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Julio 2004 página 1 CRISIS 2004 “Por la reconstrucción de la Enseñanza Pública” Boletín de reflexión del Colectivo Baltasar Gracián Crisis. (Del lat. Crisis) f. Mutación considerable que acaece en una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el enfermo.|| 2. Mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales.|| 3. Juicio que se hace de una cosa después de haberla examinado cuidadosamente. (DRAE). Cada uno de los capítulos en que Baltasar Gracián dividió el Criticón. Número 6 www.colectivobgracian.com Julio 2004 EDITORIAL El profesorado tendrá algo que decir Por encima de las bondades que, dependiendo de sus respectivos credos, se empeñan unos en atribuir a la ya lejana LOGSE y otros a la más reciente LOCE, resulta difícil ignorar un hecho: ambas han propiciado un declive manifiesto de la Enseñanza Pública y, con ella, el de las condiciones de la docencia. Las marcadas diferencias entre los centros de las distintas redes y la desigual posibilidad de ejercer el derecho a la “libertad de elección” -dependiendo de las desiguales aspiraciones y recursos familiares- cada vez nos alejan más de la presunta igualdad de oportunidades, que debería ofrecer el sistema educativo. De modo casi imperceptible, se ha ido generando un mercado dentro de la enseñanza, en el que la proclamada gratuidad de las etapas obligatorias (y de otras que no lo son), no es óbice para que, poco a poco, un mayor porcentaje del gasto educativo pese sobre el bolsillo de las familias y determine, en buena parte, las expectativas de éxito o fracaso escolar. De otro lado, entre el profesorado existe la conciencia generalizada de que, a lo largo de tan dilatado periodo de reformas –solapándose continuamente unas con otras- no sólo se ha deteriorado el marco escolar donde ejerce su labor, sino también su propio status profesional. Pese a las referencias demagógicas de los gobernantes de turno acerca del papel fundamental que deben jugar los docentes en los procesos de reforma, siempre y sin excepción, éstos se han visto orillados a la hora de elaborar los planes, abandonados a su suerte en la práctica del día a día y culpabilizados ante el fracaso irremediable de proyectos diseñados en despachos muy alejados del aula. En la “Carta Abierta” que, tras el vuelco electoral del 14-M, el Colectivo Baltasar Gracián dirigió a los grupos parlamentarios, a partidos, sindicatos y a otras organizaciones comprometidas con la enseñanza, se aludía a varios de los indicadore s más alarmantes de la situación actual: “el acusado avance del sector privado en detrimento del público; la progresiva fragmentación de la población escolar y el aumento de las desigualdades; el considerable descenso de las exigencias y niveles formativos para amplias capas del alumnado, lo que no impide índices escandalosos de fracaso y abandono escolar en la ESO, tanto más graves por su dispar distribución entre pública y privada, así como entre los distintos sectores sociales y económicos (alcanzando cotas muy por encima de las cifras oficiales del 25%); la proyección de esa disparidad en la desproporción de alumnos procedentes de uno u otro sector que acceden al bachillerato y a la universidad... Dentro de los centros se ha ido multiplicando el desconcierto ante la ausencia de pautas que propicien un SUMARIO: EDITORIAL ............................................................................................................................................………...... LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS : Las reformas educativas y el mito de las nuevas tecnologías (y2) (Fermín Rodríguez) …………………………………………………………………………………………………………... POR UNA ESCUELA PÚBLICA LAICA: El significado de la presencia de la asignatura de religión en el sistema educativo (José Luis García Sigue ro) .......................................................................................................... ESCUELA E INMIGRACIÓN: Inmigración, sociedad y educación (Paz Serrano Gassent) ................................ EN DEFENSA DE LA ESCUELA PÚBLICA : La situación del profesorado (Amparo Gómez).......................... 1 3 13 17 21

Número 06

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Julio 2004pgina 1 CRI SI S 2004 Por la reconstruccin de la Enseanza Pblica Boletn de reflexin del Colectivo Baltasar Gracin Crisis.(Dellat.Crisis)f.Mutacin considerablequeacaeceenuna enfermedad,yaseaparamejorarse,ya paraagravarseelenfermo.||2.Mutacin importanteeneldesarrollodeotros procesos,yadeordenfsico,ya histricosoespirituales.||3.Juicioque sehacedeunacosadespusde haberlaexaminadocuidadosamente. (DRAE). Cadaunodeloscaptulosenque BaltasarGracindividielCriticn.Nmero 6www.colectivobgracian.com Julio 2004EDITORIALEl profesorado tendr algo que decir Por encima de las bondades que, dependiendo de sus respectivos credos, se empean unos en atribuiralayalejanaLOGSEyotrosalamsrecienteLOCE,resultadifcilignorarunhecho: ambashanpropiciadoundeclivemanifiestodelaEnseanzaPblicay,conella,eldelas condiciones de la docencia. Las marcadas diferencias entre los centros de las distintas redes y la desigual posibilidad de ejercer el derecho a la libertad de eleccin -dependiendo de las desiguales aspiraciones y recursos familiares- cada vez nos alejan ms de la presunta igualdad de oportunidades, que debera ofrecer el sistemaeducativo.Demodocasiimperceptible,sehaidogenerandounmercadodentrodela enseanza, en el que la proclamada gratuidad de las etapas obligatorias (y de otras que no lo son), no es bice para que, poco a poco, un mayor porcentaje del gasto educativo pese sobre el bolsillo de las familias y determine, en buena parte, las expectativas de xito o fracaso escolar.De otro lado, entre el profesorado existe la conciencia generalizada de que, a lo largo de tan dilatado periodo de reformas solapndose continuamente unas con otras - no slo se ha deteriorado elmarcoescolardondeejercesulabor,sinotambinsupropiostatusprofesional.Pesealas referencias demaggicas de los gobernantes de turno acerca del papel fundamental que deben jugar los docentes en los procesos de reforma, siempre y sin excepcin, stos se han visto orillados a la hora de elaborar los planes, abandonados a su suerte en la prctica del da a da y culpabilizados ante el fracaso irremediable de proyectos diseados en despachos muy alejados del aula. En la Carta Abierta que, tras el vuelco electoral del 14-M, el Colectivo Baltasar Gracin dirigi a los grupos parlamentarios, a partidos, sindicatos y a otras organizaciones comprometidas con la enseanza, se aluda a varios de los indicadore s ms alarmantes de la situacin actual: el acusado avance del sector privado en detrimento del pblico; la progresiva fragmentacin de la poblacin escolar y el aumento de las desigualdades; el considerable descenso de las exigencias y niveles formativos para amplias capas del alumnado, lo que no impide ndices escandalosos de fracaso y abandono escolar en la ESO, tanto ms graves por su dispar distribucin entre pblica y privada, as como entre los distintos sectores sociales y econmicos (alcanzando cotas muy por encima de las cifras oficiales del 25%); la proyeccin de esa disparidad en la desproporcin de alumnos procedentes de uno u otro sector que acceden al bachillerato y a la universidad... Dentro de los centros se ha ido multiplicando el desconcierto ante la ausencia de pautasquepropicien un SUMARIO:EDITORIAL ..................................................................................................................................................LAS NUEVAS TECNOLOGAS : Las reformas educativas y el mito de las nuevas tecnologas (y2) (Fermn Rodrguez) ... POR UNA ESCUELA PBLICA LAICA: El significado de la presencia de la asignatura de religin en el sistema educativo (Jos Luis Garca Siguero) .......................................................................................................... ESCUELA E INMIGRACIN: Inmigracin, sociedad y educacin (Paz Serrano Gassent) ................................ EN DEFENSA DE LA ESCUELA PBLICA : La situacin del profesorado (Amparo Gmez).......................... 1 3 13 17 21 Nmero Seis Julio 2004pgina 2 clima de trabajo disciplinado y eficaz en el aula, las contradictorias orientaciones pedaggicas, los constantes e intiles cambios de currculo, entre los que cabe destacar el ltimo y provocador refuerzo de la injerencia de la Iglesia en la escuela, atentando no slo contra el carcter laico que debe presidirla, sino tambin contra el ms elemental sentido de proporcionalidad entre las materias en presencia. En lo que al profesorado se refiere, se acrecienta la desmoralizacin y desasosiego por la insoportable degradacin de las condiciones en que ha de ejercer la docencia, el aumento de la divisin, precariedad e inestabilidad de las plantillas, la eliminacinde los ltimosresquiciosdemocrticosenladireccinyfuncionamientodeloscentros,laescasa consideracin social y administrativa de su labor, etc, etc, etc.La moratoria decretada por el nuevo gobierno en relacin con la aplicacin de las ltimas reformas ser bienvenida si se convierte en ocasin para abrir el debate en torno a los muchos despropsitos cometidos en la enseanza y en torno a las medidas imprescindibles para reenderezar el camino. Pero tambin advertamos, en la citada carta, del peligro que encerraba la idea de un nuevo pacto por la educacin, lanzado por diversos sectores, como marco para hacer prevalecer losmuchosyprivadosinteresesamalgamadosenlaeducacin.Yahanempezadoaaparecer presiones de todo tipo para condicionar los contenidos de la nueva reforma que el gobierno quiere consensuar, adems de convertir el espacio educativo en terreno privilegiado para las escaramuzas polticas entre gobierno y oposicin, entre administracin central y administraciones autonmicas. A este respecto, lo ocurrido en la Comunidad de Madrid manifiesta, de forma escandalosa, un desprecio olmpico, no slo al sistema educativo, sino tambin al profesorado y a los equipos directivos,aquienessehaqueridosituarenelcentrodeunfuegocruzadoderdenesy contrardenes, confusas y apresuradas, de cara a la planificacin del nuevo curso. Lejos de ser una simple ancdota, nos debe prevenir sobre lo mucho que est en juego y lo poco decidido en torno al futuro de la enseanza. Por tanto, sera de ingenuos alimentar ilusiones y esperar sentados un resultado incierto para lamentarlo una vez ms. De hecho, algunas de las propuestas anticipadas por el propio gobierno (mantener el status actual de la religin en la escuela, sin denunciar los acuerdos antidemocrticos con el Vaticano, o aceptar la extensin de la gratuidad a la educacin infantil, con indiferencia de su titularidad pblica o privada) mucho nos hacen temer que todo quede en ligeros y formales retoques a lo puesto en marcha por los anteriores gobiernos socialistas y aznaristas, sin poner remedio al curso destructivo al que se ha empujado a la escuela pblica. El actual Secretario de Estado para la Educacin, Alejandro Tiana Ferrer, cuando no hace mucho se haca eco de los peligros deri vados de la introduccin de la lgica del mercado en la educacin, terminaba por rechazar las posiciones defensivas ante los cambios producidos, contentndose en una huida hacia adelante- con medidas reguladorassegnelmodeloLODEycaminosalternativos del tipo tercera va del laborismo ingls renovado1. En ambos casos, conocemos sus desastrosos resultados para el sector pblico, puesto que el mercado no entiende de otros principios que el de su propia extensin y el del mximo beneficio privado.Es preciso que todas las fuerzas (sindicatos, colectivos y asociaciones) que dicen estar a favor de la defensa de la enseanza pblica tomen la iniciativa para discutir y proponer las medidas imprescindibles que puedan reparar el mucho dao causado ya. La pas ividad ante propuestas o imposicionesreaccionarias(comohasucedidoconeldecretodeEsperanzaAguirresobreel nombramiento de directores en la Comunidad de Madrid), pensando que una mano divina resolver en su momento a favor de las aspiraciones democrticas, significa olvidar las muchas expectativas defraudadas por gobiernos de diferente signo que, con mayor o menor entusiasmo, han terminado porplegarsealosinteresesespuriosquecohabitandentrodelaeducacin.Comosiempre, nicamente la movilizacin puede garantizar el respeto a la voluntad de la mayora.

1 Tiana Ferrer, A.: La Educacin hoy: una mirada a las polticas de mercado en Educacin, en Aurora Ruiz (coord.), La Escuela Pblica. El papel del Estado en la educacin, Madrid, Biblioteca Nueva, 2002.Nmero Seis Julio 2004pgina 3 Por nuestra parte, pensamos que la idea de recuperar espacio pblico y democrtico en la Escuela, puede servir de eje aglutinante en el nuevo periodo abierto, para exigir medidas que frenenlaprivatizacindelsistemaeducativo,garanticenlaigualdadylacalidadentodala enseanza,recuperenladireccinyfuncionamientodemocrticosdeloscentrosyapoyenla dignificacin de la labor docente. Medidas que, con mayor detalle, precisamos en la mencionada CartaAbiertaysobrelasquemanifestamosnuestradisposicinadebatirlibrementeya intercambiar opiniones en cualquier foro interesado en el futuro inmediato de la educacin. As lo haremosconlosgruposparlamentariosyfuerzaspolticas que ya nos han contestado. A ello invitamos a todos los sectores que manifiesten igual inquietud, muy en particular al profesorado, sobre el que se ha querido cargar el peso yresponsabilidad de reformas que han decidido otros.LAS NUEVAS TECNOLOGAS Las reformas educativas y el mito de las nuevas tecnologas (y 2) Exige la nueva sociedad de las TI C mayor formacin y cualificacin generalizadas? Fermn RODRGUEZ n el captulo desarrollado en el nmero anterior de Crisis, se hizo un breve repaso sobre la convergencia de las distintas reformas y propuestas educativas presentadas en nuestro pas en torno a su presunta motivacin en las exigencias del desarrollo econmico y tecnolgico. Convendra ahora resaltar cmo, a su vez, todas ellas se remiten a orientaciones provenientes de mbitos superiores y, ms en concreto, a las emanadas de la incuestionable Unin Europea. Un anlisis atento del trasfondo de las mltiples directivas y libros blancos acerca de las polticas educativas, elaborados en su seno, nos lleva directamente a sus fuentes de inspiracin, que no son otras que las grandes patronales, empeadas en una feroz carrera competitiva por la reduccin de costes laborales y la apropiacin de los sectores pblicos para introducirlos enla vorgine del mercado.Porfortuna,anselevantanvocesindependientesqueponenaldescubiertola incoherencias y falacias con que se quiere arropar ideolgicamente planes claramente regresivos. El debate suscitado a este propsito dentro de la sociologa de la educacin y los resultados efectivos derivados de cada una de las reformas puestas en marcha nos ponen en la pista sobre los verdaderos objetivos con ellas perseguidos. 2.1. LA HOMOLOGACIN IDEOLGICA EUROPEA Los analistas e idelogos al servicio del sacrosanto sistema de la llamada economa de mercado llevan aos urgiendo cambios drsticos en la organizacin y orientacin de la enseanza. Hasta hace poco la queja ms comn se centraba en la falta de eficacia de los sistemas educativos y el consiguiente despilfarro de recursos pblicos. ltimamente, los expertos incardinados en los organismos internacionales de mayor rango, como la propia UNESCO o la OCDE, han elevado el tonodesuscrticas.Yanosetratarasimplementedelainsatisfaccinporeldeficiente cumplimiento de los objetivos sociales asignados, sino por las finalidades que (la educacin) debe cumplir.2 Mezclando factores de muy variada ndole (crisis del mercado de trabajo, cambio de valores, prdida del papel socializador de la familia y la escuela a favor de los mass media, etc.), la

2 Juan Carlos Tedesco: El nuevo pacto educativo: educacin, competitividad y ciudadana en la sociedad moderna, Madrid, Anaya, 1995. Tambin del mismo autor: Tendencias actuales de las reformas educativas. UNESCO, 1993. ENmero Seis Julio 2004pgina 4 conclusin, adoptada de antemano,siempre apunta a la necesidad de dar un vuelco a la estructura y metas de la enseanza. De acuerdo con las reglas del sistema productivo imperante y las crecient es desigualdadesquegenera,laformacinylaintegracinsocialdebenorientarsehaciael cumplimiento de tareas jerarquizadas. Si durante un tiempo, y desde un afn ms igualitario, se habacriticadoalossistemaseducativosporreproducirlasclasesyrolessociales,ahorase denuncianpornohacerloeficientementeenrelacinalasexigenciasdelacompetitividad econmica. Cuando estos expertos se dirigen a un auditorio de empresarios, su audacia y cinismo llega a cotas inimaginables: la educacin es el ltimo bastin de la economa socialista,...(se trata, pues, de) hacer tabla rasa y reemplazarla por otra cosa (sic)3. Noandanmuylejoslospropsitosquemanifiestanlosempresarioseuropeosenlos documentos elaborados por la Mesa Redonda Europea de los Industriales4 y su proyeccin sobre las directivas de la Unin Europea para orientar las reformas educativas de los pases comunitarios. Bajo el imperativo de la homologacin educativa,los distintos gobiernos, por diferente que sea el talantepolticoylaherenciahistricadesusrespectivossistemasdeenseanza,sepliegan, sumisamente, a las pautas prescritas desde las instancias comunitarias, portavoces, en definitiva, de los intereses patronales. Entrenosotros,RicardoDezHochleitner,porsucontinuadapresenciaenlosequipos impulsores de las reformas educativas en Espaa y en Europa, ha sido testigo privilegiado de los procesos propiciados desde las altas esferas del poder. En calidad de vicepresidente de la Fundacin Santillana, tuvo una destacada intervencin dentro de la XII Semana Monogrfica celebrada en 1997bajoellemaAprenderparaelfuturo.Ensuponenciaaludaalrpidoprocesode globalizacin en el marco de una economa de libre mercado, que se impondr inexorablemente en claro desequilibrio con las exigencias de una justicia social, afectando tambin al campo educativo. Como tantos otros, tras lamentar esos daos inevitables y curarse en salud apuntando los diversos matices y contradicciones observados en las polt icas europeas, terminaba por remitirse, como nica alternativa homogeneizadora, al Libro Blanco de la Comisin Europea, publicado ese mismo ao con el subttulo Ensear y aprender: hacia la sociedad cognitiva, en la misma lnea del anterior Informe Delors (Comisin Internacional sobre la Educacin para el siglo XXI:La educacin encierra un tesoro). Por consiguiente, habr que prestar atencin a la filosofa encerrada en estos documentos,yotrosanteriores,porqueconcentranenbuenapartelasbases sobre las que se delinean las reformas educativas de los pases europeos, incluido el nuestro. Cules son los trazos gruesos de la perspectiva comn que debe informar a las polticas educativas? Qu papel se atribuye a las nuevas TIC en de la sociedad y en la enseanza? Qu cambios en los fines, estructuras y recursos educativos se propugnan? No obstante los peligros que algunos atribuyen a la mundializacin, segn sus autores, debe predominar el optimismo porque la tecnologa y la competencia internacional presentan nuevas oportunidades que pueden aprovecharse en Europa.Utilizando una descarada amalgama de ideas, el biensonante objetivo de construir una ciudadana europea se debe traducir, finalmente, en lograr una Europa ms competitiva (lo que exige, si se quiere preservar el empleo, rebajar sus costes y condiciones), y, por otra parte, en realizar esfuerzos mayores por mantener la cohesin social (en peligro por el creciente caos de las situaciones laborales y sociales creadas), fiando el xitoalaplenautilizacindelasposibilidadesqueofrecelasociedaddelainformacin.En funcin de estos objetivos, la escuela debe modificar su estructura y prioridades para resolver tres grandes necesidades: a) reforzar la competitividad europea en materia econmica, tecnolgica y cientfica; b) afrontar el peligro creciente de las tensiones sociales y fenmenos de exclusin que tambin se manifiestan en el marco escolar y c) progresar en la accin educativa y en la formacin.

3 Lewis J. Perelman, recogido por J.C. Tedesco, opus cit. 4 ERT: Un ducation europenne. Vers une socit qui aprend. Bruselas, 1995Nmero Seis Julio 2004pgina 5 A la hora de explicitar en qu consiste ese progreso, dice el referido documento quees adaptndose a las caractersticas de las empresas del ao 2000, como los sistemas de educacin y formacin podrn contribuir a la competitividad europea y al mantenimiento del empleo. Por tanto, se disuelven las ambigedades de los principios genricos y, cuando se habla de la calidad, dentro de una educacin subordinada a la necesidad de mayor o menor cualificacin de los recursos humanos,eltextonotieneempachoenrecalcarquehadeentenderseenelsentidoquelo entienden las empresas. De ah que se propugne una modificacin conjunta de la prctica tanto de los sistemas educativos como de las empresas, aconsejando menos confianza en las capacidades deductivas, organizar la pedagoga y las acreditaciones de modo que la adquisicin de saberes y comportamientos(se entiende, en el mundo laboral)vayan a la par. Entre otras orientaciones pedaggicas, resalta: desarrollar la capacidad de los individuos para resolver problemas con el fin de que el individuo se adapte al mundo cambiante actual y para favorecer el desarrollo de las empresas.Deahquesealienteunaintervencincrecientedestasenladefinicindelos currculos y perfiles profesionales que deben desarrollar los sis temas de educacin y formacin. Unavezexpeditoelcaminotericoeinstitucionalparavincularmsestrechamentela enseanzaalasempresas,lapatronaleuropeanotienepudoralgunoenformularsus revolucionariasideas.ElsugerentelibrodeNicoHirt,Tableaunoir(1998)5recogeuna sorprendente antologa de las propuestas avanzadas por la citada Mesa Redonda Europea de los Industriales. Se trata de olvidar el viejo sistema de escolarizacin y sustituir sus obsoletos recursos y mtodos por otros nuevos. Es necesario hablar de productos educativos, que pueden ser ofrecidos por muy diversas entidades y sometidos, como cualquier otro, a las leyes de la oferta y lademanda,esdecir,acriteriosderentabilidad.Frentealatradicionaltransmisinde conocimientos,alaformacinregladaytraducidaentitulacionesdereconocimientogeneraly laboral, las exigencias cambiantes de las empresas tienen mejor acomodo con los nuevos principios pedaggicos que hablan de aprender a aprender (no importan los contenidos), para aprender a lo largo de toda la vida(ya se sabe, hay que adaptarse al trabajo inestable y flexible de por vida); sustituir los rgidos ttulos nacionales porcartas de competencias (que el empresario pueda valorar y contratar a conveniencia); trasvasar a la enseanza el concepto de excelencia, tal como se aplica a los empleados de una empresa (es decir, mxima rentabilidad y productividad). Para este tipo de formacin, individualizada y orientada a la empleabilidad, cuya responsabilidad (y, en buena parte, su coste) debe recaer en cada persona, sern ms adecuados los instrumentos que ponenadisposicinlasnuevastecnologasdelainformacinylacomunicacin(NTIC),que superanelestrechoespacioescolar.Setrataradesustituir,enbuenamedida,laescuela tradicionalregladapornuevosrecursos(educacinadistancia,Internet,cursosparticulares diseados por las empresas acordes con sus necesidades coyunturales,...), que, de paso, impulsaran el desarrollo de un amplio mercado para los productos basados en las encomiadas TIC.La continua referencia a la nueva sociedad de la informacin parece adquirir perfiles ms concretos cuando se desvelan los intereses en ella comprometidos. El Grupo de Reflexin de la Comisin Europea sobre la Educacin y la Formacin apostaba en su informe, titulado Realizar Europa por medio de la educacin y la formacin (1996), por la utilizacin a fondo de las nuevas tecnologas en esos mbitos, porque, de lo contrario, sera difcil que nuestro continente mantenga el lugar industrial que le corresponde en este nuevo mercado si nuestros sistemas educativos no se ponen a la altura necesaria rpidamente;... si el mundo de la educacin y de la formacin no los utilizan, el mercado europeo tardar demasiado en convertirse en un mercado de masas y la evolucin que se espera de la educacin y la formacin ser realizada por otros. Con todo desparpajo,lapatronaldelaMesaRedondaEuropeareclama,enconsecuencia,utilizarel

5 G. de Selis y N. Hirt: Tableau noir: Resister la privatisatin de lensegnement.EPO, Bruselas 1998. Nmero Seis Julio 2004pgina 6 montante limitado del dinero pblico como catalizador para apoyar y sostener la actividad del sector privado6. Noobstante,estameridianaclaridadsobreeltrasfondodeinteresesinvolucradosenel desarrollo de las nuevas TIC, no impide que se sigan invocando comojustificacin definitiva de las reformas que deben afectar, ahora de forma permanente,a los sistemas de educacin y formacin. Nuestros polticos no son una excepcin ni pecan de excesiva originalidad al reiterar, desde la izquierda y la derecha, su fe en los milagrosos efectos que a todos nos cabe esperar de la nebulosa sociedad de la informacin y sus prometedoras potencialidades.2.2. EL DEBATE EN LA SOCIOLOGA DE LA EDUCACIN Qu hay de verdad en el tpico, generalmente aceptado, que vincula la n ecesidad de las reformas educativas al progreso tecnolgico y sus mayores exigencias de formacin?El tema no es nuevo. Ya el n 2 de la revista Sociologa del trabajo (Octubre-Enero 1980) se haca eco del debate suscitado sobre la cualificacin del tra bajo, en particular, del que se haba desarrollado entre socilogos y empresarios en Francia a finales de los 70. Entre las conclusiones, comnmente aceptadas, estaban las siguientes: -Elcapital,ensuactualfasedeconcentracinymonopolio,profundizala divisin tcnica del trabajo hacia una mayor parcelacin y automatizacin. Pero esa especializacin no exige saber un oficio ni tener una gran formacin, dada la creciente simplicidad de movimientos y manejo que permiten las mquinas modernas, en gran parte robotizadas (para el 70% de los puestos de trabajo en la fbrica de SEAT bastaba un mes de adiestramiento). - El objetivo fundamental sigue siendo el abaratamiento de costes, lo que est llevando a procesos de deslocalizacin no homognea: el trabajo intelectual de alta tecnologa, diseo y planificacin se concentra en ncleos avanzados, pero el trabajo productivo industrial se traslada hacia lugares de ms bajos salarios (no importa mucho los niveles de formacin).- En consecuencia, ya por entonces y pese a la propaganda oficial sobre la democratizacin de la enseanza,se observan fenmenos que reflejan esas decisiones de los empresarios (tambin de los gobiernos) o, si se prefiere la abstraccin, esas exigencias del mercado: a) directrices contra la masificacindelauniversidad(unaformacinycostenorentableenmuchoscasos),b) articulacin de nuevos mecanismos para mantener la diferenciacin (selectividad, devaluacin de losttuloscomunes,categorizacininternaatravsdecursosdepostgrado,masters,...),c) desviacindelflujodealumnoshaciaunaformacinprofesionalatomizadaconinnumerables titulillos, acreditaciones o competencias de muy limitado alcance, cuyo reconocimiento en el mundo laboral queda a expensas de los propios empresarios. - Estos procesos, justificados como exigencias de la revolucin cientfico-tcnica, lejos de derivar en una cualificacin progresiva de la fuerza de trabajo, lleva a un trasvase de saber y poder obrero a manos del capital. Lamenor cualificacin y coste de formacin de una mano de obra fcilmente sustituible presiona en el sentido de una continua devaluacin salarial y contractual (creciente precariedad e inestabilidad del empleo). Noeraundescubrimientoniunrepentinoaf ndesmitificador.Ya,conanterioridad,el clsicotrabajodeHarryBraverman7desbrozabaelprocesodedegradacinpaulatinadela cualificacin y del saber obrero a lo largo del modo de produccin capitalista, con la simplificacin deltrabajoysureduccinaaccionesconcretas,comoconsecuenciadelamaquinizaciny automatizacin. Por su parte, la gran patronal presente en el debate dirigi la discusin (desde los

6 ERT: Construire les autoroutes de linformation pour repenser lEurope.Un message des utilisateurs industriels. Recogido por N. Hirt en su libro Los nuevos amos de la escuela. Minor Network. Madrid, 2003 7 H. Braverman: Trabajo y capital monopolista, Mxico, Nuestro Tiempo, 1974. Nmero Seis Julio 2004pgina 7 principiosderentabilidadymximobeneficio)hacialacualificacinrealtil,inmediatamente explotable en el proceso de produccin, para la que estn de sobra cualquier otro saber o formacin del trabajador. Su inters se centraba en la rentabilidad de la mano de obra, en la que no importa una gran formacin sino su polivalencia, es decir, rpida adaptacin a nuevos puestos de trabajo, fcilsuplenciaeintercambiabilidad(movilidadinterna,sinalterarlaclasificacinocategora), tratando de aumentar su valor de uso pero no el de cambio (remuneracin).Toda la oleada de reestructuraciones de sectores de produccin y reconversin de empresas, a partir de los aos 80, se ampararon en el concepto de racionalizacin y en las exigencias de los avances en alta tecnologa. Sin embargo, el objetivo primordial fue el de abaratar costes, s obre todo con una nueva poltica de gestin de la mano de obra: desvalorizacin salarial (especialmente para elempleojoven),precarizacindelascondiciones,flexibilidaddelasplantillas,contratos temporalesy/oparcialesfueradeconvenio,subcontra tacin,etc.Dentrodelasempresas,las diferenciasdestatustenanquevercadavezmenosconlaespecializacinymsconel desempeo de cargos de autoridad o de organizacin; por tanto, poca relacin con la revolucin cientfico-tcnica y el presunto surgimiento de una nueva clase obrera, superior en conocimiento y formacin respecto a generaciones anteriores. El socilogo espaol Ignacio Fernndez de Castro haca una contribucin en esa revista con unartculotituladoDescalificacindelafuerzadetrabajoonuevaetapadedesarrollo capitalista. Ah se apuntaba cmo, llegados a un punto de desarrollo tecnolgico, el crecimiento de un sector altamente cualificado no precisa una generalizada formacin de la fuerza de trabajo, puestoqueesosreducidosequiposdealtaespecializacin(sectoresdetecnologapunta, monopolizados, adems, por los pases hegemnicos como forma de penetracin en los mercados) no los necesita la inmensa mayora de las empresas que trabajan sobre patentes adquiridas. El resto de sectores y pases viven, justamente, procesos acelerados de descualificacin, incidiendo en la composicin orgnica de la fuerza de trabajo, en la que la capacidad de direccin, concentrada en expertos de mercado y organizacin, exige menor nmero de tcnicos (de ah la baja demanda de tcnicossuperioresosucondenaalsubempleo).Porabajo,losantiguosespecialistas, conocedoresdeunoficioohabilidadprofesional,sonsustituidosportrabajadoresqueslo necesitan un rpido aprendizaje de operaciones concretas y sencillas, dejando incluso gran parte de los procesos de produccin y mantenimiento a las subcontratas.Sus implicaciones cara a los sistemas de educacin y formacin son patentes: no se pretende deellosunaseriacualificacin generalizada, sino cierto nivel general de educacin intelectual (alfabetizacin, socializacin, determinadas capacidades y habilidades genricas,... la ESO!). Ya entonces (ojo! en 1980), el socilogo espaol alude, premonitoriamente, a la frustracinde los docentes, porque el sistema desprecia y no necesita sus saberes, plantendoles, en cambio, nuevas exigencias o funciones: educar, integrar, entretener, inculcar valores,.... a los jvenes (hasta que sean necesarios en el mercado laboral). En tiempos ms recientes, Ilona Kovcs8 volva a retomar el debate acerca de la pretendida mayor cualificacin generalizada que implicara la revolucin de las nuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin (NTIC). Recoge, de forma clarificadora, las recurrentes alusiones de losdocumentosdelaUninEuropeaalanecesidaddeadaptarlaeducacinalasnuevas exigencias, derivadas del desarrollo tecnolgico. En torno a 1996, declarado Ao europeo de la Educacin y Formacin a lo largo de la vida, se publicaron diversos libros blancos y verdes impulsadosporlaComisinEuropea(entreellos,elLibroBlancosobrelaEducacinyla Formacin, antes citado). Los expertos, seleccionados del conjunto de pases de la UE, arremeten contralossistemas de aprendizaje tradicionales por inadecuados, ante las transformaciones inevitables en una sociedad europea en transicin, impulsada por las nuevas tecnologas, que, no se sabemuybienporqu,selasasociadirectamenteconloscambiosintroducidos en el trabajo

8 Ilona Kovcs: Ilusiones y problemas de la sociedad de la in formacin, Sociologa del trabajo, n 34 (Otoo 1998). Nmero Seis Julio 2004pgina 8 (contratos eventuales y a tiempo no completo, ms flexibilidad y descentralizacin de las empresas, subcontratas y trabajo en equipo, etc). Todos insisten, por igual,en la necesidad de: a) una adaptacin ms rpida de los sistemas de educacin y formacin a esas nuevas exigencias; b) una mayor diversificacin de las responsabilidades entre estado, empresas e individuos, transfiriendo las hasta ahora asumidas por el estado a la esfera de la llamada sociedad civil (es decir, iniciativas privadas,institucionesvarias,ONGs,...);c)unacentomayorenlaresponsabilidaddecada individuo respecto a la renovacin constante de sus capacidades de empleabilidad (aprendizaje a lo largo de toda la vida). Laautoraexplicitasusdudassobrelostpicosydeterminismosmanejadosendichos documentos. En primer lugar, cuestiona que la relacin TIC y sociedad haya de ser unidireccional, proyectando unas exigencias de adaptacin deterministas a unos sujetos pretendidamente pasivos. Por qu no se pueden adaptar las nuevas tecnologas a las necesidades de las personas y a objetivos sociales? Por otra parte, niega tanto la universalizacin de la informacin y la comunicacin, como la accesibilidad generalizada a la formacin a lo largo de toda la vida. Los datos empricos hablan de que la inmensa mayora de la poblacin queda fuera de los circuitos privilegiados de las TIC;queslolosmsformadosyconexpectativasdepromocinsesiguenformando continuamente,yquenoestamosanteunanicatendenciaaescalamundial,sinoquela sustitucindealgunosempleosobsoletosporotrosdemayorcualificacinconvivecon reestructuracionesmasivas,msligadasalosnuevosprincipiosdeorganizacinygestindel trabajo(buscandorentabilidad rpida y abaratamiento de costes) que a las exigencias de las nuevas TIC. Dehecho,lasgrandestransnacionales,mientrasconcentranenlascasas -madrelas actividades llave (I+D, diseo de productos, planificacin, marketing,...), externalizan actividades comomantenimiento,distribucin,seguridad,...y,sobretodo,deslocalizanlafabricaciny transformacin a zonas de mano de obra barata. Estaramos, por tanto, ante una fragmentacin del proceso productivo y una divisin del trabajo entre empresas, pases y regiones, como no se haba conocido. De ah se deriva una distribucin desequilibrada de las cualificaciones y oportunidades de aprendizaje y no, en modo alguno, una tendencia generalizada a mayor cualificacin de la mano de obra.Sobretodolodems,predominalabsquedadelacompresindecostesmediantela utilizacin agresiva de los recursos humanos: sustitucin masiva de trabajadores mayores por jvenes -ms o menos formados-, reduccin de los contratos de larga duracin, propagacin del trabajo inestable y sin convenio, diversidad y flexibilidad en las formas de contratacin, subempleo depersonalcualificadodondeabundayningunacualificacinenpasespobresysectoresde produccin que no la necesitan. Una de sus conclusiones es que las TIC, por s solas, no crean situaciones de aprendizaje real yefectivo;sloloharanenelmarcodeunaorganizacindeltrabajocualificanteque,como acabamos de sealar, no se da en todas partes ni se pretende. La ptica del corto plazo, en el que se mueven las inversiones productivas y, cada vez ms, meramente especulativas, la presin hacia generalizar contratos de corta duracin y a tiempo parcial, no estimulan una larga formacin, ni tampoco la continua. Por el contrario, hacen intil el intento de responsabilizar al individuo de la gestin de la fuerza de trabajo, a la que l es ajeno, y de renovarse constantemente. Incluso en los pasesmsavanzadostecnolgicamente,comoUSAoGranBretaa,elempleopermanenteno supera el 20%, el resto, precario e inestable de modo persistente, condiciona la forma de vida y desanima para insertarse en la formacin continua. nicamente una pequea minora utiliza los nuevos medios rentablemente, los que estn ya en situacin ventajosa; la mayora, utilizasu acceso ocasional a las TIC para diversin, sin redundar en una verdadera formacin profesional o cultural. Deestotenemossobradosejemplosentrenuestrosalumnos,manejadoreshabilsimosde ordenadores y videojuegos, sin mnima base tan siquiera paraentender la realidad que les circunda ni acceder, con alguna preparacin, al mundo laboral. Nmero Seis Julio 2004pgina 9 ConIlonaKovcs,podemosconcluirquelosdocumentoselaboradosporlaComisin Europea, punto de referencia comn para las polticas educativas actualmente desarrolladas en nuestros pases, estn presididos por un interesado e injustificado determinismo tecnolgico al que, pretenden, deberan adaptarse, reverencialmente, personas, instituciones y proyectos, simplificando procesos bastante ms complejos como para que de ellos se pueda derivar mecnicamente progresos en la cohesin econmica y social y, menos an, la justificacin de presuntas implicaciones en la modificacin (o, tal vez, destruccin) de los sistemas de educacin y formacin.No queda mejor parado el tpico, igualmente recursivo, de la educacin como inversin en capital humano9, de rentabilidad a largo plazo, en el que el estado y el conjunto de la sociedad deberan estar interesados, en el marco de la competencia internacional. Si bien, a nivel i ndividual, se puede considerar la formacin alcanzada como una inversin (gastos directos e ingresos no recibidosporunaincorporacinmstardaalmundolaboral)derentabilidaddiferida,porla esperanza de obtener mayor remuneracin en un futuro profe sional de ms alto rango, ello no se puede extrapolar a escala nacional o supranacional, al menos desde un punto de vista de mera rentabilidad econmica. Tanto los socilogos de corte funcionalista como los tericos del credencialismo destacan el papel de la educacin como cauce de movilidad social, sobre la base del mantenimiento de las estructuras de la desigualdad social y una pretendida legitimacin de la distribucin de las personas en la escala social (cada individuo, y no la sociedad dividida en clases, sera el responsable del lugar que ocupa en el mundo laboral y de su propio status social, en un supuesto marco educativo de igualdaddeoportunidades).Apartedelacrtica,elevadaensumomento,alaescuelacomo instrumento de valorizacin del capital humano y acreditacin de cualificaciones, denunciando su funcin reproductora de las desigualdades de clase, estudios posteriores ms precisos sealaban la imposibilidaddeestablecerunarelacindirectaentreniveleseducativosylosconceptosde productividadyrentabilidadtalcomolosentiendenlosempresarios.Lejosdeestarfijadoslos niveles de cualificacin exigida para cada ocupacin y de su valoracin en el mercado laboral, son ms bien producto de las relaciones de fuerza entre quienes pretenden acceder a los puestos de trabajo y quienes los controlan y contratan.En el fondo del confuso mensaje que transmite la idea de un capital humano (en cuyo acrecentamiento estaran interesadas todas las fuerzas econmicas y sociales), estara lafalacia de considerarcapitallamercancafuerzadetrabajo10. En este caso, el valor de tan particular mercanca slo puede llegar a realizarse de acuerdo con las condiciones reinantes en el mercado laboral,caracterizadohoyporunagudoprocesodedestruccin de fuerzas productivas (paro, eventualidad,subempleo,deslocalizacin,especulacin,...)ylaresistenciaqueaellaoponen sectores enteros de la poblacin trabajadora. Est claro que los actuales sistemas educativos (en buena parte, conquis ta costossima de las clases populares) resultan hoy ineficaces, tanto para los intereses de la rentabilidad capitalista, como para una incierta y cada vez ms lejana rentabilidad diferida de muchos jvenes en formacin. No es de extraar que, apoyndose en las frustradas expectativasdeunosyotros,algunospretextenelaltondicedefracasoescolaryla sobreeducacin que termina en subempleo, para acusar al sistema educativo de ser causante de una grave prdida, o retencin, de capital socialyde convertirse en una carsima oficina de colocacin (o de paro encubierto). Ms all de los anlisis y debates entre economistas y socilogos, tenemos la experiencia directa y cercana de cmo se conducen los empresarios y qu objetivos persiguen los responsables de las polticas educativas.

9 Recogido tambin entre nosotros por M. Fernndez Enguita:Sociologa de leducaci, Barcelona, Ariel, 1999. 9 Francesc J. Hernndez, J. Beltrn y A. Marrero:Teoras sobre sociedad y educacin, Valencia, Tirant lo Blanch, 2003. Nmero Seis Julio 2004pgina 10 En cuanto a lo primero, resulta muy ilustrativo el reciente proceso de inmigracin que se vieneproduciendoennuestropas:losempresariosespaolesutilizanlanuevamanodeobra extranjera(legaloilegal)pararebajarcostessalariales,independientementedesugradode formacin(bastantecualificadaenelcasodelaprocedentedepasesdelEsteydealgunos latinoamericanos,peroigualmentecondenadaalsubempleo).Simultneamente,yendireccin contraria,en tanto se considera insuficiente la presin a la baja en las condiciones laborales del conjunto de los trabajadores espaoles, se prodigan las amenazas de deslocalizacin industrial. Slo entre2003y2004,unas35empresasnacionalesymultinacionales,quedaban empleo a 15.000 trabajadores, la han llevado a cabo. En ninguno de los casos han aludido las patronales a causas relacionadas con el mayor nivel tecnolgico o cualificacin de la mano de obra en los pases de nuevo destino, sino a su mayor rentabilidad y productividad (hay que tener en cuenta que ya se daban variaciones entre el 16% y el 53% en los costes laborales dentro de la Europa de los Quince y los impuestos sobre sociedades no superan el 20% en la mayora de los nuevos socios (dumping fiscal?), cuando en Espaa pueden llegar al 35%). Por lo que respecta a los responsables polticos y a los verdaderos objetivos perseguidos con las reformas educativas, basta con escuchar y saber traducir sus ms espontneas declaraciones. En febrero pasado, la entonces Secretaria de Estado para la Educacin, Isabel Couso, manifestaba su satisfaccinporhaberlogradopasarentreelcurso1996-97yel2002-03del35%al42%de alumnos desviados hacia la formacin profesional (la mayora a un escaso nivel 2 que otorgan los ciclosformativosdegradomedio).SatisfaccincompartidamsrecientementeporlaDirectora General de Universidades de la Comunidad de Madrid, Clara Eugenia Nez, que ve positiva la disminucin del nmero de jvenes que llegan a la universidad (un 6,6% menos que el ao pasado), puesto que, en su opinin, ya es momento (para un periodo que no es obligatorio y no tiene por qu ser gratuito) de pasar de una Universidad masificada a una personalizada, es decir, para los pocos selectos que realmente necesita el sistema. Dnde est, pues, la demanda de mayor formacin fuera de los jvenes y la familias que no quierenhacerdejacindesuderechociudadanoyquierenhacerefectivassusaspiraciones personales y profesionales? 3. ALGUNAS CONCLUSIONES Enelprimercaptulohabamospuestodemanifiestocmolainvocacinaldesarrollo econmico y, ms modernamente, a las nuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin, aparece de forma reiterada en todos los textos que tratan de justificar cualquier tipo de reforma educativa.Acabamosdeconstatarque,sinembargo,existenbasesanalticasydocumentales opuestas al postulado que pretende establecer una relacin directa, nada obvia, entre los intereses expansivos del capital y la necesidad de extender, igualmente y de forma generalizada, la formacin y la educacin. En todo caso, quedaran en el aire una serie de preguntas ingenuas: A qu viene, entonces, elrecursotpicoeinsistentesobredichomaridaje?Setratademeraretricadirigidaa la propagandadelasrespectivasreformas?Estamosantesimplesargumentosideolgicosque, probada su eficacia en otros mbitos, se repiten en el mundo de la enseanza por pura inercia y mimetismo?1.-Esinnegablequeunprimerefectoperseguidosesitaenlaesferadelapropagandayla ideologa, en el sentido ms perverso de este trmino, que la define como una falsa apreciacin de la realidad desde la ptica de unos intereses concretos. Identificar la conveniencia y oportunidad de las reformas educativas con la necesidad de adaptar el marco escolar al progreso social y econmico por todos deseado, busca, de entrada, si no el apoyo entusiasta, s al menos la neutralizacin de muchas objeciones. Por encima de cualquier anlisis meditado sobre los efectos precisos de las nuevas reformas (del que suelen carecer todos los proyectos), parece que, por banales y arbitrarios Nmero Seis Julio 2004pgina 11 que sean sus contenidos, tienen buena parte del camino abierto, si la oposicin a las mismas aparece como defensista del presente (siempre mejorable) o enquistada en posiciones del pasado (achacable a inercias personales o intereses corporativos). Incluso los que se atreven a apuntar algunas crticas ante los resultados poco halageos de unos sistemas educativos progresivamente penetrados por el mercadoycadavezmsalejadosdelosobjetivosdeigualdad,encuentranjustificacinasu complaciente aceptacin de los hechos en la inevitabilidad de los procesos globalizadores, que, a su vez, tendran como punto de apoyo el espectacular d esarrollo de las nuevas tecnologas. 2.- Sin embargo, en el uso y abuso de la referencia a las nuevas TIC como pretexto de las reformas educativas, hay algo ms que propaganda. Existen propsitos e intereses de mayor alcance material. De un lado, hace tiempo que la educacin, y los sustanciosos recursos pblicos en ella invertidos, constituyen un espacio bastante amplio y atractivo como para despertar apetitos que buscan su apropiacin y nuevas posibilidades de hacer negocio. Hemos odo a la patronal europea de la Tabla Redonda expresar sus esperanzas en que los presupuestos e inversiones estatales cumplan un papel fundamental de impulso y extensin de las nuevas tecnologas para dar dimensin y competitividad a los mercados europeos. Siendo ms claros, si el discurso de la modernizacin cala en los medios vinculados a la enseanza, la introduccin masiva de las nuevas tecnologas en los centros escolares -incluso a costa de otros recursos de mayor urgencia y valor educativo- supondra un inestimable aumento inmediato de las ventas, adems de contribuir a ir configurando un mercado de futuros clientes, introducidos tempranamente en la vorgine de la oferta y demanda de unos productos efmeros y en constante renovacin. Por tanto, la proliferacin de cursos, de pago o gratuitos, sobre elmanejoyaplicacionesdelasnuevastecnologasenlaeducacin,loscompromisosdelas administraciones desviando buena parte de los presupuestos para esas dotaciones millonarias de los centros, estn directamente conectados, sin duda alguna, con el impulso de un negocio en el que se mueven ingentes intereses econmicos y cuyo objetivo primordial, como en cualquier otro, es el incremento del beneficio privado. 3.-Adems,estemercado,encuyaextensinseestnapostandotant os esfuerzos, tiene unas caractersticas muy peculiares. No se trata slo de vender ms ordenadores, telefona UMT, lneas ADSL, tecnologa digital, ..., sino de acelerar tambin la creacin de un nuevo mercado dentro de la propia educacin o, si se quiere, hacer de la educacin un mercado ms. Las nuevas TIC, dicen, han dejado definitivamente al descubiertola obsolescencia de los sistemas educativos tradicionales. Esas nuevas tecnologas no se postulan como simple vehculo de modernizacin de los materiales y recursos utilizados en el aula, sino como soporte de un mercado abierto de nuevas ofertas y demandas de los ms diversos productos educativos, a libre disposicin de los usuarios. Sus idelogospreconizanunarpidasuperacindelasfronterasydelosencorsetadossistemas nacionalesdeenseanza,relegandoalbaldelosrecuerdoselestrechomarcoescolar,las rgidasestructuraseducativas,sustitulacionesestancasydemasiadoreglamentadas,sus caducos y rutinarios contenidos curric ulares, etc. Las TIC se convertiran, as, disponibles en todo momento y lugar, en el instrumento ms adecuado para el aprendizaje individual y la formacin a lo largo de toda la vida (las ltimas ideas revolucionarias de toda reforma educativa que s e precie), sin necesidad del espacio escolar, que tanto cuesta a los estados mantener (edificios, mobiliario, materiales, profesores, personal subalterno y administrativo,...). En esa misma lgica, y respondiendoalaexigenciainsistentedelaspatronalesdeadecuaryactualizar,demanera permanente, la formacin en relacin a las necesidades econmicas, las TIC aportaran tambin los medios ms flexibles para adaptarla, con inmediatez, a las demandas acordes con los cambiantes proyectosycoyunturasdelasempresasque,deotrolado,ahorapodrangenerarocontratar productos educativos a la carta. Noestamoshablandodeciencia-ficcin. En USA superan ya el milln las familias que, renunciando a un puesto escolar, han optado por la home school (escuela en casa) para sus hijos: una educacin guiada por los propios padres -o un tutor-, utilizando los recursos de las nuevas tecnologas;setrata,evidentemente,defamiliascondeterminadostatuseconmicoy, Nmero Seis Julio 2004pgina 12 frecuentemente,conactitudessectarias,pero algunos estados no slo lo permiten sino que lo alientan preconizando su generalizacin en un futuro prximo (expresin de la mxima libertad de enseanza y eleccin). Canad y Australia, entre otras potencias econmicas, incluyen dentro de susartculosdeexportacinymayorcrecimientolosllamadosproductoseducativos.Hace tiempo que las grandes empresas no slo editan sus propios formularios con las competencias precisasexigidasparaaccederalospuestosdetrabajoocontinuarenellos(almargende titulaciones oficiales), sino que indican, elaboran o venden los cursos apropiados para que los trabajadoresseaseguren,porsucuentayriesgo,lascondicionesdesuempleabilidady continuidad en la empresa. 4.- Finalmente, las nuevas TIC t ambin cumplen un servicio inestimable para desacreditar la figura tradicional del profesor que, si quiere sobrevivir, ha de adoptar un nuevo perfil. En el amplio reportajequeElPasdeldomingo27dejuniodedicabaalosproblemasdeescolarizacin, al enumerar los factores que intervienen en los cambios acontecidos en nuestra sociedad y en la escuela, recoge-cmo no?- la manida alusin ala globalizacin de la informacin(que) ha desbancado a los maestros y profesores como figuras claves de la t ransmisin del saber. De nada servirahoysudesempeohistricobasadoenelacopiodeconocimientosylacapacidadde transmitirlos de forma ordenada, jerarquizada y valorativa. El mundo de los chips ha desarrollado enpocotiempounacapacidadcasiinfinitadealmacenamientodedatos;internetponeen circulacinconstanteinformacionesdetodotipo;yparavalorarsurelevancia,utilidady conveniencia, ah estn, desde los presupuestos neoliberales, de un lado, el mercado, la publicidad y los modernos mass media y, de otro, el individuo-usuario, al que se le supone dotado de plena libertad y criterio para tomar sus opciones; Qu pintan en este escenario esos profesores, de vieja hechura, anclados en sus conocimientos especializados, empeados en ensear cosas intiles o innecesarias para el dinmico mercado laboral, apegados a formas y hbitos que ya no hacen mella en generaciones que viven desde su nacimiento entre televisores, ordenadores, consolas, telfonos mviles a la ltima, etc.? Puede que el destino reservado, y todava no confesado, para los actuales cuerpos docentes sea el de su no muy lejana extincin. Pero, por el momento, se les exige un cambio de chip (frase muy socorrida por reformadores e inspectores de educacin en los ltimos t iempos) y que se recicle para asumir nuevas funciones. Si el tradicional papel de transmisor de conocimientos ha quedado obsoleto, en el nuevo perfil requerido se destacan dos rasgos fundamentales. Por una parte, se hace hincapi en que su oficio es el de educador que, si siempre haba formado parte indisociable de su labor docente, ahora se identifica, en un sentido cada vez ms unilateral y degradado, con socializar, vigilar, cuidar, incluso animar y entretener a nios y jvenes, asumiendo muchas de las funciones que antes, aparte de la escuela, recaan en la familia y otras instituciones sociales, y que hoy no saben muy bien qu hacer con ellos hasta su incorporacin en el mercado laboral . Por otra, de acuerdo con el mundo omnipresente de las TIC, se espera que el nuevo profesor sea, sobre todo, un experto gua-instructor para la utilizacin de esas nuevas tecnologas, en tanto que, aparte de las destrezasbsicas(leer,escribir,calcular),seconvertirnenlallavedeaccesogeneralizadoal conjunto de productos educativos, formativos o de mero entretenimiento, que ya estn inundando el mercado. Es evidente, que ninguna de estas funciones, y otras que, con imaginacin, se le pueden ir sumando, tienen mucho que ver con la labor docente que ha competido al profesorado y para la que se haba formado. Amododeapndiceoconclusindelasconclusionescabrahacerunparde puntualizaciones: Enprimerlugar,noestamoshaciendoningnalegatocontralamquina:comotantas herramientas inventadasa lo largo de la historia, su utilidad depende del uso que una sociedad determinada quiera hacer de ellas, puesto que, por s mismas, no han librado a la humanidad de la explotacin, de la miseria o de agotadoras jornadas de trabajo. Nadie duda de que, aun cuando, en la mayoradeloscasos,sehaceunautilizacinbanalypuramenteconsumistadelasnuevas Nmero Seis Julio 2004pgina 13 tecnologas, pueden ser de gran provecho dentro y fuera del aula (tratamiento de textos, datos y clculos, presentacin de contenidos, programas interactivos, creacin y elaboracin de imgenes, navegacin por internet con conocimiento y criterio, laboratorios de idiomas, etc.). Pero resulta, cuando menos, pura trivialidad hacer de esos instrumentos una nueva panacea capaz de reconvertir de arriba abajo los objetivos y fines de la educacin. Existen sobrados motivos de alarma social, cuandoeldiscursosobreelcarcterinnovadordelastecnologasdelainformacinyla comunicacinsepretendeerigirenargumentodecisivocontralaexistenciamismadelmarco escolar,comolugardeaprendizajeyeducacin,deaccesogradualysignificativo-de forma individual y colectiva- al conocimiento, como medio esencial para el desarrollo de capacidades y de lapropiapersonalidad,paralasocializacinenvalorescomunes y la formacin de ciudadanos responsables y crticos. Justamente hoy, menos que nunca, puede aceptarse que el libre discurrir del mercado pueda sustituir la funcin del estado, como garante universal de los derechos, o el papeldelprofesorcomoeducadoryconductor,quehadeaportarlosreferentesculturales imprescindibles con los que enfrentarse al complejo mundo de la informacin incesante y dispersa, al caos de imgenes y smbolos, que llegan al nio y al joven sin orden ni concierto. Pero, tal como se ha ido desvelando, eso es lo que algunos voceros de la reaccin neoliberal (inclusoconfraseologadeizquierda)intentanconseguiralutilizarlasNTICcomopretexto ideolgico modernizador y convertirlas en un nuevo ariete contra el edificio escolar construido a lolargodesiglos.DentrodelaOrganizacinMundialdelComercio(antiguoGATT)existen fuerzas muy poderosas empeadas en lograr luz verde para un Acuerdo General sobre Comercio y Servicios, en el que se quiere integrar la educacin, como un sector ms entre otros ya sometidos a polticasdeliberalizacin.Nonosengaemos,laprivatizacindeparcelascrecientesdela educacin y la formacin, as como la introduccin de las leyes del mercado en su seno, son el CaballodeTroyaquellevadirectamentealdesmantelamientodelossistemaspblicosde enseanza. nicamente las resistencias levantadas aqu y all por profesores, alumnos y sectores de la ciudadana han frenado hasta ahora su derrumbe definitivo. La presente contribucin pretende ayudar al rearme ideolgico de esa resistencia, urgente y necesaria, para hacer frente a los embates presentes y por venir contra una conquista social, en situacin de grave peligro, como es la Escuela Pblica. POR UNA ESCUELA PBLICA LAICA El significado de la presencia de la asignatura de religinen el sistema educativo Jos Luis GARCA SIGUERO lproblemaqueplantealapresenciadeunaasignaturadecarcterproselitistaenel currculumdelosestudiantesdenuestropaspodra ser catalogado como de la mxima importancia, pues, adems de afectar a la formacin de nuestros nios y jvenes, determina tambin las relaciones que la Iglesia Catlica mantiene con el Gobierno Espaol y, por tanto, a la concepcin del estado mismo. Estamos, por tanto, ante un tema que transciende lo puramente acadmico y de muy difcil anlisis, pues, de una forma ramificada, ejerce enormes repercusiones sobre muy distintos mbitos de la realidad social y poltica que nos circunda. Si quisiramos dar una respuesta rpida y concisa a los tres problemas reseados en el primer prrafo de este escrito, podramos decir, respectivamente, que un sistema pblico de enseanza debe ENmero Seis Julio 2004pgina 14 abogarporunaeducacindecarctercientfico,yporello,excluirdeentresuscontenidos a cualquier asignatura de carcter confesional, pues con ello traiciona uno de los principios que lo legitiman como institucin. Respecto al segundo problema apuntado ms arriba, diremos que, si bien las relaciones entre estados pueden y deben establecerse en un plano de igualdad entre ambos, uno de ellos no puede rebajarse hasta el punto de aceptar que el otro le imponga en el concordato el modo cmo debe tratar a sus propios sbditos, inmiscuyndose as en sus asuntos internos, y menos an el aceptar que deba considerar de modo preferente a una de las asociaciones de ciudadanos que l ampara, en perjuicio de otras lgicamente, pues ello equivale a renunciar a la consecucin de sus altos y nobles fines, para pasar a asumir, como propios, los de d icha institucin privilegiada y que vive en su seno. Lo anteriormente denunciado nos puede llevar a la conclusin de que, un estado que cede parte de sus atributos ante una de las asociaciones de ciudadanos que en l habitan, deja de ser democrtico en la misma medida en que tal dejacin se produce, pues los privilegios (legales y econmicos) que tal asociacin obtiene, van en detrimento de los derechos que pudieran tener el resto de asociaciones y ciudadanos particulares. Despus del desarrollo de las teoras contractualistas en filosofa poltica y de los procesos revolucionarios habidos en distintos pases durante los siglos XVIII y XIX, el modelo de estado que se consagra en Europa, al menos desde un punto de vista terico, es el democrtico y laico. Lo que caracteriza,pues,aestemododevertebrarlasociedad,eslaseparacinradicalentrelas institucionesdelestadoycualesquieradelosparticularesquelaconstituyenysusintereses concretos. El estado ha de facilitar que los individuos puedan desarrollar las actividades que les son propias en cuanto que personas, para as posibilitarles una existencia digna, y en consecuencia, debe garantizar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y las instituciones; el otorgar privilegios a algunos individuos atenta, pues, contra el resto de los miembros de la comunidad en cuanto a tal carcter de personas. La igualdad que debe garantizar el estado a todos los ciudadanos se refiere a una igualdad ante la ley, por ello, las relaciones entre el estado ytodos y cada uno de los miembros de la sociedad debe ser escrupulosamente igualitaria, pues, en otro caso, se estara violando el fundamento mismo de ste, y en lugar de hablar de un estado moderno, tendramos que hablar de una estructura tribal de relaciones piramidales y jerrquicas, es decir, de una estructura feudal.El desarrollo de un sistema educativo universal fue visto desde el principio de la Ilustracin, como la piedra angular para constituir el nuevo modelo de estado y de sociedad. La extensin del saber a todos los ciudadanos ser lo que garantice el que el derecho de participacin poltica sea un derechoefectivoynomeramenteformal,derechoque,noloolvidemos,constituyealpropio concepto de ciudadano. El concepto de autodeterminacin, ntimamente relacionado con el de ilustracin, es el nuevo principio que ilumina el modo de entender tanto a la sociedad como al individuo, es la poca en la que el hombre ha de salir de su minora de edad para emanciparse de todo tipo de tutelajes, tanto mentales como polticos. Este proceso se puede ver entorpecido por los enemigos de la ilustracin (venimos tomando algunos conceptos de la obra de Kant), constituidos stos por gentes y grupos de presin que pretenden que los pueblos sigan con el vicio mental de dejar que otros piensen y decidan por ellos. La Iglesia como institucin, sigue poniendo toda su fuerza en mezclar lo pblico y lo privado, para as poder dirigir la vida social en beneficio propio y conservar su situacin de privilegio. La Iglesia acta en muchas ocasiones como una fuerza poltica, pero se blinda ante las crticas que se le pudieran hacer aduciendo que es una asociacin privada y queslohablaparasusfeligresesysimpatizantes.Dossonlasestrategiasconlasque tradicionalmente desarrolla su influencia en el plano social; por un lado, cundo dirige el voto de los seguidores ante ciertas leyes que regulan temas que le son especialmente sensibles (divorcio, aborto, investigacin biomdica, etc.), intentando que sus criterios morales se conviertan en normas de convivencia para toda la comunidad; y por otro, con su capacidad de ejercer el poder en la sombra, gracias , entre otras cosas, a su enorme capacidad econmica, haciendo que se redacten leyes a la medida de sus ideas y necesidades; en este punto el concordato con la Santa Sede, el artculo 16-3 de La constitucin Espaola y la Ley de Libertad Religiosa, son ejemplos claros de Nmero Seis Julio 2004pgina 15 que esta asociacin de creyentes no duda en forzar para s una situacin de privilegio aunque s ea a costa de debilitar los principios democrticos del Estado Espaol.Tambin pretende influir en el plano de lo individual ejerciendo coaccin sobre las conductas de algunos ciudadanos cuando estos ejercen derechos amparados por la constitucin, por eje mplo, sobre algunos diputados cuando se trata de que voten ciertas leyes que tratan temas que le afectan ideolgicamente; pero habitualmente llegan ms all y piden a mdicos que no cumplan con sus obligaciones laborales en aquellas actuaciones que ella condena (aborto, eutanasia, etc.), o que abogados se nieguen a intervenir en procesos de divorcio. Actitud que contrasta, y sorprende, con la disposicin que mantiene cuando vemos a sacerdotes acompaando y bendiciendo a ejrcitos y armamento,onodificultandolatareadeabogadosquedefiendenalosquehanabusado sexualmente de menores, por poner dos ejemplos. La Iglesia est, pues, muy interesada en que la sociedad no alcance la mayora de edad para as seguir dicindonos cmo debemos de pensar y qu debemos hacer, por eso su presencia en el senodelsistemaeducativoesunasuntodelamximatrascendencia,alfinyalcabo,como decamos ms arriba, esta institucin estatal ha de ser la clave de una sociedad democrtica y laica. Los ilustrados, desde el intelectualismo moral que los caracterizaba, afirmaban que la libertad en el usopblicodelarazn,lalibertaddecrtica,ylaextensindelsaberracionalportodoslos estratos sociales, garantizaran que, tarde o temprano, llegsemos a una sociedad ilustrada. Por ello la institucin de la enseanza debiera ser la encargada de garantizar que la concepcin de un saber racional y cientfico sea el que se extienda por toda la sociedad, un saber alejado de aquel otro que existaencerradoenlosmonasterios,accesiblesloparaunospocosmiembrosselectosdela sociedad e intensamente teido de contenidos religiosos. Es este modelo racional y cientfico de saber el que ha de servir para establecer las bases de la nueva sociedad, y en consecuencia, debemos denunciar el carcter profundamente antidemocrtico del defendido por las rdenes religiosas y los poderes eclesisticos. El sentido poltico de esta nueva concepcin del saber fue captado desde el principio, no slo por los ilustrados, sino tambin por las rdenes religiosas que controlaban las universidades, y por ello, desde un principio, se dedicaron a promover la persecucin poltica y policialdetodosloscolaboradoresdeLaEnciclopedia,proyectosteque,porcientficoy racionalista, era revolucionario, a lo que se aada el grave delito de querer poner en una sola obra, y a disposicin del pueblo, todos los saberes a los que haba accedido la humanidad. El hecho de en el seno de nuestro sistema educativo perviva una enseanza confesional y no cientfica no es un problema puntual sino esencial, y la Iglesia, con la actitud que le caracteriza, est dispuesta a poner a esta institucin en peligro con tal de no perder parte de sus privilegios, pues, muy probablemente, preferira ver poblados nuestros centros de todo tipo de predicadores antes que sacar de ella a los suyos. No creemos que este sea un juicio de intenciones sino una proyeccin de lo que viene siendo su prctica habitual en lo referente al respeto de las prcticas democrticas protegidas por nuestras leyes; por ejemplo, niega a los profesores que ella misma designa para hacer proselitismo de sus ideas los mnimos derechos laborales que han de tener los trabajadores, no reconociendo su derecho a mantener un puesto de trabajo, o lo que esms escandaloso si cabe, expulsndolos de ste por tener comportamientos que no atentan contra las leyes del Estado Espaol (por salir de copas por la noche , por mantener relaciones sentimentales con un divorciado, por no humillarse ideolgicamente ante la jerarqua o por no dar parte de su sueldo para obras benficas).La historia de la presencia de la asignatura de religin en la enseanza desde que se instaur la democracia ha sido la historia de cmo hacer perdurar, en mayor o menor medida, la situacin que se daba en tiempos de la dictadura franquista. El marco legal que la ampara en la actualidad (el concordato entre el estado espaol y la Santa Sede) se firm tres das despus de que el pueblo espaol sancionase mediante referndum la constitucin v igente, dejando bien a las claras, como signo de prepotencia, que se redact antes de conocer cul era el texto legal que le dara cabida, pues muy probablemente se decidieron sus contenidos paralelamente, si no antes, que el resultado de los debates que s e mantenan en las cortes constituyentes; e incluso cabra pensar si no fue la Nmero Seis Julio 2004pgina 16 propia Iglesia la que de algn modo determin cul sera en lo esencial el contenido de la propia constitucin en alguno de sus artculos. Con la llegada de la democracia, el gobierno de la UCD estableci que la asignatura de Religin tendra una alternativa en pie de igualdad con ella y a la que se denomin tica. La LOGSE fue la primera ley orgnica de la democracia que reform, aunque tmidamente, este estado de cosas; en lo esencial, podramos resumir la situacin diciendo que la alternativa cambi en su estatuto pues dejaba de ser considerada como asignatura, y los alumnos que no quisieran recibir adoctrinamiento religioso en horario lectivo, no tendran que tener una materiaevaluableamododepenitencia(laantiguatica),yenloreferentealaasignatura confesional, los cambios establecen que no tendr efectos para el acceso a la universidad ni para la promocin de curso. Pero no era sta, a nuestro juicio, una sit uacin ideal, pues, por un lado, los alumnos que no se matriculasen en religin tendran que cumplir el papel de rehenes a fin de evitar la desercin masiva de las aulas confesionales, teniendo que permanecer en los centros mientras sus compaeros eran atendidos por los profesores designados por el obispado; y por otro, se vulneraba la constitucin (en su artculo 16.2) al verse obligados (padres y alumnos) a declarar sobre sus creencias religiosas a la hora de cumplimentar el impreso de matrcula en sus centros, huella que quedar indeleble en su expediente acadmico. Adems, las calificaciones de aquellos que reciban enseanzasconfesionales(normalmentemuygenerosasafindemantenerlaclientelaypor presiones del obispado), tenan validez para acceder a becas e ingresar en centros de carcter no universitario. Para comprender mejor el tema que nos ocupa, habra que recordar tambin que a lo largo de la vida acadmica de un escolar espaol, desde que se matricula en 1 de primaria hasta que termina 2 de bachillerato o la iniciacin profesional, si opta por la opcin confesional todos los cursos,recibiruntotalde840horaslectivas,muchasmsquelasqueseestablecenparala mayora de las materias cientficas o artsticas; si se me permite la digresin, a modo de ejemplo y escarnio, podra darse el caso de que un titulado en bachillerato hubiese recibido solamente, a lo largodetodosutrayectoacadmicopreuniversitario,unas30horasdefsica,todasellas concentradas el 3 de la ESO. Pero esta situacin de privilegio no le deba parecer suficiente a la jerarqua catlica, y as, aprovechando la reforma educativa que realiz el gobierno del Partido Popular, influyeron para que la alternativa a la asignatura de religin volviera a adquirir el antiguo estatus de asignatura; la voracidad de poder de la Iglesia parece no tener lmites. El hecho de que esta ley se denominase ley de calidad hace ms arrogante, si cabe, la actitud de los promotores de sta, pues es difcil de entender, ni que la potenciacin de una asignatura confesional se puede casar con el concepto de calidad, ni que case con la idea de mejora. El nuevo gobierno del PSOE, atendiendo a un clamor que recorra de arriba a bajo los centros deenseanzapblica,haparalizadoel calendario de aplicacin de la LOCE en algunos de sus aspectos, y por ello, de momento, la situacin de la enseanza confesional y su alternativa queda comoestabaestablecidoporlaLOGSE.Probablementealolargodeestalegislaturasalgauna nueva ley de educacin, aunque la dificultad que entraa esta labor, si se quiere hacer consultando a los sectores sociales implicados, puede hacer que esta tarea se alargue en el tiempo. En el caso de que as sea, este pas tendr la oportunidad de adoptar una legislacin educativa regida por la razn y en consonancia con la aconfesionalidad del estado que se consagra en la constitucin; adems, si se reforma la Carta Magna, tal y como se dijo en la campaa electoral y en el debate de investidura delactualPresidentedelGobierno,podraaprovecharselacoyunturaparaeliminardeellalas referencias que se hacen a la religin catlica y que suponen un menoscabo para la libertad de conciencia y para la libertad religiosa. Elmantenimientodeestaasignaturadentrodelcurrculoplanteaademsproblemas irresolubles para un estado moderno, democrtico y laico, y as lo han puesto de manifiesto las dos sentenciasdelTribunalSupremodeeneroyjuliode1994,delasquesederivaquecualquier alternativa que se d ala asignatura de religin ha de carecer necesariamente de valor formativo, pues en otro caso, se estara negando a los que eligen la opcin confesional, el acceso a esos Nmero Seis Julio 2004pgina 17 contenidos.Eldecretodelparchs,comosedioenllamardesdembitoseclesisticosala regulacin de la alternativa que se deriv de esas sentencias, es de uno u otro modo, inevitable. Y es que un absurdo nos lleva a otro; para que la Iglesia mantenga sus privilegios y unos servidores fielespagadosconeldineropblico,nuestrosjvenes han de estar encerrados en los centros escolares sin hacer nada, y mientras tanto, funcionarios competentes luchando con (contra) sus compaeros por conseguir algunas horas lectivas miserables que, en forma de optativa, les permita no salir desplazados de sus centros, al menos, el prximo curso acadmico. Enelmbitodelaenseanzapblicayahandesaparecidolamayoradelossmbolos religiosos, y en sus rituales acadmicos no es habitual que intervengan personas representando a la Iglesia, en esto nos encontramos en mejor situacin que otras instituciones del estado tales como el ejrcito, la Corona o instancias municipales, y si me apuran, dira hasta que en los hospitales; al menos no conozco ningn centro educativo en el que perdure la capill a antao frecuente, ni que ningn prroco, en el ejercicio de sus funciones, se acerque a hablar con ningn interno en situacin desesperada. Pero este hecho ha de extenderse tambin a lo principal, a la concepcin misma de la enseanza, que no puede recoger en su seno contenidos que no sean cientfica y racionalmente concebidos, e impartidos por funcionarios que han adquirido la condicin de tales al superar una serie de requisitos establecidos por la misma administracin que los paga.Hacer compatible la legislacin educativa con la constitucin es la tarea del nuevo ejecutivo. La imposicin de una enseanza alternativa a la religin vulnera el derecho a la igualdad de trato y alalibertaddepensamientoydeconciencia,pilaresbsicosdeunestadodemo crtico. Pero adems, y a pesar de que hoy es la televisin la que ms educa a las nuevas generaciones, un sistema de enseanza que forme mentalidades reflexivas y crticas siempre ser una garanta contra intentosderobarelderechodeautodeterminacinalospueblos.Elmantenerunaasignatura confesional en nuestro ordenamiento acadmico contradice todos los bellos prembulos de las leyes educativas, si queremos mentalizar a los jvenes de lo importante que es desarrollar un espritu crtico, apartemosde la institucin que les educa una asignatura concebida como confesional, y dejemoslatareadeinculcarcreenciasalmbitodelofamiliarenparticular,ydeloprivadoen general. ESCUELA E INMIGRACIN I nmigracin, sociedad y educacin Paz SERRANO GASSENT ste artculo pretende iniciar una discusin abierta en torno al problema de la inmigracin y sus repercusiones en la enseanza y nuestra tarea educativa, una de las cuestiones ms serias que hoy se nos plantean. Con l se quiere entablar un debate que parece todava no se ha iniciado con profundidad en nuestro pas, sin pretender que estas breves reflexiones se tomen como algodefinitivo.SetratadepartirdelasituacinrealdelproblemaenEuropaydelosdebates tericos que ha suscitado para ubicarla en Espaa, concluyendo con los efectos que ha producido en el sistema educativo pblico y las posibles formas de afrontarlos. Para situarnos conviene repasar rpidamente el estado de la cuestin en el marco poltico e intelectual dentro de la Unin Europea, esencial si queremos saber qu futuro desea la Unin en los prximos aos frente a la creciente inmigracin: una fortaleza cerradaalgo que cada vez ms se nosaparececomounsueoimposibleque,adems,jamsexisti -unespaciodeintercambio ENmero Seis Julio 2004pgina 18 cultural y dilogo entre identidades variadas y compartidas, un lugar de reeducacin y aculturacin de nuevos europeos... En general y simplificando, en Europa nos encontramos con distintas posiciones polticas y legislativas. Tenemos, as, posturaspragmticas, ms propias del mundo anglosajn, en que se admite al inmigrante junto con su cultura y religin, en cuanto trabajador residente o permanente conextraordinariasdificultadesparaobtenerlaciudadana,perosinplantearseexcesivas complejidadeslegales en torno al papel de esas diferentes culturas. Otros pases, como Alemania, dada su concepcin de la ciudadana basada en el ius sanguinis, optan tambin por dificultar la concesin de la nacionalidad al tiempo que algunos abogan por el cuidado de los inmigrantes y sus derechos econmicos y sociales, bajo la cobertura de los derechos de las minoras. En otros como nos muestra el Estado francs, tan de actualidad por la polmica del pauelo en las escuelas, se intenta una asimilacin e integracin total, casi una aculturacin del inmigrante a cambio de ese derecho de ciudadana que, paradjicamente, cada vez es ms difcil de conseguir.Hallamos, por tanto, variopintas legislaciones sobre la materia, al igual que se encuentran diferentesposicionestericas.Estasltimassepuedenagruparentornoadospolos,el asimilacionismo y el multiculturalismo, con sus distintas variantes. El asimilacionismo, como es sabido, aparece dentro de la tradicin del Estado-nacin republicano y laico que remite al mbito privado las expresiones tnicas y religiosas pero que, en ocasiones, como creo que est sucediendo actualmente, traduce un verdadero pnico de la sociedad hacia ese mundo diferente, en particular el musulmn pobre, que recientemente se viene incrustando en nuestras ciudades. En resumen, se trata de un modelo en el que se espera que los extranjeros abandonen por entero su cultura de origen para adoptar la del pas receptor aunque sto se realice en varias generaciones. En contraste, el multiculturalismo, de ms reciente tradicin, ligado al comunitarismo y al relativismo cultural, no esperara que los inmigrantes y sus descendientes cambiasen su cultura de origen porque sta, en principio, se valora. No obstante, el trmino es un tanto impreciso y puede abarcar distintos significados. Simplificando, se puede decir que aparece en dos versiones con sus distintas variantes. La primera, que podemos llamar esencialista, favorece fundamentalmente las identidades tnicas, cerradas e irreductibles que, incluso en el caso de su proteccin a travs de los derechos de las minoras, puede posibilitar la creacin de guetos culturales un tanto ensimismados, as como tiende a olvidar la importancia de la adquisicin de los derechos de ciudadana a la hora de una participacin plena en la sociedad europea. Una versin extremada de esta posicin podra llegar a lo que Michel Wievorka llama racismo diferencial, en la medida en que la consideracin de las diferencias culturales como irreductibles y de imposible integracin, conduce a su exclusin, rechazooaniquilacin.Lasegunda,quealgunosdenominanconmayorpropiedad interculturalismo, parte de que las personas tienen distintas identidades y lealtades, entre las que se encuentra la identidad tnica de origen, identidades comunicables que no excluyen la participacin en la vida poltica, los derechos de ciudadana, en cuanto medio esencial para lograr la mejora de esos nuevos ciudadanos europeos. En realidad se podra considerar como una tercera opcin puesto que aboga por el pluralismo cultural -alejado de la multiculturalidad cerrada a la que consideran un nuevo modelo eurocntrico- combinado con la identidad comn poltica. Lgicamente y en dilogo con el multiculturalismo, los grupos ms integristas -y aqu nos centramos en el variado y complejo mundomusulmn-serelacionanmejorconelmulticulturalismoesencialista,mientrasquelos partidarios de lo que Bassam Tibi llama euroislam, es decir un islam adaptado a los valores, ideas y leyes europeos, estaran en esa segunda variante intercultural en la que, partiendo de la cultura de origen, se propugna una integracin en los valores cvicos de la sociedad en que se vive.Opcin, la intercultural, que parece ms sensata en la medida en que a partir del reconocimiento y respeto a las culturas,deldilogoeintercambioentrelasmismas,procuralaintegracinpolticaysocialen torno a un proyecto comn democrtico.En nuestro pas este debate se halla todava en ciernes en cuanto debate intelectual o poltico serio que afecte o interese a los ciudadanos, aunque, recientemente, ha terciado en el mismo, en la Nmero Seis Julio 2004pgina 19 Comunidad de Madrid, la viceconsejera de Educacin, Carmen Gonzlez, con la curiosa teora de que los inmigrantes vienen a, o quieren exclusivamente,trabajar, por lo que se debera tambin arbitrar el derecho a la ignorancia. Tal como lo ha expuesto la viceconsejera ese novedoso derecho a la ignorancia, paralelo al antiguo derecho a la educacin, resulta convertirse ms bien en un deber para toda la comu nidad de inmigrantes con lo que la cuestin quedara resuelta y el debate zanjado. Pero volviendo a retomar con un poco de seriedad el debate en el que estamos habra que constatar que, lamentablemente, la cuestin suele aparecer en torno a las distintas v ariantes de las sucesivas leyes de extranjera, orientadas al freno ms que a la organizacin de la inmigracin, o a partir de los cada vez ms frecuentes brotes de racismo y xenofobia. Se podra decir que la avalancha nos ha pillado desprevenidos, improvisando tanto en leyes como en actitudes, lo que no puede por menos que conducir a la creacin de guetos vitales y educativos. Las posiciones oscilan entre las respuestas viscerales de odio y rechazo a su presencia y las demandas angelicales que reclaman toleranciaounaevanescenteeducacinenvaloresderespetoy,denuevo,toleranciaque mgicamente generarn una ideal convivencia. A este respecto conviene recordar que el valor de la tolerancia es uno de los ms complejos y difciles de lograr puesto que supone un previo inters, curiosidad intelectual y conocimiento de otras culturas, amn de capacidad de anlisis, comprensin y dilogo, cualidades que no surgen espontneamente por ms que se repita el trmino tolerancia, cual mantra sagrado, de cuya mera advocacin se espera que produzca efectos reales en la sociedad; nohaymsqueobservarcmoenlasencuestassobreeltemalamayoradelagentese autoconsidera tolerante, mientras responde que los dems no lo son. Todo ello hace que, en general, el debate intelectual adquiera tintes un tanto raquticos. Los asimilacionistas, que no integradores,han descubierto ltimamente, a raz del filn del velo,los ideales de una escuela pblica y laica; sin embargo, no centran su crtica en la ficcin de nuestro estado aconfesional como muestra la proliferacin de smbolos catlicos en las instituciones o el escndalodelafinanciacinestataldelaredprivada,ensumayorpartereligiosa.El multiculturalismo, tal vez influido por el nacionalismo etnic ista o por el comunitarismo anglosajn, se suele entender por sus defensores - y descalificar apresuradamente por sus crticos- como ese modelo esencialista, de culturas cerradas a las que slo se accede desde dentro, que imposibilita una integracin desde los propios orgenes en la vida ciudadana, olvidando esas otras posibilidades antes indicadas. Es de suponer que, poco a poco, y conforme la realidad de la inmigracin as como su permanencia se imponga, surja un discusin ms profunda que nos aporte otra s opciones, as como el necesario dilogo intercultural. Una vez situados en nuestro pas podemos pasar a observar los efectos que ha producido la inmigracin al entrar en el sistema educativo as como las posibilidades que, desde el mismo, se pueden ofrecer a estos nuevos trabajadores y a sus hijos. Cuestin tanto ms compleja cuanto la inmigracin no se compone de personajes potentes, econmicamente hablando, o perfectamente educados y escolarizados que no plantearan ninguna dificultad escolar.El primer problema con el que nos encontramos es el de la negativa percepcin social que se tiene hacia los centros en que se agrupan los inmigrantes, percepcin que tiene difcil solucin puesto que, en gran medida, se basa en sentimientos o miedos irracionales. As, se suele considerar que ha sido su llegada el factor fundamental que ha determinado el descenso de nivel de los centros. Nuestra experiencia nos indica que dicho descenso empez a producirse mucho antes, al aplicarse la LOGSE, ampliarse la obligatoriedad de la educacin hasta los 16 aos y producirse, desde el propio modelo educativo, un cambio empobrecedor en los contenidos de la educacin. No obstante, hay que reconocer que su entrada masiva en las aulas pblicas ha contribuido a ese descenso de niv el, enlamedidaenquesuincorporacinharesultadocatica,basadaenlaedaddelalumno,sin atender a los problemas de idioma de los mismos o a sus conocimientos previos, lo que deriva en aulaspobladasdeseresautistas,desmotivados,paralosquere sultanincomprensibleslas explicacionesdelosprofesorespormuchovoluntarismooentregaquestostengan.En Comunidades, como la nuestra, Madrid, con gran nmero de inmigrantes acumulados, en su mayor Nmero Seis Julio 2004pgina 20 parte, en la escuela pblica segn indican los datos de los sindicatos,esto constituye un elemento ms que favorece la huda hacia los centros concertados de los alumnos indgenas y blancos por parte de las clases medias y populares.Frente a estos efectos reales se pueden plantear diversas posibilidades, sobre todo en estos tiempos de cambio. La primera y ms evidente, parte del cumplimiento real de la ley de conciertos y subvenciones, empresa que, tras estos aos de ampliaciones sin control, se antoja titnica y cuasi utpica. Se tratara tan slo de fomentar un reparto equitativo de los alumnos extranjeros entre los centrosfinanciadosporeldineropblico,eliminandolaencubiertaseleccinquerealizanlos centros privados concertados. Es posible que para vencer las resistencias de los mismos, en lgica defensa de su negocio y su expansin ideolgica, sea preciso establecer algn tipo de sistema de cuotas obligatorias, porque lo que no parece de recibo es seguir pagando a los que incumplen las leyes.Noparece,sinembargo,necesarioyconveniente, al estilo estadounidense de los aos sesenta,desplazaralosalumnosacentrosdebarrioslejanosparaevitarsuconcentraciny consiguiente guetizacin.En Madrid, por ejemplo, en los barrios del centro donde suelen habitar los inmigrantes, se hallan conjuntamente centros pblicos y privados, estos ltimos exentos de los alumnos que no desean, con lo que bastara su reparto equitativo sin necesidad de un traslado geogrfico. En segundo lugar, habra que plantear un programa real de inmersin lingstica, cultural y de aprendizaje, en los casos de aquellos que no han sido suficientemente escolarizados y por ello no puedenaccederalosconocimientosrequeridos,enlospropioscentroseducativos.Sinel instrumento bsico del dominio de la lengua o de los conocimientos precisos para cada nivel, es imposible transmitir nada. Esto no significa aislar a los inmigrantes y apartarlos de sus compaeros ya que podra darse la convivencia en aquellas materias en las que el idioma o los conocimientos previosnoconstituyen el elemento central de aprendizaje. En ese sentido cabe recordar que el trminointegracinseconstruyedesdebasesslidas,ellenguajeylosconocimientos,yno mediante la repeticin de ensalmos, como el de la apelacin a la tolerancia, o por el mero contagio producido por la permanencia confusa de todos en el aula.Por ltimo,frente a una escuela asimilacionista que elimina las particularidades culturales, consideradascomodeficienciasdeorigen,yotramulticulturalqueacentaladivers idady optatividad del curriculo en detrimento del tronco comn o que puede fomentar la creacin de escuelas separadas, parece preferible un modelo escolar que parta de la diversidad y reciprocidad intercultural sin alterar aquellos contenidos fundamentale s que aseguren el xito escolar de todos los alumnos. De ah que, una vez logrados esos objetivos bsicos indicados, que parten del sentido comnylaexperienciadiariaenvezdelasretricashuecas,sepodraproponerenlasaulas actividades interculturales que conduzcan al conocimiento, inters y valoracin de otras culturas, basndose en las aportaciones de los alumnos y en la colaboracin con entidades de todo tipo, institucionales, asociaciones de inmigrantes o colectivos que con ellos trabajan. As se podran producir esos hbitos de tolerancia que tanto deseamos. Y, por otra parte, el sistema educativo podra generar esa igualdad de oportunidades que mejorara las posibilidades de integracinen la vida intelectual, laboral y poltica de nuestra sociedad, por parte de los alumnos extranjeros que viven con nosotros y no contra nosotros. Nmero Seis Julio 2004pgina 21 EN DEFENSA DE LA ESCUELA PBLICA Situacin del profesorado Amparo GMEZ a situacin actual en la que se encuentra el profesorado es fruto de varios factore s, entre los que podramos citar, en primer lugar, la inadecuacin entre los objetivos de la escuela y los cambiossociopolticosalosqueasistimosenlaltimadcada,y,ensegundolugar,su exclusin en la planificacin de las reformas, de las que sesupona debera haber sido agente de primer orden. Naturalmente partimos de la consideracin de la figura del profesor como uno de los pilares quedebefundamentarcualquierreformaeducativa,encontraposicinalapuntalamientodel derrumbe al que ha sido sometida la misma.Una sociedad que menosprecia la importancia del maestro en la formacin del alumnado, manifiesta los primeros sntomas de crudeza y falta de respeto a una de las bases en la creacin de unaciudadanacrtica.Quienesapelenalaformacin crtica de los ciudadanoscuya primera lectura recaera en la responsabilidad poltica de los mismos- prescindiendo de los instrumentos que para esta labor se precisan, no harn sino abstracciones y propuestas vanas carentes de respuestas reales. Al profesor corresponde, en primera instancia, la educacin de los muchachos, que empezar porconcederleslasherramientasbsicasquelespermitirnhacerunalecturadelarealidady fomentarenelloseljuicioqueharposible,desdeunavaloracinticadelarealidad,la transformacin de la misma. Los principios de libertad, tolerancia y solidaridad, que se pretende promover entre nuestros alumnos, exigen una formacin slida que requiere de los muchachos estudio concienzudo y esfuerzo, cuyosndices la LOGSE redujo a la mnima expresin y, lo que es peor,obvienprodepedagogasblandasdeparticipacinyentretenimientoque, intencionadamente o por falta de estudio y previsin, alimentaron unateora de la comprensividad, entendida errneamente, que ha ido llevando a la prcticadisolucin de los conocimientos en el currculo. Sipartimosdequeelprofesorconstituyelapersonalizacinmsdirectadelsistema educativo, y de su funcin como el que hace posible ...la colocacin del sujeto respecto al resto de realidades circundantes11, sera interesante analizar de forma conjunta la infravaloracin del mismo desde los dos aspectos antes mencionados: el cambio social y la falta de consideracin por parte de la Administracin. A. - La nueva figura del profesor -Elcambiosocialdelaltimadcadahaarrastradoalalumnadoaunasociedad individualista, carente de valores ticos y fuertemente competitiva, en la que no tiene cabida, se dice, por anacrnica y falta de fundamento, una escuela que habla de igualdad de oportunidades e integracin de todos los alumnos en un mismo marco escolar.La LOGSE ha fomentado la figura del adolescente eterno12, al que se le ha privado de afrontar temas importantes en el crecimiento de una persona, tales como el sent ido de la vida, la

11 Jos Luis Corzo, Educar(nos) en tiempos de crisis , CCS, Madrid,199512 Id. L Nmero Seis Julio 2004pgina 22 dignidaddelapersona,lapluralidaddesistemasfilosficosyeconmicos,laresponsabilidad asociativa y poltica, etc. Paralelamente, han sido los medios de comunicacin, en cabeza la TV, los detentadores de lamoralinculcadaenlosmuchachos.BuenarazntenaCorzoalpresentarlacomoiniciante domstico de la mayor eficacia, y al aadir: Los fenomenlogos advierten que no hay distancia antropolgica alguna entre los hombres de la caverna alrededor de las narraciones y enseanza s de sus brujos y el hombre actual ante las pantallas cinematogrficas de sus hroes o las revistas del corazn13. Nisiquierapodramoshablardecompetenciadesleal,pueshasidopatenteun desbancamiento total de la figura del profesor. Las horas reglamentarias de estudio personal del alumnado, en consonancia con la labor del profesor, han sido sustituidas por las sentadas ante la TV al albur de la oferta de programacin de la telebasura espaola.Enlaltimadcadalafiguradelprofesorsehapuestoen entredicho y ha sufrido una notable desautorizacin. Naturalmente, contamos con el hecho de que el fenmeno de la educacin se torna cada vez ms complejo: ya el profesor se dice- no ha de limitarse a la imparticin de una seriedeconocimientos,pueslasnuevastecnologasdelainformacincubriranestafuncin; asimismo no somos los nicos transmisores de la cultura. Tales ndices indican claramente que el papeldeldocente,dicen,debeserrepensado.Poractivayporpasivasenoshaencorsetado, impuesto, antes que invitado a una reconversin profesional cuyos logros dudo que estuviesen ms en la lnea de motivar al alumnado, proporcionndole herramientas que le ayudaran a ser sujeto de supropioaprendizaje,queeneldelentretenimientofcil,lneaenlaqueelprofesor,lejosde sentirse acompaante del proceso, se ha sentido ajeno y expulsado del aula. Partimos de que el maestro debe estar hoy capacitado para impartir los conocimientos que exija su materia, que ha de fomentarelprocesodeaprendizajedeloschicosyquehadeproporcionarleslosmediosque posibiliten su desarrollo como ciudadanos; no obstante, contando con la presin externa, la falta de legitimidad y el desprestigio social al que se nos ha sometido por parte de la sociedad, y en especial de la administracin, se convierte en tarea de no poca envergadura la recuperacin de la figura del maestro. -Por otro lado,la autoridad del maestro, imprescindible para una formacin cualificada de los alumnos con pretensiones de acceder a un determinado status profesional y social, se ha visto amenazada gravemente por la prdida de confianza de nuestros jvenes en el futuro. De qu futuro hablarcuandoelparo,lostrabajostemporales,ladesvalorizacindedeterminadosttulos,la consecucin de dinero fcil (justificada y alabada por dems, independientemente de los medios que perpetan la injusticia social), etc., sealan como nica salida de supervivencia la entrega y cultivo exclusivo de lo que est al alcance de la mano? -En estas coordenadas, se requiere un repaso a la proyeccin que el Estado ha impulsado estosaossobrelaconcepcindelprofesor.Lejosdeentendersupapelsocializador,loha orientado a cubrir demandas sociales ms generales que han desdibujado casi por completo su labor educadoraylohanconvertidoenanimador equilibrista, que ha de acoger en un mismo aula a estudiantes cuya diversidad impide la aplicacin de contenidos en base a la cobertura de objetivos mnimos.Nuestra labor ha quedado reducida al mantenimiento de una guardera para mayores o de un aparcamiento de jvenes, favoreciendo la atencin socialalas familias y en absoluto la formacin del alumnado, lo que ha conllevado un descenso de prestigio y aprecio social . Sehapretendidoqueelprofesorhagadepadre-traslaprdidadesocializacindela familia-, de tutor, educador, psiclogo, cuidador..., y que preste atencin personal e individualizada

13 Id. Nmero Seis Julio 2004pgina 23 a colectivos numerosos de alumnos. Y eso cuando, en la prctica, se le quita toda autoridad. -A tenorde la falta de reconocimiento del profesor,la convivencia y disciplin