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PARA UNA CARACTERIZACION HISTORICA DEL VANGUARDISMO LITERARIO HISPANOAMERICANO Por NELSON OSORIO T. Centro de Estudios Latinoamericanos "Rdmulo Gallegos", Caracas I Un aspecto interesante -y del que, a mi juicio, no se han sacado todas las consecuencias- que presenta la llamada Vanguardia artistica y literaria de los comienzos de este siglo 1 es su condici6n de fen6meno internacio- nal. 2 Esta condici6n internacional que muestra su existencia no es incompatible, sin embargo, con la gran variedad de formas concretas que puedan asumir sus manifestaciones en las distintas realidades nacionales y culturales. Esta dialectica esencial del fen6meno plantea una de las primeras dificultades para su estudio, ya que al no ser tomada debidamente en cuenta se corre el riesgo de caer o en una consideraci6n empirica y descriptiva de su pluralidad -lo que hace perder de vista la integridad en beneficio de un catilogo taxon6mico muchas veces irrelevante- o en una abstracta reducci6n generalizadora que dificulta el captar la riqueza y pluralidad concreta de sus mi'ltiples variantes. Y si a veces los drboles impiden ver el bosque, tambien lo contrario suele suceder. 1 En este trabajo nos referimos a la Vanguardia en su dimensi6n hist6rica, en cuanto peculiar sesgo de la renovaci6n artistica que en los primeros decenios del siglo XX inicia la literatura contempordnea. 2 Al respecto puede consultarse el interesante trabajo de Mikl6s Szabolcsi "La 'vanguardia' literaria y artistica como fen6meno internacional" (1967), reproducido en Casa de las Americas, La Habana, XII, 74, septiembre-octubre de 1972, p. 4-17. Relacionado con esto se da tambien el caso de escritores que participan en los movimientos de vanguardia en otras lenguas, y que en nuestro continente no han sido suficientemente estudiados; aparte del caso mds conocido de Vicente Huidobro habria que considerar los de Alfredo Gangotena en Ecuador, Juan Emar en Chile, Cesar Moro en Per6 y otros. Por ser casi desconocido y extramadamente curioso cabe mencionar al hungaro Zsigmond Remenyik; este participa en 1920 en la vanguardia h6ngara exiliada en Viena; posteriormente publica textos vanguardistas en castellano mientras vive en Chile y en Peru, y firma en Valparaiso uno de los primeros manifiestos vanguardistas chilenos: "Rosa NAutica" (Cfr. Georges Ferdinandy; L'oeuvre hispano-dmericaine de Zsigmond Remenhik, Strasbourg, 1969, 265 - XX p. Mimeografiado). Debo este texto de la tesis de Ferdinandy a la generosa amistad del hispanista h6ngaro Mat as Horanyi. Existe una edici6n impresa por Mouton/ De Gruyter, 1975, 190 pp.

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PARA UNA CARACTERIZACION HISTORICADEL VANGUARDISMO LITERARIO

HISPANOAMERICANO

PorNELSON OSORIO T.

Centro de Estudios Latinoamericanos"Rdmulo Gallegos",

Caracas

I

Un aspecto interesante -y del que, a mi juicio, no se han sacado todaslas consecuencias- que presenta la llamada Vanguardia artistica y literariade los comienzos de este siglo 1 es su condici6n de fen6meno internacio-nal.2 Esta condici6n internacional que muestra su existencia no esincompatible, sin embargo, con la gran variedad de formas concretas quepuedan asumir sus manifestaciones en las distintas realidades nacionales yculturales.

Esta dialectica esencial del fen6meno plantea una de las primerasdificultades para su estudio, ya que al no ser tomada debidamente encuenta se corre el riesgo de caer o en una consideraci6n empirica ydescriptiva de su pluralidad -lo que hace perder de vista la integridad enbeneficio de un catilogo taxon6mico muchas veces irrelevante- o en unaabstracta reducci6n generalizadora que dificulta el captar la riqueza ypluralidad concreta de sus mi'ltiples variantes. Y si a veces los drbolesimpiden ver el bosque, tambien lo contrario suele suceder.

1 En este trabajo nos referimos a la Vanguardia en su dimensi6n hist6rica, en cuanto peculiarsesgo de la renovaci6n artistica que en los primeros decenios del siglo XX inicia la literaturacontempordnea.

2 Al respecto puede consultarse el interesante trabajo de Mikl6s Szabolcsi "La 'vanguardia'literaria y artistica como fen6meno internacional" (1967), reproducido en Casa de lasAmericas, La Habana, XII, 74, septiembre-octubre de 1972, p. 4-17. Relacionado con esto seda tambien el caso de escritores que participan en los movimientos de vanguardia en otraslenguas, y que en nuestro continente no han sido suficientemente estudiados; aparte del casomds conocido de Vicente Huidobro habria que considerar los de Alfredo Gangotena enEcuador, Juan Emar en Chile, Cesar Moro en Per6 y otros. Por ser casi desconocido yextramadamente curioso cabe mencionar al hungaro Zsigmond Remenyik; este participa en1920 en la vanguardia h6ngara exiliada en Viena; posteriormente publica textos vanguardistasen castellano mientras vive en Chile y en Peru, y firma en Valparaiso uno de los primerosmanifiestos vanguardistas chilenos: "Rosa NAutica" (Cfr. Georges Ferdinandy; L'oeuvrehispano-dmericaine de Zsigmond Remenhik, Strasbourg, 1969, 265 - XX p. Mimeografiado).Debo este texto de la tesis de Ferdinandy a la generosa amistad del hispanista h6ngaroMat as Horanyi. Existe una edici6n impresa por Mouton/ De Gruyter, 1975, 190 pp.

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En Hispanoambrica, la tendencia historiogrtfica que ha dominado en elestudio de este fen6meno ha tenido un marcado caracter deductivo:tomando como medida y modelo las manifestaciones mas prestigiadas delas vanguardias en Europa occidental, y a partir de ciertas escuelascan6nicas (Futurismo, Cubismo, Dadaismo, Expresionismo, Surrealismoespecialmente) y del registro de sus resonancias en algunas obras y autoresdel continente, se forma un catilogo al que se reduce el "vanguardismo" ennuestro medio. 3 Esto implica, en 61timo termino, una perspectivaideol6gica no explicitada que considera el Vanguardismo hispanoamerica-no como un injerto artificial, como un simple epifen6meno de la culturaeuropea, sin verdadera raigambre en condiciones objetivas de la realidadcontinental.

En los i1timos afios, sin embargo, y como parte de un cuestionamientocritico de la historiografia literaria institucionalizada, han surgidopropuestas que intentan establecer la legitimidad y propiedad de lastendencias de Vanguardia en nuestra producci6n literaria de los afios 20-30. De lo que se trata es de comprenderlas globalmente en funci6n delsurgimiento en el continente -a partir sobre todo de la crisis de la PrimeraGuerra Mundial- de condiciones hist6ricas nuevas, que no s6lo afectaninternamente a los paises latinoamericanos sino que ademis, en lo externo,significan un profundo cambio cualitativo en su modo de inserci6n a unsistema internacional.

Por ser la literatura un fenomeno de la vida social -cuesti6n que si bien!es frecuentemente soslayada nadie, que sepamos, pone en duda-, eslegitimo el intento de tratar de examinar la relaci6n que pueda haber entreeste aspecto del fen6meno de las vanguardias literarias -es decir, suinternacionalizaci6n y expansi6n mundial- con las nuevas condicionesecon6micas, sociales, politicas y culturales que entra a vivir la humanidad acomienzos del siglo XX, condiciones que de una manera u otra, en mayoro menor grado, afectan a todos los paises, incluidos los de nuestro

3 Un estudio especial mereceria el modo como han sido considerados los casos del Ultraismoy del Creacionismo al examinarse el conjunto de la vanguardia hispanoamericana. A veces seles agrega a la lista de ismos de la 6poca como una escuela mas de vanguardia (por ejemplo,en el trabajo de Merlin H. Forster "Latin American Vanguardismo: Chronology andTerminology", en M.H. F., ed.: Tradition and Renewal. Chicago: University of Illinois Press,1975), pero tambien se suele privilegiar a una u otra escuela poetica como definici6n globaldel vanguardismo hispanoamericano. Para Guillermo de Torre, en la versi6n actualizada desu libro de 1925, la vanguardia hispanoamericana no constituye sino una prolongaci6n delUltraismo, por lo que todas las referencias que a ella hace las incorpora al capitulo dondeestudia dicho movimiento (Cf. G. de Torre, Historia de las literaturas de vanguardia. Madrid:Ediciones Guadarrama, 1966, p. 582 y ss.). Algo parecido hace Antonio de Undurraga, perocon el Creacionismo, bajo cuya influencia y proyecci6n coloca prdcticamente a todas lasmanifestaciones vanguardistas de la 6poca (Cf. su "Teoria del Creacionismo", en la antologiade Vicente Huidobro Prosa y poesia. Madrid: Aguilar, 1967, esp. p. 86 y ss).

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continente. Y para el caso de America Latina, tambien es legitimo postularuna relaci6n entre la formaci6n y desarrollo de un Vanguardismohispanoamericano como parte de un fen6meno internacional, y la nuevaetapa de "internacionalizaci6n" de las condiciones hist6ricas de la vida delcontinente, etapa en la cual este es integrado de un modo nuevo yespecifico al sistema econ6mico mundial que se reordena y surge a partirde la guerra del 14.

La Primera Guerra Mundial, pese a que involucra directamente en elconflicto a s61o seis paises, afecta profundamente a todas las naciones,patentizando asi la existencia de un orden internacional orgtnico einterdependiente. No es aventurado, por lo mismo, sostener que sudesarrollo y consecuencias marcan de tal manera la fisonomia del mundoque es posible tomar ese momento (1914-1918) como referencia cronol6gi-ca para indicar el cierre de una etapa y el inicio de otra en la historia de lahumanidad. Por eso puede decirse, en terminos generales, que el verdaderocomienzo de la contemporaneidad no estd sefialado por el limitecronol6gico de la centuria sino mas bien por el hito que establece la guerrade 1914-19184, primera gran crisis de un sistema que se habia venidoformando en funci6n del capitalismo internacionalizado.

Hasta ese momento, bien o mal, el equilibrio del mundo se cimentaba enel predominio de las potencias de Europa occidental en el control y manejode los asuntos internacionales. Por otra parte, en la vida interna de lassociedades nacionales, la estabilidad se basaba en la hegemonia de losduen"os de los medios de produccidn sobre el conjunto de la vida de unpais, hegemonia que, cualquiera fuera la forma politica que revistiera, nohabia logrado ser desplazada.

Son precisamente estos dos pilares los que se resquebrajan en esos aiosde la guerra. El primero de ellos, porque a raiz del conflicto bblico losEstados Unidos de Norteamerica comienzan a asumir un papel decisivo enla nueva organizaci6n de la hegemonia mundial, y las potenciastradicionales que hasta entonces lo detentaban, seriamente afectadasdurante y despues del mismo, se ven obligadas a participar en la nuevadistribuci6n bajo condiciones tambien nuevas. El segundo, porque en lalejana Rusia un movimiento revolucionario de obreros y campesinospobres, en 1917, en plena guerra, toma el poder y se dispone a destruir lahegemonia de las clases dominantes y a construir una sociedad sin

4 En tal sentido se pronuncia tambien Arnold Hauser, cuando sostiene que "el 'siglo XX'comienza despues de la primera guerra mundial, es decir, en los aios veinte" (Historia socialde la literatura y el arte, 3a. ed., Madrid: Guadarrama, 1964, tomo III, p. 465).

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precedentes sobre bases nuevas que eliminaban la explotaci6n patronal deltrabajo asalariados.

Las proyecciones y consecuencias de estos dos hechos marcan ydeterminan fundamentalmente el caricter del desarrollo del mundocontemporaneo.

A partir de la Primera Guerra Mundial, el proceso de internacionaliza-ci6n capitalista de la vida econ6mica de las naciones, que se habia venidoconstituyendo y consolidando desde el siglo pasado (y que es precisamentelo que hace que dicha guerra pueda ser calificada en propiedad de terminoscomo "mundial"), entra en una nueva fase, superior y cualitativamentedistinta. Por otra parte, las perspectivas que abre la revoluci6n rusa de1917 y la repercusi6n internacional que inmediatamente tiene, hacen brotarfermentos revolucionarios en las masas de trabajadores y en laintelectualidad progresista, no s61o en Europa sino en todo el mundo.

Por estas razones, en esos aios no s6lo se vive un periodo de crisisecon6mica internacional sino que los conflictos y luchas sociales que 6stagenera adquieren una dimensi6n politica nueva y agresiva, y se empieza avivir una etapa generalizada de cuestionamiento de los sistemasecon6micos, politicos e ideol6gicos dominantes.

En estas condiciones, no es dificil comprender que en muchos paises larebeli6n artistica y el cuestionamiento de los valores culturales existentes sevincula en mayor o menor grado a los impulsos de revoluci6n social quemovilizan a los sectores explotados. Esto es lo que hace que en el procesode renovaci6n del arte y la literatura, la vanguardia artistica (tradicional-mente encarnada por sectores aislados de las 6ticas culturales) tuvieraobjetivamente la posibilidad hist6rica de encuentro y coincidencia con lavanguardia politica y social representada por las clases y sectorescontestarios en ascenso. Probablemente pueda considerarse esta posibili-dad -no siempre concretada y ni siquiera asumida conscientemente-como una de las condiciones que posibilitan el que la renovaci6nvanguardista de esos afios alcanzara una dimensi6n distinta, mis amplia,profunda y hasta cierto punto "masiva" -en todo caso, menos elitesca-,lo que constituye un hecho prdcticamente inedito en la historia de lasrenovaciones artistico-literarias.

Sin embargo, esta posibilidad de alcance de las vanguardias artisticas deesos aiios no se realiza plenamente en casi ningin pais, y a menudo no semanifiesta sino en aproximaciones y coincidencias circunstanciales o

5 No estard de mis insistir en que estos dos hechos fundamentales que caracterizan lacontemporaneidad como nueva etapa hist6rica no surgen ex nihilo, de un modo demidrgico,sino que son consecuencias del mismo desarrollo desequilibrado que venia acumulandocontradicciones desde el siglo pasado (y a6n antes). La presi6n de algunas de esascontradicciones provoca la guerra, y la guerra posibilita la eclosi6n de otras.

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individuales 6. Esto es lo que explica el hecho de que, si bien no puedahablarse de una general coincidencia entre los movimientos de vanguardiaartistica y los de vanguardia politica y social, muchos de los misdestacados representantes de la vanguardia artistica de esos aiios seincorporan -aunque en algunos casos s6lo sea temporalmente - a lacritica del sistema social e incluso a las luchas por el socialismo. Estinentre otros, los ejemplos de Maiakovsky en Rusia, Vancura en Praga,Weill, Grosz y Brecht en Alemania, Arag6n, Eluard en Francia, AttilaJ6zsef en Hungria, etc.7 . Y en nuestro continente, los "estridentistas"mexicanos, Huidobro, Pablo de Rokha en Chile, el grupo de la Revista deAvance en Cuba, Oquendo de Amat en Peru, Luis Vidales en Colombia,Pio Tamayo en Venezuela, etc. Otra cosa, claro estd, es la consecuencia ytrayectoria posterior de ciertos escritores vanguardistas que se inician comocontestatarios radicales y terminan renegando de sus primeras rebeldias 8;pero esto no invalida el caracter de cuestionamiento generalizado, mds allAde lo puramente artistico, que se encuentra en la base del impulso quenutre a las vanguardias.

En todo caso, lo que importa establecer es que las condiciones hist6ricasque determinan la crisis de una poca y el inicio de otra -que son lasmismas que determinan en ultimo termino el surgimiento y el caracter delas tendencias de vanguardia en ese periodo-, tienen una dimensi6n y unalcance internacionales. Un examen de la realidad latinoamericana de esos

6 En nuestra America quien vislumbra con mayor claridad estas posibilidades es Maridtegui, acuyos articulos sobre el tema habria que dedicarles mayor atenci6n de la que han tenido hastahoy.7 El mejor conjunto de materiales que he podido consultar sobre este aspecto se encuentra enel volumen de la Academia de Ciencias de Eslovaquia que recoge los trabajos de laConferencia sobre la Vanguardia Literaria que se celebr6 en Smolenice en octubre de 1965. Elvolumen, con casi medio centenar de ponencias (en eslovaco) ofrece un rico material pararevalorar la significaci6n hist6rica de la vanguardia literaria europea (oriental y occidental) deentreguerras, sobre todo en lo que respecta a su vinculaci6n con las luchas democrAticas yrevolucionarias (Cf. Problemy literdrnej avantgardy [Problemas de la vanguardia literaria],Bratislava: Slovenska Akademia Vied, 1969, 422 p.).8 Es curioso que muchos de los vanguardistas literarios se inicien asumiendo posicionescriticas y rebeldes frente a la sociedad y terminen integrados al sistema e incluso defendiendovalores conservadores y hasta reaccionarios. A titulo de ejemplo algo descuidado se puederecordar que Jorge Luis Borges, hoy sostenedor de dictaduras militares y anticomunistaorgAnico, publica en 1920 en la revista Grecia de Sevilla (No 48, 10 de septiembre de 1920) supoema "Rusia", en que habla de las trincheras, las muchedumbres y esos ejercitos "queenvolverdn sus torsos / en todas las praderas del continente"; y un afio mAs tarde, en la revistaUltra de Madrid (20 de febrero de 1921), publica un poema titulado "Gesta maximalista" (los"maximalistas", conviene no olvidarlo, eran los "bolcheviques"), cuyo s6lo titulo ahorraexplicaciones. (Para este aspecto de la producci6n poetica de Borges puede verse Guillermo deTorre: "Para la prehistoria ultraista de Borges", en Al pie de las letras, Buenos Aires: Ed.Losada, 1967, pp. 171-185; Carlos Meneses: Poesia juvenil de J.L. Borges, Barcelona: JoseOlaieta Editor, 1978).

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aios puede mostrar que existen condiciones, tanto de indole subjetivacomo objetiva, que legitiman y explican el surgimiento de un vasto aunquedifuso movimiento renovador de postguerra, y que ste alcanza un espectrotan amplio que afecta todos los niveles de la vida social, aunqueprobablemente sea mas visible en lo politico y en lo cultural.

El cardcter internacional tanto de esta crisis como del espiritu decuestionamiento y renovaci6n que fermenta en amplios sectores -una decuyas manifestaciones, en el piano artistico, estd constituida por lasilamadas tendencias de vanguardia-explican el Ambito tambien interna-cional en que se despliegan las experiencias vanguardistas artistico-literarias.

Si se toman en consideraci6n estos factores, es perfectamente valedero elsustentar la pertinencia y legalidad hist6rica de un Vanguardismohispanoamericano, que puede ponerse en correspondencia, como unavariable especifica, con un fen6meno internacional mas amplio.

Las maneras como este impulso general contestatario y renovador semanifiesta dentro del conjunto de la producci6n literaria posterior alModernismo necesitan ser estudiadas en concreto y puestas en relaci6n conlas condiciones propias en que nuestras sociedades viven la crisis y loscambios generales de los inicios del mundo contempordneo. MAsespecificamente, habria que considerar que las tendencias de vanguardiaque surgen en la literatura hispanoamericana de esos afios forman parte deun proceso mas amplio de renovacidn artistica con respecto al Modernis-mo y sus epigonos, dentro de la cual representan los impulsos de rupturamas agresivos y experimentales que esta lleva en su seno.

La puesta en relaci6n de estas manifestaciones vanguardistas con sucontexto -tanto el de la coyuntura hist6rica en que surgen como el de latradici6n estetica que enfrentan- puede permitir no s61o una caracteriza-ci6n mas rigurosa de la fisonomia de conjunto de la literatura posterior alModernismo, sino tambien una valoraci6n adecuada de su funci6nhist6rica en el desarrollo cultural del continente.

II

En la esfera de la producci6n literaria, el periodo que se abre a partir dela Primera Guerra Mundial, desde la perspectiva de los nuevos autores quese incorporan a las letras estd marcado por una bisqueda renovadora deamplio espectro, en la cual se manifiesta la necesidad de superar laslimitaciones de un Modernismo cada vez mas retorizado.

El tratar de puntualizar asi la cronologia no significa desconocer elhecho de que con anterioridad a esta fecha se pueden encontrar una serie

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de manifestaciones en este mismo sentido; s610o que es dificil considerarlascomo algo mas que hechos aislados, anticipaciones si se quiere, pero quepor lo mismo no logran imponerse como una tendencia discernible dentrodel conjunto dominante. S61o a partir de la guerra -y no esta de masrecordar que la muerte de Dario ocurre en 1916- esta nueva actitudpoetica comienza a perfilarse como un proceso generalizado de las nuevaspromociones de escritores, quienes entran en conflicto polemico con losepigonos de Modernismo literario e impulsan una renovaci6n y bisquedade nuevos rumbos.

Aunque son evidentes las dificultades para precisar limites cronol6gicosestrictos en los hechos hist6ricos-literarios -y por cierto la periodizaci6nliteraria tampoco pretende ni requiere delimitaciones estrictamentepuntuales-, es posible advertir ya en los aios anteriores a la guerra del 14una declinaci6n del Modernismo como sensibilidad poetica dominante. Enestos afios, por otra parte, en el propio interior del Modernismo surgenvoces de cuestionamiento implicito o explicito 9, destacando entre estasiltimas el olimpico ademin del soneto de Enrique Gonzalez Martinez:"Tuercele el cuello al cisne de engaioso plumaje... ", incluido en su libroSenderos ocultos de 1911. Pero solamente despubs de los aios de la guerraestas manifestaciones aisladas empiezan a catalizarse y van asumiendo elaspecto de una ruptura critica y una renovaci6n generalizada.

No es ficil Ilegar a una caracterizaci6n del conjunto de este periodo, yaque su fisonomia parece a primera vista no s6lo compleja sino auncontradictoria, puesto que -como veremos mis adelante- los impulsosde superaci6n del Modernismo no se encauzan por una sola via. En laproducci6n literaria de este periodo postmodernista 10 se encuentran tantolas obras del llamado Mundonovismo regionalista y rural como las masagresivas creaciones de un vanguardismo urbano y cosmopolita. Como yase ha dicho, la renovaci6n que en esos aios surge presenta una gama muyamplia y difusa que amerita un examen menos deductivo que el que hastaahora la ha enfocado.

9 Puede recordarse el revuelo que provocan algunos de los poemas de Lunario sentimental(1909) de Leopoldo Lugones -uno de los cuales precisamente se titula "A Ruben Dario yotros c6mplices"-, en los que, sin romper en conjunto con el lenguaje sonoro delModernismo, figuran methforas que anticipan las preferencias posteriores ("... la lunarepleta,/ se puso con gorda majestad de ganso / a tiro de escopeta") o expresiones quefirmaria un Futurista ("en versatil aerostaci6n de ideas").

10 Federico de Onis, que parece ser uno de los primeros en emplear la expresi6n paradenominar un periodo literario (la primera edici6n de su Antologia de la poesia espaiiola ehispanoamericana es de 1934; hay una edici6n mas reciente en New York, Las AmericasPubl., 1961), se refiere con este nombre a la poesia de 1905-1914, en la que l61 observa "una

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Explicar, por otra parte, el surgimiento de una renovaci6n como 6sta enfunci6n del "agotamiento" de las formas del Modernismo es apenas darcuenta de un aspecto fenom6nico de su nacimiento: el rechazo -frontal oeliptico- a un lenguaje y una temitica retorizados. No es su aspecto denegatividad lo que define realmente una renovaci6n sino las propuestaspositivas que contiene y busca imponer. Y este aspecto no puede sercomprendido a cabalidad sino en funci6n de las condiciones hist6ricas quedeterminan tanto el agotamiento de un c6digo anterior como lasmodalidades de configuraci6n del proyecto de reemplazo.

Por eso, las b6squedas renovadoras de las j6venes promociones depostguerra estin comprendidas en un proceso global de reajusteideol6gico-cultural que entonces exigen las nuevas condiciones hist6ricas.Y es esto lo que puede explicar tanto las limitaciones que encuentra en elc6digo Modernista la nueva sensibilidad en fermento, como las orientacio-nes y caracteristicas que el nuevo proyecto renovador adquiere y que van adisefiar la fisonomia de conjunto de ese periodo.

En 6ltimo termino, de lo que se trata es de "leer" las manifestacionesrenovadoras -entre ellas las de vanguardia- como sintoma de un reajustemis general que tiene sus raices 6ltimas en el surgimiento de las nuevascondiciones hist6ricas que marcan la contemporaneidad latinoamericana.

Los inicios de la 6poca contempordnea, como se dijo anteriormente,ofrecen un hito de referencia cronol6gica en la Primera Guerra Mundial.Esto es vilido tambi6n para nuestro continente, puesto que el conflictobelico que entre 1914-1918 afecta al mundo tuvo para America Latinaconsecuencias que inciden profundamente en la evoluci6n de su historiacoman. Entre stas tiene particular relevancia la que se traduce en eldesplazamiento de su eje de inserci6n al sistema econ6mico mundial,proceso mediante el cual pasa a integrarse al area hegem6nica de los

reacci6n conservadora, en primer lugar, del modernismo mismo, que se hace habitual yret6rico como toda revoluci6n triunfante, y restauradora de todo lo que en el ardor de lalucha la naciente revoluci6n (modernista) neg6". El periodo siguiente, que es al que nosreferimos y donde con mayor propiedad puede encontrarse una b6squeda de superaci6n, es elque Onis llama "ultramodernismo" (1914-1932). Tengo conciencia de la posible confusi6n aque pueda prestarse el hablar de una literatura post-modernista para referirse a toda laproducci6n literaria nueva de la postguerra, ya que el uso tradicional tiende a limitar laaplicaci6n del termino a s6lo una parte de ella (la literatura Mundonovista o criollista). Comono es la (nica irreverencia con los criterios tradicionales que se comete en este trabajo, esoportuno advertir que lo que se pretende es contribuir a una revisi6n critica no s6lo dealgunas denominaciones (punto de menor importancia) sino de los criterios ideol6gicos quealimentan la historiografia literaria dominante.

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Estados Unidos de Norteambrica 11, lo que va a significar que el conjuntode nuestros paises comienza a enfrentarse a un elemento com6n yhomogeneo que actia sobre su desarrollo y lo subordina. Este elemento,que es uno de los factores determinantes de nuestra evoluci6n hist6rica eneste siglo, estd representado por la acci6n de los monopolios norteamerica-nos, los que al actuar con el respaldo politico e incluso militar de sugobierno configuran el sistema expandente del imperialismo.

Por lo anterior se puede decir que el proceso hist6rico global de AmericaLatina entra en una etapa de acentuaci6n de su comunidad hist6rica, etapaque se caracteriza por las respuestas que sus diversos paises desarrollanante una condicionante comun. Esto es lo que permite comprender elcardcter relativo que comienzan a tener las diversidades nacionales yregionales, en un continente que progresivamente va pasando a dependerde las mismas determinantes bdsicas, en la medida en que sus economias ysu vida politica y social ingresan al sistema hegem6nico de los EstadosUnidos.

Esta comunidad de condici6n hist6rica; conjugada con la diversidad deldesarrollo nacional y regional alcanzado hasta ese momento, es un factorde fundamental importancia para comprender la sintaxis del procesohist6rico latinoamericano de este siglo.

Otra de las consecuencias internas que acarre6 la guerra para los paiseslatinoamericanos fue que, dada la crisis en el comercio exterior que 6staprovoca, se incentivara en muchos de ellos un proceso de sustituci6n deimportaciones. Esta crisis y este proceso tienen una doble consecuencia enel plano socioecon6mico: por una parte, se fortalecen los sectores misdindmicos, en especial las burguesias locales, con el crecimientoconsecuente de las capas medias urbanas y el proletariado; por la otra, sedebilita el poder econ6mico de las oligarquias agrarias -por el receso delas exportaciones- y por ende su influencia politica.

11 Esto tampoco puede comprenderse como un hecho repentino sino como un procesogradual que entra en una etapa decisiva en funci6n de la coyuntura de la guerra. Ya antes (yesto es tema con abundante bibliografia) se habia iniciado la penetraci6n econ6micanorteamericana en el continente, pero se veia frenada en gran medida por la influencia de laspotencias europeas; desde antes tambien se habia manifestado la tendencia a darle fisonomiade principios (la doctrina Monroe) y hasta una forma institucional (todavia timidamenteesbozada en la Conferencia Panamericana de 1890). Pero el Ilamado "Panamericanismo"(contrapartida imperial del hispano o latinoamericanismo bolivariano) no asume sudimensi6n omnimoda y dominante sino a partir de la superaci6n de la crisis econ6mica de1907-1908 y del cambio en la correlaci6n internacional que acarrea la guerra, momento quepuede precisarse con la celebraci6n del Primer Congreso Financiero Panamericano de 1915 enWashington. Por otra parte, las potencias europeas, que ven amagada su hegemonia a partirde esta misma guerra, tampoco dejan de intervenir y de participar en las economias y la vidapolitica latinoamericanas. Incluso propician varios intentos para recuperar por lo menos partede su control, pese a lo cual gradualmente terminan por convertirse, en terminos generales, enfactores subsidiarios y de influencia reducida con respecto a los Estados Unidos.

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El proceso de sustituci6n de importaciones, que en cierto modo estimulala producci6n nacional y el crecimiento de los asi Ilamados sectoressecundario y terciario de la economia, se traduce en el piano de la vidasocial en un marcado crecimiento urbano -sobre todo en las capitales deestado 12_, y en un incremento cuantitativo del proletariado urbano y delas capas medias, especialmente las relacionadas con el sector deservicios 13

Como consecuencia tambien de las alteraciones econ6micas y sociales deesos aFios, "las nuevas clases medias y ciertos sectores populares -apuntaJ. L. Romero- comenzaron a organizarse politicamente y a reclamar suderecho a intervenir en la vida politica del pais. O en el seno de los viejospartidos o a traves de partidos que trataban de constituirse, estas nuevasmasas urbanas empezaron a exigir que se hiciera efectiva la democracia"' 4

El fortalecimiento de nuevos sectores econ6micos, el crecimiento yconcentraci6n urbanos, la incorporaci6n a la escena politica de estossectores medios y populares, unido al crecimiento y consolidaci6n orginicadel proletariado, son hechos de gran importancia en la transformaci6n dela vida politica, social y cultural que se desarrolla en esos afios.

Todo esto hace patente y agudiza el paulatino desplazamiento de losvalores rurales y oligarquicos que dominaban en una formaci6n anteriorpredominantemente agraria, resquebrajindose asi la superestructura

12 Sobre esto puede verse el libro de Jose Luis Romero, Latinoambrica: las ciudades y lasideas (Mexico: Siglo XXI Editores, 1976), esp. pp. 247 y ss.; ademds Walter D. Harris, Elcrecimiento de las ciudades en America Latina (Buenos Aires: Ediciones Marymar, 1975),Phillip M. Hauser, La urbanizacidn en America Latina (Buenos Aires: Solar / Hachette,1967), Varios, Urbanizacidn y proceso social en America (Lima: Instituto de EstudiosPeruanos, 1972), esp. Harley L. Browning, "Primacy Variations in Latin America during theTwentieth Century" (pp. 55-77) y Marcos Kaplan, "La ciudad latinoamericana como factor detransmisi6n de poder socioecon6mico y politico hacia el exterior durante el perlodocontempordneo" (pp. 219-256).13 Sobre las capas medias (que a menudo son confundidas e integradas en un mismo rangocategorial con la "pequefa burguesia" por la actual ideologia sociologista) se encuentraabundante -y heterog6neo- material en la compilaci6n de Teo Crevena, Materiales para elestudio de la clase media en America Latina (Washington: Uni6n Panamericana, 1950-1951, 6volimenes). Para el estudio del desarrollo del proletariado urbano es 6til el libro de Carlos M.Rama, Historia del movimiento obrero y social latinoamericano contemporaneo (Barcelona:Editorial Laia, 1976), esp. el Cap. IV: "Los movimientos sociales de America Latina de 1900 a1961" (p. 70-95). Una discusi6n sobre el origen, cardcter y funci6n de las clases en AmericaLatina se encuentra en la recopilaci6n de trabajos de B. Kovar y otros, Estructura clasista deAmerica Latina (BogotA: Ediciones Surambrica, 1975); acerca del carActer y el papel quejuegan las distintas clases y capas sociales en el continente puede verse el capitulo "ZurKlassenstruktur in den kapitalistischen Liindern Lateinamerikas", pp. 43 a 121 del libro de M.Uschner (ed.), Lateinamerika: Schauplatz revolutiondrer Kdmpfe (Berlin: Staatsverlag derDDR, 1975).

14 Jose Luis Romero, op. cit. supra, p. 292.

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ideol6gica que amalgamaba las sociedades, con lo cual se abre unverdadero periodo de cuestionamiento y crisis en este piano.

Lo que sucede es que el marco de relaciones determinado por un tipo deproducci6n fundamentado en la gran propiedad rural se hace estrecho parael desarrollo de las nuevas fuerzas econ6micas que hist6ricamentebuscaban imponerse. La necesidad de liberaci6n de mano de obra, lacentralizaci6n politica en un Estado proteccionista, el imperioso crecimien-to bancario ligado a las necesidades del comercio y la industria, las nuevasfunciones del Estado al servicio de estas necesidades (como la moderniza-ci6n de vias de comunicaci6n y sistemas de correos y telegrafos), etc., todohacia imprescindible romper la anquilosada organizaci6n institucionaloriginada en condiciones distintas a las que ahora surgian.

Esta situaci6n es la que permite explicar el hecho de que prdcticamenteen todos los paises de America Latina surjan movimientos antioloigarqui-cos y reformistas, que en casi todos ellos se fortalezca una "oposisi6nantioligArquica" policlasista y que una ola de populismo (a menudohonestamente inspirado, pero con frecuencia tambien demag6gico)caracterice la vida politica de ese momento y hasta el inicio de los afios 30.

Es posible, por lo anteriormente visto, establecer que el periodo que seextiende desde la Primera Guerra Mundial hasta la crisis econ6micainternacional de 1929, si en lo econdmico esta signado por la integraci6n alexpandente sistema imperialista norteamericano, y en lo social por elcrecimiento de la burguesia urbana, de las capas medias y el proletariado ysus organizaciones, se caracteriza en lo politico por el auge de losmovimientos antioligarquicos y populares, y por la incorporaci6n activa enestas luchas de las capas medias y del proletariado.

Los componentes sociales de esta que hemos llamado "oposici6nantioligdrquica" (burguesia y capas medias, con participaci6n y presi6n desectores populares) hacen que su t6nica programatica -por lo menos enlos momentos de ascenso iniciales- sea antioligarquica y antimperialista, yadquiera un cardcter de masas en un grado hasta entonces nunca visto15 .

En el plano de la vida cultural, tal vez el acontecimiento que mejorpueda ilustrar esta nueva situaci6n que va forjandose en la America Latinade la primera postguerra es el de la Reforma Universitaria.

Este movimiento, que se inicia en 1918 en C6rdoba (Argentina), enopini6n de Jose Carlos Maridtegui, "se presenta intimamente conectado

15 En este proceso de conjunto habria que insertar hechos como el triunfo del candidatoradical Hip6lito Irigoyen en 1916 en Argentina, el triunfo de la Alianza Liberal con ArturoAlessandri en 1920 en Chile, el triunfo de Augusto B. Legula en 1919 en Peru, elderrocamiento de la dictadura de Manuel Estrada Cabrera en 1920 en Guatemala, la llamada"revoluci6n juliana" de los militares j6venes en Ecuador en 1925, etc.

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con la recia marejada post-belica", y en e1 se confirma la existencia de unacondici6n com6n y compartida en casi todos los paises del continente.Como observa el mismo Mariategui, "el proceso de agitaci6n universitariaen la Argentina, el Uruguay, Chile, Peri, etc., acusa el mismo origen y elmismo impulso. La chispa de la agitaci6n es casi siempre un incidentesecundario; pero la fuerza que la propaga y la dirige viene de ese estado deAnimo, de esa corriente de ideas que se designa -no sin riesgo deequivoco- con el nombre de 'nuevo espiritu'. Por esto, este anhelo de laReforma se presenta, con identicos caracteres, en todas las universidadeslatinoamericanas. Los estudiantes de toda la America Latina, aunquemovidos a la lucha por protestas peculiares de su propia vida, parecenhablar un mismo lenguaje"16. "Tan hondo es el significado y tan grande esla idea -afirma otro autor-, que ella se extiende pronto por todaAmerica Latina (...): primero fue C6rdoba, despues Buenos Aires, SantaFe (1919), La Plata (1919-1920), Tucuman (1921), Cuzco y Santiago deChile en 1920; Mexico (1921), y mss tarde Montevideo, La Habana,Bogota, Trujillo, Quito, Guayaquil, Panama, La Paz, Asunci6n..." 7

El movimiento de la Reforma Universitaria en America Latina no seplanteaba una simple modernizaci6n de los programas y metodos de ladocencia; fue un movimiento de carActer integral que buscaba imponer unanueva concepci6n de la cultura y la enseiianza en funci6n de los interesespopulares, las necesidades nacionales y la transformaci6n social. Fuebdsicamente antioligdrquico y antimperialista, y a traves de e1 se encauz6 lomss radical y avanzado del movimiento popular que se veia mediatizadopor la burguesia una vez que 6sta asumia posiciones de gobierno.

Lo que Mariategui describe como proceso de "proletarizaci6n de lasclases medias" a consecuencias de la crisis de postguerra, impulsa a lossectores estudiantiles (provenientes en su gran mayoria precisamente deestas capas sociales) a buscar una alianza con los trabajadores,radicalizando asi sus propios planteamientos, con el fin de imponerreformas sociales, politicas y econ6micas que las clases dirigentes vacilabanaceptar.

Esta situaci6n y el destino de la Reforma Universitaria, como asimismoel de algunos de sus lideres y propulsores, puede ilustrar bastante bien

16 Jose Carlos Mariategui, Siete ensayos de interpretacidn de la realidad peruana (1928)(Lima: Empresa Editora Amauta, 1975, p. 122). La mejor publicaci6n de conjunto queconocemos sobre este proceso son los tres volmenes de Gabriel del Mazo (comp) LaReforma Universitaria (La Plata: Edici6n del Centro de Estudiantes de Ingenieria, 1941.Tomo I: El movimiento argentino; tomo II: Propagaci6n americana; tomo III: Ensayoscriticos).

17 Noel H. Sbarra, "La Reforma Universitaria: evocaci6n y presencia" (1928), reproducido enla ya citada obra de Gabriel del Mazo, tomo III, p. 457-458.

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tanto el sistema interno de contradicciones sociales que existia en la"oposici6n antioligarquica" como las consecuencias que tuvo en eldesarrollo posterior de las sociedades del continente.

A partir de este ejemplo, si se toma en cuenta el complejo sistema deintereses subyacentes en las manifestaciones politicas y culturales de esaetapa de postguerra, es posible comprender el por que, sobre todo en sumomento de ascenso, el desarrollo de la renovaci6n artistico-literaria delcontinente ofrece un panorama tan abigarrado, tan complejo y contradic-torio. Independientemente del grado de conciencia real que pudieranalcanzar sus protagonistas, es legitimo sostener que esta etapa derenovaci6n, cuestionamiento y bisqueda en el plano de la producci6nliteraria se encuentra vinculada al proceso de transformaciones y cambiospor el que atraviesa el conjunto de la sociedad latinoamericana de lapostguerra.

Este proceso de transformaci6n, que alimenta un impulso de cuestiona-miento critico y renovador, se extiende por todo el decenio de los aios 20.Hacia 1930 es liquidado institucionalmente en la mayor parte de AmericaLatina al consolidarse una alianza politica entre los intereses econ6micosdel imperialismo, las burguesias locales y las oligarquias, que, en defensadel sistema afectado por la crisis del 29, recurren al golpe militar y a larepresi6n para consolidar su dominio18 .

Del mismo modo que la crisis provocada por la Primera GuerraMundial habia alimentado y creado la coyuntura para el avance de fuerzasrenovadoras y reformistas, la crisis econ6mica internacional de 1929repercute en todo el continente, clausurando una etapa inicial de lacontemporaneidad y abriendo una nueva.

III

Este cambio en la situaci6n hist6rica global, como ya hemos dicho, setraduce en el plano de la producci6n literaria por el fin de la vigencia del

18 Es interesante registrar aqui la observaci6n que hace un historiador frances en un recientelibro: "Evidentemente la gran crisis econ6mica iniciada en 1929 en New York y la baja brutalde las exportaciones de America Latina tuvieron graves consecuencias politicas en un grann6mero de paises de America. Es por lo mismo sorprendente que los golpes de estado,sublevaciones y conflictos diversos de los afios 1929-30 no hayan sido estudiados -o lo hayansido apenas- desde esta perspectiva" (Francois Chevalier) L'Amerique Latine del'independence a nos jours. Paris: P.U.F., 1977, p. 463). Esta nueva etapa que desencadena lacrisis mundial del 29 se caracteriza por las dictaduras militares que se generalizan hasta talpunto que un historiador conservador, Jose Belmonte, puede constatar que "en visperas de lasegunda guerra mundial todos los paises de Iberoamerica, a excepci6n de cuatro, teniangobiernos militares (Historia contempordnea de Iberoamerica, Madrid: Guadarrama, 1971,tomo 1, p. 40).

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Modernismo como c6digo dominante y el surgimiento de una complejaserie de impulsos renovadores de diverso alcance.

Un examen del conjunto de la producci6n literaria de la primera etapapost-modernista, la que va aproximadamente de 1918 a 1930, nos muestraque paralelamente a las tendencias que se han lamado nativistas,regionalistas, criollistas o mundonovistas, aparecen y se desarrollan lasvariadas manifestaciones polemicas y experimentales de lo que se conocecomo Vanguardismo artistico. Pero este mismo examen nos mostraria queestas dos tendencias no logran compartimentar la totalidad de la literaturaque entonces se da (pensemos, a mero titulo de ejemplo, en la obra deRoberto Arlt, Felisberto Hernindez, Jose Gorostiza, etc.), por lo que masque agotar el panorama de conjunto pueden ser consideradas como lospolos extremos entre los cuales se despliega el amplio abanico de larenovaci6n artistica.

Por eso mismo, parece mas ajustado a la realidad el definir esta etapapost-modernista en Hispanoambrica como un proceso renovador de amplioespectro, cuyos cauces mas definidos se pueden determinar por tendenciasa primera vista polarizadas, pero que no hacen sino establecer los limitesdentro de los cuales se mueve una variedad concreta de manifestacionescuya taxonomia no es ficil de elaborar. Estas dos polaridades serian elcriollismo o mundonovismo, por una parte, y los diversos brotesvanguardistas por la otra. Entre ambos polos, ora aproximindose a unoora al otro, oscila y se concreta la producci6n literaria de la primerapostguerra.

La primera de estas tendencias no implica en su renovaci6n una rupturaplana y un rechazo directo del Modernismo, sino mas bien un rechazoparcial y la bisqueda de profundizaci6n y desarrollo de uno de susaspectos. Porque mas ally de una visi6n manualesca de este movimiento,habra que reconocer que no todo el se reduce a bisquedas estetizantes,simbolismo elitesco, cosmopolitismo y torre de marfil. No debe olvidarseque en el mismo Azul (1888) de Ruben Dario, que es todo un simbolo delmovimiento, se encuentra un relato como "El fardo", en el que loslancheros de Valparaiso desequilibran el mundo de princesas, ninfas ygnomos. Y que un escritor estrictamente coethneo de Dario, el chilenoBaldomero Lillo (ambos nacen en 1867), jerarquiza a la inversa la mismatemitica Modernista, ya que si bien en su obra mas difundida, Sub Terra(1904), el universo poetico lo pueblan los mineros del carb6n, en elvolumen de intenci6n simetrica, Sub Sole (1907), no escatima los palacios,las princesas y las flores. Habria que tener presente que en el crisol delModernismo no s6lo se produce la fusi6n del simbolismo y elparnasianismo, sino tambien del naturalismo. Y gran parte de su

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producci6n no podria comprenderse a cabalidad sin esta filiaci6n. Es esteaspecto del Modernismo lo que ha llevado a que algunos estudiosos, comoArturo Uslar Pietri, distingan un "modernismo criollista" dentro de eseconjunto 19. Esta misma raz6n es la que en cierto modo subyace en ladistinci6n de las "dos etapas" del Modernismo que postula Max HenriquezUreiia 20

A partir del reconocimiento de este aspecto de la producci6nModernista, no es dificil comprender que se puedan encontrar en e1 lasraices de una de las tendencias que desarrolla la literatura inmediatamenteposterior, aquella que acenti'a la preocupaci6n por la realidad nacionalespecialmente en sus aspectos rurales, y que Francisco Contrerasdenominara con el termino "Mundonovismo" 2 1.

La otra tendencia que polariza el conjunto de la literatura de postguerrase relaciona con el espiritu y desarrollo internacional de las tendenciasvanguardistas, y esti representada por las diversas manifestacionespolemicas del Vanguardismo hispanoamericano. En ella se encauza unalinea nueva y agresiva de ruptura, prodigada en revistas, manifiestos yotras publicaciones a menudo efimeras y de escasa circulaci6n. No siemprela actidud manifiesta de esta vanguardia es consonante con su producci6nconcreta, pero en todo caso busca definirse por su actidud polemica y deradical ruptura con la tradici6n, representada en este caso por losModernistas y sus epigonos. Y si la polaridad Mundonovista orienta suspreferencias temdticas hacia los ambientes rurales y busca por medio dellenguaje "objetivar" la perspectiva de la enunciaci6n poetica, la polaridadVanguardista se caracteriza por su preferencia por los motivos urbanos y elbuceo en la subjetividad.

19 Cf. Breve historia de la novela hispanoamericana (Caracas - Madrid: Edime, 2a. ed., 1974,p. 91' y ss). Como observa Julio Planchart, tambi6n a veces se us6 "modernismo" comosin6nimo de "criollismo" (Cf. Temas criticos, Caracas: Ediciones del Ministerio de Educaci6nNacional, 1948, pp. 10-11 y p. 431).20 Cf. Breve historia del modernismo (Mexico: Fondo de Cultura Econ6mica, 1954), pp. 31-32.

21 Francisco Contreras emplea al parecer por primera vez el termino en una nota para elMercure de France (16 de febrero de 1917). Posterioremente la va ampliando para referirsesobre todo a la obra de poetas que se apartan de las normas del Modernismo can6nico, comoEnrique Gonzalez Martinez, Manuel Magallanes Moure, Baldomero Fernandez Moreno, JoseEguren. En el "Premio" a El pueblo maravilloso (Paris: Agencia Mundial de Libreria , 1927)lo define asi: "El actual movimiento de nuestras letras, el Mundonovismo (Nota de F.C.:Otros laman a este movimiento Americanista), que en pos de asimilarse las verdaderasconquistas del Modernismo, aspira a crear una literatura aut6noma y genuina, buscainstintivamente su inspiraci6n en nuestro tesoro tradicional y caracteristico, a partir de reflejarlas grandes sugestiones de la tierra, de la raza, del ambiente" (subrayado por N.O.T.). El textocompleto de "Proemio" puede consultarse en Jose Promis, Testimonios y documentos de laliteratura chilena (1842-1975). Santiago de Chile: Nascimento, 1977, pp. 233-240.

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Pero estas dos tendencias asi esquematizadas, como se ha dicho, norepresentan sino dos extremos de un conjunto abigarrado y plural, cuyoespectro permite situar entre una y otra polaridad las manifestacionesconcretas de la producci6n literaria de ese periodo. Porque resulta dificilreducir estrictamente a una de ellas la obra renovadora que realizan en esosaios, por ejemplo, Cesar Vallejo o Roberto Arlt, Fernando Paz Castillo,Le6n de Greiff, Felisberto Hernandez, Julio Garmendia, Jose Gorostiza,Arturo Uslar Pietri, Jorge Carrera Andrade, etcetera 22

Por el mismo hecho de tratarse de abstracciones te6ricas y metodol6gi-cas, no tiene tampoco sentido tratar de adscribir estrictamente a una u otratendencia todas y cada una de las obras que entonces se escriben, ya que lamisma contemporaneidad y la comunidad de circunstancias hist6ricashacen que haya una contaminaci6n reciproca, por lo que en la producci6nconcreta estas tendencias deben considerarse mas como una jerarquizaci6nde preferencias que como exclusiones irreductibles.

Por ello, para lograr una comprensi6n mas integral del conjunto de laproducci6n literaria hispanoamericana de este periodo, se hace necesarioreconocer la condici6n jdnica de su fisonomia hist6rica. En ella, si bien unade sus caras representa la soluci6n de continuidad en la superaci6nrenovadora del Modernismo, la otra, en actitud de proclamada ruptura,anticipa embrionariamente un proyecto que mucho mas tarde va adesembocar en la literatura de los afios sesenta.

Tal vez esta misma condici6n es lo que explica el que la historiografiatradicional -sobre todo la que se impone a partir del proceso derestauraci6n que en lo politico se manifiesta despubs de la crisis del 29-30-, atraida por lo que estaba mas pr6ximo temitica y lingiiisticamente alos gustos dominantes, haya peraltado la producci6n regionalista y a partirde ella se haya definido el conjunto, relegando a un Ambito marginal osubterrdno la producci6n que no se ajustaba a dichos canones, hasta elpunto que la denominaci6n Post-Modernismo ha venido a ser casisin6nimo de literatura regionalista o criollista. Pero el descuido en que seha mantenido el estudio de la producci6n literaria mas ligada alvanguardismo no empece el que tenga una robusta existencia, y en laactualidad, particularmente por el auge que ha tenido la llamada "nuevanarrativa", de los aios 60, se hace cada vez mas necesario el conocerla yreconocer la importancia fertilizadora que tiene para la evoluci6n de lasletras hispanoamericanas.

22 Nuestro colega Ra6l Bueno Chavez nos ha puesto en contacto con la obra de AlejandroPeralta, cuyo libro Ande (1926) -en el que los motivos indigenistas y rurales se poetizan enun lenguaje agresivamente vanguardista- puede ser un buen argumento contra cualquierintento de polarizaci6n maniquea.

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Esto 6ltimo, tambien es verdad, no podrd apreciarse en su verdaderadimensi6n mientras no se amplien las investigaciones sobre este aspecto"vanguardista" del periodo Post-Modernista. Y sobre todo, mientras secontinie considerando implicitamente el Vanguardismo hispanoamericanocomo un hecho postizo, como un simple epifen6meno de los movimientoseuropeos, es decir, mientras s61o se consideren como "vanguardistas"aquellas manifestaciones que se correspondan con los "ismos" europeos dela epoca. Esta perspectiva hace que se pierda la posibilidad de ver lo quehay de hispanoamericano en nuestro Vanguardismo y s6lo se pueda darcuenta de lo que tenga de europeo.

Por eso sostenemos que en el estudio del Vanguardismo en nuestraliteratura de esos afios estas tendencias no s6lo deben considerarse enfunci6n de una legitima homologia con respecto al conjunto de lavanguardia internacional, ligadas como estin a un proceso de universaliza-ci6n de las condiciones hist6ricas que influyen en su aparici6n, sino que sehace necesario tambien no perder de vista las peculiaridades y diferenciasque le dan una fisonomia propia dentro del conjunto, como b6squeda deexpresi6n de nuevos sectores emergentes y como busqueda de respuesta ala nueva situaci6n que se desarrolla en el continente sobre todo a partir dela postguerra.

IV

El dar paso a una perspectiva de estudio nueva y a una comprensi6nhist6rica mas cabal del Vanguardismo y su funci6n en nuestro procesocultural, hace necesario reconsiderar y superar ciertas nociones heredadasque funcionan, a menudo implicitamente, en la historiografia tradicionalcuando aborda el tema.

Probablemente una de las primeras cosas que habria que empezar porcuestionar es la arraigada prictica de caracterizar deductivamente estatendencia en funci6n de las escuelas canonizadas de las vanguardiaseuropeas. Esto lleva a presumir de partida su condici6n de epifen6meno 23,de manifestaci6n ancilar, eco o reflejo de b6squedas que corresponden aotra realidad y a otras necesidades, todo lo cual lleva a considerar elVanguardismo literario en el continente como producto ligeramenteartificial de una moda impuesta, sin mayores vinculaciones con la realidady las condiciones concretas en que se manifiesta.

23 "Los ismos que aparecieron -dice Anderson Imbert- fueron sucursales de la gran plantaindustrial con sede en Europa" (Historia de la literatura hispanoamericana. Mexico: Fondo deCultura Econ6mica, 5a. ed., 1966, tomo II, p. 16).

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Sin dejar de tomar en cuenta la influencia que ejercen y la importanciaque tienen en muchos aspectos de la elaboraci6n programAtica delVanguardismo en nuestro medio, no es objetivo ni tiene fundamentocientifico el reducir lo que pueda considerarse vanguardismo en AmericaLatina s61o a las manifestaciones estrictamente asimilables a las escuelaseuropeas. Porque si bien hay una comunidad de impulso y son comunes lossentimientos de crisis y de insurgencia antirret6rica, las manifestaciones delvanguardismo hispanoamericano encuentran sus raices ideol6gicas en unproceso propio de cuestionamiento critico que se vincula al ascenso denuevos sectores sociales en America Latina.

El cardcter internacional que tiene el vanguardismo de la postguerra estdrelacionado con la internacionalizaci6n de una crisis que condujo a laguerra, pero el mundo hispanoamericano vive de un modo especifico estasituaci6n. En nuestro continente esta crisis pone de manifiesto la anquilosisde las estructuras de una sociedad oligrquica, las que entran encontradicci6n con las necesidades de expansi6n de las nuevas realidades yfuerzas sociales.

Como se puede desprender del examen de las condiciones hist6ricasgenerales de la postguerra en America Latina, esta situaci6n se traduce enel crecimiento de una oposici6n antioligarquica, alimentada por una gamamuy amplia de sectores y fuerzas sociales, que abarca desde la burguesiaindustrial, mercantil y bancaria, hasta el creciente proletariado urbano.

El proceso de desplazamiento de las oligarquias tradicionales del poderse cumple como un reemplazo de sectores hegem6nicos en el interior de lasclases dominantes24 . Sin embargo, a nivel de lo que se Ilama lasuperestructura social, hay un resquebrajamiento y un proceso de reajustedel sistema ideol6gico dominante y del aparato institucional que losustenta, lo que da lugar a un cuestionamiento critico abigarrado ymultiforme. En esta coyuntura, la misma pluralidad social e ideol6gica dela oposici6n antioligarquica explica la multiformidad de las tentativascriticas que surgen, y en las que, si bien puede encontrarse -sobre todo enel primer decenio de postguerra- comunidad en la actitud cuestionadora,no hay coincidencia en las respuestas, que son variadas, multifaceticas yhasta contradictorias.

Este cuestionamiento del sistema de valores institucionalizados ytradicionales, en mayor o menor grado se proyectaba a todas las esferas de

24 Utilizando los terminos de las categorias econ6micas, esto significa que se produce uncambio en el modo de producci6n social dominante, pero no un cambio en la relaci6n con losmedios de producci6n, que siguen siendo privados. Este proceso hist6rico es lo que-extendiendo la afirmaci6n que Maridtegui hace para el Peru- "en el piano politico produjola caida de la oligarquia representativa de la casta feudal a causa de su ineptitud para devenirclase capitalista" (Siete ensayos..., ed. cit., p. 118).

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la vida social, y un ejemplo de ello podemos verlo al examinar el cardcterque adquiere la Reforma Universitaria que se inicia el 18. Pero en elterreno del arte y la literatura, especialmente en el periodo inmediatamenteposterior a la guerra, se dirigia sobre todo a la superaci6n critica delModernismo. La producci6n literaria de los epigonos del Modernismodevenia cada vez mds ret6rica y su lenguaje y preferencias se sentianartificiales y ajenos a la nueva sensibilidad en formaci6n. La necesidad desuperarla se hace urgente, y aunque las nuevas promociones coinciden enasumir esa actitud de cancelaci6n de un sistema y c6digo literarios, nocoinciden, sin embargo, programiticamente en las vias para lograrlo, loque hace que la elaboraci6n de respuestas se abra como un amplio abanicode bisquedas 25

Uno de los polos de esta bsqueda esta constituido por el Vanguardismohispanoamericano.

A partir de estos elementos, es posible comprender que el surgimiento demanifestaciones vanguardistas en la producci6n literaria del continente sevincula a condiciones objetivas de caricter social y cultural, y que elVanguardismo hispanoamericano se relaciona al modo y las condiciones enque se vive la crisis internacional de la postguerra en esta parte del mundo.Por tales razones, para una compresi6n y caracterizaci6n mAs rigurosa delvanguardismo literario hispanoamericano, se hace necesario despejar susnexos con las condiciones propias del continente, en particular con eldesarrollo de nuevos sectores sociales urbanos -especialmente capasmedias, intelectuales y estudiantes-, sectores que en lo politico y socialvivian activamente el proceso de cuestionamiento antioligdrquico quemarca la inmediata postguerra, con todas las ambigiledades, debilidades,contradicciones e inconsecuencias que ese mismo proceso tuvo.

Un estudio mas ceiiido podria mostrar los vinculos que existen entre lasmanifestaciones vanguardistas en nuestra literatura y la incorporaci6n deestos nuevos sectores sociales urbanos al activismo critico de la postguerra.Como una de las formas de expresi6n del espiritu critico que llevan dichossectores en su etapa ascendente, las manifestaciones de la Vanguardiahispanoamericana no s6lo adquieren su legitimaci6n hist6rica sino que

25 A riesgo de aparecer como sospechoso de herejia mecanicista, habria que ilamar laatenci6n sobre el hecho de que la misma unidad de cuestionamiento (oposici6nantioliglrquica) y divergencia en la respuesta se puede observar en el movimiento politicosocial que agita la vida de esos aios.

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ademas muestran aspectos propios que no son fcilmente reductibles a loscnones del vanguardismo europeo 26

Hay otro aspecto importante que se hace necesario tomar en cuenta paraun intento de caracterizaci6n del Vanguardismo hispanoamericano: lanecesidad de intentar el examen de su producci6n considerdndola como unconjunto continental y no s6lo como una simple suma informativa demanifestaciones nacionales aisladas. Se trataria, en iltimo termino, de undisefio teorico del "espacio intelectual" configurado por la vanguardia,concebido como el sistema de relaciones en que estin imbricadas cada unade sus realizaciones concretas. Para ello habria que establecer lascorrespondencias que, con o sin contacto directo, se pueden encontrarentre las manifestaciones grupales o individuales de distintos paises, a finde poder determinar uni marco referencial en lo literario que permita unacomprensi6n de las variables nacionales que adquiera un proceso queabarca todo el continente 27

Esto se hace tanto mas necesario cuanto que hasta ahora cada una de lasmanifestaciones particulares se suelen estudiar poniendolas directamente enrelaci6n con el vanguardismo europeo y no con un conjunto hispanoameri-

26 Por otra parte no estaria de mas subrayar de paso la frecuencia con que los integrantes oimpulsores de estas manifestaciones renovadoras de la vanguardia o del "arte nuevo" (que erala denominaci6n con que la mayoria preferia identificarse) buscaron marcar su diferencia eincluso distanciamiento critico con respecto a muchas de las tendencias del vanguardismoeuropeo. En un temprano texto de 1914, una de las figuras mis destacadas de nuestravanguardia, Vicente Huidobro, se refiere al Futurismo diciendo, entre otras cosas: "el seiorMarinetti prefiere un autom6vil a la pagana desnudez de una mujer. Es esta una cualidad deniio chico: el trencito ante todo. Agf, Marinetti. / I En lo 6nico que estoy de acuerdo conMarinetti es en la proclamaci6n del verso libre" (Pasando y pasando. Santiago de Chile:Imprenta y Encuadernaci6n Chile, 1914). Posteriormente, en sus Manifestes (Paris: Editionsde la Revue Mondiale, 1925) vuelve sobre el tema y Ilama al Futurismo "un arte de nuevoaspecto pero nada fundamentalmente nuevo". En esta misma obra hace tambien una extensacritica al Surrealismo ("Manifiesto de manifiestos"). Contra el Surrealismo se pronunciatambien Cesar Vallejo (Cf., v. gr., "Autopsia del Superrealismo", en Amauta, No 30, abril-mayo de 1930, pgs. 44-47). Una actidud mas matizada, aunque tambien cautelosa, es la deMaridtegui en sus diversos articulos sobre las vanguardias europeas (La mayor parterecogidos en J.C.M.: El artista y su 4poca. Lima: Empresa Editora Amauta, 3a. ed., 1973;otros en id.: Peruanicemos a Peru. Lima: Empresa Editora Amauta, 3a. ed., 1975). Parecidaactitud de valoraci6n critica se puede advertir en los articulos sobre "Vanguardismo" y sobreel "Arte nuevo" de la Revista de Avance de la Habana (Cf. esp. Martin Casanova: "Artenuevo", el 15 de junio de 1927). Puede decirse que, en general, se advierte entre lossostenedores del "arte nuevo" de los afios 20 una actitud de valoraci6n distanciada respecto alas vanguardias artisticas europeas, y la defensa que de ellas hacen contra los "pasatistas" nopuede entenderse como una identificaci6n ni como una adhesi6n incondicional.

27 Al subrayar en este punto la necesidad de considerar el carcter continental que tiene elvanguardismo no debe pensarse que lo consideremos una particularidad nueva. Esperfectamente claro que con anterioridad, especialmente en el Modernismo, tambien se dio la"continentalizaci6n" de un movimiento estetico. Lo queremos es insistir en la existencia deeste caracter para la vanguardia, por tratarse de un hecho no siempre valorado ni tomadosuficientemente en cuenta.

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cano. Es indudable que el Vanguardismo de entreguerras es un fen6menointernacional, pero no es menos cierto que en nuestro medio el primer nivelde esta "internacionalidad" lo constituye el conjunto continental, y a 1debieran ser referidos inicialmente los fen6menos locales. Una perspectivacomo 6sta no s6lo posibilitaria una comprensi6n mas plena de muchasobras y autores que se vinculan a esta tendencia -y que no estudiarlos asiaparecen como hilos sueltos, casos raros y singulares, desintegrados delconjunto nacional28 -, sino tambien posibilitaria comprender mejor elcartcter y significaci6n del Vanguardismo hispanoamericano como partedel perfil artistico de un periodo, y su funci6n en el proceso evolutivo denuestra vida cultural.

El principal obstdculo para este examen de conjunto reside en laarraigada tendencia historiografica y critica que leva a considerar laliteratura hispanoamericana no como una sintesis diferenciable, como unespacio propio, sino como una sumatoria mechnica de literaturasnacionales, cada una de las cuales obedece a un principio evolutivoinmanente o, a lo mis, a impulsos de indole estrictamente local 29. Parasuperar este esquema ideol6gico es necesario considerar que en la medidaen que los hechos econ6micos, sociales y politicos van unificando lacondici6n hist6rica, se internacionalizan tambien sus manifestacionessuperestructurales y la literatura, que es una de ellas, funciona tambiencomo fen6meno supranacional.

Ya el surgimiento mismo de la literatura vanguardista en HispanoAmerica se nos presenta como una floraci6n m6ltiple, puesto que aparecenbrotes casi simultAneos en la mayoria de las ciudades importantes sin queexista un n6cleo irradiador preciso o una concertaci6n programAtica.Tendrd que ser tarea y responsabilidad de la critica el poner en relaci6n yorganizar el sentido de esta presencia multiplicada que hasta ahora ha sidomas bien vista, como fen6meno marginal, en un registro atomizado. Eldilucidar el concierto implicito que surge de esta proliferaci6n crea unaperspectiva que permite el estudio de los brotes aislados ya no como "islas"

28 Piensase, a titulo de ejemplo, en los casos de Hugo Mayo en Ecuador, Jose AntonioRamos Sucre en Venezuela, Parra del Riego en Peru-Uruguay, Luis Vidales en Colombia,Juan Emar en Chile, etc.

29 Escapan en cierta medida a esta limitaci6n algunas de las historias que se basan en elcriterio generacional, como el Esquema generacional de las letras hispanoamericans de JoseJuan Arrom (Bogota: Instituto Caro y Cuervo, 1963) y la Historia de la novelahispanoamericana de Cedomil Goi6 (Valparaiso: Ediciones Universitarias de Valparaiso,1972). Sin embargo la pretendida soluci6n se busca a traves de otro esquematismo ideol6gico,ya que lo que se organiza no es la producci6n literaria sino a log autores, con lo cual semediatiza y se distorsiona el objeto, incurriendose en una deformaci6n historiografica quebajo apariencia de novedad reintroduce los viejos vicios del positivismo que se pretendesuperar.

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sino como parte de un verdadero "archipielago" continental, comohabitantes de un espacio propio y supranacional en el que entran enrelaci6n, dialogan y se jerarquizan.

En los hechos, los mismos escritores de la vanguardia sentian suquehacer funcionando en un espacio distinto al nacional, ya que si bien aese nivel eran expresi6n de un proyecto minoritario no lo eran tanto enfunci6n de un impulso continental del que se sentian participes. En ultimotermino, conscientes o no de esta dimensi6n, a traves de revistas y otraspublicaciones mantuvieron un didlgo de afinidades que los enlaza comoproyecto por sobre las fronteras.

El examen de algunas de las revistas de la vanguardia es revelador de esaconsanguineidad continental -y universal- en la que se reconocian susintegrantes. Y si se piensa que la antologia mas importante del inicio de lapoesia vanguardista, el Indice de la nueva poesia americana (1926, espreparada por el argentino Jorge Luis Borges, el peruano Alberto Hidalgoy el chileno Vicente Huidobro 30, tendremos alguna idea del sentido queadquiria este espiritu. Por otra parte, el modo en que era enfrentado esteproblema puede ser ilustrado por uno de los comentarios a esta antologiaque se publica en Hangar, No 2:

por primera vez en un libro desde la civilizaci6n del hombre americano se citatodo el pensamiento del continente -destruyendo los limites creados por lafauna zool6gica que infect6 el orbe cuyo olor a cadaverina se siente enlugones - chocano - valencia - jaimes freire -etc- -etc- -etc- -etc- -etc- -etc--etc- -etc- -etc- -etc- -etc- aqui en america todos somos americanos - lanecedad de fronteras - un mito - no es cierto imb6ciles patrioteros?31

En general, las publicaciones dentro de la 6rbita de la vanguardia enHispano America, especialmente en su primera 6poca tuvieron un marcadocardcter supranacional, no s6lo porque la composici6n de sus impulsores ycolaboradores revela esta alimentaci6n continental de sus pAginas sinotambibn por la indole de su proyecto e inquietudes 32. Ejemplos paradigmi-ticos de esta orientaci6n pueden considerarse las dos mas trascendentes

30 Indice de la nueva poesia americana Prblogos de J.L. Borges, Vicente Huidobro y AlbertoHidalgo. (Buenos Aires: Sociedad de Publicaciones El Inca, 1926).31 Hangar (ex-trampolin -arte supra-cosmopolita), No 2, Surambrica (2a. quincena deoctubre, 1926). Se trata de una publicaci6n que dirigieron Serafin Delmar y Magda Portal, yque tiene la particularidad de cambiar de nombre en cada n6mero. Los cuatro que al parecerson los 6nicos que salieron son los siguientes: trampolin (revista supra- cosmopolita), hangar(ex-trampolin -arte supra-cosmopolita), rascacielos (ex-hangar - revista de arte internacio-nal), timonel (ex-rascacielos). Las fechas correspondientes son octubre de 1926, 2a. quincenade octubre de 1926, noviembre de 1926 y marzo de 1927.32 "MARTIN FIERRO cree en la importancia del aporte intelectual de America", selala elManifiesto que redactara Oliverio Girondo para este grupo vanguardista argentino (MartinFierro, I, 4 (15 de mayo de 1924).

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publicaciones peri6dicas de fines de ese decenio, la Revista de Avance(Cuba, 1927-1930 y Amauta (Peru, 1926-1930), editados en los extremosgeograficos del continente.

Un examen, por somero que fuera, de la diversidad de manifestacionesde esta literatura de vanguardia, de este "arte nuevo" 33, nos permitiriaestablecer una gran correspondencia y una profunda consanguineidadestetica entre escritores de las mas diversas latitudes del continente. Esto esparticularmente liamativo en la etapa inicial, el momento mas polemico yagresivo del vanguardismo, que alcanza hasta el final de los afios 20. Estaconsanguineidad hace que no s6lo se reaccione contra los mismos valoressino que se haga casi en los mismos terminos. No es extraio que, porejemplo, en un articulo de 1924 Maridtegui critique el "pasadismo" de laliteratura peruana de la 6poca 34 y que Jacinto Fombona Pachano califiqueal Modernismo de "pasatismo" 35; el termino fue impuesto por losFuturistas italianos a partir del Manifiesto de 1910 de Marinetti "ControVenezia passatista"36. Pero si parece extrafio y Ilama la atenci6n un

33 Es importante insistir en la retiscencia de la mayor parte de los escritores y renovadores deeste periodo para denominar su quehacer como "vanguardista", por lo menos antes de 1930.Hay algunas excepciones - como la revista Motocicleta de Hugo Mayo en Ecuador, que"aparece cada 360 horas" y se subtitula "Indice de poesia vanguardista"-, pero la mayoriaprefiere referirse al "arte nuevo" (Revista de Avance) o a la "nueva sensibilidad" (los"martifierristas") o declararse ilamados a "reivindicar el verdadero concepto del arte nuevo"(Revista Valvula, en Venezuela). Tambien, por cierto, en esos afios se fundan e inauguranismos, lo que es, en cierto modo, otra manera de acentuar una b6squeda de fisonomia propiadentro de las tendencias conocidas del vanguardismo. De estos ismos el nico que alcanzadimensiones hist6ricamente considerables es el Creacionismo de Vicente Huidobro; pero haymuchos mis, dificiles de pesquisar actualmente, ya que si bien algunos tienen importancia enel Ambito nacional, como el "Estridentismo" en Mexico, otros son efimeros brotes, como elpintoresco "Runrunismo" en Chile, o el bipersolnal "Diepalsimo" (de Jose de Diego Padr6 yLuis Pales Matos) en Puerto Rico, o el "Simplismo" de Alberto Hidago; etc.

34 En su articulo "Pasadismo y futurismo", publicado en Mundial de Lima (31 de octubre de1924).35 En el articulo "Algunas criticas", publicado en Elite, I, 12, Caracas (5 de diciembre de1925).36 Vease "Contro Venezia passatista", en la recopilaci6n de Luciano de Maria Marinetti e iiFuturismo (Arnoldo Mondadori Editore, 1973), p. 26 y ss. Otra expresi6n que tambienpusieron en circulaci6n los Futuristas y que fue acogida por los vanguardistas hispanoameri-canos fue la de "nueva sensibilidad". En su manifiesto del 11 de mayo de 1913, Marinettihabla de la sensibilidad futurista que "si fonda sul completo rinnovamento della sensibilityumana avvenuto per effetto delle grandi scoperte scientifiche", y luego en 17 puntos desarrolla"alcuni degli elementi della nuova sensibility futurista". Entre los abundantes errores de laobra de Guillermo de Torre sobre las vanguardias uno de ellos es atribuir a Ortega y Gasset lapaternidad de dicha expresi6n: "la expresi6n (...) nueva sensibilidad pertenece a Ortega yGasset; fue tema o punto de partida de una de sus conferencias en Buenos Aires (1916) ysirvi6 luego para designar el nuevo estado de espiritu con mas frecuencia que los apelativosvanguardismo o ultraismo" (Historia de la literatura de vanguardia, ed. cit., p. 584). Sobre elconcepto de "nueva sensibilidad" en el Futurismo puede verse el trabajo de ChristaBaumgarth: Geschichte des Futurismus (Reinbeck/ Hamburg: Rowohlt, 1966), esp. p. 130 y ss.

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ejemplo que nos muestra una reacci6n en los mismos terminos en treslugares diferentes, lo que hace pensar en una critica similar generalizada.En el "Manifiesto de Martin Fierro" se declara que "MARTIN FIERRO sabeque 'todo es nuevo bajo el sol' si todo se mira con unas pupilas actuales yse expresa con un acento contempordneo" 3 7. Este "todo es nuevo bajo elsol" de los vanguardistas argentinos responde a la misma objeci6n queenfrentan los renovadores en La Habana: "Contra la pretensi6n de losj6venes que clamamos por un arte nuevo, se opondrd siempre, con ademdnpoderosamente esceptico y peligrosa fuerza de simpatia, la vieja convicci6nde que nihil novum sub sole. LC6mo contestarla?" 38 . Y en esos mismosterminos se expresan en la Caracas de 1928 los j6venes que inauguran laprimera revista vanguardista, vilvula, donde se lee:

Sabemos que la rancia tradici6n ha de cerrar contra nosotros, y para el casoya esgrime una de esas palabras suyas tan pegajosas: Nihil novum sub sole.Como luchadores honrados nos gusta conceder ventaja al enemigo;aceptemos a priori que no haya nada nuevo, en el sentido escoldstico delvocablo, pero en cambio, y quien se atreverd a negarlo, hay mucha cosavirgen que la luz del sol no ha alumbrado ain. iQueda en pie la posibilidaddel hallazgo! 39.

Sin que sea necesario abundar en ejemplos, creemos que hay unaindudable comunidad de actitud y de espiritu que enhebra el conjunto delas manifestaciones particulares de la vanguardia en Hispanoambrica y leda una cierta fisonomia unitaria y diferenciada. Por eso mismo, lacaracterizaci6n y comprensi6n de cada una de sus realizaciones hacenecesario que se tome en cuenta el conjunto al que se integran, ya que estasobras se situan mas significativamente dentro de un espacio literariosupranacional que en el sistema literario dominante en cada uno de lospaises en que surgen en esos aios.

Parece importante agregar una tercera y iltima observaci6n sobre losproblemas de tipo te6rico-metodol6gico que han entrabado y dificultadouna caracterizaci6n mas objetiva del Vanguardismo literario en elcontinente. Se trata de un lastre ideol6gico que es tanto mas deformantecuanto que casi todos explicitamente lo dan por superado. Nos referimos ala divisi6n de la literatura en "generos"40

37 Loc. cit. supra, nota 32.38 Jorge Mafiach: "Vanguardismo. I", Revista de Avance. I, 1 (1927).

39 "Somos" (editorial de) valvula, I, 1 (enero de 1928). No parece excesivo recordar aqui el"Arte poetica" de Huidobro (de El espejo de agua, 1916): "S61o para nosotros / viven todaslas cosas bajo el sol".

40 La originaria distinci6n que se hacia en la poesia en la Grecia antigua erafundamentalmente objetiva y funcional, ya que partia de los modos como se entregaba alreceptor. La poesia hablada o recitada era la epica, la poesia cantada o musicada era la milica

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En el caso concreto del periodo a que nos referimos, la historiografiatradicional, aquejada como se halla por esta taxonomia heredada, dividepara su estudio a la literatura en poesia (poesia lirica), narrativa (novela,cuento) y teatro (literatura dramdtica). Pero en verdad ni siquiera se quedaen esto, que ya es una deformaci6n, sino que termina por clasificar no a laproduccidn literaria sino a los autores en generos. Con esto se produce unadoble distorsi6n, ya que al encasillar a cada autor en un genero (poeta,narrador o dramaturgo), ademis de aplicarse un criterio deductivoextrapolado de otras realidades culturales, se termina por no considerar desu obra sino aquello que corresponde al casillero en que se le encierra,relegdndose a un segundo a tercer piano el resto de producci6n.

A partir de esta deformaci6n metodol6gica se produce una mis gravedeformaci6n de la imagen de conjunto de producci6n literaria. Sobre todopara el periodo a que nos referimos, los ejemplos son abundantes y gravesen sus consecuencias hist6rico-literarias. Cesar Vallejo, v. gr., ha sidoencasillado en la poesia lirica; por consecuencia, su obra narrativa 41 o noes tomada en cuenta o apenas si se la menciona subsidiariamente; y nisiquiera ha habido interes en examinar su producci6n dramAticadispersa 42 . Por otra parte, como se le considera exclusivamente poeta (esdecir, poeta lirico) y no cuentista o novelista, en los capituloscorrespondientes dedicados a la narrativa de la 6poca tampoco se le tomaen cuenta.

o lirica, y la poesia representada era la dramdtica. Los cambios que hist6ricamente se fueronintroduciendo en los medios materiales de producci6n de obras literarias han alterado elfundamento de dicha distinci6n. El peso de una tradici6n hace sin embargo que actualmentese distinga entre poesia (lirica), novela/cuento (6pica o narrativa) y teatro (dramatica), sin quese pare mientes en que estas categorias obedecen ahora a criterios que habria que formalizaradecuadamente, y que por otra parte, no dejan de ser categorias abstractas, cuyasmanifestaciones concretas no siempre son posibles de un deslinde riguroso. Para el casoespecifico de la literatura hispanoamericana, la aplicaci6n mechnica de estas distincionesconlleva otros problemas que no pretendemos examinar aqui, pero que perturban seriamentelos estudios, Nada mAs como ejemplo, pi6nsese en el modo como podria resolverse a partir deestos tres "g6neros" casos como el de Los sirgueros de la Virgen de Bram6n, o Los infortuniosde Alonso Ramirez de Sigiienza y G6ngora; y mds pr6ximamente obras como las Memoriasde un venezolano de la decadencia de Jose Rafael Pocaterra o Confieso que he vivido dePablo Neruda.

41 Piensese en Escalas melografiadas (Lima: Talleres Grlficos de la Penitenciaria, 1923) o enFabla salvaje (la. ed. en La Novela Peruana, AfLo I, No, 9 Lima, 1923) o en El tungsteno

(Madrid: Editores Cenit, 1931).

42 La producci6n dramitica de Vallejo ha permanecido prdcticamente inedita. Sin embargo

Luis Mongui6 en la Bibliografia de su Cesar Vallejo, vida y obra (Lima: Editora Per6 Nuevo,

1952) menciona por lo menos 5 piezas dramiticas in6ditas . En 1938, la revista Commune de

Paris (VI, 60, 1938, pp. 1438-1441) publica una traducci6n parcial de Piedra cansada (comoPierre de soleil, tr. de Louis Parrot); en 1956 la revista Letras (Nos. 56-57, Lima, p. 5-18)

publica Colacho hermanos, tambien parcialmente, Recientemente se edit6 en Lima un

volumen con la obra dramtica que no he podido consultar al escribir estas notas.

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Otro tanto es lo que sucede con Vicente Huidobro. Si se examina la6iltima edici6n de sus Obras Completas (1976), de aproximadamente 1600pdginas de textos literarios poco mis de 600 corresponden a su obra liricaen sentido estricto, y la mayor parte, excluyendo texto criticos yprogramiticos, es narrativa y dramitica, hasta donde puedan seguirutilizdndose eldsticamente estas dominaciones. Este ejemplo, aun en sugrosera dimensi6n cuantitativa, deberia lamar la atenci6n sobre eldescuido deformante en que se mantiene -sobre todo para la caracteriza-ci6n del Vanguardismo literario hispanoamericano- una parte fundamen-tal de la obra de uno de los escritores de mayor influencia en las letras de la6poca.

Como hasta ahora la historiografia tradicional, al referirse a lastendencias de vanguardia en nuestra literatura, ha tomado casi exclusiva-mente en cuenta la producci6n lirica, no es extraio que se observen fallasnotables en la apreciaci6n real de su fisonomia hist6rica.

Por eso, la necesidad de superar esta limitaci6n de enfoque debe Ilevarnecesariamente a una superaci6n tanto de la taxonomia heredada de los"generos" como de la historia literaria ordenada por autores4 3. Estopermitiria incluso en nuestro caso ajustarse mas al espiritu mismo queimpulsaban las vanguardias, que era de b6squeda creadora rompiendomoldes y casillas. S61o asi, ademis, dejarin de incomodar textos comoEscalas melografiadas (1923) de Cesar Vallejo, Pais blanco y negro (1929)de Rosamel del Valle, "E utreja" (1927) de Arturo Uslar Pietri, "Unahistoria extrafiamente sentimental" (1925) de Jorge Zalamea, Mio CidCampeador (1929) de Vicente Huidobro, las "novelas" de MacedonioFernandez, los "poemas" de Jose Antonio Ramos Sucre, etc., para s6lomencionar algunos casos de los aios 20.

Un intento objetivo de establecer el caricter, aporte y significaci6n delVanguardismo literario de la primera postguerra no puede -no debe-,por otra parte, dejar de estudiar y valorar en esa dimensi6n obras como Elhabitante y su esperanza (1926) de Pablo Neruda, El Cafi de Nadie (1926)de Arqueles Vela, Sebastian Guenard (1925) de Isaac de Diego Padr6,Escritura de Raimundo Contreras (1929, circula en el 44) de Pablo deRokha, Margarita de niebla (1927) de Jaime Torres Bodet, La casa decarton (1928) de Martin Addn, Novela como nube (1928) de GilbertoOwen, Dama de Corazones (1928) de Xavier Villaurrutia, etc.

43 Quienes vean como peligrosamente marxista o sociblogica esta proposici6n, puedentranquilizarse recordando que lo primero fue planteado ya por Benedeto Croce, y que losegundo era sostenido por Paul Valery en su Curso de 1937, donde llega a pensar que "unahistoria profundizada de la literatura (...) podria Ilegar a ser hecha sin que ni siquiera elnombre de un escritor fuera mencionado" (Cit. por ed. en castellano: Introduccin a lapohtica, Buenos Aires: Rodolfo Alonso Editor, 1975, p. 10).

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A esta enumeraci6n dispersa -referida exclusivamente a los afios 20-habria que afiadir tambien la obra de escritores cuya producci6n total oparcial se alimenta de este mismo impulso renovador y antirret6rico delVanguardismo, como Pablo Palacio (Ecuador, 1906-1947), Julio Garmen-dia (Venezuela, 1898-1977), Juan Emar (Chile, 1893-1964), EduardoZalamea Borda (Colombia, 1907-1963), Enrique Bernardo Nunez (Vene-zuela, 1895-1964), etc.

Considerando un escueto y desprolijo muestreo como el anterior, eslegitimo sospechar que un examen mas detenido de la producci6n literariareal de la vanguardia no puede reducirse a la poesia lirica, y que el criteriomismo de organizar la literatura por generos no contribuye a unacomprensi6n adecuada del periodo. Por eso mismo, superar las limitacio-nes con que ha trabajado la historiografia vigente ha de significarnecesariamente no s6lo la posibilidad de tener una dimensi6n mas plenadel Vanguardismo hispanoamericano, sino tambien el poder valorar en uncontexto mas adecuado una serie de obras que ain siguen figurando-cuando figuran- como apendices de excepci6n o casos singulares en laliteratura de esos aios.

Como puede desprenderse del somero examen que hemos tratado derealizar sobre las condiciones y el caricter de la producci6n vanguardistade la primera postguerra, nos enfrentamos a un aspecto extraordinaria-mente rico y descuidado de nuestra historia literaria. Aunque se han hechoalgunos valiosos aportes sobre ciertos puntos especificos y sobre algunasobras y grupos literarios, las necesidades de una mas adecuada valoraci6nde los inicios de nuestra literatura contempordnea hacen cada vez masimperioso el emprender un examen de conjunto de este primer periodo delVanguardismo hispanoamericano.

El descuido en que se ha mantenido y el superficial tratamiento que hatenido en nuestra historiografia, sin embargo -y esta es otra conclusi6nque deberia desprenderse del examen realizado-, no pueden atribuirselivianamente a desconocimiento o a falta de capacidad por parte de criticose historiadores. Las fallas y debilidades que pueden apreciarse en el estudiode estas manifestaciones obedecen mas bien a las limitaciones de laideologia historiografica dominante que a deficiencias personales de sususuarios. Por eso, una revisi6n de las caracteristicas y las significaci6n delVanguardismo hace necesario que se superen al mismo tiempo algunas delas limitaciones mais evidentes que plantea la historiografia literaria actual.

El dejar de considerarlo como un simple epifen6meno de las vanguardiaseuropeas para tratar de comprenderlo como respuesta a condicioneshist6ricas concretas, el superar el enfoque atomista de la literatura por

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paises para visualizar su espacio continental, y el dejar de reducirlo a susexpresiones en la poesia lirica para incorporar la totalidad de susmanifestaciones son s6lo algunas de las tareas de superaci6n de un enfoquelimitante que se hacen hoy dia necesarias para una adecuada caracteriza-ci6n del Vanguardismo hispanoamericano.

Desde la perspectiva que proponemos, las tendencias de la vanguardia enHispanoambrica deben ser comprendidas dentro de un proceso mss ampliode renovaci6n que se generaliza a partir del termino de la Primera GuerraMundial en el continente. El Vanguardismo pasa a ser entendide asi comoun aspecto de la renovaci6n postmodernista. Pero este mismo proceso derenovaci6n que comprende al Vanguardismo, debe a su vez sercomprendido dentro de un proceso de cuestionamiento critico mis general,que se relaciona tanto con la crisis por la que se atraviesa en ese momentocomo con el ascenso de nuevos sectores sociales que buscan incorporarsecriticamente a la vida econ6mica, politica y cultural del continente.

Este marco general en que se inserta el florecimiento de las tendenciasvanguardistas se prolonga aproximadamente en las mismas condicioneshasta 1930, que es el momento en que repercute con toda su fuerza enAmerica Latina la crisis econ6mica mundial de 1929. Las condicionesgenerales cambian y el desarrollo de las tendencias vanguardistas sufretambikn un cambio, que es lo que permite reconocer un segundo momentoo periodo que se prolonga hasta los inicios del 40 o el comienzo de laSegunda Guerra. Por eso mismo, el estudio del segundo periodo dentro dela evoluci6n del Vanguardismo hispanoamericano amerita un andlisis encapitulo separado que permita tambien comprenderlo dentro de las nuevascondiciones hist6ricas en que se desarrola.

Centro de Estudios Latinoamericanos "R6mulo Gallegos"Caracas, 1980

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