluaciones establecían “programas de estabilización” que aseguraban una transferencia de ingresos hacia los sectores exportadores mientras que la contención de los salarios en relación a la evolución de los precios deprimía el mercado interno, apuntalando el equilibrio externo (O´Donnell, 1977).
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
En cambio, en el contexto en el que se inscribe nuestro estudio,
la negociación colectiva se sostuvo como mecanismo de canalización de
la puja distributiva, aún frente a las limitaciones que mostró la
economía local respecto a la continuidad del retroceso del empleo no
registrado y del crecimiento del empleo asalariado formal.
Estos procesos no estuvieron exentos de conflictos laborales25
acompañaron estos procesos. En efecto, entre 2003 y 2005 los
sindicatos recuperan su rol protagónico en la disputa por la
recomposición salarial mediante las instituciones ligadas al sistema de
RRLL (Etchemendy y Collier, 2008; MTEySS, 2010). Desde 2006, este
indicador mostró una tendencia ascendente, incluso durante los años de
la crisis internacional (2008-2009). El máximo registro se observa en
2012 con 1217 conflictos.
Gráfico II. Conflictos (con y sin paro), ámbitos público y
privado (2006-2013)
25 Se entiende por conflicto laboral a la serie de hechos desarrollados por un grupo de trabajadores o empleadores con el objeto de alcanzar ciertas reivindicaciones (Palomino y Spaltenberg, 2007).
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
63
Fuente: Elaboración propia (2015) en base a datos suministrados por la DERT-SPTyEL-MTEySS.
Las posibles explicaciones de este proceso pueden ligarse a
factores políticos y económicos. Los políticos remiten nuestro análisis a
la ruptura de la conducción de la Confederación General del Trabajo
(CGT). Uno de sus segmentos quedó liderado por el secretario general
del Sindicato de Choferes de Camiones, Hugo Moyano; mientras que el
otro, más cercano al gobierno nacional, responde al secretario general
de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló. Los motivos de
esta fragmentación exceden los objetivos del artículo, no obstante,
interpretamos que la combinación entre la puja por la conducción de la
CGT, las tensiones distributivas observadas en los procesos de
negociación colectiva y el incremento de los conflictos laborales, indican
que ambos espacios buscaron plantear sus demandas frente a la política
económica del gobierno nacional, intensificando la competencia interna
por el liderazgo para establecer las reglas del juego que guiaran la puja
distributiva (Trajtemberg y Battistini, 2015).
En cuanto a los factores económicos, la inflación de dos dígitos
que se instala desde 2007 en la economía local, el aumento de presiones
cambiarias y la reducción del saldo positivo de la cuenta corriente
impulsaron a los trabajadores y sus representantes a articular
estrategias de negociación y conflicto para preservar sus condiciones de
empleo y salarios. Hacia fines del ciclo, el aumento de la conflictividad
laboral y la desaceleración de las paritarias ponen en evidencia las
tensiones entre los actores y visibilizan cierta pérdida de autonomía del
gobierno para administrar algunas variables macroeconómicas.
En materia salarial, el análisis del desarrollo del conflicto laboral
y su contrapartida la negociación colectiva, revela que ambos
indicadores fueron impulsados por la demanda de incrementos
salariales para recomponer la participación del salario a los niveles
previos a la devaluación de 2002. Alcanzado ese objetivo, tendieron a
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
predominar los reclamos ligados a reajustes de ingresos por suba de
precios.
En efecto, en el ámbito privado, las remuneraciones reales de los
asalariados registrados crecieron a una tasa promedio anual del 4,7%
entre 2002-200826. En esta etapa, se recupera la participación de los
salarios en el ingreso a los niveles previos al derrumbe de la
convertibilidad, empujada por la dinámica de la evolución de los
salarios -producto de la política de ingresos implementada- y por la
importante creación de puestos de trabajo registrados.
Entre 2008 y 2013, los salarios reales siguieron creciendo, pero
a una tasa inferior (2,4% anual). Así, la participación del salario en el
ingreso continuó ascendiendo pero a diferencia de la etapa previa, el
resultado se logró a expensas del crecimiento del salario real, en un
contexto económico con mayores dificultades para: crear empleo (el
empleo asalariado registrado se expandió a una tasa anual del 1%),
acelerar el incremento de la productividad y descomprimir las tensiones
cambiarias e inflacionarias.
Por otro lado, la nueva dinámica que mostró la negociación
colectiva y el conflicto estuvo acompañada por el incremento de la
afiliación sindical, producto no sólo de la recuperación del empleo sino
también por las estrategias de representación sindical. El incremento de
este indicador se constata a través de los resultados de la Encuesta de
Indicadores Laborales (EIL), realizada en 2006 por la SSPTyEL-MTEySS.
Dicha encuesta arrojó que el 65% de las empresas cuenta con al menos
un trabajador afiliado a un sindicato, proporción que se incrementó
respecto al 56% observado en 2005 (Trajtemberg, et al, 2009). Estudios
posteriores (Trajtemberg y Borroni 2011) indican que el 39% de los
asalariados registrados del sector privado se desempeña en
establecimientos que cuentan con al menos un delegado sindical en
26 El salario real se computó en base a las remuneraciones de los asalariados registrados del sector privado provistas por el Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial del MTEySS. Los precios utilizados para deflactar la serie de salarios corresponde a un promedio de índices provinciales.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
65
planta. Sin embargo, el 66% de las empresas (muestra que comprende
al 52% de los trabajadores27) presentan una “representación sindical
mediada por instituciones” que garantiza al personal la protección de sus
condiciones laborales vía un CCT (Trajtemberg, et al, 2012).
Conclusiones
El objetivo del artículo fue analizar las tendencias de la dinámica
del empleo y las RRLL argentinas durante 2003-2013. Nos interrogamos
acerca de cuáles son los condicionantes para sostener los procesos
iniciados en 2003 respecto a la formalización del empleo, la reducción
del desempleo y el incremento de los ingresos laborales, considerando
además su correlato en el desempeño de las RRLL.
Con tales propósitos, observamos que en términos
macroeconómicos las principales variables analizadas indican un
crecimiento elevado del PIB durante 2003-2008, logrado sin restricción
de la capacidad instalada y con fuerte crecimiento de la inversión.
Posteriormente, disminuye el crecimiento del PIB, combinándose
momentos de expansión y estabilidad con otros de tensión inflacionaria
y cambiaria.
La dinámica del mercado de trabajo mostró una significativa
recuperación de los indicadores de empleo hasta 2008, destacándose el
retroceso del empleo no registrado y una mayor formalización del
empleo.
El análisis desempeño de las RRLL durante 2003-2008 reveló
que la recuperación económica impulsó la negociación colectiva con
cierta estabilidad en el desarrollo del conflicto laboral. En cambio, tras
27 Esta muestra incluye a más de 1.500 empresas del sector privado (no primario), seleccionadas mediante un procedimiento aleatorio simple, previa estratificación por tamaño de establecimiento, sector económico y aglomerados urbanos (Gran Bs. As., Córdoba, Rosario, Mendoza, Tucumán), representativas de un universo cercano a las 50.000 empresas y 2,5 millones de asalariados.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
la crisis internacional de 2008-2009, la desaceleración del crecimiento
del empleo y las dificultades del gobierno para sostener el signo positivo
de la balanza de pagos generaron mayores tensiones en el campo
gremial, observables en el aumento de los conflictos por la distribución
del ingreso.
Por lo expuesto, interpretamos que para profundizar los
procesos de formalización del empleo y reducción del desempleo
iniciados en 2003, es necesario superar los límites impuestos por la
restricción externa, complejizando la matriz productiva, aumentando
las exportaciones industriales y el peso de las industrias sustitutivas de
importaciones. Esto posibilitaría una mayor participación del salario en
el ingreso, sin descuidar la institucionalidad recuperada por las RRLL
durante la década analizada.
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Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
Propuesta de un marco teórico y analítico
para estudiar la huelga laboral en Chile
Por Nicolás Ratto
1) Introducción
Al estudiar las relaciones industriales/laborales o procesos de
trabajo capitalistas es inevitable encontrarse con una dimisión
conflictiva. Desde la misma instalación del capitalismo en los siglos XV-
XVI en Inglaterra (Marx, [1867] 2011: 712) o en el siglo XVI en Chile
(Salazar, 2003: 35) hasta los últimos estallidos de movilizaciones este
año 2015 en Chile en contra de la reforma laboral "pro empresa" del
segundo gobierno de Michelle Bachelet (El Dinamo, 2015; CNN, 2015) el
conflicto ha sido una constante. El conflicto laboral, además, aparece en
espacios mucho menos "públicos" e incluso puede no ser entre
empresarios y trabajadores (Valladares, 2013): hay desobediencias en
el trabajo, sabotajes, huelgas pequeñas que no son registradas ni por
diarios ni por investigadores sociales e incluso ni si quiera por la
Dirección del Trabajo de Chile si no son legales, etcétera. Pero también,
hay peleas entre compañeros de trabajo, riñas por alcanzar las "metas"
fijadas por la empresa, entre otras cuestiones.
En este ensayo/reflexión se estudiará solo una forma del
conflicto laboral, la huelga. Este conflicto tiene la mayoría de las veces
definidas a sus dos partes contrincantes: trabajadores y empleadores. Y
desde un eje podría decirse que es el opuesto al proceso de trabajo, pues
es su disrupción, su alteración pública y negativa para la acumulación
de capital. La huelga no existe en abstracto ni hay que idealizarla como
la mejor forma de lucha para los trabajadores. Esta se da, por un lado, en
un contexto de relaciones laborales capitalistas, de explotación del
trabajo por el capital, en un régimen político de "democracia
restringida" -para el caso chileno-, y en procesos de producción
particulares con sus propias normas y cultura interna (unidades
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
71
productivas). Por otro lado, emerge de una red de cooperación y
solidaridad de los trabajadores hecha posible por la misma organización
del trabajo capitalista. Además, emerge la mayoría de las veces del
sindicato de los trabajadores, es anticipada por una serie de ritos y
conflictos, al momento de desarrollarse la acompañan otra serie de
prácticas y al finalizarse a veces los trabajadores ganan, pero otras
veces pierden. Todos estos elementos serán explicados en detalle en los
apartados (2) y (3), y son la base para entender teóricamente la huelga.
En el apartado (4) se mostraran los aportes que pueden hacer
las teorías de los movimientos sociales para el desarrollo de un marco
analítico para estudiar la huelga en Chile y se comentarán las diversas
formas que puede asumir la acción colectiva de los trabajadores. En el
apartado (5) se presenta una definición teórica de la huelga laboral,
teniendo como supuestos los elementos teóricos ya comentados. En el
apartado (6) se realizará una revisión sucinta de las metodológicos que
se han utilizado en Chile para estudiar la huelga.
A partir de todo lo anterior y en base al desarrollo de una
investigación desarrollada todo este año 2015 por Alejandro Castillo y
quien escribe (Castillo & Ratto, 2015), se presenta en el apartado (7)
una propuesta de marco teórico y analítico para estudiar la huelga en
Chile, independientemente de la metodología que se use, pero estando
ajustada la propuesta al uso de técnicas de entrevistas y revisión de
prensa cualitativa. En el apartado (8), finalmente, se presentarán las
conclusiones del ensayo/reflexión.
2) El proceso de trabajo capitalista. Conflicto y contradicción en
el proceso.
Desde una perspectiva marxista/materialista, el proceso de
trabajo capitalista es en sí mismo conflictivo: es la forma concreta y
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
fundamental que asume el “antagonismo estructurado” entre capital y
trabajo (Edwards, 1990; 1993; Hyman, 1981). ¿Porque es conflictivo el
proceso de trabajo capitalista? ¿Porque el proceso de trabajo es central
para la acumulación de capital? ¿Qué le sucede a este proceso con la
huelga o con acciones aún más radicales?
El antagonismo entre capital y trabajo lo personifican dos
sujetos: el empleador y el empleado, el explotador y el trabajador, el
burgués y el proletario. En toda la trama de una sociedad por supuesto
que hay más sujetos y por supuesto que hay más elementos, como el
Estado, que son centrales pues sin estos no es posible el proceso de
trabajo capitalista (Harvey, 2014). Pero para efectos de este apartado y
con fines meramente explicativos se tomaran en abstracto a los dos
sujetos mencionados: la “clase-que-vive-del-trabajo” y al capital
(Antunes, 2001).
Para que haya riqueza debe haber proceso de
trabajo/producción. E incluso más simple, para que una sociedad se
pueda reproducir debe producir para sí una serie de objetos, materiales
e inmateriales. Y para producir se debe trabajar: el proceso de
producción y el proceso de trabajo van unidos. Pero, en una sociedad
capitalista el proceso de trabajo -más allá de como se organice el trabajo
concretamente- adquiere una fisonomía particular.
Para el capital el móvil del proceso de producción es la ganancia.
El proceso de trabajo se organiza con el único propósito de que el
capital invertido se valorice al final del proceso28. Debe haber una
transformación concreta por una mano de obra con medios concretos
28 “En el proceso capitalista de producción el proceso de trabajo se presenta
solo como medio, el proceso de valorización o la producción de plusvalía como
fin” (Marx, [1863-1866] 2009: 33).
“Constituye el motivo impulsor y la finalidad determinante del proceso de
producción capitalista conseguir la mayor auto valorización posible del capital”
(Marx ([1867] 2011: 333).
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
73
de producción -un proceso de trabajo- para que el capital se valorice en
el proceso de producción. El valor de las "salidas" del proceso debe ser
mayor a las "entradas" del mismo. Con el diferencial el capital acumula,
paga salarios y repone el resto de su capital.
Ahora, la existencia de la explotación en las relaciones sociales
de producción no está garantizada de una vez y para siempre pues,
cotidianamente, el ciclo de producción de valor comienza y termina, y
como tal, puede ser interrumpido y/o ser negociado (De la Garza, 2011:
12)29. En otras palabras, los trabajadores no son autómatas, "pueden
dejar caer sus instrumentos o entorpecer y frenar deliberadamente el
proceso de trabajo. Para mantener la continuidad se necesita establecer
un control y lograr la colaboración de la mano de obra" (Harvey, 2014:
84). Así pues, el conflicto latente del proceso de trabajo puede
manifestarse en un comportamiento concreto que ponga en tensión el
objetivo de generación de ganancia del capital. Un caso límite de estas
formas de expresión manifiestas del conflicto –y de forma de ACT-, en
Chile, es la huelga.
3) Cooperación en el proceso de trabajo y solidaridad en la lucha
El libro “Workplace Conflict Mobilization and Solidarity in
Argentina”30 de Maurizio Atzeni (2010) introduce algunos conceptos
relevantes para entender la acción colectiva de los trabajadores (ACT),
más allá de la huelga. Atzeni (2010) plantea que para explicar y
entender la acción colectiva de los trabajadores es necesario evadir las
explicaciones subjetivistas e individualistas de ésta, enmarcar estas
acciones en las contradicciones del proceso capitalista de trabajo e 29 “El capitalista encuentra en él (proceso de trabajo capitalista) su satisfacción
absoluta, mientras que por el contrario el obrero, en su condición de víctima
del proceso, se halla de entrada en una situación de rebeldía y lo siente como
un proceso de avasallamiento” (Marx, [1863-1866] 2009: 20). 30 “Conflicto en el lugar de trabajo, movilización y solidaridad en Argentina”.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
introducir el concepto de cooperación/solidaridad. La primera
necesidad se cumple en la totalidad de este ensayo, la segunda
necesidad ya se presentó en el apartado anterior y la tercera necesidad
se comenta ahora tomando como base al mismo Atzeni (2010: 15-33) y
a Marx ([1867] 2011: 325-338).
El proceso capitalista de trabajo no es solo el sitio de la
explotación per se, sino que también es el sitio en potencia de la
actividad humana creativa y liberadora –cosa que no se verá aquí-, y de
la cooperación entre los trabajadores. La cooperación es
impulsada/desarrollada por el capital, pero es finalmente ejecutada por
los trabajadores. La cooperación en el trabajo es una fuerza productiva
más para el capital, es una condición material que el capital propicia
para aumentar la productividad del trabajo y por ende sus ganancias31.
Pero el capital, a la vez que desarrolla la cooperación del trabajo, crea
lugares de comunicación e intercambio entre los trabajadores32. La
cooperación como fuerza productiva es el terreno fértil para que emerja
la solidaridad y la ACT de los trabajadores.
La solidaridad es la relación social que expresa la naturaleza
colectiva del proceso de trabajo y que emerge de la base material de la
cooperación. Esta es la solidaridad “no activada” o “embrionaria” que se
expresará activamente en las movilizaciones y luchas de los
trabajadores. “A través de la cooperación en el trabajo el trabajador
individual empieza a desarrollar una conciencia de él no como un
individuo sino como parte de un grupo, con el que comparte
condiciones de trabajo y cuyos intereses son totalmente opuestos a los
31
“Comparada con una suma igual de jornadas laborales de individuos aislados, la
jornada laboral combinada produce masas mayores de valores de uso y reduce, por
tanto, el tiempo de trabajo necesario para obtener un efecto útil determinado”
(Marx, [1867] 2011: 332). 32 “Los obreros asalariados no pueden cooperar sin que los emplee a un mismo
tiempo el mismo capital, el mismo capitalista, o sea, sin que este compre
simultáneamente su fuerza de trabajo” (Marx, [1867] 2011: 332).
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
75
de su empleador” (Atzeni, 2010). Entonces, el conflicto y la acción
colectiva emergen no solo por virtud de fuerzas externas a los
trabajadores, sino porque existe un terreno fértil en esa forma
embrionaria de solidaridad descrita más arriba.
Por último hay un elemento importante que menciona Atzeni
(2010) –coincidiendo con toda la tradición marxista-. Los trabajadores
no luchan solo por dinero, sino que también por su condición de seres
humanos. “Hay dos diferentes, pero convergentes y traslapados
conjuntos de motivaciones para luchar”: (A) Reformar las condiciones
materiales de los trabajadores dentro del sistema existentes, y (B)
Necesidades propias de los trabajadores por desarrollarse. Es decir, en
contra de la explotación del trabajo por el capital. Como se mencionó,
estos motivos no son antagónicos. Por lo general el primero es
condición del segundo: “el conflicto por "pan y mantequilla" pueden
fácilmente crecer en intensidad y extenderse hacia asuntos más
radicales en un contexto de efervescencia social y relevancia política”
(Atzeni, 2010).
Desde un esquema de clasificación distinto al de las
“motivaciones para luchar” de los trabajadores, Urrutia (2015) presenta
un esquema de “formas de politización” de los trabajadores. Para
Urrutia (2015) cabría hablar de dos ámbitos de politización
complementarios. En el ámbito de la empresa, que se denomina
“endógeno”, la politización sindical se refiere al proceso de gestión,
cuestionamiento, ruptura y modificación de las normas y límites que
estructuran los lugares de trabajo. En el ámbito externo de los lugares
de trabajo, que se denomina “exógeno”, la politización se refiere al
cuestionamiento, ruptura y modificación del sistema de relaciones de
producción y distribución de una determinada rama productiva y/o de
una sociedad en su conjunto. El nivel de politización en el ámbito
endógeno comienza con la lucha exclusivamente salarial y la
identificación de intereses colectivos, y puede llegar a la voluntad de
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
disputa por el control obrero de la producción (límite objetivo de
disputa en el lugar de trabajo), al expropiar el capital individual al que
se enfrenta el trabajador subvirtiendo el control del proceso de
concepción y ejecución del trabajo33. El nivel exógeno puede fluctuar
desde la identificación de intereses comunes entre los trabajadores (o
franjas de ellos) como clase y el consiguiente levantamiento de
estructuras suprasindicales para su disputa, pasando por una apertura a
la incorporación de demandas más allá del mundo del trabajo y a
relacionarse con otros actores sociales y/o problemáticas que atingen al
conjunto de la sociedad.
Estas motivaciones para luchar o formas de politización se
encuentran detrás de las huelgas laborales y otras acciones colectivas de
los trabajadores, siendo la base material de estas movilizaciones el
proceso de trabajo capitalista y la cooperación/solidaridad de los
trabajadores. También detrás de las huelgas laborales existen diversas
identidades laborales de los trabajadores y grupos de trabajadores
como se concluye en Castillo & Ratto (2015).
4) Acción colectiva y formas de acción colectiva de los trabajadores
Las acciones colectivas de los trabajadores son diversas y
sobrepasan con creces a la tradicional forma de “la huelga”. A
continuación se comentará brevemente que se entiende por “acción
colectiva”, como esta se liga a otros conceptos de las teorías de los
movimiento sociales que pueden ser útiles para estudiar las ACT, y
concretamente la huelga, y finalmente cuales son las ACT que pueden
llevar a cabo los trabajadores.
33 Atzeni (2010) estudia de manera empírica este control obrero de la producción
en las Plantas de Ferreyra de FIAT (ocupación espontánea) y de Santa Isabel de
CIADEA-Renault (ocupación liderada por un sindicato) en Argentina.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
77
a) Acción colectiva y teorías de los movimientos sociales
Existe una diversidad de autores norteamericanos y europeos que han
sugerido definiciones y modos de comprender a los movimientos
sociales (MS). Si bien en este ensayo el objeto de estudio es huelga, la
cual en Chile pocas veces se inserta en MS generales o tiene fines
políticos (OHL, 2015), las teorías de los MS presentan una serie de
conceptos útiles para entender algunas dimensiones de la huelga. Mario
Garcés (2012) ordena estas teorías en dos grandes tradiciones: (1)
norteamericana (Tarrow, Tilly y McAdam, McCarthy & Zald) y (2)
Europea (Touraine y Melucci). La primera es la más pragmática y se
pregunta por el “cómo” de la “acción colectiva”. La segunda se pregunta
más por el "por qué" de los “movimientos sociales”.
Charles Tilly pone el acento en la cuestión del enfrentamiento
(contention) e introduce la variable temporal. El autor, según Garcés
(2012), postula la idea de que los MS se desenvuelven en "series
continuadas de interacción" con las autoridades y sus oponentes. En
estas series continuas los MS recurren a formas conocidas de acción,
pero también pueden introducir innovaciones. Es decir, los repertorios
de acción colectiva (RAC) están condicionados histórica y
culturalmente, más no determinados.
Tarrow fue quien difundió y reelaboró las proposiciones de Tilly,
según Garcés (2012), poniendo atención no solo en confrontación y los
repertorios, sino que también en la noción de "oportunidades políticas".
Existen coyunturas específicas en las que se configuran estructuras de
oportunidades políticas (EOP). Por ello para efectos de este ensayo es
importante la consideración de las coyunturas legislativas, las crisis de
legitimidad política, la emergencia de movilizaciones sociales y las crisis
económicas en las que la huelga puede emerger. Este concepto
inicialmente se constituyó como una manera de encuadrar la acción
colectiva a un determinado contexto, introduciendo variables
estructurales en las determinantes de la acción.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
Tarrow (2004: 109) entiende, además, que la acción colectiva
prolifera cuando los actores acceden a recursos. Esta noción, junto a la
noción de restricción y oportunidades explicarían para Tarrow las
predisposiciones a la acción colectiva. Es decir, la acción colectiva
emerge en contextos en los que las oportunidades del sistema político
favorecen que se utilicen los recursos potenciales de la acción colectiva.
Continuando con la tradición europea, para Alain Touraine, según
Garcés (2012) los MS son acciones colectivas que oponen a actores
sociales entre sí: (1) por el control de los recursos más importantes de
una sociedad, como también dice Cruz (2001: 175)34 o (2) por el control
del proceso histórico o de transformación de esta sociedad. En ambos
casos, un MS es un conflicto entre grupos sociales, pero que va más allá
de una lucha de intereses y pone en tela de juicio un sistema de poder.
Touraine propuso que los MS tendían a articularse en torno a 3
principios (Garcés, 2012): (1) Identidad (las propias elaboraciones que
un grupo social hace de sí mismo), (2) La oposición (definición de sus
oponentes), y (3) Principio de totalidad (proyecto global de
transformación que articula a un grupo social en movimiento)35.
Para Melucci, según Garcés (2012), el MS no es una cosa dada, sino
un proceso de construcción colectiva en que los actores negocian y
renegocian continuamente aspectos de su acción, y en ese proceso se
crean nuevos códigos culturales y nuevas alternativas simbólicas que
definen la identidad del movimiento. Melucci vincula el proceso práctica
del movimiento con la elaboración de su propia identidad. Los MS
suponen creencias colectivas pero no conservadoramente, sino que
saberes sobre los fines, los medios y el terreno en que se desarrolla la 34 Acción Colectiva: “el proceso por el cual las personas realizan esfuerzos conjuntos dirigidos a influir en la distribución existente del poder” (Cruz, 2001). 35 En Castillo & Ratto (2015) se distinguen unas dimensiones similares para el estudio de la identidad laboral en contextos de huelgas.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
79
acción; redes de relaciones sociales; pero también realizaciones de
inversiones emocionales que permite a los individuos reconocerse como
miembros de una colectividad.
Por último, McAdam, McCarthy & Zald, según Garcés (2012)
proponen una "síntesis emergente" en relación a la cuestión teórica de
los MS enfatizando en 3 factores: (1) Estructura de oportunidades
políticas y las constricciones que tienen que afrontar los MS, (2) Formas
de organización (formal e informal) a disposición de los contestatarios,
y (3) Los procesos colectivos de interpretación, atribución y
construcción social que median entre la oportunidad y la acción.
En resumen, y pensando en el estudio de la huelga laboral en Chile,
hay que tener presente que existen Estructuras de Oportunidades
Políticas (EOP), pero también económicas y organizacionales, para el
desarrollo de las huelgas. Y evidentemente hay diferentes
constricciones. Los trabajadores en huelga se desenvolverán en series
continuadas de interacción/acción con las autoridades y sus oponentes,
en esas interacciones habrá mucho de ritual, de prácticas acopladas
rituales, pero también habrá componentes de innovación. Una huelga,
repetirá muchas de las cosas que han hecho otras en la historia, pero
también introducirán elementos nuevos, exitosos y no exitosos para sus
fines. En la huelga se oponen actores sociales por el control de recursos
y escasas veces por el control del proceso histórico, los trabajadores en
huelga tienen cierta identidad y creencias colectivas, construyen una
oposición, perciben de cierta manera los elementos que los rodean y
tienen explícita o implícitamente un proyecto global (rupturista o no).
Además, los trabajadores crean distintas redes de relaciones sociales o
articulaciones entre ellos y otros sujetos sociales (Melucci, 1990: 358).
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
b) Las ACT que se pueden llevar a cabo
Las acciones colectivas que pueden realizar los trabajadores son
amplias y la historia bien sabe de eso36. Estas pueden dirigirse hacia la
unidad productiva en la que trabajan los trabajadores organizados o
bien pueden dirigirse hacia unidades organizativas más amplias (la
acción puede llegar a interpelar a un gobierno o incluso a un modo de
producción global, el capitalismo). El objetivo de la acción colectiva
puede tener alguna relación con lo laboral o puede no tenerla (o tenerla,
más bien, indirectamente). Piénsese, por ejemplo, en el rol que tuvieron
los trabajadores organizados en la oposición al régimen autoritario de
Pinochet y en la rearticulación del movimiento social (Campero, 1986).
Así mismo, la acción colectiva la pueden desarrollar un conjunto de
trabajadores más o menos inorgánicos, una coordinadora, un sindicato,
una sociedad de resistencia, etcétera. En Chile, la forma orgánica
protagónica de los trabajadores, desde los inicios de los gobiernos
populares en 1938 hasta la actualidad es el sindicato y las consiguientes
centrales sindicales37.
Algunos ejemplos de acción colectiva de los trabajadores -algunas
más violentas física e institucionalmente, otras menos- son el sabotaje
coordinado, la toma/bloqueo de unidades productivas, la toma para
producir en unidades productivas de manera autogestionada (control
obrero de la producción), la ocupación de espacios públicos, las huelgas
de hambre, la huelga laboral que un poco más abajo se estudiará, la
huelga de brazos caídos, el uso de maquinaria de la unidad productiva
para la movilización, los enfrentamientos con la policía, la negociación,
el ataque o impedimento de acceder al lugar de trabajo a los
36 “La huelga es la manifestación más clara del conflicto laboral, pero es útil
definir el termino con mayor amplitud. Sus medios de expresión son tan
ilimitados como la iniciativa humana” (Hyman, 1981: 206). 37 Para Hyman (1981: 80) el sindicato es un instrumento de poder, cuyo
propósito “es el de permitir que los trabajadores ejerzan, colectivamente, el
control sobre sus condiciones de empleo, el cual ellos no tienen posibilidades
de realizar en tanto que individuos aislados”.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
81
trabajadores que no participan de movilizaciones, las marchas, la
irrupción de actos públicos, el uso de barricadas, las movilizaciones por
solidaridad, etcétera. A continuación se definirá en detalle la huelga
laboral, el marco teórico más general en el que se inserta la huelga se
presenta en el apartado (7).
5) La huelga laboral
La huelga hace manifiesto un conflicto estructural, un antagonismo
estructurado entre capital y trabajo38, posibilitado, a su vez, por la
cooperación/solidaridad entre los trabajadores. Por huelga laboral se
entenderá una acción colectiva, social y pública, que altera
negativamente el proceso de trabajo capitalista, organizada
deliberadamente por un grupo de trabajadores39. Ahora se revisará cada
componente de la definición de huelga.
(1) Es una acción colectiva pues es un proceso por el cual los
trabajadores realizan esfuerzos conjuntos dirigidos a influir en
la distribución existente del poder (Cruz, 2001), y en algunas
ocasiones, cuando la huelga se enmarca en movimientos sociales
más amplios, disputan en estas acciones proyectos de sociedad
(Touraine, 1997).
38 Existe también la huelga por parte de los trabajadores de servicios públicos,
es decir, empleador por el Estado. A estas huelgas comúnmente se le llama
“paro” en Chile y no serán objeto de estudio en este ensayo. Para un estudio de
estas huelgas revisar Osorio (2015). 39 Definición inspirada en la del Observatorio de Huelgas Laborales (OHL) de
Chile cuyos observable (huelgas) son más amplios que las que emergen solo de
la contradicción entre capital y trabajo: “toda acción social pública de
alteración negativa del proceso de trabajo, organizada deliberadamente por un
grupo de trabajadores” (OHL, 2014: 1).
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
(2) Es una acción social pues está inserta en relaciones sociales y
estructuras sociales, además de ser organizada por grupos
sociales más o menos cohesionados que se movilizan
interpelando a otro (capital y/o sus distintas personificaciones).
Por lo demás, la huelga tiene un carácter histórico (cambia en el
tiempo sus formas) y, por lo mismo, tiene capacidad de
transformar las mismas estructuras y relaciones sociales en las
que está inserta -considerando que tales estructuras la
condicionan y hacen posible-.
(3) Es pública pues sale del ámbito inmediato de la unidad
productiva e intenta mostrarse ante la sociedad. Esto hace que
sea registrable y analizable por observadores externos al
proceso de trabajo alterado y, por tanto, abordable desde las
ciencias sociales.
(4) Es una alteración negativa del proceso de trabajo para quienes
son dueños del capital, y/o lo administran, pues corta el proceso
que permite la creación de plusvalía/ganancia o, en otras
palabras, paraliza la producción, siendo una manifestación
“disruptiva” del conflicto laboral (Ermida, 1999).
(5) Es fruto una decisión deliberada y grupal, pues hay una
elaboración táctica/estratégica por parte de una voluntad
general de trabajadores que se plantea la acción para
determinados fines, independientemente de cuáles sean estos
fines (Ermida, 1999: 48; Bourdieu, 1990: 197).
En definitiva, la huelga es una forma de acción colectiva que no
puede reducirse por completo al objeto de cálculo económico y en su
origen se privilegian los factores sociales, políticos, y organizativos, esto
es, la capacidad de organización de los trabajadores y su posición en la
estructura política de poder (Shorter & Tilly, 1974). La huelga es la
forma por excelencia que asume el conflicto laboral en general (Holm-
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
83
Deltev & Martín Artíles, 2010: 565; Hyman, 1981: 206; Bourdieu, 1990:
197; Armstrong & Águila, 2006: 45) y particularmente en Chile. Así
pues, la huelga es la máxima expresión de radicalidad del conflicto entre
empleados y empleadores en Chile, y es la forma del conflicto que
máximamente, pero a la vez “legítimamente se le puede hacer a un
patrón” (Bourdieu, 1990: 195).
En cuanto al nivel de conflictividad que comportan las huelgas, se
puede considerar como marco general de análisis su duración y
magnitud -número de trabajadores participantes o en la huelga-
(Shorter & Tilly, 1974; Armstrong & Águila, 2006). Pero también, desde
una mirada más cualitativa, el contenido de sus demandas o sus formas
de politización (Urrutia, 2015). Esto se verá con más detalle en el
apartado (6).
Es importante agregar que la huelga no existe en abstracto, sus
razones o motivos concretos pueden ser diversos (y expresivos de
distintas formas de politización e identidades) y, por lo general, están
acopladas a otras tácticas y prácticas de los trabajadores. Existe una
serie de acciones y hostilidades que anticipan la huelga. Así también hay
un conjunto de tácticas que los trabajadores despliegan junto a las
huelgas -cortes de calles, piquetes, tomas, marchas, entre otras-. Es
decir, la huelga está acoplada a una serie de prácticas conflictivas, antes,
durante y después de ésta, que se relacionan con ésta ya sea por su
cercanía temporal, por objetivos comunes y/o por realizarla el mismo
colectivo de trabajadores. Además existen una serie de prácticas
acopladas no conflictivas que por tradición o ritual se acoplan a la
huelga -por ejemplo, el uso de banderas de Chile en el caso chileno-. En
palabras de Bourdieu (1990: 195), “no se puede estudiar un
instrumento de lucha como la huelga independientemente del sistema
de los demás”. Por último, las huelgas están acopladas a procesos de
negociación (formales o no, antes o no de la huelga) que es importante
tener en cuenta y ojalá dilucidar por quienes investigan.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
6) El estudio de la huelga en Chile. Fuentes de información y marcos
metodológicos
Existen una serie de fuentes de información para estudiar las
huelgas en Chile, ya sea desde el presente mirando hacia el pasado (y el
pasado mirado puede encontrarse a diferentes distancias de tiempo del
presente) o desde el presente mirando al mismo presente40. Estas
fuentes, también, pueden ser primarias o secundarias, cuantitativas o
cualitativas (o servir para ambas metodologías). Existen las estadísticas
de huelgas legales compiladas por la Dirección del Trabajo (DT) de Chile
que son utilizadas por el OHL (2015), por Espinoza (2007) y por
Armstrong & Águila (2006). Existen también las notas de prensa de los
distintos diarios regionales y nacional del país que son utilizados por los
mismos autores mencionados y otros autores como Guajardo & Araya
(2015), Muñoz (2015), Caputo & Galarce (2006), Castillo & Ratto (2015)
y muchos otros. Existe también la misma experiencia en tiempo real de
la huelga, la cual se puede estudiar observándola directamente de
manera participante o no participante (y todos sus intermedios).
Ejemplo de esto es Castillo et. Al. (2014) con la huelga nacional de los
peonetas subcontratados de Coca-Cola Embonor o Caputo & Galarce
(2006) con la huelga del 2006 de la Minera La Escondida, o desde una
perspectiva más de difusión/militante lo que hace/hacía el colectivo "La
Batalla de los Trabajadores41". Existe también el relato oral posible de
objetivar en entrevistas, por ejemplo. Quienes hacen esto son algunos de
los autores ya mencionados pero también Winn (1990), CENDA-OLAB
(2008), Nuñez (2009), Ruminot (2009) y Echeverría (2013). También
existe la bibliografía sobre huelgas o ciclos de huelgas que es revisada
por la mayoría de los autores. Abarzúa (2008), Calderón (2008) y
Aravena (2009) solo utilizan esta fuente de información. Por último,
pese a que esta taxonomía no pretende agotar todas las posibilidades,
40 Por presente simplemente pensar en huelgas acontecidas el mismo año en
que esta se está estudiando, para no caer en cuestiones filosóficas sobre la
inexistencia del presente y otro tipo de dilemas. 41 http://www.labatalladelostrabajadores.cl/
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
85
están los registros audiovisuales y diferentes archivos o documentos42
sobre huelgas.
7) La propuesta de marco teórico y analítico para estudiar la huelga
en Chile
Se ha visto, entonces, que hay una serie de elementos internos y
externos a los trabajadores movilizados que determinan la ocurrencia y
el carácter de la huelga. Estos son los elementos que "explicarían" la
huelga. Por otro lado, hay una serie de dimensiones de la huelga que
permiten describirla detalladamente y comprenderla. Lo primero es
parte del marco teórico que acá se propone y lo segundo es parte del
marco analítico que acá de propone.
Antes de presentar ambos marcos es importante mencionar que la
construcción de estos se basó en el desarrollo realizado a lo largo de
todo este texto y, principalmente, en la aplicación que se realizó de
parte de estos marcos en Castillo & Ratto (2015). En dicha investigación
las fuentes de información fueron notas de prensa de diarios regionales
y nacionales que hablaran sobre las huelgas de interés y entrevistas
semi-estructuradas. A las dos fuentes se les aplicaron dos pautas de
producción y se les hizo posterior análisis de la información. En dicha
investigación se estudiaron cuatro huelgas sucedidas en los años 2014 y
2015 en las pequeñas y medianas empresas "Club de la Unión",
"Empresas contratistas de Coca-Cola Embonor", "Orsan Call Center" y
"Colegio particular San Marcos". En total, se realizaron 12 entrevistas.
Es importante, entonces, advertir el posible sesgo metodológico y
técnico de estos marcos -principalmente el analítico- por no ser aún
42 Por ejemplo, los partes de carabineros que utilizan Armstrong & Águila
(2006) o los debates en el congreso y archivos del Ministerio de Trabajo y de la
S.A. Yarur que utiliza Winn (1990).
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
probados con otras metodologías y técnicas -y por ende fuentes- de
información.
a) El marco teórico
No se hará acá una revisión exhaustiva y ajustada de los conceptos ya
comentados como centrales a lo largo del desarrollo de este ensayo en
base a la revisión de los autores mencionados. Solamente para recordar
se enumeraran estos conceptos y se señalarán sus elementos claves.
(1) "Proceso de trabajo". Este es la base material que estructura
el conflicto, el antagonismo estructurado entre capital y trabajo
(Edwards, 1990) que hace manifiesto la huelga. Además, es este
proceso/actividad el que le da más o menos poder a los trabajadores,
dependiendo del sector de la economía en que se encuentre el proceso
de trabajo interrumpido por la huelga estudiada. Y también
dependiendo de la centralidad que tenga el proceso de trabajo para la
gobernabilidad económica y política del país. Hay sectores estratégicos
(Womack, 2007) que si se van a huelga y logran detener efectivamente
el proceso de producción provocan una serie de daños en la economía
nacional y/o en el funcionamiento cotidiano de la ciudad (piénsese en
los trabajadores portuarios para lo primero y en los trabajadores del
metro para lo segundo). Entonces, el proceso de trabajo, además de
estructurar el conflicto dota de determinadas características a los
agentes que lo llevan a cabo. Por último, -y esto queda pendiente a
tratarse con más detalle-, desde la perspectiva de "se ejecuta el
proceso/no se ejecuta el proceso" la huelga laboral es la negación del
proceso de trabajo. Desde otra perspectiva, por ejemplo "del control de
la producción", la negación del proceso de trabajo capitalista no sería la
huelga, sino que el proceso de trabajo auto gestionado por los mismos
trabajadores y articulado a un proyecto nacional o regional.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
87
(2) “La cooperación43”. Aquí se entiende a la cooperación como
fuerza productiva para el capital (Marx, [1867] 2011: 336), como
conversión por el capital de los diversos obreros individuales en obrero
social. Esta es una condición emergente desde el mismo proceso de
trabajo, que posibilita la creación de solidaridades entre los
trabajadores, y a su vez, permite la identificación de sus intereses
comunes y antagónicos con los del capital (Atzeni, 2010). Esta red de
solidaridad es la que hace posible la acción colectiva de los trabajadores
-y por ende la huelga- más allá de los elementos gatillantes o motivos
inmediatos.
(3) Existen distintas formas de politización (Urrutia, 2015) o
motivos de lucha (Atzeni, 2010) para los trabajadores que realizan
acciones colectivas. La politización se expresa en el contenido de las
demandas o proyectos de los trabajadores en huelga, que se pueden
referir a cuestiones tanto endógenas como exógenas al proceso de
trabajo y pueden ir de cuestiones más a menos rupturistas con el orden
social determinado por el capital.
(4) Lo anterior podría entenderse como parte de un elemento
más abstracto que es la identidad laboral individual y grupal de los
trabajadores en huelga. Este elemento no se revisó a lo largo del ensayo,
por lo que a continuación se dirán unas breves palabras. En todo
conflicto laboral, en este caso la huelga, participa un sujeto que se
posiciona en una compleja estructura social desplegando una
determinada identidad. La identidad se puede comprender como un
“proceso social de construcción (…) que tiene que ver con la manera en
que individuos y grupos se definen a sí mismos al querer relacionarse –
identificarse – con ciertas características” (Larraín, 2001: 23). En
43 No confundir con la cooperación en el sentido de la aceptación de las normas y ordenes de la empresa (Edwards, 1990) o con “el consentimiento en la producción” (Burawoy, 1989).
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
palabras de García Linera, la identidad es “nuestra afirmación en y hacia
el mundo” (2014: 9), que nos permite ubicarnos “territorialmente” en el
mapa social. Vale decir, permite hacer la distinción entre un “adentro” y
un “afuera”, entre un “yo/nosotros” y un “otro/otros”.
Cabe mencionar que las identidades son complejas; tanto los
seres humanos, como los grupos tienen “distintas identidades que se
articulan y definen posibles trayectorias sociales” (García Linera, 2014:
17). Al formar sus identidades, los individuos y los grupos se identifican
a sí mismos con distintos colectivos sociales más amplios, cada uno con
sus propias características/cualidades, tales como religión, clase,
nación, género, entre otras. Este conjunto de identidades – situacionales
- se articulan formando una identidad compleja coherente (Larraín,
2001: 29). Así pues, las identidades pueden agruparse cuando no son
contradictorias entre sí, lo que se denomina como “identidades
compuestas”. Este tipo de identidad es “la influencia e interacción
connotada de las distintas identidades situacionales, en las que cada uno
deja su sello específico y ayuda al despliegue particular del resto”
(García Linera, 2014: 17-18).
La identidad laboral se define en relación a una “comunidad
definida por la ubicación dentro de la organización social de la
producción, y la relación, a menudo conflictiva, con quienes ocupan
otras posiciones dentro de dicha estructura” (Pinto & Valdivia, 2003:
280). A su vez, esta identidad puede relacionarse con el trabajo, con el
colectivo de trabajadores y/o con la organización/movimiento de
trabajadores. Se pueden reconocer tres dimensiones de la identidad
laboral, tomando como base algunos elementos comentados más arriba
de las teorías de los movimientos sociales, principalmente Touraine
(1997: 37): (1) La construcción de un “yo/nosotros”; (2) la
identificación de un “otro(s)” al delimitarse a sí mismo en la estructura,
y el potencial conflicto que tal identificación conlleva y (3) las
orientaciones de la acción, pensadas como intereses y motivaciones en
distintos ámbitos relacionados con los laboral. Para ver el marco
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
89
analítico en detalle, que es la operacionalización de estas tres
dimensiones de la identidad laboral, revisar Castillo & Ratto (2015).
(5) La huelga laboral es una acción colectiva de los trabajadores
(ACT), en el sentido que disputa recursos sociales (Cruz, 2001),
pretende modificar situaciones que la hacen emerger (Hyman, 1981)
y/o en escasas ocasiones proyectos históricos cuando se inserta en un
movimiento social más amplio. La huelga laboral, además, se acopla a
una serie de prácticas y ritos. Al considerar la huelga como ACT las
teorías de los movimientos tienen conceptos como “Estructuras de
Oportunidades Políticas (EOP)”, “Repetición v/s innovación” y
“conflictividad v/s no conflictividad” de las acciones/interacciones
acopladas a las huelgas –que acá se les llama “prácticas”-, articulaciones
y redes de los trabajadores en huelga, que pueden servir y que ya fueron
definidos en detalle en el apartado (4).
(6) Por último, y esto no se abordó en profundidad en el ensayo,
está el carácter del régimen político –democrático, democrático
restringido o autoritario por ejemplo- en el que se desarrolla la huelga.
Esto influye directamente en los niveles de conflictividad e intensidad
de la huelga, como también en la predominancia de huelgas legales o
ilegales, como muestra empíricamente Armstrong & Águila (2006). Para
el caso del Chile Actual, del año 2015, el régimen democrático post
pinochetista se encuentra fuertemente “restringido” en su carácter
democrático por una serie de enclaves autoritarios institucionales
insaturados en la dictadura del General Pinochet (Garretón, 2014) que
se han mantenido hasta hoy, de manera transformista (Moulian, 2002),
más de 20 años después de terminado el régimen militar. Estos enclaves
o democracia restringida se expresa en el ámbito laboral/sindical –más
allá de lo antidemocrático que es el lugar de trabajo determinado por el
capital- en los pilares del Plan Laboral (Fundación Sol, 2015). Esto es,
una negociación colectiva centrada a nivel de empresa, con un
procedimiento excesivamente reglamentado y con una amplia
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exclusión de las materias sujetas a negociación sindical, una huelga que
no paraliza gracias al reemplazo de trabajadores y a la que no se le
reconocen los múltiples fines que puede tener. También se expresa en el
paralelismo –que provoca competencia- entre agrupaciones sindicales y
grupos negociadores en una misma empresa. Y por último, se expresa
en que la función del sindicato queda restringida a tratar condiciones de
trabajo y salariales inmediatas en la empresa (se limita su politización).
Todo esto hace que en Chile los trabajadores escojan de manera cada
vez más mayoritaria el uso de la huelga ilegal por sobre la legal, el
negociar con sindicatos inter-empresas por sobre los de empresas, y
que exista una alta incertidumbre sobre la permanencia en su trabajo
tras realizar huelgas, por posible represalias anti sindicales del
empleador.
b) El marco analítico44
El siguiente marco analítico que operacionaliza las distintas
dimensiones de la huelga para su estudio desde las ciencias sociales no
contempla la operacionalización de elementos determinantes de la
huelga estudiados en el marco teórico recién mostrado. En muchas
ocasiones tendrá sentido definir con detalle el proceso de trabajo que la
huelga interrumpe, la cooperación de los trabajadores y otros
elementos que se han visto, pero a continuación la bajada teórica a la
realidad que se hace es solo para la huelga.
44 Este marco analítico fue utilizado para la elaboración de las sistematizaciones sindicales 1, 2 y 3 del Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT). Para más información revisar la página web: http://geitfacso.wix.com/geit-facso
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
91
(1) La huelga
estudiada en
general45
En relación a la huelga estudiada en general, son
varias las categorías de análisis. Por un lado, interesa
conocer la “legalidad de la huelga” y las
impresiones que esto suscita en los trabajadores. Por
otra parte, interesa conocer la “masividad de la
huelga”, esto es, la capacidad de convocatoria que
tuvo tanto respecto de los trabajadores
sindicalizados como, eventualmente, de quienes no
están sindicalizados. Además, se analiza la
“duración de la huelga”, entendida como el número
de días en que los trabajadores paralizaron sus
actividades productivas en la PE. Por otra parte,
emergen otras categorías en el análisis como la
“estrategia desplegada durante la huelga”
entendidas no tanto como las tácticas y acciones de
los trabajadores (categoría de otra dimensión de la
huelga), sino más bien los principales focos en los
que se centró la huelga: ya sea en la interpelación a la
ciudadanía, a los medios de comunicación, la vía
institucional de mediación de la Dirección del
Trabajo, entre otros.
(2) Razones y
demandas de
la huelga
En este ámbito se distinguen las Razones y
Demandas de la huelga. Por “razones”, se entienden
los motivos que condujeron a la decisión de utilizar
la herramienta de la huelga. Hay razones como el
término del plazo legal o convenido de negociación
colectiva, la necesidad de radicalizar las posturas
ante la indiferencia del empleador, o bien la opción
45 Evidentemente aquí habría que partir registrando cuestiones sobre la huelga como la empresa en la que sucedió (o si sucedió en más de una), el rubro, el número de trabajadores de la(s) empresa(s), su encadenamiento productivo o no a otras empresas, caracterizar en general a la(s) empresa(s).
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aprovechar todas las instancias legales que se
disponen para llevar de manera más efectiva las
demandas planteadas. Con respecto a las
“demandas”, se comprenden como los objetivos
concretos que buscan los trabajadores a través de la
huelga y que se expresan formalmente en solicitudes
para transformar sus condiciones laborales debido a
determinadas circunstancias. Estas pueden ser
externas o internas a la unidad productiva en la que
ocurre la huelga y pueden variar en su radicalidad.
Hay demandas mínimas como el pago de días no
trabajados, otras como los aumentos salariales vía
directa o indirecta (bonos, aguinaldos, entre otros) y
otras no tan comunes en Chile (e ilegales) como
cambios en la forma de organización del trabajo. Hay
otras demandas “impensables” en el contexto chileno
que indican politizaciones endógenas rupturistas
como el “control obrero de la producción”. Hay otras
muchas posibilidades de demandas.
Detrás de las razones y demandas hay “proyectos
socio-políticos” de parte de los trabajadores (e
“identidades”) que también pueden ser interesantes
de analizar.
(3) Logros o
fracasos y de
la huelga
En cuanto a los logros del proceso de negociación y
movilización colectiva, se refieren a las conquistas
concretas que se obtuvieron por consecuencia del
proceso. Además, se comprende la sub-categoría de
“evaluación de los logros” entendiendo la
evaluación como negativa (se logra mucho menos de
lo que se demanda o no se logra nada), o positiva (se
logra aproximadamente lo que se demanda o incluso
más). Pueden haber “logros no demandadas
previamente”, pero que ex post se interpretan como
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
93
tal. Estos pueden ser, por ejemplo, organizacionales,
experienciales, morales y/o simbólicos.
Además, se encuentra en este ámbito la importante
categoría de “razones para terminar la huelga”
que pueden involucrar el logro de algunos objetivos,
el amedrentamiento por parte del empleador y/o
supervisores, o bien el desgaste de la propia
movilización.
(4) El proceso
de la huelga
Aquí es importante describir lo “sucedido previo a
la huelga”, es decir, entender cómo se llegó a esta. Es
decir, conocer el “proceso de negociación
colectiva” (sea formal o no) en el que se enmarca la
huelga.
Por otra parte, importa conocer las “dificultades del
proceso”. Estas se comprenden como los obstáculos
simbólicos y materiales sufridos por los trabajadores
durante el proceso de movilización y negociación
colectiva. Pueden abordar desde despidos a
trabajadores, pasando por divisiones y conflictos
entre los propios trabajadores de la empresa (o
incluso dentro del sindicato), hasta el deterioro de
canales e instancias de comunicación con el
empleador durante el proceso de movilización.
Como dificultad de la huelga es interesante describir
las “faltas de lealtades de compañeros de trabajo”
en ésta.
(5) Prácticas
conflictivas y
no
La huelga no aparece de forma espontánea y
arbitraria alterando el proceso de trabajo en
determinada unidad productiva. Existen una serie de
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
conflictivas
acopladas a la
huelga.
“acciones y hostilidades que anticipan la huelga”
y un conjunto de “tácticas/acciones/prácticas
conflictivas que los trabajadores despliegan
junto a las huelgas” (cortes de calles, piquetes,
tomas, marchas, entre otras). La huelga está
acoplada a una serie de prácticas conflictivas,
entonces, pero también a “prácticas no
conflictivas”. Ambas prácticas se relacionan con la
huelga ya sea por su “cercanía temporal”, por
“objetivos comunes” y/o por “realizarla el mismo
colectivo de trabajadores”. En palabras de
Bourdieu (1990: 195): no se puede estudiar un
instrumento de lucha como la huelga
independientemente del sistema de los demás.
Se pueden definir también “acciones acopladas a la
huelga respecto a la relación que tienen con
clientes o socios de la empresa” –dentro de las
prácticas conflictivas-. Por ejemplo, se les puede
negar el ingreso a la empresa, si se les trata con
respeto, etcétera. Así también las “acciones se
pueden realizar con respeto o no hacia el
lugar/espacio de trabajo”. Es decir, puede haber
sabotajes, rayados de inmueble, etcétera.
(6)
Articulaciones
y formas de
organización
en la huelga
Los trabajadores no están solos en el mundo, ellos
tienen familias, amigos e incluso tienen relaciones
con otros grupos sociales (como estudiantes, otros
trabajadores, centrales sindicales, partidos políticos,
entre otros) que muchas veces prestan apoyo a los
huelguistas. A esto se le puede llamar
“articulaciones externas” o “solidaridades hacia
afuera”, y en este caso “orgánicas”.
Así también hay un rol social asignado a los medios
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
95
de comunicación (que para el estudio de la huelga en
particular no compete directamente). Pero también
hay una “relación de hecho que se tuvo con los
distintos medios de comunicación durante la
huelga” que interesa conocer. Y también una
“apelación a la ciudadanía o consumidores en
general”. A esto se le puede llamar “articulaciones
externas inorgánicas”.
Muchas de las acciones/tácticas desarrolladas por
los trabajadores en la huelga requieren de diversas
“Formas de organización” (comisiones,
distribución tareas diarias, entre otros). Muy
relacionado con esto está la “organización del
sindicato durante el proceso de huelga” que
aborda sub-categorías como “reuniones del
sindicato”, “modos comunicación entre
dirigencias y bases participantes” y “división de
trabajos concretos durante la huelga”.
Además, se encuentran las “asesorías externas
durante la huelga” involucrando todo tipo de ayuda
técnica o tecno-política que permita optimizar la
conducción de la huelga por parte del sindicato y que
provenga desde el exterior de la empresa (otros
sindicatos, escuelas sindicales, Dirección del Trabajo,
entre otros).
(7) Acciones
que realizó el
“capital”
durante la
huelga
Por “personificaciones del capital” o “superiores”
hay que entender toda la estructura organizativa de
la(s) empresa(s) que está por arriba de los
trabajadores en huelgas. Aquí los trabajadores
pueden distinguir un patrón, jefe, empleador,
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
directores, presidentes, gerentes o cualquier otro
cargo que exprese personificaciones de las funciones
de dirección, control y propiedad del capital en la
unidad productiva.
La idea es mostrar las diversas actitudes que
adoptaron el o los directores de la empresa, el
empleador, los gerentes, los supervisores o como los
trabajadores llamen a las posiciones en jerarquía
superior a la de él dentro de la empresa, como ya se
comentó. Aquí importa saber la “Apertura a
conversar/negociar de parte de los superiores”,
los “Intentos o no para de parte de los superiores
para que no se desarrolle la huelga”, las
“Prácticas rompe huelgas Ilegales/legales de
director/directores/empleador/gerentes”. Así
también interesa conocer las “prácticas anti
sindicales legales o ilegales”, es decir, que atenten
contra la organización sindical y sus demandas y que
provengan de parte de los superiores. También
importan evaluaciones generales como la “Forma en
que los superiores manejaron el proceso” y la
“Evaluación de la forma en que los superiores
manejaron el proceso”.
(8) Actuación
de
organismos
estatales
durante/en la
huelga
Se refiere a que el trabajador de cuenta de cómo
intervinieron ciertos organismos del Estado en el
proceso de la huelga. Es decir, “cuáles fueron las
razones que los llevaron a intervenir”, “de qué
forma intervinieron” y “a quién favoreció esta
intervención (como se posicionaron los
organismos)”. Ejemplos de estos organismos son
“Dirección del Trabajo”, “el SEREMI” o la “Inspección
del trabajo”.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
97
Evidentemente aquí puede haber también
“intervenciones violentas de parte de
carabineros” que generen enfrentamientos con los
huelguistas.
(9) Efectos
que tuvo la
huelga
La huelga puede provocar una serie de efectos ya sea
“en su mismo transcurso” o “con posterioridad”.
Y también estos efectos pueden suceder en
“distintos niveles”, como nacional, regional,
sectorial, de empresa o en la misma organización de
los trabajadores. Los efectos en los cuatro primeros
niveles son por lo general “efectos favorables para
los trabajadores huelguistas”, los otros son
“efectos desfavorables para los huelguistas”, que
muchas veces pueden destruir su organización
sindical.
En ningún caso hay que pensar estos efectos como
automáticos, pues en muchas ocasiones estos se
entremezclan con actuaciones de organismos del
estado o acciones del capital.
8) Conclusiones
Se ha presentado una propuesta de marco teórico y analítico para
estudiar la huelga en Chile. Estos marcos se construyeron en base a una
amplia revisión bibliográfica que iba desde teorías marxistas o
materialistas sobre los procesos de trabajo y las relaciones industriales
hasta las teorías de los movimientos sociales europeas y
norteamericanas. Se paso, entre medio, por una revisión de estudios
sobre huelgas en Chile que se publicaron entre el año 1990 y el año
2013, algunos usan metodologías cualitativas, otros cuantitativas y
otros triangulan la información. Los marcos comentados, además, se
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
construyeron en base a una experiencia de investigación del autor este
año 2015 sobre cuatro huelgas en pequeñas y medianas empresas en
Chile. Esta investigación tuvo como fuentes de información notas de
prensa y doce entrevistas semi-estructuradas, y usó metodologías
cualitativas para la producción y análisis de la información. Es decir, los
marcos presentados fueron probados en parte por dos metodologías
cualitativas: análisis cualitativo de prensa y análisis cualitativo de
entrevistas.
El marco teórico presentado tiene varios conceptos interrelacionados.
Los centrales son: (1) "proceso de trabajo", que es la base material que
estructura el conflicto que hace manifiesto la huelga, es también la base
que le da más o menos poder a los trabajadores y define a grandes
rasgos la fisonomía de los actores y sus formas de acción46. La huelga
laboral es la negación del proceso de trabajo. (2) La cooperación -como
fuerza productiva- que emerge desde el mismo proceso de trabajo
posibilita la creación de solidaridades entre los trabajadores y a su vez,
permite la identificación de sus intereses comunes y antagónicos con los
del capital. Esta red de solidaridad es la que hace posible la acción
colectiva de los trabajadores -y por ende la huelga- más allá de los
elementos gatillantes u oportunidades políticas. (3) Existen distintas
formas de politización o motivos de lucha para los trabajadores que
realizan acciones colectivas. Esto es el contenido de sus demandas, que
se pueden referir a cuestiones tanto endógenas como exógenas al
proceso de trabajo. (4) Lo anterior podría entenderse como parte de un
elemento más abstracto que es la identidad laboral individual y grupal
de los trabajadores en huelga, no tratada en detalle en este ensayo. (5)
La huelga laboral es una acción colectiva de los trabajadores (ACT), en el
sentido que disputa recursos sociales y/o en escasas ocasiones
proyectos históricos cuando se inserta en un movimiento social más
amplio. La huelga laboral, además, se acopla a una serie de prácticas y
46 En el ensayo no se detalló, pero piénsese en los procesos de trabajo que se
dan en sectores estratégicos de la economía y la fuerza obrera que esa posición
les da a los trabajadores (Womack, 2007).
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
99
ritos. Al considerar la huelga como ACT las teorías de los movimientos
tienen conceptos como los siguientes tres que pueden servir. (7)
Estructuras de Oportunidades Políticas (EOP). Estas son las coyunturas
que van más allá de las "político-institucionales" que definen
oportunidades o constreñimientos para la ACT. (8) Repetición v/s
innovación y conflictividad v/s no conflictividad de las prácticas
acopladas a las huelgas. (9) Los trabajadores se articulan/enredan
interna (organizacionalmente) y externamente (apoyos mutuos y
solidaridades hacia afuera) en la huelga. (10) Por último, y esto no se
abordó en profundidad en el ensayo, está el carácter del régimen
democrático o no en el que se desarrolla la huelga, lo que influye
directamente en esta.
El marco analítico presentado podría resumirse en nueve grandes
dimensiones, que al operacionalizarse quedan en la tabla que se
presentó en el apartado (7). Estas dimensiones son: (1) La huelga
estudiada en general, (2) Razones y demandas de la huelga, (3) Logros o
fracasos y de la huelga, (4) El proceso de la huelga, (5) Prácticas
conflictivas y no conflictivas acopladas a la huelga, (6) Articulaciones y
formas de organización en la huelga, (7) Acciones que realizó el “capital”
(comportamientos superiores) durante la huelga, (8) Actuación de
organismos estatales durante/en la huelga y (9) Efectos que tuvo la
huelga.
Se espera que este marco analítico pueda ser probado y ajustado en
diferentes investigaciones empíricas, y los resultados compartidos, para
así poder seguir afinando el marco y alimentar la teoría presentada
sobre la huelga. Estos marcos en ningún caso pretenden cerrar el debate
o establecer normas, son una humilde sistematización de algunos
estudios realizados por otros autores y por quien escribe sobre huelgas
en Chile.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
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Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
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DUAS OU TRÊS COISAS QUE EU SEI DELA (A
CLASSE CRIATIVA) Leonardo Mello e Silva47
É comum na literatura especializada e entre comentadores do
mundo do trabalho fazer referência ao crescimento do emprego no
setor de serviços. Enquanto o emprego industrial decresce, o emprego
nos serviços cresce. Essa seria uma tendência mundial, seguida também
nos países emergentes, entre eles o Brasil.
O emprego no setor de serviços pode se referir tanto àquele
trabalho que é uma prestação ao consumidor, quanto àquele que é
provido por uma firma, em geral subcontratada, a fim de realizar uma
parte da atividade que a empresa que a contrata abre mão de executar
ela mesma – por exemplo: limpeza, restaurante, segurança são as
situações típicas. No primeiro caso, ele é individualizado; no segundo
caso, trata-se de uma relação entre firmas – não entre empregador e
empregado. No primeiro caso, pode requerer alguma ou muita
qualificação; no segundo, requer pouca qualificação da força de trabalho
empregada.
I) Fundamentos
Qualificação é um conceito complicado na sociologia do trabalho.
Em geral se utiliza como aproximação para localizá-lo o indicador de
escolaridade: quanto mais escolarizada a força de trabalho, mais
qualificada. Mas essa é uma definição muito pobre, insuficiente quando
se mergulha na realidade de como o trabalho é efetivamente realizado
numa ocasião ordinária, seja de produção, seja de serviços. Um
trabalhador tecnicamente pouco qualificado pode ser essencial para
47 Depto. de Sociologia USP. E-mail: [email protected]
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resolver certos problemas práticos (um macete, um jeitinho, um saber
adquirido com a repetição do ato etc.) que um colega mais especializado
é incapaz de fazer. Além disso, mesmo a qualificação adquirida por meio
do aprendizado teórico (escola) sempre deixa escapar alguma
qualificação tácita que é requisitada para completar o processo de
trabalho. Disso estão cientes todos – tanto os recrutadores, gerentes e
analistas do trabalho, quanto os próprios trabalhadores – mesmo que
por vezes não cheguem a reconhecê-lo (um executivo com mentalidade
taylorista jamais admitiria que o conhecimento tácito pode se equiparar
a uma regra saída da prescrição científica da tarefa).
Mesmo considerando a plasticidade do conceito de qualificação,
é quase automático conceber a atividade de serviços como muito mais
diferenciada e menos estandardizada do que a atividade industrial e
material. Ora, se aquele tipo de atividade está em ascensão, então é lícito
inferir que o mercado de trabalho no seu lado mais pujante é também
aquele em que a capacidade de gerar experiências coletivas ou de massa
é também menor. E, ainda assim, mesmo que consideremos a
possibilidade de extensão dos ideais e das práticas da gerência científica
para as atividades de escritório (como faz, por exemplo, um autor
famoso: Harry Braverman48) – o que é observado com muita freqüência,
aliás – isso não significa que o trabalho de escritório recubra toda a
realidade da atividade de serviços. Ao contrário, o universo dos serviços
é muito amplo. A polêmica esconde uma discussão, na verdade, mais
difícil de prover uma resposta inequívoca. A discussão é a seguinte: até
que ponto é veraz a separação entre atividade industrial (e material) e
atividade de serviços (imaterial)? Colocada de outra maneira: até que
ponto o trabalho operário-industrial não conteria também traços não
estandardizáveis ou prescritos, de modo que também ele deve fazer face
a variações e acasos, tais como ocorrem na atividade de serviços? E,
alternativamente: até que ponto o trabalho de serviços não contém
igualmente, mais do que se supõe talvez (e mesmo em seu “ato nível”),
48 Harry Braverman, Trabalho e Capital Monopolista: a degradação do trabalho no século XX. Rio de Janeiro: Zahar, 1981, 3ª.ed.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
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elementos de repetitividade e prescritibilidade, tais como a que se
presta o trabalho de tipo técnico-industrial? A resposta não é fácil.
Deixando de lado toda uma outra dimensão do debate que
envolve a definição do que seja trabalho “imaterial” em oposição a
“trabalho material”, nunca é demais lembrar a maneira como um autor
clássico como Marx enquadrou a questão. Para ele, nas pegadas da
análise da economia política, é produtivo todo o trabalho que contribui
para a criação de mais-valia, e é improdutivo todo aquele que não
participa do circuito de valorização, permanecendo quando muito nas
esferas da circulação, transporte e manutenção do valor. Nesse sentido,
pouco importa o conteúdo do trabalho: um serviço pode ser produtivo
se entrar na esfera da compra e venda de mercadoria (ele dá o exemplo
do professor e do cura), enquanto que o mesmo trabalho será
improdutivo se ele for despendido sem deixar rastro, isto é, se não
adicionar valor pela via da venda do trabalho por um salário, pago por
um capitalista. Tal maneira de colocar o problema tem a vantagem da
clareza mas não vai muito longe se o propósito for, ao invés de
perseguir as implicações da definição do trabalho produtivo e
improdutivo para a estrutura do capitalismo e sua crise (como faz
Marx), tentar entender como a análise do trabalho justamente como
trabalho (e não como mercadoria força de trabalho) pode esclarecer as
transformações do sistema que se apóia nele (supõe-se que a produção
e os serviços capitalistas dependem do trabalho).
Por exemplo: o modo como o trabalho é usado no processo de
trabalho afeta a forma como a mercadoria força de trabalho é
transacionada no mercado (portanto, seu valor). Isso ficou demonstrado
na análise do tempo de trabalho, no capítulo d’O Capital sobre a jornada
de trabalho (a produção da mais-valia absoluta), assim como na análise
da intensificação do trabalho nos capítulos sobre a manufatura e a
grande indústria (a produção da mais-valia relativa). Portanto, sair da
armadilha da discussão interminável sobre trabalho produtivo e
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
improdutivo (capturado pela problemática da economia política
clássica) requer voltar-se para a análise do trabalho ali onde ele é
extraído, isto é, nos locais de produção (ou de produção de serviços),
pouco importando se esse trabalho é predominantemente “material” ou
“imaterial”, uma vez que o mais provável é que ele contenha um
quinhão – de proporção variável, é verdade, a depender da atividade –
de ambos.
A maneira como as classes sociais entram no quadro é um pouco
lateral, mas guarda elementos de continuidade com a reflexão feita
acima. Tal como na discussão feita a propósito do trabalho produtivo e
improdutivo, a definição de classes sociais também encerra uma
definição formal e outra substantiva. A definição formal é aquela que
captura o seu contorno estrutural: relações de classe são aquelas entre
agregados que se definem em primeiro lugar pela defesa de seus
interesses, sendo esses últimos definidos em sua forma pura como
interesses econômicos (essa é a definição de Max Weber). A definição
substantiva toma as classes em sua dinâmica, lutas e conflitos. Sem
desprezar a definição formal anterior, ela inclui também elementos não
formais, tais como a ação (e seus diversos móveis valorativos),
interesses simbólicos (e não apenas econômicos) e, sobretudo, a
política. Seria muito limitador tomar a classe social apenas do ponto de
vista de sua definição estrutural. É preciso enxergar aquela estrutura
como um terreno instável, abalado por lutas – pequenas e grandes,
cotidianas e epocais.
Quando se trata da atividade de serviços, a localização precisa na
estrutura de classes tende para o seu confinamento nas posições
intermediárias, entre capital e trabalho, burguesia e proletariado. Foi
comum também associá-la ao universo da classe média. Os operários e
camponeses não efetuam “serviços”, tampouco os proprietários, que
alocam esses últimos para os profissionais de alta qualificação, os quais
zelam pelos interesses deles. Os protagonistas das atividades de
serviços seriam portanto, privilegiadamente, as classes médias. Porém,
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
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como vimos acima a respeito da qualificação, existem atividades de
serviços que são executadas por categorias profissionais que, embora
em termos de sua classificação e hierarquia numa estrutura de prestígio
(mas nem sempre de renda) estejam situadas acima da classe operária
ou trabalhadora, estão contudo muito próximas dessa última quando se
trata do conteúdo do trabalho que executam. Por conteúdo do trabalho
deve-se entender uma divisão do trabalho que faz uma separação rígida
entre a execução do trabalho e a concepção ou controle do trabalho.
Dessa forma, muitos serviços de classe média têm pouca diferença com
o trabalho efetuado por operários na fábrica: ambos partilham de pouca
ou nenhuma autonomia, ambos são cortados pelo mesmo tipo de
divisão do trabalho. Assim, por outras vias, chega-se à mesma antiga e
influente tese de Braverman sobre a proletarização dos trabalhadores
de escritório e dos funcionários de repartições burocráticas.
Tendo abordado em linhas gerais o problema do trabalho e da
classe, resta agora encarar como as formulações recentes sobre a “classe
criativa” podem ser tratadas sociologicamente.
II) A Classe Criativa
Esse é um conceito que está associado a uma obra lançada em
2002 nos Estados Unidos por Richard Florida. Nele há uma definição do
que é a classe criativa, como pode ser identificada, assim como uma
explicação de sua dinâmica e funcionamento. O que vai ser exposto a
seguir baseia-se nesta obra49.
Embora não haja qualquer elo teórico ou acadêmico com o
debate sobre o “fim da sociedade do trabalho” que animou o ambiente
sociológico há décadas atrás, quando ficou clara a dimensão da crise do
modo de regulação dos “Trinta Gloriosos”, há contudo uma continuidade
49 Richard Florida, The Rise of the Creative Class. New York: Basic Books. 2002.
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em termos do diagnóstico do declínio irreversível da manufatura como
geradora de empregos, e do industrialismo como gerador da dinâmica
econômica, além da identificação de um conjunto de valores tidos como
“pós-materialistas”50. Por outro lado, a filiação a autores norte-
americanos de uma geração anterior, que já levantavam hipóteses sobre
a “sociedade pós-industrial” (Peter Drucker, Daniel Bell) é
explicitamente estabelecida.
“Classes sociais”, na obra51 em questão, aparecem como grupos
sociais classificados principalmente por renda, escolaridade e tipo de
emprego. Portanto, trata-se de critérios de estratificação, saídos de uma
análise das mudanças operadas pelo capitalismo, em fases de
desenvolvimento e crise, especialmente a partir do último quartel do
século vinte e primeira década do século vinte e um52. Mas não há uma
tentativa sistemática de trabalhar sobre as relações sociais que
transcorrem entre as classes (quando os conflitos poderiam vir à tona),
supondo-se portanto que elas se dispõem nos mapas de estratificação
como fato, não tanto como produto. Tirante essa observação muito
geral, o conjunto da descrição é bem fundamentado em termos de
pesquisa e experimentações, tanto com séries longas de dados
estatísticos (extraídos da instituição oficial norte-americana que colige
as informações sobre o mercado de trabalho, os quais são re-
trabalhados segundo os propósitos da demonstração), quanto com
grupos de controle em pesquisa qualitativa. Aparentemente, há muito
50 Esse é um dos aspectos levantados pela espécie de “texto-manifesto” dessa vertente, a comunicação de Claus Offe do início da década de 1980 “Trabalho: categoria-chave da sociologia?”, publicada no Brasil na Revista Brasileira de Ciências Sociais 4(10), p. 5-20, e (com títulos ligeiramente modificados) como capítulo dos livros do mesmo autor Capitalismo Desorganizado, São Paulo: Brasiliense, e Trabalho e Sociedade, Rio de Janeiro: Tempo Brasileiro, todos em 1989. 51 Daqui em diante, a obra referida é aquela mencionada na nota 3, acima. Os números entre parênteses indicam o número da página da edição de 2012, revista. 52 Os dados foram atualizados na edição revista de 2012.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
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investimento científico no projeto de fundação de uma “nova classe” – a
classe criativa.
Entretanto, são os argumentos que importam. São eles que
guiam o interesse. E por meio deles se chega a uma identificação com o
mundo real que está diante de nós. Isso envolve o “desembarque” da
teoria nas questões que realmente nos tocam, tais como: pode-se aplicar
esse conceito para a situação do mercado de trabalho do jornalista, ou
qualquer outro trabalhador “criativo” que mexe com o “conhecimento”?
O que vale para os países ditos do Norte vale também para os países
ditos do Sul? A classe criativa é de fato global?
O primeiro argumento conduz às disposições subjetivas que
delineiam uma base normativa própria a essa classe, muito particular
em relação à base normativa típica de uma sociedade “normal”, baseada
no trabalho e nas recompensas materiais advindas desse: os membros
da classe criativa tendem a valorizar a independência, o esforço próprio,
o mérito e são avessos a ordens de “superiores” (da família, do chefe, da
autoridade em geral). Embora a reflexão política esteja ausente do livro,
o pendor democrático e igualitarista (com base individualista)
transparece nessas disposições. A riqueza da sociedade, como um todo,
teria liberado a experiência da carência entre as novas gerações.
“Viverás do suor do teu rosto” é um princípio que ficou para trás. A ética
do trabalho perde seu fundamento racionalizante. Já se sabe há muito
tempo dos possíveis resultantes que esse desenho motivacional pode
causar na estrutura de classes da sociedade “de afluência”, sobretudo
nos Estados Unidos e nos países ditos desenvolvidos, de modo que não é
o caso de se deter sobre isso aqui: fiquemos apenas com os traços de
hedonismo, individualismo e falta de “caráter” que alguns autores já
tinham notado (Daniel Bell e Richard Sennett, entre outros). São riscos
que assombram os membros da classe criativa.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
O segundo argumento localiza os grupos profissionais que
podem estar sob a órbita de influência dessa classe. São profissões e
atividades que os caracterizam como “trabalhadores do conhecimento”.
Antes demais nada, convém notar a proximidade da abordagem da
“classe criativa” com aquela do “capital humano”.
A teoria do capital humano dá grande importância ao
conhecimento como ativo econômico, e esse último está associado
fortemente ao diploma de curso superior. Como se viu acima em relação
ao quesito qualificação, a escolarização facilita a identificação social,
sendo o atalho mais seguro para se chegar à caracterização do grupo
propenso a preencher os lugares-chave da economia criativa. O setor de
atividade não importa tanto; o que é definitivo é ter o curso superior
completo. Por exemplo: empregos na agricultura ou no setor de mídia e
comunicação de massa se equivalem em termos de possibilidades de
sucesso, se ambos tiverem representantes com grau universitário. Isso
tem a ver não apenas com o conteúdo específico da formação, mas com
o ambiente e os valores que circulam no meio universitário,
respeitantes da autonomia individual e estimuladores da inovação e da
criatividade. O tom boêmio e artístico também é valorizado, pois
contribui para idéias não convencionais e traduz as tendências que
serão dominantes e que poderão ditar moda. O ponto é: o que
exatamente dentro do novo cenário produtivo – o que envolve, claro, as
tendências de consumo – faz com que esses traços “joviais” sejam
apreciados economicamente? Aparentemente, a economia criativa
sanciona salários melhores do que o setor manufatureiro e de serviços,
como demonstra o autor ao longo da obra. Se assim é, quer dizer então
que há uma adição de valor fundamental para a composição econômica
de um “produto” (uma mercadoria), e para isso a contribuição do
trabalho criativo conta. A classe criativa não paira no ar, apenas
alimentada por valores, atitudes, gostos e preferências (p.37): ela é
funcionalmente requisitada para ativar o circuito de valorização do
capital (embora o autor em questão não se refira nesses termos). Desse
modo, a estratificação dos grupos sociais descrita corresponde a uma
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
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estrutura de classes ancorada em mudanças de fundo na esfera
econômico-social.
No entanto, diferentemente dos operários industriais, e
coincidentemente com as classes médias, a classe criativa não
desenvolve uma consciência de classe solidária. Embora existam muitos
trabalhadores criativos e do conhecimento fazendo muitas coisas
diferentes de um modo relativamente análogo, e que suas condições de
trabalho (mesmo levando em conta a enorme variabilidade) também
têm algo em comum, isso não desemboca em uma ação solidária. O
estilo de ação parece ser mais individualizado, diferenciado e ad hoc
(sem nenhuma previsibilidade, já que não impera nenhum
constrangimento moral que obrigue a isso).
Além das semelhanças com a abordagem do Capital Humano,
não podem passar despercebidas as interseções da classe criativa com a
classe de serviços. Ambas detêm-se sobre trabalhos e atividades não
industriais, e por vezes não materiais. Há algo em comum entre o
trabalhador ou trabalhadora de serviços e aquele ou aquela da classe
criativa? Ora, a economia de serviços não é a mesma coisa que economia
criativa. Quando nos referimos à primeira, a variação e gradiente entre
um pólo super- desqualificado e um pólo super-qualificado é muito mais
amplo do que quando se fala da segunda, onde a força de trabalho é
mais qualificada e ganha mais. Também não é razoável manter que a
classe criativa é recrutada apenas entre as funções de serviços.
Atividades técnico-gerenciais ou especializadas no setor industrial –
engenharia, contabilidade, informática, computação, gerência e todas as
habilidades técnicas de nível médio – podem ser “criativas”. Às vezes
ocorre justamente que o potencial de conhecimento desses profissionais
os conduz para fora da relação de emprego convencional – onde têm um
“chefe” – preferindo, ao invés, abrir um negócio próprio: são os
empreendedores, fortemente correlacionados com a “classe criativa”.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
Por outro lado, embora seja preponderante, nem só da
universidade vem o trabalhador “criativo”, sendo que há contingentes
que saem do ensino médio e alguns que nem mesmo chegaram a
completar o curso superior (os dropouts).
Hoje, a criação de empregos está no setor de serviços. Os dois
maiores empregadores corporativos mundiais são o WallMart e o
McDonald’s. A indústria foi preponderante nos anos 1950 e 1960. Não
mais. Uma obra sociológica do inicio dos anos 1990 cunhou o termo
“mcdonaldização do mundo”53 para exprimir o crescente peso global do
setor de fast-food, cujo ritmo de produção lembrava o da linha de
montagem fordista54, com baixos salários, autoritarismo dos gerentes e
péssimas condições de trabalho. Nem de longe o quadro lembra o
mundo da classe criativa. Por isso as aproximações entre serviços e
economia do conhecimento merecem uma série de especificações; a
única coisa que elas têm em comum é o fato de suas lógicas de
funcionamento se afastarem da lógica industrial, com seu
desdobramento taylorista-fordista.
Outra diferença importante com a lógica industrial é que
enquanto fábricas estão enxugando e racionalizando o emprego de
trabalho humano, é nos serviços que os custos com mão de obra ainda
são relativamente relevantes para a composição do lucro final das
empresas. As iniciativas de tornar as atividades prestadoras de serviço
ao público cada vez mais de tipo self-service vai na mesma direção que
as fábricas já foram, isto é, racionalizar o uso do trabalho humano,
economizando custos. Isso só pode acontecer em um contexto de baixa
qualificação da mão de obra, a qual pode ser facilmente substituída por
53 George Ritzer, The McDonaldization of Society. Thousand Oaks, CA: Pine Forge Press, 1993. 54 Na verdade, como mostra Jean Pierre Durand, a lógica do fast-food , depois estendida para a cadeia de restaurantes de massa e para a rede hoteleira, está mais próxima do Just-In-Time do que do fordismo. Veja-se para a introdução desses temas o artigo “A Refundação do trabalho no fluxo tensionado”, Tempo Social 15(1), 2003, p. 139-158.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
115
procedimentos automatizados. Além disso, é difícil imaginar a classe
criativa sendo acossada por controle do tempo (cronômetro) e
supervisores no pé, cobrando produção e punindo o desperdício. É essa
a realidade de muitas das repartições privadas e públicas que hoje
aplicam ciosamente os métodos de trabalho que inicialmente foram
experimentados nas fábricas e manufaturas: qualidade total e sistema
de bônus associados a metas de produção. Quanto a esse tipo de serviço,
que é grandemente predominante quando se pensa em termos de
emprego, a classe criativa – tal como é definida - passa longe.
Assim, se é nos serviços que estão sendo criados empregos hoje
– e essa parece ser uma tendência mundial – então é aí também que está
concentrado o trabalho mais precário e desqualificado: tanto em termos
de estatuto (meio período, tempo determinado, conta própria etc.),
quanto em termos de conteúdo do trabalho. Isso significa um
rebaixamento do padrão – tanto de emprego quanto de condições de
trabalho – a que a classe trabalhadora estava acostumada. Com a
regulação legal e institucional (está-se referindo ao peso político dos
sindicatos e dos partidos trabalhistas) que estava associada à “velha”
classe operária tradicional - aquela das fábricas e da indústria pesada -
havia certa proteção e limite à precarização, que era impedida pela força
coletiva que tais instituições exerciam. Ora, nada mais distante do
horizonte cultural da “classe criativa” do que o sindicato.
As diferenças são óbvias: enquanto os trabalhadores de serviços
têm de encontrar estratégias de barrar a super-exploração, inventando
artimanhas para não serem capturados pelo fluxo a fim de não trabalhar
demais, os membros da “classe criativa” ficam até mais tarde no
escritório – ou plataforma de trabalho, ou seja lá o que for o local onde
exercem o seu labor – e eventualmente levam trabalho para casa.
Detalhe: não reclamam, estão felizes com isso.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
Esse aspecto particular denota uma mudança de fundo que é
preciso olhar com cuidado, pois informa uma transformação do espaço
de trabalho que começa no escritório mas que pode migrar para outros
sítios que empreguem tecnologias de informação e comunicação
também, e contenham um componente mais “intelectual” no conjunto
da atividade despendida. Na verdade, na versão “novos profissionais
criativos”, o espaço de trabalho como que se desmaterializa, pois ele
pode ser transferido facilmente da casa para o aeroporto, ou desses
para o café – desde que se esteja de posse de seus smartphones e
computadores pessoais, o exercício efetivo do trabalho torna-se móvel
e, mais importante, passa a prescindir do controle direto do chefe
hierárquico superior (supervisor, líder, gerente). Desse modo, ao invés
do clássico despotismo fabril analisado por Marx e recuperado por
economistas radicais como Stephen Marglin55, estamos diante de uma
relação entre empregados e patrões que, segundo o discurso super-
moderno das consultorias que propagandeiam o “escritório do futuro”56,
é baseado antes de tudo na confiança (trust) entre ambos. Fica claro
então que o que se busca é fazer o conflito entre empregador e
empregado sair de cena. Mas não se deve perder de vista que seja no
café, no aeroporto ou em casa, em todas essas situações o profissional
está ativamente trabalhando, e desde que o conteúdo do trabalho conte
para auferir o componente de dominação, não se deve desprezar uma
espécie de “controle à distância” exercido pelas ordens emitidas pelo
centro da programação e distribuição de tarefas “em rede” (o que fazer,
em quanto tempo, de que maneira, utilizando que protocolos, com que
linguagem etc.) que conecta o computador do profissional ao do
comando do sistema, ou seja, aquilo que Jean Pierre Durand designou
55 Referência ao trabalho clássico de 1976. “Origens e funções do parcelamento de tarefas. Para que servem os patrões?”. Publicado em português na coletânea organizada por André Gorz, Critica da Divisão do Trabalho, São Paulo: Martins Fones, 1980. 56 Veja-se a experimentação da Ernest & Young em “Escritório do desapego: agende sua mesa de trabalho”,Valor Econômico, 1/12/2015. http://www.valor.com.br/cultura/blue-chip/4336948/escritorio-do-desapego-agende-sua-mesa-de-trabalho
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
117
como “a polícia está no fluxo”57. Assim, nem sempre a descentralização
espacial corresponde a um afrouxamento do constrangimento traduzido
por seguir ordens que especificam o que o trabalhador deve fazer. Não
chega a ser um taylorismo digital, mas também não é o exercício da
autonomia.
No exemplo do escritório do futuro mencionado anteriormente,
uma das vitórias do novo estilo gerencial foi mudar o layout do local de
trabalho. Além do arranjo da disposição das mesas para o
aproveitamento da luz natural (“impacta no aumento da
produtividade”), uma outra iniciativa foi eliminar o espaço do café como
forma de impor uma nova “experiência” capaz de “acelerar o
desenvolvimento das pessoas”58. Ora, o espaço do café (onde os
funcionários se encontram para uma pausa, e então podem trocar
estórias, se conhecer melhor e cultivar um breve momento de
socialização) é encarado como um espaço de desperdício de tempo e
sobretudo como lembrança de uma velha cena de burocracia de
repartição. O ataque ao espaço do café é um ataque às marcas de um
hábito consagrado – exatamente tachado de “convencional” - dessa
camada de funcionários de escritório que se quer esquecer enquanto
repositório de uma experiência imprestável para a firma. São os jovens
profissionais, virgens de cacoetes, o alvo do recrutamento e do
investimento em treinamento. O que está em jogo, no fim das contas, é
nada menos do que uma nova experiência de classe, que para se afirmar
precisa combater – e vencer – os velhos símbolos que alimentam
maneiras alternativas de pensar, sentir e agir.
57 Em francês, le flic esta dans le flux. Veja-se o artigo daquele autor “A refundação do trabalho no fluxo tensionado” em Tempo Social 15(1), 2003, p. 139-158. 58 http://miltonjung.com.br/2016/04/01/mundo-corporativo-luiz-s-vieira-da-ey-apresenta-o-escritorio-do-futuro/
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
Enquanto os trabalhadores de escritório ou em atividades de
prestação de serviço ao público são constantemente avaliados e sujeitos
a contabilidade de performance (para efeito de prêmio adicionado ao
salário, muitas vezes), os membros da “classe criativa” têm contratos
individualizados e jamais se submetem a controles do conteúdo do que
estão fazendo. Exemplo bem brasileiro: bater o cartão de ponto. Nesse
sentido, o grande medo do trabalhador “criativo” é ser rebaixado a uma
atividade de serviços que passa a sofrer a contaminação mundana do
trabalho comum operário ou de escritório – o trabalho sem qualidades.
Analistas do trabalho industrial, quando se dedicaram a
interpretar o que estava acontecendo nos chãos de fábrica que
aplicavam os métodos da chamada “produção enxuta” – desdobramento
ocidental do modelo japonês de gestão, dito toyotista – cunharam a
expressão “gerência pelo stress” (management by stress)59. A noção
parece bastante acurada para traduzir o que está acontecendo, já desde
aquela época (meados dos anos 1980) até o presente, sendo que agora
não são apenas as montadores de automóveis que aplicam o “modelo”
mas todos os setores da manufatura60 e também dos serviços. O
universo da “qualidade total” invadiu todas as áreas, inclusive aquelas
onde estão empregados os “trabalhadores criativos”. Porém, esses
últimos parecem imunes a tais pressões. Ou, se o são, compensam as
cobranças por meio de um processamento psíquico e social (no sentido
de ser compartilhado) que converte o excesso de estímulos em força
59 M. Park & J. Slaughter, Management by Stress: The Team Concept in US Auto. Detroit: Labor Notes, 1988. 60 Há muitos exemplos e bons estudos de caso, na sociologia do trabalho brasileira, sobre a aplicação desses métodos no trabalho, quase todos aparecidos nos anos 1990 e até o começo dos anos 2000. Para o setor de confecções, pode-se consultar um desses estudos - embora não necessariamente bom - em Leonardo Mello e Silva, Trabalho em grupo e sociabilidade privada. São Paulo: ed. 34, 2004, onde é dada uma ênfase maior a um dos aspectos do modelo: as células ou times de produção. Para um balanço compreensivo dessas mudanças, há também muitos estados da arte em língua portuguesa; pode-se consultar, por exemplo, Ricardo Antunes, Os Sentidos do Trabalho. Ensaio sobre a afirmação e a negação do trabalho. São Paulo: Boitempo, 1999.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
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anímica que os faz seguir em frente61. Seja como for, a perscrutação
desses aspectos não é feita pelos advogados da teoria da “classe
criativa”, que se detêm em apresentar as características mais empíricas
e reconhecíveis dela: níveis de salário, composição demográfica,
significância quantitativa, definição dos empregos e profissões que
podem ser classificados como “criativos” etc.
Uma palavra sobre a relação entre classe criativa e
empreendedorismo. Há uma mudança cultural em curso na percepção
da figura do “chefe”, do “dono”, do capitalista: agora não mais a persona
discreta, sombria, circunspecta e alheia aos holofotes populares,
cultivando um espaço próprio de distinção e de senso honorífico, bem
ao gosto da ética puritana. Ao contrário, o dono do negócio hoje é
alguém que veio do meio dos profissionais inteligentes e brilhantes,
recém-formado ou quase, cuja separação do mundo dos comuns não é
perceptível, exceto pela fortuna amealhada com o emprego da
capacidade criativa. O empreendedor é “gente como a gente”. Steve Jobs
e Steve Wozniack (Apple), Bill Gates e Paul Allen (Microsoft) começaram
de baixo não tanto pela posição econômica mas por terem feito o
caminho tradicional do estudante que batalha duro nos estudos. Nas
palavras do grande divulgador da “classe criativa”, pessoas como eles
foram capazes de juntar qualidades que pareciam até então antitéticas:
a do engenheiro (por definição, um chato com pífia vida social) e a do
homem de negócios (por definição, arrojado e inovador): “eles criaram
uma nova identidade poderosa que quebrou com as velhas imagens do
barão esbulhador e do homem que vive para a organização. Eles
tornaram-se celebridades no mais verdadeiro sentido do termo. Bebem
com estrelas de cinema, convivem com astros do rock convidados para
61 Para desenvolver esse caminho interpretativo, seria preciso seguir as indicações geniais de um sociólogo como Georg Simmel, em especial seu texto clássico “As Grandes Cidades e a Vida do Espírito”, de 1903 (consultar a tradução de Leopoldo Waizbort na revista Mana 11 (2), 2005, p. 577-591). Não é possível fazer isso, entretanto, nos limites deste artigo.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
tocar em suas festas, aparecem em talk-shows noturnos na TV; a morte
recente de Jobs inspirou alguns dos mais frenéticos lutos, do mesmo estilo
daqueles de Elvis, JFK ou da Princesa Diana”.
E mais à frente, referindo-se ao perfil de um dos co-fundadores
da Microsoft e hoje um dos homens mais ricos do mundo, Paul Allen, ele
adiciona que foi por conta do mecenas que foi construído o Seattle’s
Experience Music Project, um museu interativo de música, desenhado
por nada menos do que Frank Gehry e criado inicialmente para ser um
tributo a Jimi Hendrix, um dos filhos mais ilustres do lugar, e que “agora
foi expandido para abrigar gêneros que vão do jazz e blues ao hip-hop”
(FLORIDA, p. 176). O ponto, contudo, de maior interesse nessa
passagem está na diferença estabelecida com a antiga tradição dos
milionários e suas obras de benemerência cultural: “Diferente dos
plutocratas do passado, Allen não construiu um teatro de ópera ou uma
biblioteca, ou um museu de alta cultura. Ele construiu um museu que
celebra a arte de um homem que provocava e desdenhava os
conservadores de colarinho branco; que desafiava-os (...)” (FLORIDA, p.
177).
Tendo tais ícones empreendedores como figuras exemplares, a
divulgação de suas virtudes tornou-se mais do que uma alternativa
econômica ao mercado de trabalho, e menos do que uma mera
propaganda; tornou-se na verdade um “valor” a ser perseguido pelas
novas gerações, como eram antes os cowboys (para uma audiência mais
popular) e os heróis andarilhos e deslocados da sociedade62, tais como
Humphrey Bogart e James Dean (para uma audiência mais sofisticada).
A cultura americana, que já cultuava a liberdade e a busca de
oportunidades por si próprio, onde se forjava o herói que não dependia
de ninguém, acolhe com uma serena familiaridade a figura do
empreendedor, como se esse último fosse um velho conhecido dela.
62 Desnecessário lembrar que se trata aqui da sociedade norte-americana, objeto de estudo do autor (FLORIDA, 2012).
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
121
III) Economia de Serviços e Classe Criativa
Há muitos elementos de taylorismo e fordismo nos serviços, tais
como a pressão e o constrangimento do tempo para realizar uma
determinada tarefa. Portanto, do ponto de vista de uma economia do
tempo, pode-se dizer que a atividade de serviços é taylorizada. Mas há
uma diferença fundamental em relação ao taylorismo-fordismo aplicado
à atividade industrial: a mercadoria sobre a qual incide a economia do
tempo muitas vezes não é um produto físico mas uma relação. Nos
serviços de atendimento ao público, a qualidade conta.
Uma relação entre médico(a) ou enfermeiro(a) e paciente, entre
cuidador(a) e ancião(ã), entre arquiteto(a) e cliente, professor(a) e
aluno(a), jornalista e leitor, e assim por diante, são casos em que a
interação é parte do serviço a ser prestado. Mesmo comprado e vendido
(isto é, mesmo tendo passado pela validação do mercado), o serviço
adquirido pode ser imprestável, e ele não será repetido novamente –
claro, em condições de liberdade de contrato, como ocorre em
sociedades liberais como a nossa – se um componente ético (de
compromisso com o que está sendo executado e para quem está sendo
executado) não estiver presente, e pressentido dessa maneira pelo
usuário ou consumidor do serviço. Um atendente de call center que dá
uma informação incompleta ou errada sabe que não prestou serviço
algum ao demandante da informação, e uma economia de serviços seria
impossível de ser erigida sobre a base de uma fraude como essa. Assim,
não é muito acurado falar em taylorismo-fordismo nos serviços, a não
ser naqueles processos de trabalho em que o grau de reflexividade e
interação com o cliente está próximo de zero. Mas quando isso não
ocorre, a angústia toma o lugar do alheamento: em hospitais, escolas e
serviço público em geral, onde a pressão é intensa, os empregados se
vêem diante do dilema entre serem “criativos” e fazer a coisa certa que
lhes mandam, pois a fila é grande e o staff de atendimento, mínimo.
Pode-se especular que o mesmo tipo de constrangimento aparece no
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
caso do trabalho do jornalista, com a diferença que esse último tem de
ser “brilhante” (não é o que é solicitado, exatamente, de um atendente
do público). Embora atendente e jornalista sejam ambas funções
tecnicamente de “serviços”, a linha de corte entre as duas é óbvia, e
passa pelo caráter “intelectual” da segunda, a qual não é solicitada da
primeira. Chegamos aqui ao ponto que a convergência com a classe
criativa pode ser estabelecida.
Um ponto básico é a motivação. Um processo de trabalho onde a
organização leva os empregados a experimentar um sentimento de
impotência, angústia, irracionalidade e injustiça – como acontece com
muitas funções de serviços, seja em instituições públicas e privadas –
não estimula a emergência de trabalhadores criativos.
Por outro lado, como são as atividades de serviços aquelas que
menos facilmente se prestam a uma institucionalização do salário e dos
direitos associados à carteira de trabalho (até por causa da enorme
informalidade que vigora em sociedades como a nossa), o que ocorre é
que a flexibilização dominante se vale da relação de emprego
predominante nos serviços para querer impô-la como padrão à relação
de emprego predominante na indústria, onde os contratos coletivos
protegem mais o trabalhador. Nesse caso, o padrão de relação salarial
mais precário é usado como medida para a relação salarial mais
regulada63. Essa é uma situação na qual o predomínio da economia de
serviços sobre a economia industrial é perversa e anti-trabalhador.
O terceiro argumento pró-classe criativa – tirante o componente
ético da atividade de serviços e a flexibilização do estatuto salarial - que
é muito enfatizado diz respeito à remuneração dos seus membros:
segundo Florida (2012), os trabalhadores desse setor são mais bem
pagos do que os empregados da velha economia industrial.
63
Uma discussão nesse sentido é feita em Leonardo Mello e Silva, “Trabalho e
regresso: entre des-regulação e re-regulação. In: Francisco de Oliveira, Cibele Rizek
e Ruy Braga (orgs.) Hegemonia às avessas. Economia, política e cultura na era da servidão financeira. São Paulo: Boitempo, 2010.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
123
Mas... onde trabalha a classe criativa? Ela é auto-empregada ou
tem um patrão? Essa pergunta nos conduz a um desenvolvimento mais
político da questão.
IV) Dois caminhos possíveis: crowd workers ou comuns
Dizer que os sistemas de produção e de comunicação têm-se
tornado crescentemente globais virou senso comum. A conexão entre
eles, contudo, não é tão evidente. Por um lado, os sistemas de
comunicação são cada vez mais vistos como parte do sistema de
produção, por meio das chamadas Tecnologias de Comunicação e
Informação – TIC64, de tal maneira que sua existência social autônoma
(alimentando uma esfera cultural própria, segundo suas próprias regras
de legitimação, por exemplo) fica cada vez mais distante. Por outro lado,
eles estão crescentemente mais parecidos com os sistemas de produção,
por conta das similitudes dos métodos de organização do trabalho que
predomina em ambos – concorrência entre trabalhadores, métodos de
qualidade total, avaliações permanentes emulando o princípio toyotista
do kaizen etc. Produção e serviços convergem “por baixo”, isto é, na
medida em que o tratamento da força de trabalho é mais ou menos
indistinguível quanto aos efeitos que provoca: ansiedade e medo,
desafetação sindical, individualismo, doenças musculares devidas à
postura (caso dos computadores para o pessoal de escritório), entre
outros.
64
Veja-se Durand (2003), já citado, para o papel das TIC, no que ele chama de “nova combinatória produtiva”. Toda a relevância das TIC para a sociedade e a
teoria social de forma mais ampla foi fortemente provocada pela obra de Manuel
Castells, A Sociedade em Rede, São Paulo: Paz e Terra, 1999 (Vol. I), que procurou
ser uma síntese sociológica da chamada “Terceira Revolução Industrial”. O
tratamento de Durand é mais crítico, especialmente no que tange aos seus efeitos
para o trabalho.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
Nesse cenário, as grandes empresas transnacionais são hoje as
grandes empregadoras, via agências globais de emprego, daquilo que
tem sido chamado de crowd-working (trabalho de muitos, em formato
comunitário, no sentido de que cada um contribui um pouco para o
aperfeiçoamento do produto final). Podem ser trabalhos criativos ou
trabalhos desqualificados – porque repetitivos - de digitação em cima de
plataformas digitais mantidas por grandes grupos econômicos. A
primeira hipótese é a que alimenta o imaginário de uma “produção
pelos pares”65, enquanto a segunda leva água para o moinho da
precarização. Os limites entre um e outro não são tão claros.
A relação salarial (emprego fixo) está ausente. O pólo
precarizado é o mais comum. Trabalhos desse tipo são subcontratados
num nível sem fronteiras altamente competitivo: todos competem com
todos por trabalhos que estão disponíveis na internet. Os grandes
empregadores são agências de trabalho, não as empresas mesmas para
quem esses trabalhos são feitos, constituindo-se portanto num grande
sistema de subcontratação global. As agências tomam demandas de
trabalho de grandes empresas (por ex. Amazon) e então contratam
trabalhadores de digitação para fazer essas tarefas caso-a-caso. As
agências ficam com uma comissão e remuneram os genuínos criadores.
Empresas de comunicação ou editoras podem criar bancos de dados –
por exemplo, de fotografias – e assim economizar na remuneração de
um serviço à la carte (a contrapartida é que ela automaticamente
estandardiza o serviço vendido ao cliente). No caso da Amazon, essas
tarefas são chamadas HIT (High Intelligence Tasks). Por conseguinte,
existe um circuito de subcontratação que vai da grande empresa,
passando por um intermediário, e chega até o trabalhador(a) individual,
em um esquema que lembra a terceirização encontrável nas relações de
trabalho brasileiras. Baixos salários e stress são a regra.
65
Michel Bauwens, “Class and Capital in Peer Production”. Capital and Class 97, Inverno de 2008, p. 121-141.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
125
O estresse tem a ver com a dificuldade (às vezes mesmo a
impossibilidade) de manter o mesmo ritmo de trabalho todo o tempo; e
os empregadores sabem que não podem contar com a mesma qualidade
do trabalho durante toda a jornada – o que remete aos problemas da
confiabilidade do trabalho prestado, levando a mais controle e mais
sofisticadas formas de apurar o efeito desejado (serviço prestado). Além
disso, há a inconstância de todo o processo dos crowd workers: não há
nem mesmo a certeza de que os salários (melhor seria dizer:
pagamentos por tarefa) podem ser honrados, muitas vezes porque os
preços não podem ser mantidos. Às vezes, esses empregos não são a
única fonte de renda (tratando-se de um trabalho de tempo parcial),
mas às vezes eles o são, sim – o que torna os efeitos desse verdadeiro
roubo mais dramáticos. São empregos que são tomados on line, isto é,
contratados por meio de sites ou plataformas. Sua descrição inclui, por
exemplo, tradução; pequenas tarefas de conferência de dados; às vezes
apenas entrada de dados; secretariado, como organização de agenda de
empresários ou pessoas importantes sem tempo de sistematizar seu
próprio cotidiano. Trata-se de um tipo de trabalho de serviço de base
digitalizada, porque o que é entregue é um produto feito por intermédio
do uso do computador. Muitos trabalham em casa.
Quanto às formas de contrato, os crowd-workers partilham do
problema de seu enquadramento estatutário: sua luta é pelo
reconhecimento como empregados, e não como contratados (o que
implica exclusão de benefícios). É a mesma problemática do PJ no Brasil,
portanto66.
66 Para o caso do jornalista, um tratamento exploratório pode ser encontrado com proveito em M. R. Oliveira & R. Grohmann, “O jornalista empreendedor: uma reflexão inicial sobre jornalismo, flexibilização do trabalho e os sentidos do empreendedorismo no campo profissional”. Líbero 35 (18), 2015, p. 123-132.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
Mas não são apenas as tarefas desqualificadas e mal pagas que
se encaixam nesse tipo de trabalho à distância. Ele se aplica também,
como se viu, às atividades da chamada “economia criativa”, cujos
trabalhadores são designados “empreendedores” por causa da inovação
ou diferencial de produto que adicionam à tarefa que realizam. Tais
como os trabalhadores casuais descritos acima, também podem
trabalhar em casa ou alugar um escritório coletivo junto com outros
colegas que realizam tarefa similar (em geral, com computadores
também).
Uma alternativa “virtuosa” a toda a precariedade associada ao
crowd-working seriam as plataformas ou programas não-mercantis
associados à tecnologia digital, concebidas para serem igualitárias e de
acesso livre: Wikipedia, Linux, OpenStreetMaps, WordPress, P2PU,
assim como os fóruns de discussão on line que poderiam estar formando
“novos espaços públicos” etc. Nessa seara do “trabalho colaborativo”
poderia estar aberto o campo para uma definição do “comum”,
composto por uma “classe trabalhadora cognitiva” partilhando valores
de horizontalidade, comunitarismo, voluntarismo e troca de
experiências. Um novo “modo de produção”, segundo a definição de um
autor (BAUWENS, 2008). Nesse caso, os maiores inimigos dos novos
“comuns” seriam as grandes empresas transnacionais, que
monopolizam esses serviços num formato mercantilizado, restringindo
o seu acesso a critérios censitários.
Existe ainda uma corrente intelectual que trabalha com a noção
de “capitalismo cognitivo”, para quem os ativos intelectuais substituem
os ativos materializados em mercadorias físicas (bens) como base da
exploração. Essa corrente tem colocado desafios não desprezíveis para a
economia política, uma vez que o suporte da exploração do capital se
independentiza do trabalho mecânico de transformação da natureza,
conferindo uma grande importância ao que essa corrente designa como
componente “imaterial” do trabalho. Nesse caso, as rendas auferidas
com o emprego do trabalho cognitivo prescindiriam do inteiro circuito
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
127
de produção-circulação-venda das mercadorias e conseqüente obtenção
da mais-valia tal como conhecemos por meio da análise da extração do
excedente feita por Marx67. Outros autores falam em “controle da
informação” como distinto de “controle do capital” (o que certamente
levantaria objeções dos autores do “imaterial” que se baseiam em
Marx), e que se traduziria no domínio estratégico dos direitos de
propriedade, copyright, arquivos estocados e midia (BAUWENS, 2008:
132). Os trabalhadores vivendo sob a determinação do “controle da
informação” poderiam facilmente se conformar ao perfil dos “criativos”
requisitados pelas empresas que dão o tom nesse campo de valorização
de capacidades e competências diferenciais no mercado de trabalho.
Eles poderiam conter, também, um potencial mais explosivo e
revolucionário, caso endereçassem seus conhecimentos contra o
“sistema”, já que esse último depende muito de seu “trabalho”. Esse é,
aliás, um antigo e recorrente adágio da sociologia do trabalho desde,
pelo menos, as teses sobre a “nova classe operária” de Serge Mallet, em
1968.
Tal como naquela época, falava-se ainda de luta de classes,
porém as classes tinham então novos atores – como os técnicos
qualificados e engenheiros. Da mesma maneira, é comum ouvir e ler
hoje sobre a “luta de classes” sendo travada no novo front da sociedade
da informação ou criativa, sendo a propriedade dos meios de produção
substituídos pela questão decisiva da propriedade dos ativos
diferenciais do conhecimento e de seu estoque. E, de novo, nesse âmbito
é comum encontrar não pequenas empresas auto-geridas e organizadas
em formato cooperativo e comunitário mas, ao contrário, grandes
67 Naqueles autores saídos da tradição marxista, como Toni Negri, o “imaterial” tem uma associação teórica com a noção de general intelect, o que é bastante enfatizado na literatura sobre o “trabalho imaterial”. Essa discussão é complexa e não será feita aqui, sendo apenas mencionada como parte do debate em curso.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
grupos econômicos que espreitam os artesãos virtuais onde eles
estiverem, seja na universidade, seja nas garagens funcionando como
novíssimos falanstérios high tech. A natureza do capitalismo e do tipo de
“valor” em que o capitalista de fato está interessado – se material ou
imaterial – não chega a perturbar muito as elaborações apologéticas
sobre a “classe criativa”. O aspecto contraditório entre a publicização do
conteúdo (especialmente via internet) e a privatização do uso da criação
compartilhada - privatização essa promovida pelas empresas que
mantêm direitos de propriedade intelectual das obras, programas ou
dispositivos de comunicação inventados, mas também de indivíduos que
recusam o compartilhamento com outros dos objetos de fruição e
criação - passa ao largo. Não se deve esquecer que a economia de
mercado sanciona o ideal do interesse próprio do indivíduo que escolhe
entre bens e serviços possíveis que lhe são ofertados. A cultura do
liberalismo não pode ser descartada automaticamente por causa da
difusão da produção comum dos trabalhadores criativos. Questões
acerca da ideologia e da alienação não podem ser descartadas como se
fossem válidas apenas para o âmbito da velha produção industrial-
manufatureira. Ao contrário, elas ganham toda uma nova atualidade. Há
muitas formas de se pensar como elas estariam sendo exercidas hoje, na
nova idade tecnológica “virtual”. Só para se dar um exemplo: enquanto
na esfera da reprodução se requer a moeda (dinheiro) para adquirir
bens, na esfera da produção de conteúdos “criativos”, seus produtos são
dificilmente monetizáveis. A soberania do consumidor, como ideal, só se
sustenta numa sociedade que sanciona a existência do agente
monetário, detentor de dinheiro.
Seja como for, mesmo assim, as semelhanças e correspondências
com a classe trabalhadora industrial, sujeito histórico de um “novo
modo de produção” no século XIX, mantém pelo menos um importante
elemento de desconexão com os “comuns” de hoje, o qual impede um
mero reciprocar de uma promessa do século XIX que seria enfim
realizada no século XXI: é que a classe trabalhadora de então, abolindo o
controle capitalista sobre o trabalho, tornaria possível a crítica e a
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
129
superação da divisão entre trabalho manual e intelectual. Faltando o
componente material do trabalho virtual dos “comuns”, fica difícil
imaginar como seria possível conciliar, no terreno dos novos artesãos
virtuais, o elemento proletário do trabalho, isto é, daquele que não mexe
com o trabalho intelectual, de modo a possibilitar a realização da antiga
utopia socialista expressa muito bem no dístico gramsciano de que
“todos os homens são intelectuais”68. Nesse caso, e a menos que se
substitua “produtor” por “consumidor”, os comuns não são ainda todos.
Esse texto teve o propósito apenas de lançar questões, mapear o
campo da discussão e contribuir para o debate. Falta agora entrar na
pesquisa propriamente, quando então muito do que foi dito acima pode
ser reavaliado e mesmo – no melhor dos casos - abandonado.
68
A. Gramsci. Os Intelectuais e a Organização da Cultura. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira. 4ª ed., 1982.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
O empreendedorismo na atividade
jornalística: relatos de uma pesquisa em
andamento (Brasil)69
Por Leonardo Mello e Silva y Michelle R. Oliveira
(Traducción por Diego Álvarez)70
Este resumen pretende discutir críticamente la difusión de los
ideales del espíritu empresarial en el mundo profesional de la escritura
periodística, o del periodista que trabaja con medios. En Brasil, esto ha
sido una tendencia fuerte desde los últimos años (Grohman & Oliveira,
2015). Ella guarda una notable coincidencia con iniciativas del mismo
tipo en otras esferas profesionales y del trabajo, por lo cual se torna
razonable pensar en términos de una coherencia discursiva empresarial
enfocada hacia la población trabajadora, sea cual sea su sector o rama
de actividad, acercando “por arriba” (es decir, a través de estrategias de
los empleadores) realidades muy distintas “por abajo”, en términos de
experiencia, cultura y recursos. En este caso lo que configura las
diversas experiencias de trabajo están, menos dadas por un
sentido común entre ellas, y cuanto más por lo que los
empleadores hacen que sea común: quieren expulsar a los trabajadores
de su condición de asalariados formales –y, por lo tanto, relativamente
protegidos del ciclo corto de los negocios- y los arrojan al imponderable
mundo del trabajo por cuenta propia, donde la remuneración depende
directamente del éxito de su propia “empresa”.
Muchos periodistas han optado por esta vía, y de este modo
buscado formas de legitimación de sus actividades, que van en la
dirección opuesta al “interés desinteresado” (Bourdieu), que solía ser
69
El espíritu empresarial en la actividad periodística; informe de una investigación en curso. 70
Para consultar la versión en idioma original del texto, remitirse a la versión extendida de La Maquila N°3, disponible en la página oficial del GEIT.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
131
un elemento constitutivo del ethos profesional del tiempo de empleados
de las grandes salas de redacción periodística. La asociación inmediata y
en carne viva entre el (auto) interés, el éxito y la noticia como bien
cultural es, al menos, problemática para la constitución de una
representación autónoma de cara a la profesión.
Laval y Dardot (2003) definen la “nueva gobernabilidad
empresarial” como un discurso que “emana de un conjunto de
racionalidades cuya fuerza radica en su propio carácter general, ya que
permite describir las nuevas aspiraciones y el comportamiento de los
sujetos, prescriben formas de control y de influencia que debe ser
ejercida sobre ellos en su forma de actuar, así como la redefinición de
sus misiones y formas de acción pública” (Laval & Dardot: 332). Estos
autores enfatizan en la coherencia de un discurso que se dirige al sujeto
en su esfera privada (superarse permanentemente), profesional
(emprender), y pública (velar por sí mismo, sin depender del gobierno o
el Estado), derivando de ahí su fortaleza, una vez que todo esto se ajusta
al fortalecimiento de un movimiento recíproco. El individuo debe ser
“estimulado”, “formado”, “capacitado” o “facultado” para llevar a cabo
sus “objetivos” (Laval y Dardot, 2003).
En línea con lo que ocurre en otras áreas del mundo laboral, es
posible reconocer una cierta coherencia entre los dispositivos
desplegados por esta fuerza de trabajo especifica del periodismo, y
aquellas que la población trabajadora (más o menos calificada)
expulsada del mercado de trabajo viene adoptando en otras latitudes,
más allá de la coincidencia lógica más amplia de la individualización del
contrato (teniendo como ejemplo la llamada “pejotização”71) y la
71
Estado en el cual el trabajador se constituye como una “persona jurídica”, configurando una relación contractual de empresa (que contrata) a empresa (que ofrece servicios), escapando, por tanto, de la relación contractual del trabajo, que históricamente asumía una parte más débil (el trabajador) que es contratada por una parte más fuerte (el empleador), caracterizando así una
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
individualización del proceso de trabajo, a través de la destrucción de la
negociación colectiva, tan enfatizada por la literatura especializada.
Laval y Dardot (2013) designan al sujeto neoliberal como una
“entidad a la que le compete y debe maximizar sus resultados,
exponiéndose a riesgos que tienen que enfrentar, asumiendo
enteramente la responsabilidad por posibles fracasos.” (Laval &
Dardot: 333).
Expuesto a los riesgos, es el trabajador quien debe garantizar su
propia reproducción, lo que incluye sus instrumentos de trabajo. El
ahorro de costos es notable, pues exime a la empresa de proveer tales
instrumentos a su empleado. La “caja de herramientas”, como en la
antigua imagen del artesano (o el “hace todo”, bien conocido en la
realidad del mercado laboral brasileño) acompaña en sí al trabajador.
El asumir la responsabilidad posibles fallos implica una mental
enorme, y el rendimiento solitario anula la posibilidad de compartir la
carga experiencial del lugar de trabajo, como sucedía en los
trabajadores industriales, en que los procesos productivos movilizaban
al colectivo.
Los autores hablan de un gobierno de sí mismo en la era
neoliberal, donde el término “empresa” se aplica muy acertadamente al
espíritu empresarial de sí mismo que se encuentra en diversas
situaciones, ya sea en los servicios (públicos y privados), o también en
sitios industriales, en los que prevalece el espíritu de los llamados
relación de subordinación, donde la primera parte debía estar protegida contra el arbitrio de la segunda. Este último aspecto desaparece en la relación inter-empresas, donde –en teoría- los poderes son equivalentes. No hace falta ir más allá para dar cuenta de cómo el contenido des-regulatorio de esta lógica contribuye a la flexibilización y precarización del trabajo. Gran parte de la actividad periodística pasa hoy por ocupaciones de tipo free-lance, donde la variabilidad del servicio prestado justifica su constitución en una suerte de empresario de sí mismo, hasta el punto de configurarse incluso como “firma”.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
133
"equipos de producción" (Mello e Silva, 2004). Se presta atención a las
diferencias en este nuevo modelo de participación del trabajo, por un
lado, y lo que la sociología industrial llamaba antiguamente como
“cultura de empresa”, por otro lado. Dado que el empleo más o menos
estable y para toda la vida pierde legitimidad en el mundo de la
producción y los negocios, no es exacto hablar de una cultura de
empresa, pues, después de todo, esta última pasa a tornarse difusa y
depende de una compleja red de clientes y proveedores, trayendo como
resultado una localización territorial ambigua y poco clara –a veces el
propio trabajador/a no sabe para quién trabaja-. No obstante, los
autores mantienen como significativa la carga ideológica asociada a la
“empresa” como un lugar de técnicas de sometimiento en curso,
funcionando como puente entre el “viejo” y “nuevo” capitalismo. La
diferencia es que hoy estas técnicas, contradictoriamente, no producen
una clase antagónica –como en la sociedad industrial del fordismo-, sino
más bien una gran variedad de situaciones particularizadas de
sufrimiento incomunicable para los sujetos del trabajo (pues tienden a
ver sus dramas como irreductibles a cualquier denominador común
social).
No se necesita de mucho esfuerzo para asociar las
características de individualización, el espíritu empresarial de sí y la
movilización de la subjetividad como indicadores de un movimiento
más amplio de ataque a los derechos sociales y colectivos,
informalización del estatuto de empleo, y reducción de la identidad del
trabajador a un lugar social al menos discutible en razón de su
desmoralización y descrédito. La facilidad de despido (para los que
están empleados) y la dificultad en la contratación (para los que están
fuera) conspiran para llevar la inseguridad al mercado del trabajo, y
acaban por infundir el sentimiento de que la única salida es buscar
formas de auto-empleo, del que el espíritu empresarial es la muestra
más visible y hoy socialmente aceptable, mostrándose incluso con una
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
capa de autonomía y realización personal (contra la monotonía y el
sinsentido del trabajo en el taylorismo-fordismo).
Dos aspectos se destacan en la gestión contemporánea: la
naturalización de los riesgos y la exposición directa de los empleados a
las fluctuaciones del mercado. En el primer caso, la idea es que todos
son responsables por el bienestar de la empresa- ya sean empleados,
jefes o gerentes. En el segundo caso, la idea es que el rendimiento
económico de la empresa es lo que garantiza el ingreso y el empleo de
los empleados (por ejemplo, si las acciones están en alta o baja en la
bolsa). En ambos casos estamos hablando de empleo subordinado, no
de auto-empleo (como en el modelo empresarial).
Sin embargo, el empresario, a su manera, ya absorbe estas dos
características en su propia trayectoria: es él o ella quien debe asumir
los riesgos de sus elecciones profesionales (formación, inversión en
herramientas y lugar de trabajo , la búsqueda de potenciales interesados
en ofrecer sus servicios, etc. ), así como es él o ella quien tiene que
garantizar el éxito económico de las decisiones que toma (a menudo se
entrega una remuneración acorde a los resultados , es decir, sin retorno
financiero para la empresa, no hay ingreso para el trabajador).
La investigación busca el seguimiento a historias de espíritu
empresarial en la actividad periodística de redacción, a través de
entrevistas en profundidad con los profesionales que 1) trabajaban en
las redacciones de los periódicos y revistas, y fueron a probar el
"negocio propio", y 2) quienes han comenzado su carrera como
empresarios, creando sus blogs personales o montando sus propias
plataformas de noticia, comentarios u otros servicios de comunicación,
además de 3) los profesionales en situaciones intermedias que no
encajan en los dos escenarios anteriores. Para el conocimiento del
mercado laboral del sector, se hará uso de la información recogida en la
base de datos oficial del Registro Anual de Informações Sociais (RAIS)
del Ministerio del Trabajo, así como de la Pesquisa Nacional por
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
135
Amostra de Domicílio (PNAD-IBGE): en la primera no es posible
localizar satisfactoriamente la figura legal de “Pessoa Jurídica” (PJ),
mientras que en la segunda tiene el carácter de muestra.
Referencias Bibliográficas
● Grohman, Rafael; Oliveira, M.R. (2015) O jornalista empreendedor: uma reflexão inicial sobre jornalismo, flexibilização do trabalho e os sentidos do empreendedorismo no campo profissional. Líbero 35 (18), 2015, p. 123-132.
● Laval, Christian; Dardot, Pierre (2013) La Nueva razón del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal. Capítulo 9 ‘La fábrica del sujeto neoliberal’. Barcelona: Gedisa (1ª ed. Francesa, 2009), p. 325-381.
● Mello e Silva, Leonardo (2004) Trabalho em grupo e sociabilidade privada. São Paulo: ed. 34.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
Soluciones simples para problemas complejos:
Comercio informal y política pública en el
casco histórico de Santiago
Martín Montes Marín72
La informalidad se hace presente en el centro de Santiago
No es ninguna novedad señalar que un elemento muy propio de
Latinoamérica es la fuerte presencia que tiene la economía informal en
los centros de sus ciudades, y en este sentido el caso de Santiago no es la
excepción. Si bien la relación entre el “casco histórico” de Santiago y el
comercio informal ha existido siempre, históricamente este fenómeno
no ha sido objeto de atención por parte de las autoridades públicas73,
sino que más bien se ha ignorado. Posiblemente esto puede estar
relacionado con que, dentro del contexto latinoamericano, Chile es el
país con menor incidencia de este tipo de comercio y servicios74, sin
embargo diversas transformaciones recientes –las cuales trataremos a
continuación- han llevado a que este fenómeno aumente y se
diversifique considerablemente en las últimas décadas, provocando que
el comercio informal comience a entrar en la agenda pública.
Este tipo de fenómenos se enmarca dentro de una tendencia
neoliberal que se ha ido dando en el último tiempo a nivel mundial en
donde se han producido cambios estructurales de la sociedad que han
generado importantes transformaciones del mercado laboral. Dentro de
los cambios más significativos se destaca el hecho de que el mercado
72 Licenciado en Ciencias Sociales y Sociólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Estudiante Magíster Desarrollo Urbano, PUC]. 73
Un ejemplo de ello fue que el gobierno del Alcalde Zalaquet definió “políticas de tolerancia”, las cuales consistían en hacer vista gorda sobre el comercio informal. 74
Se estima que el 37% de los empleos en Chile corresponden a la economía informal, mientras que el promedio latinoamericano bordea el 60% (Contreras, de Mello, & Puentes, 2008).
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
137
laboral formal se ha vuelto cada vez más exigiente respecto a los niveles
de formación y calificación que demanda, lo cual dificulta la situación de
quienes han tenido menos oportunidades educativas en un país en que
la educación de calidad se paga. Éstos cambios han complejizado la
posibilidad de que buena parte de la población acceda al mercado
laboral formal, dando lugar a un mayor desempleo (Abramo, 1997).
Junto a esto, quienes logran acceder a un trabajo remunerado, por lo
general se ven sometidos a malas condiciones laborales, dando como
resultado relevantes consecuencias a nivel personal (Link, 2013). De
este modo se produce un fenómeno de precarización y desrregulación
del trabajo (Abramo, 1997; Subirats et al., 2004) el cual se caracteriza
por consecuencias tales como la creciente inestabilidad del empleo,
aumento de la subcontratación así como también de la economía
informal (Fuentes, 2013). Este tipo de situaciones genera que -
especialmente quienes no han tenido las oportunidades de acceder a
buenos centros de educación y capacitación- se complejice la entrada al
mercado laboral formal así como mantenerse dentro de éste. Todo esto
genera que muchas personas tengan que buscar nuevas alternativas de
trabajo y dentro de ellas el mundo de la informalidad se presenta como
una opción atractiva.
Basta con caminar por los paseos peatonales de Ahumada,
Huérfanos y Puente para notar que, en comparación con la realidad de
hace unos años atrás, el comercio informal del centro de Santiago ha
aumentado notoriamente. Según el Ministerio de Economía (2013) en
Chile existen alrededor de 850 mil emprendedores informales que en su
mayoría corresponden a mujeres, jóvenes, adultos mayores, migrantes y
trabajadores de baja calificación, sin embargo dada la dificultad que
tiene contabilizar a esta escurridiza categoría, lo más probable es que
dicha cifra sea más alta.
Para el caso específico de Santiago, es probable que este
fenómeno se haya visto agudizado por la poca acogida que tiene el
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
mercado laboral formal frente a la creciente llegada de extranjeros a la
capital durante la última década (Cano, Soffia & Martínez, 2009). De
hecho, según un reciente estudio de la Subsecretaría de Prevención del
Delito (2015) el 42% de los comerciantes ambulantes del casco
histórico de Santiago son extranjeros.
De este modo, las transformaciones sociales del último tiempo
han provocado que la economía informal haya alcanzado niveles sin
precedentes en el centro de Santiago, generándose una serie de
conflictos socio-territoriales que han ejercido presión a que las
autoridades tomen cartas en el asunto, abandonándose la política
indiferente de la “tolerancia”, para pasar a generar políticas que
busquen regular y controlar el complejo fenómeno de la informalidad
de Santiago centro.
Ante esta situación, el presente artículo busca cuestionar el plan
que el Municipio de Santiago -en conjunto con la Subsecretaría del
Delito y Carabineros de Chile- aplicó este año en el casco histórico de la
capital para enfrentar las externalidades que surgen a partir de una
economía informal desrregulada. El análisis que se presenta a
continuación parte de la base de que el plan en cuestión ha sido
reduccionista en su planteamiento, en la medida que el foco ha estado
puesto en mejorar la imagen de ciudad para hacer de Santiago un lugar
más atractivo para la inversión económica, sin tomar en consideración
aspectos más estructurales respecto a las causas que están detrás de la
informalidad. Se plantea que el plan propuesto no ha sido capaz de
abordar la complejidad de la problemática ya que se ha limitado a
enfrentar el fenómeno de la informalidad desde una mirada meramente
físico-espacial. Luego se presentan algunos desafíos político-
institucionales que son considerados como las principales trabas para
que Chile avance hacia una planificación urbana más adecuada.
Finalmente se da cuenta de la creciente necesidad de una planificación
urbana participativa e integral que esté a la altura de los complejos
desafíos que se le presentan en las grandes ciudades.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
139
Hacia una nueva forma de abordar la informalidad
Tras una breve revisión de algunos planes latinoamericanos que
aborden el fenómeno de la informalidad en centros históricos, nos
damos cuenta de que en general muchos de éstos se han enfocado en
hacer una erradicación, o en el mejor de los casos una relocalización, del
comercio callejero no autorizado situado en el centro de las ciudades.
Tanto la unidad ejecutora del plan, como también los nombres que éstos
llevan dan cuenta de que el objetivo de estos ha sido el de mejorar la
imagen de la ciudad y establecer un orden, más que buscar enfrentar las
problemáticas económicas y laborales que están detrás de la
informalidad. Sólo por nombrar algunos ejemplos se destaca el plan de
Lima (1996) el cual fue denominado “Orden, limpieza, seguridad, y
recuperación del Centro Histórico” y el de Cartagena (2009) en donde la
unidad que diseñó y ejecutó el plan fue la “Gerencia de Espacio Público y
Movilidad Urbana (GEPMU)”. Sin embargo, considerando las múltiples
deficiencias que estos planes han tenido, y en línea con lo que propone
Tokmann (2009) en un informe de la Cepal, es necesario darle un nuevo
enfoque a las políticas de informalidad. En este sentido Tokmann
sugiere que éstas debieran enfocarse en:
● La formalización debe priorizar la restitución de derechos
sociales y no apuntar sólo a la adquisición de nuevas
obligaciones.
● La formalización se debe justificar por los beneficios que el
acceso a dicha formalidad puede significar para el desarrollo
de las personas ocupadas en el sector informal, más no por
el aporte de éste a la economía formal.
● Promover un cambio cultural entre los informales que
propenda hacia la auto-regulación y organización.
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
En contraste con estos principios, el plan de la Municipalidad de
Santiago se ha caracterizado por dos particulares medidas: (i) aumento
de la dotación policial destinado especialmente a evitar el comercio
informal no autorizado y los delitos que supuestamente están asociados
a dicha práctica y (ii) la entrega a los comerciantes por parte del
municipio de un mobiliario estándar o “carrito” el cual debe ser
utilizado obligatoriamente por todos aquellos que tengan permiso
municipal.
Estas medidas van en línea con los modelos de desarrollo físicos y
económicos, más no social descritos por Fernández Güell (1997). Por un
lado, se tiene que a través del aumento en la fiscalización los
comerciantes ambulantes son perseguidos por asociarse a la
criminalidad, a la falta de higiene y por entorpecer las líneas de
circulación del espacio público (Garcés, 2014). Por su parte, la
homogenización del inmobiliario público busca generar un
“ordenamiento” del centro de Santiago. De este modo, haciendo una
limpieza superficial del comercio informal, ambas medidas exigen
mayores obligaciones a los comerciantes, sin embargo no se hacen cargo
de dar respuesta a ciertos derechos sociales como la posibilidad de
tener un lugar para poder hacer sus necesidades básicas, e incluso de
poder protegerse frente a las adversidades climáticas75. A través de
planes como este se podría decir que actualmente seguimos
planificando ciudades “lecorbusariamente”; desde arriba, como
arquitectos supremos que están lejos de las reales necesidades de los
ciudadanos y priorizando el orden físico por sobre el social. En línea con
De Mattos (2015) podríamos señalar que este tipo de planes podrían
enmarcarse dentro de una planificación de carácter empresarialista la
cual está asociada a un progresivo debilitamiento de la preocupación
por lo social, en beneficio del interés por el crecimiento económico.
75
Los comerciantes informales del centro histórico de Santiago deben pagar $450 pesos cada vez que
quieran ir al baño. Además, éstos no pueden colocar ningún tipo de infraestructura que no haya sido dada por el municipio, por lo tanto no pueden protegerse del sol ni de la lluvia.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
141
Sin embargo incluso se podría señalar que esta forma de planificar
no sólo es miope porque no contempla los factores sociales, sino
también porque al ser sumamente arquitectónica y racionalista -como
dice Lefebvre (1970)- se limita a dibujar cuadrículas y mallas en el
espacio, y termina siendo inaplicable e ineficiente. En este sentido, en la
medida en que no se otorgue importancia a las propiedades
constitutivas de los sistemas sociales urbanos de referencia al momento
de intentar su aplicación, los planes concebidos conforme a estas ideas
resultarán absolutamente inoperantes frente a una dinámica urbana
que, por lo general, no tiene relación con la proyectada (De Mattos,
2015). Esto último se ve reflejado en que la mayoría de los comerciantes
tuvo que modificar el carro que les entregó el Municipio debido a que
éste no se ajustaba a sus necesidades. De hecho, a pesar de que no está
permitido, muchos prefirieron seguir ocupando el que tenían antes. Esto
debido a que no se consideró la diversidad de necesidades de espacio y
diseño que puede tener, por ejemplo, un vendedor de confites frente a
uno de ropa, o bien, a la diversidad de capacidades físicas que se
presentan en un gremio que se caracteriza por agrupar un alto
porcentaje de personas con algún tipo de discapacidad.
Políticas de este tipo requieren de mayor diversidad y
especificidad de la información para responder a las múltiples
necesidades de los distintos actores involucrados. Tal como señala
Fernández Güell (1997) la planificación ha ido asumiendo nuevos
desafíos metodológicos tales como la creciente complejidad de los
procesos urbanos y la diversidad de agentes e intereses que intervienen
en la ciudad. Por lo tanto es fundamental buscar que los distintos
actores (comerciantes informales y formales, residentes, transeúntes,
entre otros) lleguen a niveles de consenso en donde prime el bien
común por sobre el interés de alguno de los agentes en disputa. Sin
embargo, para el plan analizado este óptimo es sumamente cuestionable
ya que al igual que Lima y Cartagena, el plan de Santiago centro también
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
se ha enfocado en mejorar su imagen para –como dice Harvey (1989)
“maximizar la atractividad del lugar como un señuelo para el desarrollo
capitalista.” De hecho, se podría señalar que medidas de regeneración
urbana como las recién expuestas se han centrado en el mejoramiento
de la imagen y en el marketing territorial, de manera de dar a las
ciudades la imagen de un lugar donde es interesante habitar, trabajar e
invertir (OCDE, 2007). En este sentido, “al enfocarse en generar un
ambiente atractivo para la inversión privada” (De Mattos, 2015) el
vigente plan del Municipio de Santiago ha buscado ordenar, bajo el
manto uniforme de la informalidad, un fenómeno tan complejo y
diverso como lo es la economía informal. Esta “ilusión urbanística” 76 ha
llevado a que dicho plan olvide muchos aspectos, entre ellos los sociales
y tantos otros que hasta ahora desconocemos, dejando en evidencia la
imposibilidad de controlar la actividad humana en general, llevándonos
a aceptar que “la capacidad humana para decidir y actuar en este tipo de
sistemas es limitada y solo puede desenvolverse conforme a una
racionalidad procesal, que se manifiesta básicamente en aproximaciones
de prueba y error, con resultados inciertos” (De Mattos, 2015).
Algunos desafíos político-institucionales
Ante esta situación, algo tan relevante como lo es la economía
informal77, exige una política a nivel país que considere el fenómeno de
la informalidad en su total complejidad, o al menos parte de ella. Si bien
Friedmann (1991) señala que “en sociedades mercantiles, la
coordinación central de todas las actividades de planificación es
obviamente imposible”, es fundamental que exista una articulación de
una importante parte de actores involucrados para que así se logren
desarrollar políticas integradas y flexibles que den cuenta de la
multiplicidad de aristas que dicho fenómeno abarca (económicas,
76
Calificación que Henri Lefevbre le dio al urbanismo racionalista representado por Le Corbusier. 77
Cabe recordar que cerca de un 40% de la población empleada es parte de la economía informal (Contreras, de Mello, & Puentes, 2008).
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
143
sociales, culturales, políticas, etc.) En este sentido, la lógica sectorialista
con la que funcionan los ministerios de manera independiente es
considerada como una de las principales dificultades que posee la
planificación urbana chilena (OCDE, 2009).
Junto a esto, es fundamental que se empiece a dar una
planificación coordinada a nivel ciudad ya que de lo contrario cada
municipio buscará su propio beneficio y los problemas serán pateados
de lado en lado, tal como ha pasado con los comerciantes informales de
Santiago centro, los cuales tras ser expulsados, se han instalado en
sectores de Providencia tales como la salida del metro Tobalaba. En este
sentido, si bien debe existir una coordinación intermunicipal y una
planificación a nivel ciudad, también es fundamental que los gobiernos
locales sean capaces de influir en las decisiones que se toman en su
territorio en particular, ya que como dice Hernández (2015) “(los
municipios) debieran ser los líderes y protagonistas de la vida política,
económica y social de los ciudadanos, puesto que se encuentran en la
posición más adecuada para reconocer sus necesidades, resolver sus
conflictos y velar por sus intereses de la manera más eficaz y eficiente”.
Sin embargo, debido al alto centralismo que existe en Chile78, esta es una
de las principales trabas que actualmente posee la planificación urbana
nacional, y su modificación sólo es posible ante una reforma
institucional.
Reflexiones finales y recomendaciones
Como hemos venido señalando, actualmente se sabe poco acerca
de las particularidades del comercio informal que tiene lugar en las
calles de Santiago Centro. Menos aún se manejan nociones de cuáles son
78
Un claro ejemplo de esto se refleja en el hecho de que el 91,1% del presupuesto nacional está en manos del gobierno central (Vial, 2015).
Versión extendida de la revista La Maquila N°3 - GEIT
las dinámicas fundamentales que tienen lugar en la disputa por el
espacio público entre los actores que convergen en el centro histórico:
vecinos, comerciantes, oficinistas, turistas, inspectores, etc. Sin
embargo, dado la importancia que asume el llamado comercio informal
como una alternativa de trabajo, en el contexto de un mercado laboral
que pocas veces reserva a los más postergados una opción que no sea la
de acceder a un trabajo dependiente precarizado, se considera
sumamente necesario asumir la tarea de entender mejor este fenómeno.
Ante esto, para finalizar se proponen dos recomendaciones.
Por un lado es necesario que el Estado comprenda que el
comercio informal es producto de un fenómeno mayor que se da en el
contexto de un mercado neoliberal. Este fenómeno corresponde a lo que
Wacquant (2013) ha denominado como la fragmentación del trabajo
asalariado, también conocido como precarización del trabajo. De este
modo, toda política que no se haga cargo de las causas estructurales de
dicho fenómeno, al ser miope y cortoplacista, sólo terminará afectando
más a aquellos que buscan paliar las injusticias de un mercado laboral
poco regulado, colaborando así aún más con la grave situación de
desigualdad que sufre Chile. A partir de todo lo mencionado, es
fundamental que el concepto de comercio informal no debe seguir
entendiéndose como una caja negra que exime a la sociedad de la
responsabilidad de entender una realidad rica y compleja.
Por otro lado hace falta ir al campo, sumergirse horizontalmente
en las dinámicas comerciales del centro histórico y desde ésa posición,
re-pensar el valor que asume el comercio informal en la comuna de
Santiago. En este sentido, tal como señala Friedmann (1991) la
planificación o diseño físico es ahora sólo una pequeña parte de la
planificación. La práctica de la planificación es, actualmente, un proceso
social y político en el que se requiere la participación de varios actores
que representen los distintos intereses que están en juego, para que de
esta forma se elaboren políticas integrales que den cuenta de la
multiplicidad de perspectivas que cada fenómeno social posee. De este
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
145
modo, dado que la planificación contemporánea no sólo requiere de
conocimiento experto, sino también experiencial el cual proviene de
quienes viven en el territorio (Friedmann, 1993), es fundamental
asegurar la participación y el punto de vista de la comunidad local
involucrada. Es por ello que se vuelve fundamental abandonar las
políticas de escritorio y empezar a diseñarlas con la gente. En este
sentido, tal como señala De Mattos (2015) “si se aspira a que las
propuestas alternativas, emergentes de lo que investigamos, analizamos y
discutimos, puedan tener alguna posibilidad de concretarse, es
imprescindible que ellas consideren el mundo real y no uno de fantasía.”
Frente a esta situación, un primer paso para ello podría ser que el
Servicio de Impuestos Internos (SII) oficialice la categoría de
comerciante informal para que así pueda existir una contabilización y
registro de este importante sector económico que hasta hoy se
desconoce.
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Convocatoria a La Maquila Nº 4
*Sujeta a modificaciones*
Estimadas compañeras y estimados compañeros:
Los invitamos a participar del cuarto número de nuestra revista enviando un resumen de alguna investigación o ensayo teórico/empírico que hayan realizado durante el año 2015 o principios del 2016, relacionada/o con la problemática del trabajo. Este resumen (de no más de 3 páginas) aparecerá, si es seleccionado, en la cuarta revista de divulgación del GEIT en noviembre del año 2016. Además, la versión larga del producto aparecerá en un libro virtual de consulta que se subirá a nuestra página web.
Proponemos los siguientes ejes temáticos sobre trabajo para la realización de las investigaciones o ensayos:
1. Morfología del trabajo. 2. Nueva cuestión social y precariedad laboral. 3. Conflictividad laboral y/o sindicalismo. 4. Subjetividad y subjetivación en los procesos de trabajo. 5. Mercados de trabajo. 6. Configuraciones productivas: estilos de desarrollo, Estado y Sociedad.
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7. Género y Trabajo 8. Inmigración y trabajo precario. 9. Salud, seguridad y Discapacidad en el trabajo. 10. Estudios de procesos de trabajo
Término de Referencia:
Los resúmenes deben ser enviados al correo [email protected] en un documento electrónico en formato WORD (.doc o .docx). El archivo, en sus propiedades, no debe poseer ningún elemento que identifique al autor o autora.
Se debe enviar, además del resumen, el artículo o ensayo en formato Word con formato de compatibilidad 2007 (no más de 30 páginas). Este será agregado a un libro virtual de artículos del GEIT, a la cual se podrá acceder a partir de un enlace que aparecerá en la revista y en nuestra página web.
En los resúmenes, ensayos y artículos debe estar citado (APA) todo uso de ideas o frases perteneciente a un tercero.
Los resúmenes, ensayos y artículos deben tener coherencia lógica y argumentativa.
Los resúmenes, ensayos y artículos deben tener rigurosidad metodológica y no presentar errores de redacción ni de formato.
En la primera página debe adjuntarse una carta que indique si el artículo/ensayo se enmarca dentro de un estudio más extenso o una investigación en curso. A su vez, debe indicarse si el trabajo es inédito o si ha sido publicado o estuviera en proceso de evaluación en otro medio de publicación.
En la segunda página deben incluirse los siguientes datos: título del artículo/ensayo y nombre, correo electrónico, afiliación institucional y teléfono de contacto del(los) autor(es) del artículo.
El resumen no debe superar las tres páginas.
Nuevas Perspectivas del estudio sobre el Trabajo
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Letra Calibri, tamaño 12 e interlineado de 1,15, justificado. Margen normal.
La convocatoria se abrirá el día 29 de febrero del 2016 y se tiene plazo hasta el día 27 de marzo del 2016 a las 23:59 para enviar los artículos o ensayos.
Una vez revisados se notificará a los autores seleccionados vía email; si fuera pertinente, se le solicitará realizar algunas correcciones sobre ambos documentos.
Criterios de selección
1. Tendrán preferencia las investigaciones de estudiantes de pregrado de todas las universidades. 2. Tendrán preferencia los trabajos inéditos y novedosos. 3. Tendrán preferencia las investigaciones de carácter empírico o ensayos que hablen sobre coyuntura laboral y/o contexto sociopolítico que interpele al mundo del trabajo. 4. Tendrán preferencia las investigaciones o ensayos que aporten hallazgos relacionados principalmente con la situación del trabajo en Chile. 5. Tendrán preferencia las investigaciones y ensayos con significación política. 6. Tendrán preferencia los artículos o ensayos interdisciplinares.
Saludos afectuosos. Equipo editorial de La Maquila N°3 y Nº4. Mayo, 2016.