Perette

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presarse: para Illia, viejo panradical que estimula los llamamientos de Gamond y Pez Molina (jaqueando indirectamente al balbinismo), deben intentarse todos los esfuerzos para conseguir la unificacin con la UCRI alendista "y, si es posible, con algunos hombres del MID". Frente a esa perspectiva, que lo debilitara en su frente interno, Ricardo Balbn insisti en que no podan hacerse concesiones. Tangencialmente, se pronunci as contra el intento sabattinista.

Balbn obtuvo algn triunfo tctico cuando consigui que representantes de varios sectores reiteraran que era el "hombre del partido". Sin embargo, cuando lleg el momento de designar un coordinador del equipo dirigente gubernista-parlamentario-partidario, fue nombrado Perette casi por eliminacin, como curioso "tercerista" entre el presidente sabattinista y la conduccin radical balbinista.

A pesar de eso, en el radicalismo oficialista nadie duda de que Perette, lejos de ser neutral, es una de las partes en la disputa. Discrepa abiertamente con los extraos elogios a Frondizi que de vez en cuando deja escuchar Illia; con las operaciones aritmticas de Gamond, tendientes a demostrar que, si en Crdoba se suman los votos de la UCRI, el triunfo en 1967 es seguro; con la apreciacin presidencial de que "el problema es poltico, no econmico", y con la falta de definicin oficial sobre el envo de tropas a Santo Domingo.

Asesorado por algunos senadores y por su secretario, Perette trata ahora de mostrarse como un moderado temperamental, sensato y sin estridencias. Mientras prepara su prxima ofensiva de relaciones pblicas, trata de anudar relaciones con sectores allegados a las Fuerzas Armadas.

Arturo Illia se defiende de las distintas presiones con el bloque de diputados que generalmente le responde. En una larga reunin con Hctor Llorens, Ral Fernndez y Mario Roberto, el presidente cont algunos detalles de una conferencia de madrugada que haba mantenido con Zavala Ortiz el 26 de mayo, despus de la reunin realizada en la Cancillera (all, el canciller habl de la refinanciacin de la deuda externa y de los compromisos internacionales asumidos, y pidi que se enviaran tropas a Santo Domingo. Illia se limit a contestar: "Se acuerda, canciller, cuando todos me apuraban para que tomara medidas frente al plan de lucha? Ahora reconocer que yo tena razn"). Ral Fernndez tranquiliz al jefe de Estado, sealando que si deba enviar un mensaje solicitando autorizacin para mandar tropas, "poda tener la seguridad de que el pedido no pasara en el bloque".

Cuando Illia se sinti seguro de la actitud de los diputados, explic que el momento era ya inoportuno para disponer el traslado de un contingente a la Repblica Dominicana y, finalmente, hacia el martes, dej trascender que "nunca se haba pensado en eso; todos los anuncios son accin psicolgica de la Cancillera". Lo que termin de demostrar que las relaciones entre la presidencia y el ministerio de Relaciones Exteriores no estn ubicadas en trminos precisamente cordiales.

Ahora, el gobierno se dispone finalmente a designar secretario de Prensa de la presidencia (cargo vacante desde hace un ao): con el pretexto de "iniciar la difusin de los actos de gobierno" (como dijo Illia en la quinta de Martnez), se tratar de aumentar seguramente el peso especfico del sabattinismo dentro del gobierno (solamente hay dos ministros de la "lnea Crdoba": Palmero y Ferrando).

A comienzos de semana, en los crculos radicales se haba hecho evidente que el partido oficialista no tena una poltica coherente de respuesta a la crisis. Para la Casa Rosada, el nico problema era poltico y se derivaba de una pertinaz accin psicolgica de la oposicin, "que no deja trabajar y lo confunde todo". Sin embargo, despus de casi dos aos de gobierno sin planteos, ni siquiera los ministros demostraban saber hacia dnde se diriga el presidente de la Repblica: en la UCR del Pueblo, en tanto, todos los sectores seguan ocupados en conseguir para s una mayor participacin en la renta nacional.

Quiz por primera vez en la historia argentina, se presenta el problema de un gobierno jaqueado por sus propios partidarios, que no atinan a entenderse. Un smbolo de ese estado de cosas lo constituyen las reiteradas y evidentemente falsas versiones que dan al vicepresidente Perette como cabeza visible de un golpe de Estado. Las versiones proceden de la misma UCRP y del gobierno.

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