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Perspectivas psicológicas del líder CONSTANCIO DE CASTRO AGUIRRE Profesor del Colegio Nuestra Señora Santa María En una de las revueltas de 1848, en París, la Policía había practicado un cierto número de arrestos. Uno de los detenidos intentaba escapar del arresto gritando: «Dejadme. Tengo que se- guir a estas masas. Soy su jefe.» Prescindiendo de la significación anecdótica de este incidente y de la época en que se produjo, lo traemos a consideración porque simboliza el momento ac- tual de la psicosociologia en torno al problema del liderato. Hoy día los psicólogos no trabajan en el descubrimiento de las características del líder, sino que más bien orientan sus investiga- ciones hacia las relaciones entre guías y subor- dinados. Dentro de la tradición individualista de la psi- cología, este problema del liderato se planteó siempre en el ámbito de las características de personalidad. El líder viene ya preindicado por una serie de rasgos inherentes a la personalidad. Así ocurría que cuando un grupo cualquiera bus- caba su interna estructuración procedía inevita- blemente a la elección del líder fijándose en de- terminados rasgos sobresalientes. A raíz de aquí es precisamente de donde ha brotado el impulso capital para la psicología del test, es decir, la psicotecnia, que en los países anglosajones ad- quiere hoy los caracteres de empresa gigante. Por ejemplo, Norteamérica necesitaba en 1917 improvisar una armada de volumen hasta enton- ces inusitado. Los altos mandos militares y po- líticos confiaron a los psicólogos la elaboración de métodos selectivos propios. Es curioso que ya en el estado utópico de Platón existía la previ- sión de un problema semejante. La Politeia da por eso las instrucciones correspondientes para unas pruebas a las que deben ser sometidos los aspirantes al liderazgo. En la última guerra el problema de selección de jefes o mandos ha arrastrado a las naciones interesadas hacia unas organizaciones de psicología aplicada muy exten- sas; tales organizaciones han servido y están sir- viendo después a las aplicaciones de la vida in- dustrial. Sabido es que la gran industria ha in- terpretado muchos de sus problemas por un modo muy parecido: «¿Quién es apto para un puesto rector?» Como resultados de este principio psicológico no son de extrañar las recetas o fórmulas si- guientes: Se toma una selección de mandos eficaces, probados en la experiencia. Se precisan aquellas cualidades más comu- nes entre los mismos y al mismo tiempo discriminativas del resto de la gente. A todo aquel que posea en algún grado di- chas cualidades se le puede predecir como líder de éxito. Y no acaban aquí los corolarios. Podría ocu- rrir que algunas de estas cualidades estuviesen más o menos condicionadas a un determinado período de aprendizaje o educación. Entonces po- demos añadir un nuevo procedimiento a los an- teriores; sería éste el de los métodos de forma- ción de líderes. Vemos, pues, que, siguiendo estas doctrinas de la psicología individualista, llega- mos a unos procedimientos para «predecir» tan- to como para «formar» al mando. La base que nos ha permitido llegar a estos resultados ha sido el examen de las características de personalidad. Merece que a los trabajos realizados en este or- den dediquemos alguna atención; fundamental- mente están construidos a base del análisis sobre biografías de grandes personajes, es decir, sobre los grandes genios. EL LIDER, PRODUCTO DEL GENIO Este término, el genio, tiene su origen en las religiones de la Italia primitiva, donde se apli- caba a las divinidades que personificaban alguna potencia creadora en general y a quienes muy en particular se atribuía todas las actividades de tipo sobrenatural o extraordinario. La Encyclo- pedía Britannica (1) define el genio en los si- guientes términos: «El grado más elevado que puede concebirse de la aptitud para la origina- lidad, algo efectivamente extraordinario que re- basa todo margen de educación y que aparente- (1) Cfr. Genius. Pág. 116, 14 ed., 1936.

Perspectivas psicológicas del líder

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Perspectivas psicológicas

del líder

CONSTANCIO DE CASTRO AGUIRRE

Profesor del Colegio Nuestra Señora Santa María

En una de las revueltas de 1848, en París, laPolicía había practicado un cierto número dearrestos. Uno de los detenidos intentaba escapardel arresto gritando: «Dejadme. Tengo que se-guir a estas masas. Soy su jefe.» Prescindiendode la significación anecdótica de este incidentey de la época en que se produjo, lo traemos aconsideración porque simboliza el momento ac-tual de la psicosociologia en torno al problemadel liderato. Hoy día los psicólogos no trabajanen el descubrimiento de las características dellíder, sino que más bien orientan sus investiga-ciones hacia las relaciones entre guías y subor-dinados.

Dentro de la tradición individualista de la psi-cología, este problema del liderato se planteósiempre en el ámbito de las características depersonalidad. El líder viene ya preindicado poruna serie de rasgos inherentes a la personalidad.Así ocurría que cuando un grupo cualquiera bus-caba su interna estructuración procedía inevita-blemente a la elección del líder fijándose en de-terminados rasgos sobresalientes. A raíz de aquíes precisamente de donde ha brotado el impulsocapital para la psicología del test, es decir, lapsicotecnia, que en los países anglosajones ad-quiere hoy los caracteres de empresa gigante.Por ejemplo, Norteamérica necesitaba en 1917improvisar una armada de volumen hasta enton-ces inusitado. Los altos mandos militares y po-líticos confiaron a los psicólogos la elaboraciónde métodos selectivos propios. Es curioso que yaen el estado utópico de Platón existía la previ-sión de un problema semejante. La Politeia dapor eso las instrucciones correspondientes paraunas pruebas a las que deben ser sometidos losaspirantes al liderazgo. En la última guerra elproblema de selección de jefes o mandos haarrastrado a las naciones interesadas hacia unasorganizaciones de psicología aplicada muy exten-sas; tales organizaciones han servido y están sir-viendo después a las aplicaciones de la vida in-dustrial. Sabido es que la gran industria ha in-terpretado muchos de sus problemas por un modomuy parecido: «¿Quién es apto para un puestorector?»

Como resultados de este principio psicológicono son de extrañar las recetas o fórmulas si-guientes:

Se toma una selección de mandos eficaces,probados en la experiencia.Se precisan aquellas cualidades más comu-nes entre los mismos y al mismo tiempodiscriminativas del resto de la gente.A todo aquel que posea en algún grado di-chas cualidades se le puede predecir comolíder de éxito.

Y no acaban aquí los corolarios. Podría ocu-rrir que algunas de estas cualidades estuviesenmás o menos condicionadas a un determinadoperíodo de aprendizaje o educación. Entonces po-demos añadir un nuevo procedimiento a los an-teriores; sería éste el de los métodos de forma-ción de líderes. Vemos, pues, que, siguiendo estasdoctrinas de la psicología individualista, llega-mos a unos procedimientos para «predecir» tan-to como para «formar» al mando. La base quenos ha permitido llegar a estos resultados ha sidoel examen de las características de personalidad.Merece que a los trabajos realizados en este or-den dediquemos alguna atención; fundamental-mente están construidos a base del análisis sobrebiografías de grandes personajes, es decir, sobrelos grandes genios.

EL LIDER, PRODUCTO DEL GENIO

Este término, el genio, tiene su origen en lasreligiones de la Italia primitiva, donde se apli-caba a las divinidades que personificaban algunapotencia creadora en general y a quienes muyen particular se atribuía todas las actividades detipo sobrenatural o extraordinario. La Encyclo-pedía Britannica (1) define el genio en los si-guientes términos: «El grado más elevado quepuede concebirse de la aptitud para la origina-lidad, algo efectivamente extraordinario que re-basa todo margen de educación y que aparente-

(1) Cfr. Genius. Pág. 116, 14 ed., 1936.

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mente presenta una diferencia de naturaleza conrespecto al «talento», mientras éste se consideraordinariamente como una capacidad intelectualdeterminada a la que no le falta sino este doninexplicable y único para el que se reserva elnombre de «genio».

Hay, a propósito de la naturaleza del «genio»,dos corrientes de opinión enteramente dif eren-tes. Una, que no admite sino diferencias cuanti-tativas entre el genio y el individuo normal;otra, que subraya una diferencia fundamentalde naturaleza. Quizá, sea GALTON, uno de los pio-neros de la psicología experimental, el mas des-tacado defensor del primer punto de vista. Ensu tratado Hereditary Genius de 1869 planteala cuestión con método puramente estadístico.Así, las diferencias considerables existentes entrelos idiotas y los grandes hombres, desde el puntode vista de las aptitudes humanas, deben serconsideradas como desviaciones respecto de lasaptitudes medias. El genio, pues, representa unode los extremos de la curva normal de probabi-lidad.

Partiendo de este criterio define GALTON al«genio» como la persona que ha alcanzado unaposición a la que no llegan doscientas cincuentaentre un millón de personas. Los mismos puntosde vista viene a compartir otro de los grandeshombres dedicados a la psicología experimentalen tiempos más recientes, TERMAN (2). Define el«genio» como resultante de las aptitudes a unnivel excepcional; el talento se aplica igualmen-te a las mismas aptitudes, pero a un nivel in-ferior. La diferencia, pues, con respecto al indi-viduo medio no es cualitativa, sino cuantitativa.«Las mismas leyes psicológicas —dice— explicanla existencia del genio y la del débil de espíritu.No existe rasgo en poder de uno de los dos queno sea hasta cierto punto compartido por el otro»(op. cit., pág. 406).

Frente a esta escuela, que, como se puede apre-ciar, se basa en hechos experimentales, se hadesarrollado otra corriente de opinión favorablea la singularidad cualitativa del «genio». Gene-ralmente suele asociarse a esta opinión el nom-bre de LOIVIBROSO, quien llevó mas lejos que nadiela noción de identidad esencial entre el «genio»y la locura. Realmente no es ésta una doctrinaabsolutamente nueva. Ya ARISTÓTELES hablaba demuchas personas que llegan a ser poetas, prof e-tas y sibylas, no obstante observarse en ellos de-generaciones maníacas. LAMARTINE hablaba de«una enfermedad mental llamada genio». DRYDEN

escribía: «Los grandes espíritus ciertamente es-tán muy próximos a la locura.» Pero, sobre todo,la obra de MOREAU DE TOURS Psychologie morbide,aparecida en 1859, fué la que inspiró las ideasde Lomartoso. Allí es donde se dice que el «genio»-es producto de una neurosis y muy frecuente-mente de psicosis.

Ciertamente no le falta confirmación históricaa esta tesis. Por lo que toca a nuestro punto, el

(2) Cfr. Talent and Genius in Children. 1930.

liderato, existe una abundante bibliografía degrandes líderes tocados de alguna rareza mental.Cuando consideramos individuos como Hitler.Napoleón, los Wesley, John Knox y Oliver Crom-well apreciamos cuán absurdo es decir que unlíder debe estar bien equilibrado y poseer senti-do del humor o de la justicia. Algunos de losmáximos líderes de la Historia fueron neuróticosinsanos, epilépticos, malhumorados, injustos y au-toritarios. Ha habido líderes religiosos con unsentido patológico de culpa, líderes políticos condelirios de omnipotencia y dictadores militaresque sufrían de manía persecutoria. Sin embargo,ni aun en estos casos podemos explicarnos eléxito de estos líderes, habida cuenta únicamentede su «genio», de su locura. Podrán explicarse lasmotivaciones de Hitler, pongo por caso, como loha hecho BYCHOWSKI (3), partiendo de un com-plejo de Edipo; pero difícilmente podrá aclarar-se cómo Hitler tuvo exito en obtener el apoyodel pueblo alemán sin tomar en consideraciónlas esperanzas y aspiraciones, las frustraciones ymodos de reacción habituales de su pueblo.

EL LIDERATOCOMO PAPEL A DESEMPEÑAR

Hoy día, y como consecuencia de un ateni-miento más experimental al problema, se abrepaso una nueva teoría acerca del liderato. Se leconsidera no como rasgo o conjunto de rasgosde personalidad, sino como un «rol» o papel adesempeñar. Conviene que digamos algo acercade la relevancia que toma en la actualidad lateoría del «rol». HOFSTÄTTER (4), destacado psicó-logo del momento, incluye las doctrinas del «rol»entre las cuatro posiciones teóricas más impor-tantes de la psicología.

Es curioso que en este punto el pensamientopsicosocial alude a una concepción mitológicasubyacente. La concepción de la vida como espec-táculo, como teatro. Evidentemente, y aquí nos•interesa subrayarlo, bajo esta concepción se im-plica la idea de que un mismo individuo puedemostrarse en realidad de muy diversas formasante la mudanza de sus situaciones. De adultosno nos confesamos muy a gusto autores de estoscambios o adaptaciones de nuestra personalidad.Sin embargo, no sucede así en nuestra niñez. Loschicos se entregan apasionadamente a la repre-sentación de «guardias y ladrones», mientras laschicas practican el papel de madres con sus mu-ñecas. En las culturas primitivas es frecuente ob-servar la utilización de estos juegos o represen-taciones como «procedimientos de enseñanza oaprendizaje». Incluso en nuestras sociedades másavanzadas se ha introducido el procedimientopara preparar entrevistadores y para adiestra-miento de líderes.

El concepto científico de «rol» vino a estable-

(3) BYCHOWSKI Dictators and Disciples. 1948.(4) P. R. 1-10FSTiiTTER : Sozialpsychologie. Berlín, 1956.

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cerio G. H. MEAD (5). Quizá hayan sido los an-tropólogos quienes han derivado de el la máxi-ma utilidad como instrumento de trabajo. Asísuele de finirse como «un comportamiento socialque una persona juzga apropiado ante la situa-ción y las exigencias de los miembros de sugrupo».NEWCOMB (6) viene a decir que «una socie-

dad se mantiene gracias a un proceso según elcual los individuos se comportan de acuerdo conel rol que de ellos se espera». Piénsese en loacertado de la frase, que no tiene nada de exa-gerado, ya que si es verdad que el individuo for-ma parte de la sociedad mediante la inserciónen multitud de grupos, unos formales y otrosinformales, esto no sería viable sino por la re-presentación de distintos papeles a juzgar.

Analizando con HOFSTÄTTER más detenidamenteel contenido del «rol» podemos describir las si-guientes notas características:

1.a Una secuencia de conducta relacionada ensus partes como un todo.

2.a Correspondencia y engranaje con las con-ductas de otras personas.

3.a Independencia de identidad del «rol» ensí con respecto a sus representantes.

Está claro que el «rol» tiene una unidad en símismo, de forma que el experimentador puedaadvertir inmediatamente un leit-motiv. Por otra

en, -•nn••• parte, la capacidad de jugar papeles del hombrenos da la medida de su versión social, y así escomo habrá de engranarse con el juego de otraspersonas. Finalmente, el mismo papel puede serrepresentado —y de hecho se representa— pordiversos individuos.

El liderato ha venido a ser considerado comopapel a desempeñar a través de la atención ex-perimental que se le ha concedido. Se ha inten-tado en primer lugar la verificación experimen-tal del liderazgo como conjunto de rasgos de per-sonalidad. Cuando en este terreno a penas se halogrado nada, a pesar de los grandes esfuerzosconsagrados, ha habido que desistir definitiva-mente de aquellas hipótesis del «genio». El líder,decididamente, no es un genio que nace cualita-tivamente distanciado del resto de los mortales.

ESTUDIOS EXPERIMENTALES

Son muchísimas las investigaciones hechas enestos últimos veinte arios. Citemos las de BIRD(1940), JENKINS (1947), STOGDILL (1948) y EATON(1950).

(5) C. H. MEAD: Mind, Seil and Society. Chica-go. 1934. Hay traduct,ión castellana en ed. Paidos, Bue-nos Aires.

(6) T. M. NEWCOMB : Social Psychology. 1950.(7) C. BIRD : Social Psychology. 1940.

Así, por ejemplo, BIRD (7) ha reunido seten-ta y nueve características que se adscriben alos líderes; entre las más frecuentes vienen lassiguientes:

— Iniciativa.— Extroversión.— Humor.— Entusiasmo.— Confianza en sí mismo.— Sociabilidad.

El examen de STOGDILL (8) llega al siguienteresultado: «Los que representan un papel demando se diferencian de los miembros del gruposubordinado en las características

— Capacidad de contacto.— Iniciativa.— Constancia.— Capacidad de organización.— Confianza en sí mismo.— Vigilancia.— Disposición de ayuda.— Amabilidad.— Capacidad de acomodo (flexibilidad).— Habilidad de palabra.»

Semejantes listas de adjetivaciones, en reali-dad entorpecen mucho más la búsqueda dellíder.

En primer lugar, casi ninguna de las cuali-dades enumeradas consta de estructura simple;son más bien productos de tendencias o actitu-des complejas. Por ello previamente sería nece-sario definir tales características operativamente,cosa nada fácil. En segundo lugar sería deseabledar con una estructura factorial de estas cuali-dades del supuesto líder. Es decir, que habría quebuscar hasta qué punto no se correlacionan unascon otras, por lo menos estadísticamente hablan-do; esto nos llevaría a despejar el campo de lainvestigación notablemente, puesto que habría-mos encontrado los nudos o puntos de cruceadonde vendrían a parar y entrelazarse un buennúmero de rasgos.

Por todo esto se han hecho estudios a partirde rasgos relativamente sencillos y simples. Peroaquí han fallado estruendosamente las inten-tadas correlaciones con la «a ptitud para elmando».

El mismo STOGDILL trató de hallar una co-rrelación estadística entre mandos acreditados ylas siguientes cualidades o rasgos: 1, edad; 2,altura; 3, peso; 4, éxito en estudios; 5, cocienteintelectual; 6, habilidad de trato, y 7, amabi-lidad.

Los resultados obtenidos son de tal margen de

(8) Citado en HoFsTÄTTER Einführung in die Sozial-psychologie. Pág. 396. Viena. 1954.

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variabilidad que no permiten la más mínima afir-mación al respecto. He aquí una tabla de resul-tados (9):

CORRELACIONES CON LA cAPTITUD DE MANDO»

CaracteristicasExtremas Medias

1. - 0.32 0.71 0.212. Altura ... - 0.13 0.71 0.303. - 0.04 0.52 0.234. Exito en estudios... -0.27 0.39 0.205. Cociente intelectual. -0.14 0.90 0.286. Habilidad trato... ... 0.10 0.98 0.477. Amabilidad ... 0.23 0.82 0.55

Puede verse cómo los cinco primeros rasgos dela enumeración muestran valores muy extremos,del negativo al positivo, por lo que la experienciano otorga ninguna confianza para hacer predic-ciones en este sentido. Los dos últimos rasgos-habilidad de trato y amabilidad- se mantie-nen por lo menos dentro de las correlaciones po-sitivas, aunque es cierto que manifiestan tam-bién una gran variabilidad en sus valores extre-mos. Todo lo cual parece indicarnos que no esfácil caracterizar al líder en unos determinadosrasgos de personalidad, físicos y psicológicos.

HOFSTÄTTER hizo un análisis factorial a base delos resultados obtenidos en una serie de investi-gaciones de la Plana Mayor Americana OSS. Seimpusieron los siguientes factores:

- Inteligencia.- Energía vital.- Dominio de sí mismo.

Hasta el momento es todo lo que hay averi-guado en la línea experimental. Sin embargo, elmismo autor de esta f actorización no muestragrandes esperanzas en semejantes procedimien-tos. «Yo me temo -dice- que no vayamos a lle-gar muy lejos de esta manera. Por eso me pa-rece que ante todo hay que romper con un pre-juicio; el prejuicio de que el liderazgo sea unapropiedad de la personalidad que pueda corre-lacionarse con otras propiedades de la persona-lidad y que nos permita así la construcción deunos factores. Este modelo de pensamiento sebasa en definitiva en la ideología que defiendeal jefe nato (carismático, según WEBER). Hoy díaesta tesis parece insostenible...» (op. cit., pági-na 398).

¿Dónde encontrar, según esto, alguna pautaIdeológica acerca de este problema? Uno de losexámenes más amplios sin duda que se hayanacometido jamás sobre la bibliografía del lidera-

(9) Las correlaciones estadísticas varían entre los va-lores - 1 y + 1. En el momento en que fueran igualesa la unidad positiva o negativa, querría decirse que lasvariables puestas en Juego, en este caso «aptitud demando» y cada una de las cualidades enumeradas, mos-traban perfecta concomitancia, si bien en un caso nega-tiva y en °ti° positiva

to se lo debemos a W. JENKINS (10). Este hombreresume las investigaciones efectuadas en treintaarios y llega a las siguientes conclusionea:

1. El liderato se relaciona específicamentecon la situación particular investigada. La per-sonalidad del líder de un grupo entregado a de-terminada actividad, así como las característicasdel liderato, incluyendo los criterios de valora-ción aplicados, dependen en efecto de la situa-ción. En relación con esta conclusión se halla elhecho general de las profundas diferencias de ca-rácter que se aprecian en las personas que seconvierten en líderes en situaciones semejantes,y la divergencia todavía mayor revelada en laconducta de los líderes en situaciones diferentes.

2.a Prácticamente todos los estudios demostra-ron la superioridad de los líderes sobre los de-más miembros del grupo, al menos en algunacapacidad, si bien estas capacidades eran muyvariadas. El único factor común fue que los lí-deres, en un campo determinado, necesitan, ysuelen poseer, particular competencia o conoci-mientos técnicos superiores en ese campo.

CONCLUSIONES

Situados ante la problemática de seleccionarmandos, y ateniéndonos con el máximo rigor alas conclusiones de la psicología, seria precisovariar el enfoque tradicional. No parece acertado ••111110..-

seleccionar sin más a unos individuos sobre otrossimplemente porque parecen reunir ciertos ras-gos de carácter. Los rasgos de carácter importansin duda ninguna, pero no son decisivos parapredecir al líder; importan sobre todo muchísi-mo en un sentido negativo, en cuanto que pue-den hacer incompatible a una persona con el pa-pel de líder. Entonces nosotros propondríamos,siguiendo a HOFSTÄTTER, un esquema complejo enel que quedarían involucrados los siguientespuntos:

Por parte del que desempeña el papel de líder:1, aptitudes; 2, experiencias.

Por parte de los subordinados: 1, aptitudes;2, experiencias; 3, estructura del grupo; 4, obje-tivos del grupo; 5, expectativas.

Así, pueden concebirse los siete puntos de esteesquema como una conducta de interdependen-cia. No existen al respecto investigaciones muydetalladas, sino solamente observaciones empí-ricamente contrastadas. De tales observacionescabe deducir algunas afirmaciones que puedenorientarnos en la labor y planteamiento de unaselección:

1. Las personas que aprendieron relativamen-te pronto en su vida a jugar un papel dominantese encuentran después con una ventaja generalrespecto de los demás para desempeñar un lide-rato.

2. El carácter de los subordinados condiciona

(10) W. JENKINS Review o/ Leadership Studies withParticular Reference to Military Problems en Psychol.Rev. 44. 1947.

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y exige unas determinadas características en ellíder. Difícilmente puede ser una misma personaun buen jefe de un grupo de aldeanos y de ungrupo urbano.

3. Las experiencias habidas en un grupo conrespecto a sus líderes determinan la selección demandos posteriores.

4. Los objetivos de un grupo determinan porsu parte a la persona que ha de portar el papelde mando. El líder de un grupo político de luchano es, tras el éxito de la revolución, el guía ade-cuado del nuevo orden.

5. La estructura interna del grupo es decisi-va para la disciplina que un jefe puede exigir deél, así como para la personalidad adecuada delmando.

6. También es claro que cada grupo socialdesarrolla ciertas expectativas que están en con-sonancia con las finalidades del grupo. Así, sedesarrolla un principio de selectividad en el gru-po, ya que estas expectativas excluyen automá-ticamente a ciertas personas del mando. Algunasexpectativas del grupo suelen ser de naturalezamuy estereotipada.

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CRONICA

Tendencias actuales

de la investigación científica

Pr. PIERRE AUGER

Ex director del Departamento de CienciasExactas y Naturales de la Unesco

«La actividad de la investigación científica, que enla sociedad del siglo xix representaba un papel secun-dario, ha adquirido en el siglo xx una importancia talque no sería posible describir la actual sociedad sindarle el lugar que le corresponde.» Con esas palabrascomienza el informe preparado por el ex director delDepartamento de Ciencias Exactas y Naturales de laUnesco, el profesor Pierre Auger, en respuesta a unacuerdo adoptado por la Asamblea General de las Na-ciones Unidas en noviembre de 1958.

Al explicar el volumen y la rapidez de ese creci-miento, el autor hace referencia a las cifras de revis-tas científicas publicadas, que en 1800 apenas si llega-ban a un centener, en 1850 llegan a un millar, a diezmil el ario 1900 y a cien mil en 1960. A ese ritmo cons-tante llegarán seguramente a un millón a comienzosdel siglo próximo. El número de investigadores no sehallará hoy lejos de los dos millones en el mundo en-tero, y de ahí la necesidad de constantes intercambiosy de encontrar procedimientos para que no se repitanesfuerzos inútiles y para que todos los sabios estén alcorriente de los progresos realizados con la rapidezque las circunstancias exigen.

Para reunir los datos relativos al inmenso campode las ciencias, la industria, los transportes y las tele-comunicaciones, Auger ha consultado a veintinueveorganizaciones intergubernamentales, sesenta y seis or-ganizaciones no gubernamentales, centros nacionales deinvestigación de cuarenta y dos países y con doscien-tas cincuenta y cinco personalidades del mundo cien-tífico.

Cada diez arios se duplica el poderío de la inves-tigación y de la ciencia, y para dar idea de lo queello representa cabe decir que «el 90 por 100 de lossabios y de los investigadores científicos, reconocidosen la historia de ese inmenso desarrollo, viven y tra-bajan en nuestros días». Los problemas que se plan-tean a los hombres son de diversos órdenes : unos,prácticos, correspondientes al deseo de hacer mejor,más rápido y más económico ; otros son intelectua-les, para encontrar la explicación al mundo que nosrodea.

A este segundo tipo de trabajos pertenece la astrono-mía, que ha jugado un papel esencial en el desarrollode la investigación científica intelectual, debido a quelos fenómenos a observar son extraordinarios y a quelas leyes matemáticas de referencia son simples. Pro-gresivamente ha surgido una tercera categoría de pro-blemas, los resultantes de la tentativa de utilizar losconocimientos intelectuales adquiridos en la investi-

gación «desinteresada» para la producción de objetosnuevos y el mejoramiento de la técnica. Desde la másremota antigüedad este tipo de cuestiones ha ocupa-do la paciencia, el trabajo y el genio de generacionesinnumerables de investigadores.

VISION PANORAMICADE LA INVESTIGACION CIENTIFICA

El informe del profesor Pierre Auger es una visiónpanorámica de los acontecimientos que se desarrollanen un dominio impresionante de la actividad humana.Al examinar las grandes corrientes de la investi-gación, el autor señala que hace unos cien arios losdescubrimientos de la física y de la química, llama-das ciencias puras, se hallaban muy próximos a seraplicados de manera concreta. Los fenómenos en losque se interesan los físicos y químicos, en sus es-tudios fundamentales, no permiten ver de manerasimple y directa su relación con los resultados con-cretos.

Nadie sabe hasta qué punto el descubrimiento deuna partícula elemental puede tener una influenciaen la productividad y en el mejoramiento de los pre-cios de venta.

Interesa señalar asimismo las posibilidades de losactuales laboratorios para extender la investigacióna las regiones del espacio, pues es posible provocaraltas y bajas temperaturas, presiones altas y bajas,campos eléctricos y magnéticos, lograr la detecciónde fenómenos por medio de fotomultiplicadores y otroselementos ; obtener en el campo de la química cuer-pos cada vez más puros, separar isótopos, mejorar laprecisión de las medidas ; registrar gracias a las má-quinas automáticas los últimos errores en la industriaquímica, en los transportes y en las telecomunicacio-nes; explorar y describir el universo y comprendermejor las leyes de la naturaleza, con gran beneficiopara la medicina, la agricultura y la industria.

Los progresos actuales en la automatización, en lastransformaciones de la energía, en los análisis de laestructura de la materia, en los transportes, en lascomunicaciones, han llevado a trabajos en los queintervienen al mismo tiempo numerosas disciplinas yhan dado mayor relieve a la importancia de las mate-máticas, ciencias que han podido preparar por ade-lantado teorías puramente lógicas que contenían losinstrumentos del pensamiento capaces de llegar a lasformalizaciones necesarias. El ejemplo más brillantees el del cálculo tensorial, que parecería haber sido