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Año de la Misericordia Misericordia Misericordia Contemplar la misericordia Siempre tenemos necesidad de contem- plar el Misterio de la Misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y paz. Anunciar la misericordia La Iglesia tiene la misión de anunciar la Misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona. Vivir la misericordia Estamos llamados a vivir la misericordia porque a nosotros en primer lugar se nos ha aplicado misericordia. Celebrar la misericordia Celebramos intensamente el jubileo pi- diendo al Padre el perdón de los peca- dos y la dispensación de su indulgencia misericordiosa. Testimoniar la misericordia La Iglesia ha de sentirse eco de la Pala- bra de Dios que resuena fuerte y decidi- da como palabra y gesto de perdón, de ayuda, de amor, sin cansarse de ofrecer misericordia. Actitudes “Abriros a la misericordia de Dios que nos ha- ce hijos suyos y hermanos de todos” (Arzobispo Santiago) “Vivid este jubileo de la misericordia como un momento de gracia y renovación espiritual” Puerta de la Misericordia Catedral de Santiago ORACIÓN PARA EL JUBILEO DEL AÑO DE LA MISERICORDIA Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación. Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena de buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia La palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios! Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso. Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios. Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericor- dia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pue- da, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos. Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén

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Año de la MisericordiaMisericordiaMisericordia

Contemplar la misericordia

Siempre tenemos necesidad de contem-plar el Misterio de la Misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y paz.

Anunciar la misericordia

La Iglesia tiene la misión de anunciar la Misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona.

Vivir la misericordia

Estamos llamados a vivir la misericordia porque a nosotros en primer lugar se nos ha aplicado misericordia.

Celebrar la misericordia

Celebramos intensamente el jubileo pi-diendo al Padre el perdón de los peca-dos y la dispensación de su indulgencia misericordiosa.

Testimoniar la misericordia

La Iglesia ha de sentirse eco de la Pala-bra de Dios que resuena fuerte y decidi-da como palabra y gesto de perdón, de ayuda, de amor, sin cansarse de ofrecer misericordia.

Actitudes

“Abriros a la misericordia de Dios que nos ha-

ce hijos suyos y hermanos de todos”

(Arzobispo Santiago)

“Vivid este jubileo de la misericordia como un

momento de gracia y renovación espiritual”

Puerta de la Misericordia

Catedral de Santiago

ORACIÓN PARA EL JUBILEO DEL

AÑO DE LA MISERICORDIA

Señor Jesucristo, tú nos has enseñado

a ser misericordiosos como el Padre del cielo,

y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él.

Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.

Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo

y a Mateo de la esclavitud del dinero;

a la adúltera y a la Magdalena de buscar la felicidad

solamente en una creatura;

hizo llorar a Pedro luego de la traición,

y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido.

Haz que cada uno de nosotros escuche como propia

La palabra que dijiste a la samaritana:

¡Si conocieras el don de Dios!

Tú eres el rostro visible del Padre invisible,

del Dios que manifiesta su omnipotencia

sobre todo con el perdón y la misericordia:

haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible

de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.

Tú has querido que también tus ministros

fueran revestidos de debilidad

para que sientan sincera compasión

por los que se encuentran en la ignorancia o en el

error: haz que quien se acerque a uno de ellos se

sienta esperado, amado y perdonado por Dios.

Manda tu Espíritu y conságranos a todos

con su unción para que el Jubileo de la Misericor-

dia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pue-

da, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva

a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros

y oprimidos y restituir la vista a los ciegos.

Te lo pedimos por intercesión de María,

Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas

con el Padre y el Espíritu Santo

por los siglos de los siglos.

Amén

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MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO

Dios: Un Padre misericordioso

El Señor es bondadoso y compasivo, lleno de amor y misericordia

Jesucristo: El rostro misericordioso del Padre

El amor y la misericordia de Dios se ha hecho visible en la vida de Jesús

Iglesia: Sacramento de la misericordia de Dios

En la Iglesia todo debe estar revestido por la misericordia de hacia los hombre y hacia el mundo.

Espíritu Santo: corazón de la misericordia

Él guía y apoya al Pueblo de Dios para ayu-darle a contemplar el rostro de la misericor-dia.

Nosotros: Testigos de la misericordia de Dios

Abramos nuestros ojos a las necesidades de nuestros hermanos y hagámosle sentir el ca-lor de nuestra amistad y fraternidad.

María: Madre de misericordia

Que la dulzura de su mirada nos acompañe para descubrir la alegría de la ternura de Dios.

JUBILEO DE LA MISERICORDIA

Indulgencia Plenaria

Dios Padre, por los méritos de Cris-to y la mediación de la Iglesia, li-bera al pecador de todo residuo de pecado y lo fortalece para una vi-da en gracia y santidad.

Condiciones:

Pretende suscitar la conversión de vida y la expresión de la fe

1. Recibir el sacramento de la Peni-tencia y Comunión

Puede ser 15 días antes o después de la visita. Una misma confe-sión sirve para ganar varias in-dulgencias.

Para cada indulgencia hay que re-cibir la Comunión.

2. Visitar la Catedral de Santiago

Rezar al menos una oración (Padrenuestro, Credo…) y pedir por las intenciones del Papa.

I t inerar io de la Miser icordia

1. Puerta de la Misericordia

“Al atravesar la Puerta de la miseri-cordia nos dejamos abrazar por la misericor-dia de Dios y nos comprometemos a ser mise-ricordiosos con los demás”

2. Pila Bautismal

“En los sacramentos recibimos la fe en Cristo, el perdón de los pecados y la fuerza para mantenernos en la fidelidad cristiana”

3. Celebración de la Penitencia

“Recibir el sacramento de la Peniten-cia nos permite experimentar la grandeza de la misericordia de Dios que es fuente de per-dón y paz interior”.

4. Celebración de la Eucaristía

“En ella celebramos la muerte y resu-rrección de Cristo, nos alimentamos con el Pan Eucarístico y recibimos los dones y gra-cias de la salvación”.

5. Abrazo al Apóstol

“Él fue amigo y testigo de Cristo. Aho-ra es nuestro guía y maestro. Agradecemos habernos traído la fe y pedimos su ayuda y protección”.

6. Pórtico de la Gloria

“En él contemplamos la gloria del Pa-dre donde Cristo, resucitado, reina eterna-mente y nos espera para ofrecernos la salva-ción”.