Petrarca Francesco - Cancionero I

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PRIMERA PARTEEN VIDA DE LAURA

I

Los que, en mis rimas sueltas, el sonido os del suspirar que alimentabaal joven corazn que desvariabacuando era otro hombre del que luego he sido;

del vario estilo con que me he dolido cuando a esperanzas vanas me entregaba,si alguno de saber de amor se alaba, tanta piedad como perdn le pido.

Que anduve en boca de la gente siento mucho tiempo y, as, frecuentementeme advierto avergonzado y me confundo;

y que es vergenza, y loco sentimiento, el fruto de mi amor claramente,y breve sueo cuanto place al mundoEETOEste soneto fue escrito hacia el ao 1347 para que encabezase la segunda redaccin del Cancionero. El tema de la vergenza del amor humano es ms propio de los poemas escritos en muerte de Laura que de esta primera parte..

II

Porque una hermosa en m quiso vengarse y enmendar mil ofensas en un da, escondido el Amor su arco traacomo el que espera el tiempo de ensaarse.

En mi pecho, do suele cobijarse,mi virtudEETOVirtud en el sentido de resistencia moral. pecho y ojos defenda cuando el golpe mortal, donde sola mellarse cualquier dardo fue a encajarseEETOPorque Petrarca (en adelante P.) haba resistido a otros amores; y de esto es -de las mil ofensas hechas por ello a Amor- de lo que se venga Laura..

Pero aturdidaEETOLa mencionada virtud. en el primer asalto,sent que tiempo y fuerza le faltaba para que en la ocasin pudiera armarme,

o en el collado fatigoso y altoEETOEl collado simboliza a la razn, la parte ms alta del hombre. esquivar el dolor que me asaltaba,del que hoy quisiera, y no puedo, guardarme.

III

Fue el da en que del sol palidecieron los rayos, de su autor compadecidoEETOP. vio por primera vez a Laura, y se enamor de ella, el Viernes Santo, b de abril de 1327, en la iglesia de Santa Clara de Avin., cuando, hallndome yo desprevenido, vuestros ojos, seora, me prendieron.

En tal tiempo, los mos no entendieron defenderse de Amor: que protegido me juzgaba; y mi pena y mi gemido principio en el comn dolor tuvieronEETOEn el dolor de los cristianos por la muerte de Cristo..

Amor me hall del todo desarmado y abierto al corazn encontr el paso de mis ojos, del llanto puerta y barcoEETOBarco, en su acepcin de barranco profundo (por el que, metafricamente, discurre el llanto de P.).:

pero, a mi parecer, no qued honrado hirindome de flecha en aquel casoy a vos, armada, no mostrando el arco.

IV

El queEETODios. su arte infinita y providencia demostr en su admirable magisterio, que, con ste, cre el otro hemisferioy a Jove, ms que a Marte, dio clemenciaEETOHizo que Jove influyese a los hombres con su serenidad y clemencia, mientras Marte los inflama con su instinto belicoso,

vino al mundo alumbrando con su ciencia la verdad que en el libro era misterioEETOHizo que se cumpliesen las profecas., cambi de Pedro y Juan el ministerioEETODe pescadores de peces, pasaron a ser pescadores de hombres, segn el dicho evanglico.y, por la red, les dio el cielo en herencia.

Al nacer, no le plugo a Roma darse,s a JudeaEETOPrefiri a la humilde Judea frente a la poderosa Roma.: que, ms que todo estado, exaltar la humildad le complaca;

y hoy, de una aldea chica, un sol ha dadoEETOEste sol es Laura., que a Natura y al sitio hace alegrarse donde mujer tan bella ha visto el da.

V

Si con suspiros de llamaros trato,y al nombre que en mi pecho ha escrito Amor, de que el LAUde comienza ya el rumordel primer dulce acento me percatoEETOEs decir, el acento o sonido de la primera slaba de la palabra laude, que es tambin el primero del nombre Laureta, diminutivo de Laura..

Vuestra REaleza, que hallo de inmediatoEETOLaura es comparada con una reina, y la primera slaba de realeza es un hallazgo porque es, al mismo tiempo, la segunda del diminutivo Laureta., redobla, en la alta empresa, mi valor; pero TAte!, me grita el finEETOEl fin del diminutivo Laureta es la primera slaba de Tate!, con el sentido de detente o calla, porque el nombre ya ha sido completado, pero es ardua empresa alabar a la dama que lo lleva. (Dafne, en la Comedia, haba jugado de manera semejante con el nombre de Beatrice), que honor rendirle es de otros hombros peso grato.

AL LAUde, as, y a REverencia, enseala misma voz, sin ms, cuando os nombramos, oh de alabanza y de respeto digna:

sino que, si mortal lengua se empea en hablar de sus siempre verdes ramos, su presuncin tal vez a Apolo indignaEETOPorque el laurel es la planta sagrada a Apolo. Conocida es la leyenda segn la cual Dafne, perseguida por el enamorado Apolo, fue convertida, por mediacin de Jove, en laurel. P. se refiere a ella con frecuencia, puesto que, en el Canzionero laurel es smbolo, y a veces sinnimo, de Laura..

VI

Mi loco afn est tan extraviadode seguir a la que huye tan resuelta, y de lazos de Amor ligera y suelta vuela ante mi correr desalentado,

que menos me oye cuanto ms airadoEETOEl afn, al que P. compara con un caballo desbocado. busco hacia el buen camino la revuelta: no me vale espolearlo, o darle vuelta, que, por su ndole, Amor le hace obstinado.

Y cuando ya el bocado ha sacudido,yo quedo a su merced y, a mi pesar, hacia un trance de muerte me transporta:

por llegar al laurelEETOLaura, simbolizada por el lauro o laurel, como ya hemos visto en el soneto anterior. donde es cogido fruto amargo que, dndolo a probar, la llama ajena aflige y no confortaEETOSon los frutos del laurel, smbolo de Laura, que renuevan el dolor ajeno, es decir, el del poeta..

VII

Ociosas plumas, gula y somnolenciadel mundo a la virtud vedan la entrada, y est casi del todo extraviadanuestra ndole, que al uso reverencia;

la luz del cielo extingue su influencia, por la que nuestra vida es informadaEETOEn el lenguaje filosfico de la poca, esto quiere decir que nuestra vida toma su forma de la potencia generatriz delcielo, potencia que deriva directamente de Dios., y por cosa admirable es sealadade Helicona querer fluvial fluenciaEETOEs decir, pretender, mediante el estudio, extraer de la fuente Helicona un ro de sabidura. Esta fuente se encontraba, segn la mitologa griega, en el monte Helicn, morada de las Musas, protectoras del saber..

De mirto y de laurel qu anhelo existeEETOEsta idea haba sido expresada por Dante en varios pasajes de su obra.? Pobre y desnuda ve a Filosofala turba que del vil negocio es presa.

Pocos contigo irn por la otra va:oh espritu gentil, pues la emprendiste, magnnimo, no dejes tu alta empresaEETOUna arraigada tradicin pretende que este soneto fue dirigido a Boccaccio, pero es ms lgico pensar que el poeta se habla a s mismo y se anima a seguir con sus estudios y, muy probablemente, con sus alabanzas a Laura..

VIII

Cabe los cerros do, por vez primera, los terrenales miembros visti un da la que despierta al que a t nos enva y llorar le hace en forma lastimeraEETOLaura, que despierta al poeta y le hace llorar sus desdenes.,

vida mortal, mas libre y placentera, tuvimos, como toda bestia ansa,sin temor de encontrar en nuestra va nada que nuestro andar nos impidieraEETOHablan unos animales cazados con trampas, que el poeta enva, como regalo, a un amigo.

Mas del msero estado en que nos vemos, tradas de anterior vida serena,slo un consuelo, y el morir, tenemos:

venganza del que sufre fuerza ajenay, al llevarnos as, ya en sus extremos, queda sujeto por mayor cadenaEETOPor la de Amor..

IX

Cuando el planeta que las horas cuentaEETOEste planeta es el sol. se alberga con el Toro nuevamenteEETOLa constelacin de Tauro, en la que est el sol en primavera. Al aludir a esta circunstancia, Petrarca se acoge a la tradicin trovadoresca, segn la cual la primavera es la estacin del amor. Obsrvese asimismo que esta manera de indicar el tiempo, valindose de datos astronmicos, fue llevada a su extremo por Dante (Conf., por ejemplo, Inf. XI, 113-115 y purg. VIII, 133-135., virtud cae de la cuerna incandescente que al mundo da una nueva vestimenta;

no slo a lo que al ojo se presenta, ribera y montes, florecer consiente, que, donde el da ya nunca se siente,al humor terrenal prea y contenta,

y tal frutoEETOUna tradicin, recogida por Daniele Ponchirolli en sus notas, quiere que "este fruto fuesen unas trufas que P. enviaba a un amigo al mismo tiempo que este soneto. con otros coger cuento: as, el sol de las damas, si me hiere los rayos de sus ojos esgrimiendo,

crea de amor palabra y pensamiento, mas si los rige u ocultarlos quiere, siempre sin primavera me estoy viendo.

XEETOEste soneto fue dirigido por P. a Stefano Colonna. De ah, la imagen inicial, pues colonna, en italiano, significa columna.

De la esperanza nuestra gloriosa columna, y aun del gran nombre latino, al que no desvi del buen caminode Jove airado lluvia tormentosaEETOP. se refiere a las persecuciones de que Bonifacio VIII, el papa enemigo de Dante, hizo objeto a la familia Colonna.,

no aqu comedia y casa fastuosa,sino, en cambio, un abeto, un haya, un pino, entre la hierba y el alcor vecino,que, al subirlo y bajarlo, el verso glosa,

al cielo hacen alzarse al intelecto;y el ruiseor que; en sombras, dulcemente cada noche llorando se lamenta,

de razones de amor llena la mente:mas tal bien trunca, y hace as imperfecto, tu persona, seor, cuando se ausenta.

XI

Dejar por sol o sombra vuestro velo, seora, yo no os veo,desde que en m advertsteis el deseoque de mi alma ahuyent todo otro anhelo.

Mientras mi alto pensar tuve encubierto, que deseando dio muerte a mi mente,vi vuestro rostro de ternura ornado;mas desde que el Amor me hizo evidente, el rubio pelo lo llevis cubierto,y el mirar amoroso ensimismado. Lo que ms deseaba me es quitado: as el velo me trata,con fro y con calor, y as me matade vuestra dulce luz nublando el cielo.

XII

Si del tormento spero mi vida puede guardarse, y de los desengaos, tanto que vea en los postreros aos la luz de vuestros ojos extinguida,

la urea melenaEETOLa urea, es decir, lurea (de Laura-laurel). Estos juegos de palabras son muy frecuentes en el Cancionero. en plata convertida, dejar guirnaldas y vistosos paos,y ajarse el bello rostro que, en mis daos, me hace lento el lamento y me intimida:

al fin me dar Amor tanta osadaque podr de mis penas descubriros cules fueron el ao y hora y da;

y aunque la edad me impida conseguiros, que llegue al menos a la angustia ma un socorro de ya tardos suspiros.

XIII

Cuando, entre las dems, de mi seora viene, a veces, Amor en el semblante, cuanto en belleza va ella por delante, tanto crece el afn que me enamora.

Yo bendigo el lugar, y el tiempo y hora, en que mir a una altura semejante.y digo: Da las gracias, alma amante, por ser de tanto honor merecedora.

De ella es el amoroso pensamiento que, siguindolo, al sumo bien te enva, teniendo en poco lo que el vulgo ansa;

de ella viene la osada gallardaque te encamina al cielo, con aliento tal que, esperando, ufano ya me siento.

XIV

Ojos cansados, mientras con anheloos vuelvo al bello rostro que os dio muerte, cuidad de vuestra suerte,que Amor ya os desafa, y yo me duelo.

Muerte slo cerrar puede a mi mente el camino amoroso que le muestrade su salud el puerto deleitoso;mas os puede ocultar la lumbre vuestra causa menor, que menos cabalmente estis hechos que mi nimo amoroso. Antes que haya llegado al doloroso llanto, oh dolientes, la cercana hora, tomad, ya al fin, ahoraa tan largo penar breve consueloEETOEs decir, consolaos mirndola, poco antes de que ya no podis hacerlo..

XV

Yo me vuelvo hacia atrs a cada paso, mi cuerpo exhausto apenas soportando, y de vuestro aire alivio voy tomandoque le ayuda a seguir, diciendo: Ay, laso!

Llamo al perdido bien y el tiempo pasoEETOLa rima paranomsica lasso-lasso de los versos 4 y 5 del original, hemos procurado recuperarla en la traduccin con la de igual naturaleza paso-paso, de nuestros versos 1 y 5., con vida corta, largo trecho andando,los pies detengo plido y temblando y mi abatida vista en llanto arraso.

Me asalta, en medio de la pena ma, tal duda: cmo vive separadoeste cuerpo de su almaEETOLaura., tan lejana?

Pero responde Amor: Has olvidado que sta es de los amantes regala, libres de toda cualidad humanaEETOPorque los amantes son distintos de los dems.?

XVI

Se aleja el viejecito albo y canosodel sitio en que su edad vio completada y de su familita consternada,que se queda sin padre y sin esposo;

desde all, va llevando el flanco aoso, ya de su vida en la postrer jornada, con voluntad piadosa y esforzada, quebrantado y con paso fatigoso;

llega a Roma, su anhelo realizando, para mirar el rostro del que un da tambin all en el cielo ver esperaEETOPara mirar el rostro del Seor, impreso en el pao de la Vernica, que se expona en la iglesia de San Pedro.Ver lo que dice sobre los peregrinos en Vita Nuova XL. :

as a veces, ay triste!, voy buscando, hasta donde es posible, oh duea ma, vuestra anhelada forma verdaderaEETOSe hace una comparacin entre el verdadero rostro de Cristo y la verdadera forma de la amada..

XVII

Llanto amargo me llueve de la cara,de suspiros entre un viento angustioso, cuando hacia vos los ojos volver oso, nica que del mundo me separaEETOPorque los amantes viven como si no estuviesen en el mundo..

Verdad es que la mansa risa claraa mi ardiente deseo es un reposo,pues cuando atento en vos la vista poso, del fuego del martirioEETODel sufrimiento que causa al poeta el amor no correspondido. ella me ampara.

Pero luego mi esprituEETOEspritu, en el sentido medieval de espritu visual o potencia visual. (Conf. Dante, Paraso XXVI, 71: per lo spirto visivo.) se hielaal ver cmo apartis con gestos suaves mis fatales estrellasEETOLos ojos de Laura., cuando os dejo.

Librada al fin con amorosas llaves,por seguiros, del pecho el alma vuelaEETOLaura tiene las llaves del pecho (es decir, de los sentimientos) de P. y lo aprovecha para llevarse consigo el alma del poeta, que tambin habita en su pecho.; y, pensativo, asaz de ella me alejo.

XVIIIEETOObsrvese que, en este soneto, se repiten las rimas de los cuartetos, as como las de los tercetos.

Cuando estoy todo vuelto a aquella partedo la faz de mi dama emana lumbre, y hay en mi pensamiento tanta lumbre que me quema y derrite parte a parte,

temo a mi corazn, por si se parte,y cerca el final veo de mi lumbre;me voy igual que un ciego, ya sin lumbre, que a dnde va no sabe, pero parte.

De esta manera escapo de ser muerto, mas sin huir tan presto que al deseo no me lleve conmigo, como suelo.

Callado voy, pues el lenguaje muerto a otros llorar hara, y yo deseoque el llanto mo caiga solo al suelo.

XIX

Existen animales de tan fieravista que del sol mismo se defiendeEETOSe crea que las guilas podan mirar fijamente al sol.; otros, a los que intensa luz ofende, tan slo por la noche salen fuera;

y otros, cuyo deseo loco esperagozar tal vez del fuego, porque esplendeEETOPorque se sienten atrados por su luz., su otra propiedad prueban, la que enciende: la ma es, ay de m; la ltima hilera.

No soy tan fuerte que la luz resista de esta mujer, y no en los tenebrosos lugares me protejo, ni en la tarde:

mas, con ojos enfermos y llorosos, mirarla es mi destino y mi conquista; y s muy bien que voy tras lo que me arde.

XX

Me suele avergonzar que no est siendo por m vuestra belleza puesta en rima, pues que a ninguna ms tuve en estima desde que os vi por vez primera entiendo.

Mas que excede a mis fuerzas estoy viendo obra que no sabr pulir mi lima:y por ello el ingenio que se estima, helado, al laborar, se est sintiendo.

Abr los labios, mas la voz no pudo de mi pecho arrancar ningn acento, pues qu voz ascender puede tan alto?

Me puse a escribir versos a menudo, mas la pluma, la mano y el talento fueron vencidos al primer asalto.

XXI

Mil veces, por tener, dulce guerrera, con vuestros ojos paz, os he ofrecido el corazn; mas no os ha complacido, pues no mira tan bajo una altanera.

Y si algo de l otra mujer espera, en dbil esperanza ha consentido: desdeo lo que vos no habis querido, y mo no ser como antes era.

Mas si no le ayudis, si lo espantase, en su exilio infeliz, pues no sabra solo estar, ni acudir si otra le llama,

puede que el curso natural no hallase: y grave culpa de los dos sera,y mucho ms de vos, pues mucho os ama.

XXII

Para todo animal que anida en tierra, salvo algunos que tienen odio al sol, tiempo es de trabajar mientras hay da; mas cuando el cielo enciende sus estrellas, cual torna a casa, cual se va a la selvaa descansar hasta que llega el alba.

Yo, desde que comienza, bella, el alba a remover las sombras de la tierra, despertando a las bestias de la selva, no gozo treguas suspirando al sol; luego, al ver llamear a las estrellas, llorando voy, y deseando el da.

Cuando la noche ahuyenta al claro da,y lo que es mi tiniebla es de otro el alba, pienso en la crueldad de las estrellas que me han formado de sensible tierra; y al da yo maldigo en que vi el sol, que me da aspecto de hijo de la selva.

No creo que paciese nunca en selvaser tan feroz, de noche ni de da,cual la que en sombras lloro y bajo el sol; no el primer sueo cnsame, o el alba: que, aunque sea mortal cuerpo de tierra, viene mi firme amor de las estrellas.

Antes que vuelva a vos, claras estrellas, o d en el suelo en la amorosa selva, dejando al cuerpo hacerse polvo y tierra, viese en ella piedad!, que en slo un da puede enmendar mil aos y, hasta el alba, enriquecerme tras caer el sol.

Si la tuviera, tras marcharse el sol, y tan slo nos viesen las estrellas, slo una noche, y no llegase el alba; y no se transformase en verde selvaEETOLa verde selva es el laurel, en el que se convirti Dafne, por obra de los dioses, para escapar de la persecucin de Apolo. por salir de mis brazos, como el da que Apolo la segua aqu en la tierra!

Mas yo estar so tierra en seca selvaEETOLa seca selva es el atad de madera. y al da llenarn chicas estrellasEETOLas chicas estrellas alumbrando al da son un imposible.antes que a tan dulce alba llegue el sol.

XXIII

Del dulce tiempo de la edad primera, que vio nacer y todava en hierbaal fiero afn para mi mal crecido, pues cantando el dolor se desacerba, cantar cmo libre entonces era,hasta que Amor mi albergue no ha sufrido. Luego dir de cmo le ha ofendidoen demasa, y cmo el resultadoes que sirvo de ejemplo a mucha gente; aunque est mi inclementeestrago escrito, y haya fatigadomil plumas: que en el valle y la ribera el grave son de mis suspiros suena dando fe al mundo de mi vida triste. Y si aqu la memoria no me asiste, como suele, disclpela mi pena,y un pensamiento que de tal manerala angustia, que alejarse hace a cualquiera y me fuerza a olvidarme: pues procuralo de dentro, y me deja la envolturaEETOEs decir, se queda con mi alma y me deja mi cuerpo.

Digo que desde que, ay, por vez primera me asalt Amor, los aos ya pasadosel juvenil aspecto me cambiaban;y el corazn, envuelto en mis helados pensamientos, de duro esmalte eray mis afectos ya no se ablandaban.Las lgrimas mi pecho an no baaban ni rompan mi sueo, y yo crea portento en otros lo por m omitidoEETOLo omitido por el poeta era el sentimiento amoroso, pues quien no ama se maravilla de los efectos del amor en los dems..

Ay del que soy, y he sido!La vida elogia el fin, la noche al da. Que viendo aquel cruel que la potencia del golpe de su flecha solamentemis ropas traspasaba, aun siendo aguda, a una fuerte mujer llam en su ayuda, y desde entonces se mostr impotente ingenio o fuerza, o el pedir clemencia; y los dos transmutaron mi existencia, haciendo de hombre vivo laurel verde que en la fra estacin hojas no pierdeEETOEl Amor llam en su ayuda a Laura y ambos transformaron al poeta en un laurel (casi imagen de Laura). Se inicia la serie de metamorfosis de esta cancin, basadas en las poema de Ovidio Metamorphoseon, si bien en este texto tienen un sentido diferente del que adquieren ahora. Por ejemplo, es Dafne la que se convierte en laurel, por obra y favor de los dioses, cuando huye del asedio de Apolo: la metamorfosea su propio desdn y no la venganza del Amor, como en el caso de P..

Cmo quedme, al darme cuenta un da de que se transmutaba mi persona,y mi cabello era la fronda donde esperaba coger yo su corona!Que los pies con que andaba y me mova, pues cada miembro al alma le responde, raz se hicieron que la riba escondeno del Peneo, si de un ro ms fieroEETOEl Peneo es el ro junto al que Dafne se convirti en laurel; el ro ms f fiero es el Durenza (lo que sugiere dureza o ferocidad). Es, por supuesto, el ro del pas de Laura.;y hechos ramas mis brazos vi al momento. No menos pasmo sientode blanca pluma al verme por entero cubierto, y ver ya muerto y fulminado mi esperar, que dems se remontaba. Pues por no saber yo dnde ni cundo lo volvera a encontrar, solo y llorando donde me lo quitaron siempre andaba buscando por las aguas, y a su lado;y ya mi lengua nunca ha silenciado, mientras poda, su cada dura:y el son me dio del cisne la blancuraEETOSe trata de una referencia a la metamorfosis de Cigno, que se convirti en cisne al arrojarse, desesperado, al Po. Es una alusin al encanecimiento del poeta, debido a sus sufrimientos amorosos..

Por la amada ribera anduve tanto que, si quera hablar, siempre cantaba, con desusada voz merced pidiendo;y nunca con dulzura tal templaba ni hacer oa mi amoroso llanto,del rigor mansedumbre requiriendo.Cul fue el sentir, si al recordar me enciendo? Mas no es mucho decir, que lo que quedapor contar de mi dulce agria enemiga es preciso que diga,aunque sea tal que a todo hablar exceda. Esta, que almas robar con la mirada suele, mi corazn tom en su mano, dicindome: No digas nada de esto. La vi despus y, siendo otro su gesto, no la reconoc y, oh juicio humano,le dijo la verdad mi alma asustada y, al punto, su figura acostumbrada recuperando, me dej, ay, cautivo!, vuelto guijarro temeroso y vivoEETOLas transmutaciones en piedra son frecuentes en los poemas mitolgicos. Recurdese, por ejemplo, la de Niobe. El poeta alude, con esta imagen, al embotamiento de sus facultades espirituales debido al trato feroz que recibe de Laura..

Tan, turbada me hablaba aquella hermosa que yo temblaba dentro de la piedra, oyendo: Y si no soy quien has credo? Yo me deca: Si esta me despiedraEETODespiedra, es decir, hace que deje de ser una piedra y vuelva a ser un hombre. Conservamos el neologismo de P.,ninguna vida juzgar enojosa;dame, oh SeorEETOEste Seor no es otro que el Amor, al que el poeta pide que le devuelva la facultad de llorar, es decir, que le despiedre., el llanto que he tenido.Cmo no s: mas luego me he movido, culpndome a m mismo solamente, porque entre vivo y muerto estaba absorto. Mas, como el tiempo es corto,no la pluma seguir puede a la mente y, aunque escritas en ella, preteridas mil cosas dejo, y de otras sigo hablando que al que escuche le harn maravillarse. Al corazn la muerte fue a enroscarse y no pude librarlo ni callando,o acorrer las virtudesEETOEstas virtudes son, en el lenguaje de la poca, las facultades del espritu. afligidas. Las vivas voces viendo prohibidas, en tinta y en papel mi grito muestro: No soy mo, y, si muero, el dao es vuestroEETOLa frase exclamativa va dirigida a Laura, de la que en realidad, y no de s mismo, se considera el poeta.

Ante sus ojos, digno yo creahaberme hecho, de indigno que antes era, y esta esperanza hacame atrevido:mas del desdn ciega humildad la hoguera o bien la enciende; y esto lo sabatras estar de tinieblas revestido: que al rogarle, mi luz se haba ido. Y como alrededor yo no encontraba sombra suya, ni huella de su paso, como quien duerme al raso,sobre la hierba un da descansaba. Al rayo fugitivoEETOEl rayo fugitivo es Laura, que ha huido de la presencia de P. all acusando,muy tristemente comenc a dolerme y a su gusto dej correr al llanto; nunca el sol derriti de nieve el manto como yo me senta disolvermey convertirme en fuenteEETOEn Metamorphoseon, es Aretusa la que se convierte en fuente cuando huye de Alfeo. (Vase nota 3 a esta misma cancin.) al pie de un pino: mucho tiempo tuve hmedo el camino.Quin vio que un hombre fuente se volviera? Y lo que digo es cosa verdadera.

El alma a la que Dios gentil ha hecho, pues otros no dispensan esta gracia, semejante a su autor el temple tiene: de perdonar, por ello, no se saciaa quien, con humildad y amante pecho, tras ofenderla, por mercedes viene.Y si contra su estilo ella sostieneque ha de ser muy rogada, en El se espeja, que es porque el miedo de pecar aumente: que no bien se arrepientede un pecado quien otro ya apareja. Desde que mi seora, conmovida, al dignarse mirarme, vio cmo era mi castigo parejo a mi pecado, benigna me volvi al primer estadoEETOEs decir, al estado humano, de piedra que era.. Mas de este mundo nada el sabio espera: nervios y huesos, siendo requerida,me volvi piedra dura; y desunidadel peso antiguoEETOEl peso antiguo es el del cuerpo. voz fui que llamaba a la Muerte, y que slo a ella nombraba.

Alma errante (me acuerdo) y dolorida, por extraas cavernas apartadas mucho llor mi ardor intemperante, pero al fin vi mis penas acabadasy a mis miembros terrestres me vi unidaEETOVuelve a ser hombre de nuevo, al unirse el alma al cuerpo: Estos cambios de hombre a piedra y viceversa expresan y representan las alternativas que se producen en el nimo de P.para un dolor sentir ms lacerante.Mi deseo llev tan adelanteque de caza una vez, como sola,me fui, y aquella fiera hermosa y cruda vi que estaba, desnuda,en una fuente, cuando ms ardael sol. Y, como de otra no me pago,a mirarla me puse y, vergonzosa, por esconderse o por venganza rara, con sus manos echme agua a la cara.Digo (y no es mi palabra mentirosa)que arrancarme sent mi propia imagoEETOConservamos el latinismo imago (imagen) por considerarlo un rasgo estilstico digno de ser respetado. y solitario ciervo, que ahora vago de selva en selva, pronto me volva;y huyendo sigo an de mi jauraEETOEn este pasaje, P. sigue tan de cerca el pasaje de Ovidio sobre la metamorfosis de Acten, que sorprendi desnuda a Diana, que la interpretacin resulta problemtica en extremo. Creemos, por nuestra parte, que la desnudez alegrica -no real- de Laura significa que en una ocasin sta le desnud su alma, es decir, le descubri sus sentimientos favorables a l y a su amor por ella. El poeta afirma que nunca: se ha convertido en lluvia de oro, como Jpiter, cuando quiso conseguir los favores de Dnae y engendr en ella al hroe Perseo. Aunque ms indirecta, sigue una alusin al mismo dios, convertido en fuego para conquistar a Egina. Como se ve en los versos siguientes, P. no es ms que un mortal encendido -o incendiado- por el fuego de la mirada de Laura: no se sirve del fuego, como Jpiter, sino que es su vctima..

Cancin, yo nunca he sido nube de oro que hecha preciosa lluvia cay un da, tal que amengu de Jpiter la hoguera; pues llama que encendi un mirar yo era y el pjaro que ms alto suba,alzando a aquella que en mi canto honoro: por nueva faz nunca dej al que adoro primer laurel, que hasta su sombra grata, si es menos bello, a todo placer mata.

XXIVEETOEste soneto es una respuesta a uno que le haba enviado el rimador Stramazzo da Perugia.

Si aquella fronda que los golpes para del cieloEETOEra fama que el laurel nunca es alcanzado por el rayo., cuando truena Jove airado, no la corona hubirame negadoque en premio a los poetas se deparaEETOP. aspir siempre a ser coronado, y lo fue, al fin, en el Capitolio romano, como magnum poetam et historicum, cl ao 1341.,

a vuestras diosasEETOEstas diosas son, como se comprende, las Musas. algo ms amara,a las que el siglo vil ha abandonado; pero tamaa injuria me ha apartado de la que las olivas inventaraEETOMinerva -o Atenaa-, que cre el primer olivo y gan por ello el patronazgo de Atenas. Siendo tambin la diosa protectora de las escuelas, el poeta quiere decir con esta alusin que ya no se dedica al estudio (lo que nunca fue cierto).

que no hierve la arena en Etiopa como ardo yo, bajo su sol ardiente, porque he perdido lo que ms quera.

Buscad un manantial, ay, ms tranquilo, porque ningn licor mana mi fuente, salvo aquel que llorando yo destilo.

XXVEETOSoneto enviado a un amigo, celebrando que vuelva al camino del Amor, que haba abandonado.

Amor lloraba, y yo con l gema,del cual mis pasos nunca andan lejanos, viendo, por los efectos inhumanos,que vuestra alma sus nudos deshacaEETODeshaca los nudos del Amor porque ste, a veces, tortura a quien sigue su camino..

Ahora que al buen camino Dios os gua, con fervor alzo al cielo mis dos manos y doy gracias al ver que los humanos ruegos justos escucha, y gracia enva.

Y si, tornando a la amorosa vida,por alejaros del deseo hermoso, foso o lomas hallis en el sendero,

es para demostrar que es espinoso, y que es alpestre y dura la subida que conduce hacia el bien ms verdadero.

XXVIEETOSoneto para el mismo amigo al que dirigi el anterior. (V. nota 1 del mismo.)

Ms alegre que yo no toma tierra nave que por las olas fue vencida, cuando se ve a la gente conmovida hincarse de rodillas en la tierra;

ni ms alegre, al verse libre, yerra quien la soga a su cuello vio ceida, que yo, viendo la espada desceidaEETOEs decir, viendo que se descie la espada para no luchar contra Amor. que movi a mi seor tan larga guerra.

Y cuantos al Amor lois en rimaal que teji de amor dichos selectos,si antes se equivoc, mostradle estima:

que el reino goza ms de los electos por uno convertido, y ms se estima, que por noventa y nueve ya perfectos.

XXVIIEETOEste soneto se sita en la tradicin de la cancin de Cruzada (cans de crozada), de abolengo provenzal u occitano, y es, de acuerdo con dicho gnero, una invitacin a topar las armas para la Cruzada de 1333, ao en el que Petrarca cumpli sus 29.

El sucesor de CarlosEETOSe trata de Felipe VI de Valois, rey de Francia, y sucesor de su padre, Carlos IV. Tambin puede interpretarse que Petrarca alude a l en cuanto sucesor de Carlomagno. defensor de la cristiandad., que la comaEETOComa es un latinismo que significa cabellera o melena. con la antigua coronaEETOLa antigua corona es la de Carlomagno y simboliza al reino de Francia. ya ornamenta, se arma para romper la cornamenta De Babilonia y quien su nombre tomaEETOBabilonia, es decir, Bagdad, era reputada como la ms importante de las ciudades musulmanas. En cuanto sincdoque, figura por Islam.

Al vicario de Cristo el peso doma de manto y llaves, e ir al nido intentaEETOEl vicario de Cristo es el papa Juan XXII, quien, a pesar de lo que se dice en este soneto, no traslad la corte pontificia de Avin, en Provenza, a Roma (el nido). El papa del retorno a la Ciudad Eterna sera Urbano V. que hizo su entrada triunfal el 16 de octubre de 1367. Iba a su lado el cardenal Albornoz, que haba hecho posible su regreso. Urbano V muri el mismo ao que Petrarca, es decir, el de 1370., y, si no le desvan, llegar cuenta,

tras ver Bolonia, hasta la noble Roma

Vence vuestra gentil noble corderaEETOCordera: agna en el original. Se trata de una alusin a Agnese Colonna.fieros lobos: y as sea tratada gente que amor legal desempareja.

Por tanto, consolad a la que espera,y a Roma, que del cnyuge se quejaEETOEl cnyuge de Roma es el papa, y la ciudad se queja de l por no haber trasladado a ella su corte.; y por Jess ceos ya la espada.

XXVIIIEETOEstas estancias son una cancin de Cruzada, dirigida a Giacomo Colonna, con ocasin de la que se preparaba en 1333.

Oh esperada en el cielo, alma ferviente y bella, que del cuerpo vas vestida, no, como las dems, con l cargada: para hacerte ms suave la subida, predilecta de Dios, sierva obediente, que lleva de su reino hasta la entrada, mira otra vez tu barca aparejada,vuelta su espalda al mundo ciego y duro,para ir a mejor puerto,de un viento occidental camino cierto; el cual, por medio de este valle oscuro, do lloramos el nuestro y otro entuertoEETOEl otro entuerto es el pecado de Adn., la llevar, de antiguos lazos suelta, por camino seguro,al puro oriente hacia el que se halla vuelta.

Tal vez los amorosos ruegos santosy el santo sollozar de los mortales hayan llegado a la piedad superna; y no han sido, tal vez, tantos ni tales, ni sus mritos fueron nunca tantos, que a ellos cediera la justicia eterna; pero el benigno que al cielo gobierna al lugar donde fue crucificadosu gracia enva, y mira,y al nuevo CarlosEETOEl nuevo Carlos es Felipe VI de Francia. (V. notas al soneto anterior.) en el pecho inspira venganza, que nos daa al demorarla, por la que Europa hace aos que suspira,y que es socorro de su amante esposaEETOLa amante esposa del crucificado es la Iglesia., tal que, con anunciarla,inquieta a BabiloniaEETOBabilonia figura por las tierras de los infieles. temerosa.

Todo el que mora del Garona al monteEETOMonte figura por Montes Pirineos.y entre el Rdano, el Rin y el mar salado, las enseas cristianas acompaa;y el que est de la fama enamorado, del Pirineo al ltimo horizonte, despoblar, con Aragn, a Espaa; de Inglaterra y las nsulas que baa, del Carro a CalpeEETODe la Osa Mayor, que simboliza al Norte, a Gibraltar, que simboliza al Sur., el Oceano ingente, hasta do se pregonala ciencia del santsimo HeliconaEETOEl santsimo Helicona es el Evangelio. Helicona era la fuente de las Musas y, por lo tanto, de toda sabidura., entre distintas armas, lengua y gente, tan alta empresa caridad abona. Cundo l amor al hijo y a la esposa fueron tan justamentetratados de manera desdeosa?

Una parte del mundo siempre yace entre los hielos y la helada nieve, del camino del sol muy alejada; y, bajo el da nebuloso y breve, odiando ya la paz, en ella nacegente feroz a quien morir no enfada; y si, con devocin no acostumbrada y tudesco furor, la espada cie,la mahometana gentey la que es a los dioses obediente de ac del mar que rojo color tie, t debes ver si acaso es excelentepueblo desnudo, temeroso y lento, que con hierro no rie,pues sus golpes confa siempre al vientoEETOQuiere decir que los musulmanes gustaban de pelear, no con la espada, sino lanzando flechas desde lejos, es decir, sin acercarse mucho al enemigo..

De retirar el cuello el tiempo vienedel yugo antiguo, y de rasgar el velo con que se oscureci nuestra mirada; y de que el noble ingenioEETOEl ingenio de Giacomo Colonna. que del cielo, por gracia del eterno ApoloEETOEl eterno Apolo es Dios, en cuanto fuente de todo conocimiento. tiene, muestre, y que su elocuencia sea mostrada con la lengua o con tinta celebrada:que, si de Orfeo y de Anfin leyendo,tu alma no se sorprendeEETOOrfeo, segn los mitos, atraa a las fieras con su msica; Anfin levant con su canto las piedras con las que edific las murallas de Tebas.,ver a Italia y sus hijos ms se entiende, que, de tu claro hablar el son oyendo, despierta y por Jess la lanza prende; pues si la antigua madreEETOLa antigua madre es Roma. Se trata de una expresin tomada de Virgilio, Aeneidos, III, 96, donde se lee Antiquam ezquirite matrem, es decir, Buscad a la madre antigua. ve lo cierto, nunca tuvo, riendo,mayor razn ni ms gentil acierto.

T, que el papel antiguo y el moderno viste, para un tesoro as ganarteEETOLeste papeles antiguos y modernos para adquirir un tesoro de sabidura.

y al cielo con tu cuerpo has ascendido, sabes bien, desde el vstago de MarteEETOEl vstago de Marte es Rmulo, fundador de Roma, y su primer rey, segn la leyenda acogida por los historiadores romanos.al grande Augusto que del lauro eterno, tres veces triunfador, se vio ceido,cmo Roma su sangre ya ha vertidosaliendo de los otros en defensa: por qu ahora no sera,no generosa, s obligada y pa, al vindicar la despiadada ofensa al hijo glorioso de Mara?Qu, entonces, de la humana ayuda espera la adversa parte, o piensa,s Cristo se halla en la contraria hilera?

Mira el osar de Jerjes temerario,que ultraj, por llegar a nuestros lidos, con nuevos puentes la extensin marina; y vers cmo, muertos sus maridos, visten las persas negro funerario,y enrojecido el mar de SalaminaEETOJerjes, hijo de Daro I, y quinto rey de Persia, invadi Grecia con un numerossimo ejrcito, al que hizo atravesar el Helespooto sobre un puente de barcas, despus de que la tempestad rompiese uno construido antes, por lo que mand azotar al mar. Su escuadra fue destruida en Salamina. Y no slo esta miserable ruinade aquel infeliz pueblo del Oriente te promete victoria,mas Maratn, do se cubri de gloria quien, lenEETOEste len es el espartano Lenidas, que defendi el paso de la Termpilas con unos 300 soldados. Aunque Petrarca lo cita despus, este hecho de armas sucedi antes que el de Salamina., lo guard con poca gente, y otras milEETOOtras mil ruinas. que conoces por la historia: que humillar ante Dios mucho conviene la rodilla y la mente,pues destinado a tanto bien te tiene.

Vers Italia y la honorable orilla,cancinEETOPetrarca escribi esta cancin estando, no en Italia, sino en Provenza., que a m me oculta en la contienda, no mar, monte o corriente,ms slo Amor, que con su luz valientems me enamora porque ms me encienda, que ante el uso Natura es impotentesin perder a las otrasEETOA las otras canciones escritas por Petrarca., vete ahora, que no slo do hay vendaEETOLas mujeres de la poca solan, despus de casadas, ceirse la frente con una venda. Debe, pues, entenderse, no slo donde hay damas, o mujeres.se alberga Amor, por quien se re y llora.

XXIXEETOObsrvese que los versos de cada estrofa no riman entre s; en cambio, riman entre s todos los primeros de cada estrofa, .todos los segundos, todos los terceros, y as sucesi- vamente.

Rojo, oscuro o violceo ornamento nunca dama ha vestido,ni en rubia trenza el oro retorca,tan hermosa como esta que ha robado mi arbitrio, y con la cual de libertad pierdo el camino; y no voy sosteniendo carga menos pesada.

Y si a veces dispnese al lamento mi alma, que no ha tenido consejo, y su martirio la extrava; su vista, del deseo desenfrenado la frena, y de la loca actividad libra al pecho; y suaviza estarla viendo el desdn de la amada.

De cuanto fue de amor mi sufrimiento, y lo que an no he sufrido,hasta que al pecho cure quien morda sin piedad, que an lo tiene enamorado, venganza habr; si no, contra Humildad, Orgullo e Ira, el paso interrumpiendo, dejan la llave echada.

La hora y da en que al blanco y negroEETOA los ojos de Laura., atento, la vista he dirigido,que me expuls de donde Amor corra, nueva raz de este vivir cuitadofueronEETOEl sujeto son la hora y el da que figuran en el primer verso de esta estrofa. -y la que admira a nuestra edadEETOLaura.-y es plomo o leo quien lo est advirtiendoEETOQuien est advirtiendo el cuitato vivir del poeta. con alma no espantada.

Lgrima que derrama el sentimiento, por las que el doloridolado izquierdo me baanEETOEs decir, las gotas de sangre del corazn, que sufra antes las flechas, no al querer ha ahogado, que la sentencia cae con equidad:y es justo que ellaEETOLaura, que la est afligiendo lave al alma llagada.

Se me ha vuelto discorde el pensamiento: cual yo cansada, ha habidoquien la adorada espada a s volvaEETODido, que se suicid por el amor de Eneas cuando ste la abandon por orden de Venus, su madre.; no a ellaEETOA Laura. le pido verme liberado:que al cielo el ms derecho es, en verdad, su camino, y para lEETOPara ir por el camino que lleva al cielo. no estoy queriendo nave ms aviada.

Suaves estrellas, acompaamiento de aquel seno elegidocuando al mundo el buen parto descendaEETOCuando naca Laura.,que aqu es estrella, y verde ha conservado, como hoja en el laurel, la honestidad,do no. cae rayoEETOEra fama que en los laureles no poda caer el rayo. y ser no est temiendo por el viento alterada.

De elogiarla en sus versos, el intento s que desfallecidoal ms digno poeta dejara:tiene el recuerdo un sitio que adecuadosea a tanta virtud, tanta beldad,y valor que en sus ojos voy leyendo, del pecho llave amadaEETOEl valor (vala, excelencias de la amada) es la llave del pecho del poeta, es decir, la que lo abre y lo cierra.

No hay, dama, para Amor, so el sol luciendo prenda ms adorada.

XXX

A una joven bajo un verde laurelVi ms blanca y ms fra que la nieve que no golpea el sol por aos y aos; y su voz, faz hermosa y los cabellostanto amo que ahora van ante mis ojos, y siempre irn, por montes o en la riba.

Irn mis pensamientos a la ribacuando no d hojas verde el laurel; quieto mi corazn, secos los ojos,vern helarse al fuego, arder la nieve: porque no tengo yo tantos cabellos cuantos por ese da aguardara aos.

Mas porque el tiempo vuela, huyen los aos y en un punto a la muerte el hombre arriba, ya oscuros o ya blancos los cabellos,la sombra ha de seguir de aquel laurel por el ardiente sol y por la nieve,hasta el da en que al fin cierre estos ojos.

No se vieron jams tan bellos ojos,en nuestra edad o en los primeros aos, que me derritan como el sol la nieve:y as un ro de llanto va a la ribaque Amor conduce hasta el cruel laurel de ramas de diamante, ureos cabellos.

Temo cambiar de faz y de cabellossin que me muestre con piedad los ojos el dolo esculpido en tal laurel:Que, si al contar no yerro, hace siete aos que suspirando voy de riba en riba,noche y da, al calor y con la nieve.

Mas fuego dentro, y fuera blanca nieve, pensando igual, mudados los cabellos, llorando ir yo siempre a cada ribapor que tal vez piedad muestren los ojos de alguien que nazca dentro de mil aos; si an vive, cultivado, este laurel.

A oro y topacio al sul sobre la nieve vencen blondos cabellos, y los ojos que apresuran mis aos a la ribaEETOQue apresuran mis aos a la riba (o ribera) del Aqueronte, es decir, que adelantan mi muerte..

XXXIEETOEste soneto, en el que hay claras resonancias del Parado dantesco, fue escrito en ocasin de la muerte de una persona cuyo nombre se desconoce.

Esta nima gentil que ahora parte, llamada antes de tiempo a la otra vida, si arriba es cuanto debe agradecidaEETOSi el cielo agradece como debe que haya sido destinada a l., tendr del cielo la ms santa parte.

Si queda entre la tercia luz y MarteEETOSegn la astrologa de la poca, el orden de los cielos es el siguiente: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Jpiter, Saturno y Estrellas Fijas. Entre la tercera luz (Venus) y Marte est, pues el Sol., la luz del sol ser descolorida:

por verla ser de almas circuda su belleza que excede a todo arte.

Si se posara bajo el cuarto nidoEETOEl cuarto nido (de las almas bienaventuradas) es el Sol. Segn Dante (Paradiso, X-XIII), se encuentran en l los espritus sabios., ninguna de las tres sera tan bella, todo el renombre en ella reunido;

no habitara el quinto giro ellaEETOEl quinto giro (esfera o cielo) es el de Marte, luego no se habla de un espritu guerrero o militante.; y si vuela ms alto, s vencidocon Jove al resplandor de cada estrellaEETOJove (Jpiter) es el sexto de los planetas y en l se encuentran (Paradiso, XVIII-XX) los espritus justos. La hiptesis de que aquel de quien se ocupa el soneto pueda encontrarse en el cielo cuarto o en el sexto da a entender que P. no se decida a afirmar qu virtud era ms grande en el nima gentil de que habla: la sabidura o la justicia..

XXXII

Cuanto ms me avecino al postrer da, que a la humana miseria hace ms breve, ms veo al tiempo andar veloz y leve,y a mi esperanza en l falsa y vaca.

Poco andaremos -digo al alma made amor hablando, mientras grave lleve el peso terrenal que, como nievese funde; que a la paz as nos gua:

porque con l caer aquella esperanza que me hizo devanear tan largamente, y la risa y el llanto, y miedo e ira;

veremos claro que frecuentementelo que es dudoso es otro quien lo alcanza y que, a menudo, en vano se suspira.

XXXIII

Ya la amorosa estrellaEETOVenus. llameaba por Oriente, y la otra, que celosa a Juno poneEETOCalixto, amante de Jpiter, que fue convertida en la constelacin de la Osa Mayor., bella y luminosa, por Septentrin sus rayos carreteabaEETOCarreteaba, porque la Osa Mayor se llama tambin el Carro.;

descaIza an, la viejecita hilaba,tras atizar las brasas, hacendosa; y a los amantes era la hora odiosa, pues a menudo al llanto los llamaba,

cuando a mi corazn, casi muriendo, mi esperanzaEETOLaura. lleg, no por la vaque haba el sueo y el dolor cerradoEETOEsta va es, como se comprende, los ojos.;

qu cambiada, ay de mi, yo la vea!Y pareca decir: .Qu ests temiendo? Ver estos ojos an no te es vedado.

XXXIVEETOEste soneto figur como primero en la primera redaccin del Cancionero.

Apolo, si el deseo ha perduradoque te inflamaba en la tesalia ondaEETOApolo asimilado al sol, pues el verdadero dios solar era Helios, se enamor de Dafne en Tesalia (de ah tesalia onda, es decir, tesalio ro: el Penco). Este tema del amor por el laurel (Laura) despus de haberlo amado Apolo, es uno de los favoritos de P., y si a la amada cabellera blonda,tras tantos aos, no la has olvidado,

del perezoso hielo y tiempo airado, que durar mientras tu faz se esconda, defiende a la honorable y sacra fronda en que, despus que t, yo me he enredado;

y por virtud de la esperanza amanteque te hizo soportar la vida acerba, brrale al aire los nubosos trazos;

y admirados veremos al instantea nuestra dama estar sobre la hierbay hacerse sombra con sus propios brazos.

XXXV

Voy midiendo -abstrado, el paso tardo-, los campos ms desiertos, lentamente; por si he de huir, mi vista es diligente: que ante una huella humana me acobardo.

' No s hallar ms defensa ni resguardo del claro darse cuenta de la gente, porque en el comportarme tristemente desde fuera se ve que por dentro ardo:

tanto, que creo ya que monte y ro, ribera y selva saben el talantede mi vida, pues no hay otro testigo.

Mas camino tan spero y bravono hallo en que Amor no sea mi acompaante: yo con l razonando, y l conmigo.

XXXVI

Si muriendo creyera ser librado del pensar amoroso que me aterra, con mis manos ya habra puesto en tierra aquel pesoEETOEl peso del pensamiento amoroso. y mi cuerpo tan odiado;

mas temiendo a tal paso ser llevadode llanto en llanto, y de una en otra guerra, an del lado de ac, pues se me cierra, medio me quedo, y casi lo he pasado.

Ya es hora de que hubiera despedido la ltima flecha la inhumana cuerda en otra sangre ya barcada y tinta;

y a aquella sordaEETOLa muerte., y al Amor, lo pido: que ella con su color la faz me pintaEETOPinta en su cara la palidez de la muerte. y de llamarme a si nunca se acuerda.

XXXVII

Tan dbil es el hilo al que confo mi fastidiosa vidaque, si no es socorrida, pronto ver su ruta terminada: porque despus de mi cruel partida de aquel dulce bien mo,de una esperanza foque me mantiene vivo en la jornada, diciendo: Aunque privadasea de la amada vista, la triste alma resista; quin sabe si mejor tiempo le espera, y edad ms lisonjera,o si el perdido bien se reconquista?. Esta esperanza me sostuvo un day, al menguar, me entretiene en demasaEETOAunque la forma verbal m'attempo del original suele ser interpretada como envejezco, sin duda por atraccin de la estrofa siguiente, que parece coincidir con el significado actual de dicha expresin, prefiero interpretarla, de acuerdo con las anotaciones de Ponchirolli, como me entretiene (o me. entretengo, indugio en italiano moderno).. El tiempo pasa, y quiere que me apronte para el viaje inminente,y espacio suficienteno hallo para pensar en la partida: de sol apunta un rayo por Oriente y, al punto, al otro montedel opuesto horizonteves que llega por larga va torcida. Es tan corta la vida,tanto el cuerpo flaquea de la humana ralea,que cuando ya me veo separado del bello rostro amado,y el deseo no vuela, y aletea,del consuelo usual poco subsiste, ni s si durar mi vida triste. Todo lugar me aflige en que no veo los bellos ojos suavesque tenan las llavesdel pensamiento, mientras Dios quera; y porque mis retiros sean ms graves, si duermo o me meneo,ya nada ms deseo,pues me enfad lo que despus vea. Cunta montaa umbra,cunto mar, y corriente, me esconden su luciente mirada, que el cenit esplendoroso me volvi tenebroso,para que al recordar ms me impaciente, y cunto era mi vida jubilosame ensee la presente, tan odiosa. Triste!, si razonando yo renuevo aquel deseo ardienteque me naci en la mentecuando a mi mejor parteEETOEl corazn. di de lado, y si amor del olvido cruz el puente, quin me conduce al ceboy a un mayor dolor nuevo?Y por qu antes no callo, ya empiedradoEETOHecho piedra, es decir, insensible.? Nunca el vidrio ha mostrado,ciertamente, por fuera el color que cubriera igual que el alma desolada muestra, clara, la pena nuestra,y an ms del pecho la dulzura fiera, por los ojos que, el llanto deseando,siempre quien se lo apagueEETODeseo al que se refiere el verso 2.o de esta estrofa. estn buscando. Raro placer, que as al ingenio humano frecuentemente llevaa querer cosa nuevaque ms suspiros a acoger invita!Y uno soy yo que al llanto ama y aprueba; y de sutil me ufanoporque lloro y me afanoy el corazn con ms dolor palpita; y, como a ello me incitade una bella mirada el razonar, y nada tanta emocin me hace sentir adentro, suelo correr, y entro,dnde la pena sea ms extremada, y a ojos y corazn castigo ofenda, que de amor me guiaron por la senda. Las trenzas de oro de que el sol se siente tal vez de envidia lleno,y ese mirar serenodonde el fuego de Amor est encendido, por los que antes de tiempo muero y peno, y el razonar prudente,en el mundo infrecuente,

que, como don gentil, mos ya han sido, se me quitan, y olvidoms cuanto pueda herirme que privado sentirmede ese saludo angelical magnnimo que despertaba en mi nimola virtud, y me haca consumirme: y as cosa ninguna ya no espero que no me induzca al llanto lastimero. Y, para que llorar ms me contente, esas manos sutilesy los brazos gentiles,y ese proceder suave y altanero, y el humilde desdn, y juveniles senos, y el pecho ardiente, torre de su alta mente,me cela este lugar alpestre y fiero;y ya no s si espero ver vivo a mi seora, puesto que, hora tras hora, se yergue la esperanza y no se afirma, y al caer me confirmaque no he de ver a la que el cielo honora, do Honestidad se alberga, y CortesaEETOSe albergan en Laura, en su interior.,y donde ver mi albergue yo querra. Cancin, si el dulce sitiode nuestra dama ves, bien creo yo que crees que ella te tender la mano bella, que yo estoy lejos de ella.No la toques; sumisa y a sus pies, dile que en cuanto pueda ir sin duda, con carne y huesos o alma ya desnuda.

XXXVIII

OrsoEETOSe trata de Orso dell'Anguilara, esposo de Agnese Colonna, ya aludida en la rima XVII. Este Orso hosped a Petrarca en Caprnica y fue quien le entreg la corona de laurel el ao 1341., nunca hubo estero ni corriente, sombra de rama o muro, o de collado, niebla, que es lluvia o cielo encapotado, mar, ni ro que a l vuelva hecho afluente,

ni impedimento del que me lamente,de nuestra vista obstculo extremado, como el velo que oculta el rostro amado, y parece que diga: Llora y siente.

Y de ese inclinar de ojos, que el contento me quita, por orgullo o por recato,por el que morir antes de la cuenta,

y de una blanca mano, siempre atenta a provocar mi angustia, me lamento, que un escollo es, si de mirarla trato.

XXXIX

Tanto de ese mirar temo el asaltoen que Amor, con mi muerte, se aposenta, que huyo cual nio al que la vara ahuyenta, y hace tiempo que he dado el primer salto.

En adelante, fatigoso o altolugar no habr que yo ambicin no sienta de escalar, evitando a la que intenta hacerme esmalte de sentidos falto.

Luego si en ir a veros he tardadoEETOEs probable que el destinatario de este soneto fuese el cardenal Giovanni Colonna., por no acercarme a la que me destruye, no indisculpable fallo tal vez fuera.

Digo ms, que el volver aquel que huye, y el corazn del miedo haber librado, de mi fe han sido prueba, y no ligera.

XLEETOPide a un amigo -quizs Giacomo Colonna (V. rima XXVIII) - un libro que necesita para terminar el que l mismo est escribiendo.

Si Amor o Muerte no hacen al tejido que estoy urdiendoEETOEl tejido que est urdiendo es el libro para el que est tomando notas (urdir, preparar los hilos de la urdidera para pasarlos al telar). nada de daoso, y si me desenvuelvo en lo viscoso,y lo hago de verdades bien tupido,

en nuevo estilo, con el viejo unidoEETOEs decir, en un latn medieval que trata de acercarse al clsico., quizs logre un trabajo artificioso, del que -con aprensin decirlo osohasta en Roma podrs oir el ruido.

Mas si, para acabar la obra luego, un poco de hilo santo me es preciso de aquel que le sobr a mi padre amadoEETOP. parece referirse a San Agustn, por lo que es posible que el libro que estaba escribiendo fuese, habida cuenta de la poca en que fue escrito este soneto, el titulado De remediis utriusque fortunae.,

por qu a abrirme la mano eres remiso, contra costumbre? Abrela ya, te ruego,y vers cun bello es el resultado.

XLIEETOEste soneto describe una tempestad de verano, al partir Laura.

Cuando del propio sitio se est yendoel rbol que am Febo en cuerpo humanoEETOFebo am a Dafne, asimilada por Petrarca a LauraLaurel., suspira y suda en su obrador Vulcano,a Jpiter de dardos proveyendoEETOEra fama que Vulcano forjaba los rayos que Jpiter haba de lanzar en las tempestades.:

el cual nieva, o tronando est y lloviendo, sin honorar a Csar ms que a JanoEETOJulio, mes consagrado a Julio Csar; enero, mes consagrado a Jano. Jpiter trata tan mal, con sus tempestades, al mes de julio como al de enero.; llora el mundo, y el sol se halla lejano, en otra parte a su adorada viendo.

Cobra entonces valor Saturno y Marte, crueles estrellas; y Orin armadoEETOOrin es la constelacin de las tempestades. timn y velas al marino parte;

a Neptuno y a JunoEETONeptuno figura por el mar, y Juno, por el aire., Eolo turbado hace sentirse, igual que a m, si parte el rostro en las alturas esperado.

XLIIEETOEste soneto es continuacin y contrapunto del anterior.

Mas cuando el sonrer humilde y llanoEETOLa sonrisa de Laura. ya ms no esconde su belleza rara, sera esfuerzo vano que forjaraaquel antiguo herrero sicilianoEETOVulcano (V. el soneto anterior).:

que armas no tiene ya Jove en la mano, de las que en MongibeloEETOLas fraguas de Vulcano se encontraban en el Mongibelo, en Sicilia. le templara, y su hermana es de nuevo bella y claraEETOJuno, hermana y esposa de Jpiter, representa al aire.de Apolo en la mirada, mano a manoEETOEste verso y el anterior son tan conceptuosos en el original como en mi traduccin. Petrarca dice que, as como el aire (Juno) aparece ms bello al ser iluminado por el sol, que vuelve a salir, ste (Apolo) resulta ms bello a la tranparencia de aire, limpiado por la tempestad. Es decir , el aire y el sol ayudan (mano a mano) a ser bellos..

La costa occidental un aura ha alzado que hace seguro el navegar sin arte,y a los prados de flores ha vestido;

y cuanta estrella es enojosa parte, porque la ahuyenta el rostro enamorado, por el que tanto llanto se ha vertido.

XLIII

Por vez novena, el hijo de LatonaEETOApolo, hijo de Jpiter y Latona. desde el balcn miraba soberano, por la que haba suspirado en vano, que hoy de otro los suspiros emocionaEETOLaura-laurel, de la que ahora est enamorado el poeta, es decir, Dafne, amada antes por Apolo..

Ya que, cansado de alumbrar la zona, no hall su albergue, prximo o lejano,se nos mostr lo mismo que hombre insanoEETOInsano, en su sentido castellano de loco., que no halla a una amadsima persona.

Y se qued -tan triste estaba- aparte, y volver no vio al rostro que alabado ser en papeles mil, si yo no muero;

y la piedad lo haba ya cambiado,y los ojos lo haban baado en parte: mas el aire sigui como primeroEETOEs decir, el aire sigui nublado, como consecuencia de haberse ido el sol..

XLIV

El que, en Tesalia, mano diligente tuvo, y de civil sangre la manchabaEETOJulio Csar, que venci a Pompeyo en Farsalia., la muerte de su yerno lamentabaEETOCsar llor la muerte de Pompeyo, que estaba casado con su hija Julia., viendo la faz sabida ante l presente;

y el pastor que a Goliat rompi la frenteEETODavid, vencedor del gigante Goliat., por su indcil familia sollozaba,y sobre el buen Sal la faz cambiabaEETOLlor David a sus hijos, el mayor de los cuales era , porque se rebelaron contra l, y se afligi por la muerte de su suegro y rival Sal, rey de Israel., de lo que el fiero monte se resienteEETOSal se mat en el monte Gelbo, por lo cual fue maldito por David: Monte Gelbo, ni roco ni lluvia caigan en ti (Reyes, II, 1, 21). De esta sequa perpetua se resiente dicho monte..

Mas vos, a quien piedad no descolora, y que siempre oponis defensas fuertes contra el arco de Amor, que en vano tira,

me habis visto vejado por mil muertes: y no han vertido llanto hasta esta hora vuestros ojos, si no ha sido de ira.

XLV

Mi antagonistaEETOEl espejo de Laura (V. el verso 10.o de este mismo soneto.), en el que ver solislos ojos que el Amor, y el cielo, honora, con belleza no suya os enamora:que excede a la mortal la que tenis.

Del dulce albergue moEETOEl corazn de Laura. vos me habis echado, por consejo de l, seora: msero exilio, aunque creyera ahora no ser digno de estar do sola estis.

Mas si all fuertemente fui clavado, nunca el espejo contra m deba hacerss, complacindoos, tan superba.

Sea por vos NarcisoEETONarciso, enamorado de su propia imagen reflejada en el agua, termin por ser convertido en la flor que lleva su nombre. recordado,que al mismo fin lleva una y otra va, sin que os merezca, vuelta flor, la hierba.

XLVI

El oro y perlas y el floral tocado que ajar debi el invierno riguroso, son pas cuyo extremo ponzooso se me clava en el pecho y el costado.

De mis das ser el curso truncado,Que un gran dolor no suele hacerse aosoEETO...nullum enim dolorem longum esse, qui magnos est..; y al homicida espejoEETO(Sneca, Epist., XXX, 14.) . Los ojos de Laura. culpar no oso:

que, al miraros a vos, le habis cansado. Este impuso silencio al clamoreode mi seorEETOEl Amor., cuando por m peda, viendo en vos terminar vuestro deseo; fue fabricado sobre el agua umbra

del abismo, y baado en el LeteoEETOEl agua umbra del abismo es la del Leteo, ro que los antiguos situaban en el Infierno, antes de que Dante lo situase en el Paraso Terrenal. Dichas aguas provocan el olvido en quien las bebe. Petrarca dice, pues, que los ojos de Laura (el homicida espejo), al haber sido baados en ellas, olvidan cuanto ven y, en consecuencia, olvidan al poeta., donde empez a nacer la muerte ma.

XLVII

Desfallecer senta yo en mi seno la virtud que de vos recibe vida; y porque naturalmente se cuida contra la muerte todo ser terreno,

largu rienda al deseo, al que hoy refreno, y por la senda fue casi perdida:porque a ella noche y da me convida, aunque a otra, en contra suya, lo condeno.

Y me condujo, lento y vergonzoso,a ver los bellos ojos, que no veo cuanto quiero, por no serles gravoso.

Que vivir algo ms es lo que creo, gracias a ese mirar tan luminoso;y morir, si no atiendo al deseo.

XLVIII

Si el fuego con el fuego no pereceni hay ro al que la lluvia haya secado, pues lo igual por lo igual es ayudado, y a menudo un contrario al otro acrece,

Amor -que un alma en dos cuerpos guarece-, si has siempre nuestras mentes gobernado, qu haces t que, de moda desusado,con ms querer, as el de ella decrece?

Tal vez igual que el Nilo que, cayendo desde muy alto, su contorno atruena,o cual sol que, al mirarlo, est ofuscando,

el deseo que consigo no consuena,en su objeto extremado va cediendo y, al espolear dems, se va frenando.

XLIX

Aunque te haya guardado de mentira y en cuanto puedo te haya enaltecido, ingrata lengua, nunca me has rendido honor, y me has pagado con tu ira:

que, cuando por mercedes ms suspira mi corazn, si ayuda te he pedido, fra, un discurso errado has proferido semejante al que el sueo nos inspira.

Lgrimas tristes, vos me acompais por la noche, aunque estar solo quisiera, y luego hus donde mi pazEETOLaura. se halla;

y vos, que angustia y pena me causis, suspiros, quebrantados sals fuera: slo mi faz del corazn no callaEETOLa agitacin del rostro es reflejo de la del interior de P..

L

Cuando el cielo ms rpidoEETOCielo del sol, segn ideas astronmicas de la poca. se inclina hacia Occidente, y nuestro da vuela donde otra gente ya lo est esperando, sola, y cansada ya, la viejezuelaque en un pas lejano peregrina,ms se apresura, el paso redoblando, y, tan solita estandoal fin de la jornada, quizs es consolada por un breve reposo, en el que olvida el tedio de la va recorrida.Mas, ay de m, cuanto dolor me aqueja de da, ms la heridame encona, si la eterna luz nos deja.

Apenas vuelve el sol las inflamadas ruedas, llega la noche y se descuelga la sombra de la sierra y, como aumenta, el labrador avaro el arma cuelgay, para ver sus penas ahuyentadas, con sus alpestres notas se contenta; y a la mesa se sienta,con tan pobre comida como la preteridade bellotas, que todo el mundo honoraEETOQue todos honran de palabra, aunque nadie las come. Era un tpico muy frecuente el elogio de la sobriedad de los antiguos, quienes solan comer frecuentemente estos frutos de la encina.. Mas quien quiera se alegre en buena hora, que una alegre, ni aun quieta,no he tenido hasta ahora,ni por giro de cielo ni planetaEETOPor mucho que cambien el tiempo y las influencias de los astros..

Cuando el pastor al gran planetaEETOEl sol. observa y ve a su luz bajar hacia su nidoEETOSegn la mitologa grecorromana, el sol pasaba la noche en una nave de oro -su nido- en el que viajaba durante toda la noche para reaparecer, por la maana en Oriente.y oscurecer las tierras del Oriente, coge el cayado, tras haberse erguido, dejando hayas y fuentes, y la hierba, y a su ejrcito mueve lentamente;y lejos de la gentela choza o la espelunca con verde fronda enjunca y, sin tristezas, pronto est soando.Ay, cruel Amor!, por ti, entonces, buscando voy a la fiera que mi paz destruye,sus huellas rastreando:y a sa no la atas, que se amaga y huye.

Y los marinos en alguna radaechan sus miembros, cuando el sol se ha ido, bajo la spera manta, en duro lecho.Pero yo, aunque en las olas se haya hundido, y deje a espaldas suyas a Granada,y a Espaa y a Marruecos y al Estrecho, y todo humano pecho,y mundo y animales, descanse de sus males, me obstino siempre y no me desengao, y cada da ve aumentar el dao:y en afn voy creciendo al acercarme, ay, al dcimo ao,y no acierto quin de l pueda librarme.

Y, porque con hablar me he desahogado, veo esta tarde bueyes desuncidosque vuelven de la tierra labranta: por qu no se me quitan los gemidos, cuando sea, ni el yugo me es quitado? por qu lloran mis ojos noche y da? Ay de m, qu queracuando tan fijamente mir su faz riente para esculpirla, imaginando, en parte de la que nunca, con violencia ni arte, ser movida, hasta que yo sea presa de quien todo lo parteEETOQuien todo lo parte, o separa, es la Muerte.

Y an no s lo que puedo creer de saEETOEl poeta no est seguro de que la Muerte pueda separar de su corazn la imagen de Laura que ha esculpido en l.

Cancin, si todo el daestarme acompaandote ha hecho ya de mi bando,que a todos no te muestres yo te ruego, ni al ajeno loor tengas apego:que asaz te har pensar de cerro en cerro cmo me acaba el fuego

de este pedernal vivoEETOLaura. al que me aferro.

LI

Poco a mis ojos de acercarse habrala luzEETOLa de los ojos de Laura. que los deslumbra aunque alejada, que, cual la vio Tesalia transformadaEETODatase-Laura convertida en laurel en las llanuras de Tesalia., tal se cambiara cada forma ma.

Y aunque ms volverme ella no podra que vuelto estoy (y no me vale nada), de la piedra ms dura que es tallada mi imagen pensativa ya sera,

o del mrmol ms bello, o de diamante, blanco de miedo aqul, o de un dispero, que tanto al vulgo avaro le apetece;

y libre me vera del yugo speropor el que envidio al viejo y laso amante cuya espalda a Marruecos oscureceEETOAtlas, convertido en la montaa que lleva su nombre por amar a Medusa..

LII

No a su amante Diana ms placa cuando, en parejo trance, su mirada desnuda la encontr en el agua fraEETOActen, cuando iba de caza, sorprendi a Diana bandose en una fuente, por lo que la diosa le convirti en ciervo. (V. rima XXIII, nota 17.),

que a m la pastorcilla despiadada, mientras lavaba su gracioso velo,que el rubio pelo esconda a la ventada:

tanto, que me hizo, cuando arda el cielo, sentir temblores su amoroso hielo.

LIII

Alma gentilEETOEsta cancin est dirigida a un senador romano cuyo nombre se desconoce, aunque bien pudiera ser Bosone da Gubbio. Hay quien quiere que fuese dirigida a Cola di Rienzo, pero hay varias razones, una de las cuales se seala en la nota 10, que se oponen a ello. que aquellos miembros riges en que, peregrinando, halla moradaun seor sabio y lleno de coraje,pues alcanzaste aquella vara honradaEETOEl cetro de marfil, insignia del poder senatorial. con que a Roma y sus crmenes corriges, y la encaminas a su antiguo viaje,a ti te hablo, que no hay quien te aventaje en virtud, que en el mundo ya no cuenta, ni se avergenza el que obra con malicia. Qu espera no lo s, ni qu codicia,Italia, que su mal quizs no sienta: ociosa, vieja y lenta,no hay quien del sueo quiera despertarla? Yo querra del pelo zarandearla.

Del perezoso sueo no confoque salga, ni a llamadas haga caso,pues es muy grande el peso que la doma; mas no est entre tus brazos por acaso, que sacudir y alzar pueden con bro, nuestra cabeza, cuyo nombre es Roma. La venerable cabellera toma,y las trenzas, tejidas ya sin arte, coge, y saca del fango a la indolente, por la que lloro yo constantemente,que en ti he puesto de fe mi mayor parte: que si l pueblo de Martela vista hacia su honor alzase un da, tal gracia, pienso, a ti te tocara.

Los viejos muros que an respeta y amay teme el mundo, cuando el tiempo andado recuerda, y hacia atrs los ojos vuelve,y las piedras que miembros han guardado de los que nunca quedarn sin fama,si antes la creacin no se disuelve,y todo aquello que una ruina envuelve, por ti espera sanar de todo vicio.Oh grandes Escipiones, Bruto honradoEETOEscipin el Africano y Escipin el Emiliano, ambos grandes guerreros; Bruto, el instaurador de la repblica romana., cunto os agrada, si es ya manifiesto all en lo alto, el bien provisto oficio!Y creo que FabricioEETOCayo Fabricio Luscino, cnsul romano famoso por su honestidad.el pecho alegre sentir con ella!Y dice: Roma ma, an sers bella.

Y si lo que es de aqu cuenta en la altura, las almas que en la eterna ciudad moran, y el cuerpo abandonaron en la tierra,del largo odio civil el fin te imploran, debido al cual no hay gente ya segura, y el camino a los templos se les cierra que fueron tan devotos, y hoy, en guerra, cuevas de bandoleros han sido hechos, que sus puertas al bueno son cerradasy, entre altares y estatuas despojadas, se tratan crueldades y cohechos.Ay, qu espantosos hechos!No sin esquilas lnzase el asalto, que para honrar a -Dios estn en alto.

El tierno vulgo inermeEETOLos nios., las llorosas mujeres, los cansados viejecitosque ya su larga vida estn odiando; negros, pardos y blancos frailecitos, y otras gentes enfermas y anhelosas, Seor, auxilio, auxilio!, estn gritando.Y de los pobres el pasmado bando te descubre sus carnes tan llagadas que a Anbal y a otros buenos los haran. Si del solar de Dios no se desvantus ojos, pocas chispas inflamadas ahogando, sosegadasquedaran las llamas del mal celoEETOLas chispas que deberan ser ahogadas, por que encienden la guerra civil, son los nobles a los que se refiere la estancia siguiente., y tu obra alabaran en el cielo.

Osos, lobos, leones y serpientes,y guilasEETOTradicionalmente se interpreta que los osos son la familia Orsini; los lobos y las guilas, dos ramas de la casa de los condes de Tscolo; los leones, los Savelli o los Annibaldi, ,v las serpientes, los Caetani.., con frecuencia causan grima a una columnaEETOLa columna es la casa de Los Colonna., y ellos se hacen dao; y una dama gentil a ti se arrimay llora, y quiere que extirpar intentes los hierbajos que no dan flor hogao. Ms que pasado est el milsimo ao desde que a aquellos grandes ha perdido que donde estaba la pusieron antes. Ay, gentes nuevas, ms que petulantes, que irreverentes con tal madre han sido! T padre, t marido:todo socorro de tu mano atiende,que el mayor padre en otro tajo entiendeEETOEl papa se dedica a otras cosas, mientras sigue en Avin..

Sucede rara vez que empresas altasla fortuna injuriosa no contraste,que con los grandes hechos mal concuerda. Ahora, evacuando el paso por do entraste, me hace que le perdone graves faltas, porque consigo misma aqu discuerda: puesto que hasta ahora el mundo no recuerda que hombre mortal tuviese libre vapara lograr, cual t, renombre eterno: que puedes enmendar, si bien discierno, a la ms noble y alta monarqua.Pues tu gloria sera,si con otros cont joven y fuerte, en su vejez, salvarla de la muerte.

Cancin, sobre el TarpeyoEETOEl monte Tarpeyo no es otro que el Capitolio. t versa un caballero al que mi Italia honora, ms que a s, al bien ajeno dedicado. Dile: Uno que tu rostro no ha miradoEETOComo esta cancin fue escrita, segn los ltimos estudios crticos, despus de que Petrarca haba conocido a Cola di Rienzo, parece difcil que pudiera decirle que no le haba visto nunca. De todas formas, el punto sigue en discusin., sino como el que oyendo se enamora, dice que Roma ahora,

desde sus siete alcores, y llorando, mercedes, sin cesar, te est implorando.

LIV

Porque insignia de amorEETOSu rostro daba muestras de ser inclinado al amor. La expresin est tomada de Dante. su faz traa movime una romeraEETOLaura, cuya alma peregrina en este mundo; o bien -y la traduccin sera, en tal caso otra- una mujer de belleza peregrina. el pecho errante, pues la ms digna de honras la crea.

Y, al ir tras ella por las hierbas verdesEETOLas hierbas verdes simbolizan la vida de placeres cortesanos., o a una voz decir, alta y distante;Ay, cuntos pasos por la selva pierdes!

Pensativo, gan el refugio umbrosode un hayaEETOEl haya simboliza la vida pastoril, propicia a la meditacin, segn las ideas de la poca., y mir en tomo: y comprenda que era aquel viaje mo peligroso;

y atrs volv, casi a mitad del da.

LV

El fuego que crea yo apagadopor el fro y la edad ya menos nueva las llamas y el martirio me renueva.

Que no se apag nunca, es lo que veo, el rescoldo, y que fue slo cubierto, y este segundo error ms grave creo. Con los miles de lgrimas que vierto, sea el dolor por los ojos descubierto del corazn, que brasa y yesca lleva:no cual fue, que la llama an ms se eleva.

Qu otro fuego no habran extinguidolas ondas que mis ojos van vertiendo? Amor, aunque muy tarde lo he sabido, quiere entre dos contrarios verme ardiendo; y al corazn mil lazos va tendiendo,

y, si espero que a ser libre se atreva, me ata la bella faz, como l se mueva.

LVI

Si el ciego afn que al corazn destruye contando el tiempo no me ha confundido, advierto, mientras hablo, cmo huyeel que a m y al favor fue prometido.

Qu sombra cruel en malograr influye la semilla del fruto apetecido?Qu muro el paso hacia la espiga obstruye? De qu fiera, en mi ovil, oigo el rugido?

Ay, triste!, no lo s, mas se me alcanza que, para ms doliente hacer mi vida,el Amor me condujo a la esperar-iza.

Y a mi recuerdo lo ledo vieneEETOLo ledo por Petrarca fueron estos versos de Ovidio, Metamorphoseon, III, 135-137: sed scilicet ultima semper / Exspectanda dies homini est, dicique beatus / Ante obitum nemo supremaque funera debet, es decir, hay que esperar el ltimo da: ningn hombre debe ser llamado dichoso antes que haya dejado la vida y recibido los honores supremos.,que hasta el da de su ltima partida llamar feliz a un hombre no conviene.

LVII

Mis venturas se acercan lentamente, dudando espero, el ansia en m renace, y aguardar y apartarme me desplace, pues se van, como el tigre, velozmente.

Ay de m, nieve habr negra y caliente, sierras con peces, mar que olas no hace, y el sol se acostar por donde nace Eufrate y Tigris de una misma fuenteEETOEs decir que el sol se pondr por Oriente.,

antes que ella una tregua, o paz, me ofrezca, o Amor otro uso ensee a mi seora,que en contra ma ya han pactado alianza:

que si algo hay dulce, tras la amarga hora, hace el desdn que el gusto desfallezca;y de sus gracias nada ms me alcanza.

LVIIIEETOEste soneto iba acompaando a tres regalos que Petrarca envi a su amigo Agapito Colonna, obispo de Luni y hermano de Giacomo y Giovanni, ya conocidos por el lector.

La mejilla que el llanto os ha cansado reposad, seor mo, en el primeroEETOEl primer regalo deba de ser un cojn o una almohada.,y avaro sed de vos con ese fieroEETOEl Amor.que a quien le sigue trae tan demudado.

Cerrad con otroEETOEl otro regalo sera un libro piadoso. del siniestro ladoEETOEl corazn.el camino a quien sea su mensajero, y sed uno en agosto y en eneroEETOSed el mismo en todo tiempo., que falta tiempo al viaje dilatadoEETOEste viaje es el camino de perfeccin..

Bebed con el terceroEETOEl tercero parece que era una copa o un vaso. alguna hierba que purgue al pecho del absorto llanto, dulce al final, y en el comienzo acerba,

y ponedme do el gozo se conservaEETOExpresin ambigua. El gozo se conservaba, tal vez, en el corazn regenerado del amigo., tal que Caronte no me cause espantoEETOParece decir que, si el amigo le pone en su corazn, no temer que le olvide ni despus de muerto., que la plegaria ma no es superba.

LIX

Aunque lo que me trajo a amar primero ella quiera quitarme,de mi firme querer no he de apartarme.

Entre las ureas crenchas, escondido tena Amor el lazo;y el hielo de sus ojos luego ha herido mi alma con un flechazo,por la virtud de su esplendor movido; y me hace, al acordarme,de todo otro deseo despojarme.

Ay, triste!, que los ureos cabellos mostrarme ya no quiere;y el movimiento de los ojos bellos, conforme huyen, me hiere;mas, porque bien muriendo honor se adquiere, no quiera, por sanarme,Amor de tales nudos desatarme.

LX

El que am gentil rbolEETOLaura-laurel. muchos aos, mientras su bella fronda no me hua, mi ingenio dbil florecer hacaa su sombra, y crecer mis desengaos.

Despus que, sin temer yo sus engaos, el dulce leo se hizo impo un da,a un solo fin volv la mente ma,que es hablar siempre de sus tristes daos.

Qu podr hablar quien por amor suspira, si le hubiesen mis rimas nuevasEETOEn el sentido de rimas juveniles. dadootra esperanza, que por sta pierde?

Ni lo coja poetaEETONo lo coja ningn poeta para coronarse., ni salvadosea por JoveEETOComo ya se ha dicho, era fama que Jpiter (Jove) no hera al laurel con sus rayos., y el Sol sienta tal ira que seca haga caer su fronda verde.

LXI

Benditos sean el ao, el mes, el da,la estacin, la hora, el tiempo y el instante, y el pas y el lugar en que delantede los ojos que me atan me vea;

y el dulce afn primero que senta cuando me ataba Amor, y aquel tirante arco, y sus flechas, y, en mi pecho amante, las profundas heridas que me abra.

Bendito sea el incesante acentoque llamando a mi dama he difundido, y el llanto y el deseo y el lamento,

y bendito el papel con que he solido ganarle fama y, ay, mi pensamiento, que parte en l tan slo ella ha tenido.

LXII

Padre del cielo, tras mis das perdidos, tras malgastar mis noches devaneando -su aire, gentil para mi mal, mirando con aquellos deseos encendidos-,

sean con Tu luz mis pasos dirigidos y, a mejor vida y hechos retornando, pueda de mi adversario ir evitando los lazos contra m en vano tendidos.

Once aos hace ahora, Seor mo, que me somete el yugo violento,que ms feroz se muestra al ms domado.

Miserere del no digno afn mo;lleva a mejor lugar mi pensamiento; recurdale que hoy fuiste en cruz clavadoEETOComo se sabe, P. se enamor de Laura un Viernes Santo..

LXIIIEETOLa estructura inslita, y nica en el Cancionero, de este soneto es la propia de la estrofa de una cancin, debido al esquema de sus rimas, que es el siguiente: ABBA (cabeza),CDE (primer cambio), DCE (segundo cambio), EFFA (Vuelta). Quizs P. quiso recordar a sus lectores que el soneto, en sus orgenes, fue una estrofa de cancin.

La faz volviendo a mi color perdido, que recordar la muerte hace a la gente, me saludasteis tan benignamenteque habis mi pecho en vida mantenido.

La frgil vida que mi pecho amparade vuestros ojos fue don manifiesto, y de esa voz anglica tan suave.Por ellos s que estoy donde me han puesto:

que, como al animal tardo la vara, supieron despertar a mi alma grave.Vos manejis con una y otra llave

mi corazn, y de ello estoy contento, dispuesto a navegar a todo viento,que es cuanto hacis por dulce honor tenido.

LXIV

Si vos pudiseis, por turbados gestos, por bajar de ojos o inclinar de testa, o por ser al huir ms que otras presta, desdeando los ruegos ms honestos,

salir jams, o usando otros pretextos, del pecho en que ms fronda tiene puesta Amor del primer lauroEETOEs decir, de Danne-Laura., fuera sta razn justa a desdenes como stos:

que gentil planta en ridos terrenos parece inconveniente, y parte leda de all naturalmente, y presurosa;

y pues vuestro destino, empero, os veda en otra parte estar, cuidaos al menos de no estar siempre en actitud odiosa.

LXV

No haber estado en guardia me lastima cuando por vez primera me hiri Amor, que, paso a paso, se ha vuelto seorde mi vida, y se me ha puesto en la cimaEETOConf. Dante, cancin Cos nel mo parlar voglio esser aspro, v. 17, donde dice, cos de la mia mente tien la cima. .

No cre que, por fuerza de su limaEETOConf. Dante, ibdem, vv. 22-23: Ah angosciosa e dispietata lima [del Amor] / che sordamente la mia vita scemi. ,ni un punto de firmeza o de valor cediese el corazn en su favor;mas tal sucede al que dems se estima.

Toda defensa ya ser tarda,salvo probar si, mucho o poco, el ruego mortal Amor escucha todava.

Y, como no ha lugar, ya no le ruego que arda discretamente el alma maEETOConf. Dante, Purgatorio, VIII, 84: che misuratamente in core avvampa., sino que parte tenga ellaEETOElla es Laura. en el fuego.

LXVI

El cargado aire, y la importuna niebla opresa en rededor por bravos vientos, muy pronto habr de convertirse en lluvia; y ya son casi de cristalEETOHielo. los ros,y en vez de hierbecillas por los valles se ve tan solamente escarcha y hielo.

Y hay en mi corazn, ms fro que hielo, pensamientos pesados como niebla,cual la que a veces se alza de estos valles, compactos, ay, contra amorosos vientos,y rodeados de estancados ros, cuando del cielo cae ms lenta lluvia.

En poco tiempo pasa una gran lluvia, y disuelve el calor nieves y hielo,con que de ver soberbios son los ros; nunca el cielo escondi tan densa niebla que, acometida del furor del viento, no huyese de los cerros y los valles.

Mas no me vale que florezcan valles, antes lloro al sereno y a la lluviay a los helados y a los suaves vientos: que un da mi seora no sea hielo por dentro, ni por fuera sea niebla,y ver seco el mar, lagos y ros.

Mientras desciendan hacia el mar los ros y amen las fieras los umbrosos valles, los bellos ojos cubrir esa nieblaque hace a los mos verter continua lluvia, y en el hermoso pecho el duro hieloque arranca al mo tan dolientes vientos.

Bien debo perdonar todos los vientos por amor al que en medio de dos rosEETOPetrarca vio a Laura por primera vez en la comarca provenzal que se encuentra entre los ros Sorga y Durenza. me encerr entre el verdor y el dulce hielo, tanto que pint luego por mil vallesla sombra a la que estuveEETOLaura-laurel., sin de lluvia curarme, o de calor, ni trueno o niebla. Pero no huy jams niebla por viento, como aquel da, ni ros por la lluvia,ni hielo cuando el sol abre los valles.

LXVII

Del mar Tirreno en la siniestra riba, donde el viento gemir hace a las ondas, vi de repente las altivas frondasEETOLas hojas de Laura-laurel.de las que es obligado que yo escriba.

Amor, que en mi interior hirviendo iba,me empuj, al recordar las trenzas blondas,a un ro que oculta el csped, y en las hondas aguas ca, no cual persona viva.

Solo, entre bosquecillos y collados, me avergonc, que al corazn gentil esto basta, que ignora otros cuidados.

Bueno es cambiar de estilo y de carril, de la vista a los piesEETOBueno es que ahora sean mis pies los mojados, en lugar de mis ojos., si al ser mojados secase a la otra un ms corts abrilEETOSi mis ojos fuesen, por ello, secados por un abril ms corts, es decir, por un tiempo mejor, en el que Laura se mostrase ms corts..

LXVIIIEETOSoneto dedicado a un amigo romano del poeta, que bien pudiera ser uno de los Colonna o, segn piensan algunos estudiosos, Orso della'Anguilara, del que ya tiene noticia el lector.

El sacro aspecto de la tierra vuestraEETORoma. me lleva a lamentar el mal pasadoEETOLa pasin por Laura., gritando: Arriba! Qu haces t, cuitado?; y el camino del cielo as me muestra.

Mas otro pensamiento a la palestra sale, y dice: Por qu huyes, apocado? Si te acuerdas, el tiempo ya ha pasado de ver de nuevo a la seora nuestra.

Su razonar, entonces, entendiendo,se hiela el alma, y quedo dolorido como quien malas nuevas est oyendo.

Vuelve el primero, y el que le ha seguidoEETOEl primero, es el pensamiento del primer cuarteto; el segundo, el del siguiente. cul vencer no s; mas combatiendo,y no una sola vez, me han conmovido.

LXIX

Ay, Amor, contra ti yo bien sabaque nunca humano aviso me ha valido; tanto tus fieras garras he sentido, tantos lazos ya vi, tanta falsa.

Y me admiro de nuevo, porque hua (lo dir, porque el caso me ha ataido, que en el agua salada lo he sentido, entre Elba y Giglio y la Toscana maEETOSe refiere al viaje a Roma por mar, a travs del archipilago toscano.)

yo de tus manos, y por un camino, por viento y cielo y ondas agitado, iba, que era ignorado y peregrinoEETOEra peregrino e ignorado, dada la infrecuencia de los viajes por mar en la vida de P.:

cuando he aqu a tus nuncios, no s dnde, que del propio destino me han mostrado,que a l cede aquel que lucha, y quien se esconde.

LXX

Ay triste, que no hay sitio hasta el que llegue con mi esperanza, ya tan traicionada!Si con piedad mi voz no es escuchada, de qu vale que al cielo tanto ruegue? Pero si hacer callar no hay quien me niegue antes de mi partidaEETOAntes de mi muerte.a esta voz afligida,no a mi seorEETOEl Amor. disguste que me entregue a pedirle entre flores ir diciendo:Mi canto y gozo que es muy justo entiendoEETOEn el original, Drez et rayson es qu'ieu ciant e. m demori, principio de una cancin del trovador Guillem de SaintGregori, que Petrarca crea de Arnaut Daniel..

Justa cosa es que alguna vez yo cante, puesto que he suspirado tanto tiempo;que nunca he comenzado tan a tiempo que ajuste risa a mi dolor constante. Si lograra que fuese cautivantepara esos ojos santos alguno de mis cantos, feliz sera sobre todo amante.Y ms cuando yo diga sin mentir: Si ella lo pide, yo quiero decirEETOEn el original, Donna mi priegha, per ch'io voglio dire, principio de una cancin clebre de Guido Cavalcanti..

Bellas razones que, tan paso a paso, me habis llevado a razonar tan alto, ved que ella tiene el pecho de basalto tan duro que por m dentro no paso. Tan bajo ella no mira, ni hace caso de lo que decir suelo, pues no lo quiere el cielo, por contrastar al cual estoy tan laso: y, como el pecho mo se endurece, hablar speramente me apeteceEETOEn el original, cos nel mio parlar voglio esser astro, principio de una cancin de Dante..

Qu digo? dnde estoy? y quin me engaa sino yo, y desear ms que debiera?Pues si en el cielo voy de esfera a esfera, veo que ningn astro en m se ensaa. Si mortal velo mi mirada empaa, quin culpa a las estrellasy a tantas cosas bellas?Siempre quien me acongoja me acompaa, puesto que de placer llenarme sabela dulce vista y la mirada suaveEETOEn el original, la dolce vista e'l bel guardo soave, principio de una cancin de Cino da Pistoia..

Todo cuanto del mundo es ornamento bien hecho fue por el maestro eterno, mas yo, que tan adentro no discierno, que me deslumbra lo cercano siento; y si al vero esplendor no estoy atento, no puede estar paradoel ojo, y lo ha enfermadosu culpa, pero nunca aquel momento -en el que angelical su beldad eradel dulce tiempo de la edad primeraEETOEste verso es el principio de la cancin XXIII de este Cancionero..

LXXI

Porque la vida es brevey al ingenio la empresa alta intimida, ni en l ni en ella estoy muy confiado; mas fo que sea odadonde anhelo, y all donde estar debe, esta pena que grito, aunque callado. Ojos bellos do Amor nido ha encontrado, a vos dirijo mi imperfecto acento,al que, aunque es perezoso, el gusto impele: que a quien cantaros suelele ayuda a ser gentil el argumento y, en alas amorosas,le aparta de cualquier vil pensamiento. Alzado en ellas, vengo a decir cosas que en mi pecho mantuve silenciosas.

No creis que no sientoque os estn mis elogios afrentando: mas no puede el deseo ser frenado que hay en m desde cuandovi aquello que no iguala el pensamiento ni por mi voz ni otra es igualado. Principio de mi dulce y triste estado, otro que vos s bien que no me entiende. Cuando entre ardientes rayos me hago nieve, vuestros desdenes muevetal vez mi indignidad, porque os ofende. Si el temor, con frecuencia,no templara la llama que me enciende, feliz desfallecer!, que en su presencia ms prefiero morir que su carencia.

No, pues, yo me deshaga,frgil objeto a tan ardiente fuegoque de l no es mi valor quien me libera,sino que el miedo luego,que de mis venas el ardor apaga,me asegura, y as sigo en la hoguera.Oh monte, oh valle, oh bosques, oh ribera, testigos todos de mi dura vida,

cunto me oistis invocar la muerte! Ay, dolorosa suerte,quedarse aflige, y no ayuda la huda. Mas si mayor pavurano me frenase, ms pronta salidafin pondra a esta pena spera y dura; y su origenEETOLaura. n ve tal desventura.

Dolor, por qu mis trenosme empujas a decir aunque no quiero? Aydame cuando a mi encanto acudo. Ya no os acuso, empero,ojos sobre el mortal curso serenosEETOMs serenos de lo que es natural en una mujer.,ni al que me tiene atado con tal nudoEETOAmor.. Ved de cuntos colores, a menudo, Amor el rostro mo va pintando,e imaginad, por dentro, el alma ma, do se est noche y dacon el poder que en vos va cosechando, ojos que os alegrisaunque a vos mismos no os estis mirando: mas cuantas veces hacia m os tornis,por otro lo que sois sabiendo estis.

Si os fuese a vos mostradala divina belleza que me guaEETOSi a vosotros, ojos que me guiis mientras escribo, os fuese mostrada vuestra propia belleza.al escribir, como a quien s la mira, no templada alegrasentirais: por ello est alejadadel vigor natural que os abre y gira. Feliz el alma que por vos suspira, luces del cielo, por las que hallo gratala vida que otras cosas me han agriado. Ay, por qu tan contadome dis lo que la sed en m no mata? Y por que ms frecuentemente no veis que Amor me desbarata? Por qu me despojis tan prontamente del bien que el alma slo a veces siente?

Que slo a veces, digo,gracias a vos, en mi alma triste siento una dulzura nueva inusitada,la cual, si un pensamientoes enojoso, no le presta abrigo,y uno de mil tan slo halla morada: para l, y nada ms, vivir me agrada. Y si mi bien ms perdurable fuese ningn estado al mo igualara,mas tanto honor haraque, si me envidian, me ensoberbeciese: mas ya estoy lamentandoque ante el llanto la extrema risa cese, y, los gneos suspiros apagando,a mi vuelva, de m mismo pensando.

El suave pensamientoque vive dentroEETODentro de Laura, cuyos ojos no estn en su interior. aleja de mi pecho, pues tal se muestra, toda otra alegra; y mi palabra y mi hechoson tales que con ser inmortal cuento aunque haya de morir la carne ma. Si os mostris, huyen tedio y agona, y juntos vuelven tras vuestra partida. Mas, porque la memoria enamorada les impide la entrada,en parte extremaEETONo van ms all de las primeras partes del espritu (fantasa y pensamiento) y no llegan a las .partes extremas, defendidas por la memona (Giovanni Ponte). no tienen cabida;y si un buen fruto creceen mi alma, a su semilla distis vida: que, tierra seca, en m nada florece, y, as, el mrito a vos os pertenece.T no me aquietas, no, que antes me inflamas y hablo de lo que tanto me extasa:sabe que no ests sola, cancin maEETOLa cancin va seguida por otras dos, que tambin cantan a los ojos de Laura, por lo que se las ha llamado las tres hermanas..

LXXII

Gentil seora ma,en vuestros ojos una dulce lumbre muestra el camino que al cielo conduce; y, por larga costumbre,donde slo es Amor mi compaaEETOEn los ojos de Laura., el corazn ya casi se trasluce.Esta visin a hacer el bien me induce, y el fin glorioso ya me est mostrando; lejos del vulgo slo ella me lleva:no hay lengua que se atrevaa contar lo que siento contemplando una luz tan serenacuando el invierno escarchas va sembrando, y luego