Pajuelo Ramón_Reiventando Comunidades Imaginadas

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Pajuelo

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  • Ramn PajueloTeves

    Movimientos indgenas, nacin y procesos sociopolticos

    en los pases centroandinos

  • Hecho el Depsito Legal N 2007-07468

    Ley 26905-Biblioteca Nacional del Per

    ISBN: 978-9972-623-51-6

    ^6;

    Derechos de la primera edicin, diciembre de 2007

    O IFEA, UMIFRE 17, CNRS-MAE Av. Arequipa 4595, Lima 18 Telf.: (51 1) 447 60 70 Fax: (51 1) 445 76 50 E-mail: [email protected] Pg. Web: http://www.ifeanet.org

    Este volumen corresponde al tomo 192 de la Coleccin Travaux de l'institut Franaisd'tudes Andines (ISSN 0768-424X)

    Instituto de Estudios PeruanosHoracio Urteaga 694, Lima 11 - Per Telf.: (51 1) 332 61 94 Fax: (51 1) 332 61 73 E-mail: [email protected] Pg. Web: http://www.iep.org.pe

    Este libro corresponde al n 20 de la Serie Amrica Problema (ISSN 1019-4460)

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    Foto de la cartula: Comuneros de Ccoamuro, Quispichanchis, en marcha por la defensa de la

    hoja de coca (Cusco, 16 de febrero de 2006. Diario La Repblica, edicin regional-Cusco).

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    Diseo de la Cartula: Ivn Larco

    Cuidado de la edicin: Vanessa Ponce de Len

  • Introduccin 15

    A partir de la publicacin del libro de Benedict Anderson, Comunidades Imaginadas. Reflexiones sobre el origen y difusin del nacionalismo*, los estudios sobre nacin y nacionalismo no han dejado de ampliarse y diversificarse, al punto que actualmente resulta imposible realizar un recuento exhaustivo de la inmensa bibliografa existente al respecto. El trabajo de Anderson contribuy a replantear los trminos del debate acerca del origen y carcter del nacionalismo, introduciendo una perspectiva cultural en la comprensin de la adhesin nacionalista, en tanto artefacto cultural para la construccin de las naciones en la era moderna. Abri, asimismo, nuevas lneas de reflexin que dieron impulso a la diversificacin de las entradas temticas para el estudio del surgimiento del nacionalismo, las relaciones entre nacionalismo y nacin, o los vnculos entre el nacionalismo y otras dimensiones de la realidad social moderna.

    Comunidades imaginadas, la bella frase que dio ttulo al libro de Anderson, se convirti en una de las definiciones ms utilizadas en las ciencias sociales, especialmente en la nueva corriente de investigacin bautizada como estudios nacionales2. El uso recurrente de dicha frase, sin embargo, ha terminado

    1 La primera edicin inglesa del libro fue hecha en 1983; la segunda, revisada y aumentada, en 1991. La edicin en espaol de 1993 reprodujo esta segunda edicin inglesa (vase Anderson, 1993).2 Al respecto, el principal medio de referencia es la revista Nations and Nationalism, en torno a la cual gira en gran medida la discusin de los llamados estudios nacionales.

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    simplificando en buena medida el elaborado argumento de su autor: que la nacin puede definirse como una comunidad poltica imaginada como inherentemente limitada y soberana (Anderson, 1993: 23). Inmediatamente despus de proponer esta condensada definicin, la cual no debe ser considerada como punto de partida, sino ms bien como resultado final de su investigacin, el mismo Anderson se encarg de desplegar sus contenidos:

    Es imaginada porque aun los miembros de la nacin ms pequea no conocern jams a la mayora de sus compatriotas, no los vern ni oirn siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunin (...) La nacin se imagina limitada porque incluso la mayor de ellas, que alberga tal vez a mil millones de seres humanos vivos, tiene fronteras finitas, aunque elsticas, ms all de las cuales se encuentran otras naciones. Ninguna nacin se imagina con las dimensiones de la humanidad (...) Se imagina soberana porque el concepto naci en una poca en que la Ilustracin y la Revolucin estaban destruyendo la legitimidad del reino dinstico jerrquico, divinamente ordenado (...) Por ltimo, se imagina como comunidad porque, independientemente de la desigualdad y la explotacin que en efecto puedan prevalecer en cada caso, la nacin se concibe siempre como un compaerismo profundo, horizontal (Anderson, 1993: 23-25).

    Las propuestas de Anderson dieron pie a un encendido debate, el cual ha mostrado que an falta mucho trecho por recorrer para que pueda establecerse un consenso bsico en la explicacin del nacionalismo y la nacin (vase Chaterjee, 2003; 2007). Forzando una sntesis, podramos decir que gracias a la multiplicacin de las investigaciones sobre estos fenmenos, hemos logrado reconocer como nunca antes su extendida e influyente presencia, pero an estamos lejos de contar con una explicacin consensual acerca de las razones de su origen y difusin. La gama de posiciones al respecto, sigue siendo definida por dos perspectivas tericas, que han sido llamadas como modernista y primordialista. La tesis principal de la perspectiva modernista es que el nacionalismo y las naciones son fenmenos propios de la poca moderna. La perspectiva primordialista, en cambio, insiste en considerar los elementos no modernos implicados en la construccin de las naciones. Las maneras de abordar la explicacin de los fenmenos nacionales derivadas de ambas perspectivas, han sido descritas por Anthony Smith (2000) como una suerte de gastronoma o bien de geologa. Gastronmica sera la mirada que percibe en las identidades nacionales el resultado de una deliberada voluntad poltica moderna, dirigida a construir las naciones utilizando determinados ingredientes en el fogn de la modernidad. Algunas vertientes posmodernas, incluso han llegado a ver en los fenmenos nacionales un mero artificio narrativo o discursivo, una invencin o recurso simblico

  • Introduccin

    supeditado a las circunstanciales condiciones de las luchas polticas (Bhabha, 2002). Geolgica, en cambio, sera la mirada que enfatiza el supuesto carcter inmemorial de las naciones, el rastreo de cuyos orgenes conducira a reconstruir procesos socioculturales de larga data histrica, incluyendo la conformacin de comunidades tnicas de origen.

    La publicacin del libro de Anderson, pareci abrir un momento de definicin en el debate, en la medida que fue acompaado por el posicionamiento de las tesis de otros autores que tambin adscriben a la posicin modernista, tales como Eric Hobsbawn (1992) y Ernest Gellner (1988). Las condiciones de posibilidad del afianzamiento de la perspectiva modernista de estos autores estaban dadas, adems, por el contexto de trnsito abierto en las ciencias sociales con el giro cultural ocurrido en las dcadas previas. En este marco, no solo los debates clsicos de liberales y marxistas en torno a la cuestin nacional parecan haber quedado atrs, sino incluso los aportes pioneros y renovadores de los autores que inauguraron en el siglo XX el estudio de las naciones y el nacionalismo desde una perspectiva afincada ms claramente en las ciencias sociales (Hayes, 1966; Kohn, 1966). Sin embargo, los duros cuestionamientos a los que ha dado lugar el planteamiento modernista de Anderson y otros autores como Hobsbwan y Gellner (vase por ejemplo Hastings, 2000 y Smith, 2002), han vuelto ha llamar la atencin acerca de la necesidad de establecer un diagnstico claro de los vnculos entre los procesos de construccin nacional propios de la era moderna, y los antecedentes religiosos, tnicos y de otro tipo que muchas veces le otorgan sus contenidos. En este marco, parece adecuado, tal como sugiere Anthony Smith (2000), buscar enlaces o perspectivas alternativas a las que ofrecen la gastronoma modernista o la geologa primordialista en la comprensin de las identidades nacionales.

    Para la discusin actual sobre la movilizacin tnica que viene desarrollndose en el mundo desde el fin de la guerra fra, y especficamente para el estudio de los movimientos indgenas que se han constituido en Amrica Latina en las dcadas previas, la sugerencia de Smith representa un autntico reto. Este trabajo, que centra la atencin en las impugnaciones polticas y discursivas realizadas ante los Estados nacionales por parte de los movimientos indgenas, toma como objeto de anlisis los casos de los pases centroandinos (Ecuador, Per y Bolivia) intentando contribuir de manera inicial con dicho horizonte. Esta tarea requiere, tal como sugiere Jeremy Adelman (2003), ir ms all de aquellos modelos explicativos en boga que resultan siendo funcionales al poder hegemnico mundial existente. Ejemplo de ello es la supuesta teora de los Estados fracasados. En vez de explicar las razones profundas de las dificultades actuales de las democracias andinas, as como de otros pases perifricos del sistema capitalista mundial, perspectivas como sta simplemente allanan el camino a las desigualdades democrticas, y

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    contribuyen a prolongar la vigencia de la colonialidad del poder y del saber, como mecanismo central del orden hegemnico vigente (vase Lander, 2000; Mignolo, 2007; Castro-Gmez & Grosfoguel, 2007).

    Movimientos indgenas en escena: el espejo ecuatoriano

    A inicios de la dcada de 1970, el Instituto Indigenista Interamericano3 public el libro de Gladys Villavicencio, Relaciones intertnicas en Otavalo-Ecuador Una nacionalidad en formacin? (Villavicencio, 1973). Siguiendo el modelo de las monografas antropolgicas de corte indigenista, dicho libro ofreca una detallada descripcin de los diferentes aspectos histricos, demogrficos, econmicos, sociales, polticos e incluso religiosos de las relaciones intertnicas entre blancos e indios en esa regin del Ecuador. Sin embargo, sus conclusiones se alejaban del formato bsicamente descriptivo de las monografas antropolgicas, adoptando un tono proftico al anunciar que en Otavalo se estaba conformando una nacionalidad india. En palabras de la autora, lo que estaba ocurriendo era nada menos que: la formacin de una profunda conciencia tnica entre los indgenas otavaleos, como paso previo a la formacin de una nacionalidad (Villavicencio, 1973: 283). De esa manera, el libro se distanciaba de la idea entonces predominante que los pueblos indgenas se hallaban en un irreversible proceso de desintegracin, entre otras razones debido al impacto de fenmenos como la aculturacin, el mestizaje, la urbanizacin, las migraciones y las polticas estatales de integracin4. Lo que dicha monografa sugera, contrariamente a ello, era que los indgenas otavaleos optaban por un camino diferente: revitalizarse en tanto pueblo y atrincherarse en su condicin tnica, como respuesta a la dominacin, discriminacin y a los procesos de modernizacin que en otras regiones de los Andes venan ocasionando una acelerada desindianizacin.

    En la actualidad, cualquier viajero que llegue a Otavalo constatar que el pronstico de dicho libro no estaba equivocado. Transcurridas tres dcadas, no existe ms la estructura social propia del rgimen de hacienda. Los otavaleos son reconocidos como uno de los pueblos indgenas ms dinmicos y progresistas del Ecuador, merced a su exitosa insercin en el mercado internacional de artesanas. En la nueva realidad de la regin destaca el protagonismo y orgullo tnico de

    3 Organismo creado el ao 1940 como resultado de la Convencin Internacional de Ptzcuaro, Mxico, perteneciente a la Organizacin de Estados Americanos (OEA). Durante dcadas, esta institucin dio impulso a las polticas indigenistas de los diecisis Estados que la conforman (entre ellos el Per), realizando asimismo importantes investigaciones y publicaciones sobre los pueblos indgenas americanos.4 El propio Instituto Indigenista Interamericano (III), era por entonces un activo propulsor de las polticas estatales dirigidas a integrar y civilizar a los indios.

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    los indgenas, tanto de aquellos asentados en la ciudad como de los residentes en las comunidades de su hinterland rural. Resulta comn que los indgenas mencionen ser parte del pueblo otavaleo, la nacionalidad kichwa y, a su vez, de la nacin ecuatoriana.

    El xito comercial constituye la base que ha permitido el surgimiento de una lite indgena otavalea que se jacta de sus races, reivindicando su pertenencia tnica.Durante las dos ltimas dcadas, muchos jvenes intelectuales provenientes de este sector, se han integrado activamente al movimiento indgena en sus diversos niveles?, logrando en muchos casos convertirse en destacados dirigentes nacionales de la CONAIE6.

    La actividad distintiva de la zona la produccin y comercializacin de 19 artesanas, sobre todo tejidos se desarrolla con xito a travs de complejas redes sociales que vinculan a los otavaleos de la ciudad y del campo con sus familiares y amigos que migraron a diferentes lugares del mundo. La creciente divisin del trabajo entre el comercio y la produccin, ha generado una clara diferenciacin entre las familias dedicadas a la comercializacin de las artesanas y aquellas que se dedican a su produccin (la venta se realiza en las tiendas de la ciudad, as como en diversas localidades del Ecuador y otros pases del mundo, mientras que la produccin moviliza una compleja cadena cuyo ltimo eslabn est integrado por las familias ms pobres de las comunidades rurales). Sin embargo, el grueso de indgenas otavaleos, entre ellos los comerciantes urbanos ricos y los productores rurales pobres, muestran orgullosamente los smbolos de su pertenencia tnica.No solo han conservado su lengua y su vestimenta tpica, sino tambin otros smbolos identitarios que consideran sumamente importantes en su afirmacin tnica, tales como la trenza en el caso de los varones y el uso de collares en el caso de las mujeres. Junto a ello han asumido un discurso mediante el cual imaginan y reivindican su pertenencia a una comunidad ms amplia, definida en trminos tnicos: el pueblo otavaleo perteneciente a la nacionalidad kichwa.

    Este discurso de autoreconocimiento y demarcacin simblica de la frontera tnica, fue elaborado en gran medida desde la cspide de la pirmide organizativa articulada por la CONAIE, por parte de los dirigentes e intelectuales indgenas.Desde la aprobacin de la Constitucin ecuatoriana de 1998 ha pasado a ser

    5 Las organizaciones denominadas de primer nivel o de primer grado son aquellas propias de las comunidades; las de segundo nivel o de segundo grado corresponden a la jurisdiccin ms amplia de las parroquias, cantones y provincias, en tanto que las de tercer nivel o tercer grado, como la CONAIE y las federaciones regionales, asumen una representacin territorial bastante ms amplia, provincial y nacional.6 Coordinadora de Nacionalidades Indgenas del Ecuador, constituida en 1986. Se trata de la principal organizacin indgena del Ecuador. Entre los dirigentes otavaleos ms destacados podemos mencionar a Luis Maldonado y Blanca Chancoso. Adems de Otavalo, otras regiones de la sierra ecuatoriana, tales como Cotopaxi,Latacunga y Saraguro, tambin constituyen verdaderas canteras de dirigentes indgenas hombres y mujeres.

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    asumido por el propio Estado ecuatoriano, el cual reconoce oficialmente la existencia de pueblos y nacionalidades indgenas con sus correspondientes derechos colectivos. Asimismo, ha calado fuertemente en las localidades del interior, tales como Otavalo, tiendo fuertemente el ritmo de la vida diaria y el tipo de relaciones cotidianas entre los indios y los blanco-mestizos.

    Segn el historiador Andrs Guerrero (2000; 2003), con el surgimiento del movimiento indgena se inicia tambin un nuevo momento en la historia de Larga duracin de la dominacin tnica en el Ecuador. Este autor identifica tres periodos diferenciados en esta historia. El primero se remonta a los tiempos coloniales, prolongndose hasta 1857, ao en el cual se suprimi el tributo indgena. Desde entonces, en ausencia del tributo, que actuaba como hilo conector entre el Estado y las poblaciones indgenas, ocurri una autntica cesin de soberana por parte del Estado ecuatoriano, el cual dej en manos de particulares a travs del rgimen de hacienda la administracin social y poltica de la diferencia tnica. El velo de la aparente igualdad ciudadana liberal recubri as, cual eficaz espejismo, la vigencia de un mecanismo denominado por Guerrero como administracin de poblaciones que permiti delegar hacia el mbito privado el manejo del estatus ciudadano de los indgenas. Este segundo periodo de dominacin tnica permaneci durante ms de un siglo, y solamente con las reformas agrarias de las dcadas de 1960 y 1970 fue definitivamente cancelado. Se inici as un tercer periodo definido por la desaparicin del rgimen hacendario y el surgimiento del movimiento indgena. El descalabro del sistema de hacienda dej un autntico vaco de poder en el campo, el cual segn Guerrero brind un contexto favorable para el surgimiento de las organizaciones indgenas de distintos niveles. Estos procesos no solo cambiaron una vieja realidad cuyo pivote principal haba sido el poder de los hacendados, sino que abrieron un nuevo periodo de dominacin tnica.

    Durante las dcadas de 1970 y 1980, se multiplicaron las organizaciones indgenas de base o de primer grado, proceso alentado por un contexto de cambios entre los cuales destacan los conflictos por la reforma agraria, la implementacin de mltiples programas de desarrollo estatales y privados, y los crecientes vnculos de las comunidades indgenas con instituciones tales como la Iglesia, partidos polticos y organismos de cooperacin. Las organizaciones de base fueron tejiendo rpidamente una estructura orgnica propia, generndose as las organizaciones de segundo y tercer nivel, que en 1986 se articularon en la CONAIE. La conformacin de la estructura organizativa del movimiento indgena supuso la aparicin de una primera generacin de dirigentes, formados inicialmente bajo la influencia de los partidos de izquierda y de la Iglesia, pero que rpidamente lograron generar un discurso propio, basado en la reivindicacin de su diferencia tnica. Al mismo tiempo, la plataforma organizativa del naciente movimiento

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    indgena se fue convirtiendo en una estructura de movilizacin y reivindicacin colectiva ante el Estado. Es as como en junio de 1990, al ocurrir el primer levantamiento indgena, un inesperado sujeto colectivo los indios ecuatorianos organizados en la CONAIE irrumpi en la escena pblica ecuatoriana, como un nuevo y poderoso actor social y poltico.

    Territorios de la movilizacin tnica

    La experiencia del Ecuador, sintticamente reseada en los prrafos previos, grafica el profundo significado histrico de la emergencia de los movimientos indgenas en los pases andinos y latinoamericanos. Sin embargo, no solo en Latinoamrica se registra el surgimiento de estos nuevos actores colectivos. La formacin de movimientos indgenas que estn logrando poner en cuestin las formas de construccin histrica moderna de los Estados, la ciudadana y la democracia, es uno de los fenmenos ms importantes asociados al contexto actual de globalizacin. Como sugiere Henri Favre en un estudio dedicado al indigenismo:

    [...] el actual resurgimiento de la indianidad es la manifestacin latinoamericana de ese reconocimiento tnico que acompaa, en escala internacional, el proceso de mundializacin. Est ligado al agotamiento del modelo nacional de desarrollo y a la quiebra del Estado intervencionista y asistencialista que implica. El paso del indigenismo al indianismo corresponde al final de la era populista y a la entrada de Amrica Latina en una nueva edad liberal (Favre, 1999: 126).

    Durante las dos ltimas dcadas, en el marco del deshielo de la Guerra Fra y la intensificacin de la globalizacin, diversas regiones del mundo han sido escenario del despertar de las poblaciones indgenas. La globalizacin, entre otras cosas, lleva al lmite el fenmeno de desanclaje es decir, la prdida de referentes tradicionales de las relaciones sociales y su reubicacin en nuevos contextos , que segn Anthony Giddens (1999) es una de las consecuencias centrales de la modernidad. Genera de ese modo la transformacin profunda de los distintos fenmenos sociales, entre ellos el de la identidad, y especficamente de las identidades tnicas, nacionales, religiosas y territoriales. Paradjicamente, la globalizacin suscita la formacin de una conciencia de pertenencia global que no tiene parangn con el pasado7, pero tambin impulsa el resurgimiento de diversas reivindicaciones particularistas. Recientemente, varios lugares del

    7 La idea que la acentuacin de la globalizacin ha generado la formacin de una conciencia de pertenencia global, indita en trminos histricos, ha sido desarrollada por Appadurai (2001) y Hannerz (1998).

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    mundo han sido sacudidos por la acentuacin de las demandas nacionalistas, tnicas y religiosas, que incluso ha devenido en cruentos conflictos armados.

    En este contexto, la movilizacin tnica que viene ocurriendo en Amrica Latina y especficamente en los Andes , constituye un caso particular, pues prcticamente ocurre al margen de manifestaciones de violencia armada8. La caracterstica principal de este proceso no es la formacin de grupos armados separatistas que desatan enfrentamientos de tipo tnico y/o religioso (como ocurre en otras partes del mundo donde han ocurrido graves conflictos recientes, tales como Europa del Este, Asia y Africa). Se trata, ms bien, de un fenmeno de reemergencia tnica que se expresa mediante la creacin de mltiples organizaciones indgenas, las cuales de manera no armada y desde adentro de los Estados nacionales vienen cuestionando las formas hegemnicas de construccin histrica de la ciudadana, la democracia y la nacin.

    La excepcin ms reciente a esta tendencia es el caso de Chiapas, Mxico, donde el EZLN irrumpi el 1 de enero de 1993, generndose violentos enfrentamientos con el ejrcito. Sin embargo, no se trata de un movimiento que busca el separatismo del Estado mexicano, sino ms bien la transformacin de su modo de pertenencia a l (una suerte de cambio en las reglas de juego que permita el reconocimiento pleno de las poblaciones indgenas por parte del Estado). Adems, el carcter inicialmente violento de su lucha fue rpidamente relegado por otras formas de resistencia pacfica?.

    Actualmente, la intensidad del proceso de formacin de nuevas organizaciones indgenas es visible a lo largo y ancho de Amrica Latina. Inclusive en aquellos pases que no cuentan con un porcentaje importante de poblacin indgena han surgido organizaciones tnicas, como es el caso de Chile, Colombia o Venezuela, en la regin andina. Y all donde dicha poblacin es inexistente

    8 Con la excepcin del Movimiento Armado Quintn Lame (MAQL), de Colombia, y el ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN), de Mxico.9 En Colombia, el Movimiento Armado Quintn Lame fue ms bien una reaccin de las organizaciones indgenas del Cauca frente a la escalada de violencia que amenazaba sus territorios y formas de gobierno. En 1991, este movimiento se desmoviliz luego de siete aos de actividad, primando desde entonces la organizacin pacfica y la resistencia desarmada frente a las acciones de la guerrilla y los paramilitares. En Bolivia, el ejrcito Guerrillero Tpaj Katari (EGTK) no constituy un movimiento indgena; fue ms bien una organizacin poltica bastante pequea, proveniente de las sucesivas escisiones del movimiento katarista de la dcada de 1970, que cont con cierto apoyo entre algunas comunidades del Altiplano. De otro lado, los conflictos armados ocurridos en Guatemala y el Per, que ocasionaron la muerte de decenas de millares de indgenas, no pueden tipificarse como conflictos tnicos. Las desigualdades tnicas tuvieron importancia en los hechos, pero en ambos casos los actores del conflicto fueron partidos de izquierda que lograron cierto apoyo de comunidades indgenas. El hecho que la mayora de los muertos de estos conflictos hayan sido indgenas, responde a la poltica de tierra arrasada implementada por el Estado en el caso guatemalteco, y por el Estado y el Partido Comunista del Per Sendero Luminoso (PCP-SL), en el caso peruano. Adems, est el hecho de que ambos pases tienen una poblacin indgena importante.

  • Introduccin

    o sumamente minoritaria, se recurre a la reinvencin o recuperacin de las antiguas comunidades aborgenes prehispnicas, como puede observarse en el Caribe con el caso del pueblo taino, o en Argentina con el caso de los pueblos diaguita-calchaqu, huarpe, pampa y otros.

    El surgimiento de estas nuevas organizaciones y movimientos indgenas es objeto de una creciente bibliografa10. Gran parte de los trabajos publicados se refieren a los movimientos indgenas que han alcanzado mayor protagonismo poltico (lo cual ocurre en los pases que cuentan con un porcentaje importante de poblacin indgena, como son Ecuador, Bolivia, Guatemala y Mxico). Pero tambin existen importantes trabajos sobre aquellos pases en los cuales los indgenas constituyen una minora, como Chile, Colombia, Venezuela, Argentina, Brasil, entre otros. De otro lado, la gran mayora de investigaciones abordan sobre todo los aspectos polticos y organizativos de la movilizacin indgena. Entre los temas ms comunes podemos mencionar: el proceso de surgimiento de los movimientos indgenas, sus formas de organizacin, sus liderazgos, sus luchas y movilizaciones, los conflictos con los Estados, sus avances de participacin poltica electoral y no electoral, as como la difusin del discurso e ideologa indgenas. Esta concentracin en los aspectos polticos y organizativos de los movimientos indgenas, ha dejado en las sombras el conocimiento de otros aspectos sumamente importantes para la comprensin de su origen, desenvolvimiento y perspectivas11.

    En este contexto, este trabajo intenta mostrar que se requiere abrir el anlisis de los movimientos indgenas, a fin de considerar otros temas que pueden permitir una comprensin ms amplia de sus alcances polticos, culturales e histricos.

    Buena parte del discurso actual sobre los movimientos indgenas enfatiza la continuidad entre la resistencia indgena de larga data es decir, desde tiempos coloniales hasta el presente y la formacin de las organizaciones y movimientos en la actualidad. Sin embargo, los resultados de la investigacin acadmica brindan una perspectiva distinta, pues permiten sostener que la movilizacin indgena no es tanto el resultado de la continuidad del lejano pasado prehispnico y colonial, sino ms bien de los reacomodos y cambios ocurridos con las poblaciones indgenas durante las ltimas dcadas, en el contexto de acentuacin de los actuales tiempos de globalizacin. Es decir, las

    10 Para una visin de conjunto de los movimientos indgenas surgidos en Amrica Latina, vase Yashar, 2005; Bengoa, 2000; NACLA, 1996; Van Cott, 1994. Para el caso de los pases andinos vase Alb, 2002; Pajuelo, 2004.11 Entre los temas que requieren mayor investigacin podemos mencionar: la dinmica regional de los procesos de etnognesis que sustentan la movilizacin indgena, las relaciones con actores no indgenas, su impacto sobre las dinmicas nacionales sociales y polticas ms amplias, su relacin con los procesos estructurales de transformacin nacional y global, entre otros.

  • Ramn Pajueio Teves

    luchas indgenas del presente no son tanto el resultado de la permanencia de las identidades indgenas es decir, de la supuesta continuidad de sus rasgos prehispnicos a pesar del transcurrir del tiempo , sino ms bien de procesos contemporneos, recientes, de reinvencin de dichas identidades y culturas. Vienen a ser el resultado de aquello que en la amplia literatura sobre etnicidad y nacionalismo se ha denominado como polticas de identidad.

    Retomemos la alusin al caso del Ecuador para ilustrar este asunto. Antes de la formacin de la CONAIE la principal organizacin indgena en ese pas, conformada en 1986 no era de uso corriente el empleo de los trminos pueblos y nacionalidades para denominar a las poblaciones indgenas. Solamente despus del primer levantamiento indgena ocurrido en 1990 y de la formulacin de un proyecto poltico propio del movimiento indgena, las palabras nacionalidad y pueblo se han incorporado al lenguaje pblico. Es uno de los resultados de la eficaz poltica de construccin tnica desarrollada por el movimiento indgena. De all que en el Ecuador actual resulte comn referirse a las nacionalidades diferenciadas por el idioma, y a los pueblos indgenas que, a pesar de hablar un idioma comn, mantienen diferencias socioculturales. En solo una dcada, la poltica de identidad llevada adelante por la CONAIE, ha reiventado una realidad indgena que resultaba inexistente en el pasado reciente.

    Sin embargo, al analizar los movimientos indgenas, resulta tentador establecer una lnea de continuidad entre el pasado prehispnico y las resistencias del presente. Dicha tentacin ,en gran medida resulta engaosa, al punto que ha logrado teir muchos discursos acadmicos y a las propias narrativas de las organizaciones indgenas. Sin negar lo que puede haber de persistencia tnica en el largo plazo en el sentido en que se refiere a ello Tristan Platt (1999) para el caso de las comunidades del norte de Potos, en Bolivia resulta necesario tomar en cuenta los profundos cambios y transformaciones ocurridos en las sociedades indgenas, que han generado su actual despertar tnico. Esto supone una mirada del escenario contemporneo, especialmente de los procesos recientes de cambio en el conjunto de las sociedades nacionales, as como del contexto global. Una mirada mucho menos prejuiciada, en el sentido de considerar que los cambios asociados a la globalizacin no solo implican amenazas contra las cuales se movilizan los pueblos indgenas (por ejemplo, en defensa de sus territorios, al ser afectados por las actividades de empresas transnacionales dedicadas a la explotacin de recursos naturales), sino que tambin supone una serie de cambios favorables al despertar de la movilizacin tnica. La globalizacin genera condiciones inditas que han favorecido el surgimiento de los movimientos indgenas. Baste mencionar, por ejemplo, el incremento de los niveles de informacin, y por tanto de las perspectivas de accin discursiva y prctica de los pueblos indgenas.

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    Asimismo, la posibilidad de conformar redes y coaliciones transnacionales que en gran medida han influido sobre las agendas, programas y plataformas de lucha de las organizaciones12. Uno de los factores que resultan claves para actuar individual y colectivamente en un mundo en globalizacin, es justamente el uso de la imaginacin. Como ha destacado Arjun Appadurai (2001), la imaginacin juega un papel nuevo y de gran significacin en el mundo actual, de la mano con la creciente influencia de las nuevas tecnologas de informacin y comunicacin. Los movimientos indgenas representan un ejemplo cabal de esta situacin, pues vienen desarrollando nuevas formas (alternativas) de imaginacin que acompaan su despliegue poltico; formas de imaginacin expresadas claramente en una reapropiacin reinvencin de las ideas de comunidad, patria y nacin. ^

    La experiencia de los Andes centrales constituye una excepcional muestra de la manera en que vienen transformndose las formas de imaginacin de la nacin.En esta regin, est ocurriendo un intenso proceso de redefinicin identitaria con claros tintes tnicos, una de cuyas expresiones es la formacin de una serie de movimientos y organizaciones indgenas, que a lo largo de la dcada de 1990 no solo han impactado los procesos sociopolticos de los respectivos pases, sino que vienen transformando las condiciones de representacin simblica de los Estados nacionales. La capacidad de los movimientos indgenas para producir representaciones alternativas sobre la nacin, constituye uno de los ingredientes de cambio ms importantes, en un escenario en el cual la aplicacin de polticas neoliberales, la profundizacin de la crisis (econmica, social y poltica), las luchas de las organizaciones, el bloqueamiento creciente de los Estados, el agotamiento de los partidos y organizaciones previamente hegemnicos, entre otros factores, aparecen como evidencias de un proceso de cambios profundos estrechamente asociados a la intensificacin de la globalizacin. As, los movimientos indgenas vienen presionando fuertemente sobre los Estados nacionales, en respuesta a la aplicacin de polticas neoliberales que buscan el encuadramiento de los pases bajo las reglas del nuevo orden mundial. Pero tambin desarrollan una batalla silenciosa y estratgica: la reinvencin de las comunidades imaginadas que constituyen las naciones.

    12 Un buen ejemplo son las articulaciones generadas a inicios de la dcada de 1990 en torno a la campaa contra los 500 aos de la invasin europea en Amrica, donde tuvo un papel importante el movimiento indgena ecuatoriano; asimismo, cabe mencionar la experiencia de la Coordinadora de Organizaciones Indgenas de la Cuenca Amaznica (COICA) y el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM), al cual estn ligadas organizaciones amaznicas. Recientemente, en julio de 2006, se ha conformado en la ciudad del Cusco la Coordinadora Andina de Organizaciones Indgenas (CAOI), la cual agrupa a las principales organizaciones de Ecuador, Per, Bolivia, Colombia y Chile.

  • Ramn Pajuelo Teves

    En los tres pases centrales andinos (Ecuador, Per y Bolivia) se viene procesando una autntica redefinicin identitaria, que incluye la creacin de nuevas formas de representacin social y de nuevos horizontes de sentido. Aunque dicho proceso no implica solamente a las poblaciones indgenas, es este segmento poblacional que ha logrado asumir dicho cambio mediante la formacin de movimientos de reivindicacin tnico-cultural. Una de las expresiones ms visibles de este proceso es, justamente, la formacin de nuevos movimientos indgenas autodefinidos en trminos tnicos y representados por un conjunto de organizaciones de reciente formacin, que han desplazado a los anteriores movimientos de corte campesinista impulsados por partidos polticos de extrema izquierda. Esto ocurre con mayor intensidad en los casos de Ecuador y Bolivia, y en mucha menor medida en el caso peruano. No en todos los pases dicho fenmeno muestra rasgos, contenidos e intensidades similares, presentndose ms bien tendencias diferenciadas'?.

    En esta perspectiva, este trabajo busca aproximarse al modo en que los movimientos indgenas andinos, en el contexto de la globalizacin y transformacin neoliberal, construyen nuevos cdigos de identificacin colectiva, reconstruyendo sus etnicidades, reinventando sus pertenencias nacionales y demandando su derecho al reconocimiento y la participacin poltica. Para ello, se estudia cmo las organizaciones indgenas vienen elaborando una representacin propia de la nacin, la cual es negociada y formulada simblica y discursivamente , como parte de la trayectoria poltica colectiva en los respectivos pases. El discurso indgena sobre la nacin, asimismo, sustenta el despliegue de una poltica de identidad quq acompaa la constitucin de los movimientos indgenas en actores polticos de importancia nacional, como viene ocurriendo claramente en los casos de Ecuador y Bolivia.

    Una dimensin importante de este fenmeno es el uso y redefinicin de las identidades tnicas y nacionales por parte de las organizaciones indgenas. A diferencia de lo que ocurre en otras reas del mundo, en la regin andina los movimientos indgenas apelan simultneamente a un sentido de identidad tnica y nacional que sustenta su movilizacin poltica. Se trata de una etnicidad ms amplia, que se desliza paradjicamente a travs del reclamo de pertenencia a la nacin, y no mediante su impugnacin. El elemento ms cuestionador que esta etnicidad trae consigo, es la propuesta de (re)construccin plurinacional del Estado y de la sociedad. Se trata, asimismo, del mecanismo que ha permitido la implementacin de una poltica de etnicidad que discurre a travs de las demandas en pos de mayor participacin poltica. Y tambin mediante la formulacin de

    13 En ese sentido, no se trata de ver al caso peruano, donde no existe un movimiento indgena de alcance nacional, como una anomala. Vase Degregori, 1993.

  • Introduccin

    nuevos smbolos tnicos, tales como el mapa de las nacionalidades y pueblos indgenas del Ecuador, y el uso de la wiphala en Bolivia, Ecuador y Per.

    Esta investigacin estudia las representaciones sobre la nacin que vienen siendo elaboradas por los movimientos indgenas de los pases centroandinos, en el marco de los intensos procesos de redefinicin identitaria asociados a los actuales tiempos de globalizacin14. A partir de una perspectiva comparada, centrada en la observacin de los procesos ocurridos en la Sierra, el trabajo estudia cmo las representaciones de la nacin son negociadas y formuladas simblica y discursivamente , como parte de la trayectoria poltica e identitaria de los movimientos indgenas en sus respectivos pases. Es decir, sustentando el despliegue de las diferentes polticas de identidad que acompaan el desarrollo de los movimientos indgenas, su impugnacin de las ideas establecidas de nacin y ciudadana, sus luchas reivindicativas frente al Estado y su constitucin en actores polticos de importancia nacional.

    Para el Ecuador, la investigacin considera el ao de 1990 como punto de quiebre, debido a que en junio de ese ao ocurri el primer levantamiento indgena convocado por la CONAIE. A partir de ese suceso, el movimiento indgena ecuatoriano se convirti en un actor poltico nacional de gran trascendencia, al punto que algunos aos despus (en 1997 y 2000) fue el actor desencadenante de las crisis polticas que terminaron con el derrocamiento de los presidentes Abdal Bucaram y Jamil Mahuad. La activa participacin poltica de la CONAIE la principal organizacin indgena del pas ha sido acompaada por un intenso ptoceso de reinvencin discursiva de la propia nacin ecuatoriana. Actualmente, dicha organizacin plantea la existencia de doce nacionalidades en todo el pas y alrededor de veintitrs pueblos indgenas en la Sierra, todos ellos de habla quechua. La reinvencin del mapa tnico ecuatoriano, acompaado por un discurso de identidad que resemantiza palabras como nacin, pueblo e indio, es uno de los principales componentes de la lucha social y poltica desarrollada por el movimiento indgena a lo largo de la dcada, y cuyos hitos son los levantamientos indgenas (de 1990, 1994, 1996, 1997, 1998 y 2000), la exigencia del reconocimiento del carcter plurinacional del Estado y la frrea oposicin a los programas neoliberales.

    En Bolivia, como en Ecuador, a lo largo de la dcada pasada ha emergido un amplio movimiento indgena que tiene diversos escenarios regionales, tales

    14 Esta nocin ha sido propuesta por Daniel Mato (1994: 20), quien propone entender la globalizacin como un concepto de poca que permite analizar los actuales tiempos de globalizacin, caracterizados por la acentuacin de las interrelaciones e interdependencias entre diferentes pueblos del mundo, sus culturas e instituciones propias del ya antiguo proceso de globalizacin, a la vez que por el desarrollo de una ms extendida conciencia de la importancia de dicho proceso.

  • Ramn Pajuela Teves

    como los valles y el trpico de Cochabamba, el extenso altiplano aymara-quechua y las llamadas tierras bajas amaznicas. Aunque existe una compleja gama de organizaciones indgenas que canaliza dicha movilizacin, en los ltimos aos alcanz protagonismo la experiencia de la Confederacin Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB). Se trata de una vieja organizacin sindical campesina creada como consecuencia de la revolucin de 1952, pero que viene siendo cargada de nuevos significados polticos y tnicos. Las luchas de las organizaciones indgenas bolivianas, evidenciadas en los bloqueos de caminos, la resistencia a la poltica de erradicacin forzada de los cultivos de coca o la oposicin a los programas neoliberales, estn siendo acompaadas por el despliegue de una peculiar representacin indgena de la nacin boliviana, la cual pone en primer plano la existencia de naciones originarias anteriores inclusive al propio Estado. Como ocurre en Ecuador, estas nuevas representaciones de la nacin son el ncleo discursivo de las polticas de identidad desplegadas por las organizaciones, que acompaan su creciente participacin en los procesos polticos nacionales.

    En el Per, en contraste con la situacin del Ecuador y Bolivia, no existe un movimiento indgena de proyeccin nacional. Solamente en la Amazonia viene ocurriendo, desde hace tres dcadas, un activo proceso de movilizacin tnica que se inici con el Congreso Amuesha de 1964. Lo que resulta impresionante es la inexistencia de un movimiento tnico en la Sierra, a pesar de ser el rea de mayor presencia indgena cuantitativamente hablando en toda la regin centroandina, evidenciada en la existencia de ms de siete mil comunidades indgenas de habla quechua y aymara. Las nicas excepciones a lo sealado son la experiencia de la Unin de Comunidades Aymaras (UNCA) en el altiplano puneo, y de algunos ncleos de intelectuales y activistas indigenistas (en Cusco, Apurmac y Arequipa), pero que, sin embargo, no llegan a constituir un movimiento indgena de dimensin nacional, a pesar de esfuerzos recientes de agrupamiento en la Coordinadora de Pueblos Indgenas del Per (COPPIP).

    Plan del libro

    El libro consta de una introduccin, dos partes analticas y una breve seccin de reflexiones finales. Luego de la presente introduccin, la primera parte analiza las trayectorias polticas de los movimientos indgenas y su relacin con los procesos sociopolticos nacionales, en cada uno de los tres pases considerados en la investigacin. Tomando como hilo conductor las luchas polticas desarrolladas por los movimientos indgenas, as como las transformaciones que han generado en los respectivos escenarios polticos nacionales, la exposicin pondera su capacidad de cuestionamiento y transformacin de los diseos vigentes histricamente establecidos de democracia, ciudadana y nacin,

  • Introduccin

    como efecto de la accin colectiva indgena. En Ecuador y Bolivia, el proyecto de una autntica reformulacin de los Estados, en un sentido plurinacional e intercultural, constituye el horizonte de la actuacin poltica de los movimientos indgenas1?. Pero no se trata de un proyecto acabado y claramente delimitado en sus contenidos y alcances (ste es, justamente, uno de los retos ms importantes que tienen hacia adelante los movimientos indgenas). Ms bien, se trata de un norte en construccin, hallado por los movimientos en plena trayectoria poltica; es decir, en el transcurso de la apasionante historia de la actuacin poltica indgena, que se analiza para cada uno de los pases. En el Per, la distinta configuracin de los actores indgenas es parte de un campo poltico tambin diferente. La inexistencia de un movimiento indgena de dimensin nacional y efectiva capacidad de convocatoria, parece tener su contraparte en la existencia de un Estado que, a pesar de los sucesos recientes, que muestran un peculiar afloramiento del factor tnico en la poltica, mantiene ojos ciegos y odos sordos ante la problemtica indgena. El gobierno de Alejandro Toledo, en ese contexto, constituy un caso peculiar y sumamente errtico de apropiacin del imaginario indgena por parte del Estado.

    La segunda parte, est destinada al estudio de algunos intentos de reformulacin discursiva de los imaginarios hegemnicos de la nacin, realizados por los movimientos indgenas en el transcurso de su lucha poltica. Los ejemplos analizados, muestran cmo los movimientos indgenas en Ecuador y Bolivia vienen reformulando, reinventando las narrativas dominantes de nacin, construyendo al mismo tiepipo poderosos recursos de movilizacin, que se han convertido en pivotes estratgicos de las respectivas polticas de identidad vinculadas a su trayectoria poltica. Es el caso del mapa de nacionalidades y pueblos indgenas en el Ecuador, y de la wiphala en Bolivia.

    Finalmente, se anotan unas breves reflexiones a manera de conclusin.

    Agradecimientos

    Como en toda investigacin, la lista de personas e instituciones hacia las cuales el autor guarda una profunda gratitud, como sencilla retribucin por su colaboracin y apoyo para la realizacin del presente trabajo, es bastante extensa. Sin embargo, resulta imposible mencionar a todos quienes colaboraron de una forma u otra en los viajes realizados en Ecuador, Per y Bolivia.

    15 Esto no quiere decir que los movimientos indgenas constituyan fenmenos polticamente homogneos. Por el contrario, incluyen distintas vertientes y sectores, frecuentemente enfrentados entre s.

  • Ramn Pajuelo Teves

    Quisiera agradecer de manera especial, por su apoyo y paciencia, a las dos instituciones que hicieron posible la realizacin de la investigacin que se recoge en el presente libro: el Instituto Francs de Estudios Andinos (IFEA) y el Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Este texto es resultado de una beca de investigacin otorgada por el IFEA. En esta institucin, debo agradecer a Jean Vacher, quien siendo director no solo ofreci su colaboracin, sino tambin su amistad. Igualmente, a Henri Godard, director del IFEA hasta agosto de 2007, y a Anne-Marie Brougre. Gracias a la comprensin de ambos, el manuscrito de este libro pudo llegar hasta la imprenta. Agradezco tambin a Ria Rivas y a Vanessa Ponce de Len, del rea de publicaciones del IFEA, por encargarse del duro trabajo de diagramacin y revisin de los textos. El personal administrativo del IFEA, en distintos momentos me brind su invalorable asistencia.

    En el IEP, son muchas las personas con las cuales he contrado una deuda entraable, tanto por las circunstancias que rodean a este libro como por la grata experiencia de compartir dicho espacio institucional. Agradezco la paciencia e insistencia de Carolina Trivelli, Carlos Contreras, Martn Tanaka, Vctor Vich y Carlos Ivn Degregori, quienes en diversos momentos me brindaron su aliento para culminar la investigacin. Tambin estoy muy agradecido por la amistad y el dilogo sostenido durante estos aos con el conjunto de investigadores del IEP, sea en los pasillos, en la mesa verde, en la cafetera, las oficinas o el patio de la vieja casona institucional.

    Desde el ao 2006, en el Cusco, debo a mis compaeros de trabajo del Centro Bartolom de las Casas (CBC), un ambiente excepcional para seguir investigando acerca de los movimientos indgenas andinos. Agradezco en nombre de todos ellos a Marco Zeisser, Xavier Ricard y Javier Monroe, quienes me brindaron la oportunidad de vivir en el Cusco.

    Virginie Laurent, investigadora del IFEA en Colombia, ley una primera versin de este texto, realizando valiosas recomendaciones que he intentado recoger en esta versin publicada. En Bolivia, la implacable lectura de Shirley Orozco permiti incluir datos y referencias claves acerca del complejo proceso poltico reciente de ese pas.

    En los tres pases en los cuales se realiz este estudio, fueron muchas las personas que respondieron generosamente a mi solicitud de colaboracin, brindando entrevistas personales, atendiendo mi solicitud de materiales impresos en bibliotecas y archivos, o alcanzado recomendaciones puntuales. Es imposible agradecer a todos en medio de estas lneas, por lo cual prefiero cerrar con la frase tan repetida pero necesaria en estas ocasiones: sin su colaboracin y aportes no habran sido posibles los aciertos de este libro, pero los errores en que he incurrido son de mi exclusiva responsabilidad.

  • Captulo 2 Bolivia: crisis estatal y protagonismo de los movimientos indgenas

    No vamos a suspender los bloqueos, no hasta que hayan soluciones. Podemos dialogar, pero sin levantar los bloqueos, porque tenemos que consultar con los compaeros que estn en los caminos... Si siguen matando o apresando a nuestros hermanos, vamos a tener que capturar a los soldaditos, pero nosotros no los vamos a torturar como hacen ellos. Nosotros somos ms humanos que ellos... El gobierno quiere que seamos mansos, que sigamos siendo pongos como nuestros padres y abuelos. No se dan cuenta que somos indgenas de la posmodernidad1.

    Con estas palabras, el mallku Felipe Quispe amenaz al gobierno boliviano, luego de ocurridos los sucesos del 19 de setiembre de 2003, que han sido bautizados como masacre de Warisata. Ese da, en medio de una jornada de lucha nacional convocada por diversas organizaciones sociales para impedir la exportacin del gas boliviano a travs de la costa chilena, tropas del ejrcito reprimieron violentamente un bloqueo de caminos realizado por los comuneros de Warisata comunidad aymara ubicada en el altiplano paceo , dejando el

    1 Declaraciones de Felipe Quispe recogidas por distintas agencias de prensa bolivianas e internacionales, el 24 de setiembre de 2003.

  • Ramn Pajuelo leves

    saldo de decenas de heridos y seis muertos (entre ellos una nia de apenas ocho aos de edad). Dicha accin punitiva en contra de los campesinos de Warisata, fue ejecutada con el pretexto de liberar a cientos de viajeros, entre ellos decenas de turistas extranjeros, que debido a los bloqueos haban quedado varados en el altiplano paceo. Ocurrida la masacre, su impacto fue inmediato, no solo por la crueldad y extrema violencia de los sucesos, sino tambin porque Warisata constituye un smbolo de las luchas campesinas en Bolivia, pues all se form la primera escuela ayllu del pas en la dcada de 19302. En contra de lo esperado por el gobierno, la respuesta de las organizaciones y movimientos sociales fue de indignacin y radicalizacin de las protestas. Tres semanas despus, en medio de un clima insostenible de conflictividad social extendido a todo el pas, que ha sido bautizado como la guerra del gas, Gonzalo Snchez de Lozada renunci a la presidencia de la Repblica y fug hacia los EE. UUA

    Tres aos antes, el encendido discurso del mallku acerca de la existencia de dos naciones en Bolivia una nacin indgena compuesta por indgenas y otra extranjera compuesta por los llamados qaras, blancos y mestizos fue uno de los aspectos ms notorios de una movilizacin contra la erradicacin de la coca que durante un mes paraliz buena parte del pas, llevando al movimiento indgena al primer plano de la escena poltica nacional. En ese contexto, en octubre de 2000, se realiz una negociacin entre los dirigentes indgenas y los representantes del gobierno, en la cual el mallku increp a los funcionarios dicindoles:

    Les hemos dado nuestro territorio, les hemos alojado a ustedes, extranjeros, y ahora? Nos matan! Carniceros! Por qu no me matan a m? Por qu matan a mis hermanos quechuas? Porqu matan a mis hermanos aymaras? Quiero saber la respuesta... Me da pena ver a estos sanguinarios (que) se han manchado con la sangre indgena... Yo no voy a venir a arrodillarme y bajarme el pantaln para ustedes. Mtenme si son hombres, ahorita fuslenme. O si no pueden descuartcenme como a Tupaj Katari. Si a Tupaj Katari ustedes han descuartizado con cuatro caballos, a m me descuartizarn con cuatro tanques, o sino con cuatro aviones y esa sangre va a derramar a toda la poblacin boliviana... Yo no les voy a mirar sus caras, porque sus caras estn baadas de la sangre indgena4.

    2 Sobre la experiencia de la escuela de Warisata vase Salazar Mostajo, 2006.3 Se estima que el nmero de vctimas en esas tres semanas de extrema crisis social y poltica que precedieron a la cada de Snchez de Lozada, tambin llamadas como el octubre negro, fue de unos ochenta muertos y centenares de heridos. Por ello, hasta la fecha el ex presidente Snchez de Lozada y varios de sus colaboradores, se hallan requeridos a enfrentar un juicio de responsabilidades. El ex ministro Yerko Kukok es uno de los procesados por los sucesos de octubre de 2003, especficamente por haber dispuesto de gastos reservados es decir, por realizar un uso indiscriminado de alrededor de siete millones de dlares que fueron retirados del Banco Central de Bolivia, por el gobierno, para enfrentar la crisis.4 Declaraciones reproducidas por los diversos medios de comunicacin televisada y escrita.

  • Bolivia: crisis estatal y protagonismo de los movimientos indgenas

    Unos momentos despus, uno de los ministros respondi con un discurso en defensa de la bolivianidad amenazada, sealando enfticamente que: no existen dos Bolivias, hay un solo presidente que es el Gral. Hugo Banzer Surez y hay una sola Bolivia compuesta por trabajadores que luchan por sacarla adelante.

    1. Crisis de hegemona estatal y emergencia de nuevos sectores movilizados

    Los discursos mencionados, as como los sucesos conflictivos en medio de los cuales fueron emitidos, hacen parte de un proceso sumamente complejo de transformacin poltica en la actual sociedad boliviana: el agotamiento del modelo de Estado, de representacin poltica y de construccin ciudadana instauradas como consecuencia de la revolucin de 1952. Medio siglo despus de dicha gesta que transform la historia contempornea de ese pas, en febrero de 2003, en plena Plaza Murillo smbolo del poder en Bolivia y sede de los principales poderes del Estado ocurri un enfrentamiento a balazos entre grupos de militares y policas; es decir, entre los encargados de garantizar la soberana estatal. Este hecho, ocurrido en el contexto de los sucesos conocidos como la guerra del impuestazo*, grfico de cuerpo entero la crisis del rgimen estatal instaurado desde 1952, y de sus principales mecanismos de intermediacin: el prebendalismo, el clientelismo, el corporativismo y el tutelaje, utilizados durante dcadas por el Estado como eficaces medios de gobierno y de poder.

    Desde 1952, el Estado boliviano se sustent y expandi en gran medida, a travs de este tipo de relaciones de clientela en el poder, las cuales permitieron el control estatal sobre el conjunto de sectores sociales movilizados, a lo largo y ancho del pas, y mantuvieron la hegemona poltica del MNRA Gracias a la distribucin clientelista de los ingentes recursos provenientes de la actividad de produccin y exportacin minera durante mucho tiempo, la actividad econmica principal del pas , el Estado emenerista logr mantener dentro de los mrgenes del campo poltico oficial a los diferentes sectores sociales, al margen de si se vivan tiempos de dictadura o democracia. Pero este modelo estatal entr en una franca situacin de crisis desde inicios de la dcada de 1980, coincidentemente con

    5 Se ha denominado as a la crisis social y poltica desatada en febrero de 2003, a raz del intento de imponer un impuesto al salario por parte del gobierno de Gonzalo Snchez de Lozada, siguiendo la sugerencia de una delegacin enviada por el FMI. La crisis se inici con una huelga policial que fue respondida por el gobierno sacando a los militares a las calles, y rpidamente se convirti en una protesta generalizada que incluy desmanes y saqueos, sobre todo en La Paz. La represin de las fuerzas del orden (que incluy a francotiradores), dej el saldo de decenas de heridos y alrededor de cuarenta muertos.6 Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), partido que desde la revolucin de 1952 se convirti en uno de los actores polticos hegemnicos en el pas.

  • Ramn Pajuelo Teves

    el retorno al periodo democrtico que se prolonga hasta hoy, teniendo como trasfondo la reduccin de su capacidad redistributiva por efecto de la cada internacional del precio de los minerales, especialmente del estao.

    La prdida de la capacidad redistributiva, clientelista y prebendalista del Estado, vinculada directamente a la severa crisis econmica, aceler la ruptura de los compromisos y alianzas del pacto revolucionario que, desde 1952, haba sustentado la estabilidad de la hegemona estatal. Esto, a pesar de los vaivenes entre democracia y dictadura7. Uno de los cambios ms importantes vinculados a la erosin de la capacidad de coercin econmica y poltica del Estado boliviano desde la dcada de 1980, fue la recomposicin de los sectores sociales que durante dcadas fueron el sostn del modelo hegemnico posrevolucionario, sobre todo el campesinado sindicalizado y el proletariado minero. Paulatinamente, a la par que se ahondaba la crisis del conjunto del sistema estatal, en Bolivia ocurri una abrupta transformacin de las clases y sectores sociales organizados, que se manifest en la prdida de fuerza y capacidad de accin de organizaciones otrora poderosas, como la Central Obrera Boliviana (COB) y los sindicatos campesinos.

    La crisis de la COB tuvo su raz en la desarticulacin del proletariado minero (verdadero ncleo de la clase obrera boliviana), como efecto de las polticas de relocalizacin impulsadas por el Estado desde la dcada de 1980, a travs del famoso Decreto Supremo 210608. En cuanto al sector campesino sindicalizado, si bien durante dcadas mantuvo un alto nivel de articulacin a travs del formato sindical, ste mantuvo siempre una relacin tensa con las estructuras comunales, basadas en formas tradicionales de organizacin y ocupacin del territorio. La resistencia de los campesinos comuneros indgenas a la primaca del modelo sindical, se expres con claridad en el proceso de formacin de un movimiento autnomo, desde la dcada de 1970. El katarismo, en sus mltiples vertientes, fue sin duda la principal expresin poltica de esta autonomizacin campesina9.

    7 Desde la revolucin de abril de 1952 hasta el presente, Bolivia vivi periodos democrticos entre 1952-1964 (gobiernos de Vctor Paz Estenssoro y Hernn Siles Suazo), en 1969 (gobierno de Luis Adolfo Siles), en 1979 (gobierno de Wlter Guevara Arze), entre 1979-1980 (gobierno de Lidia Gueiller) y entre 1982-2007 (gobiernos de Hernn Siles Suazo, Vctor Paz Estenssoro, Jaime Paz Zamora, Gonzalo Snchez de Lozada, Hugo Bnzer, Jorge Quiroga, Carlos Mesa Gisbert, Eduardo Rodrguez y Evo Morales). Los periodos de dictadura militar ocurrieron entre 1964-1969 (gobiernos de Ren Barrientos y Alfredo Ovando), 1969-1979 (gobiernos de Alfredo Ovando, Juan Jos Torres, Hugo Bnzer, Juan Pereda, David Padilla), en 1979 (gobierno de Alberto Natusch), y entre 1980-1982 (gobiernos de Luis Garca Meza, Celso Torrelio y Guido Vildoso).8 Este decreto, promulgado en 1985 durante el gobierno de Vctor Paz Estenssoro, dispuso la relocalizacin de alrededor de treinta y cinco mil trabajadores mineros, desactivando de esa manera al proletariado minero boliviano. Al respecto vase Garca Linera, 1999, 2001.9 La autonomizacin del movimiento campesino e indgena respecto a las estructuras sindicales, ha sido destacada por Silvia Rivera Cusicanqui, 1983. Sobre el katarismo, el mejor texto sigue siendo la monumental monografa de Hurtado, 1986.

  • Bolivia: crisis estatal y protagonismo de los movimientos indgenas

    Durante los ltimos gobiernos de Hernn Siles Zuazo y Vctor Paz Estensoro (1982-1985 y 1985-1989, respectivamente), se desarroll paulatinamente la prctica gubernamental de recurrir a la implementacin de sucesivas reformas neoliberales, como forma de enfrentar el ahondamiento de la crisis estatal10. Estas medidas, sin embargo, tuvieron efectos contradictorios, pues lejos de articular efectivamente a los diversos sectores sociales y polticos bajo la gida del Estado que a pesar de los remiendos neoliberales, mantuvo en el fondo sus rasgos tradicionales , acrecentaron las fisuras que pronto revelaran una grave crisis de hegemona estatal. La crisis econmica, galopante desde inicios de la dcada de 1980, fue acompaada de esa forma por la creciente disminucin de la influencia poltica y la capacidad de coercin del Estado; situacin que se ahond a lo largo de la dcada de 1990 y estall con toda crudeza y violencia desde el ao 2000. Desde entonces, Bolivia vive una coyuntura poltica sumamente conflictiva, riesgosa y que constituye una de las ms severas encrucijadas de su historia republicana.

    La cronologa de esta crisis puede establecerse siguiendo como hilo conductor los sucesivos conflictos ocurridos en diversos lugares del pas, desde que en abril de 2000 estall la llamada guerra del agua de Cochabamba. Un breve recuento de los sucesos principales, que destacan por haber logrado trascender sus escenarios inmediatos, al punto de desatar crisis polticas nacionales que se vinculan con los principales sucesos polticos ocurridos en el periodo, puede verse en el cuadro 1.

    Lo que se puede apreciar al examinar la evolucin de conjunto de la crisis, considerando su cronologa temporal, su expresin territorial, la participacin de diversos actores sociales movilizados y sus impactos polticos, es su rpida transformacin de protesta popular de corte antineoliberal a un conflicto bastante ms complejo, con crecientes connotaciones regionalistas, tnicas y clasistas. Lo que en abril de 2000 estall como una protesta localizada de sectores populares urbanos y rurales en contra de la privatizacin de la empresa local de agua potable, se ha convertido en una confrontacin explcita de dimensin nacional, crecientemente violenta, entres diferentes actores sociales movilizados, con sus respectivas agendas polticas acerca del presente y el futuro de Bolivia. Actualmente, son tres los principales actores del conflicto boliviano: a) los llamados movimientos sociales, que encarnan una agenda de corte antineoliberal y de nacionalizacin econmica; b) los llamados movimientos cvicos, que encarnan una agenda de reivindicacin regionalista y de defensa del orden de cosas en el aspecto econmico; y c) entre ambos, el Estado, controlado desde que Evo Morales asumi la presidencia en enero de 2006 por una coalicin poltico-social articulada en torno a su partido, el MAS.

    101j3l ms importante de estas medidas fue el mencionado Decreto Supremo 21060, el cual dio inicio a la llamada Nueva Poltica Econmica, de corte neoliberal, destinada a estabilizar econmica y polticamente al pas.

  • Ramn Pajuelo Teves

    C u a d ro 1 - C r o n o lo g a d e la c ris is b o liv ia n a , 2 0 0 0 - 2 0 0 7

    2000

    AbrilGuerra del agua en Cochabamba, en contra de la privatizacin de los servicios de agua potable en manos de la empresa Aguas del Tunari, socia de la transnacional Bechtel.

    Setiembre y octubreMovilizaciones y bloqueos de caminos por parte de las comunidades indgenas del altiplano aymara (bsicamente en el departamento de La Paz).

    2001

    AbrilMarcha de sacrificio de miles de cocaleros desocupados, desde el Chapare (Cochabamba) hasta La Paz.

    JulioBloqueos de caminos y movilizaciones de comuneros indgenas del altiplano aymara.

    2002

    Junio

    Elecciones generales. Evo pierde por menos de dos puntos ante su contendor, Gonzalo Snchez de Lozada, pero su agrupacin obtiene una importante presencia parlamentaria, la que sumada a la obtenida por el MIP de Felipe Quispe, configura una amplia presencia indgena en el parlamento.

    2003

    Febrero

    Guerra al impuestazo o febrero negro, desatado por el intento gubernamental de implementar un impuesto al salario. La huelga policial en La Paz genera saqueos ante los cuales el gobierno dispone que los militares se encarguen del orden pblico. Los enfrentamientos dejan un saldo de decenas de muertos y heridos en todo el pas.

    V

    Setiembre y octubre

    Guerra del gas. Movilizaciones convocadas por la Coordinadora del Agua de Cochabamba en contra del intento gubernamental de exportar las reservas de gas por territorio chileno. Luego de la Masacre de Warisata ocurrida el 19 de setiembre en el altiplano, las protestas se extienden, sumndose a ellas distintas organizaciones y movimientos sociales de todo el pas. La dura represin gubernamental deja alrededor de ochenta muertos y decenas de heridos. Finalmente, el 13 de octubre, Gonzalo Snchez de Lozada se ve obligado a renunciar y fuga del pas. Ese mismo da Carlos Mesa Gisbert asume la presidencia.

    2004

    JulioEl da 18 se realiza el referndum convocado por el gobierno para conseguir el respaldo ciudadano a su poltica de hidrocarburos. El triunfo del S signific un espaldarazo al presidente Mesa, quien cont con el apoyo del MAS.

    2005

    Enero

    Movilizaciones y bloqueos de caminos convocados por la Federacin de Juntas Vecinales de El Alto en contra del ingreso de la empresa subsidiaria Aguas del Illimani. Las protestas obligaron al gobierno de Carlos Mesa a rescindir el contrato con dicha empresa. En el mismo mes ocurren masivas movilizaciones en Santa Cruz, en exigencia que el gobierno disminuya el precio del diesel y otorgue luz verde al reclamo de autonoma regional. El gobierno decide rebajar el precio del diesel y emite un decreto convocando a la eleccin de prefectos departamentales para el mes de agosto.

  • Bolivia: crisis estatal y protagonismo de los movimientos indgenas

    Marzo

    Movilizaciones en El Alto, convocadas por la Federacin de Juntas Vecinales, exigiendo al gobierno mantener la expulsin de la empresa Aguas del Illimani y nacionalizar las empresas estratgicas (minera e hidrocarburos). El MAS tambin convoca a movilizaciones en contra de la Ley de Hidrocarburos que vena siendo discutida en el Congreso. El presidente Mesa responde presentando su carta de renuncia el 6 de marzo, la cual es rechazada por el Congreso, que lo ratifica en el cargo. Ante la continuacin de las protestas, el 18 de marzo Mesa solicita al Congreso adelantar las elecciones generales y de constituyentes para el 18 de agosto, pedido que es rechazado por el Congreso.

    Mayo y junio

    Ante el rechazo del presidente Mesa a promulgar la Ley de Hidrocarburos aprobada en el Congreso, el presidente del Congreso Hormando Vaca Diez decide firmar la norma. Se desata as la llamada segunda guerra del gas, en exigencia de la nacionalizacin de las reservas de petrleo y gas, y la convocatoria a la Asamblea Constituyente. La crisis generada por las masivas movilizaciones y protestas convocadas por los movimientos sociales, se acrecent con las protestas realizadas en el Oriente del pas, en exigencia de las autonomas regionales. El 7 de junio, ocurre la renuncia del presidente Carlos Mesa, quien fue reemplazado dos das despus por Eduardo Rodrguez, hasta entonces presidente de la Corte Suprema.

    DiciembreElecciones generales en las cuales Evo Morales es elegido presidente, con un amplio respaldo de distintos sectores sociales del pas.

    2006

    EneroEvo Morales asume la presidencia. La ceremonia oficial de transmisin de mando en La Paz, es complementada por una ceremonia simblica realizada en la ciudadela deTiawanaku.

    Mayo El presidente Morales anuncia la nacionalizacin de las empresas estratgicas.

    Agosto Instalacin de la Asamblea Constituyente.

    2007

    EneroEnfrentamientos entre campesinos cocaleros y pobladores urbanos en la ciudad de Cochabamba.

    Cada uno de estos actores presenta una mltiple y compleja configuracin, tanto en trminos sociales como polticos. Los movimientos sociales, por ejemplo, estn conformados por distintos sectores movilizados, entre los cuales destaca sin duda el movimiento indgena con sus distintas vertientes11, pero tambin otros movimientos, tales como los colonizadores, fabriles, maestros rurales, mineros, entre los principales12.

    11 El movimiento indgena boliviano presenta varias vertientes, entre las cuales podemos mencionar cinco principales: a) el movimiento comunitario del altiplano (bsicamente aymara); b) el movimiento de reivindicacin quechua-aymara conformado por organizaciones de Cochabamba, Potos, Chuquisaca, entre otros; c) el movimiento indgena de las tierras bajas; d) el movimiento cocalero; y e) el movimiento indgena urbano asentado bsicamente en la ciudad de El Alto. Una malla de organizaciones y gremios que no se halla centralizada y unificada nacionalmente, articula dichos movimientos. Entre las principales organizaciones podemos mencionar a la Confederacin Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ), la Federacin de Mujeres Campesinas de Bolivia Bartolina Sisa (FMCBBS), la Confederacin de Pueblos Indgenas de Bolivia (CIDOB), la Coordinadora de Pueblos tnicos de Santa Cruz (CPESC), las Federaciones Cocaleras del Chapare Cochabambino y los Yungas de La Paz, la Federacin de Juntas Vecinales de El Alto (FEJUVE), entre otras.12 Las organizaciones que agrupan a estos movimientos sociales tambin son mltiples. Entre las principales podemos mencionar a la Confederacin Sindical de Colonizadores de Bolivia (CSCB), el Movimiento sin

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    En cuanto a los llamados movimientos cvicos, se trata de una coalicin interregional liderada por la burguesa de Santa Cruz e integrada por otros sectores urbanos sobre todo los de clase media y alta, organizados en comits cvicos de los departamentos de la llamada media luna >3.

    La confrontacin regionalista que actualmente divide a Bolivia, al punto que se ha llegado a mencionar el peligro de una fragmentacin territorial del pas14, enfrenta a las dos zonas socioterritoriales reconocibles en el pas. De un lado, se encuentra la media luna, correspondiente a las tierras bajas orientales. En esta regin, existe un fuerte discurso construido durante dcadas por las lites regionales sobre todo por la burguesa de Santa Cruz que enfatiza su diferenciacin del resto del pas, mostrndose como una regin rica, progresista, moderna y habitada por gente blanca1?. Durante los ltimos aos, una versin extremista de dicho discurso, que reivindica la pertenencia a la llamada nacin Camba, ha ido ganando terreno rpidamente. De otro lado, se halla la zona conocida como el Occidente, visto como pobre y predominantemente indgena, que ha sido el principal escenario del desarrollo de los movimientos indgenas aymaras y quechuas16.

    Sin embargo, ninguno de estos dos bloques regionales es realmente homogneo en trminos sociales y tnicos. En la llamada media luna, por ejemplo, adems de poblacin blanca y mestiza, reside una cantidad importante de migrantes indgenas quechuas y aymaras; as como indgenas originarios de las tierras

    Tierra de Bolivia (MST), la Central Obrera Boliviana (COB), la Confederacin de Maestros Rurales de Bolivia (CMRB) y La Federacin Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTM B). Al calor de los conflictos ocurridos en los ltimos aos, se han conformado nuevas organizaciones como la Coordinadora del Agua en Cochabamba. Una visin de conjunto de la historia y liderazgo de los movimientos sociales bolivianos se encuentra en el libro Sociologa de los movimientos sociales en Bolivia (Garca Linera, 2004).13 Como media luna se denomina al bloque territorial conformado bsicamente por los departamentos de la zona oriental del pas: Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca, Pando y Beni. Los actores de esta zona del pas que asumen una agenda regionalista, se hallan organizados a travs de movimientos cvicos departamentales. Asimismo, han emergido organizaciones que reivindican un proyecto nacional opuesto al de los movimientos indgenas, tales como el Movimiento Nacin Camba de Liberacin (MNC-L) y la Unin Juvenil Cruceista (UJC). En oposicin al rea de la media luna, se suele hacer referencia al Occidente de Bolivia, conformado por los departamentos de La Paz, Cochabamba, Oruro y Potos.14 Esto ha sido sealado por diversos analistas, as como por los propios dirigentes de los movimientos cvicos de Santa Cruz y otros departamentos del Oriente boliviano.15 Una muestra de ello fueron las declaraciones racistas de la ex Miss Bolivia Gabriela Oviedo, quien al participar en el concurso Miss Universo, en mayo de 2004, en una entrevista de los organizadores del concurso que fue publicada en su sitio web y reproducida por los agencias internacionales, dijo lo siguiente: Desafortunadamente, la gente que no conoce mucho sobre Bolivia, piensa que todos somos indios del lado oeste del pas. Es La Paz la imagen que refleja eso, esa gente pobre, de baja estatura e india. Yo soy del otro lado del pas, del lado este, que no es fro, es muy caliente. Nosotros somos altos y somos gente blanca y sabemos ingls y ese concepto errneo que Bolivia es solo un pas andino est equivocado.16 No as del movimiento indgena de las tierras bajas, articulado sobre todo en torno a la Central Indgena del Oriente Boliviano (CIDOB).

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    bajas bolivianas. El Occidente, asimismo, no alberga solamente comunidades indgenas quechuas y aymaras, sino tambin a un importante conglomerado de poblacin no-india. Ciudades tales como La Paz, donde habitan en una situacin que podramos describir como una vecindad estrecha, pero al mismo tiempo fuertemente segmentada por las diferencias clasistas y tnicas sectores de clase media y alta, junto a los pobres urbanos, gran parte de ellos indgenas, muestran esta compleja y conflictiva configuracin de la sociedad boliviana.

    Recientemente, un sugestivo trabajo de Willem Assies (2006), pone el dedo en la llaga al sealar las intrincadas relaciones entre configuracin nacional, relaciones de clase, diferencias tnicas y pertenencias regionales que componen la crisis actual de la sociedad boliviana. Seala este autor que:

    Bolivia se encuentra en un cruce de caminos. Todo tipo de tensiones se han construido en el pas durante las ltimas dcadas y sas han estallado durante los ltimos aos (Assies, 2006: 100).

    Uno de los rasgos potencialmente explosivos de esta situacin, sera la existencia de condiciones propicias para el surgimiento de discursos (y actores) etnonacionalistas, tanto indgenas como blanco-mestizos, contrapuestos entre s en trminos tnico-clasistas y regionales:

    El etnonacionalismo est lejos de estar ausente del escenario en Bolivia. A partir del 2000, Felipe Quispe, el entonces lder de la Confederacin Sindical Unitaria de Trabajadores Campesinos de Bolivia, llam la atencin medica con su discurso, principalmente basado en lo aymara, que reivindicaba la reconstruccin de Kollasuyu y deca que cuando fuera Presidente creara un Ministerio para Asuntos Blancos. El discurso de Nacin Camba gan terreno en reaccin a tales afirmaciones, las cuales estaban teidas de elementos de los campesinos indgenas de las tierras altas y sectores de la poblacin indgena urbana de El Alto y La Paz.La base social de tales movimientos, sin embargo, es algo diferente (...) el discurso etnonacionalista de Felipe Quispe llega a sectores de la poblacin de las tierras altas donde la educacin se ha expandido sin una mejora de oportunidades para la movilidad social. El discurso de la Nacin Camba, en contraste, es bsicamente un producto de sectores de la clase media que sirven de intelectuales orgnicos) para apoyar la hegemona, en el sentido gramsciano de consentimiento ms coercin, de los sectores localmente dominantes (Assies, 2006: 103).

    La crisis boliviana expresa, pues, los lmites de las diferenciaciones regionales, clasistas y tnicas erigidas histricamente en Bolivia, en medio de una coyuntura de aguda crisis de hegemona estatal y socioeconmica; situacin que revela los

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    bloqueos del proceso de conformacin nacional y el agotamiento de la promesa republicana liberal con la cual la nacin boliviana al igual que el resto de naciones andinas vio la luz en las primeras dcadas del siglo XIX.

    2. Revolucin, emenerismo, democracia y katarismo

    En 1952, en un lapso de solamente tres das, entre el 9 y 11 de abril, el ejrcito fue combatido y vencido por las milicias populares y campesinas organizadas por el MNR, a las cuales se plegaron los carabineros. El lder del MNR en el exilio, Vctor Paz Estenssoro a quien las fuerzas armadas haban impedido asumir el poder a pesar de haber ganado las elecciones de junio de 1951 , se convirti as en el nuevo Jefe de Estado. Culminaba de esa forma, con una nueva derrota del ejrcito boliviano17, el enfrentamiento entre la oligarqua minero-terrateniente y la nueva lite nacionalista civil y militar surgida despus de la Guerra del Chaco (Lavaud, 1998: 27). Enfrentamiento que se decidi por la capacidad de la nueva lite nacionalista para captar el apoyo de los sectores populares en efervescencia, y especficamente del campesinado movilizado en contra del poder oligrquico18.

    El resultado de la revolucin boliviana de 1952, fue la implantacin de un modelo nacional de desarrollo basado en la administracin estatal de la renta minera y el encuadramiento clientelar de la sociedad, a travs de una extensa malla de organizaciones que comenzaron a ser manejadas directamente por el nuevo partido en el poder: el MNR. Obreros, campesinos, sectores medios y populares urbanos, pasaron a constituir el sostn social del modelo estatal emenerista. Pero los engranajes entre el nacionalismo estatal y los sectores populares comenzaron a mostrar serias fisuras que se acrecentaron con el paso de los aos.

    En lo que respecta a la vinculacin entre el rgimen emenerista y el campesinado indgena, las cosas llegaron a un punto de quiebre durante la segunda mitad de la dcada de 1960. Luego de aos de eficaz cooptacin estatal, lograda mediante un pacto estatal-campesino que alcanz su punto ms alto durante el gobierno del Gral. Barrientos, lentamente comenzaron a surgir algunas organizaciones autnomas. Pero esa no era su nica novedad. Tambin lo era su discurso, que se diferenci del campesinismo propio de los sindicatos rurales, dirigindose hacia una encendida reivindicacin identitaria. As emergi en la escena poltica, entre fines de la dcada de 1960 e inicios de la de 1970, el movimiento katarista. El

    17 Las anteriores haban ocurrido como resultado de guerras internacionales: la Guerra del Pacfico, que enfrent a Bolivia y Per contra Chile entre 1879 y 1884, y la Guerra del Chaco, que entre 1932 y 1935 opuso a los ejrcitos de Bolivia y Paraguay.18 Para una perspectiva renovada sobre la revolucin de 1952, que enfatiza el papel de la movilizacin popular obrera y campesina, vase el nmero especial de la revista DATA (1993).

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    discurso katarista de reivindicacin tnica y autonoma frente al Estado emenerista, se extendi rpidamente entre los jvenes migrantes aymaras en ciudades como La Paz y Oruro (especialmente entre grupos de jvenes estudiantes universitarios y miembros de asociaciones culturales), as como entre las organizaciones sindicales campesinas de las comunidades aymaras del altiplano. El sentimiento de reivindicacin tnica aymara que inicialmente se expres como un movimiento cultural pronto se convertira en un fenmeno poltico sin precedentes, logrando una extensa base social entre los migrantes aymaras residentes en los barrios pobres de las ciudades y en las propias comunidades rurales.

    El katarismo se fue extendiendo rpidamente en el aparato sindical campesino, hasta que finalmente, en el VI Congreso Nacional de la Central Nacional de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CNTCB) realizado en 1971, los kataristas, liderados por Jenaro Flores, lograron derrotar la hegemona de los antiguos dirigentes relacionados con el MNR y afiliados al Pacto Militar Campesino. De esa manera, el katarismo se converta en la corriente principal de un nuevo sindicalismo campesino autnomo. El pongueaje poltico impuesto desde el gobierno de Barrientos a travs del pacto militar-campesino, denunciado frontalmente por los kataristas, fue reemplazado por un proceso organizativo dirigido por nueva generacin de lderes que asuman un indito discurso de reivindicacin tnica.

    A las pocas semanas del Congreso de la CNTCB, se produjo el golpe de Estado del Cnel. Hugo Banzer. Quedaba cancelado, as, el breve periodo de apertura democrtica, por lo cual las organizaciones kataristas pasaron a la clandestinidad. En julio de 1973, a pesar de la existencia de la dictadura, el movimiento katarista hizo pblico el Manifiesto de Tiawanaku, el cual representa la primera manifestacin pblica de un programa poltico katarista, dirigido a transformar el modelo hegemnico de construccin ciudadana y nacional. Denunciando ser extranjeros en su propio pas, los kataristas delinearon los trminos de un nuevo proyecto nacional de base indgena:

    Nosotros los campesinos quechuas y aymaras, lo mismo que los de otras culturas autctonas del pas, decimos lo mismo. Nos sentimos econmicamente explotados y cultural y polticamente oprimidos. En Bolivia no ha habido una integracin de culturas sino una superposicin y dominacin, habiendo permanecido nosotros en el estrato ms bajo y explotado de esa pirmide19.

    19 Citado en el fundamental libro de Silvia Rivera, Oprimidos pero no vencidos. Luchas del campesino aymara y quechua de Bolivia (1984). Los trabajos de esta autora resultan fundamentales para comprender el profundo significado histrico de la movilizacin campesina e indgena boliviana de las ltimas dcadas, la cual, en su opinin, constituye un proceso democratizador y anticolonial en la sociedad boliviana contempornea. Vase adems del libro ya citado, Rivera, 1983; 1991; 1993.

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    El paulatino desgaste de la dictadura permiti expandir la frrea resistencia poltica clandestina de esos aos y el descontento generalizado de la poblacin ante el agravamiento de la crisis econmica. A ello se sum el surgimiento de graves conflictos al interior de las Fuerzas Armadas y las presiones internacionales para el retorno a la democracia y el respeto a los derechos humanos. Ante esa situacin, a inicios de noviembre de 1977, el dictador Hugo Banzer dio a conocer la convocatoria a elecciones y la declaratoria de una amnista poltica parcial. Esas medidas daban trmino a la ilegalidad de la actividad poltica y sindical, pero sobre todo, abrieron un largo y difcil periodo de transicin democrtica que se prolong durante cinco aos, hasta octubre de 1982, fecha definitiva del retorno a la democracia. Durante este periodo de noviembre de 1977 a octubre de 1982, sin lugar a dudas uno de los ms complicados de la historia poltica boliviana la transicin democrtica se convirti en la verdadera arena de lucha poltica entre diversas fuerzas sociales. Sobre todo, entre dos bloques: las Fuerzas Armadas coludidas con la clase dominante neo-oligrquica ya plenamente reconstituida, y el bloque obrero, popular y campesino. El movimiento katarista tuvo un papel destacado en esta lucha por la recuperacin democrtica, enfrentando como consecuencia de ello la represin de las sucesivas dictaduras militares20. Finalmente, con la cada del dictador Garca Meza y la eleccin de Hernn Siles Suazo como presidente, Bolivia iniciaba un nuevo periodo democrtico.

    3. Propuesta plurinacional, participacin electoral y neoliberalismo

    Con el retorno a, la democracia, el movimiento katarista entra a un momento de declive, ocasionado por la fragmentacin de sus diversas vertientes. La CSUTCB logr alcanzar protagonismo, articulando las demandas agrarias ante el gobierno de Hernn Siles Suazo (1982-1985). Uno de sus principales logros polticos fue la realizacin del II Congreso Nacional en 1983. En dicho evento, en el cual se definieron los lincamientos ideolgicos de la organizacin, se enuncia por primera vez la propuesta de constitucin de un Estado plurinacional. Dicha tesis fue suscrita por diversas organizaciones participantes en la estructura sindical, entre ellas las pertenecientes a las diversas ramas kataristas:

    No queremos parches ni reformas parciales, queremos una liberacin definitivay la construccin de una sociedad plurinacional que, manteniendo la unidad de un Estado, combine y desarrolle la diversidad de las naciones aymara, quechua, tupi-guaran, ayoreode y todas las que la integran.

    20 Como destaca Rivera (1984: 172), el principal logro poltico del katarismo fue la constitucin de una central campesina e indgena autnoma: la CSUTCB, que desde entonces es la principal organizacin agraria de Bolivia.

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    No puede haber una verdadera liberacin si no se respeta la diversidad plurinacional de nuestro pas y las diversas formas de autogobierno de nuestros pueblos (CSUTCB, 1983).

    La crisis econmica y el bloqueamiento poltico del gobierno de Siles Suazo le obligaron a recortar un ao su mandato, convocando a elecciones anticipadas. La nueva coyuntura electoral fue el contexto en el cual los grupos kataristas intentan reagruparse, mediante el I Cabildo Nacional Katarista realizado en La Paz en marzo de 1985. El resultado de dicha reunin fue la constitucin del Movimiento Revolucionario Tpac Katari de Liberacin (MRTKL), cuyos principales dirigentes Jenaro Flores, Vctor Hugo Crdenas y Walter Reinaga expresaban diversos matices ideolgicos del katarismo. Este movimiento se present a las elecciones en alianza con algunos sectores obreros. Jenaro Flores fue acompaado por el dirigente minero Filemn Escobar en la frmula presidencial y aunque no lograron un resultado notorio s consiguieron la eleccin de dos diputados: Vctor Hugo Crdenas por el departamento de La Paz y Walter Reinaga por Potos.

    A Vctor Paz Estenssoro, viejo dirigente histrico del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que fue elegido como Presidente en las elecciones de 1985, le toc la paradjica tarea de iniciar la liquidacin del modelo estatal emenerista de 1952. Ello ocurri a los pocos das de haber asumido la presidencia, mediante la aplicacin de la llamada Nueva Poltica Econmica (NEP), cuya pieza maestra fue el decreto 21060, el cual signific la suplantacin definitiva del nacionalismo revolucionario por el neoliberalismo. Este decreto, de acuerdo al credo neoliberal que por entonces estaba siendo aplicado en diversos pases, busc implementar un modelo econmico basado en la apertura externa, la retraccin estatal y el impulso del mercado como principal elemento organizador de la economa. Como sugieren Yacksic & Tapia (1997: 60), es probable que el decreto ya estuviese diseado desde antes de las elecciones, debiendo aplicarse por cualquiera de los candidatos ganadores.

    El mbito en el cual la aplicacin de las reformas neoliberales tuvo mayor impacto fue la minera. La Nueva Poltica Econmica gener la relocalizacin laboral de ms de treinta y cinco mil trabajadores, lo que trajo consigo, como hemos indicado lneas arriba, la desarticulacin del sindicalismo minero y la prdida del sostn social de la COB. Las organizaciones sociales intentaron resistir la aplicacin de las reformas, realizando diversas huelgas y manifestaciones, as como la Marcha por la vida de agosto de 1985, en la cual desde los campamentos mineros marcharon a La Paz alrededor de quince mil mineros, siendo recibidos por la declaratoria de Estado de sitio y la represin indiscriminada del ejrcito. Debido a que la resistencia minera antineoliberal no logr cambiar el rumbo de las cosas, la desactivacin de la Corporacin Minera Boliviana (COMIBOL)

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    signific nada menos que la muerte de la condicin obrera del siglo XX en Bolivia (Garca Linera, Gutirrez, Prada & Tapia, 2000).

    La represin ante las protestas de trabajadores mineros y campesinos, durante los meses siguientes a la aplicacin del Decreto 21060, fue encargada por el gobierno a las fuerzas militares. De esa manera, el gobierno impuso una hegemona poltica basada en el consenso de las diversas fuerzas, mediante la firma de un acuerdo poltico con la Accin Democrtica Nacionalista (ADN) del ex dictador Hugo Banzer. Dicho pacto, llamado (Acuerdo por la democracia, permiti la obtencin de una mayora parlamentaria proclive a la imposicin de las reformas, en tanto que la movilizacin social declinaba, pero al mismo tiempo se desgajaba cada vez ms de los partidos polticos aupados al nuevo orden democrtico-neoliberal.

    En este nuevo contexto econmico y social, el resquebrajamiento del movimiento katarista, como efecto de su atomizacin poltica e ideolgica, fue irremediable. La propia CSUTCB, al mando de Jenaro Flores, no logr articular una respuesta unitaria y de alcance nacional frente a la aplicacin de las reformas neoliberales. En el III Congreso de la CSUTCB, realizado en Cochabamba en junio de 1987, se hizo frontal la divisin entre dos corrientes diferenciadas al interior de esta organizacin matriz del campesinado boliviano: una primera corriente, encabezada por Jenaro Flores, con un discurso predominantemente tnico, y una segunda encabezada por Vctor Morales, con un discurso ms bien clasista, se enfrentaron entonces por el control de la organizacin. A pesar del desgaste de su liderazgo, Flores fue reelecto como Secretario Ejecutivo debido a la coalicin entre su grupo y agrupaciones polticas como el Partido Comunista Boliviano (PCB) y el Movimiento Bolivia Libre (MBL). El desconocimiento de su reeleccin por parte de Morales, apoyado por el Movimiento Campesino de Bases (MCB) acarre, sin embargo, la ruptura de la CSUTCB.

    Casi un ao despus, a fines de mayo de 1988, se realiz el II Cabildo Nacional Katarista, reunin en la cual se hicieron insostenibles las discrepancias ideolgicas y las pugnas por el liderazgo entre las corrientes dirigidas por Jenaro Flores, Vctor Hugo Crdenas y Walter Reinaga. Flores se retir de la reunin y posteriormen