39
UNIVERSIDAD DEL SALVADOR FACULTAD DE HISTORIA, GEOGRAFÍA Y TURISMO INSTITUTO PBRO. DR. A. M. SÁENZ CILCO DE LICENCIATURA EN HISTORIA PARA PROFESORES TERCIARIOS NO UNIVERSI- TARIOS Profesor: Nora Battaglia Alumno: Silvana Perrotta La firma de los Pactos de Mayo a través del dis- curso periodístico del Diario La Nación en Mayo de 1902

Perrotta Silvana - Tesis Final - Versión Corregida

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Tesis de investigación

Citation preview

  • UNIVERSIDAD DEL SALVADOR FACULTAD DE HISTORIA, GEOGRAFA Y TURISMO

    INSTITUTO PBRO. DR. A. M. SENZ

    CILCO DE LICENCIATURA EN HISTORIA PARA PROFESORES TERCIARIOS NO UNIVERSI-

    TARIOS

    Profesor: Nora Battaglia

    Alumno: Silvana Perrotta

    La firma de los Pactos de Mayo a travs del dis-

    curso periodstico del Diario La Nacin en Mayo

    de 1902

  • 1

    1 - INTRODUCCIN .......................................................................................................................................... 2

    2 - MARCO HISTRICO - NEGOCIACIONES Y ACUERDOS, LA FIRMA DE LOS PACTOS DE MAYO......................... 6

    2.1 CONTEXTO GENERAL ..................................................................................................................................... 6

    2.2 LA FIRMA DE LOS PACTOS DE MAYO ................................................................................................................. 8

    3 - MARCO TERICO ....................................................................................................................................... 12

    3.1 HERRAMIENTAS PARA EL ANLISIS DEL DISCURSO PERIODSTICO.............................................................................. 12

    3.2 LAS RELACIONES EXTERIORES ARGENTINAS EN EL PERIODO 1880 - 1916 ................................................................. 16

    4 - LA FIRMA DE LOS PACTOS DE MAYO A TRAVS DEL DISCURSO PERIODSTICO DEL DIARIO LA NACIN

    (MAYO DE 1902) ............................................................................................................................................. 22

    5 - CONCLUSIN ............................................................................................................................................. 33

    6 - BIBLIOGRAFA ............................................................................................................................................ 36

  • 2

    1 - Introduccin

    El presente trabajo abordar como tema central la firma de los Pactos de Mayo a

    travs del discurso periodstico del diario La Nacin con especial atencin a las publicacio-

    nes realizadas durante el mes de mayo de 1902 y tomando cuando fueren pertinentes publi-

    caciones de fechas previas y/o posteriores pertenecientes todas a este mismo medio.

    Durante el siglo XIX la Argentina sostuvo conflictos armados fundados en cuestiones

    territoriales y polticas con los pases vecinos de Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay, sin

    embargo y a pesar de los numerosos conflictos limtrofes con Chile, estas dos nunca fueron

    a la guerra y se empearon en una solucin mucho ms larga y trabajosa que demand una

    labor tcnica y diplomtica significativa para ambos actores.

    El 28 de mayo de 1902, el Ministro de Relaciones Exteriores chileno Jos Francisco

    Vergara Donoso y el Ministro Plenipotenciario argentino Jos Antonio Terry, firmaron en

    Santiago de Chile un Acta Preliminar con el objeto de acordar las reglas a que debern so-

    meterse las divergencias de cualquier naturaleza que pudieren perturbar las buenas relacio-

    nes entre ambos pases. Los Pactos de Mayo son la culminacin de una poltica de arbitraje

    utilizada por ambos estados que ya se haba reflejado en los Tratados de 1855 y 1881 como

    tambin en el Protocolo de 1893 y Acuerdo de 1896; a pesar de haber sido bien recibidos

    por la opinin pblica, generaron algunas ecos de reclamos. En la Argentina se produjo un

    intenso debate centrado en la conduccin de la poltica exterior del pas conjugado con re-

    clamos de naturaleza interna. En la polmica participaron Carlos Pellegrini, Indalecio

    Gmez, Joaqun V. Gonzlez, Jos Figueroa Alcorta, Manuel Quintana, Luis Mara Drago,

    Miguel Can y Mitre desde el diario La Nacin. En Chile hombres de la talla de Julio Zegers,

    Serrano Montaner, Rioseco y Bulnes participaron as mismo del debate. El ncleo central del

    debate consideraba a los pactos como contrarios a las constituciones de ambos pases,

    pues se entregaba a una tercera potencia la facultad de fijar las fuerzas de mar y de tierra.

    A lo largo de todo proceso poltico se conjugan una pluralidad de voces, esas voces

    fundadas en los hechos y en sus propias concepciones construyen un marco de verdad en

    el que la realidad es interpretada; en ello el rol de los medios de comunicacin que adoptan

    una voz propia es fundamental, especialmente en una poca principios del S.XX- donde la

    difusin de la informacin es esencialmente realizada por los medios grficos que cobran

    entonces un lugar de poder en la disputa poltica.

    El marco terico que nos permitir analizar la voz encarnada en el diario La Nacin,

    parte de la premisa delineada por Ernesto Laclau en su propuesta del anlisis poltico del

    discurso, de que toda prctica social se encuentra estructurada en un sistema de significa-

  • 3

    cin, y que por lo tanto no hay nada en la vida social que no sea discursivo y colectivo. Lo

    simblico se manifiesta a travs del lenguaje escrito u oral- y en el accionar concreto entre

    las personas. De aqu se desprende la centralidad de la comunicacin en la vida de las so-

    ciedades; por su funcin, los medios de comunicacin, y en este caso la prensa, actan co-

    mo filtro de la informacin, se proponen transmitir las informaciones que estima esenciales

    acerca de un acontecimiento.

    Estos acontecimientos que componen la realidad existen en la medida en la que son

    construidos por los medios de comunicacin, son la materia de la que la sociedad quiere

    hablar, pueden ser tomados para que los actores polticos definan decisiones o bien para

    que esos mismos actores conviertan sus actos en acontecimientos sociales. Por lo tanto el

    sustrato ideolgico en cada publicacin es central, pues la ideologa se metacomunica en la

    construccin del discurso operando por connotacin, lo que realmente importa analizar es el

    sentido mismo de la informacin transmitida.

    El principal objetivo del anlisis ser entonces producir una integracin del texto y del

    contexto en el sentido de que el uso de un discurso en una situacin social es al mismo

    tiempo un acto social. En este sentido es que nos interesa abordar como hiptesis de traba-

    jo el lugar que el diario La Nacin ha tomado como vocero del gobierno en el debate que se

    produjo a continuacin de la firma de los acuerdos.

    La naturaleza de esta hiptesis nos obliga entonces a trabajar en dos ejes de anlisis

    ambos abordados previamente en esta introduccin- el primero referido al proceso histrico

    que culmina las negociaciones territoriales y el segundo al marco terico necesario para el

    anlisis de los recursos periodsticos. Dada la amplitud del tema debieron ser empleadas

    una variedad importante de fuentes primarias y secundarias. En referencia al abordaje del

    proceso histrico se consultaron obras de carcter general sobre la poltica exterior argenti-

    na como las elaboradas por Cisneros Escud y Ferrari as como publicaciones especficas

    que describen el proceso de negociacin y acuerdo previo a los Pactos de Mayo, entre ellas

    podemos contar con autores como Robert Burr, Octavio Errzuriz, Rosendo Fraga, Guiller-

    mo Lagos y Pablo Lacoste. Estas ltimas obras, digitalizadas en su mayora, refieren cada

    una de ellas a un aspecto especfico del tema, ya sea en referencia al posible estado de

    guerra, al influjo de las influencias externas, al estado de la opinin pblica o bien al rol de

    los hombres de estado implicados en los hechos.

    Es as que, el marco general de interpretacin histrica se fundamenta en las obras

    de Cisneros y Escud en el plano ms general de las relaciones internacionales de princi-

    pios del siglo XX, guiadas por el pulso de los sucesos europeos de pre guerra, y de Gustavo

    Ferrari en el de las relaciones exteriores argentinas propiamente dichas. Las ideas desarro-

  • 4

    lladas por estos autores se acompaaron del anlisis de los discursos pronunciados por el

    entonces presidente Julio A. Roca en la sesin inaugural del Congreso de la Nacin Argen-

    tina en los aos 1881 y 1884, donde se explicita la preocupacin sobre la problemtica lim-

    trofe que se sostena con el vecino pas de Chile. Los trabajos de Rosendo Fraga y Pablo

    Lacoste abordan lo especfico del contexto histrico, tanto en la centralidad de las figuras

    que hicieron posible el arreglo pacfico de controversias como en la carrera armamentstica

    en sintona con la modalidad europea de Paz Armada de principios de siglo XX- que se

    sostena a pesar de las negociaciones diplomticas.

    El desafo ms importante en torno al estudio del tema ha sido sin lugar a dudas el

    manejo de fuentes primarias. Para su obtencin se ha recurrido al repositorio de la Hemero-

    teca del Congreso de la Nacin Argentina que dispone de todos los ejemplares del diario La

    Nacin del ao 1902 en microfilm. Dicho soporte representa en s mismo un desafo pues su

    manipulacin es engorrosa y lenta, la lectura sumamente complicada pues la tcnica del

    microfilm ha colocado letras blancas sobre fondo negro que resulta un obstculo a la lectura

    fluida. A este obstculo material se le suma otro que podemos considerar en s mismo hist-

    rico: el diseo grfico en la prensa de principios del siglo XX.

    En 1870 ao de lanzamiento del diario La Nacin al mercado, el mismo posea una

    sola pgina, para 1902 podemos contar un promedio de 6 a 8 pginas completamente ocu-

    padas de informacin distribuida en unas siete estrechas columnas. Debido a los costos del

    papel y la tinta en la poca son inexistentes los espacios en blanco y la necesidad de apro-

    vechar cada centmetro de impresin lleva a que las secciones del diario comiencen en don-

    de finalizaba la anterior sin importar que esto signifique un salto de seccin casi al fin de la

    pgina, lo cual genera inconvenientes al momento de sistematizar la bsqueda en el micro-

    film. Finalmente, luego de seleccionar los artculos centrales al tema se solicit la impresin

    de los mismos generando un nuevo obstculo material dado que la misma debi realizarse

    en hojas tamao A4 y no A3 (doble extensin que las primeras) porque la imagen se pixela-

    ba (distorsionaba) y haca literalmente imposible su lectura.

    Una vez construido el contexto histrico, y abordadas las fuentes primarias en lo que

    a hechos se refiere, la elaboracin de un marco terico de anlisis se haca inminente. Para

    ello el recurso a otras disciplinas como la semiologa y la semitica fue necesario, de modo

    que se consultaron obras especficas que desarrollan la problemtica del anlisis del discur-

    so, y especialmente el anlisis del discurso periodstico. A tal fin se consultaron las obras de

    Eliseo Vern, Raymond Colle, Natalia Morn, Teun van Dijk, Maite Alvarado y Ernesto La-

    clau.

  • 5

    Las obras de Eliseo Vern y Ernesto Laclau permitieron construir el marco ms gene-

    ral de interpretacin dado que analizan el fenmeno de la comunicacin en su estructura,

    modalidades, actores, etc. Ambos autores centran su atencin en la construccin de los

    hechos por parte de los medios de comunicacin como actores de la trama poltica y social

    de su poca. En este sentido las obras de Josep Valls y Miguel De Marco trabajan sobre la

    prensa escrita no slo como fuente de contenido histrico, sino como proceso histrico en s

    mismo, el primero lo realiza en el mbito del siglo XIX espaol por lo cual de esta obra se

    extrajeron las ideas ms relacionadas a la teora- y el segundo en el mbito nacional desde

    los primeros das de mayo hasta el primer centenario de la revolucin. En referencia al an-

    lisis especfico de las noticias, se consultaron las obras de Colle, Morn, Van Dijk y Alvara-

    do. En todas ellas se abordan los aspectos tcnicos del tratamiento de noticias periodsticas

    desde cuestiones de estilo a aspectos semnticos de la comunicacin.

    La estructura general del trabajo consiste en una divisin de captulos en funcin de

    una eje o temtica de anlisis especfico comenzando por el marco contextual histrico que

    describe y analiza el proceso de negociacin y firma de los Pactos de Mayo as como el rol

    desempeados por los dirigentes gubernamentales a ambos lados de la cordillera y el grupo

    de hombre que componen el escenario poltico en cada estado afectado. El captulo siguien-

    te centra su atencin en el marco terico de anlisis para el discurso periodstico, en l se

    describen y analizan las herramientas y la naturaleza de la noticia periodstica as como los

    elementos que la componen y los recursos que se emplean en su construccin. A continua-

    cin de este ltimo se encuentra el captulo central de este trabajo donde se analizan con-

    cretamente las publicaciones del diario atravesadas por el contexto histrico y terico de

    forma simultnea. El trabajo culmina en la conclusin del tema que recopila el camino reco-

    rrido y sintetiza las conclusiones parciales de cada captulo.

  • 6

    2 - Marco histrico - Negociaciones y acuerdos, la firma de los

    Pactos de Mayo

    2.1 Contexto general

    La compleja trama que condiciona la poltica exterior de un pas est compuesta no

    slo por las instancias del sistema internacional en las que este pas se inserta, sino por los

    mltiples condicionamientos internos; que dependen no slo de las instancias administrati-

    vas y de toma de decisiones, sino de las personalidades que asumen el control del poder.

    Julio A. Roca domin la poltica argentina durante un cuarto de siglo y ejerci la pre-

    sidencia durante dos periodos constitucionales completos. A lo largo de su primera presi-

    dencia (1880 1886) tuvo lugar un hito fundamental en la relacin entre la Argentina y Chile:

    el tratado de 1881 que establece los principios bsicos en funcin de los cuales los dos pa-

    ses resolvern sus problemas de lmites durante el siglo siguiente. Durante su segundo

    mandato (1898 1904), se firman los ya mencionados Pactos de Mayo de 1902, que en-

    cauzan los conflictos pendientes derivados de las diferencias de interpretacin sobre el Tra-

    tado de 1881. Roca es el protagonista por parte de la Argentina de ambos acuerdos, funda-

    mentales para resolver en forma pacfica los conflictos de ambos pases.

    Pese a los numerosos conflictos limtrofes que tuvieron la Argentina y Chile a lo largo

    de su historia, nunca se enfrentaron en una guerra. Mientras que a lo largo del siglo XIX la

    Argentina las tuvo con Brasil, Paraguay, Bolivia y las guerras civiles del Uruguay que se en-

    tremezclaron con las argentinas; mientras que Chile las tuvo con Per y Bolivia.

    Durante estos aos el estado argentino resolvi casi todos sus problemas limtrofes:

    con Bolivia, Brasil, Chile y Uruguay apelando a la resolucin pacfica de los conflictos en

    algunos casos mediante el arbitraje. El arreglo de lmites con Bolivia en 1889 le signific a la

    Argentina la prdida de un milln de kilmetros cuadrados, y el litigio sobre Tarija y Atacama

    el arbitraje norteamericano de 1898; de igual modo la ltima disputa de lmites con el Brasil

    en 1895 mediante el arbitraje del presidente de los Estados Unidos cost a la Argentina el

    territorio cercano a Misiones.

    Con Chile la solucin fue mucho ms trabajosa y larga, dado que si el territo-

    rio chileno se hubiera limitado al principio de uti possidetis juris debera componerse de lo

    que supo ser la Capitana General de Chile, es decir el ro Salado al norte, el ro Bio Bio al

    sur, la Cordillera de Los Andes al oeste y el ocano pacfico al este. Esto es, menos de la

    mitad del rea territorial que posee actualmente.

    El tratado de 1881 signific una prdida territorial para la Argentina al sur del Bio Bio,

    el Estrecho de Magallanes, parte de Tierra del Fuego e islas adyacentes en el Pacfico y al

  • 7

    sur del Beagle, cesin de territorios que deliberadamente fue realizada en pos de la paz y de

    los intereses comerciales, dado que Las relaciones entre Argentina y Chile tuvieron una de

    sus etapas ms crticas entre 1879 y 1902 debido a varios motivos, en el orden mundial, las

    grandes potencias se lanzaron a una descontrolada carrera armamentista, a la cual arrastra-

    ron a los dos pases del sur. En el mbito regional, los conflictos con terceros pases ame-

    nazaban extenderse sobre los vecinos trasandinos. Por ltimo, stos no terminaban de re-

    solver sus cuestiones de lmites territoriales, lo cual generaba incertidumbre y tensiones.

    Tanto Argentina como Chile volcaron sus recursos en la adquisicin de nuevas unidades

    para la marina de guerra.

    La firma del tratado de 1881 gener algunas cuestiones de naturaleza tcnica que

    debieron ser resueltas en adelante, especialmente el trazado de lmites en la Cordillera de

    Los Andes: hasta Tierra del Fuego el lmite eran las altas cumbres que dividan las aguas,

    pero a partir del paralelo de 40 no siempre las altas cumbres dividan las aguas. En 1888 se

    conform una comisin demarcadora donde ambos pases sostuvieron principios divergen-

    tes, la Argentina defenda la demarcacin por altas cumbre mientras que Chile optaba por la

    divisoria de aguas. Las diferencias entre estos criterios involucraban 94.000 km2

    En marzo de 1893 se firm un protocolo adicional al tratado de 1881 por el cual Chile

    no poda pretender punto alguno en el ocano Atlntico ni la Argentina en el Pacfico, aun-

    que continuaron las diferencias cordilleranas entre los peritos. En 1896 se acord entre am-

    bos pases deferir al arbitraje de la Reina de Inglaterra el litigio, si los peritos persistan en

    no entenderse.

    El clima de tensin entre ambos pases recuper su vigor hacia el ao 1898, por lo

    cual los presidentes de ambos estados Roca y Errzuriz concertaron la celebracin de una

    cumbre presidencial la primera en la historia de las relaciones entre Argentina y Chile- que

    tuvo lugar en el estrecho de Magallanes del 15 al 17 de febrero de 1899, y que permiti es-

    tablecer un espacio de dilogo entre ambos gobiernos. De esta manera se generaron las

    condiciones para resolver uno de los puntos pendientes en el problema limtrofe: la cuestin

    de la Puna de Atacama. Ambos pases aceptaron un arbitraje a cargo de una comisin inte-

    grada por un chileno, un argentino y el ministro de EEUU en Buenos Aires, William Bucha-

    nan. Dos semanas despus del "abrazo del Estrecho", el 1 de marzo de 1899, comenzaron

    las sesiones de esta conferencia arbitral. Dentro de ese mes, se elabor el dictamen co-

    rrespondiente, y el conflicto por la Puna qued superado.

    El enfrentamiento territorial argentino chileno continu a lo largo de todo el siglo XX,

    de los distintos momentos que estos estados protagonizaron, los Pactos de Mayo de 1902

  • 8

    son un testimonio ms de la tendencia pacifista argentina prevaleciendo ante el camino de la

    guerra.

    2.2 La firma de los Pactos de Mayo

    El aislamiento y encierro sobre s mismo que caracteriz a Chile a principios de 1902

    dur nicamente los primeros meses del ao. El problema del Pacfico no estaba cerca de

    ser solucionado, tanto en su relacin con Bolivia como con Per; pero el obstculo ms im-

    portante para solucionar esta cuestin, as como su peligro ms inminente reposaba en la

    crisis de relaciones con la Argentina. Hacia diciembre de 1901, la guerra pareca inevitable.

    El 24 de ese mes el representante argentino en Chile Epifanio Portela- abandon la lega-

    cin argentina en Santiago y el 25 el ministro de guerra Pablo Richieri hizo firmar al presi-

    dente el decreto de movilizacin general.

    Por el lado argentino, la presin de la diplomacia inglesa, acompaada por la actitud

    del mitrismo ahora conducido por Emilio Mitre desde las pginas de La Nacin- lograron

    que Roca tomara el camino de la negociacin. Un mitrista como Terry fue enviado a Santia-

    go en reemplazo de Portela; y a la muerte de Amancio Alcorta se nombra en su lugar a

    Joaqun V. Gonzlez.

    El cambio de mentalidades fue profundo: prcticamente todos los personaje involu-

    crados estaban de acuerdo en que debera celebrarse un Tratado de Arbitraje General, pre-

    ventivo y permanente con el objetivo de someter a l cualquier dificultad que pudiera pertur-

    bar las relaciones entre los estados pactantes.

    De este modo, el 28 de mayo de 1902, el Ministro de Relaciones Exteriores chileno

    Jos Francisco Vergara Donoso y el Ministro Plenipotenciario argentino Jos Antonio Terry,

    firmaron en Santiago de Chile un Acta Preliminar con el objeto de acordar las reglas a que

    debern someterse las divergencias de cualquier naturaleza que pudieren perturbar las

    buenas relaciones entre ambos pases. Ambos ministros luego de la firma expresaron que

    sus respectivos estados apoyaban y adheran a la resolucin pacfica de conflictos incluso

    mediante el arbitraje.

    Los Pactos de Mayo, de los cuales el acta mencionada conforma parte, son en reali-

    dad la culminacin de una poltica de arbitraje utilizada por ambos estados que ya se haba

    reflejado en los Tratados de 1855 y 1881 como tambin en el Protocolo de 1893 y Acuerdo

    de 1896.

    En referencia especfica al Tratado General de Arbitraje, podemos decir que el mis-

    mo se encuentra formado por un prembulo y quince artculos. En el prembulo se deja

    constancia del deseo de ambos pases de resolver por medios amistosos cualquier cuestin

  • 9

    que pudiera suscitarse entre ambos. A lo largo de los artculos podemos encontrar delimita-

    das ciertas cuestiones que refieren al uso del arbitraje en caso que la controversia no pueda

    ser solucionada de forma directa (art. 1) no siendo el mismo retroactivo a cuestiones que ya

    hayan sido zanjadas entre ambos estados, a menos que se susciten cuestiones vinculadas

    a la validez, interpretacin y cumplimiento de pactos pre existentes (art. 2)

    Este acuerdo, como cualquier otro, debe entenderse a la luz de las relaciones inter-

    nacionales; los estados del Cono Sur integrantes de la Amrica hispana luego de su proceso

    de emancipacin e independencia gravitaron casi sin excepcin hacia la rbita de influencia

    britnica -que a lo largo del siglo XIX y hasta terminada la Primera Guerra Mundial fue la

    potencia internacional indiscutida- esto se ve reflejado en el art. 3 del Tratado donde se de-

    signa al gobierno de S. M. Britnica como rbitro entre ambos pases, aadiendo que en el

    caso de que alguno de ellos cortase relaciones, se designara a la Confederacin Suiza co-

    mo intermediario. Las disputas a arbitrar y los poderes del rbitro son designados por los

    estados en litigio, segn reza el art. 4, de aqu en adelante y hasta el art. 12 se contina con

    el establecimiento de cuestiones de orden legal y burocrtico.

    Fuente: lminas desplegables disponible en

    http://goo.gl/ksWe3 Fuente: Rey Balmaceda, Ral, Integracin Territorial

    de la Argentina, SENOC, Buenos Aires, 1985, p. 66

    http://goo.gl/ksWe3

  • 10

    Un sesgo de carcter moral, propio de una de las tendencias de la Argentina en el

    manejo de sus relaciones exteriores se demuestra en el art. 13 donde se afirma que la sen-

    tencia es inapelable y su cumplimiento est confiado al honor de las naciones signatarias,

    salvo, claro est, si el fallo se ha dictado en funcin de un documento falso. Los ltimos art-

    culos nro. 14 y 15 retoman las cuestiones de orden administrativo.

    Con la misma fecha, los mismos ministros firman en Santiago una Convencin sobre

    Limitacin de Armamentos Navales, en el mismo ambos gobiernos se comprometen a desis-

    tir de adquirir las naves de guerra que tienen en construccin y de hacer en adelante nuevas

    adquisiciones; se comprometieron, as mismo, a disminuir sus respectivas escuadras a lo

    largo de un ao hasta llegar a una equivalencia aceptable, incluso comprometindose a no

    aumentar sus escuadras en un lapso de cinco aos sin previo aviso.

    Se estableci el principio de equivalencia de escuadras, con lo cual los

    buques en construccin1 no fueron incorporados. Los cruceros Moreno y Riva-

    davia, botados en octubre de 1902, se vendieron a Japn, quien los rebautiz

    como Kasuga y Nisshin. Los acorazados Constitucin y Libertad, fueron ven-

    didos en construccin en diciembre de 1903 a Gran Bretaa, que los denomin

    Swifsure y Triumph2

    Aunque los Pactos de Mayo fueron bien recibidos por la opinin pblica a ambos la-

    dos de la Cordillera generaron algunas ecos de reclamos. En la Argentina generaron un in-

    tenso debate centrado en la conduccin de la poltica exterior del pas conjugado con recla-

    mos de naturaleza interna. En la polmica participaron Carlos Pellegrini, Indalecio Gmez,

    Joaqun V. Gonzlez, Jos Figueroa Alcorta, Manuel Quintana, Luis Mara Drago, Miguel

    Can y Mitre desde el diario La Nacin. En Chile hombres de la talla de Julio Zegers, Serra-

    no Montaner, Rioseco y Bulnes participaron as mismo del debate. El ncleo central del de-

    bate consideraba a los pactos como contrarios a las constituciones de ambos pases, pues

    se entregaba a una tercera potencia la facultad de fijar las fuerzas de mar y de tierra.

    Los puntos en comn que utilizaban los opositores a los pactos a ambos lados fue-

    ron: la inconstitucionalidad de la Convencin de Desarme; peligrosidad de la aceptacin del

    arbitraje general; primaca de Chile o Argentina en el Cono Sur depende de qu bando es-

    temos hablando-. Sin embargo, en defensa de estos pactos se pronunciaron Carlos Pelle-

    grini y Julio Zeger, por Argentina y Chile respectivamente. Pellegrini en carta abierta al Dr.

    Indalecio Gmez realiza un anlisis crtico y pormenorizado de los pactos, considerndolos

    convenientes e inauguradores de una nueva era de paz y tranquilidad

    [] mientras un pueblo est pendiente de una amenaza a su soberana o

    a la integridad de su suelo; mientras todas sus facultades, todas sus pasiones

    1 Pablo Lacoste, Chile y Argentina al borde de la Guerra (1881 -1902), p. 24

  • 11

    estn absorbidas y concentradas en los grandes problemas de seguridad nacional,

    es intil pedirle que concentre sus energas a las exigencias de su vida interna. La

    poltica de la paz armada mata toda esperanza y toda posibilidad de reaccin, y

    los que la defienden se hacen cmplices involuntarios, pero eficaces, de nuestra

    actualidad poltica []2

    Los pactos fueron discutidos en sesin secreta por el Congreso argentino, en ambas

    Cmaras Joaqun V. Gonzlez quien ocupaba la cartera de Relaciones Exteriores defendi

    los documentos explicando los alcances y beneficios de su ratificacin. En tanto al Congreso

    chileno, la discusin fue ms extensa y contrariada -51 das en total- los opositores al presi-

    dente Riesco sostenan que los Tratados anteriores demostraban la mala fe de la Argentina,

    que haba aprovechado que Chile se encontraba en guerra con Per y Bolivia para imponer

    el Tratado de 1881 en condiciones leoninas; aceptar el arbitraje obligatorio era una renuncia

    a la doctrina tradicional chilena que llevara a tener que acatar el mismo arbitrio en los pro-

    blemas de la frontera norte. Finalmente las ratificaciones de estos documentos fueron can-

    jeadas en Santiago el 22 de septiembre de 1902.

    Este clima de paz se consolid en noviembre de 1902, cuando S.M.B. dio a conocer

    el fallo arbitral sobre amplios territorios en litigio. Ambos pases acataron la sentencia, y de

    inmediato se procedi a delimitar la frontera internacional con la ereccin de los hitos res-

    pectivos.

    El significado de los Pactos de Mayo fue el triunfo de los principios de arbitraje y limi-

    tacin de la carrera armamentista como medios para alcanzar la paz de los pueblos; garan-

    tiz dcadas de una cordial relacin entre Chile y la Argentina y, se inscriban claramente en

    dos constantes de la poltica exterior argentina: el pacifismo y el asilamiento. A la primera

    responda la Convencin de desarme naval y el arbitraje; a la segunda su renuncia a inter-

    venir en las cuestiones del Pacfico.

    2 Octavio Errzuriz Guilisasti, Las relaciones chileno argentinas durante la presidencia de Riesco: 1901-1906, p.79

  • 12

    3 - Marco Terico

    3.1 Herramientas para el anlisis del discurso periodst ico

    El presente trabajo pretende analizar, como ya se ha descripto, el tratamiento pe-

    riodstico que el Diario La Nacin realiz sobre el acuerdo firmado con Chile en referencia al

    establecimiento y demarcacin de sus lmites fronterizos con la Argentina en 1902 y que la

    historia ha denominado como Los Pactos de Mayo.

    Ernesto Laclau en su teora del anlisis poltico del discurso, propone que toda

    prctica social se encuentra estructurada en un sistema de significacin y que por lo tanto

    no hay nada en la vida social que no sea discursivo y por ende no hay produccin de la rea-

    lidad social que no sea experiencia colectiva. Esta experiencia colectiva que conforma final-

    mente al imaginario social se compone de una compleja red de relaciones entre discursos y

    prcticas sociales que interactan con las individualidades y se manifiestan en lo simblico a

    travs del lenguaje escrito u oral- y en el accionar concreto entre las personas. De aqu se

    desprende la centralidad de la comunicacin en la vida de las sociedades.

    Por su funcin, los medios de comunicacin, y en este caso la prensa, actan como

    filtro de la informacin. Se propone transmitir en forma precisa, concisa y clara las informa-

    ciones que estima esenciales acerca de un acontecimiento. Difunde aquello que le parece

    que su pblico lector puede explotar mejor conformando modelos de actualidad para distin-

    tas audiencias3. Ahora bien, el acontecimiento en s es una especie de invariable desconoci-

    da que los medios de comunicacin van a construir en primer lugar a partir del material de

    los despachos que reciban de fuentes oficiales o de su presencia en el lugar de los hechos.

    Los hechos que componen la realidad no existen en tanto tales antes de que los medios los

    construyan. Segn Eliseo Vern, luego de que los medios los han producido estos hechos

    tienen todo tipo de efectos: pueden ser tomados para que los actores polticos definan deci-

    siones o bien para que esos mismos actores conviertan sus actos en acontecimientos socia-

    les. Despus que los medios los han producido, los acontecimientos sociales empiezan a

    tener mltiples existencias, fuera de los propios medios: se los retoma en la palabra de los

    actores sociales como en este caso en el debate parlamentario que sucede a los hechos.

    Cualquier material de la comunicacin social es susceptible de una lectura ideolgi-

    ca. La ideologa no es un tipo particular de mensajes, o una clase de discursos sociales,

    3 Cada uno de nosotros cree en los acontecimientos de la actualidad; damos crdito, necesariamente a alguna imagen de la

    actualidad. Sin embargo, en la enorme mayora de los casos no hemos tenido ninguna experiencia personal de los hechos en

    cuestin. Confiamos es u medio de comunicacin porque describe las cosas como lo hubiramos realizado nosotr os si hubi-

    ramos tenido experiencia directa de esos hechos. Porque creemos en l lo consideramos verdadero en Eliseo Vern Ideologa

    y comunicacin de masas

  • 13

    sino uno de los muchos niveles de organizacin de los mensajes, desde el punto de vista de

    sus propiedades semnticas.

    La ideologa es entonces un nivel de significacin que puede estar presen-

    te en cualquier tipo de mensajes, de modo que no debe pensarse, entonces, que

    las declaraciones de un funcionario del gobierno, por ejemplo, constituye un mate-

    rial ms ideolgico que una revista de modas. Dicho nivel de significacin se des-

    cubre al descomponer los mensajes para estudiar los mecanismos de seleccin y

    combinacin, que dan lugar a los dos tipos bsicos de relaciones entre signos. Es-

    to implica que la informacin ideolgica comunica, sino que se metacomunica,

    opera por connotacin y no por denotacin4

    Es por ello que si bien el objeto inmediato del anlisis es el discurso, es decir el con-

    junto de todos los elementos de expresin utilizados en un acto destinado a sugerir un sen-

    tido, lo que realmente importa analizar es el sentido mismo de la informacin transmitida.

    Todo mensaje tiene necesariamente una procedencia que es estrictamente interna

    del emisor y proviene de su proceso de pensamiento. Pero el emisor est en condiciones de

    discriminar dos distintos tipos de referentes a los cuales aludir en su expresin: uno que per-

    tenece solamente a su mundo interior -ideas, pensamientos, creencias, sentimientos- y otro

    que corresponde a una realidad externa observable por los dems -entidades materiales y

    acontecimientos- Segn J. M. Desantes

    La comunicacin del mundo interior [] se dirige a la voluntad de los re-

    ceptores a travs de su entendimiento; en otras palabras es per se persuasiva;

    propone a la voluntad un bien o una apariencia de bien. Cuando este mensaje

    ideolgico se comunica le llamamos propaganda, que es condenable cuando no

    se dirige al entendimiento, sino a potencias inferiores del hombre; o cuando ofre-

    cemos un mal con apariencia de bien. [] La comunicacin del mundo exterior

    [] se dirige a la inteligencia del receptor a travs de su conocimiento; en otras

    palabras, es per se cognoscitiva; se propone al conocimiento una verdad. Cuando

    este mensaje fctico se comunica lo llamamos noticia, que es condenable o, me-

    jor, no es noticia, cuando no es verdadera.[] La conexin de los dos trminos

    [] nos ofrece una tercera posibilidad [] Cuando aplicamos una idea a un hecho

    o, lo que es lo mismo, cuando subsumimos un hecho en una idea, del choque de

    ambos trminos resulta un juicio, en el que hay una mezcla del mundo interior y

    del mundo exterior del que realiza esta operacin criteriolgica. Pues bien si lo que

    el emisor comunica es un juicio que, por su propia naturaleza, se refiere a la razn

    del receptor, facilita a ste una opinin que podr no compartir5

    De este modo es posible ubicar cualquier discurso en el siguiente eje de coordena-

    das a partir de la ponderacin de sus componentes fcticos e ideolgicos

    4 Van Dijk, Teun, La noticia como discurso, p. 120

    5 Colle Raymond, El anlisis de contenido de las comunicaciones, Fundamentos y tcnicas, p. 12

  • 14

    Dimensiones del Discurso. Raymond Colle.

    Las noticias periodsticas estn compuestas por dos tipos de contenidos: el manifies-

    to y el latente. En algunos casos, el contenido latente puede llegar a ser igual o ms impor-

    tante que el contenido explcito o manifiesto. Pero, sin un concienzudo anlisis, no es fcil

    descifrarlo. As, mientras algunas tcnicas de anlisis se concentran en el contenido mani-

    fiesto, otras apuntarn adems al contenido latente o a las connotaciones, siendo importante

    tener en cuenta la diferencia y el grado de subjetividad que puede crecer a medida que se

    expande el campo smico considerado. Por ello es importante determinar primero cul es el

    contenido que queremos analizar: el que percibimos nosotros como analistas, el que quiso

    comunicar el emisor o el que cree comprender un receptor o un grupo de receptores. El pre-

    sente trabajo girar entonces entre las dos primeras opciones, es decir, entre lo que perci-

    bimos como analistas de la noticia y lo que quiso comunicar el emisor.

    En su apunte de ctedra Maite Alvarado desarrolla y analiza el concepto de paratexto

    desde los elementos que lo componen y la funcin que desempea cada uno de ellos, por lo

    cual al momento de abordar la noticia periodstica debemos tener en cuenta algunas cues-

    tiones de naturaleza tcnica; de todas ellas destacamos las que se entienden como centra-

    les:

    - El orden del contacto: el primer nivel de lectura que se realiza sobre el objeto en

    cuestin corresponde al orden del contacto, que coloquialmente se denomina ojeada,

    este concepto fue enunciado por el lingista Roman Jacobson para designar a la

    funcin del mensaje que tiene como objetivo llamar la atencin del destinatario y con-

    trolar que el canal de comunicacin funcione. Cada medio organiza tanto la portada

    como las hojas interiores de diferente modo ocupando el espacio fsico que tiene pa-

    ra comunicar, este orden del contacto entonces nos habla del vnculo que se propo-

    ne al lector. En los medios grficos, en los que la presencia fsica del emisor desapa-

  • 15

    rece, el orden del contacto apela al cuerpo del receptor, gua su mirada y su atencin

    mediante recursos verbales y no verbales, con los que construye las relaciones de

    cercana y distancia o de apertura y clausura.

    - El estilo: el estilo no es slo una esttica del lenguaje sino el lenguaje mismo organi-

    zado desde una ideologa, desde una tica personal desarrollada en un entorno con-

    creto pero condicionado por el contexto de la noticia, que puede presentarse rpida,

    fugaz, urgente, dolorida o exultante. Es posible que en las pginas de opinin de un

    diario dos o ms periodistas aborden la misma temtica impuesta por la actualidad,

    de modo que es probable que existan criterios globales de valoracin aproximados,

    pero es difcil de evitar que los elementos utilizados (sustantivos, verbos, adjetivos,

    formas impersonales, etc.) y sus posibles combinaciones difieran sustancialmente. Ni

    siquiera el suceso vivido en el propio escenario o la noticia transmitida por fuentes

    oficiales escapen de un tratamiento subjetivo a travs del lenguaje. ste siempre

    transmite una formacin esttica y una lnea ideolgica. La eleccin del vocabulario

    nunca es asptica en el sentido de que su caudal siempre transporta apreciaciones

    personales.

    - Los titulares: son elementos muy importantes en la redaccin de un medio grfico

    dado que son lo primero o quiz lo nico en lo que los lectores reparan. Para po-

    der analizarlos, debemos tener en cuenta: la organizacin sintctica, la terminologa

    elegida y el orden de los elementos que componen el ttulo. Suelen destacar por el

    tamao de la tipografa, la intensidad de los caracteres y se los puede clasificar en

    Informativos, enunciativos o indicativos, expresivos, editorializantes y apelativos.

    - El encabezado: es considerado la vanguardia de la noticia que conquista el inters

    del lector y se compone en lneas generales, aunque no siempre con todos estos

    elementos, de sobrettulo, antettulo, ttulo, subttulo, entradilla e interttulos. La fun-

    cin cognitiva del encabezado es determinante para transmitir al lector lo central del

    suceso y captar su inters hasta el punto de convencerlo para que siga leyendo. En

    l aparece siempre la categora ms destacada, la que sintetiza el ncleo informati-

    vo.

    - Cuerpo de la noticia: Se extiende una vez finalizado el encabezado, tiene como fun-

    cin explicar detalladamente el estado actual, las causas y las consecuencias del

    acontecimiento. Pretende dar una respuesta exhaustiva al quin, qu, dnde, cuan-

    do, por qu y cmo. El encabezado exhibe todos los atractivos para la captacin del

    lector que deben ser desarrollados en los prrafos siguientes teniendo en cuenta que

  • 16

    la organizacin responde a dos planteos iniciales del redactor: qu quiere contar y

    cul es el orden de inters, sabiendo que si ste decae el lector pasar a otro titular.

    El principal objetivo del anlisis del discurso consiste en producir descripciones expl-

    citas y sistemticas de unidades del uso del lenguaje6, en este caso contenidas en la noticia

    periodstica. Un anlisis extenso del discurso supone una integracin del texto y del contexto

    en el sentido de que el uso de un discurso en una situacin social es al mismo tiempo un

    acto social. La noticia periodstica no presenta por lo general, sucesos en orden cronolgico,

    sino que despliega la realizacin total de la informacin guiada por un esquema y depen-

    diendo de la relevancia, es decir, la informacin importante aparece primero. La noticia pe-

    riodstica, como una variante del discurso escrito debe atenerse a las limitaciones del texto

    monolgico, escrito e impreso; los lectores estn presentes slo indirecta e implcitamente

    en el discurso periodstico, el autor no se dirige a ellos, salvando el caso de los artculos de

    opinin o las editoriales, por lo que no suele haber actos de habla dirigidos al lector como

    promesas, amenazas o acusaciones, y si aparecen estn dirigidas a terceras partes.

    Otra caracterstica distintiva de la noticia periodstica es que no solamente est escri-

    ta sino que adems es pblica, en oposicin a las cartas personales o a las publicaciones

    especializadas, sus lectores son un pblico grande, lo que presupone en trminos sociales

    una considerable cantidad de conocimiento, creencias, normas y valores dados como pre-

    supuestos o compartidos, ya que en gran medida, como los restantes tipos de discursos, la

    noticia periodstica deja muchas cosas sin decir, stas pueden inferirse para llegar a una

    comprensin total o presuponerse en funcin del contexto ideolgico y poltico del diario o

    revista que la auspicia.

    3.2 Las Relaciones Exteriores argentinas en el periodo 1880 - 1916

    Julio Argentino Roca asume la presidencia de la nacin por primera vez el 12 de oc-

    tubre de 1880 a los treinta y seis aos de edad, con una idea central en su poltica exterior,

    la de resolver los conflictos territoriales pendientes con los pases limtrofes, y en particular,

    con Chile, donde se encontraba en su ltimo ao de gobierno el presidente Anbal Pinto,

    junto con quien Roca desarrollar una gestin decisiva para la paz y armona entre los dos

    pases.

    En mayo de 1881, Roca presenta en el Congreso su primer mensaje, en el que se re-

    fiere a la cuestin de los lmites con Chile con especial prioridad

    La cuestin de lmites con Chile se encuentra en el mismo estado en que

    la dejistes. El Gobierno de esa nacin no ha contestado an a las proposiciones

    6 Van Dijk, Teun, La noticia como discurso, p. 46

  • 17

    que le llev el seos Balmaceda, no habindose podido por esta causa reanudar

    las negociaciones.

    Pero, por lo mismo que no existen temores fundados de que pueda ser in-

    terrumpida la paz que reina entre los dos pases, creo que ha llegado el momento

    de esperar la respuesta a que me he referido, y de poder trmino a tan dilatada

    controversia. Esta incertidumbre impone responsabilidades a los que en uno y otro

    lado de los Andes estn encargados de resolver cuestiones que, sin embargo de

    ser tan sencillas en s, prolongndose indefinidamente, pueden perturbar las rela-

    ciones y hasta hacer enemigos a dos pueblos que la generacin presente en-

    contr ligados por glorias y sacrificios comunes, en la poca ms grande y fecun-

    da de su historia.7

    Durante el periodo posterior a la misin chilena encabezada por Balmaceda, los mi-

    nistros norteamericanos en ambos pases con apellido Osborne los dos- se encargan de

    impulsar la mediacin. En mayo de 1881 presentan en forma simultnea su anteproyecto de

    tratado de lmites; ante esta propuesta ambos gobiernos responden con algunas modifica-

    ciones, sin embargo, la misma resulta realmente eficaz, pues el 23 de julio de 1881 en Bue-

    nos Aires firman un acuerdo desarrollado con anterioridad- que contribuye a delimitar de

    forma pacfica gran parte del territorio disputado por ambos estados, el tratado fue ratificado

    por ambos Congresos, cuando corra un ao del gobierno de Roca y slo un mes del de

    Santamara en Chile.

    Roca enfrenta crticas por el Tratado, su predecesor, Nicols Avellaneda, si bien re-

    conoce que la Argentina ha ganado la paz, sostiene que Chile se queda con el Estrecho y

    un espacio de tierra en el margen septentrional del mismo. El presidente Roca, sin embargo,

    considera el acuerdo como un gran xito, y en mensaje al Congreso manifiesta su preocu-

    pacin por la Guerra del Pacfico, hecho que lo impulsa a presentar una propuesta al Brasil

    para mediar de forma conjunta en la guerra; el emperador Pedro II acepta en general la pro-

    puesta, para ese momento el gobierno de los Estados Unidos tambin se encuentra gestio-

    nando negociaciones entre Chile y Per por lo que Roca decide suspender la mediacin

    propuesta para no entorpecer la de Ee. Uu.

    En 1883 tiene lugar un incidente en la frontera entre los dos pases, el que se agrava

    por la falta de representante diplomtico argentino en Chile an se aguardaba la respuesta

    de Alberdi desde Francia para ocupar dicho cargo- Bernardo de Yrigoyen es reemplazado

    en el ministerio de Relaciones Exteriores por Victorino de la Plaza quien propone a Chile

    recurrir a peritos especializados para que realicen la demarcacin final.

    En el mensaje al Congreso del ao 1884, Roca celebra el hecho de que Chile hubie-

    se designado a Ambrosio Montt como representante diplomtico en Buenos Aires

    7 Los Mensajes, Historia del desenvolvimiento de la Nacin Argentina redactada cronolgicamente por sus gobernantes 1810 -

    1910, Mensaje del Presidente de la Repblica Julio Argentino Roca al abrir las sesiones del Congreso Argentino en

    Mayo de 1881, p. 4

  • 18

    ltimamente Chile ha enviado a uno de sus hombres ms distinguidos a

    restablecer en esta capital la legacin que suprimi la frialdad producida entre los

    dos pueblos y gobiernos, a causa del prolongado debate de lmites. La designa-

    cin de la persona, por las simpatas reconocidas del Seos Montt hacia nuestro

    pas, es por s misma un acto de buena amistad, que mi gobierno ha sabido esti-

    mar debidamente, abrigando por nuestros vecinos de allende Los Andes iguales

    sentimientos de fraternidad.8

    Roca finaliza su primer periodo de gobierno en 1886, pero desde su banca en el se-

    nado durante el gobierno de Jurez Celman- sigue de cerca la firma de acuerdos comple-

    mentarios al Tratado de 1881 firmado con Chile.

    En su trabajo Chile y Argentina al borde la guerra, el licenciado Pablo Lacoste remar-

    ca como hacia 1892 la conmocin interna del estado Chileno, una potencial alianza chileno

    brasilera en contra de la Argentina y el contexto general de la paz armada, generan una

    fuerte preocupacin en la Argentina. En Chile contaban con instructores alemanes e incluso

    el jefe del Estado Mayor del Ejrcito era de esta procedencia, haban adquirido material de

    artillera, construan una fbrica de cartuchos, establecan el servicio militar obligatorio en

    base al modelo prusiano y en ese momento posean una escuadra con ms tonelaje que la

    Argentina, que por su parte responde bajo orden del presidente Uriburu construyendo el

    puerto militar de Baha Blanca, reestructurando la organizacin militar y adquiriendo arma-

    mento naval en Europa.

    A pesar de no ocupar la presidencia en este periodo, Roca quien contina siendo

    parte del gobierno, se ocupa de forma personal en la gestin de condiciones que propician

    la defensa del territorio, como por ejemplo por su intermedio el astillero italiano que constru-

    a los buques encargados por la Argentina acepta las condiciones financieras ofrecidas por

    nuestro gobierno; propicia la creacin del Ministerio de Marina en forma separada del de

    Guerra e intermedia con el presidente del ferrocarril del Sud para el tendido de una va

    frrea entre Baha Blanca y Neuqun, en ese momento sin valor comercial pero til para el

    traslado de tropas a lo largo de quinientas leguas de zona desrtica; tambin, se mantiene

    atento a la adquisicin de armamentos por parte del ejrcito.

    Cara a las elecciones presidenciales de 1898, Roca es considerado por su doble

    condicin de poltico y militar como el candidato adecuado dada la tensin con Chile. Con

    ello Carlos Pellegrini renuncia a su propia candidatura a favor de Roca. El 12 de octubre de

    1898 asume se segundo mandato, la importancia del problema con Chile condiciona la elec-

    cin de su vicepresidente, que ser Norberto Quirno Costa, quien anteriormente se haba

    8 Los Mensajes, Historia del desenvolvimiento de la Nacin Argentina redactada cronolgicamente por sus gobernantes 1810 -

    1910, Mensaje del Presidente de la Repblica Julio Argentino Roca al abrir las sesiones del Congreso Argentino en

    Mayo de 1884, p. 111

  • 19

    desempaado como representante diplomtico en Santiago. En noviembre del mismo ao,

    Roca, convencido de la necesidad de un gesto poltico promueve el encuentro con su par

    chileno en la ciudad de Punta Arenas sobre el Estrecho de Magallanes, donde ambos presi-

    dentes intercambiaron cortesas en sucesivos banquetes a bordo de buques de ambas es-

    cuadras. No se tiene registro de las conversaciones privadas de ambos mandatarios, pero el

    clima de cordialidad instalado permiti das despus solucionar el conflicto sobre la Puna de

    Atacama.

    Roca haba demostrado a Chile que su vocacin de paz era genuina y, en conse-

    cuencia, los sectores chilenos que buscaban la paz pasaron a tener un argumento consis-

    tente a su favor; el presidente argentino sostena la idea de que la paz era necesaria para el

    progreso econmico porque permita derivar las inversiones a los sectores y actividades

    productivas. Sin embargo, durante los aos 1900 y 1901 las tensiones entre ambos estados

    aumentan llegando al borde de la guerra; en la noche buena de 1901 el ministro de Guerra

    argentino Pablo Ricchieri, se entrevista con el presidente Roca a solas en su domicilio, ya se

    haban roto las relaciones diplomticas con el pas vecino y comenzado los preparativos

    para la movilizacin siempre y cuando se hubieren agotado todas las instancias para con-

    servar la paz. Cumplindose estas ltimas expectativas el camino de la paz se re establece,

    se renuevan los dignatarios polticos y se retoman las conversaciones que culminarn en los

    Pactos de Mayo de 1902.

    Esta poltica se inscribe en el largo proceso de creacin y legitimacin del estado

    moderno argentino que hacia 1880 la Argentina se inserta abiertamente en la esfera de in-

    fluencia britnica, hecho que se corresponde con una situacin especfica de desarrollo de

    la economa mundial segunda fase de la revolucin industrial, divisin internacional del

    trabajo y local modelo agro exportador- que le permite la elaboracin de un modelo tradi-

    cional de insercin cuyas principales caractersticas son:

    - Filiacin a la esfera de influencia britnica

    - Oposicin poltica hacia los Estados Unidos

    - Triangulacin comercial entre estos pases

    - Aislamiento de Amrica Latina

    La elite gobernante conocida tambin como generacin del 80 lider los designios

    del pas para el periodo mencionado asumiendo con brillo, segn las palabras de Gustavo

    Ferrari en su libro Esquema de la poltica exterior argentina, la tendencia pacifista derivada

    del liberalismo econmico esbozada por Alberdi tiempo atrs. Es as, como el General Roca,

  • 20

    presidente en dos oportunidades, afianz una paz no siempre fcil, dada la carrera arma-

    mentstica en el cono sur.

    As mismo pueden evidenciarse en este periodo otras tendencias de poltica exterior

    abordadas por Ferrari, tales como el aislacionismo con la firma de los Pactos de Mayo en

    1902 rechazando la poltica continental de solidaridad con los pases del pacfico; la evasin

    por medio del derecho esbozada en la Doctrina Drago; un fuerte moralismo atestiguado en

    las palabras del emisario chileno Balmaceda quien en 1879 visitara Buenos Aires al fin de

    garantizar la neutralidad argentina en la Guerra del Pacfico

    [] La fatalidad daba a ustedes ganancia en el pleito histrico; pero era indispen-

    sable guardar las espaldas a Chile. Pues bien mi sorpresa fue suma cuando co-

    noc a los estadistas argentinos: qu grandeza de alma! A las primeras palabras,

    se me dijo: La Argentina no es pas que aproveche las dificultades de un adversa-

    rio para obtener ventajas: eso no sera caballeresco []9

    Vale destacar que si bien no se puede poner en duda el espritu galante de esta ge-

    neracin, los problemas derivados del control territorial interno frente al avance de los malo-

    nes eran prioridad en trminos militares. Respecto del mbito territorial, si bien es cierto que

    otra tendencia manifiesta de la Argentina ha sido la desmembracin territorial, una vez que

    el Gral. Roca asume como presidente ordena nuevas expediciones para completar la obra

    por l iniciada, incluyendo no slo el sur y oeste argentinos sino el norte, con la creacin de

    la gobernacin de Misiones y la Campaa al Chaco.

    Finalmente, en este periodo tambin encontramos manifestaciones de un marcado

    europesmo y oposicin a los Estados Unidos no slo en la proximidad geogrfica habilitada

    por las mejoradas vas de comunicacin, los intereses comerciales y la rivalidad hemisfrica

    entre la Argentina y los Estados Unidos.

    Durante estos aos el estado argentino resolvi casi todos sus problemas limtrofes:

    con Bolivia, Brasil, Chile y Uruguay apelando a la resolucin pacfica de los conflictos en

    algunos casos mediante el arbitraje. El arreglo de lmites con Bolivia en 1889 le signific a la

    Argentina la prdida de un milln de kilmetros cuadrados, y el litigio sobre Tarija y Atacama

    el arbitraje norteamericano de 1898; de igual modo la ltima disputa de lmites con el Brasil

    en 1895 mediante el arbitraje del presidente de los Estados Unidos cost a la Argentina el

    territorio cercano a Misiones.

    Con Chile la solucin fue mucho ms trabajosa y larga, dado que si el territorio chile-

    no se hubiera limitado al principio de uti possidetis juris debera componerse de lo que supo

    ser la Capitana General de Chile, es decir el ro Salado al norte, el ro Bio Bio al sur, la Cor-

    9 Gustavo Ferrari, Esquema de la poltica exterior argentina, p.15

  • 21

    dillera de Los Andes al oeste y el ocano pacfico al este. Esto es, menos de la mitad del

    rea territorial que posee actualmente.

  • 22

    4 - La firma de los Pactos de Mayo a travs del discurso period s-

    t ico del diario La Nacin (Mayo de 1902)

    En su estudio en torno a la prensa y la burguesa en el siglo XIX espaol, el profesor

    Valls Josep Fransec, afirma que se acerca a los medios periodsticos no solamente como

    fuente de la historia sino como fuente de su propia historia10 El periodismo escrito, el ra-

    diofnico, el televisivo e incluso el periodstico contina afirmando el autor- han servido a

    los historiadores con un gran caudal de material para tejer y destejer los momentum de la

    historia11, ese nivel de auxiliaridad ha impedido un anlisis ms especfico sobre la evolucin

    de los medios de comunicacin por s mismos. El profesor Valls en su propuesta de trabajo

    indica que para acceder al anlisis del discurso periodstico se debe rastrear a los peridi-

    cos, no como una fuente ms para demostrar que un hecho ha sucedido, sino que hay que

    tratar de pergear en l el mximo nmero de datos sobre la clase social que instrumentali-

    za el medio, la ascendencia de clase de quienes escriben, la relacin conflictual o no con los

    propietarios, la evolucin de las mentalidades de la poca y su incidencia en el peridico y

    los niveles tecnolgicos y su punto de aplicacin.

    En el ao 1870 sale al mercado la primera edicin del Diario La Nacin, era un 4 de

    enero y constaba de una sola pgina. Su director Bartolom Mitre12, abierto enemigo poltico

    del entonces presidente Sarmiento, escriba a Juan Carlos Gmez cuelgo por ahora mi es-

    pada, que no necesita mi patria, y empuo el componedor de Franklin13 En esta primera

    edicin, el diario La Nacin deja en clara su diferencia central con su antecesor, el diario La

    Nacin Argentina

    La Nacin Argentina era un puesto de combate. La Nacin ser una tribu-

    na de doctrina (...) La Nacin Argentina fue una lucha, La Nacin ser una propa-

    ganda14

    10

    Valls, Josep Fransec, Prensa y burguesa en el siglo XIX espaol, p. 10

    11 dem

    12 La vocacin periodstica de Mitre se remonta a su juventud. Haba escrito durante la poca de Rosas, en los diarios El Inicia-

    dor, El Nacional y la Nueva Era, de Montevideo. Durante su permanencia en Chile fue redactor del El Comercio de Valparaso,

    y director de El Progreso, de Santiago. Despus de Caseros, y cuando su figura comenz a descollar en la poltica argentina,

    prosigui su actividad en los diarios El soldado de la Ley, Los debates y El Nacional, de Buenos Aires

    13 Hornos Paz, Octavio, Breve resea de La Nacin desde sus comienzos y su evolucin a travs del tiempo: el fundador y la

    fundacin, versin web

    14 dem

  • 23

    Primera tirada del Diario La nacin. Disponible en http://goo.gl/0u0k4z

    Hacia fines del siglo XIX la prensa peridica argentina tuvo un extraordinario

    desarrollo, segn los datos aportados por Ernesto Quesada, la proporcin habitante / peri-

    dico era en la Argentina la tercera de orden mundial rondando un promedio de 1 peridico

    cada 13.509 habitantes, se sostena que en la ciudad de Buenos Aires la circulacin conjun-

    ta de sus veinticinco diarios era de 17.000 copias, con un promedio de 23 copias para cada

    100 habitantes15, segn este mismo autor el Censo de la Ciudad de Buenos Aires de 1887,

    otorgaba a La Nacin y La Prensa, con una tirada promedio de 18.000 ejemplares cada uno,

    la mayor circulacin, y registraba la existencia de 102 peridicos circulando en la ciudad,

    nmero que haba aumentado para 1895, segn el Censo Nacional de ese ao, a 143 sobre

    un total de 345 peridicos en todo el pas.

    Es as como la prensa escrita se convirti en un elemento central en el funcionamien-

    to del sistema poltico del cambio de siglo en dos aspectos diferentes, por una parte como

    instrumento de propaganda partidaria y por otra como expresin de una nueva forma de

    sociabilidad poltica nucleando a escritores que hacan sus primeras armas y encontraban

    en los peridicos un vehculo disponible para sus ambiciones de reconocimiento poltico. Por

    otra parte, los diarios no limitaban su funcin a la de ser meros portavoces de esas dirigen-

    cias en las batallas polticas, sino que funcionaban como mbitos de discusin y elaboracin

    de las propuestas polticas a ser defendidas. En su libro Historia del periodismo argentino el

    Doctor Miguel ngel de Marco sintetiza la relacin entre poltica, historia y prensa desde los

    das de mayo hasta fines del siglo XIX

    15

    Ernesto Quesada, "El periodismo argentino", en Zimmermann, Eduardo A, La prensa y la oposicin poltica en la argentina

    de comienzos de Siglo: el caso de "La Nacin" y el partido republicano

    http://goo.gl/0u0k4z

  • 24

    Desde los das de Mayo hasta fines del siglo XIX, las letras y las armas

    hallaron su natural mbito de expresin en el periodismo. Mientras se fraguaba la

    independencia en las batallas, se luchaba en enconados enfrentamientos fratrici-

    das, se peleaba en conflictos internacionales o se enfrentaba al indio en el desier-

    to, no pocos actores principales o secundarios encontraban tiempo para tomar la

    pluma y escribir artculos doctrinarios, relatar episodios blicos o pintar escenas

    costumbristas con vigorosos rasgos. Podran citarse muchos nombres, pero baste

    mencionar los de figuras cumbre de la historia y la literatura como Bartolom Mitre,

    Domingo Faustino Sarmiento, Lucio V. Mansilla, Jos Hernndez.16

    La Secretara de Cultura de la Repblica Argentina, en su publicacin Prensa escrita,

    historia y presente, realiza un raconto histrico de los inicios y fundaciones de los diarios y

    revistas ms relevantes de fines del siglo XIX y comienzo del XX, en l podemos encontrar

    que una de las publicaciones ms importantes de mediados de siglo XIX fue el diario El Na-

    cional que lanz su primer nmero en 1852 y se mantuvo hasta 1893, con dos ediciones

    diarias, dirigido inicialmente por Dalmacio Vlez Srsfield, tuvo sus

    pginas escritos de Sarmiento, Alberdi, Bartolom Mitre y Miguel

    Can. Un ao ms tarde apareci La Tribuna, fundado por los hijos

    de Florencio Varela, imbuido todava del nimo celebrante del triunfo

    de Caseros. Dej de salir en 1884 y tuvo entre sus colaboradores a

    Adolfo Alsina. En 1863 surge El Mosquito bajo la responsabilidad de

    Mayer & Ca. Lugar donde Enrique Stein, sorprendi al pblico du-

    rante 30 aos con sus caricaturas. Esta lnea sera cultivada luego

    por Caras y Caretas (18981941), dirigida por Jos S. lvarez (Fray

    Mocho), destacado autor de crnicas costumbristas.

    En la ciudad de Rosario, hacia 1867 aparece el diario La Capital, bajo la responsabi-

    lidad de Ovidio Lagos, surgi con el objetivo de promover a dicha ciudad como capital de la

    Argentina. Dos aos ms tarde Jos C. Paz funda La Prensa, bajo idea del fundador se

    construir su esplndido edificio, hoy Monumento Histrico Nacional, dotado de un sistema

    neumtico de correo interno que permita enviar correspondencia de una oficina a otra.

    En 1862 haba aparecido primero La Nacin Argentina bajo la direccin del Dr. Jos

    Mara Gutirrez, en defensa de la obra de gobierno del Gral. Mitre. En 1870 ste funda La

    Nacin, que junto con La Prensa se convertir en emblema de la generacin del 80 y del

    liberalismo econmico. La primera entrega sali a la calle con mil ejemplares desde la casa

    de Gutirrez; tres meses ms tarde la redaccin se traslad a la residencia particular de Mi-

    tre, convertida hoy en el museo que lleva su nombre.

    16

    De Marco, Miguel ngel, Historia del periodismo argentino : desde los orgenes hasta el centenario de Mayo, p.11

  • 25

    En 1876, bajo la responsabilidad de quien fuera su editor inicial: Williams T. Cathcart,

    apareci The Buenos Aires Herald. Fue el primer peridico en el pas que cont con un ser-

    vicio cablegrfico regular con Europa por intermedio de la Agencia Hayas y con un servicio

    telegrfico trasandino.

    A principios del siglo XX se suceden cambios importantes en el campo tecnolgico

    que impactarn en el trabajo cotidiano de la prensa escrita argentina, como ser la implemen-

    tacin de imprentas rotativas y linotpicas que reemplazarn a la composicin manual de

    moldes; en el campo del diseo y la esttica ser el empleo de titulares como sntesis de

    los artculos, fotos testimoniales y deslinde de avisos publicitarios en notables o clasificados.

    En este periodo surgen medios, en 1905 el diario La Razn, Crtica de la mano de Natalio

    Botana en 1913, en 1928 nace el diario El Mundo que innovar utilizando el formato de ta-

    bloide, las historietas populares y figuras de renombre como Roberto Arlt. La proliferacin de

    publicaciones crece exponencialmente al promediar mediados del siglo XX aunque los mis-

    mos no sern detallados en el presente trabajo por encontrarse fuera del periodo de estudio.

    Quince aos despus, ya en 1885, el diario La Nacin era una empresa prspera y

    se haba convertido en una voz resonante, representando las opiniones de los sectores altos

    de la sociedad argentina as como de los grandes empresarios, la Sociedad Rural y la Unin

    Industrial Argentina. Para 1902, ao en que se firman los Pactos de Mayo, objeto de anlisis

    del presente trabajo, era Emilio Mitre17 hijo del General Bartolom Mitre- el director a cargo

    del diario. El licenciado Eduardo Zimmermann en su trabajo sobre prensa y oposicin polti-

    ca en la Argentina de comienzos del siglo XX analiza el proceso de descomposicin del apa-

    rato roquista y el rol desempeado por Emilio Mitre como uno de los pilares de la oposicin

    al gobierno; en 1902 muere Bartolom Mitre y desaparece formalmente la Unin Cvica Na-

    cional, pero su hijo, Emilio Mitre, reorganiza las fuerzas propias y conforman el Partido Re-

    publicano. Mientras tanto, en el PAN -que ya no era una organizacin poltica cohesionada,

    sino ms bien un sistema flexible de negociacin sobre la base de la distribucin de favores

    y puestos electivos y burocrticos- se hace fuerte Marcelino Ugarte en la provincia de Bue-

    nos Aires.

    El comienzo del siglo veinte marc un importante momento de transicin

    en el sistema poltico argentino, controlado desde las dos dcadas anteriores por

    las fuerzas polticas lideradas por el entonces Presidente Julio A. Roca. En 1901,

    Roca perdi [] a uno de sus principales aliados, Carlos Pellegrini [] Al ao si-

    guiente, el retiro de la poltica del General Mitre puso fin al "Acuerdo" acuado en

    17

    Emilio Mitre (1853-1909) Ingeniero y periodista. Hijo del General Bartolom Mitre. Tuvo participaciones destacadas en los

    movimientos revolucionarios de 1890 y 1893, en 1896 fue elegido como diputado por la provincia de Buenos Airea. A partir de

    1894 tom la direccin del diario La Nacin, desde donde abog por la paz entre Chile y Argentina. Continu en dicho cargo

    hasta su muerte en 1909.

  • 26

    la dcada del Noventa entre los seguidores de los dos polticos; en 1903 la Con-

    vencin de Notables convocada por el oficialismo para la eleccin del candidato

    presidencial operara como un catalizador de las fuerzas opositoras, y el levanta-

    miento revolucionario de la Unin Cvica Radical de febrero de 1905, bajo la presi-

    dencia de Manuel Quintana, y la gestin de su sucesor, Jos Figueroa Alcorta,

    terminaran por desarmar la maquinaria roquista, abriendo el camino para la re-

    forma poltica llevada adelante bajo la presidencia de Roque Senz Pea (1910).

    Entre esos distintos grupos de oposicin al roquismo declinante de co-

    mienzos de siglo se destacaba el Partido Republicano liderado por Emilio Mitre,

    que como director del diario La Nacin, contaba adems del prestigio de su apelli-

    do, con un poderoso instrumento de influencia sobre la opinin pblica portea18

    .

    Sin embargo, mientras el General Bartolom Mitre viva el diario La Nacin sostendr

    su apoyo poltico al gobierno roquista, Cisneros y Escud en su libro Historia de las Relacio-

    nes Exteriores Argentinas, analizan el rol desempaado por La Nacin y le otorgan un lugar

    concomitante con la distensin del clima de las negociaciones entre ambos gobiernos, es-

    pecialmente por el tono anti belicista que adoptaron sus columnas y editoriales en contra

    posicin con otros diarios como La Tribuna o La Prensa

    El quinto factor que hizo su aporte para lograr el entendimiento bilateral

    fue la influencia del general Bartolom Mitre y su diario La Nacin, dirigido hacia

    1902 por Emilio Mitre, que contrarrest las campaas belicistas de otros medios,

    como el caso de La Tribuna. Tanto La Nacin como El Pas adoptaron en esos

    das una orientacin pacifista y antiintervencionista en los asuntos pendientes de

    la guerra del Pacfico. El 9 de abril de 1902, un editorial de La Nacin, titulado "El

    da siguiente del fallo", rechaz los argumentos de los sectores belicistas argenti-

    nos respecto de la "necesidad" de la guerra con Chile, sosteniendo que: "la Re-

    pblica Argentina no es parte en las cuestiones del Pacfico, ni tiene ningn nego-

    cio que hacer en ellas, a menos que su propia seguridad, ahora o ms adelante,

    se viese amenazada".19

    Esta idea desarrollada por Cisneros y Escud es retomada del libro Los Tratados de

    Paz entre la Repblica Argentina y Chile: la opinin Argentina de Enrique Tagle, editado en

    el mismo ao de 1902 disponible en formato digital en el repositorio online de la Universi-

    dad de Harvard- y que recopila varias editoriales del Diario La Nacin tambin accesibles en

    la Hemeroteca del Congreso de la Nacin Argentina versin en microfilm que fuera consul-

    tada para el desarrollo del presente trabajo.

    En una noticia periodstica, el recurso a la retrica no viene dictado por el contexto,

    sino que es utilizado deliberadamente para dotar de mayor efectividad al mensaje. Discursos

    utilizados para funciones estticas pueden organizar estructuras superficiales para que apa-

    18

    Zimmermann, Eduardo A, La prensa y la oposicin poltica en la argentina de comienzos de Siglo p.2

    19 Escud Carlos, Cisneros Andrs, Historia General de las Relaciones Exteriores Argentinas, El camino hacia un entendimien-

    to

  • 27

    rezcan la rima, la entonacin especial y las estructuras rtmicas; tambin es posible recurrir

    a usos especiales de la sintaxis y la semntica mediante paralelismos, comparaciones,

    metforas, irona o sobre entendidos, todo ello utilizado con claros fines persuasivos ya que

    se desea que las personas entiendan lo que se dice sobre ciertos sucesos o situaciones, es

    decir, lo que se busca es enviar un mensaje al otro lado. Es interesante notar en el fragmen-

    to precedente en especial cmo la retrica del discurso, a pesar de hallarse limitado por fac-

    tores contextuales, est orientada a objetivos y efectos especficos: hacer del diario La Na-

    cin vocero y partcipe del acuerdo limtrofe entre ambos estados.

    En la construccin del discurso periodstico, la noticia promueve implcitamente las

    creencias y opiniones dominantes en determinados grupos de la sociedad y las reafirma a

    travs de la persuasin que debe estar acompaada de una fuerte dosis de verdad y plausi-

    bilidad; para ello el discurso periodstico utiliza algunos estrategias bsicas tales como

    - Resaltar la naturaleza factual de los acontecimientos con descripciones directas de lo

    que est ocurriendo, el recursos de los expertos y los datos estadsticos

    - Construir una estructura relacional slida para los hechos mencionando los aconte-

    cimientos previos como condiciones o causas

    - Proporcionar informacin que posee dimensiones actitudinales y emocionales

    En este sentido, el diario La Nacin ha realizado un trabajo pormenorizado en el se-

    guimiento de la noticia, podemos encontrar referencias a las negociaciones y firma de los

    tratados con claridad ya desde comienzo del mes de abril extendindose con frecuencia

    diaria hasta mediados de junio de 1902.

    Es as como el 15 de abril de 1902, la prdica antibelicista encarnada en las colum-

    nas del Diario La Nacin se ve reforzada, tanto como el hecho de que el diario se auto reco-

    noce como vocero de la misma y precursor de un clima de distencin facilitador de las nego-

    ciaciones

    [] nos felicitamos de veras, por lo que toca al pas, y por lo que nos toca

    a nosotros. En cuanto a los primero nos felicitamos de que triunfen la razn pbli-

    ca [] se reconozca la verdad de las ideas y propsitos que hemos profesado, en

    un momento de perturbacin general que amenazaba complicar intil y gratuita-

    mente el pas en aventuras internacionales tomadas de barato [] Y bien, nuestra

    propaganda ha roto esta tensin artificial en que se pretenda mantener el espritu

    pblico []20

    20

    La Nacin [Diario], Ecos del da ,Recapitulando, Buenos Aires, 15 de abril de 1902, p.4

  • 28

    Esta idea es retomada tiempo despus de finalizadas las negociaciones y acuerdos,

    cuando la publicacin de los documentos oficiales ya era efectiva y de pblico conocimiento,

    el diario opta por hablar de s mismo, y lo hace, llamativamente, en primera persona valin-

    dose de una seccin especial llamada Ecos del da

    Se nos permitir que hablemos un poco de nosotros mismos. Lo hacemos

    con poca frecuencia y eso ya nos sirve de disculpa. Adems la ocasin es singu-

    lar, nica, como que llegamos al fin de un pleito que empez con la anterior gene-

    racin, en el cual hemos tenido siempre parte activa, y que juzgamos resuelto y

    bien resuelto21

    En esta pequea transcripcin de la noticia podemos observar el juego retrico utili-

    zado, donde en primer lugar el diario se excusa por realizar una auto referencia, colocndo-

    se as en una posicin subordinada al lector, podramos decir, casi pidiendo permiso para

    hablarle. A continuacin de ello, los adjetivos calificativos de singular y nica le dan el marco

    de importancia al tema que se pretende introducir captando el inters del receptor del men-

    saje; la idea de finalidad plasmada en el [] como que llegamos [] trasmite la idea de lar-

    go proceso con un sentido de esfuerzo y trabajo empeado como se indica en la noticia, por

    varias generaciones. Finalmente, y tal vez como dato ms interesante a tener en cuenta es

    el rol desempeado por el diario como parte y juez de un tema que es en definitiva una

    cuestin de Estado en poltica internacional. Por qu el Diario La Nacin es capaz de atri-

    buirse tales facultades lo veremos en el desarrollo de esa misma columna

    [] creemos que es justo y oportuno que pongamos de relieve la parte

    que ha correspondido a este diario en las soluciones que acaban de ser consa-

    gradas en documentos solemnes.

    Que [el diario] La Nacin ha sido siempre ecunime y serena en sus jui-

    cios y en su propaganda, que ha seguido siempre una poltica de conciliacin y de

    concordia, que sin excluir la firmeza, sin perder nunca de vista el decoro y los de-

    rechos de la nacin, ha procurado siempre calmar los nimos, evitar las excitacio-

    nes, mantener las discusiones en un terreno elevado y ajeno al patriotismo alar-

    mante y bullanguero, no hay que demostrarlo [] Hemos puesto siempre toda

    nuestra influencia, nuestra autoridad y nuestro prestigio al servicio del pas, sin

    herir necesariamente la susceptibilidad de nuestros vecinos, sin perder la sereni-

    dad y el equilibrio en los das de prueba, sin dejarnos extraviar por las noticias fal-

    sas y por la propaganda patriotera22

    En este fragmento la atencin se centra especialmente en las cualidades que hacen

    del Diario el mejor vocero de la opinin nacional, apelando a las nociones de serenidad,

    ecuanimidad y autoridad moral en contraposicin con aquellos medios opositores que levan-

    tan las banderas del nacionalismo alarmante o la propaganda patriotera en sigilosa referen-

    21

    La Nacin [Diario], Ecos del da, Los arreglos internacionales y La Nacin Buenos Aires, 02 de junio de 1902, p.3

    22 dem

  • 29

    cia al diario La Prensa, que sirviera en esta poca de foro para los detractores de estos

    acuerdos.

    Sin embargo la autoridad moral no es causa suficiente, aunque s necesaria, para

    que el diario La Nacin se adjudique este rol protagnico en la firma de los Pactos de Mayo.

    Como se ha descripto previamente en este apartado, la construccin del discurso periodsti-

    co debe valerse de recursos concretos para crear un marco de verdad. En este sentido en-

    contramos a lo largo del mes de mayo varias publicaciones que apelan al uso de fuentes

    primarias, testimonios de expertos, estadsticas y opiniones recabadas en el exterior espe-

    cialmente en Europa. Es as como podemos encontrar en la publicacin del 27/05 la trans-

    cripcin completa del telegrama enviado por el Perito Moreno al Presidente de la Repblica

    donde informa el desarrollo del itinerario que realiza con el comisionado de su majestad

    britnica y esboza apreciaciones acerca del futuro brillante a que estn llamadas las regio-

    nes de la Patagonia23

    En esa misma semana, en la publicacin correspondiente al da 29/05 nuevamente la

    seccin Ecos del Da ocupa el tema de la firma de los Pactos, en esta oportunidad ser la

    buena recepcin mundial de los acuerdos, el aval de las grandes potencias y autoridades y

    el efecto benfico sobre las finanzas de ambos Estados lo que ocupe el lugar central de la

    noticia.

    [] Los trminos de esta negociacin [] proveen a las aspiraciones y a

    las necesidades de la opinin internacional: limitacin de la paz armada, con ulte-

    rioridades de un desarme gradual que fluir de la misma tranquilidad y confianza

    que inspire la situacin [] El conocimiento de los textos de las actas firmadas

    permitir ser ms explcitos en su comentario, pero su eficiencia queda garantiza-

    da por la interposicin de altas influencias que han auspiciado el arreglo [] por la

    acogida de la opinin internacional que da a estos arreglos y por la sancin que

    les presta la fatalidad financiera, que las impona como una necesidad suprema a

    la existencia y a los destinos econmicos de ambos pases24

    En la misma fecha, la seccin del diario equivalente a la actual noticias del exterior,

    en su momento solamente denominada Telegramas recopila las apreciaciones producidas

    en el extranjero

    Londres, 29- ha causado buena impresin la noticia de la firma del Conve-

    nio celebrado entre Chile y la Argentina [] El Times comenta editorialmente los

    telegramas de Buenos Aires dando cuenta de este importante asunto internacional

    y elogia la cordura de los dos pases [] levantar el prestigio de Chile y la Argen-

    tina y los realza a los ojos del mundo civilizado [] Chile y la Argentina han dado a

    23

    La Nacin [Diario], Del Perito Moreno, Telegrama al presidente de la Repblica, El regreso a Buenos Aires, Buenos Aires, 27

    de mayo de 1902, p.5

    24 La Nacin [Diario], Ecos del da, Las actas internacionales, Buenos Aires, 29 de mayo de 1902, p.5

  • 30

    Inglaterra una prueba de respeto a la que no podemos ser insensibles, acatando la

    rectitud de nuestra jurisprudencia arbitral25

    En ambos fragmentos se reflejan a ambas costas del Atlntico una idea en comn: la

    razn prctica ha triunfado sobre el ardor del nacionalismo. La solucin diplomtica es vista

    en ambos casos como el medio ms civilizado posible, que redundando en beneficios a futu-

    ro especialmente en trminos econmicos por el fin de la paz armada del Cono Sur26- es

    en el presente la posibilidad de posicionamiento internacional de ambos estados como

    ejemplos y modelos a seguir para la regin. As como se reafirma la autoridad internacional

    inglesa de principio de siglo XX.

    Continuando con esta lnea del relato, el diario La Nacin en la seccin Ecos del da

    31/05 publica

    En algunos de los muchos telegramas oficiales [] se ha incurrido en un

    concepto exagerado de la situacin que el arreglo ha venido a modificar. Se ha in-

    sistido mucho en que esa situacin era casi de guerra, dndose la guerra por poco

    menos que inevitable; y en consecuencia por natural anttesis, se consagran fra-

    ses elocuentes a enaltecer los pactos como si en realidad se hubiera acallado el

    ruido de las armas por un tratado de paz. [] Aqu en el pas, la idea de la guerra,

    si bien ha podido excitar la imaginacin popular, no ha penetrado nunca seriamen-

    te en la mente de los hombres que han dirigido los asuntos internacionales27

    En esta oportunidad el diario evala la adecuacin de los telegramas oficiales a la

    realidad de las cosas y comienza calificndolos de exagerados; dada la superficial capaci-

    dad de anlisis de quienes fueran autores de esos telegramas, es esperable segn la vi-

    sin del diario- la recepcin caudalosa de elogios a una situacin que en definitiva ellos no

    consideran suficiente para el inicio de una guerra y es entonces tan slo una idea insuflada

    en el imaginario popular. As mismo, el discurso genera en el uso de las expresiones: imagi-

    nacin popular vs mente de los gobernantes un contraste claro entre la opinin vulgar y el

    pensamiento docto de los dirigentes. Para la formulacin de esta expresin podemos inferir

    que han operado dos supuestos de base, el primero relacionado a una condicin de clase

    social y a un nivel de instruccin bsico que no califica a esa masa plural que es la opinin

    pblica como capaz de juzgar con claridad los hechos internacionales y por ello, el segundo

    de los supuestos refiere a la permeabilidad de esa opinin maleable al influjo de la propa-

    25

    La Nacin [Diario], Telegramas, Corresponsales particulares de La Nacin, Chile y la Argentina impresiones en Londres, 29

    de mayo de 1902, p.3

    26 [] los dos pases distrados por el peligro que los amenazaba, podrn ahora entrar en franca y notablemente por el camino

    del progreso, de las actividades industriales y comerciales, y bastar para que lleguen a periodos de prosperidad y bienestar, la

    accin de buenos gobiernos. La Nacin [Diario], Telegramas, Corresponsales particulares de La Nacin, Chile y la Argentina

    impresiones en Londres, 29 de mayo de 1902, p.3

    27 La Nacin [Diario], Ecos del da, La guerra retrospectiva,, 31 de mayo de 1902, p.4

  • 31

    ganda de otros medios de comunicacin que representan a la oposicin poltica, crtica de la

    firma de estos tratados.

    La guerra entonces, es vista en mayo de 1902 como improbable, aunque es vlido

    recordar que existen antecedentes de que la predisposicin al conflicto armado roz mo-

    mentos lgidos, como en diciembre de 1901 apenas un ao antes de la firma de los Pactos

    de Mayo- momento en el que el Presiente Roca junto con su Ministro de Guerra, el General

    Pablo Richieri, impiden el desencadenamiento de los hechos. Este antecedente fundamenta

    en la prctica la percepcin que tiene el diario La Nacin sobre la mente de los gobernantes,

    percepcin que trasmite un estado de serenidad y racionalidad aplicados al manejo de la

    poltica, que es reconocido no slo para los propios sino para los correspondientes al pas

    vecino.

    [] Tampoco en las esferas gubernativas de Chile, ha existido nunca la

    persuasin de una guerra inevitable. Lo afirman los hechos. [] siempre se ha

    cuidado de no lanzar esas palabras irreparables que desencadenan la guerra. Ni

    palabras, ni actos [] Las gestiones diplomticas han pasado por todas las fases

    de la pasin, pero sin llegar nunca a los ltimos trminos, cuidando siempre de de-

    jar la puerta abierta a las reparaciones [] Aunque el peligro de la guerra existiera

    siempre para pueblos de sangre vivaz, jams sus hombres de estado perdieron la

    confianza en las soluciones decorosas y pacficas28

    En la amplia columna que le ha dedicado el diario a estos sucesos en el da 31 de

    mayo culmina como ya se viene percibiendo en el desarrollo, en un sentido elogio a los

    hombres de gobierno y al proceso diplomtico de negociacin en s mismo. Un sentimiento

    de gran nacin civilizada impregna las lneas del relato, y es posible pensar que quienes

    hayan ledo esta columna en su momento sintieron el beneplcito de tener un gobierno que

    encarna grandes valores morales y dirige los destinos del pas en un curso que lo emparen-

    ta con las grandes naciones y sirve como ejemplo en el contexto de la paz armada europea.

    Es humano exagerar los peligros cuando han pasado, hasta para enalte-

    cer a los que los han evitado; pero al hacerlo, inadvertidamente se sacrifican me-

    recimientos muchos mayores de esos mismos hombres dirigentes que encarnaron

    serenamente, en toda ocasin, los sentimientos nacionales, y con ello, hicieron

    imposible los desenlaces violentos29

    Ante este final cabe preguntar quines fueron esos hombres que lograron evitar el

    desenlace violento, si bien es cierto que en los fragmentos trascriptos esos hombres estn

    claramente identificados por el diario La Nacin con los dirigentes gubernamentales, en pu-

    blicaciones posteriores este mismo medio hace pblicos telegramas de agradecimiento a

    28

    La Nacin [Diario], Ecos del da, La guerra retrospectiva,, 31 de mayo de 1902, p.4

    29 dem

  • 32

    distintos actores de la poltica argentina, especialmente al ex presidente y accionista mayori-

    tario del diario, General Bartolom Mitre

    [] con motivo de los convenios internacionales, el general Mitre recibi

    ayer el siguiente telegrama de congratulacin firmado por un grupo de ciudadanos

    de los ms caracterizados y representativos de Chile.

    Santiago de Chile, junio 2- Seor teniente general D. Bartolom Mitre: al

    celebrar la nueva era de amistad y de paz que hoy se inicia para la Argentina y pa-

    ra Chile, nos es grato saludar con afecto y con respeto al ilustre argentino que en

    todo tiempo puso al servicio de tan noble causa su autoridad moral y su prestigio

    []30

    Teniendo en cuenta lo desarrollado anteriormente, podemos decir que a lo largo de

    los meses de abril y mayo de 1902, pero especialmente en mayo de 1902 se puede ver un

    seguimiento prcticamente diario de las negociaciones diplomticas en torno a la demarca-

    cin territorial entre los estados chileno y argentino. A lo largo de este periodo el diario La

    Nacin ha demostrado ser coherente con aquella idea fundadora de ser voceros de la lucha

    y propaganda poltica identificada en un sector social particular coincidente con la clase diri-

    gente. En el discurso periodstico construido, el diario, encarn el rol de vocero de la