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P. ÁNGEL PEÑA BENITO O.A.R. LA MISA UNA FIESTA CON JESÚS LIMA PERÚ

Peña Angel - La Misa Es Una Fiesta Con Jesus

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La Misa

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  • P. NGEL PEA BENITO O.A.R.

    LA MISA

    UNA FIESTA CON

    JESS

    LIMA PER

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    LA MISA, UNA FIESTA CON JESS

    Nihil Obstat

    P. Ignacio Reinares

    Vicario Provincial del Per

    Agustino Recoleto

    Imprimatur

    Mons. Jos Carmelo Martnez

    Obispo de Cajamarca (Per)

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    NDICE GENERAL

    INTRODUCCIN

    PRIMERA PARTE: LA MISA

    La misa. El domingo

    La comunin

    SEGUNDA PARTE: LA MISA PASO A PASO

    Anotaciones previas.

    Ritos iniciales:

    a) Entrada y saludo. b) Acto penitencial c) Gloria d) Oracin colecta

    Liturgia de la palabra

    a) Lecturas y salmo. b) Evangelio-Homila. c) Credo o profesin de fe. d) Oracin a los fieles-oracin universal.

    Liturgia eucarstica.

    a) Presentacin de las ofrendas.

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    b) La limosna o donacin. c) Lavatorio de las manos. d) Orad hermanos y oracin. e) Prefacio y Santo. f) Plegaria eucarstica.

    Rito de la comunin

    a) Padrenuestro. b) Rito de la paz. c) Fraccin del pan. d) Comunin del sacerdote y del pueblo. e) Oraciones antes o despus de la comunin.

    Rito de conclusin.

    a) Oracin despus de la comunin. b) Bendicin final. c) Canto de despedida.

    TERCERA PARTE: REFLEXIONES

    Reflexiones. Testimonios.

    Testimonio de Catalina Rivas.

    Glosario.

    CONCLUSIN

    BIBLIOGRAFA

    * * * * * * *

    Nota: EE se refiere a la encclica Ecclesia de Eucharistia.

    DD hace referencia a la carta apostlica Dies Domini.

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    OGMR hace relacin a la Ordenacin General del Misal

    Romano.

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    INTRODUCCIN

    Vivir la misa con Jess es hacer de cada misa una fiesta

    con l. Encontrarnos con el Rey del universo, con nuestro Dios

    y Seor, debe ser para todo cristiano una gran fiesta. No puede

    haber en el mundo otra fiesta semejante a esta. Por eso, reviste

    la mxima importancia asistir a misa, no por compromiso

    social o familiar, no por cumplir simplemente, sino por amor.

    Cuando asistimos por amor a Jess y con la esperanza

    de encontrarnos con l, entonces la misa deja de ser algo

    aburrido que no comprendemos. Incluso, si por circunstancias

    ajenas a nuestra voluntad, no se oye bien o el sacerdote dice las

    oraciones con poca devocin, nuestro encuentro Jess est

    asegurado, porque no depende de los dems, sino de nuestra

    propia actitud y devocin hacia Jess.

    Vale 1a pena hacer cualquier esfuerzo y sacrificio para

    asistir a misa y comulgar. Vale la pena ir bien vestidos y

    preparados para este gran encuentro. Vale la pena asistir a misa

    cada da, para recibir a Jess y celebrar una fiesta con l en

    nuestro corazn.

    Te deseo una vida cristiana rebosante de amor y de

    alegra con Jess. Hasta los ms graves problemas pueden ser

    superados con l; pero sin l todo ser tristeza y vaco.

    Levntate, hermano mo, mira hacia Jess, que te espera en la

    Eucarista, y dile: Seor, aqu estoy para servirte y amarte con

    todo mi corazn.

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    PRIMERA PARTE

    LA MISA

    En esta primera parte, queremos hacer unas reflexiones

    sobre lo que es la misa y la importancia de la misa dominical

    en la vida de cada cristiano. Igualmente, la comunin es

    sumamente importante, pues la misa sin comunin quedara

    incompleta.

    LA MISA -41

    La misa es el memorial de la pasin, muerte y

    resurreccin de Jess. Memorial es hacer vivo y real entre

    nosotros, ahora, un acontecimiento salvfico que tuvo lugar en

    tiempos pasados. El sacerdote en la misa actualiza, renueva y

    realiza eficazmente la obra de la Redencin: la pasin, muerte

    y resurreccin de Jesucristo. Por eso, decimos que la misa es el

    memorial de la Redencin. Pero cul es la esencia de la

    Redencin? El ofrecimiento que Jess hizo de s mismo al

    Padre desde el primer momento de su existencia y que tuvo su

    punto clave y culminante en la cruz. Por eso, en sentido

    estricto, podemos decir que la misa es el ofrecimiento que

    Jess hizo de s mismo en la cruz, derramando su sangre por

    nosotros. Pero de modo ms amplio, podemos decir que la misa

    es el ofrecimiento que Jess hizo de s mismo en cada

    momento de su vida y que sigue haciendo hasta el fin del

    mundo.

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    Un momento trascendental de este ofrecimiento tuvo

    lugar en la ltima cena, que fue un ofrecimiento total con la

    transustanciacin del pan y del vino, que representaban a su

    cuerpo y a su sangre. Por eso, nuestras misas, celebradas por un

    sacerdote, son incruentas como la ltima cena, pero en las que

    tambin hay un ofrecimiento total de Cristo con la

    transustanciacin del pan y del vino.

    La misa de la ltima cena se celebr en el contexto de

    una cena familiar. Por eso, nuestras misas deben ser tambin

    familiares como una cena familiar entre hermanos para

    disfrutar de la alegra de la presencia viva de Jess vivo y

    resucitado. Pero para que nuestra misa sea realmente bien

    vivida y no seamos meros espectadores, debemos ofrecernos

    con Jess al Padre por la salvacin del mundo.

    Vivir la misa es vivir ntimamente la unin con Jess,

    amarlo hasta hacernos UNO con l, especialmente en el

    momento de la comunin. Vivir la misa es hacer de nuestra

    vida entera una misa de amor por el continuo ofrecimiento de

    todo lo que somos y tenemos a Jess, empezando por nuestra

    propia voluntad.

    Jess y la misa son dos realidades ntimamente unidas.

    La misa es Jess, ofrecindose al Padre. Jess, en cuanto tal,

    como hombre y como Dios, tiene que ofrecerse constantemente

    al Padre para cumplir su misin. De ah que Jess y la misa no

    pueden separarse. Podemos decir que no hay ms que una sola

    misa, la misa de Jess. La misa celebrada por los sacerdotes no

    es ms que la actualizacin, aqu y ahora, de la misa

    permanente de Jess.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

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    Algunos autores, en vez de decir que el sacerdote hace

    presente o actualiza el sacrificio de Cristo, prefieren decir que

    el sacerdote se hace presente aqu y ahora al nico sacrificio de

    Cristo que se prolonga a lo largo de los siglos.

    Para poner un ejemplo, nosotros solemos decir que el

    sol sale todos los das, pero el sol no sale, est aqu, es la tierra

    la que va a su encuentro, la que se hace presente a l y as

    participa cada da de sus beneficios. De la misma manera,

    podemos decir que el sacerdote en cada misa nos lleva, nos

    hace presentes a ese nico sacrificio de Cristo, que ya est ah

    permanentemente, al igual que el sol, pero que no podemos

    disfrutarlo hasta que se celebra la misa aqu y ahora por medio

    del sacerdote.

    Muchos autores dicen que la misa es el memorial del

    infinito amor de Dios. Una hermosa definicin que quiere decir

    que el amor infinito de Dios se hace presente entre nosotros en

    el momento de la celebracin de la misa por el sacerdote, de

    modo que Dios derrama su infinito amor sobre nosotros por

    medio del Espritu Santo. El Espritu Santo realiza en la misa la

    transformacin del sacerdote en Cristo. Durante la misa, el

    sacerdote podra decir: Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en

    m (Gal 2, 20). Entre los dos hay una especie de

    transustanciacin, pues Cristo se apodera de todo su ser para

    poder celebrar con l y en l.

    El Papa Juan Pablo II deca que el sacerdote celebra la

    misa in persona Christi (en la persona de Cristo), que quiere

    decir ms que en nombre de o en vez de Cristo. En persona

    quiere decir, en la identificacin especfica sacramental con el

    sumo y eterno sacerdote que es el autor y el sujeto principal de

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    su propio sacrificio en el que, en verdad, no puede ser

    sustituido por nadie1.

    El sacerdote en la misa es ministro de Cristo y le presta

    a Jess su cuerpo, sus manos, su voz, para celebrarla. De aqu se comprende cun santo debe ser el sacerdote al celebrar

    la misa y cun puro debe ser de alma y cuerpo para unirse a la

    vctima divina y ser UNO con l. Podemos imaginar cmo se

    sentir Jess al unirse a un sacerdote que est muerto por

    dentro por el pecado y es un cadver ambulante? O a un

    sacerdote indiferente que no es consciente de lo que hace,

    celebrando sin fe y sin amor?

    Tambin los fieles deben vivir su misa, unindose a

    Jess y ofrecindose con l por la salvacin del mundo. Deben

    asistir participando con Jess y unindose a Jess para ser

    UNO con l en la comunin. Y deben vivir esta unin, siendo

    lo ms puros posible en cuerpo y alma.

    Jess en cada misa se acerca a nosotros humilde y

    sencillo bajo la apariencia de un pequeo pedazo de pan. En la

    primera Navidad se present bajo la apariencia de un nio

    pequeito, que lloraba y tena fro. Y quiere que lo recibamos

    con mucho amor, como Mara y Jos, y como los pastores y los

    magos hace dos mil aos.

    Jess viene a nosotros en cada misa, y con l viene el

    Padre y el Espritu Santo. Tambin le acompaa Mara y Jos

    como aquella noche de Navidad. Incluso, se hacen presentes

    1 Ecclesia de Eucarista N 29.

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    para adorar a Jess todos los santos y ngeles del universo. Y

    tambin toda la humanidad y toda la creacin.

    Todas las criaturas, desde las ms remotas estrellas

    hasta los ms diminutos seres vivientes o inanimados, todo est

    presente, porque Jess es el centro del universo y el punto de

    concentracin de todo y de todos. No olvidemos que la misa

    es csmica y universal, abarcando todos los tiempos y

    lugares. Lo dice el Papa Juan Pablo II: la misa tiene un

    valor csmico, porque tambin, cuando se celebra sobre el

    pequeo altar de una iglesia en el campo, la Eucarista se

    celebra en cierto sentido sobre el altar del mundo. Ella une

    el cielo y la tierra. Abarca e impregna a toda la creacin

    (EE 8)

    El lugar donde se celebra la misa se convierte en ese

    momento en el punto central de todo el universo, de la

    humanidad entera y del cielo. Cristo, en la misa, est

    recapitulando todas las cosas del cielo y de la tierra (Ef

    1,10). Por eso, deca san Juan Crisstomo: Aqu esta el

    cielo2.

    Nos damos cuenta lo que significa que la misa es el

    cielo en la tierra? Cuando vamos a misa, deberamos decir:

    Vamos al cielo. Por ello, debemos prepararnos bien para el

    gran encuentro con Jess, asistiendo con tiempo, no llegando

    tarde, sintindonos felices de poder colaborar en algo

    (recogiendo las ofrendas, leyendo una lectura, etc.) Y viniendo

    bien vestidos, de modo digno y decente; sobre todo, si vamos a

    comulgar.

    2 In ep 1 ad Cor XXXVI, 5.

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    Por esto mismo, cuando se celebra la misa con el

    permiso correspondiente en alguna casa o lugar pblico, hay

    que preparar una mesa digna, con manteles limpios, velas,

    flores y todo aquello que pueda realzar la solemnidad de la

    misa, que es un encuentro y una fiesta con Jess.

    EL DOMINGO

    Es un da de fiesta y de alegra para el cristiano. Es un

    da de descanso, un da para estar con la familia, y para orar y

    dar gracias a Dios, ayudando a los hermanos. En este da de

    descanso, la familia y Dios deben estar unidos: descansar para

    estar en familia y para ir juntos a celebrar 1a alegra de la

    resurreccin de Jess a la misa dominical. Por eso, hay que

    hacer del domingo, da del Seor, el da grande de los

    cristianos. Un cristiano sin la misa del domingo no puede ser

    un buen cristiano. El domingo no hay que confundirlo con un

    da de descanso y diversin. Y los que no pueden asistir por

    trabajo o enfermedad o cualquier causa grave, pueden or misa

    por radio o televisin.

    Tambin es importante anotar que el domingo,

    adems de ser un da para la familia, debe ser da de

    fraternidad, pensando en los hermanos ms necesitados.

    Deca el Papa Juan Pablo II: Por qu no dar al da

    del Seor una mayor insistencia en el compartir, poniendo

    en juego toda la creatividad de que es capaz la caridad

    cristiana? Por ejemplo, invitar a comer a alguna persona

    sola, visitar enfermos, proporcionar comida a alguna

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

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    familia necesitada, dedicar alguna hora a iniciativas

    concretas de voluntariado y de solidaridad. stas seran,

    ciertamente, algunas maneras de llevar a la vida la caridad

    de Cristo, recibida en la mesa eucarstica (DD 72).

    Jess nos invita a su fiesta cada domingo, nos invita

    a su cena, a la cena del Seor, que es la Eucarista. Por ello,

    nos dice: He aqu que estoy a la puerta y llamo. Si alguno

    me abre, entrar a l y cenar con l y l conmigo (Ap

    3,20) Le diremos que estamos demasiado ocupados o que

    tenemos cosas ms importantes que l? En la Didascalia,

    escrito del siglo III, se dice: Dejad todo el da del Seor y

    corred con diligencia a vuestras asambleas. Qu disculpa

    tendrn ante Dios aquellos que no se renen en el da del

    Seor para escuchar la palabra de vida y nutrirse con el

    alimento divino, que es eterno?

    En el cdigo cannico se nos dice que el domingo y

    las dems fiestas de precepto, los fieles tienen obligacin

    de participar en la misa (c. 1247). Esta ley se ha entendido

    normalmente como una obligacin grave: es lo que ensea

    tambin el Catecismo de la Iglesia catlica (DD 47)

    Tambin la Iglesia recomienda a los fieles comulgar,

    cuando participan en la misa, con la condicin de que

    estn con las debidas disposiciones y no sean conscientes

    de estar en pecado grave. En este caso, deben primero

    recibir el perdn de Dios mediante la confesin (DD 44).

    La misa del domingo es el centro mismo de la vida

    cristiana. El Papa Juan Pablo II aconsejaba: No tengis

    miedo de dar vuestro tiempo a Cristo. S, abramos nuestro

    tiempo a Cristo para que l lo pueda iluminar y dirigir. El

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

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    tiempo ofrecido a Cristo nunca es tiempo perdido, sino ms

    bien ganado para la humanizacin de nuestras relaciones y

    de nuestra vida (DD 7).

    Los fieles que por enfermedad, incapacidad o

    cualquier causa grave se ven impedidos, procuren unirse

    de lejos y del mejor modo posible a la celebracin de la

    misa dominical, preferiblemente con las lecturas y

    oraciones previstas en el misal para aquel da, as como

    con el deseo de la Eucarista. En muchos pases, la

    televisin y la radio ofrecen la posibilidad de unirse a una

    celebracin eucarstica, cuando sta se desarrolla en un

    lugar sagrado. Obviamente, este tipo de transmisiones no

    permite de por s satisfacer el precepto dominical que exige

    la participacin en la asamblea de los hermanos mediante

    la reunin en un mismo lugar y la consiguiente posibilidad

    de la comunin eucarstica. Pero para quienes se ven

    impedidos de participar en la Eucarista y estn, por tanto,

    excusados de cumplir el precepto, la transmisin televisiva

    o radiofnica es una preciosa ayuda, sobre todo si se

    completa con el generoso servicio de los ministros

    extraordinarios que llevan la Eucarista a los enfermos,

    transmitindoles el saludo y la solidaridad de toda la

    Comunidad (DD 54).

    No olvidemos que la misa es una asamblea de

    hermanos reunidos para escuchar la palabra de Dios y

    celebrar la Eucarista con Cristo, ofrecindose con l al

    Padre y unindose a l en la comunin. Es un tiempo de

    amor con Jess, que produce una inmensa alegra y, por

    eso, podemos decir que es una fiesta con Jess. Vale la

    pena dejarlo todo para asistir a la misa. Es el mejor tiempo

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

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    empleado de la vida.

    Juan Pablo II deca: No temis! Abrid de par en

    par las puertas a Cristo! (DD 7). Gritad con todas las

    fuerzas de vuestra vida en silencio, pero de todo corazn:

    Por Cristo, con l y en l, a Ti Dios Padre omnipotente en

    la unidad del Espritu Santo, todo honor y toda gloria por

    los siglos de los siglos. Amn. Que estas palabras sean para

    nosotros como un canto de amor y de alabanza que debe

    resonar con fuerza en cada misa para expresarle a Jess

    nuestra entrega total. Un canto que debe continuar durante

    todo el da y todos los das, como expresin de nuestro

    amor y de nuestra entrega.

    Por consiguiente, no nos perdamos ninguna misa,

    pues una misa que se pierde, se pierde para toda la

    eternidad. Las gracias que podamos haber recibido nunca

    las podremos recibir.

    LA COMUNIN

    El momento de la comunin es el momento ms

    sublime para nosotros, porque es el momento de mayor

    cercana y encuentro con Dios trino por medio de Jess, el

    hombre Dios. Es el momento de mayor identificacin con

    Jesucristo. Durante los momentos en que las especies

    eucarsticas estn presentes en nosotros, hay entre Jess y

    nosotros una identificacin plena; sobre todo, si el alma esta

    abierta a Dios con el alma en gracia. De ah que hay que darle a

    la comunin la mxima importancia. Segn la Ordenacin

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

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    General del Misal Romano, la comunin es una participacin

    en el sacrificio que se est celebrando (N 85).

    No se puede comulgar simplemente por costumbre o

    por compromiso social. No se puede recibir el abrazo de Jess

    y estar indiferentes. Comulgar es unirnos totalmente a Cristo,

    de modo que nuestro pequeo ser humano, durante esos

    momentos, est inmerso en el infinito ser de Dios, algo as

    como un pez que est metido en el ocano del amor de Dios.

    No sientes nada? No importa, debes tener fe. Debes ver a

    Jess con los ojos del alma y creer que es el mismo Jess de

    Nazaret que hace dos mil aos perdonaba a los pecadores,

    bendeca a los nios y sanaba a los enfermos. Por eso, el mejor

    momento para pedir cualquier cosa o para sanarnos es el

    momento de nuestra unin con Jess en la comunin. Es el

    momento clave de cada da y de toda nuestra vida. No nos

    acostumbremos a comulgar, no vayamos a comulgar por rutina

    y sin preparacin. Y, si vemos que alguien por ignorancia o

    malicia comulga por comulgar, procuremos que alguien le

    llame la atencin y le haga entender la gravedad de su accin.

    Como deca el Papa Pablo VI: Debemos estar

    vigilantes para que este gran encuentro en la Eucarista no

    se convierta para nosotros en un acto rutinario y no lo

    recibamos indignamente, es decir, en pecado mortal3.

    Deca santa Magdalena Sofa Barat: Una comunin es

    infinitamente ms preciosa que todo lo creado. Santa

    Margarita Mara de Alacoque afirmaba: Deseo tanto recibir

    la comunin que, si tuviera que caminar descalza por un

    sendero de fuego a fin de obtenerla, lo hara con indecible

    3 Carta sobre el culto de la Eucarista 7.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    17

    gozo. Santa Teresa de Jess confiesa: Me vienen unas

    ansias de comulgar tan grandes que no s si podra

    encarecer. Acaecime una maana que llova tanto que no

    parece se poda salir de casa. Yo estaba tan fuera de m

    con aquel deseo que, aunque me pusieran lanzas en los

    pechos, me parece entrara por ellas, cuanto ms agua.

    Cuando llegu a la iglesia dime un arrobamiento

    grande Comulgu y estuve en misa que no s cmo pude estar y vi que eran dos horas las que haba estado en aquel

    arrobamiento y gloria4.

    En la Iglesia primitiva se consideraba la comunin

    como parte integrante de la Eucarista. Esta costumbre dur

    hasta el siglo IV aproximadamente. Durante un tiempo fue

    costumbre celebrar la misa slo el domingo. En este perodo

    los fieles podan llevar el pan consagrado a sus casas y darse

    ellos mismos la comunin todos los das antes de tomar los

    alimentos. Se imaginan poder vivir bajo el mismo techo de

    Jess y tener en la casa a Jess Eucarista?

    Conozco una seora italiana que tiene permiso de su

    obispo y me ha confiado que del sagrario de su capilla sale un

    perfume sobrenatural que sorprende a todos los que visitan su

    casa. Es algo inexplicable desde el punto de vista humano. Otro

    amigo espaol tiene tambin este privilegio y se levanta

    temprano para poder estar tres horas seguidas de oracin ante

    Jess sacramentado, que es el amor de su vida.

    Y t comulgas cada domingo? Actualmente, se

    puede comulgar hasta dos veces al da en dos misas

    4 Vida 39, 22-23.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    18

    distintas. Los que reciben la comunin en la mano, deben

    hacerlo con todo el respeto que Jess se merece: Tener las

    manos limpias, colocar una mano sobre la otra para hacer

    una pequea cuna a Jess y, despus, delante del sacerdote

    o a su costado, recibir la comunin inmediatamente,

    cuidando de que no caiga al suelo ninguna partcula. A este

    respecto, deca san Cirilo de Jerusaln en el siglo IV: Si

    alguno te diera limaduras de oro, no las guardaras con

    sumo cuidado? Y no procurars con mucho mayor

    cuidado que no se te caiga ninguna partcula de lo que es

    ms precioso que el oro y que las piedras preciosas?5. De

    ah que sea tan importante que, al dar la comunin, se tenga

    una bandejita debajo de la barbilla. As lo determin Pablo

    VI en la Constitucin apostlica Misal romano N 117: El

    que comulga, responde Amn y recibe el sacramento,

    teniendo la patena (bandeja) debajo de la boca. -

    En conclusin, procuremos no perder ninguna

    comunin, porque una sola comunin vale ms que todo el

    universo y, esos momentos de unin con Jess, son ms

    eficaces para nuestro crecimiento espiritual que todo el oro del

    mundo.

    5 Catequesis mistaggica 5, 21.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    19

    SEGUNDA PARTE

    LA MISA PASO A PASO

    En esta segunda parte, vamos a ir, paso a paso,

    considerando cada una de partes de la misa para poder

    entenderlas y poder vivirlas con ms plenitud.

    ANOTACIONES PREVIAS

    En la misa o cena del Seor el pueblo de Dios es

    congregado bajo la presidencia del sacerdote, que acta en

    la persona de Cristo, para celebrar el memorial del Seor

    o sacrificio eucarstico... Cristo est realmente presente en

    la misma asamblea congregada en su nombre, en la

    persona del ministro, en su palabra y ciertamente de una

    manera sustancial y permanente en las especies

    eucarsticas (OGMR 27).

    En cada misa vamos a alabar y dar gracias a Dios

    uno y trino por todos los beneficios recibidos. Como nos

    dice el Catecismo de la Iglesia catlica: La Eucarista es un

    sacrificio de accin de gracias al Padre... por todo lo que

    ha realizado mediante la creacin, la redencin y la

    santificacin. Eucarista significa ante todo, accin de

    gracias (Cat 1360). La Eucarista es tambin el sacrificio

    de alabanza por medio del cual la Iglesia canta la gloria

    de Dios en nombre de toda la creacin... a travs de Cristo

    (Cat 1361).

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    20

    Dispongmonos, pues, a celebrar la misa con Jess

    en actitud de agradecimiento, dispuestos a alabar a Dios y

    preparados para renovar nuestra entrega total con Cristo,

    por l y en l.

    Algo muy importante en la misa es el canto. San

    Agustn deca: Cantar es propio del que ama (Sermn 336).

    Y viene de tiempos muy antiguos el famoso proverbio:

    Quien bien canta, ora dos veces.

    Tngase en gran estima el uso del canto en la

    celebracin de la misa, siempre teniendo en cuenta el

    carcter de cada pueblo y las posibilidades de cada

    asamblea litrgica... Hay que procurar que de ningn

    modo falte el canto de los ministros y del pueblo en las

    celebraciones de los domingos y fiestas de precepto

    (OGMR 40).

    En igualdad de circunstancias hay que darle el

    primer lugar al canto gregoriano. No se excluyen de

    ningn modo otros gneros de msica sacra. Y ya que cada

    da es ms frecuente el encuentro de fieles de diversas

    nacionalidades, conviene que esos mismos fieles sepan

    cantar todos a una en latn algunas partes del Ordinario de

    la misa, sobre todo, el Credo y el padrenuestro en sus

    melodas ms fciles (OGMR 41).

    El Papa Benedicto XVI aconsejaba en la exhortacin

    apostlica Sacramento de amor: Pido a los futuros

    sacerdotes que, desde el tiempo del seminario, se preparen

    para comprender y celebrar la santa misa en latn, adems

    de utilizar textos latinos y cantar en gregoriano; se

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    21

    procurar que los mismos fieles conozcan las oraciones

    ms comunes en latn y que canten en gregoriano algunas

    partes de la liturgia (N 62).

    Tambin es importante tener en cuenta a lo largo de

    toda la celebracin los gestos y posturas corporales,

    especialmente del sacerdote, que deben manifestar su

    recogimiento y su amor a Dios. Especialmente, cuando

    tiene las manos levantadas en oracin, al arrodillarse, al

    traer o llevar la Eucarista y, en general, en todos sus

    movimientos. De la misma manera, los fieles deben actuar

    con devocin y sencillez, unidos al levantarse, sentarse o

    arrodillarse, para manifestar unidad. Y en caso de que

    alguna persona perturbe la celebracin, es conveniente que

    alguien de la asamblea le llame la atencin con educacin,

    pero con firmeza.

    Los fieles estn de pie: desde el principio del canto

    de entrada, o mientras el sacerdote se acerca al altar,

    hasta el final de la oracin colecta; al canto del Aleluya

    que precede al Evangelio; durante la proclamacin del

    mismo Evangelio; durante el Credo y la oracin de los

    fieles; y tambin desde la invitacin Orad hermanos hasta el final de la misa, excepto en los momentos que

    luego se enumeran.

    En cambio, estarn sentados durante las lecturas y el

    salmo responsorial, que preceden al Evangelio; durante la

    homila y mientras se preparan los dones del ofertorio;

    tambin, segn la oportunidad, a lo largo del silencio

    despus de la comunin.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    22

    Estarn de rodillas durante la consagracin (OGMR

    43).

    Algo que debe guardarse con especial inters es el

    silencio sagrado para poder orar mejor. Es laudable que se

    guarde el silencio sagrado antes de la misma celebracin,

    silencio en la iglesia, en la sacrista y en los lugares ms

    prximos a fin de que todos puedan disponerse adecuada y

    devotamente a las acciones sagradas (OGMR 45).

    A lo largo de la misa se recomiendan momentos de

    silencio en el acto penitencial, despus de la primera y

    segunda lecturas, y una vez concluida la homila, al igual

    que despus de la comunin.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    23

    RITOS INICIALES

    a) ENTRADA Y SALUDO

    En las solemnidades y fiestas, e incluso domingos,

    puede haber procesin de entrada. El sacerdote puede entrar

    por la puerta central o posterior del templo en procesin,

    acompaado de los aclitos o de otras personas para as hacer

    ms solemne la introduccin a la misa.

    Mientras hay procesin, se va cantando. Si hay

    incensacin, el canto concluye al terminar la incensacin del

    altar. Cuando no hay incensacin o procesin solemne, el

    sacerdote entra solo o acompaado por los aclitos. Se puede

    cantar una cancin de entrada. Al llegar al altar, el sacerdote lo

    besa.

    El beso al altar, que representa a Cristo, es como un

    beso a Jess, para que cuando llegue el momento de la

    consagracin encuentre ese beso de amor. Por ello, es

    bueno que los fieles se unan a este beso, besando en su

    corazn a Jess y dicindole algo as como: Jess, te amo.

    Despus, el sacerdote comienza la misa en el Nombre del

    Padre y del Hijo y del Espritu Santo, haciendo la seal de

    la cruz. Siempre debemos recordar que la misa es una

    accin de Dios uno y trino y que las tres personas estn

    siempre unidas.

    A continuacin, el sacerdote saluda al pueblo,

    diciendo una de las frmulas establecidas. Cuando dice: El

    Seor est con vosotros, no se est refiriendo slo a las

    personas presentes, que deben responder: y con tu espritu;

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    24

    tambin se refiere a todos los ngeles y santos y a toda la

    creacin. Personalmente, cuando celebro la misa tengo muy

    presentes a los ngeles y les pido que me acompaen para

    celebrar dignamente la santa misa. Mara siempre est

    presente y lo mismo san Jos con todos los santos. En el

    momento en que el sacerdote se acerca el altar, es como si

    se abriera el cielo con la Santsima Trinidad al frente, para

    contemplar el memorial del amor infinito de Dios, que es la

    misa, es decir, la obra maravillosa de amor que Dios trino

    ha realizado en la tierra por medio de la vida, muerte y

    resurreccin de Jess, y que se sigue haciendo realidad en

    cada misa celebrada.

    Despus del saludo al pueblo, el sacerdote puede

    introducir a los fieles en el sentido de la misa del da con

    pocas palabras.

    b) ACTO PENITENCIAL

    Despus, viene el acto penitencial segn distintas

    variantes. Se trata de reconocernos pecadores y pedir

    perdn a Dios de todos nuestros pecados, aunque si son

    graves, debemos acudir a la confesin. Cuando se usa el Yo

    confieso, nos damos tres golpes de pecho, reconociendo que

    hemos pecado y pedimos perdn a Dios. Luego vienen las

    invocaciones Seor, ten piedad, Cristo ten piedad, que el

    pueblo repite para manifestar con claridad su

    arrepentimiento y poder estar lo ms limpios posible para el

    gran encuentro con Jess, que debe ser una fiesta para

    todos. Es bueno confesarse, al menos, una vez al mes. Y, si

    hay que confesarse en la misa, es preferible venir lo antes

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    25

    posible.

    c) GLORIA

    El Gloria es un antiqusimo y venerable himno con

    que la Iglesia, congregada en el Espritu Santo, glorifica a

    Dios Padre y al Cordero y le presenta sus splicas. El texto

    de este himno no puede cambiarse por otro. Lo entona el

    sacerdote o, segn los casos, el cantor o el coro, y lo

    cantan o todos juntos o el pueblo alternando con los

    cantores, o slo la schola. Si no se canta, al menos lo han

    de recitar todos juntos (OGMR 53).

    El gloria se recita o canta los domingos y fiestas o

    solemnidades del ao, excepto en Cuaresma y Adviento. Es

    el canto de los ngeles, pues el da de Navidad cantaban:

    Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres

    de buena voluntad (Lc 2,14). Unmonos a los ngeles para

    recitar o cantar este himno celeste.

    d) ORACIN COLECTA

    Despus del gloria o, si no hay gloria, despus del

    acto penitencial, el sacerdote invita a la oracin diciendo

    Oremos. Y todos a una con el sacerdote permanecen un

    momento en silencio para hacerse conscientes de estar en

    la presencia de Dios y formular interiormente sus splicas.

    Entonces el sacerdote lee la oracin que se suele

    denominar colecta (OGMR 54). Se llama colecta, porque

    en ella se recogen los deseos de los fieles y el sacerdote,

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    26

    como intercesor, los ofrece al Padre por medio de Jess en

    unin con el Espritu Santo. Con esta oracin, se terminan

    los ritos iniciales de la misa y comienza la liturgia de la

    palabra.

    LITURGIA DE LA PALABRA

    Podemos decir que la misa consta de dos partes: la

    liturgia de la palabra y la liturgia eucarstica tan

    estrechamente unidas entre s, que constituyen un solo acto

    de culto, ya que en la misa se dispone la mesa, tanto de la

    palabra de Dios como del cuerpo de Cristo, en la que los

    fieles encuentran instruccin y alimento (OGMR 28).

    Para escuchar atentamente la palabra de Dios, debemos

    tener la actitud de escucha del profeta Samuel que dijo:

    Habla, Seor, que tu siervo escucha (1Sam 3, 9).

    a) LECTURAS Y SALMO.

    En cada misa se leen las maravillas de Dios por medio

    de las lecturas bblicas. Los fieles estn sentados y deben

    escuchar atentamente, evitando todo lo que pueda distraer a los

    dems. El lector debe estar bien preparado para que el pueblo

    pueda entender y aprovechar lo que Dios le dice a travs de su

    palabra. Los das ordinarios slo hay una lectura y el salmo

    responsorial antes del Evangelio. Los domingos y

    solemnidades hay dos. La primera lectura suele ser del Antiguo

    Testamento y la segunda, llamada apostlica, suele tomarse de

    los apstoles, especialmente de san Pablo. Entre la primera y la

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    27

    segunda lectura, se recita o canta el salmo responsorial, que

    tambin es palabra de Dios y no puede ser sustituido por

    cualquier otro canto o texto. El salmo responsorial es la

    respuesta orante a la palabra de Dios.

    b) EVANGELIO - HOMILA

    A continuacin, viene el Evangelio, ledo por el

    sacerdote o por un dicono. Despus de leer, el sacerdote besa

    el libro para manifestar su respeto y amor por la palabra de

    Dios. Los fieles, que estaban de pie para la proclamacin del

    Evangelio, se sientan para escuchar la homila, que debera

    tenerse incluso los das de semana, si hay pueblo, aunque sea

    brevemente. Sobre todo, se recomienda la homila en los das

    feriales de Adviento, Cuaresma y tiempo pascual, y tambin en

    otras fiestas y ocasiones en que el pueblo acude numeroso a la

    iglesia (OGMR 66). Normalmente, suele aconsejarse que los

    domingos el sacerdote no se exceda de 15 minutos. Pero no

    podemos valorar la misa por el sermn, bueno o malo. No

    podemos salir de la iglesia para no aburrirnos. No podemos

    desairar as a Cristo presente y dar mal ejemplo a la asamblea.

    La homila es parte de la liturgia y muy recomendada, pues es

    necesaria para alimentar la vida cristiana (OGMR 65).

    En caso de no entender lo que dice el sacerdote por

    causa de los micrfonos o porque no vocaliza bien, es

    preferible rezar por el sacerdote y pedir luz al Seor para

    entender el Evangelio, que podemos leer por medio de la hoja

    dominical o directamente en la Biblia. Es bueno que, en casa,

    al menos los domingos, haya oracin en familia. En ese caso,

    se podra comentar el Evangelio y hacer oraciones

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    28

    compartidas. No olvidemos que la familia que reza unida,

    estar unida.

    c) CREDO O PROFESIN DE FE

    El credo, smbolo o profesin de fe tiende a que todo

    el pueblo congregado responda a la palabra de Dios, que

    ha sido anunciada en las lecturas de la sagrada Escritura y

    expuesta por medio de la homila, y, para que

    pronunciando la regla de fe con la frmula aprobada para

    el uso litrgico, rememore los grandes misterios de la fe y

    los confiese antes de comenzar su celebracin en la

    Eucarista (OGMR 67).

    El credo es muy importante en la celebracin de los

    domingos y solemnidades. Es un acto de fe con el que nos

    unimos a todos nuestros antepasados en la fe, que lo recitaron a

    travs de los siglos. Es bueno, en ese momento, recordar que la

    misa que estamos celebrando, aunque tenga algunas variantes

    secundarias o se celebre en distinta lengua, es la misma misa a

    la que asistan los primeros cristianos y que, desde el primer

    siglo, rezaban el credo. Se llama credo de los apstoles o

    smbolo de los apstoles, porque resume fielmente la fe que los

    apstoles transmitieron desde el principio.

    Este credo, cuya base exista desde los apstoles, fue

    estructurado en el siglo II. San Hiplito, el ao 215, en su

    libro Tradicin apostlica lo recita as: Creo en Dios padre

    todopoderoso y en Jesucristo, hijo de Dios, que naci del

    Espritu Santo y de la Virgen Mara, fue crucificado bajo

    Poncio Pilato, muerto y sepultado, resucit el tercer da,

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    29

    subi a los cielos, est sentado a la derecha del Padre,

    vendr a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el

    Espritu Santo, en la santa Iglesia y en la resurreccin de

    la carne.

    Algunos aos ms tarde, aadieron: Creo en la

    comunin de los santos (porque algunos negaban la veneracin

    a los santos), el perdn de los pecados (porque haba quienes

    negaban el poder de perdonar los pecados), se aadi la palabra

    catlica a la Iglesia. Y se hicieron algunos pequeos retoques.

    De modo que ya en el siglo VI, segn nos lo transmite en un

    sermn san Cesreo de Arls (470-543) ya estaba totalmente

    establecido el credo tal y cual lo recitamos hoy en todas las

    iglesias catlicas del mundo. Recmoslo y repitmoslo muchas

    veces con devocin, tratando de unirnos a la fe de todos

    nuestros antepasados catlicos:

    Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y

    de la tierra. Creo en Jesucristo su nico hijo, Nuestro Seor,

    que fue concebido por obra y gracia del Espritu Santo, naci

    de santa Mara Virgen, padeci bajo el poder de Poncio

    Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendi a los

    infiernos, al tercer da resucit de entre los muertos, subi a

    los cielos y est sentado a la derecha de Dios, Padre

    todopoderoso. Desde all ha de venir a juzgar a los vivos y a

    los muertos. Creo en el Espritu Santo, la santa Iglesia

    catlica, la comunin de los santos, el perdn de los pecados,

    la resurreccin de la carne y la vida eterna. Amn6.

    6 Cuando se dice que Jess descendi a los infiernos, no se refiere al

    infierno de los condenados. El original latino dice ad inferos, es decir, a las regiones inferiores de la tierra, donde se consideraba que estaban los muertos. Por tanto, bajar a los infiernos quiere decir que Jess baj al lugar de los muertos, porque muri realmente. Y, al resucitar, hizo

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    30

    entrar en el cielo a todos los hombres buenos, que estaban esperando en el seno de Abraham, la entrada triunfal con Cristo resucitado.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    31

    d) ORACIN DE LOS FIELES ORACIN UNIVERSAL

    La oracin de los fieles u oracin universal se refiere a

    las peticiones que hace la asamblea en favor de toda la Iglesia y

    de toda la humanidad. De ah que sea conveniente que pueda

    haber algunas peticiones espontneas para pedir por algunas

    necesidades particulares de la Comunidad o de alguna familia o

    persona en particular. En estas peticiones, aunque estn

    previamente escritas, es bueno aadir una oracin por los

    difuntos, por las vocaciones y por los enfermos. Pero todas las

    peticiones deben ser sobrias, formuladas con sabia libertad, en

    pocas palabras, y han de reflejar la oracin de toda la

    Comunidad (OGMR 71).

    LITURGIA EUCARSTICA

    a) PRESENTACIN DE LAS OFRENDAS

    La parte central de la misa, es la liturgia eucarstica.

    Comenzamos esta parte de la misa con la entrega de las

    ofrendas. En las misas de los domingos o fiestas suele hacerse

    la procesin de las ofrendas. Dos o ms hermanos de la

    Comunidad presentan el pan y el vino que van a ser

    consagrados y quizs tambin algunas otras cosas significativas

    de la Comunidad. A veces, se presenta una Biblia, un rosario,

    uvas con un gran pan, etc. Tambin se puede presentar dinero

    y otras donaciones para los pobres o para la iglesia que los

    mismos fieles pueden presentar o que pueden ser recolectadas

    en la iglesia y que se colocarn en el sitio oportuno de la mesa

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    32

    eucarstica (OGMR). El sacerdote o dicono se acerca para

    recibir las ofrendas y despus las coloca en el altar.

    A continuacin, el sacerdote presenta por separado

    el pan y el vino que van a ser consagrados, diciendo:

    Bendito seas, Seor, Dios del universo, por este pan,

    fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos

    de tu generosidad y ahora te presentamos; l ser para

    nosotros pan de vida.

    Y todos responden: Bendito seas por siempre, Seor.

    Despus levanta el cliz para ofrecer el vino,

    diciendo:

    Bendito seas, Seor, Dios del universo, por este

    vino fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos

    de tu generosidad y ahora te presentamos; l ser para

    nosotros bebida de salvacin.

    Y todos responden igualmente: Bendito seas por

    siempre, Seor.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    33

    b) LA LIMOSNA O DONACIN

    La limosna puede recogerse inmediatamente antes de la

    procesin de las ofrendas, dejando un espacio vaco en el que

    se puede cantar alguna cancin. De esta manera, la

    presentacin de la limosna, se hace en unin con las ofrendas

    del pan y del vino. En otros lugares, se recoge la limosna

    mientras se hace la procesin y la oracin sobre las ofrendas.

    Pero durante la procesin de las ofrendas se acompaa con el

    canto del ofertorio.

    Lo que s se debe tener muy en cuenta es que lo que

    damos, lo estamos dando a Dios. Antiguamente, era

    obligatorio dar el diezmo de los ingresos, es decir, la dcima

    parte; y en los pueblos tambin daban las primicias o primeros

    frutos de la tierra, y se los llevaban al sacerdote. Dentro de la

    Iglesia catlica hay grupos especiales a quienes se les inculca

    esta prctica, pero la Iglesia no obliga, pues la inmensa

    mayora de catlicos no la cumpliran.

    Sin embargo, es bueno saber que Dios ha prometido

    abundantes bendiciones a quienes con generosidad cumplen

    esta prctica, como un reconocimiento de que todos los bienes

    que tenemos, incluso el sueldo que recibimos, es un regalo de

    Dios que nos da la vida, la salud y el trabajo. Podemos leer los

    textos Mal 3, 8-10; Eclo 35, 11-13; Mt 19, 29; 2 Co 9, 7-8.

    Dios nunca se dejar ganar en generosidad. Por tanto,

    seamos generosos, pensando que, al contribuir en la limosna de

    la misa, estamos dndolo a Dios. Al fin de cuentas, Dios nos da

    todo lo que tenemos: vida, salud, dinero, familia, fe Si estuviramos enfermos, qu no haramos para curarnos?

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    34

    Cunto estaramos dispuestos a gastar para conseguir la salud?

    Pues contribuir con lo que Dios nos ha dado es una manera de

    reconocer que todo es un regalo de Dios y que l es el Seor y

    dueo de nuestra vida y de nuestras cosas.

    En los pases en los que se contribuye por medio de

    asignaciones tributarias que cada ciudadano debe asignar a su

    Iglesia, es una grave irresponsabilidad ser catlico y no

    asignarlo a la Iglesia catlica. Y, aunque se asigne a la Iglesia,

    eso no justifica el no dar ms, pues del sueldo mensual se

    puede dar generosamente el diezmo. El diezmo no es ms que

    un reconocimiento personal de que el dinero que tengo es de

    Dios y, por ello, reconozco su seoro sobre mi dinero y le doy

    una parte de lo que l me ha dado primero, para su Iglesia y

    para las obras de Dios.

    c) LAVATORIO DE LAS MANOS

    Antes de comenzar la parte eucarstica propiamente,

    el sacerdote se lava pblicamente las manos para indicarnos

    que es preciso acercarse a Dios con las manos limpias;

    pero, sobre todo, con el corazn limpio. De ah que los que

    van a comulgar en la mano tambin deber tener las manos

    limpias y especialmente su corazn.

    d) ORAD HERMANOS Y ORACIN

    El sacerdote invita a la asamblea a orar para que su

    sacrificio y el de cada uno sea agradable al Padre. Es

    importante que, en cada misa, en el momento de la

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    35

    presentacin del pan y del vino, cada asistente haga un

    ofrecimiento sincero de su vida para que su ofrenda sea

    unida a la de Cristo y as nuestra vida y la suya estn

    unidas por el mismo compromiso de amor y obediencia al

    Padre. Esto implica una disponibilidad total para hacer

    siempre su santa voluntad. Cristo y nosotros debemos ser

    una misma ofrenda para gloria del Padre.

    El sacerdote dice: Orad, hermanos, para que este

    sacrificio mo y vuestro sea agradable a Dios Padre

    todopoderoso. Y todos responden:

    El Seor reciba de tus manos este sacrificio (tuyo y

    nuestro) para alabanza y gloria de su Nombre, para

    nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

    Despus el sacerdote lee la oracin sobre las ofrendas.

    Y a continuacin, comienza la parte eucarstica con el prefacio:

    e) PREFACIO Y SANTO

    - El Seor est con vosotros (El sacerdote se dirige a todos los hombres y a toda la creacin).

    - Y con tu espritu.

    - Levantemos el corazn (Hay que levantarlo hasta el cielo, que simblicamente est arriba, pero que est

    en medio de la asamblea, pues todo el cielo se hace

    presente a la celebracin, en unin con los ngeles

    y santos).

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    36

    - Lo tenemos levantado hacia el Seor.

    - Demos gracias al Seor, nuestro Dios. (Ser agradecidos por todos los dones recibidos).

    - Es justo y necesario.

    El sacerdote lee el prefacio que es un canto de

    agradecimiento a Dios. Por eso, uno de los diferentes

    prefacios dice: Realmente, es justo y necesario, es nuestro

    deber y salvacin, darte gracias, Seor, siempre y en todo

    lugar

    Adems de agradecer, se alaba a Dios por todas las

    maravillas que hace con los hombres, que son manifestadas

    segn la fiesta del da. Y siempre se alaba y se agradece a Dios

    por la creacin, la redencin y la santificacin. Y termina el

    prefacio invitando a cantar en unin con todos los ngeles y

    santos y todas las criaturas.

    Suele decirse que el Santo es un canto especial que

    cantan los ngeles. Porque en el libro de Isaas aparecen los

    serafines cantando: Santo, Santo, Santo es el Seor Dios de

    los ejrcitos, llena est la tierra de su gloria (Is 6, 3).

    Igualmente, en el Apocalipsis aparecen repitiendo sin

    descanso da y noche: Santo, Santo, Santo es el Seor Dios

    todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir (Ap

    4, 8).

    En cada misa nosotros cantamos con ellos y todos

    los santos y todas las criaturas este himno de alabanza a

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    37

    nuestro Dios: Santo, Santo, Santo es el Seor, Dios del

    universo. Llenos estn el cielo y la tierra de tu gloria.

    Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del

    Seor, hosanna en el cielo.

    Es importante recordar aqu el papel tan importante que

    tienen los ngeles en cada misa. Personalmente, soy muy

    devoto de los ngeles y antes de cada misa los invito, de modo

    especial, a acompaarme. De modo que, aunque celebre la

    misa yo solo, no me siento solo, sino en unin con todos los

    ngeles y santos. Porque s que cada misa es el cielo en la

    tierra y, aunque sea celebrada en un rincn del mundo por un

    sacerdote solitario, tiene un valor infinito, porque es la misa de

    Jess, que da gloria infinita al Padre.

    Algunos santos nos hablan de que en el momento del

    ofertorio, presentacin de las ofrendas, los ngeles presentan a

    Dios las ofrendas, intenciones y buenas obras de sus asistidos.

    En el momento de la consagracin, los ngeles con los santos

    adoran a Jess realmente presente en el altar. En la comunin,

    acompaan a sus protegidos a recibir a Jess y les inspiran

    buenos pensamientos para darle gracias. Muchos santos hablan

    de que los ngeles custodios se alegran cuando uno va a la

    misa, porque va a recibir para l, para su familia y para el

    mundo entero, muchas bendiciones. Ellos tambin cantan y

    adoran a su Dios, presente en la Eucarista. Por ello, deca

    san Juan Crisstomo: En la misa, los ngeles asisten al

    sacerdote, entonan cantos y llenan el recinto alrededor del

    altar para honrar a Dios que ah est presente7.

    7 San Juan Crisstomo, Dilogo sobre el sacerdocio VI, 4; PG 48, 681.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    38

    Los ngeles participan de nuestra alegra y con ellos,

    ciertamente, la misa es una verdadera fiesta. Si pudiramos

    verlos con nuestros ojos, como algunos santos, quedaramos

    maravillados. Por todo ello, hay que asistir a la misa con

    mucho respeto, bien vestidos y con mucha atencin y

    devocin, porque estamos en la presencia del cielo entero8.

    f) PLEGARIA EUCARSTICA

    Despus del Santo, viene la plegaria eucarstica. En

    ella, no slo se nos recuerdan los acontecimientos de la pasin,

    muerte y resurreccin de Jesucristo, sino que el Espritu Santo

    hace que estos hechos se hagan realidad en el altar. Por eso,

    decimos que la misa es el memorial de la pasin, muerte y

    resurreccin de Jess. Memorial significa hacer realidad aqu y

    ahora un acontecimiento salvfico que tuvo lugar hace mucho

    tiempo. Pero para que se hagan realidad estos acontecimientos

    necesitamos el poder del Espritu Santo. Por consiguiente,

    invocamos la gracia del Espritu Santo (primera epiclesis),

    diciendo en la segunda plegaria:

    8 El Papa Benedicto XVI, cuando era cardenal, escribi: En la misa

    no slo estamos reunidos unos con otros, sino que hay alguien

    ms. Nos encontramos asociados a los ngeles, mirando la faz de

    Dios. Con nuestras voces nos unimos a sus coros y la suyas se

    juntan con nosotros. De aqu viene la grandeza de la misa, porque

    en ella elevamos nuestros ojos hacia los ngeles y con ellos nos

    ponemos ante la faz del Creador. Si comprendemos a fondo lo que

    esto significa, la misa ser para nosotros una fuente de alegra

    que jams podr ser comparada con todas esas fiestas que

    nosotros hemos inventado y en las cuales no se hermanan los

    cielos y la tierra. Y al tener la certeza de que estamos ante los

    ngeles de Dios y que ellos mismos estn entre nosotros, brotar

    con nuestro gozo el espritu de adoracin hacia la inmensa

    presencia que nos envuelve. Ratzinger Joseph, De la mano de Cristo,

    Ed. Eunsa, Pamplona, 1998, p. 72.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    39

    Te pedimos, Seor, que santifiques estos dones con

    la efusin de tu Espritu de manera que sean para nosotros

    Cuerpo y Sangre de Jesucristo Nuestro Seor.

    Para los cristianos orientales, tiene tanta importancia

    esta invocacin al Espritu Santo, que para ellos ste es el

    momento de la consagracin, es decir, el momento en que

    Cristo se hace realmente presente en el altar.

    Para nosotros, el momento clave es el momento de la

    consagracin por separado del pan y del vino. Durante la

    consagracin los fieles estarn de rodillas a no ser que lo

    impida la enfermedad o la estrechez del lugar o la

    aglomeracin de los participantes o cualquier otra causa

    razonable. Y los que no pueden arrodillarse en la

    consagracin, harn una profunda inclinacin mientras el

    sacerdote hace la genuflexin despus de ella (OGMR 43).

    El sacerdote dice:

    Tomad y comed todos de l (pan), porque esto es mi

    Cuerpo que ser entregado por vosotros.

    Igualmente, el sacerdote toma el cliz y dice:

    Tomad y bebed todos de l, porque ste es el cliz de

    mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que ser

    derramada por vosotros y por todos los hombres para el

    perdn de los pecados. Haced esto en conmemoracin ma.

    Dmonos cuenta que el sacerdote en ese momento es

    Jess, Jess y l se han unido sustancialmente. Por eso, es tan

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    40

    importante que el sacerdote sea puro y libre de todo pecado, al

    menos mortal. El canon 899 dice que personifica a Cristo

    durante la misa. Su persona es absorbida por la persona de

    Cristo y Cristo acta a travs de l como si fuera l mismo.

    Por eso, el sacerdote, como si fuera el mismo Cristo, dice las

    mismas palabras de Cristo para realizar la consagracin.

    Ahora bien, anotemos que se dice: Tomad y comed

    todos de l, porque esto es mi cuerpo que ser entregado

    por vosotros. El sacerdote debe hacer suyas estas palabras

    de por vida. Y lo mismo cada fiel comprometido con

    Cristo. Debe tomar su propio cuerpo, que significa toda su

    vida, y entregarla a Cristo por la salvacin de sus

    hermanos. Y les invita a todos: Tomad y comed, es decir,

    recibid mi amor, mi alegra y mis bendiciones, porque estoy

    a vuestro servicio para siempre. Un cristiano que vive

    ntimamente en unin con Cristo, especialmente un

    sacerdote, y que renueva su unin total en cada

    consagracin, debe hacer realidad esta entrega a Cristo y a

    los hermanos para que tengan derecho a recibir siempre su

    amor, paz, alegra y bendicin.

    De la misma manera, al decir el sacerdote Tomad y

    bebed todos de l, porque ste es el cliz de mi sangre, el sacerdote y el fiel comprometido debe entender que est

    renovando su entrega de dar su sangre y su vida por los

    dems (ser derramada por vosotros y por todos los

    hombres para el perdn de los pecados). Y dice que es

    sangre de la alianza nueva y eterna. La sangre que

    representa nuestra vida es la sangre de Cristo que nos

    alimenta en la comunin y que, al comulgar, realiza una

    alianza nueva y eterna entre Cristo y nosotros.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    41

    Qu importante es renovar cada da, en la misa y

    comunin, esta alianza con Jess! Esto deben hacerlo de

    modo especial los sacerdotes y religiosas, que estn

    comprometidos de por vida por su compromiso radical con

    Dios. Por ltimo, se dice: Haced esto en conmemoracin

    ma. El texto griego dice touto poiei eis ton emen anmnesin.

    La misa no es un simple recuerdo, sino una realidad. Jess

    se ha hecho realmente presente, el mismo Jess de Nazaret

    que naci en Beln y muri en la cruz. Cuando Jess dijo

    esas palabras en la ltima cena, los apstoles entendieron

    que podan celebrar lo mismo que l haba celebrado y

    hacer realidad su cuerpo y sangre al consagrar el pan y el

    vino.

    Ests t hermano unido ntimamente a Cristo? Tu

    vida y la de Cristo estn unidas? Ests totalmente disponible

    para hacer siempre y en todo su santa voluntad? Eso es lo que

    espera Jess de ti. Haz una consagracin de tu vida a Jess.

    Ofrcele todo lo que tienes y todo lo que eres por medio de

    Mara y vive la misa como una renovacin diaria de tu

    compromiso vital con Cristo.

    Despus de la consagracin, el sacerdote canta o

    recita: Este es el sacramento de nuestra fe. El Papa Juan

    Pablo II, en la carta a los sacerdotes para el jueves Santo

    del 2005, les deca: Al decir Este es el sacramento de nuestra fe, el sacerdote manifiesta despus de la consagracin del pan y el vino el estupor siempre nuevo

    por el prodigio extraordinario que ha tenido lugar entre

    sus manos. Un prodigio que slo los ojos de la fe pueden

    percibir. Los elementos naturales no pierden sus

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    42

    caractersticas externas, ya que las especies siguen siendo

    las del pan y del vino, pero su sustancia por el poder de la

    palabra de Cristo y la accin del Espritu Santo se

    convierte en la sustancia del cuerpo y la sangre de Cristo.

    Por eso, sobre el altar est presente verdadera, real y

    sustancialmente, Cristo, muerto y resucitado, en toda su

    humanidad y divinidad.

    Y el pueblo responde gozoso, si fuera posible

    cantando: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu

    resurreccin. Ven, Seor, Jess!

    Tambin puede decirse: Aclamen el misterio de la

    redencin.

    Y responden: Cada vez que comemos de este pan y

    bebemos de este cliz, anunciamos tu muerte, Seor,

    hasta que vuelvas.

    O bien se puede decir: Cristo se entreg por

    nosotros.

    Y se responde: Por tu cruz y tu resurreccin nos has

    salvado, Seor.

    Despus de esta aclamacin, el sacerdote ofrece al

    Padre, como ministro de Cristo y de la Iglesia, el pan y el

    vino consagrados. Como dice la plegaria IV: Te ofrecemos

    su cuerpo y su sangre, sacrificio agradable a Ti y salvacin

    para todo el mundo. Despus, viene la segunda epiclesis o

    segunda invocacin al Espritu Santo. Se dice en la segunda

    plegaria: Te pedimos humildemente que el Espritu Santo

    congregue en la unidad a cuantos participamos del cuerpo

    y sangre de Cristo. Tambin se pide, de modo especial, por

    el Papa, por el obispo, por todos los sacerdotes y por toda

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    43

    la Iglesia. Y se ora por todos los difuntos y, en concreto,

    por aquellos por quienes se estuviera celebrando la misa. Se

    invoca a Mara, a los apstoles y a los santos para que

    vengan e nuestra ayuda. En la primera plegaria se menciona

    especialmente a san Jos en unin de los mrtires.

    Y la plegaria eucarstica termina con el Por Cristo,

    con l y en l, a Ti Dios, Padre omnipotente, en la unidad

    del Espritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos

    de los siglos. Amn.

    El por Cristo lo reza solo el sacerdote, pero todos

    debemos asentir diciendo con fuerza y con aceptacin total

    Amn, es decir, as es y que as sea. Es conveniente cantar

    todos los das este Amn pues todos debemos, en ese

    momento, decir con fuerza y verdad: Todo honor y toda

    gloria por los siglos de los siglos.

    En algunas parroquias los sacerdotes cantan todos

    los das en la misa el Amn, mientras sostienen en alto con

    sus manos la patena y el cliz. Es un momento muy

    importante, el del verdadero ofertorio, en el que el

    sacerdote no ofrece simplemente el pan y el vino, sino al

    mismo Jess en persona con su cuerpo, sangre, alma y

    divinidad. Es un momento en que el sacerdote y todos los

    presentes pueden ofrecerse con Jess, mientras se van

    diciendo las palabras con Cristo, con l y en l. Vivamos

    ese momento con fe, entrega y generosidad, y digamos con

    fuerza, cantando: Amn.

    Para m, personalmente, este momento es muy

    especial y, mientras tengo levantados la hostia y el cliz,

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    44

    me voy ofreciendo con Jess al Padre. Son momentos

    solemnes muy significativos y expresivos.

    RITO DE LA COMUNIN

    a) PADRENUESTRO

    Comienza la ltima parte de la misa con la oracin

    dominical u oracin del Seor, que es el padrenuestro.

    Despus, contina el sacerdote con otra oracin que es

    como ampliacin de la ltima peticin: lbranos del mal. Y

    comienza: Lbranos, Seor de todos los males y concdenos

    la paz en nuestros das, para ayudados por tu misericordia

    vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda

    perturbacin, mientras esperamos la gloriosa venida de

    nuestro Salvador Jesucristo.

    Y todos responden: Tuyo es el reino, tuyo el poder y

    la gloria por siempre Seor.

    b) RITO DE LA PAZ

    A continuacin, el sacerdote con las manos

    extendidas y en voz alta dice la oracin: Seor Jesucristo, que dijiste y, al terminarla, extendiendo y juntando las manos, anuncia la paz, vuelto al pueblo, mientras dice:

    La paz del Seor est siempre con vosotros, y el pueblo responde: Y con tu espritu. Luego el sacerdote, si se juzga oportuno, aade: Daos fraternalmente la paz (OGMR 154).

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    45

    En ese momento, conviene que cada uno exprese

    sobriamente la paz slo a quienes tiene ms cerca (OGMR

    82), lo que debe hacerse sin moverse de su lugar.

    c) FRACCIN DEL PAN

    En la liturgia de la Iglesia primitiva la fraccin del pan

    (partir la hostia para consumirla) revesta mucha importancia.

    Entonces usaban panes grandes fermentados que los fieles

    haban presentado en el Ofertorio con el vino.

    Cuando se sustituy el pan fermentado por el cimo

    y se usaron las hostias actuales, se fue perdiendo el

    simbolismo de este gesto de partir el pan. Cristo es el pan

    partido para la salvacin del mundo. Por eso, san Pablo

    dice: El pan es uno y somos muchos un solo Cuerpo, pues

    todos participamos del mismo pan (1 Co 10,17). Y porque

    participamos todos del mismo pan, que es Cristo, todos

    estamos unidos en Cristo por la comunin. La comunin

    eucarstica debe ser tambin comn unin con los

    hermanos. De ah que la misa dominical debe llevarnos a

    algunas acciones concretas de caridad para que nuestra

    fiesta eucarstica sea compartida tambin con otros, a

    quienes podamos llevar la alegra que Cristo nos ha dado.

    Este gesto de partir los panes era tan importarte en

    los primeros siglos que, desde el principio, se llamaba

    fraccin del pan a la misa. Porque sin fraccin del pan no

    habra comunin y sin comunin la misa sera un banquete

    sin comida. En el libro de los Hechos de los apstoles se

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    46

    nos dice que aquellos primeros cristianos perseveraban en

    or la enseanza de los apstoles y en la unin, en la

    fraccin del pan (misa) y en la oracin (Hech 2,42). Y

    diariamente acudan al templo, partan el pan en las casas

    (celebraban la misa en las casas), tomaban su alimento con

    alegra y sencillez de corazn, alabando a Dios en medio

    del general favor del pueblo (Hech 2, 46-47).

    Este gesto de la fraccin del pan resume un poco la

    vida de Cristo y lo que debe ser tambin la nuestra: un

    romperse por los dems, un entregarse totalmente a su

    servicio. Este gesto debera ser ms visible y expresivo. En

    las catacumbas de Roma, los cristianos pintaban al

    sacerdote, partiendo el pan eucarstico para simbolizar la

    celebracin de la misa.

    El sacerdote realiza la fraccin del pan y deposita

    una partcula de la hostia en el cliz, para significar la

    unidad del cuerpo y de la sangre del Seor en la obra

    salvadora, es decir, del cuerpo de Cristo Jess viviente y

    glorioso. El coro o cantor canta normalmente la splica

    Cordero de Dios con la respuesta del pueblo; o lo dicen al menos en voz alta. Esta invocacin acompaa a la

    fraccin del pan y, por eso, puede repetirse cuantas veces

    sea necesario hasta que concluye el rito. La ltima vez se

    concluye con las palabras: danos la paz (OGMR 83).

    d) COMUNIN DEL SACERDOTE Y DEL PUEBLO

    El sacerdote se prepara con una oracin en secreto

    para recibir con fruto el cuerpo y la sangre de Cristo. Los

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    47

    fieles hacen lo mismo, orando en silencio (OGMR 84).

    A continuacin, el sacerdote presenta la hostia

    partida sobre la patena o sobre el cliz, diciendo: Este es el

    Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos

    los invitados a la cena del Seor (u otras parecidas

    palabras).

    Al decir Cordero de Dios, est refirindose a Jess

    como Cordero pascual. Y nosotros celebramos la gran

    fiesta de la Pascua, es decir, de su resurreccin, comiendo

    el Cordero pascual, que es Cristo.

    El pueblo responde con las palabras del centurin

    (Mt 8,8): Seor, no soy digno de que entres en mi casa,

    pero una palabra tuya bastar para sanarme.

    A continuacin, comulga el sacerdote. Mientras

    comulga, comienza el canto de comunin. El canto se

    prolonga mientras el sacerdote administra la comunin a

    los fieles, diciendo: El cuerpo de Cristo.

    Al decir El cuerpo de Cristo, est recalcando que

    Jess, no slo est como Dios en unin con el Padre y el

    Espritu Santo en la hostia consagrada, sino que est

    tambin como hombre, con su cuerpo humano. Y todos

    responden: AMN.

    Todos deben responder con voz clara el Amn antes

    de recibir la hostia para reafirmar su fe en la presencia viva

    y real de Jess en la Eucarista. Pero todos deben tener en

    cuenta lo que dice san Pablo: El que come el pan y bebe el

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    48

    cliz del Seor indignamente, se hace reo del cuerpo y de

    la sangre del Seor. Examnese pues, el hombre a s mismo

    y, entonces, coma del pan y beba del cliz pues el que come

    y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia

    condenacin (1 Co 11, 27-29). Pero si lo recibe

    dignamente, ser para l el mejor alimento espiritual y la

    mayor fuente de bendiciones en su vida.

    Ya hemos, dicho anteriormente, que la comunin es el

    momento ms importante y sublime de cada da, porque es el

    momento de mayor unin con Dios por medio de la humanidad

    de Jess. Por Jess llegamos al Padre en unin con el Espritu

    Santo. Mara siempre nos acompaa con nuestro ngel, cuando

    vamos a comulgar. Y sera muy conveniente invitar

    expresamente a todos los ngeles y santos para que nos ayuden

    a recibir y agradecer dignamente a Jess sacramentado.

    Suele decirse que las especies sacramentales

    permanecen en nosotros durante unos diez o quince minutos.

    Es decir, que nuestra unin sacramental con Jess dura unos

    diez o quince minutos. Por ello, durante este tiempo, no

    debemos distraernos ni salir del templo. Debemos estar en

    oracin con Jess en nuestro corazn.

    Si alguna persona no puede comulgar por algn motivo

    especial, por no tener regularizado su matrimonio o por estar

    en pecado grave, puede arrepentirse y comulgar

    espiritualmente. La comunin espiritual es una buena prctica

    que podemos renovar muchas veces al da. Consiste en desear

    ardientemente recibir sacramentalmente a Jess; pero, al no

    poder hacerlo, le manifestamos nuestro deseo lleno de amor,

    porque queremos unirnos a l y ser Uno con l.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    49

    Deca santa Teresa de Jess: Cuando no podis

    comulgar ni or misa, podis comulgar espiritualmente, que

    es de grandsimo provecho9. El mismo concilio de Trento

    afirmaba: Aquellos que comen en deseo aquel celeste pan

    eucarstico, experimentan su fruto y provecho por la fe viva

    que obra por la caridad (Denz 881).

    De todos modos, quienes pueden comulgar deberan

    hacerlo todos los das a ser posible. La Iglesia recomienda

    comulgar siempre que se asista a la misa, pero

    especialmente los domingos, cuando hay obligacin de

    asistir. Venir a misa y no comulgar es como ir a un

    banquete y no comer. Y eso ser un pecado de omisin del

    que Dios nos pedir cuentas.

    Desde el concilio IV de Letrn (1215) es obligacin

    grave comulgar, al menos, una vez al ao (canon 920).

    Adems, el que ha recibido la comunin, puede recibirla de

    nuevo el mismo da solamente dentro de la celebracin

    eucarstica que participe (canon 917). Se puede, pues,

    comulgar dos veces al da, normalmente en la maana y

    otra en la tarde. Para comulgar, es preciso abstenerse de

    tomar alimento y bebida (excepto agua y medicina) al

    menos una hora antes de comulgar (canon 919). Y, si

    alguno es consciente de estar en pecado grave, no debe

    comulgar sin antes confesarse sacramentalmente.

    La comunin es algo tan importante que hay que darle

    la mxima importancia. No puede recibirse por costumbre o

    9 Camino de perfeccin 62, 1.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    50

    por un compromiso social. Hay que prepararse lo mejor posible

    y, despus dar gracias durante un tiempo prudencial. Deca

    santa Magdalena de Pazzi: Los minutos que siguen a la

    comunin son los ms preciosos de nuestra vida. Son los

    minutos ms propicios de nuestra parte para tratar con Dios y,

    de su parte, para comunicarnos su amor.

    La comunin es el mejor alimento espiritual y el mejor

    medio de santificacin. Pero no olvidemos que la misa y la

    comunin estn ntimamente unidas. Se puede co- mulgar fuera

    de la misa, pero como algo excepcional.

    Tambin es importante que, durante el da, podamos

    hacer algunas visitas a Jess Eucarista. Y, si no podemos, por

    estar enfermos o por vivir en lugares distantes, al menos,

    hagamos visitas y comuniones espirituales frecuentes a Jess

    sacramentado.

    Como aquellos cristianos de las islas de Kiribati, que se

    reunan los domingos a orar en la playa y el catequista les

    deca: Ahora vamos a adorar a Jess, que est en las iglesias

    de Tahit a 5.000 Kms de distancia. Ciertamente para Jess no

    hay distancia. El amor es la distancia ms corta entre dos

    personas y, sobre todo, entre Jess y nosotros. Por eso, la

    comunin es el medio ms sublime que Dios nos ha dado para

    unirnos a l.

    Comulgar debe ser una verdadera fiesta para

    nosotros. Comulgar con Jess es una fiesta que ni los

    ngeles pueden tener, porque no pueden comulgar.

    Hagamos de cada misa una fiesta, vivindola intensamente

    y recibiendo a Jess en la comunin.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    51

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    52

    Oraciones antes o despus de la comunin:

    Seor Jess, creo que ests

    realmente presente en la Eucarista

    con tu cuerpo, sangre, alma y divinidad.

    Oigo tu invitacin: Yo soy el pan vivo, bajado del cielo.

    Tomen y coman: Esto es mi Cuerpo.

    Creo, Seor, pero aumenta mi fe.

    * * * * * * *

    Toma, Seor, y recibe mi libertad,

    mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad.

    Todo mi haber y poseer. T me lo diste:

    A Ti, Seor, los torno. Todo es tuyo.

    Dispn de m, segn tu voluntad. Dame tu amor y gracia

    que esto me basta, y no pido otra cosa ms. Amn.

    * * * * * * *

    Alma de Cristo, santifcame.

    Cuerpo de Cristo, slvame.

    Sangre de Cristo, embrigame.

    Agua del costado de Cristo, lvame.

    Pasin de Cristo, confrtame.

    Oh buen Jess!, yeme.

    Dentro de tus llagas, escndeme.

    No permitas que me aparte de Ti.

    Del enemigo malo, defindeme.

    En la hora de mi muerte, llmame

    y mndame ir a Ti

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    53

    para que con tus santos te alabe

    por los siglos de los siglos. Amn.

    Comunin espiritual

    Oh Jess mo!,

    yo creo que ests presente

    en el Santsimo sacramento del altar.

    Te amo sobre todas las cosas

    y deseo recibirte dentro de mi alma.

    Pero, como ahora no puedo hacerlo sacramentalmente,

    ven, al menos, espiritualmente a mi corazn.

    Y, como si ya te hubiera recibido, te abrazo

    y me uno a Ti. No permitas, Seor,

    que vuelva a ofenderte jams.

    RITO DE LA CONCLUSIN

    a) ORACIN DESPUS DE LA COMUNIN

    Despus de comulgar, mientras el sacerdote limpia

    el cliz y recoge las cosas del altar, es recomendable

    guardar silencio para motivar la oracin personal de

    agradecimiento al Seor. Los que no han comulgado,

    tambin deben orar y podran decirle a Jess muchas veces:

    Jess, yo te amo.

    Cuando se ha terminado de distribuir la comunin,

    el sacerdote y los fieles, si se juzga oportuno, pueden orar

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    54

    un espacio de tiempo en secreto. Si se prefiere, toda la

    asamblea puede tambin cantar un salmo o algn otro

    canto de alabanza o himno (OGMR 88).

    A continuacin, viene la oracin despus de la

    comunin en la que el sacerdote se une a toda la Iglesia y

    manifiesta su agradecimiento al Padre por los dones

    recibidos, pidiendo que los frutos de la Eucarista sean

    eficaces par llevarnos a vivir siempre con l en el cielo.

    Los fieles responden: Amn. Si hay avisos

    parroquiales este es el momento, pero deben ser breves.

    b) BENDICIN FINAL

    El sacerdote contina: El Seor est con vosotros.

    Responden: Y con tu espritu.

    Y el sacerdote, bendice al pueblo con una frmula

    solemne, si lo desea, en los das de fiestas, o sencillamente

    diciendo: 0

    La bendicin de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y

    Espritu Santo, descienda sobre vosotros.

    Todos responden: Amn.

    - Podis ir en paz. - Demos gracias a Dios.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    55

    El sacerdote que ha bendecido al pueblo en nombre de

    Dios trino, se retira, besando el altar como al principio,

    dejndole un beso a Jess como agradecimiento por haberle

    permitido celebrar la gran maravilla de la Eucarista.

    c) CANTO DE DESPEDIDA

    Termina la celebracin con el canto de despedida,

    mientras se retira el sacerdote del altar, aunque es bueno que el

    sacerdote permanezca en el altar hasta que se termine la

    cancin. En algunos lugares, los sacerdotes tienen la buena

    costumbre de salir a la puerta, durante la ltima cancin, para

    saludar a los feligreses. En algunos das especiales, es

    conveniente tener una pequea recepcin para tomar unas

    bebidas con galletas y as compartir juntos la alegra de la misa

    y conocerse mejor.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    56

    TERCERA PARTE

    REFLEXIONES

    En esta ltima parte, queremos expresar algunas

    reflexiones con testimonios para comprender la necesidad que

    tenemos de la fe para vivir realmente la maravilla y el

    misterio de la misa y comprobar cmo lo han vivido otros

    testigos cristianos que son un ejemplo para nosotros.

    REFLEXIONES

    Todo lo que hemos dicho sobre la grandeza admirable

    del misterio de la misa como fuente de inmensa alegra, no lo

    entienden muchos catlicos que van a misa por cumplir,

    distrados y con poca fe. Y, cuando falta la fe en lo que se

    celebra y no estamos seguros de que es realmente el mismo

    Jesucristo, nuestro Dios y Seor, el que viene a nuestro

    encuentro para celebrar una fiesta con nosotros, entonces la misa

    parece un espectculo.

    Un espectculo no muy divertido y quizs aburrido,

    porque no se entiende nada. Algunos van a misa pensando en

    que termine pronto y les molesta si el sermn u homila se

    alarga un poco. Y es que, cuando falta fe y no hay amor por

    Jess, la misa aprovecha muy poco o nada.

    Pero si comprendiramos que todos los ngeles y santos

    nos acompaan, que el cielo entero est presente, actuaramos

    de otra manera. Iramos bien vestidos como a una fiesta

    celestial, y nunca llegaramos tarde a la cita con Jess.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

    57

    Recordemos que, en cada misa, est presente Mara con

    san Jos. La sagrada familia estaba unida en la tierra y lo est

    tambin en el cielo y en cada misa. Por otra parte, la accin del

    Espritu Santo es indispensable para la realizacin del gran

    milagro de la consagracin del pan y del vino en el cuerpo y la

    sangre de Jess.

    Lamentablemente, muchos catlicos no son practicantes

    y para ellos la misa dominical no tiene ninguna importancia. Al

    alejarse de la Eucarista, su vida espiritual est vaca o

    raqutica. Por eso, es preciso que los catlicos tomen

    conciencia de la importancia de la misa del domingo. Los

    primeros cristianos arriesgaban su vida por asistir a misa y

    nosotros preferimos ir de paseo antes que ir a misa. No nos

    damos cuenta de cuntas bendiciones y alegras nos perdemos

    para esta vida y para la eternidad.

    Los cristianos de los primeros siglos asistan a misa

    antes del alba, porque tenan que ir a trabajar al salir el sol, ya

    que el domingo no era da de fiesta. Cuando, a partir del ao

    321, el domingo se convirti en da festivo y la misa pudo

    celebrarse a media maana, muchos siguieron asistiendo a la

    misa antes del canto del gallo, porque era la hora en que las

    mujeres se reunieron para ir al sepulcro, constatando la

    resurreccin. A lo largo de los siglos, la importancia del

    domingo lleg a la prohibicin del trabajo manual para darle

    ms significado al sentido de fiesta. En la actualidad, muchos

    deben trabajar el domingo por obligacin, pero los que no

    tengan esa obligacin, deberan respetar el domingo como un

    da de descanso, un da para estar con la familia y un da

    sagrado para ir a misa.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

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    El Papa Benedicto XVI en su exhortacin apostlica

    Sacramento de amor, afirma que cristiano es el que vive segn

    el domingo. Y dice: Vivir el domingo quiere decir ser

    conscientes de la liberacin trada por Cristo y hacer de

    nuestra vida una ofrenda a Dios (No. 72).

    La fe peligra cuando no se siente deseo de participar

    en la misa dominical. Perder el sentido del domingo como da

    del Seor para santificarlo es sntoma de una prdida del

    sentido autntico de la libertad de los hijos de Dios

    Y aunque est permitido cumplir el precepto dominical

    el sbado por la tarde es preciso recordar que el domingo

    merece ser santificado en s mismo para que no termine siendo

    un da vaco de Dios (No. 73).

    TESTIMONIOS

    a) PADRE PIETRO ALAGIANI

    Era capelln del ejrcito italiano durante la segunda

    guerra mundial y fue hecho prisionero el 19 de diciembre de

    1942. l dice: Desde los primeros das de cautiverio, la

    nostalgia por la santa misa me atormentaba ms de lo que

    poda imaginar. Pero tambin en esto vino a mi encuentro

    Jess, inspirndome una devocin sui generis. Recortando lo mejor que pude una gran hostia de papel, cada maana,

    despus de la meditacin, celebraba dos misas, deca todas las

    oraciones de la misa con todas la ceremonias como si

    realmente estuviera en el altar. Debo reconocer que aquellas

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

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    misas secas las celebraba con devocin y consuelo como raramente cuando tena la suerte de celebrar las verdaderas

    misas. A partir del 5 de marzo de 1953, pude celebrar

    diariamente la misa. Desde aquel da, hasta el gran deseo de

    libertad se me volvi menos acuciante y menos atormentador;

    porque, en el fondo, haba deseado e invocado la libertad y

    suspirado por ella, principalmente, por estar privado de

    celebrar la misa10

    .

    El padre Alagiani tuvo la gran suerte de tener

    permanentemente consigo en una bolsita colgada en el cuello a

    Jess Eucarista y esto le dio una fortaleza inmensa en medio

    de las torturas y de los sufrimientos de la vida carcelaria. Y

    dice: A pesar de las continuas dolencias, del hambre terrible,

    del fro extremo en invierno, nada lograba disminuir la ntima

    alegra que experimentaba al pensar que estaba en compaa

    de Jess sacramentado11

    .

    b) PADRE SEGUNDO LLORENTE

    Este misionero de Alaska, cuyos libros lea con sumo

    agrado en mis aos de seminarista, era un sacerdote muy

    fervoroso. Dice: Celebraba la misa muy despacio,

    rodeado de varias legiones de ngeles, que me envidiaban a m

    y yo les envidiaba a ellos. Me envidiaban, porque ellos no

    podan consagrar ni sufrir por Cristo y yo les envidiaba,

    10

    Alagiani Pietro, Lubianka, Ed. Apostolado de la prensa, Madrid, 1963,

    pp. 137 y 157. 11

    Ib. p. 112.

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    porque ellos eran ngeles y yo una miseria12

    . l se pasaba

    muchas horas en oracin ante Jess sacramentado y, por eso,

    poda hablar por experiencia que la misa para l era un cielo en

    la tierra en unin con los ngeles.

    c) PADRE CISZEK

    Este sacerdote norteamericano fue misionero voluntario

    a Rusia durante la segunda guerra mundial, pero lo tomaron

    preso y pas cinco aos en la famosa crcel Lubianka de

    Mosc. En su libro With God in Rusia, traducido al espaol

    como Espa del Vaticano, va narrando sus aventuras y su

    deseo inmenso de celebrar la misa. Dice as: En el campo de

    trabajos forzados nmero 5, volv a celebrar la misa que no

    haba podido celebrar desde los tiempos de Dubinka. Era en

    un taller. Dispona de un pequeo cliz y de una patena de

    nquel que haba hecho uno de los presos; el vino era de uvas

    que sacaban de no s dnde y el pan lo cocan especialmente

    algunos estonianos catlicos que trabajaban en la cocina. Era

    peligroso que asistiesen muchos por el peligro de llamar la

    atencin; pero, a medida que corri la voz, ya eran ms los

    que deseaban asistir a la misa. Al cabo de cierto tiempo, el

    padre Gasper y yo fuimos ms atrevidos y empec a celebrar

    la misa en uno de los barracones donde la mayora eran

    polacos y lituanos, y el brigada tena sentimientos religiosos...

    Me cambiaron de alojamiento y mis antiguos feligreses venan

    a mi nuevo alojamiento por la noche y, entre juegos de cartas y

    domin, confundidos entre las conversaciones de los dems,

    los confesaba y les daba la comunin Otras veces, daba la

    12

    Llorente Segundo, Cuarenta aos en el crculo polar, Ed. Sgueme,

    Salamanca, 2004. pp. 198 y 300.

  • ngel Pea LA MISA UNA FIESTA CON JESS

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    comunin por la noche despus de la misa y era lo que yo

    prefera, pues se corra el riesgo de perder los santos

    sacramentos en un registro nocturno... Despus, cambiamos de

    tctica, yendo a barracas distintas a celebrar la misa y as

    evitbamos sospechas. Celebraba en algn barracn donde el

    jefe de la brigada era amigo, mientras l vigilaba desde la

    puerta para que no entrase ningn extrao13

    .

    Yo s los sacrificios que hacamos para celebrar en

    aquellas condiciones, estando hambrientos. Yo he visto

    sacerdotes que estaban en ayunas todo el da y trabajar con el

    estmago vaco para tener la posibilidad de celebrar la misa

    (en aquel tiempo haba que guardar ayuno desde las doce de la

    noche del da anterior). Yo lo hice con fr