27
Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020 Abanico conmemorativo del reinado de Amadeo I Sala V (Antesalón) Diego Cameno Mayo Universidad Complutense de Madrid

Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

  • Upload
    others

  • View
    1

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

1

Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020

Abanico conmemorativo del reinado de Amadeo I Sala V (Antesalón)

Diego Cameno Mayo Universidad Complutense de Madrid

Page 2: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

2

Catálogo de publicaciones del Ministerio: www.culturaydeporte.gob.es

Catálogo general de publicaciones oficiales: https://publicacionesoficiales.boe.es/

Edición 2020

MINISTERIO DE CULTURA

Y DEPORTE

Edita:

© SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA

Subdirección General de Atención al Ciudadano, Documentación y Publicaciones

© De los textos e imágenes: sus autores

NIPO: 822-20-015-3

Page 3: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

3

ÍNDICE ….

1. Ficha técnica y descripción 2. ¡España sin rey! 3. El reinado de Amadeo I 4. El abanico conmemorativo 5. Epílogo 6. Bibliografía

Page 4: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

4

1. FICHA TÉCNICA Y DESCRIPCIÓN ….

Abanico conmemorativo del reinado de Amadeo I Materia: Varillaje (14+2): Nácar. País: Vitela, Pigmento, Tinta Técnica: Varillaje: Tallado, Calado. País: Gouache [Anverso], Escritura manual [Reverso] Dimensiones: Guarda: Altura: 26,50 cm; Anchura: 2,50 cm.

País: Altura: 12 cm; Anchura: 51 cm. Vuelo: Ángulo: 180º Datación: 1874 (aproximadamente) Inventario: CE 1802

ntes de hacer entrada en la sala V del Museo del Romanticismo, el visitante ya

siente la grandiosidad del personaje que la preside gracias al retrato ecuestre realizado por Antonio María Esquivel. El representado no es otro que el general Juan Prim y Prats, ataviado con su uniforme de mariscal de campo y con mirada serena, invitando al visitante a conocer su obra e importancia en la historia de España1. Precisamente, la pieza que protagoniza este trimestre debe mucho al general Prim, como se verá a continuación. La obra en cuestión se encuentra en esta misma sala, engalanando un lateral de la puerta que conduce a la siguiente estancia. Tras el cristal de la vitrina, el visitante puede contemplar un lujoso abanico con varillaje de nácar con motivos calados. En el anverso del país se representa una escena que tuvo lugar en la estación de tren de Madrid en 1871. El centro de la imagen está

1 Este retrato fue la pieza del trimestre octubre-diciembre de 2014, a cargo de Carolina Miguel Arroyo.

A

Page 5: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

5

protagonizado por tres hombres vestidos con uniforme militar. Uno de ellos, con barba y bigote castaños, el sombrero en su mano derecha y pisando la alfombra, colocada a tal efecto, en la puerta de su vagón: es el nuevo rey de España, Amadeo I de Saboya, duque de Aosta. Delante de él, le recibe con los brazos abiertos un hombre con cabello escaso y encanecido y bigote. Este no es otro que el, hasta ese momento, regente de España, el general Francisco Serrano Domínguez, duque de la Torre. En medio de ambos, otro militar con patillas de carnero unidas al bigote, contempla la escena. Es el almirante Juan Bautista Topete, encargado de ir a recoger al nuevo rey a Cartagena, primera parada desde su partida de Florencia con destino Madrid. La escena se completa con un amplio grupo de hombres, en su mayoría militares, que alzan sus sombreros en señal de respeto y alegría por la llegada de su nuevo monarca. A ambos lados de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera de España, y Mercurio, alegoría de la razón y la elocuencia. El conjunto se completa con motivos florales y vegetales que sirven de marco a la escena central anteriormente comentada, con una corona encima de los tres protagonistas del acto. Debido a los materiales de gran valor con los que está fabricada la pieza, se puede afirmar que se trata de un abanico conmemorativo, algo frecuente en este momento2. Su objetivo era conmemorar hechos históricos de gran importancia en la historia de nuestro país y, en este caso, el acontecimiento elegido fue el breve reinado de Amadeo de Saboya. Además del valor de sus componentes y de su finalidad de rememoración, esta obra tiene un valor añadido, ya que el reverso contiene más de una decena de firmas autógrafas de importantes políticos, aristócratas y militares de la época de la Restauración (1875-1923) con comentarios sobre Amadeo y su paso por España. Esto lleva a pensar que la pieza perteneció a una persona muy influyente o de gran importancia en la política o en la sociedad española. Sin embargo, antes de detallar el contenido de esos autógrafos y desvelar la identidad de los autores, es necesario conocer la historia que relata la imagen antes descrita. Para ello, es necesario trasladarse a finales del año 1868…

2 Nuestro país conserva una gran colección de abanicos conmemorativos, datados entre mediados del siglo XVIII y primeras décadas del XX. En el siglo XIX, y más concretamente en los reinados de Isabel II y Alfonso XII, sus características son similares a las que presenta la obra que aquí se comenta. En cuanto a los temas suelen variar desde paisajes, monumentos o escenas costumbristas hasta eventos conmemorativos como bodas reales, descubrimientos, bautizos o visitas reales.

Page 6: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

6

2. ¡ESPAÑA SIN REY!

…. on idéntico título al de este apartado bautizó Benito Pérez Galdós uno de sus

Episodios Nacionales. Aunque el escritor canario no empleaba los signos de exclamación, la turbación tanto de la clase política como de la sociedad española de entonces bien merece su incorporación. A finales de 1868, nuestra nación vivía momentos de nerviosismo e incertidumbre. Tras la decisiva victoria en Alcolea (Córdoba) de las tropas insurrectas del general Francisco Serrano y Domínguez sobre las partidarias de Isabel II, lideradas por el general Manuel Pavía y Lacy, se abría en nuestro país un nuevo periodo. Este será conocido en la historiografía como Sexenio Revolucionario o Democrático (1868-1874). Los últimos años del reinado de Isabel II se caracterizaron por la crisis financiera, especialmente la de 1866, la crisis económica y de subsistencias, debidas a una serie de malas cosechas que provocaron hambre y miseria entre las capas más populares. El descontento abarcaba también el plano político. El agotamiento del régimen isabelino era ya palpable y, si las clases medias pedían mayor libertad y una nueva desamortización al gobierno, cada vez más autoritario, de Luis González Bravo, las clases más bajas clamaban por la desaparición de los «consumos» y las «quintas»3. El malestar no era ajeno a aquellos grupos políticos que se sentían excluidos del sistema político isabelino y estos, tras una serie de intentonas revolucionarias, se reunieron en agosto de 1866 en la ciudad belga de Ostende. El conocido como Pacto de Ostende unió a progresistas y demócratas en contra de Isabel II, y acordó la preparación de un movimiento insurreccional para derrocarla. Aunque el general Juan Prim y Prats, conde de Reus, ocupó siempre una posición de liderazgo, el Pacto de Ostende se reforzó con la incorporación de figuras de la talla del general Francisco Serrano Domínguez, duque de la Torre, o del almirante Juan Bautista Topete, ambos de la Unión Liberal, partido que se había aliado con los revolucionarios tras la muerte del antiguo líder, Leopoldo O´Donnell.

3 Los «consumos» eran unos impuestos muy impopulares que gravaban toda clase de productos, incluidos los de primera necesidad. Por otro lado, las «quintas» hacían referencia al servicio militar, de obligado cumplimiento para las clases más populares al no poder pagar la redención en metálico.

C

José María Contreras y Muñoz (dib. y lit.) Los gefes libertadores de España. Prim. Serrano. Topete. Litografía/papel continuo ca. 1868 CE 4530 Museo del Romanticismo

Page 7: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

7

Con el apoyo del ejército, brindado por Prim, y especialmente por la Unión Liberal, las clases populares y los demócratas, todo estaba listo para que, en septiembre de 1868, los insurrectos presentasen batalla a las tropas isabelinas. En la citada victoria del Puente de Alcolea, los revolucionarios acabaron con las resistencias leales a la reina y se hicieron cargo del gobierno. Pronto se iba a ver que las fuerzas que habían hecho la revolución (unionistas, progresistas y demócrata-republicanos) no estaban de acuerdo en el régimen que pretendían construir. Aunque coincidían en la necesidad de otorgar derechos y libertades a los españoles, pronto surgieron las desavenencias, principalmente en la forma que debía adquirir el nuevo Estado. Uno de los primeros pasos del Gobierno provisional fue convocar elecciones a Cortes Constituyentes, con el objetivo de dar al país una nueva constitución. Una vez celebradas, en enero de 1869, y pese a las discusiones con los republicanos, se puso de manifiesto que la mayoría de los constituyentes no ponían en tela de juicio la continuidad de la monarquía: «la monarquía era imprescindible» (Bolaños, 1999: 86). De hecho, el sistema monárquico fue ratificado por la nueva Constitución, pero esta afirmaba que el nuevo rey sería elegido por las Cortes. No sorprende que los republicanos –y especialmente uno de sus líderes más prestigiosos, Emilio Castelar– criticasen la medida. Esto no quería decir que, a partir de ese momento, la monarquía fuese electiva; simplemente, las Cortes elegirían una nueva dinastía y el heredero al trono sería el sucesor del nuevo rey (Bolaños, 1999: 96). Esto no solo provocó el rechazo de los republicanos, sino que dividió a los monárquicos –fundamentalmente a la Unión Liberal y al Partido Progresista– al no ponerse de acuerdo en el pretendiente idóneo. No obstante, la Constitución contemplaba la instauración de una monarquía democrática: el rey era el titular del poder ejecutivo, pero lo ejercería a través de los ministros. La redacción de las leyes eran potestad única de las Cortes y el rey solo podía sancionarlas, sin ningún tipo de veto. Tampoco podía elegir senadores, aunque tenía la facultad de convocar, cerrar o disolver las Cortes. Una vez conocidas las limitaciones y funciones del monarca quedaba la difícil tarea de encontrar al candidato adecuado. Esta delicada misión recayó en el hombre fuerte del momento, el presidente del Consejo de Ministros y ministro de la Guerra, Juan Prim. El tiempo que duró la búsqueda no fue desaprovechado por los grupos de oposición, que no dejaron nunca de conspirar y obstaculizar tan arduo cometido, aumentando la presión sobre el presidente, ya que

«Todos reclamaban la identidad de la persona que debía ocupar el trono, pues sin la monarquía el sistema estaba incompleto. La figura del monarca era, pues, el respaldo que tanto necesitaba Prim para apuntalar las nuevas estructuras» (Bolaños, 1999: 104).

En la mesa del conde de Reus se barajaban ciertos nombres, pero todos tenían tanto puntos positivos como puntos negativos, cuando no rehusaban la alta dignidad que se les proponía. Conozcamos a los más importantes: Antonio María de Orleans, duque de Montpensier. El general Prim no tuvo que buscar demasiado lejos para encontrar al primer pretendiente al trono de España. El duque de Montpensier era esposo de la hermana de la destronada Isabel II, Luisa Fernanda, hecho que, sin embargo, no fue impedimento para que el duque financiase y participase en la revolución que acabó con el reinado de su cuñada. Además, Antonio de Orleans contaba con el apoyo de

Page 8: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

8

uno de los partidos fuertes en el gobierno tras La Gloriosa, la Unión Liberal, ahora liderada por el general Francisco Serrano. Pese a parecer el candidato más adecuado (era católico, perteneciente a la familia real, con una gran fortuna y medios materiales, conocía España y a los españoles y tenía descendencia), rápidamente se vio que sus sienes no tenían como destino ceñir la Corona de España. El duque de Montpensier nunca contó con el apoyo explícito del general Serrano y, lo que es más importante, tampoco se ganó las simpatías de Prim.

A los obstáculos derivados de la política doméstica (distanciamiento entre el Partido Progresista de Prim y la Unión Liberal) se le unieron los de la política exterior. En Francia gobernaba Napoleón III quien, precisamente, había desalojado del trono al padre de Antonio de Orleans, el rey Luis Felipe I. Como se comprenderá, el emperador francés presionó a Prim para que desechase la idea de convertir al duque de Montpensier en rey. Sin embargo, el impedimento definitivo llegó en marzo de 1870, mes en el que Antonio de Orleans se batió en duelo con su pariente Enrique de Borbón, quien falleció en el lance4. Las escasas posibilidades del duque de acceder al trono se desvanecieron por completo, aunque él pareció no darse por vencido y no son pocos los que le apuntan o sospechan de su participación en el atentado que acabó con la vida del general Juan Prim, máximo oponente de su ambición a reinar.

4 Sobre el duelo y sus interpretaciones véanse: ESPERÓN FERNÁNDEZ, Alberto José (2019): «Honor y escándalo

en la encrucijada del Sexenio Democrático: la opinión pública ante el duelo entre Montpensier y Enrique de Borbón»,

en SÁNCHEZ, R. y GUILLÉN BERRENDERO, J. A. (coords); La cultura de la espada. De honor, duelos y otros lances,

Madrid: Dykinson, pp. 245-285; y RUBIO, Javier (2017): Juan Prim. Sus años de gobernante. Su asesinato. Una revisión

necesaria. Madrid: Biblioteca Diplomática Española, pp. 185-192.

Jean Laurent La familia Montpensier Albúmina/papel ca. 1860 CE 9664 Museo del Romanticismo

Page 9: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

9

Fernando de Sajonia-Coburgo. El padre del rey Luis I de Portugal era el aspirante favorito del general Prim. Fernando de Portugal cumplía sobradamente los requisitos que exigían los españoles: era católico, de ideas liberales y miembro de una familia real. La única pega de Fernando era su relación amorosa con la exactriz Elsa Hensler (con la que acabaría contrayendo matrimonio morganático). No obstante, hablaba español y era el pretendiente preferido de aquellos que creían en la unión de España y Portugal (o unión ibérica), incluidos los unionistas. Precisamente, ese sería uno de los principales escollos para el triunfo de su candidatura: Inglaterra se apresuró a advertir a sus aliados portugueses del peligro que supondría aceptar el trono vacante. El miedo anglo-portugués venía marcado por la amenaza de absorción de Portugal por parte de España. Por esa misma razón, tampoco gustaba este candidato al emperador francés Napoleón III. Finalmente, tras entrevistarse y negociar con el propio Fernando, el representante de Portugal en España envió un telegrama, recibido en Madrid en abril de 1869, en el que rechazaba la propuesta española. Amadeo de Saboya, duque de Aosta y Tomás de Saboya, duque de Génova. La Casa de Saboya parecía cumplir todos los requisitos impuestos por el general Prim. De esta forma, empezó a negociar con ellos a comienzos de 1869, al mismo tiempo que lo hacía con Portugal. Su pretendiente favorito era el hijo del rey Víctor Manuel II, el príncipe Amadeo, pero este se negó, por lo que recayó la elección en su primo, Tomás de Saboya, duque de Génova. Víctor Manuel II veía con buenos ojos la llegada al trono español de su sobrino, ya que materializaría su ambición de aumentar la influencia saboyana por el Mediterráneo. Sin embargo, la minoría de edad de este y los recelos de su madre, provocarían su negativa.

Tomás Padró (dib.) y Tomás Carlos Capuz (grab.) Desafío entre el Duque de Montpensier y D. Enrique de Borbón Xilografía/papel 1870 CE 10123 Museo del Romanticismo

Eusebio Juliá Amadeo de Saboya, duque de Aosta

Albúmina/papel 1870

CE 30090 Museo del Romanticismo

Page 10: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

10

Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen. Yerno de Fernando de Coburgo y hermano del rey de Rumanía, Leopoldo de Hohenzollern pertenecía a la rama católica de la familia real prusiana. Esto último era clave para ser tenido muy en cuenta a la hora de ocupar el trono español, pero el inconveniente estaba, de nuevo, en Francia. Las relaciones entre la Prusia del canciller Otto von Bismarck y la Francia de Napoleón III no pasaban por su mejor momento y esto era conocido en España. Por este motivo, Prim llevó la negociación en secreto, consciente de que Napoleón III no aceptaría al candidato e intentaría boicotear las negociaciones. Las maniobras de Prim fueron descubiertas y sumaron un pretexto más para desencadenar la guerra franco-prusiana de 1870. La candidatura de Leopoldo de Hohenzollern fue desestimada y él mismo renunció al trono. Una suerte para los españoles, que difícilmente podían pronunciar su nombre. Aunque en estos casos el ingenio siempre acude a nuestro auxilio y don Leopoldo fue rebautizado en España como «Ole, Ole si me eligen». (De Francisco, 2011: 260). Carlos María de Borbón y Austria-Este, duque de Madrid. Como era de esperar, los carlistas no tardaron en reconocer a su pretendiente como rey legítimo. ¿Por qué había que buscar fuera teniendo el candidato perfecto en España? El problema era que su ideología (tradicionalista y, por tanto, no democrática) y su postura política (que negaba toda legitimidad al reinado de Isabel II y a la Revolución de 1868), le imposibilitaba para ser tenido en cuenta por Prim. Este, tras pronunciar sus tres «jamases» en las Cortes, había dejado claro que ningún Borbón gobernaría España mientras él estuviese con vida5. La única vía de los carlistas era, una vez más, la de la insurrección y el conflicto armado. Baldomero Fernández Espartero, duque de la Victoria. La acuciante necesidad de cubrir el trono vacante llevó a Prim a olvidarse, momentáneamente, de las casas reales

europeas. Cada negativa que encontraba en el exterior era un duro golpe al prestigio de nuestra nación y monarquía. Esto obligó a Prim a buscar candidatos dentro de nuestras fronteras. Así, en mayo de 1870, el conde de Reus ofreció tan alta dignidad al prestigioso general Baldomero Espartero. Espartero, retirado de la vida pública en su palacio de Logroño, rehusó debido a sus «muchos años» y «poca salud» (Shubert, 2018: 499).

5 La dinastía caída, ya fuese en su rama liberal, es decir, Isabel II y su hijo Alfonso; la hermana de la reina, Luisa

Fernanda, y su marido Antonio de Orleans; o en la tradicionalista, con Carlos María de Borbón, representaba para Prim aquellos vicios que debían ser extirpados de España: corrupción, ausencia de libertades, nepotismo o despreocupación por los asuntos de gobierno.

José María Casado del Alisal El General Espartero Acuarela/papel 1872 CE 0555 Museo del Romanticismo

Page 11: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

11

Ciertamente, Espartero carecía de los requisitos necesarios, ya que, además de no pertenecer a ninguna rama de la realeza, no tenía descendientes, algo que podría provocar conflictos sucesorios a su muerte. En su favor tan solo se podía contar con su enorme prestigio entre el pueblo español, su compromiso con el progresismo y su perfecto conocimiento de las tareas de gobierno de nuestra nación. Precisamente, las hostilidades surgidas en Europa tras el anuncio de la proposición de Prim a Leopoldo de Hohenzollern pusieron de nuevo el foco en el pretendiente que finalmente accedió al trono. A mediados de 1870, la Casa de Saboya, deseosa de hacerse notar en el Viejo Continente, vio la oportunidad de poner fin a las tensiones entre Francia y Prusia. La familia real italiana intentó persuadir a don Amadeo de Saboya, duque de Aosta, para que aceptase la Corona española. De esta manera, se pondría fin a la candidatura de Leopoldo de Hohenzollern y, según pensaban, liquidarían el conflicto europeo. Amadeo pidió tiempo para pensárselo, al contrario que los españoles, que aceptaron al candidato desde el primer momento. Las dilaciones del príncipe saboyano provocaron que fuese el propio Leopoldo el que retirase su candidatura, lo que llevó a pensar que el conflicto entre franceses y prusianos no se produciría. Aun así, la guerra no pudo evitarse y esto minó el ánimo del príncipe saboyano, quien se sentía responsable. Este hecho fue crucial para que, transcurridos unos meses, el duque de Aosta aceptase el trono sin reparos (Rubio, 2017: 224-225). Su decisión alivió –y de qué manera– al general Prim, que pudo presentar a su pretendiente el 31 de octubre de 1870, día en el que se reanudaron las sesiones de las Cortes. Sin embargo, el espaldarazo a la candidatura del duque de Aosta no frenó el ímpetu de sus opositores (fundamentalmente montpensieristas, republicanos y carlistas), que no dejaron respirar al gobierno de Prim ni un instante en todo el año 1870. La aceptación formal por parte del candidato dio comienzo a una desenfrenada campaña electoral. Como había establecido la Constitución de 1869, el rey debía ser elegido en las Cortes y la votación se fijó para el 16 de noviembre. La campaña fue tensa y combativa, dejando ver el escaso apoyo del que gozaría don Amadeo entre los españoles. Este obtuvo 191

votos (de los 311 diputados totales que ese día acudieron a la votación, es decir, un 55 %), seguido por los republicanos, que contaron con 63 votos. El duque de Montpensier se quedó en 27 votos; Espartero tuvo 8; el hijo de la destronada Isabel II, Alfonso de Borbón, 2; y la duquesa de Montpensier 1. Además, 19 votos fueron en blanco (Rubio, 2017: 238-239). Los siguientes pasos estaban marcados: Amadeo debía aceptar definitivamente la Corona –cosa que hizo pocos días después en Florencia, en acto solemne y en presencia del presidente de las Cortes españolas, Manuel Ruiz Zorrilla–, acudir a España, jurar y ser proclamado rey legalmente. Pudiera parecer que la victoria en la votación de las Cortes aseguraría un camino tranquilo, tanto a los partidarios del nuevo monarca como al propio Amadeo, pero no fue así. Todos los grupos de oposición emplearon sus armas (prensa, folletos, amenazas o burlas) para amedrentar al futuro rey o para retrasar al máximo su llegada6. Además de atacarlo y amenazarlo en varias ocasiones empleando un duro lenguaje, derrochaban ingenio al referirse despectivamente al duque de Aosta como el «duque Langosta» o «el de los 191 votos», que recalcando la indignidad de haber sido un rey elegido por votación y, además, haber obtenido menos votos de los esperados. No recibiría mejor trato de la prensa montpensierista, que

6 Uno de los periódicos más belicosos, tanto con Prim como con el rey Amadeo, fue el republicano radical El Combate

(publicado entre el 1 de noviembre y el 25 de diciembre de 1870).

Page 12: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

12

llegó a llamarle «hijo del rey excomulgado» en relación a las querellas que su padre, Víctor Manuel II, mantenía con el Vaticano (Bolaños, 1999: 162).

Page 13: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

13

3. EL REINADO DE AMADEO I ….

madeo de Saboya, el rey más democrático de la historia de España, en opinión

de Carmen Bolaños (1999: 89), nunca había querido ser rey, pero, una vez formalizado su acceso al trono, se empeñó en actuar de la mejor manera posible. El problema es que «Amadeo no lograría convencer durante su reinado a ningún político español». La debilidad sería la principal característica de su mandato, con todos los grupos políticos enfrentados entre sí y él como centro de las disputas. Mientras unos pretendían ganarse su confianza, otros lo trataban de forma irrespetuosa (Bolaños, 1999: 183-185). Su reinado no podía comenzar de peor forma: nada más desembarcar en Cartagena recibió la noticia de que el general Prim, su máximo valedor, había fallecido víctima de un atentado. Fue en ese momento en el que se dio cuenta de que nadie le aseguraba una posición fuerte y estable en España. Es más, nadie le garantizaba ni siquiera su seguridad personal. A pesar de estos inconvenientes, la formación militar y el carácter del saboyano le llevaron a continuar su viaje a Madrid7.

En la estación de Atocha lo esperaba el regente, el general Serrano, quien le insistió en extremar la seguridad ante la posibilidad de sufrir un atentado. Amadeo, consciente de que era el primer contacto con su pueblo, rehusó las precauciones de Serrano. El desfile sería corto, ya que la primera parada se situaba a pocos metros. La Basílica de Atocha acogía los restos del general Prim, pilar fundamental de su reinado, que ya no existía. Tras abandonar la capilla ardiente del conde de Reus, se trasladó a las Cortes, donde juró la Constitución. Allí ya

7 Amadeo sufriría un atentado en nuestro país el 18 de julio de 1872. La prensa del momento sospechaba que ciertos

personajes armados en Ciempozuelos, por donde debía pasar el rey, pretendían acabar con su vida antes de llegar a Madrid. No obstante, el atentado que sufrió provocó muestras de repulsa tanto de la clase política al unísono como por parte del pueblo madrileño, que acudió al Palacio Real a vitorearle. Amadeo había dicho, satisfecho: «cada día tendríamos que sufrir un atentado». Citado por Bolaños (1999: 182-183). El atentado en Rubio (2017: 715-737). Las noticias acerca de los sucesos de Ciempozuelos: La Época, 2-1-1871; La Correspondencia de España, 1-1-1871.

A

Antonio Gisbert (pint.). Manuel Giménez (dib. y lit.) El rey Amadeo visitando el cadáver del general Prim Cromolitografía/papel ca. 1870 CE 3807 Museo del Romanticismo

Page 14: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

14

pudo contemplar, aunque quizás no lo comprendió del todo, la hostilidad que iba a recibir por parte de algunos sectores políticos españoles durante los dos años siguientes. Su primera visita oficial, después de su paso por las Cortes, fue, como no podía ser de otra manera, a la viuda de Prim. La llegada del rey no puso fin a la inestabilidad política. La falta de consenso entre los grupos políticos fue constante durante el reinado de Amadeo, obligado a participar en las luchas políticas más de lo que hubiera deseado y mucho más de lo que mandaba el texto constitucional. Buena prueba de ello fue la formación de su primer gabinete. Este, presidido por el general Serrano, estaba integrado por unionistas, progresistas y demócratas. Grave error, puesto que estos partidos se habían alejado hasta tal punto que sus posturas eran ya irreconciliables. Los unionistas cada vez se aproximaban más a los alfonsinos, mientras que los progresistas amenazaban con dividirse y disolverse. Así, Amadeo descubrió que no contaba con un partido sólido sobre el que asentar su gobierno, pero tampoco existía este requisito en la oposición. Por si esto fuera poco, Serrano parecía más preocupado por ligar al rey con el ejército, descuidando la órbita civil, acción que no fue bien vista por los demócratas y republicanos, que aprovecharon la coyuntura para atacar al monarca. Las primeras elecciones a Cortes del reinado de Amadeo enfrentaron en la batalla por el voto a carlistas y republicanos, por un lado, y a la coalición gubernamental, por otro. Esta contaba, como era tradición, con todos los mecanismos para controlar la campaña electoral y los resultados de las elecciones, algo que denunciaron los republicanos, eso sí, poniendo el foco en el monarca y no en los que habían cometido dicho fraude. De esta forma, a nadie puede

extrañar que la coalición gubernamental venciese y obtuviese el 60 % de los escaños, aunque no pudo evitar que alfonsinos, carlistas y republicanos consiguieran representación (Bolaños, 1999: 199-200). La estrategia de estos últimos, principalmente de los republicanos, de embarrar el terreno político para bloquear cualquier acción del gobierno junto con la fugacidad de los gobiernos sorprendió a Amadeo. El nuevo rey pidió responsabilidad, unidad y continuidad en el Consejo de Ministros para poder acabar con los problemas de la nación española. El monarca no comprendía ni la política española ni a sus ejecutores; sus ruegos y recomendaciones cayeron en saco roto: las rivalidades, las disensiones internas y las desavenencias entre las Cortes y los gobiernos provocaron que estos últimos se sucediesen constantemente, lo que provocó el aumento de la confusión entre el pueblo español y el recién llegado monarca. Esta sería la tónica habitual de la política durante sus dos años de reinado, con una clase política dividida y en constante lucha, materializada en los conflictos entre el poder ejecutivo y el legislativo –con el desconcertado monarca en medio–, que daban al traste con cualquier atisbo de avance o estabilidad8. El año 1872 comenzaba con una nueva campaña electoral. El Partido Progresista se disolvió definitivamente, y los grupos de oposición, conscientes de que el caciquismo y el fraude jamás les permitirían alcanzar el poder, propugnaron la abstención. El gabinete nacido de esos comicios disfrutó de un mandato breve y, a las pocas semanas, su presidente, Práxedes Mateo Sagasta, fue reemplazado por el general Serrano. Este acababa de poner fin a uno de los dos conflictos bélicos que más afectaron a tranquilidad de la monarquía amadeísta: la guerra

8 «Amadeo se encontraba con que había nombrado tres gobiernos en diez meses de reinado y ninguno de ellos había

alcanzado el beneplácito del Congreso» (Bolaños, 1999: 219). Su constante defensa del sistema democrático y de la Constitución no calaba entre la clase política española.

Page 15: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

15

carlista.9 Los carlistas se habían hecho fuertes en la zona vasco-navarra, donde llegaron a crear un mini-Estado independiente regido por su pretendiente, Carlos VII10 (Paredes, 2009: 268-269). Ante esta delicada situación, Serrano decidió suspender las garantías constitucionales para poder hacerse con las riendas del país, pero Amadeo, siempre al lado de la Constitución, se negó a concederle tal deseo. Manuel Ruiz Zorrilla, que había retirado su apoyo al monarca al ver que Serrano era llamado antes que él, se convirtió en el nuevo presidente. Ahora era el general Serrano quien, desairado, abandonaba al rey. En cuanto a la situación económica de España, el reinado de Amadeo se enmarcó en un periodo de bancarrota. Como es obvio, la división e inestabilidad política poco ayudaban a reparar esta penosa coyuntura económica. El ministro de Hacienda, Segismundo Moret, tuvo que remediar esta situación, para lo que reformó el sistema fiscal. Una de las reivindicaciones más conocidas de las clases populares durante la Revolución de 1868 había sido la abolición del impuesto conocido como «consumo». Este gravaba todo tipo de alimentos, incluidos los de primera necesidad. Pese a las promesas de eliminación, Moret se tuvo que limitar a cambiar su nombre ante las acuciantes necesidades de dinero por parte del Estado. Desde el punto de vista social, los apoyos de Amadeo tampoco eran abundantes. Entre los grupos sociales que no iban a apoyar –más bien al contrario– al nuevo monarca se encontraba la nobleza, a pesar de que tradicionalmente era el soporte más importante del rey. Esta, temiendo que aumentase su pérdida de privilegios, se declaró proborbónica e hizo lo posible por minar la estabilidad del reinado de Amadeo, rey puesto por la odiada revolución. Como es obvio, el nuevo monarca no iba a contar con el apoyo unánime de la clase política. El guion dictaba que carlistas, alfonsinos y republicanos se opusiesen a él de forma inequívoca. Más raro era que progresistas, demócratas cimbrios11 y un sector de los unionistas, partidos que habían votado por él o mostrado sus simpatías, tampoco se convirtiesen en un pilar seguro al que aferrarse. Los tres competían por lograr el apoyo del rey y, cuando este no se lo concedía, le atacaban duramente. Amadeo, que deseaba poner en práctica la monarquía democrática, intentaba mantenerse neutral –algo que, para su sorpresa, no fue comprendido por los políticos–, pero la violencia con la que se empleaban contra él cuando no respaldaba sus deseos, fomentó en Amadeo una desconfianza hacia la clase política. Don Amadeo fue un rey sencillo y liberal que intentó, realmente, actuar como un monarca democrático:

«Rechazó el protocolo de los antiguos reyes y se reservó como vivienda sólo una mínima parte del Palacio de Oriente. Vivía sin ostentación, recibía sin ceremonia, paseaba a diario por Madrid […] y en la mayoría de las ocasiones sin escolta. […] Se mostró sencillo, afable y generoso» (Bolaños, 1999:171-173).

9 El otro fue la guerra de Cuba, a la que no se pondría fin hasta el reinado de Alfonso XII, gracias a la Paz de Zanjón

de 1878. 10 Don Amadeo quiso ponerse al frente de las tropas y acudir personalmente a la zona para enfrentarse a los carlistas,

pero, tras una dura discusión con Sagasta, este logró disuadirle. Finalmente, Amadeo enviaría al general Serrano, que vencería a los carlistas y firmaría el Convenio de Amorebieta en 1872. (Bolaños, 1999: 308). 11 Se conocía como «cimbrios» a aquellos demócratas que, en lugar de decantarse por la República, apoyaron el

sistema monárquico. El nombre fue tomado del pueblo germánico que se enfrentó a la República romana en el siglo II a. C.

Page 16: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

16

Sin embargo, el desconocimiento del idioma le hacía parecer «parco», algo que los españoles no le perdonaban. Pese a todo, Amadeo no se dio por vencido y, al ver la hostilidad con que le trataba la nobleza, continuó su estrategia de ganarse al pueblo, procurando compartir, en la medida de lo posible, su modo de vida. Este cambio en la manera de actuar de su rey tampoco fue bien entendido por los españoles12. En julio de 1872, Amadeo y su esposa, María Victoria, sufrieron el primer atentado en tierras españolas. El desenlace parecía obvio y a nadie se le podía escapar, más aún cuando el rey había confesado al presidente del Consejo de Ministros, Ruiz Zorrilla: «Estoy cansado: las luchas entre los partidos, las ofensas de la prensa incluso a mi esposa, la guerra de los carlistas […]. Es inútil seguir así: he decidido abdicar». La abdicación se hizo pública el 10 de febrero de 1873 y un día más tarde se leyó en las Cortes la carta de renuncia de Amadeo. En ella se podían leer las tan recordadas frases:

«Dos largos años há [sic] que ciño la corona de España, y la España vive en constante lucha […] Si fueran estrangeros [sic] los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos, pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perturban los males de la nación, son españoles; todos invocan el dulce nombre de la patria, todos pelean y se agitan por su bien, […] [pero] es imposible afirmar cuál es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males. Lo he buscado ávidamente dentro de la ley y no lo he hallado. Fuera de la ley no ha de buscarlo quien ha prometido observarla». (Bolaños, 1999: 238).

12 Además de no gustar entre la clase política (Bolaños, 1999: 194).

Page 17: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

17

4. EL ABANICO CONMEMORATIVO ….

n apartados anteriores ya han sido descritas las imágenes que componen el

anverso de esta pieza. Ahora es el momento de conocer lo que aparece en el reverso, menos colorido y llamativo, pero también de gran importancia. Como ya se ha comentado, esta parte, más sobria que la anterior, carece de decoración y tan solo cuenta con catorce frases alusivas a la figura o reinado de Amadeo I, acompañadas de una firma. Si analizamos cada una de ellas, se puede apreciar su autoría, que no es otra que la de las grandes figuras políticas, militares y aristocráticas de la época de la Restauración:

Francisco Javier Ugarte y Pagés (1852-1919), periodista y miembro del Partido Conservador. No quedan dudas de su ideología política al leer la frase que dedica al antiguo monarca: «¡El Rey Demócrata! […] que ni fué [sic] demócrata ni fué [sic] Rey». Juan Bautista Armada y Losada, marqués de Figueroa (1861-1932), también del Partido Conservador, algo que también se deja ver en su frase: «La inestabilidad de los gobiernos precipitó el término del reinado de Don Amadeo. Evitar la inestabilidad de los gobiernos es superior interés de los Reyes constitucionales». Eugenio Silvela y Corral (1866-1911), abogado, escritor y político, miembro del Partido Conservador. En su frase no culpa al monarca del fracaso de su reinado, simplemente alega: «No pudo ser: la voluntad de algunos ambiciosos no prevaleció contra la conciencia histórica y permanente de la Nación».

E

Abanico conmemorativo del reinado de Amadeo I (reverso) Manuscrito/vitela

ca. 1874 CE 1802

Museo del Romanticismo

Page 18: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

18

Las siguientes palabras, cuya firma es ilegible, achacan a la «debilidad de carácter del Rey Amadeo» el fracaso de su empresa. Saturnino Esteban Miguel y Collantes, conde de Esteban Collantes (1847-1937), periodista y político destacado del Partido Conservador. Este también quita responsabilidad al monarca y acusa a la clase política española: «El Rey Don Amadeo tuvo que renunciar a la Corona, por la misma razón que muchos presidentes del Consejo tienen que dejar el Gobierno, por creer que cuentan con la sinceridad de la Mayoría». Joaquín María López Puigcerver (1841-1906), abogado y político, diputado durante el reinado de Amadeo y posteriormente miembro del Partido Liberal Fusionista (posteriormente llamado solo Liberal). Su dedicatoria choca con las anteriores. De forma escueta, Puigcerver deja clara su postura acerca del reinado y personalidad de Amadeo: «Un buen deseo y tristes circunstancias». Amós Salvador y Rodrigáñez (1845-1922), ingeniero y político, miembro del Partido Liberal de Sagasta (pariente suyo por parte de madre). Amós Salvador es quien da la pista fundamental para datar, al menos, las dedicatorias del reverso: «¡Fué [sic] nuestro Rey y se ha muerto! ¡Dejémoslo descansar!». En este punto hay que recordar que, tras su marcha de España, Amadeo retornó a Italia, donde se reincorporó al ejército. En esta etapa como militar llegó a alcanzar el rango de teniente general gracias, única y exclusivamente, a su hoja de servicios. En esa institución continuó su labor hasta su muerte en enero de 1890, víctima de una neumonía. Por tanto, esta frase conmemorativa no pudo ser escrita antes de enero de 1890.

Faustino Rodríguez-San Pedro (1833-1925), abogado y político, partidario de Alfonso XII y posteriormente ligado al Partido Conservador. Su tendencia política y fidelidad a los Borbones no ofrece dudas al leer su dedicatoria: «Qué demostración viva de que la Monarquía no es planta de aclimatación». José de Cárdenas y Uriarte (1838-1907), poeta, periodista y político conservador. Aunque su ideología política le impedía situarse al lado de Amadeo I y lo que representaba, reconoce la caballerosidad del antiguo monarca con las siguientes palabras: «Fué [sic] Rey y fué [sic] caballero; como Rey le combato, como caballero le respeto». Eduardo Dato Iradier (1856-1921), político que sería jefe del Partido Conservador y presidente del Consejo de Ministros en el siglo XX. Su dedicatoria va en línea con la anterior:

Abanico conmemorativo del reinado de Amadeo I (reverso, detalle) Manuscrito/vitela

post. 1890 CE 1802

Museo del Romanticismo

Page 19: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

19

«En un periodo anárquico acreditó valor, rectitud y caballerosidad; no se podía pedir mas [sic] á [sic] un monarca extranjero». Fernando Primo de Rivera y Sobremonte, marqués de Estella (1831-1921), militar que llegó a ostentar el rango de capitán general del Ejército. Combatió durante el reinado de Amadeo contra los carlistas y posteriormente continuó ascendiendo en el escalafón durante la Restauración. La opinión que guardó sobre Amadeo parece positiva, al dejar escrito: «Fuí [sic] su subordinado, le reconocí como caballero y admiré su cordura al dejar el trono». Fernando Casani y Díaz de Mendoza, conde de Vilana (1847-1909), político, senador entre 1897 y 1909, no hace balance del reinado ni de la personalidad del monarca, simplemente se muestra preocupado por la imagen que el italiano se pudo llevar de España y de los españoles: «Me entristece pensar la opinión que formaría de los españoles». Federico Loygorri de la Torre (1849-1915), contralmirante de la Armada y miembro del Partido Liberal. Fue quien dedicó palabras más amables para Amadeo: «Vino á [sic] reinar, hecho un héroe: reinó sabia y constitucionalmente; renunció a la Corona demostrando gran amor a España». Álvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones (1863-1950), miembro del Partido Liberal, que llegaría a ser presidente del Consejo de Ministros en las primeras décadas del siglo XX. El conde de Romanones también se muestra en la línea de los que culpan más a la actitud e idiosincrasia de los españoles que a la política y carácter del monarca: «Demostró en ocasiones varias valor personal, pero en la política no tuvo el suficiente para soportarnos»13. Una vez comentadas y reproducidas todas las dedicatorias, queda claro que las opiniones varían de unos a otros autores aunque, a grandes rasgos, se pueden dividir en dos grupos: por un lado se encuentran los que culpan al monarca del fracaso de su paso por España (a pesar de que algunos de ellos le reconozcan su caballerosidad y valor) y, por otro, los que cargan toda la responsabilidad en la clase política del momento (algunos de ellos, como el conde de Vilana, con gran vergüenza), que no permitió al monarca desarrollar las ideas políticas que tenía en mente y no respetó sus costumbres e interpretación de las leyes y la Constitución. A la vista de lo expuesto anteriormente, juzgue el lector cuál de los dos grupos estuvo más cerca de la realidad. También habría que destacar el detalle de la firma de Amós Salvador puesto que, si esta se realizó una vez que el monarca había fallecido, la datación de las rúbricas y dedicatorias no puede ser anterior a 189014. Tras la descripción de esta pieza en particular, se hace necesario tratar brevemente la historia de los abanicos, sus usos y las razones que llevaron al autor a fabricar este tipo de pieza. El abanico era un utensilio vinculado fundamentalmente al género femenino, a través del cual las mujeres expresaban sus encantos, su elegancia y, sobre todo, el lugar que ocupaban en la

13 El conde de Romanones escribiría posteriormente un libro dedicado al monarca saboyano: FIGUEROA, Álvaro de

(conde de Romanones) (1965): Amadeo de Saboya. El Rey efímero. Madrid: Espasa Calpe. 14 Algo que tendría sentido al comprobar las fechas de nacimiento de algunos firmantes, especialmente el conde de

Romanones (que contaba con 9 años cuando Amadeo renunció a la Corona) o Eugenio Silvela, con 7 años de edad.

Page 20: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

20

sociedad15. En el siglo XVIII europeo, este objeto estaba muy unido a las bodas, habitualmente como obsequio para las mujeres, incluida la propia novia. Pero también significaba pertenencia a las altas esferas de la sociedad, cuando no a la Casa Real. No obstante, a medida que se fue haciendo popular, el abanico acabó por extenderse a otros estratos sociales. Fue en el siglo XIX cuando la burguesía, siempre deseosa de emular a la aristocracia, amplió el mercado del abanico, que fue ya empleado por cualquier persona, independientemente de su posición social o de su sexo, puesto que llegaron a fabricarse abanicos para hombres. Este siglo trajo también la consolidación del uso de este objeto como propaganda política. Si en la centuria anterior ya se había empezado a emplear como tal, la sociedad decimonónica popularizó su fabricación como elemento de propaganda política o como instrumento en el que se plasmaban dedicatorias, frases o autógrafos, algo presente en la pieza comentada. No obstante, si el primer tercio del XIX vivió una enorme producción de abanicos conmemorativos acerca de los cambios que vivió nuestro país (sobre el Motín de Aranjuez de 1808, la guerra de la Independencia o del Trienio Liberal), fue realmente a mediados de siglo, y especialmente en la segunda mitad, cuando empezaron a popularizarse los abanicos conmemorativos de importantes acontecimientos históricos. La preeminencia de este tipo de piezas se mantuvo hasta la centuria siguiente, en la que piezas como la aquí descrita no eran infrecuentes en la Europa de mediados y finales del siglo XIX. Por último, es necesario señalar que el Museo del Romanticismo cuenta con otro abanico conmemorativo de la Revolución Gloriosa y del reinado de Amadeo, cuyas características son muy similares al anteriormente descrito. En el anverso de esta pieza se puede ver, en primer plano, al almirante Juan Bautista Topete que sosteniendo una bandera de España con la inscripción «¡Viva España con honra!». Aparecen tras él los generales Juan Prim y Francisco Serrano, ambos con uniforme militar. Todos ellos van a bordo de un buque cuyo nombre se puede leer en la popa de la embarcación: «Zaragoza». En dicha fragata viajan también marineros que alzan sus sombreros al cielo con expresión de júbilo. La imagen se completa con dos escudos de España a ambos lados de la escena. Sin duda, el autor de esta pieza, quería inmortalizar los hechos acaecidos en Cádiz el 18 de septiembre de 1868, momento en el que Topete y Prim se sublevaron, a bordo de la fragata Zaragoza, contra el gobierno de Isabel II. Serrano y otros generales se unieron rápidamente a ellos. Los tres habían firmado el manifiesto, redactado por Adelardo López de Ayala, que denunciaba la corrupción del régimen isabelino y llamaba a sublevarse contra él. El texto finalizaba con la frase «¡Viva España con honra!», lema, desde ese momento, de la Revolución de 1868.

15 De hecho, los abanicos tenían su propio lenguaje y, a través de la manera de abanicarse o de comportarse con este

instrumento, la dama expresaba sus sentimientos.

Page 21: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

21

El reverso de la pieza muestra a un matrimonio pudiente con sus dos hijos, uno de ellos de pie junto a sus padres y el otro en brazos de la nodriza. Esposo y esposa son, nada menos, que el rey Amadeo I de Saboya –ataviado con levita y sombrero de copa, es decir, vestido de civil– y María Victoria del Pozzo della Cisterna. La escena se desarrolla en un muelle, ya que al fondo se pueden ver cuatro buques y una barca repleta de sacos de dinero, cargados por un mozo. Por si esto fuera poco, tanto Amadeo como su mujer y su hijo mayor, portan, a su vez, un saco cada uno. Como en el anverso, el conjunto se completa con dos escudos de España a cada lado. Esta representación plasma el momento en el que el antiguo monarca y su familia abandonan la Península (desde Lisboa) y retornan a su Italia natal. No obstante, el autor del abanico no quiso desaprovechar la ocasión para criticar al antiguo rey y añadió el detalle de los sacos, con lo que daba a entender que el matrimonio real se iba de España con las manos y los bolsillos bien llenos.

Abanico conmemorativo de La Gloriosa y de la renuncia de Amadeo I (anverso)

Pintado/tela ca. 1873

CE 10132 Museo del Romanticismo

Abanico conmemorativo de La Gloriosa y de la renuncia de Amadeo I (reverso)

Pintado/tela ca. 1873

CE 10132 Museo del Romanticismo

Page 22: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

22

5. EPÍLOGO

….

a renuncia de Amadeo dejaba a los españoles muy pocas salidas. Después de la

titánica tarea de encontrar un candidato para el trono (con el correspondiente descrédito para nuestro país cada vez que un pretendiente lo rechazaba), la clase política española no pensaba ya en la monarquía como salida a esta crisis. La desintegración de la coalición de Ostende, la presión ejercida por los republicanos, la experiencia francesa (con la III República dirigida por el general Patrice de Mac Mahon) y la ausencia de monarca imponían la república como solución inevitable. A nadie puede sorprender que el 11 de febrero de 1873 las Cortes proclamasen la república y dejasen en el gobierno a una coalición de radicales (monárquicos, pero que temían a los republicanos y aceptaron esta forma de gobierno con tal de mantener el orden) y republicanos, comandados por Estanislao Figueras, primer presidente del Poder Ejecutivo, a la espera de que se redactase y aprobase la constitución republicana, que jamás vería la luz. Como es de suponer, ese gobierno no duró mucho; pronto surgieron las desavenencias y Figueras fue sustituido por Francisco Pi y Margall al frente del gobierno. Los republicanos federales tomaban el mando. Tras la convocatoria de elecciones, los federales aumentaron su poder. España pasaba a ser una república federal. El problema que plantea siempre esta forma de gobierno es la multitud de maneras que tiene de llevarse a cabo. Los federales moderados eran partidarios de un federalismo desde arriba, mientras que los intransigentes preferían hacerlo desde abajo, creando los denominados cantones. Los federales se dividieron y los intransigentes no esperaron, retornaron a la calle y comenzaron a proclamar la independencia de multitud de ciudades españolas. La insurrección cantonalista había comenzado. A esto había que sumar las revueltas carlistas y antillanas, que hacían imposible el desarrollo del programa republicano16. Pi y Margall, que se negaba a emplear la fuerza para someter a los cantones, presentó su dimisión. El tercer presidente en menos de un año, Nicolás Salmerón, recurrió al prestigio de los grandes generales para pacificar el país: Arsenio Martínez Campos y Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque. Estos acabaron con la resistencia cantonal (tan solo Cartagena resistiría unos meses más), pero cuando presentaron varias sentencias de muerte al presidente Salmerón, este decidió dimitir antes que firmarlas. El último presidente del año 1873, Emilio Castelar, sustituyó a Salmerón con un único objetivo en mente: restaurar el orden. Una vez concluido el conflicto cantonalista, Castelar se centró en el carlista. Las duras medidas del presidente y su excesivo apoyo en el Ejército, crearon malestar entre las bases republicanas (generalmente antimilitaristas), que empezaron a retirar su apoyo al presidente. Por otro lado, los militares no estaban dispuestos a volver a la situación de caos anterior al mandato de

16 La revuelta antillana, que se dio fundamentalmente en Cuba, no comenzó a consecuencia de la caída del trono de

Isabel II. Aunque su preparación es anterior, el destronamiento y la Revolución precipitaron su estallido. La política española, en lugar de inclinarse por la negociación y la cesión a la petición de reformas por parte de los isleños, se basó en la represión, lo que provocó la propagación de la revuelta desde la localidad de Yara (dirigida por Carlos Manuel de Céspedes) a toda la isla. Los Estados Unidos, expectantes en un primer momento, variaron rápidamente su postura y pasaron a apoyar a los rebeldes, hecho consumado ya en 1873. Esto aumentó la dificultad de acabar con un conflicto que, sumado a la inestabilidad existente en la península ibérica, ponía en serios aprietos al gobierno republicano.

L

Page 23: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

23

Castelar. La situación se complicaba; el presidente no tenía el apoyo de sus correligionarios, pero sí el de los militares. El 2 de enero de 1874 las Cortes se reunían y corría el rumor de que iban a sustituir a Castelar por otro federalista. Cuando la noticia se confirmó, el Ejército, por medio del general Pavía, entró en el Congreso, disolvió la Asamblea y terminó con la república federal. No quedaba otra, ¡había que volver a la interinidad!, y con ella al gobierno provisional del general Serrano. Francisco Serrano fue requerido de nuevo para ponerse al frente del ejecutivo. En general, la política de este nuevo régimen iba a mantener las líneas maestras del gabinete Castelar: orden público y fin de las guerras carlistas, cubana y cantonalista (Cartagena). Esta situación daba tiempo al político Antonio Cánovas del Castillo para preparar la restauración borbónica en la figura del hijo de Isabel II, el futuro Alfonso XII, que firmaría el Manifiesto de Sandhurst, en el que prometía un gobierno constitucional. Tan solo once meses más tarde, en diciembre de 1874, el general Martínez Campos se levantaba en Sagunto y proclamaba rey a Alfonso XII, quien no tuvo importantes resistencias y pudo ostentar la Corona de España hasta su muerte en 1885.

Page 24: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

24

6. BIBLIOGRAFÍA ….

BOLAÑOS, Carmen (1999): El reinado de Amadeo de Saboya y la monarquía constitucional. Madrid: UNED. CARO CANCELA, Diego (ed.) (2018): La revolución de 1868 en Andalucía. Madrid: Peripecias Libros. DIEGO, Emilio de (2014): Prim. Mucho más que una espada. Madrid: Actas. ESPERÓN FERNÁNDEZ, Alberto José (2019): «Honor y escándalo en la encrucijada del Sexenio Democrático: la opinión pública ante el duelo entre Montpensier y Enrique de Borbón», en SÁNCHEZ, R. y GUILLÉN BERRENDERO, J. A. (coords.): La cultura de la espada. De honor, duelos y otros lances, Madrid: Dykinson, pp. 245-285. FIGUEROA, Álvaro de (conde de Romanones) (1965): Amadeo de Saboya. El Rey efímero. Madrid: Espasa Calpe. FONTANA, Josep (2007): La época del liberalismo. Madrid: Crítica/Marcial Pons. FRANCISCO OLMOS, José María de (2011): «La Revolución de 1868 y la elección de un rey para España. Los candidatos y sus problemas». Hidalguía: la revista de genealogía, nobleza y armas, n.º 344, pp. 83-114. FUENTE, Gregorio de la (2000): La Revolución de 1868. Élites y poder de la España liberal. Madrid: Marcial Pons. GARCÍA RODRÍGUEZ, José Carlos (2015): Montpensier. Biografía de una obsesión. Córdoba: Almuzar. PAREDES, Javier (coord.) (2009): Historia Contemporánea de España. Siglo XIX. Barcelona: Ariel. PEDROL RIUS, Antonio (1990): Los asesinos del general Prim (aclaración a un misterio histórico). Madrid: Civitas. PÉREZ GALDÓS, Benito (2009): España sin rey. Madrid: Alianza [Ed. Original: 1907]. RUBIO, Javier (2017): Juan Prim. Sus años de gobernante. Su asesinato. Una revisión necesaria. Madrid: Biblioteca Diplomática Española. SÁNCHEZ, Raquel (2019): «Política de gestos. La aristocracia contra la monarquía democrática de Amadeo de Saboya», Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, n.º 18, pp. 19-38. SHUBERT, Adrian (2018): Espartero, el Pacificador. Barcelona: Galaxia Gutenberg.

Page 25: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

25

VV.AA. (1995-1996): Abanicos. La colección del Museo Municipal de Madrid. Madrid: Museo Municipal de Madrid. Área de Cultura, Educación, Juventud y Deportes del Ayuntamiento de Madrid. Recursos electrónicos: Diccionario Biográfico Electrónico Español de la Real Academia de la Historia: http://dbe.rah.es/ (Fecha de consulta: 17-01-2020). Prensa histórica: El Combate La Época La Correspondencia de España

Page 26: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

26

LA PIEZA DEL TRIMESTRE

Ciclo 2020

....

Primer trimestre: enero-marzo Mónica Rodríguez Subirana MANUSCRITO DE EL DUELO, DE MARIANO JOSÉ DE LARRA (FÍGARO) (SALA XVII, GABINETE DE LARRA)

Segundo trimestre: abril-junio Diego Cameno Mayo ABANICO CONMEMORATIVO DEL REINADO DE AMADEO I (SALA V, ANTESALÓN)

Tercer trimestre: julio-septiembre Ainhoa Gilarranz Ibáñez RECIBIMIENTO DEL EJÉRCITO DE ÁFRICA EN LA PUERTA DEL SOL, DE JOAQUÍN SIGÜENZA (SALA V, ANTESALÓN)

Cuarto trimestre: octubre-diciembre Sandra Gómez Todó RETRATO DE CECILIA RODRÍGUEZ PRIETO Y SU HIJA MARGARITA DE LA SOTILLA, DE ANTONIO GÓMEZ Y CROSS (SALA XVI, ALCOBA FEMENINA)

Coordinación y maquetación: Lucía Gómez Burgaz

Síguenos en:

Page 27: Pieza del Trimestre ABRIL-JUNIO DE 2020166e3131-5254-4b96-b... · 2020. 7. 24. · de la imagen central se encuentran Ceres, símbolo de la abundancia, recostada sobre la bandera

27