Orígenes Celso

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  • 8/10/2019 Orgenes Celso

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    CONTRA CELSO

    LIBRO II

    E l a l t o e j em p lo s o c r t i c o

    145 Sandez suma es tambin esto: Q u dios, qu de-mon o qu hombre sensato, sabiendo de antemano que le ibaa pasar todo eso, no hubiera tratado, en lo posible, de evitarlo, y no arrojarse a lo mismo que prevea? Pues tambinScrates saba que tena que beber la cicuta y morir y, de haber hecho caso a Critn ( P l a t . , Crit. 44-46), poda haberse fugado de la crcel y no sufrir nada de eso. Sin embargo, segnle pareci conforme a razn, prefiri morir como un filsofoque no vivir contra la filosofa. Y Lenidas, general de los la-cedemonios, sabiendo que fatalmente tena que morir con losdefensores del paso de las Termopilas, no tuvo empeo en vi

    vir ignominiosamente, sino que dijo a sus compaeros: V amos a tomar el desayuno para cenar en el Hades ( C i c e r n ,Tuse. disp. I 42,101; P l u t a r c o , Mor. 225D-306D). Y el quetenga gusto en reunir ancdotas semejantes, las hallar en abundancia. Qu tiene, pues, de extrao que Jess, aun sabiendolo que le iba a acaecer, no lo evitara, sino que se arroj a lomismo que prevea? El mismo Pablo, su discpulo, habiendoodo lo que le iba a suceder si suba a Jerusaln, se arrojintrpidamente a los peligros y reprendi a los que, deshechosen lgrimas, lo rodeaban y trataban de impedir su marcha aJerusaln (Act 21,12-14). Y muchos de nuestro tiempo saban

    muy bien que, confesando el cristianismo, moriran y, con slorenegar de l, seran absueltos y recobraran sus bienes; y,sin embargo, despreciaron la vida y aceptaron de buen gradola muerte por su religin.

    E l m i s t e r io d e l a p r e s c i e n c i a d i v in a

    146 Seguidamente el judo Celso dice otra sandez comparable a la anterior: Si saba de antemano que uno lo habade traicionar y otro de negar, cmo es que no lo temieroncomo a Dios, de suerte que ni el uno lo traicionara ni lo

    negara el otro? Pero este sapientsimo Celso no vio la contradiccin en que cae. Porque si, como Dios, lo supo de ante

    1 4 5 -1 6 7 D . R u i z B u e n o , o .c ., p.1 -31 .

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    mano, y no era posible fallara su presciencia, tampoco lo eraque el que haba previsto lo negara, no lo negara. Y, de haber sido posible que el uno no lo traicionara ni lo negara elotro, de suerte que no se diera ni el traicionar ni el negar porel hecho de haber sido de antemano advertidos, ya no hubierasalido verdadero el que dijo que uno lo traicionara y otro lonegara. Porque, en realidad, conoca la maldad de donde sal

    dra la traicin, y esa maldad no se destrua por la mera presciencia. Y, por el mismo caso, si saba quin lo haba de negar, predijo la negacin, porque vio la flaqueza de que procedera la negacin; pero esta flaqueza no poda desaparecer, asinmediatamente, por la mera presciencia.

    Y de dnde sacara Celso estotro: Mas el uno lo traicion, y lo neg el otro, sin tenerle el menor respeto? Porque, respecto de Judas, que lo traicion, ya hemos demostrado (II 11) ser mentira entregara a su maestro sin respeto alguno; y no menos evidente es respecto del que lo neg, pues,

    salindose afuera, llor amargamente (Mt 26,75).

    Su p e r f i c i a l i d a d e s d e C e l s o

    147 Superficial es tambin estotro: Porqu e es evidenteque si uno se percata de antemano que se acecha contra l, silo advierte a sus acechadores, stos se apartan y se guardan;puesto que muchos han armado sus acechanzas aun a quieneslas han presentido. Despus, como quien saca la conclusin desu razonamiento, dice: Luego todo esto no sucedi porqueestuviera previsto, pues es impos ible; antes bien, el haber su

    cedido demuestra ser mentira que fuera previsto, pues es detodo punto imposible que quienes de antemano fueron advertidos persistieran en traicionar o negar. Pero, refutadas lasanteriores premisas, refutada queda con ella la conclusin:Todo esto no sucedi porque estuviera previsto. Nosotrosdecimos que sucedi porque era posible; y, puesto que sucedi, se demuestra ser verdadera la prediccin, pues la verdadde una prediccin de lo futuro se juzga por los sucesos reales.Mentira es, por ende, lo que dice Celso sobre que se demuestra ser mentira que Jess predijera lo que predijo. Como essin tomo lo otro de que es imposible que quienes de antema

    no fueron advertidos persistieran en traicionarlo y negarlo(D. Ruiz B u e n o , o . c . , p.126 y 127).

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    LIBRO IV

    L a c u e s t i n u n d e m a l u m ?

    148 Despus de esto dice Celso: Cul sea la naturalezadel mal, no es fcil lo entienda quien no profese la filosofa;

    pero baste decir para la muchedumbre que el mal no viene deDios ( P l a t . , Pol. 379c), sino que es inherente a la materiay habita entre lo mortal ( I d . , Pheait. 176a), mas el ciclo de lomortal es el mismo desde el principio al fin; y, segn los perodos sealados, forzoso es que siempre haya sucedido lo mismo, lo mismo sucede y lo mismo suceder ( P l a t . , Polit . 269c-270a). Dice, pues, Celso que no es fcil conocer el origen delmal para quien no profese la filosofa; lo que dara a entenderque el filsofo puede entender fcilmente la gnesis del mal;el no filsofo no la comprendera tan fcilmente, le costarasu trabajo; pero , al cabo, sera capaz de comprenderla. Nos

    otros, empero, tenemos que decir a eso que el origen del malno es fcil de entender ni para un filsofo ; y acaso el comprenderlo con pureza no sea posible ni aun a los filsofos sino se ve claramente, por inspiracin de Dios, qu cosas sonmales, ni se esclarece cmo se originaron, ni se entiende dequ manera desaparecern.

    149 En todo caso, como haya que contar entre los malesla ignorancia de Dios y hasta sea el mayor de los males nosaber la manera de dar culto a Dios y practicar la piedad conEl, aun Celso tendr que reconocer que algunos de los que

    profesaron la filosofa no conocieron en absoluto el origen delmal, como se ve claro por las diferentes escuelas que en ellaexisten. En cuanto a nosotros, nadie que no se d cuenta deque es un mal pensar que se mantiene la piedad en las leyesestablecidas conforme a lo que comnmente se entiende porconstituciones polticas, ser capaz de entender la gnesis delmal. Y tampoco lo ser quien no hubiere discutido a fondolo que atae al llamado diablo y a sus ngeles (Mt 25,41):quin fue antes de convertirse en diablo, y cmo se hizo diablo, y por qu causa los que se llaman ngeles suyos apostataron juntamente con l. El que quiera entender ese origen

    tendr que discurrir con la mayor puntualidad sobre los dmo-nes, que no son obra de Dios en cuanto dmones, sino slo en

    148-149 B i g g , The Chrislian Platonists of Alexandria p .2 3 9 n t .2 ; p .3 1 3 n t . l .

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    cuanto seres racionales de la especie que fueren. Otro problema es cmo vinieron a ser tales que su mente los constituyen el orden de los dmones. En conclusin, si hay algn temade los que entre los hombres necesitan inquisicin difcil decazar para nuestra naturaleza, entre ellos hay que contar lagnesis del mal.

    E l e t e r n o r e t o r n o

    150 Y o no s realmente qu provecho pens sacar Celsoen su escrito contra nosotros al tocar de pasada un dogmaq u e necesitara de larga y probable demostracin que hicieraver, en cuanto cabe, que el ciclo de lo mortal es el mismodesde el principio al fin, y, segn los perodos determinados,es forzoso que lo mismo haya sucedido siempre, sucede ahoray suceder despus. Si esto fuera verdad, se acab nuestrolibre albedro. Efectivamente, si segn los ciclos determinados

    es forzoso que siempre haya sucedido lo mismo, lo mismo suceda ahora y lo mismo haya de suceder despus en el perodode lo mortal, sguese evidentemente que Scrates tendr queser siempre filsofo, y se le acusar de introducir nuevas divinidades y corromper a la juventud ( J e n o f . , Memor. I 1,1), ysern Anito y Meleto los que lo acusen y el consejo del Are-pago quien lo condene a beber la cicuta. Por modo semejante,ser eternamente necesario, segn los perodos determinados,q u e Falaris sea tirano y Alejandro de Feras cometa las mismasatrocidades, y que los condenados al toro de Falaris mujansiempre dentro del mismo. Si esto se concede, no s cmo pue

    da mantenerse nuestro libre albedro y quepan ya razonablemente alabanzas ni vituperios. Habr que decir contra parejahiptesis de Celso que, si el ciclo de lo mortal es el mismodesde el principio hasta el fin, y segn los perodos determinados forzosamente ha sido siempre lo mismo y lo mismo esahora y lo mismo ser despus, forzoso ser tambin que Moiss salga siempre de Egipto con el pueblo de los judos, y Jess venga de nuevo al mundo para hacer lo mismo que ya hizo,no slo una vez, sino infinitas, segn los perodos. Es ms, enlos perodos determinados, los mismos sern cristianos, y otravez, despus de otras infinitas, escribir Celso su libro con

    tra ellos.

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    Los ESTOICOS VAN MS ALL QUE CELSO

    151 Ahora bien, segn Celso, slo el per odo de lo mortalfue, es y ser forzosamente el mismo segn los ciclos determinados; pero la mayora de los estoicos dicen que tal es noslo el perodo de lo mortal, sino tambin el de lo inmortal

    y de lo que ellos tienen por dioses. En efecto, despus de laconflagracin universal que ya se ha dado infinitas veces y sedar otras infinitas, el mismo orden se estableci y el mismose establecer desde el principio hasta el fin. Sin embargo,para suavizar en lo posible los absurdos, dicen, no s con qurazn, los estoicos que todos los que vengan segn el perodosern indistinguibles de los que fueron en perodos anteriores.

    As , Scrates no nacer de nuevo, sino alguien indistinguiblede Scrates, que se casar con una mujer indistinguible de Jan-tipa y ser acusado por seores indistinguibles de Anito y Me-leto (cf. V 20). Ahora bien, yo no entiendo cmo el mundo

    haya de ser siempre el mismo y no slo indistinguible uno deotro, y lo que en l acontezca no ser lo mismo, sino solamente indistinguible. Sin embargo, ms oportuno ser discutir depropsito lo que dice Celso y lo que sientan los estoicos, puesalargarnos sobre ello no dice con el momento ni con el temapresente.

    Dios, l a b r a d o r q u e tr a b a j a s o b r e e l m un do

    152 Despus de esto dice Celso que no se da al hombre

    lo visible, sino que cada cosa nace y perece por razn de lasalud del todo, segn el cambio de unas en otras de que anteshe hablado (IV 57.60). Superfluo es detenernos en la refutacin de esta tesis, refutacin que hemos expuesto ya segnnuestras fuerzas. Tambin hemos hablado sobre que los males no puedan ser ni mayores ni menores. E igualmente sobreque Dios no tenga necesidad de nueva correccin. PorqueDios no corrige al mundo cuando lo purifica por medio de undiluvio o una conflagracin, como un hombre que ha destruidoalgo deficientemente o ha fabricado un objeto contra las reglasdel arte, sino para impedir que se propague ms la inundacin

    de la maldad, y, en mi opinin, aniquilndola del todo paraprovecho del universo. Ahora, si hay alguna razn, o no, para

    152-153 B i g g , o . c . , p.313 n t . l .

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    que despus de ese aniquilamiento vuelva otra vez a brotar lamaldad, es tema que se examinar ex professo en otro tratado.

    153 As, pues, por la nueva correccin, Dios quiere siempre instaurar lo cado; porque, si es cierto que, segn el ordenele la creacin del universo, todo est por El ordenado de lamanera ms bella y segura, no por eso deja de ser necesario

    curar a los que sufren de la maldad y al mundo entero queest como manchado por ella. Y nunca se descuid Dios, nise descuidar, de hacer en cada tiempo lo que conviene quehaga en un mundo mudable y cambiable. Y a la manera comoel labrador, segn las diferentes estaciones del ao, ejecutalabores agrcolas distintas sobre la tierra y sus productos, asDios ordena todos los siglos como una especie de estaciones,digmoslo as, haciendo en cada una de ellas lo que pide laraza noble para todo el universo. Y eso, en su pura verdad,slo Dios lo conoce con entera claridad y slo El lo lleva acabo.

    E l m a l e s s i e m p r e m a l o

    154 Tambin sent Celso cierta tesis acerca del mal, quees del tenor siguiente: Aun cuando algo te parezca un mal,todava no est averiguado que lo sea, pues o sabes lo quete conviene a ti, a otro o a todo el universo. Muestra realmente este modo de hablar alguna discrecin; mas, por otraparte, da a entender que la naturaleza del mal no es de todopunto reprochable, pues cabe que sea conveniente para el todolo que en un individuo es tenido por un mal. No quisiramos que nadie, malentendiendo lo que decimos, tomara ocasin de obrar mal, pensando que su maldad es til o, por lomenos, puede ser til para el todo; por eso diremos queDios, respetando nuestro libre albedro, se vale de la maldad de los malos para la ordenacin del universo, sometindolos al provecho del tod o; mas no por eso deja de ser reprensible el malo, y como reprensible se le somete a un servicio que cada uno debe abominar por ms que sea de provecho para el todo. Es como si se dijera que, en una ciudad, unreo de tales o tales crmenes, condenado por ellos a ciertostrabajos pblicos, provechosos para la comunidad, ejecuta, desde luego, cosas tiles a la ciudad entera, pero l tiene queocuparse en cosa que nadie medianamente inteligente quisiera

    1 5 4 D . R u i z Bueno, o .c ., p.303 nt. 47.

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    para s. Y Pablo, apstol de Jess, nos ensea que aun losms malvados contribuyen, desde luego, al bien del todo, peroellos de por s se hallan en estado abominable; los ms tiles,empero, para el todo son los muy buenos, que tienen en smismos motivo para que se los coloque en el mejor lugar.He aqu sus palabras: En una gran casa no slo hay utensilios de oro y plata, sino tambin de madera y arcilla, y unos

    para honor y otros para deshonor. Ahora bien, el que se purificase a s mismo ser utensilio para honor, santificado y til

    para su seor, apercibido para toda obra buena (2 Tim 2,20).Me parece necesario poner esta acotacin a la tesis de Celso:Aun cuando algo te parezca un mal, todava no est averiguado si lo es, pues no sabes lo que te conviene a ti o a otro,a fin de que nadie tome ocasin de este pasaje para pecar,imaginando que, por su pecado, ser til al todo.

    E l h o m b re , f i n p r i n c i p a l d e l a s c o s a s

    155 Luego nQs recrimina largo y tendido por decir queDios lo ha hecho todo para el hombre. Y quiere demostrar,por la historia de los animales y por la industria de que danpruebas, que todo se produce no menos por razn de los animales irracionales que de los hombres. Y parceme a m hablar Celso como quienes, llevados del odio de sus enemigos,acusan a estos de lo mismo por que son alabados sus mejoresamigos. Porque as como a stos los ciega el odio para nover que estn acusando a sus mejores amigos en lo mismo quepiensan vituperar a sus enemigos, as Celso, hombre de pen

    samiento confuso, no vio que acusa a los filsofos de la Stoa,que, no sin razn, anteponen al hombre y, en general, a lanaturaleza racional, a todos los irracionales. Por esta naturaleza racional dicen ellos que hizo principalmente la Providencia todas las cosas. Lo racional, como cosa principal que es,tiene razn de hijos que nacen; lo irracional, empero, y loinanimado lo tiene de membrana que se forma a par delnio. Yo , por mi parte, me pongo esta comparacin : los inspectores de los vveres y del mercado slo cumplen su cargopor razn del hombre, pero gozan tambin de lo que sobralos perros y otros animales; as, la Providencia provee prin

    cipalmente a los racionales; pero, por concomitancia, de loque se hace por razn de los hombres gozan tambin los irra-

    155 D. Ruiz B u e n o , o .c ., p.307 nt.48

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    dnales. El que dijera que los encargados del mercado noprovean ms a los hombres que a los perros por el hecho deque tambin los perros gozan de la abundancia de los vveres, cometera un error; por el mismo caso, Celso y los quepiensan como l cometen una impiedad contra Dios, que provee a las racionales, al afirmar que todo esto no se da mspara alimentar a los hombres que a las plantas y rboles, a

    las hierbas y espinas.

    T o d o e s o b r a d e D i o s

    156 Porque piensa primeramente n o ser obras de Dioslos truenos, relmpagos y lluvias, con lo que ya epicureizacon alguna mayor claridad; y en segundo lugar afirma que,aun concediendo que todo ello sea obra de Dios, no sucedems para alimentarnos a nosotros que a las plantas y rboles, yerbas y espinas, con lo que sienta, como verdadero epi

    creo, que todo esto sucede al acaso y no por providencia. Y esas que, si todo esto no nos aprovecha a nosotros ms quea las plantas y rboles, a las hierbas y espinas, es evidenteque no proceden de la providencia o, en todo caso, no deuna providencia que se cuide ms de nosotros que de los r-boles, la hierba y las espinas. Cada uno de los dos extremoses claramente impo, y fuera necio contradecir tales cosas cuando impugnamos al que nos acusa de impiedad. A cualquierase le alcanza, por lo dicho, quin es el impo.

    157 Luego dice: Aunq ue se diga que todo esto se cra

    para los hombres (se trata evidentemente de las plantas y rboles, de las hierbas y espinas), qu razn hay para decirque nacen ms bien para los hombres que para los ms fierosanimales? Diga, pues, Celso sin rebozo que tamaa variedadde productos de la tierra no es obra de la Providencia, sinoque un concurso fortuito de tomos produjo tantas cualidades. Si por casualidad tambin seran semejantes entre s tantas especies de plantas, rboles y hierbas, no habra habidouna razn artfice que las creara, ni tendran su origen enuna inteligencia que sobrepasa toda admiracin. Pero nosotros, los cristianos, que estamos consagrados al Dios nico

    que cre todas estas cosas, damos tambin gracias al artficede ellas porque nos prepar tan magnfico hogar a nosotros

    157 D. Ruiz Bu e n o , o .c ., p .3 0 9 n t .4 9 .

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    y, por causa nuestra, a los animales que estn a nuestro servicio:

    As para el ganado pastos creas,y en servicio del hombre verde hierba,y el pan se saque de la tierra, y dulce vinoque regocije el corazn del hombre.

    La cara con el le o resplandecey el pan conforta el corazn del hombre.

    (Sal 103,14s.)

    Y que Dios preparara tambin alimento para los ms fierosanimales nada tiene de maravillar, pues otros filsofos dijeronque tambin estos animales fueron creados para ejercicio delanimal racional, y uno de nuestros sabios dice en algn lugar: No digas: Q u es esto o para qu es es to? Porque todoha sido creado para sus fines. Ni digas tampoco: Q u es estoo para qu? Porque todo se buscar en su momento oportuno (Ecl 39,26.40).

    L a n e c e s i d a d , m a d re d e l a s a r t e s

    158 Luego Celso, en su tema de que la Providencia nocre ms bien para nosotros que para los ms feroces animales los productos de la tierra, dice: A la verdad, nosotros,con fatigas y trabajos, apenas si a fuerza de sudores logramos nuestro sustento; para ellos, empero, t od o nace sin siembra y sin arado (Odyssea 9,109; cf. Lucr., Rerum nat.218ss).

    Y es que no vio que, queriendo Dios que se ejercitara lainteligencia humana, para que no permaneciera ociosa e ignorante de las artes, hizo al hombre necesitado. As su necesidad misma le obligara a inventar las artes, unas para alimentarse, otras para protegerse. Y, en efecto, para los que no haban de inquirir las cosas divinas ni consagrarse a la filosofa,mejor les era carecer de las cosas a fin de sentirse acuciadosa inventar las artes por el uso de su inteligencia que no, porabundar de todo, dejar su inteligencia sin cultivo. Lo ciertoes que la carencia de lo necesario para la vida invent la agricultura, el cultivo de la vid, las artes de la huerta, no menosque las de carpintera y herrera, que proporcionan instrumen

    158 D. Ruiz B u en o, o . c . , p .3 1 0 n t .5 0 .

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    tos para las artes al servicio de la comida. La necesidad deproteccin o vestido invent, por otra parte, el arte textil,de cardar la lana y de hilar y, de otra, la arquitectura o arte deconstruir. La indigencia de lo necesario para la vida hizo tambin que, gracias a la navegacin y arte nutica, los productosde una parte se transporten a otra en que carecen de ellosDe modo que, en este aspecto, es de admirar la Providenciapor haber hecho convenientemente al animal racional ms indigente que a los irracionales. As se explica que los irracionales tengan a mano su alimento, pues no les queda vocacinpara inventar artes, y tienen tambin vestido natural, unos depelo, otros de plumas, quines de escamas, quines de conchas .. .

    S n t e s i s d e C e l s o y O r g e n e s

    159 A todo esto une Celso este colo fn: N o fue, pues,

    hecho el universo para el hombre, como tampoco para el len,ni para el guila o el delfn, sino para que este mundo, comoobra de Dios, se desarrolle ntegro y perfecto en todas suspartes. A este fin est todo sometido a medida, no por inters mutuo de las cosas, a no ser accidentalmente, sino porel inters del todo. De este todo se cuida Dios y jams loabandona su providencia, ni se hace peor, ni lo retorna Diosa s mismo despus de tiempos. No se irrita contra los hombres, como tampoco contra los monos ni las moscas, ni amenaza a los seres, cada uno de los cuales ha recibido su porcin correspondiente. Pues respondamos a esto siquiera bre

    vemente. Por lo anteriormente dicho creo haber demostradocmo todo ha sido hecho para el hombre y para todo serracional, pues para el animal racional fue principalmente creado todo. Diga, pues, Celso en hora buena que no fue hechoel universo para el hombre, como tampoco para el len y dems animales que enumera; nosotros diremos que, efectivamente, ni para el len, ni para el guila, ni para el delfnhizo el Creador el mundo; s, empero, para el animal racionaly para que este mundo, como obra que es de Dios, se desarrolle ntegro y perfecto en todas sus partes. Este puntoconvenimos estar bien dicho. Y no se cuida Dios solamente,

    como piensa Celso, del universo, sino tambin, aparte deluniverso, particularmente de todo ser racional. Nunca, ciertamente, abandona la Providencia el universo; pues si unaparte de l se torna peor por los pecados del ser racional, El

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    ordena que se purifique y trata de atrarselo despus de tiempos a s mismo. Tampoco se irrita contra monos ni moscas;pero s que juzga y castiga a los hombres por traspasar losimpulsos naturales, y les amenaza por medio de los profetasy del Salvador, que vino a vivir con todo el gnero humano.

    As, por la amenaza, se convierten los que la escuchan; maslos que descuidan las palabras propias para su conversin,reciben el castigo merecido, que es conveniente imponga Dios,segn su voluntad, que mira al bien del todo, a quienes necesitan de esta cura y correccin tan penosa.

    Mas el libro cuarto ha alcanzado ya volumen suficiente, yaqu, como quiera, ponemos trmino a nuestro razonamiento.Concdanos Dios por su Hijo, que es Dios Verbo, sabidura,verdad y justicia, y todo lo dems que la teologa de las Sagradas Escrituras predica sobre El, comenzar el libro quintopara bien de los lectores, y acabarlo felizmente por la presencia de su Verbo, que mora en nuestra alma (D. Ruiz Bu e n o,o.c., p.299-330).

    LIBRO VI

    E l h o m b r e , i m a g e n d e D i o s

    160 Luego no vio tampoco Celso la diferencia que va entre ser conforme a la imagen de Dios (Gn 1,27) y ser imagen de Dio s (Co l 1,15 ); pues imagen de Dios es el Primognito de toda la creacin, el Logos en s, la verdad en sy la sabidura en s, que es imagen de su bondad (Sab 1,26),y hasta todo varn, cuya cabeza es Cristo, es imagen y gloriade Dios (1 Cor 11,37). Ni comprendi tampoco en qu partedel hombre est impresa esa imagen de Dios, es decir, en elalma que no ha tenido, o que ya no tiene, al hombre viejocon sus obras (Col 3,9), y, por no tenerlo, se dice ser a imagen de su Creador. De ah es que Celso diga: Tam poc o hizoal hombre imagen suya, pues Dios no es tal, ni se asemejaa forma otra alguna. Pero es posible pensar que la imagende Dios est en la parte inferior del hombre, ser compuesto,quiero decir, en su cuerpo y, como Celso lo interpret, queste sea la imagen de Dios? Porque, si el ser segn imagende Dios se da en el cuerpo solo, la parte superior, que es elalma, queda privada de ser a imagen de Dios, y sta estaraen el cuerpo corruptible, cosa que nadie de nosotros dice.

    160 B o r r e t , o . c . , III p.336 nt.l; III p.339 nt.l.

    Contra Celso 9 3

    Mas si el ser a imagen de Dios est en el compuesto, segui-rase necesariamente que Dios es compuesto, y tambin constara como de cuerpo y alma; as, lo superior de su imagen estara en el alma; lo inferior, lo que atae al cuerpo, en elcuerpo, cosa que nadie de nosotros afirma. Resta, pues, queel ser a imagen de Dios haya de entenderse del hombre interior, como lo llamamos nosotros (Ef 3,16), que se renueva

    y es naturalmente capaz de formarse a imagen del que lo cre(Col 3,10). Tal acontece cuando el hombre se hace perfecto,como es perfecto el Padre celestial (Mt 5,48), y oye el mandato: Sed santos, porque yo, el Seor, Dios vuestro, soy santo (Lev 19,2), y aprende estotro: Sed imitadores de Dios (Ef5,1). Entonces toma el hombre en su alma virtuosa los rasgosde Dios ; y tambin el cuerpo del que, por razn de la imagende Dios, ha tomado los rasgos de Dios, es un templo (1 Cor6,19 ; 3,16); el cuerpo, digo, del que tiene tal alma; y, en elalma, por razn de ser conforme a la imagen de Dios.

    P l a t o n i s m o y c r i s t i a n i s m o

    161 Luego ensarta Celso, por su cuenta, cosas y ms cosas, como concedidas por nosotros, siendo as que ningn cristiano que tenga inteligencia las concede. Porque nadie denosotros concede que Dios participe de figura o color. Nitampoco participa de movimiento El, que, por estar firme ytener naturaleza firme, convida a lo mismo al justo cuandodice: T, empero/estte aqu conmigo (Dt 5,31). Ahora bien,si hay frases que parecen atribuirle movimiento, como la que

    dice: Oyeron al Seor Dios que se paseaba por el paraso alatardecer (Gn 3,8), hay que entenderlo en el sentido de quelos que haban pecado se imaginaban que Dios se mova,o como se habla figuradamente del sueo de Dios, de su irao cosas por el estilo.

    Y tampoco participa Dios de la substancia (o esencia:ousa), pues El es participado, ms bien que participa, y esparticipado por quienes tienen el espritu de Dios. Por el mismo caso, nuestro Salvador tampoco participa de la justicia,sino que, siendo El la justicia misma, de El participan los

    justos.

    Por lo dems, mucho y difcil de entender habra quedecir acerca de la substancia, sealadamente si tratramos de

    161 B i g g , o .c ., p.210 nt.l; B o r r e t , o .c ., III p.340 nt.l.

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    la substancia propiamente dicha, que es inmvil e incorprea.Habra que inquirir si Dios, por su categora y poder transciende toda substancia ( P l a t ., Pol. 509b; cf, infra VII 38);El, que hace participar en la substancia a los que participansegn su Logos, y al misma Logos; o si tambin El es sustancia, a pesar de que se dice de El ser invisible en la palabra de la Escritura, que dice sobre el Salvador: El cual esimagen del Dios invisible (Col 1,15); texto en que la vozinvisible quiere decir incorpreo. Habra igualmente queinvestigar si el Unignito y Primognito de la creacin debedecirse ser la substancia de las substancias y la idea de lasideas y el princip io; pero que Dios , Padre suyo, transciendetodos estos conceptos.

    LIBRO VII

    O r g e n e s a d m i r a a P l a t n

    162 Seguidamente nos remite a Platn, como a ms eficazmaestro de teologa, y cita el texto del Timeo que dice as:Ahora bien, al hacedor y padre de todo este mundo, obraes de trabajo encontrarlo e imposible que, quien lo encontrare, lo manifieste a todos ( P l a t ., Tim. 28c). Y luego prosigue Celso: Ya veis cmo buscan videntes y filsofos el camino de la verdad y cmo saba Platn que no todos puedenandar por l. Mas, como quiera que los sabios la han hallado, para que alcancemos alguna nocin de lo que no puedenombrarse (VI 65) y es la realidad primera, nocin que nos

    lo manifieste o por comparacin con las dems cosas o porseparacin de ellas o por analoga, quiero explicar lo, por otraparte, inefable; aunque mucho me maravillara de que vosotros me podis seguir, atados como estis completamente ala carne y que nada miris limpiamente (cf. VII 36).

    163 Magnfico y no despreciable es el texto citado dePlatn ; pero de ver es si no se muestra ms amante de loshombres la palabra divina al introducir al Logos, que estaba alprincipio en Dios, Dios Logos hecho carne, a fin de que pudiera llegar a todos ese mismo Logos que Platn dice ser

    162 B i g g , o . c . , p.194; B o r r e t , o . c . , IV p. 111 nt.2; 112 nt.l.162-167 H. D o r r i e , Dte platonische Theologie des Kelsos in ihrer Auseinan-dersetzung mit der christlicher Theologie. Auf grund von Orgenes ContraCelsum 7,42 (Gottingen 1967).

    162-163 W o l fs o n , o.c., p.104.

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    imposible que quien lo encontrare lo manifieste a todos. Ahora bien, diga Platn en hora buena ser cosa de trabajo encontrar al hacedor y padre de todo este universo, a par que da aentender no ser imposible a la naturaleza humana hallar aDios dignamente; y, si no dignamente, ms por lo menos delo que alcanza el vulgo. Si eso fuera verdad, si Dios hubierasido en verdad hallado por Platn o alguno de los griegos,

    no hubieran dado culto, ni hubiera llamado Dios ni adoradoa otro que a El, ora abandonndolo, ora asociando con Elcosas que no pueden asociarse con tan gran Dios. Nosotros,empero, afirmamos que la naturaleza humana no es en manera alguna suficiente para buscar a Dios y hallarlo en su puroser, de no ser ayudada por el mismo que es objeto de la bsqueda. Es, empero, hallado por los que despus de hacer cuanto est en su mano, confiesan que necesitan de su ayuda; yse manifiesta a los que cree razonable manifestarse, en lamedida que un hombre puede naturalmente conocer a Diosy alcanzarlo un alma humana que mora an en el cuerpo.

    Dios e s i n e f a b l e e i n v i s ib l e

    164 Adems, al decir Platn que quien hallare al hacedor y padre del universo, es imposible que lo manifieste atodos, no afirma que sea inefable e innominable, sino que,aun siendo decible, slo puede hablarse de El a pocos. Luego, como si se hubiera olvidado de las palabras que cita dePlatn, dice Celso ser Dios innominable: Mas, como quieraque fue hallado por los hombres sabios el camino de la ver

    dad, para que alcancemos alguna nocin del que no puedenombrarse y es la realidad primera... Mas nosotros no sloafirmamos ser Dios inefable, sino tambin otras cosas que estn por bajo de El; cosas que, forzado a explicar, dijo Pablo:O palabras inefables, que no es lcito al hombre pronunciar (2 Cor 12,4). Paso en que o se emplea en el sentido deentend, a la manera del texto evanglico: El que tengaodos para or, que oiga (Mt 11,15).

    165 Realmente, tambin nosotros decimos ser difcil veral hacedor y padre del universo; sin embargo, es visto, noslo segn el dicho: Bienaventurados los limpios de corazn,

    porque ellos vern a Dios (Mt 5,8), sino segn lo que dice elque es imagen del Dios invisible (Cor 1,15): El que me ve a m, ve al Padre que me ha enviado (Jn 14,9). Nadie que

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    tenga inteligencia dir que, al decir Jess: El que me ve a m,ve al Padre que me ha enviado, se refiere a su cuerpo sensible, que vean los hombres. En tal caso, habran visto al Padre los que gritaron: Crucifcalo, crucifcalo (Le 23,21; Jn19, 60), y Pilato, que tena autoridad sobre lo que en Jess haba de humano (Jn 19,10), lo cual es absurdo. No,las palabras: El que me ve a m, ve tambin al Padre que me

    ha enviado no deben tomarse en interpretacin ordinaria, yas se ve por el hecho de haberse dicho a Felipe: Pantotiempo como estoy con vosotros, y no me conoces, Felipe?(Jn 14,9). Que fue lo que Jess le respondi cuando Felipele rog diciendo: M.ustranos al Padre, y basta (ibid., 8). Enconclusin, el que entiende cmo debe pensar acerca del Diosunignito, Hijo de Dios, primognito de toda la creacin(Col 1,15) y cmo el Logos se hizo carne, ver cmo, contemplando la imagen del Dios invisible, conocer al padre yhacedor del universo.

    E l m u n d o e n t e r o , t e m p l o d e D i o s

    166 Ahora bien, Celso opina que se conoce a Dios o porcomposicin con otras cosas, a la manera de la que entre losgemetras se llama sntesis ( = composicin), o p or separacinde las otras cosas (= anlisis), o por analoga, a la manera de laque entre los mismos gemetras se llama as, y que por lo menos puede uno llegar de este modo a los umbrales de losbuenos ( P l a t ., Phileb. 64c). Sin embargo, cuando el Logosde Dios dice: Nadie conoce al Padre sino el Hifo, y aquel aquien el Hijo lo revelare (Mt 11,27), afirma que Dios es co

    nocido por cierta gracia divina, que no se engendra en el almasin intervencin divina, sino por una especie de inspiracin.

    Y , a la verdad, lo probable es que el con ocim iento de Diosest por encima de la naturaleza humana, lo que explicarahaya tantos errores entre los hombres acerca de Dios; y slopor la bondad y amor de Dios a los hombres y por graciamaravillosa y divina llega ese conocimiento a quienes previola presciencia divina que viviran de manera digna del Diosque han conocido. Son los que por nada violan la piedad paracon El (cf. V 52), as sean conducidos a la muerte por quienesignoran lo que es la piedad y se imaginan ser cualquier cosa

    menos lo que ella es; as se los tenga igualmente por el colm ode la ridiculez (cf. VII, 36).

    166 Bigg, o.c., p.194.

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    167 Yo creo que Dios, al ver la arrogancia y el despreciode los dems en quienes alardean de haber conocido a Dios yaprendido de la filosofa los misterios divinos, y, sin embargo,no de otro modo que los ms incultos, se van tras los dolosy sus templos y sus famosos misterios, escogi lo necio delmundo, a los ms simples de entre los cristianos, pero queviven con ms moderacin y pureza que los filsofos, a fin de

    confundir a los sabios (1 Cor 1,27), que no se ruborizan deconversar con cosas inanimadas, como si fueran dioses o imgenes de los dioses. Porque qu hombre con algn entendimiento no se reir del que, despus de tales y tantos discursos de la filosofa acerca de Dios, est contemplando lasestatuas y dirige a ellas su oracin o, por la vista de ellas,al que se imagina debe subir su oracin desde lo visible ymero smbolo, cuando l la ofrece al que espiritualmente seentiende? Un cristiano, empero, por ignorante que sea, estpersuadido de que todo lugar es parte del universo, y todo elmundo templo de Dios. Y, orando en todo lugar, cerrados

    los ojos de la sensacin y despiertos los del alma, trasciende el mundo todo. Y no se para ni ante la bveda del cielo,sino que llega con su pensamiento hasta el lugar supraceleste( P l a t ., Phaidr. 247a) guiado por el espritu de Dios; y, comosi se hallara fuera del mundo, dirige su oracin a Dios, nosobre cosas cualesquiera, pues ha aprendido de Jess a no buscar nada pequeo, es decir, nada sensible, sino slo lo grandey de verdad divino, aquellos dones de Dios que nos ayudan acaminar hacia la bienaventuranza que hay en el mismo, pormedio de su Hijo, el Logos Dios (D. Ruiz B u e n o , o .c ., p.496-499).

    167 B o r r e t , o . c . , IV p.120 nt.l*

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