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1 OBJETOS QUE DAN SOLIDEZ A UNA TEORÍA: LA HISTORIA DEL CONTROL ESTADÍSTICO DE LA FABRICACIÓN Denis Bayart En este artículo intentaremos abordar el problema del nacimiento y la difusión de los saberes en materia de gestión desde un ángulo poco habitual: el de los objetos a través de los cuales el saber adquiere cierta materialidad. En ese campo, la tradición consiste más bien en estudiar las ideas: cómo surgen, cómo ponemos a prueba su pertinencia, de qué manera las ventajas que aportan pueden explicar su éxito, etcétera. El contenido del pensamiento es el punto de concentración, presuponiendo que es en su calidad y en su pertinencia donde se encuentra el valor de los métodos de gestión. Sin pretender negar la importancia de las ideas, pensamos que es muy útil analizar el papel que juegan los objetos materiales, tanto en la construcción de las ideas como en su difusión y en su aplicación en el mundo de las empresas. Denominamos “objetos” a todas las formas concretas, materiales o gráficas, que se producen gracias al apoyo de un saber determinado, ya sea a título de ejemplo, de argumento, de prueba o como medio para la aplicación. Las representaciones gráficas ocupan un lugar importante entre esos objetos, como se puede constatar al hojear cualquier manual de administración. El manual, variable particular del libro, constituye también un objeto específico que juega un papel determinado en la difusión de los saberes, papel generalmente poco estudiado en el campo de la gestión (recibe más interés Aparecido originalmente en Charue Duboc, Florence (comp.), Des Savoirs en Actions, Contribution de la Recherche en Gestion, L’Harmattan, París, 1995, pp. 139-173. La traducción es de Mónica Portnoy.

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Sobre la importancia de la tarjeta de control estadístico de la producción y la teoría organizacional. Documento es español

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OBJETOS QUE DAN SOLIDEZ A UNA TEORÍA:

LA HISTORIA DEL CONTROL

ESTADÍSTICO DE LA FABRICACIÓN∗

Denis Bayart

En este artículo intentaremos abordar el problema del nacimiento y la

difusión de los saberes en materia de gestión desde un ángulo poco habitual:

el de los objetos a través de los cuales el saber adquiere cierta materialidad.

En ese campo, la tradición consiste más bien en estudiar las ideas: cómo

surgen, cómo ponemos a prueba su pertinencia, de qué manera las ventajas

que aportan pueden explicar su éxito, etcétera. El contenido del pensamiento

es el punto de concentración, presuponiendo que es en su calidad y en su

pertinencia donde se encuentra el valor de los métodos de gestión. Sin

pretender negar la importancia de las ideas, pensamos que es muy útil

analizar el papel que juegan los objetos materiales, tanto en la construcción de

las ideas como en su difusión y en su aplicación en el mundo de las empresas.

Denominamos “objetos” a todas las formas concretas, materiales o

gráficas, que se producen gracias al apoyo de un saber determinado, ya sea a

título de ejemplo, de argumento, de prueba o como medio para la aplicación.

Las representaciones gráficas ocupan un lugar importante entre esos objetos,

como se puede constatar al hojear cualquier manual de administración. El

manual, variable particular del libro, constituye también un objeto específico

que juega un papel determinado en la difusión de los saberes, papel

generalmente poco estudiado en el campo de la gestión (recibe más interés

∗ Aparecido originalmente en Charue Duboc, Florence (comp.), Des Savoirs en Actions, Contribution de la Recherche en Gestion, L’Harmattan, París, 1995, pp. 139-173. La traducción es de Mónica Portnoy.

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por parte de la historia y de la sociología de las ciencias y de las técnicas). La

aplicación de ciertos saberes, como el estudio de tiempos y movimientos,

requiere instrumentos muy específicos (cronómetros especiales,

equipamientos para visión de conjunto, relación detallada de registro de

datos...). También podemos pensar en los objetos programas (por ejemplo, la

paquetería de herramientas estadísticas para el control de la calidad).

Analizaremos el papel de los objetos en la edificación de los saberes en

la gestión a partir de tres perspectivas:

• en la construcción de las teorías de gestión, por una parte, como

elementos del avance del conocimiento y, por otra, como punto de

apoyo de la retórica de los promotores (ambos aspectos, difíciles de

disociar en la práctica);

• en la aplicación de los saberes, como mediadores respecto a la acción:

las propiedades de los saberes para la acción están, de hecho,

vinculadas a los objetos;

• en la difusión: al constituir el aspecto material del saber, están

comprometidos en la vida social de la misma manera que cualquier otro

objeto; pueden asumir, sobre todo, la forma de mercancías, que se

sujetan a la circulación, al intercambio, al comercio.1

En este sentido, adoptamos una concepción constructivista y ecológica

de lo que, por convención, denominamos la “producción/difusión” de los

saberes administrativos. Estos últimos, construidos en condiciones únicas por

un grupo de promotores, se ponen en circulación en el campo social mediante

la intercesión de objetos (maquetas, modelos, textos de diferente 1 Midler, C., 1986, “Logique de la mode managériale”, en Gérer et Comprendre, núm. 3, junio, pp. 74-85.

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naturaleza...); presentes en el mundo empresarial, se someten a un proceso de

selección en el que intervienen las propiedades que los objetos parecen tener.

Este análisis lleva a poner el acento en las interacciones que se producen

entre, por un lado, los objetos que se producen y se ponen circulación y, por

el otro, los contextos que dan sentido a los objetos y que sacan a relucir sus

propiedades. Pareciera imposible considerar las propiedades de los objetos

como si les fueran inherentes ya que necesitan una interacción con los

hombres para manifestarse. Esto nos llevó al estudio de todos los procesos

sociales que hacen surgir, establecen o sacan a relucir las propiedades de los

objetos. Entre esos procesos, la normalización tiene un lugar particularmente

importante; en otro trabajo,2 el control estadístico se presentó en el marco de

una convención económica que reunió los trabajos más teóricos de Eymard-

Duvernay.3

Numerosos trabajos de investigación en administración, se inclinaron a

mostrar cómo los instrumentos de gestión estructuran las formas de pensar y

los comportamientos dentro de las organizaciones; con frecuencia, explican

las dificultades de la evolución que se imputa, erróneamente, sólo a las

“mentalidades” y constituye una “tecnología invisible” en la que se subestima

la inercia. 4 Desde una perspectiva muy materialista, estas investigaciones

pretendían demostrar que los objetos utilizados para administrar las

organizaciones tienen, a menudo, un peso mayor que las ideas de gestión, las

cuales se supone éstos deben representar, y ello a partir del hecho de que los

actores reinterpretan el sentido de esos objetos en función de su contexto 2 Bayart, D., 1994, “La quantification du contrôle qualité dans l’industrie: un point de vue sociologique et historique”, en Nicolas, F. y Valceschini, E. (comps.), Agro-alimentaire: une économie de la qualité, INRA-Economica, París. 3 Eymard-Duvernay, F., 1989, “Conventions de qualité et formes de coordination”, en Revue économique, núm. 2, pp. 329-359. 4 Por ejemplo, Berry, M., 1983, Une technologie invisible? L’impact des instruments de gestion sur l’évolution des systèmes humains, Centre de Recherche en Gestion, École Polytechnique, París.

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local, lo que no siempre está en concordancia con el sentido que pretenden los

responsables de las organizaciones. Actualmente, las ciencias sociales

manifiestan un interés por los objetos 5 y por la manera en la que se

“involucran en la acción”, lo que permite vislumbrar, en un futuro, paralelos

interesantes con las ciencias de la gestión.

Entonces, esta dimensión de los objetos en la gestión merece explorarse

como tal, como hilo conductor del proceso de innovación y de difusión.

Realizaremos una experiencia sobre el caso de los métodos estadísticos de

control de calidad en las producciones industriales. Desrosières6 caracterizó

de manera admirable el doble aspecto de los objetos estadísticos respecto de

la acción:

Las herramientas estadísticas permiten descubrir o crear seres sobre los que

es posible apoyarse para describir el mundo y actuar en él. Acerca de esos

objetos, puede decirse, simultáneamente, que son reales y que fueron

construidos, desde el momento en que se retoman en otros ensamblajes y

circulan así, escindidos de su génesis, lo que es, después de todo, el destino

de muchos productos.

Los métodos estadísticos de control de calidad se desarrollaron durante

la década de 1920, a partir de las necesidades de la industria telefónica

estadounidense, en la empresa Western Electric y en los Laboratorios Bell.

Estas empresas crearon la técnica estandarizada de las tarjetas de control, que

permiten controlar la regularidad en el proceso de fabricación, así como

detectar rápidamente los desajustes de las máquinas. El principio es 5 Véase sobre todo el número temático de la revista Raison practique, “Les objets dans l’action. De la maison au laboratoire”, EHESS, París, 1993. 6 Desrosières, A., 1993, La politique des grands nombres. Histoire de la raison statistique, La Découverte, París, p. 9.

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relativamente fácil de comprender, pero demanda algunas explicaciones. Para

que los objetos fabricados se consideren de “buena calidad”, deben satisfacer

determinadas tolerancias de acuerdo con un cierto número de características

seleccionadas como criterios de calidad; por ejemplo, sus dimensiones

geométricas. No obstante, los equipos de producción, aunque sean muy

precisos, son incapaces de producir objetos exactamente semejantes los unos

a los otros, y las características de los productos fabricados se reparten, de

hecho, según las distribuciones estadísticas. Todo está bien mientras la

distribución de cada característica quede incluida dentro de los límites de

tolerancia: entonces se dice que la máquina está bajo control estadístico,

dicho de otra forma, bien ajustada. Pero siempre llega un momento en que la

máquina se desajusta; cuando ese desajuste es progresivo, la máquina

comienza a producir algunas piezas malas entre una mayoría de piezas

buenas. Las tarjetas de control son una herramienta gráfica que, con la ayuda

de técnicas de muestreo, permite detectar rápidamente ese desajuste antes de

que afecte una gran cantidad de piezas fabricadas. Entonces, una vez que se

conoce la causa, puede interrumpirse la fabricación para ajustar nuevamente

la máquina y así evitar desperdicios o costos de reposición que pudieran ser

muy elevados. De manera más general, las tarjetas de control constituyen

actualmente una herramienta fundamental para el seguimiento de la calidad

en la fabricación, principalmente, en el marco de procedimientos para

asegurar la calidad.

El control de fabricación antes de la “revolución probabilística”

La innovación más importante que se introdujo en la década de 1920 al

control de fabricación fue la consideración del azar, al utilizar métodos de

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estadística matemática que permitieron definir racionalmente los

procedimientos de evaluación de las muestras. Como veremos, esta

aportación constituye, en el campo de la producción industrial, una verdadera

“revolución probabilística”, para retomar la expresión consagrada en la

historia de las ciencias.7 Antes existían, evidentemente, procedimientos de

control de calidad, incluso que utilizaban muestreo, pero no se basaban de

manera explícita en el cálculo de probabilidades. En épocas tan remotas como

el siglo XII, los ingleses ya recurrían a esos métodos para controlar la

graduación y el peso de las monedas fabricadas para el rey por parte de los

artesanos de la moneda.8

A principios del siglo XX el determinismo se convirtió en la concepción

dominante entre los ingenieros y los científicos ocupados de la organización

industrial. Tomaremos el ejemplo de Le Chatelier para demostrar hasta qué

punto, dentro de esas concepciones, era imposible tomar en cuenta el azar. Le

Chatelier, eminente químico miembro de la Academia de Ciencias, también

fue conocido por su papel como difusor de los trabajos de Taylor, a quien da a

conocer en Francia a partir de 1907. Escribió el prefacio de un libro de

organización industrial publicado por su discípulo Nusbaumer:9

Todos los fenómenos se engranan de acuerdo con leyes inexorables. (...) La

creencia en la necesidad de leyes, dicho de otra forma, en la inexistencia del

azar, conduce a la industria a revelarse contra las irregularidades, contra los

desperdicios de fabricación y casi siempre permite que desaparezcan.

7 Krüger, L, Daston, L. y Heidelberger, M. (comps.), 1987, The Probabilistic Revolution, MIT Press, Cambridge. 8 Stigler, S. M., 1977, “Eight Centuries of Sampling Inspection: the Trial of the Pyx”, en J. Am. Stat. Ass., vol. 72, pp. 493-500. 9 Nusbaumer, E., 1924, L’Organisation scientifique des usines, Nouvelle librairie national, París.

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La opinión de Le Chatelier respecto al azar se explica a partir de sus

concepciones de la organización industrial. Únicamente le parece legítima y

fecunda una sola vía: conocer con tanta exactitud como sea posible las leyes

de la materia aplicadas a los productos fabricados, a las máquinas. Podría

decirse, parafraseando a Laplace, que ni su concepción de la calidad ni

aquélla de la organización industrial tenían necesidad alguna de recurrir a “la

hipótesis del azar”. Por el contrario, se requería rechazarla de manera

contundente pues ofrecía una escapatoria fácil a los responsables de la fábrica

que refunfuñaban cuando se planteaba que debían emprender la marcha del

conocimiento científico, laborioso y costoso, que hubiera podido dar

verdadera cuenta de esos fenómenos. Aceptar la idea de que el azar existe, es

rechazar la posibilidad de alejar el desorden.10

Algunas veces, principalmente cuando el control implicaba una

destrucción de las piezas (ensayos que llegaban a la rotura, por ejemplo), era

necesario tomar una muestra de las mismas. Le Chatelier no se cuestionaba

acerca del tamaño de la muestra ni sobre la validez de las conclusiones que se

obtenían del ensayo; quizás hubiera sido incapaz de plantearse la pregunta ya

que parecía ignorar la existencia del cálculo de probabilidades, el cual, sin

embargo, desde inicios del siglo XIX, había sido articulado por Laplace, de

manera muy evidente, con una filosofía determinista.11

La misma concepción determinista parecía reinar de igual manera en la

industria estadounidense. Así, F. W. Taylor da un ejemplo de organización

perfectamente determinista de un control de calidad en la fabricación de

10 El debate está siempre presente entre los partidarios del “cero error”. Algunos ven en el paso del control estadístico de fabricación la institucionalización de la ineficiencia: los operadores, sabiendo que los productos se inspeccionan al final de la cadena, no buscan particularmente corregir los errores. El principal interés de una política de “cero error” sería forzar a la gente a mejorarse. 11 De Laplace, P. S., 1825, Essai philosophique sur les probabilités, 1986, Christian Bourgois, París.

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baleros para bicicletas. 12 Por otra parte, Nusbaumer, el alumno de Le

Chatelier ya mencionado, reprodujo de manera exacta el dispositivo de Taylor

en la fábrica de pólvora y explosivos que debía reorganizar en 1916. Incluso

con sujetos que, en nuestra visión actual, se prestan muy bien a un

acercamiento probabilístico, tal como el mantenimiento preventivo de correas

de transmisión dentro de un taller, con el objetivo de evitar las interrupciones

en el proceso de fabricación; Taylor adopta una problemática rigurosamente

determinista.13

La creencia en el determinismo al interior de los ambientes industriales

estadounidenses se mantenía igualmente por la búsqueda de la mayor

precisión posible en las fabricaciones mecánicas, que aparecían como el único

medio para obtener la intercambiabilidad de las piezas. El historiador A. D.

Chandler señala que “El sistema estadounidense de manufactura puede

definirse como un proceso de producción de grandes cantidades en medio de

la fabricación de piezas estandarizadas que se ensamblan a productos

finales.”14

Para muchos industriales, uno de los principales objetivos de calidad

para la fabricación mecánica era la posibilidad de sustituir los componentes,

según la ecuación: calidad = intercambiabilidad = precisión.

El enfoque no determinista del control de fabricación desarrollado en

los laboratorios Bell, le dará vuelta a la ideología científica dominante en los

12 Se trata de un ejemplo dado por el autor en The Principles of Scientific Management, trad. franc., 1967, La direction scientifique des entreprises, Ed. Marabout, París. 13 Taylor, F. W., 1907, “L’emploi des courroies”, en Etudes sur l’organisation du travail dans les usines, Dunod y Pinat, París. 14 En: Mayr, O. y Post, R. C. (comps.), 1981, Yankee Enterprise. The Rise of American System of Manufactures, Smitsonian Institution Press, Washington D.C., p. 153. El conjunto del libro muestra bastante bien la importancia de la cuestión de la intercambiabilidad y el asombro del mundo industrial frente al desempeño de las manufacturas estadounidenses en el tema.

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ámbitos industriales al introducir en el campo de la ingeniería la problemática

de la física estadística.

La construcción de una teoría sólida de la calidad

¿Por qué Shewhart?

Si se tratara aquí de un enfoque puramente histórico, se necesitaría describir y

analizar una multiplicidad bastante grande de trabajos que tuvieron lugar

durante la década de 1920, no sólo en los Estados Unidos, sino también en

Francia, Alemania, Gran Bretaña y, posiblemente también, en Rusia. De

hecho, es destacable que, más o menos al mismo tiempo, aparecieron en

diferentes países, aunque de manera independiente, ingenieros que habían

reflexionado acerca de los enfoques probabilísticos del control de calidad. Se

trata de una confirmación de que el surgimiento del problema no provino de

un concurso de circunstancias propias de un sector industrial en particular,

sino que, más bien, se halla quizá ligado a una etapa histórica en la evolución

de las técnicas de producción, en la organización de las empresas y en la

evolución de los intercambios industriales. Sin mucho temor a equivocarse, se

puede anticipar que se trata de la generalización de la producción en masa, a

sabiendas de que una caracterización tan general es insuficiente. Esta cuestión

requeriría mayor investigación, lo cual supera el propósito de este texto.

Entre todos esos trabajos independientes, los de Laboratorios Bell

retendrán nuestra atención por las siguientes razones: el cuerpo teórico más

ambicioso y completo se desarrolló en ese espacio; el método puntualizado, el

de las tarjetas de control, ingresó realmente en la industria y todavía tiene

vigencia; el material publicado es bastante voluminoso y su contenido lo

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suficientemente abundante como para poder seguir las marcas del desarrollo

de esta innovación. Por el contrario, en los demás países, los métodos

desarrollados permanecieron bastante fragmentados o limitados a

determinadas empresas y fueron, en definitiva, ahogados por el método de los

Laboratorios Bell. Una excepción notable es el caso de los ingleses, quienes

pudieron adoptar el método en curso e integrar a sus propios trabajos la

concepción estadounidense, a la cual brindaron considerables aportes en la

década de 1930, lo que no es de sorprender si se considera su impresionante

potencial como investigadores en estadística, tanto matemática como

aplicada.

Para no dificultar lo ya expuesto, nos limitaremos al método de las

tarjetas de control, aunque para un análisis completo deberíamos, asimismo,

tomar en cuenta los métodos de control de recepción por muestreo que

también se desarrollaron en los Laboratorios Bell.15 W. E. Shewhart (1891-

1967) es el creador reconocido de las tarjetas de control, lo que se confirma

mediante una decena de artículos aparecidos entre 1924 y 1931, que culminan

con un voluminoso tratado16 que reúne la totalidad de los mismos. De un

artículo a otro, se puede seguir perfectamente bien la evolución de las ideas y

de las herramientas asociadas, y esta construcción es la que analizaremos en

apego a, particularmente, tres etapas de esta construcción: 1924, 1926 y 1929-

30.17

15 Dodge, H. F. y Romig, H. G., 1929, “A Method of Sampling Inspection”, en Bell System Technical Journal, vol. 8, pp. 613-631. 16 Shewhart, W. A., 1931, Economic Control of Quality of Manufactured Products, Macmillan, Nueva York, Van Nostrand y Londres. 17 Shewhart, W. A., 1924, “Some Applications of Statistical Methods to the Analysis of Physical and Engineering Data”, en Bell System Technical Journal, vol. III, n° 1, pp. 43-87. También véase las obras del mismo autor, 1926, “Quality Control Charts: a Brief Description of a Newly Developed Form of Control Chart for Detecting Lack of Control of Manufactured Products”, Bell System Technical Journal, vol. V, pp. 593-603; y, 1930, “Economic Quality Control of Manufactured Product”, Bell System Technical Journal, vol. IX, pp. 364-389, presentado en la American Association for Advancement of Science, Des Moines, diciembre, 1929.

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De acuerdo con los testimonios,18 la Western Electric se preocupó en

1922-24 por los problemas de control de calidad dentro de su departamento

de ingeniería. El físico W. E. Shewhart, que conocía los métodos de la física

estadística, se encargó de analizar las mediciones que se efectuaron en

equipos telefónicos producidos durante varios meses, con el objetivo de

encontrar los procedimientos de control de calidad. Shewhart fue transferido a

los Laboratorios Bell al momento de su fundación en 1925, y continuó ahí sus

trabajos sobre control de calidad.

El micrófono de carbono o la escenificación de lo aleatorio, 1923-1924

Ya desde la primera frase de su primer artículo, anterior a las tarjetas de

control, Shewhart ataca de frente la creencia en el determinismo, redefiniendo

el significado de la medición de una magnitud física, apoyándose en la física

moderna propia de la época. En lugar de la exactitud, es decir, de una

precisión tan grande como se desee, sólo se intentará encontrar entidades

estadísticas que ya no ofrezcan certidumbres sino únicamente probabilidades:

Habitualmente, pensamos que las ciencias físicas y de la ingeniería son

exactas. En la mayoría de las mediciones de magnitudes físicas, esto es

prácticamente cierto. (...) La introducción de la teoría molecular de los

quanta, sin embargo, provocó la modificación de algunas de esas viejas

concepciones. Así, cada vez más, debemos considerar el problema de

medición de cualquier magnitud física como el de establecer el valor de

mayor probabilidad. Nos vemos obligados a concebir las leyes físico-

18 Littauer, S. B., 1950, “The Development of Statistical Quality Control in the United States”, en The American Statistician, diciembre, pp. 14-20; Gogue, J. M., 1990, Les six samouraï de la qualité, Economica, París.

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químicas como un determinismo estadístico al cual la “ley de los grandes

números” da la apariencia de una precisión infinita.19

Shewhart comienza por construir un paralelo entre la física y la

ingeniería; los títulos de los dos primeros apartados del artículo son

reveladores sobre este particular: “Naturaleza estadística de algunos

problemas físicos” y “Naturaleza estadística de algunos problemas

telefónicos”. En el primero, este autor, con el apoyo de gráficas, puntualiza la

experiencia histórica de Rutherford y Geiger (1910), al demostrar que, para

una fuente radioactiva, el número de partículas alfa emitidas por unidad de

tiempo, es una variable aleatoria de la que se puede dar cuenta mediante una

de las leyes de Poisson. En el segundo, Shewhart exhibe un componente

telefónico cuyo comportamiento sólo puede ser aprehendido de manera válida

por medio de métodos estadísticos, y concluye: “Las características de

algunos equipamientos telefónicos ya no pueden mantenerse dentro de límites

estrechos cuando la distribución de partículas alfa no puede controlarse en la

experiencia previa.”

De esta manera, Shewhart realiza una transferencia de problemática

entre el campo de la física estadística y el de la ingeniería telefónica: a partir

del momento en que se reconoce en la física que un modelo probabilístico

constituye la mejor manera de explicar un fenómeno determinado, se

convierte en legítimo recurrir a los modelos probabilísticos dentro del campo

de la telefonía –e incluso necesario para los investigadores que pertenecen a

los Laboratorios Bell, a quienes se les paga para mantenerse en la cima del

progreso–.

19 Shewhart, W. A., 1924, op. cit., pp. 43-44.

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El objeto elegido por Shewhart brinda un ejemplo particularmente

palpable de la necesidad de recurrir al enfoque estadístico. Se trata del

micrófono de carbono, elemento clave del combinado telefónico, en el que

una de sus características importantes, la resistencia eléctrica –medida en

laboratorio con todas las precauciones imaginables– manifiesta todos los

síntomas de un comportamiento aleatorio. Con un objeto como éste, la

impotencia de la concepción determinista es evidente: la aleatoriedad se

encuentra en el corazón del objeto fabricado y no sólo en las máquinas que lo

fabrican.

Este objeto providencial permite a Shewhart plantear un problema de

fondo para el control de calidad: ¿cuáles son los estándares de fabricación que

se pueden establecer para productos en los que no se pueden controlar las

características de calidad y de qué manera se formularán y representarán estos

estándares ante el personal de los talleres? ¿Cómo establecer los límites de

variación admisibles? La respuesta que da Shewhart es: “sólo y únicamente

mediante las estadísticas”. Aquí aparece legitimada la búsqueda de

investigaciones en este campo para llegar a los métodos operativos. Al mismo

tiempo, se hace evidente la creencia de los industriales según la cual, al

aumentar indefinidamente la precisión de las máquinas, se podrá resolver en

todos los casos la cuestión de la calidad.

Veamos ahora en qué desemboca este cuestionamiento radical, pues no

basta con denunciar: en el campo industrial también se deben proponer

métodos de trabajo. La dirección propuesta por Shewhart en ese artículo, y a

la cual se apegará después de una manera coherente, consiste en identificar,

por medio de métodos numéricos, la distribución estadística de la

característica de calidad estudiada en condiciones de fabricación

estabilizadas. La mayor parte del artículo se consagra a una revisión de los

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métodos estadísticos existentes con el fin de evaluar su pertinencia para la

identificación de una distribución empírica. Por lo tanto, se trata de un

artículo metodológico y programático. Las herramientas prácticas de trabajo

no están aún a punto, pero llegarán a estarlo en el transcurso de ese año de

1924.

Distribuciones estadísticas en las tarjetas de control

El artículo que acabamos de analizar concluye que la calidad de un producto

industrial se representa mediante una distribución estadística. Ésta se

identifica por medio de los valores numéricos de sus primeros momentos, en

aplicación de la teoría matemática de Karl Pearson. A partir de entonces,

Shewhart le dará forma de manera progresiva a la herramienta gráfica de la

tarjeta de control, la cual será el objeto material esencial de este método.

Seguiremos las huellas de esta evolución, desde la idea inicial aparecida en

una nota interna20 del 16 de mayo de 1924, hasta la forma normalizada en

1935. El análisis intenta mostrar que la forma gráfica constituyó un elemento

fijo respecto de las concepciones teóricas, las cuales evolucionaron alrededor

de ese eje. En consecuencia, esta observación brinda una confirmación de la

tesis del papel predominante de los objetos en la evolución de las ideas acerca

de la gestión.

La nota interna de 1924 muestra dos elementos: un ejemplo de

representación gráfica (figura 1) y un texto muy breve de Shewhart que señala

que está en el camino hacia un método operativo: “La relación gráfica anexa

se concibió para indicar si la variación observada en el porcentaje de aparatos

20 Nota reproducida en Gogue, J. M., 1990, op. cit., pp. 30-31.

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15

defectuosos de un tipo determinado es o no significativa; es decir, para

indicar si el producto es o no satisfactorio.”

TIPO DE APARATO

INSPECCIONADO POR

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LÍMITE INFERIOR

Figura 1

Shewhart agrega que la teoría subyacente es relativamente compleja y

que comenzó a trabajar en memorandos que lo explican a detalle. Aunque es

evidente que esta forma gráfica es la aportación principal ya que permite

captar “a simple vista el máximo de información pertinente”. Su principio es

simple: un eje horizontal representa las fechas sucesivas en las que se han

efectuado las mediciones, un eje vertical lleva la escala de la característica

medida. El elemento nuevo que da todo su valor a la gráfica, está constituido

por una línea horizontal cuya ordenada corresponde a un valor determinado a

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16

través de medios teóricos y que representa un límite que no debe superarse; si

el valor de la característica de calidad alcanza esta línea, esto indica un

problema (“este punto muestra un problema”, escribió Shewhart sobre la

figura).

Luego, después de conocer los desarrollos ulteriores de la teoría, es

fácil comprender la idea directriz: mientras que la distribución estadística de

la variable de calidad permanezca sin cambios, se puede determinar un

intervalo, función de las características de la distribución, de manera tal que la

variable tenga una probabilidad prácticamente igual a 1 de estar incluida. Por

ejemplo, si la distribución responde a una ley de Laplace-Gauss, la

probabilidad de que la variable caiga fuera de un intervalo ± 3σ a un lado y

otro de la media (donde σ es la desviación estándar de la distribución) es de

sólo 3 por mil. Para una distribución cualquiera, el teorema de Bienaymé-

Tchebycheff establece que esta probabilidad es inferior al 11%. Si, entonces,

el resultado de una medición cae fuera de este intervalo, podemos decir casi

con seguridad, para el caso de una distribución normal, que el sistema de

producción no quedó en el mismo estado –lo que constituye el problema del

que habla Shewhart: alguna cosa se ha desajustado, es necesario intervenir–.

Pero no fue de manera repentina que Shewhart llegó a una formulación

tan clara y compacta. En principio, construyó una teoría relativamente

sofisticada, fielmente calcada de la dirección de los biométricos británicos,

expuesta en su artículo de 1926, el primero en el que se empleó el término

cuadros de control.

El objetivo buscado es, igual que en su primer artículo, la identificación

de la distribución empírica de la característica de calidad. El procedimiento

consta de cuatro etapas. En primer lugar, es necesario plantear la hipótesis de

un modelo teórico de distribución (ley normal, ley de Poisson, etc.). Luego,

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17

seleccionar los estimadores: generalmente, se trata de los primeros momentos

de la distribución –media, desviación estándar, coeficiente de asimetría,

coeficiente de aplanamiento–, aunque nada obliga al estadístico a adaptarse a

ellos. La tercera fase es la de la estimación numérica. En último lugar, es

conveniente evaluar el grado de adecuación a los datos empíricos de la

distribución determinada por esos cálculos.

En consecuencia, Shewhart propone un proceso metodológico que deja

al estadístico en completa libertad para elegir el modelo teórico, así como los

estimadores. Un procedimiento estándar que pueda utilizarse directamente en

un taller todavía está muy lejos de alcanzarse.

Sin embargo, reencontramos en este artículo, más bien teórico, el

principio gráfico imaginado en 1924 que Shewhart aplica, esta vez, a los

parámetros que definen la distribución estimada (fig. 2). Su razonamiento es

el siguiente: en la hipótesis donde las condiciones de producción permanecen

sin cambiar, la distribución estadística de la variable de calidad se mantiene

estable, y por lo tanto pasa lo mismo con los parámetros que la definen o que

son su consecuencia directa (en la figura: porcentaje de defectuosos, media,

desviación estándar, asimetría, aplanamiento); los valores numéricos de esos

parámetros calculados para diferentes muestras de la producción, sólo difieren

como consecuencia de las fluctuaciones ocasionadas por el muestreo. Ahora

bien, la ley de probabilidad de esas fluctuaciones es conocida, con base en la

distribución que se estimó y se pueden calcular los límites entre los cuales se

deben encontrar los valores de los parámetros con una probabilidad que se fija

alta, por ejemplo 0.99. Al reportar esos límites en las gráficas que representan

esos valores, se ve inmediatamente si las variaciones observadas pueden o no

imputarse únicamente al muestreo.

Page 18: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

18

Figura 2

Cuando se observa la figura 2, salta a la vista que la distribución de la

característica de calidad no se mantuvo idéntica a sí misma durante todo el

período observado: los cuatro primeros momentos de la distribución se salen

mucho de los límites correspondientes a las fluctuaciones de muestreo. Como

consecuencia, la gráfica vuelve completamente visible la existencia de causas

importantes para las variaciones en el proceso de fabricación.

Así, Shewhart elaboró en este estadio dos instrumentos: una

representación gráfica simple y elocuente, y una complicada metodología que

implica muchos cálculos. Esas dos facetas no se complementan aún de

manera estrecha: las gráficas solamente ilustran la teoría, mientras que ésta se

mantiene autónoma. La evolución que se producirá enseguida, en el método,

es muy interesante, ya que la teoría se va a simplificar de manera considerable

y la herramienta gráfica se convertirá en una parte integral del método. Esta

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Page 19: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

19

evolución evoca lo que Simondon ha llamado el proceso de concretización21

de un objeto técnico: en principio, un objeto técnico se lleva a cabo como

prototipo, como calco de su esquema teórico; después, con el tiempo y con el

uso, sus componentes se redefinen unos en función de los otros, en un

proceso que confiere al objeto la apariencia de poseer una vida autónoma,

relativamente independiente de las concepciones teóricas que rigieron su

creación.

Esta concretización se manifiesta claramente en la forma normalizada

de las tarjetas de control (193522, figura 3). La forma primitiva se había

calcado estrictamente del planteamiento teórico de Karl Pearson, en el cual la

identificación de una distribución descansa en aquélla de sus primeros

momentos, mientras la precisión de la estimación aumenta con el número de

momentos considerados. Por tal motivo, Shewhart llega hasta el cuarto

momento, en el que el cálculo es, de hecho, muy complicado; eso le permitía

principalmente, franquear la hipótesis de normalidad de la distribución de la

variable, hipótesis que él criticó mucho en 1924. Pero el estándar del cual se

puede suponer de manera razonable que integra los modos de utilización de la

herramienta, se limita a considerar los dos primeros momentos, planteando

implícitamente las hipótesis acerca de la normalidad de la distribución; el

manual que define la norma se explica brevemente cuando se dice que “en la

práctica, la media y la dispersión se plantean como suficientes”. El proceso de

concretización llevó en el presente caso a una simplificación del objeto

inicial, obtenido al precio de hipótesis implícitas que restringen, en el plano

teórico, el campo de aplicación del método.

21 Simondon, G., 1969, Du mode d’évolution des objets techniques, Aubier, París. 22 American Society for Testing Materials, 1935, Manual on Presentation of Data, Suplemento B.

Page 20: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

20

Figura 2. Información de control diario de las características operativas

Paralelamente, el procedimiento de investigación de la distribución

estadística también se estandariza, se codifica mediante un procedimiento

operativo en el que se pretendió minimizar las referencias a la teoría

estadística. La metodología tan abierta que Shewhart presentaba en 1926,

tomó así, 10 años después, la forma tangible de un objeto gráfico adecuado

para un manual de instrucciones. Este objeto, que se convirtió en muy

autónomo respecto a la teoría estadística que lo fundamenta, está listo para

guiarse a través de los canales de difusión institucionales del mundo

industrial: instancias de normalización, de formación... A pesar de que esos

canales no fueron, como lo veremos, el único vector de difusión, jugaron un

Muestra

Tamaño dela muestra

N

PromedioX

Desviación estándar

σ

Líneas centrales

Límites de control

Pro

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Número de muestra

Gráficas: Cuadros de control para x y σ. En las muestras grandes, x y σ están dadas. Gráficas: Cuadros de control para x y σ. En las muestras grandes, x y σ están dadas.

Para Para

Para

Para

y

y

Resultados: falta de control en el nivel estándar indicado en los días tercero y noveno.

Page 21: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

21

papel importante para identificar y dar a conocer el “producto” tarjeta de

control.

Ambiciones epistemológicas, ventajas económicas

Shewhart, sin embargo, no se conformó con proponer reglas operativas y

herramientas. Sus ambiciones superan las de un ingeniero industrial para

aspirar al estatus de sabio: construyó una verdadera epistemología del control

estadístico de fabricación, enlazando su desarrollo de pensamiento y de

acción con las grandes leyes científicas de la naturaleza, en una forma que

recuerda a Laplace en su ensayo filosófico sobre las probabilidades23. En una

ponencia presentada en 1929 en la American Society for the Advancement of

Science (Sociedad Estadounidense para el Progreso de la Ciencia),

importante sociedad científica estadounidense, Shewhart propone tres

postulados (sic) para introducir el concepto del sistema constante de causas

con efectos aleatorios; en lenguaje moderno diríamos: sistema aleatorio

estacionario:

Postulado 1. Todos los sistemas de causas aleatorias no se parecen en el

sentido de las posibilidades que nos brindan para predecir el futuro en

función del pasado.

Postulado 2. En la naturaleza, existen sistemas constantes de causas

aleatorios.

Postulado 3. Las causas asignables de las variaciones pueden encontrarse y

eliminarse.

23 Este acercamiento no es fortuito, ya que Shewhart había leído este trabajo de Laplace, motivado por un matemático de los Laboratorios Bell, E. C. Molina, muy conocedor de la historia de las probabilidades.

Page 22: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

22

Estas propuestas constituyen el fundamento teórico para el desarrollo

del control estadístico, el cual puede, sin embargo, formularse en términos

más intuitivos: cuando se trata de generar una característica de calidad en el

comportamiento aleatorio, la mejor estrategia posible consiste en mantener en

un estado estable el sistema de fabricación, después de haber eliminado las

causas de variación de la calidad sobre las que se puede actuar; esas causas

son, sobre todo, las que producen, con el transcurso del tiempo, variaciones

poco comunes, cíclicas, o bien un cambio en el largo plazo en las

características de los productos. Las causas de variación se clasifican en dos

tipos: las que son asignables, es decir, cuyo origen se puede identificar, y las

demás, que señalan eventos aleatorios incontrolables. A menos que los

equipos de producción se remplacen, el ingeniero no puede actuar más que

sobre las causas asignables.

Cada postulado se apoya en ejemplos, unos extraídos de la física

estadística y de la demografía, los otros de la experiencia de los ingenieros (lo

que fundamenta el tercer postulado, principio de acción). Si se hubiera

publicado en la actualidad un texto como éste, se habría considerado

probablemente como fantasioso o megalómano; enlaza, de hecho, cosas que

pueden parecernos heterogéneas, desproporcionadas: la acción de los

ingenieros que pretenden arreglar máquinas y principios cosmológicos o

metafísicos. ¿Es realmente necesario invocar propuestas tan generales para

justificar un avance, en resumidas cuentas, muy comprensible en sí mismo?

Sin embargo, Shewhart, en el fondo, explota, tanto como le es posible, su

formación y sus conocimientos de físico para servirse de toda la ciencia

moderna de la época. La movilización eficaz de esos “aliados de peso”, de

acuerdo con la expresión de B. Latour, puede explicar que las teorías de

Page 23: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

23

Shewhart jamás fueron atacadas en el plano de su legitimidad científica: las

críticas hubieran chocado contra el peso de toda esta ciencia en la que los

textos de Shewhart se entreveran permanentemente.

Pero el peso de los aliados científicos no basta para explicar el éxito

obtenido por el método de Shewhart. Todavía era necesario demostrar su

factibilidad técnica y su viabilidad económica, criterios determinantes frente a

los industriales. En este artículo extremadamente complicado, Shewhart

añade, además, argumentos económicos a favor del control estadístico:

reducción del costo de la inspección, reducción del costo de deshechos,

maximización de los beneficios de la producción en grandes cantidades,

alcance de una calidad uniforme aún en caso de pruebas destructivas,

reducción de los límites de tolerancia cuando la medición de la calidad es

indirecta (por recurrir a correlaciones).

Shewhart no es, sin embargo, ni un difusor particularmente inteligente

ni un gran comunicador. En el transcurso de su carrera sólo publicará dos

libros. El primero, en 1931, reúne todos sus artículos anteriores, de forma

muy tediosa y difícil de leer. Constituye una obra de referencia y de

legitimación, pero de ninguna manera un manual operativo... En

innumerables ocasiones se citó a Shewhart, pero posiblemente poco se le ha

estudiado a fondo por parte de los practicantes ya que provoca más preguntas

que respuestas. El segundo libro es una recopilación de conferencias sobre la

calidad, editado en 1939 a petición de Deming; este último texto también se

juzga como más bien “filosófico” por parte de los expertos.

Frente a tales obras, parece evidente que no se trata de la orientación

personal de Shewhart (más bien teórica) ni de sus esfuerzos de promoción los

que pueden explicar el éxito del control estadístico de fabricación. Habría

sido necesaria la ayuda de ingenieros más inclinados hacia la práctica, que se

Page 24: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

24

reunieran en comités de normalización para producir los estándares

operativos. De esta manera, se instauró una verdadera división de papeles

entre los diferentes agentes que intervenían en el proceso de promoción. El

peso del Sistema Bell, de su órgano pensante, los laboratorios Bell, y de su

órgano de producción, la Western Electric, se encuentra también, para

muchos, en el éxito de la promoción, como lo mostrará, más adelante, una

comparación con el caso francés.

No obstante el carácter tan teórico de algunos de los trabajos de

Shewhart, no debe hacer que se descuide la revisión que llevó a cabo en el

campo de las ideas. De hecho, más allá de una pura transferencia de

razonamientos y de observaciones tomada del campo de la física teórica, hay

mucha elaboración de problemáticas específicas en el mundo de la

fabricación industrial. En primer lugar, se encuentra la consideración de la

dimensión económica: si la mejor estrategia frente a la aleatoriedad de la

producción consiste en eliminar las causas asignables de variación y también

en mantener tan constantes como sea posible las condiciones de fabricación,

el costo de esas operaciones debe seguir siendo “razonable” (donde el criterio

a tomar en cuenta es el “juicio del ingeniero”). Sin duda, Shewhart no llega

muy lejos en la articulación del avance en la calidad con los criterios

económicos, pero sus colegas Dodge y Romig, con quienes mantiene una

estrecha relación, publican en 1929 una metodología de control por muestreo

que se basa de manera explícita en una optimización de los costos de la

inspección. La preocupación por la gestión, por lo tanto, está muy presente en

el medio de los ingenieros y llega a expresarse de manera operativa. Después,

Shewhart reformulará completamente la noción de control, con el fin de

tomar en cuenta el indeterminismo de los fenómenos, principalmente el hecho

Page 25: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

25

fundamental de que una calidad controlada es una calidad variable y no es

siempre igual a un estándar prefijado:

Se puede decir que un fenómeno está controlado cuando, con base en nuestra

experiencia pasada, podemos predecir, al menos dentro de ciertos límites,

cuáles son las variaciones del fenómeno que pueden esperarse en el futuro.

Predecir dentro de ciertos límites implica en este caso que podemos

establecer, al menos de manera aproximada, la probabilidad de que el

fenómeno observado caiga dentro de los límites dados.24

En la actualidad, esos principios básicos están completamente

integrados a la práctica cotidiana de los servicios de control de calidad.

Cómo se involucran los objetos en la acción

Vimos la construcción de la teoría de Shewhart, cómo se articulaba, por un

lado con la ciencia, por el otro, con los objetos que la relacionan con la

práctica: el micrófono de carbono que demuestra la necesidad de resolver un

problema de fabricación, la gráfica de la tarjeta de control que propone un

método aparentemente intuitivo y fácil de aplicar. Pero en ese estadio del

análisis, sólo exploramos el punto de vista del promotor inicial, Shewhart, que

se expresa con una buena dosis de retórica. El hecho de que el método dé la

impresión de ser utilizable en la práctica puede no ser más que un efecto de

una habilidad de Shewhart, o de los ingenieros con los que se relacionaba y

que tal vez lo asesoraron, pues ya vimos que Shewhart estaba más bien

inclinado hacia la teoría. Examinando exclusivamente la retórica de los

24 Shewhart, W. A., 1930, op. cit., p. 4.

Page 26: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

26

promotores, en realidad no podemos deducir nada acerca de las condiciones

reales de aplicación del método.

Para superar esta cuestión, se debe analizar la manera en la que el

método se puso en práctica y cómo lo recibieron los usuarios. Disponemos

para esto de algunos testimonios que, aun cuando son bastante incompletos,

permiten, no obstante, extraer conclusiones interesantes cuando se los

remplaza dentro de un marco conceptual adecuado. En principio, indiquemos

nuestra concepción del marco de análisis.

En el fondo, se trata de un estudio de recepción. Es necesario desplazar

radicalmente nuestro punto de vista, ubicado hasta el momento en los

promotores, para adoptar el del usuario. Este último se confronta con dos

tipos de elementos: los discursos de los promotores y los objetos necesarios

para aplicar el método propuesto. El usuario industrial se preocupa, ante todo,

por saber si el método “funciona” en el contexto del taller; por lo tanto, a

priori tendrá cierta desconfianza respecto del discurso de los promotores, ya

que sabe que éste contiene una parte importante de retórica. Exigirá pruebas,

testimonios confiables, cuentas rendidas por la experiencia... Pero se trata

aquí de los elementos discursivos que, si bien pueden despertar la atención y

el interés de un industrial, deben apartarse del ensayo de funcionamiento,

involucramiento dentro de una acción práctica que pone en marcha a los

objetos. Intentaremos demostrar que la prueba de la tarjeta de control posee

un poder de convencimiento decisivo sobre las personas, por ejemplo, dentro

del marco de una formación. Éste será el objeto del primer punto: el objeto

tarjeta de control como nueva herramienta cognitiva. Luego, analizaremos la

manera en que la argumentación de los promotores se fortalece al recurrir a

otros objetos distintos de la tarjeta de control, como las urnas para simular

sorteos, que se utilizan en las situaciones de capacitación, aunque no se usan

Page 27: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

27

en los talleres. En un tercer punto analizaremos la compatibilidad entre el

conjunto de objetos que se asocian al control estadístico (principalmente los

manuales de instrucciones) y las estructuras organizacionales de la empresa,

la división de las competencias y de las tareas. Finalmente, veremos cómo el

involucramiento de los objetos en la vida social de la empresa provoca

evoluciones de la teoría.

La tarjeta de control como nueva herramienta cognitiva

La tarjeta de control posee propiedades que la enlazan con un nuevo medio de

percepción: convierte en visibles y tangibles fenómenos que hasta entonces se

hallaban escondidos. Una tarjeta de control estándar (figura 3) permite seguir

dos tendencias de la característica de calidad: su media y su dispersión. Si la

media es una noción relativamente intuitiva, no sucede lo mismo con la

dispersión. Se concibe la idea, pero existe mucha dificultad para hacerse una

representación mental precisa sin que se recurra a una imagen de tipo

histograma. Ahora bien, la tarjeta de control permite observar (figura 3),

ubicar en el espacio de una hoja plana, la noción de dispersión al mismo

tiempo que muestra los límites que no debe traspasar esta dispersión durante

todo el tiempo que dure el control sobre la producción. La tarjeta de control

representa de forma perfectamente visible, sensorial, la variabilidad del

proceso de fabricación en el transcurso del tiempo. Es importante destacar

que la tarjeta de control no utiliza la representación del histograma, ya que

este último no sería operativo en lo absoluto para seguir la evolución de la

dispersión en el tiempo.

Si entramos un poco más en detalle, la tarjeta de control representa

igualmente nociones mucho más abstractas: la variabilidad del valor medio y

Page 28: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

28

la variabilidad de la dispersión. ¿Qué se entiende por la variabilidad de una

dispersión? Para comprender este concepto es necesario representar el

proceso de muestreo, entender que, a partir de cada muestra, se calcula la

dispersión del conjunto de la población y que esta estimación presenta una

variabilidad resultado de este muestreo... En síntesis, se trata de una sucesión

de razonamientos a veces complicados, que sería imposible desplegar

mentalmente en el curso de un trabajo repetitivo. Ahora bien, la tarjeta de

control representa estas nociones poco intuitivas sin que ni siquiera sea

necesario para el usuario hacerse una representación mental. Es ahí donde

radica toda su fuerza: gracias a la tarjeta de control, ya no hay necesidad de

recurrir a la mente del obrero para administrar la dispersión. La noción

estadística de dispersión, que se construye en la teoría, adquirió de esta

manera una representación únicamente visual.

La tarjeta de control permite transformar un conjunto complejo de

razonamientos abstractos en un procedimiento de trabajo que recurre a las

facultades de representación más comunes (visión) y a operaciones

elementales de cálculo aritmético. El análisis presentado aquí no se basa de

hecho en observaciones empíricas de primera mano; lo elaboramos mediante

una experiencia de pensamiento en la que nos proyectamos al lugar del

usuario. Sin embargo, hay que subrayar que algunos investigadores en

ciencias cognitivas y en cognición distribuida25 realizan esas observaciones;

el principio básico es descubrir de manera exacta, por medio de una

observación fenomenológica, qué es lo que hacen los sujetos, qué medios

cognitivos elementales se aplican en la utilización de instrumentos de trabajo,

25 Véase Hutchins, E., 1990, “The Technology of Team Navigation”, en Galegher, J., Kraut, B. y Egido, C. (comps.), Intellectual Teamwork: Social and Technical Bases of Collaborative Work, Lawrence Erlbaum Associates, Hillsdale, Nueva Jersey; Schuman, L., 1987, Plans and Situated Actions: The Problem of Human-Machine Communication, Cambridge University Press, Nueva York.

Page 29: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

29

con el fin de reconstituir su “manual de instrucciones” de los objetos y no la

teoría que un ingeniero puede ver detrás del funcionamiento de esos objetos.

En la rutina de un taller, una vez que se ha “instituido” el control estadístico,

ya no sirve la teoría sino el objeto tarjeta de control y el procedimiento

organizacional que se le asocia. El procedimiento, aplicado de manera

automática, no necesita ninguna referencia a la teoría estadística. La actividad

del obrero se puede analizar como una sucesión de operaciones cognitivas

elementales: levantar una muestra, efectuar las mediciones, realizar los

cálculos, registrar los datos en la gráfica, observar, sacar conclusiones,

etcétera. Las observaciones que permiten validar y dar consistencia a ese

bosquejo, lamentablemente aún deben realizarse.

No obstante, por otra parte, sería erróneo considerar que el objeto

tarjeta de control permite despejar por completo la teoría, relegarla al rango

de los accesorios de articulación. De hecho, si aún puede admitirse que el

obrero que está en la cadena no se preocupa por la teoría del control

estadístico en su acción cotidiana, no sucede lo mismo con los ingenieros que

creen comprender, con sus propios medios cognitivos (los conceptos

científicos que suelen utilizar), cómo “funcionan” esos objetos, cómo pueden

producir resultados tangibles. Las sesiones de capacitación en las que cada

quien se confronta a los objetos “pedagógicos” que generalmente tienen por

efecto, según los testimonios de los capacitadores,26 llevar en sí mismos la

convicción, se destinan a este público (el de los ingenieros) así como al de los

capataces.

Entre esos objetos, es necesario mencionar particularmente las urnas

(bowls), las cuales se llenaban de fichas con números, de manera tal que al 26 Por ejemplo, Grant, E. L. y Leavenworth, R. S., 1972, Statistical Quality Control, International Student Edition, McGraw Hill; Peach, P., 1947, An Introduction to Industrial Statistics and Quality Control, Edwards Broughton, Raleigh, N. C.

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30

efectuar los sorteos aleatorios de las fichas, se simulaba el sorteo aleatorio en

una población normal (de acuerdo con una de las leyes de Laplace-Gauss), o

una ley rectangular o bien una triangular. Este tipo de simulación fue utilizada

de manera muy frecuente por los estadísticos, ya sea para probar los

resultados obtenidos por medio de cálculos analíticos o para exhibir bajo una

forma tangible las “leyes del azar.”27 Por otra parte, en los museos de ciencias

se pueden ver diferentes aparatos, inspirados en los mismos principios, que

siempre suscitan la sorpresa de los visitantes: ¿acaso no resulta fascinante

observar el nacimiento de un orden de aquello que no era más que desorden?

En este punto encontramos un efecto de tipo “probarlo es adoptarlo”: la

sorpresa que puede sentir un nuevo usuario al constatar que “funciona” es un

factor psicológico importante para explicar el carácter, a menudo militante, de

los partidarios del método estadístico.

Una consecuencia de esta confrontación con los objetos, generalmente

coronada de éxito en el marco de las sesiones de capacitación, es que, para los

ingenieros formados de esta manera, el objeto tarjeta de control se convierte

en la encarnación de la teoría. Las tarjetas de control que se hallan en un

funcionamiento de rutina (es decir, aquéllas que “funcionan bien”)

constituyen una validación permanente de la teoría, de la que es tan imposible

dudar como de la teoría de la máquina de vapor... En estos casos observamos

una casualidad circular: la teoría funda el objeto, cuyo funcionamiento funda

la teoría, y así indefinidamente. Sin embargo, de manera paralela, es

necesario recordarlo porque muestra la multiplicidad de significados de los

que un objeto técnico puede ser portador, el objeto involucra la teoría de

forma diferenciada dependiendo del nivel de conocimiento que cada

individuo tiene de ella: el obrero sólo verá un procedimiento. La ignorancia 27 Stigler, S. M., 1986, The History of Statistics, Harvard University Press.

Page 31: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

31

de la teoría no impide que el objeto funcione ya que éste goza de autonomía;

pero, a la inversa, la teoría sólo puede probarse mediante el objeto, ya que la

primera depende de este último.

Objetos que apoyan la retórica

La adhesión al control estadístico pasa por dos canales: la persuasión, efecto

de la retórica de los promotores y de los nuevos usuarios convertidos en

“militantes” de la estadística, y la confrontación con los objetos mismos;

elemento de una prueba de realidad. Sin embargo, mediante el material del

que se saca partido para este análisis histórico, es imposible tener en cuenta

los dos tipos de efectos: todos los análisis de la confrontación con los objetos,

publicadas en revistas técnicas, implican una parte de retórica.

Para tratar de superar esta dificultad, se puede observar el estatus que

toma, en la retórica, la relación con los objetos y cuáles se seleccionan de

forma privilegiada como apoyo para la argumentación.

Existe un gran número de textos que se presentan como balances de la

aplicación. Esos textos inducen al lector a proyectarse mentalmente en la

situación de confrontación con los objetos, a simular esta experiencia. El

método de control estadístico sufre una prueba de realidad, el texto expone las

condiciones y da cuenta de los resultados. Esos testimonios, a menos que sean

ostensiblemente “publicitarios”, constituyen los elementos sobre los cuales,

los que deciden fundamentan su opinión.

Una segunda categoría de textos incluye las experimentaciones del

método en un contexto “científico”, es decir, en laboratorio. Shewhart utilizó

así las urnas normales, triangulares o rectangulares mencionadas, para probar

el método de los subgrupos racionales (lo que sería demasiado extenso para

Page 32: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

32

explicarse aquí) y que es el fundamento de las tarjetas de control. Shewhart

publicó el resultado de 4,000 sorteos en cada una de las tres urnas, y esos

cuadros sirvieron como referencia durante mucho tiempo, ya que se los puede

encontrar aún en un conocido manual de la década de 1970. Se puede destacar

que, en el primer artículo francés que data de 1925, se encuentra un

dispositivo similar que el autor emplea para confirmar los resultados de sus

cálculos. Esos objetos demostrativos se involucran con el lector de un

artículo, sólo por medio de una descripción en palabras, de esquemas, listas

de cifras y cuadros que reúnen los cálculos. El lector no tiene frente a él el

objeto en bruto y no puede manipularlo para verificar lo que está leyendo.

Para comprender la experiencia, el lector debe pasar por representaciones

mentales confiando en el autor. No obstante, esos elementos se consideran

como si fueran pruebas.

Junto a esos objetos que involucran la teoría en la práctica del trabajo,

también se debe prestar atención a los que sirven para sostener una

argumentación y que sólo llegan al público en forma de textos que recopilan

los resultados de la experiencia.

Respecto de la argumentación acerca de las ventajas económicas, los

objetos exhibidos, a menudo, son mucho menos convincentes. En esencia, se

trata de evaluaciones, aunque no siempre contengan cifras. Más que los

objetos, lo que lleva a la adhesión es el efecto de ejemplo: el hecho de que

una empresa tan importante y seria como la Western Electric haya

emprendido una campaña para mejorar la calidad, entre 1922 y 1924, por

medio de métodos estadísticos, constituye un argumento de peso... De hecho,

¡constituye todo el peso de la empresa!

Pero esas experiencias no son muy numerosas, por lo que no existe otra

alternativa que extrapolar. Shewhart saca a relucir, por medio de gráficas y de

Page 33: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

33

series de cifras que miden la característica de calidad, situaciones que no

están “bajo control estadístico” y donde, en consecuencia, sería conveniente

intervenir. Pero Shewhart pone mucho cuidado en precisar que es necesario

“mantener el buen sentido” y no comprometer acciones de calidad si la

ganancia que se espera no es muy superior a los gastos. Esta práctica

razonable se conoce como el “razonamiento del ingeniero”. Entonces, el

ingeniero se moviliza para hacer contrapeso al científico, quien

probablemente correría el riesgo de ser quizá demasiado soñador y, de esta

manera, el lector empresario puede quedarse tranquilo. Por otra parte, se sabe

que los laboratorios Bell estaban poblados de ingenieros, al menos en un

número igual al de los universitarios, lo que daba cierta credibilidad al

argumento de Shewhart.

Los objetos para convencer respecto del interés económico tienen,

incluso en la actualidad, un desarrollo importante en los cálculos de costos de

no-calidad. En el plano de una evaluación rigurosa de los costos, el principio

de esos métodos es muy criticable, aunque encuentran cierto éxito si se les

juzga por el número de empresas que recurrieron a ellos. Sería interesante

analizar con más calma lo que constituye la solidez de los métodos más

conocidos...

Objetos en la organización de la empresa

En el trabajo, los objetos prescritos por la teoría del control estadístico de

fabricación deben asumir compromisos con las exigencias de la organización

de los talleres, así como con las de su vida social. Los objetos que conducirían

al desempeño teóricamente máximo son, con frecuencia, de difícil utilización

para una mano de obra obrera, lo que implicaría cometer errores.

Page 34: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

34

De esta manera, el “plan secuencial” que, en teoría, lleva a obtener

logros muy importantes respecto de los tamaños de muestra, se utiliza poco,

ya que necesita demasiada manipulación y, en consecuencia, implica

demasiados riesgos de cometer errores. Esos planes son obra de un

matemático brillante, Abraham Wald, quien los aplicó a partir de un contrato

con el gobierno estadounidense durante la segunda guerra mundial. Pero este

matemático, probablemente, no tenía suficiente sentido de lo concreto, y los

métodos de los ingenieros de los Laboratorios Bell siguieron obteniendo los

favores de los industriales. En cambio, los descubrimientos de Wald tuvieron

consecuencias muy significativas para la teoría de la decisión y contribuyeron

a un considerable progreso en el medio académico.

Dado que en el contexto de un taller, no es conveniente dejar

demasiado espacio al azar, los métodos de control estadístico se

estandarizaron rápidamente. G. Th. Guilbaud compara irónicamente este

proceso con la codificación de las instrucciones que funciona en las

organizaciones militares: en la artillería, se encuentra el manual del sirviente

de cámara, el manual del suboficial, el manual del oficial... y, en la empresa,

el tratado científico para los ingenieros, el libro de divulgación para los

dirigentes, la obra técnica para los capataces (aunque no reproduce las

demostraciones de los teoremas, proporciona los ejemplos), el aviso para el

que maneja la máquina. Cada una de esas obras brinda reglas de conducta,

pero con una libertad de elección cada vez más restringida a medida que se

desciende en la escala jerárquica. El ingeniero puede escoger entre los

diferentes tipos de tarjetas de control; el capataz, entre las distintas maneras

de realizar una medición, pero el obrero sólo tiene que aplicar una regla:

llamar al técnico si los puntos reportados en la gráfica se salen de los límites

de control, o de lo contrario, continuar con su trabajo. No es sino hasta el

Page 35: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

35

sorteo aleatorio de los elementos de la muestra, que éste debe reglamentarse

de manera estricta, para evitar que el obrero ponga en marcha, de manera

consciente o inconsciente, estrategias que introducirían sesgos en el control:

evidentemente, los expertos aconsejan la utilización de tablas de números al

azar, aunque consideran que éstas aún presentan demasiados márgenes de

maniobra y, por lo tanto, mayores posibilidades de comisión de error; también

inventaron muchos aparatos ingeniosos que permiten adjudicar números al

azar con una mínima intervención del ejecutante.

El funcionamiento del control estadístico se cruza con la división del

trabajo y de las responsabilidades dentro del taller. Aparentemente, este cruce

pudo realizarse con éxito, es decir, de una manera aceptable desde el punto de

vista del orden social al interior de las empresas. En verdad, éste es uno de los

puntos fuertes de tal funcionamiento, el de poder prestarse a esa

descomposición a través del prisma de la jerarquía, que asigna a cada quien el

trabajo que corresponde a su rango social y a su nivel de instrucción.

Probablemente, no todos los métodos de gestión tuvieron esta capacidad, lo

que explica muchos “rechazos”.

Una vez que esta descomposición se concibe y se aplica, se convierte

en un elemento de anclaje del control estadístico dentro de la empresa:

cuando éste se integra al sistema de la organización, ya no es posible tocar un

elemento sin tocar los demás y el costo de una modificación resulta muy

elevado.

Objetos que involucran la teoría en el juego social

El objeto, mientras sea la encarnación de la teoría para los humanos que la

conocen, puede encontrarse comprometido en otras relaciones generalmente

Page 36: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

36

no previstas por los promotores iniciales de la teoría, y que se actualizan a

fuerza del uso. La teoría, entonces, se encuentra vinculada a nuevos objetos,

comprometida en nuevas relaciones, que contribuyen ya sea a consolidarla o a

desestabilizarla, dependiendo de las circunstancias.

Tomemos un ejemplo: el control estadístico cambia las modalidades de

relaciones en el taller. Una de sus ventajas es, de acuerdo con los expertos, la

de permitir decidir, sobre la base de criterios objetivos e impersonales, en qué

momento la máquina está desajustada; eso significa que el obrero, a raíz del

control, decide llamar al técnico o continuar con la producción. El técnico o el

capataz ya no pueden reprenderlo a su voluntad una vez que él produzca un

error (suponiendo que la media de la muestra permanezca dentro de los

límites de control); pero, por el contrario, el técnico puede encontrarse en una

situación difícil si el control demuestra que no puede arreglar la máquina tan

bien como debería.

El control estadístico también puede utilizarse para modificar las

relaciones entre la fabricación, el control y la oficina que realiza los estudios.

Las tarjetas de control proporcionan una representación de la precisión que

las máquinas son capaces de alcanzar y, en consecuencia, sería lógico que la

oficina que realiza los estudios las tengan en cuenta en su cálculo de

tolerancias. De no ser así, una buena parte de los productos no estarán de

acuerdo con las especificaciones y habrá que seleccionar y desechar los que

se rechacen. Antes de la utilización del control estadístico, rara vez se

cuestionaba a la oficina que realizaba los estudios: la responsabilidad de las

piezas malas incumbía al taller, lo que provocaba fricciones entre los

fabricantes y quienes ejercían el control. Según los testimonios, el control

estadístico permitió romper este círculo cerrado al implicar a la oficina que

realizaba los estudios, además de salir del conflicto ofreciendo elementos

Page 37: Objetos Que Dan Solidez a Una Teoría

37

tangibles de discusión (las mediciones de calidad y sus distribuciones

estadísticas).

Un segundo ejemplo muestra cómo la teoría involucrada en el juego

social por los objetos que se le vinculan, adquiere una imagen social que no

estaba prevista en un principio. En 1950, los promotores de la calidad en el

caso de la Ford elaboraron un folleto destinado a la capacitación del personal,

y el control estadístico se asoció con imágenes sociales que dan prestigio: la

medicina, los sistemas de alarma. La analogía con el seguimiento del estado

de salud de un enfermo se apoya en la similitud formal (gráfica) entre una

tarjeta de control y una hoja de temperatura:

La tarjeta de control es como una película que nos mantiene informados

respecto de la calidad del trabajo que realizamos. Algunos la comparan con

la hoja de temperatura de un paciente que se encuentra en un hospital. Las

enfermeras toman la temperatura del paciente a intervalos regulares,

registran cada medición en una hoja especial y unen los puntos mediante

líneas. Cuando el médico llega para ver el progreso del paciente, examina la

hoja de temperatura, la cual considera un buen indicador general del estado

de salud del paciente...

En la analogía con los sistemas de alarma, el control estadístico se

presenta con lirismo como si fuera un dispositivo que señala las desviaciones

respecto de la calidad ideal: “Sería maravilloso tener una serie de luces y

campanas enganchadas a cada máquina y a cada operación. A partir del

momento en que nuestro trabajo se desvíe por un cabello del estado de

perfección, sonarían las campanas y las luces se volverían intermitentes...”

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38

A partir de un fenómeno de asociación entre los objetos propios del

control estadístico y los objetos sociales claramente tipificados, se desarrolló

una percepción social de la nueva teoría y se ancló en una realidad social que

le era exterior, Es importante subrayar que estas asociaciones y anclajes se

realizan a partir de la utilización de las herramientas y métodos del control

estadístico por parte de los actores sociales, aquéllos no les son inherentes a

éstos. Para retomar una analogía lingüística, quien da sentido al mensaje es el

contexto; y, a través de los fenómenos de anclaje social, este complemento de

sentido termina por engancharse al mensaje de manera permanente. La teoría

de gestión se convierte entonces en mucho más que un cuerpo de

conocimientos: en un símbolo portador de un valor del cual ya no es posible

separarla.

El apoyo mutuo entre objetos y teoría

Ya vimos la manera en que la tarjeta de control vuelve perceptibles nociones

teóricas como la dispersión, cómo “valida” continuamente la teoría en el uso

profesional. Es muy difícil señalar cuál de las dos, la tarjeta de control o la

teoría, “sostiene” a la otra; estos dos elementos se apoyan mutuamente. La

misma tarjeta de control puede encontrarse involucrada en una operación de

convicción a partir de la demostración de su funcionamiento; es lo que

Shewhart simuló con sus diferentes urnas, cuya descripción se retoma en

muchos manuales pedagógicos. Algunos instrumentos, como las urnas,

pueden involucrarse en operaciones muy diversas, de convicción, de

pedagogía, de experimentación, incluida la simulación numérica, ya que

pueden servir para determinar de manera experimental la eficiencia de los

planes de muestreo.

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39

La historia del control estadístico muestra que dos procesos de

construcción tuvieron lugar de manera paralela: por un lado, la construcción

científica de las nuevas propiedades de los productos industriales (por

ejemplo, la dispersión de las características) y, por el otro, la construcción de

objetos que permitan a la gente percibir y administrar esas nuevas

propiedades. De manera correlativa, el objeto tiene en consecuencia una doble

función esencial: mantener la creencia en que la teoría está bien

fundamentada, y permitir la intervención sobre lo real. Mediante el uso de los

objetos y las acciones de formación que lo acompañaron, los individuos, en

definitiva, adquirieron nuevas aptitudes tales como la de ser capaces de

percibir una dispersión al leer una gráfica.

El caso francés: objetos inoportunos

Probablemente, se admitirá de manera fácil que los objetos son sustentos para

la difusión de nuevas teorías. Pero el hecho de que algunas teorías se difundan

y otras no, ¿puede imputarse en cierta medida a los objetos asociados? El caso

de trabajos realizados en Francia que permanecieron como letra muerta,

permitirá aportar elementos de comparación con el caso estadounidense.

En 1925 aparece un artículo28 que trata de manera muy completa el

problema de las conclusiones que se pueden extraer de los procedimientos

utilizados para controlar, por medio de muestreo, la calidad de los lotes de

municiones. El problema se planteó en términos diferentes a los del control

dentro del taller, ya que responde a una situación de otro tipo: la

administración militar, al subcontratar la realización de algunas producciones,

28 Dumas, M., 1925, “Sur une interprétation des conditions de recette”, en Mémorial de l’artillerie française, Tomo 4, fascículo 2.

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debe controlar la calidad de las entregas que encargó. Para esto, el cuaderno

de especificaciones define un procedimiento llamado “condiciones de

recepción”: tomar un número predeterminado de muestras, probarlos, y en

función del número de fallas, aceptar o desechar el lote. Algunas condiciones

de recepción brindan una segunda oportunidad al proveedor cuando la

primera serie de ensayos no fue aceptable: el proveedor tenía derecho a un

“contra-prueba”.

El autor del artículo, Maurice Dumas, era politécnico e ingeniero

militar en la artillería naval. Su aporte consiste en precisar, por medio del

cálculo, las probabilidades de aceptación de los lotes en función de la tasa de

defectuosos (desconocida) que contienen, lo cual es válido en varios tipos de

condiciones de recepción. Para lograrlo, Dumas construye curvas que señalan

la probabilidad de aceptación en función de la tasa de defectuosos; la curva de

una condición de recepción la caracteriza de manera completa. Ahora bien,

una representación gráfica de este tipo tendrá más tarde un papel

absolutamente esencial en la práctica de las pruebas de las muestras, con el

nombre de “curva de eficacia”, y Dumas parece ser el primero en haberlo

publicado a propósito de un problema de control estadístico29. En este caso se

presenta un “objeto” de importancia fundamental, a la vez teórica y práctica,

exhibido por Dumas. ¿Servirá para la difusión de sus ideas ser el punto de

partida de una renovación de los métodos franceses? No en lo absoluto: la

publicación le valió a Dumas varios comentarios halagadores, pero no

produjo ningún cambio aparente en las prácticas administrativas. Nadie le

propone poner a prueba sus ideas ni experimentar, incluso de manera

29 Como tiende a comprobarlo una correspondencia entre Dumas y los especialistas estadounidenses en esos métodos, Dodge y Romig, de los Laboratorios Bell (publicación de 1930, op. cit.). Dodge y Romig reconocen que, si bien utilizaron esas curvas al interior de los Laboratorios Bell desde 1926, no las publicaron.

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limitada, nuevas condiciones de recepción. ¿Cómo explicar este completo

fracaso, cuando el enfoque propuesto era científicamente correcto y se

acompañaba de formas gráficas operativas que fueron utilizadas

sistemáticamente a partir de la década de 1930?

En primer lugar, la intención de Dumas no era tanto proponer nuevos

métodos como generar una reflexión crítica acerca de las prácticas existentes.

Quería demostrar que, contrariamente a lo que se pensaba, las condiciones de

recepción no garantizaban que los lotes aceptados fueran de buena calidad (es

decir, que contuvieran un porcentaje de defectuosos inferior a un valor

predeterminado), sino más bien brindaban únicamente alguna probabilidad de

rechazar los lotes malos. Su demostración es incuestionable; pero lleva a

conclusiones que Dumas considera poco satisfactorias: las muestras que se

van a probar para obtener el nivel de seguridad que le parece deseable, tienen

un tamaño demasiado grande como para que el método pueda utilizarse en la

práctica, ya que la prueba de las municiones es destructiva y, lógicamente, no

se puede probar la cuarta parte del lote... Dumas concluye que el método de

muestreo estudiado no tiene verdaderamente futuro y que hay que investigar

otros medios de control (sobre todo basándose en la información a priori).

Este autor no se percató de que el problema que quería tratar era realmente

demasiado complicado, pero que su método era completamente pertinente

para problemas menos exigentes, como el control no destructivo.

En segundo lugar, el apoyo para la publicación del artículo no actuó

como elemento de difusión. El Mémorial de l’artillerie française tenía de

hecho un estatuto ambiguo: revista profesional, cierto, pero no utilizada como

herramienta de trabajo para la profesión. La revista publicaba todo tipo de

textos escritos por artilleros y que concernían a la artillería: artículos

documentales o históricos, reflexiones, investigaciones personales... Por lo

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tanto, el artículo de Dumas fue percibido por los lectores de la revista como

una curiosidad matemática30 y no como una propuesta concreta que pudiera

llevar a reformas en los procedimientos de recepción. Mencionemos, sin

embargo, que este artículo fue destacado por ingenieros rusos, que lo

tradujeron y publicaron rápidamente en la URSS en una revista de armamento

(aunque no sabemos nada del eco que este artículo pudo haber tenido en ese

país).

En 1925, Dumas intentó nuevamente publicar su artículo en una revista

de mayor difusión editada por Dunod, La Technique Moderne, aunque sin

éxito: la revista sólo aceptaba artículos inéditos. Aunque hubiera podido

rescribirlo, Dumas perdió el entusiasmo y ya no insistió.

Aparentemente, se trata de un inventor aislado, de un trabajador

laborioso y talentoso que no encontró el público adecuado para retomar sus

propuestas y trasladarlas a otros problemas. A pesar de los análisis y los

resultados científicamente sin defecto, 31 Dumas no obtuvo los medios

suficientes para generar una teoría sólida. Con 25 años de edad, no tenía una

posición que le permitiera llevar sus ideas a la práctica administrativa (lo que

habría implicado cambiar los cuadernos de especificaciones de los mercados

de armamento). En su carrera posterior, estuvo vinculado de manera regular

con la AFNOR, cuando ésta se involucró en el problema del control por medio

de muestras, en 1940, después, durante la Liberación y, finalmente en la

década de 1950.

El caso de Dumas no es único en Francia. Además de los suyos, se

publicaron otros trabajos valiosos, aunque no provocaron demasiado revuelo

30 Entrevistas con M. Dumas y archivos particulares. 31 Anexo al artículo, se encuentra igualmente una comprobación experimental a partir de los tirajes de una urna, de acuerdo con un ingenioso dispositivo que producía automáticamente tirajes aleatorios. Ya se vio que Shewhart había utilizado mucho las urnas, aunque las de Dumas no hayan pasado a la posteridad.

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respecto del tema de la aleatoriedad de fabricación: Estienne (1903), Provost

(1912), Vallery (1925). La primera mención al método estadounidense de las

tarjetas de control se remonta a 1936; se realizó una experimentación

industrial en Saint-Gobain (Rosenfeld. 1937), y el asunto comenzó a evocarse

en el medio de los ingenieros. Sin embargo, nada decisivo se produjo

inmediatamente antes de la guerra. Después de la Liberación, se importaron

los métodos estadounidenses, principalmente a través de las misiones de

productividad del Plan Marshall.

Por lo tanto, los objetos no pueden explicar por sí mismos la difusión

de una nueva teoría: si bien constituyen sustentos de comunicación, se

necesita la intervención de elementos contextuales para explicar el conjunto

del proceso de difusión. El público industrial debe considerar pertinente el

“mensaje” que lleva el objeto, bajo uno u otro de sus aspectos. Las curvas de

eficacia de Dumas pasaron desapercibidas a pesar de sus cualidades

científicas, lo cual no sucedió con las tablas de muestreo de Dodge y Romig,

publicadas en 1929 en el Bell System Technological Journal. Las

publicaciones de ese periódico aligeraban, de hecho, todo el peso de los

Laboratorios Bell dentro del sistema telefónico estadounidense: una

información técnica o científica publicada en ese periódico significaba, para

los lectores industriales, que los órganos centrales del sistema Bell se

interesarían, y tomaban entonces un valor estratégico. La Western Electric

fabricaba, de hecho, equipos telefónicos que se revendían a las compañías

telefónicas locales; para el caso de una red telefónica es imprescindible, como

resulta obvio, que todos los aparatos distribuidos entre los clientes respeten

los estándares de compatibilidad, y la Western Electric establecía esos

estándares. Todos los responsables industriales dentro del área telefónica,

leían el periódico de los Laboratorios Bell. A partir del momento en el que se

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escribiera que la Western Electric utilizaba los procedimientos de control

estadístico de calidad, todas las empresas que componían el Sistema Bell

estaban atentas ya que podían esperar involucrarse en un futuro

razonablemente próximo. El Periódico de la empresa Bell era, rotundamente,

más que un periódico científico: también era una fuente de informaciones

estratégicas, a diferencia del Mémorial de l’artillerie française.

Conclusión

Dentro del proceso de producción y difusión de los saberes en gestión, los

objetos ocupan un lugar central aunque paradójico: su papel parece

simultáneamente trivial y enigmático. Trivial, porque representan la forma

material de las teorías, a las que la difusión hace intervenir de manera

necesaria. Enigmático, en su relación con la teoría y con las ideas de la

gestión: por un lado, los objetos parecen poseer ciertas propiedades en sí

mismos que los vuelven independientes de la teoría y, por el otro, parecen

perder su sentido cuando se separan de ésta. Una herramienta de gestión

produce, las más de las veces, efectos perversos cuando se utiliza al pie de la

letra, perdiendo de vista el contexto de intenciones que presidió su

establecimiento.

Para esclarecer esta paradoja, se deben emprender análisis mucho más

finos que los que habitualmente se practican respecto de las relaciones entre

una teoría y los objetos que se le asocian. No pensamos en observaciones de

orden lógico –ya que corren el riesgo de ser puramente una construcción

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especulativa–,32 sino en relaciones que se puedan observar en el uso que

hacen los seres humanos de esos objetos y que se estudian mediante métodos

del tipo de la etnografía de la comunicación, cognición distribuida, etcétera,

que se desarrollaron principalmente a partir de la etnometodología. En

consecuencia, se requieren metodologías de investigación muy particulares,

cuyo peso constituye una dificultad mayor. Sin embargo, parece necesario

enfrentarse a estas cuestiones. El ejemplo de los trabajos clásicos de

Mintzberg sobre el empleo del tiempo de los administradores, muestra que

ese tipo de observación fina conduce a resultados muy interesantes, en

desfase importante respecto de lo que los mismos actores creen saber acerca

de su actividad.

Para concluir, defenderemos entonces la idea de que, para discutir la

utilidad de los conocimientos en gestión, es conveniente partir del uso que se

hace, por parte de los mismos administradores, de las parejas asociadas de

teorías y de formas concretas. Se deben enumerar los diferentes tipos de

utilizaciones de esos conjuntos de teorías y formas (usos cognitivos,

estratégicos, argumentativos, de eficacia productiva...), examinar cómo

constituyen recursos involucrados por los humanos en la acción. Es necesario

tratar de pensar teorías y formas en un mismo marco de análisis, ya que la

fuerza y la solidez de un conjunto como éste no se explican de manera

unívoca por medio de uno o varios factores aislados sino, más probablemente,

por medio de una determinada configuración singular de esos factores y por la

dinámica que ella implica.

32 Ver las críticas que tratan sobre el logicismo de los modelos de inteligencia artificial de H. Simon, por parte de las nuevas escuelas cognitivas en un número especial de Cognitive Science, dedicado a la “acción situada” (vol. 17, núm. 1, 1993).