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OCUPA TODO EL ESPACIO - Ambientico Edicionesgrandes estructuras geomorfológicas o accidentes del espacio, como planicies, montañas, cuencas, hondona-das, barrancos, ríos, valles…

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2 Febrero 2006

OCUPA TODO EL ESPACIOGuía urbana

S U M A R I O 1 4 9

Director y editor Eduardo Mora. Asistente Karol Montero.Consejo editor Manuel Argüello, Gustavo Induni, Wilberth Jiménez, Luis Poveda.Fotografía Alfredo Huerta {salvo excepciones señaladas}Asistencia y administración Rebeca BolañosDiagramación e impresión Litografía e Imprenta Segura Hermanos, tel. 279 9759.

Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional,tel.: 277 3688, fax: 277 3289, apartado postal: 86-3000, Costa Rica,[email protected], w w w . a m b i e n t i c o . u n a . a c . c r

Editorial¡Seamos indígenas!

Gerardo AlfaroEstrategia campesino-indígena

de uso de recursos naturales

Carlos BorgeMigraciones indígenas en Centroamérica.

Ngöbes: pueblo en movimiento

Rubén ChacónPagos de servicios ambientales

en territorios indígenas ticos

Osvaldo DuránGlobalización imperial e indígenas

Mayela CéspedesConstrucción indígena y mestiza en Costa Rica

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18

22

E N A B R I L

T E M A D E P O R T A D A

149 FEBRERO DE 2006

[[email protected] • www.galeriaambientalista.una.ac.cr]

MILES DE FOTOS DEL AMBIENTE TICO

Y MESOAMERICANO

Foto de Portada: María de Lourdes Alonso

Lunes 3 y domingo 9: Explotación de energía geotérmica en áreasprotegidas

Lunes 10 y domingo 16: Plan de manejo de la cuenca del ríoReventazón

Lunes 17 y domingo 23: TLC y arbitrajes internacionales

Lunes 24 y domingo 30: Plan Puebla Panamá

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E D I T O R I A L

En su interacción con la naturaleza y en sus rela-ciones sociales internas, los pueblos indígenasamericanos están en un estadio superior al nues-

tro gracias a que no avanzaron junto con nuestras socie-dades mestizas por la ruta de la modernización predado-ra que vino de Europa. Eso no es así, sin embargo, en losmultitudinarios casos en que, aunque manteniéndosecomo comunidades, a esos pueblos indígenas los hasubordinado el mercado, sea indirectamente: vía expro-piación de sus buenas tierras y su expulsión al Gulag delos suelos sin vocación agrícola, o directamente: víasatelización salvaje de suseconomías respecto del mer-cado. Éstas son dos formas,lentas o rápidas, de destruc-ción de esas comunidades queinevitablemente las envileceen tanto tales, transformán-dolas en lo que nunca fueron,en burdos remedos y compar-sas de nuestras sociedadesmestizas. Pero en esto se con-vierten solo cuando dejan deser ellas, aunque genética yfenotípicamente sus indivi-duos sigan siendo los mismosy aunque conserven sus vesti-mentas y otras expresionesculturales pintorescas.

A los pueblos indígenassupervivientes no solo debe-mos respetarlos eliminando elsinfín de obstáculos que seoponen a su benigna influencia sobre nuestra cultura,para que ésta se reoriente permitiéndonos recuperar losvalores y normas de conducta que en nuestro tránsito ala mesticidad genética y cultural tiramos atolondrada-mente al lodo, sino que también debiéramos -medianteun sistema de discriminación positiva- viabilizar su accesopleno al ejercicio del poder político: acceso tanto porparte de los individuos representativos de las comuni-dades indígenas como de éstas en bloque.

Después de siglos de tratarlos como seres sin digni-dad -a ellos que sí reconocen la nuestra y la de todos,incluyendo a los otros entes naturales- debemos reco-nocer su superioridad moral, aunque sea solo por esehecho, pero también por lo que eso trae como conse-cuencia: relaciones humanas y con la naturaleza no de

pura utilización sino de reciprocidad, no de individua-lismo y dominación sino de cooperación e integración.Con los indígenas de este subcontinente los mestizosestamos no solo obligados moralmente sino también,cuando somos informados y lúcidos, estamos persuadi-dos de que deben jugar un papel privilegiado -a travésde distintas y novedosas vías- en la conducción de nues-tras sociedades: en los planos político, económico y cul-tural, reorientando éstos con su saber conducirse, quees respetuoso con todo y todos y que por ello conectaasombrosamente bien con los sentimientos, concepcio-

nes y pautas de comportamien-to que en esta posmodernidadha levantado exitosamente elmovimiento ambientalista parabien de la humanidad y la natu-raleza.

Organizaciones ambientalis-tas, y también muchas otras nogubernamentales afines y ami-gas del ambientalismo, han sidofuertes aliadas de un movimien-to indígena americano queorganizativamente parece estartejido por una especie de fede-ración de grupos representati-vos de pueblos, y de instanciasde coordinación, que visible-mente se apoyan en páginasweb, en medios tradicionales decomunicación y en reunionesperiódicas de reconocimientoideológico recíproco y de puesta

de acuerdo para la práctica. La toma del mando delestado en Bolivia es la punta del témpano de ese fenó-meno que en otros países con menos presencia indígenase manifiesta mucho más tímidamente. Esos habitantesfieles del pasado son además viajeros ya instalados en unfuturo que está imponiéndose sin que la mayoría denuestros políticos -ridículos alumnos aventajados de laniña Pochita mestiza- se hayan enterado, y por ellosiguen ejerciendo oposición a quienes, también mestizospero más éticos y más lúcidos, creemos en un arcoiriscultural y político donde la cosmovisión y bonhomíaindígenas impregnen y ayuden a la coherencia expresi-va de todos los movimientos reivindicativos y minoríashasta hoy excluidas.

¡Seamos indígenas!

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4 Febrero 2006

Hoy se sabe que diversidad cultural y biodiversi-dad son dos caras de una misma moneda; entreambas hay una estrecha relación de interde-

pendencia y retroalimentación, hasta el punto de queun grupo de etnoecólogos actualmente habla de ladiversidad biocultural (Toledo et al 2001: 7), superandoasí el concepto de la ciencia occidental europeocéntri-ca que se refiere a la diversidad biológica por un lado ya la cultural o étnica por el otro.

Los pueblos indígenas mesoamericanos antes de lainvasión, y los pueblos campesinos mestizos de estaregión –gracias a que lo heredaron-, en su ininterrum-pido laborar los campos y bosques han comprendido elmensaje oculto del bosque tropical, el ser diversos en elespacio y el tiempo para trabajar a favor de las fuerzasde la naturaleza, y no a contracorriente de ellas, e inver-tir la menor cantidad de energía en el trabajo obtenien-do la mayor cantidad de frutos del ecosistema boscoso odel agroecosistema. Éstos son los dos pilares de la lógi-ca de eficiencia ecológica-económica con las que nues-tras familias indígenas y campesinas mestizas se apro-pian de los recursos e interaccionan con la naturaleza.Existe un proceso indígena-campesino de apropiaciónintelectual y práctico de los ecosistemas en su integri-dad, que va desde la observación y la generación deideas sobre su universo natural, hasta la mano queempuña la herramienta en el trabajo en las fincas yhasta sus estómagos en su espacio familiar. A esto se leha llamado el proceso del complejo cosmos – corpus –praxis, en el que el primer término es el conjunto de cos-movisiones espirituales sobre ese universo natural-social, el segundo es el cuerpo de conocimientos alma-cenado en sus memorias y el tercero -la praxis- el con-junto de prácticas o técnicas agrícolas, recolectivas, decaza y pesca, con las que las familias se apropian de losrecursos y procesos de ese universo ecosistémico.Toledo se aproxima a esos conocimientos clasificándo-los de acuerdo con áreas del universo que rodea al pro-ductor/a y el cual éste/a conoce; es decir, el área deconocimientos geográficos, físicos, ecogeográficos y bio-lógicos sobre los que operan, a su vez, cuatro formas de

conocimiento campesino: estructural, relacional, diná-mico y utilitario. A su vez, cada uno de esos tipos deconocimiento opera sobre las diferentes áreas de lasprácticas productivas y de subsistencia campesinas, esdecir, agricultura, ganadería, explotación forestal, reco-lección, artesanía, cacería y pesca... Lo explicamos acontinuación de la siguiente manera:

Conocimientos geográficos: Es el nombramiento degrandes unidades del paisaje de acuerdo con el relieve ograndes estructuras geomorfológicas o accidentes delespacio, como planicies, montañas, cuencas, hondona-das, barrancos, ríos, valles… Se refiere también a tiposde topografía del terreno, tipos de clima, tipos de nube,de viento, de lluvia, fases de luna, movimiento de mate-riales, fenómenos como terremotos y huracanes y el usode esos fenómenos. En las diferentes tradiciones cultu-rales productivas indígenas y campesino-mestizas deCosta Rica existen complejas clasificaciones de las dife-rentes unidades geográficas y topografías de la Tierra.Por ejemplo, términos como rejolla o casueleja, que seaproximan al concepto de cuenca hidrográfica de lageografía occidental; o el concepto canjorro, que seaproxima al concepto geográfico de hondonada; o elconcepto fila de la montaña, que se acerca al conceptogeográfico de divisoria de aguas de una cuenca hidro-gráfica... Y así por el estilo una cantidad de conceptosetnogeográficos como tablazo, yurro, brenón, sillada,bajo, llano, torrote, etcétera.

Conocimientos físicos: Son los relacionados con tiposde minerales, tipos de suelos, tipos de aguas, erosión delsuelo, cambios del nivel de aguas subterráneas, relacio-nes entre suelos y aguas, uso de esos suelos, aguas,minerales, etcétera.

Conocimientos ecogeográficos: Son los relacionadoscon unidades de vegetación, agrohábitat, microhábitat,relaciones entre éstos, fenómenos de sucesión ecológicao de recuperación natural del bosque, manejo y uso deesas unidades naturales o cultivadas. Éstos serían, porejemplo, conceptos campesino-indígenas como los quese refieren a los diferentes estadios de la sucesión eco-lógico-vegetacional en el bosque tropical en CostaRica: montazal – tacotalnuevo – tacotalviejo, monta-ñuela - montaña.

Gerardo Alfaro es antropólogo.

G E R A R D O A L F A R O

T E M A D E P O R T A D A

Estrategia campesino-indígenade uso de recursos naturales

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Conocimientos biológicos: Se refiere a los conocimien-tos campesinos sobre clasificación de plantas, de insec-tos, de hongos, aves, etcétera, las relaciones de depre-dación, comensalismo, mutualismo, parasitismo entreespecies, ciclos de vida, anidación, partos, crianza, hábi-tos de alimentación y los usos de estas especies y ciclos.Por ejemplo, las ricas clasificaciones etnobotánicassobre plantas y árboles que poseen las diferentes tradi-ciones cultural-productivas indígenas y campesinas ennuestro país, de acuerdo a los diferentes pisos altitudi-nales costeros, premontanosy montanos del territorionacional. Así tenemos nom-bres de árboles como uruca(Trichilia havanenesis), de latradición güetar campesinadel Valle Central, relaciona-do con el uru (Cedrela odo-rata) del bribri y cabécar. Losconocimientos que operansobre sus áreas del universonatural campesino siguendiferentes procesos y fines,clasificándose en:

Conocimientos estructura-les: Son aquéllos mediantelos que el productor observasu universo y lo clasifica ydescribe a través de comple-jas etno-taxonomías campe-sino-indígenas, de unidadesdel paisaje, topografías, climas, suelos, fases de luna,fases solares, de plantas, hongos, insectos, animales,espíritus, deidades, etcétera.

Conocimientos relacionales: Relacionan objetos yfenómenos en espacio y tiempo; por ejemplo, unamisma plaga de insectos en cultivos diferentes, plantasadaptadas a ciertos tipos de suelo, plantas indicadorasde fertilidad o esterilidad de suelos, tipos de cultivosque se pueden combinar o no, etcétera.

Conocimientos dinámicos: Son sobre procesos geológi-cos, terremotos, deslizamientos, huracanes, ciclos deinundaciones, ciclos de estaciones climáticas, fases deluna, fases de sol, períodos de celo, de reproducción,partos, crianza, etcétera.

Conocimientos utilitarios: El objetivo final de todo elproceso de conocimiento campesino sobre su universonatural es comprender la utilidad de estas especies, deestas relaciones entre cosas y fenómenos, de estos pro-cesos geológicos, edafológicos, hidrológicos, climáticos,biológicos, como métodos de control de plagas conrecetas de plantas, animales, abonos orgánicos, esto con

el fin de llevarla a la práctica y aprovechar o capturarlos recursos naturales para su subsistencia a través delas diferentes prácticas productivas y estrategias demanejo.

Todo este bagaje de sabidurías indígeno-campesinasecológicas es aplicado en el diario vivir, en una estrate-gia general indígeno-campesina de apropiación de susecosistemas prediales llamada por Toledo estrategia cam-pesino-indígena del uso múltiple de los recursos naturales delos ecosistemas. Ésta sería la praxis o prácticas producti-

vas y de subsistencia deestas poblaciones indígenas,campesinas y pescadorasque, a su vez, se desarticulaen una serie de estrategiasparticulares de apropiación.Tanto la estrategia generalcomo las particulares siguenuna lógica campesina deeficiencia ecológico-econó-mica que tiende a hacer unuso racional en espacio ytiempo de los recursos natu-rales usufructuados. Esdecir, no se destruye el equi-librio de sus ecosistemasprediales: la fuente de susubsistencia diaria. Toledo(1991: 33-38) explica esteproceso de la siguientemanera: En primer lugar,

existe la estrategia campesina del uso múltiple de losrecursos naturales de sus ecosistemas prediales. Quieredecir que, puesto que la producción indígena y campe-sina está basada más en los intercambios con la natura-leza que en los intercambios con las sociedades de mer-cado urbanas, estas poblaciones están obligadas a adop-tar un sinfín de mecanismos de supervivencia que lesgarantice un flujo ininterrumpido de bienes, materialesy energía de los ecosistemas con los que satisfacer susnecesidades diarias de alimentación, salud, techo,recreación y espiritualidad. De ahí que las unidades deproducción típicamente indígenas o campesinas tien-dan siempre a realizar una producción no especializadabasada en los principios de la diversidad de los recursosnaturales y de las prácticas productivas.

Dentro de esta estrategia general operan una seriede estrategias específicas: la agricultura, la ganadería, lasilvicultura, la artesanía, la recolección de productosnaturales, la extracción de productos naturales, la caza,la pesca, etcétera. A su vez, en el nivel más fino de lapraxis indígena-campesina existen una serie de prácti-

5Febrero 2006

T E M A D E P O R T A D A

Niño en vivienda bribrí, Caribe tico, Costa Rica

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cas productivas o técnicas de manejo de los recursos:por ejemplo, técnicas en el manejo de las topografías,manejo del suelo, manejo de fases de luna, manejo delagua, manejo de especies, manejo de plagas, manejo deprocesos geológicos, hidrológicos, etcétera. Éstas seríanalgunas de las técnicas de manejo indígena-campesinode los recursos de los ecosistemas:

- Al manejo del clima corresponden estas prácticas:manejo de radiación solar con sistemas de sombra deárboles en cultivo, o uso de zarán, manejo de la hume-dad, sequedad, fases de luna, sistema de cultivo a partirde un calendario agrícola acorde con los ciclos climáti-cos anuales.

- Al manejo de pendien-te: manejo del espacio hori-zontal y vertical, terrazas,rejollas, etcétera.

- Al manejo de la super-ficie corresponden: uso decamellones, uso de tablo-nes.

- Al manejo del suelo:con abonos orgánicos(desechos animales, huma-nos, guano, mulch, gave-tas).

- Al manejo de agua:aguas superficiales perma-nentes o no, cavado depozos, ojos de agua.

- Al manejo de unidadesecogeográficas correspon-den: usos de tipos de vege-tación como indicadores defertilidad o no del suelo,descanso o barbecho, etcétera.

- Al manejo de especies corresponde: control de pla-gas, manipulación, tolerancia, domesticación, semido-mesticación, inhibición, supresión, estimulación, etcé-tera.

La estrategia indígeno-campesina de uso múltiple delos recursos naturales busca amortiguar las condicionesnaturales impredecibles lo mismo que hacer frente a loscambios catastróficos de la economía de mercado capi-talista ante la cual siempre se está en desventaja y no setiene control. Es, pues, “una estrategia general quemantiene y maximiza la variedad de productos a lolargo del año y de la vida. Para ello los productores ensus unidades de producción manipulan su espacio natu-ral de tal forma que favorecen dos característicasambientales: la heterogeneidad espacial y la diversidadbiológica y genética en el tiempo. Esta estrategia de uso

múltiple permite a las familias indígenas y campesinasmanejar diferentes unidades ecogeográficas, cada unaconteniendo diferentes elementos físicos y biológicos”(Toledo 1991: 8-9). Ella se refleja en los escenarios delas áreas cultivadas y predios silvestres circundantescomo un mosaico diverso de áreas de cultivos entre-mezclados (cafetales y cacaotales arbolados), bosques,tacotales en sucesión vegetacional, zonas de pastos paraganadería, cursos de aguas, lagunas, huertos, sembradí-os de granos donde se cultivan diversidad de variedadestradicionales de fríjol, maíz, arroz, yuca, especias, plan-tas medicinales y comestibles silvestres, animales decrianza y silvestres, etcétera.

Esta amalgama de la diver-sidad biocultural que han

promovido las poblacionesindígenas y campesinas mes-tizas de esta región desdehace 500 años ha sido evi-denciada a través de un estu-dio realizado en 2001 por eletnoecólogo Toledo junto aun equipo interdisciplinariode investigadores: el Atlasetnoecológico de México yAmérica Central, en el que seseñala la existencia de unaestrecha relación entre losterritorios actuales de lospueblos indígenas mexicanoscon áreas de un alto ende-mismo y diversidad biológicadentro o cerca de esos terri-torios: “La estrecha relaciónentre territorios indígenas y

las áreas prioritarias para la conservación de la biodi-versidad en Mesoamérica puede ser revelada a través devarias evidencias. En México, donde la mitad de los eji-dos y de las comunidades indígenas (cerca de 15.000) selocalizan justamente en los 10 estados de la RepúblicaMexicana considerados los más ricos en términos bioló-gicos (Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Guerrero,Michoacán, Jalisco, Puebla, Colima, Nayarit, San LuisPotosí). En efecto, hacia 1996, la Comisión Nacionalpara el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad(Conabio) reunió a 32 especialistas de diferentes cam-pos con el objeto de detectar las áreas del país con lamayor importancia biológica. De éstas, casi 60 (el 39por ciento) se encuentran sobrepuestas con territoriosindígenas y el 70 por ciento de las del centro y sur delpaís se encuentran en la misma situación. Un panoramasimilar se encuentra en relación con los centros de

6 Febrero 2006

T E M A D E P O R T A D A

Indígenas bribís ante río Sixaola, Costa Rica

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diversidad florística establecidos por WWF y UICN(Davis et al. 1997). De las 21 áreas detectadas como lasmás importantes en México y los países centroamerica-nos por su gran número de especies y de endemismosvegetales, 14 revelan la presencia de pueblos indígenas”(Toledo et al. 2001: 23-26).

La biodiversidad como palabra y como conceptoteórico se originó en el campo de la biología de la con-servación y sus laboratorios y parcelas de experimenta-ción. Sin embargo, la evidencia ha hecho que este con-cepto saliera de ese ámbito puramente académico alcampo de las políticas conservacionistas y de desarro-llo... porque, como lo afirma J. Alcorn (1994:11 enToledo et al. 2001: 23): “mientras la prueba de éxito enconservación es finalmente biológica, la conservaciónen sí es un proceso social y político, no un proceso bio-lógico. Una evaluación de la conservación requiere porlo tanto una evaluación de las instituciones sociales, losmecanismos económicos y los factores políticos quecontribuyen, o amenazan, a la conservación. Uno de losprincipales aspectos sociales relacionados con la biodiversi-dad es, sin duda, el caso de los pueblos indígenas del mundo,es decir, la ‘cuestión cultural’ ”.

Como parte de este proceso de dominación y expo-liación a que han sido sometidos los pueblos indígenasy campesinos y sus ecosistemas en Costa Rica desdehace 500 años con la invasión europea, se ha venidodando un proceso acelerado de pérdida de la diversidadcultural de ellos, por transculturación, y de la diversi-dad biológica que los rodea, por erosión genética, y dela que han usufructuado ancestralmente sin alterar losecosistemas ni agotar sus recursos (aguas, suelos, clima,flora y fauna) irreversiblemente. Como sí ocurre ahoray décadas atrás con la implantación de modelos econó-micos extractivistas y expoliadores de agricultura quí-mica monocultivista, ganadería extensiva, madereo,industria y minería; durante la etapa colonial (siglo XVIal XIX) y durante la etapa republicana hasta nuestrosdías (siglos XIX al XXI). La cultura invasora y luegonuestra sociedad nacional han venido persiguiendo dosobjetivos en su estrategia de dominación y explotaciónde estos pueblos y sus entornos naturales: desestructu-rar los ciclos vitales de funcionamiento de nuestros eco-sistemas de bosque tropical para apropiarse de susrecursos naturales extractivamente, y romper ese diálo-go e intercambio de energía entre la población indígenay campesina y sus ecosistemas del bosque tropical entodo el territorio nacional.

Para romper tal diálogo se han realizado procesos enque los bioprospectores, extensionistas agrícolas, técni-cos, investigadores académicos de instituciones guber-namentales, universidades nacionales y extranjeras,

empresas agropecuarias, empresas farmacéuticas eindustriales en general, han venido -por un lado- impul-sando campañas de deslegitimación de las sabidurías yprácticas ancestrales que a través de la prueba y el errorestas poblaciones han elaborado ante nuestros ecosiste-mas, y -por otro lado-, sobre todo en las cuatro últimasdécadas, se ha venido realizando un proceso incontro-lado de extracción para usos comerciales o académicosde estos conocimientos etnoecológicos ancestrales porparte de investigadores de las universidades nacionales,institutos nacionales y empresas privadas (agrónomos,sociólogos, antropólogos, biólogos, botánicos, etnobotá-nicos, bioquímicos, meteorólogos, geógrafos, microbió-logos, farmacéuticos, médicos alternativos, biotecnólo-gos, etcétera). Estos procesos se han practicado de unaforma verticalista no participativa, concibiendo estossaberes, prácticas y material genético sobre el que ope-ran (semillas tradicionales de cultivos, estolones, espe-címenes de razas tradicionales de animales de crianzacomo gallinas, cerdos, ganado, patos, cabras) comoobjetos de estudio, con el fin de apropiárselos e incor-porarlos en la elaboración de compuestos agroquímicos,biotecnólogicos, nuevas variedades transgénicas desemillas de cultivos y razas de animales de crianza, pro-ductos farmacéuticos, para control biológico de plagas yenfermedades. O bien como tecnologías y prácticasagropecuarias de agricultura, ganadería, silvicultura,forestería, crianza de especies silvestres para usoscomerciales en los mercados nacionales y transnaciona-les. De estos conocimientos, prácticas y germoplasma seextraen y se obtienen ganancias sin ningún tipo deretribución económica ni de mejoras sociales o infraes-tructurales para estos pueblos. Y, por el contrario,muchos de estos conocimientos, prácticas, elementosquímicos de plantas, animales y germoplasma son ela-borados en forma de mercancías o tecnologías queluego son vendidas a estas mismas poblaciones a preciosexorbitantes. Es parte de este ciclo extractivista y expo-liador en el que quedamos encadenados desde hace 500años con la invasión europea y la visión tanatológica ysacrificial basada en la cosmovisión antropocéntricajudeo-cristiana que se arraiga desde entonces y se per-petúa en toda América Latina, como señala FranzHinkelammert (2000: 8).

Referencias bibliográficasHinkelammert, Franz. 2000. Sacrificios humanos y sociedad occidental. Dei.San José.Toledo, Víctor. 1991. Manual de investigaciones etnoecológicas en AméricaLatina: la estrategia campesina del uso múltiple de los recursos naturales. Unam.México.Toledo, Víctor et al. 2001. Atlas etnoecológico de México y América Central.Gef-Pnud-Unam. México.

7Febrero 2006

T E M A D E P O R T A D A

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8 Febrero 2006

Este ensayo, planteado en la línea del cuestiona-miento y no en la de conclusiones, tiene comopropósito contribuir a la discusión, aún tempra-

na, sobre el tema de pueblos indígenas, migraciones ymanejo integrado de ecosistemas. Aunque no existendatos de total confiabilidad sobre migraciones indíge-nas, hay evidencias fácticas de que la población indíge-na de América Central se está movilizando: en losnaranjales de California miles de mayenses de México yGuatemala se enganchan como recolectores, en Beliceson cientos de ketchies los que mueven la frontera agrí-cola en Toledo y otros lugares vecinos, en Costa Rica losmiskitos que viven en la capital -especialmente en lacomunidad de Pavas- han abultado la población indíge-na del país hasta el punto de que se logró justificar laapertura de la primera escuela indígena de la capitalcon enseñanza bilingüe incluida. Las crisis del café, delbanano y de los granos básicos expulsan poblaciónhacia las ciudades y es posible encontrar barriadas indí-genas en Ciudad de Panamá, David, Changuinola, SanJosé, Tegucigalpa y Ciudad Guatemala, además del cre-cimiento urbano de barriadas indígenas tradicionales enalgunas ciudades como León, Matagalpa, Masaya,Santa Ana, Totonicapán, Sololá, San Cristóbal yMérida. Para los efectos de este ensayo, tomaremoscomo ejemplo a los ngöbes, que en este momento semueven entre el Darién de Panamá y el occidente delValle Central de Costa Rica.

Los ngöbes, conocidos también como guaymíes, queen lengua ngöbere significa pescado y camote -en

referencia a dos de los alimentos preponderantes de sudieta-, como etnia han estado formados por cuatro tri-bus: ngöbes, buglés, murire y ngöimos, que hablan len-guas distintas y que en algunos casos -el buglere y elngöimere o murire- están prácticamente en desuso.Hoy se agrupa como ngöbes o guaymíes a todas las tri-bus, lo que refleja el proceso de fusión cultural domina-do por éstos. En Panamá actualmente se usa la denomi-

nación ngöbe-bugle para toda la etnia. Su origen histó-rico geográfico está en la cordillera de Talamanca (verfiguras) y están emparentados genética y lingüística-mente con la familia talamanca, del tronco macrochib-cha, formada además por los bribris, cabécares, teribes yborucas. Etnográficamente, todas estas etnias tienengran similitud, fundamentalmente en el uso y manejode los recursos naturales.

De todas las etnias indígenas de la bajaCentroamérica (miskitos, sumus, ramas, malekus, bri-bris, cabécares, borucas, teribes, kunas y emberas) langöbe es la mayoritaria en población, la que ocupamayor extensión geográfica discontinua, la más visible yla más importante como mano de obra en café, banano,horticultura y ganadería. Los ngöbes políticamente sonrepresentados por el Congreso Guaymí de Panamá y lasasociaciones de desarrollo integral de Costa Rica. EnPanamá también los representan diputados en laAsamblea Nacional; además existen gran cantidad deorganizaciones no gubernamentales y decenas de líderesindependientes, lo que posiblemente se debe a su histo-ria de relativa autonomía política de cada caserío y a latradicional dispersión del poder en caciques de cadauna de la comunidades que reunían varios caseríosfamiliares. Territorialmente ocupan a derecho la comar-ca Ngöbe-Bugle entre Chiriquí, Bocas del Toro yVeraguas y cinco pequeñas reservas indígenas en laregión Brunca o Sur de Costa Rica. Las grandes con-centraciones de población urbana panameñas están enGuabito, Changuinola, David, Armuelles y CiudadPanamá, y algunas familias en Darién, donde han ido acolonizar tierras, junto con campesinos no indígenas dela península de Azuero. En Costa Rica, podemosencontrar grupos familiares grandes en los cantonescafetaleros, cañeros y hortícolas, por ejemplo: PérezZeledón, Tarrazú, San Pablo, Dota, Guarco, Cartago,Aserrí, Poás, Valverde Vega, Zarcero, Grecia, Naranjo,Palmares y San Ramón, y también en los cantonesbananeros del Caribe de Costa Rica: Sarapiquí, Pococí,Guácimo, Matina, Limón y en el valle de Sixaola deTalamanca. Sus asientos históricos han sido la cuenca

C A R L O S B O R G E

Migraciones indígenas en Centroamérica.Ngöbes: pueblo en movimiento

Carlos Borge, antropólogo, es director de la Sociedad de Estudios para elDesarrollo Rural.

T E M A D E P O R T A D A

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9Febrero 2006

T E M A D E P O R T A D A

Ngöbes

Geografía

Ngöbe 169.130

Buglé 17.731

Bokotá 993Panamá

Subtotal 187.854

Costa Rica Ngöbe-buglé 2.729

Total 190.583

Posiblemente hoy suman más de 200.000 habitantes.

Distribución actual:

• Panamá: Bocas del Toro, Chiriquí, Veraguas, Ciudad dePanamá y Darién.

• Costa Rica: Zona Sur, Talamanca, Los Santos y ValleCentral.

Concentraciones:

• Panamá: Guabito, Chanquinola, La Loma de David, SanFélix, Remedios, San Lorenzo, Tolé, Armuelles, Boquete.

• Costa Rica: Coto Brus, Conte, Los Santos, Zarcero yTalamanca.

Patrón de asentamiento Sistema de uso y manejo de recursos naturales

• Modelo de dispersión territorial.

• Unidad básica: caserío emparentado (menor a 150).

• Nuevo caserío: mayor a 150, fisión de población.

• Tendencia actual: concentraciones en centros deservicios: escuela, salón y puesto de salud.

• Concentraciones en ciudades: Guabito, La Loma, PuertoArmuelles y Changuinola.

• Subsistema de cacería.

• Subsistema de pesca.

• Subsistema de recolección en el bosque.

• Subsistema de policultivo.

• Subsistema de barbecho.

• Subsistema de ganadería.

Economía monetaria

bugle(bokotá)

(kricamola)

ngäimo(guaymí )

ngöbe(valientes )(norteños )(movere )

murire(sabanero)

(llanero)

ngöbe(guaymí) bribri cabécar

buglé(bokotá)

boruca(brunka)

teribe(térraba)

Pueblos desaparecidos: chánguena, cotos, tariacas, quepó y ngöimo.

Origen histórico

Familia talamanca

ngöbe (subfamilia guaymí)

Origen histórico

Agricultura (frijol) Artesanía (chácaras y abalorios)

Ganadería (cerdos)

Peonaje (banano y café)

Policultivo (cacao y banano)

Caridad (iglesias, estado y cooperación internacional)

Población

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media-alta del río Changuinola, la cuenca alta del ríoChiriquí y la cuenca del río Cricamola. Desde ahí sehan movido en migraciones permanentes, estacionalesy pendulares1 a lugares como Boquete, David,Armuelles, Changuinola, Guabito, Sixaola, Coto Brus yGolfito. Estas migraciones tradicionales han estado liga-das fundamentalmente al trabajo que les ha ofrecido laChiriquí Land Company (subsidiaria de la United FruitCompany) y, en menor medida, a la horticultura deBoquete -Panamá-, y a la caficultura de Coto Brus-Costa Rica-.

En estos asientos históricos se han practicado todoslos subsistemas del sistema de uso y manejo de recursosnaturales según sea su ubicación en la vertiente delCaribe o la del Pacífico, tierras bajas o altas, tierras cos-teras o fluviales, campo o ciudad. Sin embargo, los másdistinguibles son, en el Caribe, el subsistema de policul-tivo (teobromas, musáceas, aráceas, tubérculos y árbo-les) y, en el Pacífico, el subsistema de agricultura de bar-becho en granos básicos (maíz y frijoles). En el primercaso, el subsistema entró en crisis por la expansiónbananera que ocupó las tierras aluviales de llanura quelos ngöbes usaban para el policultivo; en el segundocaso, el subsistema se ha agotado por la expansión de laganadería de propietarios chiricanos dentro de su terri-torio. Las bananeras y la ganadería empujaron a losngöbes hacia tierras altas poco fértiles que aguantanmenores densidades de población.

En el modo ngöbe de poblamiento y asentamiento,una comunidad es un caserío emparentado familiar-mente que responde al sistema patrilineal y patrilocalclánico. Practicando el tradicional sistema de uso ymanejo de recursos naturales, este tipo de comunidadse compone de un máximo tolerable de 150 personas,produciéndose, cuando se rebasa tal punto de equili-brio, un evento de fisión de población en el que una ovarias familias jóvenes se desprenden para formar unanueva comunidad, razón por la que los ngöbes tradicio-nalmente han estado en movimiento. Este patrón deasentamiento requiere territorios amplios por cadacaserío que, según el piso agroecológico, van de los 6 alos 10 km2. Unas 20 familias nucleares, pertenecientesa dos o cuatro familias clánicas extensas, ocupan por lomenos 600 hectáreas y un óptimo de 1.000 para practi-car equilibradamente el tradicional sistema de uso ymanejo de recursos naturales en el trópico húmedo.Una densidad de población menor a 12 es el punto idealpara pueblos de bosque tropical como los de la bajaCentroamérica.

A partir de 1963, tanto en Panamá como en CostaRica se dobló la población en un periodo intercensal; seintensificó la economía agroexportadora de café, bana-no, cacao, caña de azúcar y ganado de carne; se exten-dió el ecúmene criollo no indígena o mestizo y se asfal-tó la carretera Interamericana entre Pérez Zeledón ySantiago de Veraguas. Estos cuatro elementos genera-ron una dinámica que, por un lado, le quitaba área a losterritorios ngöbes y, por otro lado, los demandaba comomano de obra barata que, por supuesto, debía movili-zarse de sus comunidades hacia las plantaciones y fin-cas, lo que le da un fuerte impulso al proceso de migra-ciones permanentes, estacionales y pendulares. Loslugares de origen nunca quedaron deshabitados, perolas mayores concentraciones de población en edad eco-nómicamente activa y de plena reproducción se dabaen las bananeras y en las ciudades y poblados asociadoscomo Guabito, Changuinola, David y Armuelles. Es asícomo toda una generación de ngöbes se crió y endocul-turó en el contexto de las fincas bananeras de laChiriquí Land Co. (divisiones de Bocas del Toro yArmuelles), las fincas de ganado de Chiriquí y las fincasde café de Boquete y Coto Brus.

Los ngöbes se acostumbraron a andar de aquí p´allásiguiendo un ciclo que ordenaba su migración según lascosechas de cacao, banano, café, caña de azúcar, chapiade potreros, tapa de frijol y siembra de maíz. Las laboresde peonaje se convirtieron en el centro de su sistemaeconómico monetario y el sistema tradicional de uso ymanejo de recursos naturales debió trastocarse de pro-ductor de bienes de uso a productor de bienes de cam-bio. Entonces el cacao, el maíz, los frijoles, los cerdos,las vacas y algunas artesanías pasaron a ser bienes decambio y sus prácticas productivas debieron intensifi-carse en uso del tiempo y el espacio. De nuevo sus tie-rras se hicieron ya no solo insuficientes sino que llega-ron, como en el caso del oriente de Chiriquí, al colapsoecológico (deforestación, quema, erosión y sequía).

Durante 35 años el sistema funcionó porque habíabuen trabajo en las bananeras, en la ganadería, en lacaficultura y en otros cultivos de plantación. A partir de1980 se arruinaron los cacaotales por la enfermedadfungosa de la monilia; después de 1985 cayeron fuerte-mente los precios del ganado de carne; a partir de esemismo año la Chiriquí Land Co. disminuyó sus opera-ciones en Golfito, Armuelles y Changuinola, y al mismotiempo Panamá y Costa Rica desincentivaron el cultivodel maíz quitando las precios de sustentación. Al finalde esa década se iniciaron los movimientos migratorios

10 Febrero 2006

1 Migraciones permanentes: por proceso de fisión de población una comunidad se traslada a vivir permanentemente en un nuevo asentamiento. Migraciones estaciona-les: una población establece un ciclo anual en que se mueve según el calendario agrícola de cosechas -en este caso banano, café, maíz, frijoles. Migraciones pendulares:la población se mueve en un ir y venir diario o semanal de su sitio de habitación al sitio de trabajo.

T E M A D E P O R T A D A

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más fuertes hacia las ciudades y se empezó a probarsuerte en el Valle Central de Costa Rica y en Darién-Panamá-. Al primero se vino a trabajar en las zafras decaña, las cogidas de café y en horticultura; al segundose fue a botar montaña para hacer agricultura de barbe-cho o itinerante.

En este momento la caficultura ha llegado a supunto de quiebre en Costa Rica, producto de una crisisestructural que combina baja de precios, altísima com-posición de costos y poco apoyo estatal.Sincronizadamente, la Chiriquí Land Co. ha cerradooperaciones en Chiriquí y disminuido en Changuinola ySixaola.

En el Valle Central de Costa Rica los caficultoresestán soportando la crisis mediante la disminución delcosto de la mano de obra y de otras garantías laboralesgracias a la contratación de nicaragüenses y, ahora, deindígenas ngöbes, más baratos aun y, según varios cafe-taleros, más tranquilos y obedientes. Ante este panora-ma tan crítico nos asalta la pregunta: ¿adónde iránahora los ngöbes? De momento sabemos que están ocu-rriendo los siguientes movimientos migratorios: (1)hacia las áreas urbano-marginales: por ejemplo, elbarrio Las Lomas de la ciudad de David está creciendoaceleradamente; (2) hacia las tierras cafetaleras y hortí-colas del Valle Central de Costa Rica: en Zarcero ya

incluso existen comunidades dominantemente ngöbes;(3) hacia las reservas indígenas ngöbe del sur de CostaRica: en Conte y Coto Brus está llegando poblaciónnueva de Chiriquí; (4) hacia Darién: familias comple-tas, o varones jóvenes, se están instalando en tierras delos chocoes o emberá por vía del enlace matrimonial;(5) hacia la cordillera de Talamanca: en la sección delas cabeceras de los ríos Yorkín, Changuinola, Teribe,Urén y norte del volcán Barú, todas dentro de la sec-ción panameña del Parque Internacional La Amistad, y(6) hacia los lugares originales: se registran reestableci-mientos en Tolé, Remedios, San Félix y Soley.

En esta intensa dinámica no es descartable que algu-nos estén migrando hacia Estados Unidos y hacia áreasprotegidas como parques nacionales, refugios de vidasilvestre, reservas forestales y reservas indígenas deotras etnias en Panamá, Costa Rica y el resto deAmérica Central. Como producto de esta crisis delmodelo de migraciones cíclicas los ngöbes podrían estarenfrentando esta situación de la siguiente manera: (1)producción mayoritaria de bienes de consumo antesque bienes de cambio; (2) intensificación de la densidadde siembra en los bienes de cambio; (3) mejora de laproductividad de los bienes de cambio; (4) ingreso en elcircuito comercial de dichos bienes de cambio; (5) bús-queda de mercados alternativos a sus productos; (6)

11Febrero 2006

Vivienda bribrí en la selva, Costa Rica

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mayor petición de fondos de ayuda; (7) incursionandocomo peones en otras actividades como turismo,agroindustria y servicios urbanos; (8) invadiendo fincasganaderas y agrícolas de no indígenas; (9) cobrandopeaje para proyectos mineros, petroleros, hidroeléctri-cos y de biodiversidad, y (10) enmontañándose en loprofundo de la cordillera de Talamanca, su ombligomítico. Como es una etnia de gran población, condiversas localizaciones, distintos liderazgos y diferentesintereses interétnicos, es esperable que se muevan entodo este espectro deescenarios anotados.Unos optarán pormimetizarse como mes-tizos en las ciudades yotros intentarán elreencuentro con susraíces culturales.Respecto de los recur-sos naturales, hay algu-na posibilidad de queocurran los siguienteseventos o procesos:

1. Explotación deflora y fauna de los bos-ques con fines comer-ciales. Productos delbosque como la made-ra, las lianas, la hoja depalmeras para techar,las plantas medicinales,las plantas ornamenta-les y animales como eltepezcuintle, el saino,el venado y las avesposiblemente serán sometidas a regímenes de altaextracción para venderlos en mercados locales e inter-nacionales. Una lógica depredadora se impondrá den-tro de algunos grupos.

2. Aquellos cultivos tradicionales con fuerte poten-cial de comercialización, como el cacao, el banano, elmaíz, los frijoles, el camote, la yuca, el palmito de peji-baye, los cítricos y el arroz, se practicarán más sedenta-riamente, más intensivamente, con mayor uso de agro-químicos y en bloques de monocultivo. Ello tendríaconsecuencias en pérdida de suelos, pérdida de biodi-versidad y pérdida en la calidad sanitaria de los produc-tos.

3. Avance de la frontera agrícola en Darién y crea-ción de focos de deforestación en el Parque La Amistad.Estos frentes de colonización se harán por medio de lacreación de pastos y campos de cultivo de granos bási-cos.

4. Acortamiento del ciclo de barbecho o descanso delos campos de cultivo de granos básicos, con el conse-cuente deterioro de la fertilidad del suelo.

5. Abandono de propiedades y cambio productivohacia ganadería extensiva. Se harán comunes las que-mas para la apertura y mantenimiento de potreros.

6. Introducción de megaproyectos que requieranhacer grandes movimientos de tierra, con la conse-cuente deforestación, erosión de suelos y contamina-ción de aguas. La minería, en general, y los proyectos

hidroeléctricos tendránmayores posibilidades deinstalarse, ya que la pobla-ción estará necesitada detrabajo.

7. Intensificación de lacacería de fauna menor enlas fincas donde trabajanen Chiriquí, Bocas delToro, Talamanca, ZonaSur y Valle Central. Porejemplo, los cafetaleros dela región de Los Santos enCosta Rica se quejan deque los ngöbes se comentodos los animales silves-tres de los cafetales.

8. Intensificación de lapesca y captura de crustá-ceos en los ríos. Aunquelos ngöbes no son de cul-tura marítima, es muy pro-bable que se animen ahacerse a la mar para pes-car.

Al incrementarse los movimientos migratorios, laspersonas irán perdiendo el sentido de arraigo, de perte-nencia y de comunidad. Su visión de futuro podría serde muy corto plazo, y una lógica inmediatista, extracti-vista y oportunista podría ir ocupando el lugar de lalógica histórico-cultural ngöbe del largo y mediano pla-zos. El capital social acumulado comunitariamente sepierde en la diáspora individual.

El modelo agroexportador basado en el banano, elcafé, la caña de azúcar, el cacao y la ganadería de

engorde es típico de cualquier país centroamericano,con mayor o menor peso en cada país de uno o dos deesos productos. Este modelo descompuso los sistemasindígenas de tenencia de la tierra al privatizar y expro-piar su propiedad. Luego usó y explotó su mano de obra,primero como servidumbre y luego como trabajadoreslibres. Este modelo, que ha sido en los últimos 40 años

12 Febrero 2006

Hombre bribrí, Costa Rica

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el máximo empleador de poblaciones indígenas, quecombinaban el trabajo asalariado con sus actividades deautoconsumo -como los granos básicos-, ahora está enquiebra y expulsa a miles de trabajadores cada año.Asimismo, el modelo de granos básicos, como arroz, fri-joles, maíz y maicillo, ha sido típico de todos los pueblosindígenas de América Central y está ligado fuertemen-te a la economía de autoconsumo. Por la importaciónde estos granos a precios más baratos, por el uso desemillas ligadas a caros paquetes de agroquímicos y porla pérdida de fertilidad de los suelos, este modelo cen-troamericano también está en quiebra. Patético es elcaso del maíz, fundamento del proceso civilizatoriomesoamericano, queha pasado a escasearen el plato típicoindígena, compuestopor tortilla, frijoles,chile y carne (cual-quiera de las car-nes).

El sector agrope-cuario de AméricaCentral está en unacrisis estructural queprovoca cambiosdemográficos ymovimientos depoblación en generaly de la indígena enparticular. CostaRica, Belice, Méxicoy Estados Unidosson los destinos másdestacados de los indígenas centroamericanos migran-tes. Otros optarán por comprar motosierras para cortarlos bosques que les quedan. Los demás se irán a engro-sar las áreas marginales y la economía informal de lasciudades. Con ellos aumentarán los problemas dedemanda de agua, energía eléctrica y transporte, y decontaminación y generación de basura, que son inhe-rentes a los procesos de urbanización.

Grandes contingentes de población indígena, comongöbes, miskitos, lenca, quiché, ketchies y katchiqueles,se moverán por todo el istmo centroamericano presio-nando por tierra, vivienda, comida y trabajo. Esta pre-sión social tendrá a los bosques como sus primeras víc-timas. Y lo que es seguro es que los sistemas tradiciona-les de uso y manejo de los recursos naturales no seránposibles al menos que se revolucionen tecnológicamen-te y se pongan a tono con el signo de los tiempos: zoo-criaderos en vez de cacería, estanques de peces en vez

de pesca, agricultura de sotobosque en vez de recolec-ción, sedentarización de la agricultura, semiestabuladode los cerdos y ganado, recuperación del policultivo,siembra y procesamiento de plantas medicinales, proce-samiento industrial de la madera, agroindustria, inge-niería de conservación de suelos, venta de serviciosambientales y venta de agua para generar energía y paraconsumo humano.

En este contexto cabe entonces hacer los siguientescuestionamientos para contribuir y alimentar la discu-sión sobre la problemática de las migraciones y losrecursos naturales de los pueblos indígenas: (1) ¿Quéimpactos tendrá el Plan Puebla Panamá (PPP) que

impulsa la realiza-ción de mega pro-yectos (hidroelectri-cidad, transporte deenergía, carreteras,canales secos intero-ceánicos, oleoduc-tos, puertos y aero-puertos) dentro ycerca de territoriosindígenas? (2) ¿Quéimpactos podríantener las propuestasen turismo (turismoarqueológico, cultu-ral, de montaña y deplaya a gran escala)del PPP? (3) ¿Cuáles la pertinencia,consistencia y viabi-lidad de proyectos

de agricultura sostenible, forestería y protección de bos-ques en pueblos indígenas con serias crisis estructuralesy fortísimas migraciones? (4) ¿Cuál es el futuro de lasáreas protegidas estatales que están en medio o al ladode pueblos indígenas con ecosistemas ya desequilibra-dos como por ejemplo el de los ngöbe en Chiriquí? (5)¿Qué impacto tienen estas migraciones sobre la forma-ción de capital social? (6) ¿Qué consecuencias tendrá lafirma del Tratado de Libre Comercio (capítulos de dere-chos de autor, agrícola, laboral y ambiental) en lasmigraciones de los pueblos indígenas? (7) ¿Cuál es lavisión de futuro de los pueblos indígenas mayoritarios?Hay que empezar a imaginar distintos escenarios de res-puesta para la crisis actual y futura de los pueblos indí-genas centroamericanos. Es necesaria una nueva rela-ción con los recursos naturales, engarzada en el pasadocultural y con una visión futurista.

13Febrero 2006

Jóvenes bribís, Costa Rica

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14 Febrero 2006

En otra ocasión, en estas mismas páginas me refe-rí a los derechos de los pueblos indígenas sobrelos recursos naturales de sus territorios. Sin pre-

tender que aquellas líneas hayan sido suficientes, perosí creyendo que ha quedado hecho un relato generalinicial de esa temática, en esta oportunidad quisiera tra-tar un tema más específico: el pago de servicios ambien-tales en los territorios indígenas de Costa Rica. Debeadvertirse que esta propuesta se rige exclusivamentepor una perspectiva de tipo jurídico, por lo que nodebiera haber sorpresa si se percibieran algunas impre-cisiones relativas a otras disciplinas. Al ser la temáticaabordada muy amplia y compleja, esta exposición selimitará a tratar algunos temas antecedentes con laintención de estudiar algunosaspectos superficialmente y,si fuera del caso, propiciar lascondiciones para adentrarseen aquellos temas subsiguien-tes, en otra oportunidad.

Remitiendo a algunasideas que se plantearon

en un Ambientico anterior(Chacón 2004), hay queexplicar que los derechos delos pueblos indígenas a susrecursos naturales se funda-mentan en tres instrumentos legislativos fundamentales(y a otras disposiciones administrativas): el Convenio169 de la OIT, la Ley indígena y la Ley de biodiversidad(No. 7.788 de 1998), ya que solo éstos de maneraexpresa refieren relaciones entre la disponibilidad de losrecursos naturales y los pueblos indígenas. Y en térmi-nos muy generales, tomando en cuenta el citadoConvenio, el principio general de estos derechos consis-te en el deber del estado de proteger especialmente losrecursos naturales existentes en sus tierras (artículo15.1). Pero este mismo numeral establece una clarifica-ción de esos derechos, al especificar en qué consisten:

“comprenden el derecho de esos pueblos a participar enla utilización, administración y conservación de dichosrecursos”. Por su parte, la Ley de biodiversidad reivindicauna serie de principios -como el de consentimiento pre-viamente informado (numerales 7, 65 entre otros), elde la objeción cultural (artículo 66) y el de los derechosintelectuales comunitarios sui generis- que deben regirdel mismo modo en el caso de los recursos forestales. Encuanto a la Ley indígena, la referencia a los recursosnaturales está muy ligada al tema de los recursos fores-tales, ya que tanto el artículo 6 como el 7 de dicho cuer-po jurídico hacen referencia a ese tipo de recursos. Peroese carácter forestal se enfatiza en el artículo 6 cuandose dice que se les impone solo a los indígenas la prerro-

gativa de “construir casas ycortar árboles, explotar losrecursos maderables o plantarcultivos para su provecho”dentro de los límites de losterritorios; y en el precepto 7que plantea que todos losterrenos comprendidos dentrode los territorios indígenas queconserven la vocación forestaldeben guardar ese carácter.Solo el segundo párrafo de esenumeral séptimo dispone unareferencia amplia al tema de

los recursos naturales en general, cuando especifica quehay obligación de explotar racionalmente los recursosnaturales renovables. Éste es uno de los fundamentospara decir que es posible que las comunidades indígenasrealicen comercialización de sus productos forestalesfuera de sus territorios (éste es un asunto polémico quese trata al final del artículo). Luego, el citado numeral 7continúa centrándose en el tema forestal cuando espe-cifica que los programas forestales solo podrían realizar-se por instituciones estatales que garanticen la renova-ción permanente de los bosques (y refiere que corres-ponderá a la Comisión Nacional Indígena –Conai- laautorización y vigilancia al respecto).

R U B É N C H A C Ó N

Pago de servicios ambientales en territorios indígenas ticos

Rubén Chacón, abogado, es profesor en la Universidad de Costa Rica.

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Indígena bribrí, Costa Rica

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15Febrero 2006

T E M A D E P O R T A D A

En los territorios indígenas, donde las comunidadesson las propietarias, hay una obligación especial delestado de proteger los recursos naturales, y los pueblosindígenas tienen el derecho a la utilización, administra-ción y conservación de éstos (artículo 15.1 del Convenio169 de la OIT). En igual sentido se manda al estado aproteger los recursos biológicos localizados en territo-rios indígenas (artículo 104 de Ley de biodiversidad).Como se especificó, la Ley indígena reivindica el derechode los pueblos indígenas a aprovechar los recursos de lanaturaleza para satisfacer sus necesidades básicas, ins-trumentalizándose así el principio que señala elConvenio 169 de la OIT del derecho de los pueblos indí-genas a la “utilización, administración y conservaciónde dichos recursos”. En cuanto a la ejecución de pro-gramas forestales o aprovechamientos forestales enterritorios indígenas, la Ley indígena dispone (artículo 7)que éstos solo podrían realizarlos instituciones estatales.

El tema de la autorización gubernamental para elaprovechamiento forestal dentro de los territorios indí-genas es un asunto muy polémico que se debate entrequienes creen que es parte del derecho a la propiedadindígena y quienes consideran que el espíritu de la nor-mativa proteccionista es de impedirlo pues sería uncontrasentido con la filosofía de la sostenibilidad tradi-cional indígena. El decreto No. 24.777-Mirenem (de 28de septiembre de 1995), denominado Reglamento parael Aprovechamiento del Recurso Forestal en lasReservas Indígenas, estableció categorías de autoriza-ciones para el aprovechamiento forestal (artículo 3)que consistían en autorizaciones para extraccionessegún la aptitud del suelo. La disposición administrati-va no permitía trasladar madera procesada fuera delterritorio indígena. Luego se emitió el decreto No.26.511-Minae (de 10 de junio de 1997) que tiene elmismo nombre. En éste se eliminan los diferentes tiposde autorizaciones y solo se deja la limitación para auto-rizar aprovechamientos forestales de 20 árboles por par-cela por año. No se hacía referencia alguna al fin delaprovechamiento. Se prohibía del mismo modo el tras-lado de materia prima fuera de las reservas indígenas,no consignándose en este caso la aclaración de la made-ra procesada. Finalmente surgió el decreto No. 27.800-Minae (de 16 de marzo de 1999), que hoy rige, que sedenominó igual que los anteriores, y según el cual solose permite la corta de árboles con fines domésticos ypara beneficio de los indígenas, y limita los permisos deaprovechamiento a terrenos sin cobertura boscosa.

Como producto de una consulta realizada a laProcuraduría General de la República (PGR) con el finde que ésta dictaminara si las comunidades indígenaspueden extraer y comercializar la madera localizada en

sus reservas (territorios), el dictamen Nº C-228-99 (de19 de noviembre de 1999) concluye que “los indígenasno están facultados legalmente para extraer y comer-cializar la madera localizada en sus reservas”. Para llegara esta conclusión la PGR sostiene que la filosofía deestas comunidades no permite esas prácticas, lo mismoque la propia Ley indígena en su artículo 6 es clara alafirmar que solo hay posibilidades de parte de los pue-blos indígenas de explotar recursos de manera tradicio-nal dentro de los límites de sus reservas (territorios).Este dictamen ha provocado fuertes reacciones porparte de algunos representantes de las comunidades quesostienen que mientras se mantenga el equilibrio ecoló-gico no hay fundamento para impedir este tipo deacciones y que, después de todo, el Convenio 169 de laOIT les autoriza a la utilización, administración y con-servación de los recursos naturales. “En torno a siste-mas agroforestales y plantaciones forestales deberíaaplicarse lo dispuesto al respecto en la Ley forestal si nofuera porque la PGR prohíbe extraer y comercializarmadera fuera de los territorios indígenas. En relacióncon esto parece que al emitirse la prohibición no sevaloró la posibilidad de trasegar con madera de esos sis-temas forestales, sin embargo será necesario que el pro-nunciamiento de la Procuraduría se aclare para definirlo que debe hacerse” (Chaverri 2003: 22).

El origen del reconocimiento que el sistema hace delderecho de los pueblos indígenas a sus tierras está

relacionado con la Ley de baldíos de 1939, que en tér-minos generales fue una normativa que surgió pararegular la neocolonización campesina de las tierras peri-féricas, especialmente en la primera mitad del siglo XX,creando las condiciones jurídicas para autorizar la pene-tración en las tierras ancestrales (Chacón 1996). Hoy seplantea una nueva manera de ligar los intereses del sis-tema con la cotidianeidad de los pueblos indígenas encuanto a los recursos naturales incluidos en sus territo-rios: por medio de la creación de los sistemas de incen-tivos ambientales.

Las posibilidades de que diversos intereses no indí-genas se involucren en la disponibilidad de los recursosque hay en los territorios indígenas se posibilita graciasa la emisión de normas jurídicas que establecen políti-cas públicas para la administración, o coadministración,de tales recursos. Ya en el inciso anterior se hizo refe-rencia al hecho de que el sistema costarricense no con-cibe el derecho pleno de los pueblos indígenas sobre susrecursos naturales (específicamente los recursos foresta-les). También en esa línea hay que entender la emisiónde disposiciones jurídicas relativas al pago de serviciosambientales (psa) en los territorios indígenas.

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La Ley forestal No. 7.575 ya definía los serviciosambientales como los que brindan los bosques y lasplantaciones forestales y que inciden en la protección ymejoramiento del ambiente. A partir de este principiose define un marco institucional que contempla cuatroservicios para gozar de un psa, esto es, ser acreedores deuna retribución por un servicio que brindan a la socie-dad, a saber: (1) mitigación de emisiones de gases deefecto invernadero (fijación y almacenamiento de car-bono); (2) protección de aguas para uso urbano, rural ohidroeléctrico; (3) protección de diversidad biológicapara conservación, fines científicos, farmacéuticos,investigación, mejoramiento genético, protección yconservación de ecosistemas y formas de vida, y (4)belleza escénica natural para fines turísticos y científi-cos.

Por medio de la ley Nº 8.058 del año 2001 se apro-bó el contrato de préstamo suscrito por el BancoMundial y el Gobierno de la República de Costa Ricapor un monto de $32.630.000, para financiar el progra-ma de pagos de servicios ambientales por un período decinco años. De esta ley surgió el proyecto Ecomercados,cuyo objetivo es incrementar los esfuerzos de conser-vación en Costa Rica promoviendo el desarrollo demercados y proveedores de servicios ambientales. Paraello contempla dentro de sus metas, en el caso de lospueblos indígenas, el aumento del 100 por ciento en laparticipación de estas comunidades en el programa depsa. Esta ley es el fundamento para decretar cada añolos montos que se repartirán como psa en todo el país.En relación con los pueblos indígenas, este empréstito,en la sección 3.07 (a) del texto, dispone que elMinisterio del Ambiente (Minae) llevará a cabo el pro-yecto de acuerdo con un manual operativo que deberáincluir una serie de instrumentos dentro de los que secita el Plan indígena. Y en el inciso (b) específicamentese habla de “llevar a cabo o causar que se lleve a cabo”el mencionado Plan indígena, a satisfacción del Banco.

Dentro del empréstito se refiere la existencia de unPrograma 2 cuyo objetivo es proveer asistencia en laconservación de áreas forestales a través del apoyo parael desarrollo de un mercado de servicios ambientalesprovisto por ecosistemas forestales en manos privadas.Una de las partes de este proyecto es la llamada Parte Bque se intitula Fortalecimiento de la supervisión decampo y administración del Programa PSA. En el punto3 de ésta se refiere que un objetivo es el fortalecimien-to (técnico y administrativo) de “las organizaciones nogubernamentales y de las asociaciones del sector priva-do tales como: (i) suministro de asistencia legal y técni-ca, relacionada con la conservación y uso sostenible delos ecosistemas forestales, a la vez que la capacitación

para los pequeños propietarios de tierras, incluyendo alos indígenas y las mujeres para asistirles a tener accesoal programa PSA”.

Actualmente, el proyecto Ecomercados es financia-do conjuntamente por este empréstito del BancoMundial, una donación del Gef (Fondo para laConservación de la Naturaleza) y la contrapartidanacional. El Gobierno de la República, aduciendo crisisfiscal, desde que inició el sistema ha transferido aFonafifo (Fondo Nacional de Financiamiento Forestal)un porcentaje muy reducido del total de fondos querecauda con ese fin en los diferentes períodos.

Cuando se aprobó el mencionado empréstito queavala la ley Nº 8.058, por primera vez se propuso políti-cas públicas ambientales relacionadas con la posibilidadde otorgar incentivos ambientales a los territorios indí-genas, para lo que se mandó a desarrollar un Plan indí-gena, pero éste no se ha conocido en las jurisdiccionesindígenas: el Minae no desarrolló ningún proceso deconsulta conforme lo obliga el artículo 6 del Convenio169 de la OIT, y durante los años en que se ha activadoel psa en territorios indígenas no se ha percibido un“salto cualitativo” en las condiciones de estas tierras enningún sentido. Más bien, en los últimos años se hanprofundizado los conflictos de tierras en los diferentesterritorios, las comunidades indígenas no han encontra-do mecanismos para organizarse mejor en la defensa delos derechos a los recursos naturales, y el estado man-tiene una política centralista en cuanto a la disponibili-dad de los recursos forestales a favor de estas comuni-dades (con base en el dictamen -ya comentado- de laPGR No. C-228-99 de 1999). Por otro lado, se mantie-ne la presión por parte de diferentes sectores por losrecursos naturales indígenas. La concepción que lossectores económicos más poderosos del país tienen delos servicios ambientales (con base en lo que dispone laLey forestal) apunta a ese carácter privatizador.

La protección de aguas para uso urbano, rural ehidroeléctrico se dirige a estimular la construcción derepresas hidroeléctricas privadas (que en el caso deCosta Rica se fundamentan en las leyes 7.200 y 7.508,muy cuestionadas por las ganancias injustificadas queobtienen estos empresarios gracias a los pagos subsidia-dos que les hace el Instituto Costarricense deElectricidad). La protección de diversidad biológicapara conservación, fines científicos, farmacéuticos,investigación, mejoramiento genético, protección yconservación de ecosistemas y formas de vida, redundaen fuente de beneficios para las grandes empresas far-macéuticas transnacionales que han encontrado enestas partes del mundo verdaderos tesoros. Mientras, labelleza escénica natural para fines turísticos y científi-

16 Febrero 2006

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cos ha provocado desequilibrios muy importantes en elámbito económico en el país, pues la industria hoteleray la conexa no están generando recursos a favor de lascomunidades pobres que sirven de asiento a esas activi-dades lucrativas.

El disfrute del psa en los territorios indígenas se hadado con base en las disposiciones que anualmentereglamenta Fonafifo, adscrito al Minae (se ha tenido ala vista los reglamentos de 2002, 2003 y 2004). No seconoce a ciencia cierta cómo es que la administraciónha involucrado o no a las comunidades indígenas en laconstrucción de estas normas, lo cierto es que losmanuales de procedimientos para el pago de serviciosambientales han incorporado cada vez con mayor deta-lle procedimientos o situaciones especiales que tienenque ver con estos pueblos. Ese involucramiento de latemática indígena no implica un reconocimiento plenode los derechos a los recursos naturales, sino una meraregulación del modo como el estado los autoriza paraconstituirse en beneficiarios de estos incentivos.

Los siguientes datos revelan algunos aspectos deinterés en relación con el tema de psa en territoriosindígenas: La cobertura boscosa representa el 31,6 porciento del territorio nacional, aproximadamente1.600.000 ha, de lo cual el 54,6 por ciento (873.652ha) se encuentra bajo alguna categoría de manejo deárea silvestre protegida; el otro 45,4 por ciento(740.394 ha) se encuentra bajo un régimen de propie-dad de carácter privado. Del total de bosques bajo elrégimen de propiedad privada el 23,4 por ciento(173.592 ha) corresponde a bosques en las reservas oterritorios indígenas. 740.394 ha representa el 50 porciento del territorio reconocido legalmente como reser-vas o territorios indígenas (la mitad del área que seencuentra bajo jurisdicción indígena está cubierta debosques). Este bosque primario tiene especies de muyalto valor comercial (en peligro de extinción). Muchosterritorios indígenas presentan traslapes en relación conáreas silvestres protegidas que representan unas 50.600ha. La mayoría de estas áreas son “hábitat” indígena(artículo 15 Convenio 169 OIT) -caso de los territoriosde Nairí Awari, Chirripó, Telire, Guaymí de Osa yQuitirrisí. La protección de los bosques en territoriosindígenas debería implicar una “modalidad exclusiva”de psa. Para el período 1997–2000 se consideraron parapsa solo pequeñas extensiones en territorios indígenas(aproximadamente unas 5.938 ha) (Mesa NacionalIndígena 2003).

La globalización impone un sistema de administra-ción de las áreas con potencial ambiental. Fueron

las ideas de la globalización las que apoyaron la apertu-ra de créditos por parte de las entidades financieras

internacionales con la finalidad de propiciar la comer-cialización de recursos naturales de manera sostenible.Antes de que esas políticas se implementaran en CostaRica, especialmente con la aprobación de la la ley No.8.058 de 2001, los territorios indígenas no eran benefi-ciarios de incentivo ambiental alguno, y aun así mante-nían su entorno. El Banco Mundial promueve dentrode la citada legislación de 2001 la elaboración de unPlan indígena que, como se ha dicho, es inconsulto.Pero probablemente incorpore toda la filosofía del enfo-que “pobreza-carencias” que caracteriza los proyectosglobalizadores que se dirigen a los pueblos indígenas.Éstos se caracterizan por no dar posibilidad a la cosmo-visión indígena (por eso son dirigistas, poco realistas yprofundamente asistencialistas).

Hay, sin duda, una sensación de ayuda a los sectoresmás pobres, más que de ayuda a las comunidades quemejor se relacionan con el ambiente. Todo esto, sinembargo, se da dentro de un sistema -el costarricense-que tiene un amplio reconocimiento jurídico de lospueblos indígenas pero que se rige por una mentalidadcentralista que no posibilita a los pueblos indígenascomerciar recursos forestales fuera de sus entornos (dic-tamen PGR No. C-228-99 de 1999). ¿Cuándo seráposible que los pueblos indígenas comercien de manerasostenible sus recursos forestales? Y cuando eso se auto-rice ¿quiénes serán los encargados de ejecutar la comer-cialización? Las respuestas pueden estar en las cada vezmás frecuentes experiencias surgidas en las selvas tropi-cales de la región, cuya administración la están asu-miendo las entidades transnacionales ambientalistas.Esta estrategia podría estar planteada en el Plan indíge-na.

Debe definirse a favor de las comunidades indígenasla posibilidad del desarrollo de planes de aprovecha-miento amplios que incluyan la comercialización de losrecursos fuera del territorio. No es cierto que la norma-tiva vigente imposibilite esto, aunque sí es cierto que lanormativa vigente no tiene mecanismos para asegurarque sectores no indígenas se aprovechen de esta posibi-lidad una vez decidida.

Referencias bibliográficasChacón, Rubén. “Derechos sobre los recursos naturales en territorios indí-genas”, en Ambientico 133, octubre 2004. Chacón, Rubén. 1996. Los derechos territoriales de los pueblos indígenas asenta-dos en Costa Rica a la luz de la legislación sobre baldíos. Oficina dePublicaciones Universidad de Costa Rica – Instituto de InvestigacionesJurídicas. San José.Chacón, Rubén. 2001. Pueblos Indígenas de Costa Rica: 10 años de jurispru-dencia constitucional (1989-1999). Imprenta Gossestra Intl. S.A. San José.Chaverri, Danilo. 2004. Análisis de la legislación forestal y marco legal referen-te a la participación de comunidades indígenas en el pago de servicios ambientales.Primer Informe. Catie. Costa Rica.Mesa Nacional Indígena. 2003. Propuesta para el pago de servicios ambientalespara los pueblos indígenas. San José.

17Febrero 2006

T E M A D E P O R T A D A

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18 Febrero 2006

La crisis ecológica que la humanidad está provo-cando en la Tierra generó un discurso que incul-pa a la naturaleza: se ha llegado a decir que la

Tierra se autodestruirá. Tal falacia oculta la irresponsa-bilidad humana en la depredación de la naturaleza. Esla acción humana, exclusivamente, la única que haacercado a la Tierra al patíbulo. La explotación y la uti-lización de ésta, reducida a “recursos”, no se hace parasatisfacer necesidades básicas sino, sobre todo, paraacelerar la concentración de la riqueza a escala global.La desigualdad se expresa en el acceso a la naturaleza,en el disfrute desigual de los productos y servicios y,finalmente, en la crecientemente injusta distribuciónde la riqueza: la inequidad es un determinante de laépoca actual. Alternativamente, desde una visión holís-tica y respetuosa, más propia de las culturas indígenasque blancas, se concibe a la Tierra al margen de la acti-vidad humana, como una unidad de vida absolutamen-te autorregulada, equilibrada y sustentable.

Occidente debería preocuparse más por tener unaconcepción respetuosa de la vida que por crear más teo-rías. El mundo occidental tiene muchas obsesiones,siendo actualmente la principal la del crecimiento eco-nómico: indicador supremo de éxito. Otra es los feti-ches del consumismo hasta la deflación de las personasmismas a “cosa-cuerpo” suntuario: el consumismodesenfrenado de objetos e ideas pasa a ocupar el centrode la vida y a convertirse en necesidades y preocupa-ciones trascendentales de la gente. Otro vicio es eldenuedo por explicar todos los procesos de la vida“científicamente”, y de manera adecuadamente racio-nal, lo que conduce a la descalificación de las concep-ciones indígenas y campesinas de la vida. En efecto,como lo señala Philip Snow (1997: 144), “durante 300años después de Bacon, la meta de la ciencia fue elconocimiento que pudiera ser utilizado para dominar ycontrolar la naturaleza”. Y Virginia Damián (1997: 11)apostilla: “La crisis global que actualmente vivimos hasido generada esencialmente por la racionalidad instru-mental del paradigma mecanicista surgido en el sigloXVII con figuras como Newton, Bacon y Descartes”. Y,todavía hoy, la sociedad moderna sigue obcecada, desde

la ciencia y la técnica, por las respuestas urgentes parael dominio y el control armado del planeta, más que porlas preguntas inteligentes, creativas y generadoras deposibilidades de vida.

Las culturas más antiguas no tenían teorías en elsentido científico occidental, sino una concepción de lavida que en todos los casos resulta ser más duradera,valiosa y útil que cualquiera de las teorías occidentalesque, como bien señalan Brigs y Peat (1999: 233), “fun-cionan durante un cierto tiempo y después parecenestancarse” …¿o, más bien, se tornan obsoletas?

Para esas culturas que la civilización occidental cali-fica de atrasadas, la Tierra fue desde siempre su madrey su hogar. La contraposición entre –por un lado- usur-pación y explotación de la Tierra y –por otro lado- laTierra como hogar y ente vivo que se debe respetar yproteger, es lo que marca la diferencia. Ante esta visióncompleta y compleja de la vida y del planeta tampocoresulta asombroso o innovador que Occidente hable deGaia ya cuando el consumismo exacerbado con la glo-balización imperial tiene muchos ecosistemas, e inclusoa toda la Tierra, a punto de colapsar. El resultado deesta versión mercantilista de la vida y del sometimientobaconiano de la Tierra a la avaricia es que el mundo esun rompecabezas cuyas piezas no coinciden. Basta conrevisar la inequidad creciente en el mundo para confir-marlo: según el Pnud (2003), en Europa los subsidios alos productos lácteos alcanzan $913 por año por cadavaca y en Japón hasta $2.700, mientras que la coopera-ción europea para el desarrollo en África es de $8 dóla-res anuales por persona y la de Japón es de $1,47. Laconclusión es sencilla: para millones de personas resul-taría mejor ser animales.

La dictadura neoliberal del libre comercio -que es lamanifestación más acabada de esta etapa de la glo-

balización- conduce a la privatización de la vida. Estoincluye el agua, las plantas, los animales y hasta las per-sonas, y se facilita por los llamados “derechos de pro-piedad intelectual”, las patentes, la inversión externa ylos tratados comerciales, por medio de los cuales elcapital transnacional está recolonizando nuestros paísesy, en materia de biodiversidad, particularmente a lasculturas ancestrales de América Latina. El modelo desociedad que impulsan los acuerdos comerciales res-ponde a la forma en que el capital global, y específica-

O S V A L D O D U R Á N

Globalización imperial e indígenas

Osvaldo Durán Castro, sociólogo, es presidente de la Asociación ProyectosAlternativos para el Desarrollo Social (Proal) y miembro de la Junta Directiva deFecon ([email protected]).

T E M A D E P O R T A D A

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T E M A D E P O R T A D A

mente Estados Unidos, busca consolidarse como consu-midor mayoritario e ilimitado de los recursos del plane-ta. Por ello trata de moldear la economía mundial segúnsus necesidades específicas, utilizando el terror y elmiedo como acicates para convertir la ignorancia ennorma de vida. Es ante estos retos que las propuestas desociedad emanadas de movimientos como los indígenasencuentran obstáculos a veces insuperables.

Toda la naturaleza ha sido reducida a “recursosnaturales” y a mercancías para explotar y es privatiza-ble. Ése es el radical negocio del capital corporativoante la vida. Vivimos una época de invasiones y colo-nialismo renovados, solo que ahora no son las bulaspapales y los derechos concedidos por reyes católicossino los tratados de libre comercio los que dictan lasreglas.

La biotecnología es una de las vías impuestas por ellibre comercio para apropiarse de la vida a través delpatentado de la genética. Algunos gobiernos -como elde Costa Rica- facilitan este proceso, mientras que lospueblos, cuando tienen acceso a información, se opo-nen. En Costa Rica, por medio del Instituto deBiodiversidad (Inbio) se está desarrollando la privatiza-ción, expropiación y desnacionalización de la biodiver-sidad local bajo la sombrilla de convenios que, aunquelas autoridades insistan en presentar como “desarrollo”,no son otra cosa que la comercialización de la vida acambio de dinero de muchas transnacionales, entreellas Merck, una de las gigantes de la farmacéuticamundial, con ganancias de más de $4.000 millonesanuales (Shiva 2001: 15).

La escuela de muerte nos ha alejado de la “vidaviva” y nos ha metido en el mundo material inerte.Corre una época en que muchas personas nunca llega-

rán a conocer siquiera la forma original de lo quecomen, y en la que alimentación se redujo a simple con-sumo que más bien atenta contra la vida misma. (SilvioRodríguez lo resume: “me pregunto qué negocio es ésteen que hasta el deseo es un consumo, qué me harécuando facturen el sol”.) De acuerdo con Edgar Morin(1998) “la economía, que es la ciencia social matemáti-camente más avanzada, es la ciencia social humana-mente más atrasada, ya que se ha abstraído de las con-diciones sociales, históricas, políticas, psicológicas yecológicas inseparables de las actividades económicas.Por esta razón sus expertos son cada vez más incapacesde predecir el curso económico, aun en el corto plazo”.

Tener conciencia de la crisis de la vida en el planetano es suficiente. Los discursos oficiales son lenguajepropagandístico sin correlato práctico. Desde laCumbre de la Tierra de 1992 son realmente pocos losesfuerzos contundentes para revertir las injustas rela-ciones entre los ciclos productivos y la naturaleza.Stephan Schmidheiny, presidente del ConsejoEmpresarial para el Desarrollo Sostenible, organismocreado por Naciones Unidas para promover el desarro-llo sostenible desde el mundo del capital, ha reconoci-do cuán difícil es incorporar una visión respetuosa de lanaturaleza y de las personas en el capitalismo mundial.Tras muchos esfuerzos por sumar grandes empresas a lasiniciativas emanadas de la Cumbre de la Tierra, ha indi-cado que el fracaso de la Cumbre de Cancún de laOrganización Mundial del Comercio (2003) es untriunfo para todas las personas verdaderamente intere-sadas en marcar pautas de producción que puedan satis-

Niño bribrí, Caribe tico

Mujer bribrí, Caribe tico

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20 Febrero 2006

facer las necesidades humanas sin destruir la naturale-za. Un recuento de opiniones de los integrantes de laOrganización de Naciones Unidas indica que “el desa-rrollo sostenible va más allá de la reducción de la con-taminación y la responsabilidad en el ciclo de la vida.En los próximos años el sector empresarial se enfrenta-rá al desafío de alcanzar, desde la planta de producción,el “punto de contaminación cero” y revertir el desarro-llo del producto para satisfacer necesidades sociales,incluidas las de los pobres” (Schmidheiny 1997: 41,Schmidheiny 2003).

Según Wolfang Sachs (2003: 11), las economías delSur -algunas llamadas emergentes- “están ingresandoen masa a la etapa de desarrollo económico intensivoen la utilización de recursos y dependiente de los com-bustibles fósiles”. Esas inversiones, dice el autor, “seorientan, con preferencia, justamente hacia la extrac-ción de materias primas oa la infraestructura ener-gética y de transporte,causando la utilización devolúmenes cada vez mayo-res de recursos naturales”.

Los retos señalados son,precisamente, parte de

los debates que enfrentanpaíses que, como Bolivia,intentan construir unanueva nacionalidad desdesu cultura indígena mayo-ritaria, en el contexto dela globalización imperial.En el VI Foro MundialSocial, realizado en enerode 2006 en Venezuela, unade las resoluciones de las poblaciones indígenas repre-sentadas fue unirse para luchar contra los tratados delibre comercio y otros acuerdos comerciales que, segúnse ha discutido también en otros eventos como el ForoMesoamericano de San José en diciembre de 2005, sig-nifican más pobreza y exclusión y menos oportunidadesreales de empleo, ingresos y seguridad social, tal y comodemuestran los resultados para México de más de 10años de Tratado de Libre Comercio de Norteamérica.

La superación de las desigualdades locales y mun-diales no requiere más tecnocracia y educación paraformar mano de obra barata para las transnacionales,sino más democracia, que en sentido estricto obliga agarantizar espacios de participación, inclusión real,información y negociación para definir cuál es el rumboque las sociedades locales y los países desean seguir.Desde esta perspectiva, la construcción social que se

ejercite en Bolivia puede resultar innovadora y hastaparadigmática.

¿Cuál es la posibilidad real que tiene el gobierno deEvo Morales de negociar, tanto nacional como interna-cionalmente, para favorecer a la mayoritaria poblaciónindígena de su país? Él podría ampliar la alianza que conmás o menos avances se ha venido gestando enAmérica Latina desde la llegada de Lula Da Silva alpoder, afianzada con Chávez, y que cobró mayor posibi-lidad de maniobra con el nuevo gobierno de izquierdaen Uruguay y hasta con los desafíos emprendidos por elgobierno de Kirchner en Argentina. No hay nada defi-nido en medio de los miedos de estos gobiernos y la pre-sencia redoblada de Estados Unidos con acciones comoel afianzamiento de su poco disimulada ocupación deColombia, las constantes amenazas a Venezuela y lacreación de una modernísima base militar en Paraguay,

casualmente alrededordel acuífero Guaraní, trasla visita de DonaldRumsfeld a ese país en2005: el poderío delNorte no pierde vigenciaen el Cono Sur.

El 53,7 por ciento devotos que logró elMovimiento al Socialismode Evo Morales demues-tra un apoyo real muyfuerte y tal vez asegure lafuerza necesaria para sos-tener y ejecutar propues-tas como la nacionaliza-ción de los hidrocarburos-prometida por talMovimiento- y las luchas

por la autonomía territorial y cultural de los pueblosindígenas. La nacionalización de los hidrocarburossería una acción contrapuesta a todas las presiones eintentos de abrir esos elementos a la explotación porparte de grandes compañías transnacionales y, definiti-vamente, el gobierno de ascendencia indígena requeri-rá mucho más fuerza que la electoral para plantarse conuna medida como ésta. Para la agenda de gobierno esasacciones serían del mismo calibre que el desafío de unajusta repartición de tierras, factor de exclusión socialpor excelencia.

En un contexto marcado por la polarización social,exacerbada por la globalización, el triunfo de EvoMorales no solo es significativo para Bolivia y, especial-mente, para su población indígena, sino que es un refe-rente esperanzador para todos los movimientos socialeslatinoamericanos que esperan de ese gobierno una clara

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Joven bribrí, Caribe tico

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21Febrero 2006

T E M A D E P O R T A D A

señal de que es posible construir sociedades inclusivas.Para la población indígena de Bolivia significa que porprimera vez en la historia de dominio blanco y mestizosean atendidas sus demandas de desarrollo social y res-peto cultural.

Los pueblos, incluidos los indígenas, están creandouna agenda de resistencia y oposición a la globalizaciónal estilo de Estados Unidos. No se trata solo del rescatede la identidad cultural, sino de transformarla en unapropuesta política que busca, desde espacios de partici-pación con posibilidades reales de cuotas de poder,transformar las necesidades de los pueblos indígenas enparte esencial de las agendas políticas de los gobiernoslatinoamericanos.

Ésta no es una lucha fácil cuando los planes de losgobiernos locales están abiertamente identificados conlos ejes de poder mundial cuya línea es la transnaciona-lización de las economías, proceso para el que las cultu-ras locales, y particularmente las indígenas, representanvisiones “primitivas” opuestas a la modernidad global y,por tanto, anacronismos a los que se pretende hacerdesaparecer.

Para muchas comunidades indígenas los proyectosde la estrategia de inversión externa directa, promovidapor los gobiernos de América Latina, significan usurpa-ción de sus territorios, desplazamiento e incluso lamuerte de quienes se oponen, como ha sucedido enColombia con los pueblos U’wa y en Guatemala con losmayas quichés opuestos a represas hidroeléctricas,minerías, oleoductos e industrias madereras. Tambiénen Chile, Ecuador y Perú están vigentes luchas de pue-blos indígenas contra explotaciones petroleras, mineras,de destrucción de bosques y de fuentes de agua.Muchas de estas organizaciones son acusadas de narco-traficantes y hasta de terroristas, y así convergen las fór-mulas de exclusión social de muchos gobiernos localescon la geoestrategia de Estados Unidos orientada alcontrol selectivo de territorios en América Latina.

La contradicción fundamental que vivimos actual-mente es la del capital contra la gente y la naturaleza.Se trata de la conversión de países, regiones y conti-nentes en espacios ordenados por el capital corporativotransnacional desde la perspectiva de su potencialexplotación y nunca desde la del respeto por las cultu-ras y los derechos de los pueblos que viven en ellos. Nomenos importante es la contradicción que se estableceentre –por un lado- la identidad cultural y los derechosde los pueblos y –por el otro lado- los intereses del capi-tal globalizado, que literalmente requiere la aboliciónde las fronteras nacionales.

Un aspecto que cobra mayor claridad en el contextoactual es que los derechos económicos, sociales, políti-cos, culturales y espirituales de los pueblos indígenas no

constituyen una agenda exclusiva y excluyente. No esexclusiva de las poblaciones indígenas porque el mode-lo de sociedades concentradoras de la riqueza no hacediferenciaciones étnicas ni culturales y, por tanto, cuan-do se trata de pobreza da lo mismo si se es indígena,mestizo o blanco. Las migraciones campo-ciudad, losdesplazamientos por petroleras, mineras, represas, etcé-tera, desde México hasta Chile son clara muestra deello. Y no es excluyente porque abre la posibilidad desumar a excluidos de muchas procedencias en agendascompartidas para luchas sociales como la de identidadcultural, la de propiedad de la tierra, la de respeto a lasidentidades culturales, que incluyen obligatoriamenteel arraigo a la tierra, y no únicamente las cualidadesintangibles de la cultura.

Referencias bibliográficasDamián, Virginia. “Educación holística para una conciencia planetaria”, enGallegos, Ramón. 1997. El destino indivisible de la educación. Propuesta holísti-ca para redefinir el diálogo humanidad-naturaleza en la enseñanza. Pax. México.Morin, Edgar. “La necesidad de un pensamiento complejo”, en Gallegos,Ramón. Lo sagrado de la nueva ciencia. Pax. México.Pnud. 2003. Informe sobre desarrollo humano 2003. Los objetivos de desarrollodel milenio: Un pacto entre las naciones para eliminar la pobreza. New York.Sachs, Wolfgang. 2003. Globalización y sustentabilidad. World Summit 2002Johannesburg - Montevideo.Schmidheiny, Stephan. 1997. Cambiando el rumbo. Una perspectiva global delempresariado para el desarrollo y el medio ambiente. FCE. Bogotá.Shiva, Vandana. 2001. Biopiratería. El saqueo de la naturaleza y del conoci-miento. Icaria. Barcelona.Snow, Philip. “Educación holística y transformación humana”, en Gallegos,Ramón. 1997. El destino indivisible de la educación. Pax. México.

EntrevistasSchmidheiny, Stephan. 2003. San José.

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22 Enero 2006

Desde aproximadamente 11.550 años antes de lallegada de los españoles a nuestras tierras, estepequeño territorio era un punto de intercambio

entre las culturas indígenas del norte y del sur: inter-cambio cultural, económico, político y social. Los pri-meros habitantes, de hace unos 12.000 años, muy pro-bablemente desarrollaron sistemas constructivos basa-dos en la observación de la naturaleza (las fases de laluna, el movimiento del sol, etcétera) y tenían sus pro-pios sistemas de medida.

El asentamiento indígena en nuestro actual territo-rio se remonta a 10000 a.C. y llega hasta 1550 d.C., locual ha sido demostrado mediante el estudio de más de3.000 sitios arqueológicos, entre los que se encuentranlugares de residencia, calzadas de acceso y comunica-ción entre poblados, acueductos (todavía en opera-ción), tanques de captación de agua para el consumohumano, sitios ceremoniales, sitios para la cocción dealimentos, sitios funerarios y sitios para la elaboraciónde instrumentos -entre otros que aún siguen siendo des-cubiertos y estudiados. Algunos historiadores dividen lahistoria de las sociedades de la Costa Rica antigua(anterior a la Conquista) en dos: un primer periodo queva del año 10000 a.C. al 500 a.C., y un segundo perio-do que abarca desde el año 500 a.C. hasta el 1550 d.C.-poco después de la Conquista (Céspedes 2001). Talesperiodos están diferenciados por características muybien definidas de los respectivos tipos de actividadesque desarrollaron los aborígenes, que se ven reflejadasen sus obras constructivas.

Mientras que entre el 10000 a.C. y el 500 a.C. enOriente aparecían los movimientos taoístas, en

Grecia nacía la filosofía como ciencia y los egipciosembalsamaban a sus faraones, en nuestras tierras losantiguos habitantes eran cazadores y recolectoresnómadas que vivían en grupos de varias decenas deindividuos con parentesco común y sin un orden jerár-quico definido, organizados en bandas .

La evidencias actuales de la forma de vivir en comu-nidad de estas bandas son pocas, pero entre ellas seencuentran las herramientas y las puntas de piedra quefabricaban y utilizaban en la caza, para la alimentacióny para la extracción de productos del bosque; además,hay petroglifos en algunos de los sitios más importantes-todo ello coincidente con la Edad de Piedra. Por el año2000 a.C. esos grupos empezaron a producir alimentosa través de granos como el maíz, el cacao y el fríjol; osea, empezaron a desarrollar la agricultura de subsisten-cia. El hecho de sembrar algunos espacios fue significa-tivo pues trajo consigo un cambio de estilo de vida.Surgieron como consecuencia los primeros asentamien-tos humanos y las primeras viviendas, cercanas a loslugares en que los habitantes sembraban, cosechaban yse protegían de los animales del bosque y de los cambiosclimáticos. Los nómadas agrupados en las bandas seasentaron en grupos más numerosos y se convirtieronen tribus y clanes.

Las evidencias más notorias de esta última parte delperiodo son la cerámica hallada y las viviendas de lasque quedaron huellas. Éstas eran construidas de unaforma muy sencilla utilizando empalizadas, compuestasde horcones o maderos verticales que sostenían eltecho.

En el periodo 500 a.C. – 1550 d.C. la agricultura yaera parte importante del quehacer de los habitantes

de estas tierras, trayendo eso consigo la estabilidad delas poblaciones en un solo lugar, lo cual a su vez produ-jo un cambio en la organización social y política, abrién-dose paso el llamado Cacicazgo. Se formaron las prime-ras aldeas de varios centenares de individuos y se mejo-raron los sistemas constructivos de las viviendas. Seempezó a usar baldosas de arcilla compactada y cocidaen los pisos, se usó piedra de cantos rodados comocimiento sobre el que se levantó las paredes construidassiempre en materiales proporcionados por el bosque.Como relleno de los espacios entre los maderos en lasparedes se empezó a usar la arcilla, que es un materialfácil de manipular y bueno para reparaciones. Se utilizó

M A Y E L A C É S P E D E S

Construcción indígena y mestiza en Costa Rica

Mayela Céspedes, ingeniera civil especialista en ingeniería sanitaria e hidráulicay en salud pública, es profesora e investigadora en la Universidad Nacional.

T E M A D E P O R T A D A

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materiales orgánicos para amarre y resistencia de laestructura, como el bejuco (Palmer 1992), y hojas depalma para el recubrimiento de techos y paredes (Ibid.).El piso de las viviendas se construía a un nivel superioral del suelo, formando montículos y escalinatas para elacceso al interior de ellas y para protegerse de la esco-rrentía pluvial. El material usado como acabado final detechos y paredes era de hojas de palma. La forma de lasviviendas podía ser cónica, como un embudo con laboca hacia abajo, sostenidas por un gran poste con hor-queta al que amarraban las hamacas como formandoestrellas (Bozzoli 1986);otras tenían base rectan-gular y cuadrada.

Las viviendas se cons-truyeron en asentamien-tos cercanos entre sí peroseparados, con materialesque el medio les suminis-traba, totalmente amiga-bles con el ambiente(clima, relieve… paracontrol de aguas pluvialesy protección del desbor-damiento de los ríos). Esdestacable la construc-ción de acueductos y decaminos peatonales deacceso y unión entrepoblados. También los sitios fúnebres tuvieron granimportancia, enterrándose a los muertos en algunasocasiones dentro de las viviendas y en otras en espacioscercanos a ellas...

Es el uso de piedras de río de cantos rodados lo quehoy nos informa de la forma de las construcciones y eldiseño urbano de los asentamientos indígenas.

La llegada de los españoles a nuestro territorio trajocomo consecuencia una nueva etapa de la historia

constructiva de las ciudades y las viviendas. En laColonia se inició la construcción de las viviendas alre-dedor de una plaza y una iglesia, con estilos y métodosconstructivos diferentes a los que hasta entonces habí-an sido usados por los habitantes de estas tierras: seintrodujo conceptos e instrumentos nuevos como el deplomada, de escuadra, de cincel, de compás y de siste-ma de medición (libras, arrobas y varas). Se empezó ausar términos coloniales asociados a la ejecución deobras de las viviendas y las iglesias: construir a tesón ysoga paredes de ladrillo, o a cal y canto paredes que com-binaban la piedra y la cal, y en adelante también sehabló de la construcción a cordel y regla.

Este tipo de construcción se inició aquí tomandoalgunos de los métodos de la construcción de los aborí-genes de estas tierras, a los que se les llamó baharequey adobe (Fonseca 1998), y a ella le llamamos construc-ción mestiza. Al bahareque, derivado del uso del barropor parte de los indígenas para llenar los espacios quequedaban entre los troncos y las cañas con que levan-taban las paredes (Ibid.), posteriormente se le introdu-jo pedazos de teja y madera como refuerzo. El adobe, deherencia española, se caracterizó por ser un materialformado por pesados bloques de barro, mezclados con

zacate y estiércol (Ibid.).Las construcciones

hechas con estos materia-les tienen la ventaja demantener una agradabletemperatura interna peroa la vez tienen la desven-taja de ser poco resisten-tes a los movimientos sís-micos, lo que puede oca-sionar accidentes y son dedifícil reparación.

Las viviendas indígenastienen como caracte-

rísticas principales suliviandad y el estarhechas de materiales

hallados en los mismos bosques en que habitaban susconstructores. Pero ellas se degradaron naturalmentecon el paso del tiempo por las condiciones ambientales.La construcción mestiza incorporó elementos de laconstrucción indígena, sobre todo el barro y la caña,como material de paredes, de lo cual quedan evidenciasen algunas partes del país. Tanto la construcción mesti-za como la indígena han sucumbido ante el clima y losaños y actualmente se usan materiales livianos que seha comprobado son más resistentes y duraderos, sinembargo las nuevas técnicas constructivas de edifica-ciones en algunos casos están causando un impactonocivo sobre el ambiente y la salud de los habitantes(Céspedes 2001).

Referencias bibliográficasBozzoli, María E. 1986. El nacimiento y la muerte entre los Bribris. Editorial dela Universidad de Costa Rica.Céspedes, Mayela. 2001. Evaluación del impacto del Programa de ViviendaRural sobre el Ambiente y la Salud de los habitantes beneficiados de la provinciade Limón. 1994- 2000. Tesis de Maestría, Universidad de Costa Rica.Fonseca, Elizabeth et al. 1998. Historia de la arquitectura en Costa Rica.Fundación Museos del Banco Central de Costa Rica. San José.Palmer, Paula et al. 1992. Vías de extinción. Vías de Supervivencia. Testimoniosdel pueblo indígena de la reserva de Kekoldi, Costa Rica. Editorial Universidadde Costa Rica. San José.

23Febrero 2006

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Vivienda indígena M. Céspedes

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