En el Plan de los trabajos científicos necesarios para reorganizar la sociedad1,

Comte señala que únicamente a través de la instauración de las dos divisiones del

trabajo, teórica o espiritual y práctica o temporal, se pude poner fin a las crisis

sociales. El trabajo teórico o espiritual consiste en el desarrollo de las ideas bajo las

cuales se ha de conducir toda la sociedad mientras que el trabajo práctico es el

encargado de determinar la manera en que se ha de distribuir el poder.

Ahora bien, es la misma naturaleza quien nos revela el trabajo al cual debe

dedicarse cada individuo, aunque a simple vista parece un punto criticable la

experiencia nos muestra que cada persona resulta ser buena para desempeñar un

determinado tipo de actividad. Así, los científicos serán los encargados de

desarrollar las ideas teóricas que rijan al nuevo sistema social mientras que el

poder temporal será desempeñado por los directores de los trabajos industriales.

Comte menciona que la experiencia nos ha demostrado que los hombres de leyes

son los menos indicados para dirigir a la sociedad, dado que su principal capacidad

se reduce al uso de la retórica, es decir, sin tomar en cuenta la verdad o falsedad

de lo cual pretenden convencer.

De tal forma, los problemas sociales y morales deben ser analizados bajo una

perspectiva científica positiva que tiene como base la observación empírica, bajo la

cual se podrá explicar el comportamiento de todas las cosas en términos de leyes

universales que serán utilizadas para el beneficio de toda la sociedad.

Asimismo, puede decirse que el positivismo de Comte es mucho más amplio que el

de los positivistas lógicos, dado que éstos últimos no se preocuparon por la

influencia que la ciencia tiene en las sociedades, únicamente se enfocaron en

desarrollar sistemas que pudieran hacer de la filosofía una ciencia. Para Comte la

ciencia conducir a la resolución de las agudas crisis sociales mientras que los

positivistas lógicos nunca consideraron dicha opción.

1 Comte, Augusto. La filosofía positiva. México, Porrúa, 2000.

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