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Oye, morena, ¿tú qué miras? (Spanish Edition) · suspirado es cosa de las novelas que tanto me gusta leer y de unos pocos afortunados entre los que yo no me encuentro. Sé que

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Índice

PortadaDedicatoriaCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25Capítulo26Capítulo27Capítulo28Capítulo29Capítulo30

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Capítulo31Capítulo32Capítulo33EpílogoNotasSobrelaautoraCréditos

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Paratodasaquellaspersonasquecreenenelamor,enlamagiadelmomento,ysabenescucharsucorazóncuandoéstelesdice«sí»,«no»o

«quizá».Y,porsupuesto,paramisGuerrerasMaxwell,unasgrandesenamoradas

delamoralasquecadadíaquieromásymás.¡Esperoqueosgustelanovela!

MEGANMAXWELL

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Bailo...Canto...Medivierto...Y, de paso, le hago ojitos a Greg, el guitarrista que toca en el

escenariojuntoamiamiga,lafamosacantanteYanira,yséquetengounabuenanochepordelante.

EstamosenOregón,enlaúltimaciudaddelagiramusicaldeYaniray,comoJoaquín,miex,tieneanuestrahijaCandela—miGordincesaparamí—yyotengounpardedíaslibresenelrestauranteenelquetrabajo,hecogidounvueloymehevenidoparaestarconYanira.

Mientras la veo cantar ymoverse con sus bailarines, sonrío. ¡Pero,québienlohace,lajodía!

AúnrecuerdosuscomienzoscantandoporloshotelesdeTenerifeydespués en el barco donde conoció al increíbleDylan, el hombre de suvida.

Yahora,¡mírala!,estodaunaestrellaanivelmundialyyoestoymuyperoquemuyorgullosadeella.

Aisss,mitulipana,¡siesquevalemucho...,mucho...,mucho!Gregmemira de nuevo.Qué sexi está esta noche con ese chaleco

sobre la camiseta. Ambos nos entendemos sin hablar. No es nuestraprimera noche juntos, ni tampoco será la última, pero si algo tenemosclarolosdosesque,unavezelsexoseacaba,élsiguealosuyoyyoalomío.Cerocomplicaciones.

Parecementiraqueactualmentepienseasí,¡peroesloquehay!Yo, que era la tíamás romántica delmundomundial y la quemás

creíaenloscuentosdehadas,despuésdequelavidamedieraunparderevesesfuertecitosencuantoalgéneromasculinoserefiere,heterminado

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por creer que el romanticismo y todo aquello por lo que siempre hesuspiradoescosadelasnovelasquetantomegustaleerydeunospocosafortunadosentrelosqueyonomeencuentro.

Sé que ciertas personas a las que ni siquiera tengo el placer deconocermecritican.Pobrecita,mimadre,quémal lopasa enocasionescuandolelleganrumoresaTenerife.Peroaesoscriticonesresentidosquenolesparecebienloquehagonicómorespiro,sólolesdigo:¡queosdenpordondeamarganlospepinos!Oséase,porelculo.

Ysidigoestoesporquelavidaesmuycortaparavivirlasufriendoypreocupándosepor loquepensaránlosdemás.Lavidahayquevivirlaydisfrutarlaporquemañanatecaeunladrilloenlacabezaytevasacriarmalvasparaelrestodelaeternidad.

Portanto,yvistolovisto,hellegadoalaconclusióndeque,viendoamihija felizy amis amigosy ami familia, el que ésteo aquélmeveaordinaria,malhablada omala persona nome va a restar un segundo defelicidad, porque tengo muy claro que, mientras ellos pierden su vidahablandodemí,yovivoatopeydisfrutodelosbuenosmomentos.

Y los disfruto porque, desde que dejé al idiota deToño, que fue elnovio con el quemás tiempo estuve, pormi vida han pasado diferentestiposdepatanesquemehanhechodarmecuentadequeenloquealsexoserefieredebopensarprimeroenmí, luegoenmíydespuésenmíotravez y, por supuesto, olvidarme del romanticismo. Oye..., que cada paloaguantesuvela.Yo,conblindarmicorazoncito,pasarlobienycuidaramihija,¡voyservida!

Y digo que voy servida porque, tras el batacazo queme llevé conJoaquín, el padre de mi niña, Candela, no quiero volver a sufrir. Meilusioné, me abrí totalmente a él y, ¡zas!, me dejé los dientes contra elsuelo,aunquereconozcoqueesunbuenpadreyenciertomodounbuenamigohoyporhoy.

Por suerte, Joaquínyyono llegamos a casarnos.Dios, la devecesque habré soñado conmi boda desde que era una adolescente... Pero si,porsoñar,tengohastaunafotoguardadadelvestidodenoviamásbonitoquehevistoenmividayqueporsupuestonuncaluciré.

Recuerdoquecuandoconocía Joaquín,elpadredemiGordincesa,enelrestaurantedondelosdostrabajábamos,menoqueó.

Ynomenoqueóporlobuenoqueestaba,niporlosbícepsquetenía;al revés, Joaquín es el «anti» todas esas cosas. Vamos, que todavía me

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pregunto:¿quéme llamólaatencióndeél?Porque,seamossinceros,yonosoygrancosa, soymásbien tirandoanormalita,peromegustan lostipos altos, grandotes y sexis, y Joaquín es calvete, bajito y hasta, simeapuras,podríadecirquerechonchillo.Aunasí,reconozcoque,hastaquenaciónuestrapequeña,él,absolutamentetodoél,mevolviólocaconsusatencionesysucariño.

Pero, claro, por desgracia, en el amor debo de ser un cero a laizquierda,yfuenacerCandelayelJoaquínatentoycariñosoquemehacíagritarenlacama«¡VivaPerú!»seesfumóysóloquedóentrenosotrosunabonitaamistad,ademásdeunapreciosahijaporlaquerepetiríapasoporpasonuestrarelación.

Mi peruano pasó de ser un hombre que me miraba obnubilado aconvertirseenunhombrequenomemirabaenabsoluto.Pasódebesarmeapasionadamenteapreferirdormirabrazadoalaalmohadaconpasión.Endefinitiva,dejédeserlamujerdesuvidaparaél,loasumí,ycadaunotiróporsulado.Eralomejorparalosdos.

Eso sí, cuandome separé, me sucedió como cuandome separé deToño.Pasédeserlatíamásfieldelmundoalamásalocadaenloquearelaciones sexuales se refiere, y desde entonces he gritado «¡VivaHawái!»,«¡VivaMéxico!»,«¡VivaCanadá!»ymuchosvivasmás,porquehequeridoyporque,¡quénarices!,estoysolterayconmicuerpo¡hagoloquequiero!

No debo rendirle cuentas a nadie, y reconozco que es un gustazopoderhacer loquemeapeteceen todomomento,aunquecuandomiroamis amigas y las veo con sus maridos, tan felices y enamoradas, unapunzaditadecelosmecorroepordentro.

Peronoquieronovios...Noquieropromesas...Noquieroquenadiemásvuelvaarompermemimaltrechocorazón...Y, por ello, he decidido fijarme en tipos comoGreg, que pasan de

todo, a los que les importa un pimiento lo que piensen de ellos y, enespecial,lotienentanclarocomoyoy...

—Ehhh—protestoalnotarunempujón.Al volverme, veo a dos jovencitas de no más de veinte años con

camisetas de la gira de Yanira gritar como histéricas. Las observodivertida;¡quélocaeslajuventud!

InstantesdespuésapareceAndrew,eljefedeseguridad,yloveodar

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órdenes a unos muchachos para que refuercen la vigilancia. CuandoYanira sale de gira, siempre lo contrata como jefe de seguridad, y yo,siemprequevoyaalgúnconcierto,loveoydisfrutodelasvistasquemeproporciona.

Sintiempoqueperder,agarroalasdosjovencitasquevanasaliralescenario a tirarse sobre mi Yanira y una de ellas intenta darme underechazoenlacaraparasoltarse.¡Será...!Porsuerte,loesquivoylamuytontaestrellaelpuñocontraunaviga.¡Quesejorobe!

EstoylidiandoconlasdosfierascuandollegahastanosotrasAndrewseguidopordosgorilas.Diossanto,¿porquémegustatantoestehombre?

Rápidamente,losgorilassehacencargodelashistéricaschicasyselas llevan.Acontinuación,Andrewmecogede labarbillay,mirándomeconprofesionalidad,pregunta:

—¿Tehanhechodaño?—No.—Sonríomientrasmedeshagopordentro.Andrewmepone.Meponemucho,perodisimulo.Noquieroquese

décuentadelatontadebilidadquesientoporél.—¿Seguro?—insiste.Merío.¡Ay,quémono!—Sí,tranquilo—afirmo—.Estoyperfectamente.Andrewmemira, busca enmi rostro algunamarca y, al no verla,

sientoque respira aliviado.Soy lamejor amigadeYanira, su jefa, ynoquerráquejaspormiparte,cuandoenrealidadmiúnicaquejaesquenomehacenicasoymeponetonta.

Aúnrecuerdolaprimeravezquereparéenél.Estábamos eligiendo los vestidos de novia de mis amigas Ruth y

Tifanyyélvigilabalapuertadelatienda.Recuerdoquefuemirarloyunextrañocalambremerecorrióelcuerpo,yhastaquemeacostéconélnoparé.

Soyasí.Claraydirecta.Comoestoysinpareja,siunhombremegustamepermitoellujazo

dehacerloquemedalagana,porqueenmicuerposólomandoyo.Sinembargo,enesaocasiónAndrewmedejómuyclarito,yaantesde...,que,unavezacabadalanoche,norepetiríamos,yyoacepté.Nuncapenséquefueraaarrepentirmetantodehaberaceptado.

Pero,claro,estávistoqueloimposible,lodifícilyloinalcanzableesloquemásmorbillomedaysuelegustarmemás.Soyasídecomplicadita.

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Despuésdeaquellagloriosanoche,élnuncamásvolvióaacercarseamí del modo que a mí me habría gustado. Simplemente es agradableconmigocuandomeveymerespetaporserlamejoramigadesujefaydeRuth,unaamigacomúnycuñadadeYanira.

Depronto,salendelescenariovariasbailarinasdelespectáculoy,enel momento en que una de ellas, la pelirroja, pasa por nuestro lado,Andrewlamira,sonríecomouncanallaylepregunta:

—¿Ybien?Ellasonríetambién,pestañeay,acercándosecuallobaaél,afirmasin

importarlequeyoestéentremedias:—Larespuestaessí.Andrew asiente. Observo cómo, sin tocarla, la pone cardíaca y

finalmentedice:—Habitación438.Teespero.La pelirroja sonríe y se marcha corriendo para cambiarse de

vestuariomientrasmi amigaYanira, en el escenario, canta una preciosabaladayyoacabodeenterarmedelnúmerodelahabitacióndeAndrewyestoy por comprarme una peluca pelirroja, encerrar a aquélla en algúnladoyacudirensulugar.

¡Vayatela...,vayatela!Y como soy, como dice Yanira, una bocachancla y no puedo

mantenerelpiquitocerrado,pregunto:—¿Repitiendo?Andrewsonríe.Entiendeperfectamenteloquepregunto,yseñalacon

chulería:—Nuncarepito.Luego, sin mirarme, sigue con los ojos a la pelirroja. ¡Será

descarado!Eneseinstante,otrodesusgorilasseacercaanosotrosycomienzaa

hablarconél.Sin cortarme un pelo, porque yo también soy una descarada, lo

escaneoconlamirada.Andrewesalto, fibroso,moreno,pelo larguitoyunosojososcurosque,comodiríamiamigaCharo,deSevilla,¡quitantóersentío!Tienelasmanosgrandes,laspiernaslargasy...,enfin,esquenoleveodefectos.Bueno,sí,uno:queyonolegusto.

—Siestásbien,mevoy—medice trashablarconelgorila,que semarcha—.HoylasfansdeYaniraestándescontroladasymeestándando

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muchosproblemas.Sonrío,élmeguiñaunojo,damediavueltaysealejademíconesos

andares tanparticularesquetiene,queparecequeacabadebajarsedeuncaballo.

Sinningúntipodedisimulo,losigoconlamirada.Dios,cómomegustanesasvistasysuchuleríaalcaminar.Pero,comosoyunatíaquesequiere,sevaloraynodeseasufrir,una

vezdesapareceelcaramelito,decidonocomermelacabezaconcosasquenunca serán posibles y vuelvo amirar aYanira y aGreg y comienzo abailardispuestaapasarlobien.

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Claridad...El sol entra por la ventana del hotel y, tras apartar las sábanas,me

desperezo desnuda mientras hago la croqueta encima del destartaladocolchón.

—¡Ohhh...,quégustitoooooooo!Abrolosojos,estoysolaenlacamaysonrío.Gregsehamarchadoa

suhabitación,ysuspiroalpensaren lobienquemelohepasadoconélestanoche.

El sexo sin amorme resultamuygratificante.Mientras lo practico,disfruto, me preocupo pormí, sólo pormí y, cuando la cosa acaba, elinvitadosevaasucamitaytodalacamaquedaparamí.¡Solamenteparamí!

Deprontocomienzaasonareltonodellamadademiteléfonoconlavozdemihija,quecanta:«Mami...,mami...,mami...,tedamapapi...,papi...,papi.Mami...,mami...,mami...,tedamapapi...,papi...,papi».

Sonrío.Candelaesmiamoryelmotordemivida.MiGordincesadedosañosymedioeslomássaladoquehaysobre

lafazdelaTierra.EstáconsupadreenLosÁngeles,yrápidamentecojoelteléfonoyoigoaJoaquínpreguntar:

—Hola,Coral;¿sabesaquéhoravendrásaporCandelaestatarde?Oíresomesorprende.Nohaceniveinticuatrohorasqueestáconla

niñayyameestápreguntandocuándoregresoaporella.—Joaquín, no me he levantado todavía —respondo mientras me

sientoenlacama—.Además,creoque...—Escucha—mecorta—,cuandovengasabuscarla,aparcaelcoche

ysubeamicasaporquetenemosquehablar.Oh...,oh...Meinquietoaloíresoypreguntodespertándomedeltodo:

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—¿Candelaestábien?—Sí...,sí,tranquila.EstáconAgustinayestáperfectamente.—Joder, Joaquín—le reprocho llevándome la mano al corazón al

enterarmedequemihijaestáconlanoviadeél—.Quésustomehasdado.Oigo cómo sonríe. Lo imagino sonriendo mientras mira al suelo

comosiemprehace.—Tranquila—dice—.Perocuandovengasarecogerlaquierohablar

deunpardecosas.—Vale...,vale...Aparcaréysubiré.Peronocreoque llegueantesde

lasseis.Hastaluego.Unavezcierromimóvil,suspiroymetranquilizo.Miniñaestábien.

Sonrío.SéqueJoaquínlacuidaylaquieretantocomoyo,yqueAgustina,sunovia,también.

Melevantotrabajosamenteyrecojodelsuelolasbragas,elsujetadoryelvestidoquellevabaanochemientrassonríoconplacer.Lodejotodosobrelacamaymevoydirectaaladucha.

Alentrarenelbaño,memiroenelespejo.Vayapintaquetengodehabertenidounanochemoviditaencuantoalsexoserefiere.

Riéndome estoy cuando, de pronto, algo llama mi atención ymurmurohorrorizadaobservandomicabeza:

—Joder...,¿estoesunacana?PorDios...,porDios...,¡quéhorror!Y,depronto,meacuerdodequemimadresiempremehadichoquea

ellaselellenólacabezadecanasapartirdequefuemadre.No me jorobes con la genética. Físicamente soy como ella..., ¿me

sucederáigual?¡Yasoymadre!¡Ay,Diosito!Angustiada,meestoyobservando lamaldita cana cuandodepronto

cuchicheo:—Y ahora, encima, Canicienta—y, alertándome, casi grito—: ¿No

tendrétambiénenelpotorro?Con más miedo que vergüenza, me lo miro. Por suerte, llevo la

depilaciónbrasileña,porloquepelohaypoco,poquito,ynoveoniuna.Respiro.Esometranquiliza.

Denuevo,memiroalespejoylacanaqueestáalladoderechodemicabezaparecedecirmecondescaro:«Hola,soytucana,yestoyaquípararecordartequedentrodedosmesesymediocumpleslostreinta».

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¡Seráperra,lacana!Duranteunos segundosmepregunto si arrancarlaono.Leheoído

decirmuchasvecesamimadreaquellodeque,sitearrancasunacana,tesalendiez,ydecidonohacerloparanotentarlasuerte.

Más que nada, porque suerte, suerte, lo que se dice suerte... yo notengomucha.

No quiero seguir pensando en la cana, ¡me niego!, y me metodirectamenteenladucha.Allímerefresco.Oh...,quéplacersentirelaguacorriendopormicuerpo.Melavoelpeloy,alsalir,meenrollounatoallaenlacabezamientrasmeseco.

Una vez me pongo el albornoz, me quito la toalla del pelo y loprimero que vuelvo a ver es la maldita cana. Sigue ahí, reluciente,brillante...Mientrasmedesenredoelpelo,intentocamuflarlacomopuedo,peronada...Ellacontinúasaludándomey,al final, trascagarmeenellayen toda su familia, la arrancoy la tiro a la taza del váter al tiempoquedigo:

—EncuantollegueaLosÁngeles,voyalapeluqueríaparadarmeuntinteoscuro.¡MeniegoaserCanicienta!

Diezminutosdespués,cuandoheconseguidoolvidarmedeladichosacanaymeestoydandocremahidratanteenlaspiernas,suenanunosgolpesenlapuerta.

—¡Unmomento!—grito.Miroamialrededorenbuscadelalbornozqueacabodequitarme.Lo

veosobrelacama,melopongoyentoncesdescubroelchalecodeGreg,queestátiradoenelsuelo.Sonrío,locojoy,abriendolapuertasinmirar,preguntoenuntonoíntimoysexual:

—Greg...,machote,¿vienesaporesto?De pronto, mis ojos y los oscuros ojos de Andrew, el jefe de

seguridaddelagira,chocan,yélresponde:—NosoyGreg,soymachoteycreoqueesomequedaríapequeño.Sonríoaloírsucomentario.NovoyanegarquelaenvergaduradeAndrewnolatieneGregnide

lejosy,sinquererversumiradadealucineporlainformacióninnecesariaqueacabodedarle,tiroelchalecoaunladoypreguntosindejarloentrar:

—¿Quéquieres?Andrewasientecongestoserio.—AcabodeenterarmedequevivesenManhattanBeach,alladodela

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playa.Vayaaaaaaaaa, y ¿quién le ha dicho eso? Aun así, sin inmutarme

respondo:—Sí,¿y?—Esunabuenazonaymuybonita.—Sí,¿y?—repitosinentendernada.—Estoy buscando apartamento y Yanira me ha comentado que tu

caserotienevariosapartamentoslibresdondetúvives;¿escierto?MatoaYanira.Juroquelamato.EllaeslaúnicaquesabequeAndrew

esmidebilidad.—Philip tiene varios apartamentos libres —respondo como una

autómata—,perono sonbaratos.Precisamentepor estar donde están, elca...

—Nobuscoalgobarato—mecortaligeramenteincómodo.Creoqueloheofendido—.Buscoalgoquemeguste,yesazonamegusta.

Asiento.Nodigomás,¡vayacortemehadado!—¿Podríasdarmeelteléfonodetucaseroparahablarconél?—me

preguntaacontinuación.Bueno...,bueno...,bueno...¿Andrew,mivecino?Nosésialegrarmeo

llorar.Lacabezamevaamil.Tener viviendo junto a mí a la tentación personificada, al único

hombre en el que repito pensando cuando alguna madrugada utilizo aIronman, mi vibrador, me descabala. No obstante, como no quieromostrarleloconfundidaqueestoy,abrolapuertadeltodoydigo:

—Pasa.Telodaré.Unpardesegundosdespués,oigocómolapuertasecierra.UnpocoalteradaporestarasolasenmihabitaciónconelCaramelito

demisfantasíasprohibidas,caminohacialacama,veomiteléfonoalotrolado de la misma y, como suelo hacer, me subo al colchón, paso porencimadeély,trasdarunsaltoparabajarme,cojoelmóvil.

Condisimulo,miroaAndrewatravésdelaspestañasyveoquemeobservaentrealucinadoeincréduloporloqueacabodehacer.Sisupieraque mi madre lleva regañándome por pisotear camas desde que erapequeñaymehadejadoporimposible,¡fliparía!

—Curiosotatuaje,eltuyo.Cuando lo oigo decir eso, miro mi antebrazo. En él llevo tatuado

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unasfrasesquevienunlibroyquemellegaronalcorazónporloquemehicieronsentir.

—Nosésiescuriosoono—respondo—,peroamímegusta.—¿Quépone?Sonrío.Estáenespañolynoloentiende.—Esunproverbioindio.—¿Indio?—mepreguntasorprendido.Vale,yaestamos.Cuandomepreguntanydigoqueesunproverbio

indio,lagentememiraconcaradealucine;vamos,conlamismacaraconquememirómimadreeldíaquelovio.Sinembargo,notengoganasdedarexplicaciones,asíquerespondo:

—Sí,indio.Peronoloentenderías.Ydoyeltemaporzanjado.Pasodeexplicarloqueponey,sinquerer

mirar el desorden de mi ropa, que está desperdigada por todos lados,comounamujersegurademímismadigotrasrebuscarenmiteléfono:

—¿Tienespapelyboli?Andrew,quenomehaquitadoelojodeencimaymeobservacomo

elquemiraaunbichoraro,meenseñasuteléfonoydice:—¿Quétalsimelopasasporwasap?Asiento—¡parezcotonta!—y,acaloradaporsupresencia,exijo:—Dametuteléfono.Una vez me lo da, le envío la información que me ha pedido y,

cuando la recibe, sonríe y, tras señalar la cama deshecha, pregunta conpicardía:

—¿Unabuenanoche?Uf...,uf...,uf...Decirquenoseríaunagranmentira,por loque,con

todalatranquilidaddelmundo,respondo:—Seguroquetanbuenacomolatuyaconlapelirroja.Andrew sonríe como un canalla. Menea la cabeza y, en un tono

íntimo,queconsiguequeelvellodetodomicuerposeerice,contesta:—Lamíahasidocolosal.Uy...,uy...,¡seráchulito,elcolega!Y,comoamíchuleríatampocome

falta,sonrío,leguiñounojoyenplansobraditaafirmo:—Sihasido lamitadde increíbleque lamía, ¡québuenanoche!Es

más,creoquehoymismorepito.Mentiraygorda.Estanochevoyadormirconmipequeñay,estando

ellaencasa,allínosebajanadieloscalzoncillosolecortolachorra.

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Andrewmemira. No sé lo que piensa y, después de asentir, da unpasoatrásydice:

—Graciasporelteléfono.Llamaréatucasero.Luegodamediavueltay,sindecirniunapalabramás,semarcha.Cuandocierra lapuerta, respiro.Nuncahabíavuelto a estar a solas

conélenunahabitacióny,aunqueestavezhemosestadovestidosynonoshemos tocado, en cuanto se va suspiro, resoplo yme doy cuenta de lomuchoquemealterasupresencia.

Una hora más tarde, cuando llego al autocar donde están loscomponentes de la gira de mi amiga Yanira, ésta me mira, sonríe y,acercándose a mí, dice al tiempo que me entrega un frappuccino delStarbucksquehayalfinaldelacalle:

—Conmoca,comoatitegusta.—Graciasssssssss—respondo,yledoyuntragoalabebida—.Pero

tevoyamatar.—¿Por?—Lamiro.Nodigonaday,finalmente,sonriendo,elladice

—:Vengaya.—¿Se puede saber a qué ha venido que le dijeras aAndrew dónde

vivo?Yanira sonríe, se retiraunmechón rubiodesupreciosacabelleray

dice:—AyerhabléconRuthymecomentóqueélestababuscandocasa.Al

parecer, donde está, los vecinos son demasiado ruidosos. Entoncesrecordénuestraconversacióndelotrodíay...

—Yloenviasteamihabitación.Yanirasonríe.Quéperrotaeslatíacuandocuchichea.—Lohiceparaquelovierasunpoquitomás,séqueestudebilidad.Vale.Ellalosabe.Unanocheleconfeséconalgunacopichuelademásque,siempreque

utilizo a Ironman, mi vibrador, pienso en Andrew con su cazadora decueroysusandareschulescos.

Ambas reímos y me dispongo a decir algo cuando, de pronto, mifantasíaerótica,midebilidad,aparecemontadaensuimponentemoto,conlachupadecuero.

—Sujétatelasbragas,quelaspierdes—murmuraYanira.Me río, no puedo remediarlo. Parecemos crías, con la edad que

tenemos. Perome gusta nuestro lado gamberro.Es nuestro puntito, y al

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quenolegustequemireparaotrolado.Conunaplomoyunaseguridadincreíbles,Andrewparalamoto,se

baja, con una elegancia queme recuerda a los antiguos vaqueros de laspelículas,caminahaciasusgorilas,hablaconellos,sechocanlasmanosy, al darse la vuelta, nosmira.Uf..., ¡qué tío!Comienza a caminar hacianosotrasy,alverqueseacerca,Yaniralepregunta:

—¿Yatemarchas?Élasientey,trasdarleunabrazo,dice:—Gracias por dejarme libre antes de llegar a Los Ángeles. He

hablado con Sam, Alex y Conrad, y estarás bien escoltada hasta quelleguesconDylan.

Miamigasonríe.Yotambién.—Losé—dice—.Tútranquilo,ydisfrutadeturegresoenlamoto.—Loharé—respondeély,sinmirarme,añade—:Hasidoincreíble

trabajarcontigo,Yanira.Unauténticoplacer.—Lo mismo digo —asiente mi amiga—. Y desde ya te digo que

vuelvesaestarcontratadoparalosiguientequesalga.Nuncahetenidounjefedeseguridadtanbuenoyresolutivocomotú.

Andrewsonríepasándoseelcascodelamotodeunamanoalaotra.—Agradezcotuspalabrasy,desdeya,aceptotupropuesta.Porcierto,

sihablasconRuth,dilequecuandollegueaLosÁngeleslallamaréparasaliracenarconellayTony.

De nuevo sonrisas. Por todos es sabido que Andrew rondó a RuthhastaqueTonyaparecióylequitósusesperanzasdeunplumazo.Detodoaquelloquedóunaexcelenteamistad,ymeconsta,porqueRuthmelohacomentado,queAndrewenocasionestambiéntrabajaconTonyentemasdeseguridadparagalasyeventos.

—¿Comienzasgiraconotroartistaodescansas?—preguntaYanira.—Ha sido un buen año de trabajo y me voy a poder permitir

relajarme unos meses. Así aprovecharé para cambiarme de casa ydescansar.

Denuevo,sonrío.Noabro labocaysigochupandode lapajitadelfrappuccino, hasta que finalmente Andrew me mira y, tras un simplemovimientodelacabezaqueinclusomesubelabilirrubina,dicemientrascomienzaaalejarse:

—QuetengáisunbuenregresoaLosÁngeles,chicas.Luego regresa junto a su moto, se pone el casco, se monta y,

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segundosdespués,seva,mientrasyosoyconscientedequesucercaníanomesientabien.

—¿VahastaLosÁngelesenmoto?—Sí—afirmamiYaniray,señalandoaungrupodemoterosquehay

más allá, indica—: Ayer se la trajeron esos amigos y, como nadie loespera en Los Ángeles y la gira ha acabado, prefiere regresartranquilamenteenmoto.

—Y¿túcómosabestodoeso?Aloíreso,miamigasonríeybajalavozparacontestar:—Comotehedicho,hehabladoconRuth,yyasabesquesonbuenos

amigos.Poresoséqueélbuscaapartamento,melodijoella.Asiento.Depronto, al ver salir a unasmuchachas, cuchicheo señalando a la

pelirroja:—Anoche,elCaramelitoseacostóconésa.—¿ConGiovanna?Asiento. No sé si se llama así, ni me interesa. Lo que sí sé es la

debilidadqueélsienteporlaspelirrojas.—Esomedieronaentenderanoche—añado—,yestamañanamelo

haconfirmado.—Vaya,seráfríocomountémpano,peroes... todounconquistador.

—Yaniraríe.—Unconquistadorquenorepite—subrayoy,comonoquieroseguir

hablandodeél,digoalversaliraungrupodehombresdelhotel—:Porcierto,yopaséunanochegenialconGreg.

Miamigasonríe.SabequeGregyyohemosrepetidovariasveces,ysincortarseunpelopregunta:

—¿TellevóaladecimoctavafasedelorgasmocomotuCaramelito?MiroaGreg.Sinduda,elguitarristadenarizaguileñaybuensentido

del humor sabe muy bien lo que hace, pero nunca ha conseguido quedisfrute con el sexo tanto como lo hice aquella noche conAndrew. Sinembargo,mientoyafirmo:

—Sí.Aunquesiempresepuedesuperar.—Yanirasueltaunarisotaday, antes de que diga nada, añado—:Mira,mi niña, no todas tenemos lasuerte de tener un marido enamorado hasta las trancas como tú y queencima está buenísimo. Tú has conseguido algo que yo siempre hequerido,ynolodigoporlodebuenísimo,sinoporelamorquetetiene,

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peroyaheasumidoqueesonuncamevaasucederamí.—Túestástonta.Y¿porquénotevaasuceder?Meencojodehombros.Sialgosoyesrealista,yrespondo:—Puesporquelosé.Porqueyonotengosuerteenelamor.—Pero ¿qué dices? —me corta mi buena amiga—. Eres preciosa.

Tienesunosojazososcurosincreíbles,unacarabonita,unasonrisadivina.Eressimpática,amigadetusamigos,divertiday...

—Quesí...,quesí,que,comosueledecirmimadre,soylasimpáticadelafamilia.

—¡Loqueeresestonta!—diceYanirariendo.—Ytúmequieresmuchoyyoteloagradezco—afirmodivertida—.

Peroseamos realistas:nuncahe tenidosuerteenelamor.Además, túnotienes la tendencia a engordar que yo tengo. En cuantome descuido unpoco, loskilos semevanal culoy a losmuslos; ¿recuerdas loquemedijomiex,Toño?...

—Éseeraidiota.—Losé...,eraidiotaprofundo—digosonriendoalrecordarqueme

llamómuslosgordos—.Peroeslacrudarealidad.Unastienenunagenéticaperfectacomotú,yotras,unagenéticaalgocomplicadillacomoyo.Y,yapararematar,¿aquenosabesloquemehedescubiertoestamañana?

—¿Qué?Como si fuera a revelarle el mayormisterio de la humanidad, me

acercoaellatodoloquepuedoy,bajandolavoz,cuchicheo:—Unacana...—¡¿Unacana?!—SoyCanicienta.—¡¿Canicienta?!—Yaniracomienzaareír.Asiento.Todavíasigohorrorizada,einsisto:—Dios,Yanira, ¡yame están saliendo canas!Si es que cadadíame

parezcomás amimadre.Mira que la quiero, la adoro,muero por ella,pero,joder,¿porquétengoqueparecermetantoaella?—Yaniraríe,ríeyríe, qué perra es, y yo prosigo—: Aunque, por suerte para mí, trasrevisarmelosbajos,sigosiendomorenaporesoslares.Pero,oh,Dios...,enmipelounacanaseveunabarbaridad,mientrasqueeneltuyo,alsertanrubio,apenasseverán.

Yaniranopuedeparardereír.—Comosigasriéndoteporlodemicanaylarevisióndemisbajos,

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tejuroquemelasvasapagar—ledigo.Aunquelaprimeraqueseríesoyyoy,alfinal,comoeradeesperar,

las dos nos partimos de risa mientras subimos en el autocar que nosllevaráalaeropuerto,dondecogeremosunaviónparatrasladarnosaLosÁngeles.

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3

La llegada a Los Ángeles es tranquila y, cuando veo a Dylan con lospequeñosesperandoaYanira,sonrío.Quétío,sedesvivepormiamigaylosniños,yesomehacetremendamentefeliz.

ObservarcómoDylanyYanira seabrazan, semirany sebesanmellena el alma, aunque siento una pequeña punzada en el corazón al serconscientedequeyonuncatendréalgoasí.

Unavezmedespidodemiamiga,deDylanydelospeques,voyhastael parking del aeropuerto. El día anterior dejé mi coche allí para ir aOregón.

Alentrarenelvehículo,elolordeCandelainundamisfosasnasales.Bueno,más que su olor, es el olor a chuches y bollos deshechos en laparte traseradel coche.Perono importa.Esmi cocheyeldemihijay,aunquelomanchacadavezquesesube,seloperdono.

Una vez llego al barrio donde viven Joaquín y su novia Agustina,aparco.Nosédequéquierehablarmiexconmigo,perosindudaparecíaimportante.

A paso rápido, llego hasta el portal, lo abro y subo en el ascensorhastalaquintaplanta,dondesonríoaloírlavozdemipequeñacantar.Esuna cantarina, se pasa el día cantando como su tía Yanira y, cuandoJoaquínabrelapuertaymicantarinacorreamisbrazos,soymuy...muyfeliz.

Laabrazo.Medeshagoenmimoshaciaella,luegolamiroydigo:—Dameunmua...muy...muygrande.Encantada,miniñaseapresuraaquitarseelchupeteyposasusdulces

labiossobrelosmíosparabesarme.Espachurrasucaritacontralamíayyomesientolamujermásfelizdeluniverso.

¡Meencantannuestrosmuas!

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Cuandoacabanuestrademostracióndeamor,lamiroypregunto:—Gordincesa,¿quéhacesconelchupete?Candelahaceunade suscaídasdeojos, ¡peroquéartistaqueesmi

niña!,sequitaelchupetedelabocaysusurra:—Mami...,elteteesmío.Sonrío.Claroqueelteteessuyo.Nosestá costandoDiosyayudadesarraigarlade su tete, comoella

dice,perobueno,hemosdecididotomárnosloconfilosofía.Digoyoque,cuandotengadiezaños,yanoloquerrá.

Trasbesitosyarrumacos,Agustina,que,todoseadicho,esunamordemujer,sellevaaCandelaaverlatelevisiónyJoaquínmehaceunaseñaparaquelosigaalacocina.

Allí,sacadoscervezasy,tendiéndomeuna,dice:—Siéntate.Esapalabradeprontomeasusta.Malo...,malo.Lomiroeindico:—Oye,Joaquín,meestásasustando.¿Quépasa?Mesientocomohapedidoyélsesientafrenteamíydice:—Ayer,cuandocerramoselrestaurante,apareciótujefe.—¿Y?Joaquíndauntragoasucerveza.—Alparecer—prosigue—,vaacerrarelrestaurantedondetrabajas;

¿losabías?¡¿Qué?!¡¿Cómo?!Elestómagosemerevuelvey,comopuedo,murmuro:—Nooooo...—Joaquín asiente y yo añado—: Pero si vamuy bien.

Haylistadeesperaparacenarallí.EsunodelosmejoresrestaurantesdeLosÁngeles.Pero¿quédices?

La incomodidad que veo en mi ex se hace más palpable cuandoexplica:

—Yasabesque tu jefeesamigodemi socio,ynoscontóquehacequincedíassejugóenLasVegaselrestauranteyloperdió.Enelplazodeunmes,elnuevodueñovaacerrarloparaabrirunacasadeapuestas.

Ay,madre...Ay...,ay,madre...,¡quemeda!Ahora entiendo cosas que en los pasados días habían llamado mi

atención, comoelhechodequeel jefeestuvieraúltimamenteconvarias

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copitasdemásenelrestauranteyquelosproveedoreshubierandejadodetraertantísimossuministroscomotraían.

Joaquínmemira.Yonoséquédecir.Deseresocierto,sindudaalgunasignificaquemequedosintrabajo.—Puedohablarconmisocio—diceélentonces—.Tienemuybuen

conceptodeticomorepostera.Siquieres,yo...—No—locorto—.Noquierovolveratrabajarconélylosabes.—Escucha,Coral.Riazziayahaolvidadoloqueocurrióentreélytú.

Teapreciaysabelobuenaqueerestrabajando.Melohacesabersiemprequepuedecuandohablamosy,además,éltambiénsedisculpócuando...

—Losé...,séquesedisculpótrasloocurrido,peronoquierotrabajardenuevoconél.Nomeapetece.No...noquiero.

ElpobreJoaquínmemira.Tuerceelgestoeinsiste:—Coral,tevasaquedarsintrabajo,¿todavíanotehasdadocuentade

loquehedicho?Uf...,quéagobioquetengo.¡¿Cuenta?!¡Claroquemehedadocuentadeloquehadicho!Pero tengo muy claro que no quiero trabajar con su socio. El tal

Riazzia es unmaleducado que no para de gritar y soltar improperios atodoquisquienlacocina,yyoodiotrabajarasí.Aúnrecuerdoeldíaquemefui,lascosasqueledijeylascosasqueélmedijo.Regresarseríaungranpasoatrás.

Asípues,miroaJoaquínyreplico:—Teaseguroquevolverserámiúltimaopción.Él suspira. Yo me encojo de hombros y, tras darle un trago a mi

cerveza,voyalevantarmecuandoJoaquínmeagarradelbrazoydice:—Tengoalgomásquecomentarte.Me acomodo de nuevo en la silla. Lomiro e, intentando sonreír a

pesardelmalcuerpoquemehadejadosunoticia,contesto:—Túdirás.Miexsearrellanaenlasilla,vuelveadarotrotragoasucervezay

empieza:—Como te dije, en septiembre, Agustina y yo hemos pensado

casarnosenPerú.Estaremosallíunmesymediocon lafamiliaysemehabíaocurridollevarmeaCandela.

Nosmiramos.Ningunoparpadeahastaque,alvermigesto,Joaquínañade:

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—Losé...,losé...,séqueesmuchotiempoy...—¡¿Unmesymedio?!Pero¿cómovoyaestarunmesymediosin

veraminiña?La expresión de Joaquín me hace saber que entiende lo que digo.

Desdequenuestraniñanació,nuncameheseparadodeellamásdesietedías.

Suspiroeinsisto:—Deverdad,sabesquemealegroporlodelaboda,pero...—Coral—mecorta—,cuandotefuisteconCandelaveinticincodías

aTenerife,yonodijenada.Entendíquequeríasquetufamiliadisfrutarade la pequeña tanto como tú. ¿Acaso no crees que amíme gustaría lomismo?

Cierro los ojos. Sé que tiene razón, sé queme estoy comportandocomounaegoísta.Aunasí,mirándolo,murmuro:

—Perounmesymedioesmuchotiempo,Joaquín.Esmuychiquitita,yonecesitosusmuasysepuedeolvidardemí.

Nodigomás.Joaquín,elhombrequemediolomejorquetengoenelmundo,meabrazayconcariñosusurra:

—Nosevaaolvidardetiporqueyonoselovoyapermitir,comotúno permitiste que se olvidara demí. Te lo prometo. Si es necesario, tellamaré desde Perú todos los días para que hables con ella. Pero, porfavor, entiende que yo también quiero que mis padres y mi familiaconozcanamipreciosahija.Porfavor.

Mirarloalosojosestenerquedecirquesí.Joaquín es un buen ex, un buen padre y una buena persona.

Finalmente, y convencida de que Candela debe conocer a sus abuelospaternos,accedo.

—Vale...—¡¿Sí?!—pregunta él sorprendido.Asiento y Joaquín, volviendo a

abrazarme,sonríe—.Gracias,Coral.Graciasdetodocorazón.Sabíaqueloentenderías.

Yonosonrío.Nopuedo.Pensarenestarunmesymedioseparadadelacositaquemásquieroenelmundomeacabadedescabalarlavida,peroélessupadreytienelosmismosderechosqueyo.

—Felicidades por tu enlace —consigo decir—. Agustina es unapersonaencantadorayséquevaisasermuyfelices.

—Gracias—asienteélmientrasyoledoyuntragoamicerveza.

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Cojofuerzas.Loquevoyadecirnomeresultafácil,perofinalmentelosuelto:

—No espero una llamada todos los días pero sí a menudo, ¿deacuerdo?Yniquedecir tienequequieroqueestéspendientedeCandelalasveinticuatrohorasdeldía.Sialgolepasa,teaseguroquetedespellejovivo.

Joaquínsonríe.Veogratitudensumirada,aligualqueveoquesabequeseríacapazdehacerloquehedicho.

—SerálaniñamáscuidadayconsentidadePerú—asegura.Finalmentesonrío.Nomecabelamenordudadequeasíserá.Mediahoradespués,salgodelapartamentodemiexconmipequeña

delamano.Juntascaminamoshastanuestrocoche.Cuandollegamosaél,la siento atrás y la sujeto en su sillita homologada. Entonces, ella meenseñaunCDquellevaenlamanoypregunta:

—Mami...,¿quiedeveFosen?—¿Frozen?—preguntoalversusojazosnegrosmirándome.Miniña

adora esa película, la habremos visto dos millones de veces, y yo,guiñándoleunojoconcomplicidad,propongomientraslequitoelchupetey lo guardo en el bolsillo demi vaquero—: ¿Con pizza y palomitas encasa?

—Síiiiiiiiiiiiiii—gritaaplaudiendo.Encantada, felizyconelcorazónplenopormipequeña,meolvido

deldisgustodeltrabajo,asientoyvuelvoaguiñarleunojo.—Muybien,Gordincesa—ledigo—.Hoy tendremosunanochede

chicas.

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4

Pasaunasemanaenlaquevoytodoslosdíasatrabajarymijefenodicenada.

Meencuentroentrelaespadaylapared:¿hededecirloqueséono?Finalmente, decido callar. ¿Y si el hombre lo ha solucionado y al finaltodohaquedadoenunmalsusto?

Peroalmartessiguiente,mientraspreparolacoberturadeunademistartas,miayudante,Ricardo,memiraypregunta:

—¿Sepuedesaberquéteocurre?—Nada—respondoconunasonrisa.—¿Seguro?Miraqueteconozcoyséquecuandoestástancalladitay

nobromeasesporquealgoteatormenta.Intentosonreír.Intentoquitarlehierroalasunto,peroloqueRicardo

medicemehacesaberquemeconocemásdeloqueyocreoy,cuandonopuedomás,dejoloqueestoyhaciendo,locojodelamanoysalgoconélalatraseradelrestaurante.

Porsuerte,nohaynadieypuedocontarleentrecuchicheosloquesé.Sucarasedescompone.Éleselcabezadesufamilia,comoyolosoydelamía,ysellevalasmanosalacara.Unavezveoquesetranquiliza,lepidoquenodiganada—quizáeltemaestésolucionado—yambosregresamosaltrabajo.Esosí,lasganasquetenemoslosdossonnulas.Terriblementenulas.

En la cocina, no muy lejos de mí, mis compañeros se afanan encortar verduras, limpiar pescado y filetear carne mientras sonríen ybromean.

¡Si ellos supieran lo que yo sé, quizá sus sonrisas no serían tanamplias!

Sobre las once llega el jefe.Lomiro.Uyyy, quémala cara tiene y,

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tras intercambiar una significativa mirada con Ricardo, el vello se meponedepunta.Malo...,malo...Despuésdeunosminutosnoshacepasaratodosasudespachoy,¡zaparrás!,sueltaelnotición:cierranelrestauranteparafinalesdemes.

Lacarademiscompañerosesdealucinetotal.Vamos,comolamíacuandomelocontóJoaquínoladeRicardocuandoselohecontadoyo.Peroahoraesreal.Escierto.Noesunasuposición.¡Mequedosintrabajo!

Pero,vamosaver,¿cómoalguienpuedesertandescerebradocomoparajugarseloqueledadecomeralpóquer?

Tras la noticia,mis compañeros lloran, se desesperan, gruñen y seenfadan,mientrasqueyo,por increíblequeparezca,permanezcocalladajuntoaRicardoyambossolamente resoplamos.Veinteminutosdespués,agotadaderesoplar,envíounwasapamisamigasYanira,Ruth,TifanyyValeria,enelquepongo:«Mecagoenmijefe.Mequedosintrabajo».

Durante el restodel día, el ambiente en la cocinadel restaurante esraro. Todos estamos afectados por el cese del negocio y cuando, a lasnueve, cuelgo mi delantal, miro al pobre de Ricardo. Él me sonríeapenadoymevoy.

Al llegar a casa, Alicia, que es quien cuida a Candelamientras yotrabajo,meindicaquelapequeñayaestádormiditaensuhabitación.

UnavezAliciasemarcha,entroaveramiGordincesay, trasdarleun besito en la frente y comprobar que todo está bien, salgo de lahabitaciónconcuidadodenodespertarla.

Veinteminutosdespués,cuandomehepuestocómodayconelmandodelatelebuscoalgoqueatraigamiatención,suenaeltimbredelapuerta.Miroelreloj:sonlasdiezycinco.¿Quiénseráaestashoras?

Sinmuchasganas,me levantodel sillónysonríoalabrir lapuerta:mislocasamigasestánaquí.Yanirasequitalapelucanegra,queseponeparaquenadielareconozca,ydiceenseñándomeunabotellitadevino:

—¡Yaestáaquíelequipoderescate!Entrerisas,ysinlevantarlavozparanodespertaraCandela,Yanira,

TifanyyRuthentranenmisalónmientrasyomurmuro:—Sintrabajo,¡mevoyaquedarsintrabajo!Medesespero.Cadavezquelopienso,¡medesesperomás!—No te preocupes, cuqui —me consuela Tifany—. Seguro que

encuentrasalgoinfinitamentemejorparati.Nos sentamos en el sofá mientras Ruth saca unas copas de mi

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mueblecito.Unavezlasdejasobrelamesitabaja,Yaniraabreelvinoylasllena al tiempo queme cuentan queValeria se ha ido unos días con suamoraCanadáyTifanymeponeunaudioenelquemi locaamigameenvíabesosytodosuapoyo.Loescuchoencantada.¡Valeriaeslaleche!

Cuandoterminodeescucharlo,emocionadalescuentoloocurridoysientoquelasituaciónpuedeconmigo.

—Ah,no...,esono—meanima la incombustibleRuth—.Sialgoheaprendido es que en la vida, ante las adversidades, siempre hay que serpositiva.Además,mientras nosotras y nuestrosmaridos estemos en estemundo,niatiniatupequeñaosvaafaltardenada,¿entendido,Coral?

—Losé—susurroagradecida.Séquetodosellosmequierentantocomoyolosquieroaellos,pero

nomegustaabusar.Yanira,quemeconocemuybien,sonríe,yTifanymeabrazaydice:—Aisss,tontusita,sonríe,quesitúnosonríes,ningunadenosotrases

feliz.Oír eso hace que vuelva a emocionarme. Tengo a las mejores

amigas/hermanasquenadiepodríatener.EntoncesYanira,queesdoñaplanes,dice,haciéndonosreíratodas:—Talycomoyoveolascosas, tunuevasituaciónrequiereunbuen

plan.—Túytusplanes...—memofosecándomelaslágrimas.—PlanA:encontrarotrotrabajomejor.PlanB:tomarseundescanso

deunosmeses,quetevendrádelujopararecuperarfuerzas.PlanC(ésteesmuyinteresante):abrirtupropionegociodereposteríacomosiemprehasquerido.YplanD:volveratrabajarconJoaquínyelmalhabladodesusocioy...

—OplanE—añadeTifany—:conocerauncuquísimoa laparqueincreíblemente caballero que bese por donde pises y te haga locamentefeliz.

Al oír eso, todas lamiramos. ¡Meparto con laCuqui!Y, divertida,pregunto:

—¿Hay algún hermano Ferrasa libre? Porque, si es así, dadme lascoordenadas,quevoyacazarloatodaleche.

Ruth, Yanira y Tifany, que están felizmente casadas con losrománticosyprotectoresFerrasa,sonríenyyocuchicheodivertida:

—Deacuerdo...,nohayningunolibre,portanto,¡planE,descartado!

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—De los planes que ha dicho Yanira—señala Ruth—, los que meparecenmejoressonelByelC.Tetomasuntiempolibre,descansas, tedeshacesde esasojerasy, unavez con fuerzas, buscamosun local en elmejorsitiodeLosÁngelesyabrestupropionegocioderepostería.

—Me superencantaaaaaaaaaaaa —aplaude Tifany—, y podríallamarseLasDeliciasdeCoral.¡Québuenaidea!

—¿LasDeliciasdeCoral?—preguntaYanira,muertaderisa.—Omejor—insisteTifany—:LosPlaceresdeCoral.—Suenaunpocoguarrete,¿no?—memofo.Todasreímos,yluegoTifanyinsiste:—Connuestroscontactos,podríamosconseguirquetusdivinastartas

y tus increíbles dulces se sirvieran en los mejores restaurantes de LosÁngeles.¡Cuqui,piénsalo!

—Yoloveo—afirmaYanira.—Yyo—añadeRuth.Nodigonada.Nopuedo,mientras las tresmemirana la esperade

quedigaalgo.No es la primera vez que mantenemos esa conversación. Me han

ofrecidoeldineroquenecesitoparacomenzaresaaventura,peronoloheaceptado.Tengomiedodefracasar,aunqueséqueellaslohacendetodocorazónynuncameloreclamarán.

—Chicas...,yasabéisloquepienso.—Ytúyasabesloquepensamosnosotras—protestaYanira—.Mira,

cabezota,lomíoestuyo.—Dios,¿elbuenorrodeDylanestambiénmío?—preguntodivertida

paraquitarlehierroalasuntoalrecordarasumarido.Yanirametirauncojínycuchichea:—Comecienta,mimaridoesmíoysólomío,peroelrestoesdelas

dos,ysabesquesinningúnproblemapuedoinvertiren...—Losé...,losé...—lacorto—.Pero¿cuándovaisaentenderqueno

quierojugarconvuestrodinero?Sisalemal...,yo...yo...¡memuero!Mistresamigasponenlosojosenblancoysacudenlacabeza.—Mira,Coral—diceRuthacontinuación—,novaasalirmalporque

eresmuybuenaenlotuyo.Hazelfavordeserpositivaynoolvidesquelapositividadllamaalapositividad.

—Lo intento...,peroesqueseríavuestrodineroelque invertiríaenunprincipioy...

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—Una vezme dijiste que admirabasmi fuerza—me corta Ruth—.Puesbien,esafuerzalatienestútambién.TienesunahijaporlaquelucharcomoyoteníaamishijosantesdeconoceraTony.Entiendotusmiedosytus inseguridades, yo también los tenía, pero cuando la vida te echa uncable,comoelqueteestamostendiendonosotras,debesaceptarlo.Ydebesaceptarlopor ti y porCandela.Olvídatede remilgosydéjanos ayudartecomotúnosayudasanosotrassiemprecontucariñoytussonrisas.

—Muybiendicho,cuñada.—VeoqueYanirasonríe.—¡Québienhablas,cuqui!—afirmaTifany.Sonrío.Nolopuedoremediar.Lastres,juntoaValeria,sonunapreciosaymaravillosapartedemi

vida, y mi familia, por lo que al final, encogiéndome de hombros ydispuestaareplantearmeeltema,digoconseriedad:

—Deacuerdo.Lopensaréylopensaréenserio.Mislocassonríeny,cuandolevantamoslacopaparabrindar,miroa

miamigaYaniraylepreguntoconcomplicidad:—¿Melacantas?Ella se ríe.Ruth también.Nuncaolvidaréeldíaqueestaúltimanos

contóqueTonylehabíacantadoesacanciónalpiano,yyo,alescucharla,meenamorédeella.TifanyyRuthinsistenenquelohaga.

SetitulaNoexistenlímites,[1]demirománticoLuisMiguel,yYanira,trasaclararselagarganta,comienzaainterpretarla.

Como una tonta, la escucho mientras la canta con un arteimpresionantey,comosiempre,miamigaconsiguequeelvellode todomicuerposeericesegúnavanzaeltemaysutorrentedevozmeinunda.Tifany, Ruth y yo la escuchamos con atención; ¡qué bien canta y quéincreíbleyrománticacanción!

Cierrolosojos.Mederritoconloquelaletrameprovoca.Vale.Notengonovio.Notengoaesealguienespecialparabailarla,peromegusta.Adoroesacanción.

Cuando acaba, las tres aplaudimos como locas, mientras mi rubiaamigaríeyseacercaamí,meabrazaydice:

—Tequiero,tonta...,tequieromucho.Repuestas de nuestro romántico momento musical, comenzamos a

hablarde Joaquínyde su inminentebodaconAgustina enPerúy, entrepucheros, lescomentoquemepreocupaelmesymedioquevoyaestarseparadadeCandela.

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Misamigasrápidamentemehacenverquehehechobiendejandoquemipequeñasevayaconsupadre.JoaquínnuncahapuestoobjeciónaqueyomelleveamiGordincesaaPuertoRicocuandotodasvamosacasadeAnselmoFerrasaoaEspañaparaveramifamilia.

Tras mucho hablar, me doy cuenta de que he hecho bien. Candelatieneunpadrey,comotal,esnormalqueélquieradisfrutardeella.

Esamadrugada,cuandosemarchanlaschicasymemetoenlacama,meduermocomounceporro.Esosí,comounceporrofeliz.

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5

Afinalesdeagosto,elrestaurantecierra.Ya lo tengo tan asumido que nome impresiona. Eso sí, qué penita

despedirsedeloscompañerosyquéllantinasquepillamosalgunas,entreellas yo, queme apunto a todos los lloros.Vamos, ¡que soy de lágrimafácil!

Decirle adiós a Ricardo,mi compañero,me apena. Es un increíblereposteroyunabuenapersonaqueadoraasumujeryasuscincohijas,ynuncahetrabajadocontantacomplicidadconnadiecomolohehechoconél.Poreso,trasdarnosdosbesos,lomiroydigo:

—Escucha. Me estoy planteando abrir algo mío dentro de unosmeses. Si para entonces no tienes nada y quieres volver a trabajarconmigo,yo...

—Llámamesilohaces—afirmaélconunasonrisa—.Meencantarávolveratrabajarcontigo,¡megustascomojefa!

Ambossonreímos.Sindudaéltambiénhasentidoesacomplicidady,trasabrazarnosydeciradiósalresto,cadaunosemarchaporsulado.

Apartirdeeseinstante,aprovechoparadisfrutardemihijacomonohepodidohacerporhorariosdetrabajohastaelmomentoyprescindodeAlicia.

Vamos a la playa, quedo con mis amigas y sus hijos para ir decompras,laacompañoaloscumpleañosalosquelainvitan.Otrosdíaslallevoaltiovivoquetantolegusta,alaplayaajugarconelcuboylapalay,losdíasquenosalimosdecasa,hagoconellalospastelesquemepide.Esosí,lacocinaquedahechauncristo,peronoimporta:cuandoCandelaseacuesta,medoyeljupedelsigloytodovuelveaquedarniquelado.

Unadelastardes,cuandoestoyconmihijaenlaplaya,mesubolasgafasdesolalacabezapararascarmeunojoy,alhacerlo,mefijoenla

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terraza que hay a la derecha de lamía yme quedo sin palabras cuandoreconozcoaAndrew.

Pero¿desdecuándoesmivecino?Mientrasestoysentadaenlaorillaconmihijahaciendochurritoscon

la arena ymi pequeña disfruta de lo que hace, yo disfruto de las vistas.Andrewsincamisetayconelvaqueromediocaídoesunadeliciaparalavista.Versusdurosabdominalesmehacerecordarlanochequetuveconél,tiempoatrás,ymeresecahastaelalma.

Condisimulo,puesélnohareparadoenmíentrelagente,loobservoteclearalgoensumóvil,cuandodeprontoapareceunachicatrasél,porsupuestopelirroja,loagarraporlacinturayveoquesonríe.

Vaya...,elCaramelitonopierdeeltiempo.Como era de esperar, la chica es un pibón de ésos con los que

siempre lo veo marcharse de los conciertos o los eventos: piernaskilométricas, cara perfecta, pechos prominentes, pelo largo. Va vestidaconunacamisaazulentreabierta,yaimaginoporqué...

DejodemiraryvuelvoacentrarmeenCandela,perocomosoyunacotilla redomada, conmás disimulo que antes,me bajo las gafas de solpara que no se me vean los ojos y observo de nuevo la terraza delapartamento.

Eneseinstante,lachicaenredalosdedosenelpelodeAndrewyél,olvidándosedelmóvil,laagarra,lamira,laaprietacontrasíylabesa.

—Ay,Diosito—murmuroparamí.Elbesoseprolonga,se intensifica,mientrasobservoque lasmanos

deélpaseanpor las largaspiernasdeellahastaque lacogeenbrazosydesaparecenenelinteriordelapartamento.

Asientoacalorada,miroamihijayéstaparecesaberloquenecesito,puesveoquemeobservayponesusmorretesantemí.

—Mami,mua—dice.Sindudarlo,ledoyelbesoquemepidey,cuandomeseparodeella,

susurroconunasonrisa:—Gordincesa...,siguellenandoelcubitodearena,miamor.¡Agua!Esoesloquenecesitoyoparaenfriarmedespuésdeloquehevisto.

El beso de mi hija me ha llegado al alma, pero el de la terraza de mivecinomeharemovidolonomencionable.

MevienealamenteelbuenrecuerdoqueelbombóndeAndrewdejó

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enmí,ymaldigoaldarmecuentadeloimbécilquesoy.Vuelvoamirarhacialaterraza.Nohacefaltasermuylistoparasaber

lo que está ocurriendo en el interior de la casa en este instante. Sigomirando.Nosevenada.Pero¿quéesperover?

Finalmente, y con la boca reseca por lo que eso me provoca, melevanto,cojoamihijaenbrazosymemetoenelmar,dondeCandelaríeacarcajadasyyomeolvidodelrestodelmundo.

Apartirdeesedía,meencuentroconAndrewen todos lados:enelportaldelacasa,enelaparcamiento,enlaplaya.Esosí,al igualqueyovoy acompañada pormiGordincesa, él siempre va acompañado de unamujerdiferente.Aunquetodasellaspelirrojas.

Cuandonosvemos,nonosparamosahablar,nosomostanamigos,peroambossabemosquenossaludamosconlamirada.

Sinlugaradudas,élsiguesuvidayyosigolamía.Loqueocurrióen el pasado, como su nombre indica, pasado está y, aunque yo lorecuerde,seguroqueélyalohaolvidado.

Una noche, a las cuatro de la madrugada, Candela se despiertallorandodesconsoladamente.Asustada,voyasuhabitaciónyveoqueminiñahavomitadoenlacama.

—Pero¿quétepasa,miamor?Candelanoresponde,lloraymeagobio.Rápidamenteencuentroelchupeteyselopongo.Pero,cuandovoya

cogerla en brazos para cambiarle el pijama,me doy cuenta de que estáardiendo.

Delagobiopasoalpánico.Lafiebremeasustay, trascogerel termómetrodigitalyponérselo,

casigritocuandoveoquetienecuarentadefiebre.¡Cuarenta!Angustiada, aterrorizada y espantada, corro a por el antitérmico.

Candelaesunaniñamuysanaynuncahatenidotantafiebre.Unavezconsigoquelapequeñasetragueelmedicamento,lecambio

elpijamahúmedoporunosecoy limpioy,conelcorazónamil,me lallevoamihabitaciónmientrasdigo:

—Tranquila,cariño,mamisevaavestiry tevaa llevaralmédico,¿vale?

—Elteteeeeeeeeeeeeeeeeee—gritaellacuandoéstesecaealsuelo.Rápidamente lo cojo, lo dejo sobre la mesilla para lavarlo y saco

otrochupetedeemergenciaquetengoenelcajón.Selopongo,peromi

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Gordincesa lloray lloray llora comonuncaen suvida.Tiene el rostrocongestionadodetantollorar,ycreoque,sisigueasí,mevoyaponeralloraryotambién.Pero¿quéleocurre?

IntentodejarlasobrelacamaynohaymaneraCandelaseagarraamícomo un monito y no quiere que la suelte. Trato de vestirme con ellaencimaperoescomplicado,pornodecirimposible.Yoduermoenbragasycamisetadetirantesyasínopuedoiraurgencias.Finalmente,trashacermuchosequilibrios,cuandoporfinlaniñamedaunrespiro,rápidamentemevistocasiaoscuras,aunqueantesdeacabarvuelveavomitarsobremicama.

—Ay,cariño...,notepreocupes...,notepreocupes...—Eltete...,elteteeeeee...—diceellaenmediodelvómito.—Unmomento,cariño...,mamátienequelavarlo.Sin importarmeloquesehaensuciado,atiendoaminiña,corrode

nuevoasuhabitaciónylacambiootravezdepijamamientrasnodejodehablarle para que se tranquilice y al tiempo me digo que quien ha detranquilizarsesoyyo.

—Elteteeeeeeeee—insisteella.Cuando por fin acabo y salgo al salón temblando con Candela en

brazos, cojo el bolso, lo abroy sacootro chupete (¡serápor chupetes!).Tambiéncojolas llavesdelcoche.Delosnervios,semeresbalandelasmanosysemecaenalsuelo.Meagachoy,allevantarme,medoyconelpicodelamesaenlacabeza.

—¡Ayyyy!¡Quédolor...,quédolor!La niña se asusta y llora más, y yo, con ella en brazos, no puedo

tocarmelacabeza.¿Melahabréabierto?Sinimportarmemidolor,meapresuroasalirdecasaycorroporel

portal, donde choco con una pareja. Sin mirar, sigo mi camino a todaprisa hasta que noto que alguien me agarra del brazo y, al levantar lacabeza,meencuentroconAndrew.

—¿Quéteocurre?Verunacaraamigaenesemomentomereconforta.—Candela...,mihija,tienemuchafiebreyvoyallevarlaaurgencias

—respondopreocupada.VeocómoAndrewnosmiraa lasdosydespuésmiraa lapelirroja

despampananteconmáscurvasqueelmuñecodeMichelinqueestáasu

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ladoy,sindarmeopción,dice:—Vamos.Yotellevo.Estásdemasiadonerviosaparaconducir.Sumiradapasademíaella,yentonceslooigodecir:—Preciosa,mañanatellamo.Latal«preciosa»meobservaconganasdedegollarme,peroamíme

daigual:quemedegüellesiquiere,peroqueseespereaquemihijaestéenelmédico.

—Pero,Andrew,¿cómoregresoacasa?—protesta.Andrewmequitaentonceslasllavesdelcochedelasmanosydice:—Iremosenmicoche.Vamos.—Luego,mirandoa la atontadacon

caradehaberchupadounlimón,añade—:Venconnosotros.Teacercaréaunaparadadetaxis.

Asiento,no rechistoy lo sigohasta suvehículo.Nosabíaque teníacoche,ymemetoatrásconmipequeña,quesigueconelhipoysusllorosdesconsolados. Me agobio. No ha servido de nada haberle dado elantitérmico: lo ha vomitado y, por miedo, no he querido darle más.¿Habréhechobienomal?

UnavezinformoaAndrewdelhospitalalquetienequellevarme,ensilencio él conducehasta queveunaparadade taxis, sedetiene e indicaconrudeza:

—Bájateaquí.La atontada pestañea, se acerca a él, le da un beso en los labios y,

pasadosdossegundos,yogritofuriosa:—¡Joder! ¿Quieres hacer el favor de sacar la lengua de su boca y

bajar de una santa vez tu culo del coche? ¡Tengo que llevar ami hija aurgencias!

Lareaccióndeaquéllaesrápida.SebajaconsugestoagrioyAndrewarrancaatodapastilla,mientrasyosólotengoojosparaminiñaynoparodeacunarla,dehablarconellaydarlemimos.

Alllegaralhospital,Andrewdetieneelcocheenlamismapuertadeurgencias, y yo, sin decir nada, abro y bajo a toda leche. Quiero queatiendanaCandela.

Porsuerte,nohayningúnniñoesperando,yelpediatradeurgenciasnosatiendenadamásllegar.Leexplicoloquehapasadomientraslehaceunreconocimientorápido.Entonces,elmédicometranquilizaymedicequeCandelaestábien,peroquetieneplacasdepusenlagargantayesolehahechotenertantafiebre.

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UnaenfermeraledaamiGordincesadenuevoelantitérmico.Amíme tiembla todo, tanto, que hasta el pediatrame pregunta si estoy bien.Asiento.

Afortunadamente, el rostro de Candela vuelve a recobrar el colorsegundo a segundo, y creo que el mío también. Cuando, media horadespués,salgodelaconsultaconelladormidaenbrazos,mesorprendoalveraAndrewesperandoenlasalita.

Al verme, se acerca a mí y, quitándome a la niña de los brazos,preguntaconcautela:

—¿Estábien?Digoque sí con la cabeza.Ni siquiera tengovoz.Me siento enuna

sillaytomoaire.Nunca,desdequeCandelavinoalmundo,habíapasadotantomiedoy,

apuntodellorar,murmuro:—La fiebre tan alta es porque tiene placas en la garganta, pero...

pero...estábien.Sesientaamilado.Nometoca,perotieneamihijadormidaensus

brazosparaqueyopuedamoverme.Desesperada,mellevolasmanosalacara. Dios..., Dios..., ¡qué susto he pasado! Y, anhelando unamuestra decariño,lomiroydigo:

—Necesitounabrazo;¿puedesdármelo,sinoesmuchopedir?Andrewmemira. Intuyo que no le hace gracia, pero pasa sumano

libre pormis hombros y, al acercarme a él, siento que recoge todomicuerpo.

—Vamos...,vamos...—metranquiliza—,tuhijaestábien.Se loagradezco.Leagradezco infinitamenteesegestoe, intentando

sonreír,apesardequetengolosojosllenosdelágrimas,susurro:—Gracias...,estabatannerviosaquesihubieracogidoelcochecreo

que... creo que... Pero bueno... —digo al fijarme en la etiqueta de micamiseta,quesobresale—,¡sillevolacamisetadelrevés!

SientoqueAndrewsonríey,soltándome,replica:—Respiray relájate.Lode la camisetaes remediable.Cuandoestés

mejor,noslevantaremosyregresaremosacasa;¿deacuerdo,Coral?Asientodenuevo.Eslaprimeravezquemellamaporminombre,y

mesorprendo.Luegomiromicamisetaysonrío.¡Meimportauncomino!—Deacuerdo—digo.Unahoradespués,alllegarfrenteamipuerta,medoycuentadeque,

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conlosnervios,nohecogidolasllavesdecasa,sinosólolasdelcoche.MiroaAndrewconcaradecircunstanciasymurmuro:

—Nomevasacreer,peronotengollavesdecasa—y,antesdequeéldiganada,añado—:Pero,tranquilo,saltarédetuterrazaalamía,forzaréelventanalyentraré.

Élmeobservaboquiabiertoy,cogiéndomedelcodo,contesta:—Ven. Pasemos a mi casa y olvídate de saltar terrazas. Yo lo

solucionaré.Meríoyseríe.ConCandelaenbrazos,veoquesesacalasllavesdel

bolsillodelanterodelpantalónyentoncesexplica:—Eralaúnicacasaquelequedabaalcaseroconvistasysalidaala

playa.Ysinotehedichonadahasidoporquenoqueríamolestarte.Nomegustaserunvecinopesado.

No respondo.No somosamigos comoparaquehubiera tenidoquedecirmealgo.DejoqueAndrewabralapuertayentramosenlacasa,queesigualquelamía.

Unavezdentro,meencuentroconelapartamentollenodecajas.Sindudasigueconlamudanza.

Entonces me sorprendo al ver cómo lleva con cuidado a Candelahasta su habitación y la deja sobre su cama perfectamente hecha.Luegocomprueboqueseapresuraacolocarunoscojinesalosladosparaquelaniñanosecaiga,loquellamamiatención.Mientrassalimosalsalón,meexplica:

—Tengo amigas que tienen hijos y esto es algo que siempre hacencuandosequedandormidosencasadecualquiera.

Asiento.Mejornopreguntarporesasamigas.Entonces,memiroenun espejo y veomi coleta altamedio deshecha.Rápidamente,me sueltomiscuatropelillosyme los recoloco.PorDios,pero¿cómohepodidosaliralacalleconestospelos?

Al tocarme la cabeza, noto un dolor queme hace encogerme y, alrecordarelgolpazoquemedi,lepreguntoaAndrewmientrasmeacercoaél:

—¿Tengoalgoaquí?Desdesualtura,Andrewseacercaparamirarmicabezay,depronto,

tocándome,dicemientrasmeencojo:—Menudochichón.Pero¿cómotehashechoesto?—Nopreguntes.Minochehasidocompletita.

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—Iréaporhielo.Cuando él se va, de pronto me fijo en una foto que hay sobre la

bonita chimenea y, tras aproximarme a ella, veo a Andrew con variaspersonas. Todos están subidos a lomos de varios caballos y llevansombrerosvaqueros.

Nomedigas..., nomedigas que esos andares tan chulos suyos son¡porqueescowboy!

Eneseinstante,entraenelsalónconunpañueloconhielodentroy,cuandomeloponeenlacabeza,preguntodivertida:

—Nomedigasqueeresunvaquero...Sonríe,miralafotoqueestáantenosotrosyresponde:—MifamiliaesdeWyoming.Tenemosunranchoy...—Yadecíayoqueesaspiernasarqueadasytuformadecaminarme

recordabanalosvaquerosdelaspelículas.Andrewsonríe,sacudelacabezaeindica:—Haz el favor de no quitarte el hielo del chichón. Eso bajará la

inflamación.Incrédulaporloqueacabodedescubrir,voyadeciralgomáscuando

élsemeadelanta:—Nosésimegustamástuzapatillaazulotuzapatillaroja.Olvidándomedelafotoydelosvaqueros,miromispies.¡Pero¿qué

mehepuesto?!Medispongoaprotestaralverquellevounazapatilladecadacolor,texturaymodelo,cuandoéldice:

—Perotequedanmuybien.Crearástendencia,¡yaloverás!Sonrío.Camisetadelrevés,zapatillasdiferentes,pelosde locaysin

gotademaquillaje.¡Vivamiglamur!Sinduda,peorpintanopuedotener.—¿Quieresalgodebeber?—mepreguntaentonces.Compruebo el reloj: son las seismenos veinte de lamadrugada.A

continuación,meencojodehombrosycontesto:—Mira,despuésdelanochecitaquellevo,creoqueunacervecitano

mevendrámal.Élsonríe,sedalavueltaydesapareceporlapuertadelacocina.Me

miroalespejo.Mispintasmehacensaberque¡soyelantimorbo!Y,alverquemehequedadosola,rápidamentedejoelpañueloconhielosobreunamesa,abrolapuertadelaterraza,mesuboalabarandillay,conagilidad,saltoamiterraza.Nohaypeligro.Está,comomucho,adosmetrosdelaarenadelaplaya.

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Unavezallí,meagachoparahacerpalancaenlapuertacorrederaydeprontooigo:

—Pero¿notehedichoquenosaltaras?Almirar, veo queAndrew deja dos cervezas sobre unamesita que

tieneensuterrazaysonríoalverloserioqueestá.Élno.Elsonidodeunclicmehacesaberqueheconseguidodesbloquearla

puertacorrederay,guiñándoleelojo,digomientrasmeincorporoyabrolapuertademisalón:

—Mitíoescerrajeroymeenseñócientosdetruquitos.—Yaveo...,ya...—Dameunsegundo,quevoyacogerlasllaves.—Vale.Peroentraluegoporlapuerta,¿entendido?No contesto. Entro enmi salón, veo las llaves sobre lamesa y las

cojo.Memiro en el espejo y blasfemo, pero no es momento de querer

parecermeaBeyoncécuando soyelvivo retratodeFétidode la familiaAddams.Asípues,convencidadequeelmalmayoryaestáhecho,vuelvoasaliralaterrazayhagoelmismorecorridoquesegundosantes.Cuandoposolospiesensulado,cojounadelascervezasqueélhadejadosobrelamesaygritosentándomeenunasilla:

—¡Estoyaquí!Oigolapuertadelacallecerrarsey,cuandoAndrewapareceantemí

congestoduro,gruñeponiéndomeelpañueloconhielosobreelchichóndemicabeza:

—¿Te has propuesto que regresemos al hospital, esta vez por tuinconsciencia?

—Noseas exagerado,quevivimosenunaprimeraplanta.—Alverque no sonríe, insisto—: Venga, vaquero..., no te enfades, pero séapañármelassolita,aunqueteestoymuyagradecidaporloquehashechopormíytedebouna.Porcierto,mesientofatalporhabertejorobadolanocheconlapelirroja.

Porfinveoquesonríe.Sesientaenlasillaquehayfrenteamíy,trasdaruntragoasucerveza,replica:

—Notepreocupes.Mañanalallamaré.—Perositúnorepites.Nadamásdecireso,medoycuentade lo terriblementebocazasque

soy.¿Porquéhetenidoquedeciresootravez?

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—Ynovoyarepetir—aseguraélentonces—.Nollegóamicama.Asiento. Ahora la que bebe cerveza soy yo, mientras que él sigue

sonriendo;¡serácanalla!Duranteunossegundosambospermanecemosensilencio.Comienza

aamanecer.Lasvistasdesdenuestrosapartamentossonimpresionantesy,paracambiardetema,señalo:

—Bonito,¿verdad?Andrewmirahaciaelmar,quepocoapocoseilumina,yafirma:—Precioso. Por eso elegí este apartamento. Las vistas son las

mejores.En silencio, vemos cómo amanece lentamente. Ver nacer un nuevo

día y contemplarlo en primera fila es increíble y, tras levantarme de lasilla,apoyoloscodosenlabarandillaymurmuro:

—Dedondeyovengo,los...—¿Dedondetúvienes?—mecorta—.¿Dedóndeeres?Sonríoalverquenosabenadademí;¡quépocoleintereso!—Soy española. Concretamente, de unamaravillosa y preciosa isla

llamadaTenerife,alaqueadoroyañoroamenudo.—Yaniratambiénesdeallí.—¡¿Nomedigas?!—memofo.Andrewsonríe,ylohacedetalmaneraquepresientoqueelhechode

queseamivecinovaaserunatortura.—Somosamigasdetodalavida—continúo—,yteaseguroquenos

hanpasadocientosdehistoriashastallegaraquí,aLosÁngeles.—Meencantaríaoíresashistorias.Lomirodivertiday,trassuspirar,comento:—Seguroqueteaburren.—Lodudo,parecesdivertida—respondesorprendiéndome.De nuevo, los dos nos quedamos contemplando elmar en silencio,

hastaquedigo:—La primera noche que dormí aquí con mi Gordincesa no podía

conciliarelsueño.Salíalaterraza,mesentéenelsueloy,sumidaenmispensamientos, vi amanecer.Ese díame enamoré de estas vistas, recordémipreciosoTenerifeymejuréquenuncadejaríademirarelmar.

NotoentoncesqueAndrewselevanta,conelrabillodelojoveoqueseponeamiladoy,apoyándoseenlabarandillacomoyo,pregunta:

—¿Nohaspensadoregresaratutierra?

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—Sí. Claro que lo he pensado, pero es complicado. Aquí tengooportunidadesdetrabajoqueallíséquenovoyatenery,además,aquíestáelpadredeCandela,ysientoqueledeboalaniñalaoportunidaddevivircercadeéltambién.

—Eso es muy consecuente por tu parte. No creas que todas lasmujerespiensanasí.

Meencojodehombrosyrespondoconunasonrisa:—Joaquínesunabuenapersonayunbuenpadre,aunquelonuestro

nofuncionó.AhorasevaacasarconsunoviaysóloesperoqueseamuyfelizyledéloshermanitosaCandelaqueyonuncavoyadarle.

—¿Noquierestenermáshijos?—No.—¿Porqué?—Porqueconunatengobastante,teloaseguro.—Y¿porquétienestanclaroquenohabrámás?—Porquesí.Soyalgobruja.Mirespuestalohacereír,yacontinuacióninsiste:—¿Ysiconocesaalguien?Volviéndomehaciaélparamirarlodirectamentealosojos,replico:—Dudoquealguienmesoportemásdetrescitasoqueyolosoporte

aél.Prefieroocuparmi tiempopensandoenotras cosas, entre ellas,miGordincesa.

—¿PorquélallamasGordincesa?Supreguntamehacesonreíry,trasguiñarleunojo,respondo:—Porque esmi gordita princesa. Es un término íntimo y cariñoso

entrenosotras,parecidoaesepreciosaconelque llamas túa tus ligues.Porcierto,hablandodetusligues,lapelirrojadeestanochetieneunacaradeagriaquenopuedeconella.

Andrewsonríey,evitandohablardeaquélla,murmura:—Nocreoquetúutilicesesetérminodelmismomodoqueyo.—¿Ah,no?—No.—Y¿porquéno?Elbombonazoqueestáantemíseretirasumorenopelodelacaray,

ladeándosecomoyo,memiraeindicamientrascolocadenuevoelhieloenelchichón:

—Silasllamopreciosasesporquenosueloprestarmuchaatencióna

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susnombres.Cuantomenossepadeellas,mejor,yséquepreciosaesuntérminoquealasmujeresossuelegustar,¿verdad?

Incrédulaporsupocavergüenza,lomiroyafirmosonriendo:—Seráscanalla...Andrewsonríeasuvezy,antesdequeyodiganadamás,añade:—Te aseguro que nunca le doy falsas expectativas a una mujer,

porqueantesdetenernadaconellasiempredigoesode...—Yonuncarepito—terminolafraseporél.Denuevosoyunabocazas,¡mierda...,mierda...!—¿Lo ves? —dice él entonces—. Tú lo recuerdas. Captaste el

mensajeaquellanoche,comolocaptantodaslasdemás.Locapté.¡Claroquelocapté!Y,ahoraquemedoycuenta,recuerda

haber pasado la noche conmigo; ¿será eso bueno? Entonces, intentandoparecerunamujertanfríaencuestióndesentimientoscomoél,afirmo:

—¿Sabes?,yoesetemalollevodediferentemanera.—¿Eltemasexual?—preguntaabiertamente.Asiento. En menudo berenjenal me estoy metiendo y, tras dar un

tragoamicerveza,explico:—En mi caso, si me gusta el tipo en cuestión, repito, única y

exclusivamentepensando enmíy sin esperar nada a cambio.Si algoheaprendidoenestetiempoesaseregoístaenelsexoyenotrascosas.

Andrewescuchaloquedigoyalfinal,asintiendo,replica:—Pues yo me di cuenta de que era mejor no repetir. Las mujeres

tenéis un sentimiento de la propiedad muy arraigado, y si sales conalgunas dos veces creen que ya les perteneces. Hay mujeres que, trascuatro citas, ya planean boda, hablan de hijos y se ven con unmonovolumen y perro. Yo no quiero eso, y por ello dejo claras misintencionesantesdeacostarmeconellasylesdoylaopcióndedecidir.Noquierolíos.

—Pues haces bien..., muy bien —afirmo. Andrew asiente, y yo,sintiéndomecomounadevorahombres,insisto—:Porsuerte,loshombrescon los que me acuesto suelen buscar lo mismo que yo: sexo sincomplicaciones.Además,elhechodeque tengaunahijaesunhándicap,sueleasustary...

Depronto,unruiditollamamiatencióny,alertándome,pregunto:—¿Hasoídoeso?Ambosnosquedamoscalladosy,pasadosunossegundos,finalmente

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Andrewresponde:—Sólooigoelrumordelmar.Denuevo,elruiditotaladramicabezay,dejandolacervezasobrela

mesadelaterraza,lomiroydigo:—Oye, voy a entrar en tu habitación para ver cómo está mi niña.

Creoquesehadespertado.—Perosiduermecomountronco.Yoniegoconlacabezayjuntosentramosenelsalón,dondeveoque

Andrewdejaelpañueloconhielosobreunaespeciedefuente.Deallínosdirigimos a la habitación y, almirar por la rendija abierta de la puerta,observamos quemi pequeña está sentada sobre la cama, con su chupetepuesto,mirandoasualrededor.

Andrewmemirasorprendido.—¿Cómolosabías?—pregunta.Yosuspiroysonrío.—Soymami,ylasmamissabemosmuchascosas,ademásdetenerun

sextosentido.Divertida, abro totalmente la puerta ymi niña sonríe al verme. Sin

dudaestámuchísimomejory, trasquitarsesu«tete»delaboca,exclamalevantandolosbracitoshaciamí:

—¡Mamiiiiiiiiii!Meapresuroaacercarmea lacama, lacojoy, apoyando los labios

sobre su frente, como hacía mi madre conmigo cuando era pequeña,compruebo que su temperatura sea normal. Lo es, y respiro aliviada.Andrew se acerca a nosotras y, tras decirle cuatro palabras a Candela,consigue que ésta quiera ir a sus brazos. Eso no me sorprende: miGordincesa es una niña muy sociable, y sé por mi amiga Ruth que aAndrewsiemprelehagustadojugarconsushijos.

Durantevariosminutos,mimuñequitanosregalasonrisasypalabrasamediasquenoshacensonreír.AndrewsepresentayellalobautizacomoAtu.Élsonríealoírloy,cuandominiñabosteza,digo:

—Creoquehallegadolahorademarcharnos.Andrewmemiray,sonriendo,pregunta:—¿Osvaissaltandoporlaterrazaosalísporlapuerta?Esomehacegracia.EstoydescubriendoaunAndrewquenoconocía.—Espera,quelopienso—murmurosonriendo.Divertido,élsueltaunarisotadamientrascaminamoshacialasalida.

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Unavezenelrellano,abromipuertayentoncesoigoqueCandeladice:—Atu,mua.¡Joderconlaniña,québuengustotiene!Nocabedudadequeesmi

hija.SonríoymiroaAndrew.—Candelaquiereunbeso—leexplico—.Unmuaesunbeso.Sindudarlo, él sedisponeabesarla en lamejilla cuando laniña se

quitaelchupete,loagarradelacarayseloplantaenlosmorros.Confirmado:¡nomelacambiaronenelhospitalalnacer!¡Esmihija!Meentralarisa.Andrewsonríetambiény,cuandolapequeñavuelve

aponerseelchupeteyapoyalacabezaenmihombro,digo:—Deverdad,muchasgraciasportodo.Elbomboncitosonríe,ycierrolapuertademicasaantesdequeyo

tambiéndecidaplantarleunmuasinavisar.Quesí,quemeconozcoyséqueseloplantocomoladignamadredeCandelaquesoy.

Unavezasolasencasa,besoamipequeñaensumorenacabecitay,centrándome únicamente en ella, le preparo un vaso de leche calentito,quitolassábanasdesucamitay,trasponerunaslimpias,laacuesto.

Comoesdeesperar,seduermerápidamente.Entoncesapagolaluzymeencaminoamihabitación.Elpestazoavómitoalentrares increíble,por lo que abro la ventana. Al hacerlo, me doy cuenta de que Andrewsiguemirando el amanecer desde su terraza, y decidoobservarloocultaentremis cortinasmientras la canciónNoexisten límites[2] suena enmicabeza.

Me quedo atontadamirándolo durantemás de cincominutos, hastaquemeconvenzodequenodebopensarenalgoquenuncaserá,porqueconélsíhaylímites.Asípues,medoylavuelta,cambiolassábanasdemicamaymeacuesto.Creoquemequedodormidaantesinclusodeapoyarlacabezasobrelaalmohada.

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6

Estoycontenta.Candela se ha recuperado del todo de sus placas, he adelgazado un

kilosinsabercómo,porquesigocomiendocomosiempre,ymirelaciónconelCaramelitoesamistosa.

¿Sepuedepedirmás?Pero mi felicidad se empaña con el paso de los días. Se acerca

septiembre, y eso significa que Joaquín se llevará ami pequeña a Perúduranteunmesymedioynosécómolovoyasoportar.

Algunaqueotra noche,Andrewyyo coincidimos en las terrazas ynos tomamos unas cervezas juntos mientras contemplamos el mar. Lecomento la marcha de Candela durante tanto tiempo, y él me haceentender,comolohanhechomisamigas,quemimaneradeprocedereslaideal.Cadadíameconvenzomásdeello,apesardequeséquemicorazónlovaasufrir.

Unadelastardes,terminodedarlelacomidaamipitufaylaacuestoparaquehagalasiesta.SihayalgoqueCandelanoperdonaessusiesta:eneso me ha salido muy española. Entonces, de pronto oigo una voz demujer.Intrigada,buscoellugardedondeprocedeelsonidoy,alentrarenmihabitación,lavozdeaquéllaseintensificaycaigoenlacuentadequelahabitacióndeAndrewylamíasóloestánseparadasporunapared.

Vaya...,vaya...,¡quéparedmásindiscreta!Incrédula, escucho cómo hacen lo que a mí me gustaría estar

haciendoy,cuandonopuedomás,salgodelcuartoycierrolapuerta.Noquierooírmás.

Deprontosuenamimóvilycorroalsalónparacogerlo.—Buenasssssss.¿Cómoestámiamigapreferida?Me alegra oír la voz de Yanira. La quiero con toda mi alma y,

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dejándomecaersobreelsofá,respondomientrasbajolavoz:—Quesepasque,enestemismoinstante,elvaqueroestáechandoun

polveteenlahabitacióndeallado.—Pero¿quémedices?—Loquehasoído...,¡queseoyetodo!Vamos,quesólomefaltanlas

palomitas y las gafas 3D. —Yanira se ríe y yo protesto—: No te rías,tulipana.Comonuncahabíatenidovecinosenlacasadeallado,nosabíalofinasqueeranlasparedes,yuff...

—Respira, Coral. Como tú me dices, respira, que te estoy viendovenir.

—Joder,esquemeestáponiendolosdienteslargos.Yanirasigueriendo.Meconocemuybien.—Vamos a ver, entiendo que no sea cómodo oír eso de tu vecino,

pero...—He cerrado la puerta demi habitación. Por suerte, si no afino el

oídonomeentero.Meríoaldecireso,yYaniraprosigue:—Bueno,encuantoalamarchadeCandela,tranquila,todovaasalir

bien,ylapequeñaestaráperfectamente.SabesqueJoaquínlatratarácomotúomejor,y...

—Lo sé —la corto—. Pero, Yanira..., ¿qué voy a hacer sin ella?Ahoraquenotengotrabajo,¿quépuedohacer?

—¿QuétalsitevienesaPuertoRicoconnosotros?EselcumpleañosdelaTatayvamosareunirnostodosallíenunafiestasorpresa.

Suspiro.LaTataeslamujerquehacriadoaDylan,aTonyyaOmarFerrasa, losmaridos demis amigasYanira,Ruth yTifany. Siempre quevoyaPuertoRico, tantolaTatacomoAnselmo,elpadredelosFerrasa,merecibenconmuchocariño.Aunasí,respondoconunasonrisa:

—No.Yonopintonadaallí.—Pero¿quétonteríaesésa?Séquetienerazón,peroaunasíinsisto:—Yanira,séquemeadorancomoyolosadoroaellos,perovosotras

vaisconvuestrosmaridosylosniñosyyovoyaestarsola.—Pero,vamosaver,Coral...,nomeseasDramacienta.—Quenoooooooo,ynoinsistas.Porfavor,intentaentenderme.Duranteunratodiscutimosanuestramanera.Lobuenoquehayentre

Yanira y yo es que sabemos que nuestras discusiones no son graves y,

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cuandoladamosporfiniquitada,ellaagrega:—Vale,cabezota.NovengasaPuertoRico,peroquesepasquetevas

a perder una buena fiesta, en la que bailaremosmucha salsa, y te vas aaburrirsolaenLosÁngeles.

Asiento.Séquetienetodalarazóndelmundo.—Aprovecharéparatomarelsolyponermemorena—digo.—¿Qué tal si piensas en la propuesta de abrir tu propio negocio?

Cuandosevayalaniña,puedescomenzaramirarlocalesyesascosas.Sabía que finalmente Yanira me lo recordaría y, como no estoy

dispuesta a enfrascarme en otra de nuestras ridículas discusiones,respondo:

—Loharé.Teprometoqueloharé.Diezminutosdespués,cuandocuelgo,conelánimomásarribaque

antesdehablarconYanira,melevanto,abrolapuertademihabitacióny,porsuerte,comprueboquelosruiditosindiscretoshancesado.Sonriendo,decidodarmeunaducha,peroantesvoyaveraCandela.Estátotalmentedormida,¡quéceporritaes!,yenciendoelintercomunicadorparaoírlasimellama.

Conelreceptorenlamano,entroenelbañotarareandounacancióndeYanira, lodejo sobre el lavabo,medesnudoymedispongoadarmeunaducharápidacuandodeprontooigounarisademujer.Endécimasdesegundo séqueprovienede la casade al lado.La risavuelve a sonar yentoncesoigolavozdeAndrew,aunquenoentiendoloquedice.

Esomeatosiga;saberqueestáconunamujeralotroladodelaparedme confunde. Sin embargo, como no estoy dispuesta a bloquearme poralgoquenimevanimeviene,memetoenladuchaparacontinuarconlomío,peroentoncesunosgolpessecosseguidosporunosdébilesgemidosmeparalizan.

Cojo laesponjaconcuidadoy,mientras leechogel,miro lapared.Los golpes continúan y, ahora, los gemidos de ella son cada vez másfuertes.

—Eso,ritmo...,noperdáiselritmo—memofodivertida.Nohayquesermuylistaparasaberloqueestáocurriendoenelbaño

contiguo.Y,comonotengoremedioyreconozcoquesoytancotillacomomimadre,pegolaorejaalaparedyescucho.

¡Menudafiestecitadelgemidosetraenesosdos!Sin poder remediarlo, siento un calor que me recorre el cuerpo.

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Bueno,másqueuncalor,loqueestoypillandoesuncalentóndelquince,hastaqueesosdosdejanescaparunlargogemidodesatisfacciónquemearrancahastaelalmaylosgolpescesanderepente.

Conunosojoscomoplatos,elcalentónportodoloaltoyelcorazónacelerado,despego laorejade laparedy,dispuestaaenfriarme,abroelgrifodelagua.¡Necesitoagua!Peroestoytanatontadaporloqueacabodeoírquenomedoycuentadequeheabiertoelaguacaliente.

Trasmaldecirporlobajocomouncamionero,accionolosmandosdeladuchayregulolatemperaturaparaqueelaguaseenfríe.Unavezloconsigo,memetobajoelchorro.Lonecesito.

Mientras el agua cae sobremi piel, intento olvidarme de lo que heoídoynopensarenlocotillaquesoy.

NomecabelamenordudadequeAndrewloestápasandobien,peroque muy bien, con alguna de sus «preciosas» al otro lado de la pared,mientrasyocotilleocomolaviejadelvisillo.

¡Pa’matarme!Congarboysinquererpensarenlopatéticodelasituación,mefroto

el cuerpo con la esponja y, al enjuagarme, noto que tengo la pielenrojecida.

—Eso...—murmuro—,ahoravoyymedespellejo.Veinte minutos después, una vez me he secado y dado crema, me

acercoalequipodemúsicaydecidoponermeamiPabloAlborán.Miraquemegustaesavozque tiene, tanaterciopelada.Lamúsica inundamisoídos mientras me estoy poniendo unos rulos en el pelo para que mequedemásahuecado,cuandooigoelrepiqueteodeunostaconesentrardenuevoenelbaño.LatipaqueestáconAndrewsehapuestolostacones.Elrepiqueteodepronto se alejay, como si nohubieraunmañana, salgo atoda lechedelbañoycorrohacia lapuertaparaatisbarpor lamirilla,aversisale.

Instantes después oigo cómo la puerta de Andrew se abre, y él,desnudodecinturaparaarriba,contansólounosvaquerosdecinturabaja,sale junto a una—¡cómo no!—pelirroja escultural. Sin dejar de espiarpor la mirilla, veo entonces que caminan hacia la salida del portal y,cuandolleganaél,sebesan,sebesanysebesanhastaqueAndrewcortaelbesoyellaseva.

EnmiestéreocomienzaasonarRecuérdame.[3]Cómomegustaesacanción.

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Sinpoderdejardemirar,mientrastarareoensilenciolacanción,veocómoAndrewcierra el portal, seda lavueltay regresahacia supuerta.Camina con las manos metidas en los bolsillos y una sonrisita. ¡Quésinvergüenza!

Perolarespiraciónsemeentrecortacuandoobservoqueseparaantemipuerta.¿Vaallamar?

¡No,porDiosssssssssssss,quellevolosrulospuestos!No me muevo. Me convierto en una piedra, y dejo de tararear la

canción.Me da la sensación de que, si me muevo, sabrá que he estado

espiándolo.Entonces,mira hacia el suelo. Intuyo que piensa si llamar ono,hastaquefinalmentesetocaelpelo,seloretiradelacara,sevuelvehacialapuertadesucasaydespuésoigocómolacierra.

Conelcorazóndesbocado,apoyo la frenteenmipuerta,cierro losojosyrespiro,porfinpuedorespirar.

Esa misma tarde, me bajo con mi Gordincesa a la playa. Allí, mejuntoconunasmamisdelaguarderíaadondevaCandela,yloschiquillosrápidamenteseponenajugarmientrasnosotrashablamos.Meencantaveramipequeñarelacionarseconotrosniños.Adorosusgestoscuandohablaconellosycómomuevesusmanitasregordetas.¡Quélindaes!

Entonces,deprontosientoquealguiensesientaamiladoy,almirar,veoaAndrew,quedice:

—Haceunbuendíadeplaya.En cero comados segundos,mi boca se reseca. Siento lasmiradas

interesadasde lasmamisde lospequeñosypiensoen loocurridohorasantesenelbaño.Suspiro,memantengofirmee,intentandoparecerunatíasegurademímisma,respondo:

—Hombre,¡hola!—¿Te has cambiado el peinado? —pregunta señalando mi pelo

ahuecado.Sonríoalpercatarmedequesehadadocuenta.—Sí.Peronomegusta:parezcounmarujón.—¿Unmaruqué?—diceélsonriendo.Sé que la palabra marujón la he dicho en español y él no la ha

entendido,porloqueleexplico:—Estaba aburrida y he experimentado con mi pelo, algo que no

volveréarepetir.Soyunapésimapeluquera.

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Ambossonreímosy,acontinuación,nosquedamosensilencio. ¡Noséquédecir!Estoes,comopoco,inaudito.¿Cuándountíomehadejadoamísinsaberquédecir?

Depronto,Andrewselevanta,veoquesedirigeadosdelasmamisqueestándepieenlaorillay,trashablarconellas,caminahaciamíydicetendiéndomelamano:

—Venga,vamosabañarnos.Lomiro.Pero¿quédice?Alverquenomemuevo,insisteseñalando

alasmamis,quenosmiranconunaincreíblesonrisa:—Ellas cuidarán de Candela unos minutos mientras nosotros nos

damosunchapuzón.—No...,nomeapetecebañarme—consigodecir.Sin embargo, antes de que pueda añadir nada más, el grandullón,

vestido con un bañador largo y rojo con flores blancas, se agacha,meechaalhombrocomosifueraunabaladehenoyreplica:

—Venga,noseasperezosa.Alvereso,lasmamissonríenyaplauden,mientrasyomequejoyme

sientocomosifueraunsacodecebollas.Sinlugaradudas,ladelicadezasólolaguardaparasus«preciosas».

—¿Quieres soltarme? —protesto al notar que soy el centro deatención.

Andrewnomehacenicasoy,cuandocomprueboqueelagualellegaporlacintura,meizaentresusgrandesmanoscomosifueraunaplumillaymelanzaalaire.

Traselchapuzón,sacolacabezay,retirándomeelempapadopelodelacara,gruño:

—Joder...,doshorasdedicadasamipelo,¡alamierda!Andrewmemirayseríe.—Perosimehabíasdichoquenotegustaba.Suspiro.Tienerazón:lehabíadichoeso.Pero¿porquéhatenidoque

mojarme?Entoncesélsesumergeenelagua.Depronto,notoquemeagarran

porlasrodillasy,cuandosale,yantesdequeyopuedadeciralgo,vuelvealanzarmeporencimadesucabeza.Estavez,másprevenida,micaídaesmás elegante y, cuando asomo la cabeza de nuevo y veo cómo sonríe,murmurosonriendoamivez:

—Éstamelavasapagar.

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Acontinuación,seplantaantemíybromea:—Vamos, no me apetecía bañarme solo. Es más divertido

acompañado.—Nohacefaltaquejuresquenotegustabañartesolito...—lesuelto

depronto.¡Mierda!Pero¿quéacabodedecir?Como siempre, he hablado antes de pensar y, antes de queAndrew

puedapreguntar,melanzocontraélparaahogarloyduranteunbuenratojugamoscomodoscríosaverquiénahogamás.

Cincominutosdespués,ytrashabertragadomásaguadelaquemehabríagustadoporreírocaerconlabocaabierta,meinmovilizajuntoaél,ymesientoagotadaporlaluchaquenostraemos.

—¿Terindes?—¡¿Yoooooooo?,niloca!—¿Quieresseguirpeleandoconmigo?Ay..., ay..., ay..., que lo tengo muy cerca. Ambos estamos mojados,

alteradosporeljuegoydivertidos.Subocaylamíasehallanamenosdecuatrodedos.

—Vaquero,eresunabusón—respondo—.Siyomidieraypesaraloquetú,teaseguroqueteibaamachacar.

Andrewsonríemientraspercibosuoscuramiradasobremí.Sentirsusedosa piel contra la mía hace que mi cuerpo, mi mente y toda yorememoreaquellanochequepasamosjuntos.

Finalmente,élmesueltaenelaguayreplica:—Tienesrazón.Noestamosenigualdaddecondiciones.Asiento,miro hacia la orilla y, al ver quemi pequeñame observa,

digodisponiéndomeasalir:—Tedejo.CreoqueCandelaquierealgo.Andrewnodicenaday,mientrasyocaminohacialaplaya,enunade

lasocasionesquemirohaciaatrás,veoquesealejaensentidocontrarionadandoabraza.

Alterada, le sonrío a mi pequeña, aunque todavía siento las manosjuguetonasdeélsobremicintura.

—Pero, Coral, ¿quién es ese tío tan sexi?—pregunta la mamá deMirta.

—Se llama Andrew y es un amigo—respondo mientras cojo una

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toallaparasecarmelacara.—Puesmeencantatuamigo—cuchicheaellaacontinuación.Yosonríoyomitoqueamítambiénmeencantay,sinpoderevitarlo,

nosechamosunasrisasasucosta.Laverdad,cuandolasmujeresnosjuntamosparahablardehombres,

¡somostremendas!Loquenoseleocurreaunaseleocurrealaotra,yeltemavadesvariandohastadecirverdaderasbarbaridades.

¡Ydicendeloshombres,cuandonosotrassomospeores!Aisss,siellossupieran...Minutosdespués,elobjetodenuestroscomentariossaledelaguayle

dicealgoamihija,que loabrazaconcariño,y tambiéna losniñosqueestánconella.Luego,sinacercarseamí,meguiñaunojoquemehaceserla purita envidia de lasmamis, damedia vuelta y se encamina hacia sucasa,mientrasyosonríoyoigolasburradasquelasmamásmeaconsejanquepractiqueconél.

Esa tarde,nadamásentrarenmiapartamento,suenael timbrede lapuerta. Un mensajero me trae los ingredientes para hacer la tarta decumpleañosparaAdányBrian,loshijosdeRuth.

Unavezfirmoelalbaránconlorecibido,llamoacasademiamiga.—¿Dígame?QuiencogeelteléfonoesJenny,lahijamayordeRuthyfuturaactriz

de culebrones. No hay nada que le guste más a esa canija que vertelenovelas,aunquesumadreselotieneprohibido,ynopodemosmásqueecharnosareírcuandoéstanosveycomienzaconsuparticularformadehablar.Jennyesunaniñaquedepequeñanolopasóbienporproblemasmédicos,peroactualmenteestáestupenda.

—Hola,tesoro—lasaludo—.¿Cómoestás?Tras unos segundos en silencio, en los que oigo uno de sus

lastimosossuspiritosysoyconscientedequesabequesoyyo,responde:—Fatal,tíaCoral.Jamásenmividavolveréacreerenelamorpuroy

verdaderoporquemeacabandepartirelcorazón.Melohandestrozado,melohanpisoteado,melohandescuartizado,y...

Yoescuchoboquiabierta,yentoncesoigolavozdeRuth,quedice:—Jenny,porelamordeDios,dameelteléfono,veteatuhabitacióny

hazlosdeberesdelcolegio.—Perobueno,¿quéleocurre?—preguntopreocupada.—Nada, hija—contestaRuth al reconocermi voz—.Que acaba de

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terminar de ver la telenovela que le gusta y el tal Fernando AntonioVascongadas ha dejado plantada en el altar aMaría de lasMercedes deRionegro,yyasabeslodramáticaqueesmipreciosaniña.

Ambasreímos.SindudaJennyesunabuenapiezademuseo.Durante un rato hablamos de la pequeña, hasta que recuerdo el

motivodemillamada.—Oye..., te llamabaparadecirtequeyaherecibido los ingredientes

paralatartadelosgemelos.—Ay,Coral,gracias,peroyatedijequesinoteapetecíano...—Pues claroquemeapetece, tonta—la corto—.Espara tus niños,

que son como si fueran míos, y van a tener la tarta más preciosa desuperhéroesquepuedapreparar.

Dicho esto, hablamos un ratitomás y, cuando nos despedimos,mevuelvohaciaCandela,quevedibujitos en la tele, yme siento conella averlos.

Esanoche, tras acostar amiGordincesa, voy a la nevera, sacounacervezay,cuandosalgoalaterraza,mesorprendoalverqueAndrewestásentadoenlasuyaconlaspiernassobrelabarandilla.

—Buenasnoches,vaquero—losaludoporcortesía.Élmemira.—Buenasnoches,morena.¡¿Morena?!Esomehacegracia,ymesientoenunademissillas.Duranteunbuenrato,cadaunoensuterraza,hablamosdecientosde

cosas. Entre ellas, Andrew me dice que Ruth le ha pedido que, cuandoacabe la tarta de los niños, él la recoja y la lleve a su casa. Yo asientoencantada.Nohayproblema.

Despuésdeeso,hablamosdelmar,delasestrellas,delosviajesquehemoshecho,hastaquefinalmenteambosacabamosdepie,apoyadosenlabarandilla,unoalladodelotro.

—¿En serio que, cuando Yanira y tú desembarcasteis del crucerodondetrabajabaisenGénova,osrobaron,osdejaronsinnadayacabasteisenlacomisaría?

Recordaraquellomehacesonreír.—Sí, amiguito, sí. Pero, por suerte para nosotras, Yanira llamó a

Francesco, un amigo suyo que vive en Portofino, y éste vino a pornosotrasynosacogióensucasaduranteunosdías.Porcierto,allíconocí

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aun tipo llamadoGiacomo, al que apodéGiacomoelPaquetoni por lomuchoquelegustabamarcarsusencantos.

Andrewríe,ríeyríey,cuandodejadehacerlo,murmura:—Morena,llevabaañossinreírasí.¿Morenaotravez?Y,sinquererremediarlo,pregunto:—¿Porquémellamasmorena?—¿Acasoeresrubia?—Yoniegoconlacabezay,acontinuación,él

pregunta—:¿Túnomellamasvaqueroporunafotoquehasvisto?—Denuevo,asiento—.SéquetellamasCoral,comoséquetúsabesqueyomellamoAndrew,¿ono?

Asiento.Elhechodeque sepaminombremehacegracia,y sonríocuandodenuevocuchicheatrasdarleuntragoasucerveza:

—GiacomoelPaquetoni...,peroquégraciosaeres.Vale.Lovaarreglando.Yanosólonosoypreciosa,sinoqueencima

soygraciosa.Estávistoqueleinteresomenosqueunmejillón,peromira,casiquemejor.Espreferiblenoconfundiramistadconotracosa.

Deprontoseoyeunruiditoyambosnosdamoscuentadequeessumóvil. Tras tres timbrazos, Andrew lo coge y habla delante de mí. Susonrisa se expande y, guiñándomeun ojo, veo que escucha hasta que looigodecir:

—Ah, sí..., eres la azafata queTysonme presentó hace dos noches,¿verdad?—Denuevo,silencio—.Deacuerdo.Setecientoscuarentayseis.Dentrodeunahoraestoyentuhotel,preciosa.

Con disimulo observo elmar y, cuandoAndrew cuelga, lomiro ydice:

—Tedejo.Voyasalir.Asientoy,conlamejordemissonrisas,ledeseo:—Pásalobien.Élme guiña un ojo y, antes de encaminarse al interior de su casa,

afirmaconunasonrisaquemeponelacarnedegallina:—Nolodudes,morena.Cuandoentroenmisalón,unextrañorunrúnmecorroepordentro.

Pero¿quénaricesesperodeunligónasí?Y,sinquererpensarenello,memeto en la cocina, abro las cajas que he recibido y, tras sacar variosingredientes,comienzoapreparar la tartaparaelcumpleañosdeAdányBrianmientrascuchicheo:

—Ea,morenagraciosa...,¡acurrar!

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7

HoyeselcumpleañosdelosgemelosdemiamigaRuth,yellaysuguapomarido,Tony,hanorganizadounfiestorroinfantilporlatardeensucasa.Comoyahedicho,yomeencargabadeprepararlatarta,yhehechounade mis maravillas. Está mal que lo diga yo, pero la tarta que me hecurradodebizcocho,chocolateynataconcoberturadechocolateblancomehaquedadodemuerte,ymáscuandoposicionoestratégicamentesobreellalossuperhéroesquehecomprado.

A las doce de lamañana, suena el timbre demi puerta.Abro ymeencuentroconAndrew.

—Vengoarecogerunatarta,¿latienesya?Asiento.Lohagopasary,cuandoentraenelsalón,miGordincesase

levantay loabrazacomosi loconocierade toda lavida.Miniñaes tancariñosa... Al sentir sus manitas alrededor de las piernas, Andrew seagacha,mihijalesueltaunmuayéllesonríeypregunta:

—¿Quéves,cielo?Laniñaseñalaeltelevisoryrespondeensulenguaparticular:—Fozen,AnnayladeinaElsa.Andrewasiente.Estoyconvencidadequenohaentendido loqueha

dichoy,alnotarsumiradaenbuscadeayuda,indico:—Candela es una enamorada, como yo, de la película de Disney

Frozen.LegustamucholareinaElsaysuhermanaAnna,¿verdad,cariño?MiniñaasienteyAndrewsonríe.Sigoconvencidadeque loquehe

dichosiguesonándoleachinoy,cuandoésteledaunbesoenlamejillaalaniña,digoenespañol:

—Corre,cariño,veysigueviendolapelícula.Candelaobedece,sesientadenuevoenelsillónburdeosycogeentre

sus brazos su peluche de Peppa Pig. Entonces observo que Andrewme

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mira.—Claro, tú eras española...—señala—.Québuena ideaque le estés

enseñandoelidioma.Asiento.—Desdequenació,supadreyyoquedamosenqueéllehablaríaen

inglésyyoenespañol.Enlaguarderíatambiénlehablaninglés,peroellame entiende perfectamente. Los niños son como esponjas, y hay queenseñarlesdesdepequeñitos.

Él asiente con la cabeza, es evidente que está de acuerdo conmigo.Luego,mirandoasualrededor,comenta:

—Québonitoapartamento.Esomehacegracia.Suapartamentoyelmíosoniguales,porloque

replico:—Sisacaraslascosasdelascajas,seguroqueeltuyoseríaigualde

bonito.Andrewvuelveareír.Quésonrisatanbonitatiene...Acontinuación,suspiroyseñaloendirecciónamicocinaabierta:—¿Quéteparecelatarta?Aldarselavuelta,parpadeaymemirasorprendido.—¿Estolohashechotú?—pregunta.Orgullosademiobra,asientoyañadoconguasa:—Vaquero,estásanteunadelasmejoresreposterasdeLosÁngeles.

Y,venga,yaquemeestoytirandoflores,tediréquetambiéncocinera.Esmitrabajoysemedamuybien.

Fascinado, se acerca a la tarta para admirarla.Me gusta ese detalleporsupartey,trascomentarlemásomenoscómolohehechotodo,conmucho cuidado lameto en una caja enorme y, cuando él la coge, digodándoleunabolsa:

—Éstossonlossuperhéroes.DileaRuthquenoloscoloque,yalospondréyocuandollegue,¿deacuerdo?

Cargadoconlatartaylabolsadelossuperhéroes,Andrewasiente.—¿Quieres que os recoja esta tarde a Candela y a ti para ir al

cumpleaños?—preguntaacontinuación.Laofertaestentadora.Losdospartimosdelmismopuntoparairal

mismositio,perotraspensarloniegoconlacabeza.—Gracias,peroiremosenmicoche.Élnoinsiste,sinoqueselimitaadarmediavueltayasalirdemicasa

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y,antesdecerrarlapuerta,leadvierto:—Tencuidadoconlatartaomelaspagarás.Andrewsevuelve,memiraysonríe.Actoseguido,cierro lapuerta

demicasaycomienzoa recoger lacocina,mientras laansiedadqueyomismameprovococadavezqueloveocomienzaaaplacarse.

Esatarde,cuandoCandelaselevantadelasiesta,lepongoaminiñaunpreciosovestiditoazulcieloqueTifanyleregalóyquelahaceparecerunbomboncitoesponjoso.

Después,nosmetemosenmicocheyconduzcomientrascantamos.Tras aparcar en la enorme entrada de la casa de mi amiga, mi

pequeñayyocaminamosdelamanohaciael jardíntrasero,dondeestánDylan,Yanira,Omar,Tifany,David,Manuel,Linda,Tony,Ruth,Valeria,sunovio,Anselmo,laTata,otraspersonasquenoconozcoylosniños.NomesorprendoalveraAndrewallí,conunpantalóndevestiryunacamisagris.

Michiquitina,queestremendamentecariñosa,repartebesosadiestroysiniestroy,encuantodivisaaAndrew,seletiraalosbrazos.Cuandolaveohacer eso,miro amis amigas y comprueboque todasmeobservancon una sonrisita. ¡Qué perrotas que son! No obstante, sin hacer caso,prosigo con los saludos y, tan pronto como llego hasta Anselmo, elsuegrodeYanira,éstememiraydicejuntandolascejas:

—¿QuéesesodequenoquieresveniraPuertoRico?Sonrío.SindudaYanirayasehaidodelalenguaconél,yrespondo

trasdarleunbesoenlamejilla:—Tengoplanes,Anselmo.Poresonovoy.El hombre asiente. No sé si me cree, pero desaparezco de su lado

antesdequecomienceconuntercergrado.Al ver a los niños, Candela corre hacia ellos. Quiere jugar, y yo,

encantada, me siento con mis amigas, aunque antes de que digan nadaaclaro:

—Esmi vecino y ha pasado a por la tarta estamañana.Candela loconoce y ya sabéis cómo es de cariñosa. Por tanto, tema zanjado,¡¿entendido?!

Yanirasonríe.Sabeloquemepasaconesetío,peronodicenada.Hablamosdelmesecitoquevamosaestar sinvernos.Lascuatro se

marchan con sus parejas de vacaciones y se quejan porque no lasacompañe.Susprotestasmedanigual.Hedichoquemequedoymequedo

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enLosÁngeles.Trasoírtodoloquetienenquedecir,deprontoTifanycomenta:—¿Sabéis,cuquis?Hedecididodaruncambiodrásticoamipróxima

coleccióndelencería.Todas lamiramossorprendidas:sihayalguienaquienno legustan

loscambiosdrásticos,ésaesTifany.—Cuando dices «cambio drástico», ¿a qué te refieres?—pregunta

Ruth.Tifany, que está tanmonay guapa como siempre, ymás desde que

volvióconOmar,seatusasupelorubio.—¿A que, en lugar de utilizar colores suaves y delicados, vas a

emplearcoloresexquisitosymimosos?—memofo—.¿Meequivoco?Valeria,queestanmalhabladacomoyo,replica:—Peroquéporculeraeres,jodía.—¡Serásperra!—respondoyoriendo.Tifanynosmiray,ladeandolacabeza,protesta:—Aissss,quéordinariasymalototasquesoisssssssss.Yanira sonríe, sacude la cabeza y, cuando va a decir algo, Tifany

retomalapalabra.—Pues que sepáis que me superencantaaaaaaaaaa lo que se me ha

ocurrido.Yosdiré,pequeñas incrédulas,queconmipróximacolecciónvoyasacareldemonioperversoysalvajequehayenmiinterior,envezdelahaditadivinaychispeantequeconocéis.

¡Cri,cri...!¡Cri,cri...!Todas nos miramos, y hasta me parece oír grillos cuando Yanira

pregunta:—Pero¿tútienesundemonioperversoysalvajeentuinterior?Lapreguntanoshace reír a todas.Tifanyesunalmacándida,y sin

inmutarseafirma:—Por supuesto, cuqui. Y todo se lo debo a ese dulce bichito que

sonríealfondodeljardínyamisincreíblesymaravillososmomentosconél.

Todas miramos hacia el lugar donde señala y, al ver a Omar, sumarido,Tifanysonríe.

Surelaciónconélfuedelatempestadalacalmaabsoluta.Omarpasóde ser alguien despegado de la familia a convertirse en un hombreabsolutamentededicadoasumujeryasushijos.Nuncapenséquepudiera

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ver una transformación semejante en un hombre como él, pero sí, loreconozco:Omarnosenseñóque,poramor,laspersonaspuedencambiarsiquieren.

—Mibichito es la cositamás cariñosa y dulce delmundo—insisteTifany—.Voyacrearunacolecciónconcueronegro,sedaysaténquesellamará«Midulcecorazón»,yselavoyadedicarúnicayexclusivamenteaél.

Denuevo,todaslamiramosy,enciertomodo,nosemocionamosalverlatanfelizyenamorada.

—A ver, cuquis—insiste—. ¿Recordáis que hace cerca de un mesOmar y yo nos fuimos de fin de semana solos para celebrar nuestroaniversario?—Todasasentimos,yTifanyañade—:Puesdeahívienemiinspiración,y...

—Ay,Diosito,mamitalinda,quéfatiguitamáshorrorosaquetengo,por Dios..., por Dios... —interrumpe Jenny, la hija de Ruth, como unvendaval—. Mamita, Adán el Mofeta ha hecho una de las suyas en lacocina,ydicepapiquetienesquevenir¡urgentísimamente!

Enseguida, todasmiramos a esa niña a la que adoramos. Ruth nosobservaconcaradecircunstanciasalverquetodasnoslevantamosydice:

—Chicas...,serámejorqueosquedéisaquí,enseguidavuelvo.—Yoteacompaño—insistoalverquelaniñamemira,yluegoles

pidoalrestoquesequeden.Según nos dirigimos hacia la cocina, veo que Candela corre en

dirección a Andrew, que está hablando con Dylan. Llega hasta él y,abriendolosbrazos,lepidequelacoja.Élsonríey,trascogerlaentresusbrazos,ledaunmordiscoenelcuelloquelahacereíracarcajadas.

—Bueno..., bueno..., cuánta familiaridad, ¿no? —cuchichea Ruthagarrándomedelbrazo.

—Yporquenohasvistolosmuasquesepegan—memofo.AmbasreímosyluegoRuthañade:—Andrewesmuyniñero.Siemprehaqueridomuchoamishijos.—¡Québien!—exclamo.Peroacontinuación,meapresuroaaclarar

—:Somosvecinosytenemosbuenrollo.Pocomás.—¿Pocomás?Pongolosojosenblanco.—Sí.Pocomás.MiraqueeresCelestina.—Creoquetegusta.

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—Ya él le gustan las pelirrojas—digo dándole un tirón a su rojocabello.

Ruthsueltaunacarcajaday,cuandosedisponeahablardenuevo,yomeadelanto:

—Sabesquetengoojosenlacara,peronisoysutiponiéleselmío,yconunanochedesexoquetuveconélfuemásquesuficiente.

—Andrewesuntipoestupendo.Eseducado,considerado,algorudoenocasiones,perotranquilo.Aunquenoséporquénuncadaunasegundaoportunidadalasmujeres.

—Quizálerompieronelcorazón.Ruthsuspira.—No lo sé. Nunca he hablado con él al respecto. Andrew es muy

reservadoparaesostemas,perocreoque,siteconocieramásafondo,leencantarías.

—Enlacama,¡teloaseguro!—afirmodivertidaalrecordarnuestranoche juntos—. Pero, fuera de ella, somos polos opuestos y nosmataríamos.

—¿Nuncahasoídoesodequelospolosopuestosseatraen?—Tonterías.Ruth vuelve a sonreír cuando de prontoTony, sumarido, nos para

antesdeentrarenlacocina.—Cariño,tenemosunproblemón—anuncia.—¿Losniñosestánbien?—preguntaRuthasustada.—Divina y gloriosamente bien, mamita, pero ha sido Adán —

interviene Jenny—. Ese enano cabezón y mofeta maloliente se haenrabietadoporqueBrian loha llamadollorica,yelmuyperverso lahaliadoymucho...,mucho,¡muchísimo!¿Verdad,papi?

Conunacandorosasonrisa,Tonyordenacallarasuhija.—Pero,vamosaver—gruñeRuth—,¡¿vaisadecirmedeunasanta

vezloquepasa?!—Cielo—le aconseja Tony tras intercambiar unamirada conmigo

—,respiraynoteenfadesexcesivamenteconloquevasaver.Y,sinmás,abrelapuertadelacocinayvemosmitartadesparramada

sobrelaencimera,aBrianconpartedelamismaenlacarayenelcuelloyalapobreLucía,queeslaseñoraqueseocupadelacocina,limpiandoangustiada.

—¡Ostras!—exclamo.

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Ruthsellevalasmanosalpecho.—Pero¿quéhabéishecho?—Puesnimásnimenosquecargarselatarta—afirmaJennyjustoen

elmomentoenelqueTonylepidequesevayaajugarconlosotrosniños.Adán,queestáal ladodesuhermanoconmenostartaenelcuerpo,

sonríe con cara de golfo, y Tony, que no puede evitarlo, lo imita yresponde:

—Como te ha dicho Jenny, se estaban peleando, han entrado en lacocina y, al parecer, Adán ha cogido la tarta... Lo siento, Coral... —prosiguemirándome—.Sientoquetodotutrabajohayaacabadoasí.

Amímeentra la risa,perodisimulo.Nuncahabíavistounademistartasasí.Entonces,Tonydicemirandoasumujer:

—Cielo...,sueltaloquepiensas,quenoesbuenoquedárselodentro.—¡Mecagoenvuestropadre!—gritaella.TonysuspirayRuthsisea

acalorada—: ¡Ahora no tenemos tarta especial! ¿Qué hacemos? —Y,mirando a Adán, señala—: Tú, vas a estar castigado el resto de tuexistencia,¿entendido?

El crío deja de sonreír y, cuando Brian, su gemelo, se mueve, nopuedocontenermemásy,trassoltarunarisotada,exclamo:

—PorDios...,perositienetartahastaenlasorejas.Dossegundosdespués,Tony,Ruthyyonosestamospartiendoderisa

mientras ayudamos a la pobre Lucía. Entonces aparece Andrew en lacocinay,antesdequediganada,cuchicheo:

—Nopreguntes...,eslomejor.Cuando por fin nos tranquilizamos, Ruth, que vuelve a la realidad,

nosmiradesesperaday,antesdequehable,meapresuroadecir:—Tranquila.Loarreglaréyhabrátarta.—Pero¿cómovasaarreglaresto?—preguntaTonysorprendido.Yo le guiño un ojo y, al tiempo que los hago salir de la cocina,

indico:—Venga...,idabañaraestosenanosydejadmeamí.CuandoellossevanymedejanenlacocinaconAndrew,lomiroyle

digo:—¿Meayudas?—Claroquesí—asienteél—.Peroyonotengoniideade...—Necesito que vayas a la tienda que hay al principio de la

urbanización.Tranquilo, está abierta, la hevisto al venir...Compraunos

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paquetes gigantes que hay de KitKat. Necesito dos: uno de chocolateblancoyotrodechocolatenegro.TambiénnecesitaréM&M,¿sabesdeloque hablo?—Él asiente de nuevo—. Trae cuatro bolsitas sin cacahuete.Venga,manosalaobra.Mientrasteespero,prepararéloquehepensado.

Sin tiempo que perder, Andrew se marcha y yo le pido losingredientesquesemeocurrenaLucíayloscacharrosquenecesito.Ellaseapresuraabuscarlosylosponedelantedemí.

Tambiénlepidounosguantesdegomanuevosy,cuandomelosdaymelospongo,señalomirándola:

—Ahoraquelotengotodo,preferiríaquemedejarassola.Lamujersaledelacocinaconunasonrisa.Esunamor,ycomienzoa

recuperarelbizcochoconchocolateynataquepuedo.Conmaestría,sobredosplatosenormes,empiezoadarleformaala

masa. Fundo el chocolate blancoy negro queLucíameha dado, utilizounasgalletasytambiénpreparounacrema.EneseinstantellegaAndrewconloquelehepedido.

—AbrelosKitKatycomienzaasepararlosporporciones—ledigo.Él obedece y yo empiezo a untar una de las tartas con la cremade

chocolate con leche que he preparado. Una vez la he pintado toda,dispongo los KitKat de chocolate blanco alrededor de la misma y,mirandoaAndrew,digo:

—Teagradeceríaquefuerasadondeestánlosregalosyquitarasunpardecintasdecolores.LasvoyanecesitarparasujetarlosKitKatyquenosecaigan:elchocolatetodavíaestámuytiernoynosehanpegadobien.

Sinhablar,saledelacocinay,segundosdespués,entracondostiras,unaplateadayotraazul.LascojoyrodeolatartadeKitKatblancoconlatira azul y, tras hacer un lazo y sentir que está bien sujeto, vierto máschocolatecon lecheporencimaydespuésdispongo laspastillitasdeKitKat.

Sinpararmeamirarlatarta,rápidamenteyconlaayudadeAndrew,decorolaotra.Enestaocasión,losM&Mquelarodeansondechocolatenegro,porloque,unavezleponemosellazoplateado,viertoporencimael chocolate blanco. Cuando terminamos de decorarla con los M&M,Andrewmemiraymurmura:

—Erestodaunaartista.Nuncaimaginéquepudierashaceralgoasí.Sonrío,lomiroypienso:«¡Loqueteharíayoati!».Sinembargo,decidoquitarmeeltemasexualdelacabezayvuelvoa

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observar las tartas. El resultado visual es perfecto y, encogiéndome dehombros, afirmomientrasmeto un dedo en el chocolate blanco que hasobradoymelochupo:

—Tú también eres un artista. Lo hemos hecho entre los dos, no loolvides.

Andrewsonríe.Sindudalohesorprendido.—¿Puedoprobarelchocolate?—preguntaentonces.Asiento.—¿Blancooconleche?—Conleche.Sin dudarlo, cojo una cucharita y la meto en el chocolate, pero

cuando se la tiendo,Andrewniega con la cabeza.Acontinuación,me laquitade lamano, ladeja sobre lamesay, tras llevarmisdedoshasta elrecipientedelchocolate,losmeteyselosllevaalaboca.

—Prefieroprobarloasí—dicemirándome.Joderrrrrrrrrrrrrr,¡quémomentomáserótico!Madremía..., madremía..., que yo creo que unmomento así lo he

leídoenciertolibrodeerótica,¡ymeestápasandoamí!De pronto siento el calor de su boca alrededor de mis dedos, me

acelero,elestómagosemedescomponeycreoquevoyadesmayarme.Suboca...Sulengua...Suslabios...No he olvidado nada de todo eso, yme quedo paralizadamientras

tengolosdedosenelinteriordesuhúmeda,sensualycalientebocaynotosumiradasobremí.

No me muevo. No puedo. Si lo hago, seguro que terminoespanzurradaenmediodelacocina.

Asíestamosunossegundos,queamísemehaceneternos,hastaqueéldejadechuparmelosdedosy,cuandolossacadesuboca,murmura:

—Delicioso.Meahogo...¡Nopuedotragar!¡Quellamenaunaambulanciaytraigandesfibriladores!Siento cómo el calor sube por todomi cuerpo con la fuerza de un

tsunamiy,cuandocreoquevoyaabalanzarmesobresubocaparaprobarel chocolate como amímegustaría, la puerta se abre y oigo la voz de

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Ruth,quedice:—Nome lo puedo creer... ¿De verdad has hecho esto en tan poco

tiempo?—Madremía,Coral,¡eresunaartistaza!—asienteTonyagarrándome

porlacintura.Agradecida porque hayan entrado en un momento en el que iba a

perder lapocacorduraque tengo, sonrío,ymáscuandooigoaAndrewdecir:

—Ehhh...,queyotambiénhecolaborado.Todos reímos por el comentario y, después, cuando recupero la

compostura,afirmo:—Escierto.Lohemoshechoentrelosdos.Ruthmeabraza,abrazaluegoaAndrewydice:—Meencantaelbuenequipoquehacéis.Andrewyyonosmiramosyyosonríocomounaidiota.Oesoome

echoallorar.Instantesdespués,Tonyyélsalende lacocinayyocaminohastael

fregadero,dondellenounvasodeagua.Necesitobeberalgo.EneseinstanteentranenlacocinaValeria,YanirayTifanyy,alver

las tartas tanbonitasydistintasde lasquesuelohacerhabitualmente,mefelicitan, y más cuando Ruth les explica lo ocurrido y mi rapidez enresolverelproblemaconAndrew.

Yanira, que me conoce muy bien, pregunta entonces al verme tancalladita:

—Oye,pero¿atiquéteocurre?Estoy acalorada, mareada y todo lo terminado en «-ada». Y, sin

importarmequiénhayadelante,murmuro:—Me...mehachupado.Misamigasmemiran.Ningunaentiendeloquedigo,hastaqueTifany

pregunta:—¿Quiéntehachupado,cuqui?Norespondo.Nopuedo.—No me digas que ha sido Andrew... —susurra entonces Ruth

cambiandosuexpresión.Asiento.Deverdadqueparezcoimbécil.—Peroconcreta—insisteValeria—:¿qué tehachupado?Porqueya

sabesquetengounamenteterriblementecalenturientayestoyimaginando

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quetehachupadoel...—Nooooooo—consigodeciry,enseñándoleslamanoqueyomisma

memirocomosifueradeoropulido,añado—:Andrewqueríaprobarelchocolateyhacogidomisdedos,loshametidoenelchocolateconlechey...yluegomeloshachupado.

—Mesuperencantaaaaaaaaaaaaaaa—exclamaTifany.—¡¿Esohahecho?!—exclamaYaniramuertaderisa,entendiendomi

estado.—Uauuuu,¡quéorgasmazo!—afirmaValeria.—ComodiríamiTony,wepaaaaaaaaa—sueltaRuthsonriendo.Alsentir lamiradademiscuatroamigassobremí, reacciono.Pero

¿qué estoy haciendo? ¿Qué estoy diciendo?Y, decidida a obviar lo quetodaspiensanyestoydandoaentender,mequitolañoñeríadeencimaendécimasdesegundoydigo:

—Vale, lo reconozco. Ha sido excitante, pero si Greg o cualquierotrodemisligueshicieraloqueélhahecho,osaseguroquetambiénmeexcitaría.

Todas sueltan una risotada, y Yanira, para echarme un cable,comienza a decir burradas que las demás siguen.Diezminutos después,trasdejarlastartasenunlugardondenadiepuedatocarlas,yfelizporquemis amigasno lehayandadomuchasvueltas aporquéelhechodequeAndrewmehaya chupado los dedosmeha alterado tanto, salimosde lacocinaynosunimosalafiesta.

TrasunratoenelquecharloconDavidyManuel,unaparejagayqueconocíatravésdeRuth,comienzoahablarconuntipollamadoMarc,unrubiomonísimo.Alparecer,havenidoacompañandoaunamigodeTony,yrápidamenteconectoconél.Supresenciaycómomepersiguemevienebien.¡Menosmal!

Cuandotocasoplarlasvelasdelastartas,AndrewllegahastamíconCandela en brazos. Yo estoy junto al rubísimo Marc, y Andrew dicedespuésdemirarlo:

—Hallegadoelmomentodeprobarlastartas.AsientoyRuthenciendelasvelas.Tony,emocionadoyrodeadopor

todasufamilia,tienealapequeñaZaidaenbrazos,mientrasJennyseparaaAdányaBrian,queyaseestánpeleandootravez.

¡Vayados!Una vez mi amiga acaba de prender todas las velas, cantamos el

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Cumpleaños feliz y, cuando los gemelos las soplan, todos aplaudimosmientras sumadre losbesuqueaorgullosa.Pocosminutosdespués,oigoqueRuthmedice:

—Coral,¿meayudasapartirlatarta?Acepto encantada y, separándome de Andrew, que sigue con mi

pequeñaentrelosbrazos,voyhastadondeestámiamigay,conmaestría,laayudo.Cuandotodoscomienzanadecirquelastartasestánbuenísimas,nopuedoevitarintercambiarunamiradaconAndrewysonreír.

Cincominutosdespués,mientrasestoyhablandoconMarc,Andrewseacercadenuevoamí.

—¿Puedorepetir?—mepregunta.Uf,madre...Uf,madre,loquemeentraaloíresasimplefrase.—Perositúnuncarepites—cuchicheodivertida.Él menea la cabeza, sonríe como el mayor de los bribones y,

acercándoseunpocomásamí,murmura:—Detarta,sí.Vale...,nosésimeestátirandolostejososoyyolaqueloimagina.

Pero,comonoquierocomermelacabezaconeso,puesnosoypelirroja,lepartountrozodetarta,selodoyy,comounagranantipática,ledoylaespaldayprosigohablandoconMarc.

La fiesta continúa, los niños abren sus regalos y, cuando terminan,comienzan a jugar con ellosmientras losmayores tomamos algo en elbonito e iluminado jardín. Con disimulo, observo aAndrew hablar convariasde lasamigasdeRuth,y soyconscientedequeesanoche lovaapasarmuybienyvoyatenerruiditosencasa.

YaniramepresentaaalgunosdeloscompañerosdeDylan.Sontodosellosmédicos,yduranteunratocharlamosdivertidos.Sinembargo,Marcno se separa de mi lado, y rápidamente nos enfrascamos en unaconversación,mientrasobservocómoAndrewsemarchaconunamujerynovuelvoaverlomás.

Conforme pasan losminutos,me percato de queMarc quiere algomásdemí.Me invitaacenaresanoche,peromeniego.Lehablodemihija,yélsonríecuandolavecorriendoporeljardíncomounaloca.Poreso,unratodespués,cuandollegalahoradeirseymepidemiteléfono,nolodudoyselodoy.Seráagradablequedarconélotrodía.

Tras despedirme de mis amigas, que se van a Puerto Rico al díasiguiente, excepto Valeria, que se marcha a París con su churri, se me

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saltanlaslagrimitas.¿QuévoyahacerenLosÁngelessinellasysinCandelacuandose

vayatambién?Soyunasensiblonaapesardeloduraqueintentoparecer.Despuésde

hacerlessaberquemislágrimassondealegríaporperderlasdevistaunosdías,memontoenelcocheymevoy.Sinembargo,nomecreen.Losé.

Cuando llego a casa, mi Gordincesa se ha quedado dormida en elcoche.Concuidado,lacojoycaminoconellahastaelportal.Allí,abrolapuertaydespuéslademiapartamentoy,unavezensuhabitación,lequitoelvestiditoazulconmimo,lepongounpijamay,trasdarleunbesitoenesosmorretestanbonitosquetiene,enciendoelintercomunicadorysalgodelcuarto.

Unavezsola,medirijoensilenciohaciamihabitación.Mebajodemis tacones,me quito la ropa yme pongo un cómodo pantalón gris dealgodónyunacamisetaydespuésmedesmaquillomientrassoyconscientede que no se oye juerga en la casa de al lado. Cuando termino, voy alsalón,pongomúsica,nomuyalta,paraqueCandelanosedespierte,ymiLuismicomienzaasonar.Hoyestoyromántica.Después,meacercoa lacocina, del frigorífico saco una botella de agua fresquita y salgo a laterraza,dondemesientoaadmirarlaspreciosasvistas.

Estoysumidaenmispensamientoscuandooigo:—¿Quieresunacerveza?AlmirarhacialaderechameencuentroconAndrew.Esemachoman

queme confunde va vestido con un vaquero y desnudo de cintura paraarriba.

Sonríoparaevitardecirtodoloquemimentepiensayasiento.Con agilidad, esta vez es Andrew quien salta a mi terraza y,

sentándoseenlasillaquehayamilado,meentregalacervezaypregunta:—¿DoñaMuaestádormida?Sonríodenuevo.—Sí.Sehaquedadofritaenelcoche.Noséquétieneelcoche,pero

essubirlaydormirse.Durante un buen rato hablamos de nuestros amigos comunes y

reímos por lo especiales que son cada uno de ellos, hasta que Andrewpregunta:

—¿Quésuena?—Música.

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—No—semofaél,yambosreímos—.¿Quiéncanta?—LuisMiguel.Adorosuromanticismoysuvoz.Éldauntragoasucervezayañade:—Noloescucho,novoyanegarlo.Nodigonada,¿paraqué?—Tegustamuchoestecantante,¿verdad?—preguntaacontinuación.

Asiento,yélpuntualiza—:Heoídoqueloponesamenudo.Vayaaaaaaaaa...,¡éltambiénmeoyeamí!Y,nerviosaporquemeestámirandodeesamaneraquemedanhasta

taquicardias,medispongoarespondercuandosuenamimóvil.—¿Medasunsegundo?—ledigoaAndrew.Él asiente, y yo, haciéndome la interesante, contesto al teléfono y,

cuandooigo lavozdel tíoquehe conocido esamisma tarde en casadeRuthyTony,afirmo:

—Sí,sí,Marc,claroquemeacuerdodeti.Noshemosdespedidohaceapenasdoshoras.—Ambosreímosy,despuésdeescucharloquemedice,respondo—:Oye,hoymeesimposible.Pero¿teparecebienquecenemosotrodía?

Unavezquedoconélenquenosllamaremosmásadelante,cuelgoy,alverqueAndrewmemira,lepregunto:

—¿Teapeteceotracervecita?Élasiente,yentroenmicasaaporellamientrasmetranquilizo.Pero¿porquémeponetannerviosa?Trassacarunpardecervezasdelanevera,regresoalaterrazayle

entregouna.—¿Era el rubio que has conocido esta tarde en el cumpleaños?—

preguntaélentoncesmirándomefijamente.Vaya...,vaya...,pareceque sehadadocuentadequeaquélme tiraba

lostrastos.—Sí,eraél.El silencio se apodera delmomento. Luego,Andrewda un trago y

comenta:—Cadadía sientomás curiosidadpor saberquédice eseproverbio

indioquellevastatuadoenelantebrazo.¿Estáescritoenespañol?Sonríoyasiento.Recuerdocuandosefijóenél.—«Escuchaelvientoque inspira—respondo—.Escuchael silencio

quehablayescuchatucorazón,quesabe.»

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—Buenproverbio.Creoqueloheoídoenalgunaocasión.Meencojodehombros.Dudoqueasísea.—Paramíesmuyespecial—afirmo.—¿Porqué?Doyuntragoamicerveza.—Porque me ha ayudado a entenderme a mí misma y a tomar

decisionesaraízdemiseparacióndelpadredeCandela.Digamosqueheescuchadoamicorazón.

Andrew vuelve a asentir y, tras un silencio significativo, de prontosuelta:

—Latartaquehicisteestabamuyrica,yelchocolatequemedisteaprobar,insuperable.

¡Jodeeeeeerrrrrrr!...¿Porquétienequerecordarmeesemomento?Miraquenoquieroabalanzarmesobreél.Enesteinstantesoyconscientedequenodeboentrarenunjuegoque

mecompliquelaviday,sincortarme,pregunto:—Andrew,¿porquédiceslodelchocolate?—Porqueestabaincreíble,tantocomolatarta,yyasabesquerepetí.Ambos nosmiramos. Soymorena pero no tonta. Sémuy bien leer

entre líneas lo quedicey, comonopuedoquedarme calladao reviento,susurroqueriéndomemásquenunca:

—Noesbuenaideaquetúrepitasniquevuelvasaprobarelchocolateque yo preparo porque podría gustarte demasiado y al final podríasindigestarte.

La sorpresa en su cara es evidente. Ami modo, acabo de darle elcortedel siglo.Entonces,asiente,daun tragoa sucervezay, trasclavarsusimpresionantesojosenmí,seponeenpie.

—Esmejorquemevayaadormir—dice.Ahoralaqueasientesoyyo.—Sí.Creoqueeslomejor.Unavezhasaltadoasuterraza,sinhablar,nosdespedimosconuna

simplemiradayluegoyomequedosentadacontemplandoelmar,esemarquetantomerelaja.

Acontinuación,cierrolosojosymurmuromientrassuenalacancióndePabloAlboránPasosdecero:[4]

—Hashecholomássensato,Coral.

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Una hora después, cuando tengo el culo cuadrado por la silla, melevanto, me estiro y decido irme a dormir, aunque ya comienzo aarrepentirmedemisensatez.

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8

El 1 de septiembre, estoy abrazada con desesperación a mi niña en lapuertadecasa.

Primeromisamigas,yahoraella.¿Quévoyahacerunmesymediosinella?

Agustina me observa desde el taxi, mientras Joaquín repite pordécimavezfrenteamí:

—Te juropormividaque lavoyacuidarmejordecomo lacuidoaquítodoslosdías.

Asiento.Séquevaaserasí.Entonces,miniñamemiraypregunta:—Mami,¿quépaza?Sonríoylepido:—Dameunmuamuy...muygrande.Ella me agarra del cuello y me lo da. Creo que me ha tronchado

algunacervical,peronoimporta,quieroesemuatangrande.Cuando se separa de mí, la observo durante unos segundos. Me

parecequeestoymontandoundrama,pero,comonoestoydispuestaaqueminiñaseangustieporcómomesientoyo,sonríoyrespondo:

—PrométemequevasaserbuenaconpapáyAgustinaylesvasadarmuchosmuasalosabuelosdePerú.

Ellaasiente.Nopuedoni imaginarquépasaráporsucabecita,perosonríe.

Candela,consuvestiditorojoysusdoscoletitas,memirayreplica:—Mami,uegoveno,¿vale?Asiento... Asiento como una tonta, y Joaquín, al ver que voy a

echarmeallorar,cogealapequeñaenbrazosydice:—Vamos,daleunúltimomuaamami,quenosvamos.

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Miniñavuelveaabrazarmeymebesa.Sentirsusbracitosalrededordemicuellohacequenoquierasoltarla,

peroalverelrostrodeJoaquín,intentosonreíry,trasbesarlaporenésimavez,repito:

—Pórtatebien,cariño.—Vale,mami.Dichoesto,Joaquínmedadosbesosenlasmejillasycaminahaciael

taxiconmipequeñaenbrazos.Semontanysevanmientrasyodigoadiósconlamanoysientocómolaslágrimascorrenpormicara.

Cuando el taxi desaparece demi vista,me vuelvo, camino hacia elportal y, de allí, a la puerta demi casa, abro y entro. Sin pararme, voyhastalacocina,dondecojounvasodeaguaybebo.Necesitoreponertodoellíquidoqueestoysoltandoporlosojos.Madremía,québerrinchequetengo.

Vamos,¡niquenofueraaveraminiñanuncamás!Diezminutos después, con la nariz como un tomate, decido acabar

con el drama. Enciendo el equipo de música y pongo a Beyoncé.Escucharla siempreme hace ponerme a bailar, pero lloromásmientrasbailo,puesrecuerdocuandolohagoconCandela.

De pronto noto que el móvil, que llevo en el bolsillo trasero delpantalónvaquero,vibra.Unmensaje.

Tengocarneasadaalhorno;¿teapetece?

EsAndrew,peroestoytannegativaydesganadaporlamarchademipequeña,querespondo:

No

Una vez envío el mensaje, me voy hipando al baño. Necesito unaducha,aversimetranquilizo.

Media hora después, cuando salgo vestida con una camiseta y unospantalones cortos al salón,Beyoncé sigue cantando.Entoncesoigounosgolpesenlapuertacerradadelaterraza.Sorprendida,caminohaciaallíy,alretirarlacortina,meencuentroconAndrew.

Abrolapuertadeinmediatoy,antesdequepuedadecirnada,élmecogedelbrazoy,sentándomeenunasilladelaterraza,diceconrudeza:

—SéquehoysehaidoCandelaylaechasdemenos.¡Come!

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Yo lo miro boquiabierta. Pero ¿dónde tiene la delicadeza esehombre?

Enunmomentoasí,loqueunaesperaesquelaabracenylamimen,noquetesientenanteunplatoenormedecomidaytedigan«¡Come!».

Andrewsesientafrenteamíconsuplatoy,señalandoelmío,insiste:—Vamos,come.Comouna tonta,cojoel tenedoryhagoloquemepide.Masticoen

silencio, cuando de pronto oigo la risa de un niño que pasea con suspadresporlaplayay,soltandoeltenedorsobreelplato,hagounpuchero.

Bueno...,bueno,¡quevoyallorarotravez!Andrewdejadecomer.Congestoserio,memiray,señalándomecon

undedo,susurra:—Niseteocurra.Peromisojos,quesoncomolascataratasdelIguazú,sedesbordan.A

continuación, lomiroanhelandocariñoy, enun tonodevozquenomereconozco,digo:

—¿Quiereshacerelfavordedarmeunabrazo,quelonecesito?Nopasannidossegundoscuandoelgigantónmeloda.Depie,enmi

terraza y delante de la básicamesa que ha organizado él saltando de suapartamento almío, dejoque las lágrimas corranpormi cara,mientrasAndrewparece queme saca el aire con sus golpecitos en la espalda.Alcabo de un rato, yo misma decido recuperar el autocontrol y,separándomedeél,digo:

—Gracias.Yaestoybien.Me siento de nuevo en la silla a la espera de que me diga algo

cariñoso pero, al ver que no tiene intención de hacerlo, lo miro y leordeno:

—Siéntateycome.Andrew obedece y se sienta.Yo empiezo a comer y, al comprobar

que él no lo hace, lo miro e, intentando sonreír y no continuar con eldrama,pregunto:

—¿Acasollevavenenoelasado?Mibromalohacereír.—Lloras, ríes... ¿Cómopuedeshacerlo todoen tanpocoespaciode

tiempo?Mehacegraciaoíresoy,encogiéndomedehombros,murmuro:—Porquesoymujerysoycapazdehacermásdeunacosaalavez.

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Mirespuestalehacesoltarunacarcajada,yapartirdeeseinstanteyanoparamosdereír.

Acabadalacomida,Andrewproponeiradarunpaseoporlaplaya.Acepto.

Caminamos por la arena, al principio en silencio, hasta que,consciente del detalle que ha tenido en no dejarme sola y sumida enmipena,locojodelamanoydigo:

—Graciasporsalvarmedemorirahogadaenmislágrimas.Élmemira.Rápidamentesueltamimanoyyomurmurodivertida:—Oye..., que no tengo la peste, y tampoco te estoy pidiendo que te

casesconmigo.Simplementeteestoydandolasgraciasportuamistad.ElCaramelitoclavasusoscurosojazosenmí. ¡Madremía...,madre

mía!Y,antesdequepuedahacerabsolutamentenada,mecargasobresuespaldaotravezcomosifueraunsacodecebollasyacabamoslosdosenelaguaentrerisas.

Pasantresdías.TresdíasenlosquellamoaJoaquínparasabercómoestáminiñaypuedocomprobarporsuvocecitaqueestábien.Muybien.Duranteesosdías,Andrewsecomportacomounamigo.Paseamosporlaplayasinrozarnos—noseaquelepeguealgo—,vamosalcineeinclusodamosunavueltaensumoto;¡quémaravillosasensación!

Sucompañía, a faltade lademis amigasyCandela,me reconfortamucho y, deseosa de tener un bonito detalle con él, tras comer juntos,cuandoélsemarcha,pueshaquedadoconunosamigosparatomarunascervezas,voyalsupermercadoparaprepararunaincreíblecenaparalosdos.

Durante horas, me esmero en preparar de primero un cóctel degambas,desegundo,solomillodecerdo ibéricoconsalsadesetas,ydepostrepreparounasincreíblescopasdemascarponeconfrutosrojos.

¡Mmmm...,québuenasestán!Como él hizo por mí, salto de mi terraza a la suya, preparo una

bonita mesa, abro una botella de buen vino y me siento a esperarlomientrasobservocómoelsolseponeylanochellega.

Alasnueve,oigoqueseabrelapuertadelacasa.Perfecto.Lotengotodopreparado.

Durantevariosminutosesperoaqueenciendalaluzdelsalón,pero

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al ver que no lo hace, me extraño. Llamo con los nudillos a la puertacristalera y, cuando Andrew abre, señalo con una sonrisa el vino quetengosobrelamesa.

—¡Sorpresa!—exclamo—.Prepárate,porquehehechounacenaquete vas a chuperretear los dedos de lasmanos y, sime apuras, creo quehastalosdelospies.

Élmemira.Veoasombro en sumirada, y entonces, depronto, unapelirrojaapareceyyonosédóndemeterme.

¡Tierra,trágame!Andrewhablaconlachicay,cuandoéstadesaparecedentrodelsalón,

lo miro y murmuro poniéndole un dedo sobre los labios para que nohable:

—Losiento...,losiento...Yamevoy...,mevoy.Y,sindarletiempoadecirnada,saltoamiterrazay,conunafingida

sonrisa,leguiñounojoyañadoseñalandolamesa:—Aprovechaelvino:esmuybueno.¡Hastamañana!Unavezdesaparezcoenmisalón,metapolosojos.Madremía...,madremía,¡quécagada!Pero,vamosaver,¿cómopuedosertantonta?¿Acasoesperabaqueguardaralutoporquemihijaestádeviaje?Maldigo, refunfuño y, no dispuesta a quedarme allí para asistir al

festival de gemidos de siempre, cojo mi teléfono y llamo a Marc, elhombrequeconocíencasadeRuthyTony,yquedoconélparacenar.

Cuando regreso a casa son las seis de la mañana. He pasado unanocheestupendaconMarc,quehemos rematadoenunhotel.Sonriendo,abrolapuertademiapartamentoy,singanasdepensar,medesnudoymemetoenlacama.Estoymuerta.

Aldíasiguiente,cuandoestoyrecogiendolacasa,oigomúsicaenelapartamentodeallado.Pongolaorejaperonolareconozco.¡Quémúsicamásraraescuchamivecino!

Mediahoradespués, cuandovoy a liarme en la cocina, llaman a lapuerta.Consigilo,meacercohastaella,echounvistazoporlamirillayveoqueesAndrew.Sinembargo,estoytanabochornadaporloocurridolanocheanteriorquenoleabro.Simplementemequedoquietayesperoque él regrese a su casa. A partir de ese momento, no hago ruido. Noquieroquesepaqueestoyencasa.

Alassiete recibounmensaje.Marc,quemeproponesalirotravez.

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Sin duda le gustó el final feliz y, como amí tambiénme gustó, decidorepetir.¿Porquéno?

Alasnuevemenoscinco,yaestoylista.Meherecogidoelpeloenunmoñoinformalymehepuestounvestidonegroconescoteenuveyunossexiszapatosdetacón.

EvitopensarenCandela:silohago,metiemblalabarbilla,yno,noquieroqueesoocurra.

Estoyponiéndomeunospendienteslargoscuandosuenaeltimbredelapuerta.

Al atisbar por lamirilla, veo aAndrew.Me entran los sietemales,peroséquetengoqueabrir.Deboasumirloqueocurrió,porloque,sindudarlo, abro con lamejor demis sonrisas y, al ver cómomemira, lepregunto:

—¿Voybien?—Sí.¿Adóndevas?Joder...,andaquedicealgogalantecomo«Estásguapa»o«mona»o

«elegante».Pero,comonomeapetececomermelacabeza,respondo:—Tengounacita.Élasientey,despuésdeunsilencio,dice:—Oye...,conrespectoalode...—Ay,Dios..., no tienesquedecirnada,yacenaremosotrodía,y en

cuantoalvino,¡esperoqueosgustara!Andrewmeobserva.Comosiempre,sumiradameinquieta.—Sí.Elvinoestabamuybueno,pero...—No...,no...,no...,nohayperosquevalgan,ynoquierohablarsobre

eso.Loimportanteesquelopasarasbienconesapelirrojaypunto—locortoy,trascogerelbolso,indicomirandomimóvil—:Tengoprisa.

Andrewseechaaunladoparaqueyosalgaporlapuerta.Unavezenelrellano,cierroconllavey,conunasonrisa,medespidoynovuelvoamirarlo.Nopuedo.

Esa noche, Marc me lleva a cenar a un precioso sitio y, luego,decidimos tomaralgoenun localdemoda,donde, trasvariosbesos, loinvitoamicasa.Estarsinparejaynoteneramihijaconmigomedavíalibre.Marcaccedeencantadoamiproposición.

Unavezenmiapartamento,Marcvuelveabesarme.Besamuybien,yyolerespondogustosa.Quierosexo.Conciertasprisas,nosdesnudamos.Pantalónporaquí,camisaporallá,vestidoporahíy,cuandollegamosa

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mi habitación, ya estamos prácticamente desnudos. Por precaución,aunquetomolapíldora,digo:

—Sinotienespreservativos,yosí.Marcsonríe,sacacuatrodesucarterayyoafirmomientraslobeso:—Perfecto.Como la tigresa que soy cuando me pongo, una vez se coloca el

preservativo,loempujosobrelacamaymesientoahorcajadassobreélpara dirigir el momento. Durante varios minutos nos besamos, nostocamos, nos calentamos y, cuando la impaciencia nos puede, agarro supene con lamanoy, acercándolo ami húmedo sexo, poco a pocohagoqueentreenmí.Elplaceresincreíble,ynoparodemovermeenbuscademipropiasatisfacción.

SientoaMarc temblar, sinduda loquehago loexcita tantocomoamí.Susmanosmeagarranporlacinturayconunrápidomovimientometumbaenlacamaparacolocarseélencima,yentoncessonríoaloírquedice:

—Ahoradirigiréyo.Cierro los ojos y me dejo llevar pero, al hacerlo, es el rostro de

Andrewelqueveo,ynohagonadaporevitarpensarenél.Sémuybienque quien está conmigo es Marc, pero me gusta imaginar otra cosa y,como la imaginación es libre y en ella mando yo, ¿quién me lo va aprohibir?

Traseseprimerasalto,llegaotromásy,cuandoelterceroseoriginaen la ducha, lo disfruto, sin querer pensar si nos oyen o no. ¿Qué meimportaeso?

Alascincodelamadrugada,enelmomentoenqueelrubiodeMarcse marcha, salgo a despedirlo ataviada sólo con una camiseta. Nosbesamosen lapuertay,desdeallí, loveoalejarsehasta elportal,dondesaleydesaparece.

Luego, con una sonrisita en la boca, cierro la puerta de miapartamento.

Acalorada, abro la nevera y cojo una botellita de agua fresca parabeber.Estoysedienta.

Acontinuación,cruzoelsalónaoscuras,abrolapuertadelaterrazay,alsalir,mequedosinhablaalveraAndrewsentadoenlasuyaaesashorasde lamadrugada.Nuestrasmiradas chocan,y élpregunta convozronca:

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—¿Habéisterminadoya?Incrédulaporsuindiscretapregunta,tantoquecreoquenoloheoído

bien,inquiero:—¡¿Qué?!—Que si se han acabado los ruiditos por hoy —insiste con

impertinencia.Anda,mimadre,¡pero¿dequévaéste?!Y,conlamismachuleríae

indiscreciónqueél,afirmo:—Porestanoche,sí.Su gestome hace gracia. Pero ¿qué le pasa?Y, dispuesta a ser tan

impertinentecomoél,añado:—Oye, pero ¿de qué vas? Otras veces yo te he oído a ti con tus

preciosaspelirrojasynuncamehequejado.¿Porquétequejastú?—¡¿Quemehasoído?!—veoquepreguntasorprendido.Asiento y, con unamaléfica sonrisa por el par de copichuelas que

llevodemás,cuchicheo:—Claroquesí.Infinidaddeveces.Ahora el que parece incómodo por la conversación es él, que, tras

levantarse,seapoyaenlabarandilladesuterrazafrenteamíygruñe:—Y,simeoías,¿nopuedespensarqueyotambiénpuedooírteati?Parpadeo. Éste es tonto y en su casa no lo saben. Pero sonrío y

respondo:—¿Acasoquieresdecirqueesotienequeimportarme?Sumandíbula se tensa.Nome causa ninguna impresión y, antes de

quediganadamás,lesuelto:—Mira, guapito, no tengo pareja y, cuando no la tengo, disfruto

comomesaledel...,comomedalagana,pornodeciralgoterriblementeordinario.Enestemomentomihijanoestáencasay,cuandoellanoestá,teaseguroquepuedohacerloquequiero,cuandoquiero,comoquieroyconquienquiero.Y,siquierochillardesatisfacciónenmicasamientraspracticosexo,nitúninadiemevaacoartar,y¿sabesporqué?Porquesoydueñademividaydemicuerpoyyoysóloyodecidoloquehago.Y,conrespecto a lo que yo oiga a través de las paredes, amíme importa unpimiento por no decir un cargamento de pimientos lo que hagas; portanto,siatinotegustaloqueoyes,tejorobas,¡¿entendido?!

Memira.Noparpadea.¡Alucina!Sin duda,mi descaro lo ha dejado perplejo, o tal vez es que nunca

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ningunatíalehahabladoasí.¡Peroyabastadetenerquedarexplicacionesporsermujerypracticarsexo!

Vamosaver,¿porquéuntíopuedetomarselaslibertadesquequierayunamujerparecequetienequeestarsiemprejustificándose?

Andayayqueloszurzan,alostíosyacualquieraquepiensecomoellos.Loúnicoquememerece respetoesmihija,yconellaencasanoentraningúnhombreenmicama,peroahoraquenoestá,¿quiénmelovaaprohibir?

Duranteunossegundos,nosmiramos.Nosretamos.Sindudaésteestan chulo como yo, pero no dice nada. Al revés. Baja la cabeza. Sureacciónmedesconciertay,finalmente,dándoselavuelta,diceconciertoretintín:

—Mevoyadormir,ahoraquesepuede.Cuandodesaparecedemivista,alucinopepinillos.—Anda,duérmete,quevayahumortienes.Diez minutos después, entro en casa, me tiro sobre la cama y,

agotada,meduermo.Apartirdeesedía,nuestrabonitarelacióncambiaynosdedicamosa

jorobarnos el uno al otro.Cuando él trae a algunade sus«preciosas» acasa, los oigo. El muy canalla se encarga bien de que los oiga desdecualquier habitación, y yo, que no soy menos y a narices no me gananadie,cuandoquedoconMarcmelollevoacasaysoyconscientedequeAndrewnosoye,¡vamosquesinosoye!

Así estamos, un día y otro y otro y, al octavo, una tarde en la queestoy dándome un relajante baño, de pronto oigo unos gemidos y mequieromorir.¡Yaestamos!

Subo lamúsica, nome apetece oírlos y quiero relajarme, pero losgolpes en la pared no cesan. Seguro que lo está haciendo a lo bestiaaposta.

Aguanto...,aguantoyaguantohastaquenopuedomás,bajolamúsicay,sincortarmeunpelo,grito:

—¡Sí...,sí...,sí...,nopares...,nopares!Porincreíblequeparezca,losgolpescesan.¡Bien!Esomehacereíry,con todoeldescaroque tengo,quenoespoco,

prosigoconvozcargadadeerotismoytensiónparaquemeoigahastaenestéreo, mientras con el puño golpeo la pared para que parezca unempotramientoentodaregla:

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—¡Así..., así..., cielo..., cielo, no pares! Mmmm..., sí..., sí..., bestia...,ereselmejor...,elmejor...,nohaynadiecomotú.¡Sí...,síiiiiiiiiiii!

Alotroladodelaparedyanoseoyenada,ycontengolasganasdereír.¿Deverdadleshecortadoelrollo?

¡Quesejorobe,porchulito!Divertida por el numerito erótico que estoy montando yo solita

mientrasveolosmuñequitosdePeppaPigdeCandelasujetosensureddelbaño,sincortarmeunpelocontinúodandogolpesrítmicosenlaparedyalmismotiempojadeocomolamejorreinadelporno:

—¡Oh, sí...,oh, sí...,megusta...! ¡Ah..., ah...,quéplacerrrrr..., sigue...,no pares..., más..., así..., ahí..., justo ahí...! ¡Sí, maquinote..., eres mimaquinote...,sí...!¡Mmmm,quérico...,quérico...,eresenorme,miniño...,enorme...! ¡Más..., dame más! ¡Oh, sí..., oh, síiiiiii..., eres el mejor..., elmejor!

Asíestoydurantevariosminutos,hastaquedecidodarporconcluidoelpapelónopodríansospechardelapotenciavirildelfantasmaqueestáconmigoy,dandounúltimogolpeenlapared,chilloparahacerlessaberquehemosacabado:

—¡¡¡Aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh!!!Unavezfiniquitominumeritopornomientrasmirolacaradeguasa

delacerditaPeppa,melevantodelabañera,subolamúsicaatopeymeducho.Noqueríaruido,¡puestomaruido!

Sonrío.¡AmalaypérfidanomegananiDios!

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9

Losdíaspasandespaciodesdequeminiñanoestáconmigoylaañoroacadainstante,aunquecuandohabloconmisamigasdisimuloparaquenoseponganmuypesaditasydejoverlatíafuertequeséqueenelfondosoy.Aunasí,oye,losfuertestambiéntenemosdebilidades,ymigrandebilidadesmiGordincesa.

Enestosdíashehabladoconellayesomellenadefelicidad,aunquecuandomirosusjuguetesosuropitaenelarmariosemeparteelcorazón.

SalirconMarcnochesí,nochetambiényaeshabitual,hastaquetodosetuerce.

Tras una exquisita cena, decidimos ir a un hotel. Por una vez noquieroqueelvecinomeoiga.Allí, trasunasesióndesexo,deprontoélrecibe una llamada. En la pantalla veo que dice «Adelaine», yMarc sepone nervioso. Eso me da mala espina, y no precisamente porque yoquiera nada serio con él, que no lo quiero. Me da mala espina porquenuncamehagustadotenernadaconhombrescasadosnicomprometidos.

Hablamos, le pregunto quién es ella y al final me canta hasta Latraviataymeenterodequela talAdelaineessunoviayquelosdíasenlosquenosestamosviendoesporqueellaestáenChicagoportrabajo.

Meentralarisa.Soyasídeimbécil,pero¿porquéalgunostíosconparejasoninfieles?

¿Acaso necesitan meterse en la cama con otra para mantener suhombría? De verdad que no lo entiendo. No entiendo esa falta dehonestidad, pues no se dan cuenta de que ni tan sólo ellosmismos sonfelices,yquelamentiratienelaspatitasmuycortasyalgúndíaesanoviaoesamujerseenterará.

Esanoche,cuandomedespidodeMarcenlapuertadelhotel,lepidoquenovuelvaallamarmeyborremiteléfonodesumóvil.Comodijoun

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díamimadre,nohagasa losdemás loquenoquierasque tehagana ti.Portanto,¡adiós,rubísimoMarc!

A las cinco de la madrugada, cuando me bajo del taxi y voycaminandohaciamicasa,coincidoconAndrewfrentealportal.Vayatela...Vayatela...Nosmiramos,ambossabemosmuybiendedóndevenimos,ypregunto:

—¿Unabuenanoche?Andrew—conelquenohevueltoacruzarpalabradesdelafatídica

nocheen laquenosdeclaramos laguerra, apesardeque loveocorrerpor laplayaamenudo—memiray, sonriendo, afirmamientras abre elportal:

—Seguroquetanestupendacomolatuya.—No lo dudes —miento, pues no estoy dispuesta a contarle mi

nochecita.En silencio, caminamos hasta nuestras puertas, las abrimos y, tras

desearnosunfelizsueño,cadaunoentraensuapartamentoparadescansar.

Dosdíasdespués,sinminiña,sintrabajoysinmisamigas,mesientomássolaquenunca.

Tristeyafligida,paseoporlaplayapensandoenmiscosas.Mividapersonalesundesastre.Mividalaboralnoexistey,comonomeapetecemachacarmemásde loqueya lohago,comienzoapensaren loque laschicasmepropusieron.

¿Debería aceptar su dinero y montar el negocio que siempre hequerido?

Piensoenellounayotravezynoséquéhacer.Porunlado,séquesoycapazdellevarloadelante.Atrabajadoranomegananadie,pero¿ysisalemal?

Agotadademispensamientos estoy cuando, al regresar a casa, veolas ventanas de Andrew abiertas. Por ellas sale esa extraña música queescucha y, de pronto, una tía aparece en la terraza y, segundos después,saleél.

Resoplo.Sindudaélsísabegestionarsuviday,enespecial,asumirla.Cuandoregresoacasa,comonoestoydispuestaaoírlosgemidosdeesosdos,mepongoabailarLaGozadera,[5]deGentedeZonayelsimpáticoMarcAnthony, a todamecha.Bailo...,bailoybailo,hastaque, sudorosa,

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memetoenladuchayoigoloquenoquierooír.Joder...,jodeeerrrr.

A lamañana siguiente, cuandome despierto, cojo las llaves demicoche y decido ir al supermercado a comprar provisiones. Necesitoatiborrarmedecarbohidratos.Total,nopretendogustarleanadie.

Allí,llenoelcarritodepatatasfritas,ganchitos,dónutsdechocolateblanco y chocolate negro, galletas de sabores, nata en espray, helados,pasteles, cervezas y coca-colas. Vamos, lo ideal para la depresión, yregresoacasadispuestaacomersinpensarenelmañanayenelculoquesemepondrá.

Montomicuarteldelcarbohidratoenelsalónymerodeodetodalacomidaquehecompradomientrasveovariaspelículas románticasymedesesperoalpensarqueamínuncameocurriráalgotanbonito,nimevoyacasar.

Cuando he gastado la primera caja de kleenex y me he comido eloctavodónutde chocolate, asqueada, apago la teleybuscoelCDdemiLuisMiguel.Segundosdespués,comienzaacantaryyosalgoalaterrazaparamirarelmarmientrasrumiomispenas.

—¿Cómovas,morena?—oigodepronto.Oírsuvozmehacemirarendirecciónasuterraza,yAndrew,alver

miestado,pregunta:—Perobueno,¿quétepasa?Metiemblalabarbillay,sinsaberporqué,suelto:—Mehecomidoochodónutsde chocolate fondantydosbolsasde

patatasfritasalpuntodesal.Élmemiraalucinadoy,antesdevolverallorarcomoaquellavezen

supresencia,memetodentrodecasa.A salvo de miradas indiscretas, me estoy sentando en mi sillón

burdeoscuandoAndrew,quehasaltadoporlaterraza,entraenmisalónypregunta:

—Pero¿quéestáocurriendoaquí?Nolerespondo.¡Nopuedo!Silohago,llorarécomounatonta,yloúltimoquequieroesqueun

tíocomoélmeveaotravezllorandoconcarademandrildesamparado.Andrewesperaquecontesteasupreguntapero,comonolohago,se

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agachaparaestaramialturay,cogiendomicaraentrelasmanos,susurraalvermisojos:

—Niseteocurrallorar.Lomiro.Intentonohacerlo,perocuandounalágrimaescapademis

ojos,dice:—No,porfavor.Nolohagas,cielo.Noséquéhacercuandolloras.Oír ese apelativo cariñoso de su boca me remueve mi dolorido

corazóny,tragándomelasemocionesquepugnanporsalirdemiinterior,asiento y contengo las lágrimas. Luego, cuando creo que él se va alevantarysevaamarchardemi lado,meagarradelcodoparaquemepongaenpieydice:

—Vamos.Meniego,noquiero levantarme.Entoncesél, sentándose juntoamí

enelsillón,añade:—Muybien.Puesnomemoverédeaquíhastaquelohagastú.Permanecemos en silencio unos segundos, hasta que mis ojos me

traicionan y se desbordan las lágrimas. Bueno, no, ¡los lagrimones!Avergonzada, me tapo la cara. ¡Qué horror! Menudo numerito estoymontando,yo,quesoyunatíafuerte.

Andrewmecogeentresusbrazos,mesientasobreély,abrazándome,murmura:

—Tranquila, morena. Tranquila. Seguro que Candela estáestupendamente.¿Hashabladoconella?—Asiento,Joaquínmellamacadatresdías.Y,acontinuación,élañade—:Entonces¿porquéestásasí?

Comopuedo, abrounanueva cajadekleenex,me sueno lanarizy,sabiendoque soyel antimorbopersonificadoenmujer, respondocon lanarizrojacomountomate:

—Mi vida es patética.Mi hija no está conmigo,mis amigas se hanido,mi familiaestá lejosdemí, sobrehombresmejornohablary,paracolmo,tampocotengotrabajo.¿Cómoquieresquenollore?

Decir eso en voz alta hace que vuelva a llorar y, pasados unossegundos, Andrew se levanta conmigo entre sus brazos y se encaminahaciamihabitación,queestáhechaundesastrecomoyo.

—¿Qué...quévasahacer?—preguntoasustada.Sinhablar,llegamosalbaño.Allí,medejaenelsueloydice:—Dúchate.—¿Huelomal?—preguntohorrorizadaacercandominarizalaropa.

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Vamos...,vamos...,sólomefaltaoleraGuarricienta.Sinembargo,metranquilizocuandoveoqueAndrewsonríe.

—No—dice—.Nohuelesmal,peroseguroqueunaducha tevienebien.

Asiento.Séquetienerazóny,cuandosaledelbañoymedejaasolas,decidohacerlecaso.Medesnudoymemetoenladuchadeltirón.

Diezminutosdespués,cuandosalgoycomprueboquenoestáen lahabitación,cojorápidamentealgoderopaymevisto.Medirijoalsalónconelpeloaúnhúmedoyveoqueestábebiéndoseunacervezasentadoenelsillón.

—¿Mejor?—preguntaponiéndoseenpie.Sonrío y asiento y, cuandomiromi campamento de carbohidratos,

meavergüenzo.Pero¿quéestabahaciendo?Parada enmedio del salón, contemplomi desastrosa existencia. Al

poco,misojoschocanconlosdeAndrew,yentoncesoigoquedice:—Creoquenecesitasunabrazo,¿verdad?Sin dudarlo, me lo da y yo me cobijo en él. Abrazados estamos

cuandocomienzaasonarNoexisten límites.[6]¿Porqué tienequesonarprecisamente ahora esa canción? Pero me quedo sin palabras cuandoAndrew,abrazadoamí,comienzaabailarenmediodelsalón.

—Vamosaver—dicemientrasnosmovemos—,¿porquénomehasllamadocuandotehassentidotanmal?Estoyapenasadospalmosdeti,ycreoquenosoyunogroalquenopuedaspedirleayudasilonecesitas.Séqueestosdíasnitúniyonoshemoscomportadomuybienelunoconelotro,peronoquieroverteasí.Nomegusta.Y,sivuelvesaencontrarteenla misma situación, tú, que eres una tía dura y con un par de narices,espero que me lo digas para remediarlo antes de que llegues a esto.¿Entendido?

Asiento.Nopuedohablar.Élyesacanciónesmuchoparamí,ycreoquemevoyaderretirmientrasescuchocómodicetodoeso.

—Vale.Nohablemos—susurra—.Entiendoqueahoranoteapetezca.Asiento y omito decirle lo que me apetece. ¿Qué pensaría si lo

supiera?Notarsucuerpopegadoalmíomehacesentirmeaúnmáspequeñay

vulnerabledeloquesoy.Apoyolafrenteensuclavículaylooigodecir:—Ésteesesecantantequetantotegusta,¿verdad?—Sí—afirmo.

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—¿Sabes?Medarabianosaberespañolparaentenderloquedicelacanción;¿meloexplicastú?

Bueno...,bueno...,bueno.Nidecoñaleexplicoloquedicelacanción.Y,comonosevaaenterarsilemiento,contesto:

—Hablasobreunosamigosquevivencercade laplayayundíaseencuentranaunperroheridoyloadoptanparacuidarloentrelosdos.

Andrewmemira.Entonces veo que levanta una ceja sorprendido yreplica:

—Sólonosfaltaelperro.Somosamigos,vecinosyvivimosfrentealaplaya.

Ay...,madre...,ay,madre...Pero,sinperderlacompostura,contesto:—Sí...,sólonosfaltaelperro.Andrewnomequitaojo.Esperoquemecrea.—Losanimalessonincreíbles—afirmasonriendoacontinuación—.

CuandovivíaenelranchoteníaunperrollamadoRufus.Niteimaginaslascosas que le contaba a Rufus bajo las estrellas: mis amores, misdesamores,missueños.

Esomehacesonreír.Menosmal.Meparecequemehacreídoy,paraquenosigaahondandoeneltema,pregunto:

—¿YdóndeestáRufusahora?—Murió.—Vaya...,losiento.Nosabíaque...Élsonríe.—Tranquila. No tenías por qué saberlo.Rufus murió con dieciséis

años, pero tuvo una buena vida. Sin embargo, recuerdo que, el día quemurió,fuetaleldolorquesentíqueprometínoencariñarmedenuevoasíconotroanimal.

—Peroesonoesjusto.—¿Paraquiénnoesjusto?—Paracualquierotroperrillo.—Losé.—Sonríe—.Peroyosoyasídedrástico:otodoonada.Cuandodiceesomegustaríapreguntarlesielhechodequenorepita

con una mujer fue porque alguien le rompió el corazón, pero me dacosilla.Noquieroserindiscreta.

Mientrasbailoconélysientosucuerpotanpegadoalmío,merelajoylodisfruto.Séqueestoestámal,fatal.Séquenodebodejarmellevarporelmomento, perome da igual. En este instante comienza a darme todo

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igual.DeprontonotoqueAndrewposasuscalienteslabiosenmifrentey

unatremendacorrienteeléctricamerecorretodoelcuerpo.Ay,Dios...,ay,Dios,quelevoyadarnounmua,sinoun¡remuá!Quemeconozcoylavoyaliar¡muuuyyyygorda!Respira,Coral...,respiraypiensaenlapalabra«¡No!».Pero,sinpoderevitarlo,levantolavistahaciaél.Madre...,madre...,madre...,¡quemelanzo!Susojosylosmíoschocany,enelmomentoenquemiLuismirepite

denuevoesodequenohaylímites,trasunossegundosenlosqueambos—y cuando digo ambos es porque lo sé— sentimos una gran tensiónsexual,mepongodepuntillasy,¡zas!,meolvidodeloslímitesylobeso.

Enunprincipio,Andrewsequedaquieto.Nosemueve.Creoquemibesolosorprendetantocomoamí,hastaque,depronto,

reacciona,meaprietacontrasucuerpoynuestrobesoseintensificamásymásymás.

¡Ay,Diosito!Susedosa lengua recorrecada recovecodemibocay lamíano se

quedaatrás.Su sabor esmaravilloso, exquisito. Lo recuerdo. Lo recuerdomuy

bien.Quierodesnudarlo,deseohacerleelamor.Pero,depronto,algoen

mímealertadeloqueestoyhaciendoymeparalizo.Pero¿esquenoaprendo?Es que soy tan idiota que tengo que engancharme de hombres que

nuncamevanadarloqueyonecesito.Elqueahoraasolamibocamegusta,megustademasiado,yséque,

sisigoconloqueestoyhaciendo,micorazóntardeotempranomelovaareprochar.

Élnoquierenadaserioniconmigoniconnadie,melohadichodetodaslasformasquesabe.Asípues,sacandofuerzasdedondenisiquieraséque las tengo, lo retirodemíy,conelcuerpoen llamasy los labioshinchadosporelincreíblebeso,lomiroymurmuro:

—Esmejornoseguir.Andrew,queestá tanagitadocomoyo,asiente,mesuelta,se tocael

peloyafirma:—Tienesrazón.Disculpapor...

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—No tedisculpes.He sidoyo la queha comenzado.Estoy afectadapornoteneramipequeñay,sinpensarlo,mehedejadollevar.

Memira.Lomiroy,finalmente,trasunincómodosilencio,dice:—Graciasporpararalgoqueluegoíbamosalamentar.Tienerazón.¡Quérabiaquetengarazón!Lamúsicasiguesonandopocodespués,cuandoañade:—Escucha,Coral.Aprecioquiéneres,valorotuamistadynoquiero

que,pormezclarlaconelsexo,puedaecharseaperder.Siempreevitoelcompromiso. De ahí el no repetir con ninguna mujer, y menos conmujeresquesuperenlatreintena,porquetodasquierencompromiso,bodayniños,ycréemequecontigonoseríadiferente.

Joder...,tengoveintinueveaños.Vale...,enunmescumplolostreinta.Pero¿elcomentarioquerrádecirquemevemayor?—Noquiero obligaciones—prosigue—.Ni cargas que no seanmi

motoymimochila,ynodeseocreartefalsasexpectativas.Diossanto,másclaronopuedeserconmigo.Entonces,sacolaactriz

quellevoenmiinterioryadmitomintiendocondescaro:—Notepreocupes,conmihijaya tengo todas lasobligacionesque

quiero.Noledestantaimportanciaaloocurrido.Además,tranquilo,¡nosoypelirroja!

Veo que mi matización le hace sonreír y, antes de que diga nada,insisto:

—Ha sidoun calentónpuntual en el quenoshemosdadoun remuáquenovolveráarepetirseypunto.

—¿Unremuá?Sonrío.—Unmuaesunpico,yunremuá,algomás.Andrew asiente. Dios santo, creo que piensa que estoy como un

cencerro.Peroseguimosmirándonos...Seguimostentándonos...MiLuismisiguecantandoesamaravillosacanción...Entonces,porfin,Andrewsemueve,vahastasucervezay,trasdarle

untragopararefrescarselagarganta,dice:—¿Sabes,morena?...,cadadíamesorprendesmás.—¿Porqué?—Porque tienes las cosas tanclaras comoyo,y reconozcoquehas

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sabidocortaralgoqueyoyaveíaimposible.Sonrío.¿Claraslascosas,yo?Aisss,amiguito,sitúsupieras...Madre mía..., madre mía, sin duda debería haber estudiado arte

dramático,porquecomoactriz¡notengoprecio!Dispuestaacontinuarenmipapel,lequitolacervezadelasmanos,le

doyuntragoycuchicheoconmofa:—Vaquero,estáscañón,peromevanmáslosrubios.—¿ComoMarc?Su pregunta me sorprende, pero como no quiero contarle que el

rubiomesaliórana,asiento.—Exacto.ComoMarc.Ambosreímos.Yomásporlatonteríatangrandequeacabodesoltar,

pero dispuesta a enfriar el horno que hemos encendido entre los dos,añado:

—Mira,miniño...—y,alvercómomemira,matizo—:Que tedigaminiño,noquieredecirquetúseasminiño,porqueyoniquieroniñonilobusco.Essimplementequededondeyovengoseutilizaeseapelativodeunmodocariñoso,¿deacuerdo?—Élasienteyyoprosigo—:Enseriovuelvo a darte las gracias por ser mi caballero andante y venir en mirescateantesdequemecomieratodosesoscarbohidratosysemepusieraunculocomoeldelaKardashian.

Ambosmiramos el desastre quehay sobre lamesa y sonreímosdenuevo.Acontinuación,Andrewmetiendeunamanoydice:

—¿Amigos?Sé que aceptar esa mano me va a resultar una tortura china pero,

convencidadequeeslomejorquepuedohacer,selacojoyselaestrechoenplanmachote.

—Aquí tienes una amiga para lo que necesites—afirmo—. ¡Claroquesí!

Noséél,peroyoestoyquenoséni loquehago.Todavía tengosusaborenlabocaylaexcitaciónenelcuerpoporelbeso.

—Venga,miniña—diceélentonces—,vayamosadarunpaseoporlaplaya.Esonosdespejará.

Oírelcariñosoapelativopropiodemi tierradesus labiosmehacesonreír.Elmuybribónmeguiñaunojoy,sindecirnada,aceptoelpaseo.Necesitodespejarme.

Apago lamúsica,cojo las llavesdecasay,unavezsalimospormi

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terrazaylacierro,bajamoshastalaarenaporlaescaleritaquehayenunlateral.Nosdescalzamosyechamosaandarporlaplaya.

Durante toda la tarde,Andrewconsiguehacermereír,yyoaél.Noparamos de bromear. Obviar la parte sexual en nuestra relación mepermitemostraresafacetanaturalygamberraquepornormanosacoanteloshombresquequieroquesefijenenmí.

Cuando nos cansamos, nos sentamos sobre la arena y Andrew separtederisaconloquelecuento.

Hablamosdesusligues,desuspreciosasydemismachotes,yllegaun momento en el que siento que parece que estemos compitiendo porquedarporencimadelotroencuantoarelacionesserefiere.

—¿Algunaveztehasenamoradodeunamujer?—lepregunto.Andrewlopiensa,finalmenteseencogedehombrosyresponde:—Sí.Unavez.—Y¿quépasó?—Simplementeseacabó.Asiento.Esparcoenpalabrasalahoradehablardeestostemas.—Y¿nohasvueltoaenamorartedenadiemás?—insisto.—No.—¿Porqué?—Porquenilonecesitoniloquiero.Surespuestamehacegraciay,acercándomeaél,cuchicheo:—¿Sabes,amiguito?,aunquetehagaselduro,medalaimpresiónde

queloquetienesespánicoaenamorarte;¿meequivoco?Élsonríe.Muestrasusonrisamáschulescayfinalmenteresponde:—¿Sabes,amiguita?...¿Quétalsihablamosdealgomásinteresante?Cuando comienza a anochecer, regresamos a nuestras casas y, al

llegarfrentealasterrazasquedanalaplaya,Andrewpregunta:—¿Teapetecequepidamosunapizza?—Laverdadesqueelestómagomecruje—afirmo,haciéndoloreír.Al entrar en su apartamento, me quedo alucinada. Dejo escapar un

silbido.—Québonitolohasdejado—comento.Andrewmiraasualrededor.—Teníaquehacerlo—dice—.Megustaestacasa.—Y,guiñándome

unojo,añade—:Ymegustalavecinaquetengo.Sonrío,nopuedo remediarlo.Enese instante, suenael teléfono fijo

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desucasa.—¿Nolocoges?—preguntoalverquenoparecetenerintenciónde

hacerlo.Andrewestácogiendoelpapeldelaspizzasquetienepegadoconun

imánenlaneveracuandosaltaelcontestadorautomáticoyseoyelavozdeunachicaquedice:

«Hola, tío, soyNayeli, tuenana,¿merecuerdas?Vale...,vale...Séquesí..., losé.Vamosaver, te llamo por dos cosas. La primera, y ya sé que soymuuuy pesada, para recordarte que elconciertodelasFifthHarmonyenAtlanticCityesdentrodepocoymeprometistequeconseguiríasentradasparamisdosamigasyparamí.¿Las tienes?Porfavor...,porfavor...,dimequesí..., ¡dimeque sí!Adoro a esegrupoyquiero ir, por favor..., por favor...Y la segunda cosa, peronomenosimportante, para recordarte que dentro de un mes es la boda del tío Cold y todavía no hasconfirmadoquevasavenir.EltíolehadichoalaabuelaRonnaquetehallamadovariasvecesyquenoquiereinsistirtemás.Peroyoteinsistoporquequieroquevengas.¿Cómonovasaestar?Porcierto,ycomosoymuypesadaymuypidona,porqueparaesosoytuúnicasobrina,terecuerdoquequiero lacamisetaque tepedíde lagiradeYanira.Misamigassemurierondeenvidiacuando lescontéqueerassujefedeseguridadylaconocías.Puesnadamás, tío.Quetequieromuchoyqueesperoquevengasprontitoacasa.Besitosymásbesitos».

Cuando el mensaje acaba, miro a Andrew, y éste, con una sonrisadistinta de todas las que le he visto hasta elmomento, explicamientrascaminahaciamí:

—MisobrinaNayeliysuscosas.Sonrío,mehacegraciaimaginármeloconsintiendoasusobrina.Luegomeentregalapropagandadelaspizzasypregunta:—¿Dequéteapetece?Miro el papel pero, recordando el mensaje que acabo de oír,

pregunto:—¿Cuántosañostienetusobrina?—Dieciséis.—Y¿lehasconseguidolasentradasparalasFifthHarmony?Andrewsonríe.—Porsupuestoquesí.Selasenviaréporcorreo.¿Quépizzaquieres?—¿Por correo? Pero, vamos a ver, ¿no vas a ir a la boda de tu

hermano?Él niega con la cabeza sin decir nada y, al ver que no piensa

contestarme,insisto:—¿De verdad vas a decepcionar a tumadre, a tu hermano y a esa

muchachita después del mensaje tan cariñoso que te ha dejado? Pero

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¿cómonovasair?Sesientaamiladoenelsillónydejaescaparunsuspiro.—Escomplicado—dice.—¿Porqué?—Nadamásdecireso,medoycuentadequemeestoy

metiendodondenomellaman—.Bueno,perdona—meapresuroaañadir—,quizánodeberíapreguntartealgotanpersonal.

Andrewsonríey,mirándome,finalmenteaclara:—Nomegustanlasbodas.Además,tengounaabuelacomplicada;es

de esas personas que estás con ellas o contra ellas. —Eso llama miatención,yentoncesélprosigue—:ElranchoAguasFrías...

—¡¿AguasFrías?!Andrewsonríe.—Sí. El rancho familiar que tenemos en Hudson, en el estado de

Wyoming,sellamaasí,AguasFrías.Alparecer,cuandomisantepasadosllegaronmuertosdesedhastaaquellastierras,excavaronunpozodelquesalióelaguamásfríaquehabíanbebidoensuvida.Deahísunombre.

—Vaya...,cuéntamemás.—El rancho y sus tierras siempre han pertenecido a la familia del

abuelo Jeremiah. Según él contaba—sonríe—, una noche de luna llena,cuando cruzaba un bosque, una manada de lobos intentó atacarlo pero,graciasaunavalientemuchachitaquesaliódeentrelosárboles,sesalvó.EsachicaeramiabuelaSoracondieciséisaños.Ellavivíaenelbosqueconsutribu.Esindia,delatribulakota.

—¿Tuabuelaesindia?—Sí.—Pero ¿india... india, de esas que llevan una pluma en la cabeza

comoToroSentado?Andrewsueltaunacarcajada.—No lleva pluma, aunque era la nieta de Tatanka Horse, un jefe

nativo norteamericano de la tribu de los lakotas.—Entonces, señalamitatuajeyafirma—:Porcierto,tuproverbioindioleencantaría.

Uauuu...,nuncaheconocidoaunaindia¡india!—ElabuelodecíaqueSoralerobóelcorazón—prosigueAndrew—.

Quecerraba losojosy sóloveía losojososcurosdeaquellamorena,yquenoparódeiraesebosquehastaquelaenamoróysecasóconella.—Ambossonreímos—.Unañodespués,lafamiliadelaabuelasemarchóaviviraotrolugar,lamadredeSoramurióypocodespuéstuvieronami

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padre, Lonan. Pero no pudieron tener más hijos porque el parto secomplicó.Elabuelosiempredecíaqueesofueloqueleagrióelcarácteralaabuela.Losañospasaron,mipadreconocióamamáy laabuelapusoimpedimentosporquenoeraunalakota,perobueno,secasaronynacimosmiscuatrohermanosyyo.Cuandoelabuelomurió,miabuelaledejómuyclaroamipadrequeellaseguiríallevandoelrancho,legustaraaélono,ymipadrecallóyacató.Erademasiadobuenoypaciente.Sinembargo,laabuela hizovarias cosasmal quenobeneficiaron al rancho, ymi padreacabódiscutiendoconella.Apartirdeesemomento,nuncamásvolvieronahablarse,apesardevivirenelmismorancho,comerenlamismamesay celebrar nuestros cumpleaños juntos. Luego, cuando, por desgracia, acausa de unamala caída,mi padremurió hace doce años, la abuela nosreunióatodosynosdijoque,siqueríamosseguirviviendoenelrancho,debíamosacatarsusnormas.Yasí lohicimos,hastaque,hacediezaños,meenfrentéaellaydecidímarcharmedeallí.

Mesorprende suhistoria.Megustaría saberqué fue loqueocurrióparaqueAndrewtuvieraqueirsedelrancho,peronopregunto.Seríaunagranindiscreción.

—Peronoteasustes.Regresoallíalmenostresvecesalañoparaverami familiay, ¿sabes?, aunasí,volvíadiscutir conmiabuelaporalgoque hizo y no me gustó. A partir de ese día, ella dejó de hablarmetotalmente.

—Jodercontuabuela.Andrewsueltaunacarcajadadivertidopormicomentario.—Tú lo has dicho...—afirma—, joder conmi abuela. Sin duda su

sangreindiahacequesigasiendounatestarudalakota.—Acontinuación,señalandoelpapeldelaspizzas,indica—:Vamos,eligeoelijoyo.

Entrerisas,pedimosunpardepizzas:unadebeiconyotrabarbacoa.Cuarentaminutosdespués,lastraeny,sentadosenlaterrazadesucasa,lascomemosmientrascontinuamoscharlandodelostemasmásdiversos.

Hablamos..., hablamosy hablamos, hasta queme fijo en el reloj depulseraquellevay,alverlahoraquees,preguntoboquiabierta:

—¿Enseriosonlasdosmenoscuartodelamadrugada?Andrew lo mira tan sorprendido como yo. El tiempo se nos ha

pasadovolando.Entoncesdoyunúltimotragoamicervezaymelevanto.—Creoquehallegadoelmomentodevolveracasa—digo.Andrewselevantatambién.

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—Saltaréporaquí—añado.Trasguiñarleunojo—ysinacercarmeparanadaaél,noseaqueme

lancedenuevoasuslabios—,mesuboalabarandillaconagilidadypasoamiterraza.

Una vez allí, sin querer alargar el momento, murmuro antes dedesaparecerenelinteriordemisalón:

—Buenasnoches,vecino.Andrewmemira.Vuelve a tener lamirada de antes, cuandome he

lanzadoabesarlo,yfinalmente,enuntonoquemeponeelvellodepunta,responde:

—Buenasnoches,morena.

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10

Cuandomedespiertosolaenmicama,enloprimeroquepiensoesenmihija.¿Quéestaráhaciendo?

Remoloneosobreelcolchónymispensamientospasandemihijaalhombrequevivealotroladodelapared.¿Quéestaráhaciendoél?

Sonrío.Recuerdonuestralargacharlalatardeanteriorquenosllevóhastaelamanecer.Ademásdeserunseductor redomado,Andrewmehademostradoqueesunhombreconelquesepuedecharlar,yesohacequemegusteaúnmás.Pensandoenello,merevuelcoporlacamacuandodepronto mi móvil suena con la cantarina voz de mi pequeña: «Mami...,mami...,mami..., tedama papi..., papi..., papi.Mami...,mami...,mami..., tedamapapi...,papi...,papi».

Elcorazónsemedesboca.¡Miniña!Cojoel teléfonoy, trassaludaraJoaquín,habloconmiGordincesa

conuna gran sonrisa en la cara.Estámuy contenta, yme cuenta con sumedia lenguaquehacomidojudíasmarronesyquese lopasamuybienconsusprimos.

Mientras la escucho, la imagino. Seguro que está gesticulando,moviendosusmanitasmientrashablayponiendoesosmorretesqueamímegustantanto.

¡Dios!¡Melacomo,québonitaes!Trascharlarconelladurantevariosminutos,puessecansayquiere

irsea jugar,habloconJoaquín,quemerepiteporenésimavezque todoestábien,ydespuéscolgamos.

Unavezdejoelteléfonosobrelamesilla,sonrío.Candelamealegralaexistencia.Yanoconcibomividasinella.

Cuandosientoqueestoycomenzandoaponermetristona,cambioelchipypiensoenloocurridoeldíaanterior,einevitablementerecuerdoel

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instanteenqueAndrewyyonosmiramosenelsalónymelancéabesarlo.Metapolacaraavergonzada.¿Porquéserétanimpulsiva?Sinembargo,cierro losojosmientrasmemuerdoel labio inferiorypiensoqueaquelbeso inesperado fue, como poco, colosal. Recordar cómo su boca seapretaba contra la mía y sus fuertes y grandesmanosme sujetabanmehace suspirar, me calienta en segundos. Entonces, sin dudarlo, abro elcajóndemimesillaydigo:

—Ironman,tenecesito.Tumbadasobrelacama,mequitolasbragasypongoenmarchami

vibrador. Su zumbido consigue que mi estómago se revolucione, peroentoncespiensoquequizáAndrewpuedaoírlo,yloapago.

¿Cómopuedensertanindiscretaslasparedes?Rumiando acerca de qué hacer, cojo el móvil, abro la carpeta de

músicay,trasponerloprimeroqueencuentro,ansiosa,vuelvoaencenderaIronmanymedispongoadisfrutar.

Cierro los ojos, pienso en Andrew, en su boca, en sus ojos, en sufibroso cuerpo y, cuando Ironman roza mi estómago y yo lo bajolentamente hasta mi sexo, me arqueo deseosa para recibirlo. Durantevarios minutos me abandono al placer que me proporciona sobre elclítoris, mientras imagino que es Andrew quien lo mueve, quien lomaneja,yquienmepideenvozbajaquemerelajeydisfrute.

Accedo.Accedoa todoloqueélmepide,mientrasmicalenturientaimaginaciónvelosojosdelhombrequemehaceperderlacordura,sientosubocasobrelamíayungemidoescapademisentrañasysientoquetodomicuerpotiembladeplacer.

Permanezco abandonada a mis deseos durante un buen rato, hastaque,trasunúltimoorgasmoquemehacecerrarlaspiernas,convulsionaryjadear,decidodarlafiestecitamañaneraporterminada.

El aire huele a sexo; mis dedos, de sujetar y mover a Ironman,también. Mientras me levanto de la cama para lavarlo, escucho cómoCarlosBautecantaMimedicina,[7]ymemofo.

—Túsíqueeresmimedicina,Ironman.Felizyencantadaconmibueniniciodedía,voybailandoalritmode

la canción hasta el baño. Allí, lavo a Ironman y, tras dejarlo sobre ellavabo,decidodarmeunaduchitarápida.

Cuandosalgo,elteléfonosuena.Rápidamente,mepongounalbornozycorroamihabitación.EsYanira,yconguasarespondo:

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—Ironmanyyotedamoslosbuenosdías.OigoaYanira reír.Ellayel restodemisamigasme regalaronese

maquinote.—Vaya...—respondedivertida—,veoquetumañanacomienzabien.—¡Mejor,imposible!Charlamosduranteunrato.Yaniramehacesaberquetodosmeechan

demenos y, a pesar de que intenta convencerme de que coja el primervueloaPuertoRico,meniegoenredondo.

Ataviada con el albornoz, mientras hablamos, paso por la cocina,donde me preparo un café. Luego me dirijo al salón y, tras abrir laspuertas,salgoalaterrazaatomármelo.Haceundíaprecioso.

Mientras me apoyo en la barandilla para continuar hablando conYanira, miro a la gente que ya está disfrutando de la playa. Una vezprometoseryo lasiguienteen llamary termino laconversaciónconmiamiga,cuelgoyentroenelsalón.

Aquelloesundesastre.Dónuts,patatas,galletas,chocolate.Todoesocontinúa aún sobre la mesita que tengo frente al televisor, y decidocambiarmede ropayponermemanosa laobra.Entroenmihabitación,mevistoconunasmallasgrisescortasyunacamisetanegrasinmangasy,unavezmecalzounaszapatillasdedeporte,vuelvoalsalón.Enciendoelequipo demúsica, pongo unCD y, cuando comienza a sonarBorn ThisWay[8]deLadyGaga,sonríoyempiezoabailarmientrasrecojotodoeldesastreconunamarchaincreíble.

Porsuerte,elestropicioparecíamásdeloqueera.Unavezlometotodoenunabolsa,limpiolamesaconunpañoylollevotodoalacocina,cojolaescobay,mientrasbarroelsuelo,hagomipropiacoreografíaaloGagaybailocomounadescosida.

Uf...,quémarchatieneesacanción.Encantada, bailo, canto usando el palo de la escoba como un

micrófono y, cuando la canción acaba y estoy dispuesta a bailar lasiguiente,unosaplausosmehacenmirarhacialaterrazaymeencuentroaunmásqueatractivoAndrewvestidoconunospantalonescortosnegrosyunacamisetadetirantesgrismarengoempapadadesudor.

—Diosmío—exclamaélsonriendo—,misobrinasevolverálocasiseenteradequevivoalladodelamismísimaLadyGaga.

Río a carcajadas y, mientras me acerco al equipo para bajar elvolumen,preguntoalverlotansudoroso:

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—¿Dedóndevienes?Andrewsequitaunodelosauricularesblancosqueaúnllevapuestos

ycontestatrastomaraire:—Decorrer.Hesalidoaquemarlascaloríasdelapizzadeanoche.Vaya...,vaya...,cómosecuida,elpresumido.Me acerco a él yme pongo en uno de los auriculares blancos que

cuelgansobresupecho.—¿Quémúsica escuchas?—pregunto.Y, al no identificarla, insisto

—:¿Quéesesto?—Esto—semofa—esmúsicacountry,concretamente,KeithUrban.Duranteunos segundosescuchoesamúsicaa laquenoheprestado

atenciónenmivida.Luegomequitoelauricularypregunto:—¿Quieresunpocodeaguafresca?Andrewasiente.Losdoscaminamoshastamicocinay, trasbeberse

ungranvaso,sonríeymurmura:—Séquemicasaestáaquímismo,pero¿puedopasarunsegundoatu

baño?—Claroquesí.Mientrasvaalbaño,guardolaescobaenelarmaritoquetengopara

esascosas.Cuandosale,comprueboquememiradivertidoy,alverloquellevaenlamano,meapresuroaquitárselo.

—¿SepuedesaberquéhacesconIronman?—¡¿Ironman?!—preguntadivertidoy,alverquepongolosojosen

blanco,explicariendo—:Loheencontradoenelbañoy...Sin permitirle acabar la frase, me encamino hacia mi habitación.

Comosiempre,pisoteo lacamaparapasaralotro ladoy, trasguardaraIronmanenlamesilla,Andrewpreguntadivertidodesdelapuerta:

—¿Porquépasasporencimadelacama?Vuelvoapisotearlay,cuandoestoyanteél,aclaro:—Porquemegustahacerlo,yencuantoaIronmantediréque...Nomedejaacabar.Meponeundedoenlabocaeindica:—Hasidounabroma,mujer,yporsupuestoquenotienesquedarme

explicaciones.Alversucaradeguasa,sonríoysuspiroconmofa.—Deverdad,chiquillo,creoqueyanopuedomostrartenadamásde

mí:mehasvistoenloquecidadepreocupaciónpormihija,conlacamisetadel revés, con los pelos de loca, con dos zapatillas diferentes, sin

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maquillar, me has visto incluso llorar como un trol. ¡Por Dios, quévergüenza! Y, por si fuera poco, has oído lo que nunca deberías haberoídoporlofinasquesonlasparedes,yahoraencimaconocesaIronman.PorDios...

Andrew vuelve a sonreír. Oír su risa hace que yo ría también y,cuando pienso que ya debe de imaginar queme faltan tres tornillos, deprontopregunta:

—¿Quéplanestienesparaelpróximomes?Pienso.Planes,loquesediceplanes,notengoninguno.—¿Porqué?—preguntoamivez.Sin moverse de la puerta de mi habitación, apoya la cadera en el

marcoyexplica:—Para que te vengas conmigo al rancho Aguas Frías. Ni tú ni yo

tenemosnadaquehacer,yhepensadoquepodríamosir juntosalabodademihermanoColdypasarunassemanasallí.¿Quéteparece?

Lomiroincrédula.¿Meacabadeproponerqueloacompañealranchodesufamilia?Noséquédecir,yentoncesinsiste:—Ayerme comentaste que nunca habías estado en un rancho. Pues

bien,yoteofrezcolaposibilidaddeconocerlosimeacompañas.Serétuprofesorytuguía.¿Quéteparece?Además,puedopresentarteaalgunosvaquerosquetepuedengustar.

Uiss...,esodelosvaquerosmeatrae.Perono...,definitivamente¡no!Lo que debo hacer es alejarme de Andrew, no acercarme cada día

másaélparaque,así,latonteríaquesientoseenfríe.Me sigue hasta el salón, noto su presencia detrás de mí y, cuando

llegoalcentrodelmismo,mevuelvo.—Aver.Ayerquedamosenquesólosomosamigosy...—Y sólo somos amigos. Sé muy bien lo que dijimos ayer, y te

aseguro que sé separar la amistad del sexo—afirma—.Y, como amigoconsciente de lo que estoy diciendo, te invito a conocermi rancho y apasarlobien.¿Quéhaydemaloeneso?

—Pero tu familia... La boda de tu hermano... Ellos van a creer otracosa.

Andrewsonríeysacudelacabeza.—Túnotepreocupesporeso.Yomeencargo.Y,tranquila,tendrástu

propiahabitación.

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—Nosé...—Venga, no puedes decirme que no. No tienes nada que hacer:

Candela está en Perú, tus amigas están fuera, la familia a demasiadadistanciaynotienestrabajo.Vamos,diquesí.Sisalimosdentrodeunashoras,podemosirhoyaLasVegasydivertirnosestanocheenelcasino.MañanamadrugamosypodemosestarenAguasFríasparacenar.

Caminodeunladoaotrodelsalón.Loquediceesunplanazopero,conscientedequenoesbuenaidea,respondo:

—Gracias,deverdad,perono.Vetú.Tufamiliasealegrarádeverte.—Puessitúnovienes,yonovoy.Cuandolooigodecireso,abrolosojosdesmesuradamente.—¿Pretendesquemesientaculpabledequenoasistasalabodadetu

hermano?—Andrewasienteyyogruño—.Joder.¿Porquémehacesesto?Él,quehastasudorosoestá tentador,sonríeymurmuraacercándose

másamí:—Porquemeniegoamarcharmeyadejarteaquísola.Noquieroque

tehinchesacarbohidratosyvuelvasallorarcomountrol.—Juroquenoloharé—digorápidamentelevantandounamano.Andrewcaminaentonceshacialapuertadelaterrazadispuestoasalir

y,mirándome,dice:—No te creo. Por tanto, prepara el equipaje. Iremos en mi coche.

Dentrodeunpardehoras,llamaréatupuertapararecogerte.—Nilosueñes.Separa.Memira.Bajalamirada,levantaunacejayafirmaantesde

desaparecer:—Morena,tevendrásconmigosíosí.Sindarmeopciónadecirnadamás,desapareceyyomequedocon

cara de tonta, mientras soy consciente de que me voy a un rancho enWyoming,deboda,ynoséquéropatengoquellevar.

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11

Tres horas después, miro la carretera alucinada mientras no dejo depensarquéestoyhaciendoallí.

Siesquesoyunafacilona.Amímeconvencecualquiera,ymássiesecualquieraeselmorenazodelCaramelito.

Sinceramente,nohayquienmeentienda.Tanprontocortounbesazoque llevaba a lo que yo quería, como me embarco en un viaje con elúltimohombredelaTierraconquiendeberíahacerlo.

Pero bueno.La cosa está hecha, y ahora sólo pienso en disfrutar ypasármelobien.

Alatardecer, llegamosaLasVegas.Noes laprimeravezqueestoyallí.Mientrasesperamosaqueunsemáforosepongaenverde,reconozcounhotelysueltounarisotada.

—¿Dequéteríes?Conguasayconcomplicidad,cuchicheo:—Tecuentounacosasiprometesquenoselodirásanadie.—Cuenta—diceAndrew.Cuandovoyacomenzar,deprontomeparoyafirmo:—QuequedeclaroquetecuentoestoporqueYanirayRuthtequieren

comosifuerasdelafamiliayséquepuedoconfiarenti.Pero,siestosalealaluz,tejuroquetedespellejarévivo,¿entendido?

Dicho eso, le relato que la última vez que estuve enLasVegas fueparacelebrarlalocabodademiamigaYaniraconDylan.EntrecarcajadaslecuentoloescandalosamentevestidasqueíbamosYanira,Tifany,Valeriayyo,yAndrewnopuedeparardereír.Vamos,¡comoquehastalloradelarisaconloqueleexplico!

Unavezdejamoselcocheenelparkingdelhotel,cogemosnuestroequipaje y caminamos hasta la recepción. Allí, reservamos dos

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habitacionesqueAndrewseempeñaenpagarél.Meniego,yocargaréconmisgastos.Aunasí,alfinalaceptoacambiodequemedejepagarlacena.Las habitaciones están la una frente a la otra, quedamos para una horadespués y, cuando cierromi puerta, voy corriendo al baño. ¡Tengo unaurgencia!

Cuarentaycincominutosdespués,trasunaduchitaquemedejacomonueva,miromimaleta.¿Quémepongo?

Trasmuchopensarquéponermeparacenar,al finalmedecidoporunvestidoazulóndeesosquenosearruganyunosbonitoszapatosnegrosquehetraído.

CuandoAndrewllamaamipuerta,abroyloveofantástico.¡Jesusito de mi vida! El tío es puro pecado, y yo soy una gran

pecadora.Vestido con un pantalón oscuro y una camisa burdeos, está

impresionante.Pero,vamosaver,¿cuándonoloestá?Durantetodoeltiempoquehemosestadojuntos,nosehapropasado

lomásmínimo,nihadichonadaquepudierahacerme sentir incómoda,aunque sumiradame inquieta,meperturbaenmásocasionesde lasquemegustaría.

Elproblemanoes él, soyyo.Yvoya tenerqueponer frenoamisinstintossalvajessinoquierojorobarelviajeynuestraamistad.

Unavezsalimosdemihabitaciónybajamosalaprimeraplantadelhotel, pasamos a una enorme sala demáquinas tragaperras de todos lostamaños y colores y jugamos durante un rato.Yomedejo llevar por laeuforiayAndrewnopuedeparardereír;parecequelehacegraciatodoloquedigoohago.Alfinal,ganamosmásomenos loqueperdemos,ydecidimosirnosacenar.

Durante la cena, el buen humor entre los dos continúa. Hablamoscomo siempre de mil cosas y sale el tema de la boda de su hermano.SegúnAndrew,casarseesungranerror.Segúnyo,elerrornoexistesilohacesconlapersonaadecuada.

Y,comosoyunabocazasquevadeduraperoaúncreeenelamor,leconfiesoquesiemprehequeridocasarmeapesardelasdecepcionesquehetenidoconelgéneromasculino.

¡Dios,semeestásoltandolalengua!Élmeescucha.Nodicenaday,cuandoporfincierroesabocazallena

dedientesqueDiosmehadado, simplemente sonríey seguarda loque

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piensa.Cuandollegalacuentayélhaceamagodesacarlacartera,mepongo

seria,loamenazoconcogermeunautocardevueltaaLosÁngelessiseleocurre pagar la cena y, finalmente, y tras mucho batallar, se da porvencido.Aun así, sé que lemolesta, ¡perome importa un pito! Soy unamujerindependienteypuedoinvitaracenaraunhombre.Nonecesitoquemeinvitensiempre.

Luegodecidimos tomar algoy, cuandoveoun letrero luminosodeMariahCarey,pregunto:

—¿Actúaestanocheaquí?Andrew,que,comoyo,estáleyendolapublicidaddelletrero,asiente.—Aquíponea lasonceenelCaesarsPalaceyson lasdiezycinco.

¿Quieresquevayamosaverla?Bueno,bueno...MeencantanMariahCareyysuscancionesy,como

unaniñachica,respondo:—Ostras, me encantaría ir, pero imagino que estarán todas las

entradasvendidas.—Déjamehacerunallamada—diceél.Encantada,looigohablarconalguienporteléfonoy,cuandoacabala

conversación,Andrewdicetendiéndomeunbrazo:—Señorita,susdeseossonórdenesparamí:tenemosentradas.Feliz,metiroasucuelloyloabrazo,hastaquesoyconscientedelo

queacabodehaceryrápidamentemesuelto.Pero¿quéestoyhaciendo?Agarrados del brazo, nos dirigimos al Caesars Palace. Al llegar,

AndrewpreguntaporuntalConrady,cuandoungorilacalveteyenormeal que recuerdo haber visto en la gira deYanira sale y nos saluda, noscuelaenellocalsinpagarniunduro.¡Miraquébien!

Como imaginaba, el espectáculodeMariahy suvozendirecto sonuna pasada.Yame lo dijoYanira, que coincidió con ella en otro show.Durante el tiempo que dura, canto,me río, bailo, aplaudo, e intuyo queAndrew,queestáamilado,disfrutatantocomoyo.Sinembargo,memiraalucinado cuando se me escapa alguna lagrimilla al escuchar cómointerpretaMyAll.[9]Madremía,québonitaesesacanción.

Cuando,horaymediadespués,salimosdelCaesarsPalacerodeadosporlamultitud,estoycomoenunanube.¡Québiencantaesamujeryquémaravillososhowhevisto!

Andrewproponeiratomarlaúltimacopa,yyoacepto.

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Entramosenunlocaldondelamúsicaestádemasiadoaltaylaslucesdemasiado bajas. Allí, pedimos un par de whiskies y comentamos elespectáculo que acabamos de ver. Entonces Andrew hace algo que medescoloca, y es que me retira un mechón de pelo de la frente y me loacomodadetrásdelaoreja.

Esesimplemovimientosemehacetremendamenteíntimoysensual.Sentir sumiraday el tacto de su pielmepone la carnede gallina, peroprocuronoinmutarme.Tengoquecontrolarme.

Traslascopas,decidimosregresaralhotel,queremosmadrugarparallegar pronto a Hudson. Y, como si fuéramos una pareja, caminamoscogidosdelamanoporlascallesdeLasVegas.

Yaenelhotel,cuandollegamosanuestraplanta,sientoqueralentizoelpaso.Medarabiaquelanocheseacabe.Loestoypasandotanbienconél... Pero, inevitablemente, llegamos hasta las puertas de nuestrasrespectivashabitacionesynosquedamosparados.

«Oh..., oh... Coral, ¡contrólate..., contrólate, que te conozco!», merepitoamímismaunayotravez.

Durante unos segundos nosmiramos a los ojos—madremía, ¡quétensiónsexual!—,ynosechamosareír.Parecemosdosidiotas.

Alfinal,Andrewmequitalatarjetadelapuertaquellevoenlamanoylaabrepormí.Luegomeladevuelvey,acercándoseamí,mebesaenlamejillaydice:

—Buenasnoches.Pasaréabuscartesobrelasocho.Asientomientrasnotosuscalienteslabiossobremimejillaypercibo

suolor,eseolorquemehaceperderlospapeles.«Coral...,contrólate...,contrólate...,ynovuelvasadar lanota»,sigo

repitiéndome.Unavezélseretirademiladoyabrelapuertadesuhabitación,entro

enlamíayrespondoalcerrar:—Buenasnoches.Asolasyaenmicuarto,sientoqueelcorazónsemevaasalirporla

boca.Madremía...,madremía...,estovaaserinsoportable.Nodeberíahaberaceptadoesteviaje.Nodeberíaestartancercademi

tentación.Y,apoyandolacabezaenlapuerta,cuandoporfinabrolosojos,murmuro:

—No,Coral.Nolohagas.Dejadedeseareimaginarloquenodebes.Unavezmeconvenzodequenodeboabrirdenuevoy llamarasu

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puerta, camino hasta la cama. Me quito los tacones, desabrocho losbotonesdelanterosdemivestidoylodejoresbalarhastaelsuelo.Enropainterior,abromimaleta,sacounacamisetagrisoscurodecuellobarcoy,trasquitarmeelsujetador,melapongo.

Acontinuación,pasoalbañoymedesmaquillo.Nosoydepintarmemucho,peroLasVegasasíloexige.Cuandotermino,memetoenlacama,pongolaalarmademimóvilalassietedelamañanay,trasapagarlaluz,decidodormirme.

Duranteunbuenratonoparodedarvueltas.Bocaarriba...Bocaabajo...Delado...Estávistoquemevaacostarunmontóndormirme.De pronto,mimóvil vibra.Unmensaje. Enciendo la lamparita que

hayjuntoalacama,cojoelteléfonodelamesillayleo:

¿Siguesdespierta?

Mi corazón comienza a palpitar cuando compruebo que esAndrewquienmelomanda.

Por Dios..., por Dios..., ¿él tampoco puede dormir? Y, sin dudarlo,respondo:

Conel teléfono en lamano, espero contestación.Sinduda la voy arecibir, y nos enfrascaremos en una de esas tontas conversacionesnocturnas.

Perosurespuestatardaenllegarmásdeloqueimaginoy,cuandomeconvenzode que no va a enviar otromensaje ymedispongo a dejar elteléfonodenuevosobrelamesilla,entoncesrecibootrosmsquedice:

Estoyentupuerta

Comosifueratonta,mirolapuerta.Ay,madre,¡Andrewestáahí!Sin hacer ruido,me levanto, camino hacia ella y, cuando apoyo la

manoenelpomo,laabrosinpensarlodosveces.Deprontomeencuentrofrenteafrenteconmitentación,quellevaunacamisablancaabiertayun

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pantalónoscuro.¡Madremíaaaaaaaaaaaaa!Nosmiramos.Estámásqueclaro loque losdosestamospensando,

cuandodice:—Noséquéhagoaquí.Sóloséquenoquieromarcharme.Bueno...,bueno...¡Yamehadichobastante!Sinhablar,locojodelamanoylohagopasar.Cierrolapuertay,en

lahabitaciónaoscuras,tansóloiluminadaporlalamparitaquehayjuntoalacama,Andrewmeagarracondelicadezadelcuello,meacercaaélymebesa.

¡Oh,Dios...,oh,Dios!Atontada—pornodeciragilipollada—,permitoqueahondeconsu

lenguaenmiboca,mientrasmedigoamímisma:«¡Nohesidoyo...,nohesidoyo!».

El beso comienza a subir de tono. Me gusta, y reacciono hastallevarlo a la tonalidad que nos gusta a los dos. Ambos somos unosexpertos amantes. Recuerdo que la última vez que estuvimos juntos noscompenetramosmuchoy,sóloconmirarnos,sabemosloquequeremos.

Acompañadospor infinidaddebesosycaricias,mientraschocamoscontra las paredes, llegamos hasta la cama, donde caemos y donde nosdesnudamosconpremura.Muchapremura.

Tumbadabocaarriba,nopuedocreerloqueestápasando.Andrew,elhombre de mis sueños, ha llamado a la puerta de mi habitación ¡pararepetir!,yyo,gustosa,laheabiertoparaél¡yrepito!

Con delirio, comienza a besarme los pechos y a lamerme lospezones,mientrasmismanosrecorrensuscostillas,sutraseroyacabanensuyamásqueduraerección.

¡Madremíaaaaaaaaaaaa!Con una maestría que me deja loca, sin dejar de mimarme y de

besarme,Andrewseponeunpreservativo,mesepara laspiernasyentraenmí.La sensaciónmehace arquearme,momento en el que él pasa lasmanospormicinturaparasujetarmeylooigodecir:

—Miniña,estamoscruzandolalínea...Asiento... Asiento...Me encanta queme llame así, y no puedo estar

más de acuerdo en lo que dice. Sin embargo, no estoy dispuesta a queretrocedaniunsolomilímetro,asíquerespondo:

—Pues,yaqueestáhecho,crúzaladeltodo.

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Élsonríe.¡Quécanalla!Yo también sonrío y, entonces, su tentadora boca busca la mía y,

mientras ambos traspasamos la línea del todo, olvidándonos de loslímites,nosdejamosllevarporelmomentoydisfrutamosdelplacer,delmorboydelsexo.

Sin importarnossialguiennosoyeono,ambos jadeamosmientrasnuestroscuerpostiemblandelujuriaydeplaceryacompasamosnuestrosritmos para intentar disfrutar almáximo. Pero elmomentazo es tal queestoyqueardoacausadelalujuriay,mirándolo,llegoalclímaxy,pocossegundosdespués,llegaél.

Cuando terminamos, nos contemplamos jadeantes. Acabamos demeterlapatahastaelfondo.Andrew,quedebedepensarlomismoqueyo,bajalabocahastalamíaymebesadeunamaneraquemellegaalalma.

—Siento decirte que has repetido, vaquero —murmuro acontinuación.

Eso nos hace reír, y él se deja caer ami lado en la cama para noaplastarme.

Todavíaincrédulaporloocurridoyqueestaveznohayasidoyolaquehayadadoelprimerpaso,veoqueAndrewmemira.

—Escucha,cielo,séquehefaltadoamipalabraycreoque...Sindejarlo acabar, le apoyoundedoen los labios. ¡Meha llamado

cielo!¡Aisss,quémono!Pero, consciente de que los dos hemos faltado a nuestra palabra,

respondo:—Seamos objetivos: dicen que el sexo puede arruinar una bonita

amistad, pero lo cierto es que en elmundo en el que vivimos cualquiercosapuedehacerlo.Asípues,sihemosdecididoarruinarla,almenosqueseaconbuensexoyexcelentesremuás.

Andrew sonríe, se pone de lado y,mirándome con una sensualidadquehastameacobarda,añade:

—Si hay algo que me gusta de ti es tu sentido del humor. No lopierdasnunca.

Vale.¡Soylasimpática!Nolegustoporserguapa,nimona,nidespampanante.Nuncameha

dichonadadeeso. ¡Vayamierda!Pero,venga,serépositiva:almenos legustaunacosademí.

Sinembargo,acontinuaciónañademientrasmeacercaaél:

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—Nadiemehahechoperderelcontrolcomotú.Ay,Dios...¡Yesoquenosoypelirroja!Cuando le cuente aYanira lo que acaba de decirme, ¡no se lo va a

creer!Depronto,seponeenpie,tirademíhastalevantarmeydice:—Vamosaladucha.Entre risas, nosmetemos en el baño y, cuando el agua comienza a

recorrernuestroscuerpos,yaestamosbesándonoscomosinohubieraunmañana. Segundos después, en cuanto su boca abandona la mía y él searrodillaantemí,meapoyoenlapared,cierrolosojosymedispongoarecibirtodoelplacerquequieradarme.

Durantehoras,Andrewyyopracticamossexodemilformas,demilmaneras, en el baño, sobre la cama, contra la pared..., y a cuál mássatisfactoria.Somosexpertos.Nosomosdosniñatosquecomienzanunavidasexual,yesosenota.

Cuando,alascincodelamadrugada,salgodelbañoymeencuentroaAndrewalladodelaventana,contemplandoelamanecer,meparoyloobservo.

Comodiríalacanciónquetantomegusta,¡noexistenlímites!Midebilidadencuantoahombresserefiereestátotalmentedesnudo

delantedemí.Lohebesado.Mehabesado.Lohetocado.Mehatocado.Ynos hemos hecho mutuamente el amor con auténtica devoción hastaagotarnos.

El cuerpazo que tienemi vaquero es impresionante: piernas largas,culoduroyprieto...Cuandoestoytotalmenteatontadarecreándomeenloqueveo,oigoquedice:

—Oye,morena,¿túquémiras?Suvoz...Sumirada...Elsilenciomehabla...Me encanta oír de sus labios esa frase cargada de segundas

intenciones,yenesteinstantemeparecelacosamássexiyexcitantequemehandichoenlavida.Sindudarlo,mesuboalacamaylapisoteoparallegarhastaél.Acontinuación,apoyolasmanosensushombrosy,cuandoélmesujetayrodeosucinturaconlaspiernas,ledoyunincreíble¡remuá!Ydecidounavezmásescucharamicorazónmientraslehagoelamor.

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Cuando suena la alarma del móvil, que puse a las siete, tengo la bocapastosa.Elsueñoquehetenidohasidolabomba.Madrecita,québienlohe pasado con el vaquero. Pero, de pronto, el sueño se convierte enrealidad tan pronto como veo una mano apoyada en mi cintura ycomprendoqueesladeAndrewalversuanillodeplata.

Sinmoverme,parpadeo.Ostras...,ostras...,ostras...De repente, me doy cuenta de que no escucho el viento, de que el

silencionomehablaydequemicorazónmedicequesoylomás tontoquehaparidoelserhumano.

Permanezcoinmóvilduranteunahora.Casinorespiro,mientraslastórridasimágenesdeloocurridorondanpormicabezayyonosésireírollorar.ElsexoconAndrewesincreíble.

Alasocho,necesitolevantarme.Necesitoaclararmelasideasantesdequecomienceahacermeunlío.

Con cuidado, levanto su mano. No se mueve, yo repto como unaserpientepara salirde la camay, cuando loconsigoy lomiro,veoqueestádormidobocaabajo,nuestraropaestátiradaportodalahabitacióne,inevitablemente,mefijoensutrasero.

¡Madredelamorhermosoydetodoslosamoresdelmundomundial, quétraserotiene!

Meapresuroacogermimóvilymicamiseta,queestáenelsuelo,ycorroalbaño.Cuandoentro,cierrolapuertayrespiromientrasmemiroalespejoymurmuro:

—Nofuiyo.Estaveznofuiyo.Comopuedo,mesientoenelinodoroparapensar.Sinduda,cuando

Andrewsedespiertevaatenerlamismasensaciónqueyo.¡Lahemoscagado!

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Metocoelpelo.PiensocómoactuarcuandoélsedespierteydecidollamaraYanira.Miroelreloj:sonlasochoyveinte.Aesahora,enPuertoRico está levantada, ¡seguro! Abro el grifo para que, si Andrew sedespierta,creaqueestoyduchándome.

Trasdostimbrazos,comoimaginaba,oigolavozdemiamiga,quedice:

—Hola,cariño,¡buenosdías!Quéalegríarecibirtullamada.Sinlevantarlavoz,respondo:—Ay,madre...,loquetengoquecontarte...—¿Quépasa?¿Estásbien?¿Quéocurre?Sonrío,nopuedoremediarlo,ydigo:—¡VivaWyoming!—¿Wyoming?¿QuiénesdeWyoming?—preguntaYanira.Tras levantarme, me miro al espejo y respondo mientras me doy

cuentademigrancagada:—Andrew,yestoyenLasVegasconél.—¿Quéeeeeeeeeeeeee?—oigoquegritaella.RápidamenteoigolavozdeTifanyydeRuth.Pero¿quéhacenellas

despiertastambién?YentoncesmepercatodequeYanirahacontestadoamillamadaconelmanoslibrespuesto.¡Mierda!

—Pero,cuquita...,¿quéestásdiciendo?—diceTifany.—Quehahechounacoralada.Esoesloquedice—afirmaYanira.—PerosiAndrewno repite—señalaRuth,que loconocemuybien

—. Ay, Dios, menuda borrachera debéis de haber pillado los dos. ¡Yapuedescontarquéhapasado!Diosmío,¿nooshabréiscasado?...

Resoplo.¿Borrachera?¿Boda?Yrápidamentesiseo:—Mira,reina,niborrachos,nicasados,¡quelosepas!Lasoigocuchichear.Lastreshablanalavezcuandodeprontooigoa

Yaniradecir:—Losiento...,losiento...,nopenséquefuerasacontaralgoasíyhe

conectadoelmanoslibres.Alotro ladodel teléfono,misamigasnoparandecotorrear.Como

siemprenossucedecuandohablamosdesexo,nosrevolucionamos,yestaveznovaasermenos.Lasescuchodurantevariosminutos,perocuandoyanopuedomás,siseo:

—¿Queréis hacer el favor de cerrar vuestros piquitos de oro yescucharmeamí,queparaesohellamado?

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LastressecallandegolpeyTifanydice:—Ay,Coralcita,notepongasasí,porque...—Vamos a ver, Coral —la corta Yanira—. ¿Me puedes decir qué

hacesconAndrewenLasVegas?Ahora no se oye ni el caminar de un grillo y, sincerándome

totalmente,respondo:—Yoquésé.Mepropusoqueloacompañaraalabodadesuhermano

enelranchodesufamiliaenHudson...—¡¿Qué?!—oigoquegritanlastres.—Decidimoshacernocheaquíy,bueno,unacosa llevóa laotray,

cuandoaparecióantemipuertaymedijo«Noséquéhagoaquí,peronoquiero marcharme», mi parte Lobacienta se apoderó de mí y no puderesistirme.Yasabes,Yanira,queesmidebilidady...

—¿Cómoque es tudebilidad?—preguntaRuth—. ¡¿Sepuede saberporquéesonolosabíayoyYanirasí,sotonta?!

—Ay,cuqui...,cuqui.Elsecretazoqueteníasguardado.VeráscuandoseentereValeria.

Resoplo.Sientoquetengoquedarmuchasexplicaciones.—Chicas... —añado a continuación—, sólo os diré que Andrew

siempremehaatraído,peronuncapenséque lanocheque tuvimoshaceaños pudiera repetirse. Sin embargo, ¡se ha repetido!Y ha sido todavíamejorde loquerecordaba.Yahoraestoy totalmenteconfundidaynoséquéhacer,peroloquesíséesque,cuandosedespierte,él...

—Coral—mecortaYanira—.Antes de nada, tranquilízate.Y ahorabusquemosopciones.PlanA...

—Yaestádoñaplanecitos—oigodecir aRuth, e inconscientementemerío.

—Como decía —insiste Yanira—, plan A: cuando se despierte, ledices que te atrae desde hace tiempo. Plan B: cuando se despierte, tecomportascomohagaél,yplanC:salesdelhotelatodaleche,tecogesunaviónytevienesaPuertoRico.

—Cuqui, ¡el planAdescártalo!—señalaTifany—.Conozcopoco aAndrew,peronoséporquémedaqueesunligóncomoloeramibichitoysevaaasustar.

Asiento.Tienerazón.Nilocaledigoquemegusta.—Si yo fuera tú,me decantaría por el plan B. Creo que es elmás

sensato—afirmaRuth—.¿Noteparece?

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Piensoacercadeloquemisamigasmedicenymedoycuentadequeel planB es elmejor, aunque estoy tan acojonada queme dan ganas dedecidirmeporelC.

Durantevariosminutoshabloconellas.Medesahogoy,cuandoyanopuedomás,digo:

—Vale, decidido: plan B. Estoy convencida de que, cuando sedespierteyveaconquiénhapasado lanoche, se levaavenirelmundoencimayvoyatenerquetranquilizarlo.

—Mujer...,noseastannegativa—protestaYanira—.Quizáestéfelizporlosucedidoentrevosotros.

Resoplo:¡siesoocurre,merapolacabezaalcero!Me encantaría que sintiera lasmaripositas que yo siento cuando lo

miropero,porlopocoqueloconozco,intuyoqueélnopermitequelasmaripositasentrenensuestómagoy,cuandoseaconscientedeloquehahecho,noestarámuycontento.

Deprontooigounruidoprovenientedelahabitaciónymeapresuroadecir:

—Osdejo,creoquesehadespertado.—Llamaytennosaldía—contestaYanira.Sinmás,cuelgoelteléfono.Rápidamente,cierroelgrifodeladucha,

cojomicepillodedientesymeloslavoy,antesdequeacabedehacerlo,mimóvilsuenayleounmensajequedice:

Soperra...,quécalladitotelotenías.Yahablaremos,ycómeteloenterito.

Sonrío.EsValeria,desdeParís.¡Quérápidocorrenlasnoticias!Cuandomerecompongo,vuelvoaoírotroruidoenlahabitación.Y,

depronto,memuerodelavergüenzaportenerquesalirdelbaño.Pero, vamos a ver, ¿cómo puede ser que me dé vergüenza eso

cuando,horasantes,nomedabanvergüenzaotrascosas?Finalmente tomo aire, agarro el pomo de la puerta y la abro. A

escasos metros de mí, Andrew está sentado en la cama con el peloalborotado,poniéndoseloscalzoncillos.

—Morena,tenemosquehablar—dicemirándomemuyserio.Vale.Yanomellamaminiña.Sudespertarescomoimaginaba.Contranquilidad,voyhastaél,mesuboalacama,medejocaersobre

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ellasindelicadezaycomienzoahacermeunatrencitaenelpelo,altiempoquedigo,mirándoloconaparenteindiferencia:

—Dime,vaquero.Sugestoincómodohablaporsísolo.—Estoytanconfundidoquenoséniquédecir—contesta.Sonrío.Notoqueeso lodescuadray, sacando laactrizque llevoen

miinterior,cuchicheocomosielasuntomeimportaratrespepinos:—Tranquilo.Hemoscruzadolalínea.Pero,¿sabes?,haocurridoyya

no podemos hacer nada salvo comportarnos como adultos, pensar queúnicamente ha sido una buena noche de sexo y remuás y nadamás.—Andrewparpadea,yyo,comounacotorra,prosigohablandomientrasmetrenzoelpelo—:Bueno,y,unavezaclaradoeltema,quieroquesepasquesigoqueriendosertuamigay,siatitesucedeigual,lomejorseráquenosvistamos,salgamosdeestehotel,cojamoselcocheparairaHudsonynosolvidemosdeloocurrido.

Sugestoesdeabsolutaincredulidad.—¿Lodicesenserio?No.Laverdadesqueno.Lodigoparaprotegermeamímisma.Pero,

sindejardesonreír,pongolosojosenblancoyreplico:—Ay,madre,¡puesclaroquelodigoenserio!Anda...,anda...,cambia

esa cara de circunstancias, que vivimos en el siglo XXI y no voy aobligarteaquetecasesconmigo.

Andrewasiente.Selevantayrecogesucamisablanca.—Venga, vayamos a Hudson, que quiero conocer a esos rudos y

rubiosvaqueros—añado.Por fin, sonríe. Coge la tarjeta de su habitación, que está sobre la

mesilla,yseencaminahacialapuerta.—Te espero en recepción dentro de una hora—dice—. Llamaré a

Hudsonparaqueavisenalranchodequellegaremosparacenar.Asiento. Acto seguido, él sale de la habitación y, cuando cierra la

puerta,medejocaersobrelacama.Consuaromaimpregnandodenuevotodosmissentidos,murmurocontralaalmohada:

—Soyidiota,pero¡vivaWyoming!

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Trasunviajedecasidiezhorasenelquemelasingenioparaparecerlaalegría de la huerta y obviar el tema que sé que ambos tenemos en lacabeza,cuandodejamosatráselpueblodeHudsonyalratopasamospordebajodeuncartelquediceRANCHOAGUASFRÍAS,aplaudo.

Laverdad,nosésiaplaudoporquellegamosoporque,conunpocodesuerte,dentrodeunashorasestarésolaenunahabitaciónypodrédejardesonreírcomounamema.

Andrewdetieneelvehículo.—Ahora ya está muy oscuro, pero mañana ya verás qué lugar tan

bonito.Asiento.Y,sacandomimóvildelbolsillodelpantalón,digo:—VoyaenviarunmensajeaYanirayalaschicasparadecirlesque

estoyaquícontigo.Almirarmimóvil,deprontoveoalgoquenomecuadra.—Oye,¿porquénotengocobertura?Andrewmenealacabezay,trashacerungestoincómodo,indica:—Se me olvidó decirte que en el rancho la vas a encontrar con

dificultad.—Nomejorobes.Élsonríe.—Esloquetieneestarrodeadosdemontañas,ylaabuelaseniegaa

queesamodernidadentreensurancho.Aquínisiquierahayteléfono.Sinembargo, en ocasiones he oído decir a alguno de mis hermanos que,moviéndoseporallí—señalahaciaunaarboledadeladerecha—,algunavezhanpilladocobertura.Pero,vamos,noestáasegurada.

—Joder,Andrew—protesto—.JoaquínmellamacadatresdíasparaquehableconCandela.¿Cómovoyahacerlo?

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—Tranquila,mujer.EnHudsonsíhaycobertura,yyahasvistoqueelcaminoesrecto,porloquepuedesacercartecuandoquierasoyomismotellevaré.SólodebesdecirleaJoaquínelhorarioparaquete llame.Asínotendréisproblema.

Asiento.Llegaraunsitioenelquenohaycoberturaniteléfonomemata.¿Cómopuedenvivirasí?

Mesientodesconectadadelmundo...,vamos,comosivolvieraavivirenlaprehistoria.

Deprontomefijoenunasvallasquehayaambosladosdelcochey,alveraunoscaballoscorrer,chillocomounaposesa:

—¡Ostras,québonitos,¿loshasvisto?!Andrewmemiraysonríe.—Claroqueloshevisto.Terecuerdoqueésteesmihogar.Encantada,miroamialrededor;Andrewarrancaelcochedenuevoy

veounaslucesquesevanagrandandoydistingounacasadedosplantas,juntoaotrosedificios.

A medida que nos acercamos, veo que en el porche de la casa,atraídas por el ruido del vehículo, comienzan a congregarse variaspersonas,e,inconscientemente,meretuerzolasmanos.

—Tranquila.Mifamiliatevaarecibirconcalidez.Yaloverás—diceél.

Asientoysonrío.Cuando,unpardeminutosdespués,Andrewporfinparaelcocheyambosbajamos,oigoquedice:

—BienvenidaaAguasFrías.Vuelvoamirarhacialacasaycomprueboquevariasdelaspersonas

quenosesperabanenelporchecaminanahorahacianosotros,entreellas,unajovencitaqueseacercacorriendoysetiraalosbrazosdeAndrew.

—Hasvenido,tío...,¡hasvenido!—gritalachica.Deduzco entonces que debe de ser Nayeli, la que le dejó aquel

mensajeenelcontestador,ymeconvenzodeellocuandopregunta:—¿Mehastraídoloquetepedí?Élasienteylamuchachachillayvuelveaabrazarlofeliz.Unavezconsiguedespegaralachicadesusbrazos,Andrewdice:—Enana,cadadíaestásmásguapa.—Lajovencitasonríeyélañadea

continuación—:TepresentoaCoral.Coral,ellaesmisobrinaNayeli.La saludo con una gran sonrisa, y ella, tras darme dos besos, nos

observaunosinstantesypreguntacuriosa:

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—¿Eressunovia?Ambos nos miramos divertidos y, antes de que Andrew pueda

contestar,cuatrogigantesconsombrerosvaquerosseabalanzansobreélytodoscomienzanapelearsecomochiquillos.Porsuerte,veoquebromeany,cuandoterminandedarsegolpes,acuálmásrudo,loquededuzcoqueessuformadesaludarse,Andrewmemirayexplica:

—Coral,ellossonmishermanosTom,LewisyCold—losaludidossetocanelsombreroamododesaludo—,yelgrandullónesMoses,queescomootrohermano.

—Encantado de conocerte, Coral —dice el último cogiéndome lamanocongalanteríaparabesármela.

Sonrío.Quécaballeroso.Pero,actoseguido,melevantaenelairey,comosifueraunabalade

heno,melanzahacialosbrazosdeCold,quedice:—Encantado de conocer a la novia de Andy. Verás cuando la vea

mamá.Antesdequepuedaaclararelerror,vueloporlosairesycaigoenlos

brazosdeLewis,queafirma:—Por fin Andy trae a una mujer a casa. Encantado de conocerte,

Coral.Y, nada más decir eso, me lanza a los brazos de Tom, que, al

cogerme,indica:—Mihermanitotienebuengustoparalasmujeres.Denuevo,salgovolandoyestavezaterrizoenlosbrazosdeAndrew.—Disculpaalosbestiasdemishermanos—dicemientrasmedejaen

elsuelo—,peroestánacostumbradosatratarsóloconyeguasypotrancas,y...

—Andy...,Andy...,miamor.Almirarhacialaderecha,veoaunamujermorena,algomásmayor

quemimadre,quecorrehacianosotros.—¡¿Andy?! ¿Por qué todos te llamanAndy?—preguntomirándolo

conmofa.Veosugesto.¿Quéleocurre?Cuando la mujer llega hasta nosotros y lo abraza, observo que

Andrewsonríedeunmodoencantador.Sindudacuandonuestrasmadresnosabrazanynosbesuquean,todossonreímosasí.

—Mamá,yanostienesaquí—diceélentonces.

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—Ay,hijomío,cuántotequiero...,cuántotequiero...,peroquéguapoestás...

—Mamáaaa...Sinembargo,lamujernoparadebesarloyensalzarlo,hastaqueélle

pidedivertido:—Mamá,yabasta...—Noseasarisco,Andy—diceellariendo—.Llevocuatromesessin

verte.¿Cómonoquieresquemecobretodoslosbesosquemedebes?Ay,quémona...Meencantaloquelehadicho.Entonces,Andrewmemira.—Mamá,ellaesCoral—explica,yluegoañademirándolaaella—:

Mimadre,Ronna.El gesto de la mujer al verme es encantador. Madre mía, qué

emocionadaestá.Y,abrazándome,dice:—LlevoañosesperandoconoceralanoviadeAndy,cielo.Porfinla

traeacasa.¡¿Sunovia?!Eso me hace sonreír. Pobre mujer, qué confundida está, pero la

sangresemelicuacuandoélmecogeporlacinturayafirma:—Teprometíquetetraeríaaminovialasiguientevezqueregresara

yaquílatienes,mamá.¡¿Qué?!¡¿Cómo?!¿Heoídobien?¿Soysunovia?¿Cómoquesoysunovia?Pero bueno, ¿cuándo ha decidido eso y por qué no me lo ha

consultado?Descolocada,sonríocomounatontay,alverquelamujeresperaque

digaalgo,consigomurmurar:—Encantadadeestaraquí,Ronna.Ellasonríe.Menea lacabezaconpicardíacomolohabríahechomi

madreymecogedelbrazo.—¡Quéilusiónconocerte,Coral!—exclama—.¡Quéilusión!Atocinada y alucinada por el impacto queme ha provocado ser de

prontolanoviaoficialdeAndrew,lobuscoconlamiradaymefijoenquesu gesto es ahora algo más serio. Veo que una mujer de pelo claro seacerca a nosotros y noto una extraña tensión en el ambiente. Bueno...,

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bueno..., ¿qué ocurre aquí? Entonces Ronna, que es todo felicidad, mecogedelamanoydiceemocionada:

—Madison, te presento aCoral, la novia deAndy—y,mirándome,añade—:Madisoneslamujerdemihijomayor,Tom.

AúnenshockporquealparecersoylanoviadeAndrew,sonrío.LatalMadisonyyonossaludamosconunmovimientodelacabeza.Menudafrialdad.

Apartirdeeseinstante,todoscomienzanahablaryabromearamialrededor, menos la tal Madison, que noto cómo me observa. Tengotaquicardia, ¡y más cuando oigo una y otra vez la expresión «novia deAndy»!

Joder,¡quesoysunovia!—Vamos..., dejad el equipaje en el coche, luego lo recogéis.Ahora

entremosacenar,esmuytardeylaabuelabajaráenseguida—diceRonna.Camino entre todos aquellos gigantones con sombreros vaqueros,

mientrasRonna,agarradaamibrazo,mepreguntasihaidobienelviajeyyoasientoencantada.Subimoslaescaleradelporchey,cuandoentramosenlacasa,miroalucinadaamialrededor.Esenorme.

Veounaescalerademaderaoscuraquesubealapartealtadelacasa,peronosdesviamospor lapuertade laderechahastaentrarenunsalóngrandeconmueblesantiguos.

EstoyalucinadacontemplándolotodocuandoAndrewmeagarraporlacinturaydicemirandoasumadre:

—Mamá,vamosalavarnoslasmanos.—Asímegusta,Andy—afirmaella—.Lasbuenas formasnuncase

handeperder.A toda velocidad, me lleva hasta un aseo de cortesía y, en cuanto

cierralapuertayvoyahablar,semeadelanta:—Losé.Séloquevasadecir.—¿Lo sabes, maldito liante? ¿Cómo que tu novia? ¡Pero ¿tú eres

idiotaoqué?!Andrewmemira,asumetodoloquedigo.—Losiento.Pero...—¿Por qué lo has hecho? Nos hemos tirado varias horas de viaje

parallegarhastaaquí.¿Porquénomelohasconsultado?Sacudelacabeza.Intentadarmeunaexplicación,yfinalmentedice:—Siemprequevengo,mimadresepreocupaporqueestésoloenLos

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Ángeles,y laúltimavezqueestuveaquí leprometíque, lapróximavezqueregresara,letraeríaaminovia.Y...ycuandolahevistotancontenta,yo...

—Joder,Andrew...,joder—protesto.—PoresoleestabadandolargasaColdconrespectoalodevenira

su boda, pero luego, el día que recibí elmensaje deNayeli y tú estabasallí,penséque...

—Ah, genial..., ¡pensaste! Me alegra saber que lo pensaste. —Y,dándole con mi dedo en el pecho, gruño sin levantar la voz—: Y ¿nopodíasconsultármelo?

—Habríasdichoqueno.—Porsupuestoquehabríadichoqueno.Pero¿túestásloco?¿Cómo

pretendesqueengañeatufamilia?Apenasteconozcoy...—Meconoceslosuficiente.Créemequemeconocesmuchomásque

cualquierotramujer,ytú,precisamenteportudesparpajoytumaneradeser,séquelevasaencantaramimadre.

Lomiroboquiabierta.Estoypordarleunguantazocontodalamanoabierta,perosinpoderevitarlomurmuro:

—Vamos,quesoylatontaquevieneadivertiratumadre,¿verdad?—Él no responde, y añado—: En mi casa, mi hermana siempre era laguapayyolasimpática.Niteimaginaslarabiaquemedaloqueacabasdedecir.

El agobio se apodera de su expresión y el mío me hace dejar demirarloyfijar lavistaenlapared.Tengoquesalirdeaquícuantoantes.Meenfermaelhechodequemehayautilizadoparasupropiobeneficioy,enelmomentoenquevoyadecirlequemequieroir,oímosunosgolpesenlapuertaylavozdeCold,quedice:

—Vamos,parejita,saliddelbaño,quemamáosespera.MiroaAndrewy,alvercómomeobserva,medispongoaprotestar

cuandomurmura:—Lo siento. Creo que he vuelto a cruzar la línea, pero en otro

sentido,y...Midedorápidamentevaasuboca.Sinlugaradudas,losdosestamos

metidosenunbuenlío.—Mira—replico—,tumadremehaparecidounamujerencantadora

y,pornohacerleelfeoaellaysóloaella,mequedaréhaciéndolecreerque soy tu divina novia hasta el día de la boda pero, una vez pase y

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regresemos a Los Ángeles, me deberás una muy... muy grande.¿Entendido?

Andrewresoplaycierralosojos.—Gracias, preciosa... —murmura entonces volviendo a abrirlos—.

Gracias.Te...—¡Niseteocurrallamarmepreciosa!Tengonombre.Aloíreso,sonríe.Esconscientedequeyoséporquéllamapreciosas

asusliguesdeunanoche.—Tedebounabiengrande,Coral—contesta—.Gracias.Dispuesta a hacer lo que he dicho, abro el grifo y comienzo a

lavarmelasmanos.—¡Nolodudes,Andy!—replicoconsorna.Entonces,memira,ladealacabezaycuchichea:—Comose teocurra llamarmeasí fueradeeste ranchoodecirle a

alguiencómomellamanporaquí,melasvasapagar.Lomiroylachuleríaquetengoafloradeunzarpazo.—Yo que tú me callaría —siseo—. No estás en condiciones de

exigirmenada,¿entendido?Sinhablar,nossecamoslasmanosyluegoAndrewabrelapuertadel

baño y regresamos al salón, donde Ronna nos indica dónde debemossentarnos.Unavezlohacemos,tengoaNayeliamiizquierdayaAndrewamiderecha.

Todavíaconmocionaday sin saberquédecir,miro lagran lámpararústica de madera que cuelga sobre la mesa. De pronto, las voces seapaganyoigounavozronca,quedice:

—Tengoentendidoquetenemosvisita.Almirara laderecha,meencuentroconunamujermorenadeojos

oscuroscomolanochequesesientaalacabeceradelamesa.¡Laabuela!Todosguardansilencio,yRonna,quesiguefeliz,explica:

—Sora,Andyporfinnoshatraídoasunovia.¿Aqueespreciosa?Lamujermemirayyotambiénaella.Todosnosobservancuandola

ancianadicesinmirarasunieto:—Dudoquesealadefinitiva.¿Cómosellama?Vayaconlaabuela.Compruebo que es cierto lo queme dijoAndrew acerca de que la

abuela no le habla. Entonces, Lewis me mira, se dispone a contestarcuando,conlamirada,lohagocallary,observándolaaellaconelmismo

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descaroconqueellameobservaamí,respondo:—Coral.MinombreesCoral,señora.Lamujerasiente.Notoquemeescaneaconlamiraday,sinquitarme

ojo,dice:—Que yo sepa, el burro de mi nieto es un mujeriego; ¿aún sigue

igual?¡Joderconlaabuela!Pero,envezdeenfadarmeporsunefastocomentario,sonríoy,alver

aAndrewresoplar,indicodejándomellevarpormilocura:—Señora, por la cuenta que le trae, el burro de su nieto se portará

bien,porque, siyomeenterodequemees infiel,puedoasegurarlequedejaráderespirar.

Andrew me mira. Todos me observan asustados por la barbaridadque acabo de soltar y, dispuesta a dejarles claro que es una broma,murmuro:

—Nomemiresasí,Caramelito,sabesquesoycapaz.—¡¿Caramelito?!—seburlaLewis.Todos se ríen. Se mofan. Todos menos Andrew, a quien no le ha

gustado mi apelativo. Entonces, dispuesta a ganar un Oscar a la mejoractriz,acercominarizalasuyay,trasrozársela,añado:

—Vamos,Caramelito,dameunmuayquitaesacaradeperdonavidas.Él me mira boquiabierto, mientras sus hermanos siguen riendo y

bromeando,hastaqueéltambiénsonríeymurmura:—¡¿Caramelito?!Sugestomehacegraciay,con familiaridad,apoyo lacabezaensu

hombroyobservocómoMadisonnosmiraconseriedad.—¿Tuhijodormiráenlacabaña?—lepreguntaentonceslaabuelaa

Ronna.Andrewmaldicey,clavandolamiradaenlamujer,responde:—Sí.Laanciana,comosinolohubieraoído,repite:—Ronna,¿tuhijodormiráenlacabaña?—Sí, Sora, sí —afirma la mujer pidiéndonos tranquilidad con la

mirada.—¿Conésa?—¡Abuela!—protestaNayeli.Uis...,uis...,nomehagustadonadacómohasonadoese«ésa»enboca

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delaanciana.—Túcállate—lesueltaentoncesalachicaclavandolosojosenella.Elambienteseenrarecedenuevo.Desdeluego,laabuelatieneunpar

denarices.—Por supuesto que mi novia dormirá en la cabaña conmigo —

afirmaAndrewacontinuación.¡¿Cómo?!Pero¿nodijoqueyotendríamipropiahabitación?Esto va demal en peor. Primero su novia, ahora dormimos juntos.

PorDios...,porDios...¿Quéserálosiguiente?—Eso es amoral e indecente—gruñe la abuela sacándome de mis

pensamientos—.Nomegustan las frescasdehoyendíaqueseacuestancon cualquiera antes del matrimonio. Y, encima, ésta va tatuada —murmura con desagrado mirando mi brazo—. Mientras estés bajo mitecho...

Valeeeeeeeeeee..., tatuada ymadre soltera.Aunquemejor que no seentere.Bien,¡lacosavabienconlaabuela!

—Lacabañadelnorteesmía—lacortaAndrew—.O¿acaso tengoquerecordartequelaconstruíconlaayudademishermanosparanoestarbajotutechocuandovengoaquí?Y,encuantoaloqueesindecenteono,mejornohablemos,¿deacuerdo?

Joder...,joder...,¡quémalrollitosemascaenestacasa!UnsilenciosepulcralseapoderadelsalónhastaqueRonna,quedebe

deestarmásqueacostumbradaaestoslíos,selevantaydice:—La cabaña está preparada —y, mirándome, indica—: Hay una

cafeteraycaféenlacocina,porsicuandotelevantesteapetece,aunquelascomidaslashacemosaquí,enlacasagrande.

Asiento;noséniquédecircuandoveoaRonnasalirjuntoasunietayMadisondelsalónytodoscomienzanahablardenuevoconnormalidad.Miro aAndrew.Está en tensión, sugestome lo indica.Entonces, apoyounamanoensumusloyconsigoquememire.

—¿Estásbien?—preguntobajandolavoz.Élasientey,cuandosonríe,metranquiliza.EneseinstanteveoqueRonnavuelveconvariosplatosyqueNayeli

traeelpan.Rápidamentemelevantodispuestaaayudarlas,perolamujerdice:

—No,hija,no.Siéntate.Nayeli,Madisonyyo traeremosel restode

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losplatosquefaltan.Estamosacostumbradasaello.Alucinada por lo que acabo de oír, lamiro y, sinmoverme demi

sitio, espero a que dejen las cosas sobre la mesa. Acto seguido, lasacompañodevueltaalacocina.

—Eres nuestra invitada —protesta la madre de Andrew—. Ve ysiéntateconAndy.

—Ronna, simimadre se entera de que no te ayudo, ¡memata! Encasa,poneryquitarlamesaescosadetodos.

LamujersonríecuandoNayelisalecondosjarrasdeaguayMadisonconotracestadepan.

Piensoen laabuelay...,bueno,aella se loperdonoporqueya tieneuna edad, pero ¿y los huevones de los hijos? ¿Cómo no ayudan a sumadre?

EstoyreflexionandoacercadeellocuandomedoycuentadequemefaltaporconoceralahermanadeAndrew.Éldijoqueerancinco,cuatrochicosyunachica.Peronoquieroserindiscreta,asíquenodigonadaalrespecto y me limito a coger unas bandejas con carne asada y puré depatataparallevarlasalsalón.

—Vamos,Ronna—digo—,enesteviajelollevamostodo.Una vez dejamos los últimos platos sobre lamesa y nos sentamos,

atacamosconganaslasbandejas.AllíniserezaninadadeloquehevistoquehacenenlaspelículasdelOeste.

Todo está exquisito y, cuando después de la cena Ronna saca unatarta,lamirocomoelquemiraelmayordelosmanjares.

—Diossanto,¡quétartamásrica!—exclamoalprobarla.La mujer sonríe encantada. Sirve otro pedacito más en mi plato y

afirma:—Mealegraqueteguste.Lahahecholaabuela.Observoalamujer,quecomeensilencio,eintentandosereducada,

sonríoydigo:—Estábuenísima,señora.Ellaasientesinlevantarlavista.Noséporqué,peronolehecaídoen

gracia,yestámásqueclaroquenoquierenadaconmigo.Ronna,queestáfrenteamí,medaconversacióny,cuandoseentera

dequesoyrepostera,prometeprepararmeotrosdulcesqueellasabehaceryyoasientoencantada.Esomeinteresa.

Cuando terminamos el postre, la abuela se levanta y, tal como ha

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venido,seva.Nodicenada.Sindudaesunamujerparcaenpalabras.Unaveznosdespedimosdelosquesevanadormir,salimosaporel

equipajejuntoaRonna,LewisyCold,ysaludoaunosperrosquesenosacercan.Meencantanlosanimales.

—Cold,Lewis,ayudadaAndyyaCoralcon lasmaletas—lespideRonna. Luego, mirando a Andrew, señala—: No te preocupes por laabuela.Yasabescómoes,hijo.

Observo a Andrew con curiosidad. Él le da entonces un beso a sumadreydice:

—Tranquila,mamá.Anda,veaacostarte.UnavezRonnanosdaunbesoa loscuatroenplanmadraza,Cold,

Lewis, Andrew y yo montamos en el coche y pasamos por lo queconsiderounestablodemadera.Estácerrado,yColdmeexplicaqueallíguardanalgunosdeloscaballosquetienenparalaventa.Luego,másallá,a lo lejos, diviso una pequeña cabaña demadera oscura e imagino quedebedesernuestrodestino.

Mientras Cold va hablando con Andrew, Lewis, que está sentadodetrásconmigo,diceseñalandoaunperroquenossigue:

—ÉsaesSian.—Asiento,yacontinuaciónmurmura—:Esperoquetegusteelrancho,aunquenotenganadaqueverconelglamuryellujazodeLosÁngeles.Aquí,eltrabajocomienzamuyprontoyterminamuytarde.

Esome hace reír. Si él supiera las horas que yo trabajo cuando lohago...

—Te aseguro que enLosÁngeles no todo es glamur y también setrabajamucho—contesto—.Encuantoalrancho,estoyseguradequemeencantará.

—¿DesdecuándoconocesaAndy?—mepreguntaentonces.Bueno...,bueno...,¿cuestionespersonales?No sé qué decir pero, dispuesta a contar más o menos la verdad,

respondo:—Uf...,puesdesdehacemásomenosdosaños.Éleraamigodeuna

amiga,yasífuecomonosconocimos.Másallá,alolejos,veoaNayelisaliendodelestablo.Lewisasienteymemira.—Esoesmuchotiempo,¿nocrees?—cuchicheabajandolavoz.Sonrío.Nopuedoremediarlo.—Entretúyyo,alCaramelitolegustabanlasmujerespelirrojasyde

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grandes curvas —digo, y, señalando mi pecho normalito, me río—, yfíjatetú,quealfinalresultaquesehavueltolocopormí.Esosí,lecostósalirconmigo.Teaseguroqueledimuchascalabazashastaqueaccedí.

MicomentariohacequeLewissuelteunacarcajada.ColdyAndrew,quevandelante,sevuelvenyesteúltimopregunta:

—¿Dequéosreís?Lewislomiradivertido.—Sin duda, tu novia me cae bien, Caramelito —responde cuando

consigueparardereír.Yosonríoy,dándoleuncodazo,leordenoquesecalle.Cuando paramos frente a la cabaña demadera oscura, bajamos del

vehículoyflipoalentrar.EslatípicacabañaquehevistomilvecesenlaspelículasdelOeste.Porcheconunbalancínparaverlasestrellas.Unsalónnada más entrar con una cocinita y tres puertas: dos que dan a lashabitacionesyotraquedebedeserunbaño.Sindudarlo,yantesdequeningunoabralaboca,meapresuroadecir:

—Andrew, ¿qué te parece si dejamosmis cosas enotra habitación?Ya sabes que no me gusta juntar mis cosas con las tuyas. Eres tandesordenadoquemesacasdemiscasillas.

AColdyaLewisleshacegraciamicomentario.Andrewmemira—estáclaroqueladesordenadasoyyo—yafirma:

—Dejatusmaletasenlahabitacióndeladerecha.Dormiremosenlamía,queesladelaizquierda.

Sinquererpensaren loquehadicho,puesnovoyadormirconél,Lewisyyoentramosenelcuartodeladerecha.Dejamimaletasobrelacamay,mirandoasualrededor,señala:

—Noesgrancosa,peroteaseguroqueestálimpia.Sonrío. Esa habitación esmuchomás grande que la que compartía

conmihermanacuandovivíaconmimadreennuestropisitodecuarentaycincometroscuadrados.

—Estágenial—afirmo.Lewisasientey,tocandolamaderadelapared,comenta:—Andy hizo un buen trabajo cuando la construyó. Es una cabaña

íntimaydiscreta,llenadedetallesquelahacenconfortable,yaloverás.—Luego, bajando la voz, cuchichea—: En ocasiones yomismo la utilizo,peronoselodigas.

Esomehacegracia.

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—Traesaquíalaschicas,¿no?—murmurotocandoelcolchón.Élmeguiñaunojoyambossonreímos.EstamoscharlandocuandoAndrewentraenelcuartojuntoaCold.—Lewis,estamoscansados—dice—.¿Quétalsitemarchasya?Elaludidosetocasusombrerodecowboyy,trascogermelamano,

melabesaysedespide.—Buenas noches,Coral.Mañana prometo enseñarte la granja, si el

Caramelitomedeja...Aloíreso,Andrewlesueltaunpuñetazoenelhombro.—Meencantará—digomientrassushermanossalendelacabaña.Unavezsecierralapuerta,estoymirandoelarmarioqueestátrasla

camacuandooigoqueélmepreguntaconvozronca:—¿PorquémellamasCaramelito?—Porquemedalagana.Digamosqueyosoytunoviaalafuerzaytú

eresmiCaramelito...alafuerza.Elvaqueromemiraymaldice.—No me digas que ya estás pensando en pisotear la cama—dice

entonces.—Nolodudes.Ambossoltamosunacarcajada.—Estoy avergonzado—comenta él a continuación—.Te hemetido

enunaencerronaquenotemereces.Asiento.Tienerazón.Pero,buscandolapartepositiva,indico:—Serán sólo unos días. Podré resistirlo, pero cuando lleguemos a

LosÁngeles,¡prepárate!Andrewasiente.—Lamentoquetehayassentidoincómodaporloscomentariosdela

abuela.Comotedije,nuestrarelaciónnoeslamejory,deverdad,Coral,siellateincrepa,quieroquelerespondascontodatranquilidad.Novoyaofendermeporello.

Aloíreso,medirijoadondeélestá,juntoalapuerta.—Tranquilo—ledigo—.Nopasanada.Creoquesabrémanejarla.—

Élsonríeyyolevantolasmanosyañadocambiandodetema—:Oye,estelugaresfantástico;¿deverdadlohicistetú?

Élasientedenuevoymeagarralamano.—Ven—dice—.Tevoyaenseñarlasdoscosasquemeenamorande

estacabaña.

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Cogidosdelamano,nosencaminamoshaciaunapuerta.Alabrirlayencenderlaluz,veounfabulosobañoconunabañeraconpatasdebronceenunlateral.

—Ostras,québonitabañera,yelbañoesunapasadaenpizarranegra.Andrewsonríe.—Lacasaensí la terminéhace tresaños,yelañopasadoviundía

esa bañera extragrande,me encapriché de ella y la hice traer desdeLosÁngeles.

—Puesespreciosa.Todavía estoy alucinada cuando vuelve a cogerme de lamano,me

llevahasta la otra puertaque imaginoque es suhabitacióny, al abrirla,veounacamamásgrandequelamía.

—Túmbate—mepideseñalándola.Micaradebedeserunpoema,puesAndrewsonríeyañade:—Tranquila.Túmbate,quieroenseñartealgo.Bueno...,bueno...,bueno.¿Quéquerráenseñarme?Micorazóncomienzaaacelerarse.Metumbo,apoyolacabezasobrelaalmohadayélhacelomismoa

mi lado.Entonces, un panel de cristal que hay en el techo se desplaza ypuedoverlasestrellasenvivoyendirecto.

—¡Quépasada!—De niño, me encantaba dormir al aire libre conmi padre y mis

hermanos.Siempremegustóelhechodepoderverlasestrellasantesdedormiry,cuandoconstruílacasa,nolodudé:meinstaléesepanelmóvilparapoderverlassiemprequequisiera.

Sinpalabras.Estoysinpalabras.Duranteunossegundos,permanecemos tumbadosbocaarriba,hasta

quemurmuro:—Esincreíbleelnúmerodeestrellasquesevendesdeaquí.Andrew no responde. Entonces, al sentir la tensión sexual que

seguramentesóloyosiento,paracortarlatonteríaquemeestáentrando,mepongodepiesobrelacamay,cuandoélmemira,doydossaltoscomosuelohacerconmihijaencasaydigoconguasa:

—Buencolchón,eltuyo.Su carcajada no tarda en llegar y, justo cuando estoy mirando de

nuevolasestrellas,sientoquemecogedelaspiernas.Lomiro;estádepiesobrelacamay,depronto,meizahaciaarribaycasisacolacabezaporla

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aberturadeltecho.—¿Vesbienlasestrellas?—preguntadivertido.—Veolasestrellas,lalunaytodoelfirmamento.Asíestoyunossegundoshastaquemebajay,altumbarnosdenuevo,

comento:—Oye..., lehedichoa tuhermanoLewisquenosconocemosdesde

hacedosañosy...—Tranquila,todovaasalirbien.—Vale...,perosimepreguntancosassobreti,apenasteconozcoy...—¿Quénecesitassaberdemí?Lomirohechizada...Dios...,meencantaríasaberlotododeél.—¿Edad?—pregunto.—Treintaycinco,¿ytú?—Veintinueve,ytresdíasantesdelabodacumplotreinta.—¡Nomedigas!...—Telodigo.Espero que añada algo, como que estoy estupenda para mi edad y

esascosasquesuelendecirseporamistadocaballerosidad,peronada,¡secalla!Cansadadeesperaraquedigacualquiercosa,insisto:

—Simepreguntancómocomenzamosasalir,¿quédigo?—¿Quiéntevaapreguntareso?Sonrío.Quépococonoceéstealasmujeres.—Laprimera,tumadre.Estoyseguradequequerrásaberporquésu

niñosefijóenmíycómomeconquistó.El vaquero piensamientras yo lomiro y, al ver que no dice nada,

indico:—Vale.Diréque,trassalirvariasvecesconamigosencomún,undía

coincidimos en la playa yme invitaste a cenar y ahí comenzó todo, ¿teparece?

—Perfecto—asiente.—¿Ynuestroprimerbeso?—¿Tambiéntevaapreguntaresomimadre?—gruñe.Yoasiento.Nosésimelovaapreguntarono,peroesmejorestar

prevenidos.—Fuelanocheenquemeinvitasteacenar—prosigo—.Cuandome

acompañasteacasa...¡Zas!,simplementeocurrió.Andrewponelosojosenblanco.Nolegustanadahablardeeso,pero

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comoqueremosinterpretarunbuenpapelantesufamilia,nosponemosaldíasobrenuestrasrespectivasvidas.

—¿QuéteocurreconlamujerdetuhermanoTom?—lepreguntoalcabo.

Andrewfrunceelceño,vaamoverse,peroyoloagarrodelcodoyseloimpido.

—Sisoytunovia,hedesaberlo.Noquierometerlapata.Élsuspirayfinalmentesuelta:—Madisoneraminovia.—Ostras,¡nomedigas!—La conocí cuando ella vino a Hudson con sus padres de Nueva

York,me gustó y comenzamos a salir. Los años pasaron, discutí con laabuelaporqueellanolegustabay,cansadodeproblemas,memarché.Lepedí aMadison que se viniera conmigo, pero le dio miedo. Hablamos,decidimosque ella esperaría enHudsonhasta queyo reuniese el dinerosuficiente para casarnos e irnos juntos de aquí.Pasarondos años en losqueyo,siemprequepodía,veníaaverlay,depronto,undíameenterédequeellaymihermanoTomsehabíanenamoradoeibanacasarse.Ésaeslahistoria.

—¿Ellaeslachicadelaqueteenamoraste?—No.«Bueno..., y ¿entonces quién es?», me digo. Pero volviendo a

Madisonyalhermanito,murmuro:—Séquedebiódeserduroparati,pero...—Sí—mecorta—.Nomedigasel«pero»,quelosé.Asiento.Tienerazón.Nosoynadieparametermeenesosjardines.—¿Puedopreguntartealgomás?—digoacontinuación.Andrewmemiray,cuandodicequesí,disparo:—Me dijiste que erais cinco hermanos. Cuatro chicos y una chica.

¿Tuhermananoviveaquí?—Mihermanamurió—responde.—Ay,Dios...Losiento.Nodeberíahaberpre...No puedo decir más. Andrewme pone un dedo sobre los labios y

continúa:—Katherine,mi hermana, era la pequeña y la princesita de la casa.

Perocuando terminóel institutocomenzóa tontear con los chicosy lasdrogas, y se marchó de casa sin que pudiéramos hacer nada. Durante

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mesesintentamosencontrarla,perofueimposible.Deprontoparecíaquese lahabía tragado la tierra.Mimadrenoparabade llorar.Mipadre sevolvióloco,miabuelasufriómuchoymishermanosyyohicimostodoloque pudimos, pero fue imposible.Dos años después, un día, a través deuna amiga enfermera deTom, la localizamos en un hospital de Illinois.Había tenido un bebé y ella estaba muy mal. Cuando llegamos allí, mihermana había muerto y, aunque el dolor que sentimos nunca loolvidaremos,teaseguroqueteneraNayeliconnosotrosvolvióadarnoslaalegríaqueundíaKatherinesellevó.

Oír esa triste historiame rompe el corazón. Pensar en la situaciónquetuvoquesufriresafamiliamehacedarmecuentadeloafortunadaquehe sido al criarme en una familia en la que, aunque humilde, la droganuncaentróencasa.

—Siento mucho que tuvierais que pasar por todo eso—murmuroapoyandounamanoensumejilla—,ysientohabértelopreguntado.

Andrew sonríe con tristeza. Nos miramos. Ay, madre, cómo nosmiramos...

Y,cuandosoyconscientedequeosalgodeallíolavamosaliarotravez, comienzo a saltar sobre el colchón. Él empieza a carcajearse y, encuantosientoquesehaenfriadoelmomento,mebajodelacamaydigoagotadaporlossaltosmientrascaminohacialapuerta:

—Ahora que te he destrozado la cama, me voy a la mía. Buenasnoches,vaquero.

Sinmiraratrásonosaldrédelahabitación,oigoquedice:—Quedescanses,morena.

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14

Cuandome despierto, no sé qué hora es.He dormido como un lirón, ynotoquehueleacafé.

Miroamialrededory,enlaoscuridad,divisolamaletasindeshacerylascortinascorridas.

¿Corrílascortinascuandomeacosté?Cojoelmóvily,alcomprobarquenotienecobertura,doyunsaltoen

lacama.Miro el reloj: las once de la mañana. Seguro que Joaquín me ha

llamado.¡Mierda!Rápidamente abro la maleta, saco una camiseta diferente de la que

llevaba el día anterior y me pongo unos vaqueros y unas zapatillas dedeporte.

Una vez termino, hago la cama.Nadie puede saber que yo duermoallí.TodosdebencreerquedormimosenlacamadeAndrew.

Cuando salgo al salón de la cabaña, no hay nadie. Me asomo concuidado a la habitación de Andrew, en la que ya está hecha la cama y,cuandoregresoalsalón,veosobrelamesitaunanotaquedice:

Haycaféhechoygalletassobrelaencimera.Estaréporelrancho,cielo.

¡¿Cielo?!Séqueesporsialguienleelanota,peromegusta.Megustaleerlo.Rápidamenteentroenelbaño,melavolosdientes,merecojoelpelo

enunacoletay,cuandosalgo,lastripasmerugen.Tomo café y pruebo las galletas que encuentro. ¡Están buenísimas!

Lasmiroeintentoadivinarlosingredientes.SindudalashahechoRonna,yanotomentalmentequehedepedirlelareceta.

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Una vez termino de desayunar, cojo elmóvil, abro la puerta de lacabañaymequedototalmenteflasheada.

Estoesprecioso.Impresionante.Frentealacabañahayunacercablancay,trasella,loscaballosmás

preciosos que he visto enmi vida.Bueno, la verdad es que tampoco hevistomuchoscaballosnientiendodeellos,pero¡éstossonincreíbles!

Los hay blancos, negros, marrones, grisáceos, con manchas.Grandes,medianos,pequeños.¡EstoesCaballolandia!

Deprontoveoalarubiadelanocheanterior—laexdeAndrew,queahora es la mujer de Tom— y, cuando pasa cerca de donde yo estoy,sonríoylasaludoconlamano.

—Hola,¡buenosdías!Ella me mira. Su gesto sigue tan serio como la noche anterior, y

simplemente me devuelve el saludo con un movimiento de la cabeza ycontinúasucamino.Pero¿yoquélehehechoaésta?

Laveoalejarse.¡Menudaidiota,latía!Vuelvoamirarloscaballos.Losobservoatontadaperoentoncesme

fijo en dos de ellos, que son especialmente preciosos. Uno es blanco ynegroyelotromarrónyblanco,conlascrines,laspatasylacolablancas.Los contemplo alucinada. Esos caballos son diferentes de todos los quelosrodean,ycomienzoallamarloscomosuelollamaralosperrillos.Y,comoes lógico,ni seaproximana lacercanimehacenelmásmínimocaso.

Losestoyobservandoabstraídacuandooigounruidodecascoscercademí.MevuelvoymeencuentroconlaabueladeAndrew.

—Buenosdías,señora—lasaludoconunasonrisa.Desdeloaltodesumontura,lamujermemiraconungestoquesoy

incapazdedescifrarysuelta:—Loseránparati.Y,sinmás,sealeja.Joder...,joder...Menudorecibimientomeestándandoesasdos.De nuevo centro la atención en los caballos, hasta que veo a un

potrillogrisáceodetrásdesumadreymeacuerdodeminiña.TengoquellamaraJoaquín.

Rápidamente, me alejo de la cerca y me encamino hacia la casagrande.

En el trayecto, disfruto de todo cuanto veo, y me fijo en varios

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hombres que trabajan al fondo en algo que parece ser un granero o unestablo.Sigomicaminoylosvaquerosquesecruzanconmigomemiranconcuriosidady todosmesaludan tocándoseel sombrero.Esomehacegracia,¡quégalantes!

Deprontooigoquealguienmellamay,almirar,meencuentroconCold,elhermanodeAndrew,montadoenuncaballonomuylejosdemí.

—¡Andyestáenelestablo!—mediceagritos.Asiento. Le doy las gracias como puedo y, cuando miro en la

direcciónenlaquemehaseñalado,divisoelviejoestabloymeencaminohacia allí. Pero entonces parpadeo,me llevo lamano a la frente y, contodoeldisimuloquepuedo,murmuro:

—Ay,Diosito...Ay,Diosito...Antemíapareceelcowboymássexidelmundomundial.Nolefalta

detalle: sombrero claro, cinturón de hebilla plateada, camisa de cuadrosrojos,pantalóndeinfartoybotasvaqueras.

¡Madredelamorhermosodivinoyapetitoso!Andrewestásaliendodelestablomontadosobreunpreciosocaballo

pardo,mientrashablaconotrovaqueroyyosientoqueestoyalbordedelinfarto.

Cuando llegan ante mí, el vaquero que no conozco me saludallevándose una mano al sombrero y se aleja, mientras mi cowboypreferidobajadelcaballoconagilidady,acercándose,meexige:

—Dameunbeso.—¿Qué?—Eres mi novia. Dame un simple mua; si no lo hacemos,

sospecharán.Bueno...,bueno...,¡quédisgustazotenerquedarleunmua!Y,congestomolesto,suspiro:—Deacuerdo.Andrewsonríe,seagachaymedaunpiquitorápido.Aisss,quérico.Cuando se separa, pregunta al tiempo que sujeta las riendas de su

caballo:—¿Hasdormidobien?Asientomientraspidoatodoslossantosquenosemecaigalababa.Su caballo pardo es precioso y, sin tocarlo, no me vaya a dar un

mordisco,lepregunto:

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—¿Estuyo?Andrewacariciaconcariñoelhocicodelanimal.—Sí—dice—.EsFuria.Miyegua.¡Dios,quémono,cómolesonríealanimal!Cualquierdíaestehombremeprovocaunictus.Reponiéndomepara

quenonoteloimbécilquesoy,lomiroy,trasasentir,leenseñoelmóvilydigo:

—Necesitocobertura.SeguroqueJoaquínyamehallamado.Eneseinstante,unhombreseacercaanosotrosconunosplanosenla

mano.Andrewlesechaunvistazoyluegoindica:—Sí, Charles, el techo del nuevo granero va cruzado por vigas

oscuras.Cuandoelhombresemarcha,Andrewmeexplica:—Están construyendoun nuevogranero.El otro se quemóhace un

pardemesesporqueloalcanzóunrayo.—Alverquesigoconelmóvilen la mano, dice—: Dame dos minutos, que llevo aFuria al establo yluegoteacercoaHudsonenlacamionetaparaquellames.

Asiento. Le doy dosminutos y todos los que quiera y,mientras sealejaconsutemplealoJohnWayneendirecciónalestablo,loescaneoenprofundidadsinpoderremediarlo.

Madremía,quéestilazotieneandando.Acalorada,medoylavuelta.Mejordejodemirarloo,alfinal,seme

caerá lababa.Entoncesmeencuentrocondosvaquerosdeesoscurtidosporelsolque,trasbajarsedesuscaballos,sequitanlossombreros,yelmásaltoydepelocastañosedirigeamí:

—Señorita,noshandichoqueesustedlanoviadeAndyyqueríamospresentarlenuestrosrespetos—y,acercándose,metiendelamanoeindica—:SoyCésarRamírez.

—YyoRayFollet—diceelotro.—MinombreesCoral.Encantadadeconoceros—digomientrasles

estrecholamano.Acostumbradaadarbesos,meextraño:¿allínosebesan?Alverloscaballosquetraen,meacercoyloshombresmeexplican

todoloquelespreguntomientraslesacariciolacabezaalosanimalesconciertorespeto.Losescuchoencantada.Megustaelacentoquetienenesostiposy,cuandoestoy riendoporunagraciaquehaceRay,Andrew llegahastanosotrosylossaludaconcordialidad.

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—Ray.César.ElloslesonríenamododesaludoyAndrewdiceentonces,cogiendo

mimano:—Tenemosqueirnos,cielo.Medespidodelosdoshombresconunasonrisaycaminoagrandes

zancadasasuladohastallegaraunacamionetagris.Piensosicontarlemibonito encuentro con su cuñada y su abuela, pero finalmente decidoomitirlo;¿dequévaaservir?

Unaveznossubimos,AndrewarrancaelmotoryveoqueRonnanoshaceseñasparaquelaesperemos.

—Buenosdías,Coral,¿hasdescansado?—mepreguntacuandollegahastanosotros.

—Sí.¡Buenosdías!—respondosonriendo.—¿Vaisalpueblo?—Sí,mamá—contestaAndrewy,tendiéndolelamano,dice—:¿Qué

quieresquecompremos?Ronnameentregaentoncesunsobreyletiendeunpapelitoasuhijo.—Éstaeslainvitacióndelaboda,Coral—explica—.Enesepapelhe

escritoloquenecesito,Andy.PásateporlatiendadeElmer,daleesepapely,yasabes,dilequelopongatodoalacuentadelosMcCoy;¿deacuerdo,hijo?

Andrewseguardaelpapelenelbolsillodesucamisadecuadrosyasiente.

Cuando arranca de nuevo el motor, me despido de Ronna con lamanoy,mirándolo,pregunto:

—¿McCoy?—MellamoAndrewMcCoy.Éseesmiapellido,¿nolosabías?Sonrío.Hastaelapellidoessexi:¡McCoy!SalimosdelranchoyAndrewmiraelsobrequellevoenlamano.—Latarjetadebodademihermano—comenta.Curiosa, lo abro.Es la típica tarjeta de boda, la verdad es quemás

sosanopuede ser.Entonces,depronto, sueltouna risotadayduranteunratonopuedodejardereírcomounatonta.Andrewfinalmentememira.

—Vaya.Nuncapenséqueunatarjetadebodafueratandivertida.Eso me hace reír todavía más y, cuando consigo tranquilizarme,

murmuro:—Esunatontería...pero,cuandoheleído«ColdyFlorosinvitan...».

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—Vuelvo a reír. Él memira como si me faltara un tornillo y, al final,serenándome, consigo decir—: Cuando uno lee los nombres de ambosjuntosescomosidijeracoliflor,yesoenmipaísesunahortalizaque...

—¡Séloqueesunacoliflor!—Andrewcomienzaareír,yañade—:Sinduda,morena,loquenoseteocurraatinoseleocurreanadie.

Asientoysigoriendo.Nolopuedoremediar.Cuandosemepasaelataquederisayguardolainvitación,veoqueél

señalalacarretera.—Siquieresveniralgunavez solaalpueblo,únicamente tienesque

salirdelranchoycogerlacarreteraaladerecha.Después,vetodorectohastallegaraHudson.

Asiento.Elcaminoparecefácil.SuenamúsicaenlaradioyAndrew,trassubirelvolumen,comienza

acanturrearlacanción.Nolaheoídoenmivida.Escountry.—¿Quiéncanta?—pregunto.—AlanJackson,¿loconoces?—No—digo, y añado sonriendo—: La verdad es que no tengo ni

ideadecountry.Élsacudelacabeza.—Aquítevasahartardeoírla.Asientoyescucholacanción.Esmuyagradableybonitay,cuandoacaba,ellocutordiceeltítulo:

Here in the Real World.[10] Luego comienza a sonar otra algo másmovida;sellamaWeWereUs.[11]

—¿Tampoco conoces a Miranda Lambert y a Keith Urban? —preguntaAndrew.

Niego de nuevo con la cabeza. Él sonríe y afirma levantando unaceja:

—Morena,quenoseenterenporaquíoteloharánpagar.Merío.—Eh..., que tú tampococonocesa cantantesespañoles, ¡novayasde

listo!—Conozco a Yanira —replica—, ¿ella no es española? —Asiento

divertida—.Ytambiénconozcoalgodeesecantantequeinterpretaeltemaese de los vecinos de la playa que se encuentran un perro y lo cuidan;¿sabescuáldigo?

Sueltounacarcajada.Pobre...,pobre...,quémalasoy.

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SiguecreyendoquelacanciónNoexistenlímites[12]vasobreloqueleconté.Pero,nodispuestaasacarlodesuerror,locorrijo:

—LuisMiguelnoesespañol.EneseinstanteentramosenHudsonyAndrewcomienzaaexplicarme

curiosidadesdelpueblo.Aparcamos,nosdirigimosapieaunacafeteríaymimóvil, que parece revivir, empieza a sonar. En décimas de segundo,veoquetengotresllamadasperdidasdeJoaquínycientosdemensajesdemisamigas.

Cuandoentramosatomarnosuncafé,meapresuroallamaramiex.Trasdostimbrazos,locogey,despuésdesaludarme,mepasaenseguidaami niña. Sentada en la cafetería junto a Andrew, hablo con ella durantevariosminutosyríoporlascosasquemecuenta.

Pero, como siempre, Candela se cansa de hablar y, cuando ledevuelve el teléfono a su padre, le explico que donde estoy no haycoberturayquedoconélenquemellamelunes,miércolesysábadosdeonceadoce.

Cuandocuelgo,medoycuentadequeAndrewhaestadobromeandoconlacamarerayellanohaparadodehacerleojitos.

—¿TodobiencontuGordincesa?—mepregunta.—Sí—afirmoencantada.Andrew,quememira,meacercaelcaféparaquemelotome.—Feota—diceentonces—,meencantacuandosonríesasí.¡¿Feota?!¿Cómoquefeota?Y,divertidoalvermicara,cuchichea:—Comonotegustaquetellamepreciosa,quizáfeota...Ledoyunpuñetazoenelhombrocontodasmisganas.—Atrévetearepetirloylolamentarás.Andrewsueltaunacarcajada.Merepitemilvecesqueesunabroma,

peroyonome río.Depequeñaera la feotade la familiaynomegustarecordareso.Sindecirnada,cojomicaféymelobebodeuntirón.Eneseinstanteéldejademirarmey,traslevantarse,vaasaludaraunhombrequeentraenlacafetería.

A su paso, me doy cuenta de cómo las mujeres se vuelven paramirarlo.Madremía...,madremía, al parecer, no soy la única que lo vecomo un pedazo de tiarrón. Los pantalones vaqueros con esa hebillaplateadaquelecierraelcinturónlequedandemuerte,yelsombreroclarosobresupelooscuroyaesmatador.

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Mientrashablaconelquedebedesersuamigo,dejodepensarenesoymirodenuevomiteléfono.Tengovariosmensajesdemisamigas.Losleoymerío.

Pero¿cómoestántanlocas?Piensoenellas.Las imagino sentadasen laspreciosashamacasque

AnselmoFerrasatienealrededordelapiscinaensucasadePuertoRicoysonrío. ¿Debo contarles que en el rancho creen que soy la novia deAndrew?

Meditoduranteunossegundosyalfinaldecidoqueno.Silescuentoeso,lasvoyaalterardemasiado.

VuelvoamiraraAndrewydecidohacerleunafotoconelmóvilsinquesedécuenta.Acontinuación,abroelgrupodewasapque tengoconmislocasyescribo:

No he vuelto a gritar «¡VivaWyoming!». Por cierto, en el rancho no hay cobertura. Sólopodréresponderoslunes,miércolesysábadosdeonceadoce,queestaréenunlugardondelahay.Yaoscontaré,perodemomentoosmandoestafotito.¡Nobabeéismucho!

Actoseguido,insertolafotodeAndrew,enlaquemásguapoysexinopuedeestar.Bueno,sí,quizádesnudoyconelsombrerovaquero,peroesonocreoquelovea,ymuchomenosenviaríaesafoto.

Envío el wasap y, dos segundos después, mis amigas respondenverdaderasbarbaridadesyyometengoquereír.Nopuedoremediarlo.

—Yesasrisas,¿aquésedeben?AloírlavozdeAndrew,guardoelmóvilyafirmoconguasa:—Misamigas,queestánlocas.Vuelveasentarseamilado.—Doyfe.Osconozcoatodasy¡soistemibles!—Ehhhh—digodándoleotropuñetazoenelhombro.Alrecibiresenuevogolpe,Andrewmemira.—Oye,lodefeotadeanteseraunabroma,¿vale?—Vale—asientosinquererdarlemásimportancia.Instantes después, la camarera se acerca de nuevo a nuestramesa y

nospreguntasiqueremosmáscafé.Cuandodecimosqueno,se retiray,sinpoderremediarlo,cuchicheo:

—Puesveoqueporaquítambiénsondescaradasmirando.Andrewmiraalajoven,que,pormuchoquemejorobe,esguapísima

y,enseñándomeunpapelito,dice:

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—Mehadadosuteléfono.¡¿Cómo?!¡Peroserádescarada!...Esomemolesta.Nomehacenipizcadegraciaqueotraligueconel

chicoconelqueestoydelantedemisnarices,aunquenoseaminovio.Sinembargo,disimulolafrustraciónquesiento,sonríoydigo:

—Y¿lallamarás?—Seguramente,esunapreciosidad.Lomiroboquiabierta.Aquí,supuestamente,soysunovia;¿cómoquelavaallamar?Y,sinpoderevitarlo,leclavolamiradaysiseo:—Vamos a ver,Caramelito; si me entero de que llamas a esa o a

cualquierotraféminamientrasyoestoyaquíhaciendoelpapelazodemivida,tejuroquelovasalamentar,porquenopiensoserelhazmerreírdenadie, y mucho menos voy a consentir ir arañando techos con lacornamenta,¿entendido?

Mispalabras lehacensoltarunacarcajaday, trasarrugarelpapelymeterloensutazavacía,afirma:

—Ésa es la actitud, morena. Necesito que seas la novia perfecta osospecharán. Debemos estar compenetrados en todo lo que hagamos oenseguida levantaremos comentarios, y eso es justamente lo que noquiero.

¿Quenecesitaquesealanoviaperfecta?Bueno...,bueno,loquemehadicho.Tengodosopciones:cruzarlela

caraporhabertonteadoconlacamareradelantedemíotodolocontrario.Y,contodoeldescarodelmundo,alvercómolarubianosmira,acercomibocaalasuya,paseolapuntademihúmedalenguaporsuslabiosy,trasfinalizarelinstanteconunpiquitosabrosón,murmuro:

—Serádivertidojugaraserlosperfectosnovios.Lo que acabo de hacer lo confunde. Éste no sabe con quién está

jugando.Noesperabaesareaccióny,traspensarloquevaadecir,suelta:—Juguemos,pero...—Losiento,vaquero—locortoconmichuleríahabitual—,perolos

«peros»enestejuegonovalen.Olohacemosbien,olohacemosmal.Sisoytunovia,hedepodertomarmeestaslicenciasenpúblico,¿nocrees?

Meobserva.Me encantaría saber qué es lo quepiensa.Creoque loque acabo de hacer no le ha hecho mucha gracia pero, oye..., ¡que se

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jorobe!¿Noquiereunanovia?, ¡pues tomanovia!Aver si sevaacreerqueaquísólojuegaél.

Se dispone a replicar cuando, de pronto, oímos que alguien dice anuestrasespaldas:

—Andy...Nos volvemos y veo cómo a él se le descompone la cara por

segundos. Se levanta. Yo me levanto también. Ante nosotros está unabelleza frescaypelirrojadeojosclarosymiradaaniñadaque,enciertomodo,merecuerdaaRuth.NiAndrewnielladicennada,sólosemiran,hastaquelachica,conunapreciosasonrisa,pregunta:

—¿Quéhacesaquí?¿Cuándohasregresado?—Lleguéayer—respondeAndrew.Y,sonriendodeunamaneraque

pocas veces le he visto, murmura—: Estás preciosa. ¿Qué tal todo poraquí?

Ostras..., creo que acabo de descubrir de quién se enamoró en elpasado.

Lapelirroja,quetieneunadelassonrisasmásbonitasquehevistoenmivida,haceungraciosogestoconlanarizantesdecontestar.

—Gracias,Andy,poraquítodobien.Susmiradasdicenmásquesuspalabras.Ysientocómolarespiración

deélcambiay,loqueespeor,soyconscientedecómolamira.—AndyMcCoy,quéalegríaverte—oigoquealguiendiceentonces

—.¡Québienquehayasvenidoparalaboda!Almirar,meencuentroconunamujerregordeta.—Nopodíaperdermelabodademihermano,Lud—diceAndrew.Ambossonríeny,acontinuación,lamujercuchichea:—Cuandomi sobrina te ha visto, no nos lo podíamos creer. Andy

McCoy aquí, ¡qué alegría! —Luego, mirándome con una sonrisa, mepregunta—:Y¿túeres...?

Andrew,aquienparecequelehayacaídounrayoencima,seapresuraacogermedelacinturayresponde:

—Lud, Arizona, ella es mi novia Coral—y, mirándome, añade—:LudovicaeslamadredeFlor,lanoviadeCold,yArizonaessusobrina.

¿Susobrinayquémás?Bueno...,bueno...,aquíhaytema¡quetequemas!Pero, sacando la mejor de mis sonrisas, las saludo y ellas son

encantadorasconmigo.

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Con curiosidad, observo a mi Caramelito, que se ha quedadocongeladoante lapelirroja.Sinduda,entreelloshayohuboalgoy,porcómo están reaccionando, estámás que cantado que todavía queda algoporresolver.

Duranteunosminutos, elloscharlanmientrasyoescucho,hastaqueLudovicarecuerdaquehandeiraunsitioydecidendespedirse.Denuevovuelvo a ver cómo la talArizona yAndrew semiran y, cuando las dosmujeres se alejan y veo quemi vaqueromira en su dirección, preguntocuriosa:

—¿QuiénesArizona?—LaprimadeFlor.—¿Sólo la prima de Flor? ¿O también la mujer de la que te

enamoraste?Andy,miAndrew,quetodavíaestárecuperándosedelencuentro,me

miraysisea:—Nomeagobies,¿vale?Asiento, es lo último que quiero. Vuelvo a sentarme donde estaba,

justoenelmomentoenqueélseacomodaamilado.Un silencio extraño se instala entre nosotros. Es evidente que la

aparición de esa desconocida ha alterado aAndrew.Deseosa de quemepresteatención,lequitoelsombrerovaqueroymelopongoyo.

—¿Quétal?Andrewmemira.Esperoquemedigaalgobonito,peroeltíosuelta:—Fatal.Vale.Lagalanteríaselahadejadoencasa,yveralapelirrojaloha

puestodemalhumor.—¿Quétalsieresmásgalanteconmigo?—gruño—.Eresminovio.Sugestoalmirarmenomegusta.Ensumiradaveoalgoqueantesno

estaba.—Noconfundaslarealidadconlaficción—dicefinalmentebajando

lavoz—.Nosoytunoviodeverdadynonecesitoadularte.Joder...,¡vayacortazoqueacabadedarmeelCaramelito!Sin duda, encontrarse con la guapa pelirroja lo ha removido por

dentro.Mecallo.Nodigonaday,cuandomeveoreflejadaenunespejodel

fondo del local, suspiro. La verdad es que estoy horrorosa con elsombrero,semecalahastalasorejas.Selodevuelvoeintentonoperder

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elbuenhumor.—Meencantaríacomprarmeuno—digo.—¿Unqué?—Unsombrerovaquero.Eneseinstante,lacamarerallegahastanosotrospararetirarlastazas

y, al ver la nota con su teléfono en el interior de una de ellas, mira aAndrewboquiabierta.Élseponeenpie,agarramimanoy,tirandodemí,melevantaydice:

—Cielo,vayamosalatiendadeElmer,allípodráselegirelsombreroquequieras.

¿Leestampoelbolsoenlacabezaono?Alfinal,decidonotentarlasuerteynocomentonadacuandosalimos

delacafeteríayloveomiraratrásenbuscadelacamarera.En silencio, y sin rozarnos, caminamos por las calles de Hudson

hastallegaraunatiendaenorme.Alentrar,unseñorcalvitoyregordetesalerápidamentededetrásdel

mostrador para saludar a Andy y éste me lo presenta como Elmer.Contengolarisa.EsigualitoalcazadordelosdibujosanimadosdeBugsBunny...¡PerosiesquehastasellamaElmer!

Mientraselloshablan,yomedoyunavueltapor laenormetiendayalucino. ¡Tienen de todo!Desde latas de sardinas hasta sillas demontar,pasandoporcamisetasdelosOneDirection.¡Increíble!

Mefijoen laseccióndecalzado.Esoeselmundode lasbotas.Lashay altas, bajas..., y yo, que soy una apasionada de ellas, decidocomprarme unas camperas. Las hay de colores claros, oscuros, conespuelas,sinespuelasy,alfinal,medecantoporunasverdebotella;¡sonpreciosas! Pienso en llevarme otras chiquititas para Candela en rosachicle,peroalfinaldecidocomprarlascuandovayaairme.Eslomejor.

¡Québonitavaaestarminiñaconellas!Encantada, camino con las botas en las manos cuando veo los

sombreros yme lanzo a mirarlos.Me pruebo variosmodelos. Negros,blancos, rojos, de cuero beige..., hasta que encuentro uno en un tonomarrónqueesunapreciosidady,porloqueveo,esdemitalla.

Decidido.¡Melocompro!A través de un espejo que hay en la tienda, veo queAndrew viene

andandohaciamí,asíquemevuelvoypreguntomientrashagoposes:

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—¿Quétaléste?Memira.—Esdetutalla.Joder,estetíomeestátrabando.Pero¿esquenopuedeseralgomás

caballerosoaunquenoseasunoviareal?¿Quélecuestadecirunpuñeteropiropo,comolehadichoalatalArizona?

Obviando la decepción que siento al ver que nome ve ni siquieraguapaconelsombrero,sacoelmonederoparapagarlojuntoamisbotas.Aldarsecuenta,Andrewseniega.Quierepagarloél.

Nihablar.Nopiensopermitírselo.PeroElmeryélsehablanconlamiraday,alfinal,salgodelatienda

sinhaberabiertomimonedero.Mientrasmetemoslasbolsasconlascosasquehemoscompradoen

lacamioneta,murmuromientrasmeajustomipreciososombreronuevo:—Oye,séquetuhumorhacambiadoaraízdeveraesapelirrojaen

lacafetería,aunquenovoyapreguntarteporellaporque...—Mejor...,nopensabacontestarte.¡Seráborde!Lasangresemerevoluciona.Elhechodequenotenganingúntacto

conmigomemolestay,mirándoloconganasdeiniciarlaterceraguerramundial,siseo:

—Eresunbordeyunidiota.—¿Aquévieneeso?Lomiro.Estetíoestonto,perotontoprofundo.—Vieneaque...—Andy McCoy, pero ¡cuánto tiempo sin verte! —me interrumpe

entoncesalguien.UntiposeacercaanosotrosyAndrewsevuelveylosaluda.—SeanO’Bradey...,muchotiempo.Alvolvermeyotambién,meencuentroconunhombredelaedadde

Andrew.Esalto,rubio,conunosojosverdesmuybonitosyunasonrisadeesasqueadvierten«¡Peligro!»desdeveintekilómetrosdedistancia.

Ambossesaludany,trascruzarvariaspalabras,veoqueelrubiomeobserva.

—Yestapreciosidadmorena,¿quiénes?—dice.Oíresomesubelamoral;¡alfinunpiropo!¡AlabadoseaelSeñorrrrrrrrrrr!

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Andrew me mira —¡joder, ¿tan raro es que me piropeen?!— y,rápidamente,diceagarrándomedelacinturaparaacercarmeaél:

—Sean,tepresentoaminoviaCoral.Elvaquerorubiosetocalapuntadesusombrerocongalantería.—Encantadodeconocerte,Coral—mesaluda.—Lomismodigo,Sean—afirmoconunasonrisa.Durantevariosminutos,mientrascontinúanhablando,soyconsciente

decómomemiraelrubio.Desdeluego,nosecortaunpelo,ycuandonosdespedimoscomenta:

—NosveremosconseguridadenlabodadeCold—y,clavandosusojosenmí,añade—:Resérvamealgúnbaile,Coral.AunqueAndysea tunovio,seráunplacerbailarcontigo.

Divertida,leguiñounojo,hagocomosiescribieraenlapalmademimanoydigo:

—Reservado.A continuación, abro la puerta de la camioneta y subo. Andrew se

meteporlaotrapuerta.—¡¿Reservado?!—semofa.Eso llamami atención pero, cuandome dispongo a responder,me

advierte:—Procuranoguiñarelojoalosvaquerosaquíopensaránotracosa.

YcuidaditoconSean:nomefíodeél.—Perosilehasdichoquesoytunovia.Andrewarrancaelvehículoysusurracongestoserio:—Poresomismotelodigo.

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15

Cuando llegamos al rancho de vuelta de Hudson, Andrew y yodescargamos las bolsas de la camioneta. Nayeli se acerca entonces anosotros en un precioso caballo blanco, acompañada por su amigaAdriana,quevamontadaenotro.

—Tío,mequedagenial—diceseñalándoselacamisetadelagiradeYanira—.Acertasteenlatalla.

Meentralarisa.SinollegoarecordarleaAndrewlodelacamisetaquelamuchachalepedíaenelmensaje,selehabríaolvidado.

Mientrasdejamos lasbolsas en el suelo,mi supuestonovio afirma,recuperandoelbuenhumor:

—FueCoralquienacertó.—¡Gracias,Coral! Por cierto,me encantan los tatuajes, aunque por

aquílaschicasnoseloshacenylaabuelaSoralosodia.Sonrío.—Megustaqueteguste.—Porcierto,enana...—diceAndrew.—Tío,porfavor—protestaella—.¿Quieresdejardellamarmeasí?

Yahecrecido,soymayor,ynoquieroqueningunodemisamigosoigaeseridículonombrecitotuyo.

Élsonríe.—Nayeli,hasdesaberqueCoralesíntimaamigadeYanira.Lacríamemira.Luegomiraasuamiga.Ambasabrenlosojoscomo

platosy,trasbajarsedesuscaballos,seacercanamí.—¿Enserio?EncantadaalverqueaquellasadolescentesquierentantoamiYanira,

sonríoysacomimóvil.Buscolasfotosyselasmuestro.—Heaquílapruebadeldelito—digo.

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Laschicasgritanalverlasfotosdelasdosencasa,enlapiscina,enlaplaya.Loqueestánobservandolesresultaincreíbley,cuandovuelvenamirarme,séquetengosutotalaceptación.

—La próxima vez que vayáis de visita a LosÁngeles—digo—, sinosvemos...

—¿Porquénovamosavernos?—mecortaNayeli—.Ereslanoviademitío,¿no?

Sonríoydisimulolomuchoquemejorobamentir.—Pues eso, cielo, prometo llevarte a casa de Yanira para que la

conozcas y, por supuesto, tu amiga puede acompañarte.Estoy segura deque le encantará conoceros. Por cierto, ¡me apunto al concierto de lasFifthHarmony,¡lasadoro!

—¿Deverdadtegustan?—preguntaAdrianaalucinada.Asiento.Noestoymintiendoy,acercándomeaellas,cuchicheo:—Si tu tío consigue meternos en el backstage, os las presentaré.

ComosoyamigadeYanira,lasconozcoymellevomuybienconCamilayDinah;¿sabéisquiénesson?

Lasdosadolescentessaltan,chillanysecomportancomodoslocas.—Menudo conciertito que me vais a dar —murmura Andrew

sonriendo—.Comosiloviera.Mealegrodequevuelvaaestardebuenhumor.Las muchachas se comportan como Yanira y yo a su edad.

Emocionadas, hasta tartamudean de los nervios que les entran, y mepreguntanmilcosas.HastaqueAndrew,cogiendolasriendasdelcaballodesusobrina,pregunta:

—¿AdóndevasconCaspian?Rápidamente laniña lomira, learrebata las riendas,montaconuna

agilidadincreíbleyresponde:—VamosacasadeMiranda.Quieroenseñarlemicamisetanueva.Andrewsemiraelreloj.—Notardes.Yasabesquecomemostodosjuntosdentrodeunahora

ymedia,comomucho.Dicho esto, las chiquillas me regalan otra espectacular sonrisa y,

espoleandoasuscaballos,sealejandenosotros.Lasobservoduranteunosminutos.—Parecefácilmontaracaballo,peroestoyconvencidadequenolo

es—comento.

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—¿Quieresqueteenseñe?Asiento como una cría. Sé que en los días que voy a estar aquí

aprenderépoco,peroestoydispuestaaintentarlo.—Meencantaría—digo.Cuando nuestras miradas se encuentran, ambos sonreímos. Adiós

tensiones.Andrewdaentoncesunpasohaciamí,meagarraporlacinturay,tras

agacharseparaestaramialtura,dicerozandosunarizcontralamía:—Mimadrenosobservadesdelaventanadelacocina.—¿Y?—murmuroatontadaporsuíntimocontacto.—Dameunbeso.Todavíaenfadadaconélporlatontadiscusiónquehemostenidoen

Hudson,replico:—Nilosueñes,Caramelito.Estoymolestaporlobordequehassido

conmigo.—Dameunmua—insiste.—No—susurroencantadaalvercómohallamadoalbeso.Pero no me suelta y, sin separarse un milímetro de mí, me da un

piquitoenloslabios.—Lo siento—murmura cuando se aparta—, pero es lo que quiere

vermimadre.Vale.Sindudaesebesitoesloqueellaquiere,pero¿yyo?Lucho conmigo misma durante unos segundos pero, al final,

dándomeporvencida,medejo llevarpormi locura,mi inconscienciay,en cierto modo, mi desfachatez y, con la sangre revolucionada por elíntimocontacto,asiento,acercodenuevomibocaalasuyaylobesoconauténticofervor.Andrewaceptaelbeso.Nuestraslenguasseunenyjueganmientras nos saboreamos y, cuando por fin logro separarme de él,murmuro:

—Sinlugaradudas,atumadreesteremuálehagustadomás.Nosmiramos...Nostentamos...—¿Disfrutasinterpretandotupapel?—mepreguntaentonces.Asiento,nopuedonegarlo.Yafirmoencogiéndomedehombros:—Reconozcoquesí.Estásdemuybuenver.De nuevo me he dejado llevar por mi ímpetu. ¿Por qué seré tan

sincera?Peroentonces,conunasonrisadeadvertencia,Andrewmurmura

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cercademiboca:—Noteenamoresdemí,morena.Teequivocarías.Loobservocon fingida sorpresay, con toda la frialdaddeque soy

capaz en un momento en el que lo que más me apetece es soltarle unbesacoquelodejeK.O.,locojodelabarbillaycuchicheo:

—Tranquilo,Caramelito.Lomíosonlosrubios,ytúnoentrasenmiradiodeacciónpormuybuentraseroquetengas.

¿«Radiodeacción»?¿«Buentrasero»?¿Hedichoeso?Madre mía..., madre mía..., menuda hortera me estoy volviendo.

Tengoqueempezaraescucharotravezelviento.Andrew asiente.Creo queme ha creído y, dispuesta a descuadrarlo

porcompletoyanodejarlecreerqueesespecialparamí,ledoyunnuevopiquitoqueélaceptagustosoyañado:

—Querido Andy, cuando yo hago algo lo hago bien, y esto ¡lotenemosquebordar!

Mi comentario nos hace reír a ambos y finalmente dejamos deabrazarnos. Entonces él se agacha para volver a coger las bolsas quehemosdejadoenelsueloy,divertida,decidodarleunazoteeneltrasero.Cuandomemira,memofocogiendomisbolsas.

—Vamos,tumadrenosespera.Seguimos de buen humor. Río al ver su expresión mientras me

pregunto qué estoy haciendo. Yme lo pregunto porque sé que, cuandoacabetodoesto,mevoyasentirnomal,sino¡fatal!

AlentrarenlacocinanosencontramosconMadisonyRonna.Comoeradeesperar,estaúltimabromeaacercadeloquehavistoatravésdelaventanay,unavezsoltamoslasbolsas,seabrazaasuhijo,feliz.

—MegustaqueseascariñosoconCoral—diceantesdesoltarlo.A continuación, se dispone a levantar una bolsa, pero ésta se le

escurredeentrelasmanosyAndrewseapresuraaagacharsepararecogerloquesehacaído.

—Estasbolsas...—diceRonna—.Cadadíalashacenmásendebles.Sonrío.Me fijo entonces en que la bolsa no tiene el asa rota, pero

Ronnaprosigue:—Queosabracéisyosbeséismedemuestralobonitaqueesvuestra

relación.Su hijo sonríe, a pesar de que sé que la presencia de Madison lo

incomoda.Entonces,dispuestaahacerlevera larubitaque loengañólo

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felizquesoyconél,loabrazoycomento:—Sinduda,Ronna,Andyesunamordehombre.Madison sonríe al oír eso, pero instantes después sale de la cocina

comoalmaquellevaeldiablo.Ronnalaobservayluegoseacercamásanosotros.

—Tomesmihijoyloquiero—cuchichea—,perosindudaMadisonnopuededecirloquetúhasafirmadodeAndy.Nuncahevistounaparejamásfríaqueesosdos,apesardequemeconstaqueminueraquiereamihijo.Creoquelosvibesarseyagarrarsedelamanoeldíadesubodaypocomás.

Sin ganas de seguir con el tema, pues siento la incomodidad deAndrew,mencionoaNayeli.Ronnasonríeyempiezaahablardesunieta.Selecaeunpaquetedegalletasalsueloyyomeapresuroarecogerlo.

Mientrascolocalascosasenladespensa,noshacesentara lamesa.Nospreparaunoscafésy,cuandomepreguntacómonosconocimosAndyyyoycuándomedioelprimerbeso,lacaradeélestodounpoema.

Pero ¿de verdad que los tíos aún no saben qué cosas preguntanalgunasmadres?

Respondoa tododivertida,mientrasme recreoen loquedigoparaque la mujer lo disfrute y se emocione. Andrew sonríe. Sin duda estáviendo en primera fila lo buena actriz que soy y lo bien que seme dacontarhistoriasinventadas.

Entonces, la abuela entra en la cocina acompañada por una mujermorenamásomenosdemiedad,muyguapayconunestilazoincreíble.Ysehaceunsilencioincómodo.Bueno...,bueno...¿Quésecueceallí?

ConelrabillodelojomiroaAndrew.Lasonrisaselehaborradodeunplumazoytieneelceñofruncido.Ronnaseapresuraalevantarsedesusillaporcortesíayderepenteoigodeciralaabuela:

—Ésaeslanovia.¡¿Ésa?!¿Cómoqueésaotravez?JoderconPocahontas.—Sora—protestaRonna.Andrewresopla.Uisss,quémalrollito.Pordebajodelamesa,tocoel

muslodemivaqueroparapedirlequeserelaje.—Chenoayyohemosestadoasistiendodurantehoraselpartodeuna

yeguaycontrolandolasdiarreasdeloscaballos;¡quédesastre!—explicalaabuela.Y,sinmirarnos,añade—:Venimosatomarcafé.

Vaya, lamorena se llamaChenoa, como la cantante española; ¡qué

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ilusión!Un silencio incómodo se instala de nuevo en la cocina, hasta que

Ronnapregunta:—¿Quéyeguahaparido?—Indiana,layeguawestern—respondelatalChenoamirándome.¡Uy...,uy,silasmiradasmataran...!Ya ha dejado de hacerme ilusión que se llame como la simpática

Chenoaqueyoconozco.Ésta,desdeluego,esunarancia.Alcomprobarqueyonobajolamirada,Ronnadiceconapuro:—Chenoa,tepresentoaCoral,lanoviademiAndy.Coral,Chenoaes

nuestraveterinaria.Miinstintomedicequenomemuevaporqueaquéllamuerdeydeja

marca.Pero,obviandomiinstinto,melevanto,doyunpasoalfrenteyletiendolamano.

—Encantadadeconocerte,Chenoa.Ella sigue observándome fijamente, pensando qué hacer y, al final,

trasintercambiarunamásquesignificativamiraditaconlaabuela,melaestrecha.

—BienvenidaaAguasFrías—dice.Acontinuación,sevuelvehaciaAndrew,quenosehamovidodelsitio—.Hola,Andy,¿nosaludas?

Lamandíbulade él se tensa.No séquién es esamujer, pero loqueestáhaciendonolegusta.

—Hola,Chenoa—respondesimplementeél.Unaveznosdamostodosporsaludados,lamorenasevuelvehaciala

abuela y ambas comienzan a hablar en una lengua que no entiendo.¿Tambiénes india?Seguroquehablan lakota,yporsusgestosséque laconversaciónvasobremí.Cuandosellenanunastazasconcaféyseechanazúcar, ambas se dan la vuelta, Chenoa sale de la cocina y la abuela lepreguntaaRonna:

—¿VieneacomerlaRolliza?Andrewresoplaymedoycuentadequeesecomentario lemolesta.

¿QuiéneslaRolliza?—Sí, Sora—murmuraRonna—. Pero, por favor, no la llames así,

quenolegusta.Laancianasonríe.Nomegustanadasusonrisita.—Loqueaellalegusteonomedaigual—afirmaentoncesy,sindar

tiempoaréplica,añade—:Hedadoordendequeloshombreshaganhoras

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extras para que terminen el dichoso granero.Con un poco de suerte, lasemanaquevieneestaráacabado.Hastaluego,Ronna.

Anda,mimadre,¿yAndrewyyo?Incapazdenohacermenotarantetaldespropósito,digoantesdeque

ambasdesaparezcanporlapuerta:—Hastaluego,señora.Aloírme,lamujersepara,clavalosojosenmí,mehaceunescaneo

enelquemehincaelhachadeguerrayluegosaleporlapuerta.Cuandosemarchan,Ronnasedisculpaconunamiradayvatrasellas.—¿Qué ha pasado aquí? —le pregunto a Andrew una vez nos

quedamossolos.Mivaquerosuspira,dauntragoasucaféycontesta:—Nada.Notepreocupes.Perono...,esosíqueno.Sitengoqueestaraquíinterpretandoquesoy

sunovia,necesitoqueseasinceroconmigo.—Mira,guapito—siseobajandolavoz—,noséaquéjuegas,perosi

quieres que esto salga bien, ya puedes contarme con qué me voy aencontrarenesteranchodeunasantavez.Estávistoqueparatuabuelayesaidiotaestiradasoyelenemigoyquierosaberporqué,¿entendido?

Élresopla,menealacabezayfinalmentesedaporvencido.—Mi abuela quería que me casara con Chenoa y me negué—me

explica.RápidamentepiensoenloquemecontóacercadeMadison.—¿Chenoatambiénfuetunovia?—No.Nuncalofue.—¿Entonces?—Chenoa es la nieta de una lakota y la abuela la contrató como

veterinaria.Enese tiempo,cadavezque regresabadeLosÁngeles solíaveraArizona.

—¿Lapelirroja?—pregunto.Andrewasienteconpesaryprosigue:—Ami abuela no le gustó nuncaArizona..., vamos, lo de siempre.

EllaestudiabaDerechoenMontanaylaabuelainsistióenqueseafincaríaallí, cosa que no fue así, pues cuando terminó la carrera regresó aHudson,dondemontósupropiobufetedeabogados.Unadelasvecesqueregresé,Arizonanoestaba.EraNavidad,yChenoasevinovariasnochesaquí, junto con mis hermanos, a tomar unas cervezas. Bailamos,

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bromeamosy,bueno...—Vale.Nomelodigas,pichabrava—replicoalimaginármelo.Andrewsuspirayserascaelcuello.—Comoves,Chenoaesunamujerespectacular,yyo,conunparde

copasdemás,pueshiceloquenuncadeberíahaberhecho.Ellaselocontóa mi abuela y entre las dos hicieron circular por Hudson que, tras loocurrido,ycomomanda la tradición lakota,noscasaríamos.Arizonaseenteróydioporfinalizadanuestrarelación.

—Pero¿tuabuelacómopuedesertanlianta?—Ami abuela le gustaría volver a cruzar su sangre con la de otra

lakota. Sin embargo, eso ni ocurrió ni ocurrirá, como tampocoocurrióqueArizonamedieraotraoportunidad.

Cuandodice eso, ambosnosquedamoscallados.Está claroque esecapítulonoestácerradoparaél.

—Sé que me estoy metiendo donde no me llaman —murmuro—,pero he encontrado cierto parecido entre Arizona y Ruth. Las dos sonpelirrojas,ojosverdes,y...

—Sí, tienes razón.Siempremehangustado laspelirrojasconcarasaniñadas,yporesoRuthllamótantomiatencióncuandolaconocí.

Sehacedenuevoelsilencio,hastaquepregunto:—SiArizonatedieraesaoportunidad,¿volveríasconella?Andrewsacudelacabezayseencogedehombros.—Comonovaaocurrir,nomelovoyaplantear.—Pero...—Hedichoquenomelovoyaplantear—repiteconvoztajante.—Bueno,hombre,bueno...,tampocohacefaltaponerseasí.Mivaqueromemira.Entonces,cogeconlamanounadelasmíase

indica:—Y, para finalizar, Sora,Chenoa y yo tuvimos una gran discusión.

Luegolaabuelameprohibióentrarenlacasa,peroesomimadrenoseloconsintió,aunqueyavesqueentrolomenosposible.Poresomeconstruílacabaña.Ésteesmihogar.MegustaelranchoAguasFríasyvenircadacierto tiempo a desconectar del ruido de LosÁngeles. Y, aunque nuncavolveré a instalarme aquí porque me encanta el lugar donde vivo, noquiero dejar de ser parte de este sitio, por mucho que mi abuela seempeñe. Simplemente vivo y dejo vivir mientras intento mantenermealejadodeella,apesardequeesmiabuelayenciertomodolaquiero.

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Lomiroalucinada.Cadavezquemecuentaalgo,entiendomásporquénoquierevivirenesteidílicolugar.Debedevermicaradesorpresa,porqueañade:

—Madison, Chenoa, mi abuela y, en ciertomodo, Arizona son lasartíficesdequenomefíedeningunamujer,exceptodemimadre.Deahíquenuncarepitaylodejemuyclaroantesdeacostarmeconellas.

—¿Poresonocreesenelamor?—Digamosquesí.Asiento.Alfinmeheenteradodelporquédesufrasecita.Cuandovoy

a decir algo, Ronna entra en la cocina y me mira con cara decircunstancias.

—Losiento,bonitamía.Lamentoloquehaocurrido,pero...—Notepreocupes,Ronna—lacortoconunasonrisa—.Andrewme

hacontadoloqueocurrió.Notienesporquépreocuparte.Aloíreso,sonríeymiraasuhijo.—Me gusta la buena sintonía que hay entre vosotros dos—dice y,

mirándome,añade—:Ymeencantaquemihijoseasincerocontigoyhayaencontrado a una mujer que lo trate con el cariño y el respeto que semerece.—Luego,alrepararenqueestamoscogidosdelamano,continúa—:Detallescomoésemedemuestranquelovuestroesdeverdad.

Pobre...,pobre...,¡aisss,quépenameda!Mesientofatalporengañaraesapobremujer.Noselomerece.Denuevo,Andrewdebedeverenmicaraloquepienso,porqueme

abraza,medaunbeso en la sienyme sacade la cocina a toda leche altiempoquedice:

—Mamá,voyaenseñarleelranchoaCoral.—Noosalejéismucho.Florvieneacomer.¿Otramujer?—¿QuiénesFlor?—lepreguntoaAndrew.—LanoviadeCold;¿norecuerdasqueestamañanahemosvistoasu

madreyasuprimaArizona?—Ah,sí.Perdón.Me alegra saber que ésa no ha tenido nada con él, aunque me

incomoda que la abuela la haya llamado por ese apodo tan feo.Sinceramente,entreChenoa,SorayMadison,creoqueyatengobastantesenemigos,ysóloacabodellegar.

Unavez fuerade lacasa,y sintiéndome lapeorpersonadelmundo

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pormentirlea labuenadeRonna,miroalhombrequemehametidoenesejaleo.

—Nomegustanadaengañaratumadre.¡Pobrecilla!—murmuro—.Yeso,pornohablardelospuñalesquenotoquemeclavanenlaespaldatuabuelaysucompinche.

Élasiente.—Tranquila.Estaréatulado—dicesinsoltarme.Caminamos cogidos de la mano, conscientes de que su madre nos

miraporlaventanadelacocina.—Y¿qué levasadeciraRonnacuandoyonovuelvaporaquí?—

preguntoacontinuación.Sin dejar de caminar, él se encoge de hombros y responde con

indiferencia:—Quelonuestronofuncionó.Medapenaoíreso.Pero,vamosaver,¿porquémedapena?¿Acasotengoalgoconél?¿Acasosoysunovia?Pero, no quiero pensar en ello y seguimos caminando hacia el

establo.Alentrar,nosencontramosconLewisyCold,quenossaludan.Mientras paseamos por allí, Lewis aprovecha para poner al día a

Andrew. Con curiosidad, se paran delante de un box donde hay doscaballosque,alparecer,tienendiarrea.Eltemanolesresultacómodo.Melodicensusgestosy,enespecial,sutonodevoz.

EstoyescuchandocalladitacuandoCold,queestáamilado,medice:—Florvendráhoyalrancho.Estácomolocaporconocerte.Sucomentariomehacesonreír.—Elplacerserámío—afirmoy,mirandoesosojostanparecidosa

losdeAndrew,lepregunto—:¿Estásnerviosoporlaboda?Coldsequitaelsombreroysesecaelsudordelafrente.—No.Simplementehallegadoelmomentodecasarme.Oíresomehacesuspirar.¿Tampocoélesrománticoconsunovia?—¿TúyAndyhabéishabladoyadeboda?—mepreguntaentonces.—No.—Sonrío—.Creoqueanosotrosnosfaltamuchoparaeso.Coldsonríeasuvezyacontinuacióncuchichea:—LaverdadesqueAndymehasorprendido.

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—¿Por?—Creía que, cuando nos aseguraba que tenía una novia en Los

Ángeles, eramentira, pero ahora te tengo aquí, frente amí, y nopuedomásquedarlelaenhorabuenaamihermanoporlaexcelenteelección.

—¿Porquémedaslaenhorabuena?—preguntadeprontoelaludido.Meentralarisa.Esmirisanerviosa.—Porque me gusta tu novia —oigo que dice Cold entonces—. Y

¿sabes por qué?—Andrew no responde, y él prosigue—: Primero, porsoportarauntíocomotúy,segundo,porcómoanochenoseamilanóconlaabuela.Esomehacesaberqueestachica los tienemuyperoquemuybienpuestos.

Andrewy yo nosmiramos.Ayyy,Dios, queme va a dar unmua...,¡quemevaabesar!Perodeprontomesueltaunazoteenel traseroquehacequemetambaleehaciaadelante.

—¡Asíesmichica!—exclama—.Fuerteydura.¡¿Aqueledoy?!...¡¿Aqueledoyunguantazo?!Eneseinstante,Moses,elotrovaqueroqueconocílanocheanterior,

seacercaanosotros.—Andy,¿hedeenseñarteatrataralasdamas?—interviene.Éllomiray,cuandovaadeciralgo,Mosesmecogedelamano,me

labesaymurmuracongalantería:—Teaseguro,Coral,quenotodossomostanbrutoscomotunovio.—Mealegrasaberlo—afirmoencantadaconsudelicadeza.Durante un buen rato, los cinco charlamos divertidos, hasta que de

pronto Chenoa entra en el establo. Lo hace de esa manera que da aentenderquesabequeespreciosa,quellevaelpeloperfectoyquelaropalesientademuerte.¡Menudachulita!Lamiro,recuerdosusangreindiay,sonriendomentalmente,piensoenToroSentado.Éstaesdignaherederadeaquellosmíticos indios,ydecidobautizarlacomoVacaSentada.Ea..., ¡lehatocado!

Contoneando las caderas más de lo que creo que es necesario, seacercahastanosotrosylaoigodecir:

—Cold,meheenteradodequelaRollizavieneacomer.—Sí—afirmaél.Vamosaver,noconozcoaFlor,peromemolestaquelallamenasí.

¿Por qué Cold lo consiente? Estoy pensando en ello cuando ladesagradablemujerpregunta:

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—Lewis,¿quéqueríasquelemiraraaSugar?ÉllelevantalapataalcaballoyChenoadictaminadespuésdeecharle

unvistazo:—Candidiasis.—Loquetehedicho—señalaAndrewmirandoasuhermano.Aloíreso,lalistaentrelaslistasclavalamiradaenélyreplica:—Mealegraverquehayciertascosasquenoolvidas.Uy...,uy...,vayaperdigonazoqueacabadesoltarleamivaquero.Lewis,ColdyMosessemiranentresí.Estávistoqueésanoselovaa

poner fácil aAndrew.Antes de queyodigao haganada, él la cogedelcodo,laalejaunospasosdenosotrosyoigoquelesisea:

—Chenoa, he venido a pasar unos días conmi familia. ¿Serías tanamablededejarestarlascosasynobuscarproblemas?

Ellasonríeymemiracondesprecio.—Noesgrancosa—suelta—.¿Deverdadlaprefieresamí?Todosoímosloqueacabadedecir.—Erespreciosa,Coral—afirmaLewisdirigiéndoseamí—.Nicaso.—Menudadiva—semofaMoses.—Loes—afirmaCold,colocándoseelsombreroenlacabeza.Bueno...,bueno...,¡¿aquelesoboelmorroalacreídaesa?!Vale...,nosoymuyalta.Nosoyunbellezón.Notengolascurvasque

ellamuestrabajosuropa,pero,joder,¡quetampocosoyFétido!Eneseinstante,Lewis,MosesyCold,alertadosporotrocowboy,se

alejan hacia el fondo del establo, donde se oyen los relinchos de uncaballo.

Andrew, que sabe que hemos oído lo que la indeseable ha dicho,replicasinmirarme:

—Sin lugar a dudas, la prefiero a ti, empezando porque tienecualidadesque túnunca tendrás,y terminandoporqueella es la clasedemujerquemegusta,notú.

¡Tomayaaaaaaaaaaa!¡Ay,quémonoooooooo!¡Ay,quémonoloquehadicho,aunquenolo

sienta!Cuando me mira sonrío y, guiñándole un ojo con complicidad, le

digo:—Vecontushermanos,cariño.Teesperoaquí.Séquelohellamadocariño.

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Séquelohemiradoconunosojitosdemasiadomelosones.Pero también sé que era lo que él necesitaba oír delante de Vaca

Sentada.Élmeguiñaunojoy,sinrepararenelhumoquelesaledelacabeza

a aquélla, se aleja y nos quedamos ella y yo solas, a escasosmetros dedistancia.

Estámásqueclaroqueamigas,loquesediceamigasnuncalovamosasery,dispuestaadejarleclaritoquiénsoyyo,empiezo:

—Mira,Chenoa...—Nome hace ninguna gracia que estés aquí—me corta—.Y sólo

esperoqueambosdesaparezcáiscuantoantes,porquetupresenciayladeélmeincomodan.

¡Anda,mimadre!Pero¿dequévaestachulita?Medanganasdedecirleesode«cuandotúvas...,yovengo»,perosin

despeinarmeporqueconésanimedespeino,replico:—¿Sabes,mona?Estoytodoloquenosrodeanoesnituyo,nimío,

perosídeAndy.Portanto,siteincomoda,yapuedescogerelcaminitoydesaparecer,¿entendido?

Sucarasecontrae,yentoncesoímosquelallamandelotroladodelestablo.

—¡Chenoa!Seguimos retándonos con la mirada. Si por ella fuera, estoy

convencidadequemecogeríadelospelos.Perosereprimey,clavándoselasuñasenlaspalmasdelasmanos,sedalavueltaycaminahaciadondeestánloshombres.

Lasigo.Quierosaberquéocurre.Cuando llegofrenteaunode losboxes, veo a un caballo negro que camina de un lado al otro comodesorientadoy,cuandosepara,setumbaconbrusquedad.

Con curiosidad, observo cómo Vaca Sentada entra donde está elinquietoanimaly,mientraslehablaconsuavidad,seagachajuntoaélylepalpaelabdomen.Luego,miraunospapelesqueLewisleentrega.

—Tienetodalapintadecólicoyprontocomenzarácondiarreas—dice—.Aunasí,voyairapormimaletínparahacerleunosanálisis.Demomento,mantenedloaquí,¿deacuerdo?

Los hombres asienten. Sin duda, la respetan como profesional.Cuandoellaseva,sinmirarnosyconcaradeperro,Coldprotesta:

—Pero¿quédemoniospasa,queúltimamentesenosponentodoslos

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caballosenfermos?Losvaqueroshablanentresí.Yonoentiendonada.Simplementeme

dedicoaescucharlos.Entonces,Andrewcogemimanoy,acercándomeaélenunaactitudcariñosa,dice:

—Túvalesinfinitamentemásqueella.¡¿Otropiropo?!Ay,madre,quemevoyaacostumbrar...Reconozcoquesentircómomemirayoíresaspalabrasdesuboca

me alegran hasta el karma y, sonriendo, me encojo de hombros ycuchicheosinquerercreerlo:

—Noteoyenadie...,noesnecesarioquedigasesascosas.EntoncesAndrewhace que lomire.Con el rabillo del ojo veo que

Cold,LewisyMosesnosobservancuandoelvaqueroqueme tiene locaacercasuslabiosalosmíos,mebesaantelossilbidosdesushermanosy,cuandodejadehacerlo,diceaescasosmilímetrosdemí:

—Esnecesarioporqueesverdad.¡Bueno...,bueno...,bueno...,elsubidóndeadrenalinaquemeda!Como una tonta, porque así me siento, sonrío y continuamos con

nuestravisitaalrancho.

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16

Pasantresdíasduranteloscualesnuestramentirapareceirvientoenpopay,depronto,meveosaludandocordialmentea losvaquerosconlosquemecruzoenmicaminoporel rancho.Reconozcoquesonencantadoresconmigo.

Todos siguen creyendo que soy la novia deAndy, y yo, feliz, dejoque lo crean, a pesar de que siento hachas de guerra clavadas en miespaldacadavezquemecruzoconPocahontasyVacaSentada.Sinduda,noleshacenipizcadegraciaqueyoestéallí.

VoyaHudsonparahablarporteléfonoconJoaquínymichiquitina.Todovabien.Escucharsuvocecitamelevantaelánimo,ycuentolosdíasparavolveraencontrarmeconella.

Tambiénhabloconmisamigas.Valeria,enParís,seloestápasandode vicio con su francés, y Yanira, Tifany y Ruth se divierten en PuertoRico,rodeadasporsumásquenumerosafamiliaybebiendolosfamososchichaítos.

ConozcoaFlor,lanoviadeColdy,comoimaginaba,esunencantodemuchacha.

Esrubita,ojosclarosytremendamentetímida.Portodoseponeroja,y es de las que no abren la boca por no molestar. Vamos, del tododiferentedemí,quenopuedoquedarmecalladita.

Esamañana,cuandomedespierto,comosiempreAndrewnoestá.Madrugar es algo propio del rancho y de mi madre y, aunque lo

intento,yonosoydelevantarmeencuantoabrenlosojoslasgallinas.Melevanto,medoyunaducha,mepongounaminifaldavaqueracon

unas bailarinas celestes monísimas queme regaló Yanira y salgo de lacabaña. Cierro la puerta y observo a los hermosos caballos que tantollamanmiatención.Sonincreíbles,¡preciosos!

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Unavezme llenodesupositividad,miroamialrededoryveoquetodo el mundo está ocupado. Hay quien lava a los caballos, quien lospasea, quien les da de comer, quien los cepilla y, al fondo, hay otroshombres trabajando en la construcción del granero. Los estoy mirandocuando veo salir aChenoa del establo junto a Tom.Los observo y veoque,sonriendo,desaparecendemicampodevisión.

Conojoavizor,buscoamivaquero,peronoloencuentro.Dudoquéhacer.No quieromoverme por nomolestar, perome aburro como unaostra.Estarallídebrazoscruzadosnovaconmigoy,mirandomimóvil,decidocaminarhaciael lugardondemeindicóAndrewparaversipillocoberturayalmenospuedohablarconalgunademisamigas.

Encantada por el bonito y soleado día que hace, camino, camino ycamino,yprontomedoycuentadequelasbailarinasquellevonosonelmejorcalzadoparaandarporallí.Noobstante,sigo,nodoymediavuelta,aunquemeestoydestrozandolasplantasdelospies.

Voyprotestandomientraslevantomimóvilalcieloalaesperadequecapteseñal.

—Vamos...,vamos...,señal...,séqueestásporaquí,¡manifiéstate!Pero nada, la única que está pillando algo soy yo, y es una gran

insolación.Nosécuántotiempoestoyasí,hastaquedeprontooigo:—Notemuevas.Al volverme me encuentro a Madison, la ex de Andrew, que está

apuntándomeconunrifle.Sugestoesserio,vengativo.—¿Qué...quéhaces?—murmuroacojonada.—Hedichoquenotemuevas.Peromeasusto.Joder,¡quemeestáapuntandoconunarma!—Pero...pero¿quéhaces?...—insistomientrassemecaeelmóvilal

suelo.—Quietecitaolovasalamentar.¡Ay,Diosmío,quemevaadisparar!Debedeestarcelosaoresentidaporqueestoyallíconsuexnovio.Y...

¡quememata!Ay,Diosito,¡quevoyadejarhuérfanaaminiña!¡Queéstamemanda

acriarmalvas!Pero,antesdequepuedadecirnadamás,ellaaprietaelgatillo,suena

unruidosecoynotoquelavidasemevapocoapoco.

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Aterrada,espantadayatemorizada,veoqueMadisonbajaelarma,memirayseacercaamí.

Ay,Dios,¡quemeremata!Mesientoaturdida.Medesvanezco.Meestoymareando.Por Dios, ¡debo de estar desangrándome y no puedo ni mirar por

dónde!Pero,cuandoestoyapuntodecaeralsuelo,ellameagarradelbrazo,

tirademíy,haciendoquelamire,pregunta:—¿Quéhacesaquí?¿Aquí?... ¿Dónde?... ¿Dónde estoy?... Ay, madre, ¡que estoy

desvariando!Nocontesto.Yanosénihablar.Perodeprontodiceenseñándomeunaserpientequelevantadelsuelo

conlapuntadelrifle:—Si no llego a aparecer, esta cascabel te habría pegado un buen

mordisco.Sinadietelohaadvertido,telodigoyo:poraquíhaymuchascomoéstaydebestenercuidado.¿Quéhacescaminandosinbotasporestesitio?¿Acasonosabeslospeligrosquecorres?

Verlabicharracamuertasobreelriflemehaceregresaralarealidad.Madremía...,madremía,¡quesigoviva,yquépedazodeserpiente!

Instantáneamente me examino el cuerpo en busca de la sangre. Lotoco.Me toco. Pero nada, ¡ni sangre, ni balazo! Y, mirando a la mujerrubia,voyahablarcuandoellamesueltaypregunta:

—¿Creíasquetehabíadisparadoati?Comounaautómata,asiento.—Loquemefaltabaporoír—siseaellaentonces—.Anda,regresaal

rancho,notealejesdeélypontecalzadoencondicionesparaandarporestastierras.

Unavezseva,creoquenosénicómomellamodelonerviosaqueestoy.

Pensabaqueibaamatarme.Creíaquemehabíadisparadocuandoloúnicoquehahechohasidoevitarquelabicharracaqueahorayacemuertaamispiesmemordiera.

Metocoelpecho.¡Semevaasalirelcorazón!Miro ami alrededor yme acobardo.Si hayunabicharracade ésas

aquí,¡seguroquehabrámás!Asípues,meagacho,cojomimóvilysalgopitandoendirecciónalrancho.

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¡Alamierdalacobertura!Cuando se acerca la hora de la comida y, más tranquila tras lo

ocurrido,entroenlacocinaymeencuentroaRonnahablandoconFloryconotramujer.

—Betsy—diceRonna—, aquí tienes a la novia demiAndy.Coral,ellaesmimejoramiga,Betsy.

Conuna sonrisame acerco a ella, que tiene cara de buena gente y,cuandovoyahablar,lagrandotamujermeabraza.

—¡Quéalegríaconocerte,Coral!¡Quéalegría!Apartirdeeseinstantesedesatael torbellinoBetsy.Lamujeresun

huracán de vida y de alegría, ¡me encanta!Ymás cuando, al referirse aSora,lallama¡viejagruñona!VerlacaradeRonnaregañándolaydeFlorriendoporlobajinimientrasBetsygesticulamehacereír.

Encantada, me siento con ellas a la mesa para observar cómococinan,mientras laamigadeRonnamehabladesusfamosascroquetasdecarne.Luegosacavariasdelasartén,ponedosenunplatitoynosdiceaFloryamí:

—Éstassonespecialesparavosotras.Perodadlesunosminutitosparaqueseenfríenuosquemaréis.

Sonrío feliz. Betsy me cae bien y, cuando pruebo aquella delicia,murmuro:

—Mmmm...,peroquéricas,Betsy.—Buenísimas—afirmaFlor.Lamujersonríeencantada.—Otra más que cae rendida ante mis croquetas —comenta

dirigiéndoseaRonna.Mequedoconellasenlacocinadurantealmenosunahora,hastaque

Betsysequitaelmandilysemarchaasucasa.Antes,sinembargo,medadosbesosyprometequevolveremosavernos.

EslahoradelacomidaylosMcCoycomienzanallegaralacasa.LaabuelamemiracondesagradomientraspongolamesaconFlor.

Vayatela...,lomalquelehecaídoaestamujer.CuandoentraAndrew,sonrío.Élsequitaelsombrero,seacercaamí

y,alvercómonosmirasuabuela,medaunbesoenloslabiosypregunta:—¿Quétal,miniña?Aisss,¡quemehallamadominiña!Quememuero...,quememuero,peromemuerodegustazo.

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—Bien...,bien...—respondocomopuedo.MicaradealucinedebedesertalqueAndrewclavalosojosenmíe

insiste:—¿Tehaocurridoalgo?Lomiro.Estoy por contarle que creí que la palmaba esamañana a

manosdeMadisoncuandoveoqueéstaentraenelsalóncondosjarrasdeaguafrescaqueponesobrelamesa.

—¡Tú!—oigoquedicelaabuela—.Dameunadelasjarras.Sininmutarseporsutono,MadisonseacercaaSora,dejaunadelas

jarras delante de ella y, sin mirarla, se da la vuelta y se encamina a lacocina.Meindigno;pero¿cómopuedetratarlaasí?

Sinperdertiempo,miroaAndrew,que,comoelresto,hasidotestigodelasituación.

—Ahoravuelvo—digo—.Voyaayudaratumadre.Acelerandoelpaso llegohastaMadisony laagarrodelbrazoantes

dequeentreenlacocina.—Antesnotelohedicho,peroteagradezcoloquehashechopormí

—ledigo.Sugestonocambia.—Has tenido suerte de que estuviera cazando. De lo contrario, te

aseguroqueahoramismoestaríaspasándolomuymalporelmordiscodeesacascabel.Tenmáscuidadoenadelante.

Asiento.Parezcomediolela.Cuandoalfinnossentamostodosacomer,comosideunareinase

tratara,Chenoaentraenelsalón.Esalistillavieneacomeramesapuesta.Mástarde,mequedoojipláticacuandosedirigenalabuenadeFlor

llamándolaRolliza.Perobueno,¿cómopuedeconsentirlo?Esperoqueéstadigaalgo,peronada.Nolodice,comotampocoveo

quediganadaCold.SiemprequealgunadeaquellasdossedirigealapobreFlor,lallama

así,ymedoycuentadequealajovennoleagradaeseapodo.Cadavezquese lodicen,agacha lacabeza,yestoyporsaltaryoporella,peroalfinaldecidocallarme:siellaloconsiente,susrazonestendrá.

Tras pasar la tarde con Ronna, pues Andrew se marcha con sushermanos para arreglar unas cercas, cuando me dirijo hacia la cabañadonde duermo me encuentro con Nayeli. Está sentada bajo un árbol,

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escuchandomúsicaconunosauricularespuestos.Me acerco a ella y, tras acomodarme a su lado, le pregunto

quitándoleunauricular:—¿Quéescuchas?—MeghanTrainor;¿laconoces?Apartirdeeseinstantecomenzamosahablardemúsicaylachicase

quedasorprendidaalverqueconozcomuchosdelosgruposqueaellalegustanysédeloquehabla.MehacecientosdepreguntassobreYanirayyolecontestoencantadamientrasaceptounoscaramelosquesesacadelbolsillo.Sentirquenomientoalhablardeesomedaseguridady,cuandoalolejosaparecenlosMcCoyacaballoymequedomirandoaAndrew,Nayelicomenta:

—Misamigasdicenquetengosuertedetenerunostíostanguapos.Asiento.Sontodosunostiposmuyatractivos.—Estoydeacuerdocontusamigas.Reímos,yacontinuaciónellamepregunta:—¿CómosupistequeeltíoAndyeraelhombredetuvida?Sududamesorprendey,comopuedo,respondo.—Nosésieselhombredemivida,Nayeli.Sóloséque,demomento,

estamosjuntosybien.Ellaasiente.Entiendeloquedigo,peroinsiste:—Pero¿cómosabesqueéleselespecialparati?Miro a Andrew, que se baja del caballo más allá. Siempre me ha

gustado ese hombre. Siempre ha sido especial para mí, aunque él nisiquieramemirase.

—Puesporque,cuandoloveo,mequedosinrespiración—afirmo—,seme reseca la boca,me pongo nerviosa, me sudan lasmanos, y sólotengoojosparaélporqueelrestodeloshombreshandejadodeexistir.

—Uauuuuuuuuu.—Eso digo yo: ¡uauuuu!—memofo al darme cuenta de lo que he

dicho.—Cuandotebesa,¿sientesqueelmundosedetiene?Sonrío.—Sí.Pero...¿porquémepreguntastodoesto?Nayelisonríetambiény,bajandolavoz,murmura:—Hayunchicoquemegusta,perocreoqueyoaélno.¡Ay, pobre!Menudo rollo es sufrirmal de amores. Y sé de lo que

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hablo.—Cuandoloveosientolasmismascosasquetúhasdichoquesientes

poreltíoAndy—prosigueella—y,aunqueséquenosoylachicaquelovuelveloco,nopuedodejardepensarenél.

Bueno...,bueno...SinosupieraacienciaciertaqueéstanosabequeloqueAndrewyyohacemoseselpapelóndenuestrasvidas,diríaqueestáhablandodemí.

—En fin—replico mirándola—, pues lo cierto es que sólo puedodecirtequetealejesdeél,otardeotempranosufrirás.

Vamos, que le estoy diciendo a la chica lo que yo misma deberíaponerenpráctica.

—Ya,pero¿ysiconeltiempocambiadeparecer?¿Ysisedacuentadeprontodequesoyespecialycomienzaasentirlomismoqueyosientoporél?

Eso me hace sonreír. Sin lugar a dudas, Nayeli es una románticacomoyo.Nomeapetecemetermeenmásberenjenales,asíqueledigo:

—Dale tiempo al tiempo, cielo. Sólo él te dará la respuesta quebuscas. Pero hazme caso en una cosa: protege tu corazón todo lo quepuedasynopermitasquenadietelorompa.Elchicoqueseenamoredetinuncateloromperá,peroelquenolohagatelodestrozaráy...

—¿Atitelodestrozaron?Pienso en mis desastres sentimentales a lo largo de los años. Por

desgracia,hepermitidoquemelodestrozarandemasiadasveces.—Sí.Claroquemelodestrozaron—afirmo.—Y¿cómolosuperaste?Sujuventudysuinexperienciamehacensonreír.Entoncesrecuerdo

aquelloquedecíamiabuelade«cuántomegustaríatenertuedadsabiendoloquesé»,yrespondo:

—Lo superé queriéndome a mí misma y asegurándome de que lasiguientevezseríamáslista.—Nayelisonríe—.Siéstehadeserelamordetuvida,loserá,peronoteobsesionesconello,¿entendido?

—Vale. —Sonríe y, al ver que Andrew se acerca a nosotras,cuchichea—:Noesporqueseamitío,perocreoqueélnuncateromperáelcorazón.

Sonríoaduraspenas.Sindudasutíomeloestáconsumiendosinélsaberlo,yyoseloestoypermitiendo,peronodigonada.

Andrewllegahastanosotras,noslevantamosdelsueloyNayelileda

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unbesoenlamejillayseva.—¿Dequéhablabais?—preguntamivaquero.—Dehombresydeamor.—Vaya...—semofaél.—Ynopreguntes—añadoguiñándoleunojo—,porque lohablado

entreellayyoessecreto¡secretísimo!Andrewsonríey,cogiéndomepor lacintura,vamosadarunpaseo

por el rancho, mientras mi corazón se consume ymi cabezame llamatontaunayotravez.

EsanochedecidimosiraHudsonatomaralgoconlosdemás.Comocadavezquesalimosdelrancho,mepresentanamediopueblo.Sinduda,loshermanosMcCoysonmásconocidosquelacerveza.Melopasobienescuchandolasanécdotasquecuentanentrerisas.MenudosdebendehabersidolosMcCoy.

Enelpueblo,nosencontramosconArizona,lapelirroja.Mesaludaysemuestraamableconmigo.MientrasFloryMadisonhablan,Arizonameda conversación y maldigo, maldigo y maldigo porque sea tan buenagente. La tía es encantadora pero, al ver cómo Andrew la observa, mellevan los demonios. Sin embargo, no voy a decir nada. No mecorrespondeamíhacerlo.

Enestasalida,unavezmás,mepercatodequeelromanticismonoesalgoquelosMcCoycultiven.ColdyTomsonfríosconFloryMadison.¡YmequejoyodelCaramelito!...Nuncaabrazanasuschicas,nolasbesan,no las piropean, y eso me da pena. Creo que la magia jamás deberíaperderseenunapareja,porqueeldíaenquesepierde, losojosvuelanaotraspersonasy,pordesgracia,comienzanloslíos.

Por suparte,Lewiseselmásatentocon lasmujeres.Me ríoalvercómo todas quieren bailar con él, estar a su lado, y él, encantado, lasmanejaasuantojo.

TambiénmedoycuentadequelosMcCoysonunosligones.Miranatodas las chicas que pasan por delante de ellos, las piropean y bromeanconellas,olvidándosedelasmujeresquetienenallado.

¡Menudosdescarados!La primera vez que lo hizoAndrewme reí; la segunda, sonreí; la

tercera,mecaguéensumoto;lacuarta,ensuabuelay,yaquevoyporlavigésima vez, creo que cualquier día le voy a dar un pescozón sinimportarmequiénestédelante.

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Más tarde, Moses propone ir a un local nuevo de salsa que hanabierto en el pueblo. Al principio, varios de los chicos se resisten, esobvioqueprefieren el country, pero al final los convencemos.Mepasotodalanochebailandoyquedapatentequesoylareinadelasalsa.

A lamañanasiguiente, tras lanochede juergaenHudsonen laquenosacostamossobrelascuatrodelamadrugada,medespiertoconganasdeiralbaño.Miraquesoymeona.

Me levanto a toda prisa de la cama, visito al señorRoca y, cuandosalgo, me fijo en la puerta del dormitorio de Andrew, que estáentreabierta.

De puntillas, llego hasta ella y, tras asomarme, veo a mi vaquerodurmiendo.

Observosutorsodesnudo,surespiraciónregular,supelorevuelto,ysuspiro.

¡Quésexi!Tras alegrarme la vista durante unos instantes,miro el reloj digital

quehaysobresumesilla.Veoquesonlas7.45,suspiroydecidoregresarala cama. Es sábado y, cuando nos acostamos anoche, nos propusimosdescansar.

Duranteunratointentodormirme,peronada.Tengocalor,mequitolacamisetaymequedoenbragas.VeraAndrewdesnudo,contansólounasábana por encima, ha hecho queme subiera la bilirrubina, y no puedodejardepensarenélyen loqueocurrió lanochequeestuvimosenLasVegas.

Rememorar la noche tan increíble que pasamosme hace sonreír, yestoyencantadapensandoenellocuandodeprontomepareceoír lavozdeRonnasaludandoaalguien.

Sindudarlo,melevantodelacamay,almiraratravésdelvisillodela ventana al exterior, me doy cuenta de que está a pocos pasos de lacabaña,conunasbolsasenlamano.

Resoplo.Quierodormir,yloúltimoquemeapeteceesmadrugareiralmercado.Estoyquejándomeporelloparamisadentroscuandomedoycuentadelasituación.Sientraenlacabaña,¡nopuedevermedurmiendoenesahabitación!

Ellacreequesuhijoyyodormimosjuntos.Asípues,sintiempoqueperder, salgo a todamecha demi cuarto, cruzo el salón y, tras entrar ycerrar lapuertadelahabitacióndeAndrew,metiroenplanchasobreél.

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Alhacerlo,sientoquemirodillalogolpeaenelcostado.—¡Ayyyyyyy!¡Pobre!Seencogededolor,memiraconcaradequerermatarmey,

cuandovaapreguntar,oímosquelapuertadelacabañaseabreyunavozdice:

—Buenosdías,¿estáisdespiertos?Andrew me mira dolorido y sus ojos van derechos a mis pechos

desnudos.Joder,¡quevoysincamiseta!Rápidamentemetapoy,comopuedo,murmuro:—Losiento...,losiento...Lahevistoveniryteníaquemetermeentu

camaonosdescubría.¡Nopiensesnadararo!—¿Tambiénteníasquedestrozarmeelbazo?—protesta.Voy a responder cuando oímos unos golpecitos en la puerta de la

habitación.—Andrew,Coral,soymamá...,¿estáisdespiertos?Demalagana,élpasalamanoalrededordemicuelloparaacercarme

aélyresponde:—Mamá,estamosdurmiendo.¿Quéquieres?—¿Puedoabrirlapuerta?¿Estáisvisibles?Nos miramos. Visibles, lo que se dice visibles, no estamos. Pero

Andrewafirmamientrasmecubrolospechosavergonzada:—Puedespasar.Lapuertaseabre,yRonnanosmiraysonríe.Durante unos segundos permanecemos todos en silencio. Imagino

quelamujersacasuspropiasconclusiones,yyoestoyhistérica.Bajolassábanas,mipielyladeAndrewserozan.Notoelcalordesucuerpocomoéldebedenotarelmío.

—¿Quéocurre,mamá?—preguntaentonces.Ella nosmira.Sinduda,mispelosde locaynuestras respiraciones

aceleradasporlasorpresadanaentenderotracosa.—Voy a ir al mercado y quería saber si Coral quiere venirse

conmigo—dice—.Séqueesunpocopronto,pero...—Mamá,porelamordeDios,¡quenosonnilasochodelamañana!

—la corta Andrew—. Nos hemos acostado hace apenas cuatro horas yestamosagotados.

Al ver la cara de la mujer, pienso en mi madre. Ella también se

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levantacuandoelgallohacequiquiriquí,yasealunesodomingo.—Notepreocupes,Caramelito—digoincorporándome—.Túsigue

durmiendo.Yomelevanto.PeroAndrewnomesuelta.Nopermitequemelevantedelacamay,

mirandoasumadreconunamediasonrisa,explica:—Mamá,Coralestácansada.La mujer nos observa. Menea la cabeza como solemos hacer las

madres cuando algo nos hace gracia de nuestros hijos y, finalmente,murmura:

—Deacuerdo.Sonrío.Andrew asiente.A continuación,Ronna nos guiña un ojo y

añade:—Descansad,¡Caramelitos!Una vez se marcha, ambos nos miramos y, cuando oímos que la

puertadelacabañasecierra,nosechamosareír.Así estamos durante varios minutos, hasta que cierro los ojos y

murmuro:—Estamoscomodoscabras.—ComonodejendellamarmeCaramelito,no te lovoyaperdonar

nunca—semofaél.Cuando consigo parar de carcajearme, consciente de cómo estoy

pegadaasucuerpo,señalo:—Creoqueengañaratumadreyatufamilianoeslomásacertado,

peroaquíestamos,mintiendoundíamásyhaciéndolescreerquetúyyosomosalgomásquedostrampososque...

—Mírame.Suvozhacequeacatelaordeny,cuandolohago,miCaramelito,que

no me ha soltado, pregunta mientras pasea la mano por mi espaldadesnuda:

—¿Lopasastebienanoche?Asiento al recordar lo bien que lo pasamos en el local de salsa,

bailandoybromeando.—Sí.Fuemuydivertido.Sonreímosde nuevo al rememorar la noche.Bailamos, cantamosy

nos divertimos sin separarnos, comouna auténtica pareja, a pesar de lomuchoqueélestuvomirandoaArizona.Inclusohuboalgúnqueotromuaparahacermáscreíblenuestroengaño.

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Peroay...,ay...Queseguimosmirándonos.Ay,Diosito...,¡quemeda!Y, antes de que pueda darme un telele, su boca se encuentra con la

mía,yenmenosdedossegundosestá sobremí, sujetándome lasmanosporencimadelacabezayasolándolotodoasupaso.

Me dejo llevar extasiada. Lo deseo. Madre mía, cuánto lo deseo.Entonces, subocaabandona lamíayAndrewmemira,yyosólopuedodecir:

—Vaquero,ahoranoseteocurraparar.Ynopara,¡claroquenopara!Estádesnudo.Notosuduraereccióncontramismuslosycuando,con

maestría,mequitalasbragasyéstasvuelanporlahabitación,seponeunpreservativoquehasacadodesumesillaymepenetraal tiempoquememiraymebesa.

Elplacerquesientoantelaurgenciaesincreíble.Andrewmegusta...Andrewmeexcita...Andrewmevuelveloca...Y,cadainstantequepasoconél,megustamásymás.Sinhablar,nosentregamoselunoalotro.Sinhablar,damosyrecibimosplacer.Andrew es sexi, posesivo y caliente en la cama, y yo, que no me

quedoatrás,metidaenjuergaledemuestromiferocidad.Durantemás de tres horas, continuamos con nuestro salvaje juego.

Repetimos, ¡vaya si repetimos!, y, cuando acabamos, agotados, felices ytiradossobrelacama,murmuro:

—Cielo,hastalosconejosdescansan.Élseríe.—Túyyonotenemosremedio—replica.Totalmentedeacuerdoconloquehadicho,lomiroymemofo:—Si es que soy irresistible. Soypequeñita peromatona.Nopuedes

negarlo.Entoncesél,divertido,medaunazotitocariñosoeneltraseroy,antes

de que me dé cuenta, me está haciendo el amor de nuevo mientras yomentalmentegrito:«¡VivaWyoming!».

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Pasan dos días más, en los que, tras nuestro encuentro en la cama, novolvemosatocarnosíntimamente.Nocabedudadequeestamosjugandocon una bomba que cualquier día nos va a estallar en toda la cara,especialmenteamí.

Esamañana,cuandomelevanto,alsalirdelacabaña,meencuentroaAndrewsentadoenlosescalones,tomandoelsol.Élsonríeymesaluda.

—Buenosdías,morena.—Buenosdías—respondo.Duranteunossegundos,amboslevantamoslosrostrosendirecciónal

sol.Haceundíaespléndido,peroestavezAndrewnomepideunbeso.Nohaynadiecercay,sinduda,puedepasarsinmicontacto.

¡Quépenita!Conlobienquemesabensusbesosmañaneros.Meestoycomiendolacabezaporellocuandoélselevantaymecoge

delamano.—Vamos—dice—.Hoycomienzantusclasesparamontaracaballo.—¿Ahora?—Sí.Mientrascaminamoshaciaelestablo,lostrabajadoresquesecruzan

conmigomesaludanyyolossaludoamivez.—Pero...peronoestoypreparada—leinsistoaAndrew—,y...—¿Hayqueestarpreparadaparaaprenderamontaracaballo?—Esqueno...nomeapetece.Peroélnoquiereescucharme,ytirademí.—Siqueremossalirapasearacaballoporlosalrededores,almenos

debes saber manejarlos. Además, si mal no recuerdo, querías aprender,¿no?

Asiento.Tiene razón.Caminode sumanocuando, al pasar junto al

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graneroqueestánconstruyendo,nosparamosaobservar.—Esenorme—comentoconadmiración.Andrewasiente.—Necesitamosespacioparaguardarlacomidadeloscaballos,entre

otrasmilesdecosas.Proseguimosnuestrocaminoy,cuandollegamosalestablo,pasamos

pordelantedevariosboxes,hastaquesedetienefrenteaunoydice:—TepresentoaTormenta.Esunayeguamansa,buenayconmucha

paciencia.Justoloquenecesitas.Miro al animal.Me parece enorme, gigante y, dirigiendo la vista a

Andrew,susurro:—¿Nohayningunamáspequeña?—¿Más pequeña?—Ríe abriendo el portón para entrar—. ¿Quieres

montarunponi?—Esunaopción—afirmomásconvencida.Él sonríe. Sin soltarme, me introduce junto a él en el box y, tras

ponerse detrás de mí, coge mi mano e indica mientras la pasea por elcaballo:

—Tranquila.Tormentaesunabuenayegua.Tócala.Siéntela.¿Quelatoqueylasienta?Ay,Diosmío,siyosólolosientoaélymemueroportocarlo...Pero

nada,sigotocandoalayegua.Ensilencio,recorremoslentamenteellomodel animal. Como no me ve, cierro los ojos y disfruto de la extraña,alucinanteeinquietantesensación.

Sinlugaradudas,hastameexcitahaceresoconél.Pasadosunossegundos,Andrewsueltamimanoyyoabrolosojos.

Entoncesseñalaunassillasdemontarquehayenunlateral.—Creo que lomejor es que aprendas amontar con silla, aunque a

peloesunaexperienciaincreíble—asegura.Mirolasilla.Esenorme,yAndrewparecedivertidoalintuirloque

pienso.—Recuerdaestospasosquevoyaenseñarteparaensillaruncaballo

—dice—.Pasouno:secolocanlasriendas.Pasodos:seponenlasbridas.Observoloquehace,cuandoprosigue:—Pasotres:poneslacabezada.Sigoobservando,megustasuseguridadalmoverse.—Pasocuatro:antesdecolocarlasilla,ponemoslacarona,quesirve

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paraquenosedañelapieldelanimal,¿deacuerdo?—Sí.Disponeunamantitarojasobreel lomodelcaballoyluegocogela

aparatosasilla.—Pasocinco:colocamoslasillayatamoslacinchapordebajo.Veocómolohace,nopareceentrañarningunadificultad.—Ypasoseis:colocaslosestribosalaalturaquenecesites.Una vez ajusta las medidas pertinentes supuestamente para mí, me

miray,orgulloso,pregunta:—¿Tehaquedadoclaro?Vale.Creoqueapenassiheescuchadoloquehadicho.Vercómose

manejaba me ha parecido tremendamente varonil y primario, peromirándoloafirmo:

—Sí.—¡Estupendo!Meagarradelamano,meacomodaenunlateraldelcaballoydice

entregándomelasriendas:—Ahora,sinmiedo,ponelpieizquierdoenelestribo,cogeimpulso

ysubedeunsalto.Lomiro.Debodetenercaradeboba.—Nosésiserábuenaidea—murmuro.—Loes.Hazmecaso.Tormentanosevaamoverporqueyolaestoy

sujetando.Vamos,inténtalo.Hagoloquemepide.Pongoelpieenelestriboycojoimpulsopero,

cuando voy a subir, me entra la risa floja y murmuro, sintiéndomeridícula:

—Nopuedo.—Vamos—insisteél.Denuevo,miroalcaballo.Elpobrenisehamovidoy,trascolocar

de nuevo el pie en el estribo y darme impulso, cuando salto, siento queAndrewme impulsa tambiény, comosi saltaraal caballo, acaboalotroladodelmismo,sobreunabaladeheno.

—¡Idiota!—gritocuandooigoqueAndrewseestáriendo.Él rodea al animal y viene hacia mí, me ayuda a levantarme y,

mirándomesinparardereír,dice:—Perdón...,perdón...,nosabíaqueibasacoger tantoimpulsoypor

esoteheayudado.¿Tehashechodaño?

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—Enmiamorpropio—siseo.Andrew me quita las pajitas que se me han adherido a la ropa y

murmura:—Prometoqueestaveznoloharé.Acabodequitarmelasbriznasdelpeloconcarademalaleche.Mehe

dadounleñazoconsiderable,aunquedaño,loquesedicedaño,nomehehecho.

Denuevo,meplantoantelayegua,quemáscaradebuenanopuedetenery,trashacerloqueAndrewmedice,quedosentadasobreelanimal.Acojonada,mirohaciaabajo.

—Ahora,salgamosalexterior—señalaéldesatandoalanimal.—¡Nooooooo!—Escúchame,Coral—diceparándose—.Elcaballohadenotarque

erestúquienllevalasriendas.Vamos,ténsalas.Temblando,hagoloquemepide.Tengounpocodemiedo.Unavezfuera,veoquevariosdelostrabajadoresnosmirancuriosos

y pronto me silban y me animan. ¡Qué monos son! Andrew sonríedivertido,tiradeTormentayentramosenunpequeñoespaciocercado.

—Muybien,morena—meindica—.Ahoraolvídatedelosojosquetemiran.Brazosestiradosyencontactoconelcaballo.—Hagoloquemepide,nomequedaotra,yafirma—:Esoes...,muybien.

Vale..., de momento la cosa parece funcionar. Tormenta se muevedespacioy,cuandollegamoshastaunaesquina,Andrewexplica:

—Parahacergirarauncaballo,utilizalospiesylasriendas.Tiradeellas hacia el lado que quieras que gire. Tira ahora hacia la derecha,vamos.

Hagoloquemepidey,cuandoelcaballoobedece,grito:—Sí...,¡hagirado!—Muybien, ¡es loque teníaquehacer!Yse lohashecho saber—

diceélriendo.Durante un rato, me dedico a ir de un lado a otro. Mi miedo va

disminuyendoy,cuandoAndrewsueltaalcaballo,dice:—Tranquila.Hazloqueestáshaciendoytodoirábien.Lohago,¡vamosquesilohago!Y, sí..., la yegua me hace caso cada vez que tiro de un lado de la

rienda.—¿Ysiquieroquevayamásrápido?—preguntoentonces.

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Élsueltaunarisotada.—Chicaintrépida,veoqueleestásperdiendoelmiedo.Tiene razón. Ver que lo que me enseña es efectivo me da cierta

tranquilidad.—Cuando quieras que acelere, presiona su barriga y el caballo irá

másrápido.Hago lo que dice y, en efecto, el paso deTormenta se acelera. Sin

embargo,cuandoveoqueseacelerademasiado,grito:—¿Ysiquieroquesedetenga?—Piesadelante, tirade las riendashacia tie inclinaelcuerpohacia

atrás.Esoes,muybien...,muybien.Cuando el caballo se para, Andrew camina hacia nosotros y,

encantado, tiende las manos en mi dirección y yo me bajo. Estoyalucinada.Estoyextasiada.Hemontadoacaballo.

—¡Lo he hecho!—exclamo dejándome caer sobre él—.He guiadosolaalcaballo.Hesabidohacerlo.

—Lohashechomuybien,miniña...,muybien.Variosaplausosllamanmiatención.Cold,Moses,Ronnayalgunode

lostrabajadoresdelranchonosobservandesdefueradelcercado.—Creoqueesperanquenosdemosunmua—cuchicheomirandoa

Andrew.Élsonríey,sinsoltarme,afirma:—Puesdémoslesloquequieren.Y,sinmás,dejoqueacerquesubocaa lamíaymedaunmua.¡Ay,

Dios,québienmesabe!Cuandonuestrasbocasseseparan,voyadeciralgo,peroAndrewse

apresuraadejarmeenelsuelo.—Tuclasehaterminadoporhoy—dice—.LlevaaTormentahastael

establo.—¿Novienesconmigo?Mivaqueromemira.Ensusojosveounaprisaquenoséentender,y

entoncesésterespondealejándose:—Vetú.Enseguidavuelvo.Emocionada,yyanosóloporelbeso,agarrolasriendasdelanimal,

que ya no me da miedo y, entre risas, paso junto a Ronna, Cold y losdemás,quemejalean.Encantada,lestirobesosconlamanoalmáspuroestiloMarilynMonroe,yellossepartenderisa.

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Peroenese instanteveoque laabuela llegamontadaacaballoy,alpasarjuntoaella,mepregunta:

—¿Acasoeresunpayaso,muchacha?Su desagradable pregunta me descuadra y, cuando me dispongo a

responder,dicealejándosedenuevo:—Bah...,nomeinteresas.Bien.Mirelaciónconlaancianavavientoenpopa,perohedecidido

no preocuparme. Con seguridad, cuando me marche de allí nunca másvolveréaverla.

Al entrar en el establo, molesta por eso, Kevin, uno de lostrabajadores,me coge las riendasdeTormenta y veoque le refresca laspatasdeabajoarribaconunamanguera.Cuandolepreguntoporquéhaceeso,conamabilidadmerespondequeesparaquelostendonesdelanimalserelajen.Asiento.Sinduda,sémenosdecaballosquedepepinillos.

Cuandocaminohacialasalida,conelrabillodelojoveoaTom,elmayor de losMcCoy, que está sonriendo.Almirar en su dirección,mepercatodeque lesonríeaChenoa.Nomehanvisto,yentoncesdistingoqueVacaSentadalocogedelacamisaylobesacondescaro.

¡Ostras,loqueacabodever!Doy un paso atrás. No quiero queme vean y, sin hacer ruido, me

desvíoporotropasilloquedesembocaenelespaciode loscaballosquetienenpreparadosparasuventaenlasferias.

Estoyalucinadaporloqueacabodever,peroentoncesmefijoenunpotrilloprecioso.Esblancoynegro.Meacercohastaelboxdondeestáy,cuandoveoqueelanimalmemira,murmuro:

—Hola,cositalinda.Elpotrillosemueveyseacercahastalavalla.Yoalargolamanoyle

tocoelhocico.Essuave,muysuave.—Eres precioso...—afirmo sonriendo—, y tienes pinta de llamarte

Apache.—Mira...,noteníanombre,perocreoqueahorayalotiene.Alvolverme,meencuentroconLewis,queempujaunacarretallena

deheno.¿Habrávistoloqueyohevistodesuhermanoylaotra?Perosugestomehacesaberqueno.

—¿Meayudas?Asientoencantada.Lewismepidequeabralapuertadelbox.Unavez

lo hago, ambos entramos y, mirando el precioso animalillo blanco y

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negro,pregunto:—¿Quétiempotiene?—Seismeses—dice.—Ay,quémonoyquéchiquitito.—Sí.Esmuybonito—afirmaLewismoviéndoseporelbox.Encantada,sigoobservandoalanimal.Esdiferentedetodoslosque

hay allí. Me encantan sus ojitos redondos, así como su crin y su colanegra.

—¿Dequérazaes?—Irish cob, una raza irlandesa. Hace tres años, Tom compró una

parejaenunadelasferias,yésteesnuestrasegundacría.Tom...,malditoeinfielTom...Peronoquieropensarenél.Entoncesrecuerdohabervistounospreciososcaballosquellamaron

miatenciónjuntoalacercaquehaydelantedelacabañadondeduermo.—Vale...,creoqueyaséquiénessonsuspadres.Sonpreciosos.Lewisasiente.—Aéste lo llevaremosa lapróximaferia.Seguroquelovendemos

rápidamente.Contristeza,miroelpotrillo.Quépenita,separarlodesuspadres.—¿Notedapenavenderlo?—No.—Pero¿notehasencariñadoconél?Lewissueltaunacarcajada.—Coral,nuestronegocioeséste—explicamirándome—.Vendemos

caballos, no podemos encariñarnos con ellos. Pero adoro a mi caballoCumbres.Con ése sí estoymuy encariñado, y te diré que es parte demifamilia.

Suspiro y miro de nuevo al potrillo, que parece saber de quéhablamos.Cuandosalimosdelbox,Lewisdice:

—Tedejo.Tengomilcosasquehacer.Una vez se va, decidomarcharme yo también. Entonces, me cruzo

conChenoa, ellamemira con su gesto altivo y yome cago en toda sufamilia.Pero¿cómopuedeestarliadaconTom,queestácasado?

CuandosalgodelestabloveoaMadisoncaminarsolaconlaescopetaen lamano.Ay,quépenitameda. ¡Sisupiera loquehacesumaridoconVacaSentada!

Me dirijo hacia la casa. Seguro que Ronna se toma un cafetito

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conmigo.Alllegar,meencuentroconBetsyenlacocina.—Uau...—exclamo—,aquíhueleacroquetas.Betsysonríe,medaunabrazoy,cuandovaadeciralgo,depronto

apareceNayeli,seguidaporRonnaylaabuela.—Hedichoquenoynosehablemás—estádiciendoSora.—Pero, abuela—se queja la cría—. Todas mis amigas irán a esa

fiesta.Sinovoy,seréelhazmerreír,¿notedascuenta?Betsymemirayseencogedehombros.—Cariño, debes pensar que sólo tienes dieciséis años—interviene

Ronna—.Ynotequejes,quehemosaccedidoaquetutíoAndytelleveaeseconciertoenAtlanticCitycontusamigas.

—Puescomosigacontestando,noirá—gruñeSora.Lacríaleclavalamirada.—Disfrutasprohibiéndomecosas,¿verdad?—replica.Y,conungestoquenomehacegracia,Soraafirma:—Sí.Esperomuchodeti,ynoquieroqueseasunafacilona.Nayelisedesesperaygrita.—Teodio.Odiovivircontigo.Odio tu rancho.Ojalácrezcapronto

parapodermarcharmedeaquí.—¡Nayeli!—laregañaBetsy.Sora no dice nada, se limita a darse la vuelta y a marcharse. A

continuación,lamuchachamiraaRonnaygrita:—Abuela,¡nopuedeshacermeesto!Tengoqueiraesafiesta,¡tengo

queir!Ambas se retan con la mirada. Incapaz de quedarme callada, me

acercoentoncesa lacría, lasientoenunasillaparaquese tranquilicey,mirandoaRonna,murmuro:

—Noséquéospasapero,porfavor,tranquilizaos.—Buenconsejo—afirmaBetsy—.Tranquilizaos.—¡No puedo!—grita Nayeli—. Las abuelas no me dejan ir a una

fiestaalaquevanairtodasmisamigas.MiroaRonna.Ensusojosveoelmiedoquesienteporquealaniñale

pasealgoy, recordando loqueAndrewmecontóacercade lamadredeésta,señalo:

—Nayeli,tuabuelasóloquierelomejorparati.—Y¿lomejorparamíessersiempreelbichoraritoentretodasmis

amigas?

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—Cariño—murmuraRonna—,sitepasaraalgo,yo...—¡Yonosoymimadre!¿CuándovaisadaroscuentaSoraytú?Ronnasellevalasmanosalaboca,yBetsysusurraintentandoponer

paz:—Nayeli...,porfavor.ARonnaselellenanlosojosdelágrimasy,actoseguido,lachicase

leacercaymurmura:—Lo siento..., lo siento... No debería haber dicho eso. Lo siento,

abuela.Ronnaasiente.Observocómosetragalaslágrimas.—Tranquila,cariño.Séquenoqueríasdecirlo,yahora,porfavor,ve

algallineroytraeunoshuevos.Losnecesitamosparacocinar.Trasabrazarasuabuela,lacríacogeuncestoqueleentregaBetsy.—Laacompañaré—diceestaúltima.Asiento.Esmejorquevayaconellaparacalmarla.UnavezRonnay

yonosquedamosasolas,pregunto:—¿Estásbien?Lamujersesientaenunasilla.—Nayeli está creciendomuy deprisa y tenemosmiedo de que... de

que...Nodicemás;debededolerlerecordar.Mesientojuntoaella.—SédequétenéismiedoporqueAndrewmelocontó—digo.Ronna

memira—.PerodebéisconfiarenNayeli.Esunajovencitaquereclamasupartedelibertadynoselapodéisnegareternamente.Debéisvigilarla,noasfixiarla.

—Tienesrazón,hija,peronospreocupatantoque...que...Además,yale hemos permitido que vaya a ese concierto al que la vais a llevar enAtlanticCity.

—Ah, sí... —Sonrío—. Por el concierto no te preocupes, queestaremosAndyyyo.Perodebestranquilizarte,tienequepasarestaedad.Ydebeshacerleverqueeressuamiga,nosuenemiga.

—Temotantoquelepaselomismoqueasumadreque...—Lo sé..., y es comprensible, pero no puedes obviar que está

creciendo.Todoshemos tenidoesaedadynoshagustadosalirde fiestaconlasamigas.¿OacasoatinotegustabasalirconBetsyytusamigasadivertirte?—Ella sonríe—. Piénsalo detenidamente, Ronna. Nayeli sóloquierepasarlobiencomoensumomentohicistetú.

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Asiente.Entiendeloquedigo.Entoncesposalamanoenmimejillaymurmura:

—Graciasporhablarconmigo—y,sonriendo,añade—:ElhechodequeAndytecontaralodesuhermana,conlomuchoqueséqueledolió,sigueconfirmándomeloespecialqueeresparaél.

Suspiroymeapeno.Siellasupieraporquélosé,semecaeríalacarade vergüenza. Sin embargo, sonrío ami vez y digo levantándomede lasillaalverqueBetsyentraconloshuevos:

—Venga...,osayudoacocinar.TrasunamañanaenlaquenoveoaAndrewnisédóndeestá,hablo

conRonnayconBetsydemilesderecetasdecocinay,cuandomivaqueroaparece,quieropreguntarledóndehaestado,perofinalmentedesisto.Noquierosertancotilla.

A la hora de la comida no aparecen ni la abuela ni Chenoa, y elambientees comopoco festivo, aunqueobservoque, igualque siempre,nadiehablaconMadison,yquesuinfielmaridotampocoesqueseamuycomunicativoconella.

¿SecomportaránasíporqueestáAndrewdelante?Físicamente, Madison me recuerda a Nicole Kidman, la actriz

australiana.Hastamiraigualqueella.Cadadíamedoycuentadelomuchoque se cuida.Madison esmuyTifany en eso, no comoyo, que sólomepongomonalanochequesalgoatomarunacopa,yelrestodelosdías,vaquerosycoletaaltaparairrápida.Pero,claro,mividanoesladeellay,conCandelayeltrabajo,cuandolotengo,siemprevoypilladadetiempo.

Estoysumidaenmispensamientoscuandooigo:—¿Quépiensas?LavozdeAndrewmehaceregresaralarealidady,deseosadesaber,

lepreguntoenvozbaja:—¿PorquénadiehablaconMadison?Élmemira.Sucaralodicetodo.—Vale—insisto—.Entiendoque túno lehablespor loqueocurrió

entrevosotros,pero¿yelresto?Con cautela, Andrew mira a su alrededor y, una vez termina su

recorridovisual,cuchichea:—Todos se tomaronmuymal lo que hizo y, a excepción de Tom,

Nayeli,mimadreyFlor,nadieleprestamuchaatención.—Pobrecilla.

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—¡¿Pobrecilla?!Miro a Andrew. No dudo que lo ocurrido le hiciera daño en su

momento.—¿Cuántosañoshaceyadeeso?Élsuspira.—Nosé...,unosochooasí.—Por Dios, ¡erais unos críos!Madura y perdónala; ¿cómo puedes

sertanrencoroso?Mi vaqueromemira con cara de pocos amigos.No dice nada.No

habla,einsisto:—Vale. Sé que te dolió lo que ocurrió, peroMadison era una cría.

Hoy,tumadremehadichoquetienesólotreintaañosy...—Noquieroseguirhablandodeesto—mecorta.—Puesmuymal.Lascosassehandehablar.—Coral...,basta.—Andy...,hayquecomunicarse.Laspersonasnoscomunicamos.Nicaso.Pasademí.Sigueensustrecey,molesta,siseo:—Desde luego, la inteligenciano tiene límites,pero laestupidezen

ocasionesnotienefronteras.Mi comentariohacequevuelva amirarme fijamente, perodigo sin

quemeimportelomásmínimo:—Consinceridad,creoquedeberíasremediarloqueocurreaquí.—¡¿Remediar?!Asiento.—Tienes que ser tú el primero en dar el paso y normalizar la

situación para que los demás la normalicen. El pasado ¡pasado está! ¿Oacasonolohassuperado?

Andrewsonríeyponelosojosenblanco.—Nodigastonterías.Esoestámásquesuperado.—Pues entonces, si es así —prosigo—, deberías tratar a Madison

comosemerece.Hevistoquecontuhermanosítehablas;¿acasoéltuvomenosculpaqueellaenloqueocurrió?

—Mihermanoesmihermano—gruñe.Dios..., ¡menudocabezón!Y,sincallarme,peroomitiendo loquesé

desuhermano,insisto:—Y Madison, además de ser tu cuñada, es una persona que tiene

corazóny sentimientos.Pero,Diosmío,¿no teda lástimaverla siempre

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tan sola?Yo apenas la conozco, perome da una lástima que no veas y,aunquecasinosénadadeella,nosevemalapersona.

Andrewmemira,despuésobservoquemiraaMadison,quecomeensilenciomientraslosdemáshablanybromean.

—Ellaselobuscó—replica.—Peroesonoesjusto.Ellaeraunacríacuandotemarchaste.Nose

puede luchar contra el corazón y, te guste o no, se enamoró de Tomporque estaba aquí para lo que ella necesitara. ¿Acaso es maloenamorarse?Esoocurrióhacemuchotiempo,ynodebedeserfácilvivircomoellavive.¿Lohaspensadoalgunavez?

Mivaquerosuspira.—¿Ahoravasdehermanitadelacaridad?Boquiabierta,frunzoelceño.—No.Simplementetengocorazón,algoqueparecequetúymuchos

delosqueestáisaquínotenéis,ymenosaúnentiendoqueTom...—¿QueTomqué?Uf...,uf...,quecasilosuelto.Y,redirigiendomidiscurso,continúo:—Mira,siyovivieralaincómodasituaciónqueellaviveaquí,yate

habría mandado a paseo. Debe de quererlo mucho para seguir aquí ytragarsevuestrodesprecio.

Mivaquerovuelveamirarmey,trasunosinstantesquesemehaceneternos,responde:

—Tom siempre ha querido dirigir el rancho y sabe que, cuando laabuelamuera,lohará.Quizáporesonosehamarchadoysetraganuestrodesprecio.

EstoypensandoenellocuandoFlor llamamiatencióny,apesardeponerse roja como un tomate al ver que todos oyen lo que dice, mepropone ser una de sus damas de honor el día de la boda. Me quedoboquiabierta.¿Yo,damadehonor?

Ronnaaplaudeencantada,lepareceunaestupendaidea.Aúnsorprendida,lepreguntoaFlor:—Y¿quiénessontusdamasdehonor?Comounpajarilloasustado,FlormiraaColdyresponde:—Delafamilia,Nayeli,ChenoaymiprimaArizona.¿ChenoayArizona?Joder...,¡québiennnnnnnnnnn!Mis ojos se dirigen de nuevo aMadison. Veo dolor en sumirada,

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intuyo que le sabemal no ser una de las damas de honor, pero no dicenada.Se limitaamantener lacabezabajay,cuandonotaque laobservo,memiraconojosamenazantes.

—Vamos,Coral,¡acepta!—oigoquediceRonna—.Florestaríamuyfelizsiesedíaquisierasserunadesusdamas.

Todosme observan a la espera de que conteste, pero yo no sé quédecir.Entonces,Madisonselevanta,cogesuplatovacíoydesapareceenlacocina.Nadielamira.Nadiereparaenella,ymesientofatal.

Oigolasvocesdelresto,quemeanimanaqueacepte.Losmiro.¿Hedehacerloono?Miro a Andrew. Él no dice nada, y entonces Cold señala con una

sonrisa:—MishermanosyMosessonmisacompañantes.Vamos,dilequesía

Flor.Ay,madre...,ay,madre...¡Estocadavezsecomplicamás!Estoy interpretando el papelazo de mi vida, estoy mintiéndoles a

todosy,unavezlabodaacabe,mevoyairdeaquíparanoregresarnuncamás.¿Estarábienquemicaretoquedereflejadoenlasfotosdelenlace?

VuelvoamiraraAndrew.Porsusojos,séquesesientetanculpablecomoyo,peroalmiraraFloryversucaradebonachonaycomprobarquesigueesperandomicontestación,finalmenteaccedo:

—Seráunplacerserunadetusdamasdehonor.Al decir eso, todos aplauden mi decisión y tengo que sonreír. Sin

apenas conocerme, siento que esas personasme quieren, ymás cuandoFlorselevanta,vienehaciamí,medaunabrazoymurmura:

—Gracias.Yaerescomounahermanaparamí.Sigosonriendo.¡QuécariñosaesFlor!—Voy a por más pan a la cocina —dice entonces llevándose la

panera.Cuando desaparece, Ronna me explica que tiene que tomarme

medidasrápidamente.Handehacermeunvestidoigualqueeldelasdemásdamasdehonor.Asiento,peromeagobio.¡¿Quéestoyhaciendo?!

Minutos después,mientras todos charlan alrededor de lamesa, veoque la jarra del agua está vacía. La cojo yme levanto, pero Ronnamedetiene.

—No,hija,siéntate—medice—,yairéaporagua.Sinembargo,nosueltolajarrayreplico:

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—Ronna,túsiguecomiendo,queyotengodospiernasfuertesparairalacocina,¿entendido?

Ellamemira.Sindudamiscontestacioneslasorprenden.—Mamá, no discutas con ella —interviene Andrew—, o saldrás

perdiendo.Sonríoy,trasguiñarleunojo,meencaminoalacocinaconmijarra

vacía.Antesdellegar,Nayelimeinterceptaenelcamino.—Graciasporloquelehasdichoalaabuelaconrespectoalafiesta

—murmura—.Alfinalmedejanir.—¡Eso es genial! Pero ahora, ya sabes: compórtate y demuéstrales

quepuedenconfiarenti,¿entendido?Lacríaasiente.—El caso es que este sábado por la mañana he quedado con unas

amigas. Queremos pasar el día en Hudson y comer allí, pero para esonecesitoquedigasquemevisteirconAdrianaysuhermanomayor.

—¿Qué?Nayeliasiente.Veeldesconciertoenmimiradaysuplica:—Coral,porfavor.Lamiro.Esomesuenaa lasmentirasqueyo lecolabaamimadre

cuandonoibaahacerloquerealmentelecontaba.—Vamosaver—digo—.Realmente,¿porquémepidesesto?Ellasuspiray,bajandolavoz,cuchichea:—Porquequieroirmeprontoy,silasabuelasseenterandequevoya

estarenHudsonconmisamigas,haránquealgunodemistíosmepersigacomo un perro guardián. Por eso necesito que digas que me vistemarcharmeconAdrianaysuhermano.Deellossiempresefían.

Pienso lo que me dice. Sin duda, todos tienen miedo de que lamuchachasejunteconmalascompañíascomolepasóasumadre.

—Nayeli,yo...—Por favor, Coral..., por favor..., no voy a hacer nada malo y

regresaréalascincocomomehandicholasabuelas.Sólodiesapequeñamentirijillapormí,¿vale?

Su mirada me hace sonreír. Aún recuerdo mi adolescencia y lasmentirasquelesoltabaamimadre,porloquesuspiroyasiento.

—Deacuerdo.Lacríameabrazaydasaltitosdealegría.—Cuandotepregunten,diquemevistemarcharsobrelasdiezdela

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mañanaenunacamionetanegraymarrón,¿vale?Vuelvoaasentir.Nosésiestoyhaciendobien,peroasiento.—Deacuerdo,lianta.Perotequieroalascincoaquí,¿deacuerdo?Nayelimedaunbesoyunabrazoyregresaalsalón.Con la jarra en lasmanos, sigo hasta la cocina.Allí,me acerco al

grifoy,cuandoestoyllenándola,veoporlaventanaaMadisonyaFlorenel porche. Están abrazadas. Con dulzura, Flor le pasa la mano por laespalda,comosiestuvierareconfortándola,ymepercatodecómolaotraselimpiaunalágrimaquelecorreporlamejilla.

Unavez lleno la jarra, ladejo sobre la encimeray salgoafuerayotambién. Cuando oyen la puerta, ambas se vuelven. Al ver que soy yo,Madison cambia el gesto y, una vez se asegura de que en sus ojos noquedenlágrimas,seseparadeFlor,memiray,entonoaltivo,pregunta:

—¿Quéquieres?Vale.Realmentenoséloquequiero,niquéhagoallí,peromeacerco

aellaypregunto:—¿Estásbien?Flor me mira. Su sonrisa me hace saber que agradece mi

preocupación.—Nique eso te importara—replicaMadison con chulería antes de

marcharse.Sinmovermedemisitio,observocómosealeja.Bajalosescalones

del porche trasero y se encamina hacia el establo. ¡Menuda chulita, laamiga!

Flormemiray,cuandovoyapreguntarle,sedirigehacialapuerta,laabreydice:

—Creoqueesmejorqueregresemosalcomedor.Nocabedudadequeellatampocoquierehablar.Sinembargo,como

no me apetece pensar más en el tema, hago lo que dice y entro en lacocina,cojolajarradelagua,ellacogelapanerayvolvemosalsalón.

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18

El sábado, mientras estoy con mis nuevas lecciones con Tormenta, layegua,soyfeliz.Estoescomomontarenbici.Lascosasaprendidas,bienejecutadas,dansuresultado,ymesientomuchomásseguraysuelta.

MientrassigolasinstruccionesqueAndrewmeda,RonnayColdseaproximanhastalacercaypreguntan:

—¿HabéisvistoaNayeli?Talycomoquedéconlamuchacha,respondo:—LahevistoestamañanamontarseconsuamigaAdrianayconun

chicoenunacamionetamarrónynegra.Ronnaasiente.Nopreguntalahora,yColdañade:—Mamá,tranquila,estáconAdrianayconsuhermano.Luego ambos sonríen y se marchan, mientras yo sigomontando a

Tormenta y soy consciente de que estoy sumando unamentiramás amilargalista.

Cuando terminamos laclase,Andrewdesaparece.Lobuscoperonoloencuentro,hastaquedeprontoloveohablandoconunamujeralotroladodelestablo.Losobservo,peronoséquiéneslamujerdelpañueloenlacabeza.

Sin pestañear, sigo sus movimientos hasta que los dos montan enunoscaballosysealejan.Esomeincomoda.¿Quiénseráesamujer?

Desconcertada,meinternoenelestabloparairaveralpotrilloquetantomegusta.Noestoydebuenhumor,nomehahechonadadegraciaveraAndrewmarcharseconaquélla,laverdad.

Saco unos terroncillos de azúcar que llevo en el bolsillo de michaquetayselosdoyalanimal.

—Ten,bonito—murmuro—.Estotegusta.El potrillo comienza a chuperretearme la palma cuando, de pronto,

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notounfuertemanotazoyelazúcarcaealsuelo.—¡¿Se puede saber qué le estás dando?! —me grita Sora. Me

dispongoacontestar,yentoncesvuelvea lacarga—:Loscaballosestánenfermando,¿noserástúquienloprovoca?

Pero¿dequénaricesmeestáacusando?Varios vaqueros llegan en esemomento hasta nosotras. Sora grita,

maldice,meacusadetodoloqueselepasaporlacabeza,hastaqueMosesnosalcanzay,trascogerladelbrazo,selalleva.Lewis,que,aligualquelos otros, ha acudido al oír los gritos, pregunta al ver mi gestodesconcertado:

—¿QuéleestabasdandoaApache?Meapresuroasacarotroterróndeazúcardelbolsilloymurmuro:—Azúcar.EsloqueledoyaTormenta.Élasiente.—Tranquila. La abuela está muy nerviosa. Los caballos están

enfermandoynosabemosporqué,yesolatienefueradesuscasillas.—Puestejuroquenosoyyo.—Losé,Coral—afirmaél—.Losé.Mosesseacercadenuevoanosotros,yasin laabuela,ymeabraza

concariño.Elataquedelaviejamehadejadosinsaberquédecir,peroélmedaunbesoenlafrenteymurmura:

—Vamos,reinadelasalsa,saldeaquíynotepreocupespornada.Como una autómata, asiento yme despido de ellos. Lo último que

quieroesquepiensenqueyohagoqueloscaballosenfermen.Cuandosalgo,veoqueSoraaúnestáallí.Memirafijamenteysisea:—TúnoeresparaAndyy,sipormífuese,yaestaríasfueradeAguas

Frías.Boquiabierta,laobservoalejarse.¡LamadrequeparióaPocahontas!Mejornocontestoporque,silohago,séquevoyadeciralgofuera

delugar.Depronto,noséadóndeir.Estoyenunsitioenelqueladueñanome

quiere, y mi supuesto novio se ha marchado a caballo con unadesconocidaynosédóndeestá.

Pero¿quénariceshagoyoaquí?Estoy comiéndome la cabeza cuando Lewis sale del establo y me

cogedelbrazo.

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—Vamos.AcompáñameaHudson.Sindudarlo,acepto.Notengonadamejorquehacer,ynoséadónde

sehaidoelpuñeteroAndrew.En la camioneta, Lewis tararea la música country que suena en la

radio,ysientoquevuelvoarespirarcontranquilidad.PiensoenllamaraJoaquínparacharlarconminiñaantesdequeéllohagaporsidespuésnopuedohablar,puesestoyconLewisynopuedeenterarsedelaexistenciadeCandela.Alfinaldecidoquesinopuedoatenderlallamada,lodejaréparaeldíasiguiente,quetengopensadoirconAndrewalpueblo.Serálomejor.

Una vez en Hudson, vamos al comercio de Elmer. Mientras élencargatodoloqueRonnahaescritoenlalista,yomedoyunavueltaporlaenormetienda.Estoymirandootrasbotasvaquerascuandooigo:

—Mmmm...,quéalegríaencontrarmeconlanoviadeAndyMcCoy.Alvolvermemeencuentroconeltiporubioqueconocíelprimerdía

que fui a Hudson conAndrew, ese del queme dijo quememantuvieraalejada.

—Hola,Sean—losaludo—,y,porfavor,minombreesCoral.Sugestodesorpresaalverquerecuerdocómosellamanomepasa

desapercibido.Entonces,seacercaunpocomásamíypreguntaabriendolosbrazos:

—¿Puedodartedosbesos,Coral?Asiento. Por norma, siempre saludo así, y le planto dos besos

encantada.Sinembargo, sientoqueélme losdadeunamaneraun tantoespecial.Vamos,queelsextosentidodemujermehaceponermealerta.

Durante unos segundos bromeamos acerca de las botas que estoymirando,hastaqueéldice:

—Reconozco que, cuando nos presentaron, no creí que fueras lanoviadeAndy.Sinconocerte,yaviqueeraslistayespabilada.Nadaquever con las típicas mujeres de los McCoy, vamos, que suelen serconformistasycalladitas.Noobstante,meheinformadoyhevistoquesí,realmenteeressunovia.

—¿Tehasinformado?Elvaqueroasientey,conunapeligrosasonrisa,murmurabajandola

voz:—Sí,cuandounaguapaeinteresantemujerllegaaHudson,siempre

megustasaberdeella.

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Bueno...,bueno...,ésteesunligóndetomoylomo.—Graciasporlospiropos.—Sonrío.—Bienlosmereces.¿AcasoAndynotelosdice?Decirme..., lo que se dice decirme, no me dice nada de eso. Pero,

comonoestoydispuestaacontarlenuestrasintimidades,miento:—Continuamente.Seandaunpasoadelanteenmidirección.—Esperoquetedigacosasmejoresquelasquelesdecíaantesalas

mujeres. Sin duda Andy siempre ha sido un hombre con éxito perodemasiadofrío,o,almenos,esodicenellas.

Dondeestamos,nadienosve,y,dispuestaacortaresoantesdequeocasioneconflictos,alargoelbrazodelantedemíyreplico:

—Ni un paso más, amiguito. Y no te equivoques: soy la novia deAndyMcCoyynoquierodejardeserlo.Portanto,guárdatetuspiroposytusgalanteosparaotras,porqueconmigonotevanaresultar.Encuantoalo que él hiciera en el pasado, no esmi problema.Yo sé lo que hace ycómosecomportaconmigo,yconesomevale.

Elvaquerosonríe,meguiñaunojoymurmura:—Con carácter..., qué interesante—y, antes demarcharse, añade—:

No soy la mala persona que Andy cree. Lo respeto y te respeto a ti.Salúdalodemiparte,legustará.

Unavezsealeja,respiroysonrío.Malapersonanosé,perounpococabritosíquees.

Cuandomirespiraciónsenormaliza,caminohaciaLewis,meagarrode su brazo y salimos de la tienda juntos y nos dirigimos hacia unacafetería.

Allí,nospedimosunascervezas;deprontomemiraydice:—EnloreferenteaSora,notepreocupespornada,¿entendido?—Vale.No digo más. Si digo lo que pienso sobre esa vieja gruñona con

menostactoqueunboquerón,podríamolestarle.Nopuedoobviarqueessunieto.

—Nopermitasqueteafecte—añadeél.Suspiro.¡Menudabruja!—¿Siemprehasidoasí?Lewisasienteydauntragoasucerveza.—Sí.Aunquesecreciócuandonosotroscomenzamosacumpliraños.

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Si por ella hubiera sido, mis hermanos y yo tendríamos unas vidasdiferentes.Y, tranquila,comohabráscomprobado,niMadisonniFlor legustan.Nocreasquesóloerestú.

Esomehacesonreír.Yamehabíadadocuentadeesedetallito.—Y¿por qué no le gustan ellas?—pregunto—.Vale..., en cuanto a

Madison,imaginoqueesporloqueocurrióentreAndyyTom,pero...—Aunquenolocreas,noesporesoporloquenolegusta.—Esome

sorprende—. Mi abuela siempre quiso emparejarnos con mujeres consangrelakota,comoChenoaolasnietasdeotrasamigassuyas.Elhechodequemipadresecasaraconmimadrenolegustó,peropapáseimpusoen eso y la abuela tuvo que ceder. Flor es descendiente de pakistaníes yMadisonesneoyorquina.Simplementeporeso,nolegustan.

—¿Meloestásdiciendoenserio?—memofo.Lewisasiente.—Totalmenteenserio.Esomehacesonreír.—Vale,ahoraentiendoque,porserespañola,yotampocoleguste.Élsonríeasuvezy,acercándoseamí,murmura:—Tú por eso no te preocupes: le gustas a Andy, a mi madre y a

nosotros,yconesoyalotienestodoganado.Aisss,quémono,¡esparabesuquearlohastahartarse!Estoy riéndomecuando lapuertadel local seabreyelguaperasde

Mosesentraacompañadodedosguapaschicas.Unacastañayotrarubia.—Vaya,vaya,conMoses.¿Quiénessonésas?Lewissonríe,dauntragoasucervezaycuchichea:—EvelynyKate.De reojo observo cómo Lewis mira a la rubia y, sin poder

contenerme,ledoyuncodazoysusurro:—Nomedigasquetegustalarubia.Elhermanodemivaqueropreferidosonríeysemofabajandolavoz:—Kate.¿AquiénnolegustaKate?Divertida por su contestación, sonrío. Otro granuja como mi

Caramelito.Duranteunossegundosobservamosa los recién llegados,hastaque

Mosesnosveyseacercahastanosotrossonriendo.Congalantería,comoes él, me presenta a las jóvenes, que me parecen encantadoras. Losinvitamos a sentarse con nosotros y, durante un buen rato, los cinco

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charlamosanimadamente.CuandoLewislecuentaquesoylanoviadesuhermanoAndy,Evelynparecesorprenderse.

—¿Enserioeressunovia?Bueno...,enserio...,enserio...,vaaserqueno,peroomitiendoloque

piensoyloqueesreal,continúoconnuestrafabricadamentira.—Totalmenteenserio—digo.Luegoproseguimosconnuestracharla.Senosechaencima lahora

delacomidayMosesproponequecomamostodosjuntos.Lewismemiraa laesperadequeyodigaalgoy,enfadadaalpensarenAndrewyen lamujerdelpañueloenlacabeza,asiento.Siélsehamarchadosinpensarenmí,¿porquéhedepensaryoenél?

Los cinco salimos de la cafetería, nos montamos en el coche deMosesyvamosaunapizzería.Allícomemosunaexquisitapastamientrascharlamosdemilyunacosas.Enunpardeocasiones,mimóvil—ahoraconcobertura—vibrayamenazaconsonar.LomiroyveoquemellamaAndrew.¿Dóndeestaráparatenercobertura?

Sinembargo,comonomeapetececharlarconél,quitoelvolumenydejoquesuene.Nomedalaganadehablarconél.¡Quesevayaconladelpañuelo!

Cuando estoy comiéndome una rica tarta de chocolate fondant, deprontoveoqueLewislevantalamanoysaludaaalguien.

—Ehhh,Adriana.Levanto la mirada y me encuentro con la amiga de Nayeli, que

murmurauntímido:—Hola.—¿Dónde está Nayeli? —pregunta Lewis entonces—. Me ha

comentadomimadrequeestabapasandoeldíacontigoycontuhermanoenHudson.

Lajovensonríe,peroensusonrisa,yo,quesoymujer,leoalgomás.Depronto,lospelossemeponencomoescarpiascuandolaoigodecir:

—Está...estáenelcoche,esperándome.Heentradoaporunaspizzas.LewisyMosessonríen,yesteúltimodice:—Pasadlobien,chicas,ytenedcuidado.Adrianaasientey,cuandosedalavueltaparadesaparecer,melevanto

y,cogiéndoladelbrazo,digo:—Te acompaño. Quiero encargarle algo a Nayeli para que me lo

lleveluegoalrancho.

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Sinmiraratrás,salgoconella.Unavezlapuertadellocalsecierra,lamiroysiseo:

—Séquemehamentidoyquenoestácontigo;¿dóndeestá?Adrianamemira,einsisto:—¿Dóndeyconquiénestá?Dímelootejuroquetellevodelantede

losMcCoyparaqueselodigasaellos.Lachica,nerviosaalvermideterminación,respondefinalmente:—ConQuincyMcBirthy,ensucasa.Maldigo.Maldigoporhabercreídoaesapequeñaliantay,soltándola

delbrazo,siseo:—Yapuedesirabuscarlaydecirlequelaquieroencasaalascinco

en punto porque, si no aparece a esa hora, yo misma iré a por ella,¿entendido?

Asustada,lajovenasienteysemarchacorriendo.Metocolafrente.SipormiculpalepasaalgoaNayeli,nuncamelo

perdonaré. Intentandoquemigestonodejever lopreocupadaqueestoy,entroenelrestaurantey,trasguiñarlesunojoalosdemás,caminodirectaalbaño.

Una vez allí, me echo agua en la cara, entro en el aseo y, cuandosalgo,meencuentroalapelirrojadeArizona.

—Hola,pero¡quéalegríaverte!Sonrío.Amínomealegramuchoverla,laverdad.—Aquíhacenun estupendopastel de chocolate conperas—dice—,

¡notelopierdas!—Lopediré—afirmocongusto.Ellamemiraconsuinseparablesonrisa.—Estoymuy feliz por la boda de Flor. Sé cuánto quiere a Cold y

estoydeseandoque se casenydisfrutar del díade suboda. ¡Seguroqueseráestupendo!

ImaginarmeeldíadelenlaceconAndrewtodoelratomirándolamecortaladigestión.Pero,comonoquieroserunamaleducadaconella,queessiempretanamableconmigo,respondo:

—Seguroquelopasaremosgenial.—¡Claroquesí!Porcierto,sinecesitascualquiercosa,aquímetienes

paraloquesea,¿vale?—Gracias—murmuro.Arizona, que hasta tiene el nombre bonito, me dirige una de sus

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esplendorosassonrisasy,guiñándomeunojo,cuchichea:—Necesitopasarconurgenciaalbaño.Tedejo.Unavezdesaparecedemivista,abroelgrifodelaguaparalavarme

las manos y resoplo. Quiero odiar a esa chica por lo que intuyo queAndrewsienteporella,peronopuedo:¡esencantadora!

Tras secarme las manos, salgo del baño para reunirme con misamigoseintentonopensar.Noesproductivoenestemomento.

A las cinco, tengo los nervios a flor de piel. Tras despedirnos deMoses,KateyEvelyn,LewisyyoregresamosaAguasFrías.

PiensoenNayeli.Nopuedefallarme.Silohace,mevoyasentirmuydecepcionadaconella.

Cuandollegamosalrancho,veoqueAndrewestáconotrosvaquerosjuntoalcercadoynosmira.

—Oh..., oh... —murmura Lewis al verlo—, creo que alguien estáenfadado.

Tiemblo. ¿Andrew ya se ha enterado demimentira con respecto aNayeli?¿OestarámolestoporquelehedadoazúcaraApache?

Angustiadaporsilehapasadoalgoalacría,bajodelacamionetay,mientrasLewismete en la casa lo que hemos compradopara sumadre,veoqueAndrewvienehaciamígruñendo:

—¿Sepuedesaberdóndetehabíasmetido?Lomiroboquiabierta.Alparecer,nosehapercatadodelodeNayeli.

Sinembargo,enfadada,pienso:«Pero¿éstedequéva?».Y,antesdequepuedaresponder,mecogedelamanoydice:

—Vamos,noquierodiscutirdelantedetodos.Me dejo guiar. A grandes zancadas llegamos hasta la cabaña y,

cuandoestamosfueradelcampodevisióndelresto,lomiroypregunto:—¿Quétepasa?—Te he llamado por teléfono. Estaba en Hudson y no me lo has

cogido.Losé.Yaséquemehallamadoynomehadadolaganadecogerlo.—¡¿Yqué?!—lesuelto.Andrew no responde. No me mira y, cuando han pasado unos

segundosynodicenada, sinquerer remediarlo, lopellizcoenelbrazo.Migestonopareceafectarlopero,cuandolovoyarepetir,protesta:

—Niseteocurravolverahacereso.Esomesublevay,despuésdeunosinstantes,cuandoparezcounaolla

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enebullición,nopuedomásyloagarrodelbrazo.—Vamosaver,Andrew...—No, ¡vamos a ver tú!—me corta furioso—.Te hasmarchado de

Aguas Frías sin decirme nada. Te he llamado por teléfono y no me locogías.¿Cómonoquieresqueestémolesto?

—Oye..., oye..., oye... Lo primero, a mí no me hables así. Y, losegundo,noentiendoquéteocurre,pero...

—Nopretendoquemeentiendas—siseaenfadado.En ese instante aparece Ronna, que nosmira y pregunta con gesto

preocupado:—¿Quéosocurre?—Nada,mamá—respondeél.Duranteunosinstantes,lostrespermanecemoscallados,hastaquela

mujerinsiste:—¿SabéissiharegresadoyaNayeli?Ay,madre...,ay,madre...Yoniegoconlacabeza,yAndrewreplicaofuscado:—No,mamá,peronocreoquetarde.Y,ahora,sinoteimporta,me

gustaríaseguirhablandoconCoral.Lamujermeobserva.Lededicounasonrisaparaquenosepreocupe

yellaseapresuraamarcharsesindecirnadamás.Andrewmemiraconlasmanosenlacintura.Suchuleríamesubleva.

¡Si laque tendríaqueestarenplanchuloporelplantónquemehadadomarchándoseconlaotradeberíaseryo!Noentiendonadadeloquepasa,laverdad.

—Teagradeceríaquetemantuvierascalladita—siseaélentonces—.Estásmásguapa.

Bueno..., bueno..., éste se la está jugando conmigo. A continuación,trasdosminutos,dereloj,calladitacomomehapedido,siseocontodalamalababadelmundo:

—TuamigoSeanO’Bradeymehadadorecuerdosparati.Sugestoseensombrece,labocaseledesencajay,cuandocreoqueva

asoltarlomásgrande,meapresuroaañadir:—¿Sabes?Queteden.Peroquetedenbiendado.Eresunprepotente,

un idiota,unchuloyun insensato.Me traes aquí.Mehacespasarpor tunoviay,ahora,cuandolaqueteníaqueestarmolestasoyyoporquetehevistodesaparecerconunamujerestamañana,medicesquemecalle.Pero

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¿tú de qué vas?—levanto la voz—.Me tratas como... como... ¡Dios!—gruñoapuntodel infarto—.Noséquéhagoaquí.Noséporquémehedejadoembaucarpor ti,ymenosaún sabiendoque siguesenganchadoaArizona.

—¿Qué?Nimeinmuto,yprosigo:—Paramínoesfácilestaraquícontuabuelavigilándome,niconla

Vaca Sentada de la veterinaria en contra. Dios..., no sé cómo Madisonpuede aguantar vivir así, porque yo sin duda ya habría explotado comounabombanuclear.

Ambos nosmiramos y, enfadada, concluyomirando el reloj al verquesonlasseisyveinte:

—Te juro que todavía no sé por qué no cojo una piedra y te laestampoenlacabeza.¡Temataríaahoramismodeloenfadadaqueestoyportuabsurdocomportamiento!Y,antesdequedigasnada,piénsalo,yono soy ninguna de tus preciosas. No te he pedido nada pero tampocoquieroqueabusesdemí,¿entendido?

Encuantodigoeso,Andrewmaldiceyyoinsistobajandolavoz:Mira, por mí puedes acostarte con media humanidad, pero voy a

decirte algo: tengodignidadcomomujery, sidelantede toda tu familiamedejasenridículocon...

—Cloe—dice cortándome—. Lamujer que has visto estamañana,conlaquemeheido,eraCloe,unaamigadeArizona.

Bueno...,bueno...,bueno,¿yahoraéstaquiénes?—Y¿quéquería?Andrewnoresponde.Estoyportirarleesapiedraalacabezacuando

finalmentedice:—Queríahablar conmigo.Alparecer, aArizona la afectóvermeel

otrodíacontigo.Uf...,uf...,conque leafectara lamitadde loquemeafectaamíver

cómolamiraél,loentiendo.—Y¿atiteafectóverlaaella?—pregunto.Élmemira.Ay,virgencita,quenomedigaloqueestoyviendoensumirada...—Sí—dicefinalmente.¡Cataplofff!Elalmasemecaealospies.

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Asiento. Trago el nudo de emociones que tengo en la garganta ymurmuro:

—Andrew..., si quieres, podemos propiciar una fuerte discusióndelantedetodospararompernuestra«relación»yasí...

—No.—¡¿No?!—preguntosorprendida.Élmemirayseacercaamí.—NopuedonegarqueveraArizoname remuevepordentro,pero

algoenmímediceque,hoyporhoy,ellayyonofuncionaríamoscomopareja.Además, no busco unamujer enmi vida porque estoymuy biencomoestoy.Simplementemeacostumbraréaverlaeldíadelaboda,luegoaencontrarmeconellacuandoregreseaAguasFríasypocomás.

—¿Pocomás?—Sí.Loobservoincrédula.Ese«pocomáscadavezquesevean»haráque

sea¡«algomás»!—¿Eres consciente de que, cada vez queos veáis, la tensión sexual

entre vosotros crecerá y crecerá hasta que ocurra lo inevitable? —pregunto,peroélnoresponde—.PorelamordeDios,Andrew,quesoisadultos,nochiquillosy,sitúlegustasyellategustaati,¿cuántocreesquetardaréisenacostarosyposiblementeencasaros?¿Quéhacesretrasandoloinevitable?

No contesta. Sabe que tengo razón en lo que digo y, sin ganas decontinuarallíconél,ypreocupadaporlapuñeteradesusobrina,doyunpasoatrásydigocuandoveoaMadisoncaminandomásallá:

—Noquieroseguirdiscutiendosobreesto.Voyaducharme.—Estamoshablando—gruñe.—Pues siento decirte que, pormí, esta ridícula conversación se ha

terminado.—Perositúereslaquesiempredicequelascosashayquehablarlas.—Puesahora,niquiero,nimeapetece.Memira,debedeverelmosqueoquellevoy,cuandodaunpasopara

acercarseamí,extiendounamanoparapararlo.—Damediavuelta,aléjatedemíydéjameenpazduranteunratopara

que pueda relajarme o te juro por tu madre que tu abuela, a mi lado,pareceráunaprincipianta,¿entendido?

Sinmirarlo,me vuelvo y desaparezco dentro de la cabaña. Espero

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quenoentredetrásdemíy,apoyándomeenlapuerta,cierrolosojos.¿Quéestoyhaciendo?¿Porquénomevoydeaquídeunavez?¿Porquéestoydejandoquemissentimientosentreneneljuego?Pero, como no tengo respuesta a esas preguntas,miro a través del

visillo de la ventana y veo que Andrew semarcha. Una vez se aleja losuficiente, corro hacia el otro lado de la casa y, cuando miro por laventanayveoquenohaynadie,laabroysalgoporallí.Estáoscureciendoyay,sindudarlo,corrohaciaMadison.

Alverme,sedetieneypregunta:—¿Quéocurre?RápidamentelecuentolodeNayeli.—MalditaenanaymalditoMcBirthy—resoplaellacuandoacabo—.

Vamos,imaginodóndeestán.Concautela,nosdirigimoshacialapartetraseradelacasagrandey,

sinponer las lucesdelvehículo, lomovemosysalimosdel rancho.Unavez en la carretera, Madison enciende los faros y acelera mientras yomaldigounayotravez.

—Leadvertíquesealejaradeesechico—diceella—.SorayelpadredeQuincy no son precisamentemuy amigos por temas comerciales. Esparamatarla.

—¡Y tantoqueesparamatarla!Son las seisymediaymedijoqueregresaríaalascinco.

—Está loca por Quincy Junior —prosigue Madison—. Si Sora seenteradequeestáconél,teaseguroquelaencerraráelrestodesuvida.

LlegamosaHudsonatodamecha.Allí,Madisoncallejeaydetieneelvehículofrenteaunacasa.Cuandobajamosllamamoscondiscreciónalapuertay,minutosdespués,QuincyJr.abre.Lomiro.Esunniñatodeesosguaperasyespigados.

—DileaNayeliquesalga¡ya!—siseaMadisoncongestoserio.Elchicodesaparece.Sugestomedemuestraquenolegustanuestra

presenciay,cuandoNayeliaparecefrenteanosotrasconelpelorevuelto,gruño:

—Estoymuyenfadadacontigo.Mehasengañado.Ellanosmiraconcaradecorderodegollado.Entonces,Madison la

agarradelbrazoylesuelta:—Situsabuelasotustíosseenterandequeestásaquí,¿cómocrees

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quevanareaccionar?Nayelinocontesta.Yonoconozcolostejemanejesquesetraenenel

rancho,peronodudodeloquediceMadison.—Vámonosdeaquí—apremio.Cuando nos disponemos a montarnos en el coche, de pronto un

automóvil aparca a nuestro lado. La expresión deMadisonme dice queesonoesbueno,peroserecomponeysaluda:

—Hola, Quincy, hola,Marie. Ella es Coral, la novia de Andy—y,dirigiendo la vista hacia mí, añade—: Coral, son los padres de QuincyJunior.

Lossaludocon lamejordemissonrisas,peroentonces lamujer lepreguntaaNayelimirándolacondesagrado:

—¿EstabasconQuincyencasa?Lachicasequedaparalizada.Nosabequéresponder.Los padres del muchacho maldicen y, sin decir nada, entran en su

casamientrasobservoqueelhombrecojea.Losgritoscomienzanaoírsey,sinperdertiempo,nosmontamosenelvehículoyMadisonarranca.

Durante unos segundos permanecemos en silencio. Lo ocurrido hasidomuyviolentoy,cuandomirohaciaatrás,reprocho:

—Muymal,Nayeli.Loquehashechohaestadomuymal.Nocontesta.Sólonosmira,yMadisonprosigue:—Telodije,enana.TedijequenoqueríavolveraverteconQuincy

McBirthyymeloprometiste.Peroladecepciónhasidograndecuandohevistoquenosólomehasengañadoamí,sinoquetambiénhasengañadoaCoral y has podidometerla enunbuen lío con la familia.Pero ¿enquéestáspensando?¿Acasonosabesloquetuabuelasienteporesafamilia?

Ellanocontesta,yningunavuelveahablarhastallegaraAguasFrías.Por suerte, nadie se ha dado cuenta de nuestra marcha y, cuando

MadisondetieneelvehículojuntoalacabañadeAndrew,mebajoymirodenuevoalajovencita.

—No vuelvas a contar conmigo para algo así, ¿entendido? —leadvierto.

Nayeliasienteconcaradesusto.Acontinuación,miroaMadisonymurmuro:

—Graciasportuayuda,sinollegaaserporti,yo...—Tranquila.Todoestábien.Asiento,sonríoyellameguiñaunojoconcomplicidad.

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Enese instantedivisamosaSorayaChenoa,que salendel establo.Parecendiscutir,peroporsuertenonosven.Nosmiramosy,depronto,nos damos cuenta de que el enemigo de nuestro enemigo puede sernuestroamigo,yambassonreímos.

CuandoMadison arranca de nuevo el coche y se aleja, entro en lacabañapor la ventanapor la quehe salido antes.Por suerte,Andrewharespetadoelespacioquelehepedido.Sintiempoqueperder,entroenlahabitación,cojoropainterior,unacamisetayunosvaquerosymemetoenelbaño,dondemeduchoparaintentaraliviarmidesazón.

Cuando ya he acabado, oigo ruido en el exterior. Andrew debe dehaber entrado. Sin abrir la puerta, me desenredo el pelo, mientras merepitoamímismalotontaquesoy.Medejoengañarporunaadolescenteyme estoy enamorando de un hombre que está enamorado de otra. Y,encima, cuando su cuerpo quiere juerga, como a mí me gusta, no soycapazdedecirlequeno.¡Paramatarme!

—Idiota.Eresunaidiota—medigomirándomeenelespejo.Me siento...mal no, ¡lo siguiente!Y, para colmo, sé lo queTom le

estáhaciendoaMadisonconVacaSentada...¡Madremía,quémalrollo!Me desespero por todo y me siento como Peppa Pig. ¿Por qué

acabarémetiéndomeentodosloscharcos?Pero, vamos a ver, con lo lista queme creo para otras cosas, ¿soy

incapazdedecirlequenoalmalditoAndyMcCoy?¿Porquédeprontonoescuchonielvientonielsilencio?¿Porqué

me dejo llevar por el corazón y hago caso omiso de lo quemi cabezadice?¿Porqué?

Pensandolarespuesta,memiroenelespejoyfinalmentemurmuro:—Malditaenamoradiza,porquenuncacambiarás.Una vez termino de vestirme, cuando salgo del baño y espero

encontrarme con el hombre queme está volviendomedio tarumba, mesorprendo al ver que estoy sola en la cabaña. Andrew debe de habersemarchadootravez.Entoncesveounanotitasobrelamesaenlaquepone:

Teesperoenlacasagrandeparacenar.Andrew

Mira...,leagradezcoeldetalle.Mevienenbienesosminutosasolas.Entrodenuevoen lahabitación.Allí,cojo lasbotascamperasyme

laspongoy,trasmirarmealespejoyverqueestoylimpitaybien,decido

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iralacasagrande.Elsonidodelosgrillosinundamisoídoscuandosalgodelacabaña.

Todoestáaoscuras,apenasiluminadoporlaluzdelasfarolasquehayenel camino.Con lasmanosmetidas en los bolsillos demis vaqueros,meacercoalacasa.¡Espreciosa!

Peroelregustoamargoquetengoporladiscusiónquehemantenidocon Andrew me encoge el estómago. ¿Cómo debo reaccionar ahoracuandoloveaantesufamilia?

Unospasosrápidosllamanentoncesmiatencióny,almirarhaciaelestablo,veoquesecierraunadelaspuertaslaterales.¿SeránotravezTomyChenoa?

Dudosiirono.¿Paraquévoyair?Pero, como soy curiosa..., curiosa, al final me encamino hacia el

establo, entro y, enseguida, la quietud del lugar me pone la carne degallina.Loscaballosdescansan.Noveoanadiepor allí.Medispongoadarmediavueltacuandounrelinchollamamiatención.

Y¡alláquevoyotravezmientrasmaldigomijodidacuriosidad!Caminoconcautela.Noséquéestoyhaciendoniporqué.Sóloséque

andoporelestablodepuntillashastaqueoigoamiespalda:—¿Québuscasaquíaestashoras?—¡Joder!—gritoasustada.Alvolverme,meencuentroconunsonrienteLewisy,conlamanoen

elcorazón,murmuro:—Dios...,casimedauninfarto.—Entonces,comoveoqueesperauna

contestación,añado—:HeentradoaveraApache.Él se quita el sombrero, se coloca bien el pelo y, poniéndoselo de

nuevo,dice:—Dosde loscaballosque íbamosa llevara lapróximaferiaahora

tambiéntienendiarrea.—Nomedigas.Asientey,apretandolosdientes,murmura:—Estoesterrible.SóloesperoqueChenoapuedapararlo.—Suspiro

yél,agarrándomedelbrazo,diceentonces—:Vamos,vealsalónacenar.Yoiréenseguida.

Asientoysalgodelestablodejándoloallí.Alvermeentrarenlacasa,Ronnaseinteresapormiestado.Leaclaro

que estoy bien y, cogiéndomede lamano,me lleva hasta su habitación,

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dondemetomamedidasparaelvestidodedamadehonor.Sinrechistar,hago todo lo que ella me pide y, cuando veo la bonita tela de colorsalmón,murmuro:

—Espreciosa.—Sí.AFlorlegustóyMadisonlaordenócomprar.—¿Madison?—preguntocuriosa.Ronnaasiente.—Sí, hija. Madison tiene un negocio de arreglos de ropa.

Especialmentedevestidosdenovia,y,aunquelohacedesdeelrancho,veoquelevabien.

Esomesorprende,nomeloesperaba.Ronnamecuentaentoncesquemucha de la ropa que lleva Madison ha sido confeccionada por ellamisma.Yoasiento,nodigonaday,unavezterminadetomarmemedidas,regresamosalacocinaparacomenzarasacarplatosalsalón.

Cuandoentroconunabandejadepollo,laabuelayChenoamemiran.Lasveocuchichearsealoídoy,sinquererprestarlesmásatención,sueltolabandejasobrelamesaymesientoenmisitio.¡Menudasdescaradas!

Andrew,queyaestásentado,alpercatarsedequeaquéllasmemiranycotillean,ponelamanoenmipiernaparallamarmiatención.

—Losiento—murmura—.Nodeberíahabertehabladoasí.Su tono y su mirada hacen que me derrita. Pero ¿por qué soy tan

tonta?—Tranquilo.Todoestábien,vamos,cena.Peronosemueve,sinoquecontinúamirándome.—Necesitounabrazo,¿melodas?Saberquemepidealgoqueyoenotrosmomentoslehepedidome

hacesonreíry,sindudarlo,loabrazo.Mereconfortasentirlotancercademí.Peroentoncesoímosquelaabuelasuelta:

—Soncomosanguijuelas:todoelsantodíapegados.Miroamivaquero.—Puesahoratevoyadarunmua...,paraquerabiemástodavía—le

digo.Yselodoy.Soravuelveaprotestarynosotrosreímos.Cuandoterminamosdecenar,Cold,LewisyFlorhablandeiratomar

algoaHudson.Tomsedesmarca,yMadisonlohacetambién.Yonomeencuentro muy católica, pero sé que esa copa me vendrá bien. LewisproponeiralCowboyBull.

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—¿Teapetece?—mepreguntaAndrew.Digoquesí.Veinteminutos después, entre risas y algarabía, llegamos aHudson

enlacamionetaqueconduceAndrew.Cuandoaparcamos,Florsecogedemi brazo mientras los hombres van hablando. Así, caminamos hasta elCowboyBull,ysonríoaltraducirloalespañol:¡«Eltorovaquero»!

Unaveztraspasamoslapuerta,nosrecibenlaspalmas,losgritosylamúsica.Miroamialrededoryveoquetodo,absolutamentetodoelmundolleva un sombrero vaquero.Yo estoy encantada por llevar elmío, ymesientounamás.

Misacompañantescomienzanasaludaralosamigosconlosqueseencuentrany,depronto,condesagradoadviertoalatalArizonaalfondodellocal.Malempezamoslanoche.LagentesaludaconafectoaAndrew,y éste, sin soltarme, me presenta a todos como su novia. Yo sonríocontinuandoconmipapelón.

MientrasAndrewhabla con sus amigos,miro al escenario.Allí, ungrupodemúsicosconbanjos,guitarras,violines,contrabajosyarmónicastocanmúsicaendirecto.¡Quépasada!

Ese lugar, en ciertomodo,me recuerda al bareto del noviete de laabueladeYaniraenLosÁngeles.¿Prepararántambiéndestornilladores?

Trascomprobarqueallínosirvendestornilladores,pidounacervezayobservocómo lagentesediviertebailando,bailesque,porotraparte,no he visto enmi vida.Losmiro, sonrío y, cuando estoy dando palmasdeseosadeaprenderloquebailan,Andrewtirademíymesacaalapista.

—Vamos,esfácil—dice.Alucinada,mequedoparada,peroélinsiste:—Dos pasitos para adelante, taconea. Dos para atrás, taconea. Date

unavueltasujetaamismanos,derecha,izquierda,saltoyrepetimos.Muertadelavergüenzaporchocarcontodoelmundo,lohago,ylo

hago que doy pena. Pero Andrew no deja que me rinda. Lo piso. Nosreímos.Protesto.Interrumpimosalosdemásy,cuandoporfinlecojoeltranquillo,medoycuentadeque¡estoybailandocountry!

Atenta a mis movimientos, pues no quiero volver a perderme,pregunto:

—¿Quécanciónesésta?—Chattahoochee,[13] deAlan Jackson.Vamos, ¡lo hacesmuy bien,

vaquera!

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Encantada,sigobailando.Losmovimientossonrepetitivosydisfrutodel baile y de la compañía, hasta que la canción acaba y todos gritanaquello de «¡Yijaaaaaaaaa!». Por supuesto, yo lo grito también, ¡faltaríamás!

Una vez salimos de la pista y vamos a donde está nuestro grupo,Andrewmurmura:

—AllíestáMoses.Loveo.EstáconEvelyn,Kateyotraschicas.Sonrío.Andrew vuelve a agarrarme entonces de lamano y, seguida por el

restodelgrupo, caminamoshasta llegar juntoaellos.Alvernos,Mosesnossaluday,agritos,lepidealacamarera:

—¡Shanon,cervezaparatodoslosMcCoy!Instantesdespués,sacaabailaraEvelyn,mientrasColdbromeacon

Kate.Una de las camareras llega hasta nosotros y, dejando las cervezasqueMoseshapedido,murmura:

—Vaya...,vaya...,AndyMcCoyporaquí.Aloírla,Andrewlamiraydiceconunasonrisa:—ShanonDuran,¡quéplacervolveraverte!Vale, ¡noesminovio!No tengoqueponermecelosade todamujer

quelosalude,nilomirecondeseo,nilemireeltrasero,nitengaganasdetirárselo.

Losé...Sétodoesopero,Diossssssssss,meentraunnoséquéporelcuerpoalvercómosemiranquetengoquevolverlacabezaycontarhastacien.

Inconscientemente,meseparounospasos.Noquieronioírloshablar.Me estoy alejando cuandoLewisme coge de lamano y, tirando demí,dicecuandoempiezaotracanción:

—Venga,cuñada,¡vamosabailar!Intentofrenarlo,peroesimposible,ymetranquilizoalverqueesuna

canciónmástranquilitaquelaanterior.Sinquerer,miroaAndrew,quecontinúahablandocon lacamarera.

LuegoobservoaArizona,queestáalfondodellocal.Parezcounalechuzamirandodeunladoparaotro.

—Tranquila —dice entonces Lewis—, Shanon es sólo una antiguaamigadetuCaramelitoyArizonanosuponeunpeligro.

—Uisss...,perosiyoestoymuytranquila.Lewissonríe,acercasucaraalamíaycuchichea:

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—Vale. Te creeré a pesar de lo pálidos que tienes los labios. —Sonrío, y él añade—:Déjame decirte que, siAndy te ha traído aAguasFrías,esporqueeresespecialparaél.Loconozcoyélnotraealranchoacualquiera.

—Mealegranosercualquiera.—Alégrate,porqueereslaprimeramujerquelepresentaamimadre

despuésde...Nosigue.Secalla.NosabequéséconrespectoalpasadodeAndrew.—¿DeMadison,deArizonaodeChenoa?—murmuro.Sorprendidoporloquehedadoaentender,afirmaacontinuación:—Si sabes eso, es quemi hermano vamuy pero quemuy en serio

contigo.Esome hace sonreír dentro de la penita queme damimentira. La

bola engordayengorda,y sóloesperoque, cuandoestalle,yoestémuylejosdeallíomemorirédelavergüenza.

—Eresunamonada,Lewis—digo.Luegoreímosybailamos.Segúnnosmovemosporlapista,medoy

cuentade cómovarias chicas saludan aLewisy cómoél les sonríe.Sinduda,éstetambiénesotrorompecorazones.

—LosMcCoydebéisdesertemiblesenHudson—afirmodivertida.Élsueltaunarisotaday,bajandolavoz,susurra:—Ahora ya no, pero hace años, Tom, Andy, Cold y yo fuimos el

terrordeloslocalesdetodoWyoming.Éramosconocidoscomolosmásbrutos,máspeleonesymásmujeriegosdelosalrededores.Nuestrapobremadrenoganabaparadisgustos,aunquenosotroslopasábamosmuybien.Luegotodocambió:Andysemarchó,Tomsecasó,Coldseechónovia...

—Y¿túnotienesnovia?—No.—¿YKate?Lewissonríe,tienelabonitasonrisadeAndrew,ysinperderelritmo

susurra:—Ellaesunaamigatremendamenteespecial.—¿Sóloespecial?—¿Meguardasunsecreto?—dice,yyoasiento—.AdoroaKate,es

maravillosa. Sin embargo, hay alguien que llena mi corazón, pero escomplicado.Sinduda,alosMcCoynosvalocomplicado.

Esomehacesonreíry,sinquererpreguntarnadamásapesarde lo

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muchoquemeintriga,declaro:—Soyunatumba.Asiente encantado y luego dice al ver que he vuelto a mirar a su

hermano,quesealejaconMoses:—Deberíassacarloabailarotravez.AAndylegustamucho.—No.Lewisinsiste:—Hazlo.—¿Porqué?Con una cautivadora sonrisa, vuelve a acercarse a mi oído y

cuchicheaparaquenadienosoiga:—Porqueconozcoamihermanoyséquelegustaráquetúlosaques

abailar.AndynoesColdynolevanlasmujeresconvencionales;alrevés,legustaquelosorprendan,ynoséporquémedaquetúlosorprendesunabarbaridad.

Sonrío.¡Siélsupiera!...—La verdad es que convencional, lo que se dice convencional, no

soy—replico.—Senota.—¿Enquésenota?—preguntocuriosa.Lewissecolocaelsombreroydicecongestoguasón:—En tu manera de hablar, de vestir, de moverte, de dirigirte a

nosotros...NoereslatípicachicaconvencionalyapocadacomoFlor.Lapobre me conoce de toda la vida y es incapaz de mantener unaconversaciónconmigosintartamudearoponerserojacomountomateanoserqueantessehayatomadounpardecervezas.Encambio,túapenasmeconocesyestásaquíbailandoconmigo,divirtiéndoteydisfrutandodelmomento.

Sonrío.Québienmehacalado.—Megustadivertirme—afirmo.Cuandoacabalacanción,meagarradelamanoeinsisteeneltema:—Vamos.TienesquesacaraAndyabailar.Depronto,unossilbidosdescontrolados inundanel local.Lewisme

mirasonriendoy,tirandodemíconfuerza,dice:—Batalla;¡vamos!Sinsoltarme,mehacepasarentre lagente,queseapretujaparaver

algo.Cuandopor fin llegamos a primera fila,mequedo sin palabras al

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ver aMoses subido en un toromecánico y dando saltos como un locomientrassusombrerovuelaporlosaires.

Lomiroalucinada.¡Estoesincreíble!Alvermeasulado,Andrewmesonríe.—¿Quieresprobar?Miroeltoromecánico.Siemprehequeridomontarenuno,perome

darespeto,porloque,sonriendo,niegoconlacabeza.EntoncesFloraplaudeamilado,yColdgritaqueélseráelsiguiente.Andrewríealvermigestoeinsiste.Mepica.Meazuzaparaqueme

subaaltoroyyomeniegodivertida.LewissilbayyoaplaudoanimadaaMosesjuntoalrestodelagente,hastaqueélcaesobreunascolchonetasmarrones.

Unavezbaja,todoslojalean,yentoncesunarubiaseacercaaélconsusombreroyselocolocaenlacabeza.Mosesledicealgoalachicaaloído y, cuando ésta se da la vuelta, él le da un azote en el trasero y semarchatrasella.Todosaplauden.

¡Quégracioso!Eneseinstante,ColdocupaellugardeMoses.Seponeelguanteenla

mano derecha y se sube al toro mecánico, que comienza de nuevo amoverse. Aguanta todo lo que puede, le aplaudimos, le silbamos, perofinalmentecaecontralascolchonetasmientrassusombrerovuelaporlosaires.

Unamorenaseacercaentoncesaélconsusombreroyseloponeconsensualidad.Todossilban,yCold,nicortoniperezoso, trasmirarlaconlascivia,ledatambiénunazoteeneltraseroytodosaplauden.

Alucinada,miroaFlor.Sugestomehaceverqueesolehagustadotanpococomoamí.

—Cosasdehombres—murmuraencogiéndosedehombros.¿«Cosasdehombres»?Bueno..., bueno..., siminovio—queen estemomento esAndrew—

hace algo así delante demí y de toda esta gente, comopoco le parto lacara.

Eneseinstante,AndrewcogeelguantequeColdleentrega,meguiñaunojoydiceantesdedarmeunrápidobesoenloslabios:

—Morena,notemuevasdeaquí.Encantada,atocinadayatontadaporelbesoquemehadadodelante

detodos,mequedojuntoalosMcCoyyFlor,quelesilbanyloaniman.

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CuandoAndrew llegahastael toromecánico,montaconagilidady, trasagarrarse con una mano y levantar la otra, el artilugio se pone enmovimiento.

Curiosaycomplacida,observocómomivaqueroseconcentray semimetizaconeltoroalmoversemientrasésteseaceleraalmismoritmoqueamísemeaceleraelcorazón.

Pero¿sepuedeestarmássexi?El tío lo hace bien, ¡genial! Y, tras sacar el móvil que llevo en el

bolsillo,lehagounafoto.Quieroteneresebonitorecuerdo.PeroentoncesAndrewcaesobrelascolchonetasytodosaplauden.

Entrerisas,observocómoselevantayesperoqueregreseamilado,pero no..., no lo hace. Con una sonrisa traviesa y divertida, se acercahasta... hasta Arizona, que es empujada por unas chicas para que seadelante,yésta,cogiendoelsombreroqueledaunarubia,selopone.

¿Lepartolacara?Todos ríen. Todos silban. Y Andrew se quita el guante que lleva

lentamente.Lo mato..., ¡lo mato como siga mirándola de esa manera tan

provocadora!Joder,quetodossabenquefueronnovios.¿Cómomeestádejandoa

míalhaceresto?Migestosevuelveserio.Florsedacuentay losMcCoy también,y

más cuandomi supuesto novio se acerca más a Arizona y ella, con subonitasonrisadeniñaencantadora,comienzaaquitarseunodelosguantesnegrosquelleva.Primeroundedito...,luegootro...,otro...,y,cuandoselosaca como si fuera RitaHayworth enGilda, lo hace ondear al viento ytodosaplauden.¡Mequieromorir!

Pero,vamosaver,¿Andrewestontooestonto?Porque unas horas antesme estaba pidiendo perdón y ahora babea

porelladelantedemíydetodoelmundo.Entonces, con sensualidad, él le coloca el guante demontar que él

llevaenlamanoderecha,ledicealgoaloídoyellasueltaunacarcajada.Unaveztieneelguantepuesto,migalantenovio,ésealquelevoya

sacar los ojos en cuanto me lo eche a la cara, la ayuda a subir a lascolchonetasy,trascogerlaenbrazosantelosaplausosdetodos,lalevantahastaeltoromecánicoyledaunpardeazotitostraviesoseneltrasero.

Diosssssssss,¡loremato!

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Depronto,Arizonamemirayensusojosleoquemepideperdón.Lagenteaplaude.Flor tiembla.LosMcCoymeobservan.Yyo,que

estoyqueechohumoporlasorejas,losmiroysiseo:—QuécaballerosoeselimbécildelCaramelito,¿verdad?Ningunoresponde,noseatreven,yyo,ensilencio,mecagoentoda

lacastadelosMcCoy.Uf...,uf...,loquemeentraporelcuerpo.Cuentohastadiez...Luegohastaveinte...Y,cuandoveoquenicontandohastadoscientoscincuentayochomil

semepasará el cabreoque tengo,mevuelvo hacia los quememiran ypregunto:

—¿Vamosabeberalgo?Ellosseapresuranaasentirysalimosdelasalaenlaqueestáeltoro

mecánico para regresar al salón principal, donde la gente continúabebiendoybailando.

Intentoolvidarmedemimalestar,apesardelosgritosylosaplausosquevienendelotrolado.Noquieronipensarporquésuenan.Intentoquesemepasen las ganas que tengo de asesinar aAndrew, perome resultaimposible.Resoplo.Medoyaireconlamanoydecidoiralbaño.Necesitoecharmeaguaenlanuca.

LapobreFlor,quemeobservaensilencio,meacompaña.Allí, trasecharmeaguaysoltartodoslosimproperiosquesemepasanporlamenteenespañol,ledigo:

—Lewismehacomentadoqueeresdescendientedepakistaníes.—Sí.Miabueloerapakistaní,ymiabueladeMéxico.—¿Hablasespañol?Ellasonríeyniegaconlacabeza.—No.Apenassédecircuatropalabras.Asiento,yentoncesellaañade:—Coral,Andyesunhombre.Losvaquerossonasí.—¡Y una chorra los vaqueros son así! —grito enfadada mientras

manoteo en el aire—.Esemierda de tío, pormuy chulito que se crea ymuyMcCoyquesesienta...Amínomedejaenridículoantetodaesagenteporque... porque... te juro que lo cojo del cuello y... y...—Y, cuando soyconscientedesucaradesusto,suspiro—:Ay,Dios...Discúlpame,Flor,nodebogritarteasí.

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Ellamemiraconsugestoinocenteyresponde:—Disculpaaceptada,perotengoquedecirte,aunquenomecreas,que

miprimaArizonanoestádeacuerdocon loqueestáhaciendoAndy.Laconozcoysécómoes.

Vale.Pero,joder...,¡estápermitiendoqueéllohaga!Avergonzadapormicomportamiento,vuelvoamirarmealespejoy,

cuandosientoquelarabiaseapoderadenuevodemí,digo:—MejornohablemosnideAndynideArizona.Pero¿atilasangre

noseterevolucionacuandoveslascosasquehaceCold?¿Teparecebienqueletoqueeltraseroaotradelantedeti?

Flornoresponde.Comosiempre,seponerojacomountomate.—¿Deverdadquenoteimportaquebromeeconotras,quelesdiga

piroposyatinisiquieratemireparadecirtelobonitaqueeres?—insisto.Lapobre,quenotieneescapatoria,finalmenteasiente.—Sí,claroquememolesta.Peroesoeslonormalporaquíy...—¡¿Lo normal?! Por Dios..., pero ¿cómo podéis considerar eso

normal?—Y,sindejarlecontestar,prosigo—:¿Ysi túhicieras loqueélhace? Si bromearas con otros, si le pusieras el sombrero a otro consensualidadyledierasunazotitoeneltrasero,¿quécreesquepasaría?

—Ni se me ocurre—cuchichea ella—. Si yo hiciera eso, Cold semolestaríamuchoypodríadejarme.

Sucontestaciónmesuenamuyantigua,apasado.—Ysiélsemolestayescapazdedejarteporeso,¿nopuedepensar

quetúpuedashacerlotambién?—replico.Flornocontesta,sinoqueselimitaamirarme.—Estávistoqueyonotengotuaguante—murmurofinalmente—.Y

si no lo tengo es porque sigo un consejo que mi madre me dio hacetiempo:nohagasalosdemásloquenoquierasquetehaganati.

—Buenconsejoeldetumadre—asienteFlor.Miro su cara redondita. Esta muchacha no tiene maldad. Es

demasiadobuenayafectuosay,sinohacealgo,sufrirájuntoaCold.Entonces,apoyolacaderaenellavaboydigo:—¿Puedo preguntarte algo?—Ella asiente—. ¿Por quéMadison no

esunadetusdamasdehonorenlabodayChenoasí?Florasiente,miraalsueloyfinalmenteresponde:—Escomplicado.Coldno sehabla conella,y a la abuela tampoco

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le...—Dios...,¡¿porquétodoescomplicadoparavosotros?!Pero,vamos

aver,simañanaaColdnolegustalacarne,¿dejarástúdecomerla?O,sinolegustaelagua,¿dejarásdebeberla?—Noresponde,sólomemirayprosigo—:Flor,Coldeselhombrede tuvida,osvaisacasardentrodeunosdías y se suponeque espara toda la vida.Y, créeme, loque ahorahacescongustoparacontentarloaélundíaloharáscondisgusto.Lavidaenparejanoeshacertodoelratoloqueelotroquiere;lavidaenparejaeshacer las cosas unidos y con complicidad. Y, si a ti temolesta que unamujer le ponga el sombrero a tu novio y él le toque el trasero, ¡debesdecírselo!Y,sitúquieresqueeldíadetubodatuamigaMadisonseaunadetusdamasdehonorynoChenoa,quenotetieneningúnaprecio,¡Coldhadeentenderlo!—terminoexaltada.

Mellevanlosdemoniose,intentandohacerleverquenoesconellaconquienestoyfuriosa,añadomientrasellabebecerveza:

—Flor,siestoytanenfadadaesporAndy,noporti,cielo.LoquehahechodelantedemícontuprimaArizonaesalgoquenopuedoconsentir.Ynopuedoconsentirloporqueomerespetaoyonolorespetoaél.Estoescosadedosy,siéljuegasucio,quenoesperequeyojueguelimpio.

Al oírme, la pobre se lleva las manos a la boca. Es demasiadoinocente,ymedoycuentadelaqueestoymontando.

—Losiento,Flor,creoquemeestoymetiendodondenomellamanconrespectoaColdyati.EstoytanenfadadaconAndyque...que...

Entonces,ellasonríe,seacercaamíy,abrazándome,dicecomosinohubieraocurridonada:

—Vamos.Vamos.Regresemosconloschicos.Tratandodesonreír,volvemosal salón,dondesuena lamúsicay la

gente continúadivirtiéndose, y soy consciente dequeAndrew sigue conArizona.

Mosesmepreguntaquéquierobebery,unavezlepidounacerveza,élyLewissevanaporellaalabarra.

Mientras rumio la mala leche que llevo, pienso en mis amigas. SiYanira,Tifany,ValeriaoRuthestuvieranaquí,estoyseguradequeveríanlascosascomoyolasveo,perotambiénmediríanquehederespetarelhecho de que otrasmujeres lleven sus vidas a sumanera.Tienen razón.Soydemasiadoextremistayposesiva.

—Vaya..., vaya... ¿Qué hace tan sola la preciosa novia de Andy

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McCoy?Alvolverme,meencuentroconSeanO’Bradey.Elguaporubiales.Eso me hace sonreír, mientras me regaño a mí misma por las

maldadesquesemecomienzanaocurrir.Endécimasdesegundo,Lewisllegahastanosotrosy,entregándomelacervezaquehepedido,dice:

—Sean...,aAndynolevaagustar.¿QuénolevaagustaraAndy?...Bueno..., bueno..., bueno..., ¡bastante he oído ya con el cabreo que

llevo!Flormemira.Sabeloenfadadaqueestoyy,aunquemeponecarade

perrilloapaleadoparaqueno la líe,nopuedo, ¡nopuedo!Y,dispuestaapasarmealtalAndyporelforrillo,conlamejordemissonrisasleguiñounojoamisupuestocuñadoydigo:

—Tranquilo,Lewis.Nopasanada.Eneseinstante,Coldllegahastanosotrosy,traschocarlamanocon

Sean,alverelgestoseriodeLewis,miraasuamigoydice:—Sean,haymuchasmujerespreciosasyjuguetonasalotroladodela

sala, amigo. ¿Qué tal si tú y yo vamos para allá y te presento a la quequieras?

El rubio sonríe. Lo entiende como lo entiendo yo, pero de prontoFlordicesorprendiéndonosatodos:

—Cold,sitemarchasconSean,notemolestesenvolver.Todoslamiramos.¡Tomaya,michiquitaja!Lapobreestárojacomountomate,peroleacabadeenseñarlasuñas

asufuturomarido.Éllamira,sonríey,acercándoseaella,responde:—Tranquila,mujer,quemevoyacasarcontigo.Oh,Dios...,¡oh,Dios!Niquetuvieraqueagradecérselo.¿Aquelerompoelbotellíndecervezaenlacabeza?Depronto,Sean sequita el sombrero, se lopone sobre el pechoy,

tendiéndomeunamano,mepregunta:—¿Teapetecebailar?Moses llega tambiénhastanosotros.Ensumirada leoquenohede

aceptar,yoigoqueFlordicejuntoaLewis:—Coral,aAndynolevaagustar.Oíresomerecabreay, traspedirleunsegundoaSeanconeldedo,

mevuelvohacialosdemás,quememiranconcaraseria.

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—Queyosepa—aclaro—,vuestroAndyseloestápasandomuybienconsuArizonasinacordarsedemí,¿ymedecísquelevaamolestarqueyobaileconSean?

Ellosasientenyyo,encantada,afirmoconrotundidad:—Puesquesejorobe.Ysin importarme loquepuedanpensardemí,ni lasconsecuencias

queesopueda traer, leentregomicervezaaLewisy,guiñándoleelojo,indico:

—Guárdamela.Ahoravuelvo.Él coge mi botellín de cerveza y sacude la cabeza con

disconformidad.Acontinuación,meagarrodelbrazodeSeanysalgoalapista,donde

permito que me coja de la cintura y me acerque a él. En silencio,comenzamosabailarhastaquedice:

—Andyestonto.Norespondo.Mejormecalloloqueyocreoquees.—NoentiendoquéhaceconArizonateniéndoteatiaquí—insisteél.Mira...,enesotienerazón.Peroloquemenosentiendoaúnes:¿qué

hagoyo,quetodavíanoleheestampadoaAndrewunasillaenlacabeza?Pero, comono quiero queSean vea lo tremendamentemolesta que

estoyporloquemisupuestonovioestáhaciendo,lomiroysugiero:—¿QuétalsidejamosdehablardeAndy?Elrubiosonríe,yotambién,yélmurmuraconpicardía:—Mepareceunabuenaidea.Apartirdeeseinstante,mecuentaquetrabajaenunaserreríaconsu

padre,yyoledigoquesoyreposteraenLosÁngeles.Segúnavanzamosennuestraconversación,suparteligonadesapareceparadarmeaconocera un chico agradable y simpático con el que se puede hablar. Tras eseprimer baile, y cuando los músicos comienzan a tocar una pieza másmovida,medispongoaretirarmedelapista,peroSeannomedeja.

—Nosébailaresto—protestoriendo.—Vamos,esfácil...Yoteenseño.Doymibrazoatorcery,segundosdespués,sigoelbaileconpericia

ydiversión.Pero¡québiensemedaelcountry!Entre risas,Seanyyobailamosymesientounavaquerade tomoy

lomo. Los pasos son fáciles, y puedo seguirlos perfectamente sinequivocarme,hastaque,aldarunavuelta,chococonalguieny,almirar,

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veoqueesAndrew.—¿Quéestáshaciendo?—mepreguntacongestoserio.Bueno...,buenooo...,¡chulitosamí!—Estoybailando,¿noloves?—¿ConSean?—Puessí.¿Algúnproblema?La mirada que Andrew nos echa a Sean y a mí no es muy

conciliadora,ydiceantesdedarselavuelta:—Vamos.Regresamosalrancho.Mehacegraciaoíreso.—Omeesperasotevastúsolo.Yoestoybailando.Andrew vuelve a mirarme. Su gesto ha pasado del enfado a la

indignación y, calentita como voy, y cuandome pongo puñetera soy lapeor,pregunto:

—Oye,miniño,¿porquénovasadivertirtecontupelirrojamientrasyome divierto con Sean?Con algo de suerte, puede queme respete unpoquitomásquetú.

Resopla. Yo me cago en todo y, cuando va a responder, siseoenfadada:

—Voyaseguirbailando.¿Quétalsimedejasenpaz?Me doy la vuelta para continuar cuando él me agarra del brazo y

gruñe:—Cielo...,meestáscabreando.Madre...,madre...,¿aquelesueltounbofetón?Pero,comonotengoganasdemontarunpollodelantedesufamilia,

quenosmira,siseocomounagataapuntodeatacar:—Portubien,Caramelito,másvalequemesueltessinoquieresque

tedejeenridículodelantedetodos,detalmaneraqueluegonovasasabernidóndemeterte.

De inmediato, suelta mi brazo y yo continúo mi baile con Sean.Durante unos segundos, Andrew no se mueve de donde está y, cuandofinalmentelohaceysaledellocal,elrubiosemofa.

—Uau,española,¡lostienesbienpuestos!Asiento, sonrío y sigo bailando. Sin duda sé que los tengo bien

puestos, como él dice. Cuando el tema acaba y comienza otro mástranquilo,lomiroypregunto:

—¿QuétalsimecuentasdequévaesemalrollitoquetenéisAndyy

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tú?Seansonríe.Menudosinvergüenzaeséstetambién.—EscosadeAndy,nomía.Siemprehemostenidoelmismogustoen

loqueamujeresserefierey,cuandoArizonalodejó,ellaestuvoconmigoy...

—Yélselotomómuymal—terminoyolafrase.—Exacto.Poresoahoranosoportaquemeacerqueatiyesincapaz

decreerquehemaduradocomopersona,aunquereconozcoquemegustahacerlorabiar.

Seguimosconelbailey,cuandoésteacaba,ledigo:—Gracias por los bailes, pero creo que debo regresar con los

McCoy.Seanse tocael sombreroy sonríe.Mesueltayvoyenbuscade las

personasconlasquehevenido,peroArizonaseinterponeenmicaminoymurmuraconcaradecircunstancias:

—Losiento.NopretendíaqueAndyme...—Arizona—lacorto—.Ahorano,porfavor.Y,sinmás,medoylavueltaycaminohacialosMcCoy,quememiran

comosihubieramatadoaalguien.—MeimportaunpimientosiosparecebienonoquebaileconSean

oconquienamímedélagana,ypodéisdejardehablarmeeignorarmecomo hacéis con la pobre Madison —les suelto—. Pero, de donde yovengo,situnovionosecomportayhaceelidiotaconunamujerdelantedeti,lanoviatienetodoelderechodelmundoademostrarlesumalestar.Asípues,dejaddemirarmecomosihubieracometidouncrimen,porque,queyosepa,¡todavíanolohecometido!Yahora,¿dóndeestáelburrodeAndy?

Ellos se miran boquiabiertos entre sí. Sin duda no estánacostumbrados aqueunamujer les hable con esa claridad, y finalmenteFlordice:

—Hadichoquenosesperabaenlacamioneta.Asiento. Cojo la cerveza que Lewis tiene entre las manos, que

supongoqueeslamía,yañadomirándolos:—Si no os importa,me voy adelantando. Tengo cuatro cositas que

decirleaAndy.Y, sinmás, y hecha una furia, salgo del local con la cerveza en la

mano.Comosimeconocieraelpueblo,caminohastadondehemosdejado

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el vehículo y, cuando llego y lo veo apoyado en el capó, caminodirectamentehaciaél.

—Eresuncretino,unidiota,unimbécil—gruño—,ypodríagritartecosaspeoresperonoquierocalentarmemásdeloqueyaestoy.—Élmemira pero no responde—.Cuando comenzamos este absurdo jueguecitosólo te pedí una cosa, y fue que me respetaras como tu novia ante losdemás. Pero te has pasado,mehas dejado en ridículo babeandopor esapelirrojaquesecreíaRitaHayworthquitándoseelpuñeteroguantecitoy,luego, con toda tu prepotencia, te plantas antemí para reprocharmequebailoconSean.Pero¿túquiénnaricestehascreídoqueeres?

Sigue sin contestar. No dice nada. Sabe que la ha cagado con sucomportamiento.Losabetanbiencomoyo.

—TeadvertíquetemantuvierasalejadadeSean,¿lohasolvidado?—dicefinalmente.

¡Anda,mimadre...!Y,cambiandoelpesodepie,sacudolacabezaymurmuro:

—Yyotedijequemerespetaras;¿lohasolvidadotútambién?Tengolagargantaseca.Ledoyuntragoamicervezay,alverquelos

demás aparecen por la esquina, abro la puerta de la camioneta y siseomirándolo:

—Sideverdadfuerasminovio,teaseguroqueestanochedejaríasdeserlo.

Luego, en silencio, me meto en el vehículo y, cuando los otrosaparecen,sinhablar,hacenlomismo.Florsesientaamilado,memiraymecoge lamano.Me laaprietayyo lesonrío.Trasdejarlaaellaensucasa,elrestocontinuamoshaciaelrancho.

Cuando llegamos, Andrew se baja del vehículo y, sin esperarme,caminaagrandeszancadasendirecciónalacabaña.Lomiroboquiabiertay,cuandoelrestodelosMcCoydesaparecensindecirnada,voyhaciaallíyo también. ¡Se va a enterar éste! Es más, pienso hacer la maleta ylargarmedeallí.Seacabóeljueguecito.

Pero, al pasar junto al establo, semioculta por la oscuridad de lanoche,veosalirporlapuertalateralaChenoa.¡Puessíquetrabajahastatarde!

Comonoquieropensarenella,entroenelestabloparadespedirmedemipotrillopreferido.Cuando llegohasta él,me apoyo en la cercaymurmuro:

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—Hola,Apache...El animal me mira con sus ojos redondos y, acercándose hasta la

maderaquenossepara,mepermiteacariciarleelhocicoylacabeza.Esomeemocionay,cuandoestoysonriendo,oigo:

—Veoquesealegradeverte.AlvolvermemeencuentroconTom.Rápidamentepiensoenquehe

visto salir de aquí a Chenoa minutos antes, y tengo muy claro lo quehacíanlosdos.¡Quésinvergüenzas!

El silencio se apodera del lugar hasta que él, ajeno a lo que haocurridoconAndrew,pregunta:

—¿Lohabéispasadobien?Suspiro. Imagino que mi gesto le hace entender que no estoy de

humor,ymurmura:—EresloqueAndynecesita.—Nomientas—cuchicheofuriosa,intentandonodecirloquepienso

realmente—. Os gustan las mujeres dóciles a las que domar como acaballosparaluegopoderpasardeellas.

—¿Porquédiceseso?Trabada por lomucho queme joroba pensar en la pobreMadison,

siseo:—Porque es lo que estoy viendo. Tanto tú como Cold como tu

maravillosoAndytenéismujeresincreíblesavuestroladoylastratáisquedapena.¿Oacasomiento?

Me mira. En sus ojos veo la alerta, y al distinguir carmín en sumejilla,siseo:

—DileaChenoaquealmenostengaladecenciadeavisartesitedejarestosdeldelito—y,sacándomeunkleenexdelbolsillo,seloentrego—.Límpiate,sinoquieresqueMadisonlovea.

Élseapresuraacogerelpañueloyselimpia.Acontinuación,miraelpapely,alverelcolorrojo,sedisponeareplicar.

—No quiero saber nada del tema —lo corto—. Creo que ya sédemasiadosinquerer.

Y,sinmás,dirijolamiradahaciamipotrillo.Tommedalasbuenasnochesysemarcha.

EstoyrefunfuñandocuandooigolavozdeLewisamiespalda.—CreoqueprecisamenteesesecaráctertuyoloqueaAndylegusta

deti.

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Sonrío.Lewisesunamor.—Sientohabermontadoesenumeritoenelbar—murmuro—,pero...

pero...—No tienes que disculparte —me interrumpe—. Soy de los que

respetanlospactosentreparejas.Cadaparejatienesuscódigosy,sinduda,creoquequienselohasaltadoestanochehasidomihermano,notú.Túsimplemente le has hecho saber lo mucho que te había molestadocomportándotecomoél.

—Exacto...,hasidoesomismo.YqueconstequeyonolehetocadoeltraseroaSean.

Lewis sonríey, tras echarmeunbrazopor encimade loshombros,dicemientras caminamos hacia el exterior del establo en dirección a lacabaña:

—No sé de qué hablabas con Tom ni quiero saberlo, pero ahoraolvídatedetodo,méteteenlacamaydescansa.Mañanaseráotrodía.Andyesdelosqueseenfadanconrapidez,pero luegose lepasa.Seguroque,cuandosedespierte,sedarácuentadesuerrory...

—Lewis—locorto—.¿CreesqueAndyyArizonapodrían llegaraserfelices?

Elmorenomemira, lopiensaun instantey respondeencogiéndosedehombros:

—No lo sé, Coral. En sumomento,Andy lo pasómuymal por sucausa,pero,sitesoysincero,entretúyella,megustasmuchomástú.

Esomehacesonreír,ymáscuandoañade:—Eresmásauténtica,mássimpática,más...—Peroellaeslaguapa—memofo—.Losé...Lewissepara.—Labellezaesalgopasajero,ytúeresunabellezatambién.—Gracias por el piropo, pero sé cuáles son mis limitaciones, y

reconozcoqueArizonaesunaauténticapreciosidad—suspirosonriendo.—No seas tonta, Coral—insiste él—. Ya quisieranmuchas mujeres

tenerlapersonalidadarrolladora,eldinamismoylagraciaquetútienes.Nosé si tehasdadocuenta,peroenel ranchoyaeresunapersonamuyquerida.Elsimplehechodequeteacuerdesdelosnombresdetodoslosquetrabajanaquídicemuchodeti,ymimadreyNayeliestánencantadascontigoy...

—YPocahontasyVacaSentadatambién.Saltandefelicidadcadavez

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quemeven—afirmoconsegundas.Pero de pronto me doy cuenta de que Lewis no sabe a quién me

refiero,hastaquecomienzaareíracarcajadas.—¡No me digas que Pocahontas es la abuela y Vaca Sentada es

Chenoa!...Asiento. Él vuelve a carcajearse y, al final, termino riendo yo

también.Cuando llegamos frente a la cabaña, mi humor ha mejorado. Esa

pequeña charla conLewisme ha relajado y, tras darle dos besos en lasmejillas,medespidodeél.

Al entrar me encuentro a Andrew apoyado en la encimera de lacocina.Memiracongestoserioymesuelta:

—Québientelopasasconmihermano,¿no?Uiss...,uiss...Coral,cuentahastamil,quesevuelvealiarotravez.—Mejor que contigo, ¡por supuesto! —replico retándolo con la

mirada.—Mira,guapa,amínome...—Eh,guapito—locortolevantandolavoz—.Chuleríasconmigo,las

justas,porquesiestoyhaciendoestoesporhacerteunfavor,¿entendido?Y, antesdequevuelvas adecir algo inapropiado,déjamedecirtequenopretendoquemequieras,simplementeconquenomejodasessuficiente.

Mirespuestalohacemaldeciry,trasdejarelvasoquetieneentrelasmanosenelfregaderoydirigirsehaciasuhabitación,dicedemalagana:

—Buenasnoches.Quedescanses.Y,sinmás,cierradeunportazo.Eslaprimeravezquelacierradel

tododesdequeestamosallí.Comono tengoganas de polémicas, voy yo también ami cuarto y

cierrodeotroportazo.¡Yonosoymenos!Enfadadaporcómohaterminadolanoche,caminodeunladoaotro

delahabitación,ycadasegundoquepasasoyconscientedequetengounataquedecuernosmonumental.Maldigo,me insultoamímisma...Estoypilladaporuntipoquenoselomerece,yaquílaúnicaculpablesoyyo.¿Porquétengoqueenamorarmesiempredequiennolomerece?

Miro mi maleta y mi ropa. En cinco minutos puedo tenerlo todoguardado...Pero,desinflándome,mesientoenlacama.¿Adóndevoyairaestashoras?

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Alfinal,desisto.Metumbosobreelcolchónydecidoesperaraldíasiguiente.Cuandoamanezca,meirédeaquísíosí.

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19

Cuandomedespierto,mienfadohadisminuidoconsiderablemente,peroladecisiónestátomada:¡memarcho!

AlsalirdelahabitaciónveolapuertadelcuartodeAndyabiertaymepercatodequenoestá.Esomealegra.

Huele a café.Como cadamañana,me ha dejado café recién hecho.Pero voy al baño,me lavo los dientes, la cara y, cuando he terminado,recojomisenseresylosllevoamihabitación.

Miromimóvil.Esunapuñetaqueaquínohayacobertura.NopuedoconsultarloshorariosdelosautobusesquepasanporHudson,porloquedecidomarcharmesinmás.Pediréuncoche,iréaHudsony,unavezallí,ledejarélasllavesaElmeryasuntoarreglado.

Cuandosalgodelacabaña,elranchoestáenplenoapogeoy,comocadamañana,voysaludandoconunasonrisaatodoaquélconelquemecruzo.Kevin,Harvey,César,Ray...Elcorazónsemeentristecealnopoderdecirlesquemevoy.

Entroenlacasagrandeycaminohacialacocina.SeguroqueRonnaestáallí.Nosabenadadeloocurridolanocheanterior,ni loquepiensohacery,alverme,meabrazaencantadaymepreparauncafé,mientrasmedice:

—Andyyloschicoshanidoaarreglar laalambradadelsureste.Alparecer,algúngraciosolahadestrozadoyloscaballospodríanescaparseporallí.

Asiento. Tomomi café y, sin decirle para qué lo quiero, preguntodirectamente:

—Ronna,¿puedesdejarmetucocheparairaHudson?—Claroquesí,cariño.Entonces se vuelve, abre un cajón y saca unas llaves, pero éstas de

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prontoacabanenelsuelo.Me apresuro a agacharme para recogerlas, y Ronna murmura

metiéndoselasmanosenlosbolsillosdelmandil:—¡Quétorpeestoyhoy!—y,antesdequeyodiganada,pregunta—:

¿Sabesirsolaoquieresquetelleveyo?Subuenapredisposiciónparatodomehacesonreír.—Séirsola—afirmoconcariño—.Notepreocupes.La mujer sonríe y, cuando acabo el café, me levanto y le doy un

fuerteabrazo.—Eres maravillosa, Ronna. De verdad que me ha encantado

conocerte.Ellamemira.—A mí también me ha encantado conocerte..., pero ¿pasa algo,

cariño?Diossss,¡quemedescubro!—No. —Sonrío—. Sólo que eres tan amable conmigo que quería

hacértelosaber.Ella sonríe a su vez, me da un beso en la mejilla y, después,

guiñándomeelojo,dice:—Tencuidadoenlacarretera,¿vale?Asientoy,contodoeldolordemicorazón,salgodelacocinaydela

casa. Con las llaves del coche en lamano, camino hasta donde está, loarranco,medetengodelantedelacabañaymetomimaletacondisimulo.

Cuandovoyamontarmedenuevoenelcoche,laparejadecaballosquetantomegustan,yquesonlospadresdelpotrilloalquehebautizadoconelnombredeApache,memirandesdelacercay,sonriendo, lestiroun beso. Ellos cabecean mientras siento que los ojos se me llenan delágrimasymemetoenelvehículo.

Me tiemblan las manos. Estoy nerviosa. Andrew, sin saberlo, sinproponérselo, ha roto la muralla que yo había creado alrededor de mitontocorazónyahoraestoyperdida.¡Asufrirtoca!

Cuandoconsigodejardetemblar,arrancoelmotory,sinmiraratrás,salgodelrancho,cojolacarreteradeladerechayalcabodeunosveinteminutosllegoaHudson.Notienepérdida.

Trasaparcar,medirijohacialaestacióndeautobusesymeenterodequeeldeLosÁngelessalealasseisdelatarde.Dios,¡faltansietehoras!Tomonotadelhorarioydecidopasearmeporlaciudadcontranquilidad,

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asíquedejomiequipajeenelcoche.Mástardelorecogeré.Enmipaseodescubrotiendasincreíblesyveoelaserraderodelpadre

deSean.Estoyporirasaludarlo,peropensándolomejornoloharé.Creoqueeso,juntoconmiescapada,cabrearíamásaAndrew.

Caminovariascallesy,depronto,unacabellerarojasentadaenunaterrazallamamiatención.Almirarlacondetenimiento,medoycuentadequeesArizona.Laobservoparalizada.Latíaestámonísimaconesetrajede chaqueta oscuro que lleva mientras se toma un café. Recuerdo queAndrew me dijo que había montado su propio bufete de abogados, ypresupongoquedebedeestarporallí.Dudosiacercarmeaellapero,alfinal,conscientedequemevoyairdeWyoming,mearmodevalorymeplantoasulado.

—Hola—saludo.Ellasevuelveymesonríe.PorDios,cuandoestamujersonríeesque

tedaunbuenrolloincreíble.Y,enelmomentoenquevaalevantarse,ladetengoypregunto:

—¿Puedotomarmeuncafécontigo?—Porsupuesto.Elcamareroseacercaanosotras,pidouncafécon lechey,cuando

ésteseva,ellamepregunta:—¿QuéhacesenHudson?—Estoydecompras.—¿Sola?SindudaconoceaAndrewysabequenomedejaríairsola.—Sí—afirmo—. Ronna me ha dejado el coche mientras él y sus

hermanosarreglanunacerca.Arizonaasiente.—Queríapedirtedisculpaspor lobordequeestuveayercontigo—

señalo.—Noooo...,nodigaseso.Lasdisculpastelastengoquepediryoati

—afirma clavando sus ojazos en mí—. No debería haberle puesto elsombreroaAndy.Soylaprimeraqueséelsignificadodeesaacción,peromisamigasmeanimaronaquelohicieray,laverdad,mearrepientounabarbaridad.

—Tranquila.—No,enserio,Coral.Aunquevivaenestelugar,miscostumbresson

otras, y lo que ocurrió anoche es algo que nunca tendría que haber

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ocurrido.DeberíahaberparadoaAndy.Éltetieneati,ynodebiódeserplatodegustoverloatentoqueestuvoconmigodelantedetodos.

Asiento.Laverdadesqueno fue fácil.PiensoenAndrew; sindudapara él la situación de anoche también debió de ser complicada y,dispuesta a que al menos él se reencuentre con el amor de su vida,murmuro:

—Oye, quizá no entiendas lo que voy a decirte y pienses que mefaltandoscientostornillosenlacabeza,peroesque,sinotelodigo,sinolohablocontigo,reviento.

—Diloentonces—veoquemurmuraellacongestoasustado.Intentoordenarmisideas.Intentoqueloquevoyadecirseaalgológicoycoherentey,cuando

veo que, pormucho que lo pienso, de lógico no tiene nada, finalmentesuelto:

—Creoqueélsigueenamoradodeti,yalgomedicequetútambiénsientesalgoporél,¿verdad?

Arizonanoresponde.Secalla.Seponeroja,¡mira...,comosuprima!Y,alverelapuroqueestápasando,meolvidodemistontossentimientosyprosigo:

—Yo estoy enamorada de Andrew..., de Andy. Intentamos que lonuestro funcione—miento—, pero somos tan diferentes que tengomuyclaroquenuncavaafuncionarporqueélaúnsientealgoporti.

—Oh,porDios,Coral,nodigaseso.Andy...—Déjameterminar,porfavor.Élyyotenemosmuyclaroqueniyo

soy de su propiedad, ni él es de lamía y precisamente porque le tengoaprecioyquieroqueseafeliz,creoquelomássensatoseríaqueregresaracontigo.

Lapobreparpadea.Creoquealucinaconloqueestáoyendo.—Pero...pero...,¿quémeestáspidiendo?¿Quéquieresdecir?Madre...,madre...,loquemeestácostandohaceresto.—Teestoypidiendo algo absurdo, lo sé—murmuro, conscientede

ello—.Peronosoytonta,tengoojosyveocómoélteobservaycómotesigueconlamiradacadavezquenosencontramoscontigoyviceversa.

—Ay,Diosmío,Coral...—Arizona, necesitoque ayudes aAndyadar el pasohacia ti.Creo

queesuntipoquenolohapasadobienporculpadeterceraspersonasy,sitúereslamujerdesuvida,semereceestarcontigo.

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Ea...,¡yalohedicho!Ella me mira boquiabierta. Sin duda no sólo piensa que me faltan

doscientostornillos.Lapobreno sabequédecir.Noentiendequeyo, comosunovia, le

estépidiendoeso.—Yo...yonopuedohacerlo,Coral—murmura—.Estástúy...—Reconquístalo. Hazle saber que estás dispuesta a darle otra

oportunidad,ycreoqueélreaccionará.Sinduda,estálocoporti.Meestácostandounabarbaridaddecireso,perodentrodeunashoras

desaparecerédeaquí,yquieroqueAndrewseafeliz.Arizonanosabequédecir.Sólomemira,yestoydándoleuntragoamicafécuandomurmura:

—Peroesoescruel.—¿Porquéescruel?—Porqueestástúy...—No,nosigas—lacortosonriendo—.Sitelopidoesporquequiero

lomejor para él—digo y, mintiendo, añado—:Y sé que yo no soy lomejor, por mucho que él ahora lo crea. Porque, en cuanto te vea a tireceptiva,sevaadarcuentadequelomejorparaélerestú...,créeme.

Arizonamemira.Pobrecita,quédesconciertotieneencima.—¿Estásseguradequeesesoloquequieres?—murmurafinalmente.—Sí.—Andymegustamuchoy,sivoyairaporél,voyairaportodas.—Esloquetienesquehacer.—Sonríocomopuedo.—Deacuerdo—sentenciaella.Asiento.Acabodecometer lamayor tonteríaquesindudahehecho

enmividay,levantándome,exclamotrasdarleunúltimosorboamicafé:—Uf..., qué tarde es. Tengo que regresar al rancho antes de que

Ronnasepreocupe.Y,sinmás,ledoydosrápidosbesos,mevuelvoydesaparezcodeallí

lomásrápidoquepuedo,mientraslaslágrimascorrenpormismejillasyséqueloqueacabodehaceresloquehadeser.ArizonayAndrewhandeestarjuntos,yallísobroyo.

Mediahoradespués, y algomás tranquila, continúo caminandoporHudson.Concuriosidad,y sinquererpararmeenningún sitio,memetoporcallecitaspocotransitadas,cuandodeprontoveoaChenoaaparcandosucocheenellateraldeunacalle.

¡Ostras,VacaSentada!

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Rápidamente,mecamuflotrasuncontenedordebasura.Porallícasino pasa gente y no quiero que me vea. Sin embargo, me quedoboquiabierta cuando, segundos después, un hombre abre una suciaportezuela de un almacén y sale de él, Chenoa baja del coche y aquél,agarrándoladelbrazo, labesadeunamaneraquehaceque semesequehastaelalma.

Pero buenooooooooo, ¡¿con cuántos hombres está liada esaperraca?!

Cuandodanporfinalizadoelbeso,caminanhacialasuciaportezuela,y de pronto soy consciente de que la cojera del tipome suena de algo.¿Dóndelohevistoantes?

—Ostras,perosiesQuincyMcBirthy,elpadredeQuincyJunioryelgranrivaldeSoraenlaventadecaballos—murmuroalucinada—.Pero¿quéhacestúconVacaSentada?

Duranteunratoobservocómosemagreansemiescondidoscontralapuertamientras la cabezame da vueltas. Lamuy perraca está liada conTomytambiénconésteyentonces,abriendolosojos,murmuro:

—No me jorobes que la hija de su madre es la que hace que loscaballosenfermenparabeneficiaralosMcBirthy...

Noquierocreerlo,peronopuedodejardepensarenelloasíquesacoelmóvilyleshagounafoto.

Instantesdespués,ambosdesaparecen tras laviejapuertapor laquehasalidoanteselhombre.Sindudarlo,yenplaninspectoraGadget,salgodedetrásdelcontenedordebasura,cruzolacalley,concuidado,mesuboaunospalésquehayenelsuelohastallegaralaventana.

Miro, sin que ellos me vean, y me quedo alucinada al ver a VacaSentadacontralapared,conlafaldalevantadayalotrodalequetepegopordetrás.

—Bueno...,bueno...,menudazorraplonaestástúhecha,amiguita.Con el móvil, hago un par de fotos más y, sin ganas de seguir

mirandoeldesagradableespectáculo,mebajodelospalésymeescabullodeallíantesdequenadiemevea,mientraspiensosihedeenseñarleesoonoaAndrew.

Unbuenratodespués,yyarepuestadelbochornosoespectáculoquehe presenciado por cotilla, regreso hasta donde he dejado aparcado elcochedeRonna,sacomimaletaylocierro.Seguradeloquevoyahacer,caminohaciaelcentrodeHudsonyentroenlatiendadeElmerdecididaa

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comprarlelasbotitascamperasdecolorrosaaminiña.¡Nomevoydeaquísinellas!En cuantome ve aparecer, Elmer sonríe. Sabe que soy la novia de

AndyMcCoyy,concariño,meatiendeymehaceuntercergradomientrasobservamiequipaje.

¿Ydigoyoquesoycuriosa?Mientrascharlamos,mepercatodequesemeescapaquelasbotitas

rosasonparamihija.Esoparecesorprenderlo,perobueno,¿quémásda,simevoyya?

Cuandoterminodecomprar,Elmerseempeñaencargarlotodoalacuenta de losMcCoy.Peromeniego, no pienso permitir que lo paguenellos. Al final me tengo que imponer y el hombre, cabeceando, da subrazoatorceryaceptamidinero.

Encuantoconsigohacerlosonreírdenuevo,leentregolasllavesdelcochedeRonnay le indicoqueestáaparcadoal finalde lacalle.Élmemirasorprendido,pero,sindarleexplicaciones,lepidoque,porfavor,selasdevuelvaalprimerMcCoyquevea.

Con las botitas rosa demiGordincesa y varias camisetitas tambiénparaella,medespidodeElmer,salgodelatiendaypiensoquéhacer.SisigoenHudson,seguramentealfinalalguienmeverá,porloqueregresoalaestación.EntoncesveoquesaleunautocarparaLander,elpueblodeallado,yquedesdeallípuedotomarhorasdespuéselmismoquevaaLosÁngeles.

Locojosindudarlo.HedealejarmedelosMcCoy.Cuando,diezminutosdespués,elvehículoarrancaysaledeHudson,

me alegro y al mismo tiempo me entristezco. Sin embargo, como noquierodarlemásvueltas,mepongolosauricularesy,trasrebuscarenmimóvil, comienza a sonar la canciónCon tu voz,[14] de Tarifa Plana, undivertidogrupoqueconocíjuntoaYaniraenunodelosfestivalesdeLosÁngelesalquelaacompañé.

Al llegaraLander, todoparamíesnuevoy, trascallejearunpoco,decido sentarme en una terracita soleada a tomarme un café. Aquí, mesientolibre.Nadiemeconoceynadiesabequeestoyaquí.

Mimóviltienecobertura—¡viva!—ydudosillamaronoaYanira.Hablarconellameharíabien,peronoquieropreocuparla,yséquesilallamo lo voy a hacer. Así pues, decido hacerlo cuando llegue a LosÁngeles.

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Aburrida, me compro un libro en una librería que hay frente a laterracitaycomienzoaleerlo,peronomeconcentro.Micabezanodejadedarvueltasalrededordemidichosovaquero.

¿Quépensarácuandoveaquemehemarchado?El tiempo pasa lentamente y me impaciento. Sin duda, Ronna ya

estará preocupada porque no regreso. Eso me inquieta porque imaginoquesaldránabuscarmepero,alestarenLander,metranquilizoydecidoentrarenunacafeteríaacomeralgo.

Cuandoentro,todoslospresentesmemirancomosesuelemiraraunextranjeroalquenuncahasvisto;me sientoal fondodel localydecidocomeralgo.Notengomuchahambre,peroesmejorquecoma.MeesperaunviajemuylargohastaLosÁngeles.

Denuevo,vuelvoasacarellibro,yestoymirándolocuandonotoquealguiensesientafrenteamí.Allevantarlacabeza,mequedodepiedraencuantome encuentro conAndrew,Lewis yMoses.Los tresmemirany,antesdequeyodiganada,Andrewlespide:

—Chicos,¿podríaisdejarnosunmomento?—¿Yperdernoslabroncadelsiglo?—semofaLewis.—Ah,no...,yomequedo—afirmaMoses.Él losmira. Losmira como si fuera amatarlos y, al fin,Moses y

Lewissalendelacafeteríasonriendo.Elsilencioentrenosotroses incómodocuando, finalmente,Andrew

murmura:—Pensabasmarchartesindecirmenada.Joderrrr..., no séquédecir.Noesperabaencontrarmeconél aquíy,

trastomaraire,respondo:—Notengoganasdediscutir.—Yotampoco.—Nomecalientesmásdeloqueestoyporquesoydelasquepierden

rápidamentelosnerviosy...—Tehedichoqueyotampocoquierodiscutir—mecorta—.Perome

preocupoporti.Oíresohacequemisdefensassesubleven.—Mira, Andrew, he pensado que es mejor así. No quiero seguir

mintiendoanadieytampocoquieropresionarteatiporque,alfinal,nosvamosaodiar.Y,oye,dejadehacereltontoyveaporArizona,¡veaporella!No lo dudes: la chica es encantadora y hacéis una pareja increíble.

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Pero disculpa que yo no quiera estar en medio y ser la tercera endiscordia.

Lacamarerallegahastanosotros,dejaunatazadelantedeAndrew,selallenay,cuandoéstaseva,éldice:

—Anochelohicemal.Soyconscientedeello.EltonteoconArizonaestuvofueradelugar.Medejéllevarporelmomentoy...

—Perosiesquepuedeshacerlo—locorto—.Eresunhombrelibrey,siesachica,quefuetunovia,aúnhacequeelcorazónseteacelere,¿porquénovasahacerlo?Elproblemaaquísoyyo.Pero¿notedascuentadeque estando yo enHudson, haciéndomepasar por tu novia, se complicatodo?

Élsonríe,menealacabezayresponde:—Locreasono,si tútemarchas,entoncessísemevaacomplicar

todo.—Nodigastonterías—protesto.Volvemosamirarnos.Siélesdescarado,yotambiénlosoy.—Si te prometo lo que tú me pidas —dice a continuación—,

¿regresarásconmigoalrancho?Madre...,madre...SiseenteradequehehabladoconArizonaparaque

vayaaporél,¡memata!Peronoquierocontárselo,yrespondo:—No.—¿Porqué?—Porqueno.—¿Sabes, morena? Un «sí» siempre sabe mejor cuando comienza

conun«no».—Mealegrasaberlo,perosiguesiendono.—Porfavor...—No.—Porfavor...,porfavor...Nomegustaquemesuplique.Soyunablandengueantelassúplicas.—Hedichoqueno,ynoes¡no!—gruño.Andrewmemira,clavasusimpactantesojosenmí,yluegosusurra:—¿Tampocoloharíaspormimadre?Piensaeneldisgustoqueseva

allevar...QuemencioneaRonnametocaelcorazón.—Esoesjuegosucio,¿nocrees?Élasiente.

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—Tremendamentesucio—afirma—,perotúeresunamujerdebuencorazón,yporesoloutilizo.

Noséporquésonríoaloíreso.Desdeluego,esunbribón.—¿Cómomehasencontrado?—pregunto.Mivaquerodaun tragoasucaféy,cuandodeja la tazaen lamesa,

dice:—MihermanoyMosesestabanenHudsonysehanencontradocon

Elmer. Éste le había dado las llaves del coche de mi madre. Te hanbuscado, te han visto en la estación de autobuses y, mientras Moses tevigilabayteseguíaensucamionetahastaLander,Lewisharegresadoconelcochedemimadre,mehadicholoqueocurríayaquíestoy.

—JoderconElmer.Es todouncotilla.—Pero,alhablardecotillas,recuerdoalgo—.Porcierto,hevistoaChenoay...

—Noquierohablardeellaahora.—Pero,escucha...,yo...Élponelamanosobremislabioseinsiste:—Estoyhablandodetiydemí.Ellanotienecabidaaquí,porfavor.Vale..., si me lo pide por favor con esos ojitos, pospondré la

conversación para otro momento. Andrew sonríe. Su sonrisa, comosiempre,meatonta.

—Sinoregresaspormí,hazlopormimadre,porNayeli,porFlorypor Madison. Si por mi culpa no estás en el concierto de las FifthHarmony,nienlaboda,nomelovanaperdonar.

Niego con la cabeza. No quiero seguir con ese juego. Entonces,Andrewselevanta,sesientaamiladoymurmura:

—Te lopidopor favor.Prometo serelnoviomásamable, atentoycariñosoquenadiehayatenidonuncaenelmundo.

Esomehacesoltarunacarcajada;creoque,trasmiconversaciónconArizona,elpobrelovaatenerdifícil.Sindudaseestáempleandoatopey,finalmente,rendidaasusencantoscomomeocurresiempre,digo:

—Tampocotepases,queyasabesquemevanlosrubios.—Vamos.Regresaconmigo—insisteél.Cincominutosdespués, salimosde la cafetería.Soyuna idiota.Soy

una blandengue, y me he dejado convencer. Moses y Lewis, que nosesperanjuntoaloscoches,sonríenalvernos.

—Chica lista—murmura Moses dándome un abrazo—.Me alegraqueregresesconnosotros.

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Lista, lo que se dice lista, no sé si soy, o soy lomás tonto que haparido mi madre, pero sonrío, me monto en el coche con Andrew yregresamosalranchoseguidosporlosotrosdos.

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20

Comomeha prometido, ahoraAndrewes un aplicadoy perfecto novioquememimaantelosdemásyestápendientedemíentodomomentoparafacilitarmelaestanciaenelrancho.

CuandonosencontramosconArizonatomandoalgoporlasnoches,ellanosobservayniseacercaaAndrew.Creoquelapobrenosabeniquépensar.

SorayChenoa, cadavezquenosvenprodigándonos cariñitos, nosmiranconmalgesto,yyo,deseosadehacerlasrabiar,besuqueoaAndrewsin ninguna discreción. Él, que se da cuenta, casi siempre me sigue eljuego.Mehace cosquillas,me echa sobre su hombro y reímos a voces,mientrasRonnanosobservayveolafelicidadensucara.

Encuantoa lodeChenoa,nohedichonada.Séque soltarqueestáliadaconTomyconQuincyesunabombaderelojeríaquetengoenmismanos,aunquedebogestionarcómolasueltoopodríaexplotarmeentodalacaraamí.

Nohevueltoagritar«¡VivaWyoming!».Andrewyyonosmantenemosennuestropapeldeperfectosnovios,

pero cuando llega la noche y nadie nos ve, nos despedimos con unasonrisitaycadaunosemeteensuhabitación.Esosí,enlacama,doymásvueltasqueunapeonza.Saberqueelhombrequemegusta,quemeencantay que me vuelve loca está a escasos diez metros de mí no es fácil dedigerir, pero he decidido pensar las cosas antes de hacerlas o sufriré, ysufrirémucho.

Una de esas tardes,Madison y Flor me invitan a ir a casa de estaúltima.Yoaceptoencantada.Megustaestarconellas.

Cuando llegamos a casa de Flor, en vez de aparcar en la puerta,Madisonllevaelcochehastauncobertizo.Florsaledeallípararecibirnos

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y,cuandosufuturacuñadasacaunasbolsasdelmaleterodesuvehículo,lamirosorprendida.

Unavezhametidolasbolsasenelcobertizo,Florabreencantadaunadeellasy,trassacarvariosvestidosdenovia,dicemientrasloscuelgaenunenormearmario:

—Bienvenidaalafiestadeldivorcio.—¿Qué?—preguntoboquiabierta.Entre risas, ellas me explican que todas las mujeres de Hudson y

alrededoresquesedivorcian,comodeseanperderdevistaelvestidoquellevaroneldíadesuboda,selovendenaMadison.Ellalostransformaylosvendeaotrasnoviasporunospreciosmuyasequibles.Yolasescuchoincrédula,yentoncesMadisonmeanima:

—Vamos,pruébateelquequieras.Uau,¡conloquemegustanamílosvestidosdenovia!Siemprehesidolatípicaquesepruebalosdesusprimas,susamigas

ysustías.Vamos,queconrazónnomecaso.Meheprobadolosvestidosdemediahumanidad,ydicenqueesotraemalasuerte.

Entrerisas,rebuscoenelarmario.Allíhayverdaderashorteradasyotrosquenoestántanmal,hastaquedeprontomeparoanteunvestidoy,trasescanearlo,murmuro:

—Nopuedeser.Lodescuelgo.Mepongonerviosay,almirarlaetiqueta,susurro:—Ay,Diosito.Mispalabrasatraenlaatencióndelasotras.—¿Quéocurre?—preguntaMadison.Conelvestidodenoviaenlasmanos,lasmiroyrespondo:—Ésteesunmodelodelquemeenamoréhaceaños.Y,aunquenolo

creáis, tengo hasta una foto en mi casa de la revista donde lo vi porprimera vez. Siempre dije que, si algún día me casaba, sería con estevestido. Mis amigas llevan buscándolo un montón de tiempo pararegalármelo,peronoseencuentraporqueestádescatalogadoy,depronto,alverloaquí,yo...,yo...

—Pero¿quémedices?—murmuraFlormirándome.Conelvestidosucioyamarillentoenlasmanos,mesientosobreuna

silladesvencijadaycuchicheo:—Cuandolescuenteamislocasqueloheencontradoenuncobertizo

enWyoming,yllenodepolvo,noselovanacreer.

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Veresevestido,quetantomehacesoñarcadavezquemirosufoto,me acalora. Pero, no dispuesta a hacer un drama de ello, comienzo adesnudarmeymelopongo.Sinembargo,comoeradeesperar,noesdemitalla.Lanoviaquelousóeramásaltaqueyoyteníamáspecho.Aunasí,cuandomemiroalespejomurmuro:

—Dios...,siemprehequeridoprobármelo,yaquíestoyconél.FloryMadisonsonríeny,apartirdeeseinstante,durantemásdetres

horas,nosdivertimosvestidasdenovia,criticandoa todobichovivientemientrasbebemoscerveza.¿Puedehabermejorplan?

Aldíasiguiente,trasunaresacaconsiderableportodalacervezaquebebílatardeanterior,AndrewyyollevamosaAtlanticCityaNayeliyasusamigasparaverelconciertodelasFifthHarmony.

Ni que decir tiene que las chicas lo pasan de locura, mientras queAndrew sufre un poquito. Ver cómo su sobrina baila de un modo tansensual lo deja boquiabierto, y tengo que encargarme de él entre risas.Aunque, cuando cantan Worth It,[15] que me encanta, y comienzo abailarla,lomiroyloprovocotodoloquepuedoymás.

Dios,¡quéprovocadorasoy!Nayeliysusamigasmemiransonrientes,yyo,divertida,meacerco

aAndrewyledoyvariosmuasqueélaceptasinrechistar.Digamosqueeselpeajequelecobroporestanoche.

Traselconcierto,tantoélcomoyotiramosdecontactosparallegarhastalasartistasy,cuandoloconseguimos,alasadolescenteslesentralahisteria colectiva. Se hacen fotos, se abrazan y disfrutan del momento,mientras Andrew y yo las miramos y sonreímos dichosos por haberpodidodarlesesecapricho.

Mástarde,cuandoregresamosdeAtlanticCityydejamosacadaunadelaschicasensucasa,Nayelinosbesaysevaasuhabitaciónadormir.Andrewyyocontinuamosapiehastalacabaña.Haceunanochepreciosa.

—¿Lohaspasadobien?—preguntasinsoltarmedelamano.—Sí.Memiradivertido.—Nuncaimaginéquetesupieraslascancionesdeesaschicas.Sinduda,elhechodequemesupieraaldedilloaquellacanciónloha

sorprendido,ycanturreoWorthIt[16]mientrascomienzoacontonearmecomoenelconcierto.Andrewsonríey,cogiéndomeenbrazos,pide:

—Paradeunavezynomeprovoquesmás.

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Esomehacegraciay,cuandoentramosenlacabañaymedejaenelsuelo,nosmiramosy,oh...,oh...,creoquedeunmomentoaotrohabráunremuá.

Nosmiramosalosojos...Nostentamos...Siento cómosu respiración se acelera tanto como lamíay, cuando

creoqueelbesoesinminente,éldaunpasoatrásydicemirándome:—Buenasnoches,morena.Ay,¡quécalorquetengo!Yquécorteacabadedarme.Quiero queme bese, queme desnude, queme haga el amor. Pero,

comonoestoydispuestaapedirloniaaceptar lasmigajasqueélquieradarme,sonrío,leguiñounojo,medoylavueltayrespondo:

—Buenasnoches.Quedescanses.Unavezcierrolapuertadelahabitación,meapoyoenella,cierrolos

ojosymurmuro:—Estonodebedesersanoparalasalud.Al día siguiente, tras pasar la mañana practicando con Tormenta y

sentirqueAndrewnodejademirarmedeunamaneradiferentedelrestodelosdías,alfinaldecidequesalgamosacazar.Esomehorroriza,nomegustanadamataranimalitos,peroloacompaño.

Andrewmeexplicacómoseguirelrastrodelosconejos,aunqueyo,pormásquemiroelsuelo,loveotodoigual;¿seráquenotengomaderaderastreadora?

Nos adentramos en una espesa arboleda cuando, de pronto, unosgritoscaptannuestraatención.Andrewmepidesilencio.Nosmiramosycorremosenladireccióndelasvoces,peroalllegarnosparamosenseco.Quienes gritan sonMadisonyTom,quenonos veny prosiguen con ladiscusión.

—¡Vete.Yatelohedichocientosdeveces!—exclamaTom.—Meiríagustosa,peroquierotantoatumadreque...que...—Esmimadre,nolatuya—siseaél—.Notenecesita.—¡Eres un desgraciado, un egoísta, un desagradecido! —vocea

Madison.—Sí..., sí..., todo loque túquieras,pero siquieres irte, ¡vetedeuna

vez!Yasabesquenitequieronitenecesito.Andrew me mira. Yo lo miro a él. Madison se seca entonces las

lágrimasquecorrenporsucaraysentencia:

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—Tenporseguroqueloharé,perounavezhayapasadolabodadeFloryhableconRonna.Noquieroseguiratuladoniundíamás.Notelomereces.

—¡NiseteocurradecirleloquehayentreChenoayyo!¡Joderrrrrrrrrrrrrr!Madisonlosabe.Andrewmemiraalucinado.Nodicenadacuandoellareplica:—Algúndía lo lamentarás.Lamentarás estar conesa interesadaque

sólotequiereparaserunaMcCoy.LobuscóconAndrew,luegoconColdyLewis,yalfinalhaidoati,almásdébil,almástonto.

—Sí...,Madison,sí...,ytúeresmuylista.—¿Sabes?Por ti,malditodesagradecido,hesoportado lo indecible,

peroseacabó.UnavezmevayadeAguasFrías,noquierovolverasaberdeti.

—Tranquila.Yotampocotebuscaré.Dichoesto,Tomdamediavueltaysealeja.Madisontambién,peroen

direccióncontraria.Apenassinrespirar,Andrewyyonosmiramos.Loqueacabamosde

presenciarhasidoterrible.—Losiento—susurro.Élme agarrade lamanoy, en silencio, regresamos sobrenuestros

pasos.Andrewestásumidoensuspensamientos,yyoprefierocallarynoserimpertinente.

Cuando llegamos al sitio dondeme estaba enseñando a rastrear, sesientayveoquecomienzaasacarlostáperesquenoshapreparadoRonna.Entonces,dispuestaadecirletodoloquesé,murmuro:

—Andrew..., yo he visto a Chenoa y a Tommás de una vez.—Memira—.Y,encuantoaChenoa,tengoque...

—Noquierohablardeellos.Susproblemasnomeinteresan.—Ya...,perotienesquesaberque...—¿Qué parte de lo que acabo de decirte no entiendes, Coral? No

quierohablardeellos.Suregañinamehacereplantearmesicontinuarono.Sinduda,loque

hemospresenciadonoesagradableparanadie,yalfinaldesisto.Como puedo, bromeo acerca de la comida. Ronna es peor quemi

madre:noshapuestocomidaparaunregimiento.CuandoporfinconsigoqueAndrewsonría,miromisbotas.—¿Sabesquecasimemuerdeunacascabelalpocodellegaraquí?

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Él,queestábebiendo,paradebeber.—¡¿Qué?!Versugestopreocupadomehacegracia.—Salíenbuscadecoberturaparamimóvily, sino llegaaserpor

Madison,queaparecióypegóun tiroaunacascabel,creoque lohabríapasadomal.Aunque tengo que confesar que, cuando la vi apuntándomecon laescopeta,penséquehabía idoamatarmeamí.—Sonrío—.Penséqueestabacelosa,yloúnicoquelapobrehizofuesalvarmedelapicaduradeesabicha.

—Puesnohacontadonada.Nolosabía.—Y¿cómovaacontarlo,siningunodevosotroslehablanilepresta

atención?Andrewsepasalamanoporlascejas.—Mealegrasaberquenoteocurriónada.—Yamímealegraríaquelehablaras,ymástraslovisto.¿Deverdad

notedapena?Élnoresponde,einsisto:—¿Niunpoquito,aunqueseaunpoquitomuy...muypequeñito?Mivaqueromemira,sonríeyafirma:—Vale,unpoquitosí.Bien...,¡tienecorazón!—Puesdebessolucionarloantesdequeellasevaya.Dormirásmejor

porlasnoches.—¿Mejordeloqueduermo?Esomehacereír.—¡Teloaseguro!Durante la comida, nos olvidamos de lo ocurrido y, una vez

acabamos,recogemoslascosasynosadentramosenelbosque.Allí,veomuchosconejoshuyendodenosotros,ymurmuro:

—Ay,québonitos,¿hasvistosuscolitas?Depronto,Andrewmepideconlamanoquemecalleyseñalahacia

adelante.Apocosmetrosdenosotroshaydosconejosgrisescomunes,ycuandoélapuntaconelrifle,exclamoparaalertarlos:

—¡Ay...,ay...,ay...,conlobonitosqueson!Losanimalitosmeoyenysalenalacarrera.—Sinotecallas,regresaremossinlacena—murmuraAndrew.—Uis..., no te preocupes por eso. Puedo preparar unas ensaladas y

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unossándwichesenunpispás.Élsonríe,memirayyolehagoojitosmientraspregunto:—¿Notienescalor?Estoysudando.Denuevomepidequemecalleconungestodelamano.Mirohacia

el lugaradondedirigeentoncessurifleyveoaotrosconejos.Ay,Dios,¡pobrecitos! Éstos son más claritos y chiquititos, y me recuerdan aTambor, el amigo de Bambi, el del cuento que le leo a Candela algunanoche.Losobservoymurmuro:

—Son inocentes.Mira qué colitas blancas tienen. ¿Cómo los vas amatar?

Andrewvuelveamirarme.—Voyaporlamadre,noaporlospequeños.—¡¿Ylosvasadejarhuérfanos?!Denuevo,miexclamaciónahuyentaatodoslosconejos.Andrewme

miracongestoserioy,antesdequediganada,mirohaciamiderecha,veounpequeñoriachueloydigo:

—Uis,québien,agüita,¡vamosabañarnos!—No,¡espera!Pero, sin hacerle caso, salgo corriendo endirección a la orilla.De

pronto, la tierra parece engullirme y termino sumergida en un buencharcodebarro.Andrew,quevienedetrásdemí,comienzaacarcajearsealverme.

—Noséporquéteríestanto,¡gracioso!—gruño.Sinimportarlesilomanchoono,meayudaasalir.Secuelgaelrifle

enlaespaldaymecogedelamano.Llevobarrohastaenlasorejas.—Anda, dejemos a los dulces y tiernos conejitos —decide—.

Necesitasunbuenbaño.De su mano, llegamos hasta la orilla del río. Una vez allí, tras

deshacerse de todo lo que lleva, me mira y dice mientras se quita lacamisetaylosvaquerosparaquedarseencalzoncillos:

—Elaguaestámuyfría,¡prepárate!Acaloradayllenadebarro,mequitolacamisetaylosvaqueros.Me

quedoenbragasysujetador,yAndrew,cogiéndomeenbrazos,dice:—Alagua,morena.Ensusbrazos,entroenelríoy,Diosssss,¡estácongelada!Cuandomesuelta,gritoporlaimpresión.Noestáfría,está¡helada!Divertidos,jugamosenelaguacomodosniños.¿Quétendráelagua

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quetodosjugamosaahogarnosyalanzarnos?Intento lanzarlo a él, pero es imposible. El tío es una roca y no lo

mueveniDios.Nosécuántotiempoestamosasí,hastaquemecogedenuevoentre

sus brazos, y mis piernas, como si tuvieran vida propia, rodean suscaderas.Nosmiramos.¡Ay,madre!Y,comopuedo,murmuro:

—No...nodebemosrepetir.Él niega con la cabeza. Sabe que no debemos hacerlo, pero nome

sueltaydiceasuvez:—Tienesrazón.Nodebemosrepetir.Aun así, me mira..., me mira..., me mira. Ostras, ¡cómo me mira!,

mientrassientoelcalordesupielmojadacontramipiel.El mundo parece detenerse a nuestro alrededor, y de pronto soy

conscientedeque,paraambos,el«no»pasaaserun«quizá».Extasiada por ello, clavo los ojos en sus labios, en esos labios tan

sexisquemeponentanto.Y,cuandoestoyapuntodelanzarmeaellos,looigodecirenunhilodevozcargadodetensión:

—Oye,morena,¿túquémiras?Sonrío.Mimiradapasadesuslabiosasusojos,ymurmuro:—Niteimaginasloquemeexcitacadavezquemediceseso.Andrewsonríey,conunaintimidadyamásquepalpable,repite:—Oye,morena,¿túquémiras?Sonríootravez.Menudobribónestáhecho.—Megustaexcitarte—susurra—.Meencantaexcitarte.Ay...,quelavoyaliar.Ay...,quemeconozco.Ay,Diosito,cómosonríe,yyo,queyavoylanzadacuestaabajoysin

frenos,metiroasuboca,ydel«quizá»pasamosaunrotundo«¡sí!».¡Repetimos!Rodeados por el agua helada, nuestros cuerpos se calientan más y

más, y nos besamos. Nos devoramos. Nos tocamos a nuestro antojoolvidándonosdedóndeestamosy,cuandomequitalasbragasysientoquesus calzoncillos desaparecen también, simplemente le facilito loinevitable.

Mepenetra.¡Ay,Diosito,quéplacer!Susmanosmeagarranporeltraseroysientoquesehundeenmíuna

y otra y otra vez, mientras con descaro nos miramos a los ojos,

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disfrutandodelmorbosomomento.—¿Tegustaasí?—dice.Uf...,uf...,¡quépreguntita!Amí, conél,megustadecualquiermaneray, soltandoungemido,

admito:—Meencanta...Meencanta...,nopares,miniño.Centrándonos el uno en el otro, me da placer y le doy placer,

mientras el agua se mueve a nuestro alrededor al tiempo que nuestrosjadeosresuenanynosliberamosgritandosinimportarnosquiénnosoigaonosvea.

El placer es intenso, increíble; ambos nos aceleramos tanto comonuestras respiraciones y nuestros jadeos y, finalmente, tras un últimoempellón,sequedatotalmentehundidoenmíyambosllegamosalclímaxynosabrazamos.

Conmibocasobresuhombroderecho,cierrolosojosysonrío.—Por suerte, sé que tomas la píldora—comenta él—, porque esta

vezlohemoshechosinprotección.Asiento y sonrío. Llevaba más de un año sin hacer el amor sin

preservativo.Conelúltimoque lohice fueconJoaquín, conel restodemis ligues siempre... siempre, el preservativo. Puedo ser una loca en elsexo,peromipuntitodeprotecciónnuncamefalta,yelpreservativonosóloevitaquedarteembarazada,sinoelcontagiodemuchasenfermedades.

—Esperoque tecuidescomoyo—murmuro—o,comomepeguesalgo,tejuroquetemato.

Andrewsonríe,consusmanosaúnenmi traseromedaunpellizcoquemehacesaltar,yresponde:

—Tranquila,morena.Mecuido...Mecuido.Sonrío.Ningunodelosdossomoscríos,ysabemosmuybiendelo

quehablamos.Vuelvoabesarlo:meapetece,ynosehablemás.TrasunamañanaenlaqueAndrewyyohacemoselamortresveces

enelrío,regresamosalranchosinhabercazadonada,exceptobuensexo.Séquesetratatansólodeeso,purosexo,peronopuedoobviarlofelizque me siento cuando camino cogida de su mano, hablo con él y nosreímosconcomplicidad.

Creo que no sólo he perdido el norte. Sin duda, también estoyperdiendoelsur,elesteyeloeste.

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LlegaeldomingoyNayelisepreparaparasufiesta.Entre Madison y yo, le aconsejamos qué ponerse. Si se viste muy

sexi,susabuelasysustíosnolepermitiránsalirdelacasa,porloquenosencargamos entre las dos y el resultado es espectacular. Nayeli estápreciosa,ledejounbolsomíoqueleencanta,yapruebaelexamenquelehacetodalafamilia.

Cuando sus tíos se la llevan a la fiesta, Madison y yo, que nosquedamosconRonna, la tranquilizamos,mientras ella se afana en coserlosvestidosdelaboda.Nayelisólolovaapasarbien,yalasdocedelanocheiremosabuscarlaalafiesta.

Alquedarnossolas,meprueboelvestidodedamadehonorparaqueRonnaveasilasmedidasquecogióencajan.Unpardeveces,Ronnameclavaalfileressinquerer,unoenlacinturayotroenunpecho.Lacaradelamujer esdehorror, yyo, aunquedoloridapor el picotazo,digoparaquesonría:

—Simeexplotasuna,mevasatenerqueexplotartambiénlaotra.Ellafinalmentesonríeysevaalacocinaaporunvasodeagua.Entonces Madison me mira, y yo, como necesito hablar con ella,

digo:—Oye,Madison,nosécómodecirteesto,pero...—Osvi.—¿Qué?—OsviaAndyyatielotrodía,cuandoestabadiscutiendoconTom

enelbosque.Meapresuroaacercarmeaellaymurmuro:—Noséquéoshapasado,peroquieroquesepasquemetienesaquí

parahablaryparatodoloquenecesites,¿deacuerdo?

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Ella asiente. Veo gratitud en su mirada y, cuando entra de nuevoRonna,dejamosdehablardeltema.

Esanoche,despuésdecenar,decidimosiratomaralgoantesdeirarecogeraNayelialafiesta.

Cuando llegamos al bareto adonde vamos habitualmente, no haymúsica en directo, pero lamúsica country suena por los altavoces y lagentebailaanimada.

A los cinco minutos de entrar en el local, aparece Arizona. Nosmiramos. Nos entendemos con la mirada y, como es lógico, Andrewfinalmentesepercatadesupresencia.

Yodisimulo.Miroparaotrolado,peroconelrabillodelojoobservocómoellaseacercaaAndrew,queestápidiendoenlabarra,ycomienzaahablarconél.Elcorazónsemeencogepero,adiferenciadeotrasveces,asumoloqueocurre.Yomismaloheprovocado,yomismalehepedidoaArizona que proceda así, y decido sentarme en uno de los butacones.Andrewestaráentretenidoduranteunrato.

—¿Quieresbailar?—oigodepronto.Almirar,mesorprendo.Andrewestáamiladoy,trasmirarhaciala

barrayveraArizonahablandoconotragente,voyadeciralgocuandoélexclamamientrasdejalascervezasquehatraídoparalosdos:

—Vamos,morena...,¡bailemos!Sinsabertodavíaquéhafalladoparaqueélestéconmigoenvezde

conella,desumanollegamoshastaelbordedelapista.Allí,Andrewmeexplicalospasosdebaile,yrápidamentesalimosalapista.

—¿NoeraArizonaladelabarra?—Sí.Espero que diga algo más. No abre el pico y, cuando comienza a

sonarunacanción,preguntosonriendo:—¿Noeséstalacanciónquetantotegusta?Élsonríe.—Sí.SomebodyLikeYou.[17]Porcierto,¿sabesqueKeithUrbanesel

maridodelaactrizNicoleKidman?—Nomedigas—murmurosorprendida.Andrewsonríe.—Tedigo,miniña...,tedigo.Cada vez que me dice eso de mi niña en ese tono tan íntimo y

sensual...,mepongotontay,siyalosumoaloqueesacancióncomienzaa

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representarparamí,¡esparaflipar!Creo queAndrew no se da cuenta de lo que provoca enmí, y casi

mejorquenosedécuentaporque,silohace,Dios...,¡quévergüenza!Veinteminutos después, y acalorada por no parar de bailar con él,

estoyfeliz.FelizporcomprobarquenobuscaaArizonaconlamirada.Cuando bajan las luces del local, la música se tranquiliza y, sin

soltarme,Andrewmurmura:—Estolosabesbailar,¿verdad?Uf,madre...—Sí.Estosí—asiento.La canción que suena es preciosa. Andrewme dice que se titula If

HeavenWasn’tSoFarAway,[18]ylacantauntalJustinMoore.Nuncalahabíaoído.Entonces,élmesusurraaloído,poniéndomecardíaca:

—Hoyestásmuybonita.Sonrío. ¡Vaya un piropo! Y, como soy medio tonta, murmuro

mirándoloalosojos:—Gracias.—¿Porqué?Incapazdedecirlequeleagradezcoquenomehayadejadocolgada

porArizona,digo:—Porhacerquemesientaespecial,apesardequeArizonaestéaquí.Sientoquesusojosy losmíossehablan.Y,acercandosubocaa la

mía,Andrewsusurra:—Estoydisfrutandodeminovia,yaquínoexistenadiemásquetú.¡Maaadremíiiaaaaaa!¡Maaadremíiiaaaaaa!Loquemeacabadedecirsuperatodasmisexpectativasy,sinseparar

mislabiosdelossuyos,disfrutodeuníntimoysensualbesoquemehacesaberque,cuandolleguemosalacabaña,nuestroextrañojueguecitovaacontinuar.

Durantehorasdisfrutamosdealgoque,depronto,sevuelvenaturalpara ambos.Hablamos, reímos, nos besamos y nos comportamos comocualquier pareja de novios que sale a tomar algo con los amigos, yArizonanoseacerca.

SoyconscientedecómoestanocheAndrewmesigueconlamiradasivoyalbaño,sibailoosimealejounpardemetrospararespirarconMadison. De pronto, mi Caramelito me está haciendo sentir

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tremendamenteespecial,ymegusta,meencanta.Emocionada,lodisfrutosinquererpensarennadamás.

Poco antes de medianoche, Tom y Lewis se marchan a buscar aNayelipararegresartodosjuntosacasa.

Estamos charlando con los demás cuando a Andrew le suena elmóvil. Lo coge y frunce el ceño. En cuanto cuelga la llamada, explicamirándonosaMadison,aMosesyamí:

—LewisyTomdicenqueNayelinoestáenlafiesta.—¡¿Qué?!—preguntaMosessoltandosucerveza.Madison y yo nosmiramos. Sin duda, imaginamos con quién está.

Andrewnosmiraentoncesypregunta:—¿Vosotrassabéisdóndeestá?Ambas ponemos cara de circunstancias mientras los hombres nos

taladranconlamirada,yAndrewinsistedemaltalante:—¿Esoquéquieredecir?¿Sabéisconquiénestá?ElgestodeMadisonmehacesaberquenohededecirelnombrede

QuincyMcBirthyoallísevaaorganizarunabuena,porloquerespondo:—No.—¿Entonces?—preguntamichico.—Creo... creemos que sabemos dónde puede estar —finaliza

Madison,quedebedesaberdóndeestá,porquedesdeluegoyonolosé.AndrewyMosesnosmirancongestoserio.Nosésiestánaliviadoso

enfadados,yentoncesMosesgruñe:—¡Perfecto!Y¿podéisdecirmeporquévosotraslosabéisynosotros

no?Madisonsemueve,dejalacervezaquetieneenlasmanosyresponde:—Somos mujeres y nos fijamos en cosas que a vosotros ni se os

ocurren.Anda,venga,vayamosabuscarla.Sin hablar, los cuatro salimos del local. La fiesta se ha acabado y,

cuandoestamosllegandoalcoche,aparecenLewisyTomenelotrococheconelgestodescompuesto.

RápidamentelesexplicamosloquecreemosyMadisonlespidequevayamos hasta la arboleda. Los hombres semiran sorprendidos: allí esadondevanlasparejasdeHudsonenbuscadeintimidad.

—Túsabíasqueestabaenlaarboleda—protestaLewis.MadisonlomirayAndrewpregunta:—Y,silosabías,¿porquénohasdichonada?

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—Joder,Madison...—protestaTom.Pero, cuando veo que Moses va a abrir la boca y a decir alguna

groseríamás,agarroalapobreMadison,queestácargandoconlasculpasdetodo,yexclamo:

—¡Yaestábien!¿Queréisdejardeculpabilizarlaaella?—HadichoqueNayeliestáen laarboleda—gruñeMoses—.Yeso

sólopuedesaberloporquesabíaadóndeibaair.—No lo sé, pero lo imagino—consigue balbucearMadison—. La

arboleda es adondevan todas las parejitas tras las fiestas.Y simedecísquehabéisidoabuscarlaynoestabaallí,puesesenelprimersitioenelquepienso.

LosMcCoy, junto aMoses,protestany, cuandomecansodeoírlosgruñir,siseo:

—Antesdequeningunovuelvaadecirotratonteríamás,osdiréque,graciasaMadison,vuestrasobrinanohahechomuchasdelaslocurasquese hacen a su edad, porque se ha preocupado de hablar con ella, deescucharla y de aconsejarla. Mientras vosotros hacéis vuestra vida devaqueros machotes, ella se ha ocupado de Nayeli y la conoce muchomejorquenadie.Portanto,quedelantedemínoseosocurradecirnadaencontradeestamujerporque,siellanosedefiende,lovoyahaceryo.

Ningunodicenadamás.Parecequemispalabraslesdanquepensar,ynosrepartimosenloscochesparairalaarboleda.Porsupuesto,yovoyconMadison.Piensoapoyarla.

Al llegar, los hombres bajan de los vehículos con gesto huraño y,poniéndomeanteesosrudosvaqueros,ordeno:

—Vamosaver,vosotrosquedaosaquíquietecitos.—¡Nodigastonterías!—protestaLewis.—Coral,esnuestrasobrina—siseaAndrew—.Quítatedeenmedio.

Quieroverconquiénestáparapartirlelacara.Sinmoverme,apesarde lopequeñaquemesientoanteesoscuatro

machitosvenidosamás,repito:—Madisonyyolabuscaremosyvosotrosesperaréisaquí.—Cuandocojaaquienestéconella,levoyaarrancarlacabeza...—

murmuraTom.—Yasomosdos—afirmaMoses.—No vais a arrancarle la cabeza a nadie—replicaMadison—. ¿O

acasoningunodevosotroshavenidonuncaaquí?

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—¡Setratadenuestrasobrina!DeNayeli—insisteLewis.—Lo sé. Y me preocupa tanto como a ti —se encara Madison,

sorprendiéndome—.Perotodosvosotroshabéisvenidoaquíconlashijasylassobrinasdeotraspersonas.Nomevayáisdepuritanosahora.

Loshombressemiranentresí.Sabenquetienerazón.—No osmováis de aquí—repito—. Si Nayeli está en la arboleda,

regresaremosconella.Yosdigounacosa:cuandolaveáis,dramatismoslos justos. En elmomento en que lleguemos al rancho le gritáis cuantoqueráis,peroaquí,delantedetodaesagente,¡niseosocurra!ONayelinovolveráadirigiroslapalabraenlavida,¿entendido?

—Pequeñinaperomatona—semofaMoses.—Ésaesmichica—afirmaAndrew,haciéndomesonreír.Aloírlodeciresoentiendoquepuedocontarconélparaqueretenga

allí a sus hermanos, por lo que Madison y yo comenzamos a caminarentreloscochesaparcados.

Sin querer mirar en exceso, vemos de todo, y no podemos evitarsonreírhastaqueellareconoceelcochedelamadredeQuincy.

—Éseeselcoche—afirma.Juntasnosacercamosalvehículo.Porsuerte, laoscuridadhaceque

losMcCoynopuedanvernosy,aldistinguirelbolsoqueleheprestadoaNayeli en lapartedelanteradel coche, llamoa laventanilla empañadaydigo:

—Nayeli,nosésiestásvestidaono,perotienescincosegundosparahacerloysalirdelcoche.

—¡Joder!—gritaQuincy.Dossegundosdespués,antesinclusodeloqueesperábamos,lapuerta

seabre,Nayelisaleabrochándoselosbotonesdelablusay,cuandovaaprotestar,Madisonlacorta:

—Portubien,nodigasnada.Prepárateporquetustíosteesperanallí,ymejorquenosepanconquiénestás,oteaseguroquelolamentarás.

Cuando la chica sigue el dedo con el que ésta le señala y divisa alfondo las figuras de sus tíos, veo que el rostro se le descompone.Entonces,memiray,sinquererempatizarconellamásdeloquedeboenunmomentoasí,murmuro:

—Apechuga con lo que has hecho. Si eresmayorcita para hacer loque estabas haciendo, también debes serlo para enfrentarte a tus tíos.Venga,vamos.

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Eneseinstante,Quincysaledelcochey,mirándonos,vaadeciralgocuandomedirijohastaél,loagarrodelacamisetaysiseo:

—Si vuelves a acercarte a Nayeli, te aseguro que vas a tener quevértelasconlosMcCoy.¿Entendido?

Su chulería desaparece de golpe. Es evidente que le preocupa elhechodequelosMcCoypuedanenterarsedeloquehaceconsuadoradasobrina.

Acontinuación,sinmiraratrás,sigoaMadisonyaNayeli.Cuando llegamos ante Andrew, Tom, Lewis y Moses, ninguno de

ellosabrelaboca.Adelantándome,cojoalachicadelbrazoydigo:—Venga,montaenelcocheyregresemosacasa.El camino de vuelta lo hacemos en silencio. Nadie dice nada y, en

cuantollegamosalranchoynosbajamosdeloscoches,Nayelimiraasustíosypide:

—Noselocontéisalasabuelas.Losvaqueroscontinúansindecirnada.Nosabencómoprocedercon

ella.—Si se lo contáis, se van a disgustar mucho—insiste la cría— y,

aunquenome creáis, no estabahaciendonadade lo que pensáis. ¡Os loprometo!

De nuevo, ninguno de los hombres abre la boca, hasta que,finalmente,Madisondice:

—Venga,veteadormir.Yahablaremos.Nayelinosmira.Nosabequéhacer,comotampocosabenquéhacer

ellosy,cuandocon lacabeza le indicoquedesaparezca,ella lohacesinmiraratrás.

Actoseguido,Madisonnosmira.—Mevoyadescansar.Hastamañana.—Hastamañana,Madison—respondocuandoelladamediavueltay

seencaminahacialacasa.Alverquenadiemásdicenada, fulminoa losdurosMcCoycon la

mirada al tiempo que gesticulo. Entonces, uno a uno, le dan las buenasnoches. Todos exceptoTom, yMadison, al oírlos, se vuelve y losmirasorprendida.Yosonrío,ellamedalasgraciasconlamirada,y,comoeradeesperar,sumaridoechaaandarenotradirección.

Lewis y Moses se marchan también y Andrew, cogiéndome de lamano, comienza a caminar hacia la cabaña. En silencio, tan sólo

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acompañadosporelchirridodelosgrillosyelrelinchardeloscaballos,llegamos hasta allí. Andrew abre la puerta y, cuando la cierra, no mesuelta, sino que, acercándome a él, me arrincona contra la pared y mebesa.

Está excitado. Tremendamente excitado y, sin lugar a dudas, suexcitaciónmeexcitatambiénamí.

Sin hablar, nos besamos.Nos tocamos.Nos tentamos.Nuestra ropacomienzaavolarporlosairesycuando,deuntirón,merasgalasbragasy sientocómosucalientemiembrose introduceenmimásquehúmedosexo,jadeoydisfrutoelmomento.

Loquemehacees,comopoco,placentero.Subocabusca lamíaymemuerdeellabioinferiormientrassuscaderassebamboleanadelanteyatrásymedaloqueansíoyestaveznohebuscado.

Perodisfruto...,disfrutoydisfruto,yalmismo tiempomeagarroasushombrosypermitoquememuevaasuantojoymedétodoelplacerdelmundo.Susembates soncerteros; susmovimientos, contundentes.Y,cuandoelclímaxnosllegaalosdosyungemidosaledenuestrasbocas,nos miramos a los ojos con las respiraciones aceleradas y mi vaqueromorenomurmura,sabedordelomuchoquemegustaesafrase:

—Oye,morena,¿túquémiras?

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22

Al día siguiente, tras unamañana en la queAndrew y yo hemos estadobañándonosenelrío,cuandoregresamos,vemosaNayeliyloconvenzoparaquehablemosconella.

No es nada fácil: hablar de sexo con un adolescente siempre esmotivo de apuro para los mayores. Pero, dispuesta a que la chica seprotejaynocometatonterías,habloconellacontotalclaridad,mientrasAndrew,enocasiones,nosabedóndemeterse.

Unavez acabada la conversación—en laqueno sehamencionadopara nada el nombre de Quincy—, quiero y necesito que tío y sobrinahaganlaspaces,porloquedigo:

—Daosunabrazodeunasantavez.Sinpensarlo,Nayelidaunpasoadelante,yAndrew,conunasonrisa,

lacobijaentresusbrazosymurmura:—Enana,séquenoesfácilhacersemayor,nihablardeestascosas,

peronuncadudesquemetienesaquíparatodoloquenecesites,yaCoraltambién.¿Entendido?

Lacríaasiente,sonríey,cuandosesueltadeél,meabrazaydice:—Gracias,tíaCoral.AloíresomiroaAndrew.¿Cómoque«tíaCoral»?Pero, sin querer decir nada, la abrazo, sonrío y, cuando ella se va,

miroamivaqueroymurmuro:—Cadavezmesientopeorconestamentira.¡Acabandeascenderme

atía!Andrew sonríe, me coge en brazos y, entre risas, entramos en la

cocina.Despuésde comer,Ronna se empeña enque las acompañe a ella, a

FloryaMadisonallugardondesevaacelebrarlaboda.Vanairaechar

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el último vistazo. Sólo quedan diez días para lamisma, yRonna quierecomprobarqueestátodoapunto.

En un principio, Andrew se niega, quiere que me quede con él, ysonrío al ver en su mirada que desea que volvamos a la cabaña pararepetir.

¡Dios,quétentación!Pero,comonomedalaganadeestarasudisposiciónsiemprequeél

quiera, me apunto al plan de las chicas. Creo que es mejor enfriar elmomento.

Finalmente,AndrewdecidemarcharseconLewisyMosesaunaferiade caballos en Lander. Sora, Chenoa, Cold y Tom están allí vendiendoalgunos de los ejemplares, y Lewis le ha pedido a Andy que vaya conellos.

Antesdemarcharse,AndrewnosacompañahastaelcochedeFlory,cuando me voy a montar, me para, me da un beso en los labios ymurmura:

—Pásalobien.—Tútambién.—Estaréconlosmuchachoshastaqueregreses,miniña.Ay...,ay...,queyameestoyarrepintiendodehaberaceptadoelplande

laschicas.Pero,sonriendo,ledevuelvoelbesoyrespondo:—Hastaluego,Caramelito.Élsonríe,cierrolapuertayFlorarrancaelcocheysalimosdeAguas

Frías mientras las mujeres se mofan por nuestros apodos. Somos dosfriquis.

AlllegaraHudson,aparcamosy,antesdeentrarenellocal,veoqueArizonanosestáesperando.Nossaluda,nosbesay,comosiempre,esunencanto.Estoyabstraídaconsupresenciahastaque,alentrarenel lugardondesevaacelebrarlaboda,semecaeelalmaalospies.

Pero¿quéesesto?El local parece un viejo comedor social sin gracia, presencia ni

glamur.Nadaesbonito.Nadaesnisiquieravistoso.Elsitioesdeprimentey, aunque tiene unos grandes ventanales, es todo tan arcaico que, pormuchoquehagan,aquípocosepuedelucir.

Flor,ArizonayRonnaparecenemocionadas,mientrasyomiroamialrededorenbuscadeesaemociónquenoencuentro.Pero,porfavor,sihastaeneltechohaydesconchonesymanchasdehumedad.Sinembargo,

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comonoquieroparecerunaidiotarelamida,nodigonada,peroentoncesmiroaMadisonyséquepiensalomismoqueyo.Seloveoenlacaray,trasacercarmeaella,preguntocondisimulo:

—¿Enserioquelabodavaacelebrarseaquí?—Sí—dice, y al vermi expresión cuchichea—:Es un local que la

iglesiacedeatodoaqueldelpuebloquenecesiteorganizarunbautizo,unacomunión,unabodaounfuneral.

—Vayatela—murmuroalsaberesoúltimo.—Sí, ya ves, es viejo y deprimente, aunque reconozco que está

limpio.—Acontinuación,levantalavistaal techoyañade—:Peroalgúndíaestosevendráabajo.Sóloescuestióndetiempo.

Sindudatienerazón.—¿CelebrasteaquítubodaconTom?—No—diceellasonriendo—.Lanuestrafueeneljardíndelacasa

demispadres.Yteaseguroque,sinolahubieranvendidoyregresadoaNuevaYork,habríapropuestocelebrarlabodadeFloryColdallí.

Asiento.Nolodudo.Luegomiro al techo y veo una preciosa lámpara de araña que sin

dudahavistotiemposmejoresy,debajodeella,uncubopararecogerelaguaquecaedeunagotera.

—Estoesdeprimente—murmuro.Inconscientemente pienso en Tifany: si meto aquí a la Cuqui para

celebrar aunque sea la caída de una uña del pie, ¡se me desmaya! Noquieroniimaginarmesilametoparaunaboda.

EstoysonriendoalpensarenellocuandoArizonaseacercaamíy,alverqueMadisonsealeja,cuchichea:

—Laotranoche intentéhablarconAndy,pero fue imposible.Teníaprisaporregresarcontigo.

Me gusta que me diga eso. Me agrada muchísimo y, sin pensar,contesto:

—AhoramismoestáenunaferiadeventadecaballosenLanderconsushermanos.Quizá,sinomeveamícerca,estémásreceptivocontigo...

Segúndigoeso,maldigo.Pero¿quéhago?¿Porquésoytanidiota?Arizona asiente, creo que sabe dónde está y, tras un significativo

silencio,añade:—Sigosinentenderporquéhacesesto.Toma,¡perosinoloséniyo!

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Y,trasasumirquenosólomefaltantornillosenlacabeza,respondo:—Simplementequieroqueseafeliz.Ella asiente, regresa junto a su prima y, minutos después,

excusándose,desaparecedel localmientrasmicorazónseresquebrajaalsaberhaciadóndesedirige.

Estoy abstraída enmi propia tontería cuandoMadison se acerca denuevoamí.

—Es una pena que Sora no permita que la boda se celebre en elrancho—comenta—. Con todo el terreno que hay, podría hacerse unaceremoniamuybonitaenlapartedeatrásdelacasa.

Oíresomehaceregresara la realidadymedarabia. ¡Jodercon laabuela!

Pero,vamosaver,¿lasabuelasnosuelendesvivirseporverfelicesasusnietos?

Bueno,vale,hayclasesyclasesdeabuelas,ydesdeluegoéstaesdelaclase cabrona, a la que le gusta dar la nota y hacerse notar con susimposiciones.

Una señora entra entonces en el local yMadisonmedice que es lamujerdelpastor.RonnamepresentacomolanoviadeAndy,ylamujer,guiñándomeelojo,medicequecuandoquieraellocaltambiénestarálistoparamiboda.Lastripassemecontraen.Sólodepensarlo,mepongo,nomala,¡enferma!

Mientrasoigohablaralasmujeres,veolapilademantelesblancosyrelucientesquehayaunlado.

—Estoaúntenéisquedecorarloparalaboda,¿no?—pregunto.Ellasmemirancomosi leshubierapreguntadoel resultadodeuna

raízcuadradaovetetúasaberqué.—Ya está decorado —responde Ronna—. Sólo hay que poner los

mantelesylacubertería,¿noloves?Ahorasíquesemecaenelalmayelcorazónalospies.¿Realmente

meestádiciendoquelosmantelesblancosqueveojuntoalosplatosylosvasosdelañodelatanasonladecoraciónparalaboda?

Flor,queestáfeliz,mecogedelamanoy,mientrascaminamosporentrelasimpersonalesmesascondistintassillas—acuálmáscutreyfea—,meexplicadóndesesituaráelgrupodecountryparacelebrarelbaile.

Depronto,laspuertasdellocalseabrenyentranChenoaylaabuela.¡Lasquefaltaban!

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ElgestodeSoraesoscuro.Vieneenfadada.¡Menudocaretodemalalechequetrae!

—Uf...—murmuraRonna—, laventadecaballosdebedehaber idomal.SólohayqueverelgestodeSora.

Seacercananosotrasy,mirándome,laabuelasisea:—Yahablarécontigodespués.Todasmemiran.Pero¿quéhabréhechoyoahora?Y,sinimportarlelasmiraditasdelasdemás,nimicaradenosaberde

quéhabla,laimplacablemujerespetamirandoaRonna:—Se nos han caído seis ventas y el idiota de McBirthy se las ha

llevado.Ronna menea la cabeza, mientras que Chenoa no dice nada, y la

abuelaprosigue:—Porcierto,Walker,elpárroco,mehadichoquenohayhorapara

dejar el local. Por lo que, si los jóvenes quieren estar toda la nochebailando,puedenquedarse.

Al oír eso, Flor aplaude. Qué linda es, y qué contenta está porcelebrarsuboda,aunqueseaenestedesastrosolugar.

EstoymirándolacuandoChenoasemofa:—MiralaRolliza,quécontentasepone.Estoy de Vaca Sentada y sus envenenados comentarios ¡hasta el

gorro!Ostras,¿cómopuedesertandesagradable?MiroaFloralaesperadequesequeje,peroellaniseinmuta.Hace

que no la ha oído, cuando lo cierto es que la hemos oído todas. Pero,vamosaver,¿esamuchachatienehorchataenlasvenas?Porqueamímedicealgoasíy,sinlugaradudas,saleapropulsiónporlaventana.

En ese instante, en el local entran varias mujeres que saludan conafabilidadalasdemásmientrasamímemiranconcuriosidad.

—EllaesCoral,lanoviademihijoAndy—explicaRonnaorgullosacogiéndomedelbrazo,yyosonrío.Eslomínimoquepuedohacer.

Tras saludarlas a todas, que me abrazan encantadas y me dan labienvenidaaHudson,mepercatodeque,entretodasellas,hayunaquemesuena.¿Dequélaconozco?

Duranteunbuen rato, lamiro condisimulo intentando saberdóndehabré visto yo a esa mujer, hasta que, acercándome a Madison, lepregunto:

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—¿Dóndehepodidoverantesaesamujer?Ellalamiray,sonriendo,responde:—Es Marie, la madre de Quincy Junior, el chico que le gusta a

Nayeli.Lavistecuandofuimosarecogerlaasucasaaqueldía.—Ostras,¡esverdad!—Entonces,recordandoqueviaChenoaconsu

marido,murmuro—:Madremía,lodeVacaSentadaesmuyfuerte.Aloírmicomentarioyvermiexpresión,Madisonpregunta:—¿Porquédiceseso?Dudo. No sé si tengo que contarle lo que vi. Pero, necesitada de

compartir mi descubrimiento, y más tras saber lo que ella sabe de esaasquerosa, saco elmóvil del bolsillo trasero demi pantalón vaquero y,trassepararnosunpocode lasdemás,busco las fotosque leshiceaqueldíayselasenseño.

—Lodigoporesto.¿Quéteparece?ElgestodeMadisonpasadelaincredulidadalalucinetotalmientras

mira las fotos. Una vez vuelvo a guardar el móvil en mi bolsillo,murmura:

—¿CreesqueTomsabeesto?—Dudoquelosepa.Pero,tranquila,losabrá.Madison resopla. Esa bruja, que ha terminado de matar su

matrimonio,noestásóloconsumarido.—Esperoque,cuandolosepa,seleretuerzanlastripas—cuchichea.Lamiro.Eldolorqueperciboensuspalabrasescomprensible.—¿Puedopreguntartealgomuy...muypersonal?—digoentonces.Lapobrememira.Creoqueintuyeloquevoyapreguntar,yasiente:—Sí.Mido mis palabras. Pienso en lo que quiero decir, y acto seguido

pregunto:—¿Porqué,sieraslanoviadeAndy,tecasasteconTom?Madisonsacudelacabezayfinalmenteresponde:—Andynoestaba.Sóloloveíaunpardedíascadadosmeses.Yoera

una cría. Demasiado joven. Me gustaba divertirme con mis amigos ycoincidívariasvecesconTom.Enunprincipio, él tan sólomeprotegíaporqueeralanoviadesuhermano.Peroundíatodocambió,ycomencéaver en él al hombre que necesitaba.Me enamoré, creo que él, en aquelmomento, se enamoró de mí también y, dejándome llevar por missentimientos,meolvidédeAndyparacentrarmeycasarmeconTom.Sé

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quelohicemal.Eraunaniña,peroasíocurrió.No pregunto más. Creo que sobra seguir haciéndolo. Entonces,

intentandocambiarelrumbodelaconversación,digo:—¿TienesclarolodeirtedelranchodespuésdelabodadeFlor?Ellaasientey,trasmiraraRonna,susurra:—Sí.Yalotengotodopreparado.Meduele,perocreoquemerezco

serfeliz.—Porsupuestoquelomereces.Esonolodudes.Durante unosminutos, ambas observamos a Vaca Sentada reír con

Marie.Alcabo,Madisonpregunta:—¿Cómohasconseguidoesasfotos?Meencojodehombros.Noquierohablarledemifrustradahuida.—LosviundíaqueestabaenHudson.Elcasoesquedoñadecencia

noesloquedaaentender,yeldíaqueSoraseenteresevaaquedarsinpalabras.

Madisonasientey,conungestoquemehacesonreír,afirma:—Avísame cuando vayas a decírselo. No quiero perdérmelo, ni

tampocoelmomentoenqueseentereeltontodemimarido.Unahoradespués,trasdespedirnosdelasdemásmujeres,queserán

lasencargadasdeserviralosinvitadoseldíadelaboda,cuandosalimosdellocal,Sorameagarradelbrazoysisea:

—¿Tehandichoalgunavezqueeresunamujerzuela?—Sora, por favor, pero ¿a qué viene eso ahora?—protesta Ronna

mientrasMadisonyFlornosmiransorprendidas.Niellasniyoentendemoselrepentinoataqueporpartedelaabuela.

Pero,sincambiarmigesto,respondo:—Pues laverdadesquesí,peromimadresiempremeenseñóque,

según quién me lo dijera, debía darle importancia o no. Y, dicho esto,señora,¿dequésemeacusa?

Es evidente que a la vieja le sorprendenmi respuesta ymi actitud,peroreplica:

—Loquetúyelatontadodeminietohacíaisestamañanaen...—Loquesunietoyyohagamos—lacorto,puesséaquéserefiere

—esalgoquenosincumbeanosotrosdosyanadiemás.—Indecentes—matiza Chenoa—.Os he visto al aire libre, no una,

sinodosveces.Sonríoaloíreso.

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—¿Noshasvisto?—digo,yellaasiente—.Y,aunasí,tehasquedadoparavernos la segundavez.Ay..., ay..., quémorbosilla eres,mujer.Pero,mira,sitehubierasquedadounpocomás,habríasvistounatercera.

—¡PorelamordeDios!—murmuraellamirandoaSora.Molestayenfadadaporelnumerito,doyunpasohaciaVacaSentada.—¿Sabes?Paramíindecenciaesotracosa.Y¿sabesporqué?Porque

enmicasoyoestabaconminovio,noestabarevolcándomecondistintoshombrescasadoscomohacenotras¡indecentes!

Bueno...,bueno...,loqueacabodesoltarporestaboquitadepiñón.Chenoamemira.Acabodeescupirleloquesé,yveoeldesconcierto

ensusojos.Entonces,Soralaagarradelbrazoysiseaenplanprotector:—Yaquisieraismuchasdevosotrastenerlaintegridadylamoralidad

deChenoa.Yjustamentehaidoahablarlaquemástienequecallar.—¿Sabe,señora?,comodiríamiamigaIsa,paraserputayestaren

chancletas,mejormequedoquieta.—PorelamordeDios,¡quévulgaridad!—siseaSora.Y,sinmás,danmediavueltaysevan,mientrasyomeríoporloque

acabodedecir.Pero¿porquéhabrédichoeso?LapobreRonnaseapoyaenlapared,yensugestoveoeldolorque

siente. Lamujer comienza a llorar y, cuando la calmamos, consigo quevayamoshastaunacafeteríacercana,dondenossentamosacharlar.

Compungida, con el pañuelo en la mano, Ronna se queja de susuegra,ypreguntaunayotravez:

—¿Porquéostienequetratartanmal?¿Porqué?MadisonyFlorintentancalmarla.Tienenmáspacienciaqueunsanto.

Peroyo,queprecisamentepaciencianoesquetengamucha,respondo:—Pues porque nadie le ha parado los pies y pocos le han plantado

caracomohizoAndrewycomoahorahehechoyo.—Ningunadicenada—. Tú, Madison y Flor sois excesivamente permisivas con ella. No ostieneningún respeto, y se atreve adeciros todo loque se lepasapor lacabeza.Además,convuestraactitud,selotoleráistambiénaChenoa;pero¿noosdaiscuenta?

—Tienesrazón—afirmaMadison.—Mucharazón—añadeFlorconlacararoja.Aloíreso,Ronnadejaescaparunsollozo.Verlaasímeparteelalma

y,cuandoconseguimosquedejedellorar,memiraypregunta:—¿Quéquieresquehagamos,hija?Nopodemosobviarquevivimos

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enelranchodeSora.Lamiro.Sabemuybienloquevoyaresponder.—Esamujermerece un escarmiento—señalo—.Merece ver cómo

todososmarcháisdesuladoyquenolanecesitáisparavivir.Madisonmemira.Sabequeloocurridoledapieahablarconellay,

cuandoyoasientoensudirección,murmura:—Ronna, sé que quizá no es el momento, pero tengo que hablar

contigodealgo.—Se trata deTom, ¿verdad?—diceRonna.Madison asiente, y ella

murmura—:Llevopreparándomemucho tiempoparaesta conversación.Dime,hija.

Flor,quesabelomismoqueyo,desdemuchoantesincluso,sellevalamanoalaboca.Finalmente,Madisondice:

—Sabes que te quiero con todomi corazón porque, desde quemecasécontuhijo,siemprehasestadoamilado.Pero,unavezpaselabodade Cold y Flor, he decidido regresar a NuevaYork y... y comenzar lostrámitesparadivorciarmedeTom.

Ronnaasiente.Ensusojosveoqueintuíaquetardeotempranopodíapasary,conunatristezaquemeencogeelcorazón,afirma:

—Y harás bien, cariño mío. Te echaré mucho de menos porquesiempre has sido mi gran apoyo en Aguas Frías, pero precisamenteporquetequieroyveoloinfelizqueeresconmihijo,hasdemarcharteyser feliz. Eso sí, sólo te pido que no te olvides demí porque, paramí,aunqueestéslejos,seguirássiendomihija.

Meemociono.LlorocomolohaceFlory,concadapalabraquediceRonna,soymásconscientedelobuenapersonaquees.

Duranteunrato,MadisonyRonnahablan,sedesahogan,ytantoFlorcomo yo las escuchamos, hasta que ambas rompen a llorar y, comopodemos,lasconsolamos.

AbrazadaaRonna,deprontosoyconscientedecómoletiemblanlasmanos. Ese extraño temblor llama mi atención y, al ver que ella lasesconde,sugiero:

—Chicas,¿porquénovaisaporelcoche?Ronnayyoosesperamosaquí.

Una vez desaparecen, miro a la madre de mi supuesto novio ypregunto:

—¿Quéteocurre?

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Ellamemira, sabemuybienquenome refiero a las lágrimasqueaúnlecorrenporlasmejillas.

—Nada—responde.—Ronna...,nomeengañesporque,estavez,nielasadelabolsaseha

roto, ni las llaves se te han caído al suelo y no me has pinchado conalfileres. Esta vez no me engañas con respecto a esos temblores. ¿Quépasa?

La mujer cierra los ojos. Su gesto me hace ver que se sientedescubierta,ymurmura:

—Mehandiagnosticadoprincipiodepárkinson...—Ronna...—Peronadiesabenada,aexcepcióndeBetsy,Madisonyahoratú,y

tepediríaquesiguierasiendoasí.La miro boquiabierta. ¿Acaso cree que puede ocultar esa

enfermedad?Y,comosimeleyeralamente,dice:—NoquieroestropearleslabodaaColdyaFlory,porsupuesto,no

quieropreocuparantesdetiempoamishijos.—Pero,Ronna...,nopuedes...—Se lo diré. Claro que se lo diré. Pero cuando pase la boda.

Guárdame el secreto, por favor, y apoya a Madison en todo lo quenecesite. Sé que ella ha dudado sobremarcharse o no tras saber demienfermedad,peroesjovenyhaderehacersuvida.

Meapena.Saberesomeapenahastaenlomáshondodemiser.—Deacuerdo—asiento—.PrometoapoyaraMadisonentodoloque

pueda, como te voy a apoyar a ti. Pero, una vez pase la boda, debesdecírseloatushijos,¿entendido?

—Teloprometo—asienteellasecándoselaslágrimas.Laabrazo.Ronnaesunamujerentrañableque,desdeelmomentoen

queaparecíensuvida,nohaparadodedarmecariño.—Sabesquemetienesaquíparatodoloquenecesites,¿verdad?Asiente.Luegoveoquesonríeyafirma:—Losé,hija.MiAndynopudohacermejoreleccióncontigo.No...,no...,no...Escucharlayver su cariñomemachaca el alma.Vuelvo a sentirme

comounaPerracientay,separándolademí,indico:—Escucha,Ronna,yestotelodigomuyenserio:aunqueyomañana

rompieracontuhijo,quieroquesepasquemeseguirás teniendotodoel

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tiempoquetúquierasyparatodoloquenecesites,¿entendido?—Y ¿por qué tenéis que romper, con lo bien que estáis juntos?—

Acto seguido, mirándome a los ojos, cuchichea—: Arizona ya es algopasadoparaél.

Oír ese nombre y saber que Ronna nos ha estado observando merecuerdaadóndehemandadoyoprecisamenteaaquélla,ydigo:

—Apenaslaconozco,peromepareceunabuenachica.¿Quéopinasdeella,Ronna?

Lamujersacudelacabeza.Sinlugaradudas,laconocemejorqueyo.—Voyasersinceracontigo,hija—responde—.Arizonaesunachica

excepcional.Es trabajadora, solícita, educada, cariñosa,ymeconstaquemuybuenacocinera.Nopuedodecirnadamalodeellaporque, siemprequemeve,apesardeloquesucedióconAndy,merecibeconunabonitasonrisa.Y,aunqueséqueellacuidaríamuybienamichico,creoquetúloharásmejor.

Ay,Ronna.Nomedigaseso...¿Osí?—¿De verdad que no te gustaría que retomaran su relación? —

preguntoentonces.Ellamemira.Clavasusoscurosojazosenmíyprotesta:—Pues no. Porque amímegustas tú.—Esomehace sonreír—.El

Caramelitoesunchicolistoynotedejaráescapar.Telodigoyo,quesoysu madre y lo conozco muy bien. Nunca lo he visto tan cariñoso yentregadoconnadie.

Asiento.Vuelvoasonreírynodigomás.¿Paraqué?

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CuandoFloryMadisonregresanconelcocheparecenyamástranquilas,aligualqueRonna.

—HepensadoquepodríamosiraLander—diceFlor—.¿Osapetecequenosacerquemosalmercadillo?

Uisss, con lo queme gustan amí losmercadillos...Me apresuro aasentir,yMadisontambién.

—¡Perfecto!—exclamaRonna encantada—.Vayamos aLander.Esosí,yoaprovecharéparairaveramiamigaAlicia,sinoosimporta.

Una vez llegamos y aparcamos el coche,me sorprendo al ver unaenormeplazallenadepuestecitos.¡Vivanlosmercadillos!

Al bajar del vehículo, Ronna mira su reloj y propone quedar connosotras un par de horas después en una cafetería. Flor y Madisonasienten,yellasemarchaentoncesaverasuamigaAlicia.

Duranteunrato,lastrescaminamosporelmercadillo.MerecuerdaalosdemiamadoTenerife,dondeencuentrasropa,bisutería,calzado,fruta,flores...Estoesigual,peroenWyoming.

Me gustaría comprar cositas para Candela, pero no puedo hacerloconMadisonyFlordelante.Silohago,seenterarándelaexistenciademipequeña,ynohadeserasí,porloque,alverquequiereniramirarunastiendas de novias fuera del mercadillo, les propongo que vayan y yo,mientras tanto, cotillearé por los puestos. Al principio se muestranreticentes, no quieren dejarme sola. Pero al final, ante mi insistencia,aceptan, me dan las instrucciones para encontrarnos una hora y mediadespuésenlacafeteríadondehemosquedadoconRonnaysevan.

Una vez me quedo sola, lo primero que hago es mirar mi móvil.¡Tengocobertura!Y,sindudarlo,llamoaJoaquín.Trasdostimbrazos,éllocogey,despuésdesaludarnos,lepidohablarconmiGordincesa.

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Oír su voz me da la vida y, sonriendo, me siento en un banco ydisfrutodel ratitodecharlaquemedaminiñaconsumedia lengua.Mehabladesusprimos,desusyayos,delascositasquelehancompradoy,cuandomedicequemequieremucho,meemociono.

Cuandocuelgodiezminutosdespués,estoyfeliz.Mihijaestábien,yesoesloúnicoquemeimportaverdaderamenteenestemomento.

Miro mi móvil y ver que tiene cobertura me hace gritar desatisfacción.Nosécómopuedenvivirenelranchotanajenosaestetipode cosas. Tengo tropecientos mil mensajes de wasap de mis amigas y,encantada,respondoalgunos.Rápidamente,mimóvilsuena.Yanira.

—Hola,tulipana—saludofeliz.—Ya puedes contarme qué está ocurriendo. Me tienes muy

preocupada, esodeque estés incomunicada en ese rancho, conpersonasqueniconozconiséquiénesson,nomehaceningunagraciay...

—Eh..., eh..., tranquila, loca..., tranquila —digo riendo al notarlaacelerada.

—Estoyquemesubopor lasparedesyessólopor tuculpa,que losepas.Miraquetegustahacer¡coraladas!TehasmarchadoconAndrewasuranchoytodavíanomehascontadoporqué.¡¿Porqué?!Deverdadquenologroentenderlo,especialmenteporqueteconozco,eresenamoradizayluegomevendrásconpenas,disgustosysinsabores.Y,pararemate,medices eso de «¡Viva Wyoming!», que sé muy bien lo que quiere decir.¿Cómoquieresqueestétranquila?

Sonrío.Tienemásrazónqueunsanto.—¿Estássola?—lepregunto.—Sí.Ahorasí.Laschicasestánjugandoaltenis.Asiento.Necesitosincerarmeconalguien.—Cuandooigas loquevoyacontarte, creerásqueestoy loca,pero

necesitoquetecalles,meescucheseintentesentenderme.—Ay,Diosito—murmuraYanira.Sentadaenelbancodondeestoy,mecalomisombrerodevaqueray

digoalverquenadiepuedeoírme:—La familia de Andrew cree que soy su novia, y a mí me está

encantandoserlo.Estamosinterpretandounteatrilloantetodosellosy...—¿Qué?—Tehedichoquemeescuches.—Pero...pero¿túsabesloqueestásdiciendo?¿Estásloca?

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—Sabía que lo dirías y, sí, estoy totalmente loca.—Sonrío—.Perocalla, que todavía no lo sabes todo.Resulta que elCaramelito tiene unaexnoviallamadaArizonaque,porcierto,ademásdeguapa,esmuybuenapersonay...

—Pero,Coral...—¡Que tecallesymeescuches,porDiosssss!—insisto—.Como te

decía,creoqueelCaramelitosientealgoporsuexy,aunqueamíyasabesque me atrae—miento para no decirle mis verdaderos sentimientos—,pueshecometidolalocuradehablarconellayconvencerladequeintentereconquistarlo.

—¡Pero¿túestástonta?!—Loacepto.Estoymuytonta.—PorelamordeDios.¿Yaestáshaciendounadetuscoraladas?Pero,vamosaver,¿porquélehecontadoesoaYanira?—Laverdadesquenolosé.LoúnicoquequieroesqueAndrewsea

felizy,siArizonaeslamujerdesuvida,pues...—Lamadrequeteparió,Coral,¡noescarmientas!Sonrío.Efectivamente,noescarmiento.—Vale. Lo confieso: me gusta..., me gusta mucho, y los celos me

corroen,peromegusteamíono,yonoleatraigocomoleatraeArizona,y...

—Coral...—Aunquememates, tengo que decirte que ahora grito día sí y día

tambiénesode«¡VivaWyoming!»...—¡Gordicienta,esparamatarte!—exclamamiamiga.Imaginármelatocándoselafrentemehacesonreír.—Lo sé..., lo sé...No tengo dos dedos de frente. Siempre lo hemos

sabido y, cuanto mayor soy, menos frente tengo. No debería haberaceptadoesteviaje,ymuchomenoshacermepasarporsunovianihaberhablado con su ex. Pero no sé..., simplemente me estoy dejando llevar.Aunque... cada día que pasa el nubarrón se vuelvemás ymás grande, ymásporque lopasobienconAndrewyconsufamilia.Tieneunamadreincreíble,aunque,bueno...,suabuelaespeorqueundolordemuelas.

DuranteunratolecuentolospormenoresdetodoesoaYaniray,alfinal, las dos terminamos riendo. Sin duda nos faltan dos tornillos y, siellanomeescucha,¿aquiénselovoyacontar?

Porsuerte,miamigamequieretalycomosoy.Imperfectayllenade

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defectos.Cuando terminamos la conversación,medespidodeella.Algomás

motivada por haber podido hablar primero con mi hija y después conYanira,decidopasearporlospuestecitosymimarmecomprándomecosas.

Depronto,enunodeellosveounchalecoquellamamiatención.Esdepieldevacaconlentejuelasplateadas.Lomiro.Loobservo.Séqueesuna prenda arriesgada pero, dejándome llevar por mi impulso, me locompro.Cuandomealejodelpuestoconelchalecoenunabolsa,sonrío.Sinduda,conunosvaquerosyunacamisetatienequequedarfenomenal.

Después,meparoencientosdepuestosmás,hastaquellegoaunodejoyasdeplatayveounospendientespreciososajuegoconunascuriosasgargantillas.SilosvieraTifany,diríaaquellode«¡sonunacucada!».Y,sindudarlo,loscomproparamisamigas.Lesvanaencantar.

Estoy feliz pormis compras cuandome fijo en un tipomuy alto yenseguidame doy cuenta de que es el grandullón deMoses.Acelero elpaso.Quiero llegarhasta él, peroes imposible.Lagentenomepermiteavanzar.Entonces,veounafuentedepiedraenmediodelaplaza,mesuboaellaylollamo,peronomeoye.

Está frente aunode lospuestosdeventa.Observoque compradospulserasdecueromarronesynegrasyélsecolocauna.Eltenderometelaotraenunabolsitanaranjay,despuésdepagar,Mosesseguardalabolsitayseva.

Atascada entre la multitud, cuando consigo llegar al puesto, elgrandullónyahadesaparecidoy,curiosa,miroel tipodepulseraquehacomprado.Sonmuybonitasy, al ver cómo lasmiro, el hombreque lasvendemeexplicaqueenlachapitadeplataquellevaenlaparteexteriorpuede grabarle lo que yo quiera. Pienso en Andrew: ¿le gustaría llevaruna? Lo pienso. No sé qué hacer. No conozcomucho los gustos demivaqueroy,mirandoalseñor,digo:

—Unamigomío acabade estar aquíy seha llevadounaspulseras.Erauntipoalto,moreno,conunsombreroclaro,y...

Élasiente,sabedequiénlehablo,yyoprosigo:—Elcasoesquenoquerríacomprarotraigualquelassuyas.—Tranquila —responde—. Como las suyas es imposible que las

compre.Sorprendida,mirolaspulserasquehayantemí:¡sontodasiguales!—Suamigomeencargódospulseraslasemanapasada—meexplica

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—.Peroqueríalaschapitasdeplataenlaparteinteriordelasmismas.—Y,sonriendo,añade—:Intuyoquenodeseaquenadiesepaloqueponeenellas.

Vaya...,vaya,conelligóndeMoses...Y,cogiendounadelaspulseras,selaentregoalvendedorydigo:

—¿Podríagrabar«¿Repetimos?»?Él me mira. Otro que debe de pensar que estoy como una cabra.

Sonríey,trascogerlapulsera,conunamaquinitagrabaenlaplataloquelehedicho.Encuantotermina,melaentregaparaqueveaelresultadoy,cuandoasientoymete lapulseraenunabolsitanaranja, lepagoyme laguardoenelbolso.

A continuación, compro cositas para mi niña. Una camiseta, unchalequito, una chaquetita, y lo guardo todo al fondo de las bolsas quellevo.NiAndrewni yo hemoshablado de la existencia deCandela paraquelacosanoselíemás,ycreoquelomejoresquesufamiliasigasinsaberdeella.

Despuésme encamino hacia el lugar donde he quedado conFlor yMadison,ydeprontomisojosdivisanaAndrew.Alverlo, sonrío.Pero¿quéhaceallí?

Lo miro embobada. ¡Dios, qué guapo está con ese sombrero decowboy!

Rápidamente, me atuso el pelo, me recoloco la camiseta y echo aandar hacia él, cuandome doy cuenta de que está tomando algo en unaterrazaconArizonaymeparoenseco.

Duranteunrato,losobservoentrelamultitud.Comobienpresupuse,ellahasabidoencontrarloyenrollarseparaestarasolasconél.Medoycuentadecómoellacoqueteatocándoseelpeloylaoreja,ydecómoélsela come con la mirada. Sin lugar a dudas, como diría mi santa madre,dondehubofuego,aúnquedanrescoldos.

Meestoytrabando.Meestoyenfadandosegundoasegundoyséquenohedehacerlo.

Sientoquemeacelero,ymecago¡entó!Peronohedeinterferir.Yomismaheprovocadoestoysoyconscientedequelaúnicaculpabledequeesténahorajuntos,solosymirándosedeesemodo,soyyoysóloyo.

Estoy observándolos cuando se levantan y semeten en la voráginedelmercadillo.Lossigo.Separanenvariospuestecitos.Ríen,comentanydisfrutan del momento, mientras yo me reviento observando y

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tragándomemipropiabilis.De pronto, en uno de los puestos veo que se interesan por unos

pendientes.Ellaselosprueba.Concoquetería,miraaAndrew,sesubeelpelo,ymicorazónseresientecuando,aunquenolooigo,imaginoquelehadichounodeesospiroposquepocasvecesmediceamí.Conclusión:Andrewpagalospendientes.

Esomeenerva,meponefuriosa.¡Yyocomprándolepulseritas!A cada instantemás enfadada, pero sin dejar de seguirlos, veo que

salendelmercadilloysedirigenhaciaunparking.Allí,separanahablary, con cariño, Arizona le toca primero un brazo, luego el cuello, yfinalmenteterminanabrazados.¡Mierda!

Conelcorazónacelerado,soytestigodecómosehablan,decómosemirany,cuandoellaseacercaasubocaylobesa,tengoquecontenermeparanogritar.

Esalgorápido.Noesunbesointensonipasional,peroyomeclavolasuñasenlaspalmasdelasmanos.

Hasidounsimplepico,peroverlo,sertestigodirectodeello,mehahechosentirfatal.Finalmente,seseparan,Arizonamontaensucocheysemarchamientrasveoqueélmiracómosealeja.

¿Quépensará?Durantevariosminutos,Andrewnosemueve.Imaginoquecalibralo

que ha pasado, que evalúa lo que ha sentido con ese beso,mientras yosientoquelatierrasemuevebajomispies.

Alfinal,sequitaelsombrerodecowboy,seatusaelpeloy,cuandovuelve a ponérselo, veo que camina hacia un vehículo de la familia, semonta, arranca el motor y se va. Y entonces siento que mi corazóndesbocadosevaasalirdelpecho.

—Teestábamosbuscando—oigodepronto.Alvolverme,meencuentroconFloryMadison.Deduzcoquemicara

debedeserunpoemacuandooigoquemepreguntan:—¿Quéteocurre?Sacandomisdotesartísticas,sonrío.—Estoysedienta.Venga,osinvitoatomaralgomientrasesperamosa

Ronna.Ellasaceptany,sinmiraratrás,piensoenrefrescarmigargantay,de

paso,tambiénmicabeza.Como siempre que nos tomamos unas cervecitas, Flor parece

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resurgir de sus cenizas. La tía no se emborracha, pero se vuelve másdicharachera,hablamás.Megusta.Creoquedeberíaserasísiempre.Creoquedeberíabeberseunpardecervezasaldíaporprescripciónmédica.

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Esanoche,traspasarunatardeenlaquemicabezanodejadepensarnadabueno, dejamos a una salada Flor en su casa y continuamos hacia elrancho.

Cuando llegamos, veo a Andrew al fondo, apoyado en la cercahablando con otros hombres.Mi corazón se acelera. ¿Por qué seré tanidiota?

Madisonparaelvehículoyellosnosmiran.Conunafingidasonrisa,los saludo con lamano y ellos sonríen,mientrasRonna se apea y va asaludarlos.

CuandoMadisonyyonosbajamos,ellamemira.—GraciasporayudarmeaexplicarmeconRonna.Meapeno,peroafirmoconuncariñosogesto:—Aquíestoyparaloquenecesites.Demasiadobuenahassidoqueno

lehascontadolodeChenoayTom.Ellaseencogedehombros.—¿Paraquédecírselo?Tantosiellaexistieracomosino,novolvería

consuhijo,ynoquierohacerlasufrirmásdelacuenta.Noselomerece.Ambasestamosdeacuerdoeneso,y,alveraRonnaentrarenlacasa,

Madisonañade:—Voyaayudarlaaprepararlacena.—Vale—asientodesdemimundodecristal.Unavezsealeja,alverqueAndrewnoseacercaamí,mevuelvoy

caminohacia la cabaña.Soy imbécil. ¿Cómomedejo embaucar por él?Pero, mientras camino, también soy consciente de que nunca me haprometidonada.Andrewse loestá tomandocomounjuego,ysoyyo,ysóloyo,laquesehacepajasmentalesconrespectoaél.

Depronto,oigounospasosrápidosdetrásdemí.

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—Eh,morena,¡espérame!—gritaAndrew.Conscientedequenosmirandemasiadaspersonas,meparoy,cuando

mi vaquero llega hastamí yme va a dar un beso, a diferencia de otrasocasiones,enlasquecolaborocontodomiser,estaveznimemuevo.

—Tanpocaefusividaddaráquehablar.Uf...,uf...¿Aquelecruzolacaradeunguantazo?—Miraquébien.Asínoseaburren.Muysorprendidopormicontestación,Andrewmeclavalamirada.—¿Quéteocurre?—Nada.Susojosbuscanlosmíosy,cuandolosencuentran,comenta:—HadichomamáquehabéisestadoenelmercadillodeLander.—Sí.—¿Hascompradocosas?—Sí.—¿Mamáylaschicassehanportadobiencontigo?—Sí.Misescuetasrespuestaslehacensaberquemeocurrealgo.Nosési

imaginará que lo he visto allí con la pelirroja. Entonces, se quita elsombreroyvaadeciralgocuandosalto:

—Tu abuela me ha llamado mujerzuela, y la idiota de Chenoa,indecente.Estaúltimanoshavistoenelríoestamañana.

Andrewlevantaunaceja.Alparecer,creequeéseeselmotivodemicabreo.

—Loquediganellasnotienequepreocuparte—murmura.Memuerdolalengua.Sientounasirrefrenablesganasdegritarle,deempujarlo,dedecirle

que lo he visto con Arizona, pero me callo. Es lo mejor. Sin querer,rememorocómohorasantesmehizoelamor,cómomebesó,cómomemiró,ymaldigoalatontaquehayenmí,quesiguecreyendoenelamor,en la magia, en el romance. Luego, sin ganas de alargar la charla, leenseñolasbolsasquellevoydigo:

—Mealegraloquedicespero,sinoteimporta,medueleunpocolacabezayvoyatomarmealgo.Porfavor,dileatumadrequemedisculpe,pero no tengo ganas de cenar. Prefiero quedarme en la cabaña yacostarme.

Echoaandar.Necesitosepararmedeéloleestampolasbolsasenla

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cabeza.Entonces,depronto,meparasujetándomeporelcodoypregunta:—¿Teduelemucho?Dios, que simeduele.Meduele el corazónpor lo tontaque soyy,

asintiendo,afirmoconrotundidad:—Sí.Medoylavueltayaceleroelpaso.Noquieroquevuelvaadetenerme.Mediahoradespués,cuandoheguardadolosregalitosquellevopara

misamigasyparaCandelaenlamaleta,decidodarmeunbaño.Cojoropay una toalla limpia de la habitación y, cuando salgo al salón, oigo quellaman a la puerta.Al volverme, ésta se abre y entraRonna preocupadaconunabandeja.

—¿Quéteocurre,hija?Conuna sonrisadegratitud, respondomientras elladeja labandeja

sobrelamesa:—Meduelelacabeza,peronotepreocupes.Comoharíamimadre,lamujerseacercaamí,posalamanoenmi

frente y, tras unos segundos en los quememira con gesto preocupado,dice:

—Ya te he notado yo un poco desanimada después del mercadillo.Fiebrenoparecequetengas.¿Quétehastomado?

Esomehacesonreír.—Paracetamol.Tranquila.Ronnasacudelacabezay,señalandolabandeja,dice:—Tehetraídosopadepolloycarneconpatatas.Tienesquecomer.Esegestotanbonitomeemocionaymehacedarmecuentadelomala

personaquesoy.¿Cómopuedoestarengañándolaasí?Pero,antesdequeyopuedadecirnada,ellamedaunbesoenlamejillayañade:

—Cómete loque tehe traídoy luegoacuéstate.Tevendrábien,¿deacuerdo,bonita?

Asiento.Nopuedohacerotracosa.Ronnamededicaunasonrisayseva,dejándomeconlasensacióndequesoylopeordelopeor.

Unavezmequedosola,conmimóvilenlamano,buscomimúsica,mepongoamiPabloAlboráncantandoRecuérdame[19]ymeinsultoamímismaporsertancomplicada.

¿Porquénopuedoserunatíamásnormal?¿Porquénopuedoenamorarmede alguienquemecorrespondaen

lugar de fijarme en tipos que o no me corresponden o están todavía

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colgadosdesuexnovia?Mientras suena la música, salgo del baño, cojo unas velas que he

vistoenunmuebledelacocinaylasenciendo.Suenauna canción, y otra, y otra, y cadaunaque escuchomehace

darmecuentadequemividaesunamierda.Quierounamorcomoésedelquehablanlascanciones,peroloquesiento,encambio,eseldesamorqueenellasseexpresa.

Cuandoelbañoestá listo,apagolas lucesymemetoenlapreciosabañera que un día el hombre de mi deseo decidió colocar allí. Lasensacióndelaguaesgustosa,lasvelasmeencantany,cerrandolosojos,merelajomientrastarareolacanciónquesuenaacontinuación.

Nosécuántotiempopasóallí,sóloséque,depronto,oigosusurrarjuntoamioreja:

—Despierta,morena.Sobresaltada, me siento en la bañera y, al ver a Andrew en la

penumbra,gruño:—¿Quénariceshacesaquí?Mibufidohacequedéunpasoatrásy,antesdequediganada,suelto:—Meestoybañando.¿Nopuedesrespetarmiintimidad?Alucinadopormibrusquedad,veoqueparpadea,ysiseo:—Salahoramismodeaquí.Sindecirnada,saledelbañoycierralapuerta,mientrasyomaldigo.

Cuandosoycapazdemoverlaspiernas,quesemehandormido,miromimóvil,desdeelquesiguesaliendomúsicatranquilita,ymepercatodequehapasadomásdeunahoradesdequemehemetidoenlabañera.

Condiligencia,salgodeella,enciendolaluzyentroenlacabinadeducha.Unavezacabo,meenvuelvoelpeloconunatoallayelcuerpoconotra.Noquiero salirdelbaño,por loquedecidohacer tiempoparaqueAndrewseaburraysevaya.Unavezmeseco,meechocremaportodaspartes,despuésmepongounasbragasyunacamiseta.

Yavestida,mequitolatoalladelpeloycomienzoadesenredarlo.Acontinuación, abro la puerta del baño yme quedo sorprendida al ver aAndrewsentadoenunasilla.Nosmiramosy,levantándose,pregunta:

—¿Teencuentrasmejor?Asiento. Con paso rápido, voy hasta la habitación que ocupo y él

vienedetrásdemí.Conscientedequeestoyenbragas,aunquelacamisetamelastapa,sacounpantaloncitocortoymelopongo.

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Andrewdiceentonces:—Hevistoquenohastocadolacomidademimadre.Tecalentaréla

sopaenelmicroondasy...—No.Loharéyo.Sinhablar,asiente.Dejaquepaseporsuladoy,cuandolohago,me

cogedelbrazoypregunta:—¿Mepuedesdecirquéteocurre?Ay,Dios...,ay,Dios...,¡quenoquieroexplotaryhacerelpeordelos

ridículos!Me siento como una bomba lista para ser disparada, peromecontengo,¡debohacerlo!

Norespondo.Esperoaquemesuelteelbrazo,cuandoinsiste:—Hepreguntadoquéteocurre.Conscientedelnumeritoqueestoymontando,meavergüenzodemí

mismay,trascontarhastaveinte,lomiroyrespondo:—Hoynohetenidounbuendía.Simplementeeseso.—¿Porqué?¿Quéhaocurrido?Lomiro.Ay,Dios...,tengounataquedecelostremendo,perorespiro

ycontesto:—Hehabladoconmihija.Laechodemenos.Andrewmeacerca a él.Meabraza, yyo, sinquererdejarme llevar

porloquemehacesentir,medeshagodesuabrazoymurmuro:—Deverdad.Quieroestarsola,¿podríasdarmeesegusto?Mi vaquero me mira. Intenta leer en mis ojos algo que no estoy

dispuestaamostrarley,trasunsuspiro,responde:—De acuerdo. Te dejaré sola, pero regresaré dentro de un par de

horas.—¿Nosalesestanoche?—preguntoconsegundas.Élniegaconlacabeza.—¿Adóndevoyairyosinmimaravillosanovia?Ay,queledoy...,¡queledoy!Y,sinmás,saleporlapuertayseva.Conlarabiainstaladaenmicarayentodomicuerpo,cojolatazade

caldodepolloylametoenelmicroondas.Veocómodavueltasmientrassecalientay,cuandosuenaelpitido,lasacoymelobebo.¡Quérico!

Unavezacabo,calientolacarney...,Dios,¡québiencocinaRonna!Cuando termino la cena, lavo los platos y los cubiertos en el

fregadero,lossecoyloscolocosobrelabandejita,yentoncesllamanala

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puerta.¿Quiénseráahora?EncuantoabroyveolacaradeLewis,sonrío.—SéporAndrewquenoquieresque temolestemos—dice—,pero

mamámehapedidoquetetrajeraestetrocitodesutartademelocotón.Almirarlaporción,sueltounacarcajada.—¿Trocito?—exclamo.Lewisríe,seencogedehombrosysusurra:—Vale.Mamáesmuyexageradaconsustrocitos.Divertidaporelgestotraviesodelvaquero,caminohacialacocina,

cojootracucharay,entregándosela,digo:—Vamos,ayúdameacomérmela.Demejorhumor,nossentamosenel salónycomemoseldelicioso

manjar,quesabeagloria.Concuriosidad,observo lascapasque llevaymentalmente tomo nota de que tengo que pedirle la receta aRonna. Sinduda,esunagranrepostera.

—¿Quétalhoyenlaferia?—pregunto.—Mal —suspira Lewis—. Varias de las ofertas que teníamos por

algunosdeloscaballoshansidoretiradasy,comoestosigaasí,noséquévamosahacer.

PiensoenChenoa.Nosésiesabrujaestáonohaciendoalgomal,ypregunto:

—¿Tefíastotalmentedevuestraveterinaria?Lewismemira.Nosabeporquéledigoeso.—Sí. Vaca Sentada... —contesta riendo— puede ser muchas cosas,

peromeconstaqueesbuenaprofesional.Noslohademostradoenmásdeunaocasiónconloscaballos.¿Porquémelopreguntas?

Sin querer echarlemierda a Chenoa, a pesar de que se lomerece,sonrío.

—Porsaber.Piensaqueparamítodoestemundoesdesconocido.Lewisasientey,cuandovaadeciralgo,añado:—Porfavor,dimequeApacheha regresado...Séqueesunamaldad

quenoquieraquelovendáis,peromeencantaesepotrillo.—Sí,reinadelasalsa—afirmaél—.Apacheharegresado.Durante un rato, Lewis y yo charlamos de lo primero que se nos

ocurre. Le hablo de mi antiguo empleo en Los Ángeles, le comento laposibilidaddebuscarunlocalcuandoregreseparaemprendermipropionegocioyél,sindudarlo,meanimaaquelohaga.

Lewismehablatambiénsobrelomuchoquelegustasutrabajoenel

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ranchoy,porcómoseleiluminanlosojosalexplicarlo,séqueesverdad.Mientrasloescucho,soyconscientedelomaravillosoqueestrabajarenloqueaunolegusta,ypiensoencómodisfrutoyocreandomaravillosastartas,dulcesypostres.

Cuandonoscansamosdeestarenelsalón,decidimossaliratomarelairefueradelacabañaynossentamosenunbalancínquehayenunlateralde la entrada. Entre risas y confidencias, continuamos nuestraconversación,yélsesorprendecuandoledigoquesoylamejoramigadelacantanteYanira.

Apartirdeesemomentohablamosdemúsicayyolepreguntosobreelcountry.Lewismerespondeatodoy,cuandomeinteresoporunpasodebailequehevistoyquenoséhacer,ésteselevantaparamostrármeloy,eneseinstante,algocaedesubolsillotrasero.Rápidamente,meagachoacogerlo y veoque es una bolsita de color naranja. Sin decir nada, se laentregoyélexplicasonriendo:

—Esunregalo.Conscientedequeyo tengootrabolsitanaranjacomoésaguardada

paraelidiotadesuhermano,pregunto:—Y¿sepuedesaberquées?Lewis se sienta ami lado, abre la diminuta bolsa yme enseña una

pulsera de cuero. Al cogerla, un estremecimiento me recorre todo elcuerpo.

—¡Québonita!—Sí.Espreciosa,¿verdad?Yoasiento, ledoy lavueltaa lapulseray,alver lachapitadeplata

grabada con las palabras «Sólo tú eres mi amor», me quedo helada.¡Ostras,loqueacabodedescubrir!

—¿Esdeesealguiencomplicadoyespecialquemecomentaste?—murmurocomopuedo.

Lewissonríe,asientey,tendiendolamanohaciamí,dice:—Sí.¿Meayudasaponérmela?Mientrasselapongo,procesolainformación.MosesyLewis.LewisyMoses.Esosdosrudosyvaronilesvaqueros...,¿deverdadsonpareja?Madremía...,madremía,siPocahontasoalgunodelosvaquerosque

los rodean se enteran, se puede liar bien gorda.Mi cara debe de ser de

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alucinetotal,puesLewismepregunta:—¿Quéteocurre?Lo miro. No puedo mentir. Es más, no tengo por qué mentir y,

jugándomela,pregunto:—Mosesesesapersonacomplicada,¿verdad?LasonrisadeLewissecongela.Sientoquelasorpresaloacongoja,y

murmuro:—Tengoinfinidaddeamigosgaisy...,tranquilo,novoyadecirnada.

Además,aunquenomecreas,nomehabíapercatadodevuestrarelación,hastaquehoyhevistoaMosesenLandercomprandoestaspulseras.

—¿Lohavistoalguienmás?—No.No.Tranquilo.Siséquiénteharegaladolapulseraesporque,

al acercarme al puesto para comprar una para Andrew, le he dicho alvendedor que no la quería igual que la del vaquero grandullón queacababa de marcharse, y éste me ha dicho que igual nunca podría serporque la chapa de plata, en el caso del vaquero, iba por dentro. Y...,bueno...,alvertupulseraconlachapagrabadapordentro,heatadocabosy...

Lewisnoresponde.Intuyoqueensuinteriorestálibrandounabatallaporcontarmeonolaverdad,yfinalmentedice:

—Teagradeceríaqueguardaraselsecreto.—Sí...,sí,porsupuesto.Quenotequepalamenorduda.Pormínadie

sabránuncanada.Acontinuación,respira.Sientoqueporfinrespiray,apoyándoseen

elrespaldodelbalancín,murmura:—Mosesyyo llevamos juntosdesdeque íbamosal instituto.Todos

noscreenunosexcelentesamigos,peronadiesabe,niimagina,quesomosalgomás.Yanosencargamosnosotrosdedemostrarleslomujeriegosquellegamosaser,aunquecadadía,segúncumplimosaños,noscuestamás.

Asiento. Sin duda lo demuestran muy bien. Entonces, recordandoalgo,curioseo:

—Y¿EvelynyKate?Elvaquerosonríe.—Ellas son pareja y nuestra tapadera para poder pasar la noche

juntos,tantoaquícomocuandovamosasucasa.Siemprequenosvenconellas,evitamosquelagentehabledenosotrosynosjuzguen.

—Andrewnoosjuzgaría.

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—Esonolosabes,Coral.—Losé—insisto—.TenemosamigosgaisenLosÁngelesalosque

quiere y respeta como a cualquier otra persona. Ten por seguro que tuhermanoosayudaríaentodoloquenecesitarais—murmuropensandoenManuyDavidyotrosamigosquetenemosencomún.

Lewisseencogedehombros.—Aunasí,prefieroquenolosepa.—Pero¿porqué?Élsonríe.—Llamémoslocobardía.Nosé,esdifícildeexplicar.—¿Sabes?Hayuna frasequediceque lahistoriano laescriben los

cobardes,sinolosquetomanlainiciativa.YnocreoqueMosesytúseáisunoscobardes.

—Ynolosomos.Essóloque,ennuestroentorno,enelrancho,sergaynoseríanadafácil;haydemasiadosprejuicios.

—¿Yporquénoosvaisdeaquí?—Lohemospensado.—Y¿quéosloimpide?Lewissacudelacabeza.—Mamá, Nayeli, mis hermanos, la abuela, el rancho..., demasiadas

cosas.Derepente,loabrazo.Mefundoenunabrazoconélymurmuro:—Cuentaconmigoparatodoloquenecesitéis,¿vale?—Vale—asienteabrazándometambién.Sin duda, hoy está siendo el día de los secretos. Primero Ronna y

ahoraLewis.Estamosabrazadoscuandooímos:—¿Quénaricesestáishaciendo?Rápidamente,nosseparamos.Andrewestáfrenteanosotrosconcara

demalaspulgasy,levantándome,respondo:—Hablaryabrazarnos;¿ocurrealgoporquelohagamos?Élnosmira.Sientoquenosclavapuñalesconlamiraday,sindecir

nadamás, de dos zancadas abre la puerta de la cabaña y desaparece denuestravista.Acontinuación,Lewisbajalavozymurmura:

—Estotraeráproblemas.—No.—Pero¿túhasvistocómonoshamirado?Loconozcoyseimagina

queentretúyyohayalgo...

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—Nodigastonterías,Lewis.—Noestoydiciendoningunatontería—insisteél.DeprontooímoslavozdeAndrew,quemellama.Lewismemira,y

yodigoparatranquilizarlo:—Vete. Sin duda discutiremos pero, tranquilo, tu hermano y yo

somosdospersonascivilizadasysabemoscontrolarnuestrasdiscusiones.Lewisseagobia,vuelvoavérseloenlamirada.—No.Entrarécontigo—dice.—Vete—insisto—.Yahablaremosmañana.Cuando finalmente seva congesto confuso, yodoymediavuelta y

entro en la cabaña.Andrew está apoyado en la encimera de la cocina y,mirándolo,pregunto:

—¿Quépasa?Sumiradaenesteinstanteesigualitaqueladesupuñeteraabuela.Es

dura,fría...—Sinlugaradudas—sisea—,estávistoquelasmujeresquesehacen

llamar mi novia atraen a mis hermanos también. Primero, Tom conMadison,yahora...¿túconLewis?

Bueno...,bueno...,bueno...,loquemefaltabaporoír.—¡LoquehayentretuhermanoLewisyyoesunasimpleamistad!—

grito furiosa—. Y ya que estamos hablando de respeto, ¿lo has pasadobienestatardeconArizona?—Mierda,lohesoltado.Yanohayquienmepare—. Os he visto. He visto cómo tomabais algo en Lander. He vistocómolecomprabasunosmalditospendientesycómoellatebesabaluegoaldespedirse.¿Esolohaceunnoviomodélico?—Siguesinhablar,porloque prosigo—: Mira, pedazo de burro, tu hermano y yo estábamoshablando,noshemosemocionadoporalgoynoshemosdadounabrazo.¿Dóndeestáelmal?

Andrewasiente.Notocómolafuriadesumiradabajadedecibeliosensegundosy,cuandocaminahaciamí,lodetengo.

—Estoycabreada...,muycabreadaconmigomisma.Cabecea.Setocaelpelo.Sindudaaéltambiénseleestáescapandola

situacióndelasmanos,ymurmura:—Yonoséquémepasa...,pero...—Pues,tranquilo,queyatedigoyoloquetepasa—locortofuriosa

—.LoquetepasaesquedeseasaArizonapero,pordesgraciaparatisoyyolaqueestáaquícontigo.

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Y, sin más, me encamino hacia mi habitación, donde cierro de unportazo.

Durante horas, miro el techo en la oscuridad. Cada vez entiendomenos qué hago aquí, cada vez entiendo menos nada. Con lo bien queestaríayoenmicasitamirandoalmar,noséquéhagoaquímetidaentodoestejaleo.

Doy una vuelta, otra, otra. Me siento en la cama, me levanto, metumbo,yentoncesoigoquellamanalapuerta.Meincorporodenuevoy,traslevantarme,voyaabrir.Frenteamí,Andrewmurmura:

—Quieroqueseastúquienestéaquíconmigo.Nosmiramos...Nohablamos...Y, cuando da un paso haciamí, no lo rechazo yme cobijo en sus

brazos.Lonecesito.Necesitosucercanía,susmimosy,enelmomentoenque nuestras bocas se encuentran, olvidándomede todo lo ocurrido,meentregoaéltantocomoélseentregaamíynoshacemosapasionadamenteelamor.

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25

Cuandodespiertopor lamañanaen lacamadeAndrew,hayunaextrañaoscuridad.Memuevo,mispieschocancontraalguieny,almirar,veoquemeobservaymurmura:

—Buenosdías,morena.Sonrío.—Meencantaestasonrisamañaneratuya.Suspalabrasycómomemirasoneliniciodeunabonitamañanay,

retirándoleconlamanoelpeloquelecaesobrelosojos,pregunto:—¿Estodavíadenoche?Mimorenazosonríeasuvezymurmuranegandoconlacabeza:—No,miniña,perohoyamenazalluviayeldíaestánublado.—Y¿quéhacesaquítodavía?Andrew cogemimano, se la lleva a los labios y, tras besarme los

nudillos,susurra:—Disfrutandodelapreciosavistaquemeofrecías.Ay...,ay...,ay...Algoleocurre.¿Porquéestátanromántico?—Oye...,conrespectoalodeayer...—Arizonanosignificanadaparamí.—Peroyoveoque...—Créeme,morena,porfavor.Lo miro. No insisto y, tras levantarse, tira de mí y dice con una

sonrisa:—Olvidemos a Arizona y vayamos a la ducha. Tenemos que

levantarnos.Acto seguido, me carga sobre su hombro y, entre risas, nos

duchamosy,lógicamente,volvemosahacernoselamor.Cuandosalimosdelacabañacogidosdelamano,levantolavistaal

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cieloycomprueboqueestágris.Vamos,quevaacaerunabuena.Andrewmiraalosdoscaballosquesabequemegustantantoydice:

—Hastaaelloslesresultaextrañoquenohayamadrugadohoy.Eso me hace sonreír. Sin soltarnos de la mano, charlando,

caminamos hasta llegar a las inmediaciones del establo y de prontocomienza a chispear. Nos encontramos con Lewis, que se coloca antenosotrosypregunta:

—¿Todobien?Sugestopreocupadomehacegraciay,poniéndomedepuntillas, le

doyunbesoaAndrewenloslabios.—¿Teparecebienesto?—preguntoacontinuación.Lewis sonríe,yo lohago también,yAndrew le tiende lamanoy le

dice:—Sientolodeanoche,hermano.Discúlpame,pero...—Notengonadaquedisculparte—replicaél,ylecogelamanopara

luegoabrazarlo.Losmiroencantada.SonríoymeapenasaberloqueséqueAndrew

nosabe,perosoyunatumba.SiLewismehadichoquenodiganada,noseréyoquienlodiga.

EneseinstanteoímoslavozdeRonna:—Buenascasitardes,dormilones.Almirarla,sonríoyellapregunta:—¿Teencuentrasmejor,Coral?—Sí.Yaestoybien.Lamujersonríey,mirandoasushijos,dice:—Buscad aCold y aTome id aHudson.El párrocoquiere comer

convosotrosparahablardelaceremonia.Lewis yAndrew protestan.No les hace gracia esa comida, pero su

madreinsiste:—Vamos. No me obliguéis a cogeros de las orejas y llevaros yo

misma como cuando erais pequeños.—Ellos sonríen, y entoncesRonnaindica mirándome—: Y tú vente conmigo. Hoy tenemos la prueba delvestidodenovia.

Conscientedequenomepuedoescaquear,asiento.—Teveodentrodeunrato—mediceAndrew.Sonrío y, tras darme un beso en los labios, me guiña un ojo y se

marchaconLewis.

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Comosiempre,lomiroatontada,yRonnameagarradelbrazoysemofa:

—Oy...,oy...,mihijo,nuncaloimaginétantontorrón.VuelvoasonreíryRonnacomentadivertida:—¡Juventud,divinotesoro!Cuando entro en el salón de la casa, además de lasmujeres que ya

conozco,entreellasArizona,RonnamepresentaaunasamigasdeSora.Todasmemiranconcuriosidadyyolessonrío,aunqueveoporsusgestosquePocahontasyVacaSentadaleshanhabladodemí.¡Québien!

Durante un buen rato hablamos o, mejor dicho, hablan ellas. AMadison,aFloryamínosignoran.Despuéscomemosy,traslacomida,entramosenelsalónycomienzalapruebadelvestido.

En el centro de todas ellas está Flor. La pobre lleva un vestido deencajequemásfeonopuedeser,conmangasycuelloalto,queademáslahacemásbajitaylequedaquedapena.MiroaArizona,queestáaunlado,y,acercándomeaella,pregunto:

—¿Ayerbien?Aloírme,memiraymurmura:—Creo que sí. Me confesó que en ocasiones ha pensado en mí

mientras estabaenLosÁngelesy, cuandonosdespedimos, lobeséynomerechazó,aunquelonotéalgoreticente.

Joder...,joder...,lomíoesmasoquismopuro.Tratodesonreírymurmuro:—Mealegrasaberlo.—¿Estássegura,Coral?No.Noestoysegura,peroasiento.Cuando me alejo de ella, siento que el corazón se me ralentiza

dolorido,perodecidonohacerlecasoyprestaratencióna lasopinionesdelasmujeresenrelaciónconelhorriblevestidodenovia.Todasdansuparecer,yMadison,queestáenunlateral,seacercaamíymepregunta:

—¿Quéteparece?Intentandocentrarmeenella,miroaFlor.Susojosnobrillan.—Quetienequetomarseunpardecervecitasparaserella—digo.Madisonsonríe,yotambién,yfinalmenteañado:—Elvestidomepareceanticuado,puritano,ycreoqueaFlorno le

gusta,¿noteparece?Asiente.

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—EleccióndeSora.Segúnella,laeleganciayladecenciaresidenennoenseñardemás.

Esollamamiatencióny,sonriendo,afirmo:—Sinduda, esamujer noha entendidobien el concepto «menos es

más».Ambasreímosy,acontinuación,Madisoncuchichea:—Cualquieradelosvestidosdenuestrasfiestasdeldivorciolegustan

más.Enmihabitacióntengoelquemáslegustaaella.Seloarreglé,perono se atreve a decirle a Sora que prefiere ese vestido al que ella haelegido.

—¿Enserio?—Madisonasiente,yyomurmuro—:Y¿porquénoselodicestú?

—Porque Flor no quiere. Opina que eso sólo nos originará másproblemas.

—Y¿dóndeestáesevestido?—Enelarmariodemihabitación.Alfinalselovenderéaotranovia.Saberesomerevientalastripas.Pero,vamosaver,¿noeslabodade

Floryellaeligesuvestido?Y,sindudarlo,porqueyonotengonadaqueperderentodoesto, le

sugieroaMadison:—¿Ysilodigoyo?—Puesentoncesseráunproblemaparalastres—replica.AmbasreímoscuandoSora,que,comosiempre,nosobservaconsu

ojoavizor,pregunta:—¿Yvosotrasdequéosreís?Enelsalónsehaceunsilenciosepulcral.Todasnosmiran,Ronnase

santiguay,antesdequeyodiganada,Madisoncontesta:—CreemosqueesevestidonolehacejusticiaaFlor.Buenooooooooo...,creoquesevaaliarunabuena.Me estoy preparando para escuchar algún borderío de la abuela

cuandoéstasonríeydice:—Escuchemosalaexpertaenmodayotrosmenesteres.¿Cómocrees

queseríaelvestidoidealparaFlor?Yterecuerdoque,conlorollizaqueestá,noesfácilquealgolesientebien.

¡Joderconlaabuelaysucrueldad!Mediceamíesodelantedetodaestagentey,delbufidoquelemeto,

lequitohastaaños.

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Sin inmutarse, Madison se acerca hasta una acalorada Flor yresponde:

—Ella no está gorda como continuamente le hacéis creer.Simplementeesunamuchachaconunbustogenerosoyanchadecaderas.Paraempezar,eliminaríaelencajedeloshombros,losbrazosyelcuello.Tieneunapielpreciosayunoshombrosyuncuellodelicados.Lepondríaunescotepalabradehonor.Enlacinturaañadiríaunbonitoaplique,quesuele ser perfecto para novias conmucho pecho, y la falda la haría devolantesasimétricosparadisimularlascaderas.

Tomayaaaaaa,¡meencantaMadison!ÉstaharíaunbuenequipoconTifany.

Mientrasdescribeelvestido,séqueeselquetieneenlahabitación,ylosojillosdeFlorcomienzanabrillar.

PeroentoncesChenoasueltaconunamalévolasonrisa:—DemasiadaeleganciaparalaRolliza,¿nocreéis?Muchasasienten, semofan,yFlorbaja lacabeza,mientrasArizona

murmuraalgoendirecciónasuprimayéstaasiente.Meenervaesafaltadetactodetodas,especialmentedeChenoa,y,sinpoderremediarlo,siseo:

—¿TegustaríaqueyoatitellamaraRolliza,Chenoa?Laaludidasonríe,sellevalamanoalacinturayreplica:—Imposiblequetetomaranenserio:¿túmehasvisto?Bueno...,bueno...,éstanecesitaunacuradehumildad.—Claroquetehevistoy,sinceramente,presumesdeloquecareces.—¡Coral!—murmuraRonnaincrédula.Vale.Séqueloqueacabodedeciresundespropósitopero,conganas

deliarla,miroalaabuela,quemeobservaconcaradeasco,ysuelto:—Esevestidoesfeo,sosoypuritano.Yotengounvestidodenovia

quequieroqueFlorsepruebe.Todasmemiran.Sinlugaradudas,estoycavandomipropiatumba.

Entonces,Madisonseacercamásamíeinsiste:—Lohearregladoyoytambiénquieroqueselopruebe.Nadie dice nada. Nadie semueve. Flor, junto a su prima, está roja

comounpimiento.—Porfavor,¿puedesiraporél?—lepidoaMadison.Ellasaledelsalónrápidamente.Ronnamemira,ensusojosveouna

tímidasonrisay,obviandolasmiraditasdetodaslasdemás,meacercoaFlorydigomientrasledesabrocholosbotonesdelaespaldadelvestido

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quellevapuesto:—Ahoratevasaprobarelotroyvasadecidircuáltevasaponerel

díadetuboda.Ellaasiente.Laabuelaestáqueechahumoporlasorejas,perosecalla.Dos segundos después apareceMadison con el vestido. Es blanco,

preciosoy,mirándolo,asiento.—Vamos,Flor,nosotrasteechamosunamano.En silencio, ayudamos a la novia a ponerse el vestido y, cuando

Madison cierra la cremallera de la espalda, contemplo a la joven ymurmuro:

—Flor,estáspreciosa.Mírateenelespejo.Ella,colorada,seda lavueltay,cuandosemira,veoensusojos lo

quehayqueverenunanovia:felicidad.ElvestidodeMadisonesbonito,sexiyactualy,señalándola,afirmo:

—Buentrabajo,Madison,¡esunapreciosidad!—Increíble,Flor...,esmaravilloso—comentaArizona.Sonreímos.Ronnaseacercaentoncesanosotrasymurmura:—PorelamordeDios...,estásbellísima,Flor.Lanoviasonríe.Sesienteseguraconesevestido;cuandolaabuelase

levantadesusilla,secolocaasuladoy,tirándoledelescote,sisea:—Demasiada carne al descubierto. Pareces una furcia con este

vestido.—¡Sora!—protestaRonna.—No voy a permitir que un nieto mío se case con una mujer que

llevaestaindecencia—insistelaabuela—.Yalopermitíunavezymiraelresultado.Unasecaquenihijospuedetener.

—¡Sora!—vuelveaprotestarRonnaalver cómo laancianamiraaMadison.

Y,antesdequenosdemoscuenta,agarralosfinosvolantesdelanterosy los rasga.El ruidode la tela al rompersenos encogehasta el almay,comountsunami,ledigotodoloquesemepasaporlacabezaalajodidaabuela.

Flor llorayArizona laconsuela.RonnayMadisonnosabenniquédecir,yentonceslanoviasequitaelvestido,sevisteysalecorriendodelacasaconsuprima.Ronnavatrasellas.

Durantevariosminutos,laabuela,susamigasyChenoamedicende

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todo. Pero, la verdad, todo lo queme digan es poco para lo que yo lesestoydiciendo.Menudaboquitatengocuandomepongo.

Desdeluego,agustitomeestoyquedando.Yabastacontodoeso.Yabastaconelmatriarcadodelaabuela.¡Yabasta!

Madison, que está enmedio, intenta tranquilizarnos a todas, cuandodeprontolaabuelagrita:

—Tú,secaatontada...,¡cállate!—Sora,porfavor—replicaellaconpaciencia.—Desdeluego,elgustoporlasmujeresdemisnietos¡espésimo!—Loqueespésimoessucomportamiento,señora—respondofuera

demí.Entonces,lamujer,aquienesevidentequenolecaigobien,seacerca

ysiseaenmicara:—Una rolliza llorona pakistaní, una atontada y seca neoyorquina y

unaespañolabusconaytatuada;¿creesqueesesoloquequieroparamisnietos?

—¡Sora!¡Yabasta!—protestaMadison.—Hedichoquetecalles,ynoseteocurravolveramandarmecallar

amíenlavida.Madisonmemira.Yoresoployéstadice:—¿Sabe,señora?Laquenuncamásmevaavolverachillaresusted

amí.Y¿sabeporqué?Uy...,uy...,quemetemolopeor.Entonces,Madison,comoquitándose

cienañosdeencima,sonríeyafirma:—Porque,unavezpaselabodadeColdyFlor,voyairmedeaquí,

me voy a separar de su nieto, la voy a perder de vista a usted y, porsupuesto,dejarémicama libreparaChenoa.Asídejarádeacostarseconmimaridoenelestabloodondelospille.

Lasdemásmujeressellevanlasmanosalabocasorprendidas,peroSorano.Nomelopuedocreer,¿ellalosabía?

Madisonmemira, acabadepercatarsede lomismoqueyo,y siseaasqueadacontemplandoaChenoa:

—Muybien,ahorayaereslanietaoficialdeSora.Yanosólotienessubeneplácitoparaqueteacuestesconmimarido,sinoquetambiéntieneselmío,aunque,sinceramente,nosécuántotiempotevaadurar.

Sora,conungestoqueesparapartirlelacara,sisea:—Llevo esperando este momento mucho tiempo. Te ha costado

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tomarladecisión.—Y,sonriendo,añade—:Nitúnilasotrassoisloqueyoquieroparamisnietosy,antesdemorirme,selodemostraréaellos.

Anda,mimadre...Pero¿éstadequéva?—Leaseguro,señora,queustedtampocoesloquesusnietosquieren

—espeto.Memira.¡Ay,cómomemira!Yentoncessueltaconveneno:—¿Cuándopensabasdecirnosqueeresunamadresolteraytienesuna

hija?Buenooooooooo...,y¿cómosehaenteradodeeso?Pero,comonoestoydispuestaanegaramipequeña,afirmo:—Sí,tengounapreciosahija,¿ocurrealgo?Madisonmemirasorprendidae, ignorandoal restode lasmujeres,

voyaañadiralgomásperoenesemomentoChenoasuelta:—Te lodije,Sora.CuandoElmerme locontónodabacrédito.Sin

duda,elgustodeAndyporlasmujeresvaempeorando.—Oh, Dios, Vaca Sentada, ¡cállate! Y, si hablas y chismorreas, di

también con quién te estás acostando además de con TomMcCoy. Porcierto, como curiosidad, puedo decir que también está casado. ¿Qué teparece,Sora?¿QuéteparecequetudecenteChenoanosóloseacuestecontunieto?

Ningunadelaspresentespuedecreerseloqueestáocurriendo,ydeprontolaabuelamesueltaunatortaquemedejasinhabla.

—NopiensoconsentirtequeviertasacusacionesdeesetiposobrelaintegridaddeChenoa.¡Mujerzuela!Siaquíhayalguienqueseacuestaconhombres,erestú.

Oy..., oy..., oy..., lamala lechequeme entra.Y, con la cara calentitapor el guantazo queme acaba de dar Pocahontas, respondo con toda lamalalechedelmundo:

—Le aseguro, señora, que si mi madre no me hubiera enseñadoeducación, le devolvía el tortazo con todo el gusto del mundo. —Y,sacándome elmóvil del pantalón vaquero, busco las fotos deChenoa y,plantándoselas delante de la jeta, digo—: Cuando yo hablo de algo esporquelohevistoconmispropiosojosytengopruebas.AquítieneasudecenteChenoapasándoselodelujoconQuincyMcBirthy.

ElgestodeSoraahorasíqueesdesorpresa.Eso ladejanoqueada,mientrasyohagotodoloqueestáenmimanopornoexplotaryquemarelranchodeesamalditavieja.

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Conlacaradescompuesta,Soramiraasuojitoderecho,quehaidoasentarseenelsillónhaceunrato,ysisea:

—¿Cómo...cómohaspodido?—Sora,dejaqueteexplique—diceChenoa.—¿Explicarme?¿Quévasaexplicarme?—Noesloquecrees...—¡Noestoyciega,Chenoa,ytontanosoy,aunquetúlocreasasí!—

voceaSoray,acontinuación,alzandolabarbilla,preguntaachinandolosojos—:¿TeacuestasconminietoTomytambiénconelsinvergüenzadeQuincyMcBirthy?

—Sora,escúchame...Perolavieja,queespeorqueuntsunami,gritaygritaygrita,ysus

amigashuyendeallídespavoridas.Conelrabillodelojo,veoatravésdelasventanascómolasmujereslleganhastasusvehículos,semontanysevan.Desdeluego,leshemosdadoinformaciónparacotilleardurantemásdeunmes.

—¿Has sido tú quien ha boicoteado mis ventas para beneficiar aQuincyMcBirthy?—inquiereentoncesSora.

Vayaaaaaaaaaa..., sin duda piensa lo mismo que yo. Pero Chenoarespondeentretemblores:

—No.Conunmovimientorápido,laindialakotaconmásmalalechequehe

conocidoenmivida,agarraaVacaSentadadelacoletay,acercándolaaella,sisea:

—Como tenga lamásmínimaconstanciadequehashechoquemiscaballos enfermen y que has boicoteado mis ventas a favor de eseMcBirthy,teaseguroquenadieentodoEstadosUnidostevaacontratarniparaquelecuidesasuperiquito,¿estamos?

Actoseguido,Soralesueltaelpeloconfuria.Alverselibre,Chenoaseincorpora.

—Tomyyo...—Fuerademicasa—lacorta la anciana—,demi ranchoydemis

tierras.Y,siteveocercademinieto,teaseguroquelovasalamentar.Chenoasemuevefuriosa.Memiray,señalándome,grita:—¡A ella no la conoces. ¿Por qué aceptas sus pruebas y no me

escuchasamí?!Soramemira.Siguehabiendoincomodidadensusojos,yresponde

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tajantemente:—Porqueunaimagenvalemásquemilpalabras.Y,ahora,desaparece

demivista.ChenoaintentaacercarseaSoracongestocompungido,yéstagrita:—¡Hedichoquetevayas!VacaSentadamemirafuriosa.Observoquesucararojasecrispay,

cuandolevantalamanoparadarmeunbofetón, lelanzounderechazoalojocontodasmisfuerzas.Ellacaealsuelo,yyo,tocándomeelpuño,mequejo:

—Ay,Dios...,¡quédolorrrrr!Madison mira mis nudillos enrojecidos por el golpe, mientras

Chenoaselevantay,conlamanoenlacara,sevadeallí.Alucinadaporloqueacabodehacer,voyadeciralgocuandoMadisoncuchichea:

—Has hecho lo que debería haber hecho yo hace mucho tiempo.¡Gracias!

Ambassonreímos,yentoncesSora,quemeacuchillaconlamirada,sinpreocuparsepormidoloridamano,pregunta:

—¿Dóndeconseguisteesasfotos?—EnHudson—respondotocándomeelpuño.Lamujerasiente.PiensaasaberDiosquéy,observándome,dicepara

misorpresaenuntonodevozquenoconozco:—Sientohabertedadoesebofetón.Oír esadisculpade suboca, aunqueaúnmearda la cara,megusta.

Porfinungestodehumanidad.Sinembargo,durapoco.Sumuecacambiaderepenteotravezysuelta:

—Ahora, quítate de en medio. En cuanto al vestido, si la Rollizaquierecasarseconminieto,elvestidoyaestádecidido.Nohaymásquehablar.

Nomemuevo.Midesconciertomeimpidemoverme,mientrasveoaMadisonconelbonitovestidodenoviadestrozadoensusmanosyoigoqueSoravuelveadecir:

—Disfrutaddelosdíasqueestéisaquí.—SusonrisamerecuerdaalamalísimaAngelaChanning, de la serie «FalconCrest», queveía cuandoerapequeña—.Porque,unavezosvayáis,noregresaréisnuncamásamirancho.

Uisss...,uisss...Ese «nuncamás» nome vale y, con sumisma frialdad, afirmo sin

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quitarmedeenmedio:—Quizánovuelva,peroseráporquelodecidamosAndrewoyo,no

usted.Ydéjeme recordarle una cosita: sunietono se amilana ante ustedporqueesunhombreque tiene loquehayque tenerparadecirle loquepiensa,legusteono.Porsuerte,éleligeconquiénestar,¿otodavíanosehadadocuenta?Quizáyonosea lamujerde suvida.Quizáotraspasenporaquíantesdequeélelija,peroquelequedemuyperoquemuyclaritoque nunca elegirá lo que usted quiere para él, porque tiene su propiocriterio.

Soramemira.Sabequeloqueacabodesoltarleesciertoy,sindecirnadamás,damediavueltaysaledelahabitación.

Cuando la desagradable vieja desaparece, apoyo las manos en unasilla. Estoy temblando. Esa mujer me ha puesto histérica, pero he derelajarme. Como ella ha dicho, no volveré por allí cuando me vaya, ymuchomenosparaverlaaella.

—Tranquila,Coral...,tranquila...—murmuraMadison.Asiento. Intento tranquilizarme y,mirándola, preguntomientrasme

tocomicoloradamano:—¿Cómohaspodidosoportarlatantotiemposinmatarla?¿Cómohas

podidoviviraquíconesa...esabruja?Ellacogemimanoyresponde:—PorquequeríaaTomy,aunqueyanoloquiera,sigoqueriendoa

Ronna—susurra—.Y,hablandodeRonna,creoquedebessaberque...—Tranquila.SéloquelepasaaRonna—digo.Madisonsuspira.Sellevalamanoalabocaymurmura:—¿Quiénlacuidarácuandoyonoesté?¿Quiénlaayudará?Laquiero

mucho.Ellahasidolaúnicaquemehaqueridoaquídesde...Laabrazo.Madisonnecesitaabrazos.Abrazosquenadie,aexcepción

deRonnayNayeli,lehadado.—Ella te tendrá siempre—susurro—. Pero ya la has oído: has de

vivir para que ella también sea feliz y no cargue con las culpas de quearruinas tu vida por ella. Además, estate tranquila, porque sola no va aestar: también tiene a Flor.—Madison asiente. Sabe que tengo razón, ycontinúo—:SéqueestarásenNuevaYork,perorecuerda,enLosÁngelestienesunapreciosacasitafrentealmardondemihijayyo teesperamossiemprequequieras.

Lajovenrubiasonríe,mientrasyopiensoque,comotodosalosque

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leshedichoquemevisitenmetomenlapalabra,voyateneroverbookingenmicasa.

Pocosminutosdespués,cuandonotoqueMadisonseharepuestoyyotambién,mepregunta:

—¿Enseriotienesunahija?Asiento y, sonriendo, saco de nuevo el móvil del bolsillo de mi

pantalón,buscounafotoyselamuestro.—ÉstaesmiCandela;¿aqueesmuybonita?Madisonlamira,sonríey,llevándoselasmanosalaboca,murmura:—Espreciosa...,preciosa...Miro la fotodeminiñaymeolvidodeldolordemisnudillos.Sin

lugaradudas,miGordincesaeslamáspreciosadelmundo.Cuandovoyadeciralgo,Ronnaentraenelsalónypreguntamirándome:

—¿Enseriotienesunahija?Yanohayqueocultarloanadiey,alvercómomemira,aclaro:—Sí,Ronna,yAndrewyellasequierenmucho.—Luegolemuestro

lafotoqueleestabaenseñandoaMadisoneindico—:SellamaCandelaytienedosañosymedio.AhoraestáconsupadreenPerú,porqueélsevaacasar y se la ha llevado para la boda, y si Andrew o yo no la hemosmencionado,nohasidoporti,sinoparaevitarmásproblemasconSora.

Ronnasonríe,asienteemocionadaymurmuramirandomiteléfono:—Tienes una hija preciosa, Coral, pero qué cosita más bonita.

¿Cuándolavoyaconocer?Uf,madre,¡quépreguntita!Norespondo.¿Cómolevoyaresponderaeso?Evitocontestaryseguimoshablandodeotrascosas.Eltiempopasa,

mientras con cuidado y buena letra le contamos lo de Tom y Chenoa.Ronnanoselopuedecreer,ymenoscuandolainformamosdequeSoralo sabía y ambos tenían su aprobación. Ronna se desespera y, en elmomentoenqueseenteradequeChenoatambiénseacuestaconQuincyMcBirthy,lapobrenosabeniquédecir.

Nodacréditoaloqueestáoyendo.¿Cómohapodidohaceresosuhijo?Lasmanoscomienzanatemblarle,yMadisonyyonosapresuramos

a tranquilizarla. La sentamos, le preparamos una tila y, poco a poco,nuestraamadaRonnasevaserenando.

—Quépenadevestidodenovia—diceentoncesseñalandoelvestido

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roto.Lastreslomiramos.—Lo subiremos a lahabitaciónde invitados—comentaMadison al

tiempoquelorecoge—.Sinoteimporta,Ronna,apartirdehoy,yhastaquemevaya,dormiréahí.

Lamujerasiente.Nolequedaotra.—Lamadre que trajo aSora.Loha destrozado—protesto al verlo

rasgado.—Verésitienearreglo.PeroahoravoyaveraFlor.—No.Novayas,hija—pideRonna—.Estádiluviando,yFlormeha

dicho que quiere estar a solas con Arizona. Creo que lo necesita, ynosotrasdebemosrespetarlo.

Madisonasienteeindicasaliendoporlapuerta:—Subiré el vestido a la habitación.Esmejor queSora no vuelva a

verlo.Cuandomequedoasolasconlamadredemisupuestonovio,éstame

pregunta:—¿Estásbien?Asiento y me toco los nudillos. Sonrío para que relaje su gesto y

murmuro:—Tranquila.Pormuyindiaquesea,Soranomeasusta.Ronnasellevaentonceslasmanosalabocaymurmuramientraslas

lágrimasempiezanacorrerporsurostro:—Nuncaheconocidoaunamujermásdescontentaconsuvidaycon

su familia. Siempre ha sido severa e intransigente con mis hijos, peroesto...estoyanosepuedesoportar.Mischicossonbuenosmuchachos,apesardesuscosillas.

Oíresode«suscosillas»medaquepensar,yañado:—Tranquila,Ronna...,tranquila.Puesclaroquesonbuenoschicos.La mujer se seca las lágrimas de desesperación con un pañuelo y

prosigue:—CuandoCold comenzó a salir conFlor, Sora puso el grito en el

cielo.Nolegustóquefueradescendientedepakistaníes.Lapobrechicanopuedesermásbuena,ycuandopropusieroncelebrarsubodaenelrancho,Sorasenegó.

—Pero¿esteranchonoestambiéndeCold?Ronnasuspira.

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—Esteranchoesdeellamientrasviva.¡ElranchodeSora!Ellanoslo recuerda todos los días—dice y, reponiéndose, añade—:ATom y aMadison los ha martirizado hasta que los ha separado. Y ella es comoFlor,unabuenachica.

—Síloes.Meconsta—afirmomirándola.—Comosabes,Andrewsefue.Élhasidoelúnicoquelehaplantado

caraalaabuela,ymealegraverqueesfelizcontigo,aunqueyoloañorepornotenerlocerca.ALewislomartirizaqueriendoorganizarlecitasquenoleagradan,cuandoél...él...

Ay,madre...,ay,madre,queRonnasabemásdeloquecreo.—¿Cuandoélqué?—digo.Ellamemira.Nosabecómodecir loquesabe,yyo,quenoquiero

meterlapata,susurro:—Ronna, confía enmí.Creoquenadade loquemedigasmeva a

sorprender.Entonces,meclavalamirada.—Lewis no sabe que yo sé lo que tiene con Moses. Tú lo sabes

también, ¿verdad? —Sin ganas de mentirle, asiento—. Nunca hemoshablado de ello, pero siempre lo he sabido, y no porque ellos dejenentrevernada,quenoeselcaso,simplementeloséporquesoysumadreyloconozcomuybien.

—Y¿porquénolohascomentadoconél?Ronnaseencogedehombros.—PorquenoquieroqueéloMosessesientanincómodospormí—

murmurabajandolavoz—.PeroyoamoamihijoyadoroaMoses.Sondosbuenoshombres,yloqueelloshaganenlaintimidaddesuhabitaciónamí no tiene que preocuparme. Simplemente quiero quemis hijos seanfelices,ycreoqueelúnicoque loestá siendoesAndycontigo fueradeaquí.

Ronna, alterada por todo, se toca la frente, sus manos tiemblan y,angustiada,protesta:

—Y ahora sólo faltaba mi enfermedad para sumar a la lista deproblemas.

No quiero que la pobremujer sigamartirizándose, pero de prontooigovocesprocedentesdelexterior.Almirarporlaventanacondisimulo,veoaNayeliyaSoragritándose.Vaya,ahoralahatomadoconlacría.

Noséquésedicen,no lasentiendo,pero laabuela tieneunaactitud

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agresivayNayeli laempujaparaquitárseladeencima.Piensoensalirypararlaspero,silohago,Ronnasepercatará,cuandonosehadadocuentatodavía.PobreRonna,¡siesquenoganaparadisgustos!

Pasan losminutosyesasdossiguendiscutiendoy,cuandocreoquevoyatenerquesalirparadetenerlas,Nayelisedalavueltaydesaparece.Entoncesoigoqueseabrelapuertadelacasa,ysuspasosrápidossuenanconfuerzaencuantosubelaescalera.

Ronnamirahaciaatrásy,alveralachica,pregunta:—Cariño,¿estásbien?Nayelinocontesta.Ronnamemirayyorespondo:—Seguroquesí.Llevaráprisa.Lapobremujermenealacabeza,selevantayseacercaalaventana.

La sigo, la abrazoparaque sienta ese amorquenecesita, y entonces lasdosvemoscómoSorasesubeasucaballoconunaagilidadincreíbleparasuedady,apesardelalluvia,seva.

—Esunagranamazonayadoramontarasucaballobajolalluvia—comentaella.

Concariño, lamiro.Apesarde todoloqueocurre,Ronnaquiereaesahurañamujer.Deseosadequedescanseyviendoquehemosechadoeldíayseacercalahoradelacena,lepreguntoacontinuación:

—¿Quéteparecesitevasunratoatuhabitaciónyteacuestas?—Uy,no,hija...,tengoqueponermeconlacena.—Poresonotepreocupes.Madisonyyonosencargaremos.Ellamemira.Nosabesifiarsedemí,einsisto:—Soycocineray repostera.Vamos,veaecharteun rato.Confíaen

mí.Al final, acepta.Sinduda, loocurrido lahaafectadomásde loque

quierereconocer.Unavezmequedosolaenlacocina,mepongohieloenlosnudillos.

Semeestánhinchando,yeldedogordomeduele.¡VayagalletazoquelehedadoaChenoa!Pero,oye,¡quéagustitomehequedado.

Decidoolvidarmedemisnudillosymepongoahacerunasensaladasconmaízyatúny,deplatoprincipal,albóndigasconpatatas.Seguroqueloschicosselascomeránencantadoscuandovengan.

Madisonbajaa lacocinay,alvermesola, leexplico loocurridoy,sindudarlo,seponealtajoconmigo.Comounbuenequipo,preparamoslacarnepicada,lasazonamosconsalyespecias,hacemosbolitasdecarne

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y,unavezMadisonlasfríe,yolassumerjoenunaexquisitasalsaquehepreparado.

Depostrepreparonatillas.Voyalsalóny,trascogervarioscuencosdeunaalacena,cuandollegoalacocinaMadisonmemira.

—Soraseenfadarácuandoveaquehasusadoésos.Miroloscuencos.Sonmuybonitospero,sinamilanarme,afirmo:—Puesmira,comoyaestáenfadadaconmigoysoyunamujerzuela,

losvoyautilizar.Madisonsonríe.—Lavaaarmar.—Quelaarme.Eslomínimoqueesperodeella.Trassoltarunacarcajada,Madisonmecogevariosdeloscuencosde

lasmanosyseñala:—Ycomo,segúnella,yosoyunasecaatontada,¡meunoati!Entre risas, y sabedoras de que tendremos follón por eso,

disfrutamosrellenandoloscuencosconnatillas.Unavezacabamos,MadisondecideiraveraRonna.Estápreocupada

porella.Cuandomequedosola,oigoelruidodeunvehículo.Measomopor

la ventana de la cocina y veo que sonCold,TomyAndrew, aunquemiatención se centra en este último. Como siempre, verlo sonreír es unaalegríaparalavistay,¿porquéno?,tambiénparaelrestodelossentidos.

Durante varios minutos observo cómo bromean, hasta que, entreempujones,entranenlacocina.Alvermesola,Andrewvienehaciamí,medaunbesoenloslabiosy,sorprendido,mepregunta:

—¿Estássola?Asiento.Todosmemiran.—Aver,chicos.Envuestraausenciahahabidounacrisis—explico.—¡¿Qué?!—exclamantodosalunísono.—¿YLewisyMoses?—pregunto.—VienenenlacamionetadeMoses—respondeAndrew.—¿Ymamá?—preguntaCold.—Tranquilos.Estádescansando.Lonecesitaba.Madisonacabadeira

vercómoestá.Al verme observada por esos gigantes a los que sólo les falta el

revólverenlamano,digo:—Debéis saber que estábamos con la prueba del vestido de Flor y

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vuestraabuela,bueno...,yasabéiscómoes...—Joderconlaabuela—murmuraTom.—¿Qué te ha pasado en la mano? —pregunta Andrew al ver mis

nudilloshinchados.—EstoesdelpuñetazoquelehesopladoaChenoaentodalacara.—¡¿Qué?!—preguntantodosalavez.Sonriendo,asiento.—Veamos,voyacomenzarporelprincipio.ElvestidoqueSoraha

elegidoparaFloreshorrorosoy,comoMadisonlehabíaarregladootro,se lohaprobadoy,alverquenosgustabamásésequeelqueellahabíaelegido,haarremetidocontranosotras,lahaliadopardayyo,cariño—digomirandoaAndrew—,losiento,perohetenidoquesaltarydecirleatuabuelaloquepensaba.Vamosaver,¿cómopodéispermitirquellameaFlorRolliza lloronayatontadaaMadison?—Ningunodicenada—.Porcierto,cielo,amímehallamadobusconaymujerzuelapero,tranquilo,nopasanada.

Andrewfrunceelceño.Nolehacegracialoqueoye,peroentoncesColdpregunta:

—¿DóndeestáFlor?—Sehaidoasucasahechaunmardelágrimas,pero,tranquilo,está

conArizona—respondoy,mirándolo,añado—:¿Cómopuedespermitirquetuabuelasepaseconelladeesemodo?

—Tampocoesparatanto.Sucontestaciónmeenferma;pero¿ésteestonto?Y,plantándomeante

él,lesuelto:—Imagínate por un segundo que en su casa te llamaran a ti enano

cabezón y te lo dijeran delante de cualquiera mientras se ríen; ¿no temolestaría?

—Puessí.—Y,sia ti temolestaríaquete llamasenasí,¿acasoaellanopuede

molestarlequelallamenRollizallorona?PorDios,Cold,¿enquémundovives? Te vas a casar con ella. Flor es una chica encantadora que semerece que la beses continuamente para demostrarle tu amor y, porsupuesto,quelesaqueslosojosacualquieraquesepropaseconellay...

—Yo no soy como tu Caramelito —se mofa él—. No soy tanbesucón.

—Pues no sabes lo que te pierdes y la bonita complicidad que eso

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generaenunapareja—respondoconseriedad.Actoseguido,mirandoaTom, que sonríe, señalo—: Y, en cuanto a ti, con lo increíble que esMadison, qué pena que la hayas perdido. A partir de ahora ya puedestirarteaChenoadondetevengaengana.Esosí,tengoqueadvertirtequelaestáscompartiendoconQuincyMcBirthy.—LacaradeTomesdignadever. Entonces, levanto la mano y afirmo—: Por cierto, el puñetazo loincorporo en esta fase, que ha sido cuando tu abuela, al saberlo, se haenfadadomucho,lahaechadodelranchoyChenoa,molesta,haintentadoagredirme,pero lehasalidoel tiropor laculataporqueyohesidomásrápida.

Todosmemiranalucinados.Pero,mientras lascarasdeLewisydeAndrewsonderisa, ladeTomes todo locontrario.Estádesconcertado.Sindudaalguna,noesperabaesodeChenoa.Entonces,dispuestaaseguirmetiendoeldeditoenlallagaportodoeldañoquelehahechoaMadison,digo:

—Quédecepciónparati,quetecreesunpichabrava,loqueacabodecontar,¿verdad?¿Cómosientasaberquetuamanteseestátirandoaotroporquequizátúnoladejassatisfecha?

—Coral...—protestaTom.—No..., Coral, ¡no!—levanto la voz—. ¿Cómo has podido hacerle

eso a Madison?, y ¿cómo has podido contar con la complicidad de tuabuela?Mira lo que te digo: ódiame, ódiame todo lo que quieras, peroaplaudoqueporfinMadisonhayatomadoladecisiónysevayaamarchardeaquítraslabodadeColdyFlor.Pero,esosí,machote,cuandoellanoesté,yapuedesaplicarteencuidardetumadreydeNayeli,avercómotelomontas...

Lostressemiran.Sinduda,esovaasuponerunproblema,yesoquetodavíanosabendelaenfermedaddeRonna.Cuandolosepan,¡noséquévaapasar!

—Si yo tuviera que vivir aquí—prosigo—, te aseguro que duraríatres días, porque, al cuarto, o habría matado a Sora o ella me habríamatadoamí.Pero,porDios,¿cómounostiarronescomovosotrospuedenconsentirquesuabuelasecomporteasí?

Ellossemiranentresí.Séqueentienden loquedigo,peroningunoresponde.Entonces, dispuesta a sacar a la luz todo loocurrido, cojomimóvildelbolsillodemipantalónydigomirandoaAndrew:

—TuabuelasehaenteradoporelcotilladeElmerdequetengouna

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hija —y, enseñándoles la foto a los demás, afirmo—: Sí, soy madresoltera. ¡Oh,Diosmío, qué escándalo!—memofo, yAndrew sonríe—.Tengounahijadedosañosqueahoraestáconsupadre.SellamaCandelay,siAndrewyyonohabíamosdichonadadeella,erapornoincomodaraSora. Pero debo deciros que es una chiquilla preciosa, simpática, y unamordeniñaporlaquemuero,matoyhagoloquesea.

Cuandoacabo,todosmemiranalucinados.Acontinuación,Coldseacerca,miralafotodemihijay,sonriendoa

pesardeldesconciertoportodoloquehedicho,comenta:—Esmuylinda.—Tanlindaysimpáticacomolamadre—afirmaAndrew,loqueme

hacesonreír.Tomestábloqueado.Nosésihallegadoaentenderloquehedicho.

Entonces,buscolasfotosquetengodeChenoaconeltalMcBirthyyselasenseño.

—Aquí tienes a la mujer por la que has roto tu matrimonio.¡Enhorabuena!

Lostresmiranmimóvil,hastaqueAndrewpregunta:—Perotú¿cómotienesesasfotos?Con cierto gusto por haber descubierto a esa zorra con piel de

cordera,indico:—LosvieldíaquefuisteabuscarmeaLander.¿Teacuerdasdeque

quisehablartedeella?—Sí.—Puesqueríacontártelo.—¿Chenoaytú...?—preguntaColdmirandoaTom—.¡Pero¿túestás

loco?!Su hermano no responde. No se mueve. Lo que está viendo lo ha

dejadonoqueado.—¿PoresolepreguntasteaLewissisefiabadeChenoa?—medice

Cold.—Exacto—asiento—.AlsaberporLewisyporMadisonla inquina

queSoralestienealosMcBirthy,comencéapensary...—¿Chenoa hace que nuestros animales enfermen? —pregunta

Andrew,mientrasqueTomnodacréditoaloquedecimos.—No lo sé, cielo. Eso sí que no lo sé —respondo mirando a mi

chico.

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—Seráhijadesumadre...—protestaCold.Me encojo de hombros. De su madre no sé si será hija, pero soy

conscientedequeeshijadeotraqueyomesé.—Aunque no me creáis, no me gusta ser tan víbora con otras

mujeres, ymenos en el tema sexual, porque soy de las que piensan quecada cual elige cuándo y con quién quiere estar. Pero Vaca Sentadamerecíaserdescubiertaporsujuegosucio,yvuestraabuelamerecíasaberquenoestanlistacomosecreeparajuzgaralaspersonas.

Cold yTomhablan, están estupefactos por todo lo que he contado.Entonces,Andrewseacercadenuevoamí,cogemimanoy,mirandomisnudillosrojosehinchados,pregunta:

—¿Teduele?Gesticulo.Loadmito:sientoundolorcillo.—Unpoco.Peroolaatizaba,oellameatizabaamí.Élme besa los nudillos uno a unomientrasmemira a los ojos, y

murmura:—Siento que haya pasado esto, perome alegra saber quemi chica

sabedefenderse.EneseinstanteapareceMadison,que,alvernos,sequedaparada.Yo

miroaloschicosalaesperadequealgunodigaalgo,yfinalmenteColdpregunta:

—¿Cómoestámimadre,Madison?Sorprendidaporsupregunta,ellarespondemirándoloalosojos:—Ahoraestádespiertapero,tranquilos,queestábien.Veoqueasienten.Esoloscalma,yentoncesmiAndrewpregunta:—¿Creesquepodríamossubiraverla?A cada instantemás sorprendida porque se dirijan a ella de buenos

modos,Madisonasiente.—Sí.Leencantaráverosysaberqueospreocupáisporella.Los hombres semueven y se encaminan hacia la escalera. Cuando

Tom pasa junto a su mujer, va a agarrarla del brazo, pero ella,separándosedeél,sisea:

—Ahorano,Tom.Ahorayano.Una vez él desaparece tras los demás, Madison me mira, y yo,

guiñándoleunojo,memofo:—Sí,señor.Eslomenosquesemerece,poridiota.Madison sonríe y camina hacia mí. A continuación, me abraza y

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afirma:—Sí.Esoesloquesemerece.De pronto, el sonido de un trueno hace que mire por la ventana.

Menuda tormentaza. Un rayo lo ilumina todo y veo un caballo. Concuriosidad,meacercomásalcristalypregunto:

—¿ÉsenoeselcaballodeSora?Madisonseacercaamí.—Sí.ÉseesInka.Sindudarlo,salimosatodaprisadelacocina.Rápidamente,lalluvia

nosempapay,cuandoagarramoslasbridasdelanimal,digo:—Sora ha salido con él hace un rato.Ronna ha dicho que le gusta

cabalgarbajolalluvia.Madisonasiente.Actoseguido,sesubealcaballo,medalamanoy,

trasunincreíbleesfuerzo,mesubotrasella.Sintiempoqueperder,guíaalanimal. Cabalgamos durante un rato mientras miramos a nuestroalrededor, hasta que de pronto vemos algo tirado en el suelo más allá.Aguzamoslavistaynosdamoscuentadequeesunapersonay,sintiempoqueperder,nosdirigimoshaciaallí.

TantoMadisoncomoyosaltamosdeinmediatodelcaballo.Lamujerestáenelsuelo,conlosojosabiertos.Pareceenestadodeshock.¿Quélehaocurrido?

Nosarrodillamosasuladoparaauxiliarla.Estáfríayempapada.Lallamamos,peroSoraparecedesorientada.Perdida.Sólofijalamiradaennosotrasperonocontesta,nohabla.

Asustada,miroaMadison,queestátancaladacomoyoy,mientraselaguacorrepormicara,digo:

—Vuelvealacasaypideayuda.Ellaasiente.Selevanta,montaenelcaballodeSoraysalealgalope,

mientras un nuevo trueno seguido por un rayo rompe sobre nuestrascabezas.

Uf..., con lo poco que me gusta a mí estar en la calle cuando hayrayos,yallíestoy,enmitaddelcampo,amerceddequemepartauno.

Concuidado,lequitoaSoraelbarroquetieneenlacarayenlaboca.Susojossemueven,memiran;entoncesmeasustancuandomurmura:

—No...,no...,no...—Tranquila,señora...,tranquila.Perolamujerrepiteunayotravezlomismo.Nopara.Pareceestar

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enloquecida,hastaque,almoverme,meseparounosmilímetrosdeellaygrita:

—¡No...!—Tranquila...—¡Notevayas!—De aquí no me muevo hasta que vengan a buscarnos. No se

preocupe.Cierralosojos.Conelaguaquenoscaeenlacara,nosésillorao

no.Necesitoqueabralosojos.Necesitoquememire,quegruña.Lallamo.Selopidoporfavor,peroellanolosabrey,dispuestaahacerlarabiardelamejormaneraquesé,siseo:

—Viejabrujadeldemonio,¡abralosojosymíreme!Instintivamente,ellalohace.¡Bien!Funciona.Y,alverquememira,

preguntoconmástranquilidad:—¿Estábien,señora?¿Puedehablar?Ellaalfinaljadeay,apesardesugestodedolor,replica:—Estoymejorquetú.Esomehacesonreír.—Mealegrasaberqueestámejorqueyo.¿Quéhaocurrido?Vuelve a callarse. No dice nada pero, empapada y dispuesta a

mantenerladespierta,murmuro:—Quesepaquehecogidounospreciososcuencosdelaalacenadel

comedor para echar las natillas que he preparado de postre.—Ella memira—.Y,aunqueMadisonmehaadvertidoquenodebíacogerlosporqueausted lemolestaría, lohehecho.Y¿sabeporqué?Porqueme encantahacerlaenfadar.

—Ereslopeor,muchacha...,lopeor.Merío.Éstanosabeconquiénselaestájugando.—Nayeli... —susurra ella entonces—. ¿Cómo ha podido hacerme

eso?¿Nayeli? Sorprendida porque no sé de lo que habla, lamiro y ella

añade:—Cuando he ido al establo para coger a Inka, ella... ella les estaba

dando a los caballos algo con las manos. Me he acercado y, al ver sureacción,hesabidoquenoeranadabueno.

—¿Qué?Soracierralosojos.Pareceabatida.

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—Me ha confesado queme odia y que es ella quien hace quemiscaballosenfermendándolesazúcaradulteradoparaquetengandiarreas,ynoChenoa,comoimaginé.

Bueno...,bueno...,bueno...,¡estosíquenomeloesperaba!Madremía...,madremía...,laquelevaacaeraesajovencitaunavez

se enteren los McCoy. Estoy pensando en ello cuando oigo que Soracontinúa:

—Yluegoellos...Loshevisto.—¿Quéhavisto?—Hevistoaesosdosindecentesbesarse.Madre...madre...Aunquenodicesusnombres,enseguidaséaquiénesserefiere.—Losquierofuerademirancho.Medaigualsiesminietoono.Me

daigualloqueopinensumadreosushermanos.Sólodepensarloquehevisto,semerevuelvenlastripasy...

—Ysevaacallar—lacorto—.¿Ustednuncasehaenamorado?—Noresponde—.Puessisehaenamoradoalgunavezdebeentenderqueesunsentimientodifícildecontrolarporque,cuandoelcorazónmanda,nohaynadaque lopuedaparar.Y, legusteono,estamosenelsigloXXIy,porsuerte, dos hombres o dosmujeres pueden enamorarse, se pueden tenerhijossiendosolterayunnegropuedecasarseconunblancoyunamarilloconunpielroja.

—Nomeinteresa...—Oh,claro...,no le interesa—memofo—.Puesdebería interesarle

recordar que, ante todo, tanto Lewis como Moses son dos personasmaravillosas,yelmodoenquevivansu...

—Yonohedichosusnombres.¿Cómosabesquehablodeellos?Meretiroelaguade lacara.PorDios,cadavez lluevemás.Luego,

retirándoselatambiénaella,respondo:—Losé.Elcómonoleinteresa.Soragruñe.Lohaceeneseidiomaquesabequenoentiendoy,visto

lovisto,nimevoyapreocuparporentender.Sóloquieroquelleguenlosrefuerzosypodamoslevantarladelsuelodeunavez.

—Noséquédice—protestoalnotareldolordemisnudillos—,peroseguroquenadabueno.Y,porDios,¡nomeseatanantigua!Modernícese,queelmundoevoluciona,loquieraustedono.

—Muymodernaerestú—gruñe.

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Comopuedo,aguantoloschaparronesquemeestáncayendoencimacuandodeprontolaancianaañade:

—Mi mundo se desmorona. Primero, Andy se marcha y luegoaparececontigo;después,Tomsecasaconesaatontadasecaquenonoshadadoniunnieto...

—En cuanto a eso —la corto—, Madison ha tenido demasiadapacienciaconusted,peroyono la tengo,ydebe saberque, sino lehandado esos nietecitos, no ha sido por ella, sino por él. Por desgracia, elmachotedesusobrinonopuedetenerhijos,perohapreferidocallarseycargarlelasculpasaMadison.Quémajo,¿verdad?

Soraparpadea.Denuevolahevueltoasorprenderconalgoquenoesperabay,cuandosereponeunpoco,prosigue:

—Muchacha,meestásenfermando.—Ah,bueno...,esonoespreocupante,porquellevohaciéndolodesde

quemevioporprimeravez.—Todomedavueltas...De repente,me asusto.No quiero que se desmaye y, cambiando de

táctica,pregunto:—¿Creequeseharotoalgo?—No.Peroeldolorenelbrazoestremendo.Mirosubrazoyextiendolamanoparatocarlocuandochilla:—¡Niseteocurra!Y,aunqueahoratengaestemomentodedebilidad,

nomegustas,comotampocomegustanlasdemás.El agua corre por mi cara, por la suya y, con ganas de ahogarla,

murmuro:—Mire,señora,intentoayudarla,noquierodiscutir.—Difícillotienes.Vuelvoasonreíre,incapazdecallarme,pregunto:—Pero¿austednuncaseleacabanlaspilas?Porincreíblequeparezca,eneseinstanteveoquelacomisuradesus

labiossecurva.—Diossanto—murmuro—,estáusted fatal. ¡Perosivaasonreíry

todo!—Noreírsedetiesimposible—replica.—Jayja...Fíjesecómomeríodesugracia.—Y,dispuestaasertan

bordecomoella,añado—:Pues, le jorobeono,laspersonasquehemosacudidoensuayudasomosMadisonyyoo,comodiceusted,unaatontada

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y una mujerzuela. ¡Oh, Dios mío, qué horror, cuando se enteren susamigaslaquemaránenlahoguera!...

—Cállate...—¿Quemecalle?—Sí.Hacer que hable, a pesar de lo que dice, me garantiza que sigue

conmigo,ypregunto:—¿Leduelealgomás,apartedelbrazo?—Lacabezadeescucharte.Incapazdenohacerlo,sonríoylamiroconpreocupación.Lamujer

yatieneunaedadparaqueungolpeasí ladestrocepero,comonoestoydispuestaadejarmeachantarporella,murmuro:

—Pues dé gracias al cielo de estar escuchándome porque, con suedad, lonormalhabría sidoque sehubiera rotounacaderao lasdos alcaerdelcaballoynopudieranioírme.

Memira.Debedeestarcagándoseentodamifamilia,ysisea:—¿Puedesdejardesertandesagradableeincómoda?—¿Oqué?—No responde.Meacuchilla con lamirada, e indico—:

Aunque, ahora que lo pienso, si tanto la incomodo, puedo marcharme.Quizáseríamejorqueesperaraustedaquepasaraalguienporaquíy larecogiera.¿Quéleparece?

—Noteatreverás.Claroquenolovoyahacer.Nosoytanmalapersona,aunqueellaasí

locrea.Pero,almovermeparaacomodarmemejor,Sorameagarraconfuerzadelbrazoeinsiste:

—Nomedejesaquísola.Verladesesperaciónensusojosmehacesaberelmiedoquetienea

quedarse sola y, retirándole con cuidado el agua que le cae en la cara,murmuro:

—Tranquila,gruñona.Yalehedichoquedeaquínomemoveréhastaquevenganaayudarnos.Perovayahaciéndosealaideadeque,legusteono,vaatenerqueagradecernoslaayudaaMadisonyamí.

—Yaveremos...—¿Cómo que ya veremos? ¿A que me voy? —Y, al ver su gesto

serio, sonríoymusito—:Vale,yaveremos,peroalmenosun«gracias»poracudirensuayudatendremos,¿no?

—¡¿Porquénotecallas?!

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—Porquemegustahacerlarabiar;¿legustamicontestación?Esarespuestahacequedenuevoselecurvenloslabios,ydepronto

oímoselgalopedevarioscaballosy,almiraryverqueseacercanhacianosotras,digo:

—Salvadadeescucharmeporlacaballería.Instantes después, todos los McCoy, incluidos Moses y Lewis, que

tambiénhanvenido,seocupandelamujer.—¡Degenerados! —grita ella cuando van a levantarla del suelo—.

Soislavergüenzadelafamilia,¡nometoquéis!Todos se paran en seco. Lewis memira y yo asiento mientras me

pongoasu ladoy ledoy lamano.Lewis tieneunaexpresióndehorror;quesuabuelasepasusecretolodesconcierta.

Entonces,Madisonseplantafrentealadesagradablemujerysisea:—Dejedegritarylevánteseconcuidadooseharádaño.—¡Atontada,cállate!Joder con la abuela. Sin duda, el rato que ha estado conmigo ha

cogidofuerzas.—Abuela,¡yabasta!—exclamaTomdepronto.—¿Oqué?—preguntaellaconchulería—.YencuantoaChenoa...—Nilamenciones—siseaélfurioso—.Nilamenciones.AndrewyColdlaayudanalevantarseyseasegurandequenovuelva

amarearse.Entonces,laviejalevantalacabezay,mirandoaMoses,sisea:—Quévergüenza.Túyél.Ypensarquetehetratadosiemprecomoa

unnietomás.—Escucha,Sora...—¡Ni se te ocurra pronunciarmi nombre!—lo corta ella—. En tu

boca suena sucio. Os he visto... A ti y al descerebrado de Lewis,besándoos...Nometoquéis...,noosatreváisatocarme.

Ea...,descubiertoelsecreto.LosdemásmiranaLewisyaMoses.Ensuexpresiónveobloqueoy

sorpresa,exceptoenAndrew.Sugestomehacesaberquenolosorprendeloqueacabadeoíry,soltandoasuabuelabajolalluvia,seponejuntoaLewisydice:

—Puessiellosnopuedentocarte,yotampocoloharé.YnoloharéporquequieroaLewisyquieroaMoses, losrespeto,ysóloellostienenderechoadecidircómoquierenvivirsusvidas.

Vayaaaaaaaaaaaaa...,¿losabíaynomehabíadichonada?

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Bueno...,bueno...,sindudaAndrewyyotenemosquehablar.Siyalosabía,¿aquévinolaescenitaquememontóenelporchedelacabaña?Depronto, laviejabrujacomienzaagritary todosla imitan.Lanoticiaqueacaba de soltar los descontrola a todos. Se dicen barbaridades fuera delugary,cuandoMadisonyyotenemosquemeternosentreAndrewyTom,quesevanacascarporquemichicoseposicionajuntoaLewisyMoses,Madisongrita:

—¡Bastaya!Hablaréisdeestoenotromomento;ahoraloimportanteesllevaraSoraalhospital.

Tienerazón,esoesloqueurge.Todosnosdamoscuentadeello.—Tom y Madison —digo entonces volviéndome hacia ellos—,

regresad al rancho, coged un vehículo e id hacia la entrada de AguasFrías.OsesperaremosallíconSoraparallevarlaalhospital.

Ellos, sin tocarse ni mirarse, se van a toda leche. A continuación,volviéndomehaciaAndrew,indico:

—Monta en el caballo, y vosotros, ayudad a Cold a pasársela aAndrew.

LewisyMosescomienzanamoversecuandolaabuelasequeja.—Noquieroquemetoquen.Andrewmaldicepero,sinquererescucharla,montaensucaballoy,

mirandoaMoses,queeselmásalto,dice:—Cógelaypásamelaantesdequeabraunazanjaylaentierre.Oír eso me hace reír. Sin problema, Moses hace lo que le pide,

mientraslaviejaprotestay,cuandoestáenbrazosdeAndrew,éstesisea:—Yoquetúmecallaba.Terecuerdoquetambiéntengosangrelakota

ytanmalalechecomotú.Unavezdice eso,memira por encimade la cabezade su abuela y

sonríe. A continuación, Lewis me iza para subirme a su caballo y nosdirigimoshacialaentradadeAguasFrías,dondeyanosesperanMadisonyTom.Trasbajarnosdeloscaballosymeteralaabuelaenlacamioneta,Moses y Lewis regresan al rancho para tranquilizar a Ronna, mientrasnosotrosnosdirigimosaunhospitalquehayalasafuerasdeRiverton.

CuandolosdoctoresdeurgenciassellevanaSora,Madisonyyonosmiramos.Estamosempapadasyllenasdebarro.

—Deberíaisiracasaacambiarosderopa—diceAndrew—.Podéisenfermar.

—Tranquilo.—Sonrío—.PrimeroveamosquésehahechoSora.

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Veinteminutosdespués,entranRonnaconMoses,NayeliyLewisy,alverla,Tomseapresuraadecir:

—Tranquila,mamá.Estábien.—Pero¿quélehapasado?—preguntaella.Todossemiranentresí.Nadiequieredecirnada,hastaquedepronto

Nayeli,entregemidos,murmura:—Hasidoculpamía.—¿Tuya?¿Porquédiceseso?—preguntaCold.Nayeliseretuercelasmanosnerviosayconfiesa:—Heestadohaciendoalgohorribleporquelaodio.—Nayeli,cariño,¿quéteocurre?—diceLewis.Todos lamiramos.Laprimerayo,peronodigonada.Necesitoque

ellaseexplique.—Heestadodandoaloscaballosazúcaradulteradoconpolvode...—¡¿Quehasestadohaciendoqué?!—voceaTomaloírla.—Nayeli...—murmuraRonna.—¡Laodio!—grita lamuchacha,hechaunmarde lágrimas—.Ella

no nos quiere a ninguno de nosotros. Nos trata mal, intenta dirigirnuestras vidas, y yo quería hacerle daño en lo único que le duele: suscaballos.

Suconfesiónnosdejaatodossinhabla.Nunca,nienelpeordemissueños, podría haber imaginado que era Nayeli quien provocaba lasdiarreasyotrasenfermedadesalosanimales.

Madison,queestáamilado,murmuraentonces:—Vaya...,ynosotrasculpabilizandoaVacaSentada.Asiento. Qué mal pensadas hemos sido, cuando lo cierto es que

aquellaasquerosanuncatuvonadaqueverconeso.Miro aRonna, quehabla conNayeli, y entoncesMosesmecoge la

mano hinchada por el puñetazo que le he dado a Chenoa y, sonriendo,dice:

—Lapróximavezque sueltesunpuñetazo, recuerda:debesdejar eldedogordofueraparaquenosedañe.

Sonrío.Buenconsejo.Ronnanoganaparadisgustos,ytodavíatienequeescucharotromás

cuandoLewisdaunpasoalfrentey,mirándola,dice:—Sin duda, descubrir eso enfadó a Sora. Pero, mamá, quiero que

sepasquelaabuelanosvioaMosesy...amí.

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Aloíreso,Ronnasuelta lasmanosdesunietaymiraasuhijo.Ay,pobre, qué mal trago está pasando. Entre unos y otros, no paramos dedarledisgustos.

Nadiesepronunciaante loquehadichoLewis.Nadiequierehablardeello,hastaqueRonnasuelta:

—EstoyyestarésiemprecontigoyconMoses.Elgestodeellosaloírlaesdeincredulidadtotal,yColdprotesta:—Mamá,creoquenoloestásentendiendo.LoqueLewisquieredecir

es...—¡Sé lo que Lewis quiere decir!—lo corta ella—. Siempre lo he

sabido.Andrew, que está a mi lado, parpadea, como parpadean todos los

demás,yRonna,levantandoelmentón,cogelamanodesuhijoLewisyladeMosesymurmura:

—Siempre he sabido que entre vosotros había algo especial. Enocasiones,lasmadreslosabemostodosinnecesidaddequenoslocontéis.

—Mamá...—murmuraLewis.Ronna levanta entonces elmentón y,mirando al resto de sus hijos,

dice:—Cadaunodevosotrossoispartedemí,yosaceptotalycomosois.

Os quiero porque sois mis hijos, y nunca dudéis de mi respeto haciavosotros.

Yo, que soy una blandengue, me emociono como siempre. Ver elamorincondicionalqueunamadresienteporsuhijomellegaalcorazón.

—Mamá—protestaentoncesTom—.¿CómopuedesestardeacuerdoconlasexualidaddeLewisydeMoses?Joder,queson...

—¡Cuidaditoconloquedicesdeellos!—locortalevantandolavozcomonunca lahevistohacer—.Asquerosoes loque túhashecho,hijo.Teniendo una buenamujer a tu lado como lo esMadison, has decididoarriesgarlo todo por Chenoa, que no sólo se acuesta contigo, sino quetambiénlohaceconotrosalmismotiempo.

—Mamá...,esonoeslomismo—murmuraél.MadisonyyonosmiramoscuandoRonnaprosigue:—Por supuesto que no es lomismo, ¡es peor! Almenos,Moses y

Lewissonunaparejaentodoslossentidos,cosaquenopuedodecirdeti.Y, si digo «de ti» y no «deMadison» es porque esta muchacha—dicecogiéndoladelamano—mehademostradoduranteañoslomuchoquete

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quería. He visto tus rechazos. He visto tus malos modos y tus malasformas,y ellanunca sehaquejado.Al revés,haaguantadopor amor loquenuncadeberíahaberaguantado.Y,aunquelaecharémuchodemenoscuandosevayademilado,séqueeslomejorquepuedehacer,porquesemereceserfelizy,siellaloes,yoloserétambién.Portanto,TomMcCoy,cierra esa boca si no quieres que siga diciéndote lo decepcionada queestoycontigo.

Tomsecalla.Nodicenadamás.Sinduda,Ronnaacabadeecharleunbuenrapapolvodelantedetodosyesoleescuece.Pues¡quesejorobe!

Andrew me mira y sonríe. Sé que está de acuerdo con lo que sumadreacabadedecir.

Encambio,Coldinsiste:—Pero...peroestoesunalocura.Vosotrossoisdosvaqueros,dostíos

durosalosquelesgustalacerveza,elfútboly...—Cold—locortaLewis—.Queseagaynosignificaquenopuedan

gustarmelasmismascosasqueati.—PerotúyMoses...—insisteCold—.¿Cómo?¿Cuándo?Yosonríoymiroalpobre,yenesemomentoAndrewdice:—Esoeslodemenos,hermano,¿nocrees?Coldmuevelacabezaymurmuradescolocado:—Mecuestacreerlo...,es...essóloeso.Lewis sonríe, entiende el desconcierto de su hermano Cold, y

entonces,mirandoconseriedadaTom,queeselquepeorhareaccionado,dice:

—Ahora que todos lo sabéis, simplemente me gustaría que nosrespetarais a Moses y a mí, como nosotros siempre hemos respetadocualquierdecisiónvuestra.

—Hijo...—suspiraRonna.—Quiero que sepáis que tenéis mi respeto —indica Andrew

acercándoseasuhermano.Lewissonríe,loabrazay,unavezseseparadeélyloestáabrazando

Moses,afirma:—Sí, Andy.Me lo dijo Coral. Ella te conocemuy bien, y veo que

llevabarazón.Sonrío.Ay, quémono es Lewis y, cuandoMosesme guiña un ojo,

afirmo:—Telodije.TedijequeAndrewloentendería.

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EncuantosueltaaMoses,mivaquerosecolocaamiladoy,mientrasLewishablaconColdyNayeli,mecogeporlacinturaymepreguntaaloído:

—¿Quéhacesparaconocermetanbien?Lomiroconunasonrisay,sinunápicedevergüenza,murmuro:—Observarteeintentarentenderte.Eltiempopasa,todoshablany,apesardeloenfadadosqueestáncon

Nayeli, laabrazany lamiman.Sinduda,para laniñanoes fácil teneraunaabuelacomoSoraasulado.

AdiferenciadeTom,quenohavueltoadirigirleslapalabraaLewisni a Moses, Cold sí lo hace. Habla con su hermano, llegan a unentendimientoy,cuandoéstosseabrazan,finalmenteLewisdice:

—Escuchad,Moses y yo llevamos tiempo pensando enmarcharnosdeAguasFrías.

—Pero¿quédices?—protestaCold—.¿Cómoosvaisamarchardelrancho?

Lewisseencogedehombros.—YasabéisqueMoseses ingenieroyha recibidovariasofertasde

trabajo,peroparaellodebemosmudarnosaChicago.Habíapensadoque,quizá,desdeallíyopodríaabrirunnuevomercadoparaAguasFrías.

Unsilencioincómodoseinstalaenlasaladeespera.Nadiedicenada.Nadiesemueve,hastaqueAndrew,alverasumadreinquieta,laabraza,lebesaenlacabezaymurmura:

—Creoqueharéisbienmudándoos.Y,mamá,tranquila,porqueesténdondeestén,teaseguroquetendránmiapoyo.

—Losé,Andy...,losé,hijo—respondeellasonriendoconpenita.Tom,quehastaelmomentohapermanecidocallado,diceentonces:—Terecuerdo,Lewis,queSoratienelaúltimapalabaenrelacióncon

quetúabrasmercadoparaAguasFríasfueradelrancho.Éstemiraasuhermanoyasiente.—Lo sé. Si la abuela no quiere, lo asumiré y buscaré otro trabajo

parecido.Sinduda,experienciatengo,yranchoshayenmuchossitios,nosóloexisteelsuyo.

¡Ole...yoleporLewis!Mejorcontestaciónnopodríahaberledadoaeseidiota.

De pronto a Ronna comienzan a temblarle las manos de maneraincontrolable.Todoloqueestáocurriendolaemociona.Soyconscientede

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cómotodoslamiran,olvidandoeltemadelqueestábamoshablando.—¿Quéteocurre,mamá?—lepreguntaLewis—.¿Tienesfrío?—Abuela...—murmuraNayelipreocupada,cogiéndolelasmanos.Madison y yo nos miramos. Ninguna quiere decir nada de lo que

sabemos. Un silencio cargado de tensión nos rodea, y Andrew,agachándoseparaestarasualtura,pregunta:

—Mamá,¿quépasa?¿Porquétetiemblanlasmanosasí?Angustiada, Ronna busca nuestra ayuda y, al ver que nosotras la

miramosconamor,murmura:—Chicos..., está visto quehoy es el día de las confidencias, aunque

éstenoeselmejormomentoniestamosenelmejorlugarparahablardeello.

—Mamá,meestásasustando—murmuraCold.—¿Dequéhablas?—insisteTom.RonnavuelveamirarnosaMadisonyamí.Loschicostambiénnos

miranconexpresiónextraña,yfinalmenteelladice:—Elmédicomehadiagnosticadoprincipiodepárkinson.—Abuela...—susurraNayeli.—¡¿Qué?!—exclamaLewis.MosesagarraaLewisdelbrazoenseñaldeapoyo,yacontinuación

Ronnabalbuceamirándolosatodos:—Peronoospreocupéis...,noospreocupéis...LosMcCoysequedanpetrificados.Nadadeloocurridoeneldíade

hoy les afecta tanto como esa noticia.Madison, como siempre, se hacecargo de Nayeli explicándole lo mejor que puede la enfermedad de suabuela,yyomequedojuntoaRonna.Necesitamiapoyo.

Ningunodeesosvaquerosrudosygigantessabequédecir.Entonces,miro aAndrew.Creo que hasta se le ha ido el color del

rostro.Miraasumadre,buscaenellaseñalesdequeloquediceesverdad.Cuando ésta lomira y le sonríe, siento que el duro y fuerteAndrew sederrumba.Agachalacabeza,perosereponeencerocomacerosegundos.Sabequenohadellorardelantedeellay,cogiéndolelamano,consiguedecir:

—Mamá..., estoy... estamos aquí para todo lo que necesites,¿entendido?

—Paratodo,mamá—repiteCold,mientraselrestoasiente.Ronna sonríe emocionada. No puede hablar, y Madison, que ha

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conseguidoqueNayelinolloreymonteunnumerito,explicaentonces:—Se lo detectaron hace dos meses. Le hicieron un tac, y el

neurólogo...—¿Tú también lo sabías? —murmura Tom mirando a su mujer.

Madisonasiente,yentoncesél exclama—:¿Cómohaspodidoocultarmealgoasí?...¡Esmimadre!

Alver losgestosseriosde losdemásmirandoa lapobreMadison,decido tomar cartas en el asunto, ymás antes de queAndrewdiga nadadesafortunado.

—Pues, si es tu madre—le espeto—, pregúntate por qué buscó laayudadeMadisonynolatuyaoladelosdemás.Ynocomiencesaecharlemierdaencimaa tumujerporquenose lomerece,pues,comosiempre,estáahíparatodoloquenecesiteRonna,¿entendido?

Nadie dice nada. Todos nos miran y, finalmente, Ronna consiguedecir:

—Hijo...,noqueríapreocuparos,ymenosahora,conlabodadeCold.YsiMadisonnooscontónadaesporque lehiceprometerquenoos lodiría,comoselohiceprometeraCoral,cuandosepercatódelproblema.

SientoqueAndrewmemira.Tratodesonreír,aunqueelmomentonoeseladecuado.

—Mamá,porDios—murmuraLewis—.Pero¿porquénohasdichonada?

—Teloacabodedecir,hijo.Noqueríapreocuparos.—Hablaremos con el neurólogo—insiste él—. Seguro que pueden

operartey...—Nosoybuenacandidataparalaoperación,peroyahablaremosmás

tranquilamentedeelloencasa—locortaRonna—.Meestoymedicandoy,demomento,estoybien,aunquelaenfermedadavanzaráconeltiempoy...

—Ynosotrostecuidaremos—afirmaAndrewabrazándola.Aloíreso,sumadresedesmorona.¡Ay,pobre!Lloramientrassushijosysunietalaabrazanconamory,cuandolos

abrazos acaban, se levanta y, acercándose aMadisony amí, se seca laslágrimaseindicaaltiempoquesedirigealosdemás:

—Quenoseosocurraregañaraestasdosmuchachaspornohaberosdicho lo que pasaba, porque, si lo hacéis, os juro que no os vuelvo adirigir la palabra en vuestras vidas pormuyhijosmíos que seáis. Si dealgoestoyorgullosaesdequelashayáistraídoamivida,juntoaFlor—

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y,volviéndosehaciaMoses,añade—:Y,porsupuesto,tambiénestoymuyorgullosadeti,grandullón,sabesqueparamíeresunhijomás.

Moses sonríe. Da un paso adelante y la besa en la mejilla. Yo meemociono,ymáscuandoveolamiradadeLewis.

Y, como soy una llorona y una sensiblera incapaz de retener laslágrimasqueseacumulanenmisojos,cuandoéstassedesbordan,Andrewmeagarraporlacinturaymurmuraconmimo:

—Oye,morena...,nomellores.Diosss...,esincreíblelaintimidadylacomplicidadqueenocasiones

medemuestra.Nadiediríaquenosomosnovios.Nadie.Yestoymirándoloalosojoscuandooímosquelapuertaseabreyveoaunmédicoquenosobserva. Es amigo deAndrew y, rápidamente, se saludan con afecto. EldoctornosexplicaqueSora tienevariascontusionesenelcuerpopor lacaída, pero que, por suerte, no se ha roto nada a pesar de su edad. Esanoche se quedará en observación en el hospital y, cuando salga, deberállevarunavendaenelbrazo,vigilarelcodoquesehadañadoypocomás.

Todos nos alegramos. Esa desagradable mujer ha tenido muchasuerte.

Ronnaentraaverla,mientrasqueelrestopreferimosesperarfuera.Cuandopocodespuéssale,nosinforma:

—Estáperfectamente.Yatienealasenfermerasyatodoelpersonalensucontra.

Eso nos hace sonreír y, tan pronto como nos disponemos amarcharnos,unaenfermeranosparaypregunta:

—¿CoralyMadisonestánentreustedes?—¿Quéocurre?—preguntaRonna.Todosnosmiran.Nosotrasasentimos,ylaenfermeradice:—Tranquila, señora, es sólo que la paciente de la 312 quiere que

pasenellasdosunsegundo.Madisonyyonosmiramossorprendidaspero,sindudarlo,cojoala

rubiadelbrazoydigo:—Volvemosdentrodemediosegundo.Asombradas por la peticiónde la abuela, nos dejamosguiar por la

enfermera y, cuando llegamos hasta la habitación donde está Sora, laenfermeradescorrelacortinaylediceconvozdeenfado:

—Aquílastiene,¿algomás?Ellahaceungestoconsumano librey,cuando lamujer seva,nos

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miraydice:—Coral,Madison,gracias.Ambas sonreímos al oír que se dirige a nosotras por nuestros

nombres.—Diossanto—murmuro—,debedeestarustedfatal...Por primera vez desde que llegué al rancho, veo que la vieja

cascarrabiassonríeabiertamentey,apremiándonos,dice:—Vamos, ahora marchaos. No tengo nada más que hablar con

vosotras.Yoasientoencantaday, trasguiñarleelojoaSora,nosmarchamos.

Mientrascaminamoshaciaellugardondenosesperanlosdemás,Madisonmemira.

—No te lovasacreer—dice—,peroes laprimeravezque laveosonreír,mellamaporminombreymedalasgraciasporalgo.

Yosonrío.Lacreoy,agarradaasubrazo,murmuro:—MeparecequehoyPocahontassehadadocuentadequesureinado

seacaba.Alllegaralrancho,Ronnaseempeñaenquecenemos.Ningunotiene

hambre, yAndrew se excusa diciendo que estamos empapados y que yapicaremoscualquiercosaenlacabaña.Ronnanoinsiste.

Cuandollegamosallí,Andrewcierralapuertaymemira.—Quítateesa ropaempapadayponteunalbornozmientras lleno la

bañera—dice.Lomiroy,sincortarmeunpelo,exijo:—Tebañarásconmigo,¿verdad?Élsonríe.—¿Lodudas?Veinteminutosdespués,Andrewyyoobservamoslabañerallenacon

losalbornocespuestos.Entrelosdoshemospreparadounaestanciaíntimaysensual,convelasencendidasquelarodean.Entonces,comienzaasonarmusiquita.Rápidamentelareconozco,ymurmuroconunasonrisa:

—SomebodyLikeYou,[20]deKeithUrban.—Muy bien, morena. Vas reconociendo la buena música—dice él

sonriendo.Deescucharlatantasveces,latarareomientrasmentalmentepiensosi,

comodicelacanción,élpodríaamaraalguiencomoyo.Sinduda,yosí...,lapenaesnosaberloqueélopina.

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—¿Sabes?, como dice la canción, me estás enseñando a ser unhombremejor.

Bueno...,bueno...Comoyo,éltambiénestáescuchandolaletra.¡Quéfuerte...,quéfuerte!

Y,sinunápicedepudor,mequitoelalbornoz,quecaeamispies,y,tras besarlo, me meto en la bañera. El agüita caliente, su mirada y lamúsicamehacensuspirar.Madremía...,madremía...,lobienquelovamosapasar.

Segundosdespués,Andrewsemeteen labañeraysesienta frenteamí.Esdetamañoextragrande.Vamos,deésasenlasquetepuedestumbardeltodo,nocomolaquetengoyoenmiapartamento,enlaquesóloentrosentada.

Permanecemosmirándonosduranteunossegundos,hastaqueéldice:—Enlavidamehabíaencontradoconunamujertanfascinantecomo

tú.—Uauuuu.—Sonríoy,deseosademás,pregunto—:¿Porquédices

eso?Andrew,miCaramelito,tambiénsonríe.—EreslagranartíficedetodoloqueestápasandoenAguasFrías.—Un momento..., ¡que yo no he convencido a Tom para que se

acuesteconVacaSentadaytampocohetiradoatuabueladelcaballoparaqueestéahoraenelhospital!

—Nomerefieroaeso—semofaéldivertido.—Y¿aquéterefieresentonces?Mivaqueromemira,peronoresponde.—Estamos hablando y debes decir lo que piensas—insisto—. ¿Por

quétecallas?Andrewsolamentesonríe,ydecidocambiardetema:—¿DesdecuándosabíaslodeMosesyLewis?Élsepasalamanomojadaporeltorso.—Desdehaceunpardeaños.—Y¿porquénolohablasteconellos?—Porquenoqueríaincomodarlos.Aloíreso,sonrío.EsarespuestaeslamismaquemedioLewiseldía

que le pregunté por qué no había hablado del tema con Andrew o losdemás.

—¿Yporquémontasteelnumeritocuandonosvisteabrazadosenel

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porchedelacabañasisabíaslaverdad?—Portratardeaparentarnormalidad.Durante variosminutos, en el baño sólo se oye la preciosa voz de

KeithUrbany,cuandoyanopuedomás,preguntomimosa:—Oye,moreno,¿túquémiras?Andrewsonríey,echándomeespuma,semofa.—Eh...,esafraseesmía.Durante un buen rato, reímos, hablamos de su familia, nos

comunicamos.Hablarconélesfácil,divertido,amenoy,trasbesarmelosnudillos de lamano, que ya estánmejor y no duelen, nos lanzamos. Latensiónsexualquesentimoselunoporelotronospuede.Soyyo laquevoyaporél,lobesoy,cuandounbuenratodespuésterminodehacerleelamor,murmuro:

—¡VivaWyoming!Andrew, queme tiene abrazada,memira sorprendido y, al ver que

sus ojos me preguntan qué es lo que he dicho, entre risas murmurobesándolootravez:

—Luegoteloexplico,Caramelito.

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26

Alamañanasiguiente,cuandomedespierto,estoysolaenlacama,peroeloloracaféreciénhechoinundamisfosasnasales.

¡QuébienhueleelcaféquepreparaAndrew!Hagolacroquetasobrelacamamientraspiensoenloocurridocon

mi buenorro y, sonriendo, rememoro la noche de pasión que hemostenido. Andrew es ardiente. Andrew es tentador y, sin duda, yo no mequedoatrás.

Todavíasientoloslabioscalientesporsusbesosy,sicierrolosojos,hasta puedo sentir cómo sus manos recorren mi cuerpo lenta ypausadamente.Estoyrecreándomeenellocuandooigo:

—Buenosdías,preciosa.Almirar,loveovestidotansóloconunoscalzoncillosyunabandeja

dedesayunoenlasmanos.—Te dije que nome llamaraspreciosa...—cuchicheo riendo—, no

megustaloquesignificaparati.Sonríe.¡Québribón!Seacercahastalacama,dejalabandejasobreella,seaproximaamí

yreplica:—Tú eres Coral y eres preciosa, divertida y encantadora. Nunca

dudesque,hablandodeti,esapalabranotieneelmismosignificadoquecuandohablodelasdemás.

—Vaya..., qué interesante —murmuro acercando mis labios a lossuyos.

—¿Cómoestátumano?—seinteresa.Me lamiro y cierro el puño.Dejo el dedo pulgar fuera, comome

dijoMoses,yafirmo:—Preparadaparaquiensepaseconmigo.

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Ambos reímos, nos besamos, nos tentamos, nos calentamos, hastaquelabandejaconelcaféylastostadascaealsueloynosmiramosentrerisas.

—Da igual —murmura él—. Luego lo limpiamos. Hoy vamos apasareldíaenteroenlacama.YahepuestoelcarteldeNOMOLESTAR.

—Pero¿quédices?—Merío—.Hoyledanelaltaatuabuelay...—No.Hoyno.Hanllamadoparadecirquesaldrámañana.—¿Porqué?¿Hapasadoalgo?Andrewmeguiñaunojoymurmurasinapartarsedemí:—Simplemente,queríahacerlarabiaryhabléconmiamigo.Empiezoareírymichico,mivaquero,miCaramelito,mehacecon

locuraelamor.

Al cabo de dos días, después de veinticuatro horas en las que nosalimos de la cama y me duelen hasta los músculos que nunca duelen,cuandomedespierto,estoysolaenlahabitación.Miroamialrededorenbuscademitorturadorpasional,peronoloveo.Sonríopero,depronto,unasvocesllamanmiatención.

Rápidamentemelevantodelacamay,almirarporlaventana,veoaotroshombresquenoconozcojuntoaAndrewysushermanos.Bromean.Dicen bravuconadas, y sonrío. ¿Por qué los hombres, cuando se juntan,sontanmachotes?

ObservoqueTomnoestáentreellos,yqueLewisyMosesríencomosiempre separadosy sin levantar sospechas.Estoy convencidadeque, siesos hombres descubrieran su secreto,muchos de ellos les volverían laespalda. Por desgracia, aún hay personas que catalogan a otras por susexualidad,olvidándosedequetienensentimientoscomoellos.

Cuandomecansodemirarlos,decidoasearmeyvestirme.Entonces,depronto,delbolsillodeunchalequitomíocaealsuelounabolsanaranja.Alverla,recuerdoloquehayensuinteriorysonrío.Allítengolapulseraque le compré en el mercadillo a Andrew, ésa en la que pone«¿Repetimos?».

Laobservodivertidayalfinaldecidoregalársela.¿Porquéno,silacompréparaél?

Cuandosalgodelacabaña,loshombresyanoestán.¿Adóndehabránido? Y, metiéndome las manos en los bolsillos de mi falda vaquera,

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caminohacialacasaconscientedequellevolapulseraahí.Tan pronto como llego a la puerta veo que se acerca un coche.

Enseguida distingo que es el de Madison, y me paro al ver que en suinteriorvaTomy,detrás,laabuela.

Para no ser descortés, los espero y, cuando para, abro la puertatraseray,antesdequeyodiganada,laviejacascarrabiasgruñe:

—Siesperasalgodemí,yapuedesesperarsentada.JoderconPocahontas,¡regresafuertecita!Suspiro.Siempretieneelhachadeguerraenalto.—Yaveoqueestáustedmuchomejor—digo—.Bienvenidaa...—Micasa.Mirancho—finalizaella,cortándome.—¡Abuela!—lereprochaTom,cogiéndolaenbrazos.Mecallo.Laviejaespeorqueundolordeoídosy,cuandodepronto

apareceMoses,éstaleespeta:—Fuerademicasa.Lewis,quesaleenesemomento,sisea:—Siélseva,yotambién.Laabuelavuelvelacabezaymurmura:—Yaestáistardando.Andrewapareceentoncesdetrásdesuhermano.—Moses,Lewis,enmicabañahayunahabitacióndesobra—ofrece

—. Si queréis, podéis llevar allí todas vuestras cosas hasta que decidáisquéhacer.

—Por mi parte, no hace falta. Tengo dónde dormir —respondeMosesy,actoseguido,semarcha.

Lewis suspira, y Tom, que continúa con la abuela en brazos, va ahablarcuandoellasisea:

—Súbeme a mi habitación, y ten cuidado, que no soy un saco dealubias.

Dichoesto,TomentraconellaenlacasayentoncesapareceNayeli.Laviejaylachiquillasemiran.

—Vamos,Tom—diceSora.Lewisagarraasusobrinaporlamano,ledafuerzasy,mirándome,

cuchichea:—Tranquila,noesperábamosmenosdePocahontas.UnavezLewisyNayelisemarchan,Andrewmeguiñaunojoyseva

conellos.Sindudavanahablarconlamuchachadeloocurridoconlos

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caballos. Los veo alejarse y, sin querer mediar entre ellos, entro en lacocina.Allí,encuentroaMadisonyaFlory,trasacercarmeaestaúltima,pregunto:

—¿Estásmejorhoy?Lajovenasientey,soltandoelpanquellevaenlasmanos,dice:—GraciasporenfrentarteaSorapormí.Sinduda,Madisonytúsois

increíbles,yjuntoavosotrassientoquetengofuerza.—Es que la tienes, cielo —afirma Madison—. Es sólo que eres

demasiadoconformistayeneste ranchono sepuede ser así.Te lodigopor experiencia. A partir de ahora, si algo te incomoda, debes decirlo,¿vale,cariño?

—Loharé—asienteellaaltiempoqueseponerojacomountomate.Esomehacesonreíry,abrazándola,indico:—Eresunadelasmejorespersonasqueheconocidoenmivida.Eres

buena y cándida pero, mira, creo que deberías beber cervecitas más amenudo.

Todassoltamosunarisotada.—Locreasono—diceellaentonces—,mehetomadounaantesde

venir.—¡Ésaesmichica!—exclamaMadisonsonriendoyguiñándonosun

ojo.EnesemomentoseabrelapuertadelacocinayapareceRonna,que,

alvernos,sonríe.Deinmediato,suenaunacampanita,yyopregunto:—¿Quéeseso?Ellasuspira.—Le he dado una campanilla a Sora para que me avise cuando

necesitealgoy,porloqueveo—dicesaliendodenuevodelacocina—,¡yalonecesita!

Lastresvolvemosasonreír.Estáclaroquelaviejanolovaaponerfácil.Nosenfrascamosacocinar,hastaqueentraNayeli.Apesardequeselenotaenlosojosquehallorado,conunasonrisanoshacesaberque,trashablarconsustíossobreloocurrido,todoestábien.

Luegomiro por la ventana y veo a Andrew. Vuelve a estar con elgrupodehombresconlosquelohevistoporlamañana,ymeenterodequesetratadeungrupodeamigosquehanvenidoalranchoparacelebrarladespedidadesolterodeColdporlanoche.

Después de todo lo que ha pasado, quizá no sea elmejor día para

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celebraciones pero, si lo pienso fríamente, tras tanta tirantez, no nosvendrámalunpocodediversión.

MiroaFlorylepreguntocuándovaacelebrarellasudespedida.Lachicasonríe,peronoresponde.

—Según ella, no hace falta —explica Madison—, pero a mí meparecequeseríadivertido.

—¡Por supuesto que hace falta! —afirmo—. Vamos a ver, Flor,¿dóndetegustaríacelebrartudespedidadesoltera?

Como siempre, ella se pone roja como un tomate, no dice nada, yMadisoncuchichea:

—EstanochehayunconciertodeLukeBryanenRiverton.Esohabríasido lo ideal,puestoquea ella le encanta,pero las entradas seagotaronhacesemanas.

Florsonríe,seencogedehombros,yyo,quenoheoídoenmividaesenombre,pregunto:

—Y¿quiénesLukeBryan?—Un cantante muy sexi con una sonrisa increíble —cuchichea

MadisonmientrasFloryNayeliríen.—¡Muchachas! —se mofa Ronna, que justo en ese momento ha

aparecido en la cocina. Finalmente, me mira y dice—: Luke es unexcelentecantantecountry.Tienecancionespreciosas.

Noséquiénes.Nuncaloheoído.—Vaya por Dios —exclama de pronto Ronna—. Necesitaría que

algunadevosotrasfueraaHudson.Contantohombreaquí,nohabrápanparatodos.

—IremosMadisonyyo—meofrezcotirandodeella.Cincominutosdespués,lasdosnosalejamosmontadasenelcochede

Madisony,sacandomimóvil,lamiroypregunto:—¿CreesqueaFlorleharíamuchailusióniraeseconcierto?—Leencantaría—afirma—.PeroaColdnolegustará.—¿PorquénolevaagustaraCold?Ellasonríe.—PorqueLukeBryanesuntipomuydeseado,ymuchoshombresle

tienenciertaenvidia.—¿Lodicesenserio?—preguntomuertaderisa.Madisonasienteyyosonrío.Decidido:¡allíquevamosporpocoquepueda!

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Cuando mi móvil tiene cobertura, marco el teléfono de Yanira.SeguroqueellaylosFerrasa,echandomanodesuscontactos,consiguenqueentremoseneseconcierto.

Diezminutosdespuésdehaberhabladoconmiamigaenplanindio,puesestádelanteMadison,suenamiteléfono.EselmánagerdeLuke,quellamaparaquedarconmigoymisamigasantesdelconcierto.

Unavezcuelgo,trashaberquedadoconélalasochoparatomaralgoconLukeydarleunasorpresaaFlor,Madison,quelohaoídotodo,memiraboquiabierta.

—Nolodirásenserio,¿verdad?Asiento.Luegosonríoyafirmo:—Ponte guapa esta noche, que nosotras también nos vamos de

despedidadesoltera.Tres cuartos de hora después, al regresar al rancho, Flor,Ronna y

Nayelisequedansinpalabrascuandoseenterandelosplanesquehemosorganizado para esta noche. Ronna se desmarca, prefiere quedarse conSora.Intentoconvencerla,peroesimposibley,aunquealprincipiolediceaNayeliqueestácastigadaporloquehahecho,trashacerleentenderqueesladespedidadesolteradeFloryquequeremosqueestéconnosotras,Ronnalelevantaelcastigo.Nayelisaltayaplaudedealegría.Esunaniña,ymehacesonreír.

Poco después, cuando comento que hay que hacer saber a loshombresquenosotrastambiéntenemosdespedidadesoltera,Flormepideque guardemos el secreto del sitio al que vamos para que Cold no seenfade.Condecirquevamosdedespedida,sobraybasta.Yonoentiendopor qué hay que omitir adónde vamos, ¡ni que fuéramos a matar aalguien!,perolehagocaso.Ellasabrá.

Lacampanilladelaabuelanodejadesonarunayotravez.Lamuypesadita no para de llamar la atención y, cuando Ronna ya ha ido diezvecesseguidas,larelevo.

Alentrarenlamajestuosahabitación,enlaquenuncaheestado,mequedoalucinada.Esenormeyestá repletadefotos, infinidadde librosyrecuerdosdesusantepasados.

Unavezmisojoshanrecorridolaincreíbleestancia,dondehayunalibreríadeparedapared,laveosentadaenunabonitasillaconunlibroenlasmanos.

¡Anda...,perosilegustaleercomoamí!

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Su gesto es desafiante. No le hace gracia verme, pero eso ya loesperaba.

—HellamadoaRonna—protestasoltandoellibro.Asientoymecolocoasulado.—Estáocupada.Poresohevenidoyo—digo.Sora intenta achantarme con su mirada de india mala y pérfida y,

cuandomecansodeverla,pregunto:—¿Quiere algo o con mirarme como si me fuera a matar tiene

suficiente?—Insolente.Ésaeslapalabraquemejortedefine.En lugar de enfadarme por su comentariomordaz, sonrío. Ésta no

sabecómosoyyoy,comodiceunaqueyomesé,conunasonrisaseganamásqueconunamalacara,asíquereplico:

—¿Quierequeledigaquépalabraladefineausted?—Noteatreverás.—Oh,sí...,lasinsolentessomosasí:¡nosatrevemoscontodo!Sorameacuchillaconlamirada.Yosonríoy,alfinal,ellasisea:—¡Fuerademihabitación!—Venga,mujer,¿quéquiere?—insisto.—¡Quetelargues!Me encojo de hombros, doy media vuelta y salgo de allí. Sin

embargo, apenas acabo de cruzar el umbral cuando vuelvo a oír lacampanilla.

¡Lamadrequelaparió!Con toda la paciencia delmundo, giro sobremis talones, entro de

nuevoy,alverme,mesuelta:—Túnomevales.QuevengaRonna.—Lehedichoquenopuede.Estáhaciendootrascosas.—Meda igual lo que esté haciendo—gruñe—.Que lo deje todo y

quevenga.Suspiro.Esdesesperante.—Vamosaver,señora,seabuenaconRonna.Hasubido laescalera

comodiezveces,ycreoque...—Loquetúcreasnomeimporta.—Yloqueustedquieranomeimportaamí.Madre mía..., madre mía..., ¡cómo me estoy pasando con la vieja!

Pero,mira,llegadosaestepunto,lociertoesquedaigual.

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Porsuexpresión,veoquelaestoydescuadrando.—La verdad es que no me asusta—prosigo—. Y le diré algo: es

penoso que, con el sitio tan bonito en el que vive y con la familia tanmaravillosaquetiene,nosepaapreciarlo.Sevaaquedarsola...,sí...,sí.Vaaconseguirloquesiemprehaqueridotener:AguasFríasparaustedsolita.Porque,seamossinceros,unavezpaselaboda,Andrewyyonosiremosy,detrásdenosotros,Madison,MosesyLewis.¿CuántotiempocreequevaatardarenhacerlotambiénNayeli?Y,sisemarchaNayeli,¿creequeRonnasequedaráaquíconusted?

—¡¿Ronna?!—Ronnaadoraasushijosyasunieta.Portanto,leaugurounfuturo

muyfelizrodeadadesuscaballosyunaenormecasavacía.¿Deverdadesesoloquequiere?

Soranohabla.Nodicenada.Creoqueleestoydandounbuen¡zas!entodalaboca,cuandoreplica:

—Yavendránotros.—Por supuesto que vendrán. Y vendrán muchos como Chenoa,

dispuestosaquitarleaustedpocoapocoloquetiene.Y,cuandosequedesinnada,¿quiénlacuidará?

Nocontesta.Nodicenimu.—Nocometaustedlalocuradequedarsesinsufamilia,cuandotiene

unosnietosyunanueraquelaquierenapesardetodosesoshorrorososdefectossuyos—añado—.Porque,seamossinceras,ustedes...

—Sivasainsultarme,mejorcállate.—Mejor...mejormecallo.Ella asientemientras la comisura de su boca se curva y aprovecho

paradecir:—¿Sabe que la sonrisa le sienta muy bien? Se lo digo porque la

utilizapocoylatienecasisinestrenar.Ellasonríedenuevo,aunqueenseguidaregresasugestoserio.Entonces,sacomimóvildelpantalónybuscounafotodeCandela.—Porcierto—digomostrándosela—,estapreciosidadesmihija.Se

la enseñoporque estoymuyorgullosade ella yquieroque sepaquenotengonadaqueesconder.

—Mentiste.Tienesunahijay...—No,señora.Nomentí;simplementeomití—lacorto—.Tengouna

preciosahijallamadaCandeladelaqueestoyorgullosayporlaquedaría

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mivida,nouna,sinomilvecessifueranecesario.Pero,siAndrewoyoomitimoshablardeella,precisamentefuepornoincomodarlaausted.Éllaconocemuybienysabíacómoibaareaccionar.Y,comonosabemossilonuestrovaafuncionar,dejamosamipequeñaaunlado.

Soraniseinmuta.Desdeluego,estremenda.—Porelbiendeél,esperoquenofuncione—replica.—Ay,Dios,señora,¿porquétienequeserustedtandesagradable?—Anda,saldemihabitacióndeunavez.Nomegustanlasmodernas

comotú.Esomehacegracia.Mimadretambiénlodecíahaceaños.—Elmundonosedetieneporqueustedasí lodecida—añado—.El

mundosigueadelantelegusteaustedono.Comprendoqueensuépocaelamorfuerasólocosadehombresymujeres,peroenelmundoenelquevivimos hoy en día, el amor es cosa de personas. De hombres que sequieren,demujeresqueseadoran,deparejasqueseenamoran.Pienseenloqueledigo.LewisyMoseslaquierenconlocuray...

—¡Basta!Noquieroseguirhablandodeello.—Puesdeberíatratardeentendersuamor.Nocontesta.Sinduda,lecuestahablarsobreeltema.Acontinuación,miroeltatuajequellevoenelantebrazoyquetanto

significaparamí.—¿Veesto?—señalo.Lamujer lomira.Noentiende loqueponeporque está en español,

peroprosigo:—Amítambiénmegustaleer,comoveoquelegustaausted,yhace

untiempo,cuandoestabapasandounamalarachaenlaquecreíaquemimundoeraunamierdayqueibaaserincapazderemontarlatristezaenlaqueestabasumergida,leíunlibromaravillosoquemehizodarmecuentadeque,silosdemáspuedensaliradelante,¿porquéyono?Estoquellevotatuadoaquíesunafrasequemediolafuerzanecesariaparasaliradelanteyrecordarmeloquenuncahedeolvidar.

Soramiradenuevomiantebrazo.Duda,perofinalmentepregunta:—¿Sepuedesaberquétediotantafuerza?Sonrío.Hapreguntadoloqueyoquería,yrespondodememoriasin

mirarmeelbrazo:—«Escucha el viento que inspira. Escucha el silencio que habla y

escuchatucorazón,quesabe».

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Aloírloqueacabodedecir,elgestodeSorasedescompone.—Esoesunproverbioindio—replica.—Losé.¿Legusta?No contesta. Veo que sus fríos ojos se encharcan de pronto y,

acercándomemásdelonormalaella,murmuro:—Ah,no...,no...,no...Prefieroserlaculpabledequeseenfadeaque

llore.Porfavor,nollore,señora.Porfavor...,porfavor...Sorasetragalaslágrimas,¡menudaesella!,yresponde:—Loúltimoquemegustaríaesquemevierasllorar.Asiento.Amítampocomegustaría.—Faltaríamás.No habla. Me mira. Sin duda debe de estar cagándose en toda mi

dinastíaespañola.Creoqueéstaeslaprimeravezquealguienseatreveadecirleloquepiensaaesamalditagruñona.Finalmente,cuandoserepone,mepide:

—Dameaguafrescadelabotella.Obedezco.Cojounvasovacíoquehaysobreunamesitaylollenode

agua.Elladauntragoyprotesta:—Fresca...,loquesedicefresca,noestá.—Bajaréalacocinayletraeréunabotellafría.Rápidamentehagoloquedigo.Salgodelahabitaciónyrespiro.No

séporquélehedicholascosasquelehedichoaSoracuandoséquepasatotalmentedemí.Entroenlacocina,Ronnaylaschicasmemiran,yyo,sincontarlesloocurrido,cojounabotellafríadelaneverayregresoalahabitación.Alentrar,laancianamemiraconsusojosheladosysientoquetienemásganasdebatallaqueellegendarioToroSentado.

—Unpocomásyllegaelinvierno.¿Adóndehasidoaporelagua?Creoquemimiraditalehacesaberloqueopinosobresucomentario,

peroentoncesinsiste:—Sírvemeagua.¿Oacasovasaesperaraquesecaliente?Uf...,quéganasdeabrirlabotellayecharleelaguaporlacabezame

estánentrando.Peromecontengo...,mecontengo...Sinduda,enelratoenelquehesalidodelahabitación,laabuelaha

cogido fuerzas.No obstante, en lugar de hacer lo que pienso, agarro elvaso,leechoagua,seloentregoyellaselabebe.Unavezacaba,dice:

—Abreunpocolaventana.Necesitoairefresco.Hago lo que me pide y, cuando voy a escapar de la habitación,

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murmura:—Quémuchachatantorpe.Demasiadoabierta.Meacatarraré.Frenoenseco.Vuelvoalaventana,lacierrounpocomás,yentonces

sisea:—Silacierras,¡tendrécalorotravez!Uf...,uf...,loquemeestáentrando.Quemeconozcoy,comosigaasí,

vamosaacabarmuymal.Denuevo,muevolashojasdelaventanay,conlamáspérfidademis

sonrisas,lamiroypregunto:—¿Asumajestadlegustaasíoasí?Ellamemira.Piensa su respuestay, curiosamente, vuelve a sonreír

mientrasdice:—Unpoquitomásabierta.Muevo la ventana. ¡Menuda puñetera que es la abuela! Hasta que,

finalmente,asiente,¡menosmal!Salgodelahabitacióny,antesdellegaralaescalera,vuelveasonar

lacampanilla.¡Learrancolacabellera!Trasresoplar,doymediavueltayentrodenuevo.—Abreelarmariodeladerechaysacaunatoallita.Caminohaciaelarmarioyhagoloquepide.Despuésdeeso,yaún

conmigoallí,tocalacampanillamilveces.Mepideunpeine,másagua,iralbaño,quevuelvaamoverlaventana,quecambiedelugarsuszapatillas,queestirelacamay,cuandoyametienehastalosmismísimos,suelta:

—Creo que podrías ser una buena criada. Ahora dame losalmohadonesqueestánenesebutacónquehaydetrásdelacama.

¡Lamadrequelapariólacrioylehizosuprimeratrenzaindia!¡Peroquétiparraca!Sinembargo,adiferenciadeotrasveces,sugestoestárelajado.No

parecetensa.Esevidentequedisfrutaconloquemeestáhaciendohacer,ydecidopagarleconsumismamoneda.Siellaesunaindiaconunpar,seva a enterar de cómo somos las españolas. Por ello, miro el butacóndondeestánlasalmohadasy,contodamichulería,caminohacialacamay,sinquitarmeloszapatos,mesuboaellaparapasarporencima.Cuandomebajoycojolosdosalmohadones,oigoqueexclama:

—Por el amor deDios, ¿se puede saber por qué has pisoteadomicama?

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Sonrío,nolopuedoremediar,y,volviendoapisotearlacamaantesugesto de incredulidad, le suelto sobre el regazo los dos puñeterosalmohadones y, con la misma mala baba que ella tiene conmigo,respondo:

—Porque soy una mala criada, además de una mujerzuela y unainsolente.

Su gestome hace saber que nadie le contesta nunca como lo estoyhaciendoyo.Entonces,menealacabezaymurmura:

—Comienzoaentenderloqueeltontodeminietohavistoenti.—Sonríoy,sorprendiéndome,añade—:Cogeunasillaysiéntateconmigo.

Boquiabierta,mesientodelantedeella.Durante más de media hora hablamos con cordialidad, e incluso

reímos cuando la puerta de la habitación se abre, entra Ronna y,asombrada,pregunta:

—¿Estáisbien?Sugestodeincredulidadmehacereír,yafirmo:—Sí.Demomentononoshemosarrancadolacabellera.Sorasacudelacabeza.Ronnamemira ojiplática y, al ver que esconde una de sus manos

temblorosasbajoelmandil,lacojodelaotray,acercándolaamí,digo:—Ahora que estamos las tres en un ambiente tranquilo y relajado,

¿quétalsitesientasconnosotrasylecuentasaSoraloqueteocurre?Ronnamemiracongestoserio.Soramemiratambién,ypregunta:—¿Quéocurre?Ronnanoentiendeporquésacoeltema,peroséqueolohagoasío

nuncaselodirá.—Ronna,tienesquedecírselo—insisto—.Debesaberloqueocurre.Ella suspira y menea la cabeza. Cojo una silla, hago que se siente

juntoanosotrasy,trasresoplarincómoda,dicemirandoalavieja:—Aver,notepreocupespornadaporquenadavaacambiar,pero...

pero...mehandiagnosticadoprincipiodepárkinson.ElgestodeSorapasadelacordialidadalsusto,perosusto...,susto.A

continuación,selevanta,seacercarápidamenteaRonnaymurmura:—Pero...pero...¿cómonomelohasdichoantes?Sorprendida,Ronnasuspira.—Noqueríapreocuparte,Sora.Laabuelamemira.Veopreocupaciónensusojos.

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—Tranquila —digo—. Un neurólogo la está tratando y ya estámedicándose.Y, por suerte, tiene a personas que la quieren dispuestas acuidarla.

—Yahoratambiéntetieneati,¿no?—preguntaSora.Ver que me incluye, cuando por norma es lo contrario, en cierto

modomeemociona.—Yo no vivo aquí—respondo—. Pero siempre queme necesitéis,

metendréis.Lasdosmujeresmemiran,yRonnamurmuraconunasonrisa:—MiAndyhaencontradoaunabuenamujer.Noquierollorar.Noquierosentirmemalporengañarlosa todosy,

comonecesitosalirdelahabitación,digo:—Creoquevosotrasdosdebéishablardevarias cosas.Mientras lo

hacéis,iréaayudaraMadisonyaFlor.Dichoesto,salgodelahabitacióny,cuandocierrolapuerta,meseco

laslágrimas.Alllegaralacocina,MadisonyFlorestánbebiéndoseunascervezas

mientraslaprimeralecuentatodoloocurridounpardedíasantesyFlorlaescuchaboquiabierta.Esomehacesonreír.Cuandomepasanunbotellínamí,lohagochocarconlossuyosymeinmiscuyoenlaconversación.

Enunprincipio,Florsedescuadra.¿MosesyLewis,gais?¿Chenoa,Tom yQuincyMcBirthy? Pero eso pasa a un segundo plano cuando lehablamosdelaenfermedaddeRonna.Sinduda,esosíesunproblema.

Unpardehorasdespués,mientraspreparounadeliciosacremaparaelaborar unas tartaletas de frutos rojos, Ronna entra en la cocina. Sinpararse,caminadirectahaciamíymeabrazauninstante.

—Noséquéhashecho—dice—,peroporprimeravezdesdequelaconozco,hepodidohablarconSoraymehaescuchado.

—¡Alabado sea el Señor!—afirmaFlor sonriendo.A continuación,vaaabrazarlaydice—:Ronna,laschicasyamehanpuestoalcorrientedeloqueocurre,yquieroquesepasquepuedescontarconmigoparaloquenecesites,¿deacuerdo?

—¿Cuántascervezasllevas?—replicaRonna.—Unpardeellas—semofaFlor—.Peroyavescómosemesuelta

siemprelalengua.Lascuatrosonreímosyluegonossentamosalrededordelamesa.—LewishahabladoconSora—murmuraRonna.

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—¡¿Qué?!—preguntosorprendida.—Al rato de marcharte, Lewis ha aparecido en la habitación. Al

principioha sidounpoco incómodo.Hay ciertas cosas que la abuela nientiendeniquiereentender,perocuandoéllehadichoquesemarchabaaviviraChicagoconMoses,creoquealgoensucorazónsehaquebrado.

PiensoenloquelehedichoaSora.Sindudaseestádandocuentadequenolanecesitanparacontinuarsusvidas.

—Y¿enquéhabéisquedado?—preguntaMadison.Ronnaseencogedehombrosy,apenada,indica:—Enquesevan.Pasaráunmesodos,perosemarcharán.—Oh,Ronna,losiento—murmuro.Lamujersacudelacabeza.—Yo también sientoqueotrohijomío sevayademi lado, pero al

mismotiempoestoyfeliz,porquealláadondevayanseránmásdichososqueaquí,porelhechodeserellosmismosynofingiralgoquenoson.

Todasasentimos.Tienerazón:enelrancho,suvidanuncaseríafácil.Hay demasiadosmachotes, demasiados prejuicios, por lo que, sin duda,esasolucióneslamejorparaLewisyMoses.

Veinte minutos después, las cuatro proseguimos con nuestrosquehaceres culinarios. Tenemos que esmerarnos, pues debemos dar decomeramásgentedelohabitual.

Estamos de buen humor cuando entra Nayeli. Rápidamente nosponemos a hablar demúsica, yme comenta que Taylor Swift comenzócantandocountry.Yolamirosorprendidacuandoellabuscaunacanciónensumóvilylaescucho.Vaya...,puessíquehacambiadolareinadelpop.

Conbuenhumor, las cinco proseguimos y decido ponermúsica enmi teléfono. Nayeli tararea encantada las canciones y, cuando suena laMacarena,[21]Ronnacomienzaareír.

—¿Ossabéiselbaile?—preguntoentrerisas.—Yosí—afirmanNayeliyMadisoncomenzandoabailar.Florseponecomountomate,¡faltaríamás!—Venga...,vamosabailar—digomirandoaRonna.—No,hija,no...,yonobailo.Lamiroboquiabierta,lacojodelamanoyreplico:—¿Cómoqueno?...Vamos,comienzaamoveresetrasero.Contratodopronóstico,RonnaempiezaabailarimitandoaMadison

y,pocodespués,tambiénlohaceFlor.

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Alprincipioestántímidas.EstoyconvencidadequeeslaprimeravezquebailanlaMacarenaenlacocina,perocuandolecogeneltranquilloalacanción,lascincobailamosentrerisas,bullicioydiversión.

Estamos ensimismados con la fiesta cuando, de pronto, soyconscientedequeen lapuertaestánmirándonosboquiabiertos todos loshermanosMcCoy.

MisojosconectandirectamenteconlosdeAndrewy,cuandoveoquesonríe,lohagoyotambién.Sinlugaradudas,verasumadrebailandolaMacarenaydivirtiéndose,despuésdeloquehapasado,legusta.¡Legustamucho!

Entrerisas,lascincodejamosdebailar,mientrastodosellos,exceptoTom,dicentonterías.Bromeando,Ronnaechadelacocinaasushijosy,cuandonosquedamoslascincosolasdenuevo,dicemirándome:

—Hijamía,tullegadaaAguasFríashasidounabendición.Erespuraalegría.

Vuelvoareír.Nolopuedoremediar.Alahoradelacomida,elsalónestárepletodehombresjóvenescon

ganasdepasarlobien.Andrewmelospresentaatodos,exceptoaSean,elrubialesqueyaconozcoyque,sorprendentemente,nohacerabiarconsugalanteríaamiCaramelito.

Animada, bromeo con ellos hasta que aparece un hombre en lapuerta,delquemás tardemeenterodequeesveterinario,ypidehablarconalgúnMcCoy.Moses,TomyAndrewdecidenatenderlo,aunque,antesde salir del salón, mi chico me da un beso ante todos los demás y lesadvierte,mirandoespecialmenteaSean:

—Cuidaditoconminovia,queahoraregreso.Esomehacereíramíyalresto.¡Quémonoes!Instantesdespués,ColdyLewissubenalahabitaciónaporsuabuela,

mientras Madison y yo nos encargamos de acomodar al resto de loshombresalrededordelamesa.

Cuando Sora entra en el salón, como una reinona,memira. Siguedesconcertadapormuchascosasy,dispuestaahacerleverquepormíelhachadeguerraestáenterrada,leguiñounojo.Rápidamente,lacomisuradesuslabiossecurva.

¡Bien! Por fin empiezo a pensar que puedo tener una convivenciacordialconesamujer.

Sorasaludaatodosloshombresy,cuandoRonna,Madison,Nayeli,

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Floryyoterminamosdellevarlasbandejasdecomidaynossentamos,laabuelapregunta:

—FaltanTom,AndrewyMoses;¿dóndeestán?¡Biennnnnnnn!Porprimeravezdesdequellegué,laheoídodecirel

nombredemivaqueropreferido,y sonrío.Dios, cómomegustaque laimplacableSorasebajedelaburra.

Al ver las caras de sus hijos mirándola boquiabiertos por lo queacabadedecirlaabuela,Ronnarespondeconunasonrisa:

—Están con William Bredman. Trae las primeras pruebas que leshizoaloscaballos.

Soraasiente,veoquemiraentoncesaNayeliyéstabajalacabeza.Sinduda, ha entendido que lo hizomal y que, por rabia y enfado hacia suabuela,podríahaberacabadoconelsustentodetodalafamilia.

Segundosdespués,lostresentranysesientan.—Andy,¿quéhadichoWilliam?—preguntaSora.Aloírsunombreenbocadesuabuela,éllamirasorprendidoantes

deresponder:—El veterinario ya los está medicando, y los caballos responden

favorablemente.Soraasiente.Porsugesto,todosvemoslomuchoquelepreocupael

tema.Entonces,dicemirandoaTom:—SivesaChenoa,dileque...—Nilaveonilaveré.Nomeinteresanlasmujerzuelascomoella—

bufaél.Madisonyyonosmiramos.—¿Habláisdelaveterinariaguapa?—intervieneunodelosvaqueros.Soraasienteyésteindica:—Alparecer, se hamarchadodel pueblo a toda prisa.Lamujer de

QuincyMcBirthyseenteródequeellaysumaridoestabanliadosynioscuentolaqueselio.

Contengolarisa.Vale...,noesmomentodereírse,peromeencantasaberquelamujer

deMcBirthylehadadosumerecidoaVacaSentada.DemasiadobuenahasidoMadisonconella.Yo,ensulugar,yalehabríaarrancadolacabellerahacíamucho.

NadiecomentanadamásenreferenciaaChenoaytodosempezamosacomer.Loshombres tienenbuenapetito.CuandoSoramiraaFlorya

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Madison,lasllamaporsunombreylespideconeducaciónquelepasenlaspatatasylaverdura.Andrewmecontemplaymurmura:

—Pero¿quéhapasadoaquí?Sonrío.Megustasugestodesconcertado.—QueSoraestáescuchandoasucorazón—respondo.Michicosonríe.Veolafelicidadensurostroy,sindejardemirarme,

dice:—Gracias por hacer feliz a mi madre. Verla sonreír antes en la

cocina,mientrasbailaba,mehahechoentenderquetodovaairbien.Oíresomeemocionay,sindudarlo,digo:—Dameunmua.Andrew me lo da y entonces varios de los hombres nos tiran sus

servilletasalacaraaltiempoquesemofandenosotros.Continuamos comiendo mientras ellos hablan de la despedida de

solteroquevanacelebraresanoche.Hayciertoscomentariosquenomehacenmuchagracia,peroprefieropasarlosporalto.Esosí,siyofueralanovia,siyofueraFlor,otrogallocantaría.

—Cielo—murmuraAndrew—.Enreferenciaa ladespedidadeestanocheenHudson,te...

—¡Pásatelo bien! —lo corto—. Por cierto, nosotras también nosvamosdedespedidadesoltera.

MirevelaciónhacequeAndrewlevantelascejas.—¿Ah,sí?—Asientoy,sonriendo,cuchichea—:Nomedigasquién

hasidolainstigadoradeello,quemelopuedoimaginar.Divertidaporsucomentario,replico:—Lo asumo. Mea culpa! Pero, oye, Flor también se merece su

despedidadesoltera.HemosdecididoqueiremosNayeli,Madison,Floryyo.Tumadreprefierequedarsecontuabuela.

Andrewsonríe,semeteuntrozodecarneenlabocay,trasmasticarlaytragarla,vuelvealacarga.

—¿Yadóndevaisair?Estoypordecirlelaverdad,quevoyairaunconciertoenRiverton.

¿Porquétengoquementir?Pero,siendofielaloqueFlormehapedido,murmuro:

—Puesnolosé.Mi vaquero asiente. Sabe que no conozco la zona, por lo que

difícilmente puedo decidir adónde ir y, tocándome la punta de la nariz,

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replica:—Pasadlobien.—Teaseguroquelopasarétanbiencomotú.MiseguridadaldeciresohacequeAndrewvuelvaaclavarsusojazos

enmíy,alvereldesconciertoensucara,pregunto:—¡¿Qué?!Élsacudelacabezaynodicenada.Entoncesrecuerdolapulseraque

llevoenelbolsillo,lasacoydigoentregándosela:—Esparati.Andrewlamira.Veoquelacomisuradesuslabiossecurva,ylee:—«¿Repetimos?».Esomehacesonreíry,bajandolavoz,cuchicheo:—Nuncapenséquefuerasadecirlo,machote.Ahoraesélquiensonríey,trasdarmeunbeso,loayudoaponérsela.—Gracias—dice—.Esunbonitoregalo.—Bonito...,bonito,nosé,perotentadorporsumensaje¡creoquesí!De nuevo, ambos volvemos a sonreír y, con sincronía, nos

acercamos para darnos un beso en los labios. En ese instante, oímos aSoradecir:

—Tantobesuqueonocreoqueseabueno.Todosríen...Todossemofan...Perodaigual,¡yosoyfeliz!Cuando terminamos de comer, los hombres, a cuál más fanfarrón,

hablandemujeres.Nuncaentenderéporqué, cuandose juntanvariosdeellos,sutemaprincipaleshacerselosmachotes,cuandoseguroqueenlaintimidad no se comen ni un colín.Vamos, como dicemimadre, perroladrador,pocomordedor.

EneseinstantesoyconscientedequelaúnicaparejaallíquenoesdeverdadsomosAndrewyyoy,encambio,sólonosotrosparecemosfelicesyenamorados.Encuantohaterminadodecomeryhemossalidotodosalporchetrasero,loprimeroquehahechoAndrewhasidosentarmesobresuspiernas.Encantada,notocómopasealamanoconmimopormicuelloymiespalda.Megustansuscosquillitas.

Lewis y Moses están cada uno en una punta, sin mirarse. Eso loentiendo: intentan pasar desapercibidos como han hecho siempre, y laverdadesquelohacenmuybien.EncuantoaTomyMadison...,losuyoes

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irreconciliable. Imagino que hablan sobre cómo van a proceder. Y, porúltimo,estáCold,quedicebravuconadasdemujeresdelantedetodos,sinmirarunasolavezaFlor,queestásentadaunassillasmásatrás.Pero¿deverdadestáenamoradodeella?

—Estanochetellevaráselmóvil,¿verdad?—mepreguntaAndrew.—Obvio—contesto—.¿Porquélodices?Élsonríey,dándomeundulcebesoenloslabios,responde:—Porqueestarépreocupadoportiyquierosaberdóndeandas.¡Ayyy,quémonooooooooo!Meencantaquesepreocupepormí.—¿Adónde vais a ir? —vuelve a preguntar entonces—. ¿Habéis

habladoalgo?Suinsistenciamehacesonreír,yél,levantandounaceja,cuchichea:—Cuéntamelo,morena.—¡Nihablar!Segúndigoeso,maldigo,yélreplica:—¿Loves?Yasabesadóndevasair.¿Porquéocultármelo?Vuelvo a sonreír y, tras darle un beso en los labios queme sabe a

miel,murmuro:—PorqueseloprometíaFlorysoyunamujerdepalabra.Novuelveainsistir.Novuelveadecirnada,yyomeolvidodeltema.Unpardehorasdespués,loschicossemarchan,yAndrew,antesde

meterseenelcocheconlosdemás,meabraza.—Tenmuchocuidadoy,almásmínimoproblemaquetengáis—me

enseñasumóvil—,¡mellamas!¿Entendido?—Quesí,pesadito...,quesí.Los hombres comienzan a llamarlo. Se mofan porque aún siga

abrazado conmigo, y entonces Andrew, como un macho troglodita, mebesadetalmaneraquetodosaplaudendivertidos.Cuandoelbesoacaba,lomirocasisinrespiración,yéldice:

—Pórtatebien.Enelmomentoenquesevuelveyechaaandarendirecciónalcoche,

ledoyunazoteeneltraseroy,cuandomemira,leguiñounojoyafirmo:—Tanbiencomotevasaportartú.Entonces, tras señalarse la pulsera en la que pone «¿Repetimos?»,

ambosreímosynosdespedimos.Según semarchan los chicos, Ronna, que sale con Sora al porche,

nosanima:

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—Vamos,chicas...,idaprepararos.—¿Adóndevan?—preguntaSora.MadisonyFlorseparalizan.Sinduda,a laabuelano legustaráesa

salida.—Vamos a divertirnos—respondo—. A celebrar que Flor se va a

casar.Soranoreplica,peroensucaraseleequenoleparecebien.Selimita

amirarnoscongestoserioyfinalmentedice:—Tenedcuidado.Parecequevaavolverallover.Todas miramos al cielo. Es cierto. Amenaza tormentilla pero, con

ganasdepasarlobien,vamosaarreglarnos.FlorsevaasucasayNayeliyMadisonasushabitaciones.QueSora

nohayasoltadounadelassuyasesmuyperoquemuydeagradecer.Enlacabaña,meducho,mearregloelpelo,memaquillo,mepongo

unos vaqueros, mis botas de cowboy, una blusa blanca y roja y misombrerovaqueroy,cuandomemiroalespejo,sonríoymurmuro:

—Vaquera...,cuandopasasporchapaypintura,¡quémonaestás!Una hora después, aparece Flor en su coche y, cincominutos más

tarde,MadisonyNayeli.Ronna,queestáenelsalóncosiendoconSora,alvernos,diceencantada:

—Estáispreciosas,¡pasadloestupendamente!Laabuelanodicenada.¡Mejor!TrasrepetirnosveintemilvecesquecuidemosdeNayeli,Ronnanos

besaatodas,nosmontamosenelcochedeFlorylascuatronosvamosaRivertondeconcierto.

AlpasarporHudson,deprontoFlorsedesvíaporunacalle.—¿Adóndevamos?—preguntaMadison.—Acomprobarunacosa—respondeella.CirculaporHudsonhastallegaraunacalledondealfondovemoslos

cochesdeloschicos.Estánacompañadosporungrupodemujeres.—Lo que me imaginaba—murmura Flor al tiempo que detiene el

coche.Con curiosidad, observo a Moses y a alguno de los demás

bromeando con varias chicas que, en vez de faldita, llevan cinturoncito.Esomeintranquiliza,ymáscuandoveoaColdenunaactitudque,siyofuerasunovia,learrancabalasorejas.RápidamentebuscoaAndrewentretodosellosymicuerposetensaalverlohablandoconArizona.

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AhoraentiendoporquéFlornolahaincluidoenelgrupoenningúnmomento.Yasabíasusplanes.

Madisonmemira.YolamiroaellaypreguntoalvercómoNayelinosobservaatodas:

—Flor,¿porquédicesqueloimaginabas?Mientrasestásaliendodelacalle,responde:—Porque mi prima me dijo que habían quedado con ellos y me

confesóqueunatalCherryestabacomolocaporveraCold.Noséquédecir.SindudaArizonavaaaprovecharlanoche.Perono

quieroestarpendientedeello,meniego.Sinembargo,almiraraFloryponermeensupielnosabríaquépensar,ymásdespuésdehabervistoaColdenesaactitudconlatalCherri.

CuandollegamosaRiverton,aparcamoscercadellugardondesevaacelebrarelconcierto.ElhumordeFlornoparecehabermejorado.Lacalle está abarrotada de gente, la gran mayoría mujeres que, comonosotras,esperanansiosasaqueempieceelespectáculo.

Mientrascaminamosporlacalle,Nayelideprontoseparayexclama:—¡Quémaníalehecogido!¿Cómohepodidoestartanciega?...Al mirar, vemos a Quincy Junior besándose con una muchacha y,

pasandoelbrazoporencimadelhombrodeNayeli,murmuro:—Del amor al odio hay un pasito, cielo. Nunca lo olvides. Y,

recuerda,lapróximavezhasdesermáslista.Ella asiente, sonríe y proseguimos nuestro camino hasta que ve a

unasamigasycorreasaludarlas.Nosdicequesequedaconellasunratoyqueluegosereuniráconnosotrasenelbar.

Accedemos.Antesdecontinuarmiroalcielo.—Vaacaerunabuena.Lasdemásasienten.Elcieloestámásquenegro,aunqueporsuerteel

localalquenosdirigimosescerrado;por tanto,que llueva,quenonosvamosamojar.

Madisonyyonosmiramos.Florestáseria.EntramosenunbaratomarnosunascervezasyMadisonlepregunta:—¿Estásbien?Florasienteydauntragoasucervezapero,alverqueyolevantolas

cejas,murmura:—OdioqueColdsecomporteasíconmigo.¿Acasonosedacuenta

deldañoquemehacesuactitud?

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Quehabledeelloyaesunpaso.—Y¿porquénoselodices?—pregunto.—Yaselohedicho,peroélnomeescucha.—Puesdaleunescarmiento—insisto.—Esdemasiadobuenaparaeso—susurraMadison.Florlamira.—Pero¿quédices?TútampocoselohasdadoaTom.—Losé—afirmaMadison—.Y,precisamenteporqueyolohicemal

desdeelprincipio,creoquetúnohasdehacerloasí.Ambassemiran,yacontinuaciónFlormurmuraemocionada:—Tevoyaecharmuchodemenoscuandonoestés.Madisonsuspira,dauntragoasubebidayafirma:—Yoatitambién.Unextrañosilenciosehaceentoncesentrelastres,hastaqueMadison

dice:—Ya lo he arreglado todo. Me marcho de Aguas Frías al día

siguientedelaboda.—¿Qué?—preguntaFlordesencajada.Veoladesesperaciónensurostro.SabíaqueMadisonsemarcharía,

peronuncapensóque loharía tanpronto.Cuandovaa rompera llorar,Madisondice:

—Porfavor,disfrutemosdel tiempoquenosquedeporestar juntas.Tú comienzas una nueva vida y yo quiero comenzarla también. Porfavor...,entiéndeme.

Florasiente, laabraza.Yo lasmiro,cuandoellasabrensuabrazoyme cobijo entre ellas. Desde luego, es increíble el cariño que les hecogidoentanpocotiempoaesasdosmujeres.

—Mealegrodehaberteconocido,Coral—diceFlorentonces—.Túerestotalmentediferentedenosotrasy,enciertomodo,noshasabiertolosojos.

Sonrío. Flor está equivocada: yo soy como ellas. Cuando meenamorodealguien,apesarde lodura,chulitaydemásqueparezco, leentregomividasinpensarenmí,porloquereplico:

—Cuando me enamoro hago mil tonterías, pero también soyconscientedequenoquierosufrir,aunquesufro.Quizáporesonomehecasadotodavía,nitengonov...

Dios,pero¿quéestoydiciendo?

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Al ver que ambas me miran a la espera de que termine la frase,continúo:

—Vale. Adoro a Andrew, pero ya veis que, aunque digamos quesomos novios, hay cosas por las que no estoy dispuesta a pasar,especialmenteporque,siquiereestarconmigo,hadeestarsóloconmigo,noconotra.

FloryMadisonmemiran.Nosésilahecagado.—Séquenodeberíadeciresto—comentaFlor—,peroyaquellevo

variascervecitasseguidas,meatrevo:¿puedesexplicarmeporquélehasdichoamiprimaArizonaqueintenteligarsedenuevoaAndy?

Madisonmemiraestupefacta.Essuprimeranoticiay,comopuedo,tratoderesponder:

—Bueno,yo...—¿Que le has dicho a Arizona que te quite el novio? —exclama

Madisonincrédula.—Esomehacontadomiprima—insisteFlor.Joder,conlaArizonitadelasnarices,¡menudabocazas!—Aver, chicas—digo—.YoadoroaAndrew,pero sientoqueaél

todavía lo atraeArizona, y lo que quiero es que él sea feliz.Loque noquiero es que esté conmigo y, cuandome entregue totalmente a él, mediga:«Pues,mira,Coral...,quemeconfundíytedejoporArizona».

—Pero,Coral...,nopuedespermitireso—murmuraMadison.—Losé.Pero, sial finalAndrewdecideque laquiereaellaynoa

mí,prefierosaberlocuantoantes.—Perotúloquieres,¿no?—preguntaFlor.Pienso la respuesta, aunque en realidad no tengo que pensar nada

porqueestoycoladitahastaloshuesosporél.—Sí—asiento.—Y¿novasalucharporél?—insiste.Suspreguntasmehacendarmecuentadequeharíacualquiercosapor

él,peromurmuro:—Claroquesí,aunqueendeterminadasocasionesnosepuedeluchar

contraloimposible.LociertoesquecreoqueAndrewaúnsientealgoporArizona,ycontraesonopuedoluchar.

Laschicassuspiran.Estamosabriendonuestroscorazonesenelsitiomenosoportuno,cuandoeneseinstantellegaNayeli.Cambiamosdetemay,haciendodetripascorazón,pagamoslasbebidasyproseguimosnuestro

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camino.Sinlugaradudas,losMcCoynoshanrotoelcorazónalastres.Alllegaralaentradavipdellocaldondesecelebraelconcierto,saco

elmóvildelbolsillodemivaquero,llamoalmánagerdelcantanteyéstesale a recogernos. Cuando, diez minutos después, estamos ante elgrandioso Luke y su picarona sonrisa, creo que las chicas seme van adesmayar.

Lukeysubandasonencantadoresconnosotras.HablandoconélmeenterodequeesmuybuenamigodeTonyFerrasa,elmaridodemiamigaRuth,yentrerisasnosdamoscuentadequehemosestadoenalgunafiestaencasadeaquéllosjuntosynonoshemosconocido.

Luke se hace fotos con todas nosotras: individuales, colectivas..., ynosregalalascamisetasdelagiraysuúltimoCDfirmadoporél.

Las chicas no se lo creen. Están como en una nube, y yo lasmiroencantada. Les sucede como a mí cuando Yanira me presentaba a loscantantesquetantoadoro.RecuerdocuandoconocíaLuisMiguel.Siesedíanomemorí,dudoquenadamemate.

Eltiempopasaatodalechey,cuandofaltamediahoraparacomenzarelespectáculo,LukenosdicequenosquedemosenelbackstagemientrasdureelconciertoparaluegoirnosconellosaunafiestaqueorganizanalasafuerasdeRiverton.Encantadas,aceptamos.¡Nolodudamos!

Cuando la banda semarcha a prepararse, entre risas pasamos a unbaño, donde nos cambiamos las camisetas que llevamos por las que elcantantenosharegaladodelagira.Sonnegras,consunombreenplata,¡chulísimas!

Elconciertoempieza,Lukesalealescenarioconsubandayellocalse viene abajo con los gritos y los aplausos del público. Nosotrasaplaudimos también en el backstage, mientras bebemos cervezas en unlugarprivilegiadoenelquepodemosbailarymisamigascantanalsondelavozylabandadeaqueltiarrón.

Unpardeveces,notocómomimóvilvibraenelpantalón.Losaco.LomiroyveoqueesAndrew,quemepreguntasiestoybien.MolestaporsaberqueestáconArizonaydeseosadedivertirme,simplementeescribo:«Sí»,ysigoalomío.Élsabráloquehace.

Nayeli, tan emocionada como las demás, hace mil selfies con suteléfono, y me río cuando dice que los va a subir a las redes sociales.Vamos,quevaahacer loquehacehoyendíamediahumanidadcuandoasisteacualquiereventodemúsica,depayasosodecroquetas,ylepido

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quemeetiquete.Seráunbonitorecuerdo.Encantada, escucho a Luke cuando canta. Tiene una voz preciosa y

muyvaronil.Nuncahabíaescuchadosumúsica,peroloquesíquetengoclaroesque,apartirdeahora,loharé.Demomento,tengounCDenmibolsofirmadoporél.

¡Madremía,quérollitomásbuenotiene!Bailamos y bailamos, y nos despendolamos del todo cuando canta

CountryMan.[22]¡Meacabodeenamorardeesacanción!Y,cadavezquedice eso de «Eh, nena, soy un hombre de campo» y me mira paraguiñarmeunojo...,madre...,madre...,¡quécalormeentra!

Bailamos, gritamos, bebemos y me parto de risa al ver a Flortotalmentedesinhibida.Madremía,pero¿cuántascervezaslleva?SiSoranosvieraahora,¡nosdesheredaríaatodas!

Eltiempopasavolando,elconciertofinaliza,yunodelosmiembrosde la banda nos da la dirección del lugar donde será la fiestecilla.Encantada, Flor coge la dirección y, mirándonos, murmura con gestopillo:

—¡Tenemosfiestecita!Entre risas, abandonamos el backstage. La gente está tan pletórica

comonosotrasy,cuandosalimosalacalle,vemosquehallovidoamaresyqueaúnchispea.Atodaprisa,corremoshaciaelcochedeFlor,peroalllegar todas nos quedamos de pasta de boniato al ver a Moses y a loshermanosMcCoy,exceptoaTom,apoyadosenelvehículo,empapándoseconcaradesiesos.

Vaya...,¡quémachotes!Cuandomisojosy losdeAndrewconectan,veoen sumiradaalgo

quemedesconciertay,antesdequepuedadecirnada,ColdlegritaaFlorfueradesí:

—¡LukeBryan!Ay, mi niña... La miro dispuesta a abrazarla en cuanto comience a

llorar,peroéstaresponde:—Sí,LukeBryan.¿Quépasa?Tomayaaaaaaaaaaaaaaa...¡VivaFlor!Coldlamiradesconcertado,peroinsistesinbajarsutonodevoz:—¿Sepuedesaberquéestáshaciendoaquí?—Ytú,¿quéhacestúaquí,pudiendoestarmetiéndolemanoaCherri?—¡¿Qué?!—preguntaélincrédulo.

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Los McCoy miran a Flor atónitos. Estoy convencida de que es laprimeravezquelevantalavozdelantedeellos;entoncesdice:

—ColdMcCoy, yo que tú cerraba el pico ymemetía enmi cocheporquequierohablarcontigo¡ya!

VayaaaaaaaaaaconFlor...Pero¿dedóndehasacadoesecarácter?Cold, que ha perdido todo el fuelle que en un principio tenía, nos

miracongestoconfuso.ÉsanoessuFlor.Entonces,sindecirnadamás,montaenelcoche,ella tambiény,sin

mirarnos,arrancanysevan.—Joder...—murmuro.—Esodigoyo...,joder...—afirmaMadison.Alverelpercal,LewisyMoseslesdicenaNayeliyaMadisonque

subana lacamionetay semarchan.CuandonosquedamosAndrewyyosolos,preguntomientraslalluviameempapa:

—Pero¿quéocurre?¿Porquéestáisaquí?—ColdhavistounafotodellugarenelqueestabaisenelFacebook

deNayeli.—Asiento.Menudaschivatasquesonlasredessociales—.¿Porqué nome has dicho que veníais al concierto de LukeBryan?—dice acontinuación.

Supreguntamepareceridícula.—Puesporelmismomotivoquetúnomedijistequehabíaisquedado

conunaschicas,entrelascualesestabaArizona.¿Algomás?LasorpresadeAndrewescolosal.—HemosestadocenandoconunasamigasdeCold.Yonosabíaque

estaríatambiénArizona.Luegohemosidoatomaralgo,yhasidocuandoélhavistolafotodeNayeliyhemosvenidoabuscaros.

Asiento.Séquemedicelaverdad;entoncespregunto:—¿LohaspasadobienconArizona?Andrewmemiraconintensidad.Ay,madre,mieditomedaloqueva

acontestar.Perodice:—Teaseguroqueno.¿Ytúlohaspasadobien?Parecequelalluviacesapocoapocoy,sonriendoaloírloquedice,

afirmomientrasseñalomipreciosacamiseta:—Sí.MeencantaLuke,ymeencantasu...—Sí, ya lo he visto—me corta—.Mi amigoOwen trabaja para la

seguridaddelconciertoymehadejadopasar.Porcierto,yamehadichoquehabéis estado con ellos antesdel espectáculoyqueparecías pasarlo

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muy bien. Es más, yo mismo he podido comprobar lo mucho quedisfrutabascuandoLukecantabaCountryMan[23]yteguiñabaelojo.

Uau,¿estácelosón?Y, encantada, aunque no sé muy bien por qué, sonrío y canturreo

moviendoloshombros:—«Eh,nena...,soyunhombredecampo...».Andrew finalmente sonríe. Sin lugar a dudas, no es un troglodita

comosuhermanoColdy,sorprendiéndome,seacercaamí,mequitaunasgotasdelluviadelasmejillasydice:

—Yahora,¿quétalsimedasunbesoymedicesquemehasechadodemenos?

Bueno...,bueno...,bueno...¿Deverdadmeestádiciendoloqueacabodeoír?

Bloqueada, lomiro cuandomi vaquero da otro paso haciamí,meagarraporlacinturaymurmuracontramislabios:

—Vamos...,dameesebeso.Encantada, le rodeo el cuello con los brazos y sé que paso de

fiestecitasenlasquenoestéél.Suslabiosencuentranlosmíosy,cuandonos besamos, siento tal chispazo de electricidad que creo que me hequedadopegadaasubocaparaelrestodemivida.

Entrerisasybuenrollo,nosdamoscuentadequenotenemoscochepara regresar, hasta que ve a unos amigos y éstos amablemente nosacercanalrancho.Unavezllegamos,trasdespedirnosdesusamigos,nosencontramos aMoses, aMadison y a Lewis, que están apoyados en sucamioneta.Nayeliyahaidoaacostarse.

Les pregunto si ha llegado Cold, y ellos niegan con la cabeza.Entonces aparece Tom, que detiene su vehículo cerca de nosotros.Madison y yo nos miramos preocupadas por Flor. ¿Qué estaráocurriendo?

Estamoshablandoapoyadosenlacamionetacuandooímos:—¿Quéocurre?LavozdeRonnahacequetodosmiremoshaciaatrás.Lamujersale

porlapuertadelacocinaencamisón,bajalosescalonesparaacercarseanosotrosy,rápidamente,Andrewmurmura:

—Tranquila,mamá.Notenemossueñoyestamoshablando.—¿YNayeli?—preguntaella.—Enlacama—diceLewis.

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—¿YColdyFlor?—Nocreoquetarden.Vienenenelcochedeella—informaAndrew.Ronna asiente, nos mira a Madison y a mí y, al ver que ambas

sonreímos, ella parece tranquilizarse. Entonces, de pronto, vemos losfarosdeuncochealolejos.

—Mira...,seguroquesonellos—señalaTom.Pero,segúnseacercaelvehículo,todosnosdamoscuentadequeése

noeselcochedeFlor.Cuandoelautomóvilsedetiene,sebajaBettina,lamujerdelpárroco.

Todos la miramos sorprendidos y ella nos saluda. Luego se acerca aRonnaydiceconvozcompungida:

—Haocurridounadesgracia.—Ay,Diosmío, ¿qué ha pasado?—pregunta Ronna llevándose las

manosalcorazón.—Mamá,tranquila—murmuraAndrewcogiéndoladelbrazo.Alversugestoasustado,Bettinaseapresuraaaclarar:—Lalluviatorrencialhaderrumbadoeltechodelsalóndondeseiba

acelebrarlabodadeColdyFlor.Menosmalquenohabíanadiedentro;siasíhubierasido,estaríamoshablandodedesgraciaspersonales.

Respiro. Por un segundo, me había asustado pensando que habíapasadoalgopeor,peroentoncesaparecenalfondolosfarosdeuncoche.TodosmiramoselvehículoqueseacercayentoncesvemosqueeseldeFlor.

—Ay,quédisgustolesvamosadaralascriaturitas,¡quédisgusto!—diceRonna.

—Bueno, mamá, relájate. Ya buscaremos una solución —afirmaAndrew.

El coche se acerca a nosotros. Segundos después, se apean Cold yFlor.Ella nosmira extrañada, yCold, al vernos a todos allí, incluida lamujerdelpárroco,pregunta:

—¿Quéocurre?RonnayBettina se lo explican rápidamente y, cuando acaban,Cold

miraaFlorydice:—Buscaremosotrositio.Pero ella no se inmuta. Por primera vez desde que la conozco, su

gesto es extraño, y me encantaría saber lo que piensa. Los hombrescomienzanahablaryBettina,trasdespedirsedenosotros,semontaensu

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vehículoyseva.Estamos buscando soluciones para el problema cuando, de pronto,

Florparecedespertardesuletargoy,acercándoseaMadison,aRonnayamí,cogeasufuturasuegradelasmanosydice:

—Te quiero. Eres como una madre para mí y, pase lo que pase,siempretequerré.Losabes,¿verdad?

—Losé.Pero,hija—murmuraRonna—,¿porquédiceseso?Lajovensonríe,ledaunbesoy,mirandoaMadison,añade:—Erescomomihermana.Siempremehasqueridoyapoyadoapesar

dequeyo,enciertosmomentos,hedejadomuchoquedesear,ysabesquelosiento.

—Nodigaseso,tonta—murmuraMadison—.Pero¿quétepasa?Luego,Flormemiraamíyconcluye:—Mehaencantadoconocerteyyatequiero.Eresunachicafantástica.—Hija...,meestásasustando—insisteRonna.Y, plantándose en el centro de todos, Flor dice para llamar la

atención:—Siemprehesoñadoconunabodaenlaqueyovestiríaunprecioso

vestidodenovia.Lacelebraríaenunsitio llenode luz,magia,músicayamory,juntoamí,tendríaaunnovioorgullosodequeyofuerasumujer.

Madisonyyonosmiramos.Pero¿porquéestádiciendotodoeso?Ronnalecogelasmanos.Estánerviosa,ypregunta:—¿Quépasa,Flor?¿Porquénosdicesesto?Lajoven,conlosojosempañadosenlágrimas,prosigue:—Porque...porquetodoesundesastre.Coldyyosomosundesastre.

Nada de lo que siempre soñé está ocurriendo. El único lugar quepodíamos permitirnos se ha derrumbado; siento que el novio al quequieronoestáorgullosodemí,yelvestidodenoviaquehedeponermeno es el precioso vestido que siempre he deseado. Perdóname, Ronna...Perdóname.—Y,dándoselavuelta,miraaCold,queaúnnohadichonada,yañade—:Creoquetuabuelatienerazón.Estabodaesunerror.Portanto,laceremoniaquedaanulada.Novoyacasarmecontigo.

Ay,madreeeeeeeeee.Ay,madreeeeeeeeeeeeee.Me entra un sudor frío tremendo, mientras observo que Ronna se

llevalasmanosalaboca.Elcorazónsemeparaliza,comosientoqueselesparalizaatodoslos

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queestamosallí.TodosmiramosaColdyaFlor.Ningunosabequédecir,hastaqueelnoviomurmura:

—Pero...pero¿quédices?...—Digolomássensato,Cold.Piénsaloconfrialdad.Él nosmira. En sus ojos veomiedo, incertidumbre, susto y, como

puede,balbucea:—Yo...yoestoyorgullosodeti.—Puesnolosientoasí.Nomehacessentirespecial,niquerida.Sabes

quetelohedichomilveces,perotúnuncamehasescuchado.Deseoamilado a un hombre queme quiera yme haga sentir lamujer de su vida.Deseounarelaciónbasadaenlaconfianzayenlasinceridad,unarelacióndondelosbesos, losabrazosylasmiradasseanimportantes.QuierounarelacióncomolaquetienenAndyyCoral,nounacomolaquetenemostúyyo.

Ay,madre,loquemeentraporelcuerpocuandolaoigoypiensoenlascervezasquedebedehabersebebidoparasercapazdedecirtodoeso.

Andrewyyointercambiamosunamirada.Séquesesientetantraidorcomomesientoyoenesteinstante.

Entonces,Coldseacercahastasuhastaahoranoviaymurmura:—Escucha,cariño,yo...—Cariño...—locortaellasonriendocontristeza—.¿Sabesqueesla

primeravezquemellamasdeesaformaenloquellevamosderelación?—Te lo llamaré a partir de ahora todos los días —replica él y,

cogiéndola de lasmanos, aunque ella se resiste, pregunta—: ¿Ya nomequieres?

Conentereza,apesardelonerviosaqueestá,Florlomira.—Claro que te quiero, Cold, pero el problema es que tú no me

quieresamí.—Te quiero. ¿Cómo que no te quiero?—insiste él descolocado—.

Quizá no soy un tipo que lo demuestre, pero yo te quiero, cariño. PorDios,Flor,¿quiéntehahechocreerlocontrario?

Ay,no...,yonohesido.¿Osí?Mesientomal.Fatal.Noquieroserlaculpabledeesedesastre.Ambos se miran a los ojos durante unos segundos hasta que Flor,

deshaciéndosedesusmanos,responde:—Tú.Melohashechocreertúcontusactos.Prefieresdivertirtecon

otras a estar conmigo.Les dices piropos a otras, y amí nunca.Miras a

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otrasmujerescondeseoyamíapenasmemiras.Mehacessentirfea,pocacosa,y...y...

Finalmente,Florsederrumba.Estoyporabrazarla,peroAndrewmesujetayniegaconlacabeza.Entonces,Coldlaestrechaentresusbrazosyoigoqueledicebajitoaloído:

—Cariño,acabamosdehacerelamorhaceapenasunahoray...Flor se lo quita de encima de un empujón y, sin importarle que

estemoslosdemásdelante,lesuelta:—Malditasea,eramidespedida.Adiós,Cold.Entonces,lapuertadelacocinaseabreyapareceSoraconelbrazo

encabestrillo.—Muchacha,notemuevasdeahí—leordena.—¡Laquefaltaba!—murmuroalverlabajarlaescalera.Madisonsuspira,yFlor,queestáabriendolapuertadesucoche,se

paracuandoAndrewseacercaaellaydice:—Creoqueestáscansada,Flor.Estoysegurodequemañanaveráslas

cosasdeotramaneray...—No,Andy.Novoyacambiardeopinión.Laabuelallegahastaellosy,cuandosedisponeahablar,Coldgrita

desesperado:—¡Serámejorquenoabraselpico,Sora!—Muchacho,soytuabuela,¡unrespeto!—¡¿Respeto?! —grita él—. ¿Cuándo has tenido tú respeto por

cualquiera de nosotros? ¿Cuántas veces hemos hablado tú y yo y te hepedidoquerespetarasaminovia?¡¿Cuántas?!

Saberesohaceque,depronto,veaaColddeotramanera.Laabuelano responde.Florsemeteenelcoche,cierra lapuertay,

mirandoasuhastaahoranovio,dice:—Yaesdemasiadotarde.Sinmás,arrancaelmotordelvehículoyseva,mientrasColdcorre

trasella.Los demás lo observamos con el corazón paralizado y sentimos la

desesperaciónquesienteCold,yentonceslaabuelamurmura:—Yadecíayoqueésanoeralamujerqueminietonecesitaba.Lamato...,¡juroquelamato!Pero, vamos a ver, ¿cómo no puede tener corazón en unmomento

así?Y,cuandovoyacontestarle,Ronnalamirayreplica:

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—Parati,ningunasomosbuenas.Niyolofuiparatuhijoniellaslosonpara tusnietos.Pero¿sabes,Sora?Definitivamentemeacabodedarcuentadequelaquenoesbuenaparanosotros¡erestú!

Y,sinmás,damediavueltayentraenlacasa,mientrasobservoquelaviejagruñonanosabequédecir.

Coldllegacorriendohastanosotrosydicedesesperado:—Damelasllavesdelacamioneta,Lewis.TengoquealcanzaraFlor.Cuandosuhermanoledalasllaves,Andrewselasquitadelasmanos

yreplica:—Déjala que duerma esta noche y descanse. Si vas ahora, lo

empeorarásmás.Daleunmargen.Cold se mueve inquieto. Veo en sus ojos la desesperación por lo

ocurridoy,mirándonosaMadisonyamí,grita:—¡Vosotrassoislasculpablesdeloquehapasado!¡Vosotras...!—Tenloporseguro—diceTom.—Dejaddedecirtonteríaslosdos—lesreprochaAndrew.Con descaro, Madison y yo miramos a Tom, que ha permanecido

apartadoenunsegundoplano.MientrasLewistranquilizaaCold,Madisondaunpasoadelante,miracondesprecioalquehastahaceunosdíaserasuparejayespeta:

—¿Porquénosotras?Alverseobservado,Tomesgrimeunaenvenenadasonrisacomolas

desuabuelayresponde:—Porque, como dice Sora, vosotras no sois lo que nosotros

necesitamos.Derepente,Andrewlesueltaunpuñetazoentodalacara.¡Tomaya,

michico!Suhermanocaealsueloy,cuandolosdemásreaccionanylossujetanparaquelacosanovayaamás,Madisonmiraasuexysisea:

—Acabaráscomotuabuela,¡solo!Miro a Sora. Su gesto es tenso. Se acerca a Tom, que se toca la

mejilla,ydiceagarrándolodelbrazo:—Vamos,esmejorqueestoacabeaquí.Ycierralaboca.Sinmovernos,vemoscómoesosdos,quesontalparacual,sealejan.

Entonces,Coldvuelveaprotestar,porloquelomiroygruño:—¿Sabes,guapito?Elúnicoculpabledeloquehapasadoerestú.Si

alguienhahechosentirmalaFlor,hassido tú.SialguienhaestadoconCherri esta noche, has sido tú. Por tanto, deja de buscar culpables a tu

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alrededor,porqueelúnicoquelohahechomalhassidotú.Mis palabras lo callan. Creo que por fin entiende lo que digo y,

quitándose el sombrero,menea la cabezay, enun tonodevozquenadatienequeverconeldeantes,susurra:

—Porfavor,necesitoquehabléisconella.Necesitoquesepaque laquieroyqueeslamujerdemivida...

—Y ¿por qué no le has hecho saber eso en todo este tiempo?—preguntaMadison.

Cold se toca el pelo. No para de moverse y, dando una patada alsuelo,sisea:

—Porquesoyun idiota,unchuloyunbienquedacon losamigos,yahoramedoycuentademigranerror...,¡joder!

—Seacabó—diceAndrewtocándoseelpuñodolorido—.Creoquelo mejor es que todos nos vayamos a descansar. Mañana, frescos ydespejados,intentaremosresolverestetema;¿deacuerdo,Cold?

Suhermanoasientey,alfinal,dicemientrascaminahaciaelinteriordelacasa,acompañadoporLewis:

—Sí.Creoqueserálomejor.Unaveztodossemarchan,Andrewcogemimanoconfuerzaynos

dirigimoshacialacabañaensilencio.Desdeluego,lanochecitanohaacabadoconlafelicidadqueninguno

denosotrosesperaba.Una vez llegamos a la cabaña y con infinidad de sentimientos

encontradosporloquehaocurrido,Andrewvaabesarmeyloparo.—No.Hoyno.—¿Quéteocurreatiahora?Supreguntaysutonometocanlamoral.Pero,vamosaver,¿éstesecreeque,cadavezquetoquelaspalmas,

yomevoyaponerabailar?No puedo. Hoy no puedo. Lo ocurrido me ha removido

excesivamentepordentroy,sinsaberporqué,digo:—Ocurre que enmi cabeza ymi corazónhay un gran conflicto de

sentimientosconrespectoati.Bueno...,bueno...,¡elbombazoqueacabodesoltar!Y,frunciendoelceño,elhombrequemequitahastaelsueñopregunta

sinelmenortacto:—Pero¿quédices?

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—Joder...,joder...—murmuroconscientedeloquehedicho.Andrewdaunpasoatrás,seapartademí.Sindudayanoquierenada

conmigoy,congestoacusador,pregunta:—¿Acasonoquedóclaroloquetúyyoestamoshaciendoaquí?Asiento.Cierrolosojosycaminodeunladoaotroconnerviosismo.

De nuevo, vuelvo a sentirme una tonta fracasada en lo que al amor serefiere, una tonta que lo da todo a cambio de nada. Cuando vuelvo aabrirlos,digo:

—Mequedóclarísimo,pero...necesitosersinceraydecirtelaverdad.Meestágustandomásdeloqueyocreíasertunovia,estaraquícontigo,serpartedetufamiliay,aunquemicabezamerepiteunaymilvecesquelo que quiero no puede ser porque tú no sientes lo mismo por mí, micorazóncomienzaaresentirse.

Ea...,¡yalohesoltado!Apesardelatíadurayseguraquequieroaparentarser,sigosiendo

lamismaEnamoracientadesiemprey,sinqueéldiganada,yaséquelahevueltoacagar.

AhoraesAndrewquiencaminadeunladoaotrodelacabaña.Loqueacabodedecirlodescabala,noentraensusplanesy,disgustadaporvereldesconciertoquemispalabrasprovocanenél,murmuro:

—Mira, olvida lo que he dicho porque creo que es mejor quedejemosestaconversaciónaquí.

—Sí.Esmejor.Y,sinmás,sinpensarenmissentimientos,semeteensuhabitacióny

cierradeunportazo.Con el corazón dolorido, hago lomismo.Me tumbo en la camay,

porprimeravezdesdequelleguéaAguasFrías,lloroporunhombreque,unavezmás,meharotoelcorazón.

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27

A la mañana siguiente, cuando me despierto, veo que estoy en mihabitación.Adiferenciadeotrasnoches,niAndrewhavenidoabuscarme,niyoheidoabuscarloaél.

CreoquemiconfesióntrasloocurridoentreColdyFlorvaamarcarunantesyundespuésennuestraextrañarelación.

Merevuelvoenlacama.Pero,vamosaver,¿cómosoytanbocazas?PiensoenYanirayséqueenunmomentoasímediría:«Telodije.Te

dije que esto iba a pasar», yme desespero. Pero ¿por qué no aprendo?¿Porquérepitounaymilvecesysigocometiendoelmismoerror?

Tras lamentarme durante un buen rato, decido acabar con ello.Melevanto,meducho,mevistoysalgodelacabañaenbuscadeMadison.

Enelcamino,veoalolejosaTomyaSora,queestánhablandocongestoserio.Ellosnomeven,ycontinúocaminando.

Alentraren lacasa, todoestáen silencio.NosédóndeestáRonna,peroloquesíséesque,trasloocurridoeldíaanteriorentreellaySora,surelaciónnovolveráaserlamisma.

Dedosendos,subolaescalerahastaelcuartodeMadison.Llamoalapuertayellaabreymesaludaconunasonrisa:

—Buenosdías.Migestodebedeser tanatormentadoque,cogiéndomede lamano,

mehacepasar,cierra lapuerta,mesientaen lacamay,antesdequemepregunte qué me ocurre, yo le canto hasta La traviata. Le cuento larealidaddelarelaciónconAndrewy,cuandoacabo,murmura:

—Lovuestroparecíatanrealquenuncalohabríaimaginado.Losé.Séquelonuestroparecereal.Sélomuchoquemeentregoaél

ycómoélmebesaybromeasiemprequepuede.—Paraqueveaslobuenosactoresquesomos—susurro.

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Madisonmeabraza,yosuspiroy,nodispuestaaseguirhablandodeltemayalvereljaleoderopaquetieneallímontado,lepregunto:

—¿Puedoayudarteenalgo?RápidamenteMadisonmeexplicaqueestáguardando suscosas.Un

camión iráal ranchodentrodeunpardedíaspara llevárselasacasadesuspadresenNuevaYork.Porsuerte,noveounápicedeinseguridadenloquedice.Lotieneclarísimo,ymealegroporella.

Durantehoras,ambasseleccionamoslascosasquequierellevarsey,cuando acabamos,memira yme dice que quiere ducharse. Salgo de lahabitaciónybajohastalacocina.Ronnasiguesinaparecery,deseosadehablarconmihija,cojolasllavesdeunadelascamionetasdelranchoydejo una notita diciendo que he ido al pueblo y que tardaré poco enregresar.

UnavezllegoaHudson,aparco,salgodelcochey,alverquetengocoberturaenelmóvil,sonrío.

¡Vivalamodernidad!Rápidamente, llamo a Joaquín, que me pasa con mi niña. Como

siempre,lacríaestodoamorysonrisas.Mehablaconsumedialenguadecientos de cosas y, cuando cuelgo, no puedo parar de sonreír. Estoydeseandoverlaparacomérmelaabesos.

Acontinuación,mesientoenlaterrazadeunacafeteríaatomaralgomientrasmededicoaconsultarmisredessocialesyveoenFacebooklasfotosdelconciertoquecolgóNayeli.¡Quéfelicesestamos!

Cuando salgo de mi Facebook, miro los wasaps de mis amigas.Comosiempre,hayuncentenar,ysonríoalleerlaslocurasquecuentan.Escribo y les digo que estoy bien y, aunque me muero por hablar conYanira,esmejorquenolohaga.Meconocetanbienqueestoyseguradequenotaríaenseguidacómoestoy,yésaescapazdepresentarseenAguasFríasyorganizarlaterceraguerramundial.

—Hola.Allevantarlacabeza,meencuentroconArizona.Como siempre, la tía está preciosa con su traje de abogada y,

mirandounasillavacía,pregunta:—¿Puedosentarmecontigo?Asiento.Noestoyyoparacharlitaspero,loestéono,creoquenome

libraniDios.Una vez el camarero le pregunta qué quiere y ella pide un café,

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comenta:—Miprimaestádestrozada.Anoche,cuandollegóacasa,noparóde

llorarhastaqueconseguíquesedurmiera.¿Quépasó?Como puedo, le relato lo ocurrido y, en cuanto acabo, la pobre

murmura:—EstávistoqueaambasnosdestrozóelcorazónunMcCoy.Oíresonomehacebien.Antemítengoaotramujerquesufreporel

mismo hombre que yo. Pero,mira, no estoy dispuesta a ponerme en sulugar.Bastantetengoyaconestarenelmío.

—¿AyerbienconAndrew?—pregunto.Elcamarerollegadenuevo,dejaelcafésobrelamesitay,cuandose

va,mientrasArizonaabreelsobrecitodeazúcaryseechalamitadenelcafé,responde:

—Nolosé.Haymomentosenlosqueparecereceptivo,perootrosenlos queme rehúye.No soy capaz de conectar con él como yo quisiera.Algolepasa,ynoséquées.

Suspiro. Sin duda, ese algo soy yo. Le hice prometer que merespetaría,yloqueestoyhaciendoesunagrancerdada.Aéllepidoquemerespeteyaellalepidoqueseloligue...Pero¿mehevueltoloca?

—Heestadoconélestamañana—diceentonces.Oír eso llamami atención. ¿Cómo que ha estado con él? Pero, sin

cambiarelgesto,pregunto:—¿Dóndeoshabéisvisto?—HavenidoconColdalranchodemistíosparaveraFlor.—Y¿quéhapasado?—¿EntreColdyFloroentreAndyyyo?Deseosadesaberlotodo,afirmo:—Yaquetepones,megustaríasaberdetodos.—FloryColdhanhabladopero,cuandoélsehamarchado,miprima

me ha dicho que todo sigue igual. La boda está anulada.Y, en cuanto aAndy...—bajalavozymurmura—:Hemossalidoadarunpaseomientrasmiprimaysuhermanohablabany,sorprendiéndome,mehabesado.

¡Mierda!De repente, cuando va a seguir contándome lo sucedido, suena su

móvily,trashablarunossegundos,memiraydicemientrasselevanta:—Losiento.Tengoqueregresaraldespachoconurgencia.Perome

gustaríaseguirhablandocontigoenotromomento.

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Asiento.SonríoyArizonaseva.Abatida por todo lo queme ronda por la cabeza, regreso aAguas

Frías y, tras haber aparcado el coche, camino hasta el establo mientrasintercambiosaludosconvariosdelostrabajadoresdelrancho.

Enelestablo,voydirectamentehaciaelpotrilloalquehebautizadocomoApache yme apoyo en los tablones paramirarlo y admirarlo. Elanimal, que yame conoce, acerca su bonito hocico hastamí y, feliz, loacaricioconscientedelomuchoquelovoyaañorarcuandomevayadelrancho.

Pensarenellomerompeelcorazón.Nadiemejorqueyosabeloquemevoyadejarallícuandomemarche.Megusteono,hedeolvidarmedetodaslaspersonasqueheconocidoyquetantocariñomehandado.

—Noleestarásdandonadadecomer,¿no?LavozdeSoramesacademispensamientosy,alverlaamiladocon

subrazoencabestrillo,sonríoyrespondolevantandolasmanos:—Porsupuestoqueno.Sorallegahastamí,miraalpotrilloydice:—¿HashabladoconFlor?Vaya..., me sorprende que me pregunte por ella y, negando con la

cabeza,respondo:—No.AunqueestatardemegustaríairasucasaconMadison.La señora asiente. Luego, el silencio se instala entre nosotras hasta

quedice:—Esta mañana, Ronname ha dicho que se va de Aguas Frías con

Nayeli.Alparecer,vanabuscarunacasaenHudsonparanoviviraquí.¡Ostras!Esonolosabíay,cuandovoyacontestar,lamujermurmura:—Yamedirásadóndevanairesasdos...Molestaporsufaltadetactoalreferirseaellas,afirmo:—Sin duda, a un lugar donde sean queridas y que consideren su

hogar.—Soramemira,peroprosigo—:Selodijeelotrodía.Ledijequeconsuactitudibaaterminarsola,yasíestáocurriendo.

Observocómo lascomisurasdesus labios se tensany,volviendoamostrarsufacetadebrujadeoscurocorazón,responde:

—Medaigual.Ellasselopierden.Quierodecirlequeno,queestámuyequivocada.Que,allí,quienmás

pierdeesella,perocomonoquieroentrarensujuego,afirmo:

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—Comosiempre,vemos lascosasdedistinta forma,peronovoyadiscutirconusted.

Soraasiente,nodicenada,ysealejademíconpasofirme.Unavezdesaparecedemilado,oigolasvocesdeunoshombresque

seacercanyaparecenAndrew,ColdyLewis.Rápidamente,misojosylosdeAndrewseencuentran.Nosmiramos.SéloquehaocurridoentreélyArizona, la sangre se me revoluciona, pero intento mantener la cabezafría.Eslomejor.

Cuando los tres llegan frente a mí, a diferencia de los otros días,Andynoseacercaparadarmenipedirmeunbeso.Seacabaronlosmuasy,mira,seloagradezco,puessaberquehorasantessuslabioshanbesadootrosnoesquemevuelvaloca.

Alverme,Coldseapresuraadecir:—Flor no ha querido escucharme.Andrewy yo hemos ido a verla

estamañanaasucasay,apesardequesumadreysuprimaArizonahanintercedidopormí,ellasigueadelanteconlodeanularlaboda.

—Noséquédecirte,Cold...—Tenéis que ir tú yMadison a verla. Por favor. Tenéis que hablar

conellaparaintentarquerecapacite.Yo...yolaquiero...Porfavor,Coral.Sumiradadesesperadame llegaalcorazón.Al final,elduroy frío

Coldestámásenganchadoaelladeloqueyocreía.—Deacuerdo—respondo—.Iremosaverladespuésdecomer.Él asiente.Ve una esperanza enmis palabras, y se aleja conLewis.

Andrew,quesehaquedadoparadoamilado,memira.Parecequequieredeciralgo,perofinalmentemurmura:

—Luegoteveo.Y,sinmás,semarchatrassushermanosymedejasolaenelestablo

concaradetonta.Vuelvoamiraralpotrillo.Susojitosmedanciertapaz,yapoyolafrenteenlasmaderas.

Diez minutos después, cuando salgo del establo y camino hacia lacasa,meencuentroaNayeli sentadaen losescalonesdeentrada leyendounlibro.

Conunasonrisa,lamiroysaludo:—Hola,enana.—TíaCoraaaaaal,¡noempiecestútambién!Sonriendoporsureacción,lerevuelvoelpelo.—Tranquila.Lohedichoparahacerterabiar.

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Lacríasonríe,perocuandomesientoasulado,dice:—LaabuelaRonnamehadichoquenosvamosdeaquí.Alparecer,

ellaySorahantenidounafuertediscusiónestamañana.Asiento.—¿Ytúquépiensasalrespecto?—preguntoacontinuación.Nayelisonríe.—Piensoqueestoesprecioso.AguasFríasesunamaravilladelugar,

perovivirconSorahacequetodosevuelvaoscuroysiniestro.Además,ahora que Madison se va y que los tíos Lewis y Moses también, ¿quéhacemosnosotrasaquí?

—Esvuestrohogar.—No,tíaCoral.Noesnuestrohogar.EslacasadeSora,ellabiennos

lorecuerdaatodos.Suspiro.Creoquenohedecontinuar laconversaciónconlacría,y

pregunto:—¿SabesdóndeestáRonna?Nolahevistoentodalamañana.—ImaginoquehaidoaveraBetsy.Asientoy,queriendodesviarlaconversación,afirmo:—Lopasamosbienanocheenelconcierto,¿verdad?—¡Genial!—exclamaellasonriendo—.Fuealucinante.Miraqueme

gustabaLukeBryan,peroahora¡loadoro!—Y,bajandolavoz,cuchichea—:Además,aunqueno locreas,veraQuincyJr.conesachicamehizoreafirmarmeenquehehechobienpasandodeél.Siélnosientenadapormí,¿porquéyovoyaseguircreándomefantasíasconél?

Sonrío.Loqueacabadedecirdeberíaaplicármeloyoamímisma.—Pues sí, cariño —afirmo—. Es lo mejor que has podido hacer.

Pasardeél.Nayeli sonríe.Enese instantevemosaparecer el cochedeRonnay,

cuando para, se baja y veo su rostro,me levanto,me acerco a ella y laabrazo.

—Vamos...,vamos...—murmuro—,nopuedesestarasí.Lamujer se seca las lágrimas con un pañuelo y respondemientras

entramosenlacasaycaminamoshacialacocina:—Lo sé, hija, pero es que estoy tandesconcertadapor todoqueno

puedo dejar de llorar.Madison y Tom se separan y ella se va. Lewis yMoses semarchan.FloryColdno se casany,para remate, estamañanaSorayyohemostenidounatremendadiscusiónynomehaquedadomás

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remedio que decirle quememarcho conNayeli de aquí y ella ni se hainmutado. Por suerte, Andy y tú estáis bien, y eso es lo que me hacerespirar un poco. Pero, hija, tengo miedo porque no hago más quepreguntarmequémáspuedepasarya.

Ay,Diosito,loquemeentraporelcuerpocuandolaoigohablar.Sin lugaradudas, todo,absolutamente todohacambiadodesdeque

entréporprimeravezporlapuertadeAguasFrías,yantetodoellopocopuedohaceryo,exceptoseguirconmipantomimadenoviaynodarleeldisgustodelsigloalapobremujer.

Durante un buen rato, hablo con ella. Ronna se va tranquilizandopocoapocoy,cuandovuelveahablardeColdydeFlor,digo:

—Le he prometido a tu hijo que, después de comer,Madison y yoiremosavisitaraFlor.Quizáanosotrassíquieraescucharnos.

—Rezaré por que así sea y pueda solucionarse algo de toda estacatástrofe.

Entonces,lapuertadelacocinaseabreyentraSora,que,alvernosalasdos,seacercaaRonnaypregunta:

—¿Siguesmanteniendoquetevasdeaquícontunieta?—Porsupuesto—afirmaellaconseguridad.De nuevo, se enzarzan en otra discusión. Está visto que, cuando la

mierda asoma, al final toda sale a flote. Intento calmarlas, pero lasmujeres son dos titanes en potencia, hasta que la puerta de la cocina seabredenuevoyentranAndrewyLewis.

—Mamá,porfavor,¡bastaya!—pideLewismirándola.Ronna, que ha sacado un genio que me tiene sorprendida, abre la

nevera,cogeunabotelladeaguafrescaydice:—Tranquilos, hijos. Nada de lo que esta mujer me diga me puede

afectarya.Soramaldice.Andrewlaordenacallary,cuandolaabuelasemarcha,

Ronnamiradeprontomibrazotatuadoyseñala:—Siemprehequeridosaberquéesloquedice.—Esunproverbioindio—explicaAndrew.—¿Enserio?—preguntasumadre.Con una triste y desconcertada sonrisa por todo lo que está

ocurriendo,asiento.—«Escuchaelvientoque inspira—respondo—.Escuchael silencio

quehablayescuchatucorazón,quesabe.»

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Según termino de decirlo, Ronna, que está bebiendo agua, deja dehacerlo.

—¿Sorasabequellevasesotatuado?—Asiento,yentoncesellaañade—:Sumadreledecíasiemprequenuncadebíaolvidareseproverbio.Melohacontadocientosdeveces.

La miro boquiabierta. El día que le conté lo que decía, Sora nocomentónada,peroahorayaséporquésequedótandescolocadacuandoselorecité.

Andrewguarda silencio, ni siquiera se acerca amíy, cuando se vaconLewis,Ronnamemiraypregunta:

—¿QuéospasaaAndyyati?Sin lugar a dudas, se ha percatado de la frialdad que existe entre

nosotros.Pero, comonoquiero ampliar el cúmulodeproblemasque lamujer tiene en su cabeza y en su corazón, respondo quitándoleimportancia:

—Unapeleíllasinimportancia.Notepreocupes.En ese instante, Madison entra por la puerta y Ronna se pone en

acciónycomenzamosaprepararlacomidaentrelastres.Mientrascomemos,micodoyeldeAndrewserozan,peronodice

nada. No me habla. No me mira y, cuando no puedo más, preguntobajandolavoz:

—¿EstamañanabienconArizona?Siento que mi pregunta lo incomoda y, al ver cómo me mira,

murmuro:—Vale...,vale...,olvidaloquehedicho.Seguimoscomiendosinhablary,cuandoélacaba,selevantayseva.

Yoclavolamiradaenmiplatoypiensoenloocurrido.Andrewsabequesiento algo por él. No debería haberle dicho nada. Debería habermecallado.¿Porquéserétanbocazas?

Cuando ya hemos terminado todos, ayudo a lasmujeres a quitar lamesay,alcruzarmeconSora,digo:

—¿Porquénomecontóquesumadreledecíasiemprequenodebíaolvidar el proverbio que llevo tatuado en el brazo?—Ella no responde.Nodicenaday,contodamimalababa,susurro—:Quétristedebedeserparaellasaberquelohaolvidado.

Y,sinmás,prosigomicaminohacialacocina.Veinteminutos después,Madison y yo subimos al coche de ésta y,

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cuando llegamos a casa de Flor, vamos directamente al cobertizo.Entonces, veo que ella abre el maletero y, sacando unas enormes cajassonríe,meguiñaunojoymurmura:

—Creoquelevendrábienunaúltimafiestadeldivorcio.Noentiendonada.EstoyseguradequeloúltimoqueleapeteceaFlor

es ponerse un vestido de novia, pero como yo no conozco ni lascostumbres ni las locuras que se hacen en Wyoming, me encojo dehombrosylasigo.

Flor, que ha visto llegar el coche, sale a nuestro encuentro y seemociona.Sumadrenosmiradesdeelporchedelacasaynossaludaconla mano. Nosotras la saludamos también y, cuando Flor llega hastanosotras,exclama:

—Quéalegríaquehayáisvenido.Tras abrazarnos y decirnos que está bien, las tres entramos en el

cobertizo.Rápidamente,Madisonabreelarmariodondetienelosvestidosdenoviay,comenzandoamontarlascajasdecartónquelleva,dice:

—Celebraremos nuestra última fiesta del divorcio y, después,guardaremos todos losvestidosenestascajas.Elcamiónde lamudanzapasaráarecogerlas.

Florasientey,volviendoasorprenderme,grita:—¡Disfrutemosdenuestraúltimafiestadeldivorcio!Meentralarisa.Cuantomásconozcoaesasdos,¡másmegustan!No entiendo nada. Estas chicas son más raras que un perro verde,

pero yo, que no quiero sermenos, voy a coger un vestido del armariocuandoMadison,dice:

—Aquíestáeltuyo.Quizáhoytequedemejor.Sorprendida, miro el vestido de novia del que siempre he estado

enamorada.Siguesucioyfeo,peroaunasíloencuentrotanbonito..., tanprecioso...,tanencantador...que,sindudarlo,comienzoadesnudarmeparaprobármelo.

LosarreglosquelehahechoMadisonsonincreíbles.—Pero¿cómosabíasmismedidas?—pregunto.Entrerisas,larubiameguiñaunojo.—Tehiceelvestidodedamadehonor.¿Cómoibaafallar?Encantada,memiroalespejoysólopuedomurmurar:—Meencanta...,meencanta...,meencanta.Duranteunbuenrato, las trescharlamos,cotilleamosyponemosde

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todos los colores a Pocahontas. Sin duda, es nuestro tema principal dedesahogo.Mientrashablamos,Madisonmeentregaunaligaazulyblanca.

—Encadafiestasesumancomplementos.Sindudarlo,mepongolaligay,trasrecogermeelpeloenunmoño

despeinado,cojounveloyclavolapeinetaenél.Entonces,cuandoyamesientocomounaverdaderanovia,grito:

—¡Vivalafiestadeldivorcio!Vestidas de novia y como algo surrealista, salimos del cobertizo y

vamosadarunpaseoporelcampo.Durante un rato, y conscientes de que nadie puede vernos de esa

guisa,caminamoscontranquilidadmientrascharlamosydisfrutamosdelpreciosopaisaje.YoleshablodeLosÁngeles,demisamigas,delbaretodelnoviodelaabueladeYaniraydelosdestornilladorestanricosqueallípreparan. De inmediato, ellas prometen que irán a visitarme paraprobarlos,yyoaceptoencantada.

MadisonhabladecómoserásuvidaenNuevaYork,delosproyectosquequiereintentarcumplir,yFlornodicenada.Sededicaaescucharnoshastaque,cansadas,regresamosalcobertizo.

Florabreentoncesunapequeñaneveraazuly,mirándonos,pregunta:—¿Quiénquiereunacervecita?Traslaprimeracerveza,caelasegunday,después,latercera.Hablamosdehombresylosponemosacaerdeunburro.Ningunade

lastresestápasandoporsumejormomento.—Hazmecaso,Madison—digoentonces—,lapróximavezquédate

con el tío que te haga sentir mariposas en el clítoris, porque lo delestómago¡eshambre!

LastresreímospormiocurrenciayretomamoseltemadelabodadeFlor,peroéstaseniegaadarmarchaatrás,apesardetodoloqueMadisonyyoledecimos.

—Entonces,definitivamente,¿nohayboda?—concluyo.Susojitosvidriososamenazanconabrirlascompuertasy,asintiendo,

afirma:—Esta mañana he llamado al servicio de catering para anular el

pedido.Porsuerte,lapenalizaciónespequeñaypodrépagarlayosola.Noquieroque,encima,Coldtengaquehacersecargo.

—Pero,Flor—insisteMadison—,túloquieres.¿Porquédeprontoesacabezonería?

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—PorqueCoraltienerazón:¿ysiyonosoylamujerdesuvida?¿Ysiéldeberíacasarseconotrapero,comometieneamí,nolosabe?

—¡¿Qué?!—preguntoincrédula.Ay,madre...,ay,madre...¿Aquealfinalvaaserciertoqueyotengola

culpa?—Tú aseguras que el amor deAndy esmi primaArizonay luchas

porsaberlaverdad—replicaella—.Y,porelamorqueletienesaAndy,simplemente quieres que él sea feliz. ¿Acaso yo no puedo querer lomismoparaCold?

Con la mirada,Madisonme dice que le cuente la verdad, pero nopuedo.NopuedocontaresoquetantomeavergüenzayquehahechoqueFloranulesuboda.

Entonces,protesto.Intentohacerleentenderquemicasoyelsuyonosonelmismo,peroFlornoquiereescucharme.Seagarraaloquedije,ypocopuedohaceryo.

Sindesvelarloquesabe,Madisonintentaecharmeunamano.Noparadehablar,hastaqueFlor,desesperada,exclama:

—¡PorelamordeDios,chicas,perosiinclusoeltechodellocalsehundió!¿Noveisquehastaelcieloestáencontradeesaboda?

Ay,Dios...,ay,Dios...Estoessurrealistay,sinpoderevitarlo,meentranganasdereír.Subidaa la tinajaquehay juntoa lapuertadelcobertizo, lamiroy

digo:—Vamosaver,Flor.Eltechodellocalnoeselcielo;además,estaba

paracaerse,ynomedigasquenotehabíasdadocuenta.Loquenoséescómonosehabíacaídoantes.

—Vale.Tienesrazón—afirmaella—.Peromehapasadoamí,noaotranovia,y...

Enese instanteseoyeel frenazodeuncoche fueradelcobertizoy,segundosdespués,unaspuertasquesecierran.Flornosmiraextrañaday,cuandoatisboporlapuertaabierta,sientoquemedaunpatatús.

A pocos metros de nosotras están Andrew y Cold, que nos miranalucinadosalastres.Sindudadebendepensarquenoshemosvueltolocasalvernosvestidasdeesaguisa.

¡Ay,Diosssssssss,nosédóndemeterme!—¿Quéquieres,ColdMcCoy?—preguntaFloralverqueseacercan

anosotras.

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Sindetenerseapesardesucaradedesconcierto,Coldvahastaella,leentregaunramodefloresydice:

—Yo...veníaavercómoestabas.Pero,caray...,estáspreciosa.Flor,alaquelehacambiadolacara,cogelasfloresy,sinmirarlas,

selasentregaaMadison.—Teagradezcoeldetalle—dice—,pero,porfavor,noquieroverte.

Yatelohedichoestamañana.Dichoesto,damediavueltayentradenuevoenelcobertizo.Coldme

mira,miraaMadison,yentonceséstacuchichea:—Vamos,entra,vetrasella.Ségalante.Coldnopierdeeltiempoy,entrando,dice:—Pero,nena...,escúchame.Madisonvatrasellosyyomequedocomounatontasentadasobrela

tinaja.Mesientoincómoda.LamiradadeAndrewmedisgusta.Nodebería

haberme encontrado así. Pero ¿qué hago vestida de novia? El tiempoparecedetenersehastaque,porfin,élsemueveypregunta:

—¿Esevestidoaquésedebe?Ay,madre...,ay,madre,quenoséniquédecir...Pero, con lamejor demis sonrisas, contesto al ver que espera una

respuesta:—¡Fiestadeldivorcio!¡Chupi!Memira.Nosemueve.Noséquépensarádemí.Elsilencioentreély

yoesincómodo,hastaquenopuedomásycuchicheoparaquenadiemeoiga:

—Vale. La he cagado al revelartemis sentimientos. Pero... pero yosoy así. Soy excesiva, impulsiva, romántica hasta decir basta, y clara yconcisacuandonecesitodeciralgo.Megustas.Meagradalasensacióndeser tu novia, de besarte, de acostarme contigo. Pero, visto que a ti teincomoda lo que a mí me agrada, sólo puedo decirte que tranquilo.Apenas quedan cuatro días para que este teatrillo se acabe, y que consteque,sinoloheacabadohoymismo,hasidoportumadreyporFlor.PorFlor,porquevoyaponer todomiempeñoenconseguirquesecaseconColdporqueloadora,yportumadre,porquecreoquelapobreyatienebastanteconloquetienecomoparadarleotrodisgustomás.

—Tedijequenoteenamorarasdemí.—Losé—protesto—.Losé...,pero, tranquilo,cuandonosvayamos

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deaquí,volveréamividaymeolvidarédeti.Menudamentiraacabodesoltar.Conociéndomecomomeconozco,

cuando me vaya de aquí, lloraré por las esquinas y escucharé músicacountry hasta que mis amigas me den cuatro guantadas con la manoabiertayvuelvaaserlalocaCoralquepasadetodoyseponeelmundopormontera.

Andrewmemira.Noabrelaboca.Sindudanosabequédeciranteloqueacabodeconfesarledenuevo.

Entonces, desde la puerta, veoquedeprontoFlor empuja aColdygritamientrasMadisonintentasepararlos:

—¡Vete.Noquieroverte!—Cariño,porfavor...,recapacita.—Hedichoquenomevoy a casar contigo, ¡asúmelo!Búscateotra

noviacomoyomebuscaréotronovioy...—Flor,pero¡¿quéestásdiciendo?!—gritaCold.—Digoloquepienso,yahora,porfavor,márchatedemistierras.Coldmaldice.Secagaentodolocagable,perofinalmentedamedia

vueltaycaminahaciaelcoche.Alverasuhermano,Andrewreaccionaydicetocándoseelsombrerovaquero:

—Hedeacompañarlo.Unavezsemarchan,Florsedesmoronay,hechaunmardelágrimas,

sedejacaersobreunadestartaladasilla,dondenoparadellorardurantehoras.

Cuando ha anochecido y Flor vuelve a ser persona,Madison y yoregresamos al rancho, aunque antes nos despojamos de los vestidos denovia,quemetemosenlascajas.Ensilencio,hacemoselcaminoy,cuandollegamos,digo:

—Voyunmomentoalacabaña.—Deacuerdo.Yotambiénsubiréamihabitaciónaasearmeunpoco

antes de bajar a la cocina para ayudar a Ronna—dice ella caminandohacialacasa.

Sinmuchas ganas de cenar, puesto que tengo el estómago cerradoporelestadodenerviosquellevo,entroenlacabaña.Allí,mesientoenuna silla y, durante diezminutos,miro al suelo.Soyunamujermadura.Soyautosuficiente.YsoycapazdeestaralladodeAndrewydisimularporRonna.

Hedesuperarlasituación.HedehacerlesaberaAndrewquenome

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hevueltolocayquenoledarélatabarraunavezsalgamosdelrancho.Cuandomeheconvencidodequepuedohacerlo,me levanto, salgo

delacabañaymeencaminohacialacasa.Alentrarenlacocina,miroaRonna,que,comosiempre,estáentregadaalosfogones.

—¿Enquépuedoayudar?—lepregunto.Ella retira del fuego unas verduras salteadas y, limpiándose las

manosconuntrapo,vienehaciamíysuelta:—¿QuéosocurreaAndyyati?—Yatelodije.Unasimplediscusión.Ronnamenea la cabeza.Piensa en lo que le hedichoy, finalmente,

replica:—No sé qué os habrá pasado, pero conozco a mi hijo y sé lo

susceptible que es para algunas cosas, y hoy tiene el díamuy tonto. Sinduda,vuestradiscusiónlohaalterado.

Soraentraentoncesenlacocina.—Medijistequetegustabaleer,¿verdad?—medice.—Sí.Me alucina su repentina amabilidad para conmigo; entonces me

ofrece:—Pues,anda,vealsalónverdequehayaladerechaymiratodoslos

librosquetenemos.—Gracias,perohedeayudaraquí.Tan sorprendida como yo, Ronna mira a su suegra cuando ésta

insiste:—¡Vamos,ve!QuierohablarconRonna.Sin rechistar, hago ahora lo queme pide, aunque antes de salir les

digoa lasdoscon lamiradaquenoquierogritosyquiero tranquilidad.Ellasasienten.Meentiendensinhablar.

Sinmuchasganas, llegohasta el salónverde.Allí, hayuna enormelibreríadeparedaparedy,rápidamente,meacercoaellaparacotillear.

Concuriosidad,observoquehayunpocodetodo,ymeparoamirarlas colecciones de novela romántica. Sonrío. Yo tengo esas mismascoleccionesenespañolenmicasa.

De pronto, mis ojos divisan un equipo de música con tocadiscos.Juntoaél,veomuchosdiscosdeviniloy loscomienzoacotillear.Allí,haydiscosmuyantiguos:JohnnyCash,BillieHoliday,ElvisPresley,JerryLeeLewis, TheCarter Family, PatsyCline,LorettaLynn...Y, de pronto,

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veounoquemehacesonreír.Entretodosesosdiscosysingles,hayunodemi querida RocíoDúrcal y, al comprobar que es el deLa gata bajo lalluvia,[24]murmuro:

—Nomelopuedocreer.¿QuéhacestúenAguasFrías?—¿Conocesesedisco?Alvolverme,veoqueAndrewestásentadoenunbutacón,leyendo,y

rápidamentepiensoqueSoramehaenviadoaquíporquesabíaqueestabaél.

Tengo dos opciones: o darme la vuelta y marcharme o intentarnormalizarlasituación.Medecidoporlasegunday,sonriendo,leenseñoelsinglequetengoenlasmanosydigo:

—Porfavor,¡eslagranRocíoDúrcal!¿Cómonovoyaconocerla?Andrewdejaellibroqueestabaleyendo,selevantay,acercándosea

mí,miraeldisco.—Amipadrelegustabamucho.Aúnrecuerdoquetrajoesediscode

unviajequehizoaMéxicoparacomprarunoscaballos.Concariño,miroelviejosingleyafirmo:—RocíoDúrcal era española, aunque, bueno, enMéxico la querían

mucho,yreconozcoquecantabalasrancherascomonadie.Entonces, tras cogerme el disco de las manos, veo que Andrew

enciendeelequipodemúsicay,sonriéndome,pregunta:—¿Teapeteceescucharlo?Dios,no...,no...,no...Quierodecirlequeno.Noquieroqueesacanciónquetantomegusta

paseaserunrecuerdomásconélpero,alversumirada,asiento.Segundosdespués, cuandocolocaeldiscoycomienzana sonar los

primerosacordesdelamagníficacanción,Andrewmemiraypregunta:—¿Bailasconmigo?No...,no...,esono.Peroacepto.Dejo queme rodee la cintura con sus brazos y, almirarnos, siento

que la tensión que hay entre nosotros se acrecienta aún más. Como noquieromirarloalosojos,apoyolafrenteensuhombro,yentoncesoigoquedice:

—Siento haberme enfadado contigo, pero me descolocaste con tuspalabras.

Lomiro.Susdisculpasmegustan.

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—Vale.—No.Novale.Sonrío.Noquieroquesigamosconeseincómodotema.—Yaestá,Caramelito...,disculpasaceptadas.Ensilencio,nosmovemosduranteunossegundosalritmodelalenta

ypausadacanción,cuandodeprontoañade:—Amímesucedelomismoqueati.Ay,Dios,¿quéhadicho?Y,alvermicaradealucinetotal,murmura:—He de confesarte que la sensación de que seas mi novia, de

amanecercontigoenlacamaydebesarte,entreotrascosas,megusta,ymegustamucho.Ycuandolodijisteanoche,yo...

—Diosmío—locorto—.¿Quéestamoshaciendo?Andrewsonríe,poneundedoenmislabiosymurmura:—Demomento,bailar.Madremía...,madremía,¡estoyaclamaalcielo!Creoquehemosperdidoelrumbolosdos.Creoquelasituaciónsenoshaidototalmentedelasmanos.—Estabaspreciosaconesevestidodenovia—diceélacontinuación.—Estabaridícula.Nomientas.Andrewsonríeentoncesdeesamaneraquemeponecardíaca.—Estabasencantadora.Eraslanoviaperfecta.Bueno...,bueno,¡loquemehadicho!Creoquemevoyadesmayardeunmomentoaotro.¡Joder,queelhombrequemegustamehadichoalgoalucinante!—¿Puedopedirteunfavor?—preguntaentonces.—Claro,dime.MientrasRocío sigue cantando eso de «la vida es así»,mi vaquero

dice:—Cuéntame qué dice la canción.Ya sabes que no sé español, yme

gustaríasabersilaletraestanbonitacomolamelodía.Sonrío.Ay,Dios,quénerviosaestoy.Podríainventarmelaletracomo

hiceconladeLuisMiguel,pero,singanasdementirenunmomentotanraroalaparquemágico,respondo:

—La canción habla del amor imposible de una mujer que seautodenomina como una gata bajo la lluvia. Cuenta una historia quecomenzóporcasualidadperoque,apesardelobonitayespecialquefue,

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nuncapudonipodráser.—Vaya...—murmura,ysientosualientoaterciopelado.—En...enlacanción,ellalehabladelomuchoqueloquiereycuánto

lo va a añorar cuando se separen, pero también, a pesar del dolor quesienteporsuseparación, lediceque,aunen ladistancia, ledeseaque lavidalevayabien.

Andrewmemira.¡Dios,cómomemira!Yyosientounasirrefrenablesganasdebesarlo,peroentoncesdice:—Vaya,nuncaimaginéunaletratantriste.¿Triste?¡¿Triste?!Lotristeessentirseidentificadaconlacanción,perorespondo:—Sí,perotambiénesmuybonita.—Tanbonitacomotú.Elvellodetodoelcuerposemeeriza.Pero¿quéestáocurriendoaquí?Lomiroconfundida.Miro su boca, su inquietante, tentadora y dulce boca, mientras la

canciónmeposeemásymásylooigodecirenuntonoroncoaescasoscentímetrosdemiboca:

—Oye,morena,¿túquémiras?Diosmío...,Diosmío...Lafrasecitalapidaria,quesabemuybienque

meponecardíaca,medejasintenerniideadequécontestar.Mi excitación sube por segundos, pero me contengo hasta que

murmura:—Tevoyabesar,simelopermites.Selopermito,¡claroqueselopermito!Y, acercando mi boca a la suya, dejo que me bese con pasión,

mientras continuamos bailando lentamente al compás de la música ynuestrasbocasseencuentranunayotravezconmimoyposesión.

Lacabezamedavueltasy,asustadaporeltorrentedeemocionesquesiento,comopuedo,meseparodeélysusurro:

—Andrew,creoquedeberíamos...Peronopuedocontinuar.Vuelvea tomarmibocaconurgencia.Su

respiraciónseaceleratantocomolamíay,cuandoelbesoseacabaynosmiramosconganasdedesnudarnos sinquenos importedóndeestamos,dice:

—Hayalgoentiquemevuelvelococomonuncamehapasadoy...

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—¡Ay,Diosmío!Cuántosañosllevabasinoírestacanción...AloírlavozdeRonna,Andrewdejadehablaryamboslamiramos.

Estátemblandocomounahojay,llevándoselasmanosalacara,seechaallorar.

Élmesueltarápidamenteyseencaminahaciasumadre.Lasientaenel butacón dondemomentos antes estaba él y, cuando yome acerco, élpregunta:

—Mamá.Mamá,¿estásbien?Ronnamemira,despuésmiraasuhijoy,limpiándoselaslágrimas,

asiente.—Noteimaginaslofelizquemehahechooíresacanciónyverosa

vosotrosbailándolacomolabailamoscientosdevecestupadreyyo.Ay,Andy...,noteimaginaslodichosaquemeestáshaciendo.Ytú,Coral,eresuna bendición para mi hijo, con todo lo que nos está cayendo encima.Estoy tan... tan contenta de ver cómo os queréis, que creo que voy aexplotardefelicidad.

Creoque,aloíreso,ambosregresamosalarealidad.Pero¿quéleestamoshaciendoaesapobremujer?En ese instante veo a Sora, que nos mira desde la puerta. No dice

nada,yyonodespegomis labios.Andrew,queestá ami lado, tampocosabe qué decir. Entonces, para cortar ese momento tan incómodo paranosotrosperotanemotivoparaRonna,señalo:

—Caramelito,creoqueesmejorquevayamosacenar.Andyasiente.Ensusojosveoeldesconciertoy,trasagarraraRonna

delbrazo,lalevantoydigo:—Venga,vayamosacenarantesdequelosdemásselocomantodo.Eso hace sonreír a la mujer, que sale conmigo del salón verde,

mientras Andrew nos sigue y estoy segura de que se siente tandesconcertadocomoyo.

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Despuésdeunanocheen laquemehe levantadocientosdevecesdemicamadispuestaametermeenladeAndrew,cuandoamaneceysalgodelahabitaciónencamisetaypantalóncorto,meloencuentrosentadofrentealamesitatomandouncafé.

Nuestrasmiradasseencuentran,lesonrío,yéldice:—Buenosdías,morena.—Buenosdías,vaquero.Sinmás,entrodirectamenteenelbaño,dondemelavolosdientesy

mepeino.Cuandosalgo,Andrewsiguesentadoalamesa.Sinhablar,mesirvo

unatazadecafé,metodosrebanadasdepanenlatostadoray,encuantolotengotodopreparado,mesientoyotambiénadesayunar.

Elsilencioquehayentrelosdosesincómodo.Ningunohabla,hastaquesuelto:

—Muybien.¿Quéocurreahora?Andrewclavasusinquietantesojosenmíydice:—Tenemosquehablar.¿Túnotienesnadaquecontarme?Ay...,ay,¿sabráloquelepedíaArizona?¿Osehabráenteradodeque

Madisonconocenuestrarealidad?Lomiroalaesperadequemedéunapistacuandosueltaabocajarro

ysinanestesia:—Cadadíaquepasoatuladoesundíaespecial.Meenfadécontigo

por lo queme confesaste aunque yome siento igual que tú, y no buscoparejaycreoquetútampoco,¿verdad?

Ay,madre...,¡ay,madre!¿Yquédigoyoahora?Rápidamente,mimenteintentabuscaropcionespararespondercomo

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hacemiamigaYanira.PlanA:ledigoqueenrealidadnomegustatanto.PlanB:ledigoquemetieneloca.Plan...Plan...Dios,¡nomesaleningúnplanmás!

¡Québásicasoy!Sus ojos me piden que responda y, finalmente, pero sin mucha

efusividad,respondotrasdarleunmordiscoamitostada:—Vamosaver,reconozcoque...—¿Teatraigotantocomotúmeatraesamí,síono?—mecorta.¡Ostras,quédirectoes!Como una autómata, asiento sabiendo que debería negarlo y,

finalmente,digo:—Sí.Nosmiramos.Espero queme dé un besote de esos de enamorados

quesiempreveoquesedanenlaspelículasanteunarevelaciónasí,pero,encambio,cogeunademistostadas,ledaunmordiscoyañade:

—Puesentoncestenemosungranproblema.Lomiroboquiabierta.Pero¿éstedequéva?¿Sehapropuestovolvermemáslocadeloqueestoy?Estoypensandoensoltarleungranborderíocuandodigo:—¿Quieresquemevaya?—No.Porsupuestoquenoquieroquetevayas.Dios...,estoytotalmentebloqueada.Noséquéquiereniporquéestá

diciendotodoeso.—Aver...,aver...—replico—.Noentiendonada.Teenfadascuandote

digoquemegustas,luegomedicesquesienteslomismoqueyoy...PorDios,¿puedesexplicarmequéquieres?

Andrew me mira. Sin lugar a dudas, éste ha comido setasalucinógenasparadesayunar.

—Estoyconfundido—respondefinalmente.—Puesyasomosdos.Mi Caramelito asiente. Soy incapaz de leer lo que su cara dice,

cuandodeprontosuelta:—Tú y yo nunca hemos tenido una cita. ¿Quieres tenerla hoy

conmigo?Oigoamicorazón,quegrita:«Sí...,sí...,sí...».Oigoamicabeza,queadvierte:«No...,no...,no...».

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Elvientoyelsilencio¡nolosoigo!Pero,tirandodelapocacorduraquemequeda,murmuro:—Noteequivoques,vaquero.Noestoydispuestaaabrirtemicorazón

paraquemelodestroces.Yonosoyuntémpanodehielocomotúytengosentimientos.

—¿Mevescomountémpanodehielo?Supreguntaysucaradesorpresamehacensonreír.—Sí. Eres un témpano de hielo en lo referente a las relaciones

personales,comolosoistodosloshermanosMcCoy.Suceñosefrunce.Nolegustaloqueoye,yprotesta:—Que yo sepa, tú tampoco te enamoras del primero con el que te

acuestas.—¡Puesclaroqueno!—¿Loves?Hayquemantenerlacabezafría.Sudesapegoanteloquehablamosmesubleva.—Mira, admitoquemeacuesto conhombresporpuroplacer, pero

nojuegoconsussentimientos—replico.—Yo tampoco.Y, antes deque continúes, recuerda lo que te dije la

primeravezquemeacostécontigo.Asiento. Recuerdo que me dijo claramente que él no repetiría

conmigo porque sólo era sexo. ¿Cómo olvidarlo?Y,mirándolo, insistomientrasmelevanto:

—Lo recuerdo.Claroque lo recuerdo, perono esbuena idea tenerunacita.

—¿Porquéno?Lomato...Estoyporcogerlatazaconcaféquehaysobrelamesay

estampárselaenlacabeza.—Avercómoteloexplico—prosigomientrassientoquememareo

—.Amímeencantaelchocolate,peroséque,si lo tomoenexceso,mecansaré de él, por lo queprocuro racionarlo para comerlo sólo cuandomeapetezcamucho...,mucho...,mucho.

—Vaya...,nuncamehabíancomparadoconelchocolate—semofa.Mirolataza.Éstaacabaensucabezasíosí.—Andrew...Él se levanta y da un paso haciamí.Yo doy un paso hacia atrás, e

insisto:—Escucha...,escucha...Piénsalomejor.

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—Estápensado,morena.Sólofaltaquetúaceptesmicita.¡Mimadre!Mimayortentaciónmeestápidiendoloquesiemprehedeseado.¡Una

citaconélenplanparejaperopareja!¿Quéhedehacer?¿Deboaceptar?¿Deborechazarlo?¿Quéhago?—Creoqueestásconfundidoportodoloqueestápasando.—Túmeconfundes.—Ves a tu madre feliz y te gusta la sensación. Pero, créeme, si

trajerasaotramujerytecomportarasconellacomolohacesconmigo,aellalegustaríatambién,¿noteparece?

Mivaquerodaotropasohaciamí.Yodoyotropasoatrás.—Peroaquíestástú.¿Porquétraeraotra?Vuelveaacercarse.Yo,aalejarme.De pronto, su determinación me asusta. ¿Voy a ser capaz de

rechazarlo? Y, sin permitir que me toque o sé que estaré perdida,respondo:

—Yo...yo,cuandotengounapareja,loquierotododeél.Soyegoísta,¡tremendamenteegoístayposesiva!Porque lodoy tododemíyexijo lomismo.

—Yosoyigual.Otodoonada.Nosparecemosmásdeloquecrees.Ay,Diosito...Elmiedocreceycrecedentrodemí.—Andrew,sientesalgoporArizona.—Contigoaquí,creoquepuedoconteneresesentimiento.Oíresohacequeabralaboca.—Anda,mimadre,¡niqueyofuerauncortafuegos!Sonríe.—¿Quétalsi,comodicetutatuaje,escuchaselviento,elsilencioya

tucorazón?Uf...,uf...La sensación que noto enmi interior es rara. Quiero y no quiero.

Pero, cuando pasa la mano por mi cintura, todas mis fuerzas sedesintegran. No sé qué tiene este hombre que consigue que midesvergüenzaseaplaque,ymáscuandopasealabocapormifrenteymismejillasmientrasdice:

—Me gustas y me diviertes como llevaba años sin divertirme unamujer.

—Nosoyningúnmonodeferiaparadivertirte—murmurocerrando

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losojos.Aunqueno loveo,sientoquesonríe;me levanta labarbillaconsus

dedosyhacequelomire.—Megustatenertecerca,ymeencantasaberquevasasalirporesa

puerta con cara de sueño cadamañana y lo primero que vas a hacer essonreír.

Ay,madre...,ay,madre,¡quécosasmeestádiciendo!Pero,sinquerercreerquealgoasímepuedaestarocurriendoamí,

insisto:—PeroArizona...Noseseparauncentímetroymurmura:—Ahoraestástú.—Andrew...—Y,contodamifuerza,loempujoparaalejarlodemíy

suelto—:Hace poco confesaste que sentías algo por ella. Incluso la hasbesado.

Élcierra losojos.Esconscientedequetengorazón,dequedigolaverdad,yafirma:

—Séloquetedijeyséloquesiento.Peromehelevantadomilvecesesta noche dispuesto a arrastrarte ami cama.No puedo apartarte demicabezaysólopiensoenti,noenArizona.

Y,antesdequelesuelteunafresca,anclalasmanosenmicinturay,mirándomealosojos,dice:

—Quierobesarteyquieroquemebeses.Despuésquierodesnudartepara hacerte el amor como llevo deseando toda la noche. ¿Tú no medeseasamí?

Lomiro...,sientoquemicorazóndapalmasyqueyovoyacomenzara bailar sin poder remediarlo. Maldigo. Me voy a dar un batacazoconsiderable por abrirlemi corazón, pero lo deseo, lo deseo con todasmisfuerzasy,olvidándomedelrazonamientológicodeunamujerdemiedad,medejollevarporelmomentoylobeso.Lodevoro.Mepegoaélcon anhelo y deseo y, cuando quiero darme cuenta, estamos desnudos ymellevaasucama.

Allí, me suelta y nos hacemos el amor con locura, pasión ydesesperación. Somos buenos en eso. Él disfruta. Yo disfruto. Sólo hayque ver nuestros gestos cuando nos tocamos, cuando nos poseemos,cuandonos besamos, para saber que todo lo que hacemosnos agrada yqueremosmásymás.

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Mediahoradespués,ambosestamosmirandoalcieloa travésde laventanadeltechoconlasrespiracionesentrecortadasyAndrewpregunta:

—¿Tendrásesacitaconmigo?Feliz y encantada por lo que acabo de hacer con él y que tanto

necesitaba,asiento:—Sí.Aunquecreoqueestamoslocos...,verdaderamentelocos.Andrewsonríe.—Dicenquelalocuraesbuenaamigadelapasión.Asiento.Sindudaloquediceesverdady,mirándolo,murmuro:—Puesentonces,disfrutemosdeambas.Treshorasdespués,cuandoconseguimossalirdelacabañaydejarde

besarnoscomocríosdequinceaños,meproponecomenzarnuestra citavisitandolosalrededoresdeHudson.Aceptoencantada.

Nos dirigimos hacia la camioneta y, en cuanto llegamos a ella,Nayeli,quevaacompañadadeMadison,correhastanosotrosydice:

—Coral,¿puedohablarcontigounsegundo?—¿Quépasa,enana?—preguntaAndrew.Lacríalomira.Ponemalgestoyélsonríe.Me gusta ver el amor que siente por esa jovencita, hay algo en el

modoenquelamiraquemeencanta.Leguiñounojoyreplico:—Noseascotilla,Caramelito,soncosasdechicas.Mivaquerosonríe,medaunbesoenloslabiosydice:—Notardes.Atontadita por todo, sonrío, agarro a la joven del brazo y,

separándonosdeél,lepregunto:—¿Quépasaahora?UnavezestamoslosuficientementealejadasdeAndrew,Madisonse

acercaanosotras.—Al parecer—explica—, anoche Flor salió con unos amigos por

LanderyColdsehaenterado.—Y¿quépasa?Madisonbajalavozycuchichea:—Que los celos lo consumen, yMoses ha tenido que llevárselo a

pescarparaversilotranquiliza.Creoquedeberíamoshablarconelladenuevo.

Lopienso.Sí,supongoqueserálomássensato.

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—Laconozco—insisteMadison—,yséqueestácoladitaporCold.Teaseguroquequierecasarseconélapesardelarranquedefuriaquehatenido,yséque,sinolohace,seráunadesgraciadaelrestodesuvida.

Asiento.—Vale—digo—,peroaunquelaconvenzamosparaquesigaadelante

conlaboda,sóloquedancuatrodíasparaelgrandía,ynohaylocaldondecelebrarla,nimesas,nicomida,niiglesia,ninadadenada.

—El párroco sigue reservando la cita por si dan marcha atrás—afirmaMadison.

—Vale, eso está solucionado, pero no hay dónde celebrarlo, y yaoísteloqueelladeseaba:unabodabonitaenunlugarencantadoryllenode luz, con un vestido de ensueño y un novio que estuviera locamenteenamoradodeella.

—El novio lo tenemos, y el vestido de novia también —afirmaNayeli.

—SihablasdelvestidodenoviadeSora,¡olvídalo!MadisonyNayelisonríen,ylaprimeraafirma:—Olvídatedeesaantigualla.Flortienesuvestido.Loarreglé.—Ay,peroquéricaeres,porDios.—Sonríoalenterarmedeeso.Durantevariosminutos,lastreshablamosacercadecómoproceder.

No queremos atosigar a Flor. Lo mejor sería que ella sola tomase ladecisión.

—¿Es cierto que mañana es tu cumpleaños? —pregunta Nayeli.Asiento,yellacuchichea—:Puesdamosunafiestecita,invitamosaFloreintentamosqueeltíolareconquiste.

—¿Reconquistarlaeseburro?—semofaMadison.—Pues habrá que hablar con el tío Cold y darle unas clases de

conquista.¿Quéosparece?Madisonyyonosmiramos.Parecebuenaidea,ymurmurodivertida:—Sicondieciséisañosyapiensasasí,¡miedomedacuandocumplas

más!Las tres nos reímos y, una vezme separo de ellas y llego hasta la

camionetadeAndrew,éstemepregunta:—¿DequéhablabasconmisobrinayconMadison?EncantadaporlabuenaideaqueselehaocurridoaNayeli,sonríoy

murmuroarrugandoelentrecejo:—Caramelito,yatehedichoquesoncosasdechicas.

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Cinco minutos después, en la carretera, mientras él conduce yescuchamos música country en la camioneta, soy consciente de queestamosteniendounacita.¡Unacita!

EstoysumidaenmispensamientoscuandomefijoenuncartelenelquediceARAPAHOE.Encantadaporconocercosasnuevas,veoqueAndrewse desvía por una carretera, hasta que llegamos a un enorme edificio y,despuésdeparar,meexplicaqueésefuesuinstitutoy,entrebesoybeso,reímosporcosasquemecuentadesuadolescencia.

Unavezsalimosdenuevoalacarreteraprincipal,leouncartelenelqueponeRIVERTON.Cuando llegamosy aparcamos el vehículo,Andrewcoge mi mano con fuerza y yo se la doy encantada para comenzar acaminarmientrasmeenseñalaciudad.

Estoesprecioso.Entramosenuncentrocomercial.Duranteunbuenratomiramos losescaparatesde loscomercios,yyodisfruto; ¡miraquemegustairdetiendas!

Compro un par de cositas para Candela. Estoy segura de que leencantarán,ymequedomaravilladaalverunasincreíblesbotascamperasmarronesconpespuntesmásclarosenformadedibujos.Aunasí,nomelascompro;creoquesonexcesivamentecaras.

Cuandosalimosdelcentrocomercial,Andrewmepideunmomentoparahacerunallamada.Sinprestarleatención,mirounosescaparatesyélregresaamiladosegundosdespués.Alahoradelacomida,entramosenun bonito restaurante y, con galantería, me retira la silla para que mesiente.Alvercómolomiro,sonríeydice:

—QuieroqueconozcasalAndrewquenuncapermitoconocer.Uf,madre,¡loquemeentraporelcuerpo!Pero¿deverdadestáocurriendoesto?La comida es genial, la compañía insuperable, y simplemente me

dejomimar.Hablamos de mil cosas, entre ellas, de nosotros, y vuelvo a

sorprendermealserconscientedequeélquieredarunaoportunidadalonuestro,aunquelesueltounpescozóncuandoveoquegiralacabezaparamirar a una pelirroja que pasa por nuestro lado. Andrew sonríe, y yomatizo:

—Telodije:conmigo,otodoonada.Vuelveasonreír.Unavezacabadalasobremesa,salimosdelrestauranteyvolvemosa

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lacamioneta.Deregresoalrancho,Andrewsedirigeallugarllamadolaarboleda.Allí,aparcay,comosifuéramosdoscríos,nosdejamosllevarpornuestralocapasión.

Madremía,¡sihastaempañamosloscristales!Horasmástarderegresamosalrancho,dondeRonnasonríealvernos

llegarcogidosdelamano.Esevidentequeestáfeliz.

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Trasunaperfectanochede amor, lujuriaypasión, cuandomedespiertoestoycomosiempresolaenlacama.Sonrío.Aúnrecuerdocómomilocovaqueromehizoelamorhorasantesy,suspirando,murmuro:

—¡VivaWyoming!Conunasonrisa,salgode lacamay,enelmomentoenqueabro la

puertaparairalsalón,Andrewmemiray,traslevantarsedelasilladondeestá sentado leyendo el periódico, viene hacia mí y me coge entre susbrazos.

—¡Felizcumpleaños,morena!—murmura.Ostras,esverdad,¡hoyesmicumpleaños!Sonriendo,seloagradezcopero,cuandoquierebesarme,lorechazo.

Élmemiracongestoraro,yaclaro:—Déjamelavarmelosdientes,¡apesto!Andrew me muerde el cuello, y yo, que soy doña cosquillas, me

retuerzoentresusbrazosconsumoplacer,hastaquefinalmentemesueltaycorroalbaño.Allí,sintiempoqueperder,melavolosdientes,mepeinounpocoy,cuandosalgo,éstememiray señalaunpequeñopaquetequehaysobrelamesa.

—Vamos,aquítienestusprimerosregalos.—¿Primerosregalos?Michicarrónsonríey,guiñándomeelojoconcomplicidad,añade:—Creoqueotrostienenmáscositasparati.Boquiabierta, sonrío como una tonta y, acercándome a la mesa,

pregunto:—¿Deverdadesparamí?Élasienteyvuelveasentarseenlasilla.—Sí—dice—.Esparati.

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Encantada,ycomounaniñachica,cojoelpaquete,queenrealidadsecomponededosmáspequeños.Desenvuelvoelprimeroy,alverunCDdeKeithUrban,élsonríeyafirmaalfijarseenmicara:

—Sí.EnesteCDsalelacanciónquetantonosgusta.Sonríofeliz.Adoroesacanción,quetantomerecuerdaaél.Lobeso

y, ante su insistencia, abro el segundopaquete.Lodesenvuelvoy, al verunospendientes,Andrewpregunta:

—¿Tegustan?Son unos increíbles pendientes de artesanía. Y, encantada, afirmo

mientrasmelospongo:—Sonpreciosos.Andrewmeobservay,cuandoterminodeponérmelos,dice:—Éstos son los pendientes que compré conArizona el día quenos

visteenLander.Peronopodíadecirtequeenrealidaderanparati.Ay,Dios...¡Ay,Dios!Y, sin dejarme responder, pone otro paquetemás grande entremis

manos.Estáenvueltoenpapelrojobrillanteconunlazoverde.Comounatonta,lomirotrasloquemehadicho,peroélmeapremia:

—Vamos,abretusiguienteregalo.Encantada,lequitoellazoverde,rasgoelpapely,cuandoveoquese

tratadelasbotasdeprecioescandalosoquevienRivertoneldíaanterior,mellevolamanoalabocaypregunto:

—Pero...¿cuándolascompraste,sinoteseparastedemí?Élsueltaunarisotada,meguiñaunojoymurmura:—SabíaqueMosesyLewisestabanenRiverton.Simplementellaméa

mihermanoporteléfono, lemandéunafotoporwasapparaquesupieraqué botas debía comprar y dónde, le di tu número de pie y, una vez lastuvo, las dejó en la cabaña antes de que nosotros regresáramos. ¡Y aquíestán!Sonparati.

Lasmiro boquiabierta. Nunca imaginé queAndrew pudiera ser tandetallistay,emocionada,murmuro:

—Meencantan...,¡meencantan!Élsonríe.Enamorada de las botas como del vaquero, me apresuro a

probármelasy,concoquetería,se lasenseño.MiCaramelitoasienteantemismovimientosy,cuandomesientoahorcajadassobreél, lobesocon

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todoelamordelmundo.Durante un rato, nos prodigamos mil muestras de cariño en la

intimidaddenuestra cabaña.ElAndrewquemeestádejandoconocer esdetallista, cariñoso y dulzón y, cuando nuestras bocas se separan,murmuroquitándomelacamisetaparaquedarmeúnicamenteconeltanga:

—Tevoyahacerelamortansólovestidaconel tanga,misbotasymispendientesnuevos.Ah...—Cojoalgoquehaysobrelamesaymatizo—:Peroatitequierocontusombrerodecowboypuesto.

—Hum...,megustalaidea—afirmaconvozroncaantesdevolverabesarme.

Lo beso. Lo requetebeso y, cuando siento que su excitación está alniveldelamía,ledesabrochoelvaquero,sacosuduropeney,echándomehaciaunladolatirilladeltanga,lointroduzcoenmímientrasmurmuroahorcajadassobreél:

—Esoes,vaquero...,déjameamí.Andrewtiembla.Cierralosojos,echaunpocolacabezahaciaatrásy

yo lemuerdo la barbillamientrasmuevo las caderas y siento elmismoplacerqueséqueleestoyproporcionandoaél.

Susmanosacaricianmiespaldacondulzurahastaquedesembocanenmitrasero,loagarranconfuerzayAndrewhacequememuevasobreél.

Elplaceresincreíble...Elplaceresextremo...Entonces, de pronto, la puerta de la cabaña se abre, nos quedamos

paralizados,yLewis,alvernos,seapresuraacerraryacontinuación looímosgritardesdeelporche:

—¡Perdón...,perdón...,volverémástarde!¡Nohevistonada!Andrewyyonosmiramosy soltamosunacarcajadapor lapillada.

Actoseguido,mivaquerose levantade lasillasinsalirsedemí,caminaconmigoencimahastanuestrahabitación,cierralapuertay,apoyándomecontra ella, murmura mientras mueve las caderas para hundirse en miinterior:

—Meencantacómotequedanlasbotas.Asiento.Asiento,peronopuedohablar.Eseempotramientotanapasionadoesalgomaravilloso.Confiereza

ydulzuraalavez,Andrewsehunderepetidamenteenmíyyodisfruto.Lodisfrutomucho.

Asíestamosdurantevariosminutos,hastaqueelclímaxnosllegay,

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apoyadoscontralapuertayconlasrespiracionesentrecortadas,murmuro:—Québueniniciodecumpleaños.Meencantaesteúltimoregalo.Él sonríe,yo tambiény,entre risas,nosvamosa laducha.Unavez

allí,mirándomealosojos,preguntamelosón:—¿Puedoquitarmeyaelsombrero?Asiento.Entonces,sonríedenuevoydice:—Comodicemipulsera,¿repetimos?Yrepetimos,¡vamossirepetimos!Nolodudo.Cuando salimos de la cabaña, llevo puestasmis nuevas y preciosas

botas.Andrewcaminahacialacamionetaydice:—VayamosaHudson.Seguroquehoyrecibesmuchasllamadas.Felizporeldetalledequeseacuerdedemifamiliaymisamigos,me

montoenelvehículoy,cuandollegamosalpueblo,miteléfononoparadesonar.

¡Vivalacobertura!Mientrastomamosalgoenunaterraza,habloconmimadreyconmi

hermana,quemellamandesdeTenerife.HabloconJoaquínyconminiña,ysonríocomounatontacuandomiGordincesa,ensuparticularidioma,mecantaelCumpleañosfeliz.

Ay,Diosmío,¡quemelacomoooooooooo!Cuando cuelgo, estoy de pie; Andrew me agarra por la cintura y,

sentándomeensuspiernas,dice:—Eh...,estáprohibidollorar.Asiento. Sé que no debo hacerlo, pero añoro mucho a Candela y

estoycomolocaporvolveraverlaparabesuquearla,abrazarlaydormirconella.Eneseinstante,suenamiteléfono.¡Yanira!

LevantándomedelaspiernasdeAndrew,contesto:—Yanira...,esperaunmomento—y,mirandoamivaquero,digo—:

Con esta llamada tengo para rato. Si quieres ir a hacer algo mientrastanto...

—¿Meestásechando?—semofaél.Yoloobservodivertida.—Digamosquesí.Andrewmedaunbesoenloslabios.—Iréaltaller.Notemuevasdeaquí.Regresaréaporti,¿vale?—Vale.

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Unavezseva,mepongoelteléfonoenlaorejayoigolasvocesdemisamigas,quegritan:

—¡Felicidades,Comecienta!Suelto una carcajada. Me hablan por el manos libres y nos

enfrascamos en una loca conversación. Cuando llevamos como diezminutoscharlandodetodounpoco,finalmenteesTifanyquienpregunta:

—¿CómovatodoconelCaramelito?—Bien...,muybien...—Pero ¿biende«bien»obiende«todo esundesastre»?—susurra

Yanira,quesabedequévalamovida.Merío,nolopuedoremediar,yentoncesRuthdice:—Ay,Diosito,quetúhasvueltoagritar«¡VivaWyoming!»...Y,sinpodercontenerlofelizqueestoyporcómosehandesarrollado

los acontecimientos, les relato mi felicidad, aunque omito ciertosdetallitos.Mebreanapreguntas.Todasquierensaber,yyo,comopuedo,lescontestoyadmitoqueestoypeorqueuncencerro.

Habloconellasdurantemediahoray,cuandoporfincuelgo,voyadaruntragoamicervezaperoelteléfonovuelveasonaryveoqueesotravezYanira.

—A ver, ¿qué se os ha olvidado preguntar, pandilla de marujascotillas?—respondodivertida.

—Soyyo,yestoysola—diceYanira—.Vamos,cuéntame.¿Todovabien o todo va fatal porque la exnovia se lo ha ligado tras túproponérselo?

Asiento. Necesito hablar con ella y, mirando a mi alrededor,murmuro:

—Lanoviano se loha ligadoy...y... ayer tuvemiprimeracitaconAndrew.

—¿Qué?¿Primeracita?¿Dequéhablas?Rápidamente le cuento lo ocurrido. Los resoplidos de Yanira me

hacensaberloquepiensay,cuandotermino,añado:—Vale,sigoestandocomounacabra,peroestoyfelizyaterrorizada

alavez.Estododemasiadobonitoydemasiadofácil.—Y¿porquénopuedeserbonitoyfácil?—Porqueno,Yanira,porqueno.Miamigaríe.Yono,yéstadiceentonces:—Aver,Coral,digamosqueacabasdecomenzaralgoyestásenel

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dulce instante en el que todo es perfecto. Los problemas, si tienen quevenir,vendránmásadelante.¿Quiereshacerelfavordedisfrutardeloqueestásviviendo?

—Lointento,pero...—Nohayperosquevalgan.Oestásonoestás.Denadasirveestara

mediastintas.Yyapuedesdecirlealaexque,comoseleacerque,¡lesacaslosojos!

Sonrío,yYaniraprosigue:—SiquieresqueAndrewteconozca,sécomotúeresrealmente.Eres

una tía genial. Lo ideal en una relación es ser tú desde el principio,aunque,bueno,reconozcoquetodosalprincipiosomosalgosuperficialesysólopensamosensexoypocomás,¿aquesí?

—Sí,perounsírotundo.YnomedigasqueatinotepasaconDylan,aun habiendo pasado unos años, que te conozco.—Mi amiga ríe y yoañado desesperada—: Dios, Yanira, mi vaquero es un maquinote en lacama,yestaríatodoeldíaliadaconélporquemellevaaciertasfasesdelorgasmoquenisiquierasabíaqueexistían.

AmbassoltamosunascarcajadasyluegoYanirarepite:—Vale.Disfrutadelmomento,pero,porfavor,piensaentiy...—Descuida,loharé,perodéjamecontartequehedescubiertoquees

un hombre detallista, cariñoso, observador, romántico... Esta mañanamismo me ha sorprendido regalándome unos pendientes, un cedé demúsica y unas botas que me enamoraron y, luego, cuando hemosconseguido desengancharnos de la cama y la ducha, lo primero que hahecho ha sido traerme a Hudson para que todos vosotros pudieraisfelicitarme.Pensabaqueerauntíofrío,peromeestádemostrandotodolocontrario,ymeagobio.

—¿Porquéteagobias?—Porquesuexestácercay,encima,aleccionadapormí.—Hablaconellaya,Tonticienta,y¡noseasnegativa!Metapolacarayafirmo:—Loharé...,peroaunasítengociertomiedo.—Vengaya,porfavor—protestaYanira—.¿Quieresdejardesertan

negativaypensarconpositividad?Siyofueracomotú,ahoranoestaríaconDylan.Recuerdalodifícilquefuenuestrocomienzoylacantidaddecosas que nos pasaron hasta poder estar juntos. Pero lo salvamos todoporqueéramosysomosimportanteselunoparaelotro.

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—Ya,peroesotepasaati,noamí.Yosiemprehetenidomuymalasuerteenestascosas.

—Coral...,meestáscabreando.Oíramiamigadeciresomehacesonreír.Piensoenlonegativaque

estoyy,trassuspirar,murmuro:—Serépositiva.—Vale. Eso era lo que quería oír. Aunque te digo una cosa: a la

mínimaqueveasqueélnoteresponde,carpetazoyparacasa,¿entendido?Asiento. Sé que tiene razón y, cuando veo que Andrew vuelve

caminandoenmidirección,medespidodeella.—Tedejo.Vienearecogerme.Tequiero,tulipana.—Yyotequieroati,Gordicienta.Cuandocuelgoelteléfono,sonrío.Andrewllegahastamíy,alvermi

sonrisa,pregunta:—¿Yahashabladoconlaslocasdetusamigas?—Sí.—Y¿quétal?Sonríodenuevoy,recordandoalgoqueRuthhadicho,respondo:—Por lacuentaque te trae,másvaleque teportesbienconmigoo,

sinduda,todasellas,quesabendóndevivesydóndetrabajas,teloharánpagar.

—Uau—semofaAndrew,mientrasseagachaparabesarme.Unpardehorasdespués,traspasarporlatiendadeElmerycomprar

todoloquenecesitoparacelebrarmifiestadecumpleaños,regresamosaAguas Frías. Una vez aparcamos la camioneta, caminamos cargados debolsashacialacasa.AlencontrarnosconLewis,éstenosmiraconcaradecircunstancias,ydigoriéndome:

—Borradetucabezaloquehasvisto,¿entendido?Mi comentario lo hace sonreír. Dejamos las bolsas en el suelo y,

entregándomeunpaquetito,dicetraschocarlamanoconsuhermano:—Pero ¿de qué hablas, mujer? —Eso nos hace reír a los tres, y

entoncesañade—:Felicidades,guapetona.Esperoqueteguste.Encantada,abroelpaquetito,queseguroquecompróeldíaanterior

enRiverton,ymeemocionoalverunospendientesajuegoconuncollarconcristalitosdeSwarovskienformadeherradura.

—Tedarábuenasuerte—afirmaLewis.Felizporeldetalle,loabrazo.

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—Gracias,¡esprecioso!Andrewmemiraencantado.Veofelicidadensusojos,comocreoque

éldebedeverenlosmíos,ylostresnosdirigimoshacialacasagrande.Alentrarenlacocina,Ronna,MadisonyMosesmefelicitanypreguntanquésontantasbolsas.Encantada,leshagosaberquemicelebraciónmelapagoyoyqueseráunafiestaquenuncavanaolvidar.

Eneseinstante,TomentraenlacocinayRonna,alverquesuhijoysunueranisemiranalacara,seapresuraadecir:

—HoyeselcumpleañosdeCoral,Tom.Elvaquerodecarácterhosco,tanparecidoaldelaabuela,memira,

asienteconlacabezaydice:—Felicidades.—Gracias—respondoconelmismoenvaramientoqueél.Tras servirse un café, sale de nuevo de la cocinamientras el resto

siguenentregándomeregalos.Meentrauncortequememuero,peroellosmehacenabrirlos,ymeemociono.

El regalo de Moses es una camisa vaquera que me encanta decuadritosblancosycelestes;eldeRonna,unapulseradeoropreciosa,yeldeMadison,unbolsobandolera.

Sobrepasada,losmiro.—Deverdad,muchasgracias,¡estodoprecioso!—Cariño,loimportanteesqueteguste.Ah,porcierto,Nayeli,quese

haidoconsuamigaAdriana,mehadichoqueestatarde,cuandoregreseparalafiesta,tetraerátambiénunregalo—afirmaRonnafeliz.

Andrew,queestáami lado,deprontocogeelbolsodeMadisony,mirándolo,dice:

—Esmuybonito,Madison.MuydelestilodeCoral.—Mealegraqueteguste—respondeellaconunagransonrisa.Ese detalle por parte de Andrew me hace feliz y no le pasa

desapercibido a nadie. Siento que esto es el principio de algo bueno y,cuandotodoshablan,miroamivaqueroymurmuro:

—Eresunamor.Entrerisasybromasestamosenlacocinacuando,depronto,entrala

abuela. Se hace un silencio sepulcral, elmal rollo es tangible. Sora nosmiray,alverlospapelesderegalosobrelamesa,pregunta:

—¿Quésecelebra?—ElcumpleañosdeCoral—indicaRonna.

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Laabuelaasiente,memiraydice:—Felicidades.—Gracias,señora—respondoalegremente.Con ella en la cocina, la tensión esmás que palpable. Entonces, la

viejaseasomaalaventanayprotesta:—Malditasea,¿quiénhadejadoesoahí?Concuriosidad,todosnosacercamosaverquéesloquelemolestay,

al asomarme, veo a Ray, uno de los vaqueros de Sora, sujetando alpotrilloblancoynegro,quellevaunlazorojoalcuello.

—Noooooooooooooo...—murmuro.La abuela asiente y, sin cambiar sugesto serio y su talante retador,

afirma:—Estuyo,siloquieres.Madre mía..., madre mía. No me lo puedo creer. Y, tras mirar a

Andrew,quemeobservatanalucinadocomoyo,pregunto:—¿MeestáregalandoaApache?—Sí.—Pero¿sehavueltoloca?Conunatisbodesonrisaquenosóloamímedejasinpalabras,Sora

replica:—Locamevolvisteeldíaqueteconocí.Suelto un grito y, abrazando a la siesa mujer, me olvido de los

formulismosquetengoconellaymurmuro:—Pocahontas,cuandoquieres,ereslamejor.—¿Quémehasllamado?...Dejode abrazarla, pues sientoque le incomodael contacto,ygrito

locadefelicidad:—¡Luegoseloexplico!Aceleradaporelincreíbleregalo,abrolapuertadelacocinaybajoa

toda leche los escalones del porche hasta llegar a Ray, que me reciberiendo,mientrasyomelanzoalanimalilloymelocomoabesos.Yanomedamiedo.

Sorabajadetrásdemíy,cuandocojolasriendasdelcaballoyRaysemarcha,lamiroypregunto:

—¿Yestebonitoregaloaquésedebe?—Porqueelvientomeinspiró,elsilenciomehablóymicorazónme

dijoqueeraunbuenregaloparati—respondeSora.

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Oírladecireso,quesientoquetantosignificaparalasdos,mehacesonreíry,dandounpasohaciaella,digo:

—Éstaeslamujerquetodosquierenconocer.—Yaestarde.—Se equivoca, señora.Nunca es tarde para decir «lo siento» y «te

quiero».Ellanocontestaaloquedigo,sinoquesimplementememira.—Me alegra mucho haberte conocido y que mi regalo te haya

gustado—diceentonces—.YsóloesperoqueregresesconminietoAndyporaquíalgunavez.

Oír eso es, como poco, increíble.De pronto, yo, la última, lamásdesconocidaparalabrujagruñona,heconseguidollegarasucorazón.Y,sinquererforzarlamáquina,noseaquesejorobe,sonríoymurmuro:

—Muchas gracias, espero regresar. —Sin embargo, al verla másaccesiblequeenotrasocasiones,añado—:Porcierto,queríapreguntarlesileocasionaríamuchamolestiaqueestanochecelebraramicumpleañosen el rancho. Quiero hacer una fiestecita para todos los que han sidoamablesconmigoy,porsupuesto,ustedtambiénestáinvitada.

Ellamemira.Piensaquédecir,yfinalmenteresponde:—Procuranohacermuchojaleo.Sonríoaloírsurespuesta.—Habrámúsicaybailaremos...Algodejaleoseguroqueharemos.Soraasiente,sonríey,meneandolacabeza,susurra:—Pasadlomuybien.Eneseinstante,Andrewsaleporlapuertadelacocinayllegahasta

nosotras. Ella da media vuelta y se va. Él, que observa cómo se aleja,pregunta:

—¿Tehadichoalgofueradelugar?Tristeporveralamujerquecaminasola,respondo:—No.Aunquenolocreas,hasidoamableconmigo.Trasunamañanaplagadadebuenosmomentos,despuésdecomerme

dedico, junto con Andrew, a invitar uno a uno a los trabajadores delrancho a la fiesta que celebraré esa noche. Todos aceptan encantados y,cuandoregresaNayeliconsuamiga,lasenviamosacasadeFlorparaquelainvitentambiénaella.

Coldestánervioso.Sabequeésapuedesersuúltimaoportunidady,comoqueremosquese relaje,Madison,Andrewyyonos lo llevamosa

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darunpaseomientrasyo leexpliconuestroplan.Niquedecir tienequeAndyselimitaaescucharyareír.Megustaverlofeliz.

Enunprincipio, el burrodeCold se resiste a queMadisonyyo ledemos lecciones de cómo conquistar a una exnovia. Según él, no lasnecesita,peroalfinalelpuñeterocabezónnosescucha.

Lehablamosdelromanticismoylacaballerosidad,yresopla.Esonova con él. Sin embargo, después demucho hablar, le quedan claras trescosas. La primera, no ha de agobiar a Flor pero sí observarla conadmiracióneinterésyqueellasepercate.Lasegunda,cuandohableconella, ha de ser atento y galante y debe demostrarle que la conoce y quesabe lo que le gusta y lo que no.Y, la tercera, debe sacarla a bailar sucanción preferida y aprovechar ese instante para hacerle saber que, porella,seríacapazdemoverelmundosifueranecesario.

EstamospreparandotodoesocuandomeenterodequesucanciónesBurn One Down,[25] de Clint Black. Por suerte, Nayeli la tiene en sumóvil, y la escuchomientras preparo junto aMadisonunasmesas en lapartetraseradelacasaconunosfarolillosqueRonnasacaparailuminar.Mepareceunacanciónpreciosa.NomeextrañaquelegustetantoaFlor.

Durante horas, me encargo de preparar sándwiches y canapéssalados.Perocuandodisfrutoymeluzcoescuandoelaborotodaclasededulces.Cuandomepongoenlomío,soyuntiburóndelarepostería.

Todosflipanconlasdelicatesenqueestoypreparandoynolosdejotocar.

Sobrelasdiezdelanoche,mientrasMadisonyyodamoslosúltimostoquesamiimprovisadafiestecillayenciendoloscandelabrosconvelasquehe comprado,mequedomirandoelnuevoy relucientegraneroquehaymásallá.

Estáimpecable.Hueleamaderafrescay,depronto,tengounodemisflashesymurmuro:

—Niteimaginasloquesemeacabadeocurrir.Madisonmemira,noentiendedeloquehabloy,cogiéndolaporlos

hombros,hagoquemireelvacíolugarycuchicheo:—¿QuéteparecesicelebramoslabodadeColdyFlorenelgranero?MirubiapreferidaenWyoming,memirayparpadea.—¿AcasocreesqueSoralopermitirá?Me encojo de hombros. Con ella nunca se sabe y, dispuesta a

preguntárselo,decidoquevayamosabuscarla.Noestáconlosdemásen

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eljardín,porloquesubimoslaescalerahastasuhabitación.Unaveznosplantamos ante la puerta, respiramos. Ésa será la única oportunidad depedirlo.Sindudaesunalocura,peropeoresteneresegrandiosolugaryqueColdyFlorsequedensinsufiesta.

MientrasMadison traga con dificultad, llamo con los nudillos a lapuerta.Segundosdespués,éstaseabreySorapreguntaalvernos:

—¿Quéocurre?—¿Novaaveniramifiestadecumpleaños?—No—respondey,dándoselavuelta,dice—:Pasadsiqueréis.Hacemosloquepidey,unavezcierrolapuerta,laabuelasesientaen

sumecedora,nosmiraypregunta:—¿Quéqueréis?Sin dudarlo, cojo una silla, la acerco a su mecedora y,

acomodándomefrenteaella,digomientrasMadisonmeimita:—Venimosapedirleunacosamuyimportanteque,silaacepta,vaa

hacermuyfelizasufamilia.—Soranodicenada,memira,yyoprosigo—:Comosabe,Florhaanulado laboda,perocreemosquepuedehaberunaoportunidadestanochedequetodosigasucursosiColdescapazdedejar su burranguería a un lado y hacerle ver a Flor que puede ser unhombreyunmaridomaravilloso.

—Al grano, muchacha —replica la vieja—, que no tengo toda lanoche.

Sonrío.Ellano.Madisontampoco.—Vale.Iréalgrano.Elcasoesque,siColdvuelveareconquistara

Florylabodasecelebradentrodetresdías,notienensitiodondedarlafiesta, pues el techo del otro local se hundió tras las lluvias. Así quehabíamospensadoque, siustednosdejaraelnuevogranero,podríamosdecorarlohastadejarlopreciosoysunietoyFlorpodríantenerunabonitabodaenunlugarincreíblementemágicoyespecial.

—¿Enelgranero?—preguntasorprendida.Asiento.Yoveounpotencialqueellanove.—Laceremoniasecelebraráen la iglesia—añadeMadison—,pero

seríagenialhacer lacenay la fiestaposteriorenelgranero.Podríamosdecorarlo de tal manera que ni usted reconocería el lugar una vezacabáramos.

—No.Su tajante negativa me subleva y, tras mirar a Madison y pedirle

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tranquilidad,gruño:—Por el amor de Dios, señora, su nieto necesita un sitio donde

celebrar su boda en caso de que la haya, y ¿me está diciendo que debeolvidarsedelúnicositiodondepuedehacerlosimplementeporqueaustednoleparecebien?

—Esungranero,¡¿cómovaacelebrarlabodaallí?!—Porqueeslomejorquetenemos,ylodejaremosgenial.—No...—repitesinverloquenosotrasvemos.Sin embargo, deseosa de darle a Flor lo que siempre ha querido,

insisto:—Escuche, el granero está vacío. Podemos traer las mesas que se

salvaron en el derrumbe del local de la iglesia y usarlas junto con losmantelesblancosquetienenallíylacubertería.PuedopedirleaAndrewya los chicos que decoren con luces el interior del granero y podemosdarleunagratasorpresaaFlor.Pienseenloquesentirácuandosepaqueustedha cedido ese lugarpara suboda.Le aseguroque tanto ella comoRonna,Cold,Andrewylosdemássesentiránmuyorgullososdeusted.

Sorasetocalabarbilla.Piensaenloqueledigo,mientrasMadisonyyonosmiramos.Esperamos...,esperamosy,finalmente,cuandocreoquemevoyalanzarasucuello,dice:

—Deacuerdo.Envuestrasmanosqueda.—¡Genial!—aplaudimosMadisonyyo.Cuandonoslevantamos,laabuelapregunta:—Madison,¿cuándotemarchas?—Elviernes.Lamujerasientey,mirándolaalosojos,añade:—No estoy orgullosa de cómo me he comportado contigo. Te he

acusado de cosas que desconocía, y sólo espero que algún día meperdones y encuentres a un hombre que valore lo que Tom no supovalorary,porsupuesto,yotampoco.

El gesto deMadison es serio. Ay, Dios, queme temo lo peor... Encambio,asintiendo,esbozaunatristesonrisaeindica:

—Gracias,Sora.Sin más, ambas damos media vuelta, salimos de la habitación y,

cuandocerramoslapuerta,miroaMadison,sonríoymurmuro:—Vamos a organizar la bodadel siglo; ¡prepárate, granero!Ahora

sólofaltaqueFlorsedejereconquistarynospondremosmanosalaobra.

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Felicesporloconseguido,bajamosdenuevoaljardín.Losinvitadoscomienzanallegarylapartetraseradelacasasellena

debullicio.EnunpardeocasionesdescubroaSoramirandoatravésdesusvisillos,perolamuycabezonanobajaalafiesta.

DeprontoveoqueCold,queestáconelrestodesushermanos,estiraelcuello.Mirohaciael lugardondeélmiraydistingoqueFlorllegaenesemomentoconsuprimaArizona.Veraestaúltimaenmifiestanomehacegracia.Yono lahe invitado.Sinembargo,porunaparte,mevienebien.Hablaréconellaparaquedémarchaatrásenloquelepedí.

Con una sonrisa, Flor saluda a todo el mundo hasta llegar a mí.Luego, tras mirar a Madison, que veo que le guiña un ojo, ambas mellevanalacocinay,enlaintimidad,Flormeentregaunacajablancaatadaconunlazoazul.

—Felicidades—dice—.Esto es departe deMadisonymío.Esperoque,cuandoloveasenLosÁngeles,teacuerdesdenosotras.

No tengo ni idea de qué puede contener la enorme caja, así que laabroymequedoboquiabiertacuandodescubroelvestidodenoviaquemehepuestoenlasdosocasionesquehecelebradolafiestadeldivorcioconellasyel liguerodefloresazulessobreél.Elvestidoestáahorablanco,inmaculado y reluciente. Parece completamente nuevo. Emocionada poresedetalle,queparamísignificatanto,losacodelacajaymurmuro:

—Noséquédecir.Ambassonríeny,tanemocionadacomoyo,Florresponde:—No hace falta. Sólo sonríe y, el día que te cases conAndy, te lo

pones.Ungemidosaledemiboca.Madisonmemira,lapobreesconsciente

de loque lecontéenrelaciónconAndrewyamíy,cuandovoyadeciralgo,eneseinstanteentraRonnay,alvernos,murmura:

—NomedigasquemiAndyytútenéisunabuenanoticiaquedarnos.Rápidamente niego con la cabeza. Por Dios..., por Dios, ¡qué

bochorno!Y,antesdequeRonnasalgadelacocinaylalíebienliada,meapresuroaaclarar:

—No...,no...Andyyyononosvamosacasar.EssóloqueestevestidomegustómuchoyFloryMadisonmelohanregalado.

—Ay,quénoticia,¡quénoticia!—¿Dequénoticiahablas,mamá?—preguntaAndrewentrandoenla

cocina.

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Alverelvestidodenovia,memiradescolocado.—Es un regalo que me han hecho Flor y Madison —digo

rápidamente—.Tranquilo.Novaconsegundas.Élparpadea.Creoquehasta le sale algunacanadel sustoque seha

llevadoalverelvestidoenmismanos,yasintiendomurmura:—Mejorvuelvoalafiesta.UnavezRonnayélregresanalafiesta,FloryMadisoncomienzana

reíracarcajadas.—Soisdosperracas—murmuro—;pero¿cómomeregaláisesto?—Porquetegusta;¿porquénoíbamosaregalártelo?Sonrío.Nopuedoenfadarmeconellasy,alfinal, terminoriéndome

yotambiénamandíbulabatientealrecordarelgestodesustodeAndrewcuandohavistoelvestido.

La noche va demaravilla. Los invitados parecen encantados con lacomidaquehepreparado,yveoqueselacomengustosos.Nosepareceanadadeloquesehaceporesazonay,contentos,ladegustanyalabanmibuenacocina.

Sobre las once ymedia de la noche,Nayeli ponemúsica y todo elmundo se lanza a bailar. Yo, que siempre he sido una bailonga de lamúsica pop, reconozco que ahora que he conocido el country y susbailecitos,meencanta.

Melopasopipay,cuandosuenaChattahoochee,[26]deAlanJackson,ysacoaAndrewabailar,nopuedoparardereírydesaltarmientrasmemuevoalritmodelamoviditacanción,quetantoparecegustarlesatodos.

Grito...Río...Bailo...Y disfruto del hombre que me gusta, mientras me dejo llevar con

maestríaybailamostremendamentecompenetrados.—Yanomepisas,morena.—Yano,chulito,¡heaprendido!Ambos reímos y nos dejamos arrastrar por el ritmo de la música

mientras nos cruzamos con otros que bailan como nosotros y damospalmadasalairecuandosaltamos.

Tan pronto como la canción acaba, aplaudimos, y yo grito feliz:«¡Vivaelcountry!».

Pienso enmis amigas. Si Yanira, Tifany, Valeria y Ruth estuvieran

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aquí,disfrutaríanbailandocomoyo.CuandoregreseaLosÁngeles,tengoqueenseñarlesabailarestoy,sinduda,cuandovuelvaairalbardelnoviodelaabueladeYanira,miraréconotrosojosestetipodemúsica.

La noche continúa y, por suerte, soy testigo de cómoCold, guiadopornosotras,haconseguidoacercarseaFloryqueéstanosalgahuyendodespavorida.Enunmomentodado,lehagounaseñalaNayeliyéstaponesucancióndeClintBlack.EntoncesCold,congalantería, lepideaFlorequebaileconél,mientrasMadison,queestájuntoaella,laanima.

Estoy ensimismadamirándolos cuandome percato de que ArizonasacaabailaraAndrewyélacepta.

Uy...,uy...,loquemeentraporelcuerpo.Cierrolosojos.Noquieroverlos.Perolacuriosaquehayenmílosbuscaconlamiradaylosobserva

mientras bailan esa romántica canción. Como siempre queAndrew estácon ella, se me ponen los pelos de punta. Observo que están muycompenetrados al bailar y, cuando creoquemeva a salir humopor lasorejas,Lewisseacercaamíymurmura:

—Cambiaesegesto.Andysóloestásiendoeducadoconella.Lomiro.Entoncesélmecogedelamanoydice:—Venga,vamosabailar.MedejoguiarporLewisy,segundosdespués,losdosbailamosenla

pista.Esunexcelentebailarín,yfinalmentemehacesonreír.Esunguasón.Cuando la canción acaba, de pronto todos aplauden a nuestro alrededor.Sinsaberporquélohacen,miramosyentoncesvemosqueFloryColdseestánbesandoconauténticapasión.

Los vaqueros gritan, lasmujeres aplauden y, cuandomiro hacia lahabitacióndeSora,laveoatravésdelosvisillosy,sintiendoquememira,leguiñounojoylesonrío.

Felizporloqueacabadepasar,buscoaAndrew.Noloencuentro.MemuevoentrelosinvitadosyentoncesveocómoArizonatiradelbrazodelhombrequemegustay,mientrastodosaplaudenalosquesebesan,ellalolleva hacia un lateral del granero y, tras empujarlo contra la pared, lobesa.

Ay,Dios...¡Ay,Dios!Miro cómo se aprieta contra él durante unos segundos, hasta que

Andrewlaaparta, ledicealgo, le toca lamejillaconcariñoyellaniega

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conlacabeza.Hablan.Noséquédicen,perofinalmenteAndrewseseparadeellayregresaalafiesta.

Alhacerlo,sedacuentadequehevistoloocurridoy,acelerandoelpaso,llegahastamilado.Cuandovaahablar,digo:

—Nodigasnada.Creoqueserálomejor.Sinmás, doymedia vuelta y, con una fingida sonrisa,me acerco a

ColdyaFlorjustoenelmomentoenqueélsearrodillaanteellaylepidedelantedetodosquesecaseconélporqueeslamujerdesuvida.

Madison y yo nos miramos. Ninguna le ha dicho que hiciera eso,perosindudaColdseestáaplicando.ComobienimaginabaMadison,Floracepta, y todos volvemos a aplaudir encantados. Ronna está feliz, todosestánfelicesy,cuandoFlornosmira,Madisonyyoleguiñamoselojoylehacemossaberquehahecholoquedeseaba.

Al ver que Andrew deja por fin de seguirme allá adonde voy, medirijohaciaArizonaymurmuro:

—Tenemosquehablar,venconmigo.Ellalohace.Lasdosentramosenlacocinay,alverquenohaynadie,

murmuro:—Escucha.De nuevo vas a pensar que estoy loca, pero... pero..., en

cuantoaAndrew,noquieroquecontinúeshaciendoloquetepedí.Ellamemira,ladealacabezay,antesdequediganada,comoestoy

nerviosamurmuro:—Losé...,merezcotodoloquemedigas.Peromehedadocuentade

queadoroaAndrewynoquieroquetúninadieseinterpongaennuestrarelación.

—Pero¿atiquétepasa?—gruñe—.Tanprontomepidesquevayaaporélcomomedicesquemealejedeél.Pero¿túdequévas?¿Acasonohaspensadoqueyotambiéntengosentimientos?

—Lo sé... Lo sé. Pero estaba equivocada y te pedí algo que nuncadeberíahabertepedido.YoquieroaAndrewy...

—Pero¿quéhacéisvosotrasdosaquí?Al mirar hacia la puerta, vemos que Ronna entra con unas jarras

vacías.—Salíamos del baño y regresábamos a la fiesta —respondo

intentandosonreír.—Vamos...,vamos...,¡abailar,muchachas!Unavezsalimosdelacocina,miroaArizona,yéstadice:

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—Aunqueme jorobemucho lo que dices, lo entiendo. Yo tambiénconsideroqueAndrewhadeserfeliz.

Versucomprensión,comosiempre,medejasinpalabras,ylaabrazoencantada. Lo que le he hecho a esa muchacha no es algo que meenorgullezca,peroahoratengoclaroquenoquieroperderaAndrewy,sihayunaoportunidad,pormuypequeñaquesea,¡lovoyaintentar!

Lasdosregresamosalafiesta,bailamos,sonreímos,lopasamosbieny, aunqueestoyenfadadapor elbesoquehevistominutosantes, intentoculpabilizarme amímisma por haberlo provocado. Por suerte,Andrewnuncalosabrá.

Cuando la fiesta termina y veo cómo él se despide de ArizonaacompañándolahastaelcochejuntoaCold,queasuvezacompañaaFlor,¡meentranlossietemales!

¿Y si me he jugado mi futuro por la tontería que le pedí? ¿Y siAndrewsehadadocuenta,trasesebeso,dequetodavíaexistealgoentreellos?

Durantevariosminutosobservocondisimulocómoamboshablanenlaintimidady,cuandoseabrazan,mimalalecheespañola¡yaestáporlasnubes!

Intentorespirar...Intentorelajarme...Perolosintentossonfallidosy,cuandonosretiramosadescansary

entramos en la cabaña,Andrewmemira y, en elmomento en que va ahablar,lepongoundedocontraloslabiosymurmuro:

—Nodigasnada.Él retira mi mano de su boca, pero no lo dejo hablar. Lo empujo

furiosa y lo aparto de mi lado. Andy intenta sujetarme, intenta hablarconmigo,perocomosoyunabestiacelosa,noselopermito,mientraspormibocasaledetodomenos«bonito».

—Coral...,escúchame.—¡¿Queteescuche...,queteescuche?!Pero,porDios,oshevisto.He

vistocómoosbesabaisyluegocómoosdespedíaisenlaintimidad.¿Quéesloqueteníasquehablarconella?

—¡Séloquehasvisto!—mecorta.—Oh,sí,claro...,¡claroquelosabes!Madremía...,madremía...,quéataquedecelosmehaentrado.Perono

puedocontenerme.Algoenmímehaceseguiryseguiry,sinentenderme

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amímisma,grito:—¡Te dije que, conmigo, o todo o nada! Si quieres estar con ella,

¡veteconella!Peronomedigasquesientesalgopormí.—Esquesientoalgoporti.—¿Yporella?Andrewsuspira,sacudelacabezayresponde:—Mehedadocuentadequeporellasiento...—¡Oh,genial...,genial!¡Noquierosaberlo!Noquiero.Y, sin más, giro sobre mis talones y me meto en mi supuesta

habitación.Allínohaynada.Todoestá enel cuartoquecompartimosy,cuando estoy mirando la desangelada estancia, la puerta se abre a miespalday,antesdequepuedamoverme,élmerodeacon losbrazos,meacercaaélymurmuraenmioído:

—Tienesquesaberloloquierasono.Cuandonoshemosbesado,mehedadocuentadequeconquienquieroestarescontigo,malditacabezota.QuierosertuAndy,sólotuyoy,aldespedirmedeArizona,selohedicho.Tedeseoati,noaella.

Aceleradapor su confesión, permito quemedé la vuelta y, cuandonuestros ojos se encuentran, lo beso sin dudarlo. Beso a mi Andy. Lodevoroconlamismaintensidadconlaqueélmedevoraamí.

Esamadrugada, tras hacer el amor,mientras élme rodea dormidoconsusbrazos,yoobservolasestrellasatravésdelaventanaabiertadeltechoysientofelicidadytemor.

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Aldíasiguiente,trasunanocheenlaquenohedormidobien,cuandomedespiertoveoqueestoysolaenlacama.Piensoenloocurridoymesientofatal.SiAndrew se enteradequehablé conArizonaparaquehiciera loqueestabahaciendo,sindudanolevaagustar.

Cuando me levanto, me aseo y me visto, salgo al exterior de lacabaña.Allí,comosiempre,todostrabajan,ylosvaquerosconlosquemecruzomedicenlobienquelopasaronenlafiestadeanoche.

Yolessonríoencantada,yentoncesveoqueMadisonvienehaciamí.—HeestadoconBettina,lamujerdelpárroco,ydicequenosdejará

todoloquesehapodidosalvardelderrumbeparacelebraraquílaboda.—¡Genial!—exclamoy,conscientedequesólonosquedandosdías

para organizarlo todo, me olvido de mis propios problemas y digo—:Puescomencemos.Vamospilladasdetiempo.

Apartirdeeseinstante,todosponendesupartey,cuandoFlorvieneavernos,tenemosquecontarlepartedelasorpresaenelmomentoenquedescubre que ocurre algo en el granero. La muchacha se emociona alsaber que tendrá su fiesta, pero soy consciente de que no la apasiona.Nuncaseimaginócelebrandosubodaenungranero.¡Pobre!

Aunasí,nodigonada.Séqueloqueseesperanoesnadaparecidoaloqueplaneoorganizar,ysimplementesonrío.Quierosorprenderla.

CuandoFlorsemarchaconelpreciosovestidodenoviaqueMadisonarreglóparaella,lepido,leruegoyleimploroquenoregresealranchohastaeldíadelaboda.Siquierosorprenderla,nopuedevernada.

Flor accede, me entrega la lista de invitados que le pedí el díaanteriory,encuantosucochearrancayellaseva,lamiroyveoquesoncientodiez.¡Genial!Nosonmuchos.

Lo primero que hago es hablar con la empresa de catering. Sin

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embargo,alavisarlescontanpocotiempo,sólomeponenproblemas.Alfinal,ycomounfavorespecial,accedenaservirmelosentrantes:cremade trigueros con calabaza, milhojas de langostinos con mayonesa ybocaditosdebacalao.Tambiénprometenenviarmequincecamarerosparaelevento.

Unavez cuelgo, felizporhaber conseguidoesosprimerosplatosylos camareros, hablo con Ronna y Betsy. Ronna, incrédula, asume lanoticia de que Sora nos ha cedido el granero. Sin duda, como poco, esalgoinaudito.

Porsuparte,Betsysecomprometeahacerungrancargamentodesusfamosascroquetas,ytodasaceptamosencantadas.RonnahablaconBettinaycincomujeresmásyquedamosenqueéstasseencargarándeprepararcarne asada con patatas. Yo me ocuparé de la tarta, lo que sé que meresultaráfácil.

Soranosobservaynodicenada.Aunasí,consaberquenoscedeelgraneromedoyporsatisfecha,yséqueRonnatambién.

Mosesseencargadelosvinosydelchampán,yLewisdecualquierotrotipodebebidasydelhielo.

Unavez tengoclaroque comidaybebidanovana faltar, recluto avarios vaqueros del rancho y, tras decirles que necesito que hagan algopor mí, ninguno rechista y se ponen manos a la obra. Mientras tanto,Madison,Nayeliyyoempezamosa limpiarafondoelgraneroparaquequededemaravilla.

Pero, por más que limpiamos, el suelo de tierra nos impide veraquellosinpolvoy,alfinal,aTomseleocurrellamaraunamigosuyoquevendecéspedartificialyéstenossirveunasuperficiedecéspedquecubretodoelgranero.Quedaprecioso,y¡seacabóelpolvo!

Superadoeseescollo,traenlasmesasquehanquedadosanasysalvastras el derrumbe y, por suerte, veo que llegan para sentar a todos losinvitados. Dispongo de once mesas, en las que caben diez invitados encadauna,yestoyfeliz.

Lassillassonotrocantar.Cadaunaesdesupadreysumadre.Másfeasnopuedensery,alfinal,semeocurrehacerunoscubresillas.Comosoymuymanitas, intento hacer uno en blanco que valga para todas lassillasconunlazosalmón,queharájuegoconlosvestidosdelasdamasdehonor. Sin dudarlo, Ronna, Betsy y Bettina se encargan deconfeccionarlos.Consusmáquinasdecoser,vanmuchomásrápidasque

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yo.Alfondodelgranerohehecholevantarunpequeñoescenario,donde

colocounabonitamesarectangularenlaquesesentaránlosnovios, lospadrinosyalgún familiarmás.Cuando lacenaacabe,enelescenariosesituaránlosmúsicos.Dondeterminaéste,MosesyLewismontanunsuelode madera para poder bailar. También han sido ellos quienes se hanencargado de hablar con el grupo demúsica que vendrá a amenizar lafiesta.

A última hora de la noche, todo parece ir viento en popa. Sólodisponemosdeundíamásparaorganizaraquello,peroconlaayudaquetengo,estoyconvencidadequetodovaasalirbien.

Esanoche,Andrewvuelveahacermeelamor,mientras lasestrellasnosobservandesdeelcieloyyomesientoalgomástranquilayfeliz.

Alamañanasiguiente,cuandoAndyestásubidoaunaescaleraenelgranero colocando luces en el techo junto aTom, de pronto entra SoraseguidadeColdyotrovaquero,quetraenunapreciosalámparadearañadecristal.

Es enorme.Yo lamiro. Pero no sé simiro conmás extrañeza a laabuelaolalámpara,yentonceselladicealvermigesto:

—Eslalámparadelsalóndelaiglesia.Nohasufridomuchosdañostraselderrumbe.Lahelimpiadoyreparadounpoco,ycreoquepuedesencontrarleunbuenlugarparaponerla,¿verdad?

La miro encantada. Que se implique en la boda es magnífico y,sonriendo,afirmomientrasmirolalámparaquellamómiatencióndesdeeldíaquelavi:

—Quedarápreciosaenmediodelgranero.Al oír eso, Andrew protesta: eso significará más trabajo. Sin

embargo, dos horas después, cuando él y varios vaqueros más la haninstaladoenelcentrodelgranero,memiraymurmura:

—Teníasrazón.Hamerecidolapena.Lobesofeliz.Ellugarestáquedandodeescándalo.Cuandoterminoconloqueestoyhaciendo,veounastablassueltasy

me apresuro a recogerlas.Las uno conunos clavos en formade cruz yescriboenunadeellasconunatiza:«BodadeColdyFlor».Caminounosmetros y clavo la señal que he fabricado en el suelo. Me encanta elresultado.Al día siguiente la decoraré con flores por encima y quedarápreciosa.

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Luego regresoa lacocinapara seguirhaciendoelpasteldebodayRonnamemira.

Su gesto de felicidad me hace saber lo mucho que le gusta todoaquello, y le guiño el ojo. Preparo varios bizcochos de vainilla ychocolate,tambiénlanatayelchocolatefondanty,unavezseenfríanlosbizcochos, les doy su forma redondeada y, cuando con maestría losrecubro de chocolate y nata y les pongo las perlitas comestibles que hecomprado,Soraentraenlacocinaynodacréditoaloqueve.

Sindudaestoysorprendiendoalaviejaindia.Unavezheacabadolaimpresionantetarta,senosplanteaundilema:

¿dóndelaguardamosparaqueestéenfríohastaeldíasiguiente?Al final, no queda otra que vaciar más de la mitad de la nevera

americanaque tienenparahacerhuecoa la tarta.Enelmomentoenquecerramos la puerta del frigorífico y estoy a punto de sentarme agotada,Madisonentraenlacocina.

—Vamos—dice—,semehaocurridouna ideaparaqueelgraneroquedemásespectacularaún.

Sin dudarlo, voy tras ella y, cuando llegamos a su coche, abre elmaleteroyveometrosymásmetrosdetulyraso.

—Hepensadoque,sipasamosestetulporlasvigasdeltecho,puedequedar¡increíble!

—¡Ya tedigo,québuena idea!—afirmovisualizando loquequieredecir.

Alvernosllegarconlastelas,losvaqueros,queyaestánrecogiendolas escaleras, fruncen el ceño. Estoy segura de que se están cagando entodanuestrafamiliapero,sinrechistar,vuelvenacolocarlasescaleras,sesubenaellasyhacentodoloqueMadisonyyolesordenamos.

Durante horas,mientras ellos ponen conmimo el tul por las vigaspara que quede como nosotras queremos,Ronna,Nayeli,Madison y yonosencargamosdedisponerlasmesas.Depronto,enunmomentodado,aparece Sora y nos pregunta si puede ayudarnos. Rápidamente miro aRonnay veo que ella le responde con amabilidad y ambas comienzan atrabajarjuntas.

Mientrasacabandehacerlo,derepentesemeocurrealgoquepuedequedarcuriosoydivertido,porloqueordenoqueponganvariasbalasdehenofueradelgranero.Cuandolosvaquerosmelastraen,miroaAndrew,quemeestáobservando,ydigo:

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—Ayúdame.Sinsaberloquequierohacer,pregunta:—¿Quéhago?Ledigocómodisponerlasbalasdehenoy,unaveztengounparde

ellas situadas, cojo un trozo de tela de raso, lo coloco con mimo y,mirándolo,pregunto:

—¿Aquepareceunsofámuycómodoparaverlasestrellas?Andrewsonríe,mecogedelacinturayafirma:—Sí,cariño.Pareceyloes.Los vaqueros, divertidos por las cosas que seme ocurren, colocan

varias balas más junto a éstas. A continuación, las decoro con las telassobrantesyaquelloquedadelujo...lujo.

Cuandocreoquemásomenosestátodoacabado,miroencantadaelgranero,quesehaconvertidoenelmejorsalóndebodasquehevistoenmivida.Todoestáprecioso.Todoesincreíbley,mirandoaAndrew,queestájuntoaloshombres,lepidoqueenciendalasluces.

Unavezmichicolohace,el lugarse llenade luz,ySoramurmuraalucinadaporelresultado:

—Nomelopuedocreer.—Diosmío...—diceRonna.—Quémaravilla—aplaudeMadisonencantada.—¡Quéguapada!—exclamaNayelisonriendo.Los vaqueros aplauden, están felices con lo que hemos conseguido

entretodos.Entonces,Coldseacercaanosotrasyafirma:—Sinlugaradudas,estoesloquequiereFlor.Asiento.Estoyconvencidadequeasíes.—Buen trabajo, mi niña —murmura Andrew abrazándome por

detrás.Sonrío.Medejoabrazarymeapoyoenél.Estoyagotada.Esanoche, cuandoentramosen lacabaña,mesorprendoalverque

Andrew me ha preparado un baño. La bañera está llena, las velasencendidasy,mirándome,dice:

—Vamos...,telomereces.Encantada,mequitolaropadelantedeély,cuandoacabo,lodesnudo

tambiénaél.Estebañoseráparalosdos.

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Lamañanadelabodacomienzamuytemprano.Porunavez,melevantoyoantesqueAndrew,mevistocorriendoy,

cuandovoyasalir,lomiroyledoyunbeso.Estátanmonodurmiendo...Una vez fuera, mi potrillo Apache, que ahora está con sus padres

frentealacabaña,seaproximaalacercayyovoyasaludarloencantada.Trasmimarlo durante unos segundos, corro hacia la casamientras

merecojoelpelo.Labodaesalasseisytodavíaquedamuchoquehacer.Cuando entro en el salón, Soramemira y, sorprendida por verme

levantadatanpronto,pregunta:—¿Seacabahoyelmundo?Esomehace sonreír,ya continuaciónentramos juntasen la cocina

para tomar un café. Mientras desayunamos, oímos el motor de unacamioneta.EnellaseacercanMosesyLewis.Dijeronqueiríanalbardeunamigodeambosaporunascámarasparatenerfrescalabebida,yyaestándevuelta.

Encantadaconsupresencia,miroaSoraypregunto:—¿Nolosvaaechardemenoscuandonoestén?Atravésdelcristaldelaventana,lamujerobservacómodetienenla

camioneta y descargan las cámaras de frío y, con una triste sonrisa,afirma:

—Sí.Perocreoquetodosseremosmuchomásfelicessivivenlejosdeaquí.

—Porfavorrrr...,señora...—Porfavor,señora,¿qué?—protesta—.Además,¿quieresllamarme

Soradeunavezportodas?—¿Yustedquieredejardesertanfríacontodos?Sora suspira,menea la cabeza y, finalmente, cuando ya casi la doy

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porperdida,murmura:—Nosécómohacerlo.Nosécómollegaraellos.Deinmediatosemeablandaelcorazónaloírcómoesaviejagruñona

reconocequeestáperdida.—Es fácil, Sora—murmuro—. Tan fácil como haber dicho yo tu

nombre.Simplementehayquequererloyhacerloconcariño.Comodiríamimadre,quererespodery,sitúquieres,puedes.Y,comodiríalatuya,¡escuchaelviento!—Cuandodigoeso,ellasonríe—.Atodatufamilialeshaquedadoclaroquenosonloquetúquerías,perocreoquetútambiéncomprendesquetútampocoeresloqueellosdeseaban.Y,consinceridad,silestienesunmínimodecariño,deberíasintentarloqueseaparallegarhastaellos.

Lamujersuspirayafirmaabiertamente:—Yotampocofuiloquemiabuelaquería.Todavíarecuerdosugesto

dedesagradocuandomecaséconJeremiah.—¿Me lo estás diciendo en serio, con la tabarra que has dado tú

porquenosotrasnoseamosindiaslakotas?—Sonrío.Soraasientey,bajandolavoz,cuchichea:—Porsupuesto,peroestohadequedarentretúyyo.Divertida por la complicidad que de pronto tiene conmigo esa

gruñona,hagolatonteríaquehevistohacermilvecesaJenny,lahijademiamigaRuth.Hagocomosimecerraralabocaconunallaveyluegolatiro.Soramemiradivertida,menealacabezaymurmura:

—Quéraraeres,muchacha.Esomehacegracia.Siyoleparezcorara,noquieroniimaginarme

si le presento a Valeria y le cuento su pasado. Sin duda, seguro que sequedaríatraumatizadadeporvida.

Estamos tomando café cuandoMoses y Lewis entran en la cocina.Pero,alveraSora,elprimerosedetieneyvaadarmediavueltaparasalirdeallícuandoelladice,sorprendiéndonosatodos:

—MosesLeandroGallager,¡nodesunpasomás!Élsepara.Lewismiraasuabueladispuestoparaelataquey,cuando

Mosessevuelve,Soraañade:—Anda,muchacho,tómateelcaféquehabíasvenidoatomarte.Lewisyyonosmiramos.ViniendodeSora,esonoesotracosasinounenterramientodehacha

entodaregla.Loséyo,yestoyseguradequeellos,quelaconocenmejor

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queyo,losabentambién.Mosesduda.Nosabequéhacer,hastaqueLewisletiendeunatazay,sinhablar,losdosselasllenandecafé.

El silencio en la cocina es incómodo, pero no soy yo quien ha dehablar.Porunavezenmivida,creoquehedequedarmecalladitaydejarqueellosintentenlimarasperezas.

Sentada en el banco, observo cómo se miran. Están tandesconcertadoscomoSoray,echándomehaciaun lado, lesdejounsitioqueellospasanaocupar.

Los cuatro estamos sentados alrededor de lamesa de la cocina. LatensiónpuedecortarseconunastijerascuandofinalmenteSora,siguiendomiconsejo,murmura:

—No voy a decir que estoy orgullosa de saber lo que sé, pero síquieroquesepáisquesiemprequequeráispodéisregresaraAguasFrías.

Bueno...,noeslomáscariñosodelmundo,peroesuncomienzo.—Gracias,Sora—afirmaMoses.Lewisnodicenada.Simplementemiraasuabuela,yentonceséstale

cogelamanoquetienesobrelamesaydice:—Soyconscientedequenosoylaabuelaquequerías,perodeseoque

sepas que, a pesar de todo lo que he dicho, te quiero y que, una vez osvayáis,osvoyaecharmuchodemenos.

Por Dios..., ¡la cosa va mejorando! ¿De verdad la india estáescuchandoelviento?

Lewisaprietalamanodesuabuela.—Vendréavertesiemprequepueda.La mujer asiente y percibo alivio en su mirada. Todavía tiene que

practicarunpocomásesodesonreírysercariñosa.Entonces,mirandoaMoses,pregunta:

—¿Tútambiénvendrás,grandullón?Ahoraesélelquelamira,yfinalmenteafirma:—Porsupuestoquesí.Éstehasidosiempremihogar,yaquíesdonde

tengolaúnicafamiliaquehetenidosiempre.Emocionada,metapolaboca.Ay,¡yavoyallorar!Alvermigesto,Soramemira.—¿Yatiquétepasaahora?—pregunta.Tragándome el nudo de emociones que siento, respondo como

puedo:—Esquesoymuylloronayestascosasmeemocionan.

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Mosesmerevuelveelpeloenungestocariñoso.Miniveldelloreradesciende en ese instante, y estoy sonriendo cuando la puerta se abre yAndrewentraymedice:

—¿Porquénomehasdespertado?Conmitazadecaféenlasmanos,respondo:—Caramelito,porqueestabastanguapodurmiendo,queeraincapaz

deromperelencanto.Todosríenpormirespuesta,mientrasélseacercaamíysusurra:—Anda,dameunmua.Selodoy,¡vayasiselodoy!YSoraprotesta:—Todoeldíaenganchadoscomosanguijuelas,¡quépesadez!—Quélevoyahacer,sisoyirresistible—memofo.Andrew, Lewis y Moses sueltan una risotada. Entonces Sora, que

sonríeporfinabiertamente,miraaAndrewydice:—Estachicavalemásdeloqueyocreía.Nolapierdas,Andy.Al oír eso, Andy,miAndrew, le sonríe a su abuela y yo vuelvo a

emocionarme.Doshorasdespués,elranchoalcompletoyasehadespertado.Todosestánnerviosos,dando losúltimos retoquesalgraneroysus

alrededores.Unabodaesalgoexcepcionalquenoocurretodoslosdíasy,sinduda,loestándisfrutando.

Llega lahoradeque laschicasvayamosavestirnosacasadeFlor,peronovamos.Elpadredelachicahavenidoalranchoparadecirnosquesuhijahapedidoestarsolaconsumadreyélhastaelmomentodeiralaiglesia,yselorespetamos,¡faltaríamás!Asípues,decidimosvestirnosenla enorme habitación de Sora, que nos la cede para la ocasión. CuandoentroyveoaNayeliabrazadaaSorayaRonnasonriendo,séqueunavezmásPocahontashavueltoaaplicarse.Pocodespués,Saraseva.

Entre risas,RonnayMadisonnos ayudanaponernos lospreciososvestidos largos de color salmón que ellas mismas han confeccionado.CuandoRonname está ajustando el cinturón, siento que le tiemblan lasmanos.Sugestosecontraey,agarrándoselas,murmuro:

—Tranquila.Ella asiente y, en cuanto los temblores desaparecen poco después,

terminadeajustarmeelvestidoyjustoeneseinstanteentradenuevoSora.Entonces veo que ella y Ronna se miran. Bueno..., bueno..., ¡¿qué

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tramarán?!Duranteunrato,laabuelarevoloteaentrenosotras,hastaqueobservo

queabresuarmaritoy,sacandounvestidoigualquelosnuestros,dice:—Madison,ésteesparati.Sorprendida,ellasequedamirandoelvestido.—Vamos,muchacha—laapremiaSora—.¿Quiénmejorquetúpara

serladamadehonorespecialdeFlor?Madisonseemociona.MiraaRonna,quesonríe,yrápidamentecoge

elvestido,sequitaelquellevayselopone.Soramemiraamíy,alvermisojosllenosdelágrimas,murmura:

—¿Otravezvasallorar,muchacha?Secándomelaslágrimasdelosojos,asiento.—Yasabesquesoymuyllorona,Sora...—digo—,mucho...,mucho.Entrerisasyconfidencias,Ronnacomentaqueéseeraelvestidode

Chenoa,yque,sindecirnada,lohabíaarregladoparaMadisondispuestaaenfrentarse a la abuela el día de la boda. Sin embargo, no hizo faltaporque,undíaantes,éstalepidióquehicieraunvestidoparaMadison.

Estoy encantada escuchando lo que dice cuando la puerta se abre yentraArizona.Comosiempre,esbienrecibidaportodas,yrápidamentesedesnudaparaponerseelbonitovestidosalmón.Meguiñaunojo,yoseloguiñoaella,yentoncesséquetodoestábien.

Cuando terminamosy salimosde lahabitacióndeSoraparaque sevistanlasdemás,decidoiralbañopararecogermeelpelocomoelrestoenunaespeciedemoño italianoy,paraguindadelpastel,mepongo lospendientesqueAndrewmeregalópormicumpleaños.Quedangeniales,yestoyadmirándoloscuandoArizonapregunta:

—¿Tegustan?—Yoasiento—.Andyyyoloscompramosparati.Todasnosmiran.Uy...,uy...Vale.Nomehahechograciasucomentario,perosonríoyrespondo

antetodas:—Puestuvisteismuybuengusto,aunquecreíaqueeraAndrewquien

meloshabíacomprado.AldarsecuentadecómoNayeliyMadisonlamiran,Arizonasonríe

yafirma:—Bueno, la verdad es que así fue. Yo estaba con él y lo ayudé a

elegirlos.Asiento.Esomegustamás.

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Unavez acabamos y bajamos al salón, veo que los chicos ya estánallí.Estántodosimpresionantesy,alvernos,nossilbanynospiropean.Y,porincreíblequeparezca,hastaTomlohace.

Miraasumujer,latíaestáguapísima,yporprimeravezsientoqueesamableconella.

Conunasonrisa,Madisoncontestaaalgoqueéllepregunta.SindudaMadison es una gran persona, aunque tengo tan claro como ella que losuyo con Tom nunca se arreglará. Demasiado daño entre ellos. Noobstante,megustaverqueaúnexistelacordialidad.Esonuncahadefaltar.

Miro ami chico, aAndrew.Nunca lo había visto vestido con traje,camisa y corbata, y me deja sin respiración. Dios santo, ¡es todo unmodelazo!

Pornorma,vavestidoinformalcomoyoy,alverloasí,comodiríamiJenny...,¡mamasitalinda,quégalánmásaprovechable!

Decir que está guapo, sexi e impresionante es quedarse corto y,cuandoseacercaamí,comounatontasólopuedomurmurar:

—Estásdiferente,Andy.Élsonríey,besándomeantetodosconnormalidad,susurra:—Ytú,preciosa,miniña.Encantada con su piropo y su gesto guasón, cojo la falda de mi

vestidodehonorlargoy,subiéndomela,digo:—¿Inclusoconlasbotas?Andrew mira mis pies. Ve las botas camperas que me compró, y

afirma:—Esotehaceestarmásbonitatodavía.Medeshago...Juroquemedeshagodegustoyplacer.Nuncaimaginéquealgoasímepudierapasar.Sinoesporqueesmi

viday laestoyviviendoenprimerapersona,pensaríaqueestoy leyendounanovelarománticadeesasqueamítantomegustan,perono,¡estoesreal!

Diossanto,¡meestápasandoamí!Una vez aparece Cold, el flamante novio con su bonito traje gris

marengo,todosloaplaudimosy,cuandobajanRonnaySora,tanguapasyelegantes, lacasasevieneabajo.Ronna lloraySoraseemociona,yyo,divertida,meacercoaestaúltimaylepregunto:

—¿Quiéneslalloronaahora?NosrepartimosenvarioscochesyvamoshacialaiglesiadeHudson.

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VeoqueArizonasemontaconnosotrosysesientaalladodeAndrew.Elpobremíomemira.Yolomiroy,sonriendo,locojodelamanoylehagosaberquetodoestábien.

Frente a la iglesia hay ya muchísima gente y, cuando llegamosnosotros con el novio, los presentes nos saludan con afecto, mientrasMadisonyyo los invitamosa todosa entrar.Cuando llegueFlor, tienenqueestartodosdentro.

Alrato,elcochedelanoviaapareceporlaesquina.Menudocontrolquetienelacolega.Rápidamente,lasdamasdehonorvamoshaciaellay,cuandoNayeliabrelapuertayFlorsaledelcoche,Madison,ellayyonosabrazamos.

—Dios,¡quénerviosaestoy!¿Voybien?—Estáspreciosa—afirmaMadison.Florsonríey,mirándome,cuchichea:—Hedesayunadoconcerveza,¿senotamucho?Suelto una risotada y, tras darle un cariñoso beso en la mejilla,

respondo:—Hashechomuybien.Esungrandíaparadesayunarconcerveza.Todasreímosy,unavezsale tambiéndelvehículoelpadredeFlor,

unhombreconcaradebonachón,todosnosapresuramoshacialaentradadelaiglesia.Madremía,quénervios.

Esabodanadatienequeverconlasfastuosasyglamurosasbodasdemis amigas Yanira, Tifany y Ruth. Ésa es una celebración familiar ysencilla,aunqueencantadora.Tremendamenteencantadora.

CuandoNayelidalaseñal,elórganodelaiglesiacomienzaasonaryentramos las damas de honor. Reconozco que estamos monísimas asívestidas y, mientras camino hacia el altar, no puedo dejar de mirar alhombrequemetieneelcerebroabsorbido.

Másguaponopuedeestar.Verloallíparadojuntoasushermanosesmotivodefelicidadparamíy,cuandomeguiñaelojo,nopuedodejardesonreír.

Unavezestamoscolocadasenelladoopuestoadondeestáelnovioysuspadrinos,Florhacesuentradatriunfal.Sugestoesdedichaabsoluta.Adoroverlaasí,ysonríoalpensarquehadesayunadoconcerveza.

Laceremoniacomienzaytodoesmuyemotivo,yyo,comosiempre,me emociono.Ver cómoCold y Flor pronuncian los votosme llena elcorazón pero, de pronto, en el silencio de la iglesia, se oye: «Mami...,

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mami...,mami..., tedama papi..., papi..., papi.Mami...,mami...,mami..., tedamapapi...,papi...,papi».

¡Dios,estásonandomiteléfonoylollevometidoenlabota!Todoelmundomiraenmidirección.Eslavocecitademihija,que

medicequeJoaquínquierehablarconmigo.Por ello, y sabiendo que he de pararlo, me agacho, me subo el

vestido, saco el teléfono de la bota, lo apago y, una vez vuelvo aincorporarme con cara de circunstancias, miro a todo el mundo ymurmuro:

—Perdón.Perdón.Andrew sonríe, ¡qué bribón! Pero, al verlo, me hace sonreír a mí

también.Siesqueloquenomepaseamínolepasaanadie.Laceremoniacontinúa.Losnoviosterminanconlosvotos,seponen

losanillosy,cuandoelpárrocolosdeclaraoficialmentemaridoymujer,todosaplaudimosyColdbesaconpasiónaFlor,queloaceptaencantada.

¡Dios,quémomentazo!Losobservoencantada,mientraspiensoen lacantidaddevecesque

he imaginado que ese increíble momento, el momentazo del GRANBESO,mepodíapasaramí.

Una vez salimos de la iglesia, todos lanzamos arroz y pétalos derosas.Losmásbrutos lesechanalubias,y lo séporquemehandadounjudiazoeneldientequecasimeloparten.

Veinteminutosdespués,un fotógrafocomienzaahacernos fotos.Alosnovioscon lospadres,a losnoviosconlospadrinos,a lanoviaconlasdamasdehonor.SehacenmillonesdefotosyaprovechoparallamaraJoaquín. Por suerte, no quería nada, sólo que la niña deseaba hablarconmigo.

Mimosa, charlo con ella, mientras tengo el bullicio de la boda aescasosmetrosdemíyobservocómoArizonacogeaAndrewdelbrazoylepideal fotógrafoque leshagaunafoto.Singanasdemirar loquenoquierover,medoylavueltaycontinúohablandoconmichiquitina.

Una vez cuelgo, vuelvo ameter el móvil enmi bota. Al no llevarbolso,esloquetiene,yyosinmimóvil¡nosoynadie!

Cuando por fin decidimos coger los coches para regresar aAguasFrías,yaestáanocheciendo,ylepidoaColdquelleguenlosúltimos.Así,ya tendremos las luces encendidasy aFlor le impresionarámásnuestrasorpresa.Élasienteencantadoy,juntoaAndrew,regresamosalrancho.

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En el camino, el resto hablan, y yo apoyo la cabeza en su hombromientras escucho lamúsica country que sale de la radio y sonrío. ¡Quéfelizestoy!

Alfin,llegamosalranchoy,trasnosotros,todoslosinvitados.MosesyLewis se encargan de indicar a todos dónde aparcar,mientrasNayeli,Madisonyyo les explicamosque tienenquebuscar susnombresenunalistaquehayenunamesitajuntoalaentradadelgranero.Enellaponeelnúmerodelamesadondetienenquesentarse.

Todo funciona a la perfección, y lomejor es ver la cara de todoscuandoentranenelgranero.EstoydeseandoquevengaFlor.

Cuando todos los invitadoshan llegadoyvemos llegarel cochedeTom con los novios, Sora se acerca a mí y murmura al ver que meretuerzolasmanos:

—Notepreocupes,sindudaestoesloquequeríaFlory,porsuerte,túhaspodidodárselo.

—Yono,Sora.Selohemosdadoentretodos.Lamujermemirayseencogedehombrosconunasonrisa.Como había imaginado, la cara de la novia al bajar del coche y

encontrarselaseñalqueindicaqueallíessubodayladeColdlahacereír.Caminadelamanodesureciénestrenadomaridoy,cuandovelossofásdepajayraso,nosmiraboquiabiertayMadisonyyosonreímos.Aunasí,lomejorvienecuandoseparafrentealgraneroyveeltrabajoquehemoshechoallí:seemociona,lloraynosabrazamientrasnosdalasgraciasunaymilveces,ynosotrasterminamosllorandoconella.

UnavezFlor se repone, entra enelgranero,queahoraesun lugarllenodeluz,encantoyromanticismo.Sugesto,susonrisaytodaellamehacesaberlodichosaqueestáy,cuandoloscamarerosempiezanaservir,mesientojuntoaAndrewysushermanosyporfindisfrutodelaboda.

Durante horas, reímos y nos divertimos.Todo está saliendo genial.Losentrantessonexquisitos;lascroquetasdeBetsy,superiores,ylacarnequesehancurradomuchasdelasinvitadasesparaquitarseelsombrero.

Cuandollegalatarta,migranaportación,todoslamirancomosisetrataradeunanaveespacial.Alucinan.Nuncahanvistounatartacomolamíay,entrerisas,losnoviosdicenquelesdahastapenacortarla.

Orgullosa, escucho junto aAndrew los discursitos que todo el quequiere les regala a los novios mientras nos comemos la tarta. Sonemotivosy,cuandohablaAndrew,haceunpequeñohomenajeasupadrey

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a su hermana. Todos nos emocionamos, incluida yo, que no los heconocido,peroesquecuandoalguien lloraamialrededor, rápidamentemeidentificoconél.

Una vez acabados los discursos, brindamos con el champán queMoseshaconseguido.Estábuenísimo,yColdledalasorpresaaFloryatodosdequesevanesamismanochedeviajedenoviosaFlorida.Lacarade lanovia es indescriptible cuandoél le entrega lospasajesde aviónytodosaplaudimosencantados.

Sin duda, esamaravillosa fiesta y la sorpresa de Cold ha sido portrabajarenequipo,yesparadarnosundiezsobrediezatodos.

Andrewnoseseparademíniun instanteyyose loagradezco.Megusta tenerlo cerca y, cuando entran losmúsicos que van a amenizar elbaile,todosaplaudimos,chillamosysilbamos.

Después de la cena,mientras los camareros retiran lasmesas y lascolocanaunlado,losinvitadossalimosalexterior,donderápidamenteseocupan los improvisados sofás que hice.Estoymirando el cielo cuandoAndrew llega hasta mí con dos copas de champán en las manos ymurmuraentregándomeuna:

—Creoquemejornopodríaestarsaliendotodo,¿verdad?Asiento.Tienerazón.Deprontocomienzaa sonar la cancióndeColdyFlor,y ambos la

bailanmuyacarameladosmientrasnosotroslosobservamosencantados.—¿Sabes,Andy?—digoentonces—.Esteimprovisadosalóndeboda

llenodefamilia,amigos,amoryfelicidades loquesiemprehedeseadoparamísialgúndíamecasaba.

Élbebe,ydeprontosoyconscientede loqueacabodedecir.Dios,¡québocazassoy!Ymeapresuroaaclarar:

—Pero,vamos,quenoesqueyoestépensandoencasarme,sólodigoque...

—¿Tegustaríaunabodaasí?Supreguntaesdirecta,ymirespuestatambiénloes.—Sí.Andrewsonríe,sabeDiosloquepiensa,yacontinuaciónsuelta:—Esperoquetusueñosecumpla.Asiento.Surespuestamehadesconcertadoy,cuandoveoqueseríe,

pregunto:—¿Dequéteríes?

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Mi vaquero deja la copa que tiene en las manos sobre una de lasimprovisadasmesitas.

—Meríoporqueaúnrecuerdolaúltimabodaalaqueasistimos.—¿LadelosFerrasaconRuthyTifany?—Sí.Esabodanoteníanadaqueverconésta.Sonrío.Tienetodalarazón.—Ellastuvieronlabodamultitudinariaqueseesperabaalcasarsecon

Tony yOmar Ferrasa. Pero ni yo soy una Ferrasa, ni creo que tenga atantagentequeinvitar.

—Y¿nopreferiríasunabodaglamurosaenLosÁngeles,enunlocalchic de esos que sueles frecuentar con un menú minimalista, a lascroquetasdeBetsyylacarneasadademimadre?

Ver lo superficial que cree que soy en ciertos temas, me toca lasnarices.

—Pues mira —respondo contemplándolo—, aunque me gusta lalangosta y el caviar, también me gustan las croquetas y la mortadela.Vengodeunafamiliasencilla,mássencillaaúnquelatuya.Pero¿quiéntecreesquesoy?

—Creoloqueveo.—¿Yquéves?—Veoaunamujerindependientequesueletrabajarenrestaurantesde

lujo, vive en una zona de Los Ángeles que no es barata, tiene un buencoche,unbuenniveldevida,visteropacaray...

—Y todo eso, amiguito,me lo he currado yo con estasmanitas—digoenseñándoselas—.Vale,no tevoyamentir: tengounasamigasconmásdineroqueelTíoGilitoyséquenuncapermitiríanquemefaltaradenada, pero tú mismo, cuando te conocí, eras vigilante en discotecas yeventosy,araízdequeRuthsecasóconTonyFerrasa,pasastedetrabajarenesos sitiosa ser jefede seguridaddegirasmundiales como lademiamigaYanira. ¿Acaso creesque, si nohubiera sidoporRuthyTony, túhabríasllegadoaeso?

Mi respuestamordaz lemolesta. Sabe que lo que digo es cierto y,cuandovaacontestar,siseo:

—Mira, lo que está claro es que, en esta vida, unos y otros nosayudamosy,aligualqueamíYaniraysumaridoDylanmehanayudadoaconseguirbuenostrabajos,atitehaocurridolomismo.Y,porcierto,tútambién eres un hombre independiente, con un buen coche y una buena

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moto,quevive enunapartamentoenun sitiodeLosÁngelesquenoesbarato;¿acasolohasolvidado?

Andrewsonríe.—Empatetécnico.Nodiscutamosenundíatanbonitocomohoy.—Loúltimoquequieroesdiscutir,peronomepiques,¿entendido?

—Entonces,aloírlosaplausosdelosasistentesyquelamúsicaaceleraelritmo,digotirandodeél—:Vamos,vaquero,¡abailar!

Durantehoras,bailamos,nosbesamos,lopasamosbien,ydisfrutodeladivertidabodacampestre.

Todos losMcCoyestán felices,yver aSora sonreír juntoaRonnamehacesaberquetodoenestavidapuedemejorar.SiesaviejaindiaconmásmalaspulgasqueToroSentadoestáallífelizyrodeadadesufamilia,¿quénopuedeocurrir?

En un momento dado, Sean O’Bradey me saca a bailar. Al muypuñeteroleencantapicaraAndrewy,cuandoveosonreíramivaquero,séqueporfinsehadadocuentadequeSeannoeselpeligroqueélcree.

Lamúsica sigue y, entre bailes y risas, llega lamadrugada. Poco apoco,losinvitadoscomienzanamarcharseyquedatansólolafamilia;alacabardebailarconLewisunapiezarápida,vamosabeberalgocuandodeprontosientoquealguienmecogeporelbrazoconurgenciayveoqueesAndrew.

Sugestoyanoessonriente,nitranquilo,ysusojosdesprendenrabia.Sinentenderquélepasa,lomiro,yélpregunta:—¿EsciertoloquediceArizona?Noooooooooooooooo...,¡ahoraesonoooooo!ElgestodeAndrewesindescifrable.Estátremendamenteenfadado.Y,

cuandoobservoalaguapaArizonaasulado,mecagoentodasuestirpeporlaguarradaqueacabadehacermealchivarsedealgoquepenséquequedaríaentrenosotrasdos.

Lamiro.Ellamemira,yAndrewinsiste:—Dimequenoesciertoloqueellamehacontado.Todos nos observan.Moses,Madison y Flor se acercan a nosotros

cuandomurmuro:—Noséloquetehadicho,pero...—Simplemente le he dicho la verdad—suelta entonces Arizona—.

Loquemepediste.¡Lamadrequelaparió!

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—Joder, joder...—susurroenunhilodevozmientrasLewis intentacalmarasuhermano,quepareceestarcadavezmásalterado.

A continuación, se acercan también hasta nosotros Sora, Ronna yNayeli,juntoaTomyCold.

Conelgestocadavezmásdesencajado,Andrewexige:—Entonces¿esciertoloquediceArizona?¿Esciertoquelepediste

que...?—No—locorto—.Bueno,sí,perotodotieneunaexplicación.—¡¿Explicación?!—grita él fuera de sí—. ¿Qué explicación tiene,

malditasea?Vale. Entiendo que esté enfadado por lo que hice. Nunca debería

haberle pedido a la puñeteraArizona que intentara reconquistarlo.Pero,cuandovoyareplicar,Andrewvocea:

—¡¿Quéexplicación tieneque lepidasqueseacuesteconmigoysequedeembarazada?!Pero¡¿quéqueríasconseguirconeso?!

—¡¿Qué?!—exclamo boquiabierta y, mirando a la pelirroja, siseomientrasnotoquecomienzoaperderlosnervios—:Esonoesverdad,ylosabes.

Sin perder su angelical carita de querubín, Arizona respondetranquilamente:

—Coral...,yonotengoporquémentir.Doyunpasohaciaella.Esoqueafirmanoesverdad,e insisto,esta

vezmirandoaAndrew:—Mira.Puedotenermuchosfallos,perotejuroporloquetúquieras

queesonoesverdad.Habléconellaylepedíque...—¿Lepediste?¿Quélepediste?—Simedejashablar,podríaexplicártelo.—Daigualloqueexpliques.Loshechosestánmuyclaros.Nopuedes

negarlaobviedad—afirmaArizonacogiéndolodelbrazoparaacercarloaella.

Uy...,uy...,loquemeestáentrandoporelcuerpo.Entre la falsaacusacióny loqueestoyviendo,meestoycalentando

pormomentosy,cuandoaprietolospuños,Moses,queestádetrásdemí,dice:

—Tranquila,queteestoyviendovenir.Entiendoloquedice.Aflojolospuñosparanocometerunatontería,

yonosoyunamacarra.

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—¿Sabes?—bufaAndrew—,loquenoentiendosontusnumeritosdecelos.

—Escucha,Andy,lociertoes...—Andrewpara ti—mecorta—.Y,encuantoa«locierto»,¿quieres

quetedigayoloqueesciertoono?Almirar a nuestro alrededor, veo que toda la familia nos rodea y,

angustiadaporloquesemevieneencima,murmuro:—Andrew,no...PeroelhuracánAndrewyahatocadotierray,sinpiedad,cuentaante

todos lospresentes laverdaddenuestra relación.Ninoviosninada.Lascaras de todos, excepto la de Madison, son de decepción absoluta. Memiranconextrañezay,cuandoél termina,digoconlapocaenterezaquemequeda:

—Sabes que todo comenzó así, pero a día de hoymis sentimientoshaciatisonverdaderos.Tremendamenteverdaderos.

—¿Acasocreesqueenesteinstantemeimportantussentimientos?—replicaél.

Esas palabras y su frialdad me rompen el corazón. No. No puedeestar ocurriendo esto. No puede quebrarse lamagia tan especial que sehabíacreadoentrenosotros.

—Andrew...,nolohagas—murmuro.Lo conozco. A pesar del poco tiempo que llevamos juntos, lo

conozcomuybien,yséqueloocurridovaahacerquesedistanciedemí.Comoéldijohacepoco,otodoonaday,sinduda,elnadavaaganar.

Arizona,quesiguesujetándoloporelbrazoconpropiedad,memira,perocomonoquierodarlemásimportanciaaesaasquerosa,insisto:

—Hablemos.Hablaconmigo,porfavor,Andrew.—Contigoyanotengonadamásquehablar—sentenciaél.—Andy,hijo—protestaRonna—.Creoque...—Mamá,porfavor,notemetasenesto—siseaclavándomepuñales

conlamirada.Abochornada,doloridayhumillada,miroamialrededor.Todosestándesconcertados.Noesperabanesodemí,denosotros.Y,

cuando no aguanto más, me estiro todo lo que puedo, a pesar de lopequeñita que me siento en este instante y, mirando a Ronna y a Sora,digo:

—Losiento.Sientoladecepciónquepodéistenerconrespectoamí,

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peroosjuroqueesmentiraloquediceArizona.Yonuncalehepedidoesabarbaridad,aunquereconozcoque,antesdeenamorarmecomounatontadeAndrew,ybuscandosufelicidad,lepedíqueloreconquistara,y...

—¡Coral!—gritaélentoncesparallamarmiatención.Cuandolomiro,cogeconfrialdadaArizonaporlacintura.Tiemblo.

Intuyoloquevaahacer,yentonceslabesaenlabocadelantedetodosyelcorazón se me encoge. No sé qué hacer. No sé qué decir, mientras elhombrealqueamo,alqueadoro,medespreciaantesufamilia.

Sinpoderapartarlavista,aguantocomounajabatay,cuandoelbesofinaliza,ArizonasonríeyAndrewsentenciamirándome:

—Siestoesloquequerías,lohasconseguido.Luego,sinsoltarla,damediavueltaysemarchaconella.Desolada, lo veo alejarse con Arizona. Quiero ir tras él. Necesito

hablar con él y explicárselo todo con tranquilidad pero, cuando voy ahacerlo,Tomseinterponeenmicamino.

—Creoqueesmejorqueahoralodejes.Andynecesitasutiempo.—YArizona...—Arizona...noestú—matizaTom.Quiero apartarlo de en medio, quiero protestar, gritar. Ya sé que

Arizona no es yo.Memuevo intranquila sin saber qué hacer, hasta queSora,quehapermanecidoimpasibleescuchándolotodo,afirma:

—Tom tiene razón. Es mejor que de momento te mantengas almargen.

Tengo ganas de llorar, unas terribles ganas de llorar, cuandomurmuromirandoalaspersonasqueaúnmerodean:

—Losiento.Sientohaberosengañado,pero...Uno a uno, todos asienten. No dicen nada, pero siento que les he

decepcionado,leshefallado,ysedanlavuelta,sevanymedejanallí.Elcorazónsemerompeporsegundosy,cuandosóloquedanMadisonyFlorfrenteamí,meabrazanymealejandelpreciosocobertizollenodeluz.

Ambasmedantodosucariño,yyomehorrorizoalverqueleestoyjorobandolanocheaFlor.Noesjusto.Noesjustoqueleestropeeeldíadesuboda.

Unbuenratodespués,cuandoColdvieneabuscarla,laanimoaquesemarcheconél.HandehacerelequipajeparairseaFloridadeviajedenovios.

La pobre me besa. Nos besa a Madison y a mí con una enorme

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tristeza.Sabeque,cuandoregrese,ningunadelasdosestaremosyaallíy,entrelágrimasyrisas,nosdespedimos,prometiéndonosnodejardesabernuncalasunasdelasotras.

Cold, el duro Cold, también nos abraza y, cuando ve que se va aderrumbar, se separa de nosotras. Flor nos da un último beso y luegoambossemarchan.

Una vez se han ido, Madison y yo subimos a su habitación parahablar.Yohablo,habloyhablo.Digotodolobuenoylomaloquesemepasaporlacabeza,ellameescuchayyoseloagradezco.Soycomounacotorraquebuscaexplicacionesalascosasdescabelladasquehago,peronada...,nolasencuentro.

¿Cómopudepedirle aquello aArizonaypensarqueno lo contaríadespués?

¿Cómopudeconfiarenellaynoimaginarqueatacaríaconcrueldad?Sobrelasseisdelamadrugada,agotada,decidoregresaralacabaña.

Tardeotemprano,Andrewapareceráporallíypodréhablarconél.Tras dejar a Madison en su habitación, camino en silencio hasta

llegar allí. Al entrar y ver el salón tal y como lo dejamos, intuyo queAndrewnohallegadoaún,ydecidosaliryesperarlofuera.

Sentada en el balancín del porche, donde he estado muchas vecescharlandoconAndrew,observoaloscaballosquehayalotroladodelacerca, especialmente a mi potrillo. Ése fue el regalo de Sora por micumpleaños, pero llevármelo es una locura. Estoy segura de que estarámejorenAguasFrías.HablaréconTomantesdeirmeenrelaciónconélysumanutención.

Eltiempopasa,loscaballosestántranquilos;nocomoyo,queestoyatacadadelosnervios.

Pero¿dóndesehametidoAndrew?¿SeguiráconArizona?Deprontooigounospasos,melevantoconlaesperanzadequesea

él,aunquemeencuentroconSorayRonna.Ambasmemiran.Noséquéhacer.Noséquédecir,hastaqueRonnaabre losbrazosy,necesitadadeese abrazo por parte de ella, me cobijo en sus brazos mientras éstamurmura:

—Tranquila,hija...,tranquila.Cuandoconsigo serenarmeydespegarmedeella,miroaSora,que

meobservacongestoserio.—SaberlaverdadconrespectoaAndrewyatinomehaagradado—

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murmura—,peroreconozcoquehaberteconocidosí.Eso,viniendodeella,esmucho.—Lamento que tuvierais que enteraros de esta forma de nuestra

mentira,peroquieroquesepáisqueloquesientoporAndrewyportodosvosotrosesreal.Enmisplanesnoestabaenamorarmedeél,ysóloesperoquemeescuchecuandoregrese.

SorayRonnasemiran.Uy...,uy...,esamiraditasuyamedicealgo.—¿Quéocurre?—pregunto.RonnaniegaconlacabezaySoradice:—Te lo diré sin paños calientes, muchacha. Dudo que Andy te

escucheporquesehamarchadodeAguasFrías.—¡¿Qué?!Ah,no...,nopuedehabermehechoeso.¿Cómosevaairdejándome

allí?—SegúnnoshacontadoLewis—prosigueRonna—,entreélyMoses

hanintentadofrenarlo,peroleshasidoimposibleylohanvistocogersuequipajeymarcharseensucocheconArizona.

Incrédula porque haya hecho eso, entro a toda leche en la cabaña.AbrolapuertadelahabitaciónquehastalanocheanteriorheocupadoconAndrew y, al ver que no está sumaleta ni ninguna de sus pertenencias,maldigoenespañol.

—No sé qué has dicho—cuchichea Sora, que está detrás demí—,peroalgomedicequenoeramuybonito.

Resoplo.Loquehedichoenespañolno,noesmuybonitoy,cuandovoyaañadiralgo,Ronnaindica:

—Lomejor ahora es quedescanses.Puedesquedarte aquí o puedesveniralacasagrandeadormir.Mañanapodráspensarconmásclaridady...

—Mequedoaquí—musitoenunhilodevoz.NomepuedocreerqueAndrewsehayaidoconArizonaymehaya

dejadoallítirada.Pero¿cómohapodidohacereso,pormuyenfadadoqueesté?

UnavezconsigohacerlesentenderaSorayaRonnaqueestarébienyles prometo que no me marcharé de allí sin despedirme de ellas, adiferencia de lo que ha hecho Andrew, las mujeres regresan a la casagrande. Sin querer pararme o me volveré loca, cojo las toallitasdesmaquilladoras,lascremasyentroenelbañoaquitarmeelmaquillaje

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especialquellevoparalaboda.Cuando acabo, voy a la enorme habitación, en la que ya no está

Andrewconmigoy,trasquitarmeelbonitovestidodedamadehonor,mequedotansóloconlaropainteriorylasbotasqueélmeregaló.

Memiro los pies y suspiro.Me agacho, sacomimóvil demi botaderecha y, antes de dejarlo sobre la mesilla, veo algo que me parte elcorazón.Allí está la pulsera de cuero que le regalé, ésa en la que pone«¿Repetimos?». Sin tocarla, lamiro y siento un escalofrío queme hacetemblar.Dios,¿porquétodoenelamormesalemal?

Cojo una camiseta y me la pongo, me tiro sobre la cama y, estoycontemplando las estrellas a través de la ventana que hay en el techocuandosuenanunosgolpesenlapuerta.Alincorporarmeparamirar,veoquesetratadeMadison.

Nosmiramosalosojos.Nohablamosy,finalmente,ellaentraenlahabitaciónysetumbaamilado.

Durantevariosminutospermanecemoscalladas,hastaquedice:—SientocómohaacabadotodoentreAndyytú.—Losé.Elsilenciovuelveainstalarse,yluegoprosigue:—Nunca imaginéquemiúltimanocheenAguasFrías seríaenesta

cabaña,contigo.Lamiro.Sindudaellatambiéntieneelcorazóntanrotocomoyo,y

murmuro:—Sientoqueseatuúltimanoche,ylamíatambién.Madisonagarramimano.Me laaprietapara transmitirmefuerza,y

murmura:—Descansemos.Eslomejor.Cuando abro los ojos horas después, la preciosa luz deWyoming

entraporlaventanay,endécimasdesegundo,recuerdotodoloocurrido.Eloloracafé inundaentoncesmisfosasnasales. ¡Andrew!Melevantoatoda prisa en camiseta y bragas, abro la puerta de la habitación y ladecepciónseapoderademícuandoveoquenohaynadie.SólounanotadeMadisonsobrelamesa,quedice:

Tómateuncaféyvenalacasa.

Suspiro.Medoyunaducha,metomoelcaféy,comomehapedido,

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voyhacialacasagrande.Mientrascaminohaciaallí,losvaquerosquesecruzanconmigome

saludanconlamismasonrisadetodaslasmañanas.Almenos,paraellossigosiendoladesiempre,nounatraidora.

Al entrar en la cocina, me encuentro con Ronna, Sora, Nayeli yMadison.Todastienenlosojosllorosos,porloquepreguntoasustada:

—¿Quépasa?¿LehaocurridoalgoaAndy?Madison es la primera en reaccionar y, limpiándose las lágrimas,

murmura:—No...,no,tranquila.Essóloque,dentrodeunpardehoras,vendrá

un coche a buscarme para llevarme al aeropuerto. Hoy vuelo a NuevaYork.

Asiento.Esverdady,sintiendolosojosdetodassobremí,murmuro:—Sino te importa, aprovecharéesecochepara ir al aeropuertoyo

también.CreoquehallegadolahoraderegresaraLosÁngeles.Madison asiente, pero Ronna, Sora y Nayeli intentan hacerme

cambiardeparecer.Sentirsucariñoysuapoyomehacebien,perohedemarcharmedeallíomevolveréloca.

Cuandoporfinseconvencenyentiendenmisprisaspormarcharme,regreso a la cabaña. Allí, hago mi equipaje todo lo rápido que puedo,mientrassientoqueelcorazónsemevaasalirdelpecho.Mevoy.Mevoydeallíparasiempre,ysinAndrew.

Mi maleta está a rebosar, llevo más cosas de las que traje y,recordando haber visto una bolsa de deporte en el armarito de la otrahabitación,lacojo.Yaseladevolveré.Enella,metoelpreciosovestidodenovia que Flor yMadisonme regalaron, sinmirarlo.No estoy yo paratonterías.

Unavezacaboyguardolosregalitosquelellevoaminiña,misojosvuelvenamirarlapulserade«¿Repetimos?»,quesiguesobrelamesilla.Dudosi llevármelaono,peroalfinaldecidoqueno.Losrecuerdosqueme llevoen el alma, en la cabezay en el corazónya sonbastantesparamartirizarmeduranteunbuentiempo.

Cuando termino de recoger todas mis pertenencias, me pongo misombrerovaqueroy,antesdesalirdeesacabaña,alaquenuncavolveré,miroamialrededorconnostalgiay,conunatristesonrisa,murmuro:

—Mehaencantadoestaraquí.Tras salir por la puerta, miro a Apache, el potrillo que Sora me

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regalóydelquetengoquedespedirme.AnteshehabladoconSoradeél,ellamehaprometidoquepuedequedarseallíysehanegadoacobrarmenada. Encantada, veo cómo éste corretea feliz tras la valla, y sé que hetomadolamejordecisiónparaél.

—Élytodoslosdemásesperamosqueregresesdevisitacontuniña.Al volverme, me encuentro con el bueno de Lewis, pero no digo

nada.¿CómovoyaregresaraAguasFrías?—MehadichomamáquetemarchasconMadison.Asientoeintentosonreír.—Sí.Creoqueeslomejor.Andy...,Andrewsehamarchadoyyoya

nopintonadaaquí.Duranteunossegundosnosmiramosalosojos,hastaquefinalmente

Lewisabrelosbrazosyyomecobijoenellosylooigodecir:—Ocurraloqueocurraentremihermanoytú,Mosesyyoqueremos

seguirencontactocontigo,¿entendido?—Teloprometo—afirmotragándomelaslágrimas.Moses llega entonces hasta nosotros y, con una candorosa sonrisa,

meabrazacuandoLewismesueltaydice:—Tevoyaechardemenos, reinade la salsa,peroesperovolvera

verteaunquenoseaaquí.Y,recuerda,elpulgarsiemprefuerasivuelvesadarotropuñetazo.—Sonrío.Ay,quelloro...Acontinuación,Mosesañade—:Vamos.Eltaxiyahallegado.

Cogida del brazo de esos dos hombres tan increíblementemaravillosos, camino hacia la casa grande, donde hay multitud devaqueros esperando. Segúnme aproximo, veo que todos se despiden deMadisony,cuandomeven,comienzanadespedirsetambiéndemí.Nadiehacelamenoralusiónaloqueintuyoquesecomenta.Sindudadebendepreguntarse dónde está Andrew y por qué me marcho sin él. Sólo sededican a abrazarme, a desearme buen viaje y a pedirme que regrese avisitarlos.

Unavez losvaquerossehan idoymequedoasolascon la familiaMcCoy, mientras Nayeli me aprieta entre sus brazos terriblementecompungida,observoqueMadisonyTomsedanunabrazo.Sedespiden,ysabenquesuvidavaacambiarapartirdeentonces.Cuandoseseparan,Madisonsonríeymurmura:

—Quetengasmuchasuerte.—Lomismodigo,Madison—afirmaTomdebuenosmodos.

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Ay,quémonaesestachica...Con lomalque sehaportadoély loscuernos que le ha puesto, desde luego, si fuera yo, la patadita en loshuevosquelecalzoantesdeirmenomelaquitaniDios.PeroMadisonesasí.Esbuena,afableysabeperdonar.

Ronname abraza,me hace prometer que las visitaré, y yo, por nodisgustarla,ledigoquesíylehagoprometerlomismo.EsperosuvisitaenLosÁngeles.Tommeabraza.SedespidedemíymeaseguraqueentretodoscuidaránaApache.Esomehacesonreír.

CuandomesueltaymiroaSora,a laqueno legustan losabrazos,meríoydigo:

—Tegusteono,lovoyahacer.Nodigomás.Aunquees ella laquemeabrazacon fuerzamientras

murmura:—AquínosóloteesperaApache.Yrecuerda:«Escuchaelvientoque

inspira.Escuchaelsilencioquehablayescuchatucorazón,quesabe».Eseproverbio, que tanto significa para las dos, nos hace sonreír y,

trasdarleunúltimobeso,LewisyMosesvuelvenabesarmeymemetoeneltaxi,dondeyaestáMadison,yconlamanodigoadiós.

Cuandoelcochearranca,Madisonyyonosagarramosde lamano.Sinduda,partedenuestrocorazónsequedaenAguasFrías.

Al llegar al aeropuerto, por suerteparamí, comprueboquehayunvuelo a Los Ángeles que sale cuatro horas más tarde, y hay billetesdisponibles.ElavióndeMadisonsaleantes.Ycuando,unahoraymediadespués, ella tiene que embarcar, mientras nos abrazamos, nosprometemosvolveravernosyluego,conunasonrisa,nosdecimosadiós.

Asomadaalosgrandesventanalesdelasaladeesperadelaeropuerto,veocómosuaviónsemueve,seencaminahacialapistay,pocodespués,despega.

Conmibolsodemano,medirijohaciaunasbutacas.Allí,mesientoyrumio en soledad durante un buen rato mis penas y tristezas mientrasescuchotristescancionescountry.

Soyunaidiota.Unagranidiota.Cuando comento problemas de amor de mis amigas, por mi

desfachatezdalaimpresióndequemecomoelmundo,yahoraqueesosproblemaslostengoyo,medoycuentadequeelmundomecomeamí.

Miromiteléfono.Allíhaycobertura,yleescribounwasapaYanira:

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Siestássola,llámame.Necesitohablar.

Dossegundosdespués,miteléfonosuena.Esellay,alcogerlo,digo:—Tonticientaalhabla.Lahecagado.Meheenamoradodeély¡lahe

liado!—Coral...—Ayer fue la boda de Cold y Flor. Fue preciosa, increíble. Lo

estábamospasandobiencuando,depronto,lapuñeteraArizona,laexdeAndrew,lefueconelcuentodeloquelepedí,yencimaañadióqueyolehabía sugeridoque seacostaraconélparaquedarseembarazada. ¿Te lopuedescreer?¿Tepuedescreerloqueesazorrascaconcaradeangelitosehainventado?Oh,Dios...¡Oh,Dios!Yoesquetodavíanodoycréditoaloqueunamujer llegaa inventarsepor jorobaraotra.Y,claro,Andrewseenfadó.Normal,pero¿cómono se ibaa enfadar?Y, furiosoy sindejarexplicarme,lescontóatodosquelonuestroeraunamentiraysemarchó,¡semarchóconArizonaymedejósolaenelrancho!

—Coral...—Y, claro..., imagínate la situación. Yo, la mentirosa, la repudiada

porél, allí, con su familia.Pero, ¡ay,Yanira!, todosmehandemostradoquesonunasincreíblespersonas.Enlugardeecharmedeallíporserunapuñeteramentirosa,pornodeciralgopeor,mehantratadoconrespetoycariño.¡Perosihastainclusoquierenqueregreseavisitarlos!

—Coral...—Yaquíestoy,enelaeropuertodeJacksonHole,locadeamorpor

unhombrequemedetestayapuntodecogerunvueloquemelleveaLosÁngeles,dedondenuncadeberíahabersalido.—Acontinuación,cojoairey añado—:Y, ahora, ¿vas a decir algo o sólo he llamado para quemeescuches?

Oigocómoresoplaygruñe.—Sicierrasesaboquita repletadedientesque tienesduranteunpar

desegundos,quizápodríadeciralgo,¿nocrees?—Bueno,mujer,tampocoesparaponerseasí.A partir de ese instante, me limito a escuchar las verdades como

puñosquemediceYanira.Séquetienerazónentodo.Séqueeneste líomehemetidoyosolitaporquemehadadolaganay,cuandoporfinmiamigamedicetodoloquehaqueridodecirmeentodoestetiempo,tantolobuenocomolomalo,finaliza:

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—Y ahora, te vas a subir a ese puñetero avión. Vas a descansar y,cuandolleguesaLosÁngeles,nosvemos.AhoramismoledigoaDylanquetengoquevolver.

—¡Niseteocurra!Dylannomeloperdonarási...—Oye..., ¡que cierres el pico!Y, tranquila, queDylan nova a decir

nada. Sabe que eresmi hermana, y que tú nunca, ante ningún problemamío, me has dejado sola. Por tanto, tranquilízate y nos vemos en LosÁngeles,¿deacuerdo,Tonticienta?

—Deacuerdo—afirmoantesdedespedirmedeellaycerrarelmóvil.En ese instante, por los altavoces anuncianmi vuelo y, deseosa de

hacer loquemehapedidomiamiga, embarco,pidounantifazy, comopuedo,meduermo.

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LallegadaaLosÁngelesesdura,ymásalregresar,amihogar.Cuandosalídeallínopenséquefueraavolvercontalmalsaborde

boca.Unavezsueltolasmaletasenmediodelsalón,suspiro.Descorrolascortinas,abrolapuertadelaterraza,elairefrescodelmarentraysientoquevuelvoarespirar.

Concuidado,salgoalaterraza.NosésiAndrewseencuentraensucasaonoy,almiraryverlacerrada,intuyoquenoestá.

Pero¿dóndesehabrámetido?Consciente de que estoy totalmente descontrolada en cuestión de

sentimientos,comienzoapensarquequizásehareplanteadounavidaconArizona.Y,siesasí,¿quépuedohacer?

Conelcorazónlatiéndomeatodavelocidad,entrodenuevoencasa,cojomismaletas, lasdeshagoy,alverelvestidodenovia, lo sacoy loguardoenmiarmario.Noquieroniverlo.

Cuando llevovariascosasalbaño, aprovechoyabroelgrifode labañeraparaquevayallenándose.Echomissalesaromáticasysuolormerecuerdaaminiñayanuestrosdivertidosbaños.

Como no quiero llorar por mi corazón dolorido, decido llamar aJoaquínparaque sepaqueya estoydevuelta.Rápidamentemepasa conCandela, y durante el rato que hablo con ella se me olvidan todos losmales.Necesitoaminiñay,porsuerte,antesdeunasemanayalatendrédenuevojuntoamí.

Cuandoelbañoestá listo,enciendoelequipodemúsicaypongoelCDdeKeithUrbanqueAndrewmeregaló.Necesitoescucharlo.

Mientras canturreo, saco una cervecita de la nevera y me dirijo allavabo.Allí,medesnudo,memetoenlabañeray,cuandoelaguaempapamicuerpo,suspirodeplacer.

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Mientrasmebaño,escucholascancionesquetantomegustany,enelmomentoenquecomienzaasonarSomebodyLikeYou,[27]cierrolosojosypiensoenlasvecesqueélyyolahemosbailadomirándonosalosojos.

Vale. Ya sé que no es la música que debería escuchar en estosmomentosdebajóntotal,peroesloquenecesito.Soycomoelrestodelahumanidad.Ante el desamor, la tristezay la pena, soyunamasoquista yescucholascancionesdeamorquemehaganrecordar,maldecir,llorarytodoloquemeproponga.

No puedo ocultar lo que siento, es imposiblemientrasmi atontadocorazónnodejede latir lentamenteantemi tristeza.Yniquedecir tieneque estoy perdida en un mar de dudas, dudas que tendré que olvidar,porquenovaamerecerlapenabuscarlesunaexplicación.

IntentoconvencermedequeAndrew,elAndrewquesiempreconocí,ha regresado y ha vuelto a blindar su corazón. ¿O quizá nunca lodesblindóylosuyofuepuroteatro?

Notengorespuestaaesapregunta,nilatendré.Sinduda,conociéndolo,harátodoloposibleparaolvidarminombre

ymisbesosypasaréaserunapreciosamásparaél.O,peor,pasaréaseruna traidora, comoen su tiempo lo fueronMadison,Arizona,ChenoaySora.

Pensaresomehacesonreírconamargura.¿Quiénibaadecirmeamíqueformaríapartedeesalistanegrasuya?

Latíaduraquehayenmímegritaquemequiera,quenomearrastreen busca de explicaciones. Bastante he hecho abriéndole mi corazón asabiendasdequepodíasalirmal.

Pero me desespero. Me desespero pensando en él..., en cómo meabrazaba,ensusonrisa,ennuestrosmomentosdivertidos...Alfinalllegoaunaúnicaconclusión:seolvidarádemí,denuestrosbesos,peronuncadenuestrosrecuerdos,comoyotampocolosolvidaré.

Pienso..., pienso..., pienso..., mientras las canciones se suceden unatrasotrayvuelvoadarmecuentadelosolaqueestoy.

¿Porquénohicecasoamicabeza?¿PorquénoescuchéaYanira?¿Porqué...,porqué...,porqué...?Son demasiados porqués a los que no puedo contestar porque me

lancéalapiscinasinflotador,nimanguitosy,alfinal,mehehundido.Maldita sea, ¿cuándo aprenderé a nadar? O, mejor, ¿cuándo

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aprenderéanotirarmealapiscinaenloqueahombresserefiere?Ibabien.MividaibamuybientraslaúltimadecepciónconJoaquín.

Había logrado fabricarme una excelente coraza que ningún hombretraspasaba,perosindudaAndrew la traspasóyyodejéque lohiciera,yahoralaquehaperdidoentodoslossentidossoyyo,ysóloyo.

Cuandoestoyarrugadacomoungarbanzo,decidosalirdelabañeraymetumboenlacama.Doymilvueltas,perofinalmentenomeduermo.NecesitodesconectardelmundoydeAndrew.Necesitoolvidarydejardeahogarmeenmipena.

Pongolacanciónquemehacesentirloamilado,lacanto.Seacaba.Lapongootravez,y entonces suenael timbre.Voya lapuerta, echounvistazoporlamirillay,alveramischicas,abrolapuertay,mirándolas,murmuroamediavoz:

—Odioelamor,¡loodio!—Cuqui...—diceTifanyconcariño.Ruth,Yanira,ValeriayTifanymeabrazan.Todashanacudidoami

rescate,yporprimeravezenmuchashorassientoquemividanosevaaacabar,aunquesigaescuchandoesabonitaymaravillosacanción.

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HapasadounmesdesdeelúltimodíaqueviaAndrewenAguasFrías.Nihevueltoaverlonihesabidonadadeél.

Unmesenelquemicorazónpocoapocohaidorecomponiéndosegracias al cariño de mi preciosa Gordincesa y de las personas que mequieren,quemeapoyanyquenomedejansolaparaquemicorazónnosuframásdeloqueyasufre.

En este tiempo he tenido que hacer de tripas corazón y volver aretomar las riendas demi vida, aunque sigomachacándome en soledadconloúnicoquemeuneaél:aquellacancióncountry.

Unatardeen laqueregresodecomprarconCandela,oigoel ruidobronco de unamoto.Almirar, siento que los pelos seme ponen comoescarpias.EsAndrew.

Nuestrasmiradasseencuentran.¡Ay,Dios!Rápidamente, cojo a mi pequeña y acelero el paso pero, antes de

llegaralportal,élyamehainterceptadoy,sinpermitirlequediganada,lomiroysiseo:

—Niseteocurradirigirmelapalabra.Y, sinmás, entro en el portal y corro ami casamientras suplico a

todoslossantoshabidosyporhaberquenollameamipuerta.Unavezdentro, estoyhistérica.SaberqueAndrewestá cercademí

meponeaciendelamalalechequemeentra,aunque,amedidaquepasaeltiempoynollamanaltimbre,merelajo.Sinduda,lohapensadomejorysehamarchado.

Después de bañar a mi muñequita y meterla en la cama, cuandoregresoalsalónoigounosdelicadosgolpecitosenmipuerta.

Micorazónvuelveadesenfrenarse.Atisboporlamirillayveoqueesél.

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Ay,Dios...,ay,Dios...Pero,comonoquierovolveracaerenelmismoerrordeabrirlemi

puerta a un idiota, paso la cadena, abro y pregunto mirándolo por elhueco:

—¿Quéquieres?Élmemira.Clavasuspreciososojosenmíymurmura:—Hablarcontigo.El corazón se me va a salir por la boca. Delante de mí tengo al

hombre que ha desbaratado mi vida y por el que apenas duermo encondiciones.

—¿Sabes?—replico—.Ahorasoyyolaquenotienenadaquehablarcontigo—y,sinmás,cierrolapuerta.

Porlamirilla,observoqueAndrewnosemueve.—Sé que estás al otro lado —dice—. Por favor, abre para que

podamoshablar.—No.—Coral...,porfavor.—No. ¡Vete!VeteconArizonaoconquienquieras,perodéjameen

paz.—No estoy ni he estado con Arizona. Sé que te di a entender lo

contrario,peroestabadolidoy...—¡Quetevayas!—grito.Nosemueve.Sigueallíparado,hastaquedeprontoveoqueabrela

puertadealladoysemeteenelapartamento.Pero¿esquehadecididovolverasermivecino?Alucinada, miro la pared. ¡Ay, Dios! Andrew está en el piso de al

lado.Meaceleroy,al fijarmeen lapuertademi terrazaabierta,corroacerrarlajustoenelmomentoenqueélapareceenmibalcón.

Separados por la puerta cristalera, nos miramos, y entoncesmurmura:

—Porfavor...,tenemosquehablar.Niegoconlacabeza.—No.Ysaldemiterrazaantesdequellamealapolicía.—¿Seríascapaz?—preguntasorprendido.Incrédulaporquepregunteeso,maldigo.Doyunmanotazoalcristal

pornodárseloaélysiseo:—Te fuiste de Aguas Frías sin decirme nada. Te marchaste con

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Arizona.Medejasteallísolasinsaberquédecirniquéhacer.Nomedisteopción de explicarme en cuanto a lo que esamentirosa te contó, y ¿meestáspreguntandosisoycapazdellamaralapolicíaparaqueteechedemiterraza?...

Élasiente.Sindudaesperabaesaspalabrasy,sinapartarlamiradademí,murmura:

—Lohicemal.Meofusquécon...—Noquieroexplicaciones—locorto—.Lopasadopasadoestá.—No,cielo...,no.—¿Noqué?Andrew sonríe, sonríe de esa manera que tanto me gusta, y luego

afirma:—Nadaentretúyyoestápasado.Insistiréhastaquemeescuches.Te

gusteono,túmehasenseñadoainsistiryadialogar,¿nolorecuerdas?Maldigo. Maldigo por haberle enseñado eso y, con seguridad,

respondo:—Nomeinteresaniloquetengasquedecirnidialogarcontigo.Las

personasque,comotú,desaparecensinpensarenlossentimientosdelosdemás no me interesan. Y, en cuanto a mí, lo pasado pasado está. Megustabas,nopuedonegarlo,peroesoyaesaguapasada,y¿sabesporqué?—Élnosemueve,ysiseo—:Porquedelamoralodiohayunpaso,aunqueenrealidadnoesqueteodie,sinoquesimplementemeeresindiferente.

Sugestosecontrae.Sindudanoleestágustandoloqueoyey,antesdequediganada,insisto:

—Mira,lomejoresquehagastuvidacontuspreciosasydejesqueyohagalamía,porquees...

—Tequiero.Oírlo decir eso me descabala. Me deja sin saber qué contestar y,

negando,murmuro:—Nohablesdesentimientoscuandotúnosabesloqueeseso.—Hablemos,porfavor.Tequiero.Susúplica,sumirada,suinsistencia...,noséporquétodoesomehace

sonreír,perocargadadechuleríarespondo:—Pueslosientoporti,chato,perotúyanoeresnadieespecialpara

mí.Y, sin más, corro la cortina de la puerta cristalera para no verlo,

mientrasmesientoenmisillónynotoqueestoyapuntodeahogarmepor

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suspalabras.

Pasanlosdíasynovolvemosavernos,aunqueélseencargadehacerquenomeolvidedeél.Memandaflores.Medejanotasenelbuzón.Ponepreciosascancionesdeamoratodalecheparaquelasoiga,enespeciallade Keith Urban, pero yo contraataco tirando sus flores en su terraza,dejandosusnotasrotasensubuzónyponiendolaMacarena[28]yPaquitoelChocolateroatodapastilla.

No.Definitivamente,novoyasufrirporalgoquenopuedeser.Unjuevesporlanochey,cumpliendoconlatradiciónquecomparto

conmisamigasdelospelujueves,salimosacenaryatomaralgo.CandelasequedaencasadeYaniraconsushijosynosotrasvamosacenaraunrestaurantenuevo.

La cena es divertida, charlamos y reímos, hasta que Ruth,mirándome,dice:

—Séquenodeberíasacarestetema,peroayerestuveconAndrewy...—Puessisabesqueno tienesquesacarlo—lacorto—,¿porqué lo

sacas?—Vamos...,vamos,chicas...—diceValeria—.Tengamoslanocheen

paz.MolestaconRuth,asientoy,trasbeberunpocodevino,afirmo:—Eso...,tengamoslanocheenpaz.—Cuqui..., tranquilízate —murmura Tifany—. Lo que Ruth quiere

decirteesque...—Sémuy bien lo que Ruth quiere decir, pero para mí es un tema

zanjadoynoquierohablardeél.¿Estamos?—Vale.Dejemoseltema—sentenciaYanira,quesabemuybiencómo

mesiento.Un incómodo silencio se origina entonces entre nosotras. Soy

conscientedelomalquelehehabladoaRuth.Lapobreestáentreélyyoy,sintiéndomefatal,melevantoymurmuroabrazándola:

—Perdóname,¿vale?Ellasonríeyasiente.—Perdónametúamítambién.Sonríoyledoyunbesoenlamejilla.Entonces,sacandolatíachulay

fuerteque séquehayenmi interior, regresoami sitioy,guiñándoleel

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ojoaunmorenoqueestáenfrentedemí,cuchicheo:—¿Paraquécentrarmeenunosolocuandohaycientoscomoél?Todas ríenpormiocurrencia.Yo también.Aunque tengoclaroque

acabodementir.Unavezterminamosdecenar,nosvamosatomarunacopay,como

siempre,acabamosenelbaretodelnoviodelaabueladeYanira.Allí,nospedimoslosfamososdestornilladores,queestánquedagustoy,divertida,bailoalritmocuandosuenaalgunacancióncountry.

Misamigas,queestántanlocascomoyo,rápidamenteseaniman.Porsuerte,elbailecitoesfácily,duranteunbuenrato,lascincoreímosynosdivertimosbailandoalsondelamúsica.

Estoybebiendocuandomeencuentroconuncocinerorubialesconelquetrabajéenunrestaurantey,valeee..., tuvimosunlíodeunanoche.LaverdadesqueJacobestádemuybuenver,ydejoquemetirelostrastos.Esunchulerasenpotencia,siemprelosupe,ynuncamecompliquélavidaconél.

Duranteunpardehoras,mientrasmisamigascharlanysedivierten,yohabloconJacob.Mecuentaque,enlostresañosquehemosestadosinvernos,secasóysedivorció.Y,cuandoledigoqueyotengounahija,sesorprendeymedalaenhorabuena.

Al quinto destornillador, noto que Jacob ya pasea la mano por miespalda.Elgustitoque siento es estupendo.Este tipo era fantástico en lacama. Como yo en estos momentos no busco nada más, comienzo areplantearmequéhacer:¿meacuestoonomeacuestoconél?

Confusapormispensamientos,medirijoalbañoy,enelmomentoenquevoyaentrar,deprontosientoqueunamanomeagarradelbrazoytira demí.Almirar, veo que esAndrew y, cuandome hace pasar a losbañosdelostíosycierralapuerta,lomirorecelosaygruño:

—¿Quéestáshaciendo?Élmeclavalamiradasinapartarlamanodelapuertaparaquenadie

puedaabrirla.Desdeluego,sugestonoesmuyconciliadory,cuandocreoquevaadeciralgo,acercasubocaalamíaymebesa.Nuestraslenguassebuscan,nuestrasbocasseabreny...Oh,Dios...,¡oh,Dios,québeso!

Elvellodetodoelcuerposemeeriza,hastaquesoyconscientedeloqueestoyhaciendo.Entonces,tomolasriendasdemicuerpo,lemuerdolalenguayél,dandounsalto,seretirademí.

—Pero¿quéhaces?—pregunta.

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Ay,pobre...,quémordiscazo lehedado.Pero,sinmostrarlequemepreocupo,preguntofrunciendoelceño:

—Mejordime:¿quénariceshacestú?—Casimearrancaslalengua—murmuracongestodolorido.—Nohaberlametidodondenodebías.Andrewnocontesta,sinosólomemira.—VoyamataraRuth—digoentonces—.Ellatehadichoqueíbamos

aestaraquí,¿verdad?Siguesincontestary,dispuestaacomportarmecomounabestiasino

seapartaymedejasalir,siseo:—Tienes dos opciones: o quitarte de en medio por las buenas, o

hacerloporlasmalas,yteaseguroque...—Tequiero,Coral...Tequiero—mecorta.Ay,Dios..., ay,Dios..., loquemeentrapor el cuerpo.Elhombrede

missueños,elduroAndrew,miCaramelito,mivaquero,meestádiciendolaspalabrasmágicasquesiemprehedeseadoescuchar.Aunasí,comonoquierocreerlo,respondoconfrialdad:

—Telodijeelotrodíaytelorepitoahora:malasuerte,chato,túmeeresindiferente.

—Mientes.Miento.¡Claroquemiento!SifueraPinocho,lanarizyamellegaría

hastalapared,peroinsistoconindiferencia:—Ay,Dios...,quépesadito.Pero,vamosaver,¿québichotehapicado

atiahora?Ahorahablasdeamor,cuandotúnocreíasenél,nienlaparejani...

—Laculpableerestú.—Yo...—memofosinperdermichuleríay,riéndome,afirmo—:Sí,

claro.Ymañana,silacapadeozonosejorobamásaún,tambiénseréyolaculpable.¡Vengaya,Caramelito!

Mi frialdad lo desconcierta y, dispuesta a no dejarlo ver lomuchoque me afecta su presencia y sus palabras, voy a soltar uno de misborderíoscuandodice:

—HaberestadocontigoenAguasFríasy luegodejardeestarlomehahechoreplantearmemuchascosas,ylaprimeratú.Teechodemenos.Teañoro.Quieroestarcontigo.Quieroplanearcosascontigo.Quiero...

—Andrew...—Coral, por favor. Tenemos que hablar. Dame la oportunidad de

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explicarmey,siluegonoquieresvolveraverme,loentenderépero,porfavor,dameesaoportunidad.

Suspiro.Estoydeseandosaberquétienequedecirmepero,claro,¡élnopuedesaberlo!Y,confusaporelbatiburrillodesentimientos,murmuromirandoanuestroalrededor:

—Vale,hablaremos.Peroloharemoscuandoyoquiera,nocuandotúdecidas.Bastayadebailaralsonquetútocas.Portanto,noteacerquesamí ni para preguntarme la hora porque necesito tiempo, ¿entendido?Cuando quiera hablar contigo, te lo diré, pero deja de agobiarme y deatosigarme.

Eldesconciertosigueensumirada,peroalfinalasiente.Luego,medispongoasalir,ypregunta:

—¿Quiéneseltíorubioconelqueestás?Al pensar en Jacob, sonrío, y más porque Andrew se refiere a él

comoel«rubio».Y,dispuestaaserunacabronadetomoylomo,afirmo:—Eselrubioconelquemevoyaacostarestanoche.Maldice.Veolaimpotenciaensusojospero,sindecirnadafuerade

lugar,susurra:—Cuandocreasquepodemoshablar,dímelo.Esperaré.Y, sin más, abre la puerta y sale del baño. Un par de tíos que

esperabanfueramemirany,mofándose,preguntan:—¿Todobien,guapa?Como sé por dónde va la preguntita, me encojo de hombros y

replico:—Sí.Aunquetodoesmejorable.Ellosríen,yyotambién.Aunque,laverdad,¿dequémerío?Cuando regreso con mis amigas, me acerco a Ruth, que ríe con

Valeriay,aloído,lecuchicheo:—Porquetequiero,sino,estanochedejaríadesertuamiga.Sumiradamedicequesabedeloquehabloy,suspirando,contesta:—Losiento.Losiento,peroselodebía.Meencojodehombros.Noquierohacerundramadealgoque,enel

fondo,me ha gustado y, haciendo un barrido con lamirada para ver siAndrewsehamarchadoono,loveoalfinaldelabarraobservándonos.

Sentirquemeobservamehacesaberqueahorasoyyoquientienelasartén por elmango y, dispuesta a que vea lo que yo vi aquella noche,agarroaJacobdelbrazo,meacercoaélylobeso.

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Cuando el beso acaba y compruebo cómo me mira el rubio,murmuro:

—Noteemociones.Estoesporlostiempospasados.Jacobsonríe.Sindudayaseimaginaelfindefiesta.Vuelvo a mirar entonces hacia el lugar donde estaba Andrew hace

unosinstantesantesyloveosalirdellocal.Esomeentristeceymehacesonreír.Sindudayoestoycomounacabra,ymissentimientos,totalmentedescontrolados.

Esanoche,cuandosalgodelbarconmisamigas,leprometoaJacobque lo llamaré.Mentira y gorda, pero asíme deja en paz y no se ponepesadito.Después,memontoenel taxiconYaniraymevoyasucasaadormir.NovoyadespertaraCandelapararegresaracasay,así,Andrewsemartirizarápensandolobienquemeloestoypasandoconelrubiales.

Unasemanadespués,enlaquenohallegadounsoloramodeflores,niunanota,nioigomúsicaatravésdelasparedes,soyconscientedequeélestácumpliendoconsupartedeltratoymeestádejandoespacio.

Una tarde, en la que salgo conmis amigas,Yanira comenta que haaceptadounaofertaparairsedurantedosmesesdegiraporEuropa.Todasaplaudimos. Sabemos lo feliz que le hace desempeñar su trabajo, y noscomenta que se marcha dentro de diez días. La escuchamos encantadascuando,depronto,mepreguntasimeimportaqueAndrewvuelvaasersujefedeseguridad.Rápidamentelecontestoqueno.Unacosaesloquehapasadoentrenosotros,yotraquelearruinelavidaprivándolodeltrabajo.

Esatardehablamosdemilcosas,exceptodeAndrewy,cuandosaleeltemademontarmipropionegocio,decidoaceptareldineroqueellasmeofrecen. Me he dado cuenta de que, en esta vida, quien no arriesga nogana,yhedecididoarriesgareneltrabajoydejaruntiempecitoaparcadoelamor.

Diezdíasdespués,YanirasevaaEuropaparadosmeses,yAndrewsevaconella.Esanoche,cuando llegoacasa, encuentrounanotaen lapuertaquedice:

Teecharédemenos.Andrew

Con tristeza, la leo y la releomil veces y, cuandome convenzode

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que esmejor que esté lejos demí,meocupodemihija y nopienso ennadamás.

Durante días, mis amigas y yo buscamos local. Vemos muchos:grandes,pequeños,medianos,peroningunoesloqueyobusco.HastaqueundíaOmar,elmaridodeTifany,mellamaymedicequeunamigosuyotieneunsitioimpresionanteenRodeoDrivequenopuedorechazar.

Aunque, como es lógico, lo rechazo. ¿Cómo voy a poder pagar elalquiler de un local ahí?RodeoDrive es la calle por excelencia deLosÁngeles, un lugar glamuroso repleto de tiendas de grandes marcas deropa.

Sin embargo, aunque al principiome niego ameterme en algo tangordo, al final los Ferrasa se reúnen conmigo y me convencen. Ellosestaránamilado.

Enesetiempo,Yaniramellamaparacontarmecómolevalagiray,por supuesto,mehabladeAndrew.Alparecer,elguaperashacambiadosushábitosenloreferentealasmujeresy,desdeelprimerdía,sededicaatrabajaryanomiraraningunaotra,aunqueseapelirroja.Enunprincipio,nomelocreo.Andrewesunchulerasqueatraealasmujeres,peroYanirameloaseguray,siellameloasegura,nolopongoenduda.

Enellocal,vatodovientoenpopa.Tifanymeayudaadecorarloyelresultado,comodiceella,¡esunacucada!

BuscoaRicardo,amigranamigorepostero,y,encuantoleofrezcotrabajar conmigo, no lo duda. Deja el trabajo que tiene y, juntos,comenzamosacrearunequipo.

En ese tiempo recibo alguna que otra llamada de Ronna desdeHudson. Lamujer quiere saber si todome va bien, y tengo que reírmecuandomeconfiesaqueSorahadecidido llevar la línea telefónicahastaAguasFrías.Sinduda laabuelaha resueltomodernizarse,especialmenteporlasnecesidadesdeNayeli.¡Bien!

LewisyMoses siguenenel rancho.Aúnnosehanmarchado,peroRonna sabe que lo harán, como lo sé yo, aunque Tom los cargue detrabajo para retrasar el momento. Eso me hace sonreír, y Ronna merecuerda que Apache, mi bonito potrillo, espera que algún día vaya averlo,comoesperantodosquelosvisiteconCandela.

RonnamehabladeSora.Alparecer,laviejaindiaharebajadomuchosucarácteryahoralavidaesmásfácilconella.Nayelihacomenzadoelinstitutoyparececontenta.ColdyFlorestánfelices,¡vanaserpapás!,lo

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queesungranmotivodedichaparatodos.Ennuestrascharlas,yolecuentomisprogresosconellocalyellame

animaemocionada.Estáseguradequetodomesaldrábien,yyosuspiroyquieroverlotambiéndeesemodo.HablamosdeMadison,queestáfelizenNuevaYork,dondetrabajaenunatiendadevestidosdenovia.Saberqueestácontentaybiennoshacefelicesalasdos.

Encambio,deloquenuncahablamosRonnayyoesdeAndrew.Creoqueambassomosconscientesdequeesuntemadelicadoyloomitimos,aunquenodudoqueellapiensaenéltantocomoyo.

Losdíaspasanyellocalvatomandoforma.LagiradeYaniratocaasufiny,lanochedesullegada,Dylanleorganizaunacenaparacelebrarqueyaestáencasa.

Encantada,acudoalacenaconmipequeña.Vamostodaslasamigas,consusrespectivasparejasynuestrosniños.Comosiempre,estarconmifamilia, porque yo los considero mi familia, me hace feliz. Dichosos,todosescuchamoslasanécdotasqueYaniranoscuenta,ynospartimosderisa en el momento en que, encantada, habla de la sorpresa que le dioDylancuandosepresentóenelbackstageensuconciertodeMadridparapasarquincedíasconella.

Conuna copadevino en lasmanos, observo amis amigasy a susparejas y disfruto de la complicidad y el cariño que se tienen. El noviofrancésdeValeriaesunamory,yasimiroalosFerrasa,medeshago.Sonmaravillosos conYanira, Tifany yRuth, y las adoran. Besan por dondeellaspisany,enciertomodo,sientocelitosporlasuertequehantenidoenel amor. Un hombre como ellos es lo que cualquier mujer desearía,aunquenodudoquecualquierhombredesearíatambiénaunamujercomocualquierademisamigas.

Acabadalacena,mientrastodosseentretienenconlosniños,Yanirameagarrade lamanoy, juntas,vamosa lacocina.Allí, cogeunacoca-colaparaellayunacervezaparamíy,mirándome,pregunta:

—¿Cómoestás?Entiendopordóndeva.Nohacefaltaquemeaclarelapregunta.—Bien.Mibuenaamigasonríe,sesientaenuntaburetefrenteamíeinsiste:—Gordicienta,nomeengañes,queconozcohastacómopestañeas.Esomehacesonreíry,cogiendolacervezaquemiamigameofrece,

murmuro:

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—Estoyconfundida,rara.Noséquémepasa.Yaniradauntragoasubebida,yoalamía,eindica:—Tepasaloquetepasa:queestáscolgadaporélytienesmiedo.Norespondo.Tienemásrazónqueunsanto,ycontinúa:—Creo que ninguno de los dos esperaba que ocurriera lo que ha

ocurrido,¿verdad?Perotúloañorasaéltantocomoélteañoraati.—Venga,Yanira...,noempiecestútambiénconeso.—¿Cómo que no empiece?—Y, al ver que resoplo, añade—: Pues

sientodecirtequesólo tienesdosopciones.Opción1:hablasconély ledicesquenoquieressabernadaporqueyano teacuerdasnidecómosellama.Yopción2:hablasconélyledicesquenopuedesvivirunsolodíamássinél,comoélnopuedevivirsinti.

Sonríoconamargura.—Noestanfácil.—Lo sé—afirma—.Pero ya no tenéis quince años. Sois adultos, y

creo que debéis tomar una decisión o,mejor dicho, que tú debes tomarunadecisión.Pero,vamosaver,Coral, ¿túnoquieresestar conalguienque te adore y temime comomereces? ¿No quieres despertarte por lasmañanasyteneratuladoalhombrequedeseasyamas?

—Sí.—¿Entonces?—Ay,Yanira...,nosé.¿Ysimañanatodoeseamorquesupuestamente

me tieneseesfuma?¿Ysi sedacuentadequeyonosoy lamujerdesuvida? No sé, Yanira..., no sé. Si le pasó a Joaquín, a quien siempre heconsideradounhombrecentrado,¿porquénolevaapasaraAndrew?Éltodalavidahasidounmujeriegoy...

—Niquetúfuerasunamonjadeclausura...—Meríocuandodiceeso—.Vamos a ver, sois adultos, solteros, y habéis estado con quien os haapetecido, pero ahora queréis estar juntos, como queremos estar juntosDylanyyo.¿TútecreesqueyoviviríasiestuvieratodoeldíapensandoqueDylansevaaenamorardeotra?Mira,Coral,oabrestumenteyledasunaoportunidadalhombrequeseenamorede ti,queenestaocasiónsellamaAndrew,onuncanadadeloquedeseaspodráserverdad.

Nodigonada.Mecallo,yésta,alvermimutismo,dice:—¿Recuerdas hasta dónde llegó Tifany por su cabezonería de no

reconocerquequeríadarleotraoportunidadaOmar?Pensarenesonoshacesonreíralasdos.

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—Claro que lo recuerdo—respondo—. Casi se casa con el pobreruso.

—Exacto.Casisecasaconaquelrusopero,porsuerte, tuvolucidezmientrascaminabahaciaelaltaryreculóparairenbuscadeOmar.

Suspiro.Doyuntragoamicervezaymurmuro:—Joder...¿Porquéelamortienequesertancomplicado?—Porqueelamorsóloesparalosvalientes.Tiene razón.Sinduda, sólo losvalientesabrendel todo sucorazón

sinquelesimportequealgúndíapuedendestrozárselo.—¿SabesquecuandoestábamosenMadriddeconcierto,Andrewme

buscóporquequeríacomprarseundiscodeLuisMiguel?—diceentoncesmiamiga.

Yolamiroboquiabiertayellaañaderiendo:—Vino a preguntarme por una canción que hablaba de dos amigos

que vivían frente a la playa y se encontraban un perro abandonado queluegocuidaban.

SueltounarisotadayYanira,riendo,continúa:—Comonosabíaaquécanciónserefería,estuvimosunatardeentera

en el hotel escuchando aLuisMiguel hasta que sonóNo existen límites.[29]Pero¿quémentiralecontaste?

Riendoalrememoraraquelmomento,leexplico:—Undíamepreguntóquédecíalacanciónymeinventéeso,y...—Puesquesepasqueyoledijeloquerealmentedecíalacancióny,

alsaberlo,sonrió.Ambassoltamosunacarcajadayluegomilocaamigaseacercaamí

ydice:—Sé valiente como sé que lo eres y daos una oportunidad. Ese

hombrelovale,ymáscuandomedijoqueesperabaque,cuandopensarasen él, escucharas a tu corazón. Te juro, Gordicienta, que cuando lo oídecireso¡meganó!Siempremehaparecidountiporesponsable,ademásdetrabajador,yyanotedigoesodeinteresanteybomboncito,porqueesobienlosabestúya.

Sonrío. No, no hace falta que me lo diga. Sé muy bien cómo esAndrew.

—¿Creesqueestoyloca?—preguntoentoncesmirándola.Yanirasonríeyafirma:—Locaestaríassinoledierasunaoportunidad.

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—Pero¿ysisalemal?—¿Ysisalebien?—Ay, Yanira..., quiero pensar que todo podría salir bien, pero ya

sabes que en temas de amor soy un desastre. Y, para muestra, Joaquín:tuvimosaCandelaydejódeestarenamoradodemí.

—Quizá pasó eso para que pudieras conocer a la persona querealmente te merece.—Y, cogiendo mis manos, murmura—:Mira a tualrededor. Tifany,Valeria,Ruth o yo.A ninguna nos ha sido fácil sacaradelantenuestrasrelacionespordistintosmotivos,perocuandodeverdadexistealgoespecialentredospersonas,esdifícilquesepuedaolvidareignorar. —Asiento. Sé de lo que habla, y sé que tiene razón—. A ver,Gordicientamía,yodequienmejorpuedohablarteesdeDylanydemí.Sabesquelonuestronofuefácil.Inclusocasadosnosllegamosaseparary, cuandoya lohabíadado todoporperdido, fue él quienmepersiguióhastaquequiseescucharloydarleotraoportunidad.Y teaseguroqueesunadelasmejoresdecisionesquehetomadoenmivida.

—Lo sé —afirmo emocionada al recordar lo que mi amiga mecuenta.

Madremía,esdurorememorartodoloqueYaniradice.Surelaciónnofuefácil,peroaquílatengo,enamoradadeunhombrequelaadoraylaquieretantocomoellaaél.

—Andrew—prosigue— se equivocó como Dylan en su momentocreyendo lo que no es, pero se ha dado cuenta de su error e intentasubsanarlo.Que sí, que lo ideal seríaquenohubierapasado,pero en lavidalascosaspasanyamenudonosabemosporqué.Lepedistetiempoyquenoseacercaraatiyeltíoloestárespetandoapesardelodesesperadoqueestá.

—Ya,pero...—TienesalgoinacabadoconAndrew.Sabesqueestáesperandoaque

ledesunaoportunidad,y creoquedeberíasdársela.Primero,porque loquieres; segundo, porque sabes que él te quiere a ti; tercero, porque lascancionesdeKeithUrbanyLuisMiguelsignificanmuchoparavosotros,y cuarto, porque te conozco y estás deseando gritar otra vez «¡VivaWyoming!».

Oíresomehacesonreír.QuébrujaesYanira,yquébienmeconoce.Por mucho que me empeñe en ignorarlo, en negarlo, etcétera,

etcétera,Andrewesespecial.Esdiferentedelrestodeloshombresquehe

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conocidoy,aunquemehagalachulita,séloquesiento,loquequieroyloque necesito. Y, en este instante de mi vida en que mi amiga merequeteabrelosojos,sientoquequieroestarconél.

—Coral, recuerda eso que te he dicho de que el amor es para losvalientesporquetúloeres.

Sonrío.Asientoy,seguradeadóndetengoqueiryquédebohacer,lepregunto:

—¿TequedasconCandelaestanoche?Aloírme,miamigamemiraysonríe.—Claro que sí,Tonticienta.Anda, ve y soluciona esto de una santa

vez.Conuna amplia sonrisa,me levantoy abrazo ami amiga.Cojomi

bolso, que está en la entrada y, tras despedirme demis amigas y de suschicos,quememiranextrañados,salgoporlapuertasinqueCandelamevea.

Una vez arranco el coche, comienza a sonar la canción de KeithUrbanSomebodyLikeYou[30]yempiezoacantarlasonriendoalpensarenAndrew.

Mientras canto a voz engrito en el coche, diciendo esode«quieroamaraalguiencomotú»,estoyseguradeadóndemedirijoyloquevoyahacer. Mi impaciencia por llegar se hace enorme y, cuando aparco elvehículo frente al portal de mi casa, creo que todo Los Ángeles estáescuchandoelfuertesonidodemicorazón.

¡PorDios,semevaasalirdelpecho!Entro en mi apartamento sin hacer ruido, dejo el bolso sobre mi

sillón y escucho a través de la pared para averiguar si Andrew está encasa.Oigomovimientosenelsalón;alparecer,tienelatelevisiónpuesta.Encantada,medirijoalanevera,cojounpardecervezas,memiroenelespejoparaversiestoymonaypeinaday,después,abrolapuertademiterrazahaciendoelsuficienteruidocomoparaquemeoiga.

Salgo a la terraza, me apoyo en la barandilla y cierro los ojosmientrassientoqueelairememueveelpeloyelolordelmarinundamisfosasnasales.¡Quémaravilla!

NopasannidossegundoscuandooigoquelapuertadelaterrazadeAndrewseabre.

—Hola—mesaluda.Intentandonodejarleverporquéestoyallí,lomirocomoelqueno

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quierelacosaysaludoamivez:—Hombre, hola. Pensaba que, tras regresar de la gira, irías a

Hudson...Élniegaconlacabezayrespondemirándome:—Puesno.Aquíestoy.Un silencio incómodo se instala entonces entre nosotros, hasta que

Andrewseapoyaenlabarandilladesuladoydice:—¿QuétalCandela?—Bien—¿Estádormida?Niegoconlacabeza.—EstáencasadeYanira.—¿Yeso?Retirándomeelpelodelacara,indico:—Tengounacitaimportanteestanochey,yasabes,unascosasllevan

aotrasyhepreferidoquesequedaraconellaparaestarmáslibre.Asiente.Sugestoseensombrecealoírme,yafirmamoviéndose:—Bueno,entoncestedejo.Cuandoveoquevaameterseensucasa,meapresuroaañadir:—Hoyeseldía,Andrew.Dimequéquiereshablarconmigo.Élmemiray,sinmoversedelsitio,murmura:—Quizá sea mejor que lo hablemos en otro momento. No quiero

interrumpirtucitaimportante.Ay, pobrecito..., menuda paciencia está teniendo conmigo. Primero

beso a Jacob y ahora le digo eso y aguanta..., aguanta por mí. Y, sinpermitirle quedesaparezcade la terraza, le tiendounade las cervezas einsisto:

—Tranquilo.Vamos,venyhablemos.—Perotucita...—Lacitaesperará.Notepreocupes.Conscientedequeloestoydescolocando,mesientoenunasillademi

terrazay lomiro.Él hace lomismoen la suyay, al ver lo atoradoqueestá,digoparainiciarlacharla:

—¿RecuerdaseldíaquehuidelranchoymeencontrasteenLander?—Andrewasiente—.Esedíamedicuentadequemissentimientoshaciatieran mayores de lo que yo creía y, cuando me encontré con Arizonapensandoquetúsentíasalgoimportanteporella,lepedíqueteconquistara

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sinpensarenmí.Lohiceporquequeríaquefuerasfeliz,aunquenofuerayolapersonaquetedieraesafelicidad.Peronunca...,nuncalepedíquesequedaraembarazada.Jamás.

Asiente.Parecequemecree,yprosigo:—Luegomeencontraste,meconvencistepararegresaraAguasFrías

y, aunque intenté mantenerme al margen y ser coherente con lo que lehabíapedidoaArizona,semehizoterriblementecuestaarribapresenciarciertascosas,ydeahímisataquesdecelos.Mástarde,algocambióentrenosotros, túmepedisteaquellacitay,esperanzada, ledijeaArizonaquecesaraen loque lehabíapedidoporque teamaba.Penséqueentendía loque lehabíadicho,peroeldíade labodadeFloryCold loutilizóyseinventóesodelembarazoparaalejartedemícuandovioquetúyyo...—Suspiro y, para finalizar, añado—:Sé que debería habértelo contado.Séque no debería haberle pedido eso a ella, pero lo hice, y cargo conmipartedeculpa.

Andrew,quehaescuchadosininterrumpirme,diceunavezacabo:—DesdelaprimeravezqueestuvecontigoantesdelabodadeRuth,

me fijéen ti.Y,aunquenuncadijenada,porqueyonocreíaenelamor,siempremegustabaverteysaberdeti.Quealfinalfuéramosvecinosnofueprovocado,sinoalgocasual,yesomeacercómásati.Niteimaginaslo especiales y desconcertantes que fueron los días que tú y yocompartimosaquícuandoCandelasefue...Mepasabaeldíapendientedesiabríaslapuertadelaterrazaparaestarcontigo,pero...

—Perosinoparabasdetraermujeresatucasa...—replico.Élsonríeyasiente.—Tratédenocentrarmeenti,peroniteimaginaslodifícilqueseme

hizo.Y,cuandovilaposibilidaddellevarteaAguasFríasparaconocertemejor, no lo dudé. Si lo piensas, la noche que estuvimos solos en LasVegas, fui yo quien llamó a tu puerta, como otras noches en el rancho.Cadadíaquepasabacontigomegustabasmás,meatraíasmásy,aunqueno niego que, cuando vi a Arizona algo se removió en mi interior, teaseguroque...

—Puesbienquelabesabas.Quetevienmásdeunaocasión.Andrewasiente,nodicequeno,yresponde:—Nome creerás, pero lo hice para darme cuenta de que tus besos

eranlosquedeseaba,ynolosdeellani losdeningunaotra.Nopiensesqueteutilicéati:lautilicéaellaparaconvencermedequetúysólotúeras

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lamujerquequeríaamilado.AunquemigranfallofuereaccionarcomolohicealenterarmedeloquemecontóArizona.Nopodíacreerquetúlehubieraspedidoquesequedaraembarazadademíy...

—Ynolohice—insisto.Andrew,desdesuterraza,asiente.—Losé.Ellameloconfesóposteriormente.Ahoralaqueasientesoyyo,yentoncesélcontinúa:—Nohayunsolodíaquenomearrepientadenohaberteescuchado,

dehaberlabesadodelantedetiydetodosydehabermemarchadodespuésconella.

En silencio, nosmiramos.En silencio, esperamos reacciones, hastaqueyopregunto:

—¿TeacostasteconellacuandoosmarchasteisdeAguasFrías?—Pasó varios días conmigo, pero no ocurrió nada entre nosotros.

Nomeacostéconella.Novolvíabesarla.Ellaestuvoamiladoduranteesosdíasy,cuandoviomidesesperación,fuecuandomecontólaverdad.

—Y,sitedijolaverdad,¿porquénomellamasteo...?—Porque estaba avergonzado. Me avergoncé de lo que te había

hecho,deloquelehabíacontadoamifamilia,dedejartesolaytiradaenAguasFrías,yhui.Huihastaquemedicuenta,alllegaraWashington,dequedenadaservíahuirsienrealidad loquenecesitabaera regresara tiparapedirteperdónyestarcontigo.

Oíresohacequesemepongatodoelvellodepunta.Éltampocolohapasadobien.Amboshemossufridoporamor,pornuestroamor.

—Estáclaroquelosdosnosequivocamos,¿no?—murmuro.—Sí —asiente él—, pero mi error fue peor. ¿Crees que podrás

perdonarme?—Estásperdonado—afirmoconcordialidad.Aunasí,nomemuevo.Quieroverhastadóndeescapazdellegarpor

volveraestarconmigo.Y,entonces,levantándose,dice:—Dios...,nuncaheservidoparaestodelamor.Querríadecirtetantas

cosasque...—Dímelas—murmuroconunhilodevoz.EsasimplepalabrahacequeAndrewmemire,separeyapunte:—Tengomiedodequemerechaces.Esomehacesonreír.Élesunapersonacomoyoycomoelresto,y

tienetambiénsusmiedosysusinseguridades.Y,entonces,recordandolo

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quemehadichomimaravillosaYanira,murmuro:—Elamoressóloparalosvalientes,¿losabías?Andrewasiente.—Sí.Haceunosdíasmelodijounabuenaamigatuya.Ambossonreímos.Élseapoyaentoncesenlabarandilladesuterrazayseñala:—Y,hablandodeella, tambiénme tradujo la letradeciertacanción

que...Sonrío,yAndrewmurmura:—Yalosabes,¿verdad?Asiento.Nolevoyamentiry,dispuestaasersinceraalcienporcien,

explico:—Mira,Andrew, acabas de decirme que te fijaste enmí en nuestro

primeryúnicoencuentroantesdelabodadeRuthy,sitesoysincera,yotambiénmefijéenti.Siemprerelacionéesacancióncontigoy,cuandomepreguntasteporella,noqueríaque...

—Lo entiendo..., ahora que sé lo que dice la letra, lo entiendo—afirma.

Sentirsumirada,suintensamirada,hacequesemeresequehastaelalma, por lo que me levanto de la silla y me apoyo de nuevo en labarandilla.Entoncesveoqueélsaltaamiterrazaconagilidady,cuandolotengoamiladoymeagarraporlacintura,diceenmioído:

—Unavez,nohacemucho,yjustoenlaplayaquetenemosfrenteanosotros,unachicainigualable,bonitaymaravillosamedijoqueyoteníamiedodeenamorarme,ymereí.—Sonríoymevuelvoparamirarlo.Séqueesachicasoyyo—.Sinembargo,ahoradeboconfesartequetengounmiedoatrozaqueesachicainigualable,bonitaymaravillosanoestétanenamoradademícomoyoloestoydeella.

Ay,Dios...,ay,Dios...,sólohafaltadounaestrellafugazcruzandoelcieloparaquefueracomounaescenasacadadeunademisnovelas.

Andrew,mivaquero,acabadehacermeladeclaracióndeamormásbonita que nunca habría imaginado oír de su boca. Y, cuando estoymirándolo sin saber quédecir,me enseñaque llevapuesta la pulsera de«¿Repetimos?»,yprosigue:

—EstarcontigoenAguasFrías,despertarmecadamañanaatuladoydisfrutardetusonrisahasidolomejorquemehapasadoenmuchosaños,ymemueroporqueaceptesque se repita cadaunodenuestrosdías.Me

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muero porque escuches a tu corazón como lo estoy escuchando yo,porqueest...

Nolodejoterminar,¡¿paraqué?!Y,lanzándomeasuboca, lobeso.Lodevoro.Melocomoconauténticaadoraciónypasión,mientrassientocómosusfuertesbrazosrodeanmicuerpoymehacensentirquesomosunasolapersona.

Elbesosehaceeterno...Elbesonosdalavida...Elbesonoshacesaberquelonuestroesdeverdadydecorazón.Atrás dejamos dudas, malas preguntas y tonterías. Hemos vuelto a

reencontrarnos, hemos vuelto a darnos una oportunidad y, deseosa deestarconélcomonecesito,murmurocogiendosumano:

—Vamos,ven.—¿Ytucita?Sonrío al oírlo preguntar eso con el gesto algo sombrío, y afirmo

conunsuspiro:—Mi cita importante eres tú, pedazo de tonto, y ya has llegado,

¿verdad?Sonríeencantado.Sientoquelehequitadoungranpesodeencima.Mecogeenbrazosyentramosenel salóndemicasa,donde,entre

besos y palabras cariñosas, nos desnudamos dispuestos a hacernosmutuamenteelamorcomollevamostiempodeseando.

Cuandonuestroscuerposseunen,primerolentamenteyluego,segúnla pasión aumenta, más deprisa, ambos sentimos que hemos llegado anuestrohogar.

Mivaquero,miAndy,miamor,memiraalosojosmientrasmehacesuyay,consensualidad,pregunta:

—Oye,morena,¿túquémiras?Dios...,sí...,sí...,sí...Sonrío.Nopuedonohacerloy,levantandolascaderaspararecibirlo

unaymilveces,acercomibocaalasuyay,henchidadeamorydedeseo,murmuro:

—Ati,Caramelito...,ati.

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Epílogo

RanchoAguasFrías,Wyoming,unañodespués

—Y,porelpoderquemehasidootorgado,yoosdeclaromaridoymujer.Losaplausosmeaturden.Ay,Dios,¡quemeacabodecasar!Enamoradahastalastrancas,miroalhombrequeadoro.Andrew no puede estar más guapo vestido con ese precioso traje

azul,lacamisablanca,lacorbatay,porsupuesto,susombrerodecowboy.Conelcorazónacelerado,lomirocuandoélsonríeydice:

—Lohemoshecho,morena.—Dios,¡lohemoshecho!—repitoatontada.Mimaridometomaentoncesentresusbrazosymebesa.Medaese

besode amorquehe tenido tan idealizadodurante añosy años, y yo loacepto encantada, lo disfruto y se lo devuelvo. Mi pequeña Candelaaplaude en los brazos de Sora, que, todo hay que decirlo, se adoranmutuamente,ylaabuelaseríecuandomihijalallamaYayaPocahontas.YRonna, que no puede aplaudir porque tiene en brazos al bebé de Flor yCold,nosmiraemocionada.

Con mi precioso vestido de novia —ese que siempre quise y queMadisonyFlormeregalaronunañoatrás—,sonríoentre losbrazosdemiyaesposo,quenopuedeestarmásfeliz,mientrassalimosdelaiglesiadeHudsonconvertidosenmaridoymujery,cómono,ademásdearroz,nostiranalubias.Estavezcierrolaboca:noquieroquedarmemelladaeldíademiboda.

Cuandomesueltaporquelagenteasílopide,amboscomenzamosarecibir besos, felicitaciones y abrazos.Madremía, ¡qué jartón de besosnosdan!Son tantos queyano sé quiénmehabesadoni quiénno lo ha

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hecho.Mimadreymihermanaestáncontentísimas.HanviajadodeTenerife

aWyomingparaasistiralaboda,yveolafelicidadensusojos,comolaveoenlosdeRonnaySora.

Tras hacernosmil quinientas fotos, nosotros y todos los invitados,que no son más de cien, nos montamos en los coches y regresamos aAguasFrías.Vamosacelebrarloallí.

Enelcamino,miromimano.EneldedoluzcounpreciosoanilloqueAndrewmehacomprado,comoélluceunoquelehecompradoyo.

—¿Estáfelizmimujercita?—oigoentoncesquepregunta.—Mucho.Enamorada,acercomibocaalasuyaparabesarlocuandoSora,que

vaatrásconmihija,Ronnaymimadre,dice:—PorelamordeDios,Caramelito, ¡quevasconduciendo!Deja los

besosparadespués.Andrewyyonosreímos,peroaunasínosbesamos,¡faltaríamás!Una vez en el rancho, todo el mundo deja los coches en la parte

trasera de la casa y, en cuanto me apeo, busco a Yanira. No sé si noshemosbesadoantesonoy,cuandonosmiramosyéstacaminahaciamí,nosabrazamosyríoaloírladecir:

—SeñoraMcCoy,¡enhorabuena!La quiero. La adoro. Sin ella,mi vida nunca habría sido la que es,

probablemente jamás habría conocido al hombre de mis sueños, y leestaréeternamenteagradecida.

Meses atrás, tras solucionar mi situación con Andrew, cuando dijequequería llamarami local«Oye,morena, ¿túquémiras?», ella fue laprimera en apoyar la moción. A los Ferrasa les pareció un pocoarriesgado,peroaceptarony,hoyporhoy,puedodecirqueesunodeloslocalesdereposteríamásvisitadoymejorconsideradodeRodeoDriveydetodoLosÁngeles.

De lamanodemiamiga,caminohaciaelgranerocuandoéstadiceemocionada:

—Estoesprecioso,Coral...,precioso.—Telodije...,¿lorecuerdas?EstamoshablandocuandoTifany,RuthyValeriaseacercan,yTifany,

aquienleparecióunhorrorqueledijeraqueibaacelebrarmibodaenungranero,ahoraquelove,iluminadoyentodosuesplendor,nopuedeestar

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másdeacuerdo.—¡Mesuperencantaaaaaaaaaa!—gritafeliz—.Esideaaaaal.—Sí, lo es—afirmo y, para hacerla rabiar, me subo el vestido de

noviay,enseñándolemispies,pregunto—:¿Quéteparecenmiszapatosdenovia?

—¡Quépuñeteraes!—semofaValeriaalvermisbotascamperas.Ruthsueltaunacarcajada.—¡Lohashecho!—chilla—,¡nomelopuedocreer!Tifany, que sigue mirando mis pies con la boca abierta mientras

Yaniraríeacarcajadas,murmura:—PorelamordeDios,cuqui...,pero...pero¿dóndeestánlospeeptoes

tanidealesdeValentinoqueteregalé?Encantada por los preciosos zapatos que me regaló mi loquita, la

abrazoy,poniéndolemorritos,murmuro:—En la habitación, cariño. Prometo ponérmelos esta noche cuando

mequiteelvestido.Estamos riéndonos por ello cuando Madison y Flor llegan hasta

nosotrasyestaúltimamurmura:—Ay...,quérecuerdosmásbonitosmetraeesto.Feliz,laabrazoalrecordarsuboda,yMadisonmemirayafirma:—Sin duda, con ningún vestido de novia estaríasmás radiante que

conéste.Laabrazoemocionada.Ellanopodía faltarallí.Acudeacompañada

porsunuevonovioyconsuincipientebarriguitadeembarazaday,sóloconverlelamirada,sélofelizquees.

Duranteunrato,charloconellasyconmisamigasy,cuandoveoqueFlor estámuy participativa, sonrío yme pregunto cuántas cervecitas sehabrátomadoya.

Moses y Lewis hablan con Ronna y Sora. El día anterior, ellosllegarondeChicago,dondemeconstaque son felicesdisfrutandode sunuevavidaydesulibertad.

Al fondoveo aTom,quenoha rehecho suvida connadie, junto aDylan,TonyyOmar.Encantado, lesestáenseñandounpocoel ranchoyyolosobservofelizcuandooigolarisacristalinademihijay lade losniños de mis amigas, que corren perseguidos por Cold y el novio deValeria.

Por expreso deseomío,me encargué de la decoración del granero

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para labodacomolohicepara ladeFlor.Organicélosprimerosplatoscon una empresa de catering que me gusta mucho, y contraté a loscamarerosydosgruposdemúsica,unodecountryyotrodesalsa.

También le pedí a Betsy que hiciera sus famosas croquetas para lacenayéstaaceptóencantada,comoRonnaysusamigasaceptaronhacercarneasada.Yomecurréunademisfamosastartas,que,todoseadicho,mehaquedadopreciosayconunsaborsuperior.

Nayeliestáquenoselocree:Yanira,¡lacantante!,estáallí,ysehacecientosdefotosconellaqueluegosubealasredessocialesparachulear.En un año, la jovencita ha cambiado para convertirse en una chicaresponsable de sus estudios y con la cabezamejor amueblada de lo quepenséensumomento.

Ronnaestábien.Controladaporsuneurólogoporsuproblemaconelpárkinson,perobien.Siellaesfeliz,¡todossomosfelices!

La cena comienza, los invitados disfrutan de los manjares que loscamarerossirvenenesegranerollenodevidaydeluzytodosbrindamosvariasveces.Y,porsupuesto,Andrewyyonosbesamosyanimamosaquelagentenoslopida.Soraponelosojosenblanco,perosonríe.Sonríeyesfeliz.

Cuandolacenaacabayunodelosgruposdemúsicasepreparaparacomenzaratocar,deprontooigoporlosaltavoceslavozdeYanira.

Sorprendida,levantolavistayésta,mirándome,dice:—Vamos..., vamos..., losnovios.Losquiero en el centrode la pista

paraqueabranelbaile.Andrewyyonosmiramosy, cogiéndonosde lamano,hacemos lo

quenos pide entre los aplausos de todos.Cuando estamos dondeYaniraquiere,siguehablando:

—Coral,Andrew,nohacefaltaqueosdigaloespecialesqueambossoisparamí.Andrew,porqueeselmaravillosohombrequemecuidaenlasgirasyque,además,haenamoradoamiamiga,yCoral...,¿quépuedodecirdeti?Eresmiamiga,mihermana,miGordicienta,mitodo.Siemprehemosestado juntaspara lobuenoypara lomalo,y esperoque lavidanosdélaoportunidaddequeasíseadurantemuchos...muchosaños.—Meemociono. Mi tulipana me va a hacer llorar, pero entonces añade—:Bueno..., no voy a seguir diciendo cosas de la recién estrenada señoraMcCoyporque,sino,sevaaecharallorarencualquiermomento,peroquierocantarlesalosnoviosdoscancionesqueséquesonmuyespeciales

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paraellos.Laprimera,paralosquenoentiendanlaletraporquelavoyacantarenespañol,osdiréquetratadedosamigosquevivenenlaplayayse encuentran un perro al que deciden cuidar juntos. —Andrew y yosonreímos divertidos—. Y la segunda es una canción country llena depositividadquehablasobreunamorpreciosoquehaceverelmundodeotra manera. Ambas canciones son hoy para vosotros. Os quiero y osdeseounalargaymaravillosavidajuntos.

Dicho esto, comienzan los primeros acordes deNo existen límites,[31]ymiamor,mirándome,pregunta:

—¿Bailasconmigo,morena?YoaceptoencantadamientrasYanira,consupreciosavoz,interpreta

esacancióntanespecialparamí,paranosotros.Cierro los ojos. Disfruto. Nada, absolutamente nada de lo que

imaginé en todami vida podría ser tanmágico y especial como lo estásiendomiboda.Sinlugaradudas,estosuperamisexpectativas.

Cuandolacanciónacabaytodosaplauden,estoyapuntodellorar.¡Quémomentomásbonito!Luego, cuando comienzan los acordes de Somebody Like You,[32]

Andrew me da una vuelta sin soltarme que hace que todos vuelvan aaplaudiryempezamosabailarcomosiallínohubieranadiemásexceptoélyyo.

Durantehoras,bailamoscountry,salsa,pop,quecantaYanira,ytodosdisfrutandelafiesta.Estoyemocionadamirandoamialrededormientrassaboreomifelicidadyladetodaesagranfamiliaquetengocuandosientolasmanosdelamordemividarodeándomelacintura.

—¿Todoestácomotúquerías?—mepreguntaaloído.Asiento.Mibodaesperfecta.Y,volviéndomeparamirarloalosojos,

sonríoconpicardíaymeacercoasuboca.—Sólo falta una cosa para que se cumplan todos mis sueños —

murmuromirandoendirecciónalestablo.Andrewsonríe.Conocemis locuras.Acontinuación,mecogeentre

susbrazosy,mientrascaminahaciaallí,dicealtiempoqueyomerío:—Morena,seráunplacergritar«¡VivaEspaña!».

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Notas

[1]Noexistenlímites,WMMéxico,interpretadaporLuisMiguel.(N.delaE.)

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[2]Véasenota1.

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[3]Recuérdame,WMSpain,interpretadaporPabloAlborán.(N.delaE.)

Page 454: Oye, morena, ¿tú qué miras? (Spanish Edition) · suspirado es cosa de las novelas que tanto me gusta leer y de unos pocos afortunados entre los que yo no me encuentro. Sé que

[4]Pasosdecero,WMSpain,interpretadaporPabloAlborán.(N.delaE.)

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[5]LaGozadera,Magnus/SonyMusicLatin, interpretadaporGentedeZonayMarcAnthony.(N.delaE.)

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[6]Véasenota1.

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[7]Mimedicina,WarnerMusicSpain,S.A.,2009,interpretadaporCarlosBaute.(N.delaE.)

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[8]BornThisWay,InterscopeRecords,interpretadaporLadyGaga.(N.delaE.)

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[9]MyAll,Columbia,interpretadaporMariahCarey.(N.delaE.)

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[10]HereintheRealWorld,Arista,interpretadaporAlanJackson.(N.delaE.)

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[11]WeWereUs,HitRedRecords,2013,interpretadaporKeithUrbanyMirandaLambert.(N.delaE.)

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[12]Véasenota1.

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[13]Chattahoochee,AristaNashville,interpretadaporAlanJackson.(N.delaE.)

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[14]Contuvoz,AloneUndawaS.L.,interpretadaporTarifaPlana.(N.delaE.)

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[15]WorthIt,SycoMusic/Epic,interpretadaporFifthHarmonyyKidInk.(N.delaE.)

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[16]Véasenota15.

Page 467: Oye, morena, ¿tú qué miras? (Spanish Edition) · suspirado es cosa de las novelas que tanto me gusta leer y de unos pocos afortunados entre los que yo no me encuentro. Sé que

[17]SomebodyLikeYou,CapitolRecordsNashville,interpretadaporKeithUrban.(N.delaE.)

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[18]IfHeavenWasn'tSoFarAway,TheValoryMusicCo.,LLC,interpretadaporJustinMoore.(N.delaE.)

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[19]Véasenota3.

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[20]Véasenota17.

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[21]Macarena,RCARecordsLabel,interpretadaporLosDelRío.(N.delaE.)

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[22]CountryMan,CapitolRecordsNashville(NewRelease),interpretadaporLukeBryan.(N.delaE.)

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[23]Véasenota22.

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[24]Lagatabajolalluvia,RCARecordsLabel,interpretadaporRocíoDúrcal.(N.delaE.)

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[25]BurnOneDown,RCARecordsLabelNashville,interpretadaporClintBlack.(N.delaE.)

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[26]Véasenota13.

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[29]Véasenota1.

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[30]Véasenota17.

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[31]Véasenota1.

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[32]Véasenota17.

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Megan Maxwell es una reconocida y prolífica escritora del géneroromántico.Demadre españolaypadre americano, hapublicadonovelascomoTelodije(2009),Deseoconcedido(2010),Fueunbesotonto(2010),Teesperarétodamivida(2011),Niyomismalosé(2011),Lasranastambiénse enamoran (2011), ¿Y a ti qué te importa? (2012), Olvidé olvidarte(2012),LasguerrerasMaxwell.Desdedondesedominelallanura (2012),Los príncipes azules también destiñen (2012), Pídeme lo que quieras(2012),Casiunanovela (2013),Llámamebombón (2013),Pídeme loquequieras,ahoraysiempre(2013),Pídeme loquequierasodéjame (2013),¡Ni lo sueñes! (2013), Sorpréndeme (2013), Melocotón loco (2014),Adivina quién soy (2014),Un sueño real (2014),Adivina quién soy estanoche(2014),LasguerrerasMaxwell.Siempre teencontraré (2014),Ellaes tu destino (2015),Sígueme lacorriente (2015),Hola, ¿te acuerdas demí?(2015),Uncaféconsal(2015),Pídemeloquequierasyyotelodaré(2015),Cuéntame esta noche. Relatos seleccionados (2016), además de

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cuentos y relatos en antologías colectivas. En 2010 fue ganadora delPremioInternacionalSeseñadeNovelaRomántica,en2010,2011,2012y2013 recibió el PremioDama deClubromantica.com, y en 2013 recibiótambién el AURA, galardón que otorga el Encuentro Yo Leo RA(RománticaAdulta).

Pídeme loquequieras, su debut en el género erótico, fue premiadacon las Tres plumas a la mejor novela erótica que otorga el PremioPasiónporlanovelaromántica.

Megan Maxwell vive en un precioso pueblecito de Madrid, encompañíade sumarido, sus hijos, sus perrosDrakoyPlufy y sus gatasJulietayPeggySu.

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Oye,morena,¿túquémiras?MeganMaxwellNosepermitelareproduccióntotaloparcialdeestelibro,nisuincorporaciónaunsistemainformático,nisutransmisiónencualquierformaoporcualquiermedio,seaésteelectrónico,mecánico,porfotocopia,porgrabaciónuotrosmétodos,sinelpermisoprevioyporescritodeleditor.Lainfraccióndelosderechosmencionadospuedeserconstitutivadedelitocontralapropiedadintelectual(Art.270ysiguientesdelCódigoPenal)DiríjaseaCEDRO(CentroEspañoldeDerechosReprográficos)sinecesitareproduciralgúnfragmentodeestaobra.PuedecontactarconCEDROatravésdelawebwww.conlicencia.comoporteléfonoenel917021970/932720447©delailustracióndelaportada,LoaStudios-Shutterstock©delafotografíadelaautora:CarlosSantana©MeganMaxwell,2016©EditorialPlaneta,S.A.,2016Av.Diagonal,662-664,08034Barcelona(España)www.editorial.planeta.eswww.planetadelibros.comPrimeraediciónenlibroelectrónico(epub):febrerode2016ISBN:978-84-08-15160-9(epub)Conversiónalibroelectrónico:VíctorIgual,S.L.www.victorigual.com

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TableofContentsDedicatoriaCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25Capítulo26Capítulo27Capítulo28Capítulo29Capítulo30Capítulo31Capítulo32Capítulo33

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