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  Patrimonio Cultural Inmaterial y Participación Comunitaria Mónica Lacarrieu*  TEMAS 1. De la “política de los objetos” a las “políticas de los bienes comunes”.  2. Definición de p atrimonio cultural inmateri al según la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial: destacando el lugar de la comunidad. 3. La Convención para la Salvaguardia del Patrimoni o Cultural Inmaterial y las Directrices Operativas. ¿Qué se dice de las comunidades y su participación? ¿Dónde se menciona a la comunidad y la participación comunitaria? 4. Comunidad….definición/indefinición. ¿Qué entendemos por comunidad? a. La comunidad: ¿Cómo reconocerla? b. La comunidad como “problema” 5. Participación de la comunidad a- ¿Por qué es necesaria la participación d e la comunidad? b- ¿En qué actividades debe participar la comunidad? c- ¿Cómo se desarrolla la participación? ¿De qué tipo de parti cipación hablamos?: revisando estrategias de participación comunitaria. 6. ¿Qué es la Participación en Contexto Comunitar io en el campo del PCI?

Patrimonio Cultural Inmaterial

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Sobre la participación comunitaria en los procesos de patrimonialización. Excelente texto de la Asesora de UNESCO Monica Lacarrieu

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  • Patrimonio Cultural Inmaterial y Participacin Comunitaria Mnica Lacarrieu*

    TEMAS

    1. De la poltica de los objetos a las polticas de los bienes comunes.

    2. Definicin de patrimonio cultural inmaterial segn la Convencin para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial: destacando el lugar de la comunidad.

    3. La Convencin para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y las Directrices Operativas. Qu se dice de las comunidades y su participacin? Dnde se menciona a la comunidad y la participacin comunitaria?

    4. Comunidad.definicin/indefinicin. Qu entendemos por comunidad?

    a. La comunidad: Cmo reconocerla?

    b. La comunidad como problema

    5. Participacin de la comunidad a- Por qu es necesaria la participacin de la comunidad?

    b- En qu actividades debe participar la comunidad?

    c- Cmo se desarrolla la participacin? De qu tipo de participacin hablamos?:

    revisando estrategias de participacin comunitaria.

    6. Qu es la Participacin en Contexto Comunitario en el campo del PCI?

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    a- Las nuevas formas de participacin: la comunidad protagonista. Los facilitadores y

    observadores.

    b- En qu consiste la participacin en contexto comunitario? Cmo se relaciona con la

    Convencin y los procesos de salvaguardia del PCI?

    c- Qu es el consentimiento libre, previo e informado?

    d- De procesos participativos en contexto comunitario realizados en nuestro pas.

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    1. De la poltica de los objetos a las polticas de los bienes comunes

    Quienes hemos sido y an somos partcipes de la institucionalidad cultural, poseemos un habitus de trabajo proveniente de un modelo de intervencin gubernamental consolidado a lo largo de casi todo el siglo XX. Un modelo basado en lo que algunos autores llaman la poltica de los objetos (Barbieri, N. 2014: 105), en el que la cultura es visualizada como sustantivo, como cosa inerte y esttica, vinculada a la trascendencia. Esta poltica, an existente en nuestras instituciones y equipamientos culturales, tiene su correlato en la proteccin del patrimonio, constituido en torno de las artes eruditas (los museos son un buen ejemplo), de la monumentalizacin puntual de personajes heroicos o seales histricas, de los bienes y/o edificios histricos considerados de excelencia. Es una poltica que se nutre de las primeras perspectivas antropolgicas de la cultura, estrechamente asociadas a visiones evolucionistas y particularistas, en torno de las cuales se produjeron prcticas de objetivacin cultural, extraccin de sus lugares de origen y coleccionamiento relacionadas con los museos arqueolgicos y etnolgicos (cfr. Abreu, R. 2005: 39). Como tal, el campo del patrimonio llega a la institucionalidad cultural, marcado por su carcter estatalista. Toda activacin patrimonial, an en el presente, es el fruto de la intervencin estatal a travs de los agentes gubernamentales y de expertos en la temtica que, con frecuencia, forman parte de organismos vinculados a la temtica. El patrimonio, particularmente el patrimonio material, durante casi todo el siglo XX, ha sido construido y activado entre polticas de objetos, mas recientemente entre polticas de acceso (Barbieri, Op.cit.) y en ausencia de sujetos y grupos sociales. Es por ello que, an en la actualidad, la incorporacin de los usos sociales en los registros y las catalogaciones del patrimonio material, resulta ser mas un tecnicismo que una cuestin de inclusin de quienes habitan los bienes y contextos de patrimonializacin. A pocos agentes e instituciones estatales, como a escasos expertos, les interesa la cuestin del habitar el patrimonio, menos an si ese patrimonio es habitado por sectores sociales populares. De all, que es posible admitir que los bienes patrimoniales estn atravesados por usos sociales, pero difcilmente considerar las prcticas sociales desplegadas por los sujetos y grupos relacionados con esos bienes, los que toman sentido en ese vnculo un ejemplo que solemos mencionar en relacin a esta cuestin es el de los conventillos del barrio La Boca, viviendas que han sido caracterizadas como tpicas y que inclusive fueron objeto de un expediente de catalogacin patrimonial que nunca se efectiviz. Los conventillos fueron seleccionados como bienes de valor patrimonial por sus aspectos materiales e histricos, incluso considerando la dimensin social que los constituy entre fines del siglo XIX y principios del XX. No obstante, los usos sociales considerados, se constituyeron en un inconveniente desde el presente-.

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    Una mirada sobre la valorizacin dada a la implicacin de las sociedades, en el contexto de las democracias occidentales y del lenguaje poltico, con un fuerte y fluido trasvasamiento hacia el campo de la cultura; no termina de cuajar en algunos mbitos del patrimonio, particularmente en el arquitectnico, el arqueolgico, entre otros. Es decir que, mientras se ha fortalecido un nuevo modelo de gobernanza asociado a la participacin de las sociedades y en oposicin al formato clsico de la administracin pblica, as como han tomado inters las polticas de lo comn y de los bienes comunes en el campo de la cultura (Barbieri Op.cit.), el patrimonio, en la mayora de los casos, contina siendo objeto de debate para funcionarios, legisladores, gestores, tcnicos, expertos, con escasa resonancia sobre la poblacin involucrada. Cuando el gobierno nacional tom la decisin sobre el traslado del Monumento a Coln, sito detrs de la Casa Rosada y mirando al ro en Buenos Aires, y el emplazamiento en dicho lugar del Monumento a Juana Azurduy donado por el gobierno boliviano, el patrimonio se volvi un asunto de debate pblico. Como problema pblico pareci producirse un avance y un desafo para el campo del patrimonio, pues era esperable que la sociedad se sintiera convocada a debatir sobre un problema que, no era patrimonial a secas, sino que tambin permitira una reflexin profunda acerca del pasado, del presente y del futuro de nuestra sociedad. Sin embargo, ello no sucedi y el debate slo suscit una disputa entre gobiernos local y nacional-, el inters de expertos, y de asociaciones de italianos. Sin duda, que no todos los asuntos ligados al patrimonio en la contemporaneidad resultan en una lgica similar a la del monumento comentado. En los ltimos aos, por ejemplo, ha habido asociaciones de vecinos de algunos barrios de la ciudad de Buenos Aires, como ha ocurrido tambin en otras ciudades como Santiago de Chile, que han puesto el ojo en el patrimonio arquitectnico e histrico en pos de demandas vinculadas a la planificacin urbana, pero tambin a la potencial exclusin de sectores no deseados es el caso de Floresta en Buenos Aires, donde se promovi un movimiento, hoy ya debilitado, que reclam la declaracin de rea de proteccin histrica a algunas manzanas de la zona, a fin de preservar cierto estilo de casas y de planificacin, as como de delimitar la conversin de las mismas en talleres textiles y de excluir sujetos inmigrantes coreanos y bolivianos- asociados a los mismos en calidad de propietarios y de trabajadores. Pero tampoco en estos ejemplos es posible decir que el campo del patrimonio haya desbordado los lmites de lo estatal y de la expertise de especialistas en el tema. En casos como los ltimos, podra aventurarse la emergencia limitada y parcial de la interaccin entre actores estatales y no estatales colectivos sociales, asociaciones, agrupaciones, vecinos, etc.-, pero no necesariamente este vnculo diluye el sentido de intervencionismo gubernamental, asumido por autoridades administrativas externas a los colectivos sociales involucrados con determinadas demandas (Bortolotto 2011: 40-41).

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    Son avances y nuevos desafos que se presentan al campo del patrimonio sobre todo al patrimonio arquitectnico e histrico, tambin al patrimonio local/localizado que, particularmente en el caso de los primeros, se constituyeron en ausencia de sujetos-, pero que, aunque involucra sectores sociales no expertos en lo patrimonial, y parecen posicionarse en situacin de sujetos activos, quedan relegados a la condicin de demandantes o reclamantes que ven en el patrimonio cierta potencialidad para la resolucin de otros temas, al mismo tiempo que encuentran en este campo la posibilidad de llegada a los actores gubernamentales con buena escucha cuando se trata de temas culturales y patrimoniales.

    A continuacin elaboramos un cuadro con los tres tipos de Polticas que sirven para reflexionar crticamente sobre el patrimonio cultural.

    POLTICAS DE LOS OBJETOS

    POLTICAS DEL ACCESO

    POLTICAS DE LO COMN Y DE LOS BIENES COMUNES

    Visin asociada a la cultura y el patrimonio

    -Objetivista -Conservacionista/ Preservacionista -Ligado a la excelencia cultural, a las bellas artes, a la monumentalizacin. Polticas Sectoriales de la Cultura

    -Dilema: entre una oferta de calidad, el fomento de la excelencia cultural y la democratizacin. -Divulgacionismo. Promocin del acceso a la oferta cultural desde el estado hacia el pblico usuario. -Con posterioridad, se agrega un modelo de democracia cultural, en el que se consolida el rol de los gobiernos locales. Polticas de proximidad. Polticas reparadoras. Polticas de Acceso/Democratizacin/Democracia Cultural (Distributiva)

    -Subjetivista -Bienes comunes: no son objetos, ni espacios. Son recursos compartidos por comunidades. -Vinculadas a las comunidades y movimientos sociales que cuentan con recursos, normas y formas de gobernarse. Maneras colectivas de gestionar los recursos. -No superioridad moral/matriz plural. -Se pasa de una idea de cultura como objetos a otra que se basa en la identificacin y reconocimiento de las comunidades con gestin compartida. Polticas de lo Cultural/Polticas de lo Comn (Redistributiva)

    Idea de Patrimonio

    -Patrimonio como sustantivo/cosa. -Patrimonio como monumento.

    -Patrimonio de acceso y difusin hacia los equipamientos (museos, monumentos, edificios

    -Patrimonio como lo patrimonial (adjetivo) -Procesos de Patrimonializacin

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    histricos, sitios arqueolgicos, etc.). -Intentos de democratizacin y de democracia cultural. Patrimonios de proximidad: por ejemplo, museos locales producidos en colaboracin entre estados nacional y locales y sociedad.

    -Paradigma dialgico: colaboracin/interaccin entre actores estatales y comunidades. -Implicancia activa de las comunidades en la confeccin de inventarios, registros, planes de salvaguardia y en la organizacin de museos comunitarios,

    Tipo de patrimonio que se activa

    Patrimonio Material: -Arquitectnico /construido -Histrico -Artstico -Monumental -Arqueolgico -Museos Con posterioridad: -Natural -Subacutico

    Patrimonio Material (arquitectnico-histrico-arqueolgico-natural)/Patrimonio Inmaterial (culturas vivas)

    Patrimonio Inmaterial Patrimonio Vivo

    Modelo de Poltica

    Estatista Intervencionista y verticalista.

    Estatista Intervencionista/de proximidad/desconcentra- dora. Intentos horizontalistas en relacin a comunidades locales.

    Colaborativa y dialgica entre lo pblico y lo comunitario. Modelo mayormente comunitario.

    Liderazgo Estado Estado-Mercado-Usuarios

    Comunidades + Estado

    Elaboracin propia retomando a los autores Barbieri, Nicols; Abreu, Regina.

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    2. Definicin de patrimonio cultural inmaterial segn la Convencin para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial: destacando el lugar de la comunidad.

    Como han ledo y trabajado en el primer mdulo de este Posgrado, en la Convencin de 2003, especficamente en el Artculo 2, se entiende el patrimonio cultural inmaterial como:

    los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y tcnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generacin en generacin, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en funcin de su entorno, su interaccin con la naturaleza y su historia, infundindoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo as a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana. A los efectos de la presente Convencin se tendr en cuenta nicamente el patrimonio cultural inmaterial que sea compatible con los instrumentos internacionales de derechos humanos existentes y con los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible. (El resaltado es nuestro).

    Qu es lo distintivo que nos plantea la definicin del PCI? Qu aspectos innovadores nos presenta? Mirado en relacin al campo del patrimonio, qu desafos nos postula? Leer y analizar en detalle la definicin consensuada por los Estados parte permite comenzar por uno de los aspectos de mayor relevancia: el patrimonio cultural inmaterial es patrimonio vivo nominacin que en la actualidad adquiere mayor protagonismo-, cuestin que da cuenta de la presencia de grupos y sujetos, antes negados o relegados del campo patrimonial sobre todo en el seno del patrimonio material-. Si bien, la definicin parte de los elementos las manifestaciones y expresiones culturales involucradas en este campo-, resulta evidente que el patrimonio inmaterial no emerge de los objetos, los bienes y/o los elementos, sino de las comunidades, grupos, individuos que haban sido ausentados de otros patrimonios, o que haban sido parcialmente visibilizados en el mbito de los folklores nacionales.

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    En el captulo sobre patrimonio de Nuestra Diversidad Creativa (1996: 34), la frase que da inicio al mismo, donde se anunciaba el surgimiento del PCI, estaba en el sujeto si bien, en un tipo particular de individuo, el anciano, asunto clave en la definicin, el acotamiento territorial y cultural, as como en la gestin del PCI-:

    En frica, cuando un anciano muere, es como si una biblioteca se quemara. Amaoudou Hampat B.

    Como lo sealara Regina Abreu (2005:37), el patrimonio inmaterial emerge del temor a la desaparicin de las culturas tradicionales1 y la pregunta clave de su surgimiento rondaba en torno de: cmo salvar esas culturas tradicionales?, a la que se sumaban: cmo dar a sus productores mecanismos de proteccin contra la apropiacin de sus acervos de conocimientos tradicionales por parte de un mercado que se globaliza?; cmo proteger comunidades que actualizan antiguas tradiciones, teniendo en cuenta que el mercado expande sus fronteras, apropindose de ellas?. La autora pone el eje en las culturas y en los productores de esas culturas, y desde all en sus derechos. Es decir, que enfatiza el papel dado a los sujetos, en tanto productores antes que como otros objetivados.

    1 Aunque la nocin de culturas tradicionales y la subsidiaria vinculada a los conocimientos tradicionales

    amerita un anlisis pormenorizado, no ser tratado en este mdulo debido a que nos correramos de la problemtica que nos ocupa.

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    Las prcticas y sentidos que se comparten, transmiten, cambian y recrean, que cumplen funciones y comportan significados para quienes las despliegan, tal como puede leerse en la imagen anterior, denotan la importancia dada a las personas al menos en lo que refiere al mapa conceptual del PCI-. En este sentido, tal como lo seala Bortolotto, la nueva categora patrimonial la autora incluso habla de paradigma patrimonial- pone mas en cuestin la legitimidad de los actores se trata de nuevos actores que se movilizan en torno de la misma- que el objeto o bien seleccionado y activado tal como se ha reproducido el patrimonio desde que se institucionaliz-.

    Por qu los sujetos y grupos sociales son mas visibles en la definicin que en la gestin? Porque, a pesar de los cambios en el campo patrimonial, la lgica asociada a las activaciones, contina anclada en los elementos patrimoniales tanto bienes como expresiones-. Como veremos mas adelante, la Convencin y los diferentes mecanismos de patrimonializacin como las Listas de Inscripcin, por ejemplo- resaltan el rol comunitario en la definicin y gestin del PCI, sin embargo, lo que suele mostrarse como resultado es el producto patrimonial, enmarcado en los elementos aunque cuando se inscribi el sombrero de paja toquilla ecuatoriano, se enfatiz en las tcnicas del hacer, obviamente ligadas a los productores de dicha artesana, lo que finalmente qued en los ojos y memorias de expertos e incluso de los grupos sociales que los hacen, fue el sombrero-.

    Como se observa en la siguiente imagen, la comunidad se ubica en primer plano y se define por su patrimonio pero tambin constituye al mismo, as como el patrimonio inmaterial es constitutivo de la comunidad, an cuando como hemos resaltado y como detallaremos luego- esta relacin indisoluble se vuelva compleja a la hora de generar planes de salvaguardia y gestin.

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    3. La Convencin para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y las Directrices Operativas: Qu se dice de las comunidades y su participacin? Dnde se menciona a la comunidad y la participacin comunitaria?

    La Convencin2 y las Directrices Operativas (en adelante DO)3 reconocen plenamente la funcin crucial que las comunidades desempean o deben desempear en la salvaguardia de su PCI. En el Captulo III sobre la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial en el plano nacional, las obligaciones principales de los Estados Parte, de acuerdo al Artculo 11 de la Convencin, son dos:

    1. Adoptar las medidas necesarias para garantizar la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial presente en su territorio.

    2. Identificar y definir los distintos elementos del PCI presentes en su territorio, con participacin de las comunidades, los grupos y las organizaciones no gubernamentales pertinentes (Artculos 11b, 15).

    La participacin de las comunidades debe ser un objetivo fundamental de la serie continua de actividades emprendidas en el marco de aplicacin de la Convencin. En ltima instancia, las comunidades, los grupos y los individuos interesados deben llevar adelante la salvaguardia de elementos especficos del PCI. Las Directrices Operativas alientan a los Estados Partes a colaborar con las comunidades interesadas en la adquisicin o el fortalecimiento de las capacidades y los conocimientos requeridos para salvaguardar y gestionar su PCI, cuando sea necesario (vanse, por ejemplo, las DO 81, 82, 105 (e) y 107 (m)).

    Artculo 15: los Estados partes tratarn de lograr una participacin lo ms amplia posible de las comunidades, los grupos y si procede, los individuos que crean, mantienen y transmiten ese patrimonio, y de vincularlos activamente a su gestin.

    2 La Convencin para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003) es un acuerdo jurdico

    vinculante entre los Estados. La misma contiene objetivos comunes y formula mtodos y normas para alcanzarlos. 3 Las Directrices Operativas son los lineamientos que permiten ayudar a los Estados Parte a aplicar la

    Convencin en los planos nacional e internacional. Son elaboradas por el Comit para su aprobacin por la Asamblea General. A diferencia del texto de la Convencin, las Directrices Operativas pueden ser cambiadas, adaptadas o ampliadas, todo cambio deber ser aprobado por la Asamblea General. Incluyen criterios, procedimientos y reglamentaciones para: 1) la presentacin de propuestas de inscripcin de elementos La elaboracin de solicitudes al fondo; 2) Organizar la salvaguardia del PCI por parte de los Estados partes; 3) Fomentar la sensibilizacin respecto del PCI.

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    Dentro de las medidas de salvaguardia del PCI (Captulo III de la Convencin) se registra la necesidad de confeccionar inventarios a nivel nacional (Artculo 12) y de proceder a elaborar polticas y planes de salvaguardia (Artculo 13). Si bien en dichos tems la Convencin no dice nada respecto de la participacin de las comunidades, la relevancia que viene tomando sta en la realizacin de los inventarios, no solo es observable a travs de las DO, sino que es resaltada en los informes que redactan los rganos Subsidiarios y los Comits y en los requisitos requeridos para la postulacin en la Lista de Salvaguardia Urgente y en la Lista Representativa. Como puede leerse en las DO4, en el marco del primer captulo y de las dos Listas, entre los criterios requeridos figura la participacin comunitaria como un elemento de extrema relevancia en la primera Lista sin por ello dejar de serlo en la segunda-. Veamos que dicen las Directrices al respecto:

    Captulo I Salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial en el plano internacional, cooperacin y asistencia internacional

    I.1 Criterios de inscripcin en la Lista del patrimonio cultural inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia

    U.3 Se elaboran medidas de salvaguardia que podran permitir a la comunidad, el grupo o, si procede, los individuos interesados seguir practicando y transmitiendo el elemento.

    U.4 La propuesta de inscripcin del elemento se ha presentado con la participacin ms amplia posible de la comunidad, el grupo o, si procede, los individuos interesados y con su consentimiento libre, previo e informado.

    U.5 El elemento figura en un inventario, del patrimonio cultural inmaterial presente en el(los) territorio(s) del(los) Estado(s) Parte(s) solicitante(s), en el sentido de los Artculos 11 y 12 de la Convencin.

    4 Como ya hemos sealado las DO pueden cambiar, sin embargo, hasta el momento no han cambiado

    sustancialmente: las DO fueron redactadas en 2008, enmendadas en 2010, vueltas a revisar en 2012 y finalmente revisadas nuevamente en 2014. En ese sentido, es que los captulos que estamos retomando no han sufrido grandes alteraciones, a lo sumo modificaciones en su redaccin pero no en el significado de lo dicho.

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    I.2 Criterios de inscripcin en la Lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad

    R.4 La propuesta de inscripcin del elemento se ha presentado con la participacin ms amplia posible de la comunidad, el grupo o, si procede, los individuos interesados y con su consentimiento libre, previo e informado.

    Estos, entre otros criterios, son los que se evalan en cada postulacin. En este sentido, ciertos puntos del formulario que debemos llenar en caso de postular a las listas de Unesco- apuntan a la delimitacin de la comunidad y la participacin comunitaria. Por ejemplo en la Lista Representativa, nos referimos a:

    Punto C: Nombre de las comunidades, grupos y en los casos que competan individuos comprometidos con la salvaguardia.

    Punto (ii) del I: Quines son los detentores y practicantes del elemento? Hay roles o categoras especficas de personas teniendo responsabilidades particulares para la salvaguardia de la prctica y la transmisin del elemento? Si s, quienes son y cules son sus responsabilidades?

    Punto III sobre medidas de salvaguardia se espera que sea elaborado por la propia comunidad, sobre todo en lo que refiere al (i), al 3 (b) (i) y 3 (b) (iii).

    Punto 4 sobre participacin y consentimiento de las comunidades en el proceso de candidatura (4 (a), 4 (b) y 4 (c)) y el punto 5 donde se requiere la demostracin de que el elemento ha sido incluido en un inventario, exige de la participacin comunitaria en la elaboracin del mismo.

    Como se observa, y aun cuando el elemento sigue siendo el eje alrededor del cual pivotea la elaboracin de la candidatura en el formulario5, es evidente que las comunidades, explcitamente, y la participacin comunitaria, de manera mas indirecta o menos explcita, sin embargo, vista como un requisito clave; son asuntos de primera importancia en el proceso de patrimonializacin y luego, en el de evaluacin.

    En qu otro lugar de las DO aparece la participacin de las comunidades, grupos y/o individuos? Explcitamente en el Captulo III:

    5 La presencia explcita del elemento en los diferentes puntos del formulario responde a la lgica

    convencional y naturalizada del patrimonio. De all que, aun cuando el PCI requiere de un lugar crucial para las comunidades, el modelo que se sigue para el llenado del formulario tiende a privilegiar el elemento. Este dato no es menor y debe ser considerado a la hora de una presentacin: nosotros mismos, quienes solemos formar y/o gestionar procesos vinculados al patrimonio, solemos estar atravesados por la lgica del bien/elemento de valor patrimonial, de all que nos resulta mucho mas sencillo apelar a su protagonismo, volviendo a ausentar, en forma parcial, el rol de las comunidades y de su participacin.

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    Captulo III Participacin en la aplicacin de la Convencin

    III.1 Participacin de las comunidades, los grupos y, si procede, los particulares, as como de los expertos, los centros de competencias y los institutos de investigacin

    79. Recordando el apartado b) del Artculo 11 de la Convencin y de conformidad con el Artculo 15 de la Convencin, el Comit alienta a los Estados Partes a establecer una cooperacin funcional y complementaria entre las comunidades, los grupos y, si procede, los individuos que crean, mantienen y transmiten el patrimonio cultural inmaterial, as como entre los expertos, centros de competencias e institutos de investigacin.

    80. Se alienta a los Estados Partes a crear un organismo consultivo o un mecanismo de coordinacin para facilitar la participacin de las comunidades, los grupos y, si procede, los individuos, as como de los expertos, centros de competencias e institutos de investigacin, en particular en: (a) la identificacin y definicin de los distintos elementos del patrimonio cultural inmaterial presentes en su territorio; (b) la confeccin de inventarios; (c) la elaboracin y ejecucin de los programas, proyectos y actividades; (d) la preparacin de los expedientes para la inscripcin en las Listas, de conformidad con los prrafos pertinentes del Captulo 1 de las presentes Directrices Operativas; (e) la exclusin de un elemento del patrimonio cultural inmaterial de una Lista o su traspaso a la otra, como se indica en los prrafos 38 a 40 de las presentes Directrices Operativas.

    81. Los Estados Partes adoptarn las medidas necesarias para sensibilizar a las comunidades, los grupos y, si procede, los individuos a la importancia y el valor de su patrimonio cultural inmaterial, as como de la Convencin, para que los poseedores de ese patrimonio puedan beneficiarse plenamente de dicho instrumento normativo.

    82. Con arreglo a lo dispuesto en los Artculos 11 a 15 de la Convencin, los Estados Partes adoptarn medidas apropiadas para que se aumenten las capacidades de las comunidades, los grupos y, si procede, los individuos.

    [Salteamos puntos 83 y 84]

    85. Los Estados Partes procurarn facilitar el acceso de las comunidades, los grupos y, si procede, los individuos a las conclusiones de las investigaciones que stos hayan efectuado, as como fomentar el respeto de los usos por los que se rige el acceso a determinados aspectos del patrimonio cultural inmaterial, de conformidad con el apartado d) del Artculo 13.

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    86. Se alienta a los Estados Partes a crear conjuntamente, en el plano subregional y regional, redes de comunidades, expertos, centros de competencias e institutos de investigacin para formular planteamientos compartidos, especialmente en relacin con los elementos del patrimonio cultural inmaterial que tienen en comn, as como enfoques interdisciplinarios.

    87. Se alienta a los Estados Partes que posean documentacin relativa a un elemento del patrimonio cultural inmaterial presente en el territorio de otro Estado Parte a que la transmitan a dicho Estado, que pondr la informacin a disposicin de las comunidades, los grupos y, si procede, los individuos interesados, as como de los expertos, centros de competencias e institutos de investigacin.

    88. Se alienta a los Estados Partes a participar en actividades relacionadas con la cooperacin regional, comprendidas las de los centros de categora 2 para el patrimonio cultural inmaterial que se han creado o se crearn bajo los auspicios de la UNESCO, a fin de que puedan cooperar de la manera ms eficaz posible, de conformidad con el Artculo 19 de la Convencin, y con la intervencin de las comunidades, los grupos y, si procede, los individuos, as como de los expertos, centros de competencias e institutos de investigacin.

    89. Dentro de los lmites de los recursos disponibles, el Comit podr invitar a sus reuniones a todo organismo pblico o privado (comprendidos centros de competencias e institutos de investigacin), as como a toda persona fsica de probada competencia en los diversos mbitos del patrimonio cultural inmaterial (inclusin hecha de las comunidades, los grupos y dems expertos), a participar en sus reuniones con objeto de mantener un dilogo interactivo y de consultarles sobre cuestiones determinada

    Tal como se desprende de este captulo, el rol otorgado a las comunidades es asunto clave de la salvaguardia del PCI. No obstante ello, es de destacar que las Directrices (en lnea con la Convencin) continan dando un protagonismo mayor a los Estados parte. Como se observa, se deja en manos de ellos la creacin de organismos, la sensibilizacin y aumento de capacidades de las comunidades, la distribucin de la informacin a las mismas, entre otros temas. Sin embargo, es necesario acotar que la implementacin de estos principios se produce mucho mas complejamente y, se espera, que se produzca de manera menos intervencionista por parte de los estados, las instituciones y de los expertos/gestores.

    Veamos, finalmente y en forma sinttica, qu es lo que dicen y lo que no dicen los instrumentos de salvaguardia del PCI elaborados por UNESCO respecto de la temtica que nos ocupa:

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    Lo que dicen y (no dicen) la Convencin y las DO (sobre las

    comunidades y la participacin comunitaria

    Asociar a las comunidades interesadas en la gestin de su PCI

    (Artculo 15).

    Obtener y documentar el consentimiento libre, previo e

    informado de las comunidades interesadas para algunas

    actividades (DO 1, 2, 7, 101 (b).

    No hay una orientacin especfica sobre CMO identificar a las

    comunidades, ni cmo hacerlas participar en la salvaguardia de

    su PCI.

    A travs del ltimo cuadro se refleja que en los principios vertidos por la Convencin y las DO se indica y/o sugiere que debera realizarse en relacin al contexto comunitario, tema de gran envergadura en el seno del PCI. Sin embargo, como bien se remarca en la ltima lnea nada se dice sobre cmo hacerlo, qu metodologas utilizar, qu formatos seguir. Es por ello que, como veremos mas adelante, las experiencias se han forjado a base de ejercicios de prueba y error, elaborados desde los distintos pases, sus instituciones, los expertos, entre otros. Incluso algunos pases en Amrica Latina (para tomar solo nuestro continente), como Brasil, en primera instancia y Colombia, en segundo lugar, marcaron tendencia en relacin a formatos que implementaron en algunos casos ya en declive, en otros an vigentes, pero en lo central, en constante debate y cambio-.

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    4. Comunidad: definicin

    Como hemos analizado en los tpicos 2 y 3, el vocablo comunidad es clave en el campo del PCI. De hecho, tanto en la definicin como en los formularios de postulacin para las listas y en los criterios de evaluacin de las candidaturas, es sumamente importante la delimitacin de la comunidad asociada al elemento que se postula. Al seguir la lgica convencional del patrimonio, el elemento aparece en primer plano, sin embargo, como hemos planteado, es la comunidad la que lo define, la que debe sentirlo como propio y a partir de la cual es legitimado. Esta cuestin surge de las primeras reuniones en las que se debati acerca de quin sera la autoridad competente y legtima, con capacidad para definir los diferentes aspectos del PCI: si las instituciones estatales, los expertos profesionales o los grupos y/o individuos practicantes6. A pesar de los mltiples desafos que este asunto plante, los expertos consideraron que esa autoridad debera recaer en los grupos sociales7. Desde esta perspectiva, y como remarcamos la relacin entre el PCI y las comunidades es vinculante, o sea se definen mutuamente, partiendo de que son manifestaciones o expresiones culturales preexistentes a su activacin patrimonial, por ende reconocidas as por las comunidades, grupos y/o sujetos que las crean, producen, reproducen, circulan, transmiten. Es debido a ello que la nocin de PCI viene redefinindose como patrimonio vivo las comunidades pertenecen al mundo actual, ms all de que sus manifestaciones culturales puedan proceder de generaciones previas-.

    La nocin de comunidad es integrada a la nocin de PCI desde que comenz a pensarse en la necesidad de introducir nuevos patrimonios como en el caso del patrimonio intangible tal como se lo denomin previamente a la Convencin-. Si bien, el campo del PCI llev inevitablemente a la idea de comunidad, no sucedi lo mismo con la participacin comunitaria: en efecto, las primeras definiciones de patrimonio inmaterial estuvieron estrechamente asociadas al folklore y la cultura popular, colocando en primer plano las costumbres y manifestaciones culturales adheridas a las personas, o sea objetivndolas o reificndolas como si se tratara de patrimonios de piedra, es decir, como si fueran grupos e individuos caracterizados y estabilizados en torno de una cultura congelada.

    6 En la Reunin de Expertos en Terminologa, donde se discuti un glosario para la Convencin, se enfatiz

    que los miembros de las comunidades practicantes son quienes deben decidir sobre las prcticas culturales a ser salvaguardadas, as como las formas en que stas deben ser protegidas. Asimismo, se expres la inquietud de que personas externas se apropiaran de los recursos culturales, y surgi la preocupacin sobre la autoridad. (Arizpe 2009: 57, citado en: Villaseor Alonso, I. y Zolla Mrquez, E. 2012: 78). 7 En la conferencia internacional de 1999, organizada en conjunto por Unesco y el Smithsonian, se cuestion

    el nfasis puesto en la documentacin y registro, y se estableci necesario considerar el respeto y reconocimiento de los practicantes de dichas expresiones para asegurar la produccin y transmisin de las mismas (Aikawa, 2004: 140, citado en: Villaseor Alonso, I. y Zolla Mrquez, E. 2012: 77).

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    No obstante, esta idea de comunidad fue tambin la que gener un fuerte debate en relacin a la pertinencia de la nocin ya sabemos que para que el patrimonio exista como tal, el estado a travs de sus instituciones y los expertos suelen ser quienes taxonomizan, clasifican y ordenan a travs de categoras que permiten extraer precariedades del, en este caso, mundo del PCI, pero tambin sabemos que en torno de este patrimonio, fue UNESCO a travs de sus documentos, comits, etc., quien integr un men de vocablos, supuestamente apropiados, como en el caso de comunidad-.

    Por diversas razones, que ya pasaremos a comentar, la categora de comunidad trajo consigo numerosos debates y reflexiones. En los comienzos del PCI, los expertos europeos en diversas reuniones organizadas por Unesco, plantearon sus dudas en torno de algunos dilemas relativos a glosario y contenidos/significados de los trminos. Entre ellos, uno de los que mas suscit inters fue el de la convergencia material-inmaterial, pero tambin el de la nocin de comunidad. Cuando an no se haba redactado la Convencin, e incluso con posterioridad a la misma, los expertos europeos llamaban la atencin sobre la imposibilidad de extrapolar y/o traducir el trmino comunidad a las poblaciones, grupos y/o personas que forman parte del continente europeo. Es decir que no se sentan representados por dicha categora, o mas bien no encontraban comunidades reales en sus pases de hecho, en los primeros aos, previamente y con posterioridad a la Convencin, fueron escasas las presentaciones de pases europeos a las Listas de Unesco. Solo recientemente, particularmente, en los ltimos 3 aos aproximadamente, ha habido candidaturas aprobadas de pases como Francia, Espaa, Blgica e incluso de una regin entera como en el caso de la dieta mediterrnea que es un buen ejemplo de comunidad ampliada, solo delimitada por el elemento a contrapelo de lo que la propia definicin nos dice-, o algunos intentos de recrear la comunidad en el sentido tradicional o folklrico del trmino, como ha sido la postulacin de Blgica sobre la pesca del camarn a caballo, aprobada en 2013 en la Lista Representativa.

    La pesca del camarn a caballo en Oostduinkerke (Blgica-2013)

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    En el caso de Amrica Latina, los acuerdos trabajados a nivel del campo de actuacin transnacional particularmente consensos que se han procurado visibilizar a travs de la Convencin- han inducido a pensar que se han concentrado en la elaboracin y uso de trminos vagos (tal como fuera planteado en La Habana en ocasin del Taller de formadores de Amrica Latina, 2011). Entre esos vocablos, el de mayor ambigedad constructiva, en trminos de convertirlo en flexible y adaptable para cada grupo con el cual se trabaje, ha sido el de comunidad. No obstante ello, muchos de los expertos latinoamericanos plantearon problemas relativos al uso por parte de los tcnicos de esta nocin, como a las apropiaciones que pueden o no hacer los grupos involucrados. La profesionalizacin del campo del PCI en torno de la antropologa una gran proporcin de los expertos que conforman equipos de trabajo, por ejemplo, en las instituciones de nuestros pases, son antroplogos que, a diferencia o en afinidad con lo sucedido en relacin a los arquitectos y/o historiadores, en tanto expertos del patrimonio material, se ven atravesados por sesgos disciplinarios (la ausencia de personas para este ltimo ha tenido en parte relacin con quienes fueron autoridad para dicho campo, por el contrario, la presencia de los sujetos, en tanto practicantes de las expresiones culturales, es producto de la perspectiva antropolgica que, al mismo tiempo y por efecto de sus reflexiones acadmicas internas, tiende a rechazar ciertos contenidos dados a la idea de comunidad). Es decir que ya sea por inexistencia de grupos que puedan definirse como comunidad, o por existencia vinculada a sociedades pequeas, homogneas, delimitadas, artificiales y/o inventadas con el virtuosismo de la sociedad folk, la nocin de comunidad ha trado consigo crticas, reflexiones y debates.

    a- La comunidad: Cmo reconocerla?

    Mas all de reflexiones y debates, las experiencias sobre el PCI se han concentrado en culturas alejadas de los centros urbanos, fcilmente acotables, en consecuencia en pueblos originarios, poblaciones rurales, grupos atravesados por identidades tnicas particulares, como afrodescendientes, entre otros. Este dato que es notablemente visible en las postulaciones aprobadas en las Listas de Unesco no slo en la de salvaguardia urgente, en la que se suele esperar que abarque culturas en desaparicin- tiene implicancias sobre la participacin comunitaria. En otras palabras, aunque en algunos pases como Argentina- los gobiernos locales procuran trabajar y enfatizan la mirada sobre el PCI de grupos urbanos el caso del tango es un ejemplo concreto, como tambin el fado que fuera aprobado en Portugal y cuyo origen es netamente urbano, es decir de Lisboa-, son escasas las candidaturas de ese tipo que tienen xito en UNESCO. Aparenta ser difcil reconocer comunidad(es) en el mbito urbano, cuestin vinculada al supuesto del que parte la mayora de los expertos y/o gestores respecto de que una comunidad en tanto nocin y experiencia prctica- es armoniosa, homognea, inclusiva, integrada, delimitable y est dispuesta a participar este sera el ADN de todo grupo que se precie de ser comunidad-. De all, los dilemas y controversias que dicha categora ha trado al campo del PCI.

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    En la Convencin, especficamente en la definicin de PCI, se habla de comunidades, grupos e individuos interesados en participar del uso o la transmisin del elemento del PCI, y que lo reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. En cierta forma, incorporar las clasificaciones vinculadas a grupos e individuos como alternativas a la de comunidad, suele verse como un salvoconducto a la estrechez de esta ltima categora. No obstante, nada se dice respecto de que estamos entendiendo por grupo, cuestin que lleva casi naturalmente a pensar en la comunidad como colectivo que comparte, ni tampoco de quienes son los individuos que pertenecen o se sienten identificados con el grupo sin contar, adems, con que la visin asociada al individuo suele centrarse en la de miembro o persona, al mismo tiempo en que omite la de sujeto o agente con capacidad de decisin o agencia, sumamente importante a la hora de pensar en participacin-. En este sentido, el PCI queda entrampado en un horizonte de palabras que acaban delimitando el tipo de poblaciones sobre las cuales ponemos el ojo y en las que esperamos, casi milagrosamente, se produzca la participacin.

    La visin asociada a la comunidad nos interpela acerca de:

    Quin es quin dentro de la

    comunidad?

    Quin reconoce a quin?

    Preguntarse por el quines permite, aparentemente, superar la idea de comunidad como compartimento estanco o como entidad vaca de contenidos y personas. Es por ello que un punto de partida que, hoy da y con frecuencia, los expertos y gestores ponen en juego es que la comunidad no es un concepto estrecho. En consecuencia, que no puede decirse que hay un nmero mximo o un nmero mnimo de integrantes y que hay diversos criterios de definicin de la comunidad, en tanto:

    Las personas podemos pertenecer a distintas comunidades; La comunidad o el grupo pueden entenderse de maneras diferentes segn

    personas, colectivos, contextos; La identificacin deben hacerla las mismas personas. Ellos pueden

    definirse como comunidad por ej. en base al idioma. Las personas dentro de una comunidad no son iguales, no cumplen los

    mismos roles, ni se reconocen de la misma manera. Este punto ha sido crucial desde el origen mismo del PCI, ya que desde las primeras reuniones vinculadas al tema, se acu la categora de portadores de la cultura para designar a aqullos miembros de una comunidad que de manera activa reproducen, transmiten, transforman, crean y forman cultura (Villaseor y Zolla 2012: 78).

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    La categora de portador tan ampliamente utilizada en el mbito del PCI, as como la diferenciacin de miembros, hecha funcionalmente dentro de la comunidad, merece un espacio particular. Por un lado, porque la idea misma de portador, implica pensar en personas especiales que portan un saber especializado o un don caracterstico que los separa inevitablemente del resto del grupo nuevamente es como si portaran un ADN gentico especfico-. Portar no significa necesariamente producir o crear. Pero s puede implicar que el portador deba ser necesariamente el transmisor de esos conocimientos y quien deba relacionarse con las instituciones, los expertos, los gestores, en su funcin de lder. Por otro lado, porque desde la idea de portador, nacieron otras tantas que llevaron a pensar las comunidades diferenciadas segn funciones y/o roles claros8. De acuerdo a ello, a la nocin de portador, se agregaron:

    Ejecutantes Depositarios Custodios Transmisores Pblico Usuarios

    Resulta llamativo que en cada una de esas categoras, encontramos sujetos delimitados, acotados a un rol y no otro, desplegando una prctica cultural cual si fuera un trabajo repetitivo y sin cambios, por ende sujetos poco activos, o con escasa capacidad de agencia y/o transformacin. Cabe destacar que dichos roles se articulan muy bien con la lgica descriptiva y clasificatoria del patrimonio, particularmente del PCI. Pero tambin es una forma de pensar la comunidad como sistema, donde la idea del practicante-productor parece no tener lugar.

    La siguiente imagen corresponde a los derviches y la ceremonia SEMA mevlevi que se desarrolla en Turqua y que ha sido aprobado como PCI en la Lista Representativa de la Humanidad (pueden leer y analizar el expediente en: http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00559)

    8 En esta perspectiva, puede observarse un sesgo funcionalista, en el sentido dado por los antroplogos de

    principios de siglo XX (Malinowski o Radcliffe Brown pensaban e interpretaban las culturas indgenas en torno de esta mirada, por ende, consideraban que dentro de las culturas, las instituciones y personas deban cumplir funciones articulables entre s. De all que explicaban el conflicto como parte de la disfuncin o desarticulacin de funciones). Desde esta postura, el concepto de comunidad es viable: la funcionalidad supone armona, equilibrio, integracin social y no conflicto (de hecho, el segundo autor mencionado hablaba de comunidades).

    http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00559

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    Semah, ritual de los alevi-bektais (Turqua-2010)

    Este caso resulta interesante para pensar en los nfasis construidos en torno de una visin comunitaria convencional y tradicional. Los derviches no solo son bailarines o danzantes, tal como se los observa en la imagen y como se los ha presentado en la candidatura aprobada. Los derviches tienen origen en una orden prohibida por el gobierno a comienzos del siglo XX y luego restituida en la dcada de los 50, aunque nunca mas dentro del mismo sentido que haba tenido9. Aunque esta explicacin est en el expediente presentado, el nfasis puesto en el danzante, niega otros roles, clausura al derviche en un solo rol, lo estanca en su produccin, solo y aparentemente vinculada a la danza, y lleva a la prdida de sentido del para qu y el por qu se despliega la danza (como se observa en la historia, la danza tena un sentido para la creencia, tanto como la msica).

    La estrechez con la que se vincula a la comunidad, ha tendido a salvarse con la flexibilidad a partir de la cual los expertos dicen que se trata de colectivos sin nmero definido de integrantes y con amplitud para que la comunidad no sea pensada como homognea. No obstante, estas apreciaciones no resuelven el tema de la identificacin-representatividad de los miembros, como tampoco la cuestin de las funciones equilibradas y articuladas entre s que niegan mezclas, cambios, discontinuidades, conflictos.

    9 Los mevlevi son una orden asctica suf fundada en 1273 en Konya, desde donde se extendieron

    progresivamente a travs del imperio otomano. Hoy, se pueden encontrar mevlevi en muchas comunidades turcas de todo el mundo, pero los centros ms activos y famosos de la actividad de la orden estn en Konyamy Estambul

    (citado en el expediente UNESCO). Como resultado de las polticas de secularizacin, todos los mevlevihane fueron cerrados en 1925. El gobierno turco comenz a permitir representaciones de nuevo, aunque slo en pblico, en los aos cincuenta. Las restricciones cesaron en los aos noventa. Algunos grupos privados estn reestableciendo el carcter espiritual e ntimo original de la Sema. Sin embargo, treinta aos de prctica clandestina han privado a las representaciones de una parte de su significacin religiosa, ya que la transmisin se ha centrado en la msica y en los cantos, en detrimento de las tradiciones espirituales y religiosas. Hoy da, muchas ceremonias ya no son representadas en su contexto tradicional, sino ante un pblico de turistas, y se han acortado y simplificado para responder a la demanda comercial.

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    El hecho de que los procesos vinculados a estos patrimonios intersectan las vidas sociales y culturales de sujetos y grupos sociales diversos, a partir de los cuales las mismas son producidas y transformadas, del mismo modo, en que los grupos tienden a reinterpretar y a apropiarse de categoras externas en trminos de sus dinmicas culturales internas; es que estas nuevas activaciones conllevan una serie de problemas de gran envergadura. Pero es indudable que pensar en patrimonio y comunidad, tiende a evadir la idea misma de procesos y apropiaciones, mas all de que en cualquier situacin de gestin del PCI, aquellos son parte inevitable de la realidad con la que nos encontraremos.

    b- La comunidad como problema

    En el mdulo I, dictado por Marian Moya, ustedes contaron con un cuadro que vuelvo a reproducir y retomo para que conectemos aquello que ya vieron, con los contenidos de este mdulo:

    Veamos y pensemos a partir de algunos ejemplos, los problemas y la problematizacin de la comunidad. En primer lugar, pensemos a partir de dos prcticas y comunidades, una, aprobada en la Lista de Salvaguardia Urgente (el ritual y cosmovisin de los enawene nawe) y otra, la payada y los payadores, declarada patrimonio cultural inmaterial a nivel local (desde una localidad de la Pcia. De Buenos Aires), aunque con inters por parte de los productores de payada de ser legitimados como comunidad patrimonial a nivel nacional y de all en el plano de la Lista Representativa (UNESCO).

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    ,

    El Yaokwa, ritual del pueblo enawene nawe para el mantenimiento del orden social y csmico (para leer el expediente presentado y aprobado en Unesco:

    http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00011&USL=00521)

    Los payadores

    Los enawene nawe, en tanto comunidad indgena pequea, parece fcilmente adecuada a la nocin de comunidad des-problematizada. Las actividades que realizan, el ritual que los mismos expertos han patrimonializado, la cosmovisin asociada (difcil de observarse, pero materializable bajo los principios comunitarios), sugieren encontrarnos frente a una comunidad acotada en nmero de miembros, roles y funciones vinculadas a las expresiones que despliegan, asentados en un territorio delimitado (viven en la cuenca del ro Juruena, en los bosques lluviosos de la Amazonia meridional). Los enawene nawe cumplen, de este modo, con el carcter homogneo de la comunidad esto no quiere decir que no haya asimetras, discontinuidades, tensiones-. Por el contrario los payadores, aunque unidos y articulados desde la prctica de la payada, son una comunidad discontnua en trminos territoriales como sociales habitan en diferentes lugares de la Pcia. de Buenos Aires y de otras provincias argentinas, se juntan cclicamente para desplegar el arte de la payada en festivales y espectculos diversos, no pertenecen a este nico colectivo social y cultural, forman parte de esta prctica en forma mas individual que como comunidad sedentaria y estrecha, y solo se agrupa ante actividades puntuales, -. Aqu pueden observarse,

    http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00011&USL=00521http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00011&USL=00521http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00011&USL=00521

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    entonces, dos formas diferentes de agruparse y de desplegar sus prcticas culturales, por ende atravesados por las complejidades vinculadas a la nocin de comunidad: no solo el segundo caso es una manifestacin explcita de esas complejidades, sino que incluso el primero lo es, en la medida en que la comunidad inventada sobre la base de lo homogneo y armonioso, lleva a ocultar las disrupciones, tensiones y conflictos propios de cualquier grupo. Y en lo que mas nos importa para este mdulo, ambos casos nos plantean problemas diferentes en relacin a cmo participar en relacin a los procesos de patrimonializacin.

    La idea de comunidad nos interpela acerca de quin reconoce a quin pero mientras en la Convencin y los planes llevados adelante ese reconocimiento parece simtrico hacia la configuracin comunitaria, para la comunidad en s misma puede resultar complejo, inestable, lbil, flexible y hasta forzado en funcin de corresponderse con la nocin de patrimonio inmaterial-. En este sentido, uno de los problemas que se nos presenta con cierta regularidad es el relativo a qu es la comunidad para nosotros en funcin de los acuerdos vinculados a las agendas pblicas transnacionales, nacionales y locales-, y qu es la comunidad para los sujetos y grupos en cuestin. A continuacin pensemos en este asunto en relacin a cmo se define la comunidad en el caso de los afrodescendientes de Buenos Aires.

    Agrupaciones Afrodescendientes en la Ciudad de Buenos Aires

    Entonces, cmo se define la comunidad?. Cuando hace unos aos el Movimiento Afrocultural que desarrolla sus actividades en San Telmo pens con nosotros sobre qu los defina como comunidad esbozaron varias respuestas: todo quien traspase la puerta del Movimiento es parte de la comunidad (aunque luego resaltaron que no era tan as), a continuacin dijeron que su comunidad se defina por la familia, pero no la familia como la concebimos nosotros, sino por la familia condombera, hasta llegar a la idea del Movimiento como potencial comunidad; observndose, de este modo, la complejidad que representa.

    Otro ejemplo interesante para pensar en qu sucede cuando intentamos ampliar la comunidad y salir de la estrechez del trmino, son las cocinas y/o comidas que, en algn caso como el francs fue postulada y aprobada en la Lista Representativa de UNESCO y en otro como el colombiano, hubo un intento a travs del armado

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    de un expediente que nunca lleg a UNESCO, si bien en Colombia existe un Premio Nacional a la Comida.

    Comida colombiana

    La comida gastronmica de los franceses (ver en Lista Representativa 2010: http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00011&RL=00437).

    En los casos de las cocinas y comidas el asunto se torna sumamente complejo debido a que el elemento aparece en primer plano y aparentemente definiendo a todo un pas, o toda una regin (probablemente es en Mxico donde mejor resolvieron este problema con la postulacin y aprobacin de la cocina michoacana, por ende con la acotacin de la comunidad). En tanto un territorio como el nacional puede ser comunitario, parece difcil trabajar con la participacin comunitaria, pues con quines se trabajara, quienes seran interpelados para este trabajo, etc.

    En la mayora de los ejemplos que podemos tomar vamos a encontrarnos con problemas, no siempre similares, pero s de extrema dificultad. Por caso, en el carnaval de Barranquilla la propia inscripcin a nivel de Unesco condujo al fortalecimiento de conflictos que hicieron visible la falta de comunidad (cuando hablamos de ausencia de comunidad no estamos diciendo que no haya agrupaciones, asociaciones, colectivos, sujetos, etc., sino que, como en este ejemplo, la activacin patrimonial hizo lugar a los conflictos latentes entre diferentes grupos y personas que, hasta ese momento, participaban del carnaval sin manifestarlos claramente). El carnaval de Barranquilla refleja la problemtica de pensar en trminos de comunidad como asociacin de personas homognea, armoniosa, funcional, etc. Finalmente, pensemos y hagamos preguntas sobre la comunidad tanguera: Qu es la comunidad tanguera? Quin la conforma?

    http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00011&RL=00437

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    En el caso del tango, promovido desde Buenos Aires y Montevideo, la comunidad aparece definida en trminos de identidad y reconocimiento a nivel del dossier presentado y aprobado. No obstante, a la hora de la salvaguardia de la manifestacin parece quedar poco claro quines conforman la comunidad y con quienes habra que co-gestionar esos planes de salvaguardia: son los milongueros?, los compositores?, los msicos?, los bailarines?, entre otros. Sobre este ejemplo volveremos en el prximo acpite.

    El tango (expresin rioplatense presentada a la Lista Representativa por Argentina y

    Uruguay, 2009). Los ejemplos pueden multiplicarse y volveremos a encontrarnos con multiplicidad de problemas ligados a la idea que subyace, en general, en las instituciones intervinientes, los expertos, los gestores y en ocasiones hasta en la propia comunidad hemos observado cmo en el caso del Movimiento Afrocultural autodefinirse como comunidad conlleva la problemtica inherente al quines son y cmo reconocerse los afrodescendientes en Buenos Aires, y probablemente tambin en Argentina. Incluso podemos encontrarnos con colectivos que se sientan incmodos con una palabra como comunidad, o que no la reconozcan como vocablo de ellos, tal como sucede tambin con la nocin de patrimonio, mas especficamente de patrimonio inmaterial-. Es por ello, y siempre pensado desde los expertos, sobre todo, desde los antroplogos, siempre tan inquietos y preocupados con la aplicacin de un trmino controvertido como el de comunidad, quienes han pensado que lo mas apropiado es incorporar la visin asociada al sentido de comunidad. Al respecto Villaseor y Zolla dicen: En antropologa existe una amplia discusin del trmino comunidad, ya que se sabe que stas no son grupos cerrados, bien delimitados y con caractersticas permanentes, como a menudo se aborda en el lenguaje patrimonial y en las visiones de la antropologa culturalista. En este escrito entendemos a una comunidad como aquel grupo de individuos que poseen, en mayor o menor medida, un sentido de comunidad, entendido ste, entre otras cosas, como un sentimiento de pertenencia por medio de experiencias compartidas, dentro de las que se encuentran las expresiones simblicas (McMillan 1996, citado en Villaseor y Zolla, Op.Cit.: 78). Asimismo, y siguiendo a Cohen (1985: 12-14, citado en Op.cit.), consideramos que lo que define a las comunidades no son los lmites reales del grupo, sino la construccin simblica que sus miembros hacen del grupo y de sus lmites. Por esta razn, sostenemos que el sentido de pertenencia y las prcticas culturales compartidas constituyen elementos identitarios de las comunidades.

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    5. Participacin de la comunidad

    De acuerdo a lo planteado hasta ahora, es evidente que el tema de la participacin comunitaria, no solo es un asunto de gran envergadura y fundamental de pensar e implementar en el mundo actual, sino tambin que nos coloca frente a un gran desafo. Por un lado, como lo refleja Arturo Escobar (2010:33), la participacin social comienza a encontrar un lugar en las agendas pblicas del desarrollo, cuando en los aos 70 los antroplogos para el desarrollo observan cambios vinculados a la consideracin de los factores sociales y culturales, debido a los fracasos que hubo previamente y cuando las intervenciones se hacan verticalmente y desde arriba. Fue as que desde el Banco Mundial y otras agencias transnacionales, se estableci que deba darse prioridad a la gente y que los pobres particularmente los pobres rurales- deban comenzar a participar mas activamente. El autor mencionado seala que en dicho contexto los antroplogos comenzaron a actuar como intermediarios culturales entre los que disean e implementan los proyectos y las comunidades, recopilando datos de primera mano. Entre fines de los 80 y en los 90, aparece la antropologa del desarrollo, desde la cual y en relacin a un anlisis discursivo, consideran que debe repensarse el lugar del tcnico, en tanto agente no neutral, ni des-politizado. Con posterioridad ha existido la intencin de producir convergencias entre ambas antropologas, a fin de establecer cul debe ser el rol del antroplogo como podra ser el del tcnico o gestor del patrimonio- en tanto mediador e implementador de etnografas que debe examinar las negociaciones locales mas all de los proyectos del desarrollo (recomendamos la lectura de Escobar, Arturo 2010: 29-58). Aunque sta es una apretada sntesis en relacin a cmo comienza a introducirse la participacin social en el campo del desarrollo, resulta de gran inters, no solo por el nuevo lugar que comienza a darse a los grupos sociales involucrados, sino tambin porque conlleva debates en torno al rol del antroplogo que, como hemos observado, se vuelve asunto de gran inters para el campo del PCI. Asimismo, como lo han remarcado diversos especialistas, con la visibilidad de grupos antes relegados como las minoras culturales, los pueblos originarios, los inmigrantes definidos tnicamente, etc.- y la marcada presencia de los mismos en las demandas llevadas adelante ante los estados, stos se han vuelto administradores aunque con un discurso participativo que no acaba de cuajar en relacin a la implicacin activa que se promueve respecto de la sociedad en sus mas diversas expresiones. Retomando a Bortolotto: El vocabulario poltico en las democracias occidentales valoriza hoy la nocin de participacin y los instrumentos que pretenden darle cuerpo, se multiplican (consejos de barrio, jury de ciudadanos, foros, balances participativos, etc.) al respecto, en relacin al campo de las polticas culturales recomendamos revisar la poltica llevada adelante por Albino Rubim, Secretario de Cultura del Estado de Baha-.

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    Por el otro, y en lo que mas nos ocupa y preocupa para este mdulo, la problemtica de la participacin comunitaria se ha incrementado en cuanto al asunto que es inherente al PCI, pero al mismo tiempo todo un reto, pues el campo del patrimonio se ha constituido histricamente por fuera o en los mrgenes de las sociedades del presente, es decir sin una implicacin efectiva de las personas10.

    Antonio Arantes (2007) refiere a esta problemtica partiendo de un primer asunto: la cuestin de la formacin de una esfera pblica global y al mismo tiempo de una agenda transnacional que, sin embargo, no funciona mecnica ni linealmente, en tanto arenas donde no solo lo nacional, sino tambin donde los antagonismos regionales o subregionales estn en disputa y en donde las hegemonas son formadas. De all que el autor seala que existen mltiples mediaciones que llevan a que los representantes nacionales en dichas arenas se conviertan en traductores de disputas internas a sus pases y que, por lo tanto, no reproduzcan en forma automtica los acuerdos internacionales. Volviendo sobre las palabras de Arantes: Los expertos nacionales y otros agentes sociales como burcratas estatales y personal tcnico, actan como brockers e intrpretes en este mltiple proceso de traduccin cultural, que ocurre alrededor de esta esfera multi-institucional. Pero en el caso del PCI, adems, se agrega la relevancia dada a los sujetos practicantes, quienes adquieren legitimidad, revelando que este patrimonio como seala Arantes- pertenece a las comunidades, pero que al mismo tiempo es incrustado en los procesos sociales y culturales a travs de los cuales sus vidas sociales son producidas y transformadas. En este sentido, los dichos de este autor, muestran parte de la problemtica vinculada a la participacin: el estatus patrimonial (Bortolotto Op.cit) otorgado a un elemento por parte de polticas pblicas y de instituciones estatales se entromete en la trama y dinmica de los grupos, interfiriendo en los procesos sociales (Arantes, Op.cit.) y obviamente, en el valor patrimonial establecido (Bortolotto Op.cit), ya no por expertos o tcnicos, sino por el conjunto de los sujetos vinculados a determinada manifestacin.

    10 Basta con mirar algunos ejemplos de patrimonios monumentales, o de paisajes culturales, declarados

    como tales desde la Convencin del Patrimonio Mundial de UNESCO de 1972, para encontrar esa negacin de las personas, obviamente de quienes viven hoy en lugares patrimoniales y/o de quienes dan sentido a esos patrimonios. Casos como las ciudades histricas en Europa, patrimonios arqueolgicos como el Machu Pichu en Per, paisajes culturales como la Quebrada de Humahuaca, en algunos casos con escasos residentes y mas turistas (en Machu Pichu por ejemplo las poblaciones locales no habitan el sitio pero s estn prximas), en otros con una vasta proporcin de grupos locales (como en la Quebrada), muestran el efecto patrimonial sobre la presencia negada de los sujetos. E incluso hay casos como el de Fez en Marruecos, cuya medina se encuentra profundamente marcada por la cultura viva pero que, sin embargo, ha sido patrimonializada por el carcter construido e histrico de aquella.

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    Como veremos, los caminos recorridos en relacin a la participacin, han transitado desde la lgica mas estatista, la vinculada a lo estatista + lo antropolgico (en trminos de expertise), en ambos casos con interferencias en el mbito de lo social, pero sin duda tambin generando contra-poderes por parte de sujetos practicantes, algunos de los cuales han llegado a rechazar las intervenciones externas (as fue con los mapuches cuando Unesco brind financiamiento sobre fines del siglo XX para la elaboracin de la candidatura del nguillatn), o bien a reinterpretar el sentido dado a la comunidad, sus expresiones y la participacin; hasta los intentos mas recientes de una participacin comunitaria extremadamente activa que, algunos expertos tienden a pensar en un paradigma dialgico (Bortolotto) entre actores institucionales/expertos y comunidades, y otros observan como parte de un espacio activo de toma de decisiones en torno de sus derechos al patrimonio.

    Como ya hemos mencionado arriba, la Convencin hace referencia a la participacin comunitaria, lo mas amplia posible, en el Artculo 15. Pero como tambin hemos sealado, la Convencin no define trminos como comunidad o participacin, sino que mas bien deja librado a la interpretacin de los Estados parte a quienes se dirige en forma permanente- de acuerdo a sus contextos y categoras. Esto es lo explcito en la letra escrita de la Convencin, no obstante, con algunas otras explicitaciones que s aparecen en las DO como tambin hemos observado-. En el mbito de la discursividad elaborada desde los miembros de Unesco, incluyendo formadores, particularmente en los ltimos aos, se procura secundarizar el lugar de los actores institucionales, para dar mayor espacio a los grupos sociales. Esto en razn de que la comunidad y los individuos participan de la promulgacin y transmisin del PCI, o sea que sin ellos no puede manifestarse. Quin tiene la autoridad para definir los contenidos del PCI? Los portadores (segn el glosario elaborado en reuniones de expertos de Unesco)/practicantes: miembros de la comunidad que reconoce, produce, reproduce, transmite, transforma y constituye cierto tipo de patrimonio en y para la comunidad. Sin embargo, se espera que la participacin se realice mediante el uso de herramientas participativas que, obviamente, no proceden de la dinmica social, sino de la de los expertos (en especial antroplogos).

    No existe PCI sin una comunidad que lo utilice, disfrute y transmita, y su identidad puede depender del patrimonio compartido entre sus miembros.

    En este contexto, cabe formularnos algunas preguntas, sobre las que esperamos podamos o intentemos dar respuesta:

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    Quin es quin dentro de la comunidad? Quines deciden y quines deben participar o no? Quines participan y por qu? Quines son excluidos y por qu? Por qu y cundo es necesaria la participacin de la

    comunidad? Cmo lograr la participacin y el consentimiento de la

    comunidad? Qu debe hacerse a fin de garantizar igualdad de

    oportunidades y el apoyo necesario para que todos participen?

    Indudablemente muchas de estas inquietudes sern parcialmente respondidas a travs de ejemplos concretos.

    a- Por qu es necesaria la participacin de la comunidad?

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    b- En qu actividades debe participar la comunidad?

    Siguiendo los articulados de la Convencin, la comunidad participa en

    La identificacin y definicin (Artculo 11(b)) La documentacin, investigacin, revitalizacin. La confeccin de inventarios (Artculos 12, 15) La sensibilizacin (Artculos 14, 15) El fortalecimiento de capacidades (Artculos 14, 15) La salvaguardia y gestin (Artculo 15) La presentacin de propuestas de inscripcin (DO 1, 2, 7) Las solicitudes de asistencia internacional (DO 12), y La presentacin de informes peridicos (DO 157, 160)

    Por lo tanto, Unesco requiere de la.

    Garanta de la participacin comunitaria: segn UNESCO, es una condicin necesaria para inventariar, pero tambin para salvaguardar el PCI. Es decir, primero el PCI debe ser reconocido como propio por las comunidades y stas no son meros informantes que responden a consultas por parte de, por ejemplo, agentes del estado. Por el contrario, son coautores y protagonistas del proceso patrimonial.

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    La participacin de las comunidades pertinentes en el proceso de confeccin de inventarios deber lograrse no slo para cumplir con lo estipulado en la Convencin (Artculos 2, 11, 12 y 15) o las Directrices Operativas (1, 2, 80 y 153 (a)), sino tambin para fomentar las relaciones entre las comunidades, el Estado y dems organismos, con miras a la promocin, gestin y salvaguardia del PCI en el futuro. Se requieren pruebas de la participacin de las comunidades en la confeccin de inventarios si se proponen elementos para su inscripcin en las Listas de la Convencin (Formularios ICH 01 y 02) y en los informes peridicos presentados al Comit (Formulario ICH 10).

    c- Cmo se desarrolla la participacin? De qu tipo de participacin hablamos?: revisando estrategias de participacin comunitaria.

    En mi opinin, lo que realmente se necesita es la participacin de las comunidades en el proceso [de confeccin de inventarios] pues, de lo contrario, nuestra visin estar muy lejos de lo que realmente sucede y no nos podremos percatar de que el nombre y la categora del elemento no son lo nico que importa. Lo que importa, por encima de todo, tiene que ver con su significado, los valores que se le atribuyen y la forma cmo las personas lo usan, algo que vara enormemente []. Por supuesto, la opinin de un antroplogo resulta muy til, pero me pregunto si es suficiente. Indiscutiblemente, el antroplogo es muy til porque conoce la metodologa, pero el problema no es solo la descripcin, porque para nosotros el inventario es el primer paso hacia la salvaguardia. Si la poblacin participa en el inventario, si la comunidad interviene, se convierte en asociada de este proceso. Si se procede a la inscripcin sin haber sostenido un dilogo con la comunidad, an cuando haya un gesto formal en esa direccin, me pregunto si realmente habr alguna participacin en la salvaguardia o si esta participacin tendr que lograrse despus. Ello no es imposible, pero creo que es mejor lograrla antes, si es posible. Sin embargo, soy consciente de que esta escala es un tanto complicada y considero que cada pas debe encontrar sus propias respuestas. Londres Fonseca, C.

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    Efectivamente una de las actividades en que las comunidades deben participar de manera innovadora, tal como lo expresa la autora citada, es el inventario. Sin embargo, en tanto la Convencin deja a la interpretacin de los estados el cmo valorar la comunidad y la participacin comunitaria y en razn de que una de las acciones que suelen llevar a cabo los estados a travs de sus instituciones, son los inventarios, adems de los planes de salvaguardia y las candidaturas a las Listas de Unesco, la funcin mas innovadora ligada al PCI, ha solido quedar en manos de expertos, consultores, tcnicos o gestores y sobre todo de antroplogos. De all que buena parte de los caminos seguidos en torno de las comunidades y su implicacin ha estado, en primera instancia, bajo la rbita de la lgica institucional y de los expertos en PCI. Los primeros pasos que se siguieron, continuaron un modelo, innovador para lo que ha sido el paradigma patrimonial, al mismo tiempo que convencional en lo que refiere a ciertos instrumentos utilizados, tanto porque se trat de adaptaciones provenientes de los ya conocidos en el patrimonio material, como de las metodologas asociadas a la antropologa clsica.

    Un ejemplo de ello es el uso de la FICHA DE RELEVAMIENTO O REGISTRO.

    Los primeros aos en relacin al PCI, tendieron a reproducir la instrumentacin de ciertas herramientas conocidas y reconocidas por los expertos del patrimonio (material y/o arqueolgico) y los nuevos expertos del PCI (los antroplogos). Los relevamientos hechos a travs de censos, registros, atlas, se constituan mediante mapas y fichas que tendieron a naturalizar descripciones objetivas, minuciosas y precisas de espacios, elementos, grupos considerados parte de este nuevo campo. As fue que la ficha se convirti en el instrumento mas poderoso y mas adoptado y adaptado por las diferentes experiencias vinculadas a los primeros inventarios del PCI. Pero la ficha no era, ni es otra cosa que las que ya se realizaban para los relevamientos del patrimonio arquitectnico, del mismo modo que no difieren de la acumulacin de datos impresionistas llevados adelante por los antroplogos entre fines del siglo XIX y mediados del XX.

    Inventario realizado por un antroplogo colombiano en conjunto con la Fundacin Erigaie

    de Colombia.

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    Ejemplo de ficha de relevamiento de Chile

    Ejemplo de ficha de relevamiento de Mxico

    Aqu van algunos ejemplos de fichas (en algunos casos acompaadas de mapeos) marcadas por un corte netamente antropolgico-geogrfico. Ha habido antecedentes de este tipo de modelo en diferentes pases del mundo: desde Mali hasta Quebec, en Canad, siguieron esta lgica de un modelo de ficha estandarizado a fin de recolectar informacin respecto de los portadores de la tradicin, como sealan Turgeon y Forget en el ejemplo del IREPI de Quebec. El modelo de Inventario Nacional de Referencias Culturales que elabor Antonio Arantes a pedido del IPHAN de Brasil en el 2000, luego de que el presidente aprobara el Registro del PCI a nivel nacional, se convirti hasta la actualidad en un modelo referencial y a seguir por otros pases, particularmente los latinoamericanos. Si bien este modelo no se focalizaba solo en una ficha de relevamiento, como puede observarse era mas complejo y solo comprensible en relacin al Registro sancionado por Decreto, que contiene Libros donde inscribir manifestaciones o referencias culturales de PCI, el levantamiento de la ficha solo un captulo dentro del Manual referido (INRC 2000, traduccin al castellano)- fue tomado como prototipo a seguir y de lo que deba hacerse para producir los inventarios sugeridos por la Convencin de 2003. Debe destacarse que la idea de la ficha implicaba ante todo partir del supuesto ligado a una aparente ignorancia o falta de informacin sobre las manifestaciones de grupos antes olvidados o negados dentro del campo patrimonial, y desde ya a la necesidad de dar continuidad a la visin patrimonialista del producto/objeto.

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    Es por ello que, por ejemplo, a nivel de nuestro pas, no solo hubo relevamientos

    hechos en base a esta lgica como el Atlas de Fiestas, Celebraciones y Rituales

    de la ciudad de Buenos Aires, obviamente importante para aqul momento y sobre

    todo para la localidad donde se realiz, pues efectivamente sirvi a los fines de

    visibilizacin de grupos preexistentes pero relegados de las polticas pblicas de la

    cultura, pero tambin hubo otros en algunas provincias como Buenos Aires y La

    Pampa-, sino sobre todo que hubo (y an hay) intentos de producir una ficha

    genrica y nica que pudiera completarse a nivel nacional, extrada y

    descontextualizada de los mbitos sociales y culturales en los que debera

    realizarse.

    La visin asociada al relevamiento, recoleccin y descripcin de informacin a travs de mapas y fichas, es evidente que enfatiz y enfatiza en el producto/elemento antes que en los sujetos pues ellos solo participan relativa y parcialmente y solo como informantes claves o como portadores de informacin-, y menos an en los procesos sociales y culturales a partir de los cuales se producen estas manifestaciones.

    Tejedoras de paja toquilla, produciendo sombreros ecuatorianos en una localidad cercana

    a Cuenca

    Hace ya muchos aos, cuando en Chile se intentaba esbozar una metodologa para el relevamiento del PCI, se planteaba la necesidad de escapar la visin del objeto, para arribar a la mirada sobre los procesos y los sujetos. De all, que se planteaba que una metodologa, en este sentido, deba considerar

    SABERES-------PRCTICAS Y OBJETOS-------PERSONAS PRACTICANTES------ESPACIOS Y CONTEXTOS

    Un paso ms all de la ficha, fue incorporar al antroplogo como MEDIADOR/TRADUCTOR en su funcin de MEDIACIN.

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    La llegada del antroplogo como experto del PCI se dio casi natural y automticamente. Al tratarse de grupos o colectivos sociales en general definidos por su carcter tnico como indgenas-, o bien localizados en poblados alejados de los centros urbanos, entre otros, el antroplogo apareci como el tcnico mas apropiado para la produccin de metodologas, e incluso para los relevamientos, inventarios, planes de gestin vinculados al PCI. En Amrica Latina, Brasil fue pionero en la inclusin de la antropologa como hemos visto el Manual de Inventario de Referencias Culturales fue elaborado por un antroplogo reconocido que incluso lleg a Presidente del IPHAN-, produciendo incluso debates a nivel de la Asociacin Brasilera de Antropologa para los primeros aos del siglo XXI cuando este pas ya haba decretado el Registro comentado, esta Asociacin discuta acerca de la pertinencia de activar como patrimonio una comida bahiana, por poner solo un ejemplo-. Pero mas tarde, cuando el PCI se socializ en varios pases que ratificaron la Convencin, la mayor parte de los equipos de PCI a nivel nacional se conformaron con antroplogos es el caso del equipo colombiano coordinado por Adriana Molano, a quien han tenido de docente en otro mdulo, pero tambin el de Ecuador, si bien hay instituciones que conservan expertos vinculados al patrimonio material que se han antropologizado a los fines de dar cuenta del PCI-.

    Ahora bien en lo que nos parece mas interesante respecto de traer al antroplogo a este mdulo, tiene relacin, no solo con su rol de experto en las instituciones del estado, sino fundamentalmente como herramienta de participacin comunitaria, siendo desde este lugar en que se convierte en mediador.

    Arte Grfica de los Wajapi (indios habitantes de Amapa-Brasil)

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    Un ejemplo interesante para evaluar este rol es el de los wayapi, cuyo grafismo fue patrimonializado primero a nivel nacional y luego a nivel de UNESCO. Pero antes de ello, fue uno de los primeros casos de registro brasilero (se registr el arte kusiwa-pintura corporal y arte grfica wajapi). Dominique Gallois es una reconocida antroploga que haba estudiado a los wajapi y que apoyada por el Museo del Indio haba montado una exposicin, pero tambin un dossier, resultado de mas de 15 aos de investigaciones etnogrficas. Ella junto al director del Museo, llevaron su propuesta al IPHAN de registrar el arte kusiwa como PCI del Brasil (2002) y efectivamente lograron el reconocimiento oficial. Lo destacable es que con el paso del tiempo esta manifestacin fue inscripta en las Listas de UNESCO y que con posterioridad a este hecho, una patrimonializacin que se supona muy exitosa, entr en cuestin por efecto de qu rol haba tenido la antroploga y cul la comunidad. En los ltimos aos, los wajapi, an despus de haber colaborado con Gallois en la realizacin de un libro para nios sobre el arte, comenzaron a dudar y debatir con la patrimonializacin, planteando que dicho arte no es de ellos, que los dioses son quienes les ofrecieron el mismo o bien que lo toman prestado de etnias vecinas. Esta situacin ha puesto en jaque el papel del antroplogo, que no solo forma parte de Instituciones, Consejos o Agencias de patrimonio, sino que tambin ha funcionado como Mediador o Traductor cultural a los fines de activar patrimonios en comunidades fuertemente trabajadas por ellos. (Para revisar el caso sugerimos leer Abreu 2005: 50).

    Abreu respecto a este ejemplo, se pregunta (Op.Cit.:50):

    Es el papel del antroplogo jerarquizar las culturas? Cabe al antroplogo ese papel de certificador de las culturas? Cules son los significados del trabajo antropolgico cuando actuamos como mediadores entre culturas especficas y singulares y agencias de gobierno que retiran de ellas fragmentos para metaforizar otra totalidad, la nacin, totalidad que viene siendo construida por agentes especialmente entrenados por los aparatos del Estado? Cmo lidiar con nuestros valores cuando tenemos por delante certificar patrimonios en detrimento de otros? Por otro lado, Cmo dejar de hacerlo cuando puede significa una oportunidad para el reconocimiento de ciertos grupos olvidados?

    Un ejemplo probablemente mas exitoso es el de las Panelas y Paneleiras de Goiaberas en Brasil, que si bien no lleg a Unesco, s fue activado como patrimonio cultural de la nacin.

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    Las panelas fueron declaradas en un contexto patrimonial en que el producto primaba por sobre los sujetos. Sin embargo, la antroploga que tambin como Gallois haba investigado este grupo desde haca muchos aos, fue convocada en trminos de mediadora entre el IPHAN y la comunidad, sobre todo brindando datos provenientes de sus etnografas. Aunque al comienzo la patrimonializacin pareci circular por carriles similares, el caso resulta mas exitoso que el de los wajapi, en lo que refiere a la participacin comunitaria. Pues una vez activadas las panelas, las paneleiras se apropian de su patrimonio, comienzan a reconocerlo como tal, lo reinterpretan en su lgica incluso inventando relatos de origen, pero tambin justificando su protagonismo en relacin al producto-, hasta llegar a la creacin de una Asociacin de Paneleiras como se observa en las imgenes, con certificado de pertenencia incluido- con capacidad para la demanda, el reclamo y la toma de decisiones ante las instituciones gubernamentales (no solo patrimoniales). El proceso llev del producto y la antroploga, a las mujeres de una comunidad que producen una prctica y un producto y que acabaron participando ampliamente y adoptando el control de sus actividades, toda vez en que llegaron al terreno de la agenda pblica local y nacional.

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    Dos ejemplos con diferentes destinos, pero que en cualquier caso, ponen en debate qu lugar toca al antroplogo, no solo como experto, sino sobre todo como mediador o intermediario, en lo que parece ser un atajo a la participacin comunitaria, pero que acaba en la portacin de informacin clave recogida en trabajos de campo previos, mediante los cuales se ha obtenido una confianza que puede aparentemente, facilitar el proceso comunitario, pero que, por efecto de traducciones propias del experto, puede acabar produciendo distorsiones.

    Las estrategias clsicas de la participacin comunitaria provienen de las propuestas vinculadas al desarrollo, las que comentamos al inicio de este acpite. En contextos de priorizacin de poblaciones locales y de consideracin de factores locales a fin de producir programas de mayor xito que los intervencionistas, la participacin social/comunitaria ha sido una de las herramientas de mayor protagonismo. La imagen que sigue es una muestra de la puesta en escena y significacin dada a este tipo de modelo.

    Pobladores o personas reunidas por un coordinador generalmente un experto, o facilitador, tambin un intermediario o animador-, generalmente ubicados en crculo en un saln, sentados, mientras el coordinador recrea el escenario de un taller de participacin, generalmente ubicado en el centro del espacio y parado aunque puede que lo haga tambin sentado, pero siempre a una relativa distancia de los participantes-, resulta en el modelo clsico y convencional de la participacin social. Un esquema asimtrico, en el que las pautas las imposta el coordinador aparentemente retomando la informacin dada por los sujetos-, los participantes como tales, son involucrados como sujetos activos, aunque acaban siendo pasivos ante la escucha atenta del coordinador, solo introduciendo la palabra cuando ste lo autoriza, sin embargo, legitimndolos a travs de esa autorizacin- sin posibilidad de toma de decisiones y capacidad de administracin y control de sus propios recursos. Se trata de una participacin comunitaria que se supone espontnea y natural bajo la mirada del estado y de los actores estatales y donde el dilogo est construido en base a monlogos, poco interactivos. Esta forma de participacin que tambin lleg al PCI, ha sido y an hoy es implementada en propuestas de desarrollo, urbansticas, culturales, sociales, etc., y tiene estrecha relacin con las Polticas de Acceso que presentamos al comienzo de este mdulo el colectivo y los sujetos pueden acceder a participar, como pueden acceder a un museo o un festival, pero no toman el control de ese espacio de participacin, no pueden apropiarse y desde all adoptar medidas, disputar, generar poder, etc.-.

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