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PAPELES DEL FESTIVAL de música española DE CÁDIZ N° 2 Año 2006 En Memoria de Manuel Castillo CONSEJERÍA DE CULTURA Centro de Documentación Musical de Andalucía

PAPELES DEL FESTIVAL de música española DE CÁDIZ...Fernando Valderrama Martínez fue Presidente de la Asociación Española de Orientalistas (1983-1990); Director del Boletín de

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PAPELES DEL FESTIVAL de música española

DE CÁDIZ

N° 2 Año 2006

En Memoria de Manuel Castillo

CONSEJERÍA DE CULTURA Centro de Documentación Musical de Andalucía

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DirectorREYNALDO FERNÁNDEZ MANZANO

Consejo de RedacciónCANDIDO MARTÍN FERNÁNDEZ MARÍA JESÚS RUIZ FERNÁNDEZ

JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ ALCANTUD MARTA CURESES

EMILIO CASARES RODICIO DIANA PÉREZ CUSTODIO

ANTONIO MARTÍN MORENO MARTA CARRASCO ALFREDO ARACIL

MANUELA CORTÉS MARCELINO DÍEZ MARTÍNEZ

OMEIMA SHEIK ELDIN JOSÉ MARÍA SÁNCHEZ VERDÜ

SecretariaMa. JOSÉ FERNÁNDEZ GONZÁLEZ

Depósito Legal: GR - 2352 - 2006

I.S.S.N.: 1886-4023

Edita© JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura.

CENTRO DE DOCUMENTACIÓN MUSICAL DE ANDALUCÍA

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FERNANDO VALDERRAMA MARTÍNEZ: Vinculación con Tetuán a través de la Música. Homenaje a Femando Valderrama Martínez. (Melilla, 12-11-1912/Madrid, 25-9-2004)

Manuela Cortés García.(.Arabista e Investigadora Universidad de Granada)

Abstract:

Femando Valderrama Martínez: Links with Tetuan Through Music

This article describes Dr. Valderrama Martinez’s contributions in the fields of education and culture, as well as his researches on music in the city of Tetuan, Morocco, in the 1930s-60s. O f his various publications on this subject, Historia de la Acción Cultural de España en Marruecos (1912-1956) is central. This includes an extensive chapter (no. XVI) structured around the distinct phases of the creation and development of the Music Conservatory of Tetuan where we discover, among other things, the connections between this conservatory and a precursor of that in Cadiz, known at the time as the Real Academia Provincial de Música y Declamación de Santa Cecilia de Cádiz (25-2-1926).

The wealth of information in this chapter reveals the challenges that attended the launch­ing of the Conservatory of Tetuan as well as the Spanish contribution at the faculty level in the organisation of teaching and preparation of students. As Professor Valderrama explains, thanks to the initial creation of two sections dedicated to the teaching of a) Spanish Music and b) Arab Music (Oriental and Andalusi), to this day Moroccan profes­sors at the Conservatory of Tetuan are still teaching Classical Western Music along with both sorts of Arab Music.

Tetuán, ciudad que acogió durante siglos a las distintas oleadas migratorias de andalusíes y moriscos y vinculada a esta orilla por lazos históricos y culturales, rindió el9 de diciembre del 2005 un merecido homenaje al insigne arabista Fernando Valderrama Martínez. Organizado por la Biblioteca General y Archivos de Tetuán y el Instituto Cer­vantes en esta ciudad, el homenaje contó con una mesa redonda en la que participaron del reconocido historiador tetuaní Ben Azúz, Ahmed Tuimi\ Asunción Valderrama2 y

1 Director de la Biblioteca General y Archivos de Tetuán, donde se celebró el Homenaje y la Ex­posición.

2 Hija del homenajeado.

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quien firma este artículo, dirigida por el Sr. Spottorno, Director del Instituto Cervantes de Tetuán. La biblioteca tetuaní presentó, además, una exposición dedicada al Dr. Val- derrama compuesta por las obras completas del homenajeado y una magnífica colección de fotografías (en blanco y negro) pertenecientes a los fondos de la misma, exposición que fue inaugurada por el Sr. Cónsul de España en Tetuán y el Director de la Biblioteca General y Archivos.

I. Breve reseña biográfica.

El Dr. Valderrama Martínez vivió veintiséis años en Tetuán trabajando como Asesor-Jefe de Enseñanza Marroquí de la Delegación de Educación y Cultura Española en el Norte de Marruecos (Protectorado Español), región y ciudad a la que se sintió íntimamente unido por lazos de amistad, trabajo y admiración, desarrollando, además, una etapa importante de su vida docente e intelectual en el campo de las humanidades y el diálogo entre ambas orillas mediterráneas.

Su clara vocación humanística le llevó desde muy joven a centrar sus estudios en la len­gua árabe y beréber, así como los distintos dialectos del Rif, realizados en el Centro de Estudios Marroquíes (1921-1956) de esta ciudad. Sus primeras publicaciones salían a la luz en los años 30 y giraban en torno a la didáctica de la lengua marroquí con títulos como: Formación profesional del marroquí, Melilla, 1934 y Estado actual de la enseñanza marroquí, Ceuta, 1938. Sus obras en el campo de la didáctica hispana se sitúan entre mediados de los 40 a los 50. Entre ellas: Método de Lengua Española para marroquíes, obra que constaba de 5 volúmenes y fue publicada en Tetuán, 1948-52; Método de Lengua Española para el bachillerato marroquí, Tetuán, 1952; Método de árabe dialectal marroquí, Tetuán, 1951-1952; Geografía e historia de España {adaptada a Marruecos), Tetuán, 1952; Literatura española adaptada a Marruecos, Tetuán, 1953, y Temas de educación y cultura, Tetuán, 1954; Manual del Maestro español en la escuela marroquí, Tetuán, 1952 (Ia ed.) y 1955 (2a ed.).

Una de las vinculaciones establecidas por el Profesor Valderrama con Tetuán la encontra­mos, además, en la elección del tema de su Tesis Doctoral centrado en el cancionero más completo y antiguo de la tradición oral andalusí-magrebí: Kunnás al-Há’ik (Cancionero de al-Há’ik f. Esta decisión se debió en gran medida, y según él mismo me manifestó, a los consejos de su gran amigo el historiador tetuaní Muhammad Dawúd, erudito y cono­cedor de nuestro legado musical, quien atesoraba una de las bibliotecas privadas más ricas de Marruecos, legada a su muerte al Ministerio de Cultura y dirigida hoy por su hija Has- na Dawúd. La biblioteca dawdí cuenta entre sus fondos manuscritos con varios tratados musicales de la tradición andalusí-magrebí, entre ellos una de las copias más antiguas del Kunnás al-Há’ik, fechado en 1202H/1780C y editada en 1999 por la Academia Real del

3 Códice cedido, a la muerte del Prof. Valderrama, por sus hijos al Centro de Documentación Musical de la Consejería de Cultura en Granada.

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Reino de Marruecos4. Sin duda, las tertulias compartidas por el Dr. Valderrama con los amigos tetuaníes en la biblioteca del Profesor Muhammad Dawúd fueron el lugar idóneo para empaparse de la historia, la literatura y la música que atesoraba nuestro patrimonio común andalusí-magrebí.

Fruto de su investigación en esta rama de la musicología, el Profesor Valderrama conse­guiría su doctorado en Filología Semítica por la Universidad de Madrid (1951), obte­niendo el Premio Extraordinario de Doctorado por el estudio y la traducción parcial del Kunnás al-Há’ik, obra realizada en el siglo XVIII por el tetuaní de origen andalusí, como bien indica su nisba, Muhammad al-Huseyn al-Há’ik al-Titwaní al-Andalusí5, según la copia de Muhammad Buasal de Tetuán, fechada el 7 de rayab de 1350 (18 de noviembre de 1931)6. Esta obra que dedicó a su maestro, el ilustre arabista D. Emilio García Gómez, se publicó también en Tetuán en el año, 19547.

El periodista y poeta marroquí Muhammad Sakúr, antiguo alumno de Fernando Val- derrama Martínez, además de gran conocedor de su vida y obra y con quien le unían fuertes lazos de amistad y admiración, definió al Maestro como: “un tetuaní de corazón y de adopción”. Pues bien, a esta ciudad también le dedicó varios de sus trabajos científi­cos: Palacio califal de Tetuán (Historia y Epigrafía), Tetuán, 1954; Culto a las fuentes de Tetuán, Tetuán, 1955, e Inscripciones árabes de Tetuán, Madrid, 1976.

A su vuelta de Marruecos a finales de los años 50 y durante sus períodos de trabajo en Pa­rís como funcionario de la UNESCO, sector de la Educación, y en sus distintas misiones en Túnez y algunos países de América Latina, el Profesor Valderrama continuó publican­do obras en el campo de la lengua, la literatura, la música, el sufismo y la cultura árabe e hispano-árabe, en general. Así, nuevas publicaciones se sumarían a su dilatada carrera como lingüista e investigador, regalándonos espléndidas joyas al arabismo e hispanismo, como la trilogía formada por los magníficos diccionarios: Glosario árabe-español de tér­minos diplomáticos (800 voces), Madrid, 1980; Glosario español-árabe y árabe-español de términos económicos, financieros y comerciales, Madrid, 1986 y Glosario español de términos diplomáticos, políticos y de reuniones internacionales, Madrid, 1988.

Fernando Valderrama Martínez fue Presidente de la Asociación Española de Orientalistas (1983-1990); Director del Boletín de la Asociación Española de Orientalistas (1990- 1998) y Presidente de Honor (1990-2004). Entre otros méritos, fue Miembro de Honor

4 Ms. n° 144 del Catálogo de la Biblioteca Dawdi. Editado en Rabat, 1999, 620 págs.5 Vid. “al-Há’ik”\ Brockelmann, Suppl. II, Leiden, 1938, 709; E Valderrama: E.I., II, 72-73; M.

Cortés: Enciclopedia de al-Andalus, “Diccionario de Autores y Obras Andalusíes”, D.A.O.A., Granada, 2002, I, 233-236; L. Provençal, Les manuscrits árabes de Rabat, París, 1921, 172 y 196- 197.

6 Códice cuya edición facsímil llevó a cabo el Centro de Documentación Musical y cuenta con un prólogo a la edición de Dña. Carmen Calvo Poyato (actual Ministra de Cultura). Dirección e introducción a cargo de Manuela Cortés García, Granada, 2003.

7 Editada por la Editorial Marroquí, Tetuán, 1954, 175 págs.

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de Instituciones relacionadas con la cultura árabe y la educación, y por su trabajo atesoró numerosas condecoraciones españolas, latinoamericanas y árabes, entre ellas, La Gran Cruz de Alfonso X el Sabio y la Encomienda de Número de la Orden de la “Mehdauía” de Marruecos8.

II. Creación del Conservatorio de Música de Tetuán.

Como podemos observar a la vista del volumen de obras perfiladas aquí, y cuya totalidad pudo contemplarse en la exposición que acompañaba al homenaje, no fue tarea fácil el plantearnos un perfil que definiera la ardua y fructífera trayectoria desarrollada por el Dr. Valderrama Martínez. Sin embargo, no tardamos en posar los ojos sobre una de las Obras Magnas que le adornan y siempre nos han impresionado ante el cúmulo de datos e infor­maciones que acuña. Se trata de Historia de la Acción Cultural de España en Marruecos (1912-1956) publicada en Tetuán por la Editora Marroquí en el año 1956.

A propósito de esta obra, hace unos días recibía en mi despacho de la Universidad de Granada el volumen II de la revista Hesperia Culturas del Mediterráneo, editada por la Fundación Tres Culturas, sorprendiéndome muy gratamente un artículo de Ma Angeles García Collado, Directora del Instituto Cervantes de Fez, y que colocaba bajo el epígrafe de “La acción cultural de España en Marruecos. Un encuentro de larga duración”9. Tras destacar las centenarias relaciones culturales entre España y Marruecos, relaciones que, a través de la lengua, entre otros factores, se remontan, y cito textualmente: “a la época en que las comunidades musulmanas y judías llegaron procedentes de la Península Ibérica tras su expulsión en 1492”10, García Collado hace una valoración de esta obra del Profesor Valderrama poniendo de manifiesto el desarrollo de las infraestructuras educativas espa­ñolas del Marruecos de entonces y la creación, entre otras, de la Escuela de Bellas Artes de Tetuán que fundara el pintor granadino Mariano Bertuchi o las escuelas Hispano-Israeli- tas de Larache, ampliamente descritas por nuestro homenajeado con la rigurosidad que le caracterizó, hasta derivar en el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación entre los Gobiernos de España y Marruecos, firmados el 1 de julio del año 1991.

El río de datos que corre por el perfecto entramado de esta obra de Fernando Valderrama Martínez, realizada con la minuciosidad del artesano, no dejó de preocuparme durante días y, tras revisar varias veces el voluminoso contenido, finalmente decidí enfocar mi par­ticipación en el Capítulo XIV que aparece bajo el epígrafe de “La Artesanía Marroquí y Las Bellas Artes”, capítulo que consta de tres grandes apartados: Artesanía, Artes Plásticas

8 Vid. “Perfil de un humanista del siglo XX: Fernando Valderrama Martínez” en Diálogo Mediter­ráneo, 35, diciembre (2004) 48-49.

9 Publicado en Hesperia Culturas del Mediterráneo, 2 (agosto 2005), 13-20; Véase el último artículo, al respecto, publicado por Fernando Valderrama Martínez (a título postumo): “La Acción Cul­tural de España en Marruecos” en Boletín de la Asociación Española de Orientalistas, XLI, Madrid (2005) 9-22.

10 Ibid, 14.

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y Música11, centrándolo en este último como eslabón que compartía, de forma especial, con mi Maestro, al mismo tiempo que hilo conductor de nuestra larga relación por los senderos del patrimonio poético-musical de la tradición andalusí-magrebí12. He de con­fesar que el hecho de compartir una serie de “objetivos comunes”, y su apoyo incondicio­nal, fue lo que impulsó mi decisión de continuar con su labor iniciada en el campo de la música de Al-Andalus y proseguir con la recuperación del patrimonio, siguiendo la línea de los grandes Maestros de la escuela de arabistas españoles, así como de los musicólogos, muchos de ellos desaparecidos.

Recordemos algunos de sus nombres, ya que sus obras científicas estuvieron especialmen­te ligadas al patrimonio poético y musical hispano-musulmán. Los arabistas: Julián Ribe­ra y Tarrago, Elias Terés, Emilio García Gómez y Fernando Valderrama Martínez; y los musicólogos: Arcadio Larrea, el Padre Patrocinio García Barriuso y el Padre Emilio Soto.

En este homenaje tetuaní, me gustaría que la memoria del Profesor Valderrama fuera uni­da, también, a la creación del Primer Conservatorio Hispano-Marroquí de Música de esta ciudad (1921-1929), conservatorio al que le dedicaría 43 páginas que, como he citado, aparecen incluidas en el Capítulo XIV de la obra Historia de la Acción Cultural de España en Marruecos, apartado dedicado a la “Música”.

El Dr. Valderrama con la minuciosidad que caracterizaba a los cronista árabes y anda- lusíes, dice: “El día 29 de abril de 1921 se reunían en el salón de actos de las Escuelas Españolas (hoy “Grupo Escolar España”) deTetuán, cinco hombres amantes de la Música y dispuestos a dar solución a una necesidad que se hacía patente cada día con mayor in­sistencia: la creación de un centro de enseñanza musical para la ya numerosa población española y al que, naturalmente, tendrían acceso cuantos marroquíes lo desearan”13. Con­tinuaba su disertación añadiendo: “Reunidos en la Casa Social interina, Salón de Actos de las Escuelas Españolas, el profesorado del Conservatorio procedió a la votación para nombrar la Dirección del mismo, quedando aprobado el cargo de Presidente a favor de don Manuel García-Sañudo y Giraldo; Secretario-Administrador: don Rafael Martínez Beltrán; y vocales: don Eduardo Blanco Huerta, don José Mena López y don Antonio Gatón Ramírez”. Al mismo tiempo se acordó, prosigue Fernando Valderrama, que: “todos los asuntos relacionados con la marcha del Centro, compra y demás gastos que se originen tendrán que ser de acuerdo y aprobados por la mayoría, sin que individualmente pueda ninguno de los componentes encargar ni autorizar ningún asunto concerniente a él, para la buena administración del mismo. El profesorado se compromete a dar clases de Música y Declamación indistintamente, con arreglo al prospecto ya repartido al público, y todos a una, sin distinción, a dar vida al Centro”14.

11 F. Valderrama, Acción cultural de España en Marruecos (1912-1956), Tetuán, 1956, 367-428 (“Música”: 385-428).

12 Vid. M. Cortés García: “Iniciación a la Música Andalusí-Magrebí de la mano de mi Maestro: Fernando Valderrama Martínez” en Homenaje a Fernando Valderrama Martínez, Boletín de la Aso­ciación Española de Orientalistas, XLI, Madrid (2005) 197-210.

13 Vid. F. Valderrama, Historia de la Acción Cultural..., 385.14 Ibid, 385.

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Con todo lujo de detalles, el Dr. Valderrama describe la función de este primer Consejo de Administración, los útiles que se adquirirían para la puesta en marcha del Conserva­torio, el coste de las matrículas para las tres clases diarias que costarían 15 pesetas, y en caso de solicitar alguna extraordinaria el abono ascendería a 10 pesetas por clase (men­sualmente). Así también, apareció el anuncio en prensa de la convocatoria de cuantos señores desearan formar parte de la Banda Civil y el Orfeón, puntualizando que: “estas clases serían gratuitas”.

Aquel primer germen del Conservatorio de Música y Declamación de Tetuán, apostilla nuestro autor: “sin local propio, sin carácter oficial y sin ayuda económica, nacía al impul­so del entusiasmo y la fe, como nacen las grandes obras, convencidos sus componentes de que aquella semilla fructificaría un día más o menos lejano, bien con ellos o con otros”15.

Este Centro, con sede interina en las Escuelas Españolas16, quedaría inaugurado el 18 de mayo de 1921. Formando parte del profesorado se encontraban: Rafael Martínez como profesor de Declamación; Eduardo Blanco se ocupaba de la enseñanza del Violín; José Mena era el profesor de Piano y Antonio Gatón de Contrabajo.

El 12 de julio de 1922 se celebrarían los primeros exámenes ante el tribunal constituido por Antonio Gatón, Fernanda Arias y Antonio Bustelo, Músico Mayor del Regimiento de Cazadores de Madrid, n° 2, de guarnición en Tetuán, y músico que trabajaría en la notación musical de las nawbas, contando con la colaboración de reconocidos músicos tetuaníes.

Siguiendo con las informaciones del Profesor Valderrama, en el año 1925 el Conserva­torio de Tetuán contaba con 39 alumnos de pago y trece gratuitos, señalando: “y aunque eran escasos los ingresos, no por ello decaía el entusiasmo del profesorado”17.

Por acuerdo del 25 de febrero de 1926, la Real Academia e Instituto Provincial de Música y Declamación de Santa Cecilia de Cádiz18, accedió a la incorporación en su seno del Conservatorio de Tetuán. Esta vinculación con el conservatorio gaditano constituiría un gran paso para la consolidación y prestigio del mismo.

A través del testimonio del Dr. Valderrama, descubrimos que el Conservatorio de Tetuán organizaba veladas literarias y musicales y contaba con un cuadro artístico que se man­tenía gracias al meritorio entusiasmo y las ilusiones de sus colaboradores. Así también, nuevos profesores se fueron incorporando a la docencia del mismo, ante el incremento de los alumnos.Un nuevo paso se produciría en el año 1929, cuando la Administración decidió adjudicar al Conservatorio una subvención de 8000 pesetas anuales, a la que se sumaría la Junta de Servicios Municipales otorgando otra por valor de 600 pesetas, también anuales.

15 Ibid, 386-387.16 Valderrama anota: (hoy “Grupo Escolar España), 385.17 Valderrama, 387.

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Esta nueva orientación en la historia del Conservatorio llevó en una sesión extraordinaria, celebrada el 5 de noviembre del mismo año, a la constitución del Patronato formado por: don Isidro de las Cagigas, Cónsul de España en Tetuán quien pasaría a ser el Presidente; don Manuel Chacón Sánchez: Inspector de Primera Enseñanza y V i ce- Pres iden t e: do n Antonio Catón Ramírez: Director del Conservatorio y 1 esorcro-Ad mi ti i.st rador, y don Manuel García Sañudo y Giraldo que como Bibliotecario de la Delegación C icneral pasa­ría a ser Secretario. Los Vocales serían: don Antonio Bustelo, Sidi Muhammad el-Mudden y don Moisés Benarroch, estos dos,últimos serían los representantes de las comunidades musulmanas y sefardíes. 1 ' . i ■ ■

En la misma reunión, celebrada en, la Biblioteca de la Delegación General,, el señor Cha­cón hizo constar los deseos del Alto Comisario Español en la zona que el. Conservatorio de Teman tuviera cafacter oficial. A continuación se procedió al estudio, del presupuesto que habría de ser elevado a la consideración del Alto Comisario19.

Finalmente, el texto definitivo del Reglamento se aprobaría el 26 de mayo de 1930. que­dando así establecidas las bases oficiales del Conservatorio. El citado t xio cousiaLr di es capítulos articulados en torno a: Capítulo I: Organización del conservatorio \ u« ense­ñanzas; Capítulo II: El Director; Capítulo III: Los Profesores; Capítulo IV: Del Claustro de Profesores; Capítulo V: Los Alumnos; Capítulo VI: Los Exámenes.

Respecto a las materias que debían impartirse: Solfeo y Teoría de la Música; Historia y Estética de la Música; Piano, Conjunto Vocal e Instrumental, Violín, Violonchelo, Con­trabajo, Flauta, Clarinete, Trompa, Trompeta, Saxo y Guitarra. Al mismo tiempo se orga­nizarían cursos especiales para la enseñanza de instrumentos tradicionales marroquíes. Las clases, señala Fernando Valderrama: “serían diarias, a excepción de los días festivos”20.

Esta primera iniciativa española de crear el Conservatorio de Tetuán, dirigida a alumnos españoles y tetuaníes, sería la punta de lanza hacia el aprendizaje de la música española y europea, lo que generaría, a posteriori, el proceso formativo de la primera generación de nuevos profesores españoles y profesores marroquíes y, también, el conocimiento y desa­rrollo de la educación musical, los instrumentos, el solfeo y la notación musical y, con ella, la partitura. Además, este primer germen de conocimientos y formación musical permiti­ría, décadas después, el nacimiento de nuevos compositores marroquíes quienes, inspirán­dose en los clásicos, crearían nuevas composiciones que acercarían a ambas orillas.

En lo que concierne a la música clásica de la tradición andalusí-marroquí facilitó, en principio, a profesores españoles y discípulos tetuaníes el poder llevar a cabo la labor con­junta de notación musical de las primeras nawbas (dialectal: núbas) del repertorio clásico conservado.

18 Entonces Conservatorio Elemental “Manuel de Falla”, vid. nota 1, pág, 388.19 Valderrama, 389.20 Ibid, 390.

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La lectura de la obra del Profesor Valderrama nos acerca a una segunda fase del Conserva­torio deTetuán forjada, con carácter permanente, entre los años 1934-193621.

El 5 de agosto de 1930 fallecía en el Hospital Provincial de Cádiz el Director del Conser­vatorio, don Antonio Gatón Ramírez, siendo nombrado Director del mismo, don Basilio Laliena, quien hasta entonces había desempeñado la tarea de profesor22.

Sin embargo, el traslado de residencia en el año 1934 del Sr. Laliena, de Tetuán a Zara­goza, aparejó la reorganización del Conservatorio. Con tal motivo, la Sra. Fernanda Arias Carvajal solicitó el hacerse cargo de la dirección sobre la base de un nuevo Reglamento, al haber dejado de actuar prácticamente el Patronato. Así, con fecha 15 de octubre de 1934, el Conservatorio volvió a disfrutar de las subvenciones que, durante un tiempo, habían sido interrumpidas.

El 24 de octubre fue nombrada Directora Fernanda Arias Carvajal, y como Secretaria, Pilar Algarra. El Conservatorio, señala el Profesor Valderrama: “reanudaría sus clases con treinta alumnos”.

El texto del nuevo Reglamento, debidamente reflejado en esta obra, se pondría en vigor al empezar el curso: 1934-1935.A título orientativo, señalaré que, en el capítulo I: “Del Conservatorio”, se hacía constar que se fundaba esta institución cultural denominada “Conservatorio de Música de Te­tuán” con domicilio en la calle 14 de abril, Paraninfo de las Escuelas Españolas, y cuyo objetivo era la enseñanza musical en todos sus aspectos. Formando parte del mismo, tres profesores de número y tres auxiliares repetidores, los cuales serían elegidos entre los alumnos más aventajados.

Como dato curioso, recojo el Artículo 8o, que señala: “La matrícula sería gratuita, sin distinción de razas, siendo necesario para ello solicitarla del Excmo. Sr. Alto Comisario, mediante instancia acompañada del certificado de pobreza”23. El Artículo 9o reflejaba las asignaturas que debían impartirse: Solfeo y Armonía, Conjuntos Vocales, Piano, Violín, Trompeta, Mandolina, Estética e Historia de la Música, Acompañamiento y Música de Cámara.

El Profesor Valderrama dedica a “La Música en Larache” una página de este apartado, citando que en noviembre de 1926 se creó en esta ciudad un Ateneo Musical, aunque la actividad del mismo sólo duró un año. No cabe duda de que la idea de crear este primer Ateneo en la zona norte de Marruecos era fruto, en gran medida, de las experiencias y resultados logrados en España tras la creación, a finales del siglo XIX, de estos centros

21 Ibid, 395.22 Valderrama, 394.23 Ibid, 396.

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culturales24. En el año 1933 y en el seno del Ateneo Musical, se establecerían las bases de una Sección de Música con la finalidad de enseñar Solfeo y Piano, junto a la tarea de formación de una rondalla de 44 personas. Distintas asociaciones y rondallas locales mantuvieron una serie de actividades en torno a la música en esta ciudad, recogiéndolas nuestro autor hasta el año 1951.

Nos llama la atención que la primera alusión a la música árabe, por parte de nuestro autor, sea una noticia que incluye en este capítulo dedicado a Larache citando la existencia del Grupo Escolar “Muley Abdelsalam Mechich” formado por dos violines, cuatro laúdes, una guitarra, una pandereta y una darbúka, grupo dirigido por Sidi elMecqui el-Taluní15.

No obstante, a continuación y bajo el título de: “La Música Árabe: Generalidades”, el Profesor Valderrama dice: “Tetuán, Chauen y Fez se disputan el título de heredera del arte musical árabe andaluz. Aquella música que pasó a Marruecos como tantas otras ma­nifestaciones culturales, políticas, sociales y militares y que hoy, después de cuatro siglos, vive en este país y ejecutada en los salones de las viejas medinas, y conserva la nostálgica denominación de musika andalusía (música española)”26.

A partir de este epígrafe, nuestro autor da todo tipo de datos al respecto. Citaré algunos de los que he considerado de especial interés. Por ejemplo, en Tetuán dice: “se conservan nombres de músicos notables o de grandes aficionados, impulsores y mecenas de este arte”. Entre ellos cita a: Sidi Alí Ben Raisún, su hermano Sidi el Mecqui, Sidi Mohammed el Nabjot, Sidi Ahmed Rbach, Sidi Abdelcrim ben el Mehdi Bennuna, Sidi Ahmed ben Abd- selam Uidán, Sidi Emfeddal el Jarraz, Sidi Ahmed ben Abdel-Latif el Yezairi y Sidi el Hach el Aarbi ben el Mehdí Bennuna17, personajes unidos durante décadas a la vida musical de Tetuán.

Recoge además, los nombres de los componentes de las distintas orquestas de Música Ara­be de Tetuán, con carácter particular, además de la orquesta del Conservatorio, anotando junto al nombre de sus componentes el instrumento que tañían. De esta forma, Valde­rrama Martínez deja constancia de un total de 5 orquestas que conformaban el conjunto de la escuela tetuaní de aquella época. Entre ellas se encontraba la reconocida orquesta de la Zauía al-Harrakiyya, vigente hasta nuestros días, y dos orquestas femeninas, citando el número de sus instrumentos: 1 laúd, 2 kamanyas28, 2 tár29 y 2 darbúka-s30.

24 Véase, a propósito de la creación de los mismos en España, C. Gómez Amat, Historia de la 'Música Española, 5 (Siglo XIX), Madrid, 2004,

25 Valderrama, 401.26 El autor de esta obra así la traduce, Valderrama, 401.27 En la relación de nombres se ha respetado la transliteración del autor.28 Tipo viola con arco que se tañía apoyada sobre la rodilla.29 Pandereta con sonajas.30 Instrumento de membrana con parche en la parte superior. Valderrama, Acción cultural de España

en Marruecos, 402.

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En este capítulo habla también sobre la importancia de la música andalusí en Chauen, citando a un numeroso grupo de reconocidos músicos. Recoge, además, una noticia cu­riosa, la constitución de una orquesta de música árabe moderna, precedida de los nombres de sus componéntes.i Observamos que juntora instrumentos clásicos árabes como laúdes, rabeles, kamanyas, darbúka-s y tár, aparecen occidentales como el clarinete. Cerrando la información respecto a esta ciudad, el Profesor Valderrama dice: “Esta agrupación dispo- ne de un local eñ el barrio del Andalus, en el que se celebran ensayos los martes y sábados dé cada semana”31.

A continuación, da un informe sobre: “La situación de esta Música”, señalando: “A pesar de estas figuras, la música estaba en clara decadencia. Sin trascripción musical, confiados ál aprendizaje v la conservación al oído, éra la tradición lo que mantenía el recuerdo de su esplendoroso pasado. Perdidos algunos trozos de aquellas veinticuatro nubas, alterados otros, sustituidos los zéjeles andaluces por zéjeles marroquíes, se corría el riesgo de asistir a la ruina de la música clásica”32.

Destacamos en la cita de este párrafo extraído de la obra, la sutileza y sensibilidad con que Fernando Valderrama planteaba el estado en que se encontraba la música andalusí, así como su preocupación, consciente del riesgo que suponía la transmisión oral y la pérdida del patrimonio poético-musical, cuando puntualiza sobre “la sustitución de los céjeles andalusíes por otros de creación posterior”, evidentemente marroquíes. Así también, pa­rece muy loable que, como defensor del patrimonio la definiera como “música clásica”, ajustándose a la realidad que presenta, frente a la postura mantenida, durante décadas, por una parte de musicólogos europeos empecinados en conceptuarla como “música étnica”, “música tradicional” y, en el peor de los casos, como “música popular” o integrante del folklore marroquí.

De esta forma, Fernando Valderrama nos alertaba concienciándonos de la necesidad de anotar la melodía de las sana át inmersas en las once nawbas conservadas, haciéndose eco de las palabras del Padre Patrocinio García Barriuso en su obra La Música hispano-mu- sulmana en Marruecos publicada en Larache, 1948. Esta labor de concienciación llevó a García Barriuso a iniciar en los años 40 la notación musical de las nawbas, contando con la ayuda de maestros y músicos expertos.

Asimismo, las páginas que preceden a este párrafo las dedica el Profesor Valderrama a hacer constar la preocupación de las autoridades españolas durante el período del Protec­torado Español por recopilar y transcribir la música de las núbas fijándolas por escrito y evitando su pérdida o “alteración”, con el paso del tiempo.

Como dato importante, cuenta que en el año 1919 la Junta Superior de Monumentos Históricos y Artísticos confió a Don Antonio Bustelo, Muhammad Saudri y Sidi ‘Abd

31 Valderrama, 403.32 Ibid.

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el-Salám el-Fokai, músicos notables de Tetuán, la tarea de la notación musical de las mis­mas. Señala, además, que Bustelo dio fin a su tarea en el año 1928, aunque no llegaron a publicarse los trabajos33.

En este sentido merece tenerse en cuenta la aparición, a finales de los años 30, de las pri­meras publicaciones llevadas a cabo en Marruecos por musicólogos españoles y franceses como los ya citados y recordados Antonio Bustelo, Patrocinio García Barriuso, Arcadio Larrea y Alexis Chottín, por poner algunos ejemplos, quienes acompañados de destaca­dos músicos marroquíes que les dictaban la melodía, lentamente fueron anotando una parte de las sana’át que integraban algunas núbas. Citaremos, a modo de ejemplo, los primeros intentos articulados en torno a la recopilación, trascripción y traducción (árabe-francés y árabe-español) realizados por Alexis Chottin con la Núba al-‘Ussáq (París, 1931) y Arcadio Larrea con al-Isbihán (Tánger, 1956), así como las primeras notacio­nes de las once nawbas realizadas, entonces, por el Padre Patrocinio García Barriuso, en colaboración con destacados maestros y músicos marroquíes. Sin embargo, la muerte le sorprendió en 1997 cuando se encontraba revisándolas para su publicación, impidiendo que vieran la luz.

Estos trabajos primigenios tuvieron sus mejores continuadores en los trabajos de nota­ción musical realizados a partir de los años 80 por reconocidos musicólogos y músicos marroquíes como: Yúnes Sámi, con la notación de las núbas: Ramal al-Máya (Casablanca,1984); al-‘Ussdq (Casablanca, 1983) y Rasd al-Dayl (Casablanca, 1980); el Háyy ‘Abd al-Karím Rá’is y su discípulo Muhammad Berewel con la Garíbat al-Huseyn (Casablanca,1985), y tantos otros trabajos que, según he podido comprobar en mis viajes de investi­gación, esperan que un día lleguen a publicarse.

Tras dar una serie de informaciones puntuales sobre la actividad musical de Tetuán entre los años 1917-1940, Fernando Valderrama dedica un extenso capítulo a la creación del que sería “Conservatorio El Hasanf de Música Marroquí”, recogiendo el Reglamento General por el cual se regía, y contando con la protección del Jalifa Muley el-Hasan. Este conservatorio creado en Tetuán, que podría tener filiales en cualquier otro lugar de la zona, se fundaba ante la necesidad de crear un espacio musical dedicado a la Música Ara­be, y era el resultado de una petición hecha al Alto Comisario el 15 de febrero de 1940. La propuesta de solicitud del mismo contó con la firma de notables mecenas tetuaníes y amantes de la música andalusí como: Muhammad Dawúd, Muhammad b. el-Abbar, Muhammad b. Arbí Bennúna, Abd al-Salám Sordo, Ahmed b. Muhammad el-Alauíy Abd Alláh el-Harrdk.

33 Ante el cúmulo de noticias que durante décadas han circulado respecto al “paradero” o “destino” de aquella obra faraónica, consistente en la notación musical de las canciones que conformaban las 11 nawbas/núbas conservadas, realizada por Bustelo en colaboración con los músicos tetuaníes citados y, sobre todo, respecto al paradero de estos trabajos, Valderrama, sutilmente, dice: “No llegó, no obstante a publicarse esta trascripción y hoy, cariñosamente guardada, sirve de base para la tarea que en este aspecto se viene realizando”, pág. 40 .

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Nos parece de sumo interés y trascendencia los contenidos de los Artículos 2o y 3o del Reglamento, compendiados en un total de 14 puntos34, y centrados en poner de mani­fiesto la necesidad de conservar la música del patrimonio clásico. Haré un breve resumen del contenido de ambos artículos ya que, en mi opinión, el Reglamento del Conservatorio el Hasaní de Tetuán resulta fundamental en la toma de conciencia del valor histórico y cultural del patrimonio andalusí-magrebí, proceso que era el resultado de las decisiones adoptadas en dos congresos “claves” sobre el patrimonio musical árabe y andalusí-magre­bí, su recuperación y conservación. El primero, el Congreso del Cairo celebrado en el año 193235, y el segundo el Congreso de Fez (6-10 de mayo de 1939)36.

Me permito hacer una valoración global de los puntos que se tuvieron en cuenta en la creación del Reglamento de este conservatorio, y articulados en torno a siete objetivos fundamentales que paso a resumir:

a) Crear un Centro para todos los amantes del arte musical y sus profesionales sin tener en cuenta su nacionalidad o ideas políticas.

b) Vivificar la música andalusí-marroquí recogiéndola, ordenándola y divulgán­dola, para mejorar y conservar su estilo y, además, utilizar en su difusión todos los medios posibles (radio y discos fonográficos).

c) Fundar un sindicato para músicos profesionales que se ocupara de la defensa de sus derechos.

d) Relacionarse con los Centro musicales de Marruecos, España y Oriente y enviar misiones a los Conservatorios de España y Oriente.

e) Organizar orquestas obligando a sus componentes a formarse en el conoci­miento de la letra, los compases y la música.

f) Favorecer a los nuevos talentos facilitándoles el perfeccionamiento en otroscentros.

g) Organizar grupos teatrales para representar obras musicales37.

Como podemos comprobar, se trataba de un Reglamento bastante avanzado para su época, según reflejan algunos de los puntos citados. En ese acercamiento hacia lo español y lo oriental, observamos que el Artículo 3o (punto n° 11), dice: Tratar de conseguir un profesor oriental para la enseñanza de las canciones orientales, introduciéndolas en la marroquíes, andaluzas, tunecinas y argelinas38. Luego, había también una clara intencio­nalidad de acercamiento y fusión del patrimonio árabe clásico al andalusí-magrebí.

34 Art. 2a, consta de 3 puntos; Art. 3a de 11. Vid, 404-406.35 Vid. Ph. Vigreaux, Musique arabe : Le congres du Caire de 1932, El Cairo, CEDEJ y « Le Congrès

de musique arabe du Cairedans la presse égyptienne (janvier-juin 1932», en CEDEJ, Le Caire, 1992.

36 Véase a propósito del mismo y las resoluciones acordadas, la obra de Patrocinio García Barriuso: Ecos delMagreb (edición trilingüe: árabe-español-francés), Editorial Tánger, 1940, .

37 Valderrama, Acción cultural..., 405-406.38 Valderrama, 406.

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Respecto al Reglamento de la Junta Artística, se hacía una llamada para recoger instru­mentos orientales, marroquíes y andalusíes, así como fotografías de artistas célebres, a fin de “hermosear” las paredes del Museo.

Según señala Fernando Valderrama, este reglamento fue redactado por grupos marro­quíes y cuidadosamente cuidado por las autoridades competentes. Habla también de la existencia de una agrupación musical tetuaní denominada Ijuán al-Fán (Hermanos del Arte), fundada por nuestro admirado y no menos recordado “Maestro de Maestros” como definiría a Sídi Ahmed Lukíli el Padre Patrocinio García Barriuso, según anotaba en unos apuntes que encontré entre su legado39, quien solicitó, entonces una subvención para su mejor organización y desarrollo. Así mismo cita a un grupo de músicos de Chauen. Fi­nalmente, en esta ciudad se alquiló un local, situado en la calle Said Ahmad, 19, a fin de iniciar los trabajos sobre un futuro conservatorio, y “trabajos que fueron dirigidos por Sidi ‘Abd al-Salám b. el-Amín, exbajá de Chauen y persona experta en música árabe” 40, como bien señala nuestro autor.

Cuenta el Profesor Valderrama que en estas gestiones se contó con el asesoramiento del Padre Patrocinio García Barriuso, musicólogo y experto investigador en esta rama de la musicología, que vivió tres décadas en Marruecos (durante la época del Protectorado), residiendo en Tánger y Tetuán.

En el análisis de la situación, el Profesor Valderrama cierra este capítulo diciendo: “Ya estamos en el mes de noviembre del año 1942. El Conservatorio de Música Marroquí es, puede decirse, una realidad. Se dispone de local, de un Director, de algunos alumnos, se van recogiendo instrumentos y se inician las tareas sobre los materiales dejados por Bustelo...”41.

Continúa su disertación en capítulos posteriores dando una relación de los músicos es­pañoles que compondrían el profesorado para la música española y occidental, así como las materias asignadas, e igual procedimiento sigue con los profesores marroquíes, ya que el Conservatorio constaba de dos secciones: Marroquí y Española. De esta forma, el 1 de febrero del año 1944 se procedería al nombramiento de ocho profesores españoles y nueve

/ 49marroquíes .

Sin embargo, el largo periplo que caracterizó al primer Conservatorio de Música y Decla­mación y, después, al Conservatorio Hasaní de Tetuán, no acabó aquí. El incremento de los alumnos llevó a una división de las secciones. La de Música Española pasaría a ocupar la sede de la Delegación de Educación y Cultura, situada en la calle Generalísimo Franco,

39 Ahmed Lukíli pasaría después a dirigir la Orquesta de Radio y Televisión Marroquí, convirtién­dose en el Gran Maestro de la Escuela de Música Andalusí-Magrebí de Rabat.

40 Valderrama, 407.41 Ibíd.42 Véase la relación del profesorado, materias, etc, en págs. 408-412.

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30 (antiguo Casino Israelita), mientras que la Sección Marroquí permaneció en la calle de Caid Ahmecfi0.

Nuevos cambios en la dirección del conservatorio llevarían a nuevos reglamentos y, con ellos, a continuar trabajando y evolucionado en los perfiles de la enseñanza musical.

A finales de 1944 las materias que se impartían en la Sección Española eran:1. Solfeo (3 cursos).2. Piano (8 cursos).3. Enseñanzas complementarias de Piano.4. Violín (8 cursos).5. Enseñanzas complementarias de Violín.6- Viola, Violonchelo y Contrabajo con sus asignaturas complementarias.7. Instrumentos de viento.8. Canto y Declamación.Respecto a la Sección Marroquí se cursaban estudios de Música Árabe, Marro­

quí y Occidental centrados en los instrumentos siguientes:1 .Darbúka; 2. Kamanya; 3.Laúd; 4. Tár (pandereta); 5. Rebáb (Rabel); 6; Adufe;

7. Kanún, 8. Nái (flauta de caña); 9. Canto y Declamación.

A fin de completar su aprendizaje, los alumnos de esta sección podían matricularse en Solfeo y el resto de las materias teóricas de la Sección Española y, además, podrían elegir uno o dos instrumentos de la Sección Marroquí. Sin embargo, para matricularse en los instrumentos de la Sección Española debían contar con la aprobación del Director del centro, a la vista de las aptitudes de los interesados.

Anejo y dependiente del Conservatorio Hispano-Marroquí se creó un Museo-Laboratorio que correría a cargo de un erudito en musicología oriental y occidental, y del que forma­rían parte como consultores: músicos europeos y árabes, así como marroquíes de recono­cido prestigio y versados en la historia de la música andaiusí-magrebí. Este laboratorio que aglutinaba instrumentos árabes y partituras marroquíes y occidentales, llegó a atesorar en sus vitrinas una cuidada colección. Además, contaría con un aparato para cinta magneto­fónica lo que facilitaría y sería el origen, sin duda, de la colección de registros musicales en cintas que conocemos de aquella época. Como responsable del mismo se creó la figura de un Jefe del Museo-Laboratorio.

El objetivo de la puesta en marcha de este Museo-Laboratorio suponía, como bien se­ñala nuestro autor: “el imprimir un carácter más serio y más amplio a la investigación musicològica”44. Como podemos comprobar, las secciones y pautas que periódicamente se iban incorporando en la otra orilla eran una réplica de la experiencia atesorada en los conservatorios españoles.

43 Situado, entonces, en las proximidades de la Plaza de España, actualmente Plaza Feddán.44 Valderrama, 421.

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En este Museo-Laboratorio trabajaron los musicólogos españoles Arcadio Larrea y García Barriuso, quienes se ocuparían del patrimonio sefardí y andalusí, entre otros investiga­dores.

Sin embargo, no acabó aquí la azarosa vida del Conservatorio de Tetuán, pues el 27 de noviembre de 1947 se decidiría un nuevo traslado a la calle Luneta, 42, antigua sede del Instituto Superior Religioso. Con él también, nuevos reglamentos vinieron a engrosar su largo historial, generando nuevas materias a incorporar.

Como dato curioso de la Sección Marroquí, observamos que en la nueva programación se incorporaron instrumentos como el Salterio. En cuanto a la Sección Española, las nuevas incorporaciones se hicieron latentes en las materias de: Estética e Historia de la Música, Armonía, Música de Cámara, Declamación y Danzas clásicas y española.

Entre 1947-1948 las clases de Danza serían impartidas por la Srta. Ma Luisa González Arrabal, quien cesó a voluntad propia el 31 de enero de 1952. El cese hizo que la plaza fuera ocupada por la “muy querida y recordada” por los tetuaníes, Srta. Clara Eugenia Sabarezi Vigne. Recordados durante décadas en Tetuán fueron, también, los festivales de fin de curso organizados por la Profesora Clara Eugenia en los que formaban parte alum- nas españolas y marroquíes45, actividades de las que Fernando Valderrama recoge algunas fotografías en blanco y negro e ilustran las páginas de este capítulo.

Cerrando este extenso apartado dedicado a “La Música”, el Dr. Valderrama haciendo gala de la rigurosidad que imprime a su obra, escrita y cuidada al detalle, nos ofrece las actividades del Conservatorio de Tetuán. Entre ellas, cuenta que la Sección Española ce­lebraba anualmente la festividad de Santa Cecilia (22 de noviembre), mientras que ambas secciones: Española y Marroquí, intervenían en los actos que el Conservatorio organizaba con motivo del fin de curso.

De esta forma, incluye el programa de las Secciones Arabe y Española, así como los nom­bres de los profesores y alumnos, junto a las piezas que se interpretaron con motivo del fin de curso celebrado en el Teatro Monumental de Tetuán del 5 de junio de 1955, a las doce de la mañana. Una vez más se hace palpable su precisión y exactitud en la redacción y descripción de los hechos.Como broche final, nos regala la información de una serie de conciertos que dejaron hue­lla en la época. Entre ellos, la actuación del profesorado del Conservatorio en la boda del Jalifa Muley el-Hasan. Además, el concierto del “recordado” Padre Emilio Soto interpre­tado el día 9 de junio de 1949 en el Paraninfo de la Delegación de Educación y Cultura, presentando una versión europeizada de cantares marroquíes que fueron representados por la orquesta española y la masa coral. Suponemos que se trataría de algunas de las composiciones recogidas en alguna de sus obras: Rapsodia46 o Suite marroquí para piano47’, convertidas, con el paso del tiempo, en todo un clásico de la época.

45 Ibid, 423.46 Publicada en Tetuán, 1972.47 Madrid, 1975.

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En esta relación de conciertos cita la visita del no menos recordado compositor y cantor marroquí Abd al-Waháb AgúmiA%, a quien debía conocérsele como “el ruiseñor andaluz”, pues así lo señala nuestro autor. El 20 de noviembre de 1952 la Sección Española actua­ría en el Monumental Cinema de Tetuán, a beneficio de la Hermandad del Santísimo Rosario y, un año después en el Casino Israelita, el 20 de diciembre, a beneficio del Pre­ventorio Israelita. Así también hace constar que el 13 de noviembre de 1953 se celebraría en el Paraninfo de la Delegación de Educación y Cultura un recital de gala a cargo de la Profesora de Danzas, Ma Eugenia, acto que estuvo dedicado a las damas musulmanas de la capital del Protectorado, apostillando el autor: “asistiendo al mismo S.A. la Princesa Lal-la FatimaA‘:>. En esta ocasión, Clara Eugenia presentó, junto al repertorio de bailes es­pañoles, algunas creaciones de inspiración marroquí, siendo acompañada por el Director del Conservatorio50.

Finalmente, el Profesor Valderrama destaca el concierto femenino de Música Arabe dado el 22 de abril de 1955 en el Paraninfo de la Delegación de Educación y Cultura, concierto que corrió a cargo de la orquesta femenina del Conservatorio, señalando con la finura que le caracterizaba: “con asistencia exclusivamente de señoras y señoritas musulmanas de la mejor sociedad tetuaní”51.

Así termina el Dr. Valderrama este extenso apartado sobre “MÚSICA”, inserto en el Ca­pítulo XIV dedicado a: “La Artesanía Marroquí y Las Bellas Artes”52.

Como indicamos al principio, el capítulo compendia un total de 43 páginas llenas de con­tenido y detalles que giran en torno al proceso histórico del Conservatorio de Música de Tetuán desde sus orígenes en el año 1921 hasta 1956, es decir, abarca más de tres décadas. A través del desarrollo del mismo, podemos observar que el Profesor Valderrama debía poseer un alud de datos y notas para su elaboración, como comprobamos en el apartado de los agradecimientos. No obstante, para los que conocimos su trabajo y, sobre todo su biblioteca, elaborada con la paciencia y el detalle del cronista, no nos resulta extraña la rigurosidad científica en lo que respecta a la historiografía, los personajes y la exposición de los hechos.Según sus hijos, en su labor diaria de recopilación de noticias y datos de todo tipo: prensa diaria nacional e internacional, libros, reseñas, etc,, a menudo el Maestro contaba con la ayuda de su esposa, Doña Asunción Pareja Gómez, nacida en Ceuta, aunque el matri­monio se celebró en Tetuán en la Iglesia de los Padres Franciscanos de esta ciudad, enlace que le llevó a entroncarse con la familia del reconocido arabista e islamólogo, Padre Félix Ma. Pareja. Fundador de la Biblioteca Islámica de Madrid, la Asociación Española de Orientalistas y el Boletín de la A.E.O., el Padre Pareja fue un reconocido erudito, como bien atestiguan sus obras científicas.

48 El profesor Agumi pasaría en los años 80 a ocupar el cargo de Director Artístico del Ministerio de Cultura, cargo que ocuparía hasta su muerte.

49 Valderrama, 427.50 Ibid, 428.51 Ibid.52 Valderrama, 385-428.

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La pérdida de Dña. Asunción Pareja Gómez, admirada compañera de viaje y puntal fun­damental en la vida del Dr. Fernando Valderrama Martínez, supuso un duro golpe para el Maestro, de ahí que tras su muerte nada fuera igual para el Profesor.

No obstante, conscientes del carácter vitalista que rigió su vida y el fino humor que le distinguió, queremos recordarle con amor y alegría en esta ciudad que hoy le brinda un “merecidísimo homenaje” en presencia de sus hijas Isabel, Elisa y Asunción, su familia y amigos.

Como los grandes Maestros clásicos árabes y andalusíes, supo transmitirnos, a través del cálamo, la grandeza de un espíritu que nació y vivió en aras del trabajo y se distinguió por el buen hacer del caballero. Además, fue un hombre abierto al diálogo entre ambas orillas y, de ello, dan fe sus obras. Dotado de un espíritu refinado, de claras connotaciones sufíes, este Maestro del arabismo y el hispanismo permanecerá en la memoria de cuantos le conocimos y su espíritu, encerrado en el saber que atesoran sus libros, nos envolverá una y otra vez al recordarle.

Sirva como “jarya” o cierre a éste, mi pequeño homenaje, este zéjel extraído de su obra El Cancionero de al-Há’ik, canción que, como él mismo indica, se cantaba en las bodas tetuaníes y está inmerso en la Nawba Hiyáz al-Kabír53\

Los almendros esparcen su aromay se ciñen los turbantes de sus florescuyos pétalos caen sobre la tierra como monedas.

Di a las hermosas: “La alegría es permanente, vamos a obsequiarnos con los vasos de un vino que vivifica las almas en una mañana más bella que el sol” 54.

Que en la barca que le condujo hasta el río de la Eternidad, le acompañen este ramillete de versos y las notas melódicas de la música que él tanto amó, envueltas en nuestra admi­ración profunda.

Descanse en paz Maestro.

53 En su último adiós en Madrid (25-9-2004), leimos estos poemas extraídos de su obra, contando con las notas del laudista iraquí Jaled Kákí quien interpretó en su honor un maqám en el modo clásico árabe: al-Hiyáz.

54 Valderrama, Cancionero, 136.

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