Participación y Jóvenes 3

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  • 7/23/2019 Participacin y Jvenes 3

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    ltima Dcada

    ISSN: 0717-4691

    [email protected]

    Centro de Estudios Sociales

    Chile

    Bstos Pizarro, Patricio

    Jvenes: Reflexiones en torno al tema de la participacin y la poltica

    ltima Dcada, nm. 7, 1997, p. 0Centro de Estudios Sociales

    Valparaso, Chile

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=19500707

    Cmo citar el artculo

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    http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=19500707http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=19500707http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=195&numero=1217http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=19500707http://www.redalyc.org/revista.oa?id=195http://www.redalyc.org/http://www.redalyc.org/revista.oa?id=195http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=19500707http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=195&numero=1217http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=19500707http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=19500707http://www.redalyc.org/revista.oa?id=195
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    JVENES: REFLEXIONES EN TORNO AL TEMA

    DE LA PARTICIPACIN Y LA POLTICA

    PATRICIO BUSTOS PIZARRO

    El hombre es el animal que pregunta. El da en que verdaderamente sepamos preguntar, habr dilogPor ahora las preguntas nos alejan vertiginosamente de las respuestas.

    Julio Cortzar,Rayue

    I.- PRESENTACIN

    EN LOS LTIMOS SEIS AOS, y previo a la realizacin de las contiendas electorales desarrolladas en esperodo en nuestro pas, ha sido comn escuchar la interpelacin directa o encubierta de autoridadegubernamentales, de partidos polticos y de algunas personalidades sociales a los jvenes por edesintersque han mostrado por inscribirse en los registros electorales y por participar de los procesoeleccionarios.

    De hecho, hace pocos das el Ministerio del Interior y el Servicio Electoral lanzaron una campaque busca promover en los jvenes la inscripcin en los registros electorales y su posterior participacien las elecciones parlamentarias de fin de ao. Una cifra no despreciable de recursos se ha destinado parlograr tales propsitos.

    De la cantidad de recursos destinados a la iniciativa gubernamental se puede dimensionar egrado de preocupacin que sobre el particular existe en el gobierno y el significado que ste le asigna a lparticipacin de los jvenes en las contiendas electorales? El milln de jvenes en edad de inscribirse elos registros electorales y de ejercer su derecho a votar y que an no lo ha hecho puede ayudarnos responder esta interrogante.

    Segn las autoridades, desde 1988 a 1996 se ha observado una tendencia cada vez ms marcad

    de creciente desinters en los jvenes por inscribirse en los registros electorales. En 1988 el porcentaje djvenes de entre 18 y 24 aos inscritos representaba el 20% del total, mientras que en la actualidad estporcentaje representa slo el 9%.1 Junto con apreciar que progresivamente ha venido disminuyendo eporcentaje de jvenes inscritos a pesar de las campaas que se han realizado y de la efervescenciaque laelecciones tienden a producir en la comunidad, tambin se puede constatar que el padrn electoral indicuna progresiva tendencia a su envejecimiento.

    Si cada vez son menos los jvenes que se inscriben en los registros electorales y adems somenos los que votan, dado que tambin se ha detectado que un porcentaje no menor de los inscritojustifican ante las autoridades competentes su imposibilidad para asistir a sufragar, entonces, qusuceder con la fuente y/o mecanismo que le otorga legitimidad al sistema poltico, a las autoridades y las decisiones que stas tomen a futuro?

    En otras palabras, una sociedad en permanente cambio y enfrentada a mltiples desafos en ecampo internacional, en el econmico, en el tecnolgico, en el poltico, en el medio ambiental, en eeducativo, en el cultural y en el social, como la nuestra, no puede entregar la responsabilidad de sudecisiones exclusivamente a las generaciones ms adultas. Necesariamente se requiere de la participacide las nuevas generaciones, pues son stas las que contribuyen a darle la dinamicidad, la creatividad y loniveles de conflictividadque toda sociedad requiere para su normal desarrollo, de no ocurrir as, entonceestaremos asistiendo al anquilosamiento paulatino de su accionar frente a los desafos futuros generando crecientes y complejos segmentos de ciudadanos polticamente no integrados y socio

    * Profesor de Estado en Filosofa, Magister (c) en Ciencia Poltica, Pontificia Universidad Catlica de Santiag

    Actualmente se desempea como Jefe de Gabinete del Director del Instituto Nacional de la Juventud.1 Ver DiarioLa Segundadel da jueves 14 de mayo en el que se seala que si el milln de jvenes votara decidiran l

    eleccin parlamentaria de diciembre.

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    culturalmente eventuales y/o potenciales constructores de un concepto de comunidad y de pas basado e

    lgicas que acenten el individualismo.Es posible sostener que la actual tendencia de los jvenes a no inscribirse en los registro

    electorales, a no participar de los procesos eleccionarios y de la actividad poltica partidaria, no es lcausa del desprestigio o de la falta de inters que afecta a la actividad poltica, sino ms bien resulta seuna consecuencia derivada de una actividad que no se ha adecuado a las transformaciones ocurridas en lcultura cvica del pas, que ha privilegiado la poltica superestructural de la institucionalidad autoritariaque no reconoce ni incorpora en rigor la existencia de una realidad juvenil diversa y que no concibe a lojvenes en tanto sujetos de derechos, constructores de su propia identidad y que constituyen formas dagrupamiento distintas y ms dctiles,2del tipo temticas ms que polticas.

    Este desencuentro o relacin de distancia entre los jvenes y los partidos, su dirigencia y sactividad poltica, constituye en nuestro pas un fenmeno sociopoltico nuevo que se expresa de diversaformas y que tiene mltiples causas, tanto estructurales como sociolgicas, culturales y psicolgicaIncluso, es posible afirmar que tal vez nunca antes en la historia poltica de Chile de los ltimos cuarentaos se haba producido un nivel de distanciamiento tal entre clase poltica y jvenes, que llegara al puntde provocar la interpelacin de las autoridades polticas del pas a los jvenes para inscribirse en loregistros electorales y participar luego del proceso eleccionario.

    Si bien podemos observar los esfuerzos que se han realizado por acercar a los jvenes a lomecanismos clsicos de participacin poltica, por otro lado, tambin podemos observar cmo la propiclase poltica se desliga de su responsabilidad ante este fenmeno y la exterioriza y la trasladarbitrariamente a los jvenes, calificndolos de apticos y de desinteresados en la poltica y en loasuntos pblicos. Esta actitud ejercida por la clase poltica no hace ms que instalar en el sentido comde las personas una nueva forma de estigmatizacin hacia los jvenes, la estigmatizacin poltica. Eotras palabras, si el joven no se integra polticamente a la sociedad y participa de sus procesos, entoncese presume que es contrario a sta y que eventualmente puede transformarse en un elemento que podrllegar hasta subvertir el orden establecido. Esta visin por cierto parcial de la realidad pone e

    evidencia los niveles de desencuentro de los que hablbamos, y al mismo tiempo muestra la oposicientre las dos imgenes que tiene Chile de su juventud: instrumento de la modernizacin, o elementmarginal y hasta peligroso.3

    Frente a esta mirada dual e injusta acerca de los jvenes y la poltica; injusta tanto para lojvenes como para la propia actividad poltica, este artculo aspira a abrir un dilogo que haga fluir reflexin en torno a formular preguntas acerca de las causas que han provocado el surgimiento defenmeno de distanciamiento entre los jvenes y la poltica, para luego intentar atisbar algunas posiblesoluciones.

    Por qu ha de ser relevante preguntarse por las causas que han provocado el distanciamiento entrlos jvenes y la poltica. La obviedad nos lleva a responder en dos direcciones no excluyentes. Por ulado, para que los partidos puedan recomponer sus relaciones con el mundo social y as aumentar sumbitos de influencia en la sociedad. Por otro, para que los jvenes puedan con sus preferenciaintroducir en el discurso de stos nuevos temas, nuevas dinmicas y nuevas formas de concebir y de hacela poltica. Siendo ambas respuestas vlidas, nuestro inters mayor se centra en aquel tipo de democracque queremos para el pas y en las formas y alcances de las relaciones que sta sea capaz de generar entrla sociedad civil, los partidos polticos y el Estado.

    En este contexto, resulta tambin relevante preguntar por los agentes tradicionales dsocializacin poltica y por las dimensiones del cambios que stos han experimentado, por lo

    2 As lo ha demostrado un estudio realizado por el Instituto Nacional de la Juventud, los jvenes muestran otr

    motivaciones e intereses para organizarse o agruparse. Este estudio est en proceso de edicin.3 Alain Touraine utiliza esta expresin para referirse a la imagen que una sociedad puede tener de s mism

    Particularmente lo hace respecto de la sociedad chilena y la imagen que sta se ha formado de sus jvenes en un perodde tiempo relativamente corto. Ver Revista Iberoamericana de JuventudN1, de julio de 1996. Artculo Juventud democracia.

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    mecanismos de participacin poltica de la ciudadana y su influencia real en los procesos de toma d

    decisiones, como asimismo, por los cambios estructurales y socioculturales que nuestra sociedad hsufrido.

    II.- LA DIFCIL RELACIN ENTRE JVENES Y POLTICA

    Sostenamos ms arriba que el distanciamiento entre los jvenes y la actividad poltica constituyun fenmeno sociocultural nuevo en nuestro pas. Sin embrago, ste no se manifiesta de manera privativen el mundo juvenil y con justicia habra que sealar que tal fenmeno cruza transversalmente al conjuntde nuestra sociedad. Tanto jvenes como adultos no se sienten seducidos por la poltica, con la nicdiferencia que los primeros lo expresan en el rechazo a participar de sta a travs de la no inscripcin elos registros electorales y en la no incorporacin a las orgnicas polticas.

    En nuestro pas las formas en que la ciudadana se relacionaba y vinculaba con el sistema polticse ha transformado significativamente en los ltimos veinticinco aos. En parte a esta transformacin sdebe el que hoy en da la poltica no constituya para las personas, independiente de su edad y de scondicin socioeconmica, un instrumento que facilita la integracin social, y de algn modo, dmovilidad y ascenso social.

    Los cambios estructurales realizados durante el gobierno de los militares a nuestrinstitucionalidad; la transformacin del rol del Estado chileno de benefactor-empresarial a subsidiariocurrida en igual perodo; las campaas permanentes de desprestigio ejercida en contra de los partidos, dlos polticos y de la poltica como actividad social; las transformaciones ocurridas en el mbito social partir de las influencias y de las consecuencias derivadas del modelo de desarrollo econmicimplementado, denominado tambin de Economa Social de Mercado, entre otros factores, modificaroparcialmente lamatriz sociopoltica4que caracteriz por dcadas a la sociedad chilena.

    Efectivamente, entre Estado, estructura poltico-partidaria y sociedad civil se haba configuraduna relacin de imbricacin que facilitaba la participacin y la integracin cada vez mayor de la

    personas al desarrollo de la sociedad. Junto con facilitar el desarrollo esta matriz generaba en los actoredinmicas de competencia y de demandas que se dirigan bsicamente hacia la estructura poltica dEstado, en donde encontraban acogida en forma de respuestas y de las cuales se desprendan nuevadinmicas. La poltica era la actividad que permita que la matriz sociopoltica se desarrollara y qutuviera la capacidad de absorber y resolver las tensiones que de vez en cuando se producan, pero que nsignificaban necesariamente el rompimiento de sta. Slo con el gobierno de facto de los militares sprodujo la modificacin parcial de la relacin de imbricacin.

    La actividad poltica en gran medida defina la conducta, las actitudes y el comportamiento de lapersonas en la sociedad. Esta constatacin resulta fundamental como para entender las actualetendencias de distanciamiento de las personas respecto de la poltica. En su sentido ms clsico, sta dmanera natural era concebida y percibida como una actividad social, al igual que otras, pero que ayudaba fundamentar la forma en que cada individuo se instalaba y se relacionaba con la realidad. Ms all dlos lmites de la actividad poltica partidaria en escasas oportunidades surgieron con cierto grado de xity de perdurabilidad en el tiempo expresiones socioculturales que pudiesen reemplazar la funcin dsocializacin y de integracin que sta cumpla.

    La actividad poltica, en la prctica, constitua el centro de gravitacin de la vida nacional. Lotemas de la vida cotidiana y los de la vida nacional eran mirados y analizados bajo los prismas de ladistintas corrientes filosfico-polticas de carcter globalizantes que competan por acceder al poder. Eeste contexto, los jvenes mantenan una relacin de familiaridad y cotidianeidad con la activida

    4 Manuel Antonio Garretn en numerosos documentos de trabajo y textos utiliza este concepto para hacer referencia a

    forma de articulacin que surgi en Chile y en Amrica Latina entre el Estado, el sistema poltico y la sociedad civil.

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    poltica, y desde su perspectiva, contribuan a generar las imgenes y los sentidos sobre la acci

    colectiva de la sociedad y las imgenes, estilos y lenguajes de la accin poltica.5Era frecuente encontrar a jvenes militantes de partidos dirigiendo las mximas estructuras de la

    organizaciones especialmente estudiantes, tanto del mbito secundario como en el universitario. Sudemandas y movilizaciones concitaban la atencin y el inters de importantes sectores de la sociedad. Lopartidos polticos contaban con estructuras juveniles de amplia convocatoria, insercin y presencia sociaa lo largo del pas. En otras palabras, podemos afirmar que en las estructuras organizativas juveniles dcarcter social principalmente comenzaban a fraguarse los futuros dirigentes polticos del pas.

    La familia, entendida como espacio de socializacin, constitua un elemento clave en el procesde aproximacin y relacin de los jvenes con la poltica. Era comn hallar padres que transmitieran a suhijos sus preferencias polticas y partidarias. La familia actuaba como un espacio que facilitaba discusin, la conversacin, el dilogo, el encuentro y la construccin de nuevas formas de convivencia de hacer comunidad; lo cual era concordante con el lugar que sta ocupaba en la sociedad y con lrelevancia e influencia de la poltica en el desarrollo del pas.

    Hoy en da se puede apreciar, en la opinin de especialistas y estudiosos de los procesos socialesque existe una visin casi generalizada de que el escenario nacional ha sufrido importantetransformaciones y que la poltica ya no ejerce la misma influencia ni ocupa el status de privilegio depasado. Los espacios de socializacin poltica tradicionales tambin han cambiado. Al interior de sociedad chilena la actividad poltica, como eje articulador y dinamizador de las relaciones sociales, se hdesplazado hacia otros mbitos que no obedecen necesariamente a proyectos colectivos predefinidos nresponden a los intereses y preocupaciones de las personas. Tal vez la caracterstica central de estdesplazamiento ha sido la despolitizacin progresiva que se observa en la sociedad chilenadespolitizacin que no se refiere estrictamente a un rechazo explcito a ejercer el derecho a voto por partde los inscritos, ms bien refiere a la escasa visibilidad de procesos orientados hacia la construccin dimgenes y sentidos respecto de la accin colectiva de una sociedad.

    Este cambio ha generado significativas modificaciones en la cultura poltica y en los agente

    tradicionales de socializacin poltica de nuestro pas, cuyas consecuencias an no se pueden dimensionadel todo, pero que innegablemente han afectado el modo y el tipo de relacin que se daba entre lojvenes y la poltica. Incluso, y desde una perspectiva sociolgica, anteriormente la identidad juvenil sconfiguraba desde un mundo adulto que tenda a la heterogeneidad con un marcado sesgo de carctepoltico, en cambio hoy en da, la identidad juvenil preferentemente pugna por conformarse a partir de ldiversidad y principalmente desde los propios jvenes y sus particulares formas de relacionarse con lrealidad. Podemos sostener que en nuestra sociedad actualmente conviven dos perspectivas respecto dcmo concebir al joven y acerca de la forma en que ste construye identidad juvenil. Una posiblexplicacin como para entender, desde una mirada poltica, la oposicin que existe entre las dos imgeneque tiene Chile de su juventud, como sostiene Touraine.

    III.- LA EVIDENCIA DE LOS DATOS

    Utilizaremos cuatro indicadores para dimensionar con cierta objetividad los alcances dedistanciamiento producido entre los jvenes y la poltica.

    1.- Jvenes inscritos en los registros electorales y jvenes afiliados a los partidos polticos

    Como sealramos ms arriba, la no inscripcin de los jvenes en los registros electorales es untendencia que se evidencia desde el ao 1988. Efectivamente, y a partir de informacin proporcionada poel Servicio Electoral, para el plebiscito de 1988 el total de inscritos a nivel nacional ascenda a 7.435.913

    5 A este tipo de contribucin, por cierto dinmica, Garretn denomina propiamente Cultura Poltica, como una forma

    distinguirla del concepto tradicional que hace referencia a un conjunto de valores compartidos por una sociedad.

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    de los cuales 1.573.439 correspondan al grupo etreo 18-24 aos, representando en trmino

    porcentuales al 21,16% del total de inscritos.Si bien para el plebiscito de 1989, transcurridos slo nueve meses del plebiscito anterior, el tot

    de inscritos a nivel nacional aument, y frente a una contienda electoral que no exiga mayor esfuerzdado el nivel de acuerdo poltico alcanzado para reformar algunos artculos de la Constitucin Poltica, enmero de jvenes correspondiente al grupo etreo 18-24 aos disminuy. En 1989 el total de inscritoalcanz a 7.556.613, de los cuales 1.474.295 eran jvenes, representando porcentualmente el 19,51%.

    Cuatro y medio meses despus, para las elecciones presidenciales y parlamentarias del mismao, el nmero de inscritos aument levemente, pero el nmero de jvenes registr una disminucisuperior a un punto. Para la eleccin de 1989 los inscritos alcanzaron un total de 7.557.537, siend1.380.762 jvenes de entre 18 y 24 aos, representando a nivel nacional un porcentaje de 18,27%.

    Dos aos y medio despus, para las elecciones municipales de 1992 el porcentaje de jveneinscritos continu disminuyendo aunque el porcentaje total nacional mantuvo su tendencia a aumentar. EServicio Electoral para la eleccin municipal registr un total de 7.840.008 inscritos, de los cuale1.166.593 correspondi al grupo de entre 18 y 24 aos, representando esta vez slo al 14,88% del total.

    Para las elecciones presidenciales y parlamentarias de 1993, es decir, luego de transcurrido uao y medio, el nmero de inscritos a nivel nacional ascendi a la cantidad de 8.085.439, de los cuales loinscritos de entre 18 y 24 aos alcanz a 1.132.770, cuya representacin porcentual disminuy al 14,01%del total.

    Por ltimo, para las elecciones municipales de 1996, casi tres aos despus, el total de inscritodisminuy a 8.073.368 personas, y los inscritos de entre 18 y los 24 aos correspondi a 737.098representando un porcentaje de 9,13% del total.

    Una posible explicacin al fenmeno de distanciamiento de los jvenes respecto de la polticentre 1988 y 1996 la podemos encontrar en Cuevas.6 Deduce de ciertos datos que el inters y lmotivacin de los jvenes por inscribirse en los registros electorales entre 1988 y 1989 estuvdeterminado por una suerte de decisin nacional histrica: dictadura o democracia. Mientras que desd

    1990 en adelante el inters y la motivacin por hacerlo ha estado enmarcado en un contexto de aparentresolucin de las grandes disyuntivas y de una escasa capacidad para movilizar la disputa poltica.Para ilustrar lo sostenido veamos lo que seala la encuesta sobre juventud y poltica de 1996.7D

    los jvenes entrevistados el 64,46% se encontraba inscrito, mientras que el 34,82% no lo haba hecho. Apreguntar a los no inscritos si pensaban hacerlo, el 29,62% seal que s; el 37,71 dijo que no lo hara; 21,78% no respondi y slo el 8,89% no saba si lo hara. Por el porcentaje de los jvenes que nrespondi, lo ms probable es que aumente el porcentaje de los no inscritos, llegando a superar el 40%.

    Consultados por las razones que motivan su decisin a no inscribirse, el 47,99% seala quporque no me interesa; el 12,65% porque es intil; el 10,82% porque no tengo tiempo; el 6,10%por otras razones y el 22,43% no responde. La falta de inters y la poca utilidad que prestara el estainscritos concentran el 60,64% de las respuestas. Incluso, cuando a los inscritos se les pregunta que stuvieran que inscribirse de nuevo acudiran a hacerlo, el 52,34% responde s; el 37,29% responde dmanera negativa, el 4,98% no sabe y el 5,39% no responde.

    Habra que agregar que tambin ha colaborado el marco de restricciones que la institucionalidaheredada del rgimen militar le ha impuesto al accionar de los partidos, de sus dirigentes y de laautoridades gubernamentales. El consensorespecto de temas de inters nacional le ha restado dinamismy criticidad a la disputa poltica, lo cual ha contribuido a deteriorar la imagen, el sentido y la utilidad de lactividad poltica.

    6 Ver artculo La participacin poltica juvenil, presentado por Cuevas al Taller de Anlisis sobre Polticas d

    Juventud, organizado por el Instituto Chileno de Estudios Humansticos, cuyo informe fue editado en diciembre d1993.

    7 Encuesta realizada por el Instituto de Ciencia Poltica de la Universidad de Chile a encargo del Instituto Nacional de Juventud para ser aplicada a jvenes de Santiago, de ambos sexos y del grupo etreo 15 a 35 aos.

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    Por otro lado, el inters de los jvenes por la poltica se puede medir tambin por la cantidad qu

    participa de los partidos como afiliados,8 aunque hay que sealar que el estar inscrito no significnecesariamente participar de la poltica, pero que s denota una cierta intencin de hacerlo. A partir de lodatos suministrados por el Servicio Electoral, podemos apreciar que los partidos polticos legalmentinscritos presentan un porcentaje significativo de afiliados que se encuentran en el tramo etreo 18 a 2aos. El Servicio no considera a los jvenes menores de 18 aos dado que legalmente an no adquieren scondicin de ciudadanos mayores de edad ante la ley y por lo tanto con ciertas responsabilidades civilepor ejemplo, ser legalmente miembro de un partido poltico.

    Obviando esta limitacin legal, en la prctica los partidos cuentan en sus filas con militantemenores de 18 aos, que ocupan cargos dirigenciales en sus estructuras partidarias o ejercen algn gradde representacin de stos en algunas organizaciones sociales juveniles.

    El Partido Alianza Humanista Verde (PAHV), del total de sus militantes, el 33,39% se encuentren el tramo etreo 18 a 29 aos, y es el partido que cuenta con el mayor nmero de afiliados jvenes. EPartido Socialista de Chile (PS) cuenta con un porcentaje del 23,67% de jvenes en su estructura erelacin total de afiliados. El Partido Por la Democracia (PPD) presenta un porcentaje del 23,60%. EPartido Comunista de Chile (PC) cuenta con un nmero de afiliados jvenes que representa al 23,54%. EPartido Unin Demcrata Independiente (UDI) un porcentaje del 19,37%. El Partido Unin de CentrCentro Progresista (UCCP) un 19,24%. El Partido Demcrata Cristiano (PDC) un porcentaje del 16,44%El Partido Renovacin Nacional (RN) posee un 15,58% de afiliados jvenes. Finalmente, el PartidRadical Social Demcrata (PRSD) cuenta con un porcentaje del 13,62% de afiliados jvenes.9

    Si bien se puede apreciar que en algunos partidos polticos existe un gran porcentaje de jveneafiliados, que de algn modo demuestran un cierto tipo de inters por la poltica, habra que insistir ealgunas constataciones. Un porcentaje no despreciable de jvenes se inscribe respondiendo a la peticide algn familiar, amigo o como simple adherente para cumplir con el requisito de reunir el porcentajmnimo de afiliados solicitado por la Ley de Partidos Polticos para existir como tal. El que los partidocuenten con orgnicas juveniles no significa que los jvenes militantes ejerzan gran influencia sobre lo

    temas partidarios y sobre las decisiones polticas que el partido tome respecto de los temas nacionalesNormalmente se les suele restringir (orgnicas juveniles) slo a temas de carcter juvenil y cuando loestatutos internos establecen la participacin de stas en los rganos y en las instancias de decisipartidarios, su nmero es notoriamente menor en comparacin con la participacin que realizan loadultos.

    Una posible conclusin que podra extraerse de las situaciones descritas sera que los jvenes nveran atractivo el incorporarse a los partidos para participar de su vida interna e intentar modificar ciertaprcticas y discursos; por el contrario, ms bien la opinin parece ser ms radical, los partidos polticocomo espacios de participacin poltica no serviran para canalizar y representar los intereses de lojvenes. En otras palabras, y coincidiendo con Corts, la poltica no concita un imaginario colectivo poel cual valga la pena involucrarse y comprometer esfuerzos personales.10

    2.- Participacin de los jvenes en tipos de organizaciones

    Una forma de apreciar los niveles de participacin de los jvenes en los partidos polticos ecomparndola con la participacin que ejercen en otro tipo de organizaciones. Los resultados puedeayudar a dimensionar y a entender con cierta objetividad el fenmeno de prdida de centralidad de l

    8 El Servicio Electoral denominaAfiliadoa quien firma la ficha de afiliacin a un partido determinado. Sin embargo, el

    no significa que participen activamente de las actividades partidarias. Para los que lo hacen usaremos el concepto dMilitante.

    9 Los porcentajes fueron extrados del Informe Partidos polticos del Servicio Electoral, correspondiente a septiembde 1994.

    10 Ver artculoLa relacin entre jvenes y poltica: Cuando no hay que confundir lejana con desinters. En: Polticanacionales de juventud en Chile. Instituto Chileno de Estudios Humansticos, Santiago, 1993, p. 63.

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    poltica en la vida cotidiana de los jvenes y como las motivaciones por participar se han trasladado haci

    otros mbitos de inters.Segn los datos proporcionados por la Primera Encuesta Nacional de Juventud de 1994,

    podemos sealar que casi el 50% de los encuestados declara no participar en grupos organizados. Del tipde organizaciones en las que participan los jvenes los clubes deportivos alcanzan el mayor porcentaj(23,8%); luego los grupos de parroquia o templo con un 12,0%; en tercer lugar las organizacioneestudiantiles con un 7,60%; los centros de padres o apoderados y los centros juveniles con un 6,80%; lajuntas de vecinos con el 3,80%; las cooperativas (viviendas u otras) con un 3,70%; las organizacioneprofesionales con un 2,80%; los Sindicatos con el 2,50%; los Scouts con un 2,40%; las organizacioneempresariales y los partidos polticos con el 2,10%; los centros de madres con el 1,00%; y con el 1,60%otro tipo de organizacin.

    En 1996 se realiza la encuesta sobre juventud y poltica,12cuyos datos al compararlos con los dla Primera Encuesta Nacional de Juventud, en lo relativo a la participacin de los jvenes eorganizaciones, permiten demostrar una cierta similitud entre ellos. En dos aos se ha producido unescasa variacin en el porcentaje de jvenes que seala participar en algn tipo de organizacin.

    De hecho, en la encuesta sobre juventud y poltica el 55,92% de los jvenes encuestados sealque no participa en organizacin alguna; lo cual evidencia un aumento en comparacin a 1994. Ahorbien, de las organizaciones en las que participan el 44,08% restante, el 15,90% lo hace en organizacionedel tipo clubes deportivos; el 10,73% en grupos de iglesia; el 4,25% en los boys scouts; un 3,94%participa de juntas de vecinos y/o centros de madres; el 3,54% lo hace en organizaciones de beneficenciel 2,78% en sindicatos; el 2,59% en clubes, organizaciones sociales y/o colonias; el 2,27% en partidopolticos y el 0,78% en organizaciones del tipo gremios.

    Claramente podemos apreciar que el porcentaje de jvenes que participa en los partidos polticono ha variado sustancialmente. Del 2,10% registrado en 1994 se ha pasado al 2,27% en 1996, reflejandla prevalencia del fenmeno de distanciamiento de los jvenes respecto de la poltica. Lo mismo ocurrcon los clubes deportivos y los grupos de iglesia como espacios que concitan un mayor inters juvenil po

    participar.Aventurando una posible explicacin a la falta de inters de los jvenes por participar de lopartidos polticos, podramos sealar que las organizaciones por las que muestran mayor preferencrepresentaran mbitos que en trminos normativos, vale decir, reglas, procedimientos, responsabilidadesetc., constituiran espacios ms flexibles y dinmicos a travs de los cuales se desarrollaran nuevamodalidades de integracin o relacin con la comunidad y la sociedad. Como sostiene Reinoso, lcomprensin de esta dimensin de la participacin juvenil permite tambin acercarse a modalidades dinteraccin real y simblicas con el mundo social y sus pares.13

    Por otro lado, tambin podramos sostener que los clubes deportivos y los grupos de iglesias, etanto espacios de participacin para los jvenes, parecen estar ms vinculados al uso del tiempo libre qua un tipo de participacin comprometida con una cierta visin colectiva de sociedad.

    Sin embargo, tras las cifras entregadas subyace un aspecto que en mi opinin cada cierto tiempemerge con gran preocupacin e inters cuando nos preguntamos por el tema de la participacin poltica el futuro de la democracia. Y es que a pesar de la diversificacin que han experimentado los espacios dparticipacin juvenil en relacin a los tradicionales, es mayor el porcentaje de jvenes que no participa eorganizacin alguna que el de los que s lo hace, y esto a pesar de la opinin de algunos que sostienen qu

    11 Los datos pertenecen a la encuesta que aplic Adimark a jvenes de distintas regiones del pas a encargo del Institu

    Nacional de la Juventud y que ste luego analiz a travs de un cruce multivariado.12 Esta encuesta es aplicada por el Instituto de Ciencia Poltica de la Universidad de Chile a encargo del Instituto Nacion

    de la Juventud, sobre una poblacin juvenil que cubre el tramo etreo 15 a 35 aos. Se prolonga de 29 a 35 aos tramo etreo para identificar los cambios experimentados por la generacin que durante los aos ochenta se moviliz

    por recuperar la democracia para Chile.13 Ver artculo Jvenes de los 90: Datos de un mosaico en busca de un sujeto social. En: Primer informe nacional d

    juventud. Instituto Nacional de la Juventud, Santiago, 1994, p. 61.

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    en una democracia no se justifica que participen todos, que ello es natural en un sistema democrtic

    porque siempre habr quienes no se interesen en participar.Me parece que el tema es otro. Reconociendo que siempre habr quienes no se interesen e

    participar, la preocupacin surge cuando los partidos polticos, elementos esenciales en todo sistempoltico, no son capaces de promover en los jvenes la adhesin hacia el sistema democrtico desarrollar en ellos los valores de la libertad, la tolerancia, el pluralismo y el respeto a los derechos mesenciales de las personas.

    3.- La opinin de los jvenes respecto de la poltica

    La opinin de los jvenes sobre la poltica y aspectos ligados a ella es otro de los indicadores qupuede servir para dimensionar el distanciamiento producido en los ltimos aos. Aunque parezca unperogrullada, una opinin es eso, una opinin; y como tal puede variar conforme su emisor modifique spercepcin y valoracin sobre el contenido que la sustenta.

    La opinin, como elementoconsustancial de una comunicacin efectiva, involucra a dos mbitodel sujeto que la emite. Por un lado, la forma en que ste percibe o recibe informacin relativa a udeterminado fenmeno, y por otro, a la valoracin personal que el mismo sujeto realiza o le asigna a linformacin percibida o recibida para formarse una opinin y luego emitirla. Como se seal, en etiempo una opinin puede sufrir diversas modificaciones derivadas del inters o no que despierte en usujeto un determinado fenmeno o de la forma en que le afecta en el desarrollo de su vida cotidiana. Siembargo, cuando sta prevalece casi inalterable en un perodo de tiempo, entonces podramos estar frenta un juicio, cuya fundamentacin y formulacin estaran comprometiendo aspectos significativos de lpersonalidad del sujeto que lo emite.

    De ah que adquiera relevancia la opinin que los jvenes tengan de la poltica y de aquelloaspectos ligados a ella, pues sus opiniones estaran reflejando la influencia o no que ejerce la poltica esus vidas cotidianas y cmo les estara afectando sus posibilidades de desarrollo futuro. Con ella tambi

    se estara emitiendo un cierto juicio de valor sobre la utilidad de la poltica, el inters en la poltica, sobrlos partidos y sobre los polticos que son en definitiva los que con sus conductas legitiman o no a lpoltica como una actividad social importante.

    Las encuestas que se han realizado sobre la temtica de los jvenes y la poltica puedesuministrar informacin til para dar respuesta a las interrogantes que surgen sobre el tema.

    Acerca de la finalidad de la poltica, en 1994 los jvenes fueron consultados a travs de unencuesta que aplic Adimark en las regiones del pas.14 Frente a algunas afirmaciones los jvenerespondieron en un 41,7% que la finalidad de la poltica es lograr el desarrollo econmico; en uporcentaje del 24,8% mantener el orden y la seguridad en las personas; en un 21,0% disminuir ladesigualdades sociales y la pobreza; en un 6,10% garantizar el derecho a la justicia; un 4,40%asegurar la libertad y el sistema democrtico; en un 0,70% favorecer el desarrollo de las comunas; u0,50% garantizar el equilibrio ecolgico; en un 0,10% lograr la felicidad de la gente y slo en u0,60% no contesta.

    De los datos se puede deducir que para los jvenes la poltica es percibida como un instrumentque puede ayudar a resolver problemas de la vida individual. Efectivamente, las tres primeraafirmaciones acerca de la finalidad de la poltica refieren a temticas que pueden ser ubicadas en embito del inters personal (trabajo, seguridad y oportunidades), lo cual estara dando cuenta del cambisealado en relacin a la opinin de las generaciones precedentes. Se observa con mayor claridad quslo un porcentaje menor refiere su opinin a considerar a la poltica como una actividad que asegura llibertad y el sistema democrtico o lograr la felicidad de la gente.

    14 Ver Primera Encuesta Nacional de Juventud y anlisis de cruce multivariado realizado por el Instituto Nacional de

    Juventud.

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    Por otro lado, y a partir de lo sealado se podra afirmar entonces que los jvenes no expresan u

    mayor inters por la poltica, y al parecer ello es as. En 1996 se aplic a los jvenes la encuesta juventuy poltica, y frente a la solicitud de que calificaran su inters por la poltica, los resultados fueron de u5,87% como muy interesado; un 34,47% como interesado, pero no mucho; un 32,78% comdesinteresado; un 24,87% como muy desinteresado; un 1,12% no sabe y slo el 0,89% no respondi

    Lo significativo es que un porcentaje muy mnimo (2,01%) o no sabe o no responde, mientras quel 97,99% de los jvenes encuestados manifiesta con claridad una opinin de inters o desinters por lpoltica. Ahora bien, en trminos comparativos, slo el 40,34% de los jvenes se declara interesado por vida poltica frente al 57,65% de aquellos que declaran no manifestar ningn inters.

    El 40,34%, que no es un porcentaje despreciable, no se compadece con los escasos ndices dparticipacin que se aprecian en la organizaciones polticas y con el desinters por inscribirse en loregistros electorales. Como sostiene Corts, no se trata de desinters, ms bien podemos constatar desdlas cifras un distanciamiento, una indiferencia y una opinin negativa de los jvenes respecto de lpoltica. Ello puede explicarse porque tal vez los jvenes estn entendiendo la poltica como aqumbito en que se discute y resuelve la agenda histrica de una sociedad pero de ello no se desprende qumanifiesten aprecio por la actividad poltica tal como la perciben ni por los actores polticos tal como sconducen.15

    Progresivamente entre los jvenes aumentan las opiniones contrarias hacia los partidos polticoEl 1991 una encuesta16 indic que el 55,5% de los jvenes entrevistados sealaba que los partidopolticos slo se interesan en ganar votos y no en las personas o que el 59,5% de los encestadoopinaba que los partidos polticos slo dividen. Existira entre los jvenes una percepcin sobre lopartidos que se basara en dos supuestos, el introducir mediante sus propuestas dinmicas divisionistas interior de la sociedad y tener una conducta utilitarista hacia las personas, la que se reflejara en loesfuerzos por obtener slo la adhesin o el voto.

    Esta opinin parece agudizarse en 1994. La Primera Encuesta Nacional de Juventud17constattal tendencia en la opinin de los jvenes sobre los partidos al pronunciarse sobre algunas afirmacione

    Acerca de la afirmacin que sostiene que los partidos polticos aseguran la democracia, el 34% de loencuestados seala que estn de acuerdo, mientras que el 55,7% est en desacuerdo. En cuanto a afirmacin a los jvenes no les interesan los partidos polticos, el 53,5% dice estar de acuerdo econtraposicin al 39,8% que seala estar en desacuerdo. Y en relacin a la afirmacin los partidopolticos representan mis problemas e inquietudes, slo el 16,3% indica estar de acuerdo mientras quun 76,7% seala lo contrario.

    Los jvenes no se interesan por los partidos polticos. Esta constatacin junto con ser categriccontiene aspectos preocupantes si se considera que sobre el 50% de los jvenes encuestados consideraadems que tampoco aseguran el sistema democrtico. Cabe entonces plantearse la pregunta acerca de sno son los partidos, quines aseguraran la existencia y desarrollo del sistema democrtico para lojvenes? El tema tiende a complejizarse ms si nos detenemos a observar que la misma encuesta frente la pregunta por el grado de confianza hacia instituciones o personas sealan que los partidos polticoslo logran concitar mucha confianza en un porcentaje de 1,8%, algo de confianza en un 28,6% y nada dconfianza en un 69,1%. No es un detalle que los partidos se ubiquen muy por debajo de la Iglesia (39%de Carabineros (22,4%), de la radio (21,3%), de Investigaciones (19%), de los diarios (18,5%) y de laFuerzas Armadas (17,7%).

    Los partidos polticos no generan la suficiente confianza en los jvenes y tampoco lograinterpretarlos adecuadamente. La encuesta sobre juventud y poltica seala que el 67,39% de lo

    15 Ver artculo La relacin entre jvenes y poltica: Cuando no hay que confundir lejana con desinters. En: Poltica

    nacionales de juventud en Chile.Instituto Chileno de Estudios Humansticos, Santiago, 1993, p. 63.16 Ver Encuesta Instituto Nacional de la Juventud-ALEHP, Gran Santiago. Diciembre de 1991.17 Acudir a datos obtenidos del cruce multivariado realizado por el Instituto Nacional de la Juventud a partir de

    informacin entregada por la Primera Encuesta Nacional de Juventud aplicada a jvenes de distintas regiones dpas.

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    entrevistados no se sienten interpretados por los partidos polticos, mientras que el 23,68% indica que s

    Resulta interesante destacar que frente a esta interrogante los jvenes manifiestan una opinin definidsobre los partidos, pues slo el 5,93% no sabe o no responde.

    Las razones que los jvenes entregan por las cuales no se sienten interpretados por los partidopolticos refieren a que la poltica no me interesa en un 31,35%; los polticos slo ven sus interesescon un 28,68%; ninguno me representa con un porcentaje del 16,75%; son todos iguales con e8,11% de los entrevistados; otras respuestas con el 3,63% y no responde con un 11,48%.

    Segn diversos autores y estudiosos, una funcin propia de los partidos polticos en una sociedaes aquella que persigue articular y agregar intereses, es decir, proporcionar a las personas visioneintegradas de la sociedad, formular programas que difunden y ofrecen al electorado y postular a militantede sus filas como candidatos para dirigir desde el gobierno al conjunto de la sociedad. Desde esta miradapareciera que para los jvenes chilenos esta funcin no se estuviera cumpliendo y por ello se estaramostrando distantes e indiferentes. Sin embargo, en trminos generales son tres las posibles razones de tadistanciamiento e indiferencia. En primer lugar, una creciente despolitizacin de la sociedad comconsecuencia de la distensin ideolgica producida a partir de la cada del muro de Berln y de ldesarticulacin de la Ex Unin Sovitica. En segundo lugar, las profundas transformaciones producidaen la sociedad chilena y la incapacidad de los partidos para adecuarse a ellas. Y en tercer lugar, el cambide la cultura poltica y el surgimiento de una nueva cultura juvenil que demanda hacia el sistema polticrespuestas que tiendan a satisfacer necesidades ms particulares y ms cotidianas.

    Desde una perspectiva politolgica los partidos polticos son instituciones esenciales, pero nnicas, para el funcionamiento y desarrollo de un sistema democrtico. La conducta de sus miembroconstituye un elemento clave para fortalecer y consolidar sus estructuras y para legitimarse en lsociedad. En nuestro caso, el descrdito por el que atraviesan los polticos no significa necesariamente udeterioro del sistema, por lo menos hasta ahora.

    No se puede desconocer que los jvenes son los ms crticos a la conducta y comportamiento dlos polticos. De hecho, en 1989 el 54,8% de los encuestados18coincida en la afirmacin los poltico

    no se preocupan de lo que piensa la gente comn; porcentaje que se ve incrementado significativamenten 1992 cuando asciende a 71,5%. Dos aos ms tarde ante la afirmacin los polticos tienen pocpreocupacin por los jvenes,19 el 64,6% de los jvenes encuestados dice estar de acuerdo; el 29,2%sealan estar en desacuerdo y slo el 5,9% dice no saber. En otra pregunta de la misma encuesta en la quse interroga por la confianza que suscitan entre los jvenes algunas instituciones o personas, losenadores y los diputados gozan de un 2,8% de mucha confianza; de un 38,4% de algo de confianza y dun 58,5% de nada de confianza.

    Si relacionamos los datos de las dos encuestas anteriores con los que entrega la encuesta sobrjuventud y poltica de 1996, podremos apreciar que una de las principales razones que ha venidproduciendo el distanciamiento de los jvenes respecto de los partidos es la opinin casi generalizadentre stos de que los polticos slo ven sus intereses, afirmacin que concita el 28,68% de larespuestas. Cabe entonces reflexionar en torno al por qu si desde hace casi siete aos entre los jvenes smantiene la misma opinin negativa hacia los polticos stos no hayan realizado prcticamente nada parrevertir en algo tal opinin, y que por el contrario, recurran a la externalizacin y traslado de sresponsabilidad personal hacia los jvenes, calificndolos de apticos y de desinteresados por los asuntopblicos.

    4.- La participacin poltica de los jvenes

    18 Cifras extradas del artculoLa relacin entre jvenes y poltica: Cuando no hay que confundir lejana con desinters

    de Flavio Corts. En: Polticas nacionales de juventud en Chile. Instituto Chileno de Estudios Humansticos, Santiag1993.

    19 Afirmacin correspondiente a la Primera Encuesta Nacional de Juventud y su posterior anlisis multivariado realizadpor el Instituto Nacional de la Juventud, 1994.

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    La participacin poltica constituye uno de los ejercicios ciudadanos fundamentales en tod

    sistema poltico que se considere democrtico. La participacin poltica de los ciudadanos otorga renueva peridicamente la legitimidad al sistema y le asigna validez a las decisiones que las autoridaderepresentativas toman en base a la articulacin de sus intereses particulares con los del conjunto de lsociedad o bien comn. Permite ligar de manera relativamente regular y responsable a la ciudadana colas autoridades que dirigen el sistema, incorporando la mejor de las veces elementos rectificadores y/facilitadores para un adecuado ejercicio del poder.

    Existen diversas definiciones sobre la participacin de los ciudadanos dentro de un sistempoltico. Algunas se centran en aspectos valricos, otras en los procedimientos, algunas en las normas qudeberan regir la participacin, otras en la cantidad y/o calidad de los potenciales participantes. Siembargo, en un nmero no despreciable de autores parece existir un consenso de carcter prctico acercde entender y definir la participacin bsicamente a travs del ejercicio cvico de votar que realiza ciudadana cada cierto tiempo. En otras palabras, participar sera votar.

    En trminos ms tericos que prcticos, es cierto que la democracia moderna es representativaque los ciudadanos delegan el poder en otros para que gobiernen la sociedad, que las autoridades srenuevan con cierta periodicidad y que existen ciertos regulaciones tico-normativas que limitan esurgimiento de conductas y comportamientos contrarios al inters comn. Pero, qu ocurre con lparticipacin de la ciudadana entre una votacin y otra? y a qu mbitos se reduce para la ciudadana participacin? y mediante qu mecanismos se puede ejercer presin o influencia en las autoridades parque consideren en sus decisiones las opiniones y propuestas ciudadanas?

    Estas preguntas aunque parezcan obvias son necesarias de considerar cuando estamos hablandoen el caso de nuestro pas, de la participacin poltica de los jvenes, de sus opiniones y juicios frente a lpoltica y de las reacciones de los polticos y del sistema ante la evidente crisis que afecta a participacin, en un contexto de sociedad en transicin y en construccin de un nuevo orden democrtico

    Una sociedad que transita desde un orden autoritario a uno de carcter democrtico, el que poaos restringi y desprestigi a la actividad poltico, que promovi patrones de conductas sociale

    autoritarias, que a travs de diversa formas intent disciplinar a la sociedad y en particular a los jvenes que adems estimul permanentemente el desarrollo de un tipo de esfuerzo individual considerado comun elemento clave para alcanzar el xito y el progreso; se encuentra con fenmenos que para los jvenerefieren, entre otros aspectos, al desdibujamiento de las imgenes existentes sobre la autoridad, a lprdida de sentido de las formas tradicionales de construccin de comunidad, a la modificacin de locdigos y smbolos del lenguaje poltico y a las formas de relacin e interaccin de los actores de unsociedad con el sistema poltico.

    Estos fenmenos sin duda que intervienen en los jvenes y de algn modo determinan su accionafrente al sistema. Particularmente de aquellos jvenes que se encuentran entre el tramo etreo que vdesde los 17 a los 20 aos, tramo que adems coincide con la edad de aquello jvenes que expresan umayor nivel de despolitizacin, de crtica y distanciamiento respecto de la poltica.

    Al parecer nos encontramos frente al surgimiento de una nueva cultura juvenil que desbordara lestrictamente poltico y que se estara ampliando hacia otras esferas de inters en una sociedad, 20y quno estara basada en el conflicto intergeneracional que caracteriz a nuestra sociedad por generaciones. Econflicto intergeneracional de enfrentamiento o de cooperacin se daba al interior de la sociedad y frenta problemticas histricas compartidas por todos, discrepando casi exclusivamente en las alternativapropuestas para solucionarlas. Hoy en da el conflicto si es que podemos hablar propiamente dconflicto es distinto pues hace referencia ms bien a un distanciamiento entre dos mundos diferenteque a un enfrentamientoentre dos posturas distintas. Esta situacin es nueva en nuestro pas y como ta

    20 Manuel Antonio Garretn desarrolla suficientemente este tema en su textoLa faz sumergida del iceberg: Estudios sob

    la transformacin cultural.CESOC-LOMEdiciones, Santiago, 1993; y lo analiza en el contexto de los cambios culturalocurridos en nuestro pas y que han afectado a la familia.

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    estara sealando el surgimiento de un fenmeno de construccin de una nueva cultura juvenil, y por l

    tanto, de nuevas formas de organicidad juvenil y de nuevas maneras de relacionarse con la sociedad.Por otro lado, el desarrollo de un joven, desde una mirada integral e integradora, pued

    entenderse desde tres mbitos. El primero, desde una perspectiva biolgica y sus respectivos procesos dcambios fsicos que experimenta. El segundo, considerando la dimensin psicolgica y los procesos dconsolidacin de la personalidad e identidad. Y el tercero, desde una ptica sociolgica y sus respectivodinmicas de relacionamiento con la sociedad y la natural asuncin de roles dentro de ella, entre lacuales destaca el rol de ciudadano con derecho a participar de las actividades polticas.

    En consecuencia, para entender adecuadamente el fenmeno de despolitizacin de los jvenehabra que hacerlo relacionando el proceso de transicin que vive la sociedad chilena y todos sus efectotanto deseados como no deseados, con los procesos de cambios que experimentan de manera natural lojvenes, en especial de aquellos que se ubican entre los 17 y los 20 aos. Esto es correspondiente con lsealado por Parker cuando sostiene que el joven actualmente puede redefinirse como aquel sujeto qupugna por definir su identidad en un marco de identidades societales en crisis. 21

    En este contexto de transicin y cambio, cabe mencionar que la atencin principalmente se hcentrado en ciertas exigencias mplcitas que realizan los actores polticos a los jvenes respecto ddeterminados comportamientos y conductas que debiesen desarrollar hacia el sistema y hacia la polticaPara el anlisis adecuado del tema se requiere de un cambio de atencin, ste debiese situarse ms bien ela pregunta de si el sistema y sus actores polticos estn o no contribuyendo a la formacin cvica de lojvenes, a la promocin de valores democrticos y al desarrollo de la ciudadana juvenil.

    En la medida que se avance en la respuesta a sta y a otras interrogantes se le estar asignanduna mayor relevancia, significado y sentido al tema de la participacin poltica. Por ahora, podemosealar someramente cuatro aspectos que pueden estar influyendo en el distanciamiento de los jvenerespecto de la poltica y su escasa participacin.

    La desconfianza en los partidos y en los polticos. La desconfianza adviene principalmente por lausencia de correspondencia entre intereses partidarios e intereses juveniles, el discurso de los partidos n

    incorpora debidamente las demandas, necesidades e intereses heterogneos existentes en el mundo de lojvenes. Por el contrario, la prevalencia de una cultura partidaria anquilosada, por un lado, y larestricciones institucionales que limitan el ejercicio de la democracia, por otro, hace que los partidotiendan a descuidar su vinculacin y relacin con la base social juvenil y sus demandas.

    El lenguaje utilizado por los polticos en la prctica ha actuado como un elemento disociador distanciador. Esto encuentra su explicacin en los crecientes niveles de profesionalizacin y tecnificacide la actividad poltica, cuyo lenguaje expresa y denota conceptos la mayor de las veces ininteligiblepara un joven o que simplemente demanda contar con algn tipo de informacin y/o formacin previa, lque claramente en las nuevas generaciones parece no existir. Otro aspecto del lenguaje de los polticorefiere a que todava utilizan conceptualizaciones y categoras discursivas de fuerte influencia ideolgicano incorporando la variedad de un lenguaje juvenilms rico y dinmico.

    La elitizacin de los partidos polticos. En las democracias contemporneas los partidos hatenido que profesionalizarse y tecnificarse para poder opinar y actuar en sociedades y comunidades cadvez ms complejas e interrelacionadas. Ello ha generado una tendencia a la elitizacin de la actividapoltica y por ende de los polticos. El supuesto seala que ejerce mayor influencia aquel que se encuentrms informado y capacitado respecto de un determinado tema. Los procesos de elitizacin siempre se haorientado hacia la constitucin de agrupamientos hermticos y semidesvinculados de los distintos actoreque conforman una determinada sociedad.

    La exigencia de institucionalizacin de las organizaciones sociales juveniles. A diferencia ddcadas anteriores, hoy en da los jvenes han desarrollado nuevas formas de agrupamiento en las cualeel tema de los liderazgos, las normas, los procedimientos, los discursos cohesionadores son m

    21 Ver artculo Juventud y transicin. En Parker, Cristin y Pablo Salvat (compiladores):Formacin cvico-poltica d

    la juventud. Desafos para la democracia. La Producciones del Ornitorrinco, Santiago, 1992, p. 35.

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    dinmicos y dctiles. Podramos sostener que esta forma de organizacin es coherente con los proceso

    de construccin de identidad juvenil. La sociedad, sin embargo, les exige que se institucionalicen para asreconocerlas, aceptarlas y favorecer su participacin.

    5.- Comentarios finales

    Es innegable que la participacin poltica de los jvenes constituye actualmente uno de loprincipales temas de anlisis y de debate entre diversos actores del quehacer nacional. El punto de interde cada uno de ellos variar segn los intereses y objetivos que hayan motivado su reflexin. En estcaso, el inters ha estado centrado principalmente en el intento por develar la magnitud de latransformaciones que se han producido en nuestra sociedad y en su cultura poltica, en como taletransformaciones ha impulsado el surgimiento de una nueva cultura juvenil, en como esta nueva culturmanifiesta opiniones, actitudes y conductas de distanciamiento respecto de la poltica y en como estfenmeno, al no ser percibido y entendido por los actores polticos del sistema, genera consecuencias quimpiden el surgimiento de una ciudadana juvenil que pueda fortalecer al sistema democrtico.

    El fenmeno de despolitizacin que vive la sociedad chilena no es de vaciamiento del significady sentido que contiene el concepto poltica. Se tratara del desplazamiento progresivo de las visionepartidarias respecto de los asuntos pblicos. Particularmente para los jvenes la poltica tiende a situarsen mbitos mucho ms amplios y diversos que las restringidas y anquilosadas miradas que entregan lopartidos polticos. Temticas que tradicionalmente fueron concebidas como carentes de significados alcances polticos hoy para los jvenes forman parte de un nuevo imaginario poltico, no necesariamentligado a un tipo particular de ideario doctrinario o a alguna matriz de carcter ideolgica.

    El desplazamiento de la poltica partidaria en una sociedad trae como consecuencia ecuestionamiento a los partidos polticos como entidades representativas de sectores sociales que articulay agregan intereses. Su cuestionamiento adems plantea el tema de la sustentabilidad del sistema polticoque no es otra cosa que preguntarse por el futuro de la democracia y por el tipo de ciudadanos qu

    aspiramos a que se desarrollen.El alejamiento y desconfianza que manifiestan los jvenes respecto de los partidos polticos no hhecho ms que poner en evidencia la crisis de representatividad por la que stos atraviesan. En el mejode los casos, los partidos polticos han tenido cambios de carcter esttico, sin afectar sustancialmente suformas de concebir y de hacer la poltica. Han sido incapaces para adecuarse a los cambios producidos ela sociedad chilena y de incorporar en sus discursos los temas relacionados con las libertades culturalenormalmente impulsados o acogidos por los jvenes. Si los partidos cada vez representan menos lointereses de los jvenes, hablar de interpretarlos aparece simplemente como un absurdo.

    El desplazamiento de la cultura poltica partidista ha posibilitado el surgimiento de una nuevcultura juvenil que tiende a dimensionar y a situar a la poltica en una escala de valores distinta a la dgeneraciones precedentes. La poltica ya no es la actividad social exclusiva en torno a la cual se construyy desarrolla la identidad de los jvenes. En una sociedad cada vez ms diversa y compleja, que tiende reservar el xito y el progreso a unos pocos y que excluye por la va de la discriminacin, se hadesarrollado dinmicas y procesos sociales que han ido configurando un tipo de sujeto social quprogresivamente reclama su derecho a ser diferente y a ser respetado en esa diferencia.

    Por otro lado, los agentes tradicionales de socializacin poltica tambin han experimentadprofundos cambios. La familia ha ido perdiendo el sitial que antao ocup en el proceso de formacinacercamiento y de relacin de los jvenes con la poltica. Algo similar ha ocurrido con la escuela, el lugade trabajo, la comunidad y el grupo de amigos. Los medios de comunicacin constituyen en la actualidalos instrumentos privilegiados mediante los cuales los jvenes se informan, se enteran y conocen dpoltica. Este aspecto es particularmente delicado dado que el informar periodstico no necesariamente vacompaado del formar en los valores de la democracia y del respeto a los derechos de las personas. Einformar tampoco implica conversar y dialogar sobre la materia sobre la cual se informa.

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    El sistema poltico y los partidos polticos tienen una responsabilidad directa en la formaci

    cvica de los jvenes. Ello implica modificar actitudes, estilos, formas y lenguajes en beneficio de spropio fortalecimiento y en el de los sujetos que se integrarn, contribuyendo al reconocimiento aceptacin de un sujeto social que podra transformarse en actor social.

    La participacin poltica de los jvenes, en tanto ejercicio de involucramiento, discusin decisin respecto de los asuntos pblicos, sea por va directa o representativa, debiera contribuir desarrollar la ciudadana juvenil no slo para fortalecer, consolidar y perfeccionar nuestro sistemdemocrtico, sino que parahabilitarpolticamente a las nuevas generaciones en la correcta formulacide preguntas y en la adecuada construccin de respuestas. En este contexto, sern claves las seales quemitan los partidos polticos y sus dirigencias, las interpretaciones inequvocas que de stas realicen lojvenes podran ayudar a desarrollar nuevas formas de hacer la poltica, diversificar los lenguajes y configurar la imagen de un tipo de sociedad que, aunque diversa en su conformacin, convoca y acoge sus miembros en torno a valores y smbolos que encuentran sustento en el conjunto de relaciones socialeque la poltica es capaz de articular.

    SANTIAGO, MAYO DE 199

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