Ortega y Gasset - El Hombre y La Gente

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http://www.librodot.com ORTEGA Y Y LA EL HOMBREGASSETGENTE

En su estudio Historia como sistema (publicado inicialmente por la Oxford Univer NOTA PRELIMINAR Press sity en 1935), y en reiteradas ocasiones posteriores, ven a anunciando Ortega la aparici n suyo que, bajo el t tulo de El hombre y la gente, albergar a su doctrina de un libro sociol gica. Aparte de sus cursos universitarios -especialmente, un reducido semin Estructura ario sobre de la vida hist rica y social-, fue en una conferencia dada en Valladolid tcon ese en 1934, cuando, por primera vez, expuso p blicamente su idea de los USOS com tulo y realidad constitutiva del hecho social. Conferencia cuyo texto, hasta ahora in dit o como ap ndice III a esta nueva edici n de El hombre y la gente, en la que el texto s o, incluyo ocuparon lacotejado blica de Ortega: entre susel tema fue uno de los borradores y En fechas labor p a las antes mencionadas, revisado yulterioresconforme a los originales. papeles han aparecido que m s e ha de sus copias actuaciones en Buenos Aires, Madrid, Alemania -Munich y Hamburgo- y Suiza siempre bajo ese mismo t tulo. Y la muerte le sorprendi cuando laboraba en la prepa , del texto, ya en forma de libro, con vistas a su versi n y edici n simult nea en Alema raci n Holanda y Estados U nidos. Se trata, pues, de la nica entre sus obras p stumas en l nia, En l tener en cuenta sus conserva el texto que previsiones. podidohe a queneas generales, Ortegapropias correcciones y prepar para el curso profesado en Instituto de Humanidades, en Madrid y 1949-50, introduciendo cierto n mero de enmi el anexiones, pero sin ultimar el trabajo ni llegar al desarrollo de la totalidad d endas y previsto, que abarcaba no doce sino veinte lecciones y reproduzco como ap ndice II el ndice Antepongo al libro, a modo de introducci n, el texto de un folleto dirigido a los . al curso sobre El hombre y la gente, dado en Buenos Aires, pues la novedad y compl asistentes de los ejidad asuntos integrados en el hecho social, sumada a la enga osa facilidad frecu forma de exposici n usada por Ortega, aconseja hacerse bien cargo de las precision ente en la ah se es que dan en abreviatura, antes de engolfarse en las varias y actual simas cuestion Pues, una vez m s, ginasobra de Ortega no limita su aspiraci n a situarse en los ana abordan en es que se estas p esta magistrales. de los queles creadores de filosof a, sino a servir a los habitantes del siglo XX para lu cr ticos los char con sucesos de nuestro tiempo, y ello mediante el m ximo se or o que el hombre pued lograr sobre su destino hist rico: mediante la reflexi n cr tica y la lucidez de la te e a su inacabamiento, las cuestiones fundamentales se hallan tratadas en este volu or a. Pese ciertamente, men, el cual,sit a el urgente y avasallador problema que hoy plantean los temas so en ungicos de esclarecedor radicalismo no alcanzado por ninguna otra filosof a. PAULINO GARAGORRI ciol nivel

Al reanudar ahora [INTRODUCCION]l las Lecciones sobre el hombre y la gente, dadas la primavera pas se hace imprescindible tener claro y presente lo que en aqu llas se logr . A fin de ada, las cuatro descargar lecciones que el ciclo de este a o comporta del resumen inevitable en q conceptos obtenidos y aclarados en la serie anterior renovasen su presencia en l ue los que van a los a mente deescucharme, y poder desde luego proceder a nuevos temas de mi doctrina sociol gica,de introducci n, reproduzcoconcentrar enque el p ginas lo m sen la Argenti 1 [A titulo he cre do que fuera bueno las p ginas estas autor public inexcusable. en forma de folleto, para uso de los asistentes al segundo ciclo de su curso sob na, en el oto o de 1939 y Part hombre y la gente.] re El de afirmar que buena parte de las angustias hist ricas actuales procede de la claridad falta de sobre problemas que s lo la sociolog a puede aclarar, y que esta falta de c la conciencia del hombre medio se origina, a su vez, en el estado deplorable de laridad en sociol gica. La insuficiencia del doctrinal sociol gico que hoy est a disposici n de qu la teor a busque, con buena fe, orientarse sobre lo que es la pol tica, el Estado, el derech ien colectividad y su relaci n con el individuo, la naci n, la revoluci n, la guerra, la j o, la soci logos mismosde que manalizado suficientemente en serio, radicalmente, que los decir, las cosas usticia, etc. es no han s se habla desde hace cuarenta a os-, estriba en esto es la ra z, , yendo alos fen menos sociales elementales. De aqu que todo ese repertorio de concep Se sea impreciso y contradictorio. toshace urgente poner, de verdad, en claro lo que es sociedad, sin lo cual ningu nociones na de lasantedichas puede poseer clara sustancia. Pero no es posible obtener una luminosa, evidente de lo que es sociedad si previamente no se est en claro sobre visi n s ntomas, es decir, sobre cu les son los hechos sociales en que la sociedad se manif sus Peroconsiste.dicho quela forzosidad de precisar elpeculiar. generalacaecersocial. que y en iestano est De aqu lo social sea una realidad car cter Podr a de lo que fuese combinaci n o resultado de otras realidades, como los cuerpos no son en realidad m s q s lo una consecuencias pr cticamenteym stas de tomos.siglocomo se ha cre do casi siempre -ycre combinaciones de mol culas ue s graves en el Si, XVIII-, la sociedad es s lo una con de los individuos que, en virtud de una voluntad deliberada, se re nen en sociedad; aci n tanto, si la sociedad no es m s que una asociaci n, la sociedad no tiene propia y aut nt por realidad y no hace falta una sociolog a. Bastar con estudiar al individuo. Ahora bi ica cuesti en, la n de si algo es o no, propia y ltimamente, realidad s lo puede resolverse con medios radicales del an41isis y la t cnica filos ficos. Se trata, pues, de averiguar loS repertorio de las realidades aut nticas -esto es, de cuanto no es ya reductible a si en el Para eso hay realidad-tenemos que partir de la a eso que vagamente en que todas las dem s, de alguna otra algo que correspondarealidad fundamental llamamos hechos sociales. otro uno umodo, tienen que aparecer. Esa realidad fundamental es nuestra vida, la de cada cual,quien tiene que analizar si en el mbito que constituye su vida aparece cual y es En elalgo distinto de vida -prescindiendo del problema trascendente que es Dios- h como rea lo social de nuestra e irreductible a todo lo dem s. minerales, vegetales, animales y los otros hombres, realidades irreductibles ent allamos re s y, por tanto, aut nticas. Lo social nos aparece adscrito s lo a los hombres. Se habla tambi n sociedades animales -la colmena, el hormiguero, la termitera, el reba o-, pero sin de mentrar en s consideraciones basta la de que el hombre, como realidad, no ha podido ser red realidad animal para que no podamos, por lo pronto al menos, considerar como sin n ucido a la palabra ima la sociedad cuando hablamos de sociedad humana y de sociedad animal. Por tanto: 1. Lo social consiste en acciones o comportamientos humanos; es un hecho de la v humana. Pero la vida humana es siempre la de cada cual, es la vida individual o ida consiste en personal y que el yo que cada cual es se encuentra teniendo que existir en una que solemos llamar circunstancia lo mundo- sin seguridad de existir en el instante inmediato, ten siempre iendo que estar haciendo algo -material o mentalmente- para asegurar esa exist encia. El

conjunto de esos haceres, acciones o comportamientos es nuestra vida. S lo es, pue en sentido s, humano estricto y primario lo que hago yo por m mismo y en vista de mis propi lo que es igual, que el hecho humano es un hecho siempre personal. Esto quiere d os fines, o a) que ecir: s lo es propiamente humano en m lo que pienso, quiero, siento y ejecuto con cuerpo siendo yo el sujeto creador de ello, o lo que a m mismo, como tal m mismo, mi b) por tanto, s lo es humano mi pensar si pienso algo por mi propia cuenta, percat n le pasa; de lo dome que significa. S lo es humano lo que al hacerlo lo hago porque tiene para m u c) sentido, es decir, lo que entiendo; n en toda acci n humana hay, pues, un sujeto de quien emana y que, por lo mismo, d) responsable de de lo es consecuenciaella; anterior es que mi humana vida, que me pone en relaci n dire cuanto cta conme rodea -minerales, vegetales, animales, los otros hombres-, es, por ese Mi dolor de muelas s lo a m me puede doler. El pensamiento que de verdad pienso -y ncia, soledad. repito mec nicamente por haberlo o do- tengo que pens rmelo yo solo o yo en mi soledad no s lo Mas . el hecho social no es un comportamiento de nuestra vida humana como soledad, que aparece en tanto en cuanto estamos en relaci n con otros hombres. No es, pues, sino 2. Lo en sentido estricto y la vida humana, humanasocial un hecho, no de prima- no; es sino algo que surge en la humana co vida Por convivencia entendemos la relaci n o trato entre dos vidas individuales. Lo qu nvivencia. padres e hijos, amantes, amigos, por ejemplo, son formas del convivir. En ellas e llamamos siempre se tratade que un individuo, como tal -por tanto, un sujeto creador y responsabl acciones, e de sus que hace lo que hace porque tiene para l sentido y lo entiende-, act a so individuo bre otro que tiene los mismos caracteres. El padre, como individuo determina- d convivencia no son, pues,otro s mismos hechos sociales. Forman lon. Los hechoslla dirige a se o que es,su hijo, que es por individuo determinado y nico tambi que debiera de Pero anal o comunicaci nseriemundo de relaciones interindividuales. compa marse a cese toda otra -un de hechos humanos, como el saludo, como la acci n del vigilante que nos impide en cierto momento atravesar la calle. En ellos, la acci n mano, la acto de cortar nuestro paso el vigilante- no la hace el hombre porque s -dar el ocurrido e le hayaa l, ni espont neamente, es decir, siendo l responsable de ella, ni va diri hombre por gida a otroser tal individuo determinado. Hace el hombre eso sin su original vol menudo contra su voluntad. Adem s -en el caso del saludo est bien claro-, lo que ha untad ya dar la cemos, mano, no lo entendemos, no tiene sentido para nosotros, no sabemos por qu no otra es eso ycosa lo que hay que hacer cuando encontramos un conocido. Estas acciones pues, su origen en nosotros: somos de ellas meros ejecutores, como el gram fono ca no tienen, disco, es el sujeto originario de quien esas acciones provienen? Por qu las hacemos, y nta su como el aut mata practica sus movimientos mec nicos. Qui n que a no las hacemos ni por nuestra invenci n ni con nuestra espont nea voluntad? Damo mano s la al encontrar a un conocido porque eso es lo que se hace. El vigilante detie paso, no porque a l se le haya ocurrido ni por cuenta suya, sino porque est mandad ne nuestro Pero . o as qui n es el sujeto originario y responsable de lo que se hace? La gente, los d He s, , la colectividad, la sociedad lado humanas, pues consisten todos, pues, acciones que son por un-es decir: nadie determinado. en comportamie em aqu intelectuales o de conducta espec ficamente humanos, y que, por otro lado, ni se o ntos la persona riginan en o individuo ni ste los quiere ni es responsable de ellos, y con frecue Aquellas siquiera acciones nuestras que tienen estos caracteres negativos y que ejecutamo ncia ni los entiende. de cuenta s aun sujeto impersonal, indeterminable, que es todos y es nadie, y al que llamamos gente, la colectividad, la sociedad: son los hechos propiamente sociales, irredu la humana ala vida ctiblesindividual. Estos hechos aparecen en el mbito de la convivencia, pero no s Lo que pensamos o decimos porque se dice, lo que hacemos porque se hace, suele l de simple on hechos convivencia. Los uso.hechos sociales constitutivos son usos. lamarse

Los usos son formas de comportamiento humano que el individuo adopta y cumple po de una rque manera u otra, en una u otra medida, no tiene remedio. Le son impuestos p contorno de convivencia: por que se va a por la gente, por... la sociedad. or sula doctrina sociol gica los dem s,exponer en estas lecciones basta con que Para usos, si ciertos se quiere los casos extremos del uso, se caractericen por estos rasgos: 1. Son acciones que ejecutamos en virtud de una presi n social. Esta presi n consist anticipaci n, por nuestra parte, de las represalias morales o f sicas que nuestro cont e en la a ejercer orno va contra nosotros si no nos comportamos as . Los usos son imposiciones mec n 2. Son icas. acciones cuyo preciso contenido, esto es, lo que en ellas hacemos, nos es 3. Los encontramos usos son irracionales. que son a la vez presiones, fuera de ininteligible. Los como formas de conducta, persona y de toda otra persona, porque act an sobre el pr jimo lo mismo que sobre no nuestra Durkheim, Los usos hacia 1890, entrevi los rasgos o impersonales. sotros. son realidades extraindividuales 1 y 3 como constitutivos del hecho socia ni logr l, pero acabar de verlos bien ni empez siquiera a pensarlos. Baste decir que no s lo el rasgo 2, sino que crey todo lo contrario, a saber: que el hecho social era el no vio racional, porque verdaderamente emanaba de una supuesta y m stica conciencia social o alma colectiva. Adem s, no advirti que consiste en usos ni lo que es el uso. Ahora bien, la irracio la nota decisiva. Cuando se la ha entendido bien se cae en la cuenta de que los nalidad es caracteres otros dos -ser presi n sobre el individuo y ser exterior a ste o extraindividuales coincidenlo el vocablo con lo que Durkheim percibi . De todas suertes, sea dicho - casi s en homenaje, fue usos nos m s cerca hacomo autde una intuici nacertera de la sociedad en su Al seguir los l quien comportamos estado matas, vivimos cuenta del hecho social. colectividad. Pero sta no es algo humano ni sobrehumano, sino que act a exclusivame o mediante el puro mecanismo de los usos, de los cuales nadie es sujeto creador re nte consciente. sponsable y Y como la vida social o colectiva consiste en los usos, esa vida no es es algo intermedio entre la naturaleza y el hombre, es una casi-naturaleza, y, c humana, naturaleza, irracional, mec nica y brutal. No hay un alma colectiva. La sociedad, la omo la colectividad es la gran desalmada -ya que es lo humano naturalizado, mecanizado mineralizado. Por eso est justifica- do que a la sociedad se la llame mundo social. y como La sociedad, sin embargo, al ser elemento es una no en que quina de se encuentra. en efecto, tanto humanidad comomecanismo, inhuma-formidable mla personahacer hom No es, LosSon producen comportamiento estas permiten prever la conducta de los indi bres. pautas del en el individuoque nostres principales categor as de efectos: 1. usos que no viduos conocemos y que, por tanto, no son para nosotros tales determinados indiv relaci La iduos. n interindividual s lo es posible con el individuo a quien individualmente co esto es, nocemos, con el pr jimo (= pr ximo). Los usos nos permiten la casi-convivencia con e 2. Al imponerconpresi n uno. desconocido, a el extra cierto repertorio de acciones -de ideas, de normas, de l obligan al individuo a vivir a la altura de los tiempos e inyectan en l, quiera o t cnicasacumulada en el pasado. Gracias a la sociedad el hombre es progreso e historia. no, la herencia 3. Al automatizar atesora el La sociedadpasado.una gran parte de la conducta de la persona y darle resuelto e de casi todo l programa lo que tiene que hacer, permiten a aqu lla que concentre su vida pers creadora y verdaderamente humana en ciertas direcciones, lo que de otro modo ser a onal, individuo imposible. La sociedad sit a al hombre en cierta franqu a frente al porven al permite ir y le crear lo nuevo, racional y m s perfecto. I.ENSIMISMAMIENTO Y ALTERACION1

Se trata de lo siguiente: Hablan los hombres de hoy, a toda hora, de la ley y de Estado, de la l derecho, delnaci n y de lo internacional, de la opini n p blica y del poder p blico, d pol e latica buena y de la mala, del pacifismo y del belicismo, de la patria y de la h justicia injusticia social, de colectivismo y capitalismo, de socializaci n y de umanidad,ede autoritarismo,de individuo y colectividad, etc., etc. Y no solamente hablan en liberalismo, de la tertulia, en el caf , en la taberna, sino que, adem s de hablar, discuten. Y no s l el peri dico, en sino que combaten por las cosas que esos vocablos designan. Y en el combate acon o discuten, los que tecehombres llegan a matarse los unos a los otros, a centenares, a miles, a mill inocencia a una que en lo que acabo de decir hay alusi n particular a ning n puebl ones. Ser suponer determinado. Ser a una inocencia, porque tal suposici n equivaldr a a creer que esas f o truculentas quedan confinadas en territorios especiales del planeta; cuando son, aenas fensmeno universal y de extensi n progresiva, del cual ser n muy pocos los pueblos eur m bien, un y americanos que logren quedar por completo exentos. Sin duda, la feroz contiend opeos a ser en s grave m unos que en otros y puede que alguno cuente con la genial serenidad nec reducir al esaria param nimo el estrago. Porque ste, cierta- mente, no es inevitable, pero s es dif cil de evitar. Muy dif cil, porque para su evitaci n tendr an que juntarse en colabo muy raci ntexto de estacalidadn, rango diversos, magn ficas virtudes primera de las pr muchos factores de lecci y en su mayor parte, corresponde a la junto a humildes 1 [El precauciones. 1939, y en publicada en en ofesadasfue Buenos Aires,el libro titulado Ensimismamiento y alteraci n. Meditaci n Unala tesas precauciones, humilde Argentina, Buenos Aires, 1939.] -repito-, pero imprescindible, si se quiere qu de de cnica, Espasa-Calpe atraviese indemne estos tiempos atroces, consiste en lograr que un n mero suficien e un pueblo personas en l, se den bien cuenta de hasta qu punto todas esas ideas -llam moslas as te de esas ideas en torno a las cuales se habla, se combate, se discute y se trucida s , todas Se habla, superlativamente esas cuestiones, pero lo que sobre ellas se dice car confusas yse habla on grotescamente de todas vagas. claridad ece de lam nima, sin la cual la operaci n de hablar resulta nociva. Porque hablar tr algunas consecuencias y como de los susodichos temas se ha dado en hablar mucho ae siempre hace a -desde os, casi no se habla ni se deja hablar de otra cosa-, las consecuencias de habladur as son, evidentemente, tiempo estas las desdichas mayores delgraves. es la aguda incongruencia entre la impor Una de que al tancia presente tienen todas esas cuestiones y la tosquedad y confusi n de los con N tese sobre las mismas que esos vocablos representan. ceptos que todas esas ideas -ley, derecho, estado, internacionalidad, colectividad autoridad, libertad, justicia social, etc.-, cuando no lo ostentan ya en su expr , esi n, implican ingrediente esencial, la idea de lo social, de sociedad. Si sta siempre, como su todas esas palabras no significan lo que pretenden y son meros aspavientos. Ahor no est clara, confes a bien;moslo o no, todos, en nuestro fondo insobornable, tenemos la conciencia de sobre esas no poseer cuestiones sino nociones vagarosas, imprecisas, necias o turbias. Pue desgracia, la tosquedad y confusi n respecto a materia tal no existe s lo en el vulg s, por tambi n o, sino en los hombres de ciencia, hasta el punto de que no es posible dirigir al ninguna publicaci n donde pueda, de verdad, rectificar y pulir sus conceptos socio profano hacia Nogicos. os,nunca la sorpresa te ida de verg enza y tema, acud llenosentilusi n, desp l olvidar muchos a consciente de mi ignorancia sobre este de esc ndalo que de cuando, hace todas las legadas velas de la esperanza, a los libros de sociolog a, y me encontr con una c incre osa ble, a saber: que los libros de sociolog a no nos dicen nada claro sobre qu es sobre qude qu sociedad. M s lo social,es laes la sociedad,asinono s lo no logran darnos una noci n precisasus qu es lo social, n: que, al leer esos libros, descubrimos que de se ores -los autores soci logos- ni siquiera han intentado un poco en serio ponerse ellos mismos sobre los en claro fen menos elementales en que el hecho social consiste. Inclusive, en tra bajos que

por su t tulo parecen enunciar que van a ocuparse a fondo del asunto, vemos luego eluden que lo -dir amos- concienzudamente. Pasan sobre estos fen menos -repito, preliminare inexcusables- como sobre ascuas, y, salvo alguna excepci n, aun ella sumamente par s e Yo nocomo lesconcretos demostrarenvidiable audacia aintento tal consumir a mucho t terriblementeclaro est ,de la humana convivencia. Durkheim-, cial puedo, vemos lanzarse con ahora esto, porque opinar sobre los temas m s del escaso que me parece ser un colmo. Comte steme hacer esta simple gica suman iempo sticaque tenemoslasnuestra disposici n. Binicia la ciencia sociol observaci n Primero: Las obras en a cuales Augusto estad valor de m s de cinco mil p ginas con letra bien apretada. Pues bien: entre todas el por encontraremos l neas bastantes para llenar una p gina que se ocupen de decirnos lo q las no Segundo: El libro en que esta ciencia Augusto Comte entiende por sociedad. o pseudociencia celebra su primer triunfo ue horizonte sobre el intelectual -los Principios de sociolog a, de Spencer, publicados entre no contar menos de 2.500 p ginas. No creo que llegan a cincuenta las l neas dedicadas 1876 y 1896preguntarse el autor qu cosa sean esas extra as realidades, las sociedades, de que a En fin, hacese ocupa.os ha aparecido el libro de Bergson -por lo dem s encantador- t publicaci la obesa n pocos a Las dos itulado fuentes de la moral y la religi n. Bajo este t tulo hidr ulico, que por s mismo un paisaje, se esconde un tratado de sociolog a de 350 p ginas, donde no hay una sol es ya que neaautor nos diga formalmente qu son esas sociedades sobre las cuales especul a l el en de su lectura, eso s , como de una selva, cubiertos de hormigas y envueltos en el a. Salimos estremecido de las abejas, porque el autor todo lo que hace para esclarecernos s vuelo realidadextra a sociedades humanas es referirnos al hormiguero ya la colmena, a obre la de las sociedades animales, de las cuales -por supuesto- sabemos menos que de la nuestr las presuntas No a. es esto decir, ni mucho menos, que en estas obras, como en algunas otras, fal entrevisiones, a veces geniales, de ciertos problemas sociol gicos. Pero, carecien ten evidencia en lo elemental, esos aciertos que- dan secretos y herm ticos, inasequib do de lector normal. Para aprovecharlos, tendr amos que hacer lo que sus autores no hici les para el denodadamente, sin excusa,esosprecisarnospreliminares y elementales, esforzarnosPorq intentar traer bien a luz en fen menos qu es lo social, qu es la sociedad. eron: autores ue sus no lo hicieron, llegan como ciegos geniales a palpar ciertas realidades -yo dir a, a ellas-; pero no logran verlas, y mucho menos esclarec rnoslas. De mod tropezar con nuestro trato con buen hombre? -pregunta logo del ciego con el tullido: o que anda usted,ellos viene a ser el di el ciego al tullido-. Y el tullido respond -C mo Si esto -Como ciego: pasa con los maestros del pensamiento sociol gico, mal puede extra arnos que e al usted ve, amigo... gentes en la plaza p blica vociferen en torno a estas cuestiones. Cuando los hombr las tienen es no nada claro que decir sobre una cosa, en vez de callarse suelen hacer lo c en superlativo, ontrario: dicen esto es, gritan. y el grito es el pre mbulo sonoro de la agresi n, d de la matanza. Dove si grida non vera scienza -dec a Leonardo-. Donde se grita no el combate, He buen conocimiento. hayaqu c mo la ineptitud de la sociolog a, llenando las cabezas de ideas confusas, ha llegado a convertirse en una de las plagas de nuestro tiempo. La sociolog a, en ef ecto,altura de los tiempos; y por eso los tiempos, mal sostenidos en su altitud, a la no est Si esto se precipitan.as , no les parece a ustedes que ser a una de las mejores maneras de no pe caen y es por rdercompleto el tiempo durante estos ratos que vamos a pasar juntos, dedicarnos un poco qu a aclararnoses lo social, qu es la sociedad? Muchos saben muy poco o no saben nada asunto. Yo, por mi parte, no estoy seguro de que no me acontezca lo mismo. Por qu del juntar nuestras ignorancias? Por qu no formar una sociedad an nima, con un buen capi no ignorancia, y lanzarnos ala empresa, sin pedanter a o con la menor dosis de ella p tal de con vivo af osible, peron de ver claro, con alegr a intelectual -una virtud que empezaba a perde rse en

Europa-, con esa alegr a que suscita en nosotros la esperanza de que s bitamente vam Partamos, pues, una vez llenarnos de los pueblos s, a busca horas -y me refiero a antes de estallar os amuy pocosevidencias?m queen estas de ideas claras. Es decir, de verdades. es Son torva, que extra amente nace como no queriendo acabar de nacer-; son muy pocos -di ta guerra tan pueblos go-los que en el ltimo tiempo gozaban ya de la tranquilidad de horizonte que per escoger de verdad, recogerse en la reflexi n. Casi todo el mundo est alterado, y en mite alteraci n el hombre pierde su atributo m s esencial: la posibilidad de meditar, de la dentro de recogerse s mismo para ponerse consigo mismo de acuerdo y precisarse qu es lo que que de verdad estima y lo que de verdad detesta. La alteraci n le obnubila, le cie cree; lo Enactuar mec nicamente en unque latico sonambulismo. a le obliga ga,ninguna parte advertimos fren posibilidad de meditar es, en efecto, el atri del esencial butohombre mejor que en el Jard n Zool gico, delante de la jaula de nuestros primos, monos. El p jaro y el crust ceo son formas de vida demasiado distantes de la nuestra los que, al confrontarnos con ellos, percibamos otra cosa que diferencias gruesas, a para vagas de puro excesivas. Pero el simio se parece tanto a nosotros, que Dos invit bstractas, parang n, permanecer diferencias m s concretas y mpasivamente la escena simiesc a asabemosael Si afinar descubrir un rato quietos contemplando s f rtiles. pronto destacar en ella, como espont neamente, un rasgo que llega a nosotros como u a, de luz. n rayo Y es aquel estar las diablescas bestezuelas constantemente alerta, en pe inquietud, mirando, oyendo todas las se ales que les llegan de su derredor, atenta rpetua descanso al contorno, como temiendo que de l llegue siempre un peligro al que es s sin responder forzoso autom ticamente con la fuga o con el mordisco, en mec nico disparo de un r muscular. La bestia, en efecto, vive en perpetuo miedo del mundo, ya la vez, en eflejo apetito perpetuode las cosas que en l hay y que en l aparecen, un apetito indomable que se tambi n sin freno ni inhibici n posibles, lo mismo que el pavor. En uno y otro caso dispara objetos son los y acaecimientos del contorno quienes gobiernan la vida del animal, le tr como le marioneta. El no rige su existencia, no vive desde s mismo, sino que est aen yuna llevan atento siemprea lo que pasa fuera de l, a lo otro que l. Nuestro vocablo otro no es sino alter. Decir, pues, que el animal no vive desde s mismo sino desde lo otro, tra do el latino tiranizado y llevado ypor lo otro, equivale a decir que el animal vive siempre alterado, en Contemplando este destino de inquietud sin descanso, llega un momento en que nos vida es que su ajenado,constitutiva alteraci n. formalmente cuenta de ello, la diferencia m s sustantiva entre el hombre ydarnos decimos: qu trabajo! Con lo cual enunciamos con plena ingenuidad, sin el anim esa expresi al. Porque n dice que sentimos una extra a fatiga, una fatiga gratuita, suscitada p anticipo imaginario de que tuvi semos que vivir como ellos, perpetua- mente acosad or el simple contorno os por ely en tensa atenci n hacia l. Pues qu , por ventura el hombre no se halla, lo que el mismo animal, prisionero del mundo, cercado de cosas que le espantan, de cosas encantan, y obligado de por vida, inexorablemente, quiera o no, a ocuparse de el que le Pero con esta las? Sin duda.diferencia esencial: que el hombre puede, de cuando en cuando, sus ocupaci n pender su directa con las cosas, desasirse de su derredor, desentenderse de l, y so su facultad de atender a una torsi n radical -incomprensible zool gicamente-, volver metiendo decirlo se, por as , de espaldas al mundo y meterse dentro de s , atender a su propia intimi Con palabras, que de puro haber sido usadas, como viejas monedas, no logran ya d que es igual, ocuparse de s mismo y no de lo otro, de las cosas. dad o, lo con vigor ecirnos lo que pretenden, solemos llamar a esa operaci n: pensar, meditar. Pero expresiones ocultan lo que hay de m s sorprendente en ese hecho: el poder que el h estas tiene ombre de retirarse virtual y provisoriamente del mundo, y meterse dentro de s , o espl con vocablo, que s lo existe en nuestro idioma: que el hombre puede ensimisma dichondidoun N tese rse. que esta maravillosa facultad que el hombre tiene de libertarse transitoria ser esclavizado por las cosas, implica dos poderes muy distintos: uno, el poder mente de desatender m s el mundo en torno sin riesgo fatal; otro, el tener donde meterse, o menos tiempo cuando estar,salido virtualmente del mundo. Baudelaire expresa esta facultad con donde se ha rom ntico y

amanerado dandysmo, cuando al preguntarle alguien d nde preferir a vivir, l respondi : E cualquier parte, con tal que sea fuera del mundo! Pero el mundo es la total exter absoluto fuera, que no consiente ning n fuera m s all de l. El nico fuera de ese fuera ioridad, el cabe que es, precisamente, un dentro, un intus, la intimidad del hombre, su s mismo, Porque las principalmente extravagant constituidoideas poseen la por ideas. sima condici n de que no est n en ning n sitio de que est mundo, que est n fuera de todos los lugares; aunque simb licamente las alojemos en n l cabeza, uestra como los griegos de Hornero las alojaban en el coraz n, y los prehom ricos l situaban en el diafragma o en el h gado. Todos estos cambios de domicilio simb lico as hacemos padecer a las ideas coinciden siempre en colocarlas en una v scera; esto e que entra una s, en a, esto es, en lo m s interior del cuerpo, bien que el dentro del cuerpo es si dentro meramente relativo. De esa manera damos una expresi n materializada -ya que empre un podamos otra- a nuestra sospecha de que las ideas no est n en ning n sitio del espac no pura exterioridad; sino de que constituyen, frente al mundo exterior, otro mundo io, que es He aqumundo: nuestro mundo interior. en elno por qu el animal tiene que estar siempre atento a lo que pasa fuera de l, a que est Porque, torno. cosas las enaunque stas menguasen sus peligros y sus incitaciones, el animal tiene qu siendo regido por ellas, por lo de fuera, por lo otro que l; porque no puede mete e seguir s , dentro de tiene un s n. No un chez soi, donde Por eso, y reposar rseanimal es pura alteracimismo, puede ensimismarse.recogerse cuando las.cosas dej El ya que no amenazarle o acariciarle; cuando le permiten una vacaci n; en suma, cuando deja de an de ymoverle manejarle lo otro que l, el pobre animal tiene que dejar virtualmente de existi duerme. De se r, esto es:aqu la enorme capacidad de somnolencia que manifiesta el animal, la mo infrahumana, que contin a en parte en el hombre primitivo y, opuestamente, el inso dorra creciente del hombre civilizado, la casi permanente vigilia -a veces, terrible, mnio aqueja a los hombres de intensa vida interior. No hace muchos a os, mi grande amig indomable- que -una de las o Scheler mentes m s f rtiles de nuestro tiempo, que viv a en incesante irradiaci n de Pero biende no poder-y con esto topamos por vez primera algo que reiteradamente se muri entendido dormir. ideas-, aparec va a rsenos en casi todos los rincones y los recodos de este curso, si bien cada estratos m s hondos y en virtud de razones m s precisas y eficaces, las que ahora do vez en ni lo uno y no son ni lo otro-; bien entendido, que esas dos cosas, el poder que el hombr sustraerse e tiene de al mundo y el poder ensimismarse, no son dones hechos al hombre. Me i subrayar mporta esto para aquellos que se ocupan de filosof a: no son dones hechos al hom que eso, si el hombre goza de ese privilegio de liberarse transitoriamente bre.sea sustantivo ha sido regalado al hombre. Todo tiene que hac rselo l.de la Por Nada poder entrar s cosas, y y descansar en s mismo, es porque con su esfuerzo, su trabajo y sus logrado ideas hareobrar sobre las cosas, transformarlas y crear en su derredor un margen siempre limitado, pero siempre o casi siempre en aumento. Esta creaci n espec ficame de seguridad humana es la t cnica. Gracias a ella, y en la medida de su progreso, el hombre pue nte ensimismarse. Pero tambi n viceversa, el hombre es t cnico, es capaz de modificar su de contorno en el sentido de su conveniencia, porque aprovech todo respiro que las c dejaban osas le para ensimismarse, para entrar dentro de s y forjarse ideas sobre ese mun esas cosas do, sobre y su relaci n con ellas, para fraguarse un plan de ataque a las circuns suma, para tancias, enconstruirse un mundo interior. De este mundo interior emerge y vuelve Perode fuera. calidad de protagonista, vuelve con un s mismo que antes no ten a -c al vuelve en plan on sude campa a-, no para dejarse dominar por las cosas, sino para gobernarlas l, p imponerles su voluntad y su designio, para realizar en ese mundo de fuera sus id ara modelar el eas, para planeta seg n las preferencias de su intimidad. Lejos de perder su prop io s mismo en esta vuelta al mundo, por el contrario, lleva su s mismo a lo otro, lo proyect seen rgica, sobre las cosas, es decir, hace que lo otro -el mundo- se vaya convi a orialmente a poco poco rtiendoen l mismo. El hombre humaniza al mundo, le inyecta, lo impregna de su pro sustancia ideal y cabe imaginar que, un d a de entre los d as, all en los fondos del pia tiempo,

llegue a estar ese terrible mundo exterior tan saturado de hombre, que puedan nu descendientes caminar por l como mentalmente caminamos hoy por nuestra intimidad estros imaginar que el mundo, sin dejar de serlo, llegue a convertirse en algo as como u -cabe materializada, y como en La tempestad de Shakespeare, las r fagas del viento sople n alma 1 empujadas que esto sea duende de seguridad n No digo por Ariel, elseguro -tallas Ideas1.la tiene s lo el progresista y yo no Ni se presuma,spor lo queir es posible. soy idealista. Ni progresista ni ideali viendo-, pero soy progresista, digo se eso dicho, que como dejo progresorevel idealismodel nombre de g libo tan lindo y noble- son dos de mis be sta! Al y s, la idea -ese ellas, tal vez, los veo en stias negras, porquedos mayores pecados de los ltimos doscientos a os, las dos form irresponsabilidad. Pero dejemos este tema para tratarlo a su saz n y vayamos ahora as m ximas de Me parece adelante. quenuestro camino gentilmente al presente podemos representarnos, siquiera sea en vago esquemati condensado, que trayectoria humana mirada bajo este ngulo. Hagde todoen un texto cu l smo, ha sido la nos sirva a la par como resumen y recordatorio moslo lo anteri Se or.halla el hombre, no menos que el animal, consignado al mundo, a las cosas en circunstancia. En un principio, su existencia no difiere apenas de la existencia torno, a la tambi gica:vive gobernado por el contorno, inserto entre las cosas del mundo como un zool n l ellas. a de Sin embargo, apenas los seres en torno le dejan un respiro, el hombre, ha esfuerzo ciendo ungigantesco, logra un instante de concentraci n, se mete dentro de s , es de mantiene a duras penas su atenci n fija en las ideas que brotan dentro de l, ideas cir, suscitado que han las cosas, y que se refieren al comportamiento de stas, a lo que luego a llamar elva de las cosas. Se trata, por lo pronto, de una idea tosqu sima sobre el fil sofo ser pero que el mundo,permite esbozar un primer plan de defensa, una conducta preconcebida. M cosas las as, nien torno le permiten vacar mucho tiempo a esa concentraci n, ni aunque ellas consintieran seria capaz este hombre primigenio de prolongar m s de unos segundos lo minutos esa torsi n atencional, esa fijaci n en los impalpables fantasmas que son la o Esa atenci s ideas. n hacia dentro, que es el ensimismamiento, es el hecho m s antinatural, m s ultrabiol gico. El hombre ha tardado miles y miles de a os en educar un poco -nada m s un poco- su capacidad de concentraci n. Lo que le es natural es dispersarse, distr que El padre Schevesta, explorador fuera, como aerse hacia el mono en la selvayymisionero, que haZoo. el primer etn grafo especi en la jaula del sido en el estudio de los pigmeos, probablemente la variedad de hombre m s antigua que alizado conoce, ya la que ha ido a buscar en las selvas tropicales m s rec nditas -el padre se que ignora Schevesta, por completo la doctrina ahora expuesta por m y se limita a describir dice en su lo que ve, ltima obra, de 1932, sobre los enanos del Congo1: Les falta por complet poder o el de concentrarse. Est n siempre absorbidos por las impresiones exteriores, cu mutaci n les Sentarles en el en s mismos, lo que es a para n inexcusable para todo ya continua impide recogersebanco de una escuela ser condiciestos hombrecillos un aprendizaje. insoportable. De modo que la labor del misionero y del maestro se hace sumamente tormento Pero,cil.instant neo y tosco, ese primitivo ensimismamiento va a separar radicalm 1. Bambuti, die des Congo dif aun vida humana de la vida animal. Porque ahora el hombre, este hombre primigenio va ente la sumergirse de nuevo entre las cosas del mundo, resisti ndolas, sin entregarse del a Lleva ellas. todo aun plan contra ellas, un proyecto de trato con ellas, de manipulaci n de sus produce que m nima transformaci n en su derredor, la suficiente para que le opriman formas una menos y, un poco en consecuencia, le permitan m s frecuentes y holgados ensimismamientos.. Son,as sucesivamente. momentos diferentes que c clicamente se repiten a lo largo de la h . y pues, tres humana istoriaen formas cada vez m s complejas y densas: 1., el hombre se siente perdido, en ufrago n las cosas; es la alteraci n. 2., el hombre, con un en rgico esfuerzo, se retira a su intimidad

para formarse ideas sobre las cosas y su posible dominaci n; es el ensimismamiento contemplativa que dec an los romanos, el theoretik s b os de los griegos, la theor a. 3. , la vita hombre , el vuelve a sumergirse en el mundo para actuar en l conforme aun plan preconc Segla acci n, la vidahablarse la praxis.sino en la medida en que va a estar regida p es n esto, no puede activa, de acci n ebidos; una or previa contemplaci n; y viceversa, el ensimismamiento no es sino un proyectar la acci n del hombre es, pues, primariamente, acci n. No vivimos para pensar, sin El destino futura. rev o als: pensamos para lograr pervivir. Este es un punto capital en que, a mi juicio oponerse , urge radicalmente a toda la tradici n filos fica y resolverse a negar que el pen en cualquier sentido suficiente del vocablo, haya sido dado al hombre de una vez samiento, siempre, de suerte que lo encuentra, sin m s, a su disposici n, como una facultad o para perfecta, potencia pronta a ser usada y puesta en ejercicio, como fue dado al p jaro el vue Si estan. nataci pez la lo y al pertinaz doctrina fuese v lida resultar a que, como el pez puede -desde lueg pudo el hombre -desde luego y sin m s- pensar. Noci n tal nos ciega deplorablemente o- nadar, percibir el dramatismo peculiar, el dramatismo nico que constituye la condici n mis para hombre. ma del Porque si por un momento, para entender- nos en este instante, admitimos tradicional de que sea el pensamiento la caracter stica del hombre -recuerden el h la idea animal ombre, racional-, 4e suerte que ser hombre equivaliese -(como nuestro genial pad pretend a- a re Descartes ser cosa pensante, tendr amos que el hombre, al estar dotado de una vez siempre de pensamiento, al poseerlo con la seguridad que se posee una cualidad c para inalienable, onstitutiva eestar a seguro de ser hombre como el pez est seguro -en efecto- de ser Ahora bien; ste es un error formidable y fatal. El hombre no est nunca seguro de q pez. poder ejercitar el pensamiento, se entiende, de una manera adecuada; y s lo si es ue va a pensamiento. adecuada, es O dicho en giro m s vulgar: el hombre no est nunca seguro de que va a lo cierto, estar en de que va a acertar. Lo cual significa nada menos que esta cosa treme diferencia nda: que, ade todas las dem s entidades del universo- el hombre no est , no puede nu seguro de nca estar que es, en efecto, hombre, como el tigre est seguro de ser tigre y el p Lejos de pez. ez de serhaber sido regalado al hombre el pensamiento, la verdad es -una verdad ahora que yono puedo razonar suficientemente, sino s lo enunciarla-, la verdad es que se haciendo, fabricando poco a poco merced a una disciplina, a un cultivo o cultura lo ha ido esfuerzo , a un milenario de muchos milenios, sin haber a n logrado -ni mucho menos- term elaboraci inar esa n. No s lo no fue dado el pensamiento, desde luego, al hombre, sino que, a estas un a alturas de la historia, s lo ha logrado forjarse una d bil porci n y una tosca f que, en el orma de lo sentido ingenuo y normal del vocablo, solemos entender por tal. y aun ya lograda,na fuer de cualidad adquirida y no constitutiva, est siempre en riesgo esa porci en grandes dosis se ha perdido, muchas veces de hecho, en el pasado y hoy estamo de perderse y perderla otra s apunto de vez. Hasta ese grado, a diferencia de los dem s seres del universo, e es nunca seguramente hombre, sino que ser hombre significa, precisamente, estar l hombre no apunto siemprede no serlo, ser viviente problema, absoluta y azarosa aventura o, como y ser, por esencia, drama! Porque s lo hay drama cuando no se sabe lo que va a pasar o suelo decir, cada instante es puro peligro y tr mulo riesgo. Mientras el tigre no puede dejar d , sino que puede destigrarse, el hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse. No s lo e ser tigre, no problem tico y contingente que le pase esto o lo otro, como a los dem s animales, si es hombre le no que al pasa a veces nada menos que no ser hombre. Y esto es verdad, no s lo en y en g nero, sino que vale referirlo a nuestra individualidad. Cada uno de nosotro abstracto s est siempre en peligro de no ser el s mismo, nico e intransferible que es. La mayor pa hombres traiciona de continuo a ese s mismo que est esperando ser, y para decir to rte de los verdad, da la es nuestra individualidad personal un personaje que no se realiza nunca utop a incitante, una leyenda secreta que cada, cual guarda en lo m s hondo de su pe del todo, una comprende; muy bien que P ndaro resumiera su heroica tica en: ...... .. ...., llega cho. Se el ser eres a que

La condici n del hombre es, pues, incertidumbre sustancial. Por eso est tan bien aq mote, uel gr cilmente amanerado, de un se or borgo n del siglo xv: Rien ne m'est sur que la chose incertaine.nS lo meque en pocas generaciones.nos parezca m s logrado y consolidado puede desaparecer sea firme.inseguroqueincierto.llamamos civilizaci n t No hay adquisici humana es seguro lo Aun lo e Eso que esas odas comodidades f sicas y morales, todos esos descansos, todos esos cobijos, toda virtudes s esas y disciplinas habitualizadas ya, con que solemos contar y que en efecto un repertorio o sistema de seguridades que el hombre se fabric como una balsa, en constituyen naufragio inicial que es siempre el vivir-, todas esas seguridades son seguridad el que en un dos es inseguras por tres, al menor descuido, escapan de entre las manos de los hom desvanecen bres y se como fantasmas. La historia nos cuenta de innumerables retrocesos, de decadencias y degeneraciones. Pero no est dicho que no sean posibles retrocesos m radicales que todos los conocidos, incluso el m s radical de todos: la total volat ucho m s hombre como hombre y su taciturno reingreso en la escala animal, en la plena y d ilizaci n del alteraci efinitivan. La suerte de la cultura, el destino del hombre, depende de que en el f nuestro ondo de ser mantengamos siempre vivaz esta dram tica conciencia y, como un contrap murmurante en nuestras entra as, sintamos bien que s lo nos es segura la inseguridad unto No . escasa porci n de las angustias que retuercen hoy las almas de Occidente provie que durante la pasada centuria -y acaso por vez primera en la historia- el hombr ne de creerse a e lleg seguro. Porque la verdad es que seguro, seguro, s lo ha conseguido sentirse el creerseutico monsieur Homais, producto neto del progresismo! La idea progresist y farmac consiste en afirmar no s lo que la humanidad -un ente abstracto, irresponsa- inexi a por entonces stente que se invent - progresa, lo cual es cierto, sino que, adem esaprogresa n rad necesariamente. Idea tal cloroformiz al europeo y al americano p ra s, sensaci riesgo ical deque es sustancia del hombre. Porque si la humanidad progresa inevitableme decirse que nte, quiere podemos abandonar todo alerta, despreocuparnos, irresponsabilizamos, decimos en Espa a, tumbarnos a la bartola y dejar que ella, la humanidad, nos llev o como inevitablemente a la perfecci n y a la delicia. La historia humana queda, as , deshu e todo de esadadramatismo y reducida aun tranquilo viaje tur stico organizado por cualquier Cook de agencia rango trascendente. Marchando as , segura, hacia su plenitud, la civilizac vamos embarcados ser a como la nave de los feacios de que habla Romero, la cual, s i n en que 1 piloto, navegaba una de al razones por seguridad dije inHe aqu derecha laspuerto. Esta las cualeses lo que no soy progresista. He aqu por estamos pagando ahora1. mqu con frecuencia, laen , prefiero renovar emoci n que me causaron en la mocedad aquellas palabras de He Filosof comienzo de su gel, al a de la Historia: Cuando contemplamos el pasado, esto es, la Historia -dice Aprovechemos, de paso, esta coyuntura para desde esta visi n percibir lo que hay d s lo primero que -,lo... ruinas. vemos es notable cursiler a, en el e frivolidad, y hasta de imperativo famoso de Nietzsche: Vivid en peligro. Que, por de Nietzsche, es tampoco lo dem s, no sino la exasperaci n de un viejo mote del Renacimiento italiano, el risolutamente. Porque Jivere famoso lema de Aretinono dice: Jivid alerta, lo cual, estaria bien; sino: Jivid Nietzsche, en peligro.aYpesar revelagenialidad, ignoraba que la sustancia misma de nuestra esto de su que resulta un poco afectado y superfetatorio proponernos como algo nuevo, a adido y o vida es peligro y que, por tanto, Idea, por lo dem lo coleccionemos.s, t pica riginal que lo busquemos y de la poca que se llam fin de siecle; poca que quedar en la hacia 1900- como aquella en que el hombre se ha sentido m s seguro y, a la par, co istoria -culmin plastrones y-con sus sus mujeres fatales, su pretensi n de perversidad y su culto mo la poca levitas, barres ano por excelencia. En toda poca hay siempre ciertas ideas que yo llamar a id poca cursi del Yo- como la enuncian y proclaman precisamente porque se sabe que no tendr n lugar; que no se l eas fishing, ideas que se juego y folie a modo de as piensa sino-como hace a os gustaban tanto en Inglaterra los cuentos de lobos, p orque Inglaterra es unel s donde en 1668 se caz pa ltimo lobo y carece, por tanto, de la experiencia aut ntica no tiene experiencia fuerte de la inseguridad -como aqu lla-, se jugaba a la vida del lobo. En una poca que Vaya esto peligrosa.dicho a cuenta de que el pensamiento no es un don del hombre, sino adq laboriosa, precaria y vol til. me parezca un tanto rid cula definici n la que Linneo y Pensando as se comprender que uisici n siglo XVIII daban del hombre, como horno sapiens. Porque si entendemos esta expr el esi n de

buena fe s lo puede significamos que el hombre, en efecto, sabe, es decir, que sab que necesita saber. Ahora bien; nada m s lejos de la realidad. Jam s el hombre ha sa e todo lo que lo bidonecesitaba saber. Pues si entendemos horno sapiens en el sentido de que el h algunas cosas, muy pocas, pero ignora el resto, como ese resto es enorme, parece ombre sabe r a m s definirlo como horno insciens, insipiens, como hombre ignorante. Y de c oportuno fu semos no ierto, siahora tan ala carrera podr amos ver la cordura con que Plat n define al hombr precisamente por su ignorancia. Esta es, en efecto, privilegio del hombre. Ni Di e, ignoran bestia os ni la-aqu l, porque posee todo el saber, y sta, porque no lo ha menester. Conste que el , pues,hombre no ejercita su pensamiento porque se lo encuentra como un regalo, no teniendo sino porque m s remedio que vivir sumergido en el mundo y bracear entre las cosas, obligado a organizar sus actividades ps quicas, no muy diferentes de las del antro se ve El hombre, forma en por tanto, m s es por lo que es, por lo que poide,de pensamiento -que quelo que no hace el animal. tiene, escapa de la escala por logica hace, por su conducta. De aqu que tenga que estar siempre vigil ndose as zool que Esto es mismo. algo de lo que yo quer a insinuar en la frase -que no parece sino una fras cual nonvivimos para pensar sino que pensamos para lograr subsistir o pervivir. e- seg la V ase catribuir al hombre el pensamiento como una cualidad ing nita -que, al pront eso de mo un homenaje o, parece y hasta una adulaci n a su especie-, es, en rigor, una injusticia. Por don ni tal obsequio, sino que es una penosa fabricaci n y una conquista, y como to que no hay tal enunciado anterior,homenaje al sobre el mujer- siempre inestable y huidiza. mi Era conquista -seaesta advertenciasea de unapensamiento parayayudar aclaridad acci n. da necesariapaso,una ciudad,cual el hombre es primariaconfundamentalmenteesta ver Rindamos, de de seg n el primer hombre que pens total comprender Vimos que cual no acci n ni fue Fichte, andar a golpes con el cosas genial. dad, el fue Kant no es cualquiersino Augusto Comte, lasdementeen torno, o con los hombres: eso es lo infrahumano, eso es alteraci n. La acci n es actuar sobre el cont otros las de ornocosas materiales o de los otros hombres conforme aun plan preconcebido en un contemplaci n o pensamiento. No hay, pues, acci n aut ntica si no hay pensamiento, y n a previa aut ntico pensamiento, si ste no va debidamente referido a la acci n, y virilizado po o hay Pero esa con sta.-que es la efectiva- entre acci n y contemplaci n ha sido desconocid relaci r su n relaci n pertinazmente. Cuando los griegos descubrieron que el hombre pensaba, que exist a a universo esa extra a realidad que es el pensamiento (hasta entonces los hombres no en el pensado, o como el bourgeois gentilhomme, lo hab an hecho sin saberlo), sintieron hab an entusiasmo por las gracias de las ideas, que atribuyeron a la inteligencia -el l g tal supremo en os-el rangoel orbe. En comparaci n con ello, todo lo dem s les pareci cosa subalterna menospreciable. Y como tendemos a proyectar en Dios cuanto nos parece ptimo, lleg y griegos aron loscon Arist teles a sostener que Dios no ten a otra ocupaci n que pensar. Y ni s pensar iquieraen las cosas: esto se les antojaba un como envilecimiento de la operaci n i No; seg n Arist teles, Dios no hace otra cosa que pensar en el pensar -lo cual es co ntelectual. Dios en un nvertir a intelectual, m s precisamente, en un modesto profesor de filosof a. Pero que, para ellos, era esto lo m s sublime que hab a en el mundo y que un ser puede ha repito eso Por cer.cre an que el destino del hombre no era otro que ejercitar su intelecto, que e hab a venido es lo que se meditar o, en nuestra terminolog a, para ensimismarse. l hombre tal al mundo paraha llamado intelectualismo, la idolatr a de la inteligen Doctrina el pensamiento de su encaje, de su funci n en la econom a general de la vida humana. cia, que a sla si el hombre pensase porque s , y no porque, quiera o no, tiene que hacerlo para s Como entre las cosas! Como si el pensamiento pudiese despertar y funcionar por sus pro ostener- se resortes, como si empezase y acabase en s mismo, y no -lo que es verdad- engendra pios acci n la do por y teniendo en ella sus ra ces y su t rmino! Innumerables cosas del m s alto rango debemos a los griegos, pero tambi n les debemos cadenas. El hombre de Occidente vi en non, ve a escasa medida, esclavizado por preferencias que tuvieron los hombres de Gr cuales, operando en el subsuelo de nuestra cultura, nos desv an desde hace ocho si ecia, las nuestra glos de propia y aut ntica vocaci n occidental. La m s pesada de esas cadenas es el

intelectualismo e importa mucho que en esta hora en que es preciso rectificar la nuevos iniciar -en suma, acertar-, importa mucho deshacerse resueltamente de esa ruta, caminos actitud que ha sido llevada al extremo en estas dos ltimaspor fin, de cultura, se Bajo el nombre primero de raison, luego de ilustraci n, y, centurias. arcaica mejecut la tergiversaci n de los t rminos y la m s indiscreta divinizaci n de la intelige s radical En la ncia. mayor parte de casi todos los pensadores de la poca, sobre todo en los alem ejemplo, anes, poren los que fueron mis maestros al comienzo del siglo, vino la cultura, pensamiento, a ocupar el puesto vacante de un dios en fuga. Toda mi obra, desde el balbuceos, ha sus primeros sido una lucha contra esta actitud, que hace muchos a os llam beater a cultura. Beater a de la cultura, porque en ella se nos presentaba la cultura, el p de la como algo que ensamiento, se justifica a s mismo, es decir, que no necesitaba justificaci n, si valioso por no que es su propia esencia, cuales- quiera sean su concreta ocupaci n y su cont vida humana enido. La deb a ponerse al servicio de la cultura porque s lo as se cargaba de sust estimable. Seg n lo cual, ella, la vida humana, nuestra pura existencia, ser a por s ancia Esta balad y sinmanera de poner al rev s la relaci n efectiva entre vida y cultura, entre acci n cosa aprecio. contemplaci n, ocasion que en los ltimos cien a os -por lo tanto, hasta hace bien poco y suscitase una superproducci n de ideas, de libros y obras de arte, una verdadera i - se cultural. Se ha ca do en lo que por broma -porque desconfi de los ismos- podr amos nflaci n llamar capitalismo de la cultura, aspecto moderno del bizantinismo. Se ha producid producir, en vez de atender al consumo, a las ideas necesarias que el hombre de o por puede absorber. hoy necesita y Y, como en el capitalismo acontece, se satur el mercado y ha sobr crisis. No evenido la se me dir que la mayor parte de 108 cambios grandes acontecidos en el l tiempo timo nos tomaron de sorpresa. Desde hace veinte a os los anuncio y los denuncio. referirme sino al tema estricto que ahora glosamos, v ase mi ensayo titulado, form Para no 1.[Incluido en el libro de la colecci n El Arquero, titulado Apuntes sobre el pens program ticamente, Reforma de la inteligencia1. al y Pero lo completas, tomo IV.] amiento,mysen Obras esa aberraci n intelectualista que significa la beater a de la cu grave en es eso, ltura nosino que consiste en presentar al hombre la cultura, el ensimismamiento, pensamiento, como una gracia o joya que ste debe a adir a su vida, por tanto, como el se halla algo que por lo pronto fuera de ella, como si existiese un vivir sin cultura y s fuese posible vivir in pensar, como si sin ensimismarse. Con lo cual se colocaba a los hombres -com escaparate o ante el de una joyer a- en la opci n de adquirir la cultura o prescindir de ella. est , ante parejo dilema, a lo largo de estos a os que estamos viviendo, los hombres Y, claro vacilado, sino que han resuelto ensayar a fondo esto ltimo e intentan rehuir todo no han ensimismamiento y entregarse a la plena alteraci n. Por eso en Europa hay s lo alter aberraci n opuesta: la voluntarista,aque se exonera de lancontemplaci n,yha sucedido la A la aberraci n intelectualista que aciones. sla la contemplaci de la acci n diviniza l pura. Esta es una manera de interpretar err neamente la tesis anterior: que el hom a acci n primaria bre es y fundamentalmente acci n. Sin duda, toda idea es susceptible -aun la m s v de dica- interpretada; sin duda, toda idea es peligrosa: esto es forzoso recon er ser mal formalmente y de una vez para siempre, a salvo de agregar que esa periculosidad, ocerlo riesgo latente, no es exclusivo de las ideas sino que va anejo a todo, absolutam que ese que todo, lo enteel hombre hace. Por eso he dicho que la sustancia del hombre no es otra cosa Camina el hombre siempre entre precipicios, y, quiera o no, su m s aut ntica obligac que peligro. i n es el equilibrio. Como otras veces aconteci en el pasado conocido, vuelven ahora -y me refiero a es guardar a os, tos casi a lo que va del siglo-, vuelven ahora los pueblos a sumergirse en la al mismo que Lo en Roma! ComenzlaEuropa dejel exceso, el lujopor lasplacer, como Roma por lo n. pas teraci que Ferrero ha llamado luxuria, ndose atropellar de el comodidades. sobrevenido el atropellamiento por el dolor y por el espanto. Como en Roma, las Luego ha luchas

sociales y las guerras consiguientes llenaron las almas de estupor. Y el estupor m xima de , la formaalteraci n, el estupor, cuando persiste, se convierte en estupidez. Ha lla atenci mado lan a algunos que desde hace tiempo, con reiteraci n de leit-motiv, en mis escr refiero itos me al hecho, no suficientemente conocido, de que el mundo antiguo, ya en ti Cicer n, empo de comenz a volverse est pido. Se ha dicho que su maestro Posidonio fue el ltimo hombre de aquella civilizaci n capaz de ponerse delante de las cosas y pensar efec en ellas. tivamente Se perdi -como amenaza perderse en Europa, si no se pone remedio- la ca de ensimismarse, de recogernos con serenidad en nuestro fondo insobornable. Se h pacidad de accilo Los demagogos, empresarios de la alteraci n, que ya han hecho morir a var abla s n. civilizaciones, hostigan a los hombres para que no reflexionen, procuran mantene ias hacinados en muchedumbres para que no puedan re- construir su persona donde nicam rlos se reconstruye, que es en la soledad. Denigran el servicio a la verdad, y nos pr ente lugar en su oponenmitos. Y con todo ello, logran que los hombres se apasionen, y entre fervo se y horrores respongan fuera de s . Claro est , como el hombre es el animal que ha logrado meters de s , cuando el hombre se pone fuera de s es que aspira a descender, y recae en la e dentro animalidad. Tal es la escena, siempre id ntica, de las pocas en que se diviniza la El espacion. puebla de cr menes. Pierde valor, pierde precio la vida de los hombr pura acci se practican es y se todas las formas de la violencia y del despojo. Sobre todo, del despoj siempre que o. Por eso, se observe que asciende sobre el horizonte y llega al predominio la puro hombre figura del de acci n, lo primero que uno debe hacer es abrocharse. Quien quiera a de verdad, prender, los efectos que el despojo causa en una gran civilizaci n, puede verlo libro de alto en el primer bordo que sobre el .Imperio Romano se ha escrito -hasta ahora, no sab a- mos loa sido-. Me refiero al libro del gran ruso Rostovzeff, profesor desde h que ste hab Dislocada en estala purade su nHistoria social y econ contemplaci n, con de insensat ensimismamiento,rica, tituladonormal coyuntura consla micaencadenamiento el a os en Norteam ace muchos forma acci permite y suscita lo un del Imperio Romano. que ecesmejor deber amos llamar desencadenamiento. As vemos hoy que una actitud absurda justifica el advenimiento de otra actitud antag nica, pero tampoco razonable; por suficientemente razonable, y as sucesivamente. Pues las cosas de la pol tica han ll lo menos, Occidente egado en al extremo que, de puro haber perdido todo el mundo la raz n, resulta qu teni ndola e acaban todos. S lo que, entonces, la raz n que cada uno tiene no es la suya, sino Estando as otro ha perdido. la que el las cosas, parece cuerdo que all donde las circunstancias dejen un resp d bil que iro, por ste sea, intentemos romper ese c rculo m gico de la alteraci n, que nos precipi insensatez en insensatez; parece cuerdo que nos digamos -como, despu s de todo, no ta de decimos muchas veces en nuestra vida m s vulgar siempre que nos atropella el conto s nos quelleva este imperativo? Sencillamente, el de invitarnos a suspender un Qu rno,sentimos perdidos en un torbellino de problemas-, que nos digamos: Calma!mo sentido acci mentonla que amenaza con enajenarnos y con hacernos perder la cabeza; suspender un m la acci omento n, para recogernos dentro de nosotros mismos, pasar revista a nuestras ide circunstancia as sobre la y forjar un plan estrat gico. ni ninguna insolencia si al llegar No juzgo, pues, que sea ninguna extravagancia que gozasa n de serenidad en su horizonte pienso que la obra m s f rtil que pueda hace aun pa s mismo y para los dem s humanos no es contribuir a la alteraci n del mundo, y menos r para alterarse l m s de lo debido, a cuenta de alteraciones ajenas, sino aprovechar su a a n situaci n fortunada para hacer lo que los otros no pueden ahora: ensimismarse un poco. Si ah ora, all posible, no se crea un tesoro de nuevos proyectos humanos -esto es, de donde es podemos confiar en el futuro. La mitad de las tristes cosas que hoy pasan, pasan ideas-, poco proyectos faltaron, como anunci que pasar an, all en 1922, en el pr logo de mi libro E porque esos Sin a invertebrada.estrat gica as mismo, sin pensamiento alerta, la vida humana es imposi spa retirada Recu ble. rdese todo lo que el hombre debe a ciertos grandes ensimismamientos! No es un que azartodos los grandes fundadores de religiones antepusieran a su apostolado famo Budha se retira al monte; Mahoma se retira a su tienda, y aun dentro de su tiend sos retiros. a se retira de

ella, envolvi ndose la cabeza en su albornoz; por encima de todos, Jes s se aparta c d as al logrado reducir aun sistema tan exacto y simple los innumerables fen menos uarenta desierto. Qu no debemos a Newton? Pues cuando alguien, maravillado de que hubiese fde la le preguntaba c mo hab a logrado hacerlo, ste respond a ingenuamente: Nocte diequ sica, incubando, d ndole vueltas d a y noche, palabras tras de las cuales entrevemos vastos e Hay hoy una ensimismamientos. abism ticos gran cosa en el mundo que est moribunda, y es la verdad. Sin cierto m y de tranquilidad, la verdad sucumbe. He aqu c mo ahora rizamos el rizo iniciado con argen palabras nuestras del comienzo, para dar plenamente sentido a las cuales he dicho cuanto Por ello, he dicho. frente a las incitaciones para la alteraci n que hoy nos llegan de los c cardinales y uatro puntos de todos los recodos de la existencia, he cre do que deb a anteponer al curso el esbozo de esta doctrina del ensimismamiento, bien que hecho a la carrer presente demorarme a a, sin podergusto en ninguna de sus partes y aun dejando t citas no pocas, pues ni por ejemplo, he podido indicar que el ensimismamiento, como todo lo humano, es s siquiera, quiero exuado,decir que hay un ensimismamiento masculino y otro ensimismamiento femenin Como o. no puedeel hombre ser, ya que la mujer no es s distinto queselmisma. los ver Occidente. El occidental se ensimisma en claridad de mismo, sino Parejamente, menos de oriental se ensimisma de modo la mente. Recu rdense de hombre Europa que Yo aus oscuro hacia Geschlecht Das bekenne Dunkel demlo claro aspiran. Ich de ydem mich zulinaje de esos Goethe:loAm rica significan strebt. sosme confieso del ins Helleel ensayo de vivir sobre ideas claras, no sobre mitos. ahora han faltado esas ideas claras, el europeo se siente perdido y desmoralizad Porque elegantemente, es en cuanto un ej rcito maquiavelismo-, desarticulado dice, Maquiavelo -queque cosa muy distinta del se desmoraliza yMaquiavelo nos se desparr o. hay unalo ama, s salvaci n: Ritornare al segno, volver a la bandera, recogerse bajo su ondeo reagrupar bajo el signo las huestes dispersas. Europa y Am rica tienen tambi n que r y al segno itornare de las ideas claras. Las nuevas generaciones, que gustan del cuerpo lim neto, tienen que pio y del acto integrarse en la idea clara, de aristas rigorosas, la que no es linf tica, la que es necesaria para vivir. Volvamos -repito- de los mitos a las id superflua ni distintas, como hace tres siglos las llam con solemnidad program tica la mente m s ac eas claras y que ha erada habido en Occidente: Renato Descartes; aquel caballero franc s que ech a anda tan buen paso, dec a P guy. Bien s que Descartes y su racionalismo son pret rito perfect r con pero o, el hombre no es nada positivo si no es continuidad. Para superar el pasado perder el no es precisocontacto con l; por el contrario, sentirlo bien bajo nuestras plantas p De la inmensasobre al. temas que ser forzoso aclarar si se ambiciona una nueva aur hemos subido mara de orque nos yo he ora, elegido uno que me parece urgente: qu es lo social, qu es la sociedad -un tema se quiere, bastante humilde, desde luego, poco lucido y, lo que es peor, de sobr , si a dif cil. Pero el tema es urgente. El constituye la ra z de esos conceptos -Estado, naci n, ley, li autoridad, colectividad, justicia, etc.- que hoy ponen en frenes a los mortales. bertad, ese tema, todas Sin luz sobre esas palabras representan s lo mitos. Vamos a retirarnos de todo e .la gente hasta un estrato donde los mitos no llegan y empiezan las evidencias. se hablar de luz vamos buscar. No se espere, por supuesto, cosa mayor. Doy lo que tengo; qu Un poco deaesa II. LA VIDAhacer m s hagan su m s, como yo hago mi menos. capaces e otros de PERSONAL

accidental. El hombrevez has, el hombre se veces ya lo largo de la historia -m nia n Se trata de que, una se m perdido muchas ha perdido. Porque no es cosa nueva s constitutivo del hombre, a diferencia de todos los dem s seres, ser capaz de perde , es perderse rse, de en la selva del existir, dentro de s mismo, y, gracias a esa atroz sensa perdimiento, reobrar en rgicamente para volver a encontrarse. La capacidad y desaz n ci n de sentirse perdidomovilizados pordestino y sude hallarprivilegio. Partamos, pues, es su tr gico el intento ilustre en forma irrecusable, plena de denominacihechos la de llamarlos en sentidostica que fen menosuna realidadEstaotra evidente, n y decisiva -la a hallar que mente sima que de fisonom detan caracterunestricto no nos parezca adecua- dafen me rigoros tipo de hechos es sociales. o operaci n definitiva y resolutoriamente, sin duda alguna ni posible error, diferente y, po no irreductible a cualquier otro tipo de hechos que puedan darse- tiene que consist r tanto, retrocedamos aun orden de realidad ltima, a un orden o rea de realidad que, por se ir en que radical, no deje por debajo de s ninguna otra, antes bien, por ser la b sica tengan r sta Estaaparecer sobre ella todas estrictas. que realidad radical en cuya las dem contemplaci n tenemos que fundar y asegurar por fuerza Siempre que todo nuestro conocimiento de algo, es nuestra vida,hagavidaalguna especi ltimamente digo vida humana, sea lo que fuere, a no ser que la yo humana. salvedad, ha de evitarse pensar en la vida de otro, y cada cual debe referirse a al tratar depropia y sta presente. Vida humana como realidad radical es s lo la de cad la suya hacerse s cual, es a lo mi vida. Para comodidades de lenguaje la llamar a veces nuestra vida, pero ha de entenderse siempre que con esta expresi n me refiero a la vida de cada cual y no a otros ni la de losa una supuesta vida plural y com n. Lo que llamamos vida de los otros, la d amigo, la de la amada, es ya algo que aparece en el escenario que es mi vida, la el y, por tanto, supone sta. La vida de otro, aun del que nos sea m s pr ximo e ntimo, es de cada cual para m mero espect culo, como el rbol, la roca, la nube viajera. La veo pero no la s ya decir, oy, es no la vivo. Si al otro le duelen las muelas me es patente su fisonom a, la m sculos sus figura decontra dos, es espect culo, en suma, de alguien aquejado por el dolor, pero s de muelas u dolor no me duele a m y, por tanto, lo que de l tengo no se parece nada a lo q incuestionable. Hablandopresunci elmdolor de muelas deldolor. Eles o, en cambio, es cuando me duelen a m ue tengo n, hip tesis.oEnrigorosamente, nunca podemos estarjimo m de que al am suposici rigor, n a, es un presunto pr seguros ltimamente una nos presenta igo que se como doliente de las muelas le duelan en efecto. De su dolor tenemo s patentes lo ciertas se ales externas que no son dolor, sino concentraci n de m sculos, vaguedad mirada, la mano en la mejilla -ese gesto tan incongruente con lo que le origina, de sino que parece de muelas fuese un p jaro y; que ponemos la mano sobre el para q pues no el dolor nos escape. El dolor ajeno no es realidad radical, sino que es realidad en un se ue no se secundario, ntido; ya derivativo y problem tico; lo que, de, l tenemos con radical, realidad aspecto,su apariencia, su espect culo, se ales. Esto es lo nico que; de l nos es, en es s lo su patente efecto, e, incuestionable. Pero la relaci n entre una se al y lo se alado, entre una a 1o que en pariencia ysta .aparece o lo que aparenta, entre un, aspecto y la cosa manifiesta en l es siempre ltimamente cuestionable, y equivoca. Hay quien nos finge perfectam o espectada toda ente la mise en sc ne del dolor de muelas sin padecerlo, para justificar fines pri veremos c vados. Ya mo, en cambio, la vida de, cada cual no tolera ficciones porque al fingi nosotros a rnos algomismos sabemos, claro est : que: fingimos y nuestra ntima ficci n no logra n constituirse plenamente sino que en; el fondo notamos su inautentic dad, no conseg unca enga uimosarnos del todo, y le vemos la trampa. Esta genuinidad, inexorable ya s misma e indubitable; incuestionable de nuestra vida, repito, la de cada cual, es la, pri vidente mera raz n queotra. Alrealidad radical. radical no significo que, sea la nica ni: Pero hay esta me hace, denominarla; llamarla realidad que sea la; siquiera, m s elevada, respetable, o sublime, o suprema, sino simplemente que es aqu , radical- de todas las dem s en el sentido de que stas, sean las que fueren, tie la ra z -de nen, para

sernos realidad, que hacerse de alg n modo presentes o al menos, anunciarse, en lo estremecidos de, nuestra propia vida. Es, pues, esta rea1idad radical, -mi .vida s mbitos ego sta tan - tan poco nada solipsista que es., por esencia el rea o escenario" ofrecido: y abie que toda rto para otra realidad de el1a se manifieste y celebre su Pentecost s. Dios mismo, Dios, sernosque arregl rselas para denunciarnos su existencia y por eso fulmina en para tiene poneSina , seen una retama a1 borde del, camino y azota a los cambistas en el at el a arder De aqu que ning sobre el G lgotas de tres palos, comoestofragatas. templo, rio del y navega n conocimiento de algo es suficiente las es-, suficientemente profu radical, si no comienza por descubrir y precisar el lugar y modo, dentro del orb ndo, nuestra e que esvida, donde ese algo hace su .aparici n; asoma, brota y surge en suma, exi eso Porque ste.significa propiamente existir -vocablo, presumo originariamente de lucha y b que designa eligerancia la situaci n vital en que s bitamente aparece, se muestra o hace aparent nosotros, e, entre como brotando del suelo un enemigo, que nos cierra el paso con energ a, nos resiste esto, es, y se hace firme a s mismo y .ante y contra nosotros. En el existir va resistir; elpor tanto, el afirmarse, el resistente si nosotros pretendemos supri incluido y tomarlo como irreal. mirlo, anularlo, o Por eso lo existente o surgente es realidad, ya que realida aquello con d es todo que, queramos o no, tenemos que contar, por que queramos o no est ah , resiste. existe, Una arbitrariedad terminol gica que raya en lo intolerable ha querido des a hace unos deos emplear los vocablos existir y existencia con un sentido abstruso e incontrolable que es precisamente inverso del que por sdela palabra milenaria porta y dice. es Algunos quieren hoy designar as el modo ser del hombre, pero el hombre, que siempre yo -el que es cada cual-, es lo nico que no existe, sino que vive o es vi precisamente viendo. Son todas las dem s cosas que no son el hombre, yo las que existen, porqu aparecen, surgen, saltan, me resisten, se afirman dentro del mbito que es mi vida e Ahora disparado extra a dicho bien, . Vayayesto de esade paso. y dram tica realidad radical -nuestra vida- se pueden dec innumerables atributos, pero yo voy ahora a destacar s lo lo m s imprescindible para ir Ynuestro tema.ello que la vida no nos la hemos dado nosotros, sino que nos la encontramos es precisamente cuando nos encontramos a nosotros mismos. De pronto y sin saber c mo qu , sin anuncio previo, el hombre se descubre y sorprende teniendo que ser en un m ni por impremeditado, imprevisto, en este dehacer notaruna coyuntura dede mi pensamient bito circunstancias. Tal vez no es ocioso ahora, en que esto -base determinad simas fue ya enunciado, tal y como ahora lo he hecho, en mi primer libro, publicado en o filos ficoLlamemos provisoriamente y para facilitar la comprensi n a ese mbito impremeditado 1914. imprevisto, a esa determinad sima circunstancia en que al vivir nos encontramos si e mundo. empre, Pues bien, ese mundo en que tengo que ser al vivir me permite elegir dent sitio olel otro donde estar, pero a nadie le es dado elegir el mundo en que se v ro de este ive: esste de ahora. No podemos elegir el siglo ni la jornada o fecha en que vamos a ste, siempre universoni el vamos a movernos. El vivir o ser viviente, o lo que es igual, el vivir, en que tolerahe o no, que salir nadando. Ennacemos onos es cada cual por s mismo, se enc queramos dicho: allnidonde y cuando este instante, s de naceraestemos, tenemos, Ya lohombre no ser preparaci n ensayo previo. La vida despu disparada quemarropa. sumergido en un ambiente que es un espacio donde tiene, quiera o no, que hab rsela uentra elemento s con el abstruso que es una lecci n de filosof a, con algo que no sabe si le intere lo entiende sa o no, si 0 no lo entiende; se encuentra con que est gravemente consumiendo una su vida -una hora insustituible, porque las horas de su vida est n contadas. Esta hora de circunstancia, su aqu y su ahora. Qu har ? Porque algo, sin remedio, tiene que hacer: es su atenderme o, por el contrario, desatenderme para vacar a meditaciones propias, a negocio enclientela, a recordar su amada. Qu har ? Levantarse e irse o quedarse, acep pensar o su la fatalidad de llevar esta hora de su vida, que acaso podr a haber sido tan bonit tando Porque -repitode las horas perdidas? a, al matadero algo, sin remedio, tenemos que hacer o que estar haciendo siempr vida que nos e, pues esa es dada, no nos es dada hecha, sino que cada uno de nosotros tiene que

hac rsela, cada cual la suya. Esa vida que nos es dada, nos es dada vac a y el hombr que rsela llenando, ocup ndola. Son eso nuestras ocupaciones. Esto no acontece con e tiene piedra, la planta, el animal. A ellos les es dado su ser ya prefijado y resuelto la cuando empieza . A la piedra, a ser, no le es dada s lo su existencia, sino que le es prefijado d su comportamiento -a saber, pesar, gravitar hacia el centro de la tierra. Pareja e antemano le es dado el repertorio de su conducta, que va, sin su intervenci n, gobernada po mente al animal instintos. Pero al hombre le es dada la forzosidad de tener que estar haciendo s r sus pena de sucumbir, iempre algo, so mas no le es, de antemano y de una vez para siempre, presente que hacer. Porque lo m s extra o y azorante de esa circunstancia o mundo en que tene lo que tiene que mos vivir consiste en que nos presenta siempre, dentro de su c rculo y horizonte i una variedad nexorable, de posibilidades para nuestra acci n, variedad ante la cual no tenemo remedio que elegir y, por tanto, ejercitar nuestra libertad. La circunstancia -r s m s ahora dentro de y cuales estamos inexorablemente inscritos y prisioneros, no n epito-, el aqu los cada instante os impone en una nica acci n o hacer, sino varios posibles y nos deja cruelmente e a nuestra ntregados iniciativa e inspiraci n; por tanto, a nuestra responsabilidad. Dentro d cuando salgan a la calle, se ver n obligados a decidir qu direcci n tomar n, qu ruta. y e un rato, esto si acontece en esta trivial ocasi n, mucho m s pasa en esos momentos solemnes, dec de la isivosvida en que lo que hay que elegir es nada menos, por ejemplo, que una prof esi n, una carrera significa camino y direcci n del caminar. Entre las pocas notas carrera -y Descartes que muerte dej , se halla una de su juventud en que ha copiado un viejo privadas a su Ausoniode verso que, a su vez, traduce una vetusta sentencia pitag rica y que dice: Quod v sectabor iter?, qu camino, qu v a tomar para mi vida? Pero la vida no es sino el ser d itae hombre -por tanto, eso quiere decir lo m s extraordinario, extravagante, dram tico, el de la jico parad condici n humana, a saber: que es el hombre la nica realidad, la cual no cons simplemente en ser sino que tiene que elegir su propio ser. Pues si analiz semos e iste acontecimiento que va a darse dentro de un rato -el que cada cual tenga que eleg se menudo direcci n de ir y decidir la calle que va a tomar- ver an c mo en la elecci n de una acci n en aparienc tan ia simple interviene ntegra la elecci n que ya han hecho, que en este momento, sen portan tados, secreta en sus penetrales, en su rec ndito fondo, de un tipo de humanidad, Para modo de unnohombre que en su vivirlo hasta ahora dicho: vida, en el sentido de vida h ser perdernos, resumamos procuran realizar. tanto, en umana, porsentido biogr fico y no biol gico -si por biolog a se entiende la psicosom tic es vida a-,encontrarse alguien que llamamos hombre (como pod amos y acaso deber amos llamarl ya ver e X, n por qu ), teniendo que ser en la circunstancia o mundo. Pero nuestro ser en ser en la circunstancia no es quieto y meramente pasivo. Para ser, esto es, para s cuanto siendo eguir tiene que estar siempre haciendo algo, pero eso que ha de hacer no le es prefijado, impuesto nisino que ha de elegirlo y decidirlo l, intransferiblemente, por s y ant exclusiva responsabilidad. Nadie puede sustituirle en este decidir lo que va a h e s , bajo su incluso el acer, pues entregarse a la voluntad de otro tiene que decidirlo l. Esta forzosida elegir y, que d de tenerpor tanto, estar condenado, quiera o no, a ser libre, a ser por su pro riesgo, proviene de que la circunstancia no es nunca unilateral, tiene siempre v pia cuenta y muchos lados. arios ya vecesEs decir, nos invita a diferentes posibilidades de hacer, de ser. esto, pero,vida dici ndonos: Por vida es multilateral. Cada instante ya, querr a, a pasamos la Por eso nos por otro lado... La un lado, yo har a, pensar a, sentir cada sitio decidir nosotros bre ante diversos caminos. Como dice el viej simo libro indio: Dondequiera que el h pone ombrela planta, pisa siempre cien senderos. De aqu que la vida sea permanente encr constante ucijada y perplejidad. Por eso suelo decir que, a mi juicio, el m s certero t tulo d filos fico e un libro es el que lleva la obra de Maim nides que se rotula: More Nebuchim, Gu a pa Cuando perplejos. ra los queremos describir una situaci n vital extrema en que la circunstancia pare dejarnos salida ni, por tanto, opci n, decimos que se est entre la espada y la pared. ce no muerte es segura, no hay escape posible! Cabe menor opci n? Y, sin embargo, es evid La que enteesa frase nos invita a elegir entre la espada y la pared. Privilegio tremend o y gloria de que

el hombre goza y sufre por veces -el de elegir la figura de su propia muerte: la cobarde del muerte delaunroe,extrema, cabe evasi bella muerte.no cabe evasi n es de De toda o la muerte circunstancia, h la la muerte fea o la n. De lo que que hacer algo y, sobre todo, de tener que hacer lo que, a la postre, es m s penos tener preferir. o: elegir,Cu ntas veces no se ha dicho uno que preferir a no preferir? De donde resul que me es ta que lo dado cuando me es dada la vida no es sino quehacer. La vida, bien lo s todos, abemos la vida da mucho que hacer. Y lo m s grave es conseguir que el hacer elegid caso sea o en cadano uno cualquiera, sino lo que hay que hacer -aqu y ahora-, que sea nues verdadera vocaci caracteres de la realidad radical o vida que he enunciado y que tra Entre todos esos n, nuestro aut ntico quehacer. mson una nima parte de los que fuera menester describir para dar una idea algo adecuada d que me el e ella,interesa ahora subrayar es el que hace notar la gran perogrullada: que la intransferible y que cada cual tiene que vivirse la suya; que nadie puede sustit vida es de vivir, que el uirle en la faenadolor de muelas que siente tiene que dolerle a l y no puede tras un pedazo de ese pasar a otro ni dolor; que ning n otro puede elegir ni decidir por delegaci n suya a que va lohacer, lo que va a ser; que nadie puede reemplazarle ni subrogarse a l en senti fin, que no puede encargar al pr jimo de pensar en lugar suyo los pensamientos que r y querer; en pensar para orientarse en el mundo -en el mundo de las cosas y en el mundo de lo necesita as acertar s hombres- yen su conducta; por tanto, que necesita convencerse o no, tener eviden descubrir absurdos por su propia cuenta, sin posible sustituto, vicario ni lugar cias o repetirme mec nicamente que dos y dos son cuatro sin saber lo que me digo, simplem teniente. Puedo porque ente lo he o do decir innumerables veces; pero pensarlo propiamente -esto es, ad evidencia quirir la de que en verdad dos y dos son cuatro y no son tres ni cinco-eso tengo q hac ue rmelo yo, yo solo; o lo que es igual, yo en mi soledad. Y como esto acontece c decisiones, voluntades, sentires, tendremos que la vida humana sensu stricto por on mis Pero enti ndase bien todo es esencialmente modo alguno insinuar que intransferible resulta queesto. No quiero ensoledad, radical soledad. yo sea la nic ser que existe. En primer lugar, se habr reparado que aun siendo vida, en sentido propi a cosa originario, la de cada cual, por tanto, siendo siempre la m a, he empleado lo meno o y este posesivo, como no he empleado apenas el personal yo. Si lo he hecho alguna ve s posible sido z ha meramente para facilitarles una primera visi n de lo que es esa extra a realida vida humana. d radical la He preferido decir el hombre, el viviente o el cada cual. En otra .le cci n con toda claridad el porqu de esta reserva. Pero, en definitiva y al cabo de ver vueltas algunas que daremos, se trata, claro est , de la vida, de la m a y de yo. Ese hombre -ese yo- esen soledad radical; pero -repito- ello no quiere decir que s lo l es, que ltimamente nica realidad, o, por lo menos, la radical realidad. Lo que he llamado as no es so l es la ni es el hombre sino la vida, su vida. Ahora bien, esto incluye una enormidad de lamente yo, pensamiento europeo ha emigrado ya fuera del idealismo filos fico dominante desde cosas. El que Descartes lo proclam -el idealismo filos fico, para el cual, no hay m s realidad 1640, en ideas de que las mi yo, de un yo, de mi moi-meme, del cual Descartes dec a: moi qui ne sui chose qui s qu'une pense. Las cosas, el mundo, mi cuerpo mismo ser an s lo ideas de las cosas imaginaci n de un mundo,infinitaafantasmagor a quelo existirsegrega. La vida ser s un sue o , tenaz y exuberante, una fantas de mi cuerpo. S mi mente a la mente y lo dem a a m sla cosa que se puede imaginar. Vivir ser a existir yo dentro de m mismo, flotando en s c moda oc ano de mis propias ideas, sin tener que contar con nada m s que con mis ideas. A el ha llamado idealismo. No tropezar a yo con nada. No tendr a yo que ser en el mundo, esto se el mundo sino que ser a dentro de m , como una pel cula sin fin que dentro de m se corr a. Nada me estorbar a. Ser a como Dios, que flota, nico, en s mismo, sin posible naufragio porque aes l, el nadador y el mar en que nada. Si hubiere dos Dioses se enfrentar an. la vez, concepci n de lo real ha sido superada por mi generaci n y, dentro de ella, muy conc Esta en rgicamente es existir s lo mi mente, mis ideas: es todo lo contrario. Desde De retala vida nopor m . No, y hombre el scartesoccidental se hab a quedado sin mundo. Pero vivir significa tener que ser f en elde m , uera absoluto fuera que es la circunstancia o mundo: es tener, quiera o no, que enfrentarme y

chocar constante, incesantemente con cuanto integra ese mundo: minerales, planta los otros hombres. No hay remedio. Tengo que apechugar con todo eso. Tengo velis s, animales, arregl rmelas mejor o peor, con todo ello. Pero eso -encontrarme con todo ello y n nolis que arregl rmelas con todo ello-, eso medecisivo -n tese quemdigo enyel plano decisivo ecesitar solitariamente, sin que en el plano pasa ltimamente a solo tengo que hacerlo Quiere una decir echarme nadie - puedaesto mano. que estamos ya muy lejos de Descartes, de Kant, de sus sucesor rom es nticos -Schelling, Hegel, de lo que Carlyle llamaba el claro de luna trascenden Pero, tal. ni que decir tiene, estamos todav a m s lejos denAristlejos de Arist teles y San Estamos, pues, lejos de Descartes, de Kant. Estamos a m s teles. Tom to s. Por ventura, es nuestro deber y nuestro destino -no s lo el de los fil sofos, si todosno de alejarnos, alejarnos...? No voy a responder ahora ni s ni no. Ni siquiera de a revelar voyqu , queramos o no, hab amos de alejarnos. Queda ah este enorme signo de interroga ci n el cual cada uno puede hacer lo que le plazca, usarlo como un lazo de gauch -con capturar o para elradical de o bien, simplemente, colgarse de l. consiste, pues, en q La soledad porvenir, la vida humana, el ser del hombre, no contenido.mHay, pues, Todo lo contrario: hay-ah menos que el universo conel Hombre, realmente ue no haya s que l. infinitas cosas, pero nada est !- en medio de ellas todo su realidad radical, est solo -solo con ellas, y, como entre esas cosas est n los otro en su humanos, s seres est solo con ellos. Si no existiese tiene nada que ver conno podr a decirse congruentemente que est solo. La unicidad no m s que un nico ser, la soledad. S galaicolusitana dela saudadealguien, es -como es amos m ssaudade es la formaec la medit semossiempre solitudinem,portuguesa decir, que es un quedarse y veryamos que i soledad es sobre soledad de de soledad- hablar sabido, de sta solo un Hasta menos. har detal punto es as que la palabra con que el griego dec a m o y solitario -monos-v mon que iene,de significa quedarse -se subentiende, quedarse sin, sin los otros. Sea por ido, sea porque se han muerto; en todo caso, porque nos han dejado -nos han deja que se han O bien, porque do... solos. nosotros los dejamos a ellos, huimos de ellos y nos vamos al desi retiro a cuyo vida de mon De aqu , monakh s, monasterios y monje. Y en lat n solus, erto y alhacerextremo rigor.de fon tico y cuya falta de talento sem ntico hacen prec Meillet, procure iso que contrastar con l mis espont neas averiguaciones etimol gicas, sospecha que so venga lus deSe ora de la Soledaddel la Virgen quesentado cuando de Jes s, quehan han mat Nuestra sed-lus, es decir, es que se queda se queda sola los dem s se lo ido. el serm ado, y n en la semana de la Pasi n que se llama el serm n de la soledad, medita sobre dolorida palabra de Cristo: Eli, Eli / lamma sabacthani -Deus meus, Deus meus, u la m s dereliquisti me? -Dios m expresi n o / por qu me has abandonado? Por qu me has t quid solo de ti? Es la o, Dios m que m s profundamente declara la/voluntad de Dios dejado hacerse hombre -de aceptar lo m s radicalmente humano que es su radical soledad. A de eso la lanzada del centuri n Longinos no tiene tanta significaci n. Es el momento pa l lado de recordar a Leibniz. No voy, claro est , a emplear ni un instante en entrar en su d ra limito a hacer notar a los buenos conocedores de Leibniz que la mejor traducci n d octrina. Me palabra m s importante -m nada-no es unidad, ni tampoco unicidad. Las m nadas no tiene e su ventanas. Se hallan recluidas en s mismas -esto es idealismo. Pero en su ltimo sen n m nadas soledades. Tambidemen Homeroexpresar lade la corrermaneraallamando a laspi concepci n de Leibniz de tido, la deliciosa sangrelan hembrase un centuri hace mejor gimiendo al padrehace manar su nada ol mpica y a n da una lanzada Afrodita, J como ter, cualquiera damisela well-to-do. No, no: Cristo fue hombre sobre todo y ante Conforme vamosella vinimos, los de la vida y haci ndonos cargo de ella, averiguamos que, cuando a tomando posesi n dem s se hab an ido y que tenemos que vivir nuestro porque Dios le dej solo -sabacthani. todo Desde esesolos, deque s lo radical quesoledad somos nuestra verdad. vivir... radical fondo y soledad en nuestra es, sin reme- dio, nuestra vida, emergemo constantemente en un ansia, no menos radical, de compa a. Quisi ramos hallar aquel cu s vida ya se fundiese ntegramente, se interpenetrase con la nuestra. Para ello hacemos los m s

varios intentos. Uno es la amistad. Pero el supremo entre ellos es lo que llamam autamor. amor no es sino el intento forman parte esencial de oslanticoEl que somos pertenecen -y de canjear dos soledades.ella- todas las co A soledad del universo sas y seres que est n ah en nuestro derredor, formando nuestro contor- no, articul nuestra circunstancia, pero que jam s se funden con el cada cual que uno es, sino ando rev al que,s, son siempre lo otro, lo absolutamente otro, un elemento extra o y siempre, m s menos, estorboso, negativo y hostil, en el mejor caso incoincidente, que por eso o como lo ajeno y fuera de nosotros, como lo forastero -porque nos oprime, comprim advertimos Vemos, pues, frente reprime: el mundo. a toda filosof a idealista y solipsista, que nuestra vida pone e y id ntico valor de realidad estos dos t rminos: el alguien, el X, el Hombre que vive con En ese mundo, mundo, contorno o circunstancia es donde necesitamos buscar una y el contorno o circunstancia en que tiene, quiera o no, que vivir. realidad todocon quehombre, pues, al encontrarsetodas las demencuentra teniendo quellamar social. El rigor, diferenci ndose de viviendo se s, podamos y debamos hab rselas con hemos llamado contorno, circunstancia o mundo. Si estos tres vocablos van a ir d eso que ante nosotros iferenciando su sentido, es cosa que ahora no interesa. En este momento nos sig tiene mism