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PESCA EN EL RÍO JEQUETEPEQUE (En memoria de Esdrulfo Asunción Yépez Mostacero, “Toro” - El pescador) Dajalma Yépez Ruiz. Email: [email protected] El reloj marcaba poco más de las 11.00 de la noche y el grupo de “chinguioneros” encabezado por el “toro” Esdrulfo Yépez, en fila horizontal como un tropel de potrillos en trilla iba dejando atrás una estela leve de polvareda al encaminarse por la calle Cajamarca de regreso al barrio Chinguión, luego de haber visto la película de la noche que por aquellos tiempos se estrenaban en la casa del “Cueto” Hugo Olazo, quién hábilmente había encontrado en este negocio una fuente de trabajo y por ende un emolumento extra a sus ingresos económicos familiares, luego de que el único cine del pueblo – el Hidolú - había cerrado para siempre sus puertas hacía ya un buen tiempo. Tal romería se repetía casi religiosamente noche a noche, pues constituía el único pasatiempo nocturno de la muchachada en la Tembladera de los años 80; de pronto alguien de la “mancha” rompía el silencio con un comentario sobre la película que acababan de disfrutar y así entre risas y carcajadas avanzábamos de regreso hasta posicionarnos en la primera banca del parquesito del barrio, frente a la casa del “Tani” Namoc; allí tres de nosotros nos sentabamos en la misma y los restantes se arremolinaban en torno a ella empezando la clásica tertulia, los mismos de siempre empezando un nuevo coloquio amical de temas variopintos y hasta banales, sobre todo al momento de rememorar aquellas anécdotas que arrancaban sendas carcajadas y los “cochineos” sanos hacia alguien de ellos ahí presente; lo importante era pasarla bien un momento antes de ir a nuestras casas a entregarnos a los brazos de Morfeo y continuar así con el día a día en la Tembladera de siempre. ¡Muchachos… ¿Qué hacemos mañana?!, exclamó el “Toro”: Que tal si nos vamos al peje, tengo por ahí un par de “tiros”, hay una “huaquita” por arriba donde hay puro “suco” lomo negro, ¿Quién se apunta? , sentenció una vez más el “Toribio”, aquella vez nos anotamos el Pancho Oliva, el “Colorao” Dávalos, el “Conejito” Reyes y el “loco”

PESCA EN EL RÍO JEQUETEPEQUE

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PESCA EN EL RO JEQUETEPEQUE(En memoria de Esdrulfo Asuncin Ypez Mostacero, Toro - El pescador)

Dajalma Ypez Ruiz.

Email: [email protected] reloj marcaba poco ms de las 11.00 de la noche y el grupo de chinguioneros encabezado por el toro Esdrulfo Ypez, en fila horizontal como un tropel de potrillos en trilla iba dejando atrs una estela leve de polvareda al encaminarse por la calle Cajamarca de regreso al barrio Chinguin, luego de haber visto la pelcula de la noche que por aquellos tiempos se estrenaban en la casa del Cueto Hugo Olazo, quin hbilmente haba encontrado en este negocio una fuente de trabajo y por ende un emolumento extra a sus ingresos econmicos familiares, luego de que el nico cine del pueblo el Hidol - haba cerrado para siempre sus puertas haca ya un buen tiempo. Tal romera se repeta casi religiosamente noche a noche, pues constitua el nico pasatiempo nocturno de la muchachada en la Tembladera de los aos 80; de pronto alguien de la mancha rompa el silencio con un comentario sobre la pelcula que acababan de disfrutar y as entre risas y carcajadas avanzbamos de regreso hasta posicionarnos en la primera banca del parquesito del barrio, frente a la casa del Tani Namoc; all tres de nosotros nos sentabamos en la misma y los restantes se arremolinaban en torno a ella empezando la clsica tertulia, los mismos de siempre empezando un nuevo coloquio amical de temas variopintos y hasta banales, sobre todo al momento de rememorar aquellas ancdotas que arrancaban sendas carcajadas y los cochineos sanos hacia alguien de ellos ah presente; lo importante era pasarla bien un momento antes de ir a nuestras casas a entregarnos a los brazos de Morfeo y continuar as con el da a da en la Tembladera de siempre. Muchachos Qu hacemos maana?!, exclam el Toro: Que tal si nos vamos al peje, tengo por ah un par de tiros, hay una huaquita por arriba donde hay puro suco lomo negro, Quin se apunta?, sentenci una vez ms el Toribio, aquella vez nos anotamos el Pancho Oliva, el Colorao Dvalos, el Conejito Reyes y el loco James: Bien muchachos maana temprano, plan de 06:00 a.m. nos reunimos ac, en el parque; yo voy a ver al Chavn Ciriaco que me ha dicho que tiene fulminantesargument el Toro. Con la llegada del alba, al da siguiente, los muchachos bamos congregndonos en el lugar acordado, el Toro ya estaba ah con la clsica trusita negra, poco ms arriba del medio muslo, bastante trajinada por las mil y unas aventuras de pesca en el ro Jequetepeque; de pronto el loco James irrumpi: Ya estamos todos, Qu esperamos?; un momento, el chavn me dijo que vendra, ya no demora!, dijo el Toro; casi al unsono, a la altura de la plazuela de La Madre, empez a mostrarse una silueta negra con la cansina forma de caminar: Ya viene, es el Chavn!, dijo el Conejito Reyes. Reunidos todos; lo siguiente era esperar la movilidad, que por aquel entonces los colectivos interdistritales era las camionetitas marca Datsun y las ms modernas, las Toyota de cabina simple, todas equipadas con su toldito y bancas de madera en ambos lados para el confort de los pasajeros; no esperamos mucho y de pronto la delegacin de pesca nos encontrbamos viajando en direccin a Chilete; pero esta vez el viaje sera corto pues el Toro haba dictaminado que bajaramos en la localidad de Pampa Larga, distante unos 15 minutos desde Tembladera; as fue y cuando ya estuvimos en la orilla izquierda aguas abajo del Jequetepeque, el Toro nos invit a la comodidad de una playita de arena, no sin antes encomendarnos que busquemos piedras alargadas para armar los dos tiros, y conseguir ramillas de sauce para atarlos; segn l, seran suficientes para obtener una buena y suficiente pesca, tanto para llevar a las casas de todos como para el deleite del grupo en su integridad, por supuesto, el suculento piqueo sera preparado por l mismo; y continu diciendo: Vengan para ac todos y presten atencin: El primero va a ser en la poza de la vieja Nieves que es una poza grande ubicada a la altura del paraje denominado cruz colorada, muy famosa por que ah se cran cardmenes del preciado pez nativo del ro llamado cascafeah estn que hierven y el otro lo tiramos ms abajo, como quin regresar, dijo el Toro, de pronto el Colorao Dvalos exclam: Pero la vieja lo cuida, escucha el disparo y sale con sus peones y perros y nos corre, es que segn ella, dice que con los tiros se afloja su terreno y el ro se lo puede llevar en un aumento del caudal.Escuchen pues huev..este es el plan!, terci el toro: Tenemos que ser rpidos, yo meto el tiro, tres al buceo; yo, contigo colorao y t Daya, t chavn en la orilla con un caito recoges los pejes; el loco con el conejo y el Pancho con su caito en la corriente para que no se nos escapen corriente abajo; mientras llega la vieja nosotros ya estamos con la capacha llena, luego emprendemos la fuga ro abajo.finaliz el estratega Toribio, quizs recordando inconscientemente sus tcticas de retiradas cuando fue soldado del ejrcito peruano; era evidente que esta operacin a lo mucho debera tomar como mximo diez minutos, caso contrario tenamos a doa Nieves con su gente encima nuestro a punta de piedras, palos y los canes tras nuestras humanidades. A nosotros como que no nos convenca mucho la estratagema planeada por el toro pero al fin y al cabo l era el lder y sus rdenes se mantenan casi invariables; y as mientras preparbamos los petardos, el chavn, quien se haba mantenido muy pacato hasta ese momento, en un golpe de genialidad exclamo: Toritooo!!!, escchenme tamaisas que era su expresin para con los amigos Cmo yo voy a estar en la orilla, a la hora que escuchamos los ladridos de los perros y los gritos de la vieja con sus peones; una vez que aparezca, yo me calateo, entonces la vieja al verme va a sentir vergenza y ya no vendr a joder, Qu les parece?, todos, invariablemente irrumpimos en una estruendosa carcajada; pero en s la idea del chavn no era un disparate del todo, pues se trataba de ganar unos minutos para poder recoger al mximo la pesca luego de detonar el tiro; pese a que aquella era una osada sin precedentes, el toro asinti y dictamin: Ya carajo lo haces as hay que joderla a la vieja de mieque siempre nos jode la pesca; despus de todo una vez que corre a la gente manda a sus cholos a que saquen los pejes y ella se banquetea; eso de que se afloja su terreno con los disparos es puro chamullo; al mismo tiempo que nos encaminbamos ro abajo con la cautela necesaria de no ser avistados prematuramente y echar a perder todo lo planeado. Una vez en la poza formada por el ro tras embestir perpetuamente a un pen que existe en la zona y formar un recodo aguas abajo, todos nos ubicamos en nuestros puestos mientras el toro con sus artilugios de viejo zorro pescador de ro, caminaba por la falda de la pea, en la orilla opuesta, mirando los remansos y lanzando piedrecitas al ro con el fin de atisbar a la mancha de peje blanco; de pronto el Toribio con un impulso instintivo peg un brinco hasta una roca grande y plana a orillas del ro, se agach y zambullo la cabeza en el remanso que ah se formaba.Qu hace?, le pregunt al colorao Dvalos: As se zambulle para ver dnde est la mancha, me dijo. Atine a sonrer, todos estbamos atentos a su seal; una zambullida ms, no tan lejos de la primera y de pronto la seal esperada, ah lo iba a lanzar; todos nos preparamos en nuestros puestos, listos para actuar una vez se detone el artefacto; el toro peg un brinco a media laja de la pea e inici el petardo; un hilillo de humo blanco sala de sus manos, esper unos pocos segundo y lo lanz a la poza; enseguida tom su posicin cuandoBooooooooommmmm, seguido por un ligero burbujeo en la superficie del agua, Sabanaaaaaaa!!! Grit el chavny empez el buceo, el recojo y el chasquear del agua tras el trajinar en pos de los pejes que eran arrastrados por la corriente, el toro haba puesto el petardo en el lugar correcto y haba mucho por recoger; de pronto tras los matorrales de la vega junto a los lmites de los terrenos arroceros empezaron a filtrarse los ladridos de los canes y los cuchicheos de voces an ilegibles; el eco del disparo haba retumbado en las laderas de los cerros as que lo anunciado estaba tambin en los planes de lo que vendra; los ladridos y las voces eran cada vez ms legibles hasta que se mostraron a nuestras vistas, doa Nieves con un palo en mano vena lanzando improperios y palabras de grueso calibre, tres perros delante de ella se encaminaban haca nosotros, mientras que dos de sus peones, uno de ellos algo mozalbete, venan rezagados; cuando la vieja Nieves estuvo lo suficientemente cerca, tras unos pequeos arbustos de chilcos y hierbas estaba el chavn dispuesto a contener la arremetida de la seora de la forma ms excntrica posible; el plan estaba funcionando segn lo previsto, cuando chavn entr en escena vestido en traje de Adn, corriendo por la orilla simulando recoger los peces que le lanzbamos desde la poza; es de suponer que la primera impresin que tuvo doa Nieves al tener frente a ella a un hombre completamente desnudo, no le caus ninguna vejacin; al contrario parece ser que le atiz el carcter y expreso estas palabras que terminaran siendo la causa del hazme rer del chavn en los tiempos a posteriori del jocoso suceso: So cholo jijuna gran puta, creers que con ese huevito me vas a asustar, cojudo de mierda he visto mejores,...todos emprendamos la retirada entre sustos y sonrisas forzadas por lo que acabbamos de escuchar de manera inslita, a golpes y tropezones por lo pesado de la carga que nos la alternbamos o en ocasiones de a par, hasta que por fin ces la persecucin y pudimos ponernos a buen recaudo, para tirarnos en un pequeo arenal y descansar un momento, pues tremendo trajn de una correteada en una superficie llena de cantos rodados y resbalosos no era nada fcil, era momento de mostrar nuestras ms desvergonzadas muecas; de cansancio, de dolor, de satisfaccin, de alegra; de aquella sensacin complaciente de abandono a la aventura y con la esperanza de que esa misma noche, en las tertulias con la gente del barrio y los amigos de siempre, revivir el ltimo episodio y el jolgorio desenfrenado a costas de las costillas del chavn Ciriaco, quin result ser el ms mojigato en esta ancdota que perdurar por siempre en el recuerdo de los Tembladerinos y para el beneplcito de las generaciones que nos tomarn la posta en el devenir de nuestras vidas cotidianas