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PENSAMIENTOPANAMEÑO YCONCEPCIONDE .LA .NACIONALIDAD 'DURANTEELSIGLOXIX . Q Editores: LibrarlaCulturalPanameña,S .A. Panamà,

PENSAMIENTO PANAMEÑO Y CONCEPCION DE. LA. …bdigital.binal.ac.pa/bdp/pensa1.pdf · Sosa: Compendio de Historia de Panamá. Tomo I, Pana-má, 1934. Pág. 205). (6) Desde la segunda

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PENSAMIENTO PANAMEÑO

Y CONCEPCION DE. LA. NACIONALIDAD

' DURANTE EL SIGLO XIX .

Q

Editores:

Librarla Cultural Panameña, S . A.

Panamà,

DEL AUTOR

Pensamiento Panameño y Concepción de la Nacionali-dad durante el Siglo XIX. Imprenta Nacional, Pa-namá, 1954 . 140 p .

El Positivismo Argentino : Pensamiento Filosófico ySociológico. imprenta Nacional, Panamá, 1959,308 p . (2a. Ed . Editorial Paidós, Buenos Aires,1968).

Estudios sobre Historia de las Ideas en América. Im-prenta Nacional, Panamá, 1961, 120 p . (2a. Ed .,Universidad de Panamá, Panamá, 1966) .

La Reforma Universitaria : Perfil Americano y Defini-ción Nacional. Ediciones de la Revista "Tareas",Panamá, 1963, 19 p .

Formas Ideológicas de la Nación Panameña . Edicionesde la Revista "Tareas", Panamá, 1963 ; 100 p .(2a. Ed. 1964) .

Modelo Mecanicista y Método Dialéctico . Ediciones dela Revista "Tareas", Panamá, 1966, 16 p .

Panamá en el Mundo Americano : Ediciones de laLibrería Cultural Panameña, S . A. Panamá, 1971 .

Arosemena Justo : Apuntamientos para la Introduccióna la Ciencias Morales y Políticas [ 1840 1 . Edi-ción, Prólogo e Introducción de Ricaurte Soler .Ediciones de la Revista "Tareas", Panamá, 1968 .

Arosemena, justo ; Colunje Gil : Teoría de la Nacionali-dad [ 1863 j. Ediciones e Introducción de Ricaur-te Soler . Ediciones de la Revista "Tareas", Pana-má, 1968 .

Revista TAREAS (Dirección) No . 1 : Panamá, octubre1960. No. 19: Panamá, septiembre 1967-marzo1968 .

PENSAMIENTO PANAMEÑOY CONCEPCION DE LA NACIONALIDAD

DURANTE EL SIGLO XIX

RICAURTE SOLER

PENSAMIENTO PANAMEÑO

Y CONCEPCION DE LA NACIONALIDAD

DURANTE EL SIGLO XIX

(Para la historia de las ideas en el Istmo)

2a. Edición

Prólogo deRODRIGO MIRO

EDITORESLIBRERIA CULTURAL PANAMEÑA, S . A .

PANAMA, 1971 .

A MI PADREIn Memoriam

yA MI MADRE

AGRADECIMIENTO

Este libro fué escrito como Trabajo de Graduaciónpresentado a la Universidad de Panamá para optar al tí-tulo de Profesor en Filosofía e Historia, y Licenciado enFilosofía y Letras .

Reconocemos valiosa ayuda y deferente dirección alLicenciado RODRIGO MIRÒ. Dentro de severa disciplinasu labor ha sido de efectivo estímulo .

Al Doctor OCTAVIO MÉNDEZ PEREIRA expresamos nues-tro reconocimiento por habernos facilitado la consulta deescritos inéditos y manuscritos originales del Dr . JustoArosemena.

Sugerencias, y facilidades para la consulta de biblio-tecas y archivos particulares, debemos a los señores Li-cenciado RODRIGO MIRÒ, Doctor JOSÉ D. MOSCOTE, DoctorRICARDO A . MORALES, Profesor ERNESTO J. CASTILLEROR., Doctor ARTURO MORGAN, Profesor CÉSAR A. DE LEÒN,Profesor ANGEL RUBIO .

Al Doctor CARLOS MANUEL GASTEAZORO debemos im-portantes planteamientos suscitados en la Cátedra de His-toria de Panamá .

Nuestro reconocimiento por valiosas sugerencias alProfesor RICARDO RESTA a quien debemos además, du-rante cuatro años de estudios bajo su dirección, el amora la investigación y la disciplina requerida para los es-tudios monográficos .

VIII

INDICE

IX

Prólogo . . . .

. .

. .Página

xiIntroducción . .

. .

. .

. .

. .

. .

1 . Positivismo (Justo Arosemena) . . . . . .

. .

. . 111) Significación Histórico-Filosófica, 13 .

2)

II.

Bentham y Arosemena, 20 . 3) Positivismo, 25

39

4) Valoración y Crítica, 32 .

Antipositivismo . .

. .

. .

III .

1) Subsistencia del Escolasticismo, 41 .quema de la Vida Intelectual, 45 . 3)Anti-Positivista, 52. 4) La Temáticanista, 58 .

Americanismo (Justo Arosemena) . .

2) Es-

61

ReacciónAmerica-

. .

. .

. .

IV.

1) Tradición Hispanoamericanista, 63. 2) Con-

79

cepción de la Historia, 67

3) Visión de laHistoria de América 71 . 4) Ideal Hispanoame-ricanista, 73 .

Panameñidad (Justo Arosemena)

V.

1) Fundamentos y Premisas Filosófico-políti.̂as, 81 . 2) Fundamentación Histórico-socioló-gica, 88 . 3) Panamá en el Concierto Interna-

97

cional, 92 .

Concepción del Istmo ,

Síntesis . .

1) Puntales de la Nacionalidad, 99. 2) El Go-

121

bernador De la Guardia, 106 . 3) Mariano Aro-semena, 111 . 4) Idea Pre-Independentista dela Nacionalidad, 115 .

. .

. .

Bibliografía . .

. .

. .

. . 1 .27

Indice de Nombres 133

ADVERTENCIA A LA SEGUNDA EDICION

No obstante algunas modificaciones formales esta segunda edi-

ción reproduce substancialmente la primera . Consideramos que si

bien la visión de conjunto de los temas tratados ha sido superada

por trabajos que hemos realizado con posterioridad, la información

recogida continúa presentando interés a la vez que estimula la pro-

ducción de monografías aún más especializadas .

En la actual coyuntura histórica, cuando la efectiva afirma-

ción de la nacionalidad enfrenta nuevamente la absorción imperial,

la divulgación de nuestras definiciones históricas e ideológicas del

pasado adquiere la significación relevante de urgencia inmediata .

Es el segundo motivo de esta reedición .

R. S .

Panamá, Septiembre de 1971 .

PROLOGO

Nota característica del presente cultural deHispanoamérica, según observa una y otra vez Fran-cisco Romero, es la creciente dedicación a la Filoso-fía. De México a la Argentina el filosofar devienecotidiano ejercicio de núcleos en constante aumento,que a través de la cátedra y el libro realizan la fae-na antes desacostumbrada y confirman su vigenciay autenticidad. Y paralelamente al pensamientooriginal que responde a las incitaciones de la proble-mática hispanoamericana se desenvuelve la tareano menos elocuente de registrar la peripecia de lasideas. (')

Iniciada apenas la indagación de nuestro ayer,poco hemos logrado en el terreno específico de lahistoria de las ideas . (2) Sin embargo, nada au-toriza a imaginar una absoluta orfandad en la ma-

(1) Hace dos lustros, en las proposiciones con que finaliza su"ponencia sobre el pensamiento hispanoamericano para un se-minario sobre la América Latina", José Gaos recomendabatrabajar en la historiografía del pensamiento en lengua es-p

añola, coadyuvante indispensable al desarrollo de la filoso.fía en Hispanoamérica . (Ver El pensamiento

hispanoameri-cano.El Colegio de México.México, s/f., N° 12 de JOR-NADAS.)

(2) Entre los aportes dignos de mención cabe destacar los si-guientes : Méndez Pereira, Octavio : Justo Arosemena ; Mos-cote, José D . : Vocación filosófica del Doctor Justo Aroseme-na, Biblioteca Selecta, N9 1, de Enero de 1946 ; Chong,Moisés : El Pensamiento Panameño (Tésis presentada en laUniversidad de Panamá el año de 1952 para optar el gradode Profesor de Filosofía e Historia) .

XI

teria. Con las variantes impuestas por la propia yparticular circunstancia, y desde el punto de vistade la cultura, aquí se repitió un proceso común aHispanoamérica. Verdad esta comprobable y ad-vertida en aquellos aspectos de la historia panameñabeneficiados con estudios consecuentes .

wF

Al plantearse el primer gran debate ideológicode raíz americana -legitimidad o ilegitimidad dela Conquista- la cuestión suscitó en Castilla delOro repercusiones directas e inmediatas . FrayJuan de Quevedo, que inicia en el Istmo la nóminade los jerarcas de la Iglesia, el cronista GonzaloFernández de Oviedo y Valdés, vecino del Dariénpor casi una década, se cuentan entre los más tempra-nos contradictores de Las Casas . (3) Todavía alalborear el siglo XVII Fray Bartolomé iba a encon-trar en Don Bernardo de Vargas Machuca, AlcaldeMayor de Portobelo, un tardío aunque sereno y con-vincente impugnador de la Brevísima Destrucciónde las Indias. En sus Apologías y Discursos de lasConquistas Occidentales, que así se llama la refuta-ción del apasionado opúsculo lascasiano, Vargas Ma-chuca aspiraba a fundamentar en su experiencia deIndias la teorizaciòn jurídica del doctor Ginés deSepúlveda . Y a través del siglo XVI, rico en acon-tecimientos políticos, múltiples conflictos locales yagresiones del exterior dieron pábulo a una ininte-rrumpida querella ideológica que en el orden prác-tico condujo a compromisos como el que en 1581 pu-

(3) La afirmación nada pierde con la anécdota según la cual LasCasas quiso firmar, porque aprobaba su contexto, un escri-to de Fray Juan de Quevedo sobre los indios que le habíasolicitado el Rey.

XII

so fin a la rebelión cimarrona. (') Por otra par-te, las necesidades del tráfico marítimo y las urgen-cias de la guerra contra los piratas hicieron de lasciudades puerto de Panamá permanente cónclave de

(4) Se trata más de una pugna viva que de una polémica lite-raria. En 1540 el Cabildo de Panamá, celoso de sus dere-chos, solicitó al Rey -con buen suceso- que prohibiera alPresidente y Oidores de la Real Audiencia entrometerse enla elección de Alcaldes y Mayordomo de la ciudad, pues suinterferencia burlaba la libertad deseada,

A partir de la prohibición de las encomiendaslas colonias del litoral pacífico vivieron largos años de in-quietud política . Aquí sufrimos la experiencia de Bachicao,Hinojosa y los Hermanos Contreras. "Todas las tierras poracá están de tal manera que cualquyera vellaco que quyeralevantar qualquyera vellaquerya halla muchos de su opinión",decía en carta al Rey, en 1554, el Gobernador Alvaro de Sosa .Y refiriéndose a una de las manifestaciones últimas de aque-lla prolongada agitación Enrique de Gandía ha escrito: "Elcaso de Lope de Aguirre y la proclamación del príncipe donFernando de Guzmán en plena selva amazónica es de losmás curiosos . Empieza por demostrar la importancia quelas ideas han tenido en la historia colonial, en un períodoen que la mayoría de los historiadores han creído que loshombres sólo corrían tras el oro y las ilusiones de tierrasmaravillosas". Y encuentra la raíz ideológica de esa actituden antecedentes peninsulares. España, dice, "fué la cunade los derechos fundamentales del hombre . En España na-cieron los parlamentos ; en España sus regiones históricastuvieron fueros y privilegios incomparables. Ahí están paraatestiguarlo los fueros de las provincias Vascongadas y laslibertades de Cataluña, de Aragón y de otras regiones. Elespañol fué en toda Europa el hombre libre por excelencia.Ningún otro ser humano de la Edad Media tuvo tantas li-bertades como los españoles. Existía en cada español, portanto, un orgullo individual extraordinario que nacía de laconciencia de sus propios derechos y de sus grandes obliga-ciones para mantener el estado que hacía posible tanta jus-ticia y tanta libertad" . (Prólogo a Jornada de Omagua yDorado, de Francisco Vásquez. Colección Austral N9 512 .Espasa Calpe Argentina, S . A. Buenos Aires, 1945 .)

La rebelión de Rodrigo Méndez en diciembre de 1562cerró el ciclo de disturbios en la antigua Panamá . Huboentonces tantos comprometidos que las autoridades no seatrevieron a imponer sanciones adecuadas .

XIII

pilotos, cosmógrafos y expertos militares . (a) Todoello proclama la existencia de un clima intelectualorientado hacia el conocimiento positivo y poco pro-penso a los escarceos de la Escolástica . (e)

+ W

Una más segura pauta para rastrear la huellade las ideas en la Colonia se ofrece en la obra de lasinstituciones que por entonces hicieron de la vida in-telectual parte de su más trascendente actividad .Esclarecer, por eso, la función desempeñada por lascomunidades religiosas en materia de educación ycultura superior es requisito indispensable . Porquefranciscanos y dominicos, agustinos y jesuitas do-minaron el mundo intelectual . Y dentro de la co-mún orientación filosófica el predominio de una uotra orden significó un determinado matiz de pensa-miento. Es dato que debe tener presente la histo-riografía de las ideas en Hispanoamérica . Y pre-cisa también acometer el estudio crítico de la lite-tura que se leyó en aquellos días, porque la Coloniavió florecer un activo comercio de libros . Aunquelas disposiciones legales pertinentes y la existencia de

(5) Esto ocurría frecuente y espontáneamente siempre que lle-gaban las flotas de Indias. En 1579 D. Cristóbal de Hera-zo, "general de la armada española en la costa atlántica delIstmo" reunió en consejo, en Nombre de Dios, "a todos loscapitanes, a todos los pilotos y al cosmógrafo, con el mapaa la vista, para ver cual ruta seguiría Drake ." (Arce ySosa: Compendio de Historia de Panamá. Tomo I, Pana-má, 1934. Pág. 205) .

(6) Desde la segunda mitad del siglo XVI se inicia una litera-tura -que he llamado burocrática por ser obra de encar-go debida a funcionarios- extraordinaria por su volumene importancia. Se trata de descripciones de la tierra, re-laciones históricas y estudios geográficos que aportan unaenorme suma de información, de indispensable consulta pa-ra el historiador, el sociólogo, el economista .

XIV

la Santa Inquisición fundamentaron por décadas lacreencia en una edad mísera y de severas restriccio-nes desde el punto de vista intelectual, es lo ciertoque los hispanoamericanos leyeron buena parte de loque se publicaba y circulaba dentro de la misma Es-paña. Investigaciones realizadas por Irving A . Leo-nard y José Torre Revello así lo prueban. Y en elcaso concreto de Panamá nos descubren documentosharto reveladores. Sin hablar de la literatura espa-ñola de la época, que afluía casi libremente, encontra-mos allí algún autor antiguo y los más acreditadostratadistas peninsulares de Escolástica, como Suárezy Molina, aparte los compendios del propio Santo To-más. Luis Vives aparece asimismo en los envíos con-signados a Panamá. (s )

Todavía debemos considerar, en la determina-ción de las condiciones en que se desenvolvió la vidaintelectual de la Colonia hispanoamericana, el fac-tor geográfico e histórico-político . En las áreas cáli-das del Caribe, sometidas a un intenso tráfago huma-no y mercantil, donde la Iglesia misma sucumbíaal influjo del medio, la especulación filosófica noencontró tierra fértil . Coyuntura favorable ofre-cieron, en cambio, distantes ciudades de ritmo asor-dinado y clima benigno -Bogotá, Quito, Charcas-,o centros que, como México y Lima, por su mismoextraordinario desarrollo permitieron muy diversosflorecimientos.

Dentro del marco general expuesto, es evidenteque Panamá no brindó condiciones favorables al

(7) Véase de José Torre Revello : El Libro, la imprenta y elperiodismo en América durante la dominación española.Buenos Aires, 1940 ; y de Irving A . Leonard Romances ofChivalry in the Spanish Indies, Berkeley, 1933, y Books ofthe Braves, Harvard, 1945 . Leonard ha estudiado de modoparticular la literatura de ficción .

XV

juego desinteresado de las ideas . Por razones ob-vias, las instituciones religiosas tampoco lograronarraigo pleno . En el campo educativo sólo los je-suitas sustentaron cursos de estudios superiores, lle-gando a la creación de la Universidad por instanciasde un ilustre panameño, y ya en las postrimerías desu actuación en la América colonial, precisamentecuando el influjo de las nuevas ideas comenzó a tras-tornar el panorama cultural, fertilizando el suelo enque iba a germinar la obra libertadora . ( 8)

(8) La Universidad se creó en 1749 a propuesta de D . FranciscoJavier de Luna Victoria y Castro, colector de la Catedralde Panamá . "Hizo este el fundo de tres Cátedras ; una deFilosofía, otra de Teología escolástica y otra de TeologíaMoral; dotando cada una en trescientos pesos anuales . Secomenzaron a dictar el siguiente año, siendo señalados losMaestros por el P. Provincial Carlos Bentrano, que se ha-llaba en la visita de aquel colegio . Pretendió el mismo fun-dador, en conjunta de los Cabildos eclesiástico y secular, lostítulos y honores de Universidad, cuyas cédulas y despachosde la Corte llegaron al principio de 1750 ; con los cuales fueerigida el mismo año la nueva Universidad, con el título deS. Francisco Javier . En ella se incorporaron cuatro pre-bendados y otros sujetos de méritos distinguidos, que esta-ban graduados ya en la Universidad de Quito y de Lima,para ser fundadores del claustro. Habiendo permanecido enla antiguedad por espacio de 92 años las cátedras sin inte-rrupción, se leerían a lo menos treinta cursos enteros deFilosofía; más no ha quedado memoria alguna de quienesfueron los Maestros. Después de la nueva fundación se le-yeron sólo ocho ; y el último quedó sin concluirse siendo losMaestros en la siguiente forma : 1745. P. Joaquín Alvarez,Español de Andujar . Concluido el segundo año, suplieronel tercero otros dos, que fueron, el P . Javier Viedma, Ame-ricano de Cuenca, y el P . Francisco Aguilar, Español deMontilla . 1747 . P. Francisco Casaus, Americano de Guaya-quil . El tercer año lo suplió el P . Cayetano Delgado, Espa-ñol. 1751 . P. Francisco Pallares, Español de Tortosa. 1754 .P. Juan Nadal, Español de Gerona . 1757. P. Ignacio Para-más, Español de Barcelona. 1760. P. José Archs, Espa-ñol de Barcelona . Estaba señalado para este curso y seexcusó el P. José Garrido, Americano de Loja. 1763.-P.Wenceslao Balcars, Alemán de Olmuz. 1766. P. AntonioBrosca, Alemán de Breslau, quien solo leyó el primer año,al fin del cual fueron extrañados los Jesuitas de los domi-nios de España ." (P. Juan de Velasco : Historia Modernadel Reyna de Quito y Crónica de la Provincia de la Compa-ñía de Jesús del trismo Reyno . Tomo 1. Años 1550 a 1685,Quito-Ecuador, s ./f .) .

XVI

Que no fuimos inmunes a la inquietud traídapor los aires nuevos lo demuestra, entre otras cosas,la vida y la obra de los hermanos López Ruiz, el ma-yor de los cuales, Sebastián, trajo a las autoridadesde la Nueva Granada, de regreso de España, una bi-

blioteca científica, obsequio de Carlos III; lo de-muestra la obra literaria de Víctor de la Guardia yAyala, curioso caso de autodidacta ; lo prueba tam-bién la actitud de Don José Bráximo, admirador deJosé Celestino Mutis, que en 1808 ofreció, a travésde las páginas del Semanario del Nuevo Reyno deGranada, un premio al que escribiera la mejor "his-toria de su vida ejemplar, su carrera de estudios,sus descubrimientos, y de las obras útiles que ha tra-bajado y dejado por nuestro bien en las cienciasque poseía." (°)

* r

La lucha por la independencia de Hispanoamé-rica fomentó la difusión de la ideología revolucio-naria en boga : el romanticismo político y social. Yel triunfo de las armas insurgentes dio nuevo e inu-sitado impulso a la propagación del liberalismo .La organización republicana, superada la etapa bé-lica, permitió un gran desarrollo intelectual . Y laexistencia de múltiples entidades autónomas deter-minó todo un repertorio de tareas inéditas . En vir-tud de ello no sólo fué posible sino necesario un pen-samiento propio. A la anterior etapa liberal de in-genuas generalizaciones, que en Panamá representa

(9) Ver, del autor, La Cultura Colonial en Panamá. México,1950. Págs. 62 y 63 . Esa propensión hacia el conocimientopositivo parece ser una constante en la historia de nuestrasideas, acaso determinada por el preponderante influjo de lapolítica y la geografía en la vida panameña de todos lostiempos.

XVII

cumplidamente Mariano Arosemena, sucede un pen-samiento de mayor rigor crítico que aspira a serconcreto y oportuno . Es lo que va a facilitar laboga de Bentham y Comte . La escena está dispues-ta para la aparición de hombres con temperamentoreflexivo y tendencia a sistematizar. En el Istmoes el momento de Justo Arosemena, nuestra prime-ra inteligencia sistemática, y un pensador originala más de lúcido teórico de la nacionalidad.

La urgencia de afirmarse en la propia circuns-tancia estimuló la teorización nacionalista en cadauna de nuestras repúblicas y dió pretexto y ocupa-ción a los historiadores, lo mismo que tema y justi-ficación a la poesía . Al propio tiempo, la concien-cia de una historia común y la sospecha de comunespeligros originó un generoso sentimiento ameri-canista que paradójicamente encontró en las máxi-mas figuras nacionales sus más fervorosos voce-ros. En Panamá fue Justo Arosemena el ameri-canista más conspicuo, pero la cuestión nacional su-ministró el tema magno del pensamiento panameñodel siglo XIX . (10)

La monografía a que estas líneas sirven de pró-logo constituye una incursión a través del pensamien-to panameño del siglo XIX, y sin duda el primer es-fuerzo organizado y responsable por esclarecerlo .

(10) La mayor parte del pensamiento panameño del siglo pasa .do se encuentra diseminado en periódicos y revistas de di-fícil acceso . Ir al encuentro de esa realidad es una de lasmás importantes tareas para el investigador de nuestra his-toria cultural . Con relación a algunos personajes de finde siglo y principios de la República -Belisario Porras,Nicolás Victoria Jaén, Salomón Ponce Aguilera- se hanconfeccionado recientemente, por los graduandos de Españolde la Universidad de Panamá, útiles bibliografías que su-ministran una buena base para los interesados en el estu-dio de sus ideas .

XVIII

Declarados en la introducción el propósito y lamanera como se intenta realizarlo, Soler demuestradocumentalmente la autonomía del positivismo deJusto Arosemena, contribuyendo con esa valiosacomprobación al mejor conocimiento de don Justo,y acrecentado su significado dentro del mundo his-panoamericano . Estudia enseguida su pensamientoy acción americanistas, que no contradicen la afirma-ción de lo nacional, y presenta por último, en el autorde El Estado Federal, al vocero máximo de la pana-meñidad, entendida en esencia como producto de fac-tores geográficos e históricos . Agrega un capítulodestinado a considerar el influjo ejercido en el razo-nar y la conducta de los panameños por la concep-ción de la nacionalidad y concluye con una síntesisdonde se conjugan los elementos estudiados paraafirmar que el pensamiento panameño es fruto ine-quívoco de la propia circunstancia istmeña a la vezque ingrediente decisivo en el robustecimiento delconcepto de lo nacional .

**

Revelando un maduro y recto criterio, con unainformación extraordinaria para las posibilidadesdel medio, Soler brinda aquí un capítulo del mayorrango a la historia de nuestras ideas . Por la soli-dez de la documentación, por el método con que hasido realizado, por el acierto en el escogimiento deltema el trabajo que hoy se ofrece al lector merecíase le calificara de sobresaliente y la recomendaciónde que se diera a la publicidad . Por otra parte, re-vela en su autor un fino instinto de investigador yuna probada competencia, virtudes que auguran pa-ra mañana nuevos aportes de pareja o superior va-lidez .

XIX

El estudio de Ricaurte Soler anuncia asimismoque Panamá empieza a participar, en forma cons-tructiva, del común afán por la filosofía a que ha-cíamos referencia en las primeras líneas ( 11 ) . Esque fructifica la obra que desde la Universidad ade-lantan con singular empeño los responsables de laenseñanza de la Filosofía, Dr . Diego Domínguez Ca-ballero, Prof. Ricardo Resta y Prof. Tobías DíazBlaitry.

Panamá, 27 de Julio de 1954 .

RODRIGO MIRO .

(11) Igual significación tiene la tésis presentada por Isaías Gar-cia, compañero de promoción de Soler, intitulada : Autentici-dad e inautenticidad en lo panameño, 181 Págs . 1954 .

xx

INTRODUCCION

Las características generales de toda investigación histórica, y lasparticularidades de la presente, requieren una previa apuntalaciónintroductoria que a la vez precise los objetivos y las limi-taciones del trabajo realizado. En relación con lo prime-ro anotaremos nuestra consciente evasión de todo sistemahistoriosófico, evasión que no implica, claro está, renun-ciamiento a la interpretación histórica . Sólo que las quepropongamos a la consideración del lector no estarán su-jetas a ninguna concepción s i n g u l a r i s t a,sujección tan frecuentemente observada en lahistoriografía contemporánea -fiel proyección de la ten-dencia m o n i s t a del pensamiento de la é p o c amoderna-. Cuando tal tarea acometamos lo haremos conel modesto propósito de encontrar unidades de significa-ción histórica, aisladas o conexas, cuya integración, tareamás pretensiosa, en una unidad filosófica suprema queexplique total o parcialmente el devenir istmeño, dejamospara otros. Por lo demás, la labor meramente narrativa,dadas las condiciones actuales de la historiografía pana-meña, tendrá igual significación dentro de los límites deltrabajo, y fuera de él, los que le otorgue la crítica toma-das en consideración las condiciones antedichas .

Aparte de la documentación bibliográfica, oportunay abundantemente citada en el texto, el presente estudioha utilizado como fuentes de primera mano los extensos,y en lo fundamental, bien conservados archivos del Dr .JUSTO AROSEMENA. Con igual interés se ha estudiadoindistintamente la correspondencia, escritos inéditos, ma-

terial académico, etc ., de esta figura cuya destacada actua-ción en nuestra vida intelectual nos ha impelido a consi-derarla, en el acaecer histórico-cultural istmeño, y portanto en la conformación de nuestros capítulos a tal de-venir referidos, como la personalidad más egregia, cen-tralizadora e imprescindible, de pretéritas actividadesistmeñas, políticas y espirituales . En la articulación deestos elementos en la unidad que supone la nacionalidad,nuestra nacionalidad, marcó Justo AROSEMENA su impron-ta con caracteres indelebles . De ahí nuestro propósitode enfocar una serie de problemas a través de su actua-ción integral, sorprendente por lo multifacética .

Aunque la exaltación biográfica de AROSEMENA haocupado muchos párrafos de numerosos exegetas, el re-trato del hombre nos interesará menos que su obray su pensamiento, obra y pensamiento que responden ca-balmente a la multifurcación de sus energías, explicablequizás por los motivos íntimos de su formación espiri-tual y por los requerimientos inaplazables de la época enque vivió . Frecuentemente inmersos en las tareas pro-pias de la historia política, han marginado nuestros his-toriadores, salvo raras excepciones, los aspectos concer-nientes al desenvolvimiento ideológico, histórico-cultural,de Panamá . De ahí que pretendamos presentar un pa-norama que ofrezca los elementos, no por su difícil capta-ción menos dinámicos, que informaron la estructura es-piritual del Istmo durante el siglo XIX .

Predomina en la exposición de la tarea que acomete-mos un criterio de ordenación del material, que conducede las manifestaciones más universales del pensamiento,las filosóficas, a las más concretas que ese mismo pensa-miento puede hacer objeto de investigación ; en el casoque nos ocupa, la problemática común hispanoamericana,y más particularmente aún, la peculiaridad nacional istme-ña. En las tres instancias de la temática del pensamien-to panameño ; en la trilogía de momentos fundamentalesde su actividad teórica : universalidad, americanidad y

-2-

panameñidad, ha desarrollado AROSEMENA una labor prin-cipalísima hasta el punto de que sus ideas en las tres di-mensiones esenciales preferencia indisputable jerarquía intrín-seca e histórica . De ahí el énfasis que hacemos en la exégesisy crítica de su ideario en las direcciones apuntadas .

Las conclusiones generales de este estudio pretendenmostrar la impostergable necesidad, inherente a todo pen-sar hispanoamericano, y por tanto panameño, de acome-ter, con prioridad, o si se quiere, paralelamente, el plan-teamiento y dilucidación de los problemas nacidos de lacircunstancia americana -para emplear una feliz expre-sión de LEOPOLDO ZEA- y los que la civilización occiden-tal y la cultura universal postulen como esenciales a nues-tra calidad de seres espirituales, es decir, portadores ycreadores de cultura. En tal sentido la dimensión uni-versal, filosófica, es considerada al igual que la local, fi-losófico-política, como entidades que reflejan un acaecercultural que incluso puede tener una estructura, pero queno se puede resolver en un estaticismo de esencias que nossean peculiares, y que, no obstante, estén ancladas en for-mas universales anti-históricas.

Se ha pretendido, en efecto, explicar la peculiaridadpanameña como esencia intemporal, supuesto fundamentolegítimo de la entidad nacional. Tal explicación suponeun ontologismo inspirado en algunas corrientes filosófi-cas contemporáneas ; la Fenomenología en particular .

Tal aplicación de una filosofía determinada a obje-tos que pertenecen por definición -aparte de toda con-sideración metodológica, y filosófica, de las ciencias- ala Historia, implica necesariamente una teorización quehaga posible tal aplicación . Según la Fenomenología lasciencias eidéticas (de esencias) no incluyen, es claro, lasciencias de hechos, entre las cuales está la Historia. Sinembargo, aun cuando se argumente que todo hecho im-plica una esencia, hasta el presente se ha hecho una Fe-

nomenología de la estética, de la moral, etc . ; pero no seha hecho una definitiva Fenomenología de lo histórico,razón por la cual afirmamos que antes de toda aplicaciónconcreta del método fenomenológico a entidades históricasse requiere una teorización previa que la haga posible .Efectuada tal construcción teórica, o afirmado que se ha-ya lo implícito de la misma en cada aplicación particular,la fenomenología de la historia istmeña no pasa de seruno de los tantos caminos posibles en la determinación dela peculiaridad istmeña . Puede ser uno de los métodos .pero no el método para tal determinación .

Hemos afirmado nuestra consciente evasión de todosistema historiosófico en particular ; no obstante, la impo-sibilidad absoluta de materializar tal aserción es eviden-te . Nos guía fundamentalmente un criterio historicistaen sentido general, criterio que nos ha permitido hacerénfasis con mayor coherencia en los aspectos individuali-zadores de las estructuras a que nos abocamos . El his-panoamericanismo cultural, por ejemplo, puede ser sólouna pretensión genuinamente historicista que nunca po-drá incorporarse una concepción esencialista, a menos queesa concepción prohije un criterio acumulativo y no es-tático de las "formas intemporales" en cuyo caso unanueva teorización es imprescindible .

El criterio historicista nos permite igualmente, noobstante la indiscutible legitimidad de la nacionalidad pa-nameña desde un punto de vista histórico y sociológico,fundir las características istmeñas en sus dimensionesculturales e histórico-nacionales con las que informan larealidad hispanoamericana en general . En los capítulossubsiguientes se ha de relacionar íntimamente el devenirpanameño en el siglo XIX con el acaecer histórico y cul-tural hispanoamericano durante el mismo período . Esque, independientemente de la existencia de una naciona-lidad como la panameña, la ecuatoriana, la argentina, etc .,hay una realidad de la cual no son màs que manifesta-

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ciones determinadas por la historia lo que denominamospanameñidad, venezolanidad, mexicanidad, etc . Noso-tros concebimos la hispanoamericanidad, no como unayuxtaposición de esencias intemporales, sino como la uni-dad histórico-estructural que hace posible la peculiaridadregional.

Lo anterior no parece compaginarse con el criterioque nos conduce a afirmar rotundamente la legitimidadde la nacionalidad panameña . Pero es que tal legitimi-dad sólo la concebimos para el Istmo, como para cual-quier otra nación, en un sentido histórico-sociológico . Lanecesidad de mostrar nuestra autenticidad, nuestra íntimarazón de ser, es tanto más perentoria cuanto se conside-ra la influencia de las tesis de interpretación históricaextranjeras sobre el devenir de la nacionalidad . El pen-samiento panameño durante el siglo XIX es factor tras-cendental que ratifica la tesis de la autenticidad nacionaly rectifica la interpretación de nuestra historia que pos-tula únicamente la conjunción de dos imperialismos comola razón suficiente del existir nacional istmeño . Pero allado de estas concepciones de la génesis nacional ha apa-recido aún otra, que aprovechando las interpretacionesmencionadas, en un afán de afirmación de lo hispanoame-ricano en general, y de lo grancolombiano en particular,trata de invalidar las credenciales históricas de nuestrapersonalidad . Basándonos en los testimonios de lo quedenominamos el pensamiento istmeño hemos llegado a laíntima persuación de que la conciliación de lo panameñocon lo colombiano no es posición equidistante de quienrehuye los extremos -que también el término medio esun extremo-, sino que se haya en consonancia con la

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realidad histórica panameña, además de corroborar lascaracterísticas generales de la circunstancia hispanoame-ricana.

La búsqueda de lo panameño en la historia de su"pensamiento" parecerá absurda desde luego que tan só-lo hablar de un pensamiento que sea panameño es discu-tible- Empero, hay un devenir ideológico istmeño, así co-mo hay un devenir ideológico hispanoamericano . Que notenga características originales es secundario . Es que,en grado no menor que en Europa, el ideario de los paísesde origen hispánico, en nuestro continente, ofrece una ín-tima vinculación con el acontecer histórico-político de lanacionalidad. Esta vinculación se hace particularmenteconcreta, tangible, en la labor docente desarrollada por elEstado y en la concepción que de ese mismo Estado (fi-losofía política) y de su destino (nacionalidad) ofrezcanlos pensadores criollos . En toda historia del pensamien-to hispanoamericano, o de alguno en particular de sus na-ciones integrantes, es imprescindible, pues, tomar en con-sideración lo mismo que la especulación estrictamente fi-losófica. la meditación sobre la realidad continental y lareflexión sobre la peculiaridad nacional . Tales son lospasos que hemos seguido en la redacción del presente tra-bajo .

Ultimamente ha entrado en el comercio intelectualhispanoamericano, con caracteres dramáticos, el tema so-bre el americanismo cultural . En tanto que éste sea con-cebido como expresión autóctona, original, genuina, de unaCosmovisión que nos sea propia, fruto de una historiapolítica y cultural inconfundible, es por demás problemá-tico que se encuentren hallazgos en nuestro pasado cul-tural . Pero hay que distinguir entre originalidad filosó-fica hispanoamericana y originalidad filosófica, o cultu-ral para ser amplios, en Hispanoamérica . Nosotros afir-mamos y creemos demostrarlo en el Capítulo primero, queestos países han contribuido, inclusive Panamá, original-

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mente, a la cultura universal . Que esta originalidad nossea propia solo en cuanto se desarrollen módulos cultura-les imitados, pero no en cuanto implique una actividadcreadora en sentido radical, es una aserción aceptable . Loque no impide por otra parte que afirmación tal conduzcaa la dilucidación del problema de definir hasta donde unaoriginalidad en no es una originalidad de.

El pensamiento panameño adquiere su más genuinasignificación, sin que esto entrañe un descuido absolutode la especulación filosófica en su reflexión sobre la par-ticularidad nacional y en las expresiones autoconscientesde tal particularidad. íntimamente ligada a esta reflexiónsobre la peculiaridad istmeña están los fenómenos políti-cos que caracterizan su agitado devenir histórico durantela pasada centuria. Los intentos independentistas y auto-nomistas constituyen el estímulo que posibilita la intros-pección panameña sobre su autenticidad como ser colecti-vo claramente diferenciado . Pero la individualidad de laentidad nacional no se busca sólo en la dimensión históri-ca o temporal . La consciencia de la peculiaridad geográ-fica o espacial adquiere fundamental importancia en elproceso de ir acumulando categorías que definan la pana-meñidad, categorías que, independientemente de su reali-dad, han actuado como instancias justificadoras de nues-tra personalidad como pueblo . La sola efectiva vigenciade estos instrumentos de calificar la realidad istmeña esmotivo suficiente para conferir al movimiento indepen-dentista de 1903 un contenido que en modo alguno se com-pagina con las interpretaciones extranjeras, y colombia-nas, en especial, de la etiología de ese mismo movimiento .

Si existe, pues, una interrelación esencial entre el pen-samiento panameño y la realidad histórico-política delIstmo durante el decimonono, tal realidad condiciona, par-cialmente al menos, la temática de la actividad espiritualdel período. A esto hay que agregar la tónica general delas corrientes ideológicas hispanoamericanas, importadas

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de Europa, y las direcciones predominantes del pensamien-to europeo de todo orden . Hay, consecuentemente, unatrilogía de circunstancias que vierten su influencia sobrela cultura istmeña en lo relacionado con los patrones cul-turales que se acepten o rechazen . No deja de ser im-portante señalar que la impronta ideológica después dela Revolución fue marcada por Europa (Francia e Ingla-terra fundamentalmente), pero nunca más, en forma apre-ciable, por los módulos culturales de la Península Ibérica.Esto es cierto incluso para la reacción anti-positivista quese desarrolló en nuestros países a raíz de la quiebra delcientificismo europeo.

La circunstancia panameña al modificar, y ser modi-ficada en el orden político, por el pensamiento istmeño,requiere una previa caracterización esquemática de susmomentos históricos principales . Pero estos momentosestán íntimamente ligados con las funciones desequilibra-doras de la zona del tránsito que se agudizaron duranteel siglo XIX . Es que la función transitista está vincula-da a la psicología de esperanza y desaliento que sus pa-radojas producen en la consciencia popular . Sin preten-der profundizar en los repliegues del alma istmeña en unintento de esbozar una psicología del pueblo panameño,parece históricamente demostrable que la esperanza y de-sesperanza que fueron concomitantes a las eventualidadestransitistas contribuyeron a afirmar la naciona-lidad, a la vez que a sumir en breve letargo laconsciencia de nuestra personalidad, según que las reali-zaciones tangibles derivadas de la consciencia istmeña dela supremacía geográfica de su habitat llenasen o no lasaspiraciones generales . En tal sentido, la polarización his-tórica Interior-Capital actuando a través de un movimien-to pendular de la actividad socio-económica, cobra caracte-res de dramática intensidad . Los fenómenos independen-tistas adquieren as¡ medular importancia en el Interiory la Capital indistintamente, según que la ruta y sus even-tualidades anulen, o suman en breve letargo, la conscien-

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cia nacional, o según que los intereses del Interior, al de-clinar el tránsito, actúen con proyecciones individualiza-doras de la nacionalidad al amparo de raciocinios de opor-tunidad -el espectro de la anarquía colombiana- erigi-dos en atalaya defensiva de esos mismos intereses .

El pensamiento panameño se aboca a esta problemá-tica surgida de la zona del tránsito . AROSEMENA es claroejemplo de la variabilidad de repercusiones que determi-na el transitismo en los intelectuales . Si no hay, por unaparte, afirmación más contundente de panameñidad quela obra misma de DON JUSTO, por otra, en más de unaocasión, permitió en sus proyectos legislativos, no llega-dos a materializarse, la inoperancia de la autenticidad na-cional al pretender hacer del Istmo un "Pro Mundi Bene-ficio" al amparo de plurales potencias extranjeras. Eldevenir íntegro de lo que denominaremos Concepción delIstmo, está relativamente determinado por preocupacionesde esta índole .

Por lo que toca a la redacción misma de los capítulossubsiguientes nos ha preocupado fundamentalmente la con-cisión y la sobriedad . Se ha usado, pero no se ha abusado, deuna terminología técnica en los lugares cuya oportunidad y conve-niencia es manifiesta .

Algunas de las interpretaciones propuestas aquí di-fieren de las habituales, y otras tantas están en conscien-te oposición con varias ya formuladas . Aunque el ma-terial documental y bibliográfico se cita con abundanciano se ha querido exagerar, cosa de no convertir la lectu-ra en una sucesión ininterrumpida de farragosos d ntossientos y citas bibliográficas.

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En las citas de documentos se ha conservado la orto-grafía del original, salvo en los casos que se señale lo con-trario . Finalmente, el orden de los capítulos : Positivis-mo, Anti-Positivismo, Americanismo, Panameñidad, Con-cepción del Istmo, obedece a razones lógicas; no cronoló-gicas . La unidad de temas tan diversos en apariencia,es la que se ha querido explicar en la presente intro-ducción .

CAPÍTULO 1

POSITIVISMO (JUSTO AROSEMENA)

1.-Significación Histórico-Filosófica de Arosemena

2.-Bentham y Arosemena

3.-Positivismo

4.-Valoración y Crítica

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AROSEMENA es sin lugar a dudas el cerebro istmeñode mayor capacidad filosófica y de más hondo sentir uni-versalista. Ninguno como él ha asimilado tan a cabali-dad un sistema europeo y, aunque en nivel secundario yen grado relativo, no sólo receptividad filosófica, sinotambién creación ideológica, son distintivos de su pensa-miento. Su importancia trasciende la esfera histórico-po-lítica -con ser ésta muy grande- para proyectarse enel campo de la abstracción y de la especulación ética, fi-losófico-política, y aun metafísica hasta donde lo permi-ta o implique su espíritu agnóstico .

A la importancia que en sí tengan sus ideas, agré-guese la simbólica de ser las primeras, en tal sentido, desolidez indiscutible en Panamá, y las de mayor enverga-dura en todo su pasado . La República no ha producidoaún, desde este punto de vista, un JUSTO AROSEMENA.No quiere esto decir que la Colonia o la República nohayan dado individualidades con preocupación, y aún, conmanifestaciones literarias de sus inquietudes filosóficas .Pero AROSEMENA marca una etapa, la más importante,en el devenir del pensamiento panameño. Trataremosde explicarnos .

Sea que el sistema filosófico constituya una superes-tructura de la realidad socio-política y económica, deter-minada por ésta, sea que conlleve en sí mismo la poten-cia de su intrínseco desarrollo orgánico, es evidente quelas ideas filosóficas durante el período colonial se man-tuvieron a la zaga de las europeas . Salvo raras y hon-

rosas excepciones D , ) se rompieron los moldes aristotélico-tomistas. Tal situación en las colonias no era más queel reflejo de la española, cuya carencia de modernidad,independientemente de notables precedentes, se prolongóhasta aquella revolución ideológica que proclamó la ge-neración del noventa y ocho. Este estado de cosas, enHispanoamérica, persistió hasta principios del ochocien-tos con el nuevo orden político establecido .

Pero la revolución americana seria incompleta sin larevolución del pensamiento. Independientemente de sugénesis, la nueva evolución política debía dar ocasión aldesarrollo de la modernidad en la cultura ; tal es el su-puesto que, en Colombia, mueve por ejemplo la accióneducativa de JOSÉ MANUEL RESTREPO desde 1825, noobstante su anti-benthamismo . Este, ministro de lo in-terior en Colombia, planteó diáfanamente el problema .El movimiento se produce en todos los pueblos latinoame-ricanos, aunque no paralelamente desde un punto de vis-ta cronológico .

En la imposibilidad de encontrar para la acción do-cente una tradición cultural americana que no fuese la co-lonial, ya desacreditada por la Revolución, los forjadoresde las nuevas nacionalidades tuvieron necesariamente querecurrir a los sistemas y pensadores en boga . Entre losprimeros, señalaremos el liberalismo y el positivismo ; en-tre los segundos, con particularidad en Colombia, pode-mos mencionar a BENTHAM, WATTEL, LABAGE, CONSTANT,cte. La modernidad penetró en nuestras naciones funda-mentalmente a través del pensamiento revolucionario dela Filosofía de la Ilustración ; sin embargo, los autoresque hemos mencionado merecen más atención de parte dela historiografía americana, tanto desde el punto de vis-ta de su influencia política, como de su repercusión enla historia de las ideas . Si su actualidad académica, porejemplo, en las universidades colombianas de la época,llega a dar la impresión de exclusivista, su influencia en

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la gestación de la Revolución americana es particularmen-te característica, sobre todo con la figura de BENTHAM-de tanto ascendiente en la formación de AROSEMENA- .Dice por eso el Dr . VICENTE AZUERO: "Desde los omino-sos tiempos del antiguo gobierno, los tratados de Legis-lación de Bentham hacían ya el objeto de estudios y lasmeditaciones secretas de los Camilo Torres, de los Ca-machos, los Pombos y otros ilustres mártires y prime-ros fundadores de la independencia". (1 )

El benthamismo señala un período trascendental enla historia del pensamiento y de la doctrina colombianay, por extensión, de la panameña . La polémica encendi-da en torno a sus obras, la proporción de la misma, losactos y decisiones del Poder Ejecutivo, y aun del Congre-so, al respecto, son indicios claros y sintomáticos que per-miten una visión precisa del espíritu modernista -se-gún la ocasión, utilitario- insuflado en Colombia por losescritos del célebre tratadista inglés . Los jesuitas enparticular, y el clero en general, habían saturado de esco-lasticismo, y por tanto de medievalismo, la cultura colo-nial hispanoamericana . No importa que el movimientoantiescolástico tenga sus primeros representantes dentrodel mismo clero, como sucedió en México ; la estructura

(1) Citado por HOENIGSBERG, JULIO : Santander, el Clero y Ben-tham, A. B . C ., Bogotá, 1940, pág. 166 .

No se crea, por otra parte, que la influencia de BENTHAMse limitó a los pueblos grancolombianos "At Buenos Ayres,and in Chili, . Rivadavia, was his disciple and propagandist .In Guatemala, José del Valle aimed at substituting Bentham'scodea Sor the Spanish codes". HALÉVY, ELIE : The Growth ofPhilosophic Radicalistn, Faber & Faber Limited, London,MCXXXIV, pág. 297 . "Tuvo trato personal o epistolar conLeandro Miranda, hijo del célebre general venezolano ; con elsociólogo mejicano José María Luis Mora ; con Pedro Moli-na, prócer de la independencia de Guatemala ; y con Próspe-ro Herrera, diplomático centroamericano : FARRÉ, Luis : LosUtilitaristas, Editorial Futuro, Buenos Aires, 1946, págs .66-67 . Agréguese a todo esto, la relativamente pronta tra-ducción a nuestro idioma, de sus principales obras filosóficasy políticas,

misma del sistema colonial español impedía el éxito detal movimiento . De ahí que su fecunda proliferación tu-vo lugar cuando destruido el poder político imperante so-lo obstaculizaba su plena floración la autoridad que latradición concedía a la reacción, simbolizada por el clero .

En 1826 SANTANDER, amigo personal de BENTHAM,establece como textos de cátedra sus Tratados de Legis-lación civil y penal, pero BOLÍVAR, en su dictadura, pro-hibió su enseñanza (Marzo de 1828), lo que no impi-dió que anteriormente pareciera haber insinuado, segúnHOENIGSBERG, la conveniencia de difundir estas obras . Laprohibición, negativa en sí, lo es aún más si considera-mos que iba acompañada de estipulaciones tendientes arestablecer en algo los cánones académicos coloniales .Ejemplo de ello es la imposición a los jóvenes de asistira cursos de historia y apología de la religión católica,cursos que no contemplaban las disposiciones de SANTAN-DER . Este no deja, empero, menguar su espíritu moder-nista -interpretado como antiescolástico- y en 1835restablece los estudios benthamistas . Un año más tardeel Congreso rechaza una petición de supresión de lostextos de enseñanza de BENTHAM .

La influencia, como hemos insinuado, del benthamis-mo, no se limita al campo de los decretos oficiales en proy contra . La polémica sostenida entre el Dr . VICENTEAZUERO, defensor del utilitarismo, y el padre MARGALLO,corifeo del viejo orden, cuyo remate fué el encarcelamien-to del último, es sólo uno de los tantos ejemplos que adu-cirse pueden al respecto . Un investigador de estos pro-blemas concluye así :

La batalla benthamista librada durante lar-gos años del siglo XIX en Colombia, es unaprueba evidente de que había inquietud por lasideas, se conocían los libros de los escritoreseuropeos y se buscaban nuevos rumbos al pon-

samiento . Estas disputas dejaron un saldo fa-vorable en la historia de la cultura colombia-na . (2 )Uno de los grandes hombres forjados por esta doctri-

na fué precisamente JUSTO AROSEMENA . La impronta ensus ideas del utilitarismo inglés queda asegurada histó-ricamente -sin hacer mención por ahora de lo que evi-dencian sus escritos- si tomamos en consideración el he-cho de que recibió su grado de Bachiller en Jurispruden-cia en Julio de 1836 y de Doctor -después de algunosmeses de permanencia en el Istmo- en Diciembre de1837 ( 3 ) ; es decir, que, necesariamente, dado el resta-blecimiento de los estudios de BENTHAM en 1835, DONJUSTO adquirió, como tantos otros de su tiempo, los fun-damentos teóricos del utilitarismo .

La integración de estas ideas debía ser -no podíaser otra- la primera alborada de modernismo efectivoque Panamá contemplara en su horizonte cultural. Esemovimiento que no influyó grandemente en la "Españainvertebrada", la Reforma, ese otro que sólo tocó algu-no de sus elementos, no el principal evidentemente, elRenacimiento ; y por fin ese último, el humanismo, demás repercusión en la Península, pero de no tanta ensus colonias, habían de recogerlo los sistemas y pensado-res europeos del XIX (con la inevitable elaboración desiglos) que con avidez y pasión estudiaban los hombresdestinados en Hispanoamérica a dar orientación a su fu-turo político y cultural . El resultado no habría de serotro que la imitación servil o la admiración extática, huér-fana de toda crítica científica .

(2) ROJAS, ARMANDO : La batalla de Bentham en Colombia,"Revista de Historia de América", Núm. 29, Junio de 1960 .pág . 65 .

(3) ERMILIO ABREU GÓMEZ apunta como fecha del recibimientode Doctor, el año de 1831 . Por la importancia del error nospermitimos señalarlo. Cfr . AROSEMENA, JUSTO : Ensayos Mo-rales, Unión Panamericana, Washington, 1949, pág. 2 .

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Pero la circunstancia americana, a su pesar siposible, habría de modificar, consciente las menos, in-conscientemente las más de las veces, el paradigma euro-peo. Y a través de las teorías de moda se impuso a lacultura americana el libre examen reformista, el antro-pocentrismo humanista, y el modernismo renacentista .La . Península aún no acaba, en contraste, de impregnarsede tal espíritu . Tal es en nuestra opinión la genuinasignificación de hombres como JOSÉ DEL VALLE en Cen-troamérica, BILBAO en Chile, JOSÉ DE LA Luz Y CABALLE-RO en Cuba, AZUERO y POMBO en Colombia, AROSEMENAen Panamá.

Lo imperativo, lo perentorio de las circunstancias,impedía estructurar una cultura que por otra parte ca-recía de la larga tradición europea . Pero había necesi-dad de encontrar una Filosofía Política que justificase laRevolución, y otros patrones culturales que suplantasenlos ya desacreditados de la Colonia . La democracia libe-ral y el positivismo agnóstico cumplieron esta función .Los factores negativos acarreados por la improvisaciónde una y otro no son más que el precio de la fundamen-tación político-cultural de las nuevas nacionalidades, exigi-do además por ineludible necesidad histórica . La preocu-pación periodística y docente se imponía en virtud de losfactores señalados ; los motivos pedagógicos llegaron aser así en Latinoamérica el cauce obligado de las ideasfilosóficas y políticas .

AROSEMENA consulta dentro de la realidad paname-ña cada una de estas necesidades surgidas de la Revolu-ción . Se hace eco del movimiento pedagógico en su cé-lebre carta a PINEDA, introduce la modernidad a travésdel Benthamismo, postula una Filosofía Política en el fe-deralismo y el Liberalismo . Si no hemos de adoptar, ental circunstancia, una actitud de cerrada incomprensióncon respecto a la cultura colonial, sí debemos de aceptarque el surgimiento de la modernidad, preparado por los

acontecimientos político-culturales de fines del XVIII, al-canza en JUSTO AROSEMENA el impulso necesario, la eclo-sión fecunda que precipite el pensamiento panameño porlos cauces del modernismo . De las dos independencias-cultural y política- que implica la gesta libertadoradel XIX, AROSEMENA es en Panamá la manifestacióncumbre de la primera, el símbolo y la expresión supremade nuestra revolución intelectual .

La Historia de la cultura panameña presenta rasgospeculiares de insospechable fundamentación en el no me-nos peculiar devenir histórico-político y económico delIstmo . A los factores que informaron la vida intelectualhispanoamericana a principios del decimonono, destruyen-do una educación medievalista, se agregan en nuestros la-res circunstancias de nítida procedencia regional, de ge-nuina extracción istmeña . Esto, desde los albores mismosde la colonia . Es que el papel de país tránsito ha insufladoen nuestra cultura un espíritu de superficialidad en dondelo improvisado y lo provisional campean. No obstante,la consciencia de tal eventualidad ha creado como reacciónfecunda en nuestros próceres políticos e intelectuales unamentalidad que se escinde en dos actitudes fundamenta-les -cuyo acaecer es objeto del presente trabajo- y quepodemos señalar : a) en la tendencia hacia lo universala través de doctrinas básicas cuya actualización se deja ala Pedagogía, y b) en la afirmación decidida de la naciona-lidad, pese a los elementos transitorios que una situacióngeográfica ha entronizado en su estructura política . Nosreferimos, pues, respectivamente al Pensamiento paname-ño y su Concepción del Istmo .

Con lo dicho hemos adelantado algo sobre las caracte-rísticas esenciales de la actividad intelectual panameña :la influencia del "país tránsito" y la reacción contra és-te ; la importancia concedida a la acción pedagógico-edu-cativa ; la teorización de la patria. Pero estos factoressólo fueron posibles en el siglo XIX, en virtud de la pre-sencia del fermento revolucionario . Por eso comenzamos

este estudio con la figura de JUSTO AROSEMENA, símbolode auténtica panameñidad y personalidad primera queconsulta a cabalidad las características enunciadas parael pensamiento panameño .

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La Filosofía Moral europea se encontraba bajo laimpronta del utilitarismo hacia mediados de siglo . Pormotivos que no es del caso analizar, la especulación éticakantiana, no obstante constituir por si sóla una etapa delpensamiento moral universal, no había calado en las co-rrientes ideológicas vigentes en el período . La FilosofíaMoral inglesa se desarrolla paralela a la del idealismo ale-mán, sin que se observen interacciones apreciables . Conla quiebra de la Metafísica germana, los módulos y pautasde su teorización ética perdieron actualidad en la especu-lación filosófica occidental y, en tal virtud, el utilitaris-mo inglés se impuso, no sólo en el resto de Europa, sinoen América inclusive . De todo esto se desprende que estan ilegítimo pretender en el occidente europeo una con-cepción moral que suponga la integración histórica de lossistemas del pasado y del presente, como en América, esamisma integración, estando el Nuevo Mundo, como enefecto estaba, apenas en el umbral de la dinámica filosó-fica de la civilización. La Filosofía Política inglesa fun-damentada en el utilitarismo, contribuyó efectivamente arealizar la trascendental reforma británica de 1832. Esamisma Filosofía Política, basada en idénticas premisas,influyó decisivamente en la estructuración legislativa ypedagógica de la democracia colombiana . No podemosencontrar ejemplo más característico de la incorporaciónhispanoamericana al flujo histórico-cultural de la moder-nidad, una vez asentada la Revolución .

Desde un punto de vista filosófico el utilitarismo noresiste una dialéctica prolija . Su superación histórica sehizo por ello imprescindible. Los puntos débiles del sis-

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tema radican, fundamentalmente, al menos en la formu-lación benthamista, en la ausencia de una posición meta-física (o anti-metafísica), y de un substrato gnoseológi-co. La primera encontró solución histórica con la figu-ra de STUART-MILL ; la segunda, sobre todo en el pragma-tismo contemporáneo . JUSTO AROSEMENA ensayó una fun-damentación gnoseológica empirista, y aun sensualista ;y una base metafísica agnóstica, pero de un agnosticismode tipo positivista .

AROSEMENA publica en 1840 sus Apuntamientos parala Introducción a las Ciencias Morales i Políticas . ( 4 ) Deextremada juventud, en ese entonces, su obra es con mu-cho, la más importante desde el punto de vista filosófico .En Europa se continuó el benthamismo a través de laaplicación de la teoría asociacionista (JAMES MILL) yde la diferenciación cualitativa de las jerarquías éticas(STUART-MILL) . En AROSEMENA encontramos una con-tinuación, o más bien, una fundamentación positivistadel utilitarismo, lo que es fundamental, pues en esto mis-mo radica la significación intrínseca de las ideas filosó-ficas de DON JUSTO. La extraña terminología por élempleada, la forma dogmática y sentenciosa de sus escri-tos morales de menor importancia (Principios de MoralPolítica, y Código de moral fundado en la naturalezadel Hombre) son ciertamente, de evidente influencia ben-thamista, cuya Deontología más parece, en algunas par-tes, no obstante la celebridad del autor inglés, un ma-nual de urbanidad que un tratado de Etica .

Importa, por todo lo dicho, precisar el influjo de lossistemas europeos en el pensamiento moral de AROSEME-NA. Se ha considerado por parte de alguno de sus exege-tas que la indubitable filiación positivista de DON JUSTOrefleja el conocimiento y la adaptación a su ideario delas conclusiones comtianas . Tal interpretación la creemos

(4) Con el pseudónimo de Joven Americano. Imprenta Je DonJUAN DE LA GRANJA, Calle de Liberty, New York, 1840 .

ilegítima y de fácil refutación con base a un simple cri-terio cronológico . En efecto la única obra de AUGUSTOCOMTE, de genuina importancia para su concepción cien-tificista posterior, que pudo conocer AROSEMENA antesde ver la luz pública sus Apuntamientos, es el Cours dePhilosophie Positive (1830-1842) cuyo último tomo fuépublicado dos años después que la obra del escritor istme-ño. Por otra parte DON JUSTO no cita en lugar algunoal filósofo francés, y, si eventualmente menciona aCOMTE, se refiere al homónimo del creador del positivis-mo, CARLOS COMTE, autor del Traité de Législation ouexposition des lois générales suivant lesquelles les peuplesprospérent, décroissent ou restent stationnaires, traduci-da al castellano casi que inmediatamente, y obra, esta sí,de importante influjo en el pensamiento de AROSEME-NA ( 5 ) . Por idénticas razones de anomalías cronológicastampoco es posible pensar en STUART-MILI, como mentor

(5) DON JUSTO cita, es cierto, a CARLOS COMTE sin anteponer elnombre al apellido, y sin mencionar la obra y página dedonde tomó la cita . Así, por ejemplo, dice : "Bentham yDiderot parecen haber pensado que el sistema de los filó-sofos ascéticos no provenía sino de la envidia hacia los queno se entregaban a una vida tan austera ; pero yo creo conComte que esta opinión no es fundada". "No puedo persuadir-me (dice éste) de que Catón de Utica envidió los Placeres deAntonio, Epitecto los de Epafrodito" . (Apuntamientos parala Introducción a las Ciencias Morales i Políticas, Manuscri-tos Originales, 4, Capítulo 59, Sección 21) . La cita en men-ción la encontramos en la obra de CARLOS COMTE : Tratadode Legislación, o exposición de las Leyes Generales según lascuales los pueblos prosperan, decaen o quedan estancados .Tomo I, En la Librería de F . Rosa, (Imprenta de Migneret),París, 1827, Libro II, Cap . V, pág . 38 .

En las citas que hagamos nosotros de AROSEMENA en elpresente capítulo se modernizará la ortografía .

Como su opúsculo filosófico que más nos ocupa (losApuntamientos) quizás sea una obra perdida (en todo caso,imposible de adquirir en nuestro medio) citamos los manus-critos originales . Para la confrontación de las citas indica-mos el Capitulo y la Sección (si la hay) de donde han sidotomadas . Con tal objeto, y también con el fin de que se co-nozcan los temas de una de las primeras obras filosóficasmodernas, no escolásticas, escritas en Hispanoamérica, ofrece-

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Autógrafo de Don Justo. Páginas del Capítulo 29, de los Apun-tamientos para la Introducción a las Ciencias Morales i Políticas .

de su principal estudio filosófico . Hemos quedado redu-cidos, pues, al benthamismo y escuelas precedentes, comolas determinantes, en el sentido de inspiración filosófica,de su obra especulativa fundamental,

Delimitar la originalidad del pensador istmeño re-quiere considerar que sus concepciones, en cuanto funda-menten su utilitarismo, son el desarrollo lógico del tra-dicional empirismo inglés, acomodado a los problemas in-herentes a toda especulación ética . Su Filosofía teóricaes la necesaria premisa de su más importante interés,la moral o filosofía práctica . No hay originalidad en susideas principales al respecto, como tampoco las hubo enBENTHAM, quien las heredó de Grecia y de la gran tra-dición de la ética inglesa, pero supo conferirles unidady plausibles proyecciones filosófico-políticas. Es así co-

mes a continuación su Indice, tal como aparece en los ma-nuscritos mencionados . Conservamos en este caso la orto .grafía del autor .

INDICE

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PrólogoCapítulo 1 . Factolojía

Sección 1° De los hechos en jeneralSec . 21 De las ciencias i sus instrumentosSec . 34 De la investigación de la verdad .Sec . 01 De la imperfección en la analisis .

Cap. 2 . De los Principios en las Ciencias Morales i Po-líticas .

Cap . 3 . Del Estado SocialCap . 4 . De las Acciones

Sec . 14 De los Móviles de la Conducta,Sec . 21 Del nodo de obrar los Móviles

Cap . 5 . Del bien i del malSec . 11 De la FelicidadSec . 2a Diversas especies de Placeres i Penas .Sec . 34 Estimación de los Placeres i de las Penas .

Cap. 6 . De las Circumstancias que influyen en la sensi-bilidad.

Sec . 11 Circunstancias Elementales i directasSec . 23 Circunstancias colectivas e Indirectas.Sec . 3a Aplicación práctica de estas nociones .

Cap . 7 . División de las Ciencias Morales i Políticas.

me, modificando sustancialmente el individualismo inglés,renuente a conferir realidad a la sociedad atribuye al"común" una realidad social definida por una homoge-neidad a la vez determinada por intereses idénticos y porinstancias extrautilitarias, como lo son por ejemplo laGeografía y la Historia . Para BENTHAM, en cambio, "lacomunidad es un cuerpo ficticio" . Vemos en esto hastadonde había adelantado DON JUSTO algunas corrientes so-ciológicas contemporáneas .

El utilitarismo de BENTHAM encuentra su fundamen-tación última en la Psicología, en el estudio de la Natu-raleza Humana . AROSEMENA tiene una visión más amplia,la misma que ha hecho posible decir de él que fué posi-tivista. BENTHAM "está de acuerdo en que lo bueno con-cuerda con la voluntad de Dios" . AROSEMENA no intro-duce ente metafísico alguno en su pensamiento. Esto noimplica, empero, que haya en el maestro inglés un Deusex machina que no se encuentra en el discípulo istmeño ;se quiere decir solamente que la prescindencia de la Me-tafísica en AROSEMENA es más radical aún. Otra dife-rencia, ésta esencial -más adelante se desarrollará estaidea- se puede observar en la aserción benthamista, quetambién lo es de EPICURO y SÓCRATES, de que el conoci-miento racional, la sabiduría, es la base de la moral,frente a la posición de DON JUSTO, muy dentro de la co-rriente anti-racionalista del romanticismo literario, y delpositivismo filosófico, que busca una legitimidad empírico-cientificista para toda doctrina ética y sociológica .

Las eventualidades surgidas del hecho de haber apa-recido traducidas una serie de obras de BENTHAM, inédi-tas algunas (°), pocos años antes de la publicación delensayo filosófico de AROSEMENA, nos permite suponer, ha-bida cuenta el influjo de aquel filósofo, la función esti-muladora que en el campo filosófico hispanoamericanodesarrolló el célebre tratadista inglés . En el caso par-

(6) Véase bibliografía .

ticular del escritor panameño se evidencia, además deuna tutela en algunas ideas fundamentales, una adapta-ción terminológica y formal. No obstante, el contenidodoctrinal de las concepciones de AROSEMENA no se agotaen el empleo servil del utilitarismo benthamista . Haypuntos de contacto y divergencias notables, pero, princi-palmente, una visión orgánica de problemas y una Con-cepción del Mundo coherente, lógicamente planteada yesforzadamente defendida .

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Hemos anotado la ausencia en el utilitarismo ben-thamista de una fundamentación gnoseológica explícita .Sus supuestos epistemológicos -necesarios, imprescindi-bles, empero, a todo sistema- fluctúan entre un sensua-lismo radical y un empirismo atenuado, que incluso haceposible la concepción de una sanción religiosa en la teo-ría "de las penas y de los placeres considerados comosanciones" . Esto, claro está, no puede ser explicado másque reconociendo la dirección pragmática del benthamis-mo. Dentro de esta corriente lo religioso puede jugarimportante papel ; no dentro de la dirección positivista,no ya pragmática, seguida por AROSEMENA. Es que elsentido de la sanción religiosa en DON JUSTO es diferen-te del benthamista, pues en aquél tiene exclusivamenterealidad psicológica . (Nos referimos, en lo expresado, yen lo que se ha de añadir, a los Apuntamientos, únicaobra filosófica de DON JUSTO de auténtico valor intrínse-co e histórico) . Esa misma dirección positivista consti-tuye, en virtud de su formulación en el tiempo (1840)y en el espacio (realidad cultural americana), el puntalsignificativo que permite la inclusión de su pensamiento,no por desestimado menos valioso, en toda Historia delas ideas en América ; si es que esa Historia se respetaen la escogencia de su caudal heurístico indispensable .Es oportuno recordar aquí, en favor de nuestro aserto,la posterioridad -es solo un ejemplo- de las corrientes

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positivistas mejicanas . Estas últimas, como es sabido,encontraron plena floración en el último cuarto del siglopasado .

AROSEMENA parte del conocimiento sensible comofuente legítima, la única legítima, que posibilita la teori-zación sobre las ciencias que más tarde se llamarán delespíritu . Se impone consecuentemente un estudio "prac-ciológico" que investigue la realidad sensible . Las fuen-tes de este estudio remiten, históricamente, al empirismoinglés y al materialismo de la Ilustración francesa, perosus proyecciones demuestran el positivismo que desarro-llado frente al europeo, en sus dimensiones analógicas,evoluciona en DON JUSTO paralela y autonómicamentefrente al comtiano . En efecto el motivo positivista dela existencia referida ineludiblemente a la experiencia, ypor ésta determinada, no puede encontrar en AROSEME-

NA formulación más categórica :

Obsérvese que la existencia es una cosa re-lativa a la sensibilidad que la percibe . Cuandodecimos tal objeto existe, no queremos significarsino que nosotros lo sentimos asíFueraes de toda duda, que la idea de la existencia esrelativa a alguna sensibilidad, que una cosa quese siente existe para alguno, y que lo que nadiesiente, para nadie existe. (7)

(7) AROSEMENA, JUSTO : Apuntamientos para la Introducción alas ciencias Morales y Políticas, Manuscritos Originales,4, Capítulo 1Q, Sección 3k'. Para mayor abundancia de textos,citas, etc. del pensamiento de AROSEMENA, véase : MENDEZPEREIRA, OCTAVIO : Justo Arosemena, Imprenta Nacional, Pa-namá, 1919, págs . 24-33.

Este punto de vista positivista resalta aún más, si to-mamos en consideración que los utilitaristas colombianos ha-cían gala de una clara fundamentación teológica del princi-pio de utilidad . Así, el Da. RAMÒN GÓMEZ afirmaba que"La misión que Dios ha dado al hombre sobre la tierra esla de hacerse feliz ; esta misión no sólo se demuestra con laimposibilidad de suponer en el autor de todo bien la creacióndel ser más sublime con el destino de sufrir" . . . . etC. Cita-do por : VALENZUELA, MARIO : Apuntamientos sobre el Prin-cipio de Utilidad, Bogotá, Imprenta de Ortiz, 1857, pág . 10 .

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Con estas premisas se ensaya una clasificación delas ciencias con el criterio de la referencia al objeto . Se-gún que los hechos sean de existencia o de sucesión, laciencia a ellos referida se denominará experimental Odescriptiva, respectivamente . Sus métodos : observaciónexperimentación . Las ciencias morales y políticas, in-cluidas dentro de las experimentales, son caracterizadas,

como éstas, por la determinación causal propia de loshechos que "suceden" . La etiología de las accionesadquiere así fundamental importancia en la Etica, enla Política y en la Legislación .

Después de disquisiciones de tan indudable califica-ción positivista como las expuestas se hace factible, enlas concepciones de DON JUSTO, el empleo del principioutilitario en las ciencias referentes al hombre y su con-ducta . El psicologismo que supone el utilitarismo ben-thamista encuentra ahora cabal significación, en tantoque los estudios psicológicos se presentan dependientesde la común problemática y plantamientos metafísicos deuna Concepción del Mundo materialista . Esta es preci-samente la innovación de AROSEMENA. BENTHAM con-cibió su utilitarismo en un sentido más estricto ; y aun,en lo que se refiere a las ciencias políticas, casi queexclusivamente metodológico . AROSEMENA, por el contra-rio, supo armonizar el principio utilitario con su cienti-ficismo, armonía a la que había renunciado BENTHAM,siempre reticente a prolongar O, si se quiere, fundamen-tar su doctrina, independientemente de toda referenciaa entidades metafísicas sobrenaturales . ( 8 )

Una de las características esenciales que permitendeslindar el materialismo de la Ilustración del positivis-

(8) "Cómo sabemos la voluntad de Dios?, cómo conoceremos queDios no quiere tal o tal cosa? Porque sería perjudicial a lafelicidad de los hombres, responde el partidario de la utili-dad" : BENTHAM, JEREMÌAS : Compendio de los Tratadosde Legislación Civil y Penal, por JOAQUIN ESCRICHE, Se-gunda Edición, Librería de la viuda de Calleja e Hijos, Ma-drid, 1839, pág . 11 . (Subrayado nuestro) .

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mo del XIX consiste precisamente en la integración deracionalismo y materialismo que informan los sistemasfilosóficos del Iluminismo v Enciclopedismo francés, yel divorcio de todo racionalismo gnoseológico, que define el posi-tivismo comtiano .

que legitiman la calificación de positivista conferida aAROSEMENA, y que invalida toda suposición que ubiquesu pensamiento únicamente, exclusivamente, dentro de lacorriente materialista ilustrada. "El silogismo de los pe-ripatéticos, y que tanta boga ha conservado hasta estosúltimos tiempos -dice DON JUSTO- adolece principal-mente del vicio de consultar el método sintético más queotra cosa" . Y más adelante agrega : "Cuando el racioci-nio nos hace sacar una consecuencia contraria a la quevemos que sucede, el raciocinio es falso, aunque no lo per-cibamos" . ( 9 ) El pasado cultural americano se criticaapresuradamente como "mala imitación" del europeo . ARO- SEMENA, sin contar otras individualidades, desmiente tal

apreciación al desarrollar en América una concepción po-sitivista independiente de la comtiana, aunque, bien escierto, revele la misma influencia que la del filósofo fran-cés . Esta no puede ser otra que el tantas veces mencio-nado empirismo inglés e iluminismo francés.

Pero AROSEMENA no se limita a fundamentar positi-vamente el utilitarismo de BENTHAM . En este funda-mentar va implícita una estructuración doctrinal no aje-na ciertamente -aunque tal relación sea breve- a todavinculación consciente con los sistemas filosóficos histó-ricos . En efecto, partiendo del mecanicismo newtoniano,y formalizando su agnosticismo positivista al reconocerque "la primera causa nos es siempre desconocida", con-dena incluso los sistemas que, como el suyo, tienen una

(9) AROSEMENA, JUSTO : op. cit ., Manuscritos Originales, 4, Ca-pítulo 19, Sección 3a .

Concepción del Mundo naturalista, pero que suponen en-tidades metafísicas naturales, y por lo mismo ajenas a suposición filosófica positivista y cientificista. "Véase pues,según esto -nos dice- lo que deberemos pensar del Caosdel paganismo, del fuego de Heráclito, de los átomos deEpicuro, del movimiento de Holbach, y en fin, de todo loque se ha asignado por causa primera de las cosas" . ( 10 )Con igual criterio se pasa revista sumariamente al idea-rio de los escépticos, PROTÁGORAS, y PLATÓN .

Las dificultades inherentes a la posición cientificis-ta y sensualista son conscientes en el pensamiento deDON JUSTO . Mas el procedimiento que las salve encuen-tra coherente planteamiento en su empirismo epistemo-lógico . Así, a la objeción tradicional del apriorismognoseológico según la cual los errores de la sensibilidadprueban su inoperancia metodológica y metafísica, res-ponde nuestro joven filósofo con un prudente relativis-mo, que no conduce, por otra parte, a un escepticismodoctrinal, sino que más bien agudiza la capacidad inves-tigadora a través de un escepticismo metódico, análogoal cartesiano. Es por ello que lo mostrado por los sen-tidos en este tipo de pensamiento tiene solo una validezcuantitativa. (Según la cantidad de sentidos que inter-vengan en una experiencia determinada) . La verdadabsoluta es solo el producto de la experiencia, es decir,de la experimentación. De ahí que los análisis -en vir-tud de la mencionada falibilidad de los sentidos- requie-ren la dilucidación específica de su validez operante . Seimpone, pues, un análisis del análisis, si se nos permitela expresión . Tal investigación nos revela -en virtudde la variedad, a la vez que peculiaridad de la accióncognoscente- las causas fundamentales de los errores, asaber : 1) La multiplicidad de causas factibles de pro-ducir un solo hecho ; 2) La variedad de hechos produci-

(10) AROSEMENA, JUSTO : op. cit., Manuscritos Originales, 4 ; No-ta C de la Sección 31 del Cap . 19,

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dos por una variedad de causas (remotas) ; 3) La asigna-ción a un hecho de una causa que no lo es ; la circunstan-cia de que "la vemos a su lado". Esto en relación a lascausas ; igual se puede decir en relación con los efectos,con las alteraciones indispensables .

Se posee ya, lo hemos visto, la concepción positivis-ta y el método científico, que posibiliten la fundamenta-ción de las ciencias morales y políticas. Va contra laciencia, por tanto, erigir como base de las mismas

prin-ipios o sistemaspor el estilo de los deCONSTANT, JUANB. SAY, CARLOS COMTE, etc. Las instancias postuladascomo principios de las ciencias morales adolecen de ine-fectividad científica . En tal virtud la conciencia nopuede fungir de principio ya que el conocimiento es sólopropio de la experiencia, sin contar que el conocimiento(es decir, la consciencia) no puede ser utilizado paraadquirir conocimiento ; el sentido íntimo o moral, y elsentimiento, tampoco pueden ser principios de ciencia al-guna por su evidente relatividad . La única fundamenta-ción posible es la positivista. Nuestro autor se apartaen ello radicalmente del benthamismo y en esto consistesu intrínseca significación filosófica :

Las ciencias no son sino descripciones de loque es o pasa, según lo tenemos repetido, y espor tanto, la más vana idea intentar que ellasdescansen sobre ninguna cosa, llámese principio,sistema, o como quiera. Por esta razón, ni aunaquel principio, que no es por otra parte sino laemisión de un juicio exacto, y que ha sido pro-clamado con exclusión de todo otro por algunoshombres sabios, como Bentham y Dumont, niaún ese, digo, puede ser lo que se quiere quesea : base de las ciencias morales y políticas .Hablo del principio de utilidad . ( 11 )

(11) Ibid, Manuscritos Originales, 4 ; Capítulo 29 . Subrayadonuestro .

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Que paralelamente al europeo se desarrolló un posi-tivismo americano, al menos en uno de sus representan-tes, no tiene simplemente significación para la Historiadel pensamiento panameño, sino inclusive para la Histo-ria de la Filosofía en Hispanoamérica ; sobre todo si, co-mo parece ser el caso que nos ocupa, tal positivismo sedesarrolló en la obra de AROSEMENA independientementedel europeo, aunque con sus mismas fuentes históricas .Esta circunstancia demuestra también la irresponsabili-dad de quienes fascinados por la antiquísima tradicióncultural europea piensan en una impotencia congénita alamericano para producir cultura de valor universal, sinmeditar primero en la peculiaridad de nuestra historiacolonial y republicana . AROSEMENA no progresó filosó-ficamente, inmerso en el acontecer histórico-político pana-meño y colombiano. A tal acontecer ofreció en el cam-po jurídico y político los frutos de su talento, pero, inde-pendientemente de su trascendencia histórica en tal sen-tido, habrá de mirarse siempre como contribución per-manente para la Historia de la Filosofía americana elideario y planteamientos filosóficos que dejamos seña-lados.(12)

(12) El Lic . VÌCTOR FLORENCIO GOYTÌAha apuntado,sinreferir-se concretamente a la figura de AROSEMENA, ideas semejan .tes a las por nosotros expuestas. "Podría decirse -afir-ma- que el Istmo anticipó el positivismo de Augusto Cocote ;pero a condición de que se incluya en la esfera del conoci-miento empírico sus profundas convicciones religiosas". Talcomo la expone, su tesis es inaceptable como quiera que esilegítimo hablar de un positivismo que incluya conviccionesreligiosas sobrenaturales . Este no es el caso de AROSEME-NA, por otra parte, cuando se podía decir de él, con razón,que anticipó el comtismo. Ignoramos a que otra figura pu-do referirse el Lic. GOYTÌA, a no ser el médico-naturalistapanameño SEBASTIÁN LÓPEZ Ruiz, en cuyo caso es tambiéninaceptable su interpretación por no ser operante la identi-ficación entre un científico experimentalista y un positivis-ta . Véase para lo expresado : GOYTÌA, VÌCTOR F. : 1903Biografía de una República, Panamá, 1953, pág. 16 .

El Dr. JOSÉ D. MOSCOTE, por otra parte, no obstante alu-dir a las probables anticipaciones positivistas de AROSEME-

ALEJANDRO KORN habla de un "positivismo autócto-no" refiriéndose a la influencia de tal corriente filosófi-ca en América . Ya hemos visto que lo "autóctono" seda no solamente como trasunto americano de doctrinaseuropeas, sino también, en la obra que nos ocupa, comodirección genuinamente autóctona de corrientes del pen-samiento occidental .

Es que el Positivismo hispanoamericano tiene causasque no dependen exclusivamente de las influencias filosó-ficas europeas. Por ello se ha podido hablar del Positi-vismo sui generis de ALBERDI y SARMIENTO, caracteriza-do principalmente como actitud positiva, ante la concreta,tangible, realidad socio-política a que se abocan sus res-pectivos pensamientos . Pero esta actitud positiva es elresultado precisamente de la particularidad de nuestrahistoria latinoamericana, y no, en modo alguno, como pre-tenden KORN y en algún lugar ROMERO, predispuestos a

ver reflejos europeos en todas las ramas de nuestra cul-tura, la repercusión de motivos filosóficos similares en

NA, afirma que tales anticipaciones no responden más quea "una simple actitud mental derivada, por asimilación, dela lectura intensa de pensadores que vislumbraron la nece-saria supremacía de los hechos en la constitución de lasciencias morales". Cfr . Vocación Filosófica del Doctor Jus-to Arosemena, Biblioteca Selecta, Año I, Núm. I, Panamá .Enero de 1946, Pág. 20. Que el positivismo de JUSTO ARO-

SEMENAen 1840 no es simple actitud mental, al estilo deALBERDI y SARMIENTO, Sino elaboración teórica, es lo quehemos querido demostrar. Precisamos el año porque hartoes sabido que para la fecha de publicación de los EstudiosConstitucionales (1870 ..1878.-1888) . ya AROSEMENA trataba deaplicar a sus investigaciones los supuestos positivistas deCOMTE y de SPENCER.

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todos los ámbitos de la civilización occidental. ( 1$) Entodo caso es preciso distinguir las anticipaciones ameri-canas de la actitud positivista, de las anticipaciones teóri-cas, doctrinales, de esta escuela filosófica. AROSEMENAes representante de las últimas . Todo esto es tanto mássignificativo cuanto se considera que la cultura occiden-tal no acababa de desembarazarse de actitudes tan pocopositivas como las románticas . En realidad, pese a lasobservaciones de KORN, el romanticismo filosófico euro-peo, en sus proyecciones políticas, no arraigó profunda-mente en Hispanoamérica. El pensamiento hispanoame-ricano, por el contrario, se abocó desde el principio a lasolución práctica de los problemas nacionales concretos,terminando, fenómeno de nuestros días, por convertir lapropia realidad nacional en objeto de especulación . So-bra señalar, por otra parte, que la Filosofía de la Histo-ria que aborde estos fenómenos habrá de partir además,de la señalada efectiva incorporación a la civilizaciónoccidental moderna operada en Hispanoamérica despuésde la Revolución, incorporación que hizo posible precisa-mente, el fenómeno de la creación cultural independienteamericana (americanismo cultural) de la cual no es másque un ejemplo la mencionada dirección filosófica de

AROSEMENA.

(13) Cfr . ROMERO, FRANCISCO : Sobre la Filosofía en América.Editorial Raigal, Buenos Aires, 1952, págs . 22-28 .

ALEJANDRO KORN incluso, sobre tema diverso, aunque aná-lógo, afirma que el romanticismo contra-revolucionario deEuropa determinó en Hispanoamérica, en alianza con el dog-matismo escolástico, la reacción anti-liberal que se observólustros después de la independencia, cuando es históricamen-te irrefutable que el énfasis hay que hacerlo en el dogma-tismo escolástico de cepa española, quizás sí, en alianza conel romanticismo contra-revolucionario europeo . Cfr. KORN,ALEJANDRO : Influencias Filosóficas en la Evolución Nacio-nal . Colección Claridad, Buenos Aires, pág . 129 .

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Pero la circunstancia del Nuevo Mundo solo permi-tía esporádicas manifestaciones de originalidad . DONJUSTO no podía ser la excepción, menos aún dentro delagitado devenir histórico colombiano. De ahí que la ten-sión creadora disminuye, y, con el prurito de demostrarcientíficamente las reglas morales y los principios (DONJUSTO no acepta el término, sin embargo) políticos capa-ces de fundamentar la conducta individual y colectiva,retorna nuevamente a BENTHAM, bien que con menor de-pendencia de la que generalmente se le supone .

Aceptando la posición de la existencia de la sociedadab initio y en consciente oposición con las ideas al res-pecto de CABANIS y VOLTAIRE (por él citados) haceobjeto de particular refutación el contractualismo deROUSSEAU . En efecto, la imposibilidad de demostrarlohistóricamente se presenta a los ojos de nuestro autorcomo razón suficiente para impugnar su eficacia doctri-nal. Pero la crítica al sistema roussoniano deriva prontohacia la exégesis que de tal sistema esboza CARLOS COMTE.No obstante, la aplicación que de sus motivos "factoló-gicos" o "pracciológicos" hace a las ciencias morales ypolíticas tiene sin embargo importancia filosófica e in-terés histórico.

El carácter descriptivo (consecuentemente, no nor-mativo) de las ciencias morales es el resultado lógico desu vinculación con las ciencias en general denominadas"factológicas". El sentido psicologista conferido a lasteorías éticas de DON JUSTO encuentra precisamente enla particular modalidad de los hechos de conducta su ca-bal explicación. En efecto, la conducta humana está de,terminada por los móviles internos que en última instan-cia se reducen al principio hedonista de la búsqueda delplacer. La doctrina de HELVECIO es explícitamente pro-hijada y defendida ; y a través de los primeros capítulos

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Pero la circunstancia del Nuevo Mundo solo permi-tía esporádicas manifestaciones de originalidad . DONJUSTO no podía ser la excepción, menos aún dentro delagitado devenir histórico colombiano . De ahí que la ten-sión creadora disminuye, y, con el prurito de demostrarcientíficamente las reglas morales y los principios (DONJUSTO no acepta el término, sin embargo) políticos capa-ces de fundamentar la conducta individual y colectiva,retorna nuevamente a BENTHAM, bien que con menor de-pendencia de la que generalmente se le supone .

Aceptando la posición de la existencia de la sociedadab initio y en consciente oposición con las ideas al res-pecto de CABANIS y VOLTAIRE (por él citados) haceobjeto de particular refutación el contractualismo deROUSSEAU. En efecto, la imposibilidad de demostrarlohistóricamente se presenta a los ojos de nuestro autorcomo razón suficiente para impugnar su eficacia doctri-nal. Pero la crítica al sistema roussoniano deriva prontohacia la exégesis que de tal sistema esboza CARLOS COMTE .No obstante, la aplicación que de sus motivos "factoló-gicos" o "pracciológicos" hace a las ciencias morales ypolíticas tiene sin embargo importancia filosófica e in-terés histórico .

El carácter descriptivo (consecuentemente, no nor-mativo) de las ciencias morales es el resultado lógico desu vinculación con las ciencias en general denominadas"factológicas". El sentido psicologista conferido a lasteorías éticas de DON JUSTO encuentra precisamente enla particular modalidad de los hechos de conducta su ca-bal explicación . En efecto, la conducta humana está de-terminada por los móviles internos que en última instan-cia se reducen al principio hedonista de la búsqueda delplacer . La doctrina de HELVECIO es explícitamente pro-hijada y defendida ; y a través de los primeros capítulos

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de los Tratados de Legislación (14 ) y de la Deontología(15) de BENTHAM, llega DON JUSTO al radicalismo filo-sófico (Philosophic Radicalism, así fué conocida la co-rriente utilitarista inglesa, terminología poco empleadahoy) . Pero la amplitud, lo abarcador de su visión filo-sófica, dentro de su particular Concepción del Mundo,es una de las características del pensamiento de AROSE-MENA. Así, el principio de utilidad es la explicación úl-tima de la conducta individual y colectiva, pero las excep-ciones que a tal principio nos ofrece la experiencia, noson explicadas, al estilo de DIDEROT y BENTHAM, porinstancias de cómodo empleo. Para comprender el asce-tismo, por ejemplo, no se recurre a conceptos de intenciónpeyorativa cual hicieron sus maestros. AROSEMENA uti-liza al respecto el concepto de educación en un sentidoparecido a la significación antropológica hoy conferidaal término "cultura". Y llega a aserciones que ahora sonpostulados indispensables de la psico-pedagogía contem-poránea : "No es menor el influjo de la educación en laconducta de los hombres, que lo es la naturaleza espe-cial de cada uno" . Natura y nurtura diría el léxico demoda .

No deja de ser curioso reconocer la poca o ningunareferencia del benthamismo a sus precedentes ideológi-cos . En todo caso tal referencia no llega a la categóri-ca formulación que dejara el escritor istmeño, formula-ción que implica el espíritu revisionista que inspiró aGUYAU en la revaloración del epicureísmo

(14) Cfr . BENTHAM . JEREMÍAS : Compendio de los Tratados deLegislación Civil y Penal, Segunda Edición, Librería de laViuda de Calleja e Hijos, Madrid, 1839 . Véase particular-mente en este libro los Principias Generales de Legislación,Cap. I (pág. I), II (pág. 3), VI (pág. 12), VII (pág. 16)y VIII (pág. 18) .

(15) Cfr. BENTHAM, JEREMÍAS : Deontología o Ciencia de laMoral, Librería de Gouas, París, 1839 .

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Véase pues cuan poca justicia han tenido losque, demasiado ligeros y preocupados, han cen-surado amargamente a Epicuro acusándolo deproclamar un sistema subversivo de la moral.Epicuro no ha dicho sino la verdad ; porque loes indudablemente que todo placer es apetecibleen si ( . . .) . El mismo S. Gregorio se penetróde que las imputaciones hechas al discípulo deDemócrito eran calumniosas, e hijas de una emu-lación rastrera . ( 10 )

En AROSEMENA encontrarnos indudablemente ideaslatentes, ideologías en gestación, sistemas en perspecti-va ; pero no es menos evidente que tales ideas, ideologíasy sistemas necesitan de la actualización, de la organiza-ción sistemática (esto no quiere decir que necesariamen-te el pensamiento sistemático implique el sistema.-Ro-MERO), en fin la interrelación lógica de los elementosdescubiertos, o simplemente utilizados, para que podamoshablar de un pensamiento orgánico, coherente, que exijaun puesto modesto o de relieve en la Historia de las ideas .Lo último no lo encontramos en DON JUSTO ; pero nopor ello es menor su significación concreta en los movi-mientos ideológicos americanos . Sus intuiciones profun-das, sus agudas observaciones, la asimilación juiciosa delos sistemas europeos, son cualidades de manifiesta im-portancia que ayudan a comprender en su tiempo y es-pacio, la proyección plausible, no menos que la gestacióntrabajosa de un ideario que recoje como el suyo las ideasdispares, los conceptos de la época, las intuiciones de sutiempo . Queremos decir con esto que AROSEMENA a lavez que se impregna del espíritu de su tiempo lleva asu culminación estos factores generales de la época através de su personal Cosmovisión . Con tales elementoselaboró, en efecto, el opúsculo pleno de inspiración filo-

(16) AROSEMENA, JUSTO; Op . cit., Manuscritos Originales, 4,Capítulo 59, Sección 2? .

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sófica, trasunto fiel de una Concepción del Mundo quepor ese entonces parecía imponerse

Hemos hablado de intuiciones en DON JUSTO, aúncon más razón podemos referirnos a ideas latentes deun pensamiento prematuro, y que, por lo mismo, no lle-gó a plasmarse con irrecusable efectividad . Esas ideasy esas intuiciones son, es cierto, el producto de un ambien-te, y de una génesis histórica ; pero también significan,en cuanto no maduradas todavía, la actualización del por-venir, para emplear la frase de un gran argentino queinspiró a un gran panameño . DON JUSTO, ciertamente,actualizó el porvenir, se adelantó a su época en muchasideas . Dentro de sus premisas positivistas alcanzó in-clusive la visión de una ciencia social positiva, años antesde su clara y nítida formulación por COMTE :

Tenemos ya indicado en varios lugares deeste opúsculo que todos los hechos correspon-dientes a las ciencias morales y políticas consis-ten por lo general en acciones, y que afectandoéstas al hombre esencialmente en su estado desociedad, pueden considerarse como componien-do una gran ciencia que podría denominarse laciencia social. (17)

De todo lo dicho se desprende que si bien hemos derenunciar a encontrar en AROSEMENA al creador univer-sal, si hemos de ver en él una de las figuras máximasdel pensamiento americano cuya trascendencia no puedepasar desapercibida a todo intento serio de reconstruirla historia de las ideas en América . Para tal aserciónnos fundamos en las siguientes conclusiones que creo su-ficientemente comprobadas en los párrafos precedentes :1) AROSEMENA representa en el Istmo la figura máximade la revolución cultural nacida de la revolución políticahispanoamericana de principios del siglo XIX ; y es enColombia, en igual sentido, una de las personalidades de

(17) Ibid, Manuscritos Originales, 4 . Capítulo 79 .

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mayor relieve ; 2) Su positivismo constituye una direccióngenuinamente autóctona, independiente de la europea,aunque con idénticas fuentes ideológicas históricas ; ( 18 )3) Adelantó muchas de las contemporáneas teorías filo-sóficas y sociológicas, principalmente las nacidas del po-sitivismo de AUGUSTO COMTE.

El pensamiento de DON JUSTO presenta la curiosacircunstancia de comenzar en su rama filosófica estricta,con ideas y supuestos avanzados para su época, y con-tinuar después, con el transcurso del tiempo, en evidenteparalelismo, cuando no rezago, de los módulos culturalescontemporáneos (19) ; en tanto que en la rama de la fi-losofía política empieza con reticencias casi reaccionariaspara continuar después encaminado hacia los predios delmás acentuado radicalismo . Esto se explica si conside-ramos que la revolución cultural hispanoamericana no po-día marchar sincronizada con la evolución institucionalde las nacientes nacionalidades . La preocupación teóri-ca de AROSEMENA declinó ante la perentoria realidad so-cio-política que reclamaba su actividad de pensador y po-lítico . Por otra parte la inmadurez de estas Repúblicaspara la organización republicana, presentida por los mis-mos que les dieron libertad, no podía ser ya obstáculo,avanzadas las décadas, para romper definitivamente lasreticencias mencionadas . Oportunamente nos referimosa este aspecto del pensamiento de AROSEMENA.

(18) Este es un fenómeno perfectamente posible . "Muchas ve-tea -afirma ROMERO- al hablar del Positivismo de este oaquel pensador argentino, se discute la calificación con elargumento de que no conocía o no pudo conocer ni a COMTEni a SPENCER, sin reparar en que sí pudo beber en la mis-ma fuente que ellos". AROSEMENA ratifica, en nuestros la-res, la aserción que el pensador argentino formuló para supatria. Véase para la cita transcrita : Sobre la Filoso.fía en América, op. cit., pág. 22 .

(19) Aunque fuese cierto, como se afirma, que la crítica inglesaatribuyó a SPENCER la obra de AROSEMENA : The Institutionof Marriage in the United Kingdom ( London, 1879), estono dice nada sobre el estancamiento filosófico del pensamien-to arosemeneano en virtud de la temática de esa obra, aje-na, en su esencia, de la filosófica .

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