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Reformas insignificantes Por Nicolás Lynch Da rabia ver a los congresistas aprobar reformas insignificantes luego de la repartija, la movilización juvenil y tanto reclamo popular por reformas políticas profundas que aunque sea nos acerquen a superar la grave crisis de representación que vivimos. Todo pareciera estar organizado para la foto y para quedarse, burlándose por enésima vez de los ciudadanos del Perú. ¿Qué han hecho en el Congreso en las últimas legislaturas sobre el tema? Cerrar el sistema político, haciendo crecer los requisitos para registrar un nuevo partido de 1% del padrón electoral a 3% y por último a 5%, más de medio millón de firmas. Lo que significa, según los expertos en el asunto, un gasto de aproximadamente dos millones de dólares y un par de años de trabajo. ¿Quién puede hacer esto? Sólo los que tienen gran poder económico y pueden armar tamaña operación. Lo curioso es que semejantes requisitos no existen en ninguna parte del mundo, nada más en el Perú, donde las cosas están hechas para que los pechugones de turno sigan prendidos de la mamadera para siempre. En los regímenes democráticos el pedido de firmas suele ser simbólico, entre cincuenta y cien mil firmas, y más bien se pone cuidado en revisar si los comités partidarios funcionan y los partidos tienen una vida militante real. Es decir, se facilita la legalidad partidaria y se cuida, eso sí, la entrada a la institución parlamentaria. Aquí, ésta barrera mínima ya es 5% de la votación nacional, pero podría subir al 7% inclusive si se promoviera la legalización de más partidos y así la entrada en competencia de nuevas alternativas. En otras palabras, muchos y nuevos compitiendo, pero pocos entrando a la institución parlamentaria para que esta pueda gobernarse adecuadamente. Por lo demás, preguntémonos, si todos los que tienen registro –casi 20 en estos momentos- tuvieran que volver a sacarlo ¿cuántos llegarían a las cincuenta mil firmas? Me atrevo a decir que muy pocos. La siguiente maniobra es la mantención del voto preferencial. Este se ha convertido en una herramienta de los amantes del negocio rápido para llegar al Congreso de la República. ¿Qué se necesita para ser elegido congresista en muchos de los casos? Harto “cash”, es decir plata en mano para burlar la legislación electoral sobre financiamiento a los partidos y comprar todos los votos preferenciales necesarios para la elección. No por gusto hay tanto congresista denunciado por vínculos con la economía delictiva: prostitución, narcotráfico, minería ilegal, uso indebido de fondos públicos, etc. etc. De esta manera, la política se convierte desde su origen electoral en un negocio, peor todavía, en uno de los más sucios negocios. La alternativa es eliminar el voto preferencial y reemplazarlo por elecciones primarias abiertas en los partidos para elegir candidatos a puestos públicos. De esta manera, cualquier ciudadano podrá acercarse al partido que le sea afín y votar por quien

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Reformas insignificantesPor Nicols LynchDa rabia ver a los congresistas aprobar reformas insignificantes luego de la repartija, la movilizacin juvenil y tanto reclamo popular por reformas polticas profundas que aunque sea nos acerquen a superar la grave crisis de representacin que vivimos. Todo pareciera estar organizado para la foto y para quedarse, burlndose por ensima vez de los ciudadanos del Per.Qu han hecho en el Congreso en las ltimas legislaturas sobre el tema? Cerrar el sistema poltico, haciendo crecer los requisitos para registrar un nuevo partido de 1% del padrn electoral a 3% y por ltimo a 5%, ms de medio milln de firmas. Lo que significa, segn los expertos en el asunto, un gasto de aproximadamente dos millones de dlares y un par de aos de trabajo. Quin puede hacer esto? Slo los que tienen gran poder econmico y pueden armar tamaa operacin. Lo curioso es que semejantes requisitos no existen en ninguna parte del mundo, nada ms en el Per, donde las cosas estn hechas para que los pechugones de turno sigan prendidos de la mamadera para siempre.En los regmenes democrticos el pedido de firmas suele ser simblico, entre cincuenta y cien mil firmas, y ms bien se pone cuidado en revisar si los comits partidarios funcionan y los partidos tienen una vida militante real. Es decir, se facilita la legalidad partidaria y se cuida, eso s, la entrada a la institucin parlamentaria. Aqu, sta barrera mnima ya es 5% de la votacin nacional, pero podra subir al 7% inclusive si se promoviera la legalizacin de ms partidos y as la entrada en competencia de nuevas alternativas. En otras palabras, muchos y nuevos compitiendo, pero pocos entrando a la institucin parlamentaria para que esta pueda gobernarse adecuadamente. Por lo dems, preguntmonos, si todos los que tienen registro casi 20 en estos momentos- tuvieran que volver a sacarlo cuntos llegaran a las cincuenta mil firmas? Me atrevo a decir que muy pocos.La siguiente maniobra es la mantencin del voto preferencial. Este se ha convertido en una herramienta de los amantes del negocio rpido para llegar al Congreso de la Repblica. Qu se necesita para ser elegido congresista en muchos de los casos? Harto cash, es decir plata en mano para burlar la legislacin electoral sobre financiamiento a los partidos y comprar todos los votos preferenciales necesarios para la eleccin. No por gusto hay tanto congresista denunciado por vnculos con la economa delictiva: prostitucin, narcotrfico, minera ilegal, uso indebido de fondos pblicos, etc. etc. De esta manera, la poltica se convierte desde su origen electoral en un negocio, peor todava, en uno de los ms sucios negocios. La alternativa es eliminar el voto preferencial y reemplazarlo por elecciones primarias abiertas en los partidos para elegir candidatos a puestos pblicos. De esta manera, cualquier ciudadano podr acercarse al partido que le sea afn y votar por quien mejor le parezca. As, se fortalece y al mismo tiempo se democratiza la institucin partidaria.Por ltimo, el financiamiento pblico a los partidos polticos. Todas las democracias desarrolladas han dado un salto cuando se ha establecido en sus pases el financiamiento pblico a los partidos. La razn es muy sencilla, la poltica en las democracias representativas es muy cara y si son adems participativas, es ms cara todava. Si no se financia con dinero pblico se financia con dinero negro, es decir el dinero de la corrupcin, que compra polticos para despus pedir favores. Por supuesto que si se usa dinero pblico debe ser con el control y las sanciones adecuadas para que se hagan bien la cosas. En el pas, desafortunadamente, los que se financian con dinero negro hacen una intensa campaa para que no haya financiamiento pblico, que se reparta democrticamente, porque no les conviene. Es ms, est tan desprestigiada la poltica que nos da vergenza decir que hay necesidad de financiar el funcionamiento de los partidos, no solo las campaas, porque esta es la nica manera para que estos existan y se conviertan en escuelas de democracia. Dejemos de lado entonces los prejuicios y las maniobras y vayamos a una legislacin equitativa y eficiente de financiamiento pblico de los partidos.Otra medida inmediata, asociada a la anterior, que ayudara mucho al mejor financiamiento de la poltica es la prohibicin de la propaganda pagada en la TV privada. Nuevamente, en la mayor parte de las democracias desarrolladas esta propaganda est prohibidsima. Restringir la propaganda en TV a la franja electoral gratuita que se trasmite en la TV pblica sera un gran paso en hacer las elecciones ms justas, porque pondra a los contendientes en un mayor pie de igualdad al evitarles el mayor de los gastos de cualquier campaa electoral.Todo ello, sin avanzar a otras reformas, como el retorno a la bicameralidad, la renovacin por mitades de las cmaras, la eleccin parlamentaria de un jefe de gobierno o la limitacin del nmero de mandatos de los congresistas. Los primeros puntos planteados podran aprobarse de inmediato, pero no lo hacen porque no les conviene, porque una buena mayora querran estar en sus sillones para siempre.Me temo que la irresponsabilidad de nuestros congresistas lleva a pensar que solo una crisis mayor podr terminar con la clase poltica que tenemos por delante y abrir el camino para redisear un sistema que represente verdaderamente a los ciudadanos. Mientras tanto, preocpese, porque se van a seguir burlando de nosotros.