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PÁGINA 1 / 2 http://www.modaes.es/back-stage/20161003/olor-musica-y-bolsas-de-papel-como-seducir-al-cerebro-para-pasar-por-caja.html El presente contenido es propiedad exclusiva de Ripley Gestora de Contenidos, SL, sociedad editora de Modaes.es (www.modaes.es), que se acoge, para todos sus contenidos, y siempre que no exista indicación expresa de lo contrario, a la licencia Creative Commons Reconocimiento. La información copiada o distribuida deberá indicar, mediante cita explícita y enlace a la URL original, que procede de este sitio. LÍDER EN INFORMACIÓN ECONÓMICA DEL NEGOCIO DE LA MODA Olor, música y bolsas de papel: cómo seducir al cerebro para ‘pasar por caja’ ¿Por qué están perfumadas las tiendas de Oysho? ¿Qué sentido tiene que Abercrombie&Fitch apenas ilumine sus tiendas, sin dejar ver si quiera el producto? ¿Por qué se apilan los jerséis, en lugar de mostrarlos en perchas? En la lucha por destacar en las calles comerciales, los retailers tienen una nueva arma, el neuromárketing que, en lugar de apelar a la razón, utiliza los sentidos del cliente para motivar la venta sin que el consumidor se dé cuenta. El neuromárketing es una disciplina de la neurociencia que estudia cómo actúa el cerebro humano para condicionar la venta. Actúa en tres fases: incentivo, trabajo y recompensa, explica Andrés de España, fundador de la consultora especializada en neuromárketing 3 Dids. El incentivo se refiere a los estímulos que recibe el cliente para la compra desde el momento en que pisa el establecimiento; el trabajo, a todas las tareas que tiene que realizar para adquirir un artículo, y la recompensa, a lo que recibe una vez ha hecho la transacción. Cuando un consumidor entra en una tienda, todos sus sentidos, desde el gusto hasta el tacto, se activan, y tienen un impacto sobre cómo se comporta en el establecimiento. El primer sentido que entra en acción es la vista: “cuando un producto tiene volumen el cerebro lo asocia a un valor mayor, por eso los jerséis, en lugar de colgarse, se apilan”, explica De España Aunque, a priori, en esta fase se enmarcarían también los colores, Francesc Rufas, profesor de márketing de EAE Business School, subraya que no pueden considerarse parte de la disciplina del neuromárketing. “El neuromárketing influencia la mente del cliente de manera subliminal, pero el color es bastante evidente”, explica el experto. Aun así, los colores sí tienen efectos psicológicos y sinestésicos que pueden tener un impacto en la compra. Los efectos psicológicos se refieren a las ideas o experiencias a las que alude ese color, mientras que los sinestéticos son la sensación física que provocan en el consumidor. “El verde oliva, por ejemplo, produce amargor”, señala Lisardo Mendo, responsable de Odos Visual Merchandising. En cambio, el rojo crea apetito, por lo que se emplea a menudo en establecimientos de restauración. “Además, da una cierta sensación de euforia que motiva a comer más rápido y, por tanto, dejar la mesa pronto”, explica Mendo. En el sector de la moda, los colores del visual merchandising son todavía más relevantes, porque interactúan con los colores de los propios productos expuestos. Por eso, los expertos recomiendan utilizar colores neutros como el gris, que no afecta a la percepción de los tonos de las prendas y causan una sensación de tranquilidad que invita a pasear por la tienda y pasar más tiempo en el establecimiento. Otra de las herramientas clave para crear sensaciones de manera subliminal es la iluminación. “El 60% del éxito de una solución de tienda depende de la luz”, explica Lisardo Mendo. Una luz fría se recomienda para iluminar artículos brillantes, como coches o diamantes, si bien esa iluminación no debe ampliarse al resto de la tienda si lo que se comercializa son artículos, como joyas o ropa, que irán después en contacto directo con la piel. En cambio, la luz cálida invita a pasar más tiempo en la tienda y aumenta las probabilidades de una potencial compra final. Sin embargo, hay marcas que rompen con las normas de la disciplina y optan por una iluminación más oscura que, en ocasiones, ni siquiera permite apreciar el producto. Es el caso, por ejemplo, de Abercrombie&Fitch, pionero en algunos procesos como el uso del olor. “Cuando todas las tiendas tienden a parecerse cada vez más, la diferenciación también es un valor en alza, aunque

Olor, música y bolsas de papel: cómo seducir al cerebro para ......2016/10/03  · interactúan con los colores de los propios productos expuestos. Por eso, los expertos recomiendan

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    El presente contenido es propiedad exclusiva de Ripley Gestora de Contenidos, SL, sociedad editora de Modaes.es (www.modaes.es), que se acoge, para todos sus contenidos, y siempreque no exista indicación expresa de lo contrario, a la licencia Creative Commons Reconocimiento. La información copiada o distribuida deberá indicar, mediante cita explícita y enlace a laURL original, que procede de este sitio.

    LÍDER EN INFORMACIÓN ECONÓMICA DEL NEGOCIO DE LA MODA

    Olor, música y bolsas de papel: cómo seducir al cerebro para‘pasar por caja’

    ¿Por qué están perfumadas las tiendas de Oysho? ¿Quésentido tiene que Abercrombie&Fitch apenas ilumine sustiendas, sin dejar ver si quiera el producto? ¿Por qué seapilan los jerséis, en lugar de mostrarlos en perchas? En lalucha por destacar en las calles comerciales, los retailerstienen una nueva arma, el neuromárketing que, en lugarde apelar a la razón, utiliza los sentidos del cliente paramotivar la venta sin que el consumidor se dé cuenta. El neuromárketing es una disciplina de la neurociencia queestudia cómo actúa el cerebro humano para condicionar laventa. Actúa en tres fases: incentivo, trabajo yrecompensa, explica Andrés de España, fundador de laconsultora especializada en neuromárketing 3 Dids. Elincentivo se refiere a los estímulos que recibe el clientepara la compra desde el momento en que pisa elestablecimiento; el trabajo, a todas las tareas que tieneque realizar para adquirir un artículo, y la recompensa, alo que recibe una vez ha hecho la transacción. Cuando un consumidor entra en una tienda, todos sussentidos, desde el gusto hasta el tacto, se activan, y tienenun impacto sobre cómo se comporta en el establecimiento.El primer sentido que entra en acción es la vista: “cuandoun producto tiene volumen el cerebro lo asocia a un valormayor, por eso los jerséis, en lugar de colgarse, se apilan”,explica De España Aunque, a priori, en esta fase se enmarcarían también loscolores, Francesc Rufas, profesor de márketing de EAEBusiness School, subraya que no pueden considerarseparte de la disciplina del neuromárketing. “Elneuromárketing influencia la mente del cliente de manerasubliminal, pero el color es bastante evidente”, explica elexperto. Aun así, los colores sí tienen efectos psicológicosy sinestésicos que pueden tener un impacto en la compra. Los efectos psicológicos se refieren a las ideas o

    experiencias a las que alude ese color, mientras que lossinestéticos son la sensación física que provocan en elconsumidor. “El verde oliva, por ejemplo, produceamargor”, señala Lisardo Mendo, responsable de OdosVisual Merchandising. En cambio, el rojo crea apetito,por lo que se emplea a menudo en establecimientos derestauración. “Además, da una cierta sensación de euforiaque motiva a comer más rápido y, por tanto, dejar la mesapronto”, explica Mendo.

    En el sector de la moda, los colores del visualmerchandising son todavía más relevantes, porqueinteractúan con los colores de los propios productosexpuestos. Por eso, los expertos recomiendan utilizarcolores neutros como el gris, que no afecta a la percepciónde los tonos de las prendas y causan una sensación detranquilidad que invita a pasear por la tienda y pasar mástiempo en el establecimiento. Otra de las herramientas clave para crear sensaciones demanera subliminal es la iluminación. “El 60% del éxito deuna solución de tienda depende de la luz”, explica LisardoMendo. Una luz fría se recomienda para iluminar artículosbrillantes, como coches o diamantes, si bien esailuminación no debe ampliarse al resto de la tienda si loque se comercializa son artículos, como joyas o ropa, queirán después en contacto directo con la piel. En cambio, laluz cálida invita a pasar más tiempo en la tienda y aumentalas probabilidades de una potencial compra final. Sin embargo, hay marcas que rompen con las normas de ladisciplina y optan por una iluminación más oscura que, enocasiones, ni siquiera permite apreciar el producto. Es elcaso, por ejemplo, de Abercrombie&Fitch, pionero enalgunos procesos como el uso del olor. “Cuando todas las tiendas tienden a parecerse cada vezmás, la diferenciación también es un valor en alza, aunque

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    El presente contenido es propiedad exclusiva de Ripley Gestora de Contenidos, SL, sociedad editora de Modaes.es (www.modaes.es), que se acoge, para todos sus contenidos, y siempreque no exista indicación expresa de lo contrario, a la licencia Creative Commons Reconocimiento. La información copiada o distribuida deberá indicar, mediante cita explícita y enlace a laURL original, que procede de este sitio.

    signifique ir contra las reglas del neuromárketing”, apuntaRufas. En el caso de Abercrombie&Fitch, la penumbracrea un ambiente más íntimo y provoca sensaciones comola sensualidad, en coherencia con otras acciones de lamarca, como utilizar modelos con el torso al descubiertocomo reclamo de la tienda.

    Evitar que el cerebro trabajeEn la segunda fase del proceso de compra, el trabajo, elobjetivo es evitar sobrecargar el cerebro del cliente, quedebe estar centrado en hacer las tareas necesarias para lacompra (mirar los productos, elegir uno, probarlo…). “Elcerebro es como un ordenador, si le envías demasiadainformación, se sobresatura y deja de hacer la tarea”,apunta De España. Por eso es clave que el entorno en la tienda esté ordenadoy las letras de los rótulos estén en colores que contrastencon el fondo, para evitar que el cerebro invierta el tiempoen procesar toda esa información o en ordenarmentalmente lo que no está en su lugar. La última etapa es la recompensa, que llega una vez ya seha producido la transacción. El primer paso de esta fase esla entrega de la bolsa “que suele ser pesada y entregarsepor encima del mostrador”, porque el cerebro lo asocia aun mayor valor. En esta etapa entran también en juego los olores y la

    música, dos herramientas que han ganado popularidad enlos últimos años. “El olor y los sonidos ayudan a crear laimagen de marca y a diferenciarla de sus competidores”,señala Mendo. Los tonos y las vibraciones de la música también puedencausar emociones como euforia o tranquilidad ycondicionar la manera en la que el consumidor secomporta en la tienda. En el primer caso, sirve paramotivar la compra por impulso; en el segundo, se utilizapara alargar el tiempo de permanencia en la tienda.

    Por último, el uso de difusores de olor es, de todas lasherramientas del neuromárketing, la menos desarrollada.Se enmarca dentro de una estrategia de programaciónneurolingüística (PNL), es decir, intenta fijar en el cerebrodel cliente ciertos estímulos cuando hace algo que legusta. Cuando un cliente realiza una compra en una tienda, elcerebro segrega serotonina, que da una sensación deplacer. En ese momento, el cerebro graba los olores y lossonidos que percibe y los asocia a esa sensación. “El placeres adictivo, así que, cuando vuelva a oler esa esencia enconcreto, el consumidor tendrá ganas de comprar denuevo”, apunta De España. Sin embargo, el uso de los olores todavía está en su fasemás incipiente. “Salvo excepciones como Inditex, quetrabajan con los mejores especialistas en este campo, engeneral, las marcas sólo se copian unas a otras y utilizanlos olores de manera muy tosca, creando incluso rechazo”,explica Rufas.

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