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ORIGEN Y CLASIFICACIÓN ZOOLÓGICA DEL TORO DE LIDIA Según los mas modernos estudios paleontológicos relacionados con el origen de los bóvidos, estos se incluyen dentro del genero Bos, entre sus ascendientes desaparecidos, numerosas formas ancestrales, como el Bos longifrons o brachyceros, el B. primigenius, el B. frontosus, etc. Estos se remontan hasta el Anoplotherium, considerado como origen común o entronque de todos los artiodáctilos. Hay, sin embargo, quien no admire otros ascendientes de todas las razas actuales de toros que el uro o toro salvaje del periodo neolítico y que ha subsistido en algunos países hasta el siglo XVII. Las demás especies del genero Bos serian razas o subespecies del Bos taurus primigenius. El área geográfica del uro se extendía desde el oeste de Europa (España, Inglaterra, etc.) hasta la China, y dada tan amplia extensión pudo muy bien ser domesticado en varios lugares independientemente, si bien lo seria probablemente en Asia, como casi todos los demás animales que el hombre utiliza en su servicio. Del URO derivan todas las razas de toros existentes, y no del bisonte de Europa, cuyos restos encontramos tan abundantemente en las habitaciones del hombre troglodita. Teniendo, pues, un origen común, nada deben extrañarnos las analogías existentes entre los toros que en estado semisalvaje se encuentran en distintas regiones de Europa, como en Escocia y aun en Suiza, en donde dedican estos animales a la lucha entre sí, constituyendo típico deporte, que procuran cautamente ocultar a los extranjeros por lo que tiene de brutal. Según el profesor doctor Keller, de Zurich, es la raza de Hérens, a la cual nos referimos, de origen

Periodismo taurino 23

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Page 1: Periodismo taurino 23

ORIGEN Y CLASIFICACIÓN ZOOLÓGICA DEL TORO DE LIDIA

Según los mas modernos estudios paleontológicos relacionados con el

origen de los bóvidos, estos se incluyen dentro del genero Bos, entre sus ascendientes desaparecidos, numerosas formas ancestrales, como el

Bos longifrons o brachyceros, el B. primigenius, el B. frontosus, etc. Estos

se remontan hasta el Anoplotherium, considerado como origen común o

entronque de todos los artiodáctilos.

Hay, sin embargo, quien no admire otros ascendientes de todas las

razas actuales de toros que el uro o toro salvaje del periodo neolítico y que ha subsistido en algunos países hasta el siglo XVII.

Las demás especies del genero Bos serian razas o subespecies del Bos

taurus primigenius. El área geográfica del uro se extendía desde el oeste de Europa (España,

Inglaterra, etc.) hasta la China, y dada tan amplia extensión pudo muy

bien ser domesticado en varios lugares independientemente, si bien lo

seria probablemente en Asia, como casi todos los demás animales que el hombre utiliza en su servicio.

Del URO derivan todas las razas de

toros existentes, y no del bisonte de Europa, cuyos restos encontramos

tan abundantemente en las

habitaciones del hombre troglodita. Teniendo, pues, un origen común,

nada deben extrañarnos las

analogías existentes entre los toros

que en estado semisalvaje se encuentran en distintas regiones

de Europa, como en Escocia y

aun en Suiza, en donde dedican estos animales a la lucha entre sí,

constituyendo típico deporte, que

procuran cautamente ocultar a los extranjeros por lo que tiene de

brutal.

Según el profesor doctor Keller, de Zurich, es la raza de Hérens, a la

cual nos referimos, de origen

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egipcio, pues en la época de los faraones se criaban toros en el país del Nilo para dedicarlos a la pelea, y tales animales eran

precisamente de tipo braquicéfalo como los suizos de que

hablamos Los árabes debieron difundir esta raza taurina por el norte de África y por España, desde donde pasarían

a Suiza. Posee esta raza acentuado instinto combativo y

ella seria, según estas investigaciones, la precursor; de las nuestras de lidia. Sin embargo, creemos que debieron

llegar de Asia a España toros en estado de mayor o menor

domesticación por dos diversos conductos: uno de ellos, el ya dicho de los egipcios, que los cartagineses y berberiscos importarían a la vez que

trajeron la oveja merina Estos toros, que se explotarían en régimen casi

salvaje por el sur y el centro de España, manifestaron bien pronto su

carácter de bravura y acometividad, que había sido la base de su selección en Egipto como animales de pelea y que lo seria también en el

futuro destino que les esperaba en nuestro país.

La otra vía, antes aludida, de introducción en Europa y en España del

ganado bovino domesticado en Asia fue la de los celtas, que

imprimieron su sello especial a la ganadería de los países que habitaron, como sucede en el centro de Europa, Inglaterra, Francia y el

norte de España. Este ganado carecía de bravura, y se caracterizaba por

su menor tamaño y por sus cuernos de gran desarrollo y casi verticales. Los celtas dieron hombre al toro salvaje que

encontraron en Europa, al que llamaron

auroch, palabra formada de las dos aury och, que significa salvaje y toro, no confundiéndolo desde luego con el bisonte de Europa, como

después lo han hecho muchos naturalistas,

pues ya vemos la diferenciación en las pinturas rupestres, en las que claramente se

perciben las dos siluetas inconfundibles de

ambos rumiantes, desaparecidos, el uro en la época antes citada y el bisonte europeo (Bison bonasus) en la época actual; desde que se cazo

uno en Lituania durante la gran guerra europea, no se ha vuelto a ver

ningún otro bisonte ni aun en la región caucásica, que era donde estaba

confinada esta especie. Puesto que, como decimos, han sido confundidas ambas especies,

haremos una ligera descripción de cada una de ellas.

Los bisontes son animales bien caracterizados por tener 14 pares de costillas, mientras que los bueyes solo tienen 13. Tienen abundante

pelo, que forma en el tercio anterior una gran melena que cae sobre

cuernos y ojos, mucho mas abundante en el bisonte americano que en el europeo; su cabeza es ancha y mas convexa y pesada que en el toro,

con fuerte musculatura sobre la cerviz, que forma una ligera joroba en

el bisonte europeo y una muy desarrollada en el americano. Los cuernos del bisonte son mas pequeños y arqueados y finos que en el

toro.

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El auroch era un animal tan grande como el bisonte y mucho mas que el

toro actual, pues alcanzaba una talla de

1,85 metros de altura a la cruz;

su cola era mas larga y peluda que la del bisonte; carecía de

joroba, y sus cuernos eran

mucho mas desarrollados y mas potentes que los del bisonte.

El uro no tenia el cuerpo cubierto de tan abundante pelo como el bisonte, ni formaba melena, ni era erizado en la primera mitad de su

línea dorsal, ni se presentaba colgante sobre la papada. Cuéntese que

fue muerto el ultimo hallado en el bosque de Jaktorowka (Polonia) en el año 1630.

CLASIFICACIÓN ZOOLÓGICA DEL TORO DE LIDIA.

El orden de los ungulados pertenece al subreino de los animales

metazoarios, tipo vertebrados, claw mamíferos, subclase monodelfos (Eutheria). La subfamilia de los bovinos comprende, además del toro

(Bos taurus L.), el uro y bisonte ya descritos (B. primigenius Boj., y Bison bonasus L., y Bison bison L.). EI toro se caracteriza dentro del grupo por

ser, en una palabra, un auroch degenerado, reducido de tamaño y a la domesticidad completa en las razas

domesticas, o a la incompleta, que es propia

de las razas bravas. Son también especies de cavicórnidos, mas o

menos afines al toro, el búfalo verdadero

(Buffelus bubalis L.), ya que así se llama

también impropiamente al bisonte americano (Bison bison L.). El búfalo solo existe en África

(Synceros Hog. caf~er) y en la India (Buffelus Rut), donde se le usa como animal lechero y de trabajo, a pesar de su

fiereza natural, pues es la especie mas peligrosa de la fauna asiática, después del tigre; es de costumbres acuáticas, de color negro y de

cuernos enormes y planos. La especie Anoa depressicornis Smith es otro

búfalo de menor tamaño, domesticado en Filipinas, en donde se le llama carabao, de cuernos mas cortos y caídos hacia detrás, de pelo escaso y

de color negro o pío.

Los bueyes de joroba, o cebúes (Bos indicus L.), son animales fácilmente domesticables, de coloración gris, cuerpo pequeño y orejas colgantes,

gran papada y fino pelo. El yak (Poephagus Gray) vive en el Tibet y esta

domesticado también; posee largos cuernos y abundante pelo por la

papada y abdomen. Es de color negro o pío, y es de una gran rusticidad y muy propio para los países fríos. Los llamados bueyes de la India

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(Bibos Hog.) son el gaur, de tamaño excepcional; el gayal y el buey banting, que viven en los grandes bosques, en donde se les caza; son de

colores análogos a los anteriores, y se usan en Asia y Oceanía como

animales de trabajo y de carnicería. Todas estas especies, menos los búfalos, se cruzan con el toro con mas

o menos facilidad y con fecundidad mas o menos limitada, lo cual nos

da la clave para conocer el parentesco o afinidad entre todas ellas, ya que la mayor o menor analogía idioplasmica es la única norma

aceptable para definir las especies, menor que el criterio morfológico

ordinariamente seguido por los naturalistas como mas expeditivo, sin

duda alguna. Pero aun hemos de seguir subdividiendo la especie toro

en nuestro país, de acuerdo con todo anteriormente

expuesto al hablar del origen del toro español. Aquellos animales llegados a España por conducto de los celtas

se han perpetuado sin perder sus primitivos rasgos

característicos, y pudiendo constituir en la actualidad una raza que denominaremos Bos taurus celticus, esparcida por el norte de España y Portugal, que no

produce toros de lidia y si toros de gran valor zootécnico

como productores de carne, trabajo y leche. El tamaño de esta raza no pasa de ser mediano; su color es bermejo o rojo mas o

menos intenso o rodado, amarillo (marelo) y leonado; sus cuernos son

de gran tamaño, largos, delgados y casi verticales. Después de aparecer esta raza, que es desde luego la mas antigua,

como se deduce por las pinturas rupestres conocidas,

apareció la raza brava venida de Egipto, algo mas corpulenta que la anterior, de colores mas oscuros,

negro, retinto y colorado, con cuernos robustos, como

corresponde al toro de lidia, y línea dorsal algo ensillada o cóncava. Podemos llamar a esta raza Bos taurus africanus, y son subrazas de la misma la extremeña, la

.andaluza, la ribatejana de Portugal, etc.

Por ultimo, esta raza africana sufrió importantes modificaciones biológicas, bien por acción de algunas mutaciones que el

medio extremado de la región central española provocara, bien por

cruzamiento con el auroch que entonces existía en España, y se produjo un nuevo tipo de toros, que puede considerarse como propio de una

tercera raza, que llamaremos Bos taurus ibericus, este es de formas

robustas, de mayor talla, de coloraciones oscuras (con raya dorsal mas

claro o amarillenta) o berrendas, y de cuernos análogos a los de la raza anterior, pero aun mayores. Esta raza, menos brava, da excelentes toros

de trabajo y también de lidia, sobre todo si son cruzados con los

andaluces. Son subrazas de las que describimos la barqueña, colmenarena, la morucha de Salamanca, etc.

Sansón, en su clasificación del ganado vacuno, solo considera en

España una raza de toros, la ibérica, aunque este autor dice bien claramente que no conoce ni tiene datos acerca de las razas españolas.

En cambio, el ilustre zoólogo español señor Pérez Arcas ya nos hablaba

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hacia el ano 1870 de las razas avilesa, gallega y de lidia en su notable libro de historia natural, coincidiendo en el fondo con nuestra

clasificación.

Como consecuencia de cuanto queda expuesto, he aquí la ficha zoológica del toro de lidia como animal metazoario:

Tipo Vertebrados

Clase Mamíferos Subclase Monodelfos

Orden Ungulados

Suborden Artiodáctilos Sección Rumiantes

Familia Cavicornios

Subfamilia Bovinos

Genero Bos L-Especie Bos taurus L-Raza Bos taurus africanus

Subraza o variedad Andaluza, navarra, etc

Fuente: "El Cossío"

LA VISIÓN HISTÓRICA

Según historiadores, el toro primitivo ibérico

desciende del uro salvaje que habitaba en el

centro de Europa. Al transcurrir del tiempo el uro se transforma, en la Península Ibérica, en

el toro de lidia, al ser domado para el

espectáculo de las corridas de toros, cuando un arte singular, la tauromaquia o la ciencia

de torear, aparece. Sin embargo, es a partir

del siglo XVIII cuando asoman las ganaderías

organizadas para la producción del toro de lidia, constituyendo la bravura la

característica esencial del toro ibérico.

Cuando los pobladores de la península ibérica vieron por primera vez un uro, era imposible

que imaginaran que aquel 'bicho' con dos

cuernos enormes y más de 600 kilos de peso fuese el antecedente de la Fiesta por

antonomasia de nuestro país. Los orígenes

de este bóvido son confusos, pero ya Julio César lo describió en sus crónicas como

'urus'. Con el tiempo, el uro Se extinguió.

Allá por la Edad Media casi no se podía

encontrar, pero en España el germen ya estaba plantado.

EL TORO BRAVO

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Raza característica de los bóvidos que sólo existe en la Península Ibérica, en el sur de Francia y en aquellos países de Latinoamérica en

los que los españoles lo exportaron después del descubrimiento.

Sus orígenes se remontan hasta el plioceno inferior, cuando ya existen ramas diferenciadas de bovis, capra, antílope y bos. Del periodo

paleolítico medio de la edad de piedra data el aurochs —del que procede

todo el ganado vacuno actual—, y descienden el Bos primiginius y el Bos brachyceros, que en el neolítico dieron lugar al uro primitivo,

reproducido muchas veces en las cuevas del Levante y norte de España

y del sur de Francia (Véase Arte paleolítico). Los primeros datos históricos que lo mencionan aparecen recogidos en códigos asirios,

1.000 años antes de Cristo, que aluden a las cacerías de estos animales

salvajes.

En España, el toro vivió en estado semisalvaje hasta el siglo XVII. El toro actual, el de nuestros días, es el resultado del trabajo de selección

efectuado desde principios del siglo XVIII por los ganaderos de distintas

regiones españolas mediante la prueba de la tienta a fin de elegir para su reproducción ejemplares en los que concurran determinadas

características, aquellas que permitieran el ejercicio de la lidia, es decir,

la sucesión de suertes que se ejecutan en las corridas de toros desde que el toro sale al ruedo hasta que, una vez que el diestro le ha dado

muerte, es arrastrado por las mulillas. Estas características han

variado tanto a lo largo de los siglos como el toreo mismo, manteniéndose como sostén del mismo un único denominador común:

la bravura del toro.

EL TORO, UN ELEMENTO DE DIVERSIÓN Y DE ALIMENTO.

En la península ibérica se dieron varias casualidades. para que al uro

original se le cruzara hasta llegar al toro apto para la lidia. El cruce del uro salvaje junto con el uro domesticado proveniente de Asia dio como

resultado otra especie. Esta característica hizo que el toro fuese más

valorado aquí que en el resto del mundo. Y más con el aislamiento al que se vio sometida la península durante el período de Al-Andalus. El

toro era un símbolo mitológico y venerado en algunas culturas. Ahora

pasa a ser dominado, que no domesticado. Los antiguos pastores se dieron pronto cuenta de lo indómito del

animal. El toro comenzó a ser reclamado para fiestas populares, en

recuerdo a las épocas en las que se cazaba y reunía al animal para

obtener su carne. En estos primitivos encierros estuvo el origen de la Fiesta. Se tiene constancia de juegos de toros ya en 1215, en la

localidad segoviana de Cuéllar .

"Al mejor trapío suele corresponder la mejor bravura", asegura José

Antonio Del Moral, en su libro "Cómo ver una corrida de toros", aunque

se hace necesario señalar que esta afirmación es un tanto polémica. El diccionario describe al trapío como "aire garboso".

Cuando se refiere a los toros de lidia tiene que ver con su presencia. Se

dice que un toro tiene trapío cuando su estampa, su planta, su

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presencia causa respeto independientemente de su tamaño. El toro con trapío debe tener peso acorde con su alzada, carnes justas y

musculadas, las propias de un ser atlético; pelo brillante y limpio, fino y

bien sentado; morrillo grueso, patas finas, pezuñas redondeadas y pequeñas, cornamenta bien conformada y limpia, cola larga y espesa.

Ojos negros, vivaces, sin defectos.

TRAPÍO

El trapío corresponde al fenotipo, es decir, a la apariencia externa y al comportamiento del animal.

Según José María de Cossío, se llama trapío de una res "al conjunto de

caracteres de apreciación visual que hacen juzgar de su aspecto,

estampa y probables condiciones de lidia", si bien por antonomasia por trapío se entiende el buen trapío. En el toro de trapío se exige energía y

viveza de movimientos que indiquen su nervio, piel fina o aterciopelada

que transparente su potente musculatura, que haga aparecer al animal flaco sin estarlo. Este toro será de esqueleto fino, que se reflejará en su

cabeza, cabos (extremos de las patas) y pequeñas pezuñas; será de

cuello proporcionado. Los cuernos estarán bien puestos y serán de tamaño medio.

La cabeza en el toro deberá ser más bien pequeña que grande; la frente

o testuz será ancha y cubierta de pelo rizado; las orejas, situadas debajo de los cuernos, no deben ser grandes y sí vellosas y movibles,

indicando nerviosidad y nobleza, y no padecer sordera ni parálisis.

Los cuernos serán fuertes y bien pulidos, puntiagudos, bien dispuestos

(con dirección lateral primero, luego hacia delante y finalmente hacia arriba y de color oscuro); el hocico, también oscuro, fino y fresco; los

ojos, brillantes y encendidos, y más bien grandes que pequeños. El

cuello, en general, deberá ser grueso y corto. Según la inclinación de la espalda, se deducirá la aptitud más o menos

corredora del bicho. La cruz, rubios o agujas, es el punto de unión del

cuello con la línea dorsal. Según sea más o menos patente se llama a los toros altos o bajos de agujas. El dorso deberá ser recto; los lomos

amplios y musculosos. El vientre de escaso desarrollo, galgueño,

aunque bien conformado, y los órganos genitales machos, de normal desarrollo y bien descolgados.

La grupa deberá estar bien desarrollada y las ancas (extremidades

posteriores) no serán muy salientes ni tampoco muy próximas. En las

patas, tanto el antebrazo como el brazuelo deben ser largos y musculosos. El tendón flexor, despegado y bien desarrollado, así como

la rodilla y la canilla gruesas y robustas. Las pezuñas o pesuñas serán

pequeñas, duras, casi pétreas, brillantes, sin hendeduras y de color oscuro.

El nacimiento de la cola se llama penca o muslo, el cual debe ser de alta

inserción, bien poblado en su borla o terminación, que sobrepasará los corvejones (articulación en la parte inferior de la pata y superior de la

caña o canilla.

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BRAVURA, INSTINTO DE DEFENSA

La bravura, otra característica esencial del ganado de lidia, no fue

consustancial al toro en sus orígenes, sino un evento cultural del ser humano, digno de toda admiración, asegura Del Moral. Como fuerza de

brutos definen algunos diccionarios la bravura; y como acción de

acometer resueltamente y con constancia, otros. A la bravura se le ha considerado como un instinto de defensa provocada por la cólera del

toro en el instante de ser molestado, o como miedo o cobardía ante lo

desconocido, o como una misteriosa y natural violencia del toro que ataca a cuanto se mueve o le excita.

Una de las características de la bravura es crecerse al castigo, en lugar

de huir. El toro verdaderamente bravo, explica el autor español, antes

de acometer a su presa, le avisa. Jamás ataca a traición. Se cuadra y se coloca en rectitud ante quien quiere ahuyentarle, le mira fijamente,

adelanta las orejas, levanta la cabeza y, a veces, retrocede o avanza a

leves pasos antes de arrancarse. Igualmente, debe embestir con prontitud, con nobleza, sin cabecear,

siguiendo con fijeza al objeto que persigue para cornearlo, sin cansarse,

aunque nunca logre alcanzar a su enemigo. Del Moral, en el tratado antes citado, describe al toro de lidia: "Entre

todas las criaturas del reino animal no hay ninguno que reúna

caracteres tan bellos y a la par misteriosos como el toro bravo. Algunos son agresivos y fieros, otros tienen el encanto de la nobleza y la

fidelidad, unos atraen por su fuerza, por la armonía de su estampa o su

pelaje, y también los hay majestuosos y altivos."

Solo el toro de lidia es, al mismo tiempo, poderoso, arrogante y armónico, bondadoso y agresivo; algo así "como un guerrero que lleva

escrito en sus genes el mensaje de la bravura y tiene una crianza lujosa

hasta su madurez, justo el momento en que debe morir". Para el veterinario Sanz Egaña la bravura es "un instinto defensivo, o,

mejor aún, un instinto de liberación que se manifiesta por una reacción

de carácter voluntario frente a un estímulo exterior". El toro responde por reflejo mediante dos componentes distintos: uno de excitación y

otro motor, acusado por reacciones exteriores precisas y ordenadas. La

bravura se hace ostensible para el espectador mediante la embestida, cuya rectitud y fijeza ha de ser denominador común de su

comportamiento, pero puede observarse en otros muchos detalles en el

curso de la lidia. Así, al salir de chiqueros, al arrancarse con viveza ante

los capotes desde cualquier terreno y rematar en tablas, sin intentar nunca saltar la barrera; al entrar a los capotes sin levantar las manos

(patas delanteras) ni puntear ni derrotar en el engaño ni cortar la salida

en la terminación del pase; al arrancarse de largo ante el caballo, bajar y remeter la cabeza contra el peto, soportando el castigo de la vara sin

cabecear, sino metiendo los riñones y levantando el tercio posterior para

intentar el derribo del enemigo; no cortar la salida ni berrear en los pares de banderillas y embestir por derecho y templado a la muleta sin

salir suelto tras el remate del pase ni acortar el recorrido ni abrir la

boca en el transcurso de la faena de muleta, para cuadrar bien y pronto

Page 9: Periodismo taurino 23

a la hora de la muerte. En tiempos se decía de un torero era bravo cuando poseía una valentía singular.

EL TORO BRAVO: UNA HERENCIA HISPANA por Mario Carrión

Con

pasos lentos,

seguros

y

marchosos y

bambol

eando un

muscul

oso cuerpo

de

donde sobresa

le un

masivo

morrillo que

soporta

una testuz armada con una mortífera cornamenta, perfecta arma natural de defensa y ataque, el toro ibérico rodeado por un harén de

vacas marcha tranquilo en el campo, como a sabiendas de que su

genética bravura y las de sus compañeras, que pudiera haber causado su extinción, por el contrario se convirtió en la razón de la

supervivencia de su especie.

El salvaje toro bravo o de casta, original de la Península Ibérica, y que hoy subsiste en esplendoroso cautiverio en sus dehesas, las de Francia,

México y las de varios países de Hispanoamérica en donde la fiesta

brava se efectúa, nos ofrece un caso peculiar de la domesticidad de una

especie salvaje. El hombre, desde tiempos prehistóricos, ha manejado a placer el reino de los animales, para ajustar la existencia de estos a sus

necesidades, unas veces domesticando las especies salvajes, otras

eliminándolas cuando han existido conflictos territoriales o coexistiendo cuando estos conflictos han sido pocos o no existentes. El toro bravo,

además de ser un caso especial de supervivencia en una época cuando

la humanidad no sentía la responsabilidad moral de conservar las otras especies, forma parte de nuestra cultura por el papel estelar que juega

en la tauromaquia y por su simbolismo que se refleja en nuestra

lengua, arte y folklore. Por estas razones el toro bravo es el sujeto de

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este artículo, en donde elaboraré sobre sus orígenes, su evolución que va de ser un animal salvaje regido por las leyes naturales, a ser una

especie protegida por razones comerciales. También mencionaré

características que definen al toro bravo, y analizaré algunos de los métodos de su crianza con los que se intentan perpetuar, aumentar y

modificar los genes bravos de esta especie.

Zoologicamente el ganado bravo se clasifica como perteneciente a la especie bos-tauros del género bovino de la familia cavicornia, lo mismo

que cualquier otro ganado vacuno que hace milenios fue domesticado

para abastecernos de carne, leche y fuerza para el trabajo y el transporte. No se sabe cuando en el desarrollo de la humanidad unas

manadas de toros fueron domesticadas y el por que otros grupos

permanecieron en estado salvaje. Fueron las innatas características de

las diferentes manadas del ganado salvaje lo que determinó su domesticidad o la proximidad territorial de estas al hombre? No lo

sabemos, pero el hecho es que ambos grupos de toros bravos y mansos

coexistían separadamente al mismo tiempo, y que esta separación los dotó con una diversidad genéticas que los distinguirían a la manera

como los lobos se diferencian de los perros. La descendencia del toro

bravo actual se asocia con un tipo de ganado salvaje que placía desde los tiempos prehistóricos por los campos de Europa.

Existen referencias a la bravura y al simbolismo místico y religioso de

estos animales en las diferentes culturas europeas, asiáticas y africanas. A las manadas que se afincaron en la Península Ibérica los

celtas los llamaron auroch, que proviene de los vocablos celtas

"aur"{salvaje} y "och"{toro}. Ilustraciones de estos toros salvajes fueron

ya plasmadas en la Cueva de la Vieja de Alpera en Albacete, España, en la era paleolítica. Hay pocas referencias históricas de las costumbres del

toro bravo y del aprovechamiento que de este animal hizo el hombre

anteriormente al advenimiento de las corridas de toros en España. Existen datos que aluden a que los romanos cazaban a estos toros para

que los gladiadores pelearan con ellos en sus circos. También se

utilizaban para ritos religiosos y para alancearlos como entrenamiento para la guerra. La primera corrida histórica aconteció en el año 1133 y

desde entonces estas funciones se repetían a menudo requiriendo un

abastecimiento continuo de toros para poder celebrarlas. Se desconoce de como al comienzo de la era taurina se suplía esa

demanda. Se especula que al principio se hacían redadas para cazar

vivas a las reses y llevarlas a las plazas. Este método aparentemente no

era suficiente para suplir la demanda, y por primera vez la historia anota que en el año 1616 el ganadero Francisco Menese lidió toros en

Madrid y que los señores Antonio Moscadero y Francisco Reoli criaban

ganado bravo en la provincia de Toledo. Así esta fecha marca la aparición de los ganaderos de reses bravas, que de aquí en adelante

explotarían comercialmente la bravura y la mejorarían por un

procedimiento de selección genética. Hoy el toro bravo constituye un patrimonio zootécnico exclusivamente hispano.

La crianza del ganado es el único caso de domesticidad cuyo proceso en

vez de amansar el instinto salvaje de una especie lo preserva y lo

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modifica. Existe una polémica de como clasificar al toro bravo, si como animal doméstico o salvaje. Es doméstico ya que, como los otros

bovinos, las reses de lidia dependen totalmente para su subsistencia del

hombre, quien determina el medio ambiente donde vive y su dieta manejando su evolución por medios de manipulación genética, con el

propósito de beneficiarse económicamente de su bravura. Por otro lado

se rompe el molde de domesticidad, ya que sus criadores tienen que evitar que estos animales se acostumbren al contacto con el hombre,

con quien tarde o temprano se tendrán que enfrentar en los ruedos.

Para evitar ese contacto al ganado bravo se le mantiene en el campo en grandes haciendas rodeadas por cercas alambradas que retienen al toro

dentro y al hombre, que no tenga una misión que cumplir en la

hacienda, afuera. En este aspecto la vida y la conducta del ganado

bravo se asemeja a los animales salvajes que hoy viven protegidos en la reservas naturales, aunque a estos se les permite que evolucionen

naturalmente con la mínima intervención humana.

Durante la Edad Media y al principio de la Edad Moderna las referencias sobre las ganaderías bravas son apenas asteriscos

históricos. Sin embargo con la fiesta de toros establecida en toda

España en el siglo XVIII, la importancia económica del ganado bravo aumentó y las ganaderías se multiplicaron. Consecuentemente la

historia de la ganadería brava toma forma y los datos son más directos

y comunes. Las estadísticas empezaron a recopilarse en el 1768 cuando el Conde de Aranda, Primer Ministro de Carlos III, ordenó a todas las

autoridades del Reino que remitieran al Consejo de Castilla una

relación del "número de vacas y toros de lidia que existieran en sus

comarcas". En 1905 se creó La Unión de Criadores de Reses de Lidia con la misión de defender los intereses de los ganaderos y mejorar la

castas brava del toro. Esta asociación publica anualmente un libro

mostrando el árbol genealógico, los cruces genéticos y otros datos relacionados con cada ganadería brava española.

En la evolución del toro de lidia el término "casta", arriba mencionado,

tiene capital importancia. Es un concepto algo intangible que en los estudios zoológicos del ganado bravo se define como "conjunto de

sucesión de individuos de la misma especie, de origen común y

caracteres similares transmisibles por herencia." Existen una variedad de castas de ganado bravo cuya distinción se basa en el tipo,

conformación y condiciones de lidia, pero todas las castas tienen en

común que sus miembros despliegan la acometividad defensiva de su

territorio y la ofensiva en terreno neutral. Durante los tres últimos siglos se han reconocido varia castas. La navarra que producía toros de

poca alzada pero cornalones y nerviosos, las castas castellanas de jijona

y Paso Portillo y otras de diferentes regiones españolas también que dejaron poco rastro en las ganaderías modernas. Estas heredaron los

genes bravos de los toros provenientes de la casta cartujana de

Andalucía. El ganado cartujano desarrolló más corpulencia y poseía una alegre y codiciosa pero franca embestida, que satisfacía a los

toreros por su bravura con nobleza y a los públicos por esas

condiciones más por la emoción proveída por su corpulencia. Los frailes

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cartujos, afincados en la región andaluza fueron los creadores de esta casta y los primeros que en sus grandes latifundios consistentemente

criaron toros bravos para llevarlos a las plazas hasta que muchas de

sus propiedades fueron confiscadas en el siglo XIX. Entonces sus ganaderías pasaron a manos privadas de nobles y aristócratas, que

eran quienes poseían los latifundios que son necesarios para la cría de

este ganado. Ya en ese mismo siglo fueron famosas las ganaderías de Gallardo, Espinosa, Vásquez, Vistahemosa y Cabrera de origen

cartujano, y analizando los árboles generológicos que aparecen en los

tratados taurinos, encontramos que la sabia brava que fluye en la mayoria de las ganaderías modernas también es de casta cartujana,

mientras que la sangre de las restantes castas corre por las venas del

ganado de apenas una docena de ganaderías. Por ejemplo la legendaria

y famosa ganadería de Miura es de casta cartujana vía cabrera, y la hoy popularísima ganadería de Juan Pedro Domech es de origen cartujano-

vazqueño también.

Como parte de su cultura los conquistadores importaron a América la tauromaquia llevando allí ganaderías bravas para proveer la materia

prima para las corridas. Curiosamente la razón de la importación de las

primeras cabezas de ganado bravo a México no estaba relacionada con la fiesta brava. Unos años después de la conquista de México, los frailes

dominicanos estaban teniendo problemas para defender sus sembrados

de las intrusiones de los indios que poblaban el Valle de Toluca. Para defender esos campos decidieron construir una doble cerca y encerrar

entre ellas al ganado bravo importado de España. Sin embargo en 1527,

José Gutiérrez Altamira, primo de Cortez fundó la primera verdadera

ganadería mexicana en el Rancho Atengo, en el mismo Valle de Toluca, con 24 toros y 50 vacas también traídas de España. En la actualidad

México es el país después de España que cuenta con más ganaderías

bravas. Aunque estas fueron formadas con ganado español y de cuando en cuando ha habido algún cruce con el ganado original, el toro

mexicano ha mantenido tanta independencia genética que se puede

decir que existe una casta mexicana. En Perú el ganado bravo fue implantado en 1540 y en Colombia, Ecuador y Venezuela en este siglo

actual, aunque en estos últimos países existía un ganado criollo que

tenía cruce bravo. A diferencia de México el ganado bravo en América del Sur continúa teniendo una dependencia genética de las castas

españolas, pues vacas y toros rutinariamente son importados para

refrescar la sangre de las ganaderías indígenas. También, desde hace

una veintena dee años, reses bravas de casta mexicana, descendientes del auroch, el salvaje toro celta, ahora naturalizadas americanas, pacen

en haciendas californianas.

Pasemos ahora a exponer algunos de los métodos que los ganaderos implementan para mantener la bravura innata de su ganado. Lo

primero que se necesita para criar toros son grandes haciendas

cercadas y dividas en diferentes cerrados. Siguiendo el criterio de cada ganadero las vacas son separadas en grupos que comparten ciertas

características genéticas para ser cubiertas por un semental del mismo

linaje para mantener estática la casta, o bien por otro de diferente

Page 13: Periodismo taurino 23

origen, con el propósito de introducir un cambio genético que debería manifestarse en las crías del lote. Después del destete, los añojos son

herrados y separados hasta cumplir los dos años cuando tendrán que

pasar la prueba de bravura, llamada tentadero. El tentadero de macho se hace a campo libre, donde el eral, después de haber sido separado de

la manada tiene por su propio albedrío que embestir al picador con

cierto preconcebido estilo y sin manifestar dolor. Su grado de bravura determinará si vive una vida regalada por dos años más para morir

luego gallardamente en el ruedo, o si del tentadero va directamente al

matadero para ser vilmente apuntillado. Muchos ganadero están eliminando el tentadero de macho, rigiéndose solo por el linaje familiar

del animal para lidiarlo en la plaza, ya que el resultado de su buena o

mala lidia solo afectará a la reputación temporal del ganadero, pero no

a la casta de la manada, pues los toros destinado a la lidia no padrean. En cambio la tienta de las vacas y de los sementales es primordial para

el futuro de la ganadería. La tienta de ambos es muy similar. En una

placita situada en la hacienda se recrean las condiciones de una lidia real. Después de las eralas pasar la prueba con el picador, los toreros

las torean para que el ganadero estudie sus condiciones. En los libros

que el ganadero mantiene con el historial de cada becerra entra las notas de la reses. Si la nota de la res es aceptable y las notas de sus

antecesores también las fueron, entonces a la vaca se le asigna a un

semental para que por una docena de años procreen otros tantos ejemplares para perpetuar la bravura de la raza. Existen muchas

variables que el criador de reses bravas tiene que considerar para

mantener el balance genético de su ganado. Un error en selección puede

destruir o retrasar una ganadería que necesitó varias generaciones para formarse. Se dice que para sobresalir como ganadero de toros bravos se

requiere dinero, afición, muchos conocimientos, intuición y sobre todo

suerte. El ganadero tiene el poder de decidir si una res muere en el matadero por mansa, o termina sus días en un harén bovino, para que

sus genes bravíos contribuyan a perpetuar la peculiar bobina casta

hispana.

Page 14: Periodismo taurino 23

Cuestiones sobre el vacuno de lidia

¿Qué es ganado de lidia?

El ganado de lidia es un tipo de ganado bovino que ha sido seleccionado y criado especialmente para producir toros bravos que se enfrentan a un torero en una plaza de toros, en un evento denominado corrida de toros. El ganado de lidia también se conoce como ganado bravo. ¿Cuál es el origen del ganado de lidia?

El ganado de lidia se originó en España, país donde la Fiesta brava ocupa un lugar muy importante. Las ganaderías bravas españolas se remontan hasta el siglo XVI, cuando proveían de toros las fiestas en las que se celebraba algún evento religioso o monárquico; aunque las

grandes ganaderías españolas de toros de lidia no se forman sino hasta bien entrado el siglo XVIII, con toros de las castas andaluza, castellana y Navarra, principalmente. ¿En qué difiere el origen del ganado bravo del ganado manso?

No hay ninguna diferencia en cuanto al origen. Ambos descienden del

Uro, o bovino primitivo. La diferencia está en los caracteres que se

seleccionaron en esos grupos. En el caso del ganado manso se

seleccionaron caracteres de importancia para la producción de productos

de consumo humano, y esto está directamente relacionado con su

apariencia fenotípica y comportamiento. En el caso del ganado bravo, el

principal carácter de selección fue la bravura del animal. Y su fenotipo

debe estar acorde con ese carácter. El ganado bravo está diseñado para

atacar: Buena cornamenta, morrillo y cuello poderosos, y tercio anterior

más desarrollado que el posterior. De hecho es bastante parecido al Uro,

animal que tuvo que defenderse para sobrevivir los ataques de sus

diversos depredadores.

¿El ganado bravo se puede convertir en manso?

La bravura del ganado de lidia es el resultado de su carga genética más

la influencia del medio ambiente (Recordemos la fórmula:

FENOTIPO= GENOTIPO+AMBIENTE). De modo que si un animal de lidia

desde su nacimiento es manejado por el hombre al igual que una

mascota, la conducta de ese animal se modificará.

¿Cómo es el manejo zootécnico del ganado de lidia?

En base a lo mencionado anteriormente se infiere que el ganado de lidia

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debe tener muy poco contacto con el hombre. El mueco de trabajo

también es donde se hacen las vacunaciones, desparasitaciones o

tratamientos. Es importante señalar que se debe evitar en todo momento

cualquier lesión en los cuernos, ya que un macho pierde su valor si se le

fractura o pierde un cuerno por mal manejo. El ganado bravo se trae y se

devuelve a las instalaciones de manejo con la ayuda de bueyes muy

mansos que facilitan la conducción del ganado bravo.

¿Cómo es el ganado de lidia?

El ganado de lidia, en general, es de temperamento muy fuerte y

acostumbrado a vivir en libertad. Esto les hace ser ariscos y

desconfiados. Esa desconfianza les agudiza el instinto y por eso se dice

que aprenden con facilidad. De ahí el reto: El hombre debe demostrar su

superioridad con respecto a la fiera.

ORIGEN Y CLASIFICACIÓN ZOOLÓGICA DEL TORO DE LIDIA

Según los mas modernos estudios paleontológicos relacionados con el origen

de los bóvidos, estos se incluyen dentro del genero Bos, entre sus

ascendientes desaparecidos, numerosas formas ancestrales, como el Bos longifrons o brachyceros, el B. primigenius, el B. frontosus, etc. Estos se

remontan hasta el Anoplotherium, considerado como origen común o

entronque de todos los artiodáctilos.

Hay, sin embargo, quien no admire

otros ascendientes de todas las

razas actuales de toros que el uro o

toro salvaje del periodo neolítico y

que ha subsistido en algunos países

hasta el siglo XVII.

Las demás especies del genero Bos serian razas o subespecies del Bos

taurus

primigenius. El área

geográfica del

uro se extendía desde el oeste de Europa (España,

Inglaterra, etc.) hasta la China, y dada tan amplia

extensión pudo muy bien ser domesticado en varios

lugares independientemente, si bien lo seria

probablemente en Asia, como casi todos los demás

animales que el hombre utiliza en su servicio.

Del URO derivan todas las razas de toros existentes, y no del bisonte de

Europa, cuyos restos encontramos tan abundantemente en las habitaciones

del hombre troglodita. Teniendo, pues, un origen común, nada deben

extrañarnos las analogías existentes entre los toros que en estado

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semisalvaje se encuentran en distintas regiones de Europa, como en Escocia

y aun en Suiza, en donde dedican estos animales a la lucha entre sí,

constituyendo típico deporte, que procuran cautamente ocultar a los

extranjeros por lo que tiene de brutal.

Según el profesor doctor Keller, de Zurich, es la raza de Hérens, a la cual

nos referimos, de origen egipcio, pues en la época de los

faraones se criaban toros en el país del Nilo para dedicarlos a

la pelea, y tales animales eran precisamente de tipo

braquicéfalo como los suizos de que hablamos Los árabes

debieron difundir esta raza taurina por el norte de África y

por España, desde donde pasarían a Suiza. Posee esta raza

acentuado instinto combativo y ella seria, según estas

investigaciones, la precursor; de las nuestras de lidia. Sin

embargo, creemos que debieron llegar de Asia a España toros en estado de

mayor o menor domesticación por dos diversos conductos: uno de ellos, el ya

dicho de los egipcios, que los cartagineses y berberiscos importarían a la vez

que trajeron la oveja merina Estos toros, que se explotarían en régimen casi

salvaje por el sur y el centro de España, manifestaron bien pronto su

carácter de bravura y acometividad, que había sido la base de su selección

en Egipto como animales de pelea y que lo seria también en el futuro destino

que les esperaba en nuestro país.

La otra vía, antes aludida, de introducción en Europa y en España del

ganado bovino domesticado en Asia fue la de los celtas, que imprimieron su

sello especial a la ganadería de los países que habitaron, como sucede en el

centro de Europa, Inglaterra, Francia y el norte de España. Este ganado

carecía de bravura, y se caracterizaba por su menor tamaño y por sus

cuernos de gran desarrollo y casi verticales.

Los celtas dieron hombre al toro salvaje que encontraron en Europa, al que

llamaron auroch, palabra formada de las dos

aury och, que significa salvaje y toro, no

confundiéndolo desde luego con el bisonte de

Europa, como después lo han hecho muchos

naturalistas, pues ya vemos la diferenciación en

las pinturas rupestres, en las que claramente se

perciben las dos siluetas inconfundibles de

ambos rumiantes, desaparecidos, el uro en la

época antes citada y el bisonte europeo (Bison bonasus) en la época actual;

desde que se cazo uno en Lituania durante la gran guerra europea, no se ha

vuelto a ver ningún otro bisonte ni aun en la región caucásica, que era donde

estaba confinada esta especie.

Puesto que, como decimos, han sido confundidas ambas especies, haremos

una ligera descripción de cada una de ellas.

Los bisontes son animales bien caracterizados por tener 14 pares de

costillas, mientras que los bueyes solo tienen 13. Tienen abundante pelo,

que forma en el tercio anterior una gran melena que cae sobre cuernos y

ojos, mucho mas abundante en el bisonte americano que en el europeo; su

cabeza es ancha y mas convexa y pesada que en el toro, con fuerte

Page 17: Periodismo taurino 23

musculatura sobre la cerviz, que forma una ligera joroba en el bisonte

europeo y una muy desarrollada en el americano. Los cuernos del bisonte

son mas pequeños y arqueados y finos que en el toro.

El auroch era un animal tan grande como

el bisonte y mucho mas que el toro actual,

pues alcanzaba una talla de 1,85

metros de altura a la cruz; su cola

era mas larga y peluda que la del

bisonte; carecía de joroba, y sus cuernos eran mucho mas desarrollados y

mas potentes que los del bisonte.

El uro no tenia el cuerpo cubierto de tan abundante pelo como el bisonte, ni

formaba melena, ni era erizado en la primera mitad de su línea dorsal, ni se

presentaba colgante sobre la papada. Cuéntese que fue muerto el ultimo

hallado en el bosque de Jaktorowka (Polonia) en el año 1630.

CLASIFICACIÓN ZOOLÓGICA DEL TORO DE LIDIA.

El orden de los ungulados pertenece al subreino de los animales

metazoarios, tipo vertebrados, claw mamíferos, subclase monodelfos

(Eutheria). La subfamilia de los bovinos comprende, además del toro (Bos taurus L.), el uro y bisonte ya descritos (B. primigenius Boj., y Bison bonasus L., y Bison bison L.). EI toro se caracteriza dentro del grupo por ser,

en una palabra, un auroch degenerado, reducido de tamaño y a la

domesticidad completa en las razas domesticas, o a la incompleta, que es

propia de las razas bravas.

Son también especies de cavicórnidos, mas o

menos afines al toro, el búfalo verdadero

(Buffelus bubalis L.), ya que así se llama

también impropiamente al bisonte americano

(Bison bison L.). El búfalo solo existe en África

(Synceros Hog. caf~er) y en la India (Buffelus Rut), donde se le usa como animal lechero y de

trabajo, a pesar de su fiereza natural, pues es la especie mas peligrosa de la

fauna asiática, después del tigre; es de costumbres acuáticas, de color negro

y de cuernos enormes y planos. La especie Anoa depressicornis Smith es otro

búfalo de menor tamaño, domesticado en Filipinas, en donde se le llama

carabao, de cuernos mas cortos y caídos hacia detrás, de pelo escaso y de

color negro o pío.

Los bueyes de joroba, o cebúes (Bos indicus L.), son animales fácilmente

domesticables, de coloración gris, cuerpo pequeño y orejas colgantes, gran

Page 18: Periodismo taurino 23

papada y fino pelo. El yak (Poephagus Gray) vive en el Tibet y esta

domesticado también; posee largos cuernos y abundante pelo por la papada

y abdomen. Es de color negro o pío, y es de una gran rusticidad y muy propio

para los países fríos. Los llamados bueyes de la India (Bibos Hog.) son el

gaur, de tamaño excepcional; el gayal y el buey banting, que viven en los

grandes bosques, en donde se les caza; son de colores análogos a los

anteriores, y se usan en Asia y Oceanía como animales de trabajo y de

carnicería.

Todas estas especies, menos los búfalos, se cruzan con el toro con mas o

menos facilidad y con fecundidad mas o menos limitada, lo cual nos da la

clave para conocer el parentesco o afinidad entre todas ellas, ya que la

mayor o menor analogía idioplasmica es la única norma aceptable para

definir las especies, menor que el criterio morfológico ordinariamente

seguido por los naturalistas como mas expeditivo, sin duda

alguna.

Pero aun hemos de seguir subdividiendo la especie toro en

nuestro país, de acuerdo con todo anteriormente expuesto

al hablar del origen del toro español. Aquellos animales

llegados a España por conducto de los celtas se han

perpetuado sin perder sus primitivos rasgos característicos,

y pudiendo constituir en la actualidad una raza que

denominaremos Bos taurus celticus, esparcida por el norte

de España y Portugal, que no produce toros de lidia y si

toros de gran valor zootécnico como productores de carne, trabajo y leche. El

tamaño de esta raza no pasa de ser mediano; su color es bermejo o rojo mas

o menos intenso o rodado, amarillo (marelo) y leonado; sus cuernos son de

gran tamaño, largos, delgados y casi verticales.

Después de aparecer esta raza, que es desde luego la mas antigua, como se

deduce por las pinturas rupestres conocidas, apareció la raza brava venida

de Egipto, algo mas corpulenta que la anterior, de colores

mas oscuros, negro, retinto y colorado, con cuernos robustos,

como corresponde al toro de lidia, y línea dorsal algo

ensillada o cóncava. Podemos llamar a esta raza Bos taurus africanus, y son subrazas de la misma la extremeña, la

.andaluza, la ribatejana de Portugal, etc.

Por ultimo, esta raza africana sufrió importantes

modificaciones biológicas, bien por acción de algunas

mutaciones que el medio extremado de la región central española provocara,

bien por cruzamiento con el auroch que entonces existía en España, y se

produjo un nuevo tipo de toros, que puede considerarse como propio de una

tercera raza, que llamaremos Bos taurus ibericus, este es de formas

robustas, de mayor talla, de coloraciones oscuras (con raya dorsal mas claro

o amarillenta) o berrendas, y de cuernos análogos a los de la raza anterior,

pero aun mayores. Esta raza, menos brava, da excelentes toros de trabajo y

también de lidia, sobre todo si son cruzados con los andaluces. Son subrazas

de las que describimos la barqueña, colmenarena, la morucha de

Salamanca, etc.

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Sansón, en su clasificación del ganado vacuno, solo considera en España una

raza de toros, la ibérica, aunque este autor dice bien claramente que no

conoce ni tiene datos acerca de las razas españolas. En cambio, el ilustre

zoólogo español señor Pérez Arcas ya nos hablaba hacia el ano 1870 de las

razas avilesa, gallega y de lidia en su notable libro de historia natural,

coincidiendo en el fondo con nuestra clasificación.

Como consecuencia de cuanto queda expuesto, he aquí la ficha zoológica del

toro de lidia como animal metazoario:

Tipo Vertebrados

Clase Mamíferos

Subclase Monodelfos

Orden Ungulados

Suborden Artiodáctilos

Sección Rumiantes

Familia Cavicornios

Subfamilia Bovinos

Genero Bos

L-Especie Bos taurus L-Raza Bos taurus africanus

Subraza o variedad Andaluza, navarra, etc

LA VISIÓN HISTÓRICA

Según historiadores, el toro primitivo ibérico

desciende del uro salvaje que habitaba en el

centro de Europa. Al transcurrir del tiempo el

uro se transforma, en la Península Ibérica, en el

toro de lidia, al ser domado para el

espectáculo de las corridas de toros, cuando

un arte singular, la tauromaquia o la ciencia

de torear, aparece. Sin embargo, es a partir

del siglo XVIII cuando asoman las ganaderías

organizadas para la producción del toro de

lidia, constituyendo la bravura la

característica esencial del toro ibérico.

Cuando los pobladores de la península ibérica

vieron por primera vez un uro, era imposible

que imaginaran que aquel 'bicho' con dos cuernos enormes y más de

600 kilos de peso fuese el antecedente de la Fiesta por antonomasia de

nuestro país. Los orígenes de este bóvido

son confusos, pero ya Julio César lo

describió en sus crónicas como 'urus'. Con

el tiempo, el uro Se extinguió. Allá por la

Edad Media casi no se podía encontrar,

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pero en España el germen ya estaba plantado.

EL TORO BRAVO

Raza característica de los bóvidos que sólo existe en la Península

Ibérica, en el sur de Francia y en aquellos países de Latinoamérica en los

que los españoles lo exportaron después del descubrimiento.

Sus orígenes se remontan hasta el plioceno inferior, cuando ya existen

ramas diferenciadas de bovis, capra, antílope y bos. Del periodo

paleolítico medio de la edad de piedra data el aurochs —del que

procede todo el ganado vacuno actual—, y descienden el Bos

primiginius y el Bos brachyceros, que en el neolítico dieron lugar al uro

primitivo, reproducido muchas veces en las cuevas del Levante y norte

de España y del sur de Francia (Véase Arte paleolítico). Los primeros

datos históricos que lo mencionan aparecen recogidos en códigos

asirios, 1.000 años antes de Cristo, que aluden a las cacerías de estos

animales salvajes.

En España, el toro vivió en estado semisalvaje hasta el siglo XVII. El toro

actual, el de nuestros días, es el resultado del trabajo de selección

efectuado desde principios del siglo XVIII por los ganaderos de distintas

regiones españolas mediante la prueba de la tienta a fin de elegir para

su reproducción ejemplares en los que concurran determinadas

características, aquellas que permitieran el ejercicio de la lidia, es decir,

la sucesión de suertes que se ejecutan en las corridas de toros desde

que el toro sale al ruedo hasta que, una vez que el diestro le ha dado

muerte, es arrastrado por las mulillas. Estas características han variado

tanto a lo largo de los siglos como el toreo mismo, manteniéndose como

sostén del mismo un único denominador común: la bravura del toro.

EL TORO, UN ELEMENTO DE DIVERSIÓN Y DE ALIMENTO.

En la península ibérica se dieron varias casualidades. para que al uro

original se le cruzara hasta llegar al toro apto para la lidia. El cruce del

uro salvaje junto con el uro domesticado proveniente de Asia dio como

resultado otra especie. Esta característica hizo que el toro fuese más

valorado aquí que en el resto del mundo. Y más con el aislamiento al

que se vio sometida la península durante el período de Al-Andalus. El

toro era un símbolo mitológico y venerado en algunas culturas. Ahora

pasa a ser dominado, que no domesticado.

Los antiguos pastores se dieron pronto cuenta de lo indómito del animal.

El toro comenzó a ser reclamado para fiestas populares, en recuerdo a

las épocas en las que se cazaba y reunía al animal para obtener su

carne. En estos primitivos encierros estuvo el origen de la Fiesta. Se tiene

constancia de juegos de toros ya en 1215, en la localidad segoviana de

Cuéllar .

"Al mejor trapío suele corresponder la mejor bravura", asegura José

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Antonio Del Moral, en su libro "Cómo ver una corrida de toros", aunque

se hace necesario señalar que esta afirmación es un tanto polémica. El

diccionario describe al trapío como "aire garboso".

Cuando se refiere a los toros de lidia tiene que ver con su presencia. Se

dice que un toro tiene trapío cuando su estampa, su planta, su

presencia causa respeto independientemente de su tamaño. El toro

con trapío debe tener peso acorde con su alzada, carnes justas y

musculadas, las propias de un ser atlético; pelo brillante y limpio, fino y

bien sentado; morrillo grueso, patas finas, pezuñas redondeadas y

pequeñas, cornamenta bien conformada y limpia, cola larga y espesa.

Ojos negros, vivaces, sin defectos.

TRAPÍO

El trapío corresponde al fenotipo, es decir, a la apariencia externa y al

comportamiento del animal.

Según José María de Cossío, se llama trapío de una res "al conjunto de

caracteres de apreciación visual que hacen juzgar de su aspecto,

estampa y probables condiciones de lidia", si bien por antonomasia por

trapío se entiende el buen trapío. En el toro de trapío se exige energía y

viveza de movimientos que indiquen su nervio, piel fina o aterciopelada

que transparente su potente musculatura, que haga aparecer al animal

flaco sin estarlo. Este toro será de esqueleto fino, que se reflejará en su

cabeza, cabos (extremos de las patas) y pequeñas pezuñas; será de

cuello proporcionado. Los cuernos estarán bien puestos y serán de

tamaño medio.

La cabeza en el toro deberá ser más bien pequeña que grande; la

frente o testuz será ancha y cubierta de pelo rizado; las orejas, situadas

debajo de los cuernos, no deben ser grandes y sí vellosas y movibles,

indicando nerviosidad y nobleza, y no padecer sordera ni parálisis.

Los cuernos serán fuertes y bien pulidos, puntiagudos, bien dispuestos

(con dirección lateral primero, luego hacia delante y finalmente hacia

arriba y de color oscuro); el hocico, también oscuro, fino y fresco; los

ojos, brillantes y encendidos, y más bien grandes que pequeños. El

cuello, en general, deberá ser grueso y corto.

Según la inclinación de la espalda, se deducirá la aptitud más o menos

corredora del bicho. La cruz, rubios o agujas, es el punto de unión del

cuello con la línea dorsal. Según sea más o menos patente se llama a

los toros altos o bajos de agujas. El dorso deberá ser recto; los lomos

amplios y musculosos. El vientre de escaso desarrollo, galgueño, aunque

bien conformado, y los órganos genitales machos, de normal desarrollo

y bien descolgados.

La grupa deberá estar bien desarrollada y las ancas (extremidades

posteriores) no serán muy salientes ni tampoco muy próximas. En las

patas, tanto el antebrazo como el brazuelo deben ser largos y

musculosos. El tendón flexor, despegado y bien desarrollado, así como

la rodilla y la canilla gruesas y robustas. Las pezuñas o pesuñas serán

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pequeñas, duras, casi pétreas, brillantes, sin hendeduras y de color

oscuro.

El nacimiento de la cola se llama penca o muslo, el cual debe ser de

alta inserción, bien poblado en su borla o terminación, que sobrepasará

los corvejones (articulación en la parte inferior de la pata y superior de

la caña o canilla.

BRAVURA, INSTINTO DE DEFENSA

La bravura, otra característica esencial del ganado de lidia, no fue

consustancial al toro en sus orígenes, sino un evento cultural del ser

humano, digno de toda admiración, asegura Del Moral. Como fuerza

de brutos definen algunos diccionarios la bravura; y como acción de

acometer resueltamente y con constancia, otros. A la bravura se le ha

considerado como un instinto de defensa provocada por la cólera del

toro en el instante de ser molestado, o como miedo o cobardía ante lo

desconocido, o como una misteriosa y natural violencia del toro que

ataca a cuanto se mueve o le excita.

Una de las características de la bravura es crecerse al castigo, en lugar

de huir. El toro verdaderamente bravo, explica el autor español, antes

de acometer a su presa, le avisa. Jamás ataca a traición. Se cuadra y

se coloca en rectitud ante quien quiere ahuyentarle, le mira fijamente,

adelanta las orejas, levanta la cabeza y, a veces, retrocede o avanza a

leves pasos antes de arrancarse.

Igualmente, debe embestir con prontitud, con nobleza, sin cabecear,

siguiendo con fijeza al objeto que persigue para cornearlo, sin cansarse,

aunque nunca logre alcanzar a su enemigo.

Del Moral, en el tratado antes citado, describe al toro de lidia: "Entre

todas las criaturas del reino animal no hay ninguno que reúna

caracteres tan bellos y a la par misteriosos como el toro bravo. Algunos

son agresivos y fieros, otros tienen el encanto de la nobleza y la

fidelidad, unos atraen por su fuerza, por la armonía de su estampa o su

pelaje, y también los hay majestuosos y altivos."

Solo el toro de lidia es, al mismo tiempo, poderoso, arrogante y

armónico, bondadoso y agresivo; algo así "como un guerrero que lleva

escrito en sus genes el mensaje de la bravura y tiene una crianza lujosa

hasta su madurez, justo el momento en que debe morir".

Para el veterinario Sanz Egaña la bravura es "un instinto defensivo, o,

mejor aún, un instinto de liberación que se manifiesta por una reacción

de carácter voluntario frente a un estímulo exterior". El toro responde por

reflejo mediante dos componentes distintos: uno de excitación y otro

motor, acusado por reacciones exteriores precisas y ordenadas. La

bravura se hace ostensible para el espectador mediante la embestida,

cuya rectitud y fijeza ha de ser denominador común de su

comportamiento, pero puede observarse en otros muchos detalles en el

curso de la lidia. Así, al salir de chiqueros, al arrancarse con viveza ante

los capotes desde cualquier terreno y rematar en tablas, sin intentar

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nunca saltar la barrera; al entrar a los capotes sin levantar las manos

(patas delanteras) ni puntear ni derrotar en el engaño ni cortar la salida

en la terminación del pase; al arrancarse de largo ante el caballo, bajar

y remeter la cabeza contra el peto, soportando el castigo de la vara sin

cabecear, sino metiendo los riñones y levantando el tercio posterior

para intentar el derribo del enemigo; no cortar la salida ni berrear en los

pares de banderillas y embestir por derecho y templado a la muleta sin

salir suelto tras el remate del pase ni acortar el recorrido ni abrir la boca

en el transcurso de la faena de muleta, para cuadrar bien y pronto a la

hora de la muerte. En tiempos se decía de un torero era bravo cuando

poseía una valentía singular.