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Peregrino he llegado al umbral de tu templo, sacudí mis sandalias con profundo respeto, y al tocar mis pupilas a aquél Cristo deshecho, yo sentí que

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Peregrino he llegadoal umbral de tu templo,sacudí mis sandaliascon profundo respeto,y al tocar mis pupilasa aquél Cristo deshecho,yo sentí que su rostrose quedaba en mi pecho,y con Él, sus doloresy sus crueles flagelos,sus espinas y clavosy el “contar de sus huesos”.

Page 3: Peregrino he llegado al umbral de tu templo, sacudí mis sandalias con profundo respeto, y al tocar mis pupilas a aquél Cristo deshecho, yo sentí que

Has dejado tu herenciapincelada muy dentro,donde sólo se escuchade mi Dios sus decretos…Se borraron las lucesde mis falsos luceros,y arrojé en tus abismosmis pecados muy negros.Me inundaron tus mares,de la paz y el consuelo.

Page 4: Peregrino he llegado al umbral de tu templo, sacudí mis sandalias con profundo respeto, y al tocar mis pupilas a aquél Cristo deshecho, yo sentí que

Las tormentas dejaronuna paz a mi miedo,y el temor de tu ausenciase esfumó con el viento...

He mirado en tu rostroun amor que es eterno,y en tus manos clavadasun alivio a mi miedo.

Page 5: Peregrino he llegado al umbral de tu templo, sacudí mis sandalias con profundo respeto, y al tocar mis pupilas a aquél Cristo deshecho, yo sentí que

Encerramos tu esenciaen un pobre madero,por tu cuerpo se crispancon ardor tus flagelos.¡Oh, doliente epopeyade mi Dios hecho Siervo!

Page 6: Peregrino he llegado al umbral de tu templo, sacudí mis sandalias con profundo respeto, y al tocar mis pupilas a aquél Cristo deshecho, yo sentí que

¡Santo Cristo, tus llagas,han sangrado de nuevo!,por tu esposa la Iglesiaque es ahora tu pueblo.¡Oh milagro!, comienzaa cantar el viñedo,por tu sangre que limpiay renueva por dentro.

Page 7: Peregrino he llegado al umbral de tu templo, sacudí mis sandalias con profundo respeto, y al tocar mis pupilas a aquél Cristo deshecho, yo sentí que

Encontré yo en el Cristode San Juan que es el Nuevo,la lección que los hombresolvidar no pudieron…Ante Él, de rodillas,se perciben los ecos,de un Amor sin fronterasque bajó de los cielos.

Page 8: Peregrino he llegado al umbral de tu templo, sacudí mis sandalias con profundo respeto, y al tocar mis pupilas a aquél Cristo deshecho, yo sentí que

Es el Cristo que esperacon amor a su pueblo:para darle pacienciay sentido a sus duelos,para abrir con premuraa quien viene de lejos,a sentarse a tus plantasa aprender tu evangelio.

Page 9: Peregrino he llegado al umbral de tu templo, sacudí mis sandalias con profundo respeto, y al tocar mis pupilas a aquél Cristo deshecho, yo sentí que

Para darle firmezaal que duda en sus rezos,y abrigar al desnudoal calor de tu techo.Para dar al que buscael camino certero,que pisaron tus plantas¡Oh Divino Viajero!

Page 10: Peregrino he llegado al umbral de tu templo, sacudí mis sandalias con profundo respeto, y al tocar mis pupilas a aquél Cristo deshecho, yo sentí que

Es el Cristo que cantacomo herido jilguero,con arpegios de sangreel poema más bello...

Ese Cristo que esperaen aquél San Juan Nuevo,ha deshecho mi penay ha dejado un anhelo:

Page 11: Peregrino he llegado al umbral de tu templo, sacudí mis sandalias con profundo respeto, y al tocar mis pupilas a aquél Cristo deshecho, yo sentí que

El seguir descubriendocon la luz de su fuego,el tesoro escondidodel sufrir en silencio.

Pbro. Rafael González Reynoso.Guadalajara, Jal. 13 de noviembre de 1986.

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DIALOGO CON MI CRISTODE SAN JUAN NUEVO.

Peregrino he llegadoal umbral de tu templo,sacudí mis sandaliascon profundo respeto,y al tocar mis pupilasa aquél Cristo deshecho,yo sentí que su rostrose quedaba en mi pecho,y con Él, sus doloresy sus crueles flagelos,sus espinas y clavosy el “contar de sus huesos”.

Has dejado tu herenciapincelada muy dentro,donde sólo se escuchade mi Dios sus decretos…Se borraron las lucesde mis falsos luceros,y arrojé en tus abismosmis pecados muy negros.Me inundaron tus mares,de la paz y el consuelo.

Las tormentas dejaronuna paz a mi miedo,y el temor de tu ausenciase esfumó con el viento...

He mirado en tu rostroun amor que es eterno,y en tus manos clavadasun alivio a mi miedo.

Encerramos tu esenciaen un pobre madero,por tu cuerpo se crispancon ardor tus flagelos.¡Oh doliente epopeyade mi Dios hecho Siervo!

¡Santo Cristo, tus llagas,han sangrado de nuevo!,por tu esposa la Iglesiaque es ahora tu pueblo.¡Oh milagro!, comienzaa cantar el viñedo,por tu sangre que limpiay renueva por dentro.

Encontré yo en el Cristode San Juan que es el Nuevo,la lección que los hombresolvidar no pudieron...Ante Él, de rodillas,se perciben los ecos,de un Amor sin fronterasque bajó de los cielos.

Es el Cristo que esperacon amor a su pueblo:para darle pacienciay sentido a sus duelos,para abrir con premuraa quien viene de lejos,a sentarse a tus plantasa aprender tu evangelio.

Para darle firmezaal que duda en sus rezos,y abrigar al desnudoal calor de tu techo.Para dar al que buscael camino certero,que pisaron tus plantas¡Oh Divino Viajero!

Es el Cristo que cantacomo herido jilguero,con arpegios de sangreel poema más bello...

Ese Cristo que esperaen aquél San Juan Nuevo,ha deshecho mi penay ha dejado un anhelo:

El seguir descubriendocon la luz de su fuego,el tesoro escondidodel sufrir en silencio.

Pbro. Rafael González Reynoso.