8
Plan de una escuela de primeras letras para la ciudad de San Juan de Girón, presentado por el Dr. Dn. Felipe Salgar 1 San Juan de Girón, 16 de mayo de 1789. /f. 949/ In primis desiderandum, esset ut qui populos resunt, aut in iis principes sunt, curarent, ut plebes quaque homines legere salten, et escribere scireut : vix enim dia potest quanto pere mores, et artes perficerentur. Genvens. Methaphisc. Sería cosa ociosa manifestar aquí la necesidad de una escuela pública de primeras letras, en los lugares cabezas de provincia y de una población regular. Todo el mundo conoce su utilidad y es uno de los preceptos más recomendables de nuestras leyes patrias. El que se dedica al estudio de las ciencias, como el que ha de seguir el del comercio, igualmente que el labrador y el artesano, todos tiene necesidad de aprender a leer, escribir y contar. En el curso de la vida civil a todo hombre de cualesquiera condición que sea, no faltan negocios en que ejercitar, desde luego, los primeros principios que aprendió en las escuelas. Muchas veces vemos, por efecto del descuido de las escuelas públicas, o por el mal gobierno de ellas en los lugares en donde las hay, que las personas más elevadas carecen de el /f. 949v/ conocimiento de los números y se ven obligadas a mendigar el auxilio de otras para sus negocios domésticos, confiando sus secretos a quienes talvez carecen de la probidad necesaria para guardarlos. El deseo de evitar estos inconvenientes y el celo por el bien de un lugar que amo por preferencia, me hacen presentar el siguiente Plan de una Escuela Pública de Primeras Letras, en que igualmente deben ser admitidos los niños de todas clases; pues mi ánimo es, y mis votos conspiran generalmente por la utilidad de todos los que componen el lugar sin distinción de rico, ni pobre, de noble o plebeyo; debiéndose encaminar el celo de los Magistrados más en beneficio de estos últimos, que por la escasez de sus facultades carecen casi siempre de la precisa instrucción en el manejo de sus negocios, sin dejar de constituir por eso la mejor porción de la República. Artículo 1º Los niños como que tienen las facultades del ánimo poco acostumbradas a reflexiones, se mueven más bien por lo que se les presenta de bulto. Por esta razón es una de las reglas más acertadas acostumbrarles desde luego a contemplar materialmente ejemplos de virtud y cristiandad. Los maestros son pues los que deben presentarles semejantes lecciones en una vida pura e irreprehencible. Así debe elegirse para maestro, Regente de la Escuela, un hombre de conocida probidad y buena conducta. De otra suerte el mal ejemplo cundiría en los discípulos y el maestro no acertaría a reprenderlos de unos vicios que él mismo se hallaba contaminado. 1 AGN: Fondo Colegios, T. II, 1ª Parte. Fol. 948-1018.

Plan de Una Escuela de Primeras Letras en Girón (1)

Embed Size (px)

DESCRIPTION

historia

Citation preview

  • Plan de una escuela de primeras letras para la ciudad

    de San Juan de Girn, presentado por el Dr. Dn. Felipe Salgar 1

    San Juan de Girn, 16 de mayo de 1789.

    /f. 949/ In primis desiderandum, esset ut qui populos resunt, aut in iis principes sunt, curarent, ut plebes quaque homines legere salten, et escribere scireut : vix enim dia potest quanto pere mores, et artes perficerentur. Genvens. Methaphisc. Sera cosa ociosa manifestar aqu la necesidad de una escuela pblica de primeras letras, en los lugares cabezas de provincia y de una poblacin regular. Todo el mundo conoce su utilidad y es uno de los preceptos ms recomendables de nuestras leyes patrias. El que se dedica al estudio de las ciencias, como el que ha de seguir el del comercio, igualmente que el labrador y el artesano, todos tiene necesidad de aprender a leer, escribir y contar. En el curso de la vida civil a todo hombre de cualesquiera condicin que sea, no faltan negocios en que ejercitar, desde luego, los primeros principios que aprendi en las escuelas. Muchas veces vemos, por efecto del descuido de las escuelas pblicas, o por el mal gobierno de ellas en los lugares en donde las hay, que las personas ms elevadas carecen de el /f. 949v/ conocimiento de los nmeros y se ven obligadas a mendigar el auxilio de otras para sus negocios domsticos, confiando sus secretos a quienes talvez carecen de la probidad necesaria para guardarlos. El deseo de evitar estos inconvenientes y el celo por el bien de un lugar que amo por preferencia, me hacen presentar el siguiente Plan de una Escuela Pblica de Primeras Letras, en que igualmente deben ser admitidos los nios de todas clases; pues mi nimo es, y mis votos conspiran generalmente por la utilidad de todos los que componen el lugar sin distincin de rico, ni pobre, de noble o plebeyo; debindose encaminar el celo de los Magistrados ms en beneficio de estos ltimos, que por la escasez de sus facultades carecen casi siempre de la precisa instruccin en el manejo de sus negocios, sin dejar de constituir por eso la mejor porcin de la Repblica.

    Artculo 1

    Los nios como que tienen las facultades del nimo poco acostumbradas a reflexiones, se mueven ms bien por lo que se les presenta de bulto. Por esta razn es una de las reglas ms acertadas acostumbrarles desde luego a contemplar materialmente ejemplos de virtud y cristiandad. Los maestros son pues los que deben presentarles semejantes lecciones en una vida pura e irreprehencible. As debe elegirse para maestro, Regente de la Escuela, un hombre de conocida probidad y buena conducta. De otra suerte el mal ejemplo cundira en los discpulos y el maestro no acertara a reprenderlos de unos vicios que l mismo se hallaba contaminado.

    1 AGN: Fondo Colegios, T. II, 1 Parte. Fol. 948-1018.

  • Artculo 2

    El maestro debe saber leer con sentido, escribir correctamente y contar con expedicin. Frecuentemente vemos sujetos que teniendo una bella forma de letra, la hacen intil en su mayor parte por la ninguna ortografa que tienen, siendo ms tolerable una mala letra escrita con ortografa que una buena sin ella; cosa que no slo perturba el sentido de la redaccin sino que hace tambin fastidiosa la lectura.

    Artculo 3

    Encargado una vez de la educacin de los nios no debe entretenerse en otra ocupacin que le desve de su nico y principal instituto en cuya consecuencia debe manifestar su exactitud y diligencia no faltando jams voluntariamente a la Escuela en aquellos das destinados a ella, a menos que una enfermedad u otro asunto de la mayor urgencia se lo impidan; avisando entonces para que no por eso cesen las lecciones acostumbradas para lo cual se tomarn otras precauciones que se dirn ms adelante.

    Artculo 4

    Suponiendo que no se puede proporcionar un edificio pblico y capaz en donde se tengan las lecciones de la Escuela, como era de desear, se har en la sala ms grande de la casa del maestro una divisin, que consistir en separar los bancos o escaos de la testera superior de los de la inferior, dejando entre unos y otros una o media vara de intermedio. Servir esto para denotar que los nios nobles ocupan las bancas de arriba /f. 950v/ y los plebeyos y gentes de castas las de abajo. Divisin que se concepta suficiente para que lo unos no se mezclen con los otros, y se guarden recprocamente los respetos que son debidos a cada clase.

    Artculo 5 Cuidar el Regente con el mayor celo, reprendiendo y castigando irremisiblemente a cualesquiera que faltando al respeto y buena armona que debe reinar entre los individuos de la Escuela, insultase a otro de palabra, o por va de hecho; ser uno de los cuidados ms preferentes hacer que los nios de buena estirpe, no sean osados a injuriar con mofas ni malas palabras a los de baja extraccin, ni se mezclen con ellos, sino para ensearles aquello que ignorasen o auxiliarles en lo que necesiten por efecto de la generosidad que debe ser propia de la gente noble.

    Artculo 6 De este modo se irn acostumbrando los nios blancos a mirar bajo la perspectiva que conviene a los otros hombres de clase inferior, y se borrarn del todo las perniciosas preocupaciones que reinan an contra los artesanos y menestrales indgenas de una nacin civilizada.

    Artculo 7

    Como podr suceder que por enfermedad u otra ocupacin urgente no pueda el maestro concurrir a la escuela, para que no por esto se interrumpan las ocupaciones de ella, se encargar de su direccin y gobierno el discpulo ms adelantado, si fuese de edad suficiente para guardar el buen orden debido; pero si su poca edad le hiciese /f. 951/ inhbil para este ministerio ser del cuidado del maestro elegir el que le parezca ms apropsito, pues ninguno debe tener mejor

  • conocimiento que l en esta materia ni, desear ms el adelantamiento que sus discpulos en que consiste su propia reputacin.

    Artculo 8 En la sala de la escuela obtendrn el primer lugar (supuesta la divisin arriba mencionada), los discpulos ms adelantados, comenzando desde la testera superior. Por de contado ocuparn sta los estn ya haciendo planas y se sentarn ms alto los que las hagan mejores descendiendo hasta los que hagan palotes, as sucesivamente hasta rematar cada fila en los nios que comiencen a conocer las letras del alfabeto.

    Artculo 9

    Como sera un embarazo considerable para el Regente si huviese sic por s mismo de tomar todas las lecciones a sus discpulos, se escoger de cada diez de ellos uno, contando de abajo para arriba, que se encargar de tomar la leccin a los nueve inferiores, dando cuenta al maestro de la buena o mala aplicacin de cada uno para el debido castigo o premio que le corresponda. Estos se llamarn Decuriones.

    Artculo 10

    Podrn tomarse las lecciones antes de entrar en la sala de la escuela, en la cual avisarn al

    maestro, luego que entren en ella, el resultado de cada una.

    Artculo 11 Se entender esto con los nios que aprenden a leer; pues los que ya estn escribiendo,

    sern examinados /f. 951v/ inmediatamente por el maestro, quien registrar las planas respectivas: ponindoles a cada una sus defectos, si los tuvieren y si no hacindoles al fin un rasgo primoroso o poniendo algn verso o inscripcin en que se le d a entender al discpulo la complacencia que le causa su aplicacin y habilidad. Es indecible lo que alimenta esta especie de elogios a los nios principiantes y esta alabanza mantiene en una fermentacin continua la emulacin de todos, que es el alma de la aplicacin e industria.

    Artculo 12

    Para excitar ms y ms en los nios el deseo de la perfeccin as en la lectura como

    escritura, deber el maestro repartir algunas gracias entre aquellos discpulos que en una y otra materia manifiesten ms habilidad y talentos. Algunos parcos dados en ocasin oportuna y siempre con una economa grande, sern premios bastante para aquellos que ms se adelanten en la letra y lean con mejor sentido.

    Artculo 13

    Servirn estos parcos para cuando cometiesen sus dueos alguna falta de que deban ser

    castigados corporalmente. Entonces podrn evitar el castigo presentando el parco al maestro, quien se quedar con l, para desplazarlo inmediatamente.

    Artculo 14

  • Los decuriones sern responsables al maestro del atraso de sus encargados; consiguientemente si alguna vez (en las muchas que preguntar a este o aquel sus respectivas lecciones) encontrase al decurin falso o embustero /f. 952/ en su dicho, le castigar irremisiblemente para que se eviten las colusiones demasiado frecuentes entre muchachos que carecen de pundonor y se dejan percudir de bagatelas.

    Artculo 15

    Dems de los decuriones habr en la escuela un celador o fiscal, escogido ente los ms

    formales para que cuide de la decencia y buen orden que debe guardarse mientras se est en ella.

    Artculo 16 Ser de la inspeccin del celador cualesquiera gesto indecente, cualesquiera palabra

    impura y generalmente todo aquello que repugna a la educacin ms escrupulosa, cuyas reglas debe saber el maestro para mandarlas observar con toda la puntualidad debida.

    Artculo 17

    Siendo el aseo una de las cosas que ms recomiendan la persona, debern los muchachos

    de la escuela presentarse en ella todos los das con la cara y manos lavadas perfectamente; de que cuidar el celador como de los puntos ms esenciales de la educacin. Y como entre la gente pobre de este lugar, muchos a los ms no usan medias ni zapatos, cuidar tambin de que no entren a la escuela sin haberse compuesto primero el cabello, juagado los pies, las piernas y cortado las uas. Sera de desear que ya que no alcancen estas gentes a comprar el zapato, usasen por lo menos de alpargate, con que evitarn la deformidad del pie y aadirn nueva decencia a su persona /f. 952v/.

    Artculo 18

    Para el gobierno de los hombres son precisos el premio y la pena. Los muchachos

    necesitan de uno y otro y as tendr cuidado de que haya en la escuela una palmeta con que castigar las faltas menores, y un azote para las de mayor gravedad. Estas sern las nicas penas que se aplicarn, siguiendo siempre la prudencia del maestro a cuya consideracin se deja el ms o menos de todas ellas.

    Artculo 19

    El aseo se entiende no slo a lo que es nuevo, ni a los vestidos de gala. Cada uno en su

    clase puede ser aseado sin estrenar vestidos todos los das, que slo es vanidad. Con una misma ropa, aunque est vieja, se podr presentar cualesquiera por mucho tiempo, con tal que no est sucia, ni rota, el vestido viejo admite remiendos que sabindolos aplicar con curiosidad no son indecorosos a nadie.

    Artculo 20

    Las primeras impresiones de la niez son por lo regular las ms duraderas. Por eso deben

    drseles a los nios las mejores nociones posibles. Los buenos ejemplos y tambin los libros en que deben aprender a leer contribuyen ms que a otra cosa a formar bien las inclinaciones tiernas de la niez. Quintiliano aconsejaba la buena eleccin de autores, prefiriendo siempre aquellos que guardan ms decoro en sus expresiones y traen ms ejemplos de virtud.

  • Artculo 21

    Por supuesto son indispensables la gramtica castellana, que ha publicado la Real

    Academia Espaola /f. 953/ y la Ortografa de la misma. Libros que son de muy poco valor en lo material, aunque de gran precio en la sustancia. Sin ellos jams se entender bien el idioma castellano, ni se podr escribir correctamente; y en Amrica ms que en otra parte se nota con singularidad este defecto.

    Artculo 22

    La historia del pas donde se vive, deba hacrseles conocer a todos los muchachos de la

    escuela; pero la falta de imprentas que sufrimos en este Reino hace costossimos, y muy raros los ejemplares de Piedrahita, Fray Pedro Simn y otros que hablan ms largamente de las cosas del Reino despus de la conquista.

    Artculo 23

    El Compendio de la Historia de Espaa escrito en francs por Dchense y traducido

    elegantemente al castellano por el Padre Isla, es otra obrita excelente para los nios. En ella se encuentran las virtudes pintadas con la hermosura y valenta que les corresponde, y los vicios con los colores ms negros. Adems el estilo es encantador y la obra valdr cuando ms dos pesos.

    Artculo 24

    Las costumbres de los israelitas y de los primeros cristianos son dos obras del Abate

    Fleury que hacen todo su elogio. Estas son superiores a cualesquiera otras para formar las costumbres e inclinaciones de los nios. Deban leerlas todos los hombres que aman la virtud /f. 953v/.

    Artculo 25

    Como despus de las lecciones de la semana se debe destinar el da sbado para la

    enseanza de la doctrina cristiana, sera muy de desear que a ms de las preguntas ordinarias que se suelen aprender por el Padre Astete, o Reinoso, trajesen los nios algunas lecciones de memoria sacadas del Catecismo Histrico del mismo Abate Fleury. Este sera el modo de que aprendiesen la religin por principios y supiesen dar razn de su creencia conociendo las maravillas de la fe en las diversas edades del mundo.

    Artculo 26

    Los libritos insinuados son baratos y no hay con qu reemplazarlos. Con que si queremos

    que la educacin de nuestros hijos sea buena y que ellos con el tiempo sean ciudadanos tiles debemos procurar proporcionales estas obritas. Peor es lo que se observa hoy (con harto dolor de los que conocen lo mucho que valen las buenas ideas) que por la mala eleccin o ms bien por la ignorancia de los maestros, se entretienen los nios en la lectura de los Doce Pares de Francia, de

    los Romances de Henrique sic Esteban, o de Comedias igualmente malas por su estilo como por su composicin. Qu ideas sacarn los nios de semejantes autores?

    Artculo 27

  • El hombre debe madrugar en cualesquiera estacin del ao. En las tierras clidas se hace ms precisa esta prctica, por la conservacin de la salud, y por aprovechar el mejor tiempo del da para todos los negocios. A las siete de la maana, o ms antes si quieren, han /f. 954/ han de estar los escolares en la casa de la escuela para entrar en ella a sus respectivos ejercicios, a las siete y media, permanecern all hasta las diez del da para volver otra vez a las dos y media de la tarde, desde cuya hora pasarn leccin hasta las cinco.

    Artculo 28

    Conviene acostumbrar a los nios al trabajo y a la constancia en sus ocupaciones para que

    no se hagan holgazanes cuando sean hombres. Por eso y porque en sus primeros aos no tiene otro ejercicio se les conceptan necesarias todas esas horas de ocupacin.

    Artculo 29

    Se ignora de donde ha dimanado la prctica brbara de que los escolares aprendan sus

    lecciones en voz alta y desentonada. La grita de todos los confunde necesariamente y los que estn escribiendo son perturbados ms que otro alguno con semejante confusin.

    Artculo 30

    Se guardar pues, el silencio correspondiente en la escuela; leyendo paso los que no

    escriban y stos no hablando entre s, sino con la debida modestia aquello que sea muy preciso. De este modo se evitar el desorden que ha reinado por tanto tiempo.

    Artculo 31

    Cada individuo de la escuela que est escribiendo, llevar de su casa el papel

    correspondiente para sus planas, las que guardar dentro de un cobertor que habr hecho al intento /f. 954v/.

    Artculo 32

    Acabado un pliego lo entregar al maestro para su aprobacin o censura. Si mereciese lo

    primero con el elogio del maestro se lo llevar a su casa para satisfaccin propia y de sus padres o tutores; pero si no mereciese este honor se quedar el maestro con l para lo que le sea voluntario.

    Artculo 33

    Cada uno de los escribientes tendr el cuidado de formar para s un cobertor, en el que

    pondr sus planas como las fuere acabando hasta que llene enteramente las cuatro carillas del pliego.

    Artculo 34

    Como sera embarazoso que cada escolar llevase la tinta que necesitase, lo que muchos tal

    vez no podran verificar, ser de su cuidado solamente buscar un tintero de materia dura, tal como la que se necesita para resistir a la vivacidad de la niez.

    Artculo 35

  • Del mismo ramo de que se sacar el salario para el Regente de la Escuela, se destinar una pequea cantidad, que se le entregar a este, para que con ella provea al abasto de la tinta necesaria a los discpulos escribientes. De las vainillas que produce la planta que comnmente llaman espino de cabra, se hace una excelente tinta de escribir, con tal de que se mezcle con ella al tiempo de su cocimiento algunos pedazos de hierro viejo, teniendo cuidado de mantenerlos en ella aun despus de haberla pasado por un pao hecho a propsito. Aunque el papel sea muy delgado /f. 955/ no se mancha con esta tinta, como que no tiene preparacin alguna vitrilica.

    Artculo 36

    Aquellos discpulos que estuviesen bastante adelantados en la letra podrn entretenerse

    todos los das media hora e ir haciendo nmeros y conociendo su valor, para que insensiblemente se acomoden con su ejercicio.

    Artculo 37

    El contar con exactitud es de un provecho inmenso en el curso de la vida. As ser la

    ltima explicacin de los discpulos despus de saber leer y escribir, la de aprender los principios de Aritmtica, prctica que deber ensearles el maestro con toda la eficacia necesaria.

    Artculo 38

    Aunque muchos de los nios de escuela no necesiten precisamente del perfecto

    conocimiento de todas las operaciones de esta ciencia, siempre ser muy conveniente que prendan al menos las cuatro primeras que son muy fciles por s y les bastarn para el despacho de sus negocios.

    Artculo 39

    Aquellos cuyos padres o tutores quisieran que aprendan ms en esta ciencia, debern ser

    enseados por el maestro en lo quebrados, reglas de tres y de compaa; extendindose si fuera

    posible a la resolucin de las raices sic cbicas y cuadradas.

    Artculo 40 Varios han tratado de Aritmtica con exactitud, pero /f. 955v/ ninguno, a mi ver, lo ha

    hecho con ms comodidad para los discpulos de esta clase como el ntimo amigo del clebre don Jorge Juan Mara Godn, como este acadmico tuvo a su cargo la enseanza de los caballeros guardia marinas, public un tratado elemental de Aritmtica, que deba estar en manos de todos.

    Artculo 41

    Por este autor se debe ensear la Aritmtica en la escuela de que tratamos. Su mtodo es

    excelente y retocado enteramente a la moderna.

    Artculo 42 Ser obligacin del maestro avisar a los padres o tutores de los discpulos, que ya estn

    perfectamente instruidos, de lo que se ensea en la escuela, para que lo saquen y apliquen a los que les parezca ms acomodado a sus intereses. Y como el maestro podr notar ms fcilmente el genio e inclinaciones de cada uno, deber advertirles esto mismo por si quisieran aprovechar la

  • noticia en beneficio de sus hijos o encargados. Sera grande el aumento que recibiran las artes y ciencias, si cada individuo fuese aplicado a lo que su misma naturaleza le inclina.

    Artculo 43

    Por fin debe tenerse presente que el maestro de la escuela est encargado de la educacin

    de la ms preciosa porcin de la Repblica. Por consiguiente se debe respetar en el grado que merece semejante encargo; guardndole todos generalmente aquella consideracin a que se hace acreedor un hombre, a quien tie- /f. 956/ ne cometida el pblico la direccin y tutela de todos los nios y que debemos considerar como padre universal de todos. Sin esto no hay que pensar en escuela pblica.

    Se debe advertir esto porque hay padres muy delicados, que insultan a los maestros

    porque han castigado debidamente a sus hijos. Tales hombres son dignos de las costumbres que con el tiempo sacarn sus hijos con la demasiada contemplacin; pero la Repblica pierde mucho en que los ciudadanos no sean lo que deben ser, esto es, aplicados y virtuosos.

    Artculo 44

    Por su parte debe tambin el maestro manifestarse seriamente interesado en el

    adelantamiento de sus discpulos considerndolos como plantas tiernas que se han fiado a sus desvelos y cuyos padres han descargado en l todas sus veces.

    Si l es, como debe suponerse, amante del bien pblico y de la prosperidad de su patria,

    cuidar forzosamente en manifestar su celo haciendo que sus hijos se acostumbren desde su ms tierna edad a honrarla con sus talentos y virtudes. Tamao encargo es de suma importancia y no es menos digno de elogios un maestro de escuela que sabe dirigir y formar las costumbres de sus ciudadanos interiormente, que el general que hace respetar la nacin de sus enemigos. Este debe a aqul toda su gloria.

    San Juan de Girn, mayo 16 de 1789.

    Doctor Phelipe de Salgar.