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22/ARGUTORIO 1 er SEMESTRE 2003 I. España se estremecía entre las convul- siones nacidas de las veleidades absolutistas de Fernando VI y del progresismo liberal de la Revolución Francesa, alimentado por las sociedades secretas. Una de ellas, la de los Comuneros, segregada de la masonería, cu- yos miembros se llamaban así mismos «los hijos de Padilla», como referencia a las Co- munidades de Castilla de tiempos de Carlos V, tuvo importante presencia en Astorga. Estructurada la Sociedad en círculos indepen- dientes, llamados «Torres» y «Castillos», la integraban en general jóvenes ideológicamen- te muy activos a la manera jacobina, iniciándose con un tremendista juramento en el que se prometía dar muerte a cualquiera que fuera declarado traidor, y en caso de no hacerlo « entregar su cuello al verdugo, sus restos al fuego y al viento sus cenizas». En el Archivo Histórico de León, obra un documento bajo el título de «poder de los co- muneros a Valladolid», que otorgaron José Martínez Obregón, Pedro Tineo, Cayetano Iturriaga, Santos y Antonio González Fuertes, Rafael Franganillo, Antonio de Salvadores, Felipe Benicio Goy, Juan Manuel Mancebo, Jorge Redondo y Juan Pérez, apellidos algu- nos inequívocamente vinculados a Astorga, en que dicen que mal aconsejados los nueve primeros y dejándo- se arrastrar de otras personas por quienes fueron sugeridos persuadiéndoles de que la Sociedad de Comuneros no tenía más objeto que el de conser- var y defender a todo trance el Sistema Constitu- cional ya segunda vez establecido y vigente en todo el Reino, se inscribieron en ella pero de un modo tan insignificante y tibio que apenas tuvieron tiem- po de cerciorarse con certeza del objeto de aquella asociación y mucho menos por su corta duración y escasa asistencia que hicieron a las juntas que se celebraron... por lo que apenas se les puede hacer otro cargo que el de puro hecho de haberse inscrito sin que desde que se disolvió en los primeros me- ses del año pasado de 1823 hubieran vuelto a re- unirse ni tratar cosa alguna de semejante Asocia- ción como que la tuvieron en su concepto más apa- riencia de farsa que asunto de formalidad, más sin embargo de que en su concepto no tenían remordi- mientos de conciencia, luego que fueron notifica- dos de los Reales Indultos de S. M de 1 de agosto y 25 de septiembre últimos, ansiosos de disfrutar de piedad y clemencia que por ellos los dispensa el Soberano, corrieron a espontanearse de haber per- tenecido a las Torres ambulantes y permanentes de esta ciudad... se creían seguros y garantizados por la ley y mucho más los dos últimos que jamás han pertenecido a semejantes asociaciones de Comu- neros de la Torres de esta ciudad ni otra alguna y menos a ninguna de las sectas de masones ni otras prohibidas como falsamente se ha querido atribuir- les haber sido socios de la Comunería de aquí, que no podrá constar de manera alguna que se hayan inscrito como podrán manifestar y habrán hecho los que lo han sido en las respectivas declaraciones que se les haya tomado. Habían permanecido presos más de cua- tro meses y en el juzgado no habían logrado la soltura, contraviniéndose las intenciones de nuestro Augusto Monarca a quien se hallan acogidos como hombres reconocidos y promesas que por la ley se les hacen irrogándoseles con semejante retención considerables perjuicios que no pueden ni deben sufrir ya por lo que res- pectivamente llevan expuesto, ya por estar acogi- dos al indulto concedido por el Rey y que según es deben vivir tranquilos bajo la salvaguarda que la ley les concede. Y otorgaban poder a Joaquín Machado, vecino de Valladolid, para que compareciera ante la Real Chancillería de dicha ciudad en petición de que se les aplique el indulto los unos por haber pertenecido a la Comunería y los otros porque por la Divina Misericordia se hayan libres de ello y de toda asociación a que al- gún malvado les haya querido atribuir y todos exen- tos de las sectas tenebrosas... y que sin más dila- ción se le suelte de la prisión en que se hallan y que indebidamente han sufrido. También, un año antes, José Redondo y Juan Pérez, se habían visto envueltos en la misma acusación y también otorgan poder, esta vez a favor de Don Andrés Salvadores, procurador, para que ante el juzgado de Astorga gestione su libertad; hacen protesta de que sin embargo de que jamás han pertenecido a los Comuneros de esta ciudad ni de parte alguna ni menos a ninguna de las sectas de Masones, Carbonarios ni otras prohibidas por las leyes como tan falsamente se les ha querido atribuir haber sido socios de las Torres de Comunería, que se dice hubo en esta ciudad y ha tenido algún mal cristiano la osadía, avilantez y atrevimiento de haberles estam- pado en una lista que han percibido fue sacada de un pozo de la ciudad de León, sin que conste ni pueda constar de otra manera haberse inscrito y que a mayor abundarniento podrán manifestarlo, si ya no lo han hecho cuantos se encuentran en esta cár- cel y piden que por lo manifestado «y que por la misericordia de Dios se hallan libres de de- litos o afiliación de Comuneros... o cualquiera otra secta tenebrosa» se dé fin a su sufrimien- to, añadiendo que si se les declarase incursos en delito se les aplique el indulto «que la pie- dad de Su Majestad ha concedido», pidiendo que sean indemnizados los dados y perjuicios que se les ha ocasionado por el «vil delator». II. Fernando VII se cansó de caminar por la senda constitucional y pidió a la Santa Alian- za que le restableciera en el poder absoluto; le fueron enviados para ello los Cien mil hijos de San Luis que avanzaron sin resistencia retirándose la Asamblea a Cádiz, llevándose al monarca. No tardaron en reponer al rey en sus máximas potestades y éste no tardó en iniciar una dura represión. En el Ayuntamien- to de Astorga se recibió el día 1 de julio de 1823 una orden del Gobernador Comandan- te General de la provincia de León en que se mandaba formar una lista de quienes habían tenido «una responsabilidad en la vida del Rey y su Real Familia aprisionada por los malva- dos e Cádiz» pues «era indispensable que se pusieran en prisión todos los exaltados» que permanecerán en ella hasta nueva provi- dencia. El Ayuntamiento decidió reunirse «para la calificación de los sujetos que ha- bían de considerarse por tales» y formó la lis- ta «de los que según lo resultante de la se- sión se creyeron hallarse en aquel concepto» entre los cuales estaba Don Juan Calvo, ve- cino de esta ciudad. Éste acudió al Goberna- dor solicitando su soltura o se le diera la cau- sa para vindicar su honor. Y éste decidió que el Ayuntamiento informase, con expresión de los hechos que habían determinado su califi- cación, lo que así hizo, acordándose que Juan Calvo quedase en libertad bajo fianza que prestó el comerciante, también vecino de Astorga, Manuel Álvarez García, el cual reci- bió a Juan Calvo en custodia «constituyéndo- se su carcelero», quedando obligado a pre- sentarle ante el juez competente que lo recla- mara y al pago de las costas y demás sancio- nes a que hubiere lugar si así no lo hiciere. PERSECUCIONES POLÍTICAS Y SOCIEDADES SECRETAS EN ASTORGA Carlos García Crespo Simbología Masónica

PERSECUCIONES POLÍTICAS Y SOCIEDADES SECRETAS … · 22/ARGUTORIO 1er SEMESTRE 2003 I. España se estremecía entre las convul-siones nacidas de las veleidades absolutistas de Fernando

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22/ARGUTORIO 1er SEMESTRE 2003

I. España se estremecía entre las convul-siones nacidas de las veleidades absolutistasde Fernando VI y del progresismo liberal dela Revolución Francesa, alimentado por lassociedades secretas. Una de ellas, la de losComuneros, segregada de la masonería, cu-yos miembros se llamaban así mismos «loshijos de Padilla», como referencia a las Co-munidades de Castilla de tiempos de CarlosV, tuvo importante presencia en Astorga.Estructurada la Sociedad en círculos indepen-dientes, llamados «Torres» y «Castillos», laintegraban en general jóvenes ideológicamen-te muy activos a la manera jacobina,iniciándose con un tremendista juramento enel que se prometía dar muerte a cualquieraque fuera declarado traidor, y en caso de nohacerlo « entregar su cuello al verdugo, susrestos al fuego y al viento sus cenizas».

En el Archivo Histórico de León, obra undocumento bajo el título de «poder de los co-muneros a Valladolid», que otorgaron JoséMartínez Obregón, Pedro Tineo, CayetanoIturriaga, Santos y Antonio González Fuertes,Rafael Franganillo, Antonio de Salvadores,Felipe Benicio Goy, Juan Manuel Mancebo,Jorge Redondo y Juan Pérez, apellidos algu-nos inequívocamente vinculados a Astorga,en que dicen que

mal aconsejados los nueve primeros y dejándo-se arrastrar de otras personas por quienes fueronsugeridos persuadiéndoles de que la Sociedad deComuneros no tenía más objeto que el de conser-var y defender a todo trance el Sistema Constitu-cional ya segunda vez establecido y vigente en todoel Reino, se inscribieron en ella pero de un modotan insignificante y tibio que apenas tuvieron tiem-po de cerciorarse con certeza del objeto de aquellaasociación y mucho menos por su corta duración yescasa asistencia que hicieron a las juntas que secelebraron... por lo que apenas se les puede hacerotro cargo que el de puro hecho de haberse inscritosin que desde que se disolvió en los primeros me-ses del año pasado de 1823 hubieran vuelto a re-unirse ni tratar cosa alguna de semejante Asocia-ción como que la tuvieron en su concepto más apa-riencia de farsa que asunto de formalidad, más sinembargo de que en su concepto no tenían remordi-mientos de conciencia, luego que fueron notifica-dos de los Reales Indultos de S. M de 1 de agosto y25 de septiembre últimos, ansiosos de disfrutar depiedad y clemencia que por ellos los dispensa elSoberano, corrieron a espontanearse de haber per-tenecido a las Torres ambulantes y permanentes deesta ciudad... se creían seguros y garantizados porla ley y mucho más los dos últimos que jamás hanpertenecido a semejantes asociaciones de Comu-neros de la Torres de esta ciudad ni otra alguna ymenos a ninguna de las sectas de masones ni otrasprohibidas como falsamente se ha querido atribuir-les haber sido socios de la Comunería de aquí, que

no podrá constar de manera alguna que se hayaninscrito como podrán manifestar y habrán hecholos que lo han sido en las respectivas declaracionesque se les haya tomado.

Habían permanecido presos más de cua-tro meses y en el juzgado

no habían logrado la soltura, contraviniéndoselas intenciones de nuestro Augusto Monarca a quiense hallan acogidos como hombres reconocidos ypromesas que por la ley se les hacen irrogándoselescon semejante retención considerables perjuiciosque no pueden ni deben sufrir ya por lo que res-pectivamente llevan expuesto, ya por estar acogi-dos al indulto concedido por el Rey y que según esdeben vivir tranquilos bajo la salvaguarda que laley les concede.

Y otorgaban poder a Joaquín Machado,vecino de Valladolid, para que comparecieraante la Real Chancillería de dicha ciudad enpetición de que se les aplique el indulto

los unos por haber pertenecido a la Comuneríay los otros porque por la Divina Misericordia sehayan libres de ello y de toda asociación a que al-gún malvado les haya querido atribuir y todos exen-tos de las sectas tenebrosas... y que sin más dila-ción se le suelte de la prisión en que se hallan y queindebidamente han sufrido.

También, un año antes, José Redondo yJuan Pérez, se habían visto envueltos en lamisma acusación y también otorgan poder,esta vez a favor de Don Andrés Salvadores,procurador, para que ante el juzgado deAstorga gestione su libertad; hacen protestade que

sin embargo de que jamás han pertenecido a losComuneros de esta ciudad ni de parte alguna nimenos a ninguna de las sectas de Masones,Carbonarios ni otras prohibidas por las leyes como

tan falsamente se les ha querido atribuir haber sidosocios de las Torres de Comunería, que se dice huboen esta ciudad y ha tenido algún mal cristiano laosadía, avilantez y atrevimiento de haberles estam-pado en una lista que han percibido fue sacada deun pozo de la ciudad de León, sin que conste nipueda constar de otra manera haberse inscrito y quea mayor abundarniento podrán manifestarlo, si yano lo han hecho cuantos se encuentran en esta cár-cel

y piden que por lo manifestado «y que porla misericordia de Dios se hallan libres de de-litos o afiliación de Comuneros... o cualquieraotra secta tenebrosa» se dé fin a su sufrimien-to, añadiendo que si se les declarase incursosen delito se les aplique el indulto «que la pie-dad de Su Majestad ha concedido», pidiendoque sean indemnizados los dados y perjuiciosque se les ha ocasionado por el «vil delator».

II. Fernando VII se cansó de caminar porla senda constitucional y pidió a la Santa Alian-za que le restableciera en el poder absoluto;le fueron enviados para ello los Cien mil hijosde San Luis que avanzaron sin resistenciaretirándose la Asamblea a Cádiz, llevándoseal monarca. No tardaron en reponer al rey ensus máximas potestades y éste no tardó eniniciar una dura represión. En el Ayuntamien-to de Astorga se recibió el día 1 de julio de1823 una orden del Gobernador Comandan-te General de la provincia de León en que semandaba formar una lista de quienes habíantenido «una responsabilidad en la vida del Reyy su Real Familia aprisionada por los malva-dos e Cádiz» pues «era indispensable quese pusieran en prisión todos los exaltados»que permanecerán en ella hasta nueva provi-dencia. El Ayuntamiento decidió reunirse«para la calificación de los sujetos que ha-bían de considerarse por tales» y formó la lis-ta «de los que según lo resultante de la se-sión se creyeron hallarse en aquel concepto»entre los cuales estaba Don Juan Calvo, ve-cino de esta ciudad. Éste acudió al Goberna-dor solicitando su soltura o se le diera la cau-sa para vindicar su honor. Y éste decidió queel Ayuntamiento informase, con expresión delos hechos que habían determinado su califi-cación, lo que así hizo, acordándose que JuanCalvo quedase en libertad bajo fianza queprestó el comerciante, también vecino deAstorga, Manuel Álvarez García, el cual reci-bió a Juan Calvo en custodia «constituyéndo-se su carcelero», quedando obligado a pre-sentarle ante el juez competente que lo recla-mara y al pago de las costas y demás sancio-nes a que hubiere lugar si así no lo hiciere.

PERSECUCIONES POLÍTICAS Y SOCIEDADES SECRETAS EN ASTORGACarlos García Crespo

Simbología Masónica